Descargar revista - Ayuntamiento de Alcaudete
Descargar revista - Ayuntamiento de Alcaudete
Descargar revista - Ayuntamiento de Alcaudete
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
proponérselo, se encontró en<br />
la cocina, al resplandor <strong>de</strong> las<br />
ascuas que ardían en el fogón,<br />
pudo apreciar sobre una mesa<br />
masa trajinada, lista para hornearse<br />
en pan.<br />
En unos instantes llegaron,<br />
como una jauría ávida tras<br />
su presa, los hombres uniformados.<br />
El coro <strong>de</strong> voces <strong>de</strong>sabridas<br />
terminó <strong>de</strong> congelar a los campesinos,<br />
con las manos alzadas<br />
y echados a un lado, mientras<br />
la solda<strong>de</strong>sca no <strong>de</strong>jaba títere<br />
con cabeza, revolviéndolo todo.<br />
El bandolero ya había trepado<br />
escaleras arriba buscando una<br />
salida pero el capitán <strong>de</strong>l cuerpo,<br />
en dos zancadas, alcanzó<br />
el camarote por don<strong>de</strong> el malhechor,<br />
izado en el alfeizar <strong>de</strong>l<br />
ventanuco, pretendía saltar.<br />
- ¡Rín<strong>de</strong>te o disparo!, le espetó<br />
el militar con el fusil en el punto<br />
<strong>de</strong> mira.<br />
La angustia febril <strong>de</strong>l<br />
facineroso, poco más que un<br />
muchacho, se <strong>de</strong>lataba en el sudor<br />
que le corría por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l<br />
anudado pañuelo a su frente.<br />
- ¡Que te bajes <strong>de</strong> la ventana,<br />
coño! , <strong>de</strong> nuevo le gritó el soldado<br />
montando su arma.<br />
Con las manos en la nuca, aquel<br />
<strong>de</strong>saforado joven, moreno, <strong>de</strong><br />
enloquecidos ojos grises, comenzó<br />
a <strong>de</strong>spachar.<br />
- Muy temprano, apenas arrojado<br />
a la vida, me vi impelido<br />
a empuñar un arma y maté a<br />
un hombre. Des<strong>de</strong> entonces la<br />
sierra es mi hogar y la muerte<br />
mi compañera. De rendirme, sé<br />
que me espera la horca.<br />
Los dos se <strong>de</strong>safiaron con valor<br />
y complicidad disimulada. El<br />
atrapado añadió resuelto:<br />
- ¡Si me quieres preso, tendrás<br />
que matarme!<br />
Sabiendo que había<br />
una justicia turbia para juzgar la<br />
culpabilidad o inocencia <strong>de</strong> este<br />
salteador <strong>de</strong> caminos en aquella<br />
tierra tan abundante en gentes<br />
humilladas por la hambruna,<br />
don<strong>de</strong>, con sus fechorías o<br />
hazañas -según quién, proezas<br />
para todos-, ya se urdía la leyenda<br />
romántica <strong>de</strong>l buen bandido<br />
que saqueaba a los po<strong>de</strong>rosos<br />
y favorecía a los débiles. El soldado,<br />
sedicente por un instante<br />
en ausencia <strong>de</strong> testigos, bajó<br />
el fusil. Aquel titubeo fue bien<br />
aprovechado por el bandolero<br />
quien, en un santiguo, se lanzó<br />
a la penumbra <strong>de</strong>l vacío.<br />
Los soldados abandonaron<br />
la batida dando el rastro<br />
por perdido y se retiraron con<br />
<strong>de</strong>sgana. El salteador había escapado<br />
una vez más.<br />
Los miserables ancianos<br />
miraban, con aspereza<br />
preventiva, su habitáculo <strong>de</strong>scompuesto.<br />
Poco a poco, con<br />
ancestral asunción <strong>de</strong> lo ocurrido<br />
y poniendo un primer or<strong>de</strong>n<br />
en el estropicio <strong>de</strong> su miseria,<br />
volvieron a la cocina a continuar<br />
con su labor. Cuál no sería<br />
la sorpresa <strong>de</strong> la mujer al hundir<br />
las manos en la masa para<br />
cocer el pan. ¡Sus <strong>de</strong>dos quedaron<br />
suspendidos en el aire! La<br />
pareja se miró conteniendo el<br />
aliento. Un fajo <strong>de</strong> relucientes<br />
billetes nuevos se esparcía ante<br />
los atónitos ojos <strong>de</strong> toda su pobreza.<br />
<strong>de</strong> par en par<br />
LEYENDAS DE ESTA TIERRA 29