Zacarias visiones nocturnas - Nuevavida.ch

4ª visión nocturna - Zacarías 3:1-10
Zacarías 3:1 Entonces me mostró al sumo sacerdote Josué, que estaba delante del ángel del SE-
ÑOR; y Satanás estaba a su derecha para acusarlo. 2 Y el ángel del SEÑOR dijo a Satanás: El SE-
ÑOR te reprenda, Satanás. Repréndate el SEÑOR que ha escogido a Jerusalén. ¿No es éste un tizón
arrebatado del fuego? 3 Y Josué estaba vestido de ropas sucias, en pie delante del ángel. 4 Y
éste habló, y dijo a los que estaban delante de él: Quitadle las ropas sucias. Y a él le dijo: Mira, he
quitado de ti tu iniquidad y te vestiré de ropas de gala. 5 Después dijo: Que le pongan un turbante
limpio en la cabeza. Y le pusieron un turbante limpio en la cabeza y le vistieron con ropas de gala; y
el ángel del SEÑOR estaba allí. 6 Entonces el ángel del SEÑOR amonestó a Josué, diciendo: 7 Así
dice el SEÑOR de los ejércitos: "Si andas en mis caminos, y si guardas mis ordenanzas, también tú
gobernarás mi casa; además tendrás a tu cargo mis atrios y te daré libre acceso entre éstos que están
aquí. 8 "Escucha ahora, Josué, sumo sacerdote, tú y tus compañeros que se sientan ante ti, que
son hombres de presagio, pues he aquí, yo voy a traer a mi siervo, el Renuevo. 9 "Porque he aquí la
piedra que he puesto delante de Josué, sobre esta única piedra hay siete ojos. He aquí, yo grabaré
una inscripción en ella" -- declara el SEÑOR de los ejércitos -- "y quitaré la iniquidad de esta tierra
en un solo día. 10 "Aquel día" -- declara el SEÑOR de los ejércitos -- "convidaréis cada uno a su prójimo
bajo su parra y bajo su higuera."
Zacarías ve en esta visión al sumo sacerdote Josué como estaba delante del ángel del Señor. Ya he
mencionado más arriba, qué el ángel del Señor es el hijo de Dios, antes de su encarnación. También
está Satanás acusándolo. No sabemos de qué le acusa. Como seres humanos y también como cristianos,
el diablo primero nos tienta y si caemos nos acusa. Leemos en Apocalipsis 12:10 acerca de un
día todavía futuro:
Oí una gran voz en el cielo que decía: "¡Ahora ha llegado la salvación y el poder y el reino de nuestro
Dios, y la autoridad de su Cristo! Porque ha sido arrojado el acusador de nuestros hermanos, el
que los acusaba día y noche delante de nuestro Dios.
Pero gracias a su obra redentora, tenemos abogado para con Dios. El Señor Jesucristo mismo intercede
hoy por nosotros (ver Hebreos 7:25). En este pasaje el eterno hijo de Dios (visible para Zacarías
en forma del ángel del Señor) hace la amonestación apelando a Yahwé, a Dios el padre. El va a reprender
y a castigar a Satanás. En Apocalipsis 12 leemos, como el diablo será echado de los lugares
celestes en los cuales ahora todavía tiene derecho de estar y actuar (ver Efesios 6:10-20). En Apocalipsis
20 leemos, como será atado en el futuro reino milenial y al final después de ser suelto para poder
engañar una última vez a la humanidad, será echado eternamente en el lago de fuego y azufre,
donde estará con todos los otros ángeles caídos (los demonios) y todos los hombres qué desobedecieron
al llamado de la gracia de Dios (ver también Hebreos 10:29-31).
Dios afirma en este pasaje (vers. 2) su elección de Jerusalén. Aunque por su responsabilidad fracasaron
totalmente, Israel sigue siendo el pueblo terrenal de Dios y las promesas son inmutables. Pero
la salvación y el establecimiento del reino serán como sacar un tizón del fuego. El fuego habla del
juicio qué va a caer sobre esta tierra (Apoc. 6 - 18). Pero un remanente de Israel saldrá arrepentido y
renovado de este tiempo de la gran tribulación (ver Zacarías 12:10; Mateo 24:21) como sale el oro del
horno de fusión (ver Ezequiel 22:21-22).
Judas aplica este cuadro en el versículo 23: “a otros, salvad, arrebatándolos del fuego”. Con esto
quiere decir que al predicar el evangelio, todos los que aceptan por fe a Jesucristo como su salvador
personal, son como un tizón sacado del fuego consumidor de la justa ira de Dios.
Zacarías 3:3 dice que Josué estaba con ropas sucias. Este cuadro reanuda al pensamiento de Isaías
64:6:
Todos nosotros somos como el inmundo, y como trapo (vestidura) de inmundicia todas nuestras
obras justas; todos nos marchitamos como una hoja, y nuestras iniquidades, como el viento, nos
arrastran.
La ropa habla de nuestro testimonio, de lo que se ve por otros. Al venir a Dios
con todos nuestros pecados, con toda nuestra ropa sucia, El nos regeneró, nos
dio vida nueva y también una vestidura nueva, limpia y noble. Una imagen
ilustrada tenemos en el hijo prodigo, que al regresar recibe ropa nueva (ver
Lucas 15:22).
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