estirpe de gacela

SUEÑO DE IMAGEN ESCULPIDO
Cuando anidas mi centro
y te yergues altiva,
no destronas la tarde,
ensalzas mi muralla.
Cóbrame
si te requiero a solas.
Corrígeme mi tiempo.
Tú que siempre concilias
el gesto que me impregna,
no le restes valía
a la pluma que empeño y que me lleva.
Tú que aguantas así mis desvaríos,
bendita seas, palabra.
2

OTRO DÍA
Un día como
cualquier otro de tantos
cerrados al olvido.
Abrimos el silencio
columpiando
a la memoria en ese
ardid de andamios mágicos.
Sean sus noches auroras,
parientes ya del ciervo.
Que su trono prodigue
gardenias, y un jilguero
de pestaña blanquísima
practique rituales
de estrenados acordes.
Cristal de luces para
otros ritmos de invierno.
Somos andantes
de
laboriosos hallazgos;
en un día como hoy
visitad nuestras voces.
3

EN TU VIENTRE, MADRE
Racimos de verano
embriagan mi aposento.
Hojas que afluyen por
la holgura de mis dedos
pasean mi bullicio
por el andén cercano de tu savia;
yo, aprendiz de gacela.
Un acotado viento va envolviendo
mi sonrisa en su capa,
mientras un arcoíris
de bordados estanques
fraterniza mi nombre.
Me aminoro en el tiempo
sin vulnerar mi sed.
Es tu vientre mullida
roca donde los bosques
hospedan otra música.
¡Qué obertura, beber
de cristalinos valles
antes de abrirse el agua!
4

VOSOTROS MI LUZ
Llegué a este mundo en un solar de adobe,
la manta arriera fue mi único pañal.
Mi padre: joven fruto que bebió
en rama vigorosa.
Su fe y amor forjaron
el signo de mi infancia.
Mi madre:
candil de orfebre
que me llevó en su hondura.
Mujer que hiló su voz
del manantial más seco.
Sus gestos complacientes
fueron savia.
Os reconozco luz.
Por las novicias grutas
del mundo
abocados estamos
a un suceso feliz.
5

RETRATO DE FAMILIA
De brezo es el calor
que borda una almohada
tranquila en mi regazo.
Somos pequeñas hebras que limitan
con el rocío de las horas;
tan compartidas,
que en medio del desierto
nos procuramos lluvia.
Un rostro nos dilata
el verdor de sus días,
otro, invisible, con su luz responde
cuando las sombras hablan.
Por la nevada cumbre del silencio
cinco rostros esperan
la apertura del mundo.
6

BROTE DE OTOÑO
(Mi pueblo)
Hoy vengo a visitarte
verano, violín, pluma
valiente de mi juventud.
Hoy el olivo clama por su antiguo verdor.
El eucalipto, al borde
de las viñas añejas,
alfombra con sus dedos
mi paso.
Reconoce
heridas que cimentan.
He subido a tu copa,
deslizado mis pies por tu desnudo,
y he absorbido esa savia
que me hacía vibrar,
donde seres fraternos algún día bebieron.
En tu lecho inefable,
la tierra, el agua, el aire amansaron laureles.
Verso lejano de mi juventud,
surco sereno de legón y azada,
manos humildes,
donde cantara el hielo de tus aguas más limpias.
Zarzas engalanadas,
soberbias a mi paso os levantáis.
Os hallaré otra vez
antes de que el otoño me marchite.
7

EXPRESIÓN DE MANANTIAL
Condecorada fiesta
es mi estancia
cuando irrumpes en ella.
Diluiste esa ola que expandía
desvarío febril
al inscribirte música
en mi nuevo horizonte.
Entre las hojas de un sediento verso
viertes mi libertad.
De tu ternura aspiro,
te reconozco dádiva.
Es primicia arbolada
la senda
que me conduce al eslabón robusto
cuando en tu hogar me acoges.
Sed
que emana de la tierra,
me tornas en labranza
al fecundar mi huerto.
Soy fiebre en una nube
donde yacen tus mieses.
8

AGUAS ENCONTRADAS
Concebida en principio
unitario,
provocas la crecida que dirige
el acceso a mi acequia.
Blandida en el rescoldo de mi tiempo,
exenta de mudez,
sobrada de esa lumbre que borra cicatrices,
me agasaja la lluvia de tus aguas.
Este libre remanso,
racimo entre las vides,
que renace y sostiene
la expresión de mi aliento,
es quien proyecta el bíblico
recinto de tu nombre.
El latido no duerme,
es cadena adosada a un vergel de esperanza.
9

TU PRESENCIA ES MI ALIENTO
Tu mirada confirma lealtad.
En ella se complace la arboleda
que entrelaza el amor.
¿Es preciso acallar
tanto don, tanta ofrenda?
Verdad de mis raíces,
qué en silencio te tuve
en mis días crecientes.
Qué ruidosa en los pardos.
Hoy retornas intacta
de afectos sin medida.
Sólo en mis manos. Míralo.
10

ÁVIDA
(A Jacque Canales)
Ávida
de letras
me allegué hasta un noviembre
sin edad a la senda del estío.
Un renovado gozo
de música en el verso
traspasaba las puertas
de aquellas notas que
abrían el caudal de los afectos.
Si en este acorde
de sombra y luz
tu amor derramas,
desde la Eterna Gruta,
invade el cuenco
de estas manos amigas.
11

DISTANCIA
Es lágrima de besos
el diluvio que a veces nos provoca.
En el hondo mirar del corazón
acaricio tu luz y en ella anido.
Esta tarde, en la espera,
recorro la nostalgia
y entrelazados a mis manos siento
unos dedos que buscan.
Son palomas transidas
en el albor que crea
las rosas y la nieve;
primaveras que arropo
con nombre de amistad.
12

SILENCIOS
Quiero romper el hielo
de las hojas que tiemblan en tu árbol
y dibujar las ramas de tu rostro.
Transportando su estela en broches de esperanza,
haré calmar la sed de este insomnio sin límites
que no oculta el sustento
a nuestra savia,
en hélice que agita
el pulso dela historia.
Vibra calladamente tu caricia en la mía.
En su afán, van buscando corazones
los silencios más hondos.
Emisarios de gloria que poseen
un universo en su extravío
y en su ternura rinden cortesía.
Se acrecienta la sangre
y en la memoria habitan.
13

EL PERFUME
Fragancia de jazmín
engalana mi cuerpo
desterrando el hedor
de la muerte. La avala
su progresiva aurora
de virginal recodo.
Veredas luminosas
se ciernen a través
de sus pasos, abriendo
horizonte a mis manos.
A veces, se levanta,
desafía a los hombres.
Me envuelve de su lluvia
que crece, crece y crece...
Me comunica todo.
En el cristal del verso
participa su brasa,
en los bosques, un río,
en el aíre, su sed.
Abre secretamente
la piel de mi universo
e instalándose en esa
soledad compartida
que el regocijo ostenta,
conversamos, callando.
Lumbre de la amistad,
me guía la esperanza.
14

PADRE
Como el cometa errante se pronuncia
allá en la infinitud del universo,
a mi dolor regresa tu memoria.
Mira la herida aquí, en lo más amado.
En el mástil altivo de la rama,
donde el aroma vive y se trasciende,
besamos, sí, la flor y la olvidamos.
Pero en tus manos nace y crece el lirio,
como recinto que un vigía alumbra
en su casa más íntima.
Tú y yo, padre, existimos
en los cálidos labios de la ausencia.
15

“Amor cierra una puerta y abre otra
a quien, vencido, en el umbral espera.”
II
Raúl Kolovsky
16

DESPERTAR
Que la sonrisa se adivine
tras la partida
del hombre
que no te merecía.
Hoy es obsequio
de dioses la tragedia.
Es fervor avivado
la razón de la búsqueda.
Espejismos terrenos nos soportan.
Nada es verdad aquí. Todo es ausencia.
17

DESPUÉS DE ÉL
Dormía
plácidamente
sobre la tersa roca.
Acuíferos de seda
arropaban su rostro
mecidos al acorde
de un viento diferente.
Sus pupilas desnudas,
vértices de alabastro,
fueron gotas de ungüento
halladas en albor de soledad.
Poseía en sus párpados
el don de la cigarra,
lucerna de prodigios
en mieses renacidas.
sus labios ostentaban
la oblación del verano,
paseándose, lentos
sobre vergel de frutos.
Permite que revuelen mis palomas
tus llanos
y prosigan vertiendo
horizontes floridos en sus sendas.
18

PARA SIEMPRE
Entre sombras insólitas,
inmersa en la agonía de mí misma,
estuve.
Por mi pecho avanzaron
hasta las hondas simas de mi cuerpo.
Como el viento en lo eterno me sentí libre y sola,
con un placer sonoro entre los labios.
Fui dejando las sombras
sin saber lo que fueron, tal vez un espejismo,
un embrujo tal vez, una ilusión quizás.
Desperté.
El sueño se quedó con su perfume.
Para siempre.
19

SI ALGÚN DÍA
Si algún día
mis
anhelos contemplaran
la visión
de tu cáliz
y dela mano me llevara un niño
el precio exacto de las cosas,
¿sería justo pensar en el engaño?
Tú serías mi nombre.
20

VENCIDO VERBO
En las horas diurnas,
cual madreselva tímida
que finge ardor sabiéndome incompleta,
la seda de tu brazo
acordonó mi herida.
Jugamos a ensayar
sigilo de violines.
Acordes en el tiempo
ingrávidos giraban.
Mis versos temblorosos
tu música allegaron;
convertidos en rosas
en el laurel de tu arpa
dibujaron su esencia.
Un perfume. Una brisa.
Encuentros encendidos.
El calor de tus labios
compartió mi vencido
verbo.
21

UN TREN DESCARRILA, NO TIENE FRENOS
Dime que no me amas
y olvidaré tu nombre.
Vive en mi aire y yo te haré caudal
de universos que nunca nadie hollara,
donde el sol y la luna emergen juntos.
Donde el topo y la alondra
serenamente fluyen en manantial abierto.
22

UNA VOZ QUE ENARDECE
A veces me pregunto
si soy afortunada, y la respuesta
que obtengo es una cita.
Una voz que enardece
mi estirpe de gacela,
viento florido de esperanza y lumbre.
Desarraigo mi mente
de sus raíces vanas
y acumulo el calor
que en tu pecho se funde:
energía vital de nueva savia.
En ese instante es cuando
el plan de Dios se ofrece.
Y todo cuanto es grandioso y bello
acoge de su copa la existencia.
En los breves momentos
que bebo de tu sed
en rebrote sublime,
hilo tibias canciones
y me allego a tu sueño.
Ciegas olas gigantes
serpentean mi cala,
me aproximo a la tuya
y recito en tus párpados
la canción del encuentro.
Un tañer de campanas,
un jilguero celeste
acunando en su pico presentes y futuros.
Y sigo preguntándome:
¿Qué es
la vida sin tenerte?
Atardece, el ocaso
va creciendo sus alas
a la cerrada noche,
a su ardua vigilia.
23

Asoma luego el día
y el jilguero prosigue
su canto...Día, tarde
y noche van aunando
el silencio y las voces.
Y al otro lado del auricular,
alguien de nuevo marcará mi número.
24

ANTE MÍ
Quiero que me conozcas
y no intentas hallarme.
¿Crees acaso que todo
es poseer materia,
o procuras tan sólo
el tacto de mi alma,
el insondable tacto
que ningún dedo ostenta?
Tengo ante mí el amor
y no sé visitarlo.
25

TE TUVE ENTRE MIS BRAZOS
Aunque
este destino
no es mi destino,
esta llama
insiste en apresarlo.
Es el cenit del empeño.
La vida
conjugada
a cada instante.
Sé
que no me pertenece.
Pero ¿qué ser humano
se atreverá a privarme
de ello?
Es la brisa que aspiro
en el azul del sueño.
En el rostro apacible de tu luz.
26

ESCALERAS
No necesito
siquiera que te acerques para amarte.
Hay escaleras libres en el sueño.
No es menester que el minotauro
cancele sus vestidos.
Soy alondra templada ante el aplauso.
Te busco en la llanura
donde anidan trofeos...
En los azules riscos
me perteneces.
27

PARA CRECER
Tus manos
en mis papeles
dejaron agua.
Las mías
en tu regazo,
se sorprendieron.
Ambas buscaban aire
para crecer.
Junto a la pluma
que
tanto soporta,
hojas y libros
abren sus puertas:
Es un venero
el que fluye
en la palabra.
¿En dónde empieza el surco
del manantial que late
en
la plenitud del alma?
Sorpréndeme esta noche;
tu agua produce sed.
28

ENTRE PAPELES
A dónde ir
cuando tu vuelo me provoca.
En dónde estar
cuando mi río no te alcanza.
Me
deslizo entre papeles
que se hacen tuyos.
Ante sillas que, presas,
observan la esmeralda
y aprenden su destino.
Mirarlas me da miedo.
Prolongo la vigilia
cuando tu aire me toma.
Y en los labios
de la rosa percibo tu simiente.
Dime que no es verdad
que sólo me deseas.
29

TU SIGNO
Cuando observo tu rasgo
en la escritura
el candil de mi casa
se orienta
y recorre el armario,
perplejo,
buscando una camisa.
Tu signo acredita mi mesa.
Los cubiertos, inmóviles,
otras manos desechan.
¡Raíz de antepasados!
eres leña futura
que en mudo espacio aviva
el presente.
En apacible llama
bebo tus noches.
Llenas.
30

ACÓGEME
Te esperé tanto, que
mis olas se fraguaron en el agua.
No es verdad que en el celo de vivir
esté el castigo.
Te esperé tanto,
que fui caudal en llamas
absorbiendo tu vino.
¿Alguien
aspiró de mi sueño?
Desconocido, acógeme.
Exorciza mis horas
cual venero que asciende en un remanso.
Enséñame tu cauce
para que se abra el mar
Que la ola primera
se aposente en mis labios
y discurra torrentes
en albores nocturnos.
Que la ola segunda
se aproxime a mi ombligo
y derrame su nombre.
que la ola tercera
apacigüe en silencio
mis lumbres anteriores.
Que la última ola
renueve toda el agua.
¿Quién dice
que amar en libertad
no es alba de verano?
31

RAÍZ POÉTICA DE NADIE
Por no desmerecer a su mojada tierra
y rebrotarse al alma, se concedió el deseo.
Antiguas mutaciones recabaron sorpresas
en miradas aisladas.
Hora punta: seis treinta, lenta hora
de una tarde tranquila de septiembre.
Sonreía la luz en la ventana.
Ella aceptó el saludo reclinando
su cabeza
en el diván semiescondido,
librando concesiones.
En
tumultuosa calma
sedujo el aire.
Su piel inquieta
fue pudorosa almendra desgranada.
Un no...
pero sí...
un desbordado sí de ardores íntimos.
Dulce y brava. Respira
unos labios insólitos.
Él
desenvuelve una imagen
que su sed no limita:
el roble.
Construye.
Protege.
Apacigua.
Y subsiste en esencia.
(Le dijeron que el sueño
moría en las caricias)
32

ARTÍFICE DE MI MEMORIA
Como la brevedad en que encarnamos,
vamos fluyendo en una sucesión
que nos hiere.
El eco del sustento
que acecha vanidades ¿quién lo impone?.
Me aseguré tu amor
calzándome un otoño que era nuevo.
En colinas serenas reposé mis cuidados,
tan sensitivas que imprimieron huella.
Fue cubriéndose el día
de tarde y ésta de
aquella hora novicia, paladar
de frutos innovados.
¡Cómo extender veredas en cauces tan ceñidos!
Un arcano en mi orilla trasparente manaba,
¿qué condujo a tu templo
que mis ansias deleitan en espacios tan breves?
Mis dedos en los tuyos buscaron ya su abrigo.
Nos besamos. La tarde se desnudó su nieve,
volcanes que apaciguan lavas de antiguos feudos.
Sin tu esfera
ya repueblo mi frío;
con ella
hoy, sorprendes mi tiempo.
33

ME HABITAS
Cuando mi cuerpo surca tu tormenta
es un cauce de nubes alfombradas
que fijan rumbo astral;
sus aguas encendidas
remueven los aromas más profundos.
Madrugador torrente de ilusiones,
acepto tu andadura
como gorrión pausado que estremece.
siento el secreto pálpito
que obsequia la caricia
en comunión de espíritus:
una orgía que absorbe
el vino que embriaga
la sed del pensamiento.
Como gema me habitas.
34

MI EGO ERES TÚ
Mi vaso,
brocal de frutos que el amor recoge,
se torna azul en esa voz sorpresiva y honda
que comparte el latido.
¡Enarbolado canto de la noche,
Cómo brama tu viento
al extender sus velas en mis senos!
Apacientas mis lunas de gacela voraz
con el ámbar marino de tu espacio.
Recorre mi desnudo, en mi halo recréate.
Procúrame el invierno
en la fértil palmera de tu oasis,
en la frágil bonanza de tus labios.
El surco que has abierto trascenderá el otoño
en resguardada fiesta de coral y de armiño.
Insaciable es la dicha que rodea
esta ternura que me abrasa.
Arde el huerto en el aire que pronuncia
la vida en lo innacido.
Sin llave que abra la monotonía,
eres tarde sonora que bebe en mi regazo.
35

ESTA NOCHE
Recítame esta noche, pero no
bajo la luz
de la luna
ni bajo el sol poniente,
que ya de tanto uso
no es factible verter
en su universo
tan desgastado oficio;
sea mas bien
en el pudor del horizonte.
Bésame
esta noche.
Que el silencio
se haga verdad desesperada.
Desnuda esfera de astros
donde ambas llamas funden
sus montes.
Ámame
esta noche
pero no bajo almohadas
que beban la caricia de otras fuentes,
sino mas bien en un lugar descalzo
donde empapar de amor
los jazmines.
36

DESVÉLAME EL SECRETO
Dejo mi sentimiento
para no delatar sus inquietudes,
pues es vuelo tan alto
el que aprisca su sangre, que aun vetándolo
desbordaría hasta las más hermosas
cascadas.
¿Qué se forja en el valle
que dilata su estancia?
Él es mi vino,
mi pan, mi sabia sal.
¿En dónde lo severo
opone resistencia?
¿Quién soy yo para merecer
este unicornio
de fuego y esperanza?
¡Oh habitante,
librador de contiendas
perturbando quietudes,
deteniendo aflicciones!
Entre lilas y acuíferos poblados,
palomo rojo envuelves en mis venas.
Ven,
desvélame el secreto
de la lumbre crecida por tus labios.
37

VISTE MI DESNUDO
Deja que sea el oxígeno con que nutres tu
aliento,
la que descalcifique tu memoria
en ese batallar de la esperanza.
Déjame ya que sustente al halcón de tu cuerpo
con los cálidos signos que mis labios derraman,
y selle la pregunta de sus jugos más íntimos.
Porque yo te hallo en la batalla del anhelo,
te visto en el sosiego de los frutos más cálidos,
te duermo en el amor de la memoria,
te vivo aquí en la tierra, en la ilusión que fija
la sonrisa de un niño.
38

YERBABUENA
Qué ritmo de tristeza
viste la yerbabuena,
y aún así persiste, juvenil, su sonrisa.
Me ausenta su niñez,
la adolescencia que bebió
en frasco sin gaviotas.
Niñez vencida con la mía,
aterida en preguntas,
argumentos perdidos en la sombra
de la gran soledad; y no hay futuro a sus respuestas.
Junto al brocal vacío,
en sus aguas me anego,
me prolongo en su instinto.
Por fin, alguien me apresa,
me retiene en sus labios.
Despeja mi ignorancia
cuando anides mi frente
y no permitas nunca que el olvido
corrobore su abrazo.
39

PENSEMOS PRIMAVERAS
Cuando extremamos juntos la cordura
un viento sucesivo nos regala
la caricia, y se hace el día más pequeño.
Las horas se conectan de música atrevida
y el minuto, en su leve brevedad,
repele lo que, ajeno, no conjuga.
El segundo se instala en nuestra fiesta.
¿Qué sedientos albores buscan antiguas prímulas?
40

ROSAS EN MI ALMOHADA
Hoy me guía el silencio de la casa,
la mano ausente,
la celosía del enamorado.
Crece la hiedra, esculpe los paisajes,
y el mirlo, en su paseo matutino,
refleja su memoria de azabache lisonja.
Los frutos,
abandonados a la primavera,
se visten de almanaque.
Es de día y de noche,
mas hundiendo mi rostro
en el vasto horizonte que encumbrara tu tierra,
siempre hallo verdor.
No destierra tu ausencia
el parto de la rosa
que vaga en mi almohada
pretendiendo calor.
Es un inmenso lago
cada noche mi cama,
un diluvio de ofrendas
en tus brazos tan míos que se han hecho deseo.
Me instalo en su rocío, amor.
Hasta que tú regreses.
41

TIEMPO
Este reloj de peso, que sostiene
mi débil alborozo divagando
entre la sombra, oscila sus agujas
cual inquieta sordera abandonada.
Substraído a la suerte
es halcón que modera en la muerte y la vida.
La voz del viento en su
memoria parpadea.
¡Tiempo es el nudo que se adhiere
a mi garganta,
y oculta sus ojeras, y traza laberintos
con pronombres de lluvia.
Reloj de arena, casi
derramada semilla
con raíces de miedo.
Capricho de los días,
filmación de las horas,
42

uscando los instantes, él te encuentra.
AL PRONUNCIAR TU NOMBRE
Qué soledad te aqueja, niño mío,
que no sabe guiar tus brazos hacia
el mundo de las luces.
Esa luz que, anegada de temblores dormidos,
me susurra en los labios al pronunciar tu nombre.
Ven, soledad,
limítrofe peldaño del silencio,
acuarela viviente en el asfalto,
tímida noche que me vence.
Ven y acurruca tus venas en mi sangre.
Respóndeme,
inexorable reto de la muerte.
43

EN TU IMAJEN
(Habla el amado)
En tu imagen cabalga la nobleza del viento,
derrochas lunas nuevas
sin otras posesiones
que no sea el amor.
En recóndito hallazgo,
silenciosa declamas
tu expresiva esbeltez,
sobresalto que aplaude tu figura.
Como espiga sellada por mis labios,
en constantes augurios me desvelas,
acelerado brinco del relente
que me brinda tu lengua
sonora.
Nadie ignora tu entrada
a mi lago,
vives plena en mis ópalos ardientes.
Ven, pronuncia mi nombre,
contempla mi caléndula
asida a tu garganta,
siente mi abrazo eternamente abierto;
tú me calzas la esencia del latido.
ese largo silencio
que me extravía el alma
se recrea en la regia
cadencia de tu espacio.
Eres cordón de seda en mi sandalia.
En la holgura más íntima del nido
te festejo
madurando mi sed
en tu cuenco de barro.
44

A MI MUERTE, AMOR
La lluvia plegará sus quehaceres,
ya no habrá viento ni marea que
sepulte mis escombros,
quedarán ahí, inermes,
yacientes en el beso del espíritu.
No te atormentes
por no poder honrar lo que vivimos,
pues, poblados de amor,
otros vendrán a despertar
nuestras ya sosegadas latitudes.
Yo te esperaré, pronta,
resurgiré a tu encuentro
llevando flores de azahar.
Empaparé tus manos de dalias y violetas
y las iré trenzando hasta el mismo océano
en el reino transido de las luces,
un renovado espacio
sin miedo y sin tiniebla.
No busques el instan te,
te hallará.
45

EL VIENTO
Abre de nuevo el viento su varonil plegaria
y de laudes se sacia la noche que nos sueña.
Un revuelo de intenso colorido
extravía su yerba entre sombras, que huyen.
Tú y yo permanecemos.
46