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LAS RISAS<br />

Ambos ríen.<br />

ÉL. Los conquistadores ya destruyeron sus templos, han tomado sus metales.<br />

Me haré un arcabuz de oro, una litera de plata y sus estatuas las colocaré en mis jardines.<br />

Que sus hombres y mujeres sean mis sirvientes.<br />

ELLA. Son indios sin saberlo, desaprovecharon su tiempo, que fastidio subir tantas escalinatas<br />

para que te abran el pecho y unas estatuas horribles beban la sangre de tu corazón,<br />

vamos, clavadles la cruz y que trabajen en algo útil.<br />

ÉL. ¿Se nos volverá la piel negra bajo este sol?<br />

ELLA. Para eso están las sombrillas, el frescor de los corredores, y ese traje que te dibujé.<br />

Eres un continente blanco, no lo olvides.<br />

ÉL. Les enseñaré a ordeñar las vacas, que hagan queso y mantequilla. Hmn.<br />

ELLA. Pero que no le pongan maíz, no se les ocurre más que poner maíz en todo. Me iré, te<br />

dejo, pero no olvides, sé bueno, misericordioso y castígalos, pero perdónalos, te lo agradecerán.<br />

Son extraños.<br />

ÉL. Volverás a tu villa blanca, donde los ojos te lanzarán flechas desde sus ventanas, volverás<br />

para que martillen en tu puerta blasfemias, volverás para que te lapiden.<br />

ELLA. Sí, pero ya aprendí a reír, reiré con ellos, estaré clavando estacas en sus puertas antes<br />

que se den cuenta, lloraré cuando los hagan subir al cadalso, suplicando por sus vidas, invocaré<br />

a Dios cuando el torniquete apriete sus gargantas, iré a las misas para salvar sus almas.<br />

Ya te dije, participa siempre de sus jolgorios.<br />

ÉL. No sé si podré construir tan buenas ficciones como tú, capaz que me traicione mi voz, o<br />

mi cuerpo, ya lo he sentido, se va solo y me lleva a placeres íntimos, pero me aleja de las<br />

grandes fiestas. Le temo a mi cuerpo. Mi mente me obedece, pero este cuerpo.<br />

A pesar de que me dejas vestido como ellos, a pesar de que sé bailar como ellos, a pesar de<br />

que festejo, bebo y participo de sus comidas, me aprendo sus libros y logro hablar en sus<br />

idiomas. ¿Me estás escuchando? Mira lo bien que sé construir frases que se apropian de su<br />

lengua, podré manejar sus útiles, sus herramientas, prender una radio, cantar sus canciones,<br />

firmar las ejecuciones, pero...<br />

ELLA. No fastidies, las velas ya surgen en el horizonte. Miente y morirán por ti, por tus tierras,<br />

y luego desfila para recibir los honores de la victoria. Escapa si pierdes y vanaglóriate<br />

del destierro. Quien no sufre el destierro no puede conocer su patria.<br />

Deja que fallezcan sonrientes en los campos, en los aires, diles que son héroes, constrúyeles<br />

estatuas de piedra y respira seriedad cuando coloques una rosa en sus tumbas. ¡Ay! es tan<br />

fácil construir un imperio. Es tan fácil inventar ideales. Dales una razón para existir, un pedazo<br />

de tierra que crean suya, que la amen. Dales una bandera, un Dios, no sé, conquístalos.<br />

Es tu tiempo, mándame a buscar sólo cuando me reciban con vítores y flores, los diamantes<br />

y el oro traen mala suerte. Tienes siglos por delante, ensaya, no hay apuro. Yo estaré peinándome.<br />

Invéntales un futuro por el cual morir y tú muere por algo. Recuerda, cuando ya no<br />

tengas por qué vivir: has fracasado.<br />

ÉL. Iré desnudo.<br />

ELLA. Sube, anda, recuéstate en tu camarote.<br />

EN EL BARCO<br />

Sobre el barco, en su camarote, recostado, desnudo, despierta.<br />

AQUEL. Me entretuve mientras dormías, te quedan bien los encajes, un poco dispares.<br />

ÉL. Abrázame.<br />

AQUEL. Señor, que decís, queréis ser quemado en la hoguera, cortaos la lengua antes de<br />

repetir tales insinuaciones.<br />

ÉL. Ya, ven, recuéstate a mi lado. Dormía, no sentí tus manos cuando me dibujabas.<br />

AQUEL. Cuando duermes puedo acariciarte. Ahí yo sé cuál es mi mirada y cuál es el calor de<br />

mis manos, sólo puedo amarte cuando sueñas.<br />

ÉL. Duerme tú ahora, o haz como que sueñas. No en vano te llamas Sebastián.<br />

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