another monster FIN:another monster - SERLIB
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<strong>another</strong> <strong>monster</strong> <strong>FIN</strong>:<strong>another</strong> <strong>monster</strong> 9/9/08 10:45 Página 1<br />
ANOTHER MONSTER<br />
Informe de una investigación
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Este libro no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente,<br />
sin el previo permiso escrito del editor. Todos los derechos reservados<br />
Título original: Mouhitotsu No Monster<br />
Primera edición: octubre de 2008<br />
MOUHITOTSU NO MONSTER by Naoki URASAWA,<br />
Takashi NAGASAKI, Werner WEBER<br />
© 2002 by Naoki URASAWA/ Studio Nuts, Takashi NAGASAKI<br />
All rights reserved<br />
Original Japanese edition published in 2002 by Shogakukan Inc., Tokyo<br />
Spanish translation rights arranged with Shogakukan Inc.<br />
through the Kashima Agency.<br />
Derechos exclusivos de la edición en lengua castellana:<br />
© Scyla Editores, S. A., 2008<br />
Diagonal, 662-664. 08034 Barcelona (España)<br />
Timun Mas es marca registrada de Scyla Editores, S. A.<br />
www.scyla.com<br />
Traducción: © Pau Pitarch. DARUMA Serveis Lingüístics, SL<br />
Preimpresión: Abogal, S.C.P.<br />
ISBN: 978-84-480-4115-1<br />
Depósito legal: M. 42.374-2008<br />
Impreso en España por Brosmac, S.L.
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Debido a lo complejo de su contenido, es<br />
recomendable leer el cuento El despertar del<br />
monstruo una vez completada la lectura del<br />
informe.<br />
NAOKI URASAWA
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<strong>another</strong> <strong>monster</strong> <strong>FIN</strong>:<strong>another</strong> <strong>monster</strong> 9/9/08 10:45 Página 5<br />
PREFACIO<br />
En vuestras manos tenéis un informe que señala las conexiones<br />
entre el caso del «monstruo» Johan Liebheart, que sembró<br />
el terror durante más de diez años desde 1986, y el de<br />
Gustav Kottmann, «el asesino del hacha», de Salzburgo, Austria,<br />
en noviembre de 2000. Aunque a primera vista parezca<br />
una conexión disparatada, el estudio de los documentos me<br />
ha convencido con el tiempo de su veracidad.<br />
En el caso Johan, he hecho todo lo posible por utilizar<br />
los nombres reales de las personas a las que entrevisté, pero<br />
en algunos casos he tenido que usar seudónimos por varias<br />
razones, a veces relacionadas directamente con la seguridad<br />
de los testigos. Debido a la gran cantidad de personas que se<br />
negaron a ser fotografiadas, he optado por incluir esbozos a<br />
lápiz, dibujados de memoria después de hablar con ellas. Los<br />
entrevistados aceptaron a regañadientes que publicara estos<br />
dibujos basados en mis recuerdos, sin saber de mi pasado<br />
como retratista en las calles de Viena.<br />
Pese al uso de esbozos a lápiz y algunos seudónimos,<br />
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puedo asegurar que todo lo narrado en estas páginas es estrictamente<br />
verídico.<br />
Como escribo al final de este informe, queda a discreción<br />
de los lectores decidir si el caso Johan se puede dar por concluido<br />
y cuál es el significado del nuevo cuento que se ha descubierto.<br />
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ÍNDICE<br />
Mensaje de Naoki Urasawa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3<br />
Prefacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5<br />
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11<br />
PRIMERA PARTE (1986-1997) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31<br />
1. El punto de partida –<br />
Viena, abril de 2001 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33<br />
2. Kenzō Tenma –<br />
Yokohama, Tokio y Londres, mayo de 2001 . . . . . 43<br />
3. Eva Heinemann –<br />
Düsseldorf, mayo de 2001 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63<br />
4. Heinrich Lunge –<br />
Bruselas, mayo de 2001 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73<br />
5. El Kinderheim 511 –<br />
Berlín, mayo de 2001 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97<br />
7
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6. Personalidad múltiple –<br />
Francfort, junio de 2001 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 111<br />
7. Rudi Gillen –<br />
París, junio de 2001 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115<br />
8. El banco clandestino –<br />
Füssen, junio de 2001 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123<br />
9. Karl Schuwald –<br />
Múnich, junio de 2001 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129<br />
10. Lotte Frank –<br />
Múnich, junio de 2001 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143<br />
11. Julius Reichwein –<br />
Múnich, junio de 2001 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153<br />
SEGUNDA PARTE (1997-1998) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161<br />
12. República Checa y Alemania –<br />
Praga, julio de 2001 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163<br />
13. Jan Suk –<br />
Praga, julio de 2001 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 173<br />
14. Karel Ranke –<br />
Praga, julio de 2001 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 189<br />
15. La mansión de las rosas rojas –<br />
Praga, julio de 2001 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 201<br />
16. Anna –<br />
Praga, agosto de 2001 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 213<br />
17. Sobotka –<br />
Praga, agosto de 2001 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 225<br />
18. Jaromír Lipsky –<br />
Praga, agosto de 2001 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 233<br />
19. Fritz Vardeman –<br />
Düsseldorf, agosto de 2001 . . . . . . . . . . . . . . . . . . 245<br />
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20. Martin –<br />
Francfort, septiembre de 2001 . . . . . . . . . . . . . . . . 263<br />
21. Petr Čapek –<br />
Francfort, septiembre de 2001 . . . . . . . . . . . . . . . . 273<br />
22. El cuaderno de Grimmer –<br />
Berlín, octubre de 2001 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 289<br />
23. Herman Fuer –<br />
Viena, octubre de 2001 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 303<br />
24. Colapso –<br />
Düsseldorf, noviembre de 2001 . . . . . . . . . . . . . . . 311<br />
25. Ruhenheim –<br />
Ruhenheim, noviembre de 2001 . . . . . . . . . . . . . . 325<br />
26. Nina Fortner o Anna Liebheart –<br />
Viena, noviembre de 2001 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 335<br />
27. Steiner el Magnífico –<br />
La Valeta, noviembre de 2001 . . . . . . . . . . . . . . . . 349<br />
28. Anna II –<br />
Brno, diciembre de 2001 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 363<br />
29. Klaus Poppe –<br />
Jablonec nad Nisou, diciembre de 2001 . . . . . . . . . 377<br />
30. Franz Bonaparta –<br />
Jablonec nad Nisou, diciembre de 2001 . . . . . . . . . 387<br />
Capítulo final –<br />
Jablonec nad Nisou, diciembre de 2001 . . . . . . . . . 391<br />
Nota del traductor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 397<br />
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PRÓLOGO<br />
Nonnburg es una localidad tranquila situada a las afueras de<br />
Salzburgo (Austria) al sur del castillo de Hohensalzburg, lejos<br />
de las zonas llenas de turistas en busca de la casa natal de<br />
Mozart o los escenarios de la película Sonrisas y lágrimas.<br />
Todo cambió después del martes 14 de noviembre de 2000,<br />
cuando el pueblo se convirtió en el centro de atención de los<br />
medios austríacos.<br />
En el ala de urgencias del hospital de Santa Úrsula, situado<br />
en el centro de la localidad, al norte de la plaza del Mercado,<br />
aquella noche no había habido ningún paciente. El médico<br />
de guardia Ernst Lerner, el interno Paul Hosch y la<br />
enfermera Rosemarie Berg se encontraban en la sala de reuniones,<br />
tomando café y hablando animadamente de fútbol.<br />
A la 1.05 de la madrugada oyeron los gritos de la recepcionista<br />
Hanna Ruplechter. Cuando Hosch se dirigió a la entrada<br />
a ver qué ocurría, vio a un hombre de gran estatura con<br />
gafas y rostro inexpresivo, completamente ensangrentado.<br />
En un primer momento, el interno pensó que se trataba de<br />
11
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un paciente que había sufrido un accidente, pero al ver a Ruplechter<br />
sangrando en el suelo comprendió la situación. El<br />
hombre que tenía enfrente llevaba un hacha ensangrentada<br />
en la mano derecha.<br />
Hosch intentó volver a la sala para pedir ayuda, pero antes<br />
de que pudiera hacerlo, el hombre lo tiró al suelo y entró<br />
en la sala de reuniones. Hosch se levantó desesperadamente<br />
y gritó los nombres del médico y la enfermera. Lo que apareció<br />
ante sus ojos inmediatamente después fue la figura de la<br />
enfermera Berg, tambaleándose y sangrando por la cabeza.<br />
Los recuerdos del interno se vuelven nebulosos llegado<br />
este punto, pero parece ser que entonces salió corriendo del<br />
hospital y llamó a la policía desde el teléfono público de la esquina<br />
de enfrente.<br />
Nada más recibir la llamada, el sargento de policía Benjamin<br />
Graber y el agente Hermann Maier se dirigieron corriendo<br />
al hospital. Llegaron a la 1.54. Junto con Hosch, que<br />
los esperaba al amparo de la oscuridad, entraron inmediatamente<br />
en el edificio. Los policías declararon después que la<br />
escena del crimen presentaba un aspecto estremecedor: los<br />
cadáveres de las dos mujeres flotaban en un lago de sangre.<br />
El sargento Graber y el agente Maier dejaron a Hosch<br />
solo en el pasillo y entraron en la sala de reuniones siguiendo<br />
el sonido de una voz. Lo que encontraron en su interior fue<br />
el cadáver de Lerner, prácticamente decapitado, y un hombre<br />
con un hacha en la mano que parecía hipnotizado.<br />
Por alguna razón inexplicable, el hombre sonrió a los policías<br />
y murmuró unas extrañas palabras antes de llevarse el<br />
hacha al cuello y seccionarse la carótida.<br />
El sargento Graber sostiene que las palabras del hombre<br />
fueron: «Uno, dos, tres… Misión cumplida.»<br />
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No se tardó en descubrir la identidad del autor de tan<br />
horrible crimen. Se trataba de Gustav Kottmann, de veintinueve<br />
años de edad. Durante cinco años se le había estado<br />
buscando como sospechoso de una serie de asesinatos de parejas<br />
que dejaron siete víctimas en los alrededores de Viena.<br />
Kottmann escapó hacia el oeste del país y, sorprendentemente,<br />
pasó un año entero sin cometer ningún crimen. Aprovechando<br />
luego que la red de vigilancia se había relajado durante<br />
ese periodo de tiempo, llegó sin ser detectado a aquella<br />
pequeña ciudad cerca de la frontera alemana.<br />
Según las investigaciones de la policía de Salzburgo, al llegar<br />
a Nonnburg sufrió de nuevo un ataque de furia homicida.<br />
La razón de que el ataque no mostrara una clara motivación sexual,<br />
como en los crímenes anteriores, era que el sospechoso<br />
había entrado por casualidad en el hospital al ver luz, empujado<br />
por una necesidad de matar independiente del sexo.<br />
Al quitarse Kottmann la vida, el caso del hospital de<br />
Santa Úrsula se convirtió en el último y el más horrible de la<br />
serie de crímenes del asesino del hacha.<br />
Pero ¿realmente es ésa toda la verdad sobre el caso?<br />
Por aquel entonces yo trabajaba de reportero free lance<br />
para la revista de noticias Idee y me tocó investigar el suceso.<br />
Mi artículo informó del caso en líneas similares al resto de<br />
los medios, pero durante la investigación empezaron a surgirme<br />
diversas dudas. Al seguir los cabos sueltos para intentar<br />
resolverlas, empecé a formar lentamente una hipótesis distinta<br />
que, si se usa como guía para reinterpretar el suceso,<br />
ofrece una imagen muy distinta de los acontecimientos. Mis<br />
descubrimientos me llevaron a dudar incluso de a quién atribuir<br />
la culpabilidad del crimen, que según todos los informes<br />
parece resid ir innegablemente en Kottmann.<br />
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Como ya he indicado antes, las últimas palabras de Kottmann<br />
fueron las siguientes: «Uno, dos, tres… Misión cumplida.»<br />
¿Quién le había encargado la «misión»? ¿Y por qué<br />
pasó un año entero sin cometer ningún asesinato? ¿Había<br />
permanecido oculto a conciencia todo ese tiempo para eludir<br />
la operación de busca y captura? Para intentar responder a<br />
estas tres preguntas empecé a investigar la vida de Kottmann.<br />
Nacido en Kaiserin, una pequeña ciudad del norte del<br />
país, cerca de la frontera checa, Kottmann era el mayor de cuatro<br />
hermanos. Su padre, Hans, era propietario de una pequeña<br />
granja, pero se arruinó cuando Kottmann tenía cinco<br />
años. A partir de entonces tuvo varios trabajos temporales en<br />
granjas vecinas y en el taller de reparación de automóviles de<br />
un conocido, pero siempre se llevó mal con sus patrones y<br />
pasó mucho tiempo en paro, casi sin ingresos, hundido en la<br />
bebida. Su madre, Marlen, también sufría de alcoholismo y<br />
tenía brotes de ira de una violencia sin medida.<br />
A los doce años, Kottmann ingresó en el hospital en estado<br />
comatoso. Sus padres declararon que le había caído encima<br />
un montón de madera apilada para la lumbre, pero el<br />
médico que lo atendió dejó constancia de que las heridas parecían<br />
producidas por un objeto contundente. Es imposible<br />
preguntarle a Kottmann si sus padres lo maltrataban o no,<br />
pero a la vista de que sus hermanos fueron acogidos en diversas<br />
instituciones y adoptados como víctimas de maltrato,<br />
las posibilidades de que él también lo padeciera son extremadamente<br />
altas. Además, el hecho de que Kottmann sufriera<br />
una lesión en el cráneo es de una importancia mayor de lo<br />
que se podría pensar. Aunque aún no hay un consenso médico<br />
sobre el tema, parece ser que muchos de los asesinos<br />
en serie sufrieron durante su infancia heridas serias en la ca-<br />
14
<strong>another</strong> <strong>monster</strong> <strong>FIN</strong>:<strong>another</strong> <strong>monster</strong> 9/9/08 10:45 Página 15<br />
Artículo sobre el crimen del<br />
hospital de Santa Úrsula.<br />
El caso salió en primera plana<br />
de los periódicos no sólo en<br />
Austria sino también en<br />
Alemania.
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beza que les provocaron la pérdida de conciencia y casi la<br />
muerte.<br />
Kottmann era un adolescente enorme y de expresión impenetrable.<br />
Faltaba a menudo a la escuela y sus resultados<br />
académicos eran los que se podían esperar en alguien como<br />
él. A los dieciséis años entró a trabajar en un supermercado,<br />
pero su superior le dijo claramente que no tenía ninguna expectativa<br />
de futuro allí y no duró más de tres meses. Durante<br />
un tiempo estuvo empleado en una granja, ocupando el puesto<br />
que había perdido su padre por pelearse con el jefe, y alimentando<br />
con el sueldo a su familia. Se supone que fue entonces<br />
cuando aprendió el manejo del hacha.<br />
De todos modos, esa etapa de hijo responsable no duró<br />
mucho. Fue entonces cuando cometió su primer delito y fue<br />
detenido por hurto y voyerismo. Kottmann logró evitar la<br />
pena esa vez, pero se situó en el punto de mira de la policía<br />
local y tuvo que dejar a su familia para mudarse, solo, a la localidad<br />
de Klosterneuburg.<br />
Después del traslado encontró un trabajo temporal en la<br />
librería del pueblo, y mientras estuvo trabajando allí vivió sin<br />
causar problemas como un empleado modelo. Contra todo lo<br />
previsible, Kottmann parece haber sido un lector apasionado.<br />
Sus libros favoritos eran los de la serie de Dorn en la oscuridad,<br />
publicados por la editorial Krone, novelas de terror de<br />
serie B pero con gran número de seguidores. Uno de sus antiguos<br />
compañeros de la librería, que tenía diecinueve años<br />
en la época, declara haberle oído decir con expresión seria:<br />
«Algún día yo también recibiré mi misión y experimentaré la<br />
fuerza de la oscuridad.»<br />
Los libros de Dorn en la oscuridad y los crímenes que<br />
perpetraría luego Kottmann tienen diversos puntos en co-<br />
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mún. Dorn, el protagonista, vende su alma en un ritual de nigromancia<br />
a cambio de poder usar la magia de la oscuridad.<br />
El personaje usa ese poder para enfrentarse al mal en el<br />
mundo y acabar con sus enemigos de manera cruel y despiadada<br />
(en algunos casos utilizando un hacha). Sin embargo,<br />
por cada ser malvado que elimina, una semilla de maldad se<br />
planta en su corazón, y poco a poco Dorn se va adentrando<br />
en la senda del mal. En la primera historia lo asalta la tentación<br />
de hurtar algo en una tienda y espiar a una mujer cambiándose<br />
de ropa, pero el protagonista resiste gracias a la<br />
oportuna aparición de un cuento ilustrado.<br />
Los cuentos ilustrados juegan un papel central en la historia.<br />
Cuando lee un cuento escrito para el público infantil,<br />
Dorn recupera su bondad, cuando lee uno escrito por un autor<br />
perverso, se ve atraído hacia el mal. En la serie se suceden los<br />
giros en la trama. Dorn se dedica a robar y a cometer violentos<br />
crímenes sexuales y cuando lo asaltan los remordimientos<br />
intenta suicidarse. Finalmente, purificado por la lectura de<br />
un cuento, se enfrenta al mal como un santo. La serie describe<br />
esta lucha entre el bien y el mal a través de escenas llenas<br />
de sexo y violencia grotesca. Aunque Dorn suele acabar<br />
venciendo al mal gracias a la magia de la oscuridad, siempre<br />
acaba envuelta en el caso alguna joven pareja enfrascada en<br />
el sexo, como en las películas de terror de serie B. No hace<br />
falta decir que el destino de esas parejas suele ser el de acabar<br />
brutalmente descuartizadas.<br />
Como muestran la complejidad del personaje y la simplicidad<br />
de las estructuras narrativas, Fritz Weindler, autor de la<br />
serie, se sentía a la vez fascinado y repelido por la idea del<br />
amor libre. Estas ideas tuvieron una influencia clara sobre los<br />
crímenes de Kottmann. Aunque no sea más que literatura ba-<br />
17
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rata, hay que reconocer que Dorn en la oscuridad inspira una<br />
extraña fascinación que hace casi comprensibles las acciones<br />
de su protagonista.<br />
Weindler murió repentinamente en 1992 (hay quien dice<br />
que se suicidó). Hasta entonces había escrito cinco volúmenes<br />
de la serie, que quedó inacabada. Al final del quinto volumen,<br />
Dorn parece a punto de sucumbir a las fuerzas de la<br />
oscuridad, debilitado por la cocaína. Su magia está casi agotada<br />
y el personaje parece cada vez más débil al tiempo que<br />
sus enemigos se fortalecen. Lo único que salva al personaje de<br />
ser engullido por la oscuridad es la aparición repentina de un<br />
nuevo personaje, un misterioso mago que lo salva. La conclusión<br />
del volumen parece indicar que, en adelante, Dorn y<br />
el mago seguirían apareciendo juntos en la serie.<br />
Justo en aquella época, Kottmann dejó el trabajo de la librería<br />
sin razón aparente y al cabo de pocos meses perpetró<br />
su primer crimen. Se diría que se había convertido en el propio<br />
personaje y quería reproducir en la vida real la acción de<br />
las novelas… Se enfrentó a una pareja que mantenía relaciones<br />
sexuales en un parque y, cuando el hombre le respondió,<br />
lo golpeó hasta dejarlo inconsciente y agredió a la mujer. No<br />
llegó a violarla, pero le produjo heridas serias que casi le provocaron<br />
daños cerebrales.<br />
El criminal produjo tan mala impresión en el juez que<br />
éste decidió condenarlo de inmediato. Tras dos años en la<br />
cárcel, Kottmann dejó Klosterneuburg y se mudó a Viena.<br />
Durante el día trabajaba a tiempo parcial en un supermercado<br />
y durante la noche se dedicaba a cazar parejas por la<br />
animada noche vienesa. El primer asesinato con hacha fue<br />
probablemente producto de una escalada fortuita de la violencia.<br />
Al sorprender a Rudolf Gross y Anna Dohrmann te-<br />
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<strong>another</strong> <strong>monster</strong> <strong>FIN</strong>:<strong>another</strong> <strong>monster</strong> 9/9/08 10:45 Página 19<br />
niendo relaciones sexuales en un aparcamiento, Kottmann<br />
asesinó al hombre a hachazos y violó a la mujer. Pasaron los<br />
meses, pero la policía no llegó a relacionar a Kottmann con<br />
el crimen y el caso se perdió en los laberintos del sistema judicial.<br />
La policía de Viena buscó al autor del brutal asesinato<br />
entre los delincuentes sexuales conocidos, pero el primer delito<br />
de Kottmann había sido calificado de simple acto violento<br />
y por ello no se encontraba en las listas.<br />
Aquélla fue la primera vez que Kottmann cometió un<br />
asesinato y el inicio de un periodo de cinco años durante el<br />
que tuvo a toda Austria aterrorizada. No se puede decir que<br />
fuera un hombre especialmente inteligente, pero fue capaz<br />
de escapar repetidas veces de la persecución policial. Al contrario<br />
que la mayoría de asesinos en serie, la distancia temporal<br />
entre sus asesinatos no era regular y no se llevó nunca<br />
ningún recuerdo de sus víctimas. Por supuesto, nada más lejos<br />
de mi intención que acusar a la policía de no hacer bien<br />
su trabajo…<br />
En octubre de 1999, Kottmann cometió un fallo decisivo.<br />
Atacó a una pareja que se encontraba en un área de descanso<br />
apartada, pero no se dio cuenta de que en el coche había también<br />
un perro dóberman. Kottmann sufrió un mordisco en la<br />
pantorrilla y logró escapar a duras penas hasta su vehículo,<br />
pero se encontró por casualidad con un coche policía de<br />
patrulla. Los policías le persiguieron hasta Meyerling y el<br />
arresto del asesino parecía ya sólo cuestión de tiempo. Sin<br />
embargo, lo único que encontró la policía fue su furgoneta<br />
abandonada en Schneeberg. Después de estos sucesos, Kotmann<br />
desapareció completamente del mapa durante un año,<br />
hasta la noche en que perpetró los asesinatos del hospital de<br />
Salzburgo…<br />
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Primer volumen de Dorn en<br />
la oscuridad, novela favorita<br />
de Kottmann, El asesino del hacha.<br />
Se vendieron dos millones y medio de<br />
ejemplares de esta serie de culto de cinco<br />
volúmenes. Hoy en día sigue reeditándose<br />
en Austria, Alemania y Holanda.
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La policía resalta repetidas veces en su informe la<br />
enorme suerte del sujeto. Efectivamente, es difícil encontrar<br />
otra explicación a su huida. Es inimaginable que un hombre<br />
fácilmente reconocible como él, de dos metros y cien kilos,<br />
pudiera escapar en tren, autobús o autostop sin levantar sospechas.<br />
Aún más increíble parece que no hubiera ni una sola<br />
pista auténtica entre las treinta mil llamadas de testigos que<br />
aseguraban haberlo visto por toda Austria e incluso por Alemania.<br />
¿Dónde estuvo Kottmann escondido? ¿Cómo logró escapar?<br />
¿Era él el tipo de persona capaz de llevar a cabo con<br />
éxito una huida de esas características?<br />
Personalmente, me resulta muy difícil no pensar en la posibilidad<br />
de que el homicida tuviera un cómplice o, al menos,<br />
otra persona que le ofreciera apoyo. La policía, sin embargo,<br />
niega rotundamente esa opción porque sus crímenes<br />
eran obviamente obra de una sola persona. Kottmann perpetraba<br />
sus asesinatos en solitario, eso es innegable, pero ¿implica<br />
eso necesariamente que no tuviera nadie que lo ayudara?<br />
El agente encargado del caso me preguntó riendo: «¿Me<br />
estás diciendo en serio que crees que aquel día, después de<br />
que le mordiera un perro, se le apareció un cómplice de la<br />
nada?»<br />
La verdad es que según mis investigaciones los acontecimientos<br />
se parecen mucho al último volumen de Dorn en la<br />
oscuridad. Cuando Dorn ya se ha resignado a su derrota, se<br />
le aparece inesperadamente un misterioso mago que lo<br />
salva…<br />
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Querría llamar la atención ahora sobre dos pequeños casos<br />
que ocurrieron en la región una semana antes de los crímenes<br />
del hospital de Santa Úrsula.<br />
El primero tuvo lugar la noche del 7 de noviembre, en el<br />
mismo hospital, exactamente siete días antes de los asesinatos.<br />
Hacia las dos de la madrugada la ambulancia llegó con<br />
un hombre herido. Cuando se quitó el abrigo se vio que iba<br />
en mangas de camisa y que traía el brazo sangrando. El hombre<br />
dijo ser un viajante de comercio que iba a Innsbruck y<br />
declaró que el arma que llevaba para protegerse se le había<br />
disparado dentro del coche. La bala había salido limpiamente<br />
del brazo pero necesitaba que le pararan la hemorragia.<br />
Aquel día la recepcionista era también Hanna Ruplechter<br />
y el médico de guardia, Ernst Lerner. La enfermera de<br />
turno era Rosemarie Berg, que sustituía a una compañera que<br />
había causado baja por enfermedad. Con excepción del interno<br />
Hosch, estaban entonces en el hospital exactamente las<br />
mismas personas que el trágico día una semana después. Lerner<br />
y Berg examinaron al hombre con rayos X y, después de<br />
comprobar que no quedaban restos de la bala y que las arterias<br />
no habían sufrido daños, le practicaron los primeros auxilios<br />
necesarios. Todo el proceso duró una media hora. Por si<br />
acaso, el doctor Lerner le dijo discretamente a la recepcionista<br />
Ruplechter que avisara a la policía.<br />
Cuando llegaron los agentes, el hombre había desaparecido<br />
de la sala de espera. La policía envió avisos por todos<br />
lados, pero no había habido ningún caso de ataque con arma<br />
de fuego y en la carretera hacia Innsbruck no apareció el coche<br />
del sujeto.<br />
El segundo caso ocurrió el 9 de noviembre, dos días después,<br />
en la Gilmgasse, una de las calles más tranquilas de la<br />
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zona residencial de Nonnburg. Eugen Molke, residente del<br />
bloque número tres, apareció muerto de un balazo en la sien.<br />
El fallecido era un anciano de setenta años que vivía solo y su<br />
cadáver fue hallado casualmente por una enfermera de la<br />
asistencia social que había ido a visitarlo. Según el informe forense,<br />
Molke se había disparado su propia arma hacia las diez<br />
de la noche del día 6 de noviembre. Después de encontrar<br />
su testamento escrito en una estantería y saber que Molke sufría<br />
una grave dolencia cardiaca, la policía concluyó que se<br />
trataba de un suicidio.<br />
Entonces nadie pensó que estos dos incidentes, tan cercanos<br />
en el tiempo, tuvieran nada que ver el uno con el otro…<br />
Al intentar contactar con los parientes del fallecido, la<br />
policía de Innsbruck descubrió el pasado insólito de<br />
Molke. Mejor dicho, descubrió que no tenía ningún pasado.<br />
Molke llevaba diez años viviendo en la Gilmgasse.<br />
Según declaró un vecino: «Después de la muerte de su esposa<br />
dejó el piso que tenía cerca de la estación de cercanías y se<br />
mudó aquí. Decía que había sido profesor de matemáticas.»<br />
Sin embargo, no se encontró ningún rastro de nadie<br />
parecido a Molke en el área donde se supone que había vivido<br />
antes y ninguno de los vecinos de la zona lo recordaba.<br />
Además, los ahorros que tenía en el banco eran una cantidad<br />
obviamente demasiado elevada para haber sido un<br />
simple maestro retirado. Al buscar los registros de la Seguridad<br />
Social y el pasaporte, la policía descubrió que el<br />
bebé que había nacido setenta años antes con el nombre<br />
de Eugen Molke había muerto antes de cumplir los seis<br />
meses y reposaba desde entonces en un cementerio de las<br />
afueras de Landeck.<br />
Cuando la autopsia reveló que el cadáver presentaba se-<br />
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ñales de haber sido objeto de operaciones de cirugía plástica<br />
en la nariz y los pómulos, la policía se aplicó con todos sus esfuerzos<br />
a descubrir su verdadera identidad. Después de comprobar<br />
que las huellas dactilares del muerto no coincidían<br />
con ninguno de los registros nacionales, contactaron con la<br />
INTERPOL para pedir ayuda a nivel internacional.<br />
La investigación los llevó al nombre de Jaroslav Čarek,<br />
alto cargo de OMNIPOL, corporación comercial pública de<br />
la antigua Checoslovaquia.<br />
OMNIPOL no necesita presentación. Después de la caída<br />
del bloque comunista en el este de Europa, fue una de las organizaciones<br />
que más presión sufrieron desde EEUU y el<br />
Reino Unido para que hicieran públicos sus archivos.<br />
El 21 de diciembre de 1986, un vuelo de la compañía aérea<br />
Pan Am explotó en pleno vuelo sobre la localidad escocesa<br />
de Lockerbie. Los autores del atentado fueron guerrillas palestinas<br />
que usaron explosivo plástico Semtex obtenido de<br />
Libia. La compañía que había producido y exportado toneladas<br />
de tal explosivo a Libia no había sido otra que OMNI-<br />
POL. Los gobiernos americano y británico sospechaban que<br />
OMNIPOL no les había proporcionado sólo las armas, sino<br />
también entrenamiento y asesoría.<br />
En 1989, la Revolución de Terciopelo acabó con el régimen<br />
comunista de Checoslovaquia. En cierta manera,<br />
puede considerarse una victoria del movimiento de resistencia<br />
clandestina que empezó treinta años antes en la Primavera<br />
de Praga, pero la represión que sufrieron los opositores<br />
a manos del partido comunista fue de una dureza<br />
inenarrable. Del mismo modo que en la Unión Soviética y<br />
la Alemania Oriental, el gobierno comunista se aplicó con<br />
todas sus fuerzas para acabar con los disidentes dentro y<br />
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fuera del país. Una de las personas claves en tales acciones<br />
fue Čarek, que huyó inmediatamente del país tan pronto<br />
como cayó el régimen.<br />
Según los informes en poder de la policía checa, antes de<br />
convertirse en alto cargo de OMNIPOL, Čarek fue coronel<br />
de la policía secreta checoslovaca y ejerció de responsable de<br />
las instalaciones secretas de entrenamiento de terroristas dentro<br />
del país. El primer gobierno democrático del Foro Cívico<br />
publicó una orden de busca y captura contra Čarek, pero el<br />
ex coronel se desvaneció. Tanto los gobiernos checo como<br />
eslovaco sufrieron las presiones de EEUU y el Reino Unido<br />
para que lo persiguieran, pero no fue posible dar con su paradero.<br />
Al descubrir la verdadera identidad del anciano, la policía<br />
de Salzburgo decidió reabrir el caso. Un examen más minucioso<br />
del cadáver sacó a la luz restos químicos de pegamento<br />
en su rostro y manos. Una inspección meticulosa de la<br />
habitación en la que había aparecido el cadáver de Čarek dio<br />
como resultado el descubrimiento de un agujero de bala cuidadosamente<br />
oculto en la pared. El casquillo de la bala no se<br />
encontró nunca.<br />
La policía reconoció su error inicial y reclasificó el caso<br />
como asesinato. El escenario hipotético que reconstruyeron<br />
fue el siguiente:<br />
El 6 de noviembre de 2000, hacia las ocho de la noche, un<br />
desconocido se infiltró en la residencia de Molke (Čarek).<br />
Amenazando al anciano con un arma, lo forzó a escribir el testamento.<br />
Čarek temió por su vida y sacó la Beretta M21A que<br />
llevaba escondida para disparar contra el intruso, pero probablemente<br />
sólo logró hacerle una herida leve. El atacante consi-<br />
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guió entonces inmovilizar a su víctima y le sujetó la mano del<br />
arma con cinta adhesiva, haciéndole apuntarse a la cabeza. Después<br />
de apretar el gatillo y comprobar que Čarek había fallecido,<br />
retiró la cinta adhesiva y borró minuciosamente todo rastro<br />
de una tercera persona en la casa. La identidad del intruso<br />
sigue siendo un misterio, pero está claro que se trataba de un<br />
profesional.<br />
La policía de Salzburgo empezó a investigar entonces el caso<br />
del hombre que apareció en el hospital de Santa Úrsula a<br />
las dos de la madrugada del día siguiente. Sin embargo, eso<br />
fue dos semanas después del asesinato de Čarek, lo que significaba<br />
que las tres únicas personas que habían visto al hombre<br />
habían sido asesinadas a hachazos…<br />
La policía acepta que el asesinato de Čarek y el hombre<br />
que apareció con una herida de bala están relacionados, pero<br />
niega que Kottmann tenga ningún vínculo con ellos. El hecho<br />
de que los únicos tres testigos del caso fueran asesinados a<br />
hachazos no fue más que una trágica coincidencia. Su razonamiento<br />
es el siguiente: el asesino de Čarek era obviamente<br />
alguien con entrenamiento especializado en actos terroristas,<br />
y ese tipo de criminales nunca se involucran con asesinos en<br />
serie. Kottmann actuaba puramente por impulsos, nada más<br />
lejos del perfil de alguien capaz de asesinar por encargo y suicidarse<br />
después. Ciertamente, tal argumento tiene sentido.<br />
No obstante, las últimas palabras de Kottmann siguen sin<br />
explicación. «Uno, dos, tres… Misión cumplida.»<br />
Mi propia hipótesis acerca de lo sucedido es la siguiente:<br />
Quien apareció en el hospital con una herida en el brazo<br />
era el asesino de Čarek. Probablemente esperaba evitar que<br />
el personal de urgencias avisara a la policía, pero tenía pre-<br />
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<strong>another</strong> <strong>monster</strong> <strong>FIN</strong>:<strong>another</strong> <strong>monster</strong> 9/9/08 10:45 Página 27<br />
Ilustración de Dorn en la<br />
oscuridad. El personaje de Dorn,<br />
que se debate entre el bien y el<br />
mal, sigue teniendo un gran<br />
éxito entre los adolescentes. La<br />
crítica, por su parte, lo ha<br />
calificado con cierto sarcasmo<br />
como el más fascinante de los<br />
folletines de horror.
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parado un plan en caso de que lo hicieran. Si la policía no<br />
descubría la verdadera identidad del anciano y pensaba que<br />
se trataba de un suicidio, no tendría que utilizarlo. Sin embargo,<br />
el trabajo de Čarek para ocultar su pasado no fue lo<br />
suficientemente concienzudo para resistir las investigaciones<br />
policiales y su asesino tuvo que jugar la carta que tenía preparada:<br />
Kottmann, El asesino del hacha. Fuera como fuese<br />
que conociera a Kottmann, parece evidente que su papel en<br />
la historia fue el de «mago misterioso». Apareció para salvarlo<br />
después de que lo mordiera el dóberman y lo ocultó<br />
durante un año. Kottmann, convencido de haberse convertido<br />
en Dorn, permaneció escondido sin rechistar. Cuando<br />
por fin recibió el encargo de su misión, partió alegremente a<br />
ejecutarla: tenía que acabar con los tres testigos. Esto explica<br />
por qué el interno Hosch salió con vida del suceso.<br />
El perfil de criminal que presento es el de alguien que<br />
trasciende al asesino, puesto que demuestra ser capaz no sólo<br />
de matar, sino también de acercarse a un psicópata, ganarse<br />
su confianza y dominarlo. Un individuo capaz de manipular<br />
al psicópata a voluntad, hacerle perpetrar más asesinatos e<br />
incluso conseguir que se haga desaparecer a sí mismo del escenario<br />
una vez completado su papel.<br />
Esta pareja formada por un asesino profesional y un asesino<br />
en serie, como bien apunta la policía, es algo extremadamente<br />
poco común. En circunstancias normales yo también<br />
desestimaría esta hipótesis.<br />
¿Hay algún caso en la historia que se le pueda comparar?<br />
Hay uno.<br />
El caso que estremeció a Alemania en 1998…<br />
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Los lectores avispados ya lo habrán deducido, pero lo que<br />
me propongo hacer en este informe es revisar el caso de Alemania<br />
y aclarar algunos puntos oscuros que quedan en él. A<br />
la vez, me propongo demostrar que aún queda al menos otro<br />
monstruo como aquél. Otro monstruo que recibió el mismo<br />
entrenamiento y que permanece oculto en algún lugar de Europa.<br />
Estoy convencido de que aún no sabemos toda la verdad<br />
acerca de los casos de Austria y Alemania. Es posible incluso<br />
que todavía no hayan terminado…<br />
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