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De esto contaréis a vuestros hijos… - Forum för levande historia

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« – Widmann, ¿puede el instituto<br />

técnico-criminal producir veneno en<br />

grandes cantidades?<br />

– ¿Para qué? ¿Para matar personas?<br />

– No.<br />

– ¿Para matar animales?<br />

– No.<br />

– ¿Pues para qué?<br />

– Para matar animales que<br />

simplemente parecen personas, es<br />

decir, los enfermos mentales, que no<br />

puede decirse que sean personas y<br />

que jamás puede pensarse que<br />

curen.»<br />

EL DOCTOR ALBERT WIDMANN, JEFE DEL DEPARTAMENTO<br />

DE QUÍMICA DEL INSTITUTO TÉCNICO-CRIMINAL,<br />

CONVERSA CON UN FUNCIONARIO DE LA SECRETARÍA DE<br />

ADOLF HITLER, EN JULIO DE 1938<br />

En la fotografía de esta página: Los autobuses esperan<br />

en la clínica de Eichberg a los pacientes que serán conducidos<br />

al centro de «eutanasia» Hadamar, donde se los<br />

mata y se los quema.<br />

Página opuesta: El humo que sale de los crematorios<br />

de Hadamar.<br />

Se inicia el genocidio<br />

La matanza sistemática de judíos y gitanos europeos fue<br />

antecedida por el asesinato con sanción estatal de<br />

minusválidos, deficientes mentales y «asociales». La operación<br />

empezo en octubre de 1939. Se llamó Acción T-4<br />

y estaba dirigida desde la misma secretaría de Adolf Hitler.<br />

Las víctimas se recogían de las clínicas de toda Alemania<br />

y eran conducidas a instituciones especiales en autobuses<br />

grises con los cristales de las<br />

ventanillas cubiertos con pintura,<br />

o con las cortinas corridas. A<br />

esos lugares se los llamaba instituciones<br />

de eutanasia y estaban<br />

equipados con cámaras de gas y<br />

hornos crematorios. Los médicos<br />

decidían quienes debían<br />

«desinfectarse», es decir, ser<br />

sacrificados. A los parientes se<br />

les informaba de la defunción<br />

en una carta estándar: «Es<br />

nuestro penoso deber comunicarle a Ud. que… ha fallecido<br />

aquí… de gripe… Los médicos intentaron infructuosamente<br />

mantener al paciente con vida». A menudo, partes<br />

del cuerpo de las víctimas de la «eutanasia» se separaban<br />

y enviaban como material de estudio a instituciones<br />

médicas. Entre 1940 y 1945, un mínimo de 120.000 personas<br />

fueron víctimas de la «eutanasia». A finales de agosto<br />

de 1941 cesó percialmente la Acción 4, debido a que la<br />

preocupación que la misma causaba entre la gente normal<br />

llegó a ser demasiado molesta para la Secretaría del Führer.<br />

A la sazón, ya se habían convertido en una rutina los fusi-<br />

lamientos en masa de los habitantes judíos en el Báltico y<br />

en las zonas ocupadas de la Unión Soviética. La mayor<br />

acción fue la que tuvo lugar entre el 29 y el 30 de septiembre<br />

de 1941, cuando uno de los llamados grupos<br />

Einsatz, junto con algunos policías, mató a tiros a 33.371<br />

hombres, mujeres y niños judíos en el desfiladero de Babj<br />

Jar, en las afueras de Kiev.<br />

La SS, bajo el mando del «arquitecto» del genocidio<br />

Heinrich Himmler, asumió la responsabilidad administrativa<br />

del Holocausto. En octubre de 1943, Himmler habló<br />

de «la extinción del pueblo<br />

judío» y celebró la moral de la<br />

organización y de sus hombres:<br />

«Teníamos el derecho moral y el<br />

deber con nuestro pueblo de<br />

matar a esas gentes que querían<br />

matarnos (…) Nosotros hemos<br />

realizado esa misión extremadamente<br />

difícil por amor a él.<br />

Nuestro interior, nuestra alma y<br />

nuestro carácter, no se han visto<br />

afectados por los acontecimientos».<br />

Los asesinos, a pesar de las dificultades, eran todavía<br />

«hon<strong>esto</strong>s».<br />

Un mito de posguerra dice que negarse a obedecer órdenes<br />

en los campos de exterminio, o a participar en los fusilamientos<br />

masivos, era penado con la muerte. Estos casos<br />

no se conocen. Los poquísimos que no querían participar<br />

en las matanzas, ejecutaban otras tareas. La mayoría no<br />

dudaba. Los judíos eran «bichos» para ellos y cumplían con<br />

una sagrada misión por el Führer y la patria. Además, si se<br />

era discreto, se podía aprovechar el dinero y los bienes<br />

robados a las víctimas.<br />

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