OBRAS COMPLETAS Tomo 2 ADOLF HITLER
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concreta para el Estado; decimos que el Estado no puede ser una organización, llamémosla<br />
X, de un número, también X, de personas, sino que únicamente tiene sentido cuando su<br />
cometido fundamental es el mantenimiento de una nacionalidad viva. Ha de ser no<br />
solamente el mantenedor de la vida de un pueblo, sino, sobre todo, el mantenedor del<br />
carácter, el mantenedor de la raza de un pueblo. De lo contrario, el Estado no tendrá, a la<br />
larga, sentido alguno, pues carece de sentido formar una organización por la organización<br />
en sí. Tal organización, que, como todas las organizaciones, llevan connatural en alguna<br />
forma, digamos, una sujeción de la libertad individual; tal organización, pues, sólo puede<br />
tener sentido cuando colabora en el mantenimiento de la vida de la totalidad de estos<br />
individuos, de su vida en este mundo; y sólo es imaginable cuando el Estado mismo se<br />
afinca en las realidades nacionales. El Estado tiene la misión de garantizar la existencia de<br />
la nacionalidad como tal y, por lo tanto, de garantizarla para el futuro. Así, pues, no<br />
conocemos un Estado con objetivos inconcretos, sino con objetivos claramente delimitados.<br />
Sólo que -y esto lo sabemos todos- cualquier rendimiento efectivo sólo es imaginable a<br />
condición de que tal Estado exista; es decir, sólo mediante la agrupación de todas las<br />
energías presentes en esta organización es posible llevar a cabo realizaciones realmente<br />
grandes y comunes.<br />
Por ello, para nosotros no puede haber motivo alguno de discusión en la cuestión de,<br />
digamos, primacías en el Estado. O sea, para citar un ejemplo concreto: jamás toleraremos<br />
que, en el Estado nacional, se ponga nada por encima de la autoridad de este Estado. Sea lo<br />
que fuere, ¡ni siquiera una Iglesia!. (Aplausos atronadores). También tiene aplicación aquí<br />
este principio inmutable: la autoridad de este Estado, es decir, de esta comunidad nacional<br />
viva, está por encima de todo; todo lo demás tiene que subordinarse a esta autoridad. El que<br />
intente colocarse frente a esta autoridad terminará siendo doblegado, de una forma u otra,<br />
por el peso de ella. (Aclamaciones). Sólo es imaginable una autoridad, y ésta sólo puede ser<br />
la del Estado, presuponiendo que el fin primordial de este Estado sea la conservación,<br />
protección y permanente mantenimiento de una nacionalidad definida. Tal Estado es<br />
entonces la fuente de todas las realizaciones.<br />
Lo que estamos viendo a nuestro alrededor, sólo es imaginable mediante el concurso<br />
de la capacidad de trabajo de millones de personas. Todos, en una forma hasta cierto punto