NOSEMOSIS DE LAS ABEJAS - OIE
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CAPÍTULO 2.9.4.<br />
<strong>NOSEMOSIS</strong> <strong>DE</strong> <strong>LAS</strong> <strong>ABEJAS</strong><br />
RESUMEN<br />
El microsporidio Nosema apis (Zander) es un parásito de la abeja melífera adulta que invade las<br />
células epiteliales del ventrículo. Las infecciones se adquieren por la entrada de las esporas<br />
durante la alimentación o limpieza. La enfermedad se presenta en todo el mundo, pero el examen<br />
de las abejas puede ayudar a prevenir la propagación de la infección a colonias de abejas no<br />
infectadas.<br />
El parásito invade la región posterior del ventrículo, originando una cantidad grande de esporas en<br />
un periodo corto de tiempo. El parásito es ubicuo y se encuentra en cantidades mayores en<br />
primavera, estación en la que se produce un incremento de la progenie. La enfermedad se<br />
transmite entre las abejas mediante la ingestión de agua y material del panal contaminados y por la<br />
trofalaxis; asimismo, los depósitos de miel y las abejas infectadas que están aplastadas pueden<br />
jugar un papel en la transmisión de la enfermedad. Las esporas se expulsan con las heces y en<br />
ellas pueden permanecer viables durante más de 1 año. También pueden seguir siendo infectivas<br />
después de su inmersión en la miel y en el interior de los cadáveres de las abejas infectadas; sin<br />
embargo, pueden perder la viabilidad si permanecen 3 días sumergidas en miel a la temperatura<br />
de la colmena. La importancia relativa de las heces, la miel y los cadáveres como reservorios de<br />
las esporas infectivas no se comprende en su totalidad. Sin embargo, parece probable que la<br />
contaminación fecal de la cera, especialmente en los panales empleados para la cría, o de otras<br />
superficies interiores de la colmena, proporcione inóculo suficiente para que N. apis se pueda<br />
transmitir con éxito a la siguiente generación de abejas. Las esporas se inactivan con ácido acético<br />
o calentando a 60ºC durante 15 minutos. Para que sean efectivos estos tratamientos, que inactivan<br />
las esporas en la superficie de la colmena, es necesario proporcionarles además el antibiótico<br />
fumagilina para impedir la infección de las abejas vivas.<br />
Identificación del agente: En algunos casos agudos se observan en el panal marcas fecales<br />
marrones, con abejas enfermas o muertas en las proximidades de la colmena. Sin embargo, la<br />
mayoría de las colonias no muestran signos claros de infección, incluso cuando la enfermedad es<br />
suficiente para causar pérdidas significativas en la producción de la miel y en la eficiencia de la<br />
polinización. Durante el invierno, puede haber un incremento de la mortalidad de las abejas. En las<br />
abejas afectadas, el ventrículo, que es normalmente marrón, aparece blanco y muy frágil. Los<br />
exámenes microscópicos de los homogenizados de los contenidos abdominales de las abejas<br />
afectadas revelarán la presencia de las esporas ovales de Nosema, que son aproximadamente de<br />
un tamaño de 5–7 × 3–4 µm con un contorno oscuro. Sus contenidos internos no se pueden<br />
diferenciar cuando se observan las esporas en fresco empleando un microscopio de campo claro o<br />
de contraste de fases. Después de teñir con la tinción de Giemsa, las esporas de Nosema tienen<br />
una apariencia característica, con una pared gruesa no teñida y el interior azul sin rasgos<br />
distintivos. Los núcleos del interior de las esporas no son visibles. Este método puede ayudar a<br />
diferenciar N. apis de otros microorganismos encontrados en las abejas.<br />
La apariencia de las esporas de Nosema puede confundirse con la de levaduras, esporas fúngicas,<br />
cuerpos grasos y calcíferos o quistes de Malpighamoeba mellificae. Estos últimos son similares en<br />
tamaño a las esporas de Nosema, de 6–7 µm de diámetro, pero son totalmente esféricos en vez de<br />
ovales.<br />
Únicamente se pueden realizar identificaciones positivas observando las esporas típicas en el<br />
ventrículo o en las heces. Es posible que no se puedan demostrar las infecciones muy leves. La<br />
extensión de la infección se puede determinar mediante el recuento de esporas en una rejilla<br />
Manual de la <strong>OIE</strong> sobre animales terrestres 2004 1055
Capítulo 2.9.4. — Nosemosis de las abejas<br />
cuadriculada de microscopio y, calculando el número medio de esporas por área, y a partir de esto<br />
se puede estimar el número de esporas por abeja.<br />
Pruebas serológicas: No existen pruebas serológicas que puedan aplicarse.<br />
Requisitos para las vacunas y los materiales biológicos de diagnóstico: No se dispone de<br />
productos biológicos.<br />
A. INTRODUCCIÓN<br />
El microsporidio Nosema apis (Zander) es un protozoo parásito exclusivo de las células epiteliales del ventrículo<br />
de las abejas adultas y la enfermedad se presenta en todo el mundo (15). La infección se produce por la<br />
ingestión de esporas en el alimento (5, 13), por la trofalaxis (19) o quizás después de la limpieza de los pelos del<br />
cuerpo (6, 10, 17).<br />
El tubo polar de la espora es evertido y penetra en la matriz peritrófica del intestino, en particular en la región<br />
posterior del ventrículo. El esporoplasma atraviesa el tubo y entra en el citoplasma de las células epiteliales,<br />
donde se reproduce. Pueden producirse autoinfecciones al mismo tiempo que nuevas infecciones. Después de<br />
un intervalo corto de tiempo, las esporas se desarrollan en grandes cantidades. Las abejas infectadas son<br />
incapaces de volar y se ha observado que están infectadas hasta con 500 millones de esporas.<br />
El parásito es ubicuo y se multiplica a una tasa específica a lo largo del año, con cantidades máximas durante la<br />
primavera, lo que coincide con el incremento de la progenie (17, 20). En invierno, rara vez aparecen esporas o<br />
sólo se encuentran en abejas fuertemente infectadas. Cualquier defensa natural inherente de una colonia de<br />
abejas frente a una infección fuerte por el parásito depende tanto del tamaño de la colonia como de las<br />
condiciones climáticas al comienzo del otoño del año previo (18). Si estas condiciones no son favorables, se<br />
reduce la esperanza de vida del conjunto de la colonia. Esto puede conducir a la muerte prematura de las abejas<br />
durante el invierno o el inicio de la primavera. En un caso típico de una colonia mermada debido a la infección por<br />
Nosema, se puede observar a la reina rodeada por unas pocas abejas, atendiendo confusamente a la progenie<br />
que ya está operculada.<br />
En los excrementos, las esporas pueden permanecer viables durante más de 1 año (3). También pueden seguir<br />
viables durante más de 4 meses después de la inmersión en miel (21) y durante más de 4,5 años en los<br />
cadáveres de las abejas infectadas (12). Las esporas pueden perder viabilidad después de tan sólo 3 días al<br />
encontrarse sumergidas en miel a la temperatura de la colmena (14). Es probable que la contaminación fecal de<br />
la cera, en especial en los panales utilizados para la cría, o de otras superficies interiores de la colmena,<br />
proporcione suficiente inóculo para que N. apis se transmita con éxito a la nueva generación de abejas. La<br />
importancia relativa de las heces, miel y cadáveres como reservorio de las esporas infectivas no se comprende<br />
en su totalidad y parece que la temperatura puede tener un efecto marcado en las tasas a las que las esporas<br />
pierden viabilidad, independientemente del medio en que se encuentren (14).<br />
Se pueden destruir las esporas calentando las herramientas y el equipamiento de la colmena a una temperatura<br />
de al menos 60ºC durante 15 minutos. Los panales pueden esterilizarse calentándolos a 49ºC durante 24 horas<br />
(8). Los vapores procedentes de una solución de ácido acético como mínimo del 60% inactivarán las esporas en<br />
unas pocas horas dependiendo de su concentración; concentraciones mayores son incluso más efectivas y<br />
destruirán las esporas en unos pocos minutos (2, 9). Tales procedimientos se encuentran bajo la jurisdicción de<br />
las autoridades de control nacional, con protocolos que varían de un país a otro. Se puede llevar a cabo la<br />
desinfección, por ejemplo, colocando una solución de ácido acético en boles o en esponjas embebidas en el<br />
líquido. Después de desinfectar después de un brote, se aconseja ventilar a fondo todos los panales durante al<br />
menos 14 días antes de su utilización. También se puede conseguir la supresión de la enfermedad por Nosema<br />
proporcionando a la colonia un antibiótico, la fumagilina (también denominada Fumidil B) en forma de jarabe de<br />
azúcar. Esto se ha hecho con el fin de prevenir que el parásito se multiplique en las abejas adultas que han<br />
ingerido el antibiótico. El control más efectivo de la enfermedad debida a Nosema se consigue combinando la<br />
esterilización del equipamiento utilizando calor o ácido acético con el tratamiento con fumagilina (8).<br />
1. Identificación del agente<br />
B. TECNICAS <strong>DE</strong> DIAGNÓSTICO<br />
En las formas agudas de la infección, en especial al inicio de la primavera, pueden detectarse en el panal marcas<br />
fecales marrones (4). En la entrada de la colmena, se pueden observar abejas enfermas y muertas, aunque se<br />
deberían eliminar otras posibles causas, tales como envenenamiento por pesticidas, si éste es el caso. Durante<br />
el invierno, las colonias infectadas por Nosema pueden verse muy mermadas de abejas o totalmente extinguidas.<br />
La mayoría de las colonias infectadas por Nosema aparecerán normales, carentes de signos claros de la<br />
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enfermedad incluso cuando ésta sea suficiente para causar pérdidas significativas en los niveles de producción<br />
de miel y de eficiencia de la polinización (1, 11). Durante el invierno, puede haber un incremento en la tasa de<br />
mortalidad de las abejas. Sólo se puede realizar un diagnóstico exacto mediante el examen microscópico del<br />
ventrículo de la abeja adulta. Para diagnosticar una infección causada por Nosema, se extrae con unas pinzas el<br />
par posterior de segmentos abdominales para poner al descubierto el ventrículo completo con los tubos de<br />
Malpighi, el intestino delgado y el recto. Normalmente, el ventrículo es marrón pero, después de una infección por<br />
Nosema, aparece blanco y muy frágil. Sin embargo, esta apariencia puede ser debida a otras causas de<br />
problemas intestinales, por ejemplo, por alimentarse de depósitos de comida indigestos, tales como jarabe que<br />
contenga levaduras en crecimiento activo. Para un diagnóstico fiable, se aconseja examinar varias abejas en<br />
cada muestra.<br />
a) Microscopio<br />
Es necesario tratar de distinguir entre una infección debida a Nosema y la causada por Malpighamoeba<br />
mellificae (16). Con bastante frecuencia existe un indicio de disentería en una infección por Nosema. En una<br />
infección por M. mellificae, puede haber diarrea, frecuentemente de un color amarillo sulfuroso y de un olor<br />
peculiar. Las características de los quistes de M. mellificae se describen más tarde. Pueden aparecer<br />
infecciones mixtas secundarias (17), Un método no cuantitativo y simple que permite detectar la infección<br />
debida a Nosema es como sigue: se debería obtener la muestra de abejas de la entrada de la colmena para<br />
evitar individuos de muestra de menos de 8 días, lo que conduciría a “falsos negativos” porque no se<br />
detectarían esporas a partir de los protozoos en cuestión. Se aconseja recoger al menos 60 abejas con el<br />
fin de detectar el 5% de las abejas enfermas con un 95% de confianza (10). Antes de enviarlas al<br />
laboratorio, estas abejas se deberían fijar en formol al 4% para evitar que se descompongan y mejorar su<br />
recepción y organización en el laboratorio. Se separan los abdómenes de las abejas que van a ser<br />
examinadas y se mantienen en 2–3 ml de agua. Se colocan tres gotas de la suspensión en un porta bajo un<br />
cubre y se examinan a 400 aumentos en un microscopio de campo claro o de contraste de fases. Esta es<br />
una pequeña simplificación del método original de Cantwell (7). Las esporas miden aproximadamente 5–7<br />
µm de largo y 3–4 µm de ancho. Son completamente ovales y poseen un contorno oscuro. No se pueden<br />
observar sus contenidos, que consisten en núcleo, esporoplasma y tubo polar. Habitualmente no son<br />
necesarios los colorantes.<br />
Se deben diferenciar las esporas de Nosema de las levaduras, las esporas fúngicas, los cuerpos grasos y<br />
calcíferos y de los quistes de M. mellificae, que son esféricos y de un diámetro aproximado de 6–7 µm.<br />
Después de secar al aire, los frotis de tejido infectado fijados con etanol, se tiñen con la tinción de Giemsa<br />
(al 10% en tampón fosfato 0,02 M) durante 45 minutos. Las esporas de Nosema apis tendrán una<br />
apariencia característica, con paredes gruesas no teñidas y un interior azul sin rasgos distintivos y sin<br />
núcleo visible. Las células de insectos, las esporas fúngicas y otros protozoos teñidos de esta forma<br />
generalmente aparecerán con paredes más delgadas, citoplasma azul/púrpura y núcleo de color magenta.<br />
Se debe utilizar un procedimiento estandarizado con el fin de obtener una cuantificación exacta, fiable y<br />
significativa de los niveles de infección por Nosema en las abejas melíferas. Un protocolo adecuado es el<br />
que se indica a continuación:<br />
Se toma una muestra de abejas obreras adultas y se maceran los abdómenes de 10 individuos en 5 ml de<br />
agua con un mortero. Cuando las piezas de tejido son suficientemente pequeñas, se filtra la suspensión a<br />
través de dos capas de gasa (fina tela de tejido flojo de algodón) colocadas en un embudo vertiéndolo en un<br />
tubo graduado de centrífuga. Se utilizan otros 5 ml de agua para lavar la mano de mortero, recoger el<br />
contenido del interior del mortero y verter la submuestra a través del embudo. Los niveles de agua se<br />
igualan en los tubos y las suspensiones se centrifugan durante 6 minutos a 800 g. Se decantan los<br />
sobrenadantes y los tubos se rellenan hasta el nivel de 10 ml. Utilizando pipetas desechables y un tetina de<br />
goma, se resuspenden los precipitados sedimentos mediante absorción y expulsión forzada a través de las<br />
puntas de las pipetas. Cuando parece que la solución se encuentra homogénea, se toma una muestra para<br />
llenar el volumen calibrado situado bajo un cubre de un hemocitómetro (cámara cuentaglóbulos). Después<br />
de unos minutos, las esporas se instalan en el fondo de la cámara. Las esporas de Nosema aparecen<br />
transparentes pero con un contorno oscuro peculiar y son de un tamaño de 5–7 µm de largo y 3–4 µm de<br />
ancho. Se observan muy bien a 400 aumentos en un microscopio de campo claro o de contraste de fases.<br />
Se cuentan las esporas de cada cuadrícula. Si una espora se sitúa sobre el borde de una cuadrícula, sólo<br />
se cuentan las que se sitúan en los bordes izquierdo y superior de la cuadrícula y no los que se encuentran<br />
en los bordes derecho e inferior. Una espora de Nosema, observada en el área que cubre la cuadrícula<br />
grabada entera (que consta de 4.000 pequeñas cuadrículas), equivale a una media de 4 millones de<br />
esporas por abeja, Si no se observan esporas, el resultado debería considerarse como “no detectado”, pero,<br />
esto no significa que las abejas no estén infectadas. Los organismos reguladores correspondientes<br />
decidirán sobre el nivel de infección útil para sus propósitos.<br />
Un método de laboratorio para la detección simultánea de esporas de Nosema y quistes de M. mellificae<br />
consiste en el examen individual de las colonias utilizando 30–60 abejas por colonia. Se prepara una<br />
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suspensión de los abdómenes de las abejas muertas macerándolos con 5–10 ml de agua; el volumen de<br />
agua depende del número y condición de las abejas. Se debe filtrar la suspensión para eliminar los residuos<br />
que interferirían en el examen, primero a través de un filtro de 100 µm y después a través de otro de 40 µm.<br />
Ciertas partes de los tubos de Malpighi pasan a través del filtro de 100 µm pero se recogen en el de 40 µm.<br />
Se colocan en un porta o en una cámara de recuento de bacterias y se examinan a 400 aumentos. Después<br />
de una infección por M. mellificae, sólo unos pocos tubos están llenos de quistes. En este caso no es visible<br />
la estructura normal de los tubos de Malpighi. Únicamente los quistes que se sitúan en el interior de estos<br />
tubos pueden considerarse como un resultado positivo, porque con frecuencia los quistes de M. mellificae<br />
se confunden con las esporas fúngicas y con las levaduras.<br />
b) Cultivo<br />
No existen métodos de cultivo para el crecimiento de estos organismos.<br />
2. Pruebas serológicas<br />
No se dispone de pruebas serológicas.<br />
C. REQUISITOS PARA <strong>LAS</strong> VACUNAS Y LOS MATERIALES <strong>DE</strong> DIAGNÓSTICO<br />
No existen productos biológicos disponibles.<br />
AGRA<strong>DE</strong>CIMIENTOS<br />
Los autores desean dar las gracias a Dr. F. Gnädinger por sus valiosos consejos.<br />
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*<br />
* *<br />
NB: Existen laboratorios de referencia de la <strong>OIE</strong> para las Enfermedades de las abejas (véase Cuadro en la Parte<br />
3 de este Manual de animales terrestres o consúltese la página Web de la <strong>OIE</strong> para conseguir la relación más<br />
actualizada: www.oie.int).<br />
Manual de la <strong>OIE</strong> sobre animales terrestres 2004 1059