Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
PMLC (07-08) <strong>Locus</strong> <strong>amoenus</strong> 1<br />
1. Il. 14.341-353<br />
2. Od. 5.63-74<br />
<strong>Locus</strong> <strong>amoenus</strong><br />
En respuesta le dijo Zeus, que las nubes acumula:<br />
"¡Hera! No temas que uno de los dioses o de los hombres<br />
vaya a verlo: yo echaré para envolvernos una nube que será<br />
áurea, y ni siquiera el Sol podrá traspasarla con su vista,<br />
aunque su luz es lo que tiene la mirada más penetrante". 345<br />
Dijo, y el hijo de Crono estrechó a su esposa en los brazos,<br />
Bajo ellos la divina tierra hacía crecer blanda yerba,<br />
loto lleno de rocío, azafrán y jacinto<br />
espeso y mullido, que ascendía y los protegía del suelo.<br />
En este tapiz se tendieron, tapados con una nube 350<br />
bella, áurea, que destilaba nítidas gotas de rocío.<br />
Así dormía serno el padre en lo más alto del Gárgaro,<br />
doblegado al sueño y al amor, con su esposa en los brazos.<br />
En derredor de la cueva había crecido un bosque frondoso, que poblaban el aliso, el álamo y el fragrante ciprés.<br />
Allí anidaban aves de amplias alas: búhos, gavilanes y cornejas marinas de pico alargado, que encuentran su faena en el<br />
mar. Allí mismo, en torno a la cóncava gruta, se había extendido una rozagante viña, que colmada de racimos. Cuatro<br />
fuentes en hilera manaban con agua clara, cercanas entre sí y orientadas cada una hacia un lado. Y a ambos costados<br />
florecían los prados herbosos de violetas y apio silvestre. Hasta un inmortal, que por allí llegara, se asombraría<br />
contemplando el paisaje y se sentiría regocijado en su corazón.<br />
3. Od. 7.112-132<br />
Más allá del patio, cerca del portón, se halla un huerto de cuatro yugadas y en torno suyo se ha levantado una cerca<br />
de ambos costados. Allí han brotado grandes árboles en flor, perales, granados, y manzanos de espléndidos frutos,<br />
dulces higueras y lozanos olivos. Sus frutos nunca se pierden, y no faltan ni en invierno ni en verano, son perennes. De<br />
continuo la brisa del Céfiro produce los unos y madura los otros. La pera envejece sobre la pera, la manzana sobre la<br />
manzana, la uva en la uva y el higo sobre el higo. Allí esta plantado un prolífico viñedo, del que algunos frutos tendidos<br />
en un suelo abrigado se secan al sol, mientras otros se vendimian y otros se pisan, en tanto que más allá otras vides<br />
están en flor y otras van negreando sus uvas. Allí también, en el fondo del huerto, han brotado arriates de verduras de<br />
todo tipo, en sazón todo el año. Y hay allí dos fuentes, la una vierte su agua por todo el jardín, y la otra la impulsa por el<br />
otro lado, a lo largo del umbral, en dirección a la alta casa, adonde van por agua los ciudadanos. Así de espléndidos<br />
eran, pues, en los dominios de Alcínoo, los dones de los dioses.
PMLC (07-08) <strong>Locus</strong> <strong>amoenus</strong> 2<br />
4. Hes. Th. 594<br />
wJ" d∆ oJpovt∆ ejn smhvnessi kathrefevessi mevlissai<br />
[…] como cuando en las abovedadas colmenas las abejas […]<br />
5. Archil. Papiro de Colonia<br />
Esto dijo y yo le contesté: "Hija de Anfimedo, mujer buena y sabia a la que ahora cubre la tierra lóbrega, hay<br />
muchos placeres de la diosa para los hombres jóvenes, dejando aparte el divino acto: alguno de ellos bastará. Eso otro,<br />
con calma, cuando ennegrezca ya (la uva) yo y tú, con ayuda de un dios, hemos de decidirlo. Haré lo que tú quieres,<br />
mucho me (empuja el deseo) a llegarme bajo los muros y la puerta. No te niegues, cariño. Iré a los jardines llenos de<br />
verdura. […]<br />
Así hablé y tomando a la doncella, entre las flores en todo su esplendor la recosté; y cubriéndola con un suave<br />
(manto), teniendo su cuello entre mis brazos, mientras se estremecía de miedo como un cervato (ante el lobo), puse<br />
suavemente mis manos en sus pechos, allí donde la piel dejaba ver el encanto nuevo de su juventud. Y yo abrazando su<br />
cuerpo bello, dejé salir el (blanco) principio de la vida, mientras acariciaba su rubia cabellera.<br />
6. Thgn. 1249-1252<br />
Joven, como un caballo has vuelto a mi establo después que te hartaste de cebada, porque eschabas de menos un<br />
buen jinete, una hermosa pradera, una fuente de agua fresca y unos bosques llenos de sombra.<br />
7. E. Hipp. 73-81<br />
Hipólito.– A ti, diosa, te traigo, después de haberla adornado, esta corona trenzada con flores de una pradera<br />
intacta, en la cual ni el pastor tiene por digno apacentar sus rebaños ni nunca penetró el hierro; sólo la abeja primaveral<br />
recorre este prado virgen. La diosa del Pudor lo cultiva con rocío de los ríos.<br />
8. E. Hipp. 208-211<br />
Fedra.– ¡Ay, ay! ¿Cómo podría conseguir la bebida de aguas puras de una fuente de rocío y descansar bajo los<br />
álamos recostada en un prado frondoso?<br />
9. Pl. Phdr. 228e-229b<br />
Fedro.—Calma. Que acabaste de arrebatarme, Sócrates, la esperanza que tenía de ejercitarme contigo. Pero ¿dónde<br />
quieres que nos sentemos para leer?<br />
Sócrates.—Desviémonos por aquí, y vayamos por la orilla del Iliso, y allí, donde mejor nos parezca, nos<br />
sentaremos tranquilamente.<br />
F.—Por suerte que, como ves, estoy descalzo. Tu lo estás siempre. Lo más cómodo para nosotros es que vayamos<br />
cabe el arroyuelo mojándonos los pies, cosa nada desagradable en esta época del año y a estas horas.<br />
S.—Ve delante, pues, y mira, al tiempo, dónde nos sentamos.<br />
F.—¿Ves aquel plátano tan alto?
PMLC (07-08) <strong>Locus</strong> <strong>amoenus</strong> 3<br />
S.—¡Cómo no!.<br />
F.—Allí hay sombra, y un vientecillo suave, y hierba para sentarnos o, si te apetece, para tumbarnos.<br />
S.—Vamos, pues.<br />
10. Pl. Phdr. 258e-259b<br />
Sócrates–Bien, creo que tenemos tiempo. Y me parece además, como si, en este calor sofocante, las cigarras que<br />
cantan sobre nuestras cabezas, dialogasen ellas mismas y nos estuviesen mirando. Porque es que si nos vieran a<br />
nosotros dos que, como la mayoría de la gente, no dialog a mediodía, sino qued damos cabezadas y que somos<br />
seducidos por ellas debido a la pereza de nuestro pensamiento, se reirían a nuestra costa, tomándonos por esclavos que,<br />
como ovejas, habían llegado a este rincón, cabe la fuente, a echarse una siesta. Pero si acaso nos ven dialogando y<br />
sorteándolas como a sirenas, sin prestar oídos a sus encantos, el don que han recibido de los dioses para dárselo a los<br />
hombres, tal vez nos lo otorgasen complacidas.<br />
11. Pl. Phdr. 279b<br />
Fedro– Así será. Pero vámonos yendo, ya que el calor se ha mitigado.<br />
12. Theoc. 1.107<br />
aiJ de; kalo;n bombeu'nti poti; smavnessi mevlissai.<br />
y suavemente susurran las abejas junto a las colmenas.<br />
13. Theoc. 5.31-34 y 45-49<br />
LA.–No tengas prisa, que el fuego no te quema. Más a gusto podrás cantar aquí, sentado a la sombra del acebuche,<br />
en la arboleda. Fría agua por acá se desliza, aquí tenemos césped y este lecho de hierba, aquí la cháchara de grillos.<br />
[…]<br />
CO.– No quiero ir ahí. Acá hay encinas, aquí hay juncia. Aquí suavemente susurran las abejas junto a las colmenas.<br />
En este sitio hay dos fríos manantiales, y sobre un árbol los pájaros charlotean. La sombra no puede compararse con la<br />
que tienes tú. Desde lo alto lanza, además, sus piñas el pino.<br />
14. Theoc. 6.1-4<br />
Dametas y Dafnis el vaquero a un mismo lugar llevaron, Arato, un día el rebaño. A uno le enrubiaba la cara el<br />
primer vello, tenía el otro la barba a medio poblar. Sentados ambos a la vera de una fuente un mediodía de verano,<br />
cantaban así.<br />
15. Theoc. 7.135-143<br />
Arriba, sobre nuestras cabezas, agitábanse muchos chopos y olmos; allí cerca fluía entre murmullos agua sagrada<br />
que se deslizaba de la gruta de las Ninfas; sobre las ramas sombreadas las tostadas cigarras se afanaban con su parloteo;
PMLC (07-08) <strong>Locus</strong> <strong>amoenus</strong> 4<br />
la ran verde croaba a lo lejos en la espesura espinosa de las zarzas; cantaban las alondras y jilgueros, gemía la tórtola,<br />
enderredor de las fontanas revoloteaban las rubias abejas. Todo olía a opulenta cosecha, olía a fruta madura.<br />
16. A.R. 2.130-131:<br />
17. Verg. Ecl 1.53-55<br />
ÔW" de; melissavwn smh'no" mevga mhloboth're"<br />
hje; melissokovmoi pevtrh/ e[ni kapniovwsin,<br />
Como una gran colmena de abeja los pastores<br />
o apicultores en una peña ahúman<br />
hinc tibi, quae semper, uicino ab limite saepes<br />
Hyblaeis apibus florem depasta salicti<br />
saepe leui somnum suadebit inire susurro;<br />
De un lado, el seto de la linde vecina, el de siempre, que da a libar la flor del sauce a las abejas del Hibla, te<br />
invitará muchas veces con su ligero susurro a echar un sueño;<br />
18. Verg. Ecl 1.79-83<br />
Por un lado, a ti, como siempre, el seto de la linde vecina,<br />
donde las abejas del Hibla liban la flor del sauce,<br />
muchas veces con su suave susurro te adormecerá;<br />
A pesar de todo, podías descansar aquí esta noche sobre las hojas verdes. Tengo manzanas dulces, castañas<br />
mollares y cantidad de leche cuajada. Y ya humean a lo lejos los techos de los cortijos y se va alargando la sombra que<br />
cae de los altos montes.<br />
19. Verg. Ecl. 5.1-7<br />
MENALCAS–Mopso, puesto que nos hemos juntado los dos y tú eres bueno soplando el caramillo ligero y yo<br />
recitando versos, ¿qué hacemos que no nos hemos sentado ya, aquí, entre los olmos y los avellanos?<br />
MOPSO–Tú eres mayor; es justo que te obedezca, Menalcas, tanto si entramos tanto en las sombras vacilantes que<br />
mueven los céfiros, como si lo hacemos mejor en la gruta. Mira cómo la parra silvestre ha adornado con racimos ralos<br />
la gruta.<br />
20. Verg. Ecl. 10.42-43<br />
Aquí hay fuentes frescas, aquí, Licóride, prados blandos; aquí está el bosque; aquí moriría contigo de pura vejez.
PMLC (07-08) <strong>Locus</strong> <strong>amoenus</strong> 5<br />
21. Verg. Georg. 4.260-261<br />
Tum sonus auditur grauior tractimque susurrant:<br />
frigidus ut quondam siluis immurmurat Auster,<br />
Entonces se oye un sonido más grave y zumban con largo deje, como cuando murmura en las selvas el frío austro,<br />
como brama el mar revuelto cuando refluyen las olas, como el fuego arrebatado crepita en los hornos cerrados […].<br />
22. Petr. 131<br />
Entonces se oye un sonido más grave y arrastran su susurro;<br />
como cuando en los bosques murmura el frío Austro,<br />
Había derramado sus sombras veraniegas el plátano ondulante, y con él también el laurel coronado de bayas, y el<br />
tembloroso ciprés, y los pinos bien podados con su copa estremecida. Entre el arbolado jugueteaban las aguas<br />
caprichosas de un arroyo espumoso que arrastraba piedrecillas en sus plañideras ondas.<br />
Digno marco de amor; díganlo si no el ruiseñor del bosque, y la golondrina de querencias ciudadanas que,<br />
describiendo círculos sobre el césped y las tiernas violetas, animaban los campos con sus trinos.<br />
23. Poema de Mio Cid 2697-2704<br />
Entrados sonlos ifantes al rrobredo de Corpes<br />
los montes son altos, las rramas puian con las núes;<br />
¡e las bestias fieras que andan aderrededor!<br />
Fallaron un vergel con una linpia fuent, 2700<br />
mandan fincar la tienda ifantes de Carrión<br />
con quantos que ellos traen í iazen essa noch,<br />
con sus mugieres en braçoz demuéstranles amor,<br />
¡mal ge lo cunplieron quando salié el sol!<br />
24. Gonzalo de Berceo, Milagros de Nuestra Señora 2-7<br />
Yo maestro Gonçalvo de Verceo nomnado, 2<br />
yendo en romería caecí en un prado,<br />
verde e bien sencido, de flores bien poblado,<br />
logar cobdiciaduero para omne cansado.<br />
Davan olor sovejo las flores bien olientes, 3<br />
refrescavan en omne las caras e las mientes;<br />
manavan cada canto fuentes claras corrientes,<br />
en verano bien frías, en ivierno calientes.
PMLC (07-08) <strong>Locus</strong> <strong>amoenus</strong> 6<br />
Avié y grand abondo de buenas arboledas, 4<br />
milgranos e figueras, peros e manzanedas,<br />
e muchas otras fructas de diversas monedas,<br />
mas non avié ningunas podridas nin azedas.<br />
La verdura del prado, la color de las flores, 5<br />
las sombras de los árboles de tremprados savores,<br />
refrescáronme todo e perdí los sudores:<br />
podríe vevir el omne con aquellos olores.<br />
Nunqa trobé en sieglo logar tan deleitoso, 6<br />
nin sombra tan temprada nin olor tan sabroso;<br />
descargue mi ropiella por yazer más vicioso,<br />
poséme a la sombra de un árbol fermoso.<br />
Yaziendo a la sombra perdí todos cuidados, 7<br />
odí sonos de aves, dulces e modulados;<br />
nunqa udieron omnes órganos más temprados,<br />
nin que formar pudiessen sones más acordados.<br />
25. J. Sannazaro, "Prosa primera" Arcadia<br />
En la cumbre del Partenio, no humilde monte, de la pastoril Arcadia, yace un delicioso llano, de no muy dilatada<br />
extensión, ya que la situación del lugar no lo consiente, pero tan colmado de menuda y verdísima hierba,que si las<br />
lascivas ovejas con sus ávidos mordiscos allí no pastaran, se podría en cualquier tiempo encontrar verdor. Donde, si no<br />
me engaño, hay de doce a quince árboles de una belleza tan extraña y desmedida, que cualquiera que los viese, juzgaría<br />
que la maestra natura se hubiese esmerado allí en formarlos, con sumo deleite. Estos árboles, algo distanciados unos de<br />
otros, y no dispuestos en orden artificioso, ennoblecen sobremanera con su raleza la natural belleza del lugar. Allí, sin<br />
nudo alguno, se puede ver el derechísimo abeto, nacido para resistir los peligros del mar, y la robusta encina, de ramas<br />
más abiertas; y el alto fresno y el delicioso plátano allí se despliegan con sus sombras, ocupando una buena parte del<br />
bello y abundante prado. Y allí, con una fronda más limitada, se encuentra el árbol de cuyas hojas Hércules solía<br />
coronarse, árbol en cuyo tronco fueron transformadas las míseras hijas de Clímene; y en uno de los lados el nudoso<br />
castaño se discierne, y el frondoso boj, y con puntiagudas hojas el excelso pino cargado de durísimos frutos; en el otro,<br />
la umbría haya, el incorruptible tilo, y el frágil tamarisco junto con la oriental palma, dulce y estimado premio para los<br />
vencedores. Pero entre todos, en el centro, junto a una clara fuente, se levanta hacia el cielo el enhiesto ciprés, veraz<br />
imitador de las altas metas, en el que, no ya Cipariso, sino el mismo Apolo, si fuese lícito decirlo, no habría desdeñado<br />
transfigurarse. Estas plantas no son tan descorteses como para impedir totalmente con sus sombras que los rayos del sol<br />
penetren en el delicioso bosque, sino que por varias partes tan graciosamente los reciben, que es rara la hierba que por<br />
aquéllos no tenga grandísima recreación; y así como siempre agradable morada allí se encuentra, ésta es en la florida<br />
primavera más placentera que en el resto del año.
PMLC (07-08) <strong>Locus</strong> <strong>amoenus</strong> 7<br />
26. Garcilaso Egloga 3.57-64:<br />
Cerca del Tajo, en soledad amena,<br />
de verdes sauzes ay una espesura<br />
toda de yedra revestida y llena,<br />
que por el tronco va hasta el altura 60<br />
y assí la texe arriba y encadena<br />
que’l sol no halla passo a la verdura;<br />
el agua baña el prado con sonido,<br />
alegrando la yerba y el oÿdo.<br />
27. Garcilaso Egloga 3.79-80<br />
en el silencio solo se ’scuchava<br />
un susurro de abejas que sonava 80<br />
28. Garcilaso Égloga 3.273-280<br />
Los rayos ya del sol se trastornavan,<br />
escondiendo su luz al mundo chara<br />
tras altos montes, y a la luna davan 275<br />
lugar par mostrar su blanca cara;<br />
los peces a menudo ya saltavan<br />
con la cola açotando el agua clara<br />
cuando las nymphas, la labor dexando,<br />
hazia el agua se fueron passeando. 280<br />
29. Fray Luis de León 1.41-60<br />
Del monte en la ladera<br />
por mi mano plantado tengo un huerto,<br />
que con la primavera<br />
de bella flor cubierto,<br />
ya muestra en esperança el fruto cierto. 45<br />
Y como codiciosa<br />
por ver y acrecentar su hermosura,<br />
desde la cumbre airosa<br />
una fontana pura<br />
hasta llegar corriendo se apresura; 50<br />
y luego, sossegada,<br />
el passo entre los árboles torciendo,
PMLC (07-08) <strong>Locus</strong> <strong>amoenus</strong> 8<br />
el suelo, de passada,<br />
de verdura vistiendo<br />
y con diversas flores va esparciendo. 55<br />
El aire el huerto orea<br />
y ofrece mil olores al sentido;<br />
los árboles menea<br />
con un manso rüido,<br />
que del oro y del cetro pone olvido.60<br />
30. G. Flaubert, Cartas a Louise Colet, Martes, medianoche [4 de agosto de 1846]<br />
Mi madre me aguardaba en la estación; lloró al verme regresar. Tú lloraste al verme partir. ¿Así pues, nuestra<br />
dedicha es tal, que no podemos desplazarnos de un lugar sin que cueste lágrimas a ambos lados! Es de un grotesco<br />
sombrío. He reencontrado aquí el césped verde, los árboles altos y el agua corriendo como cuando partí. Mis libros<br />
están abiertos en el mismo sitio.<br />
31. Ch. Baudelaire "Paisaje", Cuadros parisinos (Las flores del mal) 1<br />
1 Traducción mía.<br />
Quiero, para componer castamente mis églogas,<br />
acostarme cerca del cielo, como los astrólogos,<br />
y, vecino de los campanarios, escuchar en sueños<br />
sus himnos solemnes llevados por el viento.<br />
Con las manos en el mentón, desde lo alto de mi buhardilla, 5<br />
veré el taller que canta y que conversa;<br />
las chimeneas, las torres, mástiles de la ciudad,<br />
y los grandes cielos que hacen soñar la eternidad.<br />
Es dulce, a través de las brumas, ver nacer<br />
la estrella en el azul, la lámpara en la ventana, 10<br />
los ríos de carbón subir al firmamento<br />
y la luna verter su pálido encantamiento.<br />
Veré las primaveras, los veranos, los otoños;<br />
y cuando llegue el invierno con sus nieves monótonas,<br />
cerraré por doquier puertas y postigos 15<br />
para construir en la noches mis palacios de hadas.<br />
Entonces volveré a ver horizontes azulados,<br />
jardines, surtidores que lloran en los alabastros,
PMLC (07-08) <strong>Locus</strong> <strong>amoenus</strong> 9<br />
besos, pájaros que cantan día y noche,<br />
y todo lo que el Idilio tiene de infantil. 20<br />
La revuelta, como una tempestad en mis cristales,<br />
no hará levantar mi frente de mi escritorio;<br />
Porque estaré sumergido en ese placer<br />
de sacar un sol de mi corazón, y de hacer<br />
de mis pensamientos ardientes una tibia atmósfera. 25<br />
FUENTES PRIMARIAS CLÁSICAS<br />
Il. = Ilíada [s. VIII/VI a.C.]<br />
Crespo Güemes, E. (1991) Homero. Ilíada, Madrid: Gredos (BCG 150)<br />
Od. = Odisea [s. VIII/VI a.C.]<br />
García Gual, C. (2004) Homero. Odisea, Madrid: Alianza.<br />
Hes. Th. = Hesíodo Teogonía [s. VII a.C.]<br />
Pérez Jiménez, A. (1978) Hesíodo. Obras y fragmentos, Madrid: Gredos (BCG 13).<br />
Archi. = Arquíloco [s. VII a.C.]<br />
Adrados, F. R. (1981) Líricos griegos. Elegíacos y yambógrafos arcaicos, Madrid: CSIC, tomo<br />
II, pp. 307-308.<br />
Thgn. = Teognis [s. VI a.C.]<br />
Adrados, F. R. (1981) Líricos griegos. Elegíacos y yambógrafos arcaicos, Madrid: CSIC.<br />
E. Hipp. = Eurípides Hipólito [s. V a.C.]<br />
Medina González, A. (1977) Eurípides. Tragedias v. I, Madrid: Gredos (BCG 4)<br />
Pl. Phdr.= Platón Fedro [s. V/IV a.C.]<br />
Lledó Íñigo, E. (1992) Platón. Diálogos v. III, Madrid: Gredos (93)<br />
Theoc. = Teócrito [s. III a.C.]<br />
García Teijeiro, M.-Molinos Tejada, M. T. (1986) Bucólicos griegos, Madrid: Gredos (BCG<br />
95)<br />
A.R. = Apolonio de Rodas [s. III a.C.]<br />
Valverde Sánchez, M. (1996) Apolonio de Rodas. Argonáuticas, Madrid: Gredos (BCG 227)<br />
Verg. Ecl. = Virgilio, Églogas [70-19 a.C.]<br />
Segura Ramos, B. (1981) Virgilio. Bucólicas.Geórgicas, Madrid: Alianza.<br />
Verg. G. = Virgilio, Geórgicas [70-19 a.C.]<br />
Segura Ramos, B. (1981) Virgilio. Bucólicas.Geórgicas, Madrid: Alianza.<br />
Petr. = Petronio [s. I d.C.]<br />
Rubio Fernández, L. (1978) Petronio. El Satiricón, Madrid: Gredos (BCG 10).
PMLC (07-08) <strong>Locus</strong> <strong>amoenus</strong> 10<br />
FUENTES PRIMARIAS MODERNAS<br />
Poema de Mio Cid [ca. 1195-1207]<br />
edición de I. Michael, Madrid: Editorial Castalia, 1976.<br />
Gonzalo de Berceo [ca. 1197-ca. 1264]<br />
Milagros de Nuestra Señora, ed. J. Benito de Lucas, Zaragoza: Ediciones Aubí, 1978.<br />
Jacopo Sannazaro [1458-1530]<br />
Arcadia, trad. De Francesco Tateo, Madrid: Cátedra, 1993.<br />
Garcilaso de la Vega [1501/1503-1536]<br />
Obras completas, ed. E. L. Rivers, Madrid: Editorial Castalia, 1981 (=2001).<br />
Fray Luis de León [1528-1591]<br />
Poesía completa, ed. J.M. Blecua, Madrid: Gredos, 1990.<br />
Charles Baudelaire [1821-1867]<br />
Las flores del mal, edición bilingüe de A. Verjat y L. Martínez de Merlo, Madrid: Cátedra,<br />
1995.<br />
Gustave Flaubert [1821-1880]<br />
Cartas a Louise Colet, traducción de Ignacio Malaxecheverría, Madrid: Siruela, 2003.<br />
FUENTES SECUNDARIAS (LECTURAS RECOMENDADAS)<br />
Brunel, P. (1997) “Thématologie et littérature comparée”, Exemplaria 1, 3-12.<br />
Curtius, E. R. (1955) Literatura Europea y Edad Media Latina I, México: FCE, pp. 280-286.<br />
Márquez Guerrero, M.A. (2003) " El locus <strong>amoenus</strong>: ergon o parergon en soledad ", Tropelías, 285-<br />
292.<br />
Thesleff H. (1981) "Man and locus <strong>amoenus</strong> in early Greek poetry", en Gnomosyne. Menschliches<br />
Denken und Handeln in der frühgriechischen Literatur. Festschrift für Walter Marg zum 70.<br />
Geburtstag, eds. Kurz G., Mueller Dietram y Nicolai W., Munich: Beck, 31-45.