12.05.2013 Views

Volumen XIX – El yo y el ello, y otras obras

Volumen XIX – El yo y el ello, y otras obras

Volumen XIX – El yo y el ello, y otras obras

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

III. <strong>El</strong> Diablo como sustituto<br />

d<strong>el</strong> padre<br />

Me temo que una crítica sobria no admitirá que nuestra<br />

reinterpretación dilucida <strong>el</strong> sentido d<strong>el</strong> pacto con <strong>el</strong> Diablo.<br />

Nos hará dos tipos de objeciones. En primer lugar, que no<br />

sería necesario considerar <strong>el</strong> pacto como un contrato en que<br />

se asentaran las obligaciones de las dos partes. Más bien<br />

sólo contendría la obligación d<strong>el</strong> pintor; la d<strong>el</strong> Diablo habría<br />

quedado fuera d<strong>el</strong> texto, por así decir «sousentenduey> {sobrentendida}.<br />

Ahora bien —se afirmará—, <strong>el</strong> pintor se compromete<br />

a dos cosas; la primera, a ser hijo d<strong>el</strong> Diablo durante<br />

nueve años, y la segunda, a pertenecerle por completo<br />

tras la muerte. Así queda removida una de las bases de nuestro<br />

razonamiento.<br />

En segundo lugar, se objetará que no es lícito atribuir un<br />

significado especial a la expresión «hijo carnal d<strong>el</strong> Diablo».<br />

Acaso era un giro usual que cualquiera podía utilizar, tal<br />

como parecen haberlo entendido los Padres. En efecto, <strong>el</strong>los<br />

no traducen a su latín esa filiación prometida en los pactos;<br />

dicen solamente que <strong>el</strong> pintor «mancipavit» al Maligno, se<br />

le entregó como esclavo, aceptó llevar una vida pecaminosa<br />

y desmentir a Dios y a la Santísima Trinidad. ¿Por qué<br />

habríamos de apartarnos de esta concepción evidente y espontánea?<br />

^ Entonces, las cosas habrían sucedido simplemente<br />

así: alguien, presa d<strong>el</strong> martirio y <strong>el</strong> desconcierto propios<br />

de una depresión m<strong>el</strong>ancólica, entrega su alma al Diablo, a<br />

quien por cierto atribuye <strong>el</strong> ma<strong>yo</strong>r poder terapéutico. También<br />

se nos dirá que no vale considerar esa desazón como<br />

causada por la muerte d<strong>el</strong> padre, pues habría podido tener<br />

otro motivo. Esto suena sensato y racional. Vu<strong>el</strong>ve a alzarse<br />

contra <strong>el</strong> psicoanálisis <strong>el</strong> reproche de que complica<br />

con sofisterías situaciones simples, ve misterios y problemas<br />

donde no existen, y lleva a cabo todo esto concediendo desmedido<br />

peso a rasgos ínfimos y accesorios que podrían<br />

1 De hecho, más ad<strong>el</strong>ante, al considerar cuándo y para quién se<br />

redactaron estos pactos [pág. 98 y sigs.], llegaremos a entender que<br />

su texto tuvo que expresarse por fuerza en te'rminos no llamativos<br />

y comprensibles para todos. Sin embargo, nos basta que conserve<br />

una ambigüedad de la cual pueda arrancar nuestra explicitación.<br />

Ki

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!