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La voz anticipadora de don Federico Henríquez y Carvajal - BAGN

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<strong>La</strong> <strong>voz</strong> <strong>anticipadora</strong> <strong>de</strong> <strong>don</strong> Fe<strong>de</strong>rico <strong>Henríquez</strong> y <strong>Carvajal</strong> 627<br />

preocupación frente a la avanzada <strong>de</strong> la opresión en los pueblos<br />

<strong>de</strong> la América <strong>La</strong>tina.<br />

Y finalmente, en su mensaje tantas veces evocado en estas<br />

páginas, al culminar el centenario <strong>de</strong> una existencia dominada<br />

por el amor a la libertad, con<strong>de</strong>naba todavía al «pernicioso imperialismo<br />

capitalista» y a su «vituperable política <strong>de</strong>l dólar» para<br />

hacer un llamamiento a la libertad:<br />

No puedo <strong>de</strong>jar pasar este acontecimiento (la IX<br />

Conferencia Panamericana que le había rendido homenaje)<br />

sin hacer una cálida apelación a sus conspicuos<br />

miembros para que no olvi<strong>de</strong>n que el mejor homenaje<br />

que se pue<strong>de</strong> rendir en tierra <strong>de</strong> Martí a los libertadores<br />

americanos es abogar por la completa extinción <strong>de</strong> todo<br />

po<strong>de</strong>r colonial en América y por la In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong><br />

Puerto Rico.<br />

Esa era ya su <strong>voz</strong> cuando las canas juveniles que saludó Martí<br />

y las que, por milagrerías <strong>de</strong>l poeta, quedaron convertidas en<br />

instrumento <strong>de</strong> lucha, tomaron los <strong>de</strong>stellos <strong>de</strong>l siglo para imprimirle<br />

a su «Mensaje» la fuerza que se ausentaba <strong>de</strong> sus pasos y <strong>de</strong><br />

sus venas. «Vea lo que hacemos, Ud. con sus canas juveniles, y yo,<br />

a rastras, con mi corazón roto…».<br />

Lo que ambos hicieron, el uno con los <strong>de</strong>stellos <strong>de</strong> sus sienes,<br />

el otro, a rastras, con los <strong>de</strong> su corazón, es el sen<strong>de</strong>ro por <strong>don</strong><strong>de</strong><br />

transitan los pueblos latinoamericanos: hacia la Segunda In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia<br />

liberadora.

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