136 - Revista Personae

En este punto, inevitablemente, se involucra
tu sentido del oído, que es el que, inequívocamente,
capta y te envía los mensajes que
agradan a tu ser.
Todo ello tiene implícita la connotación se-
xual. (No estoy aun entrando en el erotismo
que forma parte de la sexualidad).
Bien, a medida que sigues creciendo y te
sigues relacionando, primero contigo mismo,
te vas convirtiendo en un@ precios@ niñ@. Te
gusta mirarte al espejo, te gusta verte bien, te
gusta coquetear contigo, te agrada tu mirada,
tu cabello, tus labios, tus manos, tus piernas.
Todo sigue siendo natural y es maravilloso.
¿Por qué menciono tanto la palabra “natural”?
Pues porque se ha perdido la naturalidad
en la Sexualidad y es importante recuperarla.
Recuerda que en esta anécdota se
narra el desarrollo sexual natural.
Cuando tienes entre los 7 y los 12 años,
empiezan a activarse, en forma natural, tus
hormonas sexuales y empiezas a disfrutar de
ti mism@ en formas más variables debido
a que te empiezan a llamar la atención los
seres humanos del sexo opuesto.
El sentir de tu piel se empieza a activar en
un plano, digámoslo suavemente, eróticosensual;
tus emociones juegan aquí ya un
papel más trascendental. Empiezas a notar
que te gustan cierto tipo de niñ@s) pues sólo
éstos te provocan revoloteo en el estómago
y sensaciones nuevas y agradables de deseo.
Empieza suavemente la etapa del fetichismo
–entendiendo el fetichismo como la prefe-
rencia de objetos tales como: peluches, helados,
flores, dibujos, pulseras y adornos en
general que buscas para aquellas personitas
especiales y para ti mism@.
Empiezas a establecer tu identidad sexual
conociendo, explorando y decidiendo todo
aquello que te agrada y te hace sentir bien y
desechando lo demás.
En el período anterior notarás que vives el
gusto, el placer, el deseo, la sensualidad, el ero-
tismo, el fetichismo, la admiración, la belleza, la
alegría de sentir; la maravilla de observar cómo
tu cuerpo se transforma y se desarrolla en silencio,
constantemente, en forma misteriosa,
cuidando cada detalle y obedeciendo res-
petuosamente a tus pensamientos respecto
a su forma, color, textura o tamaño.
Sabes que eres único@), y eso esta bien. Posiblemente
en este período experimentes el
agradable contacto de tus labios con otros
labios. ¡Sí, tu primer beso!, y todo el torrente
de sensaciones y emociones que éste evento
desata en tu vida. La consecuencia de este tu
primer beso es, en términos sencillos: “Quiero
más de esto, quiero volver a sentir todo esto”.
Ahora empiezas a sentirte diferente. Te empiezas
a preguntar cosas que antes no se te
ocurrían. Empiezas a explorar tu cuerpo en
forma más íntima. Pero sigue siendo natural
porque sabes que tu cuerpo sigue su curso
de desarrollo normal. Te gusta la manera en
que tu cuerpo va cambiando, tanto si eres
mujer como si eres hombre, y entre tu preadolescencia
y tu adolescencia, intuyes un
potencial de realización increíblemente alto,
porque te encuentras súper conectad@ a la
fuerza de la vida misma, hormonal, sensiblemente,
en todas tus sensaciones.
Tus sentidos se agudizan increíblemente
pues, por ejemplo, el sentido de la vista detecta
cada pequeño cambio en tu apariencia
y la del sexo contrario. Tu oído se sensibiliza a
los tonos de voz que te agradan, a la música,
a tu propia voz y a la voz de aquella persona
“especial” para ti. El poder de tu imaginación
empieza a despertar tus primeras fantasías.
Todo ello contribuye al despertar del “deseo
sexual” por el otr@.
Más adelante, entre tu adolescencia y juventud,
coqueteas con la idea de intimar e iniciar
tu vida sexual activa. Las caricias, los besos,
las sensaciones, tu autoexploración, tus fantasías,
tus deseos, la inquietud y la vida misma
te conducen finalmente a tu primer encuentro
íntimo sexual, es decir, a tu primera relación
de coito. Ésta nueva puerta de experiencia
vivida, es otra manifestación de la Sexualidad
que te ha conducido a un plano más superior
o más profundo, como te sea mas fácil interpretarlo.
Otra oportunidad que la vida te
presenta para conocer más de ti en un nuevo
contexto, te permite también, conocer más
al otr@. Sí, te sigues expandiendo.
¿Te fijas hasta dónde has llegado desde que
eras un bebé? ¡Qué maravilla!
Ahora, joven, sabes que tu sexualidad es
transformadora, expansiva y en constante
evolución. Te conoces más y te das cuenta
de que tu Sexualidad es la fuerza vital que
te impulsa a la realización de tus diversos
proyectos de vida.
En tus diferentes etapas de vida te vas
dando cuenta de tu propia transformación
sexual, te mantienes activ@ con un gran res-
peto por tu cuerpo. Eres un adult@ joven y
comprendes que el respeto por tu cuerpo
no es un sermón religioso ni una represión
educativa ni social. El respeto por tu cuerpo
en sí es conocerlo a fondo. Te sabes tocar, te
gustas, te cuidas y entre más profundizas en
él, más te sorprende lo maravilloso que es.
Sabes que para todo ello has requerido cons-
tancia, paciencia, ternura y amor por ti
mism@. Ello te permite explorar a tu compañer@
con la misma profundidad independientemente
de los acontecimientos externos
que se hayan ido presentando.
A medida que vas avanzando por tu vida, te
percatas más conscientemente del equilibrio
que surge en una relación sexual íntima pues
se forma un flujo de “dar y recibir”. Observas
que entre mas entregad@ seas, más recibes.
Tu placer aumenta, tu pasión se incrementa,
disfrutas los orgasmos –los picos elevados
en un encuentro de pareja en un primer nivel.
Como eres un@ explorador@ de ti mism@,
sabes que entre más te permitas profundizar
en ti, en tu cuerpo físico, en tu cuerpo
emocional, en tu cuerpo mental y en tu
cuerpo espiritual, vas a los siguientes niveles
de placer que te conducen al éxtasis. El éxtasis
que puede contener al orgasmo dentro
de sí. Ahora sabes que el orgasmo es un
placer que no puede contener al éxtasis.
Adult@ ya, empiezas poco a poco y suavemente,
a darte cuenta, por experiencia propia,
que el éxtasis y la plenitud sexual te
“devuelven” –por mencionarlo de alguna forma-
a la inocencia y a la felicidad del éxtasis
en el que te encontrabas cuando eras bebé,
solo que ahora eres consciente de ello.
Sí, míralo de este modo: naciste de madre
y padre. A través de ellos llegaste por una
unión sexual, de intimidad. Llegaste maravi-
llad@ por la vida, con la fuerza vital del Universo
asida fuertemente en ti, por eso es que
un bebé fascina a todos.
Bien, a medida que te has permitido expandir
tu Sexualidad, vas profundizando cada vez
más en ti por lo que al mismo tiempo te vas
elevando a niveles superiores de consciencia
que te brindan plenitud, felicidad, éxtasis e
inocencia sólo que ahora con consciencia.
El bebé es feliz, pero no es consciente.
Así, continúas expandiéndote en tu vida
adulta, en tu vejez y ancianidad. Y sabes
que sigues siendo un ser plenamente sexual,
pleno en deseo, pasión, erotismo, sensua-
lidad y Sexualidad. ¿Llegando hasta dónde?
¡Hasta donde tú quieras y hasta que quieras!,
porque sabes que eres un ser libre que ama
y merece ser amado, eres un ser deseado.
Esta es una anécdota, puede ser real, puede
ser ficticia, tú tomas la decisión y está bien
para ti. ¿Cuál es la vía hacia el éxtasis? La vía
es la autenticidad.
Jaquelín Machado Garduño
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