X. Barcelona, 21-26 de agosto de 1989 - Asociación Internacional ...
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ACTAS<br />
DEL<br />
X CONGRESO<br />
DÉLA<br />
ASOCIACIÓN INTERNACIONAL<br />
DE HISPANISTAS<br />
<strong>Barcelona</strong>, <strong>21</strong>-<strong>26</strong> <strong>de</strong> <strong>agosto</strong> <strong>de</strong> <strong>1989</strong><br />
\<br />
ACTAS<br />
DEL<br />
X CONGRESO<br />
DÉLA<br />
ASOCIACIÓN INTERNACIONAL<br />
DE HISPANISTAS<br />
<strong>Barcelona</strong>, <strong>21</strong>-<strong>26</strong> <strong>de</strong> <strong>agosto</strong> <strong>de</strong> <strong>1989</strong><br />
Publicadas por<br />
ANTONIO VILANOVA<br />
Profesor Emérito <strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong> <strong>Barcelona</strong><br />
PPU<br />
<strong>Barcelona</strong>, 1992
Primera edición, 1992<br />
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita <strong>de</strong> los titulares<br />
<strong>de</strong>l «Copyright», bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción<br />
parcial o total <strong>de</strong> esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos<br />
la reprografía y el tratamiento informático y la distribución <strong>de</strong> ejemplares<br />
<strong>de</strong> ella mediante alquiler o préstamo públicos.<br />
© Antonio Vilanova (Ed.)<br />
© PPU<br />
Promociones y Publicaciones Universitarias, S. A.<br />
Marqués <strong>de</strong> Campo Sagrado, 16<br />
08015 <strong>Barcelona</strong><br />
I.S.B.N.: 84-7665-409-X (Obra completa)<br />
84-7665-976-8 (Tomo IV)<br />
DL - : L-847-1992<br />
Imprime: Poblagrafic, S.A. Av. Estació, s/n. La Pobla <strong>de</strong> Segur (Lleida)
LITERATURA<br />
HISPANOAMERICANA<br />
(continuación)
LA GUERRA CONTRA EL FANATISMO DE MARIO VARGAS LLOSA<br />
SEYMOUR MENTÓN<br />
University of California, Irvine<br />
La guerra <strong>de</strong>lfín <strong>de</strong>l mundo, la mejor novela <strong>de</strong> Mario Vargas Llosa, termina<br />
con las palabras: «Yo lo vi». 1 Esas palabras, pronunciadas por una vieja esquelética,<br />
se refieren a los arcángeles que subieron al cielo al ex cangaceiro<br />
Joao Aba<strong>de</strong>. Por lo tanto, constituyen una muestra final <strong>de</strong> la fe ciega engendrada<br />
entre los pobres y los lisiados por el profeta fanático Antonio Consejero.<br />
A<strong>de</strong>más, esas palabras captan la visión <strong>de</strong>l mundo mágicorrealista proyectada<br />
por toda la novela que refleja la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Borges y <strong>de</strong> García Márquez según lo<br />
cual la realidad no es susceptible <strong>de</strong> ser aprehendida en su totalidad.<br />
Si la realidad es ignota, razón <strong>de</strong> más para <strong>de</strong>nunciar el fanatismo, eje estructurante<br />
<strong>de</strong> toda la novela: fanatismo no sólo <strong>de</strong>l profeta y <strong>de</strong> sus seguidores<br />
sino también <strong>de</strong> su contrincante principal y <strong>de</strong> otros personajes. ¿Por qué Vargas<br />
Llosa publica en 1981 una novela histórica sobre un suceso transcurrido<br />
ochenta años antes en el Brasil? 2 A<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l valor intrínseco <strong>de</strong> ese suceso novelesco,<br />
no cabe duda <strong>de</strong> que la con<strong>de</strong>na <strong>de</strong>l fanatismo en la novela proviene <strong>de</strong><br />
1. Véase «Ver para no creer: El otoño <strong>de</strong>l patriarca», Caribe, I, 1 (1976); publicado también<br />
como capítulo <strong>de</strong> S. MENTÓN, La novela colombiana: planetas y satélites, Bogotá, Plaza y Janes,<br />
1978, y en P. EARLE, García Márquez, Madrid, Taurus, 1981.<br />
2. Alfred MacAdam plantea la misma pregunta: «¿por qué se interesa este escritor peruano, cuyos<br />
libros <strong>de</strong> una u otra manera, tratan <strong>de</strong>l Perú y <strong>de</strong> los peruanos, por una sublevación que ocurrió<br />
en el sertón bahiano <strong>de</strong>l nor<strong>de</strong>ste brasileño en el siglo pasado?» (159) pero, en vez <strong>de</strong> contestar a su<br />
propia pregunta, se <strong>de</strong>dica a señalar el carácter intertextual <strong>de</strong>l tema <strong>de</strong>l escritor frente a la epopeya<br />
<strong>de</strong> lucha. José Miguel Oviedo señala acertadamente los gran<strong>de</strong>s aciertos <strong>de</strong> la novela sin reconocer<br />
<strong>de</strong>bidamente el papel positivo <strong>de</strong>l barón. Ángel Rama diserta mucho sobre la i<strong>de</strong>ología <strong>de</strong> la novela<br />
sin aludir a la situación actual <strong>de</strong>l Perú y sin reconocer la con<strong>de</strong>na <strong>de</strong>l fanatismo como eje estructurante<br />
<strong>de</strong> toda la novela. Raymond Souza reconoce la relación entre la novela y los guerrilleros <strong>de</strong><br />
Sen<strong>de</strong>ro Luminoso (69); señala la con<strong>de</strong>na <strong>de</strong>l fanatismo y la evolución positiva <strong>de</strong>l barón; pero no<br />
parece reconocer esta con<strong>de</strong>na <strong>de</strong>l fanatismo como el eje estructurante <strong>de</strong> toda la novela.<br />
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la posición política actual <strong>de</strong>l autor, candidato centrista para la presi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l<br />
Perú. O sea que la con<strong>de</strong>na <strong>de</strong>l fanatismo se extien<strong>de</strong> al fanatismo <strong>de</strong> los guerrilleros<br />
<strong>de</strong> Sen<strong>de</strong>ro Luminoso, activos en el Perú en la década <strong>de</strong>l 80.<br />
Frente a la con<strong>de</strong>na <strong>de</strong>l fanatismo, se contrapone el elogio <strong>de</strong> la flexibilidad,<br />
simbolizados respectivamente por el fuego y el camaleón. El profeta tenía los<br />
«ojos incan<strong>de</strong>scentes» (16), «ojos ígneos» (32) y cita las palabras bíblicas:<br />
«¡Vine para atizar un incendio!» (91). Después advierte que «el fuego va a quemar<br />
este lugar» (152) y que «habrá cuatro incendios» (152). Como <strong>de</strong>claración<br />
<strong>de</strong> guerra contra el gobierno republicano, el profeta manda quemar los <strong>de</strong>cretos<br />
<strong>de</strong> secularización <strong>de</strong> 1889. Des<strong>de</strong> luego que el motivo recurrente <strong>de</strong>l fuego se<br />
nutre <strong>de</strong> las sequías <strong>de</strong> la región, <strong>de</strong> la frecuente mención <strong>de</strong> las fogatas y <strong>de</strong>l<br />
uso metafórico <strong>de</strong> verbos como «llamear» (16).<br />
Igualmente fanático es el coronel Moreira César, <strong>de</strong>fensor incondicional <strong>de</strong><br />
la República, mandado por el gobierno a acabar con la rebeldía <strong>de</strong> Canudos.<br />
Antes <strong>de</strong>fendía «en ese periódico incendiario, O Jacobino, sus tesis a favor <strong>de</strong><br />
la República Dictatorial, sin parlamento, sin partidos políticos» (146). Llega a<br />
encargarse <strong>de</strong>l mando <strong>de</strong> las tropas en «la atmósfera ardiente» (147) <strong>de</strong> Queimadas;<br />
tiene «unos ojitos que echan chispas» (146) y habla «en un tono encendido»<br />
(147).<br />
El tercer protagonista fanático <strong>de</strong> la novela es el frenólogo y anarquista escocés<br />
Galileo Gall. Más simpático que los dos anteriores, Gall es igualmente fanático<br />
y también se i<strong>de</strong>ntifica con el fuego. No es por casualidad que tiene «una<br />
enrulada cabellera rojiza» (18), «cabellos encendidos» (19) y «una barbita rojiza»<br />
(19). Galileo había estado en la cárcel «acusado <strong>de</strong> complicidad en el incendio<br />
<strong>de</strong> una iglesia» (25). Peleó en la Comuna <strong>de</strong> París en 1871 y colabora en un<br />
periódico <strong>de</strong> Lyon llamado L'Étincelk (chispa) <strong>de</strong> la révolte (125). Por sus experiencias<br />
revolucionarias, «fogueado en las luchas políticas» (74), cree que podría<br />
ayudar a los rebel<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Canudos, a pesar <strong>de</strong>l fanatismo religioso <strong>de</strong> éstos.<br />
O sea que para Gall, su carácter <strong>de</strong> «combatiente <strong>de</strong> la libertad» (19) predomina<br />
sobre su anticlericalismo. Es tan fantástico en su i<strong>de</strong>alismo revolucionario que<br />
cree que el sexo distrae al hombre <strong>de</strong>l i<strong>de</strong>al revolucionario. Cuando, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />
unos diez años <strong>de</strong> abstinencia, se <strong>de</strong>ja tentar por Jurema, no lo pue<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r<br />
y su única explicación es que «la ciencia es todavía un candil que parpa<strong>de</strong>a<br />
en una gran caverna en tinieblas» (108).<br />
Frente a los tres fanáticos principales, el otro héroe <strong>de</strong> la novela, junto con<br />
el periodista miope, resulta ser el barón <strong>de</strong> Cañabrava, hacendado que se i<strong>de</strong>ntifica<br />
con el camaleón. Con este personaje, Vargas Llosa justifica el cambio <strong>de</strong> su<br />
propia i<strong>de</strong>ología <strong>de</strong> socialista a capitalista. 3 Al volver el todopo<strong>de</strong>roso caudillo<br />
3. Como tantos intelectuales hispanoamericanos. Vargas Llosa apoyó con entusiasmo la revolución<br />
cubana en sus primeros años aunque reservándose el privilegio <strong>de</strong> criticar el socialismo con el<br />
fin <strong>de</strong> mejorarlo. A partir <strong>de</strong> 1967, sin embargo, se convierte en persona non grata con el gobierno<br />
812
ahiano <strong>de</strong> Europa con su esposa, escucha las malas noticias políticas mientras<br />
trata <strong>de</strong> localizar el camaleón: «un animal con el que se había encariñado como<br />
otros con perros o gatos» (165). Respecto al coronel Moreira César, el barón<br />
piensa: «no era bueno que viniera. Era un fanático y, como todos los fanáticos,<br />
peligroso» (165). El barón sorpren<strong>de</strong> a los suyos <strong>de</strong>clarando serenamente que<br />
había que ofrecerle al coronel Moreira César, a pesar <strong>de</strong> su jacobinismo republicano,<br />
el apoyo <strong>de</strong> su Partido Autonomista. Justifica su <strong>de</strong>cisión afirmando: «para<br />
<strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r los intereses <strong>de</strong> Bahía hay que seguir en el po<strong>de</strong>r y para seguir en el<br />
po<strong>de</strong>r hay que cambiar <strong>de</strong> política, al menos por el momento» (167).<br />
A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> su astucia, el barón se distingue por su compasión humana y<br />
su sufrimiento, rompiendo el estereotipo latinoamericano <strong>de</strong>l hacendado rico<br />
y <strong>de</strong>salmado. Padrino <strong>de</strong> la boda <strong>de</strong>l rastreador Rufino y Jurema, ex criada <strong>de</strong><br />
su esposa, el barón, sin embargo, se siente obligado a dar su permiso a Rufino<br />
a que mate a Jurema por su infi<strong>de</strong>lidad con Galileo Gall. Sufre sinceramente a<br />
tal punto que se olvida <strong>de</strong>l <strong>de</strong>scubrimiento <strong>de</strong>l truco <strong>de</strong> su enemigo político<br />
Epaminondas Goncalves <strong>de</strong> matar a Gall para <strong>de</strong>latar falsamente la complicidad<br />
<strong>de</strong>l gobierno británico en la sublevación monarquista <strong>de</strong> Canudos. El hecho<br />
<strong>de</strong> que los siguientes renglones sean los últimos <strong>de</strong>l capítulo <strong>de</strong>stacan aún<br />
más la humanidad <strong>de</strong>l barón: «pero, a pesar <strong>de</strong> lo extraordinario <strong>de</strong>l <strong>de</strong>scubrimiento<br />
que había hecho, no pensaba en Epaminondas Goncalves, sino en Jurema,<br />
la muchacha que Rufino iba a matar, y en la pena que su mujer sentiría<br />
si lo llegaba a saber» (189).<br />
Durante la visita <strong>de</strong>l coronel Moreira César a su hacienda, la humanidad <strong>de</strong>l<br />
barón sigue creciendo. Su esposa le explica al Coronel que los esclavos <strong>de</strong>l barón<br />
«fueron libertados cinco años antes <strong>de</strong> la ley» (<strong>21</strong>0). A pesar <strong>de</strong> que el barón<br />
permite que el médico trate las convulsiones epilépticas <strong>de</strong> Moreira César<br />
en su casa, éste se <strong>de</strong>spi<strong>de</strong> afirmando: «usted y yo somos enemigos mortales,<br />
nuestra guerra sin cuartel y no tenemos nada que hablar» (<strong>21</strong>1). El mantener la<br />
tranquilidad frente a esta provocación «—Le agra<strong>de</strong>zco la franqueza—» (<strong>21</strong>2),<br />
otra vez al fin <strong>de</strong>l capítulo, enaltece más al barón.<br />
En el capítulo siguiente, el barón se enfrenta a otros dos fanáticos: Galileo<br />
Gall, quien, vivo, podría <strong>de</strong>smentir la acusación <strong>de</strong> Epaminondas, y el ex yagunzo<br />
Pajeú, <strong>de</strong>voto <strong>de</strong>l Consejero. Pajeú le revela al barón su misión <strong>de</strong> quemar<br />
la hacienda pero permitiendo que el barón y los suyos se escapen. Sabiendo<br />
que la resistencia sería inútil, el barón reconoce su impotencia ante los fanáticos<br />
a la vez que lamenta su predominio: «no, nunca compren<strong>de</strong>ría. Era tan vano tratar<br />
<strong>de</strong> razonar con él, como con Moreira César o con Gall. El barón tuvo un es-<br />
cubano por su disputa con Haydée Santa María y por su posición crítica respecto a la invasión <strong>de</strong><br />
Checoslovaquia en <strong>agosto</strong> <strong>de</strong> 1968 y el caso <strong>de</strong> Padilla entre 1968 y 1971. Véase S. MENTÓN, Prose<br />
Fiction oflhe Cuban Revolulion, Austin, University of Texas Press, 1975, pp. 146, 153-156.<br />
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tremecimiento; era como si el mundo hubiera perdido la razón y sólo creencias<br />
ciegas, irracionales gobernaran la vida» (238). Con la mayor preocupación por<br />
su esposa Estela, el barón sacrifica su carrera política permitiendo que Gall salga<br />
<strong>de</strong> su casa en busca <strong>de</strong> Canudos. Dándose cuenta <strong>de</strong>l tremendo fanatismo <strong>de</strong><br />
la gente <strong>de</strong> Canudos, propone <strong>de</strong>spués un acomodo con los Republicanos (272).<br />
A Epaminondas le ofrece apoyar su candidatura con la sola condición <strong>de</strong> «que<br />
no se toquen las propieda<strong>de</strong>s agrarias ni los comercios urbanos» (330).<br />
Para convencer a Epaminondas a que acepte el pacto, alu<strong>de</strong> implícitamente<br />
al Perú <strong>de</strong> Vargas Llosa:<br />
Hay que hacer las paces, Epaminondas. Olví<strong>de</strong>se <strong>de</strong> las estri<strong>de</strong>ncias jacobinas...<br />
El jacobinismo murió con Moreira César. Asuma la Gobernación y <strong>de</strong>fendamos<br />
juntos, en esta hecatombe, el or<strong>de</strong>n civil. Evitemos que la República se convierta,<br />
aquí, como en tantos países latinoamericanos, en un grotesco aquelarre<br />
don<strong>de</strong> todo es caos, cuartelazo, corrupción, <strong>de</strong>magogia... (332)<br />
Retirado <strong>de</strong> la política y amargado por la locura <strong>de</strong> su esposa, el barón sigue<br />
i<strong>de</strong>ntificándose con el camaleón. Acce<strong>de</strong> a la petición <strong>de</strong>l periodista miope <strong>de</strong><br />
volver a trabajar en su periódico perdonándolo por haber pasado antes al periódico<br />
<strong>de</strong> su enemigo Epaminondas: «Lo hago por el camaleón» (339).<br />
La conversión <strong>de</strong>l barón en el segundo héroe <strong>de</strong> la novela se refuerza, por<br />
paradójico que sea, con su violación <strong>de</strong> Sebastiana, criada <strong>de</strong>vota <strong>de</strong> su esposa<br />
Estela, ¡en presencia <strong>de</strong> ésta! O sea que para rematar su guerra contra el fanatismo,<br />
Vargas Llosa escoge atrevidamente uno <strong>de</strong> los abusos más comunes y corrientes<br />
y más reprensibles <strong>de</strong>l hacendado arquetípico, y en esta situación particular,<br />
lo cuestiona. Aunque <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> la criada, nunca <strong>de</strong>ja <strong>de</strong><br />
ser una violación puesto que ni todas las palabras ni todos los gestos <strong>de</strong>licados<br />
ni todas las caricias eróticas <strong>de</strong>l barón logran vencer su miedo y su resistencia.<br />
Vargas Llosas parece justificar esta violación. Des<strong>de</strong> el principio <strong>de</strong> la escena,<br />
se recalca el amor <strong>de</strong>l barón por su esposa enloquecida: «Sólo ella importa»<br />
(500). Cuando ella aparece y observa lo que está pasando, «no parecía asustada,<br />
enfurecida, horrorizada, sino ligeramente intrigada» (505). Incluso, «ese volcarse<br />
hacia afuera, ese interesarse en algo ajeno» (505) pue<strong>de</strong> indicar el comienzo<br />
<strong>de</strong> una vuelta a la cordura. Agra<strong>de</strong>cido por la actitud <strong>de</strong> su esposa, el barón le<br />
besa los pies y la mano. Enar<strong>de</strong>cido otra vez, consuma la violación <strong>de</strong> la criada<br />
mientras su esposa, sentada en el bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> la cabecera <strong>de</strong> la cama «tenía siempre<br />
las dos manos en la cara <strong>de</strong> Sebastiana, a la que miraba con ternura y piedad»<br />
(507). El episodio se cierra con una escena <strong>de</strong> éxtasis total: el barón se<br />
<strong>de</strong>spierta en la cama <strong>de</strong> Sebastiana; observa con ternura a Sebastiana y a Estela<br />
dormidas en la cama <strong>de</strong> ésta; observa «la bahía encendida por el naciente sol»<br />
(507); y con los prismáticos <strong>de</strong> Estela, observa cómo «las gentes <strong>de</strong> las barcas<br />
no estaban pescando sino echando flores al mar... y, aunque no podía oírlo —el<br />
814
pecho le golpeaba con fuerza— estuvo seguro que esas gentes estaban también<br />
rezando y acaso cantando» (508).<br />
La interpretación positiva <strong>de</strong> este episodio respecto al barón se refuerza por<br />
su relación con el periodista miope quien le había hablado «afiebrado <strong>de</strong>l amor<br />
y <strong>de</strong>l placer: "Lo más gran<strong>de</strong> que hay en el mundo, barón, lo único a través <strong>de</strong><br />
lo cual pue<strong>de</strong> encontrar el hombre cierta felicidad, saber qué es lo que llaman<br />
felicidad"» (502).<br />
La mujer, tanto <strong>de</strong>l periodista miope como <strong>de</strong>l anarquista Gall, es Jurema, la<br />
esposa <strong>de</strong>l rastreador Rufino, la que protagoniza otra con<strong>de</strong>na <strong>de</strong>l fanatismo <strong>de</strong><br />
parte <strong>de</strong> Vargas Llosa. Igual que García Márquez en Crónica <strong>de</strong> una muerte<br />
anunciada, Vargas Llosa con<strong>de</strong>na el fanatismo <strong>de</strong> las costumbres matrimoniales.<br />
Rufino se siente obligado a lavar su honor matando a su esposa Jurema porque<br />
fue violada por Gall. Cuando Rufino acaba por encontrar a Gall, éste se <strong>de</strong>fien<strong>de</strong><br />
con un palo pero en vez <strong>de</strong> matar a Rufino, trata <strong>de</strong> razonar con él, <strong>de</strong><br />
acuerdo con su fe ciega en el anarquismo que lo empuja hacia Canudos: «—<br />
Ciego, egoísta, traidor a tu clase, mezquino, ¿no pue<strong>de</strong>s salir <strong>de</strong> tu mundito vanidoso?<br />
El honor <strong>de</strong> los hombres no está en sus caras ni en el cono <strong>de</strong> las mujeres,<br />
insensato. Hay millares <strong>de</strong> inocentes en Canudos. Se está jugando la suerte<br />
<strong>de</strong> tus hermanos, comprén<strong>de</strong>lo» (280). Des<strong>de</strong> luego que Rufino no compren<strong>de</strong><br />
las palabras <strong>de</strong> Gall y siguen luchando hasta que «agonizan abrazados, mirándose»<br />
(294).<br />
Rematando su crítica <strong>de</strong>l fanático código matrimonial y a la vez subrayando<br />
su insistencia en una visión <strong>de</strong> mundo mágicorrealista, Vargas Llosa junta a Jurema<br />
con el periodista miope. Para cada uno, su amor representa el colmo <strong>de</strong> la<br />
felicidad y <strong>de</strong>l placer. El hecho <strong>de</strong> que ese amor se haya realizado en Canudos<br />
«"...cuando empezó a <strong>de</strong>shacerse el mundo y fue el apogeo <strong>de</strong>l horror"» (472)<br />
hace aún más inverosímil esa unión:<br />
Otra vez se apo<strong>de</strong>ró <strong>de</strong>l barón esa sensación <strong>de</strong> irrealidad, <strong>de</strong> sueño, <strong>de</strong> ficción,<br />
en que solía precipitarlo Canudos. Esas casualida<strong>de</strong>s, coinci<strong>de</strong>ncias y asociaciones<br />
lo ponían sobre ascuas. ¿Sabía el periodista que Galileo Gall había violado<br />
a Jurema? No se lo preguntó, se quedó perplejo pensando en las extrañas geografías<br />
<strong>de</strong>l azar en ese or<strong>de</strong>n clan<strong>de</strong>stino, en esa inescrutable ley <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> los<br />
pueblos y <strong>de</strong> los individuos que acercaba, alejaba, enemistaba y aliaba caprichosamente<br />
a unos y otros. (472)<br />
Como complemento <strong>de</strong> su con<strong>de</strong>na <strong>de</strong>l fanatismo, Vargas Llosa rompe con<br />
una serie <strong>de</strong> estereotipos <strong>de</strong> las novelas hispanoamericanas: el barón <strong>de</strong> Cañabrava,<br />
hacendado todopo<strong>de</strong>roso que está dispuesto a transigir con sus enemigos<br />
y que se humaniza por el amor sincero que siente por su esposa; el comerciante<br />
Antonio Vilanova que sacrifica su negocio y arriesga la vida para convertirse en<br />
el verda<strong>de</strong>ro fundador y organizador <strong>de</strong> Canudos; el general Arthur Osear que<br />
815
interrumpe el último asalto a Canudos para no aumentar el número <strong>de</strong> muertos y<br />
heridos; la conspiración británica, imperialista, que resulta ser pura mentira; y<br />
el soldado homosexual Queluz que aguanta en silencio los latigazos y termina<br />
por capturar al yagunzo Pajeú <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> una tremenda pelea en la oscuridad<br />
(pero sin saber quién era su contrincante).<br />
Volviendo a las palabras finales <strong>de</strong> la novela —«Yo los vi»—, el periodista<br />
miope, a pesar <strong>de</strong> haber estado presente en la última batalla <strong>de</strong> Canudos, no<br />
vio lo que sucedió porque se le habían roto los anteojos. No sólo <strong>de</strong>sconfía <strong>de</strong><br />
su propia visión miópica, sino también <strong>de</strong> la visión normal <strong>de</strong> los otros corresponsales<br />
que «podían ver pero sin embargo no veían. Sólo vieron lo que<br />
fueron a ver» y termina preguntando: «¿Es posible el <strong>de</strong>sapasionamiento y la<br />
objetividad en una guerra?» (394). Para escribir la historia <strong>de</strong> Canudos, el periodista<br />
no pue<strong>de</strong> fiarse <strong>de</strong> sus propios ojos; tiene que basarse tanto en los periódicos<br />
como en las entrevistas con el barón y otros personajes para intentar<br />
una recreación <strong>de</strong> los sucesos. Mientras el barón prefiere olvidarse <strong>de</strong> Canudos,<br />
el periodista miope sigue obsesionado con el tema y, como un verda<strong>de</strong>ro<br />
héroe, persiste en su lucha valiente <strong>de</strong> recopilar datos <strong>de</strong> todas partes. Sin embargo,<br />
<strong>de</strong> acuerdo con la visión <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong> Vargas Llosa, el libro <strong>de</strong>l periodista<br />
sólo será una aproximación a la verdad histórica o, en la tradición <strong>de</strong><br />
Borges, una re-escritura <strong>de</strong> las historias <strong>de</strong> los troveros narradas por el Enano<br />
y conocidas por el cangaceiro arrepentido Joao Aba<strong>de</strong>, ex Joao Satán, entre<br />
otros. 4 A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> su base realista, esos asesinos arrepentidos tienen sus antece<strong>de</strong>ntes<br />
en la «Terrible y Ejemplar Historia <strong>de</strong> Roberto el Diablo» (338) que<br />
se menciona a través <strong>de</strong> toda la novela. Sin embargo, no es hasta las últimas<br />
páginas que se establece el gran paralelismo entre los yagunzos arrepentidos<br />
y el Roberto legendario. A pesar <strong>de</strong> haber hundido la faca en los vientres <strong>de</strong><br />
las mujeres embarazadas, <strong>de</strong> haber <strong>de</strong>gollado a los recién nacidos y <strong>de</strong> haber<br />
prendido fuego a las cabanas don<strong>de</strong> dormían las familias (522), muere llamado<br />
Roberto el Santo «convertido en piadoso ermitaño» (522). Así es que el<br />
mundo es un laberinto borgiano don<strong>de</strong> las cosas más extrañas pue<strong>de</strong>n suce<strong>de</strong>r.<br />
El mismo periodista miope reconoce que «si hubiera lógica en esta historia,<br />
yo <strong>de</strong>bería haber muerto allá varias veces» (475). En este mundo tan ilógico,<br />
no sería raro que fuera elegido presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l Perú un novelista ex socialista<br />
con una plataforma en la cual afirma los valores <strong>de</strong> la <strong>de</strong>mocracia capitalista,<br />
o sea... un camaleón.<br />
4. Recuér<strong>de</strong>se la afición <strong>de</strong> Vargas Llosa por las novelas <strong>de</strong> caballerías atestiguada por su edición<br />
<strong>de</strong> Tirant lo Blanc (1969).<br />
816
BIBLIOGRAFÍA<br />
E. DA CUNHA, Os seríes, Sao Paulo, Editoral Cultrix, 1973.<br />
A. MAC ADAM, «Eucli<strong>de</strong>s da Cunha y Mario Vargas Llosa: meditaciones intertextuales»,<br />
Revista Iberoamericana, 1<strong>26</strong> (enero-marzo <strong>de</strong> 1984), pp. 157-164.<br />
C. MENESES, «La visión <strong>de</strong>l periodista, tema recunente en Mario Vargas Llosa», Revista<br />
Iberoamericana, 123-124 (abril-septiembre <strong>de</strong> 1983), pp. 523-529.<br />
J.M. OVIEDO, «Chronology», Review, (Spring 1975), pp. 6-11.<br />
—, «Vargas Llosa en Canudos: versión clásica <strong>de</strong> un clásico», Eco, 246 (abril <strong>de</strong> 1982),<br />
pp. 641-664.<br />
—, «Vargas Llosa in Canudos», World Literature Today, (Winter 1986), pp. 51-54.<br />
A. RAMA, «La guerra <strong>de</strong>lfín <strong>de</strong>l mundo, una obra maestra <strong>de</strong>l fanatismo artístico», Eco,<br />
246 (abril <strong>de</strong> 1982), pp. 600-640.<br />
R.D. SOUZA, «La guerra <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ologías en La guerra <strong>de</strong>lfín <strong>de</strong>l mundo», La historia en<br />
la novela hispanoamericana mo<strong>de</strong>rna, Bogotá, Tercer Mundo, 1988, pp. 69-88.<br />
R.L. WILLIAMS, Mario Vargas Llosa, New York, Ungar, 1986, pp. 1<strong>21</strong>-150.
EL TEMA DEL VIAJE EN DON SEGUNDO SOMBRA<br />
JYTTE MlCHELSEN<br />
The City Universily of New York<br />
En la crítica sobre Don Segundo Sombra <strong>de</strong> las últimas tres décadas se nota<br />
una ten<strong>de</strong>ncia a cnfatizar cada vez más el tema <strong>de</strong> la educación. Guillermo Ara<br />
ve en el libro una especie <strong>de</strong> «propedéutica»; para Juan Carlos Ghiano constituye<br />
una pai<strong>de</strong>ia campesina; según Ofelia Kovacci, uno <strong>de</strong> sus temas fundamentales<br />
es el <strong>de</strong>l aprendizaje o formación <strong>de</strong>l hombre. 1 Otros críticos, entre ellos Alberto<br />
Blasi, Sara Parkinson, Hugo Rodríguez-Alcalá y Óscar Tacca, lo ven<br />
directamente como Bildungsroman; Jean Franco y Emir Rodríguez Monegal<br />
opinan que tiene meramente estructura y forma <strong>de</strong> tal. 2 Estas últimas afirmaciones<br />
han quedado siempre sin elaborar. El propósito <strong>de</strong> la presente comunicación<br />
será examinar en profundidad las posibles afinida<strong>de</strong>s y divergencias entre la novela<br />
<strong>de</strong> Güiraldcs y el Bildungsroman.<br />
El referido a los Bíldungsromane se ha vuelto campo polémico. Una visión<br />
tradicional (Borcherdt, Dilthcy, Howe, Jenisch, Stahl...) sostiene que la Bildung<br />
(educación) <strong>de</strong>l protagonista es motivo central <strong>de</strong> tales novelas y que en ellas se<br />
<strong>de</strong>scribe una formación armoniosa e integral <strong>de</strong> la personalidad. Hay quienes<br />
cuestionan este enfoque (Beddow, Pabst, Swales...) y aún sostienen que el pro-<br />
1. G. ARA: Ricardo Güiral<strong>de</strong>s, Buenos Aires, Mandragora, 1961, p. 233. I. C. GHIANO: Introducción<br />
a Ricardo Güiral<strong>de</strong>s, Buenos Aires, ECA, 1969, p. 47. O. KOVACCI: La pampa a través <strong>de</strong><br />
Ricardo Güiral<strong>de</strong>s, Buenos Aires, Universidad <strong>de</strong> Buenos Aires, 1961, p. 73.<br />
2. A. BLASI: «Contribuciones ensayísticas <strong>de</strong> Güiral<strong>de</strong>s», Los Ensayistas, VIII-IX (1980), p.<br />
145. J. FRANCO: Historia <strong>de</strong> la literatura hispanoamericana, <strong>Barcelona</strong>, Ariel, 1981, p. 245. S. PAR-<br />
KINSON: «Don Segundo Sombra: De novela picaresca a Bildungsroman-», I Congreso <strong>Internacional</strong><br />
sobre la Picaresca (ed. Manuel Criado <strong>de</strong> Val), Madrid, Fundación Universitaria Española, 1979, pp.<br />
1.129-1.136. H. RODRÍGUEZ-ALCALÁ: Ricardo Güiral<strong>de</strong>s: Apología y Detracción, Asunción, Litocolor,<br />
1986, p. 135. E. RODRÍGUEZ MONEGAL: The Ronoi Anthology ofLatin American Literature, Nueva<br />
York, Knopf, 1977, p. 479. O. TACCA: Las voces <strong>de</strong> la novela, Madrid, Gredos, 1973, p. 142.<br />
819
pósito <strong>de</strong> esas novelas trascien<strong>de</strong> la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> la Bildung <strong>de</strong> un <strong>de</strong>terminado<br />
héroe y que <strong>de</strong>berían llamarse Humanitatsromane (Beddow). 3<br />
Los límites <strong>de</strong> esta comunicación nos impi<strong>de</strong>n entrar en la polémica y fuerzan<br />
a elecciones. Francois Jost, que pertenece a la «escuela tradicional» y cuya<br />
opinión coinci<strong>de</strong> con la <strong>de</strong> numerosos críticos, 4 practica un análisis <strong>de</strong>l Bildungsroman<br />
que creernos se ajusta a las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> DSS, particularmente su<br />
visión <strong>de</strong>l Bildungsroman como un «voyage spirituel». 5<br />
Según Francois Jost, el Bildungsroman es la exposición <strong>de</strong> una evolución,<br />
un <strong>de</strong>venir, o, como dicen los alemanes, un Wer<strong>de</strong>gang, cuyo principio formativo<br />
no <strong>de</strong>be buscarse en una doctrina ni en una escuela, sino en la experiencia<br />
<strong>de</strong>l mundo. Lo que importa es aprovechar las lecciones <strong>de</strong>l mundo, y en el Bildungsroman<br />
—contrariamente a lo que pasa en la novela <strong>de</strong> aventuras o en la<br />
picaresca—, los sucesos marcan al héroe, forman <strong>de</strong> manera <strong>de</strong>finitiva su carácter.<br />
La confrontación entre el héroe y su ambiente, o mejor dicho, entre el individuo<br />
y el mundo, es el Bildungsprinzip goetheano. 6<br />
A propósito <strong>de</strong> Wilhelm Mcisters Lehrjahre, Jost afirma que su protagonista<br />
llega a la madurez gracias a una serie <strong>de</strong> experiencias, <strong>de</strong>sgracias y <strong>de</strong>rrotas que<br />
en vez <strong>de</strong> resbalar sobre él o tenerlo como mero testigo, lo han mo<strong>de</strong>lado. Han<br />
sido, en efecto, «les instruments qui lui permettent <strong>de</strong> s'cxerccr, <strong>de</strong> s'cntraíner<br />
en vuc <strong>de</strong>s gran<strong>de</strong>s éprcuves qui marquent loute carriere d'homme» (p. 104).<br />
El héroe <strong>de</strong>l Bildungsroman —a diferencia <strong>de</strong>l <strong>de</strong>l Erziehungsroman 7 — lucha<br />
en su ambiente natural por una meta que vislumbra o que se ha asignado a<br />
sí misino, y haciéndolo, se va formando. Jost consi<strong>de</strong>ra crucial el concepto <strong>de</strong><br />
autoformación y <strong>de</strong>fine el Bildungsroman como la expresión literaria <strong>de</strong> un nue-<br />
3. M. IÍF.DDOW: The Fiaion of llumanity: Studies in the fíildungsroman from Wieland lo Thomas<br />
Mann, Cambridge, Cambridge Univcrsiiy Press, 1982. II. II. HORCIIEKDT: «Bildungsroman»,/^allexikon<br />
<strong>de</strong>r <strong>de</strong>utschen Lileralurgeschichle, Berlín, Kohlschmidt & Mohr, 1955, v. 1, pp. 175-178.<br />
W. DiuniEY: Das Erlebnis und die Dichtung, I^cipzig, Teubner, 1910. W. DILTUKY: Leben Schleiermachers,<br />
Herlín, De Gruyier, 1922. S. HOWH: Wilhelm Meister and lili English Kinsmen, Nueva<br />
York, Columbia Univcrsity Press, 1930. E. JENISCII: «Vom Abendieucr- zum Bildungsroman», Germanisch-romanische<br />
Monalsschrifi, XIV (19<strong>26</strong>), pp. 339-351. W. PABST: «Lileratur 7,ur Theorie <strong>de</strong>s<br />
Romans», Deutsche Vierteljahrschrift fiir Lileraiurwissenschafl und Geistesgeschichle, XXXIV<br />
(1960), p. <strong>26</strong>4 ff. E. L. STAHL: «Die rcligióse und dic humanilálsphilosophische BUdungsi<strong>de</strong>e und<br />
dic Enlstchung <strong>de</strong>s <strong>de</strong>utschen Büdungsroman im 18 Jahrhun<strong>de</strong>rt», Sprache und Dichtung, LVI<br />
(1934). M. SWALES: The Germán Bildungsroman from Wieland lo Hesse, Princeton, Princelon University<br />
Press, 1978.<br />
4. R. P. SHAFFNER: The Apprenticeship Novel, Nueva York, Lang, 1984, pp. 1-37.<br />
5. F. JOST: «La Tradition du Bildungsroman», Comparadle Lileralure, XXI (1969), pp. 97-115.<br />
6. JOST, p. 99; el crítico basa su análisis en Wilhelm Meislers Lehrjahre. En a<strong>de</strong>lante, cuando citamos<br />
a Jost, pondremos la página entre paréntesis.<br />
7. Jost <strong>de</strong>fine así: «Erziehungsroman insinué que l'homme á éduquer subit l'influence d'un précepteur,<br />
d'une école, d'une forcé, sinon d'une contrainte extérieure, artificiellment instituée en vue<br />
d'un résultat á alleindre» (p. 101).<br />
820
vo i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> educación, en cuyo centro está la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que el niño <strong>de</strong>be formarse<br />
a sí mismo en vez <strong>de</strong> ser formado (pp. 101 y 113).<br />
Hablando <strong>de</strong> la meta alcanzada por Wilhelm, el citado crítico afirma:<br />
«Mieux que le mon<strong>de</strong> lui-méme, Wilhelm reconnait sa place dans le mon<strong>de</strong>, il<br />
commence á distinguer, á pouvoir <strong>de</strong>finir cet homme qu'est lui-méme... Le but<br />
<strong>de</strong> la formation <strong>de</strong>meure le "connais-toi toi-méme". Comprendre le mon<strong>de</strong> nous<br />
est donné par surcroit» (p. 105).<br />
El camino hacia tal realización personal no está, por supuesto, exento <strong>de</strong><br />
obstáculos: «Tout homme <strong>de</strong>stiné á se réaliser lui-méme doit passer son enfance<br />
et son adolescence dans un purgatoire. Un purgatoire dont celui <strong>de</strong> Dante peut<br />
toujours servir d'image, mais oü les lois <strong>de</strong> la philosophie humanitaire se sont<br />
substituécs aux dogmes d'una église. Étre homme, cela s'apprend. El la felicité<br />
terrestre ne s'improvise point: elle marque le terme d'une évolution» (p. 114).<br />
Rcfriéndosc a las palabras <strong>de</strong>l propio Wilhelm pronunciadas al final <strong>de</strong> la novela,<br />
Jost arguye que Wilhelm Meisiers Lejrjahre nos presenta a un individuo quien<br />
por su propia elección y por su propio esfuerzo llega a una felicidad «qu'il ne voudrail<br />
iroquer contre rien au mon<strong>de</strong>»; la noción <strong>de</strong> elección es una noción clave no<br />
sólo en Goethe, sino en grados distintos en cualquier Bildungsroman (p. 114).<br />
Comenia dos particularida<strong>de</strong>s estructurales <strong>de</strong> este tipo <strong>de</strong> novela: su carácter<br />
episódico y su final abierto. La ausencia <strong>de</strong> un firme principio <strong>de</strong> unidad en<br />
Wilhelm Meisiers Lejhrjahre —y por extensión en el Bildungsroman— <strong>de</strong>be<br />
buscarse, opina el crítico, en el mismo héroe, en sus actitu<strong>de</strong>s frente a la vida,<br />
en sus victorias y sus <strong>de</strong>rrotas, y concluye: «Ainsi le Bildungsroman <strong>de</strong>meure<br />
une sorlc <strong>de</strong> récit d'un voyage spirituel: la distance intericure parcouruc donne<br />
la meure su progrés accompli» (p. 104).<br />
Una presuposición <strong>de</strong>l Bildungsroman es que el héroe llegue a su meta antes <strong>de</strong><br />
morir —en general suele llegar mucho antes—, por lo tanto su muerte está excluida<br />
como «solution <strong>de</strong> la trame»; <strong>de</strong> morir, el héroe faltaría a su Bildungsziel y la novela<br />
a su razón <strong>de</strong> ser. De ahí, la necesidad <strong>de</strong> un «open end» (pp. 99-100).<br />
Olra posible explicación <strong>de</strong> tal estructura, a la que también alu<strong>de</strong> Jost, estaría en<br />
la concepción cíclica <strong>de</strong>l final como principio: «Dans un sens le Bildungsroman<br />
n'est done qu'une sorte <strong>de</strong> préroman, <strong>de</strong> préambule. En fait, á la fin <strong>de</strong> l'osuvre le<br />
héros nous apparaít armé pour Fexistence, prét a vivre son román» (p. 99).<br />
Veamos ahora en qué medida se dan estos rasgos en DSS. Fabio Cáceres<br />
evoca en sus memorias a Don Segundo, el gaucho quien se hizo su padrino, y<br />
paralelamente narra su propia evolución <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la infancia hasta la juventud; su<br />
transformación <strong>de</strong> «guacho» en gaucho. 8 Los tres núcleos narrativos que representan<br />
pausas retrospectivas, en que Fabio —a los catorce, diecinueve y veinti-<br />
8. Guacho, adj. (Del quichua o almará hujeha o huageha) pobre, huérfano, solitario, <strong>de</strong>samparado,<br />
impar, insólito, vagabundo, aislado (F. J. SANTAMARÍA, Diccionario General <strong>de</strong> Americanismos,<br />
México, Robredo, 1942).<br />
8<strong>21</strong>
dos años— hace el balance <strong>de</strong> su progreso, correspon<strong>de</strong>n a las tres fases <strong>de</strong> su<br />
evolución. En el curso <strong>de</strong> los ocho años que compren<strong>de</strong> el período <strong>de</strong> la novela,<br />
su personalidad va cambiando paulatinamente, y cada fase nos muestra a un Fabio<br />
distinto. Cada cual tiene un valor inherente y sirve al mismo tiempo como<br />
fundamento <strong>de</strong> una fase superior.<br />
La huida <strong>de</strong> Fabio al principio <strong>de</strong> la novela no se <strong>de</strong>be sólo a su aburrimiento<br />
con la vida pueblerina y a un simple <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> aventuras. Hay en él un anhelo<br />
<strong>de</strong> libertad e in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia; una necesidad, como bien observa Kovacci, «<strong>de</strong><br />
encontrar un prohijamiento verda<strong>de</strong>ro supliendo la indiferencia hacia las tías<br />
con un empleo más humano <strong>de</strong> sus reservas afectivas»; 9 y, más importante aún,<br />
un <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> llegar a ser quien realmente es. No está contento consigo mismo;<br />
vive una vida <strong>de</strong> picaro sin serlo, vive por lo tanto una vida falsa. Lo que quiere<br />
Fabio es, para utilizar una expresión mo<strong>de</strong>rna, realizarse.<br />
La aparición <strong>de</strong> Don Segundo, quien le impresiona profundamente por su<br />
calma y serenidad, le marca el camino a seguir. Se une a él por propia elección,<br />
«sabedor», en palabras <strong>de</strong> Ghiano, «<strong>de</strong> que sólo en el campo y junto a Don Segundo<br />
podrían encarnarse sus aspiraciones». 10 Con la ayuda <strong>de</strong> Don Segundo,<br />
Fabio se inicia en el duro oficio <strong>de</strong> resero y pasa por una serie <strong>de</strong> experiencias<br />
que ponen a prueba su coraje y hombradía. Al principio siente aflojar en repetidas<br />
ocasiones su voluntad al darse cuenta <strong>de</strong> su «impericia <strong>de</strong> bisoño» " frente<br />
a las duras realida<strong>de</strong>s físicas <strong>de</strong>l oficio. De su firmeza <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisión, sin embargo,<br />
no cabe duda, aun los mismos gauchos la reconocen; según <strong>de</strong>cir <strong>de</strong>l resero Pedro<br />
Bárrales, «es <strong>de</strong> los que mueren matando» (p. 75). Él no volvería por nada<br />
en el mundo a la vida pueblerina: «Yo era, una vez por todas, un hombre libre<br />
que ganaba su puchero, y más bien viviría como puma, alzado en los pajales,<br />
que como cuzco <strong>de</strong> sala entre las faldas hediondas a sahumerio eclesiástico y retos<br />
<strong>de</strong> mandonas bigotudas» (p. 56). Lucha con <strong>de</strong>terminación para llegar a su<br />
meta, y en el camino hacia esa meta se va formando.<br />
Des<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista pedagógico, la educación que recibe Fabio es una<br />
autoeducación a base <strong>de</strong> la experiencia, 12 en oposición a la educación formal <strong>de</strong><br />
tipo memorístico que había recibido en el pueblo y que no le sirvió para nada<br />
(«¿Para qué diablos me sacaron <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong> "mama" en el puestito campero, llevándome<br />
al colegio a apren<strong>de</strong>r el alfabeto, las cuentas y la historia, que hoy <strong>de</strong><br />
nada me servían?» [pp. 58-59]). Guiado por Don Segundo, Fabio pue<strong>de</strong> hacer<br />
sus propios <strong>de</strong>scubrimientos, sus propias inferencias, y sobre todo apren<strong>de</strong>r a<br />
través <strong>de</strong> sus propios errores —que, lógicamente, comete con cierta frecuen-<br />
9. KOVACCI, p. 87.<br />
10. GHIANO, p. 42.<br />
11. R. GüKALDES: Don Segundo Sombra (ed. P. R. Beardsell), Oxford, Pergamon Press, 1973,<br />
p. 48. Se cita por esta edición, en a<strong>de</strong>lante, cuando citemos, pondremos la página entre paréntesis.<br />
12. Que Fabio reciba una «educación» no significa que el libro se reduzca a un Erziehungsroman\<br />
véase <strong>de</strong>finición en nota 7.<br />
822
cia—; el trial-and-error learning es fundamental en su educación. Las lecciones<br />
recibidas no se limitan a las <strong>de</strong>strezas físicas <strong>de</strong>l oficio; Fabio apren<strong>de</strong> toda<br />
una manera <strong>de</strong> ser, <strong>de</strong> enfrentarse con la vida, <strong>de</strong> atacar con coraje las dificulta<strong>de</strong>s,<br />
<strong>de</strong> tener perseverancia en las <strong>de</strong>sgracias, en las <strong>de</strong>rrotas. Recibe una educación<br />
que es una preparación para la vida. Probablemente Giiiral<strong>de</strong>s se inspiró en<br />
Education: Intellectual, Moral and Physical <strong>de</strong> Herbert Spencer, el cual había<br />
estudiado con mucho interés, según se sabe documentalmente. 13<br />
En una perspectiva más amplia, la <strong>de</strong> la experiencia vital <strong>de</strong> Fabio, la cuestión<br />
<strong>de</strong> la autoformación se hace más compleja. Durante su largo aprendizaje,<br />
cae bajo varias influencias: la <strong>de</strong> Don Segundo y los otros gauchos que le acompañan,<br />
la <strong>de</strong>l ambiente —es <strong>de</strong>cir, la pampa, que es otra muestra no menos importante—,<br />
la <strong>de</strong> los sucesos. Y si bien es verdad que estas fuerzas externas le<br />
marcan y mol<strong>de</strong>an, el no está representado como un ente pasivo que meramente<br />
se <strong>de</strong>ja formar, sino como un ente que contribuye a su propia formación con una<br />
fuerza activa bien <strong>de</strong>finida, y es sobre ésta que actúan las fuerzas externas. O<br />
sea, Fabio se forma a través <strong>de</strong> la formación.<br />
El proceso <strong>de</strong> su formación constituye un doble purgatorio: la educación que<br />
recibe entre los gauchos es, en el aspecto físico, muy dura; «lodo el libro —dice<br />
Ara— modula el tema <strong>de</strong>l dolor que se doma a fuerza <strong>de</strong> coraje». 14 En el sentido<br />
moral, su experiencia equivale a un largo camino <strong>de</strong> integración humana, en el<br />
cual apren<strong>de</strong> el difícil arte <strong>de</strong> vivir, y en que <strong>de</strong> un muchacho bisoño e inmaduro<br />
se transforma en un hombre responsable, maduro, con pleno dominio <strong>de</strong> sí<br />
mismo. Peregrinación, en la cual el hombre se encuentra a sí mismo, llega a saber<br />
quién es.<br />
También en el caso <strong>de</strong> Fabio, el gnothi seauíon es meta inmediata <strong>de</strong> la formación,<br />
pero la integración <strong>de</strong> la personalidad lleva in<strong>de</strong>fectiblemente a la <strong>de</strong>l<br />
hombre y su ambiente. La pampa constituye una especie <strong>de</strong> escuela <strong>de</strong> la vida;<br />
es, dice Kovacci, «una exigencia continua <strong>de</strong> perfección, agitación física y espiritual,<br />
búsqueda <strong>de</strong> equilibrio». 13 Tal es la asimilación <strong>de</strong>l gaucho a la pampa<br />
que él se vuelve una extensión <strong>de</strong> ella, un virtual microcosmos.<br />
El final abierto <strong>de</strong> DSS, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r a una necesidad inherente al<br />
Bildungsroman, está relacionado con aquella concepción cíclica <strong>de</strong>l final como<br />
principio. El viaje que hace Fabio con los gauchos es circular: sale <strong>de</strong> su pueblo<br />
como guacho apicarado y vuelve a él, ya hecho hombre gaucho. Después <strong>de</strong> la<br />
ida <strong>de</strong> Don Segundo, su vida pasará a una fase subsiguiente que incorporará todo<br />
lo que ha aprendido. Sale <strong>de</strong> escena, «armé pour l'existence», maestro en el<br />
13. Güiral<strong>de</strong>s poseía y leyó la traducción francesa <strong>de</strong> M. Guymiot (UEducation intellectuelle,<br />
morale el physique, París, Schleicher, 1908).<br />
14. AfeA,p.237.<br />
15. KOVACCI, p. 98.<br />
823
arte <strong>de</strong> vivir. El viaje circular es helicoidal, el final un principio en un plano<br />
más alto.<br />
Del carácter episódico <strong>de</strong> DSS, dice Ghiano: «En el <strong>de</strong>sarrollo cronológico<br />
aparece... una fragmentación <strong>de</strong> momentos, favorecedores <strong>de</strong>l entusiasmo o <strong>de</strong>caimiento<br />
<strong>de</strong>l protagonista. El lugar y el tiempo novelísticos se estructuran sobre<br />
las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l personaje central en las pruebas a que lo someten los sucesos».<br />
16 Tal carácter episódico nos permite pasar a la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l Bildungsroman<br />
como viaje espiritual, expresada por Jost. El viaje que hace con los reseros es<br />
para Fabio una verda<strong>de</strong>ra Bildungsreisre, ya que al viaje geográfico, exterior<br />
correspon<strong>de</strong> otro espiritual, interior.<br />
Veamos las distintas fases <strong>de</strong> ese «viaje interior». En la primera (cap. I-IX)<br />
es sometido mayormente a pruebas físicas; allí apren<strong>de</strong> a trabajar en un grupo<br />
con otras personas, a tragar su propio orgullo, a frenar sus impulsos. Su temeridad<br />
y criolla viveza, que Lan popular le habían hecho en el pueblo, para nada le<br />
sirven entre los gauchos («sos muy cachorro pa miar como los perros gran<strong>de</strong>s<br />
[p. 48]). La enorme fortaleza física y espiritual <strong>de</strong> esos hombres pronto le hace<br />
per<strong>de</strong>r la osadía y seguridad <strong>de</strong> sí mismo, antes tan prepon<strong>de</strong>rantes. Al final <strong>de</strong>l<br />
capítulo IX vemos a un Fabio bastante cambiado; <strong>de</strong> picaro le queda muy poco.<br />
La segunda fase (cap. X-XXVI) que correspon<strong>de</strong> principalmente a la educación<br />
moral <strong>de</strong> Fabio, le pone frente a una serie <strong>de</strong> experiencias y <strong>de</strong>sventuras,<br />
éstas <strong>de</strong>bidas en general a su propio temperamento. Para mencionar algunas, es<br />
herido por un loro, tiene una pelea con otro hombre por una mujer, pier<strong>de</strong> casi<br />
todo en una carrera <strong>de</strong> caballos, es confrontado con la muerte. Todas pruebas<br />
morales que le enseñan pru<strong>de</strong>ncia y van madurando su carácter. La revelación<br />
<strong>de</strong> su i<strong>de</strong>ntidad y noticia <strong>de</strong> su herencia llega, como bien dice Peter Beardsell,<br />
como «a climatic test». 17 En total, Fabio se nos muestra en esta fase más concentrado,<br />
reflexivo y silencioso. Ha logrado domar el dolor físico; escuchemos<br />
lo que dice Beardsell al respecto: «Fabio discovers that corporal suffering can<br />
be overeóme by the imposilion of the will, permitting a man to sepárate mind<br />
from body and lo atlain a statc af spiritualization... It is, perhaps, the fullesl<br />
sense in which Fabio comes to grips wilh the human condition and succeeds in<br />
knowing himself». 18<br />
La tercera fase (cap. XXVII) nos presenta, años más tar<strong>de</strong>, a un Fabio estanciero<br />
y «hombre culto» (p. 222). El entrenamiento intelectual, que ha añadido a<br />
la educación física y moral recibida <strong>de</strong> los gauchos, no conlleva un cambio <strong>de</strong><br />
personalidad; sirve como recurso técnico que permite a Güiral<strong>de</strong>s explicar cómo<br />
Fabio ha logrado escribir esas memorias. Ha madurado consi<strong>de</strong>rablemente; esto<br />
se ve en sus reflexiones sobre la riqueza <strong>de</strong>l gaucho, quien por no poseer nada<br />
824<br />
16. GHIANO, p. 1<strong>21</strong>.<br />
17. BEARDSELL, Introducción a DSS, ed. cit., p. 9.<br />
18. BEARDSELL, Introducción, p. <strong>21</strong>.
lo posee todo, y la pobreza <strong>de</strong>l estanciero, quien pese a todas sus posesiones no<br />
es dueño <strong>de</strong> nada: «¿Dueños <strong>de</strong> qué? Algunos parches <strong>de</strong> campo figurarían como<br />
suyos en los planos, pero la pampa <strong>de</strong> dios había sido bien mía, pues sus cosas<br />
me fueron amigas por <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> fuerza y baquía» (p. 220). Se ve a<strong>de</strong>más<br />
en su <strong>de</strong>sprecio por las aventuras amorosas <strong>de</strong> Raucho: «¿Qué creía que iba a<br />
encontrar? La vida, a mi enten<strong>de</strong>r, estaba tan llena, que el querer meterle nuevas<br />
combinaciones se me antojaba lamentablemente infantil» (p. 222). Y, finalmente,<br />
en su estoica aceptación <strong>de</strong> la ida <strong>de</strong> Don Segundo, su padrino y maestro. Ha<br />
pasado así la más difícil <strong>de</strong> todas las pruebas y su rito <strong>de</strong> iniciación queda completo.<br />
Resumiendo lo dicho hasta ahora, podríamos formular algunas conclusiones.<br />
DSS concuerda, en términos generales, con la silueta propuesta por Jost. Encontramos<br />
que el texto presenta la evolución <strong>de</strong> un individuo; un individuo que<br />
aprovecha las lecciones <strong>de</strong>l mundo. El protagonista vive una confrontación con<br />
el medio ambiente que se resuelve en su asimilación a éste. En su proce<strong>de</strong>r se<br />
pue<strong>de</strong> divisar una meta implícita y alcanzable. Logra una autoformación, <strong>de</strong><br />
acuerdo con motivaciones internas, a través <strong>de</strong> la formación general. Resultado<br />
<strong>de</strong>l proceso formativo es el autoconocimiento. Tanto el proceso como sus resultados<br />
tienen al hombre como centro. Consecuentemente, se pue<strong>de</strong> divisar la<br />
i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que vivir es un arte que se pue<strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r, y que el joven aprendiz pue<strong>de</strong><br />
llegar a ser maestro en ese arte. El acercamiento a la meta propuesta se logra<br />
en gran medida mediante elección y esfuerzo personales. El carácter episódico<br />
proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l personaje central y autoriza una lectura <strong>de</strong>l texto como<br />
viaje espiritual. Un final abierto corona el discurso, completando el ajuste<br />
<strong>de</strong> este a la silueta propuesta por Francois Jost.<br />
825
SÁTIRA DE LA AMERICANIZACIÓN EN EL CARIBE.<br />
DOS EJEMPLOS LITERARIOS:<br />
LA CONSAGRACIÓN DE LA PRIMAVERA Y MI MAMÁ ME AMA<br />
YOLANDA MONTALVO<br />
Université <strong>de</strong> Liége<br />
El fenómeno aculturativo entendido como el proceso <strong>de</strong> cambio que emerge<br />
<strong>de</strong>l contacto <strong>de</strong> grupos que participan <strong>de</strong> culturas distintas es tan viejo como las<br />
civilizaciones mismas. 1 El tema está implícito <strong>de</strong> alguna manera en el título <strong>de</strong><br />
la obra <strong>de</strong> Carpentier, La C.P. y es la base <strong>de</strong> la novela <strong>de</strong> Díaz Valcárcel,<br />
MMMA. Carpentier lo trata <strong>de</strong> dos maneras, primero: el enriquecimiento <strong>de</strong> culturas<br />
por medio <strong>de</strong> su intercambio estético. A través <strong>de</strong> toda la trama, Vera intenta<br />
amoldar el ballet ruso <strong>de</strong> Stravinsky a las ca<strong>de</strong>ncias rítmicas <strong>de</strong>l baile<br />
afrocubano. Los primeros intentos fracasan <strong>de</strong>bido a la dictadura y a los prejuicios<br />
<strong>de</strong> la época <strong>de</strong> Batista que rayaban en la segregación <strong>de</strong>l negro. No es hasta<br />
el triunfo <strong>de</strong> la revolución cubana que se vislumbra la posibilidad real <strong>de</strong> llevar<br />
al escenario el ballet danzado por figuras <strong>de</strong> ambas razas con música rusa y movimiento<br />
afrocubano. El resultado <strong>de</strong> esta obra mestiza sería superior en su calidad<br />
expresiva y simbolizaría el triunfo <strong>de</strong> la igualdad <strong>de</strong>l hombre. 2 Sin embargo,<br />
y ésta es la segunda manera, la novela también abarca el perfil negativo que<br />
pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>rse <strong>de</strong>l mismo proceso, el que implica la enajenación <strong>de</strong> una<br />
cultura calificada <strong>de</strong> «inferior» en favor <strong>de</strong> otra calificada «superior». 3 Díaz<br />
1. «Contact between cultures is a centuríe oíd phenomenon as is the observation of change in<br />
the behavior of members of one culture group toward ihe standard of the other cultural gioup» observa<br />
Amado Padilla, (p. 73), en «The Role of Cultural Awareness and Ethnic Loyalty», Acculturalion,<br />
Theory, Mo<strong>de</strong>ls and New Findings, ed. A. Padilla), Colorado Westview Press, s.f., p. 47-84.<br />
2. Si se <strong>de</strong>sea consultar un análisis sobre la realización mestiza <strong>de</strong> la danza en esta obra véase<br />
F. GERON, «Étu<strong>de</strong> thématique <strong>de</strong> La consagración <strong>de</strong> la primavera», Université <strong>de</strong> Liége, tesina <strong>de</strong><br />
licenciatura, 1988.<br />
3. Prejuicio basado, como sabemos, en el <strong>de</strong>sarrollo tecnológico más avanzado <strong>de</strong> algunos países<br />
respecto a los llamados <strong>de</strong>l tercer mundo.<br />
827
Valcárcel, en cambio, se ciñe fundamentalmente a este segundo punto, aunque<br />
el otro no esté <strong>de</strong>l todo ausente.<br />
Vamos a intentar analizar solamente la fase <strong>de</strong>l fenómeno aculturativo o<br />
transculturativo, como lo <strong>de</strong>nominó Fernando Ortiz, 4 referida a la asimilación y<br />
que sugiere la simultánea renuncia <strong>de</strong> la cultura, digamos madre, y la adquisición<br />
<strong>de</strong> una distinta. 5 Para estudiarlo nos basaremos en dos episodios con varios<br />
puntos en común que aparecen en sendas obras, los cuales resumimos a continuación:<br />
para impresionar a la alta sociedad, la tía <strong>de</strong>l «yo» protagonista <strong>de</strong> La<br />
C.P. celebra una fiesta en el jardín <strong>de</strong> su casa don<strong>de</strong> se ha recreado un escenario<br />
parisino en invierno. El centro <strong>de</strong> atracción lo constituyen 18 patinadoras norteamericanas<br />
que bailarán en una pista <strong>de</strong> hielo. En MMMA los riquísimos padres<br />
<strong>de</strong>l «yo» protagonista hacen construir una chimenea que encien<strong>de</strong>n durante<br />
el verano tras haber enfriado la casa con un acondicionador <strong>de</strong> aire central y la<br />
emplean en diciembre para celebrar la llegada <strong>de</strong> Santa Claus.<br />
Con estos elementos similares: punto <strong>de</strong> vista en primera persona, clase alta,<br />
producción artificial <strong>de</strong> frío en países tropicales, Cuba y Puerto Rico, a los que<br />
hay que añadir un elemento <strong>de</strong> fracaso, más un final burdélico, los dos escritores<br />
van a producir su sátira que pone <strong>de</strong> relieve el contraste entre la realidad y la<br />
pretcnsión. Antes <strong>de</strong> pasar al análisis conviene señalar que en MMMA la sátira<br />
<strong>de</strong> este grupo asimilista constituye el tema central <strong>de</strong> la novela en tanto que en<br />
La C.P. es sólo uno <strong>de</strong> los elementos <strong>de</strong> una obra mucho más abarcadura. 6<br />
4. «Enten<strong>de</strong>mos que el vocablo transculturación expresa mejor las diferentes fases <strong>de</strong>l proceso<br />
transitivo <strong>de</strong> una cultura a otra, porque éste no consiste solamente en adquirir una distinta cultura...<br />
sino que el proceso implica también necesariamente la pérdida o <strong>de</strong>sarraigo <strong>de</strong> una cultura prece<strong>de</strong>nte»,<br />
citado <strong>de</strong> G.A. BELTRAN, El proceso <strong>de</strong> aculluración y el cambio socio-cultural en México, México,<br />
Comunidad, 1970, 2 9 ed., p. 153. Sin embargo, el autor <strong>de</strong>l libro prefiere conservar el vocablo<br />
aculturativo porque <strong>de</strong>signa con precisión el mismo fenómeno y porque a pesar <strong>de</strong> ser un préstamo<br />
<strong>de</strong>l inglés, al <strong>de</strong>rivar <strong>de</strong>l latín la palabra no ofrece dificultad para adaptarse a nuestra lengua. «Adducción,<br />
aducción <strong>de</strong>nota la fuerza dirigida a la unión sobre un eje», a<strong>de</strong>ulturación, por lo tanto «indica<br />
unión o contacto <strong>de</strong> culturas» (p. 8).<br />
5. J.W. BERRY estudia las diferentes fases <strong>de</strong>l proceso aculturativo, las que <strong>de</strong>nomina como asimilación,<br />
integración, rechazo y <strong>de</strong>sculturación. La primera implica, como se señala en nuestro texto,<br />
la renuncia <strong>de</strong> una cultura por otra, la segunda supone «the maintenance of cultural integrity as<br />
well as the maintenance to become integral part of a larger societal framework». Según el mismo autor,<br />
las otras dos formas pue<strong>de</strong>n ser impuestas por la cultura dominante, en cuyo caso daría como resultado<br />
la segregación o el etnocidio. El marginalismo se produce cuando es el grupo dominado<br />
quien elige estas opciones (p. 13). «Acculturation, as Varieties of Adaptation», Acculturation,<br />
Theory, Mo<strong>de</strong>ls..., op. «'/., pp. 9-92. Sin embargo John W. BERRY limita su estudio a estos aspectos,<br />
no menciona los movimientos <strong>de</strong> reculturación que pue<strong>de</strong>n producirse o que <strong>de</strong> hecho se producen en<br />
la fase <strong>de</strong> rechazo. Cuando los miembros <strong>de</strong> la cultura aplastada toman conciencia <strong>de</strong> su situación su<br />
reacción pue<strong>de</strong> cristalizar <strong>de</strong> dos maneras: la rebelión armada o el revivalismo. El movimiento revivalista<br />
implica un renacimiento «pacífico contra la dominación», como señala A. COLUMBRES, La colonización<br />
cultural <strong>de</strong> la América indígena, Argentina, Sol, 1976, p. 6.<br />
6. Los episodios a que nos referimos se encuentran entre las páginas 23-24 <strong>de</strong> MMMA (abrevio<br />
así) y entre las 38-50 <strong>de</strong> La C.P. Cito por las siguientes ediciones: E. Díaz Valcárcel, Mi mamá me<br />
828
Las técnicas satíricas empleadas por ambos escritores son las propias <strong>de</strong>l género.<br />
7 Para retener la atención <strong>de</strong>l lector o espectador se procura que las escenas<br />
sean más bien breves. La seleccionada <strong>de</strong> MMMA se compone <strong>de</strong> dos páginas,<br />
la <strong>de</strong> La C.P. <strong>de</strong> quince. La extensión <strong>de</strong> esta última parecería contra<strong>de</strong>cir dicho<br />
requisito.<br />
El problema se aclara enseguida. Carpentier no se circunscribe a la sátira.<br />
La misma está salpicada <strong>de</strong> comentarios, digresiones y otras escenas paralelas<br />
no necesariamente satíricas. 8<br />
Un elemento radicalmente divergente entre MMMA y La C.P. se refiere al<br />
punto <strong>de</strong> vista narrativo. Aunque en ambos casos se trata <strong>de</strong> ricos universitarios,<br />
sus visiones <strong>de</strong>l mundo son opuestas. Enrique es el clásico sofisticado que critica<br />
a su clase a pesar <strong>de</strong> que «pensar por cuenta propia [es] cosa bastante difícil<br />
cuando se ha nacido en un medio como el mío» (p. 44). Este, en cambio, es el<br />
drama <strong>de</strong> Yunito en MMMA. Tanto el título <strong>de</strong> la obra como el nombre con diminutivo<br />
<strong>de</strong>l personaje apuntan a su inmadurez. Nótese, según lo <strong>de</strong>mostró Bruce<br />
Stiehm, que la m, única consonante <strong>de</strong>l título, es una <strong>de</strong> las primeras que aparece<br />
en el lenguaje infantil. A<strong>de</strong>más con la frase «mi mamá mé ama» se inician<br />
los niños hispanoamericanos en el aprendizaje <strong>de</strong> la lectura. 9 Yunito piensa como<br />
le dictan sus padres. Entonces al expresarse manifiesta su adhesión a las<br />
i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> la clase <strong>de</strong> éstos: la dominante. La técnica <strong>de</strong>scubre un doble objetivo,<br />
estético el primero: Yunito es el típico ingenuo que recoge la información sin<br />
enten<strong>de</strong>r otro fondo que el que le han enseñado. El lector, sin embargo, ve bajo<br />
la superficie y se entera <strong>de</strong> las implicaciones. Para conseguir este fin el autor<br />
implícito ha organizado su discurso <strong>de</strong> manera que se entienda lo contrario <strong>de</strong> lo<br />
que afirma el narrador. Por ejemplo, cuando éste dice que su madre es tierna y<br />
dulce, el lector entien<strong>de</strong> que es tiránica: «Mamá es tierna y dulce; jamás tiene<br />
una palabra dura para nadie; revisa el trabajo con mucho cuidado, pasando el<br />
<strong>de</strong>do por las repisas, <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> las camas y <strong>de</strong> los lavamanos: don<strong>de</strong> menos pue<strong>de</strong><br />
sospechar Altagracia» (pp. 22-23).<br />
El segundo objetivo se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong> éste. El escritor eleva al lector a su<br />
mismo plano para evitar que éste se i<strong>de</strong>ntifique con su personaje. Así autor y<br />
ama, <strong>Barcelona</strong>, Seix Barral, 1981; A. Carpentier, La consagración <strong>de</strong> la primavera, Madrid, Siglo<br />
XXI, 1976.<br />
7. Las mismas están recogidas en L FEINBERG, Inlroduclion lo Saíire, Ames, Iowa, The Iowa<br />
State Univ. Press, 1967. Entre ellas analizo la brevedad, el distanciamiento, el humor, el <strong>de</strong>senmascaramiento,<br />
la sorpresa.<br />
8. Por ejemplo, la escena en que aparece Enrique apuntando al dictador Gerardo Machado.<br />
9. Véase el análisis que hace <strong>de</strong>l título B.G. STIBHM, «La i<strong>de</strong>ntidad cultural caricaturesca en el<br />
lenguaje <strong>de</strong> Mi mamá me ama» y el <strong>de</strong> M.H. HERRERA-SoBEK, «I<strong>de</strong>ntidad cultural e interacción dinámica<br />
entre texto y lector <strong>de</strong>stinatario en Mi mamá me ama» ponencias leídas en el XXII Congreso<br />
<strong>Internacional</strong> <strong>de</strong> Literatura Iberoamericana, París, junio <strong>de</strong> 1983.<br />
829
lector <strong>de</strong>vienen cómplices que ríen a costa <strong>de</strong> Yunito en cuyo perfil tonto se insiste<br />
a lo largo <strong>de</strong> la obra. Este recurso, por su parte implica una dosis constante<br />
<strong>de</strong> distancia <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l escritor. En ningún momento se nota su indignación<br />
con ser mucha: «MÍ mamá me ama implica mi repudio personal más enérgico a<br />
la intención <strong>de</strong> <strong>de</strong>struir nuestra personalidad <strong>de</strong> pueblo y la negación <strong>de</strong> nuestros<br />
valores» comentaba Díaz Valcárcel en una entrevista. 10<br />
En La C.P. la distancia no es constante, hay crítica directa, escarnio, subjetividad.<br />
El autor que dirige la obra sí que muestra su indignación a través <strong>de</strong> Enrique.<br />
Y pue<strong>de</strong> gastarse ese lujo porque su personaje es inteligente y moralmente<br />
está por encima <strong>de</strong> la sociedad que critica:<br />
...don<strong>de</strong> se tiene por noción fundamental que toda I<strong>de</strong>a ajena a la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> poseer<br />
no es I<strong>de</strong>a válida: don<strong>de</strong> se cree que sólo son reales y útiles los acontecimientos<br />
que actúan en nuestro provecho, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un ámbito que eliminaba <strong>de</strong>l globo, borraba,<br />
excluía <strong>de</strong> los mapas, todos aquellos países don<strong>de</strong> no perdurara una "élite<br />
mundana", historiada y mitologizada por una prensa, (p. 44)<br />
Se produce en este caso el juego a la inversa <strong>de</strong> MMMA. El escritor solidarizado<br />
con su personaje, el lector i<strong>de</strong>ntificado con él, participando los tres <strong>de</strong> una<br />
misma crítica.<br />
El humor satírico, constante en MMMA, frecuente en esta escena <strong>de</strong> La C.P.<br />
se acentúa mediante la reducción al absurdo <strong>de</strong> algunos actos. El aspecto funcional<br />
<strong>de</strong> un acondicionador <strong>de</strong> aire es refrescar, pero la familia <strong>de</strong> Yunito lo<br />
usa para producir frío invernal; el aspecto funcional <strong>de</strong> una chimenea, una bufanda<br />
y un suéter es calentar generalmente en invierno y en países fríos, no en<br />
el trópico y menos durante el verano. Son elementos externos que unidos al perfil<br />
banal <strong>de</strong> la familia, el único que se presenta, producen un resultado exagerado,<br />
caricaturesco, como bien pue<strong>de</strong> apreciarse en el siguiente cuadro:<br />
830<br />
Cuando Borrero y su esposa ... nos visitan, papá pone el aire acondicionado<br />
central a todo dar hasta que el frío se hace verda<strong>de</strong>ramente fuerte; entonces todos<br />
nos ponemos suéters; papá se sienta en su butaca junto a mamá y los invitados,<br />
con la bufanda azul y blanca alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l cuello y los pies calzados en zapatillas<br />
comodísimas; entonces encien<strong>de</strong> la pipa, y al calor <strong>de</strong>l hogar, mientras observamos<br />
cómo el fuego consume la leña que papá atiza maravillosamente con una varilla,<br />
pasamos <strong>de</strong>liciosas horas <strong>de</strong> conversación en amistosa privacidad. Con la bufanda<br />
suelta sobre el pecho, mi padrino se frota las manos heladas ante el fuego;<br />
fumando su pipa, comentando en inglés la cru<strong>de</strong>za <strong>de</strong>l tiempo, el bajón <strong>de</strong> la temperatura,<br />
y lo <strong>de</strong>liciosa que resulta esa copa <strong>de</strong> brandy junto a la chimenea,<br />
(p. 23)<br />
10. Entrevista con G. CRESCIONI, El Mundo, 14 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1982.
También lo no funcional <strong>de</strong> algunos elementos, como la piscina llevan al<br />
humor en La C.P. En <strong>de</strong>terminado momento vemos a «varios obreros yankees...<br />
irritados por algo que no acababa <strong>de</strong> marchar y más aún por las imprecaciones<br />
<strong>de</strong> un técnico sudoroso, congestionado que corría <strong>de</strong> uno a otro con gritos y<br />
mentadas <strong>de</strong> madre [en su empeño por congelar la piscina. Cuando lo consiguen<br />
hay que apagar los reflectores para evitar que] este jodido clima [lo <strong>de</strong>shaga]»<br />
(pp. 39-20). Hay humor en los comentarios <strong>de</strong>l narrador referidos al escenario<br />
<strong>de</strong> la fiesta. Su esnobista tía hizo recrear «el Montmartre fabuloso e inverosímil—<br />
a la vez verdad y mentira, síntesis, en un imposible híbrido <strong>de</strong> Place du<br />
Tertre y <strong>de</strong> Place Pigalle— que <strong>de</strong> lejos se representaban quienes jamás se pasearon<br />
por él» (p. 38).<br />
Todo esto lleva al contraste, la ironía y el <strong>de</strong>senmascaramiento que también<br />
son técnicas <strong>de</strong>l humor. Contraste irónico en La C.P. entre la realidad («primavera<br />
<strong>de</strong> horno») y el escenario <strong>de</strong> nieve. Claro que la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> toda esta tramoya<br />
resultaba novedosa en Cuba en los años 30 y era el propósito <strong>de</strong> la tía. Pero no<br />
es eso lo que quiere subrayar el narrador sino el <strong>de</strong>sprecio <strong>de</strong> este grupo por la<br />
cultura autóctona como pue<strong>de</strong> apreciarse a lo largo <strong>de</strong> toda la novela. La fiesta<br />
es sólo un botón <strong>de</strong> muestra. Se viste, se construye, se <strong>de</strong>cora, se come y se habla<br />
a la extranjera a la vez que se ignoran, si no se reprimen las producciones<br />
<strong>de</strong>l país. Pero el grupo cubano se <strong>de</strong>senmascara al aceptar como invitado egregio<br />
al dictador Gerardo Machado, con quien, al hacerle los honores, queda i<strong>de</strong>ntificado.<br />
Banalidad <strong>de</strong> esta clase, en consecuencia, nada inocua que justifica las<br />
invectivas <strong>de</strong>l narrador.<br />
También el contraste irónico se da en MMMA entre el frío interior, la bebida,<br />
la lengua y la realidad interior. La banalidad y pretensión aquí oculta también<br />
el <strong>de</strong>sprecio hacia lo propio: «esa temperatura, la chimenea, la pipa, ese estilo<br />
<strong>de</strong> vida nos ayuda a parecemos más y más a nuestros conciudadanos <strong>de</strong>l<br />
Norte» (p. 23).<br />
La técnica humorística pue<strong>de</strong> incluir la sorpresa que se produce en La C.P.<br />
cuando se rompe el hielo y las patinadoras caen al fondo <strong>de</strong> la piscina en medio<br />
<strong>de</strong>l griterío general mientras Enrique, oculto en el cuarto apuntaba con una pistola<br />
a Machado que seguía asombrado las piruetas <strong>de</strong> las bailarinas. El acontecimiento<br />
funciona a dos niveles, uno que pudiéramos llamar intraficcional y otro<br />
histórico. El primero transforma el espectáculo <strong>de</strong> los <strong>de</strong>slizamientos en algo risible.<br />
Es, <strong>de</strong> otra parte, una forma <strong>de</strong> castigar a la presuntuosa tía arruinando su<br />
representación. A nivel histórico, o por lo menos <strong>de</strong> proyecciones históricas, se<br />
impi<strong>de</strong> la alteración <strong>de</strong> un acontecimiento que todos sabemos que no se produjo.<br />
Pero aunque el magnicidio se frustre, el protagonista, con su intención <strong>de</strong>jó<br />
expresados los <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> todo un sector oprimido por esta sociedad dominante<br />
que tenía como eje al dictador.<br />
Se produjo sorpresa humorística en MMMA cuando un «Santa Claus quedó<br />
colgando cabeza abajo en mitad <strong>de</strong> [la chimenea]. La <strong>de</strong>manda no se hizo espe-<br />
831
ar» (p. 24). La misma funciona a nivel ficticio para castigar la pretensión <strong>de</strong> esta<br />
clase cuyo po<strong>de</strong>r económico va también paralelo al político, como se ve por<br />
los colores <strong>de</strong> la bufanda que lleva el padre <strong>de</strong> Yunito. El azul y blanco representan<br />
en el plano histórico los colores <strong>de</strong> la ban<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>l partido <strong>de</strong>fensor <strong>de</strong> la<br />
anexión <strong>de</strong> Puerto Rico a Estados Unidos que gobernaba cuando se escribió la<br />
obra. 11<br />
Como fácilmente pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>ducirse son escenas con repercusiones aculturativas.<br />
A pesar <strong>de</strong> que el fenómeno <strong>de</strong> imitación se produce en todas las clases sociales,<br />
los escritores han satirizado la alta porque es la que posee el po<strong>de</strong>r económico<br />
y político para conservar la cultura autóctona. 12<br />
Y a<strong>de</strong>nsan sus burlas con la sorpresa verbal. Ridiculizan transformando lo<br />
serio en trivial por medio <strong>de</strong> la mezcla <strong>de</strong> niveles expresivos: lo vulgar alterna<br />
con la lengua formal: «jodido clima», «¿Qué cono es esto?», o con la jerga:<br />
«me bajé un larguísimo lamparazo tras <strong>de</strong> la nuez», la animalización <strong>de</strong> los personajes:<br />
«la cantante estiraba el belfo», el empleo <strong>de</strong>l diminutivo familiar para<br />
<strong>de</strong>signar a un jefe <strong>de</strong> estado: «Que me van a ahogar a Gerardito», dice la tía; la<br />
agrupación incongruente: «madre aba<strong>de</strong>sa, militar y lesbiana» (llama Enrique a<br />
la entrenadora <strong>de</strong> las patinadoras), son algunos ejemplos entre los muchos que<br />
podríamos citar <strong>de</strong> La C.P.. A pesar <strong>de</strong> que la sorpresa es frecuentísima en<br />
MMMA, en esta escena se emplea poco: «Santa Claus aterrizó... [para terminar]<br />
corriendo en pelotas».<br />
El humor a través <strong>de</strong>l sexo es técnica usualmente socorrida en las sátiras. La<br />
finalidad <strong>de</strong> su empleo trascien<strong>de</strong> la simple diversión, son otros medios <strong>de</strong> critica.<br />
Sendas escenas comentadas culminan con actos lujuriosos. Las 18 patinadoras<br />
mojadas se <strong>de</strong>snudan <strong>de</strong>spreocupadamente en el corredor y <strong>de</strong>ambulatorio<br />
<strong>de</strong> la rotonda: «nunca pensé, a la verdad, que la mansión <strong>de</strong> la tía pudiese ofrecer,<br />
alguna vez un tal aspecto <strong>de</strong> bur<strong>de</strong>l» (p. 46), piensa divertido el narrador<br />
escondido <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> una columna. Una <strong>de</strong> ellas al verlo le pi<strong>de</strong> colonia para una<br />
fricción. Él se ofrece a dársela y ella acepta complacida. «¿Aquí también? —dice<br />
poniendo la mano en un vellón rubio, casi lacio, particularmente suave al tacto—.<br />
"Oh, boy! —dijo ella, riendo: "Give me another drink"». La acción se interrumpe<br />
porque entra «la Madre Aba<strong>de</strong>sa [quien] me levanta la hembra <strong>de</strong> la<br />
11. Se trata <strong>de</strong>l Partido Nuevo Progresista, en el po<strong>de</strong>r entre 1976-1984.<br />
12. «Al concluir la primera mitad <strong>de</strong>l siglo XX, comienza a afianzarse un tipo <strong>de</strong> transformación<br />
social en nuestros países, que siendo hasta entonces casi enteramente rurales, enfrentan la aparición<br />
<strong>de</strong> la macrocefalización <strong>de</strong> las ciuda<strong>de</strong>s... el nacimiento <strong>de</strong> una burguesía antes inexistente que importa<br />
sus modas y gustos y comienza a constituir un mundo separado y a formarse un criterio enajenado<br />
<strong>de</strong> la nacionalidad, con más afinidad hacia los patrones extranjeros <strong>de</strong> costumbres, que hacia un<br />
ser nacional que aparece <strong>de</strong>sintegrado o inauténtico, con tradiciones que empiezan a hundirse en la<br />
marea <strong>de</strong> lo culturalmente advenedizo, pues se importan <strong>de</strong>l extranjero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los zapatos hasta la<br />
educación» según escribe S. RAMÍREZ, La narrativa centroamericana. El Salvador, Editorial Universitaria,<br />
s.f., p. 9.<br />
832
cama sacándola a bofetadas y empellones. —"Ne le regrettez pas... Elle n'aime<br />
pas ca. Elle est gousse [lesbiana]... comme moi"» (p. 47).<br />
En MMMA, un Santa Claus dominicano «aterrizó con sus ropas <strong>de</strong> invierno<br />
en momentos en que Ivesita se encontraba en la sala. Es fácil imaginar lo que<br />
pasó. El tipo terminó corriendo en pelotas —con el gorro puesto— escondiéndose<br />
en el garaje, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> papá lo sacó, lo hizo vestir y lo llevó a la ciudad.<br />
Gracias a Dios no teníamos invitados esos días» (p. 24).<br />
En la escena <strong>de</strong> La C.P. no hay comentarios críticos <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l narrador,<br />
aunque se entrevea una censura implícita. La misma subraya un impudor en las<br />
jóvenes norteamericanas que asombra a Enrique. Esta ligereza <strong>de</strong> comportamiento<br />
se confirma con la actuación <strong>de</strong> la joven quien sin haberse siquiera presentado<br />
se mete en la cama con él. Aunque Enrique participe <strong>de</strong> la superficialidad<br />
<strong>de</strong>l acto, su moralidad no se cuestiona pues está presentado como un joven<br />
generoso, i<strong>de</strong>alista, capaz <strong>de</strong> realizar actos heroicos. En cambio, <strong>de</strong> la chica sólo<br />
conocemos una cara: wisky, sexo y a<strong>de</strong>más lesbiana. Pero también en el fondo<br />
subyace un viejo prejuicio: se trata <strong>de</strong> la antigua i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que el amor se hace entre<br />
dos pero sólo se juzga y pier<strong>de</strong> la mujer.<br />
En MMMA la actitud es distinta. A Yunito, por un lado lo único que le interesa<br />
es que nadie se entere <strong>de</strong> la <strong>de</strong>bilidad <strong>de</strong> su hermana. Ya por los capítulos<br />
anteriores el lector está advertido <strong>de</strong> su ninfomanía. La escena sirve entonces,<br />
para ridiculizar aun más la banalidad y pretensión <strong>de</strong> la familia en<br />
particular <strong>de</strong> la madre que quiere aparentar virtud y traiciona al marido con su<br />
mejor amigo. Los actos <strong>de</strong> la hija la <strong>de</strong>senmascaran, le impi<strong>de</strong>n presentar esta<br />
apariencia <strong>de</strong> <strong>de</strong>cencia externa. Es interesante notar que el escritor, padre en<br />
fin <strong>de</strong> sus personajes, al final <strong>de</strong> la novela convierte a Ivesita en una joven liberada<br />
<strong>de</strong> prejuicios sociales y sexuales, consciente <strong>de</strong> su papel como ciudadana<br />
y es quien <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su núcleo social <strong>de</strong>sempeña el papel reculturizante.<br />
La salva porque es el único personaje auténtico <strong>de</strong> su familia cuyos valores<br />
supremos consistían en el predominio <strong>de</strong> una raza superior que se i<strong>de</strong>ntifica<br />
con la blanca norteamericana, el dinero y la religión. Todos los actos <strong>de</strong> Ivesita<br />
funcionan como una provocación y rechazo <strong>de</strong> estos valores. Por lo tanto<br />
es el único personaje susceptible <strong>de</strong> realizar el i<strong>de</strong>al subyacente en la obra, el<br />
<strong>de</strong> revalorizar la cultura puertorriqueña aplastada. Nótese también que en Ivesita<br />
se manifiesta una i<strong>de</strong>a bastante progresista <strong>de</strong> la reculturación. No se trata<br />
<strong>de</strong> guardar unas tradiciones rígidas inadaptadas a los tiempos actuales. El<br />
machismo, sabemos que es intrínseco a la tradición hispánica. En cambio,<br />
Ivesita, tras su <strong>de</strong>senfreno adolescente, se convierte en una mujer liberada. Es<br />
básicamente <strong>de</strong> E.U. <strong>de</strong> don<strong>de</strong> llega a la Isla esa corriente reivindicadora. La<br />
aculturación en este caso se valora <strong>de</strong> manera positiva. Por otro lado, la i<strong>de</strong>ología<br />
<strong>de</strong>l autor implícito que se filtra en la nanación es mucho más amplia<br />
que la que podríamos achacar a un nacionalista. Defien<strong>de</strong> a través <strong>de</strong> Ivesita<br />
los movimientos <strong>de</strong> liberación <strong>de</strong> las minorías oprimidas y <strong>de</strong> los países <strong>de</strong>l<br />
833
tercer mundo. El novio que eligió la joven está comprometido en esta dirección<br />
<strong>de</strong> la que la hace partícipe.<br />
En La C.P. la escena sexual se repite <strong>de</strong> forma más <strong>de</strong>gradada entre el chef<br />
francés y la lavan<strong>de</strong>ra cuando Enrique se va a dormir y <strong>de</strong>ja la fiesta en su apogeo<br />
como le cuentan a la mañana siguiente: «el Chef metía la mano en una lata<br />
<strong>de</strong> caviar para... Bueno, que no puedo contarlo» (p. 48). La fiesta, según se entera,<br />
terminó en ruina: la lluvia se encargó <strong>de</strong> convertir en escombros el exótico<br />
escenario: «todo respiraba suciedad, lodo, agonía <strong>de</strong> lo inútil... Sobre el agua <strong>de</strong><br />
la piscina flotaban trozos <strong>de</strong> papel, servilletas, un periódico abierto, tapones <strong>de</strong><br />
corcho, una gasa higiénica con la vieja huella <strong>de</strong> su uso... Me veía ante un cuadro<br />
en ruinas» (pp. 49-50). Se trata, pues, <strong>de</strong>l revés <strong>de</strong> la apoteósica fiesta, el revés<br />
igualmente <strong>de</strong> esta sociedad artificial. Estructuralmente la escena está colocada<br />
al principio <strong>de</strong> la novela, como prefigurando el final <strong>de</strong> este círculo<br />
<strong>de</strong>ca<strong>de</strong>nte cuyo <strong>de</strong>scalabro presenciamos simétricamente al final <strong>de</strong> la novela:<br />
«Lúgubre, fatídicamente agorera, anunciadora <strong>de</strong> <strong>de</strong>sastres se me hizo aquella<br />
visión <strong>de</strong> teatro en quiebra» (p. 50).<br />
Cabría preguntarse por qué los dos escritores han elegido el clima como<br />
elemento fundamental para construir la sátira. Es, quizás, porque entre los<br />
elementos físicos sea uno <strong>de</strong> mayor capacidad diferenciadora entre el Norte y<br />
el Sur.<br />
El clima que salvo precarias creaciones artificiales es inimitable. Entonces<br />
resulta un elemento i<strong>de</strong>al para mostrar el aspecto ridículo <strong>de</strong> las imitaciones indiscriminadas.<br />
Y no son Alejo Carpentier y Emilio Díaz Valcárcel los únicos escritores hispanoamericanos<br />
en ridiculizar este complejo <strong>de</strong> inferioridad por medio <strong>de</strong>l clima.<br />
Carlos Fuentes, en su reciente obra Cristóbal Nonato se burla <strong>de</strong>l personaje<br />
crítico literario Don Noel quien «se traslada en la lujosa limusín vestido (<strong>de</strong> allí<br />
su sed fatal) con bufanda, orejeras y abrigo <strong>de</strong> pelo <strong>de</strong> camello, dada su manía<br />
singular <strong>de</strong> hacer creer que Acapulco no está en el trópico sino que es un spa <strong>de</strong><br />
clima invernal don<strong>de</strong> las mentes se mantienen <strong>de</strong>spiertas para la creación literaria».<br />
13<br />
Y otra vez en el trópico, pero <strong>de</strong> Nicaragua, Sergio Ramírez escribe un<br />
cuento «Nicaragua es blanca», con un final sorpren<strong>de</strong>nte: la nieve cae en Managua<br />
para que las damas somocistas lucieran sus abrigos <strong>de</strong> piel. 14<br />
Pero la ficción no vive tan apartada <strong>de</strong> la realidad. En Puerto Rico, por los<br />
años cincuenta, la alcal<strong>de</strong>sa <strong>de</strong> San Juan hizo fletar un avión cargado <strong>de</strong> nieve<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Estados Unidos para que los niños puertorriqueños conocieran esa maravilla.<br />
Los escolares, venidos <strong>de</strong> toda la isla lo único que recibieron fue un punto<br />
834<br />
13. C. FUENTES, Cristóbal Nonato, México, Fondo <strong>de</strong> Cultura Económica, 1987, p. 222.<br />
14. S. RAMÍREZ, «Nicaragua es blanca», Charles Atlas también muere, Nueva Nicaragua, 1982.
<strong>de</strong> pulmonía producto <strong>de</strong>l agua fría que les cayó <strong>de</strong>l avión. La realidad a veces<br />
rebasa la ficción.<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
DELEUZE GILLES Y GUATTARI, Félix, Kafka: Por una literatura menor. México: Ediciones<br />
Era, S.A., 1978.<br />
JACKSON, Richard L., Black Writers in Latin America, Albuquerque: University of New<br />
México, 1979.<br />
VOLPE, Galvano DELLA, Crítica <strong>de</strong>l gusto. Milano: Feltrinelli, 1971.<br />
835
FORMAS DE CRITICA SOCIAL EN GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ<br />
KENRICK E. A. MOSE<br />
University of Guelph, Ontario<br />
Cuando en la década <strong>de</strong> los setenta se presentó una sucesión <strong>de</strong> novelas hispanoamericanas<br />
<strong>de</strong> gran calidad sobre la figura <strong>de</strong>l dictador, representó solamente<br />
un <strong>de</strong>sarrollo llamativo <strong>de</strong> una larga tradición en la literatura social <strong>de</strong> la<br />
región. Se había buscado repetidamente en distintas épocas representar esta figura<br />
mítica <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r que había ido adquiriendo en Hispanoamérica ciertos perfiles<br />
muy acusados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el colonialismo hasta nuestros días. 1 El mito es, en<br />
efecto, tan persuasivo y tan constantemente nutrido <strong>de</strong> presencias históricas que<br />
tal vez sea difícil hallar un autor que no quiera hacerlo pasar a su obra artística<br />
en algún momento.<br />
Con García Márquez, sus temas latentes reciben un impulso a la concreción<br />
cuando una imagen nuclear se presenta a sus ojos o a su mente. Así, el impulso<br />
<strong>de</strong> escribir su novela <strong>de</strong> dictador adquirió peso y dirección al hallarse él en Caracas,<br />
Venezuela durante el <strong>de</strong>rrocamiento <strong>de</strong>l dictador Marcos Pérez Jiménez<br />
en 1958. En su entrevista con Plinio Apuleyo Mendoza, el autor <strong>de</strong>scribe cierto<br />
momento cuando esperaban los periodistas en el palacio presi<strong>de</strong>ncial <strong>de</strong> Miraflores:<br />
Eran cerca <strong>de</strong> las cuatro <strong>de</strong> la madrugada, cuando se abrió la puerta y vimos a<br />
un oficial, en traje <strong>de</strong> campaña, caminando <strong>de</strong> espaldas, con las botas embarradas<br />
y una metralleta en la mano... apuntando con su metralleta, y manchando la alfombra<br />
con el barro <strong>de</strong> sus botas. Bajó las escaleras, tomó un auto que lo llevó al aero-<br />
1. Las tres novelas <strong>de</strong> dictador sobresalientes <strong>de</strong> los 70 son: A. ROA BASTOS, YO, el Supremo,<br />
México, Siglo XXI, 1974; A. CARPENTER, El recurso <strong>de</strong>l método, México, Siglo XXI, 1974; y G.<br />
GARCIA MÁRQUEZ, El otoño <strong>de</strong>l patriarca, <strong>Barcelona</strong>, Plaza y Janes, 1975. Las referencias a esta novela<br />
<strong>de</strong> García Márquez en este artículo vienen <strong>de</strong> esta edición.<br />
837
puerto y se fue al exilio... Fue en ese instante cuando tuve la intuición <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r,<br />
<strong>de</strong>l misterio <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r. 2<br />
Juntando a esta imagen <strong>de</strong> miedo y <strong>de</strong> suciedad la imagen visual que García<br />
Márquez cuenta como punto <strong>de</strong> partida <strong>de</strong>l libro: «Es la imagen <strong>de</strong> un dictador<br />
muy viejo, inconcebiblemente viejo, que se queda solo en un palacio lleno <strong>de</strong><br />
vacas» (El olor, p. 120), po<strong>de</strong>mos apreciar que en la misma concepción <strong>de</strong>l dictador<br />
hay una perspectiva seleccionadora <strong>de</strong> <strong>de</strong>talles incongruentes, <strong>de</strong>gradantes<br />
y extremos que implica una crítica negativa. Lo que escapa <strong>de</strong> cualquier visión<br />
rutinaria <strong>de</strong> la figura son los <strong>de</strong>talles <strong>de</strong>l barro <strong>de</strong> las botas y <strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong><br />
vacas que acompañan, en el primer caso, el miedo y la inseguridad <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r y,<br />
en el segundo, el po<strong>de</strong>r solitario <strong>de</strong> larguísima duración. El mismo autor ha<br />
mostrado lo que pue<strong>de</strong> haber <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> sus imágenes improbables al hacer la conexión<br />
entre el ganado como base <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r dictatorial y las vacas en el palacio<br />
presi<strong>de</strong>ncial: «Se trata <strong>de</strong> los dictadores latinoamericanos que son dictadores<br />
feudales y gana<strong>de</strong>ros, dictadores agropecuarios... En Latinoamérica los dictadores<br />
son vacunos». 3<br />
La ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>gradante es una <strong>de</strong> las vertientes <strong>de</strong> la costumbre <strong>de</strong>l mamagallismo,<br />
costumbre caribeña que tiene una presencia marcada en muchas obras<br />
<strong>de</strong> García Márquez. 4 El mamagallismo ya había hecho un papel en el retrato <strong>de</strong>l<br />
caudillo, dictador en escala menor, en La mala hora, «Los funerales <strong>de</strong> la Mamá<br />
Gran<strong>de</strong>» y en Cien años <strong>de</strong> soledad.<br />
En La mala hora, se nos muestra que no pue<strong>de</strong> tener éxito una reforma superficial<br />
<strong>de</strong> un sistema <strong>de</strong> abuso cuando los reformadores son los violentos abusadores<br />
<strong>de</strong>l pasado. 5 La costumbre <strong>de</strong> la violencia está agazapada siempre <strong>de</strong>trás<br />
<strong>de</strong> la paz reciente, buscando una razón para salir. El alcal<strong>de</strong> violento <strong>de</strong> la novela<br />
pier<strong>de</strong> progresivamente su máscara <strong>de</strong> paz hasta revelarse como el mismo<br />
asesino que era antes <strong>de</strong>l período <strong>de</strong> calma provisional. El alcal<strong>de</strong>, personaje<br />
central <strong>de</strong> la novela, nos muestra el caudillo militar en el primer peldaño <strong>de</strong> la<br />
escalera, a nivel <strong>de</strong> alcal<strong>de</strong> <strong>de</strong> pueblo. Ya en esta obra temprana, hallamos la<br />
ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> minar la figura <strong>de</strong>l déspota. Queda clara con la intervención notable<br />
<strong>de</strong>l narrador en ciertas instancias. Es el caso cuando el alcal<strong>de</strong> está extorsio-<br />
2. G. GARCIA MÁRQUEZ con P. APULEYO MENDOZA, El olor <strong>de</strong> la guayaba, <strong>Barcelona</strong>, Bruguera,<br />
1982, pp. 117-118.<br />
3. E. GONZÁLEZ BERMEJO, Cosas <strong>de</strong> escritores, Montevi<strong>de</strong>o, Marcha, 1982, p. 34.<br />
4. K.E.A. MOSE, Defamiliarizalion in íhe Work of Gabriel García Márquez, Lewiston, Edwin<br />
Mellen Press, <strong>1989</strong>, p. 237. Aquí el término se <strong>de</strong>scribe así: «one of the frequent mo<strong>de</strong>s of "mamagallismo"<br />
is to make fun of a person, telling him the opposite of what is true, by painting a glowing but<br />
ironic picture of someone or something. Flattering language or language inappropriately high-sounding<br />
and complimentary and a false tone of praise or respect may be features of the phenomenon. A<br />
bathetic or ironic barb of <strong>de</strong>flationary intent may also characteríze it».<br />
5. Las referencias al texto vienen <strong>de</strong> La mala hora, Buenos Aires, Sudamericana, 1968.<br />
838
nándole dinero al asesino César Montero y tenemos el comentario simbólico:<br />
«En ese instante, una tufarada nauseabunda invadía la habitación» (p. 85) don<strong>de</strong><br />
la corrupción literal <strong>de</strong> una vaca se usa para señalar la corrupción moral <strong>de</strong>l alcal<strong>de</strong>.<br />
En otro caso, al macho dominador que se <strong>de</strong>splaza con autoridad se le<br />
muestra un solitario atrapado por su propia autoridad: «inconsciente <strong>de</strong> la invisible<br />
telaraña que el tiempo había ido tejiendo a su alre<strong>de</strong>dor, le habría bastado<br />
una instantánea explosión <strong>de</strong> clarivi<strong>de</strong>ncia para haberse preguntado quién estaba<br />
sometido a quién» (p. 160). Su machismo se reduce a la mofa cuando es impotente<br />
frente a sus <strong>de</strong>seos en la presencia <strong>de</strong> Casandra, la adivinadora <strong>de</strong>l circo.<br />
La dirección crítica <strong>de</strong> esta impotencia se aclara cuando García Márquez le<br />
dice a Plinio Apuleyo que <strong>de</strong>jó en su libro la posible interpretación homosexual<br />
para la incapacidad <strong>de</strong> amor <strong>de</strong>l alcal<strong>de</strong>, lo que implica cierta reducción para un<br />
militar en una sociedad machista (El olor, p. 160).<br />
La figura <strong>de</strong>l caudillo oligárquico se hace objeto <strong>de</strong> mamagallismo más<br />
fuerte en Los funerales <strong>de</strong> la Mamá Gran<strong>de</strong>. 6 Usando un tono popular, festivo,<br />
se somete a la irrisión la figura <strong>de</strong>l caudillo regional, la Mamá Gran<strong>de</strong>, con las<br />
instituciones <strong>de</strong>l gobierno y la iglesia. La conclusión <strong>de</strong>l cuento muestra que<br />
tiene un <strong>de</strong>signio moral que es el <strong>de</strong> ser «lección y escarmiento <strong>de</strong> las generaciones<br />
futuras» (p. 147). Esta lección se da a través <strong>de</strong> una perspectiva popular,<br />
burlona que, a la vez que critica los abusos <strong>de</strong>l caudillo oligárquico, dueño <strong>de</strong> la<br />
tierra, le presta un color nuevo por procedimientos estructurales y estilísticos<br />
que tien<strong>de</strong>n a <strong>de</strong>sfamiliarizar lo familiar <strong>de</strong>l tema.<br />
Así, el po<strong>de</strong>r local <strong>de</strong> la Mamá Gran<strong>de</strong> se representa como un reino <strong>de</strong> noventa<br />
y dos años. El mismo estiramiento se aplica a su cuerpo qu se pone en el<br />
plano irrisorio <strong>de</strong>l gigantismo. De manera que sus «tetas matriarcales» se <strong>de</strong>finen<br />
como aptas para «amamantar ella sola a toda su especie» (p. 133). Y se burla<br />
<strong>de</strong> su autoridad por i<strong>de</strong>ntificar ésta con su trasero rabelaisiano. No se escapa<br />
ni en el momento <strong>de</strong> su muerte que es precedida por un eructo sonoro. Con una<br />
inventiva calculadora, se mofa <strong>de</strong> las maniobras que usó la Mamá Gran<strong>de</strong> para<br />
ejercer control, agrupándolas bajo lemas jocosos como parte <strong>de</strong> su testamento.<br />
Como patrimonio invisible se enumera toda una larga lista <strong>de</strong> clichés que enmascaran<br />
la hipocresía y el abuso <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r. Y hay un patrimonio secreto también,<br />
que no es nada menos que el frau<strong>de</strong> electoral que permite votar por los<br />
muertos que ha habido en todo un siglo.<br />
Existen varios puntos <strong>de</strong> contacto entre esta sátira <strong>de</strong>l caudillo local y la <strong>de</strong>l<br />
patriarca. El punto <strong>de</strong> partida <strong>de</strong> la narración es la hora <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> la Mamá<br />
Gran<strong>de</strong> y su muerte trae simbólicamente la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> su casa, como si la<br />
justicia poética <strong>de</strong>biera esperar la <strong>de</strong>función <strong>de</strong>l caudillo. La nota más acusada<br />
<strong>de</strong> semejanza entre las dos obras es el estiramiento <strong>de</strong> <strong>de</strong>talles que revelan una<br />
6. Las referencias vienen <strong>de</strong> Los funerales <strong>de</strong> la Mamá Gran<strong>de</strong>, Buenos Aires, Sudamericana,<br />
1968.<br />
839
actitud corrosivamente discordante con el po<strong>de</strong>r que el caudillo representa. El<br />
cadáver <strong>de</strong> la Mamá Gran<strong>de</strong> corrompiéndose en burbujas <strong>de</strong> podredumbre en la<br />
feroz canícula tropical es comparable al <strong>de</strong>l patriarca comido por los buitres.<br />
Sin embargo, el tono es distinto. En Los funerales, se ríe, se divierte con un retrato<br />
más superficial. El retrato más divertido <strong>de</strong> la Mamá Gran<strong>de</strong> es el resultado<br />
<strong>de</strong> un mayor distanciamiento <strong>de</strong>bido a la perspectiva <strong>de</strong> la voz callejera que<br />
se pone al margen <strong>de</strong> la historia, en El otoño, uno queda sorprendido, maravillado,<br />
atónito por el cuadro <strong>de</strong> la barbarie <strong>de</strong>smesurada que hermana con la risa.<br />
La inventiva fantasiosa, a la vez que nos divierte con sus caricaturas, no nos <strong>de</strong>ja<br />
olvidar que la mentalidad <strong>de</strong>l patriarca, con su trasfondo patológico, es una<br />
realidad y que el ropaje expresivo, lingüístico es lo que la hace <strong>de</strong>rivar en la<br />
burla <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sfamiliarización.<br />
El coronel Aureliano Buendía <strong>de</strong> Cien años <strong>de</strong> soledad es otra figura <strong>de</strong> caudillo.<br />
El coronel se <strong>de</strong>sarrolla subordinado al <strong>de</strong>sarrollo histórico <strong>de</strong> Macondo.<br />
Tiene dimensiones más profundas, humanamente más profundas, que la figura<br />
<strong>de</strong> la Mamá Gran<strong>de</strong> cuyo retrato es epidérmico y social. A través <strong>de</strong>l coronel<br />
Aureliano se ve especialmente la evolución <strong>de</strong> la soledad y <strong>de</strong> la <strong>de</strong>shumanización<br />
<strong>de</strong>l lí<strong>de</strong>r. A<strong>de</strong>más, se refleja lo absurdo <strong>de</strong> la vida que se reduce a una imagen<br />
mítica <strong>de</strong> la futilidad cuando el coronel hace para <strong>de</strong>shacer, fabricando sus<br />
pescaditos <strong>de</strong> oro para fundirlos y rehacerlos en un proceso incesante. La figura<br />
<strong>de</strong>l coronel tiene sus ribetes <strong>de</strong> mamagallismo también. Un lí<strong>de</strong>r que promueve<br />
treinta y dos levantamientos armados para per<strong>de</strong>rlos todos, que sufre <strong>de</strong> golondrinos<br />
y alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l cual se traza un círculo <strong>de</strong> tiza para guardarle a todo el<br />
mundo a una distancia <strong>de</strong> tres metros muestra cualida<strong>de</strong>s risibles. Pero es un<br />
mamagallismo <strong>de</strong> tipo más benigno porque no muy lejos <strong>de</strong> la risa queda simbolizado<br />
algo más serio, la falta <strong>de</strong> éxito <strong>de</strong> los héroes populares <strong>de</strong> Hispanoamérica,<br />
las aflicciones y la soledad <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r. El coronel es más bien patético que<br />
ridículo. Si tenemos que buscar figuras <strong>de</strong> mamagallismo en Cien años, tendremos<br />
que recurrir más bien a tipos como los eternos abogados eternamente vestidos<br />
<strong>de</strong> negro.<br />
Con la figura <strong>de</strong>l patriarca la voluntad creadora y crítica <strong>de</strong>l novelista cambia.<br />
Adopta la actitud <strong>de</strong>spectiva <strong>de</strong> La mala hora combinado con un mamagallismo<br />
aún más <strong>de</strong>senfrenado que el <strong>de</strong> Los funerales <strong>de</strong> la Mamá Gran<strong>de</strong>. Las<br />
dos imágenes nucleares <strong>de</strong> la novela, el militar que huye embarrando la alfombra<br />
y el dictador inconcebiblemente viejo en un palacio con vacas se confabulan<br />
en la generación <strong>de</strong> una ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>nigrante, extravagante don<strong>de</strong> muchos elementos<br />
<strong>de</strong> la verdad son llevados a la <strong>de</strong>sfamiliarización por la lente <strong>de</strong> aumento<br />
<strong>de</strong> una fantasía irrestricta. Siendo el dictador una figura ya mitificada e hiperbolizada<br />
por sucesos extraordinarios <strong>de</strong> la vida real y por los numerosos<br />
esfuerzos <strong>de</strong> captarla en previas obras literarias, ser original en retratarlo pi<strong>de</strong><br />
estratagemas novedosas. García Márquez ofrece como solución una inflación<br />
constante <strong>de</strong> la realidad. El otoño <strong>de</strong>l patriarca propone un conjunto apretado<br />
840
<strong>de</strong> «extremosida<strong>de</strong>s» <strong>de</strong> las cuales unas pocas harán la leyenda <strong>de</strong> cualquier dictador<br />
extremo. 7 Se <strong>de</strong>staca por esa inflación voluntaria que se basa en verda<strong>de</strong>s<br />
esenciales.<br />
Des<strong>de</strong> la primera página <strong>de</strong> la novela, ya no sabemos a qué atenernos. Lo<br />
milagroso, lo inesperado nos asaltan al acercarnos al cadáver <strong>de</strong> un dictador<br />
«más viejo que todos los hombres y todos los animales viejos <strong>de</strong> la tierra y <strong>de</strong>l<br />
agua» a cuyo cuerpo se adhieren liqúenes y otros parásitos <strong>de</strong>l mar (El otoño, p.<br />
8). Para cohabitar el mundo <strong>de</strong>l patriarca, el lector tiene que abandonar la incredulidad.<br />
Una <strong>de</strong> las estructuras fundamentales <strong>de</strong>l mamagallismo <strong>de</strong> largo aliento es<br />
elevar a alguien para rebajarlo <strong>de</strong>spués con el picón <strong>de</strong>l ridículo. Como centro<br />
<strong>de</strong> la novela, el patriarca es blanco constante <strong>de</strong> un mamagallismo extravagante<br />
y reductor. Todos los círculos <strong>de</strong> la realidad que le encierran al patriarca <strong>de</strong>muestran<br />
la negatividad. Su país se llama repetidamente «un reino <strong>de</strong> pesadumbre»<br />
(pp. 103, 147, 174, 186, 208, 241). También se llama «país <strong>de</strong> mierda» (p.<br />
9). Su palacio, confuso laberinto <strong>de</strong> estancamiento y putrefacción, se <strong>de</strong>scribe<br />
como mercado público y muladar. Invadido a menudo por hediondos leprosos,<br />
tullidos y ciegos, por perros, gallinas y vacas <strong>de</strong>voradoras <strong>de</strong> cortinas y muebles,<br />
es una «casa <strong>de</strong> nadie» (pp. 130, 234, <strong>26</strong>4), una «casa <strong>de</strong> cementerio» (pp.<br />
<strong>21</strong>3, 225), una «inmensa casa en tinieblas» (p. 253). La figura que da su razón<br />
<strong>de</strong> ser a este palacio se reduce por diversas maneras y en todas las esferas <strong>de</strong> su<br />
acción a «un tirano <strong>de</strong> burlas» (p. 270). Es animalizado, pero no en la tradición<br />
sudamericana que hace <strong>de</strong> los hombres leones o yaguares, animales notables por<br />
su po<strong>de</strong>r, fuerza y capacidad combativa. Más bien se usan comparaciones peyorativas<br />
o repugnantes. Así, el patriarca termina siendo una «bestia <strong>de</strong>crépita» (p.<br />
<strong>26</strong>2) y en varios momentos tiene escamas en el cuerpo, tiene belfos con hilos <strong>de</strong><br />
baba, se le compara a la tortuga, al elefante y al armadillo. También tiene ojos<br />
<strong>de</strong> iguana, labios <strong>de</strong> murciélago, y un testículo herniado que se asemeja al <strong>de</strong> un<br />
buey. En el nivel intelectual, es un iletrado que firma documentos con el pulgar<br />
y cuya i<strong>de</strong>a genial se reduce al establecimiento <strong>de</strong> escuelas <strong>de</strong> barrer en todas<br />
las provincias. Socialmente, se siente más cercano <strong>de</strong> los criados <strong>de</strong> palacio y se<br />
ro<strong>de</strong>a <strong>de</strong> gente repugnante. Sus modales son primitivos y su acto sexual preferido<br />
es asaltar brutalmente a las obreras <strong>de</strong> palacio envite rudimentario, que termina<br />
sin satisfacción en su llantito <strong>de</strong> perro. En su <strong>de</strong>crepitud, se le pinta como<br />
un anciano ver<strong>de</strong> y perverso que comete actos inolvidablemente repugnantes.<br />
El propósito <strong>de</strong> ridiculizar al patriarca como representante <strong>de</strong> un tipo <strong>de</strong>testable<br />
se afirma cuando el mamagallismo está estructurado en series <strong>de</strong> <strong>de</strong>talles<br />
afines. Es el caso con las conexiones entre el patriarca y Dios. En sus giras <strong>de</strong><br />
popularidad, don<strong>de</strong> la popularidad está organizada solapadamente por las fuer-<br />
7. El término «extremosida<strong>de</strong>s» se toma <strong>de</strong>l libro <strong>de</strong> R. GULLON, García Márquez o el olvidado<br />
arte <strong>de</strong> contar, Madrid, Tauros, 1970, p. 43.<br />
841
zas <strong>de</strong> seguridad, la gente lo acoge como «sentado a la diestra <strong>de</strong> la Santísima<br />
Trinidad» (p. 19), pero la yuxtaposición <strong>de</strong> <strong>de</strong>talles <strong>de</strong>scriptivos <strong>de</strong>sfavorables<br />
hace <strong>de</strong> la conexión una burla. En otro lugar hay esta parodia <strong>de</strong> la Biblia: «bastaba<br />
que él señalara con el <strong>de</strong>do a los árboles que <strong>de</strong>bían dar frutos y a los animales<br />
que <strong>de</strong>bían crecer y a los hombres que <strong>de</strong>bían prosperar, y había or<strong>de</strong>nado<br />
que quitaran la lluvia <strong>de</strong> don<strong>de</strong> estorbaba las cosechas y la pusieran en tierra<br />
<strong>de</strong> sequía, y así había sido» (p. 93). Aquí la i<strong>de</strong>ntificación con el po<strong>de</strong>r divino<br />
está enmarcado por <strong>de</strong>talles como su andar <strong>de</strong> armadillo y su miedo <strong>de</strong> pronunciar<br />
discursos, y por eso se disuelve en una escena risible. La reputación que reclama<br />
el patriarca para sí mismo, <strong>de</strong> controlar la naturaleza, <strong>de</strong> or<strong>de</strong>nar el universo<br />
y <strong>de</strong> controlar la Divina Provi<strong>de</strong>ncia, resulta ridicula cuando sabemos que<br />
su favorito Saenz <strong>de</strong> la Barra está controlándolo a él. Las comparaciones con<br />
Cristo logran el mismo efecto <strong>de</strong> ridículo. Ejemplo sobresaliente son los textos<br />
que lo proclaman un prodigio, «un hombre sin padre» (p. 51), porque, dicen, su<br />
madre, Bendición Alvarado, lo concibió «sin concurso <strong>de</strong> varón». La verdad<br />
que <strong>de</strong>scubre el lector es que Bendición se prostituyó para no pasar hambre y no<br />
sabía cuál <strong>de</strong> sus amantes fuera su padre.<br />
Otra serie estructural, aún más <strong>de</strong>nigrante, es la que conecta al patriarca con<br />
las heces, <strong>de</strong>finiéndolo como un dictador <strong>de</strong> mierda. En sus momentos <strong>de</strong> mayor<br />
gloria y placer, el patriarca es incontinente. Se enfrenta con un asesino en potencia<br />
y lo subyuga, pero al volver a su dormitorio, la máscara <strong>de</strong> la sangre fría<br />
cae para revelar unos pantalones ensopados <strong>de</strong> mierda. No goza <strong>de</strong> mayor fortuna<br />
en el amor. Después <strong>de</strong> una espera interminable <strong>de</strong> dos años para hacerle el<br />
amor a Leticia Nazareno, llega el momento anhelado. Luego <strong>de</strong> un paroxismo<br />
<strong>de</strong> amor finamente elaborado, la pasión se disuelve en una lluvia patriarcal <strong>de</strong><br />
heces. La conexión entre patriarca y heces es constante. Hasta llega a recitar la<br />
poesía <strong>de</strong> Darío en el estiércol <strong>de</strong> una caballeriza y en su <strong>de</strong>crepitud recibe su<br />
información <strong>de</strong> lo escrito en las pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l excusado.<br />
La incongruencia es otro aspecto frecuente <strong>de</strong>l mamagallismo reductor. Pue<strong>de</strong><br />
ser una incongruencia <strong>de</strong> tono. Por ejemplo, la proclamación <strong>de</strong> una época <strong>de</strong><br />
paz se hace risible cuando el zumbido en el oído <strong>de</strong>l patriarca se <strong>de</strong>nomina «el<br />
zumbido <strong>de</strong> la paz» (p. 41). Pue<strong>de</strong> ser una incongruencia entre los mismos <strong>de</strong>talles<br />
<strong>de</strong>scriptivos. Así, el cadáver <strong>de</strong>l patriarca tiene «el pecho blindado <strong>de</strong> falsas<br />
medallas <strong>de</strong> victorias imaginarias <strong>de</strong> guerras <strong>de</strong> chocolate inventadas por sus<br />
aduladores impávidos» (p. <strong>21</strong>9).<br />
El mamagallismo imperante en El otoño <strong>de</strong>l patriarca ridiculiza la misma<br />
forma <strong>de</strong> gobierno que es una dictadura. Envueltos en las imágenes extremas,<br />
narradas con <strong>de</strong>talles tremendistas, se hallan simbolizados rasgos esenciales,<br />
universales <strong>de</strong>l dictador que se nutren en cierta perspectiva i<strong>de</strong>ológica. García<br />
Márquez ve en el tipo algo enfermo, producto y causa <strong>de</strong> la corrupción en la sociedad.<br />
Esta actitud crítica estuvo presente en la misma concepción <strong>de</strong> la novela.<br />
Como García Márquez había dicho en su coloquio con Vargas Llosa: «el es-<br />
842
critor ... tiene su formación i<strong>de</strong>ológica y si ella es firme y es escritor sincero en<br />
el momento <strong>de</strong> contar su historia ... esta posición i<strong>de</strong>ológica se verá en su historia<br />
... va a alimentar su historia y es a partir <strong>de</strong> este momento que esa historia<br />
pue<strong>de</strong> tener esa fuerza subversiva ... No creo que sea <strong>de</strong>liberada pero sé que es<br />
inevitable». 8 En las dos imágenes nucleares <strong>de</strong> la novela, una <strong>de</strong> la realidad venezolana<br />
y la otra <strong>de</strong> la fantasía inspiradora <strong>de</strong>l escritor, se halla la actitud artística<br />
que guiará su acercamiento creativo al dictador. Esta actitud es una <strong>de</strong>sfamiliarización<br />
con elementos <strong>de</strong> mamagallismo.<br />
8. G. GARCÍA MÁRQUEZ y M. VARGAS LLOSA, La novela en América Latina: Diálogo, Lima,<br />
Universidad Nacional <strong>de</strong> Ingeniería, 1967, p. 9.<br />
843
LA MÁSCARA DEL LENGUAJE: CASA DE CAMPO DE JOSÉ DONOSO<br />
MARIE MURPHY<br />
Loyola College<br />
Mientras que la nueva narrativa latinoamericana cuestiona muchos aspectos<br />
<strong>de</strong> autorreflexividad, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> esta tradición, Casa <strong>de</strong> campo <strong>de</strong> José Donoso 1<br />
llega a ser uno <strong>de</strong> los más exhaustivos exámenes <strong>de</strong>l arte <strong>de</strong> novelar, yuxtaponiendo<br />
abiertamente técnicas realistas y posmo<strong>de</strong>rnas. En este estudio, examino<br />
un problema central <strong>de</strong> la metaficción: la discrepancia entre el arte y la realidad.<br />
Consi<strong>de</strong>ro dos ejemplos <strong>de</strong> la «mise en abyme», y señalo el papel <strong>de</strong>l artificio<br />
(y el artificio <strong>de</strong>l lenguaje), el cual subraya paradójicamente, la búsqueda <strong>de</strong> la<br />
historia y la realidad en la novela. Las estrategias retóricas explícitamente presentadas<br />
al lector se complementan con una red <strong>de</strong> duplicación interior, es <strong>de</strong>cir,<br />
con el recurso <strong>de</strong> la «mise en abyme». Dos <strong>de</strong> éstas, la excursión a una laguna<br />
mítica y la obra teatral («La Marquesa salió a las Cinco», un frecuente<br />
pasatiempo veraniego <strong>de</strong> los niños <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la novela) reflejan el marco exterior<br />
<strong>de</strong> la novela, mientras que simultáneamente se refieren a la construcción <strong>de</strong><br />
la realidad <strong>de</strong> los personajes y al proceso estructurador <strong>de</strong> la ficción.<br />
Tanto la obra teatral como la excursión son ficciones <strong>de</strong> orígenes inciertos<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la novela y su función es idéntica <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la anécdota: la mistificación<br />
<strong>de</strong> un grupo antagónico. Es <strong>de</strong>cir, la excursión a la laguna mítica se inventa<br />
para distraer a los adultos y evitar que reconozcan y se apropien <strong>de</strong> la inminente<br />
revolución mientras que la obra teatral se propone <strong>de</strong>spistar a los niños para que<br />
no se unan a la sublevación. La laguna y la obra indican la predilección <strong>de</strong> los<br />
Ventura por vivir en un mundo <strong>de</strong> fantasía, negándose a confrontar la realidad.<br />
Simultáneamente, estas dos «mises en abyme» recuerdan y exaltan el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong><br />
la invención, problematizando los dos vocablos: la naturaleza <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r y el es-<br />
1. José DONOSO, Casa <strong>de</strong> campo, <strong>Barcelona</strong>, Seix-Barral, 1978. Todas las referencias a las páginas<br />
<strong>de</strong> la novela irán en el texto.<br />
845
taludo creativo <strong>de</strong>l lenguaje que se <strong>de</strong>sliza a pesar <strong>de</strong> las versiones oficiales <strong>de</strong><br />
la verdad.<br />
La novela es un «lugar sin límites» y ningún lugar, un sitio don<strong>de</strong> la realidad<br />
y la fantasía se cruzan en una construcción textual en la cual las partes se<br />
reflejan y reflejan la totalidad, mientras que las fronteras entre los elementos<br />
constitutivos se subvierten. La novela comienza con una excursión a una laguna<br />
inexistente; los sucesos centrales se confun<strong>de</strong>n con los <strong>de</strong> la obra inserta; y el<br />
fresco «trompe Poeil» se hace real, mientras que los personajes se reducen a la<br />
bidimensionalidad <strong>de</strong>l fresco. Más allá <strong>de</strong>l juego <strong>de</strong> la autoridad entre el autor<br />
implícito, el narrador, los personajes y los lectores, el texto cuestiona la percepción<br />
<strong>de</strong> la realidad, su representación y finalmente su existencia.<br />
El texto se anuncia como una analogía ficticia <strong>de</strong> teorías sociológicas como<br />
las <strong>de</strong>scritas por Berger y Luckmann, en las cuales la realidad se construye socialmente,<br />
principalmente a través <strong>de</strong>l lenguaje, 2 así como <strong>de</strong> un concepto expresado<br />
por S.J. Schmidt. 3 Schmidt se basa en la epistemología constructivista<br />
cuando afirma que «el mundo construido es un mundo que consiste en la experiencia<br />
y no afirma la "verdad" en términos <strong>de</strong> correspon<strong>de</strong>ncia con una realidad<br />
onlológica». Concluye que la realidad siempre es una construcción y que su<br />
existencia objetiva es una ficción, ya que no po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>terminar más que postulaciones<br />
<strong>de</strong> la realidad. Casa <strong>de</strong> campo y sus personajes continuamente afirman<br />
y confirman, aún cuando paradójicamente du<strong>de</strong>n y subviertan, la presencia<br />
y la realidad. Mientras que la ficcionalización <strong>de</strong>l discurso y los «orígenes» iniratcxtuales<br />
dibujan un vago mundo apartado <strong>de</strong> la realidad, la extraña semejanza<br />
con acontecimientos reales y la realidad social juegan contra el solipsismo<br />
<strong>de</strong>l texto.<br />
La excursión a la fabulosa laguna presenta y funciona como emblema <strong>de</strong> la<br />
novela misma. El comienzo espasmódico <strong>de</strong> la narración se hace eco <strong>de</strong>l infructuoso<br />
intento <strong>de</strong> establecer una causa original para el viaje <strong>de</strong> los padres. Igualmente,<br />
el narrador continuamente viaja hacia atrás en el tiempo para explicar la<br />
hipotética laguna, vuelta aún más implausible por los rumores, las adivinanzas y<br />
el círculo siempre mayor <strong>de</strong> participantes en la creación <strong>de</strong> este mito. Aparentemente<br />
Arabela, Wenceslao y Adriano se confabularon para inventar la laguna,<br />
esperando apartar a los adultos <strong>de</strong> su centro <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r y oro. La laguna comienza<br />
como una ficción <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la novela pero los Ventura finalmente aceptan su<br />
existencia, por lo que llega a ser «real». Cuando los niños pi<strong>de</strong>n más informa-<br />
2. Ricardo GUTIÉRREZ MOUAT se ha referido a la obra <strong>de</strong> éstos en relación a la ficción <strong>de</strong> Donoso<br />
en las notas a la Introducción <strong>de</strong> su José Donoso: Impostura e impostación: La mo<strong>de</strong>lización lúdica<br />
y carnavalesca <strong>de</strong> una producción literaria, Gaitherburg, MD, Hispamérica, 1983. Peter L. Berger<br />
and Thomas Luckmann, The Social Conslrucüon of Realily: A Treatise in the Sociology of<br />
Knowledge, Gar<strong>de</strong>n City, New York, Doubleday, 1966.<br />
3. S.J. SCHMIDT, «The Fiction is that Reality Exists: A Constructivist Mo<strong>de</strong>l of Reality, Fiction,<br />
and Literature», Poetics Today, 5.2 (1984), pp. 253-274.<br />
846
ción, los padres fabrican respuestas para encubrir su perplejidad. Los documentos<br />
y los mapas apócrifos <strong>de</strong> Arabela, un nivel más allá <strong>de</strong> la oralidad <strong>de</strong> los rumores,<br />
aprisionan aún más a los adultos en la aparentemente incontrovertible<br />
verificación <strong>de</strong> la palabra escrita. Sin embargo, la palabra sólo «verifica» la inseguridad<br />
textual.<br />
La explicación <strong>de</strong>l origen <strong>de</strong>l mito que provee el narrador claramente se refiere<br />
a la poética <strong>de</strong> la ficción tanto como al proceso similar <strong>de</strong> construcción <strong>de</strong><br />
la realidad. La ficción se crea con voces y fragmentos que poco a poco construyen<br />
un corolario <strong>de</strong> la realidad, potencialmente confundido por un lector ingenuo<br />
con la realidad misma. El narrador <strong>de</strong> Donoso asegura que, a través <strong>de</strong> su<br />
metanarrativa, no confundimos sus palabras con personas y sucesos reales. Al<br />
lector se le ofrecen simultáneamente y se le niegan indicios realistas escénicos y<br />
<strong>de</strong> sucesos. La cabalgata en forma <strong>de</strong> serpentina hacia la laguna es una metáfora<br />
<strong>de</strong> la sucesión <strong>de</strong> palabras en la novela que precariamente reemplazan el mundo<br />
ausente —figuras trazadas y borradas en el mismo proceso. La excursión, como<br />
<strong>de</strong>leitoso escape <strong>de</strong> las construcciones diarias, se refiere a las convenciones <strong>de</strong><br />
la ficción. La novela también hace un viaje, sin otro <strong>de</strong>stino que el suyo propio,<br />
infinitamente expandible por medio <strong>de</strong> digresiones temporales y espaciales. El<br />
concepto <strong>de</strong> la narrativa como <strong>de</strong>splazamiento físico se sugiere a través <strong>de</strong>l<br />
arreglo jerárquico <strong>de</strong> los coches en la cabalgata, las recurrentes imágenes lineales<br />
(la cabalgata, el tren, la sinuosa línea <strong>de</strong> los coches y la reja <strong>de</strong> Marulanda) y<br />
la reduplicación <strong>de</strong> la excursión en una serie <strong>de</strong> viajes menores —todo conectado<br />
metafóricamente al presente <strong>de</strong>l viaje narrativo.<br />
La contrapartida <strong>de</strong> la laguna, la obra teatral <strong>de</strong> los niños, es asimismo una<br />
afirmación <strong>de</strong> la irrealidad <strong>de</strong> la novela. Se trata <strong>de</strong> una versión estilizada <strong>de</strong> la<br />
novela mayor, que subraya la lucha por el po<strong>de</strong>r, tanto como la producción continua<br />
<strong>de</strong> mitos y mascaradas. También recuerda a los lectores la ausencia <strong>de</strong>l<br />
amor en un mundo don<strong>de</strong> el afecto es una farsa, hiperbólicamente reducido a<br />
una intriga amorosa en «La marquesa salió a las cinco». La monolítica sociedad<br />
<strong>de</strong> Marulanda se torna aún más irreal en el espejo distorsionado <strong>de</strong>l drama. Los<br />
personajes, ya emblemáticos, son aquí completas caricaturas; el comportamiento<br />
artificioso juega aquí un papel explícito; el paisaje y la mansión fantásticos,<br />
literalmente llegan a ser un escenario teatral y los rumores, un guión. Por ejemplo,<br />
un personaje, La Pérfida Marquesa, acompaña «sus palabras con una carcajada<br />
<strong>de</strong> final <strong>de</strong> segundo acto» (341); el narrador aspira a construir «un escenario<br />
para su recital» (324) y «afuera, un sol muy alto, bruñido como por or<strong>de</strong>n <strong>de</strong><br />
los Ventura, <strong>de</strong>tallaba la superficie azul <strong>de</strong>l cielo» (324).<br />
Aunque la obra teatral se propone apoyar la autoridad <strong>de</strong> los adultos, la obra<br />
se subvierte por las <strong>de</strong>sviaciones <strong>de</strong> la supuesta trama. La duplicidad verbal en<br />
la cual cada suceso revolucionario se re<strong>de</strong>fine como un mero juego sin trascen<strong>de</strong>ncia<br />
triunfa por un tiempo al mantener el status quo. Sólo se pue<strong>de</strong> superar el<br />
drama si uno se niega a jugar según las reglas. Después <strong>de</strong> la revolución y en<br />
847
cuanto Casilda roba el oro <strong>de</strong> los Ventura, el juego (la obra) ya no sirve a los<br />
propósitos <strong>de</strong> los padres, por lo que se toma una <strong>de</strong> las medidas más salvajes:<br />
los sirvientes aplastan la insurrección con una violencia nunca vista en Marulanda.<br />
Una <strong>de</strong> las preocupaciones principales <strong>de</strong> la novela es el acoplamiento entre<br />
el artificio y el lenguaje; en efecto, el lenguaje es algo tan impuesto como lo<br />
son los trajes <strong>de</strong> los personajes. Los Ventura (los adultos) esperan que el lenguaje<br />
sea una ventana hacia el mundo. A<strong>de</strong>más, el lenguaje <strong>de</strong>be ser unívoco,<br />
<strong>de</strong>terminado por los po<strong>de</strong>rosos. El narrador <strong>de</strong>muestra esta visión <strong>de</strong>l mundo a<br />
través <strong>de</strong> metáforas: el aparente or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la sociedad <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la novela, la autoridad<br />
<strong>de</strong>l mayordomo simbolizada por su uniforme gigantesco y los personajes<br />
atrapados en una eterna inmovilidad.<br />
Esta actitud monolítica hacia la realidad y el lenguaje se subvierte <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l mismo mundo <strong>de</strong> los adultos. El lenguaje se <strong>de</strong>scentra <strong>de</strong> varias maneras.<br />
Los nombres, por ejemplo, se generalizan, así que Juan Pérez es el mismo<br />
nombre que se le da a un empleado diferente cada año. Por lo tanto, la especificidad<br />
<strong>de</strong> un nombre se <strong>de</strong>smiente por su función más general <strong>de</strong> <strong>de</strong>signar<br />
una posición. Aún menos funcionalmcnte, las palabras se utilizan para expresar<br />
significados opuestos a la norma <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l mundo textual: el amor es el odio,<br />
un año es un día, etc. El lenguaje escon<strong>de</strong> ina<strong>de</strong>cuadamente una falta <strong>de</strong> conocimiento,<br />
como con los libros vacíos <strong>de</strong> la biblioteca o los mitos sobre los orígenes<br />
inexplicables.<br />
Dentro <strong>de</strong> la obra teatral, el lenguaje cobra un significado especial porque su<br />
artificiosidad es paralela al propósito <strong>de</strong> los adultos <strong>de</strong> excluir la realidad mientras<br />
que la naturaleza <strong>de</strong>l lenguaje subvierte su propósito concurrente <strong>de</strong> representar<br />
el mundo como lo <strong>de</strong>sean. La semiosis sin límite <strong>de</strong>l lenguaje que <strong>de</strong>scribe<br />
Charles Pierce se subraya a través <strong>de</strong> un alar<strong>de</strong> caótico <strong>de</strong> palabras en<br />
transformación. 4 Por ejemplo, Juvenal <strong>de</strong>scribe la obra como una fábula, una leyenda,<br />
un cuento <strong>de</strong> hadas; el narrador lo llama una mascarada; y Melania, una<br />
farsa. A ios niños primos, se les llama espectadores, actores, extras, multitud,<br />
mientras que Mauro se refiere al sudor <strong>de</strong> Melania como «esa gota precisa, no<br />
otra, sudor, lágrima, linfa, rocío, cualquier cosa» (2<strong>26</strong>). El narrador se refiere a<br />
los niños con los nombres <strong>de</strong> la novela o <strong>de</strong> la obra teatral inserta sin distinguir<br />
entre ellos y a<strong>de</strong>más, los niños intercambian nombres y papeles durante el resto<br />
<strong>de</strong> la novela con mayor frecuencia. Cuando Adriano entra en el espectáculo,<br />
4. Umberto Eco <strong>de</strong>scribe las teorías <strong>de</strong> Charles Pierce sobre «unlimited semiosis»: «The process<br />
of unlimited semiosis shows us how signification, by means of continual shiftings which refer a<br />
sign back lo anoiher sign or string of signs, circumscribes cultural units in an asymptotic fashion,<br />
without even allowing one to touch them directly, tough making them accessible through other<br />
uniis... Semiosis explains itself by itself: this continual circularity is the normal condition of signification<br />
and even allows communicational processes to use signs in or<strong>de</strong>r to mention things and states<br />
of the world», The Role ofthe Rea<strong>de</strong>r, Boomington, Indianna UP, 1979, p. 198.<br />
848
Melania lo llama «Dios Padre Todopo<strong>de</strong>roso», y el narrador usa la <strong>de</strong>signación<br />
como un epíteto irónico en momentos posteriores.<br />
Wenceslao entien<strong>de</strong> la imposibilidad <strong>de</strong> una interpretación unívoca <strong>de</strong> los<br />
sucesos cuando observa a Juvenal «captando otras voces y visiones que las <strong>de</strong><br />
sus primos en su ruidosa mascarada, sin duda idénticas pero con carga contraria<br />
a las que el mismo veía y oía» (238). Finalmente, la correlación lingüística entre<br />
significante y significado es tan tenue e irreal como las máscaras torcidas, el<br />
obvio maquillaje y la escenografía alucinatoria, don<strong>de</strong> la ilusión <strong>de</strong> correspon<strong>de</strong>ncia<br />
se <strong>de</strong>struye a través <strong>de</strong> trucos teatrales insuficientes. Nada logra emparejarse<br />
ni enmascarar a<strong>de</strong>cuadamente, una metáfora para el <strong>de</strong>slizamiento <strong>de</strong> signos<br />
cuyo significado ni pue<strong>de</strong> limitarse completamente ni presentarse<br />
transparentemente.<br />
Ya que el uso <strong>de</strong>l lenguaje y <strong>de</strong> la voz <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la obra teatral reflejan hiperbólicamente<br />
los <strong>de</strong> la novela, el drama es una «mise en abyme» que Dállenbach<br />
categorizaría como un reflejo <strong>de</strong>l código narrativo tanto como <strong>de</strong>l código textual.<br />
5 A través <strong>de</strong> la exageración, se enfatiza la opacidad <strong>de</strong> todo lenguaje, tanto<br />
como la <strong>de</strong>liberada falta <strong>de</strong> comunicación <strong>de</strong> los adultos, niños y <strong>de</strong>l narrador. El<br />
lenguaje afectado <strong>de</strong> la novela se torna «idioma marquesal», una lengua inventada<br />
y falseada irónicamente, nada infantil: «El capullo se agostaba en lo más azul<br />
<strong>de</strong> la noche, cuando la ajetreada jungla presumía su vapuleadora intransigencia<br />
con el fin <strong>de</strong> <strong>de</strong>struir la orografía imperial <strong>de</strong> mi sangre» (436). Las banalida<strong>de</strong>s<br />
estereotipadas <strong>de</strong> los adultos se parodian en el tono exaltado <strong>de</strong>l idioma marquesal.<br />
Los cultismos, arcaísmos y la complicada sintaxis se mofan <strong>de</strong> las pontificaciones<br />
anafóricas <strong>de</strong> los adultos (y <strong>de</strong>l narrador). Las palabras llegan a ser «divinas<br />
palabras» que embrujan a los niños y a los lectores. El narrador y los niños<br />
están ambiguamente atrapados y gozan <strong>de</strong>l frenético discurso <strong>de</strong> la obra.<br />
Un colapso final <strong>de</strong> la <strong>de</strong>scripción lingüística surge cuando los huéspe<strong>de</strong>s extranjeros<br />
se niegan a creer en la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> la realidad <strong>de</strong> los Ventura. Uno<br />
<strong>de</strong> los huéspe<strong>de</strong>s, pregunta «¿Cómo puedo creer que es verdad lo que la señora<br />
Celeste <strong>de</strong>scribe... que el lugar mismo no es pura invención?... El subjetivismo<br />
con que uste<strong>de</strong>s acostumbran a juzgar todo lo que pertenece a la familia nada tiene<br />
que ver con la realidad vista <strong>de</strong>s<strong>de</strong> afuera y con otra perspectiva» (423,228).<br />
El narrador, al proclamar el hecho <strong>de</strong> que el lenguaje sólo alu<strong>de</strong> a la realidad,<br />
<strong>de</strong>liberadamente pinta a los personajes y la historia como construcciones lingüísticas<br />
en su metanarrativa. Les indica a sus lectores que eviten la trampa <strong>de</strong> ver el<br />
mundo directamente a través <strong>de</strong> palabras. El lenguaje, que inevitablemente limita<br />
y estructura la realidad, se problematiza aún más a través <strong>de</strong> la ambigüedad y el<br />
metalenguaje <strong>de</strong>l narrador. Las palabras en la novela llegan a ser obstáculos y <strong>de</strong>safíos<br />
en la construcción <strong>de</strong> una realidad paralela pero diferente.<br />
La parodia <strong>de</strong>l narrador <strong>de</strong> la mistificación que funciona en todos los niveles<br />
5. Lucien DÁLLENBACH, «Intertexte et autotexte», Poélique 27 (1976), pp. 282-296.<br />
849
<strong>de</strong> la sociedad <strong>de</strong>senmascara el intento <strong>de</strong> los padres <strong>de</strong> suprimir la realidad y<br />
las palabras que no emanan <strong>de</strong> su autoridad. Algunos <strong>de</strong> los personajes más lúcidos<br />
subvierten algunos acontecimientos por el juego o el cuestionamiento <strong>de</strong><br />
palabras. La rebelión <strong>de</strong> los niños busca tanto lanzas como armas y como palabras.<br />
Mauro opta por la intercambiabilidad <strong>de</strong>l lenguaje: cada lanza o palabra<br />
<strong>de</strong>be ser: «reagrupable <strong>de</strong> mil maneras distintas y con mil fines distintos, no esclavizadas<br />
a la función alegórica que ahora las tenía presas en la forma <strong>de</strong> una<br />
reja» (118). Arabela, en contraste con el habla eufemístico <strong>de</strong> los sirvientes<br />
(«<strong>de</strong>saparecer» significa «esfumarse por arte <strong>de</strong> birlibirloque») dice claramente:<br />
«Quiero <strong>de</strong>cir, específicamente, que uste<strong>de</strong>s lo han tomado prisionero y se lo<br />
han llevado» (344-345). Wenceslao y Agapito inventan un lenguaje para comunicarse<br />
entre sí, burlándose <strong>de</strong>l discurso oficial: los hombres <strong>de</strong>l Mayordomo<br />
«eran tan bastos que no comprendían ningún idioma salvo el propio, ni siquiera<br />
la jerigonza» (369). Tanto ei idioma secreto <strong>de</strong> Wenceslao como el idioma marquesal<br />
recuerdan el gíglico <strong>de</strong> Rayuela, otro discurso que juega contra el lenguaje<br />
prosaico, serio y tradicional.<br />
La oligarquía Ventura también inventa un lenguaje pero su po<strong>de</strong>r para conferir<br />
nombres se les niega en última instancia. Descubrimos que, sin que los<br />
adultos lo supieran, el nombre Juan Pérez que genéricamente se refería a una serie<br />
<strong>de</strong> jardineros, es el nombre verda<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> una persona que volvía a Marulanda<br />
anualmente. Irónicamente su papel es diferente <strong>de</strong> lo que habían imaginado,<br />
ya que es un usurpador secreto entre el anónimo grupo <strong>de</strong> los sirvientes. La característica<br />
no funcional <strong>de</strong>l lenguaje no sólo se presenta a niveles microtextuales<br />
sino también a un nivel narrativo mayor. No sólo no correspon<strong>de</strong>n cosas y<br />
palabras, sino que los estáticos comienzos y las alusivas referencias al tiempo y<br />
al espacio <strong>de</strong> la novela niegan la fijación balzaciana <strong>de</strong> la trama en la historia.<br />
Los catalizadores centrales <strong>de</strong>l cuento, la laguna y el drama, nunca creíbles,<br />
pier<strong>de</strong>n completamente su fuerza: la muerte <strong>de</strong> Arabela trascien<strong>de</strong> el encantamiento<br />
<strong>de</strong> la obra, y los extranjeros se burlan <strong>de</strong> la laguna cuando compran Marulanda<br />
al final <strong>de</strong> la novela. El po<strong>de</strong>r y el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l discurso monolítico, inseparable<br />
en esta novela, se diseminan. Recuerda las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> Foucault sobre la<br />
relación entre el po<strong>de</strong>r y el lenguaje: las reglas <strong>de</strong>l discurso, por exclusión y división,<br />
utilizan el conocimiento y el po<strong>de</strong>r para el control social: se invoca la<br />
«verdad» como máscara para su funcionamiento. 6<br />
La máscara <strong>de</strong> la verdad <strong>de</strong> los adultos y la parodia <strong>de</strong>l narrador <strong>de</strong> sus métodos<br />
aunan el significado múltiple <strong>de</strong> la expresión «sólo las apariencias cuentan»<br />
en el discurso. La exagerada riqueza <strong>de</strong> los <strong>de</strong>talles pintorescos traiciona la<br />
intención <strong>de</strong> la novela <strong>de</strong> reducir la simbólica profundidad <strong>de</strong> los personajes y<br />
<strong>de</strong> la trama a diseños esquemáticos como se ve metafóricamente en el fresco<br />
6. Vincent B. LEITCH escribe sobre Michele Foucault en Deconstructive Criücism, New York,<br />
Columbia UP, 1983, pp. 154-155.<br />
850
«trompe l'oeil» —la «mise en abyme» más vertiginosa <strong>de</strong> la novela. La realidad<br />
se transcribe a la superficie <strong>de</strong> la página, o para los personajes, a la platitud <strong>de</strong>l<br />
fresco en el cual se les pue<strong>de</strong> engañar para que entren. Los lectores, también<br />
pue<strong>de</strong>n ser inducidos a entrar en el fresco alegórico y ver una <strong>de</strong>scripción categórica<br />
<strong>de</strong> Chile, u otros reflejos unívocos <strong>de</strong> la realidad.<br />
Mientras que la novela no intenta (ni pue<strong>de</strong>) ser un espejo <strong>de</strong> la historia, refracta<br />
<strong>de</strong> manera distorsionada aspectos <strong>de</strong> la sociedad e historia chilenas y latinoamericanas.<br />
El autor (y el narrador) indican que Casa <strong>de</strong> campo es simultáneamente<br />
una novela <strong>de</strong> aventuras, una novela política y puro lenguaje. 7 Se<br />
entrelaza con la alegoría y la historia pero <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un claro marco <strong>de</strong> ficcionalización<br />
en que se crea un universo separado.<br />
No siendo una novela histórica, sin embargo muestra formas <strong>de</strong> leer un<br />
mundo creado en el cual algunos personajes buscan no sólo lanzas/palabras, sino<br />
también la historia. Wenceslao intenta compren<strong>de</strong>r las contradicciones en la<br />
revolución <strong>de</strong> Adriano, reconociendo los problemas en su sociedad «i<strong>de</strong>al». Insiste<br />
en analizar el movimiento <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro, negando tanto el pesimismo absoluto<br />
como la falta <strong>de</strong> acción. No sólo se <strong>de</strong>lata la negación <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> los<br />
adultos, sino que se cuenta el fracaso <strong>de</strong> llevar a cabo un programa <strong>de</strong> los niños<br />
divididos, <strong>de</strong> construir la historia. No se resuelve la historia ya que el final implica<br />
la continuación <strong>de</strong> los dilemas presentes <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el comienzo, pero el progreso<br />
<strong>de</strong> la novela muestra una débil luz <strong>de</strong> la consciencia. La novela no contiene<br />
un nudo final que ilumine al lector sobre quién inevitablemente poseerá el<br />
po<strong>de</strong>r en Marulanda. Ya que la historia no se pue<strong>de</strong> representar como algo fuera<br />
<strong>de</strong>l lenguaje, el narrador muestra el proceso <strong>de</strong> construir mundos suspendidos<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l lenguaje.<br />
Donoso no reduce la literatura a un mero juego, negándose a hablar, ni rechaza<br />
la realidad totalmente como hacen los Ventura, sino que disuelve la autoridad<br />
absoluta <strong>de</strong>l narrador, los personajes, los lectores y la realidad en una pluralidad<br />
<strong>de</strong>l lenguaje. El narrador <strong>de</strong>shace su propia realidad y su retórica, pero<br />
paradójicamente pi<strong>de</strong> una visión realista.<br />
El juego vertiginoso <strong>de</strong>l lenguaje y <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sdoblamiento textual resalta las similarida<strong>de</strong>s<br />
y sobre todo, las diferencias entre el mito, la ficción y la historia.<br />
La ficción admite que es un mundo <strong>de</strong> apariencias, en el cual las convenciones<br />
aceptadas como convenciones permiten la creación <strong>de</strong> nuevas formas y <strong>de</strong> una<br />
escritura alternativa a la historia. La estructura <strong>de</strong> la «mise en abyme» crea un<br />
placer estético, una textura, en los cuales lo real se investiga y se figura en los<br />
márgenes <strong>de</strong>l lenguaje.<br />
7. Luis Iñigo MADRIGAL cita en una entrevista <strong>de</strong> Z. Nelly Martínez con Donoso en el cual éste<br />
se refiere a su novela como una novela <strong>de</strong> aventuras y una novela política. El narrador <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la<br />
novela la <strong>de</strong>scribe como «puro lenguaje», «Alegoría, historia, novela, a propósito <strong>de</strong> Casa <strong>de</strong> campo»,<br />
Hispamérica IX (1980), pp. 5-31.<br />
851
ARTE Y AGONÍA EN LA NARRATIVA DE JOSÉ REVUELTAS<br />
EDITH NEGRÍN<br />
Instituto <strong>de</strong> Investigaciones Filosóficas,<br />
Universidad Nacional Autónoma <strong>de</strong> México<br />
1. El luto humano, la segunda y mejor conocida novela <strong>de</strong>l escritor mexicano<br />
José Revueltas, se abre con una <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> la muerte, una muerte humanizada,<br />
que tiene cuerpo, rostro, color, sentada a la cabecera <strong>de</strong> una niña agonizante.<br />
Una vez fallecida la niña, esta muerte hecha personaje <strong>de</strong>saparece <strong>de</strong> la novela<br />
y <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong> la producción narrativa <strong>de</strong> Revueltas. Sin embargo, no <strong>de</strong>ja<br />
nunca <strong>de</strong> estar presente en las novelas y los relatos <strong>de</strong>l autor; ya sea en los acontecimientos<br />
<strong>de</strong> la trama, como una atmósfera, como una metáfora, o como el objeto<br />
central <strong>de</strong> las reflexiones <strong>de</strong>l narrador o <strong>de</strong> los personajes. El corpus narrativo<br />
revueltiano parece respon<strong>de</strong>r, en su totalidad, al <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> esclarecer una<br />
interrogación sobre la finitud. Uno <strong>de</strong> los personajes <strong>de</strong> El luto humano expresa<br />
esta inquietud como:<br />
el enigma eterno <strong>de</strong> conocer cómo respon<strong>de</strong> el ser humano frente a la muerte, hecho<br />
tentador, magnífico y que atrae con po<strong>de</strong>r inaudito (El luto 118).<br />
La finitud es, pues, para este escritor, el hecho que <strong>de</strong>fine la condición humana.<br />
Y sus personajes protagonizan una vez y otra la muerte involuntaria, el<br />
suicidio, el crimen pasional, el asesinato por robo, el homicidio político. Dentro<br />
<strong>de</strong> este amplio repertorio, se presta una atención privilegiada a la situación <strong>de</strong> la<br />
agonía.<br />
2. El autor tematiza el espacio <strong>de</strong> la agonía, en forma específica en tres relatos<br />
que constituyen una unidad <strong>de</strong> significado, y que alguna vez llevaron el<br />
mismo título.<br />
El 5 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1946, Revueltas publica en el diario El Nacional un cuento<br />
llamado «La frontera increíble», que luego incluiría en la colección Dormir en<br />
tierra. Al año siguiente, en el número <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> la revista Letras <strong>de</strong> México,<br />
853
y también en El Nacional —el 8 <strong>de</strong> abril— publica otro relato con el mismo título,<br />
«La frontera increíble», que ingresaría a la misma colección <strong>de</strong> cuentos<br />
con el nombre <strong>de</strong> «Lo que sólo uno escucha».<br />
Si bien el volumen Dormir en tierra sale en 1960, ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1953 el autor<br />
había armado una primera versión. Esto fue antes <strong>de</strong> haber escrito el cuento<br />
«Dormir en tierra» que daría título a la colección. En la primera versión, los dos<br />
relatos mencionados aparecían como «La frontera increíble I» y «...II», respectivamente<br />
(Dormir 131-133).<br />
Por otra parte, en el número correspondiente al verano <strong>de</strong> 1947 <strong>de</strong> la revista<br />
cubana Orígenes, el escritor publica otro cuento llamado, una vez más, «La<br />
frontera increíble», que tiene la anotación «México, D.F., diciembre <strong>de</strong> 1964».<br />
Revueltas no incluyó este relato en ninguna <strong>de</strong> sus colecciones, y los editores <strong>de</strong><br />
sus obras completas lo incluyeron en el volumen postumo Las cenizas (Las cenizas<br />
322-323).<br />
El primer cuento llamado «La frontera increíble» —Dormir en tierra<br />
(1960)— lleva un epígrafe <strong>de</strong> Paul Valéry que sugiere lo que la narración <strong>de</strong>sarrolla,<br />
los momentos finales <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> un hombre. El epígrafe dice:<br />
FEDRO: NO oigo nada. Veo bien poca cosa.<br />
SÓCRATES: Quizá no eslés suficientemente muerto.<br />
Paul Valéry, Eupalinos o el Arquitecto<br />
(Dormir 37).<br />
La atmósfera <strong>de</strong>l reíalo está <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el título, el epígrafe y las primeras líneas,<br />
inscrita en el espacio <strong>de</strong>l límite, <strong>de</strong>l pasaje a la muerte. La narración empieza:<br />
Nada alteraba el silencio recogido y humil<strong>de</strong> <strong>de</strong> la habitación. Los párpados<br />
quietos <strong>de</strong>l agonizante hacían pensar que su muerte iba a ser tranquila, sin sufrimiento,<br />
no como esas muertes angustiosas en que la casa se llena <strong>de</strong> terror y hay<br />
un <strong>de</strong>seo tremendo <strong>de</strong> que todo ocurra <strong>de</strong> una vez, sin transiciones, para que cese<br />
el espectáculo intolerable <strong>de</strong>l moribundo que gime o grita como una encarnación<br />
<strong>de</strong>l espanto (37).<br />
La agonía se <strong>de</strong>scribe como una entrada al «reino <strong>de</strong> lo no revelado» (39),<br />
en la que empieza a <strong>de</strong>sarrollarse en el hombre una nueva percepción que lo distingue<br />
y aleja <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más. Los familiares que ro<strong>de</strong>an al moribundo ansian que<br />
les dirija las últimas palabras y miradas; pero para él es imposible, pues ha adquirido<br />
una posibilidad <strong>de</strong> ver que no coinci<strong>de</strong> con la <strong>de</strong> los otros hombres y ha<br />
<strong>de</strong>scubierto un lenguaje nuevo que no le sirve para comunicarse con ellos.<br />
854<br />
todos... estaban allí en espera únicamente <strong>de</strong> la postrer palabra <strong>de</strong> consuelo. Era<br />
imposible que llegaran a compren<strong>de</strong>r lo que iba a ocurrir, lo que estaba ocurrien-
do. El enfermo tenía los ojos cerrados, mas ahora miraba con los ojos <strong>de</strong> la muerte<br />
y veía lo mismo pero más profundo (39).<br />
Situándose en la perspectiva <strong>de</strong>l agonizante, el narrador explica cómo la<br />
nueva mirada y el nuevo lenguaje le permiten acce<strong>de</strong>r a una verdad profunda,<br />
«la verdad <strong>de</strong> la muerte» (40); «verdad monstruosa» (41), a cuya luz los hechos<br />
se transforman; verdad incomunicable, «no había instrumentos humanos con<br />
que revelarla» (41).<br />
A la voz <strong>de</strong>l agonizante, calificada <strong>de</strong> «inhumana, imposible y más allá <strong>de</strong>l<br />
mundo» (40), se contrapone la «voz <strong>de</strong> la tierra» <strong>de</strong> sus familiares, <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más.<br />
La incomunicación vertebra todos los niveles <strong>de</strong>l relato. El moribundo es comparado<br />
a Cristo agonizante en la cruz. Y el narrador afirma que Cristo recibió vinagre<br />
en vez <strong>de</strong> agua porque los soldados eran incapaces <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rlo; toda vez que<br />
él había empezado a hablar «el impenetrable idioma <strong>de</strong> la muerte» (41).<br />
Así, al igual que Cristo, el agonizante no pue<strong>de</strong> hacerse enten<strong>de</strong>r. En tanto<br />
es <strong>de</strong>sgarrado por la violencia <strong>de</strong> la «última batalla» (41) entre la vida y la<br />
muerte, sus familiares están convencidos <strong>de</strong> que fallece serenamente, sin sufrimiento.<br />
2.2. En el relato llamado una vez «La frontera increíble II» y <strong>de</strong>spués «Lo<br />
que sólo uno escucha», se presenta, como protagonista a un músico pobre y sin<br />
relieve llamado Rafael. Este hombre vive la experiencia <strong>de</strong> la agonía imbricada<br />
y confundida con el éxtasis artístico. Poco antes <strong>de</strong> morir es capaz <strong>de</strong> interpretar<br />
una sonata en el violín a la perfección, lo cual no le había sucedido nunca antes.<br />
La voz en tercera persona <strong>de</strong>l narrador omnisciente alterna dos registros.<br />
Uno que correspon<strong>de</strong> a la narración <strong>de</strong> lo que ocurre en el interior <strong>de</strong>l músico;<br />
lo que siente y percibe mientras toca, cuando se encuentra a solas, y <strong>de</strong>spués,<br />
cuando su familia llega. El otro registro <strong>de</strong>scribe cómo los <strong>de</strong>más, la esposa y<br />
los hijos, sobre todo la primera, observan al violinista. Tanto Rafael como su<br />
esposa saben que las palabras no les sirven ya para comunicarse:<br />
Algo in<strong>de</strong>cible se le había revelado [a él], mas era preciso callar porque tal revelación<br />
era un secreto infinito...<br />
—Parece como si tuvieras fiebre; tus ojos no son naturales —le dijo su mujer a<br />
la hora <strong>de</strong> la comida. No era eso lo que quería <strong>de</strong>cirle, sin embargo. Querría haberle<br />
dicho, pero no pudo, que su mirada era <strong>de</strong>masiado sumisa y llena <strong>de</strong> bondad,<br />
que sus ojos tenían una indulgencia aterradora...<br />
«Quédate a morir —hubiera dicho ella con todo su corazón— te veo en el umbral<br />
<strong>de</strong> la muerte...» (Dormir 98).<br />
La frontera <strong>de</strong> la comunicación es aquí tan infranqueable como en el relato<br />
anterior. Sin embargo, a diferencia <strong>de</strong>l primer agonizante <strong>de</strong>scrito, el violinista<br />
Rafael ignora que va a morir, lo que resulta evi<strong>de</strong>nte para su esposa. Los senti-<br />
855
dos <strong>de</strong>l músico, revolucionados por la proximidad <strong>de</strong> la muerte, le ocultan, paradójicamente,<br />
la inminencia <strong>de</strong> ésta. Así, en tanto él penetra en un mundo <strong>de</strong><br />
realización artística hasta entonces <strong>de</strong>sconocido, ella atribuye su extraña apariencia<br />
al alcohol y advierte la presencia <strong>de</strong> la muerte. La experiencia artística y<br />
la agónica, reveladoras <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>s profundas, se i<strong>de</strong>ntifican en la narración.<br />
2.3. El tercer relato llamado «La frontera increíble», incluido en el volumen<br />
Las cenizas se centra, asimismo, en una experiencia <strong>de</strong> incomunicación ligada<br />
a Ja vecindad <strong>de</strong> la muerte.<br />
Aquí el narrador omnisciente auna su punto <strong>de</strong> vista al <strong>de</strong>l protagonista, un<br />
hombre, Braulio, que se encuentra en la cama al lado <strong>de</strong> su esposa y, mientras<br />
ella duerme, hacia el final <strong>de</strong> la noche, escucha voces y ruidos extraños en la<br />
habitación contigua.<br />
Lo que Braulio oye son las plegarias, en voz <strong>de</strong> un cura y <strong>de</strong> una mujer, por<br />
un hombre que acaba <strong>de</strong> morir. Pronto compren<strong>de</strong> que no se trata <strong>de</strong> una escena<br />
normal, sino <strong>de</strong> una especie <strong>de</strong> misa negra en la cual los rezos adquieren un carácter<br />
obsceno. Más a<strong>de</strong>lante, hacia el final <strong>de</strong> la narración, la esposa <strong>de</strong>spierta<br />
y aclara que el sonido correspon<strong>de</strong> al agua que está entrando en el tinaco; al<br />
agua que el casero había estado reteniendo durante los días anteriores.<br />
La noción <strong>de</strong> frontera está presente en todos los aspectos <strong>de</strong>l relato. Cruce<br />
temporal entre la noche y el día; separación entre la habitación don<strong>de</strong> los personajes<br />
se encuentran y la <strong>de</strong> al lado; margen entre la vida y la muerte que alguien<br />
supuestamente acaba <strong>de</strong> atravesar; límite entre lo increíble que Braulio percibe<br />
en su semivigilia y lo creíble que su esposa sabe con certeza. Barrera, al igual<br />
que en los dos cuentos anteriores, <strong>de</strong> la comunicación. Piensa Braulio al oír a su<br />
esposa:<br />
El casero y los <strong>de</strong>más. Braulio no comprendió las extrañísimas palabras. Alguien<br />
las había pronunciado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el otro lado <strong>de</strong> la tierra. Des<strong>de</strong> el otro extremo<br />
<strong>de</strong> Dios. Hubiese querido <strong>de</strong>cirle a su mujer todo lo que imaginara a favor <strong>de</strong><br />
aquel caprichoso chorro <strong>de</strong> la llave al <strong>de</strong>rrarmar su líquido <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l tinaco. Hablarle<br />
<strong>de</strong>l cura, <strong>de</strong> las sucias y frenéticas oraciones, <strong>de</strong> los asquerosos chillidos femeninos,<br />
<strong>de</strong> la grotesca danza en torno <strong>de</strong>l cadáver. Pero no. No habría términos<br />
para <strong>de</strong>scribir una cosa ocurrida tan sólo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sí mismo, y a la postre sería<br />
banal y risible todo aquello, risible hasta la vergüenza (Las cenizas 233).<br />
El personaje vive si no su propia agonía, sí una experiencia agónica en tanto<br />
límite, y producida por la cercanía <strong>de</strong> la muerte ajena. Al igual que al moribundo<br />
<strong>de</strong>l primer relato, a Braulio se le asocia con Cristo en la cruz, y también <strong>de</strong><br />
este personaje se afirma que ha conocido otra verdad que lo separa <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong><br />
los hombres.<br />
En la confrontación entre ambas visiones, la <strong>de</strong> la mujer, inmersa en la vida<br />
cotidiana, se impone con unas cuantas palabras a la <strong>de</strong> Braulio, cuya <strong>de</strong>scrip-<br />
856
ción, mucho más extensa, constituye casi todo el cuerpo <strong>de</strong>l relato. Braulio escucha<br />
a su esposa y duda acerca <strong>de</strong> si toda su experiencia ha sido real o imaginaria.<br />
El narrador omnisciente cuestiona también la realidad <strong>de</strong> la vivencia <strong>de</strong>l<br />
personaje y finaliza el relato ratificando la versión <strong>de</strong> la mujer. Esto es, al lado<br />
<strong>de</strong> la habitación no hay ninguna otra, sino el sitio abierto en que se colocan los<br />
tinacos y se lava la ropa. Dice el narrador:<br />
transcurrieron algunos minutos y sobre la ventana gris comenzó a <strong>de</strong>spuntar la aurora.<br />
Escuchábase allá afuera, <strong>de</strong>l otro lado <strong>de</strong>l muro, el pausado rumor <strong>de</strong> la ropa<br />
sobre el lava<strong>de</strong>ro (234).<br />
3. En el primero <strong>de</strong> los tres relatos comentados el narrador omnisciente<br />
confiere vali<strong>de</strong>z a la posibilidad <strong>de</strong> dos vivencias simultáneas y opuestas: la increíble<br />
<strong>de</strong>l agonizante, la creíble <strong>de</strong> los familiares. En los otros dos cuentos, en<br />
cambio, toma partido, <strong>de</strong>finitivamente, por la versión <strong>de</strong> lo creíble, la que se<br />
sostiene <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la vida, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la tierra, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la razón. Se trata aquí <strong>de</strong> esa conflictiva<br />
oscilación entre lo racional y lo irracional que subyace a toda la narrativa<br />
<strong>de</strong> José Revueltas. Se trata <strong>de</strong> ese choque entre los fugaces atisbos <strong>de</strong> lo<br />
inexplicable por la vía racional, y la voluntad <strong>de</strong> encuadrarlos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una racionalidad<br />
<strong>de</strong> signo marxista, que es la concepción asumida por el autor. El choque<br />
se resuelve literariamente en una expresión paradójica que se aprecia, por<br />
ejemplo, en el epígrafe <strong>de</strong> Valéry, hay que estar suficientemente muerto para<br />
po<strong>de</strong>r ver y oír.<br />
4. La importancia crucial, generadora, <strong>de</strong>l tema <strong>de</strong> la muerte en la narrativa<br />
<strong>de</strong> Revueltas lo enlaza con el pensamiento existencialista. Y una <strong>de</strong> las experiencias<br />
intertextuales más importantes <strong>de</strong>l autor, fue el texto <strong>de</strong> un filósofo<br />
existencialista cristiano, León Chestov.<br />
Revueltas publicó una reseña al libro <strong>de</strong> Chestov, llamado Las revelaciones<br />
<strong>de</strong> la muerte, el 14 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1939, en el diario El popular (Visión 39).<br />
El libro <strong>de</strong> Chestov fue escrito en 19<strong>21</strong> y publicado en español por la editorial<br />
SUR en 1938. Está formado por dos extensos ensayos, uno sobre Dostoyevski,<br />
«La lucha contra las evi<strong>de</strong>ncias», y otro sobre Tolstoi, «El juicio final». Revueltas<br />
titula su reseña, significativamente, «Sobre un libro <strong>de</strong> Chestov: el arte<br />
y las evi<strong>de</strong>ncias».<br />
Revueltas enfatiza y glosa la cita <strong>de</strong> Eurípi<strong>de</strong>s con la que Chestov abre su<br />
estudio sobre Dostoyevski: «Quien sabe, pue<strong>de</strong> que la vida sea la muerte y la<br />
muerte la vida» (Las revelaciones 9).<br />
Chestov comenta la obra <strong>de</strong>l novelista ruso intercalando pasajes <strong>de</strong> su biografía.<br />
Confiere especial significación al encarcelamiento que Dostoyevski pa<strong>de</strong>ció<br />
y recreó en Recuerdos <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> los muertos; sobre todo su sentencia<br />
a muerte, que no se cumplió, y que modificó radicalmente su visión <strong>de</strong>l mundo.<br />
857
Chestov afirma que Dostoyevski recibió la visita <strong>de</strong>l «Ángel <strong>de</strong> la muerte», que<br />
está «enteramente cubierto <strong>de</strong> ojos». Dice:<br />
Ocurre que el ángel <strong>de</strong> la muerte advierte haber llegado <strong>de</strong>masiado temprano,<br />
que el término <strong>de</strong>l hombre no se ha cumplido aún; no se apo<strong>de</strong>ra entonces <strong>de</strong> su<br />
alma, no se muestra a ella siquiera; pero <strong>de</strong>ja al hombre uno <strong>de</strong> los numerosos pares<br />
<strong>de</strong> ojos <strong>de</strong> que su cuerpo está cubierto. Y el hombre ve, luego, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> lo<br />
que ven los otros hombres y <strong>de</strong> lo que él mismo ve con sus ojos naturales, cosas<br />
extrañas y nuevas; y las ve diferentes a las <strong>de</strong> antes, no como ven los otros hombres,<br />
sino como ven los que pueblan los «otros mundos»... El testimonio <strong>de</strong> los<br />
antiguos ojos naturales, <strong>de</strong> los ojos <strong>de</strong> «todo el mundo» contradice completamente<br />
el <strong>de</strong> los ojos <strong>de</strong>jados por el ángel (12-13).<br />
Así, el hombre que, tras haber vivido esta experiencia <strong>de</strong> proximidad con la<br />
muerte, esta vivencia agónica, permanece en la tierra, vivirá siempre en continuo<br />
conflicto entre las dos visiones, la <strong>de</strong> este mundo, la normal, la común, y la<br />
<strong>de</strong>l otro mundo, que Chestov llama «segunda visión». La <strong>de</strong> este mundo es la <strong>de</strong><br />
los hombres corrientes que creen en las evi<strong>de</strong>ncias. La segunda es la <strong>de</strong> los elegidos<br />
que ven lo que las apariencias ocultan y <strong>de</strong>scubren las verda<strong>de</strong>s profundas.<br />
La primera visión, la <strong>de</strong> este inundo se liga con la razón, y la razón construye<br />
los conocimientos diversos basándose en los datos empíricos. Datos falsos,<br />
según Chestov, que aconseja <strong>de</strong>sconfiar <strong>de</strong> la información que los sentidos ofrecen.<br />
La visión <strong>de</strong>l otro mundo se liga con una facultad superior, que rebasa la<br />
razón. En su enjuiciamiento <strong>de</strong> la razón la filosofía <strong>de</strong> León Chestov se aproxima<br />
a la <strong>de</strong> Blaise Pascal.<br />
Chestov afirma que la visita <strong>de</strong>l ángel «trastorna» la noción fundamental <strong>de</strong>l<br />
conocimiento que es la diferencia entre la vida y la muerte. Y trastornada ésta,<br />
todas las nociones se ponen en tela <strong>de</strong> juicio. Para este filósofo sólo los hombres<br />
normales, estupidizados por el sentido común tienen clara la diferencia entre<br />
la vida y la muerte; los espíritus profundos, como Eurípi<strong>de</strong>s y Dostoyevski<br />
continuamente dudan acerca <strong>de</strong>l límite entre ambas.<br />
La primera visión, la <strong>de</strong>l sentido común <strong>de</strong>sea ver la realidad como or<strong>de</strong>nada,<br />
armoniosa y bonita. Chestov repudia este enfoque y le opone la segunda visión,<br />
la alternativa elegida por Dostoyevski, que implica una estética <strong>de</strong> lo negativo;<br />
una óptica que requiere <strong>de</strong> una inmersión en lo inesperado, tenebroso y<br />
horrible como único camino para acce<strong>de</strong>r a la verdad profunda. La lectura <strong>de</strong><br />
este filósofo ahora, revela una red intertextual conectada con la obra <strong>de</strong> Revueltas.<br />
En el caso <strong>de</strong> Dostoyevski, si bien es cierto que José Revueltas leyó sus<br />
obras con pasión, también lo es que su visión <strong>de</strong>l escritor ruso está influida por<br />
Chestov.<br />
Por otra parte, en el caso <strong>de</strong> Tolstoi, Revueltas parece haber aunado asimis-<br />
858
mo su lectura directa <strong>de</strong>l escritor con la interpretación propuesta por Chestov.<br />
Esto es claro en cuanto a la novela breve <strong>de</strong> Tolstoi que el primer relato comentado<br />
<strong>de</strong> Revueltas transparenta, La muerte <strong>de</strong> Iván Ilich, Chestov sostiene que la<br />
mera curiosidad <strong>de</strong> «espiar lo que pasa en el alma <strong>de</strong> un agonizante» rebasa la<br />
razón, pues <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> ésta, tal inquietud sería «una curiosidad<br />
inútil» (172).<br />
4. Me parece interesante apuntar la vinculación entre la concepción <strong>de</strong> José<br />
Revueltas sobre la agonía y la muerte como posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> percepciones<br />
distintas, como reveladoras <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>s profundas, como vivencias equiparables<br />
a la producción artística, concepción con frecuencia tematizada en sus textos<br />
literarios, con su estética.<br />
Un texto muy significativo al respecto es el prólogo a la segunda edición <strong>de</strong><br />
su primera novela, Los muros <strong>de</strong> agua, que apareció en 1961, veinte años <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> la 1* edición.<br />
El prólogo se inicia con la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> una visita a un leprosario hecha<br />
por el escritor. Y a propósito <strong>de</strong> lo horrible, lo empavorecedor y <strong>de</strong>primente <strong>de</strong>l<br />
lugar, Revueltas va esbozando los presupuestos <strong>de</strong> una teoría literaria que continuaron<br />
vigentes a lo largo <strong>de</strong> toda su trayectoria narrativa.<br />
Revueltas <strong>de</strong>fine su literatura como un intento, por <strong>de</strong>finición imposible, <strong>de</strong><br />
aprehen<strong>de</strong>r lo que él llama «el lado moridor <strong>de</strong> la realidad», lo que es una forma<br />
<strong>de</strong> referirse al lado agónico. Para él, el lado moridor es aquel en el que la realidad<br />
permite ver el dinamismo <strong>de</strong> sus contradicciones:<br />
un realismo mal entendido... nos <strong>de</strong>svía hacia el reportaje terriblista, documental.<br />
La realidad necesariamente <strong>de</strong>be ser or<strong>de</strong>nada, discriminada, armonizada <strong>de</strong>ntro<br />
<strong>de</strong> una composición sometida a <strong>de</strong>terminados requisitos. Pero estos requisitos<br />
tampoco son arbitrarios; existen fuera <strong>de</strong> nosotros: son, digámoslo así, el modo<br />
que tiene la realidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarse que la seleccionemos. Dejarse la realidad que la<br />
seleccionemos. ¿Qué significa esto? Significa que la realidad tiene un movimiento<br />
propio, que no es ese torbellino que se nos muestra en su apariencia inmediata,<br />
don<strong>de</strong> todo parece tirar en mil direcciones a la vez. Tenemos que saber cuál es la<br />
dirección fundamental, a qué punto se dirige, y tal dirección será, así el verda<strong>de</strong>ro<br />
movimiento <strong>de</strong> la realidad, aquel con que <strong>de</strong>be coincidir la obra literaria. Dicho<br />
movimiento interno <strong>de</strong> la realidad tiene su modo, tiene su método, para <strong>de</strong>cirlo<br />
con la palabra exacta. (Su «lado moridor» como dice el pueblo). Este lado moridor<br />
<strong>de</strong> la realidad, en el que se la aprehen<strong>de</strong>, en el que se la somete, no es otro que<br />
su lado dialéctico: don<strong>de</strong> la realidad obe<strong>de</strong>ce a un <strong>de</strong>venir sujeto a leyes, en que<br />
los elementos contrarios se interpenetran y la acumulación cuantitativa se transforma<br />
en cualitativa {Los muros 18-19).<br />
Es en este lado moridor o agónico don<strong>de</strong> lo que es en apariencia armonioso<br />
se revela como caótico. De ahí que el narrador Revueltas esté siempre centrado<br />
en la negatividad, en lo sórdido, lo oscuro, lo perverso.<br />
859
De Revueltas pue<strong>de</strong>, con legitimidad, afirmarse lo mismo que Chestov dice<br />
sobre Dostoyevski: que miraba mucho más <strong>de</strong> lo que podía <strong>de</strong>scribir. En su intento<br />
<strong>de</strong> integrar las contradicciones, <strong>de</strong> aprehen<strong>de</strong>r una realidad inaprehensible,<br />
el escritor mexicano recurre a la paradoja y la simbolización, que adquieren un<br />
carácter fundamental en su literatura.<br />
Poseedor <strong>de</strong> la mirada que le revelaba verda<strong>de</strong>s terribles, como la <strong>de</strong>gradación<br />
<strong>de</strong>l ser humano, Revueltas plasma en sus obras una concepción trágica <strong>de</strong>l<br />
mundo. Está también su tragedia personal, la <strong>de</strong>l hombre en continuo combate<br />
consigo mismo, <strong>de</strong>sgarrado entre la mirada agónica y la normal.<br />
José Revueltas lo sabía. Entrevistado por Ignacio Solares dos años antes <strong>de</strong><br />
su muerte, recordó que el libro <strong>de</strong> Chestov le había sugerido la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> escribir<br />
«La frontera increíble» —el primer relato comentado. En esta conversación, en<br />
que el autor se encontraba en su plenitud como narrador, reiteró:<br />
en cierta forma, el verda<strong>de</strong>ro artista siempre ve la vida con los ojos <strong>de</strong> la muerte, y<br />
ese es su gran drama («La verdad...» 59).<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
León CHESTOV, Las revelaciones <strong>de</strong> la muerte, Buenos Aires, Sur, 1938.<br />
José REVUELTAS, LOS muros <strong>de</strong> agua, 2 S ed. 1961, México, I:RA, 1981.<br />
— El luto humano, 1943, México, ERA, 1980.<br />
— «La frontera increíble», Dormir en tierra, 1960, México, ERA, 1982.<br />
— «Lo que sólo uno escucha», Dormir en tierra, Op. cit.<br />
— «La frontera increíble», Las cenizas, México, ERA, 1981.<br />
— «Sobre un libro <strong>de</strong> Chestov: el arte y las evi<strong>de</strong>ncias», Visión <strong>de</strong>l Paricutín, México,<br />
l-RA, 1983.<br />
Ignacio SOLARES, «La verdad es siempre revolucionaria», Varios, Conversaciones con<br />
José Revueltas, Jalapa, Universidad Veracruzana, 1977.<br />
860
DONDE LOS CENTROS SE DESPLAZAN.<br />
LA VIGILIA EXTRAVASADA EN LA POESÍA DE ELENA ANDRÉS<br />
CANDELAS NEWTON<br />
Wake Forest University, USA<br />
La obra poética <strong>de</strong> Elena Andrés abarca <strong>de</strong>s<strong>de</strong> finales <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los<br />
50, cuando se publica su primer libro El buscador (1959), hasta 1980 en que<br />
aparece su último poemario hasta la fecha, Trance <strong>de</strong> la vigilia colmada. Entre<br />
ambos la autora publica Eterna vela (1961), Dos caminos (1964) y Des<strong>de</strong><br />
aquí mis señales (1971). Cronológicamente su obra se sitúa en la línea <strong>de</strong> los<br />
poetas agrupados por José Ballló en su Antología <strong>de</strong> la nueva poesía española<br />
<strong>de</strong> 1968, compartiendo con ellos la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la poesía como medio <strong>de</strong> conocimiento<br />
y búsqueda <strong>de</strong> la propia autenticidad. 1 Este ensayo se propone trazar<br />
la búsqueda <strong>de</strong> Andrés, preocupación que permea toda su obra como los mismos<br />
títulos evi<strong>de</strong>ncian, a través <strong>de</strong> su articulación en signos poéticos. La indagación<br />
en la propia i<strong>de</strong>ntidad y en la <strong>de</strong>l entorno se configura a modo <strong>de</strong><br />
paisaje con significantes que alu<strong>de</strong>n a formas, colores y sustancias. A través<br />
<strong>de</strong> ellos la autora intenta compren<strong>de</strong>r una realidad existencial que insiste en<br />
<strong>de</strong>slizarse hacia zonas impenetrables según las coor<strong>de</strong>nadas <strong>de</strong> la lógica. A la<br />
configuración artística <strong>de</strong> este espacio se <strong>de</strong>dica la obra <strong>de</strong> Andrés, resultando<br />
una poética que sin ser «feminista» es altamente femenina, voz <strong>de</strong> mujer por<br />
su exploración espacios inesperados, por la oscilación <strong>de</strong> sus premisas, por su<br />
subversión <strong>de</strong> los cánones. 2<br />
1. José BATLLO, Antología <strong>de</strong> la nueva poesía española, Madrid, El Bardo, 1968.<br />
2. Ana Marta FAGUNDO, «Realidad e irrealidad en la poesía <strong>de</strong> Elena Andrés», CHA, 351 (<strong>agosto</strong><br />
<strong>de</strong> 1979); p. 643, indica que leyendo la poesía <strong>de</strong> Aandrés «se tiene en ocasiones la sensación <strong>de</strong><br />
que su nivel <strong>de</strong> percepción está ya <strong>de</strong>l otro lado».<br />
861
FORMA Y SUSTANCIA DEL PAISAJE DE LA BÜSQUEDA:<br />
LA MIRADA DE MEDUSA<br />
Como el título <strong>de</strong>l primer libro indica, la indagación se personifica en el<br />
buscador y su actitud «<strong>de</strong> siempre», significando la continuidad <strong>de</strong> la búsqueda<br />
en que consiste el recorrido existencial la «eterna vela» a que alu<strong>de</strong> el título <strong>de</strong>l<br />
segundo libro. 3 El trasfondo <strong>de</strong> la búsqueda es el ocaso, momento intermedio<br />
entre la fuerza solar y el comienzo <strong>de</strong> su <strong>de</strong>clive y caída inevitable en la oscuridad.<br />
A la autora le atrae la in<strong>de</strong>terminación <strong>de</strong> este estado transitorio por revelar<br />
la paradójica fusión <strong>de</strong> muerte ya inscrita en la luz, <strong>de</strong> ahí que perciba el sol <strong>de</strong>l<br />
ocaso como un fruto maduro <strong>de</strong>l que se <strong>de</strong>sgajan las sombras cayendo sobre nosotros<br />
como losas (Buscador 36). La luz oculta en su seno a la sombra o ausencia,<br />
por eso el sol es un enorme «ojo <strong>de</strong> serpiente» (Buscador 80) que amenaza<br />
hipnotizarla <strong>de</strong> seguir escudriñando en su naturaleza. El significante «serpiente»<br />
y sus <strong>de</strong>rivados tiñe el indagar con tonos propios <strong>de</strong> la caída bíblica: la penetración<br />
en el conocimiento trae consigo la conciencia <strong>de</strong> la temporalidad y la confrontación<br />
con la muerte. Por su forma, la serpiente sugiere a<strong>de</strong>más la fusión indisoluble<br />
<strong>de</strong> principio y fin o vida y muerte, luz y sombra, que la hablante ya ha<br />
experimentado en la observación <strong>de</strong>l ocaso. La constatación <strong>de</strong>l carácter «sinuoso»<br />
e irresuelto <strong>de</strong>l movimiento existencial amenaza hipnotizarla o petrificarla<br />
en el acto mismo <strong>de</strong> su contemplación. A<strong>de</strong>más, el valor reptante <strong>de</strong> la serpiente<br />
hace hincapié en la imposibilidad <strong>de</strong> trascen<strong>de</strong>r la búsqueda, circunscrita sin remedio<br />
al contexto espacio-temporal. Es imposible eludir la inevitable asociación<br />
<strong>de</strong>l indagar como proceso <strong>de</strong> la «serpiente» con la mujer y su papel en la<br />
caída bíblica. Des<strong>de</strong> el comienzo <strong>de</strong> su jornada poética, Andrés percibe el carácter<br />
inaceptable <strong>de</strong> su indagar al ser evaluado según los parámetros <strong>de</strong> un or<strong>de</strong>n<br />
convencional o lógico. Su escritura va a configurarse <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esta postura<br />
marginal respecto a un sistema establecido, explorando zonas reprimidas y confrontando<br />
la unicidad <strong>de</strong> un solo acercamiento.<br />
Doble <strong>de</strong>l ocaso es el mar como paisaje <strong>de</strong> la búsqueda, gran espejo don<strong>de</strong><br />
se proyecta el mirar <strong>de</strong>l Buscador. Sus olas reproducen el movimiento serpenteante<br />
que Andrés atribuye al constante girar <strong>de</strong> la búsqueda y su imposible<br />
resolución. Por eso llama al mar «hombrón gigantesco / que bracea en <strong>de</strong>nsas<br />
olas» (Buscador 22). Los significantes <strong>de</strong> «brazos» y «olas», <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong>l <strong>de</strong><br />
«serpiente», configuran el movimiento existencial como un proceso que se<br />
<strong>de</strong>bate en círculos insuperables don<strong>de</strong> los límites entre vida y muerte se diluyen,<br />
y don<strong>de</strong> la síntesis final es una imposibilidad. En ese proceso eternamente<br />
inconcluso la sangre roja <strong>de</strong>l pulso vital se va quemando y consumiendo,<br />
por lo que el mar es «<strong>de</strong> ceniza y tiempo muerto» (Buscador 25); y <strong>de</strong>l princi-<br />
3. Elena ANDRÉS, El Buscador, Madrid, Agora, 1959; p. 11, y Eterna vela, Madrid, Adonais,<br />
1961. Las siguientes referencias a estas obras aparecerán en el texto con la página entre paréntesis.<br />
862
pió originario y pleno apenas se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>n filamentos que, en la repetición<br />
<strong>de</strong>l girar existencial se vuelven «(cabellos <strong>de</strong> ceniza / <strong>de</strong>l instante primero)»<br />
(Eterna vela 13). Lo rojo vital se impregna <strong>de</strong> lo gris y la ceniza, iniciando un<br />
proceso <strong>de</strong> «<strong>de</strong>snacerse» (Eterna vela 28) en el seno mismo <strong>de</strong>l avance existencial.<br />
Sobre el enorme espejo <strong>de</strong>l mar, la hablante ve flotando «un pequeño<br />
abanico blanco y rosa / con huellas <strong>de</strong> una virgen extinguida», o un mono que<br />
avanza «sus brazos peludos / se agitan siempre, no llegará nunca» (Buscador<br />
51), representaciones <strong>de</strong> una feminidad irrealizada o <strong>de</strong> la forma en eterna<br />
búsqueda <strong>de</strong> su culminación, paradigmas ambas <strong>de</strong>l incumplimiento o fracaso<br />
<strong>de</strong>l proceso existencial.<br />
La disolución o <strong>de</strong>svanecimiento que sufren colores y sustancias a lo largo<br />
<strong>de</strong>l tiempo se articula poéticamente mediante el significante «costra grisácea».<br />
Sobre las cosas en su evi<strong>de</strong>ncia se acumula una costra gris formada por la niebla<br />
y ceniza a que quedan reducidas las formas incumplidas, marcando al ser<br />
manifiesto con la huella calcinada <strong>de</strong>l no-ser. El carácter «sólido» o «petrificante»<br />
<strong>de</strong> dicha costra es la elaboración poética <strong>de</strong> la «fisicalidad» pesada y rígida<br />
<strong>de</strong> la muerte o no-ser. Por eso la vitalidad se ahoga en ella: «estos Nadies que<br />
nos pulsan / con sus manos <strong>de</strong> muerto la garganta» (Buscador <strong>26</strong>). Incorporados<br />
a nuestra realidad llevamos a los seres <strong>de</strong> niebla, constituyendo con ellos una<br />
ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong> enigma existencial nunca resuelto. El proceso existencial es un entremezclamicnto<br />
<strong>de</strong> muerte y vida al que nos vemos irremediablemente enca<strong>de</strong>nados.<br />
Andrés corporciza la infiltración <strong>de</strong> la nada en la propia vitalidad, configurándola<br />
como un proceso <strong>de</strong> impregnación iniciado por la espalda, soporte <strong>de</strong>l<br />
edificio físico por don<strong>de</strong> lo «pétreo» o hipnotizante <strong>de</strong> una búsqueda inconclusa<br />
penetra, transformando dicho soporte en «estatua». Las formas incumplidas <strong>de</strong><br />
todos los seres que existieron antes, fijadas en «estatuas» a su búsqueda incesante,<br />
se incorporan a nuestra vitalidad, iniciando un proceso <strong>de</strong> metamorfosis o<br />
trasvase continuo <strong>de</strong> formas.<br />
En Eterna vela la petrificación hipnotizadora a que conduce el indagar se articula<br />
en el signo «gris / medusa <strong>de</strong> locura» (p. 71). Lo gris y la niebla apuntan<br />
a la in<strong>de</strong>terminación o inconclusividad <strong>de</strong> las formas, y la «medusa» nos remite<br />
a los valores <strong>de</strong> la diosa serpiente, representación <strong>de</strong> la sabiduría <strong>de</strong> la mujer,<br />
compendio <strong>de</strong>l pasado, presente y futuro e imagen <strong>de</strong> la muerte, pues mirarle a<br />
la cara suponía ser transformado en piedra o estatua funeraria. 4 El siglo «medusa»<br />
ofrece una variante <strong>de</strong>l <strong>de</strong> «serpiente», reiterando las connotaciones <strong>de</strong> caída<br />
y castigo atribuidas a la mujer por atreverse a penetrar en el conocimiento y<br />
transgredir las barreras temporales al fusionar vida y muerte en el mismo transcurso.<br />
La atención vigilante <strong>de</strong>l mirar femenino pone en evi<strong>de</strong>ncia la presencia<br />
petrificante <strong>de</strong> la muerte en el seno <strong>de</strong>l ser, por eso la hablante se <strong>de</strong>scribe como<br />
4. Barbara G. WALKER, The Woman's Encydopedia of Myths and Secrels, San Francisco, Harper<br />
& Row, Publishers, 1983; p. 629.<br />
863
«joven medusa trágica» (Dos caminos <strong>26</strong>). 5 De esta encrucijada surgen los dos<br />
caminos a que alu<strong>de</strong> el título <strong>de</strong>l tercer libro, «dos seres / que se abrazan ya trágicos<br />
/ el uno contra el otro» (Dos caminos 48), constituyendo la dialéctica <strong>de</strong><br />
la búsqueda entre el ascenso o mirada sublimadora, o la inmersión en las zonas<br />
oscuras.<br />
Este callejón sin salida al que parece haber conducido la búsqueda se resuelve,<br />
si cabe, en la disolución <strong>de</strong> límites espacio-temporales que caracteriza la<br />
percepción femenina. En el continuo suce<strong>de</strong>r <strong>de</strong> formas, el ser manifiesto <strong>de</strong>l<br />
«yo» se impregna <strong>de</strong>l «otro» o ajeno en un continuo trasvase. Nada muere para<br />
siempre, y hasta en lo más inmaterial como las motas <strong>de</strong> polvo la autora percibe<br />
«larvas» a punto «<strong>de</strong> convertirse en no sé qué distinto / hace ya mucho tiempo,<br />
eternamente» (Dos caminos 58). Del propio empeño <strong>de</strong> nuestra búsqueda surgen<br />
los caminos como «serpientes tensas», alambres, hilos o filamentos que se<br />
<strong>de</strong>spren<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l principio pleno, creando un entreverado o trasvase entre formas<br />
vitales y su disolución. La configuración poética <strong>de</strong> esta percepción es la «red»:<br />
«Está bella la red tirante y noble / sobre todos los mapas» (Dos caminos 54).<br />
Los filamentos <strong>de</strong>sgajados <strong>de</strong>l origen y <strong>de</strong>svaneciéndose en el curso temporal se<br />
entrelazan con los hilos rojos <strong>de</strong> la sangre, constituyendo una red que es necesario<br />
mantener tensa. El espacio o paisaje <strong>de</strong> la búsqueda se configura en la oscilación,<br />
el «estar a punto <strong>de</strong>», el hacerse y <strong>de</strong>shacerse inextricablemente unidos. 6<br />
En sus dos últimos libros, Andrés lleva a cabo una elaboración poética <strong>de</strong> este<br />
espacio oscilante, poniendo a prueba los parámetros espacio-temporales y el<br />
acercamiento unidimensional <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n lógico.<br />
UN UNIVF.RSO DESASIDO: EL PAISAJE LIMINAR DEL TRANCE<br />
En Des<strong>de</strong> aquí mis señales la hablante comienza por afirmar que no quiere<br />
ser «ojo <strong>de</strong> muerto», renegando <strong>de</strong> su ser <strong>de</strong> «medusa trágica», y proponiéndose<br />
«afirmar bien la vida» (p. 13). 7 La apertura a la luz exterior, y la entrega a la actividad<br />
<strong>de</strong>l aquí y <strong>de</strong>l ahora en un compromiso total con la «fraterna historia»<br />
(p. 25), se presentan como medios <strong>de</strong> vencer la «oquedad sin fondo» (p. 23) a<br />
que condujo la reflexión-caracola-esfinge (p. 18), siempre volviendo sobre sí<br />
misma. Pero a medida que se avanza en el libro, estas «señales» vivas y concretas<br />
se entremezclan con los «no palpitantes» que vienen <strong>de</strong> la sangre y a los que<br />
la hablante confiesa ser difícil «poner dogma» (p. <strong>26</strong>). El or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la lógica<br />
diurna, que <strong>de</strong>fine al aquí y ahora, muestra su impenetrabilidad a la voz <strong>de</strong> lo<br />
5. Elena ANDRÉS, DOS caminos, Madrid, Adonais, 1964. Las referencias siguientes a esta obra<br />
aparecerán en el texto con 1 página entre paréntesis.<br />
6. En Alice A. JARDINE, Gynesis, Ithaca & London, Comell University Press, 1985: p. 140, Derrida<br />
habla <strong>de</strong> la «feminine oscülation» que los falócratas han tratado <strong>de</strong> fijar por todos los medios<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una posición estable.<br />
864
ancestral <strong>de</strong>jándose oír por la sangre, y exigiendo atención a un or<strong>de</strong>n que la razón<br />
<strong>de</strong>scarta por inexplicable. En términos <strong>de</strong> Julia Kristeva, los valores <strong>de</strong> cordura,<br />
razón y lógica constituyen la cohesión social <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n simbólico regulado<br />
por la función paternal. La intransigencia <strong>de</strong> estos valores ante la «disonancia»<br />
proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la ensoñación, imaginación y fantasía <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n semiótico, y su<br />
apertura a otras áreas <strong>de</strong> significación, crea la tensión en el seno <strong>de</strong> la escritura<br />
<strong>de</strong> Andrés, <strong>de</strong>nunciando la violencia impuesta por un or<strong>de</strong>n dominado por una<br />
racionalidad <strong>de</strong> la trascen<strong>de</strong>ncia. 8 «La fría sensatez <strong>de</strong> lo previsto» o la «luz cotidiana<br />
y ojo cotidiano» (p. 36) fijan el potencial vital, negando el acceso a la<br />
diferencia implícita en el ámbito <strong>de</strong> lo misterioso e imprevisible.<br />
En los parámetros <strong>de</strong> la lógica no hay cabida para la oscilación <strong>de</strong>l hacerse<strong>de</strong>shacerse<br />
que mantiene tensa la red <strong>de</strong> lo existencial. Sin embargo, la fachada<br />
externa que el «aquí» ofrece oculta un lado que, a pesar <strong>de</strong> su inapariencia, permite<br />
que el objeto o ente sea lo que es. Ese lado oculto en la base <strong>de</strong> lo que es<br />
se ha fusionado al ser manifestado <strong>de</strong> la cosa, estableciendo un proceso don<strong>de</strong><br />
el ser se afirma por medio <strong>de</strong> lo que ya no es que, sin embargo, sigue manteniendo<br />
su potencialidad. El «aquí» no es algo fijo y estable, como la lógica dura<br />
preten<strong>de</strong> afirmar: «El aquí ¿dón<strong>de</strong> aquí?, ya lejos, otro. / «Ahora» otra vez se<br />
pier<strong>de</strong>, quinto ahora / otro, otro más, la síntesis se esfuma» (p. 65). Se afirma <strong>de</strong><br />
nuevo la realidad <strong>de</strong> la oscilación, la imposibilidad <strong>de</strong> la síntesis, la disgregación<br />
<strong>de</strong>l uno. Por eso Andrés postula la espontaneidad (p. 132), y frente a la imposición<br />
<strong>de</strong> un or<strong>de</strong>n unidimensional, la realidad <strong>de</strong>l diálogo don<strong>de</strong> mantener un<br />
fluido trasvase entre las distintas formas y niveles <strong>de</strong> energía vital en «cósmica<br />
simpatía» (p. 133). El uno se i<strong>de</strong>ntifica con la muerte por excluir la diferencia.<br />
En venganza, lo diverso emite una carcajada feroz, taladrando con su voz oscura<br />
la aparente totalidad «una y completa» (p. 162) <strong>de</strong>l aquí y ahora.<br />
Trance <strong>de</strong> la vigilia colmada ya indica en el título que la vigilia o estado <strong>de</strong><br />
alerta propio <strong>de</strong> la búsqueda se ha colmado, y en ese punto extremo se experimenta<br />
el trance o paso entre un or<strong>de</strong>n y el otro. 9 La búsqueda sobrepasa los confines<br />
estrechos <strong>de</strong>l individualismo para «asomarse» a otros niveles <strong>de</strong> realidad:<br />
«La balconada al tiempo y al espacio» (p. 27). Al salirse <strong>de</strong> sí mismo, el «yo»<br />
se enfrenta con el otro o lo ajeno don<strong>de</strong>, como en un espejo, halla su verda<strong>de</strong>ra<br />
imagen. Se es en y con el otro, con lo ajeno. En el otro el ser adquiere su sustancia.<br />
Como resultado, los parámetros que <strong>de</strong>limitan la vida y la muerte, el ser y<br />
el no-ser se <strong>de</strong>slizan radicalmente, dando entrada a la concepción <strong>de</strong>l espacio<br />
existencial como el paisaje <strong>de</strong> lo liminar, <strong>de</strong>l trance o paso fluido, pero también<br />
7. Elena ANDRÉS, Des<strong>de</strong> aquí mis señales. Salamanca, Álamo, 1971. Las siguientes referencias<br />
a esta obra aparecerán en el texto con la página entre paréntesis.<br />
8. Julia KRISTEVA, Desire ¡n Language. A Semiotic Approack to Literatura and Art, ed. León S.<br />
Roudiez, New York, Columbia University Press, 1980: pp. 138-139,18.<br />
9. Elena ANDRÉS, Trance <strong>de</strong> la vigilia colmada, <strong>Barcelona</strong>, Gráficas Diamante. Las siguientes<br />
referencias a esta obra aparecerán en el texto con la página entre paréntesis.<br />
865
doloroso, entre distintos niveles <strong>de</strong> realidad. Los poemas <strong>de</strong> este libro son ilustraciones<br />
varias <strong>de</strong> este movimiento <strong>de</strong> «asomarse» hacia lo otro. Por eso el estado<br />
preferido es el <strong>de</strong> la «vigilia en éxtasis» por su grado máximo <strong>de</strong> atención<br />
con el que acce<strong>de</strong>r a otras dimensiones <strong>de</strong> la memoria (p. 41).<br />
«Mujer cotidiana» (p. 79) elabora sobre las tareas que cotidianamente la mujer<br />
lleva cabo en el hogar. La monotonía <strong>de</strong> su repetición día tras día hace que<br />
los límites temporales se proyecten en la mansión cósmica <strong>de</strong>l tiempo cuyos corredores<br />
la mujer cruza incansablemente. Si ella es la que mantiene el calor <strong>de</strong>l<br />
hogar, la casa cósmica y su transcurso <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n también <strong>de</strong> su cuidado. La mujer<br />
es la que porta el fuego que por siempre mantiene el proceso en movimiento,<br />
iluminando los costados o rincones, las «ingles cósmicas», para que en el centro<br />
brille el varón (p. 82). La mujer preserva así los puntos tangenciales o liminares<br />
por don<strong>de</strong> se efectúa el tránsito <strong>de</strong> formas que constituye el proceso existencial.<br />
El centro y el brillo pertenecen al varón, quedando al margen la labor mantenedora<br />
<strong>de</strong> la hembra. Sin proclamas feministas, Andrés da voz al espacio liminar<br />
que, posibilitando el mantenimiento <strong>de</strong>l centro unitario y la continuidad <strong>de</strong>l proceso,<br />
no ha sido inscrito en su discurso, estableciendo una dialéctica <strong>de</strong> centro y<br />
margen que va a afectar ambas posiciones.<br />
En «Tierra amarilla» (p. 23) explora un contexto espacio-temporal pleno <strong>de</strong><br />
ambivalencia y ambigüedad, cuyos elementos carecen <strong>de</strong> <strong>de</strong>finición fija: no hace<br />
ni calor ni frío, las muchachas que pueblan dicho contexto son ambiguas, <strong>de</strong><br />
ojos verdosos y se lavan los pies «con agua <strong>de</strong> una mina <strong>de</strong> amatistas, mientras<br />
que por el aire crecen «reflejos malvas». Estamos en «un tiempo perdido inverosímil»<br />
(p. 24), muy diferente al concreto y feroz <strong>de</strong>l espacio «duro, polar, emparedado,<br />
sólido» <strong>de</strong>l mundo actual (p. 24). La hablante explora espacios y<br />
tiempos en trance <strong>de</strong> formas, contextos <strong>de</strong> un universo <strong>de</strong>sasido <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n lógico,<br />
una «ambigua tierra» (p. 38) don<strong>de</strong> los dualismos se superan. En ellos todo<br />
se halla en un proceso <strong>de</strong> hacerse, sin nunca llegar a ser ni fijarse en un forma<br />
<strong>de</strong>finida. El locus <strong>de</strong>l trance se elabora también en «Jornada en testimonio» (p.<br />
95) don<strong>de</strong>, sobre un trasfondo <strong>de</strong> amanecer atemporal, el suelo abre sus poros<br />
<strong>de</strong>jando salir claves <strong>de</strong> otras existencias. La realidad pier<strong>de</strong> su centro fijo (p.<br />
96) girando sin un eje, y la hablante confiesa: «Se van borrando centros, / se corren,<br />
se <strong>de</strong>splazan» (p. 96). El or<strong>de</strong>n diurno se pone a prueba en el contexto <strong>de</strong>l<br />
trance: «El ombligo <strong>de</strong>l dogma <strong>de</strong> los dogmas / está lleno <strong>de</strong> hormigas que pululan<br />
/ ambiguas y voraces» (p. 97). Como en los cuadros surrealistas don<strong>de</strong> las<br />
hormigas connotan la presencia latente <strong>de</strong> un plano <strong>de</strong> realidad que la conciencia<br />
reprime, aquí se alu<strong>de</strong> a la multiplicidad diversa que la lógica unitaria insiste<br />
en asimilar. La realidad no es un contexto estable y fijo, perfectamente explicable<br />
por un acercamiento lógico. Frente a la seguridad que ofrece una<br />
explicación tal, la hablante-mujer abre sus sentidos a la captación <strong>de</strong> unos niveles<br />
<strong>de</strong> energía que, aunque mínimos, constituyen el reverso necesario <strong>de</strong>l ser<br />
manifiesto.<br />
866
El «yo» se ha asomado a lo otro, hallando su verda<strong>de</strong>ra imagen en su fusión<br />
con aquello que le es ajeno. El objetivo <strong>de</strong> <strong>de</strong>finirse en una forma fija se revela<br />
como una ilusión falsa. Por eso el avance existencial es una «pista ardiente» (p.<br />
45) don<strong>de</strong> las palabras «circunspectas» pertenecientes al lenguaje <strong>de</strong> la lógica<br />
caen, surgiendo <strong>de</strong> ellas las antipalabras o claves <strong>de</strong>l revés (p. 46). El or<strong>de</strong>n <strong>de</strong><br />
la cordura se <strong>de</strong>smorona en este avance ardiente don<strong>de</strong> todo se halla en trasvase,<br />
don<strong>de</strong> ya es «todo con todo. / Imposible el <strong>de</strong>slin<strong>de</strong>, extraer el Uno» (p. 48).<br />
Los trazos o signos <strong>de</strong>sasidos <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n lógico ofrecen «la posibilidad <strong>de</strong> lo distinto»<br />
(p. 50), «capullos <strong>de</strong> vibrantes / potencias» (p. 49) don<strong>de</strong> empezar a dar<br />
voz a ese punto «tangencial y <strong>de</strong>scotidianizado» (p. 60) que es el trance.<br />
La poesía <strong>de</strong> Elena Andrés se caracteriza por un alejamiento <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n representacional<br />
propio <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnidad. En su articulación <strong>de</strong>l espacio oscuro<br />
que la oficialidad niega, Andrés da entrada al discurso plural y neutro <strong>de</strong>l otro,<br />
<strong>de</strong>nunciando la ingenua ilusión <strong>de</strong> unidad propia <strong>de</strong>l sistema representacional.<br />
No hay un solo significado, sino una diversidad en constante movimiento irresuelto.<br />
10 Esta oscilación es la característica <strong>de</strong>l espacio que Andrés ha elaborado<br />
como «trance», pasaje intermedio nunca trascendido entre los dos modos discursivos.<br />
Es sintomático que la obra <strong>de</strong> Andrés, como la <strong>de</strong> otras mujeres poetas,<br />
haya sido excluida <strong>de</strong> las antologías don<strong>de</strong> se fijan y consagran los autores<br />
y corrientes poéticas «centrales». Sus voces, sin embargo, están estableciendo<br />
la dialéctica necesaria entre el centro y el margen, llevando a un <strong>de</strong>slizamiento<br />
inevitable <strong>de</strong> aquél y a la reevaluación <strong>de</strong> las premisas que han venido <strong>de</strong>terminando<br />
y diferenciando lo esencial <strong>de</strong> lo marginal, lo <strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro y lo <strong>de</strong> fuera.<br />
10. Alice A. JARDINE, Gynesis, Ithaca & London, Comell University Press, 1985; pp. 129-130.<br />
867
PERO SIGO SIENDO EL REY: MUSICALIDAD<br />
E INTERTEXTUALIDAD DEL RELATO<br />
TEOBALDO A. NORIEGA<br />
Trent University<br />
Ajustándose a una estructura narrativa mediante un discurso que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />
primer momento nos remite a un contexto folcklórico-musical mayor, significante<br />
cultural <strong>de</strong> la idiosincrasia <strong>de</strong> un pueblo, Pero sigo siendo el Rey 1 <strong>de</strong>l colombiano<br />
David Sánchez Juliao (1945) se presenta ante todo como un relato que<br />
en su múltiple dimensión dialógica 2 se apropia sistemáticamente <strong>de</strong> otros discursos<br />
con los cuales carnavaliza la realidad que intenta proyectar. Más que una<br />
lectura, por lo tanto, mi propósito es insinuar aquí una «audición» <strong>de</strong> la novela<br />
que nos permita apreciar mejor su textura musical, proceso al que sin duda contribuye<br />
activamente la complicidad <strong>de</strong>l lector.<br />
La fábula es reducible a una serie superpuesta <strong>de</strong> aventuras amorosas que<br />
inevitablemente acaban en tragedia. Tezontle, el espacio ficticio, es un microcosmos<br />
habitado por hombres y mujeres condicionados todos por un rígido código<br />
<strong>de</strong> comportamiento social que <strong>de</strong>termina sus <strong>de</strong>stinos. Un mundo don<strong>de</strong> las<br />
categorías macho/hembra sintetizan los posibles límites <strong>de</strong> cualquier opción, y<br />
don<strong>de</strong> la vida es sólo una pasajera circunstancia cuyo verda<strong>de</strong>ro valor morbosamente<br />
lo rescata la heroicidad <strong>de</strong> la muerte. El correlato que <strong>de</strong> inmediato se insinúa<br />
es el <strong>de</strong>l universo-estereotipo tradicionalmente cantado por el corrido mexicano,<br />
referente obligado <strong>de</strong>l dialogismo inherente al texto novelístico y base<br />
estructuradora <strong>de</strong> la musicalidad aludida. El relato se organiza en cuatro movimientos<br />
diferentes, precedidos por la partitura <strong>de</strong> una canción que da título a toda<br />
la novela y sirve al mismo tiempo <strong>de</strong> introducción temática o prólogo. Com-<br />
1. D. SÁNCHEZ JULIAO, Pero sigo siendo el Rey (Bogotá: Plaza y Janes, 1983), <strong>26</strong>9 pp.<br />
2. Véase Mikhail BAJTIN, The Dialogic ¡magination, Edited by M. Holquist (Austin: Univeisily<br />
of Texas Press, 1981).<br />
869
pletados estos movimientos o variaciones sobre un mismo tema (la pasión, el<br />
<strong>de</strong>specho, los celos, o el honor maltratado que conduce a la muerte), aparece<br />
una coda que cierra el <strong>de</strong>sarrollo textual con una referencia final al Leitmotiv <strong>de</strong><br />
las nefastas palomas rojas en el cielo <strong>de</strong> Tezontle. Cada uno <strong>de</strong> los movimientos<br />
señalados equivale a momentos específicos <strong>de</strong> la diégesis total.<br />
En el «Primer movimiento» (pp. 17-87) el eje <strong>de</strong>l relato lo constituyen las<br />
historias <strong>de</strong> Flor <strong>de</strong> Azalea-Bronco Reynosa-Adán Corona, y Martín Estrada<br />
Contreras-María <strong>de</strong> la Paz. En el primer caso Flor <strong>de</strong> Azalea convencida <strong>de</strong> que<br />
su enamorado, Bronco Reynosa, no regresará al pueblo, acepta contra su voluntad<br />
casarse con Adán Corona, nuevo pretendiente impuesto por su padre. Pero<br />
Bronco, que ha estado trabajando en el Norte para cumplir la promesa hecha a<br />
su amada, vuelve el mismo día en que su novia está a punto <strong>de</strong> casarse con<br />
Adán Corona y, obe<strong>de</strong>ciendo a su <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> hombre traicionado, mata a los<br />
dos. En el segundo caso Martín Estrada Contreras, invencible cazador <strong>de</strong> fortunas,<br />
trata afanosamente <strong>de</strong> reconciliar su buena suerte en las barajas con la <strong>de</strong>sdicha<br />
<strong>de</strong> saberse incapaz <strong>de</strong> satisfacer físicamente a su apasionada mujer, María<br />
<strong>de</strong> la Paz. Un día llega a Tezontle otro tahúr llamado Jesús Ca<strong>de</strong>na en busca <strong>de</strong><br />
Martín y este, habiendo sido <strong>de</strong>sposeído <strong>de</strong> toda su fortuna por el visitante,<br />
apuesta por último a su propia mujer y también la pier<strong>de</strong>. En un gesto final <strong>de</strong><br />
hombre que cumple su palabra, Martín entrega su mujer al contrincante, pero se<br />
la entrega muerta. Luego, para completar su acto <strong>de</strong> valor, se mata él.<br />
Tres historias constituyen el eje <strong>de</strong>l relato <strong>de</strong>l «Segundo movimiento» (pp.<br />
91-148): Juan-Micaela Aguilar, Jesús Ca<strong>de</strong>na-Chabela García, y Casimiro-Anselma.<br />
En el primer caso Juan, hermano <strong>de</strong> la difunta Flor <strong>de</strong> Azalea, enamorado<br />
apasionadamente <strong>de</strong> Micaela la mata por celos <strong>de</strong> Simón Reynosa, hermano<br />
<strong>de</strong>l Bronco. Por su parte el afortunado jugador Jesús Ca<strong>de</strong>na sucumbe a los encantos<br />
sobrenaturales <strong>de</strong> Chabela, mujer <strong>de</strong> carácter conflictivo cuya extraordinaria<br />
belleza le conce<strong>de</strong> privilegios especiales, como el <strong>de</strong> ser mimada por sus<br />
padres y celosamente custodiada por su hermano, Casimiro. Un inci<strong>de</strong>nte violento<br />
entre Jesús y Chabela obliga a Casimiro a poner fin a la vida <strong>de</strong> aquél. No<br />
queda claro quién dispara la bala que esa misma noche mata también a la güera<br />
Chabela. Con Casimiro en la cárcel pagando con<strong>de</strong>na, los <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> su idilio<br />
con Anselma se <strong>de</strong>sarrollarán <strong>de</strong>spués.<br />
En el «Tercer movimiento» (pp. 151-<strong>21</strong>4) Juan se hace un individuo respetado<br />
por su hombría mientras está en la cárcel; allí se encuentra con el asesino<br />
<strong>de</strong> su hermana, el Bronco Reynosa, y cumpliendo la obligada venganza lo mata.<br />
La realidad mágica <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong> Tezontle permitirá que a su vez el Bronco regrese<br />
<strong>de</strong> la muerte y se vengue <strong>de</strong> Juan matando a sus padres. En su <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nada<br />
vida amorosa, Joan se enreda un día con Martina Martínez, hermana <strong>de</strong> Onésimo<br />
y Adrián Bailón, casada a<strong>de</strong>más con Simón Blanco. Convencido <strong>de</strong> que<br />
Martina le ha sido infiel con Juan, Simón la mata. El otro núcleo <strong>de</strong>l relato en<br />
esta parte es la continuación <strong>de</strong> la historia Casimiro-Anselma quien, sin herma-<br />
870
nos varones que la <strong>de</strong>fiendan, se ve asediada cada vez más por Hipólito Cabrera,<br />
Presi<strong>de</strong>nte Municipal. Terminada su con<strong>de</strong>na, Casimiro sale <strong>de</strong> la prisión y<br />
se <strong>de</strong>dica a cuidar <strong>de</strong> la hacienda familiar, a fortalecer su amistad con los hermanos<br />
Juan Luis y José Manuel Infante a quienes ha conocido en la cárcel, y a<br />
disfrutar su relación amorosa con Anselma, con quien <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> casarse. Convencidos<br />
los Infante <strong>de</strong> que esta unión no es aconsejable para Casimiro, matan a los<br />
novios cuando éstos se dirigen a la iglesia y <strong>de</strong> esta manera le salvan al amigo<br />
su amenazado honor.<br />
En el «Cuarto movimiento» (pp. <strong>21</strong>7-<strong>26</strong>7) Onésimo y Adrián Bailón Martínez<br />
consiguen mejorar su precaria situación económica con el invento <strong>de</strong> una<br />
«ruleta <strong>de</strong> dieciséis calaveras y cuatro rosas, en don<strong>de</strong> no se apostaba a la vida<br />
sino a la muerte, y en don<strong>de</strong> siempre se ganaba» (<strong>21</strong>8). Su intención, por supuesto<br />
es ahorrar lo suficiente para comprarse una pistola. Entre tanto Simón<br />
Blanco llega en la cárcel a hacer un arreglo con Hipólito Cabrera quien está<br />
ahora interesado en Rosita Alvírez, prima <strong>de</strong> Simón. Juan Charrasqueado por su<br />
parte sigue su vida libertina y en ella arrasa con tres flors (Flor <strong>de</strong> Canela, Flor<br />
Silvestre, Flor <strong>de</strong> Albahaca), olvidándose <strong>de</strong>l peligro que en este caso representaban<br />
siete hermanos. A su vez Juan Luis y José Manuel Infante, salidos <strong>de</strong> la<br />
cárcel, se enamoran sucesivamente <strong>de</strong> la misma mujer, Chabela Rosales, mejor<br />
conocida en el pueblo como La Llorosa. Los núcleos <strong>de</strong>l relato tienen todos la<br />
conclusión esperada: los Martínez matan a Simón Blanco cumpliendo su venganza<br />
y trece días <strong>de</strong>spués inexplicablemente mueren en sus celdas respectivas;<br />
los siete hermanos <strong>de</strong> las tres flores matan a Juan; los Infante se eliminan en un<br />
duelo que tienen a causa <strong>de</strong> La Llorona; y el Presi<strong>de</strong>nte Municipal termina por<br />
matar <strong>de</strong> tres certeros disparos a su <strong>de</strong>scada Rosita. Él, en efecto, es el puente<br />
necesario entre el «movimiento» final y la introducción <strong>de</strong>l tema al exclamar:<br />
«Pero sigo siendo el rey» (<strong>26</strong>7), motivo que se hace eco <strong>de</strong>l título <strong>de</strong> la novela y<br />
la partitura musical inicialmente expuesta por el prólogo.<br />
Si bien es cierto que mi intención no es establecer un exacto paralelo entre<br />
la disposición sinfónica insinuada por el subtítulo <strong>de</strong> esta obra y la estructura<br />
verbal que la contiene, 3 he sugerido no obstante una analogía entre un momento<br />
<strong>de</strong> audición o escucha y la experiencia <strong>de</strong>l lector al enfrentarse a este texto.<br />
Aceptando las limitaciones que inevitablemente se imponen, intentaré puntuali-<br />
3. Como bien lo atestigua la crítica literaria, tal intento constituye <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace tiempo objeto <strong>de</strong><br />
experimentación y búsquedas en la historia <strong>de</strong> la novela (algunos ejemplos: W. FREEDMAN, Laurence<br />
Slerne and the Origins ofthe Musical Novel, Athens: University of Georgia Press, 1978; G. MATORÉ<br />
e I. MECZ, Musique el struclure romanesque dans Á la recherche du temps perdu, Strasbourg: Editions<br />
Klincksieck, 1972; Z. BOWEN, Musical Allusions in the Works of James Joyce, Albany: State<br />
University of N.Y. Press, 1974), con resultados estéticamente satisfactorios como lo <strong>de</strong>muestran los<br />
estudios mencionados. Es evi<strong>de</strong>nte que en el caso <strong>de</strong> SÁNCHEZ JULIAO el elemento camavalizador hace<br />
énfasis en el humor implícito <strong>de</strong>l texto; un humor que se refiere a una realidad musicalmente expresada.<br />
871
zar esta i<strong>de</strong>a recordando antes la acertada observación <strong>de</strong> Melvin Friedman relacionada<br />
con la diferencia que existe entre proceso musical y proceso literario:<br />
There is no exact correspon<strong>de</strong>nce between the written word and the musical<br />
chord. While two words may never be pronounced at the same time without confusión,<br />
more than one musical note may be played or sung simultaneously and<br />
with equal loudness. Ñor is there an exact literary equivalent of the counterpointing<br />
of two in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n! melodies. When the writer tries to counterpoint different<br />
themes, however rapidly he makes them interweave and overlap, they still have<br />
the quality of alternating successively rather than occurring at the same time. But<br />
he may hit upon certain <strong>de</strong>vices which give a convincing illusion of the same effect."<br />
Es evi<strong>de</strong>nte que en Pero sigo siendo el Rey se logra un alto grado <strong>de</strong> musicalidad<br />
precisamente gracias a diferentes mecanismos internos y externos que<br />
sirven <strong>de</strong> apoyatura a las múltiples voces que participan en la polifonía total<br />
creada por Sánchez Juliao. Mi punto <strong>de</strong> partida, como se ve, es conceptualmente<br />
bajtiniano, <strong>de</strong>finiendo la heteroglosia narrativa como una serie superpuesta<br />
<strong>de</strong> perspectivas o voces a través <strong>de</strong> las cuales el lector <strong>de</strong>scubre <strong>de</strong>terminada<br />
imagen <strong>de</strong> realidad a la cual la escritura lo conduce. 5 El mecanismo interno que<br />
sin duda sobresale en la configuración <strong>de</strong> esa polifonía es el montaje <strong>de</strong> los diferentes<br />
discursos que participan en el relato. Veámoslo en la primera parte <strong>de</strong>l<br />
«Primer movimiento»:<br />
VOZ UBICACIÓN TIPO DE DISCURSO:<br />
1* Pág. 7 Narrador mítico que abre la historia y sintetiza en la imagen<br />
<strong>de</strong> las palomas rojas el cumplimiento trágico <strong>de</strong> cierta profe-<br />
2*<br />
3»<br />
4«<br />
5«<br />
4»<br />
3'<br />
2*<br />
6*<br />
7»<br />
6*<br />
cía alegórica<br />
Narrador básico: Flor <strong>de</strong> Azalea-A. Corona-Bronco Reynosa<br />
Discurso interior <strong>de</strong>l Bronco dirigido a Flor<br />
Dúo Flor/Bronco, snflashback<br />
Discurso interior <strong>de</strong> Flor dirigido al Bronco<br />
Dúo Flor/Bronco, enflashback<br />
Discurso interior <strong>de</strong>l Bronco dirigido a Flor<br />
Narrador básico: Adán Corona <strong>de</strong>spechado<br />
Dúo Adán/Casimiro, en la peluquería<br />
Discurso interior <strong>de</strong> Adán dirigido a Flor<br />
Dúo Adán/Casimiro, en la peluquería<br />
4. M. FRIEDMAN, Stream of Conciousness: a Study in Literary Method (New Haven: Yale University<br />
Press, 1955), 124-125.<br />
5. Para este importante concepto aportado por M. BAKHTIN véase su Problems of Dostoevsky's<br />
Poelics, edited and translated by C. Emerson, Minneapolis: University of Minnesota Press, 1984; especialmente<br />
el primer capítulo.<br />
872<br />
18-<strong>21</strong><br />
<strong>21</strong><br />
<strong>21</strong>-22<br />
22<br />
22<br />
22-23<br />
23-25<br />
25<br />
<strong>26</strong><br />
<strong>26</strong>
7»<br />
6»<br />
7*<br />
8'<br />
6*<br />
7 S<br />
6»<br />
2*<br />
3'<br />
9'<br />
3»<br />
4'<br />
9'<br />
3»<br />
9'<br />
4»<br />
3»<br />
10'<br />
3'<br />
10»<br />
3'<br />
2'<br />
11'<br />
12*<br />
11'<br />
12'<br />
13'<br />
12'<br />
14'<br />
12'<br />
11»<br />
1»<br />
<strong>26</strong><br />
<strong>26</strong>-27<br />
27<br />
27-28<br />
28<br />
28<br />
28<br />
28-30<br />
31<br />
31<br />
31<br />
31-32<br />
32<br />
32<br />
32<br />
33<br />
33<br />
33<br />
33<br />
34<br />
34<br />
34-36<br />
36<br />
36-37<br />
37<br />
37<br />
37<br />
38<br />
38<br />
38<br />
38-39<br />
39<br />
Discurso interior <strong>de</strong> Adán<br />
Dúo Adán/Casimiro, en la peluquería<br />
Discurso interior <strong>de</strong> Adán dirigido a Flor<br />
Dúo Adán/su madre, enflashback (escena telescópica)<br />
Dúo Adán/Casimiro, en la peluquería<br />
Discurso interior <strong>de</strong> Adán dirigido a Flor<br />
Dúo Adán/Casimiro, en la peluquería<br />
Narrador básico: Martín Estrada <strong>de</strong>rrota en el juego a Adán<br />
Discurso interior <strong>de</strong>l Bronco dirigido a Flor<br />
Dúo Bronco/persona que le ayudará a cruzar la frontera<br />
Discurso interior <strong>de</strong>l Bronco dirigido a Flor<br />
Dúo Flor/Bronco, en flashback<br />
Dúo Bronco/persona que le ayudará a cruzar la frontera<br />
Discurso interioT <strong>de</strong>l Bronco dirigido a FIOT<br />
Dúo Bronco/persona que le ayudará a cruzar la frontera<br />
Dúo Flor/Bronco, en flashback<br />
Discurso <strong>de</strong>l Bronco dirigido a Flor<br />
Trío Bronco/policía <strong>de</strong> frontera/otro hombre<br />
Discurso interior <strong>de</strong>l Bronco dirigido a Flor<br />
Trío Bronco/policía <strong>de</strong> frontera/otro hombre<br />
Discurso interior <strong>de</strong>l Bronco dirigido a Flor<br />
Narrador básico: Juan, hermano <strong>de</strong> Flor, se enamora <strong>de</strong> la<br />
amiga <strong>de</strong> ésta, Micaela Aguilar, pretendida por Simón, hemano<br />
<strong>de</strong>l Bronco<br />
Dúo Juan/Adán<br />
Discurso interior <strong>de</strong> Flor dirigido a Adán Corona<br />
Dúo Juan/Adán<br />
Discurso interior <strong>de</strong> Flor dirigido a Adán Corona<br />
Dúo Adán/don Baltasar (escena telescópica)<br />
Discurso interior <strong>de</strong> Flor dirigido a Adán Corona<br />
Discurso interior <strong>de</strong> Adán<br />
Discurso interior <strong>de</strong> Flor dirigido a Adán Corona<br />
Dúo Juan/Adán<br />
Narrador mítico que reitera el motivo <strong>de</strong> las palomas rojas<br />
Junto a la alternancia <strong>de</strong> voces (recor<strong>de</strong>mos que la enumeración anterior correspon<strong>de</strong><br />
sólo a una mínima parte <strong>de</strong>l texto total), mecanismo sistematizado<br />
por el relato para conformar el macrodiscurso respectivo, po<strong>de</strong>mos anotar tres<br />
procedimientos internos directamente relacionados con la musicalidad sugerida:<br />
la repetición sintáctica, la suspensión <strong>de</strong>l discurso, y el contrapunto narrativo.<br />
En el primer caso se establece una línea <strong>de</strong> percusión acústica nítidamente percibida<br />
por el oyente en el proceso <strong>de</strong> lectura. Pue<strong>de</strong> tratarse <strong>de</strong> la sedación en<br />
eco <strong>de</strong> un mismo tiempo verbal; como cuando el narrador básico dice <strong>de</strong> Casimiro<br />
que, a fin <strong>de</strong> estar siempre al lado <strong>de</strong> su hermana: «hacía <strong>de</strong> guardarropas<br />
tras bambalinas... exigía bailar con ella... hacía <strong>de</strong> cor<strong>de</strong>ro manso cuando actuaba<br />
<strong>de</strong> pastorcita... y representaba a Dios en los altares» (112). O cuando <strong>de</strong>scribe<br />
el momento que sigue a la muerte <strong>de</strong> Martina, muerta por Simón Blanco: «La<br />
873
paloma blanca abandonó el alféizar y se lanzó al aire... voló sobre el jardín...<br />
contempló <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la altura los hatos... pasó sobre el arroyo... entró con el toque<br />
<strong>de</strong> campanas... y <strong>de</strong>scendió con lentitud sobre una alcayata <strong>de</strong> la Presi<strong>de</strong>ncia<br />
Municipal» (207-208). Alcanzando, por supuesto, con la aliteración su máximo<br />
grado <strong>de</strong> armonía; como cuando el narrador trata <strong>de</strong> resaltar el alto grado <strong>de</strong><br />
unidad formado por el trío Casimiro-Juan Luis-José Manuel Infante:<br />
Golpeaban las tres mismas bolas en los tres mismos salones <strong>de</strong> billar, bebían<br />
las tres mismas marcas <strong>de</strong> tequila en las tres mismas cantinas, compraban el mismo<br />
amor <strong>de</strong>salentado a las tres mismas pirujas en las tres mismas casas <strong>de</strong> faroles<br />
rojos, y se burlaban <strong>de</strong> las tres mismas personas en las tres mismas historias mil<br />
veces repetidas. (<strong>21</strong>3)<br />
La suspensión lineal <strong>de</strong>l discurso es igualmente un mecanismo constante en<br />
el que se apoya la alternancia <strong>de</strong> voces ya indicada. Su estructuración más frecuente<br />
es la <strong>de</strong> un discurso interior o soliloquio 6 (=A), con interrupciones<br />
(=B,C) enmarcadas por el hilo o línea melódica central (=A), resultando así,<br />
con frecuencia combinaciones <strong>de</strong> este tipo: ABACACA;ABABABA;A<br />
BACBACABACA. En relación orgánica con la intertextualidad que da<br />
vida al macrodiscurso, la suspensión es también el mecanismo utilizado por el<br />
texto al apropiarse (citar) constantemente el cancionero mexicano, o hispanoamericano.<br />
Por último, el contrapunto narrativo, 7 siendo un procedimiento <strong>de</strong> tipo<br />
estructural tiene consecuencias inmediatas en la musicalidad <strong>de</strong> la historia<br />
orquestada ya que al oponer o contrastar dos líneas diferentes <strong>de</strong>l discurso<br />
(punctum contra pu.nciu.rn) intensifica con ello su sonoridad. Esto se nota, por<br />
ejemplo, al iniciarse el «Segundo movimiento», momento <strong>de</strong> la historia en que<br />
el lector tiene la impresión <strong>de</strong> asistir al velorio <strong>de</strong> Flor <strong>de</strong> Azalea participando<br />
<strong>de</strong>l ritual. Lo que el contrapunto resalta es la oralidad expresiva <strong>de</strong> tal situación<br />
—en este caso dcsacraüzada— y el evi<strong>de</strong>nte resultado es <strong>de</strong> naturaleza rítmica:<br />
—Virgo Clemens...<br />
—Ora pro nobis.<br />
—Luz <strong>de</strong>l sen<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> mi noche sin fortuna...<br />
—Ora pro nobis.<br />
—Aretes que le faltan a la luna...<br />
—Ora pro nobis.<br />
6. Sigo aquí la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> soliloquio aportada por Robert Humphrey en su estudio Stream oj<br />
Consciousness in the Mo<strong>de</strong>rn Novel (Berkeley: University of California Press, 1955), 36: «the technique<br />
of representing the psychic content and processes of a character directly from character to<br />
rea<strong>de</strong>r wilhout the pressence of an author, but with an audience tacitly assumed».<br />
7. Para los límites <strong>de</strong> la posible analogía contrapunto musical-contrapunto narrativo véase el estudio<br />
<strong>de</strong> M. FRIEDMAN, Stream of Consciousness, en especial el capítulo quinto, «The Analogy with<br />
Music», 1<strong>21</strong>-138.<br />
874
—Espinita que se me ha clavado en el corazón...<br />
—Ora pro nobis.<br />
(91)<br />
Situación que a su vez tiene su correspondiente externo contrapuntístico en<br />
el «Tercer movimiento», cuando el lector participa nuevamente en el ritual <strong>de</strong>l<br />
velorio <strong>de</strong> Chabela:<br />
—Virgo Clemens...<br />
—Ora pro nobis.<br />
—Paloma querida que llegaste a mi vida...<br />
—Ora pro nobis.<br />
—Cielito lindo que alegras los corazones...<br />
—Ora pro nobis.<br />
—Viento sagrado que corre alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> este mundo...<br />
—Ora pro nobis.<br />
(155)<br />
Si por una parte tanto el montaje polifónico como los mecanismos internos<br />
<strong>de</strong>l relato apuntan directamente a su carácter musical, no cabe duda igualmente<br />
que los abundantes indicadores externos son expresión concreta <strong>de</strong> lo que se ha<br />
propuesto hacer Sánchez Juliao. Recor<strong>de</strong>mos que la novela tiene como subtítulo<br />
«Sinfonía para lector y mariachi, opus I», 8 y que inmediatamente antes <strong>de</strong> la<br />
partitura que sirve <strong>de</strong> prólogo aparecen dos páginas que anuncian el concierto:<br />
la editorial Plaza y Janes es la empresa promotora <strong>de</strong>l espectáculo; el grupo <strong>de</strong><br />
artistas participantes lo forman los diferentes personajes cuyas voces o actuaciones,<br />
así como las <strong>de</strong> «otro magnífico elenco <strong>de</strong> estrellas <strong>de</strong> la canción», (11)<br />
el lector escuchará a lo largo <strong>de</strong>l texto; los créditos musicales señalan a nombres<br />
muy conocidos entre los que figuran José Alfredo Jiménez (<strong>de</strong> él es la canción<br />
que da título a la novela), la Tariácuri, Cuco Sánchez, y Chabuca Granda;<br />
por último, y sin <strong>de</strong>jar posibilidad <strong>de</strong> sorpresa, el responsable <strong>de</strong> la vela se presenta,<br />
pues, como un espectáculo musical dividido en cuatro partes a cada una<br />
<strong>de</strong> las cuales correspon<strong>de</strong> un movimiento específico: allegro cantabile, allegretto<br />
scherzando, (empo di menueíto, y allegro vivace; las imágenes que acompañan<br />
al anuncio <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> estos movimientos (la muerte dialogando o<br />
cantando) son el telón que refuerza la teatralidad <strong>de</strong>l concierto, y la coda su<br />
punto final. Participantes todos en el show anunciado, todos los personajes cum-<br />
8. Aunque se ha sugerido que esta novela es la primera parte <strong>de</strong> una trilogía relacionada con la<br />
música popular <strong>de</strong> América Latina, Mi sangre aunque plebeya (Bogotá: Planeta, 1986), segunda parte<br />
<strong>de</strong> la trilogía, sigue <strong>de</strong> cierta forma una línea diferente, aunque el título y la portada <strong>de</strong>l libro las<br />
emparentar!. Una mejor evaluación podrá hacerse al publicarse la tercera parte.<br />
875
píen con su obligación: cantan; <strong>de</strong> ahí el tráfico intertextual mantenido por Pero<br />
sigo siendo el Rey con el cancionero popular mexicano.<br />
El dialogismo sostenido por la novela a este nivel se obtiene principalmente<br />
<strong>de</strong> tres maneras: a. en algún momento <strong>de</strong> la historia un personaje canta una canción<br />
<strong>de</strong>terminada; b. la letra <strong>de</strong> una canción es directamente absorbida o citada 9<br />
por el discurso <strong>de</strong>l personaje; y c. el personaje <strong>de</strong> una canción forma parte ya <strong>de</strong><br />
la diegesis novelística <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la cual se <strong>de</strong>sarrolla su drama individual al que<br />
alu<strong>de</strong> la canción. El primero <strong>de</strong> estos casos es el más evi<strong>de</strong>nte y por lo mismo<br />
no necesita mayor explicación; sirvan <strong>de</strong> ejemplo el corrido que canta el Bronco<br />
Reynosa al regresar a Tezontle (80-82), la canción que canta José Manuel Infante<br />
en casa <strong>de</strong> don Esteban (167); o la que le canta en ausencia Rosita Alvírez<br />
al Presi<strong>de</strong>nte Municipal (<strong>26</strong>0-<strong>26</strong>3). La complicidad <strong>de</strong>l lector es requisito indispensable<br />
en el segundo caso puesto que solamente él pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>tectar, seguir y<br />
completar el texto <strong>de</strong> la canción absorbida, a partir <strong>de</strong> su propia experiencia o<br />
familiaridad con el cancionero popular. Así, por ejemplo, cuando Adán Corona<br />
(«Primer movimiento», episodio <strong>de</strong> la peluquería) se distrae en su soliloquio a<br />
Flor, y dice: «Tengo dinero en el mundo, dinero maldito que nada vale... aunque<br />
me miren sonriendo la pena que traigo ni Dios la sabe... Si es necesario que llore,<br />
la vida completa por ella lloro... Yo conocí la pobreza y allí entre los pobres<br />
jamás lloré... yo para qué quiero riqueza si voy con el alma perdida y sin fe»<br />
(<strong>26</strong>-28), lo que el lector-oyente reconoce <strong>de</strong> inmediato es la conocida canción<br />
«La que se fue», dispersa y camuflada a lo largo <strong>de</strong>l discurso mayor que la asimila.<br />
Cuando en su soliloquio a Micaela («Segundo movimiento») Juan le dice<br />
entre Otras cosas: «Solamente la mano <strong>de</strong> Dios podrá separarnos, ya que nuestro<br />
amor es más gran<strong>de</strong> que todas las cosas <strong>de</strong>l mundo... ya sabíamos que naceríamos<br />
los dos para siempre adorarnos. Nuestro amor es lo mismo que el mar: cristalino<br />
y profundo... Tú no pue<strong>de</strong>s <strong>de</strong>jarme <strong>de</strong> amar ni yo <strong>de</strong> adorarte... las <strong>de</strong>más<br />
opiniones, mi cielo, me salen sobrando... cuando tú me trajiste a tu amor yo ya<br />
te estaba esperando» (103-104), <strong>de</strong> nuevo el lector-oyente reconoce la canción<br />
«La mano <strong>de</strong> Dios» como el texto asimilado. El procedimiento es utilizado con<br />
tal frecuencia que los abundantísimos ejemplos superarían la extensión <strong>de</strong>l presente<br />
trabajo. Finalmente, y constituyendo el mecanismo más elaborado, la novela<br />
no solamente incorpora a su textura musical la letra <strong>de</strong> una canción sino<br />
que se convierte asimismo en actualización <strong>de</strong> esa historia. Si pensamos nuevamente<br />
en la analogía establecida con un espectáculo, lo que el personaje hace es<br />
representar y cantar su propio drama: Flor <strong>de</strong> Azalea, Juan Charrasqueado, Juan<br />
Luís y José Manuel Infante, Martina Martínez, Simón Blanco, Onésimo y<br />
Adrián Bailón, Rosita Alvírez, y La Llorona, entre otros, son personajes históri-<br />
9. Para este concepto véase, por ejemplo, el estudio <strong>de</strong> Graciela Reyes, Polifonía textual. La citación<br />
en el relato literario (Madrid: Editorial Gredos, 1984), especialmente los capítulos primero y<br />
segundo.<br />
876
eos cuyas existencias —codificadas por una tradición folclórica popular— son<br />
aquí rescatadas por el marco dialógico <strong>de</strong> una ficción. Si en su sentido amplio<br />
intertextualidad quiere <strong>de</strong>cir transposición <strong>de</strong> un sistema <strong>de</strong> signos en otro, 10 lo<br />
que Sánchez Juliao hace en esta novela es, como acabamos <strong>de</strong> ver, apropiarse<br />
<strong>de</strong> un sistema ya existente <strong>de</strong> significantes a partir <strong>de</strong>l cual estructura dinámicamente<br />
el macrodiscurso: la escritura como una re-escritura.<br />
10. Aparte <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as aportadas directamente por M. Bajtin al respecto, ampliadas a su vez por<br />
los estudios <strong>de</strong> Julia Krísteva, entre otros, una buena contribución a la puesta en práctica <strong>de</strong>l concepto<br />
como método <strong>de</strong> análisis es Iníertexluality. New Perspeclives in Criticism (New York: New York<br />
Literary Forum, 1978), don<strong>de</strong> el enfoque pluridimensional permite apreciar mejor la riqueza <strong>de</strong> posibilida<strong>de</strong>s<br />
que su aplicación ofrece.<br />
877
AMISTOSA TRÍADA: VALÉRY LARBAUD, ENRIQUE DÍEZ-CANEDO,<br />
ALFONSO REYES<br />
PAULETTE PATOUT<br />
Université <strong>de</strong> Toulouse<br />
En este año <strong>1989</strong>, en que se celebra el Centenario <strong>de</strong>l nacimiento <strong>de</strong> Alfonso<br />
Reyes en Monterrey, parece conveniente evocar la triple amistad que le<br />
unió con Enrique Díez-Canedo y Valéry Larbaud. Existen algunos —pocos—<br />
ejemplos <strong>de</strong> amistad fiel y sólida entre dos escritores o artistas, pero el caso<br />
<strong>de</strong> una amistad triangular sin nube es bastante insólita para merecer el análisis<br />
—sobre todo cuando se trata <strong>de</strong> creadores <strong>de</strong> talla humana y literaria excepcional.<br />
Pertenecían a la misma generación, Larbaud y Díez-Canedo, prácticamente<br />
<strong>de</strong> la misma edad, nacidos en 1878 y 1879, siendo Reyes el menor <strong>de</strong> unos diez<br />
años. Los medios sociales, con ser profundamente diferentes, holgados y relativamente<br />
comparables. Pero, ¡surgieron en horizontes tan distintos! Larbaud venía<br />
<strong>de</strong> Vichy, en este «corazón fresco <strong>de</strong> Francia» que él sabrá cantar con la elegancia<br />
clásica <strong>de</strong> Alien. 1 En aquellos últimos años <strong>de</strong>l xix, triunfa la influencia<br />
francesa en el mundo. Pero Francia se <strong>de</strong>jaba adorar sin correspon<strong>de</strong>r con una<br />
atención semejante. El francés no sabía ni quería viajar, poco interesado por lo<br />
que pasaba fuera <strong>de</strong> sus fronteras. Se pudo hablar <strong>de</strong> «las murallas chinas» <strong>de</strong> la<br />
cultura francesa. Díez-Canedo y Reyes hablaban sin duda el mismo idioma; pero<br />
uno era español, otro mexicano, en los tiempos en que España, mortificada<br />
por el fracaso reciente, se replegaba en sí misma, hasta alejarse y fingir ignorar<br />
a sus excolonias. Por otro lado, Alfonso Reyes se hace paradójicamente el propagandista<br />
<strong>de</strong> los libros franceses y españoles, en los años precisos en que estas<br />
influencias disminuyen en México: su país, ya adulto, se está liberando <strong>de</strong> las<br />
1. LARBAUD, Oeuvres, Gallimard, Col. Pléia<strong>de</strong>.<br />
879
dos presencias, española y luego francesa, que han invadido su cielo durante<br />
siglos. 2<br />
En circunstancias al primer parecer tan poco favorables, ¿cómo se explican<br />
los sentimientos <strong>de</strong> viva estima, confianza y respeto que les unieron, y que supieron<br />
conservar, hasta la muerte, exentos <strong>de</strong> cualquier asomo <strong>de</strong> envidia, parcialidad<br />
o rivalidad? A pesar <strong>de</strong> todas las diferencias innatas, ¿en qué simpatías<br />
y común sensibilidad se tejieron tan estrechamente estos lazos triangulares?<br />
Los dos primeros en conocerse fueron Larbaud y Díez-Canedo. Terminados<br />
sus estudios <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho, éste se dirigía más bien hacia una carrera literaria.<br />
Ya había publicado varios tomos <strong>de</strong> versos bastante notables, y una traducción<br />
<strong>de</strong> poemas extranjeros, lo que indicaba un talento precoz, abierto<br />
simultáneamente a varias culturas. A los <strong>26</strong> años, entró como crítico <strong>de</strong> poesía<br />
en la revista La Lectura y, en 1909, pue<strong>de</strong> realizar por fin el inevitable y<br />
tan soñado viaje a París. En nuestra capital, vivió dos años, frecuentando los<br />
núcleos <strong>de</strong> artistas y escritores en que abundaban los españoles. En París, en<br />
noviembre <strong>de</strong> 1910, publica su tomo <strong>de</strong> Imágenes. Firma contratos con Ollendorff,<br />
la menos importante <strong>de</strong> las tres editoriales francesas especializadas en<br />
obras hispánicas, para varias traducciones. (En la misma casa, el mismo año,<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> México, Alfonso Reyes publica sus Cuestiones estéticas. Pero, no nos<br />
anticipemos. 3 También penetra el joven español en el sancta sanctórum <strong>de</strong>l<br />
Mercure <strong>de</strong> France, institucional, pero que se está entreabriendo a las letras<br />
hispánicas con unas crónicas <strong>de</strong> Enrique Gómez Carrillo. El prestigioso guatemalteco<br />
mentaba el nombre <strong>de</strong> Díez-Canedo, entre los <strong>de</strong> Juan Ramón Jiménez,<br />
Eduardo Marquina y Gabriel Miró, y le felicitaba por su «amable diletantismo»<br />
(¿Era ya una traducción <strong>de</strong>l vocablo «amateur», más tar<strong>de</strong> puesto <strong>de</strong><br />
moda por Valéry Larbaud?) También visitó a la reciente NRF, la cual representaba,<br />
con Gidc y otros, el acceso al gran público letrado, <strong>de</strong> una nueva generación<br />
y <strong>de</strong> un espíritu renovado. En estas dos redacciones, hubiera podido<br />
topar a Larbaud. Pero, aunque relacionado con Gi<strong>de</strong> y los <strong>de</strong> la Nouvelle Revuefrancaise,<br />
pasó poco tiempo en París en estos dos años 1909 y 1910. Larbaud<br />
era here<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> una gran fortuna, hijo <strong>de</strong>l boticario que había <strong>de</strong>scubierto<br />
las virtu<strong>de</strong>s hepáticas <strong>de</strong> las aguas <strong>de</strong> Vichy. Le pertenecía el importante<br />
surtidor <strong>de</strong> Saint-Yorre; en aquellos tiempos <strong>de</strong> opíparas comidas, sacaba mucha<br />
renta <strong>de</strong> la explotación <strong>de</strong> ese manantial y <strong>de</strong> la venta <strong>de</strong>l agua embotellada.<br />
Pero a don Valerio no le importaba el comercio. De complexión <strong>de</strong>licada,<br />
terminaba tar<strong>de</strong> una licenciatura <strong>de</strong> letras en la Sorbona mientras vivía en<br />
Montpellier, noble metrópoli <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> Francia don<strong>de</strong> encontraba un clima ti-<br />
2. V. Paulette PATOUT, Alfonso Reyes et la France, 1880-1959, (Les rapports <strong>de</strong> cet écrivain et<br />
diplómate mexicain avec la France et les Francais, au Mexique, et au cours <strong>de</strong> ses différems séjours<br />
en France, en Espagne, en Argentine et au Brésil). París, Klincksieck, 1978.<br />
3. V. Jean Francois BOTREL, La Sociedad <strong>de</strong> Ediciones literarias y artísticas, librería Paul<br />
Ollendorff. Talence: Institut d'Etu<strong>de</strong>s Ibériques et ibéro-américaines, 1970.<br />
880
io y, al mismo tiempo, escapaba a la férula <strong>de</strong> su terrible madre.* Luego, pasó<br />
a Inglaterra, en busca <strong>de</strong> recuerdos y documentos sobre Walter Savage<br />
Landor, escritor inglés, tema escogido para su futura tesis <strong>de</strong> doctorado. Se<br />
carteaba con los <strong>de</strong> la NRF, y en el número <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1909, publicaron la<br />
hermosa novela corta, Dolly que acababa <strong>de</strong> escribir en la melancólica provincia<br />
inglesa. Díez-Canedo, pues, no conoció entonces a Larbaud, pero sí<br />
<strong>de</strong>cidió traducir sus páginas. Dolly era la historia <strong>de</strong> una niña enferma, casi<br />
abandonada en hoteles <strong>de</strong> lujo por su madre, una actriz célebre. 5 Con sobria<br />
sencillez, clásica y nueva, Larbaud <strong>de</strong>scribe el contraste entre el esplendor<br />
vacío <strong>de</strong>l palacio —recuerdos <strong>de</strong> infancia en Vichy, quizá— y la soledad <strong>de</strong><br />
la niña. Más tar<strong>de</strong>, Dolly se incluirá en el emocionante volumen <strong>de</strong> las Enfaníines.<br />
Animado por la publicación <strong>de</strong> Dolly en la revista, su autor puso fin a<br />
una Enfantine más <strong>de</strong>sarrollada, que llegó a alcanzar el tamaño <strong>de</strong> una novela,<br />
su famosa y adorable Fermina Márquez, la cual empezó a leerse en la NRF<br />
en el número <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1910. 6 Esta novela, más que un éxito, obtuvo un<br />
triunfo, un concierto <strong>de</strong> elogios entre los amigos <strong>de</strong> Larbaud y los lectores <strong>de</strong><br />
la revista. En sus páginas, Larbaud evocaba caros recuerdos <strong>de</strong> infancia, los<br />
años pasados en un colegio <strong>de</strong> Fontenay-aux-Roses, en los alre<strong>de</strong>dores <strong>de</strong> París,<br />
algo internacional porque los alumnos venían <strong>de</strong> familias pudientes francesas<br />
y extranjeras. Predominaban los estudiantes <strong>de</strong> lengua española, casi todos<br />
americanos. Un año pasado en un pensionado francés, ¿no era entonces<br />
una etapa obligatoria en la educación <strong>de</strong> un joven americano distinguido? La<br />
novela se estructuraba alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> un flamante protagonista mexicano,<br />
oriundo <strong>de</strong> Monterrey, inspirado indirecta pero probablemente por la amistad<br />
que trabara Larbaud con un secretario <strong>de</strong> la legación mexicana en París. Pasaban<br />
por las páginas las siluetas elegantes <strong>de</strong> Fermina Márquez, muchacha colombiana<br />
que venía a ser el ídolo <strong>de</strong> todo el pensionado, y <strong>de</strong> su tía, Mamá<br />
Dolorc, recuerdo <strong>de</strong> unos amores más recientes <strong>de</strong> Larbaud con una hispanoamericana.<br />
Como otros muchos, Díez-Canedo se entusiasmó por la obra: sabía<br />
unir «novedad y tradición»; sin ningún amaneramiento, Larbaud pintaba<br />
«aquella sazón primera <strong>de</strong>l alma adolescente... antes <strong>de</strong> que el contacto <strong>de</strong><br />
otros seres mol<strong>de</strong>ados ya por la vida los <strong>de</strong>svíe...» 7 Sencillez, tacto, <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za,<br />
las cualida<strong>de</strong>s preferidas <strong>de</strong> don Enrique. Y por primera vez en las letras<br />
francesas, se hablaba con respeto y consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> los latinoamericanos,<br />
observándolos con simpatía, penetrando en su psicología. Díez-Canedo se<br />
4. V. Jean AUBRY, Valéry Larbaud, Sa vie el son oeuvre, Monaco, ed. du Rocher, 1949. Desgraciadamente<br />
existe sólo el primer tomo: «La jeunesse, 1881-1920». V. también las notas biográficas y<br />
bibliográficas que contiene el volumen, ya citado, <strong>de</strong> la Pléia<strong>de</strong>.<br />
5. En LARBAUD, La Pléia<strong>de</strong>.<br />
6. Id., pp. 307-394.<br />
7. Enrique DÍEZ-CANEDO, Prólogo a su traducción <strong>de</strong> Fermina Márquez, Madrid: Calpe, Col.<br />
Contemporánea, s.d.<br />
881
sentía cada día más atraído por América latina, y Fermina Márquez fortaleció<br />
esta propensión.<br />
Mientras tanto, regresó a Esparta don<strong>de</strong> enseñó historia <strong>de</strong>l arte y francés en<br />
varios centros madrileños. Simultáneamente, seguía con sus activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> traductor<br />
y poeta. En 1914, a Jos 35 años, era una voz escuchada en el Madrid literario.<br />
8<br />
Huyendo <strong>de</strong>l drama familiar y <strong>de</strong> la maldición <strong>de</strong> la venganza, llegó Alfonso<br />
Reyes a París, en 1913, como Segundo Secretario <strong>de</strong> la legación mexicana. Antes<br />
<strong>de</strong> la guerra europea, apenas tuvo tiempo <strong>de</strong> entrar en contacto con algunos<br />
escritores —entre ellos, Jean-Aubry, el futuro biógrafo <strong>de</strong> Larbaud— y darse<br />
cuenta <strong>de</strong> la importancia <strong>de</strong> la renovación que representaba la NRF. 9 No conoció<br />
personalmente a Larbaud, el cual seguía viajando entre Inglaterra y Montpellier,<br />
pero leía sus artículos en la revista: Larbaud aparecía aquí como el especialista<br />
<strong>de</strong> las letras inglesas, para las cuales Reyes experimentaba la misma<br />
inclinación muy autorizada.<br />
Cuando la guerra, resistió algunos meses en París. Luego, excluido <strong>de</strong> su<br />
cargo diplomático por Carranza, sin dinero para volver a México, sin recursos<br />
posibles en un país en guerra, <strong>de</strong>cidió pasar a España: «¡Rumbo al Sur!». Confiando<br />
su esposa e hijo a su hermano en San Sebastián, llegó a Madrid con su<br />
compatriota, el pintor Ángel Zárraga. Después <strong>de</strong> pasar varios años en Europa,<br />
éste navegaba entre París y Madrid, con bastantes amigos ya en las dos capitales.<br />
La misma noche <strong>de</strong> su llegada, se fue con Alfonso Reyes a una casa amiga,<br />
la <strong>de</strong> Dícz-Canedo. La simpatía nació inmediatamente entre Enrique y Alfonso.<br />
Éste se dio cuenta en seguida <strong>de</strong> que había encontrado una familia. Cierto que<br />
en el trato llano <strong>de</strong> los españoles, hasta los intelectuales más sobresalientes, halló<br />
Alfonso Reyes una confortación que nunca había percibido en su trato con<br />
los franceses.<br />
Enrique y Alfonso se juntaron entre las filas <strong>de</strong> los aliadófilos, que militaban<br />
a favor <strong>de</strong> la causa francesa, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la atalaya <strong>de</strong> Madrid, gracias a una<br />
frontera siempre entreabierta, observaban los acontecimientos <strong>de</strong>l conflicto y<br />
las transformaciones <strong>de</strong>l gusto y <strong>de</strong> las letras galas, más rápidas <strong>de</strong>bido a las circunstancias.<br />
Por sabia y digna discreción, Alfonso no se metió nunca en la política<br />
<strong>de</strong>l país que le acogía, mas Enrique no hacía misterio <strong>de</strong> sus i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> progreso.<br />
Los dos frecuentaban al mismo tiempo el Ateneo dirigido por Manuel<br />
Azaña, amigo común. Pero, no sólo eso. En unas líneas conmovedoras, más tar<strong>de</strong>,<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> su amiga, don Alfonso dirá lo que fue para él la<br />
amistad <strong>de</strong> Díez-Canedo, en los primeros años, tan difíciles, <strong>de</strong> Madrid: «Me<br />
ofreció el mejor placer que se pue<strong>de</strong> hacer a un <strong>de</strong>sterrado: con paciencia me<br />
8. Contestación <strong>de</strong> T. Navarro Tomás al Discurso leído por Díez-Canedo en el acto <strong>de</strong> su recepción<br />
académica el día I 5 <strong>de</strong> dic. <strong>de</strong> 1935. Madrid: Archivos, 1935.<br />
9. V. Paulette PATOUT, O.C.<br />
882
escuchaba durante horas hablar <strong>de</strong> mi país y <strong>de</strong> los amigos que había <strong>de</strong>jado<br />
allá». 10 Cosa increíble, en nuestros días, cuando las letras latinoamericanas han<br />
adquirido tanta importancia, por todas partes, y especialmente en las editoriales<br />
y librerías españolas..., Díez-Canedo seguía siendo el único escritor en Madrid<br />
interesado por las cosas <strong>de</strong> América. Ni Unamuno, ni Azorín, ni Ortega antes <strong>de</strong><br />
1916, ni, menos, Pío Baroja... Tan pudoroso como el mexicano Alfonso, Enrique<br />
no se <strong>de</strong>cidió fácilmente a hablar <strong>de</strong> su amistad con Reyes, en sus libros o<br />
artículos: retratar a su alter ego, ¿no era como alabarse a sí mismo? Solamente<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> unos arlos, aprovechará la ausencia provisional <strong>de</strong> Reyes para escribir<br />
un sustancial artículo analizando su carácter y su obra. Aludió entonces a esta<br />
«amistad <strong>de</strong> todos los días anudada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que la vida le trajo a Madrid». 11 En<br />
don Alfonso apreciaba al erudito, al hombre <strong>de</strong> vasta lectura, al ensayista experimentado,<br />
al narrador refinadísimo, al prosista muy variado, capaz <strong>de</strong> muchos<br />
compases, solemnes o rápidos. Alfonso Reyes sabía hablar con dignidad <strong>de</strong>J<br />
propio sufrimiento, sin vana ostentación: lo que hubiera <strong>de</strong>testado don Enrique.<br />
Sin per<strong>de</strong>r tiempo, Enrique Díez-Canedo introdujo a Reyes en la editorial La<br />
Lectura don<strong>de</strong>, como mexicano, fue encargado <strong>de</strong> la edición comentada <strong>de</strong> las<br />
obras <strong>de</strong> su compatriota Ruiz <strong>de</strong> Alarcón. Para cumplir con estos estudios, que<br />
necesilaban la más seria erudición, Alfonso se puso a frecuentar la Biblioteca<br />
Nacional, en cuya planta baja funcionaba el monacal Centro <strong>de</strong> Estudios Históricos<br />
dirigido por el gran Ramón Menén<strong>de</strong>z Pidal. Así, Reyes entró en contacto<br />
con los investigadores <strong>de</strong> este Centro, Américo Castro, Solalindc, Tomás Navarro<br />
Tomás, Ortega y Gasset: a poco, ingresó en su equipo. Todos eran amigos<br />
<strong>de</strong> Díez-Canedo, quien escribía también en el semanario España, que acababa<br />
<strong>de</strong> fundar Ortega. Don Alfonso se integró rápidamente en este grupo. Así, ayudado<br />
directa e indirectamente por Díez-Canedo, se instaló Reyes en Madrid, logrando<br />
vivir y mantener a su familia con el único socorro <strong>de</strong> su pluma: «los cinco<br />
primeros años <strong>de</strong> Madrid, días libérrimos... en que la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia era<br />
contrapeso <strong>de</strong> mi penuria», diría él más tar<strong>de</strong>, «evocando a aquellos buenos<br />
amigos que compartieron conmigo el humil<strong>de</strong> pan <strong>de</strong>l escritor». 12 Los dos amigos<br />
eran inseparables, aunque no se tutearon nunca. Se paseaban por Madrid, en<br />
busca <strong>de</strong> buenos libros viejos, fieles a las tertulias literarias que hacían el encanto<br />
<strong>de</strong> esta vida «ateniense». Con Reyes, siempre perseguido por la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong><br />
fundar el órgano i<strong>de</strong>al, Díez-Canedo inventaba colecciones y revistas. Se leían<br />
mutuamente sus escritos, y en los ensayos <strong>de</strong> Reyes <strong>de</strong> la época, asoman no polo.<br />
V. t. Bárbara APONTE, Alfonso Reyes and Spain, (His Dialogue with Unamuno, Valle-Inclán,<br />
Ortega y Gasset, Jiménez and Gómez <strong>de</strong> la Serna). Desgraciadamente, B. Aponte no reproduce<br />
el epistolario Reyes-Canedo, el más interesante, que figuraba en su tesis dactilografiada, <strong>de</strong>positada<br />
en la Capilla Alfonsina <strong>de</strong> Reyes, en México.<br />
11. D(EZ-CANEDO, «Las Huellas <strong>de</strong> Alfonso Reyes», España, 10.3.1923, en Páginas sobre Reyes,<br />
I, Monterrey, 1955, p. 33.<br />
12. REYES, Marginalia, I. México, Tezontle, 1952, p. 27.<br />
883
cas alusiones a estos intercambios <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as y a estas prelecturas. Bajo un aspecto<br />
tranquilo, Díez-Canedo escondía un temperamento más batallador, y podía<br />
quebrantar violentamente obra o vida, como lo hizo con Georges Ohnet o Rémy<br />
<strong>de</strong> Gourmont. Reyes lo <strong>de</strong>fendía siempre con ardor, y hasta cesó <strong>de</strong> frecuentar<br />
la tertulia <strong>de</strong>l Pombo <strong>de</strong> Ramón Gómez <strong>de</strong> la Serna, porque éste había dicho<br />
«Horrores <strong>de</strong>l buen Cañedo». Enrique era creyente, <strong>de</strong> un catolicismo progresista,<br />
profesaba una admiración sin límite por el violento e insoportable León<br />
Bloy. Por su parte Reyes, aunque se negó a toda educación religiosa, sin embargo,<br />
estaba obsesionado por el problema metafísico. Su traducción <strong>de</strong> Orihodoxy<br />
<strong>de</strong> Chesterton, en aquellos años, atestigua su inquietud. Unas líneas en la Carta<br />
a dos amigos y en sus cartas posteriores a su amigo preferido revelan sobriamente<br />
su ansia <strong>de</strong> la fe, su inquietud ante la muerte, y las conversaciones a este<br />
respecto que compartieron en Madrid. 13 Pero estos temas tan graves no frenaban<br />
entre los dos una gran propensión al humorismo, a la burla. Gustaban <strong>de</strong> los<br />
acertijos, <strong>de</strong> los versos <strong>de</strong> circunstancias, <strong>de</strong> los canulars, en el estilo <strong>de</strong> los Copains<br />
<strong>de</strong> Jules Rumains.<br />
Cuando la guerra, Larbaud había querido alistarse, lo que no le fue posible,<br />
dado su mala salud. Después <strong>de</strong> intentar vanamente colaborar en el Hospital <strong>de</strong><br />
Vichy como enfermero, a fines <strong>de</strong> 1915, <strong>de</strong>cidió pasar a España, como corresponsal<br />
<strong>de</strong>l diario Figuro. Ya conocía un poco este país que había visitado rápidamente<br />
en 1891 y con más tiempo en 1898, en compañía <strong>de</strong> su pesada madre.<br />
Más agradablemente, había permanecido algunas semanas en Valencia y Madrid<br />
en 1906, con una bailarina <strong>de</strong>l Capitole <strong>de</strong> Toulousc, la tierna inga. En<br />
1908 y 1909, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Setc y Montpellicr, había hecho algunas incursiones en Cataluña,<br />
pasando algunos días en <strong>Barcelona</strong>. En 1916, se quedó una semana en<br />
esta ciudad, luego se fue a Málaga y Sevilla, que le pareció tristona. Visitó algo<br />
<strong>de</strong> Madrid, antes <strong>de</strong> volver a Francia por <strong>Barcelona</strong>. En septiembre, regresa y se<br />
<strong>de</strong>tiene en la luz alicantina: en estos colores mediterráneos, va a residir varios<br />
años, empapándose <strong>de</strong> este ambiente ocioso <strong>de</strong>liciosamente provincial, «español<br />
en España», en fin. Por el Diario que escribe en Alicante (escribe en inglés, ¡oh<br />
cosmopolita!) sabemos que compró en una librería, entre otras noveda<strong>de</strong>s, la<br />
traducción <strong>de</strong> Orihodoxy <strong>de</strong> Chesterton: el nombre <strong>de</strong>l traductor, Alfonso Reyes,<br />
no le es <strong>de</strong>sconocido. Por cierto, habrá leído varios artículos firmados por<br />
él en la prensa madrileña y en revistas cultas que Larbaud lee asiduamente.<br />
Chesterton era, a<strong>de</strong>más, uno <strong>de</strong> sus autores predilectos, le había visitado en Inglaterra<br />
y con Clau<strong>de</strong>l, había empezado a traducirlo. En su Diario, dice Larbaud<br />
<strong>de</strong>l libro traducido por Reyes: «Era tan linda edición que no pu<strong>de</strong> evitar comprar<br />
un ejemplar. Así leí otra vez, volviendo en el tranvía, algunos capítulos <strong>de</strong><br />
mis antiguos amores. Esto me gusta mucho todavía...» Linda evocación la <strong>de</strong><br />
13. REYES, «Carta a dos amigos» (Díez-Canedo y Genaro Estrada), Reloj <strong>de</strong> SOL, 5 1 serie <strong>de</strong><br />
Simpatías y diferencias; O.C. <strong>de</strong> Reyes, Fondo <strong>de</strong> Cultura, t. IV, p. 475.<br />
884
Larbaud, <strong>de</strong>vorando en un tranvía <strong>de</strong> Alicante la novela <strong>de</strong> Chesterton traducida<br />
por Reyes... 14 Larbaud, nacido en una severa familia protestante, se había convertido<br />
al catolicismo en oposición con su familia. Poco tiempo <strong>de</strong>spués, lee el<br />
ensayo <strong>de</strong>dicado por Díez-Canedo a León Bloy, a quien él admira mucho, también.<br />
En su fervor <strong>de</strong> católico reciente, quedan asociados la traducción <strong>de</strong> Reyes<br />
y el artículo necrológico <strong>de</strong> Díez-Canedo...<br />
En estos días, en su Diario, siempre en inglés, redacta unas once páginas<br />
«una clase <strong>de</strong> ensayo», conjunto <strong>de</strong> impresiones personales sobre España, titulada:<br />
«España, 1898-1918»: 15 Es la fuente, el origen <strong>de</strong>l texto magnífico, poemático,<br />
que publicará años <strong>de</strong>spués con el título: «Rouge, jaune, rouge». Estas líneas<br />
figuran innegablemente entre las más bellas que <strong>de</strong>dicó el xx francés a<br />
España. La «recapitulación» <strong>de</strong>l Diario <strong>de</strong> 1918 nos parece <strong>de</strong>l todo interesante.<br />
Aunque vio los momentos difíciles que vivió España en 1906, con la vuelta <strong>de</strong><br />
los soldados heridos <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> las batallas <strong>de</strong> las Filipinas, Larbaud ve siempre<br />
a España como la madre o «la abuela» <strong>de</strong> América. Hay, dice, una energía propia<br />
<strong>de</strong> «la raza» española, fuerza que produjo ciuda<strong>de</strong>s como Buenos Aires o<br />
Montevi<strong>de</strong>o, o <strong>Barcelona</strong>. La capital catalana le parece «la mayor, la más mo<strong>de</strong>rna<br />
<strong>de</strong> todas las ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l Mediterráneo. Mayor y más mo<strong>de</strong>rna que Marsella,<br />
Genova y aun Ñapóles... <strong>Barcelona</strong> es el porvenir <strong>de</strong> España». En este<br />
1918, España es para él «el mayor <strong>de</strong> los pocos países europeos que sobreviven<br />
intactos en el eclipse casi general <strong>de</strong> la civilización europea». España aseguraba<br />
la sobrevivencia <strong>de</strong> la historia europea, cuando han <strong>de</strong>saparecido provisionalmente<br />
las naciones mayores. «Entre las glorias <strong>de</strong> la España <strong>de</strong> entonces, al lado<br />
<strong>de</strong> Ramón y Cajal, Gabriel Miró, Ramón Gómez <strong>de</strong> la Serna, se Ice el nombre<br />
<strong>de</strong> Díez-Canedo, sin embargo con este paréntesis» (como crítico, al menos hasta<br />
ahora sin saber si es esto una restricción, que se hubiera referido a su poesía; o,<br />
más bien, una alusión a una actividad todavía probada <strong>de</strong> Díez-Canedo: es fácil<br />
pensar entonces que existía ya el proyecto <strong>de</strong> la traducción <strong>de</strong> Fermina Márquez<br />
por Cañedo. El 10 <strong>de</strong> febrero, recibiendo los cinco primeros ejemplares <strong>de</strong> sus<br />
Enfanúnes, manda en seguida uno <strong>de</strong> ellos a Gabriel Miró, autor admirado, y<br />
otro a Díez-Canedo, en homenaje al traductor <strong>de</strong> Dolly.<br />
En fin, entre el 11 <strong>de</strong> mayo y el 11 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1918, Larbaud se escapa <strong>de</strong><br />
Alicante y viene a Madrid. Lo esencial <strong>de</strong> su tiempo, lo pasa en la Biblioteca<br />
Nacional, pero también le encanta encontrarse en el Pombo con Ramón, charlar<br />
con Ricardo Baeza y, naturalmente, con Díez-Canedo. Parece que no conoció<br />
entonces a Reyes, pero, por lo menos leyó, y conservó el recorte <strong>de</strong>l ensayo erudito<br />
que éste publicó por estos días en El Sol, «Un <strong>de</strong>sliz <strong>de</strong> Croce», porque más<br />
tar<strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollará el escritor francés el mismo tema en «Le doigt dand l'oeil»,<br />
una página <strong>de</strong> su Sous l'invocation <strong>de</strong> Saint Jeróme, el libro que <strong>de</strong>dicará al arte<br />
14. LARBAUD, Journal inédii, O.C., Gallimard, t. IX, p. 110.<br />
15. Id., pp. 206-228. Texto en inglés, con traducción francesa <strong>de</strong> Roben Mallet.<br />
885
<strong>de</strong>l escritor y <strong>de</strong>l traductor. 15 En este mismo ensayo, Reyes expresaba su gran<br />
admiración por Clau<strong>de</strong>l, como poeta, dramaturgo y hasta diplomático activo:<br />
elogios que hubiera podido firmar el mismo Larbaud, gran admirador y amigo<br />
<strong>de</strong>l poeta católico francés; Díez-Canedo, por su parte había expresado también<br />
su gran consi<strong>de</strong>ración por este poeta, lamentándose que una nación católica como<br />
la española no pudiera producir poetas católicos comparables con Péguy o<br />
Clau<strong>de</strong>l... Incluso antes <strong>de</strong> conocerse, los tres escritores tenían tantas cosas en<br />
común...<br />
En septiembre <strong>de</strong>l mismo 1918, volvió otra vez Larbaud a Madrid. Pero esta<br />
vez, venía con su madre y vio a pocos escritores. La única excepción fue Díez-<br />
Canedo, lo que nos autoriza a pensar que la traducción <strong>de</strong> Fermina estaba ya en<br />
marcha.<br />
Quedóse algún tiempo en Alicante Larbaud, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l armisticio, hasta junio<br />
<strong>de</strong> 1919. Mientras tanto, se elaboraba la traducción <strong>de</strong> Fermina. Se publicó<br />
en 19<strong>21</strong>, en la Colección contemporánea <strong>de</strong> Calpe, y ¡qué Colección! Contenía,<br />
entre otros, la Anlhinea <strong>de</strong> Maurras, La colina inspirada y Los <strong>de</strong>sarraigados <strong>de</strong><br />
Barres, Por el camino <strong>de</strong> Swann, <strong>de</strong> Marccl Proust, y A la sombra <strong>de</strong> las muchachas<br />
en flor, en la traducción <strong>de</strong> Pedro Salinas; El jardín <strong>de</strong> los cerezos, <strong>de</strong> Chejov,<br />
La muerte en Venecia, <strong>de</strong> Tomás Mann... Dos hojas encabezando la obra la<br />
situaban entre las otras <strong>de</strong> Larbaud, <strong>de</strong>l mismo estilo que las Enfantines, pero en<br />
fuerte contraste con el irónico Barnahooth. En realidad, entre éstas otras existía<br />
una unidad profunda. Su riqueza hacía <strong>de</strong>l multimillonario chileno un eterno<br />
adolescente. Las novelas <strong>de</strong> Larbaud eran «<strong>de</strong> una poesía que pudiéramos llamar<br />
praxilcliana: no es pureza frágil, sino fuerza y ritmo». De la traducción maravillosa<br />
que hizo Díez-Canedo <strong>de</strong> Fermina —sugiriendo a<strong>de</strong>más a Larbaud el<br />
acento sobre Márquez, <strong>de</strong>talle que no se le había ocurrido a este autodidacta, y<br />
que le encantó, «hispanizando» felizmente a su heroína— data verda<strong>de</strong>ramente<br />
la fama inmensa <strong>de</strong> que gozó este escritor francés en España y en América latina.<br />
También contribuyen sus diferentes artículos sobre las letras españolas o<br />
americanas. En París, vino a ser consi<strong>de</strong>rado como el mejor propagandista <strong>de</strong><br />
los escritores <strong>de</strong> habla hispánica, especialmente <strong>de</strong>l Nuevo Mundo. Des<strong>de</strong> América,<br />
muchísimos le escribían, se confiaban a él. Para los que llegaban a París, la<br />
«visita a Larbaud» se hizo tradicional y obligatoria, como lo había sido «la visita<br />
a Gourmont» en otros tiempos. La Biblioteca larbaudiana se llenó <strong>de</strong> cuantas<br />
revistas, y libros se publicaban en América o en Europa <strong>de</strong> literatura hispana.<br />
La riqueza <strong>de</strong>l Fondo Larbaud <strong>de</strong> Vichy es inmensa. Aquí se hallan libros y revistas<br />
que no existen en ningún país europeo, y a veces resultan <strong>de</strong> más fácil acceso<br />
en Vichy que en la misma América... Para ilustrar esta omnipresencia <strong>de</strong><br />
Larbaud al lado <strong>de</strong> los americanos, contaremos la anécdota <strong>de</strong> Ricardo Güiral<strong>de</strong>s.<br />
Andaba algo perdido en París, buscando quien le aconsejara en sus prime-<br />
886<br />
16. LARBAUD, SOUS l'invocaíion <strong>de</strong> Saint-Jérome, París, Gallimard, p. 130.
as novelas. Mes Romains le dirigió Larbaud, el cual le encaminó hacia el famoso<br />
Don Segundo Sombral ¡Larbaud más al tanto <strong>de</strong> las letras americanas que<br />
los mismos españoles! ¡Larbaud presentando Güiral<strong>de</strong>s a Díez-Canedo!<br />
En 1920, Alfonso Reyes se había reintegrado a la función diplomática, como<br />
encargado <strong>de</strong> negocios en Madrid, antes <strong>de</strong> la restauración <strong>de</strong> la embajada.<br />
Mientras tanto, siguiendo su fraternal amistad con Cañedo, fundó con él<br />
la revista índice y la Colección Cua<strong>de</strong>rnos literarios. Díez-Canedo seguía<br />
siendo para Larbaud el mejor humanista español, el amigo más asequible <strong>de</strong><br />
Tras-los-Montes. A la joven Mathil<strong>de</strong> Pomés, primera mujer «agregée <strong>de</strong><br />
l'université» en español, que <strong>de</strong>seaba ir a Madrid y establecer contactos con<br />
los intelectuales españoles, le dio una carta <strong>de</strong> recomendación para Cañedo.<br />
La francesa fue acogida en seguida en el mismo hogar <strong>de</strong> los Cañedo. En esta<br />
casa, conoció a Alfonso y a Manuela Reyes; <strong>de</strong> aquí nació una amistad <strong>de</strong> las<br />
más vivas y fieles.<br />
En 19<strong>21</strong>, vino Díez-Canedo a París por el Carnaval. Ignoramos si se pudo<br />
entrevistar con Larbaud, pero encontramos en Vichy una carta muy bella, escrita<br />
en el mismo impecable francés, en que el escritor español pintaba su intensa<br />
actividad. Después <strong>de</strong> traducir a Montaigne y Mes Renard, ponía la última mano<br />
a la traducción <strong>de</strong> Fermina, mientras que su traducción <strong>de</strong> La pone étroite<br />
<strong>de</strong> Gi<strong>de</strong> estaba en la imprenta, y que acababa <strong>de</strong> publicarse su versión <strong>de</strong> L'Angélus<br />
<strong>de</strong> Francis Jammes. Sigue un comentario muy admirativo <strong>de</strong>l Cimetiére<br />
marin, <strong>de</strong> Paul Valéry, gran amigo <strong>de</strong> Larbaud. Estos versos, <strong>de</strong>cía Díez-Canedo,<br />
tienen la calidad <strong>de</strong> los versos gongorinos. Se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong> esta carta una<br />
nota <strong>de</strong> amistad respetuosa y afectuosa. En 1923, Alfonso Reyes pasó algunos<br />
días en París, llamado por el venezolano Zérega-Fombona a inaugurar el «Cours<br />
sur l'Amérique latine» que se organizaba cada año en un Colegio Libre, llamado<br />
«<strong>de</strong> las Ciencias Sociales», en frente <strong>de</strong> la misma Sorbona. Intentó ver a Larbaud,<br />
le buscó hasta en la Librería <strong>de</strong> Adrienne Monnier y, finalmente, se resolvió<br />
a escribirle, apoyándose en su mutua amistad por Díez-Canedo: «Yo soy,<br />
por antonomasia, el amigo <strong>de</strong> Díez-Canedo». Con esta carta, <strong>de</strong>l 4 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong><br />
1923, se abren las relaciones amistosas y el epistolario <strong>de</strong> Reyes y Larbaud. 17<br />
Poco <strong>de</strong>spués, Larbaud fue a España para dar algunas conferencias en el Instituto<br />
Francés: el siete <strong>de</strong> abril estaba en Madrid, el 15 habló en <strong>Barcelona</strong>. 18 Entonces<br />
Larbaud y Reyes se conocieron, con Díez-Canedo pudieron apreciarse.<br />
El tono <strong>de</strong> la carta que manda Larbaud a Reyes, el 23 <strong>de</strong> junio, prueba el grado<br />
<strong>de</strong> simpatía y admiración recíproca a que habían accedido inmediatamente. Con<br />
17. V. PauleUe, PATOUT, Valéry Larbaud, Alfonso Reyes, Correspondance, 1923-1952, con<br />
avant-propos <strong>de</strong> Marcel Bataillon, Introduction et notes <strong>de</strong> P. Patout. Didier: 1972. La edición <strong>de</strong><br />
1979, Klincksieck, se completa con la traducción francesa <strong>de</strong> las cartas escritas en español.<br />
18. Anne POYLO, «Comment l'Espagne a t-elle aimé Larbaud?», Colloque V. Larbaud et la liííérature<br />
<strong>de</strong> son íemps, Klincksieck, París, 1978, y, <strong>de</strong> la misma autora, «Valéry Larbaud, amateur<br />
comparatiste <strong>de</strong> l'Espagne», Colloque Larbaud, Vichy 1972, París: Nizet, 1975.<br />
887
ocasión <strong>de</strong> <strong>de</strong>dicarle Los dos caminos, Reyes dirigió a don Valerio una carta larga,<br />
inolvidable, <strong>de</strong> las más bellas y patéticas páginas escritas por él. Exponía<br />
aquí sus complejos <strong>de</strong> americano transplantado, aludía a las «vicisitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l<br />
<strong>de</strong>scastamiento», a las dificulta<strong>de</strong>s trágicas que encontraban los intelectuales<br />
americanos para hacerse enten<strong>de</strong>r, su dolor <strong>de</strong> pertenecer a un país «lleno <strong>de</strong> sobresaltos<br />
y <strong>de</strong> sangre». Página dolorosa, pero sin rencor.<br />
Nombrado ministro <strong>de</strong> México en París, Alfonso Reyes llegó a nuestra capital<br />
a fines <strong>de</strong> 1924. Valery Larbaud le saludó con unas magníficas páginas en la<br />
importante Revue <strong>de</strong> l'Amérique latine, presentación a la vez <strong>de</strong>l hombre y <strong>de</strong>l<br />
escritor al público parisino. Página <strong>de</strong> gran elegancia y <strong>de</strong>ferencia.<br />
A veces, iba a la legación mexicana, a recoger muy antiguos recuerdos y a<br />
saludar al nuevo ministro. Mas notemos que no participó en el brillante banquete<br />
ofrecido a Reyes por sus amigos, y admiradores americanos, españoles y<br />
franceses. Era Larbaud un hombre alérgico a todas las manifestaciones ruidosas<br />
y numerosas. Mucho más le gustaban las comidas íntimas, que reunían a pocos<br />
amigos en un buen restaurante, pero sin ceremonia.<br />
La ocasión nació con la llegada a París <strong>de</strong> Díez-Canedo, acompañado por el<br />
embajador y poeta Enrique González Martínez. Después <strong>de</strong> los años <strong>de</strong> guerra,<br />
Díez-Canedo reanudaba la costumbre <strong>de</strong> pasar en París la Semana Santa, visitando<br />
museos, comprando libros, acudiendo a la Librería <strong>de</strong> Adricnne Monnicr<br />
«la divine bouüque», como la llamaba Larbaud. Larbaud recibió este billete que<br />
encontramos en Vichy, fechado <strong>de</strong>l 8.4.25. Decía: «Mi querido amigo: No se si<br />
está usted en París, y quisiera verle. Duermo en Bd St Michel 43 y estoy a mediodía<br />
en compañía <strong>de</strong> Alfonso Reyes, BU Haussmann 144. Le agra<strong>de</strong>cería que<br />
me pusiera dos letras diciéndome a qué hora puedo ir a verle, en el caso, afortunado<br />
para mí, <strong>de</strong> que esté en París. Muchos saludos. Enrique Jbid., p.» A esto<br />
contesto Larbaud, convidando también a Reyes y a Jules Superviellc, el cual<br />
volvía <strong>de</strong> Uruguay y Argentina, a cenar en una <strong>de</strong> las mejores mesas parisinas.<br />
Foyot, en frente <strong>de</strong> la entrada <strong>de</strong>l Senado, restaurante y hotel históricos, por<br />
don<strong>de</strong> pasaron Rilke y otros tantos escritores cuando venían a París, y cuya bo<strong>de</strong>ga<br />
era una <strong>de</strong> las más afamadas. Fue, según la expresión <strong>de</strong> Reyes, «una noche<br />
<strong>de</strong> charla encantadora», y probablemente un punto culminante <strong>de</strong> la amistad<br />
que estamos <strong>de</strong>scribiendo... quizá uno <strong>de</strong> los mejores momentos <strong>de</strong> la vida en<br />
Francia <strong>de</strong> Reyes, con las dificulta<strong>de</strong>s que le abrumaban para representar entre<br />
nosotros la política <strong>de</strong>l gobierno <strong>de</strong> Calles. En los días siguientes, Reyes y Cañedo<br />
anduvieron con Ángel Zárraga para admirar las <strong>de</strong>coraciones murales que<br />
éste había compuesto en la iglesia <strong>de</strong> Nuestra Sra <strong>de</strong> la Salette en Suresnes. A<br />
continuación, asistió don Alfonso a otras comidas no menos «íntimas», organizadas<br />
por Larbaud, con Jean Cassou, el traductor <strong>de</strong>l Plan oblicuo, Miomandre<br />
y el gran amigo común, Jules Supervielle. Larbaud se reconcilió con Miguel <strong>de</strong><br />
Unamuno. Díez-Canedo, atraído aun más a París por la presencia <strong>de</strong> Reyes, volvió<br />
a poco, esta vez con su esposa Teresa, para asistir al Congreso <strong>de</strong>l Pen Club.<br />
888
Había participado activamente, con Reyes en la fundación <strong>de</strong>l PEN <strong>de</strong> Madrid<br />
en 1922, cuyo presi<strong>de</strong>nte era Azorín. Los Cañedo se hospedaron en el hotelito<br />
que ocupaba Reyes en Passy, calle <strong>de</strong> Cortambert, <strong>de</strong>sgraciadamente hoy <strong>de</strong>saparecido.<br />
A partir <strong>de</strong> este congreso, don<strong>de</strong> presidió una mesa, y conoció a varios<br />
escritores franceses, Reyes se sintió más a sus anchas a orillas <strong>de</strong>l Sena.<br />
Díez-Canedo volvió por la Semana Santa <strong>de</strong> 19<strong>26</strong>, y esta vez visitaron Bélgica<br />
admirando las maravillas <strong>de</strong> Bruselas, Brujas, Gante, hasta Amberes, viaje<br />
en que observaron las huellas que la lejana presencia española había podido <strong>de</strong>jar<br />
en la vida cotidiana belga: el trato cortés —¿más que en Francia?—, cierta<br />
familiaridad, las niñas saltando a la comba en las plazas históricas, como en Salamanca...<br />
Por su parte, Larbaud viajaba a Portugal, leyendo conferencias, apuntando<br />
las notas que le permitirían escribir su famosa y muy exacta, todavía hoy,<br />
«Carta <strong>de</strong> Lisboa», y eso en el momento mismo en que Díez-Canedo publicaba<br />
su Pequeña Antología <strong>de</strong> poetas portugueses, traducidos al español: ¿pura coinci<strong>de</strong>ncia,<br />
o más bien idénticos intereses comparatistas? Hubo <strong>de</strong>spués otro viaje<br />
<strong>de</strong> Cañedo a París, Alfonsito Reyes veraneó aquel año en Guetary con la familia<br />
Cañedo: Reyes, muy atareado en su legación no se movió <strong>de</strong> ella, Larbaud estaba<br />
viajando por Italia. Parece que Larbaud visitó a Reyes en el hotelito <strong>de</strong> la calle<br />
Cortambert, sin asistir nunca, a las cenas amistosas que Reyes gustaba <strong>de</strong><br />
ofrecer a sus amigos, y en las cuales se mezclaban los mexicanos, escritores o<br />
artistas, que pasaban por París, algunos latinoamericanos, en general diplomáticos<br />
residiendo en la capital, y franceses como Adrienne Monnier, Marcelle Auclair,<br />
Cassou. Posiblemente la irregular situación familiar <strong>de</strong> Larbaud le impidió<br />
aceptar estas salidas. Sus mutuas relaciones sufrieron quizá <strong>de</strong> la política anticlerical<br />
callista que Reyes, a pesar suyo, representaba en París, don<strong>de</strong> era muy<br />
comentada. Reyes tampoco no pudo, o no quiso, aparecer en el banquete ofrecido<br />
a Larbaud para celebrar su «Legión d'Honneur».<br />
En 1927, Reyes salió <strong>de</strong> París rápidamente, llamado a representar a su país<br />
en Buenos Aires, mientras que el potente Pañi se reinstalaba en la legación <strong>de</strong><br />
París. Sin po<strong>de</strong>r saludar a Larbaud, ausente <strong>de</strong> la ciudad, le escribió una carta<br />
muy llena <strong>de</strong> melancolía, <strong>de</strong> una <strong>de</strong>solación pudorosamente contenida: «No<br />
puedo ocultarle que estoy triste». Mas, al final <strong>de</strong> la carta, expresaba más claramente,<br />
con su admiración por el escritor, su verda<strong>de</strong>ra afección por el hombre,<br />
una frase que no hubiera escrito quizá una pluma francesa: «Su amigo que mucho<br />
lo admira y lo quiere <strong>de</strong> veras».<br />
Por la distancia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces establecida entre ellos, se multiplicaron las<br />
cartas. Cambiaban libros y noticias literarias <strong>de</strong> los mundos tan diferentes en<br />
que vivían, <strong>de</strong> los amigos comunes. Más que a otro, a Larbaud confió Reyes sus<br />
ilusiones, sus pasajeras ambiciones políticas: el Ministerio <strong>de</strong> Instrucción Pública<br />
en 1929; en 1930, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Río, la esperanza <strong>de</strong> la Presi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la República...<br />
Ofreció a su amigo francés las primicias <strong>de</strong> su gran poema Yerbas <strong>de</strong>l Tarahumara:<br />
comprendiendo el <strong>de</strong>seo tácito <strong>de</strong>l poeta, Larbaud emprendió su<br />
889
traducción, a duras penas y con poco resultado... Su epistolario es todavía numeroso<br />
en 1930, 1931, bastantes amigos les visitan recíprocamente, en París o<br />
en América <strong>de</strong>l sur, manteniendo vivos los contactos entre los dos: Torres-Bo<strong>de</strong>t,<br />
Morand, Supervielle... Luego se reducen los lazos, Reyes contesta menos a<br />
los escritos franceses, se siente un poco lejos <strong>de</strong> todo en aquellas lejanas tierras,<br />
y la revista Monterrey, es como un correo que sustituye a sus ojos las cartas <strong>de</strong><br />
los amigos, como si fuera una carta circular. Varios ejemplares <strong>de</strong> la revista se<br />
conservan en el fondo <strong>de</strong> Vichy. El 5 <strong>de</strong> <strong>agosto</strong> <strong>de</strong> 1935, un acci<strong>de</strong>nte cerebral<br />
quita a Larbaud, brutalmente, el uso <strong>de</strong> la palabra, el movimiento y gran parte<br />
<strong>de</strong> sus faculta<strong>de</strong>s intelectuales. Poco a poco se irá recuperando, pero vivirá, por<br />
largos años una existencia muy reducida, ro<strong>de</strong>ada <strong>de</strong> cariño por María Angela<br />
Nebbia. Reyes y Díez-Canedo respetarán su cansancio.<br />
A España le había tocado, en los años 30, vivir horas graves. Díez-Canedo<br />
no había ocultado nunca su confianza en i<strong>de</strong>as progresistas, antaño muy interesado,<br />
como muchos, por los acontecimientos rusos, ahora <strong>de</strong>seando participar<br />
en la construcción <strong>de</strong> una España <strong>de</strong>mocrática. Con el advenimiento <strong>de</strong> la República,<br />
sacrifica su obra <strong>de</strong> creación para servir a su país en la diplomacia, primero<br />
en Montevi<strong>de</strong>o, luego en Buenos Aires. En este mismo año, fue recibido solemnemente<br />
en la Aca<strong>de</strong>mia española por el viejo amigo común Tomás Navarro<br />
Tomás. Abundantes fueron las horas <strong>de</strong> amistad que compartió allá con Reyes;<br />
con todos los amigos comunes que pasaban bajo la Cruz <strong>de</strong>l Sur; con Fe<strong>de</strong>rico<br />
García Lorca, en casa <strong>de</strong> Cañedo... Europa sentía acercarse las nubes <strong>de</strong> una<br />
guerra terrible, y no por casualidad se organizaron en 1936 varios congresos en<br />
Buenos Aires, Pen Club, Instituto <strong>de</strong> Cooperación <strong>Internacional</strong>, prefiguración<br />
<strong>de</strong> la Uncsco... Europa, amenazada, buscaba en América latina un posible refugio<br />
para su cultura. Reyes y Cañedo participaron los dos activamente en estas<br />
reuniones, don<strong>de</strong> la armonía no reinó siempre entre europeos y americanos. No<br />
era cuestión que Larbaud, gravemente enfermo, asistiera a los congresos, pero<br />
muchos amigos suyos estaban aquí, Duhamel, Jules Romains, sobre todo: <strong>de</strong><br />
cierto, el recuerdo <strong>de</strong>l autor <strong>de</strong> Fermina y <strong>de</strong> Barnabooth, se cernía entre ellos,<br />
con sus i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> concordia, europeísmo, cosmopolitismo documentado entre los<br />
pueblos.<br />
Se sabe cómo Reyes volvió prontamente a México para acoger a sus amigos<br />
los intelectuales españoles, <strong>de</strong>volviendo así un poco <strong>de</strong> su bondad, cuando él<br />
llegaba apurado y solo a Madrid. No sólo acogiéndolos, sino intentando crear a<br />
su alre<strong>de</strong>dor un marco, unas circunstancias favorables para la continuación <strong>de</strong><br />
su obra. Algunos, José Moreno Villa, Díez-Canedo, entre otros, siguieron aquí,<br />
escribiendo. La muerte precoz <strong>de</strong> Díez-Canedo interrumpió su obra. Reyes, en<br />
realidad, no pudo aceptar esta <strong>de</strong>saparición. El recuerdo <strong>de</strong> sus conversaciones<br />
acudía, cuando se encontraba en sus angustias <strong>de</strong> siempre ante <strong>de</strong>l problema <strong>de</strong><br />
la muerte. Cuando escribía, tenía el cuidado <strong>de</strong> no caer en pedanterías, para no<br />
ver la frente severa y fruncida <strong>de</strong> su amigo... A cada paso, y no solamente en los<br />
890
artículos necrológicos que le <strong>de</strong>dicó, se encuentra el recuerdo <strong>de</strong> su amigo, <strong>de</strong><br />
su hermano.<br />
Muchos arios <strong>de</strong>spués, se dio cuenta <strong>de</strong> que Larbaud vivía todavía. No tenía<br />
ninguna noticia <strong>de</strong> él y lo creía muerto. Entonces se atrevió a escribirle, para<br />
proponerle la publicación <strong>de</strong> su mutuo epistolario. La posdata <strong>de</strong> su carta no <strong>de</strong>jaba<br />
<strong>de</strong> recordar la muerte <strong>de</strong>l amigo común: «Nuestro pobre amigo Díez-Canedo,<br />
murió, aquí, en 1944». Larbaud dictó su carta a su esposa italiana. Se <strong>de</strong>cía<br />
«conmovido <strong>de</strong> felicidad» por la carta <strong>de</strong> Reyes. Había cesado toda actividad literaria,<br />
había tenido que ven<strong>de</strong>r libros y papeles, pero naturalmente estaría muy<br />
contento <strong>de</strong> la publicación <strong>de</strong> estas cartas. En la posdata, expresaba su pena <strong>de</strong><br />
la muerte <strong>de</strong> Díez-Canedo «el traductor <strong>de</strong> Fermina Márquez», obra particularmente<br />
cara a su recuerdo... Más allá <strong>de</strong> la estima por el escritor, él también hablaba<br />
entre los dos, <strong>de</strong> «affection».<br />
Esta triple amistad nos va enseñando que fue un sentimiento dura<strong>de</strong>ro, dirigido<br />
primero al escritor, luego al hombre. Se pudo <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> Larbaud, quizá también<br />
<strong>de</strong> Díez-Canedo, y hasta cierto punto <strong>de</strong>l mismo Reyes, que su presencia<br />
humana resultó todavía más importante que su misma obra. Con todos sus i<strong>de</strong>ales<br />
generosos <strong>de</strong> paz y armonía entre los pueblos que compartieron absolutamente,<br />
fueron los verda<strong>de</strong>ros aristócratas <strong>de</strong>l pensamiento <strong>de</strong> su tiempo. Díez-<br />
Canedo hablaba <strong>de</strong>l «señorío» <strong>de</strong> Reyes. Nuestro maestro Marcel Bataillon,<br />
<strong>de</strong>signaba a Larbaud y a Reyes como «príncipes <strong>de</strong> las letras»; su triple amistad<br />
fue excepcional, entre tres hombres excepcionales, por su obra, sus i<strong>de</strong>as, y por<br />
su corazón.<br />
891
CINCO MOMENTOS CLAVES EN EL ENSAYO LITERARIO CHILENO<br />
CONTEMPORÁNEO<br />
INTRODUCCIÓN<br />
FRANCISCO JAVIER PINEDO<br />
Universidad <strong>de</strong> Talca, Chile<br />
El problema <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad ha adquirido últimamente una relevancia notoria<br />
en los estudios literarios que no se compa<strong>de</strong>ce, sin embargo, con la ausencia<br />
<strong>de</strong> conclusiones sólidas o <strong>de</strong> aparatos metodológicos que permitan un avance real<br />
en las investigaciones. La amplitud <strong>de</strong> la materia requiere <strong>de</strong> exposiciones <strong>de</strong>talladas<br />
por países y circunscritas a tiempos históricos <strong>de</strong>terminados. Es necesario<br />
también reunir documentación bibliográfica que permita <strong>de</strong>finir conceptos<br />
básicos: i<strong>de</strong>ntidad, cultura, etc., para iniciar investigaciones originales y obtener<br />
conclusiones científicas. Nuestro trabajo se avoca al estudio <strong>de</strong> los textos ensayísticos<br />
chilenos más importantes publicados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la mitad <strong>de</strong>l siglo. Nos parece<br />
que es posible agruparlos en cinco ejes principales que nos permitirán averiguar<br />
las distintas posiciones metodológicas, tipos <strong>de</strong> análisis y enfoques con<br />
que se resuelve diacrónicamente la pregunta ¿quiénes somos? Al señalar estos<br />
ejes nos permitirá establecer a<strong>de</strong>más parámetros seguros en la evolución <strong>de</strong>l ensayo<br />
chileno y echar las bases para una futura historia <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as en Chile.<br />
i. EL ENSAYO IMPRESIONISTA TRADICIONAL<br />
En un primer momento hemos reunido ensayos en torno a un enfoque común:<br />
una metodología crítico-impresionista, que <strong>de</strong>fine al chileno en base a intuiciones<br />
y con rasgos positivos o negativos en comparación con otras realida<strong>de</strong>s<br />
culturales, especialmente Europa y EE.UU. Entre los representantes más<br />
893
<strong>de</strong>stacados <strong>de</strong> esta primera etapa se <strong>de</strong>ben nombrar a: Benjamín Subercaseaux,<br />
Horacio Serrano y Raúl Silva Castro.<br />
En ellos el tema <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad se abarca <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva personal <strong>de</strong>l<br />
autor, quien con sus vivencias y recuerdos analiza los <strong>de</strong>fectos (la más <strong>de</strong> las<br />
veces) y las virtu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> sus congéneres. Son personas lúcidas, cultas y que conocen<br />
profundamente el «alma» <strong>de</strong> Chile: su historia, costumbres, hábitos, etc.<br />
Su proyecto está basado en su propia experiencia por lo que se presentan como<br />
los verda<strong>de</strong>ros conocedores <strong>de</strong> la realidad humana y cultural, planteando soluciones<br />
que esperan sean consi<strong>de</strong>radas para la solución <strong>de</strong> los problemas <strong>de</strong>l<br />
país. Por otro lado, privilegian una actitud esencialista más que histórico-circuntancial.<br />
Estos autores confían en su capacidad para captar, <strong>de</strong>finir y transmitir<br />
una i<strong>de</strong>ntidad nacional en base a su agu<strong>de</strong>za psicológica, social y literaria.<br />
Benjamín Subercaseaux, conocido especialmente por su obra, Chile o una<br />
loca geografía (1940), publicó en la época que tratamos tres textos: Un Chile<br />
no conmemorativo (1960), El hombre inconcluso (1962) e Interrogaciones<br />
(1965). En todos nos entrega características internas y externas <strong>de</strong>l chileno, las<br />
cuales prueban su capacidad <strong>de</strong> agudo observador. Asegura que el chileno es un<br />
«ser impermeable a la experiencia», agrega que es tímido, agresivo y se apoya<br />
en los prejuicios. Es «un ser a disgusto» y posee un gran apetito por la muerte.<br />
En El hombre inconcluso mantiene su crítica negativa. Señala que los chilenos<br />
tienen una conducta vaga y prefieren el menor esfuerzo, con el agravante <strong>de</strong> la<br />
petulancia, que les hace creer que las cosas resultarán bien a pesar <strong>de</strong> lodo. Denuncia<br />
taras sociales: «el alcohol es lacra fundamental, y en Chile no habrá raza,<br />
ni moral, ni país mientras haya alcohol». En relación al hombre <strong>de</strong>l pueblo,<br />
lo <strong>de</strong>fine como un ser <strong>de</strong>sorientado, sin creencias estables ni i<strong>de</strong>ales colectivos.<br />
Termina Subercaseaux con una conclusión que volveremos a encontrar posteriormente:<br />
la causa <strong>de</strong> los males tienen un origen racial: «un período no inferior<br />
a doce mil años, y puestos en contacto ayer, en la tardía conquista española».<br />
Horacio Serrano utiliza una perspectiva similar en El chileno, un <strong>de</strong>sconocido<br />
(1965). Comienza con la inscripción <strong>de</strong>l oráculo <strong>de</strong> Delfos: Conócele a ti<br />
mismo, pues en su opinión los males <strong>de</strong> Chile <strong>de</strong>rivan <strong>de</strong>l «<strong>de</strong>sconocimiento que<br />
el hombre <strong>de</strong>l país tiene <strong>de</strong> sus actitu<strong>de</strong>s genuinas, <strong>de</strong> sus vicios y virtu<strong>de</strong>s». Serrano<br />
también preten<strong>de</strong> <strong>de</strong>tectar los problemas que esta i<strong>de</strong>ntidad causa en el<br />
<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l país. Por no conocerse, el chileno tampoco sabe cuáles son sus<br />
aspiraciones políticas, por lo cual vive permanentemente <strong>de</strong>scontento <strong>de</strong> sus gobernantes,<br />
aunque hayan sido elegidos por él mismo. Don<strong>de</strong> otros ensayistas se<br />
quejan <strong>de</strong>l conformismo, Serrano <strong>de</strong>nuncia el excesivo <strong>de</strong>scontento.<br />
De modo similar a Subercaseaux, señala que la raíz <strong>de</strong>l mal, se encuentra en<br />
la formación racial <strong>de</strong>l chileno; que no es europeo, ni indio puro, ni tampoco<br />
mestizo en el sentido que se le da a esta palabra en América. Esta diferenciación<br />
prueba la necesidad <strong>de</strong> incrementar el conocimiento y el estudio <strong>de</strong>l alma<br />
nacional.<br />
894
Guillermo Feliú Cruz publicó en 1966, Patria y chilenidad, ensayo <strong>de</strong> corte<br />
histórico en que rastrea los conceptos <strong>de</strong> Chile y Patria durante el siglo pasado.<br />
El autor critica duramente el americanismo como una ten<strong>de</strong>ncia opuesta a la<br />
chilenidad, pues si ésta, basada en la homogeneidad racial y en el mayor <strong>de</strong>sarrollo<br />
<strong>de</strong>l estado dio mayor seguridad al chileno, el americanismo lo paralizó<br />
convirtiéndolo «en un país <strong>de</strong> tercer or<strong>de</strong>n». Feliú cuando se refiere a la i<strong>de</strong>ntidad<br />
lo hace <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el impresionismo tradicional: «El chileno (...) andariego, vagabundo,<br />
husmeador incansable <strong>de</strong> oportunida<strong>de</strong>s, confiado en su suerte, sin<br />
rumbo».<br />
Perspectiva similar encontramos en la obra <strong>de</strong> Raúl Silva Castro, Estampas<br />
y ensayos (1968). Nos referiremos a dos en los que se refiere al tema: «No más<br />
roto chileno» y «Ver<strong>de</strong>jo y anti-Ver<strong>de</strong>jo». En el primero reflexiona sobre el significado<br />
<strong>de</strong> la palabra «roto» a partir <strong>de</strong> la expresión <strong>de</strong> José J. <strong>de</strong> Mora, quien<br />
<strong>de</strong>scribió a los chilenos como «dandies por fuera y por <strong>de</strong>ntro rotos». De aquí<br />
<strong>de</strong>rivan las palabras «rotadas», «roterías», «roteque», las cuales a<strong>de</strong>más <strong>de</strong><br />
ofen<strong>de</strong>r se ajustan a la auto<strong>de</strong>nigración que recorre el país. Reflexiones similares<br />
plantea en «Ver<strong>de</strong>jo y anLi-Ver<strong>de</strong>jo». Se pregunta si el personaje <strong>de</strong> la revista<br />
Ver<strong>de</strong>jo representa al verda<strong>de</strong>ro pueblo chileno. Lo <strong>de</strong>fine como un ser pringoso,<br />
maloliente, infrahumano y un símbolo al que <strong>de</strong>be ponerse fin. A la<br />
imagen <strong>de</strong> «Ver<strong>de</strong>jo» opone la que emitió Carlos <strong>de</strong> Borbón a su paso por Chile:<br />
«Esparta Cristiana», al observar el <strong>de</strong>sprecio a la muerte junto a la caridad.<br />
Por estas razones propone eliminar a «Ver<strong>de</strong>jo» y reemplazarlo por otro símbolo<br />
que mejore la imagen <strong>de</strong>l país.<br />
2. EL ENSAYO INTERDISCIPLINARIO<br />
A partir <strong>de</strong> la mitad <strong>de</strong> siglo, el ensayo fue especificando su método. Los autores<br />
ya no confían en sus propias vivencias y cuando lo hacen recurren a las<br />
ciencias sociales para avalar sus afirmaciones: Entre los principales autores analizaremos<br />
a: Luis Oyarzún, Ariel Peralta y Roberto Escobar.<br />
Luis Oyarzún, en Temas <strong>de</strong> la cultura chilena (1967) se refiere a la i<strong>de</strong>ntidad<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva que incluye la filosofía, la historia y la poesía. En el<br />
capítulo: «Resumen <strong>de</strong> Chile», analiza el aislamiento <strong>de</strong> Chile y su pobreza económica<br />
y cultural, lo que estaba en el ensayo anterior, pero se diferencia <strong>de</strong> éste<br />
en el análisis <strong>de</strong> la confrontación entre liberales y conservadores en el siglo pasado.<br />
Oyarzún recurre a abstracciones con las que resume dos tipos <strong>de</strong> chilenos:<br />
el andariego («roto pata <strong>de</strong> perro» asociado a la fantasía y al cambio; y el huaso<br />
se<strong>de</strong>ntario y conservador; aplicando luego esta dicotomía a toda la historia social<br />
y cultural <strong>de</strong>l país como un conflicto permanente. Espera fiesta su preocupación<br />
por que lo escrito sea consi<strong>de</strong>rado en los proyectos reales: sugiere que al<br />
<strong>de</strong>finir la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong>l chileno hay que «repensarlo todo» y con esperanza sefía-<br />
895
la que se <strong>de</strong>be mantener lo positivo <strong>de</strong>l pasado (tolerancia, or<strong>de</strong>n y libertad) mejorando<br />
lo negativo, para crear en Chile una sociedad universal.<br />
En 1971 Ariel Peralta publicó un interesante ensayo, El mito <strong>de</strong> Chile, en el<br />
que se observa la nueva perspectiva señalada. Peralta establece una imagen (crítica)<br />
<strong>de</strong>l país más allá <strong>de</strong> las intuiciones tradicionales. Su ensayo es más <strong>de</strong>finido,<br />
más coherente que el anterior. Recurre a la historia, la sociología, la política<br />
y también la economía, la literatura, las costumbres y el arte. Éste sea uno <strong>de</strong><br />
los primeros ensayos que busca <strong>de</strong>finir su propio método o que reflexione en<br />
torno al concepto «i<strong>de</strong>ntidad». Texto bisagra que cierra una época abriendo<br />
otra, pues su perspectiva metodológica como muchas <strong>de</strong> sus conclusiones la veremos<br />
aparecer en autores posteriores.<br />
Su imagen <strong>de</strong> Chile es la <strong>de</strong> una «nación con <strong>de</strong>stino trunco» <strong>de</strong>bido a los<br />
mitos en que ha vivido («nacionalidad aletargada»), por el modo <strong>de</strong> vida escéptico,<br />
monótono y <strong>de</strong>rrotista <strong>de</strong>l chileno medio o por el escapismo <strong>de</strong> las élites<br />
pensantes. Con esta tesis, Peralta sintetiza la línea mantenida por los ensayistas<br />
anteriores y posteriores: un país que se observa <strong>de</strong>scarnadamente, y que —a pesar<br />
<strong>de</strong>l fuerte nacionalismo— no se quiere a sí mismo, o que en el mejor <strong>de</strong> los<br />
casos se autoconsi<strong>de</strong>ra como un país en formación.<br />
Las causas ya no están en un problema racial sino en «la crisis moral» que<br />
afecta a la república, en la penetración <strong>de</strong> civilizaciones más fuertes, en la falta<br />
<strong>de</strong> nacionalismo <strong>de</strong> la oligarquía, en la pérdida <strong>de</strong>l «vigor pionero», y en el liberalismo<br />
que estableció la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia con Europa y EE.UU. Admira el sentido<br />
proteccionista <strong>de</strong> Portales y Balmaceda, y especialmente a la Generación <strong>de</strong>l<br />
Centenario, quienes como él mismo, <strong>de</strong>nunciaron la <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia moral con un<br />
nacionalismo siempre muy presente en la ensayística.<br />
Le preocupa i<strong>de</strong>ntificar el ser nacional, pues mientras no suceda no podrán<br />
i<strong>de</strong>arse los proyectos políticos para salir <strong>de</strong> la «abulia mental colectiva». El proyecto<br />
<strong>de</strong> Peralta es nacionalista («no un patriotismo altisonante») mostrándose<br />
partidario <strong>de</strong> un estado organizado, audaz, con instituciones que respeten al,individuo.<br />
Chile se inició con un Estado como éste pero se transformó en un mito,<br />
por la excesiva imitación <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los europeos. Plantea la dificultad <strong>de</strong> <strong>de</strong>finir<br />
el ser nacional, por ser una paradoja. Cita a B. Subercaseaux: «...los chilenos<br />
son el pueblo más contradictorio, más atormentado y más interesante que he<br />
conocido». La verda<strong>de</strong>ra personalidad <strong>de</strong>l chileno, dice, busca el ocultamiento:<br />
«Apequenarse». Consi<strong>de</strong>ra al «humor negro» como la exacta expresión <strong>de</strong>l genio<br />
nacional y que al haber perdido el chileno la naturalidad surgió la grosería,<br />
que se manifiesta especialmente en la conquista sexual; tema al que <strong>de</strong>dica interesantes<br />
observaciones. Otras características que estudia es su concepción <strong>de</strong> la<br />
historia en la que todo es posible; transformándose en un pueblo <strong>de</strong> «ética teorizante»,<br />
sin alegría verda<strong>de</strong>ra, y en el que prima el miedo y la «monotonía cósmica».<br />
896<br />
Concluye que Chile es un país culturalmente falso: un ser intermedio entre
el español y el indio que no buscó la originalidad, sino el masoquismo y el mito,<br />
transformándose en hijos «apócrifos» <strong>de</strong> la cultura occi<strong>de</strong>ntal.<br />
La perspectiva <strong>de</strong> A. Peralta fue continuada en muchos aspectos por Roberto<br />
Escobar en Teoría <strong>de</strong>l chileno (1981). Escobar recurre a lo intuitivo pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
las ciencias humanas, sabe que lo intuitivo está superado, pero también que ningún<br />
análisis caracteriológico colectivo pue<strong>de</strong> olvidar esta perspectiva. Analiza<br />
recetas <strong>de</strong> cocina, expresiones lingüísticas, su propia experiencia al recorrer el<br />
país, como una forma <strong>de</strong> exponer aquellos aspectos <strong>de</strong>l país que se encuentran<br />
más allá <strong>de</strong> las categorías tradicionales en las que se enmarca el problema <strong>de</strong> la<br />
i<strong>de</strong>ntidad. Define al chileno como «hombre <strong>de</strong>l subsuelo»: el chileno más verda<strong>de</strong>ro,<br />
es aquel que en el modo <strong>de</strong> vivir, como <strong>de</strong> expresarse es el «subsoleado»:<br />
el minero o pescador. El aislamiento, la soledad, el ocultamiento son algunos<br />
<strong>de</strong> los rasgos que lo <strong>de</strong>finen. Se refiere a su concepción «atemporal» <strong>de</strong> la<br />
historia y «fragmentada» <strong>de</strong>l espacio, opuesta a la percepción <strong>de</strong>l europeo <strong>de</strong> la<br />
realidad. Señala el lenguaje —similar al <strong>de</strong>l niño— que utiliza el chileno: «parataxis»,<br />
una expresión no sintáctica. Lo anterior constituye una «cultura <strong>de</strong>l<br />
presente», al margen <strong>de</strong> la historia, y con expresiones artísticas en las que prima<br />
el «infrarrcalismo»: un modo <strong>de</strong> expresión en que se manifiesta lo utópico, «lo<br />
naíf», o el realismo mágico. El infrarrealismo por nutrirse <strong>de</strong> la realidad más<br />
profunda, es lo opuesto al superrealismo francés, que pretendió elevarse sobre<br />
lo real.<br />
Escobar diferencia doblemente al país: en relación a Europa, pues no constituye<br />
una prolongación <strong>de</strong>l Viejo Continente; pero tampoco lo i<strong>de</strong>ntifica con<br />
Hispanoamérica. Chile como una ínsula, un país «mestizo» y «homogéneo»,<br />
pues ni el europeo que llegó al país, ni el aborigen eran grupos raciales puros,<br />
los que al volver a mezclarse formaron una raza distinta <strong>de</strong> las anteriores: «raza<br />
<strong>de</strong>l Pacífico». Escobar recurre al psicoanálisis histórico al <strong>de</strong>finir el gobierno <strong>de</strong><br />
Carlos V como «patriarcal» y el <strong>de</strong> los Borbones como «matriarcal» y siguiendo<br />
a L. Oyarzún divi<strong>de</strong> la historia <strong>de</strong>l país en dos gran<strong>de</strong>s sectores: «el grupo liberal»<br />
y el «conservador». El primero lo asocia con la figura <strong>de</strong>l «padre»: figuras<br />
históricas <strong>de</strong>l liberalismo, que el autor resume con rasgos <strong>de</strong> «agresividad». El<br />
sector conservador lo asocia con la «noche», lo femenino y la estabilidad, pues<br />
la mujer en Chile representa el «buen sentido». Se refiere a éste («matriarcado<br />
benigno») como al que se <strong>de</strong>be la cohesión <strong>de</strong> la sociedad chilena, en oposición<br />
a lo masculino disociador («patriarcado semiagresivo») <strong>de</strong>finido por su dificultad<br />
para comunicarse, la búsqueda <strong>de</strong>l lucimiento personal y la falta <strong>de</strong> sentido<br />
<strong>de</strong> equipo.<br />
Su conclusión es que la «infancia mental» <strong>de</strong>l chileno se formó por su lado<br />
aborigen, como por la herencia medieval española; simbiosis que sólo se vio interrumpida<br />
en el siglo xix con la imposición <strong>de</strong> formas culturales traídas <strong>de</strong><br />
Francia e Italia, quedando sin embargo, el arte chileno impregnado para siempre<br />
<strong>de</strong>l sello paratáctico. Escobar propone aumentar y reafirmar este aspecto pues<br />
897
en él se encierra la verda<strong>de</strong>ra i<strong>de</strong>ntidad nacional: el mito y la utopía. Las soluciones<br />
propuestas por Escobar se i<strong>de</strong>ntifican con las <strong>de</strong> A. Peralta: su admiración<br />
por Portales y Encina, i<strong>de</strong>ntificándose con la Generación <strong>de</strong>l Centenario.<br />
Escobar postula el nacionalismo. Reivindica los valores <strong>de</strong>l espíritu y espera<br />
que el libre mercado no llegue a comprarlos, pues entonces, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la «infancia<br />
mental» se llegaría a la «infancia moral».<br />
3. LA IDENTIDAD DESDE EL PUNTO DE VISTA POPULAR<br />
Muchos autores se refieren a la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un nivel político y social.<br />
En este grupo, sin embargo, nos referimos específicamente a las obras que visualizan<br />
el problema enfatizando una perspectiva política, consi<strong>de</strong>rando subi<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s<br />
e incorporando lo popular como un elemento fundamental en la<br />
constitución <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad chilena. Estos ensayos plantean a<strong>de</strong>más una liberación<br />
popular ausente en los anteriores. Entre los principales autores se <strong>de</strong>be<br />
mencionar los siguientes: Hernán San Martín, Carlos Ossandón, Jaime Valdivieso.<br />
Representativo es el caso <strong>de</strong> ¿Quién es Chile?, editado por Quimantú, Colección<br />
Nosotros los Chilenos (1971). Correspon<strong>de</strong> al primer número <strong>de</strong> un proyecto<br />
para editar textos baratos y en gran<strong>de</strong>s cantida<strong>de</strong>s (50.000 ejemplares) como<br />
una manera <strong>de</strong> alfabetizar la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> los grupos postergados. El ensayo<br />
¿Quién es Chile?, por constituir una obra <strong>de</strong> divulgación, contiene datos geográficos,<br />
censos, premios nacionales <strong>de</strong> arte y literatura, una pequeña reseña<br />
histórica, abundantes fotografías y la perspectiva general <strong>de</strong> apoyar al gobierno<br />
<strong>de</strong> la Unidad Popular. A la pregunta planteada en el título, se respon<strong>de</strong> que el<br />
pueblo constituye el principal conligurador <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad chilena. Este nivel<br />
colectivo está igualmente explícito en el nombre <strong>de</strong> la colección. En la reseña<br />
histórica, se <strong>de</strong>staca los hechos y personajes que más han contribuido a la implantación<br />
<strong>de</strong> la libertad y la igualdad en el país, señalando la paulatina incorporación<br />
<strong>de</strong>l proletariado y <strong>de</strong>l estado como gestores importantes en la marcha<br />
<strong>de</strong>l país. El capítulo, «¿Cómo somos?», está constituido por tres pequeños ensayos<br />
<strong>de</strong>: José Miguel Varas, Isabel Allen<strong>de</strong> y Elisabeth Reiman; <strong>de</strong>dicados al carácter<br />
<strong>de</strong>l chileno (el primero) y <strong>de</strong> la chilena (los otros dos), con lo cual la distinción<br />
sexual hace su aparición en el tema <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad.<br />
La misma colección publicó en 1972 Geografía humana <strong>de</strong> Chile. Hernán<br />
San Martín presenta un viaje a través <strong>de</strong>l país <strong>de</strong>scribiendo paisajes, habitantes,<br />
costumbres, historia y poniendo el acento en el elemento popular. Posee un capítulo<br />
inicial: «¿Quiénes somos, cómo somos, y por qué somos así los chilenos?»<br />
y otro posterior que da la clave <strong>de</strong>l texto: «Apología <strong>de</strong>l "roto" chileno».<br />
San Martín consi<strong>de</strong>ra cinco puntos para su estudio: la composición étnica, la<br />
economía, la organización social, la cultura y las características conductuales<br />
898
<strong>de</strong>l chileno. Establece una prolongación entre los actuales habitantes <strong>de</strong>l país<br />
con los primeros pobladores, pues bajo la capa <strong>de</strong> las recientes inmigraciones<br />
europeas, se encuentran los habitantes <strong>de</strong> origen asiático-americano. Se insiste<br />
en el mestizaje y en la no homogeneidad <strong>de</strong>l chileno, ya que ni los aborígenes ni<br />
los europeos lo eran racialmente hablando: «no existe nada que pueda llamarse<br />
raza chilena». Con respecto a la organización social, señala la profunda estratificación<br />
<strong>de</strong> la sociedad chilena, y establece que las reacciones conductuales son<br />
muy diversas pues la psicología nacional no está aún <strong>de</strong>finida por encontrarse el<br />
país en una etapa <strong>de</strong> formación.<br />
En lo cultural, aunque reconoce que existe una cierta homogeneidad en el<br />
lenguaje y en las costumbres, advierte que no ha surgido una cultura chilena:<br />
«un mundo cultural nuevo», cuyos síntomas se manifiestan en la literatura y especialmente<br />
en la poesía. Pero agrega que las mismas características se pue<strong>de</strong>n<br />
observar en todos los pueblos que viven en circunstancias similares. Por esto rechaza<br />
los tradicionales rasgos con que se caracterizó al chileno (timi<strong>de</strong>z, pru<strong>de</strong>ncia,<br />
melancolía) pues ni son exclusivos ni han sido perfectamente <strong>de</strong>finidos.<br />
Descarta también la influencia <strong>de</strong> lo biológico en el carácter colectivo, proponiendo<br />
en cambio lo económico y lo social. Concluye y probablemente por vez<br />
primera, en la historicidad <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad nacional y que si hasta ayer el chileno<br />
fue más bien triste, en un futuro cercano, vencido el sub<strong>de</strong>sarrollo, el chileno<br />
obtendrá la libertad y la alegría. Junto a la dimensión económico-social, lo más<br />
original se encuentra en la incorporación <strong>de</strong>l aspecto ecológico.<br />
Carlos Ossandón publicó en 1985, Reflexiones sobre la cultura popular en<br />
que busca «consignar ciertas manifestaciones <strong>de</strong> la cultura y la sensibilidad popular»,<br />
criticando la ensayística (y sobre todo la filosofía académica) por su olvido<br />
<strong>de</strong>l quehacer popular. La originalidad <strong>de</strong> texto consiste en reflexionar sobre<br />
lo chileno <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva filosófico-i<strong>de</strong>ológica, con marcado sentido<br />
<strong>de</strong> las clases sociales, para establecer no una cultura chilena, sino subculturas y<br />
subi<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s.<br />
Más lar<strong>de</strong> en 1987 Jaime Valdivieso publicó Chile: un mito y su ruptura,<br />
don<strong>de</strong> plantea que el país ha tenido una imagen <strong>de</strong> sí mismo creada y fomentada<br />
por la «burguesía castellano-vasca», presentando al país —falsamente— como<br />
el más civilizado, el más <strong>de</strong>mócrata y el más europeo <strong>de</strong> Hispanoamérica. Esta<br />
imagen mítica —según el autor— se <strong>de</strong>struyó con el golpe militar <strong>de</strong> 1973, en<br />
el que apareció «la verda<strong>de</strong>ra historia <strong>de</strong> Chile», condicionada por el espíritu<br />
conservador, clasista y racista <strong>de</strong> su clase dominante.<br />
Las pruebas que confirman su tesis las obtiene <strong>de</strong> ciertos pensamientos <strong>de</strong><br />
Encina (la raza española como superior a la indígena), en la estrechez <strong>de</strong> las familias<br />
que dominaron al país <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la Colonia y en el grupo <strong>de</strong> inmigrados vascos<br />
que al enriquecerse <strong>de</strong>sarrollaron un espíritu conservador y <strong>de</strong>spreciativo<br />
hacia lo chileno y latinoamericano. Después <strong>de</strong> la In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, agrega, no<br />
cambió radicalmente esta situación, al no surgir una burguesía mo<strong>de</strong>rna con una<br />
899
sólida i<strong>de</strong>ología republicana y liberal. Posteriormente señala que es en la obra<br />
<strong>de</strong> G. Mistral y P. Neruda don<strong>de</strong> se presentan los fundamentos <strong>de</strong> una cultura y<br />
una i<strong>de</strong>ntidad auténtica. En G. Mistral encuentra una expresión poética que recoge<br />
la cosmogonía indígena, el mundo precolombino y el mestizaje. En la obra<br />
<strong>de</strong> Neruda, <strong>de</strong>staca igualmente sus aportes a la creación <strong>de</strong> una genuina i<strong>de</strong>ntidad<br />
nacional: el canto a la naturaleza, el contacto con el hombre <strong>de</strong>l pueblo. Neruda<br />
es presentado como el creador <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ro nacionalismo. Con esta lógica<br />
se busca invertir el mo<strong>de</strong>lo universalizador y establecer las diferencias entre<br />
América y el Viejo Mundo. En <strong>de</strong>finitiva, se trata <strong>de</strong> negar el mo<strong>de</strong>lo liberal y<br />
rechazar —si seguimos el esquema <strong>de</strong> Sarmiento— la civilización europea, revalorizando<br />
la barbarie americana, encarnada en lo popular.<br />
4. LA IDENTIDAD NACIONAL DESDE EL PUNTO DE VISTA<br />
DE LAS CIENCIAS SOCIALES<br />
Consecuente con nuestra tesis central, según la cual el ensayo ha seguido<br />
una dirección que va <strong>de</strong> una perspectiva impresionista a una más científica, nos<br />
correspon<strong>de</strong> presentar en esta parte los trabajos <strong>de</strong> Hernán Godoy, Víctor Jadrcsic,<br />
Augusto Merino y Pablo Huneuus.<br />
Ningún trabajo se pue<strong>de</strong> realizar sobre la i<strong>de</strong>ntidad nacional sin citar los trabajos<br />
<strong>de</strong>l sociólogo Hernán Godoy. Son textos voluminosos, que recorren toda<br />
la historia cultural <strong>de</strong>l país y en los que presenta una gran cantidad <strong>de</strong> información<br />
escrita, pictográfica y bibliográfica. Sus trabajos más importantes: El oficio<br />
<strong>de</strong> las letras (1970); Estructura social <strong>de</strong> Chile (1972); el artículo «La cultura»<br />
aparecido en el libro Chile 2010 (1976). En 1977 publicó El carácter<br />
chileno, don<strong>de</strong> plantea algunos interrogantes básicos: ¿Existe el carácter nacional?<br />
¿Cómo se ven a sí mismo los chilenos y cómo han sido vistos por los extranjeros?<br />
¿Cuáles son sus características más relevantes? Godoy consi<strong>de</strong>ra lo<br />
básico que constituyen la chilenidad: el medio geográfico, la formación ética, la<br />
organización social, el proceso histórico-cultural. La respuesta <strong>de</strong> Godoy, a<strong>de</strong>más,<br />
es histórica: el carácter chileno no siempre ha sido el mismo, pues se modifica<br />
a través <strong>de</strong>l tiempo.<br />
Por último en La cultura chilena, ensayo <strong>de</strong> síntesis y <strong>de</strong> interpretación sociológica<br />
(1982), presenta un <strong>de</strong>tallado estudio <strong>de</strong> lo que ha sido la cultura chilena<br />
en diez momentos claves: el contacto hispano-indígena; el arraigo <strong>de</strong> la<br />
cultura española; el aporte jesuíta; las características <strong>de</strong> la Ilustración nacional,<br />
la cultura <strong>de</strong>l Valle Central; las formas culturales durante la In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia; el<br />
Romanticismo; el Liberalismo; la aparición y ascenso <strong>de</strong> la clase media; para<br />
concluir con el análisis <strong>de</strong> ciertas formas culturales presentes en la mitad <strong>de</strong>l siglo<br />
XX. Es un amplio trabajo (554 p.) en el que se encuentran bases para el conocimiento<br />
<strong>de</strong> la chilenidad expresada en su <strong>de</strong>sarrollo histórico. Historia cultu-<br />
900
al y cultura modificada por la historia. El supuesto básico es que la cultura chilena<br />
(como la i<strong>de</strong>ntidad) no es una y para siempre sino que permanentemente<br />
está siendo modificada por el acontecer histórico. Desestima, la visión <strong>de</strong> la cultura<br />
como algo exclusivo <strong>de</strong> la élite «culta», para asociarla al conjunto <strong>de</strong> las<br />
manifestaciones <strong>de</strong> una comunidad.<br />
Mimí Marinovic y Víctor Jadresic en Sicología <strong>de</strong>l chileno. Estudio exploratorio<br />
<strong>de</strong> la «personalidad nacional» realizado a través <strong>de</strong>l arte, se proponen<br />
analizar el tema con rigurosidad metodológica, precisión científica y evitando<br />
todo impresionismo. Aspiran a una integración multidisciplinaria: sicología, estética,<br />
filosofía, antropología, para evitar dos errores habituales en la <strong>de</strong>finición<br />
<strong>de</strong> la «personalidad nacional»: el individualista que presenta la personalidad como<br />
algo aislado <strong>de</strong>l medio social, y el culturalista que la concibe sólo como un<br />
producto <strong>de</strong> lo socialcultural. Las principales limitaciones que <strong>de</strong>stacan <strong>de</strong>l ensayo<br />
tradicional es la exagerada significación que se otorga al concepto «raza»,<br />
prefiriendo para captar el «carácter nacional» ciertos rasgos <strong>de</strong> personalidad,<br />
como también las instituciones, costumbres públicas, modos <strong>de</strong> pensamiento y<br />
productos sociales. Rechazan la construcción <strong>de</strong> listados <strong>de</strong> virtu<strong>de</strong>s y <strong>de</strong>fectos<br />
lo que ha llevado a constituir estereotipos engañosos, pues no basta la simple<br />
enumeración <strong>de</strong> rasgos sicológicos, sino que se <strong>de</strong>be conocer su organización en<br />
estructuras; sin olvidar que éstas sólo en las comunida<strong>de</strong>s simples se mantienen<br />
inalterables por largos períodos, mientras que en las socieda<strong>de</strong>s mo<strong>de</strong>rnas se<br />
modifican permanentemente.<br />
Las conclusiones obtenidas no siempre son tan novedosas como se esperaba:<br />
siguiendo a Sheldon se señala que los entrevistados presentaron al chileno con<br />
rasgos visccrotónicos (amistoso, cómodo, amable). En relación a la visión positiva<br />
o negativa, los entrevistados marcaron preferentemente la segunda, señalando<br />
como los rasgos más representativos la inseguridad, fatalismo, inauteniicidad,<br />
etc.; y entre los positivos, la cordialidad, la generosidad, el ingenio.<br />
Observaron que «la vida interior» seguida <strong>de</strong> «las relaciones interpersonales»<br />
son los asuntos que acaparan más la atención <strong>de</strong> los artistas; y al estudiar los<br />
problemas sicológicos más frecuentes obtuvieron una clasificación jerarquizada<br />
<strong>de</strong> la soledad, el aislamiento, la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, la búsqueda <strong>de</strong> la protección, la<br />
tristeza, etc. Se pue<strong>de</strong> ver, que a pesar <strong>de</strong> la rigurosidad metodológica sus conclusiones<br />
no difieren gran<strong>de</strong>mente <strong>de</strong> lo señalado en el ensayo impresionista: un<br />
chileno opacado, angustiado, solitario, etc. Lo que prueba que aún estamos lejos<br />
<strong>de</strong> un método que permita obtener conclusiones sólidas y empíricamente <strong>de</strong>mostrables.<br />
El estudio <strong>de</strong> Jadresic y Marinovic tiene el mérito <strong>de</strong> presentar ciertos<br />
rasgos <strong>de</strong> la personalidad colectiva <strong>de</strong> modo confirmado.<br />
Mario Góngora se refiere a la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su propia especialidad. En<br />
1980 publicó Proposiciones sobre la problemática cultural en Chile. Afirma<br />
que la cultura (en individuos como en pueblos) vive <strong>de</strong>l alma o principio interior,<br />
el cual es más rico mientras más interior sea y más capaz <strong>de</strong> expresarse ha-<br />
901
cia el exterior por medio <strong>de</strong>l lenguaje u otras con figuraciones humanas. Esta<br />
expresión se diferencia <strong>de</strong>l sentido pragmático o económico, dominado por el<br />
raciocinio y en que el alma no está presente. Anota que Chile está constituido<br />
por dos raíces étnicas superpuestas: la indígena, que no logró crear gran<strong>de</strong>s realizaciones<br />
simbólicas, y el mundo ibérico igualmente pobre en lo simbólico;<br />
pues el español avecindado en Chile provenía <strong>de</strong> niveles populares-andaluces<br />
con un mundo cultural al margen <strong>de</strong> las realizaciones <strong>de</strong>l Siglo <strong>de</strong> Oro. El criollo<br />
no conoció el Renacimiento ni la Reforma ni las cortes barrocas, es <strong>de</strong>cir, la<br />
mo<strong>de</strong>rnidad; produciendo, en cambio, el caciquismo, el sentimiento guerrero, el<br />
casticismo y el clericalismo, como partes constitutivas <strong>de</strong>l ser nacional.<br />
La misma ausencia <strong>de</strong> cultura se observa en el siglo xix pero queda oculta<br />
bajo el lenguaje <strong>de</strong> la Ilustración y el Liberalismo. Coexisten dos estratos culturales:<br />
el pueblo (con los valores <strong>de</strong>l mestizo hispano-indígena) y el grupo culto,<br />
formado por los propietarios <strong>de</strong> la tierra o profesionales liberales que dirigen el<br />
estado y la iglesia. Aunque surgieron personalida<strong>de</strong>s como A. Bello, Lastarria,<br />
V. Letelier y otros, no se crearon obras <strong>de</strong> espíritu y <strong>de</strong>l alma. En el siglo actual,<br />
cree que Chile recién ha logrado un nivel <strong>de</strong> «verda<strong>de</strong>ra cultura espiritual»<br />
especialmente en los poemas <strong>de</strong> V. Huidobro, P. Neruda y G. Mistral, así como<br />
en algunos pintores, arquitectos y narradores, don<strong>de</strong> el país consigue una «real<br />
cultura <strong>de</strong>l alma». Pero mientras este grupo culto ha podido insertar a Chile en<br />
las realizaciones culturales, el sector popular continúa al margen en «su curso<br />
intemporal».<br />
Rolando Mcllafe publicó el mismo año, El acontecer infausto en el carácter<br />
chileno: una proposición <strong>de</strong> historia <strong>de</strong> las mentalida<strong>de</strong>s. Señala que los artículos<br />
que se han <strong>de</strong>dicado al estudio <strong>de</strong>l carácter nacional, siendo meritorios, adolecen<br />
<strong>de</strong> limitaciones metodológicas, pues el modo <strong>de</strong> referirse al tema fue básicamente<br />
analizando la composición étnica y <strong>de</strong>sprendiendo rasgos psicológicos<br />
más o menos permanentes. En opinión <strong>de</strong> Mellafe resultaban consi<strong>de</strong>raciones<br />
superficiales y subjetivas, pues sólo se basaban en el comportamiento <strong>de</strong> algunos<br />
individuos y sólo en un momento <strong>de</strong> su historia, argumentando que la conciencia<br />
individual y social se forma en tiempos históricos muy extensos. Propone<br />
la historia <strong>de</strong> las mentalida<strong>de</strong>s y <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> ésta el estudio <strong>de</strong> los <strong>de</strong>sastres.<br />
Otro <strong>de</strong> sus criterios metodológicos se refieren a las fuentes empleadas. Dice<br />
que se ha recurrido en <strong>de</strong>masía a la opinión <strong>de</strong> viajeros que han visitado el país,<br />
los cuales si bien aportan una visión, ésta es tan subjetiva y universal que nada<br />
dice <strong>de</strong>l sujeto individual. Propone su perspectiva: «Quisiéramos ir un poco más<br />
profundo en el proceso <strong>de</strong> maduración <strong>de</strong>l ego nacional individual y colectivo y,<br />
precisamente, el acontecer infausto se presta admirablemente a estos efectos».<br />
El sociólogo Pablo Huneeus ha publicado ensayos en los que mezcla lo biográfico,<br />
la sociología, la crónica periodística y el uso <strong>de</strong> un tono irónico. Una <strong>de</strong><br />
las preocupaciones <strong>de</strong> Huneeus es revisar (<strong>de</strong>smitificando) los proyectos políticos<br />
surgidos en los últimos años, y cómo éstos han modificado la vida cotidiana<br />
902
<strong>de</strong> las personas. Entre sus principales ensayos están: Nuestra mentalidad económica<br />
(1979), Lo comido y lo bailado (1980), La cultura huachaca (1981), Aristotelia<br />
chilensis (1985), En aquel tiempo (1985). En todos ellos se encontrarán<br />
abundantes referencias al habitante <strong>de</strong>l país.<br />
En Cambios estructurales en la mentalidad chilena (1978), presenta nueve<br />
puntos en los que estudia la modificación <strong>de</strong> la mentalidad chilena durante el<br />
gobierno militar en comparación a la existente en la Unidad Popular. Resulta un<br />
ensayo interesante por ser uno <strong>de</strong> los pocos que se refieren al chileno actual.<br />
Los principales cambios <strong>de</strong> mentalidad que observa los agrupa en lo que <strong>de</strong>nomina<br />
«la onda»: un modo <strong>de</strong> vida basado en el american way of Ufe, el consumismo,<br />
el éxito personal y la competencia. Analiza una dinámica social dirigida<br />
<strong>de</strong> «arriba» hacia «abajo», la que por medio <strong>de</strong> la publicidad crea una «movilidad<br />
social simbólica». Estudia la «politización» que vivió la sociedad chilena<br />
durante el gobierno <strong>de</strong> la UP y su reemplazo por la «economización» actual:<br />
«El gran tema es la plata (o la ausencia <strong>de</strong> ésta)». Esto ha producido una «rebelión<br />
<strong>de</strong> los exitosos»: se premia el triunfo, castigándose (no solidarizando como<br />
antes) la pobreza o la <strong>de</strong>rrota: «Los flojos, tontos y mediocres dominábamos la<br />
situación. La inamovilidad garantizaba empleo estable, el chaqueteo al más capaz<br />
aseguraba una chatura generalizada, y los ascensos por antigüedad ocultaban<br />
la carencia <strong>de</strong> méritos». «Pero hoy día ser pobre, lamentarse o fracasar está<br />
fuera <strong>de</strong> onda». Se ha producido un reemplazo <strong>de</strong>l sentido colectivo-social, por<br />
la valorización <strong>de</strong>l individualismo. Concluye esperando que los chilenos encuentren<br />
un modo <strong>de</strong> organización social basada en la convivencia <strong>de</strong>mocrática.<br />
El ensayo <strong>de</strong> Jorge Edwards, «Antece<strong>de</strong>ntes culturales», aparecido en el libro<br />
Visión <strong>de</strong> Chile (1980) es una reflexión sobre «la crisis actual (...) <strong>de</strong> nuestro<br />
régimen político, tratando <strong>de</strong> analizarla con la perspectiva <strong>de</strong> la historia y <strong>de</strong><br />
la cultura chilena». Afirma que la crisis se <strong>de</strong>be al <strong>de</strong>sconocimiento que tiene el<br />
chileno <strong>de</strong> su propio pasado, pues las gran<strong>de</strong>s historias generales se escribieron<br />
hasta 1891, aunque esta falta <strong>de</strong> interpretaciones históricas ha sido suplida por<br />
la abundancia <strong>de</strong> literatura testimonial (memorias, confesiones, diarios, reportajes,<br />
crónicas, e incluso cuentos, novelas y poesías que recogen aspectos <strong>de</strong> la<br />
historia). Lo anterior lleva a J. Edwards a pensar que no hay aún un buen análisis<br />
<strong>de</strong>l chileno.<br />
Por último nos referiremos a la publicación <strong>de</strong>l politólogo Augusto Merino,<br />
Problemas <strong>de</strong> la cultura política chilena (1980). Aunque focalizado en el tema<br />
<strong>de</strong> la cultura política, su trabajo plantea aspectos novedosos al interior <strong>de</strong>l tema.<br />
En la introducción <strong>de</strong>fine el concepto cultura (Gurvitch), y posteriormente se<br />
pregunta si es posible i<strong>de</strong>ntificar con claridad los rasgos culturales y si es que<br />
verda<strong>de</strong>ramente pertenecen al carácter nacional como algo perdurable. Para respon<strong>de</strong>r<br />
a estas interrogantes, establece «la necesidad <strong>de</strong> relacionar dialécticamente<br />
los conceptos <strong>de</strong> estructura social y <strong>de</strong> cultura». Cita diversos ejemplos<br />
con los que normalmente se ha caracterizado al chileno (mesurado, buen juicio,<br />
903
etc.); sin consi<strong>de</strong>rar que éstos tienen su contrapartida en otros que no se mencionan,<br />
o que —a veces— son las estructuras políticas <strong>de</strong>l momento histórico<br />
las que han producido rasgos culturales, consi<strong>de</strong>rados no como circunstanciales<br />
sino como permanentes. Resulta, dice, impropio hablar <strong>de</strong> un carácter chileno, o<br />
<strong>de</strong> una cultura chilena a menos que se postule que la estructura social chilena y<br />
los correspondientes proyectos sociales no han variado sustancialmente a través<br />
<strong>de</strong>l tiempo. Y agrega que cuando se habla <strong>de</strong> la cultura chilena, se piensa en ésta<br />
como algo homogéneo y único, sin investigar si existen «subculturas». El<br />
punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> A. Merino resulta característico <strong>de</strong>l nuevo ensayo pues al criticar<br />
la forma tradicional como se estudiaba la chilenidad, propone una óptica<br />
nueva que abandonando la ensayística («la ciencia sin la prueba») y las generalizaciones<br />
intuitivas, dé paso a análisis que recurriendo a las ciencias sociales<br />
permitan estudios <strong>de</strong> mayor profundidad.<br />
5. LA IDENTIDAD NACIONAL DESDE LA FILOSOFÍA<br />
En el grupo estudiado a continuación predomina una orientación filosófica<br />
ya sea <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la tradición <strong>de</strong>l pensamiento occi<strong>de</strong>ntal o <strong>de</strong> los aportes <strong>de</strong> la<br />
filosofía latinoamericana. Estudiaremos los aportes <strong>de</strong> Félix Schwartzmarnn,<br />
Alfonso Echeverría, Miguel da Costa, Eduardo Dcvés.<br />
Félix Schwartzmamn, conocido por su libro El sentimiento <strong>de</strong> lo humano en<br />
América (1950-1954) publicó en 1980, Cultura nacional y mundial como forma<br />
<strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, constituye una reflexión sobre el tiempo presente y el concepto <strong>de</strong><br />
cultura planetaria en relación a la experiencia chilena y americana <strong>de</strong> la vida.<br />
Afirma que en algunos países <strong>de</strong>l Tercer Mundo (como Chile) pue<strong>de</strong>n surgir<br />
teorías originales en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l hombre como en la búsqueda <strong>de</strong> cambios en el<br />
mundo social. Posteriormente enuncia catorce tesis: criticando el mito <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo,<br />
propone una profundización <strong>de</strong> la conciencia histórica. Rechaza, por utópico,<br />
preten<strong>de</strong>r conciliar el modo <strong>de</strong> vida postindustrial y conservar nuestra<br />
i<strong>de</strong>ntidad nacional. El aporte <strong>de</strong> Hispanoamérica a la historia universal —dice—<br />
se verificará a través <strong>de</strong> la experiencia americana <strong>de</strong> la vida en la que prima<br />
lo emocional, el arte y la poesía. Lo que busca Schwartzmamn, es <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r<br />
la tierra y la convivencia humana. Concluye que lo importante es mirar «el rostro<br />
<strong>de</strong> la época y luego volvamos la mirada a nosotros, a nuestra tradición y modo<br />
<strong>de</strong> ser hombres»; es <strong>de</strong>cir un autoconocimiento que signifique un continuo<br />
recrearse.<br />
Miguel da Costa en La formación <strong>de</strong> la cultura chilena según la influencia<br />
<strong>de</strong> las nacionalida<strong>de</strong>s extranjeras (1980). Analiza el concepto <strong>de</strong> «cultura» en<br />
general y el <strong>de</strong> «chilena» en particular. Para la primera recurre al pensamiento<br />
griego, entendiéndola como un proceso <strong>de</strong> formación <strong>de</strong>l individuo, se asocia a<br />
todo objeto al que se le ha incorporado un valor, que tien<strong>de</strong> a un valor o está su-<br />
904
ordinado a él. A lo formado o transformado por el espíritu. Cultura como «el<br />
mundo propio <strong>de</strong>l hombre». De este modo, si es posible hablar <strong>de</strong> un tipo especial<br />
<strong>de</strong> hombre como «chileno», también entonces se pue<strong>de</strong> hablar <strong>de</strong> una «cultura<br />
chilena». Aunque no se pue<strong>de</strong> afirmar a priori que ésta sea igual o distinta<br />
a la <strong>de</strong> otros pueblos.<br />
Posteriormente <strong>de</strong>fine la naturaleza chilena como una paradoja: a pesar <strong>de</strong><br />
formar parte <strong>de</strong> un continente, el país constituye una isla. Se pregunta si ha sido<br />
la naturaleza o la diversidad <strong>de</strong> nacionalida<strong>de</strong>s lo que ha constituido principalmente<br />
lo chileno. Respon<strong>de</strong> que ambos en un proceso que aún no termina. Chile<br />
como una nación joven, por lo cual sus tradiciones no poseen aún la fuerza <strong>de</strong><br />
otras culturas. Se refiere a la cultura nacional (arte y pensamiento) como «problemática,<br />
muchas veces amenazada, insegura, <strong>de</strong>sigual y, sobre todo, incompleta»,<br />
<strong>de</strong>bido a la falta <strong>de</strong> una base institucional. Una cultura que día a día<br />
<strong>de</strong>be «ganarse el pan». Otro rasgo que <strong>de</strong>slaca es el sentimiento <strong>de</strong> «reconstrucción»:<br />
un volver a hacer las cosas, <strong>de</strong>bido a la inclemencia <strong>de</strong> la naturaleza. De<br />
esto surge —<strong>de</strong> nuevo— la falta <strong>de</strong> tradiciones, la sensación que todo es efímero,<br />
<strong>de</strong>bido al condicionamiento natural <strong>de</strong>structor y a la «juventud <strong>de</strong> nuestra raza».<br />
Este rasgo negativo, sin embargo, produce uno positivo: una fuerte unidad<br />
como pueblo. Según Da Costa, no hay diferencias marcadas entre los chilenos y<br />
por lo tanto no hay subculturas. En relación a las nacionalida<strong>de</strong>s que han constituido<br />
el país, concluye que éstas se sumergen en la chilenidad adquiriendo el<br />
sello común que prima sobre las particularida<strong>de</strong>s; luego se refiere a ciertas características<br />
<strong>de</strong> los distintos pueblos que han emigrado a Chile: españoles, alemanes,<br />
italianos, franceses, etc. Lamentamos que muchas <strong>de</strong> sus observaciones<br />
no pasen más allá <strong>de</strong> aspectos conocidos, Al <strong>de</strong>cir que los vascos eran laboriosos<br />
y sobrios; que los alemanes aportaron el sentido industrioso y el pragmatismo;<br />
que los franceses eran aventureros; nos parecen rasgos generales que habría<br />
que analizar con profundidad. Igualmente nos parece exagerada su ten<strong>de</strong>ncia a<br />
relacionar la cultura a lo racial.<br />
Para terminar nos referiremos al estudio <strong>de</strong> Eduardo Devés, Escéplicos <strong>de</strong>l<br />
sentido (1984). El autor pertenece a una <strong>de</strong> las últimas promociones <strong>de</strong> pensadores<br />
y cuya obra está aún por <strong>de</strong>sarrollar. En este texto se revisan los últimos<br />
acontecimientos <strong>de</strong>l país y sus implicancias i<strong>de</strong>ológicas. Aunque no es su propósito<br />
<strong>de</strong>tenerse en consi<strong>de</strong>raciones sobre el carácter nacional, no es extraño encontrar<br />
reflexiones sobre lo chileno y su modo <strong>de</strong> relacionarse con la realidad,<br />
<strong>de</strong> hacer política, <strong>de</strong> construir proyectos históricos. Justamente, lo que diferencia<br />
el ensayo <strong>de</strong> Eduardo Devés, es que muchos <strong>de</strong> los temas que tradicionalmente<br />
fueron consi<strong>de</strong>rados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva impresionista o científica,<br />
aparecen aquí <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la reflexión filosófica.<br />
905
EL CRONISTA Y EL HABLADOR.<br />
EN TORNO A UNA PERMANENCIA*<br />
CATHERINE POUPENEY HART<br />
Université <strong>de</strong> Montreal<br />
Va cobrando mucha amplitud la corriente <strong>de</strong> producción <strong>de</strong> carácter testimonial<br />
que se observa en las letras latinoamericanas. Tenemos un conmovedor anticipo<br />
<strong>de</strong> ella en «La tierra se llama Juan», Canto VIII <strong>de</strong>l Canto General y<br />
ejemplos muy recientes motivados por la «urgencia <strong>de</strong> documentar los dramáticos<br />
acontecimientos históricos —<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Tlatelolco y Chile, hasta Argentina y<br />
Centroamérica». 1 Las <strong>de</strong>claraciones públicas y las creaciones <strong>de</strong> escritores-faros<br />
como Alejo Carpcnticr, 2 Augusto Roa Bastos 3 o Gabriel García Marque/. 4 apun-<br />
* Eslc trabajo ha sido realizado en el contexto <strong>de</strong>l grupo <strong>de</strong> investigación «Marginalisation et<br />
marginalité dans la producción discursivo» <strong>de</strong> la Université <strong>de</strong> Montreal, dirigido por el profesor Anlonio<br />
Gómez Moriana y beneficiario <strong>de</strong> subvenciones <strong>de</strong> los organismos CRSH (canadiense) y<br />
l'CAR (quebequense).<br />
1. I;. SKLODOWSKA, «Miguel Bamel: Hacia la poética <strong>de</strong> la novela testimonial», Revista <strong>de</strong> crítica<br />
literaria latinoamericana, XIV, n. 27 (1988), p. 139.<br />
2. Declara el escritor cubano: «el novelista latinoamericano habrá <strong>de</strong> ser el nuevo cronista <strong>de</strong><br />
Indias <strong>de</strong> esta época (...) llena <strong>de</strong> mutaciones» («La novela latinoamericana en vísperas <strong>de</strong> un nuevo<br />
siglo», Historia y ficción en la narrativa hispanoamericana. Coloquio <strong>de</strong> y ale, Caracas, Monte Ávila,<br />
1984, p. 48).<br />
3. «No es casual ni arbitrario el hecho que marca profundamente el carácter <strong>de</strong> la literatura latinoamericana<br />
actual, el más exaltante y novedoso: el resurgimiento en la narrativa <strong>de</strong>l género <strong>de</strong> las<br />
crónicas. En la antigua tradición <strong>de</strong> la Crónica colonial —que inaugura <strong>de</strong> algún modo nuestra literatura<br />
hispanoamericana <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el <strong>de</strong>scubrimiento y la conquista— resurge hoy en oposición simétrica,<br />
la Crónica <strong>de</strong> la liberación como la objetivación, en una vuelta completa, <strong>de</strong>l tiempo histórico en su<br />
realidad no cumplida» («La narrativa paraguaya en el contexto <strong>de</strong> la narrativa hispanoamericana actual»,<br />
Revista <strong>de</strong> crítica literaria latinoamericana, X, n. 19 (1948), p. 20).<br />
4. Se pue<strong>de</strong>n interpretar como precauciones para legitimar su escritura <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista<br />
<strong>de</strong> la verdad histórica las <strong>de</strong>claraciones <strong>de</strong> gratitud que coloca García Márquez al fin <strong>de</strong> El general<br />
en su laberinto, presentando así la novela como resultado <strong>de</strong> un trabajo <strong>de</strong> colaboración <strong>de</strong> base científica<br />
con historiadores, diplomáticos y lingüistas (Madrid, Mondadori, <strong>1989</strong>).<br />
907
tan con renovada fuerza, por otra parte, hacia un diálogo <strong>de</strong>l intelectual con la<br />
angustiosa realidad <strong>de</strong> su continente y hacia una revisión <strong>de</strong> la interpretación <strong>de</strong><br />
esta realidad por el discurso dominante, por la historia oficial.<br />
Complementario <strong>de</strong> este fenómeno que Roa Bastos califica <strong>de</strong> «resurgimiento<br />
<strong>de</strong> la crónica», es notable el interés <strong>de</strong> la crítica y <strong>de</strong> las casas editoriales por<br />
los primeros textos hispanoamericanos que intentaron dar cuenta <strong>de</strong>l problemático<br />
encuentro, <strong>de</strong> la forma más inmediata que tenían a su alcance, la <strong>de</strong> la crónica<br />
histórica.<br />
Después <strong>de</strong> lo que pudo haber analizado en la nueva novela <strong>de</strong> los años sesenta<br />
como voluntad <strong>de</strong> ruptura, como «instauración <strong>de</strong> (...) una mo<strong>de</strong>rnidad<br />
que excava en el pasado, más allá y por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la novela tradicional, más<br />
atrás aún <strong>de</strong> las viejas crónicas <strong>de</strong> la conquista y colonización. Una mo<strong>de</strong>rnidad<br />
inédita que se apoyaría en una recuperación <strong>de</strong> las raíces autóctonas», 5 se está<br />
pon<strong>de</strong>rando pues un proceso <strong>de</strong> continuidad que encuentra en los escritos <strong>de</strong><br />
Bernal Díaz, Las Casas, Alvar Núñez, Wamán Poma <strong>de</strong> Ayala, el Inca Garcilaso,<br />
auténticos precursores <strong>de</strong> la narrativa hispanoamericana actual, textos fundadores<br />
<strong>de</strong> una literatura continental y forjadores <strong>de</strong> una i<strong>de</strong>ntidad.<br />
Estas interrogaciones en torno a la función social <strong>de</strong>l artista, a su relación<br />
con el pasado local (pasado nunca abolido <strong>de</strong>l todo), se encuentran temati/.adas<br />
en la novela <strong>de</strong> Mario Vargas Llosa, El hablador, publicada en 1987. Su lectura<br />
nos invita a apreciar diversas facetas <strong>de</strong> un fenómeno que parece caracterizar la<br />
cultura hispanoamericana <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus principios coloniales, o sea la polarización<br />
que <strong>de</strong>signamos con la antinomia cronista/hablador y que se organiza según un<br />
doble eje: estético-etico (contador <strong>de</strong> la Historia/contador <strong>de</strong> historias)—, 6 y<br />
epistemológico (discurso «racionalisia»/discurso «mítico»). 7<br />
Aunque gran parle <strong>de</strong> la obra se refiere al espacio amazónico, casi el <strong>de</strong> La<br />
casa ver<strong>de</strong> (1966) con sus aguarunas, El hablador <strong>de</strong>sarrolla muchos aspectos<br />
ya presentes en La tía Julia y el escribidor (1977). Formalmente, en particular,<br />
se da el mismo fenómeno <strong>de</strong> alternancia <strong>de</strong> capítulos presentados como recuerdos<br />
<strong>de</strong> un narrador que comparte rasgos biográficos fundamentales con el autor,<br />
y capítulos en los que se manifiesta una voz radicalmente otra. Si en La lía Julia,<br />
se expresa esta voz en varios episodios <strong>de</strong> melodrama radioteatral, productos<br />
<strong>de</strong> una mente cada vez más perturbada, la <strong>de</strong>l «escribidor» Pedro Camacho,<br />
5. A. ROA BASTOS, op. cii., pp. 7-8.<br />
6. Plano <strong>de</strong> la oposición novela poema/novela testimonio, ilustrado tan brillantemente por Gonzalo<br />
Sobejano para la narrativa española <strong>de</strong> los últimos treinta años («Testimonio y poema en la novela<br />
española contemporánea», Actas <strong>de</strong>l Octavo Congreso <strong>de</strong> ¡a <strong>Asociación</strong> <strong>Internacional</strong> <strong>de</strong> Hispanistas,<br />
Madrid, Istmo, 1986).<br />
7. T.J. REISS, cuyos trabajos orientan gran parte <strong>de</strong> nuestra investigación, opone discurso «analítico-referencial»<br />
y discurso <strong>de</strong> «patterning» (en particular, The Discourse of Mo<strong>de</strong>rnism, Ithaca and<br />
London, Cornell University Press, 1982). El novelista prefiere hablar <strong>de</strong> «esquemas intelectuales lógicos<br />
/ mentalidad mágico-religiosa» (p. 52).<br />
908
«el oscuro aeda <strong>de</strong> una innominada e ingente masa <strong>de</strong> seres humanos iletrados»<br />
(como lo califica el texto <strong>de</strong> la contracubierta), en El hablador, se lee en la<br />
transcripción <strong>de</strong> un discurso oral, entre recuerdos personales y memoria colectiva,<br />
producido por otro «oscuro aeda», un «hablador»: con este término, eco directo<br />
<strong>de</strong> escritor-escribidor, el narrador principal <strong>de</strong>signa uno <strong>de</strong> los «speakers»<br />
(p. 68), tradicionales contadores <strong>de</strong> cuentos <strong>de</strong> los machiguengas, pueblo <strong>de</strong> la<br />
Amazonia peruana, y únicos vínculos entre estas familias errantes y dispersas a<br />
las que recrean, informan, y ayudan a mantener su i<strong>de</strong>ntidad.<br />
La presentación <strong>de</strong> un discurso <strong>de</strong> tipo mítico representa en la obra <strong>de</strong> Vargas<br />
Llosa un paso más allá en su expresión <strong>de</strong> la alteridad —o por lo menos, en<br />
su exploración <strong>de</strong> las facetas más insospechadas <strong>de</strong>l yo. 8 Y la dificultad —quizás<br />
también !a pretensión, o el «frau<strong>de</strong>»— que supone recrear en un marco <strong>de</strong><br />
novela realista unos esquemas lógicos tan alejados <strong>de</strong>l modo habitual (hegemónico)<br />
<strong>de</strong> aprehen<strong>de</strong>r la realidad, parece salvarla gracias a un subterfugio melodramático:<br />
9 el hablador-narrador <strong>de</strong> algunos capítulos <strong>de</strong> la obra resulta ser Saúl<br />
Zuratas, alias Mascarita, judío, costeño <strong>de</strong> origen y antiguo compañero <strong>de</strong>l narrador<br />
principal en sus tiempos universitarios.<br />
En esta novela también, y <strong>de</strong> manera más explícita que en La lía Julia se expresa<br />
una «autoconciencia <strong>de</strong>l autor en cuanto al acto <strong>de</strong> escribir»; 10 volvemos a<br />
encontrar las interrogaciones, expresadas tantas veces en sus ensayos críticos,<br />
sobre el oficio <strong>de</strong> escritor, sobre su función social <strong>de</strong> contador <strong>de</strong> la historia, o<br />
«simplemente» aquí, <strong>de</strong> contador <strong>de</strong> historias, papel este último <strong>de</strong>l que parece<br />
el narrador reivindicar la importancia con notable insistencia:<br />
(Habla un etnólogo <strong>de</strong>l Instituto Lingüístico <strong>de</strong> Verano)<br />
—Los entretienen, son sus películas, su televisión —añadió, ya serio, <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> una pausa. Sus libros, sus circos, esas diversiones que tenemos los civilizados.<br />
Para ellos, la diversión es una sola en el mundo. Los habladores no son más que<br />
eso.<br />
—Nada menos que eso —lo corregí yo, suavemente.<br />
—¿Sí? —dijo él, <strong>de</strong>sconcertado. Bueno, sí. Pero perdóneme que insista, no<br />
creo que haya nada religioso <strong>de</strong>trás. Por eso llama la atención todo ese misterio, el<br />
secreto <strong>de</strong> que los ro<strong>de</strong>an.<br />
—Se ro<strong>de</strong>a <strong>de</strong> misterio lo que para uno es importante —se me ocurrió <strong>de</strong>cir,<br />
(pp. 172-173)<br />
8. Iniciada, quizás, en su tratamiento <strong>de</strong> la voz <strong>de</strong>l Boa en La ciudad y los perros, <strong>Barcelona</strong>,<br />
Seix Barral (1962) 1968.<br />
9. A menos que se exprese aquí la convicción <strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong>l otro en el yo.<br />
10. R.L. WILLIAMS, «La tía Julia y el escribidor: escritores y lectores», Mario Vargas Liosa,<br />
ed. J.M. Oviedo, Madrid, Tauros, 1981, p. 296.<br />
909
Con respecto a otras <strong>de</strong> sus obras, La casa ver<strong>de</strong> y La guerra <strong>de</strong>l fin <strong>de</strong>l<br />
mundo, en las que el silencio <strong>de</strong>l protagonista indígena —Jum—, o <strong>de</strong>l lí<strong>de</strong>r mesiánico<br />
—El Consejero—, ha suscitado numerosos comentarios <strong>de</strong> la crítica y<br />
<strong>de</strong>l propio autor, El hablador señala una etapa nueva en un camino recorrido<br />
antes por José María Arguedas. El «otro» que se expresa no es el indio andino<br />
aquí, sino el olvidado selvático, el hablador machiguenga, memoria <strong>de</strong> un pueblo<br />
amazónico que conoció días mejores en el Antisuyo prehispánico. En la novela,<br />
su función y su discurso —recreado— son el objeto <strong>de</strong> una valoración sobre<br />
las que nos parece importante interrogarse.<br />
La novela se presta a dos tipos <strong>de</strong> lectura: en efecto, y un poco al estilo <strong>de</strong><br />
Historia <strong>de</strong> Mayta, se presenta superficialmente como crónica <strong>de</strong> un <strong>de</strong>scubrimiento,<br />
como relato <strong>de</strong> una encuesta que <strong>de</strong>semboca en la revelación <strong>de</strong> un secreto,<br />
en una sorpresa final. Esta encuesta es realizada por un narrador, escritor<br />
que se encuentra por unos meses en Florencia, y que, aunque no se nombre, lleva<br />
la i<strong>de</strong>ntificación con la persona <strong>de</strong>l novelista hasta el extremo <strong>de</strong> exponer las<br />
distintas fases (anteriores) <strong>de</strong>l relato (presente) sobre los habladores. Es exactamente<br />
como si la novela llevara incorporada su Historia secreta con inversión<br />
<strong>de</strong> proporciones con respecto a La casa ver<strong>de</strong>.<br />
Tanto en la evocación <strong>de</strong>l presente florentino <strong>de</strong> la narración, como en el pasado<br />
peruano <strong>de</strong> la historia, abundan esos <strong>de</strong>talles —connotadores <strong>de</strong> mimesis—<br />
que anclan, casi obsesivamente la materia contada en la realidad:<br />
Conocí a Don Salomón no mucho <strong>de</strong>spués que a Saúl, un domingo. Esle me<br />
había invitado a almorzar. La casa estaba en Breña, a la espalda <strong>de</strong>l Colegio La<br />
Salle, en una transversal alicaída <strong>de</strong> la avenida Arica. 12<br />
Insiste sobre el marco referencial <strong>de</strong> la historia, en lo tocante también a los<br />
machiguengas: reitera la mención <strong>de</strong> la ubicación geográfica <strong>de</strong>l pueblo (selvas<br />
<strong>de</strong>l Cusco y <strong>de</strong> Madre <strong>de</strong> Dios, Alto Urubamba, etc.); evoca <strong>de</strong>s<strong>de</strong> distintas<br />
perspectivas la evolución <strong>de</strong> esa tribu amazónica, en un estado <strong>de</strong> la cuestión<br />
que tiene mucho <strong>de</strong> ejercicio académico <strong>de</strong> legitimación <strong>de</strong> un discurso, y al<br />
mismo tiempo parece respon<strong>de</strong>r a la concepción clásica <strong>de</strong> la «literatura» como<br />
tesoro <strong>de</strong> conocimientos para el hombre <strong>de</strong> bien.<br />
De la crónica, conserva la novela la disposición lineal <strong>de</strong> las diferentes etapas<br />
<strong>de</strong> la encuesta, relacionándolas con sucesivas expediciones <strong>de</strong>l narrador<br />
(1958, 1981). Este respeto <strong>de</strong> la cronología lo hace convivir con la estructura<br />
«cajón <strong>de</strong> sastre», también característica <strong>de</strong> las crónicas <strong>de</strong> exploraciones: 11 a la<br />
bibliografía y mención <strong>de</strong> los archivos, 12 habría que añadir la transcripción <strong>de</strong><br />
11. Véase C. POUPENEY HART, Relations <strong>de</strong> I'expédition Malaspina aux confins <strong>de</strong> VEmpire espagnol.<br />
L'échec du voyage, Longueuü, Le Préambule, 1987, pp. 72-73.<br />
12. Cita el nombre <strong>de</strong> varios antropólogos (France-Marie Casevitz-Renard, Johnson Alien, Ger-<br />
910
cartas, 13 <strong>de</strong> documentos autóctonos 14 y palabras <strong>de</strong> agra<strong>de</strong>cimiento, típicas <strong>de</strong><br />
muchos diarios <strong>de</strong> viaje. 15 La insistencia en el presente <strong>de</strong> la escritura se pue<strong>de</strong><br />
ver como otro rasgo propio <strong>de</strong> las crónicas, en las que el locutor se presenta reiteradamente<br />
como el testigo privilegiado, fuente y garante <strong>de</strong> la verdad: el «digo<br />
y afirmo que lo que en este libro se contiene es muy verda<strong>de</strong>ro, que como<br />
testigo <strong>de</strong> vista me hallé etc.» <strong>de</strong> Bernal Díaz, parece encontrar un eco en las incesantes<br />
afirmaciones <strong>de</strong> control <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l narrador principal:<br />
Ahora sé que aquellos indios (...) eran los machiguengas.<br />
AhoTa sé que aquellos carteles (...) los había hecho para repartírselos a los<br />
blancos y mestizos <strong>de</strong>l Alto Urubamba (...) (p. 1<strong>21</strong>)<br />
Ahora sé que fingía no interesarse por el tema (...) (p. 93)<br />
o, en formas más sutiles, pero no menos eficaces:<br />
La memoria es una pura trampa: corrige, sutilmente acomoda el pasado en función<br />
<strong>de</strong>l presente. He tratado tantas veces <strong>de</strong> reconstruir aquella conversación <strong>de</strong><br />
<strong>agosto</strong> <strong>de</strong> 1958 con mi amigo Saúl Zuratas, en esa chinganita <strong>de</strong> sillas <strong>de</strong>sfondadas<br />
y mesas cojas <strong>de</strong> la avenida España, que ahora ya no estoy seguro <strong>de</strong> nada,<br />
salvo quizás, <strong>de</strong> su gran lunar vino vinagre, <strong>de</strong> su alborotado mechón <strong>de</strong> cabellos<br />
rojizos, <strong>de</strong> su camisita <strong>de</strong> franela a cuadros rojos y azules y <strong>de</strong> sus zapatones <strong>de</strong><br />
gran caminante (...)<br />
Pero mi memoria no pue<strong>de</strong> haber fabricado totalmente la feroz catilinaria <strong>de</strong><br />
Mascarita contra el Instituto Lingüístico <strong>de</strong> Verano, que me parece estar oyendo,<br />
veintisiete años <strong>de</strong>spués (...) (p. 93)<br />
hard Baer, Camino Diez Canseco, Víctor J. Guevara) y misioneros, el Padre Joaquín Barriales (p.<br />
151), Fray Vicente <strong>de</strong> Ccnitagoya (p. 100); menciona su paso por la Biblioteca Nacional <strong>de</strong> Madrid,<br />
«en la Castellana» (p. 100), y por el convento <strong>de</strong> los dominicos, «en la calle Claudio Coello» (p.<br />
102).<br />
13. «Compadre: A ver si ese hueso mágico le calma los ímpetus<br />
y <strong>de</strong>jas <strong>de</strong> ir puñeteando a los pobres borrachitos.<br />
(...)<br />
Chau, Saúl» (p. 17)<br />
14. «Opampogyakyena shinoshinonkarinlsi<br />
Me está mirando la tristeza<br />
opampogyakyena shinoshinonkarinlsi<br />
_me está mirando la tristeza<br />
ogakyena kabako shinoshinonkarinlsi<br />
me está mirando bien la tristeza (...)» (pp. 83-84)<br />
15. «No tengo palabras para agra<strong>de</strong>cer a todos los amigos puertorriqueños que prácticamente<br />
conminaron a los amables médicos <strong>de</strong>l Hospital San Jorge a que me curaran a tiempo para que la Torre<br />
<strong>de</strong> Babel saliera al aire puntualmente ese domingo» (p. 149).<br />
911
Una lectura más atenta, o simplemente más familiarizada con los trucos y<br />
las obsesiones <strong>de</strong> Vargas Llosa nos revela rápidamente una dimensión, fundamental<br />
en la novela, <strong>de</strong> cuestionamiento <strong>de</strong> la narrativa clásica y <strong>de</strong> la legitimidad<br />
para cierto tipo <strong>de</strong> discurso <strong>de</strong> dar cuenta <strong>de</strong> otro, radicalmente diferente.<br />
La revelación <strong>de</strong>l enigma, primero, (¿Quién es el hablador <strong>de</strong> la foto <strong>de</strong><br />
Malfatti? ¿Qué fue esa «revolución interna» que vivió Mascarita? ¿Quién es el<br />
hablador <strong>de</strong> los capítulos impares?) requiere sólo un mínimo <strong>de</strong> atención <strong>de</strong>l<br />
lector que, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> una ojeada al texto <strong>de</strong> la contracubierta sabe que las «dos<br />
narraciones (que) alternan, en El hablador, (nos relatan) el anverso y reverso <strong>de</strong><br />
una historia singular» o sea que se trata <strong>de</strong> dos versiones <strong>de</strong> lo mismo; y lógicamente,<br />
si es Mascarita el personaje central, cuya historia se relata primero <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
un punto <strong>de</strong> vista exterior (el <strong>de</strong>l narrador principal), la perspectiva interior que<br />
<strong>de</strong>spués se expresa no pue<strong>de</strong> ser más que la suya: el hablador anónimo <strong>de</strong> los<br />
capítulos impares tiene que ser Saúl Zuratas.<br />
Otra clave, que nos da la novela misma, y muy temprano, es la que consiste<br />
en concluir el primer capítulo con esas palabras cargadas <strong>de</strong> interrogantes: «un<br />
hablador», y empezar el segundo capítulo, en aparente ruptura temática con el<br />
primero, con «Saúl Zuratas». El calificativo «hablador» que se le da al loro <strong>de</strong><br />
Mascarita no se pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar inocente, tampoco como la mención <strong>de</strong> un loro<br />
que acompaña al hablador machiguenga, y más lejos en la novela —verda<strong>de</strong>ros<br />
guiños <strong>de</strong> ojos—, una versión «machiguenga» <strong>de</strong> La metamorfosis <strong>de</strong> Kafka,<br />
lectura predilecta <strong>de</strong> Saúl Zuratas, y otra <strong>de</strong> la diáspora judía. Todas estas<br />
claves son <strong>de</strong>masiado obvias, me parece, para que no veamos la revelación <strong>de</strong>l<br />
secreto más que como una faceta citada y cuestionada <strong>de</strong> cierto tipo <strong>de</strong> narrativa,<br />
emblemática <strong>de</strong>l discurso (analíüco-refcrcncial) todavía dominante en nuestras<br />
culturas.<br />
Al contrario <strong>de</strong> la crónica acostumbrada, la historia narrada (finge) no <strong>de</strong>pendc(r)<br />
<strong>de</strong> un contrato <strong>de</strong> veridicción, sino <strong>de</strong> un explícito contrato <strong>de</strong> ficción.<br />
Este se encuentra al fin <strong>de</strong>l capítulo II, primera etapa <strong>de</strong> la amplia analepsis que<br />
abarca los capítulos II, IV, y VI y representa la tentativa <strong>de</strong>l narrador principal<br />
<strong>de</strong> reconstituir unas «memorias» relacionadas con Saúl Zuratas y los machiguengas:<br />
912<br />
Tal vez siguiera siendo el mismo Mascarita risueño y parlanchín al que conocí<br />
en 1953 y mi fantasía lo cambie para que encaje mejor con el otro, el <strong>de</strong> los años<br />
futuros, ese que ya no conocí y al que —puesto que he cedido a la maldita tentación<br />
<strong>de</strong> escribir sobre él— <strong>de</strong>bo inventar.<br />
(...) Conocidos sí tuvo, muchos/...) pero juraría que nadie llegó a saber, por<br />
boca suya, lo que le estaba ocurriendo ni lo que se proponía hacer. (...)Es algo en<br />
lo que he pensado mucho en estos años y que, por supuesto, nunca llegaré a saber,<br />
(p. 37)
Así concluye el segundo capítulo, y una ambigüedad fundamental minará el<br />
estatuto <strong>de</strong> todo lo que sigue, el relato analéptico <strong>de</strong> los capítulos pares (que nos<br />
cuentan los contactos entre el narrador principal y la selva amazónica, así como<br />
la evolución <strong>de</strong> Mascarita), y, por supuesto, el metarrelato <strong>de</strong> los capítulos impares<br />
(III, V, VII) en los que se expresa la voz <strong>de</strong>l hablador. Se «salvaría» pues<br />
como discurso <strong>de</strong> verdad el «relato primero» (<strong>de</strong>l que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n las analepsis)<br />
—relato <strong>de</strong>l acto mismo <strong>de</strong> escritura—, el «ahora, aquí, en Firenze, mientras recuerdo<br />
y tomo apuntes» (p. 35), que aflora obsesivamente en la novela.<br />
Sin embargo, en ésta tanto como en otras obras <strong>de</strong> Vargas Llosa (piénsese<br />
en La tía Julia (...) o en Historia <strong>de</strong> Mayta) los cortes no resultan tan simples ni<br />
las fronteras fáciles <strong>de</strong> establecer. El relato primero, el más firme, es ya el teatro<br />
<strong>de</strong> un proceso <strong>de</strong> ficcionalización, sutil pero efectivo, que cuestiona su credibilidad:<br />
Vine a Firenze para olvidarme por un tiempo <strong>de</strong>l Perú y <strong>de</strong> los peruanos y he aquí<br />
que el malhadado país me salió al encuentro esta mañana <strong>de</strong> la manera más inesperada,<br />
(p. 7)<br />
Habría mucho que <strong>de</strong>cir sobre este incipit. Me limitaré por el momento a la<br />
consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> que es este un punto <strong>de</strong> partida convencional en novelas <strong>de</strong><br />
aventuras e historietas. En Tintin au Tibet, <strong>de</strong> Hergé, 16 por ejemplo y sobre todo<br />
en L'empereur Smith, <strong>de</strong> Goscinny y Morris, 17 por no mencionar más que historietas<br />
muy difundidas, encontramos el mismo esquema <strong>de</strong> <strong>de</strong>scanso <strong>de</strong>l héroe,<br />
<strong>de</strong> or<strong>de</strong>n eufórico turbado por la irrupción <strong>de</strong> la realidad (el «Tchang!» <strong>de</strong> Tintín<br />
au Tibet):<br />
Había visitado la reconstruida casa <strong>de</strong> Dante (...) cuando, en el pasaje <strong>de</strong> Santa<br />
Margherita, una vitrina me paró en seco: arcos, flechas, un remo labrado (...) Pero<br />
fueron tres o cuatro fotografías las que me <strong>de</strong>volvieron <strong>de</strong> golpe, el sabor <strong>de</strong> la<br />
selva peruana. (...)<br />
Naturalmente, entré. Con un extraño cosquilleo y el presentimiento <strong>de</strong> estar<br />
haciendo una estupi<strong>de</strong>z, arriesgándome por una curiosidad trivial a frustrar <strong>de</strong> algún<br />
modo el proyecto tan bien planeado y ejecutado hasta ahora —leer a Dante y<br />
Machiavelli y ver pintura renacentista, en irreductible soledad—, a provocar una<br />
<strong>de</strong> esas discretas hecatombes que, <strong>de</strong> tanto en tanto, ponen mi vida <strong>de</strong> cabeza. Pero,<br />
naturalmente, entré, (p. 7)<br />
La tentación <strong>de</strong>l héroe es respon<strong>de</strong>r a la solicitación —manipularon: el<br />
«Suivons les!» <strong>de</strong> Lucky Luke—, encontrando una primera oposición en sus<br />
16. CASTERMAN (1960) 1984.<br />
17. Montréal, Dargaud Canadá, 1976.<br />
913
acompañantes (Milou, Capitaine Haddock, Jolly Jumper) 18 o en parte <strong>de</strong> sí mismo<br />
(¡nuestro intelectual peruano sería aquí una combinación <strong>de</strong> Lucky Luke y<br />
su caballo!).<br />
Otro dato que confirma la sutil ficcionalización <strong>de</strong>l narrador como héroe <strong>de</strong><br />
aventuras, <strong>de</strong>sfacedor <strong>de</strong> entuertos y protector <strong>de</strong> los <strong>de</strong>svalidos, es la escena en<br />
que se carea con un borracho que había insultado y amenazado a su compañero,<br />
el pacífico Mascarita, en una «<strong>de</strong>svencijada sala <strong>de</strong> billar, que era también cantina»<br />
(p. 16) <strong>de</strong>l Jirón Azángaro. Finalmente, y en la gran tradición <strong>de</strong> la novela<br />
<strong>de</strong>tectivesca, nuestro narrador finge reconstituir para el lector, en el capítulo final,<br />
el rompecabezas que le fue armando."<br />
Como se habrá notado en la lectura <strong>de</strong> las primeras líneas <strong>de</strong> la novela («vine<br />
a Fircnze para olvidarme (...) <strong>de</strong>l Perú y <strong>de</strong> los peruanos (...)», encontramos<br />
aquí una primera sugestión <strong>de</strong>l fundamental topos civilización y barbarie: el escritor<br />
peruano está en la cuna <strong>de</strong> la cultura occi<strong>de</strong>ntal mo<strong>de</strong>rna, dispuesto a formarse<br />
con la lectura en italiano <strong>de</strong> los clásicos Dante y Maquiavelo. Buen<br />
alumno, como lo atestigua su uso sistemático <strong>de</strong> los nombres en su versión original,<br />
ve su proceso <strong>de</strong> occi<strong>de</strong>ntalización, si no interrumpido, por lo menos relegado<br />
al segundo plano por la intrusión <strong>de</strong> una realidad <strong>de</strong> su país: la oralidad <strong>de</strong><br />
la Edad <strong>de</strong> Piedra. Respon<strong>de</strong> a esta irrupción con una «emoción, angustia, ansiedad»<br />
que parece nacer <strong>de</strong> la atracción que siente por esa tierra («el sabor <strong>de</strong><br />
la selva peruana») y <strong>de</strong> la simpatía que <strong>de</strong>muestra por sus habitantes; se valora<br />
así el polo barbarie <strong>de</strong> la dicotomía sarmientina, sin excesivo maniqueísmo, más<br />
bien como una reelaboración <strong>de</strong>l mito occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong>l buen salvaje y <strong>de</strong> la utopía<br />
arcaica, articulada en torno a la contraposición Firenzc (<strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n, discordia)/mundo<br />
machiguenga (or<strong>de</strong>n, unión): 20<br />
(...) hablar como habla un machiguenga (...) Es ser, <strong>de</strong> la manera más esencial que<br />
cabe, un machiguenga raigal, uno más <strong>de</strong> la antiquísima estirpe que, ya en aquella<br />
época en que esta Firenze en la que escribo producía su efervescencia cegadora <strong>de</strong><br />
i<strong>de</strong>as, imágenes, edificios, crímenes e intrigas, recorría los bosques <strong>de</strong> mi país llevando<br />
y trayendo las anécdotas, las mentiras, las Tabulaciones, las chismografías y<br />
los chistes que hacen <strong>de</strong> ese pueblo <strong>de</strong> seres dispersos una comunidad y mantiene<br />
vivo entre ellos el sentimiento <strong>de</strong> estar juntos, <strong>de</strong> constituir algo fraterno y compacto,<br />
(p. 234)<br />
18. «Mon instínct me comman<strong>de</strong>raít plutót <strong>de</strong> prendre mes jambes á mon encolure dans la direction<br />
opposéel», siendo la reacción <strong>de</strong>l caballo <strong>de</strong> Lucky Luke (p. 3).<br />
19. «Después <strong>de</strong> darles muchas vueltas y combinarlas unas con otras, las piezas <strong>de</strong>l rompecabezas<br />
casan. (...) Des<strong>de</strong> aquel primer viaje que hizo a Quillabamba, don<strong>de</strong> el chacarero pariente <strong>de</strong> su<br />
madre, Mascarita entró en contacto con un mundo que lo intrigó y lo sedujo (etc.)» (p. 231).<br />
20. Está presente, por supuesto, el topos conexo <strong>de</strong>l Bealus Ule.<br />
914
Este motivo utópico, que aparece en filigrana en el discurso <strong>de</strong>l hablador, y<br />
más explícitamente en el <strong>de</strong> Mascarita, termina, como lo acabamos <strong>de</strong> ver, inspirando<br />
el <strong>de</strong>l narrador principal. Un fenómeno similar <strong>de</strong> contaminación, <strong>de</strong>l<br />
«pensamiento mágico» esa vez, o, más superficialmente, <strong>de</strong> un modo peculiar<br />
<strong>de</strong> expresión <strong>de</strong>l hablador, se nota, en una tonalidad burlona, en el discurso <strong>de</strong>l<br />
narrador-escritor:<br />
¿Son los zanzare <strong>de</strong> Firenze los animales totémicos, ángeles protectores <strong>de</strong> Leonardos,<br />
Cellinis, Botticellis, Filippos, Lippis, Fray (sic) Angélicos? Parecería. Porque<br />
es al pie <strong>de</strong> estas estatuas, frescos y cuadros don<strong>de</strong> he recibido la mayor parte<br />
<strong>de</strong> las picaduras que me han averiado brazos y piernas ni más ni menos que cuando<br />
viajo a la selva peruana, (p. 225)<br />
¿Cuántas veces proyectos minuciosamente planeados (...) se los llevó el diablo<br />
porque el lacónico Alejandro pronunció su fatídico gruñido: «¡ya se jodio!»? (p.<br />
144)<br />
Todos estos procedimientos —el humorismo, los topoi, el explícito contrato<br />
<strong>de</strong> ficción que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> un texto que lleva él mismo marcas <strong>de</strong> ficcionalización—<br />
restan autoridad a la expresión que emana <strong>de</strong>l narrador-escritor (<strong>de</strong>l cronista),<br />
y a la que se contrapone, en alternancia, otro modo <strong>de</strong> relacionarse con el<br />
mundo, con la palabra.<br />
Es tiempo ya, pues, <strong>de</strong> examinar el tipo <strong>de</strong> alternativa que parece representar<br />
el «discurso mítico» y las implicaciones <strong>de</strong> su valoración. Tres son las perspectivas<br />
a partir <strong>de</strong> las que se evalúa la palabra machiguenga en la novela: las <strong>de</strong>claraciones<br />
<strong>de</strong> Saúl Zuratas-Mascarita, las <strong>de</strong> miembros <strong>de</strong>l Instituto Lingüístico<br />
<strong>de</strong> Verano y las <strong>de</strong>l narrador principal, que, por supuesto, transcribe y<br />
controla las primeras, sin intervenir <strong>de</strong> una forma muy elaborada sino manifestando<br />
un enorme interés por todo lo que concierne a la persona social y a la actuación<br />
<strong>de</strong>l hablador.<br />
Mascarita es el primero en señalar un sistema, una inteligibilidad en lo que<br />
se da como caos al que no sabe, no quiere saber, ver, escuchar. Su primera enseñanza<br />
al narrador contradice la concepción doxológica <strong>de</strong> los pueblos amazónicos<br />
como pueblos sin escritura (cuando habría que especificar, sin escritura alfabética):<br />
<strong>21</strong><br />
(...) el dibujo no es la coju<strong>de</strong>z que parece, unos palotes primitivos, sino una inscripción<br />
simbólica (...) Si crees que esos símbolos son <strong>de</strong> remolinos <strong>de</strong> río o dos<br />
boas enroscadas durmiendo la siesta, pue<strong>de</strong> que tengas razón. Pero son, principalmente,<br />
el or<strong>de</strong>n que reina en el mundo. El que se <strong>de</strong>ja ganar por la rabia tuerce<br />
esas líneas y ellas, torcidas ya no pue<strong>de</strong>n sostener la tierra, (p. 17)<br />
<strong>21</strong>. Véase J. DERRIDA, De la grammatologie, París, Minuit, 1967, p. 157 y siguientes.<br />
915
En cambio, el «lingüista» (misionero) Edwin Schneil, que tuvo dos oportunida<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> presenciar el espectáculo dado por un hablador, se vale en los dos<br />
casos <strong>de</strong> los mismos calificativos, «caos», «mescolanza», <strong>de</strong>sacreditando su testimonio<br />
en los ojos <strong>de</strong>l lector que pudo apreciar en los capítulos impares una organización<br />
flexible pero coherente <strong>de</strong> relato <strong>de</strong> historias encajadas o enca<strong>de</strong>nadas,<br />
separadas por transiciones más o menos elaboradas y acompañadas <strong>de</strong><br />
comentarios, directos o citados, y <strong>de</strong> ilustraciones, que giran en torno a la temática<br />
global <strong>de</strong>l sitio ocupado por el machiguenga en el universo.<br />
Dado el curso diegético paralelo <strong>de</strong>l metarrelato (a cargo <strong>de</strong>l hablador) y <strong>de</strong>l<br />
relato analéptico principal, se da un fenómeno <strong>de</strong> repetición; se llega a presentar<br />
dos o más versiones <strong>de</strong> lo mismo, lo que le permite al lector apreciar la fuerza<br />
<strong>de</strong> evocación poética <strong>de</strong>l discurso machiguenga, poniéndose así <strong>de</strong> relieve la insipi<strong>de</strong>z<br />
<strong>de</strong> la aprehensión <strong>de</strong> los mitos por nuestro discurso hegemónico. Más<br />
aún, Vargas Llosa parece divertirse inviniendo la práctica acostumbrada y presentándonos<br />
una versión machiguenga <strong>de</strong> dos relatos claves <strong>de</strong> nuestra cultura:<br />
La metamorfosis <strong>de</strong> Kafka, y la evocación <strong>de</strong> la diáspora.<br />
El discurso mítico tal como aparece (ficticiamente) no mediatizado, en boca<br />
<strong>de</strong>l hablador, tiene características que lo hacen contrastar dramáticamente con<br />
el modo <strong>de</strong> conccptualización y <strong>de</strong> expresión dominante, que se manifiesta en<br />
los otros capítulos <strong>de</strong> la obra.<br />
A la escritura se opone, por supuesto, la oralidad como modo <strong>de</strong> comunicación<br />
privilegiado. Permite ésta el contacto directo entre interlocutores («Aquí<br />
estamos. Yo en el medio, uste<strong>de</strong>s ro<strong>de</strong>ándome. Yo hablando, uste<strong>de</strong>s escuchando»,<br />
p. 41), la interacción («Por más miedo que sentía, me vino la risa. Empecé<br />
a reírme. Así como uste<strong>de</strong>s ahora me reía. Torciéndome y retorciéndome a carcajadas.<br />
Igualito que tú. Tasurinchi», p. 116), la posibilidad <strong>de</strong> espectáculo en el<br />
que se solicita más <strong>de</strong> un sentido, y es el motivo <strong>de</strong> reunión. Los rasgos individuales,<br />
tan recalcados en el discurso <strong>de</strong>l narrador escritor, que no ahorra ningún<br />
<strong>de</strong>talle relativo a sus gustos, sus activida<strong>de</strong>s, sus opiniones sólo aparecen en el<br />
hablador en las últimas transcripciones <strong>de</strong> su voz; su i<strong>de</strong>ntidad se resume profundamente<br />
a la función que ejerce, <strong>de</strong> memoria (y «¿conciencia?») <strong>de</strong> su comunidad:<br />
«Ahí llega el hablador. Vamos a oírlo.» Yo escuché. Me quedé muy sorprendido<br />
«¿Hablan <strong>de</strong> mí?» les pregunté. (...)<br />
«Ehé, ehé, <strong>de</strong> ti hablamos», asintiendo. Yo era, pues, el hablador.<br />
«Aquí nací la segunda vez», pensando. «Aquí volví sin haberme ido», diciendo.<br />
Así comencé a ser el que soy. (p. 203)<br />
Esta pertenencia a una comunidad la recuerda constantemente la fórmula ritual<br />
que señala el paso <strong>de</strong> un universo diegético a otro, <strong>de</strong> una modalidad narrativa<br />
(relato) a otra (comentario): «Eso es, al menos, lo que yo he sabido». Esta<br />
916
puntuación muy marcada parece ser una exigencia <strong>de</strong> la práctica <strong>de</strong> la oralidad.<br />
Es también una expresión <strong>de</strong> la reticencia <strong>de</strong>l sujeto <strong>de</strong>l discurso a darse como<br />
fuente <strong>de</strong> verdad única, completa. Este «relativismo» se manifiesta en la abundancia<br />
<strong>de</strong> los modalizadores («¿Ya había tenido el sol su guerra con Kashiri, la<br />
luna? Tal vez. Así comenzó <strong>de</strong>spués, parece», p. 39), en el empleo <strong>de</strong>l futuro y<br />
<strong>de</strong>l condicional hipotéticos («Los que iban así ¿volvían o morían? Quién sabe.<br />
Morirían, quizá (...) O ahí estarán todavía dando vueltas por el bosque <strong>de</strong>sesperados»,<br />
p. 43). Esta postura contrasta con la imposición <strong>de</strong> una versión <strong>de</strong> los<br />
hechos, <strong>de</strong> una verdad, <strong>de</strong>rivada <strong>de</strong> un origen cierto e i<strong>de</strong>nüficable, rasgos propios<br />
<strong>de</strong>l discurso dominante cuestionado en esta novela <strong>de</strong> Vargas Llosa.<br />
917
DIALOGISMO Y POLIFONÍA ANÁRQUICA EN TRILCE<br />
DE CÉSAR VALLEJO<br />
SUSANA REISZ DE RIVAROLA<br />
Pontificia Universidad Católica <strong>de</strong>l Perú<br />
Ana María Barrenechea ha formulado una hipótesis que, a mi juicio, la poesía<br />
vallejiana parece confirmar <strong>de</strong> modo paradigmático: la conciencia <strong>de</strong> la naturaleza<br />
mestiza <strong>de</strong> la cultura americana y <strong>de</strong> su heterogeneidad lingüística<br />
constitutiva se expresaría, en la literatura hispanoamericana <strong>de</strong> este siglo, en<br />
una mayor libertad en el manejo <strong>de</strong> voces y lenguajes diversos y en una fuerte<br />
ten<strong>de</strong>ncia a la experimentación dialógica (rasgos perceptibles incluso en la poesía<br />
lírica, tradicionalmente concebida como el dominio <strong>de</strong> la voz única) (Barrenechea<br />
1986).<br />
Para <strong>de</strong>scribir los poemas <strong>de</strong> Trilce como el espacio —y a veces el terreno<br />
<strong>de</strong> lucha— en que se confrontan distintas «voces» y distintos «lenguajes» me<br />
resulta imprescindible, como a Barrenechea, hablar <strong>de</strong> esas nociones «a la luz<br />
<strong>de</strong> Bajtín». Los límites <strong>de</strong> la presente situación dialógica, me obligan, sin embargo,<br />
a omitir todos los pasos intermedios en mi proceso <strong>de</strong> comprensión <strong>de</strong><br />
los textos bajtinianos y a consignar aquí una síntesis —sólo en apariencia monológica—<br />
<strong>de</strong> los resultados. 1<br />
Conjeturo que los términos voz y diálogo (o dialogismo) alu<strong>de</strong>n a un con-<br />
1. Todo lector curioso podrá hallar los textos y contextos omitidos aquí en dos trabajos míos algo<br />
más prolijos que éste: «Hablar, repetir, citar. Las voces <strong>de</strong>l discurso poético (y <strong>de</strong>l discurso crítico)»,<br />
Lexis, XII, 2 (1988), en prensa, y «Poesía y polifonía. De la voz poética a las voces <strong>de</strong>l discurso<br />
poético en Ova completa <strong>de</strong> Susana Thénon», Filología, XXIII, 1 (1988), en prensa. Mi<br />
interpretación <strong>de</strong>l pensamiento <strong>de</strong> Bajtín se basa, fundamentalmente, en dos textos que son, a mi juicio,<br />
los más sugerentes por estar más cargados <strong>de</strong> dudas y auto-interrogaciones: «El problema <strong>de</strong> los<br />
géneros discursivos» y «El problema <strong>de</strong>l texto en la lingüística, la filología y otras ciencias humanas.<br />
Ensayo <strong>de</strong> análisis filosófico». Ambos están contenidos en M.M. Bajtín 1982.<br />
919
glomerado <strong>de</strong> fenómenos diversos que requieren una <strong>de</strong>limitación más nítida y<br />
sistemática <strong>de</strong> la practicada por el propio Bajtín.<br />
El primer término es quizás el más problemático y el más ambiguo. Por lo<br />
mismo, pue<strong>de</strong> ser una ayuda —para aplicarlo luego al caso <strong>de</strong> Vallejo— el siguiente<br />
catálogo (no exhaustivo) <strong>de</strong> los diferentes sentidos <strong>de</strong> voz que he podido<br />
reconstruir en mi lectura:<br />
1. La voz física (una entonación concreta e irrepetible).<br />
2. El autor <strong>de</strong> un enunciado (el productor).<br />
3. La imagen <strong>de</strong> autor en el enunciado (un producto).<br />
4. El acto <strong>de</strong> valoración y los valores expresados en un enunciado por un<br />
locutor.<br />
5. La huella <strong>de</strong> otros actos <strong>de</strong> valoración y <strong>de</strong> otros valores expresados en<br />
otros enunciados <strong>de</strong> igual apariencia verbal por otros locutores (en el pasado o<br />
en el futuro).<br />
6. La huella <strong>de</strong> otros actos <strong>de</strong> valoración y <strong>de</strong> otros valores expresados en<br />
otros enunciados <strong>de</strong> distinta proce<strong>de</strong>ncia y distinta apariencia verbal (en el pasado<br />
o en el futuro).<br />
Todos estos rubros, a excepción <strong>de</strong> los dos primeros, se pue<strong>de</strong>n consi<strong>de</strong>rar<br />
variadas manifestaciones <strong>de</strong> la producción <strong>de</strong> sentido en el enunciado (un proceso<br />
<strong>de</strong> resultados siempre imprevisibles o irrepetibles). Me limito a mencionar<br />
aquí un rasgo medular <strong>de</strong>l pensamiento bajtiniano que lo acerca a Derrida más<br />
<strong>de</strong> lo que su aparente «fonoecntrismo» <strong>de</strong>jaría suponer: por la orientación dialógica<br />
<strong>de</strong>l enunciado, el sentido no pue<strong>de</strong> concebirse ni presente en sí mismo ni<br />
acabado, sino haciéndose y rehaciéndose in<strong>de</strong>finidamente por su relación con<br />
otros enunciados reales o imaginarios, cercanos o alejados en el espacio y en el<br />
tiempo.<br />
En relación con el término diálogo —el que acabo <strong>de</strong> rozar en el párrafo anterior—<br />
me parece pertinente <strong>de</strong>slindar, cuando menos, los siguientes casos:<br />
1. El diálogo <strong>de</strong> voces fcnomenizables, que se <strong>de</strong>jan <strong>de</strong>scribir como origo<br />
<strong>de</strong> los enunciados y como portavoces <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminados lenguajes y <strong>de</strong>terminadas<br />
axiologías. Cabe distinguir aquí todavía dos variantes: el diálogo voluntario<br />
<strong>de</strong> dos «sujetos-autores» que comparten una situación comunicativa<br />
y el «diálogo» (o intertextualidad) <strong>de</strong> enunciados alejados en el espacio y en<br />
el tiempo, que produce el encuentro involuntario o unilateral <strong>de</strong> dos «imágenes<br />
<strong>de</strong> autor».<br />
2. El «diálogo» —la coexistencia no siempre pacífica— <strong>de</strong> diversos lenguajes<br />
—es <strong>de</strong>cir, registros verbales, visiones <strong>de</strong> mundo y sistemas <strong>de</strong> valores—<br />
en un enunciado o conjunto <strong>de</strong> enunciados emanados <strong>de</strong> una misma fuente <strong>de</strong><br />
discurso.<br />
920
3. La proliferación no controlable <strong>de</strong> sentidos en el enunciado, que Bajtín<br />
imagina como un «corredor <strong>de</strong> voces» que pue<strong>de</strong> conducir a la salida fuera <strong>de</strong> lo<br />
comprensible. Es a este fenómeno al que he querido aludir <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el título con la<br />
expresión «polifonía anárquica», que subraya la imposibilidad <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificar las<br />
«voces» —los efectos <strong>de</strong> sentido en el texto— con sujetos hablantes o <strong>de</strong> fijarlas<br />
a una situación <strong>de</strong> enunciación particular.<br />
En conformidad con la hipótesis general que me sirve <strong>de</strong> punto <strong>de</strong> partida,<br />
intentaré <strong>de</strong>mostrar, a través <strong>de</strong> algunos ejemplos representativos, que la ten<strong>de</strong>ncia<br />
a la heierofonía (diversidad <strong>de</strong> voces), a la heterología (diversidad<br />
discursiva) y a la experimentación dialógica —presente a lo largo <strong>de</strong> todo el<br />
discurso poético vallejiano— alcanza en Trilce un grado extremo <strong>de</strong> sistematicidad.<br />
La primera forma <strong>de</strong> diálogo que acabo <strong>de</strong> mencionar, la más próxima a la<br />
práctica comunicativa cotidiana, se <strong>de</strong>fine, entre otros rasgos, por el cambio <strong>de</strong><br />
los sujetos discursivos. Dicho cambio no necesita, sin embargo, materializarse<br />
en una expresa alternancia <strong>de</strong> replicas: todo enunciado, en el sentido bajtiniano,<br />
se orienta hacia el otro y contiene «una especie <strong>de</strong> dixi silencioso» que espera<br />
respuesta (Bajtín 1982, p. <strong>26</strong>1). Des<strong>de</strong> este punto <strong>de</strong> vista tan amplio resulta<br />
ineludible extraer la consecuencia <strong>de</strong> que lodo poema tiene al menos este grado<br />
débil <strong>de</strong> dialogismo.<br />
En Trilce el origo <strong>de</strong> los enunciados solo es fenomenizable a trechos y nunca<br />
se mantiene como portavoz <strong>de</strong> un mismo lenguaje a través <strong>de</strong> un poema completo.<br />
A pesar <strong>de</strong> ello, el inestable sujeto discursivo apela con cierta frecuencia<br />
a un oyente con características humanas —la madre, la mujer amada— o, en la<br />
más rancia tradición <strong>de</strong> la lírica clásica, acu<strong>de</strong> incluso a una prosopopeya —por<br />
ejemplo, la invocación al día domingo en T. (LX).<br />
Bajtín cree que a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stinatario (que es el segundo <strong>de</strong>l diálogo), el<br />
autor <strong>de</strong> cualquier enunciado —literario o no— siempre presupone «la existencia<br />
<strong>de</strong> un <strong>de</strong>stinatario superior (el tercero)», uno capaz <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r aún en un<br />
diálogo <strong>de</strong> sordos y «cuya comprensión <strong>de</strong> respuesta absolutamente justa se prevé<br />
o bien en un espacio metafísico o bien en un tiempo históricamente lejano»<br />
(Bajtín 1982, p. 317). Alguien como Dios... o como la imagen i<strong>de</strong>alizada y aflorada<br />
<strong>de</strong> una madre que ya no está allí pero que sigue escuchando con oídos no<br />
terrenales.<br />
La <strong>de</strong>stinataria ausente y, a la vez, omnipresente <strong>de</strong> muchos poemas <strong>de</strong> Trilce<br />
—la «tahona estuosa» <strong>de</strong> xxm, la «amorosa llavera <strong>de</strong> innumerables llaves»<br />
<strong>de</strong> xvm, la «muerta inmortal» <strong>de</strong> LXV— <strong>de</strong>ja en los enunciados la traza <strong>de</strong> un<br />
silencio comprensivo y responsivo, que genera sentidos en consonancia empática<br />
con el locutor. Un silencio en el que se resuelve —imaginaria o simbólicamente—<br />
la dicotomía entre «el segundo» y «el tercero» <strong>de</strong>l diálogo:<br />
9<strong>21</strong>
¿di, mamá?<br />
(T. XXIII, verso final)<br />
La palabra, «drama en que participan tres personajes» —cita <strong>de</strong> Bajtín<br />
(1982, p. 314) que en un contexto analítico adquiriría un timbre lacaniano—<br />
crea en estos textos la ilusión <strong>de</strong> que es posible convertir el «trío» en dúo al unísono,<br />
que es posible neutralizar la irreductible alteridad <strong>de</strong>l oyente —y la ley<br />
<strong>de</strong>l padre— con el silencio locuaz <strong>de</strong> la segunda-total, única y excluyeme.<br />
La voz que en T. xvín rebota contra «las cuatro pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la celda» —ese<br />
infierno que Bajtín imagina, a través <strong>de</strong> Thomas Mann, como «una situación en<br />
que uno no es escuchado por nadie», como «una ausencia absoluta <strong>de</strong>l tercero»<br />
(1982, p. 319)— busca remedio al dolor en la fantasía <strong>de</strong> retorno al paraíso perdido<br />
<strong>de</strong> la dualidad, la inlercomprensión perfecta, la captura <strong>de</strong>l sentido fugitivo,<br />
el <strong>de</strong>tenimiento <strong>de</strong> la tensión dialógica:<br />
Contra ellas seríamos contigo, los dos,<br />
más dos que nunca. Y ni lloraras,<br />
di, libertadora!<br />
Antes <strong>de</strong> examinar las formas <strong>de</strong> diálogo más típicas <strong>de</strong> Trilce que son, como<br />
pue<strong>de</strong> preverse, aquellas marcadas por la heteroglosia y la helerofonía, conviene<br />
tener presente que en casos esporádicos la escritura <strong>de</strong> Vallcjo tolera algunos<br />
procedimientos convencionales <strong>de</strong> los géneros retóricos (y <strong>de</strong> la poesía<br />
clásica <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus orígenes grecolatinos). Uno <strong>de</strong> ellos es el autodiálogo, que<br />
mediante la ficción <strong>de</strong> una imagen <strong>de</strong> autor <strong>de</strong>sdoblada en hablante y oyente,<br />
mimetiza el movimiento alternante <strong>de</strong> los géneros discursivos primarios sin que<br />
se produzca un efectivo cambio <strong>de</strong> sujeto:<br />
Así yo me <strong>de</strong>cía: Si vendrá aquel espejo<br />
que <strong>de</strong> tan esperado, ya pasa <strong>de</strong> cristal.<br />
Me acababa la vida ¿para qué?<br />
Me acababa la vida, para alzamos<br />
sólo <strong>de</strong> espejo en espejo.<br />
(T. LXVII)<br />
En este hablante, que <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los límites <strong>de</strong> su enunciado se dirige a sí<br />
mismo, refiere para sí mismo su discurso <strong>de</strong> antaño, plantea preguntas y las<br />
contesta con su propia voz, pue<strong>de</strong>n verse los rezagos <strong>de</strong> una estética tradicional<br />
pero, a la vez, como lo sugiere Paoli, también «la doble, bifronte heterodoxia <strong>de</strong><br />
Trilce, respecto <strong>de</strong> las vanguardias y respecto <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>rnismo» (Paoli 1981,<br />
P- 42).<br />
La comparación <strong>de</strong> las dos redacciones <strong>de</strong>l poema xv, publicado primero<br />
922
como un soneto en alejandrinos con el título «Sombras» revela, sin embargo, las<br />
ambivalencias y cambios <strong>de</strong> rumbo en la lucha por <strong>de</strong>sasirse <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>rnismo<br />
sin someterse a los postulados antirretóricos, antibiográficos y antisentimentales<br />
<strong>de</strong> la poesía vanguardista. Mientras que T. LXVII acoge el autodiálogo sin problemas,<br />
la segunda versión <strong>de</strong> T. xv lo rechaza (tanto como elimina el nombre<br />
<strong>de</strong> la <strong>de</strong>stinataria, Otilia, en el segundo verso):<br />
I 4 redacción: La cuja <strong>de</strong> los novios difuntos<br />
fue sacada. Y me digo: tal vez qué habrá pasado.<br />
2 S redacción: La cu J a <strong>de</strong> los novios difuntos<br />
fue sacada, o tal vez qué habrá pasado.<br />
La supresión <strong>de</strong>l estereotipo cargado <strong>de</strong> resonancias oratorias (Y me digo:) no<br />
solo acarrea el acortamiento <strong>de</strong> los nexos lógicos y el predominio <strong>de</strong> la ambigüedad<br />
y la sugerencia sobre la afirmación puntual. A un mismo tiempo parece proclamar<br />
el triunfo <strong>de</strong> una ten<strong>de</strong>ncia que se manifiesta casi sin altibajos a lo largo<br />
<strong>de</strong> todo el libro: la ten<strong>de</strong>ncia a liberar los enunciados <strong>de</strong>l dominio <strong>de</strong> un enunciador<br />
y un <strong>de</strong>stinatario, a multiplicar <strong>de</strong> ambos lados las voces y los oídos, a cargas<br />
las palabras (y los silencios) con los ecos <strong>de</strong> otras palabras (y <strong>de</strong> otros silencios).<br />
El segundo tipo <strong>de</strong> «diálogo» a que aludí más arriba (p. 2), aquél en que se<br />
confrontan diversos lenguajes <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los enunciados <strong>de</strong> un sujeto discursivo<br />
relativamente i<strong>de</strong>ntificable, se muestra con particular niti<strong>de</strong>z en T. NI.<br />
En otra ocasión analice este poema para <strong>de</strong>mostrar su carácter ficcional<br />
(Rcisz <strong>de</strong> Rivarola 1986, pp. 201-203). Mi argumento <strong>de</strong> entonces era que el<br />
texto construye una situación interna <strong>de</strong> enunciación bastante clara y, a la vez,<br />
incompatible con las circunstancias que cualquier lector pue<strong>de</strong> imaginar —por<br />
razones pragmáticas— como propias <strong>de</strong>l acto <strong>de</strong> escritura. Me parecía evi<strong>de</strong>nte,<br />
por el <strong>de</strong>sfase espacio-temporal, que el poeta no había inscrito en el blanco <strong>de</strong><br />
la página palabras ancladas en su hic el nunc sino el discurso verosímil —nunca<br />
dicho o, al menos, ni así ni entonces— <strong>de</strong> un Vallejo-niño solo existente en una<br />
zona intermedia entre la imaginación y la memoria.<br />
Debo reconocer ahora, «a la luz <strong>de</strong> Bajtín», que ese discurso no es muy «verosímil»,<br />
excepto en el sentido específico y un tanto banal <strong>de</strong> una verosimilitud<br />
«genérica» o «literaria» 2 que admite que un niño hable como un adulto... o como<br />
un poeta. 3<br />
2. Sobre las diferencias entre «verosimilitud absoluta» y «verosimilitud genérica» véase Reisz<br />
<strong>de</strong> Rivarola 1986, pp. 150-153 y 1987, p. 92.<br />
3. El reconocimiento <strong>de</strong> este fenómeno estaba <strong>de</strong> algún modo implícito en mis reflexiones sobre<br />
la mayor o menor «verosimilitud lingüística» <strong>de</strong>l discurso referido en la novela (Cf. Reisz <strong>de</strong> Rivarola<br />
1983, pp. 203-205 y Rívarola-Reisz <strong>de</strong> Rivarola 1984, pp. 161-163). Sin embargo, no supe sacar<br />
partido <strong>de</strong> ello en mi primera lectura <strong>de</strong> Trilce III.<br />
923
Comienzo a percibir —algo tardíamente— que esa voz «infantil» que en ostensible<br />
diálogo con sus hermanos pequeños (Aguedita, Nativa, Miguel) expresa<br />
su inseguridad y sus temores por la tardanza <strong>de</strong> los padres (Las personas mayores<br />
I ¿a qué hora volverán?) «dialoga» también, en el interior <strong>de</strong> sus enunciados,<br />
con otras voces y otros lenguajes.<br />
En sus palabras están impresas las huellas —los acentos, las entonaciones,<br />
las valoraciones— <strong>de</strong> otras palabras, palabras ajenas, palabras-ajenas-vueltaspropias,<br />
palabras-propias-vueltas-ajenas: las <strong>de</strong> la madre ausente (cuidado con<br />
ir por ahí, sin pelearnos, como <strong>de</strong>be ser), las <strong>de</strong>l imperioso mandato paterno y<br />
el acato filial (Aguar<strong>de</strong>mos así, obedientes y sin más I remedio), las <strong>de</strong> un adulto<br />
que recuerda o fantasea las palabras <strong>de</strong> un niño que siente miedo (Da las seis<br />
el ciego Santiago, I y ya está muy oscuro) y que se rebela contra los mayores<br />
siempre <strong>de</strong>lanteros, las palabras <strong>de</strong> un adulto que se sigue sintiendo niño y que<br />
sigue sintiendo miedo (No me vayan a haber <strong>de</strong>jado solo, I y el único recluso<br />
sea yo.) Las palabras <strong>de</strong> un hombre que busca respuestas, es <strong>de</strong>cir, sentidos ...<br />
(Llamo, busco al tanteo en la oscuridad)...<br />
El inventario queda abierto. Sólo quiero añadirle un suplemento bajtiniano:<br />
Llamo sentidos las respuestas a las preguntas.<br />
(Bajiín 1982, p. 367)<br />
Para la palabra (y, por consiguiente, para el hombre) no existe nada peor que<br />
la ausencia <strong>de</strong> respuesta.<br />
(Bajiín 1982, p. 319)<br />
Consi<strong>de</strong>remos, finalmente, aquella forma <strong>de</strong> «diálogo» que prefiero <strong>de</strong>signar,<br />
haciendo uso <strong>de</strong> una metáfora algo más explicativa que la original, con la<br />
expresión «polifonía anárquica». El primero <strong>de</strong> estos dos términos, como es sabido,<br />
proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> Bajtín y es una pieza clave en su teoría <strong>de</strong> la novela como género<br />
discursivo. El segundo término solo es «mío» en cuanto que pretendo sugerir<br />
con él un rasgo <strong>de</strong>l discurso poético que se acentúa en este siglo y que<br />
Bajtín, persuadido <strong>de</strong>l carácter «monológico» <strong>de</strong> la lírica, solo pudo vislumbrar<br />
en uno <strong>de</strong> sus textos más dubitativos. 4<br />
Me refiero a una suerte <strong>de</strong> apoteosis <strong>de</strong> la heterofonía y <strong>de</strong> la heterología<br />
que pue<strong>de</strong> conducir a la total neutralización <strong>de</strong> aquellas fuerzas centrípetas <strong>de</strong>l<br />
lenguaje que garantizan un máximo <strong>de</strong> comprensión mutua: cuando las ten<strong>de</strong>ncias<br />
<strong>de</strong>sestabilizadoras y <strong>de</strong>scentralizantes —que Bajtín creía típicas <strong>de</strong> la novela—<br />
se radicalizan hasta el punto <strong>de</strong> disgregar el sujeto discursivo (la «voz lírica»)<br />
en una multiplicidad <strong>de</strong> efectos <strong>de</strong> sentido simultáneos y divergentes (un<br />
«corredor <strong>de</strong> voces»), el resultado es un «antidiscurso» como Trilce.<br />
924<br />
4. Cf. Nota 1. y, especialmente, Bajtín 1982, p. 301.
Para ejemplificar este fenómeno realizaré un experimento que pue<strong>de</strong> parecer<br />
iconoclasta —y por añadidura frivolo— si se lo juzga en el trasfondo <strong>de</strong> los<br />
abultados esfuerzos hermenéuticos en torno a Vallejo.<br />
Entresacaré unos pocos versos <strong>de</strong> sólo tres poemas (T. n, vy Xin), omitiré<br />
los contextos inmediatos y revolveré las secuencias sin tratar <strong>de</strong> establecer paradigmas<br />
ni sentidos simbólicos profundos, con el único propósito <strong>de</strong> hacer surgir<br />
un diálogo entre enunciados (prescindiendo <strong>de</strong>l enunciador y <strong>de</strong> sus intenciones<br />
comunicativas circunstanciales). En mi elección sólo me ha orientado el tema<br />
<strong>de</strong> la «voz».<br />
No tengo la pretensión <strong>de</strong> «fijar» el significado <strong>de</strong> esos versos ni <strong>de</strong> ofrecer<br />
una «mejor» o «más ajustada» interpretación <strong>de</strong> esos poemas. Creo, más bien,<br />
que cualquier tentativa <strong>de</strong> «inventar» para cada texto la «coherencia global» 5<br />
que cada texto rechaza está en contradicción con el programa artístico que Trilce<br />
anuncia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el «umbral» <strong>de</strong>l libro 6 y lleva hasta sus últimas consecuencias:<br />
expandir la capacidad significante <strong>de</strong>l lenguaje hasta bor<strong>de</strong>ar el límite <strong>de</strong> su autonegación.<br />
Pienso que no es función <strong>de</strong>l crítico tocar ese límite (que lo con<strong>de</strong>naría al<br />
silencio) pero sí ensayar, a través <strong>de</strong> la lectura, algunas <strong>de</strong> las liberta<strong>de</strong>s que<br />
la escritura <strong>de</strong> Vallejo cultiva y proclama. Si se me preguntara cuál es el rol<br />
<strong>de</strong> mi propia «voz» en este proceso, respon<strong>de</strong>ría que me limito a asumir la tarca<br />
adventicia <strong>de</strong> colaborar en el crecimiento y profundización <strong>de</strong>l sentido<br />
«mediante la ampliación <strong>de</strong>l contexto lejano» (Bajtín 1982, p. 382). Voy a<br />
proponer, más que un comentario, un collage <strong>de</strong> palabras. Tal <strong>de</strong>claración<br />
(¿<strong>de</strong> mo<strong>de</strong>stia?) no me exime, sin embargo, <strong>de</strong> la «autoría» <strong>de</strong>l sentido creciente<br />
así generado. Por !o mismo, y dado que no puedo <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> prever ulteriores<br />
ampliaciones <strong>de</strong>l contexto, me resigno, con Bajtín, a que tal sentido no<br />
resulte «calmado y cómodo» y a que sea «imposible tranquilizarse y morir en<br />
él» (Bajtín, loe. cit.).<br />
La i<strong>de</strong>a bajtiniana <strong>de</strong> que la orientación dialógica <strong>de</strong>l enunciado <strong>de</strong>sborda la voluntad<br />
individual <strong>de</strong> dialogar pue<strong>de</strong> ser un buen punto <strong>de</strong> apoyo para mi intento:<br />
Dos enunciados confrontados que pertenecen a dos sujetos que se <strong>de</strong>sconocen,<br />
si apenas lejanamente tratan un mismo tema o i<strong>de</strong>a, establecen inevitablemente relaciones<br />
dialógicas entre ellos.<br />
(Bajtín 1982, p. 306)<br />
No menos «inevitablemente dialógica» —e incluso consensual— es la relación<br />
que se establece entre el texto que acabo <strong>de</strong> citar y el comienzo <strong>de</strong> T. LV,<br />
5. Sobre esta noción véase Reisz <strong>de</strong> Rivarola 1986, pp. <strong>21</strong>0-<strong>21</strong>7.<br />
6. Me apropio aquí <strong>de</strong> la «voz» —y las i<strong>de</strong>as— <strong>de</strong> B J. Me Guitk, a pesar <strong>de</strong> que asumir su lectura<br />
<strong>de</strong> Trilce I implica contra<strong>de</strong>cir su propuesta metodológica (Me Guirk 1984-85, p. 101).<br />
925
en el que Vallejo contrapone, a un enunciado posible <strong>de</strong> Samain, su propia versión<br />
<strong>de</strong> «la misma i<strong>de</strong>a» (que, por supuesto, no es la misma pero <strong>de</strong> algún modo<br />
se le parece):<br />
Samain diría el aire es quieto y <strong>de</strong> una contenida tristeza. Vallejo dice hoy la<br />
Muerte está soldando cada lin<strong>de</strong>ro a cada hebra <strong>de</strong> cabello perdido.<br />
Creo, como <strong>de</strong> Man, que el modo más eficaz <strong>de</strong> mostrar la vali<strong>de</strong>z <strong>de</strong> la obra<br />
<strong>de</strong> Bajtín es «leerlo haciéndolo dialogar» (<strong>de</strong> Man 1983, p. 107).<br />
Veamos, entonces, qué surge <strong>de</strong> la confrontación <strong>de</strong> algunas <strong>de</strong> sus tesis en<br />
torno a la voz y algunos versos <strong>de</strong> Trilce que parecen entonar el mismo «tema»<br />
con «variaciones»:<br />
Cuando en los lenguajes, jergas y estilos comienzan a percibirse voces, aquéllos<br />
<strong>de</strong>jan <strong>de</strong> ser un medio <strong>de</strong> expresión potencial y llegan a ser expresión actual y<br />
realizada: la voz entró en ellos y se apo<strong>de</strong>ró <strong>de</strong> ellos.<br />
(Bajtín 1982, p. 313)<br />
(...J las relaciones <strong>de</strong> sentido entre diversos enunciados adquieren un carácter díalógico<br />
(o, en lodo caso, un matiz dialógico). Los sentidos se distribuyen entre las<br />
diferentes voces. Papel excepcional <strong>de</strong> la voz, <strong>de</strong> la personalidad.<br />
(p. 306)<br />
[...] las estratificaciones <strong>de</strong> los sentidos, <strong>de</strong> las voces, el reforzamicnto mediante<br />
fusión (pero no mediante i<strong>de</strong>ntificación), el conjunto <strong>de</strong> muchas voces (corredor<br />
<strong>de</strong> voces) que completa la comprensión, la salida fuera <strong>de</strong> lo comprensible, etc.<br />
(P-313)<br />
La creada voz rebelase y no quiere<br />
ser malla, ni amor.<br />
(T. v) polifónica <strong>de</strong> la escritura <strong>de</strong> Vallejo y <strong>de</strong> Bajtín— es una representación<br />
animista, a la vez personalizadora y <strong>de</strong>sindividualizadora, <strong>de</strong> la producción <strong>de</strong><br />
sentido como proceso abierto, inconcluso, irrepetible. 7<br />
Tomando como coor<strong>de</strong>nada la imagen bifónica —bajtiniana-vallejiana— <strong>de</strong><br />
la voz construyo ahora una poética trílcica en dispersión o un diálogo interversal<br />
por cuyos espacios en blanco se filtrarán muchas voces —no necesariamente<br />
vallejianas— que no me es dado controlar:<br />
La creada voz rebelase y no quiere<br />
ser malla, ni amor.<br />
(T.v)<br />
La voz-sentido recién nacida rechaza toda voz prefabricada, habita fugazmente<br />
la palabra embalsamada en el léxico, embrolla los hilos <strong>de</strong> la red, subvierte<br />
la imagen <strong>de</strong>l lenguaje como contenedor y filtro estable <strong>de</strong> la experiencia.<br />
La voz creada crea resistencia, no se <strong>de</strong>ja encajar en el punto <strong>de</strong> la malla.<br />
No quiere ser: no es esencia sino movimiento dialógico en in<strong>de</strong>tenible contrapunto<br />
con otras voces que <strong>de</strong>shacen y rehacen sin cesar el diseño <strong>de</strong>l tejido.<br />
No quiere ser lo que <strong>de</strong>signa, ni malla aprisionante ni amor aprisionado en la<br />
malla. No preten<strong>de</strong> mo<strong>de</strong>lar el sentimiento ni mimetizarlo con una retórica reticulada.<br />
Rebelase: rebelión contra un padre-creador-propietario, contra la autoridad<br />
textual, contra la represión <strong>de</strong>l latido significante, pero también rebelión contra<br />
sí misma, contra una i<strong>de</strong>ntidad que ha <strong>de</strong> pasar forzosamente por el punto <strong>de</strong> la<br />
malla, por el cepo imaginario <strong>de</strong> lo uno y lo mismo:<br />
¿Qué se llama cuanto heriza nos?<br />
Se llama Lomismo que pa<strong>de</strong>ce<br />
nombre nombre nombre nombrE.<br />
(T. II)<br />
No existe lo mismo, existe el nombre, la letra que lo dibuja—lo mismo, Lomismo—<br />
y la ilusión <strong>de</strong> que cada nombre reposa en la mismidad inalterable <strong>de</strong><br />
su significado.<br />
Existe el pa<strong>de</strong>cimiento <strong>de</strong>l nombre a la busca <strong>de</strong> una i<strong>de</strong>ntidad inalcanzable<br />
(«el nombre pa<strong>de</strong>ce Lomismo») y existe el pa<strong>de</strong>cimiento <strong>de</strong> la voz-sujeto por no<br />
po<strong>de</strong>r capturar mediante el nombre el esquivo objeto <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo que intuye oculto<br />
en él («nos heriza Lomismo que pa<strong>de</strong>ce nombre»).<br />
La más radical rebelión <strong>de</strong> la voz-sentido es su negativo a ser «ella misma»<br />
y a permanecer <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sus «propios» límites. Su ingreso en una multitud <strong>de</strong><br />
7. Sobre este punto véanse los trabajos citados en la Nota 1.<br />
927
voces no consonantes y <strong>de</strong> contextos impre<strong>de</strong>cibles borra con el estruendo <strong>de</strong>l<br />
tumulto todo rastro <strong>de</strong> timbre individual, toda huella significante:<br />
Oh estruendo mudo.<br />
¡ Odumodneurtse!<br />
(T. xm)<br />
Estas voces trílcicas —las que mi lectura ha hecho resonar en el sen<strong>de</strong>ro<br />
azaroso <strong>de</strong> los encuentros textuales— realizan el proyecto horaciano <strong>de</strong> vida perenne<br />
<strong>de</strong>safiando a la muerte en el fuego cruzado <strong>de</strong> cada verso.<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
M.M. BAJTÍN, Estética <strong>de</strong> la creación verbal, México, Siglo Veintiuno, 1982.<br />
A.M. BARRENECHEA, «El español <strong>de</strong> América en la literatura <strong>de</strong>l siglo XX a la luz <strong>de</strong> las<br />
teorías <strong>de</strong> Bajtín», Lexis, X, 2, 1986, pp. 147-167.<br />
P. DI- MAN, «Dialogue and Dialogism», Poelics Today, IV, 1, 1983, pp. 99-107.<br />
B.J. Me GuiRK, «Undoing the romantic discourse: a case-study in post-structuralist<br />
analysis. Vallejo's Trilce I», Romance Studies, 5, 1984-85, pp. 91-110.<br />
R. PAOLI, Mapas anatómicos <strong>de</strong> César Vallejo, Firenzc, Univcrsitá <strong>de</strong>gli Siudi, Casa<br />
Editricc D'Anna, 1981.<br />
S. Ri:isz DH RIVAROI.A, «Voces y conciencias en el relato literario-ficcional», Lexis, Vil,<br />
2, 1983, pp. 187-<strong>21</strong>8.<br />
— Teoría literaria. Una propuesta, Lima, Fondo Editorial <strong>de</strong> la PUCP, 1986.<br />
— «Símpraxis o el lado "oscuro" <strong>de</strong> la comunicación estética», Dispositio, XII, 30-32,<br />
1987, pp. 83-95.<br />
— «Hablar, repetir, citar. Las voces <strong>de</strong>l discurso poético (y <strong>de</strong>l discurso crítico)», Lexis<br />
XII, 2, en prensa.<br />
— «Poesía y polifonía. De la voz poética a las voces <strong>de</strong>l discurso poético en ova completa<br />
<strong>de</strong> Susana Thcnon», Filología, XXIII, 1, en prensa.<br />
J.L. RlVAROl.A-Susana RF.ISZ DE RlVAROLA, «Semiótica <strong>de</strong>l discurso referido», en homenaje<br />
a Ana María Barrenechea (L. Schwartz-Lerner -1. Lemer eds.), Madrid, Castalia,<br />
1984, pp. 151-174.<br />
C. VALLEJO, Trilce, en Obra poética completa, Caracas, Biblioteca Ayacucho, Galaxis<br />
1979 [1922J.<br />
928
LA MISE EN ABYME Y EL DISCURSO FANTASMAL<br />
EN UNA NOVELA DE JOSÉ BIANCO<br />
PETRONA RODRÍGUEZ-PASQUES<br />
Universidad <strong>de</strong> Buenos Aires<br />
Una pobre muchachita en un inquilinato <strong>de</strong> la calle Paso. La miseria y la felicidad<br />
compartidas con una madre anciana y un hermano débil mental. Cuando la<br />
necesidad los acucia, asume la protección <strong>de</strong> ellos la dueña <strong>de</strong>l inquilinato, pero<br />
su generosidad no le impi<strong>de</strong> conducir a esa pobre muchacha a la prostitución. Un<br />
día muere la madre, y ella, consciente <strong>de</strong>l fracaso <strong>de</strong> su vida, sin fuerzas para recuperar<br />
el camino, se suicida. Tal es en breve líneas la primera parle <strong>de</strong>l argumento<br />
<strong>de</strong> Sombras suele vestir, novela <strong>de</strong> José Bianco publicada en 1941.<br />
Pero a partir <strong>de</strong> esta historia triste y oscura, todo va a revestirse <strong>de</strong> una nueva<br />
luz que no es sino un claroscuro, concordante con el título y el epígrafe, intertextos<br />
<strong>de</strong> Góngora. Uno <strong>de</strong> los clientes <strong>de</strong> Jacinta la va a esperar en la casa <strong>de</strong><br />
citas el mismo día <strong>de</strong>l velorio <strong>de</strong> la madre. Ante la <strong>de</strong>mora, María Reinosola, alcahueta,<br />
intenta comunicarse con la joven y entonces se entera <strong>de</strong> la tragedia.<br />
También se entera Stocker que la está aguardando. Pero esto permanecerá velado<br />
para la historia y para el lector hasta el final. O sea, que el personaje sabe en<br />
este caso más que el narrador. La realidad «irreal» es que ella acu<strong>de</strong> a la cita<br />
mientras velan a su madre y luego, finalizada la entrevista se resigna a volver<br />
«a los vecinos, al olor <strong>de</strong> las flores y al ataúd». Entonces suce<strong>de</strong> lo imprevisto.<br />
Stocker al verla <strong>de</strong>samparada le ofrece que vaya a vivir con él. En el futuro se<br />
hará cargo <strong>de</strong>l hermano enfermo. Jacinta pasa a ocupar un <strong>de</strong>partamento en la<br />
calle Vicente López don<strong>de</strong> una pareja <strong>de</strong> negros tucumanos se encarga <strong>de</strong> los<br />
asuntos domésticos. Así transcurre un tiempo entre las ocupaciones financieras<br />
<strong>de</strong> Stocker y las visitas <strong>de</strong> Jacinta al inquilinato para ver a su hermano hasta que<br />
un día le pi<strong>de</strong> a su compañero que lo interne en un sanatorio <strong>de</strong> Flores y al poco<br />
tiempo ella <strong>de</strong>saparece. El final se precipita con la indagación —en la tercera<br />
parte— <strong>de</strong> un nuevo personaje, socio <strong>de</strong> Stocker —el señor Sweizer, quien lo-<br />
929
gra saber la verdad. Jacinta ha muerto el mismo día <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> su madre.<br />
Todas las peripecias posteriores a ese día lo mismo que la nueva Jacinta son<br />
creación <strong>de</strong> Stocker. Ha vivido al lado <strong>de</strong> una sombra. Sombras asimismo son<br />
los paisajes que ella ha recorrido, el dormitorio don<strong>de</strong> permanecía recluida la<br />
mayor parte <strong>de</strong>l tiempo, sus encuentros con Stocker en el restauran! a la hora<br />
<strong>de</strong>l almuerzo, su <strong>de</strong>ambular por las calles sombreadas.<br />
El código narrativo no respon<strong>de</strong> al enca<strong>de</strong>namiento lógico <strong>de</strong> la apertura <strong>de</strong>l<br />
proceso y <strong>de</strong> la clausura <strong>de</strong> las secuencias. Evi<strong>de</strong>ntemente no es éste el caso <strong>de</strong><br />
la novela <strong>de</strong> Bianco. Estamos en presencia <strong>de</strong> un relato que juega con las combinaciones<br />
disponibles <strong>de</strong> diferentes funciones distribucionales e integrativas<br />
correspondiendo las primeras a una funcionalidad <strong>de</strong>l hacer y las segundas a<br />
otra <strong>de</strong>l ser.<br />
Hay que tener en cuenta que lo fantástico se caracteriza por una forma mixta<br />
<strong>de</strong> narración. Se trata <strong>de</strong> engañar la atención <strong>de</strong>l lector y hacer creer en la solución<br />
<strong>de</strong> enigmas insolubles. Por eso Irene Bcssiére afirma que el relato fantástico<br />
es «quizá el modo más artificial <strong>de</strong> narración pero que paradójicamente provoca<br />
las reacciones más ingenuas <strong>de</strong>l lector». 1<br />
En la novela nos encontramos con repeticiones tanto en el nivel sintáctico<br />
como en el <strong>de</strong> los personajes que se convierten así en personajes anafóricos según<br />
la expresión <strong>de</strong> Hatnon. 2<br />
Hay un juego <strong>de</strong> espejos, el episodio en que aparece la figura <strong>de</strong> Cristo<br />
cuando Stockcr recuerda su niñez. Hay una circularidad no muy evi<strong>de</strong>nte pero<br />
efectiva, pues el comienzo <strong>de</strong> la novela está ubicando una <strong>de</strong> las escenas finales<br />
y hay una falsa progresión porque en suma la novela se <strong>de</strong>tiene y sólo abarca<br />
tres espacios: el <strong>de</strong>l inquilinato con su agregado la casa <strong>de</strong> citas; el <strong>de</strong>partamento<br />
<strong>de</strong> la calle Vicente López y el sanatorio, estos dos últimos en una zona <strong>de</strong><br />
sombras; pero a diferencia <strong>de</strong> otras narrativas, el escenario, el ámbito espacial<br />
no es un adorno o un elemento agregado sino que está consustanciado con los<br />
personajes. El lector asume la convergencia <strong>de</strong> lo real y lo irreal. No se trata en<br />
la obra <strong>de</strong> Bianco <strong>de</strong> un proceso <strong>de</strong> <strong>de</strong>srealización sino <strong>de</strong> la organización y <strong>de</strong>sorganización<br />
<strong>de</strong> las apariencias. Por eso Sombras suele vestir es <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una<br />
técnica <strong>de</strong> engaño un relato muy lúcido. El elemento fantástico se instala sin<br />
acudir a lo extraordinario, nunca está <strong>de</strong>signado explícitamente. Sólo al final se<br />
<strong>de</strong>vela con la afirmación <strong>de</strong> la dueña <strong>de</strong>l inquilinato «...se suicidó...»<br />
Uno <strong>de</strong> los mejores aciertos <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Bianco es la estructura ajustada y<br />
sólida. El primer tramo se construye <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong> Jacinta, a través <strong>de</strong><br />
una tercera persona narrativa. En la segunda parte, cuando Jacinta es un fantas-<br />
1. Irene BESSIÉRE, Le récitfantastique, París Larousse 1974, p. 34.<br />
2. Philippe HANNOV, París, Seuil, 1977, p. 123, «Estos personajes tejen en el enunciado una red<br />
<strong>de</strong> apelaciones y recuerdos en segmentos <strong>de</strong> enunciado <strong>de</strong> longitud variable (sintagma, palabra, paráfrasis)<br />
elementos <strong>de</strong> función organizadora y cohesiva, son los signos mnemotécnicos <strong>de</strong>l lector». (En<br />
este caso, el sueño premonitorio, la escena <strong>de</strong> confi<strong>de</strong>ncia, el recuerdo, etc.)<br />
930
ma, la perspectiva es la <strong>de</strong> Bernardo Stocker; por último el narrador toma la palabra<br />
y muestra a un tercer personaje, el Sr. Sweizer por cuya actuación se va a<br />
<strong>de</strong>svelar el misterio. Jacinta se mató con digital el mismo día que murió su<br />
madre.<br />
La segunda parte se abre con las divagaciones <strong>de</strong> Bernardo Stocker sobre el<br />
sufrimiento. Es la primera vez que se menciona este personaje con nombre y<br />
apellido. Hasta ahora sólo ha sido «el hombre» o «Stocker». En la primera parte<br />
el eje <strong>de</strong> la narración es Jacinta. Ahora, la atención sin per<strong>de</strong>r <strong>de</strong> vista a la protagonista<br />
se <strong>de</strong>splaza hacia Stocker que consi<strong>de</strong>ra su impasibilidad como una<br />
ventaja para vislumbrar la magnitud <strong>de</strong> la aflicción ajena. Pero ante el dolor <strong>de</strong><br />
Jacinta por la muerte <strong>de</strong> su madre, ha reaccionado <strong>de</strong> manera instantánea poco<br />
frecuente en él: «No era ello <strong>de</strong>bido a que Jacinta no sufría?» Primera modalización<br />
<strong>de</strong> lo fantástico. Jacinta no pue<strong>de</strong> sufrir porque ya ha muerto.<br />
El personaje Bernardo Stocker que en la primera parte era una sombra se va<br />
perfilando cada vez más. El narrador informa al narratario que «en religión era<br />
partidario <strong>de</strong>l libre examen <strong>de</strong> la libertad cristiana, <strong>de</strong> la liberalidad evangélica:<br />
agrega que a los dieciséis años Bernardo «acompañó a su padre durante dos noches<br />
consecutivas al Jardín Zoológico <strong>de</strong> Berlín. Los profesores laicos, los rabinos,<br />
los pastores licenciados y los teólogos oficiales se arrancaban la palabra en<br />
el gran salón <strong>de</strong> actos; discutían sobre el cristianismo, evolucionismo, monismo...<br />
y la influencia liberadora <strong>de</strong> Lulero, sobre tradición sinóptica y juanina...<br />
Había existido o no Jesús? Las epístolas <strong>de</strong> San Pablo eran documentos doctrinales<br />
o escritos <strong>de</strong> circunstancia?» (p. 119). El padre a la salida le recuerda al<br />
hijo que el estudio <strong>de</strong> la Biblia y la teología no es nunca inútil: «Hasta si nos<br />
hace pensar que Cristo no ha existido como personalidad puramente histórica.<br />
Hoy lo hemos hecho vivir en cada uno <strong>de</strong> nosotros. Con ayuda <strong>de</strong> su espíritu se<br />
ha transformado el mundo, con ayuda <strong>de</strong> su espíritu lograremos transformarlo<br />
aún...» (p. 119).<br />
Bernardo ha <strong>de</strong> seguir las huellas <strong>de</strong> su padre. Se casa. Queda viudo. Tiene<br />
un socio Julio Sweizer también mo<strong>de</strong>lado por Stocker padre. Cuando éste muere<br />
le suce<strong>de</strong> su hijo.<br />
Observamos que a medida que avanza la novela se van <strong>de</strong>lineando más las<br />
sombras. Esa primera esposa <strong>de</strong> Stocker «sigue habitando la casa <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un marco<br />
<strong>de</strong> cuero (p. 120). No es arbitraria la relación <strong>de</strong> la formación bíblica <strong>de</strong> Bernardo<br />
Stocker, para la economía <strong>de</strong> la novela ni tampoco el hecho <strong>de</strong> que Stocker<br />
padre tenga el mismo nombre que el hijo que ha <strong>de</strong> seguir su sombra o<br />
como lo sugiere el texto su sombra acompaña al hijo:<br />
D. Bernardo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> morir acudió puntualmente a la oficina. Veinte. Treinta.<br />
¿Cuántos años más joven? Afeitado pero la sustitución era perfecta cuando<br />
Bernardo y su actual socio discutían temas bíblicos.<br />
931
O el parágrafo en que se ve a Jacinta yendo casi todas las mañanas al inquilinato<br />
para visitar a su hermano: «Sentada a su lado se atrevía a rozarlo tímidamente<br />
con los <strong>de</strong>dos» (p. 1<strong>21</strong>) con un gesto más propio <strong>de</strong> una sombra en el<br />
sentido metafórico.<br />
EL DISCURSO FANTASMAL<br />
Podría hablarse en Sombras suele vestir <strong>de</strong> un discurso narrativo fantasmal<br />
comprendido por la actuación <strong>de</strong> Jacinta <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el momento en que va a vivir al<br />
Departamento <strong>de</strong> Vicente López hasta el instante en que lo abandona. Las funciones<br />
iniciales operan como irregularida<strong>de</strong>s que se integran al material sistémico<br />
que en el discurso fantasmal está representado por funciones cardinales y catálisis,<br />
éstas últimas según la terminología <strong>de</strong> R. Barthcs. 3 Ese material<br />
extrasistémico constituido por los índices e informantes se convierte en un subsistema<br />
estructural que presta complejidad a la estructura fundamental a la vez<br />
que aporta una información al mensaje. Dicho material está representado en el<br />
discurso fantasmal por figuras <strong>de</strong> retórica que tienen la propiedad <strong>de</strong> sugerir la<br />
incoherencia, la discontinuidad o la multiplicidad <strong>de</strong> los niveles <strong>de</strong> significación:<br />
repetición, anáfora, oxímoron, litotes o metáfora.<br />
En el contexto <strong>de</strong>l discurso fantasmal o sea el verda<strong>de</strong>ro discurso <strong>de</strong> la<br />
irrealidad, en el que se mueve la que podríamos llamar la segunda Jacinta,<br />
constituyen esos recursos una verda<strong>de</strong>ra retórica, una lógica <strong>de</strong> construcción<br />
<strong>de</strong>l mensaje y un procedimiento <strong>de</strong> seducción. El mensaje <strong>de</strong>l discurso fantasmal<br />
aporta una serie <strong>de</strong> palabras clave que poseen una pregnancia, una cierta<br />
fuerza asociativa en unión con las otras secuencias. Lo importante es po<strong>de</strong>r<br />
señalar la palabra inductora que aparece con una constelación <strong>de</strong> atributos situados<br />
a su turno, a veces, en el centro <strong>de</strong> una constelación secundaria. Un<br />
ejemplo: «Él había recobrado su aire perplejo. Ella pensaba con amargura en<br />
el retorno a los vecinos, al olor <strong>de</strong> las flores, al ataúd». Frente a una hipálage<br />
continúa la serie <strong>de</strong> tres metonimias. A continuación sobreviene el momento<br />
en que Jacinta se echa a llorar.<br />
Sus lágrimas resbalaban por sus mejillas, la arrastraban cuesta abajo, la impulsaban<br />
solapadamente a confundirse con el agua gris <strong>de</strong>l fieltro, en un estado <strong>de</strong> disolución<br />
semejante al que sentía por las tar<strong>de</strong>s cuando su madre hacía solitarios y<br />
3. R. BARTHES, «Introduction á l'analyse structural <strong>de</strong>s récits», Communications 8, París, Seuil,<br />
1966, p. 8.<br />
932
hablaba sin cesar dirigiéndose a Raúl. Y en la nuca, en las espaldas sentía también<br />
el leve paso <strong>de</strong> una lluvia dulce, penetrante. El hombre le <strong>de</strong>cía: No llore. Escúcheme.<br />
Le propongo algo que pue<strong>de</strong> parecerle extraño. Yo vivo solo. Véngase a<br />
vivir conmigo, (p. 115)<br />
Aquí la palabra clave es agua y la constelación está dada por palabras que<br />
se relacionan con el agua: lágrimas, estado <strong>de</strong> disolución, lluvia dulce, penetrante,<br />
esta imagen obrando con un cruce <strong>de</strong> sensaciones para representar la voz<br />
<strong>de</strong>l hombre y antes la voz <strong>de</strong> la madre hablando sin cesar —como una lluvia—<br />
para el hermano tonto.<br />
Otra palabra clave es Sombra. Estamos igualmente en el discurso <strong>de</strong> la irrealidad.<br />
Jacinta visita al hermano:<br />
Cargada <strong>de</strong> su presencia, Jacinta salía <strong>de</strong>l inquilinato, atravesaba lentamente<br />
la ciudad. A esa hora las personas habían entrado a almorzar y <strong>de</strong>jaban la calle<br />
tranquila. Jacinta <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> caminar en dirección al Este, se encontraba en un barrio<br />
propicio y mo<strong>de</strong>sto, <strong>de</strong> veredas sombreadas. Y se internaba en esc barrio como<br />
obe<strong>de</strong>ciendo a una oscura protesta <strong>de</strong> su instinto. Tomaba una calle, torcía por<br />
otra, leía los nombres <strong>de</strong> los letreros, seguía, la inclinada tapia <strong>de</strong>l Asilo <strong>de</strong> Ancianos,<br />
a don<strong>de</strong> iba a morir un parque sombrío, doblaba a la izquierda, se resistía al<br />
llamamiento <strong>de</strong> las bóvedas terminadas en cruces o <strong>de</strong>saforados ángeles marmóreos,<br />
(p. 122)<br />
El verbo atravesar unido al adverbio lentamente configuran el movimiento<br />
<strong>de</strong> la sombra, se intensifica ese sentido con las expresiones veredas sombreadas,<br />
oscura protesta, parque sombrío, ambas con el sema sombra. El verbo torcer da<br />
también el movimiento <strong>de</strong> la sombra, realzado metafóricamente por el llamamiento<br />
<strong>de</strong> las bóvedas o los <strong>de</strong>saforados ángeles marmóreos, cuyo color evoca<br />
también la sombra.<br />
Similar análisis pue<strong>de</strong> hacerse con la palabra silencio toda vez que aparece<br />
Jacinta, quien en muy contadas ocasiones aventura una palabra y cuando es así<br />
está cargada <strong>de</strong> ambigüedad.<br />
LA MISE EN ABYME<br />
En la teoría literaria mo<strong>de</strong>rna se ha venido perfilando el recurso literario <strong>de</strong>nominado<br />
mise en abyme. Es un procedimiento elegante, una suerte <strong>de</strong> narcisis-<br />
933
mo que impone el narrador cuando en un punto <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la historia incluye<br />
cierto pasaje o alusión o metáfora que ofrece una suerte <strong>de</strong> resumen <strong>de</strong> lo<br />
que se está contando.<br />
La historia pue<strong>de</strong> ser discutida por este resumen o visión sintética. Fue André<br />
Gi<strong>de</strong> en su Journal <strong>de</strong> 1893 4 quien mejor esbozó la mise en abyme y acuñó<br />
esta expresión tomándola <strong>de</strong> la heráldica en que un blasón se incluye <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong><br />
otro. Las modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> oposición <strong>de</strong> la mise en abyme son muy diversas. Ya<br />
Gi<strong>de</strong> <strong>de</strong>cía que en una obra <strong>de</strong> arte se encuentra traspuesto a la escala <strong>de</strong> los<br />
personajes, el tema mismo <strong>de</strong> esta obra. Da como ejemplo los cuadros <strong>de</strong> Memling<br />
don<strong>de</strong> un pequeño espejo convexo refleja el interior <strong>de</strong> la escena en que se<br />
representa la imagen pintada. Así el cuadro <strong>de</strong> Las Meninas <strong>de</strong> Vclázquez y en<br />
literatura, en llamlet, la escena <strong>de</strong> la comedia o sea la historia <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la historia.<br />
De algún modo, la mise en abyme o microhistoria, se presenta como la toma<br />
<strong>de</strong> conciencia <strong>de</strong>l relato por él mismo, según afirma Jean Ricardou. 5<br />
Este es un recurso muy común <strong>de</strong>l Nouveau Román. En Sombras suele<br />
vestir encontramos varias e importantes mise en abyme. Creemos que Bianco<br />
aporta al problema <strong>de</strong> este recurso una solución notable. En su conjunto la novela<br />
estudiada ofrece varias elipsis narrativas o lagunas. Podría <strong>de</strong>cirse que el<br />
relato «se blanquea». La microhistoria que produce es como un espejo. Hemos<br />
seleccionado algunas microhisiorias <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> lo que llamamos discurso<br />
fantasmal. La primera es la relacionada con la formación religiosa <strong>de</strong> Bernardo<br />
a los dieciséis años, cuyo contenido hemos a<strong>de</strong>lantado. Hay allí una expresión<br />
significativa: «Si Cristo no ha existido como personalidad puramente<br />
histórica hoy lo hemos hecho vivir en cada uno <strong>de</strong> nosotros». También Bernardo<br />
va a hacer vivir a Jacinta para él y para los <strong>de</strong>más. Él ha visto en ella<br />
una misión salvadora. Pero la mise en abyme pue<strong>de</strong> aparecer a<strong>de</strong>más en un<br />
cuadro. Es el caso <strong>de</strong> Las dos cortesanas <strong>de</strong>l Carpaccio. La referencia aparece<br />
en el momento <strong>de</strong>l velatorio <strong>de</strong> la Sra. <strong>de</strong> Vélez cuando Jacinta se mira al espejo<br />
y observa que sus ojos han cambiado. Es un pasaje revelador en que está<br />
presente el tema <strong>de</strong> la mirada. Ella ve los objetos <strong>de</strong>l cuarto <strong>de</strong> su madre por<br />
primera vez. Hasta entonces la costumbre la había alejado <strong>de</strong> su entorno. Va<br />
pasando revista uno por uno. Y ahí estaba ella en el espejo, con su cara <strong>de</strong><br />
planos vacilantes, sus rasgos inocentes y finos. Todavía joven. Pero los ojos<br />
<strong>de</strong> un gris in<strong>de</strong>ciso habían envejecido antes que el resto <strong>de</strong> su persona: «Ten-<br />
4, André GIDE, Journal 1893 apud Jean Ricardou, Problémes du nouveau román, París, Seuil,<br />
1967, p. 172. Conviene <strong>de</strong>stacar que en la técnica <strong>de</strong>l blasón existen posiciones, los diferentes puestos<br />
que <strong>de</strong>ben ocupar las figuras en el campo <strong>de</strong>l escudo y para <strong>de</strong>signarlas es menester la nomenclatura<br />
<strong>de</strong> las divisiones <strong>de</strong>l escudo. Entre estas divisiones figura el centro llamado también punto <strong>de</strong><br />
honor, corazón o abismo <strong>de</strong>l escudo. Cf. José Ramón Mélida, Diccionario Hispanoamericano, T. UJ,<br />
p. 678.<br />
5. Op. cil., p. 182.<br />
934
go ojos <strong>de</strong> muerta». «Pensó en los ojos <strong>de</strong> su madre..., en los <strong>de</strong> Raúl». «No;<br />
son miradas distintas, no tienen nada en común con la mía». Dón<strong>de</strong> había visto<br />
una mirada igual? Durante un segundo su memoria giró en el vacío. En un<br />
cuadro tal vez. El vacío se fue llenando, adquirió tonalida<strong>de</strong>s azules, rosadas.<br />
Jacinta apartó los ojos <strong>de</strong>l espejo y vio abrirse ante ella un balcón sobre un<br />
fondo nocturno; vio ánforas, perros extáticos, más animales: un pavo real, palomas<br />
blancas y grises. Era Las dos cortesanas, <strong>de</strong>l Carpaccio (p. 113). El<br />
cuadro vuelve a aparecer en el texto cuando Sweizer espera en la biblioteca a<br />
su amigo y examina una reproducción en colores <strong>de</strong> Las dos cortesanas que<br />
habían colocado sobre el escritorio en un marco <strong>de</strong> cuero.<br />
«Color, luz y sombra». Ruskin <strong>de</strong>cía <strong>de</strong> este cuadro que le parecía el más<br />
bello <strong>de</strong>l mundo. En efecto es el color que prima ante todo». En la luz baja<br />
centrada sobre los personajes, dos mundos parecen oponerse: el apacible <strong>de</strong><br />
dos damas con un aire sensual y el mundo vivo <strong>de</strong> los animales familiares que<br />
las acompañan en una terraza. Bianco ha cambiado los colores no sabemos si<br />
por impresionismo o por confusión: por lo <strong>de</strong>más las modulaciones <strong>de</strong>l color<br />
se <strong>de</strong>slizan con lentitud en el largo vestido amarillo oro <strong>de</strong> una <strong>de</strong> las damas<br />
con el ver<strong>de</strong> oscuro y rojo <strong>de</strong> la otra. Terisio Pignatari lo ha <strong>de</strong>scrito señalando<br />
que «el color penetrado por la luz adquiere un resplandor sorpren<strong>de</strong>nte como<br />
si buscara una autonomía, una primacía sobre el diseño que sin embargo<br />
lo apoya siempre. La misma perspectiva parece pasar a segundo plano y las<br />
figuras son proyectadas hacia el espectador por el resplandor <strong>de</strong> los colores<br />
maravillosamente armonizados. Las sombras mismas se colorean con los reflejos...»<br />
6<br />
Con misterioso <strong>de</strong>signio, Bianco ha elegido a un pintor que es el último poeta<br />
<strong>de</strong>l humanismo. La visión poética <strong>de</strong> Carpaccio es <strong>de</strong> un dominio secreto en<br />
que las formas tien<strong>de</strong>n a realizarse según Terisio Pignatari en imágenes <strong>de</strong> significación<br />
abstracta, en símbolos que sólo nuestra sensibilidad contemporánea<br />
pue<strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ramente compren<strong>de</strong>r. 7<br />
Si Carpaccio —como se cree— es un <strong>de</strong>scubrimiento <strong>de</strong> la crítica mo<strong>de</strong>rna<br />
y un aporte <strong>de</strong> los escritores actuales, Bianco tiene el mérito <strong>de</strong> haber revelado<br />
con esas dos alusiones al cuadro, una resonancia más al lenguaje pictórico <strong>de</strong>l<br />
veneciano. La mise en abytne en este aspecto es una imagen icónica que remite<br />
a la realidad circundante por medio <strong>de</strong> una analogía pictórica. 8<br />
Hemos señalado dos mise en abytne que sintetizan la historia: a) La figura<br />
<strong>de</strong> Cristo; b) El cuadro Las dos cortesanas. Consi<strong>de</strong>raremos otro cuadro, un collage<br />
<strong>de</strong> la época colonial que aparece en una alusión:<br />
6. Terisio PIGNATARI, Carpaccio Etu<strong>de</strong> biographique et critique, Editions d'Art, Albert Skira,<br />
Genéve, 1958, p. 187.<br />
7. Terisio PIGNATARI; Ludwig y Fiocco se ocupan también <strong>de</strong> la pintura <strong>de</strong> Carpaccio. Cf. Bibliografía.<br />
8. Mieke BAL, Narratoiogie HES, Utrecht, 1984.<br />
935
Después como si hablara para sí: pienso en la famosa historia <strong>de</strong>l cuadro. Cómo<br />
era? Oyó que Jacinta le <strong>de</strong>cía con su voz monótona: "Ya lo sabes. El cuadro se<br />
vino al suelo y <strong>de</strong>scubrimos que Cristo no era Cristo». Contada así no se entien<strong>de</strong>,<br />
pensó Bernardo. Refirió él mismo la historia.<br />
—Era una estampa antigua, un collage adornado en los bor<strong>de</strong>s con terciopelo<br />
azul arrugado cubierto con un vidrio convexo. Al romperse el vidrio se pudo ver<br />
que la Imagen era una Dolorosa. Le habían dibujado a pluma rizos y barba, le<br />
agregaron la corona <strong>de</strong> espinas; el manto estaba disimulado por el terciopelo. Jacinta<br />
Vélez era chica y tuvo una terrible <strong>de</strong>cepción. De entonces data su incredulidad.<br />
De nuevo escuchó la voz monótona:<br />
—No —dijo Jacinta—, ahora creo;» (pg. 134)<br />
Esta es otra mise en abyme interesante porque se revela un cuadro <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l<br />
cuadro, tal como en heráldica se consi<strong>de</strong>ra el corazón o centro <strong>de</strong>l escudo. La figura<br />
<strong>de</strong> Cristo parece asumir en la obra el valor <strong>de</strong> espejo con respecto a Jacinta.<br />
En la mente <strong>de</strong> Bernardo ella es una sacrificada por amor <strong>de</strong> los seres que la<br />
ro<strong>de</strong>aban; <strong>de</strong> allí que al enfrentarse con los recuerdos <strong>de</strong> la niñez y con sus propios<br />
conocimientos teológicos, Bernardo extrapole la imagen <strong>de</strong> Jesús para <strong>de</strong>linear<br />
la <strong>de</strong> Jacinta. El primer cuadro, el <strong>de</strong> Carpaccio, produce un reflejo <strong>de</strong> la<br />
vida <strong>de</strong> Jacinta y probablemente el <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nante <strong>de</strong> su muerte. El segundo<br />
cuadro revela en la obra lo que está ausente. Jacinta es una sacrificada, una Dolorosa<br />
a su manera. De ese modo las mise en abyme juegan un funcionamiento<br />
revelador: no sólo <strong>de</strong>scubren el secreto oculto, también tien<strong>de</strong>n a revertir el relato.<br />
Cristo ocupa el centro <strong>de</strong> una convergencia, el lugar esencial <strong>de</strong> una semejanza<br />
que el narrador libra al lector. 9<br />
No nos <strong>de</strong>be extrañar el empleo <strong>de</strong> este recurso como el <strong>de</strong> la mirada tan frecuente<br />
en el Nouveau Román, novela por la que Bianco sentía particular predilección.<br />
Más aún, po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir acerca <strong>de</strong> las <strong>de</strong>scripciones <strong>de</strong> Bianco lo que él dijo<br />
<strong>de</strong> las <strong>de</strong> Ambrose Pierce: «No dan la atmósfera, el marco <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l cual transcurren<br />
los hechos, sino que son un elemento constitutivo esencial <strong>de</strong> los hechos<br />
mismos». 10<br />
Tales son las conclusiones a las que llegamos con el examen <strong>de</strong> diferentes<br />
tipos <strong>de</strong> mise en abyme y <strong>de</strong>l que hemos <strong>de</strong>nominado discurso fantasmal, referido<br />
concretamente a Jacinta convertida en sombra y en el que señalarnos como<br />
9. Gérard GENETTE, Figures III Paris, Seuil, 1973.<br />
10. José BIANCO, Ficción y realidad, Buenos Aires, Sudamericana, 1977. Cuando se refiere a la<br />
técnica <strong>de</strong> Ambrose Bierce, Bianco lo vincula con las teorías preconizadas por el Nouveau Román<br />
especialmente a la preeminencia que asigna a lo visual, a la importancia que adquiere el enfoque preciso<br />
<strong>de</strong> los lugares y los movimientos <strong>de</strong> los personajes.<br />
936
elementos primordiales: Las palabras clave, generadoras <strong>de</strong> constelaciones <strong>de</strong><br />
recursos y la serie <strong>de</strong> mise en abyme no sólo analépticas, referentes al pasado,<br />
sino también retro-prospectivas (pivot) y prolépticas o anticipatorias, siguiendo<br />
la clasificación <strong>de</strong> Dallenbach, gama que ya indica la rica productividad <strong>de</strong> este<br />
estilema. 11<br />
11. Lucien DALLENBACH, «Inlcrtcxle et Autolente», Poétique, n. 27, 1976, p. 282.<br />
OBSERVACIÓN. La limitación <strong>de</strong>l espacio concedida a la ponencia nos impi<strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollar con más<br />
amplitud otros aspectos que consi<strong>de</strong>ramos sustanciales en este trabajo: la larga discusión sobre la<br />
obra <strong>de</strong> teatro «La familia <strong>de</strong> Jesús» que suscita comentarios <strong>de</strong> Stockery Sweizery que se relaciona<br />
con nuestra hipótesis sobre la mise en abyme.<br />
Igualmente un aporte enriquecedor al tema <strong>de</strong> la sombra y al discurso fantasmal que proponemos<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l discurso fantástico es el relativo al testimonio <strong>de</strong>l negro Lucas en la última parte <strong>de</strong> la novela.<br />
Cuando Sweizer en su indagación y posterior corroboración sobre la ausencia <strong>de</strong> Jacinta insiste<br />
ante el negro, le dice:<br />
—En resumidas cuentas, usted no la vio nunca <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la casa.<br />
—¡Como si necesitara encontrarla I ¿Y el olor? Vea usted, señor Sweizer, yo no quisiera ofen<strong>de</strong>rlo,<br />
pero la señora Jacinta no tiene ese olor tan <strong>de</strong>sagradable <strong>de</strong> los blancos. El <strong>de</strong> ella es diferente.<br />
Un olor fresco, a heléchos, a lugares sombreados don<strong>de</strong> hay un poco <strong>de</strong> agua estancada, quizá, pero<br />
no <strong>de</strong>l lodo. Sí, eso es; en la bóveda, cuando vamos al cementerio <strong>de</strong> los Disi<strong>de</strong>ntes, hay el mismo<br />
olor. El olor <strong>de</strong>l agua que empieza a espesarse en los floreros. (Op. cit. pp. 148 y 149).<br />
937
BERNAL DÍAZ DEL CASTILLO CUENTISTA:<br />
LA HISTORIA DE DOÑA MARINA<br />
SONIA ROSE DE FUGGLE<br />
CRIAE, Sorbonne Nouvelle & Rijksuniversiteit Lei<strong>de</strong>n<br />
Sólo si consi<strong>de</strong>ramos operativa la división entre cuento literario y cuento<br />
folklórico-lradicional po<strong>de</strong>mos afirmar, como se ha venido haciendo en la mayoría<br />
<strong>de</strong> las historias literarias, que el cuento hispanoamericano nace con «El Mata<strong>de</strong>ro»<br />
<strong>de</strong> Esteban Echeverría. En realidad, existe ya para esta fecha otra tradición<br />
cucnüsiica <strong>de</strong> corte «tradicional», pero no por ello menos «literaria», y que consi<strong>de</strong>ramos<br />
<strong>de</strong>be ser estudiada in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong> los cánones que el siglo xix<br />
fijara para el cuento «mo<strong>de</strong>rno». Nos referimos a los «cuentos y ficciones» que<br />
se encuentran insertos en obras en prosa <strong>de</strong> mayor extensión, tales como la <strong>de</strong>l<br />
Inca Garcilaso o la <strong>de</strong> Rodríguez Fraile. Aunque insertos en una narración mayor<br />
en la cual cumplen una función temática, retórica y estructural, pue<strong>de</strong>n ser vistos<br />
por su estructura y su técnica narrativa como cuentos in<strong>de</strong>pendientes.<br />
En la Historia verda<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> la conquista <strong>de</strong> la Nueva España' <strong>de</strong> Bernal<br />
Díaz, <strong>de</strong>l Castillo nos encontramos con muchos episodios <strong>de</strong> este tipo. Algunos,<br />
por su corta extensión y por ser narraciones simples y poco elaboradas <strong>de</strong> un inci<strong>de</strong>nte<br />
único, son más anécdotas que cuentos. Otros sin embargo, por la economía<br />
con que el autor maneja sus elementos y por la manera en que los utiliza estratégicamente<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la narración, dan muestras <strong>de</strong> la técnica propia <strong>de</strong>l<br />
cuentista. En la presente ponencia analizaremos uno <strong>de</strong> estos relatos que conforma<br />
una unidad en sí mismo y tiene vida propia e in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> la narración<br />
principal.<br />
1. Bernal DIAZ DEL CASTILLO: Historia Verda<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> la Conquista <strong>de</strong> la Nueva España, México,<br />
Porrúa, 1983. Edición a cargo <strong>de</strong> Joaquín Ramírez Cabanas. En la presente ponencia citamos sobre<br />
esta edición, colocando al final <strong>de</strong> cada cita número <strong>de</strong> capítulo en romanos y número <strong>de</strong> página<br />
en arábigos.<br />
939
La historia <strong>de</strong> doña Marina no llega a ocupar dos carillas y se narra en el capítulo<br />
XXXVII. El personaje empero, irrumpe en la narración pocas páginas antes,<br />
cuando Bernal Díaz la hace salir <strong>de</strong>l anonimato <strong>de</strong> un botín <strong>de</strong> guerra,<br />
caracterizando su natural calidad moral con un comentario auctorial 2 y anticipando<br />
su conversión y su protagonismo en la gesta a venir:<br />
Y no fue nada todo este presente en comparación <strong>de</strong> veinte mujeres, y entre<br />
ellas una muy excelente mujer que se dijo doña Marina, que así se llamó <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> vuelta cristiana... (XXXVI, 58).<br />
Luego <strong>de</strong> esta caracterización inicial, comienza el cuento, ya anunciado en<br />
el título <strong>de</strong>l capítulo («Como doña Marina era cacica, e hija <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s señores,<br />
y señora <strong>de</strong> pueblos y vasallos, y <strong>de</strong> la manera que fue traída a Tabasco») y que<br />
el autor cree inconveniente <strong>de</strong>morar más. El cuento se abre con una intrusión directa<br />
<strong>de</strong>l autor-narrador que, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su función <strong>de</strong> «regista», 3 nos anuncia la<br />
interrupción <strong>de</strong>l hilo narrativo que ha venido siguiendo y el advenimiento <strong>de</strong><br />
una disgresión:<br />
Antes que más meta la mano en lo <strong>de</strong>l gran Montezuma y su gran México y<br />
mexicanos, quiero <strong>de</strong>cir lo <strong>de</strong> doña Marina, cómo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su niñez fue gran señora<br />
y cacica <strong>de</strong> pueblos y vasallos; y es <strong>de</strong> esta manera:... (XXXV11, 61).<br />
Tenemos pues así enunciado directamente por boca <strong>de</strong>l autor-narrador el<br />
propósito <strong>de</strong> esta disgresión, a saber, la narración <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> doña Marina,<br />
no por su interés intrínseco sino para <strong>de</strong>mostrar que no fue ella una mujer más,<br />
sino una gran mujer: tanto por la nobleza <strong>de</strong> su nacimiento como por sus cualida<strong>de</strong>s<br />
morales naturales."<br />
El lema <strong>de</strong>l cuento es, pues, no sólo el señorío <strong>de</strong> doña Marina, sino también<br />
su gran<strong>de</strong>za espiritual. Son éstos dos aspectos separados: el ser señora <strong>de</strong> vasallos<br />
por una parte y el ser una mujer virtuosa por otra, y a esta separación respon<strong>de</strong><br />
la estructura bipartita <strong>de</strong>l cuento. Sin embargo, para Bernal Díaz, ambos<br />
aspectos están intrínsecamente unidos: la gran<strong>de</strong>za espiritual y virtud <strong>de</strong> doña<br />
Marina proviene <strong>de</strong> su alta cuna y es esta calidad natural <strong>de</strong> su persona la que la<br />
hace terreno fértil para que crezca en ella la semilla <strong>de</strong>l cristianismo. Esta su-<br />
2. Traducimos así el «discours auctorial» que <strong>de</strong>fine Genette como «...ce lerme qui indique á la<br />
fois la présence <strong>de</strong> l'auteur (réel ou fictif) et l'autorité souveraine <strong>de</strong> celte présence dans son oeuvre...»<br />
(Gerard Genette, «Discours du récit». In: Figures III, París, Seuil, 1972, p. <strong>26</strong>4).<br />
3. Nos referimos a la segunda función <strong>de</strong>l narrador que establece Gerard Genette («Discours du<br />
récit», op. cit., pp. 225-<strong>26</strong>8).<br />
4. Ya lo ha anunciado anteriormente: «aquella india y señora que allí nos dieron, y verda<strong>de</strong>ramente<br />
era gran cacica e hija <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s caciques y señora <strong>de</strong> vasallos, y bien se le parecía en su persona...<br />
(Historia verda<strong>de</strong>ra, XXXVI, 59).<br />
940
ordinación <strong>de</strong> una cualidad a la otra está asimismo reflejada en la estructura,<br />
cuyo segundo núcleo (que revela la gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> espíritu <strong>de</strong> doña Marina) está<br />
subordinado al primer núcleo (don<strong>de</strong> se la muestra señora <strong>de</strong> vasallos).<br />
PRIMER NÚCLEO<br />
Bernal Díaz, como lo haría un juglar que se prepara a relatar un cuento en<br />
una plaza, anuncia lo que va a narrar («quiero <strong>de</strong>cir lo <strong>de</strong> doña Marina») y, luego<br />
<strong>de</strong> csla brevísima introducción, entra <strong>de</strong> lleno en el asunto, sin permitir vacilación<br />
al auditorio («y es <strong>de</strong> esta manera»):<br />
Que su padre y madre eran señores y caciques <strong>de</strong> un pueblo que se dice Painala,<br />
y tenía otros pueblos sujetos a él, obra <strong>de</strong> ocho leguas <strong>de</strong> la villa <strong>de</strong> Guazacualco;<br />
y murió el padre, quedando muy niña, y la madre se casó con otro cacique<br />
mancebo, y hubieron un hijo, y según pareció, queríanlo bien.al hijo que habían<br />
habido; acordaron entre el padre y la madre <strong>de</strong> darle el cacicazgo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> sus<br />
días, y porque en ello no hubiese estorbo, dieron <strong>de</strong> noche a la niña doña Marina a<br />
unos indios <strong>de</strong> Xicalango, porque no fuese vista, y echaron fama que se había<br />
muerto. Y en aquella sazón murió una hija <strong>de</strong> una india esclava suya y publicaron<br />
que era la here<strong>de</strong>ra; por manera que los <strong>de</strong> Xicalango la dieron a los <strong>de</strong> Tabasco, y<br />
los <strong>de</strong> Tabasco a Cortes. (XXXVII, 61).<br />
He aquí narrada, en menos <strong>de</strong> veinte líneas, la vida <strong>de</strong> doña Marina hasta<br />
que, al pasar a Cortés, ingresa en la historia occi<strong>de</strong>ntal. La economía <strong>de</strong> recursos<br />
<strong>de</strong> Bernal Díaz para narrarla es gran<strong>de</strong> y efectiva. Sirviéndose <strong>de</strong>l resumen,<br />
el autor se concentra en la anécdota principal: cómo, al ser vendida por su madre,<br />
doña Marina perdió el cacicazgo que le correspondía y fue esclava hasta ser<br />
redimida por Cortés. Los personajes son caracterizados funcionalmente: <strong>de</strong> los<br />
padres sólo sabemos que eran señores <strong>de</strong> vasallos, <strong>de</strong>l marido <strong>de</strong> la madre, que<br />
era mancebo. El narrador, como hemos visto, limito la introducción a llamadas<br />
<strong>de</strong> atención a los auditores y entra <strong>de</strong> frente en el factor que <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>na el<br />
conflicto: la muerte <strong>de</strong>l padre y el nuevo matrimonio <strong>de</strong> la madre. Hasta este<br />
momento, el relato ha sido contado por un narrador no participante <strong>de</strong> los hechos,<br />
es <strong>de</strong>cir, heterodiegético 5 y los personajes y sus acciones han sido vistos<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> afuera, a través <strong>de</strong> los ojos <strong>de</strong> un focalizador heterodiegético. Esta distancia,<br />
que confiere objetividad y autoridad al relato, se mantiene en el plano <strong>de</strong> la<br />
narración. Sin embargo, se produce un cambio en el punto <strong>de</strong> vista que permite<br />
un acercamiento entre lector y diégesis: el focalizador se introduce en la histo-<br />
5. Nos servimos aquí <strong>de</strong> la clasificación <strong>de</strong> narradores que Gerard Genette ha establecido en<br />
«Discours du récit», op. cu,, pp. 225-<strong>26</strong>8.<br />
941
ia y ve a los personajes <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro: así, sabemos que la madre y el nuevo esposo<br />
«queríanlo bien al hijo que habían habido», acuerdan <strong>de</strong> darle el cacicazgo<br />
y <strong>de</strong>shacerse <strong>de</strong> doña Marina, «porque en ello no hubiese estorbo», y lo hacen<br />
<strong>de</strong> noche «porque no fuese vista». El primer núcleo se cierra con un nuevo cambio<br />
<strong>de</strong> visión: los hechos son vistos y narrados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> afuera, lo cual produce un<br />
nuevo alejamiento entre lector y diégesis. La vida <strong>de</strong> esclavitud <strong>de</strong> Marina se<br />
resume en una línea: «los <strong>de</strong> Xicalango la dieron a los <strong>de</strong> Tabasco, y los <strong>de</strong> Tabasco<br />
a Cortés».<br />
Las relaciones entre este primer núcleo y la historia <strong>de</strong> Moisés o, en general,<br />
el motivo <strong>de</strong>l niño abandonado a su suerte en el bosque, pero al cual no<br />
comen las fieras, no son mera coinci<strong>de</strong>ncia. El autor ha elegido acuñar la historia<br />
<strong>de</strong> Marina sobre el mol<strong>de</strong> bíblico, con el cual él mismo señala la semejanza:<br />
...y esto me parece que quiere remedar lo que le acaeció con sus hermanos en<br />
Egipto a Josef, que vinieron en su po<strong>de</strong>r cuando lo <strong>de</strong>l trigo. (XXXVI, 62).<br />
Al mo<strong>de</strong>lo bíblico respon<strong>de</strong> el tono y el ritmo <strong>de</strong>l trozo: oraciones <strong>de</strong> estructura<br />
sintáctica similar se agrupan por medio <strong>de</strong>l polisín<strong>de</strong>ton en una construcción<br />
paralela con intensidad pareja: comparémoslo sino con:<br />
Y Abraham se levantó temprano <strong>de</strong> mañana, y ensilló su asno, y llevó consigo<br />
a dos <strong>de</strong> sus hombres y a Isaac su hijo, y juntó ma<strong>de</strong>ra para la ofrenda y se levantó<br />
y se dirigió al lugar que Dios le había señalado...<br />
Como buen relator que es, Bcrnal Díaz no pue<strong>de</strong> evitar «ficcionalizar» los<br />
hechos <strong>de</strong> su historia al pasarlos por el tamiz <strong>de</strong> su arle narrativo. Parece empero<br />
que, en el caso <strong>de</strong> doña Marina, existen dudas sobre la base real <strong>de</strong> su historia.<br />
Miguel Ángel Menén<strong>de</strong>z 6 presenta una interesante hipótesis sobre el pasado<br />
<strong>de</strong>sconocido <strong>de</strong> doña Marina. Sólo sabemos <strong>de</strong> ella que era una esclava y, <strong>de</strong><br />
lo que dicen fray Juan <strong>de</strong> Torquemada y fray Diego Duran sobre las rigurosas<br />
leyes que regían la esclavitud, se infiere que es poco factible que una niña fuera<br />
raptada o se perdiera y que fuera luego vendida como esclava 7 en tierra extraña.<br />
A<strong>de</strong>más, «el <strong>de</strong>recho consuetudinario entre los nahuas, no imponía a las hijas<br />
la obligación <strong>de</strong> suce<strong>de</strong>r a sus padres en el mando <strong>de</strong>l señorío, ni se los concedía<br />
<strong>de</strong> suyo». 8 Lo que nos interesa señalar en el presente trabajo no es la falta<br />
6. Miguel Ángel MENÉNDEZ'. Malitzín en un fuste, seis rostros y una sola máscara, México, La<br />
Prensa, 1964.<br />
7. Dice al respecto fray Diego Duran: «Estos esclavos no era gente extraña, ni forastera, ni habida<br />
en guerra, como algunos han opinado, sino naturales <strong>de</strong> los mesmos pueblos... (Historia <strong>de</strong> las Indias <strong>de</strong><br />
Nueva España e islas <strong>de</strong> la Tierra Firme, México, Porrúa, 1984, tomo O, capítulo XXI, p. 182.<br />
8. Miguel Ángel MENÉNDEZ, op. cit., p. 55.<br />
942
<strong>de</strong> veracidad histórica <strong>de</strong> Bernal Díaz, sino observar como éste a través <strong>de</strong> la escritura<br />
inventa a dofla Marina, acuñando una <strong>de</strong> las imágenes que <strong>de</strong> ella poseemos.<br />
Efectivamente, a través <strong>de</strong> un relato perfectamente hilvanado sobre un mo<strong>de</strong>lo<br />
bíblico, Bernal Díaz crea a dofia Marina a su imagen y semejanza. Más<br />
aún, al dotarla <strong>de</strong> un pasado que respon<strong>de</strong> a un mol<strong>de</strong> cultural tradicional y ampliamente<br />
conocido, le da una i<strong>de</strong>ntidad que la hace reconocible y le da existencia<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la cultura occi<strong>de</strong>ntal. Que la versión <strong>de</strong> Bernal Díaz haya sido<br />
aceptada y repetida nos dice algo <strong>de</strong> sus dotes <strong>de</strong> narrador y <strong>de</strong> su po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> convencimiento,<br />
pero consi<strong>de</strong>ramos igualmente que el éxito <strong>de</strong> su historia se <strong>de</strong>be<br />
también a que i<strong>de</strong>ológicamente proporciona al lector una historia que éste reconoce<br />
y valora <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su propia cultura. El segundo núcleo refuerza esta imagen<br />
bíblica <strong>de</strong> doña Marina que se ha insinuado en el primero.<br />
b) SliGUNDO NÚCI.HO<br />
La breve vida <strong>de</strong> doña Marina ha finalizado, pero Bernal Díaz siente la necesidad<br />
<strong>de</strong> dar solvencia a la veracidad <strong>de</strong> su relato. Así, introduce un párrafo cuya<br />
función principal es la <strong>de</strong> proporcionarnos información que sólo un testigo <strong>de</strong><br />
vista pudo poseer y <strong>de</strong> esta manera acreditar la veracidad <strong>de</strong> su narración: 9<br />
Y conocí a su madre y a su hermano <strong>de</strong> madre, hijo <strong>de</strong> la vieja, que era ya<br />
hombre y mandaba jumamente con la madre a su pueblo, porque el marido postrero<br />
<strong>de</strong> la vieja ya era fallecido. Y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> vueltos cristianos se llamó la vieja<br />
Marta y el hijo Lázaro... (XXXVII, 61).<br />
No contento con este <strong>de</strong>spliegue <strong>de</strong> <strong>de</strong>talles, el autor-narrador trae a colación<br />
una anécdota relacionada con doña Marina, que, contrariamente a lo que<br />
nos ha narrado en el primer núcleo, sí presenció. No olvi<strong>de</strong>mos que Bernal Díaz<br />
presenta su historia, no sólo como verda<strong>de</strong>ra, sino como la más verda<strong>de</strong>ra, reclamo<br />
<strong>de</strong> primacía que se basa en un concepto <strong>de</strong> verdad que pone el acento en<br />
lo visto y lo vivido. 10 El autor, pues, nos ha prometido narrarnos aquello que vio<br />
y vivió u y por ello traslada prontamente el relato a aquello <strong>de</strong> lo que pue<strong>de</strong> dar<br />
fiel testimonio:<br />
9. Nos hemos ocupado <strong>de</strong> los problemas <strong>de</strong> acreditación <strong>de</strong> Bemal Díaz en nuestra tesis.<br />
10. Víctor FRANKL: «La verdad <strong>de</strong> lo visto y lo vivido», In: El Anlojovio <strong>de</strong> Gonzalo Jiménez <strong>de</strong><br />
Quesada y las concepciones <strong>de</strong> realidad y verdad en la época <strong>de</strong> la contrarreforma y el manierismo,<br />
Madrid, Cultura Hispánica, 1963, pp. 82-101.<br />
11. «...más lo que yo vi y me hallé en ello peleando, como buen testigo <strong>de</strong> visita yo lo escribiré,<br />
con la ayuda <strong>de</strong> Dios, muy llanamente, sin torcer a una parte ni a otra...» (Prólogo a la Historia verda<strong>de</strong>ra,<br />
op. cit. p. xxxv).<br />
943
...y ésto sélo muy bien, porque en el año <strong>de</strong> mil quinientos veinte y tres años, <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> conquistado México y otras provincias, y se había alzado Cristóbal <strong>de</strong><br />
Olid en las Hibueras, fue Cortés allí y paso por Guazacualco...<br />
La afirmación <strong>de</strong>l narrador, «y ésto sélo muy bien» subordina lo que va a<br />
narrar al cuento principal al ponerlo en la categoría <strong>de</strong> ejemplo <strong>de</strong> su calidad<br />
<strong>de</strong> testigo. La concretización temporal y espacial funciona como signo <strong>de</strong>marcativo<br />
<strong>de</strong> la escena que se abre a continuación y que conforma el segundo núcleo:<br />
...Y estando Cortés en la villa <strong>de</strong> Guazacualco, envió a llamar a todos los caciques<br />
<strong>de</strong> aquella provincia (...) y entonces vino la madre <strong>de</strong> doña Marina y su hermano<br />
<strong>de</strong> madre. Lázaro con otros caciques... (XXXVII, 62).<br />
El narrador no sólo se introduce como testigo <strong>de</strong> la escena sino como testigo<br />
privilegiado que goza <strong>de</strong> la confianza <strong>de</strong> la protagonista: «Díaz había que me<br />
había dicho la doña Marina que era <strong>de</strong> aquella provincia, y señora <strong>de</strong> vasallos...»<br />
(XXXVII, 62).<br />
Entran en escena los personajes y asistimos, apuntalados por el narrador que<br />
focaliza a los personajes <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro, a la escena <strong>de</strong>l reencuentro:<br />
...Por manera que vino la madre y su hijo el hermano, y se conocieron, que<br />
claramente era su hija, porque se le parecía mucho. Tuvieron miedo <strong>de</strong> ella, que<br />
creyeron que los enviaba (a) hallar para malarios, y lloraban... (XXXVil, 62).<br />
Para compren<strong>de</strong>r el discurso <strong>de</strong> doña Marina, que conforma el corazón <strong>de</strong>l<br />
segundo núcleo, conviene recordar que la historia verda<strong>de</strong>ra no sólo dialoga con<br />
otras obras, sino que establece batalla campal contra ellas. Refutar a Gómez (y<br />
a otros historiadores) es uno <strong>de</strong> los propósitos expresos <strong>de</strong>l autor, 12 y por lo tanto<br />
la imagen que <strong>de</strong> doña Marina nos ofrece éste <strong>de</strong>be ser vista en contraposición<br />
con la que nos proporciona aquél. Así, al narrar el comienzo <strong>de</strong> la campaña<br />
<strong>de</strong> las Hibueras dice Gomara que:<br />
Creo que aquí se casó Juan Jaramiüo con Marina, estando borracho, culparon a<br />
Cortés, que lo consintió teniendo hijos en ella... 13<br />
versión a la cual Bernal Díaz opone la suya, en la cual, a través <strong>de</strong>l comentario<br />
auctorial, avala la calidad moral <strong>de</strong> doña Marina:<br />
12. «...porque se reprueben y <strong>de</strong>n por ninguno los libros que sobre esta materia han escrito porque<br />
van muy viciosos y oscuros <strong>de</strong> la verdad...» (Historia verda<strong>de</strong>ra, op. cit.. I, 1).<br />
13. Francisco LÓPEZ DE GOMARA, Historia <strong>de</strong> la conquista <strong>de</strong> México, Caracas, Ayacucho,<br />
1979, capítulo CLXXV, p. 270.<br />
944
...y como doña Marina en todas las guerras <strong>de</strong> la Nueva España y Tlaxcala y México<br />
fue tan excelente mujer y buena lengua, como a<strong>de</strong>lante diré, a esta causa la<br />
traía (Cortés) siempre consigo. Y en aquella sazón y viaje se casó con ella un hidalgo<br />
que se <strong>de</strong>cía Juan Jaramillo, en un pueblo que se <strong>de</strong>cía Orizaba (..) y aquél<br />
(uno <strong>de</strong> los testigos) contaba el casamiento y no como lo dice el coronista Gomara...<br />
(XXXVII, 61-2).<br />
concluyendo que,<br />
«Esto es lo que pasó y no la relación que dieron a Gomara, y también dice<br />
otras cosas que <strong>de</strong>jo por alto». (XXXVII, 62).<br />
Pero la verda<strong>de</strong>ra refutación <strong>de</strong> Gomara se concentra en el discurso <strong>de</strong> doña<br />
Marina. Efectivamente, luego <strong>de</strong> las anagnórisis, nos parece oír, por única vez,<br />
su voz. Sin embargo, no es ella quien habla: en raras ocasiones el narrador <strong>de</strong> la<br />
Historia verda<strong>de</strong>ra ce<strong>de</strong> la palabra a los otros personajes y ésta no es una <strong>de</strong><br />
ellas. Por otra parte, el discurso indirecto utilizado por Bernal Díaz es profundamente<br />
mimelico y es ésto lo que crea la ilusión <strong>de</strong> cercanía entre lector y personaje:<br />
Y como así los vio llorar la doña Marina, les consoló y dijo que no hubiesen<br />
miedo, que cuando la traspusieron con los <strong>de</strong> Xicalango que no supieron lo que<br />
hacían, y se los perdonaba, y les dio muchas joyas <strong>de</strong> oro y ropa, y que se volviesen<br />
a su pueblo; y que Dios la había hecho mucha merced en quitarla <strong>de</strong> adorar<br />
ídolos ahora y ser cristiana, y tener un hijo <strong>de</strong> su amo y señor Corles, y ser casada<br />
con un caballero como era su marido Juan Jaramillo; que aunque la hicieran cacica<br />
<strong>de</strong> todas cuantas provincias había en la Nueva España, no lo seria, que en más<br />
Icnía servir a su marido, y a Cortés que cuanto en el mundo hay... (XXXVII, 62).<br />
Las palabras <strong>de</strong> doña Marina tal vez sorprendan en el siglo XX, pero no vemos<br />
en ellas falta <strong>de</strong> coherencia: Cortés era, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> lodo, casado, y entregarla<br />
en matrimonio a un hidalgo español era la única manera <strong>de</strong> proporcionarle<br />
una cierta seguridad para el futuro. Lo que <strong>de</strong>seamos <strong>de</strong>stacar es cómo Bernal<br />
Díaz se sirve <strong>de</strong>l discurso <strong>de</strong> doña Marina para sellar la imagen que ha elegido<br />
darnos <strong>de</strong> ella.<br />
El discurso <strong>de</strong> doña Marina se opone a la versión que <strong>de</strong> ella da Gomara:<br />
por una parte, porque sus propias palabras afirman que su situación no podría<br />
ser mejor, por otra, porque la actitud <strong>de</strong> aceptación que revelan la colocan en<br />
una alta posición como mujer <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> nuestra cultura. Analicemos su discurso<br />
más <strong>de</strong> cerca. El perdón <strong>de</strong> su madre y su padrastro, cuya expresión nos recuerda<br />
claramente al Evangelio («que no supieron lo que hacían»), <strong>de</strong>muestra su<br />
bondad y generosidad <strong>de</strong> espíritu. Estas virtu<strong>de</strong>s naturales han encontrado su canalización<br />
en la doctrina cristiana: doña Marina ha puesto su vida en manos <strong>de</strong><br />
945
Dios y le agra<strong>de</strong>ce expresamente por haberla puesto en la situación <strong>de</strong> madre,<br />
<strong>de</strong> esposa y <strong>de</strong> cristiana en que se halla. Doña Marina acepta, y al aceptar que la<br />
voluntad <strong>de</strong> Dios se haga en ella y tener en más valía el servicio a su esposo y al<br />
padre <strong>de</strong> su hijo que todas las riquezas, se consagra como paradigma <strong>de</strong> la mujer<br />
cristiana. Es <strong>de</strong>cir, Bernal Díaz la consagra.<br />
De la mujer que fuera lengua y madre <strong>de</strong> un hijo <strong>de</strong> Cortés, Bernal Díaz nos<br />
ofrece una visión paradigmática. Marina no es una mujer <strong>de</strong> carne y hueso sino<br />
un personaje monolítico, sin contradicciones y lejano. Sin embargo, lo que pier<strong>de</strong><br />
en cercanía, lo gana en talla. De alta cuna (señora <strong>de</strong> vasallos) y gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong><br />
espíritu (perdona a su madre) es la encarnación <strong>de</strong> la costilla <strong>de</strong> Adán: digna y<br />
resignada, se encuentra un día con su <strong>de</strong>stino (como cualquier personaje <strong>de</strong> Borges)<br />
al ser <strong>de</strong>scubierta, inventada por un hombre. No tiene rostro, ni nombre, ni<br />
pasado. Marcada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cuna por el infortunio, sus años <strong>de</strong> esclavitud no son<br />
sino la espera <strong>de</strong> la llegada <strong>de</strong> aquél que la redimirá y hará que cambie su suerte.<br />
De el recibe un nombre, un hijo y un esposo que velará por ella. Bernal Díaz,<br />
por su parte, la crea a su imagen y semejanza: la dota <strong>de</strong> porte bíblico, <strong>de</strong> una<br />
voz magdalcnica y <strong>de</strong> un pasado occi<strong>de</strong>ntal. Y al inventarla así, la hace ingresar<br />
en la historia occi<strong>de</strong>ntal muda y pétrea, un instrumento <strong>de</strong> la Provi<strong>de</strong>ncia:<br />
...doña Marina sabía la lengua <strong>de</strong> Guazacualco, que es la propia <strong>de</strong> México, y sabía<br />
la <strong>de</strong> Tabasco (...) fue gran principio para nuestra conquista, y así se nos hacían<br />
lodas las cosas loado sea Dios, muy prósperamente. He querido <strong>de</strong>clarar esto<br />
porque sin ir doña Marina no podíamos enten<strong>de</strong>r la lengua <strong>de</strong> la Nueva España y<br />
México. (XXXVII, 62).<br />
Bernal Díaz ha logrado pues un balance entre el interés que <strong>de</strong>spierta la<br />
anécdota central y aquél que <strong>de</strong>spierta el retrato moral <strong>de</strong>l personaje. Este<br />
«cuento», con vida propia, está engarzado certeramente en la narración principal,<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la cual cumple una función temática y estructural al caracterizar a<br />
doña Marina, personaje principal en la intriga. Sirviéndose <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lo bíblico y<br />
<strong>de</strong>l vaivén entre comentario auclorial y la voz reportada <strong>de</strong>l personaje, el autor<br />
nos ha legado una imagen ejemplar <strong>de</strong> doña Marina como espejo <strong>de</strong> la mujer<br />
cristiana.<br />
946
EJERCICIOS DE LA ENCARNACIÓN: SOBRE LA IMAGEN<br />
DE MARÍA Y LA DECISIÓN FINAL DE SOR JUANA<br />
GEORGINA SABAT DE RIVERS<br />
Slate University of New York<br />
A la Encarnación.<br />
Que hoy bajó Dios a la tierra es cierto; pero más cierto<br />
es, que bajando a María, bajó Dios a mejor cielo.<br />
Sor Juana Inés <strong>de</strong> la Cruz<br />
En la Respuesta a sor Filotea <strong>de</strong> la Cruz, sor Juana Inés <strong>de</strong> la Cruz en dos<br />
ocasiones hace protesias <strong>de</strong> la poca intervención que tenia en sus escritos y,<br />
al mismo tiempo, nos comunica aquello que, según su sentir, había escrito por<br />
su gusto. Una <strong>de</strong> ellas es la conocida referencia a El sueño (N, 803); la otra<br />
ocurre cuando menciona «unos Ejercicios <strong>de</strong> la Encarnación y unos Ofrecimientos<br />
<strong>de</strong> los Dolores que se imprimieron con gusto mío por la pública <strong>de</strong>voción,<br />
pero sin mi nombre... Hícelos sólo por la <strong>de</strong>voción <strong>de</strong> mis hermanas,<br />
años ha, y <strong>de</strong>spués se divulgaron; ...y sólo me ayudó en ellos ser cosas <strong>de</strong><br />
nuestra gran Reina: que no sé qué se tiene el que en tratando <strong>de</strong> María Santísima<br />
se encien<strong>de</strong> el corazón más helado» (A/, 807). Es posible que sor Juana<br />
conscientemente, quisiera mencionar en su Respuesta estos impresos revelando<br />
que eran suyos para contrarrestar, aunque fuera en una mínima parte, lo<br />
que se le achacaba en cuanto a no utilizar su pluma e inteligencia en cuestiones<br />
<strong>de</strong> religión. Estos escritos inocentes, pensaría, no eran <strong>de</strong> los que podían<br />
buscar ruidos con el Santo Oficio temido por ella, según menciona en la misma<br />
obra.<br />
Los escritos religiosos <strong>de</strong> sor Juana han recibido poca atención <strong>de</strong> parte <strong>de</strong><br />
los estudiosos <strong>de</strong> su obra a pesar <strong>de</strong> que muy bien podrían, como se ha hecho<br />
con los <strong>de</strong> santa Teresa (quizá porque éstos constituyen el género único que la<br />
947
santa trató), estudiarse como obra literaria. Cuando nos referimos a «escritos religiosos»<br />
hacemos referencia a los que la monja mexicana escribió en prosa y<br />
que tratan exclusivamente cuestiones <strong>de</strong>vocionales o aquellas que tienen que<br />
ver con el tipo <strong>de</strong> peticiones, protestas o votos que se relacionan con su entrada<br />
al convento o los últimos años <strong>de</strong> su vida. Según esto, entre los que sor Juana<br />
escribió, son dos los que pertenecen al tipo <strong>de</strong>vocional ya mencionado y son los<br />
mismos que acabamos <strong>de</strong> citar <strong>de</strong> la Respuesta. Seis pertenecen al segundo tipo;<br />
los tres primeros tienen los siguientes títulos completos: «Docta explicación <strong>de</strong>l<br />
misterio, y voto que hizo <strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r la Purísima Concepción <strong>de</strong> Nuestra Señora,<br />
la Madre Juana Inés <strong>de</strong> la Cruz», «Protesta que, rubricada con su sangre, hizo<br />
<strong>de</strong> su fe y amor a Dios la Madre Juana Inés <strong>de</strong> la Cruz, al tiempo <strong>de</strong> abandonar<br />
los estudios humanos para proseguir, <strong>de</strong>sembarazada <strong>de</strong> este afecto, en el<br />
camino <strong>de</strong> la perfección» y «Petición, que en forma casuídica presenta al Tribunal<br />
Divino la Madre Juana Inés <strong>de</strong> la Cruz, por impetrar perdón <strong>de</strong> sus culpas».<br />
Los <strong>de</strong>más, los tres restantes, son pequeños documentos que aparecen en el Libro<br />
<strong>de</strong> Profesiones <strong>de</strong>l Convento <strong>de</strong> San Jerónimo don<strong>de</strong> vivió sor Juana y <strong>de</strong>l<br />
que era la secretaria; el primero trata <strong>de</strong>l compromiso hecho por ella al entrar <strong>de</strong><br />
monja, el segundo es una raüficación <strong>de</strong> esa profesión y el tercero consiste en<br />
unas pocas palabras con las que pi<strong>de</strong> que se anote el día <strong>de</strong> su muerte y ruega a<br />
«sus amadas hermanas las religiosas» contemporáneas suyas y <strong>de</strong>l futuro, que la<br />
encomien<strong>de</strong>n a Dios.<br />
Volveremos a referirnos brevemente, al final, a algunos <strong>de</strong> estos documentos,<br />
pero aquí vamos a <strong>de</strong>dicar nuestra atención especial a los Ejercicios <strong>de</strong> la<br />
Encarnación. Trataremos <strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrar, en primer lugar, que la presentación <strong>de</strong>l<br />
personaje <strong>de</strong> María es consistente, y seguramente tiene aún más fuerza, por la<br />
forma en que nos la presenta la escritora en otras partes <strong>de</strong> su obra. En segundo<br />
lugar, que esta obra <strong>de</strong>vocional nos revela aspectos poco discutidos <strong>de</strong> la vida<br />
<strong>de</strong> sor Juana que quizá pue<strong>de</strong>n ayudarnos a echar alguna luz sobre los acontecimientos<br />
<strong>de</strong>l final <strong>de</strong> su existencia. El título completo es el siguiente: Ejercicios<br />
<strong>de</strong>votos para los nueve días antes <strong>de</strong>l <strong>de</strong> la Purísima Encarnación <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong><br />
Dios, Jesucristo, Señor Nuestro».<br />
Según la estructura y pensamiento que sor Juana presenta en estos ejercicios<br />
y que señalaremos, ellos se insertan en la corriente <strong>de</strong> raigambre medieval que<br />
recogía las razones humanas y <strong>de</strong> tipo moral y filosófico que buscaba el hombre<br />
en su acercamiento a Dios. No hay aquí ni en el resto <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> sor Juana<br />
nada que exalte los éxtasis o raptos tan evocados durante la época; sí creía como<br />
fray Luis <strong>de</strong> Granada, quien se basaba en las doctrinas aristotélica y platónico-agustiniana,<br />
que «las obras <strong>de</strong>l entendimiento humano son semejantes a las<br />
que proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l divino» y, por supuesto, para la monja esto se aplica por igual<br />
a los dos sexos. Sor Juana se formó <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l fondo espiritual ascético que cree<br />
en la efectividad <strong>de</strong> la práctica <strong>de</strong> las <strong>de</strong>vociones, es <strong>de</strong>cir, en «la única ayuda<br />
<strong>de</strong> los auxilios ordinarios y comunes <strong>de</strong> la Gracia» en la que interviene la vo-<br />
948
luntad a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l entendimiento; no aboga por «una oración íntima, sobrenatural<br />
y extraordinaria al menos en lo que toca a su obra y vida que conocemos. Si<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las corrientes místicas se había hablado <strong>de</strong>l abandono <strong>de</strong> los estudios<br />
en favor <strong>de</strong> la creación pura, ella tomaría la posición <strong>de</strong> Melchor Cano, discípulo<br />
<strong>de</strong>l padre Vitoria (<strong>de</strong>fensor <strong>de</strong> los indios), a pesar <strong>de</strong>l antifeminismo <strong>de</strong> Cano<br />
porque éste abogaba por el esfuerzo <strong>de</strong>l entendimiento y el conocimiento racional<br />
para la comprensión <strong>de</strong> las verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la fe. De aliento le servirían, probablemente,<br />
las pautas seguidas por los colegios <strong>de</strong> jesuítas quienes, <strong>de</strong>sconfiando<br />
<strong>de</strong> la «mística experimental», se apoyaban en el «ascetismo doctrinal... asentado<br />
en la gran cultura teológica <strong>de</strong> la or<strong>de</strong>n» y, según hallamos en san Ignacio, en el<br />
aspecto activo <strong>de</strong> la contemplación. Es también probable que los Ejercicios espirituales<br />
<strong>de</strong>l santo le sirvieran <strong>de</strong> aprendizaje en el acaparamiento psicológico<br />
<strong>de</strong> la atención <strong>de</strong>l oyente o lector (Sainz Rodríguez, 1984, 240) al escribir sus<br />
Ejercicios <strong>de</strong> la Encarnación.<br />
Aunque Marina Warner nos dice en el epílogo <strong>de</strong> su útilísimo libro sobre el<br />
mito y culto <strong>de</strong> la Virgen María: «Although Mary cannot be a mo<strong>de</strong>l for the<br />
New Woman, a god<strong>de</strong>ss is better than no god<strong>de</strong>ss at all, for the sombre-suiled<br />
masculino world of the Protcstant religión is altogether too much like a genllemcn's<br />
club to which the ladies are only admitted on special days» (338) y en<br />
otras partes <strong>de</strong> su obra rectamente caracteriza las virtu<strong>de</strong>s que se espera hallar<br />
en el ser femenino, sobre lodo en los países católicos <strong>de</strong> la cuenca <strong>de</strong>l Mediterráneo<br />
como: «gcntlcness, docility, fortearance» (183), «humility-modcsty, silcnce,<br />
obedience» (184) no será por los esfuerzos que sor Juana hizo en su obra<br />
por crear una imagen diferente <strong>de</strong> María que le sirviera <strong>de</strong> apoyo en sus aspiraciones<br />
y <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>lo a otras mujeres.<br />
Los Ejercicios <strong>de</strong> la Encarnación comienzan con el siguiente epígrafe:<br />
«Ejercicios <strong>de</strong>votos para los nueve días antes <strong>de</strong>l <strong>de</strong> la Purísima Encarnación<br />
<strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios, Jesucristo, Señor Nuestro». El misterio <strong>de</strong> la Encarnación es<br />
posterior a la Visitación en sólo el tiempo que tardó María en dar su consentimiento<br />
al pronunciar el Fiat. Cuando se estudiaba este misterio, por regla general,<br />
el comentarista se <strong>de</strong>dicaba a tratar <strong>de</strong> penetrar y pon<strong>de</strong>rar el hecho <strong>de</strong> que<br />
la divinidad hubiera encarnado en naturaleza <strong>de</strong> hombre para conseguir la re<strong>de</strong>nción<br />
<strong>de</strong>l género humano <strong>de</strong>mostrando así Dios su amor infinito. Lo que hallamos<br />
en sor Juana, a continuación <strong>de</strong>l epígrafe, es la «Dedicatoria» <strong>de</strong> la obra<br />
<strong>de</strong> la Virgen María comenzando con las advocaciones varias <strong>de</strong> «Emperatriz<br />
Suprema <strong>de</strong> los Ángeles», «Reina Soberana <strong>de</strong> los Cielos» y «absoluta Señora<br />
<strong>de</strong> todo lo criado». La monja aclara que le <strong>de</strong>dica la obra a María no sólo voluntariamente<br />
sino porque ella se sirvió inspirar a algunas almas <strong>de</strong>votas «que me<br />
la mandasen disponer». Dice todo ello al mismo tiempo que utiliza los bien conocidos<br />
recursos <strong>de</strong> «falsa mo<strong>de</strong>stia» para servirse <strong>de</strong> ellos como captatio benevolentia<br />
ya que dice, dirigiéndose a la «Princesa Inmaculada», «haber tenido la<br />
949
osadía <strong>de</strong> tomar vuestros altos misterios y el testamento sacrosanto <strong>de</strong> vuestro<br />
Hijo y Señor nuestro, en mi inmunda boca y en mi baja pluma» (476).<br />
Aunque en los ejercicios se dirige a los «Señores Sacerdotes» y a las «Señoras<br />
Religiosas» está, por lo que citamos al principio <strong>de</strong> la Respuesta, que iban<br />
dirigidos especialmente a las monjas siguiendo, <strong>de</strong> esta manera, la práctica que<br />
se <strong>de</strong>sarrollaba <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Renacimiento <strong>de</strong> traducir al castellano las obras piadosas.<br />
Son muchas las ocasiones en que, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> «la suavidad posible», propone<br />
preces en castellano en vez <strong>de</strong> las que la Iglesia acostumbraba a usar en latín<br />
(que los sacerdotes conocerían); incluso, en dos ocasiones da traducciones hechas<br />
por ella misma (Mén<strong>de</strong>z Planearte, IV, 496-97, 506). En todo caso, sor<br />
Juana quiere que la forma <strong>de</strong> mensaje que, a manera <strong>de</strong> novenario, propone con<br />
estos Ejercicios, llegue y sea seguida por todos ya que, dice, si bien Dios acepta<br />
cualquier tipo <strong>de</strong> «obsequio y reverencia», «le es más acepta la oración <strong>de</strong> muchos<br />
y unida <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> un mismo método y fórmula, a la manera que nuestra<br />
Madre la Santa Iglesia recita el Divino Oficio, con unas mismas oraciones, salmos<br />
y preces y lo <strong>de</strong>más» (MP, IV, 477).<br />
Como ya hemos dicho en otras ocasiones, sor Juana tenía conciencia <strong>de</strong> su<br />
situación confliciiva en la sociedad <strong>de</strong> su tiempo. Esta constatación <strong>de</strong> ser único<br />
que, paradójicamente, pudo en ocasiones ayudarla <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la tónica barroca a<br />
la que fascinaba la rareza y notoriedad, traía aparejada su condición <strong>de</strong> marginalidad<br />
ya que la Décima Musa vivía en una sociedad paternalista dirigida y<br />
controlada por el sexo masculino. Constituía, pues, una necesidad vital <strong>de</strong> sor<br />
Juana hallar mo<strong>de</strong>los femeninos teológica y moralmenic irrefutables reconocidos<br />
por la Iglesia <strong>de</strong> su época, para darse seguridad a sí misma y afianzarse como<br />
la intelectual que era y que pretendía reconocieran sus contemporáneos. En<br />
esta línea, el mo<strong>de</strong>lo máximo que sor Juana encontró fue, naturalmente, la Virgen<br />
María. Aprovechando el canon establecido por la <strong>de</strong>voción mariana que se<br />
había <strong>de</strong>sarrollado durante la Edad Media y continuaba en épocas posteriores, la<br />
mexicana estira al máximo la apreciación y encarecimiento <strong>de</strong> esUi figura. En su<br />
obra, María es presentada como el ser por excelencia no sobrepasada por ningún<br />
otro. Es <strong>de</strong>cir, María, ser femenino, es el único que, siendo humano también,<br />
está por encima <strong>de</strong> todo hombre, <strong>de</strong> todo ser humano; como lo dice la<br />
monja en las «Letras bernardas»; «María no es Dios, pero es/quien más a Dios<br />
se parece» (MP, IV, <strong>21</strong>1).<br />
En los villancicos la encontramos no sólo como reina <strong>de</strong> los cielos, sino en<br />
funciones que sólo a los hombres <strong>de</strong> la época se les acordaba: es presentada como<br />
«astrónoma gran<strong>de</strong>», como caballera andante, como maestra <strong>de</strong> música en el<br />
cielo, como doctora <strong>de</strong> teología <strong>de</strong> las escuelas divinas enseñando a los ángeles,<br />
los seres más sabios <strong>de</strong>l mundo empíreo, «por ser quien inteligencia/mejor <strong>de</strong><br />
Dios participa» (IC, 351). Incluso podríamos <strong>de</strong>cir que en su <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> exaltar a<br />
la Virgen llega, precisamente en su «Romance a la Encarnación» (cuya primera<br />
estrofa hemos puesto <strong>de</strong> epígrafe al comienzo <strong>de</strong> este trabajo), a lo que Mén<strong>de</strong>z<br />
950
Planearte consi<strong>de</strong>ró «hipérboles intolerables en rigor teológico» (MP, I, 449),<br />
i<strong>de</strong>a que, sin embargo, repite en estos Ejercicios netamente religiosos el día segundo<br />
cuando dice, hablando <strong>de</strong>l «Señor»: «que trocó su estrellada majestad y<br />
lucido solio por las entrañas virginales <strong>de</strong> este abreviado y más digno y hermoso<br />
Firmamento» (MP, II, 481). María es, para sor Juana, todo lo que se ha mencionado<br />
y aún más según nos lo dice en la estrofa final <strong>de</strong> los villancicos a la<br />
Concepción <strong>de</strong> 1689:<br />
Trono <strong>de</strong> Dios soberano,<br />
Archivo <strong>de</strong> todo el bien,<br />
Gloria <strong>de</strong> Jerusalén<br />
y Alegría <strong>de</strong>l cristiano;<br />
Eslher que al género humano<br />
<strong>de</strong> la miseria libró;<br />
la Mujer que en Palmos vio<br />
Juan, triunfante <strong>de</strong>l Dragón;<br />
el Trono <strong>de</strong> Salomón<br />
y la Señal dada a Acaz;<br />
¡y trescientas cosas más!<br />
(MP,U, 110).<br />
Oíros mo<strong>de</strong>los fueron santa Catarina <strong>de</strong> Alejandría a quien le <strong>de</strong>dicó, como<br />
sabemos, sus versos más exaltadamente «feministas», y el catálogo <strong>de</strong> mujeres<br />
fuertes <strong>de</strong> la Biblia que da en la Respuesta así como en varias <strong>de</strong> sus obras líricas,<br />
sin mencionar los muchos y variados ejemplos que toma <strong>de</strong> la historia antigua<br />
y <strong>de</strong>l mundo clásico, en el Ncpiuno mayormente, así como <strong>de</strong> la historia<br />
contemporánea suya.<br />
Volviendo a los Ejercicios <strong>de</strong> la Encarnación, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la <strong>de</strong>dicatoria general,<br />
ofrece sor Juana una «Introducción al intento» que es un plan y meditación<br />
don<strong>de</strong> hace referencia a sor María <strong>de</strong> Agreda en la Mysiica ciudad <strong>de</strong> Dios<br />
lo cual ya nos pue<strong>de</strong> dar una i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> cuáles eran los pasos que sor Juana <strong>de</strong>seaba<br />
seguir. Según i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la monja <strong>de</strong> Agreda que sor Juana hace suya, Dios, conociendo<br />
que María sería escogida como madre suya al encarnar al Hijo, no sólo<br />
la salvó <strong>de</strong>l pecado original sino que la encumbró al reino <strong>de</strong> los cielos, sin<br />
que ella lo supiera, para que todas las criaturas celestes «la fuesen jurando reina<br />
y dándole obediencia» y, lo que es más importante, haciéndole partícipe <strong>de</strong> toda<br />
ciencia ya que le mostró «toda la creación <strong>de</strong>l Universo». Es <strong>de</strong>cir, como veremos<br />
a continuación, María poseyó <strong>de</strong> este modo todo el saber cósmico que fray<br />
Luis anhelaba conseguir <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la muerte y al que sor Juana misma aspiraba<br />
en vida según nos los cuenta en El sueño. Los Ejercicios para esos nueve<br />
días antes <strong>de</strong>l <strong>de</strong> la Encarnación (que incluyendo a este último día resultan en<br />
diez), dice, se <strong>de</strong>dicarán a «sanear en algo el torpe olvido con que tratamos tan<br />
951
sagrados misterios y tan inestimables finezas». Los ejercicios <strong>de</strong> cada día se divi<strong>de</strong>n<br />
en tres partes: «Meditación», «Ofrecimiento» y «Ejercicios»; la primera<br />
es <strong>de</strong> carácter contemplativo, reflexivo, la segunda es una oración invocativa y<br />
la tercera es <strong>de</strong> tipo práctico. En los siete primeros días, siguiendo a sor María<br />
<strong>de</strong> Agreda, la «Meditación» se correspon<strong>de</strong> a los siete primeros días que relata<br />
el Génesis relacionando con María, en cada caso, lo más significativo <strong>de</strong> la<br />
creación <strong>de</strong> ese día. En los tres últimos días se tratan las tres jerarquías <strong>de</strong> coros<br />
angélicos <strong>de</strong>dicando el comentario a un grupo que compren<strong>de</strong> a tres categorías<br />
<strong>de</strong> ángeles para cada día. El «Ofrecimiento» diario son invocaciones a la Virgen<br />
relacionado con lo dicho en la meditación anterior. La tercera parte, los «Ejercicios»,<br />
constituyen prácticas religiosas y oraciones muy variadas al mismo tiempo<br />
que, empezando con el día primero hasta el séptimo, se toma uno por uno a<br />
los pecados capitales para exhortar a los que rezan estos Ejercicios <strong>de</strong> la Encarnación,<br />
a practicar la virtud contraria. Al agotarse los siete pecados capitales<br />
con el séptimo día, la monja recomienda en el octavo abstenerse especial y absolutamente<br />
<strong>de</strong> la mentira incluso venial extendiéndose en su rechazo por muchas<br />
líneas, lo cual está en concordancia con lo que dijo luego en la Respuesta.<br />
En el noveno, propone rechazar todos los vicios.<br />
Veamos, ¡o más brevemente posible, lo que se dice en la parle más imporlantc:<br />
la meditación <strong>de</strong> cada día; señalaremos, también, lo más significativo que<br />
aparezca en las otras. En el primer día se i<strong>de</strong>ntifica a la Virgen con la luz, enemiga<br />
<strong>de</strong> las tinieblas observando que María es «la más cercana a la Luz in<strong>de</strong>ficiente<br />
c inaccesible <strong>de</strong> la Divina Esencia» dándole, y esto es importante para las<br />
consi<strong>de</strong>raciones que hacemos al final, significado religioso: se pi<strong>de</strong> la <strong>de</strong>saparición<br />
<strong>de</strong> la ignorancia humana y entendimiento para alcanzar la gloria. En el segundo<br />
día se la compara con la pureza y la gracia que trac el agua; también se<br />
hacen reflexiones sobre la firmeza <strong>de</strong>l carácter <strong>de</strong> María ante toda la suerte <strong>de</strong><br />
embales como los que le tocó vivir; en el tercero, que trata en el Génesis <strong>de</strong> la<br />
separación <strong>de</strong> la tierra y el agua, se habla <strong>de</strong> ambos elementos puntualizando<br />
que María los sobrepasa a los dos, al mar porque «es breve, es estrecho y no<br />
digno» <strong>de</strong> simbolizar las «elevadas virtu<strong>de</strong>s» <strong>de</strong> María y a la tierra porque <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong>l pecado, «sólo sabía producir espinas y abrojos <strong>de</strong> pecadores». El sol y<br />
la luna se crean en el cuarto día y reconocen a la Señora por reina mencionando,<br />
al recordar la visión <strong>de</strong>l Apocalipsis <strong>de</strong> san Juan, que ya la «había vestido el sol,<br />
calzado la luna y coronado las estrellas». En este día se hace hincapié en el saber<br />
<strong>de</strong> María al mencionar «la altísima... e infusa sabiduría» <strong>de</strong> la tal reina, que<br />
penetra «las naturalezas y cualida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> todos aquellos luminares: sus influjos,<br />
giros, movimientos, retrogresiones, eclipses menguantes, crecientes...». En el<br />
«Ofrecimiento» <strong>de</strong> este día se halla la siguiente invocación: «Oh, Reina <strong>de</strong> la<br />
Sabiduría más docta y sabia que aquella reina Sabá», todo lo cual nos lleva a lo<br />
observado anteriormente cuando se mencionó el amor al conocimiento que la<br />
musa nos muestra en casi toda su obra y en El sueño principalmente así como su<br />
952
particular interés en presentarnos a María como mujer docta por excelencia. El<br />
quinto día es el <strong>de</strong>dicado al <strong>de</strong> la creación <strong>de</strong> los peces y las aves los cuales le<br />
dieron asimismo, rendida obediencia a la que habita «entre la candi<strong>de</strong>z <strong>de</strong> la<br />
Gracia» y es «Ave <strong>de</strong> pureza». El sexto día es la creación <strong>de</strong> los animales. Es<br />
interesante señalar, <strong>de</strong> paso, el modo en que la monja nos presenta la creación<br />
humana. Dice; «y crió Dios al hombre a su imagen y semejanza, varón y mujer,<br />
y los bendijo», y continúa diciendo, sin hacer diferencias entre los sexos, que<br />
les or<strong>de</strong>nó que se multiplicaran y utilizaran para su provecho, conjuntamente, a<br />
los peces, las aves, los animales y las plantas. Más a<strong>de</strong>lante comenta que «por la<br />
culpa y haber él quebrantado la obediencia que a Dios <strong>de</strong>bía» y «pecando<br />
Adán» perdió su autoridad sobre estas criaturas sin que en ningún momento,<br />
mencione a Eva. María es «la restauradora <strong>de</strong> nuestro honor perdido en Adán»,<br />
y, más importante, es quien «había sido sola la en quien se restauró la imagen y<br />
semejanza <strong>de</strong> Dios, borrada con el pecado <strong>de</strong> nuestro primer padre». Todo esto<br />
lo relaciona con el dogma <strong>de</strong> la Inmaculada Concepción <strong>de</strong> María al proclamarla<br />
cl único ser humano que nació sin el pecado original porque Dios, repite, la<br />
quiso «preservar en su eterna Mentó una pura criatura que, adornada <strong>de</strong> la gracia<br />
sanlificanie <strong>de</strong>s<strong>de</strong> cl primer instante <strong>de</strong> su ser, restaurase en sí la imagen y<br />
semejanza <strong>de</strong> Dios»; esta i<strong>de</strong>a reiterada es importante según comentaremos más<br />
a<strong>de</strong>lante. El séptimo día es cl <strong>de</strong> <strong>de</strong>scanso <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la Creación y también <strong>de</strong><br />
elevación <strong>de</strong> la Señora por quien «los celestiales ciudadanos» habían lomado<br />
«las armas intelectuales» para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r su «<strong>de</strong>recho y fueros, tanto, antes»...,<br />
este «antes» quiere <strong>de</strong>cir cuando ocurrió la rebelión <strong>de</strong> Luzbel. Notemos que la<br />
monja otorga a María las prerrogativas <strong>de</strong> Dios mismo: aquí es a la Virgen a la<br />
que <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l ataque <strong>de</strong> Luzbel, y lo que <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>n es cl espíritu (¿cuántos<br />
siglos antes?) <strong>de</strong> lo que será la persona <strong>de</strong> María en la tierra. Por los ángeles, se<br />
aña<strong>de</strong>, fue adornada <strong>de</strong> «misteriosas joyas y cifras».<br />
En el «ofrecimiento» <strong>de</strong> este día, se alaba la monja <strong>de</strong> «ver en vos exaltada<br />
nuestra naturaleza sobre ellos», es <strong>de</strong>cir, sobre los ángeles, a quienes había llamado<br />
ya antes, probablemente, «Espíritus puros... / (e inteligencias sutiles, /<br />
Ciencia <strong>de</strong> Dios se apellidan)» («Villancicos a la Asunción», 1676; MP, II, 6).<br />
El día octavo <strong>de</strong>dica sor Juana su meditación a la segunda jerarquía <strong>de</strong> ellos. Es<br />
significativo notar que en este día se refiere a la Virgen con el título <strong>de</strong> «Su Majestad»<br />
que generalmente se le daba a la primera o segunda persona <strong>de</strong> la Trinidad;<br />
nótese también en ese pasaje, la extremada exaltación <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r y sabiduría<br />
a que eleva la figura <strong>de</strong> María: «Hoy dieron estos soberanos Coros la obediencia<br />
a su po<strong>de</strong>rosa, suprema y dominante Reina y Señora, reconociendo en Su<br />
Majestad las Potesta<strong>de</strong>s el mayor po<strong>de</strong>r con que sujeta a los <strong>de</strong>monios, como<br />
quien sola quebrantó la cabeza <strong>de</strong>l soberbio dragón; los Principados, la potestad<br />
con que gobierna y rige a los reinos, aplicándole por esto la Santa Iglesia las palabras<br />
<strong>de</strong> la Sabiduría, diciendo en su persona: Por mí reinan los reyes, por mi<br />
imperan los príncipes, y los po<strong>de</strong>rosos distribuyen la justicia. (El subrayado<br />
953
pertenece al texto; MP, IV, 498.) María no es solamente sabiduría, es dadora <strong>de</strong>l<br />
po<strong>de</strong>r y <strong>de</strong> la justicia que se opera en la tierra. Después <strong>de</strong> haber dicho estas cosas<br />
no es <strong>de</strong> extrañar que en la meditación <strong>de</strong>l día nono exclame: «Yo <strong>de</strong> mí sé<br />
<strong>de</strong>cir que si fuera posible conmutar las miserias <strong>de</strong> mi naturaleza humana con<br />
los privilegios y perfecciones <strong>de</strong> la angélica, perdiendo la relación que tenemos<br />
<strong>de</strong> parentesco con María Santísima, no lo admitiera aunque pudiera, atento a este<br />
respecto y a lo que estimo y aprecio en toda mi alma el ser <strong>de</strong> su linaje». María,<br />
mujer, no solamente es el ser humano más alto en la escala <strong>de</strong>l ser sino que,<br />
por obra <strong>de</strong> haber sido escogida como madre <strong>de</strong> Dios, manteniendo su calidad<br />
humana, tiene atributos <strong>de</strong> la divinidad. Esta calidad <strong>de</strong> «Madre <strong>de</strong>l Verbo»,<br />
«Madre <strong>de</strong> Dios» que se menciona siete veces en unas pocas líneas, es lo que se<br />
ensalza y comenta en el día <strong>de</strong> la celebración <strong>de</strong> la Encarnación ya que: «Después<br />
<strong>de</strong> Dios, no hay santidad, no hay virtud, no hay pureza, no hay mérito, no<br />
hay perfección como la <strong>de</strong> María: luego <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Dios, no hay gran<strong>de</strong>za, no<br />
hay potestad, no hay privilegio, no hay exaltación, no hay gracia, no hay gloria<br />
como la <strong>de</strong> María Santísima». María es esa persona preservada ab aeterno a la<br />
que se avasallan los elementos, los ángeles y los hombres lodos porque al cumplirse<br />
en ella los dos aspectos tradicionalmente más apreciados <strong>de</strong>l ser femenino:<br />
el ser virgen y, al mismo tiempo, madre <strong>de</strong> Dios, lodo lo merece y todo lo<br />
avasalla. Reparemos en que cuando sor Juana habla <strong>de</strong> la pureza <strong>de</strong> María no<br />
enfati/a o se abstiene <strong>de</strong> darle connotaciones sexuales; lo que le importa es recalcar<br />
el hecho <strong>de</strong> que al conservarla Dios sin culpa original, es la única entre<br />
iodos los seres creados por el que nunca perdió su origen y semejanza divinos.<br />
Mencionando los privilegios conocidos c «infinitos que ignoramos», su sabiduría,<br />
su po<strong>de</strong>r, su prístino origen divino y realzando la facultad reproductiva única<br />
<strong>de</strong>l sexo al que pertenece, recrea la monja mexicana, en revancha, una figura<br />
femenina incontrovertible y reconocida por la Iglesia que, porque es superior,<br />
rige a los hombres que quieren dominar su mundo y que es mo<strong>de</strong>lo y ban<strong>de</strong>ra<br />
para sí misma y propone para toda mujer.<br />
Paremos ahora, por último, al segundo aspecto que propusimos al principio,<br />
aquellos que pue<strong>de</strong>n relacionarse con los acontecimientos <strong>de</strong> los últimos años<br />
<strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> la monja. Ya en la «Introducción al intento» <strong>de</strong> los Ejercicios que<br />
comentamos, sor Juana menciona la «disciplina, obediencias y cosas semejantes,<br />
que en el religioso estado son ordinarias» comunicándonos así su clara conciencia<br />
<strong>de</strong> los usos y regulaciones <strong>de</strong> su tiempo en cuanto a prácticas religiosas<br />
<strong>de</strong> sacrificios, ayunos, abstinencias, disciplinas y cilicios como veremos a continuación.<br />
En la tercera parte <strong>de</strong>l día primero exhorta, utilizando el tono impeledor<br />
<strong>de</strong>l futuro, a rezar «nueve salves boca en tierra». Pi<strong>de</strong>, a<strong>de</strong>más, que cada<br />
uno: «absténgase <strong>de</strong> las impaciencias, murmuraciones, y sufra con paciencia<br />
aquello que más le repugnare a su natural» y aña<strong>de</strong>: «Si fuere día <strong>de</strong> disciplina<br />
<strong>de</strong> Comunidad, con ella basta; si no, se podrá hacer especial». En el segundo día<br />
manda que se «bese la tierra postrado», en el tercero hace la apología <strong>de</strong> la hu-<br />
954
mudad justificándola en relación con María quien siendo «toda Cielo, y Cielo<br />
más excelente que los cielos, se llamaba polvo» (el subrayado pertenece al texto).<br />
En los «Ejercicios» <strong>de</strong> este día, al final, recomienda que «si pudieren, traigan<br />
hoy cilicio». En el día cuarto continúa con variaciones <strong>de</strong>l tema <strong>de</strong>l día anterior<br />
cuando dice que: «mientras menos obligatoria es una acción, tanto más<br />
meritoria es, y los que la hacen imitan más a Dios que se humilló y abatió sin<br />
tener necesidad» proponiendo a renglón seguido perdonar para siempre a «todos<br />
sus enemigos pasados presentes y futuros, por amor <strong>de</strong> Dios y honra <strong>de</strong> su santísima<br />
Madre». En el día sexto hace voto a la Virgen <strong>de</strong> «exten<strong>de</strong>r vuestra cordialísima<br />
<strong>de</strong>voción, ofreciendo nuestras vidas en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> vuestros privilegios; y<br />
juramos por los Santos Evangelios <strong>de</strong> vuestro Hijo, guardar y observar, especialmente,<br />
el <strong>de</strong> vuestra Inmaculada Concepción, haciendo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego voto <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rla todo lo posible, hasta <strong>de</strong>rramar en su <strong>de</strong>fensa la sangre y ojalá, Señora<br />
y bien nuestro, mereciésemos la dicha <strong>de</strong> morir por servicio vuestro». En<br />
este mismo día ofrece una serie <strong>de</strong> exclamaciones y reflexiones sobre la mala<br />
correspon<strong>de</strong>ncia dada a Dios por el beneficio <strong>de</strong> salvar al género humano (que<br />
también aparecen en El sueño. Veamos algunas líneas: ¡Qué mal te correspon<strong>de</strong>mos!<br />
¿Hasta cuándo ha <strong>de</strong> durar esta ceguedad, esta insensibilidad bruta<br />
nuestra? ¿Qué más pue<strong>de</strong> hacer Dios para solicitar enamorado nuestra correspon<strong>de</strong>ncia?<br />
¡Ah qué ingratitud! No hay palabras con que explicarla, ni entendimiento<br />
para concebir cuan monstruosa es». En el séptimo día estas reflexiones<br />
se dirigen a María al contemplar «...las gran<strong>de</strong>zas <strong>de</strong> nuestra Reina...! Cuando<br />
esto pienso (aña<strong>de</strong>), no sé cómo tengo corazón para no gastar todos los instantes<br />
<strong>de</strong> mi vida en el servicio <strong>de</strong>l Señor, que la crió para su gloria y nuestro bien,<br />
«este beneficio no lo sirviéramos con todo el empleo <strong>de</strong> nuestra vida. A lo menos<br />
yo, la más ingrata criatura <strong>de</strong> cuantas crió su Omnipotencia». En el día nono,<br />
el último, hallamos: «Y por ser el día noveno y víspera <strong>de</strong> la Encarnación,<br />
tendrán disciplina.» Qué consecuencias po<strong>de</strong>mos sacar <strong>de</strong> todo esto? Sor Juana<br />
menciona estos Ejercicios en la Respuesta diciéndole al obispo <strong>de</strong> Puebla, según<br />
vimos al principio, que los había hecho «años ha, y <strong>de</strong>spués se divulgaron»,<br />
y aña<strong>de</strong> que le quedaban pocos y que <strong>de</strong> los Dolores, mencionados antes, no pudo<br />
hallar más. La Respuesta está fechada el 1 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1691. Por lo que antece<strong>de</strong>,<br />
no creo que los Ejercicios se escribieran <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> 1685 u 86; en todo<br />
caso son, por lo que ella dice, muy anteriores a la cuestión <strong>de</strong> las cartas.<br />
Hasta 1686 fueron los virreyes los marqueses <strong>de</strong> la Laguna quienes fueron<br />
gran<strong>de</strong>s protectores <strong>de</strong> la musa; en 1688 llegaron los <strong>de</strong> Galbe con quienes también<br />
mantuvo buenas relaciones; si las que tenía con el obispo <strong>de</strong> México,<br />
Aguiar y Seijas, no eran <strong>de</strong>l todo cordiales, sí lo eran las mantenidas con Manuel<br />
Fernán<strong>de</strong>z <strong>de</strong> Santa Cruz, el <strong>de</strong> Puebla. Es <strong>de</strong>cir, para 1685 sor Juana estaría<br />
ya en el apogeo <strong>de</strong> su fama. Si <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los presupuestos <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong> su<br />
época siempre tuvo razones para quejas, también era una mujer motivo <strong>de</strong> orgullo<br />
para muchos. Sin embargo, como hemos visto, sor Juana, mujer y monja <strong>de</strong><br />
955
su época, al mismo tiempo que escribía lírica profana amorosa, burlesca, epigramática,<br />
y se <strong>de</strong>fendía a diestra y siniestra utilizando la figura <strong>de</strong> María (o <strong>de</strong><br />
cualquier otra mujer que le sirviera para sus propósitos), utilizando en muchos<br />
casos un lenguaje transgresor, también alababa la humildad como virtud ensalzadora<br />
y, lo que pue<strong>de</strong> parecer más paradojal, seguía y exhortaba el uso <strong>de</strong><br />
prácticas que hoy consi<strong>de</strong>ramos humillantes y tachamos <strong>de</strong> repugnantes: poner,<br />
postrándose, la boca en tierra y besarla, darse disciplina y usar cilicios. ¿Debe<br />
extrañarnos que cuando le llegó la crisis provocada por el escándalo <strong>de</strong> las carlas<br />
<strong>de</strong>cidiera, bajo las presiones que halló a su alre<strong>de</strong>dor pero con conciencia <strong>de</strong><br />
lo que hacía, retirarse <strong>de</strong>l mundo? ¿Va a parecemos raro que diga en sus escritos<br />
finales (que se han consi<strong>de</strong>rado indignos <strong>de</strong> sor Juana), <strong>de</strong> manera comprensiblemente<br />
más vehemente, lo que, en una u otra forma, dijo en escritos anteriores?<br />
De esos últimos escritos veamos algunas muestras: en la Docta explicación<br />
dice, corno vimos antes, que «libre y espontáneamente» hace voto <strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r<br />
«la Purísima Concepción <strong>de</strong> Nuestra Señora... hasta <strong>de</strong>rramar la sangre» {MP,<br />
517); en la Protesta no sólo vuelve a reiterar lo mismo sino que hace un repaso<br />
<strong>de</strong> las verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la fe católica <strong>de</strong>l Credo recalcando, también aquí, las altezas<br />
<strong>de</strong> María y «creyendo que es ella lodo lo que no es ser Dios»; en la Petición...<br />
casuídica se intensifica la búsqueda <strong>de</strong> su yo religioso convirtiéndose en «Fiscal<br />
<strong>de</strong>l Crimen <strong>de</strong> mi propia conciencia» al mismo tiempo que hace una apelación<br />
a Dios y a María y a «su esposo y mi amado abogado San José» a más <strong>de</strong><br />
otros sanios que lambicn mencionó antes. En los documentos <strong>de</strong>l Libro <strong>de</strong> Profesiones<br />
reitera, nuevamente pero <strong>de</strong> forma más abreviada, lo señalado; es en el<br />
último <strong>de</strong> estos documentos don<strong>de</strong> hallamos: «Yo, la peor <strong>de</strong>l mundo» que recuerda<br />
lo que mencionamos más arriba <strong>de</strong> los Ejercicios cuando se llama «la<br />
más ingrata criatura <strong>de</strong> cuantas crió vuestra Omnipotencia».<br />
Los elementos que nos permiten penetrar en la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> sor Juana <strong>de</strong> retiro<br />
<strong>de</strong>l mundo, como hemos visto en los Ejercicios <strong>de</strong> la Encarnación, estaban<br />
ya en su obra mucho antes <strong>de</strong> que llegara la crisis. Me parece que para enten<strong>de</strong>r<br />
las aparentes oposiciones en el modo <strong>de</strong> hacer <strong>de</strong> la monja, hay que tener en<br />
cuerna el carácter ambivalente <strong>de</strong> su personalidad; una personalidad esquiva a<br />
análisis reductores. Si avanzada c incluso atrevida en sus i<strong>de</strong>as, si a veces la hallamos<br />
transgresora, también se nos presenta como monja ortodoxa y cumplidora<br />
<strong>de</strong> sus <strong>de</strong>beres: la Iglesia en ocasiones representaría para ella una madre estricta<br />
pero también sería un refugio en otras, sobre todo si tenemos en cuenta lo<br />
que le importaría el respaldo <strong>de</strong> la mayoría <strong>de</strong> sus hermanas. ¿Po<strong>de</strong>mos realmente<br />
imaginamos a una sor Juana invalidada por el miedo, aterrada ante su situación<br />
cuando conocemos <strong>de</strong> su seguridad en sí misma, si sabemos que estaba<br />
templada en la lucha <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su juventud, que tenía conciencia <strong>de</strong> lo que podía<br />
hacer la envidia y la suspicacia <strong>de</strong> su mundo contra una mujer escritora? El problema<br />
<strong>de</strong> sor Juana estaba entre su amor a las letras, que había constituido la ra-<br />
956
zón principal <strong>de</strong> su entrada en el convento, y lo que le importaba la consecución<br />
<strong>de</strong> su salvación espiritual. Así nos los dice ella en la Respuesta ya que el convento,<br />
como lugar <strong>de</strong> estudio, «era lo menos <strong>de</strong>sproporcionado y lo más <strong>de</strong>cente<br />
que podía elegir en materia <strong>de</strong> la seguridad que <strong>de</strong>seaba <strong>de</strong> mi salvación» (JV,<br />
776). La monja aceptaba y compartía, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre, lo que menciona Paz, la<br />
«primacía perfectamente ortodoxa, <strong>de</strong> los fines espirituales sobre los temporales:<br />
estamos en este mundo para salvarnos y ganar la gloria» (157).<br />
La libertad que daba la época <strong>de</strong> la Fénix es la libertad <strong>de</strong> opción <strong>de</strong> la que<br />
nos habla Maravall: «Elección es libertad, o mejor dicho, es la versión <strong>de</strong> la libertad<br />
propia <strong>de</strong>l hombre mo<strong>de</strong>rno... En ella coinci<strong>de</strong>n los teólogos jesuítas y<br />
Descartes... Cuando la libertad política o social se reducen o anulan, aparece<br />
intensificado ese sentimiento <strong>de</strong> la libertad interior que el hombre <strong>de</strong>l xvn afirma<br />
como libertad <strong>de</strong> elección. Ahora bien, si se elige, quiere <strong>de</strong>cirse, no sólo<br />
que hay varias cosas entre las que optar, sino que pue<strong>de</strong>n y han <strong>de</strong> quedar diferentes<br />
las cosas <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la elección: el que elige hace en parle su mundo».<br />
Sor Juana apenas tenía opciones; por ello, vistos el caso a la distancia <strong>de</strong> tres siglos,<br />
po<strong>de</strong>mos hoy hablar <strong>de</strong> «las trampas <strong>de</strong> la fe». Con todo, para la sor Juana<br />
<strong>de</strong>l siglo XVII, la fe no era trampa, era la vía que la conduciría a la vida eterna<br />
prometida por su Iglesia; por tanto, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> una lucha seguramente angustiosa,<br />
eligió un «mundo» diferente al anterior al <strong>de</strong>cidir retirarse <strong>de</strong> las letras. Y<br />
para ella esta elección, este ejercicio <strong>de</strong> «libertad interior», sería tan libre como<br />
lo era posible en su época (o incluso en cualquier otra).<br />
Sor Juana no podía, ni aun recreando el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> una María intelectual y<br />
poeta, ganar la batalla entablada por la conquista <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> la mujer al conocimiento.<br />
A lo que sí po<strong>de</strong>mos estar seguros que no renunció fue a su dignidad<br />
<strong>de</strong> mujer en el mo<strong>de</strong>lo máximo que había elaborado; María <strong>de</strong> Nazarct.<br />
957
EL AUTORRETRATO MODERNISTA Y LA «LITERATURIZACION»<br />
DE LA PERSONA POÉTICA<br />
MARÍA A. SALGADO<br />
The University of North Carolina at Chapel Hill<br />
A los escritores mo<strong>de</strong>rnistas nacidos a fines <strong>de</strong>l siglo diecinueve les cupo en<br />
suerte dar forma a la sensibilidad mo<strong>de</strong>rna. Fueron esos artistas <strong>de</strong> fuerte idiosincrasia<br />
quienes manipularon géneros, temas, estilos y lengua, llevando a cabo<br />
una revolución que flexibilizó las letras <strong>de</strong>l siglo actual. Sus here<strong>de</strong>ros literarios<br />
pudieron valerse <strong>de</strong> sus aportaciones adaptándolas a los vertiginosos cambios físicos<br />
y psíquicos que se habrían <strong>de</strong> suce<strong>de</strong>r sin tregua en el convulsivo mundo<br />
mo<strong>de</strong>rno.<br />
Aunque el Mo<strong>de</strong>rnismo estuvo lejos <strong>de</strong> estar limitado al cariz exclusivamente<br />
literario que se le ha imputado, 1 sí es cierto que una <strong>de</strong> sus características más<br />
sobresalientes fue su habilidad para transformar en literatura los inci<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la<br />
vida cotidiana. Entre los elementos así transformados <strong>de</strong>staca la inscripción nar-<br />
1. Las críticas hirientes, más o menos veladas, contra el Mo<strong>de</strong>rnismo comienzan con la acusación<br />
<strong>de</strong> «galicismo menlal», lanzada por J. VALERA en la reseña original <strong>de</strong> Azul, (J.V., Obras completas,<br />
[ed. E. Rodríguez Monegal), Madrid, Aguilar, 1967, p. xxxi), y culminan con el reduccionismo<br />
histórico que ha vendido a limitar sus amplias y eclécticas características a su fase inicial<br />
—preciosislamenle parnasiana. Tal vez, el ejemplo más notorio <strong>de</strong> este reduccionismo lo represente<br />
el artículo <strong>de</strong> R. SILVA CASTRO «¿ES posible <strong>de</strong>finir el Mo<strong>de</strong>rnismo?» Cua<strong>de</strong>rnos Americanos,<br />
XXIX, n. 4 (1965), 172-79. Por otro lado, A. RAMA ha señalado que el Mo<strong>de</strong>rnismo, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> ser<br />
ese movimiento limitado, atacado por la crítica tradicional durante más <strong>de</strong> cincuenta años por lo que<br />
juzgaba excesivo esteticismo escapista, fue en esencia la respuesta <strong>de</strong>l artista a las presiones socioeconómicas<br />
con las que el capitalismo iba subviniendo los valores <strong>de</strong> la sociedad tradicional. Rama<br />
ha estudiado este fenómeno en varios ensayos, tal vez el más representativo sea Rubén Darío y el<br />
mo<strong>de</strong>rnismo (circunstancia socioeconómica <strong>de</strong> un arle americano), Caracas, Ediciones <strong>de</strong> la Biblioteca<br />
<strong>de</strong> la Universidad Central <strong>de</strong> Venezuela, 1970. Para un resumen conciso <strong>de</strong> las presiones históricas<br />
y <strong>de</strong> las ten<strong>de</strong>ncias literarias que ayudaron a configurar el Romanticismo y el Mo<strong>de</strong>rnismo hispanoamericanos<br />
ver los ensayos sobre estos temas incluidos en Historia <strong>de</strong> la literatura<br />
hispanoamericana, (ed. L. Iñigo Madrigal), Tomo II, Madrid, Cátedra, 1987.<br />
959
cisista <strong>de</strong>l autor en el centro <strong>de</strong> su mundo poético. De hecho, el escritor mo<strong>de</strong>rnista<br />
se convirtió en el héroe <strong>de</strong> gran parte <strong>de</strong> la literatura <strong>de</strong> su época. 2 Este fenómeno<br />
conllevó la «Hteraturización» sistemática <strong>de</strong> la persona y <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>l<br />
autor —tema que estudiaré en las páginas que siguen basándome en los numerosos<br />
autorretratos escritos en las primeras décadas <strong>de</strong>l siglo veinte. En estos textos<br />
mo<strong>de</strong>rnistas, contrariamente a lo que se espera <strong>de</strong> un retrato realista finisecular,<br />
no se va a subrayar la reproducción mimética <strong>de</strong> la persona y<br />
personalidad <strong>de</strong>l escritor, sino la imaginativa recreación <strong>de</strong> su temperamento artístico.<br />
3<br />
Dada la estrecha relación entre el Mo<strong>de</strong>rnismo y el arte <strong>de</strong>l autorretrato verbal<br />
no es pura coinci<strong>de</strong>ncia que dos <strong>de</strong> los autores que más han contribuido a su<br />
auge hayan sido los portaestandartes <strong>de</strong>l movimiento: el nicaragüense Rubén<br />
Darío y el español Juan Ramón Jiménez. El autorretrato <strong>de</strong> Darío, «Yo soy<br />
aquél...» (1904), se cuenta entre las obras más difundidas y admiradas <strong>de</strong> la primera<br />
década <strong>de</strong> este siglo: «El andaluz universal» (1923) <strong>de</strong> Jiménez, aunque<br />
más tardío y menos conocido, también es <strong>de</strong>cisivo en la historia <strong>de</strong>l género. 4 La<br />
lectura <strong>de</strong> estos textos sugiere que ambos escritores seleccionaron conscientemente<br />
la postura que les interesaba perpetuar como representativa <strong>de</strong> su personalidad,<br />
ergo, <strong>de</strong> su obra. Y escogida su pose, pasaron a literaturizarla.<br />
En «Yo soy aquél...», poema-manificsio que sirve <strong>de</strong> prólogo a Cantos <strong>de</strong><br />
vida y esperanza (1905), 5 Darío hace gala <strong>de</strong> su retórica preciosista elaborando<br />
2. R. GlllXÓN ha señalado esle fenómeno en «1:1 mo<strong>de</strong>rnismo y su héroe». Direcciones <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>rnismo,<br />
2* cd. aumentada, Madrid, Gredos, 1971, pp. 37-40.<br />
3. Entiendo por autorretrato un lexto relativamente breve —<strong>de</strong> intención análoga a la <strong>de</strong>l autorretrato<br />
pictórico— en el que se busca reproducir <strong>de</strong> manera iconográfica, es <strong>de</strong>cir, subjetiva, momentánea<br />
y unilateral, la esencia (genio y figura) <strong>de</strong>l propio autor. La característica esencial <strong>de</strong>l autorretrato<br />
verbal, y lo que lo distingue <strong>de</strong> la autobiografía propia, es el estar limitado a un tiempo y a<br />
un espacio específicos y reducidos. Aunque tal vez G. GUSDORP exagere las restricciones <strong>de</strong>l retrato<br />
pictórico, ha apuntado a las similarida<strong>de</strong>s y diferencias entre pintura y autobiografía al <strong>de</strong>cir que «el<br />
historiador <strong>de</strong> sí mismo <strong>de</strong>sea producir su propio retrato, pero mientras el pintor capta sólo un momento<br />
<strong>de</strong> su aspecto externo [acción análoga a la <strong>de</strong>l autorretrato verbal|, el autobiógrafo se esfuerza<br />
por reproducir una expresión completa y coherente <strong>de</strong> su <strong>de</strong>stino completo», («Conditions and Limits<br />
of Aulobiography», Autobiography: F.ssays Theoretical and Critical {cd. J. OlncyJ, Princeton, Princeton<br />
Universiiy Press, 1980, p. 35, la traducción es mía). Es evi<strong>de</strong>nte que en este lipo <strong>de</strong> composiciones,<br />
para que el lector entienda la intención autobiográfica <strong>de</strong>l autor, es esencial que establezca<br />
ser él el referente extemo <strong>de</strong> la persona literaria. Sobre este tema ver P. LEJEUNE, Le Pacte aulobiographique,<br />
París, Scuil, 1975; si bien no comparto su opinión <strong>de</strong> que toda autobiografía <strong>de</strong>ba estar<br />
escrita en prosa.<br />
4. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> ser a<strong>de</strong>ptos en la técnica <strong>de</strong>l autorretrato verbal, ambos poetas escribieron numerosos<br />
retratos. Las colecciones Los raros <strong>de</strong> Darío y Españoles <strong>de</strong> tres mundos <strong>de</strong> Jiménez también<br />
han contribuido a la prodigiosa difusión <strong>de</strong>l retrato verbal en las letras mo<strong>de</strong>rnas <strong>de</strong> habla española.<br />
5. «Yo soy aquél...» es un poema que aparte <strong>de</strong> ser un perspicaz autorretrato, cumple varias<br />
otras funciones, como lo indica el estar <strong>de</strong>dicado a José Enrique Rodó y ser prólogo <strong>de</strong>l libro que inició<br />
un importante cambio en la estética dariana. La crítica se ha referido a que en él Darío contesta<br />
las críticas <strong>de</strong> escapismo que se le habían hecho. Ver E. ANDERSON IMBERT, La originalidad <strong>de</strong> Ru-<br />
960
una versión <strong>de</strong> su vida-poesía que le permite pasar por alto las condiciones tristes<br />
<strong>de</strong> su vida bohemia, para subrayar la faceta artística <strong>de</strong> sí mismo —el culto,<br />
sensible y cosmopolita poeta mo<strong>de</strong>rnista que logró infundir su visión personal a<br />
toda una época. 6 Los dos primeros versos («Yo soy aquél que ayer no más <strong>de</strong>cía<br />
/ el verso azul y la canción profana», 7 equiparan la vida a la literatura al i<strong>de</strong>ntificar<br />
al poeta por el título <strong>de</strong> dos <strong>de</strong> sus libros principales, Azul... y Prosas profanas.<br />
Igual resultado obtiene al <strong>de</strong>scribir su vida en términos <strong>de</strong> un paisaje interior<br />
(su «jardín <strong>de</strong> sueño») adornado con los símbolos <strong>de</strong> su retórica. Su ser<br />
queda inscrito en el pseudoclásico jardín concebido por su afrancesada sensibilidad<br />
romántico-simbolista («con Hugo fuerte y con Verlaine ambiguo»).<br />
En la cuarta estrofa, Darío <strong>de</strong>sarrolla su conflicto interior espíritu/carne. Para<br />
ello se recrea en la estatua «<strong>de</strong> carne viva» habitada por su alma inocente («sentimental,<br />
sensible, sensitiva»), mas sujeta a las tentaciones <strong>de</strong> la came que sugieren<br />
las «patas <strong>de</strong> chivo» y los «cuernos <strong>de</strong> sátiro». Darío acentúa la artificiosidad <strong>de</strong> su<br />
ya ecléctica imagen literaria al redon<strong>de</strong>ar su conflicto interior en términos <strong>de</strong> otras<br />
retóricas («como la Galatea gongorina / me encantó la marquesa verleniana»).<br />
En las estrofas siguientes, Darío alegoriza sus pasiones en un viaje a la «sagrada<br />
selva» y al «bosque i<strong>de</strong>al», <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> cuyo recinto «el cuerpo ar<strong>de</strong> y vive<br />
y Psiquis vuela». 8 El poeta triunfa gracias a su fe en Dios y en el arte. Fe que<br />
también tiñe <strong>de</strong> literatura al equiparar el arte a Cristo: «el Arte puro como Cristo<br />
exclama: / Ego sum lux el ventas el vita!» Su confianza en ellos sugiere que<br />
la sinceridad proclamada por la voz poética es genuina. No hay duplicidad alguna<br />
cuando explica que ha <strong>de</strong>snudado su alma («si hay un alma sincera, ésa es la<br />
mía») y que habla «sin falsía, / y sin comedia y sin literatura». Lo que sí hay en<br />
«Yo soy aquél...» —aunque resulte paradójico por el «horror» que profesa sentir<br />
hacia la literatura—, es una consciente literaturización <strong>de</strong> su persona y <strong>de</strong> sus<br />
bén Darío, Buenos Aires, Centro lidilor <strong>de</strong> America Latina, 1967, p. 113, y S. MOLLOY, «Ser/Decir:<br />
Tácticas <strong>de</strong> un autorretrato», Essays on Híspanle Literalure in Honor of Edmund L. King, (eds. S.<br />
Molloy and L. Fernán<strong>de</strong>z Cifucntes), London, Tamesis, 1983, pp. 187-99.<br />
6. Kntiendo por retórica preciosista las características temáticas y formales asociadas al primer<br />
momenio <strong>de</strong>l Mo<strong>de</strong>rnismo, es <strong>de</strong>cir, a su fase parnasiana. Los rasgos sintetizados en el artículo <strong>de</strong><br />
Silva Castro mencionado en mi nota 1 son representativos. También C.L. JRADE ha estudiado estos<br />
símbolos, pero en función <strong>de</strong> las corrientes esotéricas <strong>de</strong> fin <strong>de</strong> siglo, en Rubén Darío and the Romanlic<br />
Searchfor Unity. The Mo<strong>de</strong>rnist Recourse to Esoteric Tradilion, Austin, University of Texas<br />
Press, 1983.<br />
7. R. DARIO, Poesía (prólogo <strong>de</strong> A. Rama, ed. E. Mejía Sánchez, cronología <strong>de</strong> J. Valle-Castillo),<br />
Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1977, pp. 244-47. Para un análisis <strong>de</strong>l autorretrato en Darío ver<br />
M.A. SALGADO «Félix Rubén García Sarmiento, Rubén Darío y otros entes <strong>de</strong> ficción», Revista Iberoamericana<br />
(en prensa).<br />
8. RAMA ha estudiado este poema con acierto en términos <strong>de</strong> lo que él llama la «teoría <strong>de</strong> la selva<br />
sagrada», en la que según él Darío redimensiona la realidad para conseguir un todo «armónico y<br />
perfecto» (R. DARIO, Poesía, p. xxxm).<br />
961
vivencias cotidianas. Literaturización que le permite inscribirse en su obra y<br />
eternizar la pose <strong>de</strong>l poeta hiperestésico que fue también el más preclaro innovador<br />
mo<strong>de</strong>rnista.<br />
Igual <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> eternizar su ser —en este caso la faceta <strong>de</strong>l poeta ascético <strong>de</strong>l<br />
alio Mo<strong>de</strong>rnismo, en absoluto control <strong>de</strong> su obra— 9 se perfila en el retrato <strong>de</strong> Jiménez.<br />
10 «El andaluz universal» fue escrito como broche final a la edición <strong>de</strong>finitiva<br />
<strong>de</strong> Españoles <strong>de</strong> tres mundos que nunca publicó. 11 Contrario a la ten<strong>de</strong>ncia<br />
mo<strong>de</strong>rnista a escribir autorretratos en verso, Jiménez escribió el suyo en una<br />
prosa lírica <strong>de</strong> extremo barroquismo e insólita adjetivación. La visión unilateral<br />
que <strong>de</strong> sí mismo presenta es análoga a la que se observa en Españoles, retratos<br />
que Jiménez ha calificado <strong>de</strong> «caricaturas líricas», sugiriendo que lodos ellos<br />
<strong>de</strong>forman poéticamente al mo<strong>de</strong>lo. Y así es en este autorretrato: el título y subtítulo<br />
apuntan a su interés en subrayar sólo lo literario, aunque implícitamente<br />
también sintetizan las dos facetas más sobresalientes <strong>de</strong> su carácter. Al i<strong>de</strong>ntificarse<br />
en el título por su nombre <strong>de</strong> pluma preferido, «El andaluz universal», 12<br />
Jiménez privilegia su posición <strong>de</strong> poeta, y reduce su compleja herencia literaria<br />
al único aspecto que le interesaba <strong>de</strong>stacar: su tradición arábigo-andaluza —que<br />
sugiere haber unlversalizado. El subtítulo «Autorretrato (para uso <strong>de</strong> reptiles <strong>de</strong><br />
varia categoría)», revela al Jiménez notorio en los círculos literarios <strong>de</strong> su época<br />
por su carácter receloso y huraño.<br />
Al igual que Darío, Jiménez literaturizó su ambiente <strong>de</strong> acuerdo al mito con<br />
que i<strong>de</strong>ntificaba su función <strong>de</strong> poeta. Así, mientras Darío <strong>de</strong>scribió su marco en<br />
términos <strong>de</strong> los artificiosos paisajes preciosistas que caracterizan su obra y que<br />
son parte íntegra <strong>de</strong> su flamante personalidad, Jiménez retrató el suyo en una<br />
serie <strong>de</strong> escenas interiores representativas <strong>de</strong> su poesía <strong>de</strong>purada y <strong>de</strong> su carácter<br />
solitario. El autorretrato empieza literaturizando el entorno que el autor consi<strong>de</strong>raba<br />
<strong>de</strong>finidor <strong>de</strong> su persona-obra. Las tres palabras iniciales, «Mis hados<br />
orientales», señalan tanto su temperamento <strong>de</strong> visionario romántico-mo<strong>de</strong>rnista<br />
como su herencia arábigo-andaluza. El énfasis en establecer una tradición lucraría<br />
autóctona difiere marcadamente <strong>de</strong>l acercamiento escogido por Darío. En su<br />
retrato, el cxpalriado poeta nicaragüense rechazó <strong>de</strong> manera implícita sus raíces<br />
americanas al inscribirse en un marco literario exclusivamente europeo; por el<br />
9. Para un estudio <strong>de</strong>l Mo<strong>de</strong>rnismo y la imagen <strong>de</strong> sí mismo en Jiménez ver J.C. WILCOX, Self<br />
and ¡mage in Juan Ramón Jiménez. Mo<strong>de</strong>rn and Postmo<strong>de</strong>rn Readings, Urbana and Chicago, Universily<br />
of Ulinoís Press, 1987.<br />
10. «El andaluz universal» lleva fecha <strong>de</strong> 1923, época <strong>de</strong> gran auge en la carrera poética <strong>de</strong> Jiménez;<br />
por lo que no es sorpren<strong>de</strong>nte que su autorretrato reproduzca la faceta que Wilcox ha i<strong>de</strong>ntificado<br />
como la <strong>de</strong> «el poeta solar», en completo control <strong>de</strong> sí mismo y <strong>de</strong> su arte.<br />
11. En el prólogo a la primera edición (Losada, 1942) el autor explicó su intención <strong>de</strong> recrear<br />
una vista panorámica completa <strong>de</strong> la época «mo<strong>de</strong>rnista» <strong>de</strong> la que él formó paite.<br />
12. J.R. JIMÉNEZ, «El Andaluz Universal», Cua<strong>de</strong>rnos <strong>de</strong> Juan Ramón Jiménez (ed. F. Garfias),<br />
Madrid, Taurus, 1960, pp. 122-24. Para un análisis <strong>de</strong>l mismo ver M.A. SALGADO, «Juan Ramón visto<br />
por Juan Ramón», Cua<strong>de</strong>rnos Hispanoamericanos, n. 376-378 (1981), pp. 1-17.<br />
962
contrario, Jiménez pasa por alto lo europeo y subraya su herencia hispanooriental.<br />
13 En ambos casos, y aunque se asocian a tradiciones poéticas distintas,<br />
el fin perseguido es el mismo: sugerir la singularidad <strong>de</strong> la aportación personal.<br />
Darío, <strong>de</strong>mostrando que sus amplios conocimientos <strong>de</strong>l arte universal mo<strong>de</strong>rno<br />
le habían ayudado a arrancar a los poetas <strong>de</strong> su época <strong>de</strong>l estancamiento en que<br />
les halló, y Jiménez, recordando a poetas y lectores lo que la literatura occi<strong>de</strong>ntal<br />
<strong>de</strong>bía a la tradición literaria española, encarnada en su sensibilidad arábigoandaluza.<br />
Jiménez centra su semblanza en el mundo <strong>de</strong> su niñez, lo que le permite justificar<br />
indirectamente su exacerbado narcisismo. La imagen que evoca es la <strong>de</strong><br />
un exquisito niño-gran<strong>de</strong>, 14 absorto todavía en la magia <strong>de</strong>l mundo infantil que<br />
le brindaban la «montera <strong>de</strong> cristales blancos y amarillos» y el «prisma tentador»<br />
que centelleaba «colores volubles». 15 Esos cristales formaron su estética<br />
mientras el hacía su «gusto» —tal y como continúa haciéndolo hasta el presente,<br />
cuando todavía, y «por encima <strong>de</strong>l mundo», lleva a cabo su «altibajo capricho<br />
prismático». Todas estas <strong>de</strong>claraciones buscan justificar su caprichosa idiosincrasia<br />
—y el narcisismo <strong>de</strong> su obra. 16<br />
Jiménez continúa su semblanza comentando que «La Belleza [le] es familiar»,<br />
porque está dolado <strong>de</strong> las faculta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> un poeta, «sensualidad, jenio, gusto,<br />
vista, universalidad, crítica, i<strong>de</strong>a». Tales dotes le dan <strong>de</strong>recho a proclamar su<br />
control absoluto sobre su vida-obra: «Con mi vida y con mi pluma hago lo que<br />
me da la gana». Tras este soberbio pronunciamiento, Juan Ramón <strong>de</strong>scribe su<br />
figura. Escoge una postura tan literaria y estudiadamente unilateral como las anteriores.<br />
Se retrata escribiendo ante los cristales <strong>de</strong> un balcón entreabierto en los<br />
que espejea su silueta. Jiménez observa, que como otros han señalado ya, su cabeza<br />
«tiene enorme parecido con las <strong>de</strong> Cal<strong>de</strong>rón, Shakespeare y Góngora». Se<br />
vale así <strong>de</strong> las semejanzas notadas por otros para conseguir varios fines. Sugiere<br />
implícitamente: la excelencia <strong>de</strong> su obra; el que su vida-obra es reflejo (literatura)<br />
<strong>de</strong> distintos autores, obras, tiempos y espacios; y evoca una estampa precisa<br />
13. En Conversaciones con Juan Ramón Jiménez (R. GULLÓN, Madrid, Taurus, 1958), el poeta<br />
expresó varias opiniones personales sobre la poesía arábigo-andaluza. Entre ellas, «El simbolismo<br />
francés viene <strong>de</strong> los místicos españoles; lo que hay <strong>de</strong> místicos en los simbolistas proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> nuestros<br />
místicos y <strong>de</strong> los poetas arábigo-andaluces» (p. 74).<br />
14. «Niño-Dios» se calificaría a sí mismo años más tar<strong>de</strong> en Dios <strong>de</strong>seado y <strong>de</strong>seante, al referirse<br />
«al niñodios que yo fui un día, / ... en mi Moguer <strong>de</strong> España», J.R. JIMÉNEZ, «La menuda floración»,<br />
Tercera aníolojía poética, Madrid, Biblioteca Nueva, 1957, pp. 1020-<strong>21</strong>.<br />
15. JIMÉNEZ se ha referido en varios textos a la importancia <strong>de</strong> su infancia en su formación estética.<br />
Ver en especial «Casa azul marino», Por el cristal amarillo, (ed. F. Garfias), Madrid, Aguilar,<br />
1961, pp. 29-30.<br />
16. El egoísmo juanramoniano ha provocado a críticos como I. PARAISO DE LEAL a expresar su<br />
reacción ambivalente ante «la simultanea atracción por su obra y repulsión por su biografía» {Juan<br />
Ramón Jiménez. Vivencia y palabra, Madrid, Ed. Alhambra, 1976, p. 4).<br />
963
y paradójicamente atemporal <strong>de</strong> sí mismo (el Poeta), sin tener que restarle universalidad<br />
al reducirla a los <strong>de</strong>talles nimios <strong>de</strong> su propia figura.<br />
En este autorretrato, y contrario al subjetivismo característico <strong>de</strong>l género y<br />
<strong>de</strong> su carácter, Jiménez no se retrata solo, sino que incluye a dos personas sin<br />
las cuales su vida-obra hubiera sido distinta: su mujer y su madre. A su mujer se<br />
refiere directamente al <strong>de</strong>cir que las dos «normalida<strong>de</strong>s» que más le gustan son<br />
estar en casa con su mujer y viajar con ella, e indirectamente al sugerir su presencia<br />
en las imágenes <strong>de</strong> «la mujer <strong>de</strong>snuda» y <strong>de</strong> «la segura y bella mano»<br />
que guía su vida. También su madre se escon<strong>de</strong> tras la «segura mano», pero<br />
aparece a<strong>de</strong>más en el último párrafo, en el que le rin<strong>de</strong> homenaje i<strong>de</strong>alizándola<br />
(«bellísima, buenísima, perfecta») y alabando su lengua «exacta» que dice ser<br />
también la suya propia. Sugiere que su madre formó su idiosincrasia —su narcisismo<br />
egoísta y su carácter <strong>de</strong> niño-poeta genial. Fue la exacta palabra materna<br />
la que dio forma a la imagen <strong>de</strong> sí mismo que Jiménez ha sintetizado en este<br />
texto. Fue ella quien primero señaló su gran<strong>de</strong>za y su egoísmo al verbalizar los<br />
sentimientos contradictorios que el niño suscitaba en ella. Jiménez insinúa que<br />
una persona a quien esa maga <strong>de</strong> la lengua que fue su madre calificó <strong>de</strong> «Impertinente,<br />
Exijentito, Juanito el Preguntón, el Caprichosito, el Inventor, Antojado,<br />
Cansadito, Tentón, Loco, Fasiidiosito, Marcón, Exajerado, Majadcrko, Pesadito,<br />
y... Príncipe», fue en efecto un niño caprichoso y malcriado, pero fue también<br />
un ser excepcional, amado incondicionalmcnte y <strong>de</strong>stinado a triunfar.<br />
El lector da fin a su lectura con esta emotiva imagen infantil, focalizada subjetivamente<br />
a través <strong>de</strong> los ojos <strong>de</strong> la madre. Imagen que estructura el texto <strong>de</strong><br />
manera circular, redon<strong>de</strong>ando la estampa inicial <strong>de</strong> su infancia «estética», vivida<br />
en el mundo atemporalmenle mágico <strong>de</strong> la montera <strong>de</strong> cristales y el prisma<br />
<strong>de</strong> colores volubles. Ambas imágenes transforman en literatura las dos fases <strong>de</strong><br />
su personalidad que han <strong>de</strong>terminado su vida-obra completa y perfecta.<br />
Los autorretratos <strong>de</strong> Darío y Jiménez son paradigmáticos <strong>de</strong>l género <strong>de</strong>ntro<br />
<strong>de</strong> una estética mo<strong>de</strong>rnista que subrayaba la equiparación vida-obra y el control<br />
<strong>de</strong>l autor sobre su mundo poético. Ambos ejemplifican el acercamiento unilateral<br />
y subjetivamente exhibicionista con que dichos escritores fundieron en un<br />
solo objeto —y <strong>de</strong> manera consciente— su obra, su personalidad y sus vivencias.<br />
A<strong>de</strong>más, y más importante aún para enten<strong>de</strong>r el alcance <strong>de</strong>l autorretrato<br />
mo<strong>de</strong>rnista, ambos textos prueban que este acercamiento unilateral y subjetivo<br />
era el que mejor se avenía al temperamento artístico narcisista —el estilo— <strong>de</strong><br />
ambos autores. La lectura <strong>de</strong> cualquier otro autorretrato mo<strong>de</strong>rnista muestra el<br />
mismo acercamiento.<br />
En Hispanoamérica, Porfirio Barba-Jacob, el <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>nte y atormentado poeta<br />
colombiano, se retrató en un afectado poema («En la muerte <strong>de</strong>l poeta») cuyas<br />
estrofas estructuró a manera <strong>de</strong> actos en los que se represetan las cuatro facetas<br />
<strong>de</strong> su persona-obra que la crítica asocia a los cuatro nombres y estilos que usó<br />
en vida: Miguel Ángel Osorio, Main Ximénez, Ricardo Arenales y Porfirio Bar-<br />
964
a-Jacob. 17 El aventurero peruano José Santos Chocano prefirió subrayar su herencia<br />
mestiza, revistiéndola en los oropeles preciosistas emblemáticos <strong>de</strong> su<br />
plástica y musical poesía: «amo el Sol que chispea sobre el incaico trono» y «el<br />
fulgor que nimba los cascos vencedores / y las finas corazas <strong>de</strong> los conquistadores».<br />
18 Amado Ñervo, el místico poeta mexicano, evitó los inci<strong>de</strong>ntes externos<br />
(«Yo, como las naciones / venturosas, y a ejemplo <strong>de</strong> la mujer honrada, / no tengo<br />
historia»), 19 para evocar a su vez su espíritu-poesía por medio <strong>de</strong> inefables<br />
asociaciones líricas: «Yo tengo la impaciencia perenne <strong>de</strong> las hojas, / mi amor<br />
inseparable, gemelo es <strong>de</strong> mi olvido». Juana <strong>de</strong> Ibarbourou, la poeta <strong>de</strong> principios<br />
<strong>de</strong> siglo que más fielmente respon<strong>de</strong> al mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> «feminidad» tradicional,<br />
perfila su vida-poesía en forma <strong>de</strong> un sencillo poema, «Autorromance <strong>de</strong> Juanita<br />
Fernán<strong>de</strong>z», 20 en el que i<strong>de</strong>aliza su papel <strong>de</strong> hija, mujer y madre («veinte<br />
años casi sin crónica / Con solo el hijo y la paz / De sus versos y sus flores / De<br />
alambres y <strong>de</strong> cambray»), así como la angustiosa soledad <strong>de</strong> sus últimos años<br />
(«Ya no sabe <strong>de</strong> laureles / Ni <strong>de</strong> nardos en el alba»). Su postura, análoga a la<br />
que se observa en la evolución <strong>de</strong>l «yo» poético en su obra, sugiere ser la máscara<br />
tras <strong>de</strong> la que en lodo momento <strong>de</strong>fendió su intimidad. Contrario a Ibarbourou,<br />
la <strong>de</strong>cidida feminista que fue Alfonsina Storni prefirió retratarse por medio<br />
<strong>de</strong>l conflicto sin solución entre lo que su cultura patriarcal le había enseñado a<br />
i<strong>de</strong>ntificar como su cerebro viril (sus «acerados bucles combativos») y su corazón<br />
femenino, «tremendo <strong>de</strong> ternura». <strong>21</strong><br />
También en España el estilo dictó el retrato. Los hermanos Machado —tan<br />
iguales y tan distintos a la vez— se perfilaron <strong>de</strong> manera que hacen resallar<br />
sus diferencias ingénitas <strong>de</strong> estilo y temperamento. En «Retrato», Antonio<br />
<strong>de</strong>scribió su sensibilidad andaluza y su noventaiochista espíritu castellano al<br />
sintetizar su estampa <strong>de</strong> poeta y maestro en los tres concisos y sugerentes versos<br />
iniciales: «Mi infancia son recuerdos <strong>de</strong> un patio <strong>de</strong> Sevilla / y un huerto<br />
don<strong>de</strong> madura el limonero; / mi juventud, veinte años en tierra <strong>de</strong> Castilla». 22<br />
17. 1'. BARBA-JACOB, «En la muerte <strong>de</strong>l poeta», Poemas intemporales, México, Compañía General<br />
<strong>de</strong> Ediciones, 1957, pp. 204-8. Para un análisis ver M.A. SALDADO, «ECO y Narciso: Imágenes<br />
<strong>de</strong> Porfirio Harba-Jacob», Ensayos <strong>de</strong> literatura colombiana, (ed. R.L. Williams), Bogotá, Plaza y<br />
Janes, 1985, pp. 51-67.<br />
18. J.S. CHOCANO, El Liberal, 25-IV-19O8. I<strong>de</strong>ntifico las «autosemblanzas» que he tomado <strong>de</strong>l<br />
periódico español El Liberal por la fecha <strong>de</strong> su publicación. Todas aparecieron en primera plana. La<br />
<strong>de</strong> Chocano fue reproducida como «Anacronismo», Poesías, (Prólogo <strong>de</strong> L.F. Xammar), Buenos Aires,<br />
W.U. Jackson Eds., 1946, pp. 17-19.<br />
19. A. ÑERVO, El Liberal, 3O-I-19O8. Reproducida como «Autobiografía», Obras poéticas completas,<br />
(Prólogo <strong>de</strong> A. Marasso), Buenos Aires, «El Ateneo» Ed., 1965, p. 359.<br />
20. J. DE IBARBOUROU, «Auiorromance <strong>de</strong> Juanita Fernán<strong>de</strong>z», Obras completas, (ed. D.I. Russeü),<br />
Madrid. AguUar, 1968, pp. 451-54.<br />
<strong>21</strong>. A. STORNI, «Autorretrato barroco». Poesías completas, 6* ed., Buenos Aires, Sociedad Editora<br />
Latino Americana, 1968, p. 371.<br />
22. A. MACHADO, El Liberal, 1-U-19O8. Reproducida como «Retrato», Campos <strong>de</strong> Castilla, Madrid,<br />
Renacimiento, 1912, pp. 7-9. Para análisis comprensivos <strong>de</strong>l «Retrato» ver A. DÍAZ ARENAS, La<br />
965
Y a continuación perfila su silueta escogiendo aquéllas referencias literarias<br />
que mejor subrayan su persona-obra, sobria y poco dada a los exhibicionismos<br />
<strong>de</strong>l preciosismo mo<strong>de</strong>rnista entonces en boga: «Ni un seductor Manara ni<br />
un Bradomín he sido»; «Adoro la hermosura» pero no «soy un ave <strong>de</strong> esas <strong>de</strong>l<br />
nuevo Gay-trinar»; «Dejar quisiera / mi verso como <strong>de</strong>ja el capitán su espada,<br />
/ famosa por la mano viril que la blandiera / no por el docto oficio <strong>de</strong>l forjador<br />
preciada». A su hermano Manuel, por el contrario, le interesaba fijar su<br />
sensibilidad preciosista, y se retrata en una artificiosa postura <strong>de</strong> exquisito tedio:<br />
«Esta es mi cara y esta es mi alma: leed. / Unos ojos <strong>de</strong> hastío y una boca<br />
<strong>de</strong> sed... / Lo <strong>de</strong>más... Nada... Vida... Cosas... Lo que se sabe...». 23 También<br />
Valle-Inclán se retrató en una actitud artificiosa que correspondía a la visión<br />
anacrónica <strong>de</strong> sí mismo que ha inmortalizado en el marqués <strong>de</strong> Bradomín,<br />
personaje que con frecuencia asocia a su vida en su obra literaria —y al que<br />
Antonio Machado inscribe en su propio autorretrato. Valle perfila su <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>nte<br />
personalidad mo<strong>de</strong>rnista refiriéndose a la dualidad antagónica <strong>de</strong> su espíritu<br />
(«—una ala <strong>de</strong> anarquista y otra ala <strong>de</strong> santo—»). 24 Sus raíces gallegas,<br />
su cosmopolitismo aventurero y su abigarrada figura <strong>de</strong> literario y quijotesco<br />
caballero andante quedan fielmente sintetizados al explicar que aunque nació<br />
para «ser hidalgo / <strong>de</strong> al<strong>de</strong>a, con un pazo, con un rocín y un galgo», su ensueño<br />
<strong>de</strong> poeta le ha hecho aspirar a empresas «que tuvieran los ecos <strong>de</strong> México<br />
o <strong>de</strong> Flandcs», y <strong>de</strong> las que le ha quedado «una gran cicatriz al costado <strong>de</strong>recho,<br />
/ un brazo cercenado y un pie medio <strong>de</strong>shecho». Es obvio que este autorretrato,<br />
tanto como los <strong>de</strong> los otros escritores que he citado en este breve<br />
examen, está inequívocamente conformado <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la misma retórica que se<br />
observa en la obra literaria <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> ellos.<br />
Para resumir, los autorretratos examinados <strong>de</strong>muestran que el autor mo<strong>de</strong>rnista<br />
se inscribió en su obra <strong>de</strong> manera consciente. Son ejemplos preclaros<br />
<strong>de</strong> la ten<strong>de</strong>ncia a fundir vida y literatura que caracterizó la obra creativa <strong>de</strong><br />
los escritores mo<strong>de</strong>rnistas. Todos ellos evaluaron su vida en función <strong>de</strong> su<br />
obra y conscientemente se inscribieron en ella. De este modo, sus autorretratos,<br />
verídicamente históricos, son también pura ficción literaria. Su ambigüedad<br />
genérica contribuyó a subvertir los conceptos literarios tradicionales al<br />
resquebrajar las tajantes fronteras entre historia y ficción, vida y literatura. El<br />
resquebrajamiento inició un cambio estético <strong>de</strong>cisivo en la configuración <strong>de</strong><br />
instancia <strong>de</strong>l AuíorILeclor. Introducción y metodología. Problemática semiótica 9, Kassel, Reichenberger,<br />
1986, pp. 59-108 y C.C. RODRÍGUEZ, El retrato <strong>de</strong> Antonio Machado, Metida, Venezuela,<br />
Universidad <strong>de</strong> los An<strong>de</strong>s, 1965.<br />
23. M. MACHADO, El Liberal, 25-11-1908. Reproducido como «Retrato» al frente <strong>de</strong> Alma, en<br />
Obras completas. I, Madrid, Mundo Latino, 1923, pp. VHVHI. Para un análisis verG. DIEGO, Manuel<br />
Machado. Poeta, Madrid, Editoral Nacional, 1974, pp. 142-50.<br />
24. R. DEL VALLE INCLAN, El Liberal, 14-Ü-1908.<br />
966
la cosmovision poética <strong>de</strong>l escritor mo<strong>de</strong>rno, quien en épocas más recientes<br />
ha podido escribir tanto la poesía híbrida —pseudodocumental— <strong>de</strong> un Ernesto<br />
Car<strong>de</strong>nal como los igualmente híbridos y fantasiosos mundos novelísticos<br />
—pseudohistóricos y pseudoautobiográficos— <strong>de</strong> un Carlos Fuentes, un Vargas<br />
Llosa o un García Márquez.<br />
96T
MI CANTAR DE CANTARES: UNA VÍA A LO ABSOLUTO<br />
LOREINA SANTOS SILVA<br />
Universidad <strong>de</strong> Puerto Rico<br />
No es inci<strong>de</strong>ntal que cuando Amelia Cei<strong>de</strong> le <strong>de</strong>dica su libro, Mi Cantar <strong>de</strong><br />
Cantares l a su hermana Margarita, le indique que le está enviando, «un manojo<br />
<strong>de</strong> rosas espirituales».<br />
Aparentemente, Amelia es consciente <strong>de</strong> que su obra, inspirada en el «Cantar<br />
<strong>de</strong> los cantares» bíblico, es una versión original y contemporánea <strong>de</strong> aquel<br />
canto alegórico <strong>de</strong> la búsqueda <strong>de</strong>l amor divino.<br />
Des<strong>de</strong> la publicación <strong>de</strong> su primer libro, Interior 2 , Amelia inicia la trayectoria<br />
mística que culmina en Mi cantar <strong>de</strong> Cantares.<br />
De hecho, el poema inicial <strong>de</strong> Interior, titulado, «Aguador celeste», es una<br />
afirmación <strong>de</strong> su anhelo místico vía la poesía y la respuesta a su reclamo cuando<br />
el «Dios-aguador» le conce<strong>de</strong> el sacramento <strong>de</strong>l bautismo a su palabra poética:<br />
¡Irme lejos!... Saeta en el espacio rígido.<br />
(Vega... Antares... Orion...) <strong>de</strong> un arco disparada...<br />
¡Irme lejos, tan lejos, que flote allá mi espíritu,<br />
limpio <strong>de</strong> toda mácula.<br />
¡Aguador que sumerges mi verso en tu bautismo,<br />
bendita sea tu gracia,<br />
porque bajo tu influjo, piadosamente lírico,<br />
toda yo soy un ala.<br />
(/. P- 4)<br />
1. Editorial Costa Rica. Trejos Hnos. 1941. A partir <strong>de</strong> ahora las citas <strong>de</strong> esa obra se harán con<br />
la abreviatura, «MCC» y la página o páginas.<br />
2. Puerto Rico. Imprenta Venezuela. 1936. A partir <strong>de</strong> ahora las citas <strong>de</strong> esta obra se harán con<br />
la abreviatura, «/» y la página o páginas.<br />
969
Una vez bautizado su verbo, Amelia entien<strong>de</strong> que el amor verda<strong>de</strong>ro es sólo<br />
el pleno vivir asida al misterio <strong>de</strong> lo Ulterior, asida a su fe en Cristo:<br />
Pero en el cielo arriba, más allá <strong>de</strong> la estrella,<br />
el secreto que abrimos en la azul noche bella,<br />
lo guardará en silencio la eternidad <strong>de</strong> Dios.<br />
(/. P- 56)<br />
Como lodo primer libro, Interior es una obra ecléctica en la cual Amelia incluye<br />
una selección <strong>de</strong> lo mejor que ha escrito <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que tenía diez años <strong>de</strong> edad.<br />
La obra incluye temas, técnicas y recursos estilísticos en que la poeta, según<br />
ella, <strong>de</strong>snuda sueños, esperanzas truncas, <strong>de</strong>svelos, dolor, anhelos, gritos incontenidos<br />
y protestas contra los convencionalismos provincianos.<br />
Todo en la obra manifiesta a una mujer que está al tanto <strong>de</strong> los «ismos» <strong>de</strong><br />
la vanguardia: <strong>de</strong>snu<strong>de</strong>z <strong>de</strong>l yo lírico, lemas nuevos, metáforas, imágenes y símbolos<br />
novedosos y atrevidos, nuevas actitu<strong>de</strong>s místicas y verso libre.<br />
Dentro <strong>de</strong> las nuevas actitu<strong>de</strong>s místicas, po<strong>de</strong>mos enmarcar el libro, Mi Cantar<br />
<strong>de</strong> Cantares.<br />
Los estudiosos <strong>de</strong> la mística han logrado, a través <strong>de</strong> investigación persistente<br />
y sistemática, ampliar la comprensión <strong>de</strong>l fenómeno. William Ralph Inge<br />
acepta que el origen <strong>de</strong> la mística eslá en las religiones; pero entien<strong>de</strong> que no<br />
<strong>de</strong>be limitarse a éstas. Esto es así, porque hay testimonios místicos en la filosofía<br />
y en el arte, puesto que el fenómeno se nutre <strong>de</strong> lo que él llama, «a dim conciousness<br />
of thc "beyond" which is part of our nature as human beings». 3<br />
Ermitaños, religiosos, filósofos y artistas pue<strong>de</strong>n llegar al pleno conocimiento<br />
<strong>de</strong> lo divino puesto que la vía o camino al conocimiento <strong>de</strong> los misterios ulteriores<br />
no es lo fundamental sino el conocimiento <strong>de</strong> sí mismo.<br />
Por esta razón, aunque Amelia no sea una mística en el sentido tradicional <strong>de</strong>l<br />
término, como veremos al analizar sus prosemas, ese «dim conciousness of ihe "beyond"»,<br />
intuitivamente la guía en su búsqueda <strong>de</strong>l amor hacia lo absoluto.<br />
En la tradición cristiana, misticismo significa el estado extraordinario <strong>de</strong><br />
perfección religiosa que permite al místico cierta unión inefable <strong>de</strong>l alma con<br />
Dios o el misterio que lo encarna, por la vía <strong>de</strong>l amor. Ahora bien, el místico<br />
cristiano concibe a su Dios externo al mundo <strong>de</strong> la materia porque para él, lo<br />
sobrenatural empieza don<strong>de</strong> termina lo natural. 4 Pero misticismo en su sentido<br />
más amplio es el logro unitivo, in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong> tradiciones religiosas,<br />
con cualquier principio que encarne un i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> lo absoluto. 5<br />
3. Christian Mysticism. London, Methuen and Co. <strong>1989</strong>, p. 5.<br />
4. A.B. SHARPE. Mysticism: Its Time, Nature and Valué. London, Sands and Co. 1910. pp.<br />
15-25.<br />
5. R.C. ZENNER. Mysticism, Sacred and Profane. New York, Oxford Press. 1957, p. 32.<br />
970
Para enten<strong>de</strong>r la vía mística en Mi Cantar <strong>de</strong> Cantares, hay que examinar<br />
las dos teorías místicas prevalentes: la teoría occi<strong>de</strong>ntal o <strong>de</strong>l místico que concibe<br />
a Dios como emanante o externo al cosmos y aspira a llegar a Él negándose a<br />
cualquier experiencia sensorial que le impida alcanzar lo que consi<strong>de</strong>ra un Ser<br />
Supremo trascen<strong>de</strong>nte y la teoría oriental <strong>de</strong>l místico que concibe a Dios como<br />
algo inmanente o inherente en el ser <strong>de</strong>l universo y la circunstancia. 6<br />
Lo que Amelia intenta y logra, en Mi Cantar <strong>de</strong> Cantares, es fundir las dos<br />
corrientes místicas tradicionales con su personal concepto <strong>de</strong> lo divino. Aunque<br />
ella <strong>de</strong>sarrolla paulatinamente la búsqueda <strong>de</strong> un Cristo externo a ella, finalmente,<br />
Éste se le manifiesta interno en su propio ser.<br />
Ya en 1914, Evelyn Un<strong>de</strong>rhill, la gran estudiosa <strong>de</strong> los fenómenos místicos,<br />
había manifestado la importancia <strong>de</strong> unir las dos actitu<strong>de</strong>s místicas <strong>de</strong> manera<br />
que la «búsqueda» fuera más eficiente y fructífera. Al respecto comenta: «It is<br />
ihe business of a sound mystical philosophy lo reconcile them». 7<br />
En realidad, esta nueva actitud mística se había iniciado entre los poetas<br />
franceses a partir <strong>de</strong> Baudclaire. 8 Luego se popularizó entre.los poetas <strong>de</strong> la<br />
vanguardia europea y, más específicamente, los <strong>de</strong>l movimiento superrealisla.<br />
Anna Balakian, la estudiosa <strong>de</strong>l superrealismo, es la que establece la fusión <strong>de</strong><br />
las dos corrientes místicas como «materialistic mysticism». 9<br />
Indudablemente, durante los años <strong>de</strong> formación literaria <strong>de</strong> Amelia, esta<br />
nueva actitud mística «está en el aire» y no podía pasarle <strong>de</strong>sapercibida.<br />
De hecho, a partir <strong>de</strong> la «Dedicatoria» <strong>de</strong> Mi Cantar <strong>de</strong> Cantares, notamos<br />
un intento místico:<br />
POR TU HOCA GLORIOSA, MI CANTAR DE CANTARES. Para ti, por los instantes supremos<br />
en que <strong>de</strong>jas <strong>de</strong> ser sonido para hacerte expresión... Por tu alma y por lu<br />
cuerpo: dos prodigios distintos y una sola belleza verda<strong>de</strong>ra.<br />
(MCC.p. 11)<br />
El uso <strong>de</strong> mayúsculas, la selección <strong>de</strong> vocabulario, las referencias al cuerpo<br />
y al espíritu <strong>de</strong> Cristo inician las claves <strong>de</strong> un materialismo místico.<br />
Luego, la poeta, partiendo <strong>de</strong> la relación amorosa <strong>de</strong> una pareja común, Carlos<br />
y Sonia, pareja en completa armonía espiritual y en estado <strong>de</strong> exaltación<br />
contemplativa, como el matrimonio <strong>de</strong>l canto salomónico, va efectuando en<br />
ellos, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ese primer canto, titulado, «Inquietud», la trascen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l amor<br />
humano al amor puro:<br />
6. Evelyn UNDERHILL, Mysticism. New York, E.P. Duuon and Co. 1911, pp. 116-124.<br />
7. Ibid.p.m.<br />
8. Anna BALARÍAN, Literary Origins of Surrealísm. New York, Kings Crown Press, 1947,<br />
p. 136.<br />
9. lbi<strong>de</strong>m.<br />
971
Como fulgores incorpóreos <strong>de</strong>slumhraban con la fuerza po<strong>de</strong>rosa <strong>de</strong>l espíritu,<br />
la presencia <strong>de</strong> sus cuerpos, que transformados en una vibración <strong>de</strong> luz lograban<br />
hasta apagar el fuego <strong>de</strong> la carne...<br />
(MCC, p. 16)<br />
Múltiples son los testimonios bíblicos <strong>de</strong>l matrimonio como vía al amor <strong>de</strong><br />
lo sagrado en San Juan, San Mateo, Corintios, Apocalipsis, Efesios, etc., e indudablemente<br />
Amelia tenía conocimiento <strong>de</strong> ello.<br />
Por eso, ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el segundo canto, culminado el amor carnal <strong>de</strong> los esposos,<br />
los cantos subsiguientes evolucionan progresivamente a la búsqueda <strong>de</strong> un<br />
amor ulterior.<br />
Aclaremos que la versión <strong>de</strong>l «Cantar» bíblico que sigue Amelia en su obra<br />
es indudablemente la <strong>de</strong> San Bernardo <strong>de</strong> Clairvaux. Éste sostenía en sus prédicas<br />
que el «Cantar <strong>de</strong> los cantares» era una alegoría a la unión <strong>de</strong>l alma humana<br />
con Cristo su salvador.<br />
El segundo canto, «Primavera», inicia las llamadas «señales» o lo que se conoce<br />
en la mística como indicaciones <strong>de</strong> la presencia divina:<br />
...Y se escuchó el leve roce <strong>de</strong> una mano llamando contra el crislal <strong>de</strong> una<br />
puena. Eras Tú, Mi Cantar <strong>de</strong> Cantares que proyectabas tu silencio <strong>de</strong> oro contra<br />
la puerta <strong>de</strong> mi corazón.<br />
(MCC, p. 19)<br />
Una vez que Dios toca a la puerta <strong>de</strong> los amantes nada menos que en<br />
«abril», mes simbólico <strong>de</strong> plenitud espiritual, éstos serán ungidos:<br />
KRA LA PRODIGIOSA PRIMAVERA, Y LA ROSA<br />
AMARILLA DHL SOL VOLCABA SU MILAGRO<br />
DE PÉTALOS RUBIOS SOBRE LA<br />
LEVEDAD DE NUESTRAS<br />
FRENTES.<br />
(MCC, p. 20)<br />
En los cantos tercero y cuarto se reafirman las «señales». La voz divina hecha<br />
trino arrulla la «ventana sin muerte» o posible entrada en la inmortalidad<br />
<strong>de</strong>l alma <strong>de</strong> los amados. Pero, a<strong>de</strong>más, el ave-Dios baja con «alas ávidas en busca<br />
<strong>de</strong> reposo». Sabemos que en la tradición literaria <strong>de</strong> la mística, Dios <strong>de</strong>scansa<br />
en las almas ganadas para su reino.<br />
A pesar <strong>de</strong> haber logrado esta experiencia mística, en la amada cun<strong>de</strong> el temor,<br />
las oscuras vacilaciones <strong>de</strong> que no se sostenga la relación con el amado ausente.<br />
Estas inquietu<strong>de</strong>s son inevitables claudicaciones <strong>de</strong> la fe por la naturaleza<br />
tan misteriosa <strong>de</strong> los encuentros místicos.<br />
Sin embargo, en el canto quinto, «Noches <strong>de</strong> ausencia», la poeta retoma el<br />
972
camino forjando «la sombra <strong>de</strong> la sombra <strong>de</strong>l amado en sus pupilas» 10 Algo así<br />
como si se preparara para entrar en la etapa mística <strong>de</strong> la «noche oscura <strong>de</strong>l alma»<br />
o canto sexto, titulado, precisamente, «Obscuridad»:<br />
El pájaro rebel<strong>de</strong> <strong>de</strong> la ausencia tiene totalmente abiertos sobre mi vida sus alas<br />
tenebrosas.<br />
(MCC, p. 29)<br />
El pájaro como símbolo <strong>de</strong> lo divino es acertado por la movilidad <strong>de</strong> lo externo<br />
a lo interno o el juego <strong>de</strong> proyecciones en el reclamo <strong>de</strong> las almas selectas.<br />
No se pue<strong>de</strong> pasar por alto el hecho <strong>de</strong> que los símbolos e imágenes <strong>de</strong> proyecciones<br />
infinitas son técnicas claves <strong>de</strong> la literatura <strong>de</strong> vanguardia.<br />
De esta nueva experiencia, en la que el amado tien<strong>de</strong> sus «alas tenebrosas»<br />
sobre la amada, en la «noche oscura <strong>de</strong>l alma» la poeta sale triunfante porque<br />
compren<strong>de</strong> que la «potente luz» <strong>de</strong>l amado «hace añicos la sombra». 11<br />
Ahora, el amado está en ella, cumpliéndose las nuevas actitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l materialismo<br />
místico, en toda una retahila <strong>de</strong> letanías alusivas a funciones, experiencias<br />
y sentimientos vitales:<br />
Y así, fuiste paisaje <strong>de</strong> angustia, paisaje <strong>de</strong> sol, paisaje <strong>de</strong> lealtad y <strong>de</strong>ber, paisaje<br />
<strong>de</strong> amor, paisaje <strong>de</strong> sombra, <strong>de</strong> compasión, <strong>de</strong> esperanza, <strong>de</strong> duda, <strong>de</strong> vanidad,<br />
paisaje <strong>de</strong> sueño, múltiple paisaje conque ambos grabamos en la fibra más<br />
cálida <strong>de</strong>l corazón, una palabra clara que dice: ETERNIDAD.<br />
(MCC, p. 30)<br />
Esc momento <strong>de</strong> «KTKRNIDAD», experimentado en el éxtasis <strong>de</strong> la «noche<br />
oscura», c inherente a todas las manifestaciones humanas, no perdura y vuelve a<br />
abatirla la duda, la vacilación típica <strong>de</strong> los místicos. La poeta se siente nuevamente<br />
sofocada por la «oscuridad» sólo para darnos el mensaje <strong>de</strong> que la «búsqueda»<br />
<strong>de</strong>l amado ausente es lo fundamental y tiene que ser persistente. De ahí,<br />
su pregunta retórica, «¿En cuál aurora han <strong>de</strong> volver tus ojos, Mi Cantar <strong>de</strong><br />
Cantares?». 12 Esta pregunta arroja aún más luz a la búsqueda mística <strong>de</strong> Amelia<br />
puesto que siempre usa el mismo epíteto <strong>de</strong> referencia al amado, en letras mayúsculas,<br />
siguiendo la tradición lingüística <strong>de</strong> todo lo referente a lo absoluto.<br />
Para Amelia, la búsqueda <strong>de</strong>l amado es tan importante que <strong>de</strong>be anteponerse<br />
al hoy y al mañana, en otras palabras, antece<strong>de</strong>rse, por eso ella la sitúa en un<br />
«Ayer». Tal parece que quiere imponerse a sí misma un vivir alerta, vivir «prepreparada»<br />
porque entien<strong>de</strong> que Dios ha construido los nuevos cimientos <strong>de</strong> su<br />
10. MCC, p. 27.<br />
11. Ibid. p. 31.<br />
12. Ibid.p. 31.<br />
973
ser con «roca irrompible» y su alma es un templo que ha <strong>de</strong> resistir el huracán. 13<br />
Es interesante que los cantos terminen en forma <strong>de</strong> vasija puesto que en los estudios<br />
<strong>de</strong> simbología, los recipientes significan fortaleza <strong>de</strong> todas las fuerzas<br />
materiales en la naturaleza. 14<br />
Lograda su fortaleza, Amelia se prepara para la etapa iluminativa y alu<strong>de</strong> al<br />
fenómeno en su canto, «Claridad». Nótese que inclusive los títulos nos van dando<br />
las pautas <strong>de</strong> su camino místico. A<strong>de</strong>más, este canto está lleno <strong>de</strong> alusiones a<br />
la luz. Sol y soles en toda su plenitud son el Padre y el Hijo confabulados para<br />
el encuentro con las almas <strong>de</strong> los seres escogidos:<br />
CANTAR DE MIS CANTARES, HOY ALARGO LAS<br />
MANOS DE MJ ESPÍRITU PORTADORAS DEL<br />
LIRIO INMACULADO DE MI PENSAMIENTO<br />
LIRIO QUE TIEMBLA ESMALTADO POR<br />
EL ORO INFINITO DEL CERCANO.<br />
SOL DE TUS OJOS.<br />
(MCC, p. 36)<br />
Los cantos que siguen son madrigales en prosemas, alabanzas a la voz, los<br />
ojos, la boca, las manos y el cuerpo <strong>de</strong> Cristo. En el «Cantar» bíblico los elogios<br />
al amado ausente compren<strong>de</strong>n un sólo canto pero Amelia se rego<strong>de</strong>a en los<br />
rasgos claves a la unión con el amado como si con esos bellos prosemas le estuviera<br />
ofrendando los «amuletos» <strong>de</strong> su sólida fe.<br />
La voz <strong>de</strong>l amado es estrella filosa que hiere a la amada y ésta, a su vez, se<br />
convierte en estrella que le sigue y se pren<strong>de</strong> a la garganta divina. 15 Los ojos<br />
son un puñal <strong>de</strong> angustia a través <strong>de</strong> los cuales ella contempla los ojos <strong>de</strong><br />
Dios. 16 La boca es un lirio blanco y la amada es abeja que quiere libar en ella<br />
eternamente. El cantar establece que sólo en la «boca gloriosa», en otras palabras,<br />
la <strong>de</strong> Cristo, es don<strong>de</strong> se apren<strong>de</strong> el verda<strong>de</strong>ro significado <strong>de</strong> la palabra<br />
amor. 17 Las manos divinas son esmaltadas con el oro <strong>de</strong> todos los soles, atrevida<br />
y acertada hipérbole para la luz que emana <strong>de</strong>l Cristo <strong>de</strong> su fe.<br />
Con la auténtica y <strong>de</strong>sbordada pasión <strong>de</strong>l místico, Amelia se siente «surco»<br />
<strong>de</strong> los «manantiales <strong>de</strong> soles voluptuosos» <strong>de</strong>l amado en su trance <strong>de</strong> luz. 18<br />
Culminado este trance, en el madrigal <strong>de</strong>dicado al cuerpo, la poeta retoma la<br />
técnica <strong>de</strong> la letanía como recurso retórico sintetizador <strong>de</strong> la belleza divina:<br />
«selva montañosa», «<strong>de</strong>rroche <strong>de</strong> trinos», «orgía <strong>de</strong> luz», «festín <strong>de</strong> alas trému-<br />
974<br />
13. Ibid. p. 34.<br />
14. Juan Eduardo CIRLOT. Diccionario <strong>de</strong> símbolos. <strong>Barcelona</strong>, Labor, 1979, p. 156.<br />
15. A/CCpp. 37-38.<br />
16. Ibid. pp. 39-40.<br />
17. Ibid.p. 42.<br />
18. Ibid. pp. 43-44.
las», «canciones <strong>de</strong> sol»... Al final <strong>de</strong>l canto, la poeta recibe las letanías en un<br />
intento <strong>de</strong>sesperado <strong>de</strong> iluminación. 19<br />
En el siguiente canto, titulado «Reclamo», se inicia la etapa unitiva. La poeta<br />
exhorta al amado a darle esa «chispa <strong>de</strong> luz» que <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> <strong>de</strong> lo divino:<br />
VEN, EXTIENDE CRISPADA DE CLARIDADES TU ALA<br />
SOBRE MI VIDA; SOL DE MI CORAZÓN,<br />
¡MI CANTAR DE CANTARES!<br />
(A/CC. p. 50)<br />
Nótese que ahora el amado baja con «alas <strong>de</strong> luz». Esto es así porque para<br />
ella es fundamental ia gracia <strong>de</strong> estar junto a Cristo. Por eso en el canto,<br />
«Azul», arrebatada por los celos que siente <strong>de</strong> la Sulamita <strong>de</strong>l «Cantar» bíblico,<br />
penetra los dominios <strong>de</strong>l rey Salomón buscando al amado; pero ahí no lo encuentra.<br />
Aún así, no claudica, le sigue buscando en todo lo «tangible c intangible»,<br />
en otras palabras, emanante al cosmos c inmanente en él, como lo dispone<br />
el materialismo místico y todavía duda. 20 Mas en el último canto, se hace la luz.<br />
Amelia <strong>de</strong>scubre que el amado está en ella misma. Su larga peregrinación mística<br />
la ha hecho compren<strong>de</strong>r que las acciones <strong>de</strong> los seres humanos, que viven en<br />
la plenitud <strong>de</strong> la fe en Cristo, son simultáneamente las acciones <strong>de</strong> Él y <strong>de</strong>l Padre.<br />
Ha encontrado el principio rector <strong>de</strong> su existencia y por eso nos confiesa<br />
triunfalmcntc:<br />
19. Ibid. pp. 45-47.<br />
20. Ibid. pp. 51-54.<br />
HA CESADO MI BÚSQUEDA ANGUSTIOSA,<br />
PORQUli TÚ 1-STÁS EN Mi<br />
¡MI CANTAR DE CANTARES!<br />
¡PORQUE TÚ liSTÁS EN MÍ!<br />
{MCC. p. 565)<br />
975
EL PROCESO DE ENUNCIACIÓN COLECTIVA EN UN DÍA EN LA VIDA,<br />
DE MANLIO ARGUETA<br />
MONIQUE SARFATI-ARNAUD<br />
Universilé <strong>de</strong> Montréal<br />
La novela Un día en la vida 1 (1980) <strong>de</strong>l escritor salvadoreño Manlio Argueta<br />
se presenta como un largo soliloquio (monólogo interior dialogizado) asumido<br />
por un personaje femenino que revela/<strong>de</strong>vela progresivamente su i<strong>de</strong>ntidad a<br />
lo largo <strong>de</strong> los veintiún capítulos que protagoniza. Los títulos <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> estos<br />
capítulos confirman lo que anunciaba el título global <strong>de</strong> la novela, o sea el<br />
relato puntual, <strong>de</strong> sol a sol («5.30 a.m.» es el título <strong>de</strong>l primer capítulo y «5<br />
p.m.» el <strong>de</strong>l último capítulo) <strong>de</strong> lo que pue<strong>de</strong> ser una jornada en un pueblo. En<br />
este largo soliloquio la narradora, Guadalupe Fuentes, campesina <strong>de</strong> la zona <strong>de</strong><br />
Chalatcnango, dialoga consigo misma en unión con su entorno, con el mundo<br />
que la ro<strong>de</strong>a y que participa <strong>de</strong> su vida <strong>de</strong> todos los días. Pero si bien <strong>de</strong> este<br />
modo el personaje va reconstituyendo las distintas etapas <strong>de</strong> un día en su vida,<br />
su relato rebasa los límites <strong>de</strong> un día llegando a ser éste el relato más bien <strong>de</strong> toda<br />
una vida en un día.<br />
La presencia en esta novela <strong>de</strong> seis capítulos protagonizados y llevados a<br />
cargo por personajes femeninos i<strong>de</strong>ntificados ya en los títulos <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong><br />
estos capítulos («María Pía», «Adolfina», «María Romelia» etc.) sirve, según<br />
nosotros, para reforzar el efecto testimonial <strong>de</strong> esta novela ya que cada uno <strong>de</strong><br />
estos personajes da su versión <strong>de</strong> un mismo acontecimiento y pertenece a los familiares<br />
<strong>de</strong> la protagonista <strong>de</strong> la novela.<br />
Por fin dos capítulos llaman particularmente la atención <strong>de</strong>l lector por ser<br />
asumidos por un sujeto narrador masculino y supuestamente anónimo creando<br />
así una ruptura en el proceso narrativo: son los capítulos once y diecisiete titula-<br />
1. Alfaguara, Madrid 1984. La paginación indicada entre paréntesis en el cueipo <strong>de</strong>l trabajo correspon<strong>de</strong><br />
a esta edición <strong>de</strong> la novela.<br />
977
dos respectivamente «Lautoridad» y «Ellos». En estos dos capítulos escritos en<br />
bastardilla al igual que los seis que acabamos <strong>de</strong> mencionar, el yo <strong>de</strong>l sujeto narrador<br />
se oculta <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> una tercera persona colectiva anunciada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los títulos,<br />
creando así una distorsión discursiva que se manifestará, como lo veremos,<br />
a lo largo <strong>de</strong>l capítulo «Lautoridad» sobre el cual centraremos este estudio.<br />
Si bien los narradores femeninos <strong>de</strong> esta novela exponen clara y directamente,<br />
a través <strong>de</strong> la narración, una serie <strong>de</strong> contenidos i<strong>de</strong>ales que atestiguan <strong>de</strong><br />
una loma <strong>de</strong> conciencia <strong>de</strong> la nueva realidad a la que se enfrentan, el narrador<br />
masculino, en cambio, no hace más que reproducir un discurso que «ha internalizado<br />
y que lo controla». 2<br />
El capítulo «Lautoridad» se presenta como un largo soliloquio <strong>de</strong> un poco<br />
más <strong>de</strong> seis páginas dirigido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el inicio a un interlocutor interno cuya presencia<br />
se afirma a medida que avanza el texto. La forma verbal «Viera que» sirve<br />
<strong>de</strong> conector fático e introduce el discurso <strong>de</strong>l sujeto narrador que <strong>de</strong> entrada<br />
quiere llamar la atención para probar algo. Al mismo tiempo, revela por lo tanto<br />
la participación <strong>de</strong> un innovador interpelado que recibe el relato. Este sujeto narrador,<br />
a lo largo <strong>de</strong>l texto oscilará entre un «nosotros», asumiendo así cierta representatividad<br />
colectiva, el in<strong>de</strong>finido «uno» <strong>de</strong> la lengua hablada y un «yo»<br />
testimonial <strong>de</strong> una experiencia vivida. Pero ese narrador, como veremos, no es<br />
sólo una voz que narra sino también un «repetidor» <strong>de</strong> otras voces <strong>de</strong> las cuales<br />
se hace el intermediario o mediador. Se trata, como ya dijimos, <strong>de</strong> un personaje<br />
anónimo, un guardia que revela-confiesa a otro personaje también anónimo pero<br />
i<strong>de</strong>ntificado como un «civil», su experiencia como alumno en un cuariel-cscuela<br />
don<strong>de</strong> se entrena a los guardias llamados «especiales», los «<strong>de</strong>l ejército <strong>de</strong><br />
dios» para que «<strong>de</strong>fiendan la <strong>de</strong>mocracia». Cabe señalar que el supuesto anonimato<br />
<strong>de</strong>l sujeto narrador no es más que aparente ya que una lectura atenta permite<br />
<strong>de</strong>scubrir lodo un juego <strong>de</strong> preguntas y respuestas entre él y los <strong>de</strong>más personajes<br />
<strong>de</strong> la novela. En efecto, la pregunta <strong>de</strong> Guadalupe Fuentes: «Lo que no<br />
entiendo todavía es por qué los guardias se ponen <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong> los ricos. El hijo<br />
<strong>de</strong> la ficha por ejemplo, es guardia y todos sabemos las miserias que pasa la<br />
pobre para comer o para darle <strong>de</strong> comer a los nietos que le han <strong>de</strong>jado las hijas<br />
que se fueron por mejor vivir en la capital» (p. 30), encuentra en parte su<br />
respuesta cuando dice el guardia «Y las hermanas <strong>de</strong> uno, cuando los hombres<br />
se han aburrido <strong>de</strong> ellas, ahí están regresando don<strong>de</strong> los tatas para que se hagan<br />
cargo <strong>de</strong> los hijos que les han pegado» (p. 101). Si bien en este ejemplo la<br />
contestación es posterior a la pregunta, en otras ocasiones ocurre lo contrario<br />
como es el caso con el tema <strong>de</strong> la obsesión por los alimentos que es patente en<br />
lodo el capítulo «Lautoridad» anticipando <strong>de</strong> esta manera a la pregunta <strong>de</strong> Guadalupe<br />
«¿Por qué será que uno sólo piensa en comer?» Se podrían multiplicar<br />
2. Zulma Nelly MARTINEZ, «Entrevista: Manlio Argueta» in Hispamérica n. 41, 1985, pp. 40-<br />
54.<br />
978
los ejemplos con los cuales se va construyendo en el interior <strong>de</strong> este largo soliloquio,<br />
como en filigrana, un diálogo polifónico, verda<strong>de</strong>ra red <strong>de</strong> comunicación<br />
entre todos los personajes <strong>de</strong> la novela aún con el más escurridizo <strong>de</strong> entre<br />
ellos.<br />
En el capítulo «Lautoridad», curiosamente, en vez <strong>de</strong> asistir a un torneo oratorio<br />
entre representantes <strong>de</strong> dos grupos i<strong>de</strong>ológicamente opuestos, «un militar»<br />
y «un civil», se privilegia en el texto a uno <strong>de</strong> ellos mientras que el otro sólo<br />
participa <strong>de</strong> la audición <strong>de</strong>l largo soliloquio a la vez alegato y acusación. El<br />
oyente que el monologante <strong>de</strong>signa con el pronombre «usted», quedará mudo<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio hasta el final <strong>de</strong>l texto. Este silencio, que bien se podría atribuir<br />
a una voluntad <strong>de</strong> no intervenir, <strong>de</strong> no hacer comentarios o a una imposibilidad<br />
<strong>de</strong> hacerlo, contrasta sin embargo con el uso excesivo por parte <strong>de</strong>l narrador<br />
<strong>de</strong> elementos pertenencientes a la función fática que, al instaurar o<br />
restablecer el contacto, alu<strong>de</strong>n continuamente al otro.<br />
La puesta en escena <strong>de</strong> estas dos instancias narrativas recuerda la que presenta<br />
el cuento «Luvina» <strong>de</strong> Juan Rulfo: en efecto, aquí también los dos personajes<br />
están sentados en una taberna lomando cerveza y aguardiente. Lo mismo<br />
que en «Luvina», es el que monopoliza la palabra que bebe más incitando al<br />
otro que apenas bebe y sólo escucha, a que lo acompañe a «lomar el <strong>de</strong>l estribo».<br />
Pero si bien en «Luvina» el silencio <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> ellos es interesante <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />
punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> las estructuras narrativas (¿quién es este «usted» silencioso indiferente<br />
frente a la bebida y cuyo objetivo es encaminarse hacia Luvina?), en<br />
el capítulo «Lautoridad» en cambio, se trata <strong>de</strong> un silencio discursivo que analizaremos<br />
en este estudio.<br />
Empezaremos con el título <strong>de</strong> este capítulo: «Lautoridad». Semánticamente<br />
este sintagma nominal remite a una instancia superior (el gobierno o la justicia)<br />
que connota en el contexto sociopolílico en el cual se inscribe la novela, a todo<br />
un aparato <strong>de</strong> represión <strong>de</strong>l que el mismo narrador forma parte. Pero a la vez este<br />
sintagma, por su grafía (contracción <strong>de</strong>l <strong>de</strong>terminante con el sustantivo),<br />
transcribe la oralidad afirmando y valorizando así la palabra colectiva. Escrita<br />
también en bastardilla la palabra «Lautoridad» pue<strong>de</strong> ser atribuida indiferentemente<br />
al sujeto narrador que evoca esta instancia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro, al narratorio<br />
(¿extradiegético?) que la aprehen<strong>de</strong> a través <strong>de</strong>l propio sujeto narrador, o aún a<br />
los <strong>de</strong>más personajes <strong>de</strong> la novela que así la nombran y que comparten el mismo<br />
sociolecto. El lector por su parte podrá percibir cierto grado <strong>de</strong> ironía (efecto<br />
carnavalesco) creado por la yuxtaposición <strong>de</strong> la oralidad y <strong>de</strong> lo que representa<br />
la más alta instancia <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r. El efecto producido, como lo<br />
mencionábamos al principio <strong>de</strong> este trabajo no sólo contribuye a crear una distancia<br />
entre las instancias narrativas (emisor/receptor) y el objeto <strong>de</strong>scrito sino<br />
que preludia el <strong>de</strong>senmascaramiento <strong>de</strong>l sujeto narrador.<br />
Esta misma distancia se ve recalcada a lo largo <strong>de</strong> los veintidós párrafos<br />
que divi<strong>de</strong>n <strong>de</strong> manera irregular el texto, por el uso <strong>de</strong> la comparación intro-<br />
979
ducida por «como» o «como si». Este procedimiento <strong>de</strong> reflexión argumentativa<br />
recuerda algunos <strong>de</strong> los aspectos <strong>de</strong>l proceso cronístico elaborado por el<br />
crítico peruano Antonio Cornejo Polar a propósito <strong>de</strong>l horizonte <strong>de</strong> las crónicas<br />
<strong>de</strong>l Nuevo Mundo: 3 en efecto, encontramos en el discurso oral <strong>de</strong>l «guardia»<br />
un mismo propósito que en la escritura <strong>de</strong> una crónica, o sea el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong><br />
revelar la naturaleza <strong>de</strong> una «realidad insólita, nueva, <strong>de</strong>sconocida» ante un<br />
receptor (lector u oyente según el caso) que la ignora total o parcialmente.<br />
Las condiciones imprescindibles para que se realicen las crónicas escritas<br />
acerca <strong>de</strong> las Indias, afirma Cornejo Polar, «es que logren cautivar al lector<br />
metropolitano» o sea al rey en la mayoría <strong>de</strong> los casos. Así se crea alre<strong>de</strong>dor<br />
<strong>de</strong> este género todo un sistema <strong>de</strong> comunicación en el cual el emisor tanto como<br />
el receptor pertenecen a la cultura occi<strong>de</strong>ntal (el cronista y el lector)<br />
mientras que el objeto <strong>de</strong>scrito, o sea, el mundo indígena se presenta como<br />
una «realidad incontrastable».<br />
Visto así nuestro texto se presenta como un «calco discursivo» 4 <strong>de</strong>l proceso<br />
cronístico en que el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong> la comunicación es invertido:<br />
aquí el que toma la palabra para hacer una «revelación» (el guardia) así como<br />
el que recibe la información (el civil) pertenecen ambos al mundo indígena<br />
mientras que el objeto <strong>de</strong>scrito o sea todos los componentes <strong>de</strong>l cuartel-escuela<br />
(los profesores, la comida, etc.) proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> otras culturas (europea, china<br />
y norteamericana). Siguiendo la interpretación <strong>de</strong> Cornejo Polar en este proceso<br />
cronístico, <strong>de</strong>scubrimos que también el narrador-guardia, al igual que el<br />
cronista, «siente una doble solicitación» al querer revelar la realidad que lo<br />
circunda: por una parte «tiene que serle fiel, representándola en términos <strong>de</strong><br />
verdad; pero, al mismo tiempo, tiene que someterla a una interpretación que<br />
la haga inteligible para una óptica extraña comenzando por la suya propia».<br />
Es la mención <strong>de</strong> esa nueva realidad la que implica este doble movimiento<br />
que Cornejo Polar ilustra con un ejemplo sacado <strong>de</strong>l cronista Cieza <strong>de</strong> León y<br />
que transcribimos también: «Los guanacos son algunos mayores que pequeños<br />
asnillos, largos <strong>de</strong> pescuezo, como camellos». A través <strong>de</strong> este ejemplo<br />
vemos cómo una sencilla <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> un objeto «tiene que procesarse en<br />
un or<strong>de</strong>n comparativo que acu<strong>de</strong> a la experiencia <strong>de</strong> una realidad que no pue<strong>de</strong><br />
ser la <strong>de</strong>l referente».<br />
En su discurso, el narrador-guardia que preten<strong>de</strong> cultivar a su interlocutor se<br />
vale como el cronista, <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> comparaciones por cierto muy subjetivas,<br />
<strong>de</strong> las cuales presentaremos algunos ejemplos que curiosamente tienen todos<br />
una relación directa o indirecta con el alimento:<br />
3. Antonio CORNEJO POLAR, «Para una interpretación <strong>de</strong> la novela indigenista», Casa <strong>de</strong> las<br />
Américas, n. 100, 1977.<br />
4. Cf. Antonio GóMEZ-MoRIANA, La subversión da discours rituel, Longueuü: Editions du<br />
Préambule, 1985, p. 29.<br />
980
1. El puré: «Fíjese, por ejemplo, el puré, yo que putas sabía; le voy a explicar;<br />
es algo como la masa <strong>de</strong> maíz pero es <strong>de</strong> papa, masa molida aunque usted<br />
no lo crea» (p. 71) y siguiendo un poco más lejos a propósito <strong>de</strong>l mismo objeto<br />
<strong>de</strong>scrito encontramos: «Mire, le voy a <strong>de</strong>cir para serle franco, y perdone la<br />
palabra: el puré parece cada sólo que con olor a semen».<br />
2. El yogur: «...el yogur, a la gran puta, perdone la expresión; bueno, para<br />
<strong>de</strong>cirle si el puré tiene olor a semen, el yogur casi es el semen mismo. Y uno<br />
<strong>de</strong>be tragárselo, como el purgante <strong>de</strong> lombriz», (p. 71)<br />
En otras ocasiones el narrador ni siquiera intenta acudir a la comparación<br />
quizá por falta <strong>de</strong> comparante pero sabe sin embargo que entonces no podrá ser<br />
entendido por su interlocutor:<br />
3. El pan con mantequilla: «Es más, ni siquiera comemos tortillas, es otra<br />
cosa que al principio da problemas pues a uno le dan sólo pan untado con algo<br />
que se llama margarina o mantequilla <strong>de</strong> ajo, y para qué contarle pues yo sé<br />
que ni me entien<strong>de</strong>», (p. 70)<br />
También usa otra forma <strong>de</strong> reflexión argumentativa al acudir a elementos <strong>de</strong><br />
comparación binarios:<br />
4. Los cubiertos: «Viera que nosotros nunca habíamos comido con tenedor<br />
ni cuchara no se imagina el lujo, brillan como si fueran <strong>de</strong> plata, o <strong>de</strong> oro. Bueno,<br />
nada más había comido en cuchara <strong>de</strong> jícaro, <strong>de</strong> esas que nosotros mismos<br />
hacemos, para lomar atol shuco y que se <strong>de</strong>ben estar cheleando cada cierto<br />
tiempo con un güiste. Lo malo <strong>de</strong> esas cucharas <strong>de</strong> plata es que le queman la<br />
boca a uno, mientras que una cuchara <strong>de</strong> jícaro no tiene ese <strong>de</strong>fecto, uno se toma<br />
el atol caliente y no pasa nada», (p. 70)<br />
Si bien en las crónicas el emisor promete ser lo más fiel y objetivo posible,<br />
aquí, el discurso <strong>de</strong>l guardia está contaminado por una serie <strong>de</strong> signos negativos<br />
(«caca», «purgante», «problemas», «<strong>de</strong>fecto», «lo malo», «queman») que anulan<br />
su fuerza argumentativa. En vez <strong>de</strong> fascinar con informaciones atractivas<br />
como se lo proponía («no se imagina el lujo», «manjar <strong>de</strong> los dioses», «es<br />
más») produce un «contradiscurso» en que lodo lo que proce<strong>de</strong> <strong>de</strong>l extranjero<br />
queda invalidado o puesto en ridículo como es el caso con los cubiertos (lo que<br />
se con<strong>de</strong>na aquí no es tanto la materia con que están hechos o sea la plata y el<br />
oro que abundaron en América latina, sino el uso que se hizo <strong>de</strong> estos metales<br />
preciosos) o con el puré: «Dicen que esa comida se la inventaron en Francia:<br />
yo no sé. Tan inventora que es la gente <strong>de</strong> estos países».<br />
En este contexto la afirmación «Bueno, todo es un paraíso» seguida inmediatamente<br />
<strong>de</strong> la interrogación «¿qué más po<strong>de</strong>mos pedir?» se vacía <strong>de</strong> su senti-<br />
981
do para sostener una realidad distinta. Asistimos así a un fracaso argumentativo<br />
<strong>de</strong>bido a las contradicciones que encierran cada uno <strong>de</strong> los párrafos (que correspon<strong>de</strong>n<br />
a otros tantos argumentos), contradicciones presentes tanto en el plano<br />
<strong>de</strong>l enunciado como en el plano <strong>de</strong> la enunciación. Veamos algunos ejemplos:<br />
PLANO DEL ENUNCIADO:<br />
«...el profesor nos trata mal» I «yo no cambiaría mi vida por otra cosa...»<br />
«El puré...es un manjar <strong>de</strong> los dioses»l«pero uno tiene que comérselo a la<br />
fuerza»<br />
«seguro castigo... y qué se va hacer»!«Por lo <strong>de</strong>más vivirnos como príncipes».<br />
PLANO DI; LA ENUNCIACIÓN:<br />
«para qué contarle pues yo sé que ni me entien<strong>de</strong>»<br />
«le voy a explicar...aunque usted no lo crea»<br />
«y para qué <strong>de</strong>cirle» (dos ocurrencias)<br />
«Aunque le parezca exagerado»<br />
«Usted no me cree compadre porque quizás me lo tienen en la oscuridad»<br />
En el plano <strong>de</strong> la enunciación notamos un marcado <strong>de</strong>seo por pane <strong>de</strong>l narrador-guardia<br />
<strong>de</strong> crear una disianciación con su interlocutor por medio <strong>de</strong>l tratamiento<br />
<strong>de</strong>l «usted» cuando se hubiera esperado el «voseo», uso más corriente<br />
entre personas <strong>de</strong> una misma clase social y que preten<strong>de</strong>n como es el caso aquí<br />
estar «en confianza». La distorsión que se produce con el uso <strong>de</strong>l <strong>de</strong>íctico «usted»<br />
y <strong>de</strong>l sintagma «compadre» que connota la familiaridad y aparece quince<br />
veces en el texto, atestigua una conciencia escindida que antes <strong>de</strong> convencer al<br />
otro quiere convencerse a sí misma. Las siguientes citas confirman lo que acabamos<br />
<strong>de</strong> comprobar(enunciar): «Por eso uno tiene que sacrificarse teniendo<br />
que malmatar a tanto hijueputa. Entre más pobres más hijo <strong>de</strong> pula. Y eso usted<br />
lo sabe bien compadre».<br />
«Mire, compadre, no me esté encachimbando, si yo me harto las cosas que<br />
le conté no es para que usted me lo reproche, yo <strong>de</strong>bo comer bien.»<br />
Otro modo <strong>de</strong> <strong>de</strong>scargar su conciencia consiste en la apropiación-repetición<br />
<strong>de</strong>l discurso dominante (repetidor <strong>de</strong> otras voces <strong>de</strong>cíamos más arriba; este discurso,<br />
curiosamente, se reduce a unas cuantas lexías o sintagmas fijos: «El profesor<br />
nos dice: uste<strong>de</strong>s viven como príncipes», lexía que el sujeto-narrador se<br />
apropia luego con un «nosotros vivimos como príncipes» pero que el lector sigue<br />
atribuyendo al profesor. En otra ocasión el narrador-guardia hace una ver-<br />
982
da<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>mostración <strong>de</strong> su arte <strong>de</strong> remedar el discurso ajeno pero esta vez el or<strong>de</strong>n<br />
<strong>de</strong> emisión <strong>de</strong> las sentencias es invertido lo que crea un efecto <strong>de</strong> rebote<br />
muy eficaz: «...pues el mundo occi<strong>de</strong>ntal está en peligro y nosotros sabemos<br />
que el peor peligro que tiene ese mundo occi<strong>de</strong>ntal es eso que le llaman pueblo.I<br />
El profesor nos pone a gritar: "Quién es el peor enemigo <strong>de</strong> la <strong>de</strong>mocracia?"<br />
. Y nosotros contestamos a gritos: "El pueblo" ».<br />
La estrategia textual que adopta el autor <strong>de</strong> Un día en la vida al oponer la<br />
palabra y el silencio, crea un efecto <strong>de</strong> sentido obvio: hace resaltar el papel que<br />
<strong>de</strong>sempeña el silencio en este discurso. En efecto, al no encontrar respuesta a<br />
las afirmaciones, acusaciones, interrogaciones y hasta intimidaciones <strong>de</strong>l narrador-guardia,<br />
el lector busca en el propio discurso <strong>de</strong> este último las marcas <strong>de</strong> lo<br />
que hemos llamado la voz <strong>de</strong>l silencio.<br />
983
LA METÁFORA DEL ABISMO EN SOBRE HÉROES Y TUMBAS<br />
DE SÁBATO<br />
DONALD L. SHAW<br />
Universily of Virginia<br />
Resulta interesante comprobar que lo que principalmente se discute en el ensayo<br />
<strong>de</strong> Sábalo «Por una novela novelesca y metafísica» y en El escritor y sus<br />
fantasmas, en lo que se refiere a la técnica narrativa, es el papel menor atribuido<br />
a la trama o a la cronología en su forma normal, y por otra parte el hincapié<br />
que se hace en el perspccüvismo y en la necesaria morosidad <strong>de</strong>l ritmo narrativo.<br />
De lo que se habla muy poco es <strong>de</strong>l estilo. En la práctica, Sábalo se limita a<br />
adoptar una postura antagónica a la <strong>de</strong> Carpenüer, entre otros, al afirmar que<br />
«un buen escritor expresa gran<strong>de</strong>s cosas con pequeñas palabras; a la inversa <strong>de</strong>l<br />
mal escritor, que dice cosas insignificantes con gran<strong>de</strong>s palabras». 1 Pero si, como<br />
Sábato arguye, lo fundamental es la exploración <strong>de</strong> la condición humana<br />
mediante la presentación <strong>de</strong> ciertos tipos <strong>de</strong> personajes en el contexto <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminadas<br />
situaciones-límite, se concluye que el comentario, tanto psicológico<br />
como filosófico, ocupará una posición privilegiada en el texto. Ahora bien, sobre<br />
el discurso que remite al comentario indirecto, Sábato nos ha dicho poco o<br />
nada.<br />
Para emplear la famosa distinción hecha por Henry James, en una novela el<br />
comentario no «muestra», «dice»; o sea que tiene que ver esencialmente no con<br />
acciones sino con reflexiones. En las novelas en las que casi hay un exceso <strong>de</strong><br />
comentario, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las <strong>de</strong> Unamuno a las <strong>de</strong> Sábato mismo, surgen no pocos problemas<br />
para el novelista. En parte, Sábato resuelve estos problemas mediante el<br />
uso <strong>de</strong> puntos <strong>de</strong> vista narrativos diversos que aportan diferentes enfoques. Pero<br />
también echa mano <strong>de</strong> los recursos <strong>de</strong>l lenguaje figurado, incorporando en especial<br />
símiles, a veces <strong>de</strong> una extensión y complejidad notables. Un rápido exa-<br />
1. Ernesto SÁBATO, El escritor y sus fantasmas, Buenos Aires, Aguilar, 3* ed. 1967, p. 209.<br />
985
men <strong>de</strong>l texto <strong>de</strong> Sobre héroes y tumbas revela cuan frecuentemente Sábato introduce<br />
los símiles a partir <strong>de</strong>l segundo párrafo <strong>de</strong> la novela, en el que Bruno a<br />
propósito <strong>de</strong> Martín, afirma que iba «como un bote a la <strong>de</strong>riva en un gran lago<br />
aparentemente tranquilo pero agitado por corrientes profundas». 2 Se nota enseguida<br />
la función <strong>de</strong>l símil que el texto nos ofrece aun antes <strong>de</strong> que hayamos empezado<br />
a conocer al mismo Martín. Des<strong>de</strong> la primera página <strong>de</strong> la novela, a través<br />
<strong>de</strong> la visualidad <strong>de</strong> la frase, se presagia la peligrosidad y la ambigüedad que<br />
van a ser características <strong>de</strong> las experiencias <strong>de</strong> Martín <strong>de</strong> ahí en a<strong>de</strong>lante.<br />
Con este ejemplo se ilustra una <strong>de</strong> las categorías <strong>de</strong> expresiones figuradas<br />
que aparecen en el texto. Las expresiones que pertenecen a dicha categoría forman<br />
una parte integrante <strong>de</strong>l comentario narrativo en lo que tiene que ver con la<br />
presentación y con el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> los personajes. Se podría fácilmente <strong>de</strong>dicar<br />
una ponencia entera a tales expresiones figuradas, las cuales están tipificadas<br />
por un componente <strong>de</strong> violencia <strong>de</strong>rivado directamente <strong>de</strong> la relación establecida<br />
por Sábato entre la situación humana que el interpreta en términos <strong>de</strong> una<br />
crisis, y su manifestación en términos <strong>de</strong> un «arte tenso y <strong>de</strong>sgarrado» (651).<br />
Sin embargo, no todos los símiles y otras expresiones figuradas semejantes<br />
existen en el texto para condicionar la reacción <strong>de</strong>l lector a los personajes individuales.<br />
Los hay también que serán, quizás, menos funcionales en ese sentido,<br />
pero que adquieren gran importancia <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l contexto más amplio <strong>de</strong> la visión<br />
que tiene Sábalo <strong>de</strong> la realidad y <strong>de</strong> la vida humana en general. Como Unamuno,<br />
Sábalo se interesa primordialmcnte por los que se sienten oprimidos por<br />
el enigma existencial «gente angustiada y solitaria, gente que pensaba sobre el<br />
sentido y el sinsentido <strong>de</strong> la vida» (651), según la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> aquéllos que<br />
hace Bruno, quien se incluye entre tal grupo. Esas «frágiles, inquietas y anhelantes<br />
criaturas» se distinguen por su angustia, su ansiedad, su inadaptación y su<br />
<strong>de</strong>scontento. Sus sufrimientos espirituales se manifiestan mediante una serie <strong>de</strong><br />
imágenes que presentan la situación humana como «una realidad a menudo <strong>de</strong><br />
apariencia fantástica y <strong>de</strong>mencial» (652).<br />
Predomina aquí la imagen <strong>de</strong>l abismo, palabra que reaparece obsesivamente<br />
a lo largo <strong>de</strong>! texto entero. Si excluimos unos cuantos usos banales («Los abismos<br />
<strong>de</strong>l tiempo», «<strong>de</strong>l infierno», etc.) vemos que la palabra ocurre principalmente<br />
en dos contextos, siendo el primero el <strong>de</strong> la soledad y <strong>de</strong> la separación.<br />
Así, por ejemplo, leemos en la parte primera, capítulo siete, que Martín se siente<br />
separado espiritualmente <strong>de</strong> su padre por «insondables abismos» (172) y por<br />
«aquel abismo... <strong>de</strong>finitivamente insalvable» (175). Más a<strong>de</strong>lante, cuando Bruno<br />
<strong>de</strong>scribe su encuentro con el joven activista político, Carlos, gracias a su<br />
amistad con Max, le <strong>de</strong>scribe a éste como un puente que cruza el abismo que le<br />
separa <strong>de</strong> Carlos. Del mismo modo, a Elena se la <strong>de</strong>scribe como un puente entre<br />
2. Ernesto SÁBATO, Sobre héroes y tumbas en Narrativa completa, <strong>Barcelona</strong>, Seix Barral,<br />
1982, p. 143. La paginación entre paréntesis <strong>de</strong> aquí en a<strong>de</strong>lante se refiere a esta edición.<br />
986
Martín y Alejandra. Lo que se sugiere es, claro está, que cada individuo vive ro<strong>de</strong>ado<br />
por un abismo <strong>de</strong> soledad que le separa <strong>de</strong> otros seres humanos y que se<br />
pue<strong>de</strong> salvar sólo con extrema dificultad. Otras imágenes que expresan el mismo<br />
concepto son, inevitablemente, las <strong>de</strong> islas en medio <strong>de</strong> un océano <strong>de</strong> soledad,<br />
o personas separadas unas <strong>de</strong> otras por muros altísimos. Valga como ejemplo<br />
la frase que <strong>de</strong>scribe a Martín y a su padre como «habitantes solitarios <strong>de</strong><br />
dos islas cercanas pero separadas» (172). Mucho más nos interesan, sin embargo,<br />
Martín y Alejandra. Aquél, incluso durante su primera visita al mirador,<br />
«intuía que gran<strong>de</strong>s abismos la separaban [<strong>de</strong> él]» (<strong>21</strong>2). Más tar<strong>de</strong> vuelve a<br />
<strong>de</strong>scubrir que no es más que un «pobre muchacho <strong>de</strong>sconcertado... incapaz <strong>de</strong><br />
llegar hasta don<strong>de</strong> ella estaba, separado por insalvables abismos» (<strong>26</strong>6).<br />
Existen dos modos <strong>de</strong> sobrepasar ese abismo <strong>de</strong> la soledad y <strong>de</strong> la separación.<br />
Para el artista, ya nos lo indica Castel en El túnel, existe el arle. Más específicamente,<br />
para el escritor, existe el lenguaje. Sábalo explica en la cuarta parte,<br />
capítulo tres, que los objetos que representan las artes figurativas constituyen<br />
«temblorosos y transitorios puentes (como las palabras para el poeta) para salvar<br />
el abismo que se abre entre el uno y el universo» (654). Para los <strong>de</strong>más, para<br />
nosotros, es el amor y sobre todo el amor físico, lo que crea el puente. El acto<br />
sexual que se consuma al final <strong>de</strong> la primera parte, capítulo nueve, está presentado<br />
esencialmente como un «intento <strong>de</strong> comunicación» mediante el que Martín<br />
«trataba <strong>de</strong> hacerse oír por el otro que estaba <strong>de</strong>l otro lado <strong>de</strong>l abismo» (334).<br />
Al mismo tiempo, «Alejandra quizá luchaba <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su propia isla, gritando palabras<br />
cifradas» (334). Vale la pena notar también otra cosa: ya que el acto sexual<br />
equivale a una respuesta a la amenaza que representa el abismo o significa lo<br />
opuesto al abismo, Sábalo lo asocia con la imagen que más contradice la <strong>de</strong> caer<br />
en el abismo, o sea, la <strong>de</strong> ascen<strong>de</strong>r una montaña: «una altura antes nunca alcanzada,<br />
una cima don<strong>de</strong> el aire era purísimo pero tenso, una alta montaña quizá<br />
ro<strong>de</strong>ada <strong>de</strong> atmósfera electrizada, alturas inconmensurables sobre los pantanos<br />
oscuros y pestilentes en que antes había oído chapotear a bestias <strong>de</strong>formes y sucias»<br />
(270). También encontramos en el mismo contexto (el <strong>de</strong>l contacto sexual)<br />
referencias a «clcvadísimas cumbres... majestad y pureza... fervoroso silencio...<br />
éxtasis solitario... en los gran<strong>de</strong>s picos» (274). Las palabras «silencio»<br />
y «solitario» nos llaman la atención a lo fundamental: no se establece la comunicación;<br />
no se vence la soledad; el abismo todavía separa a Martín <strong>de</strong> Alejandra.<br />
Como también sucedió con Castel y María en El túnel, fracasa el intento <strong>de</strong><br />
construir un puente.<br />
El segundo contexto en el que aparece la palabra «abismo» es en el <strong>de</strong> la interioridad<br />
<strong>de</strong> los personajes individuales. Lo que Sábato parece <strong>de</strong>cirnos es que<br />
a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l abismo que nos separa unos <strong>de</strong> otros, cada uno <strong>de</strong> nosotros individualmente<br />
tiene su abismo interior. En la parte primera, capítulo dos, hay un párrafo<br />
extenso en el que se compara a Martín con alguien que lleva una carga<br />
enorme <strong>de</strong> «basuras y excrementos, monos y payasos» sobre un alambre a tra-<br />
987
vés <strong>de</strong>l «abismo negro <strong>de</strong> su existencia» (155). La imagen pertenece a la misma<br />
categoría en la que se encuentra la <strong>de</strong> Antonio Machado, en la famosa poesía <strong>de</strong><br />
Galerías, en que el <strong>de</strong>monio <strong>de</strong>l sueño le lleva a «la honda cripta <strong>de</strong>l alma» en<br />
que monstruos sin nombre hacen sonar sus ca<strong>de</strong>nas. Es <strong>de</strong>cir que cada uno <strong>de</strong><br />
nosotros está amenazado por los <strong>de</strong>monios que habitan nuestro abismo interior<br />
(aquéllos a los que se refiere Alejandra cuando se nos presenta como una muchacha<br />
«<strong>de</strong>sgraciada y poseída por los <strong>de</strong>monios» (201)). En parte son las experiencias<br />
negativas en el pasado las que crean esos <strong>de</strong>monios <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> nosotros.<br />
Martín, gracias a la ayuda <strong>de</strong> Bucich, Tito, Bruno y Hortensia, logra mantenerse<br />
en la cuerda floja, sin caer al abismo, que significa entregarse al horror, a la locura<br />
y al suicidio y termina refugiándose en la pureza fría, cristalina, <strong>de</strong> la Patagón<br />
ia. Alejandra y Fernando, en cambio, se <strong>de</strong>jan tragar por su propia sima interior.<br />
Es sobre lodo Alejandra a quien se le atribuye un abismo secreto, interior.<br />
Entre las primeras referencias premonitorias que a ella le hace Martín figura esta<br />
observación: «Me fascinaba como un abismo tenebroso» (152). Más tar<strong>de</strong><br />
mientras la observa dormida se indica que estaba «observándola como al bor<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong> un abismo» (242). Por mucho que Martín haya sufrido a causa <strong>de</strong> la crueldad<br />
<strong>de</strong> su madre y <strong>de</strong> la falta <strong>de</strong> apoyo emocional por parle <strong>de</strong> su padre, su propio<br />
abismo interior resulta menos profundo y amenazador que el <strong>de</strong> Alejandra. Por<br />
eso ella aparece mucho más marcada por sus experiencias negativas: «con solo<br />
un año más <strong>de</strong> edad física, tenía una espantable y casi milenaria experiencia»<br />
(586), lo cual enseguida reaparece como «aquel abismo <strong>de</strong> edad espiritual y <strong>de</strong><br />
experiencia <strong>de</strong>l mundo» (587). Es en ese abismo secreto <strong>de</strong> horrores y <strong>de</strong>monios<br />
en el que cae Alejandra al adormecerse, y es ese abismo lo que produce sus pesadillas<br />
recurrentes, <strong>de</strong> modo que cuando se <strong>de</strong>spierta se la <strong>de</strong>scribe como «surgiendo<br />
poco a poco <strong>de</strong> un profundo abismo <strong>de</strong> murciélagos y telarañas» (<strong>26</strong>7).<br />
Los casos más interesantes <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong>l lenguaje figurado que hace Sábalo en<br />
Sobre héroes y tumbas están relacionados con la evocación <strong>de</strong>l abismo interior<br />
primero <strong>de</strong> Alejandra y luego <strong>de</strong> Fernando. Resulta esclarecedor pasar revista a<br />
las varias categorías <strong>de</strong> términos que se emplean con este objeto. Acabamos <strong>de</strong><br />
ver la primera, en la que la personalidad interior <strong>de</strong> Alejandra figura como un<br />
lugar oscuro y pestilencial habitado por animales asquerosos: «un pozo profundísimo,<br />
un pozo oscuro y lleno <strong>de</strong> telarañas y murciélagos» (<strong>21</strong>3), o bien se la<br />
asocia con «pesadillas <strong>de</strong> reptil o murciélago» (<strong>26</strong>5). Incluso se comparan los<br />
pensamientos <strong>de</strong> la muchacha con «serpientes enloquecidas y calientes» (189).<br />
Al lado <strong>de</strong> las referencias a tales criaturas repelentes que habitan el abismo interior<br />
<strong>de</strong> Alejandra, se encuentran otras que tienen que ver con la suciedad o la<br />
putrefacción, en particular cuando se compara una zona <strong>de</strong> su personalidad a<br />
«un campo <strong>de</strong>solado por las calamida<strong>de</strong>s... entre animales muertos, hinchados y<br />
malolientes, entre cadáveres abiertos y <strong>de</strong>sgarrados» (285). Poco a poco vamos<br />
dándonos cuenta que el empleo <strong>de</strong> ese tipo <strong>de</strong> lenguaje tiene la función secun-<br />
988
daría <strong>de</strong> relacionar el abismo interior <strong>de</strong> Alejandra con el <strong>de</strong> Fernando, puesto<br />
que el Informe usa un lenguaje idéntico para expresar el <strong>de</strong>lirio <strong>de</strong> éste. Al mismo<br />
tiempo a través <strong>de</strong> la evocación <strong>de</strong> la madre <strong>de</strong> Martín en términos <strong>de</strong> «basura»,<br />
«repugnante estiércol» y otras expresiones cloacales, se logra enlazar las<br />
experiencias <strong>de</strong> Martín durante su niñez con las <strong>de</strong> Alejandra.<br />
Otros tipos <strong>de</strong> lenguaje figurado empleados por Sábato para <strong>de</strong>scribir el<br />
abismo interior <strong>de</strong> Alejandra (y más a<strong>de</strong>lante el <strong>de</strong> Fernando) tienen que ver con<br />
condiciones atmosféricas violentas (relámpagos, huracanes, etc.) por una parte,<br />
y con campos <strong>de</strong> batalla por otra. Así, por ejemplo, se compara el primer ataque<br />
que sufre Alejandra al resultado <strong>de</strong> «una gran <strong>de</strong>scarga eléctrica» (194), y sus<br />
convulsiones a una tempestad en el mar. Ella misma, no solamente menciona<br />
gran<strong>de</strong>s perturbaciones naturales al hablar <strong>de</strong> sus experiencias juveniles con<br />
Marcos, sino que también <strong>de</strong>clara que «mi espíritu era un torbellino y vientos<br />
furiosos lo agitaban y <strong>de</strong>sgarraban: mirándome hacia a<strong>de</strong>ntro, parecía ver a mi<br />
conciencia como un barquito sacudido por una tempestad» (201). De nuevo advenimos<br />
cómo este tipo <strong>de</strong> símil crea un enlace entre Alejandra por una parte y<br />
Martín y Fernando por otra. No <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser significativo que pronto escriba Sábalo<br />
a propósito <strong>de</strong> Martín: «vientos volvieron a barrer su espíritu como en una<br />
furiosa tormenta» (<strong>26</strong>6) y que presente la relación entre los dos jóvenes como si<br />
oscilara continuamente entre «la tempestad <strong>de</strong> los peores momentos» y la «calma<br />
gris» (375). Igualmente la parle más pesadillesca <strong>de</strong>l Informe está tan llena<br />
<strong>de</strong> tormentos, <strong>de</strong> relámpagos y <strong>de</strong> vendavales como lo es <strong>de</strong> asquerosa suciedad<br />
y <strong>de</strong> reptiles horrendos y terroríficos.<br />
La categoría <strong>de</strong>l lenguaje figurado que tiene que ver con la guerra y con las<br />
batallas ofrece ciertos paralelos con los episodios relacionados con la marcha <strong>de</strong><br />
Lavalle y su columna <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Argentina hacia Bolivia. La imagen esencial es la<br />
<strong>de</strong>l soldado con<strong>de</strong>nado a la <strong>de</strong>rrota inevitable, pero quien alcanza en medio <strong>de</strong><br />
la <strong>de</strong>rrota misma un alto nivel <strong>de</strong> nobleza, <strong>de</strong> dignidad y <strong>de</strong> heroísmo, y a quien<br />
se le otorga la visión <strong>de</strong>l valor absoluto <strong>de</strong> la fi<strong>de</strong>lidad humana y <strong>de</strong> la solidaridad<br />
en medio <strong>de</strong> un universo hostil. Mientras <strong>de</strong>scribe la noche que pasó en la<br />
casa abandonada <strong>de</strong> la calle Isabel la Católica, Alejandra sugiere que experimentaba<br />
las mismas sensaciones que sienten los soldados cuando se preparan<br />
para participar en un ataque. Al adormecerse en el mirador le parece a Martín<br />
«un guerrero que <strong>de</strong>ja su armadura» (<strong>21</strong>1). En los raros intervalos serenos <strong>de</strong> su<br />
amistad, Martín la ve como «uno <strong>de</strong> esos combatientes que llegan <strong>de</strong>l frente heridos<br />
y maltrechos, <strong>de</strong>sangrados y casi inermes y que, poco a poco, vuelven a la<br />
vida, en días <strong>de</strong> dulce serenidad al lado <strong>de</strong> aquellos que los ayudan y curan»<br />
(276). En realidad la relación entre los dos jóvenes se ve como un «<strong>de</strong>scanso<br />
como el que pasan en un hoyo o en un refugio improvisado los soldados que<br />
avanzan a través <strong>de</strong> un territorio <strong>de</strong>sconocido y tenebroso, en medio <strong>de</strong> un infierno<br />
<strong>de</strong> metralla» (591). Es evi<strong>de</strong>nte que se trata <strong>de</strong> la extensión e intensificación<br />
<strong>de</strong> una metáfora existencial. Así como Sábato concibe la vida como un es-<br />
989
tado <strong>de</strong> «<strong>de</strong>samparo», también la concibe como una lucha contra tempesta<strong>de</strong>s y<br />
peligros en la que el amor ofrece un refugio poco seguro.<br />
La última categoría <strong>de</strong>l lenguaje figurado asociado con el abismo interior <strong>de</strong><br />
Alejandra nos lo representa como un territorio o región semejante al que atraviesa<br />
Fernando en la etapa final <strong>de</strong> su <strong>de</strong>lirio. Los adjetivos que <strong>de</strong>scriben este<br />
paisaje interior <strong>de</strong> pesadilla incluyen «oscuro y salvaje», «misterioso e insano,<br />
disparatado... sobrecogedor», «peligrosísimo», «tenebroso, <strong>de</strong>solado», «lejano y<br />
misterioso» y «turbio». Des<strong>de</strong> luego, está «sacudido por terremotos, barrido por<br />
huracanes» (347). Martín no larda en compren<strong>de</strong>r que para explorarlo «había<br />
que marchar durante jornadas terribles, entre grietas temblorosas, por <strong>de</strong>sfila<strong>de</strong>ros<br />
peligrosísimos, al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> volcanes en erupción, entre llamaradas y tinieblas»<br />
(<strong>21</strong>2). La importancia <strong>de</strong> esta última categoría <strong>de</strong> expresiones estriba en<br />
que Sábalo se aprovecha <strong>de</strong> esc tipo <strong>de</strong> vocabulario para convertir a Alejandra<br />
en símbolo <strong>de</strong> la Argentina <strong>de</strong> mediados <strong>de</strong> los años cincuenta. Al mismo tiempo<br />
prefigura el viaje espantoso <strong>de</strong> Fernando por el mundo <strong>de</strong> los ciegos.<br />
Una vez más el abismo 3 al que baja éste se revela como oscuro, fétido y habitado<br />
por monstruos. A los ciegos se les llama «reptiles, murciélagos» y no nos<br />
sorpren<strong>de</strong> que su mundo alucinado esté poblado <strong>de</strong> «enormes pterodáctilos» y<br />
«murciélagos gigantescos». En correspon<strong>de</strong>ncia con el hincapié ya notado en la<br />
suciedad y la putrefacción leemos «Sentía pues,... manadas <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s reptiles,<br />
serpientes amontonadas en el barro como gusanos en el cuerpo podrido <strong>de</strong> un<br />
gigantesco animal muerto; enormes murciélagos, especie <strong>de</strong> pterodáctilos, cuyas<br />
gran<strong>de</strong>s alas ahora oía batir sordamente y que, en ocasiones, me rozaban con asquerosa<br />
levedad el cuerpo y hasta la cara» (562). Asimismo, antes <strong>de</strong> que empiecen<br />
a asaltarle sus peores alucinaciones, Vidal se refiere a sí mismo con la<br />
misma terminología que antes se había empleado a propósito <strong>de</strong> Alejandra.<br />
Concibe su personalidad interior «como...un territorio <strong>de</strong>vastado por un terremoto,<br />
con gran<strong>de</strong>s grietas» (439). Conforme se va hundiendo cada vez más en<br />
la paranoia, este símil genera las regiones horrorosas que él tiene que atravesar.<br />
Tanto en la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>l abismo interior <strong>de</strong> Alejandra como en la <strong>de</strong>l<br />
mundo abominable <strong>de</strong> los ciegos que simboliza la paranoia culpable <strong>de</strong> Fernando,<br />
encontramos el mismo paisaje, el mismo vocabulario («excrementos», «barro»,<br />
«pantano», «fango»), las mismas «bestias <strong>de</strong>formes y sucias» y, sobre lodo,<br />
las referencias múltiples en ambos casos a murciélagos ciegos y repulsivos.<br />
No olvi<strong>de</strong>mos que a Alejandra misma se la llama una vez en el texto una «niña<br />
murciélago» (<strong>26</strong>6). Al mismo tiempo la odisea <strong>de</strong> Fernando a través <strong>de</strong> las alcantarillas<br />
<strong>de</strong> Buenos Aires nos recuerda que Martín asociaba a su madre con<br />
una cloaca y que a él se le <strong>de</strong>scribe como cargado <strong>de</strong> suciedad y <strong>de</strong> excrementos.<br />
¿Cómo se <strong>de</strong>be interpretar todo eso? Está claro que a Martín, Alejandra y<br />
3. Bruno habla metafóricamente <strong>de</strong> la caída en el abismo <strong>de</strong> Femando (p. 594). Femando mismo<br />
<strong>de</strong>scribe cuatro veces el mundo <strong>de</strong> los ciegos como un «abismo» (pp. 4<strong>26</strong>, 448, 541 y 559).<br />
990
Fernando se les asocia el mismo tipo <strong>de</strong> simbolismo aunque con grados diversos<br />
<strong>de</strong> intensificación. La metáfora militar, por otra parte, los relaciona con la figura-clave<br />
<strong>de</strong>l alférez Celedonio Olmos, que cabalga con Lavalle en su larga marcha.<br />
Olmos también teme el abismo. Pero, a diferencia <strong>de</strong> los tres protagonistas<br />
mo<strong>de</strong>rnos, e incluso <strong>de</strong> Bruno, él no siente a la vez su atracción. El heroísmo <strong>de</strong><br />
Celedonio está finalmente premiado con una visión que se les niega a los <strong>de</strong>más,<br />
aunque la fantasía <strong>de</strong> Bruno <strong>de</strong> ser un vigilante cabo <strong>de</strong> bomberos representa<br />
su equivalente mo<strong>de</strong>rno banalizado. A Martín la vida le da en premio <strong>de</strong><br />
sus sufrimientos y <strong>de</strong> su lealtad, únicamente el espejismo <strong>de</strong>l amor, unos instantes<br />
<strong>de</strong> solidaridad humana con Hortensia y Bucich, y luego el sueño <strong>de</strong> pureza<br />
asociada con la Patagonia. Pero se trata <strong>de</strong> un sueño que no parece sanarle espiritualmente.<br />
Mientras tanto a Alejandra y a Fernando les tragan sus propios<br />
abismos. Esta jerarquización <strong>de</strong> los personajes, según el nivel <strong>de</strong> auténtica visión<br />
que se les otorga, parece sugerir que hay en Sobre héroes y tumbas una dimensión<br />
casi alegórica. El heroísmo, la fi<strong>de</strong>lidad, la bondad y solidaridad humanas<br />
se enfrentan con la maldad y la crueldad que engendran los <strong>de</strong>monios que<br />
habitan el abismo <strong>de</strong> la personalidad humana y <strong>de</strong>l modo <strong>de</strong> ser colectivo. La<br />
lucha entre estas fuerzas es esencialmente <strong>de</strong>sigual, y en la lucha el amor ofrece<br />
un refugio frágil y poco dura<strong>de</strong>ro. Tal es la cosmovisión que Sábato, aquí y en<br />
c! resto <strong>de</strong> su ficción, nos invita a aceptar. Se trata quizá <strong>de</strong> una cosmovisión<br />
melodramática y excesivamente pesimista. Pero no po<strong>de</strong>mos pasarla por alto sin<br />
correr el riesgo <strong>de</strong> <strong>de</strong>saten<strong>de</strong>r una advertencia largamente meditada sobre la<br />
condición <strong>de</strong>l hombre en la época mo<strong>de</strong>rna.<br />
991
LA RELACIÓN ESCRITURA-MUNDO EJEMPLIFICADA<br />
EN TEXTOS DE REINALDO ARENAS<br />
MYRNA SOLOTOREVSKY<br />
Universidad Hebrea <strong>de</strong> Jerusalén<br />
La actual investigación literaria ha empleado <strong>de</strong>stacadamente —en distintas<br />
perspectivas— los conceptos «escritura» y «mundo», y pienso que ambos constituyen<br />
una relación importante, eselarecedora <strong>de</strong>l fenómeno literario.<br />
Comenzare <strong>de</strong>slindando ciertos sentidos atribuibles al segundo <strong>de</strong> los conceptos<br />
señalados y prescindiré <strong>de</strong>l concepto «mundo» entendido como realidad<br />
exterior al texto.<br />
a) Mundo captado como el estrato <strong>de</strong> las objetivida<strong>de</strong>s que resulta <strong>de</strong> la<br />
enajenación <strong>de</strong> las frases mimcücas, 1 e.g., una frase como «María y Pablo se<br />
amaron sin contención» se transmuta normalmente en imagen durante el proceso<br />
<strong>de</strong> lectura, salvo que dicha transformación <strong>de</strong>l lenguaje en mundo sea impedida<br />
por el empleo <strong>de</strong> ciertos procedimientos, que más a<strong>de</strong>lante señalaré.<br />
b) Mundo como hclerocosmos o mundo alternativo o mundo posible, entendiendo<br />
por tal el mundo ficticio que se constituye en cada texto literario, regido<br />
por sus peculiares leyes. 2<br />
c) Mundo comprendido en sentido ontológico, como modo <strong>de</strong> ser en el<br />
mundo, que el texto literario muestra, afectando y transformando existencialmente<br />
al lector. 3<br />
1. F. MARTÍNEZ BONATI, La estructura <strong>de</strong> la obra literaria. Santiago, Ediciones <strong>de</strong> la Universidad<br />
<strong>de</strong> Chile, 1960.<br />
2. «Mundo posible», «heterocosmos», «mundo alternativo» son conceptos empleados respectivamente<br />
por: U. Eco, Lector in fábula, <strong>Barcelona</strong>, Lumen, 1981; L. HUTCHEON, Narcissistic Narrative,<br />
New York and London, Melhuen, 1984; P. WAUGH, Melaficlion, London and New York, 1984.<br />
3. P. RICOEUR, «Evénement et sens dans le discours», M. PHILIBERT, Ricoeur, París, Seghers,<br />
1971, pp. 177-187.<br />
993
En cuanto al primer concepto, «escritura», lo entiendo como una experiencia<br />
radical <strong>de</strong> lenguaje,* evi<strong>de</strong>nciadora <strong>de</strong> la materialidad <strong>de</strong>l mismo, patentizadora<br />
<strong>de</strong> la marca, <strong>de</strong> la huella. 5<br />
Es inferible la existencia <strong>de</strong> una relación inversa entre la escritura así entendida<br />
y el mundo en sentido a): en los casos en que la enajenación <strong>de</strong>l lenguaje<br />
en mundo no se produzca, el lenguaje permanecerá como tal, resultará potenciado<br />
y emergerá como escritura. Dicha relación inversa no se da, en cambio, entre<br />
la escritura y el mundo en los sentidos b) y c), pues, respectivamente, todo texto<br />
—sin excepción— configurará un heterocosmos y en cuanto a la revelación <strong>de</strong><br />
un mundo, él trascien<strong>de</strong> el predominio tanto mimético como escritural <strong>de</strong> un<br />
texto y se conecta, a mi juicio, con los logros estéticos <strong>de</strong>l mismo.<br />
Cabe distinguir, siguiendo el planteamiento expuesto, dos tipos <strong>de</strong> connotadores:<br />
connotadores <strong>de</strong> mimesis —que son, en verdad, connotadores <strong>de</strong> ilusión<br />
<strong>de</strong> mimesis, la única mimesis posible— 6 y connotadores <strong>de</strong> escrituralidad. Me<br />
referiré a cada uno <strong>de</strong> estos grupos:<br />
CONNOTADORES DE ILUSIÓN MIMÉTICA<br />
Genettc ha distinguido tres principales connotadores <strong>de</strong> mimesis en un or<strong>de</strong>n<br />
que él estima <strong>de</strong> posible eficacia progresiva: 1) la supuesta <strong>de</strong>saparición <strong>de</strong> la<br />
instancia narrativa; 2) el carácter <strong>de</strong>tallado <strong>de</strong>l relato, en otros términos, su morosidad;<br />
3) la presencia <strong>de</strong> <strong>de</strong>talles funcional mente inútiles (el «efecto <strong>de</strong> lo real»<br />
<strong>de</strong> Barthes). 7 Me parece <strong>de</strong> interés la reflexión sobre estos factores.<br />
Respecto a la supuesta <strong>de</strong>saparición <strong>de</strong> ia instancia narrativa, creo que, efectivamente,<br />
la no mención <strong>de</strong>l sujeto <strong>de</strong> enunciación suscita ilusión mimética;<br />
pero si pensamos en una novela <strong>de</strong> corriente <strong>de</strong> conciencia, veremos que dicha<br />
<strong>de</strong>saparición se da en un grado máximo en momentos <strong>de</strong> monólogo interior directo<br />
o discurso inmediato, casos en los cuales la absoluta liberación <strong>de</strong> esc centro<br />
organizador <strong>de</strong> las referencias que es el narrador, suscita un discurso <strong>de</strong> extremada<br />
opacidad, difícilmente transmutable en mundo. 8 Si asumimos, a<strong>de</strong>más,<br />
que la presencia <strong>de</strong> un narrador personal —como el característico <strong>de</strong> la novela<br />
realista— resulta ser un máximo factor <strong>de</strong> legibilidad, se evi<strong>de</strong>nciará la necesi-<br />
4. S. HEATH, The Nouveau Román, Phita<strong>de</strong>lphia, Temple University Press, 1972.<br />
5. Véanse estos conceptos en los siguientes textos <strong>de</strong> J. DERRIDA: De la gramalología, Buenos<br />
Aires, Siglo XXI, Argentina, 1971; «La différence», Théorie <strong>de</strong>nsemble, París, 1968, pp. 41-66; Positions,<br />
París, Les Editions <strong>de</strong> Minuil, 1972.<br />
6. G. GENETTE, Figures III, París, Seuil, 1972.<br />
7. G. GENETTE, Nouveaudiscours du récit, París, Seuil, 1983.<br />
8. R. Wellek ha señalado que el intento <strong>de</strong> dramatizar la mente, logró, en verdad, la disolución<br />
<strong>de</strong> la realidad común. Conceptos <strong>de</strong> crítica literaria. Universidad Central <strong>de</strong> Venezuela, 1968.<br />
994
dad teórica <strong>de</strong> distinguir entre connotadores <strong>de</strong> mimesis y connotadores <strong>de</strong> legibilidad;<br />
los primeros presuponen a los segundos, pero no inversamente.<br />
En cuanto al postulado <strong>de</strong>tallismo, hay que consi<strong>de</strong>rar que un exceso <strong>de</strong> morosidad<br />
suscitaría un efecto <strong>de</strong> ruptura o <strong>de</strong>sautomatización, que nos <strong>de</strong>jaría <strong>de</strong>tenidos<br />
en la escritura. 9 Entendiendo así que no es el alto grado <strong>de</strong> información un factor<br />
necesariamente provocador <strong>de</strong> mimesis; si dicho grado traspasa ciertos límites convencionales<br />
—señalados por el umbral <strong>de</strong> relevancia funcional I0 —, el efecto mimético<br />
no se provocará pues no se logrará la transmutación <strong>de</strong>l lenguaje en mundo.<br />
Por lo que concierne al «efecto <strong>de</strong> lo real», no cabe problematizar su repercusión<br />
pues se trataría por <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> un connotador <strong>de</strong> mimesis, pero sí su<br />
existencia: ¿Hay algo así como un escándalo estructural, un <strong>de</strong>talle que no cumple<br />
ninguna función en la estructura?<br />
Es ciertamente posible ampliar esta lista <strong>de</strong> connotadores <strong>de</strong> mimesis y propongo<br />
para dicho efecto, los siguientes:<br />
— La coherencia narrativa, sustentada en la linealidad temporal y la vigencia<br />
<strong>de</strong> la causalidad.<br />
— La presencia <strong>de</strong> motivaciones que justifican el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la trama, al<br />
mismo tiempo que enmascaran la fuerte funcionalidad <strong>de</strong> ésta.<br />
— La existencia <strong>de</strong> referentes ficticios que tengan su correlato en referentes<br />
reales, esto es, antropónimos, topónimos, que conectan al texto con el exlratcxlo.<br />
CONNOTADORES DE ESCRITURAUDAD<br />
La lista que a continuación propongo, no supone ningún criterio <strong>de</strong> jerarquización<br />
y los diferentes niveles sugeridos no son necesariamente excluyentcs.<br />
— Traspaso <strong>de</strong>l umbral <strong>de</strong> relevación funcional mediante un exceso <strong>de</strong> morosidad<br />
<strong>de</strong>sauiomatizante.<br />
— Tcmatización <strong>de</strong> la escritura o presencia <strong>de</strong> una metaescritura que se referirá<br />
al acto cscritural y/o a su contrapartida, el acto <strong>de</strong> lectura.<br />
— Forma espacial, entendiendo como tal la correspondiente a una estructura<br />
en la que, mediante el empleo <strong>de</strong> ciertos procedimientos, se ha subvertido la<br />
secuencia cronológica, <strong>de</strong> modo tal que dicha estructura <strong>de</strong>berá ser aprehendida<br />
espacialmente, <strong>de</strong> acuerdo al mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> relaciones sincrónicas, en vez <strong>de</strong> serlo<br />
<strong>de</strong> acuerdo al natural or<strong>de</strong>n temporal <strong>de</strong>l lenguaje. La forma espacial crea así<br />
una impresión <strong>de</strong> simultaneidad. 11 Kristeva ha señalado a este respecto: «si la<br />
9. J. RICARDOU, Problemes du nouveau román, Paris, 1967.<br />
10. J. CÜLLER, Sirucluralist Poetics, London, Routledge and Kegan Paul, 1975.<br />
11. J. FRANK, «Spatial Form in the Mo<strong>de</strong>m Novel», Critiques and Essays on Mo<strong>de</strong>rn Fiction,<br />
New York, The Ronald Press Company, 1952.<br />
Véase también: J. FRANK, «Spalial Foim Thírty Years Aftei», Spatial Form in Narrative (eds.<br />
995
parole se déroule dans la temporalité, le langage avec l'écriture passe á travers<br />
le temps en se jouant comme une configuration spatiale». 12<br />
Una técnica al servicio <strong>de</strong> la forma espacial es la técnica <strong>de</strong> la fragmentación,<br />
inherente al concepto <strong>de</strong>rridiano <strong>de</strong> escritura. 13<br />
— Incoherencia discursiva, que impi<strong>de</strong> la construcción mimética, siendo<br />
posible señalar a modo <strong>de</strong> ejemplo las siguientes modalida<strong>de</strong>s:<br />
a) Anulación <strong>de</strong> la ilusión mimética mediante la configuración <strong>de</strong> instancias<br />
contradictorias.<br />
b) Presentación <strong>de</strong> un monólogo interior o inmediato, uno <strong>de</strong> cuyos rasgos<br />
es la coherencia suspendida.<br />
c) Presencia <strong>de</strong> un discurso esquizofrénico, en el cual es imposible ubicar<br />
los antece<strong>de</strong>ntes, hay motivaciones pseudo-objetivas, los significantes sirven <strong>de</strong><br />
conductores <strong>de</strong>l discurso, provocando la «intoxicación verbal». 14<br />
— Discursos que patentizan la literalidad:<br />
a) Discurso figurado.<br />
b) Discurso abstracto.<br />
c) Discurso paraláctico o constituido por siniagmas no progresivos.<br />
d) Discurso esquizofrénico.<br />
e) Discurso ¡cónico.<br />
— Focalización en la intertextualidad: 15<br />
a) Parodia.<br />
b) Citación.<br />
c) Alusión.<br />
d) Imilación.<br />
— Mctaficción, una <strong>de</strong> cuyas modalida<strong>de</strong>s es la construcción en abismo.<br />
— Repeticiones no motivadas con o sin variaciones.<br />
— Cambios genéricos dcsauiomatizantes.<br />
— Aparentes transgresiones <strong>de</strong> los límites textuales.<br />
Jcffrcy R. Smiucn and Ann Daghislany), hhaca ad London, Comel Universily Press, 1981, pp. 202-<br />
243.<br />
12. J. KRISTEVA, Le langage, cel inconnu, París, Seuil, 1981, p. 29.<br />
13. «la crítica post-eslructuralista aclual encuentra en la poética <strong>de</strong>l fraccionamiento, con su<br />
juego <strong>de</strong> conjunciones aleatorias y cortes interválicos, una constituyente fundamental a la configuración<br />
<strong>de</strong>l espacio textual, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> la escritura como juego <strong>de</strong>l mundo y <strong>de</strong>l presente vivo. Este espacio<br />
es, según sumariza Leitch la concepción <strong>de</strong>rridiana <strong>de</strong> la écriture, una escena <strong>de</strong> "cortes, interrupciones,<br />
fracturas y espacios en la naturaleza"», E.C. BEJAR, La texlualidad <strong>de</strong> Reinaldo Arenas,<br />
Madrid, Playor, 1987, p. 168.<br />
14. T. TODOROV, «Le discours psycholique». Les genres du discours, París, Seuil, 1978, pp. 78-<br />
85.<br />
15. Hago uso <strong>de</strong> un concepto amplio <strong>de</strong> intertextualidad, como el que emplea L. JENNY, «La<br />
stratégie <strong>de</strong> la forme», Poelics 27 (1976), pp. 257-281. No coincido con Jenny en cuanto él no incluye<br />
a la alusión entre las modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la intertextualidad explícita.<br />
996
Nuestra finalidad es mostrar cómo operan algunos <strong>de</strong> los señalados connotadores<br />
en el corpus escogido <strong>de</strong> textos <strong>de</strong> Reinaldo Arenas. Dicho corpus estará<br />
constituido por Cantando en el pozo (CP), El palacio <strong>de</strong> las blanquísimas mofetas<br />
(PBM), Otra vez el mar (OVM), Termina el <strong>de</strong>sfile (TD), Arturo, la estrella<br />
más brillante (AEB). i6<br />
La ilusión <strong>de</strong> mimesis es muy frecuentemente lograda en los textos <strong>de</strong> Arenas<br />
mediante la presencia <strong>de</strong> referentes ficticios que tienen como correlato a referentes<br />
históricos concernientes a la Revolución Cubana. La presencia <strong>de</strong> topónimos<br />
y <strong>de</strong>scripciones altamente miméticas, contribuye a dicha plasmación.<br />
Véase, como ejemplo la siguiente <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>l avance <strong>de</strong> la revolución en<br />
«Comienza el <strong>de</strong>sfile»:<br />
Eslán ya en Bayamo». «Están ya en Cacocún» «Tomaron la Chomba». «Entraron<br />
anoche en la Loma <strong>de</strong> la Cruz», (p. 11)<br />
El relato «Termina el <strong>de</strong>sfile» configura, como ya el título lo sugiere, las<br />
consecuencias <strong>de</strong> la Revolución, el fin <strong>de</strong> la euforia; el presente <strong>de</strong> la narración<br />
específicamente focaliza a los asilados peruanos en la embajada <strong>de</strong> Perú en La<br />
Habana, abril <strong>de</strong> 1980.<br />
El referente histórico que opera como trasfondo <strong>de</strong> «La Vieja Rosa» es la<br />
época previa a la Revolución Cubana, el estallido <strong>de</strong> ésta y su evolución, reuniendo<br />
así los referentes históricos correspondientes a «Comienza el <strong>de</strong>sfile» y<br />
«Termina el <strong>de</strong>sfile».<br />
En PBM —texto que parece especialmente céntrico c iluminador <strong>de</strong>l corpus<br />
<strong>de</strong> Arenas— se otorgan morosas <strong>de</strong>scripciones relativas al proceso histórico:<br />
Muchos hombres, sobre todo jóvenes se convertían en reclutas <strong>de</strong>l gobierno,<br />
en «casquitos». Les daban 25 pesos a] mes, un uniforme y un rifle. Luego los enviaban<br />
para las montañas don<strong>de</strong> estaban los rebel<strong>de</strong>s. Pero mucho más numerosos<br />
eran los jóvenes que se iban también para aquellas montañas, y se hacían rebel<strong>de</strong>s,<br />
(p. 167)<br />
En ocasiones la mención histórica se realiza en el texto al que me refiero,<br />
mediante la inserción <strong>de</strong> un fragmento correspondiente a un boletín informativo,<br />
enfatizándose así la forma espacial y con ello, la escritura. Veamos, como<br />
16. R. ARENAS, Cantando en el pozo, <strong>Barcelona</strong>, Argos Vergara, 1982.<br />
—, El palacio <strong>de</strong> las blanquísimas mofetas, <strong>Barcelona</strong>, Argos Vergara, 1983.<br />
—, Otra vez el mar, <strong>Barcelona</strong>, Argos Vergara, 1982.<br />
—, Termina el <strong>de</strong>sfile, <strong>Barcelona</strong>, Seix Barral, 1981 (Nos referiremos, señalando su <strong>de</strong>nominación<br />
completa, a los siguientes relatos <strong>de</strong> este texto: «Comienza el <strong>de</strong>sfile», «La Vieja Rosa»,<br />
«Termina el <strong>de</strong>sfile»).<br />
997
ejemplo, una mención que aparece en la página <strong>21</strong>1, la cual está a<strong>de</strong>más constituida<br />
por diferentes fragmentos configurados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> distintas perspectivas:<br />
CONTINÚA LA OFENSIVA REBELDE<br />
Las columnas <strong>de</strong>l Segundo Frente «Frank País», <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> rendir los cuarteles<br />
<strong>de</strong> Cuelo y Guaro han ro<strong>de</strong>ado la capitanía <strong>de</strong> Mayarí, sometiéndola a tenaz<br />
ataque. Las comunicaciones en Oriente están interceptadas. El grueso <strong>de</strong> las tropas<br />
enemigas en Oriente tiene cortada la retirada por numerosas fuerzas rebel<strong>de</strong>s.<br />
Se han tomado posesiones entre Camagüey y Oriente, la resistencia <strong>de</strong> la tiranía<br />
se <strong>de</strong>bilita en todas partes.<br />
Una nota a pie <strong>de</strong> página señala que este momento correspon<strong>de</strong> al «Boletín Informativo<br />
(al servicio <strong>de</strong>l ejército revolucionario). N 5 1, noviembre 15 <strong>de</strong> 1958».<br />
La tematización <strong>de</strong> la escritura es persistente en los textos <strong>de</strong> Arenas; la actividad<br />
escritural tiene un carácter compensatorio respecto <strong>de</strong> las <strong>de</strong>ficiencias<br />
<strong>de</strong>l mundo:<br />
Pero cuando las cosas se pusieron malas <strong>de</strong> verdad fue cuando a Celestino le<br />
dio por hacer poesías. (CP, p. 16).<br />
[...] esa misma noche <strong>de</strong>cidió que para salvarse tenía que comenzar a escribir<br />
inmediatamente, c inmediatamente comenzó (AEB, p. 42).<br />
La escritura es concebida en AEB como testimonio e instrumento <strong>de</strong> rebelión<br />
(«porque él se iba a rebelar, dando testimonios <strong>de</strong> todo el horror» (p. 43),<br />
pero el comienzo <strong>de</strong>l texto configura ya una actitud <strong>de</strong>cepcionada y escéptica<br />
respecto <strong>de</strong> las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l acto escritural:<br />
«He visto un lugar remotísimo habitado por elefantes regios», había escrito hacía<br />
unos años, no muchos, cuando aún pensaba que un grupo <strong>de</strong> signos, que las<br />
ca<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> unas imágenes a<strong>de</strong>cuadamente escritas, que las palabras, podrían salvarlo...<br />
(p. 9).<br />
Rasgo frecuente en el corpus consi<strong>de</strong>rado es la existencia <strong>de</strong> un sujei que<br />
origina una forma espacial, mediante la superposición <strong>de</strong> planos temporales sin<br />
solución <strong>de</strong> continuidad. En oportunida<strong>de</strong>s los procedimientos <strong>de</strong>stinados a provocar<br />
confusión coexisten con otros (puntos suspensivos, empleo <strong>de</strong> cursivas),<br />
que operan como signos auxiliares o pautas clarificadoras. Veamos como ejemplo<br />
el siguiente momento <strong>de</strong> «Termina el <strong>de</strong>sfile», en el que el lexema «respiraba»,<br />
empleado metafóricamente y perteneciente a una secuencia pasada, pareciera<br />
engañosamente regir al momento siguiente —separado por puntos<br />
suspensivos— correspondiente al presente <strong>de</strong>l relato:<br />
998
a pesar <strong>de</strong> todo tenía un amigo, y, por lo tanto, aún respiraba... Pero con dificultad,<br />
con bastante dificultad, alzando la cabeza, la nariz, abriendo la boca al cielo,<br />
levantando también las manos y apartando, sólo así podía tomar un poco <strong>de</strong> aquel<br />
aire contaminado, completamente hediondo y continuar (p. 148).<br />
La incoherencia discursiva se logra mediante la configuración <strong>de</strong> contradicciones,<br />
las cuales, aunque en ocasiones pue<strong>de</strong>n ser explicadas por el conflicto<br />
entre <strong>de</strong>seo y ausencia —como en los momentos a continuación señalados—,<br />
<strong>de</strong>jan, sin embargo al texto sumido en la ambigüedad, propia <strong>de</strong> lo<br />
fantástico:<br />
y a mí se me ocurrió pensar que estaba caminando sobre la nieve [...] «Qué lástima<br />
que en este lugar no haya nieve», le dije a Celestino. [...]<br />
De nuevo volvieron los relámpagos. Mi madre cruzó sonriente la nieve y me<br />
abrazó muy fuerte, y me dijo «hijo». Yo le sonreí a mi madre, y luego, <strong>de</strong> un salto,<br />
le abrace el cuello. Y los dos comenzamos a bailar sobre la tierra vestida toda<br />
<strong>de</strong> blanco. (CP, pp. 18 y s.).<br />
Yo tralé <strong>de</strong> sacar a mi madre <strong>de</strong>l pozo. Pero ella no quiso salir. Y, con la cara<br />
mojada (No sé si por las lágrimas o por el agua), me dijo: «Vete, que yo aquí me<br />
siento muy cómoda».<br />
Y yo me fui con las latas vacías. [...]<br />
Pero, muchacho, ¿qué te pasa que vienes con las latas vacías? —me dijo ella,<br />
muy asombrada, mientras resembraba las matas <strong>de</strong> sandoval. (CP, pp. 89 y s.).<br />
La incoherencia es también provocada por la presencia <strong>de</strong> shifters cuyo referente<br />
es incierto. Véase, por ejemplo, el comienzo <strong>de</strong> «Termina el <strong>de</strong>sfile»:<br />
Ahora se me escapa. Otra vez .ve me pier<strong>de</strong> [...] La busco, la sigo buscando [...]<br />
De // <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> mi vida, <strong>de</strong> // <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> mi vida, le digo, arrastrándome también como<br />
ella. (p. 145). (El subrayado es mío).<br />
Respecto <strong>de</strong> discursos patcntizadores <strong>de</strong> la literalidad, cabe <strong>de</strong>stacar la presencia<br />
en el corpus <strong>de</strong> discursos paratácticos y discursos icónicos. Los primeros<br />
son frecuentes en «Termina el <strong>de</strong>sfile»:<br />
Antes había sido alzarse, liberarse, sublevarse, escon<strong>de</strong>rse, emanciparse, in<strong>de</strong>pendizarse<br />
(p. 152).<br />
Manos y más manos, redondas, <strong>de</strong>lgadas, chatas, huesudas, bocarribas, bocabajos,<br />
unidas, <strong>de</strong>splegadas, empuñándose, cerrándose, rascándose pelos, testículos,<br />
brazos, espaldas [...] cayendo <strong>de</strong>sfallecidas, negras, amarillas, moradas, blancas,<br />
transparentes (p. 161).<br />
999
El discurso icónico configura en CP, el diseño repetido <strong>de</strong> un hacha —símbolo<br />
<strong>de</strong> la violencia— constituida mediante una reiteración literal —dominante<br />
o exclusiva— <strong>de</strong>l lexema «hachas», respectivamente, pp. 80 y 83.<br />
El corpus seleccionado muestra una <strong>de</strong>stacada focalización intertextual.<br />
Luego <strong>de</strong>l título y la <strong>de</strong>dicatoria, CP se prolonga paratextualmente en tres epígrafes<br />
correspondientes sucesivamente a citaciones <strong>de</strong> O. Wil<strong>de</strong>, J.L. Borges y<br />
F. García Lorca. En su <strong>de</strong>sarrollo, el texto suspen<strong>de</strong> su propia continuidad mediante<br />
la inserción <strong>de</strong> páginas en las cuales aparece una citación, la que se <strong>de</strong>staca<br />
al contrastar con el blanco <strong>de</strong> la hoja. Ej.:<br />
Bah, hagamos todas las muecas posibles.<br />
ARTHUR RIMBAUD, (p. 35)<br />
No le preguntéis <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> viene. Su historia es trivial. En la miseria, sus padres<br />
la vendieron por una bolsa <strong>de</strong> arroz blanco.<br />
El espejo mágico, (p. 57) 17<br />
Disolviendo los límites entre ficción y realidad, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> las citaciones <strong>de</strong><br />
textos existentes, y en la misma disposición antes señalada, aparecen en CP, citaciones<br />
<strong>de</strong> discursos <strong>de</strong> personajes <strong>de</strong>l propio relato. Ej.:<br />
Deseo, cuando recibas esla carta te encuentres bien. Yo estoy bien. Te mando<br />
una lata <strong>de</strong> jamoncta china. No <strong>de</strong>jes <strong>de</strong> comértela. Es <strong>de</strong> la buena...<br />
Mi madre, (p. 45)<br />
En PBM aparecen citas <strong>de</strong> textos insertados en el <strong>de</strong>sarrollo escritural y su<br />
proce<strong>de</strong>ncia es señalada por una nota a pie <strong>de</strong> página. Ej.:<br />
1000<br />
Adolfina (moviendo los brazos y las nalgas, contestándole a Digna): «Morena<br />
soy, oh hijas <strong>de</strong> Jerusalem». 1 (p. <strong>26</strong>1)<br />
17. Libro <strong>de</strong> poesía china <strong>de</strong> los siglos vi y vil (Información que agra<strong>de</strong>zco a Reinaldo Arenas).
y la nota a pie <strong>de</strong> página señala: J Salomón. El Cantar <strong>de</strong> ¡os Cantares. Este<br />
procedimiento es también empleado en OVM, apareciendo, a<strong>de</strong>más, al final<br />
<strong>de</strong> este texto, NOTAS que <strong>de</strong>scifran citaciones no i<strong>de</strong>ntificadas en el <strong>de</strong>sarrollo<br />
textual.<br />
Un caso <strong>de</strong>stacado <strong>de</strong> parodia correspon<strong>de</strong> a la parodia <strong>de</strong> la Ilíada configurada<br />
en OVM, con un ethos intensamente Iúdico, mediante la inserción <strong>de</strong> la isotopía<br />
fálica en la originaria isotopía bélica:<br />
Los dos Ayases con sus ágiles miembros arremeten nuevamente <strong>de</strong>rribando a<br />
Pilón, Ormeno, Menón y Orestes. Pisandro, aprovechando un <strong>de</strong>scuido <strong>de</strong> Aquiles,<br />
intenta penetrar con su puntiagudo falo el talón <strong>de</strong>l héroe, pero éste, abandonando<br />
sus presas, lo toma por las ca<strong>de</strong>ras golpeándolo contra su pTopio miembro<br />
<strong>de</strong> pavorosas proporciones... (p. 39).<br />
Cambios genéricos <strong>de</strong>sauiomaiizantes ocurren en CP, PBM y OVM. La transformación<br />
<strong>de</strong>l discurso narrativo en teatral acaece en los dos primeros textos.<br />
En los tres, se da la transformación <strong>de</strong>l discurso narrativo en poesía. El discurso<br />
teatral acaece en CP en un tiempo <strong>de</strong> especial exaltación, durante la esperada<br />
Nochebuena. En PBM la representación teatral ocupa una zona <strong>de</strong>l texto <strong>de</strong>limitada<br />
por su título: «Tercera Parte. —Función», siendo este último lexema claramente<br />
enunciativo. El primer fragmento <strong>de</strong> esta parte correspon<strong>de</strong> Esther-mucrta<br />
y en el aparece explícito el termino «espectáculo». La última referencia que<br />
el texto hace a Adolfina se ubica en esta tercera parte y, borrados los límites entre<br />
realidad y representación, se ten<strong>de</strong>ría a asumir que Adolfina se ha convertido<br />
en una bola <strong>de</strong> fuego. 1 "<br />
Respecto <strong>de</strong> transgresiones <strong>de</strong> los límites textuales, cabe <strong>de</strong>stacar que CP<br />
juega con el concepto «final <strong>de</strong>l texto» y preten<strong>de</strong> subvertirlo, prolongando la<br />
escritura más allá <strong>de</strong>l PIN (p. 112) y <strong>de</strong>l SEGUNDO FINAL (p. 144) y creando<br />
así la ilusión <strong>de</strong> no clausura. En cuanto al último final, no obstante cerrar inexorablemente<br />
el texto, suscita también un efecto <strong>de</strong> continuidad y apertura<br />
por ser extremadamente polisémico y <strong>de</strong>jar al lector sumido en la mayor incertidumbre:<br />
Pero según me acaban <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir ahora, mi madre, esa noche no pudo llegar a<br />
tiempo. Aunque yo tengo mis sospechas y pienso que seguramente ella llegó <strong>de</strong>masiado<br />
temprano, (p. <strong>21</strong>5).<br />
18. Así lo ha captado la critica. J. Olivares afinna que Adolfina «buras herself to <strong>de</strong>ath after her<br />
last futile attempl to lose her virginity». «Camival and the Novel: Reinaldo Arenas, El palacio <strong>de</strong> ¡as<br />
blanquísimas mofetas», Hispanic Review 53, 4 (Autumn 1985), p. 471. «El suicidio <strong>de</strong> Adolfina —<br />
incendiándose— es un tipo <strong>de</strong> purificación en el fuego». J. OLIVARES, N. Montenegro, «Conversación<br />
con Reinaldo Arenas», Taller literario 1, 2 Fall 1980, p. 64.<br />
1001
OCTAVIO PAZ Y LOS «CONTEMPORÁNEOS»:<br />
LA HISTORIA DE UNA RELACIÓN<br />
ANTHONY STANTON<br />
El Colegio <strong>de</strong> México<br />
Por sorpren<strong>de</strong>nte que parezca, no existe ninguna <strong>de</strong>scripción analítica o valoración,<br />
que no sea fragmentaria, <strong>de</strong> las relaciones literarias entre Octavio Paz<br />
y el grupo heterogéneo conocido como «Contemporáneos». 1 Toda la etapa formativa<br />
<strong>de</strong> Paz ha quedado por mucho tiempo sepultada por la justa fama y el<br />
imponente prestigio <strong>de</strong> las obras <strong>de</strong> madurez <strong>de</strong>l poeta y ensayista mexicano.<br />
Varios acontecimientos <strong>de</strong> los últimos años han ayudado a cambiar parcialmente<br />
este panorama: la publicación <strong>de</strong> ediciones facsímiles <strong>de</strong> revistas literarias<br />
mexicanas <strong>de</strong> la primera mitad <strong>de</strong>l siglo; una serie <strong>de</strong> ensayos retrospectivos <strong>de</strong>l<br />
propio Paz, que son imprescindibles para compren<strong>de</strong>r los años <strong>de</strong> formación; y<br />
la edición, en 1988, <strong>de</strong> una recopilación <strong>de</strong> casi toda la prosa <strong>de</strong> Paz en aquella<br />
época. 2<br />
Por lo anterior, se <strong>de</strong>staca la necesidad <strong>de</strong> examinar con <strong>de</strong>tenimiento los<br />
ensayos y notas publicados en diversas revistas literarias entre 1931 y 1943, con<br />
1. Aunque no existe un consenso al respecto en la crítica que se ha ocupado <strong>de</strong>l «grupo», sigo a<br />
varios críticos en i<strong>de</strong>ntificar como «Contemporáneos» a Jaime Torres Bo<strong>de</strong>t, Bernardo Ortiz <strong>de</strong><br />
Montellano, Enrique González Rojo, José Gorostiza, Salvador Novo, Xavier Villaurrutia, Gilberto<br />
Owen y Jorge Cuesta. Se trata, en realidad, no <strong>de</strong> un grupo sino <strong>de</strong> tres subgrupos con diferencias<br />
consi<strong>de</strong>rables, como se ha <strong>de</strong>mostrado recientemente: G. SHERIDAN, LOS Contemporáneos ayer, México,<br />
Fondo <strong>de</strong> Cultura Económica, 1985.<br />
2. Las ediciones facsimilares <strong>de</strong> revistas literarias mexicanas fueron publicadas por el Fondo <strong>de</strong><br />
Cultura Económica en México. Los más importantes <strong>de</strong> los recientes ensayos retrospectivos <strong>de</strong> PAZ<br />
son los siguientes: Xavier Villaurrutia en persona y en obra, México, Fondo <strong>de</strong> Cultura Económica,<br />
1978; «Poesía e historia: Laurel y nosotros», Sombras <strong>de</strong> obras, <strong>Barcelona</strong>, Seix Barral, 1983; pp.<br />
47-93; «Antevíspera: Taller (1938-1941)», Sombras en obras, pp. 94-113. La recopilación <strong>de</strong> la mayor<br />
parte <strong>de</strong> la prosa <strong>de</strong> Paz en los primeros años se encuentra en O. PAZ, Primeras letras (1931-<br />
1943) (ed. E.M. Sami), México, Vuelta, 1988.<br />
1003
el fin <strong>de</strong> ver cómo se va creando, paulatinamente y mediante la confrontación<br />
polémica con el grupo <strong>de</strong> Contemporáneos, una poética más personal y cómo<br />
esta misma poética se va modificando en el curso <strong>de</strong>l tiempo.<br />
Alusiones directas o indirectas a los Contemporáneos son frecuentes en la<br />
prosa <strong>de</strong> Paz <strong>de</strong>l período mencionado. Aquí me interesa ver esta relación a través<br />
<strong>de</strong> los siguientes ejes: la oposición entre poesía pura y poesía social; y la<br />
polémica <strong>de</strong>l nacionalismo.<br />
El conflicto entre poesía pura y poesía social marcó toda una época <strong>de</strong> la literatura<br />
hispánica. Cuando Paz empieza a escribir, a principios <strong>de</strong> la década <strong>de</strong><br />
los 30, la balanza ya se inclinaba visiblemente a favor <strong>de</strong> los opositores <strong>de</strong> la<br />
pureza artística. En su primer ensayo, en 1931, el adolescente había <strong>de</strong>clarado<br />
su con<strong>de</strong>na <strong>de</strong>l arte puro y su apoyo a una posición «mística y combativa» 3 que<br />
continúa la antigua tradición <strong>de</strong> subordinación <strong>de</strong>l arte a una ética extraartística.<br />
El ensayo que mejor expresa la posición <strong>de</strong>l autor frente a la poesía pura y<br />
la poesía social es «Pablo Neruda en el corazón», una extensa nota <strong>de</strong> 1938, publicada<br />
en Ruta, revista mexicana dirigida por sectores <strong>de</strong> la militancia marxista.<br />
Se encabeza con una cita <strong>de</strong> la <strong>de</strong>claración «Sobre una poesía sin pureza»,<br />
publicada por Neruda en Caballo ver<strong>de</strong> para la poesía, en 1935. Algunas cualida<strong>de</strong>s<br />
extrañas <strong>de</strong>l texto, tales como sus referencias oblicuas, casi en clave, tal<br />
vez se <strong>de</strong>ban a cierta ambigüedad en las intenciones <strong>de</strong>l autor. El ensayo aparece,<br />
por un lado, como una <strong>de</strong>slumbrada lectura <strong>de</strong> los tres tomos <strong>de</strong> Resi<strong>de</strong>ncia<br />
en la tierra, pero por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la superficie se siente que la lectura <strong>de</strong> Neruda<br />
funciona como una maniobra estratégica que le permite distanciarse <strong>de</strong> los Contemporáneos.<br />
Sin embargo, esta doble función no escon<strong>de</strong> la inseguridad <strong>de</strong>l joven<br />
escritor frente a los reclamos <strong>de</strong> una poesía <strong>de</strong> tesis.<br />
Las dos actitu<strong>de</strong>s paradigmáticas <strong>de</strong>l poeta son <strong>de</strong>scritas aquí como la <strong>de</strong><br />
ciencia y la <strong>de</strong> paciencia, términos que se toman <strong>de</strong> un conocido poema <strong>de</strong> Rimbaud.<br />
4 El primero se refiere al afán <strong>de</strong> apresar la poesía conscientemente con<br />
una técnica rigurosa e intelectual. La paciencia, en cambio, <strong>de</strong>signa una actitud<br />
más pasiva e irracional. El poeta es, en la tradición romántica, un poseído: «Ese<br />
era, y es, el verda<strong>de</strong>ro sino <strong>de</strong>l poeta: no apresar lo esencial sino <strong>de</strong>jarse poseer<br />
por su eléctrica presencia» (p. 143). La ciencia <strong>de</strong> la poesía pura se caracteriza<br />
por su fuga <strong>de</strong> la realidad, y por la transformación <strong>de</strong> la dramática experiencia<br />
humana en cristalizaciones abstractas y eternas. Frente a esta <strong>de</strong>shabitación in-<br />
3. B.O. PAZ, «Ética <strong>de</strong>l artista», Primeras letras, ed. ciu, p. 115. En a<strong>de</strong>lante todas las referencias<br />
a la prosa <strong>de</strong> PAZ serán a esta edición y se darán en el texto entre paréntesis.<br />
4. Se trata <strong>de</strong>l poema «L'Étemité». El mismo Rimbaud glosa este poema en Une saison en enfer.<br />
En el número 4 <strong>de</strong> la revista Taller (julio <strong>de</strong> 1939) se publicó una traducción íntegra, por primera<br />
vez en español, <strong>de</strong>l libro con el título Temporada en el infierno (traducción <strong>de</strong> losé Ferrel, con una<br />
nota <strong>de</strong> Luis Cardoza y Aragón). Paz recuerda la importancia <strong>de</strong> la traducción en «Antevíspera...»,<br />
p.98.<br />
1004
temporal, frente a la poesía <strong>de</strong> la forma —ambas criticadas con maliciosa ironía—<br />
Paz propone una visión más histórica:<br />
Así se crearon hermosas refrigeradoras, máquinas <strong>de</strong> lo eterno, <strong>de</strong>stiladoras<br />
purísimas <strong>de</strong> lo invisible. Pero la poesía, que quiere eternidad, que es eternidad,<br />
huye y rehusa siempre la inmovilidad: quiere una eternidad hecha <strong>de</strong> tiempo, <strong>de</strong><br />
vida, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> muerte y <strong>de</strong> nacimiento; <strong>de</strong> renacer y remorir. Anhela corromperse<br />
en el poema, disgregarse y, hecha ceniza, polvo, renacer. La poesía sabe que<br />
lo esencial permanece porque cambia [...] Y muchos <strong>de</strong> estos poemas, <strong>de</strong> estos<br />
hermosos poemas, impersonales como la misma «eternidad», no eran más que casas<br />
vacías [...] Los hombres huecos no hacían más que trampas: sus poemas, sus<br />
hermosos poemas, no eran sino ingeniosas trampas vacías, casas blandas y huecas,<br />
arteras como ellos [...] Casa <strong>de</strong> citas (p. 144).<br />
Esta crítica mordaz <strong>de</strong>semboca en la propuesta positiva <strong>de</strong> una poesía alternativa,<br />
encarnada en la obra <strong>de</strong> Neruda. El objetivo «científico» <strong>de</strong> la pureza, en<br />
la versión <strong>de</strong> Valéry, da lugar a un intento <strong>de</strong> fusión y compenetración con el<br />
mundo natural, social e histórico, en una alianza <strong>de</strong> neorromanticismo y voluntad<br />
social. 5<br />
Aunque nunca hay en este período una con<strong>de</strong>na total <strong>de</strong> las obras <strong>de</strong> los<br />
Contemporáneos, sale a relucir la obvia insatisfacción e irritación que siente el<br />
joven autor hacia las doctrinas puristas, insatisfacción exacerbada por el ambiente<br />
histórico <strong>de</strong> polarizaciones políticas y gran<strong>de</strong>s conmociones sociales. Pero<br />
a pesar <strong>de</strong> esta irritación, el apoyo a la poesía social no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser vago y<br />
problemático. Abundan críticas y reservas acerca <strong>de</strong>l arte dirigido o arte <strong>de</strong> consigna.<br />
Y esto no obstante que el autor haya escrito durante un breve período<br />
poemas <strong>de</strong> este corte.<br />
No hay ninguna exposición completa o sintética <strong>de</strong> la posición <strong>de</strong> Paz frente<br />
al arte social en este momento pero sí existen comentarios dispersos que, reunidos,<br />
dan una i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> su pensamiento. En una nota <strong>de</strong> 1939 sobre León Felipe, se<br />
afirma que el acto poético <strong>de</strong>be partir siempre <strong>de</strong> una experiencia personal. Al<br />
encuentro con el «hombre eterno» y las verda<strong>de</strong>s universales «se llega por caminos<br />
personales, poéticos, lejos <strong>de</strong> todo dogmatismo apriorístico» (p. 148). Pero<br />
la conquista <strong>de</strong>l «hombre eterno» y <strong>de</strong>l «presente absoluto» que constituye la<br />
meta final <strong>de</strong>l arte, no borra lo particular y lo histórico: «[...] las consignas his-<br />
S. Al comparar este ensayo con la reseña que PAZ hace <strong>de</strong> Nostalgia <strong>de</strong> la muerte, <strong>de</strong> Villaurrutia,<br />
Enrico Mario Santí observa con inteligencia: «En su reseña, Paz realiza la lectura histórica <strong>de</strong><br />
una poesía metafísica. En el ensayo, en cambio, hace exactamente lo inverso: la lectura metafísica <strong>de</strong><br />
una poesía histórica y social.» («Introducción» a Primeras letras, p. 43.) Pero no comprendo por qué<br />
el crítico saca la conclusión <strong>de</strong> que «poesía e historia son intercambiables» (ibid., p. 44). A mí me<br />
parece que son términos complementarios o inter<strong>de</strong>pendientes pero no intercambiables. En toda la<br />
obra <strong>de</strong> Paz hay una tensión entre poesía e historia, tensión que con frecuencia se vuelve oposición.<br />
1005
tóricas y las inaplazables aspiraciones actuales quedan incluidas, implícitas, en<br />
su mensaje, y llevadas hasta sus absolutas y totales consecuencias» (p. 164).<br />
Hay en el arte una transformación <strong>de</strong> lo vivido en tiempo absoluto: «[...] un<br />
poeta recoge la experiencia histórica y la convierte, por vía poética, en experiencia<br />
metafísica» (pp. 164-165). Se trata <strong>de</strong> llegar a verda<strong>de</strong>s universales, entonces,<br />
a través <strong>de</strong> la experiencia individual e histórica. Las exigencias <strong>de</strong>l momento<br />
no se cancelan sino que se transforman en algo dura<strong>de</strong>ro y universal: la<br />
obra <strong>de</strong> arte.<br />
En esta doble negación —<strong>de</strong> la poesía pura y <strong>de</strong>l arte dirigido— se vislumbra<br />
la todavía confusa afirmación <strong>de</strong> una poética personal que trata <strong>de</strong> provocar<br />
una síntesis entre los dos polos y así unir poesía e historia en un equilibrio tenso<br />
y fecundo. El texto <strong>de</strong> este período que mejor expresa esta naciente poética es<br />
«Poesía <strong>de</strong> soledad y poesía <strong>de</strong> comunión» <strong>de</strong> 1943. Aquí se asume el «propósito<br />
que intenta unir dos ten<strong>de</strong>ncias paralelas <strong>de</strong>l espíritu humano: la conciencia y<br />
la inocencia, la experiencia y la expresión, el acto y la palabra que lo revela» (p.<br />
303). Proyecto totalizador y utópico: ciencia y paciencia, razón e inspiración,<br />
historia y metafísica, no como irreconciliables contrarios sino como dos caras<br />
gemelas <strong>de</strong>l ser total.<br />
Hay que señalar que esta poética tentativamente formulada aquí no tiene una<br />
correspondiente manifestación en la práctica poética <strong>de</strong> Paz en este momento.<br />
Como afirma Enrico Mario Santi, hay en esta poesía un <strong>de</strong>sarrollo paralelo <strong>de</strong><br />
dos líneas todavía in<strong>de</strong>pendientes: la poesía intimista y amorosa por un lado y,<br />
por el otro, la poesía social. 6 Es bastante elocuente esta precoz luci<strong>de</strong>z <strong>de</strong>l prosista<br />
que traza la dirección <strong>de</strong> una poética que sólo se realizaría plenamente en<br />
su poesía hacia finales <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los 40, en poemas fundamentales como<br />
«Himno entre ruinas».<br />
El <strong>de</strong>bate sobre poesía pura nos lleva al segundo núcleo: el célebre conñicto<br />
que muchos percibían entre lo nacional y lo universal, polémica que dominó la<br />
literatura mexicana durante varias décadas.<br />
En una reseña <strong>de</strong> 1938, Paz sorpren<strong>de</strong> al lector con un comienzo paradójico:<br />
«El último y hermoso libro <strong>de</strong> Xavier Villaurrutia, Nostalgia <strong>de</strong> ¡a muerte, es<br />
seguramente uno <strong>de</strong> los signos <strong>de</strong> una conciencia mexicana que, por primera<br />
vez quizá, se atreve a expresar algunas <strong>de</strong> sus más profundas y excepcionales<br />
experiencias» (p. 138). Y digo «paradójico» porque a Villaurrutia, como a los<br />
otros miembros <strong>de</strong>l «grupo sin grupo», se les lanzaba con monótona frecuencia<br />
la acusación <strong>de</strong> escribir una literatura <strong>de</strong>sarraigada, cosmopolita, extranjerizante<br />
o afrancesada. Aquí, cuando Paz interpreta esta poesía como «un "rescate" que<br />
hace la conciencia mexicana <strong>de</strong>l sentido profundo, creador, <strong>de</strong> la muerte» (p.<br />
141), la intención parece ser la <strong>de</strong> trazar un camino equidistante <strong>de</strong> los dos bandos:<br />
por un lado, se preten<strong>de</strong> <strong>de</strong>sarmar a la crítica nacionalista que pedía color<br />
1006<br />
6. En su «Introducción» citada, esp. pp. 33-34.
local, folklore y costumbrismo como pruebas <strong>de</strong> lo mexicano; por el otro, el<br />
propio Villaurrutia y sus compañeros <strong>de</strong>ben haber recibido con asombro esta<br />
contextualización cultural <strong>de</strong> una poesía que se concebía in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> cualquier<br />
geografía cultural o cualquier tiempo histórico.<br />
La misma tentativa <strong>de</strong> leer en términos <strong>de</strong> una sensibilidad mexicana una<br />
obra consi<strong>de</strong>rada universal o, en este caso, española, se pue<strong>de</strong> ver en una nota<br />
<strong>de</strong> 1939 sobre Juan Ruiz <strong>de</strong> Alarcón. Siguiendo a críticos anteriores, como Pedro<br />
Henríquez Ureña, Paz ve en Alarcón un caso singular cuyo distanciamiento<br />
<strong>de</strong>l teatro español <strong>de</strong> la época encierra la potencial afirmación <strong>de</strong> una sensibilidad<br />
mexicana:<br />
En Alarcón, por primera vez, se presiente que lo mexicano no es, tan sólo, una<br />
dimensión <strong>de</strong> lo español sino, mejor que nada, una réplica [...] En el no <strong>de</strong> Alarcón<br />
está, como en cifra, todo el no <strong>de</strong> México [...] Esta negación alarconiana es la<br />
que [...] nos acerca a él. En ella palpitan todas las posibles, incumplidas afirmaciones<br />
<strong>de</strong>l mexicano (pp. 170-172).<br />
En una respuesta a una encuesta <strong>de</strong> 1941 acerca <strong>de</strong> la mexicanidad <strong>de</strong> la poesía<br />
mexicana, Paz sigue la línea universalista expuesta años antes por Jorge Cuesta, pero<br />
no comparte su i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que este universalismo implique un clasicismo como forma<br />
natural <strong>de</strong> expresión. El joven escritor propone una especie <strong>de</strong> introspección nacional,<br />
un buceo interior con el fin <strong>de</strong> dar voz a un pueblo naciente y a una realidad<br />
oculta, apenas revelada violentamente en la Revolución <strong>de</strong> 1910:<br />
La buena literatura mexicana ha vivido <strong>de</strong> la originalidad y la novedad. De la<br />
curiosidad, <strong>de</strong> la avi<strong>de</strong>z por lo universal. Lo otro, la literatura «nacionalista», a<strong>de</strong>más<br />
<strong>de</strong> su pobreza espiritual, no es casi literatura, sino crónica periodística. Pero<br />
esta curiosidad, esta avi<strong>de</strong>z por contemplar al mundo, <strong>de</strong>be ahora volverse hacia<br />
<strong>de</strong>ntro. Hacia nosotros mismos (p. <strong>26</strong>1).<br />
Este «nacionalismo» —si vale la palabra— <strong>de</strong>l joven Paz se inserta <strong>de</strong>ntro<br />
<strong>de</strong> la concepción romántica <strong>de</strong>l poeta como creador <strong>de</strong> una conciencia nacional,<br />
como fuente <strong>de</strong> la cual brota espontáneamente la voz confusa <strong>de</strong>l pueblo que todavía<br />
no nace a la historia.<br />
El re<strong>de</strong>scubrimiento <strong>de</strong> lo propio, el «volverse hacia <strong>de</strong>ntro» para revelar lo<br />
más original y lo más auténtico <strong>de</strong> uno mismo, representan el esfuerzo <strong>de</strong> encontrar<br />
el punto <strong>de</strong> unión entre lo nacional y lo universal, el punto en el cual<br />
—como el autor escribirá unos años <strong>de</strong>spués— los mexicanos son «por primera<br />
vez en nuestra historia, contemporáneos <strong>de</strong> todos los hombres». 7 Se <strong>de</strong>scubre la<br />
7. El laberinto <strong>de</strong> la soledad, 2' ed., rev. y aum., México, Fondo <strong>de</strong> Cultura Económica, 1959,<br />
p. 174.<br />
1007
dimensión universal, pues, a través <strong>de</strong> una inmersión en lo propio, así como la<br />
obra <strong>de</strong> arte transforma la experiencia personal e histórica en algo absoluto y<br />
eterno. En ambos núcleos analizados, se nota la misma oscilación, el mismo <strong>de</strong>seo<br />
<strong>de</strong> trazar una posición totalizante para integrar sintéticamente los extremos<br />
en oposición: una poesía eterna hecha <strong>de</strong> historia; un nacionalismo universal.<br />
En aquel momento la tentativa <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificar y crear una sensibilidad mexicana<br />
queda como una vaga propuesta, no exenta <strong>de</strong> cierto misticismo neorromántico.<br />
La síntesis total <strong>de</strong>seada no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ocultar una tensión subyacente. Al<br />
mismo tiempo que pi<strong>de</strong> la expresión artística <strong>de</strong> la naciente conciencia <strong>de</strong> México,<br />
el autor duda <strong>de</strong> la posibilidad <strong>de</strong> una «filosofía mexicana» y critica sin piedad<br />
la doctrina artística <strong>de</strong>l nacionalismo. Las críticas más feroces toman la forma<br />
<strong>de</strong> unos aforismos nietzscheanos que utilizan, <strong>de</strong> nuevo, los argumentos <strong>de</strong><br />
Cuesta:<br />
El nacionalismo mexicano en el arte es una consecuencia <strong>de</strong>l exotismo europeo<br />
[...] El arte europeizante es un arte <strong>de</strong> importación; el nacionalista, <strong>de</strong> exportación...<br />
Artes u oficios <strong>de</strong> comercio exterior (pp. 357-358).<br />
El rechazo a los intentos superficiales y exterioristas, que no hacen más que<br />
ver lo propio a través <strong>de</strong> ojos europeos, tiene su contraparte en la visión neorromántica<br />
(influida por los románticos alemanes e ingleses y por D.H. Lawrence)<br />
que ofrece un mito <strong>de</strong> autenticidad primitivista, un mito adoptado también por<br />
los surrealistas. Podríamos <strong>de</strong>cir que el poeta/ensayista, en esta etapa <strong>de</strong> formación,<br />
rechaza la versión realista/costumbrista <strong>de</strong>l nacionalismo para aproximarse<br />
a una visión romántica, más poética e indudablemente más rica para la imaginación.<br />
El texto más extenso y más elocuente <strong>de</strong> este período sobre las relaciones<br />
entre Paz y los Contemporáneos es «Razón <strong>de</strong> ser», una especie <strong>de</strong> <strong>de</strong>claración<br />
<strong>de</strong> principios y ajuste <strong>de</strong> cuentas con los mayores por parte <strong>de</strong> la generación <strong>de</strong><br />
Taller. Paz toma como punto <strong>de</strong> partida la teoría <strong>de</strong> las generaciones en la versión<br />
<strong>de</strong> Ortega. Ve a la generación anterior como una extraña mezcla <strong>de</strong> juventud<br />
que quiere ser eterna y vejez que <strong>de</strong>sconfía. Entre sus logros positivos Paz<br />
<strong>de</strong>staca su inconformidad y rebeldía, su inteligencia, rigor y disciplina, pero<br />
abunda más en lo que percibe como sus <strong>de</strong>fectos: timi<strong>de</strong>z para lo político, falta<br />
<strong>de</strong> «gravedad y angustia» (p. 159), irresponsabilidad y actitud evasiva, cierta intrascen<strong>de</strong>ncia<br />
al asociar arte y <strong>de</strong>porte, y cierto escepticismo nihilista. El joven<br />
polemista afirma que el rigor y la pureza funcionan en los mayores como una limitación:<br />
«El horror a lo grave, a lo último, su carencia <strong>de</strong> angustia metafísica,<br />
¿no eran una automutilación?» (p. 160). Y agrega: «Toda su obra polémica se<br />
dirigió a las formas, a los útiles, a los instrumentos. Crearon hermosos poemas,<br />
que raras veces habitó la poesía. Cuadros <strong>de</strong>siertos, novelas en las que transitaban<br />
nieblas puras, obras que terminan como nubes» (p. 160).<br />
1008
En la última parte <strong>de</strong>l texto Paz plantea el problema <strong>de</strong> la herencia que <strong>de</strong>jan<br />
los mayores y contesta así:<br />
[...] los jóvenes heredan, <strong>de</strong> los inmediatamente anteriores, no una obra sino un<br />
instrumento y una situación para crear esa obra [...] Si heredamos algo, queremos<br />
con nuestra herencia conquistar algo más importante: el hombre. Es <strong>de</strong>cir, la<br />
«tarea», llamemos así a nuestro <strong>de</strong>stino, hoy ligada a nuestra afición y vocación,<br />
es profundizar la renovación iniciada por los anteriores. Llevar a sus últimas consecuencias<br />
la revolución, dotándola <strong>de</strong> un esqueleto, <strong>de</strong> coherencia lírica, humana<br />
y metafísica [...] La herencia no es un sillón sino un hacha para abrirse paso (p.<br />
161).<br />
La imagen violenta con la que termina la cita anterior, es un buen indicio <strong>de</strong><br />
la noción combatiente y polémica que tenía la joven generación (<strong>de</strong> ahí también<br />
la frecuencia <strong>de</strong> metáforas militares y la confusión <strong>de</strong> lo político-social y lo<br />
místico-religioso). La <strong>de</strong>claración termina con unas frases que sugieren que la<br />
batalla contra la <strong>de</strong>shumanización estética es inseparable <strong>de</strong> la Jucha por una sociedad<br />
igualitaria:<br />
Tenemos que conquistar, con nuestra angustia, una tierra viva y un hombre vivo.<br />
Tenemos que construir un or<strong>de</strong>n humano, justo y nuestro. Por eso nosotros no<br />
heredamos sino una inquietud; un movimiento, no una inercia; un estímulo, no un<br />
mo<strong>de</strong>lo [...] Tal es el sentido <strong>de</strong> Taller, que no quiere ser el sitio en don<strong>de</strong> se liquida<br />
una generación, sino el lugar en que se construye el mexicano y se le rescata<br />
<strong>de</strong> la injusticia, la incultura, la frivolidad y la muerte (pp. 161-162).<br />
Las relaciones con Contemporáneos, relaciones que quedan ambiguas todavía<br />
en este período, se irán precisando en textos posteriores pero estos son ensayos<br />
<strong>de</strong>l autor maduro que ve su propio pasado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong>l presente<br />
y no con los ojos inquisitivos <strong>de</strong>l escritor en formación. 8 Es natural que en los<br />
escritos más recientes haya <strong>de</strong>saparecido el tono agresivo y polémico <strong>de</strong>l primer<br />
período: el poeta ya no siente la necesidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>finirse en oposición a un grupo<br />
dominante. Ahora se ve a sí mismo como perteneciente a la misma tradición, si<br />
bien no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> marcar diferencias importantes. Hay un juicio reciente que capta<br />
esta actitud ambigua: «A la poesía pura le <strong>de</strong>bemos algunos <strong>de</strong> los poemas<br />
más hermosos <strong>de</strong> este siglo y, simultáneamente, un general empobrecimiento <strong>de</strong><br />
la realidad poética». 9<br />
Podríamos concluir diciendo que en muchos <strong>de</strong> los textos <strong>de</strong>l período 1931 a<br />
8. Los ensayos más importantes son los tres textos citados en nota 1. Hay otro texto anterior que<br />
también es relevante: «Poesía mexicana mo<strong>de</strong>rna», México en la Cultura, n. 271 (30 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong><br />
1954), p. 4. Este ensayo aparece, revisado y fundido con un ensayo anterior, en Las peras <strong>de</strong>l olmo,<br />
2' ed., rev., <strong>Barcelona</strong>, Seix Barral, 1974, pp. 48-58.<br />
9. «Poesía e historia...», p. 65.<br />
1009
1943 se advierte no tanto un sistema <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as propias o una estética personal como<br />
una serie <strong>de</strong> apuntes, confusos a veces, otras veces sorpren<strong>de</strong>ntes en su luci<strong>de</strong>z,<br />
que señalan los caminos explorados en el itinerario <strong>de</strong> un poeta/ensayista<br />
que se buscaba a sí mismo. Des<strong>de</strong> esta perspectiva es comprensible la renuencia<br />
<strong>de</strong>l autor maduro a ver publicados estos textos primerizos. Su valor no resi<strong>de</strong> en<br />
su perfección sino en su cualidad <strong>de</strong> semillero para la obra <strong>de</strong> madurez.<br />
1010
LA CASA JUNTO AL RIO DE ELENA GARRO Y EL GÓTICO-FEMENINO<br />
ANITA STOLL<br />
Cleveland State University<br />
Elena Garro recibió mucha atención en los años 50 y 60 con la publicación<br />
<strong>de</strong> sus cuentos cortos, con la publicación y representación <strong>de</strong> obras dramáticas<br />
<strong>de</strong> uno y tres actos, y con el elogio acordado a su primera novela, Los recuerdos<br />
<strong>de</strong>l porvenir, por la que recibió el Premio Villarrutia en 1964. Después <strong>de</strong> un silencio<br />
<strong>de</strong> quince años, empezó a publicar otra vez una colección <strong>de</strong> cuentos cortos<br />
y tres novelas. Este ensayo tratará <strong>de</strong> aspectos <strong>de</strong> la última <strong>de</strong> éstas, La casa<br />
junto al río, y su relación con las corrientes literarias más recientes. Esta relación<br />
señala su conocimiento <strong>de</strong>l mundo literario contemporáneo y, sumado a<br />
otras facetas <strong>de</strong> esta novela ya explicadas, empieza a clarificar el valor dura<strong>de</strong>ro<br />
<strong>de</strong> las creaciones <strong>de</strong> esta autora.<br />
La novela gótica es un subgénero que ha sido practicado durante siglos por escritores<br />
y ha tenido un éxito dura<strong>de</strong>ro con los lectores (especialmente las lectoras).<br />
Los misterios <strong>de</strong> Udolpho por Ann Radcliffe todavía pue<strong>de</strong> hallarse en el estante <strong>de</strong><br />
los éxitos <strong>de</strong> cualquier librería. Como la <strong>de</strong>scribe Claire Kahane en «The Gotic Mirron>,<br />
un ensayo en el libro The (M)Other Tongue, la trama se resume así:<br />
Dentro <strong>de</strong> una estructura carceladora, la protagonista, típicamente una joven<br />
cuya madre ha muerto, tiene que buscar el centro <strong>de</strong> un misterio, mientras unas<br />
amenazas vagas y usualmente sexuales a su persona <strong>de</strong> algún hombre po<strong>de</strong>roso<br />
permanecen en la periferia <strong>de</strong> su conciencia. Siguiendo huellas que la arrastran<br />
a<strong>de</strong>lante y a<strong>de</strong>ntro —manchas <strong>de</strong> sangre, sonidos misteriosos— penetra los oscuros<br />
recintos <strong>de</strong> un vasto espacio laberíntico y <strong>de</strong>scubre un cuarto secreto sellado<br />
por su asociación con la muerte. Dentro <strong>de</strong> este oscuro, secreto centro <strong>de</strong> la estructura<br />
gótica, las fronteras <strong>de</strong> la vida y la muerte mismas parecen confundidas.<br />
¿Quién murió? ¿Ha ocurrido un asesinato? ¿O solamente una <strong>de</strong>saparición? '<br />
1. Clair KAHANE, «The Gothic Mirror», The M(o)lher Tongue (Ithaca, Comell UP, 1985), 334.<br />
1011
Nuestra heroína en la novela <strong>de</strong> Garro es Consuelo, quien regresa <strong>de</strong> México<br />
don<strong>de</strong> sus padres y hermana han muerto, al pequeño pueblo español, punto <strong>de</strong><br />
origen <strong>de</strong> la familia. Va en busca <strong>de</strong> sus tíos acomodados, quienes han muerto,<br />
según le han dicho. Encuentra una población hostil y vive en una atmósfera <strong>de</strong><br />
amenazas encubiertas, especialmente <strong>de</strong> Ramona, la esposa <strong>de</strong>l hostalero don<strong>de</strong><br />
se aloja y la figura más aterradora para ella, <strong>de</strong> Gil, otro miembro <strong>de</strong> esta familia,<br />
y <strong>de</strong> «el relojero <strong>de</strong> las gafas ver<strong>de</strong>s» quien siempre parece seguirla. Los<br />
miembros <strong>de</strong> esta familia le dicen que su tía y tío nunca existieron, y luego que<br />
ellos mismos son sus parientes. Va <strong>de</strong> una aventura horrorífica y amenaza velada<br />
a otra, sin <strong>de</strong>scubrir mucho <strong>de</strong> su familia, hasta que logra entrar en la vieja<br />
cárcel, que había pertenecido a su familia. La había visitado antes pero no había<br />
podido hablar con Severina, la vieja carcelera, quien «poseía todos los secretos»<br />
(76) por la constante vigilancia <strong>de</strong> sus enemigos. Por fin logra escaparse <strong>de</strong> sus<br />
constantes seguidores, el relojero u otro <strong>de</strong> los hombres amenazadores <strong>de</strong>l pueblo.<br />
Dentro <strong>de</strong> la entera estructura carcelaria <strong>de</strong>l pueblo es aquí, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la<br />
cárcel verda<strong>de</strong>ra, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su vasto espacio laberíntico, que <strong>de</strong>scubre un cuarto<br />
secreto asociado con la muerte. Fue aquí que los dos bandos <strong>de</strong> la guerra civil<br />
alojaron a sus enemigos y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la que fueron conducidos a su muerte. Es aquí<br />
con la vieja carcelera Severina que <strong>de</strong>scubre la verdad.<br />
Una hija retardada <strong>de</strong> esta familia que ha estado amenazándola era la criada<br />
<strong>de</strong> su tía. La tía enfermó y nunca se la volvió a ver. La nefaria familia puso a la<br />
criada en el lugar <strong>de</strong> la tía. Severina no sabía qué le había pasado a la tía. Ya<br />
que los hermanos <strong>de</strong> la criada la envidiaban, la <strong>de</strong>jaron morir <strong>de</strong> hambre. Su tío<br />
<strong>de</strong>sapareció <strong>de</strong> una manera igualmente oscura <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> ser golpeado por un<br />
coche y había sido llevado a la casa <strong>de</strong> un miembro <strong>de</strong> esta familia. Severina<br />
también le dice que la familia tiene planes malvados contra Consuelo.<br />
Hasta aquí tenemos todos los elementos <strong>de</strong> la novela gótica. El fin esperado<br />
es que todo el misterio se resolverá y la heroína estará otra vez segura en un papel<br />
socialmente aprobado. En Los misterios <strong>de</strong> Udolpho la heroína vuelve <strong>de</strong>l<br />
oscuro y amenazador castillo a la seguridad <strong>de</strong> La Vallee, don<strong>de</strong> se había criado.<br />
El sitio <strong>de</strong>seado en nuestra novela tiene el título La casa junto al río, una<br />
casa <strong>de</strong> sus parientes <strong>de</strong> la cual, por alguna razón no explicada, no visita hasta<br />
el fin <strong>de</strong> la novela.<br />
El terror <strong>de</strong> esta novela gótica tradicional ha sido generalmente atribuido al<br />
motivo <strong>de</strong>l incesto <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una trama edípica (Praz). Sin embargo, recientemente<br />
varios críticos han vuelto a examinar los rasgos <strong>de</strong> este subgénero tradicional<br />
y han dado una explicación psicológica nueva <strong>de</strong>l terror y su atracción<br />
extraordinaria para las lectoras. En el libro ya mencionado, «The Gothic Mirror»,<br />
un capítulo en The (M)other Tonque: Essays in Feminist Psychoanalytic<br />
Interpretation, Clair Kahane sugiere y apoya fuertemente la i<strong>de</strong>a que una explicación<br />
más válida <strong>de</strong> los rasgos <strong>de</strong> este subgénero popular pue<strong>de</strong> explicarse como<br />
el reflejo <strong>de</strong> los esfuerzos y temores subconscientes <strong>de</strong> la niña en su necesi-<br />
1012
dad <strong>de</strong> tratar su feminidad. Una importante dificultad en este esfuerzo es la <strong>de</strong><br />
experimentarse como una entidad separada <strong>de</strong>l cuerpo maternal. El castillo, la<br />
estructura laberíntica, es el vientre maternal <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cual todo niño tiene que<br />
separarse. Para el niño esta tarea es facilitada por su conciencia <strong>de</strong> su diferencia<br />
estructural. La niña se enfrenta con una lucha más difícil, una lucha llevada a<br />
cabo en esta forma novelística. El castillo mismo es el cuerpo maternal, y su exploración<br />
es un intento <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rse con estos elementos: el cuerpo maternal y<br />
la imagen <strong>de</strong> sí misma que es su espejo.<br />
En Literary Women, Ellen Moers re<strong>de</strong>fine el gótico para incluir cualquier<br />
obra que dé «forma visual al temor <strong>de</strong> sí mismo» (107). Kahane comenta<br />
«...si la tradición gótica más vieja incluía una exploración oscura <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad<br />
femenina por medio <strong>de</strong> una confrontación con una difusa madre espectral,<br />
en el gótico mo<strong>de</strong>rno la madre espectral típicamente llega a ser una figura<br />
real... el gótico se enfoca en las imágenes corporales distorsionadas y and<br />
se convierte en el grotesco» (353). En la novela gótica <strong>de</strong> Garro, Ramona se<br />
<strong>de</strong>scribe repetidamente en términos no humanos: «Era muy ágil y corría sin<br />
hacer ruido», «...<strong>de</strong>scubrió la enlutada figura <strong>de</strong> Ramona... como un viejo<br />
curvo enorme», «Ramona parecía un árbol viejo y nudoso. Un árbol negro<br />
plantado en medio <strong>de</strong> la luz», «no sabemos quiénes eran sus padres. Creo que<br />
eran sirios o árabes» (72).<br />
Se percibe como la fuerza guiadora <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> lo velado y misterioso, y cuando<br />
todo se revela, <strong>de</strong>scubrimos que ella es en realidad uno <strong>de</strong> los planeadores<br />
principales y la ejecutora principal <strong>de</strong>l acto culminante.<br />
Al final <strong>de</strong> la novela, en un restaurante, se <strong>de</strong>scubre que Consuelo tiene una<br />
granada <strong>de</strong> mano en su bolsa (secretamente introducida por sus enemigos) y es<br />
<strong>de</strong>nunciada como una terrorista izquierdista. Huye <strong>de</strong>l restaurante seguida <strong>de</strong><br />
una muchedumbre encabezada por el relojero <strong>de</strong> las gafas ver<strong>de</strong>s. Corre hacia el<br />
viejo puerto romano que conduce a la casa junto al río. En el puente se <strong>de</strong>tiene<br />
y siente un golpe en la espalda. El cielo en seguida se pone muy claro, azul celeste<br />
y entra en la casa junto al río por primera vez <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su niñez hace muchos<br />
años. Se ve todo en una luz brillante y <strong>de</strong> muchos colores espléndidos llenos <strong>de</strong><br />
oro. Su tía flota hacia ella y su tío José Antonio viene hacia ella lentamente,<br />
vestido <strong>de</strong> negro, como siempre. Consuelo está muy contenta. Mueve la cortina<br />
y mira por la ventana hacía la muchedumbre. Ve que hay un cadáver en el puente<br />
romano, su propio cuerpo. Ramona la ha fusilado y se encuentra por fin en la<br />
casa junto al río en la compañía <strong>de</strong> sus parientes ausentes. Es feliz mientras mira<br />
por la ventana y ve al asesino, Ramona, una sombra oscura con ojos afiebrados<br />
y quemantes. El agua no hace ningún ruido al recibir el revólver que tira la<br />
mujer. Consuelo sabe que Ramona ya no pue<strong>de</strong> hacerle daño «porque se hallaba<br />
a<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l corazón <strong>de</strong>l oro...» (103).<br />
Ramona es la extraña figura oscura y amenazante que al final da el golpe <strong>de</strong><br />
muerte. Así la madre malvada abruma a la temerosa niña y causa su muerte, un<br />
1013
final muy diferente <strong>de</strong>l gótico tradicional. Esta mujer mala pue<strong>de</strong> verse como<br />
aspectos inaceptables <strong>de</strong> la heroína misma. En «The Gothic Mirror» Kahane cita<br />
este nuevo tipo <strong>de</strong> final, muy diferente <strong>de</strong> una vuelta feliz a un recinto socialmente<br />
aprobado, como un aspecto nuevo <strong>de</strong>l gótico que pue<strong>de</strong> encontrarse en<br />
las obras <strong>de</strong> escritoras contemporáneas tales como Carson McCuIlers y Shirley<br />
Jackson. Así pues, el fin fantástico <strong>de</strong>l cuento <strong>de</strong> Garro en que la heroína muerta<br />
encuentra la felicidad es muy semejante al final <strong>de</strong> The Haunting ofHill House<br />
<strong>de</strong> Shirley Jackson. Al huir la heroína <strong>de</strong> Jackson <strong>de</strong>l <strong>de</strong>vorador símbolo maternal<br />
<strong>de</strong> la casa HUÍ, convencida por fin que se escapa para establecer su propia<br />
i<strong>de</strong>ntidad, choca su coche contra un árbol, y ya muerta vuelve a la casa Hill como<br />
una <strong>de</strong> sus fantasmas. No se ha librado ha sucumbido para siempre al negro<br />
vacío <strong>de</strong>l vientre maternal.<br />
Esta interpretación fascinadora <strong>de</strong> la novela corta, La casa junto al río, es,<br />
sin embargo, sólo una <strong>de</strong> las posibilida<strong>de</strong>s para un estudio útil <strong>de</strong> ella. Otro estudio<br />
que he hecho, y que pronto se publicará en una colección por la prensa <strong>de</strong><br />
Bucknell University, explica la novela como una paradigma míticamente estructurada<br />
para el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la psique humana. Cari Jung y su discípulo Eric<br />
Neumann han elaborado también teorías que ensanchan nuestro entendimiento y<br />
comprensión <strong>de</strong>l contenido mítico presente y tratado por Elena Garro en su novela<br />
(Jung, 110-200, Neumann, 24, 36-37). Según estos autores al nacer el hombre<br />
<strong>de</strong>ja un estado preconsciente <strong>de</strong> unidad y paraíso. Este estado es simbolizado<br />
por el uroboros, la serpiente que se muer<strong>de</strong> la cola, el paraíso o el centro<br />
sagrado. Con el nacimiento se entra en un estado consciente en el que todo se<br />
divi<strong>de</strong> en una serie <strong>de</strong> oposiciones: día-noche, bondad-maldad, macho-hembra.<br />
En un nivel social un grupo pue<strong>de</strong> representar el Edén o el centro, y la expulsión<br />
o separación <strong>de</strong>l grupo representa el estado <strong>de</strong> oposición y crea el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong><br />
regreso al paraíso. Según la teoría <strong>de</strong> Jung el i<strong>de</strong>al no es el retorno a un estado<br />
<strong>de</strong> preconciencia o <strong>de</strong>sconocimiento, sino a uno <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cual es posible tener<br />
i<strong>de</strong>a clara <strong>de</strong> ésta y lograr una más cercana armonía con lo consciente. Éste es el<br />
proceso metafóricamente representado por el mito <strong>de</strong> la búsqueda <strong>de</strong> Campbell,<br />
elaborado en su libro El héroe <strong>de</strong> mil caras. Es esencialmente la búsqueda <strong>de</strong>l<br />
tesoro escondido en un laberinto, o una verdad personal escondida en el inconsciente.<br />
Este <strong>de</strong>scubrimiento permitirá a quien busca madurar o integrar la consciencia<br />
al inconsciente. La búsqueda es difícil, plagada <strong>de</strong> misterio, peligro, soledad<br />
y sacrificio. Quien busca tiene que arriesgar su vida en el rastreo <strong>de</strong>l<br />
talismán, <strong>de</strong> la verdad. Mas el éxito <strong>de</strong> la búsqueda trae como recompensa el<br />
abandono <strong>de</strong> las tinieblas, un renacer a nueva vida en otro nivel; la reunión con<br />
el grupo don<strong>de</strong> se reconcilian los opuestos. En el caso <strong>de</strong>l adolescente, la lucha<br />
<strong>de</strong> control y autoconocimiento le lleva a la búsqueda, <strong>de</strong> la etapa <strong>de</strong> incertidumbre<br />
al nivel <strong>de</strong> madurez <strong>de</strong>l adulto.<br />
Al aplicar estas teorías a Consuelo encontramos la explicación <strong>de</strong>l pesado<br />
ambiente <strong>de</strong> misterio, amenaza, peligro, las múltiples oposiciones, el enredo la-<br />
1014
eríntico <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> sus parientes, su estado <strong>de</strong> aislamiento y sentido <strong>de</strong><br />
rechazo. Las fuerzas negativas representadas por los pueblerinos son sus propias<br />
fuerzas internas laborando contra el iluminante conocimiento. El contacto<br />
con Severina, el climax que precipita la conclusión, indica que Consuelo finalmente<br />
ha podido abrir una puerta interna y ha llegado a po<strong>de</strong>rse ver más claramente<br />
y cruzar el dintel <strong>de</strong>l pasadizo a un nuevo nivel <strong>de</strong> madurez. Este material<br />
escondido pue<strong>de</strong> ser aquellos aspectos menos aceptables <strong>de</strong> la naturaleza<br />
humana tales como la envidia y la avaricia en vista <strong>de</strong> encontrarse presentes facetas<br />
culpables en los «parientes» <strong>de</strong> Consuelo. Po<strong>de</strong>mos ver que Ramona, la<br />
malvada, oscura, misteriosa y animalizada asesina <strong>de</strong> Consuelo, es su propio inconsciente,<br />
su fuerza hacia una nueva vida como <strong>de</strong>positario <strong>de</strong> po<strong>de</strong>res regenerativos.<br />
Consuelo lucha con la verdad que busca en su inconsciente y la dualidad<br />
consciente-ínconsciente se acerca a la unidad (Cirlot, 346-350). Una vez<br />
fuera, la parte escondida pier<strong>de</strong> su fuerza y po<strong>de</strong>r y la verdad le provee el tesoro<br />
<strong>de</strong> existir en un plano diferente <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su grupo. Esto resulta claro mientras<br />
Consuelo piensa que<br />
ahora nunca más aquella mujer oscura y terrible le haría daño, estaba <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la<br />
casa junto al río, a su lado se hallaban sus tíos y la casa resplan<strong>de</strong>cía como un arcoiris(103).<br />
Todavía otra faceta <strong>de</strong> esta pequeña novela es la relación que manifiesta con<br />
los surrealistas. En su tesis doctoral sobre la mitología azteca, Joan Marx ha señalado<br />
que muchos aspectos <strong>de</strong> su trabajo presentan soluciones reminiscentes<br />
<strong>de</strong> los surrealistas, a quienes Garro conoció durante su larga estancia en París en<br />
los años 40. Vivió allí con su esposo, Octavio Paz, quien servía en el servicio<br />
diplomático. Era amigo íntimo <strong>de</strong>l círculo surrealista encabezado por André<br />
Bretón (Muncy).<br />
Aceptando el acercamiento <strong>de</strong> Paul Ilie explicado en su libro The Surrealist<br />
Afo<strong>de</strong> in Spanish Literature, en el que <strong>de</strong>scribe la obra surrealista así:<br />
Las raras sensaciones <strong>de</strong> misterio, <strong>de</strong> incongruencia, y <strong>de</strong> absurdo pertenecen a<br />
la experiencia estética <strong>de</strong>l surrealismo... Una realidad ya no confinada por las leyes<br />
<strong>de</strong> la lógica, causalidad y sintaxis. El resultado es una obra <strong>de</strong> arte llena <strong>de</strong> encuentros<br />
extraordinarios, disímiles planos <strong>de</strong> realidad y disociaciones psicológicas<br />
<strong>de</strong> toda clase... El surrealismo proyecta las formas <strong>de</strong> <strong>de</strong>formación y las emociones<br />
<strong>de</strong> enajenamiento...<br />
Este final fantástico en que Consuelo se reúne con su familia en la muerte<br />
recuerda ocurrencias fantásticas semejantes en varios <strong>de</strong> sus cuentos cortos,<br />
obras dramáticas y novelas. Por ejemplo, la primera <strong>de</strong> las dos partes <strong>de</strong> la novela,<br />
Los recuerdos <strong>de</strong>l porvenir, termina con la <strong>de</strong>saparición mágica <strong>de</strong> Julia y<br />
1015
Felipe Hurtado. La sugerencia es que han huido a un lugar don<strong>de</strong> estarán seguros<br />
y felices. Semejantemente, el último cuento <strong>de</strong> la colección Andamos huyendo<br />
Lola trata <strong>de</strong>l cuento fantástico <strong>de</strong> una mujer que ha sido <strong>de</strong>spojada <strong>de</strong> su casa,<br />
una turquesa gran<strong>de</strong>, el cuento termina con ocurrencias semejantes a las <strong>de</strong><br />
La casa junto al río. Ella vuelve a encontrar acomodación en otra joya, otra<br />
transformación mágica.<br />
Estas múltiples posibilida<strong>de</strong>s —el gótico, el psicoanalítico, el surrealista—<br />
<strong>de</strong> interpretación <strong>de</strong> su obra nos conducen a apreciar la riqueza multifacetica <strong>de</strong><br />
la producción literaria <strong>de</strong> Elena Garro e ilustran éstas todavía <strong>de</strong>masiado ocultas<br />
joyas en el almacén <strong>de</strong> la joyería literaria mexicana.<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
ClRLOT, J. E., Dictionary of Symbols, trad. Jack Sage, Nueva York, Philosophical Library,<br />
1971.<br />
GARRO, Elena, La casa junto al río, México, Grijalbo, 1983.<br />
JUNG, Cari C, Man and His Symbols, Nueva York, Dell Publishing Co., 1969.<br />
KAHANE, Clair, «The Gotic Mirror», The M(o)ther Tongue, Ithaca, Comell UP, 1985.<br />
MARX, Joan, «Axtec Imagery in the Narrative Works of Elena Garro: A Thematic Approach»,<br />
doc. diss. Rutgers University, 1985.<br />
MUNCY, Michele, «Encuentro con Elena Garro», Híspante Review, 7. 2 (1986), pp. 69-<br />
76.<br />
NEUMAN, Erich, The Origin and History of Consciousness, trans R. P. Hull, Princeton,<br />
Princeton University Press, 1971.<br />
PRAZ, Mario, The Romantic Agony, Nueva York, Meridian, 1967.<br />
1016
LAS ANOTACIONES MARGINALES DE RICARDO PALMA<br />
EN LA BIBLIOTECA NACIONAL<br />
EL CONTEXTO HISTÓRICO<br />
ROY L. TANNER<br />
Northeast Missouri State University<br />
El 28 <strong>de</strong> <strong>agosto</strong> <strong>de</strong> 18<strong>21</strong> San Martín <strong>de</strong>cretó la creación <strong>de</strong> la Biblioteca Nacional<br />
<strong>de</strong> Lima. En octubre <strong>de</strong> 1880 se confirmó el nombramiento <strong>de</strong> Ricardo<br />
Palma como subdirector <strong>de</strong> ella, siendo director Manuel <strong>de</strong> Odriozola. Pocos<br />
meses <strong>de</strong>spués (enero, 1881) se produjo la batalla <strong>de</strong> Miraflores y la subsiguiente<br />
ocupación chilena <strong>de</strong> la capital peruana. En carta fechada en Lima el 5 <strong>de</strong><br />
abril <strong>de</strong> 1881 Palma ignora a su amigo, Nicolás <strong>de</strong> Piérola, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el día en<br />
que el coronel chileno Lagos se constituyó en la Biblioteca y pidió a Odriozola<br />
las llaves, «se principió a encajonar libros, tarea que hasta hoy continúa». 1 Efectivamente,<br />
la Biblioteca pronto <strong>de</strong> convirtió en cuartel y su <strong>de</strong>spojo siguió hasta<br />
el Tratado <strong>de</strong> Ancón, firmado el 20 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1883.<br />
En aquel momento se encontraba Palma en la ruina económica. Por lo visto<br />
había la posibilidad <strong>de</strong> emigrar a Buenos Aires para escribir para La Prensa, pero<br />
eran otros los anhelos verda<strong>de</strong>ros <strong>de</strong>l escritor peruano. Ya para el 2 <strong>de</strong> noviembre<br />
<strong>de</strong> 1883 se expedía el ansiado nombramiento <strong>de</strong> director <strong>de</strong> la Biblioteca<br />
Nacional. 2 Unos seis días más tar<strong>de</strong> Palma efectuó una rápida inspección <strong>de</strong><br />
lo que antes era la Biblioteca y entonces elevó un informe al ministro Barinaga:<br />
«Biblioteca no existe, pues, <strong>de</strong> los 56,000 volúmenes que ella contuvo, sólo he<br />
1. Citado en Ricardo Palma, 1883-1983 (ed. Graciela Sánchez Cerro M), Lima: INIDE, 1983,<br />
p. 8. (En a<strong>de</strong>lante nos referiremos a esta obra con la abreviatura RP. Las palabras citadas <strong>de</strong> Palma<br />
<strong>de</strong> éste o cualquier otro escrito aparecerán tales como él las apuntó; asf evitamos el uso fastidioso <strong>de</strong><br />
sic.)<br />
2. Véase Héctor LÓPEZ MARTÍNEZ, «Palma y la "tradición" <strong>de</strong> la Biblioteca», en «Dominical»,<br />
suplemento <strong>de</strong> El Comercio, Lima, 30 <strong>de</strong> set. 1984, p. 9.<br />
1017
encontrado 738, en su mayor parte <strong>de</strong> obras en latín, y aún éstas truncas». 3 Sobre<br />
tal base efímera inició la ardua tarea <strong>de</strong> la reconstrucción.<br />
El 28 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1884 se celebró la inauguración <strong>de</strong> la resucitada Biblioteca<br />
Nacional. Para Palma fue un día especial. En su primera Memoria subraya su<br />
confianza y fe en la cultura e ilustración <strong>de</strong> sus compatriotas y su capacidad<br />
mutua <strong>de</strong> contrarrestar lo perpetrado por «la belicosa locura <strong>de</strong> un soldado». 4 En<br />
efecto, Palma se consagró a la tarea como padre amante a su hija predilecta. Indudablemente<br />
llegó a conocer al <strong>de</strong>dillo muchos, si no todos, los infolios y ediciones<br />
que reunió, lo cual se patentiza en las numerosas acotaciones que inscribió<br />
en los libros que por sus manos pasaron (y <strong>de</strong> las cuales nos ocuparemos en<br />
seguida). Temiendo un incendio, reaccionó con vehemencia cuando un diputado,<br />
Augusto Durand, propuso en 1896 que la Biblioteca funcionara <strong>de</strong> noche.<br />
Don Ricardo murió en 1919. Para 1943 la biblioteca contaba con cerca <strong>de</strong><br />
200,000 volúmenes, manuscritos e incunables. 5 Sea por «la incuria y el pecado»<br />
<strong>de</strong> la cultura peruana, por falta <strong>de</strong> «mayor atención y seguridad», por «la indolencia<br />
y la estulticia», 6 o lo que fuera, en la noche <strong>de</strong>l 9 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> ese año se<br />
incendió la Biblioteca Nacional, la cual fue reducida a cenizas en pocas horas.<br />
Fue, como lo llamó Raúl Porras, «el epílogo lógico <strong>de</strong>l calvario que ha seguido<br />
la inteligencia en el Perú». 7 No sólo extirpó el nefando auto <strong>de</strong> fe el resultado<br />
<strong>de</strong> la obra tenaz <strong>de</strong> Palma, sino que también hizo <strong>de</strong>saparecer casi en su totalidad<br />
«otro aspecto poco o nada conocido en la obra <strong>de</strong> Palma: el rico filón <strong>de</strong><br />
oro <strong>de</strong> sus escolios risueños con que solía ilustrar —a veces lapidariamente—<br />
las obras por él leídas». 8<br />
En el presente trabajo me propongo analizar lo que resta <strong>de</strong> aquellas abundantes<br />
apostillas. Me valdré tanto <strong>de</strong> las obras sobrevivientes mismas como <strong>de</strong><br />
los comentarios <strong>de</strong> los que frecuentaron la Biblioteca antes <strong>de</strong> la catástrofe <strong>de</strong><br />
1943. Para llevar a cabo la investigación pasé varios días en la Biblioteca Nacional<br />
<strong>de</strong> Lima don<strong>de</strong> manejé las obras originales que todavía abrigan glosas<br />
<strong>de</strong>l maestro.<br />
En 1912 Ricardo Palma <strong>de</strong>jó la dirección <strong>de</strong> la biblioteca. Fue reemplazado<br />
3. Citado en RP, p. 11.<br />
4. Ibid., p. 15.<br />
5. Véanse Ricardo PALMA, Flor <strong>de</strong> tradiciones (ed. George W. Umphrey y Carlos García-Prada),<br />
México, Cultura, 1943, p. xiii, y Juan J. Ramos, «El alma <strong>de</strong>l Perú en las Tradiciones <strong>de</strong> Palma»,<br />
Revista Cubana, XXI (1946), p. 87.<br />
6. Véanse Augusto TAMA YO VARGAS, «Ricardo Palma: poeta <strong>de</strong> su tiempo», Crónica cultural,<br />
n. 131 (20 <strong>de</strong> feb. 1983), p. 1; Raimundo LAZO, «Vigil, Palma, González Prada», Universidad <strong>de</strong> La<br />
Habana (sept.-dic. 1943), p. 92; y Ricardo PALMA, Epistolario (ed. Raúl Porras Barrenechea), Lima,<br />
Cultura Antartica, 1949,1, p. XXI.<br />
7. Citado en Ricardo Palma. Tradiciones peruanas completas, (ed. Edith Palma), sexta ed., Madrid,<br />
Aguilar, 1968, p. XXXK.<br />
8. Edith PALMA, ibid.<br />
1018
por González Prada. El 11 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1912 se llevó a cabo en el Teatro Municipal<br />
una velada en <strong>de</strong>sagravio a Palma. Junto con ensalzar a éste, se le alfilereó<br />
a Prada, cuya casa (curiosamente) distaba pocos metros <strong>de</strong>l teatro en la calle<br />
Puerta Falsa. 9 Como reacción a estos ataques y para proce<strong>de</strong>r con el cumplimiento<br />
<strong>de</strong> una <strong>de</strong> las condiciones bajo las que iba a aceptar la dirección, Prada<br />
realizó un inventario <strong>de</strong> la Biblioteca y luego, no sin dificultad, publicó su Nota<br />
informativa acerca <strong>de</strong> la Biblioteca Nacional. En este «infecto documento», como<br />
lo tachó Clemente Palma, 10 Prada arremete contra el antiguo director sobre<br />
varios puntos, incluso la cuestión <strong>de</strong> las anotaciones y <strong>de</strong> los muchos sellos estampados<br />
en los tomos.<br />
En su Nota informativa González Prada se queja <strong>de</strong> «enmendaduras, tarjaduras<br />
y borroneaduras». ¿Qué se volvería la Biblioteca «si cada director se arrogara<br />
el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> multiplicar sellos personales y anotaciones caprichosas?» 11 Sea<br />
cual sea la creencia <strong>de</strong> uno en este asunto, no se pue<strong>de</strong> negar que, recogidas y<br />
clasificadas, tales acotaciones contribuirían significativamente a nuestra apreciación<br />
y comprensión <strong>de</strong> Palma como hombre <strong>de</strong> cultura y crítico literario.<br />
Afortunadamente queda lo suficiente para permitirnos adquirir una i<strong>de</strong>a bastante<br />
clara <strong>de</strong> la naturaleza temática y tonal <strong>de</strong> las glosas palmianas.<br />
Aparentemente Palma no experimentaba ninguna escrupulosidad al apuntar<br />
en una obra sus opiniones. Ningún volumen ni autor estaba exento <strong>de</strong> servir <strong>de</strong><br />
papel borrador para sus observaciones. En efecto, se ven en manuscritos, en borradores<br />
suyos que obsequia a la Biblioteca, en catálogos en que se anotan libros<br />
adquiridos por ésta, en libros, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Doctrina Christiana y catecismo para<br />
la instrucción <strong>de</strong> los indios publicado en 1584 hasta numerosas obras contemporáneas,<br />
en correspon<strong>de</strong>ncia recibida por el tradicionista, en <strong>de</strong>cretos, oficios y<br />
nombramientos, en libros editados por él, en ejemplares <strong>de</strong> sus propias tradiciones,<br />
y en los ejemplares <strong>de</strong> periódicos como El Burro o El Intérprete. Tal como<br />
le acusó González Prada, hormiguean escolios y apostillas en los textos «sin la<br />
menor piedad a la niti<strong>de</strong>z <strong>de</strong> la impresión ni a la hermosura <strong>de</strong>l grabado». 12<br />
El lugar <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l volumen don<strong>de</strong> aparece la anotación varía <strong>de</strong> obra en<br />
obra. Muchas surgen en los márgenes, como en el caso <strong>de</strong> una carta <strong>de</strong> Tamayo<br />
y Baus o un ejemplar <strong>de</strong> El Intérprete. 13 Otras están en la tapa. Varias ocupan la<br />
9. Véase Luis Alberto SÁNCHEZ, «Un inci<strong>de</strong>nte que <strong>de</strong>finió el pensamiento peruano», Cua<strong>de</strong>rnos<br />
Americanos, n. 195 (1974), p. 146-156.<br />
10. Véase Ricardo PALMA, Apuntes para la historia <strong>de</strong> la Biblioteca <strong>de</strong> Lima, Lima, Unión,<br />
1912, p. 25.<br />
11. Manuel GONZÁLEZ PRADA, Nota informativa acerca <strong>de</strong> la Biblioteca Nacional, Lima, Imprenta<br />
Arica 358, 1912, p. 15.<br />
12. GONZÁLEZ PRADA, Atoa, p. 15.<br />
13. Véanse Juan Miguel BAKULA PATINO, «Don Ricardo Palma en Colombia: tres <strong>de</strong> sus primeros<br />
impresos», Fénix, n. 12 (1956-1957), p. 109, y César MIRÓ, Don Ricardo Palma: el patriarca <strong>de</strong><br />
las tradiciones, Buenos Aires, Losada, 1953, p. 134.<br />
1019
primera página en blanco o falsa portada, como se aprecia en El <strong>de</strong>monio <strong>de</strong> los<br />
An<strong>de</strong>s <strong>de</strong> 1883. Una que otra figura en el frontispicio. Abundantes notas manuscritas<br />
se manifiestan en la portada o carátula <strong>de</strong>l manuscrito o libro. Por ejemplo,<br />
apunta don Ricardo en la <strong>de</strong> Las 3 épocas <strong>de</strong>l Perú o Compendio <strong>de</strong> su historia<br />
por José María Córdova y Urrutia: «Este librito se encuentra agotado<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1850, y es muy raro encontrar ahora un ejemplar (1900). Es un cómodo<br />
memorándum <strong>de</strong> fechas». 14 Como varios otros comentarios, éste se inscribió<br />
verticalmente en la portada. Pue<strong>de</strong>n aparecer a la izquierda o, como en el caso<br />
<strong>de</strong> Cristian <strong>de</strong> 1881, a la <strong>de</strong>recha. Otras en las carátulas fueron escritas horizontalmente.<br />
Si a Palma no le atraía el anverso <strong>de</strong> la portada, con frecuencia llenaba el reverso.<br />
Según el testimonio <strong>de</strong> Clemente Palma, su padre tenía asimismo «la costumbre<br />
<strong>de</strong> anotar en la página en blanco final observaciones sobre los libros». 15<br />
Y si no hallaba tal plana final, asentaba sus acotaciones en el folio que contenía<br />
el colofón, como le culpaba González Prada en su Nota. De no haber bastante<br />
espacio disponible en el tomo o manuscrito mismo, Palma adjuntaba hojas.<br />
Otra evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la participación e interés íntimos <strong>de</strong> don Ricardo en los libros<br />
<strong>de</strong> su biblioteca son los copiosos sellos que tantas veces saludan al lector<br />
que hojea las páginas <strong>de</strong> esas obras. Invariablemente llama la atención esta proclividad.<br />
González Prada la <strong>de</strong>nuncia tajantemente diciendo que los sellos «han<br />
sido prodigados con una fecundidad obsesionante». 16 Lo que nos sorpren<strong>de</strong> aún<br />
más es la variación <strong>de</strong> ellos. Los hay en forma ovalada, circular, rectangular,<br />
romboidal o <strong>de</strong> una frondosa palmera; los hay ver<strong>de</strong>s, negros, «azules, morados,<br />
lilas, rojos, róseos, » etc. 17 A menudo ostentan toques <strong>de</strong>corativos. Casi siempre<br />
llevan el nombre <strong>de</strong>l bibliotecario, <strong>de</strong> la biblioteca, <strong>de</strong> Lima o <strong>de</strong> una combinación<br />
<strong>de</strong> ellos. A veces las palabras aparecen en líneas paralelas, «Bibliotecario»<br />
ocupando la superior y «Ricardo Palma» la inferior o viceversa. Los sellos palmianos<br />
surgen en cualquier página y en cualquier parte <strong>de</strong> la página. A menudo<br />
acompañan las anotaciones <strong>de</strong>l maestro peruano. Mi propia pesquisa los halló<br />
en la primera página en blanco, en la carátula, al dorso <strong>de</strong> ella, en las dos planas<br />
que siguen la carátula, en la última página, al reverso <strong>de</strong> ella, y al dorso <strong>de</strong> un<br />
folio adjunto.<br />
¿A qué se <strong>de</strong>be esta «sellomanía»? Tal vez tenga algo que ver con la pérdida<br />
<strong>de</strong> los libros en la guerra con Chile. Si fuese así, estampar los volúmenes vendría<br />
a ser una especie <strong>de</strong> protección. Quizá se pueda atribuir también a la intensa<br />
preocupación <strong>de</strong> Palma por la Biblioteca. Como dijo Clemente, su padre<br />
14. José María CÓRDOVA Y URRUTIA, Las 3 épocas <strong>de</strong>l Perú o compendio <strong>de</strong> su historia, Lima,<br />
1844, XRP/638227.<br />
15. Citado en Guillermo Félix Cruz, En torno <strong>de</strong> Ricardo Palma, Santiago, Prensas <strong>de</strong> la Universidad<br />
<strong>de</strong> Chile, 1933, II, p. 156.<br />
16. GONZÁLEZ PRADA, Nota, p. 12.<br />
17. íbid.<br />
1020
amaba «a la Biblioteca como cosa suya, como un bien personal, como una hija».<br />
18 Quizás fuera una manifestación <strong>de</strong> cierto orgullo <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l restaurador<br />
<strong>de</strong> la Biblioteca, o sea, una manera, tal vez inconsciente, <strong>de</strong> perpetuar su nombre<br />
en relación con la institución a la que dio nueva vida; así le parece a González<br />
Prada. 19 Sea como fuere, los sellos, así como las notas marginales, constituyen<br />
una manifestación significativa <strong>de</strong> la personalidad <strong>de</strong> un gran escritor.<br />
EL CONTENIDO DE LAS ANOTACIONES<br />
Tal vez lo más interesante <strong>de</strong> las glosas o apostillas es el contenido. Varían<br />
vastamente en su tono y en el tipo <strong>de</strong> comentario que encierran. Veamos primero<br />
los que encarnan algún juicio sobre el valor <strong>de</strong>l documento o libro.<br />
Don Ricardo acotaba con franqueza lo que leía. Si le placía, así lo indicaba,<br />
sea brevemente o por extenso. Y si no, no tenía pelos en la lengua. A veces el<br />
juicio radica en un sólo término: «esta lectura mal sana». 20 Escolia una carta <strong>de</strong><br />
Tamayo y Baus así: «Las cartas <strong>de</strong> Tamayo y Baus son <strong>de</strong>liciosamente escritas».<br />
Ricardo Palma practicó la crítica literaria a lo largo <strong>de</strong> su vida. Como se ve,<br />
aparecieron sus análisis no solamente en periódicos, revistas, y libros compuestos<br />
por él sino también en los márgenes, portadas y páginas finales <strong>de</strong> los numerosísimos<br />
libros que examinó como bibliotecario. Y como también se nota, las<br />
apreciaciones oscilan entre favorables y ásperas. Evalúan el estilo y estructura<br />
así como el contenido moral o grado <strong>de</strong> justicia en una <strong>de</strong>claración. Suelen ser<br />
generosas si es posible; si no, echan chispas: «Cuando se establezca un presidio<br />
para los escritores groseros, irá el señor Olmedilla a ocupar una celda inmunda<br />
en ese panóptico». <strong>21</strong><br />
A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> su percepción <strong>de</strong>l mérito literario <strong>de</strong> una obra, Palma también<br />
reaccionaba apuntando otras opiniones o emociones suyas suscitadas por la lectura.<br />
En catálogos <strong>de</strong> libros españoles en venta solía Palma respon<strong>de</strong>r con exclamaciones<br />
marginales junto a las obras que le llamaban la atención. González<br />
Prada cita algunas: «¡Que la compre el nuncio!», «¡Su madre!», «¡Me meo!» 22<br />
18. Citado en R. PALMA, Apuntes, p. 29.<br />
19. Véase GONZÁLEZ PRADA, Noia,p. 12.<br />
20 Véanse el ms. <strong>de</strong> José Eusebio <strong>de</strong> LLANO ZAPATA, «Memorias histórico-físicas-crítico-apologéticas<br />
<strong>de</strong> la América Meridional que <strong>de</strong>dica y consagra a la Magestad <strong>de</strong>l Señor Dn. Carlos M, Rey<br />
<strong>de</strong> las Españas y Emperador <strong>de</strong> las Indias», Cádiz, 1761; C173/C; José María CÓRDOVA Y URRUTIA,<br />
Las 3 épocas <strong>de</strong>l Perú o Compendio <strong>de</strong> su historia, Lima, Imprenta <strong>de</strong>l Autor, 1844; XRPI638227;<br />
Pío VIAZZI, Lucha <strong>de</strong> sexos, Madrid, Legislación española, 1902; XRP/638984; y Joaquín BELDA,<br />
Suegra <strong>de</strong> Tarquino, citado en González Prada, Nota, p. <strong>21</strong>, respectivamente.<br />
<strong>21</strong>. Aparece en Augusto MARTÍNEZ OLMEDILLA, La calda <strong>de</strong> la mujer y se cita en González Prada,<br />
Nota, p. 22.<br />
22. Véanse «Carta <strong>de</strong> D. Juan Salaverri a D. Juan Antonio Rivero», Paraguay, 3 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong><br />
10<strong>21</strong>
Algunas anotaciones <strong>de</strong>scriben el efecto o resultado <strong>de</strong> lo leído en el tradicionista.<br />
Naturalmente algunos pasajes le dieron i<strong>de</strong>as para futuras tradiciones, las<br />
cuales trazó en los márgenes. 23<br />
A menudo la apostilla contiene alguna referencia al autor <strong>de</strong>l documento<br />
en cuestión. A veces da su nombre y/o la fecha y el lugar <strong>de</strong> su nacimiento o<br />
muerte. De vez en cuando suministra otros datos <strong>de</strong> su vida, aun su relación<br />
con Palma. A Palma le parecía importante añadir información sobre otros proyectos<br />
literarios <strong>de</strong>l autor. En los ejemplares <strong>de</strong> El Burro en la Biblioteca Nacional<br />
don Ricardo escribió estas palabras sobre sí: «Fue este el primer periódico<br />
que redacté en mis días <strong>de</strong> colegio. Despapuchado propio <strong>de</strong> un<br />
muchacho <strong>de</strong> 19 años. De buena gana quemaría hoy estas burradas. Lima,<br />
1885. R.P».<br />
Palma sabía mucho, <strong>de</strong> modo que al leer algo con que estaba familiarizado o<br />
<strong>de</strong> que tenía mayores conocimientos, a fuer <strong>de</strong> buen tradicionista, muchas veces<br />
no podía resistir la comezón <strong>de</strong> asentar en forma <strong>de</strong> anotación datos adicionales.<br />
Esta ten<strong>de</strong>ncia se remite tanto a sus propensiones bibliotecarias como a las <strong>de</strong><br />
escritor y se manifiesta en escolios como el <strong>de</strong>l manuscrito «Secuestro <strong>de</strong> bienes<br />
<strong>de</strong> D. Agustín Valenciano <strong>de</strong> Quiñones, reconciliado por este Santo Oficio y<br />
remitido a la ciudad <strong>de</strong>l Cuzco en 20 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1576»: «Este D. Agustín Valenciano<br />
sale en auto <strong>de</strong> fe, en caballo blanco y con una palma en la mano, <strong>de</strong>clarado<br />
inocente por la Inquisición».<br />
Como buen bibliotecario, a Don Ricardo le complacía proveer datos <strong>de</strong> publicación<br />
adicionales cuando se presentaba la ocasión. Varias acotaciones ejemplifican<br />
esta proclividad. Explican tales cosas como lo raro es que el ejemplar,<br />
la importancia <strong>de</strong> su impresión, cuanto tiempo hace que está agotado, por qué<br />
no se publicó un segundo tomo, etc. Doctrina Christiana y catecismo para la<br />
instrucción <strong>de</strong> los indios lleva el siguiente apunte en letra <strong>de</strong> Palma: «Este curiosísimo<br />
libro <strong>de</strong>l que existen hoy rarísimos ejemplares, fue impreso en Lima<br />
(como consta en el colofón) en 1584 por Antonio Ricardo... Fue este el primer<br />
libro que se imprimió en Lima. Ricardo Palma».<br />
A cada paso acompañan a tales apostillas datos referentes a la proce<strong>de</strong>ncia<br />
<strong>de</strong>l tomo en cuestión. Al principio era particularmente importante esto para Palma<br />
al procurar recuperar los volúmenes originales extraviados por los chilenos.<br />
De manera que, al volver los libros a su sitio, ponía Palma «en no pocos el origen<br />
<strong>de</strong> su adquisición, constatando en esas anotaciones los nombres <strong>de</strong> los bo-<br />
1829; D8<strong>26</strong>/C; Pedro VINDEL, Catálogo ilustrado <strong>de</strong> obras españolas <strong>de</strong> los siglos XII a XVIII escogidas<br />
entre ¡as que se hallan en casa <strong>de</strong> P. Vin<strong>de</strong>l librero anticuario, Madrid, 1903; X015.46/V71,<br />
citado en RP, p. 22; y GONZÁLEZ PRADA, Nota, p. <strong>21</strong>.<br />
23. Véanse GONZÁLEZ PRADA, p. 16; LLANO ZAPATA; cana <strong>de</strong> MENÉNDEZ Y PELAYO, 2 <strong>de</strong> julio<br />
<strong>de</strong> 1893, en «Correspon<strong>de</strong>ncia», tomo 2 (1892-1896); P2/C; carta <strong>de</strong> Rafael Pombo, 18 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong><br />
1891, en «Correspon<strong>de</strong>ncia Literaria», tomo 1891; P15/C; y Porras, XXIV respectivamente.<br />
1022
<strong>de</strong>gueros que <strong>de</strong>volvieron patrióticamente el libro, o <strong>de</strong>l particular que lo compró<br />
y lo retornaba a su primitivo dueño». 24<br />
Por supuesto, datos semejantes aparecían en forma <strong>de</strong> notas manuscritas<br />
en libros nuevos también. Tales glosas revelan, por ejemplo, que en ciertos<br />
casos el autor mismo o algún pariente suyo ha regalado el libro a la Biblioteca;<br />
en otros, que el donador ha sido un amigo íntimo <strong>de</strong>l tradicionista. A menudo<br />
inyecta otros pormenores con relación a la trayectoria recorrida por el<br />
volumen, no pocas veces <strong>de</strong>jando constancia <strong>de</strong> que él mismo ha sido el último<br />
donante:<br />
Este librito fue comprado en Jerusalem por el amigo peruano que me lo obsequió.<br />
Yo lo regalo, como una curiosidad a la Biblioteca <strong>de</strong> Lima. Ricardo Palma.<br />
González Prada <strong>de</strong>staca el siguiente escolio, el cual le parecía henchido <strong>de</strong><br />
«almibarado amor paternal»: «Obsequio a mi hija querida la Biblioteca <strong>de</strong> Lima<br />
este precioso volumen». 23 De vez en cuando las anotaciones incluían comentarios<br />
sobre la condición <strong>de</strong> la obra, verbigracia, qué hojas le faltaban, etc. A veces<br />
suministraban datos bibliográficos. También podían resumir o comentar el<br />
contenido.<br />
Las observaciones marginales <strong>de</strong> Ricardo Palma constituyen un aspecto poco<br />
conocido <strong>de</strong> sus escritos, lo cual se <strong>de</strong>be en gran parte a la incineración <strong>de</strong> la<br />
mayoría <strong>de</strong> ellas en 1943. No obstante, las apostillas restantes son lo suficientemente<br />
numerosas para que nos revelen importantes facetas <strong>de</strong> su vida o al menos<br />
refuercen nuestra conciencia <strong>de</strong> ellas.<br />
En primer lugar <strong>de</strong>muestran el gran amor que tenía por la Biblioteca Nacional<br />
—su biblioteca— y el orgullo que sentía por el papel que <strong>de</strong>sempeñaba en<br />
su restauración y avance. Iluminan la abnegación con que don Ricardo cargaba<br />
con la responsabilidad que se le había otorgado y abren una ventana sobre ciertos<br />
procedimientos seguidos por Palma en la administración <strong>de</strong> la dirección.<br />
Nos enseñan en forma única cuáles eran sus priorida<strong>de</strong>s tocante a la preservación<br />
<strong>de</strong> los libros y su belleza estética.<br />
Por medio <strong>de</strong> ellas y el entusiasmo y energía que irradian llegamos a compren<strong>de</strong>r<br />
mejor cuánto le encantaba leer y cuáles eran sus opiniones francas sobre<br />
ciertos aspectos <strong>de</strong> la política, la historia, la filosofía y la religión. Nos recuerdan<br />
su personalidad polémica por excelencia, lo que se manifestaba tantas<br />
24. Clemente PALMA, citado en Feliú Cruz, II, 156.<br />
25. Véanse M SAINTE-BEUVE, Mimoires complels el authentiques <strong>de</strong> duc <strong>de</strong> Saint-Simón, París,<br />
Librería <strong>de</strong> L. Hachette et Cié., 1865); XRP/638887, citado en RP, p. <strong>21</strong>; RP, p. 22; y GONZÁLEZ<br />
PRADA, Nota, p. 20 respectivamente.<br />
1023
veces en su vocación <strong>de</strong> periodista. Refuerzan mucho nuestra apreciación <strong>de</strong> sus<br />
i<strong>de</strong>as literarias y cómo practicaba la crítica literaria. A veces revelan actitu<strong>de</strong>s<br />
algo paradójicas, como cuando por un lado censura a un autor por lo inmoral y<br />
pornográfico <strong>de</strong> su libro mientras que por otro escribe acotaciones bastante escabrosas.<br />
En fin, nos permiten hacernos una i<strong>de</strong>a aun más amplia <strong>de</strong> la expresión<br />
<strong>de</strong> un gran literato hispanoamericano.<br />
1024
EL MITO DEL CAMPO ARGENTINO DESDE UNA PERSPECTIVA<br />
CONTEMPORÁNEA<br />
SONIA THON<br />
Acadia University<br />
Al tratar <strong>de</strong> ampliar el campo <strong>de</strong> análisis <strong>de</strong>l discurso narrativo femenino <strong>de</strong><br />
escritoras contemporáneas pertenecientes a la llamada «generación <strong>de</strong> los sesenta»,<br />
1 uno no pue<strong>de</strong> menos que <strong>de</strong>tenerse en el nombre <strong>de</strong> Sara Gallardo, no sólo<br />
por ser una más <strong>de</strong>l grupo que incluye a Marta Lynch, Luisa Valenzuela, Elvira<br />
Orphée, Syria Poletti sino por presentar, a primera vista, un contraste extraordinario<br />
con las escritoras mencionadas en cuanto a temática y estilo.<br />
Si enfocamos nuestro estudio hacia el fondo socio-histórico predominante<br />
en los años que van <strong>de</strong>l 60 al 83 en la Argentina, vemos que lo que se refleja en<br />
la mayor parte <strong>de</strong> la narrativa es un estado <strong>de</strong> opresión, ya sea política o personal<br />
(generalmente unidas), expresado en un ambiente urbano. En Buenos Aires,<br />
en París, en Nueva York, se produce una rebelión al proceso tradicional político,<br />
a la cosificación <strong>de</strong>l ser humano, y al dolor <strong>de</strong> la toma <strong>de</strong> conciencia <strong>de</strong> una<br />
minoría carente <strong>de</strong> privilegios, tanto sociales como económicos. El campo parece<br />
estar al margen <strong>de</strong>l conflicto. No interesa como parte integrante <strong>de</strong>l proceso<br />
histórico; es la infraestructura que se da por <strong>de</strong>scontada en su aparente pasividad.<br />
Sara Gallardo rescata el campo <strong>de</strong>l olvido. En Enero (1958), Los Galgos,<br />
(1968), Eisejuaz (1971), Historia <strong>de</strong> los galgos (1975), la vida rural trascien<strong>de</strong><br />
el ambiente regional para volcarse hacia un contexto más amplio respondiendo<br />
a las fuerzas encargadas <strong>de</strong> reglar la dinámica social.<br />
Varias fueron las formas en que se <strong>de</strong>scribió el ambiente rural en la novela<br />
argentina <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus comienzos, al iniciarse el siglo diecinueve. La naturaleza<br />
1. Solomon BKKEMOE, Dianc Contemporary Wornen Novelists of Argentina, (1945-1967). Diss.<br />
University of Dlinois, IUinois: Urbana, 1968.<br />
1025
fue interpretada como telón <strong>de</strong> fondo sentimental, comprometida o indiferente a<br />
la emoción humana; como escenario exótico, o como temible fuerza telúrica en<br />
constante acecho. 2 Su representante típico, el peón <strong>de</strong> campo, el gaucho, fue interpretado<br />
también «asegún y a como» lo veía el autor.<br />
Bartolomé Hidalgo, en Diálogos patrióticos (1922), Estanislao <strong>de</strong>l Campo,<br />
en Fausto (1866), Hilario Ascasubi, en Santos Vega (1870), y José Hernán<strong>de</strong>z,<br />
en el Martín Fierro (1872), presentan un gaucho i<strong>de</strong>alizado, <strong>de</strong> espíritu noble,<br />
conocedor <strong>de</strong> la vida, quien justo en su causa es respetado por los paisanos por<br />
su fuerza física y moral. Sarmiento, en Facundo (1945), caracteriza al gaucho<br />
en bueno: rastreador y baqueano, que vive en un estado <strong>de</strong> armonía con la naturaleza;<br />
y malo: «...hombre divorciado con la sociedad, proscrito por las leyes;...<br />
salvaje <strong>de</strong> color blanco» 3 que incluye al cantor, que anda «<strong>de</strong> tapera en galpón» 4<br />
cantando hazañas propias y ajenas. Sarmiento hace hincapié en la existencia nóma<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>l gaucho, en su comportamiento rústico, en su capacidad <strong>de</strong> sobrevivir<br />
en la Pampa, cuya misteriosa belleza y peligro oculto le fascinan, pero sobre todo<br />
i<strong>de</strong>ntifica al habitante <strong>de</strong> la Pampa como un ser incivilizado, reacio al avance<br />
<strong>de</strong>l progreso en comparación con los refinados ciudadanos «que vistefn] traje<br />
europeo, vivefn] <strong>de</strong> la vida civilizada... [don<strong>de</strong>] están las leyes, las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> progreso,<br />
los medios <strong>de</strong> instrucción... etc». 5<br />
La imagen <strong>de</strong>l «gaucho malo» es reiterada en Juan Moreira (1880), la novela<br />
<strong>de</strong> Eduardo Gutiérrez que cautivó la imaginación <strong>de</strong>l público por sus sangrientos<br />
y dramáticos episodios don<strong>de</strong> personajes tales como Juan Moreira,<br />
Santos Vega, Hormiga Negra, se jugaban la vida en cada aventura, <strong>de</strong>jando tras<br />
<strong>de</strong> sí un rastro <strong>de</strong> crímenes horrendos y muertes insidiosas.<br />
En la obra <strong>de</strong> Gutiérrez, el gaucho, vuelto malo por la injusticia a la cual se<br />
ve sometido, se rebela contra la ley que lo ha convertido en víctima <strong>de</strong> la sociedad.<br />
La astucia, el recelo y la temeridad <strong>de</strong>l gaucho, convergen en el mito criollo<br />
(iniciado por la épica romántica <strong>de</strong> José Hernán<strong>de</strong>z), que <strong>de</strong>fine al gaucho en virtud<br />
<strong>de</strong> su brutalidad y violencia, justificada por su obligada inferioridad social.<br />
Ricardo Güiral<strong>de</strong>s, en Don Segundo Sombra (19<strong>26</strong>), vuelve a transformar el<br />
campo en poesía. En palabras <strong>de</strong> Lugones: «Paisaje y hombre ilumínanse en él a<br />
gran<strong>de</strong>s pinceladas <strong>de</strong> esperanza y fuerza. Qué generosidad <strong>de</strong> tierra la que engendra<br />
esa vida, qué seguridad <strong>de</strong> triunfo en la gran marcha hacia la felicidad y<br />
la belleza». 6 Al i<strong>de</strong>alizar al gaucho con líricos toques <strong>de</strong> virtud y heroísmo en<br />
una relación <strong>de</strong> completa armonía con la naturaleza, 7 nutre el concepto que ha<br />
2. Ver FRANCO, Jean, Historia <strong>de</strong> la literatura hispanoamericana (<strong>Barcelona</strong>: 1983), pp. 241-<br />
250.<br />
3. SARMIENTO, Domingo F. Facundo: Civilización y Barbarie, (México, 1977), p. 27.<br />
4. SARMIENTO, Facundo, p. 28.<br />
5. SARMIENTO, Facundo, p. 16.<br />
6. BORDELOIS, Ivonne, Genio y Figura <strong>de</strong> Ricardo Güiral<strong>de</strong>s, (Buenos Aires, 1966), p. 11.<br />
7. Ver BRUSHWOOD, John, S. The Spanish American Novel (Austin and London: 1978), p. 44.<br />
10<strong>26</strong>
creado el estereotipo <strong>de</strong>l gaucho tan evocado en el folklore argentino, sin tratar,<br />
como lo expresa Luis Alberto Sánchez «en ningún momento <strong>de</strong> los conflictos<br />
sociales que, en el campo hispanoamericano exento <strong>de</strong> agudos problemas indígenas,<br />
son menos visibles que en las ciuda<strong>de</strong>s industrializadas». 8<br />
La referencia que Sánchez hace a los «agudos problemas indígenas», y la<br />
generalización <strong>de</strong> los mismos en Hispanoamérica, es cuestionable. Lo cierto es<br />
que el conflicto social no es <strong>de</strong>scubierto hasta que Benito Lynch <strong>de</strong>scribe la estratificación<br />
laboral <strong>de</strong>l campo. El peón se nos presenta en relación con su tarea<br />
específica, anquilosado en su condición social, en conformidad con la estructura<br />
dirigente. En Los caranchos <strong>de</strong> la Florida (1916), El inglés <strong>de</strong> los güesos<br />
(1924), y El romance <strong>de</strong> un gaucho (1930), el peón <strong>de</strong> campo es representado<br />
como un ser sencillo, mo<strong>de</strong>sto en sus aspiraciones, mol<strong>de</strong>ado por la toponimia<br />
<strong>de</strong> la región y las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l patrón.<br />
Son las relaciones que el estanciero y el peón mantienen entre sí y su interacción<br />
con los <strong>de</strong>más elementos <strong>de</strong> esa estructura, las indicadoras <strong>de</strong> la dinámica<br />
social que el campo representa. Este análisis no es posible cuando se trata <strong>de</strong><br />
figuras y paisajes i<strong>de</strong>alizados. Sara Gallardo lo logra al utilizar un punto <strong>de</strong> vista<br />
urbano a través <strong>de</strong> una voz narrativa irónica, basada en algunos <strong>de</strong> los estereotipos<br />
generados por la literatura rural, para i<strong>de</strong>ntificar la realidad contemporánea<br />
<strong>de</strong>l campo. Ese campo concebido como una tranquila fuente <strong>de</strong><br />
inspiración, pre<strong>de</strong>cible, pintoresco, inagotable en su fuerza evocadora; un elemento<br />
costumbrista a la vez que un baluarte nacional a quien se acu<strong>de</strong> en busca<br />
<strong>de</strong> arraigo, ya sea para justificar la inercia <strong>de</strong> sus habitantes, como para utilizarlo<br />
en función <strong>de</strong>l prestigio y <strong>de</strong> la movilidad social que otorga a sus dueños.<br />
La propiedad <strong>de</strong>l campo se ha manifestado siempre por el ejercicio <strong>de</strong> un<br />
po<strong>de</strong>r que cubre una estructura fija integrada por tierra, vivienda, ganado, maquinaria<br />
y seres humanos. Sara Gallardo, en Los Galgos, nos introduce en un<br />
mundo i<strong>de</strong>alizado que se fragmenta en eslabones cuyo espacio incluye núcleos<br />
individualizados, personalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>finidas, formas <strong>de</strong> vida que se <strong>de</strong>senvuelven<br />
a pesar <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r al cual están sujetos. El choque entre la realidad<br />
y la fantasía se presenta en su novela en forma <strong>de</strong> una doble dicotomía: el auténtico<br />
apego a la tierra (el amor, en contraste con la pasión), y el po<strong>de</strong>r que<br />
se tiene sobre ella (el módulo impuesto por la sociedad, en contraste con el<br />
impulso existencial).<br />
En Los Galgos, el campo es percibido por Julián, abogado porteño que hereda<br />
<strong>de</strong> su padre «una casa, la mitad <strong>de</strong> un campo y algo <strong>de</strong> dinero» 9 (p. 11), en su<br />
carácter <strong>de</strong> personaje absolutamente consciente <strong>de</strong>l prestigio social que la pose-<br />
8. SÁNCHEZ, Luis Alberto, Proceso y contenido <strong>de</strong> ¡a novela hispanoamericana (Madrid, 1968),<br />
pp. 515-516.<br />
9. GALLARDO, Sara, Los Galgos, Los Galgos (Buenos Aires, 1973). Todas las citas, cuyas páginas<br />
se indican entre paréntesis, correspon<strong>de</strong>n a esta edición.<br />
1027
sión <strong>de</strong> tierra otorga. Dando alas a su imaginación, con urgencia, Julián se <strong>de</strong>dica<br />
a acumular todas las características que lo <strong>de</strong>finirán como «estanciero». Dejarse<br />
bigotes, tener perros (en este caso los galgos, cuya historia corre paralela a<br />
la historia <strong>de</strong> los personajes principales <strong>de</strong> la novela, hasta el punto <strong>de</strong> convertirse<br />
en la metáfora que resume la existencia humana), comprar ganado, no para<br />
tambo —por supuesto— porque:<br />
...ser dueño <strong>de</strong> una tierra y fundar esa cosa mansa, rumiante, me parecía una empresa<br />
indigna. Lo que más halagaba mi imaginación era la cría. Dicho así, cría,<br />
hace pensar en inmensas extensiones y en muchedumbres <strong>de</strong> animales entrechocando<br />
sus astas y mugiendo; por lo menos a mí me lo hacía pensar...[y sigue] Solo,<br />
en mi casa don<strong>de</strong> a veces represento para mi consumo papeles ante el espejo,<br />
rubriqué mi <strong>de</strong>cisión con el gesto <strong>de</strong> un gran estanciero que contesta a la pregunta<br />
<strong>de</strong> otro gran estanciero: «Cría, che», dije.<br />
Julián sabe que anda en busca <strong>de</strong>l estereotipo, <strong>de</strong> lo que se espera <strong>de</strong> un estanciero,<br />
cuyo po<strong>de</strong>r reconoce y admira en su romántica proyección, pero sin<br />
per<strong>de</strong>r su sentido <strong>de</strong> introspección, siempre consciente <strong>de</strong>l papel que <strong>de</strong>sempeña.<br />
En su visita a la exposición rural, lo vemos:<br />
Acodado con aire distraído junto a los grupos <strong>de</strong> estancieros reales, <strong>de</strong>vorado<br />
por la admiración y el <strong>de</strong>specho, intentaba oír lo que <strong>de</strong>cían. ¿Qué relación podían<br />
tener mis sentimientos con los <strong>de</strong> esos verda<strong>de</strong>ros representantes <strong>de</strong>l agro nacional?<br />
¿Qué relación tenía yo por otra parte con el agro nacional? Palabras como<br />
poste, como galpón, como invernada, me exaltaban en secreto, eran cifras mágicas.<br />
Ellos las usaban con <strong>de</strong>senfado. Yo no me atrevía a pronunciarlas,... A veces,<br />
tropezaba con alguien que se sorprendía <strong>de</strong> verme en todos los sitios, y obligado a<br />
explicar murmuraba con falsa expresión <strong>de</strong> <strong>de</strong>sgano: «Ando buscando unos animales<br />
para un campito que heredé <strong>de</strong> mi padre». Y al <strong>de</strong>cirlo me sentía traidor, como<br />
un amante cobar<strong>de</strong> que contestara guiñando el ojo al amigo asombrado <strong>de</strong> verlo<br />
inmóvil en una esquina <strong>de</strong> suburbio: «Conocí a una costurerita, che...», en lugar<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir: «Allí vive mi amor, si no la veo salir no podré respirar en paz; si la veo<br />
salir y no me saluda me moriré; si me saluda ¿qué pensar?» (p. 20-<strong>21</strong>).<br />
La alienación <strong>de</strong> Julián, tanto física como sicológica, es indicadora <strong>de</strong> una<br />
época <strong>de</strong> transición en la cual el apego a las pautas sociales establecidas no soluciona<br />
la falta <strong>de</strong> dirección <strong>de</strong> su vida. El estudio jurídico al cual pertenece le<br />
aburre, como lo hará luego el obligado viaje a París para olvidar su pena <strong>de</strong><br />
amor. 10 Sin embargo, en su afán <strong>de</strong> encontrarse, prefiere recorrer caminos ya<br />
10. Ver VIÑAS, David, «Panorama <strong>de</strong> la literatura argentina: <strong>de</strong> Sarmiento a Cortázar», en Literatura<br />
y Sociedad en América Latina, Toscón, Valentín y Soria, Femando (Dir.), (Salamanca: 1981),<br />
p. 56.<br />
1028
andados. Lo trágico <strong>de</strong> su <strong>de</strong>cisión es no po<strong>de</strong>r olvidar que ha escogido una postura.<br />
Es así que la voz narrativa, reflectora <strong>de</strong>l flujo <strong>de</strong> conciencia <strong>de</strong> su personaje,<br />
oscila entre la realidad y la fantasía. El predominio <strong>de</strong> la imagen folklórica<br />
<strong>de</strong> la estancia es un i<strong>de</strong>al. La <strong>de</strong>silusión vendrá con el entendimiento <strong>de</strong><br />
que el campo no es una empresa <strong>de</strong> fin <strong>de</strong> semana, que requiere un compromiso<br />
serio, que trascien<strong>de</strong> la gratificación momentánea, que va más allá <strong>de</strong>l<br />
abrazo pasional <strong>de</strong> dos amantes. Y <strong>de</strong>scubre que el gaucho que lo habita es,<br />
no sólo peón, sino hombre con ambición o sin ella, servicial o aprovechador,<br />
cruel o sensible.<br />
Con Flores parece salvarse el i<strong>de</strong>al sólo para hacerse trizas al enfrentarse<br />
con la realidad. Flores es el gaucho «manso» <strong>de</strong> Las Zanjas. Sirvió al padre<br />
<strong>de</strong> Julián y ahora sirve a Julián. Viene con la propiedad <strong>de</strong> la tierra. Sin embargo,<br />
resulta ser, para Julián, una pesadilla: «era algo que chorreaba harapos,<br />
sudor, lagañas y hasta baba.» (p. 15). Y su vivienda se <strong>de</strong>scribe notando<br />
que<br />
Las pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la cocina eran <strong>de</strong> barro, y el techo varias cosas menos un ejemplo<br />
<strong>de</strong> su género: algunos juncos colgaban hacia a<strong>de</strong>ntro y por uno <strong>de</strong> los rincones<br />
se veía el cielo. En armónica correspon<strong>de</strong>ncia, FloTes había puesto un tacho en ese<br />
rincón. Por qué secreto indiscernible también en el fondo <strong>de</strong> ese tacho había un<br />
agujero no lo puedo explicar, pero el conjunto no <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> causarme cierta sensación<br />
<strong>de</strong> infinitud, (p. 15).<br />
La ironía <strong>de</strong>l nombre <strong>de</strong> Flores, que luego se nos revela como Facundo Primitivo<br />
Flores, y la infinita miseria que unen su cielo y su realidad bastan para<br />
<strong>de</strong>struir la imagen <strong>de</strong>l caudillo i<strong>de</strong>alizado y <strong>de</strong> su ambiente.<br />
Orlandi, el arrendatario aprovechador, que en la ausencia <strong>de</strong>l patrón se las<br />
arregla para mejorar su posición económica usando las maquinarias <strong>de</strong> Julián<br />
en trabajos contratados por otros estancieros, llega a comprarse un coche y un<br />
refrigerador. La falta <strong>de</strong> lealtad <strong>de</strong> Orlandi, es otro estereotipo: el <strong>de</strong>l invasor<br />
extranjero que impi<strong>de</strong> el <strong>de</strong>sarrollo «normal» <strong>de</strong>l campo, don<strong>de</strong> el patrón<br />
manda y el peón obe<strong>de</strong>ce. Lo irónico <strong>de</strong>l caso es que Orlandi adquiere una<br />
movilidad social que lo hará romper el ciclo <strong>de</strong> pobreza <strong>de</strong>l campo, y por eso<br />
es recriminado.<br />
En cuanto al paisaje campestre, imitación literaria <strong>de</strong> un campo estilizado,<br />
con altos y bajos, luz y color, tranqueras, animales, «frescos arbolitos, tres robles,<br />
cuatro fresnos, dos olmos y el castaño <strong>de</strong> Indias» (91), es sometido a incesantes<br />
esfuerzos <strong>de</strong> sumisión hasta que termina arrasado por la violencia <strong>de</strong> un<br />
repentino vendaval. La <strong>de</strong>strucción que <strong>de</strong>ja a su paso prueba el carácter indómito<br />
<strong>de</strong> la naturaleza.<br />
Los galgos, encierran en su digna presencia la alegoría <strong>de</strong>l ciclo normal <strong>de</strong><br />
1029
vida. Su esbeltez, su arrojo, la intensidad <strong>de</strong> su participación incondicional en la<br />
vorágine <strong>de</strong>l vivir, son características admiradas por Julián en su propia incapacidad<br />
<strong>de</strong> expresión. Los galgos son personificados por él; con ellos mantiene<br />
una profunda relación emotiva. Por eso es herido una y otra vez cuando los galgos<br />
se ven envueltos en acontecimientos que escapan a su control, y lo obligan<br />
a <strong>de</strong>scubrir que el curso natural <strong>de</strong> vida no <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r que se tiene sobre<br />
ella; que la reacción espontánea <strong>de</strong> un ser es más fuerte que la percepción <strong>de</strong> un<br />
po<strong>de</strong>r inmediato.<br />
La fuerza <strong>de</strong>l instinto animal, la ternura, la violencia, la procreación y la<br />
muerte, giran, sin embargo, en una órbita totalmente ajena a Julián, aunque la<br />
comprensión <strong>de</strong> su negligencia al abandonar a los galgos al mal trato <strong>de</strong> Orlandi,<br />
a quien transfiere la responsabilidad <strong>de</strong> su dolorosa muerte, lo sumen en la<br />
más profunda <strong>de</strong>presión.<br />
Lisa, cuya presencia se reduce al recuerdo obsesionado <strong>de</strong> un rostro <strong>de</strong> rasgos<br />
africanos y una bellísima cabellera roja, es la fuente <strong>de</strong> inspiración <strong>de</strong>l protagonista.<br />
Ella es su amante, su adorno, su interlocutora tonta, simpática, que<br />
pinta sus sueños y encarna los ajenos. Aparece en una sola dimensión, a través<br />
<strong>de</strong> los ojos <strong>de</strong> la voz narrativa. No se explica nunca lo que ella siente, es un personaje<br />
sin vida, una creación fantástica. La falta <strong>de</strong> comprensión que Julián<br />
muestra por Lisa explica la causa <strong>de</strong> su enajenación. Al i<strong>de</strong>alizarla la convierte<br />
en un objeto fácil <strong>de</strong> manipular sin tener que enfrentarse con la dinámica, muchas<br />
veces engorrosa y compleja, <strong>de</strong> la relación entre dos amantes en la vida real.<br />
Cuando <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> una agitada discusión, la que prece<strong>de</strong> al <strong>de</strong>senlace, Lisa<br />
entra a la habitación y se cepilla el pelo con violencia, Julián especula: «¿por<br />
qué entró? Quizá busca reconciliarse» (p. 148), y se <strong>de</strong>tiene a consi<strong>de</strong>rar el po<strong>de</strong>r<br />
que sobre ella ejerce, «sé exasperarla. Sé enloquecerla <strong>de</strong> cólera si quiero,<br />
pobrecita. Puedo guardar una calma irónica inaccesible para ella. Puedo observarla<br />
como a un objeto ridículo. Puedo silbotear una cancioncilla como si estuviera<br />
solo» (p. 148).<br />
Lisa rompe el idilio yéndose <strong>de</strong> Las Zanjas para <strong>de</strong>dicarse con ahínco a su<br />
carrera artística y buscar en su pasado matrimonio la oportunidad <strong>de</strong> tener un<br />
hijo. Julián no pue<strong>de</strong> sobrellevar esa pérdida. En su ceguera personal es incapaz<br />
<strong>de</strong> concebir a Lisa como a un ser in<strong>de</strong>pendiente y voluntarioso. En efecto, es la<br />
negación <strong>de</strong> un hijo lo que hace que Lisa se separe <strong>de</strong> Julián, y ese amor frustrado<br />
que lo lleva a abandonar Las Zanjas, no es recuperable cuando se le vuelve a<br />
ofrecer, por correspon<strong>de</strong>r —una vez más— al estereotipo social que afirma la<br />
imagen <strong>de</strong>l varón ofendido por la mujer, parte <strong>de</strong> su propiedad.<br />
En Los Galgos, Los Galgos, se <strong>de</strong>sarrolla la historia <strong>de</strong> las tres pasiones <strong>de</strong><br />
Julián: Lisa, Las Zanjas, y los galgos. Pasiones interconectadas que no sobreviven<br />
la negación <strong>de</strong>l compromiso total (amor), ni la toma <strong>de</strong> conciencia <strong>de</strong> la imposibilidad<br />
<strong>de</strong> hallar soluciones en la tradición i<strong>de</strong>alizada (módulo impuesto por<br />
la sociedad).<br />
1030
Esta novela, que a primera vista no parece <strong>de</strong>tenerse en el análisis <strong>de</strong> una<br />
problemática socio-política, sorpren<strong>de</strong> por la profundidad <strong>de</strong> su planteo. Por un<br />
lado <strong>de</strong>struye el mito <strong>de</strong> la Edad <strong>de</strong> Oro <strong>de</strong>l campo argentino, por el otro cuestiona<br />
la inevitabilidad <strong>de</strong>l control que emana <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> un individuo sobre<br />
otro. Mito y realidad se enfrentan en una narrativa <strong>de</strong> reflexión que caracteriza<br />
a la novela argentina <strong>de</strong> los últimos veinticinco años.<br />
1031
EL GAUCHO MARTÍN FIERRO.<br />
RUPTURA DE SECUENCIAS SOCIALES LÓGICAS<br />
ELBA TORRES DE PERALTA<br />
California State University, L.A.<br />
Es difícil encauzar un análisis <strong>de</strong> El Gaucho Martín Fierro en el que se registren<br />
temas singulares. El apasionamiento con que la crítica <strong>de</strong> más <strong>de</strong> cien<br />
años ha enfocado la escritura y la intencionalidad estética <strong>de</strong> José Hernán<strong>de</strong>z es<br />
una prueba <strong>de</strong> ello. Su escritura, radicalizada conscientemente en su visión individual,<br />
histórica y nacional <strong>de</strong>ja poco espacio para una interpretación que revele<br />
nuevas o inexploradas facetas <strong>de</strong>l texto. Pero, aunque el acercamiento al Martín<br />
Fierro concita el interés <strong>de</strong>l lector <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las más diversas polarida<strong>de</strong>s, siempre<br />
hallamos un punto, o múltiples, que resultan coinci<strong>de</strong>ntales con otras visiones<br />
<strong>de</strong> la crítica. 1 Este hecho reñeja tanto la apertura <strong>de</strong>l extraordinario texto <strong>de</strong><br />
Hernán<strong>de</strong>z, como el candor <strong>de</strong> un protagonista que se exhibe <strong>de</strong>sarmado frente<br />
al público y se expone al cuesüonarniemo social e intelectual sobre los verda<strong>de</strong>ros<br />
valores éticos que rigieron su vida.<br />
En la <strong>de</strong>claración explícita <strong>de</strong> José Hernán<strong>de</strong>z en la carta a los editores <strong>de</strong> la<br />
octava edición <strong>de</strong> la primera parte, <strong>de</strong> 1974, 2 el poema se inscribe <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un<br />
sistema literario <strong>de</strong> disi<strong>de</strong>ncias i<strong>de</strong>ológicas respecto a un procedimiento político<br />
institucionalizado. El texto autobiográfico novelado es el vehículo mediatizador<br />
<strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ología política <strong>de</strong> su autor. Hernán<strong>de</strong>z señala enfáticamente las <strong>de</strong>sviaciones<br />
cuantitativas que diferencian los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong>l gaucho capaz, según su vi-<br />
1. Un testimonio <strong>de</strong> esta premisa es el volumen especial que la Revista Iberoamericana<br />
abril-septiembre <strong>de</strong> 1974, números 87-88, publicó con motivo <strong>de</strong> la celebración <strong>de</strong>l centenario <strong>de</strong><br />
la primera parte <strong>de</strong>l Gaucho Martín Fierro. La colección contiene diecinueve artículos <strong>de</strong> <strong>de</strong>stacados<br />
críticos.<br />
2. J. HERNÁNDEZ, El Gaucho Martín Fierro (ed. anotada por R. Villasuso), Editorial Sopeña,<br />
Argentina, 1956. Todas las citas correspondientes al texto <strong>de</strong> Hernán<strong>de</strong>z se refieren a esta edición.<br />
1033
sión, como cualquier ciudadano, <strong>de</strong> <strong>de</strong>sempeñar la función que le atañe en el<br />
sentido <strong>de</strong> la idéntica responsabilidad social.<br />
En Lengua y Sociedad, Carlos Altamirano y Beatriz Sarlo apuntan la diferencia<br />
que separa a El Gaucho Martín Fierro <strong>de</strong> los textos periodísticos que<br />
mo<strong>de</strong>lan algunas composiciones <strong>de</strong> la serie literaria que <strong>de</strong>signa la literatura<br />
gauchesca. Destacan el pintoresquismo lexical <strong>de</strong> Sanios Vega <strong>de</strong> Ascásubi y<br />
ciertas particularida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l Fausto, <strong>de</strong> <strong>de</strong>l Campo, al que acertadamente conceptúan<br />
corno «la traducción <strong>de</strong> una lengua a otra». 3 Ya sabemos que la voz<br />
<strong>de</strong>l texto es la <strong>de</strong> un personaje culto urbano que asiste a la presentación <strong>de</strong> la<br />
ópera Fausto, <strong>de</strong> Gounod, y narra a nivel <strong>de</strong> intérprete, lo que él imagina sería<br />
el comentario <strong>de</strong>l gaucho. La interpretación, a diferencia <strong>de</strong>l Martín Fierro,<br />
es una apropiación cultural <strong>de</strong> la mentalidad <strong>de</strong>l habitante <strong>de</strong> la pampa<br />
que llega a la ciudad y asiste al teatro Colón. El lenguaje urbano <strong>de</strong>l espectador<br />
real, (el autor) ce<strong>de</strong>, en el proceso <strong>de</strong> la creación, a los marcos posibles<br />
<strong>de</strong>l supuesto entendimiento <strong>de</strong>l gaucho. Por lo tanto, el discurso resulta ser<br />
sólo una hipótesis pintoresca y, a momentos exagerada, <strong>de</strong> lo que podría ser<br />
la reacción <strong>de</strong> un hombre incapaz <strong>de</strong> penetrar, por su ignorancia, en la profundidad<br />
y el sentido <strong>de</strong> la ópera.<br />
Altamirano y Sarlo afirman que el Martín Fierro, en disparidad con los textos<br />
citados, «está orientado hacia la serie lingüística rural <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una valoración<br />
<strong>de</strong> esa serie como medio literario» y agregan a<strong>de</strong>más, que «El principio constructivo<br />
<strong>de</strong>l poema y su material lingüístico no están <strong>de</strong>scentrados sino que tien<strong>de</strong>n<br />
a coincidir. 4<br />
Nuestro propósito en este trabajo es señalar la ruptura <strong>de</strong> ciertas secuencias<br />
sociales lógicas que constituyen el elemento causal al que Hernán<strong>de</strong>z apunta.<br />
Explícitamente la expone como fundamento o motivo que origina el proce<strong>de</strong>r<br />
disonante <strong>de</strong>l gaucho Martín Fierro con respecto a la sociedad en que vive. Esta<br />
perspectiva, adoptada por el narrador y asumida como verdad, justifica, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
una aparente intencionalidad <strong>de</strong>l autor, tanto la agresividad <strong>de</strong>l protagonista como<br />
su actitud pen<strong>de</strong>nciera. Des<strong>de</strong> esta contingencia, Hernán<strong>de</strong>z vive en la historia<br />
y el gaucho señala y con<strong>de</strong>na un sistema que queda inscripto en el texto. Visión<br />
que por otra parte reproduce una adhesión a lo que Julia Kisteva señala en<br />
cuanto al hecho <strong>de</strong> que el texto literario es un doble: escritura y lectura. La<br />
perspectiva <strong>de</strong> la crítica nos acerca a la textura narrativa <strong>de</strong>l Martín Fierro como<br />
a una «red <strong>de</strong> conexiones» que se establece, en la significación <strong>de</strong> la conducta<br />
<strong>de</strong> Martín Fierro como una realidad sociohistórica y política. Las articulaciones<br />
<strong>de</strong> cada una <strong>de</strong> las modificaciones <strong>de</strong> la conducta <strong>de</strong>l protagonista,<br />
producen una resonancia colectiva y simbólica.<br />
3. C. ALTAMIRANO y B. SARLO, Literatura y Sociedad (ed. Hachette), Buenos Aires, 1983, pp.<br />
15-23.<br />
4. Ibid.<br />
1034
Para abordar el tema <strong>de</strong> las rupturas <strong>de</strong> secuencias sociales lógicas, escogemos<br />
la estrofa 52, <strong>de</strong> la primera parte, para señalar la voluntad inicial <strong>de</strong>l gaucho<br />
<strong>de</strong> amoldarse a la realidad histórica <strong>de</strong>l país y a su necesidad <strong>de</strong> contar con<br />
la participación cívica <strong>de</strong> sus ciudadanos. La condición intrínseca <strong>de</strong>l gaucho se<br />
sustenta, por su naturaleza fatalista, en el conocido adagio <strong>de</strong> «<strong>de</strong>jar hacer y <strong>de</strong>jar<br />
pasar» sin intervenir ni resistirse. Los próximos versos son un ejemplo <strong>de</strong> su<br />
templanza natural: «Cantando estaba una vez / En una gran diversión, / Y aprovechó<br />
la ocasión / Como quiso el Juez <strong>de</strong> Paz... / Se presentó y ahí nomás / Hizo<br />
una arriada en montón». (Canto III, p. 23). La autoridad inflexible representa<br />
al gobierno <strong>de</strong> Sarmiento; en Facundo impugna el concepto <strong>de</strong> libertad para re<strong>de</strong>finirlo<br />
como el asentimiento in<strong>de</strong>liberado que una nación da a un hecho permanente.<br />
El símbolo <strong>de</strong> esta autoridad se corporiza en la imagen <strong>de</strong>l Juez <strong>de</strong> Paz<br />
que inva<strong>de</strong> el espacio primordial y sagrado <strong>de</strong>l gaucho para infligir una voluntad<br />
extraña, tanto a sus tradiciones culturales como a sus preocupaciones vivenciales.<br />
El texto <strong>de</strong> Hernán<strong>de</strong>z se <strong>de</strong>splaza así, hacia el razonamiento implícito y<br />
valorativo <strong>de</strong>l sentido <strong>de</strong> libertad que caracteriza al gaucho.<br />
En los versos 1 y 2 <strong>de</strong> la estrofa 53, Martín Fierro se vale <strong>de</strong>l término «matrero»<br />
para significar el rechazo a la clasificación <strong>de</strong>l gaucho como masa homogénea<br />
<strong>de</strong> los habitantes <strong>de</strong> la pampa. Es la refutación tácita <strong>de</strong> la visión que proyecta<br />
Sarmiento en Facundo o Civilización y barbarie; es la afirmación <strong>de</strong> la<br />
capacidad <strong>de</strong>l gaucho para <strong>de</strong>sempeñar la función social que se le asigna y su<br />
participación en el proceso <strong>de</strong> la producción <strong>de</strong> fuerzas <strong>de</strong> su país. El discurso<br />
poético <strong>de</strong>l gaucho justifica lo que la obra <strong>de</strong> Hernán<strong>de</strong>z es, en su significación<br />
sociocultural. En los versos <strong>de</strong> la estrofa 53, <strong>de</strong>l canto mencionado anteriormente<br />
se lee: «Juyeron los más matreros / y lograron escapar:» (p. 23). En la pasividad<br />
resignada <strong>de</strong> la voz autobiográfica que narra en los versos que le siguen, se<br />
concretiza el «yo gaucho» que se exculpa <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el texto y se instaura como referente<br />
unificador <strong>de</strong>l asunto <strong>de</strong>l poema <strong>de</strong> Hernán<strong>de</strong>z: «Yo no quise disparar /<br />
soy manso y no había porqué, / Muy tranquilo me quedé / y ansí me <strong>de</strong>jé agarrar»,<br />
(p. 23). Esta justificación apologética <strong>de</strong> su inacción, va pautada por un<br />
tono <strong>de</strong> resignación a su <strong>de</strong>stino y porta, a<strong>de</strong>más, el sentido <strong>de</strong> buena fe <strong>de</strong>l gaucho<br />
y <strong>de</strong>nota asimismo la intención <strong>de</strong> cumplir con una obligación cívica que le<br />
incumbe por estimarse parte activa <strong>de</strong> la sociedad en que vive. Por otro lado, el<br />
discurso <strong>de</strong> Martín Fierro porta la intención implícita <strong>de</strong> José Hernán<strong>de</strong>z <strong>de</strong> presentar<br />
al gaucho como víctima <strong>de</strong> la autoridad.<br />
Los versos citados distinguen el punto clave <strong>de</strong>l poema. Es el pasaje don<strong>de</strong><br />
convergen la i<strong>de</strong>ología <strong>de</strong>l autor y el material literario que dinamizan el inicio<br />
<strong>de</strong> la autobiografía. Al poner en <strong>de</strong>scubierto la i<strong>de</strong>ntidad pasiva <strong>de</strong>l sujeto <strong>de</strong> la<br />
narración, Hernán<strong>de</strong>z informa respecto a un elemento diferenciante <strong>de</strong> la sociedad<br />
y <strong>de</strong>nuncia, simultáneamente, el sistema autoritario que gobierna con po<strong>de</strong>r<br />
hegemónico y connota la disi<strong>de</strong>ncia explícita <strong>de</strong>l autor.<br />
La misión que el juez <strong>de</strong> paz les asigna, tiene, como función específica, cus-<br />
1035
todiar los fortines <strong>de</strong> la frontera argentina, espacio innominado en el texto. 3 Las<br />
promesas que les hizo el juez <strong>de</strong> paz antes <strong>de</strong> partir forman parte <strong>de</strong> la estrofa<br />
60 <strong>de</strong>l mismo canto y <strong>de</strong>notan, intencionalmente o no, el fundamento <strong>de</strong> la serenidad<br />
con la que Martín Fierro acata la or<strong>de</strong>n: «Al mandarnos nos hicieron /<br />
Más promesas que a un altar / El Juez nos fue a proclamar / Y nos dijo muchas<br />
veces / Muchachos, a los seis meses / Los van a ir a relevar» (Canto III, p. 23).<br />
A nivel creador, Hernán<strong>de</strong>z produce, con la pasividad y la fe inicial <strong>de</strong>l gaucho<br />
Martín Fierro, un mo<strong>de</strong>lo significante <strong>de</strong> víctima prístina y circunscribe,<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> más allá <strong>de</strong> la lengua que narra, una historia que se coalíga con la historia<br />
<strong>de</strong> la humanidad. Esta necesidad <strong>de</strong>l autor <strong>de</strong> pon<strong>de</strong>rar las condiciones naturales<br />
<strong>de</strong>l gaucho, al exponer su carácter dócil en el acatamiento <strong>de</strong> las ór<strong>de</strong>nes superiores,<br />
agudiza, por otro lado, la culpabilidad <strong>de</strong> la sociedad, por los <strong>de</strong>svíos<br />
posteriores <strong>de</strong>l gaucho. A la manera que Rousseau planteó su principio filosófico.<br />
La institución <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> víctima, en el texto, se produce a partir <strong>de</strong> un<br />
protagonista portador <strong>de</strong> la memoria colectiva que asimila los marcos convencionales<br />
<strong>de</strong> la sociedad. Los conceptos que emite Martín Fierro, son en esencia,<br />
la verbalización simbólica <strong>de</strong> la historia que Hernán<strong>de</strong>z se propone enjuiciar y<br />
caracterizan al protagonista en su esencia cultural. Esencia que engloba al gaucho<br />
como tipo singular divergente y lo sitúa como sujeto <strong>de</strong> su preocupación<br />
personal. Su pugna po r una equidad para el gaucho, en el contexto social proyecta<br />
la vida <strong>de</strong>l protagonista en todas sus facetas, integradoras y disociativas<br />
para subrayar su <strong>de</strong>recho inalienable a la autorrealización humana.<br />
La carta <strong>de</strong> José Hernán<strong>de</strong>z a los editores <strong>de</strong> la octava edición <strong>de</strong> la primera<br />
parte <strong>de</strong>l poema en 1874, es clara y explícita en su intención estética: «Mientras<br />
que la gana<strong>de</strong>ría constituya las fuentes principales <strong>de</strong> nuestra riqueza pública, el<br />
hijo <strong>de</strong> los campos, <strong>de</strong>signado con el nombre <strong>de</strong> gaucho, será un elemento, un<br />
agente indispensable para la industria rural, un motor sin el cual se entorpecería<br />
sensiblemente la marcha y el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> esa misma industria, que es la base<br />
<strong>de</strong> un bienestar permanente y en el que se cifran todas las esperanzas <strong>de</strong>l porvenir.<br />
Pero ese gaucho <strong>de</strong>be ser ciudadano y no paria; <strong>de</strong>be tener <strong>de</strong>beres y también<br />
<strong>de</strong>rechos, y su cultura <strong>de</strong>be mejorar su situación».<br />
Esta proclama <strong>de</strong> Hernán<strong>de</strong>z coinci<strong>de</strong>, irónicamente, con lo que Sarmiento,<br />
en disparidad <strong>de</strong> intenciones, pareciera compren<strong>de</strong>r como naturaleza humana, al<br />
referirse al peligro <strong>de</strong> privar <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>rechos legítimos al gaucho. Sarmiento señala<br />
la futilidad <strong>de</strong> sus entretenimientos, el uso <strong>de</strong>l cuchillo, la <strong>de</strong>streza en el<br />
5. Para mayores <strong>de</strong>talles sobre la conjetura <strong>de</strong>l espacio físico específico don<strong>de</strong> se lleva a cabo la<br />
acción <strong>de</strong> El Gaucho Martín Fierro, pue<strong>de</strong> consultarse el artículo <strong>de</strong> F. CHAVEZ: «Martín Fierro: sus<br />
contenidos i<strong>de</strong>ológicos y políticos» publicado por Cua<strong>de</strong>rnos Hispanoamericanos, mayo 1982, pp.<br />
525-539. En su artículo crítico, Fermín Chávez hace referencia al estudio <strong>de</strong> Horacio A. Difrieri: «La<br />
geografía <strong>de</strong>l Martín Fierro», en Logos, número 12, Buenos Aires, Universidad <strong>de</strong> Buenos Aires,<br />
1972.<br />
1036
manejo <strong>de</strong>l caballo, la equitación y otras artes: «Hay una necesidad para el<br />
hombre <strong>de</strong> <strong>de</strong>senvolver sus fuerzas, su capacidad y su ambición; que cuando<br />
faltan los medios legítimos, él se forja un mundo con su moral y sus leyes aparte,<br />
y en él se complace en mostrar que había nacido Napoleón o César». 6 La falta<br />
<strong>de</strong> medios legítimos <strong>de</strong> Martín Fierro en su vida errante y pen<strong>de</strong>nciera justificaría,<br />
<strong>de</strong> acuerdo a la i<strong>de</strong>ología <strong>de</strong> Sarmiento la necesidad <strong>de</strong>l gaucho <strong>de</strong><br />
«forjarse un mundo con su moral y sus leyes aparte».<br />
Des<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong> vista teórico y antropológico, todas las relaciones humanas<br />
establecidas <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un sistema <strong>de</strong>terminado, se internalizan en una figura<br />
que posee sus propias leyes lógicas. Gramática <strong>de</strong> las acciones que se sustentan<br />
y, al mismo tiempo, reiteran un or<strong>de</strong>n instituido. Dicho or<strong>de</strong>n infun<strong>de</strong>, por lo<br />
tanto, una lógica que supone un or<strong>de</strong>namiento y secuencia específicos para cada<br />
enca<strong>de</strong>namiento <strong>de</strong> acciones. Por ejemplo, en el ritual <strong>de</strong> la boda en nuestra cultura,<br />
se establece la siguiente secuencia lógica: el novio espera en el altar, el padre<br />
avanza por la nave central <strong>de</strong> la iglesia llevando <strong>de</strong>l brazo a la novia a quien<br />
entregará para ser recibida por el novio. La secuencia lógica sería llegar al altar<br />
y contraer matrimonio. Pero si la novia, mientras avanza por la nave, se <strong>de</strong>tiene,<br />
toma <strong>de</strong>l brazo a un concurrente a la boda y se va <strong>de</strong>l brazo con él, la secuencia<br />
lógica ha sido rota y, por lo tanto, se ha transgredido un or<strong>de</strong>n establecido<br />
creando, a nivel social, un escándalo y un caos porque se ha producido la ruptura<br />
<strong>de</strong> las secuencias sociales lógicas que, convencionalmente, son impuestas<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un sistema cultural establecido.<br />
En el Martín Fierro, la ruptura <strong>de</strong> secuencias sociales lógicas se fundamentan<br />
en la violación <strong>de</strong> la ley <strong>de</strong> reciprocidad, <strong>de</strong> dar y recibir, y que José Hernán<strong>de</strong>z<br />
resume en el concepto <strong>de</strong> obligaciones y <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong>l gaucho. Sin embargo,<br />
los patrones sociales imperantes <strong>de</strong> la época, en cuanto a los <strong>de</strong>rechos<br />
<strong>de</strong>l gaucho exponen la ausencia <strong>de</strong> cohesión lógica. Fundamentamos este concepto<br />
en tres instancias significativas <strong>de</strong>l texto autobiográfico <strong>de</strong> Martín Fierro:<br />
la primera, ya mencionada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> otra perspectiva, se conecta con la irrupción<br />
<strong>de</strong>l juez <strong>de</strong> paz en el espacio primordial y sagrado <strong>de</strong>l gaucho. La segunda se<br />
configura en la aparente naturalidad con que el protagonista regresa a su casa y<br />
carga con los efectos personales, enseres que consi<strong>de</strong>ra indispensables para su<br />
adaptación a un nuevo medio ambiental, «Jergas, poncho cuanto había / En casa,<br />
tuito lo alcé / A mi china la <strong>de</strong>jé / Media <strong>de</strong>snuda ese día» (I Canto II p. 62).<br />
Más allá <strong>de</strong>l significante lingüístico que reseña la acción <strong>de</strong>l gaucho dispuesto a<br />
obe<strong>de</strong>cer las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> la autoridad, José Hernán<strong>de</strong>z, conscientemente o no, infiere<br />
el sentido <strong>de</strong> dolor que se integra al significado cultural <strong>de</strong> la raza, abandonar<br />
su casa, su mujer y sus hijos, <strong>de</strong>spojarlos <strong>de</strong> sus bienes elementales y <strong>de</strong>jar a<br />
su mujer casi <strong>de</strong>snuda ese día, implican una negación <strong>de</strong> las características inherentes<br />
al temple humano <strong>de</strong>l gaucho, y <strong>de</strong>notan, en la parquedad <strong>de</strong>scriptiva <strong>de</strong>l<br />
6. D. F. SARMIENTO, Facundo, Editorial Losada, Buenos Aires, 1969, p. 55.<br />
1037
texto, un dolor contenido que <strong>de</strong>jaría suponer una esperanza como consecuencia<br />
compensatoria a tanto renunciamiento.<br />
La falta <strong>de</strong> retribución lógica marca la tercera ruptura inicial <strong>de</strong>l poema y se<br />
patentiza en la estética creacional <strong>de</strong> los versos <strong>de</strong> canto IV, cuando el gaucho<br />
Martín Fierro espera, con idénticos <strong>de</strong>rechos que sus compañeros, la paga correspondiente<br />
a sus servicios al gobierno. Después <strong>de</strong> muchos días en que<br />
aguarda con pru<strong>de</strong>ncia su turno, <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> acercarse al Mayor para sugerirle que<br />
«Tal vez mañana / Acabarán <strong>de</strong> pagar» (I, Canto IV, p. 124) para recibir como<br />
única respuesta «¡Que mañana ni otro día!» [...] «La paga se acabó; / ¡Siempre<br />
has <strong>de</strong> ser animal!» (I, Canto IV, p. 125) [...] y el «¿Y qué querés recibir / si no<br />
has <strong>de</strong>ntrao en la lista?» (I, Canto IV, p. 1<strong>26</strong>). Lo que hace <strong>de</strong>cir a Fierro «Dentro<br />
en todos los barullos / Pero en las listas no <strong>de</strong>ntro».<br />
No estar en una lista significa la marginación a los <strong>de</strong>rechos adjudicados a<br />
aquellos nombres que la componen; es la ley arbitraria <strong>de</strong>l «ninguneo» que rige<br />
a los gobiernos totalitarios. El gaucho Martín Fierro, en virtud <strong>de</strong> la información<br />
explícita <strong>de</strong>l Mayor, se sabe ya, eliminado por el sistema. El mecanismo<br />
<strong>de</strong>l sistema vigente que rige la legalidad <strong>de</strong> las listas <strong>de</strong> paga, le ha adjudicado<br />
al gaucho, en su significado implícito, un <strong>de</strong>stino errante que lo forzará a una<br />
conducta pen<strong>de</strong>nciera, hecho que se verifica a lo largo <strong>de</strong>l poema. Destino que<br />
en la época se legitimizó <strong>de</strong> manera científica partiendo <strong>de</strong> un <strong>de</strong>terminismo<br />
darwiniano <strong>de</strong> herencia y ambiente. De más estaría aquí mencionar las disquisiciones<br />
científicas <strong>de</strong> Sarmiento acerca <strong>de</strong> la barbarie y los argumentos científicos<br />
<strong>de</strong> José Ingenieros para comprobar la inferioridad <strong>de</strong> las razas indígenas<br />
americanas.<br />
La serie <strong>de</strong> imposiciones unilaterales produce una ca<strong>de</strong>na secuencial <strong>de</strong><br />
efectos y el gaucho <strong>de</strong>viene, según la perspectiva oficial que se infiere en el texto,<br />
en un ser <strong>de</strong>spreciable al que <strong>de</strong>be perseguirse. La imagen <strong>de</strong>l gaucho, <strong>de</strong><br />
acuerdo a esta visión, resulta semejante a la que el gaucho la adjudica al indio,<br />
su enemigo, en la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> los fortines <strong>de</strong> la frontera, y es la misma imagen<br />
que en la serie literaria <strong>de</strong> literatura gauchesca, otros autores le adjudican al indígena<br />
<strong>de</strong> la pampa, <strong>de</strong> salvaje y malhechor.<br />
La disolución <strong>de</strong> las categorías políticas a que hemos aludido, nos proporcionan<br />
la posibilidad <strong>de</strong> enfocar una hermenéutica <strong>de</strong> la visión cósmica <strong>de</strong> Martín<br />
Fierro a partir <strong>de</strong> los marcos posibles <strong>de</strong> su conocimiento individual <strong>de</strong>l<br />
mundo y <strong>de</strong> la vida. La serie <strong>de</strong> episodios que nana el texto autobiográfico,<br />
constituyen, en su pluralidad, una unidad sinonímica que establece los marcos<br />
<strong>de</strong> estructura que condicionan la i<strong>de</strong>ología personal <strong>de</strong>l gaucho. La vida pasada<br />
es el sustrato que gobierna el texto y configura el fondo referencial <strong>de</strong> la memoria<br />
semántica <strong>de</strong>l narrador. Como núcleo <strong>de</strong> esa memoria señalamos la estrofa<br />
23 <strong>de</strong> la primera parte, canto II: «Yo he conocido esta tierra / En que el paisano<br />
vivía / Y su ranchito tenía / Y sus hijos y mujer... / Era una <strong>de</strong>licia ver / Cómo<br />
pasaban los días» (p. 19). El tono elegiaco <strong>de</strong>l recuerdo establece el marco <strong>de</strong>l<br />
1038
poema y <strong>de</strong>nota la significación que en la vida <strong>de</strong>l gaucho tenía su espacio <strong>de</strong><br />
paz, la tierra don<strong>de</strong> vivía, el rancho, los hijos y la mujer. La alusión reiterada al<br />
pasado configuran, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el plano <strong>de</strong> su propia significación, la pérdida <strong>de</strong>l Paraíso.<br />
Los verbos siguientes reafirman esta visión: «Ricuerdo ¡qué maravilla! /<br />
Cómo andaba la gauchada / Siempre alegre y bien montada / Y dispuesta pa el<br />
trabajo» (I, Canto II, p. <strong>21</strong>). «Aquello no era trabajo / Más bien era una junción».<br />
Este recuerdo se fija en la memoria semántica <strong>de</strong>l gaucho como forma <strong>de</strong><br />
organización <strong>de</strong> un conocimiento referencial limitado, <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> trabajo. El<br />
conocimiento se organiza y se establece en el texto convencionalmente y origina<br />
una visión i<strong>de</strong>al <strong>de</strong>l mundo. Más a<strong>de</strong>lante, en el poema, esta visión se fusionará<br />
con el permanente anhelo <strong>de</strong>l gaucho <strong>de</strong> «pasarla bien». Este anhelo origina<br />
a su vez, una serie <strong>de</strong> proposiciones cuyo referente es un esterotipo <strong>de</strong> vida<br />
que conserva y germina en la memoria que lo retiene. El resultado <strong>de</strong> ese marco<br />
<strong>de</strong>l conocimiento previo es que el gaucho no halla consuelo posible que se parangone<br />
con el antece<strong>de</strong>nte.<br />
Las rupturas <strong>de</strong> secuencias sociales lógicas que hemos fijado al comienzo<br />
<strong>de</strong>l poema son, en esencia, el elemento causal que José Hernán<strong>de</strong>z expresa como<br />
justificación <strong>de</strong> las múltiples rupturas <strong>de</strong> secuencias lógicas que se producen<br />
a lo largo <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> Martín Fierro. Estas rupturas crean, a nivel <strong>de</strong>l gauchaje,<br />
una estructura que en el gaucho se convierte en su esencia <strong>de</strong> ser.<br />
En la historia argentina Martín Fierro se ha convertido en un paradigma <strong>de</strong>l<br />
modo <strong>de</strong> ser, bajo los sistemas dictatoriales <strong>de</strong> gobierno. Martín Fierro inicia<br />
así, el ciclo que habría <strong>de</strong> repetirse a lo largo <strong>de</strong> la historia. Como protagonista<br />
<strong>de</strong> su canto, Martín Fierro sería el limo original <strong>de</strong> un <strong>de</strong>stino errabundo, <strong>de</strong> luchas<br />
y <strong>de</strong> muertes injustificadas.<br />
1039
CON ALEJO CARPENTIER EN LA HABANA:<br />
LA CIUDAD DE LAS COLUMNAS<br />
FRANCISCO TOVAR<br />
Estudi General <strong>de</strong> Lleida<br />
En la obra <strong>de</strong> Alejo Carpentier, La Habana resulta una constante. La ciudad<br />
se convierte, en las novelas <strong>de</strong>l cubano, en un verda<strong>de</strong>ro espacio mítico que compren<strong>de</strong><br />
no sólo la concreta presencia <strong>de</strong> sus formas, sino también la soli<strong>de</strong>z <strong>de</strong> un<br />
juicio en el que se entien<strong>de</strong> el espíritu barroco en todas sus representaciones y en<br />
el afán por alcanzar a enten<strong>de</strong>r, explicándolo, el valor sincrético <strong>de</strong>l mundo nuevo<br />
en los sentidos <strong>de</strong>l criollo y en la mente <strong>de</strong> un sujeto actual e inteligente.<br />
El novelista no mira <strong>de</strong>s<strong>de</strong> fuera, exhibiendo su tremenda capacidad para<br />
<strong>de</strong>svelar los signos cuidadosamente asimilados, seleccionados y or<strong>de</strong>nados, <strong>de</strong><br />
todo aquello que se le ofrece, asumiendo el simple papel <strong>de</strong> testigo distante, sino<br />
que acepta la responsabilidad <strong>de</strong> reproducir la intensidad <strong>de</strong> un diálogo consigo<br />
mismo, tratando <strong>de</strong> referir a los otros la íntima adoración por un lugar urbano<br />
repleto <strong>de</strong> vivencias personales y sugerentes insinuaciones misteriosas.<br />
En la obra escrita <strong>de</strong> Alejo Carpentier, La Habana ejerce su cierto papel protagónico,<br />
incluso cuando no aparece en su forma <strong>de</strong>scriptiva más directa. La<br />
ciudad se convierte, en las páginas <strong>de</strong>l autor, en brisa o vendaval, en aire que refresca<br />
o abrasa todo lo que se nos va contando. Es un punto <strong>de</strong> encuentro que<br />
provoca la imaginación <strong>de</strong> los hombres, incluyendo en ellos al mismo Carpentier,<br />
en un proceso que tiene mucho que ver con el ir conociendo el universo y<br />
la historia <strong>de</strong> un complejo ser americano. No importa tanto el sitio, aunque se<br />
<strong>de</strong>staque su singular personalidad; interesan sus visiones.<br />
UN PASEO POR LA CIUDAD<br />
Si la obra novelística <strong>de</strong> Alejo Carpentier compren<strong>de</strong> el espacio habanero<br />
como esa propia constante necesaria, su libro La ciudad <strong>de</strong> las columnas es la<br />
1041
fórmula concreta <strong>de</strong> una abstracción espacial siempre en movimiento. Las palabras<br />
<strong>de</strong>l cubano se or<strong>de</strong>nan en la medida que las va paseando sobre la página,<br />
con toda la parsimonia <strong>de</strong> un compañero ocioso y atento. No es el guía que señala,<br />
ni el vecino <strong>de</strong>l barrio; es el hombre entero, y éste refiere algunos <strong>de</strong>stellos<br />
<strong>de</strong> «la vieja ciudad, antaño llamada <strong>de</strong> intramuros, ciudad en sombra, hecha<br />
para la explotación <strong>de</strong> las sombras, sombra, ella misma, cuando se la piensa en<br />
contraste con todo lo que fue germinando, creciendo, hacia el oeste, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los<br />
comienzos <strong>de</strong> este siglo, en que la superposición <strong>de</strong> estilos, la innovación <strong>de</strong> estilos,<br />
buenos y malos, más malos que buenos, fueron creando en La Habana ese<br />
estilo sin estilo que a la larga, por proceso <strong>de</strong> simbiosis, se amalgama, se erige<br />
en un barroquismo peculiar que hace las veces <strong>de</strong> estilo, inscribiéndose en la<br />
historia <strong>de</strong> los comportamientos urbanísticos. Porque, poco a poco, <strong>de</strong> lo abigarrado,<br />
<strong>de</strong> lo entremezclado, <strong>de</strong> lo encajado entre realida<strong>de</strong>s distintas, han ido<br />
surgiendo las constantes <strong>de</strong> un empaque general que distingue a La Habana <strong>de</strong><br />
otras ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l continente». 1 La singularidad se instala en la pluralidad; lo<br />
único en lo múltiple, en su objetiva linealidad y en su puntual presencia superpuesta<br />
y retorcida. El tiempo, las personas y las cosas no se suce<strong>de</strong>n, sino que<br />
se encuentran, reconociéndose todas en cada esquina y en los signos que las<br />
perfilan. El escritor ejerce como cronista <strong>de</strong> una dinámica objetual que asume<br />
como propia, con todas las ambigüeda<strong>de</strong>s y contradicciones que ello implica. El<br />
resultado <strong>de</strong> su testimonio intencionado no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser un documento útil y, sin<br />
embargo, particularmente ocioso, capaz <strong>de</strong> exponer la verdad <strong>de</strong> un universo<br />
barroco extrañamente adaptado a un medio en el que todo resulta vivo. La Habana<br />
es un reflejo <strong>de</strong> realida<strong>de</strong>s que se ofrecen en su excesiva imaginería entrañable<br />
y asalta las formas <strong>de</strong> un <strong>de</strong>cir coherente, repleto <strong>de</strong> contenidos y sometido<br />
a las leyes <strong>de</strong> la verdad y <strong>de</strong>l artificio.<br />
Para Carpentier, las columnas son los puntales <strong>de</strong> La Habana, el origen <strong>de</strong><br />
un círculo y el sostén <strong>de</strong> un edificio que, sin carecer <strong>de</strong> antece<strong>de</strong>ntes en el alarife<br />
español, apunta la cierta gracia personal <strong>de</strong> «patios umbrosos, guarniciones<br />
<strong>de</strong> vegetación, don<strong>de</strong> troncos <strong>de</strong> palmeras... convivieron con el fuste dórico. En<br />
un principio, en casas <strong>de</strong> sólida traza, un poco toscas en su aspecto exterior, como<br />
la que se encuentra frente a frente a la catedral <strong>de</strong> La Habana, pareció la columna<br />
cosa <strong>de</strong> refinamiento íntimo, <strong>de</strong>stinada a sostener las arcadas <strong>de</strong> soportales<br />
interiores. Y era lógico que así fuera... en ciudad cuyas calles eran tenidas<br />
en voluntaria angostura, propiciadora <strong>de</strong> sombras, don<strong>de</strong> ni los crepúsculos ni<br />
los amaneceres enceguecían a los transeúntes, arrojándoles <strong>de</strong>masiado sol en la<br />
cara. Así, en muchos viejos palacios habaneros, en algunas ricas mansiones que<br />
aún han conservado su traza original, la columna es objeto <strong>de</strong> <strong>de</strong>coración interior,<br />
lujo y adorno, antes <strong>de</strong> los días <strong>de</strong>l siglo xrx, en que la columna se arrojará<br />
1. Alejo CARPENTIER, La ciudad <strong>de</strong> las columnas. Editorial Letras Cubanas. La Habana, Cuba,<br />
1982, pp. 13-14.<br />
1042
a la calle y creará —aún en días <strong>de</strong> <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia arquitectónica evi<strong>de</strong>nte— una <strong>de</strong><br />
las más singulares constantes <strong>de</strong>l estilo habanero: la increíble profusión <strong>de</strong> columnas,<br />
en una ciudad que es emporio <strong>de</strong> columnas, selva <strong>de</strong> columnas, columnata<br />
infinita, última urbe en tener columnas en tal <strong>de</strong>masía; columnas que, por<br />
lo <strong>de</strong>más, al haber salido <strong>de</strong> los patios originales, ha ido trazando una historia<br />
<strong>de</strong> la <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la columna a través <strong>de</strong> las eda<strong>de</strong>s. No hace falta recordar<br />
aquí que, en La Habana, podría un transeúnte salir <strong>de</strong>l ámbito <strong>de</strong> las fortalezas<br />
<strong>de</strong>l puerto, y andar hasta las afueras <strong>de</strong> la ciudad, atravesando todo el centro <strong>de</strong><br />
la población, recorriendo las antiguas calzadas <strong>de</strong>l Monte o <strong>de</strong> La Reina, tramontando<br />
las calzadas <strong>de</strong> El Cerro o <strong>de</strong> Jesús <strong>de</strong>l Monte, siguiendo una misma<br />
y siempre renovada columnata, en la que todos los estilos <strong>de</strong> la columna aparecen<br />
representados, conjugados o mestizados hasta el infinito. Columnas <strong>de</strong> medio<br />
cuerpo dórico y medio cuerpo corintio, jónicos enanos, cariáti<strong>de</strong>s <strong>de</strong> cemento,<br />
tímidas ilustraciones o <strong>de</strong>generaciones <strong>de</strong> un Vignolo compulsado por<br />
cuanto maestro <strong>de</strong> obras contribuyera a exten<strong>de</strong>r la ciudad, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> fines <strong>de</strong>l siglo<br />
pasado, sin ignorar a veces la existencia <strong>de</strong> cierto mo<strong>de</strong>rn-style parisiense <strong>de</strong><br />
comienzos <strong>de</strong> siglo, ciertas ocurrencias <strong>de</strong> arquitectos catalanes y, para quienes,<br />
en los barrios primeros, querían sustituir las ruinosas casonas <strong>de</strong> antaño por edificaciones<br />
más mo<strong>de</strong>rnas..., las reposteras innovaciones <strong>de</strong> "estilo Gran Vía" <strong>de</strong><br />
Madrid.» 2<br />
Junto a la columna, y entre ellas, las gentes, su bullicio y otros elementos arquitectónicos<br />
imprescindibles para enten<strong>de</strong>r el complejo aire barroco <strong>de</strong>l conjunto,<br />
la lógica <strong>de</strong> un ambiente exuberante, <strong>de</strong> un paisaje sincrético que expone<br />
su natural simbiosis abigarrada con toda la fuerza que proporciona un tremendo<br />
horror al vacío. La reja también tiene su sentido y su historia, ligada a las casas<br />
y a quienes la habitan, en una geografía antillana cuyo catálogo <strong>de</strong> hierros se<br />
multiplica tanto como su registro columnero. Des<strong>de</strong> los bajos, más antiguos —y<br />
aquí también cabe contemplar la presencia <strong>de</strong>l guardacantón—, hasta los más<br />
elevados, ya a partir <strong>de</strong> este siglo, expresos en balcones y galerías, externos o<br />
interiores, con sus guardavecinos, la «orfebrería» ferruginosa va presentando<br />
sus variantes específicas, adosándolas a las fachadas, en sus abiertos huecos que<br />
se proyectan hacia ambos lados <strong>de</strong> los muros. El enrejado configura un adorno<br />
<strong>de</strong> existencia casi atemporal y, a la vez, exactamente cronológica. El proceso<br />
histórico se repite en coherente diálogo con su entorno y con las personas que lo<br />
van haciendo mientras lo viven.<br />
Las primeras rejas, más próximas a la tierra, son blancas, enrevesadas, casi<br />
vegetales. Exponen su «abundancia y los enredos <strong>de</strong> sus cintas <strong>de</strong> metal, con dibujos<br />
<strong>de</strong> liras, <strong>de</strong> flores, <strong>de</strong> vasos vagamente romanos, en medio <strong>de</strong> infinitas volutas<br />
que enmarcan, por lo general, las letras <strong>de</strong>l nombre <strong>de</strong> mujer dado a la villa<br />
por ella señoreado, o una fecha, una historicista sucesión <strong>de</strong> cifras, que es<br />
2. Ibid., pp. <strong>21</strong>,<strong>26</strong> y 32.<br />
1043
frecuentemente —en El Vedado— <strong>de</strong> algún año <strong>de</strong> los 70, aunque, en algunas,<br />
se remonta a la cronología <strong>de</strong>l herraje a los tiempos que coinci<strong>de</strong>n con la Revolución<br />
Francesa. Es también la reja resi<strong>de</strong>ncial <strong>de</strong> rosetones, <strong>de</strong> colores <strong>de</strong> pavo<br />
real, <strong>de</strong> arabescos entremezclados, o en la carnicería prodigiosa —<strong>de</strong> la Calzada<br />
<strong>de</strong> El Cerro— enormemente lujosa en este ostentar <strong>de</strong> metales trabados, entrecruzados,<br />
enredados en sí mismos, en busca <strong>de</strong> un frescor que, durante siglos,<br />
hubo <strong>de</strong> solicitarse a las brisas y terrales. Y es también la reja severa, apenas ornamentada,<br />
que se encaja en la fachada <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> alguna cuartería, o es la<br />
que preten<strong>de</strong> singularizarse por una gótica estampa, adornarse <strong>de</strong> flores nunca<br />
vistas, o <strong>de</strong>rivar hacia un estilo sorpren<strong>de</strong>ntemente sulpiciano. Pue<strong>de</strong> la reja cubana<br />
remedar el motivo caprino <strong>de</strong> las rejas <strong>de</strong> la Casa <strong>de</strong> El Greco, evocar alguna<br />
morada <strong>de</strong> Aranjuez, o alojarse en ventanas que imitan las <strong>de</strong> algún castillo<br />
<strong>de</strong> la Loire..., lo peculiar es que esa reja sabe enredarse en todos los<br />
peldaños <strong>de</strong> la escala arquitectónico-social (palacio, cuartería, resi<strong>de</strong>ncia, solar,<br />
covacha) sin per<strong>de</strong>r una gracia que le es propia, y que pue<strong>de</strong> manifestarse <strong>de</strong> un<br />
modo inesperado, en una sola voluta <strong>de</strong> forja que cierra el rastrillo <strong>de</strong> una puerta<br />
<strong>de</strong> pobrísima y <strong>de</strong>spintada tabla». 3 El guardacantón, custodio <strong>de</strong> las puertas<br />
mayores, señala, en su quicio, la verdad <strong>de</strong> un mundo peculiar que coinci<strong>de</strong> con<br />
el <strong>de</strong> los coches <strong>de</strong> tiro con yantas <strong>de</strong> metal. En esta baja coraza <strong>de</strong> metal se dibuja<br />
«un inesperado mundo poblado <strong>de</strong> signos solares, <strong>de</strong> toscos motivos ornamentales<br />
que pue<strong>de</strong>n tomarse por figuraciones <strong>de</strong> estrellas —vagos petroglifos<br />
que aña<strong>de</strong>n su personalidad a cuanto se les integre en lo exterior». 4<br />
Los segundos hierros, arriba, siguen esa misma proporcionalidad sin proporciones<br />
ni medidas <strong>de</strong> sus vecinos inferiores, si bien se afincan en ese espacio aéreo<br />
<strong>de</strong>stinado a los altos municipales o comunitarios. Es aquí don<strong>de</strong> reina el<br />
guardavecinos, una verda<strong>de</strong>ra «frontera <strong>de</strong>corativa, puesta en el límite <strong>de</strong> una<br />
casa, o, en todo caso, <strong>de</strong> un piso, repitiéndose, en él —multiplicándose, por tanto—,<br />
toda la temática <strong>de</strong>corativa que ya había nacido en las rejas puestas al nivel<br />
<strong>de</strong> las calles, aupándose, elevándose con ello el barroquismo <strong>de</strong> los elementos<br />
arquitectónicos acumulados por la ciudad criolla... Nacieron allí, en lo alto,<br />
nuevas liras, nuevas claves <strong>de</strong> sol, nuevos rosetones, remozándose un arte <strong>de</strong> la<br />
forja que estaba en peligro <strong>de</strong> <strong>de</strong>saparecer con los últimos portafaroles... que<br />
solían sacar el brazo propicio sobre el arco mayor <strong>de</strong> la puerta mayor». 5<br />
El conjunto manifiesta, hacia lo externo, el estilo callejero <strong>de</strong> La Habana, y,<br />
por extensión, el <strong>de</strong> Cuba entera, dando los rostros <strong>de</strong> una cara en los metales <strong>de</strong><br />
su fachada que guarda, en su lado interno, un paisaje acor<strong>de</strong> con lo que se ofrece<br />
al viandante en la atenta contemplación <strong>de</strong> sus figuras.<br />
La mampara, en sus diferentes formas <strong>de</strong>bidamente localizadas y evolucio-<br />
3. Ibid., pp. 43, 48 y 49.<br />
4. Ibid., p. 54.<br />
5. Ibid., pp. 49 y 52.<br />
1044
nadas <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la casa, cuida las penumbras e invita a la brisa en un juego civilizado<br />
y agradable. Es ella la que fija el lugar <strong>de</strong>l fresco y marca la urbanidad <strong>de</strong><br />
las relaciones sociales <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los muros; la verda<strong>de</strong>ra puerta <strong>de</strong>l hogar criollo.<br />
La distribución <strong>de</strong> sus ma<strong>de</strong>ras y sus vidrios nos permite compren<strong>de</strong>r la íntima<br />
exhibición <strong>de</strong>l hombre cubano: «la mampara eléctrica <strong>de</strong> la clase media cubana<br />
era todavía, en nuestros días <strong>de</strong> adolescencia, una puerta superpuesta —en<br />
cuanto a colocación <strong>de</strong> los goznes— a la puerta real, que nunca se cerraba o<br />
abría, sino en casos <strong>de</strong> muerte o enfermedad <strong>de</strong>l morador <strong>de</strong> una estancia, o<br />
cuando soplaban los nortes <strong>de</strong>l invierno. Su parte inferior que, en las casas <strong>de</strong><br />
vivienda —no así en las oficinas— era <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra, se adornaba en la parte superior,<br />
por lo general, <strong>de</strong> dos piezas <strong>de</strong> cristal opaco a menudo adornadas con calcomanías,<br />
rematadas, en lo alto, por una moldura <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> diseño un tanto<br />
ojival, cuyos dos cuerpos eran cerrados por una borla <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra semejante a<br />
una granada. Las calcomanías <strong>de</strong>corativas, según fuese el gusto <strong>de</strong>l morador, representaban<br />
manojos <strong>de</strong> flores, pequeños paisajes, o escenas humorísticas <strong>de</strong> tipo<br />
callejero —requiebro a la mulata, el marinero <strong>de</strong> juerga, el asno empecinado—,<br />
cuando no conjugaban el tema geométrico (greca, astrágalos,<br />
arabescos...)... La mampara, que aislaba a los moradores lo suficientemente para<br />
que pudieran verse unos a otros, originaba, en las casas <strong>de</strong> mucha prole y mucha<br />
parentela, el hábito <strong>de</strong> conversar a gritos, <strong>de</strong> un extremo a otro <strong>de</strong> la vivienda,<br />
para mejor información al vecino <strong>de</strong> menudos conflictos familiares. El problema<br />
<strong>de</strong> la «incomunicabilidad», tantas veces planteado por los novelistas recientes,<br />
no se planteaba en casa <strong>de</strong> mampara, vibrante <strong>de</strong> cristales que transmitían<br />
cualquier pregón hasta las íntimas penumbras <strong>de</strong>l patio <strong>de</strong> arecas y albahacas.<br />
En la morada señorial, en cambio, la mampara era majestuosa y maciza. Se<br />
adornaba <strong>de</strong> espesas tallas inspiradas en motivos vegetales que en mucho evocaban<br />
los encrespamientos <strong>de</strong> Borromini». 6<br />
Estas separaciones interiores, llegan a ser incluso <strong>de</strong>terminantes <strong>de</strong> un edificio<br />
singular —colegio, taberna, hogar señorial o palacio público—, colocándose<br />
a «medio camino entre las vegetaciones <strong>de</strong>l patio y aquella polícroma frontera<br />
entre lo que no era <strong>de</strong> la penumbra y lo que era <strong>de</strong>l sol, que era el medio punto,<br />
elemento fundamental <strong>de</strong>l barroquismo cubano», 7 abanico <strong>de</strong> cristales inmenso,<br />
abierto sobre las puertas interiores. Más vidrio, en un lujo semejante en materiales<br />
y distinto en concepción e interpretación. Aquí es don<strong>de</strong> el cubano, el habanero,<br />
juega a hablar con el sol, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberse dotado <strong>de</strong> espejuelos para<br />
mirarlo. El medio punto sirve <strong>de</strong> intérprete en un discurso que transcurre en planos<br />
<strong>de</strong> inteligibilidad recíproca o <strong>de</strong> íntima complicidad. En esta superficie traslúcida<br />
e iriscente se mezclan los colores, sin historiar las figuras, esporádicamente<br />
representadas por motivos florales o heráldicos; se atraen y proyectan los<br />
6. Ibid., pp. 63, 66 y 67.<br />
7. Ibid., pp. 67 y 68.<br />
1045
eflejos en «triángulos combinados, ojivas entrelazadas, <strong>de</strong>spliegues <strong>de</strong> colores<br />
puros, manos <strong>de</strong> enormes cartas, <strong>de</strong>finidas y barajadas en cien casas <strong>de</strong> La Habana,<br />
que explican, por su presencia a la vez añeja y activa, ciertas características<br />
<strong>de</strong> la pintura cubana contemporánea. La luz, en los cuadros que esas<br />
pinturas representan, les viene <strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro. Es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> fuera. Del sol colocado<br />
<strong>de</strong>trás <strong>de</strong> la tela. Puesto atrás <strong>de</strong>l caballete». 8<br />
Y el círculo <strong>de</strong>l paseo se cierra, en La ciudad <strong>de</strong> las columnas, en un ritornello<br />
columnario ya repleto <strong>de</strong> significación y presencia; <strong>de</strong> unicidad y relación;<br />
<strong>de</strong> or<strong>de</strong>n y caos, siempre colocados en su espacio y <strong>de</strong> él alejados; en el tiempo<br />
<strong>de</strong>l sujeto que las vuelve a contemplar e interpretar porque entre ellas pasea.<br />
Son las columnas las que, <strong>de</strong> una u otra manera, poco a poco, y en un instante,<br />
«<strong>de</strong>terminan los módulos y medidas»; son un modulor que otorga al ámbito habanero<br />
su «singular barroquismo americano», consistente en «acumular, coleccionar,<br />
multiplicar columnas y columnatas en tal <strong>de</strong>masía <strong>de</strong> dóricos y <strong>de</strong> corintios,<br />
<strong>de</strong> jónicos y <strong>de</strong> compuestos, que acabó el transeúnte por olvidar que vivía<br />
entre columnas, que era acompañado por columnas, que era vigilado por columnas<br />
que le medían el tronco y lo protegían <strong>de</strong>l sol y <strong>de</strong> la lluvia, y hasta que era<br />
velado por columnas en las noches <strong>de</strong> sus sueños. La multiplicación <strong>de</strong> las columnas<br />
fue la resultante <strong>de</strong> un espíritu barroco que no se manifestó —salvo excepciones—<br />
en el atirabuzonamiento <strong>de</strong> pilastras salomónicas vestidas <strong>de</strong> enreda<strong>de</strong>ras<br />
doradas, sombreadoras <strong>de</strong> sacras hornacinas. Espíritu barroco,<br />
legítimamente antillano, mestizo <strong>de</strong> cuanto se trasculturizó en estas islas <strong>de</strong>l<br />
Mediterráneo americano, que se tradujo en un irreverente y <strong>de</strong>sacompasado rejuego<br />
<strong>de</strong> entablamentos clásicos, para crear ciuda<strong>de</strong>s aparentemente or<strong>de</strong>nadas<br />
y serenas don<strong>de</strong> los vientos <strong>de</strong> ciclones estaban siempre al acecho <strong>de</strong>l mucho<br />
or<strong>de</strong>n, para <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nar el or<strong>de</strong>n apenas los veranos, pasados a octubres, empezaran<br />
a bajar sus muchas nubes sobre las azoteas y tejados». 9 Un concierto imposible<br />
se resuelve en una <strong>de</strong>sconcertante pieza concertada, que acuerda con el<br />
hombre en sus principios básicos y en sus formas combinadas particulares.<br />
A MODO DE CODA<br />
En La ciudad <strong>de</strong> las columnas, Alejo Carpentier hace literatura, sustentándola<br />
en los pilares <strong>de</strong> una concreta geografía urbana que, en la conciencia <strong>de</strong>l<br />
escritor, resume la historia <strong>de</strong>l ser americano contemporáneo, impregnado éste<br />
en la presencia habitual <strong>de</strong> algunos elementos <strong>de</strong>stacados que aún conservan el<br />
exotismo <strong>de</strong> su herencia en un paisaje habanero naturalmente excesivo y abigarrado.<br />
Es en ese estilo sin estilo don<strong>de</strong> se <strong>de</strong>ja sentir el eco <strong>de</strong> la palabra carpen-<br />
8. Ibid., pp. 77 y 80.<br />
9. Ibid., pp. 82 y 84.<br />
1046
teriana en su ajustada reverencia sensual, enriquecida con un proceso cultural<br />
extraordinariamente complicado, ambos mostrados en solo documento vivo, que<br />
no excluye proyecciones en otros escritos, a caballo entre el testimonio objetivo<br />
y la cuidada expresión artística.<br />
Alejo Carpentier cuenta las cosas que siente y ve, relacionándolas, sin temor<br />
a usurpar el papel que tradicionalmente se reserva al geógrafo o al arquitecto.<br />
La curiosidad y la atención le llevan a impresionar sus figuras en una singular<br />
crónica antillana y, a la vez, en un pleno registro universal. Un mundo nuevo se<br />
levanta ante los ojos y la inteligencia <strong>de</strong> un espectador responsable, y este último,<br />
<strong>de</strong>bidamente acompañado, es el que se <strong>de</strong>ja enredar en los hilos <strong>de</strong>l relato y<br />
en el ambiente en que se va situando y planteando. La existencia <strong>de</strong>l individuo<br />
acotado y proyectado <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> la verda<strong>de</strong>ra razón <strong>de</strong> sus muestras —las que<br />
ha <strong>de</strong>jado, <strong>de</strong>ja y <strong>de</strong>jará en un tiempo y un espacio concretos y, sin embargo,<br />
ambiguos—, pero también <strong>de</strong> la calidad <strong>de</strong> sus fórmulas aparentemente caóticas<br />
y siempre sugestivas.<br />
El resultado <strong>de</strong> este proceso se exhibe y se traduce en la medida en que la<br />
persona discurre <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las leyes que él mismo se atreve a dictar. Carpentier<br />
señala, en el libro, algunos <strong>de</strong> los elementos <strong>de</strong>l espíritu barroco americano, <strong>de</strong>l<br />
barroco original, instalados en la puerta abierta <strong>de</strong> un universo sincrético y maravilloso,<br />
real, dando fe <strong>de</strong> ellos en la realidad <strong>de</strong>l libro. La ciudad <strong>de</strong> las columnas<br />
es una pieza musical que se convierte en otro ejercicio <strong>de</strong> historia don<strong>de</strong><br />
se mezcla, superpone y confun<strong>de</strong>, lo sensual, su memoria y sus imágenes, dando<br />
paso a la configuración <strong>de</strong> un cierto espacio mítico; ofreciendo el trayecto para<br />
contemplarlo y enten<strong>de</strong>r sus matices; liberándolo <strong>de</strong> interpretaciones monolíticas<br />
y <strong>de</strong> tics extraños y preconcebidos. La Habana muestra al paseante <strong>de</strong>socupado<br />
su completo artificio; otorga al viajero la posibilidad <strong>de</strong> enriquecer su experiencia<br />
inteligente, <strong>de</strong>spertando su fantasía; convierte a este último en héroe<br />
pacífico, empeñado en cumplir su trabajo en los límites <strong>de</strong>l texto. En lo mínimo<br />
se resume lo trascen<strong>de</strong>nte; en lo particular sus contrastes. El relato <strong>de</strong> La Habana,<br />
en La ciudad <strong>de</strong> las columnas, es lógico, parcial, <strong>de</strong>spreocupadamente intenso<br />
y encajado, preñado <strong>de</strong> imaginación, <strong>de</strong> materiales y <strong>de</strong> argumentos; íntimo,<br />
obsesivo y distante; verda<strong>de</strong>ro y aparente. Alejo Carpentier sabe montar sus signos<br />
<strong>de</strong> una ciudad ya formulada por Bau<strong>de</strong>laire: «temple oü <strong>de</strong> vivants piliers /<br />
laissaient entendre <strong>de</strong> confuses paroles».<br />
1047
DE LUGARES COMUNES A NOCIONES DISTANTES:<br />
LA POESÍA DE OCTAVIO PAZ<br />
JOSEPH TYLER<br />
West Georgia College<br />
Para entrar en la poesía en movimiento <strong>de</strong> O.P. empezaré citando <strong>de</strong> tres<br />
textos. La primera cita proviene <strong>de</strong>l libro Myth in Primitive Psychology (El mito<br />
en la psicología primitiva). Es ahí don<strong>de</strong> Malinowsky <strong>de</strong>clara que «Studied alive,<br />
myth is not symbolic, but a direct expression of its subject matter; it is... a<br />
narrative resurrection of primeval society, told in satisfaction of <strong>de</strong>ep religious<br />
wants, moral cravings, social submissions, assertions, even practical requirements»<br />
(Hamm 19). La siguiente nota se halla en el prefacio <strong>de</strong> Eliot Weinberger's<br />
The Collected Poems of Octavio Paz 1957-1987. Mr. Weinberger nos dice<br />
que «To study the topography of a major poet we need to see both the peaks and<br />
the valleys, one does not exist without the other; the "minor" poems not only<br />
lead to, but often illuminate, the more important work» (Weinberger xvi). Finalmente,<br />
la tercera alusión es <strong>de</strong> Carlos Monsiváis quien, hace unos años, al<br />
escribir sobre José Juan Tablada, expresaba lo siguiente sobre el poeta mexicano:<br />
«Tablada es un escritor viajero, que incorpora a su sensibilidad los estímulos<br />
<strong>de</strong> Francia, <strong>de</strong>l Japón, <strong>de</strong> Nueva York. Tablada niega al poeta como hombre<br />
limitado geográficamente y extien<strong>de</strong> las ventajas <strong>de</strong> su nomadismo hasta convertirlas<br />
en incitación al viaje... Un poeta que no se renueva, insiste Monsiváis,<br />
(o que no viaja <strong>de</strong> algún modo) está <strong>de</strong>stinado más temprano que tar<strong>de</strong> al anquilosamiento»<br />
(La poesía mexicana <strong>de</strong>l siglo XX: Antología, 27-28). Lo mismo se<br />
podría <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> Octavio Paz. Para explorar el universo poético <strong>de</strong>l mexicano, es<br />
necesario que le sigamos la pista hasta encontrar las huellas <strong>de</strong> su <strong>de</strong>splazamiento,<br />
ambos en el tiempo y el espacio. Habría que empezar entonces por su<br />
período formativo como poeta. Nuestra empresa se logra examinando la fecha y<br />
el lugar <strong>de</strong> producción <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> poemas coleccionados con dos títulos<br />
dispares: «Calamida<strong>de</strong>s y milagros 1937-1948» y «La estación violenta», publi-<br />
1049
cada ésta última como parte <strong>de</strong>l libro Libertad bajo palabra. La trayectoria <strong>de</strong><br />
Octavio Paz y su ascenso meteórico en la poesía se evi<strong>de</strong>ncian al examinar su<br />
obra con <strong>de</strong>tenimiento. A primera vista observamos que el escenario <strong>de</strong> algunos<br />
<strong>de</strong> sus primeros poemas se efectúa con el <strong>de</strong>splazamiento temporal en el que<br />
fueron creados. Así, los siguientes lugares y etapas nos proporcionan un itinerario<br />
provisional <strong>de</strong>l poeta. Inicialmente, Paz parte <strong>de</strong> Mixcoac a Ciudad <strong>de</strong> México<br />
para luego <strong>de</strong>splazarse a la península <strong>de</strong> Yucatán en 1937; otras trayectorias<br />
se inician al partir Paz <strong>de</strong> Ciudad <strong>de</strong> México para Madrid y <strong>Barcelona</strong> durante<br />
el mismo arlo (1937). Otros poemas ubican al poeta <strong>de</strong> vuelta en Ciudad <strong>de</strong> México<br />
entre los arios 1940 y 1942 para luego situarlo en Berkeley, California en<br />
1944. De Berkeley, Paz, posiblemente, regresa a Ciudad <strong>de</strong> México, para salir<br />
<strong>de</strong> allí con <strong>de</strong>stino a París en 1946. De París se va a Avignon, y <strong>de</strong> allí a Nápoles,<br />
y luego a Venecia en 1948. En otra instancia y punto <strong>de</strong> partida, París,<br />
1950, el poeta mexicano se aventura hacia Oriente para llegar a Delhi (1950), y<br />
pasar una temporada en el Japón en 1952. Finalmente, en una <strong>de</strong> sus muchas<br />
vueltas, el poeta sale <strong>de</strong> Ginebra en 1953 para volver a Ciudad <strong>de</strong> México en<br />
1955. De esta manera, en su traslado alado, ya sea físico o poético, el poeta y su<br />
poesía se adaptan a los cambios <strong>de</strong> ese vaivén fecundo. Sin embargo, el centro,<br />
su centro, <strong>de</strong>l universo poético queda ubicado en Mixcoac. Testimonio <strong>de</strong> ello<br />
se encuentra en algunos poemas claves <strong>de</strong> A Draft ofShadows.<br />
A medida que examinamos el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la poesía <strong>de</strong> Octavio Paz, vamos<br />
<strong>de</strong>scubriendo los orígenes <strong>de</strong> algunas <strong>de</strong> sus imágenes más notables. Pues según<br />
Paz, gran parte <strong>de</strong> su adolescencia la pasó en la casa familiar situada en el ahora<br />
ya <strong>de</strong>saparecido pueblo <strong>de</strong> Mixcoac, situado en los alre<strong>de</strong>dores <strong>de</strong> la Ciudad <strong>de</strong><br />
México. La casa familiar prácticamente en ruinas <strong>de</strong>bido al habitual <strong>de</strong>smoronamiento<br />
cotidiano y a la falta <strong>de</strong> reparaciones, estaba ro<strong>de</strong>ada por un jardín cuyos<br />
árboles tocaban literalmente las ventanas <strong>de</strong>l edificio con sus ramas. Des<strong>de</strong> entonces,<br />
la imagen <strong>de</strong>l jardín y en especial la <strong>de</strong>l árbol (en Paz abundan los fresnos<br />
y las higueras), se convirtieron en propiedad privada <strong>de</strong>l poeta, y así llegaron<br />
a formar parte <strong>de</strong> su mitología personal. Es por eso que con frecuencia<br />
encontramos referencias al jardín y al árbol en varios <strong>de</strong> sus poemas. Algunas<br />
<strong>de</strong> esas menciones afloran temprano en su poesía especialmente la que data <strong>de</strong>l<br />
año 1937 y reaparecen en varias etapas aún hasta la más reciente (Consúltese A<br />
Draft of Shadows 30-44). En Libertad bajo palabra, por ejemplo, encontramos<br />
un poema en prosa titulado «La higuera», el cual se convierte en símbolo y significante<br />
personal <strong>de</strong>l poeta y que naturalmente explica la importancia <strong>de</strong>l nim,<br />
árbol hindú, <strong>de</strong> su intimidad. Se recordará que en el diálogo con Julián Ros, Paz<br />
dirá: «Allá me casé, en Delhi, bajo un árbol nim, con Marie José». Y luego explicará<br />
en una certera nota a pie <strong>de</strong> página «más hojoso y brillante el nim es como<br />
el fresno: es un árbol cantante» (Solo a dos voces). Como imagen, el árbol<br />
reaparece con bastante frecuencia, pero en «Cuento <strong>de</strong> dos jardines» la <strong>de</strong>scripción<br />
se vuelve más íntima.<br />
1050
Todo este material poético se convierte, a la larga, en la materia prima con<br />
que se construyen los varios niveles <strong>de</strong>l edificio mitopoético <strong>de</strong>l mexicano;<br />
huelga <strong>de</strong>cir que estos paradigmas son más que evi<strong>de</strong>ntes en el poema «La higuera»,<br />
uno <strong>de</strong> los muchos «textos» que tratan <strong>de</strong> su inocencia perdida. Es ahí<br />
en ese poema «La higuera» don<strong>de</strong> el poeta se encalla retrospectivamente para<br />
musitar sus orígenes:<br />
En Mixcoac, pueblo <strong>de</strong> labios quemados, sólo la higuera señalaba los cambios<br />
<strong>de</strong>l año. La higuera, seis meses vestida <strong>de</strong> un sonoro vestido ver<strong>de</strong> y los otros seis<br />
carbonizada ruina <strong>de</strong>l sol <strong>de</strong>l verano. Encerrado en cuatro muTos (al norte, el cristal<br />
<strong>de</strong>l no saber, paisaje por inventar; al sur, la memoria cuarteada; al este, el espejo;<br />
al oeste, la cal y el canto <strong>de</strong>l silencio) escribía mensajes sin respuesta, <strong>de</strong>struidos<br />
apenas firmados. Adolescencia feroz: el hombre que quiere ser, y que ya no<br />
cabe en ese cuerpo <strong>de</strong>masiado estrecho, estrangula al niño que somos. (Todavía,<br />
al cabo <strong>de</strong> los años, el que voy a sei, y que no seTá nunca, entra acaso en el que<br />
fui, arrasa mi estar, lo <strong>de</strong>shabita, malbarata riquezas, comercia con la Muerte.) Pero<br />
en ese tiempo la higuera llegaba hasta mi encierro y tocaba insistente los vidrios<br />
<strong>de</strong> la ventana, llamándose. Yo salía y penetraba en su centro: sopor visitado<br />
<strong>de</strong> pájaros, vibraciones <strong>de</strong> élitros, entrañas <strong>de</strong> fruto goteando plenitud. (Libertad<br />
bajo palabra, 195-96)<br />
Mixcoac, su jardín, sus árboles, y todos los elementos asociados con ellos<br />
—las hojas, las flores, etc.— aparecen y reaparecen con significados especiales<br />
en poemas como el «Cuento <strong>de</strong> dos jardines», «Vuelta», «Pasado en claro», y<br />
en «Epitafio sobre ninguna piedra».<br />
Al mismo tiempo, la poesía <strong>de</strong> Octavio Paz como ya he indicado representa<br />
también un constante <strong>de</strong>splazamiento temporal. A pesar <strong>de</strong> su dictum poético<br />
que «El presente es perpetuo», percibimos la mudanza <strong>de</strong>l poeta y su poesía por<br />
los remolinos <strong>de</strong>l tiempo: travesía mental hacia el pasado sí, pero también marcha<br />
hacia el futuro. Por consiguiente, muchas <strong>de</strong> las imágenes poéticas <strong>de</strong> Paz<br />
se relacionan con elementos <strong>de</strong>l paisaje; por lo tanto, las imágenes <strong>de</strong> mayor<br />
frecuencia son, obviamente, aquellas relacionadas con los árboles y las frutas.<br />
Cuando <strong>de</strong>scribe su «Paisaje pasional» Paz, por ejemplo, utiliza metáforas para<br />
comunicar los siguientes conceptos germinales: «Fruto <strong>de</strong> piedra / Fruto <strong>de</strong><br />
tiempo / Granada <strong>de</strong> aflos negros carmesíes morados / Fruto abierto por una mirada<br />
inexorable» (Salamandra 66). Paz, como Her<strong>de</strong>r en Über <strong>de</strong>n Ursprung<br />
<strong>de</strong>r Sprache también inventa su lenguaje «from the tones of living nature, and<br />
makes them signs of his growing reason» (Hamm 12). Y al igual que Coleridge,<br />
Paz también podría preguntarse, «Are not words parts and germinations of the<br />
plant?» (Hamm 12). En cuanto al tema <strong>de</strong> las palabras (The words), las dos notas<br />
siguientes, una <strong>de</strong> Borges y otra <strong>de</strong>l propio Paz, nos ayudan a enten<strong>de</strong>r con<br />
mayor precisión el lenguaje <strong>de</strong>l poeta. Borges, en La rosa profunda, nos <strong>de</strong>cía<br />
que «la palabra habría sido en el principio un símbolo mágico, que la usura <strong>de</strong>l<br />
1051
tiempo <strong>de</strong>sgastaría. La misión <strong>de</strong>l poeta, agrega Borges, sería restituir a la palabra,<br />
siquiera <strong>de</strong> un modo parcial, su primitiva y ahora oculta verdad». (10) Octavio<br />
Paz, por otra parte, nos hace recordar que «... el poeta se queda solo, sin<br />
mundo en que apoyarse. Es la hora <strong>de</strong> crear <strong>de</strong> nuevo el mundo, dice Paz, y volver<br />
a nombrar con palabras esa amenazante vaciedad interior: mesa, árbol, labios,<br />
astros, nada» (El Arco y la Lira 177). Y en Libertad bajo palabra, Octavio<br />
Paz anuncia su pionera intención poética cuando enuncia: «Contra el silencio y<br />
el bullicio invento la palabra, libertad que se inventa y me inventa cada<br />
día». (10)<br />
Es así como el sistema poético <strong>de</strong> Octavio Paz, como casi todos los sistemas<br />
poéticos, se encuentra por necesidad repleto <strong>de</strong> palabras, <strong>de</strong> imágenes significativas.<br />
Por lo tanto, a través <strong>de</strong> su originalidad, es <strong>de</strong>cir, por medio <strong>de</strong> su propia<br />
parole poética, Paz crea un extraordinario paisaje enriquecido <strong>de</strong> símbolos e<br />
imágenes que lo llevan, lo transportan por así <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> lugares comunes a nociones<br />
distantes. A<strong>de</strong>más, aquellos que lean su poesía con <strong>de</strong>tenimiento verán<br />
en ella la reaparición <strong>de</strong> imágenes con que el poeta armoniza su propio universo.<br />
Huelga aclarar que el universo paciano se basa <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su incipiente <strong>de</strong>sarrollo<br />
en lo mejor <strong>de</strong> la tradición poética española y universal.<br />
De hecho, con la publicación <strong>de</strong> su Bajo tu clara sombra 1935-1938, Octavio<br />
Paz señala más específicamente algunos <strong>de</strong> los componentes más fundamentales<br />
<strong>de</strong> ese universo personal, tan suyo. En el poema que acabo <strong>de</strong> mencionar<br />
(«Bajo tu clara sombra»), el poeta celebra armoniosamente el milagro <strong>de</strong> la<br />
creación; sus expresiones, por lo tanto, son verda<strong>de</strong>ramente originales en el mejor<br />
sentido <strong>de</strong> la palabra, es <strong>de</strong>cir lo «primitivo». Aún más, casi se podría hablar<br />
<strong>de</strong> estas expresiones como si fueran «Adánicas», aún cuando el poeta al hablar<br />
<strong>de</strong> «el regreso <strong>de</strong>l fuego / la vuelta <strong>de</strong> la espiga, / las primeras palabras <strong>de</strong> los<br />
árboles, / la blanca monarquía <strong>de</strong> las alas» (Libertad bajo palabra 18), se refiera<br />
más a sucesos relacionados con el diluvio que con el jardín original. Pero aún<br />
así, «la espiga» y «el árbol» sobresalen como las imágenes más significativas.<br />
Unas cuantas líneas más a<strong>de</strong>lante, en el mismo poema, el poeta acosa obstinadamente<br />
a su <strong>de</strong>stinatario al insistir: «Tengo que hablaros <strong>de</strong> ella: / <strong>de</strong> un metal escondido<br />
/ <strong>de</strong> una hierba sedienta, / <strong>de</strong>l silencio compacto <strong>de</strong> un arbusto; / <strong>de</strong>l<br />
ímpetu invisible / que hace crecer las cosas, / <strong>de</strong> lo que solo vive / como sangre<br />
y aliento. / Del silencio <strong>de</strong>l mundo, <strong>de</strong>l tumulto <strong>de</strong>l mundo». Es obvio, entonces,<br />
como combina eficazmente Paz estos elementos en contraste para así transmitir<br />
su mensaje poético.<br />
En cuanto al empleo y repetición <strong>de</strong> imágenes y así como también el uso <strong>de</strong><br />
situaciones meditabundas, fijémonos en la semejanza entre los versos citados<br />
arriba y la siguiente cita <strong>de</strong> «El balcón», poema con que se inauguran los textos<br />
<strong>de</strong> La<strong>de</strong>ra Este. Paz, como el poeta chino Li Po, también musita a la vez que<br />
medita hacia la inmensidad nocturna:<br />
1052
Nada se mueve<br />
Y sin embargo<br />
Crece<br />
La oleada misteriosa se dilata<br />
es el verano que se <strong>de</strong>rrama<br />
Oigo la vibración <strong>de</strong>l cielo bajo<br />
Sobre los llanos en letargo<br />
Mesas enormes conclavas obscenos<br />
Nubes llenas <strong>de</strong> insectos<br />
Aplastan<br />
In<strong>de</strong>cisos bultos enanos<br />
(Mañana tendrán nombre<br />
Erguidos serán casas<br />
Mañana serán árboles)<br />
{La<strong>de</strong>ra Este 11-12)<br />
De nuevo un variado número <strong>de</strong> vocablos: «hierba», «arbusto», «rama», y<br />
aún la ambigua referencia, a unos «bultos», gradualmente aparecen, y reaparecen,<br />
para enriquecer simbólicamente el cosmos topográfico <strong>de</strong>l poeta. En<br />
otros poemas como «Bajo tu clara sombra», la voz <strong>de</strong>l poeta incita a su <strong>de</strong>stinatario<br />
con urgencia para que participe en su visión <strong>de</strong> mundo. «Mira el po<strong>de</strong>r<br />
<strong>de</strong>l mundo, / Mira el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l polvo, mira el agua». / Mira los fresnos en<br />
callado círculo, / toca su reino <strong>de</strong> silencio y savia, / toca su piel <strong>de</strong> sol y lluvia<br />
y tiempo, / mira sus ver<strong>de</strong>s ramas cara al cielo, / oye cantar sus hojas como<br />
agua» (LBP 19).<br />
En «Raíz <strong>de</strong>l hombre» (1935-1936), hallamos una vez más tempranas huellas<br />
<strong>de</strong> las imágenes queridas las cuales empiezan ya a tomar otros significados.<br />
La persona <strong>de</strong>l poeta nos habla <strong>de</strong> «el gran árbol <strong>de</strong> mi sangre» (24), pero<br />
al mismo tiempo, sin embargo, también nos habla <strong>de</strong> una noche elemental,<br />
«la noche <strong>de</strong>snuda <strong>de</strong> palabras» (25). Si en «Raíz <strong>de</strong>l hombre» hay un regreso<br />
al origen, al principio <strong>de</strong> los tiempos («Y se agolpan los tiempos y vuelven al<br />
origen <strong>de</strong> los días» 25), en «Noche <strong>de</strong> resurrecciones» (1939), encontramos el<br />
siguiente verso: «De un costado <strong>de</strong>l hombre nace el día» (LBP 27). Finalmente,<br />
las estrofas que clausuran el poema subrayan el uso <strong>de</strong> las imágenes tempranas<br />
revelando, al mismo tiempo, la inevitable metamorfosis: «Crece la silenciosa<br />
espiga», «su soledad <strong>de</strong> fruto», «dolida rama», «flor mojada». La<br />
voz <strong>de</strong>l poeta cobra resonancia cuando <strong>de</strong>scribe a un Hombre y a una Mujer<br />
originales, postergados en solitaria comunión, compartiendo el mundo y sus<br />
elementos: el agua y la tierra, el viento y el fuego, todo ello en conjunto nos<br />
hace intuir ecos budistas. En un poema posterior, «Pequeña variación», Paz<br />
recalca en ese origen cuando explica: «... En nuestra tierra opaca / cada hombre<br />
es Adán: / con el comienza el mundo, / con el acaba» (A Draft of Shadows<br />
168).<br />
1053
También encontramos en la obra <strong>de</strong> Octavio Paz una concentración <strong>de</strong> imágenes<br />
intensas. Algunas muestran la significativa simplicidad <strong>de</strong>l haikú como<br />
cuando escribe: «Un momento <strong>de</strong> sol entre dos álamos», o una <strong>de</strong> las más célebres:<br />
«Dos o tres pájaros inventan un jardín». En otras ocasiones la imagen se<br />
revela en poemas breves como «La exclamación» don<strong>de</strong> el poeta mexicano <strong>de</strong>scribe:<br />
«Quieto / No en la rama / En el aire / No en el aire / En el instante / El<br />
colibrí (DS 8) o en «Prójimo lejano» en cuyo título oximorónicamente el calambur<br />
alu<strong>de</strong> a la ambigüedad <strong>de</strong>l signo: «Anoche un fresno / A punto <strong>de</strong> <strong>de</strong>cirme /<br />
algo —callóse» (DS 8). Hay otros momentos, sin embargo, en los que el poeta<br />
nos entrega imágenes más dilatadas, complejas y a la vez visuales: «Se incendia<br />
el árbol <strong>de</strong> la noche / y sus astillas son estrellas / son pupilas, son pájaros» nos<br />
dice en («Noche <strong>de</strong> verano» 38). Aquí la imagen <strong>de</strong>l árbol, metáfora celeste, parece<br />
crecer en proporciones infinitas.<br />
Por otra parte, no hay que esforzarse mucho para reconocer la influencia<br />
<strong>de</strong>l Oriente en la poesía <strong>de</strong> Octavio Paz. Pero antes <strong>de</strong> continuar, <strong>de</strong>tengámonos<br />
en el término Zen y lo que éste representa. Según una especialista: «In<br />
the simplest terms Zen might be <strong>de</strong>scribed as a unique blend of Indian mysticism<br />
and Chínese naturalism sieved through the rather special mesh of the Japanese<br />
character... Zen is the Japanese way of writing and speaking the Chínese<br />
word Ch'an, and Ch'an is a transliteration of the Sanskrit word dhyana<br />
meaning meditation or, more fully, "contemplation leading to a higher state<br />
of consciousness" "unión with Reality"» (Ross 139). Relacionados con estas<br />
<strong>de</strong>claraciones encontramos una noción semejante en dos poemas <strong>de</strong> Libertad<br />
bajo palabra.<br />
El primero se titula «Muirá», binomio <strong>de</strong> significados entre ciudad y santuario.<br />
Se le da el nombre <strong>de</strong> «muirá» a una ciudad situada al oeste <strong>de</strong> Uttar Pra<strong>de</strong>sh<br />
en el norte <strong>de</strong> la India y así se <strong>de</strong>signa asimismo a un santuario hindú. La<br />
ciudad es sagrada y célebre por ser el lugar <strong>de</strong>l nacimiento <strong>de</strong> Krishna (The<br />
Random House Dictionary). El poema <strong>de</strong> Paz <strong>de</strong>scribe sus experiencias en esa<br />
apartada ciudad y representa un eslabón poético <strong>de</strong> los muchos que <strong>de</strong>scriben un<br />
sinfín <strong>de</strong> escenas <strong>de</strong> la India y <strong>de</strong> otros lugares <strong>de</strong>l Oriente. Como ocurre con<br />
frecuencia en varios otros poemas <strong>de</strong> Paz, la voz <strong>de</strong>l poeta recoge, interpreta, y<br />
reproduce sonidos y olores, esencias y presencias. A este poema «Mutra», fechado<br />
en 1952 en Delhi, lo sigue otra composición escrita durante el mismo año<br />
en Tokio. Es probable que su título «¿No hay salida?» sea una variante <strong>de</strong> Huis<br />
Clos o (No Exit) <strong>de</strong> Jean Paul Sartre. Por lo <strong>de</strong>más, hay que recordar que el «El<br />
Zen estaba <strong>de</strong>stinado a crear una agitación poco común en el Oeste <strong>de</strong>l siglo<br />
veinte y verse, a la vez, aclamado (No muy correctamente, afirman los Zenistas)<br />
como un tipo <strong>de</strong> existencialismo <strong>de</strong>l lejano Oriente». («Zen was <strong>de</strong>stined to<br />
créate an unusual stir in the twentieth century West and even to find itself acclaimed<br />
(not very accurately, Zenists aver) as a type of Far Eastern existentialism»)<br />
(Ross 139).<br />
1054
Por lo tanto, «¿No haya salida?» y «Mutra» representan puntos <strong>de</strong> contacto<br />
con la filosofía oriental y por extensión con la totalidad <strong>de</strong>l Oriente. En El Arco<br />
y la Lira, particularmente en las secciones que tratan <strong>de</strong>l «Ritmo» y «La imagen»,<br />
Octavio Paz se explaya teóricamente en una <strong>de</strong> las fases más importantes<br />
<strong>de</strong> su <strong>de</strong>sarrollo poético. A<strong>de</strong>más, Paz opta por distinguir entre dos conceptos<br />
importantes, el <strong>de</strong> la palabra y el <strong>de</strong> la imagen. Paz parece insistir en esa diferencia<br />
cuando dice: «un poema no tiene más sentido que sus imágenes» (El Ar~<br />
co y la Lira 110) agregando en seguida que «El poeta no quiere <strong>de</strong>cir, dice»<br />
(110). Asociado a la filosofía Zen, sus imágenes y la experiencia mística <strong>de</strong> alcanzar<br />
«la otra orilla» está inevitablemente la presencia <strong>de</strong>l poeta Basho, maestro<br />
indiscutible <strong>de</strong>l haikú. Paz, por supuesto, admite casi en seguida sus contactos<br />
con el Oriente, y <strong>de</strong> hecho, nos dice: «Mi primera revelación <strong>de</strong> Oriente fue<br />
la lectura <strong>de</strong> ese poeta mexicano, José Juan Tablada, que fue el introductor <strong>de</strong>l<br />
"haikai" en lengua española. Después estuve en Japón y me interesó mucho la<br />
literatura japonesa. Hice una traducción <strong>de</strong> un poeta japonés <strong>de</strong>l siglo xvn, Basho»<br />
(Solo a dos voces 16). Y en seguida afirma:<br />
En realidad, la influencia <strong>de</strong>l Oriente —pienso especialmente en la India— se<br />
inicia con los románticos. Goethe confesó varias veces que lo fascinaba Sakuntala,<br />
la pieza <strong>de</strong> teatro <strong>de</strong> Kalidasa. Y Fe<strong>de</strong>rico Schlegel fue uno <strong>de</strong> los primeros<br />
que se ocupó <strong>de</strong> filosofía y poesía indias. El romanticismo es el origen <strong>de</strong> las mo<strong>de</strong>rnas<br />
literaturas <strong>de</strong> Europa y América— y el romanticismo recibe <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio<br />
influencias orientales. (Solo a dos voces 15)<br />
No hay duda que el poema «¿No hay salida?» pertenece en particular a esta<br />
fase poética <strong>de</strong> Octavio Paz. Por otra parte, «¿No hay salida?» es un poema<br />
inaugural y topográfico en el que el poeta no sólo reflexiona sobre la noción <strong>de</strong><br />
tiempo, pero también recoge en una sola y dilatada experiencia lugares y momentos<br />
claves <strong>de</strong> su vida personal. Los siguientes versos parecen expresar ese<br />
sentimiento:<br />
Pasó ya el tiempo <strong>de</strong> esperar la llegada <strong>de</strong>l<br />
tiempo, el tiempo <strong>de</strong><br />
ayer, hoy y mañana,<br />
ayer es hoy, mañana es hoy, hoy todo es hoy,<br />
salió <strong>de</strong> pronto <strong>de</strong><br />
sí mismo y me mira,<br />
no viene <strong>de</strong>l pasado, no va a ninguna parte,<br />
hoy está aquí, no<br />
es la muerte<br />
—nadie se muere <strong>de</strong> la muerte, todos morimos<br />
<strong>de</strong> la vida—, no<br />
es la vida<br />
1055
—fruto instantáneo, vertiginosa y lúcida<br />
embriaguez, el vacío<br />
sabor <strong>de</strong> la muerte... (LBP 227)<br />
En fin, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> examinar estos cuantos ejemplos tomados <strong>de</strong> la poesía <strong>de</strong><br />
Paz, nos damos cuenta que el poeta, en su contacto cotidiano con el lenguaje,<br />
con frecuencia encuentra voces apagadas, útiles lingüísticos cuya vigencia es<br />
nula. Es importante recordar que en su poesía temprana Paz compara a las palabras<br />
con animales salvajes que <strong>de</strong>ben domesticarse o <strong>de</strong>struirse. En «Las palabras»,<br />
(¿Otro eco sartreano?) el poeta se dice y nos dice: «Dales la vuelta / cógelas<br />
<strong>de</strong>l rabo (chillen, putas), /azótalas, / dales azúcar en la boca a las rejegas»<br />
(LBP 59). Su convicción <strong>de</strong> poeta es que las palabras se gastan pier<strong>de</strong>n inevitablemente<br />
su significado. La tarea <strong>de</strong>l poeta entonces sería la <strong>de</strong> revitalizar el<br />
lenguaje, buscar y hallar nuevos modos expresivos. En la creación <strong>de</strong> nuevas<br />
imágenes: se ubica la invención y reinvención <strong>de</strong> una nueva realidad.<br />
Finalmente, ya que la poesía incesantemente utiliza imágenes, ésta nos entrega<br />
con ellas un lenguaje en transición; la poesía, como bien sugiere Paz, es el<br />
arco y la lira. Es ella lo único que permite el tránsito a la otra orilla. Al trascen<strong>de</strong>r<br />
esa frontera se llega al verda<strong>de</strong>ro sector expresivo <strong>de</strong>l lenguaje.<br />
Las palabras para Octavio Paz, son algo más que meras <strong>de</strong>nominaciones:<br />
«una casa, un jardín, / no son lugares» (DS 30) nos dice el poeta. Pero a pesar<br />
<strong>de</strong> ese constante <strong>de</strong>splazamiento temporal, el poeta parece siempre querer llegar,<br />
o volver mejor dicho, a su lugar <strong>de</strong> origen. Es por eso que, en el poema<br />
«Epitafio sobre ninguna piedra», el poeta mexicano va <strong>de</strong>jando ya suficientes<br />
huellas para un epitafio posible:<br />
Mixcoac fue mi pueblo. Tres sílabas nocturnas,<br />
un antifaz <strong>de</strong> sombra sobre un rostro solar.<br />
Vino y se lo comió la tolvanera.<br />
Yo me escapé y anduve por el mundo.<br />
Mi casa fueron mis palabras, mi tumba el aire.<br />
Hoy, mientras tanto, nosotros celebramos su presencia.<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
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1960.<br />
1056
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Editoriales, S.A., 1966.<br />
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PAZ, Octavio, El Arco y la Lira. México: Fondo <strong>de</strong> Cultura Económica, 1970.<br />
— La<strong>de</strong>ra Este. 2* ed. México: Joaquín Mortiz, 1970.<br />
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1966.<br />
WEINBERGER, Eliot, ed., The Collected Poems of Octavio Paz. New York: New Directions,<br />
1987.<br />
1057
J<br />
PRESENCIA DE LA MUJER EN EL TEATRO COLONIAL<br />
L. TERESA VALDIVIESO<br />
Arizona State University<br />
En vísperas <strong>de</strong> celebrarse el V centenario <strong>de</strong>l Encuentro entre España y<br />
América, me ha parecido idóneo aportar a la temática <strong>de</strong> este Congreso el tema<br />
<strong>de</strong> la mujer en la literatura colonial. En efecto, esta efeméri<strong>de</strong>s es una invitación<br />
a meditar sobre características fundamentales <strong>de</strong> la cultura hispánica.<br />
No hay duda <strong>de</strong> que si existe un pueblo capaz <strong>de</strong> interrogarse sobre su pasado,<br />
ese pueblo es el español, no sólo porque su historia ha tenido muchos elementos<br />
<strong>de</strong> tragedia, sino porque existe una ten<strong>de</strong>ncia natural <strong>de</strong> auto<strong>de</strong>finirse.<br />
Y, al hacerlo, al tratar <strong>de</strong> dar cabida en las respuestas a tanta memoria histórica,<br />
no se pue<strong>de</strong> evitar el capítulo <strong>de</strong>dicado a la mujer.<br />
Ofrecer una panorámica <strong>de</strong> la mujer en la literatura colonial no es tarea fácil.<br />
Mucho se ha escrito y hablado acerca <strong>de</strong> los conquistadores <strong>de</strong> Indias. Todos<br />
sabemos quiénes fueron Cortés, Pizarro, Alvarado o Ponce <strong>de</strong> León; las hazañas<br />
<strong>de</strong> aquellos hombres intrépidos que <strong>de</strong>safiaron todos los peligros y todas<br />
las inclemencias hasta conquistar todo un continente. Pero... y <strong>de</strong> las mujeres<br />
que los acompañaban, ¿quién ha hablado? Qué sabemos <strong>de</strong> cómo fueron trasladadas<br />
a la literatura aquellas mujeres que partían rumbo a lo <strong>de</strong>sconocido con el<br />
afán <strong>de</strong> llegar a ser «señoras» en las Indias. No es mi propósito <strong>de</strong>scribir la tremenda<br />
aventura que fue la conquista <strong>de</strong> América en la que las mujeres también<br />
metieron baza. No voy a <strong>de</strong>scribir, aunque sería muy interesante, la pesadilla<br />
que representaba para las mujeres el cruzar el océano cuando las proas <strong>de</strong> los<br />
barcos levantaban bigotes <strong>de</strong> espuma y las olas juguetonas se erizaban como<br />
una cresta blanca, subían y bajaban, rompían entre ellas y zaran<strong>de</strong>aban el barco<br />
a su gusto. Pero, quién las mandaba a ellas meterse en tales zalagardas, <strong>de</strong>jar<br />
sus casas, y sus tierrecitas tan firmes que nunca habían conocido ni el más ligero<br />
temblor. Pero iban al Nuevo Mundo, el brillo <strong>de</strong>l mar con sus miles <strong>de</strong> chispitas<br />
<strong>de</strong> luz las <strong>de</strong>slumhraba pensando en la leyenda <strong>de</strong> oro.<br />
1059
Mi propósito, pues, en esta época en que el aire se llena <strong>de</strong> las notas <strong>de</strong>l centenario,<br />
es rendir un homenaje a la mujer al <strong>de</strong>stacar su presencia en el teatro<br />
colonial. Al igual que el <strong>de</strong>scubrimiento y la conquista <strong>de</strong> América no fue sino<br />
una suma <strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrimientos y conquistas, la historia <strong>de</strong>l teatro colonial <strong>de</strong> Hispanoamérica<br />
no es sino la suma <strong>de</strong> obras fragmentadas, más o menos localizadas<br />
y escritas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> distintos puntos <strong>de</strong> vista. Se podría recorrer la literatura <strong>de</strong><br />
esa época como con una lente particularmente sensible a la perspectiva femenina<br />
y <strong>de</strong>scubriríamos las relaciones más significativas que aportan al teatro las<br />
mujeres, se podría también poner a prueba la perspectiva masculina y hallaríamos<br />
junto a una literatura <strong>de</strong> práctica masculina que busca una «mujer i<strong>de</strong>al»<br />
siempre inexistente, otra saturada <strong>de</strong> mordaz sagacidad en lo concerniente a la<br />
mujer, literatura hecha como <strong>de</strong> retazos <strong>de</strong> gozosa malignidad. Lo que no se<br />
pue<strong>de</strong> negar es la presencia <strong>de</strong> la mujer en casi cada expresión <strong>de</strong>l drama colonial.<br />
Esta presencia se manifiesta en varios aspectos: a) los dramas incluyen<br />
personajes femeninos; b) los temas femeninos están imbricados en la dramaturgia;<br />
y c) la secularización <strong>de</strong>l drama aumenta las oportunida<strong>de</strong>s para que las<br />
mujeres participen en el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l teatro.<br />
Ahora bien, como quiera que los hombres dominaban el discurso escrito ya<br />
sea histórico ya literario, la imagen <strong>de</strong> la mujer durante el período colonial se<br />
basa en gran parte en una visión masculina. Ciertas razones explican este hecho.<br />
En primer lugar, el analfabetismo que cerraba a la mayoría <strong>de</strong> las mujeres el<br />
campo <strong>de</strong> la literatura en cualquiera <strong>de</strong> sus manifestaciones y muy particularmente<br />
en lo que se refiere al teatro.<br />
Pero, qué enten<strong>de</strong>mos por teatro y en especial qué es lo que enten<strong>de</strong>mos por<br />
teatro hispanoamericano. Marco Tulio Cicerón dijo <strong>de</strong> la «comedia» que es imitación<br />
<strong>de</strong> la vida, espejo <strong>de</strong> las costumbre e imagen <strong>de</strong> la verdad. Sin embargo,<br />
posteriormente se hace <strong>de</strong>l teatro causa y lamentable daño <strong>de</strong> las buenas costumbres<br />
y se lo erige en un espectáculo al cual no <strong>de</strong>ben concurrir jamás quienes<br />
saben apreciar en lo que valen la virtud y la inocencia. Sin embargo, ni Sófocles,<br />
ni los griegos inventores <strong>de</strong>l teatro, lo cultivaron como causa <strong>de</strong> daño <strong>de</strong><br />
las buenas costumbres, ni asistieron a él por <strong>de</strong>leitarse en escenas indignas <strong>de</strong>l<br />
hombre. Más bien, la justicia poética imperaba en los escenarios, <strong>de</strong> tal manera<br />
que los vicios fueron castigados —el adulterio <strong>de</strong> Clitemnestra, el incesto <strong>de</strong><br />
Fedra— y las virtu<strong>de</strong>s fueron propuestas como ejemplos —el amor fraternal en<br />
Antígona, el conyugal en Andrómaca.<br />
Una rápida mirada al teatro colonial hispanoamericano nos permite señalar<br />
dos ejes <strong>de</strong> producción: un teatro <strong>de</strong> índole religiosa y otro <strong>de</strong> índole profana.<br />
Decir que el teatro religioso en Hispanoamérica floreció durante el siglo xvi<br />
impulsado únicamente por la inercia <strong>de</strong> su trayectoria en el <strong>de</strong>senvolvimiento <strong>de</strong><br />
la cultura europea, afirmar que ese teatro fue sólo una continuación <strong>de</strong>l <strong>de</strong> España,<br />
sería un disparate histórico. El factor ineludible que <strong>de</strong>be sumarse al europeo<br />
es el encuentro <strong>de</strong> culturas. Cultura mestiza que por <strong>de</strong>finición histórica es<br />
1060
la resultante <strong>de</strong> la inserción española en el tronco pluriforme <strong>de</strong> las culturas<br />
amerindias. Por consiguiente, la temática dramática, aunque sea religiosa, se<br />
convierte rápidamente en clave para <strong>de</strong>finir lo americano. Y particularmente, el<br />
teatro, por lo que tiene <strong>de</strong> «mimesis, <strong>de</strong> imitación <strong>de</strong> la vida, únicamente podría<br />
enten<strong>de</strong>rse tomando en cuenta lo autóctono. Bien se podría afirmar que la acogida<br />
singular que las representaciones religiosas encontraron en el pueblo americano,<br />
queda explicada porque ese pueblo ya conocía manifestaciones dramáticas<br />
en la época precolombina: sus danzas o mitotes, sus representaciones <strong>de</strong><br />
diálogos sencillos.<br />
De entre las ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Hispanoamérica fueron México y Lima aquellas en<br />
las que el teatro llegó a alcanzar un grado más floreciente <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo. Tampoco<br />
podía ser <strong>de</strong> otro modo, dada la importancia <strong>de</strong> estos virreinatos y el esplendor<br />
que alcanzó el drama en España durante los siglos xvi y xvn, esplendor que<br />
los españoles, expedicionarios en un principio, y emigrantes <strong>de</strong>spués, procuraron<br />
trasplantar al Nuevo Mundo.<br />
Según Suárez Radillo, 1 correspon<strong>de</strong> a la ciudad <strong>de</strong> México, capital <strong>de</strong>l virreinato<br />
<strong>de</strong> la Nueva España, el privilegio <strong>de</strong> poseer el primer corral <strong>de</strong> comedias<br />
<strong>de</strong> la América hispana establecido por Francisco <strong>de</strong> León en 1697. Sin embargo,<br />
el primer coliseo empieza a funcionar en la segunda mitad <strong>de</strong>l siglo xvn,<br />
al parecer en 1673, aunque la primera referencia que se hace a las representaciones<br />
en este lugar y que aparece en el Diario <strong>de</strong> Sucesos Notables <strong>de</strong> Antonio<br />
Robles data <strong>de</strong> 1675: «1675- Febrero, lunes 4. Este día se subió la compañía <strong>de</strong><br />
comediantes al Coliseo».<br />
Y cuando en la madrugada <strong>de</strong>l 22 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1722, un incendio <strong>de</strong>struye el<br />
Teatro <strong>de</strong>l Hospital Real <strong>de</strong> San José <strong>de</strong> los Naturales, se construye un coliseo<br />
nuevo llamado Tercer Coliseo, surgiendo así lo que Arrom 2 <strong>de</strong>nomina la «era<br />
<strong>de</strong> los Coliseos».<br />
En Lima, la capital <strong>de</strong>l virreinato <strong>de</strong> Perú y Bolivia, fue alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> 1622<br />
cuando surgió la comedia histórica nacional. En ese año dos corrales <strong>de</strong> comedias<br />
iniciaron la temporada: el corral <strong>de</strong> San Agustín y el <strong>de</strong> Santo Domingo,<br />
ambos en enconada competencia. La temporada se inició para la Pascua, pero<br />
los acontecimientos inesperados <strong>de</strong> las incursiones <strong>de</strong>l pirata Jacobo Clerk acarrearon<br />
la suspensión <strong>de</strong> las activida<strong>de</strong>s. 3 Pero, a pesar <strong>de</strong> ello, en el año 1625,<br />
Lima se consi<strong>de</strong>raba teatralmente a la misma altura que Madrid y Sevilla. De<br />
todos es conocido el terrible terremoto <strong>de</strong> 1746 que <strong>de</strong>jó en ruinas a la ciudad<br />
<strong>de</strong> Lima, pero, no obstante este infortunio, se sabe que esa ciudad celebró con<br />
1. C. M. SUAREZ RADILLO: El teatro neoclásico y costumbrista hispanoamericano, Madrid, Instituto<br />
<strong>de</strong> Cooperación Iberoamericana, 1984, Tomo I, pp. 17-20.<br />
2. J. J. ARROM: Historia <strong>de</strong>l teatro hispanoamericano. Época colonial, México, Ediciones <strong>de</strong><br />
Andrea, 1967, pp. 115-139.<br />
3. J. L. TRENTI ROCAMORA: El teatro en la América colonial, Buenos Aires Editorial Huarpes,<br />
1947, p. 370.<br />
1061
ostentación la coronación <strong>de</strong> Fernando VI y que se representó la comedia <strong>de</strong><br />
Cal<strong>de</strong>rón <strong>de</strong> la Barca, Ni amor se libra <strong>de</strong> amor precedida <strong>de</strong> una Loa compuesta<br />
por el licenciado limeño Félix <strong>de</strong> Alarcón (1700-1766) al cual le cabe la importancia<br />
<strong>de</strong> anticipar con su versión <strong>de</strong> La Ro<strong>de</strong>guna <strong>de</strong> Corneille y algunas<br />
piezas <strong>de</strong> Moliere la influencia en el Perú <strong>de</strong>l clasicismo francés.<br />
Según Roggiano, 4 la España que <strong>de</strong>scubrió a América fue en parte la <strong>de</strong> la<br />
Edad Media y por esa razón la <strong>de</strong>nominada «conquista espiritual» consistió precisamente<br />
en ganar al hombre <strong>de</strong>l Nuevo Mundo, al indio, para el imperio cristiano,<br />
y al espacio, la tierra y sus riquezas, para la monarquía española. No es<br />
pues <strong>de</strong> extrañar que el teatro <strong>de</strong> la colonia se asiente sobre ese espacio y esa<br />
i<strong>de</strong>ología.<br />
Y ahora es cuando sentadas todas las bases, nos preguntamos cuál es el papel<br />
<strong>de</strong> la mujer en ese teatro. Uno podría tener la tentación <strong>de</strong> imaginar que en<br />
una sociedad en don<strong>de</strong> el matrimonio era la única posibilidad <strong>de</strong> realización <strong>de</strong><br />
la mujer, la temática femenina tendría que girar acerca <strong>de</strong> aquellos temas que la<br />
estructura vital <strong>de</strong> la época propiciaba: la vida familiar, los hijos, las relaciones<br />
personales. Pero, por el contrario, el foco <strong>de</strong> interés en el teatro <strong>de</strong> esa época no<br />
es la «mujer» en sí misma consi<strong>de</strong>rada, sino la rivalidad cósmica, la guerra <strong>de</strong><br />
los sexos, la visión conflictiva que María Zayas 5 discute, no <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong><br />
vista <strong>de</strong> una intrínseca maldad cainita en los seres humanos, sino <strong>de</strong> la imposibilidad<br />
<strong>de</strong> una relación armoniosa entre hombres y mujeres. Y así surge un teatro<br />
colonial que hereda <strong>de</strong> la comedia <strong>de</strong>l Siglo <strong>de</strong> Oro el tema femenino en lo<br />
que tiene <strong>de</strong> estético y <strong>de</strong> ético.<br />
Nadie pue<strong>de</strong> negar que la primera figura <strong>de</strong> mujer en el teatro colonial fue<br />
«Eva» en el melodrama Auto <strong>de</strong> la caída <strong>de</strong> Adán y Eva en 1538. Y aunque el<br />
motivo fuese inocente, es <strong>de</strong>cir, aunque lo que se tratara <strong>de</strong> explicar tuviese como<br />
fin la evangelización <strong>de</strong> los indios, la visión <strong>de</strong> la imagen <strong>de</strong> la mujer como<br />
causa <strong>de</strong>l sufrimiento humano, como elemento catalizador <strong>de</strong> todo instinto primario,<br />
constituye la piedra angular <strong>de</strong> una misoginia popular. Des<strong>de</strong> ese momento<br />
habrá que controlar a la mujer y ésta tendrá que cumplir con unos requisitos<br />
pre<strong>de</strong>terminados <strong>de</strong> virginidad prematrimonial y fi<strong>de</strong>lidad en el<br />
matrimonio. Y el teatro se hace eco <strong>de</strong> estos temas y establece a nivel dramático<br />
las medidas necesarias para que se ejerza ese control llevando al drama «dueñas»<br />
y «escu<strong>de</strong>ros», verda<strong>de</strong>ros testigos <strong>de</strong> sus palabras y <strong>de</strong> sus acciones.<br />
Y en esta apología <strong>de</strong> los <strong>de</strong>beres <strong>de</strong> la mujer, surgen piezas como el entremés<br />
<strong>de</strong>l Coloquio VII <strong>de</strong> Fernán González <strong>de</strong> Eslava 6 titulado «De quando Dios<br />
4. A. A. ROGGIANO: «Renacimiento y Barroco en la conquista espiritual <strong>de</strong> América», Homenaje<br />
a Luis Alberto Sánchez (ed. R. Meat), Madrid, ínsula, 1983, p. 464.<br />
5. L. T. VALDIVIESO: «El texto literario como parámetro <strong>de</strong> conciencia y conocimiento <strong>de</strong> la<br />
mujer», Cua<strong>de</strong>rnos <strong>de</strong> ALDEEU, III.2 (1987), p. 141.<br />
6. F. WEBER DE KURLAT: LO cómico en el teatro <strong>de</strong> Ferán González <strong>de</strong> Eslava, Buenos Aires,<br />
Universidad <strong>de</strong> Buenos Aires, 1963, p. 24.<br />
1062
Nuestro Señor mandó al profeta lonas que fuesse a la ciudad <strong>de</strong> Nínive a predicar<br />
su <strong>de</strong>struyción» cuya didascalia inicial dice así «Entra con vn entremés <strong>de</strong><br />
Diego Moreno y Teresa». Técnicamente el teatro hispanoamericano <strong>de</strong> la colonia<br />
marca con este entremés un esforzado avance pues se ha logrado llevar a la<br />
escena personajes <strong>de</strong> carne y hueso, arrancados <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>l pueblo. Pero, lo<br />
importante para nosotros en este momento es el tema femenino. Es Teresa la<br />
mujer caprichosa por excelencia; hija <strong>de</strong> conquistador, ella no quiere seguir viviendo<br />
en México porque no pue<strong>de</strong> vestirse <strong>de</strong> seda; y así protesta enfurecida<br />
que no le ha gustado el jubón, que se quiere ir <strong>de</strong> México, que quiere vivir en la<br />
China para vestirse <strong>de</strong> seda. Sin embargo, el marido, Diego, es perfilado como<br />
el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> la paciencia, él con mansedumbre recuerda a su mujer que la gente<br />
<strong>de</strong> México es buena y que sus amigos son apreciados; reflexiones éstas que sólo<br />
sirven para enfurecer más a Teresa, quien acaba por pegar a su marido y le araña<br />
y le amenaza con arrancarle las barbas. La reflexión didáctica <strong>de</strong> la pieza<br />
viene luego cuando en un barco viajan Jonás, Diego y la maldita Teresa, la cual<br />
al fin ha conseguido su propósito; en esto, se levanta una tempestad, y ante el<br />
peligro <strong>de</strong> un naufragio inminente, suplican a Dios que los salve. Esta situación<br />
le lleva a Teresa a reflexionar sobre su vida pasada; los vientos se calman y Teresa,<br />
agra<strong>de</strong>cida, promete sumisión y cordura para el futuro.<br />
Si consi<strong>de</strong>ramos ahora la figura <strong>de</strong> la mujer en el teatro profano, nos encontramos<br />
con una figura femenina arrancada <strong>de</strong> la tierra, pero parlera y vagabunda,<br />
dispuesta siempre a discutir en plazas y cantones. Muy bien se podría ilustrar<br />
esta vertiente <strong>de</strong>l teatro tomando, como ejemplo, el sainete anónimo <strong>de</strong><br />
finales <strong>de</strong>l siglo xvm, El pleyto y querella <strong>de</strong> los guajolotes. 1 Dos mujeres encarnan<br />
los personajes principales, la india Meruca y la negra Matraca cuyo guajolote<br />
ha matado a picotazos al <strong>de</strong> la india, hecho que provoca el pleito al que el<br />
sainete alu<strong>de</strong>.<br />
Derivación lógica es que aquellos autores a caballo <strong>de</strong> dos épocas, la colonial<br />
y la in<strong>de</strong>pendiente, <strong>de</strong>sarrollaran una cierta ten<strong>de</strong>ncia a la sátira. Tal sería<br />
el caso <strong>de</strong>l michoacano José Agustín <strong>de</strong> Castro (1730-1814) quien en el juguete<br />
dramático titulado Los remendones 8 nos presenta el caso <strong>de</strong> dos maridos, zapateros<br />
remendones, felices con su oficio y el <strong>de</strong> sus amargadas mujeres. Para<br />
nuestro propósito cabe señalar aquí cómo en una obra tan incipiente se subraya<br />
ya la filosofía machista <strong>de</strong> los dos zapateros y la rebeldía <strong>de</strong>sgarrada <strong>de</strong> las mujeres.<br />
Si resultara legítimo reconocer estos caracteres femeninos como índice histórico<br />
<strong>de</strong> una época, sería justo que se diera cabida en este estudio a la sátira<br />
que contra la mujer levanta Juan <strong>de</strong>l Valle y Cavie<strong>de</strong>s. En puridad, Cavie<strong>de</strong>s parece<br />
solazarse en la imperfección femenina, la fealdad, la estupi<strong>de</strong>z, la vejez,<br />
7. C. M. SUAREZ RADILLO, op. cit., p. 52.<br />
8. J. J. ARROM, op. cit., p. 134.<br />
1063
adquieren en sus obras, como por ejemplo, El amor alcal<strong>de</strong> tonalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> humor<br />
negro. No se pue<strong>de</strong> leer la producción <strong>de</strong> un Cavie<strong>de</strong>s como si fuera simplemente<br />
literatura, sería banal hacerlo así porque no es mera literatura, es un<br />
ojo que ve crueldad y solamente en muy contadas ocasiones, lo tierno, lo inocente,<br />
lo sincero.<br />
Otro <strong>de</strong> los aspectos que mencionamos al principio era el <strong>de</strong> la participación<br />
<strong>de</strong> las mujeres en el teatro. Es <strong>de</strong> suponer que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la antigüedad las mujeres<br />
formaran parte <strong>de</strong> los coros griegos, pero ningún nombre ha llegado hasta nosotros,<br />
solamente el nombre <strong>de</strong> los hombres, <strong>de</strong> tal manera que bien se pudiera<br />
creer que «el carro <strong>de</strong> Tespis» fue siempre masculino. Ahora bien, la mujer como<br />
actriz en la América hispana colonial aparece en la obrita Los pastores 9 en<br />
don<strong>de</strong> una india representaba a la pastora, e incluso en algunos lugares, dada la<br />
candida sencillez <strong>de</strong> la obra había sido representada enteramente por mujeres.<br />
Interesante sería el po<strong>de</strong>r incluir las anécdotas que pueblan el mundo femenino<br />
<strong>de</strong> las tablas en esa época; pero, al menos, queremos señalar la presencia <strong>de</strong> Micaela<br />
Villegas, conocida por la Perricholi. En 1761, el 12 <strong>de</strong> octubre, fecha tan<br />
significativa para la historia <strong>de</strong> América, hace entrada triunfal en Lima, como<br />
virrey <strong>de</strong>l Perú, el apuesto Joseph Amat. Hombre mayor, apasionado <strong>de</strong> la comedia,<br />
asiduo frecuentador <strong>de</strong> los Coliseos y, porqué no, <strong>de</strong> sus actrices, entre<br />
las que se encontraba la Perricholi. C. Lohmann Villena nos da noticia <strong>de</strong> las<br />
Loas en honor <strong>de</strong> este personaje, sirva <strong>de</strong> ejemplo la que lleva por título «Loa al<br />
mejor Apolo / luciente / Phebo americano». Difícil es alejarse <strong>de</strong> este personaje<br />
fascinante y <strong>de</strong> sus apasionados amores con la Perricholi; lo que sí se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir<br />
acerca <strong>de</strong> ella para constatar su estatura dramática es que, <strong>de</strong>saparecida la<br />
Perricholi, cae el telón sobre un largo período <strong>de</strong>l teatro limeño, y esto suce<strong>de</strong><br />
en un momento crítico cuando el Perú virreinal está a punto <strong>de</strong> ce<strong>de</strong>r el paso al<br />
Perú in<strong>de</strong>pendiente. 10<br />
La impronta femenina en el teatro no se agotaría con las mujeres que vivieron<br />
el mundo <strong>de</strong> las candilejas, ni tampoco al mencionar las mujeres-empresario<br />
<strong>de</strong> los diversos teatros coloniales, tal como se da el caso <strong>de</strong> Ana Morillo y María<br />
<strong>de</strong>l Castillo, llamada «La empedradora» porque su esposo tenía ese oficio,<br />
quienes a la muerte <strong>de</strong> sus maridos, ambos directores <strong>de</strong> teatro, asumen la responsabilidad<br />
<strong>de</strong>l negocio. Dije y repito que no se agotaría con estas referencias<br />
y otras <strong>de</strong>l mismo tenor la importancia <strong>de</strong> «lo femenino» en la dramaturgia colonial,<br />
habría que ir más lejos en busca <strong>de</strong> la mujer dramaturga y aquí no cabe<br />
más que un nombre glorioso, Juana <strong>de</strong> Asbaje, Sor Juana Inés <strong>de</strong> la Cruz. George<br />
Lemus, 11 en un análisis riguroso <strong>de</strong>l teatro <strong>de</strong> Sor Juana, hace <strong>de</strong>l drama Los<br />
9. W. K. JONES: «Women on the Early Spanish American Theater», Latín American Thealer<br />
Review, 4.1 (1970), p. 27.<br />
10, C. M. SUÁREZRADILLO, op. cil., pp. 247-48.<br />
11. G. LEMUS: «El feminismo <strong>de</strong> Sor Juana en Los empeños <strong>de</strong> una casa». Letras femeninas,<br />
XI. 1-2, 1985, pp. <strong>21</strong>-29.<br />
1064
empeños <strong>de</strong> una casa una lección <strong>de</strong> feminismo puesto que los personajes femeninos<br />
son los que, según él, sostiene la acción. Su propósito es hacer creíble que<br />
son las mujeres fuertes, que crea la monja mexicana, las que <strong>de</strong>terminan el momento<br />
<strong>de</strong> los personajes masculinos. Por su parte, Julie Greer Johnson ratifica<br />
las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> Lemus al <strong>de</strong>cir que aunque a primera vista parezca que Sor Juana<br />
acepta la visión masculina <strong>de</strong> la mujer <strong>de</strong> alta clase para sus propósitos literarios<br />
y siguiendo ese mo<strong>de</strong>lo, diseña a sus personajes doña Ana y doña Leonor,<br />
expresa al mismo tiempo una crítica directa hacia aquellas mujeres que emulan<br />
estos mo<strong>de</strong>los y hacia aquellos hombres que estimulan esa emulación. 12<br />
Hasta aquí, pues, los fríos datos <strong>de</strong> una existencia: la <strong>de</strong> la mujer en el drama<br />
colonial. No cabe duda que fue ella la inspiradora unas veces, y la protagonista<br />
otras, <strong>de</strong> gran parte <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> la colonia; y, sin embargo, poco o nada<br />
se ha ocupado la crítica <strong>de</strong> estas figuras femeninas. Por consiguiente, creo<br />
que era imprescindible este estudio porque abrirá caminos a nuevas investigaciones.<br />
Un tema <strong>de</strong> esta categoría en una época como la nuestra es una respuesta<br />
esperanzada a la cuestión femenina.<br />
12. J. G. JOHNSON: W'ornen in Colonial Spanish American Literature, Westport (Connecticut),<br />
Greenwood Press, 1983, p. 127.<br />
1065
CUANDO LA MUJER ESCRIBE CON EL CUERPO:<br />
POETAS VENEZOLANAS DE LOS OCHENTA<br />
ALEJANDRO VARDERI<br />
New York University<br />
Dado que Julia Kristeva niega categóricamente la existencia <strong>de</strong> una escritura<br />
femenina, y Virginia Woolf por su parte pedía al escritor una mente absolutamente<br />
andrógina para po<strong>de</strong>r escribir <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el lo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la neutralidad total,<br />
creo preferible hablar <strong>de</strong> textos hechos por mujeres <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo femenino<br />
—que, por otro lado, no es <strong>de</strong> su exclusividad: recor<strong>de</strong>mos por ejemplo, la<br />
obra narrativa <strong>de</strong> los latinoamericanos Manuel Puig, Jorge Amado y Severo<br />
Sarduy y más precisamente poesía. Una poesía que en Latinoamérica se enraiza<br />
con la mexicana sor Juana Inés <strong>de</strong> la Cruz, y tras un vacío <strong>de</strong> casi dos siglos<br />
se retoma en las obras <strong>de</strong> la uruguaya Delmira Agustini y la cubana Juana<br />
Borrero.<br />
La incomunicación que fortalece las fronteras y siempre ha aislado a los países<br />
<strong>de</strong>l sur americano, fue una <strong>de</strong> las razones en la ausencia <strong>de</strong> todo vínculo entre<br />
las autoras latinoamericanas <strong>de</strong> entonces. Si a esto se aña<strong>de</strong> el sometimiento<br />
al cual históricamente han sido reducidas, no es extraño constatar que hasta fechas<br />
recientes su obra no ha empezado a circular entre el público lector, y a ser<br />
estudiada a fondo por los especialistas. Si tomamos el caso <strong>de</strong> Delmira Agustini,<br />
por ejemplo, encontraremos que lo subversivo <strong>de</strong> su poesía, en cuanto a lenguaje<br />
y temática, extendido a lo poco convencional <strong>de</strong> su muerte a manos <strong>de</strong>l ex<br />
marido a quien sin embargo todavía amaba, fue un exceso para la sociedad <strong>de</strong> la<br />
época... Agustini había, pues —en palabras <strong>de</strong> Eduardo Galeano— «cantado<br />
las fiebres <strong>de</strong>l amor sin pacatos disimulos, y había sido con<strong>de</strong>nada por quienes<br />
castigan en las mujeres lo que en los hombres aplau<strong>de</strong>n, porque la castidad es<br />
un <strong>de</strong>ber femenino y el <strong>de</strong>seo, como la razón, un privilegio masculino». 1 Por<br />
1. Eduardo GALEANO, El siglo <strong>de</strong>l viento, México, Siglo XXI, 1986,44.<br />
1067
eso su obra transmite aún, la revolución <strong>de</strong> ese trastorno que tantas otras autoras<br />
han mantenido vivo a lo largo y ancho <strong>de</strong> Hispanoamérica.<br />
El <strong>de</strong>sconocimiento <strong>de</strong> la obra escrita por mujeres latinoamericanas se agudiza<br />
al rodarnos hacia el caso venezolano. Nuestra literatura es muy poco conocida<br />
fuera <strong>de</strong> las fronteras nacionales, por ese misterioso mecanismo editorial<br />
que se han encargado <strong>de</strong> conservarla —¿preservarla?— en la clan<strong>de</strong>stinidad y al<br />
margen <strong>de</strong> los mercados internacionales <strong>de</strong> traducción y venta. Venezuela no<br />
cuenta con editoriales con el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Fondo <strong>de</strong> Cultura Económica, Sudamericana<br />
o Ediciones <strong>de</strong>l Norte; y el autor es en general reacio a abandonar voluntariamente<br />
el país, más si se toma en cuenta la estabilidad <strong>de</strong>mocrática <strong>de</strong> los últimos<br />
30 años, que no lo ha conducido por tanto a ese forzado exilio al cual se<br />
han visto con<strong>de</strong>nados tantos otros autores. Tampoco contamos con agentes literarios<br />
y distribuidoras po<strong>de</strong>rosas: apenas hoy uno que otro especialista empieza<br />
a interesarse en la traducción fragmentaria <strong>de</strong> obras poéticas tan fundamentales<br />
como la <strong>de</strong> Vicente Gerbasi o Rafael Ca<strong>de</strong>nas. Y al llegar a este punto, es necesario<br />
<strong>de</strong>stacar la escasa representación <strong>de</strong> la literatura venezolana en los programas<br />
<strong>de</strong> estudios <strong>de</strong> las universida<strong>de</strong>s europeas y norteamericanas: Doña Bárbara<br />
<strong>de</strong> Rómulo Gallegos, Casas muertas <strong>de</strong> Miguel Otero Silva e Ifigenia <strong>de</strong><br />
Teresa <strong>de</strong> la Parra constituyen, prácticamente, las únicas novelas tomadas en<br />
cuenta; y la poesía no está representada ni siquiera por José Antonio Ramos Sucre,<br />
para no hablar <strong>de</strong> la ausencia absoluta en el pensum <strong>de</strong> toda literatura posterior<br />
a la década <strong>de</strong>l 40, cual si ésta nunca hubiese existido.<br />
Creo que el panorama aquí expuesto <strong>de</strong> algún modo ilustra el estado actual<br />
<strong>de</strong> las letras venezolanas con respecto al mundo, y <strong>de</strong>termina la fragilidad <strong>de</strong>l<br />
sedimento sobre el cual se asienta mi trabajo: una plataforma resbaladiza y<br />
presta a <strong>de</strong>smoronarse... Partiendo <strong>de</strong> esa precariedad podríamos <strong>de</strong>cir que la<br />
poesía escrita por mujeres venezolanas hoy cobra cuerpo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la expresión<br />
propia <strong>de</strong> autoras generacionalmente ubicadas en las primeras décadas <strong>de</strong> este<br />
siglo hasta mediados <strong>de</strong> los años 80, tales como Enriqueta Arvelo Larriva y Ana<br />
Enriqueta Terán cuya obra, íntegramente <strong>de</strong>sarrollada en el interior <strong>de</strong>l país bajo<br />
circunstancias y fechas semejantes a la <strong>de</strong> Agustini y Borrero, hoy comienza<br />
a ser localmente conocida gracias a los estudios <strong>de</strong> Carmen Mannarino y José<br />
Napoleón Oropeza. Ida Gramcko y Elizabeth Schón quienes <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mediados <strong>de</strong><br />
la década <strong>de</strong>l 40 vienen <strong>de</strong>sarrollando consistentemente una obra ajena también<br />
a las antologías <strong>de</strong> poesía hispanoamericana, siempre escasas, por lo <strong>de</strong>más, en<br />
cuanto al número <strong>de</strong> autoras incluidas. María Helena Huizi (Libro <strong>de</strong> intervalos<br />
1976). Edda Armas {Contra el aire, 1977). Cecilia Ortiz {Trébol <strong>de</strong> la memoria,<br />
1978). Margara Russotto (Brasa, 1979).Yolanda Pantin (Casa o lobo, 1981).<br />
Laura Cracco (Mustia memoria, 1983). Sonia González (De un mismo pájaro<br />
lanzada, 1984); constituyen en parte, el grupo <strong>de</strong> autoras <strong>de</strong>finitivamente ligadas<br />
a la expresión <strong>de</strong> la temática femenina que publican sus primeras obras entre<br />
1975 y 1985, principalmente bajo el sello editorial Fundarte <strong>de</strong> Caracas.<br />
1068
Tomando como base 1985 empieza a darse a conocer en el país, gracias a<br />
Fundarte y una serie <strong>de</strong> esfuerzos privados, una poesía distinta que en el caso <strong>de</strong><br />
Edda Armas y Yolanda Pantin, por ejemplo, había venido madurando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> comienzos<br />
<strong>de</strong> la década. Una poesía signada por la exploración cada vez más interna<br />
<strong>de</strong>l tema femenino, entendido como lo propio —biológicamente hablando—<br />
<strong>de</strong> quien escribe, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la proyección interior <strong>de</strong>l cuerpo ya no como<br />
objeto <strong>de</strong> placer o dolor sino como sujeto <strong>de</strong> impresiones físicas y psicológicas<br />
particularmente femeninas: el parto, la menstruación, las labores domésticas, la<br />
manera <strong>de</strong> amar y <strong>de</strong>sear lo que se ama; son tratados con extraordinaria fuerza.<br />
Ellas como las españolas <strong>de</strong> la generación más reciente —conocidas por mí<br />
principalmente, a través <strong>de</strong> la antología <strong>de</strong> Ramón Buenaventura Las Diosas<br />
Blancas 1 —, han <strong>de</strong>scubierto lo más privado <strong>de</strong> sí, haciendo finalmente públicas<br />
las palabras con que Marguerite Yourcenar anota su memoria en las <strong>de</strong> Adriano:<br />
«La vida <strong>de</strong> las mujeres es más limitada o <strong>de</strong>masiado secreta. Basta que una<br />
mujer cuente sobre sí misma para que <strong>de</strong> inmediato se le reproche que ya no sea<br />
mujer. Y ya bastante difícil es poner alguna verdad en boca <strong>de</strong> un hombre». 3<br />
Pues si ella había puesto al <strong>de</strong>scubierto esa zona <strong>de</strong> la intimidad que compete a<br />
su relación con el otro, ahora logra dar un paso a<strong>de</strong>lante y escribir acerca <strong>de</strong> su<br />
propia intimidad: «¡Escribe! Escribir es para ti, tú eres para ti; tu cuerpo es tuyo,<br />
tómalo. Yo sé por qué no has escrito (y por qué yo no escribí hasta los veintisiete<br />
años), porque escribir... está reservado para los gran<strong>de</strong>s, es <strong>de</strong>cir, para el<br />
«gran hombre». 4 Pi<strong>de</strong> Mélene Cixous al tiempo que se une a Yourcenar en la<br />
concienciación <strong>de</strong>l peso histórico <strong>de</strong>l hombre en la literatura. Pero ese lastre no<br />
las toca a ellas más; y si lo hace es, justamente, el motor movilizador <strong>de</strong> una reflexión<br />
profunda en torno a su sexo y a la palabra que lo <strong>de</strong>vela revelándolo.<br />
Escribir entonces <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esa luci<strong>de</strong>z exige: o una seguridad impenetrable, o la<br />
fuerza surgida en los momentos <strong>de</strong> extrema flaqueza cuando la <strong>de</strong>sesperación y<br />
el <strong>de</strong>samparo absolutos nos elevan por encima <strong>de</strong> nuestra propia <strong>de</strong>bilidad.<br />
Voy a referirme aquí concretamente, a Yolanda Pantin (1955), María Auxiliadora<br />
Álvarez (1957) y Alicia Torres 1962) como representantes <strong>de</strong> esta ten<strong>de</strong>ncia<br />
poética, que a nivel latinoamericano se enlaza al trabajo que vienen re-<br />
2. Ramón BUENAVENTURA, Las diosas blancas, Madrid, Hiperión, 1986. Es interesante <strong>de</strong>stacar<br />
que si bien esta antología representa un esfuerzo compilador importante, los comentarios e impresiones<br />
<strong>de</strong> Buenaventura no van más allá, la mayoría <strong>de</strong> las veces, <strong>de</strong> una superficialiad que perpetúa el<br />
estereotipo femenino: «<strong>de</strong>spren<strong>de</strong> alegría por los gestos, y con la voz, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los ojos buscones. Se<br />
le percibe el gozo <strong>de</strong> cazadora al acecho», apunta a propósito <strong>de</strong> Menchu Gutiérrez, lo cual nos da a<br />
enten<strong>de</strong>r que la forma como el hombre aborda la obra escrita por mujeres no ha vanado en contexto<br />
mucho, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la época cuando la crítica calificaba <strong>de</strong> «linda» a Delmira Agustini al referirse a su<br />
poesía.<br />
3. Marguerite YOURCENAR, Memorias <strong>de</strong> Adriano, Edhasa, 1982, p. 246.<br />
4. Hélene Cixous, «The Laugh of the Medusa», New French Feminism, Nueva York, Schocken,<br />
1981,246.<br />
1069
alizando autoras como Reina Mana Rodríguez en Cuba, Elizabeth Veiga en<br />
Brasil, Cristina Pina en Argentina y Yolanda Blanco en Nicaragua.<br />
Yolanda Pantin es quien en Correo <strong>de</strong>l corazón 5 más certeramente combina<br />
la <strong>de</strong>solación <strong>de</strong>l abandono más absoluto —el lugar don<strong>de</strong> barthianamente, el<br />
otro ya no está— con la agu<strong>de</strong>za <strong>de</strong> un lenguaje preciso y no exento <strong>de</strong> ironía,<br />
oscilando entre la fuerza <strong>de</strong>sgarradora <strong>de</strong>l tango, la sensualidad tropical <strong>de</strong>l<br />
bolero, y la cuchilla afiladísima que recorta la estampa don<strong>de</strong> se amolda esta<br />
mo<strong>de</strong>rnidad <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la cual ella —siguiendo a Andrea Dworkin— continúa<br />
siendo «abierta, separada en su centro, ocupada física e internamente en su privacidad»...<br />
6 Pantin explora, no tanto las consecuencias físicas <strong>de</strong> esa intrusión<br />
sino el vacío —el hueco semántico— que queda cuando ha <strong>de</strong>saparecido todo<br />
rastro <strong>de</strong>l otro:<br />
Ella / ¿no es una mujer / en las mañanas / <strong>de</strong>snuda / con una taza en la mano /<br />
a través <strong>de</strong> cuyo cuerpo / lánguido / como una postal <strong>de</strong>scolorida / y muy <strong>de</strong>spacio<br />
/ cuando bebe en silencio / y sonríe / en el dibujo minucioso / <strong>de</strong> la taza / cuando<br />
un cuerpo / frente a ella / apoyado / en el vidrio oscuro <strong>de</strong> la ventana / está mirando<br />
/ el dibujo <strong>de</strong> la taza en su mano / cuando besa la palma / que pue<strong>de</strong> ser la suya<br />
/ y la besa / dual y semejante / ella / aunque apenas roce / el paisaje triste <strong>de</strong> los<br />
hombres / levemente obsceno un cuerpo / <strong>de</strong>snudo y solo?<br />
Es el vivir en la domesticidad que permanece, al esfumarse toda traza <strong>de</strong> pasión<br />
y quedarse entonces ella con el remanente —la costumbre—, lo mecánico<br />
<strong>de</strong> la cotidianeidad:<br />
Algunas mujeres a las diez <strong>de</strong> la mañana / casi tan limpias como rosa / rocío /<br />
como una gota <strong>de</strong>sinfectante / abren al unísono las hojas <strong>de</strong> las puertas / (un apartamento<br />
<strong>de</strong>slumhra por la teca) / miran al cielo olfateando al aire / los muchachos<br />
propensos al catarro / a la tos asmática / saludan / El Sol Palmeras Aves Violáceas<br />
/ sonríen mientras bajan la cuenta / hasta el kiosko <strong>de</strong> revistas / Ellas claman su<br />
cartón clan<strong>de</strong>stino <strong>de</strong> huevos / y un periódico llevan / a la sombra <strong>de</strong> sus brazos /<br />
cochecitos... Todo es posible / claridad altas casas palomas / una gallarda altiva<br />
su nevera / que algunas mujeres se rasuran las piernas / beben café humanamente<br />
hablando / divagan / al abrazo furioso <strong>de</strong> las telenovelas / como un ósculo prohibido<br />
/ cuesta abajo en la rodada («Cuesta abajo»).<br />
La cotidianeidad contra la cual esa mujer no se rebelará pues habrá asumido<br />
que no existe por qué: «Por años me rebelé contra el hombre a causa <strong>de</strong> sus exigencias<br />
y el monopolio sobre su gloria. Pero me he dado cuenta <strong>de</strong> que los hombres<br />
aceptan divertidos la rebelión <strong>de</strong> las mujeres y <strong>de</strong>licadamente saborean sus<br />
5. Yolanda PANTIN, Correo <strong>de</strong>l corazón, Caracas, Fundarte, 1985.<br />
6. Andrea DWORKIN, Intercourse, N. Y., The Free Press, 1987, 122.<br />
1070
estos...» 7 , indica Annie Leclerc. La «gloria» <strong>de</strong>l hombre les quema las alas sin<br />
ellas saberlo; sin percatarse <strong>de</strong> su caída como ángeles... Pantin <strong>de</strong>smenuzará el<br />
mundo <strong>de</strong> esa mujer silenciosa; tanto como el <strong>de</strong> aquella que racionalizando su<br />
situación se empinará por sobre esa caída. La autora recoge así ambas experiencias<br />
y las inserta —repito— en el espíritu <strong>de</strong> esta mo<strong>de</strong>rnidad, al reproducirlas<br />
sobre la página fragmentariamente, siguiendo el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> progresión <strong>de</strong> las<br />
cosas hoy, cuando nada es predictible más y también la experiencia femenina se<br />
ha visto doblemente invadida, <strong>de</strong>smenuzada, codificada y reconstruida al interior<br />
<strong>de</strong> una época don<strong>de</strong> los mitos —<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Hollywood hasta Borges—, los países<br />
—<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Alaska hasta Inglaterra— se intersectan como consecuencia <strong>de</strong> la<br />
neurosis posindustrial. Un fenómeno al cual ella asiste tensando, hasta borrarlos,<br />
los roles que históricamente le han sido asignados:<br />
No hay mujer / mi madre / ni una hija pequeña / y enferma / hay dos palabras /<br />
sobre el papel higiénico / <strong>de</strong> la cocina / dos palabras / sobre la estatua <strong>de</strong> Gloria<br />
Swanson / picotean / la mano mansa <strong>de</strong> la gloria / lamen / con su lengua áspera /<br />
su gorgoja intermitentemente / vuelan revolotean aletean / hacen ruido / las dulces<br />
distancias <strong>de</strong> los sueños / Alaska / Inglaterra según Borges / No hay mujer / ni madre<br />
/ en la pulcra quietud <strong>de</strong> lo que habita / no hay puerta («No hay puerta»).<br />
Pero posiblemente sea «Vitral <strong>de</strong> mujer sopla» el poema que con mayor<br />
efectividad con<strong>de</strong>nsa la fragmentación <strong>de</strong>l espacio femenino al interior <strong>de</strong> esa<br />
soledad que acompaña y don<strong>de</strong> ella, como bien apunta Rosalind Coward 8 sabe<br />
que su cuerpo no es su <strong>de</strong>stino:<br />
Se sabe <strong>de</strong> una mujer que está sola / porque camina como una mujer que está<br />
sola... Se sabe que las mujeres que están solas / cuando tocan un botón por largo<br />
tiempo... Las mujeres solas hacen el amor amorosamente / algo les duele / y luego<br />
todo es más bien triste o colérico o simplemente amor («Vitral <strong>de</strong> mujer sola).<br />
María Auxiliadora Álvarez, 9 sin embargo, hace <strong>de</strong>l cuerpo en su poemario<br />
Cuerpo 10 el principio y fin <strong>de</strong>l todo <strong>de</strong>stino a través <strong>de</strong> una marcada irreverencia.<br />
Irreverencia pues su poesía parte <strong>de</strong> una <strong>de</strong>sobediencia y un exceso: al ig-<br />
7. Annie LECLERC, «Woman's Word», New French Feminism, 79.<br />
8. Rosalind COWARD, «The Inslinct», Female Desires, N. Y., Grove Press, 1985. «La gente<br />
tiene cuerpos, anatomías, y ciertas capacida<strong>de</strong>s anatómicas. Pero nuestros cuerpos no son nuestros<br />
<strong>de</strong>slinos. En tomo a las sensaciones <strong>de</strong>l cuerpo, las activida<strong>de</strong>s sexuales y <strong>de</strong> reproducción, existe toda<br />
una serie <strong>de</strong> complicadas emociones y sentidos. Algunos provienen <strong>de</strong> <strong>de</strong>finiciones culturales generales<br />
sobre la sexualidad, pero otros provienen <strong>de</strong> nuestras historias personales».<br />
9. Para un estudio más <strong>de</strong>tallado <strong>de</strong> María Auxiliadora Álvarez, refiero a mi texto «Las razones<br />
y los peligros <strong>de</strong> escribir con el cerpo», Anotaciones sobre el amor y el <strong>de</strong>seo,C, Aca<strong>de</strong>mia Nacional<br />
<strong>de</strong> la Historia, 1986, 85-89.<br />
10. María Auxiliadora ÁLVAREZ, Cuerpo, R., Fundarte, 1985.<br />
1071
norar el consejo <strong>de</strong> Drummond <strong>de</strong> Andra<strong>de</strong>, por hacer —pese a él— poesía con<br />
el cuerpo; y violentar la tesis <strong>de</strong> Virginia Woolf, quien sostenía que para toda<br />
mujer pensar en su feminidad podía conducir a una esterilidad <strong>de</strong> lenguaje, esta<br />
autora trastoca radicalmente ambas teorías pues <strong>de</strong>struye el mito <strong>de</strong> la mujer como<br />
sexo —en el sentido <strong>de</strong>licioso <strong>de</strong>l término— cuando se la muestra al lector<br />
como un animal <strong>de</strong> mata<strong>de</strong>ro en el instante <strong>de</strong>l parto. La mujer <strong>de</strong> Cuerpo es esa<br />
casa <strong>de</strong> lodo —tan <strong>de</strong> la poesía brasilera— cuyas pare<strong>de</strong>s se edifican a base <strong>de</strong><br />
río y <strong>de</strong> cuchillo; y cuya resistencia a la corriente es puesta a prueba en el instante<br />
<strong>de</strong> dilatación que transforma la abertura rodada <strong>de</strong>l pubis, en inmensa ventana:<br />
salida a un mundo sin universo. Fuga <strong>de</strong>l cuerpo expandiéndose para dar<br />
paso a otro cuerpo —¿o empezar a pasar <strong>de</strong> él?— momento <strong>de</strong> dolor supremo.<br />
Síntesis <strong>de</strong> lo que Joáo Cabral <strong>de</strong> Meló Neto ha dado en <strong>de</strong>nominar «la física<br />
<strong>de</strong>l miedo»; pues ahí la mujer, más que en ningún otro momento, no está sentada,<br />
no está tranquila, no está calmada:<br />
y una <strong>de</strong>forme y <strong>de</strong>snuda / eliminando toda la sangre / y todo el hijo <strong>de</strong> que se es<br />
capaz / que no pue<strong>de</strong> salir / porque una tiene la abertura / como cerradura / compañero<br />
tan relativo / rojo recto riguroso / exento.<br />
Partiendo <strong>de</strong> ese instante Álvarez observa el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l tema femenino<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo masculino como presencia. Al mirarse en el «espejo» <strong>de</strong>l hombre<br />
que la ayuda a parir, lo que ve no es su cuerpo personal ni el doctor sino el<br />
<strong>de</strong>l Otro que también es el suyo doble cuerpo formado por el <strong>de</strong>l padre afuera<br />
y el <strong>de</strong>l hijo a<strong>de</strong>ntro. Dos cuerpos presentes en la totalidad <strong>de</strong>l libro. El primero<br />
a causa <strong>de</strong> un asunto <strong>de</strong> piel: aquí la mujer es abundante. Se habla <strong>de</strong><br />
ella como <strong>de</strong><br />
un espacio oscuro / que recorro con la lengua / y me sabe a semen / a sangre / a<br />
agua <strong>de</strong> renacuajo.<br />
Se habla <strong>de</strong> ella como <strong>de</strong><br />
un animal quieto / amarrado / hinchado / habitual / muerto.<br />
Se habla <strong>de</strong> ella, en fin, como cuerpo <strong>de</strong>rrotado, flácido, en contraposición<br />
con la «elegancia ceñida» n <strong>de</strong>l hombre, y con la piel femenina, suave, lisa y<br />
elástica» 12 <strong>de</strong> la mujer que no ha parido. Y se fija simultáneamente, el instante<br />
<strong>de</strong>l parto, es <strong>de</strong>cir, el intervalo entre el cuerpo como «casa» bacheleriana, y el<br />
cuerpo vacío cuando se transforma en tierra <strong>de</strong> nadie: tiempo común al sexo fe-<br />
11. Marguerite YOURCENAR, Memorias <strong>de</strong> Adriano, 44.<br />
12. Simone DE BEAUVOR, El segundo sexo, tomo Ü.M., Siglo XXI, 1970, 13.<br />
1072
menino en general, pues resulta ser el único momento cuando toda mujer, instintivamente,<br />
toma conciencia <strong>de</strong> que no está en la vida por costumbre.<br />
El segundo cuerpo porque, parafraseando a Beauvoir, para averiguar por qué<br />
la mujer es el Otro, es necesario saber <strong>de</strong> qué modo la naturaleza ha continuado<br />
en ella en el transcurso <strong>de</strong> la historia», 13 y ese modo es manifiestamente masculino<br />
porque la mujer se niega categóricamente a parir <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el instante en que se<br />
rebela contra ese estado <strong>de</strong> crisis, ese miedo que significa asumir su feminidad<br />
con el primer monstruo:«el cuerpo <strong>de</strong> la mujer no permite que la especie se instale<br />
en ella sin oponerle resistencia». 14 Hay entonces que «matar al animal» que<br />
no es sino el doble cuerpo <strong>de</strong>l cual hablábamos más arriba, es <strong>de</strong>cir, «la piel <strong>de</strong><br />
a<strong>de</strong>ntro y el esqueleto <strong>de</strong> afuera:<br />
hueso que observa / quieto <strong>de</strong> mesa / don<strong>de</strong> abrimos los cuerpos... escrutinio que<br />
muer<strong>de</strong> / que raja / navaja para que empiece el pie / el hijo / el riñon / para incidir<br />
el hueso / con esa viscosidad / ese olor / ese modo <strong>de</strong> quirófano.<br />
Alicia Torres, por su lado, <strong>de</strong>sarrolla en Fatal 15 lo real dé un discurso <strong>de</strong>l<br />
sentimiento <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la mujer mitológica, bíblica e histórica quien, como amante,<br />
se queda a vivir <strong>de</strong> lo que el amado <strong>de</strong>jó al fugarse <strong>de</strong> ella; o por el contrario lo<br />
<strong>de</strong>struye antes <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarle a él tomar esa iniciativa... Es así entonces como Magdalena,<br />
Circe, Salomé, Judith o Clitemnestra en el lenguaje <strong>de</strong> Alicia Torres<br />
vuelven a amar, a recuperar el territorio perdido. Y es que la autora no preten<strong>de</strong><br />
con este texto, sino elaborar una cronología <strong>de</strong> la dominación impuesta por la<br />
mujer cuando controla el juego amoroso o se abandona a él sin medida ni tasa.<br />
Por eso Fatal se inscribe en lo que Jessica Benjamin ha dado en llamar «un retorcimiento<br />
<strong>de</strong> los lazos <strong>de</strong>l amor», 16 pues cada poema subvierte una fase <strong>de</strong>l<br />
mismo y, como las <strong>de</strong> la luna, matiza con una porción distinta <strong>de</strong> luz la totalidad<br />
<strong>de</strong>l sentimiento:<br />
A veces juego con la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> matarte / (<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> todo, querido, / nadie es<br />
inocente) / y entonces pienso en sacerdotes antiguos / ataviados <strong>de</strong> oro y lino<br />
blanco, / incienso rumbo a los cielos... pero entonces tú te acercas, querido, / con<br />
los brazos abiertos / y yo sonrío culpable / besándote la garganta, / las muñecas, la<br />
sien. / La vida allí don<strong>de</strong> late vulnerable. («Sacerdotisa»)<br />
Un lenguaje preciso, certero, apabullante que revierte y <strong>de</strong>scontextualiza los<br />
roles tradicionalmente adoptados ante el <strong>de</strong>seo —«el hombre expresa <strong>de</strong>seo y la<br />
13. Simone DE BEAUVOIR, El segundo sexo, 51.<br />
14. Op. cu.<br />
15. Alicia TORRES, Fatal, C, Fund., 1988.<br />
16. Jessica BENJAMÍN, The Bonds ofLove, N. Y., Pantheon, 1988,<strong>21</strong>9.<br />
1073
mujer es su objeto»— 17 al ponerlos en boca <strong>de</strong> todas estas heroínas anteriores a<br />
cualquier teorización feminista <strong>de</strong> la sumisión y el dominio. Con ello la autora<br />
revitaliza la discusión en torno al tema e incorpora igualmente su obra a la forma<br />
informe <strong>de</strong> nuestra mo<strong>de</strong>rnidad, al establecer convergencia <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un<br />
mismo espacio, entre la mujer clásica y la protagonista contemporánea; superponiendo<br />
sus caídas, pasiones y claudicaciones que esencialmente no han visto<br />
modificaciones sustanciales <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la época <strong>de</strong> las «Mujeres <strong>de</strong> Atenas»:<br />
Nosotras, en tiempos <strong>de</strong> guerra, / somos unas combatientes admirables, / aunque<br />
nuestros heroísmos estén hecho / a la medida <strong>de</strong> un libro que nunca se escribió...<br />
Es verdad que hilamos más que <strong>de</strong> costumbre /pero es que estas telas recias<br />
nunca alcanzan / para la vastedad <strong>de</strong> nuestros lechos... Sólo nosotras sabemos /<br />
cuánta amargura escon<strong>de</strong>n unas manos quietas, / cuánto oscuro <strong>de</strong>seo anida en lo<br />
sereno, / cuánta violencia late en la sumisión.<br />
Fatal habla <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la victimización <strong>de</strong> ella por parte <strong>de</strong>l otro aun cuando en<br />
la superficie sea la mujer quien lo violente; pues víctima o victimario es inevitablemente<br />
ella quien experimentará al abandono:<br />
Abrazada a sí misma / una mujer mira al suelo. / Su postura me parece conocida.<br />
/ A la luz <strong>de</strong> un cigarrillo, / le pregunto por lo turbio en su mirada, / por la curva<br />
<strong>de</strong>scen<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> sus hombros... Con la punta <strong>de</strong>l zapato / ahogo en tierra la lumbre<br />
que me queda, / me abrazo a mí misma y la acompaño / en el gesto<br />
inmemorial <strong>de</strong>l abandono. («Mora»)<br />
«El feminismo no ha cambiado el estatus <strong>de</strong> la mujer», 18 apunta agudamente<br />
Catharine MacKinnon, y la correlación establecida por Alicia Torres entre el<br />
pasado y el presente amoroso femenino reafirma esta verdad trasplantada hoy al<br />
terreno <strong>de</strong> lo legal, lo económico y lo social por la vía <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r que ella aún no<br />
<strong>de</strong>tenta. Y al alcanzar este estadio es indispensable resaltar cómo en los distintos<br />
enfoques que la intimidad <strong>de</strong> lo femenino adopta en estas tres autoras, subyace<br />
la misma problemática <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r y movimiento <strong>de</strong> ese po<strong>de</strong>r que oscila: entre<br />
el compás <strong>de</strong>l amor doméstico en Pantin, hasta su sacralización en Torres,<br />
pasando por la <strong>de</strong>formación <strong>de</strong>l mismo en Álvarez: «Literalmente somos violadas,<br />
golpeadas, pornográficamente expuestas, forzadas por un mundo que se inicia,<br />
al menos, enteramente fuera <strong>de</strong> nosotras», 19 enfatiza MacKinnon, poniendo<br />
así <strong>de</strong> manifiesto las dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la mujer para dar un nuevo paso en la exploración<br />
particular <strong>de</strong>l sentimiento.<br />
17. Jessica BENJAMÍN, The Bond ofLove, 86.<br />
18. Catharine A. MACKINNON, Feminism Unmodified, Cambridge, Harvard University Press,<br />
1987, 2.<br />
19. íd. 57.<br />
1074
Lograr escribir con el cuerpo hoy, constituye para ellas un triunfo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong><br />
esa lucha. Un triunfo que, si en el terreno feminista queda con su valentía justificado,<br />
literariamente obtiene su estatus dada la calidad <strong>de</strong>l lenguaje que lo expresa.<br />
Resta ahora por superar la barrera <strong>de</strong> lo masculino: hablar <strong>de</strong>l cuerpo <strong>de</strong>l<br />
hombre con la satisfacción y la minuciosidad que éste ha puesto en la representación<br />
<strong>de</strong> lo femenino, no tenemos aquí sino recordar, por ejemplo, el placer<br />
que Neruda pone al <strong>de</strong>scribir el sonido producido por la orina <strong>de</strong> una mujer al<br />
chocar contra el suelo... En Venezuela, María Fernanda Madriz —aún inédita—<br />
ha aceptado ese reto que en Esparta se apunta ya <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Ana<br />
Rossetti e Isla Correyero. 20 Profundizar en ello es el <strong>de</strong>safío que se les impone.<br />
Asumirlo y triunfar constituirá sin lugar a dudas su salvación, y más naturalmente<br />
su con<strong>de</strong>na.<br />
20. Ana ROSSETTI, «Kalvin Klein, un<strong>de</strong>rdrawers». Las diosas blancas, 73. Isla CORREYERO, «La<br />
<strong>de</strong>rrota», 145-146.<br />
1075
LA CASA DE CARTÓN DE MARTÍN ADÁN<br />
Y EL RELATO VANGUARDISTA HISPANOAMERICANO<br />
HUGO J. VERANI<br />
University of California, Davis<br />
En la década <strong>de</strong> los veinte la narrativa vanguardista tuvo más <strong>de</strong>tractores<br />
que adherentes, causó incomodidad y hasta indignación en lectores condicionados<br />
por la sensibilidad estética en vigencia. Se la consi<strong>de</strong>raba aséptica, intrascen<strong>de</strong>nte,<br />
mero virtuosismo escapista y se la repudió con furia inusitada. Con<br />
ingenio mordaz, Rufino Blanco Fombona <strong>de</strong>finió en 1927 la nueva modalidad<br />
<strong>de</strong> narrar con una fórmula que resume el <strong>de</strong>sconcierto y la incomprensión que<br />
había provocado: «cinematógrafo + poemita + tontería - talento = novela». 1 Como<br />
toda narrativa que quebrantaba normas consolidadas fue marginada por el<br />
apogeo <strong>de</strong>l regionalismo mundonovista, que produjo la llamada novela <strong>de</strong> la tierra,<br />
expresión nacional <strong>de</strong> incuestionable arraigo popular. Sin embargo, la presencia<br />
<strong>de</strong> una narrativa contestataria fue más abundante y consi<strong>de</strong>rable <strong>de</strong> lo<br />
que suelen reconocer las historias <strong>de</strong> la literatura hispanoamericana. No se trata<br />
<strong>de</strong> casos esporádicos, sino <strong>de</strong> un grupo <strong>de</strong> escritores que parten <strong>de</strong> una actitud<br />
<strong>de</strong> ruptura, impulsados por una imaginación sin restricciones, que no adquiere<br />
aceptación hasta mediados <strong>de</strong> los sesenta. El rescate <strong>de</strong> las obras <strong>de</strong>splazadas<br />
por la narrativa mundonovista y excluidas <strong>de</strong>l proceso evolutivo <strong>de</strong> las letras<br />
continentales resulta por lo tanto una tarea impostergable.<br />
Entre los narradores que encauzan una nueva sensibilidad cabe incluir a<br />
los siguientes: Macedonio Fernán<strong>de</strong>z, que abre el camino hacia la escritura<br />
fragmentaria y autorreflexiva, hacia la narrativa que cuestiona irónicamente<br />
1. Rufino BLANCO FOMBONA, «Personalida<strong>de</strong>s contra escuelas», El espejo <strong>de</strong> tres faces, Santiago,<br />
Ercilla, 1937. El artículo había sido publicado en El Sol <strong>de</strong> Madrid en octubre <strong>de</strong> 1927. Más a<strong>de</strong>lante<br />
afirma, con <strong>de</strong>spaipajo, comentar obras que no lee: «De lo nuevo sé poco. No conozco Don Segundo<br />
Sombra, <strong>de</strong> Güiral<strong>de</strong>s, ni Margarita <strong>de</strong> niebla, <strong>de</strong> Torres Bo<strong>de</strong>t, ni otras novelas <strong>de</strong> que se<br />
habla con elogio, como Los <strong>de</strong> abajo, <strong>de</strong> autor <strong>de</strong> México. ¡No importal» (p. 37).<br />
1077
el discurso literario; Roberto Arlt, que se <strong>de</strong>splaza hacia conflictos humanos<br />
inéditos en la narrativa <strong>de</strong> la época (la angustia existencial urbana) y se <strong>de</strong>spoja<br />
<strong>de</strong> la corteza retórica, la corrección vacua y estetizante, el «escribir<br />
bien» tan reverenciado en el mundo hispánico; Felisberto Hernán<strong>de</strong>z, que inicia<br />
la escritura autorreflexiva, el texto narrativo como materia en gestación,<br />
cuyo tema es su propio proceso <strong>de</strong> creación; Pablo Palacio en el Ecuador, autor<br />
<strong>de</strong> Débora (1927), metanovela consciente <strong>de</strong> sus mecanismos literarios, y<br />
Julio Garmendia en Venezuela, que privilegia lo fantástico en La tienda <strong>de</strong><br />
muñecos (1927). Otros escritores cultivan una narrativa invadida por tensiones<br />
líricas (atemporalidad, estatismo, interiorización e intensificación metafórica)<br />
que borran los límites genéricos. Oliverio Girando en la Argentina, Neruda,<br />
Huidobro y Rosamel <strong>de</strong>l Valle en Chile, Arqueles Vela, Efrén<br />
Hernán<strong>de</strong>z y el grupo <strong>de</strong> los Contemporáneos en México (Gilberto Owen,<br />
Salvador Novo, Jaime Torres Bo<strong>de</strong>t y Xavier Villaurrutia) constituyen el<br />
núcleo <strong>de</strong> los escritores <strong>de</strong> vanguardia que inaugura una tradición narrativa<br />
que tien<strong>de</strong> a convertirse progresivamente en campo <strong>de</strong> incesante experimentación.<br />
El peruano Martín Adán es uno <strong>de</strong> los más representativos —e injustamente<br />
ignorados— <strong>de</strong> este grupo, autor <strong>de</strong> La casa <strong>de</strong> cartón (1928), novela que se publicó<br />
con un prólogo <strong>de</strong> Luis Alberto Sánchez y un colofón <strong>de</strong> José Carlos Mariátegui.<br />
2 Pese a sus ilustres padrinos, la novela no <strong>de</strong>spertó mayor interés crítico;<br />
la experiencia y las expectativas <strong>de</strong>l lector le impidieron liberarse <strong>de</strong> los<br />
hábitos <strong>de</strong> lectura predominantes en el Perú. Treinta y un años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su<br />
publicación Mario Vargas Llosa intenta rescatarla <strong>de</strong>l olvido e inicia un acercamiento<br />
más a<strong>de</strong>cuado, pero su lectura y las ediciones posteriores no ocasionan<br />
cambios significativos en la recepción <strong>de</strong> la novela, apenas vislumbrada por la<br />
crítica. 3<br />
En La casa <strong>de</strong> cartón Martín Adán se distingue por la radicalidad con que<br />
asume una nueva estética <strong>de</strong> la escritura: empren<strong>de</strong> una disolución <strong>de</strong> lo no-<br />
2. Martín ADÁN, La casa <strong>de</strong> cartón, Lima, Talleres <strong>de</strong> Impresiones y Encua<strong>de</strong>maciones «Perú»,<br />
1928. Las citas se hacen <strong>de</strong> la segunda edición, Lima, Editorial Nuevos Rumbos, 1958.<br />
3. Citaremos en particular: Mario VARGAS LLOSA, "La casa <strong>de</strong> cartón», Cultura Peruana (Lima),<br />
n. 135-136 (1959), s.p. (9 y 62); y n. 137 (1959), s.p. (7 y 46); Hubert P. Weller, «La casa <strong>de</strong><br />
cartón <strong>de</strong> Martín Adán, y el mar como elemento metafórico», Letras (Lima), n. 66-67 (1961), pp.<br />
142-153; Mario CASTRO ARENAS, «Cimientos estéticos <strong>de</strong> La casa <strong>de</strong> cartón». De Palma a Vallejo,<br />
Lima, Populibros Peruanos, s.f. (1964), pp. 125-135; Edmundo BENDEZÚ, «LO grotesco en La casa<br />
<strong>de</strong> cartón <strong>de</strong> Martín Adán», Letras, n. 78-79 (1967), pp. 200-204; Luis LOAYZA, «Martín Adán en su<br />
Cara <strong>de</strong> cartón». El Sol <strong>de</strong> Lima, Lima, Mosca Azul Editores, 1974, pp. 127-141; Estuardo NúÑEZ,<br />
«Martín Adán, narrador peruano, y su prosa precursora <strong>de</strong> las nuevas corrientes literarias», IV Congreso<br />
<strong>de</strong> la nueva narrativa hispanoamericana, vol. I, Cali, Universidad <strong>de</strong>l Valle, 1974, pp. 34-37;<br />
Mirko LAUER, LOS exilios interiores: una introducción a Martín Adán, Lima, Hueso Húmero Ediciones,<br />
1983, pp- 23-33; John KINSELLA, «La creación <strong>de</strong> Barranco: un estudio <strong>de</strong> La casa <strong>de</strong> cartón, <strong>de</strong><br />
Martín Adán», Revista <strong>de</strong> crítica literaria latinoamericana, año XIII, n. <strong>26</strong> (1987), pp. 87-96.<br />
1078
velesco en la subjetividad lírica, en la discontinuidad, en el fragmentarismo y<br />
en la contextualidad disonante. Su mismo título, emblema <strong>de</strong> la estética vanguardista,<br />
alu<strong>de</strong> a la fragilidad <strong>de</strong>l mundo fenoménico y a la <strong>de</strong>sconfianza ante<br />
una realidad objetiva. Si en la ficción realista la casa es un espacio protector,<br />
recinto mítico <strong>de</strong> la intimidad y <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad que sostiene la existencia<br />
<strong>de</strong> los personajes, aquí se convierte en un espacio <strong>de</strong>shabitado y <strong>de</strong> contornos<br />
evanescentes, producto <strong>de</strong> la imaginación. El autor construye explícitamente<br />
un simulacro, una arquitectura <strong>de</strong> papel, reducida a su condición <strong>de</strong> lenguaje,<br />
que no extrae sus andamios <strong>de</strong> la observación directa <strong>de</strong> la realidad, sino <strong>de</strong><br />
lecturas literarias.<br />
El narrador asume una actitud lúdico-estética, reduciendo la construcción<br />
ficcional a un proceso intelectual, a través <strong>de</strong>l cual se proyecta un mundo subjetivo.<br />
Su sensibilidad artística establece una relación dialéctica con el <strong>de</strong>stinatario,<br />
a cuya competencia estética apela <strong>de</strong> continuo: «Ahora el mar es un<br />
espejo don<strong>de</strong> se mira el cielo, un grueso y vasto cristal azogado <strong>de</strong> lisas y corvinas»<br />
(p. 93). La paráfrasis <strong>de</strong> un verso <strong>de</strong> «Sinfonía en gris mayor» <strong>de</strong> Darío<br />
revela la ten<strong>de</strong>ncia a sustituir la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> la naturaleza con glosas <strong>de</strong><br />
textos anteriores. Las nubes, por ejemplo, son suplantadas por alusiones artísticas:<br />
«...nubes redondas <strong>de</strong> todos los colores que unas veces parecen pelotas<br />
alemanas, y otras, verda<strong>de</strong>ramente nubes <strong>de</strong> Norah Borges» (p. 44); «Y una<br />
nube <strong>de</strong> color café con leche, ¿qué será? Es posible que no sea nada. O quizá<br />
sea ella un verso <strong>de</strong> Neruda. O quizá una cosa <strong>de</strong> signo, patria <strong>de</strong> Amara, sueño<br />
<strong>de</strong> Eguren» (p. 57). Este mecanismo intertextual le permite ensamblar referencias<br />
culturales contextualizadas para <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> manera elusiva, heterogénea<br />
superposición <strong>de</strong> textos que <strong>de</strong>sempeña un rol constitutivo <strong>de</strong> la ficción.<br />
De este modo el narrador integra en su narración el comentario <strong>de</strong> sus lecturas<br />
escolares, novelas <strong>de</strong>cimonónicas que permiten una lectura pasiva: «Y la<br />
<strong>de</strong> Pérez Galdós, práctica y peligrosa, con tísicos y locos y criminales y apestados,<br />
pero que el lector ve <strong>de</strong> lejos sin peligro» (p. 22). El cuestionamiento<br />
<strong>de</strong> la enunciación en los mo<strong>de</strong>los canonizados, que tien<strong>de</strong>n a fijar la verdad,<br />
acentúa una revisión <strong>de</strong> la convención autoritaria <strong>de</strong> narrar, que controla la<br />
materia, la información y el lector. Por el contrario, los procedimientos narrativos<br />
<strong>de</strong> Adán se caracterizan por la autorreferencialidad y por la enunciación<br />
problematizada, por los <strong>de</strong>splazamientos que exponen la incertidumbre y la<br />
multiplicidad <strong>de</strong> lo real, reclamando que el lector quiebre sus hábitos mentales<br />
—como dirá Morelli en Rayuela— se involucre en la narración y abandone<br />
posturas meramente receptivas, <strong>de</strong> simple consumidor. 4<br />
La casa <strong>de</strong> cartón expone la existencia <strong>de</strong> un código <strong>de</strong> vanguardia: la noción<br />
<strong>de</strong> novela como juego metafórico más que como <strong>de</strong>sarrollo lineal y sucesi-<br />
4. Sobre la enunciación problematizada, véase Irlemar CHIAMPI, El realismo maravilloso, Caracas,<br />
Monte Ávila, 1983, pp. 85-88.<br />
1079
vo <strong>de</strong> una historia. El relato se convierte en un arte combinatoria <strong>de</strong> recuerdos e<br />
impresiones, en una sucesión <strong>de</strong> visiones <strong>de</strong>shilvanadas que fragmentan la acción<br />
en secuencias discontinuas que imitan el funcionamiento <strong>de</strong> la memoria.<br />
La yuxtaposición fortuita <strong>de</strong> recuerdos sin nexos hilativos suspen<strong>de</strong>, por otra<br />
parte, la percepción habitual <strong>de</strong> los fenómenos. En los siete primeros fragmentos<br />
(la novela consta <strong>de</strong> 39 secuencias) pasan, como en una pantalla <strong>de</strong> cinema,<br />
evocaciones rápidas <strong>de</strong>l invierno, el campo, un cura, unos viejos, una ban<strong>de</strong>ra,<br />
una carreta <strong>de</strong> hela<strong>de</strong>ro, beatas, un viaje en tranvía, un inglés que pescaba con<br />
caña, una calle mojada por la lluvia, una inglesa con gafas, en suma, recuerdos<br />
<strong>de</strong>sligados <strong>de</strong> toda acción unificadora. Se esbozan historias o relatos pero la narración<br />
se interrumpe y se fragmenta en una multitud <strong>de</strong> cuadros o escenas que<br />
forman un contrapunto disonante.<br />
El lector se ve obligado a suplir blancos y a establecer una conexión entre<br />
los fragmentos <strong>de</strong> un texto <strong>de</strong>sarticulado e inacabado, <strong>de</strong> un relato abierto y sin<br />
lógica discursiva, sin trama y sin <strong>de</strong>senlace, pero <strong>de</strong>l que podrían reconstruirse<br />
las vicisitu<strong>de</strong>s propias <strong>de</strong> un adolescente <strong>de</strong> catorce años durante sus vacaciones<br />
escolares. La sucesión <strong>de</strong> evocaciones y <strong>de</strong> aventuras autónomas rescatan un<br />
ambiente evanescente, impresiones juveniles <strong>de</strong>l balneario <strong>de</strong> Barranco en los<br />
veinte. No se trata, sin embargo, <strong>de</strong> una <strong>de</strong>scripción objetiva <strong>de</strong> costumbres locales<br />
sino <strong>de</strong> una experiencia <strong>de</strong> lenguaje, un proceso lírico sobre el auto<strong>de</strong>scubrimiento<br />
<strong>de</strong> un artista adolescente. La novela nace <strong>de</strong> situaciones concretas que<br />
sirven <strong>de</strong> pretexto para <strong>de</strong>smitificar —con penetrante ironía— el mundo acartonado<br />
<strong>de</strong> los adultos. Aunque brevemente, es digna <strong>de</strong> anotar una similitud que<br />
vincula La casa <strong>de</strong> cartón con Los cachorros <strong>de</strong> Vargas Llosa. Un ejemplo muy<br />
ilustrativo es el uso <strong>de</strong> diminutivos, a los que acu<strong>de</strong>n ambos novelistas para obtener<br />
la empatia <strong>de</strong>l lector. En Los cachorros el reiterado uso <strong>de</strong> diminutivos<br />
«transparenta el infantilismo y la complacencia en la que se van hundiendo los<br />
personajes por rechazo o por absorción <strong>de</strong> la sociedad». 5 Cito un breve fragmento<br />
<strong>de</strong>l final <strong>de</strong> la novela: «y comenzábamos a engordar y a tener canas, barriguitas,<br />
cuerpos blandos, a usar anteojos para leer, a sentir malestares <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> comer y <strong>de</strong> beber y aparecían ya en sus pieles algunas pequitas, ciertas arruguitas».<br />
6 Cuarenta años antes Martín Adán logra semejante distanc ¿amiento irónico,<br />
al <strong>de</strong>scribir convencionalismos <strong>de</strong> quienes se autocon<strong>de</strong>nan a la marginación<br />
social, con un procedimiento afín: «Ella tenía una blusita parroquial y un<br />
<strong>de</strong>dito índice muy cortés. Maestra fiscal. Veintiocho años. Salud cabal. Resignación<br />
cristiana a la soltería. Y unos lentecitos que ataba a la oreja <strong>de</strong>recha una<br />
levísima ca<strong>de</strong>nita <strong>de</strong> oro» (p. 33).<br />
El efecto distorsionado y arbitrario que provoca el relato <strong>de</strong>riva, en gran<br />
5. José Miguel OVIEDO, Mario Vargas Llosa: la invención <strong>de</strong> una realidad, <strong>Barcelona</strong>, Barral<br />
Editores, 1977, p. 203.<br />
6. Mario VARGAS LLOSA, LOS cachorros, Madrid, Alianza, 1980, p. 144.<br />
1080
parte, <strong>de</strong>l humor <strong>de</strong> Martín Adán, que inventa cuadros irrisorios para satirizar la<br />
moral religiosa y la «sociedad elegante» <strong>de</strong> los burgueses veraneantes: beatas<br />
parroquiales que huelen a ropa sucia, solteronas virtuosas, una inglesa que parecía<br />
un Jacaranda, un alemán zapatonudo, calzones <strong>de</strong> señora en las azoteas. La<br />
remisión a lo ridículo, la atracción por lo anónimo y el humor irreverente actúan<br />
<strong>de</strong> factor <strong>de</strong>smitificador <strong>de</strong>l mundo objetivo y hacen más persuasivas situaciones<br />
insólitas que irrumpen con naturalidad. En la narrativa <strong>de</strong> Martín Adán, como<br />
en la <strong>de</strong> otros vanguardistas (Macedonio Fernán<strong>de</strong>z, Felisberto Hernán<strong>de</strong>z,<br />
Julio Garmendia) el humor constituye una práctica <strong>de</strong> distanciamiento contra todo<br />
<strong>de</strong>terminismo, propuesta que anuncia una nueva edad <strong>de</strong> la literatura hispanoamericana.<br />
Como advierte Julio Cortázar: «Una <strong>de</strong> las pruebas <strong>de</strong>l sub<strong>de</strong>sarrollo<br />
<strong>de</strong> nuestros países es la falta <strong>de</strong> naturalidad <strong>de</strong> sus escritores: la otra es la<br />
falta <strong>de</strong> humor, pues éste no nace sin naturalidad. La suma <strong>de</strong> naturalidad y <strong>de</strong><br />
humor es lo que en otras socieda<strong>de</strong>s da al escritor su personería». 7<br />
Este mecanismo <strong>de</strong> dislocación humorística se complementa con un proceso<br />
análogo, la modificación insólita <strong>de</strong> la materia y <strong>de</strong>l espíritu, el animismo que<br />
distingue a la narrativa vanguardista —recuér<strong>de</strong>se, por ejemplo, las greguerías<br />
<strong>de</strong> Ramón Gómez <strong>de</strong> la Serna y la narrativa <strong>de</strong> Felisberto Hernán<strong>de</strong>z. Como en<br />
el uruguayo, el narrador se siente «solidario en origen con lo animado y lo inanimado»<br />
(p. 42), secreta vinculación entre personas y objetos que <strong>de</strong>splaza la<br />
visión habitual y libera el discurso <strong>de</strong> su referencialidad y lógica utilitaria: «De<br />
noche se echaron a andar los postes. Yo he reconocido en una calle alejadísima<br />
a un poste que se pasa el día entero parado a la puerta <strong>de</strong> mi casa, con el sombrero<br />
en la mano, tieso, absorto, como callando un dolor <strong>de</strong> ríñones o haciendo<br />
sumas con la cabeza» (p. 96). Por medio <strong>de</strong> este <strong>de</strong>senfado burlón se acentúa la<br />
naturaleza subjetiva <strong>de</strong>l relato y un trastocamiento <strong>de</strong> lo real que surge con una<br />
inflexión crítica e irónica.<br />
Para Vargas Llosa La casa <strong>de</strong> cartón es una obra no <strong>de</strong>scriptiva que transmite<br />
«impresiones, sensaciones y emociones». 8 Precisamente, la característica más<br />
<strong>de</strong>stacada es la interiorización <strong>de</strong> la experiencia, subjetivismo que altera la fisonomía<br />
<strong>de</strong> la ficción, ensanchándola hacia lo visionario y el inconsciente, muy<br />
cerca <strong>de</strong>l surrealismo: «Apagar el cigarrillo, arrojar la ceniza, burlar al viento,<br />
exten<strong>de</strong>r el brazo, todo ello le facilitaba celestinescamente el gozo <strong>de</strong> sorpren<strong>de</strong>r<br />
a los zapatos, casi en paños menores, o <strong>de</strong> sobremesa, o matando un domingo»<br />
(p. 64). Su novedad consiste en la receptividad <strong>de</strong> un yo que capta impresiones<br />
<strong>de</strong>l mundo circundante, fundidas con experiencias y obsesiones<br />
autobiográficas, que producen visiones rápidas <strong>de</strong> una realidad que se transforma<br />
in<strong>de</strong>finidamente. La primacía concedida a la metáfora y a la asociación <strong>de</strong><br />
1. Julio CORTÁZAR, La vuelta al día en ochenta mundos, México, Siglo XXI Editores, 1967,<br />
p. 13.<br />
8. Mario VARGAS LLOSA, «La casa <strong>de</strong> cartón». Cultura Peruana, n. 135-136 (1959), s.p. (9).<br />
1081
sensaciones discontinuas subordina lo narrativo a segundo plano.* Lo real objetivo<br />
se <strong>de</strong>svanece y queda sometido a una proliferación <strong>de</strong> expresiones metafóricas<br />
que liberan la función poética. Sobresale el acercamiento <strong>de</strong> imágenes que<br />
conjugan atributos insólitos y relaciones discor<strong>de</strong>s entre los objetos: «Humil<strong>de</strong>mente,<br />
Ramón se <strong>de</strong>spojó <strong>de</strong> su esperanza como se hubiera <strong>de</strong>spojado <strong>de</strong> su<br />
sombrero» (p. 19); «Una paloma pasa baja llevando en el pico una campanada<br />
<strong>de</strong> la Parroquia» (p. 69); «tu corazón es una bocina prohibida por las or<strong>de</strong>nanzas<br />
<strong>de</strong> tráfico» (p. 58); «Los mostachos <strong>de</strong> los viejos cortan finamente, en lonjas<br />
como mermelada cara, una brisa marina...» (p. 15). Es fundamental, asimismo,<br />
la adjetivación múltiple y los enca<strong>de</strong>namientos <strong>de</strong>liberadamente incongruentes,<br />
que lejos <strong>de</strong> <strong>de</strong>finir abren el signo a posibilida<strong>de</strong>s ilimitadas <strong>de</strong> significación,<br />
creando el efecto <strong>de</strong> una metamorfosis infinita, tan típicamente vanguardista:<br />
«Pero todavía es la tar<strong>de</strong> —una tar<strong>de</strong> matutina, ingenua, <strong>de</strong> manos frías, con<br />
trenzas <strong>de</strong> poniente, serena y continente como una esposa, pero <strong>de</strong> una esposa<br />
que tuviera los ojos <strong>de</strong> novia todavía, pero... Cuenta, Lucho, cuentos <strong>de</strong> Quevedo,<br />
cópulas brutas, maridos súbitos, monjas sorprendidas, inglesas castas... Di<br />
lo que se te ocurra, juguemos al sicoanálisis, persigamos viejas, hagamos chistes...<br />
Todo, menos morir» (p. 58). Se recurre a<strong>de</strong>más a asociaciones <strong>de</strong> carácter<br />
fónico, a la ligereza lúdica, aliterante y neologista: «Mi tercer amor tenía los<br />
ojos lindos, y las piernas muy coquetas, casi cocotas» (p. 28). La imaginería<br />
vanguardista, como fuerza generadora <strong>de</strong>l relato, provoca rupturas humorísticas<br />
y relampagueos grotescos, fomenta una actividad proteica que acoge una fantasía<br />
tan irreverente como ilimitada.<br />
La relación entre el narrador y la historia proporciona un mo<strong>de</strong>lo ejemplar<br />
<strong>de</strong> la problematización <strong>de</strong> la perspectiva narrativa en la nueva modalidad <strong>de</strong><br />
ficción. Martín Adán se vale <strong>de</strong> la con<strong>de</strong>nsación <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s para trasladar<br />
el interés <strong>de</strong>l lector <strong>de</strong> la historia al sujeto <strong>de</strong> la enunciación. Los personajes<br />
masculinos se revelan con intermitencias y bien pue<strong>de</strong>n ser la representación<br />
<strong>de</strong> los múltiples yos que habitan al narrador. Por ejemplo, en el primer párrafo<br />
no sabemos si el enunciador es un <strong>de</strong>sdoblamiento <strong>de</strong>l yo o el narrador se<br />
dirige a alguien que lo acompaña: «Y ahora silbas tú con el tranvía, muchacho<br />
<strong>de</strong> ojos cerrados. Tú no compren<strong>de</strong>s cómo se pue<strong>de</strong> ir al colegio tan <strong>de</strong><br />
mañana y habiendo malecones con mar <strong>de</strong>bajo» (p. 13). La narración en primera<br />
persona, en el presente <strong>de</strong>l indicativo, recoge versiones <strong>de</strong> la realidad<br />
hechas por un narrador aparentemente ingenuo que <strong>de</strong>splaza el sujeto narrativo<br />
(como en el ejemplo leído), que pone en duda la existencia <strong>de</strong> un hombre<br />
cuyas imágenes <strong>de</strong>scribe con precisión, «¿Había existido alguna vez aquel<br />
hombre? ¿Habremos soñado Ramón y yo? ¿Lo habremos creado Ramón y yo<br />
con facciones ajenas, con gestos propios?» (p. 49), y que insinúa en este mismo<br />
fragmento que Ramón y él son la misma persona, al compartir sueños.<br />
1082<br />
9. Véase, Ricardo GULLÓN, La novela lírica, Madrid, Cátedra, 1984, pp. 15-28.
¿Son Ramón y el narrador una sola voz <strong>de</strong>sdoblada, dos facetas <strong>de</strong> una misma<br />
personalidad? La novela <strong>de</strong>spliega una focalización oscilante <strong>de</strong> la que resultan<br />
diversos niveles <strong>de</strong> percepción lectorial. Una lectura inocente permite<br />
aceptar como reales los hechos que le ocurren a Ramón, sus amores con Catita<br />
y su prematura muerte. Al mismo tiempo, experiencias y sentimientos compartidos<br />
sugieren que Ramón representa la transposición simbólica <strong>de</strong> las carencias<br />
<strong>de</strong>l narrador (vida activa, aventuras amorosas), que inventa una<br />
personalidad compensatoria, opuesta a la suya, que connota pasividad, contemplación<br />
e impotencia. Lo notable es la maestría <strong>de</strong> Martín Adán en el<br />
cuestionario <strong>de</strong> la enunciación, en el manejo equívoco <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong>l yo<br />
protagónico mediante la problematización <strong>de</strong> la voz narrativa, que no acepta<br />
límites tradicionalmente consolidados.<br />
En una trama hecha <strong>de</strong> <strong>de</strong>splazamientos fortuitos y <strong>de</strong> significantes huidizos,<br />
el <strong>de</strong>seo obsesivo <strong>de</strong> un adolescente vincula los elementos más heterogéneos<br />
y dispares, avi<strong>de</strong>z que converge en la carta <strong>de</strong> Catita, niña <strong>de</strong> quince<br />
años enamorada <strong>de</strong> Ramón. En un presente intemporalizado el protagonista<br />
convierte su relato en un poema a «Catita, mar <strong>de</strong> amor, amor <strong>de</strong> mar»<br />
(p. 80), cuyo recuerdo fertiliza y <strong>de</strong>leita su voluptuosa imaginación, portadora<br />
<strong>de</strong> sugerencias que nunca llegan a manifestarse completamente: «Tú cataste a<br />
Ramón, y él no te supo mal. Pues bien, yo seré Ramón. Yo hago mío el <strong>de</strong>ber<br />
<strong>de</strong> él <strong>de</strong> besarte en las muñecas y el <strong>de</strong> mirarte con los ojos estúpidos, dignos<br />
<strong>de</strong> todas las dichas que tenía Ramón. Tonto y aludo <strong>de</strong>ber, aceptado en una<br />
hora insular, celeste, ventosa, abierta, <strong>de</strong>solada. Yo seré Ramón un mes, dos<br />
meses, todo el tiempo que tú puedas amar a Ramón. Pero no: Ramón ha muerto,<br />
y Ramón nunca tuvo la cara triste, y sobre todo, tú ya has catado a Ramón»<br />
(pp. 72-73). La lente <strong>de</strong>formante <strong>de</strong> Martín Adán le impi<strong>de</strong> mantener el<br />
cauce narrativo, disgregándose la línea argumental en lo imprevisto y lo disonante:<br />
divagaciones sobre un nuevo personaje o sobre los animales <strong>de</strong> un corral,<br />
un señor barrigudo en chaleco, calzones <strong>de</strong> señora, etc. La travesía por lo<br />
imaginario termina cuando el recuerdo <strong>de</strong> Catita se <strong>de</strong>svanece y se solidifica<br />
el silencio: «La sombra va al lado <strong>de</strong> uno, enana, informe, silueta <strong>de</strong> matón<br />
haraposo en finta <strong>de</strong> ataque. El silencio cierra sus paréntesis en cada ventana»<br />
(p. 97). Estas múltiples direcciones <strong>de</strong> lo imaginario tien<strong>de</strong>n a enlazarse en<br />
una difusa experiencia emotiva, en una serie <strong>de</strong> tensiones in<strong>de</strong>terminadas que<br />
estimulan la condición <strong>de</strong> lector. Al final, sucesos tan fortuitos como la corneta<br />
<strong>de</strong> un hela<strong>de</strong>ro, el aullar nocturno <strong>de</strong> perros o la brisa <strong>de</strong>l mar acentúan<br />
el libre enca<strong>de</strong>namiento <strong>de</strong> sensaciones en un espacio que tien<strong>de</strong> a <strong>de</strong>smoronarse<br />
como una casa <strong>de</strong> cartón.<br />
El asalto <strong>de</strong> las vanguardias contra toda normatividad opera progresivamente<br />
sobre la literatura hispanoamericana. Obras tempranas como La casa <strong>de</strong> carton<br />
preparan el terreno a la gran narrativa posterior. No han <strong>de</strong> juzgarse como<br />
producto acabado o por sus logros estéticos, sino como textos <strong>de</strong> ruptura que<br />
1083
abren las puertas a la imaginación, a la ambigüedad, al humor, a la pluralidad<br />
<strong>de</strong> significados y a la subversión <strong>de</strong>l lenguaje, acentuando el carácter activo <strong>de</strong>l<br />
acto <strong>de</strong> leer. Se anticipan al proceso histórico y se proyectan inacabadas hacia<br />
el futuro, invocación a la posterioridad que es, como señalara Enzensberger, «el<br />
factor <strong>de</strong> su permanencia». 10<br />
10. «En todo producto artístico, y muy especialmente en la obra maestra, hay algo <strong>de</strong> inacabado;<br />
este inevitable déficit es, precisamente, el factor <strong>de</strong> su permanencia: su <strong>de</strong>saparición trae consiga<br />
la <strong>de</strong> la obra». Hans Magnas Enzensberger, «Las aporías <strong>de</strong> la vanguardia», Sur, n. 285 (1963), p. 7.<br />
1084
UN PRIMER ACERCAMIENTO AL EPISTOLARIO<br />
ENTRE ALFONSO REYES Y GENARO ESTRADA<br />
SERGE I. ZAÍTZEFF<br />
University of Calgary, Canadá<br />
Cuando Emmanuel Carballo le pi<strong>de</strong> su opinión acerca <strong>de</strong> Genaro Estrada en<br />
1958, Alfonso Reyes contesta con palabras escritas anteriormente en 1937 con<br />
motivo <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> su amigo. En parte dice: «Llegó justamente a México,<br />
proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> Sinaloa, allá por los fines <strong>de</strong>l Ateneo y por los comienzos <strong>de</strong> la<br />
Revolución. Trae a nuestra literatura la riqueza entrañable <strong>de</strong> la provincia, el sabor<br />
<strong>de</strong>l condimento nacional, que siempre las capitales pier<strong>de</strong>n y diluyen un poco.<br />
Y, lo que es mejor, esta obra tiene al mismo tiempo una calidad humana general,<br />
un vapor perceptible y traducible en cualquier tierra. Porque Genaro era<br />
hombre <strong>de</strong> letras consumado, atento a los últimos libros y a las últimas i<strong>de</strong>as<br />
que llegaban <strong>de</strong> todas partes». 1 Reyes siempre tuvo una gran admiración por su<br />
compañero mayor [nacido en 1887] a quien trató personalmente en pocas ocasiones.<br />
Durante 1912 y 1913 cuando Estrada funda con Enrique González Martínez<br />
la revista Argos (en la cual colaboró Reyes) 2 y empieza sus labores como<br />
secretario y profesor en la Escuela Nacional Preparatoria, ambos escritores <strong>de</strong>ben<br />
haberse conocido aunque no han quedado testimonios <strong>de</strong> estos primeros<br />
contactos. En <strong>agosto</strong> <strong>de</strong> 1913 Reyes sale rumbo a Francia y no volvería a su<br />
país <strong>de</strong> manera <strong>de</strong>finitiva hasta 1939.<br />
Es durante esta prolongada ausencia <strong>de</strong> Reyes que va a <strong>de</strong>sarrollarse su íntima<br />
amistad con Estrada la cual se expresa a través <strong>de</strong> un amplio material epistolar<br />
todavía inédito 3 que abarca más <strong>de</strong> veinte años <strong>de</strong> vida. Aquí nos limitare-<br />
1. En Emmanuel CARBALLO, Diecinueve protagonistas <strong>de</strong> la literatura mexicana <strong>de</strong>l siglo XX,<br />
México, Empresas Editoriales, 1965, p. 117.<br />
2. REYES publicó «De vera creatione et essentia mundi», Argos, I, 5 (1913), pp. 7-9.<br />
3. Damos las gracias a la Dra. Alicia Reyes, Directora <strong>de</strong> la Capilla Alfonsina, por habernos<br />
proporcionado copia <strong>de</strong> este epistolario con el objeto <strong>de</strong> preparar una edición crítica.<br />
1085
mos a examinar las cartas que correspon<strong>de</strong>n al período madrileño <strong>de</strong>l largo itinerario<br />
<strong>de</strong> Reyes cuando éste pasa diez años en la capital española entre 1914 y<br />
1924. La correspon<strong>de</strong>ncia que se ha conservado entre ambos escritores empieza<br />
en 1916 a raíz <strong>de</strong> la publicación <strong>de</strong> un libro: Poetas nuevos <strong>de</strong> México. Reyes le<br />
agra<strong>de</strong>ce a Estrada esta antología que encuentra «verda<strong>de</strong>ramente admirable»<br />
por los conocimientos y la luci<strong>de</strong>z crítica que exhibe. En seguida reconoce el talento<br />
<strong>de</strong> su compatriota y lo insta a seguir en el camino <strong>de</strong> la historia literaria <strong>de</strong><br />
México. Con esta primera carta <strong>de</strong>l 3 <strong>de</strong> diciembre se fija la dirección esencialmente<br />
literaria que va a caracterizar el diálogo epistolar durante esta época inicial.<br />
En estos años cuando están ausentes <strong>de</strong> México amigos como Pedro Henríquez<br />
Ureña, José Vasconcelos y Martín Luis Guzmán, el <strong>de</strong>sterrado humanista<br />
mexicano <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>rá casi enteramente <strong>de</strong> Estrada para tener noticias literarias<br />
<strong>de</strong> su país. Si bien es cierto que también le escribía su querido compañero Julio<br />
Torri, estas cartas se acercaban más al diario íntimo que a la crónica literaria.<br />
A<strong>de</strong>más, igual que Mariano Silva y Aceves, Torri no era el corresponsal más<br />
asiduo mientras que Estrada enviaba larguísimas cartas con ejemplar regularidad.<br />
Consciente <strong>de</strong> sus responsabilida<strong>de</strong>s como cronista no oficial <strong>de</strong> la vida literaria<br />
<strong>de</strong> México, Estrada se preocupa por comunicarle a Reyes datos <strong>de</strong> actualidad.<br />
En 1917, por ejemplo, no solamente se refiere a sus propios proyectos sino<br />
que habla <strong>de</strong> las noveda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l día: la aparición <strong>de</strong> la revista Pegaso y los libros<br />
<strong>de</strong> Enrique González Martínez. Pero sobre todo anuncia obras <strong>de</strong> sus compañeros<br />
generacionales, a saber Anímala <strong>de</strong> Mariano Silva y Aceves que no aparecerá<br />
sino hasta 1920 y Ensayos y poemas <strong>de</strong> Julio Torri. Sobre aquella obra Estrada<br />
tiene una impresión favorable: «Es un excelente ensayo sobre los niños<br />
vagabundos, brevísimos apuntes que le fueron sugeridos por un libro <strong>de</strong> Jiménez<br />
el Platero y yo». En cuanto a la publicación en septiembre <strong>de</strong> 1917 <strong>de</strong>l primer<br />
libro <strong>de</strong> Torri, Estrada reconoce su propia intervención: «¡oh qué esfuerzo<br />
<strong>de</strong> comadrona para que saliera página por página, que hubo que corregir, pon<strong>de</strong>rar,<br />
comprobar y <strong>de</strong>stilar! Pero el primer alumbramiento lo ha estimulado para<br />
seguir a<strong>de</strong>lante. Le ha perdido el miedo a la letra <strong>de</strong> imprenta y a los aparadores<br />
<strong>de</strong> las librerías». En realidad Torri nunca perdió ese temor y esperará hasta<br />
1940 para publicar otro libro. En general Estrada ve con buenos ojos la producción<br />
literaria mexicana la cual respon<strong>de</strong> al espíritu <strong>de</strong> seriedad que Pedro Henríquez<br />
Ureña había inculcado en sus discípulos. Entre los nuevos, Estrada llama<br />
la atención en particular sobre el joven Antonio Castro Leal como cuentista original<br />
y crítico agudo, sobre Manuel Toussaint que consi<strong>de</strong>ra muy prometedor<br />
así como sobre Xavier Icaza con su fino «sentido <strong>de</strong> lo bello» y Carlos Díaz<br />
Dufoo Jr. entre otros. También sus contactos con el mundo literario le permiten<br />
leer originales tanto <strong>de</strong> José Vasconcelos como <strong>de</strong> Artemio <strong>de</strong> Valle-Arizpe y<br />
así Reyes se entera <strong>de</strong> lo que se publicará en México. Todas estas noticias proporcionadas<br />
por Estrada logran romper la distancia que separaba a Reyes <strong>de</strong> su<br />
1086
país. Aun lejos, éste pue<strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificarse con las activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> sus paisanos y<br />
mantener vivos sus vínculos con México.<br />
Al recibir libros y artículos <strong>de</strong> Reyes, Estrada suele ser entusiasta pero sin<br />
ocultar <strong>de</strong> vez en cuando alguna reserva. Por ejemplo, encuentra muy bien su<br />
edición <strong>de</strong> las Memorias <strong>de</strong> Fray Servando Teresa <strong>de</strong> Mier pero lamenta la ausencia<br />
<strong>de</strong> ciertos datos. En el caso <strong>de</strong> la reproducción <strong>de</strong>l artículo «Nosotros»,<br />
no vacila en aseverar que a pesar <strong>de</strong> su valor intrínseco, ya no está al día. Por<br />
otro lado, le propone a Reyes temas <strong>de</strong> trabajo que le parecen valiosos como alguna<br />
traducción o una nueva edición <strong>de</strong> Manuel José Othón, Sor Juana Inés <strong>de</strong><br />
la Cruz o Micros. En México, a<strong>de</strong>más, quiere publicarle su primera colección<br />
<strong>de</strong> poesías. Por lo visto se establece entre los dos humanistas un programa <strong>de</strong><br />
mutua ayuda y colaboración. Mientras Estrada le pi<strong>de</strong> datos bibliográficos para<br />
sus propias investigaciones y lo invita a escribir para revistas mexicanas, Reyes<br />
lo recomienda como corresponsal bibliográfico <strong>de</strong> la Revista <strong>de</strong> Filología Española<br />
en la cual él mismo colaboraba activamente. Se trata <strong>de</strong> un período <strong>de</strong> intensa<br />
actividad periodística y editorial para Reyes quien confiesa que quizás escribía<br />
<strong>de</strong>masiado pero que ello estaba justificado para po<strong>de</strong>r darse a conocer en<br />
el mundo <strong>de</strong> las letras. En las cartas dirigidas a su diligente amigo, Reyes a su<br />
vez le correspon<strong>de</strong> con <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> su vida madrileña y apreciaciones acerca <strong>de</strong><br />
sus contemporáneos mexicanos a cuyo lado quería estar con sus propios libros y<br />
<strong>de</strong> hecho publica en Cvltvra, gracias a Julio Torri, sus Cartones <strong>de</strong> Madrid<br />
(1917) y tres años más tar<strong>de</strong> saldrá Retratos reales e imaginarios en Lectura Selecta.<br />
El proyecto <strong>de</strong> editar un poemario en México también se hará realidad <strong>de</strong>bido<br />
a los esfuerzos sostenidos <strong>de</strong> Estrada. Este se hace responsable <strong>de</strong> los libros<br />
<strong>de</strong> su amigo y le hace llegar todo el material que necesita para sus trabajos,<br />
especialmente para la edición <strong>de</strong> los veintinueve tomos <strong>de</strong> las Obras completas<br />
<strong>de</strong> Amado Ñervo que se publicarán entre 1920 y 1928. Con suma eficacia y generosidad<br />
Estrada ayuda a Reyes a llevar a cabo este vasto proyecto con envíos<br />
<strong>de</strong> libros y artículos <strong>de</strong> Ñervo, consejos prácticos y frecuentes intercambios <strong>de</strong><br />
i<strong>de</strong>as. En 1925 Estrada sacará por su parte su propia Bibliografía <strong>de</strong> Amado<br />
Ñervo en la nueva serie <strong>de</strong> «Monografías Bibliográficas Mexicanas» que él mismo<br />
pondrá en marcha.<br />
Cabe notar que antes <strong>de</strong> la publicación <strong>de</strong> su segundo libro, es <strong>de</strong>cir, entre<br />
1916 y 19<strong>21</strong>, Estrada da a conocer breves prosas, reseñas, artículos eruditos y<br />
traducciones <strong>de</strong>l inglés y <strong>de</strong>l francés, particularmente <strong>de</strong> Aloysius Bertrand y<br />
Jules Renard. En estos años colabora en Cvltvra, Gladios, Pegaso, Revista <strong>de</strong><br />
Revistas, Revista Nueva y México Mo<strong>de</strong>rno en la cual tuvo a su cargo la sección<br />
<strong>de</strong> reseñas durante el primer año a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> ser jefe <strong>de</strong> redacción por poco tiempo.<br />
Estas publicaciones atestiguan su interés por las letras <strong>de</strong> México así como<br />
su conocimiento <strong>de</strong> otras literaturas, especialmente la francesa. En la capital<br />
mexicana Estrada también participa regularmente en las reuniones literarias fre-<br />
1087
cuentadas por Julio Torri, Mariano Silva y Aceves y los pintores Jorge Enciso y<br />
Roberto Montenegro.<br />
Hacia mediados <strong>de</strong> 1920, luego <strong>de</strong> haber sido «el verda<strong>de</strong>ro representante <strong>de</strong><br />
México en esta tierra» (según sus propias palabras), Reyes es nombrado segundo<br />
secretario en la legación <strong>de</strong> su país en España. Su situación por lo tanto va<br />
mejorando pero no se siente <strong>de</strong>l todo satisfecho. Se queja con Estrada <strong>de</strong>l hecho<br />
<strong>de</strong> que merece un cargo más elevado y cuenta con su intervención para ser ascendido<br />
a primer secretario en Madrid aunque en esos momentos estaría dispuesto<br />
a colaborar con José Vasconcelos en sus nuevas empresas. En el fondo,<br />
como lo revelan sus confi<strong>de</strong>ncias a su querido Genaro, Reyes tiene poca tolerancia<br />
con el bajo nivel <strong>de</strong> los colegas que lo ro<strong>de</strong>an en la diplomacia. Dice nostálgicamente:<br />
«Suspiro por mi bohemia literaria, llena <strong>de</strong> buena compañía. Socorro,<br />
socórrame Ud.» (25 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1920). Su ilimitada fe en su amigo se<br />
expresa claramente en esta misma carta cuando escribe: «si Dios aniquilaba un<br />
día el universo, yo me comprometía a reconstruirlo en otra semana, a condición<br />
<strong>de</strong> que me ayudara Genaro Estrada». Lo que más <strong>de</strong>sea Reyes es tener tiempo<br />
para sí mismo y para escribir su Ifigenia con la cual sueña y por eso pi<strong>de</strong> la opinión<br />
<strong>de</strong> su «hermano bueno» con respecto a su posible regreso a México. Estrada<br />
entien<strong>de</strong> las vacilaciones <strong>de</strong> su compañero y sabe que no es fácil triunfar en<br />
México pero cree con fervor en el porvenir <strong>de</strong> su país y quiere que Reyes participe<br />
con él en su construcción.<br />
Para 19<strong>21</strong> la situación <strong>de</strong> ambos escritores sufre cambios importantes. En<br />
primer lugar, Reyes es ascendido a primer secretario en Madrid y así permanecerá<br />
unos años más en España sin aceptar las proposiciones <strong>de</strong> José Vasconcelos.<br />
En cuanto a Estrada, éste pasará varios meses en Europa (entre febrero y julio)<br />
encargado <strong>de</strong> la representación mexicana en la feria <strong>de</strong> Milán antes <strong>de</strong> ir a<br />
visitar a Reyes en Madrid y <strong>de</strong> volverse a ver en París. Hacia fines <strong>de</strong> 19<strong>21</strong> Estrada<br />
entra en la Secretaría <strong>de</strong> Relaciones Exteriores como oficial mayor lo cual<br />
marca el inicio <strong>de</strong> una brillante carrera diplomática, carrera que acercará cada<br />
vez más a ambos amigos. El año <strong>de</strong> 19<strong>21</strong> también es significativo para Estrada<br />
porque aparece su primera obra <strong>de</strong> creación literaria, es <strong>de</strong>cir su Visionario <strong>de</strong><br />
la Nueva España. Se trata <strong>de</strong> una colección <strong>de</strong> textos cortos con el subtítulo <strong>de</strong><br />
«Fantasías mexicanas» que Reyes llamaría un Gaspar <strong>de</strong> la noche mexicano. 4<br />
La lectura <strong>de</strong> este libro <strong>de</strong> inspiración colonialista ha resultado «una revelación»<br />
para Reyes. (6 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 19<strong>21</strong>) Por su parte, éste acelera su ritmo <strong>de</strong><br />
producción entre 1920 y 19<strong>21</strong> con la publicación <strong>de</strong> libros como Retratos reales<br />
e imaginarios, El plano oblicuo, El cazador y las dos primeras series <strong>de</strong> Simpatías<br />
y diferencias.<br />
Como consecuencia <strong>de</strong>l contacto personal que hubo entre Reyes y Estrada<br />
4. «Genaro Estrada» en Pasado inmediato (1941), recogido en Alfonso Reyes, Obras completas,<br />
XII, México, Fondo <strong>de</strong> Cultura Económica, 1955, p. 177.<br />
1088
en Madrid y en París, la correspon<strong>de</strong>ncia adquiere en seguida un tono <strong>de</strong> mayor<br />
intimidad. Aunque no llegarán a tutearse, se <strong>de</strong>leitan con el carifioso uso mutuo<br />
<strong>de</strong>l apodo «Gordo». Después <strong>de</strong>l regreso <strong>de</strong> Estrada a México, Reyes lo extraña<br />
y muestra su aprecio invitándolo a colaborar con «lo mucho bueno que tiene»<br />
en la nueva revista índice que él había fundado con Juan Ramón Jiménez.<br />
Cuenta también con la participación <strong>de</strong> «ese gran Julio» —es <strong>de</strong>cir Julio Torri—<br />
<strong>de</strong> quien dice: «Aquí comienzan a estimarlo mucho, un poco a crédito.<br />
Que no <strong>de</strong>je pasar este instante. Obligúelo». Igual que Reyes, Estrada siente una<br />
profunda admiración por Torri a quien <strong>de</strong>scribe <strong>de</strong> la siguiente manera el 17 <strong>de</strong><br />
diciembre <strong>de</strong> 19<strong>21</strong>: «Nuestro Julio cada vez más perfecto y más inteligente; a<br />
cada momento <strong>de</strong>scubro en su corazón más ternura y más belleza». Estrada se<br />
compromete en hacer todo lo posible para que el tímido Torri vaya a España como<br />
tanto lo <strong>de</strong>seaba Reyes.<br />
Con el nombramiento <strong>de</strong> Estrada en la Secretaria <strong>de</strong> Relaciones Exteriores<br />
el intercambio epistolar entre ambos amigos empieza a reflejar las precauciones<br />
y los problemas <strong>de</strong>l trabajo diplomático. Discuten nuevos reglamentos, asuntos<br />
oficiales, posibles mejoramientos y cambios futuros en cartas que son a menudo<br />
confi<strong>de</strong>nciales e indiscretas. Reyes no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> quedar asombrado ante la enorme<br />
laboriosidad y seriedad <strong>de</strong> su colega pero en su propio caso la vida burocrática<br />
lo agobia y lo hace sufrir sobre todo porque le quita el tiempo que quisiera <strong>de</strong>dicar<br />
a la literatura. El mejor alivio a su tristeza, según él, lo encuentra en las cartas<br />
que recibe <strong>de</strong> sus amigos <strong>de</strong> generación y en particular en las <strong>de</strong> Estrada, ese<br />
«hombre cuya amistad [lo] reconcilia con la vida». Son cartas, como dice Reyes,<br />
«llenas <strong>de</strong> solicitud y noticias, alentadoras, optimistas, afectuosas, buenas y<br />
plenas». (11 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1922) De hecho, ese «Cónsul General <strong>de</strong> la Literatura<br />
Mexicana» (así se <strong>de</strong>scribía Estrada) atien<strong>de</strong> a todos los encargos <strong>de</strong> su «querido<br />
Gordo» y lo tiene al tanto <strong>de</strong> las activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> sus compañeros: la renuncia<br />
<strong>de</strong> Antonio Caso como rector <strong>de</strong> la Universidad, los conflictos <strong>de</strong> José Vasconcelos,<br />
los ascensos <strong>de</strong> Enrique González Martínez y Efrén Rebolledo, las dificulta<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> Francisco A. <strong>de</strong> Icaza y las tertulias celebradas en El Globo y en su<br />
casa. Al mismo tiempo, Estrada corrige por fin las pruebas <strong>de</strong> Huellas, el primer<br />
libro <strong>de</strong> versos <strong>de</strong> Reyes, y publica en 1922 un prólogo a Remanso <strong>de</strong> silencio<br />
<strong>de</strong> Joaquín Ramírez Cabanas. A principios <strong>de</strong> 1923 le anuncia a Reyes que está<br />
terminando su famosa novela Pero Galín acerca <strong>de</strong> la cual tan sólo dice: «Es<br />
una cosa mexicana, muy vista, anti-colonial». De ser posible, preferiría publicarla<br />
en España por razones <strong>de</strong> mayor circulación pero no se hará sino hasta<br />
19<strong>26</strong> y en México. Más tar<strong>de</strong> Reyes <strong>de</strong>clararía entre otras cosas que Pero Galín<br />
es «uno <strong>de</strong> los libros más mexicanos que se hayan escrito». 5 A<strong>de</strong>más, Estrada le<br />
ofrece unos textos sobre Nueva York que califica <strong>de</strong> muy mo<strong>de</strong>rnos los cuales<br />
aparecerán al año siguiente en La Pajarita <strong>de</strong> Papel, publicación <strong>de</strong>l PEN Club<br />
5. Ibid.<br />
1089
<strong>de</strong> México. Cabe recordar que Genaro Estrada fue quien organizó y dirigió a<br />
partir <strong>de</strong> 1923 esa importante asociación que incluyó <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su fundación a Pedro<br />
Henríquez Urefla, Julio Torri, José Vasconcelos y Xavier Icaza entre otros.<br />
Reyes mismo —gracias a Estrada— figura en La Pajarita <strong>de</strong> Papel con una pieza<br />
autobiográfica titulada «Noche <strong>de</strong> mayo» que viene acompañada <strong>de</strong> su conocido<br />
perfil <strong>de</strong> Monterrey. Al mismo tiempo que Estrada se impone en su país<br />
como hombre <strong>de</strong> letras y animador cultural, su valiosa obra histórica se inaugura<br />
en 1923 con la creación en la Secretaría <strong>de</strong> Relaciones Exteriores <strong>de</strong> la colección<br />
<strong>de</strong>l Archivo Histórico Diplomático Mexicano cuyo propósito era editar documentos<br />
<strong>de</strong> interés para el estudio <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> México. A lo largo <strong>de</strong> doce<br />
años Estrada se encargaría <strong>de</strong> la publicación <strong>de</strong> treinta y nueve volúmenes con<br />
prólogos suyos en algunos <strong>de</strong> ellos. Con el correr <strong>de</strong>l tiempo el trabajo <strong>de</strong> Estrada<br />
como editor y bibliógrafo irá cobrando una creciente importancia a pesar <strong>de</strong><br />
las nuevas responsabilida<strong>de</strong>s que asumirá en el servicio diplomático <strong>de</strong> México.<br />
La carrera <strong>de</strong> Reyes sigue <strong>de</strong> cerca la <strong>de</strong> su compatriota al combinar la diplomacia<br />
y la labor literaria como lo atestiguan las cartas <strong>de</strong> ese período las<br />
cuales alu<strong>de</strong>n al envío <strong>de</strong> la segunda edición <strong>de</strong> Visión <strong>de</strong> Anáhuac, otras series<br />
<strong>de</strong> Simpatías y diferencias, su versión <strong>de</strong> la Fábula <strong>de</strong> Polifemo y Galatea <strong>de</strong><br />
Góngora así como la redacción <strong>de</strong> El testimonio <strong>de</strong> Juan Peña, texto inspirado<br />
en una carta <strong>de</strong> Torri. Por lo <strong>de</strong>más, este primer diálogo epistolar revela que los<br />
dos compartían gustos estéticos afines. Por ejemplo, aprecian los versos <strong>de</strong> José<br />
Juan Tablada y concuerdan en que la poesía mexicana <strong>de</strong>l momento pasaba por<br />
un período <strong>de</strong> <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia y que los jóvenes, a diferencia <strong>de</strong> ellos, no solamente<br />
carecían <strong>de</strong> cultura sino que andaban <strong>de</strong>sorientados y divididos. En especial Reyes<br />
critica el cultivo <strong>de</strong>l prosaísmo proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> poetas como Luis Carlos López<br />
y Ramón López Velar<strong>de</strong>. Es bien sabido que Reyes no supo apreciar la obra<br />
<strong>de</strong>l poeta zacatecano mientras que Estrada casi no se ocupó <strong>de</strong> ella.<br />
El epistolario madrileño que nos interesa se cierra con unas cuantas cartas<br />
<strong>de</strong> Reyes fechadas en octubre <strong>de</strong> 1924 <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su viaje a México durante el<br />
cual pudo reanudar sus lazos <strong>de</strong> amistad con Estrada. En efecto, Reyes llega a la<br />
capital mexicana el 8 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> ese año y permanece hasta el mes <strong>de</strong> septiembre.<br />
Allí, entre muchas otras activida<strong>de</strong>s, es invitado por el PEN Club (dirigido<br />
por Estrada) don<strong>de</strong> lee su «Salutación al PEN Club <strong>de</strong> México», páginas que serán<br />
recogidas en Reloj <strong>de</strong> sol (19<strong>26</strong>). Para noviembre <strong>de</strong> 1924 ya se encontraría<br />
en París don<strong>de</strong> sería nombrado ministro <strong>de</strong> México. En este mismo año <strong>de</strong> 1924<br />
(en el mes <strong>de</strong> marzo) Estrada había llegado al cargo <strong>de</strong> subsecretario <strong>de</strong> Relaciones<br />
Exteriores. Así, paralelamente, los dos amigos van ocupando puestos diplomáticos<br />
cada vez más importantes. En los años que siguen Reyes llegará a<br />
ser embajador en la Argentina y el Brasil mientras que Estrada se encargará <strong>de</strong><br />
la Cancillería y representará a su país en España. La diplomacia los mantendrá<br />
separados hasta la muerte <strong>de</strong> Estrada acaecida en 1937 pero el diálogo epistolar<br />
1090
iniciado durante la época madrileña <strong>de</strong> Reyes continuará sosteniéndose con vigor<br />
y entusiasmo.<br />
Este primer acercamiento al epistolario entre estos dos mexicanos ilustres<br />
revela una amistad especial que le permitió a Reyes mantener sus lazos con México<br />
y aun fortalecerlos. A través <strong>de</strong> las cartas <strong>de</strong> Estrada, en quien confiaba totalmente,<br />
Reyes logra tener una visión exacta <strong>de</strong> lo que estaba pasando en su<br />
país. El 12 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1923 le confiesa lo siguiente a su compañero: «Es Ud. el<br />
único que me ayuda a enten<strong>de</strong>rlo todo, a verlo todo». En estos primeros años se<br />
van formando fuertes vínculos basados en una mutua comprensión y simpatía.<br />
La lectura <strong>de</strong> esta correspon<strong>de</strong>ncia inicial pone <strong>de</strong> manifiesto el hecho <strong>de</strong> que<br />
los unían afinida<strong>de</strong>s no solamente estéticas sino personales también. Si bien es<br />
cierto que Reyes admiraba mucho al escritor y al diplomático, son sobre todo<br />
las cualida<strong>de</strong>s humanas <strong>de</strong> Estrada las que <strong>de</strong>spertaron su afecto, es <strong>de</strong>cir, la<br />
bondad, la generosidad, la sencillez, la fuerza moral, la paciencia, la <strong>de</strong>dicación,<br />
el buen humor, la seriedad, la sensibilidad y más que nada la «grata compañía»<br />
<strong>de</strong> su amigo.<br />
1091
LINGÜISTICA<br />
Y<br />
POÉTICA
I. ESTADO ACTUAL DE LA CUESTIÓN<br />
¿MODOS O CLASIFICADORES?<br />
RAMÓN ALMELA PÉREZ<br />
Universidad <strong>de</strong> Murcia<br />
El verbo no sólo ostenta la primacía significativa entre las categorías lexémicas<br />
—es el núcleo <strong>de</strong> la estructura predicacional—, sino que también presenta<br />
una gran complicación formal. La amplia variedad <strong>de</strong> formas <strong>de</strong> que goza el<br />
verbo origina una gran diversidad <strong>de</strong> propuestas <strong>de</strong> estructuración, y, consiguientemente,<br />
sobre él versa la mayor cantidad <strong>de</strong> la bibliografía gramatical. En<br />
las explicaciones <strong>de</strong>l verbo se encuentran conceptos lúcidos, pero también se<br />
hallan i<strong>de</strong>as y <strong>de</strong>nominaciones que confun<strong>de</strong>n más que aclaran, aunque tengan<br />
siglos <strong>de</strong> vigencia. Tal ocurre con un aspecto <strong>de</strong> la estructuración <strong>de</strong> las formas<br />
verbales que es el objeto <strong>de</strong>l presente trabajo.<br />
Según la doctrina tradicional más aceptada, la totalidad <strong>de</strong> las formas verbales<br />
se agrupa en modos; <strong>de</strong> éstos, unos son personales y otros son no personales;<br />
las formas personales gozan <strong>de</strong> diversas expresiones temporales; las formas no<br />
personales tienen características verbales y no verbales.<br />
Hasta aquí, y en resumen, lo que es común a la mayoría <strong>de</strong> las gramáticas.<br />
Las siguientes palabras <strong>de</strong> Bello 1 son exponente <strong>de</strong> la concepción más frecuente:<br />
«Las inflexiones <strong>de</strong>l verbo se distribuyen en Modos [...]. En cada Modo las<br />
inflexiones se distribuyen por Tiempos [...]. Las formas <strong>de</strong> cada tiempo se distribuyen<br />
por números, las <strong>de</strong> cada número por personas». Y Amado Alonso y<br />
Henríquez Ureña 2 dicen: «Cada voz tiene sus modos; cada modo sus tiempos;<br />
1. A. BELLO, Gramática <strong>de</strong> la lengua castellana, Tenerife, Instituto Universitario <strong>de</strong> Lingüística<br />
Andrés Bello, (edición crítica <strong>de</strong> Ramón Trujillo); pp. 349-350.<br />
2. A. ALONSO y P. HENRIQUEZ UREÑA, Gramática castellana. Curso primero, Buenos Aires, Losada,<br />
1969;" p. 108.<br />
1095
cada tiempo tres personas (excepto el presente <strong>de</strong>l imperativo), y cada persona<br />
el doble número, singular y plural».<br />
Aunque en ninguna obra en particular existen contradicciones explícitas, en<br />
cambio sí se advierte, latente, una contradicción en gran número <strong>de</strong> trabajos<br />
gramaticales. La contradicción consiste en que, por un lado, se admite que indicativo,<br />
subjuntivo, etc., «son» modos, y, por otro, que «tienen» modos. Tómese,<br />
como ejemplo representativo, lo que dice el Esbozo <strong>de</strong> la Real Aca<strong>de</strong>mia Española<br />
<strong>de</strong> la Lengua:<br />
a) por un lado leemos que «El verbo, por sus características formales, es<br />
aquella parte <strong>de</strong> la oración que tiene [...] morfemas flexivos <strong>de</strong> tiempo y <strong>de</strong> modo»<br />
3 y «la flexión compren<strong>de</strong> tres modos verbales: indicativo, subjuntivo e imperativo»;<br />
4<br />
b) pero, en otro lugar 5 se dice, con respecto al infinitivo, que «no pue<strong>de</strong> expresar<br />
por sí mismo el modo», lo que, en el conjunto <strong>de</strong> la exposición sobre el<br />
verbo, cabe interpretar como que tampoco el gerundio y el participio expresan<br />
el modo, a diferencia <strong>de</strong>l indicativo, el subjuntivo y el imperativo, que sí lo «expresan»,<br />
o sea, que sí lo «tienen».<br />
De las palabras citadas en a) se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> que el que «tiene» modos es el<br />
verbo, y, por en<strong>de</strong>, que los modos «son» el indicativo, el subjuntivo, etc.; mientras<br />
que <strong>de</strong> la cita expuesta en b) se <strong>de</strong>duce que los que «tienen» modos son el<br />
indicativo, el subjuntivo y el imperativo. O sea, que según la gramática <strong>de</strong> la<br />
Real Aca<strong>de</strong>mia el indicativo, el subjuntivo y el imperativo —al menos— «son»<br />
modos y «tienen» modos al mismo tiempo.<br />
Idéntica aporía se da en otros muchos trabajos. Esto se pue<strong>de</strong> ver, por ejemplo,<br />
en César Hernán<strong>de</strong>z: 6 «El infinitivo no es, <strong>de</strong> ninguna manera, un modo<br />
verbal, sino uno <strong>de</strong> los elementos <strong>de</strong>l miembro no marcado en cuanto al modo»;<br />
en el contexto se viene a <strong>de</strong>cir que el infinitivo, «a diferencia <strong>de</strong>l indicativo,<br />
subjuntivo...», «no es» modo (luego otros sí lo «son»), sino que «no tiene» modo,<br />
que no está marcado por el modo (luego otros sí «tienen» modo, sí están<br />
marcados por el modo); en otras palabras se viene a <strong>de</strong>cir lo siguiente: el indicativo<br />
y el subjuntivo, por ejemplo, «son» modos y «tienen» modo. La contradicción<br />
no por latente es menos obvia.<br />
Como vemos, modo se emplea en dos sentidos: en cuanto «morfema» verbal<br />
y en cuanto «agrupación» <strong>de</strong> formas verbales. Es <strong>de</strong>cir, que el término modo se<br />
utiliza equívocamente, y, por tanto, en toda teoría lingüística que se precie <strong>de</strong><br />
3. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA DE LA LENGUA, Esbozo <strong>de</strong> una nueva gramática <strong>de</strong> la lengua española,<br />
Madrid, Espasa-Calpe, 1973; p. 249.<br />
4. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA DE LA LENGUA, op. cit.; p. 253.<br />
5. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA DE LA LENGUA, op. cit.; p. 485.<br />
6. C. HERNÁNDEZ ALONSO, «Modos verbales». Esludios ofrecidos a Emilio Atareos Llorach, 4<br />
(1979); p. 149. . '<br />
1096
científica <strong>de</strong>be someterse a revisión, porque no es legítimo enten<strong>de</strong>r dos nociones<br />
con un solo vocablo, a no ser que se expliciten una y otra, como sería, por<br />
ejemplo, modo1/modo2, pero no parece ser este el caso.<br />
II. PROPUESTA<br />
A) Exclusiones<br />
«Apenas si hay acci<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la conjugación castellana con tantas discrepancias<br />
<strong>de</strong> inventario, <strong>de</strong>scripción, catalogación, <strong>de</strong>finición y nomenclatura<br />
como el <strong>de</strong>l modo». 7 A esta relación <strong>de</strong> puntos <strong>de</strong> discrepancia ofrecida<br />
por Mariner habría que añadir ahora uno más, al menos: el <strong>de</strong> su ubicación<br />
metalingüística, el <strong>de</strong> su relación con otros niveles y ámbitos <strong>de</strong> la lingüística.<br />
En estas páginas se <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> lado cualquier intento <strong>de</strong> pergeñar siquiera una<br />
panorámica histórica o crítica <strong>de</strong> la cuestión. En particular se soslayan dos cuestiones<br />
ampliamente <strong>de</strong>batidas: la relación entre el modo y la modalidad, y la<br />
perspectiva pragmática <strong>de</strong>l modo. De la modalidad dice Zavadil que «en vista<br />
<strong>de</strong> la gran variedad <strong>de</strong> sus manifestaciones formales, se nos presenta necesariamente<br />
como una categoría temática, cuyo núcleo gramatical se pue<strong>de</strong> ver en la<br />
categoría gramatical <strong>de</strong> modo verbal», entendiendo por categoría temática una<br />
«categoría lingüística <strong>de</strong>l mayor grado <strong>de</strong> generalización [que se expresa por diversas<br />
clases] <strong>de</strong> medios formales». 8<br />
La perspectiva pragmática <strong>de</strong>l modo la trata, entre otros, Yrayda S. Ramírez,<br />
para quien «El modo es el elemento que tiene la función <strong>de</strong> señalar el punto ilocucionario<br />
<strong>de</strong> los enunciados, y, por consiguiente, adscribe cada uno <strong>de</strong> dichos<br />
enunciados a una clase particular <strong>de</strong> actos ilocucionarios»; 9 punto ilocucionario<br />
queda <strong>de</strong>finido como «propósito <strong>de</strong>l acto», 10 según la teoría <strong>de</strong> los actos <strong>de</strong> habla<br />
<strong>de</strong> John Searle.<br />
7. S. MARINER BIGORRA, «Triple noción básica en la categoría modal castellana», Revista <strong>de</strong><br />
Filología Española, tomo IV, cua<strong>de</strong>rnos 3.M." (1971); p. <strong>21</strong>8.<br />
8. B. ZAVADIL, «La <strong>de</strong>limitación <strong>de</strong> la categoría <strong>de</strong> la modalidad», Íbero-Americana Pragensia,<br />
XIH (1979); p. 70.<br />
9. I. S. RAMIREZ, El modo en español y la teoría <strong>de</strong> los actos <strong>de</strong> habla, Michigan, University<br />
Microfilms International, 1988; p. 83.<br />
10. I. S. RAMIREZ, op. cit.; p. 42.<br />
1097
B) Clasificadores versus morfemas verbales<br />
La propuesta se pue<strong>de</strong> visualizar en el siguiente cuadro:<br />
Clasificadores Morfemas<br />
Indicativo<br />
Subjuntivo<br />
Imperativo<br />
Condicional<br />
Infinitivo<br />
Gerundio<br />
Participio<br />
Tiempo Voz Modo Aspecto Género Número Persona<br />
En la columna —serie vertical— se relacionan los clasificadores. En la fila<br />
—serie horizontal— se relacionan los morfemas. Lo malo <strong>de</strong> la equivocidad terminológica<br />
es la confusión conceptual que implica, y, a la inversa, el uso <strong>de</strong> términos<br />
nuevos se justifica si estos son necesarios y unívocos y, por tanto, producen<br />
un efecto <strong>de</strong> clarificación <strong>de</strong> nociones. Por eso trataré <strong>de</strong> fundamentar la<br />
opción <strong>de</strong> la diversidad terminológica.<br />
La serie vertical está constituida por unida<strong>de</strong>s que se <strong>de</strong>finen según criterios<br />
«morfotácticos»; la serie horizontal está formada por unida<strong>de</strong>s que se <strong>de</strong>finen<br />
por su valor «morfológico». Bases <strong>de</strong> clasificación distintas fundamentan divisiones<br />
distintas. La base morfotáctica «agrupa» las distintas inflexiones verbales,<br />
atendiendo a su comportamiento en el conjunto or<strong>de</strong>nado <strong>de</strong>l enunciado. La<br />
base morfológica «<strong>de</strong>fine» las formas verbales teniendo en cuenta un <strong>de</strong>terminado<br />
significado.<br />
Los componentes <strong>de</strong> la serie vertical son tipos morfotácticos o clasificadores,<br />
mediante los cuales se logra la estructuración morfotáctica <strong>de</strong> las distintas<br />
formas verbales. Los integrantes <strong>de</strong> la serie horizontal son morfemas, por los<br />
cuales se consigue la <strong>de</strong>finición semántica <strong>de</strong> las inflexiones verbales. Tanto la<br />
relación <strong>de</strong> morfemas (aspecto, voz, modo, etc.) como la relación <strong>de</strong> tipos morfotácticos<br />
(indicativo, subjuntivo, infinitivo, etc.) tómense como provisionales,<br />
pues sólo las consi<strong>de</strong>ro como exponentes <strong>de</strong> sendos conceptos («morfema» y<br />
«tipo morfotáctico»), sean cuales sean sus integrantes.<br />
Hay que recoger, sin embargo, el problema peculiar que se plantea sobre la<br />
inclusión o no <strong>de</strong>l infinitivo, el gerundio y el participio entre las formas verbales.<br />
El infinitivo, el gerundio y el participio han recibido muy diversos nombres:<br />
verboi<strong>de</strong>s, <strong>de</strong>rivados verbales, formas no personales, formas nominales... Para<br />
1098
muchos no son verbo. Amado Alonso y Henríquez Ureña" resumen bien el estado<br />
<strong>de</strong> la cuestión: «Hay ciertas formas que participan a la vez <strong>de</strong> la naturaleza<br />
<strong>de</strong>l verbo y <strong>de</strong> las otras partes <strong>de</strong> la oración [...] Los gramáticos vacilan en llamar<br />
modo a este conjunto <strong>de</strong> formas verbales».<br />
Es preferible incluirlos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l verbo, pero no como modos, sino como<br />
unos tipos morfotácticos más. Según Gili Gaya 12 «el infinitivo, el gerundio y el<br />
participio no son semejantes a verbos, sino que son formas <strong>de</strong>l verbo mismo». Y<br />
Alarcos 13 las consi<strong>de</strong>ra «formas no personales <strong>de</strong>l verbo». El hecho <strong>de</strong> que su<br />
morfografía y su táctica tengan semejanzas con otras categorías lexémicas (sustantivo,<br />
adjetivo y adverbio) no es motivo para no consi<strong>de</strong>rarlas verbo; y la ausencia<br />
<strong>de</strong> significación lexémica categorial propia en estas formas verbales<br />
constituye razón suficiente para no consi<strong>de</strong>rarlas como manifestaciones <strong>de</strong> categoría<br />
in<strong>de</strong>pendiente.<br />
C) Los clasificadores<br />
Sean los tipos morfotácticos tres, como quieren, por ejemplo, Deguchi (indicativo,<br />
subjuntivo y presuntivo 14 o Hará (indicativo, subjuntivo e imperativo), 15<br />
o sean cuatro, como propone Ramírez (indicativo, imperativo, futuro y optativo),<br />
16 o sean siete, según el criterio más laxo —que es el que secundo aquí—,<br />
<strong>de</strong> los clasificadores se podrá <strong>de</strong>cir que «tienen» modo, o que no lo tienen, o<br />
que tienen un modo u otro, pero nunca que «son» modos; igualmente podremos<br />
atribuirles, o no, voz, aspecto, tiempo, etc., o una voz u otra, un aspecto u otro,<br />
un tiempo u otro, pero no podremos <strong>de</strong>finir estos clasificadores como voces, aspectos,<br />
tiempos...<br />
Para Bello el indicativo, el subjuntivo, etc., —a los que él <strong>de</strong>nomina modos—<br />
son «inflexiones <strong>de</strong>l verbo en cuanto provienen <strong>de</strong> la influencia o régimen<br />
<strong>de</strong> una palabra o frase a que esté o pueda estar subordinado». 17 Según Rivero,<br />
los modos tradicionales son «un cambio morfológico que experimenta un<br />
verbo <strong>de</strong> manera automática en función <strong>de</strong> su posición subordinada». 18 En opinión<br />
<strong>de</strong> Ramírez, como el subjuntivo no es modo en el sentido pragmático que<br />
ella <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>, lo clasifica «como un conjunto no-modal <strong>de</strong> formas». 19 En no pe-<br />
11. A. ALONSO y HENRIQUEZ UREÑA, op. cit;, p. 107.<br />
12. S. GILÍ GAYA, Curso Superior <strong>de</strong> Sintaxis Española, <strong>Barcelona</strong>, Biblograf, 1970'; p. 186.<br />
13. E. ALARCOS, Estudios <strong>de</strong> gramática funcional <strong>de</strong>l español, Madrid, Gredos, 198O 3 ; p. 56.<br />
14. A. DEGUCHI, «Mood, Modal, and Tense in Spanish», Lingüística Hispánica, 3 (1980); p. 88.<br />
15. M. HARÁ, «La Posición <strong>de</strong> los Tres Modos en la Gramática Productiva Española», Lingüística<br />
Hispánica, 4 (1981); p. 85.<br />
16. I. S. RAMÍREZ, op. cit.; p. 94.<br />
17. A. BELLO, op. cit.; p. 327.<br />
18. M. L. RrvERO, Estudios <strong>de</strong> gramática generativa <strong>de</strong>l español, Madrid, Cátedra, 1977; p. 84.<br />
19. I. S. RAMÍREZ, op. cit.; p. 95.<br />
1099
quena parte, pues, <strong>de</strong> los estudios sobre indicativo, subjuntivo, imperativo, etc.,<br />
estas entida<strong>de</strong>s verbales son consi<strong>de</strong>radas como fenómenos formales.<br />
En suma, lo que distingue a cada uno <strong>de</strong> estos clasificadores es un conjunto<br />
<strong>de</strong> características tácticas. Aquellas formas que sufran idénticas restricciones e<br />
idénticos condicionamientos sintácticos, o sea, que sigan las mismas reglas sintácticas,<br />
pertenecerán al mismo tipo morfotáctico. Que<strong>de</strong> esta afirmación aquí<br />
como postulado hipotético, y no como explicación <strong>de</strong> los rasgos propios <strong>de</strong> los<br />
clasificadores, que exigiría un trabajo especial. 20<br />
D) Los dos modos<br />
¿Cuál es el encuadramiento lingüístico <strong>de</strong>l modo? ¿Cuáles son los modos?<br />
«El modo es una categoría morfológica, porque dispone <strong>de</strong> una forma morfológica»,<br />
<strong>21</strong> y, por ser una categoría morfológica, le correspon<strong>de</strong> «el significado instrumental,<br />
es <strong>de</strong>cir, el significado <strong>de</strong> los morfemas». 22 Más concretamente, el<br />
significado <strong>de</strong>l modo «refleja el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong>l hablante sobre el carácter <strong>de</strong><br />
la conexión entre la acción y el actor o el objetivo»; 23 esta i<strong>de</strong>a es aceptada por<br />
la mayoría <strong>de</strong> los lingüistas.<br />
El morfema modo gira en torno a una dualidad. Nunca han faltado, en las<br />
más diversas clasificaciones, ni el indicativo ni el subjuntivo, quizá como ejemplos<br />
<strong>de</strong> la auténtica polaridad modal. Para unos los polos modales son «algo<br />
objetivo» y «un acto mental propio»; 24 para otros coinci<strong>de</strong>n con la oposición<br />
subjetiva/objetiva; 25 para Pottier la oposición «se funda sobre el grado <strong>de</strong> realización<br />
que el locutor quiere conce<strong>de</strong>r buenamente al acontecimiento»; <strong>26</strong> según<br />
Alarcos «la significación <strong>de</strong>l modo se basa en dimensimones que ofrecen el<br />
contraste no realización/realización y el contraste realización <strong>de</strong>seada/negación<br />
<strong>de</strong> realización <strong>de</strong>seada». 27<br />
El punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> que es portador el modo es doble: tético o hipotético. El<br />
modo tético ve el significado léxico real <strong>de</strong>l verbo como seguro; el modo hipotético<br />
lo ve como no seguro; se trata no <strong>de</strong> asegurar algo extralingüísticamente,<br />
20. Véase, por ejemplo: S. GILÍ GAYA, op. cit., y K. TOGEBY, Mo<strong>de</strong>, Aspea et temps en espagnol,<br />
Copenhague, I kommission hos Ejnar Munksgaard, 1953.<br />
<strong>21</strong>. B. ZAVADIL, op. cit.; p. 70.<br />
22. E. COSERIU, Gramática, semántica, universales, Madrid, Gredos, 1978; p. 137.<br />
23. R. JAKOBSON, Ensayos <strong>de</strong> lingüística general, <strong>Barcelona</strong>, Seix Barral, 1975; p. 314 (don<strong>de</strong><br />
atribuye estas palabras a Vinogradov).<br />
24. J. G. MORENO DE ALBA, «Sobre la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong>l modo verbal en español». Anuario <strong>de</strong> Letras<br />
(México), 13 (1975); p. 248.<br />
25. C. HERNÁNDEZ, op. cit.; p. 127.<br />
<strong>26</strong>. B. POTTIER, Gramática <strong>de</strong>l español, Madrid, Alcalá, 1971; 2 p. 119.<br />
27. E. ALARCOS, Gramática estructural, Madrid, Gredos, 1974; 2 p. 73.<br />
1100
sino <strong>de</strong> concebirlo gramaticalmente como seguro o no. Algo muy parecido a esto<br />
propone Pottier; él señala como modos <strong>de</strong> las lenguas romances el indicativo<br />
y el subjuntivo, «cada uno <strong>de</strong> ellos con la posibilidad <strong>de</strong> tener dos valores, hipotético<br />
y tético»; 28 lo que él llama valor es lo que <strong>de</strong>be consi<strong>de</strong>rarse modo; y asimila<br />
los «modos» tradicionales a los «valores» hipotético y tético: «El modo<br />
más hipotético, el subjuntivo, necesita menos distinciones que el indicativo,<br />
más próximo a una intención <strong>de</strong>scriptiva». 29<br />
Para Fukushima «el factor seleccionador <strong>de</strong> una <strong>de</strong> las dos formas modales<br />
es la existencia <strong>de</strong> la «aserción», 30 en don<strong>de</strong> aserción «significa la <strong>de</strong>claración<br />
por parte <strong>de</strong>l hablante <strong>de</strong> que el contenido <strong>de</strong> lo hablado es verdad»; 31 para él un<br />
modo (que i<strong>de</strong>ntifica con el indicativo) implica aserción y el otro (que i<strong>de</strong>ntifica<br />
con el subjuntivo) implica no aserción.<br />
Togeby 32 es el que mejor <strong>de</strong>fine la semántica <strong>de</strong>l modo, pese a que la mayor<br />
parte <strong>de</strong> la obra está <strong>de</strong>dicada a la morfotaxis <strong>de</strong>l verbo español. Sigue llamando<br />
modo al indicativo, al subjuntivo... El modo tético se podría caracterizar como<br />
«afirmación», y el modo hipotético por la noción <strong>de</strong> «suspensión <strong>de</strong> la afirmación».<br />
Del hecho <strong>de</strong> que las formas indicativas o subjuntivas estén afectadas, respectivamente,<br />
por el modo tético o hipotético, no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>ducirse que las primeras<br />
son «las» téticas y las segundas son «las» hipotéticas, porque los modos<br />
tético e hipotético también afectan a las formas <strong>de</strong> otros clasificadores.<br />
La distinción conceptual y terminológica entre «morfema» (tiempo, modo...)<br />
y «tipo morfotáctico» (indicativo, subjuntivo...) provee <strong>de</strong> base suficiente para<br />
resolver, o, mejor, para <strong>de</strong>clarar falsos tres problemas que se suelen plantear a<br />
este respecto.<br />
1.°) ¿Pertenece el condicional al indicativo? La posible coinci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> las<br />
formas indicativas y condicionales en el modo tético es una <strong>de</strong> las causas <strong>de</strong> que<br />
se haya planteado el problema <strong>de</strong> si el condicional es in<strong>de</strong>pendiente o no <strong>de</strong>l indicativo;<br />
este problema, así planteado, es falso. Ni por sus <strong>de</strong>sinencias ni por<br />
sus previsiones sintácticas son iguales el indicativo y el condicional; ambos clasificadores<br />
podrían compartir el modo tético (también comparten voz, aspecto,<br />
número...); pero eso no autoriza a asignarles un mismo comportamiento sintáctico,<br />
es <strong>de</strong>cir, un mismo tipo morfotáctico. No está justificado inferir <strong>de</strong> una coinci<strong>de</strong>ncia<br />
parcial <strong>de</strong> rasgos, una equivalencia <strong>de</strong> <strong>de</strong>finición; a nadie se le ocurriría<br />
afirmar que el verbo y el adjetivo «sean» una sola realidad gramatical<br />
28. B. POTTTER, Lingüística general, Madrid, Gredos, 1977; p. 200.<br />
29. B. POTTIER, Lingüística general, Madrid, Gredos, 1977; p. 201.<br />
30. N. FUKUSHIMA, «La aserción y el modo en español», Lingüística Hispánica, 1 (1978); p. 75.<br />
31. N. FUKUSHIMA, op. cit.; p. 76.<br />
32. K. TOGEBY, op. cit.; p. 118: «Mais en espagnol c'est vraiment l'indicatif qui a un sens qu'on<br />
pourrait caractériser comme 'affirmation'. (...) On pourrait caractériser le subjonctif par la notion <strong>de</strong><br />
'suspensión <strong>de</strong> l'affirmation'».<br />
1101
porque compartan, por ejemplo, la característica <strong>de</strong> ser categoría <strong>de</strong> rango secundario.<br />
2.°) ¿Es el imperativo una parte <strong>de</strong>l subjuntivo? Las condiciones <strong>de</strong> empleo<br />
<strong>de</strong> las formas imperativas son diferentes <strong>de</strong> las <strong>de</strong>l subjuntivo, aunque compartan<br />
con las <strong>de</strong> este algunas terminaciones. El hecho <strong>de</strong> que las formas imperativas<br />
y subjuntivas posean el modo hipotético no pue<strong>de</strong> ser argumento para consi<strong>de</strong>rarlas<br />
idénticas en el resto <strong>de</strong> sus rasgos.<br />
3.°) ¿Se <strong>de</strong>finen los modos por su significado o por su forma? Apenas hay<br />
trabajo que, ocupándose <strong>de</strong>l modo, no plantee esta alternativa. 33 Esta pregunta<br />
se formula precisamente porque se consi<strong>de</strong>ra que imperativo, indicativo, etc.,<br />
son los modos. Pero si se disocian los conceptos «morfema» y «tipo morfotáctico»,<br />
entonces no hay lugar para el problema; el morfema —entiéndase modo,<br />
tiempo...— se <strong>de</strong>fine por el significado, y el tipo morfotáctico —entiéndase indicativo,<br />
subjuntivo...— se <strong>de</strong>fine por la forma.<br />
III. CONCLUSIONES<br />
1. a ) Indicativo, subjuntivo, imperativo, condicional, infinitivo, gerundio y<br />
participio no son modos sino clasificadores, cuya base es morfotáctica, la cual<br />
se forma atendiendo a la estructura y al comportamiento <strong>de</strong> las formas; están<br />
afectados por los morfemas verbales, entre los cuales se encuentra el modo.<br />
2. a ) Tiempo, voz, modo, aspecto, género, número y persona son morfemas<br />
verbales, cuya base es morfológica, la cual se forma atendiendo al significado<br />
instrumental <strong>de</strong> las formas.<br />
3. a ) Los modos existen, pero no se <strong>de</strong>finen como un conjunto <strong>de</strong> formas verbales<br />
sino como categoría morfológica, o sea como morfema, y, por tanto, como<br />
significado morfémico, instrumental. Las agrupaciones <strong>de</strong> formas (canto/cantaba...;<br />
cante/cantara...) son clasificadores.<br />
33. Véase, por ejemplo: C. HERNADEZ, op. cit., en I. S. RAMÍREZ, op. cit., en especial pp. 17<br />
y 23.<br />
1102
EL SUFIJO -ÓN EN INDICACIONES DE EDAD<br />
JACQUES DE BRUYNE<br />
Universida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Amberes y Gante<br />
1. Existe en castellano una serie (finita) <strong>de</strong> unida<strong>de</strong>s léxicas terminadas en<br />
el sufijo -ón, <strong>de</strong>rivadas <strong>de</strong> numerales que nombran <strong>de</strong>cenas y mediante las cuales<br />
—<strong>de</strong> manera precisa o más bien vaga— se indica la edad. Se trata <strong>de</strong> formaciones<br />
como cuarentón, cincuentón, sesentón..., que parecen típicas principalmente<br />
<strong>de</strong>l español: no vemos equivalentes morfológicos en los idiomas<br />
germánicos ni siquiera en italiano (a pesar <strong>de</strong>l carácter productivo <strong>de</strong> -one en<br />
esta lengua) o en francés. 1<br />
1. En portugués, en cambio, se dispone <strong>de</strong> una opción parecida, aunque con una gama <strong>de</strong> posibilida<strong>de</strong>s<br />
más restringida que en español. W. Bossier, profesor en el Instituto <strong>de</strong> Traductores e Intérpretes<br />
<strong>de</strong> Amberes me entregó el siguiente esquema:<br />
Trintenario<br />
Quadragenarío<br />
Quinquagenario<br />
Sexagenario<br />
Septuagenario<br />
Octogenario<br />
Nonagenario<br />
Centenario<br />
Diccionario Almeida<br />
Costa & Smpaio e Meló<br />
Trintao,<br />
trintona<br />
Quarentáo,<br />
quarentona<br />
Cinquentao, -<br />
Sessentáo, -<br />
-, -<br />
-, -<br />
-, -<br />
Diccionario Jaime <strong>de</strong> Séguier<br />
Quarentáo,<br />
quarentona «(pop.)»<br />
-<br />
-, cinquentona<br />
-, -<br />
-, -<br />
- r -<br />
-, -<br />
Diccionario Buarque <strong>de</strong><br />
Holanda (Brasil)<br />
Trintao,<br />
trintona<br />
Quarentáo,<br />
quarentona<br />
Cinquentao,<br />
cinquentona<br />
Sessentao,<br />
sessentona<br />
- , -<br />
Oitentáo,<br />
oitentona<br />
1103
2. Una serie finita, hemos dicho y la restricción es doble.<br />
Por un lado, teniendo en cuenta el semantismo <strong>de</strong> los vocablos referidos, es<br />
lógico que el terminas ad quem <strong>de</strong> la ca<strong>de</strong>na coincida con los límites <strong>de</strong> la longevidad.<br />
Por otra parte, y como consecuencia <strong>de</strong>l valor aumentativo manifiesto<br />
<strong>de</strong> los vocablos en cuestión, 2 se compren<strong>de</strong> que veintén y —en grado menor—<br />
treintón? aparezcan como formas respectivamente poco probables o frecuentes.<br />
3. Dichos adjetivos (substantivabas) indican edad, <strong>de</strong> manera precisa o<br />
más bien vaga.<br />
¿Qué significan, en efecto, los términos sufijados?<br />
Si consultamos dos «clásicos» <strong>de</strong> la lexicografía española actual, aparte <strong>de</strong>l<br />
hecho que veintén y treintón [ni <strong>de</strong>ntón o centón'' (pero sí quintañón)] no figuran<br />
en ninguna <strong>de</strong> las dos obras, llaman la atención ciertas particularida<strong>de</strong>s (eufemismo<br />
en algunos casos por <strong>de</strong>ficiencias) que examinamos a continuación <strong>de</strong><br />
las siguientes <strong>de</strong>finiciones:<br />
cuarentón DRAE: 5 «adj. Dícese <strong>de</strong> la persona que tiene cuarenta años<br />
cumplidos» (1,404). 6<br />
DUE: «se aplica a la persona que tiene alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> 40<br />
años» (I, 819). 7<br />
Diccionario Almeida<br />
Costa & Smpaio e Meló<br />
Trintar: completar trinta<br />
anos <strong>de</strong> ida<strong>de</strong>.<br />
Quarenlar: completar<br />
quarenta anos <strong>de</strong> ida<strong>de</strong>.<br />
Diccionario Jaime <strong>de</strong> Séguier<br />
-<br />
Diccionario Buarque <strong>de</strong><br />
Holanda (Brasil)<br />
Trintar: id.<br />
2. Observa A. GOOCH que pue<strong>de</strong>n implicar también un ligero valor peyorativo [«a slightly pejorative<br />
tinge» (sin más comentario ni ejemplos), en Diminutive, augmentative and pejoralive suffixes<br />
in mo<strong>de</strong>rn Spanish, London, Pergamon Press, 1967, p. 192].<br />
En el mismo sentido, cf. el testimonio reproducido infra, en el número 9, <strong>de</strong> Isabel FERNÁNDEZ.<br />
3. Cf. infra, núm. 5.<br />
4. Al menos en la acepción que nos interesa aquí.<br />
5. XX* edición, 1984.<br />
6. En esta y en las <strong>de</strong>más <strong>de</strong>finiciones se señala la forma femenina {cuarentona) y sigue la mención<br />
«U.t.c.s.» (es <strong>de</strong>cir, «Úsase también como substantivo», cf. tomo I, p. XXV).<br />
7. Con, como en los <strong>de</strong>más casos [véase sin embargo lo dicho en las notas 8 y 1)], la mención<br />
<strong>de</strong>l femenino y <strong>de</strong> las categorías a las que la palabra pue<strong>de</strong> pertenecer (adj. y subst.). A<strong>de</strong>más, un asterisco<br />
remite a la entrada «año», don<strong>de</strong> se citan, «(...) cincuentón, cuadragenario, quintañón, sep-<br />
1104
cincuentón<br />
sesentón<br />
Setentón<br />
ochentón<br />
noventón<br />
(quintañón) 11<br />
DRAE<br />
DUE:<br />
DRAE<br />
DUE:<br />
DRAE<br />
DUE:<br />
DRAE<br />
DUE:<br />
DRAE<br />
DUE:<br />
DRAE<br />
DUE:<br />
«adj. Dícese <strong>de</strong> la persona que tiene cincuenta años<br />
cumplidos» (1,317).<br />
«Quincuagenario. Persona que tiene alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong><br />
cincuenta años» (1,631) — nótese que aquí faltan los<br />
datos que indicamos en la nota 7.<br />
«(De sesenta.) adj. fam. Que tiene sesenta años cumplidos,<br />
sexagenario» (II, 1240).<br />
«.Sexagenario. Persona que tiene sesenta o más años,<br />
sin llegar a setenta» (II, 1154). 8<br />
«De setenta.) adj. fam. Que tiene setenta años cumplidos,<br />
septuagenario» (II, 1240).<br />
«Septuagenario. Se aplica a la persona <strong>de</strong> setenta<br />
años o más sin llegar a ochenta» (II, 1156). 9<br />
«(<strong>de</strong> ochenta.) adj. fam. octogenario» (II, 971).<br />
«(adj. y n.; inf.) 10 Octogenario. Se aplica a la persona<br />
<strong>de</strong> edad comprendida entre los ochenta y los noventa<br />
años» (II, 546).<br />
«(De noventa.) adj. El que tiene noventa años» (II,<br />
960).<br />
«Se aplica a la persona que tiene más <strong>de</strong> noventa<br />
años y no llega a cien» (II, 5<strong>26</strong>).<br />
«(De quintal, por alusión a las cien libras <strong>de</strong> que se<br />
compone.) adj. fam. centenario, que tiene cien años»<br />
(11,1134).<br />
«(1) (aplicado a personas, no <strong>de</strong> uso actual). Centenario.<br />
(2)Muyviejo»(II,914). u<br />
íuagenario, sesentón, sexagenario (...)», en un or<strong>de</strong>n (es verdad alfabético pero) un tanto inorgánico<br />
e incompleto (así, por ejemplo, aparece septuagenario, pero falta setentón...) - 1, p. 202.<br />
8. Falta aquí la mención habitual «(adj. y n.)».<br />
9. Un asterisco remite a la entrada «edad», don<strong>de</strong> se citan «(...) cincuentena, cincuentón, cuadragenario,<br />
cuarentón (...), ochentón, octogenario, (...Quincuagenario, quintañón, septuagenario,<br />
sesentón, sexagenario (...)» -1, p. 1053.<br />
10. De repente aparece la apreciación «inf.» (por «informal») que no es mencionada para los<br />
otros componentes <strong>de</strong> la serie.<br />
11. Ponemos la palabra entre paréntesis porque no se <strong>de</strong>riva <strong>de</strong>l numeral «ciento».<br />
12. Observamos<br />
1) que falta aquí la habitual indicación «adj. y n.».<br />
2) Un asterisco <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> centenario remite a dicha entrada, que se <strong>de</strong>fine así: «Se aplica a la<br />
persona que tiene alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> cien años (V. Quintañón)» -1, p. 576.<br />
3) También <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> «viejo» se ha puesto asterisco; s.v. viejo [II, p. 15<strong>26</strong>, don<strong>de</strong> quintañón se<br />
1105
4. Un examen comparativo <strong>de</strong> las <strong>de</strong>finiciones reproducidas en el número<br />
anterior conduce a unas observaciones críticas que pue<strong>de</strong>n agruparse principalmente<br />
en dos apartados (a los que añadiremos un par <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>raciones personales).<br />
A. ¿CUÁL ES EL VERDADERO SIGNIFICADO DE «CUARENTÓN...»?<br />
Los diccionarios consultados suministran al respecto una serie <strong>de</strong> datos heterogéneos,<br />
imprecisos, a veces contradictorios, que en su conjunto crean impresión<br />
<strong>de</strong> ambigüedad: la palabra en -ón pue<strong>de</strong> indicar una edad precisa [«noventón»,<br />
para el DRAE significa «El que tiene noventa años» y «sesentón» para<br />
María Moliner pue<strong>de</strong> ser el que tiene «sesenta(...)años»], o aproximativa [en <strong>de</strong>finiciones<br />
<strong>de</strong>l tipo «se aplica a la persona que tiene más <strong>de</strong> noventa años y no<br />
llega a cien» (DUE), o mediante sinónimos cultos como sexagenario, octogenario,<br />
etc., o en secuencias como «que tiene cuarenta años cumplidos»].<br />
Capaces <strong>de</strong> suscitar confusión son las explicaciones dadas por el DUE para<br />
«cuarentón» y «cincuentón», que se aplicarían a las personas que tienen alre<strong>de</strong>dor<br />
<strong>de</strong> 40 o 50 años respectivamente. La formulación no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar lugar a dudas:<br />
el mismo DUE <strong>de</strong>fine «alre<strong>de</strong>dor» como «aproximadamente» (con el ejemplo<br />
«Tiene alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> treinta años», I, 148). Ahora bien: alguien <strong>de</strong> 39 años<br />
tiene «alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> 40 años» y a él es por lo tanto aplicable la interpretación citada<br />
<strong>de</strong>l diccionario. Se trata acaso <strong>de</strong> un comentario cuestionable, susceptible<br />
<strong>de</strong> ser enmendado: ¿no diría más bien el que ha cumplido los 39 años que «casi<br />
es cuarentón» o que «ya va para cuarentón»? 13 Dos argumentos complementarios<br />
que encontramos en el mismo DUE son que:<br />
a) «cincuentón» se da como equivalente <strong>de</strong> «quincuagenario» [que se <strong>de</strong>finirá<br />
como «(...) <strong>de</strong> cincuenta años» - II, 914] 14<br />
b) parecen inconciliables la frase «alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> 40 años» [que implica la<br />
posibilidad <strong>de</strong> que el término se aplique al (a los) último(s) año(s) <strong>de</strong> la década<br />
anterior] y, por ejemplo, una <strong>de</strong>finición como la <strong>de</strong> «sesentón» que excluye que<br />
la edad <strong>de</strong>l individuo así nombrado llegue a 70 años.<br />
encuentra entre el sintagma «con un piue en la sepultura» y el adjetivo «ruco» (que antes se había citado<br />
como americanismo - <strong>de</strong> uso regional, limitándose a América Central - II, p. 1067)].<br />
13. Véase, sin embargo, el ejemplo con «plural inclusivo» citado infra en la nota 34.<br />
14. Paráfrasis, dicho sea <strong>de</strong> paso, que por estrecha aparece como menos acertada que la interpretación<br />
<strong>de</strong> otros términos <strong>de</strong> la ca<strong>de</strong>na en -ario [por ejemplo, sexagenario: «Se aplica a la persona<br />
que ha cumplido sesenta años y no llega a setenta» (II, pp. 1156-1157)] y que también se proponen<br />
como sinónimos <strong>de</strong> las formaciones en -ón.<br />
Véase igualmente lo dicho infra en el número 5.<br />
1106
B. FALTA DE UNIDAD Y SISTEMATICIDAD EN LA TEXTURA Y REDACCIÓN<br />
DE LOS ARTÍCULOS<br />
a) En el DRAE, para «cuarentón» y «cincuentón» (a diferencia <strong>de</strong> lo que se<br />
hace en los <strong>de</strong>más casos), no se pone «<strong>de</strong> cuarenta», «<strong>de</strong> cincuenta».<br />
b) En el DRAE los equivalentes en -ario sólo aparecen a partir <strong>de</strong> «sesentón»<br />
(pero falta otra vez s.v. «noventón»).<br />
c) En el DRAE y el DUE las <strong>de</strong>finiciones se estructuran <strong>de</strong> manera diferente:<br />
empiezan con «Dícese <strong>de</strong>...», «Que tiene...», «Se aplica...», «El que tiene...»<br />
etc., o se da en seguida (y exclusivamente) un sinónimo (-» «ochentón» =<br />
«octogenario» para el DRAE). 15<br />
d) En algunos casos se indica la categoría a la que pertenece la palabra con<br />
afijo (= quod plerumque fit), en otros no [cf. lo dicho supra, en las notas 8 y<br />
12].<br />
e) Una <strong>de</strong>finición como la <strong>de</strong>l DRAE para «noventón» (—> «El que tiene noventa<br />
años») es evi<strong>de</strong>ntemente incompleta (véase también lo dicho supra, sub<br />
B,b).<br />
0 A veces, se facilitan indicaciones acerca <strong>de</strong>l nivel <strong>de</strong> lengua al que pertenecen<br />
las formas en -ón: «sesentón», «setentón», «ochentón» y «quintañón» se<br />
califican <strong>de</strong> «familiares» según el DRAE, pero, ¿por qué carecerán <strong>de</strong> esta mención<br />
las rúbricas «cuarentón», «cincuentón» y «noventón»?<br />
g) El DUE presenta «quintañón» como «anticuado», pero el DRAE no alu<strong>de</strong><br />
al carácter obsolescente <strong>de</strong> la palabra.<br />
h) Las inconsecuencias puntualizadas se reflejan en ciertos diccionarios bilingües.<br />
16<br />
15. Parece evi<strong>de</strong>nte que en el DRAE los artículos fueron redactados o modificados en épocas<br />
distintas. (Cuarentón y cincuentón, por ejemplo, se presentan según el mismo mo<strong>de</strong>lo). Desgraciadamente,<br />
por no disponer <strong>de</strong> la labor lexicográfica completa <strong>de</strong> la RAE, no hemos podido seguir la entrada<br />
y evolución <strong>de</strong> los mencionados términos en -ón en las veinte ediciones <strong>de</strong> la obra.<br />
Digno <strong>de</strong> observación es que el Diccionario <strong>de</strong> Autorida<strong>de</strong>s (Ed. facsímil, Gredos, 1963) no cita<br />
«cincuentón» ni «quarentón», pero sí los <strong>de</strong>más componentes <strong>de</strong> la serie. No hay aquí espacio para<br />
reproducir los textos completos (bastante diferentes entre sí en cuanto a su estructura y extensión)<br />
pero es curioso notor que a) una vez se indica que la palabra correspon<strong>de</strong> al »estilo familiar» (s.v.<br />
«ochentón», III, p. 15)<br />
b) «ochentón» incluso pue<strong>de</strong> referirse a una persona que «representa (ochenta años) aunque no los<br />
tenga» (pp. el loe. cit.\ que «setentón» se utiliza «frecuentemente por cualquier persona <strong>de</strong> mucha<br />
edad» (p. 105) y que «quintañón» indica el «sujeto que es sumamente viejo» (p. 472). El Tesoro... <strong>de</strong><br />
COVARRUBIAS (edición <strong>de</strong> M. De Riquer, <strong>Barcelona</strong>, Horta, 1943) no había recogido ninguno <strong>de</strong> los<br />
términos <strong>de</strong> la ca<strong>de</strong>na.<br />
16. Des<strong>de</strong> hacía tiempo nos habíamos dado cuenta que el (meritorio) Spaans Handwoor<strong>de</strong>nboek<br />
(tomo I, español - neerlandés, Van Goor Zonen, Den Haag, Brussel, 1969) <strong>de</strong> C. F. A. Van Dam calcaba<br />
el corpus y muchas <strong>de</strong> las <strong>de</strong>finiciones <strong>de</strong>l DRAE. La traducción y las observaciones <strong>de</strong>l hispanista<br />
holandés acerca <strong>de</strong> las formas en -ón constituyen un comprobante más en este asunto.<br />
1107
C. ADDENDA<br />
a) Una <strong>de</strong> las características (y méritos) <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> María Moliner es la<br />
atención prestada a los principales sufijos apreciativos españoles.<br />
Es curioso notar que en el comentario sobre la partícula -ón (II, 564, 14 renglones)<br />
no se señala la función que nos ocupa aquí. Sugerimos que en una próxima<br />
edición se colme esta laguna.<br />
b) Una observación análoga vale para el Diccionario <strong>de</strong> dudas y dificulta<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> la lengua española <strong>de</strong> Manuel Seco. 17 Si en el libro se menciona el consabido<br />
valor, se hace en sólo ocho palabras (+ dos ejemplos), que no resuelven ninguna<br />
«duda» ni «dificultad»: «Indica edad cuando forma adjetivos <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong><br />
numerales: cincuentón, setentón» (p. 278).<br />
5. En sus <strong>de</strong>finiciones <strong>de</strong> los sintagmas en -ón el DUE incorpora regularmente<br />
las formaciones en -ario. Por este recurso se soslayan dos aspectos particulares,<br />
<strong>de</strong> índole estilística y semántica respectivamente.<br />
a) Con razón el DRAE advierte en algunas ocasiones el carácter familiar <strong>de</strong><br />
las formas en -ón. Es innegable que las que terminan en -ario, menos «transparentes»<br />
para el hablante, figuran como cultas (¿cuántos hispanohablantes preferirían<br />
el insólito cuadragenario a cuarentón?).<br />
El morfema -ón mantiene en las palabras examinadas su ipseidad <strong>de</strong> sufijo<br />
expresivo [—> aumentativo (<strong>de</strong> años)], lo cual se confirma implícitamente por<br />
la ausencia <strong>de</strong> *veintón lt y la escasa frecuencia <strong>de</strong> treintón sin duda muy inferior<br />
a la <strong>de</strong> cuarentón, cincuentón... 19<br />
También S. Faitelson-Weiser (sin citar veintón o treintón) explica la situación<br />
<strong>de</strong> esta manera:<br />
Une autre caractéristique <strong>de</strong>s personnes c'est leur age, tenu pour révélateur <strong>de</strong><br />
leurs habitu<strong>de</strong>s et, plus généralement, <strong>de</strong> leur comportement. De la vient que <strong>de</strong>s<br />
noms <strong>de</strong> nombre (cardinaux) sous lesquels s'évoque un compte d'années, donnent<br />
Heu á dérivations adjectives: cuarentón, cincuentón... noventón. II faut observer<br />
qu'au <strong>de</strong>ssous <strong>de</strong> la quarantaine ees dérivations sont exclues du systéme. L'expli-<br />
17. 9 l edición renovada, Madrid, Espasa-Calpe, 1986.<br />
18. Aunque, quizá, no haya que excluirse <strong>de</strong>l todo. ¿Sería impensable que unos adolescentes hablaran<br />
jocosamente <strong>de</strong> «aquellos veintones» (viejos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su perspectiva)?<br />
19. Es verdad que 40 es también la base <strong>de</strong>l primer término <strong>de</strong> la serie en -ario, fenómeno que<br />
no se da por ejemplo en alemán don<strong>de</strong> la <strong>de</strong>sinencia -iger funciona a partir <strong>de</strong> 20: zwanziger, dreissiger...,<br />
ni en neerlandés don<strong>de</strong> ya se utiliza «tiener» (= inglés «teenager») para continuar con twintiger,<br />
<strong>de</strong>rttger, etc.<br />
[Existe treintanario (variante Ireintenarió), pero no se emplea en el español <strong>de</strong> hoy para indicar<br />
edad. Sobre treintañero, cf. infra, nota 28)].<br />
1108
catión pourrait en étre que le suffixe en cause n'est voué á fonctionner que dans<br />
l'augmentation, c'est-á-dire, a partir d'un compte d'années suffisamment important<br />
poui que l'unité annuelle, désormais déchue <strong>de</strong> sa fonction d'étalon, s'efface<br />
au bénéfice <strong>de</strong> la dizaine. En tout état <strong>de</strong> cause, ón- véhicule dans tous ees adjectifs,<br />
l'impression d'un 'age respectable'» (Les suffixes quantificateurs <strong>de</strong> l'espagnol,<br />
París, Editions hispaniques, 1980, pp. 137-138).<br />
Una consi<strong>de</strong>ración pertinente es que, si por una parte es cierto lo <strong>de</strong> «un<br />
compte d'années suffisamment important...», tal vez la ausencia <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong><br />
veintén y treintón se <strong>de</strong>ba asimismo al hecho que estas formas se <strong>de</strong>rivan <strong>de</strong> primitivos<br />
bisílabos, frente a cuarentón, cincuentón..., en los que el sufijo se injerta<br />
en temas <strong>de</strong> cuerpo fónico más importante don<strong>de</strong> un cruce <strong>de</strong> forma y sentido<br />
potencia el valor <strong>de</strong>l afijo aumentativo. 20<br />
Encontré treintón por primera vez en un texto en que F. C. Sainz <strong>de</strong> Robles<br />
presenta a un conocido personaje <strong>de</strong> la novela galdosiana Doña Perfecta: «Pepe<br />
Rey, ingeniero <strong>de</strong> Caminos, treintón simpático, buena persona...» (B. Pérez Galdós,<br />
Doña Perfecta, en Obras completas, edición <strong>de</strong> Sainz <strong>de</strong> Robles, Aguilar,<br />
1954, IV, p. 406).<br />
Tal vez pueda explicarse este uso por una atracción ejercida por elementos<br />
contextúales: el mismo autor dice acerca <strong>de</strong> Pepe Rey que «era <strong>de</strong> complexión<br />
fuerte y un tanto hercúlea» (OC, p. 416). En el caso dado, -ón no funciona como<br />
aumentativo <strong>de</strong> años, sino que se relaciona más bien con el aspecto físico <strong>de</strong>l<br />
personaje y un factor concomitante: quizá el joven ingeniero, que se toma por<br />
un sabio, un perfecto krausista, tenga un carácter por encima <strong>de</strong> su edad.<br />
Una segunda ocurrencia, más reciente, <strong>de</strong> treintón se encuentra en el Diccionario<br />
cheli <strong>de</strong> Francisco Umbral, don<strong>de</strong> el término se utiliza, en femenino, en el<br />
contexto irónico siguiente (s.v. new wave):<br />
Lo que trasluce la new wave es una imaginación tranquila contra la sociedad<br />
establecida, una burla suave y distante, una ironía adolescente y creativa. Querrían,<br />
un poco a la manera <strong>de</strong> aquel cuento <strong>de</strong> Cortázar, putrefaccionar toda la casa<br />
familiar a partir <strong>de</strong>l cuarto <strong>de</strong> los juguetes, con cómics y treintonas <strong>de</strong> braga <strong>de</strong><br />
cuero negro (OC, <strong>Barcelona</strong>, Ediciones Grijalbo, 1983, p. 162).<br />
En los dos ejemplos aducidos treintón contiene un fuerte componente afectivo<br />
<strong>de</strong>bido en buena parte a la <strong>de</strong>sviación <strong>de</strong> la norma que suele iniciar la serie<br />
con la década siguiente.<br />
Ad<strong>de</strong> este ejemplo que al redactar nuestras notas encontramos en la última<br />
novela <strong>de</strong> Miguel Delibes:<br />
20. Una coinci<strong>de</strong>ncia curiosa es que tampoco *cientón (para que difícilmente pue<strong>de</strong> valer el argumento<br />
<strong>de</strong>l número <strong>de</strong> años insuficiente) forma parte <strong>de</strong> la ca<strong>de</strong>na tradicional.<br />
1109
Casado a los diecisiete años 'por no <strong>de</strong>jar colgada una barriga', Mio<strong>de</strong>lo tenía<br />
a su cargo, a los veintiuno, una mujer treintona, tres hijos y una tien<strong>de</strong>cita <strong>de</strong> comestibles<br />
en Betanzos (377A, Ma<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> héroe, <strong>Barcelona</strong>, Destino, 1987, p.<br />
364). Aquí también el elemento afectivo es evi<strong>de</strong>nte en el complejo juego <strong>de</strong> oposiciones<br />
que se estructura alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> treintona:<br />
<strong>21</strong> >< treintona >< tien<strong>de</strong>ciía<br />
i..' ' >
llamaba Gerardo Diego una poesía escrita al cumplir los ochenta aflos y en la<br />
que se cuentan otras tantas palabras (y don<strong>de</strong> el último verso <strong>de</strong>l segundo cuarteto<br />
termina en «ochenta»). 24<br />
9. Buen exponente <strong>de</strong> la riquísima gama <strong>de</strong> matices que ofrece el sistema,<br />
aunque implicando sólo indirectamente 25 el uso <strong>de</strong> -ón, es la creación «cuarentina»<br />
<strong>26</strong> que me comentó así la profesora Isabel Fernán<strong>de</strong>z Correas:<br />
cuarentina: Apreciativo encontrado por primera vez en un artículo aparecido<br />
en el vespertino La Estrella <strong>de</strong> Valparaíso, hace 15 años atrás aproximadamente.<br />
Su autor fue posiblemente el profesor <strong>de</strong> castellano y periodista Claudio <strong>de</strong>l Solar.<br />
Él quiso, al acuñar este término, reivindicar a las mujeres <strong>de</strong> 40 aflos <strong>de</strong> apariencia<br />
juvenil y aspecto bien cuidado, que, en su opinión, no merecían el <strong>de</strong>spectivo mote<br />
<strong>de</strong> «cuarentonas». Pese al paso <strong>de</strong>l tiempo y a que la moda favorece cada día<br />
más a la mujer madura, dándole un aspecto más juvenil, junto a las dietas, los <strong>de</strong>portes,<br />
etc. la suscrita no ha observado la ampliación <strong>de</strong> este neologismo apreciativo<br />
ni al lenguaje chileno ni al latinoamericano» [ = nota que me entregó la señora<br />
Fernán<strong>de</strong>z, en Madrid, en 1985, en el marco <strong>de</strong> un cursillo (no publicado) que<br />
<strong>de</strong>diqué en OFINES a la formación <strong>de</strong> palabras en el español mo<strong>de</strong>rno 27 ].<br />
(A la luz <strong>de</strong>l comentario «<strong>de</strong>spectivo mote» <strong>de</strong> la profesora Fernán<strong>de</strong>z, pue-<br />
<strong>de</strong>n resultar algo sorpren<strong>de</strong>ntes o inesperables los anuncios publicitarios si-<br />
guientes en contextos con evi<strong>de</strong>nte finalidad <strong>de</strong> connotación prometedora (y<br />
evocadora <strong>de</strong> atractivos peculiares):<br />
— 2 CUARENTONAS. El lesbi más completo 410.85.52.<br />
— «2 CUARENTONAS 'insaciables' rubias y sexys te complacerán en todo (+<br />
dirección, pero sin teléfono).<br />
Ambos anuncios en La Vanguardia (15. II. <strong>1989</strong>, pág. 67)<br />
— FANY cuarentona, marchosa, exuberante y sexy, en El Periódico (17. II.<br />
<strong>1989</strong>, pág. 51)].<br />
Véase también lo dicho sobre treintañera, infra, nota. 28<br />
24. Véase el texto con un comentario guasón <strong>de</strong>l poeta en la rúbrica Con pluma ajena en Estafeta<br />
literaria, n. 620, 15.DÍ.1977, p. 7, indicándose que se había publicado antes en Arriba<br />
(28.VHI.1977).<br />
25. Por contraste con la potencial carga afectiva <strong>de</strong>sagradable <strong>de</strong>l aumentativo.<br />
<strong>26</strong>. Hallazgo personal, cierto, pero que ilustra las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l sistema y a pesar <strong>de</strong> las observaciones<br />
infine <strong>de</strong>l testimonio, nada se opone a que se generalice e incluso se amplifique el mecanismo<br />
(¿por qué no sería pensable, con finalidad específica, «cincuentina»?). Un hipotético «cuarentín»<br />
me parece menos feliz, excepto quizá al <strong>de</strong>cirse por ejemplo <strong>de</strong> un hombre afeminado.<br />
27. La misma informante señaló otra formación parecida: «solterina» [refiriéndose a la protagonista<br />
<strong>de</strong> una serie aparecida en la revista humorística El Pingüino, mujer «gorda, voluminosa y aunque<br />
había <strong>de</strong>jado atrás su juventud y belleza, se arreglaba y maquillaba para conseguir marido (...)»].<br />
28. Que funciona como sufijo (festivo) en palabras como (las pasmadas) quinceañeras (E. LO-<br />
RENZO en BRAE, enero-abril <strong>de</strong> 1988, p. 24), (bombones) diecisieteañeros (C. J. CELA, LOS sueños<br />
vagos, los ángeles curiosos, p. 271) y Los treintañeros [= título <strong>de</strong> un artículo <strong>de</strong>l Heraldo <strong>de</strong> Ara-<br />
1111
10. El colega Félix Monge (Universidad <strong>de</strong> Zaragoza) me advirtió una modalidad<br />
<strong>de</strong> substantivación que origina las formas plurales chistosas «añeros», 28<br />
«ones» 29 y «arios», para <strong>de</strong>signar a personas <strong>de</strong> entre 20 y 40, 40 y 60 y <strong>de</strong> 60<br />
en a<strong>de</strong>lante, respectivamente.<br />
La observación es interesante porque confirma un fenómeno que evocamos<br />
en otras ocasiones: una incipiente ten<strong>de</strong>ncia a un uso «autónomo» <strong>de</strong> algunos<br />
sufijos apreciativos. 30 La ca<strong>de</strong>na parece, a<strong>de</strong>más, elaborada «lógicamente», refiriéndose<br />
respectivamente a categorías don<strong>de</strong> la edad se cuenta todavía por años,<br />
o se recurre a unida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> medida más amplias, reservándose el sufijo culto para<br />
una edad que ya pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarse prestigiosa.<br />
11. A pesar <strong>de</strong> lo dicho supra (núm. 9) acerca <strong>de</strong> «cuarentina», la norma<br />
actual vigente no parece admitir formas que alternen con las en -ón en cuanto<br />
indicadoras <strong>de</strong> edad.<br />
Des<strong>de</strong> una perspectiva lingüística teórica pue<strong>de</strong> sorpren<strong>de</strong>r que el uso <strong>de</strong><br />
-udo sea excluido <strong>de</strong>l sistema. Sabido es que -ón «muchas veces es intercambiable<br />
con -udo cuando se trata <strong>de</strong> <strong>de</strong>signaciones <strong>de</strong>l cuerpo humano». 31 Pensemos<br />
en binomios como /barbón barbudo/, /barrigón barrigudo/, /cabezón cabezudo/,<br />
/<strong>de</strong>ntón <strong>de</strong>ntudo/, /tetona tetuda/, /tripón tripudo!... 32 Si rigurosamente ha-<br />
gón <strong>de</strong>l 27.IX.1977, p. 17, don<strong>de</strong> un periodista se queja <strong>de</strong> que se haya seleccionado para el equipo<br />
nacional <strong>de</strong> fútbol a tres jugadores <strong>de</strong> 30 años —el uso <strong>de</strong>muestra una vez más la importancia <strong>de</strong>l<br />
contexto: «treúitaneros» (singularizado por el empleo <strong>de</strong> las comillas) implica aquí i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> «aquellos<br />
viejos» <strong>de</strong> 30 años].<br />
El mismo recurso y con evi<strong>de</strong>nte intención lúdico-estilística encontramos en la frase siguiente don<strong>de</strong><br />
Fernando LÁZARO CARRETER, aludiendo juguetonamente al contraste entre la juventud <strong>de</strong> Francisco<br />
Rico y la poco habitual enorme erudición en un hombre <strong>de</strong> su edad (y, quizá, subsidiariamente su<br />
condición <strong>de</strong> miembro <strong>de</strong> número <strong>de</strong> la RAE), habla <strong>de</strong> «una ostentación <strong>de</strong> prepotencia, propia <strong>de</strong><br />
un cuarentañero sobrado <strong>de</strong> saber» [«Contestación <strong>de</strong>l Excmo. Sr. Don Femando Lázaro Carreter» a<br />
Lázaro <strong>de</strong> Tormes y el lugar <strong>de</strong> la novela (discurso leído ante la Real Aca<strong>de</strong>mia Española el día 4 <strong>de</strong><br />
junio en su recepción pública por el Excmo. Sr. Don Francisco Rico), Madrid, 1987, p. 54].<br />
29. Tampoco sonaría mal el esdrújulo «-ónicos».<br />
30. Así encontramos un ísimo nominalizado en J. IZCARAY (La Hondonada, México, Ed. Palomar,<br />
1961, p. 16) y una creación lúdica es el nombre <strong>de</strong>l cabaretista Ángel Hrro. Por aféresis se apodó<br />
«Ito» a un futbolista <strong>de</strong>l Real Madrid (para que no se confundiera con un colega <strong>de</strong>l mismo equipo,<br />
«Juanito») y véanse las observaciones sobre un posible empleo in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> -ato en J. DE<br />
BRUYNE, «Acerca <strong>de</strong>l sufijo -azo en el español contemporáneo», en ¡beroromania, Nummer 8, Neue<br />
Folge, 1978, p. 77.<br />
Ad<strong>de</strong>, en el mismo or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as, las siguientes observaciones <strong>de</strong> Emilio NÁÑEZ: «(...) cuando <strong>de</strong>seamos<br />
suavizar la expresión echamos mano incluso <strong>de</strong>l sufijo -ica como eufemismo, sustantivándolo,<br />
para <strong>de</strong>signar al invertido o afeminado. Y así, en labios <strong>de</strong> una mujer, hoy es más fácil oír ica que<br />
marica, lo que resulta más suave y caritativo (...)» (La lengua que hablamos. Creación y sistema,<br />
Santan<strong>de</strong>r, Ed. Gonzalo Bedia, 1973, p. 33).<br />
31. Cf. M. ALVAR y B. POTTIER, OC, p. 375.<br />
32. Nótese <strong>de</strong> paso, aquí también, una presentación «asimétrica» en el DRAE. La Real Aca<strong>de</strong>mia<br />
<strong>de</strong>fine cabezón y <strong>de</strong>ntón como meros sinónimos <strong>de</strong> cabezudo y <strong>de</strong>ntudo, pero barbudo y tetuda<br />
tendrían unas implicaciones que no expresan las correspondientes formas en -ón: tetuda, por ejem-<br />
1112
lando, cuarentón, cincuentón... indican características físicas (pero sin expresar<br />
concepto <strong>de</strong> «exceso» como a menudo es el caso para las formas anteriores)<br />
no se aceptarían rebus sic stantibus las variantes *cuarentudo, *cincuentudo..? 3<br />
12. Como las <strong>de</strong>más formaciones con afijo expresivo, la serie en -ón crea<br />
dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> traducción en las lenguas que no disponen <strong>de</strong> este tipo <strong>de</strong> <strong>de</strong>rivación.<br />
Sólo indicaremos algunos aspectos <strong>de</strong> una problemática peculiar que esperamos<br />
<strong>de</strong>sarrollar en otra ocasión.<br />
a) Una primera constatación es que los comentarios <strong>de</strong> la lexicografía española<br />
<strong>de</strong>muestran una cierta multiplicidad <strong>de</strong> sentidos: una persona <strong>de</strong> 50 arios<br />
justos, otra <strong>de</strong> 59 o incluso quizá una que no llega a 50, 34 todas «cincuentonas».<br />
Las traducciones que se citan a continuación tienen en cuenta las dos primeras<br />
interpretaciones exclusivamente.<br />
A. Gooch propone para los componentes <strong>de</strong> la serie (<strong>de</strong> cuarentón a noventón<br />
inclusive) la paráfrasis inglesa siguiente: «(person) in his, her forties 35 ,<br />
forty years oíd» (OC, p. 192).<br />
En el Collins Spanish-English I English-spanish Dictionary (London &<br />
Glasgow, 10* printing, 1981) para la serie <strong>de</strong> cuarentón a noventón (junto a<br />
comentarios parafraseantes como «forty years oíd», «person of about<br />
forty...») se proponen formas que (¡excepcional en inglés!) presentan una especie<br />
<strong>de</strong> sufijo apreciativo: fortyish... ninetyish. 36 M. Windross, profesor (na-<br />
plo, «Dícese <strong>de</strong> la hembra que tiene muy gran<strong>de</strong>s las tetas», mientras que la tetona parece algo menos<br />
senipotente, <strong>de</strong>biendo contentarse con la observación «Dícese <strong>de</strong> la hembra <strong>de</strong> tetas gran<strong>de</strong>s» (II,<br />
p. 1305).<br />
La diferencia aparece como menos nítida en el caso <strong>de</strong> tripón («que tiene mucha tripa») tripudo<br />
(«Que tiene tripa muy gran<strong>de</strong> o abultada»), DRAE, U, p. 1344.<br />
Más consecuente es el DUE, que presenta como absolutamente equivalentes los términos en -ón<br />
y en -udo. Un <strong>de</strong>talle interesante (¿y significativo?) es, sin embargo, que si s.v. «cabezón» leemos<br />
«cabezudo (<strong>de</strong> cabeza gran<strong>de</strong>...)», más a<strong>de</strong>lante se inserta un superlativo en la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> «cabezudo»:<br />
cabezón. (...) De cabeza muy gran<strong>de</strong>» (I, p. 442). ¿Tendría en la subconciencia idiomática <strong>de</strong>l<br />
hispanohablante el sufijo -udo valoración más aumentativa que -ón?<br />
33. Como tampoco se hablaría <strong>de</strong> sesentazos u ochentenos, o —con sufijación doble— óchenlonazos...,<br />
aunque en este sistema tan abierto no <strong>de</strong>ba excluirse a priori la posibilidad <strong>de</strong> que un día se<br />
utilicen estas creaciones (¿sobre todo con los números elevados?).<br />
34. Posibilidad que se evi<strong>de</strong>ncia en un titular como Matrimonio <strong>de</strong> «cincuentones» capturado<br />
por atracos {ABC, I2.VHL1985, p. 38), don<strong>de</strong> se trata <strong>de</strong> un hombre <strong>de</strong> 50 años y su esposa <strong>de</strong> 48.<br />
¿Cuál es la función <strong>de</strong> las comillas» ¿Quieren <strong>de</strong>stacar el carácter familiar <strong>de</strong> la palabra en un periódico<br />
tan serio como ABO) o ¿sugieren que el autor es consciente <strong>de</strong> que, striclo sensu, la mujer todavía<br />
no tiene el status primero indicado y que tenemos aquí una especie <strong>de</strong> plural inclusivo?<br />
35. Fifties, sixties, etc.<br />
A. GOOCH no menciona «quintañón».<br />
36. No se menciona «quintañón».<br />
Es digno <strong>de</strong> atención que en la segunda pane <strong>de</strong>l diccionario figuran fiftyish, fotyish y sixtyish, pero<br />
no las <strong>de</strong>más formas <strong>de</strong> la serie.<br />
1113
tivo) en el Instituto <strong>de</strong> Traductores e Intérpretes <strong>de</strong> Amberes comentó así las<br />
formas mencionadas:<br />
1. Él emplearía sólo fortyish y fiftyish (es <strong>de</strong>cir, para indicar una edad media<br />
37 ), tampoco habría que excluir thirtyish.<br />
2. Estas palabras no se incluyen en una ca<strong>de</strong>na sintáctica. Se utilizarían exclusivamente<br />
en frases <strong>de</strong>l tipo: «How oíd is she? - Middleaged..., fortyish, fiftyish...»<br />
b) Es interesante comparar la transposición, en cuatro lenguas, <strong>de</strong> la secuencia<br />
«(...) era portugués, cuarentón» (C. J. Cela, La familia <strong>de</strong> Pascual Duarte,<br />
<strong>Barcelona</strong>, Destino, 16 a ed., 1967, p. 35).<br />
La versión neerlan<strong>de</strong>sa ofrece la mejor solución: «hij was Portugees en al in<br />
<strong>de</strong> veertig» (Defamilie van Pasqual Duarte, Trad. <strong>de</strong> R. Romer, Amsterdam, A.<br />
De Langhe, 1961, p. 28). El valor aumentativo, así como la connotación afectiva,<br />
se expresa bastante bien por el adverbio «al» (esp. «ya»).<br />
Menos feliz es el texto francés en el que se emplea (el <strong>de</strong>masiado neutro e<br />
incoloro) «quadragénaire», don<strong>de</strong> falta el matiz aumentativo 38 (La famille <strong>de</strong><br />
Pascal Duarte, trad. <strong>de</strong> J. Viet, París, Seuil, 1948, p. 30).<br />
En las versiones alemana e inglesa leemos «in seinen vierziger Jahren» 39<br />
(Pascual Duartes Familie, trad. <strong>de</strong> G. Theile-Bruhns, Zürich, Die Arche, 1960,<br />
p. 31) y «in his forties» (Pascual Duarte's Family, Trad. <strong>de</strong> J. Marks, London,<br />
Eyre & Spottiswood, 1946, p. 14).<br />
En ambos casos el resultado es menos afortunado que en neerlandés aunque<br />
los plurales (Jahren, forties) reproducen, en cierta medida, el valor cuantitativo.<br />
40<br />
c) El hecho que las consabidas formas en -6n puedan figurar en sintagmas<br />
37. Observando al mismo tiempo que el sufijo -ish asimismo pue<strong>de</strong> indicar tiempo <strong>de</strong>, manera<br />
aproximativa:<br />
«—When are we going to eat?<br />
—Fiveish (o: sixish, o: sevenish)...»<br />
En cambio, en el contexto dado «elevenish» le parecería poco probable, es <strong>de</strong>cir, que aquí también se<br />
nota aparentemente la señalada preferencia por los números «medianos».<br />
38. Quadragénaire significa «qui a quarante ans» o «(...) qui a entre quarante et cinquante ans»<br />
(Grand Larousse <strong>de</strong> la íangue frangaise, 1978, p. 4790).<br />
39. Obsérvese que en la recientísima 7* edición (revisada por J. M. BANZO y SÁENZ DE MERA)<br />
<strong>de</strong>l Diccionario <strong>de</strong> las lenguas española y alemana, I Español - Alemán, <strong>de</strong> R. SIABY & R. GROS-<br />
SMANN (<strong>Barcelona</strong>, Ed. Her<strong>de</strong>r, 1988) encontramos también una cierta incoherencia en la presentación:<br />
como traducción <strong>de</strong> «cuarentón» se propone «Vierziger» o «Mann von vierzig Jahren» (p. 349),<br />
pero para «sesentón» y «noventón», por ejemplo, sólo se indica «Sechsiger» (p. 989) y «neunzígjáhrig»<br />
(p. 774), respectivamente. Algo arbitrario parece a<strong>de</strong>más el hecho que la mención «fam.» no se<br />
aña<strong>de</strong> más que a un término <strong>de</strong> la serie («ochentón», p. 782).<br />
40. Las observaciones sub b) ya se encuentran en gran parte en nuestro estudio «Le suffixe -ón<br />
en espagnol mo<strong>de</strong>me» en Lingüistica Anlverpiensia, XIX, 1979, p. 12.<br />
1114
comparativos no facilita la tarea <strong>de</strong>l traductor. Es verdad que sólo disponemos<br />
<strong>de</strong> tres ejemplos (dos <strong>de</strong>l mismo autor):<br />
—«Ellas, más que sesentonas...» (F. García Pavón, Las hermanas coloradas,<br />
<strong>Barcelona</strong>, Destino, 1971, p. 2<strong>21</strong>).<br />
—«Sosiego Canales, más que sesentón...» (F. García Pavón, Vendimiarlo <strong>de</strong><br />
Plinio, <strong>Barcelona</strong>, Destino, 1972, p. 45).<br />
—«La mujer <strong>de</strong>l maquinista se llamaba Rocío y era algo más <strong>de</strong> cuarentona,<br />
alta y gruesa» [frase <strong>de</strong> A. López Salinas, citada sin referencia por J. Coste &<br />
A. Redondo, Syntaxe <strong>de</strong> l'espagnol mo<strong>de</strong>rne, Paris, Se<strong>de</strong>s, 1965, p. 46 41 ].<br />
«Más que sesentón». Al pensarlo bien, una combinación algo rara e inútilmente<br />
complicada, <strong>de</strong> valor informativo incierto, en la que el ya equívoco sesentón<br />
no pue<strong>de</strong> significar «sixty years oíd» ni «in his (her) sixties». En el primer<br />
caso, «más que» excluiría la interpretación precisa <strong>de</strong> 60, puesto que el término<br />
«sesentón» cubría las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> /61 - 69/. En la segunda hipótesis el segmento<br />
pon<strong>de</strong>rativo convierte automáticamente a los personajes citados en «setentones».<br />
A no ser que por este mecanismo el autor quiera intensificar la función<br />
<strong>de</strong>l aumentativo, aludiendo a alguien que frisa con los setenta años, a quien le<br />
falta poco para ya no tener <strong>de</strong>recho a la calificación <strong>de</strong> «sesentón» o a una persona<br />
que por su aspecto aparenta una edad superior a la que tiene realmente.<br />
13. Es tiempo <strong>de</strong> concluir.<br />
Los datos y reflexiones que prece<strong>de</strong>n conciernen un <strong>de</strong>talle <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> un sufijo,<br />
pero abren perspectivas para ampliar y concentrar la investigación en por<br />
lo menos dos campos, uno directa, otro subsecuentemente relacionado con<br />
nuestro asunto:<br />
a) lo mucho que queda por hacer en el estudio <strong>de</strong> la alta <strong>de</strong>nsidad léxicoafectiva<br />
y las modalida<strong>de</strong>s en materia <strong>de</strong> ars combinatoria que encierra el sistema<br />
<strong>de</strong> la sufijación apreciativa en español<br />
b) la oportunidad para la Real Aca<strong>de</strong>mia Española <strong>de</strong> encargar a una comisión<br />
que averigüe hasta qué punto resultaría útil replantear el problema <strong>de</strong> unificación<br />
<strong>de</strong>l enfoque metodológico <strong>de</strong>l DRAE.<br />
41. Llama la atención, en el ejemplo <strong>de</strong> LÓPEZ SALINAS, el uso <strong>de</strong> la preposición «<strong>de</strong>» <strong>de</strong>lante<br />
<strong>de</strong>l adjetivo «cuarentona».<br />
Esta opción morfosintáctica parece indicar que en ta mente <strong>de</strong>l autor predomina el concepto <strong>de</strong>l semantismo<br />
<strong>de</strong>l término (con su carácter cuantitativo, numérico) y no <strong>de</strong> la categoría gramatical a la<br />
que pertenece la palabra (que normalmente implica la secuencia comparativa / más que I).<br />
1115
LOS REFRANES COMO ACTOS DE HABLA NO DIRECTOS<br />
M. CECILIA COLOMBI<br />
University of Massachusetts<br />
La tradicionalidad y la función didáctica <strong>de</strong> los refranes contribuyen a su autoritarismo:<br />
paradójicamente, en apariencia, la autoría anónima o <strong>de</strong>sautorización<br />
confiere al refrán un máximo <strong>de</strong> autoridad. Este autoritarismo se ejemplifica<br />
en el uso que muchos políticos han hecho <strong>de</strong> ellos como un instrumento <strong>de</strong><br />
persuasión. 1 Hasta ha habido casos en que los refranes, citados fuera <strong>de</strong> contexto<br />
y haciendo referencia a su autoridad, han sido manipulados para servir a políticas<br />
racistas en los discursos <strong>de</strong> Hitler y sus jerarcas. 2<br />
1. DuNDES, Alan, «Slurs <strong>Internacional</strong>: Folk Comparisons of Ethnicity and National Character»,<br />
Southern Folklore Quarterly, 39, 1975, pp. 15-18.<br />
Edd MILLER y Jesse J. VILLARREAL, «The use of Clichés by Four Contemporary Speakers [Winston<br />
Churchill, Anthony Edén, Franklin D. Roosevelt, and Henry Wallace]», Quarlerly Journal of<br />
Speech,3l, 1945, pp. 151-155.<br />
2. MIEDER, Wolfgang, «Proverbs in Nazi Germany, The Promulgation of Anti-Semitism and<br />
Stereotypes through Folklore», Journal of American Folklore, V.95, N.378, 1982, pp. 435-464. Da<br />
un <strong>de</strong>tallado informe <strong>de</strong> cómo a través <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> ciertos proverbios, expresiones proverbiales, etc. y<br />
otros elementos <strong>de</strong>l folklore, que eran claramente antisemitas se extendieron i<strong>de</strong>as estereotipadas <strong>de</strong><br />
los judíos. Por medio <strong>de</strong> su análisis <strong>de</strong> lo que se hizo y a los refranes durante el período nazi, Mie<strong>de</strong>r<br />
ejemplifica cómo simples piezas <strong>de</strong> la sabiduría tradicional se pue<strong>de</strong>n convertir en armas muy peligrosas<br />
cuando se usan para dañar los sentimientos, pensamientos y acciones <strong>de</strong> la gente. Así dice (p.<br />
448): «A number of publications concentrated on Nazi racial theories through proverbs, while others<br />
assembled dozens of anti-Semilic proverbs to add to the racial halred already rampant in Germany.<br />
The proverb texis were usually taken al their literal level wiíhout any coníexiuaí consi<strong>de</strong>ralion, and<br />
they were amassed bíindíy to convince the rea<strong>de</strong>r by mere saturalion. They were inten<strong>de</strong>d to be accepted<br />
without any thought of analysis, just as Nazi doctrine <strong>de</strong>man<strong>de</strong>d and expected a blind and nonanalytical<br />
followíng. It wash ere that proverbs played directly into <strong>de</strong> propagandistic hands of the<br />
Nazis, since proverbs are usually used to spread insights and wisdom in an aulhoriíative and generalizedfashion...»<br />
(el énfasis es mío.)<br />
1117
En este trabajo me propongo intentar un estudio pragmalingüístico <strong>de</strong> los<br />
refranes como actos <strong>de</strong> habla o actos comunicativos. Mi hipótesis es tratar <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>mostrar cómo los refranes actúan <strong>de</strong> forma autoritaria en el marco <strong>de</strong> los<br />
actos <strong>de</strong> habla. 3 Esta es una teoría <strong>de</strong> competencia social atribuida a un hablante<br />
i<strong>de</strong>al; se ofrece un paradigma <strong>de</strong> reglas <strong>de</strong> interacción especificadas <strong>de</strong><br />
acuerdo con la intención <strong>de</strong>l hablante. La formulación <strong>de</strong> una enunciación es<br />
un medio para hacer conocer nuestras propias intenciones a otros, y luego<br />
aplicar esto con un propósito posterior. Cada acto se realiza con un doble propósito:<br />
uno lingüístico para expresar <strong>de</strong>liberadamente un estado intencional, y<br />
otro extralingüístico para algo más, como dar información, hacer que el oyente<br />
realice algo, etc.<br />
Los actos más simples <strong>de</strong> significación son aquellos en los cuales el hablante<br />
emite un enunciado y significa exacta y literalmente aquello que dice. En estos<br />
casos el hablante espera producir cierto efecto ilocutivo en el oyente (reconocimiento<br />
<strong>de</strong> la intención <strong>de</strong>l hablante) en virtud <strong>de</strong>l conocimiento <strong>de</strong> ambos<br />
<strong>de</strong> las reglas que gobiernan el enunciado.<br />
Sin embargo, existen otros casos como las insinuaciones, las ironías, las metáforas,<br />
etc., en los que el significado <strong>de</strong>l enunciado <strong>de</strong>l hablante y el significado<br />
<strong>de</strong> la oración se separan <strong>de</strong> varias formas. Todos estos casos en que el significado<br />
<strong>de</strong>l enunciado <strong>de</strong>l hablante no coinci<strong>de</strong> exactamente con el significado<br />
<strong>de</strong> la oración se llaman actos no directos.<br />
Los actos no directos son aquellos en que la significación <strong>de</strong>l hablante <strong>de</strong> un<br />
enunciado x no coinci<strong>de</strong> exactamente con el significado <strong>de</strong>l enunciado por varios<br />
motivos, ya sea porque significa x y otra cosa más (actos indirectos), o bien<br />
porque dice x y significa otra cosa (actos figurativos).<br />
En los actos indirectos el hablante comunica al oyente más <strong>de</strong> lo que él realmente<br />
dice por medio <strong>de</strong> la información compartida junto con la capacidad <strong>de</strong><br />
raciocinio y <strong>de</strong> inferencia <strong>de</strong>l oyente. La estrategia <strong>de</strong> inferir consiste en establecer<br />
primero cuáles son las fuerzas ilocutivas: la literal y la otra añadida y<br />
distinguir cuál es la fuerza ilocutiva primordial.<br />
Para ejemplificar estas i<strong>de</strong>as se pue<strong>de</strong> tomar el refrán «Tras la cruz está el<br />
diablo», en el escrutinio <strong>de</strong> la biblioteca <strong>de</strong> don Quijote.<br />
El cura y el barbero, amigos <strong>de</strong> don Quijote, se encuentran en la biblioteca<br />
<strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> don Quijote, para juzgar y <strong>de</strong>struir aquellos libros «malditos», causantes,<br />
según la sobrina y el ama, <strong>de</strong> la pérdida <strong>de</strong> juicio <strong>de</strong> don Quijote. Así<br />
van revisándolos uno a uno, llevando la mayoría al corral para quemarlos todos<br />
juntos en una hogera, cuando encuentran uno llamado El Caballero <strong>de</strong> la Cruz.<br />
Entonces el cura dice:<br />
3. El análisis se llevará a cabo siguiendo las líneas generales <strong>de</strong> la teoría <strong>de</strong> J. R. Searle (1969-<br />
1979) <strong>de</strong> los actos <strong>de</strong> habla.<br />
1118
Por nombre tan santo como este libro tiene se podía perdonar su ignorancia;<br />
más también se suele <strong>de</strong>cir: «tras la cruz está el diablo». Vaya aJ fuego. (I, 6, p.<br />
115.)<br />
En esta situación el hablante (el cura) dice el refrán con una fuerza ilocutiva<br />
directa (1) y una indirecta primordial (2).<br />
(1) Tras la cruz está el diablo (fuerza ilocutiva directa: en apariencia un acto<br />
aseverativo).<br />
(2) Tras esta cruz <strong>de</strong>l libro está el diablo, por lo tanto hay que quemarlo<br />
(fuerza ilocutiva indirecta primordial).<br />
En este acto indirecto el cura dice una cosa (1) y la piensa así, pero al mismo<br />
tiempo confiere un acto <strong>de</strong> habla diferente (2) en virtud <strong>de</strong>l primero. Y para<br />
reafirmar la fuerza indirecta <strong>de</strong> este acto agrega: «Vaya al fuego». Así existe<br />
una referencia general <strong>de</strong>l refrán a la situación y al mismo tiempo existe un<br />
enunciado indirecto implícito en él, o sea que cuando el cura dice (1) espera que<br />
los oyentes infieran (2) al mismo tiempo. El refrán como un enunciado fijo e<br />
i<strong>de</strong>ntificable ha servido en este caso para expresar la i<strong>de</strong>a general que posee en<br />
cualquier contexto pero al mismo tiempo para expresar otra i<strong>de</strong>a indirecta y particular<br />
a este contexto que los oyentes inferirán. Este enunciado indirecto y primordial<br />
tiene una autoridad aún mayor que si el cura hubiese expresado la<br />
misma i<strong>de</strong>a con sus palabras, porque al obligar a los oyentes a inferir otro significado,<br />
está apoyando su argumentación en una «verdad» unánime, e indiscutible,<br />
encerrada en una fórmula tradicional.<br />
Otro ejemplo <strong>de</strong> un acto indirecto es el uso <strong>de</strong>l refrán «Vayase el muerto a la<br />
sepultura y el vivo a la hogaza», dicho luego <strong>de</strong> la aventura <strong>de</strong> los encamisados y<br />
<strong>de</strong>l bautizo <strong>de</strong> don Quijote con el nombre <strong>de</strong>l caballero <strong>de</strong> la Triste figura. La situación<br />
es la siguiente: don Quijote ha apaleado a los encamisados <strong>de</strong> negro y éstos<br />
huyen <strong>de</strong>spavoridos pero uno <strong>de</strong> ellos tiene una pierna aprisionada <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong><br />
la muía y no pue<strong>de</strong> huir. Entonces comienza a explicarle a don Quijote que ellos<br />
son clérigos que acompañan al muerto y que su tarea era llevarlo a Segovia, <strong>de</strong><br />
don<strong>de</strong> era natural, aunque había muerto <strong>de</strong> una peste en Baeza. Don Quijote se<br />
da cuenta <strong>de</strong> su error y se excusa, diciendo que, <strong>de</strong> la forma en que iban vestidos,<br />
todos <strong>de</strong> negro y llevando hachas encendidas, eran muy sospechosos y parecían<br />
otra cosa. Don Quijote nota que el clérigo se encuentra atrapado <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la mula<br />
y se ofrece a ayudarlo; para ello procura la ayuda <strong>de</strong> Sancho, quien a su vez<br />
«estaba <strong>de</strong>svalijando una acémila <strong>de</strong> repuesto que traían aquellos buenos señores».<br />
La conversación continúa, se habla <strong>de</strong>l nuevo nombre <strong>de</strong> don Quijote como<br />
caballero <strong>de</strong> la Triste figura y luego el clérigo se marcha. Don Quijote quería ver<br />
al muerto, o los huesos que venían en la litera pero Sancho lo <strong>de</strong>tiene diciéndole:<br />
—Señor, vuestra merced ha acabado esta peligrosa aventura lo más a su salvo<br />
<strong>de</strong> todas las que yo he visto; esta gente, aunque vencida y <strong>de</strong>sbaratada, podría ser<br />
1119
que cayese en la cuenta <strong>de</strong> que los venció solo una persona, y, corridos y avergonzados<br />
<strong>de</strong>sto, volviesen a rehacerse y a buscarnos, y nos diesen en que enten<strong>de</strong>r. El<br />
jumento está como conviene, la montaña cerca, la hambre carga, no hay que hacer<br />
sino retiramos con gentil compás <strong>de</strong> pies, y, como dicen, vayase el muerto a la sepultura<br />
y el vivo a la hogaza." (I, XIX, 233)<br />
Sancho ha usado este refrán <strong>de</strong> forma indirecta, es <strong>de</strong>cir con dos fuerzas ilocutivas,<br />
una directa y una indirecta <strong>de</strong>rivada <strong>de</strong> ésa. Sancho espera que don Quijote<br />
infiera: «Vamonos a comer y <strong>de</strong>je este asunto» al mismo tiempo que interpreta:<br />
«Vayase el muerto a la sepultura y el vivo a la hogaza». 5 Es importante<br />
notar hasta qué punto es necesario el contexto para la interpretación <strong>de</strong>l refrán.<br />
Este refrán, en particular, en muy pocas ocasiones podría tener una referencia<br />
literal a una situación dada. Sin embargo, Sancho lo usa con referencia literal a<br />
la situación, por un lado (existe un muerto y unas hogazas que pertenecen a los<br />
clérigos que llevaban al muerto) y con una referencia indirecta a don Quijote y<br />
a él mismo por el otro.<br />
En este ejemplo las dos fuerzas ilocutivas correspon<strong>de</strong>n a actos directivos,<br />
pero son dos actos directivos diferentes: en el refrán hay una referencia a una<br />
3. ra persona (el muerto, el vivo), en el indirecto Sancho espera que don Quijote<br />
se marche a comer con él y <strong>de</strong>je al muerto en paz. Es una propuesta para realizar<br />
algo y en ella el hablante también se incluye: Vamonos <strong>de</strong> aquí ahora mismo.<br />
Sancho hace explícito su pedido cuando «rogó a su señor que le siguiese» y<br />
don Quijote obe<strong>de</strong>ce ese pedido «pareciéndole que Sancho tenía razón», sobre<br />
todo cuando está avalado en la autoridad <strong>de</strong>l refrán.<br />
La diferencia que existe entre los enunciados figurativos y los enunciados<br />
indirectos, es que en éstos el oyente percibe el enunciado literal y más, en cambio,<br />
en los enunciados figurativos el oyente interpreta el significado sustituyén-<br />
4. ARORA, Shirley, «To the Grave with the Dead...»: Ambivalences in a Spanish Proverb», Fábula,<br />
<strong>21</strong>, 1980, p. 237, dice con respecto a este refrán: «Sancho Panza's use of El muerto a la sepultura<br />
y el vivo a la hogaza occurs at the cióse of the episo<strong>de</strong> of the funeral procession so drastically<br />
interrupted by Don Quijote (I, cap. 19). The proverb is a plea to don Quijote not to insíst on looking<br />
insi<strong>de</strong> the casket (whose bearers have been frightened away by his attack) but to <strong>de</strong>sist from his intent<br />
and instead accompany Sancho in search of a place where they can rest and partake of the food<br />
that Sancho has secured from the saddlebags of one of the abandoned mules. (The two have been<br />
without food since the loos of their own supplies in a previous misadventure.) The applicatión of the<br />
proverb is atypical in that Don Quijote, who is here «el vivo», is not a survivor of the <strong>de</strong>ceased ñor<br />
in any way related to him other than through the chance of encounter. Furthermore, the application is<br />
completely literal —more so than in the 'normal' use of the proverb— since hogaza is not a metonym<br />
for 'Ufe' but is merely a reference to food as such. The application is essentially second-person,<br />
since its primary purpose is to persua<strong>de</strong> Don Quijote to abandon one course of action and adopt<br />
another, although the recommen<strong>de</strong>d action —the partaking of food— would be shared by Sancho also.<br />
The meaning of the proverb is obviously positive».<br />
5. Hay una metáfora en el refrán: el muerto por el hecho <strong>de</strong> estar muerto no pue<strong>de</strong> ir a ningún<br />
lugar, al menos por sí mismo.<br />
1120
dolo por otro, porque reconoce que el sentido literal sería anormal en esa situación.<br />
6<br />
Se pue<strong>de</strong> esquematizar la diferencia primordial entre los actos <strong>de</strong> habla indirectos<br />
y figurativos <strong>de</strong> la siguiente forma: en los primeros se acepta la lectura literal<br />
pero se aña<strong>de</strong> otra (fuerza ilocutiva indirecta primordial), en los segundos<br />
se llega a otra interpretación a través <strong>de</strong> la lectura literal.<br />
FIGURATIVOS INDIRECTOS<br />
Lectura literal<br />
- +<br />
Lectura metafórica<br />
+ +<br />
Para ejemplificar el uso <strong>de</strong> un refrán como un acto figurativo he consi<strong>de</strong>rado<br />
el primer refrán que aparece en el libro:<br />
...Pero yo, que, aunque parezco padre, soy padrastro <strong>de</strong> don Quijote, no quiero<br />
irme con la corriente <strong>de</strong>l uso, ni suplicarte casi con las lágrimas en los ojos, como<br />
otros hacen, lector carísimo, que perdones o disimules las faltas que en este mi hijo<br />
vieres, y ni eres su pariente ni su amigo, y tienes tu alma en el cuerpo y tu libre<br />
albedrío como el más pintado, y estás en tu casa, don<strong>de</strong> eres señor <strong>de</strong>lla, como el<br />
rey <strong>de</strong> sus alcabalas, y sabes lo que comúnmente se dice, que <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> mi manto,<br />
al rey mato. Todo lo cual te esenta y hace libre <strong>de</strong> todo respecto y obligación, y<br />
así, pue<strong>de</strong>s <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> la historia todo aquello que te pareciese, sin temor que te calunien<br />
por el mal ni te premien por el bien que dijeres <strong>de</strong>lla. (p. 56)<br />
En este ejemplo no podríamos interpretar el refrán literalmente, porque <strong>de</strong><br />
hacerlo sería anormal en esta situación, es <strong>de</strong>cir no tendría sentido. Luego se <strong>de</strong>be<br />
tratar <strong>de</strong> llegar a la interpretación <strong>de</strong> la intención <strong>de</strong>l hablante, en este caso el<br />
narrador, al usar este refrán. El lector tiene que contribuir activamente en el<br />
proceso <strong>de</strong> comunicación con la ayuda <strong>de</strong> un código social que comparte con el<br />
hablante.<br />
6. MACK, Dorothy, «Metaphoring as Speech Act: Some Happiness Conditions for Implicit Similes<br />
and Simple Metaphors», Poetics, 4, 1975, pp. 2<strong>21</strong>-256. Las metáforas no <strong>de</strong>scriben, ni constatan<br />
nada más que lo que el hablante crea momentáneamente como una realidad diferente a los hechos.<br />
De esta forma las metáforas no son falsas o verda<strong>de</strong>ras sino afortunadas o <strong>de</strong>safortunadas. El<br />
enunciar una metáfora es más que <strong>de</strong>cir algo, es fabricar otra realidad, un mundo suspendido entre un<br />
a posteriori y un a priori. Así la metáfora impone una forma <strong>de</strong> ver, sentir, conectar y juzgar; impone<br />
la perspectiva creadora <strong>de</strong> una realidad diferente <strong>de</strong>l hablante en el oyente.<br />
11<strong>21</strong>
En el ejemplo dado el enunciado <strong>de</strong>l hablante es el refrán: «Debajo <strong>de</strong> mi<br />
manto, al rey mato», pero el narrador quiere significar y, diciendo x. El narrador<br />
quiere <strong>de</strong>cir que uno tiene libertad <strong>de</strong> juzgar a su libro como quiera. El<br />
oyente, lector en este caso, <strong>de</strong>scifra este enunciado yendo a través <strong>de</strong>l enunciado<br />
literal (<strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> mi capa al rey mato) pero rechazándolo en su forma<br />
literal para po<strong>de</strong>r interpretar que es lo que el hablante, narrador, ha querido<br />
<strong>de</strong>cir, siempre y cuando se comparta la misma cultura. La cultura en el caso<br />
<strong>de</strong> los refranes juega un papel muy importante, primero porque la sola enunciación<br />
<strong>de</strong>l refrán permite reconocerelo como un elemento perteneciente a la<br />
tradición. Entonces no vamos a <strong>de</strong>scartarlo como un enunciado anormal, o absurdo,<br />
sino que vamos a tratar <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las posibles interpretaciones<br />
<strong>de</strong>l refrán lo que el hablante ha querido <strong>de</strong>cir en esta situación <strong>de</strong>terminada.<br />
El proceso <strong>de</strong> interpretación <strong>de</strong> este acto figurativo se produce por una sustitución<br />
en el elemento <strong>de</strong>scriptivo (tópico y comentario) manteniendo la relación<br />
lógica que los une. En el refrán:<br />
Debajo <strong>de</strong> mi manto, al rey mato,<br />
(comentario... tópico... comentario<br />
En mi casa al libro juzgo,<br />
(coment.... tópico... com.)<br />
Se han reemplazado los contenidos semánticos <strong>de</strong>l tópico y comentarios por<br />
aquellos a los cuales el hablante se ha referido o se referirá en su discurso, sin<br />
anular la relación lógica que existía entre ellos.<br />
Cuando don Quijote se encuentra hablando <strong>de</strong> los caballeros andantes en el<br />
episodio <strong>de</strong> Vivaldo usa el refrán: «Una golondrina no hace verano» como un<br />
acto <strong>de</strong> habla figurativo. Don Quijote está diciendo que todo caballero andante<br />
<strong>de</strong>be tener una dama, porque un caballero sin amores no sería consi<strong>de</strong>rado tal.<br />
A esto respon<strong>de</strong> el caminante:<br />
1122<br />
—Con todo eso —dijo el caminante—, me parece, si mal no me acuerdo, haber<br />
leído que don Galaor, hermano <strong>de</strong>l valeroso Amadís <strong>de</strong> Gaula, nunca tuvo dama<br />
señalada a quien pudiese encomendarse; y con todo esto, no fue tenido en menos,<br />
y fue un muy valiente y famoso caballero.<br />
A lo cual respondió nuestro don Quijote.<br />
—Señor, una golondrina no hace verano. Cuanto más, que yo sé que <strong>de</strong> secreto<br />
estaba ese caballero muy bien enamorado, fuera que aquello <strong>de</strong> querer a todas<br />
bien cuantas bien le parecían, era condición natural, a quien no podía ir a la mano...<br />
(1,13,171)
El refrán constituye aquí un acto <strong>de</strong> habla figurativo: no se pue<strong>de</strong> interpretar<br />
literalmente pues no tendría sentido. Pero, como hablantes <strong>de</strong> la misma comunidad<br />
lingüística, reconocemos que el enunciado es un refrán y que ese refrán<br />
tiene un significado literal aunque en este contexto significa otra cosa.<br />
Don Quijote está usando la autoridad que el refrán le da para apoyar su argumento<br />
<strong>de</strong> que todo caballero andante tiene que tener una dama. Desciframos<br />
que si una golondrina no hace verano, por analogía, un caballero andante<br />
sin dama no hace una regla. Se rechaza así el significado literal, para interpretar<br />
el figurativo pertinente al discurso <strong>de</strong> don Quijote. Aquí la relación<br />
lógica que existe entre los elementos <strong>de</strong>scriptivos en el refrán es <strong>de</strong> negación,<br />
o sea una no es igual a muchas; en el caso <strong>de</strong> don Quijote un caballero andante<br />
no es igual a la totalidad <strong>de</strong> los caballeros andantes. La relación lógica<br />
es la única que se ha mantenido en la interpretación <strong>de</strong> este refrán en ese contexto.<br />
El último refrán que don Quijote usa es otro ejemplo magnífico <strong>de</strong> un refrán<br />
en un acto <strong>de</strong> habla figurativo en el cual sintetiza toda su vida <strong>de</strong> caballero andante.<br />
Don Quijote dice:<br />
—Señores —dijo don Quijote—, vamonos poco a poco, pues ya en los nidos<br />
<strong>de</strong> antaño no hay pájaros <strong>de</strong> hogaño. Yo fui loco, y ya soy cuerdo: fui don Quijote<br />
<strong>de</strong> la Mancha, y soy agora, como se ha dicho, Alonso Quijano el Bueno. Pueda<br />
con vuestras merce<strong>de</strong>s mi arrepentimiento y mi verdad volverme a la estimación<br />
que <strong>de</strong> mí se tenía, y prosiga a<strong>de</strong>lante el señor escribano... (11,74, p. 606)<br />
La relación lógica es <strong>de</strong> contradicción, o sea, don<strong>de</strong> A, no B. También se encuentra<br />
el par contrastivo tradicional: antaño = hogaño. Los elementos que no<br />
cuadran en el contexto son «nidos, pájaros» y consecuentemente se <strong>de</strong>be reemplazar<br />
por otros que el hablante nos dirá o insinuará. En este caso don Quijote<br />
dice: «fui loco, y ya soy cuerdo; fui don Quijote <strong>de</strong> la Mancha, y soy agora,...<br />
Alonso Quijano el Bueno;» o sea que el refrán se pue<strong>de</strong> interpretar como: Don<strong>de</strong><br />
había antaño un caballero andante, hogaño no lo hay. Pero al mismo tiempo<br />
el refrán nos da más posibilida<strong>de</strong>s, y po<strong>de</strong>mos sustituir el contenido manteniendo<br />
la relación lógica <strong>de</strong> varias formas:<br />
Don<strong>de</strong> había ilusiones, ya no hay nada.<br />
Don<strong>de</strong> había un loco, ya hay un cuerdo (no un loco).<br />
En este sentido los refranes como actos figurativos requieren una participación<br />
más activa <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l oyente que otros enunciados; pero al mismo<br />
tiempo por la posibilidad <strong>de</strong> interpretaciones (manteniendo siempre la relación<br />
lógica entre ellos) es que se usan, puesto que sirven para enriquecer el<br />
discurso.<br />
La teoría <strong>de</strong> los actos <strong>de</strong> habla, <strong>de</strong>sarrollada en este trabajo permite un marco<br />
<strong>de</strong> estudio para los refranes en cualquier situación interaccional o interperso-<br />
1123
nal. De los refranes que aparecen en el corpus <strong>de</strong> Don Quijote solamente dos refranes<br />
funcionan como actos <strong>de</strong> habla directos: «El diablo, que no duerme»<br />
(aseverativo) y «Come poco y cena más poco» (directivo), los <strong>de</strong>más funcionan<br />
como actos <strong>de</strong> habla no directos: figurativos 7 o indirectos. Dentro <strong>de</strong> estos un<br />
65% aproximadamente funcionan como actos <strong>de</strong> habla indirectos, 8 lo que implica<br />
que en Don Quijote los refranes tienen un relación más estrecha con el contexto<br />
en el cual se usan. 9<br />
Con todo lo dicho se llega a entrever la riqueza semántica que el uso <strong>de</strong> los<br />
refranes pue<strong>de</strong> conferir al discurso. El refrán funciona, así como un instrumento<br />
mágico <strong>de</strong>l lenguaje y <strong>de</strong> la tradición para convencer y persuadir al otro.<br />
En una época como la actual en que la tradición se encuentra en crisis, algunos<br />
creen ver una quiebra en la vigencia <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> los refranes. Así Lázaro Carreter<br />
10 dice:<br />
7. Ibid. MACK (1975) ha establecido una clasificación <strong>de</strong> las metáforas (actos figurativos) <strong>de</strong><br />
acuerdo a la fuerza ilocutiva:<br />
a) Supuestos: se usan <strong>de</strong> una forma divertida, no seria, para expresar una diversión y una explicación.<br />
b) Percepciones o sugestiones: usadas por un observador o un hablante común para expresar sus sentimientos<br />
y puntos <strong>de</strong> vista.<br />
c) Impositivos: usados por el poeta, propagandista, etc. para impartir su mensaje. Solamente con los<br />
impositivos la cuestión <strong>de</strong> la credibilidad aparece; con los dos primeros el hablante no le pi<strong>de</strong> al<br />
oyente que crea que lo que dice es verdad, ni siquiera que esté <strong>de</strong> acuerdo con él, sino que acepte que<br />
su enunciado tiene valor —ya sea útil en comunicar conceptos y sentimientos, o si no como mérito<br />
<strong>de</strong> la expresión individual. Con el tercer tipo, el hablante espera persuadir al oyente a que adopte su<br />
punto <strong>de</strong> vista. De acuerdo a esta clasificación los refranes usados como actos <strong>de</strong> habla figurativos<br />
correspon<strong>de</strong>n a los impositivos, por medio <strong>de</strong> los cuales el hablante trata <strong>de</strong> convencer o persuadir al<br />
oyente, <strong>de</strong> que haga o crea lo que está diciendo.<br />
8. Hay que distinguir esta tipología que clasifica el texto <strong>de</strong> los refranes <strong>de</strong> acuerdo a la fórmula<br />
que presentan y ésta, don<strong>de</strong> se consi<strong>de</strong>ra el tipo <strong>de</strong> acto <strong>de</strong> habla que representan en un contexto dado.<br />
Por ejemplo el refrán «El buey suelto bien se lame», se consi<strong>de</strong>ra como un refrán con un elemento<br />
<strong>de</strong>scriptivo y literal porque en el texto <strong>de</strong>l refrán no hay ningún tropo. Este mismo refrán, a su vez,<br />
en el contexto presentado en Don Quijote (II, 22, p. 195) funciona como un acto <strong>de</strong> habla figurativo<br />
porque se sustituye el contenido <strong>de</strong>l elemento <strong>de</strong>scriptivo (tópico y comentario), por otro que el hablante<br />
proveerá, o implicará, manteniendo la relación lógica entre sus partes (A = B). Así en este caso<br />
Sancho pue<strong>de</strong> querer significar: «El hombre soltero bien se está».<br />
9. GREEN, Georgia, «Nonsense and Reference, Or the Conversational Use of Proverbs», Papers<br />
from the 11* Regional Meeting of the Chicago Linguistic Society, 1975, pp. 355-363, distingue proverbios<br />
<strong>de</strong> clichés <strong>de</strong> acuerdo al siguiente criterio: «... forms... which are not direct responses to the<br />
topic of the conversaü'on..., I will continué to cali proverbs, (estas formas correspon<strong>de</strong>rían a los refranes<br />
como actos figurativos), on the one hand, and on the other hand, other fixed expressions of<br />
sentence-forms..., which do refer literally to the topics un<strong>de</strong>r discussion, and which I will refer to as<br />
clichés» (estas formas correspon<strong>de</strong>rían a los actos indirectos según mi clasificación). Yo no coincido<br />
con una tipología <strong>de</strong> este tipo pues creo que los refranes son muy sensibles (o <strong>de</strong>pendientes) <strong>de</strong>l contexto<br />
y un refrán en una situación pue<strong>de</strong> funcionar como figurativo y en otra como indirecto. El refrán<br />
«Vayase el muerto a la sepultura y el vivo a la hogaza» presentado como acto indirecto en este<br />
trabajo tiene una referencia directa al tópico <strong>de</strong> conversación en esa situación, o sea que sería un<br />
«cliché» <strong>de</strong> acuerdo a la clasificación <strong>de</strong> Green, pero el mismo enunciado pue<strong>de</strong> funcionar <strong>de</strong> forma<br />
1124
Digamos <strong>de</strong> paso que la rápida <strong>de</strong>saparición <strong>de</strong>l Refranero en nuestra actual<br />
conciencia colectiva, aun lamentándola muchos, y siendo en ciertos aspectos nostálgicos<br />
lamentable, no parece indicio valioso <strong>de</strong> la pérdida <strong>de</strong> aptitu<strong>de</strong>s idiomáticas<br />
por parte <strong>de</strong> los españoles: existen otros síntomas mucho más graves. Revela<br />
sólo que la comunidad hispanohablante ha perdido docilidad ante esas consignas<br />
acuñadas que, formando red, trabaron y configuraron la sociedad tradicional imponiéndole<br />
virtu<strong>de</strong>s reales o falsas, justificando sus buenas y malas acciones, inmovilizándola<br />
en conformismos, a veces sumamente cínicos. Ese saber proverbial<br />
no es tal saber, como señaló Hegel, y creo que po<strong>de</strong>mos abandonarlo sin sufrir<br />
quebranto. Bien están, como recuerdo <strong>de</strong>l tesoro perdido, los refranes sobre el<br />
tiempo, muy vivos aún en el campo y entre los metereólogos.<br />
Cuesta trabajo aceptar la pérdida <strong>de</strong> un instrumento tan valioso y eficaz, sobre<br />
todo teniendo en cuenta que hay autores como por ejemplo Poniatowska,<br />
Arreóla o Yañez, en Hispanoamérica, o Cela en España 11 que en el uso <strong>de</strong> los<br />
refranes en sus obras parecen recoger, mantener y continuar y hasta aún más,<br />
revitalizar esta tradición hispánica.<br />
metafórica en otro contexto. Por ejemplo, suponiendo que Juan está muy triste porque su novia lo ha<br />
<strong>de</strong>jado y una amiga le dice:<br />
—Bueno, Juan, yo creo que no tienes que lamentarte tanto, <strong>de</strong>bes olvidarte <strong>de</strong>l asunto. Vayase el<br />
muerto a la sepultura y el vivo a la hogaza. Ven conmigo a tomar algo.<br />
Aquí el enunciado no tiene una referencia directa al tema <strong>de</strong> conversación.<br />
A :<br />
muerto<br />
sepultura<br />
B<br />
vivo<br />
hogaza<br />
C :<br />
novia<br />
vida<br />
D Juan<br />
nueva<br />
vida<br />
Vayase el muerto a la sepultura como el vivo a la hogaza (como) la novia <strong>de</strong> la vida (<strong>de</strong> Juan) y<br />
Juan a la nueva vida.<br />
10. LÁZARO CARRETER, Femando, Esludios <strong>de</strong> Lingüística, <strong>Barcelona</strong>, Crítica, 1980, pp. <strong>21</strong>3-<br />
<strong>21</strong>4.<br />
11. PONIATOWSKA, Elena en Hasta no verte Jesús mío; J. José ARREÓLA en La Feria; A. YAÑEZ<br />
en Las tierras flacas, J. C. CELA en El molino <strong>de</strong> viento y otras novelas cortas.<br />
1125
EL ORDEN SINTAGMÁTICO, EN PARTICULAR VERBO-SUJETO,<br />
COMO MEDIO DE COHESIÓN TEXTUAL<br />
NlCOLE DELBECQUE<br />
K. U. Leuven<br />
Un texto cobra sentido al ser capaz <strong>de</strong> activar una continuidad <strong>de</strong> sentido.<br />
Pareja continuidad no pue<strong>de</strong> conseguirse sin una serie <strong>de</strong> recursos unificadores,<br />
tanto formales —para mayor cohesión— como semánticos —para mayor coherencia.<br />
Interesa saber hasta qué punto la or<strong>de</strong>nación sintagmática corre pareja<br />
con el <strong>de</strong>sarrollo temático. Por lo tanto se propone comprobar en qué medida<br />
los factores que <strong>de</strong>terminan <strong>de</strong> un modo probabilista la posición <strong>de</strong> verbo y sujeto<br />
1 obe<strong>de</strong>cen a restricciones textuales, y cómo ten<strong>de</strong>ncias propias <strong>de</strong> la organización<br />
oracional contribuyen al mismo tiempo a la organización supraoracional<br />
<strong>de</strong>l texto.<br />
El fragmento presentado a continuación pertenece a una colección <strong>de</strong> ensayos<br />
contemporáneos que han sido sometidos al mismo análisis textual. 2 Los rasgos<br />
que <strong>de</strong>terminan el perfil <strong>de</strong> este texto <strong>de</strong> C. J. Cela 3 no son datos aislados,<br />
sino que permiten una aproximación en términos genéricos así como en términos<br />
personales, gracias a la comparación sistemática con ensayos <strong>de</strong> autores como<br />
D. Alonso, F. Ayala, A. Castro, S. Ferlosio, J. Goytisolo, J. Ortega y Gasset<br />
y M. <strong>de</strong> Unamuno, entre otros.<br />
1. Véase N. DELBECQUE, Problémes el métho<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Velu<strong>de</strong> <strong>de</strong> la variation syntaxique. Le cas<br />
<strong>de</strong> la position du sujet en espagnol. Lovaina: Universitaire Pers Leuven 1987.<br />
2. Los ensayos están reproducidos en J. DE KOCK el alii, Gramátida española. Enseñanza e investigación.<br />
Tomo 3: Textos. E] estudio en cuestión se encuentra en el volumen 2 C. Notas, <strong>de</strong> la<br />
misma serie, por N. Delbecque; este análisis <strong>de</strong> la posición <strong>de</strong>l sujeto consta <strong>de</strong> dos partes: I. La gramática<br />
probabilística, EL Aplicación <strong>de</strong> lingüística textual. (Lovaina: Acco, 1986 y 1987).<br />
3. C. J. CELA, «Preámbulo para excitar (mo<strong>de</strong>radamente) la atención y preparar (con respetuosa<br />
cautela) el ánimo <strong>de</strong> quien leyere». En: Diccionario secreto, Madrid-<strong>Barcelona</strong>, 1968,1.1, págs. 9-<br />
38. El fragmento se reproduce en anejo.<br />
1127
El análisis propuesto se concentra en dos aspectos: combina la posición <strong>de</strong>l<br />
sujeto gramatical y su frecuencia <strong>de</strong> aparición en el fragmento. La representación<br />
gráfica n. 1 coloca los sujetos sucesivos en una <strong>de</strong> las cuatro categorías posibles:<br />
si se expresa, el sujeto pue<strong>de</strong> estar pospuesto al verbo (categoría 4) o<br />
antepuesto (categoría 1); si es un pronombre relativo, se trata <strong>de</strong> anteposición<br />
fija (categoría 2); la última categoría contiene todos los casos en que el sujeto<br />
queda sin explicitar, por ser correferente al <strong>de</strong> la oración anterior, por ser <strong>de</strong> primera<br />
persona o por tratarse <strong>de</strong> una construcción impersonal. Las líneas <strong>de</strong>l gráfico<br />
n. 1 señalan el transcurso <strong>de</strong> los distintos sujetos según estas categorías posicionales.<br />
El diseño que así se pone <strong>de</strong> relieve, necesita completarse con<br />
indicaciones sobre la <strong>de</strong>nsidad <strong>de</strong>l texto tal como se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong> la proporción<br />
<strong>de</strong> verbos conjugados con respecto al número total <strong>de</strong> ocurrencias, así como <strong>de</strong>l<br />
número <strong>de</strong> verbos que apoyan los sujetos reiterados, bajo forma si no idéntica<br />
por lo menos correferente.<br />
En el fragmento <strong>de</strong> Cela, que va <strong>de</strong>l principio <strong>de</strong>l ensayo hasta la línea 69, y<br />
llamada «Cela» <strong>de</strong> aquí en a<strong>de</strong>lante, el número <strong>de</strong> verbos es relativamente elevado:<br />
el 11,5% <strong>de</strong> las formas son verbos conjugados. 4 A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> prestar al texto<br />
vivi<strong>de</strong>z y claridad, una <strong>de</strong>nsidad verbal elevada facilita el uso <strong>de</strong> otros rasgos<br />
que confieran mayor complejidad al texto, ya que a mayor transparencia en una<br />
dimensión le pue<strong>de</strong> correspon<strong>de</strong>r mayor opacidad en otra. En «Cela», ésta no<br />
<strong>de</strong>be buscarse en la repartición lineal <strong>de</strong> los sujetos. En efecto, la posposición<br />
apenas supera el 10% (10,2%), mientras que, en promedio, caracteriza al <strong>21</strong>%<br />
<strong>de</strong> las oraciones <strong>de</strong> fragmentos comparables. La diferencia beneficia sólo mínimamente<br />
a la proporción <strong>de</strong> las categorías «sin explicitar», que llega al 32,9%<br />
(frente al promedio <strong>de</strong> 29%) y «anteposición fija», que representa al 17,7%<br />
(frente al 15% en promedio). Es sobre todo la categoría <strong>de</strong> la anteposición variable<br />
la que resalta por un exce<strong>de</strong>nte notable con respecto al promedio: 39,2%<br />
frente al 35%.<br />
Tampoco aparecen muchos factores que distraigan la atención <strong>de</strong> los temas<br />
centrales, si por «tema» se entien<strong>de</strong> el referente <strong>de</strong> un sujeto gramatical que no<br />
sea un hápax 5 y que no remita al autor (primera persona), y se consi<strong>de</strong>ra que a<br />
mayor número <strong>de</strong> hápax y verbos en primera persona correspon<strong>de</strong> una <strong>de</strong>nsidad<br />
temática menor, porque así queda reducido el número <strong>de</strong> verbos al servicio <strong>de</strong>l<br />
<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> los sujetos tematizados.<br />
En «Cela» no hay ninguna primera persona, y sólo 4 <strong>de</strong> los 13 sujetos <strong>de</strong> referente<br />
distinto son hápax; así es que quedan 75 verbos 6 para sustentar el <strong>de</strong>sarrollo<br />
<strong>de</strong> 9 (sub)temas. 7 Estos datos permiten una caracterización global en tres<br />
4. Hay 79 verbos en 69 líneas. La mayor proporción <strong>de</strong> verbos con respecto al total <strong>de</strong> formas<br />
que se haya encontrado en este tipo <strong>de</strong> textos es <strong>de</strong> 12,6% (en un texto <strong>de</strong> D. Alonso).<br />
5. Se llama «hápax» a un elemento <strong>de</strong> ocurrencia única en el fragmento estudiado.<br />
6. El total menos ios 4 verbos que acompañan a los hápax.<br />
7. Hay que sustraer los 4 hápax <strong>de</strong> los 13 referentes distintos.<br />
1128
6. «1 ho.b<br />
(i>Un L.ubj.H<br />
1. .*•; D««éttiC<br />
GRÁFICO 1. La configuración lineal <strong>de</strong> las oraciones sucesivas <strong>de</strong>l fragmento estudiado,<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> la posición <strong>de</strong>l sujeto.<br />
1129
espectos. Primero, la ausencia <strong>de</strong> sujetos que se refieran, implícita o explícitamente,<br />
al propio autor, confiere al texto un carácter sumamente objetivo. La radical<br />
discreción <strong>de</strong>l autor contrasta con no menos <strong>de</strong> 15 autores, <strong>de</strong> los 19 examinados,<br />
que manifiestan su presencia mediante la persona verbal. 8<br />
Luego, también merece <strong>de</strong>stacarse el hecho <strong>de</strong> que el 95% <strong>de</strong> los verbos se<br />
integra en el <strong>de</strong>sarrollo temático; ninguno <strong>de</strong> los otros 18 textos alcanza una<br />
proporción superior al 90%.<br />
En tercer lugar, el fragmento <strong>de</strong>sarrolla 9 (sub)temas en 75 oraciones, o sea<br />
que, en promedio, se le <strong>de</strong>dican 8 verbos a cada sujeto. Es una proporción relativamente<br />
elevada, ya que en la mayoría <strong>de</strong> los textos 9 no se llega a 7 verbos por<br />
sujeto. Globalmente, «Cela» profundiza los temas evocados bastante <strong>de</strong>tenidamente.<br />
La numeración <strong>de</strong>l gráfico n. 1 da a conocer el número exacto <strong>de</strong> las<br />
ocurrencias <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> los sujetos tematizados. En el gráfico n. 2 los totales<br />
acompañan la mención <strong>de</strong> los referentes respectivos.<br />
Este segundo diagrama reúne los datos necesarios para <strong>de</strong>finir la progresión<br />
temática, 10 es <strong>de</strong>cir, el modo en que un sujeto tematizado se <strong>de</strong>senvuelve y perfila<br />
a lo largo <strong>de</strong> un fragmento. La progresión (P) <strong>de</strong> un sujeto pue<strong>de</strong> diferenciarse<br />
con arreglo a tres criterios. En primer lugar, se habla <strong>de</strong> «progresión paralela»<br />
(PP) cuando el sujeto sigue siendo el mismo en un número <strong>de</strong> oraciones<br />
sucesivas; en cambio, se caracteriza como «progresión secuencial» (PS) cuando<br />
no es el caso, o sea, cuando hay repetición <strong>de</strong>l mismo sujeto <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> intercalarse<br />
otros. Un sujeto que se repite <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> una interrupción es más susceptible<br />
que otros <strong>de</strong> referirse directamente a un tema <strong>de</strong>l fragmento. 11<br />
En segundo lugar, se consi<strong>de</strong>ra la posición <strong>de</strong>l sujeto. Si sigue siendo la misma,<br />
se trata <strong>de</strong> una progresión, paralela o secuencial, «simple» (PPS o PSS); si<br />
cambia, se trata <strong>de</strong> una progresión «compleja» (PPC o PSC). Aquí se <strong>de</strong>be hacer<br />
abstracción <strong>de</strong> la anteposición fija y <strong>de</strong>l carácter implícito <strong>de</strong>l sujeto, porque no<br />
son exponentes <strong>de</strong> variación; se equiparan a la posición inmediatamente anterior<br />
<strong>de</strong>l mismo sujeto, sea la anteposición o la posposición.<br />
En tercer lugar, importa ver en qué punto <strong>de</strong>l texto origina o arranca un sujeto,<br />
y cuántos sujetos constituyen juntos el escenario temático <strong>de</strong> un fragmento.<br />
Si <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollan varias líneas al mismo tiempo, el fragmento pue<strong>de</strong> ser consi-<br />
8. Cinco <strong>de</strong> ellos, a<strong>de</strong>más, en una forma <strong>de</strong> sujeto explícito.<br />
9. En 12 <strong>de</strong> los 19 textos la prorrata se sitúa entre 1/5 y 1/7, en un texto es <strong>de</strong> 1/3, y en los <strong>de</strong>más<br />
6 textos se sitúa entre 1/8 y 1/15.<br />
10. El término —«progression» en inglés— proviene <strong>de</strong> F. Danés; su <strong>de</strong>finición se encuentra en<br />
el artículo: «Zur linguistische Analyse <strong>de</strong>r Textstruktur». En: W. Dressler, ed., Textlinguistik.<br />
Darmsladt, 1978, pág. 188. La elaboración conceptual y la aplicación particular presentadas aquí son<br />
nuestras.<br />
11. Para que se cuente, la repetición tiene que ser explícita y ocupar una posición variable; significa<br />
que un regente correferente que esté meramente implícito o lleve forma <strong>de</strong> pronombre relativo<br />
no basta para que se hable <strong>de</strong> una PS. Tampoco se toma en consi<strong>de</strong>ración una primera mención en<br />
otra función que la <strong>de</strong> sujeto; por ejemplo, «Hermógenes» se cuenta a partir <strong>de</strong> o. 34.<br />
1130
<strong>de</strong>rado como más complejo que otro que no trata los distintos sujetos simultánea<br />
sino sucesiva o gradualmente. Si dos temas se suce<strong>de</strong>n uno a otro, sin coexistir,<br />
se habla <strong>de</strong> progresión «singular»; se opone a la progresión «plural» o<br />
«múltiple», en la que varios temas se <strong>de</strong>senvuelven simultáneamente.<br />
El diagrama (n.° 2) reúne tres tipos <strong>de</strong> información: un índice señala el número<br />
<strong>de</strong> veces que el mismo referente se emplea como sujeto, explícita o implícitamente;<br />
las siglas PPS, PPC, PSS y PSC caracterizan la progresión temática;<br />
una línea, que va <strong>de</strong> la primera hasta la última ocurrencia, marca la extensión <strong>de</strong><br />
su presencia, <strong>de</strong> modo que el dibujo informa sobre el carácter singular o plural<br />
<strong>de</strong> la progresión temática.<br />
I. Cratilo<br />
3. el hombre<br />
4. las cosas<br />
5. los nombres<br />
6. el significado<br />
7. el perro<br />
8. el amor<br />
9. Hermógenes<br />
12. el uso<br />
(5) PSS (2-31)<br />
(13) PSC (6-79)<br />
(11) PSS (7-51)<br />
El carácter múltiple y secuencial <strong>de</strong> la progresión temática, por muy coherente<br />
que sea, entraña ya consi<strong>de</strong>rable complejidad en la textura. Si, a<strong>de</strong>más, se<br />
tratara siempre <strong>de</strong> progresión compleja, la <strong>de</strong>scodificación se vería sumamente<br />
dificultada, y se podría per<strong>de</strong>r el efecto conseguido al evocar los sucesivos subtemas<br />
con bastante <strong>de</strong>tenimiento. Así es que 5 <strong>de</strong> los 9 sujetos siguen progresión<br />
simple, lo cual compensa algún tanto los rasgos <strong>de</strong> complejidad mencionados,<br />
aunque se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong> los gráficos que, excepto el genérico «las cosas»<br />
(11 ocurrencias), son sólo sujetos <strong>de</strong> menos ocurrencias (5 como máximo) los<br />
que nunca pasan <strong>de</strong> anteposición a posposición.<br />
En suma, la complejidad que se refleja en los diagramas se explica por la<br />
combinación <strong>de</strong> varios factores, principalmente la multiplicación <strong>de</strong> sujetos, su<br />
carácter abstracto, su progresión secuencial y su extensión sobre 25 oraciones<br />
como mínimo. 12 En cambio, el que sólo los sujetos 5, «los nombres» y 3, «el<br />
hombre», se encuentren alguna vez en posposición, matiza dicha complejidad<br />
estructural; a una construcción con sujeto pospuesto se le prefiere una vez una<br />
construcción pasiva sui géneris 13 (o. 66) y tres veces el presentativo HAY (o.<br />
32, 33 y 40). También contribuyen a estabilizar el grado <strong>de</strong> complejidad el que<br />
5 <strong>de</strong> los 9 sujetos tematizados tienen progresión simple, y el que los hápax (los<br />
sujetos 2, 10, 11 y 13) se encuentran invariablemente en posposición. Este rasgo<br />
concuerda con la ten<strong>de</strong>ncia mayoritaria encontrada en otros textos. A<strong>de</strong>más, el<br />
carácter abstracto <strong>de</strong>l argumento se hace más abordable por la repetición literal<br />
<strong>de</strong> los conceptos empleados, a no ser que que<strong>de</strong>n implícitos. De los 9 sujetos<br />
iterados, sólo a cuatro —«Cratilo», «el hombre», «los nombres» y «el significado»,<br />
o sea los sujetos 1, 3, 5 y 6— se les varía algún tanto la expresión.<br />
Resulta interesante examinar <strong>de</strong> qué tipo <strong>de</strong> variación se trata, y en qué condiciones<br />
se da, por muy marginal que sea, e incluso por esto. En el caso <strong>de</strong><br />
«Cratilo» (s. 1) la última ocurrencia aporta una ampliación: «la linda paradójica<br />
<strong>de</strong>l pensamiento <strong>de</strong> Cratilo» (o. 31); este referente está antepuesto aun cuando<br />
no tiene la función <strong>de</strong> sujeto («a Cratilo le preocupó», o. 11), lo cual <strong>de</strong>staca <strong>de</strong><br />
sobra su carácter tematizado: es un punto <strong>de</strong> partida, pero no más.<br />
De las 13 ocurrencias <strong>de</strong>l sujeto 3, «el hombre», sólo dos varían: la primera<br />
(o. 50), «la medida <strong>de</strong> aquellas cosas», hace eco a la o. 6, «el hombre es la medida<br />
<strong>de</strong> todas las cosas», <strong>de</strong>l primer párrafo, y da seguida inmediata a la paráfrasis<br />
«el hombre, eso que mi<strong>de</strong>» (o. 49); mediante esta nominalización la metáfora<br />
sigue presente a lo largo <strong>de</strong>l fragmento. La segunda variante <strong>de</strong> este sujeto se<br />
da en forma <strong>de</strong> pronombre <strong>de</strong>mostrativo anafórico («éste», o. 73).<br />
«Los nombres» (s. 5) parte <strong>de</strong> la posposición, que da el planteamiento general<br />
(«el problema <strong>de</strong> la lengua», o. 11), y <strong>de</strong>semboca en el plural «las palabras»<br />
12. Salvo s.12, «el uso», que sólo surge al final.<br />
13. Una construcción como «según se mire» se llama sui generis por carecer <strong>de</strong> actante nominal,<br />
sujeto o c.o.d.<br />
1132
(o. 35), antepuesto, a través <strong>de</strong> dos variaciones alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l término «nombre»:<br />
«el a<strong>de</strong>cuado nombre» (o. 22), en posposición, forma una figura quiástica con<br />
«cosas», regente antepuesto en o. 18 y complemento pospuesto en o. 17, cuyo<br />
regente es «los nombres <strong>de</strong> las cosas».<br />
Por último, «el significado» (sujeto 6) es <strong>de</strong> los sujetos iterados el que más<br />
varía léxicamente: aparecen «noción que» (o. 27), «<strong>de</strong>finición que» (o. 43) y<br />
«los conceptos que» (o. 64).<br />
La combinación tanto <strong>de</strong> «nombre» (s. 5) como <strong>de</strong> «significado» (s. 6) con<br />
«cosas» (s. 4) —en o. 17 «los nombres <strong>de</strong> las cosas» y o. 39 «el significado <strong>de</strong><br />
las cosas»— no es nada casual. Las tres representan las nociones claves <strong>de</strong>l<br />
fragmento. De los gráficos se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> que el texto está enmarcado en referencias<br />
a la tradición antigua: «Cratilo» (s. 1), punto <strong>de</strong> arranque <strong>de</strong> los primeros<br />
dos párrafos, y «Hermógenes» (s. 9), que introduce el tercer párrafo. Como fondo<br />
permanente figura «el hombre» (s. 3), en su relación con «las cosas» (s. 4);<br />
ésta se <strong>de</strong>fine mediante «los nombres» (s. 5) y «el significado» (s. 6.), el cual<br />
toma el relevo <strong>de</strong>l sujeto anterior. Como ilustración <strong>de</strong> la relación esbozada se<br />
<strong>de</strong>sarrollan paralelamente un ejemplo concreto, «perro» (s. 7) y otro abstracto,<br />
«amor» (s. 8).<br />
El cuadro n.° 3 enseña que la referencia a las nociones claves <strong>de</strong>l fragmento<br />
no se limita a la función <strong>de</strong> sujeto. Los términos <strong>de</strong> alcance genérico —«las cosas»,<br />
«el hombre» y «los nombres»— son los cuya frecuencia global se <strong>de</strong>staca;<br />
presentan, respectivamente, 25, 19 y 13 ocurrencias. Se expresan en todas las<br />
formas y funciones, mientras que la noción <strong>de</strong> «significado» sólo se da como<br />
sujeto léxico; esto motiva la variación léxica mencionada arriba: así se compensa<br />
por la falta <strong>de</strong> repetición.<br />
función:<br />
forma:<br />
el hombre<br />
las cosas<br />
los nombres<br />
el significado<br />
el perro<br />
el amor<br />
léxico<br />
8<br />
3<br />
4<br />
5<br />
7<br />
6<br />
sujeto<br />
pronominal<br />
1<br />
2<br />
3<br />
1<br />
implícito<br />
4<br />
6<br />
3<br />
4<br />
4<br />
léxico<br />
idéntico<br />
5<br />
10<br />
2<br />
1<br />
1<br />
no sujeto<br />
pronominal<br />
GRÁFICO 3. El número <strong>de</strong> veces que se hace referencia a las nociones centrales, con<br />
funciones y formas distintas.<br />
Una parecida uniformidad y sobriedad caracteriza también los verbos: SER<br />
aparece 23 veces, HAY 3 veces; juntos representan la tercera parte <strong>de</strong> los nú-<br />
1<br />
4<br />
1<br />
total<br />
19<br />
25<br />
13<br />
5<br />
13<br />
11<br />
1133
cieos verbales consi<strong>de</strong>rados. A éstos pue<strong>de</strong>n añadirse la serie <strong>de</strong> verbos pseudosinónimos<br />
que, semánticamente, correspon<strong>de</strong>n a los sujetos «los nombres» y «el<br />
significado»: son los verbos <strong>de</strong> lengua «señalar» (1.16), «bautizar» (1.33), «llamar(se)»<br />
(1.38 y 57), ««nombrar(se)» (1.40) y «dar nombre» (1.66), «formular»<br />
(1.50), y «<strong>de</strong>signar» (1.54 y 55), en total 9 ocurrencias.<br />
Tanto la funcionalidad discursiva, discutida al principio, como la uniformidad<br />
léxica, que se acaba <strong>de</strong> señalar, confieren a «Cela» un alto grado <strong>de</strong> redundancia.<br />
Así se alcanza la máxima claridad, cohesión y coherencia, a costa, quizás,<br />
<strong>de</strong> fantasía e improvisación, lo que el lector, al fin y al cabo, no irá a buscar<br />
en un preámbulo académico como éste, sino más bien en el diccionario por él<br />
introducido.<br />
La continuidad <strong>de</strong> sentido, univocidad semántica, neutralidad <strong>de</strong> tono y concentración<br />
temática se consiguen no sólo mediante la extrema sobriedad léxica,<br />
sino también, y, en particular, por la reducida frecuencia <strong>de</strong> la posposición <strong>de</strong>l<br />
sujeto.<br />
Esta posposición correspon<strong>de</strong> las ocho veces al or<strong>de</strong>n no marcado, el más<br />
probable <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista gramatical. Una vez la oración está encabezada<br />
por el c.o.d. léxico (o. 11): por ser muy rara en el habla escrita la anteposición<br />
<strong>de</strong>l régimen léxico, el sujeto pospuesto («el problema <strong>de</strong> la lengua») cobra mayor<br />
realce como tema central <strong>de</strong>l texto. Los <strong>de</strong>más sujetos pospuestos lo son sin<br />
que esta colocación tenga el menor carácter marcado. Salvo el genérico «el<br />
hombre» (o. 53 y 65), se trata, en efecto, <strong>de</strong> sintagmas bastante largos, y, excepción<br />
hecha <strong>de</strong> «el a<strong>de</strong>cuado nombre» (o. 22), son hápax 14 . En todos los casos se<br />
pue<strong>de</strong> aducir por lo menos un criterio gramatical que motiva la proposición: tres<br />
veces el sujeto pospuesto acompaña a un verbo intransitivo, precedido <strong>de</strong> un<br />
complemento preposicional 15 (o. 4, 22 y 42). Las oraciones 42 (que se acaba <strong>de</strong><br />
mencionar), 53 y 65 son subordinadas relativas en las que la conexión con el<br />
antece<strong>de</strong>nte se realiza por otra función que la <strong>de</strong> sujeto, <strong>de</strong> modo que éste se<br />
pospone. Finalmente, se dan dos casos (o. 69 y 75) en los que, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l carácter<br />
intransitivo o pronominal <strong>de</strong>l verbo («importa» y «recuér<strong>de</strong>se»), el carácter<br />
oracional <strong>de</strong>l propio regente lo empuja <strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l verbo.<br />
Por su parte, los 31 sujetos antepuestos también son conformes a las ten<strong>de</strong>ncias<br />
generales <strong>de</strong> la lengua. Significa que «Cela» sólo acu<strong>de</strong> a la variación lineal<br />
en la medida en que lo pi<strong>de</strong> el uso común <strong>de</strong> la lengua; esto favorece la<br />
consistencia temática. No significa, sin embargo, que la expresión y posición<br />
<strong>de</strong>l sujeto sean indiferentes. Hemos visto que la colocación <strong>de</strong> constituyentes<br />
recurrentes y correferentes <strong>de</strong>termina en alta medida el perfil <strong>de</strong>l texto. En este<br />
texto las ten<strong>de</strong>ncias gramaticales y las condiciones contextúales van hasta tal<br />
14. «Demócrito» (s. 2, o. 4), «el Diccionario <strong>de</strong> Autorida<strong>de</strong>s» (s. 10, o. 42), «si-P» (s. 11, o. 69)<br />
y «que-P»(s. 13, o. 75).<br />
15. Dos <strong>de</strong> las tres veces el complemento preposicional introductor pertenece a la valencia verbal.<br />
1134
punto unidas, que los mecanismos utilizados pasan <strong>de</strong>sapercibidos en la simple<br />
lectura. Representaciones gráficas permiten ver cómo la dinámica informativa y<br />
rítmica <strong>de</strong>l texto se realiza mediante repeticiones y relaciones <strong>de</strong> correferencia<br />
entre los constituyentes <strong>de</strong> diferentes segmentos, oraciones y párrafos.<br />
ANEJO<br />
El fragmento estudiado: «Cela» línea 0-68, oración 1-79.<br />
0 Preámbulo para excitar (mo<strong>de</strong>radamente) la atención y<br />
1 preparar (con respetuosa cautela) el ánimo <strong>de</strong> quien leyere 1<br />
2 Cratilo, en el «diálogo» platónico al que presta su 2<br />
3 nombre, escon<strong>de</strong> a Heráclito entre los pliegues <strong>de</strong> su túnica. 3<br />
4 por boca <strong>de</strong> su interlocutor Hermógenes habla Demócrito, el 4<br />
5 filósofo <strong>de</strong> lo lleno y lo vacío, y quizás también<br />
6 Protágoras, el antigeómetra, que en su impiedad llegó a 5<br />
7 sostener que el hombre es la medida <strong>de</strong> todas las cosas: <strong>de</strong> las 6<br />
8 que son, en cuanto son, y <strong>de</strong> las que no son, en cuanto no 7<br />
9 son. 10<br />
10 A Cratilo le preocupó el problema <strong>de</strong> la lengua, eso que es 11<br />
11 tanto lo que es como lo que no es, y sobre su consi<strong>de</strong>ración 13<br />
12 se extien<strong>de</strong> en amena charla con Hennógenes. Cratilo piensa 15<br />
13 que los nombres <strong>de</strong> las cosas están naturalmente relacionados 17<br />
14 con las cosas. Las cosas nacen —o se crean, o se <strong>de</strong>scubren, 18<br />
15 o se inventan—y en su ánima habita, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el origen, el <strong>21</strong><br />
16 a<strong>de</strong>cuado nombre que las señala y distingue <strong>de</strong> las <strong>de</strong>más. El 23<br />
17 significado—parece querer <strong>de</strong>cirnos—es noción prístina que 25<br />
18 nace <strong>de</strong>l mismo huevo <strong>de</strong> cada cosa; salvo en las razonables 27<br />
19 condiciones que mueven las etimologías, el perro es perro 28<br />
20 (en cada lengua antigua) <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el primer perro y el amor es 30<br />
<strong>21</strong> amor, según indicios, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el primer amor. La lin<strong>de</strong><br />
22 paradójica <strong>de</strong>l pensamiento <strong>de</strong> Cratilo, contrafigura <strong>de</strong><br />
23 Heráclito, se agazapa en el machihembrado <strong>de</strong> la 31<br />
24 inseparabilidad —o unidad— <strong>de</strong> los contrarios, en la armonía<br />
25 <strong>de</strong> lo opuesto (el día y la noche) en movimiento permanente y<br />
<strong>26</strong> reafirmador <strong>de</strong> su subsistencia —las palabras también, en<br />
27 cuanto objetos en sí (no hay perro sin gato, no hay amor sin 32<br />
28 odio).<br />
29 Hermógenes, por el contrario, piensa que las palabras son 34<br />
30 no más que convenciones establecidas por los hombres con el<br />
31 razonable propósito <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rse. Las cosas aparecen o se 36<br />
1135
1136<br />
32 presentan ante el hombre, y el hombre, encarándose con la<br />
33 cosa recién nacida, la bautiza. El significado <strong>de</strong> las cosas 38<br />
34 no es el manantial <strong>de</strong>l bosque, sino el pozo excavado por la 39<br />
35 mano <strong>de</strong>l hombre. El animal doméstico y familiar <strong>de</strong> que hay 40<br />
36 muchas especies y todos ellos ladran, <strong>de</strong> que nos habla el 41<br />
37 Diccionario <strong>de</strong> Autorida<strong>de</strong>s en <strong>de</strong>finición que más semeja una 43<br />
38 adivinanza, pudo haberse llamado lombriz, y lo che muove 44<br />
39 il solé el'altre stelle, <strong>de</strong>l Dante, pudiera 45<br />
40 nombrarse reuma <strong>de</strong> haberlo acordado así los hombres. La<br />
41 frontera parabólica <strong>de</strong>l sentir —y <strong>de</strong>l <strong>de</strong>cir— <strong>de</strong> Hermógenes,<br />
42 máscara <strong>de</strong> Demócrito y a ratos <strong>de</strong> Protágoras, se<br />
43 recalienta en no pocos puntos: el hombre, eso que mi<strong>de</strong> (y 46<br />
44 <strong>de</strong>signa) todas y cada una <strong>de</strong> las cosas, ¿es el género o el 48<br />
45 individuo?; la medida <strong>de</strong> aquellas cosas, ¿es un concepto no 50<br />
46 más que epistemológico?: las cosas, ¿son las cosas 51R<br />
47 físicas tan sólo o también las sensaciones y los conceptos? 52<br />
48 Hermógenes, al reducir el ser al aparecer, <strong>de</strong>güella a la<br />
49 verdad en la cuna; como contrapartida, al admitir como única 53<br />
50 proposición posible la que formula el hombre por sí y ante 54<br />
51 sí, hace verda<strong>de</strong>ro —y nada más que verda<strong>de</strong>ro— tanto a lo 55<br />
52 que es verdad (el perro es perro, el amor es amor) como a lo 58<br />
53 que no lo es (el perro, <strong>de</strong> haber querido el hombre, hubiera 59<br />
54 sido lombriz, se hubiera <strong>de</strong>signado con el nombre <strong>de</strong> lombriz; 61<br />
55 el amor, <strong>de</strong> haber querido el hombre, hubiera sido reuma, se<br />
56 hubiera <strong>de</strong>signado con el nombre <strong>de</strong> reuma —y los conceptos que 63<br />
57 venimos llamando lombriz y reuma seguirían, durante el tiempo 65<br />
58 que <strong>de</strong>cidiera el hombre, apócrifos o inefables, según se 66<br />
59 mire). Ahora bien: si el perro y el amor cobran los nombres 68<br />
60 <strong>de</strong> perro y <strong>de</strong> amor, o hubieran admitido— poco importa si con 70<br />
61 holgura o fuerza—los <strong>de</strong> lombriz y reuma, así habrán <strong>de</strong> 71<br />
62 seguir, o habrían <strong>de</strong> seguir, hasta que el uso (que es un<br />
63 instinto colectivo y subconsciente <strong>de</strong>l hombre, en el que éste 73<br />
64 no interviene sino por inercia) los hubiera relegado al hondo 75<br />
65 pozo <strong>de</strong> las voces muertas; recuér<strong>de</strong>se que el hombre, según 76<br />
66 famosa aporía <strong>de</strong> Víctor Henry, da nombre a las cosas pero no 77<br />
67 pue<strong>de</strong> arrebatárselo: hace cambiar el lenguaje y, sin embargo, 79<br />
68 no pue<strong>de</strong> cambiarlo a voluntad.
INICIATIVA, RESPUESTA Y TURNO DE INTERVENCIONES<br />
EN NEGOCIACIONES HISPANO-ESCANDINAVAS<br />
LARS M. FANT<br />
Universidad <strong>de</strong> Estocolmo<br />
El propósito <strong>de</strong> la presente comunicación es dar cuenta <strong>de</strong> los resultados<br />
preliminares <strong>de</strong> un programa <strong>de</strong> investigación que se está efectuando simultáneamente<br />
en tres universida<strong>de</strong>s escandinavas (Estocolmo, O<strong>de</strong>nse y Empresariales<br />
<strong>de</strong> Copenhague) bajo un titular cuya versión en castellano es La interacción<br />
verbal y no verbal en negociaciones españolas y escandinavas, estudios<br />
contrastivos e interculturales. Después <strong>de</strong> un breve presentación <strong>de</strong> este proyecto<br />
así como <strong>de</strong> los principales presupuestos e hipótesis que conforman su punto<br />
<strong>de</strong> partida, entraremos más en <strong>de</strong>talle sobre el subproyecto que más directamente<br />
nos concierne, que versa sobre la estructura conversacional <strong>de</strong>l diálogo efectuado<br />
en las negociaciones españolas y suecas.<br />
Los temas hasta ahora incluidos en el programa científico son, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l<br />
ya citado que respecta a la estructura conversacional, los siguientes: Estructuras<br />
argumentativas en negociaciones hispano-danesas (Empresariales <strong>de</strong> Copenhague).<br />
El componente emocional <strong>de</strong> la negociación en España y Dinamarca<br />
(O<strong>de</strong>nse) y Satisfacer la necesidad <strong>de</strong>l trato directo o cara a cara en negociaciones<br />
hispano-escandinavas (Estocolmo). El diseño común <strong>de</strong> todos los subproyectos<br />
es llevar a cabo un estudio sistemático contrastivo <strong>de</strong> los patrones y<br />
normas comunicativos vigentes en cada cultura, estudio que luego, en la fase segunda<br />
<strong>de</strong>l programa, formará la base <strong>de</strong> una investigación intercultural, cuyo<br />
enfoque será la dinámica <strong>de</strong>l encuentro cultural entre escandinavos y españoles<br />
reunidos en negociaciones.<br />
Por lo que se refiere a la primera fase <strong>de</strong>l programa —la contrastiva— los<br />
diferentes proyectos se basan en un corpus común <strong>de</strong> vi<strong>de</strong>ograbaciones <strong>de</strong> negociaciones<br />
simuladas, <strong>de</strong> un tamaño <strong>de</strong> aproximadamente 8 horas por nación (España,<br />
Suecia y Dinamarca, respectivamente). Aun carecienco <strong>de</strong> «naturalidad»<br />
1137
en el sentido <strong>de</strong> que no están formados por negociaciones auténticas, los materiales<br />
no <strong>de</strong>jan, por tanto, <strong>de</strong> tener un carácter altamente realista, ya que fueron<br />
recogidos durante seminarios <strong>de</strong> perfeccionamiento en el arte <strong>de</strong> negociar, siendo<br />
los participantes <strong>de</strong> estas activida<strong>de</strong>s personas empleadas en empresas privadas<br />
o públicas y experimentados negociadores. Merece subrayarse el alto grado<br />
<strong>de</strong> compromiso, i<strong>de</strong>ntificación y naturalidad con el que actuaron, prácticamente<br />
sin excepción y <strong>de</strong> igual manera en cada país, los participantes <strong>de</strong> los juegos <strong>de</strong><br />
roles. El hecho <strong>de</strong> que los seminarios tengan un contenido y un diseño casi<br />
idéntico en todos los tres países, basándose en los mismos «casos» <strong>de</strong> negociación,<br />
confiere a los materiales un muy elevado grado <strong>de</strong> comparabilidad entre<br />
naciones.<br />
El programa científico tiene un claro carácter interdisciplinario, con elementos<br />
<strong>de</strong> psicología social, antropología y ante todo pragmalingüística. Esta situación<br />
sincrética, unida al hecho <strong>de</strong> que nos encontramos en un terreno científico<br />
hasta ahora poco explorado, supone a la vez una complicación y una simplificación<br />
<strong>de</strong> la empresa; complicación, puesto que hay que incorporar elementos<br />
muy diversos, y no siempre <strong>de</strong> una compatibilidad patente, en el marco teórico;<br />
una relativa simplificación, <strong>de</strong>bida a la ausencia <strong>de</strong> vinculaciones con escuelas<br />
científicas precisas y la consecuente libertad <strong>de</strong> acción. En lo referente al subproyecto<br />
<strong>de</strong>l que más concretamente trata esta comunicación, la estructura conversacional<br />
<strong>de</strong> la negociación, la mayor parte <strong>de</strong>l trabajo teórico —<strong>de</strong> un carácter<br />
esencialmente pragmalingüístico— que se ha realizado, no sólo está escrito<br />
en inglés sino que también, por regla general, <strong>de</strong>scribe la realidad anglosajona o<br />
fenómenos que caracterizan en particular la cultura y civilización anglófonas<br />
sin ser necesariamente generalizables a otras. Esto tiene consecuencias particularmente<br />
notables para el estudio <strong>de</strong> la estructura conversacional hispana, tanto<br />
por la relativa escasez <strong>de</strong> trabajos <strong>de</strong>dicados a ella como por la poca aplicabilidad<br />
a la realidad española o hispanoamericana <strong>de</strong> los patrones propuestos por<br />
los estudiosos norteamericanos o ingleses. Por lo que se refiere a los países escandinavos,<br />
más vinculados a una tradición científica anglosajona, la situación<br />
resulta un poco más fácil, no sólo por el hecho <strong>de</strong> que la investigación pragmalingüística<br />
ha dado ya resultados muy importantes en la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>l sueco o<br />
<strong>de</strong>l danés, sino también por la relativa afinidad cultural que hay entre Escandinavia<br />
y la parte <strong>de</strong> la comunidad anglosajona representada por Inglaterra, y el<br />
consecuente grado <strong>de</strong> aplicabilidad al contexto escandinavo <strong>de</strong> los <strong>de</strong>scubrimientos<br />
resultantes <strong>de</strong> los estudios anglosajones.<br />
Dos planteamientos se diseñan en el programa: uno versa sobre las diferencias<br />
culturales relativas a la bien <strong>de</strong>limitada actividad que es la negociación; el<br />
otro tiene relación con las divergencias que a un nivel más general se pue<strong>de</strong> notar<br />
en el modo <strong>de</strong> dialogar que se percibe como típico <strong>de</strong> una y otra cultura. En<br />
ambos aplicamos una perspectiva teleológica: cada actividad humana tiene unos<br />
<strong>de</strong>terminados objetivos y <strong>de</strong>be satisfacer un <strong>de</strong>terminado conjunto <strong>de</strong> necesida-<br />
1138
<strong>de</strong>s. Ahora bien: aunque es lógico esperar que dos culturas distintas <strong>de</strong>finan objetivos<br />
y necesida<strong>de</strong>s parecidos o idénticos para una actividad humana similar,<br />
no es tan evi<strong>de</strong>nte que atribuyan la misma importancia a los mismos objetivos o<br />
necesida<strong>de</strong>s. Este es precisamente el punto <strong>de</strong> partida <strong>de</strong> los presentes estudios:<br />
el que entre los diversos objetivos comunicativos hay un or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> priorida<strong>de</strong>s<br />
capaz <strong>de</strong> variar <strong>de</strong> una cultura a otra.<br />
Fundándonos tanto en lecturas <strong>de</strong> obras relativas a mentalida<strong>de</strong>s nacionales 1<br />
como en numerosas entrevistas realizadas con españoles e hispanoamericanos<br />
resi<strong>de</strong>ntes en Escandinavia o con escandinavos resi<strong>de</strong>ntes en España, no <strong>de</strong>scontando<br />
la propia experiencia <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong>l equipo científico en su calidad<br />
<strong>de</strong> profesores <strong>de</strong> lengua española, hemos llegado a formular la siguiente serie<br />
<strong>de</strong> hipótesis sobre las divergencias que existen entre escandinavos y<br />
españoles con respecto al or<strong>de</strong>n preferencial <strong>de</strong> los objetivos globales <strong>de</strong> la comunicación<br />
(no entra en consi<strong>de</strong>ración, a estas alturas, las diferencias regionales<br />
españolas, en muchos respectos importantes, así como los rasgos que separan<br />
a la cultura danesa <strong>de</strong> la sueca; a lo cual cabe añadir que, aun siendo<br />
conscientes <strong>de</strong> la gran afinidad que tiene la cultura hispana peninsular con la<br />
hispanoamericana, no nos pronunciaremos aquí sobre esta última):<br />
— lograr objetivos exteriores a la situación comunicativa (resolver problemas,<br />
tomar resoluciones concertadas) cuenta más para la mentalidad escandinava<br />
que para la española;<br />
— satisfacer necesida<strong>de</strong>s interiores a la situación comunicativa (el que el<br />
diálogo sea fuente <strong>de</strong> placer) es relativamente más importante en la mentalidad<br />
española que en la escandinava, en particular la sueca;<br />
— establecer consenso (manifestar o realizar un acuerdo) es más importante<br />
en la norma escandinava que en la española;<br />
— establecer contraste (producir contribuciones divergentes <strong>de</strong> las <strong>de</strong>l interlocutor)<br />
es más importante en una conversación española que en una<br />
escandinava;<br />
— los objetivos <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n estético o (en sentido amplio) retórico tienen mayor<br />
peso para un locutor español que para uno escandinavo;<br />
— la economía en la elección <strong>de</strong> recursos verbales y no verbales cuenta<br />
más para el locutor escandinavo que para el español;<br />
1. Obras representativas <strong>de</strong> esta orientación científica que han sido <strong>de</strong> gran importancia para el<br />
proyecto, son: A. DAUN, Svensk menlalUel, Estocolmo, Rabén & Sjógren, <strong>1989</strong> (el título se traduce<br />
«Mentalidad sueca», hay un resumen en inglés); G. HOFSTEDE, Culture'S consequences. International<br />
Differences in Work-Related Valúes. Beverly Hills, Sage Publications, 1984; S. DE MADARIAGA, englishmen,<br />
Frenchmen and Spaniards, London, Oxford University Press, 1928 (El texto se publicó en<br />
castellano un año más tar<strong>de</strong>, en 1929, bajo el título Ingleses, franceses y españoles). Para una presentación<br />
más reciente <strong>de</strong> la mentalidad española, véase p. ej. A. DE MIGUEL, El rombecabezas nacional,<br />
<strong>Barcelona</strong>, Plaza y Janes, 1986.<br />
1139
— la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> participar en una competición tiene más atractivo para la mentalidad<br />
española que para la escandinava.<br />
A estas hipótesis se aña<strong>de</strong>n las siguientes, relativas al trato directo o cara a<br />
cara: 2<br />
— satisfacer la necesidad <strong>de</strong> autonomía imputada a los interactantes (respetar<br />
la autoimagen <strong>de</strong> individuo autónomo e in<strong>de</strong>pendiente que se supone<br />
en el interlocutor) tiene mayor importancia en la cultura escandinava que<br />
en la española;<br />
— satisfacer la necesidad <strong>de</strong> afiliación o <strong>de</strong> aceptación imputada a los interactantes<br />
(respetar la autoimagen <strong>de</strong> individuo social y emocionalmente<br />
aceptado que se supone en el interlocutor) tiene mayor importancia en<br />
un contexto cultural español que en uno escandinavo;<br />
— satisfacer la necesidad <strong>de</strong> prestigio (respetar una supuesta autoimagen <strong>de</strong><br />
individuo que goza <strong>de</strong> un elevado estatus social) tiene mayor importancia<br />
en la mentalidad española que en la escandinava. 3<br />
Estas hipótesis se verán corroboradas o <strong>de</strong>smentidas según los resultados <strong>de</strong><br />
la investigación empírica que se va llevando a cabo en el marco <strong>de</strong> los respectivos<br />
subproyectos <strong>de</strong>l programa. A continuación, nos <strong>de</strong>tendremos en el estudio<br />
titulado Estructura conversacional en negociaciones españolas y suecas, tanto<br />
en lo que se refiere a diseño como a los resultados preliminares <strong>de</strong>l análisis.<br />
Con este estudio nos proponemos dar cuenta <strong>de</strong> tres parámetros esenciales<br />
para la estructura y dinámica <strong>de</strong>l diálogo, a saber:<br />
1. el turno <strong>de</strong> las intervenciones y los principios reguladores <strong>de</strong> éste en<br />
uno y otro contexto cultural;<br />
2. el fenómeno <strong>de</strong> la retrocanalización —su manifestación y distribución<br />
en el diálogo en los respectivos contextos culturales;<br />
3. el reparto <strong>de</strong> iniciativas y <strong>de</strong> respuestas en el diálogo español y el<br />
sueco.<br />
2. En lo referente a la teoría <strong>de</strong>.la cara, oface-needs, nos basamos principalmente en: E. GOPF-<br />
MAN, Interaction Ritual. Essays in Face-to-Face Behavior, Nueva York, Anchor Books, 1967; P.<br />
BROWN & S. LEVINSON, «Universals in Language Use: Politeness Phenomena», E. N. Goody (ed.),<br />
Questions and Politeness, Cambridge, Cambrig<strong>de</strong> University Press, p. 56-310; H. ARNDT & R. W.<br />
JANNEY, ¡nlerGrammar. Toward an ¡niegralive Mo<strong>de</strong>l of Verbal, Prosodic and Kinesic Cholees in<br />
Speech, Berlín, Mouton <strong>de</strong> Gtruyter, 1987. Es nuestra la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> añadir una tercera dimensión —la<br />
<strong>de</strong>l prestigio— a las <strong>de</strong> la autonomía y <strong>de</strong> la afiliación.<br />
3. Véase E. CRESPO, «A Regional Variation: Emotions in Spain», R. Harré (ed.), The Social<br />
Construction of Emotions, Londres, Basil Blackwell, 1986, p. 209-<strong>21</strong>7.<br />
1140
En cuanto al primero <strong>de</strong> estos parámetros existe una bibliografía ya muy<br />
amplia, la mayor parte <strong>de</strong> la cual va <strong>de</strong>dicada a la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> los patrones y<br />
normas existentes en la cultura angloamericana e inglesa. 4 De forma muy generalizada<br />
se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que los resultados <strong>de</strong> los estudios anglosajones suelen<br />
corroborar un mo<strong>de</strong>lo, generalmente concebido como un patrón universal, según<br />
el cual el hablante «ce<strong>de</strong>» la palabra al interlocutor mediante señales prosódicas<br />
(terminales entonativas) o cinéticas (mirada, a<strong>de</strong>manes), dadas en <strong>de</strong>terminados<br />
puntos <strong>de</strong>l enunciado, que generalmente coinci<strong>de</strong>n con los límites<br />
sintácticos mayores. Nuestra hipótesis es que este mo<strong>de</strong>lo, lejos <strong>de</strong> tener vali<strong>de</strong>z<br />
universal, tiene una aplicación más fácil en unos contextos culturales que en<br />
otros. Lo que sí es cierto es que cuadra mucho mejor con la realidad escandinava<br />
que con la española. En los diálogos españoles estudiados por nosotros, ni siquiera<br />
parece ser el caso que los cambios <strong>de</strong> intervención tengan lugar con más<br />
frecuencia en la cercanía <strong>de</strong> los límites sintácticos mayores que en otras fases<br />
<strong>de</strong>l enunciado. En nuestros estudios partimos <strong>de</strong> una visión alternativa sobre el<br />
fenómeno <strong>de</strong>l turno <strong>de</strong> las intervenciones en diálogos naturales: en el que se<br />
oponen dos principios, a saber, el «ce<strong>de</strong>r» la palabra, típico <strong>de</strong> p. ej. las culturas<br />
nórdicas o <strong>de</strong> la japonesa, frente al «tomar» la palabra, más característico <strong>de</strong> las<br />
culturas latinas y mediterráneas. Prescindiendo <strong>de</strong> momento <strong>de</strong> <strong>de</strong>scripciones<br />
<strong>de</strong>talladas <strong>de</strong> la forma en que se producen los cambios <strong>de</strong> intervención en los<br />
dos grupos estudiados, asunto interesantísimo <strong>de</strong> por sí, po<strong>de</strong>mos constatar que<br />
las interrupciones ocurren con una frecuencia cinco veces mayor en los diálogos<br />
españoles que en los suecos: en nuestros casos grabados en vi<strong>de</strong>o, en los que<br />
participan generalmente cuatro personas (dos por cada equipo), se efectúan, en<br />
promedio por cada secuencia <strong>de</strong> 10 minutos, 50,7 interrupciones entre los españoles<br />
y 10,7 entre los suecos.<br />
El fenómeno <strong>de</strong>l tumo <strong>de</strong> intervenciones ha <strong>de</strong> verse como estrechamente ligado<br />
al <strong>de</strong> la retrocanalización, proceso imprescindible en todo tipo <strong>de</strong> diálogo,<br />
a través <strong>de</strong>l cual el oyente confirma al hablante que le presta atención y que le<br />
está siguiendo. La retrocanalización tiene manifestaciones típicas que son totalmente<br />
divergentes en los dos contextos culturales estudiados: entre españoles<br />
<strong>de</strong>pen<strong>de</strong> esencialmente <strong>de</strong> la mirada («mírame cuando te hablo»), mientras que<br />
los escandinavos la expresan a través <strong>de</strong> recursos verbales (expresiones <strong>de</strong>l tipo<br />
ya, ah sí, etc., generalmente reservadas, en un contexto hispano, a las conversaciones<br />
telefónicas). Las observaciones <strong>de</strong> este tipo se ven apoyadas <strong>de</strong> manera<br />
unívoca por nuestros materiales: por cada secuencia <strong>de</strong> 10 minutos, los suecos<br />
4. Nos referimos en particular a H. SACKS, E. SCHBGLOFF & G. JEFFERSOK, «A Simplest Systematic<br />
for the organization of Turn-Taking for Conversation», Language, 50, 1974, y, más generalmente<br />
hablando, a los trabajos <strong>de</strong> la llamada escuela etnometodológica. Véase, a<strong>de</strong>más, S. LEVINSON,<br />
Pragmaúcs, Cambridge, Cambridge University Press, 1983, p. 284-370.<br />
1141
producen un número <strong>de</strong> 60,3 retrocanalizaciones verbales frente a la bajísima<br />
cifra 4,1 recogida en el grupo español.<br />
Quizá más interesante todavía con respecto a las hipótesis culturales esbozadas<br />
es el reparto <strong>de</strong> iniciativas y respuestas en el diálogo. Conforme al mo<strong>de</strong>lo<br />
analítico que aplicamos, 5 cada intervención hecha consiste en una contribución<br />
conversacional, o en una serie <strong>de</strong> contribuciones. La contribución, a su vez, se<br />
analiza en términos <strong>de</strong> propieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> iniciativa y <strong>de</strong> respuesta, siendo el caso<br />
normal que una contribución incluye la respuesta a una iniciativa anterior, al<br />
mismo tiempo <strong>de</strong> formar una nueva iniciativa. Entre las respuestas se distinguen<br />
varios tipos: la refleja, o «autorrespuesta», que se asocia a una contribución previa<br />
hecha por el mismo hablante (generalmente <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la misma intervención);<br />
la «focal» que se conecta con el contenido central <strong>de</strong> una contribución<br />
hecha por el interlocutor; la «local», que implica una reacción a la última intervención<br />
<strong>de</strong>l interlocutor, la «completa» que combina las propieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la respuesta<br />
local y la focal. A estos tipos se aña<strong>de</strong>n los correspondientes negativos:<br />
la respuesta no focal, la no local y finalmente la respuesta cero, usada cuando se<br />
introduce un tema nuevo sin conexión con las contribuciones anteriores. Las diferencias<br />
entre los dos grupos lingüístico-culturales son espectaculares: por cada<br />
secuencia <strong>de</strong> 10 minutos, los españoles dan un promedio <strong>de</strong> 93,1 respuestas<br />
reflejas, y los suecos sólo 60,2, es <strong>de</strong>cir, menos <strong>de</strong> los dos tercios <strong>de</strong> las <strong>de</strong>l grupo<br />
español. En cuanto a las respuestas completas, la proporción es la inversa:<br />
<strong>26</strong>,7 para los españoles y 38,7 para los suecos. Pasando a las incompletas, esto<br />
es, los tipos no local, no focal y cero, el resultado es: 10,7 por secuencia <strong>de</strong> 10<br />
minutos en el grupo sueco y más <strong>de</strong> lo doble —22,7 respuestas incompletas por<br />
secuencia <strong>de</strong> 10 minutos— en el grupo español. Añádase a esto el número <strong>de</strong><br />
iniciativas calificadas <strong>de</strong> «abortadas», o sea, las iniciativas que no van seguidas<br />
<strong>de</strong> respuesta alguna en el diálogo, que en el grupo sueco es <strong>de</strong> 10,7 en promedio<br />
por 10 minutos, en el grupo español casi dos veces mayor, o 20,2 por 10 minutos.<br />
Las cifras que acabamos <strong>de</strong> exponer constituyen ya, a nuestro modo <strong>de</strong> ver,<br />
un sustancial respaldo a algunas <strong>de</strong> las hipótesis básicas anteriormente presentadas.<br />
La elevada proporción <strong>de</strong> interrupciones en el grupo español apoya la hipótesis<br />
<strong>de</strong> la mayor tolerancia atribuible a la mentalidad española hacia la no satisfacción<br />
<strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong> autonomía, o, si se prefiere, la mayor sensibilidad<br />
que tienen los escandinavos al respecto. Al mismo tiempo parece confirmar la<br />
«<strong>de</strong>bilidad» española por la competición (o, si se prefiere, el recelo escandinavo<br />
a la misma), así como el principio <strong>de</strong>l consenso, tan típico <strong>de</strong> los nórdicos.<br />
5. Nos fundamos por una parte en W. DONOHUE, M. DIEZ & M. HAMILTON, «Coding Naturalistic<br />
Negotiation Interaction», Human Communication Research, 10, 1984, p. 403-425, por la otra (y<br />
sobre todo) en P. LINELL, L GUSTAVSSON & P. JUVONEN, Inttractional Dominance in Dyadic Communication,<br />
Linkóping, Universidad <strong>de</strong> Linkoping, Tema Kommunikation, 1988.<br />
1142
La ten<strong>de</strong>ncia observada en los escandinavos a expresar verbalmente la retrocanalización,<br />
hecho unívocamente <strong>de</strong>mostrado por nuestros materiales, por el<br />
grado <strong>de</strong> formalización que tal ten<strong>de</strong>ncia implica pue<strong>de</strong> interpretarse como manifestación<br />
<strong>de</strong> los mismos principios <strong>de</strong> respeto a la necesidad <strong>de</strong> autonomía y<br />
<strong>de</strong> consenso que explicarían la aversión escandinava a la interrupción.<br />
Finalmente las ten<strong>de</strong>ncias radicalmente opuestas con respecto al reparto <strong>de</strong><br />
iniciativas y respuestas en el diálogo conoboran la imagen <strong>de</strong> los españoles como<br />
amigos <strong>de</strong>l principio <strong>de</strong>l contraste conversacional y <strong>de</strong> los nórdicos como<br />
partidarios <strong>de</strong> la unanimidad y cooperación y temerosos <strong>de</strong>l enfrentamiento.<br />
1143
INTENTO DE ANÁLISIS CUANTITATIVO DE LA LITERATURA<br />
MEDIEVAL CASTELLANA<br />
CHARLES B. FAULHABER<br />
University of California, Berkeley<br />
La Bibliography of Oíd Spanish Texts es un catálogo colectivo <strong>de</strong> la literatura<br />
medieval española, en el sentido más amplio <strong>de</strong> la palabra. Creado en 1974<br />
como parte <strong>de</strong>l Diccionario <strong>de</strong>l Español Antiguo <strong>de</strong>l seminario <strong>de</strong>l Medioevo<br />
Español <strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong> Wisconsin, servía originalmente para ayudar en la<br />
selección <strong>de</strong>l corpus en el que se basa el diccionario; y las dos primeras ediciones,<br />
1 compiladas principalmente por el personal <strong>de</strong>l seminario, se dirigieron casi<br />
exclusivamente a ese propósito. 2 Pero pronto se vio que la obra también podría<br />
servir como catálogo colectivo <strong>de</strong> textos medievales españoles; y un equipo<br />
orientado hacia aquel propósito emprendió la 3." edición. 3<br />
Actualmente incluye todas las obras no notariales compuestas antes <strong>de</strong> 1501<br />
en castellano, aragonés, leonés, mozárabe, y textos aljamiados en esas lenguas,<br />
sin restricción <strong>de</strong> materia. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> las obras literarias sensu stricto, incluye<br />
también textos astronómicos, geográficos, cinegéticos, legales, heráldicos, sapienciales,<br />
médicos, filosóficos, exegéticos, militares, polémicos, educacionales,<br />
teológicos, hagiográficos, etc., etc.<br />
1. A. CÁRDENAS, J. J. NITTI & J. GILKISON, Bibliography ofOld Spanish Texts. (Literary Texts,<br />
Edition - 1). Madison, Wis., Hispanic Seminary of Medieval Studies, 1975; A. CÁRDENAS, J. GILKI-<br />
SON, I. I. Nrm & E. ANDERSON, Bibliography of Oíd Spanish Texts. (Literary Texts, Edition - 2).<br />
Madison, Wis., Hispanic Seminary of Medieval Studies, 1977.<br />
2. L. KASTEN, La Coránica, 3, i (1974); p. 38; J. J. Nrrri, «Computers and the Oíd Spanish Dictionaiy»,<br />
Computers and the Humanities, 12 (1978); pp. 45-46; K. KISH, «The Wisconsin Seminaiy<br />
of Medieval Spanish Studies», La Coránica, 8 (1979); pp. 86-87.<br />
3. C. B. FAULHABER, J. J. NITTI, A. GÓMEZ MORENO, D. MACKENHE & B. DUTTON, Bibüography<br />
of Oíd Spanish Texts. (Literary Texts, Edition -3). Madison, Wis., Hispanic Seminary of Medieval<br />
Studies, 1984.<br />
1145
BOOST no es una obra estática; más bien crece constantemente. Cada nueva<br />
edición recoge la totalidad <strong>de</strong> la información contenida en el catálogo en ese<br />
momento, como una instantánea que recoge un momento <strong>de</strong>terminado <strong>de</strong> su<br />
existencia; pero la realidad y la actualidad <strong>de</strong> la obra la constituye un archivo<br />
electrónico. Des<strong>de</strong> sus comienzos BOOST se ha servido <strong>de</strong> la informática para<br />
facilitar la tarea <strong>de</strong> mantener el catálogo al día, para or<strong>de</strong>narlo y para imprimirlo.<br />
No viene al caso ni lo permite el tiempo trazar el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> su sistema informático.<br />
Conste nada más que el primer sistema que utilizamos, elaborado en<br />
Madison sólo contaba con 14 apartados para recoger la información bibliográfica<br />
y codicológica más básica; mientras el actual cuenta con unos 300. Esta<br />
riqueza informática, unida con las facilida<strong>de</strong>s ofrecidas por el sistema <strong>de</strong> manejo<br />
en sí, ofrece al usuario una flexibilidad inaudita para investigar aspectos <strong>de</strong> la<br />
literatura medieval impenetrables para las metodologías normales. Así se pue<strong>de</strong><br />
seleccionar todos los manuscritos a 2 cois, o en mano gótica redonda o en el siglo<br />
xv. También se pue<strong>de</strong>n concatener los tipos <strong>de</strong> datos manipulados para restringir<br />
el resultado <strong>de</strong> una búsqueda —por ejemplo, todos los manuscritos escritos<br />
en Castilla la Vieja en el siglo xv, o todos los incunables castellanos<br />
or<strong>de</strong>nados por lugar y fecha. Así BOOST viene a ser un po<strong>de</strong>roso instrumento<br />
<strong>de</strong> investigación <strong>de</strong> los aspectos más diversos <strong>de</strong> la literatura medieval, seamos<br />
filólogos al estilo tradicional o practicantes <strong>de</strong> Rezeptionsgeschichte, formalistas<br />
o <strong>de</strong>sconstruccionistas.<br />
La recogida <strong>de</strong> datos no ha ido a la zaga <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l sistema para manejarlos.<br />
Así BOOST ha crecido casi al gallarín para las ediciones sucesivas<br />
—912 fichas en la 1. a ; 1.868 en la 2. a; 3.378 en la 3. a Actualmente cuenta con<br />
más <strong>de</strong> 4.800 fichas, y la 4. a , proyectada para 1991, tendrá fácilmente más <strong>de</strong><br />
7.000. Este doble <strong>de</strong>sarrollo, por lo tanto, me ha inducido a ensayar una investigación<br />
<strong>de</strong> tipo cuantitativo sobre la literatura medieval española. Es <strong>de</strong>cir, he intentado<br />
medir el corpas <strong>de</strong> esa literatura <strong>de</strong>s<strong>de</strong> varios aspectos. Ahora bien,<br />
¿por qué un acercamiento cuantitativo? En primer lugar, en cuanto nos alejamos<br />
<strong>de</strong> la obra individual o <strong>de</strong>l género, se nos permite una visión <strong>de</strong> conjunto imposible<br />
<strong>de</strong> obtener por otros medios. La cuantificación nos permite enfocar, por<br />
ejemplo, la dimensión social <strong>de</strong> la literatura. Po<strong>de</strong>mos trazar tanto los cambios<br />
en los gustos literarios e intereses intelectuales a través <strong>de</strong> épocas distintas como<br />
las discrepancias entre nuestros gustos actuales y los <strong>de</strong> la Edad Media. El<br />
auge y eclipse <strong>de</strong> autores, obras y géneros se revela en las copias <strong>de</strong> sus obras.<br />
Información sobre los poseedores <strong>de</strong> los manuscritos nos revelará quiénes eran<br />
los consumidores <strong>de</strong> literatura en la Edad Media. La información sobre las características<br />
codicológicas <strong>de</strong> esos manuscritos nos ofrece una pista semejante.<br />
Así en el siglo xv los manuscritos en pergamino y con iluminaciones por fuerza<br />
representan una inversión bastante fuerte, sólo asequible a los pudientes. Por lo<br />
tanto el contenido <strong>de</strong> tales manuscritos nos indica los intereses literarios e intelectuales<br />
<strong>de</strong> aquel grupo.<br />
1146
Ahora, al hacer este ensayo me he topado con una serie <strong>de</strong> problemas que<br />
han limitado seriamente mis indagaciones. Dichos problemas pue<strong>de</strong>n categorizarse<br />
según tienen que ver con los datos mismos o con su sistema <strong>de</strong> manejo,<br />
siendo aquéllos mucho más graves. En primer lugar, los datos <strong>de</strong> que disponemos<br />
son incompletos, y ello por dos razones. Des<strong>de</strong> luego una porción importante<br />
aunque no cuantificable <strong>de</strong> los manuscritos y ediciones antiguas se ha perdido<br />
para siempre. Estas pérdidas han afectado sistemáticamente ciertos géneros<br />
y clases <strong>de</strong> obras, precisamente las más populares <strong>de</strong> la época, que han perecido<br />
por el <strong>de</strong>sgaste y el maltrato. Casi todas las ediciones antiguas <strong>de</strong> Celestina, por<br />
ejemplo, sobreviven en un único ejemplar. Los pliegos sueltos han sufrido el<br />
mismo <strong>de</strong>stino no sólo por su contenido sino por su misma hechura física. Las<br />
obras moralmente equívocas, obscenas o pornográficas, tampoco se han conservado;<br />
al igual que las que reflejaban opiniones políticas o religiosas ajenas a las<br />
oficiales —p. ej. apologistas <strong>de</strong> Juana la Beltraneja durante el reinado <strong>de</strong> ^os<br />
RR.CC. o escritos polémicos a favor <strong>de</strong>l judaismo.<br />
Nuestros datos son incompletos también por factores que sí po<strong>de</strong>mos controlar.<br />
En la literatura erudita sobre el período existe gran cantidad <strong>de</strong> información<br />
que aún no hemos podido añadir al sistema. Cada vez que se mejora o amplía el<br />
sistema <strong>de</strong> manejo nos enfrentamos con la necesidad <strong>de</strong> volver a compulsar<br />
fuentes ya vistas para añadir los datos que antes no cabían. Esto, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego,<br />
con tiempo y trabajo se remediará. Pero el hecho es que en el momento actual<br />
tenemos muy poca información sobre los géneros menores. Así se ha excluido<br />
por principio la poesía cancioneril <strong>de</strong>l siglo xv precisamente porque Brian Dutton<br />
la ha catalogado ya. 4 Por otra parte la mayoría <strong>de</strong> los estatutos y or<strong>de</strong>namientos<br />
reales y municipales, <strong>de</strong> los sermones y <strong>de</strong> las cartas <strong>de</strong> tipo literario se<br />
hallan englobados bajo nombres genéricos que no ofrecen suficiente discriminación<br />
para el analista. Es sólo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace unos meses que tenemos un fichero<br />
biográfico que permite elaborar una prosopografía <strong>de</strong> la literatura medieval española;<br />
antes sólo podíamos notar los nombres <strong>de</strong> autores y traductores. Así por<br />
el momento no se pue<strong>de</strong> utilizar ese fichero para comprobar, por ejemplo, la tesis<br />
<strong>de</strong> Helen Na<strong>de</strong>r sobre la intervención <strong>de</strong> letrados y nobles en la recepción<br />
<strong>de</strong>l humanismo en Castilla. En cuanto a la recepción pos-medieval <strong>de</strong> la literatura<br />
medieval castellana, tampoco se pue<strong>de</strong> estudiar por la exclusión sistemática<br />
<strong>de</strong> ediciones posteriores a 1500 y la inclusión sólo <strong>de</strong> manera esporádica <strong>de</strong> manuscritos<br />
<strong>de</strong> las mismas fechas. Finalmente, a pesar <strong>de</strong> haberle concedido gran<br />
importancia en la elaboración <strong>de</strong> las <strong>de</strong>scripciones <strong>de</strong> los manuscritos, es preciso<br />
reconocer que muchos <strong>de</strong> los datos codicológicos fundamentales faltan <strong>de</strong>l<br />
fichero <strong>de</strong> manuscritos. Así 25% <strong>de</strong> los manuscritos fechables en el siglo xiv<br />
carecen <strong>de</strong> información sobre la materia escritoria. Obviamente hay que contar<br />
4. BRIAN DUTTON, Catálogo-índice <strong>de</strong> la poesía cancioneril <strong>de</strong>l siglo XV. Madison, Wis., Hispanic<br />
Seminary of Medieval Studies, 1982.<br />
1147
también con el hecho <strong>de</strong> que algunos <strong>de</strong> los datos que se encuentran en el banco<br />
no son fiables, a veces por errores en las fuentes <strong>de</strong> las que los hemos extraído,<br />
a veces por errores nuestros al copiar esos datos.<br />
Precisamente el problema contrario ocurre con ciertas obras y autores que<br />
han sido objeto <strong>de</strong> minuciosos estudios ya. Gracias a los trabajos <strong>de</strong> Germán<br />
Orduna sobre Ayala, <strong>de</strong> mi colega Jerry Craddock sobre las obras legales <strong>de</strong> Alfonso<br />
el Sabio y <strong>de</strong> Karl Alfred Blüher sobre Séneca, para mencionar sólo algunos<br />
casos bien conocidos, tenemos un recuento exhaustivo <strong>de</strong> los manuscritos,<br />
lo cual tien<strong>de</strong> a darles un relieve que tal vez no tenían en su época.<br />
La última dificultad es <strong>de</strong> tipo técnico, relacionado con el propio sistema <strong>de</strong><br />
manejo. Por falta <strong>de</strong> recursos no hemos podido integrar en él todos los procedimientos<br />
necesarios para facilitar el análisis ni tampoco abrir ficheros para recoger<br />
toda la información <strong>de</strong>seable. Así, falta algo tan sencillo como un mecanismo<br />
para or<strong>de</strong>nar los ficheros por la frecuencia <strong>de</strong> los elementos contenidos en<br />
ellos y algo tan básico como un fichero <strong>de</strong> materias. Cosas tan sencillas como<br />
contar los manuscritos en pergamino o <strong>de</strong>l siglo xiv no es fácil por la presencia<br />
<strong>de</strong> manuscritos ficticios, es <strong>de</strong>cir, manuscritos que en un volumen físico juntan<br />
dos o más manuscritos dispares, <strong>de</strong> distintas épocas y procedimientos. Así las<br />
1.509 fichas <strong>de</strong> manuscritos anteriores a 1.501 representan un número mayor <strong>de</strong><br />
manuscritos, aunque no po<strong>de</strong>mos precisar cuántos.<br />
Habida cuenta <strong>de</strong> estas dificulta<strong>de</strong>s, los datos que ofrezco son sólo un botón<br />
<strong>de</strong> muestra <strong>de</strong> lo que se podrá hacer cuando contemos con un sistema <strong>de</strong> manejo<br />
completo y con datos mucho más amplios. Se basan principalmente en un análisis<br />
<strong>de</strong> los ficheros <strong>de</strong> manuscritos y ediciones incunables y <strong>de</strong> obras, aunque sí<br />
po<strong>de</strong>mos hacer un elenco estadístico a base <strong>de</strong> los otros. Así, por ejemplo, el<br />
caudal físico <strong>de</strong> la literatura medieval española, manuscritos y ediciones antiguas,<br />
se guarda en 297 bibliotecas <strong>de</strong> 20 países. España, como es <strong>de</strong> esperar va<br />
a la cabeza con 1<strong>26</strong> bibliotecas, seguida por EE.UU. con 57, Italia con 27 y<br />
Gran Bretaña con 17. El número total <strong>de</strong> manuscritos y ediciones es <strong>de</strong> 2.619,<br />
<strong>de</strong> los cuales 1.981 anteriores a 1.500, 1.608 manuscritos y 375 incunables. Estos<br />
restos físicos contienen 1.895 obras distintas escritas por 765 autores.<br />
Echemos un vistazo a los incunables. Estas 375 ediciones se produjeron en<br />
el corto espacio <strong>de</strong> 28 años, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1472, fecha <strong>de</strong>l Sinodal <strong>de</strong> Aguilafuente. En<br />
33 casos quedan 10 ejemplares o más; mientras que en 10 casos, todos publicados<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> 1490, quedan 20 ejemplares o más. El best-seller número uno es<br />
el Nobiliario vero <strong>de</strong> Fernando Mejía, con 54 ejemplares. La traducción <strong>de</strong>l Regimiento<br />
<strong>de</strong> príncipes <strong>de</strong> Egidio <strong>de</strong> Columna cuenta con 49; mientras que la <strong>de</strong><br />
las Vidas paralelas <strong>de</strong> Plutarco tiene 34. No me extraña que sean todos <strong>de</strong> obvio<br />
interés para la nobleza <strong>de</strong> la época. Ingresarían en los estantes <strong>de</strong> las bibliotecas<br />
nobiliarias, <strong>de</strong> cierta estabilidad; <strong>de</strong> ahí que se hayan conservado tan bien hasta<br />
el presente. Lo que <strong>de</strong>be tenerse en cuenta, sin embargo, es que el número <strong>de</strong><br />
ejemplares existentes no es necesariamente un índice a<strong>de</strong>cuado <strong>de</strong> la populari-<br />
1148
dad <strong>de</strong> la obra en su época. El Nobiliario vero, por ejemplo, nunca volvió a<br />
reimprimirse, mientras que la Celestina, cuyos restos son escasísimos, se reeditó<br />
más <strong>de</strong> 100 veces en el siglo xvi.<br />
Volviendo a los manuscritos, si los aislamos por siglos, vemos que los manuscritos<br />
vernáculos anteriores a 1300 son realmente escasos, sólo 81, o sea, el<br />
4% <strong>de</strong>l total; <strong>de</strong> éstos 58 sobre pergamino y sólo 2 sobre papel. Falta el dato sobre<br />
la materia escritoria para los otros <strong>21</strong>. Hay 254 manuscritos <strong>de</strong>l siglo xiv,<br />
<strong>de</strong> los cuales 90, o 35% están sobre pergamino. Así, la inmensa mayoría <strong>de</strong> los<br />
manuscritos medievales existentes, 1.161 son <strong>de</strong>l siglo xv, mientras que la proporción<br />
<strong>de</strong> manuscritos sobre pergamino, 108 (9%), <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> notablemente.<br />
Por otra parte, si enfocamos las 1.895 obras mismas, nada menos que 314 no<br />
llevan fecha —repito, algunas veces porque el dato no se ha recogido ya, pero<br />
las más porque no se sabe. De las otras, sólo 1.553 pue<strong>de</strong>n fecharse inequívocamente<br />
antes <strong>de</strong> 1501; y <strong>de</strong> estos unos 427 sólo pue<strong>de</strong>n fecharse con un margen<br />
<strong>de</strong> error <strong>de</strong> unos 100 años, o sea, <strong>de</strong>l siglo xm, xw o XV. Los 173 textos fechables<br />
en el siglo Xffl representan el 12% <strong>de</strong>l total; los <strong>21</strong>4 textos <strong>de</strong>l siglo xiv representan<br />
el 15%; los 1.010 <strong>de</strong>l siglo xv representan un 70%.<br />
De estas 1.399 obras más <strong>de</strong>l 30%, 427, son anónimas. No sé si esta proporción<br />
es alta o baja con respecto a otras literaturas medievales o antiguas; por mi<br />
parte hubiera asegurado, antes <strong>de</strong> hacer los cálculos, que sería más alta. Es <strong>de</strong>cir<br />
que no se <strong>de</strong>scubre la voluntad <strong>de</strong>l anonimato que algunos críticos han querido<br />
ver en la Edad Media. Ahora, si comparamos la proporción <strong>de</strong> obras anónimas<br />
por siglos, xm, xiv, xv, vemos que tampoco hay mucha variación. Oscila <strong>de</strong> un<br />
41% en el siglo xm a un <strong>26</strong>% en el xiv, con un 30% <strong>de</strong> los <strong>de</strong>l xv anónimos.<br />
Creo que estamos más bien ante un espejismo <strong>de</strong> la crítica: no es que el autor<br />
medieval se haya buscado el anonimato; es que la erudición mo<strong>de</strong>rna no ha sabido<br />
i<strong>de</strong>ntificarlo.<br />
Si enfocamos la popularidad <strong>de</strong> obras individuales —hechos los mismos avisos<br />
que para los incunables— vemos una fuerte prepon<strong>de</strong>rancia <strong>de</strong> escritos históricos<br />
y legales, otra vez reflejo <strong>de</strong> los intereses nobiliarios y <strong>de</strong> la estabilidad<br />
<strong>de</strong> sus bibliotecas. Sin embargo, es chocante constatar que sólo 89 obras que logran<br />
10 copias o más, hasta incluyendo manuscritos posteriores a 1500, y sólo<br />
31 tienen 20 o más. Las cinco obras que más circularon son la Crónica <strong>de</strong> Enrique<br />
IV <strong>de</strong> Diego Enríquez <strong>de</strong>l Castillo, con 90 manuscritos; las Siete partidas,<br />
con 73; la Crónica <strong>de</strong> Enrique III <strong>de</strong> Pedro López <strong>de</strong> Ayala, con 52; la Estoria<br />
<strong>de</strong> España, <strong>de</strong> Alfonso el Sabio, con 42; y la llamada Crónica castellana <strong>de</strong> Enrique<br />
IV, con 41. Si eliminamos los manuscritos posteriores a 1500, el cuadro<br />
cambia radicalmente a favor <strong>de</strong> los códigos legales fundamentales. Las Partidas<br />
van a la cabeza con 71 manuscritos, seguidas a gran distancia por la Estoria <strong>de</strong><br />
España con 37, por el Fuero real con 36 y por el Fuero juzgo con 32. En or<strong>de</strong>n<br />
vienen <strong>de</strong>spués los Tratados <strong>de</strong> Séneca traducidos por Alfonso <strong>de</strong> Cartagena y<br />
el Or<strong>de</strong>namiento <strong>de</strong> Alcalá <strong>de</strong> Alfonso XI, con 29 copias cada una; los Prover-<br />
1149
ios <strong>de</strong> Santillana y la General estoria <strong>de</strong> Alfonso X, con 28; la Crónica <strong>de</strong> Pedro<br />
I <strong>de</strong> Ayala, con 24; la Crónica <strong>de</strong> Alfonso X <strong>de</strong> Fernán Sánchez <strong>de</strong> Valladolid<br />
y el Laberinto <strong>de</strong> fortuna con <strong>21</strong>; y, finalmente, las Coplas <strong>de</strong> los pecados<br />
mortales, también <strong>de</strong> Mena, y los Proverbios <strong>de</strong>l Seudo-Séneca, con 20.<br />
Un total <strong>de</strong> sólo 13 obras con 20 copias o más cada uno. De estas 13 obras<br />
ni una sola pue<strong>de</strong> caracterizarse como obra <strong>de</strong> ficción imaginativa y sólo 3 están<br />
en verso. Predominan el <strong>de</strong>recho y la historia, con cuatro textos cada uno. No<br />
viene muy a la zaga lo que po<strong>de</strong>mos llamar didacticismo secular, con tres. Juan<br />
<strong>de</strong> Mena logra <strong>de</strong>stacarse con el Laberinto, reconocido por contemporáneos y<br />
por la posteridad como un esfuerzo singular <strong>de</strong> integrar una visión <strong>de</strong> la política<br />
<strong>de</strong> su época con una visión cosmológica..., y con las Coplas contra los pecados<br />
mortales. Es ésta la única obra religiosa <strong>de</strong>l grupo, y queda clara que se incluye<br />
no por su materia sino por el prestigio <strong>de</strong> Mena. De las otras figuras la que sobresale<br />
es la <strong>de</strong> Alfonso el Sabio, con nada menos que cuatro obras, las dos<br />
gran<strong>de</strong>s historias, las Partidas y el Fuero real. La tradición alfonsí seguía vigente.<br />
Pongo fin aquí. Espero haber mostrado algunas <strong>de</strong> las posibilida<strong>de</strong>s —y limitaciones—<br />
<strong>de</strong> BOOST para reconstruir el ambiente literario <strong>de</strong> la España medieval.<br />
Muchas gracias.<br />
1150
CORRELACIONES SOCIOCULTURALES<br />
EN EL LENGUAJE IDIOMÁTICO<br />
JOSÉ L. FREIRÉ<br />
Memphis State University<br />
Este trabajo es estrictamente exploratorio y, por lo tanto, ninguna aserción<br />
hecha aquí <strong>de</strong>be interpretarse como excluyeme <strong>de</strong> otras posibilida<strong>de</strong>s. 1<br />
El término «lenguaje idiomático» (LI), muy genérico, respon<strong>de</strong> simplemente<br />
a la necesidad <strong>de</strong> englobar muchos y variados recursos conversacionales sobre<br />
un solo concepto. Por lo tanto, el LI compren<strong>de</strong> todas aquellas expresiones <strong>de</strong><br />
carácter formular: modismos, dichos, refranes, proverbios, sentencias, etc. 2 Estas<br />
expresiones son locuciones <strong>de</strong> uno o más lexemas que forman una unidad<br />
sintáctica y lexicográfica. El LI está estrechamente ligado a situaciones sociales<br />
específicas y, por tanto, estas expresiones son generalmente previsibles en el<br />
curso <strong>de</strong> una conversación.<br />
En un análisis a<strong>de</strong>cuado <strong>de</strong>l LI habría que consi<strong>de</strong>rar dos niveles esenciales:<br />
el lingüístico (estructura gramatical) y el contextual (aspectos socioculturales).<br />
Nos ocuparemos sólo <strong>de</strong>l segundo, aunque la inter<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> estos dos niveles<br />
es innegable. El propósito principal <strong>de</strong> esta presentación es señalar el aspecto<br />
formulístico <strong>de</strong>l (LI), su importancia en la interacción humana, así como<br />
apuntar algunas propieda<strong>de</strong>s formales <strong>de</strong>l nivel contextual, en el que se revelan<br />
1. El presente trabajo tiene su fundamento en los conceptos expuestos principalmente en Hymes<br />
(«The Ethnography of Speaking», y «Sociolinguistics and the Ethnography of Speaking»), también<br />
la obra <strong>de</strong> Gumperz y Hymes y especialmente los artículos <strong>de</strong> Dijk y Coulmas. Por lo tanto, la <strong>de</strong>uda<br />
a estos trabajos es sumamente gran<strong>de</strong>.<br />
2. La estricta diferenciación entre lo que comúnmente se <strong>de</strong>nomina frase hecha, dicho, refrán,<br />
proverbio, sentencia, máxima, etc., aunque <strong>de</strong> sumo interés, no la trataremos aquí. Para un estudio y<br />
posible diferenciación <strong>de</strong> estos recursos estilísticos véase Maloux. Lo que nos incumbe en este trabajo<br />
es el carácter formulístico <strong>de</strong> estas locuciones.<br />
1151
ciertos aspectos socioculturales <strong>de</strong>terminados por la situación y convenciones<br />
sociales.<br />
Presuponemos que sin una metateoría que no nos permita especificar explícitamente<br />
las condiciones socioculturales <strong>de</strong>l LI, no se podrá llegar a un nivel<br />
<strong>de</strong> análisis a<strong>de</strong>cuado. Siguiendo la propuesta <strong>de</strong> van Dijk, las condiciones socioculturales<br />
serán especificadas en términos <strong>de</strong> creencias, <strong>de</strong>seos, preferencias,<br />
normas y valores.<br />
Las situaciones que requieren algún tipo <strong>de</strong> expresión formular son innumerables.<br />
Entre ellas están los saludos, las felicitaciones, los dictámenes públicos,<br />
el comienzo o fin <strong>de</strong> una llamada telefónica, las manifestaciones <strong>de</strong><br />
aflicción, alegría, miedo, molestia, lástima, asombro, sorpresa, <strong>de</strong>sprecio, reconocimiento,<br />
etc.<br />
En general, en el LI se da prioridad a la expresividad, aunque <strong>de</strong> contenidos<br />
muy diferentes, más que al valor textual semántico. Algunas <strong>de</strong> las expresiones<br />
<strong>de</strong>l LI obe<strong>de</strong>cen a impulsos autorreafirmativos con los cuales el hablante refuerza<br />
emocionalmente su pensamiento: Te lo digo yo, No quiero repetirlo, Lo vi<br />
con mis propios ojos? Otras veces se trata <strong>de</strong> impulsos <strong>de</strong> atención por parte <strong>de</strong>l<br />
hablante, y que requieren algún tipo <strong>de</strong> respuesta por parte <strong>de</strong>l interlocutor:<br />
¿Qué tal? ¿Cómo va todo? Hay también formas flexionales, con o sin el respectivo<br />
pronombre, que se usan como verda<strong>de</strong>ras muletillas y no con el valor semántico<br />
que normalmente llevan en los diccionarios. Tal es el caso <strong>de</strong> saber,<br />
oír, mirar, fijarse, que pue<strong>de</strong>n encabezar virtualmente cualquier tipo <strong>de</strong> estructura<br />
gramatical: ¿Sabes? (Me gustó mucho esa película...), Oye, (Pedro, ¿Quieres<br />
hacerme un favor...?), Mira, (Pedro, no me gusta que hables así...), Fíjate<br />
(que vi a María en la calle y no me di cuenta hasta más tar<strong>de</strong>).<br />
En situaciones en las que se requiere un recurso eufemístico, el LI es abundantísimo<br />
en español, especialmente en lo que toca a la muerte, escatología y<br />
sexo. Con respecto al primer tema valgan los siguientes ejemplos: ¡Entregó su<br />
alma a Dios! ¡Le llegó la hora! ¡Qué Dios lo tenga en la gloría! La misma<br />
«muerte» pue<strong>de</strong> expresarse con humor e incluso cinismo: Estiró la pata, Se le<br />
olvidó respirar, etc.<br />
El lenguaje dispone también <strong>de</strong> no pocos «binomios» como blanco y negro,<br />
abrir y cerrar, oferta y <strong>de</strong>manda, más o menos, sí o no, etc. La posición fija <strong>de</strong><br />
los componentes léxicos <strong>de</strong> estos binomios, en la mayoría <strong>de</strong> los casos, indica<br />
claramente su carácter formular. 4<br />
Aunque la importancia <strong>de</strong> la investigación sobre el LI ha sido reconocida en<br />
3. No citaremos para no exten<strong>de</strong>rse innecesariamente una larga lista <strong>de</strong> locuciones formulísticas.<br />
Pue<strong>de</strong>n consultarse para ello los diccionarios <strong>de</strong>dicados a este tópico, especialmente Rodríguez<br />
Marín, Caballero, Sbarbi, Arora, y Martínez Kleiser.<br />
4. Para más <strong>de</strong>talles sobre el binomio véase el excelente trabajo <strong>de</strong> Malkiel, que recoge y estudia<br />
un buen número <strong>de</strong> ejemplos en varias lenguas.<br />
1152
varios trabajos extraordinarios, este campo sigue siendo uno <strong>de</strong> los menos estudiados<br />
en el lenguaje. Las bibliografías dan testimonio <strong>de</strong> tal escasez. 5<br />
El LI se manifiesta en situaciones sociales muy <strong>de</strong>finidas y que son, en la<br />
mayoría <strong>de</strong> los casos, previsibles en el transcurso <strong>de</strong> los eventos. Por ejemplo,<br />
el interventor <strong>de</strong> tren se presenta verbalmente en el compartimento <strong>de</strong> pasajeros<br />
con una frase convencional: ¡Billetes, por favor! En esta situación particular,<br />
esencialmente su uniforme, más el conocimiento que los pasajeros tienen<br />
<strong>de</strong> tal situación excluyen otras muchas posibilida<strong>de</strong>s gramaticales.<br />
Obsérvese que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista sintáctico, las posibilida<strong>de</strong>s que el sistema<br />
gramatical <strong>de</strong> la lengua ofrece son virtualmente innumerables. Sin embargo,<br />
fuera <strong>de</strong> ¡Billetes, por favor! y un número muy limitado <strong>de</strong> variantes,<br />
otros modos <strong>de</strong> expresar tal evento pue<strong>de</strong>n caer en lo sorpren<strong>de</strong>nte o cómico.<br />
Señores, soy el revisor <strong>de</strong> este tren y tengo la autoridad y el <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> inspeccionar<br />
sus billetes. <<br />
Presuponemos que una metateoría <strong>de</strong>l LI ha <strong>de</strong> ser pragmática, i.e. lo suficientemente<br />
a<strong>de</strong>cuada para investigar las propieda<strong>de</strong>s lingüísticas y socioculturales<br />
<strong>de</strong>l procesamiento <strong>de</strong>l lenguaje en la interacción. Una metateoría pragmática<br />
permitirá abarcar interdisciplinariamente el estudio <strong>de</strong> dichos, frases<br />
hechas, proverbios, refranes, etc., y aprovechar así correcta y exhaustivamente<br />
todo el caudal <strong>de</strong> información lingüística, social, antropológica y cultural<br />
<strong>de</strong>l LI.<br />
En lo que sigue trataremos <strong>de</strong> justificar que las locuciones formulares <strong>de</strong>l LI<br />
se caracterizan claramente en términos <strong>de</strong> rasgos específicos directamente vinculados<br />
a situaciones sociales <strong>de</strong> uso habitual. Sólo un conocimiento <strong>de</strong> las dimensiones<br />
<strong>de</strong> los contextos situacionales y su grado <strong>de</strong> importancia podrán garantizar<br />
la comprensión <strong>de</strong>l significado expresivo <strong>de</strong> la frase. Por lo tanto, una<br />
<strong>de</strong>scripción a<strong>de</strong>cuada <strong>de</strong> las reglas semánticas <strong>de</strong>l LI no podrá ser formulada sin<br />
tener en cuenta las condiciones sociales <strong>de</strong>l uso: sexo, edad y posición social <strong>de</strong><br />
los participantes, autoridad y papel que los participantes tengan <strong>de</strong> las características<br />
y valores sociales.<br />
Van Dijk presenta algunas aserciones básicas con respecto a la teoría cognoscitiva<br />
<strong>de</strong> la lengua. Este autor mantiene que los actos verbales forman parte<br />
<strong>de</strong> esquemas situacionales que son interpretados a través <strong>de</strong>l conocimiento <strong>de</strong>l<br />
mundo organizado. Siguiendo la propuesta <strong>de</strong> este autor, se mostrará brevemente<br />
en qué sentido el LI forma parte <strong>de</strong> los esquemas situacionales. Un esquema<br />
situacional ha <strong>de</strong> concebirse como un parámetro conceptual y sistematizado con<br />
la información necesaria en cuanto al uso <strong>de</strong> cualquier locución formular <strong>de</strong>l LI,<br />
5. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> los trabajos mencionados en la nota 1, hay que <strong>de</strong>stacar las obras <strong>de</strong> Makkai y<br />
Strassier. En estas dos últimas se estudia a fondo la problemática <strong>de</strong> las expresiones Ídiomáticas con<br />
datos tomados <strong>de</strong>l inglés. En español conocemos algunas obras relacionadas con este tema, particularmente<br />
aquéllas sobre las fórmulas <strong>de</strong> tratamiento en el español <strong>de</strong> Hispanoamérica: Webber, Flórez,<br />
Sologuren, Eguüuz, Montes Giraldo, y Solé.<br />
1153
i.e. con la información <strong>de</strong>bida que revele y justifique el uso <strong>de</strong> una <strong>de</strong>terminada<br />
locución formulística en <strong>de</strong>terminadas situaciones. La información contenida en<br />
un esquema situacional equivaldrá aproximadamente a la percepción sociolingüística<br />
que en dos o más interlocutores tienen sobre la respectiva situación. Estos<br />
esquemas son convencionales y condicionados por la cultura.<br />
El esquema situacional consta <strong>de</strong> dos planos: la forma verbal (estructura<br />
gramatical) y su contexto sociocuhural. El esquema <strong>de</strong>l contexto situacional <strong>de</strong>be<br />
ser lo suficientemente específico para i<strong>de</strong>ntificar el ámbito <strong>de</strong> su aplicación.<br />
Una <strong>de</strong>scripción a<strong>de</strong>cuada pue<strong>de</strong> dar también como resultado un método racional<br />
para <strong>de</strong>scubrir las relaciones funcionales equivalentes <strong>de</strong>l LI entre dos o más<br />
lenguas, o entre diferentes dialectos <strong>de</strong> una misma lengua. Metodológicamente<br />
el problema clave <strong>de</strong> este procedimiento es el hecho <strong>de</strong> que la fórmula verbal y<br />
su correspondiente contexto situacional pue<strong>de</strong>n variar simultáneamente, pues<br />
tanto las estructuras, como los valores y contornos sociales son <strong>de</strong>finidos y clasificados<br />
<strong>de</strong> distintas maneras en diferentes sistemas socioculturales. Lo que se<br />
necesita en la comparación <strong>de</strong>l LI <strong>de</strong> dos lenguas, por ejemplo, es un paradigma<br />
con el que se pueda evaluar el grado <strong>de</strong> semejanza <strong>de</strong> dos tipos <strong>de</strong> situaciones.<br />
La equivalencia funcional <strong>de</strong> dos fórmulas se correlacionará con el grado <strong>de</strong> semejanza<br />
<strong>de</strong> las respectivas situaciones contextúales.<br />
Es posible que situaciones típicas, como bien señala Coulmas, varíen <strong>de</strong><br />
acuerdo con la generalidad <strong>de</strong> la situación. Por ejemplo, es muy probable que<br />
situaciones sociales <strong>de</strong> cortesía y respecto, como saludos y <strong>de</strong>spedidas, sean<br />
universales. Otras, sin embargo, serán típicas en ciertas comunida<strong>de</strong>s lingüísticas.<br />
Por ejemplo, el estornudo pue<strong>de</strong> crear una reacción verbal por parte <strong>de</strong>l que<br />
estornuda, o <strong>de</strong>l oyente (o ambos), en una <strong>de</strong>terminada cultura, mientras que en<br />
otra pue<strong>de</strong> ser el bostezo, no el estornudo, el factor que cree una reacción verbal.<br />
Habrá que suponer también que hay situaciones que son exclusivas <strong>de</strong> una<br />
cierta comunidad lingüística. Es importante tener en cuenta que si una <strong>de</strong>terminada<br />
situación social es aceptada como universal, no se <strong>de</strong>be inferir <strong>de</strong> ello la<br />
existencia <strong>de</strong> fórmulas fraseológicas funcionalmente equivalentes en todas las<br />
lenguas. El saludo, que parece ser un evento social en todas las comunida<strong>de</strong>s, se<br />
realiza con algún tipo <strong>de</strong> acto verbal y/o con gestos convencionales. Sin embargo,<br />
los factores que <strong>de</strong>terminan la fórmula lingüística <strong>de</strong>l acto verbal correspondiente<br />
al saludo varían consi<strong>de</strong>rablemente <strong>de</strong> una cultura a otra. La hora <strong>de</strong>l día<br />
pue<strong>de</strong> ser el factor <strong>de</strong>terminante en una cultura e irrelevante en otra, don<strong>de</strong> la<br />
estación <strong>de</strong>l año es el factor <strong>de</strong>terminante. Del mismo modo, el lugar, sexo,<br />
edad, amistad, relación familiar, ocasión, posición social, etc. pue<strong>de</strong>n o no ser<br />
factores esenciales en la selección <strong>de</strong> una <strong>de</strong>terminada frase formular. Una locución<br />
es entonces esquematizada con relación a aquellas dimensiones sociales <strong>de</strong><br />
importancia. Consecuentemente, el análisis que se muestra en este trabajo requiere<br />
que para cada locución formular se especifiquen sistemáticamente sólo<br />
1154
aquellas condiciones culturales <strong>de</strong> importancia social que permiten la realización<br />
<strong>de</strong> una <strong>de</strong>terminada locución.<br />
Este procedimiento consiste en especificar, grosso modo, las condiciones<br />
culturales y sociales que hacen posible el acto verbal formulístico.<br />
Como ilustración <strong>de</strong> una esquematización sociolingüística valga el ejemplo<br />
para enhorabuena (<strong>de</strong> aquí en a<strong>de</strong>lante X). Esta expresión es <strong>de</strong> uso común<br />
en el español peninsular y tiene carácter <strong>de</strong> fórmula por ser previsible y<br />
estar sujeta a situaciones sociales muy específicas. 6 El propósito <strong>de</strong> esta ilustración<br />
es presentar algunas propieda<strong>de</strong>s, aunque sin un formalismo más a<strong>de</strong>cuado,<br />
en términos <strong>de</strong> sistemas cognoscitivos <strong>de</strong> creencias, <strong>de</strong>seos, preferencias,<br />
normas y valores. Hacemos uso <strong>de</strong> los parámetros utilizados por<br />
Coulmas, que esencialmente sigue la caracterización pragmática <strong>de</strong>l contexto<br />
propuesta por van Dijk.<br />
Dividiremos la esquematización correspondiente a X en español en cinco<br />
parámetros: 1. Interlocutores; 2. Ambiente espacio-temporal, 3. Motivo; 4. Restricciones<br />
contextúales; 5. Rasgos no lingüísticos compatibles con la locución<br />
ilustrada.<br />
1. Interlocutores. Los interlocutores son dos o más participantes <strong>de</strong> una misma<br />
comunidad lingüística en algún tipo <strong>de</strong> comunicación.<br />
1.a Sexo, edad. Esta fórmula es recíproca en cuanto a su realización en la<br />
cultura hispánica. Por lo tanto, no existe restricción alguna con respecto al sexo<br />
o edad <strong>de</strong> los interlocutores.<br />
1 .b Papel y jerarquía social. Esta fórmula tampoco parece tener restricción<br />
alguna con relación al papel o jerarquía social, i.e. no existe ninguna condición<br />
general que obligue o impida a un interlocutor socialmente inferior a felicitar<br />
con dicha fórmula a otro superior o viceversa. Obsérvese que a quién se pue<strong>de</strong><br />
felicitar y sobre qué es otro asunto que ha <strong>de</strong> anotarse esperadamente, como se<br />
indica en el apartado siguiente, (l.c).<br />
l.c Relación social entre los interlocutores. ¿A quién se <strong>de</strong>be felicitar? El<br />
uso <strong>de</strong> X presupone un cierto grado <strong>de</strong> amistad, intimidad o confianza en el trato<br />
mutuo <strong>de</strong> los interlocutores, A y B, por ejemplo. Así el emisor A <strong>de</strong>be conocer<br />
a B, receptor <strong>de</strong> la felicitación, y saber algo sobre B para que esta felicitación<br />
sea justificable. El uso exclusivo <strong>de</strong> esta fórmula, sin embargo, no permite<br />
llegar a una conclusión sobre el grado <strong>de</strong> intimidad, confianza o amistad <strong>de</strong> los<br />
interlocutores. De hecho, la locución X, más una respuesta apropiada pue<strong>de</strong> ser<br />
el único acto comunicativo entre los interlocutores.<br />
2. Ambiente espacio-temporal.<br />
2.a En lo referente al espacio no hay ningún requisito general que impida u<br />
obligue el uso <strong>de</strong> X, aunque sí pue<strong>de</strong> tener alguna relación en cuanto al grado<br />
6. La expresión enhorabuena equivale a felicitaciones, siendo ésta <strong>de</strong> uso más general que<br />
aquélla en el español <strong>de</strong> América.<br />
1155
<strong>de</strong> obligatoriedad. Por ejemplo, si los interlocutores A y B son sólo conocidos<br />
<strong>de</strong> trato superficial, no hay ningún requisito que obligue a A a felicitar a B. No<br />
obstante, si se encuentran inesperadamente en algún lugar, la locución X es posible<br />
con tal que otros requisitos estén presentes.<br />
2.b La locución X es un parabién que hace referencia a un evento no futuro.<br />
El factor «tiempo» pue<strong>de</strong> ser importante <strong>de</strong>s<strong>de</strong> dos puntos <strong>de</strong> vista por lo menos:<br />
el tiempo que pasa <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el evento que justifica la locución formular y el<br />
tiempo que pasa <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el momento en que el emisor A establece comunicación<br />
con B y la realización <strong>de</strong> la fórmula X. En cuanto al primer caso, si se aplica al<br />
español, resultaría extraño felicitar a alguien con X uno o dos años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l<br />
evento en cuestión. Sólo bajo ciertas condiciones especiales podría ser esta repetición<br />
normal, como cuando dos conocidos, A y B, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> una larga separación<br />
se ven <strong>de</strong> nuevo. El uso <strong>de</strong> ciertas expresiones en tales circunstancias,<br />
generalmente <strong>de</strong> carácter formular también, son <strong>de</strong> uso común cuando X no se<br />
realiza inmediatamente: ¡Oh, a propósito...! ¿Es verdad...? Me han dicho que...,<br />
Me enteré <strong>de</strong>... Estas expresiones y otras semejantes prueban la necesidad <strong>de</strong><br />
verbalizar X lo antes posible. Con respecto al segundo caso, i.e. el tiempo que<br />
pasa <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el momento en que el emisor A establece comunicación con el receptor<br />
B y la realización <strong>de</strong> la fórmula, hay un requisito general que obliga al<br />
que felicita a manifestar X lo antes posible una vez establecida la comunicación,<br />
que generalmente se señala con saludos. Buenos días, ¿Cómo estás? etc.<br />
También es posible el uso <strong>de</strong> X como nota final <strong>de</strong> la comunicación, pero típicamente<br />
acompañada <strong>de</strong> Una vez más u Otra vez, con lo cual se reconoce la restricción<br />
general. La violación <strong>de</strong>l requisito general en alguna fase intermedia <strong>de</strong><br />
la comunicación pue<strong>de</strong> repararse con locuciones semejantes a las <strong>de</strong>l caso anterior:<br />
¿Oh, a propósito...! Me olvidé..., Me han dicho que..., etc.<br />
3. Motivo. La realización <strong>de</strong> X está estrechamente vinculada a algún tipo <strong>de</strong><br />
evento feliz, o concebido como tal en la cultura hispánica, pero sujeto a ciertas<br />
restricciones: a) fin conseguido por mérito o éxito personal o colectivo (diploma<br />
académico, ascenso en el trabajo, victoria <strong>de</strong>portiva, etc.); b) ciertos acontecimientos<br />
sociales que conllevan cierto grado <strong>de</strong> honor, más que éxito material,<br />
como cuando se felicita a los novios; c) golpe <strong>de</strong> fortuna, como cuando se felicita<br />
a alguien porque le ha tocado la lotería.<br />
Naturalmente estas tres restricciones son generales <strong>de</strong> carácter provisional y<br />
están en espera <strong>de</strong> una especificación más a<strong>de</strong>cuada. Se observará, por ejemplo,<br />
que el conseguir un fin por mérito o éxito personal no es siempre evi<strong>de</strong>nte en sí.<br />
Cualquiera que sea el caso, se trata <strong>de</strong> un evento feliz para el que recibe este parabién,<br />
con varias restricciones socioculturales.<br />
4. Restricciones contextúales.<br />
4.a Secuencialización. La locución X sobre el mismo evento no se repite<br />
como acto verbal sin producir un efecto anormal, cómico o <strong>de</strong> tono irónico. Si<br />
este requisito se viola sin poner en peligro la normalidad <strong>de</strong>l acto verbal, ha <strong>de</strong><br />
1156
indicarse explícitamente con locuciones, generalmente formulares: Otra vez...,<br />
Una vez más..., etc., i.e. la restricción contextual establecida por el uso <strong>de</strong> X tiene<br />
que ser reconocida.<br />
4.b Homogeneidad estilística. El estilo <strong>de</strong> X, i.e. el tono y otras expresiones<br />
formulares que pue<strong>de</strong>n acompañar esta expresión, <strong>de</strong>be amoldarse al nivel estilístico<br />
<strong>de</strong>l resto <strong>de</strong> la comunicación. En sí, la locución X no parece tener restricciones<br />
muy estrictas.<br />
5. Rasgos no lingüísticos. La expresión en cuestión suele ir acompañada <strong>de</strong><br />
un apretón <strong>de</strong> manos en situaciones <strong>de</strong> respeto o etiqueta. En situaciones <strong>de</strong><br />
amistad o entre iguales, es posible el abrazo, la palmada en la espalda, el beso,<br />
o una combinación <strong>de</strong> estos recursos. Obsérvese que la realización <strong>de</strong> X acompañada<br />
<strong>de</strong> un abrazo implicaría una relación familiar o algún grado <strong>de</strong> amistad<br />
superior al trato superficial entre los interlocutores. En cuanto al beso hay, naturalmente,<br />
muchas variantes que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l sexo y edad <strong>de</strong> los interlocutores,<br />
a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la relación íntima entre ellos.<br />
La esquematización expuesta es compatible, como se ha indicado ya, con las<br />
relaciones funcionales equivalentes entre varias lenguas o varieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la misma<br />
lengua. Es importante recordar que el conocimiento representado en una esquematización<br />
es convencional, y las condiciones para la expresión equivalente<br />
en otras culturas pue<strong>de</strong>n o no variar consi<strong>de</strong>rablemente.<br />
En rasgos muy generales hemos abordado algunos elementos básicos que<br />
forman el acto verbal <strong>de</strong>l LI, su carácter formular y su importancia en la interacción,<br />
señalando también dos niveles <strong>de</strong> análisis: gramatical y contextual. El primero,<br />
omitido aquí por razones <strong>de</strong> espacio y tiempo, daría como resultado la estructura<br />
gramatical <strong>de</strong>l acto verbal. En el mejor <strong>de</strong> los casos, una <strong>de</strong>scripción<br />
<strong>de</strong>tallada <strong>de</strong> este nivel ciaría como resultado una gramática <strong>de</strong>l LI escasamente<br />
a<strong>de</strong>cuada. En el segundo nivel hemos expuesto, aunque rudimentariamente, los<br />
factores socioculturales más importantes <strong>de</strong> la expresión convencional estudiada.<br />
La esquematización <strong>de</strong> X en español es <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego aproximada. No obstante,<br />
po<strong>de</strong>mos concluir que: la realización <strong>de</strong> X juntamente con las observaciones<br />
generales <strong>de</strong> la esquematización forman un acto verbal hispánico <strong>de</strong> felicitación;<br />
la esquematización es también válida para preveer el grado <strong>de</strong> aceptabilidad<br />
<strong>de</strong> dichas expresiones; esquematizaciones <strong>de</strong> este tipo pue<strong>de</strong>n formar el<br />
punto <strong>de</strong> partida para comparar interculturalmente <strong>de</strong>terminadas propieda<strong>de</strong>s<br />
socioculturales.<br />
Po<strong>de</strong>mos inferir que un análisis sistemático <strong>de</strong>l nivel contextual no sólo es<br />
posible sino también necesario para llegar a un nivel en el que se explique y<br />
justifique la intuición <strong>de</strong>l hablante al <strong>de</strong>terminar los factores lingüísticos y socioculturales<br />
<strong>de</strong>l acto verbal.<br />
1157
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Hispánica, III (1941); pp. 105-139.<br />
1158
EL LAÍSMO: UN EXPERIMENTO DE CAMBIO SINTÁCTICO *<br />
I. INTRODUCCIÓN<br />
ERICA C. GARCÍA<br />
Universidad <strong>de</strong> Lei<strong>de</strong>n<br />
Las valiosas verda<strong>de</strong>s que suelen encerrar los lugares comunes —justamente<br />
por su reiteración— <strong>de</strong>jan <strong>de</strong> tomarse en serio. Uno <strong>de</strong> dichos lugares comunes<br />
lo constituye, a nuestro juicio, la afirmación <strong>de</strong> que la variación dialectal se <strong>de</strong>be<br />
a la historia <strong>de</strong> la lengua, que por lo tanto refleja.<br />
Un ejemplo transparente lo constituyen los factores extralingüísticos reflejados<br />
en el abanico <strong>de</strong> isoglosas que se abre en el Rhin (Bloomfield 1933:344; se<br />
discuten otros casos en Stroop 1987 y en Chambers & Trudgill 1980:187-88);<br />
los hispanistas po<strong>de</strong>mos enorgullecemos <strong>de</strong>l papel precursor que en este terreno<br />
representa los Orígenes <strong>de</strong>l español <strong>de</strong> Menén<strong>de</strong>z Pidal.<br />
Importa señalar, empero, que las barreras que se oponen a una innovación<br />
lingüística no son meramente físicas, políticas o sociales: también <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la<br />
lengua hay «obstáculos» estructurales. Y en efecto: el mismo abanico renano<br />
nos <strong>de</strong>muestra que la fricativización <strong>de</strong> plosivas ocurre antes —y más acabadamente—<br />
no sólo en el sur <strong>de</strong> Alemania (contexto geográfico) sino en posición<br />
implosiva (contexto lingüístico).<br />
O sea que también la evolución interna <strong>de</strong> la lengua <strong>de</strong>ja sus rastros en la<br />
distribución espacial <strong>de</strong> un fenómeno: y es por ello que Moulton ha insistido<br />
con tanta razón (1960,1962) que los atlas lingüísticos pue<strong>de</strong>n verse como laboratorios<br />
don<strong>de</strong> es posible someter a prueba hipótesis respecto <strong>de</strong> la evolución <strong>de</strong><br />
un cambio. 1<br />
* Agra<strong>de</strong>zco a R. DE JONGE, E. MARTINELL y F. V. PUTTE SUS comentarios a una versión anterior<br />
<strong>de</strong> este trabajo.<br />
1. La sensibilidad variable <strong>de</strong> diversos contextos a un cambio es la esencia misma <strong>de</strong> la varia-<br />
1159
Aquí nos proponemos aplicar la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Moulton a material geográfico no<br />
proveniente <strong>de</strong> atlas; concretamente, queremos examinar la variación geográfica<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la variación lingüística. Porque si algo pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>velarnos el curso <strong>de</strong><br />
un cambio, será esta doble variación o, mejor dicho, la sistematicidad en los dos<br />
tipos <strong>de</strong> variación. Investigaremos, pues, no la posición <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminadas isoglosas,<br />
sino la relación entre el continuo (geográfico) <strong>de</strong> diversas localida<strong>de</strong>s y el<br />
continuo (lingüístico) <strong>de</strong> los diversos contextos que exhiben, en forma variable,<br />
un mismo fenómeno. Creemos que este enfoque pue<strong>de</strong> ser particularmente interesante<br />
para eJ estudio <strong>de</strong>l cambio sintáctico, en el que la diversidad <strong>de</strong> contextos<br />
juega un papel central.<br />
Nuestra hipótesis, específicamente, es que la «variación geográfica» pue<strong>de</strong><br />
servir como piedra <strong>de</strong> toque para la vali<strong>de</strong>z <strong>de</strong>l continuo intralingüístico. Si, en<br />
efecto, hay una lógica interna que guía la difusión <strong>de</strong> un cambio a lo largo <strong>de</strong><br />
una serie <strong>de</strong> contextos lingüísticos, esta lógica <strong>de</strong>bería manifestarse, in<strong>de</strong>pendientemente<br />
en distintas localida<strong>de</strong>s. El i<strong>de</strong>al sería que el mismo or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> contextos<br />
se observe en todas partes. La superposición <strong>de</strong> los dos continuos —el estructural,<br />
y el geográfico— <strong>de</strong>bería resultar en un continuo bidimensional.<br />
Ahora bien: la probabilidad <strong>de</strong> que un tal continuo «bidimensional» se <strong>de</strong>ba<br />
al azar disminuye exponencialmente con el número <strong>de</strong> localida<strong>de</strong>s y <strong>de</strong> contextos<br />
en juego. Es por ello que si, efectivamente, se da en la práctica, podremos<br />
confiar en que el or<strong>de</strong>n interno <strong>de</strong> los contextos es significativo, o sea, que la jerarquización<br />
<strong>de</strong> contextos lingüísticos no es arbitraria. Pero <strong>de</strong>cir esto equivale<br />
a afirmar que la extensión <strong>de</strong>l proceso a lo largo <strong>de</strong>l continuo es motivada. Y si<br />
logramos <strong>de</strong>scubrir la motivación que subyace en un or<strong>de</strong>namiento <strong>de</strong>terminado<br />
<strong>de</strong> los contextos lingüísticos habremos i<strong>de</strong>ntificado la causa <strong>de</strong>l cambio, o sea,<br />
su justificación interna.<br />
II. UN CASO ESPECÍFICO: EL LAÍSMO<br />
Es un hecho que —por algún motivo— se ha prestado mucha más atención<br />
al leísmo que al laísmo, pese a que ambos cambios no son sino dos facetas <strong>de</strong><br />
un mismo «proceso en marcha», o sea, la recategorización <strong>de</strong> los reflejos clíticos<br />
<strong>de</strong> ILLE en términos <strong>de</strong> género más bien que <strong>de</strong> caso (Fernán<strong>de</strong>z 1964, Lapesa<br />
1968, García 1986).<br />
Que se trata <strong>de</strong> un <strong>de</strong>splazamiento <strong>de</strong> priorida<strong>de</strong>s comunicativas queda<br />
don lingüística, y ha sido objeto tanto <strong>de</strong> <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>tallada (la labor íntegra <strong>de</strong> Labov y su escuela)<br />
como <strong>de</strong> discusión teórica (c/. las diversas controversias sobre el estatus y sentido <strong>de</strong> las reglas<br />
variables: Lavan<strong>de</strong>ra 1978, Romaine 1981, Kay & Mac Daniel 1979, Sankoff & Labov 1979,<br />
García 1985, Cheshire 1987, Sarkoff 1988).<br />
1160
claro si consi<strong>de</strong>ramos qué exactamente se transmite en el uso normativo y en<br />
el laísta. En<br />
le pago (cinco pesos la hora)<br />
no cabe duda en cuanto al caso <strong>de</strong>l referente, que no pue<strong>de</strong> ser sino dativo; permanecemos<br />
empero en la ignorancia respecto <strong>de</strong> su género: podría tratarse tanto<br />
<strong>de</strong> Juan como <strong>de</strong> María. En<br />
la pago<br />
en cambio, sabemos que se trata <strong>de</strong> un referente femenino, pero nada más. Si el<br />
mismo hablante también dice<br />
la llevé un regalo<br />
—o sea, es «laísta»— queda in<strong>de</strong>terminado el caso <strong>de</strong> la en la pago. No sabemos<br />
si con la el hablante se refiere a la torta que ha adquirido (Acus.) o a una<br />
mujer que ha contratado para realizar algún trabajo (dativo). El laísmo, evi<strong>de</strong>ntemente,<br />
representa una «elección» a favor <strong>de</strong> explicitar el género <strong>de</strong>l referente,<br />
a costa <strong>de</strong> la información sobre el caso.<br />
Ahora bien, el caso <strong>de</strong> una frase nominal <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong>l papel que <strong>de</strong>sempeña<br />
el referente en un evento. Lo más importante, pues, es la naturaleza <strong>de</strong>l evento<br />
—qué relación presupone entre los participantes, y, por supuesto, cuántos participantes<br />
presupone (García 1986:169-170). Cuando son tres los participantes<br />
explícitamente nombrados, como en<br />
/ llevé un regalo<br />
sólo cabe un dativo, y <strong>de</strong> cierto modo es indiferente que aparezca como la o como<br />
le —no hay otra opción, dado el contexto.<br />
Por otra parte, es justamente en estos contextos —don<strong>de</strong> es obvio que se trata<br />
<strong>de</strong> un dativo— que interesará tener información precisa sobre el sexo <strong>de</strong>l referente.<br />
En efecto: el papel <strong>de</strong> dativo es <strong>de</strong>sempeñado, prepon<strong>de</strong>rantemente, por<br />
referentes humanos, y es el género <strong>de</strong> éstos lo que más importa conocer. O sea,<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong>l oyente interesa la información sobre el género y sobra,<br />
justamente, la precisión respecto <strong>de</strong>l caso.<br />
Si razonamos así podríamos suponer que la pérdida <strong>de</strong> caso —o sea, el uso<br />
<strong>de</strong> la en vez <strong>de</strong>l le tradicional y normativo— ha <strong>de</strong> ser más temprana y probable<br />
cuanto más fácil sea (para el oyente) recuperar esta información <strong>de</strong>l contexto.<br />
Una formulación <strong>de</strong> semejante hipótesis sería:<br />
1161
Hipótesis I (pérdida por redundancia):<br />
El uso <strong>de</strong> la por le comenzó en los contextos don<strong>de</strong> es más fácil para el<br />
oyente inferir el caso (contextos <strong>de</strong> mayor redundancia) extendiéndose luego a<br />
aquellos don<strong>de</strong> el caso no es tan fácil o inmediatamente inferible.<br />
No es ésta, empero, la única hipótesis posible: también po<strong>de</strong>mos mirar las cosas<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong>l hablante, que <strong>de</strong>be «encontrar las palabras» con que<br />
expresa su i<strong>de</strong>a. Podría suponerse el siguiente «razonamiento» inconsciente:<br />
En el contexto di un regalo María —a quien quiero referirme— transparentemente<br />
<strong>de</strong>sempeña el papel <strong>de</strong> dativo, ya que el regalo es el acusativo, sin<br />
lugar a dudas. La forma que correspon<strong>de</strong> a dativo es le: diré, pues, le di un regalo.<br />
Pero en pago no es muy claro si a Juana, <strong>de</strong> quien estoy hablando, <strong>de</strong>bo<br />
verla como dativo o como acusativo —o sea, si puedo o no usar le. Pero estoy<br />
absolutamente seguro <strong>de</strong> que Juana es una mujer, y también sé que la me<br />
indica que me refiero a algo femenino. No puedo errar si digo, pues, la pago.<br />
O sea: la redundancia contextual podría justamente favorecer la expresión<br />
<strong>de</strong> caso, por ser tan obvio (para el hablante, ahora) el papel <strong>de</strong> la persona a<br />
quien <strong>de</strong>sea referirse. Des<strong>de</strong> esta perspectiva po<strong>de</strong>mos formular, entonces, esta<br />
otra hipótesis:<br />
Hipótesis II (pérdida por incertidumbre).<br />
El uso <strong>de</strong> la por le comenzó en los contextos don<strong>de</strong> es menos obvio el papel<br />
casual <strong>de</strong>l participante en cuestión (o sea, en contextos <strong>de</strong> menor redundancia)<br />
extendiéndose <strong>de</strong> allí a los contextos don<strong>de</strong> el caso es patente (mayor redundancia).<br />
Está claro que ambas hipótesis toman en cuenta la relativa facilidad <strong>de</strong>l procesamiento<br />
<strong>de</strong>l «caso en su contexto»: pero en la Hipótesis I se trata <strong>de</strong>l oyente,<br />
y en la II, <strong>de</strong>l hablante.<br />
¿Qué gobierna el uso <strong>de</strong> las formas? ¿Qué motiva el cambio lingüístico?<br />
¿Cuánto pesan, en realidad, las dos caras <strong>de</strong> la moneda comunicativa? Estas<br />
preguntas sincrónicas nos las pue<strong>de</strong> contestar la lingüística diacrónica: si enten<strong>de</strong>mos<br />
cómo se inicia y se <strong>de</strong>sarrolla un cambio, sabremos cómo funciona la<br />
lengua sincrónicamente, puesto que no es posible disociar el cambio <strong>de</strong>l uso<br />
(García 1986, García et al., por aparecer).<br />
Averigüemos, entonces, cómo se <strong>de</strong>sarrolló el laísmo, por dón<strong>de</strong> comenzó, y<br />
cuáles fueron los primeros contextos, cuáles los últimos, en permitir la por le.<br />
Puesto que <strong>de</strong>sgraciadamente faltan análisis críticos y <strong>de</strong>tallados <strong>de</strong>l uso reflejado<br />
en los textos, 2 recurramos a la geografía dialectal. Porque po<strong>de</strong>mos estar se-<br />
2. Estudios como el <strong>de</strong> Marcos Marín (1978) agrupan, <strong>de</strong>plorablemente, todos los casos <strong>de</strong> Dativo,<br />
sin distinguir entre diversos contextos <strong>de</strong> dicho caso (y/o, incluso, cuentan sólo los usos innova-<br />
1162
guros <strong>de</strong> que los contextos en que se inició el cambio serán aquellos que ahora<br />
acusen mayor porcentaje <strong>de</strong> la, y que el menor grado <strong>de</strong> laísmo se observará<br />
justamente en los últimos contextos en ser alcanzados por el cambio —y esto<br />
tanto en lo lingüístico, como en lo geográfico (Bickerton 1973).<br />
III. EL LABORATORIO Y EL EXPERIMENTO<br />
Mediante un cuestionario gentilmente administrado a sus estudiantes por colegas<br />
en los <strong>de</strong>partamentos <strong>de</strong> <strong>de</strong>ngua española <strong>de</strong> las universida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Madrid,<br />
Santiago <strong>de</strong> Compostela, Oviedo, Salamanca y Valladolid, hemos investigado el<br />
uso <strong>de</strong> la vs. le en tres contextos que representan un continuo <strong>de</strong> máxima a mínima<br />
redundancia en cuanto al caso <strong>de</strong>l pronombre personal: '<br />
1. verbos (inherentemente intransitivos) que rigen le (cuatro ítems lexicales)<br />
2. verbos transitivos, en los que pue<strong>de</strong> faltar el objeto (dos ítems lexicales),<br />
presentados en dos condiciones:<br />
a) con objeto directo presente;<br />
b) sin objeto directo, o sea, con objeto directo «sobreentendido».<br />
Por la naturaleza misma <strong>de</strong>l contexto, un dativo es la única posibilidad en 1.,<br />
mientras que la opción entre le y la es máximamente informativa en 2.b). En el<br />
apéndice presentamos los estímulos en que <strong>de</strong>bía rellenarse le o la; cada oración<br />
estímulo fue rellenada en teoría por 40 informantes si bien, como siempre ocurre,<br />
hubo algún informante que <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> rellenar alguna oración.<br />
¿Qué <strong>de</strong>beríamos esperar <strong>de</strong> las respuestas <strong>de</strong> los informantes? si en efecto<br />
el laísmo tiene que ver con la pérdida <strong>de</strong> la información sobre el papel casual<br />
<strong>de</strong>l referente, los porcentajes <strong>de</strong> laísmo obtenidos con este continuo sintáctico<br />
<strong>de</strong>berían también constituir un continuo que, a<strong>de</strong>más, <strong>de</strong>bería repetirse en todas<br />
las localida<strong>de</strong>s. Lo que no sabemos, empero, es qué tipo <strong>de</strong> progresión esperar:<br />
si está en juego la facilidad <strong>de</strong> procesamiento productiva, o la interpretativa. La<br />
hipótesis I predice que el mayor porcentaje <strong>de</strong> la lo hallaremos en el contexto<br />
1., don<strong>de</strong> es máxima la reacción <strong>de</strong> caso por el léxico; la hipótesis II predice<br />
tivos, sin dar la proporción <strong>de</strong> usos «etimológicos» vs. «antietimológicos», Marcos Marín 1978:163).<br />
Queda mucho —quizá todo— por hacer en cuanto a un análisis responsable <strong>de</strong>l «proceso en marcha»<br />
a que aludía Fernán<strong>de</strong>z.<br />
3. Es este verbo, en este contexto, que acusa un porcentaje <strong>de</strong> la particularmente alto en localida<strong>de</strong>s<br />
que en otros contextos señalan un laísmo mucho más bajo.<br />
1163
justamente lo contrario: en 1.) el porcentaje <strong>de</strong> la <strong>de</strong>bería ser mínimo, y <strong>de</strong>bería<br />
crecer en 2.a) y 2.b). Pasemos, pues, a los resultados.<br />
IV. LOS RESULTADOS<br />
En la tabla 1 presentamos el porcentaje <strong>de</strong> la observado en cada contexto.<br />
TABLA 1.<br />
Localidad<br />
Santiago<br />
Oviedo<br />
Salamanca<br />
Madrid<br />
Valladolid<br />
Porcentaje dt'.<br />
la (total le + la,) en diversos<br />
y diversas localida<strong>de</strong>s<br />
per<strong>de</strong>rse<br />
0<br />
0<br />
0<br />
16<br />
29<br />
Verbos intransitivos<br />
caerse<br />
0<br />
0<br />
10<br />
20<br />
25<br />
no gustar <strong>de</strong>sagradar<br />
0<br />
5<br />
10<br />
18<br />
25<br />
0<br />
0<br />
0<br />
22<br />
23<br />
contextos sintácticos<br />
Verbos transitivos<br />
Obj. Dir. presente Obj. Dir. ausente<br />
escribir contar escribir contar<br />
Para facilitar la apreciación <strong>de</strong> los datos presentamos en la tabla 2 (para cada<br />
una <strong>de</strong> las tres condiciones sintácticas) el promedio <strong>de</strong> los porcentajes parciales<br />
obtenidos con distintos ítems lexicales.<br />
mayor<br />
TABLA 2. Promedio <strong>de</strong> porcentaje <strong>de</strong> la en diversos tipos <strong>de</strong> contexto<br />
sintáctico y diversas localida<strong>de</strong>s.<br />
Localidad<br />
Santiago<br />
Oviedo<br />
Salamanca<br />
Madrid<br />
Valladolid<br />
menor<br />
Verbos intransitivos<br />
0<br />
1,25<br />
5<br />
19<br />
<strong>26</strong> I<br />
} puntos «problemáticos» en el continuo.<br />
De los datos se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> que:<br />
0<br />
3<br />
6<br />
32<br />
29<br />
0<br />
3<br />
17<br />
25<br />
38<br />
Verbos transitivos:<br />
Obj. Dir. presente<br />
0<br />
3<br />
12<br />
29<br />
34<br />
18<br />
53<br />
54<br />
90<br />
69<br />
0<br />
0<br />
0<br />
<strong>21</strong><br />
30<br />
mayor<br />
Verbos transitivos:<br />
Ob. Dir. ausente<br />
I) existe una clara progresión geográfica en cuanto a la pérdida <strong>de</strong>l valor ca<br />
sual <strong>de</strong> la; el laísmo es mínimo en Santiago, y máximo en Valladolid;<br />
1164<br />
9<br />
56
II) las cinco localida<strong>de</strong>s revelan una progresión <strong>de</strong>l porcentaje <strong>de</strong> la a lo largo<br />
<strong>de</strong>l continuo sintáctico: este or<strong>de</strong>namiento <strong>de</strong> contextos, por consiguiente, es<br />
relevante al uso <strong>de</strong> la por le;<br />
III) dicha progresión apoya, claramente, la hipótesis II: el porcentaje <strong>de</strong> la<br />
aumenta <strong>de</strong> 1. a 2.b);<br />
IV) en la Tabla 1, don<strong>de</strong> aparecen los resultados parciales para verbos individuales,<br />
hallamos la mejor confirmación <strong>de</strong>l continuo sintáctico. Vemos<br />
que cuando falta el objeto directo —pero no cuando está presente— escribir<br />
sistemáticamente acusa un porcentaje <strong>de</strong> la mucho más alto que contar, por<br />
un lado, y que el mismo escribir con objeto presente, por el otro. En el caso<br />
<strong>de</strong> contar, en cambio, la ausencia <strong>de</strong> objeto no produce un cambio significativo<br />
en el porcentaje <strong>de</strong> la. Debemos concluir que la falta <strong>de</strong> objeto directo<br />
(condición 2.b) sí juega un papel importante, pero sólo bajo condiciones léxicas<br />
favorables.<br />
Esta diferencia entre escribir y contar estriba, a nuestro juicio, en la mayor<br />
naturalidad (y por en<strong>de</strong> frecuencia) <strong>de</strong> la falta <strong>de</strong> objeto directo con escribir. En<br />
el caso <strong>de</strong> «Me di cuenta <strong>de</strong> que Pepa sabe <strong>de</strong> tu novio: ¿cuándo I contaste?»<br />
claramente falta un objeto directo «que tiene novio», sobreentendido en este<br />
contexto. En cambio en el caso <strong>de</strong> «Es necesario que tu madre se entere <strong>de</strong> este<br />
éxito: no <strong>de</strong>jes <strong>de</strong> escribir/ » la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong>l objeto no es tan obviamente recuperable<br />
<strong>de</strong>l contexto: podría ser «una carta», «la noticia», etc.<br />
Escribir, por lo tanto, mucho más que contar, es un verbo «transitivo» capaz<br />
<strong>de</strong> construcción tanto con dos objetos como con un solo: y es por eso que<br />
en escribir, mucho má que en contar, se le plantearía al hablante el dilema<br />
<strong>de</strong>l «caso» <strong>de</strong>l objeto. No sorpren<strong>de</strong>, entonces, que escribir sea tan sensible a<br />
la falta <strong>de</strong> objeto, dando mayor porcentaje <strong>de</strong> la —según la hipótesis II— y<br />
que eso no ocurra con contar, cuyo valor léxico parece incorporar, mucho<br />
más, un objeto directo. Contar, entonces, <strong>de</strong> por sí, presentaría un contexto <strong>de</strong><br />
tipo 2.a), que (como se ve en la tabla 1) favorece a le sobre la por igual en<br />
ambos verbos.<br />
Concluimos, entonces, que el «continuo bidimensional» <strong>de</strong> contextos lingüísticos/localida<strong>de</strong>s<br />
es casi perfecto: el porcentaje <strong>de</strong> la para cada contexto lingüístico<br />
en cada localidad supera al correspondiente porcentaje «vecino» en la<br />
tabla.<br />
Hay dos excepciones: en primer lugar, como acabamos <strong>de</strong> señalar, contar<br />
parece ser inmune al contexto sintáctico «falta <strong>de</strong> objeto»: el porcentaje <strong>de</strong> la<br />
incluso cae en todas las localida<strong>de</strong>s, en vez <strong>de</strong> subir, aunque las diferencias no<br />
son notables. Es incluso posible que la poca naturalidad <strong>de</strong> la construcción 2.b)<br />
con contar haya llamado la atención <strong>de</strong> los informantes, favoreciendo así el uso<br />
<strong>de</strong> la alternativa normativa, o sea le.<br />
La otra excepción se da con escribir, y es que (geográficamente) Madrid<br />
1165
acusa un porcentaje <strong>de</strong> la sorpren<strong>de</strong>ntemente alto. No tenemos explicación para<br />
esta divergencia <strong>de</strong> la ten<strong>de</strong>ncia general.<br />
V. CONCLUSIONES<br />
No preten<strong>de</strong>mos que una investigación limitada y exploratoria como ésta<br />
pueda <strong>de</strong>cirnos algo <strong>de</strong>finitivo sobre el laísmo. Es evi<strong>de</strong>nte que esta investigación<br />
<strong>de</strong>bería exten<strong>de</strong>rse a más localida<strong>de</strong>s geográficas y a más ítems lexicales,<br />
para ver si se mantiene la ten<strong>de</strong>ncia que —con bastante claridad— se perfila en<br />
nuestros datos.<br />
Sí creemos po<strong>de</strong>r concluir, <strong>de</strong> la limitada susceptibilidad por la <strong>de</strong> los contextos<br />
1. y 2.a), así como <strong>de</strong>l verbo contar, que el proceso aún está en marcha y<br />
que —incluso en Valladolid— la sigue siendo una forma básicamente acusativa.<br />
O sea: que no se habría perdido aún —¡ni siquiera en Castilla! el viejo sistema<br />
<strong>de</strong> casos. El uso <strong>de</strong> la como Dativo se da, prepon<strong>de</strong>rantemente, sólo en contextos<br />
don<strong>de</strong> no es patente el <strong>de</strong>sliz, justamente con verbos que admiten un<br />
Acusativo, pero en un contexto don<strong>de</strong> la ausencia <strong>de</strong> éste no acusa, inmediatamente,<br />
el error.<br />
También po<strong>de</strong>mos extraer una conclusión «sincrónica». En este caso, al menos,<br />
parecería que en el proceso <strong>de</strong> formulación <strong>de</strong> la expresión lingüística, pesa<br />
más la facilidad para el hablante que la <strong>de</strong>l oyente. Esto no es <strong>de</strong> sorpren<strong>de</strong>r,<br />
puesto que, al fin y al cabo, es el hablante quien elige las formas. 4<br />
Nuestra conclusión final será metodológica: si para enten<strong>de</strong>r el <strong>de</strong>venir diacrónico<br />
<strong>de</strong> una lengua <strong>de</strong>bemos apelar a móviles sincrónicos, y si no hay uso<br />
sincrónico que no encierre, potencialmente, la evolución <strong>de</strong> la lengua, es legítimo<br />
recurrir al estudio comparativo <strong>de</strong> la variación, en los dos planos geográfico<br />
y lingüístico, como fuente preciosa <strong>de</strong> información sobre el ser y el <strong>de</strong>venir <strong>de</strong><br />
la lengua, sobre todo cuando la falta o escasez <strong>de</strong> textos dificulta una investigación<br />
histórica normal.<br />
4. Cf. Garda (en prensa) para la misma conclusión respecto <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong>l «a personal» en antiguo<br />
español.<br />
1166
APÉNDICE<br />
Oraciones estímulo sometidas a 40 infomantes en 5 localida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l norte <strong>de</strong> España.<br />
i) A Juana / <strong>de</strong>sagrada que los niños hagan tanto ruido.<br />
A Josefa no / gusta que los hijos lleguen tar<strong>de</strong> a la escuela.<br />
Es increíble cómo a tu hermana se / pier<strong>de</strong>n las cosas.<br />
—¿Qué está haciendo María <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la mesa?<br />
—Es que se / cayeron las gafas.<br />
iia) Es necesario que tu madre se entere <strong>de</strong> este éxito: no <strong>de</strong>jes <strong>de</strong> escribrí__ la noticia.<br />
Me di cuenta <strong>de</strong> que Pepa sabe <strong>de</strong> tu novio: ¿cuándo / contaste la historia?<br />
iib) Es necesario que tu madre se entere <strong>de</strong> este éxito: no <strong>de</strong>jes <strong>de</strong> escribir/ .*<br />
Me di cuenta <strong>de</strong> que Pepa sabe <strong>de</strong> tu novio: ¿cuándo / contaste?<br />
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1167
R. MENÉNDEZ PIDAL, Orígenes <strong>de</strong>l español, Madrid, Espasa-Calpe, 1950.<br />
W. MOULTON, «The Short Vowel Systems of Northern Switzerland», Word 16 (1960);<br />
pp. 155-182.<br />
— «Dialect geography and the concept of phonological space», Word 18 (1962); pp. 23-<br />
32.<br />
S. ROMAINE, «The status of variable rules in sociolinguistic theory», Journal o/Linguistics<br />
17 (1981); pp. 93-119.<br />
D. SANKOFF, «Sociolinguistics and syntactic variation», Language: the sociocultural<br />
context (ed. F. Newmeyer), Cambridge, Cambridge University Press, 1988; pp. 140-<br />
161.<br />
D. SANKOFF & W. LABOV, «On the uses of variable rules», Language in Society 8<br />
(1979); pp. 189-222.<br />
J. STROOP, «'Explanation' by linguistic maps», Explanation and linguistic change, (ed.<br />
W. Koopman et ai.), Amsterdam, Benjamins, 1987; pp. 259-273.<br />
1168
SOBRE EL REGISTRO DE ARAGONESISMOS<br />
EN LAS SUCESIVAS EDICIONES DEL DRAE<br />
JOSÉ ENRIQUE GARGALLO<br />
Universidad <strong>de</strong> <strong>Barcelona</strong><br />
Con las siglas <strong>de</strong> DRAE (correspondientes a Diccionario <strong>de</strong> la Real Aca<strong>de</strong>mia<br />
Española) me referiré en el presente trabajo a la gran obra lexicográfica <strong>de</strong>l<br />
ámbito hispánico que durante dos siglos y medio, hasta la actualidad y en sucesivas<br />
ediciones, ha constituido la principal pauta normativa para el léxico castellano<br />
o español. Es sabido que dicha obra ha variado su <strong>de</strong>nominación <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />
primera edición (17<strong>26</strong>-39: Diccionario <strong>de</strong> la lengua castellana, más conocido<br />
como Diccionario <strong>de</strong> Autorida<strong>de</strong>s) hasta la vigésima y última por ahora (<strong>de</strong><br />
1984); y particularmente llama la atención el cambio <strong>de</strong> «castellana» por «española»<br />
como adjetivo para «lengua» en la 15.* ed. (<strong>de</strong> 1925), 1 a consecuencia <strong>de</strong><br />
un nuevo talante <strong>de</strong> la Aca<strong>de</strong>mia (con respecto a los dialectalismos) algunos <strong>de</strong><br />
cuyos frutos tendré ocasión <strong>de</strong> presentar más a<strong>de</strong>lante.<br />
Pues bien, la Aca<strong>de</strong>mia, en su labor secular, se ha <strong>de</strong>bido enfrentar al <strong>de</strong>scomunal<br />
reto <strong>de</strong> seleccionar, catalogar, <strong>de</strong>finir y dar a la luz el inmenso caudal léxico<br />
que conforman voces <strong>de</strong> distintas épocas, <strong>de</strong> diferentes <strong>de</strong>marcaciones <strong>de</strong>l<br />
ámbito hispánico, <strong>de</strong> distintos registros (familiar, coloquial, <strong>de</strong> «gemianías»...).<br />
Y en ese vastísimo espacio <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong>l castellano/español es <strong>de</strong> <strong>de</strong>stacar el tratamiento<br />
privilegiado que en la elaboración <strong>de</strong>l Diccionario <strong>de</strong> Autorida<strong>de</strong>s se<br />
otorga a los aragonesismos en comparación con otros dialectalismos (como leo-<br />
1. Cf. el siguiente párrafo en la «Advertencia» preliminar <strong>de</strong> dicha edición: «... Como consecuencia<br />
<strong>de</strong> esta mayor atención consagrada a las múltiples regiones lingüísticas, aragonesa, leonesa e<br />
hispanoamericana, que integran nuestra lengua literaria y culta, el nuevo Diccionario adopta el nombre<br />
<strong>de</strong> «lengua española» en vez <strong>de</strong>l <strong>de</strong> «castellana» que antes estampó en sus portadas...». Y esa <strong>de</strong>nominación<br />
mantiene en la actualidad: Real Aca<strong>de</strong>mia Española, Diccionario <strong>de</strong> la lengua española,<br />
Madrid, 1984.<br />
1169
nesismos o americanismos). Así lo ponen <strong>de</strong> relieve los datos a los que a continuación<br />
me refiero sucintamente:<br />
En el siglo XVIII, la lengua <strong>de</strong> Aragón requirió —antes que ninguna otra— la<br />
atención <strong>de</strong> los estudiosos. Cuando la Aca<strong>de</strong>mia Española redactó su Diccionario<br />
<strong>de</strong> Autorida<strong>de</strong>s, cuatro miembros <strong>de</strong> la casa (Nasarre, Torrero, Escu<strong>de</strong>r y Sieso <strong>de</strong><br />
Bolea) recogieron las voces aragonesas, honor insólito que no gozó ninguna otra<br />
provincia...<br />
La cita correspon<strong>de</strong> a Manuel Alvar, extraída <strong>de</strong> su clásico estudio sobre el<br />
dialecto aragonés. 2 En efecto, es bien significativo que, cuando el trabajo <strong>de</strong> los<br />
académicos se repartió básicamente por letras o grupos <strong>de</strong> letras, sólo cuatro especialida<strong>de</strong>s<br />
fueron encomendadas a <strong>de</strong>terminados colaboradores; a saber: Blasón,<br />
Matemáticas, Cetrería y «Voces <strong>de</strong> el Reyno <strong>de</strong> Aragón»; <strong>de</strong> estas últimas<br />
se encargaron D. Blas Antonio Nassarre, D. Joseph Torrero y Marzo, D. Francisco<br />
Escu<strong>de</strong>r y D. Joseph Siesso <strong>de</strong> Bolea. 3 A tamaño privilegio, no compartido<br />
en el Diccionario <strong>de</strong> Autorida<strong>de</strong>s con ninguna otra región peninsular (Asturias-León;<br />
Andalucía) ni con América, se refiere asimismo Samuel Gili Gaya en<br />
cierto artículo <strong>de</strong>dicado a la labor <strong>de</strong> Siesso <strong>de</strong> Bolea como lexicógrafo. 4 Precisamente<br />
este último estudioso <strong>de</strong>l aragonés había llevado a cabo ya a comienzos<br />
<strong>de</strong>l siglo xvm (antes <strong>de</strong> su participación en el Diccionario <strong>de</strong> la Aca<strong>de</strong>mia) algunas<br />
recopilaciones <strong>de</strong> léxico aragonés que se conservan hoy como manuscritos<br />
en la Biblioteca Nacional. 5 Y Siesso <strong>de</strong> Bolea se habrá <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar (según<br />
Gili Gaya) como el precursor <strong>de</strong> los diccionarios aragoneses realizados en el siglo<br />
XIX por Peralta y Borao. 6<br />
La tradición lexicográfica aragonesa, como se <strong>de</strong>ja ver en el párrafo prece<strong>de</strong>nte,<br />
viene <strong>de</strong> antiguo. Y si la aportación <strong>de</strong> Peralta no pasa <strong>de</strong> un sencillo<br />
opúsculo (887 voces recopiladas), el vocabulario <strong>de</strong> Borao constituye una obra<br />
clásica <strong>de</strong>l aragonés, con alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> 4.000 voces en la 2. a edición (<strong>de</strong> 1908) y<br />
2. Cf. Manuel ALVAR, El dialecto aragonérs, Madrid, 1953 (pág. 1<strong>21</strong>).<br />
3. Tal como se precisa en las observaciones preliminares al sexto y último tomo (S-Z, 1739) <strong>de</strong>l<br />
Diccionario <strong>de</strong> Autorida<strong>de</strong>s; utilizo para esta cita, y <strong>de</strong> aquí en a<strong>de</strong>lante, la edición facsímil <strong>de</strong> Gredos,<br />
5.' reimpresión, Madrid, 1984.<br />
4. Samuel GILÍ GAYA, «Siesso <strong>de</strong> Bolea como lexicógrafo», AFA, III, 1950, pp. 253-258; y concretamente<br />
la pág. 253.<br />
5. Cf. Op. cit.; y a<strong>de</strong>más Félix MONGE, «Notas para la historiografía <strong>de</strong>l habla <strong>de</strong> Aragón»,<br />
BRAE, 1951, XXXI, pp. 93-120; y particularmente pp. 104-5.<br />
6. Mariano PERALTA, Ensayo <strong>de</strong> un diccionario aragonés-castellano, Zaragoza, 1836; reimpreso<br />
en Palma por Pedro José GELABERT, en 1853; y mucho más recientemente en facsímil, impreso en<br />
Paracuellos <strong>de</strong>l Jarama (Madrid), 1984. Jerónimo BORAO, Diccionario <strong>de</strong> voces aragonesas, Zaragoza,<br />
1859; 2.* edición, aumentada con un par <strong>de</strong> anejos, <strong>de</strong> 1908. Véanse los comentarios (sobre estas<br />
obras) <strong>de</strong> M. Alvar (Op. cit., pág. 122), quien (por cierto) da 1856 como fecha <strong>de</strong> la 2.* edición <strong>de</strong> la<br />
obra <strong>de</strong> Peralta (?).<br />
1170
con numerosas alusiones directas a los aragonesismos recogidos hasta entonces<br />
en las ediciones previas <strong>de</strong>l DRAE; alusiones particulares a propósito <strong>de</strong> tal o<br />
cual palabra, o bien consi<strong>de</strong>raciones <strong>de</strong> conjunto, como las que entresaco <strong>de</strong> dicha<br />
obra:<br />
... La Aca<strong>de</strong>mia, si no hay error en el cómputo que he practicado, incluye quinientas<br />
sesenta y unas voces, como provinciales <strong>de</strong> Aragón y ochenta y unas voces,<br />
como provinciales en general, pero seguramente <strong>de</strong> uso aragonés... 7<br />
«...; pero, dicho sea en paz <strong>de</strong> la Aca<strong>de</strong>mia, poco ha mejorado ésta esa parte<br />
<strong>de</strong> su obra [los aragonesismos], en los cientos cincuenta años que ha tenido para<br />
estudiarla..., Pero entre tantos autores, nunca ha llegado esa corporación al número<br />
<strong>de</strong> seiscientas voces, y a veces ha suprimido algunas caprichosamente,<br />
bautizándolas sin voluntad <strong>de</strong> ellas, como españolas...» 8<br />
En fin, comentarios como estos y la importante recopilación <strong>de</strong> léxico aragonés<br />
realizada por Borao a media trayectoria entre la primera (17<strong>26</strong>-39) y la<br />
última (1984) ediciones <strong>de</strong>l DRAE me <strong>de</strong>cidieron a tomar aquel diccionario como<br />
eje en la selección y posterior seguimiento <strong>de</strong> aragonesismos a lo largo <strong>de</strong><br />
dichas ediciones (véase más a<strong>de</strong>lante).<br />
Ya en nuestro siglo merecen <strong>de</strong>stacarse el diccionario aragonés <strong>de</strong> Pardo y<br />
el más reciente <strong>de</strong> Andolz, 9 amén <strong>de</strong> numerosísimas monografías dialectales,<br />
que omito, y el ALEANR (<strong>de</strong> Alvar), 10 fruto <strong>de</strong> la metodología puesta en práctica<br />
por la mo<strong>de</strong>rna geografía lingística.<br />
Gregorio Salvador, en un breve pero jugoso artículo sobre «lexicografía y<br />
geografía lingüística», 11 afirma que «la adscripción <strong>de</strong> los vocablos a lugares<br />
<strong>de</strong>terminados <strong>de</strong>l dominio lingüístico es en la lexicografía <strong>de</strong>l español muy escasa,<br />
suele consi<strong>de</strong>rarse acci<strong>de</strong>ntal y resulta casi siempre bastante imprecisa»<br />
(pág. 49); y aborda el mencionado dialectólogo en ese trabajo diversos casos en<br />
7. En la «Advertencia» que encabezaba la 1.* edición, <strong>de</strong> 1859.<br />
8. Cf. en la Introducción a la 2." ed. (pág. 143; en nota a pie <strong>de</strong> página).<br />
9. José PARDO ASSO, Nuevo diccionario etimológico aragonés (conteniendo todas las voces incluidas<br />
en la última edición <strong>de</strong> Borao, con sus adiciones, y en el <strong>de</strong> la Aca<strong>de</strong>mia, más cinco mil inéditas<br />
hoy), Zarazoza, 1938. Rafael ANDOLZ, Diccionario aragonés, Zaragoza, 1977 (1.* ed.); 1984<br />
(2. a ed.). Imprecisiones o poco rigor en el método <strong>de</strong> recopilación <strong>de</strong> léxico (por ejemplo, no citar<br />
fuentes directamente, o incluir voces catalanas <strong>de</strong> la zona catalano-hablante <strong>de</strong>l oriente aragonés) le<br />
son achacados a\ amor <strong>de</strong> esle último diccionario por J. A. FRAGO GRACIA en una severa reseña: cf.<br />
AFA, XXÜ-XXin, 1978-79, pp. 3Q1-3O4. De cualquier modo, atesora Andolz una meritoria cantidad<br />
<strong>de</strong> léxico (aragonés, o a veces no) que es <strong>de</strong> gran utilidad si se consulta el diccionario con las <strong>de</strong>bidas<br />
precauciones.<br />
10. Manuel ALVAR, Atlas lingüístico y etnográfico <strong>de</strong> Aragón, Navarra y Moja, Madrid, 1980;<br />
que aporta una impresionante cantidad <strong>de</strong> material léxico diseminado por el espacio lingüístico aragonés.<br />
11. Gregorio SALVADOR, «Lexicografía y geografía lingüística», REL, 1980,10.1, pp. 49-57.<br />
1171
que la localización que el DRAE adjudica a <strong>de</strong>terminadas voces es, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong><br />
imprecisa, inexacta, incompleta o sencillamente omitida; casos pertenecientes al<br />
ámbito dialectal peninsular y/o al americano. Según G. Salvador 12 el Diccionario<br />
<strong>de</strong> la Aca<strong>de</strong>mia, en su edición <strong>de</strong> 1970 (19. a ; la última en el momento <strong>de</strong> escribirse<br />
aquel artículo), apenas había aprovechado los materiales aportados por<br />
el ALPJ 13 o el ALEA."<br />
Asimismo otros estudiosos han hecho notar la <strong>de</strong>satención <strong>de</strong> la Aca<strong>de</strong>mia<br />
al carácter dialectal <strong>de</strong> algunas voces: entre ellos, Alvaro Galmés <strong>de</strong> Fuentes,<br />
quien se refiere a ciertos aragonesismos sin localización en el DRAE, tales como<br />
«cazata» («cacería...»), 15 cuya -t- intervocálica <strong>de</strong>lata proce<strong>de</strong>ncia y uso altoaragoneses<br />
16 (en tanto que el DRAE incluye dicha voz, sin localización, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
su 15.' ed. 1925). El propio Joan Corominas, en su DCECH, 11 y al trazar la historia<br />
<strong>de</strong> algunas palabras <strong>de</strong> uso oriental en la península, puntualiza si el DRAE<br />
las ha <strong>de</strong>jado sin localización: así, por ejemplo, en los aragonesismos «fardacho»<br />
(«lagarto») y «garganchón» («garguero, tráquea»).<br />
Y basta cotejar algunos datos revelados por diversas obras dialectales recientes,<br />
con los que proporciona la Aca<strong>de</strong>mia, para observar discordancias semejantes.<br />
Durante la elaboración <strong>de</strong> mi tesis doctoral 18 tuve ocasión <strong>de</strong> constatar<br />
algunas <strong>de</strong> estas «irregularida<strong>de</strong>s» en ciertos dialectalismos que acoge el<br />
DRAE (en su última edición: 20. a , 1984), <strong>de</strong> entre las que selecciono las siguientes<br />
(por or<strong>de</strong>n alfabético):<br />
—Aprevenir, por «prevenir» (<strong>de</strong> Andalucía, Colombia y Guatemala, según<br />
el DRAE); recogida a<strong>de</strong>más en varios lugares <strong>de</strong>l oriente peninsular (pág. 468<br />
<strong>de</strong> mi estudio).<br />
—Baladre («a<strong>de</strong>lfa»); sin localización en el DRAE; <strong>de</strong> Aragón, Murcia y Almería,<br />
según el DCECH; lo que corroboro en mi tesis, con algún otro registro<br />
oriental (cf. pp. 278-9).<br />
12. Cf. G. SALVADOR, Op. cit., pp. 55-56.<br />
13. Atlas lingüístico <strong>de</strong> la Península Ibérica, I, C.S.I.C., Madrid, 1962. Como se sabe, no se ha<br />
publicado hasta el momento presente ningún volumen más <strong>de</strong> dicha ambiciosa obra.<br />
14. M. ALVAR con la colaboración <strong>de</strong> A. LLÓRENTE y G. SALVADOR, Atlas Lingüístico-Etnográfico<br />
<strong>de</strong> Andalucía, 6 vols.; Universidad <strong>de</strong> Granada, C.S.I.C., 1961-1973. Se refiere a los cuatro primeros<br />
volúmenes, publicados antes <strong>de</strong> 1970.<br />
15. Cf. Alvaro GALMÉS DE FUENTES, «Dialectalismos» (pp. 307-324), <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> ELH, Madrid,<br />
1967, tomo II; y más concretamente en la pág. 315.<br />
16. Cf. M. ALVAR, El dialecto aragonés, Madrid, 1953; para la conservación <strong>de</strong> las oclusivas<br />
sordas intervocálicas en el Alto Aragón cf. pp. 172-176.<br />
17. Realizado, como se sabe, con la colaboración <strong>de</strong> J. A. PASCUAL, Diccionario crítico etimológico<br />
castellano e hispánico, Madrid, 1980-83.<br />
18. José Enrique GARGALLO GIL, Una encrucijada lingüística entre Aragón, Valencia y Castilla:<br />
El Rincón <strong>de</strong> A<strong>de</strong>muz; Tesis doctoral presentada en la Universidad <strong>de</strong> <strong>Barcelona</strong> (texto mecanografiado),<br />
1987.<br />
1172
—Car<strong>de</strong>lina («jilguero»); también sin loe. en el DRAE; <strong>de</strong> Aragón según el<br />
DCECH y mis informaciones (pág. 698).<br />
—Castellano, que la Aca<strong>de</strong>mia recoge como voz alavesa y con el valor <strong>de</strong><br />
«viento sur»; pues también le sopla, aunque <strong>de</strong>s<strong>de</strong> distinta latitud, un «castellano»<br />
a la mitad occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong> Aragón (c/. ALEANR, mapa 1303 —VIENTO DEL<br />
OESTE); y es registrado asimismo «castellano» con valor <strong>de</strong> viento en Navarra y<br />
Rioja; 19 la pág. 822 <strong>de</strong> mi estudio.<br />
—Desocupar («dar a luz») es eufemismo no exclusivo <strong>de</strong> Argentina, Honduras,<br />
Uruguay y Venezuela (localizaciones <strong>de</strong>l DRAE); también se «<strong>de</strong>socupa»<br />
en Aragón (cf. el DCECH y mi tesis —pág. 102).<br />
—Jabalín, como variante antigua <strong>de</strong> «jabalí» y usada en Andalucía y Salamanca,<br />
según la Aca<strong>de</strong>mia; el ALEANR (mapa 1486 —JABALÍ) lo registra <strong>de</strong><br />
forma generalizada en Aragón, Navarra y Rioja; con las variantes «c/¡abalín/.sabalín»<br />
en el norte <strong>de</strong> Huesca, cf. a<strong>de</strong>más la pág. 618 <strong>de</strong> mi estudio. ><br />
—Lavija, por «clavija», no es sólo <strong>de</strong> Andalucía, Cananas y Extremadura,<br />
como apunta el DRAE; se da en muchas partes <strong>de</strong> la península (cf. pp. 238-9<br />
<strong>de</strong> mi tesis); y el ALEANR la registra en puntos <strong>de</strong> Aragón (mapa 138 —CLA-<br />
VIJA).<br />
—Melguizo (por «mellizo») es andaluz según el DRAE. Y sin embargo<br />
abundan los «melguizos» en el oriente peninsular, registrados por diversas<br />
obras dialectales que cito en la pág. 876 <strong>de</strong> mi estudio.<br />
—Plantaina («llantén»); sin loe. en el DRAE; el grupo consonantico inicial<br />
PL— conservado <strong>de</strong>nuncia la condición dialectal <strong>de</strong> aquella forma (frente a<br />
«llantén»); la dan como aragonesa el ALEANR (mapa 1499 —LLANTÉN) y el<br />
DCECH (s.v. planta); y en Navarra la recoge Iribarren; 20 cf. la pág. 233 <strong>de</strong> mi<br />
trabajo.<br />
De cualquier modo, y a la vista <strong>de</strong> los casos «anómalos» recién expuestos,<br />
se habrá <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar como atenuante la enorme dificultad que supone localizar<br />
con precisión dialectalismos en un espacio lingüístico tan vasto como el <strong>de</strong>l<br />
español; y la dificultad se hace más patente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace tiempo en lo concerniente<br />
a los americanismos. <strong>21</strong><br />
19. Respectivamente: J. M. IRIBARREN, Vocabulario navarro, Pamplona,1952; y C. GOICOE-<br />
CHEA, Vocabulario riojano, Madrid, anejo VE <strong>de</strong>l BRAE; 1961.<br />
20. Cf. J. M. IRIBARREN, op. cit.<br />
<strong>21</strong>. A este respecto me <strong>de</strong>cido a trasladar aquí íntegras, por su interés, unas consi<strong>de</strong>raciones que<br />
aparecen en la «Advertencia» previa a la 15.* ed. <strong>de</strong>l DRAE (<strong>de</strong> 1925): «... Cuan mal conocidos son<br />
todavía estos dos provincialismos europeo y americano lo muestra el caso <strong>de</strong> que la Aca<strong>de</strong>mia en el<br />
curso <strong>de</strong> su labor se ha encontrado a menudo con voces que se le proponían a título <strong>de</strong> americanismo<br />
y que las hallaba a la vez comprobadas también como usuales hoy día en una o en varías regiones <strong>de</strong><br />
España; así el Diccionario llegó a admitir como <strong>de</strong> uso general muchos vocablos que se le ofrecían a<br />
primera vista como <strong>de</strong> uso restringido a una región...». A propósito <strong>de</strong> errores en el registro <strong>de</strong> localismos<br />
<strong>de</strong>l español <strong>de</strong> América cf. también G. SALVADOR, Op. cit.<br />
Mucho más asequible habrá resultado, sin duda, la localización <strong>de</strong> dialectalismos en un ámbito<br />
1173
En cuanto a los aragonesismos conviene no olvidar tampoco la relativa extensión<br />
<strong>de</strong> la región aragonesa: cuando se trate <strong>de</strong> voces <strong>de</strong> uso actual, las habrá<br />
más o menos extendidas por Aragón (cuando no más o menos vivas); y es frecuente<br />
asimismo que se dé continuidad <strong>de</strong> área léxica con <strong>de</strong>marcaciones peninsulares<br />
inmediatas, por occi<strong>de</strong>nte (Navarra, Rioja, Castilla) u oriente (catalán<br />
y/o su proyección valenciana), y hacia el sur; todo lo cual aña<strong>de</strong> dificultad a la<br />
tarea <strong>de</strong> la Aca<strong>de</strong>mia.<br />
Atraído, pues, por el tema <strong>de</strong> los aragonesismos en las sucesivas ediciones<br />
<strong>de</strong>l DRAE, por el tratamiento <strong>de</strong> privilegio <strong>de</strong> que gozan en el Diccionario <strong>de</strong><br />
Autorida<strong>de</strong>s, por la suerte que corren <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquella edición hasta la 20. a (1984),<br />
me dispuse hace meses a reunir un corpus con varios centenares <strong>de</strong> voces que,<br />
a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> ser recogidas en el Diccionario aragonés <strong>de</strong> Borao, estuviesen presentes,<br />
ya en Autorida<strong>de</strong>s, ya en la última edición <strong>de</strong>l DRAE (1984); ya en ambas<br />
ediciones (primera y última). Una vez obtenido el corpus, sometí cada una<br />
<strong>de</strong> las palabras <strong>de</strong> éste a un seguimiento exhaustivo por todas las ediciones <strong>de</strong>l<br />
Diccionario <strong>de</strong> la Aca<strong>de</strong>mia, <strong>de</strong> principio a fin. 22 El material resultante <strong>de</strong> dicho<br />
seguimiento lo conservo para un proyecto mucho más ambicioso que la presente<br />
aportación, en la que me limito a exponer y catalogar sólo unas <strong>de</strong>cenas <strong>de</strong> voces,<br />
que han superado varias cribas (por supuesto, sacrifico muchas e interesantes<br />
palabras); con aquellas voces pretendo abordar diversas constantes, insinuar<br />
algunas directrices, en la trayectoria lexicográfica <strong>de</strong> los aragonesismos (o afines)<br />
a lo largo <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> la Aca<strong>de</strong>mia.<br />
Y entre las observaciones generales prece<strong>de</strong>ntes a la exposición <strong>de</strong> casos<br />
particulares señalaré lo siguiente:<br />
—Es mayor proporcionalmente el número <strong>de</strong> aragonesismos que comienzan<br />
por A- y B- que el <strong>de</strong> las restantes vocales (según la or<strong>de</strong>nación alfabética <strong>de</strong> mi<br />
corpus inicial; lo cual no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> sorpren<strong>de</strong>rme.<br />
—Lo que llamo «inercia» o mantenimiento secular <strong>de</strong> voces, expresiones,<br />
..., con las correspondientes <strong>de</strong>finiciones invariadas, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la 1. a a la 20. a ed. casi<br />
siempre. Algo, por otra parte, nada extraño a la historia <strong>de</strong> la lexicografía en<br />
general.<br />
—La ten<strong>de</strong>ncia progresiva (según se suce<strong>de</strong>n las ediciones) a añadir (a la<br />
loe. aragonesa) otras localizaciones peninsulares o extrapeninsulares; a hacerlas<br />
más in<strong>de</strong>finidas («En algunas partes»; «prov.»; o incluso a suprimir toda localización,<br />
como si <strong>de</strong> voces <strong>de</strong> uso general se tratase.<br />
más reducido, como el catalán-valenciano-balear, para el DCVB, <strong>de</strong> ALCOVER-MOLL: cf. Antoni M.<br />
ALCOVER y Francesc <strong>de</strong> Borja MOLL, Diccionari cátala-valencia-balear, Palma <strong>de</strong> Mallorca, 19<strong>26</strong>-<br />
28.<br />
22. Y para tan prolija tarea conté con la colaboración <strong>de</strong> varios alumnos <strong>de</strong> tercer ciclo (cursos<br />
<strong>de</strong> doctorado) <strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong> <strong>Barcelona</strong>; todos <strong>de</strong> probada fiabilidad.<br />
1174
—La 15." ed. (<strong>de</strong> 1925) es, como ya he apuntado más arriba, la más prolífica<br />
en cuanto a la primera comparecencia <strong>de</strong> numerosos aragonesismos <strong>de</strong> mi corpus<br />
(significativo que sea pocos años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la 2.* y <strong>de</strong>finitiva edición <strong>de</strong>l<br />
Diccionario aragonés <strong>de</strong> Borao, <strong>de</strong> 1908). También se producen en la 15.* ed.<br />
<strong>de</strong>l DRAE abundantes incrementos <strong>de</strong> localizaciones sobre las solitarias aragonesas<br />
<strong>de</strong> ediciones previas (véanse a este respecto las observaciones <strong>de</strong>l párrafo<br />
anterior).<br />
—Es notable asimismo la ampliación en el número <strong>de</strong> acepciones <strong>de</strong> muchas<br />
voces (aragoneas o no) en las últimas ediciones <strong>de</strong>l DRAE; sobre todo <strong>de</strong> la 15.'<br />
en a<strong>de</strong>lante.<br />
—Por último; las variaciones ortográficas en el seguimiento <strong>de</strong> aragonesismos<br />
pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>berse a razones particulares <strong>de</strong> cada vocablo; así, «algez» («yeso»)<br />
en Autorida<strong>de</strong>s y primeras eds.; «aljez» en la mayoría <strong>de</strong> eds., hasta la última;<br />
«calibo» («rescoldo») <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la 7.* ed. hasta la 18.*; pero en la 19.* y 20.*,<br />
«calivo». O bien tienen que ver con la historia ortográfica <strong>de</strong>l español: x —> j <strong>de</strong><br />
la 6. a (1822) a la 7." ed. (1823); cf. baxero/bajero («que se usa o pone <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong><br />
otra cosa»), xada/jada («azada»), xauto/jauto («insípido y sin sal»).<br />
Y doy paso ya a la exposición/selección <strong>de</strong>finitiva <strong>de</strong> casos particulares por<br />
grupos <strong>de</strong> afinida<strong>de</strong>s (casos que presento por or<strong>de</strong>n alfabético). 23<br />
A) Algunas voces y expresiones cuya <strong>de</strong>finición (o <strong>de</strong>finiciones ha(n) sido<br />
arrastrada(s) prácticamente sin variación a lo largo <strong>de</strong> las eds. <strong>de</strong>l DRAE.<br />
— Almendrera (florecer la : «Encanecer antes <strong>de</strong> tiempo o sin tener<br />
mucha edad» -» «Encanercer prematuramente»; como aragonés hasta la 11.* ed.<br />
(1869); a partir <strong>de</strong> la 12.* (1884), con la indicación <strong>de</strong> metafórico y familiar, pero<br />
sin localización. Debería consi<strong>de</strong>rarse que el sufijo -ERO, -A en nombres <strong>de</strong><br />
árboles y plantas es bastante peculiar <strong>de</strong> Aragón; 24 cf. a<strong>de</strong>más para el uso <strong>de</strong><br />
«almendrero, -a» en el ámbito aragonés el mapa 349 (ALMENDRO) <strong>de</strong>l ALEANR.<br />
— Balsa <strong>de</strong> sangre: «Aquella en que, a fuerza <strong>de</strong> mucho trabajo y costa, se<br />
recoge agua para los ganados y, en algunos territorios, para las personas», como<br />
ar. <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Aut. hasta la 20.* ed.<br />
— Botarga: siempre entre las últimas acs.: «Dominguillo (que se usaba) en<br />
la fiesta <strong>de</strong> toros»; con localización aragonesa <strong>de</strong> la primera a la última ed.<br />
— Caballería: entre muchas otras acs. «Rentas que señalaban los ricoshombres<br />
a los caballeros que acaudillaban para la guerra...»; con la notación <strong>de</strong> ar.<br />
<strong>de</strong> la 1.* a la 20. a ed.<br />
23. Omito en la mayoría <strong>de</strong> casos las referencias etimológicas {cf. el DCECH para ello); y tampoco<br />
ofreceré retahflas <strong>de</strong> datos proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> obras dialectales recientes, sobre el uso <strong>de</strong> cada palabra.<br />
Me interesan ante todo los aspectos lexicográficos <strong>de</strong> lo que expongo a continuación.<br />
24. Cf. M. ALVAR, Op. cU., pp. <strong>26</strong>2-3.<br />
1175
— Canalera: «Canal <strong>de</strong>l tejado y el agua que cae por ella cuando llueve»;<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la 3." ed. (1971); así en Borao; pero progresivamente escindida en dos<br />
enunciados: en la ed. 11. a (1869), con «;» en lugar <strong>de</strong> «y»; a partir <strong>de</strong> la 12.' y<br />
hata la 20. a , en dos acepciones por separado: «Canal <strong>de</strong>l tejado»; «Agua que cae<br />
por ella cuando llueve». Y en todas las eds. como aragonesismo.<br />
— Correntía, con una <strong>de</strong>finición bastante larga y precisa: «Inundación artificial<br />
que se hace <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber segado, para que, pudriéndose el rastrojo y<br />
las raíces que han quedado, sirvan <strong>de</strong> abono a la tierra».<br />
— Y eJ verbo correspondiente correníiar, con una escueta <strong>de</strong>finición: «Hacer<br />
correntías (o inundaciones artificiales)».<br />
Ambas formas, con localización <strong>de</strong> aragonesas <strong>de</strong> la 1. a a la 20.* ed.<br />
— Desgana; entre otras acs.: «Congoja, <strong>de</strong>smayo»; no en Auí.; por primera<br />
vez en la 3. a ed. (1791); no en la 6. a ; reaparece en la 7. a (1823), y se mantiene<br />
hasta la 20.* Y en todas ellas presenta localización aragonesa.<br />
— Florada; Ar.: «Entre colmeneros, tiempo que dura una floración»; por<br />
primera vez en la 7. a ed.; hasta la 20. a .<br />
— Gallipuente; Ar.: «Especie <strong>de</strong> puente sin barandas, que se hace en las<br />
acequias para comunicación <strong>de</strong> los campos; suele ser <strong>de</strong> cañas, cubierto <strong>de</strong> céspe<strong>de</strong>s»;<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Aut. hasta la última ed.<br />
— Melsa; con dos acs.: una primaria, «bazo, (viscera)»; y otra, secundaria,<br />
«flema, espacio o lentitud con que se hacen las cosas»; en Autorida<strong>de</strong>s aparece la<br />
primera <strong>de</strong> ellas como «voz usada en Aragón y otras partes», en tanto que la segunda<br />
como metafórica; pero, mientras la <strong>de</strong> «bazo» persiste en su localización<br />
aragonesa hasta la 20. a ed., la secundaria aparece durante varias eds. sin localización<br />
y figura como aragonesa a partir <strong>de</strong> la 13." (1899) hasta la última ed. 25<br />
— Plegador; Ar.: «El que recoge la limosna para una cofradía o comunidad»;<br />
con tales localización y <strong>de</strong>finición, <strong>de</strong> la primera a la última edición.<br />
Ahora bien, quisiera hacer notar que hasta la ed. 11. a aparece entre las acs.<br />
<strong>de</strong> la entrada léxica «plegador» (el <strong>de</strong>rivado <strong>de</strong> «plegar» at. PLICARE); y, sin embargo,<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la 12." ed. (<strong>de</strong> 1884) se <strong>de</strong>sgaja <strong>de</strong> dicha entrada léxica y constituye<br />
otra in<strong>de</strong>pendiente en atención a una etimología (a mi enten<strong>de</strong>r) bastante dudosa<br />
(<strong>de</strong>l lat. PRECATOR, -ORIS); <strong>26</strong> <strong>de</strong> modo que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esa edición 12. a hasta la<br />
última figuran en el DRAE no un «plegador» sino dos, pretendidamente distintos<br />
en cuanto a la etimología:<br />
25. De todos modos, según G. Salvador (Op. cit., pp. 50-51) «melsa» ocupa una amplia franja<br />
oriental en la península; y alcanza incluso el oriente andaluz (según datos <strong>de</strong>l ALEA, mapa 1256). Sería<br />
más a<strong>de</strong>cuada, por tanto, la notación <strong>de</strong> Autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> «Aragón y otras partes».<br />
<strong>26</strong>. Es significativo que esta bifurcación <strong>de</strong> entradas léxicas responda a la voluntad <strong>de</strong> la Aca<strong>de</strong>mia,<br />
expresada en la «Advertencia» preliminar a dicha ed. 12.* (1884), <strong>de</strong> añadir por primera vez la<br />
etimología <strong>de</strong> cada palabra: «... En la <strong>de</strong> 1869 omitió, razonando su acuerdo, las llamadas correspon<strong>de</strong>ncias<br />
latinas que siempre había llevado este libro, y ahora, en vez <strong>de</strong> tales correspon<strong>de</strong>ncias, da las<br />
etimologías <strong>de</strong> los vocablos españoles...».<br />
1176
— Plegador 1 (<strong>de</strong>l lat. PRECATOR, -ORIS); Ar.: «El que recoge la limosna para<br />
una cofradía o comunidad».<br />
— Plegador, 2 ra: «Que pliega»; y otras acs.<br />
Pues bien, no creo que el «plegador» que recoge limosna sea distinto, en<br />
cuanto a la etimología, <strong>de</strong>l que pliega. De hecho, el verbo «plegar» con la i<strong>de</strong>a<br />
básica <strong>de</strong> «recoger» se extien<strong>de</strong> por Aragón, Navarra y Rioja; 27 y no en calidad<br />
<strong>de</strong> semicultismo 28 sino como voz popular, patrimonial, que habrá conservado<br />
regularmente el grupo consonantico inicial PL- <strong>de</strong>l lat. PLICARE; 29 y en ello<br />
aquel verbo va <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong>l cat. «plegar» (con esta y otras acs. DCVB). Por<br />
tanto, me parece fuera <strong>de</strong> duda que «plegador» se encuentra en relación etimológica<br />
con el popularísimo «plegar» aragonés (lat. PLICARE), 30 a diferencia <strong>de</strong> lo<br />
que señala el DRAE.<br />
B) Voces que cobran nuevas localizaciones en la trayectoria <strong>de</strong> las edieiones<br />
<strong>de</strong>l DRAE (la mayoría <strong>de</strong> incrementos, en la 15.' ed.; cf. más arriba).<br />
— Empentar («empujar»); «se halla en Aragón y otras hablas orientales» y<br />
parece continuación <strong>de</strong>l área léxica catalana «empentar» o incluso catalanismo,<br />
según el DCECH (s.v. empellón); por su parte, la Aca<strong>de</strong>mia registra «empentar»<br />
como aragonés <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Aut., y aña<strong>de</strong> las localizaciones <strong>de</strong> Andalucía y Cuenca<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la 15.» ed. (1925).<br />
— Falca, «cuña (<strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra)»; es voz hermana <strong>de</strong>l cat. «falca» (DCECH);<br />
aparece ya en la 3/ ed. (1791) como aragonesa; no en la 6.* (1822) pero sí en<br />
las siguientes; a partir <strong>de</strong> la 15.* y hasta la última se da como propia <strong>de</strong> Aragón<br />
y Murcia.<br />
— Fiemo («estiércol»), que observo por primera vez en la 10. a ed. (1840);<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> esta figura como aragonés hasta la 14/, incluida (1914); en la 15/ (1925)<br />
aparece con las localizaciones <strong>de</strong> Aragón, Navarra y Rioja; y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la 16/<br />
(1939) hasta la última, con aquellas tres y a<strong>de</strong>más la <strong>de</strong> Andalucía. 31<br />
27. Véanse los datos proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> obras dialectales <strong>de</strong> hace unos años y reúno en mi tesis; cf<br />
I. E. GARGALLO, Op. cil., pp. 233-5.<br />
28. Como lo tratan el DRAE e incluso el DCECH, que no hace referencia a un «plegar» patrimonial<br />
aragonés.<br />
29. M. ALVAR (Op. cit., pág. 168) consigna «plegare como general en Aragón (y sin <strong>de</strong>finir) entre<br />
los casos <strong>de</strong> conservación <strong>de</strong> PL-; y da «plegador» como propio <strong>de</strong> la localidad <strong>de</strong> Segorbe (en la<br />
zona castellano-aragonesa <strong>de</strong> la prov. <strong>de</strong> Castellón); dato extraído, con toda probabilidad, <strong>de</strong> C. TO-<br />
RRES FORNÉS, Sobre voces aragonesas usadas en Segorbe, Valencia, 1903, (pág. 254).<br />
30. Véase a este respecto el DCECH, que en el artículo correspondiente a «plegar (forma semioculta<br />
<strong>de</strong>l lat. PLICARE)» anota lo siguiente para el <strong>de</strong>rivado «plegador»: «en la ac. arag.
— Garba («gavilla <strong>de</strong> mieses»); como aragonesa <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Aut.; aragonesa y<br />
murciana <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la 15. a ed. (1925) hasta la 20. a (1984).<br />
— Perdigana («perdiz nueva», «perdigón»); con localización aragonesa<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Aut.; con otra adicional riojana <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la 13." ed. (1899) hasta la última.<br />
— Uva, con la acepción <strong>de</strong> «racimo <strong>de</strong> uvas», figura sin localización en el<br />
Diccionario <strong>de</strong> Autorida<strong>de</strong>s; y sin localización sigue hasta la 6." ed. (1822);<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la 7. a (1823) hasta la 12.' (1884), como propia <strong>de</strong> Aragón y Navarra; <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
la 13. a ed. (1899) hasta la 20. a y última se adjudica a Aragón, La Mancha,<br />
Navarra y Rioja.<br />
— Mención aparte merece espuenda («bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> un canal o <strong>de</strong> un campo»),<br />
que aparece ya en la 3. a ed. (1791) como voz navarra; así, hasta la 12. a . Y <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
la 13. a (1899) hasta la 20. a , como navarra y aragonesa a<strong>de</strong>más. 32<br />
C) Voces a las que se suprime la localización en alguna <strong>de</strong> las ediciones<br />
<strong>de</strong>lDRAE.<br />
— Tozudo («obstinado, testarudo») es <strong>de</strong> las voces a las que se suprime<br />
pronto la etiqueta <strong>de</strong> aragonesa: en la 3. a y 6. a eds. aparece con tal localización,<br />
que abandona <strong>de</strong> la 7.' (1823) en a<strong>de</strong>lante. Y en este caso, con fundamento;<br />
pues su uso actual <strong>de</strong>sborda Aragón. Según Coraminas {DCECH, s.v. tozuelo),<br />
se emplea en calidad <strong>de</strong> voz afectiva por otras partes <strong>de</strong>l ámbito peninsular; a<br />
diferencia <strong>de</strong> otras voces, con las que anda emparentado etimológicamente, y<br />
cuyo uso (a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>ncia) correspon<strong>de</strong> a Aragón: cf. por ejemplo tozar,<br />
con dos acepciones («topetar los animales»; «porfiar neciamente») registradas<br />
por el DRAE como aragonesas, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la 7. a ed. (1823) hasta la última.<br />
En cambio, los casos que ofrezco a continuación (sin localización en las últimas<br />
ediciones) parecen respon<strong>de</strong>r actualmente a un uso dialectal (prioritariamente<br />
oriental en la península):<br />
— Bresca («panal <strong>de</strong> miel»); aragonesa en Aut. y las primeras eds.; pero sin<br />
localización ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la 10. a (1852) hasta la 20. a . Según Corominas {DCECH)<br />
«bresca estaría siempre confinado al Oriente hispánico»; y el ALEANR (mapa<br />
750 -PANAL) registra aquella forma por todo el dominio aragonés e incluso por<br />
Navarra y Rioja.<br />
— Brisa («orujo <strong>de</strong> la uva»); según Aut. «úsase en Aragón y otras partes»;<br />
<strong>de</strong> ahí en a<strong>de</strong>lante aparece como aragonesa hasta la 6.* ed. (1822); la 7. a (1823)<br />
la registra «en algunas partes»; <strong>de</strong> la 8." a la 11. a es consignada como provincial;<br />
y a partir <strong>de</strong> la 12. a (1884) (hasta la 20.") se registra sin localización."<br />
32. M. ALVAR (Op. cit., pp. 184-5) ofrece una serie <strong>de</strong> variantes, antiguas y actuales, continuadoras<br />
<strong>de</strong>l lat. SPONDA en Aragón; cf. asimismo el DCECH <strong>de</strong> COROMINAS (S.V. espuenda) para otras<br />
continuaciones romances <strong>de</strong> aquel étimo latino.<br />
33. Cf. a este respecto lo que afirma COROMINAS en su DCECH: «...y la Acad. no localiza el vocablo,<br />
pero no sé que se haya empleado nunca fuera <strong>de</strong> las dos regiones citadas»; a saber, Aragón y<br />
1178
— Buco («cabrón, macho <strong>de</strong> la cabra»); como aragonés <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Aut. hasta la<br />
11. a ed.; sin localización <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la 12. a (1884) hasta la 20. a .<br />
— Garrón («calcañar») es un caso muy particular: llama la atención que<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Aut. hasta la 20. a ed. se acompañe siempre a esta acepción <strong>de</strong> «calcañar»<br />
una explicación adicional con ligerísimas variaciones (<strong>de</strong> edición en edición); a<br />
saber, «y assi al que lleva las medias caidas, se dice, que las lleva al garrón»<br />
{Aut.) -*«y así, <strong>de</strong>l que lleva las medias caídas, se dice que las lleva al garrón»<br />
(20. a ed.). Y, por otra parte, la inicial localización aragonesa que Autorida<strong>de</strong>s<br />
adjudica a «garrón» (insisto; en aquella acepción) se mantiene hasta la 14. a ; en<br />
la 15. a (1925) se consigna como <strong>de</strong> Aragón y Murcia; <strong>de</strong> la 16. a (1936) a la 19. a<br />
(1970) se incrementa a las dos localizaciones anteriores la <strong>de</strong> Puerto Rico; y todas<br />
ellas (incluida la aragonesa) <strong>de</strong>saparecen en la última edición (20. a -1984).<br />
— Mediero: «cada una <strong>de</strong> las persona que van a medias en la explotación <strong>de</strong><br />
tierras, crías <strong>de</strong> ganados...» (<strong>de</strong>finición prácticamente invariada <strong>de</strong> la primera a<br />
la última ed.); aragonés <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Aut. hasta la 12. a ed.; en la 13. a (1899) y la 14. a<br />
(1914),con las localizaciones <strong>de</strong> Aragón y Rioja; y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la 15.* (1925) en a<strong>de</strong>lante,<br />
sin localización.<br />
— Roncha: «Tajada <strong>de</strong>lgada <strong>de</strong> cualquier cosa, cortada en redondo» (idéntica<br />
<strong>de</strong>finición <strong>de</strong> Aut. a la última ed. <strong>de</strong>l DRAE); como aragonés <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Autorida<strong>de</strong>s<br />
hasta la 12. a ed. (1884); <strong>de</strong> la 13. a (1899) en a<strong>de</strong>lante, sin localización.<br />
D) A continuación ofrezco una muestra <strong>de</strong> voces <strong>de</strong> las muchas que aparecen<br />
por primera vez, y con localización <strong>de</strong> aragonesas, en la 15.' ed. <strong>de</strong>l DRAE<br />
(todas ellas, mantenidas hasta la vigésima -1984).<br />
— Badallar. «Bostezar».<br />
— Barza: «Zarza».<br />
— Boque: «Macho cabrío»; en contraste con la variante «buco» (tratada en<br />
el punto anterior), que figura sin localización <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la 12. a ed.<br />
— Caramullo: «Colmo, lo que sobresale <strong>de</strong> un recipiente».<br />
— Ceprén: «Palanca para remover o levantar pesos».<br />
— Comprero: «Comprador».<br />
— Farnaca: «Lebrato». 34<br />
— Femar. «Abonar con fimo o fiemo (estiércol)».<br />
Murcia; y para Murcia cf. el testimonio <strong>de</strong> J. J. GARCfA SORIANO, Vocabulario <strong>de</strong>l dialecto murciano,<br />
Madrid, 1932; en cambio, sorpren<strong>de</strong> no encontrar «brisa» en el Diccionario aragonés <strong>de</strong> Andolz (Op.<br />
cit., en nota 10); sólo la variante «brinsa» (con -n- epentética), registrada por Andolz en la localidad<br />
turolense <strong>de</strong> Sarrión.<br />
34. Significativo que un buen número <strong>de</strong> los aragonesismos que comparecen por primera vez en<br />
la 15. a ed. empiecen por f-; ya que, como es sabido, la conservación <strong>de</strong> F- inicial latina o etimológica<br />
es rasgo característico <strong>de</strong>l romance aragonés (cf. M. ALVAR, Op. cit., pp. 157-164).<br />
1179
— Fenal: «Prado, terreno húmedo o <strong>de</strong> regadío con hierba para el ganado».<br />
— Forigar. «Hurgar, huronear».<br />
— Fuchina: «Huida, escapada; escapatoria» 35 .<br />
— Mardano: «Carnero padre».<br />
— Mielsa: variante <strong>de</strong> «melsa» (tratada, esta, en el anterior punto A) que<br />
predomina en la mitad norte <strong>de</strong> la región aragonesa (cf. ALEANR -mapas 695 -<br />
BAZO, <strong>de</strong>l cerdo; y 971 -BAZO, <strong>de</strong>l hombre).<br />
— Moradura: «Mancha morada y oscura <strong>de</strong> la piel por un golpe o una presión».<br />
— Niquitoso: «Dengoso, minucioso».<br />
E) Otros casos <strong>de</strong> trayectoria más particular en el DRAE.<br />
Sorpren<strong>de</strong> la volubilidad en la localización <strong>de</strong> algunas voces a lo largo <strong>de</strong><br />
las ediciones <strong>de</strong>l DRAE; tal como en el caso <strong>de</strong>:<br />
— Aladro, variante <strong>de</strong>l oficial «arado» (lat. ARATRUM); «VOZ baxa usada en<br />
Aragón» según Autorida<strong>de</strong>s; en la 3.' ed. (1791) se da como <strong>de</strong> «la gente rústica en<br />
Aragón y en las montañas <strong>de</strong> Burgos»; y así en siguientes eds.; pero en la 10. a<br />
(1852) y 11/ (1869) figura sin localización; y a partir <strong>de</strong> la ed. 12. a (1884) hasta la<br />
20. a y última (1984) aparece con la vaga anotación <strong>de</strong> «en algunas partes».<br />
Por su parte, la variante sin disimilar aradro se ve acompañada <strong>de</strong> localización<br />
aragonesa <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Aut. hasta la ed. 11. a ; <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la 12. a (1884) hasta la última<br />
se registra (como «aladro») «en algunas partes».<br />
— Apañar: anota Autorida<strong>de</strong>s que «según el Dialecto <strong>de</strong> Aragón, Valencia y<br />
Murcia, significa remendar, reparar, y componer...»; en la 3. a ed. (1791), y entre<br />
otras muchas acs., se localiza en Aragón y Murcia con la <strong>de</strong> «remendar o<br />
componer lo que está roto». Pues bien, tal <strong>de</strong>finición se mantiene hasta la última<br />
ed. (1984), siempre entre las últimas acs.; pero las localizaciones <strong>de</strong> Aragón<br />
y Murcia se consignan en unas ediciones sí, y en otras, no; concretamente: Ar. y<br />
Mure, hasta la 11. a (1869); <strong>de</strong> la 12. a a las 15. a (1925) figura sin localización y<br />
con la acotación <strong>de</strong> «familiar»; <strong>de</strong> nuevo Ar. y Mure, <strong>de</strong> la 16. a a la 18. a (1956);<br />
y sin localización <strong>de</strong>finitivamente en las dos últimas: 19. a (1970) y 20. a (1984).<br />
Observo, por otra parte, algún tipo <strong>de</strong> anomalía en la trayectoria <strong>de</strong> las siguientes<br />
voces:<br />
— Banquera; según Aut.: «Colmenar pequeño sin cerca: y también se toma<br />
por el sitio en el colmenar, don<strong>de</strong> se ponen en línea las colmenas sobre bancos,<br />
35. Me permito sugerir, <strong>de</strong> lodos modos, para «fuchina» un origen en el catalán/valenciano y<br />
una ulterior extensión a tierras contiguas <strong>de</strong> habla castellano-aragonesa, don<strong>de</strong> está ampliamente testimoniado;<br />
<strong>de</strong>l valenciano habría pasado también al «panocho» murciano (cf. J. J. GARCÍA SORIANO,<br />
Op. cil., <strong>de</strong> otra parte, variantes como «fuina»/«juina» son las que se registran por otra zonas <strong>de</strong> Aragón;<br />
y la primera <strong>de</strong> ellas, incluso en Navarra (c/. J. M. IRIBARREN, Op. cií.). Para otras consi<strong>de</strong>raciones<br />
y datos más precisos envío a mi tesis (pág. 172), ya citada en este trabajo.<br />
1180
<strong>de</strong> don<strong>de</strong> se formó esta palabra, que es usada en Aragón». Las dos acs. que se<br />
proponen aquí («colmenar...»; «sitio...») se mantienen en este or<strong>de</strong>n y como<br />
aragonesas hasta la ed. 11. a (1869). En la 12. a (1884) aparece la segunda ac.<br />
(«sitio...») como propia <strong>de</strong> Asturias (?) y la 1. a ac. se mantiene aragonesa; pues<br />
aún <strong>de</strong>sconcierta má que se invierta el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> las acs. en la siguiente ed. (13."<br />
-1899) 1 ast.: «sitio...»; 2 Ar.: «colmenar...»; í<strong>de</strong>m en la 14.* (1914). Y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />
15.* (1925) se restituye la localización aragonesa (en lugar <strong>de</strong> la asturiana) a la<br />
que queda <strong>de</strong>finitivamente como 1. a ac; así, en la 20. a ed. (<strong>de</strong> 1984) se lee:<br />
• Ar.: «Sitio don<strong>de</strong> se ponen en línea las colmenas sobre bancos».<br />
• 2. Ar.: «Colmenar pequeño sin cerca».<br />
— Buega: «Mojón que señala el límite entre dos herea<strong>de</strong>s»; figura con localización<br />
aragonesa en todas las ediciones; excepto en la 14. a (1914), sin loe.<br />
— Cado («huronera, madriguera») no aparece en AHÍ.; SÍ en la 3. a ed.<br />
(1791), y como voz aragonesa; y así va compareciendo en todas las eds. hasta la<br />
20. a (1984), excepto en la 16. a (1939) y la 17.' (1947) 36 (¿por <strong>de</strong>scuido?); en éstas<br />
se pasa directamente <strong>de</strong> CADMIO a CADOCE.<br />
— Farfalloso («tartamudo, balbuciente, tartajoso») se registra en todas las<br />
eds. como aragonesismo, excepto en la 12. a (1884), 13. a (1899) y 14. a (1914),<br />
don<strong>de</strong> comparece sin localización.<br />
— Jada («azada») figura, y como aragonesismo, en todas las eds., salvo en<br />
la 10.* (1852), don<strong>de</strong>, a pesar <strong>de</strong> no registrarse aquel sustantivo, se lee como <strong>de</strong>finición<br />
para el verbo correspondiente «jadiar»: «cavar con la jada» (sic).<br />
— De otro or<strong>de</strong>n es la anomalía <strong>de</strong> falordia, que aparece acentuada (con til<strong>de</strong><br />
gráfica) en la -í- («falordia»; <strong>de</strong>l mismo modo que «anomalía») <strong>de</strong> la 10."<br />
(1852) a la 13. a ed. (1899). No en las restantes, don<strong>de</strong> se respeta el acento prosódico<br />
en la -o- (sin til<strong>de</strong>), <strong>de</strong> acuerdo con el esquema acentual <strong>de</strong> dicho aragonesismo<br />
y el <strong>de</strong> sus parientes peninsulares y romances (cf. DCECH, s.v. falordia<br />
o faloria).<br />
No me resta sino apuntar que son escasísimas las «<strong>de</strong>sapariciones» <strong>de</strong> aragonesismos<br />
(resistrados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Autorida<strong>de</strong>s) en las sucesivas ediciones <strong>de</strong>l DRAE.<br />
Sólo he <strong>de</strong>tectado las <strong>de</strong>:<br />
— Alotón (una <strong>de</strong> las muchas variantes aragonesas para el «almez»); 37 «alotones»,<br />
casi siempre en plural, llega hasta la 13. a ed. (1889); ya no en la 14. a<br />
(1914) y siguientes.<br />
— Banova; según Aut. «Colcha o cubierta <strong>de</strong> cama <strong>de</strong>licada. Es voz usada<br />
en Aragón, y tomada <strong>de</strong>l catalán»; se mantiene hasta la 11. a ed. (1869); luego<br />
<strong>de</strong>saparece.<br />
36. De hecho la 17.* ed. no es más que una reimpresión <strong>de</strong> la anterior (con la edición <strong>de</strong> un copioso<br />
suplemento, eso sí), tal como se señala en la «Advertencia» preliminar a aquella edición 17.*.<br />
37. Para los <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong>l lat. LOTOS (entre los que se cuenta «alotón») véase el DCECH, s.v.<br />
latón II (arag., mure, almer., «fruto <strong>de</strong>l almez», según CoROMlNAs).<br />
1181
Y es que en el terreno <strong>de</strong> los dialectalismos la ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l DRAE (por otra<br />
parte, muy razonable) ha sido hasta ahora la <strong>de</strong> conservar lo previo (aun con variaciones)<br />
e incorporar progresivamente nuevas adquisiciones. Se habrá <strong>de</strong> continuar,<br />
pues, en futuras ediciones la tarea <strong>de</strong> precisar más a<strong>de</strong>cuadamente algunos<br />
datos ya tradicionales y la <strong>de</strong> registrar asimismo otros todavía <strong>de</strong>satendidos<br />
o ignorados. 38<br />
38. Y para esto último sena muy aconsejable aprovechar los recientes datos <strong>de</strong>l ALEANR asi<br />
como los <strong>de</strong> numerosas monografías dialectales realizadas durante las últimas décadas.<br />
1182
EL VASCUENCE ETXE «CASA»<br />
EN LA TOPONIMIA PIRENAICA ORIENTAL<br />
ENRIQUE GUITER<br />
Universidad <strong>de</strong> Montpellier<br />
El vocablo vasco etxe «casa» <strong>de</strong>sempeña un papel muy importante en toponimia<br />
y consiguientemente en antroponimia, ya que muchos antropónimos<br />
vascos provienen <strong>de</strong> topónimos. La grafía <strong>de</strong> la chicheante africada sorda, -txen<br />
vascuence, a menudo es sustituida con -ch- en los documentos administrativos.<br />
También se encuentra una variante etse. Hay que notar que, en los compuestos,<br />
etxe pue<strong>de</strong> volverse etxa, y que, cuando la e es inicial <strong>de</strong>l compuesto, pue<strong>de</strong><br />
ser aferesada: por ejemplo, etxe berri «casa nueva» dio etxaberri, <strong>de</strong>spués Chaberrí,<br />
romanceado en Xavier/Javier.<br />
En los compuestos etxe pue<strong>de</strong> ocupar la posición inicial como <strong>de</strong>terminante<br />
en genitivo (Echecolanda «campo <strong>de</strong> la casa») o sin marca <strong>de</strong> caso (Echalecu<br />
«lugar <strong>de</strong> la casa»), y como <strong>de</strong>terminado seguido por un adjetivo (Echandi «casa<br />
gran<strong>de</strong>») o por un sufijo adverbial (Echarte «entre casas»).<br />
También pue<strong>de</strong> terminar el compuesto como <strong>de</strong>terminado por un sustantivo<br />
en genitivo en -en o en -ko (Goyeneche, Goicoechea «(la) casa <strong>de</strong> la altura»), 1 y<br />
sin marca <strong>de</strong> caso {Garetxe «casa <strong>de</strong> la cumbre»).<br />
Notemos que, cuando una palabra vasca pasa al latín o al romance, una <strong>de</strong><br />
sus sílabas recibe un acento tónico.<br />
El substrato prelatino <strong>de</strong>l Pirineo oriental le vale unos cuantos topónimos <strong>de</strong><br />
esta clase, entre los cuales algunos ya son atestiguados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la época carolingia.<br />
Vamos a examinarlos.<br />
1. Goyeneche ha sido el nombre <strong>de</strong> un profesor <strong>de</strong> vascuence <strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong> Pau.<br />
Goicoechea es el nombre <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los realizadores <strong>de</strong>l TALGO (Sigla <strong>de</strong> Tren Articulado Ligero<br />
Goicoechea Oriol).<br />
1183
SANEJA<br />
Saneja es una al<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l municipio cerdañés <strong>de</strong> Guils, situada a medio camino<br />
entre Guils y Puigcerdá. 2<br />
Se encuentra en la lista <strong>de</strong> las parroquias <strong>de</strong>l Acta <strong>de</strong> Consagración <strong>de</strong> La<br />
Seu d'Urgell (839) bajo la forma Echenegia; la copia <strong>de</strong> esta Acta, al siglo xn,<br />
lleva Exenega. Entretanto, la colección <strong>de</strong> Alart 3 la cita en 908 Villa Eisiniga,<br />
1011 in Exenegia, 1018 términos <strong>de</strong> uilla Exenega, 1055 y 1088 Villa Exeneia,<br />
1105 <strong>de</strong>cima <strong>de</strong> Ceneia, etc..<br />
La interpretación <strong>de</strong>l nombre es bastante sencilla. El primer elemento etxen<br />
es el genitivo en -en <strong>de</strong>l nombre <strong>de</strong> la casa.<br />
El segundo elemento egi es <strong>de</strong>finido por Azkue: 4 sufijo local, el mismo<br />
nombre egi» y aquel «mismo nombre» también es <strong>de</strong>finido «línea <strong>de</strong> los montes,<br />
la<strong>de</strong>ra». La a final hace las funciones <strong>de</strong> artículo <strong>de</strong>finido.<br />
Así pues el sentido <strong>de</strong>l conjunto es «la la<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> la casa».<br />
Hix<br />
Hix era uno <strong>de</strong> los pueblos cerdañeses anexados por Francia en 1659; era fronterizo<br />
en frente <strong>de</strong> Puigcerdá. Se había instalado un mesón al lado <strong>de</strong>l puente que<br />
conduce a Puigcerdá, y se llamaba La Guingueta d'Hix. En 1815 La Guingueta<br />
a" Hix toma el nombre <strong>de</strong> Bourg-Madame, homenaje a Madama, duquesa <strong>de</strong> Angulema,<br />
cuyo marido volvió al territorio francés por este punto <strong>de</strong> la frontera. La cabeza<br />
<strong>de</strong>l municipio es transferida a Bourg-Madame, e Hix se vuelve al<strong>de</strong>a sencilla.<br />
En el siglo IX, Hix figura en el Acta <strong>de</strong> Consagración <strong>de</strong> La Seu d'Urgell bajo<br />
la forma Hyxi. Pero, en muchos documentos posteriores se encuentra una forma<br />
menos evolucionada: en Alart 3 in uillare Exi (974) e in uilla Exi (990); en<br />
Abadal 5 in comitatu Cerdaniae alodium in uilla Exi et Olcegia (982). Ya en<br />
1011, aparece la forma in uillam Ixi, y en 1095 una forma que nos explica el paso<br />
<strong>de</strong> la e antigua a i: foro Exii.<br />
La forma autóctona Exe o Exi ha sido latinizada por adjunción <strong>de</strong> una u temática<br />
Exi-u; la vocal / se encuentra en hiato, pasa a yod, y provoca la diptongación<br />
<strong>de</strong> la e tónica inicial, que se reducirá a /.*<br />
El nombre solo <strong>de</strong> la casa pue<strong>de</strong> tomar valor onomástico. 7<br />
2. Quizá relacionado con el pueblo <strong>de</strong> Tarraconesa Athanagia (Tito Livio, <strong>21</strong>, 61).<br />
3. ALART, Bemard, Documenls pour l'Hisíoire du Roussillon, Colección manuscrita <strong>de</strong>positada<br />
en la Biblioteca Municipal <strong>de</strong> Perpiñan.<br />
4. AZKUE, Resurrección María <strong>de</strong>, Diccionario vasco-español-francés, Bilbao, 1969.<br />
5. D'ABADAL I DE VINYALS, Ramón, Catalunya Carolíngia II, <strong>Barcelona</strong>, 19<strong>26</strong>-1950.<br />
6. GirrrER, Henri, «Vocalisme <strong>de</strong>s toponymes préromans sur les Pyrénées orientales». Acias <strong>de</strong>l<br />
IX' Congreso <strong>Internacional</strong> <strong>de</strong> Onomástica, Londres, 1966, p. 252.<br />
7. IRAOLA NARBARTE N., Diccionario etimológico <strong>de</strong> apellidos vascos. Pamplona, 1971.<br />
1184
EIXALADA<br />
Sant Andreu d'Eixalada fue el nombre <strong>de</strong> un monasterio benedictino instalado<br />
a orillas <strong>de</strong>l río Tet, en el sitio actual <strong>de</strong> los baños <strong>de</strong> Tues.<br />
La primera mención aparece en 840 en una donación hecha por el uilar<br />
Paulianum (actual Fulla). 5 En 847 recibe otra donación <strong>de</strong>l con<strong>de</strong> Bera <strong>de</strong><br />
Rases, 3 y 5 in locum Exalata. En 855 un precepto <strong>de</strong> Carlos el Calvo recuerda<br />
que el monasterio beneficia <strong>de</strong>l refuerzo <strong>de</strong> siete sacerdotes adinerados que<br />
vienen <strong>de</strong> La Seu d'Urgell. Sus posesiones crecen, y el precepto <strong>de</strong> Carlos el<br />
Calvo <strong>de</strong> 871 presenta su inventario: entre otras, se nota un dominio importante<br />
en el valle <strong>de</strong> Cuixá al sur <strong>de</strong> Prada, in Coxiano, in Cotaleto,... in Tauriniano.<br />
Pero en el curso <strong>de</strong>l verano 878 un cataclismo anonadó el monasterio <strong>de</strong>^ixalada.<br />
Se situaba sobre una meseta en un <strong>de</strong>sfila<strong>de</strong>ro estrecho que aprieta la<br />
madre <strong>de</strong>l río Tet; una espantosa masa <strong>de</strong> agua, posiblemente <strong>de</strong>bida al quebrantamiento<br />
<strong>de</strong> un muelle natural (quizá en el Pía <strong>de</strong>is Avellans), lo <strong>de</strong>struyó todo a<br />
su paso. Una quincena <strong>de</strong> monjes que estaban en el monasterio, <strong>de</strong>saparecieron;<br />
felizmente, otros treinta y tres que estaban en las <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncias más o menos lejanas,<br />
sobrevivieron y se agruparon en Cuixá. 8<br />
Verosímilmente eixalaáa tiene que enten<strong>de</strong>rse como exta-ala-ate. El segundo<br />
término ala significa «pasto» (c/. Alaurren «el pasto próximo» 9 ). El tercero<br />
tiene el sentido <strong>de</strong> «puerta» y también «garganta o estrechadura <strong>de</strong> un valle,<br />
<strong>de</strong>sfila<strong>de</strong>ro, paso, puerto» 9 Atauri «villa <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sfila<strong>de</strong>ro» - Atahuri en 1025).<br />
Significa pues el conjunto «<strong>de</strong>sfila<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>l pasto <strong>de</strong> la casa».<br />
Otros topónimos idénticos se encuentran en comarcas vecinas.<br />
A dos kilómetros al norte <strong>de</strong>l municipio <strong>de</strong> Lamanére (cantón <strong>de</strong> Prats <strong>de</strong><br />
Molió), el río La Menera presenta un curso encajonado, y el sitio se llama La<br />
Chala<strong>de</strong>; 10 Alart 3 lo menciona locum Exalata (845). A tres kilómetros al sur <strong>de</strong><br />
Prats <strong>de</strong> Molió, un barranco se llama Les Chala<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Flamell 10 o <strong>de</strong> Flameja<br />
(Catastro).<br />
A tres kilómetros al suroeste <strong>de</strong> Casteü (cantón <strong>de</strong> Prada) un afluente <strong>de</strong> la<br />
orilla <strong>de</strong>recha <strong>de</strong>l río Cadí, lleva el nombre <strong>de</strong> La Chala<strong>de</strong> (catastro) y La Chalada.<br />
11<br />
No pudimos situar exactamente el lugar llamado Eixalá <strong>de</strong>l municipio <strong>de</strong><br />
Reynés (cantón <strong>de</strong> Ceret).<br />
8. GUITER, Henry, «Développement d'un monastére bénédictin á l'époque carolingienne», Bulletin<br />
philologique et historique, París, 1967II, p. 649.<br />
9. MICHELENA, Luis, Apellidos vascos. Sin Sebastián, 1959, p. 41 y 54.<br />
10. Mapa 1/25.000 <strong>de</strong>l I.G.N.<br />
11. Carie du Massifdu Canigou au 1/20.000, Office départemenul du toarisme, Perpign»», s.d.<br />
1185
ESDÚS<br />
El lugar <strong>de</strong> Esdús coinci<strong>de</strong> con la ermita <strong>de</strong> Sant Miquel <strong>de</strong> Banat en el término<br />
municipal <strong>de</strong> Cerc, a poco más <strong>de</strong> un kilómetro al este-su<strong>de</strong>ste <strong>de</strong> La Seu<br />
<strong>de</strong> Urgell.<br />
Alart 3 ya en 883 cita in locwn Exeduce.<br />
Abadal 5 indica (p. 168) que el con<strong>de</strong> Wilfred confirmó tres veces su donación<br />
<strong>de</strong> Esdús al monasterio <strong>de</strong> Ripoll: en 888 «in comitatu Origello, uilla<br />
uae dicitur Exeduci»; en 890 «in uilla Exaduce», en 897 «in comitatu Urgellitanensi,<br />
in locum quem uocant Exeduce». El precepto dado por el rey Lotario<br />
en 982 menciona esta adquisición, «in comitatu Urgellitanensis alo<strong>de</strong>m<br />
Exeduci».<br />
Parece que Exeduci pueda constar <strong>de</strong> etxe eduki; eduki significa «tenido, poseído,<br />
guardado». 4<br />
Una vez más, una dilación vocálica, en una forma latinizada etxeduki-u, explica<br />
el paso a u <strong>de</strong> la o que se esperaría partiendo <strong>de</strong> la u vasca.<br />
SES MINES<br />
Un precepto <strong>de</strong> Carlos III fechado <strong>de</strong> 992 5 evoca una atribución <strong>de</strong> posesiones<br />
vecina <strong>de</strong> Girona: in comitatu Gerun<strong>de</strong>nse uillarem quod dicitur Monteraso,...<br />
terminatur uero predicta possessio... ab occi<strong>de</strong>nte in termino Frugello...;<br />
el in alio loco quod dicitur Exemines, domos, térras; et in alio loco<br />
quod dicitur Armentaria, quem uocant Torecella... casas, curtes, térras, uineas;<br />
et in alio loco quod dicitur Campo Taurane, casas, curtes, térras,<br />
uineas; et in alio loco ante muros Gerun<strong>de</strong> ciuitate, domos, ortos, térras, uineas.<br />
A excepción <strong>de</strong> Exemines son <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificación fácil esos lugares: Montrás a<br />
tres kilómetros al oeste <strong>de</strong> Palafrugell; Armentera a la misma distancia al este<br />
<strong>de</strong> Torroella <strong>de</strong> Fluviá; Campdorá a cuatro kilómetros al norte <strong>de</strong> Girona; Girona<br />
misma.<br />
Notamos que todos los topónimos i<strong>de</strong>ntificados se disponen normalmente<br />
a lo largo <strong>de</strong>l trayecto Montrás, Armentera, Campdorá, Girona. Eso nos permite<br />
inducir que Exemines había <strong>de</strong> encontrarse entre Montrás y Armentera,<br />
así pues vecino <strong>de</strong> la costa. En ningún mapa hallamos un topónimo que se<br />
asemeje a esta palabra. La ayuda <strong>de</strong>cisiva nos vino <strong>de</strong> la Guía <strong>de</strong> la Costa<br />
Brava <strong>de</strong> José Pía, 12 que enumera los <strong>de</strong>talles menores <strong>de</strong> la costa. Al norte <strong>de</strong><br />
la orilla <strong>de</strong>l monte <strong>de</strong> Begur, entre Sa Tuna y Ses Negres, aparece un lugar<br />
llamado Ses Mines. Esos artículos sa, ses nos enseñan que estamos en la zona<br />
1186<br />
12. PLA, José, Guía <strong>de</strong> la Costa Brava, <strong>Barcelona</strong>, 1948, p. 231.
<strong>de</strong>l «catalán salado», don<strong>de</strong> ipse, y no Ule, dio el artículo <strong>de</strong>finido. La s ápico-alveolar<br />
catalana se avecina a la chicheante, y pues Exemines pudo ser interpretado<br />
Ses Mines. El lugar es bastante <strong>de</strong>solado, no se mencionan viñas o<br />
huertos. Min tiene el sentido <strong>de</strong> «amargo, picante»; Echemines podría significar<br />
«casa amarga». Michelena 9 cita un ejemplo <strong>de</strong> uso onomástico <strong>de</strong> min, Sagarminaga.<br />
GREKA<br />
Se encuentran dos al<strong>de</strong>as llamadas Greixa, una en Cerdaña, un kilómetro al<br />
noroeste <strong>de</strong> Ger, en Berguedán, cuatro kilómetros al norte <strong>de</strong> Bagá. Una y otra<br />
ocupan sitios elevados.<br />
El topónimo cerdañés aparece en 839 con el Acta <strong>de</strong> Consagración <strong>de</strong>,La<br />
Seu d'Urgell, bajo la forma Garexar, que vuelve a salir en la copia <strong>de</strong>l siglo xn,<br />
mientras que el cabreve contemporáneo lleva Garexer. Alart 3 cita una mención<br />
in Garexer en 983.<br />
Del topónimo berguedanés Alart 3 dona las atestaciones in eolio <strong>de</strong> Garrexer<br />
en 815 e in collum Garrexer en 965.<br />
Paralelamente Abadal 5 mienta, entre las posesiones <strong>de</strong>l monasterio <strong>de</strong> Ripoll,<br />
uilla quae dicitur Garexer cum ipsa ecclesia consécrala; habet fines <strong>de</strong><br />
ipso prato usque ad ipsa Por te lia (888); in locum qui dicitur Garexer e, ipso<br />
alo<strong>de</strong> qui est <strong>de</strong> ipso porto usque ad ipsa Regolella, cum terris et uineis et siluis<br />
et pascuis (938); in loco qui dicitur Garrexer, ipsos alo<strong>de</strong>s cum ecclesia,<br />
<strong>de</strong>cimis et primiciis, <strong>de</strong> ipso portu usque Regúlelo, cum uineis, pratis, pascuis<br />
et siluis (982).<br />
Sobre el primer elemento gar, po<strong>de</strong>mos vacilar entre gar «llama» y gara<br />
«elevación, altura, cumbre»; la situación <strong>de</strong> las dos al<strong>de</strong>as nos hace escoger el<br />
segundo sentido. Si sólo atendiésemos a la pronunciación mo<strong>de</strong>rna, limitaríamos<br />
el segundo elemento a etxe. Pero la r final obstinadamente presente, y a veces<br />
re, nos lleva a pensar que un <strong>de</strong>terminante seguía a etxe, gar-etxe-erre, lo<br />
que significa «casa quemada <strong>de</strong> la cumbre».<br />
SAREJA<br />
Sareja es una al<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Llívia, al norte <strong>de</strong> esta ciudad. Desgraciadamente sólo<br />
tenemos <strong>de</strong> ella menciones posteriores al año 1000: en Alart 3 cum ipso <strong>de</strong> Cereia<br />
(1035), mansos <strong>de</strong> Cereia (1040); en Lecoy <strong>de</strong> la Marche 13 Cereia (1279 y<br />
13. DE LA MARCHE, Lecoy A., Les relations <strong>de</strong> la France avec le Royaume <strong>de</strong> Majorque, París,<br />
1892,1 p. 138 y Hp. 333.<br />
1187
1342). Sin embargo, la pronunciación mo<strong>de</strong>rna <strong>de</strong>l topónimo nos enseña que<br />
bien había sido terminado en -egia; a<strong>de</strong>más, la forma Ceneia <strong>de</strong> Saneja en 1105<br />
nos induce a pensar que las primeras partes <strong>de</strong> los dos topónimos escritos Ceneia<br />
y Cereia, y <strong>de</strong>spués Saneja y Sareja podían comportar evoluciones paralelas.<br />
Postulamos pues por Sareja una formación etxe-erre-egia «lugar <strong>de</strong> la casa<br />
quemada».<br />
TOPÓNIMOS ANDORRANOS<br />
Fuera <strong>de</strong> los seis municipios tradicionales, cuyas formas antiguas aparecen<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> 839 en el Acta <strong>de</strong> Consagración <strong>de</strong> La Seu d'Urgell, los topónimos <strong>de</strong> los<br />
Valles sólo disponen <strong>de</strong> menciones mo<strong>de</strong>rnas transmitidas por vía oral. 14 Parece<br />
que el vocablo etxe participe en los nombres <strong>de</strong> algunas al<strong>de</strong>as <strong>de</strong> Sant Julia <strong>de</strong><br />
Loria: Aixirivall o Eixirivall a un kilómetro al este <strong>de</strong>l pueblo, Aixovall a un kilómetro<br />
al norte, Bixessari a tres kilómetros al noroeste. Aixás un kilómetro más<br />
lejos.<br />
Son meras impresiones que no se pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>mostrar.<br />
ORGEIX<br />
Con los tres topónimos que siguen, pasamos a la vertiente languedociana,<br />
don<strong>de</strong> la invasión gla hizo <strong>de</strong>saparecer muchas supervivencias vascas.<br />
Orgeix es un pueblo <strong>de</strong>l cantón <strong>de</strong> Ax les Thermes (comarca <strong>de</strong>l Sabartés).<br />
Se encuentra bajo la forma Ur<strong>de</strong>xio en 994. 15 Parece bastante clara la etimología<br />
ur<strong>de</strong>-etxe-u: ur<strong>de</strong> significa «puerco, jabalí»; e/jte,.«casa»; u es una vocal temática<br />
que permite la introducción <strong>de</strong>l vocablo en la <strong>de</strong>clinación latina. Se trata<br />
pues <strong>de</strong> «la casa <strong>de</strong>l puerco», que sea <strong>de</strong> una pocilga o <strong>de</strong> un sitio don<strong>de</strong> abundan<br />
los jabalíes.<br />
CHALABRE (- TTES)<br />
Chalabre, antigua capital <strong>de</strong>l Quercorb, es una cabeza <strong>de</strong> cantón <strong>de</strong>l <strong>de</strong>partamento<br />
<strong>de</strong>l Auda, al oeste <strong>de</strong> Limos.<br />
14. ADELLACH BARÓ, B. y GANYET SOLÉ, Ramón, Valls d'Androrra: Geografía i Diccionan<br />
Geográfic, Andorra, 1977.<br />
15. DAUZAT A. et ROSTAING, Ch., Dictionnaire étymologtique <strong>de</strong>s noms <strong>de</strong> lieux en France, París,<br />
1963, p. 510.<br />
1188
Chalabrettes, cuyo sufijo diminutivo es bastante mo<strong>de</strong>rno, es una al<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l<br />
pueblo <strong>de</strong> Marsá, al oeste <strong>de</strong> éste, en el cantón <strong>de</strong> Quillán.<br />
Las formas mencionadas en el diccionario <strong>de</strong> Sabarthés 16 no son tan antiguas<br />
como las que tuvimos por el lado catalán: en el artículo Chalabre, Eisalabra<br />
1153, Eissalabraq 1167, Aysshalabra 1319, Aychalabria 1319, Exalabre<br />
1399-1437, Exchalabria 1531, Chalabre 1781; en el artículo Chalabrettes,<br />
Yssalabra siglo Xin, Izalabra 1371, Escalabre 1392, Chalabre 1<strong>26</strong>6-1639, Chalabrette<br />
1558.<br />
En ambos casos se pue<strong>de</strong> invocar la etimología exta-ala-berri(a) «pasto<br />
nuevo <strong>de</strong> la casa».<br />
Así encontramos una quincena <strong>de</strong> topónimos <strong>de</strong>l Pirineo oriental que manifiestan<br />
el uso onomástico <strong>de</strong>l vascuence etxe «casa».<br />
16. SABARTHÉS A., Dictionnaire topographique du département <strong>de</strong> l'Au<strong>de</strong>, París, 1912, p. 86.<br />
1189
UNA PERSPECTIVA DE FONOLOGÍA DIACRÓNICA ESPAÑOLA<br />
LÍMITE DE FONOLOGÍA DIACRÓNICA<br />
MAKOTO HARÁ<br />
Universidad <strong>de</strong> Tokio<br />
Recientemente nos interesan límite y perspectiva <strong>de</strong> fonología diacrónica.<br />
Acerca <strong>de</strong> aquél hemos concluido 1 que en contra <strong>de</strong> lo que alega Coseriu, 2 vale<br />
la pena <strong>de</strong> buscar causas <strong>de</strong>l cambio fonético, pero ya que se trata <strong>de</strong>l pasado remoto,<br />
es absolutamente imposible aclarar 100% la(s) causa(s) <strong>de</strong>l cambio fonético<br />
y su explicación no pue<strong>de</strong> menos <strong>de</strong> ser una suposición algo arbitraria si se<br />
mira <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el presente. Por lo tanto, creemos que es más <strong>de</strong>seable enumerar tantas<br />
causas como se nos puedan ocurrir, mientras sean convincentes. Es <strong>de</strong>cir,<br />
hay que contar con explicaciones plurales más que con una sola. Sin embargo,<br />
es natural que haya or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> preferencia entre ellas, para <strong>de</strong>terminar el cual reconocemos<br />
el gusto o arbitrariedad <strong>de</strong> cada lingüista.<br />
En nuestro caso, se prefiere más la explicación estructuralista, luego le sigue<br />
la causa fisiológica (la ley <strong>de</strong>l menor esfuerzo) y, por último, no po<strong>de</strong>mos menos<br />
<strong>de</strong> disponer <strong>de</strong> explicación histórico-social, aunque es muy ambigua y poco<br />
positiva, sólo porque no po<strong>de</strong>mos negar su influencia 100%. Esto es el límite <strong>de</strong><br />
fonología diacrónica. Entonces, ¿no habría alguna perspectiva en ella?<br />
1. CORRIENTE DE TRANSFORMACIÓN FONÉTICA<br />
Para enterarnos <strong>de</strong> si hay alguna perspectiva en fonología diacrónica, es pre-<br />
1. HARÁ, M, «TWO principal problema on Spanish diachronic phonology (II) -- On its limits»,<br />
Área and Culture Sludies XXXVIII (1988); pp. 35-58.<br />
2. COSERIU, E., «VI - Explicaciones causales y explicaciones finalistas», Sincronía, diacronia e<br />
historia, Madrid, Grados, 1973. 2<br />
1191
ciso buscar corrientes <strong>de</strong> transformación fonética que se encuentren en fonología<br />
diacrónica española y románica, pero, ¿qué es la corriente <strong>de</strong> transformación?<br />
Es el término traducido <strong>de</strong> la palabra inglesa «drift» propuesta por el ilustre<br />
lingüista norteamericano Edward Sapir en su famosísimo libro. 3 Éste la<br />
<strong>de</strong>fine como ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> transformación hacia una <strong>de</strong>terminada dirección o como<br />
transformación diacrónica <strong>de</strong>l lenguaje que se consi<strong>de</strong>ra que lleva una <strong>de</strong>terminada<br />
dirección.<br />
1.1. Corrientes in variables<br />
A pesar <strong>de</strong> la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> la palabra «corriente» <strong>de</strong> Sapir, creemos que ésta<br />
pue<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r hasta corrientes o factores invariables <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la edad <strong>de</strong>l latín<br />
vulgar hasta nuestra época/ Según nuestra opinión, hay cuatro corrientes invariables<br />
en la historia <strong>de</strong> la lengua española.<br />
1.2. El sistema vocálico i<strong>de</strong>al<br />
Creemos que el sistema vocálico más es el que consta <strong>de</strong> cinco vocales, /, e, a,<br />
o, u, porque es el que abunda más en todas las lenguas <strong>de</strong>l mundo. Por otra parte,<br />
nos consta que el sistema vocálico <strong>de</strong>l latín vulgar constaba <strong>de</strong> siete vocales *, e, cerrada,<br />
e abierta, a, o abierta, o cerrada, u. Pero este sistema tiene un punto débil, o<br />
sea, la distancia entre e cerrada y e abierta y entre o cerrada y o abierta es corta y<br />
las dos parejas tien<strong>de</strong>n a confundirse entre sí. Para evitar esas confusiones, los antepasados<br />
españoles trataron <strong>de</strong> solucionarlo diptongando e y o abiertas en ie y ue<br />
respectivamente, que son tres vocales que constituyen el sistema vocálico i<strong>de</strong>al. A<br />
partir <strong>de</strong> esa fecha <strong>de</strong> la diptongación (¿el siglo x?), el sistema vocálico <strong>de</strong>l castellano<br />
se ha estabilizado y no ha experimentado ninguna transformación con excepción<br />
<strong>de</strong>l andaluz oriental en el que ocurrió el llamado <strong>de</strong>sdoblamiento <strong>de</strong> los fonemas<br />
vocálicos por una causa morfológica, o sea, extra fonológica.<br />
1.3. La <strong>de</strong>saparición <strong>de</strong> las consonantes geminadas<br />
Según Alarcos, 5 <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los siglos imperiales hasta los inicios románicos se<br />
produjeron tres fenómenos caracterizados por el <strong>de</strong>bilitamiento <strong>de</strong> las conso-<br />
3. SAPIR, E., «El lenguaje», México, Fondo <strong>de</strong> Cultura Económica, 1974. 4<br />
4. HARÁ, M., «The invariant factors in Spanish diachronic phonology», Gengo Kenkyu (Journal<br />
ofthe Linguislk Society oJJapan) LVIII (1971).<br />
5. ALARCOS, E., «Fonología española», Madrid, Gredos, 1976;* pp. 242-243.<br />
1192
nantes -B-, -P- y -PP- en posición intervocálica, lo cual quiere <strong>de</strong>cir que a partir<br />
<strong>de</strong> esa fecha <strong>de</strong>saparecieron <strong>de</strong>l español toda clase <strong>de</strong> las consonantes geminadas<br />
-PP-, -TT-, -KK-, -SS-, -MM-, -NN-, -LL-, -RR- y nunca han reaparecido<br />
en el sistema consonantico <strong>de</strong>l español. Así es que hoy día no existe ninguna diferencia<br />
<strong>de</strong> pronunciación entre inocuo e innocuo. A<strong>de</strong>más, un español que acaba<br />
<strong>de</strong> llegar a Japón y no sabe ni jota <strong>de</strong> japonés, en el que abundan consonantes<br />
geminadas, suele pronunciar beddo (cama) <strong>de</strong>l japonés como bedo.<br />
1.4. La ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> fortificar la posición inicial <strong>de</strong> palabra<br />
y <strong>de</strong> <strong>de</strong>bilitar la posición interior <strong>de</strong> palabra<br />
Es la ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>scubierta por el ilustre lingüista, fonetista e hispanista<br />
sueco Bertil Malmberg. 6 Por ejemplo, la b se pronuncia como oclusiva tras pausa<br />
(o sea, en posición inicial <strong>de</strong> oración), en cambio, en posición intervocálica<br />
como fricativa. Lo mismo se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir también <strong>de</strong> la d, g, y y w. Esta ten<strong>de</strong>ncia,<br />
que es una <strong>de</strong> las corrientes invariables, se inició en la época <strong>de</strong>l latín vulgar<br />
y continúa hasta hoy día sin <strong>de</strong>saparecer ni una vez.<br />
1.5. Falta <strong>de</strong> la serie <strong>de</strong> sibilantes sonoras<br />
Des<strong>de</strong> el final <strong>de</strong> la Edad Media hasta el principio <strong>de</strong> la Edad Mo<strong>de</strong>rna había<br />
siete fonemas sibilantes en el castellano, o sean /c?; /ó*/, /£/; /s/, /z/; /s?, y /z/.<br />
Y al principio <strong>de</strong> la Edad Mo<strong>de</strong>rna ocurre la <strong>de</strong>sonorización <strong>de</strong> /£/, /z/ y /z?, o<br />
sea, quedan solamente tres fonemas sibilantes sordos (aparte <strong>de</strong> /c7). Como dice<br />
Martinet, 7 esta <strong>de</strong>sonorización es un fenómeno muy raro <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista<br />
<strong>de</strong> la fonética histórica general, ya que es una fortificación o tensión. Alarcos 8<br />
lo explica como reajuste <strong>de</strong> un sistema complicadísimo porque había nada menos<br />
que siete fonemas sibilantes, los tres sonoros <strong>de</strong> los cuales no aparecían más<br />
que en posición intervocálica y, por lo tanto, tenían poco rendimiento funcional.<br />
Así notamos que a partir <strong>de</strong> esa <strong>de</strong>saparición no aparece ningún fonema en la<br />
serie <strong>de</strong> fricativas sonoras, lo cual creemos que constituye una corriente invariable<br />
<strong>de</strong> transformación y que explica por qué la [z] <strong>de</strong> Buenos Aires se ensor<strong>de</strong>ce<br />
6. MALMBERG, B., «Oclusión y fricación en el sistema consonantico español». Estudios <strong>de</strong> Fonética<br />
Hispánica, Madrid, C.S.I.C., 1965; pp. 51-65.<br />
7. MARTINET, A., «The unvoicing of Oíd Spanish sibilants». Romance philology, V (1951-52);<br />
p. 134.<br />
8. HARÁ, M., «Una consi<strong>de</strong>ración fonológica diacrónica sobre la palatalización en castellano <strong>de</strong><br />
algunos grupos consonanticos latinos», Actas <strong>de</strong>l I Congreso <strong>Internacional</strong> <strong>de</strong> Historia <strong>de</strong> la Lengua<br />
Española I (1988); pp. 1<strong>21</strong>-1<strong>26</strong>.<br />
1193
dando una [s]. Por ejemplo, allá calle se pronuncia case y mayo, maso. O sea, la<br />
falta <strong>de</strong> fonema en la serie <strong>de</strong> fricativas sonoras exige que la [z] se <strong>de</strong>sonorice.<br />
1.6. Resumen<br />
Hasta aquí hemos enumerado exclusivamente cuatro corrientes invariables<br />
que han aparecido en la historia <strong>de</strong> la lengua española. Son las corrientes representativas<br />
<strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> la lengua española que han influido no poco sobre<br />
los posibles cambios <strong>de</strong>l castellano.<br />
2. CORRIENTES VARIABLES<br />
Ahora vamos a enumerar corrientes típicas <strong>de</strong> transformación que se encuentran<br />
en las lenguas románicas y algunas veces indoeuropeas. Ella se divi<strong>de</strong>n<br />
en dos clases, o sea, las que son unidireccionales y circulatorias.<br />
2.1. Corrientes unidireccionales <strong>de</strong> transformación<br />
2.1.1. aj>e<br />
En posición tónica el diptongo ae <strong>de</strong>l latín clásico dio una e abierta en latín<br />
vulgar. Ej.: CAELU > c^lu ( cielo). Pero la e abierta nunca se cambia al diptongo<br />
ae. Así que si aparece dicho diptongo en español, po<strong>de</strong>mos creer que es muy<br />
probable que se cambie a una e abierta.<br />
2.1.2. au>o<br />
En posición tónica el diptongo au <strong>de</strong>l latín dio una o cerrada en español. Ej.:<br />
AURU > oro. Pero la o cerrada nunca se cambia al diptongo au. Así que si aparece<br />
dicho diptongo en español, po<strong>de</strong>mos creer que muy probable que se cambie a<br />
una o cerrada.<br />
2.1.3. a+l+C>o + C<br />
El grupo a + I ante consonante <strong>de</strong>l latín vulgar se cambió a o en español.<br />
Ej.:ALT(6)RU>otro. La vocal o ante consonante nunca se divi<strong>de</strong> en dos sonidos<br />
a + 1.<br />
1194
2.1.4. ai>e<br />
En posición tónica el diptongo ai <strong>de</strong>l latín vulgar dio una e cerrada en español.<br />
Ej.: LAICUlego. Pero la e cerrada nunca se diptonga en ai. Así que si aparece<br />
dicho diptongo en español, po<strong>de</strong>mos creer que es muy probable que se<br />
cambie a una o cerrada.<br />
2.1.5. Sonorización <strong>de</strong> p, t, k intervocálicas<br />
Es una transformación muy corriente en las seis lenguas románicas <strong>de</strong> la Romania<br />
occi<strong>de</strong>ntal. Ej.: SAPONE > jabón, VITA > vida, PACARE > pagar. Pero muy<br />
rara vez ocurre el ensor<strong>de</strong>cimiento <strong>de</strong> b, d, g intervocálicas. Así que si aparece<br />
p, t o k en posición intervocálica, po<strong>de</strong>mos creer que es muy probable que se sonoricen.<br />
2.1.6. Deslateralización y rehilamiento <strong>de</strong> la X<br />
Nos consta que este cambio constituye una corriente, por ejemplo, MULIERE<br />
se pasó <strong>de</strong> muker a muer en la Edad Media. Pero el cambio inverso, o sea, <strong>de</strong>ía<br />
X (pasando por y o no) 8 no ha ocurrido nunca en la historia <strong>de</strong> las lenguas románicas.<br />
Así que si aparece X en español, po<strong>de</strong>mos creer que es muy probable que<br />
se cambie a . Como para probarlo, en algunos países sudamericanos, X y j se pasaron<br />
ai y a veces hasta a s. Ej.: calle se pronuncia case, y mayo, maSo.<br />
2.1.7'. Nasalización <strong>de</strong> la vocal<br />
El grupo final '-V + n' tien<strong>de</strong> a producir una vocal nasalizada, lo cual ocurrió<br />
en francés y portugués y va ocurriendo en algunos dialectos <strong>de</strong>l español.<br />
Por ejemplo, en cuan- y han <strong>de</strong> cuando y han dado las dos aes se nasalizan en<br />
Nuevo México. 9 Pero una vocal nasalizada nunca se divi<strong>de</strong> en dos sonidos l V +<br />
n', lo cual quiere <strong>de</strong>cir que si aparece en español el grupo 'V + -n', po<strong>de</strong>mos<br />
pre<strong>de</strong>cir que con un 90% <strong>de</strong> posibilida<strong>de</strong>s dicha vocal se nasalizará, la n final<br />
pasando por una n velar.<br />
2.1.8. Uvularización <strong>de</strong> la vibrante<br />
En francés y alemán en lugar <strong>de</strong> vibrante típica alveolar aparece una vibrante<br />
uvular o fricativa uvular. En aquél dicha uvular tien<strong>de</strong> a ensor<strong>de</strong>cerse. En el<br />
español <strong>de</strong> la República Dominicana y Puerto Rico aparece también una uvular<br />
9. MALMBERG, B., «Estructura silábica <strong>de</strong>l español». Estudios <strong>de</strong> Fonética Hispánica, Madrid,<br />
C.S.I.C., 1965; p. 5.<br />
1195
o velar sorda. Pero una uvular nunca pasa a vibrante alveolar porque eso resultaría<br />
una gran tensión o gasto <strong>de</strong> energía. Así que si aparece una vibrante en español,<br />
es muy probable que que<strong>de</strong> uvularizada y ensor<strong>de</strong>cida, pero no viceversa.<br />
2.1.9. Fricatización <strong>de</strong> africadas<br />
En francés y portugués la africada c quedó fricatizada en otro tiempo. En la<br />
mayor parte <strong>de</strong> Andalucía la c tien<strong>de</strong> a hacerse fricativa, o sea, s, y lo mismo<br />
ocurre también en Hispanoamérica, lo cual quiere <strong>de</strong>cir que al menos en lo que<br />
concierne al español meridional, la africada c tien<strong>de</strong> a fricatizarse, pero no vice<br />
versa, o sea, una fricativa nunca se hace africada. Ej.: muchacho > musaso.<br />
Compárese con el castellano, que hace africada la í. Ejs.: (Ing.) shoot > chutar,<br />
(Ing.) shawl > chai.<br />
2.1.10. Apiración <strong>de</strong> la -s<br />
En la mayor parte <strong>de</strong> España e Hispanoamérica se oye este fenómeno, el<br />
cual constituye una corriente extendida muy extensamente en los países <strong>de</strong> habla<br />
española. Ej.: Ahta la vihta. En cambio, nunca ocurre la asibilación <strong>de</strong> la h.<br />
2.1.11. Pérdida <strong>de</strong> la aspirada<br />
Sobre todo en posición final <strong>de</strong> palabra la -h tien<strong>de</strong> a <strong>de</strong>saparecer. Ej.: Bueno<br />
día. No obstante, <strong>de</strong> cero nunca aparecen aspiradas.<br />
2.1.12. Desaparición <strong>de</strong> consonantes finales <strong>de</strong> palabra como -c, -d, -m, -t<br />
Según Resnick, 10 las consonantes finales (-c, -d, -m, -t) ocurren en latín casi<br />
exclusivamente en formas morfológicas que no llegaron al español, como la pasiva<br />
<strong>de</strong> los verbos y el nominativo <strong>de</strong> muchos sustantivos. Ejs.: PER HOC > pero,<br />
AD > a, ROSAM > rosa, ET > y. Hasta hoy día coñac, verdad, álbum y carnet se<br />
pronuncian coñá (nótese la falta <strong>de</strong> -c final), verdá (Nótese la falta <strong>de</strong> -d), albun<br />
(Nótese el cambio <strong>de</strong> -m a -n) y carné (Nótese la falta <strong>de</strong> -í), que creemos que<br />
constituyen otra corriente tan importante como las otras. Claro que <strong>de</strong> cero no<br />
se producen -c ni -d ni -m ni -r finales.<br />
2.1.13. Palatalización <strong>de</strong> la k ante vocales e, i<br />
Por ejemplo, CENTU <strong>de</strong>l latín, pasando por [cento], [cjento] y [sjento], dio<br />
10. RESNICK, R. C, Introducción a la historia <strong>de</strong> la lengua española, Washington, D.C., Georgetown<br />
University Press, 1981; p. 70.<br />
1196
[Gjento]. En este proceso <strong>de</strong> cambio notamos la palatalización <strong>de</strong> consonantes<br />
velares, la cual ocurre no sólo en las lenguas románicas sino en la lengua indoeuropea<br />
y hasta en el japonés.<br />
2.1.14. Vocalización <strong>de</strong> consonantes velares<br />
En francés FACTU dio/aif, en portugués, Jeito y en español, ácfeito pasó a<br />
hecho, en todos los cuales notamos la palatalización y vocalización <strong>de</strong> la k. Es<br />
un cambio bastante corriente en las lenguas románicas y a<strong>de</strong>más no existe ningún<br />
caso <strong>de</strong> la velarización <strong>de</strong> vocales palatales, aunque parece que hay una excepción<br />
en un dialecto <strong>de</strong>l retorrománico.<br />
2.1.15. Simplificación <strong>de</strong> los grupos consonanticos -ns-, -ps-, -rs-<br />
Estos grupos consonanticos latinos todos dieron una -g- en español, o sea, se<br />
simplificaron. Es idéntico a la simplificación <strong>de</strong> las geminadas latinas (Véase<br />
1.3.). Ejs.: MENSE mes, METIPSÍMU mismo, PRÓRSA prosa. Se pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar<br />
como una corriente, aunque es <strong>de</strong> menor escala. Es increíble el proceso inverso,<br />
es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> -s, a -ns-, a -ps- o a -rs-.<br />
2.1.16. Simplificación y palatalizaación <strong>de</strong> -gn-, -ny-<br />
Por ejemplo, DÍSDÍGNÁRE <strong>de</strong>l latín dio <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñar en español y SÉNÍÓRE,<br />
señor. También es un cambio bastante popular en las lenguas románicas y se le<br />
pue<strong>de</strong> dar por otra corriente tan importante como las <strong>de</strong>más. Claro que una -hno<br />
pue<strong>de</strong> dar -gn ni -ny-.<br />
2.1.17. Velarización <strong>de</strong> la w inicial <strong>de</strong> palabra<br />
En otro tiempo a la w germánica inicial <strong>de</strong> palabra le precedió una -g-. Por<br />
ejemplo, *want <strong>de</strong>l germánico dio guante en español. Según Boyd-Bowman, 11<br />
wádi (río) <strong>de</strong>l árabe también dio Guadalquivir, Guadalajara, Guadarrama,<br />
Guadalete, Guadiana, Guadalaviar. Hoy día también es muy corriente <strong>de</strong>cir<br />
güevo en lugar <strong>de</strong> huevo, lo cual representa la ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> fortificar la posición<br />
inicial <strong>de</strong> palabra (Véase 1.4.). Al menos en posición inicial <strong>de</strong> palabra el grupo<br />
consonantico gw nunca se simplifica a una sola w.<br />
11. BOYD-BOWMAN, P., «From Latín to Romance in Sound Chart», Washington, D.C., Georgetown<br />
University Press, 1980; p. 149, n. 2.<br />
1197
2.1.18. RESUMEN<br />
Hemos enumerado diecisiete cambios fonéticos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el latín hasta el español<br />
contemporáneo que merecen el nombre <strong>de</strong> corrientes y que son todos unidireccionales.<br />
Lo hemos hecho porque creemos que si aparece alguno <strong>de</strong> esos<br />
cambios en el español contemporáneo, es muy probable que se arraige en el sistema<br />
correspondiente y constituya una corriente <strong>de</strong> transformación, para probar<br />
lo cual vamos a <strong>de</strong>mostrar la circularidad <strong>de</strong> algunos cambios fonéticos unidireccionales.<br />
2.2. Circularidad <strong>de</strong> los cambios fonéticos unidireccionales<br />
2.2.1. Nasalización <strong>de</strong> la vocal<br />
Ya dijimos en 2.1.7. que en francés y portugués ocurrió este cambio. Se figura<br />
que en francés ocurrió <strong>de</strong>l siglo vn al vm y en portugués, <strong>de</strong>l siglo v al<br />
vm. Hoy en día se oye en el español <strong>de</strong> Puerto Rico, Panamá y Cuba según<br />
Canfield. I2 Ya que es un cambio reciente y es una clase <strong>de</strong> relajación, po<strong>de</strong>mos<br />
argüir que se exten<strong>de</strong>rá.<br />
2.2.2. Velarización <strong>de</strong> la w<br />
Ya dijimos en 2.1.17. que en primer lugar ocurrió en las palabras que comenzaban<br />
por una w traídas a la Península Ibérica por los germanos. Luego, en<br />
el siglo vni a la palabra wádi (río) traída a la Península Ibérica por los árabes le<br />
antepusieron una g. En tercer lugar, los españoles que fueron a México antepusieron<br />
una g a las palabras nahuas que comenzaban po una w. Ejs.: guacamole,<br />
guajolote. A<strong>de</strong>más, en cualquier español vulgar huevo y hueco, güeco. Concluimos<br />
que la velarización <strong>de</strong> la w inicial <strong>de</strong> palabra constituye una corriente arraigada<br />
en el sistema español y po<strong>de</strong>mos pre<strong>de</strong>cir que a cualquier w inicial <strong>de</strong> palabra<br />
se le antepondrá una g en lo futuro.<br />
2.2.3. Deslateralización y rehilamiento <strong>de</strong> la X<br />
Ya nos consta que en el siglo x la^se cambió a?. 8 Y ahora en Argentina y<br />
Uruguay ocurre el rehilamiento <strong>de</strong> la semivocal palatal. Creemos que es un<br />
acercamiento hacia consonante <strong>de</strong> un sonido intermedio entre vocal y consonan-<br />
12. CANFJELD, D. L., Spanish Pronuntialion in the Amertcas, Chicago & London, The University<br />
of Chicago Press, 1981.<br />
1198
te. Sin embargo, hay otra solución, que es pérdida <strong>de</strong> la;'. Ejs.: galna, aquea, estrea,<br />
todo lo cual quiere <strong>de</strong>cir que aumentarán varieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l español en el porvenir.<br />
2.2.4. Uvularización <strong>de</strong> la vibrante<br />
Ya dijimos en 2.1.8. que en primer lugar ocurrió en francés. Y ahora es un<br />
hecho famoso el que la vibrante <strong>de</strong>l portugués hablado en Brasil es uvular. Canfield<br />
12 dice que ocurre esto en el español hablado en la República Dominicana y<br />
Puerto Rico. Ya que es una relajación, se pue<strong>de</strong> argüir que esta uvular irá aumentando<br />
poco a poco en los países <strong>de</strong> habla española.<br />
2.2.5. Fricatización <strong>de</strong> la africada<br />
><br />
En primer lugar ocurrió en francés <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el siglo xn hasta el XV. Luego ocurrió<br />
en portugués hacia el siglo xvn. Y en el español contemporáneo ocurre en<br />
la mayor parte <strong>de</strong> Andalucía, Nuevo Méjico, Cuba y Santo Domingo. Salvo las<br />
regiones don<strong>de</strong> // e y se pronuncian como s y el castellano en el que la c se sigue<br />
pronunciando como tal, se pue<strong>de</strong> pre<strong>de</strong>cir que irá extendiéndose esta fricatización<br />
ya que se trata <strong>de</strong> una relajación.<br />
2.2.6. Pérdida <strong>de</strong> la aspirada<br />
Ya dijimos en 2.1.11. que la aspirada tien<strong>de</strong> a per<strong>de</strong>rse. Esto ocurrió en primer<br />
lugar en latín. Por ejemplo, HABERE llegó a pronunciarse aber. Luego la h<br />
que procedió <strong>de</strong> la/inicial <strong>de</strong> palabra latina se perdió hacia el siglo xvi. En tercer<br />
lugar viene la <strong>de</strong>saparición <strong>de</strong> la h germánica que era pronunciada por los<br />
franceses. Y hoy día en el andaluz oriental ocurrió el <strong>de</strong>sdoblamiento <strong>de</strong> los fonemas<br />
vocálicos por haberse perdido la -h final <strong>de</strong> palabra que procedía <strong>de</strong> la -s.<br />
2.2.7. Resumen<br />
Así creemos que se ha probado la circularidad <strong>de</strong> algunos cambios fonéticos<br />
unidireccionales, gracias a la existencia <strong>de</strong> los cuales po<strong>de</strong>mos pre<strong>de</strong>cir algo <strong>de</strong><br />
la posible forma fonética <strong>de</strong>l español.<br />
3. CONCLUSIÓN<br />
Si investigamos todos los cambios fonéticos ocurridos en el español <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />
punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> la fonética y fonología diacrónica románica así como todas las<br />
situaciones fonéticas <strong>de</strong> todos los dialectos <strong>de</strong>l español actual, po<strong>de</strong>mos pre<strong>de</strong>-<br />
1199
cir cómo será la situación fonética futura <strong>de</strong>l español, aunque sea hasta cierto<br />
punto. O sea, si investigamos el pasado y el presente, po<strong>de</strong>mos referirnos al futuro.<br />
Esta es la perspectiva <strong>de</strong> la fonología diacrónica. Entonces, ¿qué po<strong>de</strong>mos<br />
pre<strong>de</strong>cir acerca <strong>de</strong>l español?<br />
3.1. Nuestra predicción (I)<br />
Malmberg predijo 9 que la futura estructura silábica <strong>de</strong>l español sería ... ICV<br />
I CV I CV ... No estamos <strong>de</strong> acuerdo con él, porque han aparecido algunas vocales<br />
caedizas en el español <strong>de</strong> América que se irán propagando según nuestra<br />
opinión, como porque han reaparecido las consonantes geminadas <strong>de</strong>bido a la<br />
aspiración y asimilación a consonante que sigue <strong>de</strong> la -s final <strong>de</strong> silaba. Ej.: casco<br />
> cahco > caceo. 13 Esto quiere <strong>de</strong>cir que ha aparecido la oclusión glotal que<br />
al español nada le ha gustado hasta hoy día, lo cual es una revolución fonética<br />
que ha ocurrido en el español <strong>de</strong>l siglo xx. En este sentido creemos que aumentarán<br />
varieda<strong>de</strong>s dialectales <strong>de</strong>l español en lo futuro.<br />
3.2. Nuestra predicción (II)<br />
Según nuestra opinión, renacerá y se fortificará la ten<strong>de</strong>ncia tensiva en el español,<br />
aunque seguirá predominando la ten<strong>de</strong>ncia relajadora. 14<br />
13. MONDEJAR, J., «Diacronía y sincronía en las hablas andaluzas», Lingüística Española Actual<br />
I (1979); p. 400.<br />
ZAMORA MUNNE, J. C. & GurrART, J. M., Dialectología Hispano-americana, Salamanca, Almar,<br />
1982; pp. 112-113.<br />
14. HARÁ, M., «Una interpretación cronológica <strong>de</strong> la distribución fonética <strong>de</strong> lo tenso y lo relajado<br />
<strong>de</strong>l español <strong>de</strong> América», Comunicación leída en el III Congreso <strong>Internacional</strong> <strong>de</strong> El Español<br />
<strong>de</strong> América celebrado en julio <strong>de</strong> <strong>1989</strong> en Valladolid.<br />
1200
LA SINTAXIS HISPANOAMERICANA<br />
DESDE EL PUNTO DE VISTA TIPOLÓGICO<br />
KARL-HERMAN KÓRNER<br />
UniversitáiBraunschweig/Góttingen<br />
De España vino el uso <strong>de</strong> vos cantáis o vos cantas, vos tenéis o vos tenes o vos<br />
tenis, vos sois o vos sos, al dirigirse a una sola persona. De España vino también<br />
la reacción contra él. Muchas regiones <strong>de</strong> América lo han conservado, sin embargo,<br />
pero en la lucha entre el vos y el tú se ha producido una unificación impresionante<br />
<strong>de</strong> los dos pronombres: vos ha triunfado sobre tú o ti, las formas tónicas <strong>de</strong>l<br />
sujeto y caso terminal (vos eras, a vos, para vos, con vos); te ha triunfado sobre os<br />
en todos los otros casos (te quiere a vos, te da a vos, te quedas o te quedáis, calíate,<br />
sentáte, etc.). Se han eliminado las formas tú, ti, os. ¿No es extraordinario que<br />
esta unificación, con formas <strong>de</strong> los dos pronombres, sea absolutamente igual en<br />
todas las regiones <strong>de</strong> voseo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Tabasco, Guerrero y Chiapas hasta el Río <strong>de</strong> la<br />
Plata y Chile, cuando el proceso es evi<strong>de</strong>ntemente posterior a 1600 y no se ha producido<br />
por intermedio <strong>de</strong> España (no se encuentra en ninguna región española),<br />
sino a través <strong>de</strong> las distintas regiones hispanoamericanas?<br />
(ROSENBLAT 1971, p. 30, ed. 1962, 2 p. 42)<br />
Se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong> esta interpretación <strong>de</strong>l voseo por Ángel Rosenblat que resulta<br />
posible reconocer una dinámica propia en la gramática hispanoamericana.<br />
Pero interpretaciones convincentes como la <strong>de</strong> Rosenblat los hay muy pocos. En<br />
lo que sigue, trataré <strong>de</strong> mostrar que el método «correlativo-tipológico» (KOrner<br />
1987) facilita la búsqueda <strong>de</strong> la llamada «unidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo» y que la opinio<br />
communis sobre la i<strong>de</strong>ntidad morfosintáctica <strong>de</strong> España y <strong>de</strong> Hispanoamérica no<br />
es correcta.<br />
En el castellano <strong>de</strong> «ambos mundos», nos encontramos con la correlación entre<br />
la redundancia pronominal y el acusativo preposicional. Hasta el Chomsky <strong>de</strong><br />
los Pisa-Lectures (1982: 22) menciona esta correlación cuando dice:<br />
1201
Where there is clitting-doubling, there must be some <strong>de</strong>vice to assign Case to the<br />
NP that appears in the position associated with (co-superscripted with) the clitic.<br />
In Spanish, the <strong>de</strong>vice employed is insertion of a preposition.<br />
Para estar <strong>de</strong> acuerdo con esta observación universalista, no es necesario<br />
manejar los términos o la jerga generativista <strong>de</strong> Chomsky, es <strong>de</strong>cir enten<strong>de</strong>r todos<br />
los términos <strong>de</strong> aquella escuela lingüística. La formulación: «Where there is<br />
—there must be» correspon<strong>de</strong> a lo que llaman muchas lingüistas «correlación».<br />
«Clitting-doubling», es <strong>de</strong>cir, redundancia pronominal en una frase como A<br />
Carlos le veo todos los días, presupone que el nombre, al que correspon<strong>de</strong> el<br />
pronombre, sea —como el pronombre— marcado con un morfema <strong>de</strong> caso, en<br />
nuestro caso con la preposición a.<br />
Ahora bien, en la misma página <strong>de</strong> su libro, Chomsky menciona el loísmo<br />
americano. Me refiero a la diferencia entre las frases bíblicas (2) y (3) <strong>de</strong> la parábola<br />
<strong>de</strong>l Hijo Pródigo:<br />
(2) le mandó a sus campos a apacentar puercos<br />
(3) lo mandó a sus terrenos a cuidar puercos<br />
Hasta el Padrenuestro <strong>de</strong> España y el <strong>de</strong> Hispanoamérica muestran esta diferencia:<br />
(4) El pan nuestro <strong>de</strong> cada día, dános/e hoy<br />
(5) El pan nuestro <strong>de</strong> cada día, dános/o hoy<br />
Este loísmo pue<strong>de</strong> ser interpretado como un indicio <strong>de</strong> cierta <strong>de</strong>bilidad <strong>de</strong> la<br />
correlación mencionada. ¿Por qué? Por el hecho <strong>de</strong> que la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> caso entre<br />
el sintagma a + substantivo —sea este sintagma acusativo o dativo— y el<br />
pronombre le es más evi<strong>de</strong>nte que la i<strong>de</strong>ntidad entre a + substantivo y el pronombre<br />
¡o, don<strong>de</strong> la redundancia es menos obvia por tener lo una función más<br />
i<strong>de</strong>ntificadora, y menos redundante que le.<br />
Un pronombre <strong>de</strong> objeto como lo que indica claramente caso (acusativo) y<br />
género (masculino), merece mucho menos que nuestro le la calificación <strong>de</strong> clítico.<br />
Es <strong>de</strong>masiado informativo. El lo (por ejemplo en 6: lo vimos a Juan) se asemeja<br />
un poco, aunque no totalmente, a los pronombres funcionales <strong>de</strong> una lengua<br />
como la francesa, don<strong>de</strong> el actante antepuesto normalmente no va<br />
acompañado por un marcador <strong>de</strong> caso, <strong>de</strong>jando la función <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificar el actante<br />
antepuesto por completo al pronombre. Les recuerdo que parece todavía<br />
más francés a la frase<br />
1202<br />
(7) Mon amie, je lui donne les fleurs
que la frase<br />
(8) A mon amie, je luí donne les fleurs.<br />
Kany (1951: 1) a reunido frases <strong>de</strong>l tipo (8) en el castellano <strong>de</strong> América:<br />
(9) Ese negro (A ese negro) no lo mata nada<br />
que correspon<strong>de</strong>n a lo que se consi<strong>de</strong>ra normal en francés y don<strong>de</strong> el lo es tan<br />
funcional como lo es el lui en (7).<br />
En un libro reciente sobre el español hablado en Andalucía, Pedro Carbonero<br />
menciona entre los pocos fenómenos gramáticos característicos <strong>de</strong>l andaluz<br />
construcciones como (9a) y (9b):<br />
(9a) El teatro, habré ido un par <strong>de</strong> veces al teatro<br />
(9b) Los toros, yo, a mí los toros no me gustan nada.<br />
Teniendo en cuenta la sintaxis hispanoamericana <strong>de</strong> nuestra frase (8) y recordando<br />
las semejanzas fonológicas y morfológicas, entre el castellano <strong>de</strong> América<br />
y el <strong>de</strong> Andalucía, estas construcciones segmentadas andaluzas merecen un<br />
interés especial <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l americanista. Dicho sea <strong>de</strong> paso que en frases americanas<br />
estudiadas por José Pedro Roña (1962) <strong>de</strong>l tipo (9c), con el Yo segmentado.<br />
(9c) Yo me parece<br />
el pronombre <strong>de</strong> objeto me es menos redundante que lo sería un me en una frase<br />
<strong>de</strong>l tipo a mí me parece.<br />
El uso <strong>de</strong> pronomobres «funcionales» como en (8), es <strong>de</strong>cir sobre todo en<br />
combinación con el fenómeno <strong>de</strong> la segmentación (Ese negro), parece más frecuente<br />
en el castellano <strong>de</strong> América que en España. Y con esta diferencia cuadra<br />
bien el hecho <strong>de</strong> que los acusativos preposicionales han aumentado y siguen aumentando<br />
mucho más en Europa que en Hispanoamérica, don<strong>de</strong> no faltan ejemplos<br />
como (10):<br />
(10) Ayer maté mi hermano injustamente<br />
que ha sido interpretado por Oroz (1966: 399) en su libro fundamental sobre el<br />
español <strong>de</strong> Chile.<br />
La «tipología correlativa» ha <strong>de</strong>scubierto (Komer 1987: 54, passim), que<br />
una lengua que no marca los objetos morfológicamente, —o dicho en forma<br />
más clara para el español <strong>de</strong> América— que hace menos uso <strong>de</strong> la preposición a<br />
1203
<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> «acusativos», tiene que hacer un mayor uso <strong>de</strong> la voz pasiva y <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n<br />
Sujeto-Verbo-Objeto.<br />
No es fácil verificar o documentar en el castellano <strong>de</strong> América estas dos correlaciones<br />
universales.<br />
Por lo que se refiere a la voz pasiva, falta todavía un verda<strong>de</strong>ro estudio comparativo.<br />
Pero ya ahora se pue<strong>de</strong>n mencionar algunos fenómenos que confirman<br />
nuestra hipótesis tipológica: Así, es evi<strong>de</strong>nte que la forma pasiva canónica formada<br />
por auxiliar y participio pasado parece más arraigada en el hispanoamericano<br />
que la construcción reflexiva, siendo esta última no limitada a la expresión<br />
<strong>de</strong> la voz pasiva y poco compatible con un sujeto agente.<br />
La frase típicamente americana<br />
(1 la) El puerto está siendo bombar<strong>de</strong>ado<br />
que Kany (1951: 237) cita para documentar el uso <strong>de</strong>l gerundio siendo, y que<br />
pue<strong>de</strong> explicarse como un préstamo sintáctico <strong>de</strong>l norteamericano, ha sido traducido<br />
por Kany en castellano europeo por<br />
(1 Ib) Están bombar<strong>de</strong>ando el puerto<br />
y todavía mejor por<br />
(1 le) Se sigue bombar<strong>de</strong>ando el puerto.<br />
El ejemplo más reciente <strong>de</strong> los que he podido reunir, aparece en un discurso<br />
<strong>de</strong> Carlos Fuentes {cf. Hispanorama 36, marzo 1984, p. 68):<br />
(12) Nicaragua está siendo atacada e invadida por fuerzas norteamericanas o<br />
movidas por los Estados Unidos.<br />
Por lo que se refiere al or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> palabras, también falta una comparación<br />
extensa entre el castellano <strong>de</strong> América y el <strong>de</strong> España. Pero hay especialistas<br />
<strong>de</strong>l español <strong>de</strong> América que parecen convencidos <strong>de</strong>l progreso <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n fijo S<br />
V O, y que lo correlacionan con el menor uso <strong>de</strong>l acusativo preposicional. Escuchemos<br />
lo que dice Silva-Corvalán (1981: 111) que se refiere en lo que sigue al<br />
castellano <strong>de</strong> América (y no <strong>de</strong> España):<br />
1204<br />
The use of a more fixed subject - verb - object (SVO) or<strong>de</strong>r may be related to<br />
the growing ten<strong>de</strong>ney not to mark overtly the direct object with the preposition a<br />
in spoken Spanish. Thus, from a language with a more pragmatic word or<strong>de</strong>r, Spanish<br />
appears to be <strong>de</strong>velopping into a language whose word or<strong>de</strong>r has a grammatical<br />
function: that of signaling subject and object.
Permítanme volver a la frecuencia <strong>de</strong> yo me gusta, mencionado por nosotros<br />
en el párrafo <strong>de</strong>dicado al aumento <strong>de</strong> la segmentación y <strong>de</strong> la reducción <strong>de</strong> la<br />
llamada «redundancia pronominal» en Hispanoamérica. El yo <strong>de</strong> la frase citada<br />
(9c) es un fenómeno entre varios que hicieron enunciar a José Pedro Roña lo<br />
que sigue y que nos lleva a un correlato hispanoamericano todavía no mencionado,<br />
el uso <strong>de</strong> pronombres <strong>de</strong> sujeto.<br />
En la lengua común española (peninsular) el pronombre sujeto no es usado en<br />
el lenguaje llano, sino solamente como forma enfática [...].<br />
Esto, sin embargo, no se aplica al español americano, en ninguno <strong>de</strong> sus niveles,<br />
ya que virtualmente toda la América Española usa el pronombre sujeto, aun<br />
en el lenguaje llano, en forma obligatoria.<br />
(Roña 1961: 397)<br />
Permítanme recordar <strong>de</strong> paso la correlación que existe entre la redundancia<br />
pronominal en el campo <strong>de</strong>l objeto por un lado y la economía —y con ella, la<br />
función— <strong>de</strong> los pronombres <strong>de</strong> sujeto por otro lado. Esta correlación, pues, es<br />
reversible, es <strong>de</strong>cir, una lengua con redundancia <strong>de</strong> los pronombres <strong>de</strong> sujeto,<br />
por ejemplo como el francés actual (moi, je), muestra una gran economía con<br />
los pronombres <strong>de</strong> objeto, que se hacen por ello muy funcionales. (Piensen en<br />
ejemplos como L'Aquitaine, moi.j'aime -j'ai trouvé -je lui ai dit etc. Los que<br />
se interesan por esta correlación, encuentran un estudio que creo suficientemente<br />
<strong>de</strong>tallado en Kórner 1983).<br />
La confirmación <strong>de</strong> Roña (1962: 387) ha parecido a otros especialistas <strong>de</strong>l<br />
tema —el tema <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> pronombres <strong>de</strong> sujeto en Hispanoamérica, me refiero<br />
a los trabajos <strong>de</strong> Ana María Barrenechea y Alicia Alonso (1973) —un poco exagerada.<br />
Por lo menos al tipólogo que conoce la correlación fonnulada hace ya<br />
casi 40 años (cf. Kórner 1987: 157) entre el aumento <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n S V O por un lado<br />
y el aumento <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> pronombres <strong>de</strong> sujeto por otro lado— al tipólogo, digo,<br />
le parece necesario examinar todavía más a fondo y <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>rna más <strong>de</strong>tallada<br />
la afirmación interesante <strong>de</strong> J. P. Roña.<br />
El mayor uso <strong>de</strong> la voz pasiva por un lado y la ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> exponer la categoría<br />
<strong>de</strong> sujeto más frecuentemente en el nivel formal, especialmente por pronombres<br />
<strong>de</strong> sujeto, estas dos ten<strong>de</strong>ncias tienen cierto paralelismo que conlleva<br />
un tercer fenómeno sintáctico que distingue el español <strong>de</strong> América <strong>de</strong>l <strong>de</strong> España:<br />
Me refiero al mayor uso <strong>de</strong> una clase <strong>de</strong> palabras que en Europa caracteriza<br />
a lenguas como la inglesa, la francesa, la alemana y a otros, es <strong>de</strong>cir, las palabras<br />
<strong>de</strong>l tipo one, on, man etc. Hay textos consi<strong>de</strong>rados como «muy americanos»<br />
por ser escritos en lengua popular como las <strong>de</strong> Juan Rulfo en la que la palabra<br />
uno, es <strong>de</strong>cir, un verda<strong>de</strong>ro pronombre <strong>de</strong> sujeto, «in<strong>de</strong>finido» o<br />
«impersonal», sustituye a las construcciones con se. Pienso sobre todo en las<br />
1205
primeras páginas <strong>de</strong> Luvina, un cuento <strong>de</strong> El llano en llamas, don<strong>de</strong> pululan frases<br />
con uno como nuestro número (13a):<br />
(13a) Entonces uno lo oye rasguñando el aire con sus ramas espinosas.<br />
Este uno como pronombre <strong>de</strong> sujeto variación <strong>de</strong> género, característico <strong>de</strong> la<br />
tercera persona. En una <strong>de</strong> las últimas novelas <strong>de</strong> Vargas Llosa, Historia <strong>de</strong><br />
Mayta, pág. <strong>21</strong>5, habla una señora <strong>de</strong> sí misma diciendo (15):<br />
(13b) En ese tiempo, una no hablaba <strong>de</strong> eso con las amigas.<br />
Hay una correlación entre el acusativo preposicional y el uso <strong>de</strong>l infinitivo en la<br />
misma lengua. No puedo explicar ahora los <strong>de</strong>talles o el porqué <strong>de</strong> esta correlación.<br />
Me limito a indicar (14a, 14b) el título <strong>de</strong> un artículo en una publicación bilingüe,<br />
don<strong>de</strong> la versión alemana recuerda el segundo predicado, en el que el objeto precedido<br />
<strong>de</strong> a, es <strong>de</strong>cir, España, funciona como un sujeto <strong>de</strong> un infinitivo subordinado.<br />
(14a) Irlanda quiere a España en la CEE<br />
(14b) Irland móchte Spanien in <strong>de</strong>r EG haben.<br />
Lo que llama la atención <strong>de</strong>l americanista en el uso y en la frecuencia <strong>de</strong>l infinitivo<br />
español, son construcciones americanas don<strong>de</strong> el infinitivo o tal vez el gerundio<br />
parecen ser evitados. Me refiero a la construcción llamada por los especialistas<br />
«tensed complement» y muy estudiada en los últimos años por los especialistas <strong>de</strong><br />
la sintaxis francesa o italiana, es <strong>de</strong>cir, especialistas <strong>de</strong> aquel tipo lingüístico al que<br />
no pertenece la lengua castellana <strong>de</strong> España. No es por casualidad que los hispanistas<br />
no se hayan interesado hasta el momento por aquella construcción que se encuentra<br />
con frecuencia en textos hispanoamericanos —pero casi nunca en España.<br />
Me limito a tres ejemplos, el primero (15) <strong>de</strong> un cuento <strong>de</strong>l mejicano Juan Rulfo, el<br />
segundo (16), <strong>de</strong>l cuento La Insolación <strong>de</strong>l uruguayo Horacio Quiroga y el tercero<br />
(17) <strong>de</strong> la novela Abaddón el exterminador <strong>de</strong>l argentino Ernesto Sábato.<br />
(15) Lo VÍ que temblaba <strong>de</strong> frío<br />
(16) Sentíanse alegres, libres <strong>de</strong> preocupación, y en consecuencia disponíanse<br />
a ir a la chacra tras el peón, cuando oyeron a Mister Jones que le gritaba, lejos ya,<br />
pidiéndole el tornillo.<br />
(17) Caminaba lentamente hacia la plaza Boulogne-sur-Mer cuando sintió <strong>de</strong>trás<br />
a Beba que gritaba su nombre: «Escucha, caramba».<br />
Llego a la última parte <strong>de</strong> mi documentación y reflexión con la que quería<br />
indicarles que muchos fenómenos sintácticos <strong>de</strong>l castellano <strong>de</strong> América están en<br />
íntima relación entre ellos, es <strong>de</strong>cir, forman una estructura/w se que representa<br />
1206
otro tipo <strong>de</strong> lengua. No son <strong>de</strong>sviaciones aisladas o casuales <strong>de</strong> una norma culta<br />
que España y América tengan un común.<br />
El último <strong>de</strong> mis ejemplos, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> los rasgos sintácticos que hacen vislumbrar<br />
otro tipo <strong>de</strong> lengua en América, exige una interpretación con cierta precaución.<br />
Una lengua con «clitic doubling» (como la española), es <strong>de</strong>cir con pronombres<br />
<strong>de</strong> objetos sin función, redundantes, inertes, se opone tipológicamente<br />
a una lengua (como la francesa) con pronombres <strong>de</strong> sujeto indispensables y por<br />
ello sin función especial. Se pue<strong>de</strong> ir más lejos y oponer el francés criollo <strong>de</strong><br />
ciertas islas <strong>de</strong>l Pacífico, es <strong>de</strong>cir, un francés que ha evolucionado <strong>de</strong> manera<br />
más libre y por ello más natural que el francés estándar por un lado, a un español<br />
evolucionado extremadamente libre y por ello fuera <strong>de</strong> la norma gramatical,<br />
por otro lado: como en aquel francés criollo el pronombre <strong>de</strong> sujeto ha ido evolucionando<br />
hacia un mero prefijo verbal que ya no indica género ni número:<br />
(18a) La femme il travaille<br />
así hay en el español una ten<strong>de</strong>ncia natural y tradicional, bien documentada ya<br />
en Cervantes, <strong>de</strong> hacer <strong>de</strong>l pronombre <strong>de</strong> objeto un mero prefijo que ya no indica<br />
número:<br />
(18b) Escríbeme pronto y da/e muchos recuerdos a todos.<br />
Lo que interesa en conexión con nuestro tema no es el innegable hecho que este<br />
le en vez <strong>de</strong> les o en otros casos en vez <strong>de</strong> los, se encuentre esporádicamente en<br />
textos bolivianos o colombianos.<br />
Mucho más interesante en conexión con nuestro tema es el hecho <strong>de</strong> que el<br />
fenómeno contrario, es <strong>de</strong>cir, la pluralización en las combinaciones con se, se<br />
encuentra con gran regularidad en todas partes y niveles (Kany 1951: 110) <strong>de</strong><br />
Hispanoamérica, lo que no se da en España. Les recuerdo el ejemplo clásico registrado<br />
ya por Rufino José Cuervo en el siglo pasado en Colombia:<br />
(19) Eso pasó como se los digo a uste<strong>de</strong>s.<br />
Añado un ejemplo sacado <strong>de</strong>l español mejicano <strong>de</strong> Juan Rulfo, esta vez <strong>de</strong>l<br />
cuento Diles que no me maten <strong>de</strong> la colección El llano en llamas.<br />
(20) «Yo no le he hecho daño a nadie, muchachos», iba a <strong>de</strong>cirles, pero se quedaba<br />
callado. «Más a<strong>de</strong>lantito se los diré», pensaba.<br />
El fenómeno los en vez <strong>de</strong> lo ha sido muchas veces explicado aisladamente, insistiendo<br />
en lo poco claro <strong>de</strong>l se en lo que se refiere a la distinción singular:<br />
plural.<br />
1207
No nos interesa tanto el origen <strong>de</strong> la solución encontrada por la gramática<br />
hispanoamericana, pero sí el fenómeno per se: la inclinación a dar una función<br />
al elemento predominal, el paso <strong>de</strong> un mero «clitic» a un verda<strong>de</strong>ro pronombre.<br />
De paso les recuerdo otros pluralizaciones nos lo dio en vez <strong>de</strong> nos lo dio o<br />
en véndanolos en vez <strong>de</strong> véndanoslo y también en démelo en vez <strong>de</strong> dénmelo.<br />
El fenómeno <strong>de</strong> re-pronominalización (palabra mía) <strong>de</strong> elementos inertes<br />
(«clitics») cuadra muy bien con la ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> insistir en la funcionalidad <strong>de</strong>l<br />
pronombre <strong>de</strong> objeto y correspon<strong>de</strong> por ello en nada al tipo <strong>de</strong> la lengua española.<br />
Es un indicio más <strong>de</strong> que la sintaxis <strong>de</strong>l español <strong>de</strong> América, más exactamente,<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los fenómenos sintácticos que distinguen Hispanoamérica <strong>de</strong><br />
España, existen estructuras homogéneas, tan homogéneas que representan otro<br />
tipo <strong>de</strong> lengua. No se trata siempre <strong>de</strong> <strong>de</strong>slices o irregularida<strong>de</strong>s o <strong>de</strong>sviaciones<br />
fortuitas que son la <strong>de</strong>licia <strong>de</strong> la sociolingüística, tan activa en el terreno <strong>de</strong> la<br />
variación lingüística americana.<br />
Creo necesario acabar con un breve resumen: La consistencia tipológica <strong>de</strong><br />
la sintaxis castellana <strong>de</strong> España se <strong>de</strong>be a una evolución reciente: el aumento y<br />
la estabilización, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el siglo xvi, <strong>de</strong>l acusativo preposicional, <strong>de</strong>l leísmo, <strong>de</strong><br />
la redundancia <strong>de</strong> los clíticos <strong>de</strong> objeto, <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> los verboi<strong>de</strong>s (infinitivo y<br />
gerundio), y otros fenómenos correlacionados, no han sido imitados con la misma<br />
intensidad en Hispanoamérica.<br />
Por ello, no <strong>de</strong>be sorpren<strong>de</strong>r la coexistencia hispanoamericana <strong>de</strong> los fenómenos<br />
mencionados con la frecuencia relativa <strong>de</strong> pronombres <strong>de</strong> sujeto, con el<br />
no-uso <strong>de</strong>l acusativo preposicional, con el loísmo, con la frecuencia <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n S<br />
V O y el mayor uso <strong>de</strong> la voz pasiva, con el «tensed complement», con la repronominalización<br />
<strong>de</strong> los elementos clíticos etc.<br />
El castellano <strong>de</strong> España ha renunciado más y más a ciertas variaciones, para<br />
hacerse <strong>de</strong>cididamente «exótico» <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las estructuras lingüísticas <strong>de</strong> Europa<br />
Occi<strong>de</strong>ntal —<strong>de</strong>jando la simultaneidad tradicional <strong>de</strong> rasgos europeos y exóticos<br />
al castellano <strong>de</strong> aquella América que se llama —<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el siglo xix—<br />
América Latina.<br />
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1208
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1209
LA INTEGRACIÓN DE LOS DATOS DE LA TEORÍA LINGÜÍSTICA<br />
EN LA GRAMÁTICA DESCRIPTIVA DEL ESPAÑOL<br />
INTRODUCCIÓN<br />
JUANA M. LICERAS<br />
Universidad <strong>de</strong> Ottawa<br />
Uno <strong>de</strong> los objetivos más importantes <strong>de</strong> la gramática <strong>de</strong>scriptiva es la evaluación<br />
<strong>de</strong> las propuestas <strong>de</strong> la teoría lingüística en función <strong>de</strong> su «transparencia<br />
intuitiva», es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> su habilidad para dar cuenta <strong>de</strong>l conocimiento que los<br />
hablantes tienen <strong>de</strong> su lengua materna aunque no lo puedan expresar <strong>de</strong> forma<br />
explícita. Al gramático le correspon<strong>de</strong> evaluar las distintas propuestas con objeto<br />
<strong>de</strong> proporcionar la mejor <strong>de</strong>scripción posible <strong>de</strong>l fenómeno en cuestión. En<br />
unos casos tendrá que elegir el análisis más «transparente» mientras que en<br />
otros <strong>de</strong>berá realizar una síntesis que le permita integrar los distintos aspectos<br />
<strong>de</strong> las intuiciones <strong>de</strong>l nativo.<br />
Si bien los procedimientos para evaluar la «transparencia intuitiva» no se han<br />
hecho explícitos, algunos gramáticos han sido capaces <strong>de</strong> capturar dicha transparencia<br />
evitando los formalismos <strong>de</strong> la teoría sintáctica actual para proporcionar<br />
<strong>de</strong>scripciones claras y elegantes <strong>de</strong> algunos procesos sintácticos. Tal es el caso<br />
<strong>de</strong> la noción <strong>de</strong> «operador» utilizada por Quirk y Greenbaum (1973) para referirse<br />
a la unidad léxica que interviene en los procesos <strong>de</strong> interrogación total y <strong>de</strong><br />
negación en inglés, como hemos indicado en Liceras (<strong>1989</strong> y en prensa).<br />
En este trabajo nos proponemos evaluar la «transparencia intuitiva» <strong>de</strong>l análisis<br />
<strong>de</strong> la pasiva propuesto por los <strong>de</strong>fensores <strong>de</strong> la Gramática Relacional (GR)<br />
y el que se utiliza <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l marco chomskiano <strong>de</strong> la teoría <strong>de</strong> Rección y Ligamiento<br />
(RL) tal como se aplicaría a la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> las construcciones pasivas<br />
e impersonales con SE en español. Se trata <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminar qué aspectos <strong>de</strong> cada<br />
uno <strong>de</strong> los análisis, una vez <strong>de</strong>spojados <strong>de</strong> los formalismos, pue<strong>de</strong>n integrarse a<br />
una <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> dichas construcciones que permita formalizar nuestras intui-<br />
1<strong>21</strong>1
ciones sobre el español <strong>de</strong> forma explícita y útil tanto para la investigación teórica<br />
como para la pedagogía <strong>de</strong>l lenguaje.<br />
1. GRAMÁTICA CIENTÍFICA Y GRAMÁTICA DESCRIPTIVA: LA EVALUACIÓN<br />
DE LA TRANSPARENCIA DE LOS ANÁLISIS TEÓRICOS<br />
Antes <strong>de</strong> sugerir posibles canales <strong>de</strong> comunicación entre la teoría lingüística y<br />
la <strong>de</strong>scripción gramatical, creemos necesario establecer una distinción entre gramática<br />
científica y gramática <strong>de</strong>scriptiva. Por gramática científica enten<strong>de</strong>mos el mo<strong>de</strong>lo<br />
elaborado por el lingüista para dar cuenta <strong>de</strong> las propieda<strong>de</strong>s abstractas que se<br />
realizan <strong>de</strong> forma diferente en las lenguas <strong>de</strong>l mundo. 1 La gramática <strong>de</strong>scriptiva<br />
pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>finirse como la formulación explícita <strong>de</strong>l conocimiento implícito que el<br />
hablante tiene <strong>de</strong> su lengua materna. Ambas difieren en el contenido y en el grado<br />
<strong>de</strong> i<strong>de</strong>alización: la primera no se interesa especialmente por las lenguas individuales<br />
ni preten<strong>de</strong> <strong>de</strong>scribirlas <strong>de</strong> forma completa; la segunda da cuenta <strong>de</strong> las propieda<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> una lengua dada, incluidas las propieda<strong>de</strong>s idiosincráticas, es <strong>de</strong>cir, es globalizadora.<br />
Según este planteamiento parece obvio que no tenga por qué existir una<br />
relación directa entre gramática científica y gramática <strong>de</strong>scriptiva, lo cual no obsta<br />
para que los gramáticos establezcan un diálogo permanente con la lingüística teórica,<br />
al igual que lo han <strong>de</strong> establecer con la sociolingüística, la psicolingüística o la<br />
gramática comparada. 2 Se trata <strong>de</strong> que el gramático filtre los datos <strong>de</strong> esas disciplinas<br />
y los incorpore en las gramáticas <strong>de</strong> tal forma que las <strong>de</strong>scripciones le sean útiles,<br />
a su vez, a la teoría lingüística y a las otras disciplinas relacionadas con el lenguaje.<br />
Para que eso sea posible la gramática <strong>de</strong>scriptiva, tal como se propone en<br />
Liceras (<strong>1989</strong> y en prensa) ha <strong>de</strong> tener las características siguientes:<br />
a) Ser globalizadora. Debe proporcionar toda la información posible sobre<br />
los distintos niveles (fonológico, morfológico, sintáctico, semántico y estilístico)<br />
<strong>de</strong> la lengua. Debe informar acerca <strong>de</strong> los registros más importantes (culto, no<br />
marcado, coloquial...) y <strong>de</strong> la variedad <strong>de</strong> dialectos estándar <strong>de</strong> dicha lengua. 3<br />
1. Dentro <strong>de</strong>l marco teórico choraskiano también se entien<strong>de</strong> por gramática el «órgano mental»<br />
formado por los principios innatos (la Gramática Universal) que contienen parámetros abiertos. En<br />
Lightfool (1982) se <strong>de</strong>scriben las características <strong>de</strong> la gramática entendida como uno <strong>de</strong> los «órganos<br />
mentales» que constituyen el lenguaje.<br />
2. Existe una tradición en las gramáticas <strong>de</strong>scriptivas <strong>de</strong> dar cuenta, <strong>de</strong> pasada, <strong>de</strong> algunas diferencias<br />
entre el lenguaje coloquial y el formal. Los trabajos <strong>de</strong> sociolingüística son una fuente <strong>de</strong> información<br />
sobre registros, cambio lingüístico y variación que el gramático <strong>de</strong>be tener en cuenta a la<br />
hora <strong>de</strong> efectuar las <strong>de</strong>scripciones. Ese es también el caso con los datos que proporciona la psicolingüística<br />
sobre la adquisición <strong>de</strong> una lengua dada a nivel nativo y no nativo (véase Liceras, en prensa).<br />
La consulta <strong>de</strong> gramáticas comparadas es fundamental a la hora <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminar posibles influencias<br />
<strong>de</strong> otras lenguas sobre la que se está <strong>de</strong>scribiendo.<br />
3. La diferenciación entre gramática nuclear y periferia que propone Chomsky (1981) tampoco<br />
le incumbe a la gramática <strong>de</strong>scriptiva.<br />
1<strong>21</strong>2
) Ser clara y explícita. Los avances <strong>de</strong> la lingüística en los últimos años<br />
permiten elaborar <strong>de</strong>scripciones muy <strong>de</strong>sarrolladas y libres <strong>de</strong> ambigüedad <strong>de</strong><br />
muchos aspectos <strong>de</strong>l lenguaje.<br />
c) Servir <strong>de</strong> base para la comparación y el contraste. Es <strong>de</strong>cir <strong>de</strong>be proporcionar<br />
información que permita <strong>de</strong>terminar el or<strong>de</strong>n básico <strong>de</strong> las categorías, los<br />
tipos <strong>de</strong> pasivas o estrategias <strong>de</strong> relativización, el comportamiento <strong>de</strong> las distintas<br />
categorías con respecto a sus complementos, etc., <strong>de</strong> forma que les sea útil<br />
tanto a los lingüistas que se ocupan <strong>de</strong> universales formales como a los que tratan<br />
<strong>de</strong> los universales tipológicos.<br />
d) Provocar e invitar a la reflexión al hablante nativo. Uno <strong>de</strong> los aspectos<br />
más valiosos <strong>de</strong> las gramáticas <strong>de</strong>scriptivas es el hecho <strong>de</strong> que su forma <strong>de</strong> hacer<br />
explícitas las intuiciones <strong>de</strong>l nativo al relacionar estructuras, pronunciarse<br />
sobre ambigüeda<strong>de</strong>s, proponer sustituciones, etc. le llevan a reflexionar sobre su<br />
propia lengua. ,<br />
En las páginas que siguen vamos a examinar la propuesta <strong>de</strong> análisis <strong>de</strong> las<br />
pasivas e impersonales con SE <strong>de</strong> la GR y <strong>de</strong> la teoría <strong>de</strong> la RL en función <strong>de</strong> su<br />
claridad, vali<strong>de</strong>z comparativa y capacidad globalizadora y <strong>de</strong> provocar la reacción<br />
<strong>de</strong>l hablante nativo, características que, como hemos indicado, servirán <strong>de</strong><br />
test para <strong>de</strong>terminar la «transparencia intuitiva» <strong>de</strong> los análisis lingüísticos.<br />
2. PROMOCIÓN, DESTITUCIÓN Y REGLAS DE AVANCE<br />
EN EL ANÁLISIS DE LA PASIVA DE LA GRAMÁTICA RELACIONAL<br />
Dentro <strong>de</strong>l marco <strong>de</strong> la GR las relaciones gramaticales son entida<strong>de</strong>s sintácticas,<br />
no <strong>de</strong>finibles, axiomáticas, en cuya <strong>de</strong>terminación hemos <strong>de</strong> guiarnos por la<br />
intuición, apoyándonos en la forma lógica y el significado. Las relaciones gramaticales<br />
«puras», la <strong>de</strong> sujeto (SU), complemento directo (OD) y complemento indirecto<br />
(Oí) no tienen contenido semántico unívoco porque neutralizan varios casos<br />
semánticos. 4 El SU es la relación gramatical 1 en la terminología relacional<br />
porque es la más accesible a la operación <strong>de</strong> las reglas. A la relación SU le sigue<br />
la relación 2, el OD, y la relación Oí se <strong>de</strong>nomina relación 3. Según la GR, la<br />
«pasiva correspondiente» a la oración transitiva <strong>de</strong>l español <strong>de</strong> (1) es (2).<br />
(1) El gobierno construyó esos hoteles en 1900<br />
I 2<br />
(2) Esos hoteles fueron construidos por el gobierno<br />
1 1<br />
4. El SU pue<strong>de</strong> ser «agente» como en Ana ha escrito ese artículo, «paciente» o «tema» como en<br />
la puerta se abrió <strong>de</strong> repente, «instrumental» como en Ese cuchillo corta bien la carne, «locativo»<br />
como en Madrid tiene muchos habitantes, etc. En Liceras (1984) hay un análisis <strong>de</strong> las relaciones<br />
gramaticales <strong>de</strong>l español enfocado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong> la gramática relacional.<br />
1<strong>21</strong>3
Los esquemas que representan el progreso que se conoce como pasiva personal<br />
plena son los siguientes:<br />
construir construir<br />
1 /"<br />
el gobierno esos hoteles el gobierno esos hoteles<br />
En este proceso opera una regla <strong>de</strong> avance que convierte el OD (el 2 inicial)<br />
en SU <strong>de</strong> la pasiva (J clásico). El sujeto <strong>de</strong> la activa (i inicial) <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> mantener<br />
una relación <strong>de</strong> término (la que mantienen las relaciones gramaticales puras)<br />
con el verbo (rector) y se convierte en SU chómeur (1). Este 1 que ha sido <strong>de</strong>stituido<br />
pasa a ser un complemento oblicuo marcado por la preposición por s . La<br />
regla tiene también efectos secundarios que afectan a la morfología. 6<br />
La propuesta es, por consiguiente, que el nativo intuye que los procesos <strong>de</strong><br />
promoción (2 ~» 1) y <strong>de</strong> <strong>de</strong>stitución (1 -> 7) forman parte <strong>de</strong> la oración en (2).<br />
La <strong>de</strong>stitución pue<strong>de</strong> convertirse en elisión, como en el caso <strong>de</strong> (3) en que el 1<br />
no aparece.<br />
(3) Esos hoteles fueron construidos en 1900.<br />
La llamada pasiva refleja <strong>de</strong>l español, con morfología diferente (es <strong>de</strong>cir que<br />
los efectos secundarios <strong>de</strong> la regla <strong>de</strong> avance no son los mismos) también pue<strong>de</strong><br />
explicarse <strong>de</strong> la misma forma. En la pasiva refleja <strong>de</strong> (4) se dan igualmente los<br />
procesos <strong>de</strong> promoción y <strong>de</strong>stitución.<br />
(4) Esos hoteles se construyeron en 1900.<br />
Esta oración se presta a otra interpretación posible que pue<strong>de</strong> no implicar<br />
<strong>de</strong>stitución <strong>de</strong> ningún tipo porque no interese en absoluto quién sea el responsable<br />
o agente. De hecho, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el momento en que se cambia el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> los<br />
constituyentes o el valor semántico <strong>de</strong>l inicial 2 como en el caso <strong>de</strong> (5) y (6) se<br />
hace aún más patente que no existe <strong>de</strong>stitución, que no hay inicial 1 en la mente<br />
<strong>de</strong>l nativo. 7<br />
(5) Se han construido todos los hoteles necesarios.<br />
(6) Ese libro se publicó en 1981.<br />
5. Hemos mantenido el término chómeur que utilizan Postal y Perlmutter (1977) porque es el<br />
que se ha adoptado también en otras lenguas para <strong>de</strong>signar al elemento que <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> sutentar la relación<br />
<strong>de</strong> término (argumento) con el verbo rector.<br />
6. Los efectos secundarios son: el cambio <strong>de</strong> la forma verbal a la pasiva y la concordancia <strong>de</strong>l<br />
sujeto clásico con el verbo. En este marco los cambios morfológicos se consi<strong>de</strong>ran secundarios para<br />
la regla. (Véase Perlmutter [1983] para una <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>tallada <strong>de</strong> las propuestas <strong>de</strong> la GR.)<br />
7. En Liceras (1984) se analiza como la posición <strong>de</strong>l sujeto pue<strong>de</strong> ser <strong>de</strong>terminante a la hora <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>cidir si una oración se siente como pasiva refleja o como pseudopasiva.<br />
1<strong>21</strong>4
De hecho, tanto en el caso <strong>de</strong> (5) como en el <strong>de</strong> (6), las oraciones pue<strong>de</strong>n<br />
sentirse bien como sinónimos <strong>de</strong> (7) y (8) bien <strong>de</strong> (3) y (9) respectivamente.<br />
(7) Tenemos todos los hoteles necesarios.<br />
(8) Ese libro salió a la venta en 1981.<br />
(9) Ese libro fue publicado en 1981.<br />
Los conceptos <strong>de</strong> promoción y <strong>de</strong>stitución sirven también para explicar la<br />
diferencia entre (5) y (6) por un lado y otras oraciones con SE que se han <strong>de</strong>nominado<br />
pasivas impersonales como las <strong>de</strong> (10) y (11).<br />
(10) Se sale por ahí.<br />
(11) Se les admira por su honestidad.<br />
En ninguno <strong>de</strong> los dos casos existe promoción porque no hay un 2 inicial<br />
que pase a ser 1 clásico. La oración <strong>de</strong> (10) es intransitiva y el 2 inicial <strong>de</strong> (11),<br />
les, se mantiene como tal. A<strong>de</strong>más, ni (10) ni (11) tiene sujeto gramatical. 8 Por<br />
consiguiente, lo que tienen en común estas oraciones es el proceso <strong>de</strong> <strong>de</strong>stitución<br />
<strong>de</strong>l sujeto agente que <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> tener la relación <strong>de</strong> 1 inicial con el verbo («el<br />
que sale» o «el que admira») y queda elidido <strong>de</strong>jando la huella representada por<br />
se. La otra interpretación posible es que el SE sea parte <strong>de</strong> la morfología verbal<br />
y que tampoco se sienta que existe <strong>de</strong>stitución. En este caso nos encontraríamos<br />
ante la <strong>de</strong>nominada tradicionalmente (Gili Gaya 1973) pseudo-activa. Esta es la<br />
interpretación más plausible <strong>de</strong> la oración <strong>de</strong> (12), en la que no existiría ni promoción<br />
ni <strong>de</strong>stitución.<br />
(12) Se nos rompió el único coche que teníamos.<br />
Sólo en el caso <strong>de</strong> que la causa <strong>de</strong> la ruptura sea sintiera como 1 inicial, cabría<br />
la interpretación <strong>de</strong> pasiva refleja con promoción y <strong>de</strong>stitución como en el<br />
caso <strong>de</strong> (4) arriba.<br />
En resumen, en relación con los conceptos <strong>de</strong> promoción y <strong>de</strong>stitución y su<br />
incorporación a la gramática <strong>de</strong>scriptiva, po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir que existen tres tipos<br />
<strong>de</strong> construcciones en español:<br />
1) La pasiva refleja, en la que intervienen ambos procesos y que constituye<br />
una <strong>de</strong> las interpretaciones posibles <strong>de</strong> (4), (5), (6) y (12).<br />
2) La pasiva impersonal, en la que sólo interviene la <strong>de</strong>stitución y que<br />
constituye una <strong>de</strong> las lecturas posibles <strong>de</strong> (10) y (11).<br />
3) La voz media, en la que no interviene ninguno <strong>de</strong> los dos procesos, y que<br />
estaría representada por la otra lectura <strong>de</strong> (10), (11) y (12).<br />
Estos conceptos permiten explicar el que estas oraciones puedan relacionarse o<br />
no, en las intuiciones <strong>de</strong>l nativo, el hecho <strong>de</strong> que al nativo le resulte tan difícil hacer<br />
8. Existe una diferencia entre estas dos oraciones y es que el vertx> es intransitivo en (10). Si<br />
bien es cierto que resulta extraño i<strong>de</strong>ntificar el término pasiva (aunque sea impersonal con el <strong>de</strong> intransitividad,<br />
en los casos en que esto ocurre existe siempre la posibilidad <strong>de</strong> que el verbo se perciba,<br />
<strong>de</strong> alguna forma, con el valor semántico <strong>de</strong> Abandonar, <strong>de</strong>jar el lugar, en este caso). De cualquier<br />
forma la asignación <strong>de</strong> papel temático <strong>de</strong> la teoría <strong>de</strong> RL podría dar cuenta <strong>de</strong> esto. Véase por ejemplo<br />
Belletti (1987) y <strong>de</strong> Miguel y Fernán<strong>de</strong>z Soriano (1988).<br />
1<strong>21</strong>5
esas intuiciones explícitas y <strong>de</strong> que le sea muy difícil al no nativo captar e interiorizar<br />
esos matices. Nos permiten asimismo relacionar fácilmente estos tipos <strong>de</strong> oraciones<br />
con las que ocurren en otras lenguas y con otros estadios <strong>de</strong>l español.<br />
3. LA ASIGNACIÓN DE CASO SINTÁCTICO ABSTRACTO, LOS PAPELES<br />
TEMÁTICOS, LA REGLA DE MOVIMIENTO Y LA INVERSIÓN SUJETO-VERBO<br />
EN LA TEORÍA DE RECCIÓN Y LIGAMIENTO<br />
Para el análisis <strong>de</strong> las construcciones pasivas, como para el <strong>de</strong> todas las oraciones,<br />
Chomsky (1981) plantea la existencia <strong>de</strong> varios módulos sintácticos cuya<br />
interreíación permite dar cuenta <strong>de</strong> los fenómenos que, en la teoría anterior,<br />
se explicaban a partir <strong>de</strong> transformaciones. Dos <strong>de</strong> los módulos cuyo funcionamiento<br />
nos interesa examinar son el <strong>de</strong> la asignación <strong>de</strong> caso y el <strong>de</strong> los papeles<br />
temáticos. Ambos son fundamentales a la hora <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminar el papel <strong>de</strong> las relaciones<br />
gramaticales en este mo<strong>de</strong>lo. De hecho, como Fillmore (1979) y luego<br />
Marantz (1984) plantean, una teoría <strong>de</strong> las relaciones gramaticales es un pronunciamiento<br />
acerca <strong>de</strong> la inter<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> los papeles semánticos, sus relaciones<br />
y la forma en que se expresan en la oración. En este mo<strong>de</strong>lo la teoría <strong>de</strong><br />
la O da cuenta <strong>de</strong> los principios <strong>de</strong> asignación <strong>de</strong> papeles temáticos (agente, paciente<br />
o tema, etc.) mientras que otra teoría (o subsistema) <strong>de</strong>termina los principios<br />
<strong>de</strong> asignación <strong>de</strong> caso abstracto (sujeto, objeto, etc.). Una regla <strong>de</strong> movimiento<br />
y otros principios como la inversión o el efecto <strong>de</strong> Definitud son<br />
también necesarios para explicar las construcciones que nos ocupan.<br />
Según la teoría <strong>de</strong>l caso abstracto, todos los sintagmas nominales (SN) han<br />
<strong>de</strong> tener caso, aunque haya lenguas en las que, como en español, no se realice a<br />
nivel morfológico. Los asignadores <strong>de</strong> caso son: el verbo (V) que asigna caso<br />
acusativo a su objeto, la preposición (P) que asigna caso oblicuo a sus objetos y<br />
el componente CONC <strong>de</strong> la FLEXIÓN que asigna caso nominativo al sujeto <strong>de</strong> las<br />
cláusulas finitas, como se indica en el diagrama siguiente:<br />
1<strong>21</strong>6<br />
FLEX<br />
O<br />
CONC TIEMPO<br />
3. ! S. pas. Construir esos<br />
hoteles<br />
en<br />
1900
La teoría <strong>de</strong>l caso da cuenta, por ejemplo, <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que los infinitivos<br />
raramente lleven sujeto léxico en español y, si lo llevan, sea pospuesto. 9 La<br />
asignación <strong>de</strong> caso está regulada por la relación estructural <strong>de</strong> rección que existe<br />
entre el asignador <strong>de</strong> caso y el SN al que se lo asigna. 10<br />
Mientras que en este marco teórico las funciones <strong>de</strong> sujeto, objeto directo,<br />
etc., se <strong>de</strong>finen a nivel estructural, los papeles temáticos son <strong>de</strong> naturaleza semántica<br />
y resultan indispensables a la hora <strong>de</strong> interpretar una oración dada. La<br />
teoría <strong>de</strong> la O <strong>de</strong>termina que todo SN <strong>de</strong>be recibir un papel temático <strong>de</strong>l núcleo<br />
<strong>de</strong>l predicado <strong>de</strong> que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>. Los asignadores <strong>de</strong> papel temático son el verbo,<br />
el adjetivo, la preposición y el sustantivo. 11 Las reglas sintácticas pue<strong>de</strong>n alterar<br />
la asignación temática <strong>de</strong> las oraciones.<br />
Según estos dos subsistemas, una oración pasiva como la <strong>de</strong> (2) no se <strong>de</strong>riva<br />
<strong>de</strong> (1) por una regla <strong>de</strong> avance sino que tiene una estructura profunda como la<br />
<strong>de</strong> (13).<br />
(13) SN [e] fueron construidos esos hoteles por el gobierno en 1900.<br />
En (13), como en la estructura profunda <strong>de</strong> la activa <strong>de</strong> (1) el SN esos hoteles<br />
recibe <strong>de</strong>l V el papel temático <strong>de</strong> paciente y el SN el gobierno el <strong>de</strong> agente.<br />
El análisis es como sigue: la oración no pue<strong>de</strong> tener una estructura superficial<br />
como la <strong>de</strong> (13) porque sería agramatical ya que el participio construidos, según<br />
la teoría <strong>de</strong>l caso, no pue<strong>de</strong> asignar caso acusativo al SN que le sigue. Para no<br />
violar el filtro <strong>de</strong>l caso (la obligatoriedad <strong>de</strong> estar marcado con caso) dicho SN<br />
<strong>de</strong>be <strong>de</strong>splazarse a una posición en la que pue<strong>de</strong> recibir caso. De ahí que ocupe<br />
el lugar <strong>de</strong> la categoría vacía [e] y reciba el caso nominativo. En este mo<strong>de</strong>lo no<br />
existe una relación sintáctica entre la oración activa y la pasiva. Sólo semántica<br />
en cuanto a que el predicado pue<strong>de</strong> asignar los mismos papeles temáticos a las<br />
dos construcciones. Por consiguiente, la relación que existiría entre (1) y (2) sería<br />
igual a la que cada una <strong>de</strong> estas construcciones tendría con la <strong>de</strong> (14).<br />
(14) La construcción <strong>de</strong> esos hoteles por el gobierno.<br />
En este ejemplo la sintaxis es claramente distinta y también lo es la asignación<br />
<strong>de</strong> caso que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong>l sustantivo.<br />
Hasta ahora, y por lo que se refiere a la comparación <strong>de</strong> las dos propuestas,<br />
parece que esta diferenciación <strong>de</strong> papeles temáticos y asignación <strong>de</strong> caso es clara<br />
y formaliza el conocimiento nativo en cuanto a la relación semántica y la diferencia<br />
sintáctica entre una activa y la pasiva «correspondiente». De hecho es<br />
9. La razón es que los infinitivos no tienen la categoría CONC y, por lo tanto, no pue<strong>de</strong>n asignar<br />
caso al SN en posición sujeto. Véase Hemanz y Brucart (1987), Fernán<strong>de</strong>z Lagunilla (1987) y<br />
Piera (1987) para una explicación <strong>de</strong>tallada <strong>de</strong> este fenómeno.<br />
10. La noción <strong>de</strong> rección es el resultado <strong>de</strong> la reformulación <strong>de</strong> Chomsky (1981) <strong>de</strong>l concepto<br />
<strong>de</strong> régimen <strong>de</strong> la gramática tradicional.<br />
11. El sustantivo asigna papel temático en los casos <strong>de</strong> nominalizadores como La interpretación<br />
<strong>de</strong> Luis fue extraordinaria. Aquí interpretación asigna el papel temático <strong>de</strong> agente a Luis.<br />
1<strong>21</strong>7
una propuesta que no entra en contradicción con la <strong>de</strong> la GR sino que es más<br />
completa.<br />
La llamada pasiva refleja <strong>de</strong> (4) tendría la estructura profunda <strong>de</strong> (15).<br />
(15) SN[e] se construyeron esos hoteles en 1900.<br />
La propuesta, tal como la formula Belletti (1982) para el italiano, es que SE<br />
recibe el papel temático <strong>de</strong> agente que le correspon<strong>de</strong> habitualmente a la posición<br />
sujeto y absorbe el caso acusativo <strong>de</strong>l verbo <strong>de</strong>jando al SN esos hoteles sin<br />
caso, por lo cual habrá <strong>de</strong> <strong>de</strong>splazarse (regla <strong>de</strong> movimiento <strong>de</strong>l SN) a la posición<br />
sujeto para recibirlo, exactamente como en el caso <strong>de</strong> (13). El hecho <strong>de</strong><br />
que el SN pueda aparecer <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l verbo como ocurre en (5) con todos los<br />
hoteles se explica por la regla <strong>de</strong> libre inversión sujeto-verbo que es típica <strong>de</strong>l<br />
español. 12<br />
En el caso <strong>de</strong> construcciones como (10) y (11), 13 Belletti (1987) ha propuesto<br />
que SE recibe el caso nominativo y no el acusativo (13). La intuición <strong>de</strong>l nativo<br />
en cuanto a la carencia <strong>de</strong> <strong>de</strong>stitución <strong>de</strong>l inicial 1 en el caso <strong>de</strong> la GR se<br />
formalizaría aquí a partir <strong>de</strong> la asignación <strong>de</strong> caso acusativo (pasiva refleja) y<br />
nominativo (pasiva impersonal) al SE.<br />
4. CONCLUSIÓN<br />
Para dar cuenta <strong>de</strong> la ambigüedad <strong>de</strong> las intuiciones <strong>de</strong>l nativo que hemos<br />
tratado <strong>de</strong> <strong>de</strong>scribir a partir <strong>de</strong> los conceptos <strong>de</strong> promoción y <strong>de</strong>stitución <strong>de</strong> la<br />
GR, la teoría <strong>de</strong> la RL nos permite recurrir a la asignación <strong>de</strong> caso abstracto o a<br />
la asignación <strong>de</strong> papel temático junto con la existencia o no <strong>de</strong> reglas <strong>de</strong> movimiento.<br />
Po<strong>de</strong>mos por un lado plantear que los nativos se <strong>de</strong>baten entre asignar<br />
papel temático (agente o tema, según los casos y los análisis) al SE con lo que<br />
las construcciones se interpretan como pasivas reflejas o impersonales o no<br />
asignárselo, en cuyo caso nos encontramos ante ejemplos <strong>de</strong> voz media, en<br />
nuestra clasificación. La asignación <strong>de</strong> caso (acusativo o nominativo) a SE también<br />
reflejaría la percepción <strong>de</strong> estas oraciones como pasivas impersonales o re-<br />
12. La inversión libre Sujeto-Verbo sería una <strong>de</strong> las propieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l parámetro <strong>de</strong>l sujeto nulo<br />
(Chomsky 1981). Otros tipos <strong>de</strong> inversión como la propia <strong>de</strong> los verbos o construcciones ergativas<br />
(Burzio 1986) no lo sería.<br />
13. Con respecto a (11) y <strong>de</strong> acuerdo con la propuesta <strong>de</strong> Bello (1847), parece tratarse en efecto<br />
<strong>de</strong> un dativo. Belleti (1987) hace notar que las pasivas impersonales <strong>de</strong>l alemán llevan precisamente<br />
la marca <strong>de</strong> dativo a nivel morfológico. Este fenómeno está relacionado con el llamado Efecto <strong>de</strong><br />
Definitud que diferencia las construcciones en Se respecta a ¡os que trabajan y se necesitan secretarias.<br />
Véase <strong>de</strong> Miguel y Fernán<strong>de</strong>z Soriano (1988) para una propuesta <strong>de</strong> que el SE impersonal crea<br />
oraciones ergativas en español. Chomsky (1986) y Belletti (1987) proponen que los verbos ergalivos<br />
asignan caso inherente y no estructural a sus SNs. Los verbos ergativos y ciertas construcciones como<br />
las existenciales cuyos SNs no son agentes sino temas, imponen el llamado Efecto <strong>de</strong> Definitud<br />
al SN en posición postverbal.<br />
1<strong>21</strong>8
flejas. La falta <strong>de</strong> caso hace que el SE se interprete como parte <strong>de</strong> la morfología<br />
verbal y se interprete como un caso <strong>de</strong> voz media. El contar con varios subsistemas<br />
permite relacionar estas oraciones con otras (las nominalizaciones) y refinar<br />
el análisis sintáctico. De hecho supone un paso a<strong>de</strong>lante con respecto a la<br />
propuesta <strong>de</strong> la GR, pero necesita refinarse <strong>de</strong> cara a adquirir la claridad y economía<br />
<strong>de</strong>scriptiva <strong>de</strong> esta última.<br />
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1987, pp. 125-147.<br />
1<strong>21</strong>9
ANOMALÍAS EN LA NORMA LINGÜÍSTICA MEXICANA<br />
JUAN M. LOPE-BLANCH<br />
Universidad Nacional Autónoma <strong>de</strong> México<br />
El afán <strong>de</strong> superación, la búsqueda <strong>de</strong> la perfección es una <strong>de</strong> las virtu<strong>de</strong>s<br />
más encomiables <strong>de</strong>l género humano. Y <strong>de</strong> las más productivas: ha permitido,<br />
por el momento, que el hombre alcance la luna. Y es afán que se refleja en todas<br />
las activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l hombre; entre ellas, naturalmente, la más importante: la<br />
actividad lingüística. El fenómeno <strong>de</strong> la ultracorrección no es sino consecuencia<br />
<strong>de</strong> tan plausible anhelo. Pero también lo es la poesía <strong>de</strong> Garcilaso o la <strong>de</strong> Góngora.<br />
De ahí que, aunque al lingüista pueda parecerle cuestión inoportuna o al menos<br />
ingenua, la pregunta que tantas personas suelen hacerse —«¿Dón<strong>de</strong> se habla<br />
mejor español?»— tiene firme y lógica justificación. Y merece una respuesta.<br />
Respuesta que hoy nadie podría proporcionar objetivamente, dado el todavía<br />
relativamente alto <strong>de</strong>sconocimiento que tenemos <strong>de</strong>l estado en que se encuentran<br />
las diversas hablas que integran la lengua española.<br />
No pretendo —claro está— alcanzar tal posibilidad <strong>de</strong> respuesta al final <strong>de</strong><br />
estas breves páginas. Sólo intento colocar una piedra en el camino que podría<br />
conducir a tan humana meta. La piedra que correspon<strong>de</strong> al habla mexicana en<br />
su particular y concreta norma capitalina, la cual es, por cierto, la que suele servir<br />
<strong>de</strong> mo<strong>de</strong>lo y dar la pauta a las normas regionales <strong>de</strong> todo el país.<br />
Que no exista —o, más bien, que no esté codificada— una norma lingüística<br />
general hispánica es algo evi<strong>de</strong>nte. Lo cual no quiere <strong>de</strong>cir que no exista un<br />
<strong>de</strong>al <strong>de</strong> norma hispánica, al que los hablantes cultos <strong>de</strong> los diversos países que<br />
integran el mundo hispánico procuran aproximarse cuando <strong>de</strong> «hablar bien» se<br />
trata. O que procuran alcanzar los hablantes <strong>de</strong> otros idiomas cuando apren<strong>de</strong>n<br />
la lengua española. En la <strong>de</strong>limitación —todavía imprecisa— <strong>de</strong> esa norma<br />
i<strong>de</strong>al hispánica contribuye <strong>de</strong> manera <strong>de</strong>terminante —y unificadora— la lengua<br />
literaria, no obstante las obvias, pero insignificantes, diferencias léxicas exis-<br />
12<strong>21</strong>
tentes entre autores <strong>de</strong> diverso origen geográfico. Esa norma i<strong>de</strong>al —o ese i<strong>de</strong>al<br />
<strong>de</strong> norma— a que todos aspiramos será el parámetro a que habré <strong>de</strong> referir las<br />
«<strong>de</strong>sviaciones» que hallo en la norma lingüística mexicana.<br />
Está por <strong>de</strong>más <strong>de</strong>cir que no tomaré en consi<strong>de</strong>ración las peculiarida<strong>de</strong>s<br />
(dialectalismos válidos que la norma hispánica hace posibles) ni las expresiones<br />
o locuciones que puedan singularizar <strong>de</strong> alguna manera al habla mexicana culta;<br />
me ocuparé sólo <strong>de</strong> las verda<strong>de</strong>ras <strong>de</strong>sviaciones propias <strong>de</strong> la norma mexicana<br />
respecto <strong>de</strong> la norma hispánica, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> los casos <strong>de</strong> ruptura <strong>de</strong> la norma general<br />
por parte <strong>de</strong> la mexicana. Esto es, <strong>de</strong> los casos en que el habla mexicana<br />
normal —y normativa <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su área geográfica— discrepa <strong>de</strong> la hispánica y<br />
cae <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> lo que podría ser reprobable para todos los <strong>de</strong>más o buena parte<br />
<strong>de</strong> los <strong>de</strong>más hablantes <strong>de</strong> español. Y haré tal cosa atendiendo exclusivamente a<br />
los dominios fonético y morfosintáctico <strong>de</strong> la lengua, <strong>de</strong>jando <strong>de</strong> lado el terreno<br />
lexicológico, más superficial y difícilmente reducible a norma general.<br />
Pues bien, en el dominio fonético no hall más que una <strong>de</strong>sviación mexicana<br />
respecto <strong>de</strong> la norma hispánica i<strong>de</strong>al: la diptongación <strong>de</strong> los hiatos, fenómeno<br />
prácticamente general en México. Así, [pjór], [pwéta], [kwéte], [almwáda], etc.,<br />
son realizaciones absolutamente normales en el habla mexicana. Por servirse <strong>de</strong><br />
ellas nadie sería rechazado ni excluido <strong>de</strong>l círculo prestigiado <strong>de</strong> los hablantes<br />
cultos. 1 Todos los <strong>de</strong>más fenómenos fonéticos anómalos que pue<strong>de</strong>n encontrarse<br />
en el habla mexicana o son <strong>de</strong>sviaciones <strong>de</strong> la propia norma local, o son realizaciones<br />
minoritarias, o coinci<strong>de</strong>n con la norma hispanoamericana en casos<br />
en que ésta discrepa <strong>de</strong> la europea. Así, la <strong>de</strong>bilitación y aun pérdida <strong>de</strong> las vocales<br />
tónica, fenómeno tan ampliamente estudiado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace tiempo; 2 así, la<br />
asibilación <strong>de</strong> -r final <strong>de</strong> palabra, en casos como [kalór] o [matar], o la africación<br />
rehilante <strong>de</strong> la palatal sonora, en casos como [zó], [zéno]; y así, finalmente,<br />
el fenómeno <strong>de</strong>l seseo, común a todas las hablas hispanoamericanas y buena<br />
parte <strong>de</strong> las europeas. No podría, pues, <strong>de</strong>cirse, en conclusión, que la norma fonética<br />
mexicana se aleje sensiblemente <strong>de</strong> la hispánica i<strong>de</strong>al. Salvo en el aislado<br />
caso <strong>de</strong> los hiatos, coinci<strong>de</strong> plenamente con ella.<br />
Algo mayor es el número <strong>de</strong> <strong>de</strong>sviaciones en el dominio <strong>de</strong> la morfosintaxis.<br />
La más notoria <strong>de</strong> las cuales acaso sea la que consiste en la errónea concordancia<br />
<strong>de</strong>l pronombre átono <strong>de</strong> tercera persona lo, la con antece<strong>de</strong>nte singular, pero<br />
construido en plural, haciéndose portador <strong>de</strong> la pluralidad correspondiente al<br />
pronombre invariable se prece<strong>de</strong>nte. Es <strong>de</strong>cir, cuando en el sintagma se lo, se<br />
la, el antece<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> se es plural, el morfema <strong>de</strong> pluralidad que correspon<strong>de</strong>ría a<br />
la norma pseudorreflexiva invariable se traspasa a lo o la: «Di el recado a mis<br />
1. C/., a este respecto, Giorgio PERISSBJOTTO, Fonología <strong>de</strong>l español hablado en la ciudad <strong>de</strong><br />
México, México, El Colegio <strong>de</strong> México, 1975; en especial pp. 84-89.<br />
2. Cf. mi artículo «En tomo a las vocales caedizas <strong>de</strong>l español mexicano», NRFH, XVII (1963-<br />
64), pp. 1-19, con la bibliografía anterior.<br />
1222
padres» = «Se los di»; «Entregué la lista a los profesores» = «Se las entregué».<br />
Error en que incurren sistemáticamente los mejores hablantes mexicanos, académicos<br />
<strong>de</strong> la lengua inclusive, y que cubre gran parte <strong>de</strong>l territorio lingüístico<br />
hispanoamericano, 3 sin <strong>de</strong>jar por ello <strong>de</strong> contravenir la norma hispánica i<strong>de</strong>al,<br />
ya que se trata <strong>de</strong> un evi<strong>de</strong>nte error sintáctico (<strong>de</strong> concordancia).<br />
Fenómeno también muy general en el español mexicano <strong>de</strong> cualquier nivel<br />
—en el que coinci<strong>de</strong> con otras normas cultas hispanoamericanas— es el <strong>de</strong><br />
«personalizar» al verbo haber en su uso impersonal, convirtiendo en su sujeto<br />
lo que es el objeto <strong>de</strong> la forma impersonal: «Hubieron fiestas» o «Habernos muchos<br />
que pensamos así» son <strong>de</strong>sviaciones <strong>de</strong> la norma i<strong>de</strong>al que pue<strong>de</strong>n recogerse<br />
<strong>de</strong> labios <strong>de</strong> hablantes mexicanos cultos. El fenómeno se extien<strong>de</strong> a los verbos<br />
que funcionan como auxiliares <strong>de</strong> haber. «Debían haber muchas personas<br />
allí», «Van a haber muchos problemas», etc.<br />
Igualmente generalizado está el uso <strong>de</strong> las preposiciones <strong>de</strong>s<strong>de</strong> y hasta para<br />
indicar no el límite inicial y final respectivamente <strong>de</strong> una acción durativa o imperfectiva,<br />
sino para referirse —enfáticamente— al momento en que se realiza<br />
una acción cualquiera, perfectiva y aun momentánea: «Des<strong>de</strong> el lunes llegó Fulano»<br />
(esto es, ya el lunes, hace varios días) o «Hasta mañana pagan» (es <strong>de</strong>cir,<br />
no hoy, sino mañana). «Viene hasta las once» no significa en la norma mexicana<br />
que a las once se vaya (o sea, que venga = esté aquí hasta la once), sino que<br />
apenas llega a las once, el muy perezoso. Es éste el único caso en que la diferencia<br />
<strong>de</strong> la expresión dialectal engendra confusión (cambio <strong>de</strong> mensaje) entre<br />
practicantes <strong>de</strong> la norma hispánica y hablantes mexicanos. El distinto empleo <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> («Des<strong>de</strong> ayer se lo dije») pue<strong>de</strong> llamar la atención a hispanohablantes <strong>de</strong><br />
otras proce<strong>de</strong>ncias, pero no origina confusión (mala interpretación <strong>de</strong>l mensaje)<br />
como suce<strong>de</strong> en el caso <strong>de</strong> hasta.<br />
Aunque no tan absolutamente generalizada en la norma culta, la adjetivación<br />
<strong>de</strong>l adverbio medio se produce muy frecuentemente, inclusive entre hablantes<br />
instruidos: «Son medios tontos», «Están medias locas». Se establece<br />
también in<strong>de</strong>bida concordancia entre el in<strong>de</strong>finido poco y su término: «dame<br />
una poca <strong>de</strong> agua» o «lo que necesita es una poquita <strong>de</strong> vergüenza».<br />
A los cinco fenómenos citados hasta ahora cabría señalar otros tantos menos<br />
violentos por cuanto que pertenecen también a la norma lingüística culta <strong>de</strong><br />
otros países americanos —y aun <strong>de</strong> ciertas regiones españolas— o por cuanto<br />
que son continuadores <strong>de</strong> una norma hispánica antigua. Así, la prácticamente<br />
consumada <strong>de</strong>saparición <strong>de</strong> las formas pronominales <strong>de</strong> la segunda persona plural,<br />
vosotros y vuestro, y el empleo <strong>de</strong> las formas uste<strong>de</strong>s y suyo (o <strong>de</strong> uste<strong>de</strong>s)<br />
correspondientes, es práctica general en toda Hispanoamérica y en algunas regiones<br />
<strong>de</strong> España. A tal grado, que en no pocos manuales <strong>de</strong> gramática hispa-<br />
3. Cf. KANY, Charles E., American-Spanish Syntax, 2.* ed., Chicago-London, The University oí<br />
Chicago Press, 1951, pp. 109-112.<br />
1223
noamericanos se ha eliminado la forma verbal <strong>de</strong> las segundas personas, <strong>de</strong> manera<br />
que el paradigma <strong>de</strong> cada tiempo se ha reducido a cinco formas —«canto,<br />
cantas, canta, cantamos, cantan»— con la consiguiente bárbara mutilación <strong>de</strong> la<br />
realidad lingüística general e histórica. Ahora bien, en este caso —como en el<br />
<strong>de</strong>l seseo— pue<strong>de</strong> pensarse que se trata <strong>de</strong> una pluralidad <strong>de</strong> normas, más que<br />
en una <strong>de</strong>sviación <strong>de</strong> la norma única, castellana, por parte <strong>de</strong> las hablas hispanoamericanas<br />
y europeas meridionales y canarias.<br />
Muy generalizado está entre los hablantes mexicanos <strong>de</strong> cualquier nivel cultural<br />
el empleo <strong>de</strong>l presente <strong>de</strong> indicativo regido por todavía no en lugar <strong>de</strong>l<br />
pretérito perfecto, o antepresente, en casos como «Todavía no llega el cartero»,<br />
«Pues él todavía no me paga lo que me <strong>de</strong>be». Paralelamente, cuando la acción<br />
se traslada al pasado, el imperfecto —o copretérito— <strong>de</strong> indicativo sustituye, en<br />
iguales condiciones, al pluscuamperfecto: «En aquella época todavía no se <strong>de</strong>scubrían<br />
los antibióticos». Es fenómeno que se conoce también en algunos otros<br />
países hispanoamericanos, 4 aunque ignoro qué grado <strong>de</strong> vitalidad y <strong>de</strong> difusión<br />
posee en ellos. En México, creo que pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarse integrante <strong>de</strong> la norma<br />
lingüística general.<br />
Como práctica mexicana normal pue<strong>de</strong> también consi<strong>de</strong>rarse la omisión <strong>de</strong><br />
la preposición <strong>de</strong> que rigen —en la norma hispánica i<strong>de</strong>al— ciertos verbos, especialmente<br />
en uso reflexivo: «Me olvidé [-] que tenía que ir», «Me alegro [-]<br />
que te guste», «Me acuerdo [-] que estaba lloviendo mucho», etc. 5 Frecuente es<br />
también —aunque no alcance la categoría <strong>de</strong> norma general— la omisión <strong>de</strong> la<br />
preposición <strong>de</strong> introductora <strong>de</strong> oraciones adnominales, en casos como «Estoy<br />
cierto [-] que lo hará» o «Tengo miedo [-] que no venga». Restan gravedad a esta<br />
<strong>de</strong>sviación <strong>de</strong> la posible norma lingüística i<strong>de</strong>al dos circunstancias <strong>de</strong> muy diversa<br />
naturaleza: <strong>de</strong> un lado, el hecho <strong>de</strong> que la omisión <strong>de</strong> la preposición <strong>de</strong><br />
sea cada día más frecuente en todos los países don<strong>de</strong> se habla castellano, España<br />
inclusive; <strong>de</strong> otro, la posibilidad <strong>de</strong> que tal ausencia <strong>de</strong> la preposición sea, en<br />
México, continuación <strong>de</strong> la norma española medieval y aun renacentista, en la<br />
cual estas relaciones interoracionales se marcaban exclusivamente por medio <strong>de</strong><br />
la conjunción que, sin presencia <strong>de</strong> preposición. 6 El llamado <strong>de</strong>queísmo, en<br />
4. Cf. KAN Y, American-Spanish Syntax, pp. 155-156.<br />
5. Cf. mi librito Observaciones sobre la sintaxis <strong>de</strong>l español hablado en México, México, Instituto<br />
Hispano Mexicano <strong>de</strong> Investigaciones Científicas, 1953; pp. 37-38.<br />
6. Concepción Company, en su tesis <strong>de</strong> doctorado presentada recientemente en la Universidad<br />
Nacional <strong>de</strong> México, en que ha estudiado la estructura <strong>de</strong> la fase nominal durante la Edad Media, advierte<br />
que tales relaciones se establecerían siempre mediante la conjunción que sola, sin preposición<br />
alguna. Tal norma llegó a la Nueva España en labios <strong>de</strong> sus colonizadores, según he podido advertir<br />
yo en mi estudio sobre el habla <strong>de</strong> Diego <strong>de</strong> Ordaz, en cuya prosa se produce una «sistemática omisión<br />
[<strong>de</strong> la preposición <strong>de</strong>l cuando se trata <strong>de</strong> oraciones subordinadas [adnominales] <strong>de</strong> verbo conjugado<br />
introducidas por que*: «Mucho <strong>de</strong>seo tengo [-] que se hiciese algo»; cierto soy [-] que el tesorero<br />
pagara todo». {Cf. El habla <strong>de</strong> Diego <strong>de</strong> Ordaz, México, UNAM, 1985, pp. 151-152).<br />
1224
cambio, no alcanza en México los altos índices <strong>de</strong> inci<strong>de</strong>ncia que se observan<br />
en las hablas <strong>de</strong> otros países, <strong>de</strong> manera que los casos que pue<strong>de</strong>n registrarse en<br />
el habla mexicana no llegan, <strong>de</strong> ningún modo, a constituir la norma.<br />
Si la ausencia <strong>de</strong> la preposición <strong>de</strong> en las oraciones adnominales pue<strong>de</strong> ser<br />
—como acabo <strong>de</strong> indicar— un caso <strong>de</strong> conservación <strong>de</strong> la norma clásica —que<br />
no <strong>de</strong> arcaísmo—, es posible que suceda lo mismo en el caso <strong>de</strong>l régimen prepositivo<br />
<strong>de</strong> verbos como entrar, meter y equivalentes. En México se ha conservado<br />
la norma castellana antigua —y aún andaluza contemporánea—, según la<br />
cual tales verbos regían la preposición a, y no en, como hace el castellano mo<strong>de</strong>rno.<br />
Así, por ejemplo, «entraron triunfantes a la ciudad», «se metió a la casa»,<br />
«fue introducido al carro celular», con el régimen usual en el Cantar <strong>de</strong>l<br />
mió Cid: «e a la red le metió» (v. 3339). 7 No habría, pues, por qué consi<strong>de</strong>rar al<br />
hecho como <strong>de</strong>sviación mexicana <strong>de</strong> la norma hispánica, sino que se trataría,<br />
más bien, <strong>de</strong> una innovación <strong>de</strong> la norma española mo<strong>de</strong>rna respecto <strong>de</strong> la tradicional.<br />
Algo semejante suce<strong>de</strong> en el caso <strong>de</strong> la distribución <strong>de</strong> las funciones <strong>de</strong> los<br />
pretéritos simple y compuesto —formas canté y he cantado—, diferente en el<br />
español <strong>de</strong> México con respecto al <strong>de</strong> España. No se trata tampoco en este caso<br />
<strong>de</strong> que la norma culta mexicana se haya alejado <strong>de</strong> la española o hispánica general,<br />
sino <strong>de</strong> diferente evolución, castellana y mexicana, a partir <strong>de</strong> un estado<br />
<strong>de</strong> cosas aún no bien <strong>de</strong>limitado <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la norma lingüística existente en el<br />
siglo xvi, cuando las formas canté y he cantado no había alcanzado aún una<br />
distribución bien <strong>de</strong>finida <strong>de</strong> sus funciones respectivas. 8<br />
Desviaciones, por último, respecto <strong>de</strong> la norma i<strong>de</strong>al que pue<strong>de</strong>n advertirse<br />
en la norma lingüística mexicana son los usos <strong>de</strong>l pronombre relativo quien y<br />
<strong>de</strong>l adverbio don<strong>de</strong> en función también <strong>de</strong> relativo con antece<strong>de</strong>ntes no personales<br />
ni locativos respectivamente, en casos como «... consultemos la constitución<br />
política mexicana, en quien hallaremos respuesta...», o «...ésa fue la noticia<br />
inesperada don<strong>de</strong> todos estuvieron en <strong>de</strong>sacuerdo». Pero ni su empleo alcanza a<br />
constituir norma, 9 ni son peculiarida<strong>de</strong>s privativas <strong>de</strong>l habla mexicana, sino que<br />
pue<strong>de</strong>n encontrarse, también esporádicamente, en casi todas las hablas hispánicas.<br />
Me parece, en conclusión, que sólo pue<strong>de</strong>n consi<strong>de</strong>rarse verda<strong>de</strong>ros casos <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>sviación gramatical por parte <strong>de</strong> la norma mexicana la errónea pluralización<br />
<strong>de</strong>l pronombre objetivo en el sintagma se lo, la personalización <strong>de</strong>l verbo haber<br />
en su función impersonal, el uso <strong>de</strong> hasta y <strong>de</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sin referencia a límite final<br />
7. Cf. mis Observaciones, cit. en la nota 5, p. 33. El uso <strong>de</strong> a se mantiene en el habla popular<br />
española, especialmente andaluza: «entró er chico a la cocina».<br />
8. De ello me he ocupado en un ensayo «Sobre el uso <strong>de</strong>l pretérito en el español <strong>de</strong> México», en<br />
Sludia Philologica: Homenaje a Dámaso Alonso, Madrid, vol. n, 1961, pp. 373-385.<br />
9. Cf. PALACIOS DE SÁMANO, Margarita, Sintaxis <strong>de</strong> los relativos en el habla cuita <strong>de</strong> la ciudad<br />
<strong>de</strong> México, México, UNAM, 1983; pp. 17 y 4H2.<br />
1225
o inicial <strong>de</strong> acción durativa, las falsas concordancias <strong>de</strong> medio y <strong>de</strong> un poco, y<br />
el empleo <strong>de</strong>l presente y <strong>de</strong>l imperfecto <strong>de</strong> indicativo con todavía no en lugar <strong>de</strong><br />
los tiempos compuestos correspondientes. El balance no parece ser alarmante ni<br />
encerrar graves peligros para el mantenimiento <strong>de</strong> la unidad estructural <strong>de</strong> nuestra<br />
lengua: Un solo fenómeno fonético —la diptongación <strong>de</strong> hiatos en casos como<br />
[pwéta] o [pjór]— y media docena <strong>de</strong> <strong>de</strong>sviaciones morfosintácticas no son<br />
un caudal que permita imaginar catástrofes insuperables en el curso vital <strong>de</strong> la<br />
lengua española. 10 La vinculación o fi<strong>de</strong>lidad <strong>de</strong> la norma lingüística culta <strong>de</strong><br />
México respecto <strong>de</strong> la norma hispánica general parece firme y vigorosa. O, dicho<br />
<strong>de</strong> manera más convincente para el hablante común <strong>de</strong> la lengua española,<br />
en México se habla un español bastante bueno, esencialmente correcto y aun<br />
castizo.<br />
10. En la estructura <strong>de</strong> la cláusula —esto es, en la sintaxis <strong>de</strong> las unida<strong>de</strong>s lingüísticas mayores—<br />
la coinci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la norma mexicana con la hispánica general es absoluta. La organización <strong>de</strong><br />
oraciones y períodos en cláusulas es esencialmente la misma en todas las hablas urbanas cultas <strong>de</strong>l<br />
mundo hispánico. Cf. mis estudios sobre «La estructura <strong>de</strong>l habla en cuatro ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Hispanoamérica»<br />
y sobre «el habla <strong>de</strong> Madrid» resumidos en el libro Análisis gramatical <strong>de</strong>l discurso, México,<br />
UNAM, 2.' ed., 1987, pp. 137-163.<br />
12<strong>26</strong>
REQUISITOS PARA LA EDICIÓN CRÍTICA INFORMATIZADA: UNITE.<br />
CONJUNTO DE PROGRAMAS PARA LA UNIFICACIÓN AUTOMÁTICA<br />
DE TEXTOS. VERSIÓN PARA MICROORDENADORES SUN<br />
FRANCISCO MARCOS MARÍN y JUAN DE DIOS GODOY GARCÍA<br />
Universidad Autónoma <strong>de</strong> Madrid<br />
1. INTRODUCCIÓN<br />
UNITE es un conjunto <strong>de</strong> programas que comparan diferentes versiones <strong>de</strong><br />
un mismo texto en verso (es <strong>de</strong>cir, entendido como Unta + línea) con el objetivo<br />
<strong>de</strong> obtener una versión unificada a partir <strong>de</strong> las comparadas. UNITE no está<br />
planteado como la solución <strong>de</strong>finitiva a los problemas <strong>de</strong> la crítica textual (extensión<br />
<strong>de</strong> los textos, diversidad <strong>de</strong> grafías, existencia <strong>de</strong> diferentes versiones,<br />
etc.), sino como una herramienta que libere al editor humano <strong>de</strong> labores rutinarias<br />
y centre su trabajo en aquellas fases <strong>de</strong>l proceso en las que sea indispensable<br />
la actuación <strong>de</strong>l experto.<br />
La primera <strong>de</strong> las características <strong>de</strong> UNITE es que los textos no llevan ningún<br />
tipo <strong>de</strong> marca, etiqueta o membrete incorporado por el editor al texto que<br />
copia: no se requiere ninguna labor <strong>de</strong> pre-edición.<br />
La segunda es que presenta un amplio abanico <strong>de</strong> posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> automatización,<br />
con lo que el usuario pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>limitar perfectamente el campo <strong>de</strong><br />
actuación <strong>de</strong>l programa.<br />
El paquete estándar está diseñado para comparar un máximo <strong>de</strong> seis versiones<br />
<strong>de</strong> un mismo texto, diseño que pue<strong>de</strong> ampliarse si se van a comparar más <strong>de</strong><br />
seis textos simultáneamente. La unidad <strong>de</strong> comparación es la estrofa, entendida<br />
simplemente como un conjunto <strong>de</strong> versos separados por blanco. Este tipo <strong>de</strong><br />
unidad permite <strong>de</strong>tectar y solucionar el problema <strong>de</strong> los versos <strong>de</strong>scolocados<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una estrofa. No es necesario que las versiones tengan el mismo número<br />
<strong>de</strong> estrofas ni que éstas estén or<strong>de</strong>nadas por su numeración, ya que se incluyen<br />
utilida<strong>de</strong>s para dar formato y or<strong>de</strong>nar los textos. Tampoco es necesario que<br />
1227
las estrofas tengan el mismo número <strong>de</strong> versos, siempre que este número esté<br />
comprendido entre 1 y 5 (> 1 < 5).<br />
Los únicos requerimientos que se <strong>de</strong>ben cumplir en el formato <strong>de</strong> los textos<br />
son:<br />
• Un número <strong>de</strong> líneas al principio <strong>de</strong>l fichero para i<strong>de</strong>ntificar el texto, que<br />
<strong>de</strong>be ser igual en todas las versiones que se van a comparar.<br />
• El texto tiene que estar dividido en estrofas, separadas entre ellas por<br />
una línea en blanco. Cada estrofa lleva un número, que <strong>de</strong>be aparece <strong>de</strong>lante<br />
<strong>de</strong>l primer verso <strong>de</strong> la estrofa y en la misma línea que éste.<br />
• Aunque no es necesario que el texto esté or<strong>de</strong>nado, ya que se pue<strong>de</strong> hacer<br />
<strong>de</strong> forma automática, si es obligatorio que todas las versiones estén<br />
or<strong>de</strong>nadas con el mismo formato (opción 2 <strong>de</strong>l menú principal). Tenemos<br />
que advertir que las líneas al principio <strong>de</strong> los ficheros, que i<strong>de</strong>ntifican<br />
los textos y que no serán tenidas en cuenta por los programas, no serán<br />
modificadas por las utilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> formateo. Por ello es<br />
responsabilidad <strong>de</strong>l usuario el asegurar que el número <strong>de</strong> dichas líneas<br />
sea igual en todas las versiones.<br />
El conjunto <strong>de</strong> programas está implementado en lenguaje PASCAL y ha sido<br />
<strong>de</strong>sarrollado en los Centros Científicos <strong>de</strong> IBM en Madrid (España) y Hei<strong>de</strong>lberg<br />
(Alemania), para or<strong>de</strong>nadores IBM 43xx y superiores. Posteriormente<br />
ha sido modificado para adaptarlo al entorno UNIX <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>nador SUN y se ha<br />
utilizado un mo<strong>de</strong>lo 3/60.<br />
Para terminar con esta introducción conviene informar <strong>de</strong> que en la actualidad<br />
se está <strong>de</strong>sarrollando una nueva versión <strong>de</strong> UNITE, en la que se intenta eliminar<br />
cualquier tipo <strong>de</strong> limitación, tanto en el formato <strong>de</strong> los textos como en el<br />
máximo <strong>de</strong> versiones y <strong>de</strong> versos por estrofa. Está previsto, a<strong>de</strong>más, que esta última<br />
versión <strong>de</strong> UNITE sea ejecutable en or<strong>de</strong>nadores personales.<br />
2. ENTORNO DE MENÚS<br />
UNITE se presenta al usuario mediante un sistema <strong>de</strong> menús en el que aparecen<br />
todas las utilida<strong>de</strong>s que componen el paquete <strong>de</strong> programas. El sistema <strong>de</strong><br />
menús está compuesto por un menú principal <strong>de</strong> que cuelgan una serie <strong>de</strong> menús<br />
secundarios. A continuación se <strong>de</strong>scriben uno y otros con las utilida<strong>de</strong>s a<br />
que dan acceso. 1<br />
1. Cuando reproducimos un menú en el texto lo hacemos respetando la apariencia que tiene en<br />
la pantalla: para evitar problemas <strong>de</strong> compatibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> teclado y códigos no hemos usado en ellos<br />
ni acentos ni signos especiales.<br />
1228
Unificación textual<br />
(Menú principal)<br />
1. Menú <strong>de</strong> operaciones con ficheros.<br />
2. Preparar un texto original.<br />
3. I<strong>de</strong>ntificar los ficheros que contienen los textos.<br />
4. Ejecutar el proceso <strong>de</strong> UNIFICACIÓN en modo interactivo.<br />
5. Ejecutar el proceso <strong>de</strong> UNIFICACIÓN en modo batch.<br />
6. Salida temporal al UNIX.<br />
9. Salida.<br />
Elegir opción:<br />
1. Operaciones con ficheros.<br />
Esta opción permite acce<strong>de</strong>r al menú <strong>de</strong> operaciones con ficheros, que está<br />
compuesto <strong>de</strong> los siguientes menús y utilida<strong>de</strong>s:<br />
1. OPERACIONES CON FICHEROS<br />
1. Edición <strong>de</strong> ficheros.<br />
2. Sacar copias <strong>de</strong> ficheros.<br />
3. Formatear la Versión Unificada.<br />
4. Extraer Fichero <strong>de</strong> Variantes.<br />
5. Trabajos con los textos: localización <strong>de</strong> palabras, concordancias, etc.<br />
9. Menú principal.<br />
Elegir opción:<br />
1.1. Edición <strong>de</strong> ficheros.<br />
Esta opción permite acce<strong>de</strong>r al menú <strong>de</strong> edición <strong>de</strong> ficheros, que está compuesto<br />
<strong>de</strong> las siguientes utilida<strong>de</strong>s:<br />
1229
1.1 EDICIÓN DE FICHEROS<br />
1. Fichero <strong>de</strong> palabras VACIAS y SEMIVACÍAS.<br />
2. Fichero <strong>de</strong> SIGNOS <strong>de</strong> la grafía.<br />
3. Fichero <strong>de</strong> CARACTERES QUE DERIVAN HACIA OTROS.<br />
4. Fichero <strong>de</strong> PARÁMETROS <strong>de</strong> ejecución por <strong>de</strong>fecto.<br />
5. Fichero que almacena la VERSIÓN UNIFICADA.<br />
6. Fichero resumen <strong>de</strong> la ejecución.<br />
7. Otros.<br />
9. Menú anterior.<br />
Elegir opción:<br />
1.1 Edición <strong>de</strong>l fichero que contiene las palabras «vacías» y «semivacías».<br />
Se conocen con estos nombres aquellas palabras sin contenido semántico o<br />
con un contenido semántico muy pobre. Dichas palabras se utilizan para <strong>de</strong>terminar<br />
si dos versos están <strong>de</strong>scolocados <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una estrofa, aunque coincidan<br />
en un número limitado <strong>de</strong> ellas.<br />
1.2 Edición <strong>de</strong>l fichero que contiene los signos <strong>de</strong> la grafía que se eliminarán<br />
<strong>de</strong> los textos cuando se unifique dicha grafía.<br />
1.3 Edición <strong>de</strong>l fichero que contiene los caracteres y ca<strong>de</strong>nas dé caracteres<br />
que <strong>de</strong>rivan hacia otros en las fases <strong>de</strong> unificación <strong>de</strong> grafía.<br />
1.4 Edición <strong>de</strong>l fichero que contiene los parámetros para la ejecución <strong>de</strong>l<br />
programa.<br />
Mediante la modificación <strong>de</strong> estos valores el usuario pue<strong>de</strong> controlar el grado<br />
<strong>de</strong> automatización <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> edición unificada. Los valores que contiene<br />
este fichero son los que toma por <strong>de</strong>fecto cuando no se utiliza la opción <strong>de</strong><br />
modificarlos interactivamente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la pantalla.<br />
1.5 Edición <strong>de</strong>l fichero que contiene la versión unificada resultante <strong>de</strong> la<br />
ejecución <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> unificación.<br />
1.6 Edición <strong>de</strong>l fichero resumen <strong>de</strong> la ejecución <strong>de</strong> los procesos <strong>de</strong> unificación.<br />
Este fichero <strong>de</strong>scribe cómo se generaron palabras <strong>de</strong> la versión unificada<br />
como resultado <strong>de</strong>l tratamiento informático e indica para cada una <strong>de</strong> ellas el<br />
proceso <strong>de</strong> unificación que la generó, la estrofa y verso en el que aparece, y las<br />
palabras originales a partir <strong>de</strong> las cuales se formó. Es el fichero auxiliar para la<br />
elaboración posterior <strong>de</strong>l aparato crítico.<br />
1.7 Edición <strong>de</strong> cualquier otro fichero no consi<strong>de</strong>rado en las opciones anteriores.<br />
1230
Es posible ver el contenido <strong>de</strong> los ficheros mediante una llamada al editor VI<br />
<strong>de</strong> UNIX. Todos ellos pue<strong>de</strong>n ser modificados a conveniencia <strong>de</strong>l usuario siempre<br />
que se respeten las indicaciones que aparecen al principio <strong>de</strong> cada fichero.<br />
1.2 Copiar ficheros<br />
Esta opción permite hacer copias <strong>de</strong> seguridad y para ello acce<strong>de</strong> al menú que<br />
simplifica la copia <strong>de</strong> ficheros, el cual está compuesto <strong>de</strong> las siguientes utilida<strong>de</strong>s:<br />
1.2 COPIAR FICHEROS<br />
1. Fichero <strong>de</strong> palabras VACIAS y SEMIVACÍAS (fich_vacías, ser).<br />
2. Fichero <strong>de</strong> SIGNOS <strong>de</strong> la grafía (fich_signos, ser).<br />
3. Fichero <strong>de</strong> CARACTERES QUE DERIVAN HACIA OTROS<br />
(fich_carugr.scr).<br />
4. Fichero <strong>de</strong> PARÁMETROS <strong>de</strong> ejecución por <strong>de</strong>fecto (val<strong>de</strong>fec.dat).<br />
5. Fichero que almacena la VERSIÓN UNIFICADA (berunif.txt).<br />
6. Fichero resumen <strong>de</strong> la ejecución (faclara.res).<br />
7. Otros.<br />
9. Menú anterior.<br />
Elegir opción:<br />
Haga copia <strong>de</strong> seguridad <strong>de</strong>l fichero antes <strong>de</strong> ejecutar los programas.<br />
Nombre <strong>de</strong>l fichero ( para salir):<br />
1.3 Formatear la versión unificada<br />
Esta opción opera una vez realizada la unificación y permite preparar la versión<br />
unificada, bien con el texto unificado sólo, bien con las variantes no unificadas<br />
<strong>de</strong>trás <strong>de</strong> cada línea unificada, para conseguir un fichero manejable, en<br />
combinación con la opción 1.4.<br />
1.4 Extraer fichero <strong>de</strong> variantes<br />
La extracción <strong>de</strong>l fichero <strong>de</strong> variantes permite disponer <strong>de</strong> todas las variantes<br />
que se han producido al realizar el proceso <strong>de</strong> unificación, con objeto <strong>de</strong> tener<br />
un conocimiento, por separado, <strong>de</strong> lo que no ha sido unificado y po<strong>de</strong>r disponer<br />
<strong>de</strong> estos datos a la hora <strong>de</strong> confeccionar el aparato crítico. Téngase en<br />
1231
cuenta que tanto en este caso como en el anterior se dispone <strong>de</strong> estos ficheros,<br />
opcionalmente, más <strong>de</strong>l fichero resultante <strong>de</strong> la versión unificada.<br />
1.5 Trabajos con los textos<br />
Esta opción permite utilizar algunas instrucciones <strong>de</strong> UNIX para realizar<br />
búsquedas <strong>de</strong> ca<strong>de</strong>nas y obtener información sobre formas léxicas o sintagmáticas<br />
que interesen, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su verso. En cada caso se busca <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un fichero<br />
y se almacenan los resultados en un fichero común al que se van agregando<br />
los datos <strong>de</strong> las búsquedas subsiguientes, si así se <strong>de</strong>sea. Se obtienen concordancias<br />
con indicación <strong>de</strong>l texto don<strong>de</strong> se encuentra la ca<strong>de</strong>na buscada, número <strong>de</strong><br />
línea, y supresión optativa <strong>de</strong> las diferencias <strong>de</strong> mayúsculas y minúsculas y <strong>de</strong><br />
los espacios en blanco entre palabras que pue<strong>de</strong>n ir unidas o separadas, caso <strong>de</strong><br />
los clíticos y <strong>de</strong> otras formas. El número <strong>de</strong> opciones y combinaciones es elevado,<br />
por lo que vale la pena <strong>de</strong>stacar simplemente la opción entre recoger la concordancia<br />
con el texto o sólo la indicación numérica <strong>de</strong> la línea en la que se encuentra,<br />
procedimiento éste más rápido y <strong>de</strong> interés para recuentos estadísticos.<br />
2. Preparar un texto original<br />
Esta opción permite dar formato y or<strong>de</strong>nar las estrofas <strong>de</strong> forma automática,<br />
el menú para esta utilidad está compuesto <strong>de</strong> las siguientes opciones:<br />
1232<br />
2. MENÚ DE PROCESOS DE PREPARACIÓN DE LOS TEXTOS<br />
1. Introducir los datos <strong>de</strong>l formato.<br />
Formato por <strong>de</strong>fecto:<br />
espacios antes <strong>de</strong> la numeración = 4<br />
longitud <strong>de</strong> la numeración = 3<br />
espacios <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la numeración =<br />
líneas que se ignoran al principio <strong>de</strong>l<br />
2. Formatear texto.<br />
3. Or<strong>de</strong>nar las estrofas <strong>de</strong>l texto.<br />
9. Menú principal.<br />
NOTA: No olvidar que el formateo y<br />
con los datos introducidos en<br />
Teclear opción:<br />
4<br />
fichero '=* 4<br />
la or<strong>de</strong>nación se harán <strong>de</strong> acuerdo<br />
la opción 1.
2.1 Introducir los datos <strong>de</strong>l formato. Es imprescindible ejecutar esta opción<br />
antes que cualquiera <strong>de</strong> las siguientes. En este punto conviene recordar que el<br />
formato <strong>de</strong>be ser el mismo para todas y cada una <strong>de</strong> las versiones que se van a<br />
comparar, y que este formato se le proporcionará al programa <strong>de</strong> unificación<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la pantalla o modificando el fichero <strong>de</strong> parámetros. También es importante<br />
<strong>de</strong>cir que, aunque se pi<strong>de</strong> el número <strong>de</strong> líneas inútiles al principio <strong>de</strong>l fichero,<br />
éstas no se modifican con el formateo, y únicamente indican dón<strong>de</strong> impieza el<br />
texto al que se va a dar formato.<br />
2.2 Dar formato al texto <strong>de</strong> acuerdo con los valoes introducidos anteriormente.<br />
A<strong>de</strong>más establece la separación <strong>de</strong> un solo blanco entre palabra y palabra<br />
y una sola línea en blanco entre estrofa y estrofa.<br />
2.3 Or<strong>de</strong>nar las estrofas <strong>de</strong>l texto según su numeración. Si el texto no ha<br />
recibido formato previamente pue<strong>de</strong> dar lugar a errores <strong>de</strong> ejecución.<br />
Es conveniente hacer una copia <strong>de</strong> seguridad antes <strong>de</strong> dar formato u px<strong>de</strong>nar<br />
un texto; <strong>de</strong> esta forma se tendrá siempre una versión <strong>de</strong>l fichero original.<br />
3. I<strong>de</strong>ntificar los ficheros que contienen los textos<br />
Esta opción se utiliza para proporcionar al programa <strong>de</strong> unificación los nombres<br />
<strong>de</strong> los ficheros que contienen los textos. Este proceso es obligatorio antes<br />
<strong>de</strong> pasar a cualquiera <strong>de</strong> las dos modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> unificación automática (opciones<br />
4 y 5 <strong>de</strong>l menú principal). Como ya señalamos anteriormente, el máximo <strong>de</strong><br />
versiones para el estándar es <strong>de</strong> seis. El or<strong>de</strong>n en que se introducen los nombres<br />
<strong>de</strong> los ficheros está en estrecha relación con la prioridad que se quiera dar a cada<br />
versión; las versiones con prioridad más alta tendrán más peso a la hora <strong>de</strong><br />
tomar <strong>de</strong>cisiones en <strong>de</strong>terminadas circunstancias; aquellas en las que por otros<br />
criterios no se podría establecer el or<strong>de</strong>n que <strong>de</strong>ben seguir las palabras en el<br />
verso unificado.<br />
Otro punto que se <strong>de</strong>be tener en cuenta es que el programa buscará los ficheros<br />
que almacenan los textos en cualquier directorio, siempre que el nombre <strong>de</strong>l<br />
fichero incluya el «path» completo para llegar a dicho fichero. Esta particularidad<br />
es extensible a todas las utilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> UNITE a las que se le suministran<br />
nombres <strong>de</strong> ficheros.<br />
1233
3. Introducir los nombres <strong>de</strong> los ficheros<br />
que almacenan los textos (0 cuando no existan más versiones)<br />
PRIORIDAD NOMBRE<br />
1 texto 1<br />
2 texto 2<br />
3 texto 3<br />
4 texto 4<br />
5 texto 5<br />
6 texto 6<br />
Conforme con los datos? [s(sí), n(no), q (para salir <strong>de</strong>l programa)]:<br />
4. Ejecutar el proceso <strong>de</strong> unificación en modo INTERACTIVO<br />
Realiza la unificación automática mostrando en la pantalla los resultados<br />
parciales <strong>de</strong> los diferentes procesos por los que va pasando. Su utilización pue<strong>de</strong><br />
ser conveniente para comprobar la unificación <strong>de</strong> una o varias estrofas; pero<br />
se recomienda cuando los textos que se van a unificar no son cortos, ya que la<br />
utilización <strong>de</strong> la pantalla por el programa bloquea otra posible actividad <strong>de</strong>l<br />
usuario. El menú al que da acceso consta <strong>de</strong> las siguientes opciones:<br />
1234<br />
4. EJECUCIÓN EN MODO - INTERACTIVO -<br />
MENÚ DEL PROCESO DE UNIFICACIÓN<br />
1. Modificar Parámetros <strong>de</strong> ejecución <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la pantalla.<br />
2. Asignar los valores por <strong>de</strong>fecto a los Parámetros.<br />
3. Unificación.<br />
9. Menú principal.<br />
4.1 Modificar los parámetros <strong>de</strong> ejecución <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la pantalla.<br />
4.2 asignar los valores por <strong>de</strong>fecto a los parámetros <strong>de</strong> la ejecución. Como
ya mencionamos, estos parámetros están almacenados en un fichero que es accesible<br />
con la opción 4 <strong>de</strong>l menú <strong>de</strong> edición <strong>de</strong> ficheros.<br />
4.3 Inicia el proceso <strong>de</strong> unificación automática. Antes <strong>de</strong> esto es necesario<br />
haber asignado valores a los parámetros con algunas <strong>de</strong> las dos opciones anteriores.<br />
5. Ejecutar el proceso <strong>de</strong> unificación en modo BATCH<br />
Una vez que se lanza el proceso batch se <strong>de</strong>vuelve el control al sistema <strong>de</strong><br />
menús, con lo que se permite realizar cualquiera otra tarea, incluso fuera <strong>de</strong>l<br />
menú <strong>de</strong> UNITE. Cuando finalice la ejecución el or<strong>de</strong>nador advertirá con un<br />
mensaje al usuario.<br />
6. Salida temporal al UNIX<br />
Esta opción permite pasar <strong>de</strong>l entorno <strong>de</strong> menús <strong>de</strong> UNITE al shell <strong>de</strong><br />
UNIX. En el shell se pue<strong>de</strong> ejecutar cualquiera <strong>de</strong> los comandos UNIX. Con el<br />
comando «exit» se vuelve al menú principal <strong>de</strong> UNITE.<br />
9. Salida <strong>de</strong>l menú principal<br />
La tecla 9 permite abandonar el menú y retornar <strong>de</strong>finitivamente a UNIX.<br />
3. PROCESO DE UNIFIC ACIÓN<br />
En este apartado se <strong>de</strong>scriben todas las fases por las que atraviesa el proceso<br />
<strong>de</strong> unificación. Conviene recordar que el funcionamiento <strong>de</strong> todas y cada una <strong>de</strong><br />
estas fases está controlado por los valores almacenados en el fichero <strong>de</strong> parámetros<br />
o asignados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la pantalla (opciones 1.4 y 4.1) <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong> menús).<br />
Con la modificación <strong>de</strong> estos valores, el usuario <strong>de</strong>limita la capacidad <strong>de</strong>l programa<br />
para tomar <strong>de</strong>cisiones en el proceso <strong>de</strong> unificación.<br />
3.1 Lectura <strong>de</strong> los textos<br />
La lectura <strong>de</strong> los textos se realiza <strong>de</strong> acuerdo con los valores <strong>de</strong>l formato especificados,<br />
<strong>de</strong> ahí la importancia <strong>de</strong> que estos valores se correspondan con<br />
aquellos que sirvieron para dar formato a los textos.<br />
1235
La unidad básica <strong>de</strong> lectura es la estrofa, formada por un número variable <strong>de</strong><br />
versos nunca mayor que 5. Otro punto <strong>de</strong>stacable es la numeración <strong>de</strong> dicha estrofa,<br />
utilizada para establecer la correspon<strong>de</strong>ncia entre las leídas <strong>de</strong> las diferentes<br />
versiones. La elección <strong>de</strong> la estrofa como unidad básica implica unas mayores<br />
necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> recursos <strong>de</strong>l sistema en el proceso <strong>de</strong> unificación; pero tiene<br />
la ventaja <strong>de</strong> que se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>tectar y corregir la <strong>de</strong>scolocación <strong>de</strong> los versos<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la estrofa en unas versiones con respecto a otras.<br />
Como señalamos en la introducción, está previsto <strong>de</strong>sarrollar una nueva<br />
versión que elimine la limitación <strong>de</strong>l máximo <strong>de</strong> versos por estrofa. Esto implicaría<br />
que se podría utilizar el programa para cualquier tipo <strong>de</strong> texto escrito<br />
en verso.<br />
3.2 Unificación <strong>de</strong> grafía<br />
En esta parte <strong>de</strong>l proceso se modifican las grafías originales <strong>de</strong> los textos hacia<br />
formas gráficas más generales. Con ello se preten<strong>de</strong> eliminar en lo posible<br />
las diferencias producidas por dichas grafías y obtener un mayor número <strong>de</strong> palabras<br />
iguales en el proceso <strong>de</strong> comparación.<br />
La unificación <strong>de</strong> grafía está dividida en cinco fases, en cada una <strong>de</strong> las cuales<br />
se realiza un conjunto <strong>de</strong> modificaciones sobre la grafía original. Dichas fases<br />
no se ejecutan <strong>de</strong> forma consecutiva, sino que entre cada dos <strong>de</strong> ellas se intercala<br />
un proceso <strong>de</strong> comparación. De esta forma se conserva en lo posible la<br />
grafía original <strong>de</strong> los textos, ya que cuando una palabra llega a ser igual en alguna<br />
<strong>de</strong> las modificaciones, no es alterada por las siguientes. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> esto<br />
existe una fase llamada inactiva en la que no se modifica en nada la grafía original;<br />
dicha fase ejecutada en primer lugar permite comparar los textos con su<br />
grafía original y salvaguardar <strong>de</strong> posteriores modificaciones aquellas palabras<br />
que sean iguales.<br />
A continuación se <strong>de</strong>scriben cada una <strong>de</strong> las subfases:<br />
1236<br />
• Fase inactiva. No modifica la grafía <strong>de</strong> los textos.<br />
• Fase en la que se eliminan los signos <strong>de</strong> la puntuación. Elimina todos los<br />
caracteres almacenados en el fichero <strong>de</strong> signos <strong>de</strong> puntuación (opción<br />
1.2 <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong> menús).<br />
• Fase en la que se sustituyen las letras mayúsculas por las correspondientes<br />
minúsculas y las vocales acentuadas por las no acentuadas.<br />
• Fase en la que se <strong>de</strong>rivan caracteres y grupos <strong>de</strong> caracteres hacia formas<br />
más generales. Dichas modificaciones están almacenadas en el fichero<br />
accedido con la opción 1.3 <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong> menús.<br />
• Simplificación <strong>de</strong> las letras consecutivas iguales <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una misma<br />
palabra.
A primera vista pue<strong>de</strong> parecer que algunas <strong>de</strong> estas fases son <strong>de</strong>masiado específicas<br />
para algún tipo <strong>de</strong> textos (vocales acentuadas, letras consecutivas<br />
iguales); pero conviene hacer hincapié en las fases <strong>de</strong> <strong>de</strong>rivación <strong>de</strong> caracteres<br />
hacia formas generales y eliminación <strong>de</strong> los signos <strong>de</strong> puntuación, puesto que<br />
dichas modificaciones están controladas por el usuario. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> esto, el<br />
usuario pue<strong>de</strong> establecer qué bases se ejecutarán y en qué or<strong>de</strong>n y por tanto<br />
pue<strong>de</strong> adaptar el procesos <strong>de</strong> unificación a las características <strong>de</strong> sus textos.<br />
3.3 Unificación <strong>de</strong> posiciones para una misma palabra<br />
En esta fase <strong>de</strong>l proceso se soluciona el problema producido por aquellas palabras<br />
que aún siendo iguales en los textos comparados figuran en diferentes posiciones<br />
<strong>de</strong> dichos textos. Cuando se <strong>de</strong>tecta este caso, el programa intenta asignar<br />
una única posición siguiendo los criterios <strong>de</strong>l número <strong>de</strong> veces que figura en<br />
cada una <strong>de</strong> las posiciones, prioridad <strong>de</strong> cada una <strong>de</strong> las versiones y comprobación<br />
<strong>de</strong> que la posición elegida tenga ya otra palabra asignada.<br />
El control <strong>de</strong>l usuario sobre este proceso consiste en la posibilidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>cidir<br />
si se ejecuta o no y <strong>de</strong> establecer el rango <strong>de</strong> posiciones <strong>de</strong>l verso sobre las<br />
que actúa.<br />
3.4 Unión <strong>de</strong> palabras<br />
Consiste en unir dos palabras en una sola si con ello se consigue una nueva<br />
palabra que se pueda unificar con alguna <strong>de</strong> otra <strong>de</strong> las versiones comparadas.<br />
3.5 Separación <strong>de</strong> palabras<br />
En esta fase se separan <strong>de</strong>terminadas partes <strong>de</strong> una palabra para intentar unificar<br />
dichas partes, que ahora son nuevas palabras, con otras palabras pertenecientes<br />
a otras versiones.<br />
3.6 Formación <strong>de</strong> palabras a partir <strong>de</strong> las letras comunes <strong>de</strong> otras<br />
Este proceso es el último recurso <strong>de</strong> la unificación ya que, cuando los anteriores<br />
no han conseguido hacer iguales <strong>de</strong>terminadas palabras, se intenta crear<br />
una nueva palabra a partir <strong>de</strong> las letras comunes <strong>de</strong> las que se están comparando.<br />
Se realizan sucesivas comparaciones y se elige como válida aquella que pro-<br />
1237
duzca una relación entre el número <strong>de</strong> letras comunes y diferentes más positiva;<br />
en todo caso, esta relación <strong>de</strong>be ser igual o superior a 1.<br />
A continuación se comentan algunos aspectos comunes a los puntos 3.4, 3.5<br />
y 3.6.<br />
Antes <strong>de</strong> dar por válida la ejecución <strong>de</strong> cualquiera <strong>de</strong> los anteriores procesos,<br />
se hace un estudio para comprobar si dicha ejecución producirá resultados<br />
positivos, es <strong>de</strong>cir, ayudará a elegir una nueva palabra para la versión unificada.<br />
Con esto se impi<strong>de</strong> que una modificación no <strong>de</strong>seada interfiera en los posibles<br />
resultados <strong>de</strong> un proceso posterior.<br />
Los tres procesos anteriores trabajan con palabras localizadas en diferentes<br />
posiciones; por ello, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> dar por válida la ejecución <strong>de</strong> un <strong>de</strong>terminado<br />
proceso, el programa utiliza los criterios comentados en el punto 3.3, para establecer<br />
en qué posición <strong>de</strong> la versión unificada <strong>de</strong>ben figurar las nuevas palabras.<br />
Otro aspecto <strong>de</strong>stacable es que estos procesos se ejecutan mezclados y en diferentes<br />
fases. En la primera fase se exige que las nuevas palabras sean iguales<br />
a algunas <strong>de</strong> las ya existentes. En fases posteriores se van eliminando restricciones,<br />
permitiendo que las nuevas palabras no sean totalmente iguales a las ya<br />
existentes; pero estableciendo como límite que la relación entre el número <strong>de</strong><br />
letras iguales y diferentes sea mayor o igual que 1. Este bucle se ejecuta mientras<br />
que<strong>de</strong>n posiciones en la versión unificada sin palabra asignada y los procesos<br />
anteriores produzcan resultados positivos.<br />
Por último, conviene señalar que el usuario controla la ejecución <strong>de</strong> los anteriores<br />
procesos igual que lo hace para la unificación <strong>de</strong> posiciones, es <strong>de</strong>cir,<br />
<strong>de</strong>cidiendo si se ejecutan o no y el rango <strong>de</strong> posiciones sobre las que actúan.<br />
3.7 Salida <strong>de</strong> resultados<br />
El proceso <strong>de</strong> unificación automática genera dos ficheros <strong>de</strong> resultados. El<br />
primero <strong>de</strong> ellos almacena la versión unificada, mientras que el segundo registra<br />
una serie <strong>de</strong> datos referentes a los tres procesos vistos anteriormente y que resumen<br />
su ejecución.<br />
Fichero que almacena la versión unificada<br />
Al igual que los textos comparados, está dividido en estrofas separadas cada<br />
una <strong>de</strong> ellas por una línea en blanco. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> las palabra que fueron seleccionadas<br />
para la versión unificada, figuran también las variantes que no fueron<br />
seleccionadas, con un número asignado para i<strong>de</strong>ntificar la versión original en la<br />
que aparecían. Opcionalmente también pue<strong>de</strong>n aparecer las estrofas originarias<br />
<strong>de</strong> cada versión <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> la estrofa unificada.<br />
1238
Fichero que resume la ejecución <strong>de</strong> los procesos <strong>de</strong> unificación<br />
La creación <strong>de</strong> este fichero es opcional y está controlada por un parámetro<br />
modificable por el usuario. Su generación es muy conveniente cuando se necesita<br />
una aclaración <strong>de</strong> la ejecución <strong>de</strong> los citados procesos. Para cada palabra<br />
que generan dichos procesos existe una línea <strong>de</strong>l fichero en la que se indican la<br />
estrofa y verso en los que figura, el proceso que la generó, la palabra unificada<br />
resultado <strong>de</strong>l proceso y las palabras originales (acompañadas <strong>de</strong>l i<strong>de</strong>ntificativo<br />
<strong>de</strong> versión correspondiente) que generaron dicha palabra unificada; éstas últimas<br />
aparecen en formato original y no con el que realmente trabajan los procesos<br />
<strong>de</strong> unificación.<br />
1239
APÉNDICE A:<br />
EJEMPLO DE UNIFICACIÓN AUTOMÁTICA<br />
A continuación vamos a ver cómo se <strong>de</strong>sarrolla la ejecución <strong>de</strong> los programas aplicados<br />
a la estrofa 51 <strong>de</strong>l Libro <strong>de</strong> Alexandre, texto casteilano <strong>de</strong>l siglo XIII conservado en<br />
un manuscrito dialectal leonés <strong>de</strong>l siglo XIV, otro dialectal aragonés <strong>de</strong>l siglo XV y varios<br />
fragmentos menores.<br />
0<br />
(XIV)<br />
versión<br />
leonesa<br />
la'l<br />
Med<br />
(XIV)<br />
FIGURA I. Stemma: Libro <strong>de</strong> Alexandre<br />
la'l<br />
G'<br />
(XV)<br />
ICJl<br />
0!<br />
)<br />
G<br />
(XV)<br />
(ed. 1762)<br />
B<br />
(XIV)<br />
(ed. 1651)<br />
Ibl<br />
P<br />
(XV)<br />
versión<br />
orienta]<br />
Esta estrofa se conserva en cuatro versiones <strong>de</strong> este poema, i<strong>de</strong>ntificados por los números<br />
1, 2, 4 y 5 (P, O, G, G'). La <strong>de</strong>scripción que sigue aparece en la pantalla si se ejecuta<br />
el proceso en modo INTERACTIVO (opción 4 <strong>de</strong>l menú principal), con la excepción<br />
hecha <strong>de</strong> aquellos puntos que explican la función <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminadas fases y que han<br />
sido incluidos para aclarar el porqué <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminados resultados. Estos comentarios es-<br />
1240
tan <strong>de</strong>limitados por (**) para diferenciarlos <strong>de</strong> lo que realmente aparece en la pantalla<br />
durante la ejecución.<br />
(* Primer verso <strong>de</strong> cada versión *)<br />
Unificación <strong>de</strong> los siguientes versos<br />
Enpec'ol Aristotiles com o orne bien honrrado<br />
Comec'o don Aristotil cuerno ombr bie letrado<br />
Comenzó Aristotiles, como orne bien lenguado,<br />
comenc'o Aristotiles como onbre bien lenguado<br />
(* En el primer intento <strong>de</strong> unificación sólo se han tomado como válidas aquellas palabras<br />
que aparecen en la misma posición en al menos 3 <strong>de</strong> las 4 versiones comparadas.*)<br />
Estado inicial <strong>de</strong>l verso unificado<br />
51A Aristotiles como bien<br />
/lenpesol/ /14ome/ /lonrado/<br />
/2comeso//2don//2aristotil//2cuemo//2omure//2bien//<strong>21</strong>etrado/<br />
/45comenso/ /451enguado/<br />
/5onure/<br />
(* En la primera línea figuran las palabras que han sido seleccionadas para el verso unificado.<br />
En las siguientes líneas aparecen las distintas variantes con el número <strong>de</strong> versión<br />
<strong>de</strong> la que proce<strong>de</strong>n. Po<strong>de</strong>mos observar también como en las fases <strong>de</strong> unificación <strong>de</strong> grafía,<br />
se han modificado las grafías originales para intentar eliminar diferencias gráficas.<br />
*)<br />
(* En el siguiente paso se van a unificar aquellas palabras que son iguales aunque aparecen<br />
en diferentes posiciones en los versos comparados. *)<br />
Ejecución <strong>de</strong> Unifica posiciones<br />
51A Aristotiles como bien<br />
/lenpesol/ /14ome/ /lonrado/<br />
/2comeso//2don/ /aristotil//2cuemo//2omure//<strong>21</strong>etrado/<br />
/45comenso/ /451enguado/<br />
/5onure/<br />
(* En el siguiente intento se aplica el proceso <strong>de</strong> unificación a la unidad <strong>de</strong> la palabra,<br />
con ello se preten<strong>de</strong> formar palabras para el verso unificado a partir <strong>de</strong> las letras comunes<br />
<strong>de</strong> otras. Las diferentes fases por las que atravesará este proceso indican el número<br />
<strong>de</strong> letras diferentes que se permiten al formar la palabra unificada. *)<br />
1241
Ejecución <strong>de</strong> Letras comunes. Fase = 1<br />
51 A come_so Aristotiles como bien<br />
/lenpesol/ /14ome/ /lonrado/<br />
/2don/ /2aristotil//2cuemo//2omure//<strong>21</strong>etrado/<br />
/45 lenguado/<br />
/5onure/<br />
Ejecución <strong>de</strong> Letras comunes. Fase = 2<br />
51 A come_so Aristotiles como om_e bien<br />
/lenpesol/ /lonrado/<br />
/2don/ /2aristotil//2cuemo/ /<strong>21</strong>etrado/<br />
/45 lenguado/<br />
/5onure/<br />
Ejecución <strong>de</strong> Letras Comunes. Fase = 3<br />
51 A come_so Aristotiles como om_e bien le_ado<br />
/lenpesol/ /onrado/<br />
/2don/ /2aristotil//2cuemo/<br />
/5onure/<br />
(* Po<strong>de</strong>mos observar como no sólo se tiene en cuenta el número <strong>de</strong> letras comunes que<br />
da la comparación, sino también si las palabras que la forman figuran en un número mínimo<br />
<strong>de</strong> versiones. Este es el caso <strong>de</strong> /2omure/ y /5onure/, que sólo se diferencian en una<br />
letra; pero que no forman una palabra unificada porque dicha palabra sólo figuraría en 2<br />
<strong>de</strong> las 4 versiones comparadas. Sin embargo, /14ome/ y /2omure/ forman om_e porque<br />
este resultado proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> 3 versiones. *)<br />
(* A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> estos procesos intervienen otros dos llamados Unión <strong>de</strong> palabras y Separación<br />
<strong>de</strong> palabras. Estos no aparecen en la <strong>de</strong>scripción anterior porque su ejecución no<br />
aportó ningún resultado positivo para este verso. Los comentaremos en los versos siguientes.<br />
*)<br />
(* Segundo verso <strong>de</strong> cada versión *)<br />
Unificación <strong>de</strong> los siguientes versos<br />
fixo dixol en buena hedat so<strong>de</strong>s vos llegado<br />
ñjo a bona edat so<strong>de</strong>s embiado<br />
é dixo: fijo, á buena edad eres llegado<br />
e dixo fijo a buena hedad heres llegado<br />
1242
Estado inicial <strong>de</strong>l verso unificado<br />
51 B llegado<br />
/12fixo//l dixol//l en//lbuena//l edad//l so<strong>de</strong>s//l uos/<br />
/2a//2uona//2edat//so<strong>de</strong>s//2enuiado/<br />
/45e/ /45dixo//45fijo//45a//45buena//45edad//45eres/<br />
Ejecución <strong>de</strong> Unifica posiciones<br />
51 B fijo a buena llegado<br />
/ldixoWlen/ /12edat//12so<strong>de</strong>s//luos/<br />
/2uona/ /2enuiado/<br />
/45e//45dixo/ /45edad/45eres/<br />
Ejecución <strong>de</strong> Letras comunes<br />
51 B fijo dixo_e_a buena eda_ llegado<br />
/12so<strong>de</strong>s//luos/<br />
/2uona/ /2enuiado/<br />
/45eres/<br />
(•Como po<strong>de</strong>mos ver, se realizarán intentos <strong>de</strong> unificación mientras que<strong>de</strong> alguna posición<br />
<strong>de</strong>l verso unificado sin palabra asignada, o algún proceso <strong>de</strong> unificación con resultados<br />
positivos sin ejecutar. *)<br />
(* Tercer verso <strong>de</strong> cada versión *)<br />
Unificación <strong>de</strong> los siguientes versos<br />
pora seyer om° bueno tu lo as agujsado<br />
<strong>de</strong> seer ombre bueno tene<strong>de</strong>s lo bien guisado<br />
<strong>de</strong> seer orne bueno: fazlo bien á guisado<br />
<strong>de</strong> ser honbre bueno faslo bien agujsado.<br />
Estado inicial <strong>de</strong>l verso unificado<br />
51 C <strong>de</strong> ser bueno<br />
/lpora//lseier//14ome//ltu//1<strong>21</strong>o/Aas//laguisado/<br />
/2omure/ /2tene<strong>de</strong>s/ /2bien//24guisado/<br />
/45faslo%%45bien//4a/<br />
/5onure/ /5aguisado/<br />
1243
Ejecución <strong>de</strong> Unifica posiciones<br />
51 C <strong>de</strong> ser bueno bien<br />
/lpora//lseier//14ome//ltu//1<strong>21</strong>o//las//15aguisado/<br />
/2omure/ /2tene<strong>de</strong>s/ /24guisado/<br />
/45faslo/ /4a/<br />
/5onure/<br />
(* A continuación va a entrar en acción un nuevo proceso <strong>de</strong> unificación llamado<br />
«Unión <strong>de</strong> palabras». Este proceso une <strong>de</strong>terminadas palabras en una si la nueva palabra<br />
va a ser igual a alguna <strong>de</strong> las que figuran en las <strong>de</strong>más versiones. No las unirá si no se va<br />
a conseguir ningún resultado positivo. *)<br />
Ejecución <strong>de</strong> Unión <strong>de</strong> palabras. Fase = 1<br />
51 C <strong>de</strong> ser bueno bien aguisado<br />
/I pora//l seier//l 4ome//l tu//l <strong>21</strong>o//l as/<br />
/2omure/ /2tene<strong>de</strong>s/<br />
/45faslo/<br />
/5onure/<br />
(* En este caso se han unido /4a/ y /24guisado/ para formar /aguisado/ que coinci<strong>de</strong> con<br />
/15aguisado/. *)<br />
(*Otro nuevo proceso interviene a continuación. Se trata <strong>de</strong> «Separa palabras» que funciona<br />
igual que el anterior pero cambiando la filosofía <strong>de</strong> unir palabras por separar palabras<br />
en dos. *)<br />
Ejecución <strong>de</strong> Separa palabras. Fase = 1<br />
51 C <strong>de</strong> ser bueno lo bien aguisado<br />
/lpora//lseier//14ome//ltu/ /las%<br />
/2omure/ /2tene<strong>de</strong>s/<br />
/45(fas)/<br />
/onure/<br />
(* «Separa palabras» ha separado /45fas lo/ ya que /lo/ coinci<strong>de</strong> con /1<strong>21</strong>o/. En la palabra<br />
/45(fas)/ «fas» está entre paréntesis para indicar que no es una palabra <strong>de</strong>l texto original,<br />
sino que se ha formado en un <strong>de</strong>terminado proceso <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> UNITE. *)<br />
Ejecución <strong>de</strong> Letras comunes. Fase = 2<br />
51 C <strong>de</strong> ser om_e bueno _as lo bien aguisado<br />
/lpora//lseier/ /ltu/<br />
/2tene<strong>de</strong>s/<br />
/onure/<br />
1244
(* Conviene señalar que nunca se ejecutarán dos fases <strong>de</strong> un mismo proceso <strong>de</strong> forma<br />
consecutiva, si otro aportó resultados positivos. Con ello preten<strong>de</strong>mos que, <strong>de</strong>bido a que<br />
en cada fase superior se amplía el rango <strong>de</strong> permisibilidad <strong>de</strong> letras diferentes, la ejecución<br />
<strong>de</strong> un <strong>de</strong>terminado proceso repetidas veces no impida otras soluciones que podrían<br />
ser más correctas. Como se pue<strong>de</strong> ver, los dos nuevos procesos también realizan diferentes<br />
pasadas permitiendo en cada una un número superior <strong>de</strong> letras diferentes. *)<br />
(* Cuarto verso <strong>de</strong> cada versión*)<br />
Unificación <strong>de</strong> los siguientes versos<br />
sy leuar lo qujeres com o lo as enpec'ado<br />
si leuar lo qsier<strong>de</strong>s cuerno aue<strong>de</strong>s copec'ado<br />
si llevarlo quisieres como has comenzado<br />
sy lleuarlo qujsjeres como as comenc'ado<br />
Estado inicial <strong>de</strong>l verso unificado *<br />
51Dsi<br />
/1<strong>21</strong>euar//l 2lo//lquieres//lcomo//l lo//las//enpesado/<br />
/2quisier<strong>de</strong>s//2cuemo//2aue<strong>de</strong>s//2conpesado/<br />
/451euarlo//45quisieres//45como//45as//45comensado/<br />
Ejecución <strong>de</strong> Unifica posiciones<br />
51 D si como as<br />
/1<strong>21</strong>euar//l <strong>21</strong>o//lquieres//l lo/ /lenpesado/<br />
/2quisier<strong>de</strong>s//2cuemo//2aue<strong>de</strong>s//2conpesado/<br />
/451euarlo//45quisieres//45comensado/<br />
Ejecución <strong>de</strong> Unión <strong>de</strong> palabras. Fase = 1<br />
51 D si leuarlo como as<br />
/lquieres//llo/ /lenpesado/<br />
/2quisier<strong>de</strong>s//2cuemo//2aue<strong>de</strong>s//2conpesado/<br />
/45quisieres//45comensado/<br />
Ejecución <strong>de</strong> Letras comunes. Fase = 1<br />
51 D si leuarlo quisier_es como as<br />
/lquieres//llo/ /lenpesado/<br />
/2cuemo//2aue<strong>de</strong>s//2conpesado/<br />
/45comensado/<br />
1245
Ejecución <strong>de</strong> Letras comunes. Fase = 2<br />
51 d si leuarlo quiser_es como as co_nsado<br />
/lquieres//llo/ /lenpesado/<br />
/2cuemo//2aue<strong>de</strong>s/<br />
(* Una vez que se han unificado todos los versos la estrofa unificada pasa al fichero <strong>de</strong><br />
resultados con el siguiente formato. *)<br />
Estrofa Unificada<br />
51 A come_so Aristotiles como om—e bien le_ado<br />
/lenpesol/ /lonrado/<br />
/2don/ /2aristotil//2cuemo/<br />
/5onure/<br />
51 B fijo dixo_e_ a buena eda_ llegado<br />
/12so<strong>de</strong>s//luos/<br />
/2uona/ /2enuiado/<br />
/5eres/<br />
51 C <strong>de</strong> ser om_e bueno _as lo bien aguisado<br />
/lpora//lseier/ /ltu/<br />
/2tene<strong>de</strong>s/<br />
/5onure/<br />
51 D si leuarlo quiser_es como as co_nsado<br />
/lquieres//l lo//lenpesado/<br />
/2cuemo//2aue<strong>de</strong>s/<br />
(* Como po<strong>de</strong>mos ver para cada verso tenemos una línea en la que aparecen las palabras<br />
seleccionadas para el verso unificado y por <strong>de</strong>bajo encontramos las variantes con el<br />
i<strong>de</strong>ntificativo <strong>de</strong> la versión en las que figuraban. *)<br />
A partir <strong>de</strong> estos resultados comienza la labor <strong>de</strong>l editor humano para completar y en<br />
algún caso corregir, las <strong>de</strong>cisiones tomadas por el programa.<br />
1246
APÉNDICE B:<br />
DESCRIPCIÓN DE LOS PARÁMETROS DE LA EJECUCIÓN<br />
A continuación se explica el significado <strong>de</strong> los parámetros <strong>de</strong> la ejecución. Recordaremos<br />
que con los valores asignados a estos parámetros el usuario controla la ejecución<br />
<strong>de</strong>l programa.<br />
CONTROL SOBRE LA EJECUCIÓN DE LOS PROCESOS DE UNIFICACIÓN<br />
Con la respuesta que se <strong>de</strong> en cada una <strong>de</strong> las siguientes líneas se <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> si se utilizarán<br />
los procesos <strong>de</strong> unificación y se generará el fichero que resume la ejecución <strong>de</strong> estos<br />
procesos.<br />
Ejecución <strong>de</strong> «Unión <strong>de</strong> palabras».<br />
Ejecución <strong>de</strong> «Separación <strong>de</strong> palabras».<br />
Ejecución <strong>de</strong> «Unifica varias posiciones <strong>de</strong> una palabra».<br />
Ejecución <strong>de</strong> «Formación <strong>de</strong> palabras a partir <strong>de</strong> letras comunes <strong>de</strong> otras».<br />
Generación <strong>de</strong>l fichero resumen <strong>de</strong> los procesos anteriores.<br />
El siguiente grupo contiene parámetros que controlan una serie <strong>de</strong> funciones generales.<br />
Para cada uno <strong>de</strong> ellos se adjunta una pequeña <strong>de</strong>scripción.<br />
• Deben aparecer las estrofas originales en la salida. Para indicar si las estrofas originales<br />
acompañarán al resultado <strong>de</strong> la unificación en el fichero <strong>de</strong> salida.<br />
• Número <strong>de</strong> versiones originales. Número <strong>de</strong> textos que se van a comparar.<br />
• Número <strong>de</strong> estrofa para comienzo <strong>de</strong> ejecución. Con esto se permite no comenzar<br />
por el principio <strong>de</strong>l fichero.<br />
• Número <strong>de</strong> fases <strong>de</strong> unificación. No tienen por qué ejecutarse las 5.<br />
• Mínimo <strong>de</strong> palabras comunes (todas vacías) entre dos versos para no tomarlos como<br />
<strong>de</strong>scolocados.<br />
Indica el número <strong>de</strong> palabras vacías en las que <strong>de</strong>ben coincidir dos versos para no<br />
tomarlos como <strong>de</strong>scolocados. Cuando se encuentra una palabra no vacía coinci<strong>de</strong>nte<br />
se dan como no <strong>de</strong>scolocados.<br />
• Número <strong>de</strong> espacios <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio hasta la numeración <strong>de</strong> las estrofas.<br />
1247
Este parámetro y los tres siguientes conforman los datos <strong>de</strong>l formato <strong>de</strong> las estrofas.<br />
Recordaremos que estos datos tienen que coincidir exactamente con aquellos<br />
con los que fueron formateados los textos.<br />
• Longitud <strong>de</strong> la numeración.<br />
• Distancia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el final <strong>de</strong> la numeración hasta el principio <strong>de</strong> la estrofa.<br />
• Número <strong>de</strong> líneas inútiles al principio <strong>de</strong>l fichero, que no <strong>de</strong>ben ser tenidas en<br />
cuenta en la lectura <strong>de</strong> los textos.<br />
• Radio <strong>de</strong> acción <strong>de</strong> «Unión <strong>de</strong> palabras».<br />
Al igual que los tres siguientes, indica el número <strong>de</strong> posiciones alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la que<br />
ocupa una palabra y que van a ser tratadas por los correspondientes procesos.<br />
• Radio <strong>de</strong> acción <strong>de</strong> «Separación <strong>de</strong> palabras».<br />
• Radio <strong>de</strong> acción <strong>de</strong> «Unifica posiciones».<br />
• Radio <strong>de</strong> acción <strong>de</strong> «Letras comunes».<br />
Control sobre el mínimo <strong>de</strong> versiones en las que <strong>de</strong>be coincidir una palabra para<br />
aceptarla para el verso unificado. Este mínimo variará <strong>de</strong>pendiendo <strong>de</strong>l número <strong>de</strong> versiones<br />
que se estén comparando.<br />
Mínimo <strong>de</strong> versiones cuando se comparen 2 textos.<br />
Mínimo <strong>de</strong> versiones cuando se comparen 3 textos.<br />
Mínimo <strong>de</strong> versiones cuando se comparen 4 textos.<br />
Mínimo <strong>de</strong> versiones cuando se comparen 5 textos.<br />
Mínimo <strong>de</strong> versiones cuando se comparen 6 textos.<br />
Parámetros para establecer el or<strong>de</strong>n en el que se ejecutarán las fases <strong>de</strong> unificación<br />
<strong>de</strong> grafía. Cada fase <strong>de</strong> unificación <strong>de</strong> grafía tiene un código numérico asignado; el or<strong>de</strong>n<br />
en que se <strong>de</strong>n estos códigos indicará el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> las fases. Conviene recordar que la<br />
fase inactiva (código 1) sólo tiene sentido cuando se ejecuta en primer lugar.<br />
Los códigos son los siguientes:<br />
1: Fase inactiva.<br />
2: Elimina signos <strong>de</strong> puntuación.<br />
3: Cambio <strong>de</strong> mayúsculas y vocales acentuadas.<br />
4: Unificación <strong>de</strong> caracteres y grupos <strong>de</strong> caracteres hacia formas generales.<br />
5: Simplificación <strong>de</strong> letras consecutivas iguales <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una palabra.<br />
1248<br />
A continuación se escriben estos códigos en el or<strong>de</strong>n en que se <strong>de</strong>see.<br />
Código <strong>de</strong> la 1 fase aplicable:<br />
Código <strong>de</strong> la 2 fase aplicable:<br />
Código <strong>de</strong> la 3 fase aplicable:<br />
Código <strong>de</strong> la 4 fase aplicable:<br />
Código <strong>de</strong> la 5 fase aplicable:
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1251
ESTILÍSTICA EN LA GRADACIÓN DE LOS ADJETIVOS<br />
EMMA MARTINELL<br />
Universidad <strong>de</strong> <strong>Barcelona</strong><br />
Frente al latín, lengua en la que el grado se manifestaba morfológicamente,<br />
el romance no adoptó un grado por vía morfológica, 1 sino que prevaleció<br />
una gradación analítica formada con ayuda <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong> plus y magis,<br />
y se utilizaron como intensificadores adverbios proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> adverbios latinos.<br />
Si bien el estudio <strong>de</strong>l grado <strong>de</strong>l adjetivo compete a la gramática en tanto lo<br />
expresen elementos morfológicos, el estudio <strong>de</strong> todos los medios <strong>de</strong> intensificación,<br />
campo amplio y resbaladizo, es más propio <strong>de</strong> la estilística. 2<br />
La comunicación que ahora presento es resumen <strong>de</strong> un trabajo en el que analicé<br />
el progresivo <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> los medios a través <strong>de</strong> los cuales se expresa la<br />
gradación y pon<strong>de</strong>ración <strong>de</strong>l adjetivo. Para ello partí <strong>de</strong> la época <strong>de</strong> formación<br />
<strong>de</strong> la lengua hasta llegar a aquella etapa en la que se consi<strong>de</strong>ra que la lengua estaba<br />
consolidada: maediados <strong>de</strong>l siglo xvn. Por lo que se refiere al material, me<br />
interesaban textos en los que se reprodujera el énfasis que ponen los locutores<br />
reales en sus emisiones. Como trabajaba con textos escritos, no tuve en cuenta<br />
los procedimientos fónicos <strong>de</strong> énfasis (silabeo, pausas, acento). El primer texto<br />
consi<strong>de</strong>rado fue el Poema <strong>de</strong> Mió Cid y el último Oráculo Manual y Arte <strong>de</strong><br />
Pru<strong>de</strong>ncia (1647). Disponía <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> un soberbio estudio, la obra <strong>de</strong> Hugo<br />
Hultenberg (1903), Le renforcement du sens <strong>de</strong>s adjectifs el <strong>de</strong>s adverbes dans<br />
les langues romanes. 3<br />
1. J. M.* GONZÁLEZ CALVO, «Sobre el adjetivo como clase <strong>de</strong> palabra in<strong>de</strong>pendiente en español»,<br />
Anuario <strong>de</strong> Estudios Filológicos (Cáceres), IV, 1981; p. 123.<br />
2. J. DUBOIS-L. GUILBERT, «La notion <strong>de</strong> <strong>de</strong>gré dans le systéme morphologique du francais mo<strong>de</strong>rne»,<br />
Journal <strong>de</strong> Psychologie, 1961.1; p. 57.<br />
3. UPSALA, Lmprimerie Almqvist-Wiksell, 1903.<br />
1253
Antes <strong>de</strong> empren<strong>de</strong>r la tarea <strong>de</strong> analizar los diferentes medios, me vi enfrentada<br />
a unos problemas fundamentales. Trataré <strong>de</strong> ellos como cuestiones previas:<br />
1.") La gradación y la comparación<br />
Son nociones muy emparejadas; creo que toda gradación <strong>de</strong> una cualidad supone<br />
comparación con el nivel no marcado reconocido por una convención tácita.<br />
La gradación <strong>de</strong> una cualidad se hace, necesariamente, en relación con un referente<br />
poseedor <strong>de</strong> esa cualidad. Es fácil que para pon<strong>de</strong>rarla se recurra a<br />
comparar el grado en el que varios referentes la presentan. La confusión proviene<br />
<strong>de</strong> que a uno <strong>de</strong> los tres grados reconocidos por la morfología se le llame comparativo,<br />
cuando también el superlativo implica comparación. Por todo ello, parece<br />
conveniente emplear los calificativos <strong>de</strong> absoluta y relativa 4 para aludir a la gradación<br />
obtenida con referencia explícita a uno o a múltiples soportes.<br />
2°) La gradación cualitativa y ¡a gradación cuantitativa<br />
¿No supone cuantificación toda gradación <strong>de</strong> una cualidad? Si una cualidad<br />
está presente en un soporte en un grado diferente al básico, ya sea superior o inferior<br />
a él, es porque hay mayor o menor «concentración» <strong>de</strong> la cualidad. Estas<br />
operaciones implican a la fuerza cuantificación. Pensemos en las parejas<br />
tan/tanto y muy/mucho, que sólo con el paso <strong>de</strong> los siglos se han especializado<br />
en la expresión <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los dos valores.<br />
3.°) Las categorías léxicas susceptibles <strong>de</strong> gradación<br />
Queda fuera <strong>de</strong> toda duda que los adjetivos presentan una gradación que respon<strong>de</strong><br />
a la intensidad con la que unos referentes extralingüísticos poseen las<br />
cualida<strong>de</strong>s por ellos expresadas. Y <strong>de</strong>l mismo modo los adverbios.<br />
Hay una zona sustantiva susceptible <strong>de</strong> gradación, la <strong>de</strong> los sustantivos que<br />
expresan cualidad abstraída <strong>de</strong> cualquier soporte {prodigiosa belleza).<br />
Ahora bien, no todos los adjetivos cuentan con un contenido susceptible <strong>de</strong><br />
expresarse como aumentado o disminuido. Hay cualida<strong>de</strong>s no matizables, como<br />
infinito, verda<strong>de</strong>ro, maldito. Si se intensifican, habrá una modificación <strong>de</strong>l contenido,<br />
un nuevo valor, metafórico: medio muerto, muy bien nacido. A<strong>de</strong>más,<br />
hay adjetivos que sólo expresan contenidos <strong>de</strong> relación; por lo general, son formas<br />
<strong>de</strong>rivadas por sufijación (sol —»<strong>de</strong>l sol, solar). 5<br />
4. J. A. PORTO DAPENA, «A propósito <strong>de</strong> los grados <strong>de</strong>l adjetivo. Aportación al estudio <strong>de</strong>l sistema<br />
<strong>de</strong> cuantificación en el adjetivo español», Thesaurus, XXVIII, 1973; p. 350.<br />
5. E. MARTOJELL, «De la complementación a la composición en el sintagma nominal». Revista<br />
Española <strong>de</strong> Lingüística, 14.2., 1984; p. 229.<br />
1254
4.°) La <strong>de</strong>bilitación <strong>de</strong> las formas graduadas<br />
Todos somos conscientes <strong>de</strong> que el uso general y frecuente <strong>de</strong> una forma<br />
provoca la pérdida <strong>de</strong> su fuerza expresiva. Así llegó a sustantivarse, por ejemplo,<br />
prior, así se dieron <strong>de</strong>rivados como mayoral. Por esa causa los medios <strong>de</strong><br />
gradación se duplican: es muy bueno y muy rebueno (Moradas, 18), <strong>de</strong> muy alegrísimo<br />
contento (Quijote, 462), llamándose mil veces <strong>de</strong>sdichada sobre la misma<br />
<strong>de</strong>sdicha (Guzmán, 238). El <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> obtener expresividad a toda costa es<br />
patente en el entremés El viudo celoso: en po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>s<strong>de</strong> viejo y reviejo, y más<br />
que viejo; y no me puedo hartar <strong>de</strong> <strong>de</strong>cirle viejo. 6<br />
Esa <strong>de</strong>svalorización ya se dio en latín; 7 por tal razón, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> antiguo la gradación<br />
se manifestó a través <strong>de</strong> una duplicación <strong>de</strong> medios. 8<br />
Hecho un repaso a estas importantes cuestiones previas, paso al estudio <strong>de</strong><br />
los medios morfológicos: la prefijación, la sufijación con aumentativos o diminutivos,<br />
el sufijo -ísimo, y los comparativos y superlativos sintéticos heredados<br />
<strong>de</strong>l latín.<br />
1. LA PREFIJACIÓN<br />
La lengua romance medieval forma intensivos con re-, per-lpre- y sobre-. 9<br />
Con el tiempo la forma intensificada adquiere valores propios, se produce un alejamiento<br />
semántico (lleno/relleno); nace una nueva unidad léxica (turbado/perturbado)<br />
—se ha estudiado que el siglo xvni estos prefijos fueron esenciales en<br />
la formación <strong>de</strong> nuevo léxico. 10 En el período consi<strong>de</strong>rado per- es corriente en el<br />
habla rústica <strong>de</strong> los pastores <strong>de</strong> Juan <strong>de</strong>l Encina y <strong>de</strong> Lucas Fernán<strong>de</strong>z (¿rasgo<br />
rústico propio <strong>de</strong>l sayagués?). 11 También es usual re- que, según Valdés «unas<br />
veces acrecienta... otras veces muda la significación —quebrar/requebrar. 12<br />
6. M. DE CERVANTES, Entremeses, Madrid, Espasa-Calpe, 6.* ed., 1981.<br />
7. J. B. HOFMANN, El latín familiar, Madrid, CSIC, 1958; p. 149.<br />
8. J. GARCÍA ARRIBAS, «Formas <strong>de</strong> comparación perifrásticas y anómalas en la Mulomedicina<br />
Chironis y en Vegecio», Acias <strong>de</strong>l V Congreso Español <strong>de</strong> Estudios Clásicos, Madrid, 1978; pp. 132<br />
y 135.<br />
9. H. KENISTON, The Syntax ofCastilian Prose. The Sixteenth Century, The University of Chicago<br />
Press, 1937; p. 328.<br />
10. G. SALVADOR, «Incorporaciones léxicas en el español <strong>de</strong>l siglo xvín». Semántica y Lexicología<br />
<strong>de</strong>l español, Madrid, Paraninfo, 1985; p. 155.<br />
11. L. FERNÁNDEZ, Farsas y églogas, Madrid, Castalia, 1976. Ver lo que dice M.* I. Canellada<br />
en la p. 54 y en el Glosario.<br />
A. ZAMORA VICENTE, dialectología española, Madrid, Gredos, 2.* ed., 1974; pp. 161-162.<br />
F. WEBER DE KURLAT, «Latinismos arrusticados en el sayagués», Nueva Revista <strong>de</strong> Filología Hispánica,<br />
I, 1947; p. 170.<br />
12. J. DE VALDÉS, Diálogo <strong>de</strong> la lengua, Madrid, Castalia, 19; p. 116.<br />
1255
El prefijo archi-, lexicalizado en arcidiano y en argipreste, sólo es pon<strong>de</strong>rativo<br />
en la conocida frase <strong>de</strong> Quevedo: al fin, él era archipobre y protomiseria<br />
(Buscón, 101). El número <strong>de</strong> prefijos que en el español actual aporta ese valor<br />
expresivo <strong>de</strong> refuerzo es elevado: archi-, kiper-, per-, peri-, sobre-, super-, ultra-.<br />
2. LA SUFIJACIÓN APRECIATIVA<br />
La sufijación aña<strong>de</strong> un valor expresivo evi<strong>de</strong>nte a la cualidad expresada por<br />
el adjetivo. He encontrado los sufijos -uelo y -iello y, más tar<strong>de</strong>, -ito, que supera<br />
a los anteriores en uso <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el siglo xv y, sobre todo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el siglo xvi. 13<br />
Por lo que respecta a los aumentativos, sólo dispongo <strong>de</strong> este ejemplo <strong>de</strong> Lucas<br />
Fernán<strong>de</strong>z: don bobazo bobarrón (Farsa o Q. Comedia I, v. 439).<br />
3. EL sumo-ISIMO<br />
Este elemento entra en el castellano como latinismo o cultismo, 14 existe en<br />
el xv y llega a su auge en el xvi, 15 aunque en el uso formulario se mantuvo invariable<br />
a través <strong>de</strong> los aflos.<br />
He encontrado formas latinizantes en el Lazarillo {amicísimó), en El Diablo<br />
Cojuelo (nobilísimo) —mucho <strong>de</strong>spués Pérez Galdós jugará al poner esta frase<br />
en los labios <strong>de</strong> Tristana: «J« hogar honradísimo y librísimo..., digo libérrimo».<br />
16 De expresar un valor absoluto ísimo ha ido <strong>de</strong>rivando a la expresión <strong>de</strong><br />
un alto grado. 17<br />
4. COMPARATIVOS Y SUPERLATIVOS SINTÉTICOS<br />
En español sobreviven algo más <strong>de</strong> dos docenas <strong>de</strong> formas adjetivas proce<strong>de</strong>ntes<br />
<strong>de</strong> comparativos y superlativos sintéticos <strong>de</strong>l latín. Constituyen un sistema<br />
cerrado. La sufijación gradativa <strong>de</strong> sus miembros no es productiva, ni lo fue<br />
13. F. GONZÁLEZ OLLÉ, LOS sufijos diminutivos en castellano medieval, Anejo LXXV <strong>de</strong> la Revista<br />
<strong>de</strong> Filología Española, 1962.<br />
14. M. MORREALE, «El superlativo en 'issimo' y la versión castellana <strong>de</strong>l Cortesano», Revista<br />
<strong>de</strong> Filología Española, XXXIX, 1955; p. 46.<br />
15. R. JORNVING, «El elativo en -ísimo en la lengua castellana <strong>de</strong> los siglos XV y XVI», Studia<br />
Neophilologica, XXXIV, 1,1962; pp. 57-58.<br />
16. B. PÉREZ GALDÓS, Tristana, Madrid, Alianza, 6.* ed., 1983; p. 84.<br />
17. F. HANSSEN, Gramática histórica <strong>de</strong> la lengua castellana, Buenos Aires, El Ateneo, 1945;<br />
p. 184.<br />
1256
en el momento <strong>de</strong> su incorporación como cultismos. Muchas <strong>de</strong> ellas se sienten<br />
como adjetivos positivos {soberano
3. La aplicación <strong>de</strong> adverbios<br />
Ya en latín se recurría a giros perifrásticos, con ayuda <strong>de</strong> los adverbios magis,<br />
plus, máxime, para expresar la gradación <strong>de</strong>l adjetivo. 20 Este sistema sintáctico<br />
fue el que prevaleció en las lenguas romances. Desempeñan esta función<br />
adjetivos que tien<strong>de</strong>n a inmovilizarse en masculino singular, adverbios, y un<br />
grupo <strong>de</strong> locuciones.<br />
a) Adjetivos adverbializados<br />
Me referiré a tres en concreto. Harto: refrán es harto probado (F. Natividad,<br />
v. 1453); todo, siempre concordante con el sustantivo: todos amodorridos<br />
fueron a la pelea (Buen Amor, 1101a), que da lugar a <strong>de</strong>l todo. El tercero es<br />
perdido, emparejado con adjetivos portadores <strong>de</strong> valores negativos: loca perdida<br />
(Buen Amor), bova perdida (A. Sibila Casandra), loco perdido (Comedia<br />
Aquilana).<br />
b) Adverbios en -mente<br />
Son expresivos <strong>de</strong> cantidad, en los textos consi<strong>de</strong>rados: sumamente, <strong>de</strong>masiadamente,<br />
medianamente, escasamente. Otros alu<strong>de</strong>n a la autenticidad o preeminencia:<br />
verda<strong>de</strong>ramente, notablemente, extraordinariamente, eminentemente.<br />
Los siglos han <strong>de</strong>mostrado que se trata <strong>de</strong> un procedimiento muy productivo<br />
{bestialmente...).<br />
c) Locuciones adverbiales<br />
Anoto la relación <strong>de</strong> las que he encontrado: la pareja <strong>de</strong> verdad/<strong>de</strong> veras, el<br />
grupo sobreguisalsobremanera/sobremodo, la pareja sin medida/sin mesura, la<br />
pareja en <strong>de</strong>masíalen extremo, las expresiones <strong>de</strong> todo punto, a maravilla, <strong>de</strong><br />
puro y por excelencia,c\ bloque dos veces, y la expresión en grado superlativo,<br />
muestra <strong>de</strong> la flexibilidad <strong>de</strong> la lengua, que convierte la terminología gramatical<br />
en forma expresiva: son amasadoras <strong>de</strong> temporales riquezas en grado superlativo<br />
(Corbacho, 83).<br />
d) Adverbios asaz, así, bien, tal, tanto, tan y ya quanto<br />
Sólo un comentario: algún tanto aparece en el Corbacho y en el Lazarillo;<br />
tengo también ejemplos <strong>de</strong> dos tantos, <strong>de</strong> seis tantos (ahora se usa un tanto +<br />
adjetivo).<br />
1258<br />
20. A. ERNOUT, Morphologie historique dulatín, París, Klincksieck, 1953; p. 77.
e) Adverbios más, mucho y muy<br />
Más, proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> magis, fue una <strong>de</strong> las formas que adoptaron las lenguas<br />
romances para la expresión perifrástica <strong>de</strong>l grado, si bien en Berceo (zona<br />
<strong>de</strong> navarroaragonés) aparece plus. El papel más importante <strong>de</strong> más es el <strong>de</strong><br />
constructor <strong>de</strong> un superlativo español, que sólo se distinguía <strong>de</strong>l comparativo<br />
por la individualización <strong>de</strong>l artículo. <strong>21</strong> En unos casos estamos cerca <strong>de</strong> un valor<br />
absoluto: raciones <strong>de</strong> pan <strong>de</strong> lo más blando (Lazarillo, 141). La explicitación<br />
<strong>de</strong>l segundo término <strong>de</strong> la comparación se introduce por <strong>de</strong> o que: yo iba<br />
el más alegre <strong>de</strong>l mundo (Lazarillo, 130), La más leal señora que bive (Sierevo,<br />
174).<br />
Des<strong>de</strong> luego, <strong>de</strong> no haber existido la secular y tradicional comparación <strong>de</strong><br />
las estructuras españolas con las latinas, no hubiera surgido la constante preocupación<br />
por reconocer en nuestra lengua unas marcas formales que caracterijan<br />
los mismos grados <strong>de</strong> comparación que el latín había permitido. Una muestra <strong>de</strong><br />
esas consecuencias es la discusión sobre la existencia <strong>de</strong> superlativo en español.<br />
22<br />
De mucho sólo <strong>de</strong>bo <strong>de</strong>cir que, a diferencia <strong>de</strong> su uso actual, en el material<br />
consultado es acompañante frecuente <strong>de</strong>l adjetivo: a una priessa much estraña<br />
(Cid v. 587).<br />
En cuanto a muy, entra muy a menudo en combinaciones fijas: muy alto,<br />
muy bueno, muy gran<strong>de</strong>.<br />
4. La coordinación <strong>de</strong> adjetivos<br />
Hemos tratado antes los casos <strong>de</strong> repetición <strong>de</strong>l mismo adjetivo. La influencia<br />
<strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> la amplificatio <strong>de</strong> la retórica clásica es también visible en la<br />
acumulación <strong>de</strong> sinónimos que ya en latín había llegado a ser una característica<br />
<strong>de</strong>l estilo elevado. 23 En efecto, es un modo <strong>de</strong> distribuir la información a voluntad,<br />
gradualmente o con insistencia, tenaz insistencia a veces: ca avie doble pena<br />
e lacerio doblado (Sto. Domingo, v. 599b), según se trate <strong>de</strong> la conjunción<br />
<strong>de</strong> adjetivos sinónimos {la golossyna traes goloso, laminero (Buen Amor, 291a)<br />
o <strong>de</strong> adjetivos <strong>de</strong> contenido próximo pero entre los que se establece una gradación<br />
<strong>de</strong> la intensidad: calla alevoso, malo e traidor (Cid, v. 3383). Es conocida<br />
la frecuencia <strong>de</strong> la disposición bimembre <strong>de</strong> los elementos, <strong>de</strong> los binomios y <strong>de</strong><br />
<strong>21</strong>. S. FERNÁNDEZ RAMIREZ, Gramática española. 3.1. El nombre, Madrid, Arco Libros, 1986;<br />
p. 60.<br />
22. E. R PARKER, «The Spanish Superlative, an Illusion», Hispania, IX, 19<strong>26</strong>; pp. 353-356.<br />
W. F. RICE, «IS the Spanish Superlative an Ulusion?», Hispania, X, 1927; pp. 105-107.<br />
A. COESTER, «Again the Spanish Superlative», Híspanla, X, 1927; pp. 176-180.<br />
23. L. R. PALMER, Introducción al latín, <strong>Barcelona</strong>, Planeta, 1974; p. 133.<br />
1259
los trinomios, por una parte en el lenguaje <strong>de</strong> carácter formulario; por otra, en la<br />
producción épica, en la poesía primitiva: permite completar un verso, facilita la<br />
rima y la métrica. 24 Prueba <strong>de</strong> ello es el paralelismo entre este verso <strong>de</strong>l Libro<br />
<strong>de</strong> Buen Amor: en que so, coitado, triste (II, 1677d) con un verso <strong>de</strong>l Romance<br />
<strong>de</strong>l Prisionero: sino yo, triste, cuitado...<br />
5. Esquemas comparativos y consecutivos<br />
En otro lugar 25 he analizado la intensificación <strong>de</strong>l cromatismo a través <strong>de</strong> estructuras<br />
comparativas y consecutivas. Por lo que se refiere a la comparación,<br />
no se requiere que sea explícita, basta una construcción con un núcleo como: fénix,<br />
flor, príncipe o quintaesencia, pues se supone una elección <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los<br />
miembros <strong>de</strong> un grupo. El valor relativo <strong>de</strong> una cualidad se consigue también<br />
por medio <strong>de</strong> la complementación con: sin par, sin igual, incomparable. Cuando<br />
la comparación es explícita hay un conector anafórico <strong>26</strong> y, tras él, se toma algo<br />
como referencia, a menudo hay referencia a aspectos <strong>de</strong> la vida cotidiana, referentes<br />
familiares a emisor y receptor: ca son mucho más dulzes que azúcar<br />
sabrosa (Milagros, 25c), el <strong>de</strong> color blancas, assi como agua conielada (Lapidario,<br />
118). Claro que la estructura comparativa permite la reminiscencia clásica:<br />
no era tan hermoso aquel gentil Narciso, que se enamoró <strong>de</strong> su propia figura<br />
(Celestina, 99); la evocación sugerente: Ves tú las ma<strong>de</strong>jas <strong>de</strong>l oro <strong>de</strong>lgado,<br />
que hilan en Arabia? Más lindos son y no resplan<strong>de</strong>cen menos (Celestina, 54).<br />
Por lo que respecta a estructuras consecutivas, no es <strong>de</strong> extrañar que contribuyan<br />
a la pon<strong>de</strong>ración, pues en ellas se expresa no sólo la intensidad <strong>de</strong> algo,<br />
sino también sus consecuencias. 27 Y cuanto mayores sean éstas, mayor realce<br />
estará cobrando la cualidad: Cogió amor tan firme <strong>de</strong> tanto la amar / Que <strong>de</strong>ssarsie<br />
por ella la cabeza cortar (Milagros, 494cd). El límite con las comparativas<br />
es muy tenue en ocasiones: et es assi resplandient que semeia que salen <strong>de</strong>-<br />
Ha rayos <strong>de</strong> fuego (Lapidario, 69). De nuevo el mundo clásico se proyecta al<br />
fondo: tañe tantas canciones y tan lastimeras, que no creo que fueron otras las<br />
que compuso aquel emperador y gran músico Adriano (Celestina, 99).<br />
Concluida la exposición <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> los medios <strong>de</strong> gradación, agrupados<br />
en medios morfológicos y en medio léxico-sintácticos según modifiquen la fle-<br />
24. C. SMITH, Estudios adíanos, Madrid, Cupsa, 1977; pp. 165 y 170.<br />
25. E. MARTINELL, «Expresión lingüística <strong>de</strong>l color en el Lapidario <strong>de</strong> Alfonso X», Cahiers <strong>de</strong><br />
linguistique hispanique medié vale, n. 11, (1986), 1988; pp. 143-144.<br />
<strong>26</strong>. M. 1 C. HOYOS, Contribución al estudio <strong>de</strong> la lengua <strong>de</strong> El Con<strong>de</strong> Lucanor, Universidad <strong>de</strong><br />
ValUáotid, !982;pp. 99-132.<br />
27. A. NARBONA, Las proposiciones consecutivas en español medieval, Universidad <strong>de</strong> Granada,<br />
1978; ver 1. Consecutivas <strong>de</strong> intensidad.<br />
1<strong>26</strong>0
xión o constituyan una complementación exterior, hablaré <strong>de</strong> cómo se ha ido<br />
forjando en español el sistema <strong>de</strong> gradación-pon<strong>de</strong>ración <strong>de</strong>l adjetivo.<br />
He <strong>de</strong> hacerlo <strong>de</strong> un modo sintético; para ello me referiré a los medios constantes,<br />
revisaré las formas que han perdido la capacidad <strong>de</strong> intensificar y, en tercer<br />
lugar, revisaré las formas que han adquirido esa capacidad.<br />
1. Formas mantenidas<br />
Entre los medios morfológicos, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los primeros textos hasta el último<br />
aparecen mayor/menor, mejor/peor, solos o precedidos <strong>de</strong>l artículo, <strong>de</strong> adverbios;<br />
aislados o en correlación. También es constante la presencia <strong>de</strong> los adverbios<br />
bien, tan, más, muy; la <strong>de</strong> los exclamativos qué, cuan; el adjetivo adverbializado<br />
todo.<br />
Entre los medios sintácticos no he encontrado en los textos tempranos ejemplos<br />
<strong>de</strong> repetición <strong>de</strong>l adjetivo, pero sí <strong>de</strong> coordinación, y <strong>de</strong> refuerzos mediante<br />
comparativas y consecutivas. Sí aparece ya en Mió Cid el superlativo hebraico.<br />
2. Formas abandonadas<br />
Asaz, presente en Alfonso X, Berceo, Juan Manuel y Rojas ce<strong>de</strong> en el XVI<br />
frente a harto, tanto ce<strong>de</strong> ante tan <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> adjetivos, <strong>de</strong>l mismo modo que cómo<br />
retroce<strong>de</strong> ante qué, y mucho ante muy. Desaparecieron por completo la secuencia<br />
art. + muy + adjetivo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mediados <strong>de</strong>l xvi, a maravilla, ya quanto.<br />
Relegadas a variantes arcaizantes más mayor, muy mejor..., todavía documentables<br />
en Santa Teresa o en Mateo Alemán. De hecho, lo que ha habido ha sido,<br />
más que <strong>de</strong>saparición, un <strong>de</strong>sajuste en el sistema, ten<strong>de</strong>nte a diferenciar formas<br />
asignándoles funciones diferentes.<br />
3. Formas incorporadas<br />
En el Arcipreste aparece re-, un siglo más tar<strong>de</strong> abundan los prefijos en Gil<br />
Vicente o en Lucas Fernán<strong>de</strong>z. De aparición tardía son semi-, archi-, o proto-<br />
(Quevedo, Cervantes, Vélez <strong>de</strong> Guevara). De -ísimo tengo un único ejemplo en<br />
el Siervo, otro en el Corbacho y cuatro en La Celestina. Su aplicación a formas<br />
adverbializadas se inicia en Lope <strong>de</strong> Rueda. El sobre guisa <strong>de</strong> Berceo o Hita pasa<br />
a en gran manera y se conforma como sobremodo y sobremanera. Del todo<br />
está en el Corbacho y perdido ya en el Arcipreste. De puro + adjetivo aparece<br />
en Sánchez <strong>de</strong> Badajoz. En <strong>de</strong>masía se usa <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Gil Vicente.<br />
En cada siglo se incorporan nuevas formas que se suman a las anteriores que<br />
sobreviven. De ese modo el sistema <strong>de</strong> gradación ha ido enriqueciéndose paulatinamente.<br />
1<strong>26</strong>1
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La vida <strong>de</strong>l Lazarillo <strong>de</strong> Tormes, ed. A. Blecua, Madrid, Castalia, 1982.<br />
1<strong>26</strong>2
REFLEXIONES SOBRE LAS CONJUNCIONES<br />
EN LAS CONSTRUCCIONES DISTRIBUTIVAS<br />
ANNETTE MARÍA MYRE<br />
Stockholms Universítet<br />
«Quant aux conjunctions <strong>de</strong> coordinaúon, eíles ne valent á<br />
peine l'honneur d'un &.» (Tesniére, 1934.)<br />
Tesniére, el gran maestro <strong>de</strong> la gramática, que tanto ha aportado a la evolución<br />
<strong>de</strong> los estudios lingüísticos, expresa estas palabras en un momento dado, a<br />
juzgar por el tono, en un estado <strong>de</strong> ánimo bajo. Como no <strong>de</strong>jan <strong>de</strong> sobrecogerme<br />
un poco, quería <strong>de</strong>dicar este espacio precisamente a algunas cavilaciones sobre<br />
las partículas, nexos o conjunciones que me he encontrado al indagar en el fenómeno<br />
<strong>de</strong> las llamadas oraciones coordinadas distributivas.<br />
El primero en <strong>de</strong>finir las oraciones coordinadas distributivas con sus conjunciones<br />
es el gran humanista venezolano, Andrés Bello. En su gramática <strong>de</strong> 1947<br />
<strong>de</strong>dica un espacio amplio a este fenómeno.<br />
Al cabo <strong>de</strong> pocos años, Salva enumera en su Gramática <strong>de</strong> la lengua castellana<br />
<strong>de</strong> 1854 las partículas o, ora, ahora, ya, bien, que, siquiera que, y sea que<br />
como conjunciones. Afirma que son disyuntivas «porque sirven para la alternativa<br />
<strong>de</strong> los pensamientos». 1<br />
En esta <strong>de</strong>finición se fun<strong>de</strong>n dos planos <strong>de</strong> <strong>de</strong>finición; el sintáctico y el semántico.<br />
A modo <strong>de</strong> ejemplo podríamos plantearnos si verda<strong>de</strong>ramente es la<br />
conjunción lo que sirve para la alternativa <strong>de</strong> los pensamientos.<br />
Asunto que en Bello queda salvado, ya que al <strong>de</strong>finir las oraciones coordinadas<br />
distributivas, él se centra fundamentalmente en el aspecto semántico cuando<br />
dice:<br />
1. V. SALVA, Gramática <strong>de</strong> la lengua castellana, París-México, Gamier Hnos. y José Andra<strong>de</strong>,<br />
1854.<br />
1<strong>26</strong>3
Llamo cláusulas distributivas, alternativas o enumerativas, aquellas en que se<br />
contraponen acciones distribuidas entre varios agentes, lugares y tiempos... 2<br />
Des<strong>de</strong> entonces se han sucedido los estudios tanto en torno a estas conjunciones<br />
como a los elementos, es <strong>de</strong>cir, frases, fragmentos <strong>de</strong> oración o sintagmas,<br />
que por ellas son coordinados.<br />
En un artículo sobre la coordinación distributiva publicado en 1987, hago un<br />
repaso somero a la trayectoria histórica <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>finiciones en los manuales <strong>de</strong><br />
gramática castellana, que viene a corroborar la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la escasa evolución <strong>de</strong> la<br />
que han sido objeto. 3 Me veo en la necesidad <strong>de</strong> sacar a colación una vez más la<br />
principal conclusión <strong>de</strong>l citado trabajo, que posteriormente fue corroborada en<br />
el interesante libro escrito por Merce<strong>de</strong>s Fornés, Coordinación distributiva en<br />
español* y es: La distribución es una categoría semántica que carece <strong>de</strong> una expresión<br />
formal claramente <strong>de</strong>finida.<br />
Como veremos a continuación, frecuentemente se compara la coordinación<br />
distributiva con la copulativa y con la disyuntiva en el laudable afán<br />
<strong>de</strong> dar con la naturaleza <strong>de</strong> las <strong>de</strong>nominadas oraciones coordinadas distributivas.<br />
En estas comparaciones se vienen consi<strong>de</strong>rando, lógicamente, los aspectos<br />
formales <strong>de</strong> las copulativas y disyuntivas, ya que están bien <strong>de</strong>finidos en<br />
este tipo <strong>de</strong> construcciones y porque los estudios semánticos aún no habían<br />
alcanzado el terreno <strong>de</strong> la coordinación cuando se perfilaron muchas <strong>de</strong> sus<br />
<strong>de</strong>finiciones. Sin embargo, en la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> las coordinadas distributivas se<br />
ha atendido más a los aspectos semánticos al observarla y <strong>de</strong>finirla, ya que<br />
allí se ha dado con sus rasgos esenciales, véanse las palabras <strong>de</strong> Bello. Las<br />
<strong>de</strong>finiciones que atien<strong>de</strong>n tan sólo a los rasgos formales <strong>de</strong> la distribución no<br />
han resultado satisfactorias y quizás sea éste un factor que haya llevado a<br />
complicar más que a solucionar los problemas planteados con su existencia.<br />
El trabajo <strong>de</strong> Ewald Lang, The semantics of Coordination 5 pondrá sin duda en<br />
claro muchos aspectos hasta ahora turbios en relación con la semántica, que<br />
beneficiará asimismo los intentos <strong>de</strong> <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> la coordinación distributiva.<br />
2. A. BELLO, Gramática <strong>de</strong> la lengua castellana <strong>de</strong>stinada al uso <strong>de</strong> los americanos, (Trujillo,<br />
87) Madrid, Arco Libro, 1987.<br />
3. A. MYRE, «Intento <strong>de</strong> caracterización <strong>de</strong> las oraciones coordinadas distributivas en español».<br />
Revista <strong>de</strong>l Instituto <strong>de</strong> Lengua y Cultura Españolas, DI, 2 (1987).<br />
4. M. FORNÉS, Coordinación distributiva en español. Pamplona, Eunsa, 1988.<br />
1<strong>26</strong>4
DEFINICIONES DE LAS CONJUNCIONES DISTRIBUTIVAS<br />
Sin ir más lejos, la gramática <strong>de</strong> la Real Aca<strong>de</strong>mia, atien<strong>de</strong> principalmente a<br />
los aspectos formales <strong>de</strong> la coordinación distributiva cuando las consi<strong>de</strong>ra como<br />
disyuntivas o copulativas en sus ediciones <strong>de</strong> 1917 y 1931:<br />
Vienen a ser oraciones copulativas o disyuntivas que se distinguen porque empiezan<br />
siempre por vocablos o locuciones que indican la contraposición que en<br />
ellas se significa. 6<br />
Tampoco las palabras <strong>de</strong> Rafael Seco en su Gramática <strong>de</strong> 1930 contribuyen<br />
precisamente a <strong>de</strong>spejar el panorama:<br />
... En las dos primeras expresiones propuestas, las oraciones que se coordinan<br />
se hallan en una relación copulativa...»<br />
«... En este caso la coordinación distributiva alcanza el sentido y aun la forma<br />
<strong>de</strong> la disyuntiva...» 7<br />
Lenz califica las palabras «uno... otro», «éste... aquél», «aquí... allí»,<br />
«ya...ya», «ahora... ahora» como conjunciones copulativas. Las disyuntivas son,<br />
a su juicio: «o, o...o», «ahora, ahora... ahora», «ora...ora», «ya...ya», «sea... o<br />
sea», «ya sea... ya sea», etc. 8<br />
Y en una <strong>de</strong> las gramáticas más recientes, <strong>de</strong>l 1980, po<strong>de</strong>mos leer las palabras<br />
<strong>de</strong> Marcos Marín, en la que se consi<strong>de</strong>ra la semántica, sin aclarar <strong>de</strong>l todo<br />
el problema:<br />
A partir <strong>de</strong> las disyuntivas, por reiteración y especialización semántica, se forma<br />
el subgrupo <strong>de</strong> las llamadas distributivas.'<br />
De este modo podría seguir enumerando bastantes <strong>de</strong>finiciones más, revelando<br />
el peso que ha tenido la comparación con otras coordinadas a nivel formal,<br />
así como el poco peso que ha tenido la semántica en el transcurso <strong>de</strong> la <strong>de</strong>finición,<br />
a pesar <strong>de</strong> que se alu<strong>de</strong> a ella indirectamente en <strong>de</strong>finiciones <strong>de</strong>l tipo<br />
<strong>de</strong> Andrés Bello. Pero me parece que ya tenemos muestras suficientes como para<br />
justificar la búsqueda <strong>de</strong>l lugar para extraer argumentos a favor o en contra<br />
5. E. LANG, The semantics of coordination, Amsterdam, John Benjamín BV, 1984.<br />
6. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, Gramática <strong>de</strong> la lengua castellana, Madrid, Perlado Páez y Cía.,<br />
1917.<br />
7. R. SECO, Gramática esencial <strong>de</strong>l español, Madrid, Aguilar, 1973.<br />
8. R. LENZ, La oración y sus partes, Madrid, Centro <strong>de</strong> estudios técnicos, 1935.<br />
9. F. MARCOS MARÍN, Aproximación a la gramática española, Madrid, Ed. Cincel, 1980.<br />
1<strong>26</strong>5
<strong>de</strong>l fenómeno <strong>de</strong> las conjunciones distributivas <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la gramática castellana.<br />
Siguiendo el hilo <strong>de</strong> estos razonamientos, saltan a la vista tres problemas en<br />
relación con la teoría sobre la coordinación distributiva, tal como está concebida<br />
hasta el momento:<br />
El primero es la notoria falta <strong>de</strong> armonía entre las <strong>de</strong>finiciones ya redactadas<br />
por los estudiosos. Muchos <strong>de</strong> ellos se han <strong>de</strong>dicado a la tarea <strong>de</strong> intentar situar<br />
este enfant terrible <strong>de</strong> la gramática en el lugar que le correspon<strong>de</strong>, sin que se<br />
haya llegado a un concierto. El segundo, que quizás sea una <strong>de</strong>rivación <strong>de</strong>l primero,<br />
es la amplia gama <strong>de</strong> palabras que se <strong>de</strong>spliegan como potenciales conjunciones<br />
distributivas. Según un proverbio <strong>de</strong> mi tierra, el niño querido que es<br />
el que más nombres tiene, y la tal llamada conjunción distributiva <strong>de</strong>be tener algo<br />
que resulte atractivo. A poco que hojeemos algún manual <strong>de</strong> gramática que<br />
haya tratado este fenómeno, la encontramos <strong>de</strong>nominada tan pronto «nexo, correlato,<br />
palabra <strong>de</strong> unión», como a secas «palabra, vocablo, locución o pronombre<br />
correlativo». Aprovecho la ocasión para señalar también que las palabras<br />
<strong>de</strong>nominados conjunciones distributivas, proce<strong>de</strong>n casi todos <strong>de</strong> diferentes palabras,<br />
que en su origen han <strong>de</strong>sempeñado muy diferentes funciones en la oración.<br />
Ej.: «ya, ora y bien» <strong>de</strong> adverbios, «sea... sea» <strong>de</strong> un verbo, «aquí... allí» <strong>de</strong> adverbio<br />
<strong>de</strong> lugar, «uno... otro» <strong>de</strong> pronombres in<strong>de</strong>finidos, y así sucesivamente.<br />
En muchos casos perdura la función originaria sobre la adquirida en el contexto<br />
distributivo, aún dándose el fenómeno <strong>de</strong> la <strong>de</strong>semantización <strong>de</strong>l correlato. Se<br />
ve que en la empresa <strong>de</strong> clasificar a las coordinadas distributivas, se ha atendido<br />
más al significado dé las conjunciones que a su función <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la oración.<br />
El tercer problema es que otros gramáticos ni siquiera han tenido a bien estudiarlas,<br />
o por lo menos no las mencionan en sus tratados al hablar <strong>de</strong> la coordinación.<br />
En su amplio estudio sobre la semántica <strong>de</strong> la coordinación, Ewald Lang<br />
contempla solamente las partículas y, pero, o, entonces, como capaces <strong>de</strong> coordinar.<br />
1 " Tengo entre mis manos algunos ejemplos <strong>de</strong> oraciones coordinadas distributivas<br />
que podrían servir para observar algunos rasgos <strong>de</strong> sus conjunciones.<br />
LAS LLAMADAS CONJUNCIONES DISTRIBUTIVAS<br />
Empecemos por la pareja <strong>de</strong> palabras por la que empiezan casi todos los<br />
elencos <strong>de</strong> correlatos <strong>de</strong> palabras distributivas en las gramáticas <strong>de</strong>l castellano:<br />
«ora... ora». Según la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> Seco: «Han venido a ser verda<strong>de</strong>ras conjunciones».<br />
11 Asunto que a mi juicio aún admite alguna que otra matízación. Anali-<br />
1<strong>26</strong>6<br />
10. E. LAÑO, Op. cu. p. 76.<br />
11. R. SECO, Op. cit. p. 202.
zaré, pues, la siguiente oración, a la luz <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong> los enfoques semánticos<br />
<strong>de</strong> la oración coordinada que propone Lang en su libro, antes mencionado.<br />
(1) Llena <strong>de</strong> vigor y atractivos, siempre amena e interesante, siempre oportuna y<br />
acomodada a la materia presentada por la ocasión, le atraerá sin arbitrio la atención<br />
y el aplauso <strong>de</strong> sus oyentes: y ora narre y exponga, ora reflexione y discurra,<br />
ora ría, ora sienta, le veréis siempre el alma <strong>de</strong> las conversaciones y la <strong>de</strong>licia <strong>de</strong><br />
los oyentes. (JOP <strong>21</strong>7.)<br />
Una vez observada la oración, parte <strong>de</strong> la oración o cláusula, que por distributiva<br />
capta nuestra atención:<br />
«y ora narre y exponga, ora reflexione y discurra, ora ría, ora sienta...»<br />
Se nos podría plantear la duda <strong>de</strong> si tenemos una oración coordinada distributiva<br />
o copulativa, por la presencia tanto <strong>de</strong> «ora... ora», <strong>de</strong> construcciones<br />
coordinadas, como <strong>de</strong> la conjunción copulativa por antonomasia, «y». 12<br />
Me consta que las oraciones coordinadas se caracterizan por un rasgo. Y esto<br />
es lo que interpreto al leer las palabras <strong>de</strong> Ewald Lang en su libro The semantics<br />
of coordination cuando dice: «What the particular connectors contribute to<br />
the semantic interpretation is that the conjuncts nave a particular relation created<br />
by the connector». 13<br />
Entiendo también que una relación semántica está reflejada en una estructura<br />
sintáctica. Es <strong>de</strong>cir, que habrá un rasgo <strong>de</strong> coordinación en una oración, que<br />
encabezaría la jerarquía sintáctica establecida entre los elementos coordinados,<br />
y ésta a su vez, basada en la homogeneidad funcional, consi<strong>de</strong>rada como un requisito<br />
para que se pueda dar la coordinación. Lang lo formula <strong>de</strong>l siguiente<br />
modo:<br />
«Each type of concatenation or combination produces, of course, a kind of<br />
connection in that it represents a bundle of relations which specifies the whole<br />
formation as a coherent organized whole, to which is assigned a structure specific<br />
to its own particular level within a hierarchy of levéis of representation and of interpretation».<br />
M<br />
En nuestro ejemplo, (1), podríamos aproximarnos al fenómeno <strong>de</strong> la idiosincrasia<br />
<strong>de</strong> la oración por la vía <strong>de</strong> la semántica, aplicando la teoría expuesta en el<br />
mismo libro <strong>de</strong> Ewald Lang <strong>de</strong>l «Common Integrator» o llamémosle en español,<br />
12. Véase la discusión en tomo a la yuxtaposición en DlK, op. cit., p. 34 y en E. FRANCHNI, Las<br />
condiciones gramaticales <strong>de</strong> la coordinación en español, Bema, Francke Verlag, 1986, p. 18 y ss.<br />
13. Op.cií.p.16.<br />
14. Op. cit. p. 40.<br />
1<strong>26</strong>7
íntegrador Común, IC. Lang con esto proyecta un esquema universal para la interpretación<br />
semántica <strong>de</strong> la oración coordinada.<br />
Por el sentido final <strong>de</strong> la oración coordinada percibimos un ulterior significado,<br />
distinto al que poseen cada uno <strong>de</strong> los elementos coordinados antes <strong>de</strong> entrar<br />
en coordinación. Y esto constituiría el IC.<br />
Dentro <strong>de</strong>l «terreno» propio <strong>de</strong>l IC, cada una <strong>de</strong> las entida<strong>de</strong>s objeto <strong>de</strong> la<br />
coordinación tienen una relación específica entre sí, que viene dada por la función<br />
que tiene el correlato o conjunción. El proceso Íntegrador efectuado por la<br />
coordinación consiste en establecer dos tipos <strong>de</strong> relación entre las entida<strong>de</strong>s<br />
coordinadas: la propia <strong>de</strong>l IC con las entida<strong>de</strong>s coordinadas y la <strong>de</strong> los elementos<br />
coordinados entre sí.<br />
La relación entre los elementos coordinados y el IC viene a plasmarse <strong>de</strong> 5<br />
modos:<br />
A) Por la vali<strong>de</strong>z simultánea <strong>de</strong> los elementos coordinados que <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l<br />
IC vendría dada por el efecto operacional <strong>de</strong> la conjunción «y».<br />
B) Por la posibilidad <strong>de</strong> elección entre los elementos coordinados, que es<br />
representada por la función operacional <strong>de</strong> la conjunción «o».<br />
C) Por la vali<strong>de</strong>z simultánea, con la posibilidad <strong>de</strong> elegir uno <strong>de</strong> los elementos<br />
coordinados, resultado <strong>de</strong> la función operacional representada por pero.<br />
D) Por la vali<strong>de</strong>z simultánea <strong>de</strong> unas posibilida<strong>de</strong>s puestas en un or<strong>de</strong>n,<br />
efecto <strong>de</strong> la función operacional <strong>de</strong> «puesto que», «entonces».<br />
E) Por la elección entre unos elementos no válidos, resultado <strong>de</strong> la función<br />
operacional <strong>de</strong> «no-pero».<br />
El IC viene, pues, a verter luz sobre la coordinación en un marco semántico.<br />
Lang expone la teoría sugestiva <strong>de</strong>l IC con el fin <strong>de</strong> abarcar toda la proyección<br />
semántica <strong>de</strong> una oración coordinada. 15 Menciono a continuación los pasos<br />
a dar para po<strong>de</strong>r atribuir el IC a una oración coordinada con el propósito <strong>de</strong> enfocar,<br />
por el momento, con una parte solamente <strong>de</strong> su ambicioso proyecto, la<br />
función <strong>de</strong> las conjunciones, o dicho con otras palabras, atribuir un rasgo coordinante<br />
principal a la oración «distributiva» <strong>de</strong> nuestros ejemplos.<br />
En primer lugar veremos los paralelismos estructurales para establecer los<br />
criterios <strong>de</strong> homogeneidad en cada uno <strong>de</strong> los niveles sintácticos. A continuación,<br />
qué partes se coordinan. Y finalmente, la diferencia <strong>de</strong> sentido que posibilita<br />
la coordinación <strong>de</strong> los elementos.<br />
Quiero observar la función <strong>de</strong> las conjunciones <strong>de</strong> las oraciones coordinadas<br />
<strong>de</strong>nominadas distributivas.<br />
Tras este inciso, volvamos a nuestro ejemplo, ora narre y exponga, ora reflexione<br />
y discurra, ora ría, ora sienta, que consi<strong>de</strong>ro un caso <strong>de</strong> coordinación<br />
1<strong>26</strong>8<br />
15. Op. cit. p. 69.
copulativa. Por elipsis no está presente la conjunción en todos y cada uno <strong>de</strong> los<br />
elementos coordinados. Cada cláusula va encabezada por la palabra «ora». Lo<br />
que no impi<strong>de</strong> que cada cláusula tenga una función sintáctica específica y homogénea<br />
con respecto a las <strong>de</strong>más. Evi<strong>de</strong>ntemente cada una <strong>de</strong> las cláusulas es<br />
coordinada con otra. Antes, o, sin la coordinación tienen cada una su valor propio<br />
o diferencia <strong>de</strong> sentido que haga posible la coordinación; narre, exponga, reflexione,<br />
etc..<br />
En el plano <strong>de</strong>l IC vemos que la opción aplicable en este caso sería la variante<br />
A), la vali<strong>de</strong>z simultánea que requiere la función operacional <strong>de</strong> la conjunción<br />
«y».<br />
Los elementos coordinados por la cópula «y» guardan entre sí una estrecha<br />
relación semántica: narre y exponga, reflexione y discurra.<br />
Veamos ahora el papel <strong>de</strong>l correlato «ora... ora», que probablemente no han<br />
aparecido en bal<strong>de</strong> en esta oración, si bien es verdad que no po<strong>de</strong>mos incrustarlo<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l plano <strong>de</strong>l IC, primero porque ya está aplicado a la oración copulativa,<br />
y segundo porque los correlatos no presentarían los requisitos enumerados<br />
<strong>de</strong> A) a E).<br />
Haciendo un análisis <strong>de</strong> la oración completa, vemos que el mismo sujeto <strong>de</strong><br />
la oración principal es el que realiza las acciones verbales secundarias como narre,<br />
exponga, reflexione etc., que son, como si dijéramos, <strong>de</strong> alguna manera matices<br />
<strong>de</strong>l «comportamiento» o acción verbal principal, que consiste en ser el alma<br />
<strong>de</strong> las conversaciones y la <strong>de</strong>licia <strong>de</strong> los concurrentes. Observando el<br />
aspecto semántico <strong>de</strong> estas oraciones coordinadas, se compren<strong>de</strong> que «ora...<br />
ora» se encarga <strong>de</strong> que las acciones sean realizadas por un único agente en diferentes<br />
intervalos <strong>de</strong> tiempo. En este caso, por lo tanto el elemento segmentado<br />
es el tiempo. 16 «Ora... ora» tiene generalmente la función <strong>de</strong> segmentar precisamente<br />
las acciones en el tiempo, por ser en su origen un adverbio temporal. En<br />
concreto viene a distribuir la acción verbal principal, ser el alma <strong>de</strong> las conversaciones<br />
y la <strong>de</strong>licia <strong>de</strong> los concurrentes en diferentes momentos y acciones como<br />
son las <strong>de</strong> narre, exponga, reflexione, etc., «sin que por eso tenga que funcionar<br />
como coordinador propiamente dicho. La función adverbial <strong>de</strong> «ora...<br />
ora» es clara en este caso. Pero no pasemos por alto el interesante dato <strong>de</strong> que<br />
esta pareja <strong>de</strong> palabras, o correlato, explica la relación temporal que existe entre<br />
las acciones verbales secundarias en las que la principal se <strong>de</strong>spliega. Está ejerciendo<br />
una función adverbial <strong>de</strong> relación entre varias acciones verbales, más<br />
que <strong>de</strong> coordinación a nivel sintáctico. Parece justo, entonces, que esta facultad<br />
16. Véase FORNÉS, op. cit. p. 1<strong>21</strong>: «La distribución <strong>de</strong>be ser consi<strong>de</strong>rada como una categoría semántica<br />
sin forma sintáctica exclusiva, que se expresa a través <strong>de</strong> los mol<strong>de</strong>s formales <strong>de</strong> la copulación,<br />
disyunción o yuxtaposición y se caracteriza por los ragos compatibilidad, acción separada y<br />
segmentación».<br />
1<strong>26</strong>9
le confirme en su <strong>de</strong>nominación <strong>de</strong> correlato, cuya función <strong>de</strong> coordinación sintáctica<br />
no queda en un primer plano.<br />
También en oraciones en las que se da el correlato «ya... ya» po<strong>de</strong>mos registrar<br />
fenómenos como los anteriormente expuestos:<br />
(2) Sabe recogerse y exten<strong>de</strong>rse, y ya la veis reunida en esplen<strong>de</strong>ntes manojos, ya<br />
suelta y <strong>de</strong>satada en brillantes hilos (JOP 227).<br />
Con este ejemplo se pone <strong>de</strong> relieve, otra vez la coexistencia <strong>de</strong> oraciones<br />
copulativas y correlatos distributivos en una oración coordinada.<br />
Aplicando la teoría <strong>de</strong>l IC a estas oraciones, prevalecerá el rasgo <strong>de</strong> copulación,<br />
ya que optaría por la variante A), en la que hay una oferta <strong>de</strong> posibilida<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> vali<strong>de</strong>z simultánea que vienen a realizarse por la función operacional <strong>de</strong> la<br />
conjunción «y».<br />
Observamos que entre los elementos «reunida en esplen<strong>de</strong>ntes manojos /<br />
suelta y <strong>de</strong>satada en brillantes hilos» hay una homogeneidad funcional. Son dos<br />
opciones equivalentes, compatibles, y como ya se ha señalado antes, <strong>de</strong> vali<strong>de</strong>z<br />
simultánea. Con otras palabras pue<strong>de</strong>n funcionar sintácticamente a la vez. Propongo<br />
entonces que la función que le toca al correlato «ya... ya» es <strong>de</strong> segmentar<br />
las acciones en el tiempo, establecer entre ellas una relación que sí podría<br />
<strong>de</strong>nominarse distributiva, siendo eminentemente semántica. Es más, el correlato<br />
«ya... ya» pue<strong>de</strong> ser omitido o incluso sustituido sin que suponga una alteración<br />
en el sentido pleno <strong>de</strong> la frase, ni que sean alterados los presupuestos <strong>de</strong> la propia<br />
coordinación: «y la veis reunida en esplen<strong>de</strong>ntes manojos, suelta y <strong>de</strong>satada<br />
en brillantes hilos». Claro está, en esta última cita no percibimos la separación<br />
<strong>de</strong> las acciones que se hace más patente por la presencia <strong>de</strong>l correlato «ya... ya»,<br />
o por ejemplo por la sustitución por otro correlato consi<strong>de</strong>rado distributivo: «y a<br />
veces la veis reunida en esplen<strong>de</strong>ntes manojos, a veces suelta y <strong>de</strong>satada en brillantes<br />
hilos».<br />
(3) Parece que la ambición implica faculta<strong>de</strong>s, y siempre que Pepe me manifestaba<br />
tenerlas, bien por su conversación, bien por sus acciones, yo me entristecía.<br />
(PGP 103.)<br />
Es un caso más en el que aplicando la teoría <strong>de</strong>l IC, veríamos las posibilida<strong>de</strong>s<br />
semánticas, así como sintácticas <strong>de</strong> una copulación como lo hemos hecho en<br />
los dos ejemplos anteriores. Aquí se daría asimismo plenamente que sustituyendo<br />
el correlato «bien... bien» por la conjunción en el aspecto formal no se alteraría<br />
significativamente el sentido <strong>de</strong> la totalidad <strong>de</strong> la oración:<br />
1270<br />
Parece que la ambición implica faculta<strong>de</strong>s, y siempre que Pepe me manifestaba<br />
tenerlas, por su conversación y por sus acciones, yo me entristecía.
He querido presentar algunos aspectos a favor <strong>de</strong> unas observaciones sobre<br />
la coordinación copulativa en el terreno <strong>de</strong> la semántica para indicar que hay<br />
una relación entre fondo y forma, utilizando unas oraciones que convencionalmente<br />
no son «muy copulativas». De ese modo se ve que la distribución es un<br />
fenómeno <strong>de</strong> fondo que tiene sus manifestaciones <strong>de</strong> forma, si éstas no tienen<br />
por qué pertenecer a la coordinación <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong> vista sintáctico.<br />
1271
ICONOGRAFÍA Y EMBLEMÁTICA<br />
(El estatuto semiótico <strong>de</strong> la figuración)<br />
JOSÉ PASCUAL BUXÓ<br />
University of California, L. A.<br />
En los comentarios a su reciente edición <strong>de</strong> los Emblemas <strong>de</strong> Alciato, sostiene<br />
Santiago Sebastián, a quien nunca agra<strong>de</strong>ceremos bastante sus conspicuas<br />
aportaciones en el campo <strong>de</strong> la emblemática, que el humanista bolones «preparó<br />
el manuscrito con 99 emblemas, lo presentó al consejero imperial Peutinger,<br />
quien lo dio a conocer al impresor Steyner, mas éste consi<strong>de</strong>ró oportuno que cada<br />
epigrama fuera ilustrado, tarea que encomendó al grabador Breuil». De esa<br />
manera, al parecer imprevista, habría surgido «uno <strong>de</strong> los libros <strong>de</strong> mayor éxito<br />
en la historia <strong>de</strong> la cultura <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte». 1<br />
Con todo, si los epigramas publicados en la edición príncipe <strong>de</strong> 1531 fueron<br />
realmente concebidos por Alciato como parte integrante <strong>de</strong>l emblema triplex (figura,<br />
mote y epigrama), entonces su editor no tenía por qué «consi<strong>de</strong>rar oportuno»<br />
hacerlos ilustrar, ya que tales ilustraciones no podrían tener el carácter <strong>de</strong><br />
imágenes subsidiarias y prescindibles, sino el <strong>de</strong> ser un componente insuprimible<br />
<strong>de</strong>l texto icónico-verbal. Si, por el contrario, hubiese sido el impresor quien<br />
hizo ilustrar los epigramas <strong>de</strong> Alciato por <strong>de</strong>cisión propia, entonces no sería éste,<br />
sino el mismo Steyner el verda<strong>de</strong>ro inventor <strong>de</strong> un género cuyo influjo y difusión<br />
se extendieron a lo largo <strong>de</strong> más <strong>de</strong> tres siglos.<br />
También Aurora Egido cree que la invención <strong>de</strong>l emblema fue <strong>de</strong>terminada<br />
por una circunstancia fortuita, y así lo afirma en el «prólogo» <strong>de</strong> la mencionada<br />
edición española <strong>de</strong> los Emblemas: «fueron los editores los que, al añadirles los<br />
grabados, dieron lugar al nacimiento <strong>de</strong> ese nuevo género que <strong>de</strong>l azar hizo ley<br />
para sus apariciones posteriores». La profesora Egido sustentó su aserto en un<br />
«clarificador» artículo <strong>de</strong> C. Balavoine que lleva por título «Les Emblemes<br />
1. ALCIATO, Emblemas (ed. S. Sebastián; pról. A. Egido; trad. P. Pcraza), Madrid, Akal, 1985;<br />
p.<strong>21</strong>.<br />
1273
d'Alciat: sens et contresens», 2 en el cual la autora —haciéndose eco <strong>de</strong> los argumentos<br />
expuestos años antes por H. Miedma— 3 se propuso <strong>de</strong>mostrar que Alciato,<br />
tenido <strong>de</strong> antiguo por el padre <strong>de</strong> la emblemática, nunca pensó en inventar<br />
un nuevo modo <strong>de</strong> expresión artística y que «el emblema escrito por él no es<br />
el que nosotros conocemos».<br />
Son diversas las razones que, según la investigadora francesa, apoyaban su<br />
conclusión. En primer lugar —<strong>de</strong>cía— en toda la correspon<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Alciato<br />
sólo se encuentran rápidas alusiones a los Emblemas y, en ellas, nunca se hace<br />
mención <strong>de</strong> los grabados que los acompañan; incluso en la edición completa <strong>de</strong><br />
sus obras (Bale, 1547; Lyon, 1548) <strong>de</strong>jó que los Emblemas se imprimieran sin<br />
figuras, lo que permitiría suponer que Alciato i<strong>de</strong>ntificaba, sin más, emblema y<br />
epigrama. Los humanistas, según Balavoine, tendrían por incompatible la erudición<br />
con la ilustración, <strong>de</strong> modo que sería el éxito alcanzado por libros ilustrados<br />
como la Biblia Pauperum o la Hypnerotomachia Poliphili lo que impulsaría<br />
al editor a encargar un grabado para cada uno <strong>de</strong> los epigramas <strong>de</strong>l Emblematum<br />
Liber. Esta segunda creación <strong>de</strong> Steyner iríase afinando en manos <strong>de</strong> los siguientes<br />
impresores, al grado <strong>de</strong> que en la edición parisina <strong>de</strong> 1534 cada emblema<br />
«monopoliza una página para inscribir sus elementos». En 1548 Mathias<br />
Bonhome conce<strong>de</strong> a los emblemas su forma más acabada: la calidad <strong>de</strong> los grabados<br />
<strong>de</strong> Bernard Salomón «transforma <strong>de</strong>finitivamente la obra literaria dándole<br />
toda la prioridad a la figura». Así, pues, <strong>de</strong> Alciato, los Emblemas sólo conservarían<br />
el nombre; su carácter —concluía Balavoine— fue la consecuencia <strong>de</strong><br />
la capacidad <strong>de</strong> los epigramas para «engendrar imágenes» y no su condición inicialmente<br />
icónico-literaria.<br />
No acababa <strong>de</strong> ver la luz el artículo citado, cuando la misma investigadora<br />
publicó otro estudio sobre la «Archeologie <strong>de</strong> l'Emblématique: la <strong>de</strong>dicace á<br />
Conrad Peutinger <strong>de</strong>s Emblemata d'André Alciat» 4 en el que revisó sus planteamientos<br />
anteriores y, en cierta medida, los rectificó.<br />
Una lectura atenta <strong>de</strong>l epigrama <strong>de</strong> Alciato a su amigo el consejero imperial<br />
con que se abre la primera edición <strong>de</strong> los Emblemata, permite echar alguna luz<br />
sobre las numerosas contradicciones que se hallan en los comentaristas <strong>de</strong> la<br />
obra. 5 En los primeros versos establece Alciato una oposición radical entre las<br />
2. C. BALAVOINE, «Les Emblems d'Alciat: sens et contresens», UEmbléme á la Renaissance,<br />
París, Societé Francaise <strong>de</strong>s Seiziémistes, 1982; pp. 49-59.<br />
3. H. MIEDMA, «The term Emblema in Alciati», Journal ofíhe Warburg and Courtland Jnstilute,<br />
31(1968).<br />
4. C. BALAVOINE, «Archeologie <strong>de</strong> 1'Embleme litteraire: la <strong>de</strong>dicace a Conrad Peutinger <strong>de</strong>s<br />
Emblemata d'André Alciat», Emblemes el divises au temps <strong>de</strong> la Renaissance, París, Université <strong>de</strong><br />
París-Sorbonne, 1981; pp. 9-<strong>21</strong>.<br />
5. Dice así la traducción <strong>de</strong> Pilar Pedraza <strong>de</strong>l epigrama a Peutinger: «Mientras entretiene la<br />
nuez a los niños, el dado a los jóvenes y los naipes a los hombres viciosos, hemos trabajado nosotros<br />
en horas festivas estos emblemas, con grabados hecho por manos <strong>de</strong> artistas ilustres, para que cualquiera<br />
que lo <strong>de</strong>see pueda ponerlos como adorno <strong>de</strong> las guarniciones <strong>de</strong> los vestidos y medallones <strong>de</strong><br />
1274
diferentes maneras con que ocupan sus horas <strong>de</strong> ocio los hombres vulgares (y<br />
los niños y jóvenes, ejemplo <strong>de</strong> inmadurez intelectual) y la clase <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s<br />
con que los hombres cultos las hacen provechosas: los hombres iletrados «pier<strong>de</strong>n<br />
su tiempo» con los juegos <strong>de</strong> cartas o dados; los humanistas —como Alciato<br />
y Peutinger— se entretienen con la creación <strong>de</strong> ingeniosos juegos <strong>de</strong>l espíritu;<br />
por eso <strong>de</strong>clara el autor que compuso estos emblemas en el ocio <strong>de</strong> unas<br />
fiestas (¿saturnales?) y ahora los envía al amigo como el presente <strong>de</strong> un poeta a<br />
otro poeta. Tales emblemas llevaban aparejados unos «signos» <strong>de</strong>bidos a «manos<br />
ilustres» que podrán servir <strong>de</strong> inspiración o mo<strong>de</strong>lo a todos aquellos (damas<br />
y caballeros cortesanos) que <strong>de</strong>seen componer los adornos <strong>de</strong> sus vestidos <strong>de</strong><br />
manera que manifiesten sus escondidos pensamientos por medio <strong>de</strong> esos «signos<br />
mudos» (tacitis nolis).<br />
No nos <strong>de</strong>tengamos <strong>de</strong>masiado en esta referencia directa a una costumbres<br />
cortesanas que constituyen, en todo caso, el ámbito <strong>de</strong> difusión inicial <strong>de</strong> los<br />
emblemas, por cuanto que sus figuras o «signos mudos» pue<strong>de</strong>n usarse, separadamente<br />
<strong>de</strong>l texto literario, como «cuerpo» <strong>de</strong> divisas o empresas que se ofrecen<br />
sibilinamente a la interpretación <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más miembros <strong>de</strong> la comunidad<br />
palaciega; atendamos más bien al posible significado atribuido por Alciato a<br />
esas tacitis nolis.<br />
En una carta remitida en diciembre <strong>de</strong> 15<strong>21</strong> a Francesco Calvi, en la cual le<br />
informaba <strong>de</strong>l envío <strong>de</strong> otro manuscrito <strong>de</strong> sus Emblemas a un tal Ambrogio<br />
Visconti, dice Alciato:<br />
en cada epigrama <strong>de</strong>scribo un asunto proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la historia o <strong>de</strong> las cosas naturales,<br />
dándole un significado memorable con el fin <strong>de</strong> que los pintores,orfebres y<br />
fundidores puedan sacar <strong>de</strong> ahí esas insignias que llamamos escu<strong>de</strong>tes y ponemos<br />
en nuestros sombreros.<br />
Aunque Alciato pareciera inmediatamente interesado en hallarle alguna provechosa<br />
aplicación a sus emblemas y no sospechara entonces que su invención<br />
se convertiría muy pronto en un formidable instrumento didáctico-i<strong>de</strong>ológico no<br />
menos que en un repertorio iconográfico <strong>de</strong> valor universal, queda bien claro en<br />
el párrafo transcrito que los asuntos tomados <strong>de</strong> la historia, la literatura o la realidad<br />
natural habían <strong>de</strong> asumir la forma <strong>de</strong> imágenes o «signos mudos» a los<br />
que se atribuía una significación precisa.<br />
Pero siendo que Alciato no participó directamente en la primera edición <strong>de</strong><br />
sus Emblemas y no conoció, al parecer, a los dibujantes y grabadores encárga-<br />
los sombreros y escribir con enigmas. Que el supremo César te dé, Konrad, monedas preciosas y<br />
gran cantidad <strong>de</strong> eximiar antigüeda<strong>de</strong>s, que yo te daré, <strong>de</strong> poeta a poeta, regalos <strong>de</strong> papel como prueba<br />
<strong>de</strong> afecto». ALCIATO Emblemas, op. cit. p. 27.<br />
1275
dos <strong>de</strong>l diseño y realización <strong>de</strong> las imágenes, ¿a qué aludía entonces el verso:<br />
Artificium illustri signaque facía") ¿Habrá acaso una primerísima edición <strong>de</strong><br />
15<strong>21</strong> —<strong>de</strong> la que no se conoce ejemplar alguno— 6 que haya sido vigilada por<br />
Alciato o será, quizás, él mismo el autor tanto <strong>de</strong> los epigramas como <strong>de</strong> los dibujos<br />
<strong>de</strong> algún códice manuscrito e igualmente ignorado? C. Balavoine, en <strong>de</strong>sacuerdo<br />
con el parecer <strong>de</strong> Holger Homann, 7 no lo cree posible y atribuye a lo<br />
que ella califica <strong>de</strong> «creencia tenaz en la conexión original, en el emblema literario,<br />
<strong>de</strong> la imagen y el texto» la improbable hipótesis <strong>de</strong> que haya sido el mismo<br />
Alciato quien llevase a cabo la tarea <strong>de</strong> ilustrar los epigramas con dibujos <strong>de</strong><br />
su mano.<br />
Pero volviendo a lo que más importa: ¿cuáles son esos «signos mudos» que<br />
no parecen i<strong>de</strong>ntificarse ni con los grabados hechos por algún artista en conexión<br />
con Alciato ni a dibujos ejecutados por él mismo con el propósito <strong>de</strong> <strong>de</strong>linear las<br />
figuras más a<strong>de</strong>cuadas a cada emblema? Según Balavoine, la expresión tacitis<br />
nolis se emplea en concurrencia con la voz symbolum para <strong>de</strong>signar el objeto figurado,<br />
la res significans <strong>de</strong> la que pue<strong>de</strong> inferirse algún contenido simbólico. Y<br />
para probarlo bastaría quizá el emblema IX que lleva por título Fi<strong>de</strong>i Symbolum,<br />
en cuyo epigrama <strong>de</strong>scribe Alciato un bajorrelieve romano que muestra al Amor<br />
puro o casto entre el Honor y la Verdad, y termina con las siguientes palabras:<br />
«Constituunt haec signa Fi<strong>de</strong>m», don<strong>de</strong> el empleo <strong>de</strong>l plural «signa» pone <strong>de</strong> manifiesto<br />
la diferencia existente entre el objeto escultórico real (la res pida u objeto<br />
representado) y los «signos» que esa imagen propone a nuestra interpretación;<br />
lo que da a los epigramas <strong>de</strong> Alciato su carácter <strong>de</strong> emblemas es la presencia <strong>de</strong><br />
un «signo» (una imagen icónica) que será preciso <strong>de</strong>scribir o, en todo caso, evocar,<br />
antes <strong>de</strong> interpretar su significado político o moral. Así, pues, el término «artifex»<br />
<strong>de</strong>l epigrama a Peutinger <strong>de</strong>berá leerse en el sentido general <strong>de</strong> «creador»<br />
y, por lo tanto, engloba a todos los escritores que proporcionaron a Alciato las<br />
<strong>de</strong>scripciones <strong>de</strong> un gran número <strong>de</strong> imágenes significantes.<br />
En efecto, la mayor parte <strong>de</strong>l material figurativo <strong>de</strong> los Emblemas proce<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong> las imágenes <strong>de</strong> dioses y héroes que el mundo clásico había ido fijando tanto<br />
en obras literarias como en pinturas, estatuas, bajorrelieves y medallas; pero<br />
aun cuando no podamos saber <strong>de</strong> cierto si la voz «artifex» alu<strong>de</strong> únicamente a<br />
los creadores <strong>de</strong> las imágenes «tomadas <strong>de</strong> la historia o <strong>de</strong> las cosas naturales»<br />
o si también podía referirse a los autores <strong>de</strong> los dibujos que acompañaban a los<br />
epigramas en algún manuscrito perdido <strong>de</strong> los Emblemata, el hecho positivo es<br />
que las figuras o «signos mudos» son parte constitutiva <strong>de</strong> los emblemas y no<br />
meras ilustraciones añadidas por un azar; <strong>de</strong> manera que cuando Steyner encargó<br />
los grabados para la edición <strong>de</strong> 1531, no procedió impulsado por un capricho<br />
6. Cf. G. LEDDA, Contributo alio studio <strong>de</strong>lta letteratura emblemática in Spagna, Pisa, Universitá<br />
di Pisa, 1970; pp. 23-24.<br />
7. H. HOMANN, Studien zur Emblematik <strong>de</strong>s 16 Jhdl., Utrecht, 1971.<br />
1276
personal, sino atendiendo a darle a los Emblemata la estructura icónico-literaria<br />
prevista por Alciato.<br />
Es muy revelador que el Emblema IX se inicie con un llamado al artífice (en este<br />
caso, al dibujante encargado <strong>de</strong> la tarea) para indicarle las características <strong>de</strong> la<br />
imagen que <strong>de</strong>be diseñar: «Píntese el Honor <strong>de</strong> pie, vestido con un manto púrpura...»<br />
(Stet <strong>de</strong>pictus Honos tyrio velatus...), <strong>de</strong> suerte que parece evi<strong>de</strong>nte la intención<br />
<strong>de</strong> Alciato <strong>de</strong> contar con la presencia efectiva <strong>de</strong> una imagen gráfica como<br />
condición necesaria para el cumplimiento <strong>de</strong> su i<strong>de</strong>a. También es significativo que<br />
en numerosos Emblemas, el epigrama contenga una apelación expresa al lector para<br />
que se mantenga atento a la faz icónica <strong>de</strong>l emblema y no se limite a la lectura<br />
<strong>de</strong>l texto verbal. Así por ejemplo, en el Emblema IV se dice: «.Mira cómo un famoso<br />
pintor hizo que el niño <strong>de</strong> Ilion fuera arrebatado por el ave <strong>de</strong> Jove por los altos<br />
cielos», don<strong>de</strong> la mirada <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stinatario ha <strong>de</strong> tener un doble objeto <strong>de</strong> atención: la<br />
res significans que correspon<strong>de</strong> al emblema {id est, la figura que <strong>de</strong>be acompañarlo<br />
en la página impresa) y la pintura famosa evocada por el epigrama.<br />
Podrían exten<strong>de</strong>rse los ejemplos, pero no hay aquí espacio para ello; basten<br />
los citados para persuadirnos <strong>de</strong> que, en un buen número <strong>de</strong> emblemas, el epigrama<br />
<strong>de</strong>sempeña <strong>de</strong> manera explícita una doble función discursiva: la primera<br />
por medio <strong>de</strong> la cual se conmina al <strong>de</strong>stinatario a mantenerse atento a la vinculación<br />
estructural <strong>de</strong> la imagen o «cuerpo» <strong>de</strong>l emblema con la suscriptio o epigrama<br />
que la <strong>de</strong>scribe, y la segunda que consiste en la exposición <strong>de</strong> los contenidos<br />
filosófico-morales imbuidos en la imagen. Siendo esto así, resulta<br />
difícilmente aceptable la hipótesis según la cual el componente gráfico <strong>de</strong>l emblema<br />
pue<strong>de</strong> ser tenido como una mera ilustración <strong>de</strong>l contenido <strong>de</strong>l epigrama.<br />
La ilustración es, <strong>de</strong> suyo, el resultado <strong>de</strong> la transposición icónica <strong>de</strong> objetos y<br />
escenas literariamente <strong>de</strong>scritos; la pictura emblemática ha sido compuesta con<br />
la intención <strong>de</strong> dar origen a una exégesis literaria. El «cuerpo» <strong>de</strong>l emblema<br />
proviene normalmente <strong>de</strong> una fuente verbal anterior, sin embargo, su función<br />
semiótica específica es la <strong>de</strong> volver a producir un texto literario por cuyo medio<br />
se recuperen las instancias <strong>de</strong> significación <strong>de</strong> la imagen.<br />
Consi<strong>de</strong>remos, pues, la presencia <strong>de</strong> contenidos simbólicos en la res significans<br />
que el epigrama pue<strong>de</strong> hacer más o menos explícitos; la función <strong>de</strong>sempeñada<br />
por el mote o inscriptio en el juego <strong>de</strong> las relaciones semióticas que han <strong>de</strong><br />
establecerse entre la imagen y el epigrama y, por último, la función <strong>de</strong>l propio<br />
texto literario suscrito a la imagen, que no será siempre redundante respecto <strong>de</strong><br />
lo expresado por el mote, por cuanto que toma a su cargo la manifestación <strong>de</strong><br />
los contenidos simbólico-i<strong>de</strong>ológicos atribuidos a la imagen y, sobre todo, la inducción<br />
en el <strong>de</strong>stinatario <strong>de</strong> una reflexión personal acerca <strong>de</strong>l tópico o argumento<br />
<strong>de</strong> que se trate en cada caso.<br />
El hecho <strong>de</strong> que la imagen haya sido tradicionalmente <strong>de</strong>signada como<br />
«cuerpo» <strong>de</strong>l emblema y el mote como su «alma» intelectual, ha permitido a<br />
muchos tratadistas <strong>de</strong>l pasado y el presente creer que la inscriptio se constituye<br />
1277
como la expresión verbal <strong>de</strong>l complejo contenido semántico <strong>de</strong> la pictura. Convengamos,<br />
sin embargo, en que los signos verbales poseen una naturaleza biplanar<br />
<strong>de</strong>terminada por la diferencia estructural <strong>de</strong> su expresión y su contenido, en<br />
tanto que los signos icónicos son <strong>de</strong> naturaleza monoplanar: la expresión y el<br />
contenido <strong>de</strong> una imagen no son analizables en planos diferentes; dicho con<br />
otras palabras, el «significante» y el «significado» <strong>de</strong> un signo icónico se dan<br />
unitariamente por medio <strong>de</strong> una forma homogénea <strong>de</strong> la que no pue<strong>de</strong>n discernirse<br />
planos diversos <strong>de</strong> articulación como ocurre con los signos verbales, aunque<br />
ello no implica —por supuesto— la falta <strong>de</strong> contenidos semánticos en los<br />
textos icónicos. La imagen es «muda» sólo en la medida en que carece <strong>de</strong> la facultad<br />
metalingística <strong>de</strong> referirse por medio <strong>de</strong> sus propios signos tanto a su modo<br />
particular <strong>de</strong> significancia como al universo <strong>de</strong> las cosas significadas en un<br />
<strong>de</strong>terminado proceso icónico. Así pues, el mote <strong>de</strong>l emblema (o <strong>de</strong> la empresa,<br />
que carece <strong>de</strong> epigrama) toma a su cargo la función metalingística <strong>de</strong> señalar la<br />
zona <strong>de</strong>l sentido, id est, el contexto apropiado <strong>de</strong> significación <strong>de</strong> la «imagen<br />
muda», y tanto el autor como el <strong>de</strong>stinatario <strong>de</strong>berán apoyarse en él para formular<br />
sus respectivas interpretaciones, explícitas en el texto literario, implícitas en<br />
la mente <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stinatario i<strong>de</strong>al.<br />
Recapitulando, diremos que, en la invención <strong>de</strong> Alciato, el mote o inscriptio<br />
no funciona como el «significante» o expresión sintética <strong>de</strong> la totalidad <strong>de</strong>l discurso<br />
simbólico-i<strong>de</strong>ológico imbuido en el «cuerpo» icónico <strong>de</strong>l emblema, sino<br />
únicamente como indicación <strong>de</strong> aquella zona <strong>de</strong>l sentido en torno <strong>de</strong> la cual se<br />
propone su «lectura», que es a un tiempo la exégesis iconográfica <strong>de</strong> sus componentes<br />
y la aplicación práctica <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong> sus valores filosófico-morales.<br />
Privada <strong>de</strong> mote y epigrama, la imagen carecería <strong>de</strong> dimensión simbólica o,<br />
en todo caso, ostentaría la naturaleza <strong>de</strong>l<br />
jeroglífico cuyas claves <strong>de</strong> interpretación resi<strong>de</strong>n fuera <strong>de</strong>l texto icónico, en<br />
el acuerdo tácito <strong>de</strong> sus usuarios. Acompañada sólo <strong>de</strong> mote, la res significans<br />
se reduciría a divisa o empresa y entonces su significado sería particularmente<br />
inferible por quienes, conociendo las características iconográficas que concurran<br />
en la figura, así como las circunstancias <strong>de</strong> su empleo, estarían en condiciones<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrir los valores simbólicos que fueran pertinentes.<br />
Ciertamente, todos esos artificios semióticos tienen que estar ligados a un<br />
<strong>de</strong>terminado grupo social y a una particular concepción <strong>de</strong>l mundo (esto es, a<br />
una formación i<strong>de</strong>ológica sustancialmente vigente) a la que sirvan <strong>de</strong> expresión<br />
por medio <strong>de</strong> imágenes or<strong>de</strong>nadas en series paradigmáticas convencionalmente<br />
establecidas; este repertorio or<strong>de</strong>nado <strong>de</strong> signos va enriqueciéndose progresivamente<br />
gracias a la inventiva <strong>de</strong> los usuarios —tal como ocurre con los signos <strong>de</strong><br />
cualquier lengua—, pero no por ello <strong>de</strong>jan <strong>de</strong> constituir un sistema constrictivo;<br />
<strong>de</strong> ahí también que las múltiples variantes individuales puedan ser reconducidas<br />
sin mucha dificultad al cuerpo <strong>de</strong> constantes paradigmáticas, <strong>de</strong> las que aquéllas<br />
sólo son una <strong>de</strong> sus manifestaciones posibles.<br />
1278
LA REITERACIÓN CON NÚCLEO INVARIADO EN POESÍA:<br />
SUSTITUCIÓN, OPOSICIÓN Y SELECCIÓN SEMÁNTICAS<br />
J. GUILLERMO RENART<br />
Univesity of Ottawa<br />
Dentro <strong>de</strong> un marco semiótico abierto, que trata <strong>de</strong> integrar los aportes estructuralistas<br />
con la apertura pragmática que el post-estructuralismo teórico y<br />
crítico nos ha hecho re-<strong>de</strong>scubrir, voy a proponer una explicación semiótica <strong>de</strong><br />
un sector (unitario y central) <strong>de</strong> funciones <strong>de</strong> la «reiteración con núcleo invariado»<br />
en poesía. He llamado con este nombre (en Renart 1985, y <strong>de</strong> manera análoga<br />
en Renart 1982) a una clase <strong>de</strong> reiteración que constituye, no sólo un procedimiento<br />
usado vasente en la poesía, sino bien el mo<strong>de</strong>lo semiótico <strong>de</strong><br />
múltiples procedimientos empleados en la literatura. Y el sector funcional, central<br />
<strong>de</strong> la misma (y, por otras razones, bien central <strong>de</strong> los discursos poético y literario)<br />
que hemos <strong>de</strong> examinar ahora, será el consistente en las operaciones,<br />
semióücamente <strong>de</strong>pendientes y sucesivas, <strong>de</strong> la oposición, sustitución, y selección<br />
semánticas.<br />
Antes que nada, ¿qué clase <strong>de</strong> reiteración es la que llamo «reiteración con<br />
núcleo invariado»? Brevemente recordaré que ese «núcleo invariado» que la caracteriza<br />
consiste en una o más palabras que se repiten a lo largo <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong><br />
frases, o segmentos <strong>de</strong> frase, sintáctica y/o semánticamente relacionados (cf.<br />
ibid. 1985: 491-492; 1982; 174-176). Nótese que uso «palabra» en el sentido<br />
que el término tiene cuando <strong>de</strong>signa el elemento así llamado <strong>de</strong>l nivel superficial<br />
<strong>de</strong>l discurso, (cf. Ruwet 1980: 196: [B]). Si se observa el n.° 1 <strong>de</strong>l Apéndice,<br />
se verá que en la reiteración «César fue, César vio, César venció» hay un<br />
núcleo invariado: «César» (que no hay en «César fue, vio, venció»). Al resto <strong>de</strong><br />
cada frase o segmento <strong>de</strong> la reiteración con núcleo invariado, compuesto por las<br />
palabras que no se repiten, lo llamo «variante». El núcleo y las variantes se hallan<br />
en relación <strong>de</strong> mutua <strong>de</strong>terminación semántica. Es patente que este fenóme-<br />
1279
no abarca varias formas <strong>de</strong> reiteración <strong>de</strong>scritas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> antiguo por la retórica<br />
(así la anáfora, la epífora, la complexio, la anadiplosis, la concatenación, y la<br />
redditió) así corno bien varias formas <strong>de</strong> paralelismo estudiadas mo<strong>de</strong>rnamente<br />
{cf. Renart 1985; 492), y, en efecto, en el texto literario que nos servirá para<br />
ilustración (un poema <strong>de</strong> Alberti) verán Vds. realizadas más <strong>de</strong> una <strong>de</strong> estas formas.<br />
Pero consi<strong>de</strong>ro justificado tratarlas unitariamente porque en todas ellas se<br />
pue<strong>de</strong> verificar una misma estructura y funcionamiento semiósicos, como creo<br />
haberlo <strong>de</strong>mostrado en su lugar (particularmente en 1982 y 1985; cf. bien libro<br />
en preparación).<br />
Tras este esbozo <strong>de</strong> lo que entiendo por reiteración con núcleo invariado,<br />
pasemos a examinar (<strong>de</strong> la manera breve y parcial que nos permitirá el tiempo<br />
<strong>de</strong>stinado a la ponencia) el sector semiósico <strong>de</strong> la reiteración con núcleo invariado<br />
que constituye nuestro tema —la sustitución, la oposición, y la selección<br />
semánticas. Hay un hecho semiósico básico en el origen <strong>de</strong> nuestra problemática;<br />
es el siguiente: <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una lectura dada, un significado<br />
integrante <strong>de</strong>l núcleo (que, por <strong>de</strong>finición, se repite) pue<strong>de</strong> estar, con respecto<br />
a un significado <strong>de</strong> las variantes, en relación (1) <strong>de</strong> igualdad, (2) <strong>de</strong> diferencia<br />
sin oposición, o (3) <strong>de</strong> oposición— y cada una <strong>de</strong> estas clases <strong>de</strong> relación genera<br />
clases diferentes <strong>de</strong> selección <strong>de</strong> significados en el núcleo. (Prefiero<br />
«significado» a sema, semema, lexema, o bien isotopía, etc., pues necesito<br />
una palabra genérica y elástica que abarque cualquiera <strong>de</strong> estas categorías).<br />
Mostrando, pues, ahora la articulación semiósica <strong>de</strong> estas operaciones, vamos<br />
a examinar cómo se produce la selección <strong>de</strong> significados en el núcleo; mediante<br />
(a) la sustitución <strong>de</strong> unos significados con otros, y (b) la sustitución<br />
por el núcleo —en cuanto significante o expresión connotacional— <strong>de</strong> (otros,<br />
potenciales) significantes o expresiones <strong>de</strong>notacionales; a causa <strong>de</strong> la oposición<br />
que el lector encuentra entre un significado <strong>de</strong>l núcleo y un significado<br />
<strong>de</strong> las variantes.<br />
Pienso que estas nociones teóricas, y en particular el concepto <strong>de</strong> sustitución<br />
que aquí empleo, se irán perfilando a lo largo <strong>de</strong>l análisis práctico con que trataré<br />
<strong>de</strong> ilustrarlas, y sólo convendrá volver a ellas <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> tal ilustración; leamos<br />
ya, pues, el conocido texto <strong>de</strong> Marinero en tierra <strong>de</strong> Alberti (Alberti 1972:<br />
143), objeto <strong>de</strong> dicho análisis:<br />
1280<br />
Si mi voz muriera en tierra,<br />
llevadla ai nivel <strong>de</strong>l mar<br />
y <strong>de</strong>jadla en la ribera.<br />
Llevadla al nivel <strong>de</strong>l mar<br />
y nombradla capitana<br />
<strong>de</strong> un blanco bajel <strong>de</strong> guerra.
¡Oh mi voz con<strong>de</strong>corada<br />
con la insignia marinera:<br />
sobre el corazón un ancla,<br />
y sobre el ancla una estrella,<br />
y sobre la estrella el viento,<br />
y sobre el viento la vela!<br />
El post-estructuralismo ha puesto en el centro <strong>de</strong> nuestra atención una evi<strong>de</strong>ncia<br />
no ignorada anteriormente, pero a veces preferida: la participación <strong>de</strong>l<br />
perceptor en lo percibido (c/., por ejemplo, Ray 1984; Harland 1987: vi, 1-2,<br />
passim). En el caso <strong>de</strong> la percepción <strong>de</strong> un texto literario, esto se traduce<br />
principalmente en el siguiente principio: siempre que traos <strong>de</strong>l significado o<br />
significados, como lo haremos ahora, <strong>de</strong> tal clase <strong>de</strong> texto es obviamente necesario<br />
tener en cuenta que dichos significados <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n en gran parte <strong>de</strong> la<br />
lectura concreta <strong>de</strong> ese texto que realice su receptor, conforme a sus conocimientos,<br />
condicionamientos, presupuestos, objetivos. Ahora, pues, <strong>de</strong>beré<br />
puntualizar la especie <strong>de</strong> lectura <strong>de</strong> este texto que voy a hacer. Diré que será,<br />
en su mayor parte, una <strong>de</strong> las lecturas más miméticas que el texto acepte —y<br />
me explico: en sus últimas obras, Antonio Risco ha <strong>de</strong>stacado la importancia<br />
central <strong>de</strong> esa dimensión <strong>de</strong> la obra literaria que él llama «figuración» (digamos,<br />
pues, la dimensión «figuracional») con la cual ha i<strong>de</strong>ntificado en diversos<br />
lugares la mimesis aristotélica (Risco 1982: 10-11, 61-61, 70, 77-95; ver<br />
bien Renart <strong>1989</strong>, y <strong>de</strong> próxima publicación). La dimensión figuracional consiste<br />
esencialmente en lo «imaginal», si me permiten el neologismo, <strong>de</strong>l contenido<br />
<strong>de</strong> la obra: lo sensorial, lo emocional, los contenidos concretos, en suma,<br />
<strong>de</strong>l mundo evocado en la experiencia lectora —y en esto consistiría<br />
esencialmente la mimesis—; secundaria y subordinadamente pue<strong>de</strong>n —dimensión<br />
figuracional o mimesis— <strong>de</strong>signar bien lo imitativo o representativo<br />
<strong>de</strong> nuestra realidad familiar. Partiré, entonces, <strong>de</strong> una lectura <strong>de</strong> este texto lo<br />
más figurativa —mimética, pues, en los dos sentidos indicados— que me sea<br />
posible. Y por supuesto, lejos <strong>de</strong> preten<strong>de</strong>rla exhaustiva, será asimismo una<br />
lectura que dé cuenta <strong>de</strong>l texto sólo en lo que concierna luego al estudio <strong>de</strong><br />
los aspectos teóricos que hemos <strong>de</strong> examinar. (No preten<strong>de</strong>, pues, contribuir a<br />
la investigación <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Alberti; no forma parte <strong>de</strong> tal investigación sino<br />
<strong>de</strong> la teoría <strong>de</strong> la poesía, y por eso espero que me excusarán <strong>de</strong> no tenerla en<br />
cuenta. Expresa una experiencia [posible] <strong>de</strong> lector).<br />
Conforme a tal clase <strong>de</strong> lectura, podría uno imaginarse la «voz» —esa<br />
«voz» que viene a ser como el personaje central <strong>de</strong>l poema— con cierta figura<br />
humana; el así imaginarla antropomórficamente en su manifestación física <strong>de</strong>rivaría<br />
<strong>de</strong> varios factores, entre los cuales pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>stacarse la capacidad <strong>de</strong> la<br />
voz <strong>de</strong> ser nombrada «capitana» <strong>de</strong> barco (vv. 5-6) y <strong>de</strong> ser «con<strong>de</strong>corada» (v.<br />
7) con una «insignia» (v. 8) que llevará sobre su pecho (o «corazón» [v. 9] co-<br />
1281
mo sustituto metonímico que pueda armonizarse mejor con la intensa participación<br />
emotiva <strong>de</strong>l hablante en todo lo que dice).<br />
Es esta «voz» que el hablante pi<strong>de</strong>, primeramente, que si se muere en tierra,<br />
sea llevada al mar y <strong>de</strong>jada en la ribera, nada más (vv. 1-3); pero, a continuación,<br />
corrigiéndose, pi<strong>de</strong> que la lleven al mar y le <strong>de</strong>n un <strong>de</strong>stino bien activo:<br />
capitana <strong>de</strong> barco <strong>de</strong> guerra (vv. 4-6). Enseguida, en la tercera estrofa, ese <strong>de</strong>stino<br />
podría parecer reducido a su faceta <strong>de</strong>corativa o, más en general, estética. En<br />
efecto, lo que entusiasma al hablante es la «con<strong>de</strong>coración» que su voz recibiría<br />
(v.7) «con la insignia marinera» (v. 8); esta con<strong>de</strong>coración pue<strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rse al<br />
principio <strong>de</strong> manera literal: una insignia en forma <strong>de</strong> «ancla» (\. 10). Pero en<br />
los dos versos finales sería difícil prolongar la mimesis en la misma línea figuracional:<br />
Representar en la misma insignia marina también «el viento» (v. 12),<br />
pue<strong>de</strong> no parecer tan natural <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el mundo cultural <strong>de</strong>l mismo lector que hasta<br />
ahora no tenía dificultad en <strong>de</strong>sarrollar en ese sentido la construcción figuracional<br />
sugerida por el texto.<br />
Tal lector podría tomar ahora la con<strong>de</strong>coración metafóricamente, como<br />
equivalente a la apropiación y disfrute <strong>de</strong> objetos hermosos: concretamente <strong>de</strong>l<br />
«viento» y «la vela» impulsada por el viento —y <strong>de</strong>l barco todo, y <strong>de</strong> la experiencia<br />
toda que el lector pueda asociar, por vía sinecdóquica o metonímica, al<br />
viento y la vela. El significado <strong>de</strong> «sobre», en los dos versos finales al menos, si<br />
no ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> antes, podrá ser, para ese lector, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> «encima en sentido vertical,<br />
con o sin contacto mutuo» —-así «la vela» está «encima» <strong>de</strong>l «viento» que siente<br />
a su nivel quien la observa <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un barco (en el v. 12: «y sobre el viento la<br />
vela»)—, hasta «a<strong>de</strong>más» y «más valioso o hermoso aún, si ello fuera posible»<br />
—así «el viento» con respecto a «la estrella» (en el v. 11: «y sobre la estrella el<br />
viento») y «la vela» con respecto al «viento» (en el v. 12: «y sobre el viento la<br />
vela»).<br />
Bien, pero ¿cómo se realizan en todo esto las operaciones semánticas anunciadas<br />
<strong>de</strong> la reiteración con núcleo invariado —selección, sustitución, y oposición<br />
semánticas? En realidad, ya está examinado implícitamente en la lectura<br />
que acabamos <strong>de</strong> hacer; sólo falta volverlo explícito, que es lo que voy a tratar<br />
<strong>de</strong> hacer ahora.<br />
Acabo <strong>de</strong> llamar la atención sobre dos oposiciones semánticas, contenidas,<br />
precisamente, las dos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> reiteraciones con núcleo invariado: la n.° 1 <strong>de</strong>l<br />
apartado 3 <strong>de</strong>l Apéndice —cuyo núcleo es «llevadla al nivel <strong>de</strong>l mar / y»— y la<br />
n.° 2 <strong>de</strong>l mismo apartado —cuyo núcleo es «sobre» o «y sobre». Observemos,<br />
ahora, la última. Veíamos que en los vv. 9 y 10, según la lectura realizada, el<br />
núcleo «sobre» significaba sencillamente «encima»; pero a partir <strong>de</strong>l v. 11 (o<br />
<strong>de</strong>l v. 10 para otros lectores), las variantes imponían otros significados al mismo<br />
núcleo «sobre»: o «encima en sentido vertical», o «a<strong>de</strong>más», o «más valioso<br />
aún si ello cupiera» —o todo ello juntamente. Las variantes, pues, han hecho<br />
que surgiera en el núcleo un nuevo significado, opuesto al anterior, y que lo<br />
1282
sustituyera; la sustitución ha sido <strong>de</strong>splazante (no permanece el primer significado),<br />
y con cambio <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el significante —en este caso la palabra «sobre»—<br />
directamente (tanto el primer significado como los nuevos que le sustituyen<br />
son, o, si se prefiere, han llegado a ser, <strong>de</strong> lengua, <strong>de</strong> diccionario, y quizá ninguno<br />
se clasificaría, para lectores actuales, como propiamente «figurado»; sin embargo,<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una lectura en que se procesara como «figurado» alguno <strong>de</strong><br />
ellos, la sustitución sería <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el significado y medíante el proceso metafórico,<br />
como lo veremos más abajo con la tercera variedad <strong>de</strong> sustitución que hemos <strong>de</strong><br />
consi<strong>de</strong>rar).<br />
Otra cosa ocurre en la reiteración n.° 1 <strong>de</strong>l mismo apartado: allí encontramos<br />
una segunda variedad <strong>de</strong> sustitución. En la primera mención <strong>de</strong>l núcleo «llevadla<br />
al nivel <strong>de</strong>l mar / y» (vv. 2-3), las variantes implican necesariamente que la<br />
acción esperada <strong>de</strong> los sujetos apelados, en un sentido, termina en sí misma: ella<br />
constituye en sí misma su principal objetivo: pero en la segunda mención <strong>de</strong>l<br />
núcleo (en los vv. 4-5), las variantes le cambian este significado —el <strong>de</strong>l término<br />
final, el objetivo, <strong>de</strong> la acción— por uno opuesto. La sustitución aquí ha sido<br />
<strong>de</strong>splazante (el primer término y objetivo <strong>de</strong> la acción <strong>de</strong>saparece), y con cambio<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el significado: el nuevo término y objetivo queda impuesto al núcleo<br />
por las variantes mediante el proceso consecuencial, metonímico. Nótese que<br />
esta sustitución se percibe más intensamente por la ausencia <strong>de</strong> una expresión<br />
correctiva antes <strong>de</strong> la segunda mención <strong>de</strong>l núcleo en el v. 4, una expresión como<br />
«(No, más bien,) llevadla [...] / y nombradla [...]».<br />
¿Habrá una tercera variedad <strong>de</strong> sustitución semántica en las reiteraciones<br />
con núcleo invariado <strong>de</strong> este poema? Sí, pero advirtamos lo siguiente antes <strong>de</strong><br />
examinarla: por consi<strong>de</strong>rar ahora directamente el plano axiológico e i<strong>de</strong>ológico,<br />
podrá juzgarse que <strong>de</strong>jaremos la dimensión figuracional para pasar a la que,<br />
glosando a Antonio Risco, podríamos <strong>de</strong>nominar dimensión intersemiósica.<br />
Propongo yo, sin embargo, que permanezcamos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la dimensión figuracional<br />
siempre que lo i<strong>de</strong>ológico y/o axiológico consi<strong>de</strong>rado sea componente,<br />
factor o efecto <strong>de</strong> la dimensión figuracional (ver Renart <strong>1989</strong>, y <strong>de</strong> próxima publicación)<br />
—como ocurrirá en lo que sigue. Como todos habremos podido comprobar<br />
en la docencia, cuando se pi<strong>de</strong> al lector enfrentado a este poema por primera<br />
vez que exprese lo que el poema dice a su sensibilidad suelen oírse cosas<br />
como, «algo i<strong>de</strong>alizado», o, más sofisticadamente, «un mundo etéreo, puro e<br />
i<strong>de</strong>al» o «un mundo <strong>de</strong> plena libertad y felicidad». La presencia <strong>de</strong> esta significación<br />
pue<strong>de</strong> resultar más evi<strong>de</strong>nte en la reiteración n.° 2 <strong>de</strong>l mismo apartado 3<br />
que estamos consi<strong>de</strong>rando. Allí ciertos componentes <strong>de</strong> las variantes, como «corazón»,<br />
«estrella», «vela», etc., pue<strong>de</strong>n ir transmitiendo progresivamente al núcleo<br />
—a la i<strong>de</strong>a misma <strong>de</strong> superposición que éste <strong>de</strong>nota— la significación antedicha,<br />
connotándola metafóricamente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las variantes. El nuevo<br />
significado pue<strong>de</strong> agregarse al anterior sin que éste <strong>de</strong>saparezca o disminuya,<br />
pero también pue<strong>de</strong> ocurrir que el significado anterior se vaya diluyendo y bo-<br />
1283
ando, y sea la significación metafórica la que acabe dominando en la lectura.<br />
En cualquiera <strong>de</strong> los dos casos se realiza el fenómeno <strong>de</strong> la sustitución, y otra<br />
vez <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el significado: pero ahora el nuevo significado pue<strong>de</strong> agregarse al anterior,<br />
o <strong>de</strong>splazarlo, o ambas cosas en diversas proporciones, y ha sido generado<br />
mediante el proceso metafórico.<br />
En suma y resumiendo, vemos así que la oposición semántica producida en el<br />
núcleo por las variants, ha exigido la sustitución semántica en el núcleo, pero no<br />
ha bastado para consumarla. La oposición disocia, pero se necesita un factor asociativo.<br />
Este factor asociativo parece ser, siempre, uno <strong>de</strong> los siguientes: (a) o<br />
que el significante <strong>de</strong>l núcleo admita directamente, por <strong>de</strong>notación léxica, al nuevo<br />
significado; o (b) que el significado <strong>de</strong>l núcleo —volviéndose, a su vez, significante<br />
en segundo, tercero, n grado— admita al nuevo significado por contigüidad<br />
(mediante sinécdoque o metonimia), o por equivalencia (que en la instancia<br />
<strong>de</strong>l ejemplo lo es mediante metáfora). En los dos casos el nuevo significado pue<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>splazar al anterior, o agregársele sin <strong>de</strong>splazarlo, o pue<strong>de</strong>n darse ambos<br />
efectos en proporciones diferentes. Y en los dos casos el núcleo en cuanto significante<br />
o expresión, sustituye a una o más expresiones <strong>de</strong>notacionales, puesto<br />
que connota más significación: Más significación que la puramente <strong>de</strong>notacional<br />
(en el sentido propuesto por Eco 1977: 110-114, 158-161), o que la significación<br />
nueva (nueva en la ca<strong>de</strong>na sintagmática, o en el proceso temporal subjetivo <strong>de</strong> la<br />
lectura) —aunque sólo sea, si la significación nueva <strong>de</strong>splaza a la anterior, mediante<br />
la evocación <strong>de</strong> esta significación anterior. De todas maneras, es sólo mediante<br />
el factor asociativo como se produce la sustitución semántica y, como<br />
consecuencia <strong>de</strong> ella, la selección <strong>de</strong>l significado pertinente entre los muchos que<br />
el significante podría admitir. Y la selección (parecería lícito <strong>de</strong>cir sin <strong>de</strong>masiado<br />
error), <strong>de</strong>tiene la difference. Cabe advertir que en el caso <strong>de</strong> (a), estamos en el<br />
campo <strong>de</strong> lo que Todorov ha <strong>de</strong>nominado —restringiendo quizás <strong>de</strong>masiado el<br />
sentido <strong>de</strong> la palabra— la «semántica»; y en el caso <strong>de</strong> (b) —y esto es lo que me<br />
interesa <strong>de</strong>stacar— estamos en el dominio <strong>de</strong> lo que él mismo ha llamado la<br />
«simbólica» o, tal vez mejor en español, la «simbología» (Todorov 1970: 35;<br />
1978: 16). Es en este caso, el <strong>de</strong> la «simbología», don<strong>de</strong> el proceso <strong>de</strong> la sustitución<br />
semántica se consuma, precisamente, mediante una o las dos maneras <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollarse<br />
el discurso según Jakobson —por contigüidad, o por equivalencia (Jakobson<br />
1971: 254; nótese que a veces parece olvidarse que, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as<br />
<strong>de</strong> Jakobson sobre el discurso, las relaciones paradigmáticas y las equivalencias<br />
son una misma cosa —cf. Ruwet 1980: 196: (B), 197: (IV)—, y, que, cuando Jakobson<br />
examina esas relaciones en el «eje <strong>de</strong> la combinación», las consi<strong>de</strong>ra entre<br />
los elementos in praesentia en el sintagma: Quizás este olvido, o malentendido,<br />
se repita en casos tan recientes como en Van Buuren 1984: 54).<br />
Hasta aquí, lo que hemos consi<strong>de</strong>rado son los conceptos fundamentales <strong>de</strong> la<br />
teoría en cuanto atañe a la relación semiósica <strong>de</strong> estos tres aspectos —la selección,<br />
sustitución, y oposición semánticas. A partir <strong>de</strong> aquí, pienso yo, se pue<strong>de</strong>n<br />
1284
ya establecer las condiciones según las cuales se darán sustituciones parciales, o<br />
totales; como también qué clases <strong>de</strong> selección semántica se darán cuando no haya<br />
oposición entre los significados <strong>de</strong>l núcleo y <strong>de</strong> las variantes, sino igualdad,<br />
o diferencia sin oposición; así como también, las condiciones para que se <strong>de</strong>n<br />
unas u otras clases <strong>de</strong> selección semántica, o para que se combinen dos o más<br />
clases entre sí. En cada uno <strong>de</strong> estos casos los efectos semiósico-poéticos son<br />
diferentes. Por ahora, el tiempo disponible para esta ponencia sólo nos permite<br />
agregar que la reiteración con núcleo invariado resulta, como pue<strong>de</strong> haberse<br />
visto, un procedimiento don<strong>de</strong> se realizan <strong>de</strong> manera particularmente intensa fenómenos<br />
centrales al discurso poético, y un laboratorio privilegiado para observarlos.<br />
Pienso yo también, tras haber explorado las analogías <strong>de</strong>l procedimiento<br />
con otros procedimientos empleados en la literatura, que esa realización es notablemente<br />
(sorpren<strong>de</strong>ntemente, quizás) extensa y profunda; más aún, que parece<br />
actualizar más modélicamente que ninguna la estructura semiósica <strong>de</strong> todas<br />
ellas. Dicho <strong>de</strong> otro modo, parece legítimo <strong>de</strong>cir que constituye —o al menos,<br />
que realiza por excelencia— el mo<strong>de</strong>lo semiósico <strong>de</strong> todas ellas.<br />
Pero ya <strong>de</strong>bemos concluir. Consi<strong>de</strong>remos un momento una propiedad, verificable<br />
en el anterior análisis, <strong>de</strong> la reiteración con núcleo invariado. Me refiero<br />
a su carácter dialéctico. Dialéctica po<strong>de</strong>mos llamar a esta reiteración porque,<br />
como hemos observado, las oposiciones que entraña no consisten en una pura y<br />
simple contradicción o contrariedad lógicas, ni las sustituciones que las oposiciones<br />
<strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nan —aún cuando se traten <strong>de</strong> sustituciones «<strong>de</strong>splazantes» <strong>de</strong><br />
un significado por otro— pue<strong>de</strong>n ser eficaces en la semiosis poética (es <strong>de</strong>cir,<br />
vivencialmente) si no permanece en el lector «la memoria viva» <strong>de</strong>l significado<br />
sustituido (empleando la expresión <strong>de</strong> Bécquer y otros románticos [Bécquer<br />
1963: LXXIV]). La sustitución semántica —que parece un componente central<br />
<strong>de</strong> toda la semiosis poética— se presenta así como dinamismo interno al texto,<br />
al que se agregan las posibles sustituciones que el receptor haga en su lectura<br />
(en su personal producción <strong>de</strong> la obra) con respecto a «la lengua» (en el sentido<br />
<strong>de</strong> Bousofto 1970), o a otros textos, o fragmentos <strong>de</strong> texto, diferentes <strong>de</strong>l que<br />
lee. Por eso, si ahora quisiéramos indicar sumariamente los autores cuyas i<strong>de</strong>as<br />
más contribuirían a componer un marco semiótico general para explicar el funcionamiento<br />
<strong>de</strong> la sustitución según aquí la hemos entendido, <strong>de</strong>beríamos nombrar<br />
ante todo, quizás, a Carlos Bousoño (cuya Teoría ha sido un esfuerzo pionero,<br />
y tal vez el más notable y el más injustamente ignorado fuera <strong>de</strong>l ámbito<br />
cultural <strong>de</strong> la lengua en que se hizo, <strong>de</strong> formalizar y sistematizar la sustitución<br />
en la semiosis poética) siempre que tengamos en cuenta su examen —importante<br />
dimensión <strong>de</strong>l libro— <strong>de</strong> la sustitución como dinamismo interno al texto. Es<br />
probablemente así como mejor se pue<strong>de</strong> apreciar en la Teoría la línea semiótica<br />
que la acerca a teorías ulteriores —precisamente las <strong>de</strong> los otros autores relevantes<br />
para nuestra explicación semiótica <strong>de</strong> la sustitución. Pienso, ante todo,<br />
en la <strong>de</strong> Jakobson sobre las relaciones <strong>de</strong> equivalencia <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l eje <strong>de</strong> la<br />
1285
«combinación» o sintagmático en el discurso literario (Jakobson 1960: 358),<br />
particularmente según la exponen Umberto Eco para el texto estético en general<br />
(Eco 1977: 417-436), y Nicolás Ruwet para el texto poético en particular (Ruwet<br />
1980: 196-198). Más directamente, pienso en la sugerencia <strong>de</strong> Todorov, que<br />
presupone la teoría <strong>de</strong> Jakobson recién mencionada, <strong>de</strong> examinar la problemática<br />
planteada en torno a la sustitución, en el eje <strong>de</strong> la «combinación» —o sintagmático-paradigmático,<br />
podríamos <strong>de</strong>cir ahora glosando a Ruwet (196: (B) y<br />
197: (IV)), en el ámbito <strong>de</strong> las equivalencias o paradigmas que se establecen entre<br />
los elementos <strong>de</strong>l sintagma, sean éstos, pienso yo, semas, sememas, vocablos,<br />
frases, oraciones completas, o aún segmentos mayores <strong>de</strong>l texto—, y no en<br />
el eje <strong>de</strong> la «selección» puramente —entre cada uno <strong>de</strong> los elementos <strong>de</strong>l sintagma<br />
recién mencionados, y elementos equivalentes <strong>de</strong> fuera <strong>de</strong>l texto (Todorov<br />
1972: 352). Pero también tiene directa relevancia la teoría, propuesta por<br />
Ricoeur —para la expresión metafórica, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, pero aplicable, quizás,<br />
también a toda expresión en que se incluyan operaciones sinecdóquicas, o metonímicas,<br />
o aún tropológicas en general— <strong>de</strong> la coexistencia <strong>de</strong> la sustitución <strong>de</strong><br />
significados que se produce en el eje <strong>de</strong> la «selección» y en el nivel <strong>de</strong> la palabra,<br />
con la interrelación o «tensión» <strong>de</strong> significados que se produce en el eje <strong>de</strong><br />
la «combinación» y en al nivel <strong>de</strong> la frase (Ricoeur 1977: 4-5, 157 passim). Incluso,<br />
aunque en un sentido bien diferente, no falta alguna relación significativa<br />
con la teoría <strong>de</strong> Rifaterre sobre la «gramaticalidad» en el texto poético (Rifaterre<br />
1978; Culler 1981: 81 ss.).<br />
Es en la amplia corriente semiótica que resulta <strong>de</strong> la integración <strong>de</strong> las<br />
i<strong>de</strong>as, recién indicadas, <strong>de</strong> los autores antedichos don<strong>de</strong> se entroncan las reflexiones<br />
teóricas sobre el funcionamiento interno <strong>de</strong> la sustitución y, en parte, <strong>de</strong><br />
la oposición y la selección semánticas, que acabo <strong>de</strong> proponer —siempre que<br />
con esas i<strong>de</strong>as integremos, a su vez, la consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> los factores particulares<br />
a cada sujeto lector para enten<strong>de</strong>r el proceso semiósico total. Permítaseme, al<br />
efecto, recordar que al comienzo aludía a la apertura pragmática que el post-estructuralismo<br />
nos ha hecho re-<strong>de</strong>scubrir, apertura que he tratado <strong>de</strong> incorporar<br />
en mi reflexión. Quizá sea este el momento <strong>de</strong> notar que el principio ahí implicado<br />
se subsume en otro más amplio y radical. Ha dicho recientemente Johnathan<br />
Culler que la manera óptima <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r el post-estructuralismo en teoría y<br />
crítica literaria «no es pensando que los análisis estructuralistas hayan sido refutados<br />
o que su interés haya disminuido, sino más bien entendiéndolo como crítica<br />
<strong>de</strong> una concepción particular <strong>de</strong>l estructuralismo, la <strong>de</strong> que el observador se<br />
situaba fuera <strong>de</strong> una práctica cultural, y <strong>de</strong>scribía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí las reglas <strong>de</strong> la misma.<br />
Es la crítica que pueda uno situarse fuera y por encima <strong>de</strong>l dominio que<br />
<strong>de</strong>scribe» (Culler 1987: 173; la traducción es mía). Los aportes <strong>de</strong>l estructuralismo<br />
—y con él, <strong>de</strong> las estilísticas, las fenomenologías, y los formalismos— a<br />
la milenaria tradición semiótica, son, pienso yo, tan válidos hoy como siempre.<br />
O más válidos, quizás, que hace veinte o treinta años, por po<strong>de</strong>r ubicarse ahora<br />
1286
en un marco semiótico más amplio, integrador y equilibrado: Porque pue<strong>de</strong>n<br />
ahora situarse con referencia también a reflexiones teóricas tales como las <strong>de</strong> la<br />
pragmática, <strong>de</strong> la teoría <strong>de</strong> los actos <strong>de</strong>l habla, <strong>de</strong> la estética <strong>de</strong> la recepción, <strong>de</strong><br />
la rea<strong>de</strong>r's response, y <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sconstruccionismo —los cuales contribuyen todos<br />
a hacernos concienciar, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> perspectivas y en grados diferentes, que estudiar<br />
la literatura supone tomar parte activa en su producción e interactuar con sus reglas:<br />
afectándola y siendo por ella afectados (c/., por ejemplo, Culler 1975,<br />
1981, 1987, 1988; Eagleton 1983: 194-<strong>21</strong>7; Eco 1972, 1977, 1981, 1984; Scholes<br />
1982, 1985; Todorov 1984: 179-193). Como consecuencia <strong>de</strong> esto, algunos<br />
no parecen vislumbrar otra posibilidad que el vernos atrapados en un total escepticismo<br />
teórico (cf. Ray 1984: 206-<strong>21</strong>2). Sugiero, más bien, que quizás <strong>de</strong>semboquemos<br />
en un nuevo, lúcido, impresionismo, o mejor, en el re<strong>de</strong>scubrimiento<br />
y aceptación irreversibles <strong>de</strong> la dimensión impresionista <strong>de</strong> la lectura y<br />
la crítica, y <strong>de</strong> su necesario sitio en la teoría. Creo que no sólo nos lleva hacia<br />
allí (con clarivi<strong>de</strong>ncia notable, quizás inigualada) la mencionada reflexión teórico-literaria<br />
<strong>de</strong> Antonio Risco (1982, 1986a, etc.), sino que también nos conduce<br />
hacia una postura análoga la actual filosofía cuando acepta tener en cuenta las<br />
consecuencias <strong>de</strong> la consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong>l hecho ficcional y <strong>de</strong>l hecho estético, como<br />
parece po<strong>de</strong>r inferirse <strong>de</strong> la lúcida reflexión <strong>de</strong> Peter Me Cormick (1988:<br />
330-334 passim). Y pienso que es <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí <strong>de</strong> don<strong>de</strong> enten<strong>de</strong>remos más completa<br />
y verda<strong>de</strong>ramente el funcionamiento semiótico <strong>de</strong> la sustitución, oposición<br />
y selección semánticas —en la reiteración con núcleo invariado, y en el discurso<br />
poético total. (Y la literatura que da nombre y objeto a nuestra <strong>Asociación</strong>,<br />
ofrece, pienso yo, materiales especialmente ricos —<strong>de</strong> los cuales es apropiada<br />
muestra el poema <strong>de</strong> Alberti que aquí nos ha ocupado— a tales exploraciones<br />
veni<strong>de</strong>ras <strong>de</strong> la crítica y <strong>de</strong> la teoría.)<br />
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<strong>1989</strong>.<br />
—, «Ciencias sociales y ciencia <strong>de</strong> la literatura: Encuentro en la figuración y el hipercódigo».<br />
De próxima aparición.<br />
—, En preparación. Libro sobre la reiteración con núcleo invariado.<br />
RICOEUR, P., The Rule ofMetaphor. Toronto: University of Toronto Press, 1977.<br />
RlFATERRE, M., Semiotics ofPoetry. Bloomington: Indiana University Press, 1978.<br />
Risco, A., Literatura y figuración. Madrid: Gredos, 1982.<br />
—, Serpentáguila (Notas <strong>de</strong> un lector <strong>de</strong> poesía). Sainte Foy: Hipógrifo, 1986a.<br />
—, «Las dos columnas <strong>de</strong>l templo <strong>de</strong> Salomón (Proyecto <strong>de</strong> estudio <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Valle-<br />
Inclán». Revista Canadiense <strong>de</strong> Estudios Hispánicos 10, n.° 3 (Primavera): 433-449,<br />
1986b.<br />
—, «Notas sobre A la pintura <strong>de</strong> Alberti». Híspanle Review 55, n.° 4 (Otoño): 475-489,<br />
1987.<br />
RUWET, N., «Malherbe: Hermogene ou Cratyle?». Poétique (abril): 195-224, 1980.<br />
SCHOLES, F., Semiotics and Interpretation. New Haven y Londres: Yale University<br />
Press, 1982.<br />
—, Textual Power. New Haven y Londres: Yale University Press, 1985.<br />
TODOROV, T., «Synecdoches». Communications 16: 1970, <strong>26</strong>-35.<br />
—, «Figure». En O. Ducrot y T. Todorov, Dictionnaire encyclopédíque <strong>de</strong>s sciences du<br />
langage, 349-357. París: Seuil, 1972.<br />
—, Symbolisme et interpretation. Paris: Seuil, 1978.<br />
—, Critique <strong>de</strong> la critique. Paris: Seuil, 1984.<br />
VAN BUUREN, M., «La métaphore philé chez Zola». Poétique, n.° 57 (febrero): 1984, 53-<br />
63.<br />
1288
APÉNDICE<br />
n.b.: En el trabajo hay referencias directas a los apartados 1, 2,y 3 <strong>de</strong> este<br />
apéndice; el apartado 4 sugiere un <strong>de</strong>sarrollo posible <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificación<br />
e investigación <strong>de</strong> la «reiteración con núcleo invariado».<br />
1. 1.a. César fue, César vio, César venció,<br />
l.b. César fue, vio, venció.<br />
2. 1 Si mi voz muriera en tierra,<br />
llevadla al nivel <strong>de</strong>l mar<br />
y <strong>de</strong>jadla en la ribera.<br />
4 Llevadla al nivel <strong>de</strong>l mar<br />
y nombradla capitana<br />
<strong>de</strong> un blanco bajel <strong>de</strong> guerra.<br />
7 ¡Oh mi voz con<strong>de</strong>corada<br />
con la insignia marinera:<br />
sobre el corazón un ancla,<br />
10 y sobre el ancla una estrella,<br />
y sobre la estrella el viento,<br />
y sobre el viento la vela!<br />
3. 1 Si mi voz muriera en tierra,<br />
llevadla al nivel <strong>de</strong>l mar 1.1<br />
y <strong>de</strong>jadla en la ribera.<br />
4 Llevadla ai nivel <strong>de</strong>l mar 1.2<br />
y nombradla capitana<br />
<strong>de</strong> un blanco bajel <strong>de</strong> guerra.<br />
7 ¡Oh mi voz con<strong>de</strong>corada<br />
con la insignia marinera:<br />
sobre el corazón un ancla, 2.1<br />
10 y sobre el ancla una estrella, 2.2<br />
y sobre la estrella el viento 2.3<br />
y sobre el viento la vela! 2.4<br />
4. 1 Si mi voz muriera en tierra, 2.1<br />
llevadla al nivel <strong>de</strong>l mar 1.1<br />
y <strong>de</strong>jadla en la ribera.<br />
1289
1290<br />
4 Llevadla al nivel <strong>de</strong>l mar 1. 1.2<br />
y nombradla capitana<br />
<strong>de</strong> un blanco bajel <strong>de</strong> guerra.<br />
7 ¡Oh mi voz con<strong>de</strong>corada 2.2<br />
con la insignia marinera:<br />
sobre el corazón un ancla 3(a).l 4(a).l<br />
10 y sobre el ancla una estrella 3(b).2 4(b).2 5(a)<br />
y sobre la estrella el viento 3(b).3 5(b).2 6(a).l<br />
y sobre el viento la vela! 3(b).4 6(a).2
INTRODUCCIÓN<br />
CAMBIO Y VARIACIÓN SEMÁNTICA EN EL ESPAÑOL<br />
DE LA ARGENTINA ENTRE LOS SIGLOS XIX Y XX<br />
ELENA M. ROJAS MAYER<br />
CONICET - Universidad Nacional <strong>de</strong> Tucumán<br />
Des<strong>de</strong> los comienzos <strong>de</strong> la Lingüística, el cambio ha sido uno <strong>de</strong> los aspectos<br />
que más ha llamado la atención <strong>de</strong> los estudiosos <strong>de</strong>l lenguaje, quienes<br />
adoptaron diversos puntos <strong>de</strong> vista para su tratamiento.<br />
Los <strong>de</strong>sgastes fonéticos y semánticos suelen ser imperceptibles en los primeros<br />
tiempos <strong>de</strong> su aparición; pero si comparamos textos producidos cien años<br />
atrás con otros similares <strong>de</strong>l presente, sin duda comprobaremos variaciones más<br />
o menos significativas, que muchas veces llegan a dificultar el establecimiento<br />
<strong>de</strong> la relación signo-objeto, ya que con frecuencia <strong>de</strong>marcan una fisonomía lingüística<br />
diferente en cada época.<br />
De los cambios posibles, el más evi<strong>de</strong>nte y <strong>de</strong> fácil reconocimiento —aún<br />
en documentos escritos— es seguramente el fonético, que pue<strong>de</strong> advertirse gracias<br />
a las alteraciones ortográficas que llevan algunas formas. Sin embargo, quizá<br />
sea el semántico, que en ciertas ocasiones lo acompaña, el más trascen<strong>de</strong>nte<br />
en el proceso <strong>de</strong> la comunicación.<br />
l. EL FACTOR SOCIOCULTURAL<br />
En el presente trabajo, nos interesará tener en cuenta el cambio en relación<br />
al contexto sociohistórico que lo <strong>de</strong>termina, 1 para lo cual partimos <strong>de</strong>l principio<br />
1. Véase J. J. GllMPERZ, «Foreword Sociocultural Dimensión of Language Change», Sociocultural<br />
Dimensions of Language Change, New York, Aca<strong>de</strong>mic Press, p. 7, don<strong>de</strong> dice: «Although the<br />
1291
<strong>de</strong> que es imposible consi<strong>de</strong>rar ninguna forma lingüística <strong>de</strong> manera aislada,<br />
tanto <strong>de</strong> su cotexto como <strong>de</strong> su contexto. 2<br />
Por consiguiente, los términos que seleccionamos se encuentran siempre en<br />
textos que —en conjunto— a<strong>de</strong>cúan su realización a una <strong>de</strong>terminada circunstancia,<br />
a un <strong>de</strong>terminado contexto que aparece como condicionante; puesto que<br />
nadie <strong>de</strong>sconoce que quienes interactúan en una situación comunicativa en el<br />
presente no se comportan lingüísticamente <strong>de</strong>l mismo modo en que lo hicieron<br />
otros hombres un siglo atrás.<br />
Al respecto sabemos que cada sujeto hace uso <strong>de</strong> un léxico seleccionado por él,<br />
pero que le pertenece en comunidad con la sociedad en la que actúa. De aquí que la<br />
opción por una u otra forma lingüística —a pesar <strong>de</strong> que en última instancia <strong>de</strong>penda<br />
<strong>de</strong>l hablante y <strong>de</strong> que intervengan en él factores emocionales propios, que muchas<br />
veces inci<strong>de</strong>n en la <strong>de</strong>sviación semántica— está regida, en realidad, por la relación<br />
entre el locutor y el interlocutor, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l marco <strong>de</strong> las pautas gramaticales<br />
y socíoculturales <strong>de</strong>l grupo humano en el que se encuentran ubicados.<br />
En el Prefacio <strong>de</strong> Sociocultural dimensions of language change, <strong>de</strong> G. J.<br />
Gumperz, leemos:<br />
Changes of form may often involve differences in comunication, though a particular<br />
change in form may be linguistically minimal. What is significan! is the interpretation<br />
given to the change, and that significance must be <strong>de</strong>scribed in sociocultural.<br />
3<br />
Lo cual quiere <strong>de</strong>cir que todo acto <strong>de</strong> habla está en gran parte condicionado<br />
por el contexto sociocultural en que se produce, no sólo en cuanto al cambio en<br />
sí, sino a la interpretación semántica <strong>de</strong> los hablantes a través <strong>de</strong>l tiempo. 4<br />
En el período que consi<strong>de</strong>ramos en esta oportunidad (fines <strong>de</strong>l siglo XDC) en la<br />
Argentina, observamos que la población se ha incrementado fundamentalmente y<br />
que se está ante una notable aceleración <strong>de</strong> transformaciones en el aspecto social y<br />
en el económico, lo que trae como consecuencia el cambio lingüístico. 5<br />
siudy of language evolution has a long history, only in recent years has there been a serious attempt<br />
in linguistc anthropology to explore the topic. The study of language change as adaptations to sociohistorical<br />
pressures has been neglected, except for Dell Hymes» (1961, p. 55).<br />
2. Utilizamos el término cotexto para referirnos al entorno lingüístico que acompañan al elemento<br />
que nos interesa, en el momento en que se enuncia. Con contextos nos referimos al entorno<br />
extralngüístico que <strong>de</strong>termina el enunciado.<br />
3. Cfr. op. cit. ed. G. Blonnt y M. Sánchez, p. X.<br />
4. Observa T. A. VAN DIJK, La ciencia <strong>de</strong>l texto, Madrid, Paidós, 1983, p. 34, que «Los enunciados<br />
lingüísticos tienen un <strong>de</strong>terminado significado en tanto que, <strong>de</strong>bido a un acuerdo (convención),<br />
los hablantes <strong>de</strong> una comunidad lingüística les asignan un significado».<br />
5. Véase M. B. FONTANELLA DE WEDJBERG, El español bonaerense. Cuatro siglos <strong>de</strong> evolución<br />
lingüística (1580-1980), Buenos Aires, Hachette, 1987, pp. 131-164; C. PÁEZDE LA TORRE, Historia<br />
1292
2. LOS PERIÓDICOS ARGENTINOS COMO FUENTE DE INFORMACIÓN<br />
La observación <strong>de</strong> las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l cambio semántico se realizó en base<br />
a la información obtenida <strong>de</strong> periódicos y algunos documentos adicionales correspondientes<br />
a los últimos ciento treinta artos (1858-1988), específicamente<br />
<strong>de</strong> la capital <strong>de</strong>l país —Buenos Aires— y <strong>de</strong> una provincia <strong>de</strong>l Norte —Tucumán—,<br />
por consi<strong>de</strong>rar a ambos centros propicios para una investigación <strong>de</strong> este<br />
tipo, por la distancia geográfica existente entre ellos y su <strong>de</strong>sarrollo sociocultural<br />
a fines <strong>de</strong>l siglo xix. 6<br />
Es interesante advertir, comparando los periódicos <strong>de</strong> ambos siglos, que se<br />
produce un raigal cambio no sólo en la terminología que se emplea, sino en el<br />
tipo <strong>de</strong> información que se ofrece y en el modo <strong>de</strong> presentarla, lo que da como<br />
resultado textos estilísticamente muy diferentes.<br />
Por ejemplo, nadie podría suponer que el texto que transcribimos a continuación<br />
pertenezca a nuestros días, ni por su tópico, ni por su manera <strong>de</strong> presentación,<br />
ni por varios términos que se utilizan en él:<br />
Contestación a un suelto»<br />
Nuestro apreciable colega La Razón trae en su número <strong>de</strong>l martes (II <strong>de</strong>l presente)<br />
un suelto titulado «Insultos personales» por un S. y M. Las neceda<strong>de</strong>s y<br />
san<strong>de</strong>ces se alumbran con su propia luz y caen por su propio peso. Para saber si<br />
un individuo tiene los cinco o no, basta hacerlo hablar, con que así, transcribimos<br />
íntegro el susodicho suelto: «El órgano <strong>de</strong> la Sociedad Sarmiento que se llama El<br />
Porvenir... que se llama...» Pero es claro que ha <strong>de</strong> tener un nombre señor Sandio;<br />
todos los objetos, todas las cosas, todos los seres animales y no animales, los entes<br />
y los no entes lo tienen ¡oh fenómeno! Vd. carece <strong>de</strong> él a jugar por sus iniciales<br />
S. y M. Será el apellido <strong>de</strong> su tata y la conjunción y que lo une a él <strong>de</strong> su mama,<br />
pero... y el <strong>de</strong> Pila! No es bautizado por lo visto... (El Porvenir, 17 <strong>de</strong><br />
setiembre <strong>de</strong> 1882.)<br />
3. LAS POSIBILIDADES DEL CAMBIO SEMÁNTICO<br />
Como anticipamos en el presente trabajo observamos textos cuyo estilo ha<br />
variado fundamentalmente respecto <strong>de</strong> su interpretación en el siglo pasado, y<br />
registramos la <strong>de</strong>saparición total o la sustitución —por nuevos términos— <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong> Tucumán, Buenos Aires, Plus Ultra, 1987. Cap. XXV en a<strong>de</strong>lante y E. ROJAS, Evolución histórica<br />
<strong>de</strong>l español en Tucumán, Tucumán, Universidad Nacional, 1985, pp. 307-314.<br />
6. Los periódicos consultados fueron: <strong>de</strong> Buenos Aires: diarios La Nación y La Prensa, entre<br />
1880 y 1900 y <strong>de</strong> 1980 en a<strong>de</strong>lante; <strong>de</strong> Tucumán: El eco <strong>de</strong>l Norte (1858-1861); La Razón (1872-<br />
1887); El Porvenir (1882-1883); El Or<strong>de</strong>n (1885-1905); Tucumán Literario (1887-1896); El Argentino<br />
(1878).<br />
1293
voces que han ido perdiendo vigencia en <strong>de</strong>terminadas situaciones, así como la<br />
variación <strong>de</strong> significado <strong>de</strong> muchas formas que —no obstante su perduración en<br />
el léxico hispanoamericano— han cambiado su ubicación diastrática o diafásica<br />
en el <strong>de</strong>venir diacrónico.<br />
Es <strong>de</strong>cir que el cambio pue<strong>de</strong> ser total o parcial según los casos, si bien preferimos<br />
utilizar el término «cambio» cuando se produce la sustitución <strong>de</strong> un elemento<br />
por otro, o la supresión <strong>de</strong> algún término ya sea <strong>de</strong>l habla diaria o <strong>de</strong> ésta<br />
y el diccionario, lo que se <strong>de</strong>be generalmente a la <strong>de</strong>saparición previa <strong>de</strong>l referente<br />
hacia el que señala. Mientras que la transferencia <strong>de</strong> significado <strong>de</strong> un signo<br />
a otro, el <strong>de</strong>splazamiento a otro nivel sociocultural u a otro estilo <strong>de</strong> lengua,<br />
<strong>de</strong>pen<strong>de</strong> —en la mayoría <strong>de</strong> los casos— <strong>de</strong> factores sociales y pragmáticos interesantes<br />
<strong>de</strong> tener en cuenta, lo que podría llamarse «variación».<br />
El primer caso que consi<strong>de</strong>ramos, por consiguiente, es el <strong>de</strong> las formas que<br />
aparecen en los textos <strong>de</strong>l siglo xrx, pero que actualmente ha perdido vigencia<br />
en nuestra habla diaria, 7 no obstante ocupar un lugar en los diccionarios.<br />
El segundo caso es el <strong>de</strong> las formas cuya significante, utilizado en <strong>de</strong>terminado<br />
significado en el siglo pasado, continúa teniendo vigencia en nuestros<br />
días, si bien no con el mismo significado o variedad <strong>de</strong> significados. Es <strong>de</strong>cir<br />
que se ha producido un vaciamiento o transferencia semántica a otro signo.<br />
El tercer caso correspon<strong>de</strong> a formas cuyo significante y significado perduran<br />
en la actualidad, aparentemente <strong>de</strong> la misma manera en que se usaban en la centuria<br />
anterior, pero con vali<strong>de</strong>z <strong>de</strong> uso en un nivel sociocultural diferente o en<br />
circunstancias distintas. Podría hablarse <strong>de</strong> «restricción», «ennoblecimiento» o<br />
«<strong>de</strong>gradación» <strong>de</strong>l significado. 8<br />
Del primer grupo encontramos, por ejemplo, nombres <strong>de</strong> elementos que han<br />
<strong>de</strong>saparecido en nuestros días al progreso tecnológico. Algunos <strong>de</strong> ellos son<br />
nombres en inglés, cuya fonética y ortografía han cambiado <strong>de</strong> un siglo al otro,<br />
como tranvía, 9 por ejemplo.<br />
El furor por los tranways se ha apo<strong>de</strong>rado <strong>de</strong> los hombres <strong>de</strong> pesos. (La Prensa,<br />
3 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1870, p. 2).<br />
En este momento llegó el tranway y los que lo esperaban... (El Porvenir, 7 <strong>de</strong><br />
setiembre <strong>de</strong> 1883, p. 97).<br />
Entre los medios <strong>de</strong> transporte, que han <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> prestar servicio en distintos<br />
momentos <strong>de</strong>l período que aten<strong>de</strong>mos, tenemos ejemplos como los siguientes:<br />
7. Entre ellas tendremos en cuenta no sólo las <strong>de</strong> origen hispánico, sino también indigenismos y<br />
extranjerismos <strong>de</strong> distintos orígenes.<br />
8. Véase al respecto T. LEWANDOSKI, Diccionario <strong>de</strong> Lingüística, Madrid, Cátedra, 1982, pp.<br />
43-44.<br />
9. Si bien los galicismos incorporados son numerosos, no nos referimos a ellos porque conservan<br />
—en la mayoría <strong>de</strong> los casos— la misma forma que en el siglo pasado.<br />
1294
Por la diligencia han llegado <strong>de</strong> Salta algunos jóvenes <strong>de</strong>stinados al Colegio<br />
<strong>de</strong> San Miguel... (El Eco <strong>de</strong>l Norte, 6 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1860, Año V, n.° 302, p.3).<br />
Los coches <strong>de</strong> plaza <strong>de</strong>ben respetar algunas or<strong>de</strong>nanzas que muchos cocheros<br />
parecen <strong>de</strong>sconocer... (La Razón, 7 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1887, p.4).<br />
En cuanto a la ropa <strong>de</strong> vestir, accesorios y telas <strong>de</strong> confección, encontramos<br />
términos diferentes en la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> los atuendos <strong>de</strong> antes y <strong>de</strong> ahora, los<br />
que indica que han <strong>de</strong>saparecido las voces que correspondían a elementos también<br />
fuera <strong>de</strong> uso, sustituidos en el siglo XX por otros mo<strong>de</strong>rnos.<br />
En una <strong>de</strong>scripción periodística sobre el traje <strong>de</strong> fiesta <strong>de</strong> los jóvenes se dice:<br />
Pantalón y levita <strong>de</strong> color azul oscuro, chaleco y corbata <strong>de</strong> seda negra, kepf<br />
con palmas bordadas <strong>de</strong> seda celeste y blanca... (El Liberal, 22 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1885,<br />
Año V, n.° 313, p. 2, 3. a y 4." columna)<br />
Sus finísimos chales <strong>de</strong> tul enchapados y sus pañuelos <strong>de</strong> red y <strong>de</strong> espumilla.<br />
(Tucumán Literario, 4 <strong>de</strong> <strong>agosto</strong> <strong>de</strong> 1894, p. 40).<br />
Se habla igualmente <strong>de</strong> «un fichas <strong>de</strong> seda» (El Or<strong>de</strong>n, 6 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong><br />
1884), o <strong>de</strong> granadina (El Or<strong>de</strong>n, 7 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1887).<br />
Respecto <strong>de</strong> construcciones <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> Tucumán, dice el diario a través<br />
<strong>de</strong> un aviso publicitario:<br />
Obreros: Dejad el conventillo 11 y comprad un lote en La Floresta o en cualquier<br />
otro paraje sano... (La Prensa, «Remate <strong>de</strong> 200 lotes <strong>de</strong> V.S. Lobato y Cía.,<br />
13 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1902, p.9).<br />
En algunos casos no <strong>de</strong>saparece el referente, pero el término ha perdido vigencia,<br />
como ocurrió con botica:<br />
Boticas hay tres, una <strong>de</strong> ellas sostenida por la Municipalidad... (Tucumán Literario,<br />
7 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1894, p. 24).<br />
La Iglesia Catedral recibe el nombre <strong>de</strong> «matriz», utilizado actualmente en<br />
otras partes <strong>de</strong> América, pero no en el habla argentina diaria ni en el lenguaje<br />
periodístico:<br />
10. Se trataba <strong>de</strong> un pequeño gorro con visera. Los chales enchapados, «con pequeños adornos<br />
<strong>de</strong> metal»; fichús, «pañoleta liviana»; granadina, «tela <strong>de</strong> tejido liviano»; red, «tul» y espumilla,<br />
«especie <strong>de</strong> gasa».<br />
11. Véase J. R. SCOBIE, Buenos Aires. Del centro a los barrios, 1870-1910, Buenos Aires, Solar/Hachette,<br />
1977, p. 189, don<strong>de</strong> dice: «Los conventillos surgieron por primera vez en la ciudad en<br />
la década <strong>de</strong> 1850 cuando las casas <strong>de</strong> patio, ya <strong>de</strong>terioradas, ubicadas al sur <strong>de</strong> Plaza <strong>de</strong> Mayo se<br />
convirtieron en viviendas colectivas».<br />
1295
En la misma acera <strong>de</strong> la Matriz se levanta la casa <strong>de</strong>... (El Or<strong>de</strong>n, 6 <strong>de</strong> febrero<br />
<strong>de</strong> 1888, p. 25).<br />
En cuanto a la organización urbana <strong>de</strong> San Miguel <strong>de</strong> Tucumán, observamos<br />
el uso <strong>de</strong> boulevard por «barrio», <strong>de</strong>nominación que se pier<strong>de</strong> en esta ciudad,<br />
aunque perdura en otras como Rosario <strong>de</strong> Sta. Fe. Dice un periódico hablando<br />
<strong>de</strong>l recorrido <strong>de</strong>l tranvía:<br />
... por Muñecas y Buenos Aires continuará hasta el boulevard sur..., por Congreso<br />
y Laprida, bajará hasta boulevard norte... (Tucumán Literario, 4 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong><br />
1894, p. 13).<br />
Entre formas varias <strong>de</strong> este tipo, po<strong>de</strong>mos citar el término «reales», como<br />
unidad monetaria, que <strong>de</strong>saparece al mismo tiempo que la moneda. Por ejemplo,<br />
leemos:<br />
Suscripción, por mes, <strong>de</strong> 4 reales. (En el encabezamiento <strong>de</strong> todos los números<br />
<strong>de</strong> la revista El Porvenir aparece esta frase).<br />
Otras formas <strong>de</strong>saparecidas, esta vez por pérdida <strong>de</strong> costumbres o <strong>de</strong> categorías,<br />
son mosquetero, bandurrista, dandy, pachanga:<br />
Me hallaba el 30 (junio) en el café, <strong>de</strong> mosquetero en el juego <strong>de</strong> la pachanga,<br />
12 en que jugaba el gobernador don Wenceslao Posse... (A. A. Talavera, Univ.<br />
Nac. <strong>de</strong> la Plata, Archivo <strong>de</strong>l coronel doctor Marcos Paz, XVI, pp. 195-196).<br />
De ahí el <strong>de</strong>rivado <strong>de</strong> mosquetería<br />
El gran patio <strong>de</strong> la casa era estrecho para la mosquetería. (Tucumán Literario,<br />
julio 3 <strong>de</strong>l 894, p. 140).<br />
Asimismo, ante la <strong>de</strong>saparición <strong>de</strong> la bandurria, 13 perdió vigencia el nombre<br />
<strong>de</strong>l instrumentista:<br />
...es un célebre bandurrista (El Or<strong>de</strong>n, 2 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1885).<br />
Igualmente <strong>de</strong>sapareció el término dandy con la pérdida <strong>de</strong> interés por ese<br />
tipo humano, si bien <strong>de</strong> vez en cuando se recuerda su existencia. Leemos:<br />
12. Pachanga era un juego similar a la llamada «payana», que se juega con cinco piedrecillas.<br />
13. Instrumento <strong>de</strong> cuerdas más pequeño que la guitarra.<br />
1296
Es señal distintiva <strong>de</strong> nuestro dandy, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>l dandy tucumano, echarla <strong>de</strong><br />
hombre entendido en sociedad, <strong>de</strong> hombre que ha recorrido con siete ojos el mundo<br />
<strong>de</strong> cabo a rabo; aunque en realidad no haya alcanzado én toda su vida más allá<br />
<strong>de</strong>l Manantial. {Tucumán Literario, octubre 7, 1894,p. 103).<br />
Otros anglicismos que perdieron vigencia, cuyo apogeo se <strong>de</strong>bió, seguramente,<br />
a la trascen<strong>de</strong>ncia política y económica <strong>de</strong>l imperio británico en la época<br />
y su i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>za entre los argentinos, son high-life y ruling-class, entre<br />
muchos más:<br />
...las señoritas <strong>de</strong> high-life preferían los vestidos <strong>de</strong> colores suaves... (El Porvenir,<br />
4 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1883, p. 2).<br />
Multitud <strong>de</strong> niñas <strong>de</strong> todas eda<strong>de</strong>s recoman el paseo siendo la más concurrida<br />
la cuadra <strong>de</strong> la aristocracia, buen tono, o como se acostumbra <strong>de</strong>cir hoy, high-life,<br />
palabra que se va gastando <strong>de</strong> tanto nombrarla... (El Porvenir, 27 <strong>de</strong> <strong>agosto</strong>.<strong>de</strong><br />
1882, p. 280).<br />
En cuanto a la segunda posibilidad <strong>de</strong> cambio que observamos, <strong>de</strong> formas<br />
que en <strong>de</strong>terminados casos han transferido su significado a otros signos, po<strong>de</strong>mos<br />
afirmar que existen muchísimos ejemplos, <strong>de</strong> los cuales hemos escogido<br />
los siguientes: 14<br />
Las casas <strong>de</strong> negocio () 1! que son tan numerosas, principalmente en<br />
la calle Bolívar estaban abiertas y bien alumbradas («iluminadas»), siendo <strong>de</strong> notar<br />
el gran número <strong>de</strong> trabajadores que, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> terminar sus faenas («tareas»)<br />
diarias acudían a las fondas («bares») que hay en el mercado Norte (El Porvenir,<br />
febrero 11, 1883, p. 222, 1." col.).<br />
El cambio en las costumbres vuelve a aparecer como peso <strong>de</strong>cisivo en el<br />
cambio lingüístico, aun en este caso que citamos:<br />
...no sabían leer, para que no leyesen los billetes (esquelas, papelitos) amorosos<br />
que les dirigiesen a los jóvenes. No <strong>de</strong>bían saber escribir para que no los contestasen...,<br />
y sin embargo <strong>de</strong> esto..., ellas recibían sus billetitos y los hacían leer y<br />
contestar por otros. (Tucumán Literario, 4 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1986).<br />
En la forma que veremos a continuación no sólo se ha producido el cambio<br />
<strong>de</strong> un significante a otro, sino que la situación en la que se emplea ha <strong>de</strong>jado <strong>de</strong><br />
14. El término por el que se sustituye en la actualidad, se pone entre paréntesis, con comilla<br />
simple.<br />
15. Actualmente se dice «casas <strong>de</strong> comercio» o «negocios».<br />
1297
tener lugar. Estamos ante un «sorteo» para un «lance» entre dos personas importantes<br />
en la vida cultural <strong>de</strong> Tucumán: Posse y Paul Groussac.<br />
A la suerte el primer tiro; los <strong>de</strong>más por turno. (El Argentino, 6 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong><br />
1878).<br />
O en avisos publicitarios <strong>de</strong>l s. XK, leemos reiteradas veces:<br />
Ocurrid a la calle las Heras primera cuadra, que encontraréis gran variedad <strong>de</strong><br />
cuchillos, cucharas... (La Razón, 5 <strong>de</strong> setiembre <strong>de</strong> 1885).<br />
Ocurrid al concierto que se ofrecerá en el nuevo teatro que... (La Nación, 3 <strong>de</strong><br />
diciembre <strong>de</strong> 1882).<br />
Por último, observemos qué ocurre en cuanto a formas que hemos ubicado<br />
como correspondientes al tercer caso. Éstas —manteniendo su significante y<br />
significado— han variado en relación al nivel sociocultural en que se emplean o<br />
al estilo. Por ejemplo, el verbo principiar, utilizado actualmente por gente <strong>de</strong><br />
nivel sociocultural medio o bajo, tenía, en el siglo XK, el lugar que hoy se da a<br />
iniciar o comenzar}*<br />
Después, pasé a recordar algunos acci<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la vida colonial, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la conquista<br />
hasta principiar el año 1810, memorable en los fastos <strong>de</strong> la Historia Argentina,<br />
por su gran trascen<strong>de</strong>ncia. (El Porvenir, 11 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1883, p. 2<strong>21</strong>).<br />
La voz chinita, que se usaba afectuosamente: «mi querida chinita», como<br />
suele repetir en el siglo xix un procer tucumano —Crisóstomo Alvarez— al dirigirse<br />
a su novia (entre otros testimonios) pasa a usarse con sentido peyorativo<br />
en el siglo XX, en Tucumán. 17<br />
Muchas son las voces que han perdido, a través <strong>de</strong> los años, la aceptación<br />
que tenían en la comunidad, y que quedaron relegadas al uso sólo en algunos<br />
casos <strong>de</strong>terminados. Esto ocurre, por ejemplo, con una palabra como caballero,<br />
que habiendo ocupado un lugar predominante en las notas periodísticas <strong>de</strong>l siglo<br />
pasado y <strong>de</strong> comienzos <strong>de</strong>l presente, se emplea actualmente en circunstancias<br />
vinculadas a la ropa para hombres, en publicidad o en las casas <strong>de</strong> comercio:<br />
«pantalones para caballeros», «camisas <strong>de</strong> buen vestir para caballeros<br />
elegantes»; o para la señalización <strong>de</strong> la sección <strong>de</strong> indumentaria masculina, los<br />
16. Véase A. ZAMBONI,L
años para hombres, o en alguna afirmación femenina con el fin <strong>de</strong> <strong>de</strong>stacar los<br />
buenos modales <strong>de</strong> un representante <strong>de</strong>l sexo opuesto: «es todo un caballero»,<br />
«cada vez hay menos caballeros», etc.<br />
Mientras que en el siglo xix aparece en los periódicos como sinónimo <strong>de</strong><br />
«hombre», si bien con cierto matiz <strong>de</strong> respeto:<br />
El gobernador estuvo reunido más <strong>de</strong> dos horas con unos caballeros que fueron a<br />
ofrecerle sus servicios... {El Or<strong>de</strong>n, 4 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1892, p. 6).<br />
Era frecuente que los caballeros esperaran en el atrio la salida <strong>de</strong> las niñas <strong>de</strong><br />
la misa <strong>de</strong> 11. {El Porvenir, 3 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1883, p. 401).<br />
Un caso interesante es el cambio no únicamente <strong>de</strong> estilo, sino <strong>de</strong> ubicación<br />
gramatical <strong>de</strong>l término cholo, empleado en el siglo pasado por «indígena» en todo<br />
el noroeste argentino, y actualmente utilizado en Tucumán como adjetivo,<br />
con el significado <strong>de</strong> «ordinario», «vulgar». 18<br />
Leemos en periódicos <strong>de</strong>l siglo pasado:<br />
Es urgente realizar un ceso lo más pronto posible, para saber cuántos españoles,<br />
criollos mulatos y cholos ocupan estas tierras. {La Razón, 4 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1881,<br />
p.2.)<br />
En el crimen parecía haber participado una chola que convivía con el muerto.<br />
{El Or<strong>de</strong>n, 2 <strong>de</strong> setiembre <strong>de</strong> 1884, p. 7.)<br />
CONCLUSIONES<br />
Todo tipo <strong>de</strong> cambio: sociocultural, económico, político o lingüístico es casi<br />
siempre imperceptible <strong>de</strong> un día a otro. Sin embargo en los distintos casos se<br />
advierten las alteraciones <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> transcurrido cierto tiempo.<br />
Por consiguiente, el estudio <strong>de</strong>l discurso periodístico correspondiente a distintas<br />
épocas es muy importante, porque permite cotejar los cotextos en los que<br />
se inserta cada término, los actos <strong>de</strong> habla a que dan lugar y el contexto sociocultural<br />
<strong>de</strong> cada uno que —al evolucionar— <strong>de</strong>termina cambios semánticos <strong>de</strong><br />
distinto tipo, siempre trascen<strong>de</strong>ntes en la comunicación.<br />
18. En Salta (Argentina) y en Bolivia, continúa utilizándose con el significado <strong>de</strong> «indígena»,<br />
sin que sea peyorativo.<br />
1299
LOS SUBJUNTIVOS -RA Y -SE EN CINCO HORAS CON MARIO<br />
JACK SCHMIDELY<br />
Universidad <strong>de</strong> Ruán<br />
¿-RA o -SE? Ésa es la cuestión que quisiéramos examinar hoy. Una <strong>de</strong> las<br />
cuestiones más intrigantes cuando se observa el funcionamiento <strong>de</strong> estas dos<br />
formas verbales <strong>de</strong>l español. Ya tuvimos la oportunidad <strong>de</strong> interesarnos por el<br />
aspecto histórico <strong>de</strong> los «tiempos» <strong>de</strong>l subjuntivo (Schmi<strong>de</strong>ly 1987) y, en ese<br />
artículo, aludimos al estudio sustancial <strong>de</strong> D. Marín en que se revisaban las<br />
«opiniones muy diversas y a menudo contradictorias» que, en cuanto al español<br />
mo<strong>de</strong>rno, se han manifestado al respecto.<br />
Tales divergencias ofrecen dos orientaciones:<br />
— el intercambio libre <strong>de</strong> las dos formas, regido sólo por necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
variación, por preferencias eufónicas o puramente estilísticas, sin diferenciación<br />
semántica, es <strong>de</strong>cir, una sinonimia completa;<br />
— la permanencia <strong>de</strong> algún matiz <strong>de</strong> significacdo que distinga aún a los dos<br />
subjuntivos.<br />
Esta segunda hipótesis recurre a la existencia <strong>de</strong> más (o menos) <strong>de</strong> irrealidad,<br />
<strong>de</strong> virtualidad, <strong>de</strong> inactualidad, en una <strong>de</strong> las dos formas pero el caso es<br />
que unos atribuyen ese suplemento a -SE mientras que otros lo asignan a -RA.<br />
Por lo tanto queda en pie el misterio.<br />
No es nada difícil ilustrar las dos gran<strong>de</strong>s opciones que acabamos <strong>de</strong> exponer<br />
y, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la segunda, la doble dirección que presenta.<br />
Admiten la equivalencia actual: R. K. Spaulding, E. Alarcos Llorach, C. Salaun,<br />
el ENGRAE (citados por D. Marín, quien se adhiere más bien a esta posición;<br />
véase su conclusión p. 223), J. Coste-A. Redondo (c/. p. 436) y, más recientemente<br />
G. Luquet (p. 78-84).<br />
En cambio la discriminación semántica entre las dos formas es mantenida<br />
por M. Criado <strong>de</strong> Val, F. Bolinger, D. L. Bastianutti, B. Pottier, V. Lamíquiz,<br />
M. Molho (todos citados y analizados por D. Marín). Pero tanto D. Marín en su<br />
presentación como Luquet (cf. n. II p. 83) no tienen dificulta<strong>de</strong>s para subrayar<br />
las divergencias que aparecen cuando se trata <strong>de</strong> motivar la diferencia:<br />
1301
— para unos (Criado <strong>de</strong> Val, Bolinger, Bastianutti): más probabilidad, mayor<br />
actualidad, menor hipótesis para -RA y más inactualidad, mayor distanciación<br />
para -SE;<br />
— para otros, lo contrario: Pottier, Lamíquiz 1 .<br />
El único medio <strong>de</strong> dilucidar, si es posible, una cuestión tan <strong>de</strong>batida es multiplicar<br />
las observaciones <strong>de</strong>talladas, insistentes, <strong>de</strong>l corpus que nos ofrece la<br />
lengua española actual. Dentro <strong>de</strong> ese corpus inmenso, siempre abierto, hemos<br />
escogido una porción muy reducida, mínima, la novela <strong>de</strong> Miguel <strong>de</strong> Delibes<br />
Cinco horas con Mario.<br />
Los motivos <strong>de</strong> tal elección son los siguientes:<br />
— si prescindimos <strong>de</strong>l preámbulo (p. 7-37) y <strong>de</strong>l final (p. 284-296), quedan<br />
27 capítulos (los únicos que llevan numeración) en los que habla un solo locutor,<br />
doña María <strong>de</strong>l Carmen Sotillo; por lo tanto tenemos aquí un elemento <strong>de</strong><br />
gran pertinencia: la homogeneidad <strong>de</strong> locutor;<br />
— a lo largo <strong>de</strong> los 27 capítulos, por cierto, Carmen se expresa sola, pero,<br />
en realidad, más que un largo soliloquio es un diálogo constante entre ella y<br />
Mario; a<strong>de</strong>más si Carmen recuerda algunas réplicas <strong>de</strong> otros personajes, lo hace<br />
por intermedio <strong>de</strong> su propio lenguaje. Así lo que preten<strong>de</strong> ofrecernos esa obra<br />
<strong>de</strong> ficción, en cuanto a lo lingüístico, es una muestra <strong>de</strong> lengua hablada, <strong>de</strong>l hablar<br />
corriente <strong>de</strong> una mujer castellana <strong>de</strong> la baja burguesía, esposa <strong>de</strong> un mo<strong>de</strong>sto<br />
catedrático <strong>de</strong> instituto:<br />
— otra ventaja: en su diálogo con Mario, Carmen evoca la vida común <strong>de</strong><br />
los dos, es <strong>de</strong>cir, algo ya pretérito y, por lo tanto, no han <strong>de</strong> escasear las formas<br />
<strong>de</strong> pasado <strong>de</strong> indicativo y... <strong>de</strong> subjuntivo;<br />
— por fin, Carmen vuelve con insistencia a los mismos temas, a unas anécdotas<br />
que, repetidas como una obsesión, son reveladoras <strong>de</strong> esa vida común. No<br />
carece <strong>de</strong> interés observar si, en la recurrencia <strong>de</strong> esos episodios, el uso <strong>de</strong> los<br />
dos imperfectos <strong>de</strong> subjuntivo sufre alguna constancia o, al contrario, alguna<br />
variación y, en este último caso, tratar <strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrir los motivos, si los hay, que<br />
expliquen el cambio <strong>de</strong> forma.<br />
Los 27 capítulos —excluidos los párrafos sacados <strong>de</strong> la Biblia— ofrecen el<br />
reparto siguiente entre los dos subjuntivos:<br />
o sea<br />
es <strong>de</strong>cir<br />
337 -RA<br />
129 -SE<br />
72%<br />
28 %<br />
2,5 p( )r 1<br />
1. La posición <strong>de</strong> Molho es mucho má sutil <strong>de</strong> lo que se piensa D. Marín (p. 202):<br />
«... el modo en -ra. Por su posición sistemática se presta a dos conceptibilida<strong>de</strong>s divergentes, <strong>de</strong><br />
las que cada una suscita las impresiones que le son propias» (Molho, p. 630); <strong>de</strong> ahí—un -ra «aperspectivo»,<br />
con «valores <strong>de</strong> irreal» (diferente <strong>de</strong>l -se «perspectivo», p. 633) y —un -ra «más próximo<br />
<strong>de</strong> la actualidad», «menos virtual» (p. 631), por oposición a un -se «más alejado <strong>de</strong> la actualidad y,<br />
por consiguiente... más virtual» (p. 633).<br />
1302
Ya se <strong>de</strong>duce que Carmen es más bien «raísta» que «seísta»; en otros términos,<br />
en su hablar, -RA es la forma extensiva, no marcada, mientras que -SE es<br />
marcada y, por lo tanto, intensiva, específica.<br />
Lo i<strong>de</strong>al sena el estudio completo, exhaustivo, <strong>de</strong> todas las ocurrencias <strong>de</strong><br />
los dos subjuntivos. Ya que, por ahora, me ha sido imposible tal tarea, me limitaré<br />
a unos enfoques parciales que puedan tener, lo esperamos, cierta vali<strong>de</strong>z.<br />
Por cierto, hay casos en que parece un imposible el querer <strong>de</strong>scubrir cualquier<br />
diferencia en el paso <strong>de</strong> un subjuntivo a otro.<br />
Así a propósito <strong>de</strong> la «sillita» que puso Mario en su bici para llevar al niño:<br />
/I/ «que cada vez que te veía se me abrían las carnes, créeme, y no te digo fiada<br />
cuando pusiste la sillita en la barra para el niño, te hubiese matado, que me hiciste<br />
llorar y todo» (p. 53). 2<br />
l2/«que cada vez que te veía se me caía la cara <strong>de</strong> vergüenza y no te digo nada<br />
cuando pusiste la sillita para el niño, te hubiera matado, que me hiciste llorar y<br />
todo»(p. 81).<br />
Lo mismo observamos cuando se insiste en el grado <strong>de</strong> inconsciencia <strong>de</strong> los<br />
hombres:<br />
/3/ «Los hombres os quejáis <strong>de</strong> vicio y la culpa es nuestra, que somos unas<br />
tontas, todo el día <strong>de</strong> Dios pendientes <strong>de</strong> vosotros, que si la comida, que si la ropa,<br />
porque si tuvierais miedo <strong>de</strong> que os la pegáramos con otro, entonces, ya te digo<br />
yo, ni os acordaríais <strong>de</strong> los nervios...» (p. 164).<br />
/4/ «Claro que te pones a mirar y la culpa es nuestra y nada más que nuestra<br />
por andar todo el día <strong>de</strong> Dios pendientes <strong>de</strong> vosotros, que somos unas tontas, porque<br />
si tuvierais miedo <strong>de</strong> que os la pegásemos, a buena hora 05 ibais a acordar <strong>de</strong><br />
los nervios» (p. 251).<br />
Las similitu<strong>de</strong>s sintácticas y semánticas 3 difícilmente pue<strong>de</strong>n ser más completas;<br />
sin embargo Carmen pasa <strong>de</strong> un subjuntivo a otro.<br />
2. Las citas van entre comillas y subrayamos nosotros los elementos notables, como, en este caso,<br />
las palabras comunes a los dos enunciados.<br />
3. Otros casos <strong>de</strong> tales similitu<strong>de</strong>s:<br />
—cuando, a propósito <strong>de</strong>l encuentro nocturno <strong>de</strong> Mario con el guardia <strong>de</strong>l parque, se evoa una<br />
pura hipótesis en la que ni siquiera cree la locutora:<br />
151 «Pero, escucha, aún te digo más, dando por bueno que el guardia aquel te pegara un<br />
coscorrón, que lo dudo mucho,...» (p. 167)<br />
161 «Pero aun dando por supuesto que te pegase y que. fuesen ciertos esos cuentos chinos<br />
<strong>de</strong> la pistola,...» (p. 244)<br />
—o aún, cuando le recuerda Carmen a Mario las advertencias que le prodigó:<br />
1303
Con tales ejemplos podría cualquiera renunciar a la empresa y terminar aquí<br />
el análisis. Sin embargo para hallar estos casos, hemos tenido que observar<br />
otros muchos que nos mueven a modificar esta primera impresión.<br />
Nos ha llamado particularmente la atención ciertos contextos que parecen<br />
provocar exclusivamente la elección <strong>de</strong> -SE, casos tanto más interesantes que,<br />
recordémoslo, en nuestro texto es el subjuntivo imperfecto menos frecuente y,<br />
por eso, el más específico.<br />
Tales son las fórmulas que sugieren una incredulidad total, un rechazo absoluto<br />
<strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Carmen:<br />
— a propósito <strong>de</strong> la celebración <strong>de</strong>l éxito <strong>de</strong> Mario en las oposiciones a cátedra<br />
191 «¿Crees tú, que... me voy a tragar que Encama se conformase con una cerveza<br />
y unas gambas!» (p. 41).<br />
/10/ «Y así me lo jures en cruz, nunca me llegaré a creer que el día <strong>de</strong> Fuima<br />
se conformase con una cerveza y unas gambas» (p. 43):<br />
— o <strong>de</strong>l encuentro nocturno con el guardia<br />
/ll/ «... te diré que nunca me tragué que el guardia aquel te pegase...»<br />
(p. 165).<br />
/12/ «... que todavía no has olvidado lo <strong>de</strong>l guardia, que ahí está el busilis, y<br />
eso <strong>de</strong> que te pegase no me lo creo, ni aunque me lo jures en cruz...» (p. 243).<br />
También suscita el -SE la lexía aviado estaría uno... si con que el locutor<br />
anuncia una condición que estima inadmisible: 4<br />
/14/ «... que aviados estarían en el Cuartelillo y en la Comisaría si fuesen a<br />
guardar consi<strong>de</strong>raciones con cada granuja que se presenta.» (p. 243.)<br />
/15/ «... aviados estaríamos si cada vez que riñen los chinos o los negros fuésemos<br />
a per<strong>de</strong>r el apetito», (p. 252.)<br />
Cuando Carmen con<strong>de</strong>na algo que contradice fundamentalmente sus convicciones<br />
íntimas, la fórmula <strong>de</strong> con<strong>de</strong>nación rige el subjuntivo -SE:<br />
/16/ «¿Tú crees que un cristiano pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir a boca llena, en plena clase, que<br />
Pl «Pero no sería porque no te lo advirtiese, Mario,...» (p. 237)<br />
/8/ «Y no sería porque no le lo advirtiera, cariño,...» (p. 254).<br />
4. M. M?oliner, al comentar esta «frase», da como equivalencia un Estaría bueno; cuando Carmen<br />
usa esta última expresión, se contenta con el subjuntivo -RA:<br />
/13/ «Anda que estaría bueno que no te entristecieran tus pantorrillas,...» (p. 195),<br />
lo cual da a pensar que, para ella, tal formulación no tiene tanto vigor disuasivo como la otra.<br />
1304
era una lástima que la Iglesia no apoyase la Revolución Francesa! ¿Te das cuenta<br />
<strong>de</strong> lo que dices?» (p. 208).<br />
/17/ «... que yo no sé la cantidad <strong>de</strong> gente <strong>de</strong> ésa que ha renegado <strong>de</strong> Dios, tú,<br />
sin ir más lejos, ya ves, que fue una pena que la Revolución Francesa no la apoyase<br />
la Iglesia, una blasfemia así...» (p. <strong>26</strong>1).<br />
Y ya que estamos con las convicciones profundas <strong>de</strong> Carmen, no es indiferente<br />
ver cómo las manifiesta incluso bajo forma hipotética. Como buena cristiana,<br />
cree en la resurrección <strong>de</strong> Cristo y, al evocar esta posibilidad, lo hace con<br />
la forma -RA:<br />
/18/ «... que si Cristo levantara la cabeza,... (p. 90).<br />
/19/ «... y sí Cristo volviera...» (p. 90).<br />
/20/ «... que si Cristo volviera a la Tierra...» (p. 203).<br />
Pero, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> esa resurrección imaginable, algo le parece absolutamente<br />
increíble:<br />
/<strong>21</strong>/ «Por si te interesa saberlo, Mario, Cristo no hubiese tenido nunca un hermano<br />
rojo, ni un padre prestamista...» (p. 204).<br />
En cambio, el anuncio <strong>de</strong> una certidumbre ten por seguro (p. 181), te digo<br />
mi verdad (p. <strong>21</strong>3), favorece la elección <strong>de</strong>l subjuntivo -RA; aunque, una vez,<br />
se nota cierta variación:<br />
/22/ «... y, <strong>de</strong> tenerlos [Cristo: un hermano rojo, un padre prestamista], ten la<br />
seguridad <strong>de</strong> que no se hubiera quedado tan fresco, ni hubiese alzado el gallo, ni,<br />
por <strong>de</strong>scontado, hubiera hablado <strong>de</strong> la cristiandad como tú hablaste...» (p. 204).<br />
don<strong>de</strong>, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> una primera evi<strong>de</strong>ncia con -RA, viene algo más extraño, más<br />
fuerte aún, que es como el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> lo que Carmen ha dicho poco antes:<br />
/23/ «¿Te imaginas a Cristo escribiendo los artículos que escribes sobre los paletos,<br />
una gente que no hace más que blasfemar, o atacando a la Inquisición o renegando<br />
<strong>de</strong>l luto por los muertos?»<br />
y, por fin, el «por <strong>de</strong>scontado» reanuda con la evi<strong>de</strong>ncia primera y el -RA.<br />
La formulación <strong>de</strong> un simple <strong>de</strong>seo, gracias a las expresiones «por el gusto<br />
<strong>de</strong> que» (p. 164), «me encantaría que» (p. 274), va con -RA; otras admiten los<br />
dos subjuntivos: «me hubiera gustado que» (-RA, p. 51) pero «le hubiese gustado<br />
que» (-SE, p. 187; aquí sí que se pue<strong>de</strong> aludir al fenómeno <strong>de</strong> la atracción, lo<br />
cual <strong>de</strong>splaza el problema hacia el motivo <strong>de</strong> la elección <strong>de</strong> la forma regente),<br />
quería que (-RA, p. 237; -SE, pp. 70, 157), «me gustaría que» (-RA, pp. 71,85,<br />
1305
186, 188, 277; -SE, pp. 70, 128, 270). En cuanto al <strong>de</strong>seo cobra un grado superior,<br />
si viene a ser más extraordinario, entonces rige sólo -SE:<br />
/24/ «... <strong>de</strong>seé con toda mi alma que me tragase la tierra, como te lo digo,...» (p.<br />
205.)<br />
mismo <strong>de</strong>seo repetido dos capítulos <strong>de</strong>spués con el mismo -SE:<br />
¡251 «... que hay que ver el bochorno que pasé el día que Valen te pilló con la malla<br />
haciendo la compra, <strong>de</strong> <strong>de</strong>sear que me tragase la tierra, fíjate.» (p. 222)<br />
y otro <strong>de</strong>seo vehemente:<br />
/<strong>26</strong>/ «Yo daría lo que fuese porque túfumases <strong>de</strong> rubio,...» (p. 160)<br />
Un verbo <strong>de</strong> opinión como pensar, bajo diferentes modalida<strong>de</strong>s, (pensando<br />
que, p. 79; yo pienso que, p. 159; no quiero pensar que, p. 54; no te vayas a<br />
pensar que, p. 202) se contenta <strong>de</strong>l -RA, con dos excepciones, una, en que pue<strong>de</strong>n<br />
explicar el -SE regido ciertas restricciones que <strong>de</strong>bilitan la fuerza afirmativa<br />
<strong>de</strong>l pensar:<br />
1<strong>21</strong>1 «Yo no sé, a veces me da por pensar que tú hubieses encajado con Esther, y<br />
otras que no,...» (p. <strong>26</strong>9), y otra, en que, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> «créeme, yo lo pienso muchísimas<br />
veces», lo evocado en subjuntivo -SE merece el comentario <strong>de</strong>: «que ya sé<br />
que es una bobada» (p. 153).<br />
En cuanto a las estructuras copulativas en que un enunciado viene introducido<br />
por un ser seguido <strong>de</strong> una adjetivación, notamos que los adjetivos natural (p.<br />
46), indiferente (p. 280), importante (pp. 94, 110, 281), incluso absurdo (pp. 94,<br />
98) rigen -RA. Con raro domina también -RA (pp. 50, 199), aunque con un caso<br />
<strong>de</strong> variación:<br />
/28/ «... ya ves, con el mismo Alvarito, que si era muy raro que quisiera irse solo<br />
al campo a hacer una hoguera, o que llamase sotas a los soldados,...» (p. 233) como<br />
si se quisiera establecer una gradación o progresión en lo «muy raro».<br />
No obstante, es el -SE el que aparece <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> que no es posible que (p.<br />
69), anormal (p. 75) y, caso más curioso, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> preferible, aplicado a la<br />
<strong>de</strong>saparición <strong>de</strong>l hermano <strong>de</strong> Transí en dos ocasiones y anunciado por fórmulas<br />
<strong>de</strong> evi<strong>de</strong>ncia —Claro que, lo que yo digo (p. 98), <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego (p. <strong>21</strong>6)—:<br />
1306<br />
¡291 «... conforme estaba, preferible que Dios se lo llevase, una carga, imagina<br />
qué porvenir, <strong>de</strong> peón <strong>de</strong> albañil o algo parecido, mejor muerto,...» (p. 98)
en que el -SE podría correspon<strong>de</strong>r a la enormidad <strong>de</strong> lo que se atreve a afirmar<br />
Carmen, como ella misma lo confiesa: «y como si hubiera dicho algo malo» (p.<br />
<strong>21</strong>6).<br />
Otras cosas inadmisibles, las que no se pue<strong>de</strong>n perdonar suscitan más bien<br />
el -SE: me será muy difícil perdonarte (p. 47), lo que tú no le perdonas a papá<br />
es que (p. 259), aunque el -RA aparece para rectificar un perdón ya anunciado:<br />
/30/ «Pero todo te lo perdono menos que no me leyeras tus versos,...»<br />
(P- 57). 5<br />
Por fin el -SE parece adaptarse bien a los hechos que chocan fuertemente a<br />
Carmen —mientras que me choca que (p. 167), a secas, viene con -RA, igual<br />
que, por supuesto, no me choca (p. 199)—:<br />
/31/ «... una cosa que llevo muy a mal es que no me vieses a mí reventada,...»<br />
(P- 239).<br />
/32/ «... pero ni ese consuelo, lo mismo que si te acostases con un carabinero,<br />
que eso es lo que peor llevo,...» (p. 249),<br />
y con la doble construcción:<br />
/33/ «... que eso es lo que más asco me da <strong>de</strong> ti, que con la gente baja te achicaras<br />
con lo sencillo que es darles cuatro voces y, en cambio, con la gente bien,<br />
inclusive con las autorida<strong>de</strong>s, se te soltase la lengua y a <strong>de</strong>sbarrar.» (p. 225),<br />
don<strong>de</strong> indudablemente lo más asqueroso es el segundo miembro <strong>de</strong>l díptico, subrayado<br />
por un en cambio y... dicho con el subjuntivo -SE.<br />
Sin embargo, otra expresión <strong>de</strong> fuerte <strong>de</strong>sagrado lo que le sacaba <strong>de</strong> quicio<br />
(p. 105) va seguido <strong>de</strong> un mero -RA. Téngase en cuenta que aquí el <strong>de</strong>sagrado<br />
no la afecta personalmente a Carmen, sino a su padre: es <strong>de</strong>cir que no está tan<br />
presente el propio sentir <strong>de</strong>l locutor.<br />
En efecto, el cambio <strong>de</strong> persona gramatical pue<strong>de</strong> acarrear sus consecuencias.<br />
Frecuentes son las ocasiones en que Carmen reaccciona contra la poca<br />
consi<strong>de</strong>ración que, según ella, le tiene Mario:<br />
/34/ «... que siempre me ha dolido tu pobre concepto <strong>de</strong> mí, Mario, como si yo<br />
fuera una ingnorante o cosa parecida.» (p. 57)<br />
/35/ «... que no, Mario, cambia <strong>de</strong> disco, ni que fuera tonta, ¿crees que no conozco<br />
a Encarna?» (p. 116)<br />
/36/ «... como si una fuese tonta,...» (p. 41)<br />
/37/ «... ya ves, como si una se chupase el <strong>de</strong>do, que a lo mejor a otra menos<br />
avisada se la das, pero lo que es a mí...» (p. 41).<br />
5. Domina también el -SE cuando un todavía viene a reforzar lo hipotético <strong>de</strong> una condición<br />
imaginaria: tres casos (pp. 79,<strong>26</strong>2, <strong>26</strong>3) por un solo con -RA (p. 249).<br />
1307
El reparto entre los dos subjuntivos es interesante: a la alusión explícita, con<br />
yo y/o la primera persona, <strong>de</strong> la locutora Carmen a sí misma —los dos casos citados—,<br />
correspon<strong>de</strong> el -RA; mientras que la alusión indirecta, distanciada, gracias<br />
al una —seis casos— 6 , suscita el -SE.<br />
Y, siempre con el cambio <strong>de</strong> persona gramatical, po<strong>de</strong>mos volver a los dos<br />
enunciados III y /8/ ya citados por su parecido (véase nota 3). El advertir aparece<br />
seis veces <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> no sería porque, tres con -SE tres con -RA; <strong>de</strong> los tres<br />
con -RA, dos no se refieren al locutor:<br />
/38/ «Y no sería porque papá no te lo advirtiera,...» (p. 48).<br />
12)91 «Y no sería porque Luis no te lo advirtiera,...» (p. 249).<br />
Una vez más, no se trata <strong>de</strong>l propio sentir <strong>de</strong> la locutora, no se siente ella tan<br />
concernida por la indignación. Quedan por comparar, entonces, los otros cuatro<br />
casos con yo. Y ahí interviene, a mi parecer, la «intención expresiva» 7 <strong>de</strong> la locutora.<br />
/40/ «Y no sería porque no te lo advirtiera, cariño, acuérdate cuando lo <strong>de</strong> tu<br />
madre,...» (p. 254)<br />
el tono tien<strong>de</strong> a la ternura, mientras que en otras ocasiones, el reproche viene reforzado<br />
por elementos que justifican lo vigoroso <strong>de</strong> la reprensión:<br />
/41/ «No <strong>de</strong>berías beber así, cariño, que bebiste <strong>de</strong> más, y no sería porque no<br />
te lo advirtiese, , pero estabas imposible,...» (p. 61).<br />
/42/ «Bebiste <strong>de</strong> más, querido, que a mí eso me horroriza y no sería porque no<br />
te lo advirtiese, que me pasé la noche, , pero tú ni<br />
caso,...» (p. 101).<br />
/43/ «Pero no sería porque no te lo advirtiese, Mario, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que nos casamos,<br />
no digas que no,...» (p. 237).<br />
Indudablemente, nos parece que, incluso en los casos <strong>de</strong> similitud sintáctica<br />
y semántica observados, la elección <strong>de</strong> -Ra o -Se no es indiferente. Respon<strong>de</strong> a<br />
la «intencionalidad» 8 <strong>de</strong>l locutor que tiene a su disposición este medio para matizar<br />
la expresión <strong>de</strong> su propio sentir.<br />
Volvamos a os otros casos pareados citados al principio <strong>de</strong> este estudio:<br />
—el /I/ con -SE está acompañado <strong>de</strong>l comentario exclamativo ¡Qué sofocón,<br />
santo cielo!<br />
6. Los cuatro caos no citados aquí aparecen en las páginas y líneas: 54 (20), 167 (24), 196 (10),<br />
230 (17).<br />
7. Expresión empleada también por Molho (p. 627).<br />
8. El término aparece en la última obra <strong>de</strong> Pottier (1987, véase el índice terminológico).<br />
1308
el ¡2/ con -RA <strong>de</strong>l simple calificativo botarate;<br />
—en el 1<strong>21</strong> el objeto <strong>de</strong>l miedo aparece en un contexto <strong>de</strong> clara afirmación<br />
<strong>de</strong> sus consecuencias ya te digo yo, ni os acordaríais <strong>de</strong> los nervios,<br />
mientras que esta convicción aparece menos tajante con la expresión a<br />
hóTd OS ibais a acorAar Ae los nervios^ en<br />
—en /5/ y /6/ Carmen alu<strong>de</strong> a un hecho en el que no pue<strong>de</strong> creer en absoluto<br />
í- rr SFSS m :m gano« em mt mmim m is is§§gí tí gssts<br />
i» r=r SFSSCO gsa :t?a Mira «-.KS íes. oon§ffiíiiía SÍÍI ifi ira? a gssts<br />
<strong>de</strong> vista <strong>de</strong> Mario, aunque para <strong>de</strong>smentirlo inmediatamente <strong>de</strong>spués: que lo dudo<br />
mucho?<br />
Para terminar con esas indagaciones parciales, haré una breve incursión en<br />
los amores <strong>de</strong> Carmen y Mario.<br />
El tema <strong>de</strong>l beso aparece por lo menos tres veces, dos <strong>de</strong> las cuales están en<br />
subjuntivo. Primero para su vida <strong>de</strong> casados: ,<br />
1441 «Sin que salga <strong>de</strong> entre nosotros, te diré que a mí me hubiera gustado que<br />
me besaras más a menudo, calamidad, <strong>de</strong> casados, claro, se sobreentien<strong>de</strong>,...<br />
(P- 67).<br />
estamos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> lo natural que pue<strong>de</strong> pasar entre dos cónyuges, por lo menos<br />
según la moral <strong>de</strong> Carmen, y surge el subjuntivo -RA. El problema es bien diferente,<br />
según la misma moral, para el período <strong>de</strong>l noviazgo:<br />
/45/ «Y no es que yo pretendiera que me besases, que eso no te lo hubiera<br />
i ffi 3 íí Sí 8 HStfiS. SÍÍ25Í2 £L l 22^ -J~ m J^ ~ ~uU:L „£. ,L.L. -<br />
-ifi sUDraya iO escandaloso-<br />
Las alusiones a sus relaciones sexuales permiten observar el mismo juego<br />
sutil en el manejo <strong>de</strong> los imperfectos <strong>de</strong>l subjuntivo. O Carmen evoca, <strong>de</strong> manera<br />
casi impersonal, las aspiraciones <strong>de</strong> cualquier mujer:<br />
/46/ «... pero a las chicas, por si lo quieres saber, nos gusta sentiros impacientes<br />
cuando estáis con nosotras, no lo mismo que si estuvierais al lado <strong>de</strong> un bombero.» (p.<br />
<strong>21</strong>8) o relata <strong>de</strong> manera neutra, objetiva, la humillación sufrida en el viaje <strong>de</strong> novios:<br />
/47/ «... pero creí que era una vez sólo, palabra <strong>de</strong> honor, y estaba resignada, te lo<br />
juro, sea lo que sea, pero tú te acostaste y , como si te hubieras metido<br />
en la cama <strong>de</strong> un carabinero, figúrate, tanto control, tanto control,...» (p. 113);<br />
en las dos ocasione? tenemos un RA.<br />
•?. Encontramos el mismo procedimiento en la p. 100-<br />
5^rZZ^ñmZñtüiiñ aííióíicccícc!?35emiBoitaíiGlf EtiHlliáis<br />
1309
Pero, cuando a la exposición <strong>de</strong> los hechos, se suma la expresión <strong>de</strong> la incomprensión<br />
<strong>de</strong>l caso, lo extraordinario que es:<br />
/48/ «... que siempre he oído <strong>de</strong>cir que la noche esa es <strong>de</strong> campeonato, que no se<br />
disfruta, que es un trago, pero no sé <strong>de</strong> nadie, ni <strong>de</strong> uno, fíjate, que se diese media<br />
vuelta y buenas noches.» (p. 115),<br />
o cuando asoma el reproche, la <strong>de</strong>silusión:<br />
/49/ «Y todavía si la cama te hubiera acercado a mí, vaya, pero ni ese consuelo, lo<br />
mismo que si te acostases con un carabinero, que eso es lo que peor llevo, fíjate,...»<br />
(p. 249),<br />
entonces sale el -SE.<br />
Si es verdad que, a veces, la elección en favor <strong>de</strong> una u otra forma<br />
«se halla <strong>de</strong> hecho condicionada por impresiones <strong>de</strong> una fugacidad extrema»<br />
(Molho p. 627), estos matices <strong>de</strong>licados se <strong>de</strong>ben analizar a la luz <strong>de</strong> los casos<br />
en que se manifiesta más claramente la diferencia.<br />
Tal ha sido nuestro intento. Por cierto merecería ser ampliado por un estudio<br />
más completo (y sobre todo por el examen <strong>de</strong> muchos otros textos). Pero ya nos<br />
parece que los indicios que nos revela nos permiten afirmar que, por lo menos<br />
en la gramática <strong>de</strong> María <strong>de</strong>l Carmen Sotillo, no es nada indiferente el empleo<br />
<strong>de</strong> los dos subjuntivos.<br />
A -RA, la mayoría <strong>de</strong> los casos, lo cierto <strong>de</strong> una hipótesis, el simple <strong>de</strong>seo,<br />
las opiniones corrientes, lo más objetivo.<br />
El -SE se reserva para lo fuertemente hipotético, lo extraordinario, lo más<br />
chocante, lo inadmisible, lo distante, lo «difícil <strong>de</strong> tragar» (y, por lo tanto, <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>cir).<br />
En otros términos, el modo verbal correspon<strong>de</strong> bien al grado <strong>de</strong> compromiso<br />
<strong>de</strong>l locutor con relación a su <strong>de</strong>cir 10 y, a este respecto, el hablante español dispone<br />
<strong>de</strong> una gama <strong>de</strong> formas que le permiten matizar, según las circunstancias y<br />
su intencionalidad, su visión <strong>de</strong> los acontecimientos. El empleo <strong>de</strong> los dos «imperfectos»<br />
<strong>de</strong>l subjuntivo, en boca <strong>de</strong> la Carmen <strong>de</strong> Cinco horas con Mario, es<br />
un testimonio <strong>de</strong> esa soltura y flexibilidad <strong>de</strong> la lengua española, soltura y flexibilidad<br />
que no facilitan la tarea <strong>de</strong> los observadores.<br />
1310<br />
10. Sobre esta <strong>de</strong>finición, véase Schmi<strong>de</strong>ly 1983, § 4.4.
BIBLIOGRAFÍA<br />
J. COSTE - A. REDONDO, Syntaxe <strong>de</strong> l'espagnol mo<strong>de</strong>rne, Paris, SEDES, 1965.<br />
M. DELIBES, Cinco horas con Mario (3. a ed.), <strong>Barcelona</strong>, Destino, 1983.<br />
E.N.G.R.A.E. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, Esbozo <strong>de</strong> una nueva gramática <strong>de</strong> la<br />
lengua española (2. 1 reimp.), Madrid, Espasa-Calpe, 1974.<br />
G. LUQUET, Systématique historique du mo<strong>de</strong> subjonctif espagnol, Paris, Séminaire<br />
d'étu<strong>de</strong>s medievales hispaniques <strong>de</strong> l'Université <strong>de</strong> Paris XIII, Klincksieck, 1988.<br />
D. MARÍN, «El uso mo<strong>de</strong>rno <strong>de</strong> las formas en '-ra' y '-se' <strong>de</strong>l subjuntivo», Boletín <strong>de</strong> la<br />
Real Aca<strong>de</strong>mia Española LX (220, 1980; pp. 197-230.<br />
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M. MOLINER, Diccionario <strong>de</strong> uso <strong>de</strong>l español, Madrid, Gredos, 1970.<br />
B. POTTIER, Théorie et analyse en linguistique, Paris, Hachette, 1987.<br />
I. SCHMIDELY, La personne grammaticale et la langue espagnole, Paris, Editions hispaniques,<br />
Rouen, Publications <strong>de</strong> l'Université, 1983. ,<br />
J. SCHMIDELY, «Les temps du subjonctif español», Mélanges offerts á Maurice Molho<br />
(Linguistique, vol. m), Les Cahiers <strong>de</strong> Fontenay (n.° 46-48), 1987; pp. 317-327.<br />
1311
DONDE TERMINA EL POEMA EMPIEZA LA POESÍA:<br />
LA PÁGINA EN BLANCO COMO LENGUAJE<br />
EMMA SEPÚLVEDA-PULVIRENH<br />
Univesity of Nevada, Reno<br />
El lenguaje poético ha sufrido severos cambios a partir <strong>de</strong>l siglo xix. Una<br />
<strong>de</strong> las <strong>de</strong>terminantes <strong>de</strong>l cambio fue la toma <strong>de</strong> conciencia <strong>de</strong> las diferencias<br />
entre el sentido sicológico <strong>de</strong> la realidad y los antiguos modos retóricos <strong>de</strong>l<br />
lenguaje poético. Para sobrellevar el proceso <strong>de</strong> cambio <strong>de</strong> la sensibilidad<br />
mo<strong>de</strong>rna, algunos poetas trataron <strong>de</strong> encontrar diferentes maneras <strong>de</strong> romper<br />
con los confines tradicionales <strong>de</strong> sintaxis y <strong>de</strong>finición. Rimbaud y Mallarmé,<br />
entre otros, trataron <strong>de</strong> <strong>de</strong>volverle al lenguaje el carácter provisional <strong>de</strong> flui<strong>de</strong>z.<br />
Trataron <strong>de</strong> darle nuevamente a la palabra la capacidad <strong>de</strong> encantamiento;<br />
<strong>de</strong> conjurar lo sin prece<strong>de</strong>nte. Se dieron cuenta que la sintaxis tradicional<br />
organiza nuestra percepciones <strong>de</strong> tal manera que absorbemos las cosas con<br />
mo<strong>de</strong>los lineales y conforme a su origen. 1 Los cambios producidos acercaron<br />
el acto poético <strong>de</strong> lo observado a lo imaginado. Mallarmé llegó a crear con<br />
las palabras no solamente actos <strong>de</strong> comunicación sino <strong>de</strong> iniciación a un mundo<br />
<strong>de</strong> misterios privados. 2 Según Barthes «La agrafía tipográfica <strong>de</strong> Mallarmé<br />
quiere crear alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> las palabras enrarecidas, una zona <strong>de</strong> vacío en la<br />
que la palabra, liberada <strong>de</strong> sus armonías sociales y culpables, felizmente ya<br />
no resuena». 3 Dentro <strong>de</strong> este mundo poético aparece la noción <strong>de</strong> lo que no se<br />
1. George STEINER, The Language of Silence: Essays on Language, Literature and The inhuman,<br />
New York: Atheneum, 1967, p. 27.<br />
2. STEINER, p. 28.<br />
3. Roland BARTHES, El grado cero <strong>de</strong> la escritura, p. 77. Agrega Barthes que este tipo <strong>de</strong> arte<br />
tiene la estructura <strong>de</strong>l suicidio porque el silencio es en él como un tiempo poético homogéneo que se<br />
injerta entre dos capas y hace estallar la palabra menos como el jirón <strong>de</strong> un criptograma que como<br />
luz, vacío, <strong>de</strong>strucción, libertad.<br />
1313
dice con la palabra (que está enca<strong>de</strong>nada a la limitación <strong>de</strong>l lenguaje) sino<br />
que se <strong>de</strong>ja absorber por el espacio <strong>de</strong>l silencio.<br />
Veamos cómo funciona este espacio <strong>de</strong>l silencio. Empecemos diciendo que<br />
la poesía es, en parte, la lucha <strong>de</strong> la palabra en contra <strong>de</strong>l silencio para crear su<br />
propio significado. Después <strong>de</strong> vencer su lucha, la palabra <strong>de</strong>ja que el silencio<br />
vuelva a prepon<strong>de</strong>rar sobre todos los <strong>de</strong>más significados. Por esta razón se dice<br />
que la poesía, a menudo, parte <strong>de</strong> un silencio para llegar a otro. 4 El primer silencio<br />
es el espacio anterior a la creación <strong>de</strong>l lenguaje, y el último silencio es el<br />
que nace <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la palabra; está hecho <strong>de</strong> palabras, pero postula una palabra<br />
que niega las palabras. «Es silencio (silencio cifrado) porque a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> rechazar<br />
las palabras con las cuales se expresa, dice lo que le estaba vedado <strong>de</strong>cir a<br />
las palabras». 5 Pero irónicamente este silencio, como todos los silencios, <strong>de</strong>pen<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong> la palabra, porque: «El poema es algo que está más allá <strong>de</strong>l lenguaje. Mas<br />
eso que está más allá <strong>de</strong>l lenguaje sólo pue<strong>de</strong> alcanzarse a través <strong>de</strong>l lenguaje». 6<br />
Po<strong>de</strong>mos agregar entonces que el poema <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong>l silencio y <strong>de</strong> la palabra, y<br />
su creación es más que nada el constante intento <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r <strong>de</strong> ambos y al<br />
mismo tiempo lograr trascen<strong>de</strong>rlos en el camino hacia la conquista <strong>de</strong> su propio<br />
significado. Al buscar su propio significado <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la palabra y el silencio,<br />
el poema trata <strong>de</strong> hacer <strong>de</strong>l espacio su escritura. Jaime Alazraki ha <strong>de</strong>finido los<br />
silencios entre los cuales se mueve el poema para crear su discurso poético:<br />
Ese hacia... y ese más allá <strong>de</strong> lo escrito es un espacio en cuyo ámbito el poema<br />
se resuelve en la estela que <strong>de</strong>jan las palabras: un silencio, sí, pero diferente <strong>de</strong>l<br />
que prece<strong>de</strong> a la escritura. El primero es un espacio vacío, amorfo, una nada; el<br />
segundo también es una nada, pero fecundada <strong>de</strong> sugerencias: espacio vacío recortado<br />
por la palabra que comunica <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su invisible volumen. El silencio que antece<strong>de</strong><br />
al poema es un caos estéril; el silencio que dibuja el poema es una oquedad<br />
poblada <strong>de</strong> voces inaudibles, que en última instancia son las verda<strong>de</strong>ras voces <strong>de</strong><br />
la poesía. 7<br />
De esta interpretación <strong>de</strong> los silencios <strong>de</strong>l poema, po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>ducir que el<br />
silencio que nace <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la palabra tiene elementos similares a los <strong>de</strong>l silencio<br />
anterior a la palabra, pero sus funciones son totalmente diferentes. El silencio<br />
inicial era el espacio en el cual la palabra luchaba para buscar su significado<br />
y po<strong>de</strong>r nombrar el mundo <strong>de</strong> las cosas —Paz ha dicho que «la actividad poética<br />
nace <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sesperación ante la impotencia <strong>de</strong> la palabra»— y el silencio al<br />
final <strong>de</strong>l poema es el que quiere <strong>de</strong>cirnos lo que las palabras no pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>cir —<br />
4. Jaime ALAZRAKI, «Para una poética <strong>de</strong>l silencio», Cua<strong>de</strong>rnos hispanoamericanos, 343-345<br />
(enero-marzo 1979) p. 163.<br />
5. ALAZRAKI, p. 163.<br />
6. Octavio PAZ, El arco y la lira, México: Fondo <strong>de</strong> Cultura Económica, 1982, p. 23.<br />
1314<br />
7. ALAZRAKI, p. 169.
por eso Paz agrega que la actividad poética «culmina en el reconocimiento <strong>de</strong> la<br />
omnipotencia <strong>de</strong>l silencio». 8<br />
Los usos <strong>de</strong>l silencio posterior al lenguaje son variados, y van <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su <strong>de</strong>finición<br />
por medio <strong>de</strong> la palabra, hasta el extremo intento <strong>de</strong> hacer poesía refugiándose<br />
en el silencio.<br />
Examinemos las preguntas que aparecen al final <strong>de</strong>l discurso poético. Estas<br />
preguntas son generalmente <strong>de</strong> carácter retórico y tienen la función específica<br />
<strong>de</strong> crear un espacio más allá <strong>de</strong> la palabra. A veces el poema <strong>de</strong>sarrolla un planteamiento<br />
general que al final se cuestiona con una pregunta, que en vez <strong>de</strong> terminar<br />
el discurso lo extien<strong>de</strong> al campo <strong>de</strong> la meditación.<br />
Veamos como primer ejemplo, un poema <strong>de</strong> José Hierro, titulado «Cumbre».<br />
El hablante <strong>de</strong>scribe el momento en que pisa la tierra firme <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberla<br />
evocado en sueños por mucho tiempo. Todo le parece similar a lo que fue<br />
en otro momento, pero sin embargo el tiempo ha pasado y no será nunca lo que<br />
fue antes: «Firme, bajo mi pie, cierta y segura, / <strong>de</strong> piedra y <strong>de</strong> música te tengo,<br />
/ Señor, Señor Seflor: todo lo mismo, / Pero, ¿Qué has hecho con mi tiempo?» 9<br />
La pregunta final <strong>de</strong>l poema, en vez <strong>de</strong> servir como cierre último al discurso<br />
poético, abre el poema al espacio <strong>de</strong>l silencio. Después <strong>de</strong> la preguntra ya no se<br />
piensa en el lugar que se <strong>de</strong>scribe sino en el tiempo que ha transcurrido. No es<br />
una pregunta que espera respuesta sino que es una interrogante que extien<strong>de</strong> el<br />
poema más allá <strong>de</strong> lo dicho por las palabras.<br />
Algo similar ocurre en un poema <strong>de</strong> Dámaso Alonso en el que se <strong>de</strong>scriben<br />
las diferentes actitu<strong>de</strong>s humanas frente a la muerte. Se enumeran las reacciones<br />
<strong>de</strong> los seres humanos: 1. los que «van quedando estupefactos, / mirando sin<br />
avi<strong>de</strong>z, estúpidamente, más allá, cada vez más allá / hacia la otra la<strong>de</strong>ra»; 2.<br />
los que «voltean la cabeza a un lado y otro lado»; 3. los que «agitan con angustia<br />
los brazos por fuera <strong>de</strong>l embozo»; 4. los que «maldicen a Dios, / escupen<br />
al Dios que les hizo, / y las cuerdas heridas <strong>de</strong> sus chillidos acres / atraviesan<br />
como una pesadilla las salas insomnes <strong>de</strong>l hospital»; 5. los que «llaman<br />
con débil voz / a sus madres»; 6. los que hablan «<strong>de</strong> viajes largos, / <strong>de</strong> viajes<br />
por transparentes mares azules, por archipiélagos remotos»; 7. los «felices, /<br />
que pasan <strong>de</strong> un sueño rosado, <strong>de</strong> un sueño dulce, tibio y dulce / al sueño largo<br />
y frío». Todos los que mueren, aunque mueran <strong>de</strong> diferente manera, tienen una<br />
característica en común: «todos, todos se quedan / con los ojos abiertos». Después<br />
<strong>de</strong> esta afirmación, el hablante trata <strong>de</strong> encontrar la razón <strong>de</strong> este «espanto<br />
último». Termina el poema con la pregunta <strong>de</strong>sesperada «Ah, Dios mío, Dios<br />
mío, ¿qué han visto un instante esos ojos que se / quedaron abiertos?» 10 El poema<br />
<strong>de</strong>scribe el comportamiento <strong>de</strong>l ser humano en el umbral <strong>de</strong> la muerte, pero<br />
8. Octavio PAZ, Corriente alterna, México: Siglo XXI, 1967, p. 74.<br />
9. José HIERRO, Poesías completas, Madrid: Adonais, 1947, p. 96.<br />
10. Dámaso ALONSO, Hijos <strong>de</strong> la ira, Baltimore: The John Hopkins Press, 1970, p. 30.<br />
1315
la pregunta final cambia el sentido total <strong>de</strong>l poema que se convierte en la interrogante<br />
<strong>de</strong> qué es verda<strong>de</strong>ramente lo que encuentra el individuo internamente<br />
al morirse. La pregunta abre el poema al espacio <strong>de</strong>l pensamiento en el silencio.<br />
No se espera respuesta, la pregunta sirve para meditar sobre el momento <strong>de</strong><br />
transición entre la vida y la muerte.<br />
En algunos casos la pregunta final <strong>de</strong>l poema, que da paso al silencio que<br />
nace <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la palabra, pue<strong>de</strong> cambiar totalmente el tono <strong>de</strong>l pensaje poético<br />
que se quiere expresar:<br />
Una mano divina<br />
Tu tierra alzó en mi cuerpo<br />
Y allí la voz dispuso<br />
Que hablase tu silencio.<br />
Contigo solo estaba,<br />
En ti sola creyendo;<br />
Pensar tu nombre ahora<br />
Envenena mis sueños.<br />
Amargos son los días<br />
De la vida, viviendo<br />
Sólo una larga espera<br />
A fuerza <strong>de</strong> recuerdos.<br />
Un día, tú ya libre<br />
De la mentira <strong>de</strong> ellos,<br />
Me buscarás. Entonces<br />
¿Qué ha <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir un muerto? 11<br />
Este poema <strong>de</strong> Cernuda, titulado «Un español habla <strong>de</strong> su tierra», hace un<br />
recuento <strong>de</strong> los lugares que el hablante añora volver a ver. La primera parte<br />
menciona los lugares geográficos e históricos que son «Tan dulces al recuerdo».<br />
Después abruptamente el hablante nos da la razón por la cual esos lugares solamente<br />
pue<strong>de</strong>n existir en el recuerdo: «Ellos los vencedores / Caínes sempiternos,<br />
/ De todo me arrancaron, / Me <strong>de</strong>jan el <strong>de</strong>stierro». Des<strong>de</strong> ese momento España<br />
se convierte en la <strong>de</strong>stinataria <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong>l discurso: «Tu tierra»; «Que<br />
hablase tu silencio»; «En ti sola creyendo»; «tú ya libre / De la mentira <strong>de</strong> ellos,<br />
/ Me buscarás». Todo culmina en el «Entonces» que aparentemente dará la respuesta<br />
al hablante. — No tenemos respuesta — sino todo lo contrario, el poema<br />
termina con la profunda ironía <strong>de</strong> la pregunta final: «¿Qué ha <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir un muer-<br />
1316<br />
11. Luis CERNUDA, La realidad y el <strong>de</strong>seo, México: Fondo <strong>de</strong> Cultura Económica, 1964, p. 176.
to?» Esta pregunta cambia el tono <strong>de</strong>l poema, y al mismo tiempo enlaza la palabra<br />
con el silencio que empieza <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la pregunta. En este espacio <strong>de</strong>l silencio<br />
se reflexiona sobre la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que cuando España sea libre será <strong>de</strong>masiado<br />
tar<strong>de</strong> para volver.<br />
En relación directa con el silencio, existen variedad <strong>de</strong> recursos poéticos que<br />
se apoyan en el silencio al final <strong>de</strong>l poema para crear la sensación <strong>de</strong> estar frente<br />
a un discurso abierto. En algunas instancias se <strong>de</strong>tiene bruscamente el <strong>de</strong>sarrollo<br />
<strong>de</strong>l mensaje y termina el poema con una sola palabra entre paréntesis, o,<br />
en otros casos cambia el tono y el ritmo <strong>de</strong>l poema para llegar a concluir en una<br />
frase final <strong>de</strong> carácter exclamatorio, bien se <strong>de</strong>stacan los puntos suspensivos<br />
que <strong>de</strong>tienen el fluir <strong>de</strong> la palabra, y logran que, por medio <strong>de</strong>l silencio, el poema<br />
continúe en el lector.<br />
Dentro <strong>de</strong> la estructura <strong>de</strong>l poema nos encontramos con puntos suspensivos<br />
que tienen una importante función al comienzo y al final <strong>de</strong>l poema. Al comienzo<br />
<strong>de</strong>l discurso su función es primordialmente la indicación <strong>de</strong> que existe un espacio<br />
<strong>de</strong> silencio anterior al comienzo <strong>de</strong>l discurso poético. No olvi<strong>de</strong>mos que<br />
en su relación con el silencio, los puntos suspensivos tienen bien un papel importante<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l poema. Al comienzo <strong>de</strong>l poema servían para separar el silencio<br />
y la palabra; <strong>de</strong>terminaban que la palabra vencía al silencio y llegaba a<br />
ser lenguaje. Cuando aparecen <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l poema, crean un espacio elíptico que<br />
pue<strong>de</strong> lograr, a veces, gran<strong>de</strong>s cambios en el significado <strong>de</strong>l discurso poético. 12<br />
Y como correlación lógica, si los puntos suspensivos sirven como antesala al silencio,<br />
tenemos que <strong>de</strong>cir que tendrán gran importancia en el espacio que crea<br />
el silencio <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la palabra.<br />
A menudo los puntos suspensivos se usan al final <strong>de</strong>l poema para acrecentar<br />
un espacio que no se quiere <strong>de</strong>limitar con el final <strong>de</strong>l discurso:<br />
No era el mar...: Llegados<br />
a las bocas <strong>de</strong> luz que lo <strong>de</strong>cían<br />
con largor infinito,<br />
vibra, otra vez, inmensamente débil<br />
—síiííí—,<br />
en un lejos que el alma sabe alto<br />
y quiere creer lejos, sólo lejos... 13<br />
12. El uso <strong>de</strong> los puntos suspensivos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l poema es muy frecuente en la poesía <strong>de</strong> Antonio<br />
Machado. Ver los poemas XVI, XXVHI, XXX, XCII y XLV en Poesías completas, Madrid: Espasa<br />
Calpe, 1955.<br />
13. Juan Ramón JIMÉNEZ, Diario <strong>de</strong> un poeta recién casado, núm. 56, Libros <strong>de</strong> poesía, Madrid:<br />
Aguüar, 1979,<strong>21</strong>7.<br />
1317
En este caso po<strong>de</strong>mos ver que hay diferentes elementos que juegan un papel<br />
importante en la creación <strong>de</strong> la atmósfera espacial <strong>de</strong> distancias: «el sí infinito, /<br />
al que nunca se llega»; el uso <strong>de</strong> la palabra sí con la vibración <strong>de</strong> un alargado<br />
eco: «sííííí»; la luz evasiva que llama al hablante, quedando siempre fuera <strong>de</strong> su<br />
alcance, y «un lejos que el alma sabe alto». Todos estos parámetros <strong>de</strong> distancia<br />
crean la sensación <strong>de</strong> un espacio abierto que continúa <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> los puntos<br />
suspensivos que van al final <strong>de</strong>l poema. La función comunicativa <strong>de</strong> la palabra<br />
termina antes <strong>de</strong> los puntos suspensivos, pero el discruso se extien<strong>de</strong> con el silencio<br />
que nace al terminar la palabra «lejos». Algo similar ocurre en un poema<br />
<strong>de</strong> A. Machado:<br />
Sobre la tierra amarga<br />
caminos tiene el sueño<br />
laberínticos, sendas tortuosas,<br />
parques en flor y en sombra y en silencio;<br />
criptas hondas, escalas sobre estrellas;<br />
retablos <strong>de</strong> esperanzas y recuerdos.<br />
Figurillas que pasan y sonríen<br />
—juguetes melancólicos <strong>de</strong> viejo—<br />
imágenes amigas,<br />
a la vuelta florida <strong>de</strong>l sen<strong>de</strong>ro,<br />
y quimeras rosadas<br />
que hacen camino... lejos...<br />
Se <strong>de</strong>scriben en este poema las distancias que el hablante percibe en el mundo<br />
onírico. Son más que nada espacios visuales imaginados que <strong>de</strong>sfilan por la<br />
mente <strong>de</strong>l hablante: «caminos... laberínticos»; «sendas tortuosas»; «parques en<br />
flor y en sombra»; criptas hondas»; «escalas sobre estrellas» etc. En el <strong>de</strong>sfile<br />
<strong>de</strong> las «imágenes amigas» se van alargando los espacios, y al terminar el poema<br />
se pue<strong>de</strong> visualizar la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>l camino que continúa con la palabra «lejos».<br />
El hablante termina <strong>de</strong> usar las palabras, pero recurre al silencio para exten<strong>de</strong>r<br />
el poema a otros espacios imaginables que nacerán <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> los puntos<br />
suspensivos.<br />
Po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>ducir por lo mencionado anteriormente que el acto poético resulta<br />
ser una batalla en contra <strong>de</strong>l silencio. El poeta intenta vencer esta batalla<br />
usando como arma la palabra. 14 Octavio paz ha dicho que mediante esta lucha,<br />
el poeta se acerca al último extremo <strong>de</strong>l lenguaje: «Por una vía que, a su manera,<br />
es negativa, el poeta llega al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong>l lenguaje. Y ese bor<strong>de</strong> se llama silencio,<br />
página en blanco». 15 El poema fue un intento <strong>de</strong> nombrar lo innombrable a<br />
14. ALAZRAKI, p. 165.<br />
15. PAZ, El arco y la lira, p. 147.<br />
1318
través <strong>de</strong> los signos <strong>de</strong> la escritura, pero «don<strong>de</strong> termina el poema, comienza la<br />
poesía; la presencia no son los signos pintados que vemos, sino aquello que invocan<br />
los signos». 16 Hay un verda<strong>de</strong>ro paralelo entre poesía y religión; ambas<br />
aspiran a un absoluto. «Al final <strong>de</strong>l texto religioso espera Dios como la revelación<br />
que salmo o veda <strong>de</strong>satan; al final <strong>de</strong>l texto poético espera el silencio». 17<br />
Pero este silencio en vano espera «la inminencia <strong>de</strong> una revelación que no se<br />
produce». 18 Porque, nuevamente repitiendo las palabras <strong>de</strong> Paz, tenemos que enten<strong>de</strong>r<br />
que «La mística es una inmersión en lo absoluto; la poesía es una expresión<br />
<strong>de</strong> lo absoluto o <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sgarrada tentativa para llegar a él». 19 Quizás era<br />
esto lo que intentaba proclamar Rilke al anunciar que el verda<strong>de</strong>ro lenguaje comenzaría<br />
don<strong>de</strong> terminaba el lenguaje.<br />
El hombre se hizo hombre gracias a la palabra, y haciendo uso <strong>de</strong> ella intenta<br />
alcanzar y sobrepasar los límites que se le han impuesto como ser humano;<br />
«el hombre es hombre gracias al lenguaje, gracias a la metáfora origyial<br />
que lo hizo ser otro y lo separó <strong>de</strong>l lenguaje natural. El hombre es un ser que<br />
se ha creado a sí mismo al crear el lenguaje». 20 Notemos que al crear el lenguaje<br />
el hombre eligió separarse <strong>de</strong>l mundo natural que lo envolvía, y como<br />
consecuencia directa entró en el mundo <strong>de</strong> las cosas. A partir <strong>de</strong> esa <strong>de</strong>cisión<br />
tuvo conciencia <strong>de</strong> ser, tuvo historia y cultura; fue miembro <strong>de</strong> una comunidad<br />
humana. Pero el mismo elemento que lo hizo humano (la palabra) lo empujó<br />
a enajenarse y más tar<strong>de</strong> a <strong>de</strong>s-humanizarse. <strong>21</strong> La cultura, que fue parte<br />
<strong>de</strong> su proceso <strong>de</strong> humanización, lo hizo vivir <strong>de</strong>sposeído <strong>de</strong> su fundamento<br />
originario. Esos presenciando el momento en que la palabra ha ido más lejos<br />
<strong>de</strong> lo que se esperaba:<br />
La palabra no es idéntica a la realidad que nombra porque entre el hombre y<br />
las cosas —y, más hondamente, entre el hombre y su ser— se interpone la conciencia<br />
<strong>de</strong> sí. La palabra es un puente mediante el cual el hombre trata <strong>de</strong> salvar la<br />
distancia que lo separa <strong>de</strong> la realidad exterior. Mas esa distancia forma parte <strong>de</strong> la<br />
naturaleza humana. Para disolverla, el hombre <strong>de</strong>be renunciar a su humanidad, ya<br />
sea regresando al mundo natural, ya trascendiendo las limitaciones que su condición<br />
le impone. Ambas tentaciones, latentes a lo largo <strong>de</strong> toda la historia, ahora se<br />
presentan con mayor exclusividad al hombre mo<strong>de</strong>rno. 22<br />
16. Octavio PAZ, El signo y el garabato, México: Joaquín Mortis, 1973, p. 51.<br />
17. ALAZRAKI,p. 172.<br />
18. Jorge Luis BORGES, Otras inquisiciones, Buenos Aires: Emecé, 1964, p. 12.<br />
19. PAZ, Las peras <strong>de</strong>l olmo, <strong>Barcelona</strong>: Seix Barral, 1971, p. 99.<br />
20. PAZ, El arco y la lira, p. 34.<br />
<strong>21</strong>. ALAZRAKI,p. 163.<br />
22. PAZ, El arco y la lira, p. 35.<br />
1319
Es difícil <strong>de</strong>terminar cual será la alternativa a seguir, porque si el hombre<br />
para volver a su estado natural tiene que reconquistar su unidad primordial que<br />
mantenía con el mundo... «¿no saldrían sobrando las palabras? El fin <strong>de</strong> la enajenación<br />
sería bién el <strong>de</strong>l lenguaje. La utopía terminaría, como la mística, en el<br />
silencio». 23 Esta alternativa está lejos <strong>de</strong> su fin y mientras tanto será necesario<br />
recurrir a la poesía para eliminar esas distancias creadas por la enajenación <strong>de</strong>l<br />
lenguaje: «Es evi<strong>de</strong>nte que la fusión —o mejor la reunión— <strong>de</strong> la palabra y la<br />
cosa, el hombre y lo nombrado, exige la previa reconciliación <strong>de</strong>l hombre consigo<br />
mismo y con el mundo. Mientras no se opere este cambio, el poema seguirá<br />
siendo uno <strong>de</strong> los pocos recursos <strong>de</strong>l hombre para ir, más allá <strong>de</strong> sí mismo, al<br />
encuentro <strong>de</strong> lo que es profunda y originalmente». 24<br />
Pero el poema bién se ve afectado por la crisis <strong>de</strong>l lenguaje, y cada vez vemos<br />
con mayor claridad el uso y el abuso <strong>de</strong>l lenguaje. En esta crisis <strong>de</strong>l lenguaje<br />
una <strong>de</strong> las posibles alternativas <strong>de</strong> escape es el silencio: «Cuando las palabras<br />
<strong>de</strong> la ciudad están llenas <strong>de</strong> salvajismo y mentira, nada habla más alto que<br />
el poema no escrito». 25<br />
Esta situación expresa un estado <strong>de</strong> crisis general humana, que afecta bién a<br />
la palabra. El silencio aparece en el contexto <strong>de</strong> esa crisis. Pero no siempre la<br />
conciencia <strong>de</strong> las limitaciones <strong>de</strong>l lenguaje ha estado unida a un sentimiento <strong>de</strong><br />
crisis. A veces, han servido para expresar la ambición humana <strong>de</strong> ir, más allá <strong>de</strong><br />
las palabras, y sumergiéndose en el silencio, llegar a lo absoluto. La poesía y la<br />
doctrina <strong>de</strong> San Juan <strong>de</strong> la Cruz representan uno <strong>de</strong> los más altos ejemplos a este<br />
canto a las virtu<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l silencio. Pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la poesía medieval latina hasta<br />
Mallarmé, y el simbolismo, la inevitable limitación <strong>de</strong> la palabra humana ha sido<br />
un tema frecuente <strong>de</strong> reflexión. Esta limitación lleva consigo, a veces, la<br />
consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> la amenaza <strong>de</strong> lo que podría encontrar el poeta si intenta sobrepasar<br />
los márgenes <strong>de</strong>l discurso humano. <strong>26</strong><br />
Después <strong>de</strong> los ejemplos <strong>de</strong>l espacio <strong>de</strong> silencio que nace don<strong>de</strong> termina la<br />
palabra, es necesario que nos preguntemos el porqué <strong>de</strong> esta ten<strong>de</strong>ncia a favorecer<br />
el valor <strong>de</strong> lo no escrito: ¿Cuál es realmente la razón <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sconfianza en<br />
el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l lenguaje y la entrega <strong>de</strong> la poesía al espacio <strong>de</strong>l silencio? Po<strong>de</strong>mos<br />
buscar muchas posibles soluciones. George Steiner ha planteado que vivimos en<br />
un mundo don<strong>de</strong> lo primordial es el discurso <strong>de</strong>l lenguaje. Pero que necesios encontrar<br />
las posibilida<strong>de</strong>s que ofrece el mundo sensorial e intelectual que está<br />
más allá <strong>de</strong>l lenguaje. La comunicación no se pue<strong>de</strong> limitar sólo al campo <strong>de</strong>l<br />
lenguaje, porque el lenguaje solamente es capaz <strong>de</strong> representar el sentido <strong>de</strong> un<br />
segmento <strong>de</strong> la realidad, mientras que el resto (la mayor parte) pue<strong>de</strong> ser inter-<br />
23. PAZ, p. 36.<br />
24. PAZ, p. 37.<br />
1320<br />
25. STEINER, p. 54.<br />
<strong>26</strong>. STEINER, p. 39.
pretada por medio <strong>de</strong>l silencio. El poeta al confiar en la primacía <strong>de</strong>l silencio<br />
pue<strong>de</strong> verlo como una ventana abierta a la luz, y no la obstrucción <strong>de</strong> una muralla.<br />
De esta manera, a través <strong>de</strong>l lenguaje veremos, efectivamente, la luz y no la<br />
oscuridad. 27 Hemos abusado <strong>de</strong>l lenguaje lo hemos llevado a los extremos, la<br />
poesía ahora intenta recobrar terreno y quiere obligar al lenguaje a callarse:<br />
«para que <strong>de</strong> ese silencio emerja su mensaje más profundo: un puente <strong>de</strong> retorno<br />
hacia la verda<strong>de</strong>ra realidad». 28<br />
27. STEINER,p. <strong>21</strong>.<br />
28. ALAZRAKI,p. 180.<br />
13<strong>21</strong>
SINTAXIS Y PRAGMÁTICA DE LAS PREGUNTAS CUASI-ECO<br />
EN ESPAÑOL<br />
EL PROBLEMA<br />
DOMNITA SlRBU-DUMITRESCU<br />
California State University, Los Angeles<br />
Las preguntas que repiten un turno conversacional previo —y son, por tanto,<br />
inapropiadas para iniciar una conversación sobre un tópico cualquiera— se suelen<br />
<strong>de</strong>signar en la literatura <strong>de</strong> especialidad con el término <strong>de</strong> «preguntas eco».<br />
En español, ejemplos <strong>de</strong> preguntas eco son 1 - 3b) y c), formuladas en réplica a<br />
1 - 3a), respectivamente:<br />
la) Juan compró un coche.<br />
b) ¿(Que) Juan compró un coche?<br />
c) ¿(Que) Juan compró qué? / ¿(Que) qué compró Juan?<br />
2a) ¿Juan compró un coche?<br />
b) ¿(Que) si Juan compró un coche?<br />
c) ¿(Que) si Juan compró qué?<br />
3a) ¿Quién compró un coche?<br />
b) ¿(Que) quién compró un coche?<br />
c) ¿(Que) quién compró qué?<br />
Des<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista pragmático, estas preguntas son actos <strong>de</strong> control <strong>de</strong>l<br />
diálogo, en el sentido <strong>de</strong> Bunt (1981). El que las formula lo hace o bien para<br />
buscar la confirmación <strong>de</strong> un enunciado anterior, o bien para solicitar la repetición<br />
<strong>de</strong> un constituyente <strong>de</strong> dicho enunciado, que no ha oído o que, por cualquier<br />
razón, piensa haber oído mal. Por lo tanto, las preguntas son eco totales,<br />
como le), 2c) y 3c), esperan, como respuesta apropiada, la repetición <strong>de</strong>l constituyente<br />
interrogado, respectivamente Un coche. (Nótese, <strong>de</strong> paso, que No sé<br />
1323
no es una respuesta apropiada para una pregunta eco (<strong>de</strong>bido al carácter anafórico<br />
<strong>de</strong>l eco), mientras que sí lo pue<strong>de</strong> ser, en principio, para cualquier pregunta<br />
no eco.<br />
Cf. 4a) Juan compró un coche.<br />
b) ¿Qué compró Juan? / ¿(Que) Juan compró un coche? (preguntas eco)<br />
c) * No sé.<br />
versus<br />
5a) ¿Qué compró Juan? / ¿Juan compró un coche? (preguntas no eco)<br />
b) No sé. y<br />
En la ponencia <strong>de</strong> hoy, nos proponemos analizar un tipo <strong>de</strong> preguntas repetitivas<br />
a la vez parecidas y distintas <strong>de</strong> las preguntas eco «canónicas», que mencionamos<br />
hasta ahora brevemente sólo a fin <strong>de</strong> tener un término <strong>de</strong> comparación<br />
luego. Este nuevo tipo <strong>de</strong> preguntas repetitivas las vamos a llamar cuasi-eco,<br />
adoptando la etiqueta sugerida por Dascalu en un artículo <strong>de</strong> 1981 en el que<br />
analiza, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista fonético, enunciados similares en rumano.<br />
Ejemplos <strong>de</strong> preguntas cuasi-eco (<strong>de</strong> aquí en a<strong>de</strong>lante PCE) en español son<br />
6-10b), formuladas en réplica a 6-10a):<br />
6a) Me parece muy bien...<br />
b) ¿Cómo que te parece muy bien?<br />
7a) ¿Te gustó la comida?<br />
b) ¿Cómo que si me gustó la comida?<br />
8a) ¿Cuándo volverá Juan?<br />
b) ¿Cómo que cuándo volverá Juan?<br />
9a) No lo hagas.<br />
b) ¿Cómo que no lo haga?<br />
10a) A ver, ¿quién compró qué para la boda?<br />
b) ¿Cómo que quién compró qué para la boda?<br />
Las PCE comparten con las preguntas eco canónicas el carácter textual repetitivo,<br />
en el sentido <strong>de</strong> que, como éstas, se forman sobre la base <strong>de</strong> un enunciado<br />
discursivo previo, al que incorporan como tal en su estructura. Hablando <strong>de</strong><br />
estructura, sin embargo, las PCE difieren <strong>de</strong> las preguntas eco en el hecho <strong>de</strong><br />
que, al incorporar el enunciado repetido, le anteponen (las PCE) un constituyente<br />
interrogativo extra, a saber cómo, que no tiene referencia textual anafórica al-<br />
1. Para un estudio más <strong>de</strong>tallado <strong>de</strong> las preguntas eco en español (y en rumano, don<strong>de</strong> la situación<br />
es muy parecida), véanse nuestras ponencias presentadas en el IX Congreso <strong>de</strong> la AIH en Berlín,<br />
en los Congresos <strong>de</strong> la Mo<strong>de</strong>m Language Association of America <strong>de</strong> San Francisco (1987) y <strong>de</strong><br />
Nueva Orleáns (1988), así como nuestra tesis doctoral en preparación en la University of Southern<br />
California, Los Angeles, sobre la gramática <strong>de</strong> las preguntas eco en general.<br />
1324
guna. Debido a ello, el tipo <strong>de</strong> respuesta que una PCE espera es diferente <strong>de</strong>l tipo<br />
<strong>de</strong> respuesta apropiada para una eco. Una PCE no pue<strong>de</strong> ser contestada ni<br />
por sí o no, (a secas), ni por la repetición <strong>de</strong> un constituyente interno <strong>de</strong>l enunciado<br />
previo. Comparen llb), d) —preguntas eco parciales— con 12b) —una<br />
PCE— y las respectivas respuestas posibles en cada caso:<br />
lia) Llegó asustado. 12a) Llegó asustado.<br />
b) ¿Cómo llegó? b) ¿Cómo (que) llegó asustado?<br />
c) Asustado. c) * Asustado.<br />
d) ¿Llegó asustado? d) * Sí / No<br />
e) Sí.<br />
Observen también la entonación diferente con que se pronuncian llb) y<br />
12b): llb) tiene la entonación ascen<strong>de</strong>nte típica <strong>de</strong> las preguntas eco <strong>de</strong>l tjpo<br />
que fueran, mientras que 12b) tiene la entonación <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>nte característica <strong>de</strong><br />
las preguntas parciales no eco. Sin embargo, la función discursiva y la estructura<br />
<strong>de</strong> constituyentes <strong>de</strong> 12b) no es ninguna manera similar a la <strong>de</strong> las preguntas<br />
parciales no eco tampoco. Comparen 13b) —una PCE— con 14a), una pregunta<br />
parcial no eco, y sus respectivas respuestas.<br />
13a) Llegó Juan.<br />
b) ¿Cómo (que) llegó Juan?<br />
c) Pues sí. Fue una sorpresa. No lo esperábamos tan pronto.<br />
d) * En tren. No pudo encontrar pasaje <strong>de</strong> avión.<br />
14a) ¿Cómo (* que) llegó Juan?<br />
b) En tren. No pudo encontrar pasaje <strong>de</strong> avión.<br />
c) * Pues sí. Fue una sorpresa. No lo esperábamos tan pronto.<br />
Como se pue<strong>de</strong> observar <strong>de</strong> 13c), para una PCE, la única respuesta apropiada<br />
es toda una oración nueva, que contenga una explicación, o una clarificación<br />
<strong>de</strong>l sentido <strong>de</strong>l enunciado que ha provocado la PCE. Curiosamente,<br />
una PCE también pue<strong>de</strong> ser contestada con No sé, consi<strong>de</strong>rando No sé un sustituto<br />
<strong>de</strong> la explicación/aclaración que el hablante espera <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> formular<br />
la PCE.<br />
Está claro que nos hallamos ante un tipo <strong>de</strong> pregunta repetitiva suigeneris,<br />
similar en parte con las preguntas eco por un lado, y con las preguntas no eco<br />
parciales, por otro, pero al mismo tiempo diferente tanto <strong>de</strong> las primeras como<br />
<strong>de</strong> las segundas en lo que concierne una serie <strong>de</strong> propieda<strong>de</strong>s sintácticopragmáticas<br />
que le son peculiares, y que nos proponemos <strong>de</strong>scribir a continuación.<br />
En la primera parte <strong>de</strong> esta ponencia, vamos a establecer una tipología <strong>de</strong> las<br />
PCE, en base al tipo <strong>de</strong> enunciado que repiten. En la segunda parte, vamos a es-<br />
1325
ozar un mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> análisis sintáctico <strong>de</strong> las PCE, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l marco <strong>de</strong> la sinta-.<br />
xis generativa actual. En la tercera y última parte, vamos a <strong>de</strong>scribir la función<br />
discursiva <strong>de</strong> las PCE, en base a las condiciones pragmáticas que dictan su aparición<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un texto dialogado. Concluiremos con un breve resumen <strong>de</strong> las<br />
i<strong>de</strong>as básicas.<br />
1. TIPOLOGÍA DE LAS PCE<br />
Según el tipo <strong>de</strong> enunciado que repiten, las PCE se clasifican en<br />
1. PCE que repiten una <strong>de</strong>clarativa (cf. 6b)<br />
2. PCE que repiten una interrogativa total (cf. 7b)<br />
3. PCE que repiten una interrogativa parcial (cf. 8b)<br />
4. PCE que repiten una imperativa (cf. 9b)<br />
5. PCE que repiten una interrogativa múltiple (cf. 10b)<br />
Des<strong>de</strong> este punto <strong>de</strong> vista, las PCE son perfectamente paralelas a las preguntas<br />
eco canónicas, las cuales también pue<strong>de</strong>n repetir <strong>de</strong>clarativas (cf. Ib), c), interrogativas<br />
totales (2b, c), interrogativas parciales (3b, c), y también imperativas<br />
(cf. 15b, c) e interrogativas múltiples (cf. 16b, c):<br />
15a) Cómprate un coche.<br />
b) ¿Que me compre un coche?<br />
c) ¿Que me compre qué?<br />
16a) ¿Quién le compró un coche a quién?<br />
b) ¿(Que) quién le compró un coche a quién?<br />
c) ¿(Que) quién le compró qué a quién?<br />
Nótese que en todos los ejemplos <strong>de</strong> PCE citados, el constituyente obligatorio<br />
cómo va seguido por el complementador que. Sin embargo, que pue<strong>de</strong> faltar,<br />
en cuyo caso cómo va seguido por una ligera causa. Nótese también que si el<br />
enunciado repetido en la PCE es una interrogativa total (cf. 7b), <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> que<br />
(o, en su ausencia, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la pausa que sigue a cómo) aparece obligatoriamente<br />
el sí dubitativo. Otra vez, la situación es perfectamente paralela a la <strong>de</strong><br />
las preguntas eco, en las que que también es opcional (excepto en el caso en que<br />
el enunciado <strong>de</strong> partida es imperativo, en cuyo caso que no pue<strong>de</strong> faltar ni <strong>de</strong><br />
las eco, ni <strong>de</strong> las PCE), y si es obligatorio, si el enunciado <strong>de</strong> partida es una interrogativa<br />
total (cf. 2b, c).<br />
Sin embargo, las PCE difieren <strong>de</strong> las preguntas eco en el hecho <strong>de</strong> que mientras<br />
éstas pue<strong>de</strong>n repetir el enunciado previo tanto adlitteram, como interrogando<br />
simultáneamente un constituyente <strong>de</strong>l mismo, aquellas (las PCE) no pue<strong>de</strong>n<br />
13<strong>26</strong>
epetir el enunciado previo más que adlitteram. 2 Ejemplos <strong>de</strong> preguntas eco totales<br />
(que repiten el enunciado previo adlitteram) son Ib), 2b), 3b), 15b) y 16b),<br />
mientras que le), 2c), 3c), 15c) y 16c) son ejemplos <strong>de</strong> preguntas eco parciales<br />
(que repiten en enunciado previo, cuestionando a la vez un constituyente <strong>de</strong>l<br />
mismo).<br />
En cambio, 6b), 7b), 8b), 9b) y 10b) —que son ejemplos <strong>de</strong> PCE que repiten<br />
el enunciado previo adlitteram— no tienen un equivalente <strong>de</strong>l tipo c), o sea, una<br />
variante en la que el hablante, a la par <strong>de</strong> repetir el enunciado <strong>de</strong> su interlocutor,<br />
cuestione un constituyente <strong>de</strong>l mismo. Cf. la agramaticalidad <strong>de</strong> 6c), 7c), 8c),<br />
9c) y 10c).<br />
6c) * ¿Cómo que te parece cómo?<br />
7c) * ¿Cómo que si me gustó qué?<br />
8c) * ¿Cómo que cuándo volverá quién? ,<br />
9c) * ¿Cómo que no haga qué?<br />
10c) * ¿Cómo que quién compró qué para la qué?<br />
Por lo tanto, concluimos que no existen variantes «parciales» <strong>de</strong> las PCE, o,<br />
dicho <strong>de</strong> otro modo, que las PCE están inmunes contra la interrogativización <strong>de</strong><br />
los constityentes que integran el enunciado sobre cuya base se forman. (Recuer<strong>de</strong>n<br />
que cómo, el constituyente interrogativo inicial <strong>de</strong> la PCE, no se relaciona<br />
ni anafórica, ni catafóricamente, con ningún otro constituyente textual explícito,<br />
o sea, no «liga» ningún «hueco» en el enunciado <strong>de</strong> partida.)<br />
2. REPRESENTACIÓN SINTÁCTICA E INTERPRETACIÓN SEMÁNTICA DE LAS PCE<br />
Parece que es hora <strong>de</strong> preguntarnos cuál <strong>de</strong>be ser la representación sintáctica<br />
<strong>de</strong> este tipo peculiar <strong>de</strong> preguntas, y cuáles son los mecanismos interpretativos<br />
que le permiten al oyente i<strong>de</strong>ntificarlas como tales en el discurso y distinguirlas<br />
al mismo tiempo <strong>de</strong> otras estructuras interrogativas parecidas —en<br />
superficie—, pero con funciones pragmáticas diferentes.<br />
En otras palabras, ¿cuál es el mecanismo interpretativo que le permite al<br />
oyente i<strong>de</strong>ntificar 17b) como una PCE, y distinguirla <strong>de</strong> 18b), que es una pre-<br />
2. A veces, por supuesto, no se repite el enunciado entero, sino sólo los fragmentos más relevantes,<br />
pero no es ésta la cuestión. Cuando <strong>de</strong>cimos que las PCE sólo pue<strong>de</strong>n repetir el enunciado<br />
ad-litteram, queremos <strong>de</strong>cir que no pue<strong>de</strong>n alterar la estructura <strong>de</strong> dicho enunciado introduciendo<br />
una palabra interrogativa en lugar <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> sus constituyentes internos. Por lo <strong>de</strong>más, otros tipos <strong>de</strong><br />
«alteraciones» —<strong>de</strong>bidas al cambio <strong>de</strong> los factores <strong>de</strong>ícticos en el diálogo— son perfectamente admisibles<br />
y no nos estamos refiriendo a éstas tampoco. Cf.<br />
I) ¿Te vienes conmigo?<br />
II) ¿Cómo que si me vengo contigo?<br />
1327
gunta eco <strong>de</strong> estructura superficial idéntica, o <strong>de</strong> 19a), que es una pregunta no<br />
eco también <strong>de</strong> estructura superficial idéntica, contestando a cada una <strong>de</strong> manera<br />
diferente?<br />
17a) Vino Juan.<br />
b) ¿Cómo «vino Juan»?<br />
c) Pues, fíjate, nos dio una sorpresa y llegó un día antes.<br />
18a) Juan vino a pie.<br />
b) ¿Cómo vino Juan?<br />
c) A pie. No pudo encontrar ningún taxi.<br />
19a) ¿Cómo vino Juan?<br />
b) Vino a pie. No había taxis.<br />
Claro, un papel muy importante en la precisión <strong>de</strong>l sentido, <strong>de</strong>jando aparte<br />
el contexto, lo <strong>de</strong>sempeña la entonación. En 17b) la entonación es <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>nte,<br />
con pausa entre cómo y el resto <strong>de</strong> la frase. En 18b), es ascen<strong>de</strong>nte, y no hay<br />
pausa entre cómo y el verbo —a lo más, hay un ligero énfasis en el vocablo interrogativo,<br />
que a veces ni se da en el habla rápida. En 19a), la entonación es<br />
otra vez <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>nte, y la pausa falta. Pero, una vez más, cabe preguntarnos<br />
¿qué elemento o elementos exactamente en la representación sintáctico-semántica<br />
<strong>de</strong> estos tres tipos <strong>de</strong> oraciones interrogativas, <strong>de</strong> estructura idéntica en<br />
cuanto al or<strong>de</strong>n lineal <strong>de</strong> los constituyentes, hace que el componente fonémico<br />
<strong>de</strong> la gramática (FF) les asigne entonaciones distintas?<br />
Nuestra teoría es la siguiente. Las PCE y las preguntas eco —las cuales hemos<br />
visto que comparten el rasgo crucial <strong>de</strong> ser oraciones repetitivas, orientadas<br />
hacia el discurso anterior— tienen (con ciertas diferencias <strong>de</strong> <strong>de</strong>talles que veremos<br />
en seguida) una misma estructura sintáctica, diferente <strong>de</strong> la estructura sintáctica<br />
<strong>de</strong> las preguntas no repetitivas. En las preguntas repetitivas <strong>de</strong>bemos distinguir<br />
el enunciado que se repite, en forma <strong>de</strong> cita, y los constituyentes que lo<br />
prece<strong>de</strong>n, y que señalan precisamente que el resto <strong>de</strong> la oración es una cita. Dicho<br />
<strong>de</strong> otro modo, <strong>de</strong>bemos distinguir entre las estructuras pregeneradas en el<br />
discurso anterior (el elemento citado, o «eco»), y los medios léxico-gramaticales<br />
que permiten integrar este enunciado pregenerado en el discurso previo en<br />
un nuevo enunciado interrogativo (o sea un elemento «citante» y un marcador<br />
<strong>de</strong> interrogatividad). 3 ' 4<br />
3. Esta línea <strong>de</strong> pensamiento nos ha sido sugerida por la tesis <strong>de</strong> Partee, para la cual una cita se<br />
compone <strong>de</strong> un morfema citante y una oración.<br />
4. En nuestra tesis doctoral (en preparación), rechazamos la hipótesis —hoy en día, por lo <strong>de</strong>más,<br />
totalmente obsoleta— <strong>de</strong> que las preguntas eco puedan ser subordinadas a un verbo dicendi elidido<br />
en superficie o a un «perfomiativo eco» nunca leiicalizable. Con aún más razón, esta hipótesis<br />
es ina<strong>de</strong>cuada para las PCE, que no admiten nunca la subordinación. Cf. * Dime cómo que qué pasa.<br />
1328
Echando mano a la teoría sintáctica <strong>de</strong> Chomsky en su más reciente versión<br />
—la <strong>de</strong> Barreras, 1986 —po<strong>de</strong>mos proponer para el caso arriba citado una modificación<br />
<strong>de</strong> la regla <strong>de</strong> la Frase <strong>de</strong>l Complementador (inglés: CP), como sigue:<br />
20a) CP->SpecC<br />
b) C->CCP,<br />
o sea que, ya sabiendo que el esquema <strong>de</strong> la X-barra se aplica, en esta versión<br />
<strong>de</strong> la gramática <strong>de</strong> Chomsky, también a las categorías no léxicas —como el<br />
complementador—, po<strong>de</strong>mos aplicarle sin dificultad la regla <strong>de</strong>l principio ••<br />
20c) X->XX<br />
Si asumimos ahora, como en <strong>21</strong>, una estructura recursiva <strong>de</strong>l CP, entonces<br />
el CP superior va a ser el CP citante, y el CP inferior va a ser el CP citado:<br />
<strong>21</strong><br />
El especificador (inglés: Specifier) <strong>de</strong>l CP superior marca la cabeza citante<br />
(C) como interrogativa. El complementizador (C) superior funciona como<br />
un morfema citante, y su complemento, o sea el CP inferior, representa, como<br />
hemos dicho, la cita como tal. Como sabemos, esta cita es una oración com-<br />
Nosotros consi<strong>de</strong>ramos las PCE y las preguntas eco como estructuras radicales (root sentences).<br />
Por otra parte, rechazamos la hipótesis <strong>de</strong> que la combinación que qué (o que si) en cabeza <strong>de</strong> las<br />
preguntas eco se <strong>de</strong>ba a un nudo Comp doblemente lleno (hipótesis formuladas, para las preguntas<br />
indirectas, por Rivero, y rebatida, también para las preguntas indirectas, por Plann). Y si no admitimos<br />
un nudo comp doblemente lleno en las eco, ¿cómo vamos a admitir uno triplemente lleno en las<br />
PCE <strong>de</strong>l tipo: ¿Cómo que qué?... o ¿Cómo que si...? De notar, sin embargo, que Bosque también<br />
adopta la fórmula <strong>de</strong>l nudo Comp doblemente lleno para explicar exclamativas <strong>de</strong>l tipo: ¡Qué cosas<br />
que tu amigo dice!, y sugiere un análisis similar para una PCE <strong>de</strong>l tipo: ¿Cómo que te quieres marchar<br />
ya? Nuestro análisis, sin embargo, soluciona el problema <strong>de</strong> forma mucho más sencilla y elegante.<br />
1329
pleta en sí misma, pregenerada en el discurso anterior; por lo tanto, va a contener<br />
todos los constituyentes <strong>de</strong> una oración «normal», o sea un especificador,<br />
una cabeza y un complemento <strong>de</strong> esta cabeza, que es la Frase Inflexional<br />
(inglés: IP).<br />
Si esta estructura <strong>de</strong>l CP es correcta en español —y no tenemos razones <strong>de</strong><br />
creer que no lo sea— 5 entonces en el caso <strong>de</strong> las preguntas eco po<strong>de</strong>mos asumir<br />
que el Especificador <strong>de</strong>l CP superior contiene un Operador Interrogativo vacío,<br />
emparentado, tal vez, con el operador <strong>de</strong> las preguntas <strong>de</strong> tipo sílno. Este operador<br />
<strong>de</strong>l discurso contiene en su dominio toda la oración citante, y permite que,<br />
al nivel <strong>de</strong> la FF, dicha oración citante adquiera la entonación ascen<strong>de</strong>nte típica<br />
<strong>de</strong> las preguntas eco.<br />
En el caso <strong>de</strong> las PCE, proponemos que cómo se genere bajo este mismo Especificador.<br />
6 La oración que está en su dominio adquiere, en este caso, en el<br />
componente FF, la entonación <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>nte usualmente asociada con las preguntas<br />
parciales.<br />
El Complementador superior es una posición vacía que c-manda el CP incrustado,<br />
o sea la cita. En cierto momento <strong>de</strong> la <strong>de</strong>rivación —probablemente en<br />
FF— y en condiciones pragmáticas todavía por establecer— esta posición vacía<br />
se llena con material léxico, respectivamente que, en español. 7 También se pue<strong>de</strong><br />
quedar vacía, en cuyo caso en FF aparece la ligera pausa que se percibe entre<br />
cómo y el resto <strong>de</strong>l enunciado en las PCE.<br />
En el CP incrustado, los elementos que pue<strong>de</strong>n aparecer bajo el especificador<br />
son las palabras interrogativas movidas en la sintaxis a esta posición (en el<br />
caso en que la oración citada es una pregunta parcial). En la cabeza <strong>de</strong>l C-barra<br />
incrustado (o sea, en la posición inmediatamente prece<strong>de</strong>nte al IP), los elementos<br />
que pue<strong>de</strong>n aparecer son los verbos conjugados en las lenguas que, como el<br />
español, conocen el fenómeno <strong>de</strong> «Verb-preposing» en las preguntas parciales<br />
(cf. Torrego), o, si la pregunta incrustada es <strong>de</strong> tipos ílno, lo que aparece es el<br />
subordinante si.<br />
Vamos ahora la estructura sintáctica concreta <strong>de</strong> los ejemplos 7b) y 8b), repetidos<br />
aquí, por conveniencia, como 22 y, respectivamente, 23:<br />
5. Más aún, Suñer, en una ponencia <strong>de</strong> 1988, llegó a proponer una estructura similar en base a<br />
datos ofrecidos por las preguntas indirectas introducidas por que qué en español. Su hipótesis, que<br />
cronológicamente es posterior a la nuestra, viene a confirmar, con datos diferentes, nuestra tesis.<br />
6. La i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que ciertas palabras interrogativas se pue<strong>de</strong>n generar directamente en Comp no es<br />
nueva. Ha sido sugerida por Bosque en 1984 y por Contreras en 1986 (ambos acudiendo a ejemplos<br />
en que la palabra en cuestión es cómo).<br />
7. Corno sugiere Suñer, este que pue<strong>de</strong> ser, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista semántico, un complementador<br />
con el rasgo [+ INT] (inglés: [+ WH]).<br />
1330
Spec<br />
22) ¿Cómo que si me gustó?<br />
-CP-<br />
Spec<br />
:CPK<br />
CÓITIOK que si me gustó<br />
23) ¿Cómo que cuándo volverá Juan?<br />
Spec<br />
,CP-<br />
cómo* que<br />
Spec<br />
cuándOi<br />
CPK<br />
C I<br />
volveráj<br />
IP<br />
IP<br />
Juan tj ti<br />
Comparemos también 17b), 18b) y 19b), repetidos aquí como 24,25 y <strong>26</strong>:<br />
24) ¿Cómo (que) vino Juan? (PCE)<br />
Spec<br />
cómoK<br />
Spec<br />
CPK-<br />
(que) e vino Juan<br />
1331
25) ¿(Que) cómo vino Juan? (pregunta eco parcial)<br />
Spec<br />
<strong>26</strong>) ¿Cómo vino Juan? (pregunta parcial no eco)<br />
Juan tj t¡<br />
Juan t¡ tK<br />
¿Cómo se hace, en los ejemplos <strong>de</strong> arriba, la interpretación <strong>de</strong> la palabra cómo<br />
al nivel <strong>de</strong> la Forma Lógica (FL)?<br />
En <strong>26</strong>, que es una pregunta no eco, cómo se interpreta mediante la conocida<br />
regla <strong>de</strong> Elevación <strong>de</strong>l Cuantificador: en FL, cómo entra en una relación <strong>de</strong><br />
cuantificador-variable con su traza en IP. Sin embargo, nuestra tesis es que en<br />
25 y 24, cómo no se interpreta <strong>de</strong> la misma manera, 8 sino a través <strong>de</strong> una regla<br />
8. Los argumentos, que no vamos a <strong>de</strong>sarrollar ahora, se encuentran en nuestra ponencia <strong>de</strong><br />
1988, y tienen que ver, básicamente, con la paradójica «inmunidad» <strong>de</strong> las preguntas eco al Principio<br />
<strong>de</strong> la Categoría Vacía (ECP, en inglés), que predice que las estructuras que no lo respetan <strong>de</strong>berían<br />
ser agramaticales. Y lo que pasa es que muchos enunciados interrogativos (no sólo en español, sino<br />
también en inglés u otras lenguas) que violan el ECP son agramaticales en una lectura no eco, pero<br />
recuperan su gramaticalidad en cuanto se les interpreta como eco. Kayne ha sugerido que o bien las<br />
preguntas eco se interpretan mediante una regla similar a las no eco, pero en un momento posterior<br />
(posl LF) <strong>de</strong> la <strong>de</strong>rivación (cuando el ECP <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> tener vigencia), o se interpretan a través <strong>de</strong> una regla<br />
diferente. Hendrick y Rochemont proponen una regla diferente, en efecto, (Asignación <strong>de</strong>l Foco),<br />
pero que no nos satisface. A<strong>de</strong>más, su regla es <strong>de</strong> movimiento, pero insensible al ECP. Nosotros, en<br />
cambio, proponemos una regla que no implica movimiento alguno, y por lo tanto no tenemos por qué<br />
justificar la inmunidad al ECP.<br />
1332
diferente. Esta regla, en nuestra opinión, es una regla <strong>de</strong> coin<strong>de</strong>xación, que se<br />
aplica en FL, y que es muy parecida, en cuanto al mecanismo concreto <strong>de</strong> aplicación,<br />
a. la regla <strong>de</strong> Predicación <strong>de</strong> Williams, si bien este autor diseña la regla<br />
en cuestión para otro tipo <strong>de</strong> estructuras. En 25, por ejemplo, cómo se coin<strong>de</strong>xa<br />
con el Operador eco (véase el índice k, en la representación arbórea <strong>de</strong> la estructura<br />
25), y la traza que <strong>de</strong>ja en IP no es una variable, sino un pequeño pro,<br />
que lleva el mismo índice, vía composición <strong>de</strong> ca<strong>de</strong>na. 9 Es un pequeño pro <strong>de</strong><br />
tipo especial, porque está ligado a una posición no argumental (inglés: Abound),<br />
o —como lo llama Cinque, que lo <strong>de</strong>scubrió, es «una variable pronominal».<br />
Lo que licencia este pequeño pro es el Operador eco, coin<strong>de</strong>xado con el<br />
antece<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> pro, cuya referencia está fijada en el discurso previo.<br />
Las preguntas eco <strong>de</strong> tipo sí/no se interpretan mediante la misma regla <strong>de</strong><br />
coin<strong>de</strong>xación, que esta vez se aplica entre el Operador y la oración citada en su<br />
totalidad, o sea, entre el Op y el CP incrustado al que c-manda (véase la forina<br />
<strong>de</strong> coin<strong>de</strong>xación en el ejemplo <strong>de</strong> abajo, 27c). Que la oración citada contenga o<br />
no una o varias palabras interrogativas no importa: dado que la coin<strong>de</strong>xación se<br />
hace entre el Op y la oración citada en su totalidad, no entre el Op y una u otra<br />
palabra interrogativa particular <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l CP inferior, la pregunta resultante<br />
siempre se interpretará como una pregunta eco <strong>de</strong> tipo sí/no. Cf.<br />
27a) ¿Cómo vino Juan?<br />
b) ¿(que) cómo vino Juan?<br />
Spec<br />
Algo parecido se produce en la interpretación <strong>de</strong> las PCE. En 22, 23 y 24,<br />
cómo está generado en la base, bajo el Especificador <strong>de</strong>l CP más alto. Siendo lexical,<br />
cómo no pue<strong>de</strong> coin<strong>de</strong>xarse con otra palabra interrogativa <strong>de</strong>l CP inferior,<br />
para conferirle el estatus <strong>de</strong> palabra eco. Solamente pue<strong>de</strong> coin<strong>de</strong>xarse con el<br />
9. La existencia <strong>de</strong> ciertas palabras interrogativas que no funcionan como cuantificadores capaces<br />
<strong>de</strong> ligar una variable en S, sino que forman una ca<strong>de</strong>na con una posición no argumental y una posición<br />
funcional en S ha sido postulada por C. Dobrovie-Sorin sobre la base <strong>de</strong> construcciones rumanas<br />
que contienen care.<br />
1333
CP entero al cual c-manda, por vía <strong>de</strong> la misma regla (véanse los índices en la<br />
representación arbórea <strong>de</strong> 22, 23 y 24). He aquí la explicación por qué las PCE,<br />
por una parte, están inmunes, como hemos dicho, a la interrogación <strong>de</strong> los constituyentes<br />
internos <strong>de</strong>l enunciado que repiten, y, por otra parte, no se comportan<br />
ni como las preguntas totales (sí/no), ni como las preguntas parciales, en cuanto<br />
al tipo <strong>de</strong> respuesta que esperan. Dado que cómo se «predica» <strong>de</strong> toda la oración<br />
que este constituyente c-manda, es una nueva oración (una explicación, una<br />
aclaración o una reformulación) lo que se requiere en la réplica. Y con esto, pasemos<br />
ya a la función discursiva <strong>de</strong> las PCE.<br />
3. LA FUNCIÓN PRAGMÁTICA (DISCURSIVA) DE LAS PCE<br />
Veamos primero unos cuantos ejemplos <strong>de</strong> PCE en su contexto. 10<br />
28 —¿Usted también es venezolano?<br />
—Regular.<br />
—¿ Cómo regular?<br />
—Quiero <strong>de</strong>cir que más bien soy <strong>de</strong> aquí, <strong>de</strong> Madrid.<br />
(M. Mihura)<br />
29 —¿Te gusta mi i<strong>de</strong>a, Tony?<br />
—¿Cómo que si me gusta? ¡Me encanta!<br />
30 —Bueno, señor... pues usted me dirá...<br />
—Que yo le diga ¿qué?<br />
—¿Cómo que qué? Lo que me tenga que <strong>de</strong>cir.<br />
(V. Ruiz Iriarte)<br />
(M. Mihura)<br />
31 —Yo creo que va a haber tormenta.<br />
—¡¿Cómo que va a haber?! Si la tenemos encima para reventar <strong>de</strong> un<br />
momento a otro.<br />
(A. M. <strong>de</strong> Lera)<br />
32 —No pue<strong>de</strong> entrar.<br />
—¿Cómo que no puedo entrar? Yo puedo entrar don<strong>de</strong> se me antoje en<br />
esta casa.<br />
(J. Donoso)<br />
10. Los ejemplos están sacados <strong>de</strong> González OUé y Brian Steel, y los autores a quienes pertenecen<br />
van indicados entre paréntesis. 33 está sacado directamente <strong>de</strong> la novela <strong>de</strong> Lera. En todos los<br />
ejemplos citados, la PCE viene subrayada.<br />
1334
33 —¿Pero qué pasa?<br />
—¿Cómo que qué pasa? Eso digo yo. ¿Dón<strong>de</strong> has estado metido estos<br />
días?<br />
(A. M. <strong>de</strong> Lera)<br />
34 —¿Y qué, Elvira, has vuelto a pintar?<br />
—No.<br />
—¿Cómo que no? —intervenía la madre—. Está terminando el retrato<br />
<strong>de</strong>l pobre Rafael.<br />
(C. Martín Gaite)<br />
En el ejemplo 28, la PCE expresa la sorpresa <strong>de</strong>l hablante ante la <strong>de</strong>claración<br />
<strong>de</strong> su interlocutor, cuyo sentido no acaba <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r. Obviamente, la respuesta<br />
esperada es una explicación, que su interlocutor no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> proporcionarle,<br />
en su réplica subsiguiente.<br />
En los ejemplos 29-34, en cambio, la PCE —que también expresa la sorpresa<br />
<strong>de</strong>l interlocutor ante el enunciado que acaba <strong>de</strong> oír— no espera ninguna respuesta.<br />
Es un mero procedimiento retórico a través <strong>de</strong>l cual el hablante señala a<br />
su interlocutor que lo que acaba <strong>de</strong> oír es inapropiado a la situación (como en<br />
29-33) o falso (como en 34). En este caso, el hablante formula la pregunta y<br />
también proporciona él mismo la respuesta, en la cual lo que hace, en realidad,<br />
es «corregir» y <strong>de</strong>sacreditar el enunciado inicial. Por ejemplo, en 29, el hablante<br />
<strong>de</strong>sacredita la pregunta <strong>de</strong> su interlocutor, por ser obvia la respuesta. En 30, otra<br />
vez, la pregunta inicial queda <strong>de</strong>sacreditada por lo obvio <strong>de</strong> su respuesta. En 31,<br />
el hablante <strong>de</strong>sacredita la formulación <strong>de</strong>l enunciado anterior, por consi<strong>de</strong>rar<br />
inapropiado, en él, el uso <strong>de</strong>l futuro por algo que ya está ocurriendo, o, por lo<br />
menos, a punto <strong>de</strong> ocurrir. En 32, la PCE sirve para rechazar <strong>de</strong> plano el mandato<br />
anterior, como inapropiado, y en 33, <strong>de</strong> nuevo, para rechazar la pregunta previa<br />
por inapropiada. Finalmente, en 34, la PCE sirve para <strong>de</strong>sacreditar la <strong>de</strong>claración<br />
<strong>de</strong>l hablante anterior, por no estar conforme a la verdad.<br />
En todos los casos citados, pues, la función <strong>de</strong> la pregunta cuasi eco es, en<br />
última instancia, metalingüística. En 28, la paráfrasis que po<strong>de</strong>mos hacer es:<br />
A) ¿Qué quiere <strong>de</strong>cir por «X»? (Inglés: What do you mean by «X»?)<br />
En 29-34 la paráfrasis que po<strong>de</strong>mos hacer es más bien:<br />
B) Cómo pue<strong>de</strong>s <strong>de</strong>cir/preguntar «X»? (Inglés: How can you say/ask «X»?)<br />
Las PCE que se prestan al tipo <strong>de</strong> paráfrasis A son peticiones <strong>de</strong> explicación<br />
o reformulación <strong>de</strong> un enunciado anterior. Por lo tanto, no tienen carácter retórico,<br />
sino que son preguntas verda<strong>de</strong>ras, que esperan, como hemos visto, una verda<strong>de</strong>ra<br />
respuesta. En cambio, las preguntas que se prestan al tipo <strong>de</strong> paráfrasis B<br />
son preguntas retóricas, emparentadas con las exclamaciones, cuya función discursiva<br />
es <strong>de</strong>sacreditar un turno conversacional previo. El que las formula no<br />
espera contestación alguna <strong>de</strong> su interlocutor; todo lo contrario, es él mismo<br />
1335
quien las contesta, para <strong>de</strong>mostrar, en la respuesta, lo inapropiado <strong>de</strong> la formulación<br />
<strong>de</strong> su interlocutor. 11<br />
Des<strong>de</strong> luego, son posibles muchos otros usos estilísticos <strong>de</strong> las PCE, pero<br />
siempre <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l parámetro fundamental <strong>de</strong>l valor A o B. Para concluir, vamos<br />
a ofrecer el siguiente ejemplo <strong>de</strong> Ángel María <strong>de</strong> Lera, en el cual queda<br />
ilustrado corno las PCE retóricas se pue<strong>de</strong>n usar también como subterfugio para<br />
«ganar tiempo» y «hacer el tonto» en una situación en que no se pue<strong>de</strong> o no se<br />
quiere contestar con toda sinceridad una pregunta incómoda o peligrosa: 12<br />
35 —¿Quién eres?<br />
—¿Y vosotros?<br />
—Ya lo estás viendo. Te hemos visto venir con una gachí. Así que,<br />
venga, quién eres?<br />
—Un ofricial <strong>de</strong>l Ejército Popular.<br />
—¿De paisano?<br />
—¿Y qué tiene eso que ver? ¿O es que crees que soy un facha? Si lo<br />
fuera, lo disimularía, al menos, ¿no?<br />
—Es que pue<strong>de</strong>s ser algo peor. Vamos a ver: ¿con quién estás?<br />
Fe<strong>de</strong>rico se dio en seguida cuanta <strong>de</strong> la trampa que le tendía, y trató <strong>de</strong> escabullirse,<br />
empleando también el equívoco y la cazurrería (subr. n.).<br />
—¿Cómo que con quién estoy? Ahora, solo, ¿no?<br />
4. CONCLUSIONES<br />
En conclusión, en este trabajo hemos <strong>de</strong>finido las PCE como un tipo espe-<br />
! <strong>de</strong> preguntas repetitivas, a la vez semejantes y diferentes <strong>de</strong> las preguntas<br />
-o. y que también comparten con las preguntas no repetitivas el entorno entonacional<br />
típico <strong>de</strong> las últimas. Hemos establecido una tipología <strong>de</strong> las PCE, según<br />
el tipo <strong>de</strong> respuesta que esperan, y hemos propuesto una representación sintáctica<br />
<strong>de</strong> su estructura, con consecuencias en el plano <strong>de</strong> la teoría lingüística<br />
11. No poseemos datos estadísticos para confirmarlo, pero nuestra intuición es que en las preguntas<br />
cuasi-eco retóricas (<strong>de</strong> paráfrasis B), que es un constituyente obligatorio, mientras que en las<br />
preguntas cuasi-eco no retóricas (<strong>de</strong> paráfrasis A), lo común es que no aparezca. Por supuesto, repetimos,<br />
no se trata más que <strong>de</strong> una mera intuición, sin comprobar aún.<br />
12. Tales usos retóricos son muy frecuentes también en las preguntas eco, con la diferencia <strong>de</strong><br />
que el que escoge una pregunta eco en vez <strong>de</strong> una pregunta cuasi-eco nunca <strong>de</strong>sacredita abiertamente<br />
el turno conversacional previo: lo único que hace es manifestar su incredulidad (real o fingida) ante<br />
lo que acaba <strong>de</strong> oír, pero <strong>de</strong>jando a su interlocutor el beneficio <strong>de</strong> la duda. Tampoco son paralelos los<br />
usos propíos <strong>de</strong> las preguntas eco y cuasi-eco. Las eco son peticiones <strong>de</strong> repetición/confirmación,<br />
mientras que las PCE son peticiones <strong>de</strong> aclaración/reformulación.<br />
1336
general. Al mismo tiempo, hemos <strong>de</strong>scrito el mecanismo según el cual se interpretan<br />
las PCE en FL —<strong>de</strong> nuevo, un mecanismo diferente <strong>de</strong> aquel a través <strong>de</strong>l<br />
cual se interpretan las no repetitivas, y con consecuencias en el plano <strong>de</strong> la teoría<br />
gramatical general. Finalmente, hemos señalado, en base a ejemplos sacados<br />
<strong>de</strong> la literatura contemporánea <strong>de</strong> habla española, las principales funciones discursivas<br />
<strong>de</strong> las PCE, tanto en su uso propio, como en su uso retórico. Deseamos<br />
subrayar, para terminar, que este trabajo es el primer intento <strong>de</strong> abordar el fenómeno<br />
lingüístico <strong>de</strong> las PCE en castellano, y que tiene los méritos y las carencias<br />
inherentes <strong>de</strong> una obra pionera.<br />
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EL LENGUAJE DE LA POLÍTICA<br />
BEATRIZ VÁRELA<br />
University of New Orleans<br />
Para esta ponencia se estudiaron quinientas palabras y expresiones relacionadas<br />
con la política <strong>de</strong>l siglo xx. Se analizarán, sin embargo, preferentemente<br />
los términos, lemas, acrónimos, chistes y modismos que se refieran a los dos<br />
países comunistas, Cuba y Nicaragua, que por <strong>de</strong>sgracia existen en el continente<br />
americano. El vocabulario se recogió en entrevistas con cubanos y nicaragüenses<br />
resi<strong>de</strong>ntes en los Estados Unidos y <strong>de</strong> la prensa y la literatura publicadas por<br />
estos dos grupos étnicos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sus respectivas naciones y también en los Estados<br />
Unidos. Las semejanzas y diferencias que muestra el vocabulario <strong>de</strong> cada<br />
uno <strong>de</strong> estos regímenes totalitarios, así como los distintos niveles <strong>de</strong> habla que<br />
existen, ofrecen al lexicógrafo un campo <strong>de</strong> particular interés. El noventa por<br />
ciento <strong>de</strong> las voces no aparece ni en el diccionario académico ni en los <strong>de</strong> regionalismos.<br />
Como sabemos muy bien los profesores <strong>de</strong> idiomas, la lengua es un organismo<br />
vivo que cambia su ropaje, es <strong>de</strong>cir, su léxico, casi a diario. Para este trabajo<br />
se estudiaron quinientas voces surgidas en los últimos treinta años, casi ninguna<br />
<strong>de</strong> ellas documentada en la vigésima edición <strong>de</strong>l DA 1 y relacionadas todas<br />
con el tema <strong>de</strong> la política. Fueron recogidas en conversaciones con hispanos <strong>de</strong><br />
distintos países, si bien la mayoría <strong>de</strong> ellos con resi<strong>de</strong>ncia en los Estados Unidos,<br />
y <strong>de</strong> la literatura y los periódicos hispanoamericanos, publicados tanto en<br />
naciones <strong>de</strong> habla espaflola como en los Estados Unidos. Por la brevedad <strong>de</strong>l<br />
tiempo disponible, el trabajo se concentrará en las expresiones y vocablos más<br />
innovadores para referirse a la vida y al sistema <strong>de</strong> gobierno <strong>de</strong> los dos países<br />
comunistas —Cuba y Nicaragua— que por <strong>de</strong>sgracia existen hoy en el conti-<br />
1. DA son las siglas que se utilizarán en este trabajo para referirse al Diccionario <strong>de</strong> la lengua<br />
española publicado por la Real Aca<strong>de</strong>mia Española en Madrid, 1984.<br />
1339
nente americano. Hay tres niveles <strong>de</strong> habla muy diferenciados: el <strong>de</strong> los gobernantes<br />
que no necesariamente es siempre culto, el <strong>de</strong>l pueblo y el vulgar. Se seguirá<br />
el or<strong>de</strong>n siguiente:<br />
1. Sinónimos <strong>de</strong> comunismo.<br />
2. Nuevos <strong>de</strong>rivados.<br />
3. Nuevos compuestos.<br />
4. Lemas y nuevas expresiones y chistes.<br />
5. Acrónimos.<br />
Los sufijos latinos -ismo, que significa «doctrina, sistema, partido, creencia<br />
o teoría» y su variante -ista «persona que pertenece a, o practica un oficio, profesión,<br />
teoría, escuela, sistema o partido» siguen teniendo gran vigor en el español<br />
<strong>de</strong> hoy, como lo <strong>de</strong>muestran las conocidas voces apoliticismo, internacionalismo,<br />
liberalismo, nacionalismo, popularismo, radicalismo y realismo y los<br />
sinónimos <strong>de</strong>l sistema comunista como bolchevismo o bolcheviquismo, castrismo,<br />
colectivismo, estalinismo, fi<strong>de</strong>lismo, izquierdismo, leninismo, marxismo,<br />
sandinismo, socialismo y sovietismo. Es <strong>de</strong> notar que estos sinónimos se basan<br />
bien en el apellido <strong>de</strong> un lí<strong>de</strong>r como castrismo, estalinismo, leninismo, marxismo,<br />
sandinismo; bien en el nombre <strong>de</strong> pila como fi<strong>de</strong>lismo; bien en la teoría como<br />
bolchevismo o bolcheviquismo, colectivismo, socialismo, sovietismo; bien<br />
en la geografía como eurocomunismo; bien en la posición que ocupaban los radicales<br />
en algunas cámaras <strong>de</strong> Europa como izquierdismo. A todos menos a uno<br />
se les pue<strong>de</strong> añadir el sufijo -ista para compren<strong>de</strong>r a los seguidores <strong>de</strong>l régimen<br />
así castrista, estalinista, leninista, etc. La única excepción la constituye bolchevique.<br />
Como ocurre con casi todos los sinónimos, vale la pena subrayar que entre<br />
los citados hay diferencias a veces muy sutiles. Por ejemplo, para los comunistas<br />
actuales que han puesto sus esperanzas <strong>de</strong> reformas económicas y <strong>de</strong><br />
alguna libertad en las nuevas máximas <strong>de</strong> Gorbachev: glasnost y perestroika,<br />
los términos estalinismo, leninismo y marxismo resultan peyorativos y por lo<br />
tanto inapropiados para <strong>de</strong>finir su i<strong>de</strong>ología política. Los que, por el contrario,<br />
consi<strong>de</strong>ran que aunque las traducciones literales <strong>de</strong> glasnost y perestroika sean<br />
respectivamente «publicidad» y «reconstrucción, reorganización» se trata en<br />
verdad <strong>de</strong> «una apertura mentirosa» y <strong>de</strong> una «reconstrucción falsa» o según lo<br />
expresó uno <strong>de</strong> los entrevistados, <strong>de</strong>l «mismo perro con otro collar». Por cierto<br />
que en la propia Rusia se ha puesto <strong>de</strong> moda el vocablo pradnost «falso optimismo»<br />
para censurar la lentitud con la que marchan el glasnost y la perestroika.<br />
De estos dos sustantivos rusos, la prensa hispánica ha <strong>de</strong>rivado dos verbos<br />
<strong>de</strong> forma reflexiva: glasnostizarse y perestroikarse para hacer alusión a los que<br />
se incorporan a la política <strong>de</strong>l nuevo jefe moscovita.<br />
Dice un refrán que «Todo se ve según el cristal con que se mira». Pues bien<br />
para los comunistas la <strong>de</strong>mocracia tiene como sinónimos idénticos el capitalis-<br />
1340
mo y el imperialismo, y para los que creen en la libertad, la propiedad privada,<br />
las elecciones y los <strong>de</strong>rechos humanos, el comunismo equivale a una dictadura<br />
<strong>de</strong> izquierda o <strong>de</strong>l proletariado o simplemente a totalitarismo. Entre los vocablos<br />
castrismo yfi<strong>de</strong>lismo que se i<strong>de</strong>ntifican con el mismo lí<strong>de</strong>r, el mismo país<br />
y el mismo régimen, hay una distinción <strong>de</strong> preferencia. Los cubano-americanos<br />
emplean castrismo con más frecuencia porque fi<strong>de</strong>lismo les parece <strong>de</strong>masiado<br />
personal. Los cubanos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> Cuba, sin embargo, prefieren fi<strong>de</strong>lismo precisamente<br />
por lo que <strong>de</strong> popular tiene la voz y porque a<strong>de</strong>más saben que el mandamás<br />
es Fi<strong>de</strong>l que ni siquiera consulta con sus hermanos porque todo <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong><br />
su voluntad y capricho. No se pue<strong>de</strong> olvidar que él es el jefe <strong>de</strong> Estado, <strong>de</strong>l gobierno,<br />
<strong>de</strong>l único partido político y Comandante en Jefe <strong>de</strong>l Ejército, la Fuerza<br />
Aérea y la Marina <strong>de</strong> Guerra. Otros ejemplos <strong>de</strong> connotación i<strong>de</strong>ológica: revolución<br />
y revolucionario en oposición a contrarrevolución y contrarrevolucionario,<br />
apocopados estos últimos por la prensa <strong>de</strong> hoy en la contra y los contraes),<br />
escrito a veces con s a veces sin ella, pero pronunciado casi siempre con elisión;<br />
guerrillero y rebel<strong>de</strong>, frente a terrorista e insurrecto; el o la <strong>de</strong>tente (la prensa<br />
usa ambos) en constraste con una rendición a plazos. Algunos <strong>de</strong> estos vocablos<br />
han sido adoptados por la lengua inglesa, en cuyos periódicos y revistas han<br />
aparecido no sólo the contras sino compuestos como el Irán-contra affair que<br />
dominaba los titulares <strong>de</strong> los periódicos hace tres años (1986).<br />
Algunos <strong>de</strong> los numerosos dictadores que han sufrido los distintos países <strong>de</strong><br />
América Latina, han <strong>de</strong>jado en el habla unos cuantos vocablos como recuerdo<br />
lingüístico. Machadato, machadista, batistato, batistiano.fi<strong>de</strong>lato y el ya citado<br />
fi<strong>de</strong>lista son <strong>de</strong>rivados usados en Cuba para referirse respectivamente a los períodos<br />
<strong>de</strong> gobierno y a los partidarios <strong>de</strong> Gerardo Machado, <strong>de</strong> Fulgencio Batista<br />
y <strong>de</strong> Fi<strong>de</strong>l Castro. En la Argentina fueron frecuentes y hasta hoy lo siguen<br />
siendo peronismo y peronista. De creación más reciente son buchismo, buchista,<br />
reganismo, reganista, somocismo, somocista, norieguismo y norieguista que<br />
alu<strong>de</strong>n correspondientemente a las administraciones y a los a<strong>de</strong>ptos <strong>de</strong> George<br />
Bush y <strong>de</strong> Ronald Reagan en los Estados Unidos, <strong>de</strong> Anastasio Somoza en Nicaragua<br />
y <strong>de</strong> Manuel Noriega en Panamá, las dos primeras <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, radicalmente<br />
diversas <strong>de</strong> las otras dos en lo que a la voluntad <strong>de</strong>l pueblo se relaciona.<br />
Luisiana ha puesto sus esperanzas <strong>de</strong> equilibrar el presupuesto estatal y <strong>de</strong> mejorar<br />
la educación en el romerismo, <strong>de</strong>l inglés Roemerism, o sea en la política<br />
<strong>de</strong> su gobernador actual Buddy Roemer (1988).<br />
Los vocablos con los sufijos -ismo, -ista que se <strong>de</strong>finen a continuación son<br />
neologismos que o no los registra el DA o si los incluye lo hace con otra connotación.<br />
Activismo, m. Cuba y Nicaragua. «Practicar la acción directa para impulsar<br />
el trabajo <strong>de</strong>l partido». El DA sí registra activista y con el mismo significado<br />
<strong>de</strong> «agitador político» que tiene en los países comunistas, aunque en ellos se exprese<br />
<strong>de</strong> otra manera pues se prefiere <strong>de</strong>cir que «es activo en las organizaciones<br />
<strong>de</strong>l gobierno» y no «que agita». Ambos términos activismo y activista se ajus-<br />
1341
tan cabalmente al lema <strong>de</strong> Fi<strong>de</strong>l Castro: «para atrás ni para coger impulso» que<br />
menciona Hilda Perera en su novela Plantado (1981, p. 16). 2 Diversionismo,<br />
m. 3 y diversionista, com.;* divisionismo, m. y divisionista, com. «apartarse <strong>de</strong><br />
los parámetros i<strong>de</strong>ológicos o políticos». A pesar <strong>de</strong> su uso frecuente en la prensa<br />
<strong>de</strong> Cuba y <strong>de</strong> Nicaragua, a ninguno <strong>de</strong> los cuatro vocablos los registra ni siquiera<br />
el último diccionario publicado en Cuba {El habla popular cubana <strong>de</strong><br />
hoy por Argelio Santiesteban, 1985). 5 En la producción literaria <strong>de</strong> los exiliados<br />
sí aparecen: divisionismo en Un golondrino no compone primavera (1984, p.<br />
81) 6 y diversionismo en Fi<strong>de</strong>l Castro y la revolución cubana (1983, p. 14). 7 Hay<br />
una frase popular: tranquilidad viene <strong>de</strong> tranca que se aplica al divisionista porque<br />
el pueblo coinci<strong>de</strong> con él en pensar que la situación está <strong>de</strong> tranca, incomible,<br />
inaguantable, y por lo tanto es necesario rechazar el conformismo, no aceptar<br />
la situación. Los verbos que suelen acompañar a estos sustantivos son<br />
sembrar, crear, que se citan en or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>creciente <strong>de</strong> frecuencia. El que siembra<br />
o crea diversionismo o divisionismo se separa <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los o parámetros <strong>de</strong><br />
la Revolución <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista cultural el primero y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong><br />
vista político el segundo.<br />
Estadolibrismo, m. y estadolibrista, com. Puerto Rico. «In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong><br />
Puerto Rico y partidario <strong>de</strong> la misma».<br />
Facilismo, m. y facilista, com. Cuba y Nicaragua. «Crisis que existe en el<br />
sector <strong>de</strong> las construcciones atribuida según el gobierno al abandono <strong>de</strong>l proletariado.<br />
Facilista es la persona que busca una solución cómoda, asequible a sus<br />
posibilida<strong>de</strong>s sin llegar al fondo <strong>de</strong>l problema, aunque tratando <strong>de</strong> cubrir las<br />
apariencias». Tampoco los registra ningún diccionario. Gubernamentalismo, m,<br />
«Centro <strong>de</strong> trabajo oficial y <strong>de</strong> gobierno en el período <strong>de</strong> mando <strong>de</strong> Fulgencio<br />
Batista que siguió al golpe <strong>de</strong> estdo <strong>de</strong>l 10 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1952». Se documenta<br />
únicamente en la revista Islas 77 (Cuba, 1984, p. 136) aunque sin <strong>de</strong>finirlo.<br />
Satelismo m. «Política <strong>de</strong> dominio que ejerce un estado po<strong>de</strong>roso sobre otro<br />
vecino menos pudiente». Por ejemplo, Checoslovaquia, la Alemania Oriental,<br />
Hungría, Yugoslavia, Rumania y Polonia son satélites <strong>de</strong> Rusia a la fuerza. Tercermundismo<br />
m. Vocablo inventado por el escritor venezolano Carlos Rangel y<br />
que se <strong>de</strong>fine por carencias. Pertenecen a él los países pobres, antes <strong>de</strong>nominados<br />
sub<strong>de</strong>sarrollados, que no han podido alcanzar ciertos niveles <strong>de</strong> crecimien-<br />
2. PERERA, Hilda, Plantado. En las prisiones <strong>de</strong> Castro. Editorial Planeta, <strong>Barcelona</strong>, 1981.<br />
3. tn., sigla para el género masculino.<br />
4. com., siglas para el género común.<br />
5. SANTIESTEBAN, Argelio, El habla popular cubana <strong>de</strong> hoy. Una tonga <strong>de</strong> cubichismos que le<br />
oí a mi pueblo. Editorial <strong>de</strong> Ciencias Sociales, La Habana, 1985.<br />
6. GONZÁLEZ ARGUELLES, Eloy, Un golondrino no compone primavera. Ediciones Universal,<br />
Miami, Florida, 1984.<br />
7. MONTANER, Carlos Alberto, Fi<strong>de</strong>l Castro y la revolución cubana. Biblioteca Cubana Contemporánea,<br />
Editorial Playor, Madrid, 1983.<br />
1342
to. Conviene <strong>de</strong>stacar que <strong>de</strong>l tercermundismo se pue<strong>de</strong> salir como lo <strong>de</strong>muestra<br />
Taíwán, Corea <strong>de</strong>l Sur, Singapur y Hong Kong. Resulta irónico que Cuba sea<br />
consi<strong>de</strong>rada por sus actuales gobernantes, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l primer territorio libre <strong>de</strong><br />
América, el faro <strong>de</strong>l tercer mundo.<br />
Para terminar con los <strong>de</strong>rivados, citemos otros sufijos <strong>de</strong> mucho uso en la<br />
política <strong>de</strong> hoy:<br />
-anda que forma a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> otros sí documentados por el DA como arrogancia,<br />
ambulancia, estancia, discrepancia y vagancia; el neologismo militancia<br />
con la acepción <strong>de</strong> «conjunto <strong>de</strong> militantes que integran una organización<br />
política».<br />
-ario que aparte <strong>de</strong> en los conocidos reaccionario, revolucionario, contrarrevolucionario,<br />
y otros, se ha empleado en asambleario, «proceso <strong>de</strong> realización<br />
<strong>de</strong> asambleas», vocablo documentado en el periódico Granma (Julio,<br />
1965) y no registrado ni en los últimos diccionarios publicados en Cuba.<br />
-izar sufijo verbal que ha dado lugar a cuatro neologismos: comunizar «convertir<br />
en comunista al que antes no lo era»; jerarquizar, que se <strong>de</strong>fine en el diccionario<br />
Cervantes (Instituto Cubano <strong>de</strong>l Libro, 3.' edición, sin fecha, p. 437)<br />
como «establecer <strong>de</strong> manera jerárquica, organizar alguna cosa jerárquicamente,<br />
y que según varios informantes el pueblo aplica a «darle prioridad a lo que más<br />
se necesite en la casa»; parametrizar que significa «correspon<strong>de</strong>r a las medidas<br />
o parámetros <strong>de</strong>l Congreso <strong>de</strong> Educación y Cultura que se celebró en La Habana<br />
(1971). Los parametrados son los artistas que por cumplir con los parámetros<br />
<strong>de</strong> esa cultura impuesta a la fuerza podían realizar su obra creativa en Cuba.<br />
Los más numerosos, sin embargo, eran los parametrizados, que por no respetar<br />
esas normas, esos parámetros, estaban excluidos <strong>de</strong> toda labor intelectual. Problemizar<br />
o problematizar es el cuarto <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rivados con el sufijo -izar, usado<br />
como los anteriores por la revolución castrista para significar «suscitar dificulta<strong>de</strong>s<br />
al gobierno». Las personas que en Cubaproblemizan, que son diversionistas<br />
o divisionistas porque no están paratnetradas son las causantes <strong>de</strong> la peligrosidad<br />
social, o sea las que ponen en peligro la credibilidad internacional <strong>de</strong><br />
la revolución. En Un golondrino no compone primavera (1984), p. 82) se expone:<br />
«El tipo tenía tatuajes por los dos brazos... <strong>de</strong> la cárcel... es un peligroso como<br />
los catalogan en Cuba...». La prensa hispánica en los Estados Unidos ha tomado<br />
los siguientes préstamos <strong>de</strong>l inglés que se forman igualmente con la<br />
terminación -izar y que al igual que a ninguno <strong>de</strong> los anteriores los registra el<br />
DA; contabilizar por contar, focalizar por enfocar, legitimizar en lugar <strong>de</strong> legitimar,<br />
sumarizar por resumir y victimizar por inmolar, sacrificar.<br />
El sufijo -oi<strong>de</strong> ha dado origen a comunistoi<strong>de</strong> y a marxistoi<strong>de</strong> que vienen a<br />
nombrar una especie <strong>de</strong> «seudocomunista» y que poseen, por lo tanto, sentido<br />
<strong>de</strong>spectivo. Los terminados en -ología y -ólogo, que hasta ahora no han sido<br />
consi<strong>de</strong>rados como sufijos sino como raíces griegas, han formado <strong>de</strong>rivados o<br />
compuestos, según el criterio que se prefiera, como sovietología y sovietólogo,<br />
1343
comunicólogo, refugiólogo para significar «tratado» o «persona» especializada<br />
en «comunismo», en «comunicaciones» o en «la manera <strong>de</strong> tratar a los refugiados<br />
políticos». Otros compuestos: casquiblanco «policía», filo comunista, nicacomunista,<br />
super-potencia. El tercero utiliza como el primer término <strong>de</strong>l compuesto<br />
la forma apocopada nica en vez <strong>de</strong>l gentilicio nicaraguo- abreviado<br />
también y en género masculino para seguir la norma <strong>de</strong> estos compuestos.<br />
El comunismo establece cambios radicales en todos los aspectos <strong>de</strong> la vida:<br />
en la política, en la sociedad, en la economía, en la educación, en la religión.<br />
Cuando la revolución <strong>de</strong> Castro <strong>de</strong>rrocó a Batista en 1959, los miembros <strong>de</strong>l<br />
Ejército Rebel<strong>de</strong> portaban una espesa barba y una melena larga y se les apelaba<br />
los barbudos y los peludos. Se crearon <strong>de</strong>partamentos nuevos como los <strong>de</strong> Patrimonio,<br />
los <strong>de</strong> Recuperación, los <strong>de</strong> Reforma Agraria y Urbana y Granjas <strong>de</strong> Rehabilitación<br />
{Un golondrino no compone primavera, 1984, p. 65), cuyos miembros<br />
hacían o mejor tenían que hacer el llamado trabajo voluntario, y para ello se<br />
alojaban en barracones, llamados oficial y eufemísticamente albergues. Para<br />
conseguir cualquier alimento o prenda <strong>de</strong> vestir o utensilios para la casa, es necesario<br />
presentar la libreta <strong>de</strong> racionamiento y <strong>de</strong>spués ponerse en cola. Hay tipos<br />
que se <strong>de</strong>dican a pararse en las colas por los que trabajan o no pue<strong>de</strong>n estar <strong>de</strong><br />
pie mucho rato. Son los coleros o las coleras, a quienes se les llama coludos y<br />
coludas en Nicaragua. El médico o <strong>de</strong>ntista que no se halla en su consulta o gabinete<br />
por estar cortando caña, voluntariamente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, no se encuentra haciendo<br />
sillón sino terreno. La tan cantada campaña <strong>de</strong> alfabetización en Cuba y<br />
en Nicaragua ha dado lugar a varios chistes populares como el <strong>de</strong>l campesino<br />
que aprendió a leer a los setenta y seis años y fue recompensado por su esfuerzo<br />
con un hermoso caballo en cuya montura se había impreso el lema <strong>de</strong> la revolución:<br />
Patria o muerte. Venceremos. El alfabetizado se negó a cabalgar en el caballo<br />
porque había leído: Patea o muer<strong>de</strong>. Sin comentarios. Para satirizar la carencia<br />
<strong>de</strong> alimentos que existe en la Cuba comunista, se repite el siguiente plan:<br />
Operación Escambray: Te toca pero no hay.<br />
Operación Camarioca: Hay, pero no te toca. Escambray y Camaríoca son<br />
topónimos que se refieren a una sierra en el centro <strong>de</strong> la Isla y a un puerto en la<br />
costa norte, cerca <strong>de</strong> la playa <strong>de</strong> Vara<strong>de</strong>ro.<br />
Hay otros lemas que se repiten hasta la saciedad en Cuba y en Nicaragua,<br />
como La reforma agraria va, Dentro <strong>de</strong> la revolución todo, fuera <strong>de</strong> la revolución<br />
nada que se asemeja a la divisa <strong>de</strong> Mussolini: Todo para el Estado, nada<br />
fuera <strong>de</strong>l Estado, nada contra el Estado y Cuba sí, yanquis no, cuya variante nicaragüense<br />
es Nicaragua sí, imperialismo no. Los anticastristas y antisandinistas<br />
a su vez han contestado con sus propios lemas: Comunismo no, <strong>de</strong>mocracia<br />
sí; Fi<strong>de</strong>l, charlatán, los diez millones no van ni con sangre ni sin pan; Patria y<br />
justicia, lograremos; Sin censura se cae la dictadura; El pueblo no quiere armamento,<br />
quiere alimento; ¿Qué es lo que pi<strong>de</strong> la gente? Que se vaya al Frente;<br />
Ni Batista con sangre ni Fi<strong>de</strong>l con hambre.<br />
1344
La tecnología, la ciencia, la burocracia, las complicadas activida<strong>de</strong>s administrativas,<br />
han contribuido al crecimiento <strong>de</strong>l lenguaje <strong>de</strong> las siglas en los últimos<br />
cincuenta años. Voces tan usuales como kodak, radar, sonar, Wacs, Waves<br />
se han formado por acronimia, es <strong>de</strong>cir, con las iniciales o las silabas primeras o<br />
las interiores o las últimas <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> palabras. Cuando las siglas no se pue<strong>de</strong>n<br />
pronunciar sino que hay que <strong>de</strong>letrearlas, entonces no hay acronimia. Cito<br />
un caso curioso que a mí me confundió en España al preguntar una dirección:<br />
«Al lado <strong>de</strong>l /ín-ka/» fue la respuesta. Se referían al YMCA (Young Men's<br />
Christian Association). En España se han adoptado también las siglas inglesas<br />
USA, pronunciadas /ú-sa/, para nombrar a los Estados Unidos en forma abreviada.<br />
Hoy, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, resulta casi imposible leer ninguna sección <strong>de</strong> un periódico<br />
si no se conocen acrónimos como la CÍA /sí-a/, el Gulag, la OEA, la ONU, la<br />
OTAN, el Sida y otros. En los países comunistas, las siglas y los acrónimos alcanzan<br />
también mucho <strong>de</strong>sarrollo y han dado lugar a algunos <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong> es_as<br />
formaciones. Por ejemplo, en Cuba y en Nicaragua a los miembros <strong>de</strong>l CDR<br />
(Comité <strong>de</strong> Defensa <strong>de</strong> la Revolución), <strong>de</strong>l CDS (Comité <strong>de</strong> Defensa Sandinista),<br />
<strong>de</strong> las CJC (Columnas Juveniles <strong>de</strong>l Centenario) y <strong>de</strong> la ANAP (<strong>Asociación</strong><br />
Nacional <strong>de</strong> Agricultores Pequeños) se les conoce respectivamente como los ce<strong>de</strong>ristas,<br />
los ce<strong>de</strong>sistas, los centenantes o columnistas y los anapistas. A los<br />
partidarios <strong>de</strong> una organización política, el ABC, que se había fundado en Cuba<br />
en 1931 para luchar contra la dictadura <strong>de</strong> Gerardo Machado, se les llamaba los<br />
abecedarios y los enemigos <strong>de</strong> ese partido insistían en que las siglas ABC se referían<br />
a <strong>Asociación</strong> Blanca <strong>de</strong> Cuba {Cuba. The Pursuit of Freedom, 1971,<br />
p. 594) . 8<br />
Mientras la prensa <strong>de</strong> los países libres habla <strong>de</strong> la Alemania <strong>de</strong>l Este u<br />
Oriental y la Alemania <strong>de</strong>l Oeste u Occi<strong>de</strong>ntal, la prensa comunista prefiere Rada<br />
y Rafa, acrónimos que provienen respectivamente <strong>de</strong> las siglas RDA (República<br />
Democrática Alemana) y RFA (República Fe<strong>de</strong>ral Alemana). No cabe duda<br />
que los gobiernos totalitarios son los que presumen más o se sienten<br />
crecidamente obsesionados con la <strong>de</strong>mocracia, y por eso insiten en usar la palabra<br />
en los nombres y títulos oficiales. Durante una estancia brevísima en el Berlín<br />
<strong>de</strong>l Este, me llamó la atención que la guía al darles la bienvenida a los turistas,<br />
hacía énfasis en que nos encontrábamos en la República Democrática<br />
Alemana y recalcó con vehemencia y con rr velar el adjetivo Democrática.<br />
Otro colmo semántico lo constituye la clasificación <strong>de</strong> <strong>de</strong>mocracia directa que<br />
le otorga Castro a su régimen. No en bal<strong>de</strong> la prensa se confun<strong>de</strong> y les da el título<br />
<strong>de</strong> presi<strong>de</strong>ntes a él y a Daniel Ortega.<br />
Al DTI (Departamento Técnico <strong>de</strong> Investigación) lo conocen en Cuba como<br />
el <strong>de</strong>tey. A veces la chispa <strong>de</strong>l pueblo interviene y el gobierno se ve obligado a<br />
cambiar las siglas, como ocurrió con el SMO (Servicio Militar Obligatorio), <strong>de</strong><br />
8. THOMAS, Hugh, Cuba. The Pursuit of Freedom. Harper & Row, Publishers, New York, 1971.<br />
1345
cuyos reclutas se mofaban con el apelativo <strong>de</strong> los se-me-ó, que a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la<br />
connotación vulgar equivalía a un «don nadie, un pobre tonto». Las nuevas siglas<br />
que emplea el gobierno hoy (1988) son EJT (Ejército Juvenil <strong>de</strong>l Trabajo),<br />
conocido como Ejotaté y sus jóvenes militares como ios jodiaos. A las tiendas<br />
<strong>de</strong>l INIT /i-nít/ (Instituto Nacional <strong>de</strong> la Industria <strong>de</strong>l Turismo) las llamaban IN-<br />
TUR, pero el pueblo prefería apelarlas ni te arrimes, ya que aunque había toda<br />
clase <strong>de</strong> mercancías sólo se podía pagar con dólares. Hoy se conocen con el<br />
compuesto <strong>de</strong> diplotiendas y a ellas tienen acceso a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> los diplomáticos<br />
extranjeros, los cubanos y los nicaragüenses cuyos familiares les han podido enviar<br />
dólares. Como últimos ejemplos <strong>de</strong> la perspicacia <strong>de</strong>l pueblo cito los siguientes<br />
<strong>de</strong> Nicaragua y aprovecho para aclarar que los apelativos ingeniosos<br />
que se han incluido aquí así como la mayoría <strong>de</strong> los lemas citados más arriba, se<br />
originaron <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> Cuba y <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> Nicaragua. Así al FSLN (Frente Sandinista<br />
<strong>de</strong> Liberación Nacional) lo llaman Felices somos los nueve; al MDN (Movimiento<br />
Democrático Nicaragüense), Movimiento <strong>de</strong> nalgas y a unos camiones<br />
militares <strong>de</strong> Bulgaria cuya marca es IFA los conocen como Imposible frenar antes<br />
<strong>de</strong>bido a los muchos acci<strong>de</strong>ntes que han ocasionado.<br />
Algunos lemas <strong>de</strong>l gobierno se han reducido también a siglas como Listos<br />
para vencer que se repite por la radio como estar elepevé o sea «preparado para<br />
vencer política y militarmente al enemigo». Por cierto que las dos primeras siglas<br />
elepé se usan en muchos países hispánicos para significar un disco <strong>de</strong> long<br />
playing. El acrónimo Macondo <strong>de</strong> Manuel <strong>de</strong> la Concepción Domínguez, personaje<br />
<strong>de</strong>l libro Limonada (Humberto Zumbado, 1978), 9 ha originado a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l<br />
tipo <strong>de</strong> un diseñador-caricaturista que nada interesante pue<strong>de</strong> contribuir a la audiencia<br />
<strong>de</strong> un periodista sagaz, el adjetivo macondiano para <strong>de</strong>scribir la cualidad<br />
<strong>de</strong> «no <strong>de</strong>cir nada». No parece haber ninguna relación con el pueblo Macondo<br />
<strong>de</strong> la novela Cien años <strong>de</strong> soledad.<br />
De los discursos <strong>de</strong> Fi<strong>de</strong>l Castro y <strong>de</strong> algunos lemas, han surgido expresiones<br />
y chistes y hasta un producto farmacéutico imaginario. Al celebrarse el centenario<br />
<strong>de</strong> la caída <strong>de</strong> Ignacio Agramóme en Camagüey, Castro dijo en su arenga:<br />
«Son cien años <strong>de</strong> lucha y <strong>de</strong> victorias». La i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la continuidad y <strong>de</strong> la<br />
tradición revolucionarias la interpretó el pueblo en su verda<strong>de</strong>ra perspectiva y la<br />
satirizó con la frase no coger lucha que son cien años, o sea había que acostumbrarse,<br />
que resignarse. Y lo mismo que antes se aconsejaba tomar fitina, unas<br />
tabletas para mejorar la memoria, ahora era necesario el luchín, medicamento<br />
esta vez ficticio para el estrés, para no coger lucha. Del lema oficial que indicaba<br />
que había que mantener limpio el lugar y no ensuciar las pare<strong>de</strong>s, surgió la<br />
frase afer el ornato como sinónima <strong>de</strong> «poner mala cara, dar malas noticias».<br />
Hay una frase hacerse la harakrítica {Limonada, 1978, p. 57-59) —escrita con<br />
9. ZUMBADO, Humberto, Limonada. Empresa Gráfica «Alfredo López» <strong>de</strong>l Ministerio <strong>de</strong> Cultura,<br />
La Habana, Cuba, 1978.<br />
1346
h y con k como la voz japonesa harakiri <strong>de</strong> la cual proce<strong>de</strong>, pero pronunciada<br />
no con h muda sino aspirada— <strong>de</strong> uso también muy frecuente en la Cuba <strong>de</strong><br />
hoy, que significa «auto<strong>de</strong>struirse, autocensurarse», y en el habla jergal cubana<br />
<strong>de</strong> ayer, «autoecharse con el rayo», o sea, que se trata <strong>de</strong> un suicidio imaginario<br />
o como dice el humorista Zumbado, <strong>de</strong> un «suicidio con samurai <strong>de</strong> goma» {Limonada,<br />
1978, p. 59). Lope Blanch en su Vocabulario mexicano relativo a la<br />
muerte (1963), p. 91) registra hacerse el harakiri como exresión sinónima <strong>de</strong><br />
«abrirse otro ombligo o su ventanita», «tomarse su arsénico o su venenito o sus<br />
barbitúricos», «ingerir sus nembutales», o sea que la connotación es «suicidarse»,<br />
«matarse», «autoeliminarse» en serio <strong>de</strong> verdad, y no <strong>de</strong> manera ficticia como<br />
suce<strong>de</strong> con el modismo cubano. Sin embargo, en forma no reflexiva hacerse<br />
el harakiri es sinónima <strong>de</strong> «matar» (Lope Blanch, p. 148).<br />
Son muchas las expresiones que se quedan en el tintero para un trabajo futuro.<br />
Con las citadas, no obstante, basta para darse cuenta <strong>de</strong> que si hay algo por<br />
lo cul se <strong>de</strong>stacan, sin lugar a dudas, las revoluciones comunistas <strong>de</strong> Cuba y Nicaragua,<br />
es por un léxico innovador. Una gran mayoría <strong>de</strong> los neologismos se<br />
han construido siguiendo las normas <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rivados y compuestos españoles,<br />
y si se mantienen en uso, el DA los incluirá en su próxima edición o ediciones.<br />
Otros <strong>de</strong> extensión más limitada pasarán a formar parte <strong>de</strong> diccionarios regionales<br />
y habrá varios, productos en gran parte <strong>de</strong>l humor popular, que serán reemplazados<br />
por unos cuantos más actuales. Recoger, <strong>de</strong>finir y analizar cada término<br />
constituyó un reto. Como las intenciones eran buenas, espero no haberlos<br />
<strong>de</strong>fraudado.<br />
1347
HOMENAJE A<br />
ANTONIO MACHADO
ANTONIO MACHADO Y FRANCIA<br />
BERNARD SESÉ<br />
Universidad <strong>de</strong> París X<br />
«Tengo un gran amor a España y una i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> España completamente negativa.<br />
Todo lo español me encanta y me indigna al mismo tiempo».<br />
Estos sentimientos que manifiesta Antonio Machado hacia España, en una<br />
nota biográfica <strong>de</strong> primeros <strong>de</strong> 1913, tienen la misma ambigüedad que los sentimientos<br />
que experimenta hacia Francia.<br />
Francia, en el espíritu y en la vida <strong>de</strong> Antonio Machado, siempre parece estar<br />
marcada por el sello <strong>de</strong> la ambivalencia.<br />
«Tengo una gran aversión a todo lo francés, con excepción <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong>formadores<br />
<strong>de</strong>l i<strong>de</strong>al francés, según Brunetiére —escribe Machado en el mismo<br />
texto. Recibí alguna influencia <strong>de</strong> los simbolistas franceses, pero ya hace tiempo<br />
que reacciono contra ella».'<br />
En 1913, respecto a Francia, Antonio Machado quema lo que había adorado.<br />
Antonio Machado es ciertamente un poeta y un escritor profundamente<br />
arraigado en su patria. Más exactamente, en las dos patrias <strong>de</strong> su alma, Andalucía<br />
y Castilla, que componen la tierra, el terruño, el suelo don<strong>de</strong> echa raíces. Ni<br />
Cataluña ni Levante, don<strong>de</strong> lo llevó el <strong>de</strong>stino, son su verda<strong>de</strong>ra patria. Y menos<br />
aún contrariamente a la afirmación errónea <strong>de</strong> Rubén Darío, se pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar<br />
a Antonio Machado como un escritor cosmopolita, aunque su conciencia<br />
se inscriba en un horizonte cultural universal.<br />
Pues bien, a pesar <strong>de</strong> todo esto, se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que hay un lazo invisible que<br />
une a Machado con Francia. Ni andaluz-andalucista, ni castellano-castellanista,<br />
1. Bibliografía, PC II, p. 1.524 (todas las referencias a obras <strong>de</strong> Antonio Machado con la indicación<br />
PC remiten a I —Poesías completas— y II —Prosas completas—, Edición, crítica <strong>de</strong> Oreste<br />
Macrí con la colaboración <strong>de</strong> Gaetano Chiappini, Madrid, Espasa-Calpe/Fundación Antonio Machado,<br />
1988.<br />
1351
puesto que rechaza todo regionalismo que vaya en menoscabo <strong>de</strong>l nacionalismo.<br />
2 Machado es, a todas luces, un escritor español. Pero, por muy español que<br />
sea, se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que sin Francia, sin ese lazo íntimo o espiritual que lo liga a<br />
Francia, Antonio Machado no hubiera sido el mismo.<br />
I. Los VIAJES<br />
Como es sabido, Antonio Machado estuvo tres veces en París: en 1899, en<br />
1902 y en 1911. En la capital <strong>de</strong> Francia permaneció, en total, unos 20 meses.<br />
Pasaré por alto la evocación <strong>de</strong>tallada <strong>de</strong> estas estancias en el París <strong>de</strong> la belle<br />
époque, que tuvieron, sin embargo, tanta influencia en un joven intelectual<br />
español tan impresionado por el año <strong>de</strong>l Desastre <strong>de</strong> 1898.<br />
Si tuviera que recordar las consecuencias más importantes <strong>de</strong> estas estancias<br />
en París, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la asimilación <strong>de</strong> la lengua y la literatura francesa contemporánea,<br />
a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l encuentro con Rubén Darío, en 1902, <strong>de</strong>stacaría tres<br />
puntos:<br />
En primer lugar la toma <strong>de</strong> conciencia <strong>de</strong> lo que fue l'Affaire Dreyfus, que<br />
puso a Francia casi al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> la guerra civil. En año 1899 fue el <strong>de</strong> la Revisión<br />
<strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> Dreyfus.<br />
En segundo lugar la asistencia a los cursos <strong>de</strong> Bergson, prolongando la lectura<br />
<strong>de</strong> sus libros —conferencias en el Collége <strong>de</strong> France <strong>de</strong> las que queda un<br />
reñejo vivo en una página <strong>de</strong> los Complementarios?<br />
En tercer lugar la tragedia <strong>de</strong> la enfermedad <strong>de</strong> Leonor, ocurrida en un país<br />
extrajere, don<strong>de</strong> el joven matrimonio no encontró, al parecer, <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> los<br />
franceses, ni la ayuda moral, ni la ayuda material que se podía esperar. Varias<br />
alusiones, muy discretas pero claras, manifiestan la huella imborrable <strong>de</strong> amargura,<br />
o <strong>de</strong> rencor, que el trato recibido por parte <strong>de</strong> los franceses <strong>de</strong>jó en el espíritu<br />
<strong>de</strong>l profesor <strong>de</strong> francés que era en aquel entonces, Antonio Machado.<br />
Ya en una carta <strong>de</strong>l 9 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1912 a José Ortega y Gasset (tres semanas<br />
antes <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> Leonor), expresaba esta «...pasión hostil, algo africano, <strong>de</strong><br />
antipatía hacia Francia, exacerbada por mi resi<strong>de</strong>ncia en París durante algunos<br />
2. «El regionalismo <strong>de</strong> Juan <strong>de</strong> Mairena. De aquellos que se dicen ser gallegos catalanes, vascos,<br />
extremeños, castellanos, etc., antes que españoles, <strong>de</strong>sconfiad siempre. Suelen ser españoles incompletos,<br />
insuficientes, <strong>de</strong> quienes nada gran<strong>de</strong> pue<strong>de</strong> esperarse». PC n, p. 2.335.<br />
3. «Durante el curso <strong>de</strong> 1910 a 1911 asistí a las lecciones <strong>de</strong> Henri Bergson. El aula don<strong>de</strong> daba<br />
sus clases era la mayor <strong>de</strong>l Colegio <strong>de</strong> Francia y estaba siempre rebosante <strong>de</strong> oyentes. Bergson es un<br />
hombre frío, <strong>de</strong> ojos muy vivos. Su cráneo es muy bello. Su palabra es perfecta, pero no aña<strong>de</strong> nada<br />
a su obra escrita. Entre los oyentes hay muchas mujeres». PC II, p. 1.159.<br />
4. PC II, p. 1.509.<br />
1352
II. OBRA POÉTICA<br />
En toda la obra poética <strong>de</strong> Antonio Machado, no aparece ni un sólo paisaje<br />
francés, ni un nombre <strong>de</strong> río, ni un sólo monte <strong>de</strong> Francia. Este poeta, cuyos<br />
poemas están salpicados <strong>de</strong> tantos topónimos, no cita un sólo topónimo francés.<br />
La Francia <strong>de</strong> Antonio Machado no tiene rostro. El escritor que <strong>de</strong>claraba, en<br />
1938, «La geografía, las tradiciones, las costumbres <strong>de</strong> las poblaciones por don<strong>de</strong><br />
paso, me impresionan profundamente y <strong>de</strong>jan huella en mi espíritu», 5 atravesó<br />
Francia como un viajero ciego.<br />
La única evocación <strong>de</strong>l paisaje francés que hace Antonio Machado figura en<br />
la entrevista con Ilhya Ehrenburg, en abril <strong>de</strong> 1937, en una oposición significativa<br />
con el paisaje español (los dos interlocutores se expresaban en francés). 6<br />
«El paisaje francés es suave. Dios lo pintó ya maduro, quizá en su vejez: todo<br />
ha sido meditado, todo refleja el sentido <strong>de</strong> las proporciones; un poco más,<br />
un poco menos, y todo se vendría abajo. Pero a España Dios la pintó cuando era<br />
todavía joven, sin pararse a pensar mucho en las pinceladas, sin saber siquiera a<br />
ciencia cierta cuántas rocas iba amontonando unas sobre otras». 7<br />
Este paisaje francés tan suave, tan medido, tan equilibrado no inspiró ni un<br />
verso al pintor <strong>de</strong> paisajes <strong>de</strong> Campos <strong>de</strong> Castilla.<br />
Y aunque resulte curioso, e incluso paradójico, toda la obra <strong>de</strong> Machado<br />
—en verso o en prosa— está jaspeada <strong>de</strong> alusiones a Francia.<br />
Estas alusiones son a veces explícitas, como este epígrafe <strong>de</strong>l poema XCII<br />
<strong>de</strong> Soleda<strong>de</strong>s, galerías y otros poemas:<br />
Tournez, tournez, chevaux <strong>de</strong> bois<br />
cita inexacta <strong>de</strong> un verso <strong>de</strong> Verlaine en Romances sans paroles.<br />
Hallamos una nueva influencia <strong>de</strong> Verlaine en otro poema <strong>de</strong> las Soleda<strong>de</strong>s...:<br />
el poema VI, que evoca un diálogo con una fuente en un parque <strong>de</strong> muros<br />
cubiertos <strong>de</strong> hiedra negra y polvorienta... Se ha señalado su analogía con uno <strong>de</strong><br />
los Poemas satumianos <strong>de</strong> Verlaine, titulado Aprés trois ans; este poema, es<br />
buena muestra <strong>de</strong>l estado <strong>de</strong> ánimo propio <strong>de</strong> esta época, y <strong>de</strong> la melodía sutil<br />
<strong>de</strong> Verlaine:<br />
5. PC n,p. 2.278.<br />
6. PC U,p. 2.480.<br />
7. fCn,p. 25<strong>21</strong>.<br />
APRÉS TROIS ANS<br />
Ayant poussé la porte étroite que chancelle,<br />
Je me suis promené dans le petit jardín<br />
Qu'éclairait doucement le soleil du matin,<br />
Pailletant chaqué fleur d'une humi<strong>de</strong> étincelle.<br />
1353
Ríen n'a changé. J'ai tout revu: l'humble tonnelle<br />
De vigne folie avec les chaises <strong>de</strong> rotin...<br />
Le jet d'eau fait toujours son murmure argentin<br />
Et le vieux tremble sa plainte sempitemelle.<br />
Les roses comme avant palpitent; comme avant<br />
Les grands lys orgueilleux se balancent au vent.<br />
Chaqué alouette qui va el vient m'est connue.<br />
Meme j'ai retrouvé <strong>de</strong>bout la Velléda<br />
Dont le plátre s'écaille au bout <strong>de</strong> l'avenue,<br />
—Gréle, parmi l'o<strong>de</strong>ur fa<strong>de</strong> du reseda.<br />
Se hallan ecos <strong>de</strong> Verlaine en otros poemas <strong>de</strong> Soleda<strong>de</strong>s... Geoffroy Ribbans<br />
recuerda que Verlaine era el poeta francés que tuvo mayor influencia en la España<br />
<strong>de</strong> principios <strong>de</strong> siglo. «Fue —dice— el gran maestro <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>rnismo, admirado e<br />
imitado sin cesar por los nuevos poetas». Su influencia en Manuel Machado, Juan<br />
Ramón Jiménez y Antonio Machado es diferente; en Antonio se manifiesta, especialmente<br />
—según Geoffrey Ribbans— por «una predilección por ciertos temas:<br />
los jardines sombríos, la melancolía otoñal y, sobre todo, el ocaso o la puesta <strong>de</strong> sol<br />
transformada en un paisaje emocional, subjetivo, <strong>de</strong>l alma». 8<br />
No insistiremos en otras resonancias francesas que se pue<strong>de</strong>n captar en este<br />
primer libro <strong>de</strong> Soleda<strong>de</strong>s, galerías y otros poemas. Antonio Machado fue un<br />
lector atento <strong>de</strong> Bau<strong>de</strong>laire, Albert Samain, Mallarmé, Rémy <strong>de</strong> Gourmont... En<br />
su libro Antonio Machado, poeta simbolista (1973), J. M. Aguirre señala aún<br />
otras muchas resonancias francesas en Machado: <strong>de</strong> Víctor Hugo, Henri <strong>de</strong> Régnier,<br />
José María <strong>de</strong> Heredia, Rimbaud, etc.. En realidad, toda la poesía española<br />
<strong>de</strong> principios <strong>de</strong> siglo está bajo la influencia francesa. Y esta influencia impregna<br />
a Machado <strong>de</strong> forma evi<strong>de</strong>nte. 9<br />
La presencia <strong>de</strong> Francia es más aparente en Campos <strong>de</strong> Castilla (1912 y<br />
1917).<br />
El célebre Retrato (XCVII) que abre el libro, y que parece haber sido redactado<br />
en 1906, contiene dos alusiones precisas que relacionan al poeta con una<br />
influencia francesa. El principio <strong>de</strong> la tercera estrofa afirma: «Hay en mis venas<br />
gotas <strong>de</strong> sangre jacobina..»., aludiendo, como recuerda Oreste Macrí, a la tradición<br />
<strong>de</strong>mocrática <strong>de</strong> su padre, Antonio Machado Álvarez (Demófilo), y <strong>de</strong> su<br />
abuelo, Antonio Machado Núñez. 10 Republicano ardiente e intransigente: éste<br />
es el significado actual <strong>de</strong>l término «jacobino», pero con una connotación <strong>de</strong><br />
8. GEOFFREY RIBBANS, Prólogo, a Antonio Machado, Soleda<strong>de</strong>s. Galerías. Otros poemas, <strong>Barcelona</strong>,<br />
ed. Labor, 1975, pp. <strong>21</strong>-22.<br />
9. J. M. AGUIRRE, Antonio Machado, poeta simbolista, Madrid, Taurus, 1973.<br />
1354<br />
10. ORESTE MACRI, PC I, p. 878.
pasión revolucionaria como la que tuvo precisamente el Club <strong>de</strong> los Jacobinos,<br />
al que pertenecían La Fayette, Barnave, Mirabeau, Sieyes, Robespierre —que<br />
fue el alma <strong>de</strong> la Revolución Francesa. Esta sugerencia <strong>de</strong> ardor intransigente y<br />
<strong>de</strong>spiadado inspira la restricción <strong>de</strong>l verso siguiente: «pero mi verso brota <strong>de</strong><br />
manantial sereno».<br />
A partir <strong>de</strong> la estrofa siguiente, la relación con Francia se aleja <strong>de</strong> la perspectiva<br />
política o i<strong>de</strong>ológica para entrar en una perspectiva estética:<br />
Adoro la hermosura, y en la mo<strong>de</strong>rna estética<br />
corté las viejas rosas <strong>de</strong>l huerto <strong>de</strong> Ronsard...<br />
Recor<strong>de</strong>mos que la figura <strong>de</strong> Ronsard, se había eclipsado durante mucho tiempo<br />
tras las críticas acerbas <strong>de</strong> Malherbe. Rehabilitado por los románticos y por<br />
Sainte-Beuve, fue sobre todo el poeta <strong>de</strong> Les Amours <strong>de</strong> Cassandre (1552), <strong>de</strong><br />
Les Amours <strong>de</strong> Marie (1555), <strong>de</strong> Les Amours d'Héléne (1578), más que el poeta<br />
<strong>de</strong> los Hymnes (1555-1556) o <strong>de</strong> La Francia<strong>de</strong> (1574) el que inspiró a Rubén<br />
Darío, entre otras cosas, la mo<strong>de</strong>rna estética, la estética mo<strong>de</strong>rnista a la que alu<strong>de</strong><br />
aquí Machado.<br />
El poema titulado Al maestro Rubén Darío (CXLVII), fechado en 1904, cita<br />
expresamente a los dos poetas con los que Machado se había familiarizado, siguiendo<br />
al maestro:<br />
Este noble poeta, que ha escuchado<br />
los ecos <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> y los violines<br />
<strong>de</strong>l otoño en Verlaine, y que ha cortado<br />
las rosas <strong>de</strong> Ronsard en los jardines<br />
<strong>de</strong> Francia, hoy, peregrino<br />
<strong>de</strong> un Ultramar <strong>de</strong> Sol, nos trae el oro<br />
<strong>de</strong> su verbo divino...<br />
En toda su obra poética, Machado sólo cita una vez un nombre <strong>de</strong> ciudad<br />
francesa, el <strong>de</strong> la capital <strong>de</strong> Francia y, <strong>de</strong> manera más bien negativa. Es en el<br />
poema El mañana efímero (<strong>de</strong> 1913), don<strong>de</strong> <strong>de</strong>nuncia «la España <strong>de</strong> charanga y<br />
pan<strong>de</strong>reta / cerrado y sacristía», personificándola en un joven calavera al que<br />
acusa <strong>de</strong> dos <strong>de</strong>fectos, refiriéndose dos veces a Francia —que recibe también,<br />
<strong>de</strong> rebote, el dardo acerado, incluso virulento, <strong>de</strong>stinado a «esa España inferior»<br />
que tanto <strong>de</strong>sagrada al poeta:<br />
El vano ayer engendrará un mañana<br />
vacío y ¡por ventura pasajero.<br />
Será un joven lechuzo y tarambana,<br />
un sayón con hechuras <strong>de</strong> bolero,<br />
la moda <strong>de</strong> Francia realista,<br />
un poco al uso <strong>de</strong>l París pagano...<br />
(en la primera versión, royalista en vez <strong>de</strong> realista)<br />
1355
En su larga composición Poema <strong>de</strong> un día. Meditaciones rurales <strong>de</strong> 1913,<br />
Machado evoca con ritmo saltarín, <strong>de</strong> manera irónica o sarcástica, sus ocupaciones<br />
diarias. De pronto abre un libro <strong>de</strong> Unamuno, le <strong>de</strong>clara su <strong>de</strong>voción <strong>de</strong> fiel<br />
a<strong>de</strong>pto, lo interpela y lo hace cómplice suyo con respecto a un libro <strong>de</strong> Bergson<br />
que <strong>de</strong>scubre en su mesa. Y culmina entonces, en unos versos irreverentes, lo<br />
que José María Val<strong>de</strong>r<strong>de</strong> ha llamado «la rebelión contra Bergson» n que se venía<br />
manifestando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía un tiempo:<br />
Enrique Bergson: Los datos<br />
inmediatos<br />
<strong>de</strong> la conciencia. ¿Esto es<br />
otro embeleco francés?<br />
Este Bergson es un tuno;<br />
¿verdad, maestro Unamuno?<br />
(«...rebelión contra Bergson» o «bergsonismo unamunizado» como dice Oreste<br />
Macrí...)<br />
Manifiestamente, Antonio Machado atraviesa una fase antifrancesa bastante<br />
marcada.<br />
Durante la Primera Guerra Mundial, España, que permanece neutral, se divi<strong>de</strong><br />
en «aliadófilos» y «germanófilos».<br />
Unamuno, toma partido por Francia y por Inglaterra; inmediatamente, es<br />
<strong>de</strong>stituido <strong>de</strong>l cargo <strong>de</strong> rector que ocupaba <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía más <strong>de</strong> trece años en la<br />
Universidad <strong>de</strong> Salamanca.<br />
En el poema titulado España, en paz (CXLV), Antonio Machado piensa en<br />
la guerra <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su «rincón moruno» y <strong>de</strong>nuncia sus horrores: «Es bárbara la<br />
guerra y torpe y regresiva...», e intenta justificar, no sin cierto embarazo, la actitud<br />
<strong>de</strong> España. Aunque aliadófilo <strong>de</strong> corazón, no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> manifestar cierto rencor<br />
contra los franceses, que <strong>de</strong>signa con los términos «galos» y «gabachos».<br />
Este rencor, se adivina en esta caracterización <strong>de</strong>l francés:<br />
Un César ha or<strong>de</strong>nado las tropas <strong>de</strong> Germania<br />
contra el francés avaro y el triste moscovita.<br />
«El francés avaro...» Po<strong>de</strong>mos suponer que esta caracterización <strong>de</strong> los rasgos<br />
típicos <strong>de</strong> las diferentes naciones no es un simple capricho, sino que correspon<strong>de</strong><br />
a un gusto <strong>de</strong> la época por las tipologías psicológicas nacionales, como<br />
pue<strong>de</strong> verse en el célebre estudio <strong>de</strong> Salvador <strong>de</strong> Madariaga: Ingleses, franceses,<br />
españoles (1928).<br />
1356<br />
11. JOSÉ MARIA VALVERDE, Antonio Machado, Madrid, Siglo veintiuno, 1975, p. 115.
El poema España, en paz <strong>de</strong> Machado tiene fecha exacta: «Baeza, 10 <strong>de</strong> noviembre<br />
<strong>de</strong> 1914». Un mes y medio más tar<strong>de</strong>, el 31 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1914, también<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Baeza, Machado escribe una larga carta a Unamuno. 12 Le expresa su<br />
indignación por su <strong>de</strong>stitución como rector. También habla <strong>de</strong> la actitud <strong>de</strong> España<br />
ante el conflicto <strong>de</strong> las naciones: «En efecto, nuestra actitud no es muy<br />
digna. Acaso <strong>de</strong>beríamos ayudar a nuestros hermanos, olvidando el poco amor<br />
que éstos nos profesan». Esta última frase es muy reveladora... Dedica <strong>de</strong>spués<br />
todo un párrafo al examen <strong>de</strong> la situación política <strong>de</strong> Francia, que termina así:<br />
«...no veo muy claro el triunfo francés, aunque me inclino a sospecharlo». Pero<br />
el aspecto más interesante <strong>de</strong> este párrafo es que manifiesta claramente la razón<br />
capital <strong>de</strong> la ambivalencia que Machado parece haber <strong>de</strong>mostrado siempre hacia<br />
Francia: es que, en realidad, Francia tiene para él dos caras: se i<strong>de</strong>ntifica con<br />
una <strong>de</strong> ellas («Hay en mis venas gotas <strong>de</strong> sangre jacobina») en la misma medida<br />
en que aborrece la otra. ,<br />
Hasta el final <strong>de</strong> su vida, Machado seguirá amando u odiando a esta Francia<br />
<strong>de</strong> doble cara. O, mejor dicho, amándola y odiándola a la vez: y ésta es la clave<br />
<strong>de</strong> toda ambivalencia.<br />
Dos semanas más tar<strong>de</strong>, el 16 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1915, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Baeza, Machado<br />
escribe otra carta a Unamuno. 13 En un largo párrafo, expresa sus sentimientos<br />
hacia Francia: «Yo también, en el fondo, acaso sea francófilo. Mi antipatía a<br />
Francia se ha mo<strong>de</strong>rado mucho con eso que usted llama estallido <strong>de</strong> barbarie<br />
<strong>de</strong> las <strong>de</strong>rechas, y a<strong>de</strong>más fui siempre (aquí falta algo en el original) por la<br />
Francia reaccionaria y, sobre todo, farsante, Francia que, triunfadora, nos había<br />
<strong>de</strong> agobiar con la divinidad <strong>de</strong> Racine, cosa más lamentable que la guerra<br />
misma.<br />
La otra Francia es <strong>de</strong> mi familia y aún <strong>de</strong> mi casa, es la <strong>de</strong> mi padre y <strong>de</strong> mi<br />
abuelo y mi bisabuelo; que todos pasaron la frontera y amaron la Francia <strong>de</strong> la<br />
libertad y el laicismo, la Francia religiosa <strong>de</strong>l affaire y <strong>de</strong> la separación <strong>de</strong> Roma,<br />
en nuestros días. Y ésa será la que triunfe, si triunfa, <strong>de</strong> Alemania.<br />
La otra, vestida <strong>de</strong> pavo real, hubiera sido hace años barrida <strong>de</strong>l mapa por el<br />
empuje teutónico. Lástima que tan noble espíritu como Azorín se <strong>de</strong>je engatusar<br />
por esos agentes <strong>de</strong> VActionfrangaise».<br />
Más aun que la adhesión, por <strong>de</strong>cirlo así, entrañable a la Francia <strong>de</strong> la libertad<br />
o <strong>de</strong>l laicismo..., lo que impresiona aquí es la violencia con la que Machado<br />
ataca a la Francia reaccionaria, y más aún su sarcasmo («farsante», «la divinidad<br />
<strong>de</strong> Racine», «vestida <strong>de</strong> pavo real», «barrida <strong>de</strong>l mapa», «engatusar»...) al<br />
ridiculizar a la Francia que aborrece.<br />
Se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que no hay una sola obra publicada <strong>de</strong> Antonio Machado<br />
que no contenga varias alusiones a Francia. Esto vale también, incluso más,<br />
12. PC H,p. 1.557.<br />
13. PC II, p. 1.572.<br />
1357
para la obra no <strong>de</strong>stinada a publicarse; su correspon<strong>de</strong>ncia, sobre todo con<br />
Unamuno, y hasta con Pilar <strong>de</strong> Val<strong>de</strong>rrama, o el cua<strong>de</strong>rno titulado Los Complementarios.<br />
Nuevas Canciones no es una excepción a la regla.<br />
En el poema titulado En la fiesta <strong>de</strong> Grandmontagne, <strong>de</strong> 19<strong>21</strong>, Machado inserta<br />
un alejandrino francés perfecto, que produce un efecto <strong>de</strong> contextualídad<br />
francesa:<br />
... por Grandmontagne alcemos la copa. Al suelo indiano,<br />
ungido <strong>de</strong> las letras embajador hispano,<br />
«ayant pour tout laquais votre ombre seulement»<br />
os vais, buen caballero... Que Dios os dé su mano,<br />
que el mar y el cielo os sean propicios, capitán.<br />
Se ha buscado insistentemente el origen <strong>de</strong> este verso. ¿Lo tomó <strong>de</strong> Moliere,<br />
<strong>de</strong> Musset, <strong>de</strong> Edmond Rostand? ¿De algún otro? No lo sabía nadie... Oreste<br />
Macrí pensó que se trataba <strong>de</strong> un verso inventado por Machado inspirándose en<br />
un verso <strong>de</strong> Ronsard, <strong>de</strong>l poema Sur la mort <strong>de</strong> Marie:<br />
N'ayant que votre nom pour confort seulement<br />
Luego Mario Socrate ha <strong>de</strong>scubierto que era un verso <strong>de</strong> una fábula <strong>de</strong> La<br />
Fontaine. 14<br />
Recuerdo que Rubén Darío, <strong>de</strong> quien seguramente Machado toma aquí ejemplo,<br />
inserta, muchas veces, versos en francés en sus poesías.<br />
Esta presencia <strong>de</strong> Francia en el pensamiento <strong>de</strong>l profesor <strong>de</strong> francés que era<br />
Antonio Machado no pue<strong>de</strong> sorpren<strong>de</strong>rnos. Prueba bastante elocuente son tam-<br />
' ién los tres sonetos «Glosando a Ronsand y otras rimas» (CLXIV), <strong>de</strong> Nuevas<br />
^andones.<br />
De un cancionero apócrifo, cuyos textos en verso o en prosa se van incluyendo<br />
sucesivamente en las Poesías completas a partir <strong>de</strong> 1928, contiene menos<br />
alusiones a Francia que las otras obras poéticas.<br />
En él encontramos, en francés, una expresión bergsoniana que parece gustar<br />
especialmente a Machado: piétinement sur place. Sólo <strong>de</strong>stacaré, en medio<br />
<strong>de</strong> los ataques a Juan <strong>de</strong> Mairena contra la estética barroca, una alusión <strong>de</strong><br />
Mallarmé, <strong>de</strong>signado simplemente con la expresión «negro catedrático». Esta<br />
expresión revela hasta qué punto era ajeno Machado al i<strong>de</strong>al artístico <strong>de</strong>l au-<br />
14. PC I, p. 958. El verso, con una ligera modificación, proviene <strong>de</strong> la fábula 19, Livre VIH,<br />
«...Que sen á vos pareils <strong>de</strong> lire incessamment? / lis sont toujours logés á la troisieme chambre, / Vétus<br />
au mois <strong>de</strong> juin comme au mois <strong>de</strong> décembre, / Ayant pour tout laquais leur ombre seulement»,<br />
L'Avantage <strong>de</strong> la Science, v. 16-19.<br />
1358
tor <strong>de</strong> L'Aprés-Midi d'un faune, que <strong>de</strong>claraba, por ejemplo: «La obra pura<br />
implica la <strong>de</strong>saparición elocutoria <strong>de</strong>l poeta, que ce<strong>de</strong> la iniciativa a las palabras».<br />
O también: «...en el mundo, todo existe para ir a parar a un libro». Nada<br />
más opuesto a Machado que este i<strong>de</strong>al <strong>de</strong>l fundador <strong>de</strong> la poesía pura y, <strong>de</strong><br />
manera más amplia, <strong>de</strong> la poesía mo<strong>de</strong>rna, que fuen tan admirado, sin embargo,<br />
en sus comienzos, por Verlaine —<strong>de</strong> quien estuvo tan cerca Machado—, y<br />
cuyo mejor discípulo no es sino Valéry —<strong>de</strong> quien, precisamente, Machado<br />
está tan lejos.<br />
III. EL AÑO 1913<br />
Volvamos la vista atrás. En 1913, Antonio Machado publica un extenso 90mentario<br />
sobre un libro <strong>de</strong> Unamuno titulado Contra esto y aquello.<br />
En este texto, como arrebatado por la pasión y la vehemencia <strong>de</strong> Unamuno,<br />
Machado expresa hacia Francia sus más violentos sentimientos <strong>de</strong> amor o <strong>de</strong><br />
odio.<br />
La Francia <strong>de</strong> 1913 está en plena crisis. De 1909 a 1914, hay una gran inestabilidad<br />
ministerial. Se suce<strong>de</strong>n diez ministros en cinco años (Briand, Caillaux<br />
y Poincaré son sus principales dirigentes). Sin embargo, en el momento en que<br />
va a estallar la crisis internacional, no hay ningún problema grave que amenace<br />
la estabilidad política <strong>de</strong>l país.<br />
Las con<strong>de</strong>nas que hace el papa Pío X <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>rnismo han dividido profundamente<br />
a los católicos. Siguiendo a Unamuno, Machado ataca violentamente a<br />
los que llama «neocatólicos», a<strong>de</strong>ptos <strong>de</strong> la intransigencia conservadora <strong>de</strong>l Vaticano:<br />
«Simpatizo con la aversión que profesa Unamuno, más que al jacobinismo<br />
anarquizante, falto <strong>de</strong> toda espiritualidad, al no menos lamentable conservadurismo<br />
<strong>de</strong> esos neocatólicos franceses que preten<strong>de</strong>n representar hoy —o hace<br />
unos días— la élite <strong>de</strong> la intelectualidad francesa. Me repugnan esos católicos<br />
volterianos y nacionalistas que <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>n el catolicismo porque va ligado a las<br />
gran<strong>de</strong>s figuras <strong>de</strong> la literatura francesa, y, sobre todo, porque el protestantismo<br />
les parece germánico».<br />
Machado <strong>de</strong>sata su furia contra este «flamante grupo <strong>de</strong> neocatólicos» que,<br />
a sus ojos, falsean los valores patrióticos y religiosos: «...Este grupo es numeroso,<br />
complejo y vario —ciertamente—, tiene prece<strong>de</strong>ntes muy antiguos, y sin remontarnos<br />
más allá <strong>de</strong> Brunetiere —el <strong>de</strong>finidor <strong>de</strong>l i<strong>de</strong>al francés—, podríamos<br />
citar muchos nombres —Bourget, Coppée, Lemaítre, Barres, Maurras, Pujol,<br />
Laserre, Gaultier, Francis James, Leroy y peste más...»<br />
El antagonismo franco-alemán, también es evocado por Machado cuando<br />
habla, <strong>de</strong> manera poco amena, «<strong>de</strong> la Francia actual, étnicamente <strong>de</strong>caída y<br />
amenazada por un enemigo abrumador y fronterizo».<br />
1359
Machado vuelve a seguir fielmente a Unamuno cuando <strong>de</strong>scribe, en un tono<br />
<strong>de</strong> violencia inusual en él, el carácter o el espíritu francés.<br />
«Creo que Unamuno ha visto claro, en cuanto a Francia se refiere, al señalar<br />
en ese grupo <strong>de</strong> neo-católicos nacionalistas el culto <strong>de</strong> los franceses a la razón,<br />
entendida —¡claro está!— a la francesa y en su odio a la pasión (...)<br />
Este pueblo (Francia) tan razonador, tan ahito <strong>de</strong> bon sens, ¿no es el mismo<br />
que rin<strong>de</strong> ese culto bestial y <strong>de</strong>senfrenado a la sensualidad?, ¿no es el mismo<br />
que parece haber erigido en suprema finalidad humana el goce <strong>de</strong> los placeres<br />
venéreos? (...)<br />
Es evi<strong>de</strong>nte que la Francia actual literaria y filosófica se caracteriza por una<br />
carencia absoluta <strong>de</strong> originalidad, por una ten<strong>de</strong>ncia mezquinamente reaccionaria<br />
y por una farsantería que sería cómica si no estuviese mezclada con terrores<br />
<strong>de</strong> Apocalipsis. Los que hemos vivido en Francia algún tiempo en estos<br />
últimos años sabemos que este gran pueblo espiritualmente agotado no tiene<br />
hoy otra fuerza <strong>de</strong> cohesión que el miedo».<br />
El pasaje siguiente, aún más violento, casi furibundo, incluye sin embargo<br />
un comentario más positivo que vamos a <strong>de</strong>stacar para compren<strong>de</strong>r que, a pesar<br />
<strong>de</strong> todo, aún hay algo que a Machado le pue<strong>de</strong> gustar en este reino <strong>de</strong> la anarquía<br />
y la pornografía:<br />
«¿Qué absurda ceguedad nos lleva a imitar todo lo francés? ¡Oh, si los Pirineos<br />
se convirtiesen en el Himalaya! ¿Negaremos por esto que a Francia <strong>de</strong>bemos<br />
las tres cuarta partes <strong>de</strong> nuestra cultura en los dos siglos pasados? De ningún<br />
modo. No es menos cierto que hoy recibimos <strong>de</strong> Francia solamente<br />
productos <strong>de</strong> <strong>de</strong>sasimilación, toda clase <strong>de</strong> géneros averiados y putrefactos: sensualismo,<br />
anarquismo, pornografía, <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia y pedantería aristocrática».<br />
El aspecto positivo <strong>de</strong> Francia lo <strong>de</strong>scubre Machado, siguiendo a Unamuno,<br />
en la tradición <strong>de</strong>l protestantismo francés —Calvino, Coligny, Guizot—, o en la<br />
Je ciertas mentes preclaras —Montaigne, Pascal, Flaubert, Renán...<br />
Ambivalencia. Volvemos <strong>de</strong> nuevo al polo positivo que, para Machado, está<br />
asociado siempre con el recuerdo <strong>de</strong>l affaire Dreyfus, que evoca constantemente<br />
como uno <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s símbolos <strong>de</strong> la conciencia universal:<br />
«Se juzga torpemente, digo, a la Francia <strong>de</strong>l affaire porque allá se planteó al<br />
fin, contra izquierdas y <strong>de</strong>rechas, la cuestión central en la conciencia <strong>de</strong> unos<br />
cuantos hombres honrados, y por esto mereció Francia la admiración <strong>de</strong>l<br />
mundo...»<br />
(La última frase <strong>de</strong> este párrafo aña<strong>de</strong> un eco personal muy revelador e interesante):<br />
«...Pero también allí el chauvinismo rabioso <strong>de</strong> aquellos días acusaba <strong>de</strong> intrusos<br />
a los extranjeros, negándonos el <strong>de</strong>recho a opinar en asunto que se pretendía<br />
privativo <strong>de</strong> Francia».<br />
Esta última frase, que da mucho que pensar, revela sin duda alguna, <strong>de</strong> ma-<br />
1360
ñera discreta pero clara, una <strong>de</strong> las razones profundas <strong>de</strong> un posible rencor personal.<br />
Admiración, amor, reconocimiento por una parte; <strong>de</strong>sprecio, hostilidad, ironía<br />
sarcástica, por otra: estos sentimientos contrarios, tan claramente marcados<br />
en este artículo <strong>de</strong> 1913, no quedarán <strong>de</strong>smentidos nunca, ni antes ni <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />
esta fecha, en toda la obra <strong>de</strong> Antonio Machado.<br />
IV. JUAN DE MAIRENA<br />
Entre las múltiples alusiones a la cultura universal en el Juan <strong>de</strong> Mairena <strong>de</strong><br />
1936, Francia está presente <strong>de</strong> manera constante.<br />
A veces, una palabra, una expresión, o toda una frase en francés adornadlas<br />
conversaciones, sin or<strong>de</strong>n ni concierto, <strong>de</strong> Juan <strong>de</strong> Mairena con sus discípulos:<br />
Uindividuante enveloppe l'infini (frase <strong>de</strong> Leibniz); Nous n'en voyons pas la<br />
nécessité, frase <strong>de</strong> Voltaire. La expresión «enfant du siecle» recuerda la novela<br />
autobiográfica <strong>de</strong> Musset, La confession d'un enfant du siécle (1836), aún encontramos<br />
estas palabras en francés: Voilá une vraie fin <strong>de</strong> siécle; El truco o<br />
tour <strong>de</strong> passe passe, etc..<br />
Una alusión implícita a L'évolution créatrice (1907) prueba que, a pesar <strong>de</strong><br />
su «rebelión contra Bergson» en los años veinte, la influencia <strong>de</strong> este filósofo<br />
en Machado sigue viva. En otro lugar evoca el triunfo y boga <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong><br />
Bergson, recordando especialmente el Premio Nobel concedido al filósofo francés<br />
en 1927.<br />
Más que los filósofos, en esta época —años <strong>de</strong> 1934-35— a Machado parecen<br />
interesarle los escritores franceses.<br />
Cita, o comenta, a La Fontaine y Victor Hugo. Parece olvidarse ahora <strong>de</strong><br />
Ronsard y Verlaine. En Juan <strong>de</strong> Mairena se evocan sobre todo dos grupos <strong>de</strong><br />
escritores franceses.<br />
Por una parte, los filósofos <strong>de</strong>l siglo xvm: Jean-Jacques Rousseau, Di<strong>de</strong>rot,<br />
Voltaire, d'Alembert. Por otra, los poetas o los novelistas <strong>de</strong>l siglo xix, especialmente<br />
Lamartine, Musset, Balzac y Stendhal.<br />
Aunque lee y conoce bien a todos estos escritores, Machado tiene predilección<br />
por Marcel Proust (1871-192). En el Diario <strong>de</strong> Madrid <strong>de</strong>l 5 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong><br />
1935, evoca «...el documento postumo más interesante <strong>de</strong>l ochocientos, la novela<br />
<strong>de</strong> Marcel Proust, A la recherche du temps perdu, don<strong>de</strong> aparece, acaso por<br />
última vez Y enfant du siécle pocho y <strong>de</strong>steñido (...) 'Voilá enfin —hubiera dicho<br />
Mairena— une vraie fin <strong>de</strong> siécle'».<br />
Unos años antes, en su proyecto <strong>de</strong> discurso <strong>de</strong> ingreso en la Aca<strong>de</strong>mia, Machado<br />
<strong>de</strong>dica un extenso pasaje a la obra <strong>de</strong> Marcel Proust.<br />
El final <strong>de</strong> este elogioso pasaje parece marcado, sin embargo, por un rasgo<br />
1361
<strong>de</strong> malicia don<strong>de</strong> quizá volvamos a hallar el reflejo <strong>de</strong> su ambivalencia para con<br />
Francia:<br />
«Proust es el autor <strong>de</strong> un monumento literario que es, a su vez, un punto final;<br />
Proust acaba literalmente un siglo y se aleja <strong>de</strong> nosotros luciendo, como los<br />
gentileshombres palatinos, una llave dorada en el trasero».<br />
Este «brillo dorado» es, sobre todo, el último fulgor <strong>de</strong>l solipsismo o <strong>de</strong>l<br />
subjetivismo que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía varios años, Machado había <strong>de</strong>cidido rechazar<br />
para siempre.<br />
V. LOS COMPLEMENTARIOS<br />
En el cua<strong>de</strong>rno <strong>de</strong> borrador titulado Los Complementarios (1912-1925) figuran<br />
muchos textos copiados <strong>de</strong> autores franceses. Sólo <strong>de</strong>stacaré dos ejemplos<br />
que muestran otra vez la ambivalencia <strong>de</strong> Machado hacia Francia.<br />
En 1924, Antonio Machado se toma el trabajo <strong>de</strong> copiar en casi quince páginas<br />
varios fragmentos <strong>de</strong>l poema <strong>de</strong> Alexandre Block (1880-19<strong>21</strong>) titulado Les<br />
Douze. Machado copia su traducción francesa, publicada en París en 1923. Este<br />
célebre poema <strong>de</strong> A. Block, publicado en 1918 e inspirado por la revolución rusa,<br />
cuenta la epopeya <strong>de</strong> doce guardias rojos, a imagen <strong>de</strong> los doce apóstoles. El<br />
poema, lleno <strong>de</strong> ruidos, <strong>de</strong> música, <strong>de</strong> canciones populares, <strong>de</strong> imágenes violentas,<br />
<strong>de</strong> fórmulas iconoclastas, anuncia la caída <strong>de</strong>l viejo universo. Tras una evocación<br />
<strong>de</strong> la revolución llena <strong>de</strong> violencias y <strong>de</strong> obscenida<strong>de</strong>s, el poema se cierra<br />
con la partida <strong>de</strong> los doce guardias rojos precedidos por Jesucristo.<br />
Lo más interesante, en lo que se refiere a nuestro tema, es la nota que Machado<br />
pone a pie <strong>de</strong> página <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber copiado el poema:<br />
«Como se verá, este canto es <strong>de</strong> una grosería y <strong>de</strong> una estupi<strong>de</strong>z inauditas.<br />
En verdad, no creo que sea ruso, sino francés». Según el manuscrito, escribe esto<br />
el 12<strong>de</strong>junio<strong>de</strong>l924.<br />
Pero no me gustaría terminar el examen <strong>de</strong> este cua<strong>de</strong>rno con este punto negativo<br />
<strong>de</strong> la ambivalencia <strong>de</strong> Machado. También aparecen constantes oscilaciones<br />
en el otro sentido como, por ejemplo, en una nota al margen que acompaña<br />
una antología <strong>de</strong> Fray Luis <strong>de</strong> León copiada por Machado en 1922. Frente a unos<br />
versos <strong>de</strong> Fray Luis, escribe sencillamente: «Un Fray Luis ronsardiano», y po<strong>de</strong>mos<br />
tomarlo por un elogio, ya que se trata <strong>de</strong> algunos versos <strong>de</strong> la Exposición <strong>de</strong>l<br />
libro <strong>de</strong> Job, luego, en este caso, <strong>de</strong> una traducción hecha por Fray Luis.<br />
VI. LA GUERRA CIVIL<br />
El 18 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1936: por la mañana, en Santa Cruz <strong>de</strong> Tenerife, el General<br />
Franco hace una proclamación cuyas últimas palabras tienen un eco francés:<br />
1362
«Libertad, Fraternidad, Igualdad». En realidad, la sublevación militar contra la<br />
República <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>na en España una guerra civil que nadie había previsto.<br />
«Las gran<strong>de</strong>s maniobras sangrientas <strong>de</strong>l mundo habían empezado» escribe André<br />
Malraux en l'Espoir (1937).<br />
Es conocido el compromiso total <strong>de</strong> Machado al servicio «<strong>de</strong>l Estado español,<br />
popular, <strong>de</strong>mocrático y republicano» según sus propias palabras. 15<br />
En los escritos <strong>de</strong> guerra <strong>de</strong> Machado, Francia está presente sin cesar. Está<br />
presente <strong>de</strong> tres maneras: en primer lugar, por alusiones divesas <strong>de</strong>sperdigadas,<br />
citas, palabras en francés, o juicios como éste: «Descartes, el mayor padre <strong>de</strong> la<br />
filosofía mo<strong>de</strong>rna...» (marzo <strong>de</strong> 1937); «...la cínica personalidad <strong>de</strong>l cínico Juan<br />
Jacobo Rousseau», etc..<br />
En octubre <strong>de</strong> 1938, Machado ataca violentamente al Comité <strong>de</strong> no intervención<br />
propuesto, como es sabido, por Francia e Inglaterra en <strong>agosto</strong> <strong>de</strong> 1936. Las<br />
gran<strong>de</strong>s potencias se comprometen a no intervenir en la guerra <strong>de</strong> España. Italia,<br />
Alemania y la Unión Soviética intervendrán, a pesar <strong>de</strong> todo.<br />
Aludiendo a este Comité, Machado lo llama «el Huerto <strong>de</strong>l Francés».<br />
Esta expresión que, a<strong>de</strong>más Antonio Machado, empleó dos o tres veces, alu<strong>de</strong><br />
al asesinato <strong>de</strong> seis personas cometido por un tal Juan Aldije, con ayuda <strong>de</strong><br />
un cómplice en un pueblo <strong>de</strong> la provincia <strong>de</strong> Córdoba, entre 1898 y 1904. Las<br />
víctimas fueron enterradas en el llamado Huerto <strong>de</strong>l Francés porque Aldije era<br />
un francés originario <strong>de</strong> Agen.<br />
Por consiguiente, las connotaciones remiten a Francia. Pero Machado aña<strong>de</strong>,<br />
<strong>de</strong> forma aún más sarcástica: «Cuando llamamos Huerto <strong>de</strong>l Francés al Comité<br />
<strong>de</strong> no intervención, no preten<strong>de</strong>mos ensombrecer la memoria <strong>de</strong> Aldije, porque<br />
no es en él, precisamente, en quien pensamos».<br />
Este resentimiento contra Francia, y más exactamente, en este caso, contra<br />
los gobiernos <strong>de</strong> León Blum y Daladier —y también contra el ministerio <strong>de</strong> Neville<br />
Chamberlain en Inglaterra— vuelve a aparecer, como un leitmotiv obsesivo,<br />
en todos sus escritos <strong>de</strong> la guerra civil.<br />
Este resentimiento y estas <strong>de</strong>nuncias sobre la actitud francesa era el segundo<br />
punto que quería recordar.<br />
Pero también hay un tercer punto importante. Machado, efectivamente, se<br />
esfuerza en responsabilizar <strong>de</strong> esta política <strong>de</strong> no intervención y, en realidad, <strong>de</strong><br />
egoísmo político y económico, al espíritu conservador <strong>de</strong> las fuerzas políticas<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>rechas, que siempre han aborrecido, y no al pueblo francés.<br />
Así pue<strong>de</strong> continuar proclamando su adhesión a «la Francia <strong>de</strong>mocrática, la<br />
<strong>de</strong> la gran Revolución y <strong>de</strong>l affaire Dreyfus» (según sus propias palabras) 16 a la<br />
que se mantuvo siempre profundamente ligado.<br />
En un artículo publicado en La Vanguardia el 19 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1938, Machado<br />
15. PCÜ.p. 2.171.<br />
16. PC II, p. 2.485.<br />
1363
<strong>de</strong>nuncia, violenta y lúcidamente, la hipocresía <strong>de</strong> la política no intervencionista.<br />
Insta vehemente a la intervención, dirigiéndose especialmente a Francia:<br />
«Señores franceses, amigos muy queridos <strong>de</strong> Francia, personas bien nacidas<br />
más allá y más acá <strong>de</strong> nuestras fronteras. ¿Será más fuerte que todos nosotros la<br />
ola <strong>de</strong> cinismo que inva<strong>de</strong> el mundo? (...) Llegó la hora <strong>de</strong> intervenir en España...»<br />
17<br />
Como se sabe, <strong>de</strong> los «señores franceses» así interpelados patéticamente, sólo<br />
respondieron los que tuvieron el valor <strong>de</strong> alistarse en las Brigadas internacionales.<br />
1 *<br />
Antes <strong>de</strong> concluir quisiera hacer una breve observación: «...por que los franceses»,<br />
«...la francesada», «...franchute», «...gabacho»: estas expresiones <strong>de</strong>l<br />
lenguaje popular manifiestan, en la mentalidad colectiva española, una veta antifrancesa<br />
que reaparece <strong>de</strong> manera evi<strong>de</strong>nte en Antonio Machado, pero que es<br />
también una corriente <strong>de</strong> larga tradición, la cual, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, no ha muerto hoy<br />
en día.<br />
Una <strong>de</strong> sus manifestaciones más curiosas es el libelo anónimo, publicado en<br />
Madrid, en 1980, titulado Contra los franceses, <strong>de</strong>l cual voy a leer sólo el subtítulo<br />
que dice así: Sobre la nefasta influencia que la cultura francesa ha ejercido<br />
en los países que le son vecinos, y especialmente en España} 9<br />
En este folleto se encuentran muchas observaciones y muchos juicios que<br />
coinci<strong>de</strong>n con los <strong>de</strong> Antonio Machado.<br />
CONCLUSIÓN<br />
Antonio Machado y Francia. Me hubiese gustado abarcar otros aspectos <strong>de</strong><br />
este tema, evocando, sobre todo, al Antonio Machado profesor <strong>de</strong> francés, o traductor<br />
<strong>de</strong>l francés.<br />
También sería necesario evocar la fortuna <strong>de</strong> la obra y <strong>de</strong>l pensamiento <strong>de</strong><br />
Machado en Francia. Junto a cierto número <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s personajes (Jean Cassou,<br />
Mathil<strong>de</strong> Pomés, Marcel Bataillon, Jean Sarrailh, Louis Aragón, Pierre Emmanuel,<br />
Emmanuel Robles, etc.), la universidad francesa ha sido especialmente<br />
fiel a Machado. También habría que recordar el papel <strong>de</strong> la Fundación Antonio<br />
Machado <strong>de</strong> Collioure, fundada en 1977 por Monique Alonso, Manuel Valiente<br />
y Antonio Gardo. 20<br />
17. En el 19 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1938, en MONIQUE ALONSO. Con la colaboración <strong>de</strong> ANTONIO TELLO,<br />
Antonio Machado, Poeta en el exilio, <strong>Barcelona</strong>, Anthropos, 1985, p. 355.<br />
18. Véase el agra<strong>de</strong>cimiento <strong>de</strong> Antonio Machado A los voluntarios extranjeros, PC II, p.<br />
2.298.<br />
19. Contra los Franceses, Madrid, ed. Turner, marzo 1980, Segunda edición: mayo 1980.<br />
20. Véase: BERNARD SESÉ, «Amista<strong>de</strong>s francesas <strong>de</strong> Antonio Machado», Boletín <strong>de</strong> la Institución<br />
Libre <strong>de</strong> Enseñanza, Madrid, junio <strong>1989</strong>, núm. 8, Homenaje a Antonio Machado, pp. 110-115.<br />
1364
El <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> Antonio Machado está irremisiblemente ligado a Francia, para<br />
lo bueno y para lo malo.<br />
Salir <strong>de</strong> España tras la <strong>de</strong>rrota <strong>de</strong> la República, iba a significar para él, según<br />
presentía, la muerte.<br />
José Machado en su libro Últimas soleda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l poeta Antonio Machado,<br />
observa que el paso (cito) «<strong>de</strong> esta ca<strong>de</strong>na que marcaba la línea divisoria, entre<br />
España y Francia (...) fue también la divisoria entre la vida y la muerte». Y aña<strong>de</strong><br />
estas palabras extrañas: «Por algo toda su vida, con esa visión <strong>de</strong> largo alcance<br />
suya tuvo siempre una aversión casi inexplicable a la tierra francesa». <strong>21</strong><br />
Antonio Machado, poeta español, escritor español profundamente apegado a<br />
España, a su pueblo, a su <strong>de</strong>stino, conoció en efecto un <strong>de</strong>stino íntimamente ligado<br />
a Francia.<br />
Para terminar, <strong>de</strong>tengámonos en el polo positivo <strong>de</strong> esta ambivalencia que<br />
señalaba al principio, y que parece prolongarse más allá <strong>de</strong> la muerte con este<br />
exilio interminable que el poeta, ciertamente, nunca habría <strong>de</strong>seado.<br />
Dejemos a un lado la literatura y la filosofía francesas. Por mucho que haya<br />
admirado a los escritores o a los pensadores <strong>de</strong> Francia, Antonio Machado no es<br />
en nada un escritor afrancesado. No comparte el «galicismo mental» que Juan<br />
Valera diagnosticaba en Rubén Darío. Dejemos a un lado también el paisaje <strong>de</strong><br />
Francia que no <strong>de</strong>spierta en él ninguna emoción.<br />
En una carta a Unamuno, <strong>de</strong>l 24 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 19<strong>21</strong>, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>de</strong>scribir<br />
el <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n político concomitante a la guerra <strong>de</strong> Marruecos, Machado evoca un<br />
recuerdo infantil:<br />
«Cuando yo era niño había una emoción republicana. Recuerdo haber llorado<br />
<strong>de</strong> entusiasmo en medio <strong>de</strong> un pueblo que cantaba La Marsellesa y vitoreaba<br />
a Salmerón. El pueblo hablaba <strong>de</strong> una i<strong>de</strong>a republicana y esta i<strong>de</strong>a era, por lo<br />
menos, una emoción, y muy noble a fe mía».<br />
Las lágrimas <strong>de</strong> entusiasmo <strong>de</strong>rramadas por Machado al oír La Marsellesa,<br />
himno nacional francés, revelan a mi juicio el punto más positivo <strong>de</strong> lo que le<br />
<strong>de</strong>be a Francia.<br />
A pesar <strong>de</strong> su rechazo, a veces muy violento, <strong>de</strong> cierta Francia patriotera o<br />
reaccionaria, xenófoba o <strong>de</strong>masiado racionalista, a pesar <strong>de</strong> los vaivenes <strong>de</strong> sus<br />
admiraciones literarias o filosóficas, a pesar <strong>de</strong> su <strong>de</strong>nuncia irónica <strong>de</strong> ciertos<br />
rasgos <strong>de</strong>l carácter francés, Machado ha recibido <strong>de</strong> Francia, la herencia <strong>de</strong> la<br />
i<strong>de</strong>a republicana y la «fe <strong>de</strong>mocrática» a las que, esta vez sin embivalencia seguirá<br />
siempre fiel.<br />
L'Affaire Dreyfus, símbolo <strong>de</strong> la lucha por este i<strong>de</strong>al será siempre para Antonio<br />
Machado una referencia primordial.<br />
El 23 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1938, aludiendo a Émile Zola y a su famosa carta a<br />
M. Félix Faure, Prési<strong>de</strong>nt <strong>de</strong> la République, J'accuse, publicada en I'Aurore, el<br />
<strong>21</strong>. JOSÉ MACHADO, Últimas Soleda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l poeta Antonio Machado, 1975, pp. 155-156.<br />
1365
13 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1898, para <strong>de</strong>nunciar ante la opinión pública los crímenes <strong>de</strong>l<br />
Estado Mayor <strong>de</strong>l Ejército contra el capitán Dreyfus, Antonio Machado escribía<br />
aún en La Vanguardia, tres meses antes <strong>de</strong> su muerte:<br />
«De Francia, sobre todo, espero la voz inconfundible <strong>de</strong>l acusador, voz <strong>de</strong><br />
timbre francés, que es, como tantas veces lo ha sido, el timbre <strong>de</strong> lo universal<br />
humano». 22<br />
Dentro <strong>de</strong> las relaciones <strong>de</strong> Machado con Francia, ¿no resulta en cierto modo<br />
simbólico que este i<strong>de</strong>al republicano, venido <strong>de</strong> Francia, sea precisamente la<br />
razón <strong>de</strong> que Antonio Machado, escritor español, partidario inconmovible <strong>de</strong> la<br />
República española, fuera a morir a tierra francesa y aún permanezca allí?<br />
Antonio Machado y Francia... Digamos, para terminar: una relación <strong>de</strong> amoi<br />
y odio, una relación apasionada, atormentada y trágica.<br />
1366<br />
22. PC H,p. 2.490.
DE SOLEDADES A CAMPOS DE CASTILLA<br />
GEOFFREY RIBBANS<br />
Brown University<br />
«Mai hem <strong>de</strong> donar la vida per resolta»: así <strong>de</strong>claró el gran poeta catalán<br />
Joan Maragall. 1 Lo mismo pudo haberlo dicho Antonio Machado, si bien las circunstancias<br />
<strong>de</strong> su vida y las <strong>de</strong> Maragall tenían superficialmente poco en común.<br />
Serena y plácida en lo externo, atormentada y rebel<strong>de</strong> en cierto grado en<br />
el fuero interno, la vida <strong>de</strong>l uno; mo<strong>de</strong>sta y triste la vida externa, y angustiada e<br />
incierta, si bien serena, la interior <strong>de</strong>l otro, la existencia <strong>de</strong> ambos poetas corría<br />
por cauces muy distintos. Machado abrigaba poco conocimiento o simpatía por<br />
<strong>Barcelona</strong>, 2 que no llegó a conocer apenas hasta el último año <strong>de</strong> su vida, en las<br />
apuradísimas condiciones <strong>de</strong> guerra civil. Resulta curioso sin embargo meditar<br />
sobre el hecho <strong>de</strong> que sólo la situación política —el estallido <strong>de</strong> la Semana Trágica—<br />
impidió que visitara la ciudad condal durante su viaje <strong>de</strong> novios en 1909,<br />
antes <strong>de</strong> señalarse como poeta <strong>de</strong> los campos castellanos y todavía en vida <strong>de</strong><br />
Maragall, también poeta <strong>de</strong>l campo en grado nada <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñable. Finalmente, a<br />
don Antonio le tocó morir, hace cincuenta años justos, no muy lejos física y espiritualmente<br />
<strong>de</strong> <strong>Barcelona</strong>, en un pueblo franco-catalán Collioure —Colliure—<br />
don<strong>de</strong> el poeta, «ligero <strong>de</strong> equipaje» ya hasta más no po<strong>de</strong>r, encontró en la<br />
muerte su trozo <strong>de</strong> tierra y su postrera libertad.<br />
Antes <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar a Maragall, quisiera recordar que algo supo éste <strong>de</strong> Machado,<br />
1. Carta a Caries Rahola (16.09.1909), JOAN MARAGALL, Obres completes, 25 vols., <strong>Barcelona</strong>,<br />
Edició <strong>de</strong>is Filis, 1929-55; IX, p. 151. Compárese también «Pretendo hacer <strong>de</strong> mi vida un continuo<br />
excelsior, sin estancarme nunca» (Carta a Fe<strong>de</strong>rico Urales, en el libro <strong>de</strong> éste La evolución <strong>de</strong> la filosofía<br />
en España, <strong>Barcelona</strong>, La Revista Blanca, 1934, H, p. 247.<br />
2. En 1903 habla <strong>de</strong> «algunas capitales que tienen alma postiza» (Véase mi Niebla y Soledad:<br />
Aspectos <strong>de</strong> Unamuno y Machado, Madrid, Gredos, 1971, p. 289) y se indignó contra la actitud <strong>de</strong><br />
los catalanes y las provisiones culturales <strong>de</strong>l Estatuto <strong>de</strong> Autonomía (Justina Ruiz DE CONDE, De Antonio<br />
Machado a su gran<strong>de</strong> y secreto amor, Madrid, Lifesa, 1950, p. 112).<br />
1367
si bien sólo el <strong>de</strong> Soleda<strong>de</strong>s (1903). Decía en una carta a Francesc Pujol en enero<br />
<strong>de</strong> 1907:<br />
El tinc en el cor, tot aquest jovent castella que s'afanya pels camins <strong>de</strong> la poesia,<br />
el veig trist i sovint pervertit per en Rubén Darío. I té una forca poética aquest home,<br />
pero es produeix amb una afectació terrible. L'altre dia vaig llegir un vers<br />
d'ell que no me'l puc treure <strong>de</strong>l cap:<br />
«Tiembla la floresta <strong>de</strong>l laurel <strong>de</strong>l mundo».<br />
És gran aquest vers; pero está entremig d'uns entreteniments d'una frivolitat...!<br />
Ai, ¡quina pena em fa veure com juguem amb una cosa tan sagrada com la<br />
poesía...! 3<br />
¡Lástima que Maragall no haya conocido ni las Galerías ni los poemas <strong>de</strong>scriptivos<br />
<strong>de</strong> Campos <strong>de</strong> Castillal Por otra parte, no hubo por qué temer por la<br />
in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> criterio <strong>de</strong> don Antonio,* que pronto se emancipó <strong>de</strong> la influencia<br />
—indudable en Soleda<strong>de</strong>s 5 — <strong>de</strong>l gran nicaragüense.<br />
Pero es otro el tema esencial <strong>de</strong> nuestra ponencia: la suerte editorial que tuvieron<br />
las primeras ediciones <strong>de</strong> Antonio Machado, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Soleda<strong>de</strong>s (1903) a<br />
Soleda<strong>de</strong>s. Galerías. Otros poemas (1907) a Campos <strong>de</strong> Castilla (1912) y su segunda<br />
versión contenida en Poesías completas (1817): son algo menos <strong>de</strong> quince<br />
años <strong>de</strong> intensa y fecunda actividad poética.<br />
Antes <strong>de</strong> todo, fijémonos en la lenta evolución <strong>de</strong> nuestro poeta. Por primerizo<br />
que se nos pueda antojar el tomito Soleda<strong>de</strong>s, poemario en que caben sólo 42<br />
poemas breves, don Antonio tenía al imprimirlo veintisiete años bien cumplidos:<br />
no es un adolescente lampiño como Juan Ramón Jiménez al publicar en 1900, a<br />
los 19 años, sus primeras colecciones Ninfeas y Almas <strong>de</strong> violeta. Cinco años<br />
más tar<strong>de</strong>, en 1907, Machado publicó, a los 32 años, Soleda<strong>de</strong>s. Galerías. Otros<br />
poemas. A esta colección el poeta se empeñó en llamarla una refundición, «con<br />
adición <strong>de</strong> nuevas composiciones que no añadían nada sustancial a las primeras...<br />
Ambos volúmenes constituyen en realidad un solo libro». 6 Tanto cuantitativamente<br />
como cualitativamente, esto dista mucho <strong>de</strong> ser verdad: <strong>de</strong> 42 poemas se<br />
3. MARAGALL, Obres completes, XXIII, pp. 194-95; véase también p. 106.<br />
4. Dudas parecidas tenía al principio Unamuno {Niebla y Soledad, pp. 311-12).<br />
5. Consúltese mi ensayo «Antonio Machado y el mo<strong>de</strong>rnismo», Nuevos asedios al Mo<strong>de</strong>rnismo<br />
(ed. Ivan Schulman), Madrid, Tauros, 1987, pp. 282-97.<br />
6. Cito por mi edición <strong>de</strong> Soleda<strong>de</strong>s, Galerías, Otros poemas, 5* ed., Madrid, Cátedra, 1988, p.<br />
272. Para todas las referencias a los poemas anteriores a 1907 se remite a esta edición; los recogidos<br />
en libro llevan el número <strong>de</strong> Poesías completas, los rechazados un número romano.<br />
1368
suprimieron 13, y se añadieron otros 66. Entre los añadidos constan todas las galerías<br />
y también los «otros poemas», entre los cuales figuran muchos fundamentales<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l canon machadiano. 7 ¿Todo esto no es «nada sustancial»?<br />
¿Por qué, podríamos preguntarnos, esta reticencia? Se entien<strong>de</strong> tal vez como<br />
consecuencia <strong>de</strong>l cambio <strong>de</strong> orientación efectuado alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> 1906 ó 1907 hacia<br />
el mundo externo. Entonces, para él, todo lo anterior formó una inspiración<br />
ya pretérita, que por lo tanto pudo consi<strong>de</strong>rarse un conjunto más o menos unificado.<br />
La nueva inspiración forma parte <strong>de</strong> un cambio vital: la <strong>de</strong>cisión<br />
—trascen<strong>de</strong>ntal— <strong>de</strong> buscar un <strong>de</strong>stino, la que le llevó a la cátedra <strong>de</strong> francés<br />
en el Instituto <strong>de</strong> Soria. Tal <strong>de</strong>cisión precedió <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego la experiencia vivida<br />
en la pequeña capital <strong>de</strong> Castilla la Vieja, y es aquélla la que llegó a encauzar<br />
<strong>de</strong>cididamente la nueva pauta: importa darse cuenta <strong>de</strong> esta prioridad. Paulatinamente<br />
se fraguó otro criterio poético, que por fin dio como resultado una polección<br />
que vio la luz en la primavera <strong>de</strong> 1912, a los 38 años, cuando la felicidad<br />
prometida por su casamiento está a punto <strong>de</strong> <strong>de</strong>rrumbarse. La secuela <strong>de</strong><br />
esta segunda inspiración se da en una nueva versión ampliada <strong>de</strong> la colección,<br />
incorporada en Poesías completas <strong>de</strong> 1917; el poeta ahora tiene 42 años. Así se<br />
cierra un período <strong>de</strong>cisivo <strong>de</strong> su vida.<br />
Precisemos ahora, en la medida <strong>de</strong> lo posible, la historia <strong>de</strong> la publicación<br />
<strong>de</strong> las primeras poesías machadianas. No conocemos ningún poema suyo publicado<br />
anterior a 1901, si bien podríamos aceptar la <strong>de</strong>claración <strong>de</strong>l poeta <strong>de</strong> que<br />
«El canto <strong>de</strong> los niños» (VIH) data <strong>de</strong> 1898; y conviene apuntar que en SGOP<br />
señala «1899-1907» como las fechas límite <strong>de</strong> «Soleda<strong>de</strong>s». Hay 10 poemas conocidos<br />
que se publicaron con anterioridad a Soleda<strong>de</strong>s (1903). Representan<br />
una extraña mezcla <strong>de</strong> aciertos y fracasos. Los primeros —cuatro— salió en<br />
Electra, entre marzo y mayo <strong>de</strong> 1901; son poco maduros e inseguros; tres <strong>de</strong><br />
ellos se cuentan entre los rechazados <strong>de</strong> Soleda<strong>de</strong>s (1, 8, 12) y el cuarto (XLV)<br />
sufrió una sustanciosa refundición. En cambio, las cinco composiciones que<br />
aparecieron el año <strong>de</strong>spués, en <strong>agosto</strong> <strong>de</strong> 1902, en La revista ibérica, todos <strong>de</strong><br />
«Del camino», son poemas tan caracterizados como «La tar<strong>de</strong> todavía / dará incienso<br />
<strong>de</strong> oro...» (XXVII), «Daba el reloj las doce» (XXI), «Oh, figuras <strong>de</strong>l<br />
atrio» (XXVI), «Algunos lienzos <strong>de</strong>l recuerdo» (XXX) y «Tenue rumor <strong>de</strong> túnicas...»<br />
(XXV); van precedidos, a<strong>de</strong>más, <strong>de</strong> un lema muy significativo: «Todos<br />
somos romeros que camino hacemos». Allí tenemos la primera referencia a Berceo,<br />
ya en 1902. En la misma revista viene <strong>de</strong>spués otro poema, esta vez <strong>de</strong> 5a/modias<br />
<strong>de</strong> abril, que es «La vida hoy tiene ritmo...» (XLII); todos seis pasan<br />
con pocas variantes a Soleda<strong>de</strong>s y luego a SGOP y Poesías completas.<br />
Este vaivén entre aciertos y fracasos correspon<strong>de</strong> también al conjunto <strong>de</strong> la<br />
colección Soleda<strong>de</strong>s. Consiste en cuatro secciones tituladas Desolaciones y mo-<br />
7. Por ejemplo, I-V, Vü, IX-XV, XVIÜ-XK, para referirme sólo a la primera sección.<br />
1369
notonlas (10 poemas), Del camino (17 poemas), Salmodias <strong>de</strong> abril (11 poemas)<br />
y Humorismos. Los gran<strong>de</strong>s inventos (4 poemas). La sección que se salva<br />
esencialmente <strong>de</strong> la reconstitución <strong>de</strong> la colección en 1907, es Del camino, en el<br />
que sólo se eliminan dos poemas y se aña<strong>de</strong>n otros dos. Desolaciones y monotonías<br />
y Salmodias <strong>de</strong> abril <strong>de</strong>saparecen como secciones (lo que no es cosa <strong>de</strong> lamentar),<br />
salvándose cuatro <strong>de</strong> la primera y siete <strong>de</strong> la segunda; la pequeña sección<br />
final conserva tres <strong>de</strong> sus cuatro poemas, todos muy caracterizados —la<br />
«Glosa» a Jorge Manrique, «La noria» y «El cadalso»— a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l título.<br />
Todas las poesías <strong>de</strong> Soleda<strong>de</strong>s, con la significativa excepción <strong>de</strong> las <strong>de</strong><br />
Del camino, llevan título, título que tien<strong>de</strong> a fijarlas en un <strong>de</strong>terminado ambiente<br />
temporal o espacial: «Invierno», «Crepúsculo», «La tar<strong>de</strong> en el jardín»,<br />
«El mar triste», «Mai piu», «Horizonte», etc. La mayor parte <strong>de</strong> estos títulos<br />
<strong>de</strong>saparecen al incorporarse las poesías, si es que se incorporan, en<br />
SGOP. Es notable, pues, que se conceda más importancia al medio ambiente<br />
y a la circunstancia en la primera redacción. Incluso hay, en un par <strong>de</strong> poemas<br />
(XLV, LII), un sorpren<strong>de</strong>nte intento <strong>de</strong> inspiración andalucista <strong>de</strong> tipo externo<br />
no muy logrado.<br />
De hecho, este apego al ambiente respon<strong>de</strong> a un aspecto especial <strong>de</strong> muchos<br />
<strong>de</strong> los poemas rechazados: ostentan un afán <strong>de</strong> <strong>de</strong>scripción en cierta medida objetivo,<br />
que podríamos asociar con los parnasianos franceses. No preten<strong>de</strong>, por<br />
cierto, evocar <strong>de</strong>terminados mo<strong>de</strong>los pictóricos como presenciamos en Julián<br />
<strong>de</strong>l Casal, Antonio <strong>de</strong> Zayas o Manuel Machado, ni adopta una actitud estatuesca<br />
o escultural <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong> VArt poétique <strong>de</strong> Gautier ni tampoco se adhiere a una<br />
ten<strong>de</strong>ncia clasicista como la <strong>de</strong> Leconte <strong>de</strong> l'Isle. Rige más el esfumino impresionista<br />
que el cincel: la fuente primordial es sin duda el Verlaine <strong>de</strong> los Poémes<br />
saturniens} Valga como muestra el poema titulado «Invierno», que es el<br />
ejemplo más cabal <strong>de</strong> una estampa parnasiana. El paisaje es explícito, por primera<br />
vez antes <strong>de</strong> la honda experiencia soriana, si bien se contempla el Guada-<br />
Tama con los ojos <strong>de</strong> un pintor impresionista:<br />
El cipresal sombrío<br />
lejos negrea y el pinar menguado<br />
que se esfuma en el aire achubascado,<br />
se borra al pie <strong>de</strong>l Guadarrama frío.<br />
Uno <strong>de</strong> los poemas tempranos más reveladores es «Crepúsculo». Es el poema<br />
que más abiertamente se refiere, en términos <strong>de</strong> misterio y <strong>de</strong> religiosidad, a<br />
la soledad que da título a la colección:<br />
8. Véase G. RIBBANS, «La influencia <strong>de</strong> Verlaine en Antonio Machado», Niebla y Soledad, pp.<br />
255-87, y «Nuevas precisiones sobre la influencia <strong>de</strong> Verlaine en Antonio Machado», Filología, XI<br />
(1968-69), pp. 295-303.<br />
1370
La soledad, la musa que el misterio<br />
revela al alma en silabas preciosas<br />
cual notas <strong>de</strong> recóndito salterio,<br />
los primeros fantasmas <strong>de</strong> la mente<br />
me <strong>de</strong>volvió...<br />
Contiene a<strong>de</strong>más los ejemplos más extremos <strong>de</strong> brillante colorido, tan estetizante,<br />
para expresar los estados <strong>de</strong>l alma:<br />
Rojas nostalgias el corazón sentía,<br />
sueños bermejos...<br />
Por fin, este poema, algo confuso y recargado porque intenta abarcar <strong>de</strong>masiadas<br />
cosas a la vez, apunta también el tema <strong>de</strong> la consabida angustia <strong>de</strong>l pasado:<br />
«la agria ola <strong>de</strong>l ayer» que «refluye»: es el tema sintetizado en el estribillo* <strong>de</strong><br />
Edgar Alian Poe, Nevermore. También se abandona buena parte <strong>de</strong>l vocabulario<br />
religioso que caracteriza muchas poesías <strong>de</strong> Soleda<strong>de</strong>s, aunque no la aspiración<br />
espiritual que ésta reflejaba <strong>de</strong> un modo más bien confuso. Es <strong>de</strong> suponer que<br />
poemas como éste son el objeto <strong>de</strong> la crítica maragalliana.<br />
Del camino ya es harina <strong>de</strong> otro costal, con una expresión exquisitamente<br />
lograda <strong>de</strong>l culto <strong>de</strong>l misterio, <strong>de</strong>l recuerdo y sobre todo <strong>de</strong>l sueño. Las imágenes<br />
más representativas son el camino mismo, el espejo, la fuente, el lienzo, el<br />
retablo, la oposición voz/eco. Se anticipa así el mundo <strong>de</strong> las Galerías, si bien<br />
este símbolo embelesador no aparece sino en uno <strong>de</strong> los poemas más tempranos,<br />
publicado en marzo <strong>de</strong> 1901 y suprimido <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> 1903: «Siempre que sale el<br />
alma <strong>de</strong> la obscura/ga/ma <strong>de</strong> un sueño <strong>de</strong> congoja...» (núm. 8)<br />
Las diferencias entre Soleda<strong>de</strong>s y SGOP 9 se reflejan en el mismo título:<br />
frente a Soleda<strong>de</strong>s —muy modificado, por cierto— se aña<strong>de</strong>n galerías y otros<br />
poemas. La sección titulada Galerías consta <strong>de</strong> 29 poemas, <strong>de</strong> los cuales unos<br />
15 ó 18 se distinguen por su calidad esencialmente simbolista; no puedo <strong>de</strong>morarme<br />
ahora en estos maravillosos <strong>de</strong>stellos sutiles y exactos, no explícitos, <strong>de</strong><br />
un momento <strong>de</strong> emoción o <strong>de</strong> visión, <strong>de</strong>purados y apartados <strong>de</strong> lo anecdótico, lo<br />
<strong>de</strong>scriptivo y lo narrativo. 10 Es <strong>de</strong> notar, sin embargo, que se publicaron con anterioridad<br />
en revistas, en 1903 ó 1904, poco <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Soleda<strong>de</strong>s, con un nuevo<br />
brote en 1907 que la sección incluía otras composiciones que saliendo <strong>de</strong> la<br />
9. La llamada «segunda edición <strong>de</strong> SGOP» (1919) contiene notables diferencias que la separan<br />
<strong>de</strong> la primera. Con harta justificación, Macrí (ANTONIO MACHADO, Poesía y Prosa (ed. O. Macrí), 4<br />
vols., Madrid, Espasa Calpe/Fundación Antonio Machado, <strong>1989</strong>,1, p. 62), la llama una antología <strong>de</strong><br />
Poesías completas.<br />
10. Para una evaluación <strong>de</strong> las galerías, consúltense el excelente libro <strong>de</strong> RAMÓN DE ZUBIRIA,<br />
La poesía <strong>de</strong> Antonio Machado (Madrid, Gredos, 1955), y mi ensayo sobre SGOP en Niebla y Soledad,<br />
pp. 180-254.<br />
1371
índole complaciente, atemporal, a la vez que centelleante, <strong>de</strong> las galerías, apuntan<br />
hacia el mundo externo. Buen ejemplo <strong>de</strong> esta evolución es el archiconocido<br />
«No es verdad, dolor, yo te conozco...» n<br />
En «los otros poemas» <strong>de</strong>l poemario —es <strong>de</strong>cir, los que no tienen las características<br />
<strong>de</strong> Soleda<strong>de</strong>s y no son galerías— figuran algunos que evocan po<strong>de</strong>rosamente<br />
su infancia sevillana —sirva como muestra «El poeta visita la casa en<br />
que nació» (VII), que se publicó ya en 1903— y bastantes por <strong>de</strong> pronto rechazados,<br />
incluido entre ellos el poema significativo «Luz» (núm. 18), <strong>de</strong>dicado a<br />
Unamuno y al tema <strong>de</strong> la autenticidad. Pero la mayor parte <strong>de</strong> estos poemas se<br />
publicaron súbitamente hacia 1907 y constituyen la esencia <strong>de</strong> una nueva dirección,<br />
que mira hacia afuera en lugar <strong>de</strong> hacia a<strong>de</strong>ntro; <strong>de</strong> modo paradójico, son<br />
los que encabezan la colección, cosa que ha <strong>de</strong>spistado a no pocos estudiosos.<br />
Compren<strong>de</strong>n los célebres títulos «El viajero», «He andado muchos caminos»,<br />
«En el entierro <strong>de</strong> un amigo», «Hacia un acaso radiante» y «El poeta», a<strong>de</strong>más<br />
<strong>de</strong>l primer poema <strong>de</strong>dicado al paisaje soriano «A orillas <strong>de</strong>l Duero». 12 No sólo<br />
en este poema sino en otros análogos nos acercamos al ambiente <strong>de</strong> Campos <strong>de</strong><br />
Castilla. Vayan como muestra los versos finales <strong>de</strong> «Hacia un acaso radiante»:<br />
Yo, en la tar<strong>de</strong> polvorienta,<br />
hacia la ciudad volvía.<br />
Sonaban los cangilones <strong>de</strong> la noria soñolienta.<br />
Bajo las ramas oscuras caer el agua se oía.<br />
El libro que llamamos Campos <strong>de</strong> Castilla 13 parece suscitar menos dificulta<strong>de</strong>s<br />
editoriales que SGOP. Si bien esto es cierto, no por eso carece <strong>de</strong> problemas.<br />
En primer lugar, no se publicó en vida <strong>de</strong>l poeta la totalidad <strong>de</strong> lo que según<br />
el sentimiento general constituye la colección; la edición <strong>de</strong> 1912 —-la<br />
única publicación in<strong>de</strong>pendiente que lleva este título— contiene tan sólo la mitad<br />
<strong>de</strong> lo que enten<strong>de</strong>mos por Campos <strong>de</strong> Castilla. Para la colección entera hay<br />
que recurrir a la sección correspondiente <strong>de</strong> Poesías completas. A<strong>de</strong>más, en la<br />
primera edición <strong>de</strong> Poesías completas, la <strong>de</strong> Renacimiento <strong>de</strong> 1917, pasa una<br />
cosa realmente insólita: no aparece en ninguna parte el título <strong>de</strong> Campos <strong>de</strong><br />
Castilla. ¿Es <strong>de</strong>liberada o inconsciente esta omisión tan extraña, lo que el gran<br />
11. El examen más reciente, muy atinado, <strong>de</strong> este poema se <strong>de</strong>be a JOHN C. WILCOX: «The Rhetoric<br />
of Existencial Anguish in a Poem (LXXVII) by Antonio Machado», Híspante Review, 53<br />
(1985), pp. 163-80.<br />
12. Heliodoro CARPINTERO, Antonio Machado y Soria, 1976, consi<strong>de</strong>ra que L («Acaso») refleja<br />
también una influencia soriana, cosa que Macrí (II; p. 863) apunta como posible y a mí me parece<br />
dudosa.<br />
13. Véase mi edición <strong>de</strong> Campos <strong>de</strong> Castilla (Madrid, Cátedra, <strong>1989</strong>), a la cual se refiere la numeración<br />
románica, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la arábiga <strong>de</strong> Poesías completas, <strong>de</strong> los poemas en a<strong>de</strong>lante indicados.<br />
1372
editor <strong>de</strong> Machado Oreste Macrí llama «una distracción» (I; p. 60)? A este tema<br />
volveremos oportunamente.<br />
Surgen también ciertas dudas sobre el contenido. Una parte tan sólo <strong>de</strong> los<br />
poemas se refiere directamente al paisaje castellano indicado en el título. Algunas<br />
secciones como «Elogios» y títulos como «Proverbios y cantares» —que<br />
existían ya antes <strong>de</strong> publicarse el libro <strong>de</strong> 1912— o las «Parábolas» emparentadas<br />
a aquéllos, no se enlazan con el tema central. Por lo que se refiere a los<br />
«Elogios», cuatro <strong>de</strong> los más <strong>de</strong>stacados (CXLVI, CXLVII, CLI, CLII) prece<strong>de</strong>n<br />
a Campos <strong>de</strong> Castilla, si bien sólo uno —el <strong>de</strong>dicado a Valle-Inclán—<br />
consta en SGOP. Son los <strong>de</strong>dicados, significativamente, a los cuatro escritores a<br />
quienes Machado con toda seguridad más admiraba y que son, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> cualquier<br />
punto <strong>de</strong> vista, los escritores más eminentes <strong>de</strong> su época: Valle-Inclán, Rubén<br />
Darío, Unamuno y Juan Ramón Jiménez. A éstos se le otorga por tanto un sitio<br />
honrado <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l creciente panteón <strong>de</strong> los individuos mo<strong>de</strong>rnos dignos <strong>de</strong> alabanza.<br />
Al mismo tiempo cabe cierta duda <strong>de</strong> si pertenece <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho a Campos <strong>de</strong><br />
Castilla o sólo se encuentra allí por razones <strong>de</strong> ajuste práctico.<br />
A<strong>de</strong>más, en la segunda etapa se aña<strong>de</strong>n algunos poemas con una base geográfica<br />
distinta —Baeza o Andalucía en conjunto— o con preocupaciones nacionales<br />
más extensas. Hasta «Retrato», que preludia la colección, poco tiene<br />
que ver con el paisaje castellano. ¿Justifica todo esto dudar <strong>de</strong> la existencia in<strong>de</strong>pendiente<br />
<strong>de</strong> la colección <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> 1912, como ha sugerido un crítico reciente,<br />
Carlos Moreno Hernán<strong>de</strong>z?<br />
La simple constatación <strong>de</strong> estos datos, soslayados o ignorados normalmente por la<br />
crítica, no sólo indica que no existe un libro Campos <strong>de</strong> Castilla ampliado en<br />
1917, sino que hace sospechar que Machado, por estas fechas, estaba en clara vacilación<br />
respecto a su «obra esbozada en Campos <strong>de</strong> Castilla» que tenía la pretensión<br />
<strong>de</strong> continuar unos años antes... y sobre el <strong>de</strong>stino que <strong>de</strong>bía dar a los poemas<br />
escritos en su mayor parte entre 1907 y 1917, junto a algunos anteriores (p. 234). H<br />
Yo creo que no, y me inclino a atribuir la ausencia <strong>de</strong> título en la colección<br />
<strong>de</strong> 1917 a uno <strong>de</strong> esos <strong>de</strong>scuidos machadianos, por cierto nada infrecuentes en<br />
su obra. Bien conocida es su repugnancia a leer pruebas, lo que fácilmente podría<br />
explicar la omisión. Por mi parte, no me parece verosímil que Machado haya<br />
<strong>de</strong>cidido <strong>de</strong>liberadamente permitir que estos poemas tan significativos, tan<br />
personales, especialmente el así nombrado «ciclo <strong>de</strong> Leonor», aparezcan sin título<br />
distintivo, escondidos bajo el rótulo anodino («Varia») <strong>de</strong> la colección anterior.<br />
14. C. MORENO HERNÁNDEZ, «Precisiones sobre "Campos <strong>de</strong> Castilla" <strong>de</strong> Antonio Machado»,<br />
Celtiberia, 64 (1982), pp. 233-56.<br />
1373
Para echar luz sobre las características esenciales <strong>de</strong> la colección, es imprescindible<br />
parar mientes en la evolución <strong>de</strong> su contenido. Procuremos, pues, establecer,<br />
con la máxima precisión posible, la fecha <strong>de</strong> primera publicación <strong>de</strong> todos<br />
los poemas que la integran, prestando atención a la vez a todas las<br />
modificaciones —reestructuración, variantes— que ostentan. Fuente imprescindible<br />
para estos datos ha sido y es la ya citada edición <strong>de</strong> Oreste Macrí, ahora<br />
felizmente traducida al español, pero <strong>de</strong> vez en cuando puedo ofrecer algún dato<br />
nuevo. 15 Más importante, sin embargo, es el enjuiciamiento e interpretación <strong>de</strong><br />
este material, tanto por las implicaciones internas <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la obra machadiana<br />
como por lo que revela tocante a la vida <strong>de</strong>l poeta.<br />
Primero, conviene notar la fecha <strong>de</strong> aparición <strong>de</strong> «Retrato», que se publicó<br />
en El Liberal <strong>de</strong>l P <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1908, 16 menos <strong>de</strong> cinco meses <strong>de</strong>spués que<br />
Antonio se estableciera en Soria. A mi parecer, es el poema que mejor representa<br />
su estado <strong>de</strong> ánimo en aquel momento significativo cuando empren<strong>de</strong> su nueva<br />
carrera docente en una pequeña capital <strong>de</strong> provincias, si bien no ostenta todavía<br />
ninguna reacción a su nuevo medio ambiente. Su célebre rechazo <strong>de</strong> los<br />
valores artificiales o frivolos <strong>de</strong> la bohemia literaria madrileña reviste un aspecto<br />
distinto cuando se toma en cuenta esta <strong>de</strong>cisión tan reciente <strong>de</strong> buscar empleo.<br />
Al hacer esto, no sólo afirma su propia personalidad sino que se separa<br />
implícitamente <strong>de</strong> los que se <strong>de</strong>dican exclusivamente a la literatura: la profesión<br />
más odiosa que conozco, en palabras <strong>de</strong> Unamuno. Se explica así el orgullo que<br />
ostenta en <strong>de</strong>clarar que paga lo que <strong>de</strong>be y ofrece como regalo su poesía:<br />
Y al cabo, nada os <strong>de</strong>bo: <strong>de</strong>béisme cuanto he escrito.<br />
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago<br />
el traje que me cubre y la mansión que habito,<br />
el pan que me alimenta y el lecho en don<strong>de</strong> yazgo.<br />
Cosa realmente sorpren<strong>de</strong>nte es la ausencia <strong>de</strong> poemas publicados entre<br />
1907 y 1909; no hay secuela inmediata a «Orillas <strong>de</strong>l Duero» (XI), agregado a<br />
última hora a SGOP como resultado <strong>de</strong> su rápida visita a Soria en mayo <strong>de</strong><br />
1907. En el otoño <strong>de</strong>l mismo año, cuando ya residía en Soria, aparecieron en revistas<br />
los últimos poemas, entre ellos algunos <strong>de</strong> los más introspectivos, 17 <strong>de</strong><br />
15. Por ejemplo, la aparición <strong>de</strong> varios poemas en La revista ibérica y La tribuna.<br />
16. Descubierto por Heliodoro CARPINTERO: Ínsula, 344-45, julio-<strong>agosto</strong> <strong>de</strong> 1975. Para un estudio<br />
<strong>de</strong>tallado, consúltese Jorge URRUTIA, «Bases comprensivas para un análisis <strong>de</strong>l poema "Retrato"»,<br />
Cua<strong>de</strong>rnos Hispanoamericanos, 304-07 (octubre 1975-enero 1976), II, pp. 920-43.<br />
17. Los seis poemas que aparecieron en Revista latina, 30 x 1907, incluyen los muy introspectivos<br />
LXXXVn (2/ parte), LXXXVHI y LXXXIX. Habían ya salido en marzo <strong>de</strong> 1907 varios poemas,<br />
evi<strong>de</strong>ntemente menos subjetivos, como las cinco primeras composiciones <strong>de</strong> SGOP; «Orillas<br />
<strong>de</strong>l Duero» (DC) fue escrito como resultado <strong>de</strong> su primera visita a Soria en mayo.<br />
1374
SGOP, seguidos en noviembre por la colección misma. Des<strong>de</strong> entonces hasta el<br />
fin <strong>de</strong> 1908 —más <strong>de</strong> un ario— el único poema <strong>de</strong> que tenemos conocimiento es<br />
«Retrato». Entonces aparece el poema no muy típico «Fantasía iconográfica»<br />
(diciembre <strong>de</strong> 1908; 11; CVII) y los primeros «Proverbios y cantares», publicados<br />
en febrero <strong>de</strong> 1909. En mayo <strong>de</strong> 1909 ya tenemos «Amanecer <strong>de</strong> otoño»<br />
(13; CIX), «Pascua <strong>de</strong> Resurrección» (16; CXII) y más «Proverbios y cantares».<br />
«Hoy he visto una monjita», parte <strong>de</strong> «El tren» (14 CX), data <strong>de</strong> septiembre. En<br />
estos versos, y tal vez en los <strong>de</strong> «Pascua <strong>de</strong> Resurrección», vislumbramos <strong>de</strong> paso<br />
la atracción que le produce Leonor, al abordar el tema <strong>de</strong> jovencitas por casar<br />
(«madrecitas en flor») y la preferencia que su novia siente «por un barbero<br />
lampiño».<br />
Al casarse en julio <strong>de</strong> 1909, pues, Machado no es todavía el poeta <strong>de</strong>l paisaje<br />
soriano; ' 8 tenemos que esperar hasta febrero <strong>de</strong> 1910 para disfrutar <strong>de</strong> la primera<br />
muestra <strong>de</strong> poema castellano <strong>de</strong>scriptivo e interpretativo: «A orillas <strong>de</strong>l<br />
Duero» (2; XCVIII), y hasta diciembre para otro poema <strong>de</strong>l mismo tema: «Por<br />
tierras <strong>de</strong> España» (3; XCIX). Que yo sepa, no publicó ningún poema en 1911.<br />
Una cosecha extraordinariamente exigua <strong>de</strong> ocho poemas ofrecidos al público<br />
en cuatro años, época a<strong>de</strong>más en que se podría esperar que su nueva vida, tanto<br />
personal como profesional, diera lugar a un aumento <strong>de</strong> actividad poética. Sin<br />
duda, escribió más poemas, y lo más probable es que, como indica Carlos Beceíro,<br />
19 reservara su primera aparición para el libro tan retrasado que era Campos<br />
<strong>de</strong> Castilla, pero su dilatado silencio público, sobre el cual comentaba Villaespesa,<br />
20 no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser extraño.<br />
De especial significación es el primero <strong>de</strong> los poemas castellanos <strong>de</strong> la colección,<br />
A orillas <strong>de</strong>l Duero. Como Arthur Terry <strong>21</strong> ha <strong>de</strong>mostrado con tanto tino,<br />
el poeta-protagonista establece una disposición <strong>de</strong> ánimo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l cuadro<br />
<strong>de</strong> sus esfuerzos físicos mientras camina por la tiena arisca y sube al castillo <strong>de</strong><br />
los alre<strong>de</strong>dores <strong>de</strong> Soria. Sólo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> captada toda la sensación <strong>de</strong>l paisaje,<br />
busca el poeta interpretar el pasado castellano y su relación con el presente. Notable<br />
es que su sentido crítico frente a la tradición prece<strong>de</strong> el efecto que siente<br />
hacia la tierra a medida que se compenetra más con ella. La tan consabida inter-<br />
18. Es curioso notar que Baraja prece<strong>de</strong> a Machado en realizar un viaje, con su hermano Ricardo,<br />
por tierras <strong>de</strong> Soria. Véanse los seis artículos publicados en El imparcial entre diciembre <strong>de</strong> 1901<br />
y febrero <strong>de</strong> 1902, bajo el título ¡tan machadianol <strong>de</strong> «A orillas <strong>de</strong>l Duero». Los seis artículos se reproducen<br />
en Pío BAROJA, Escritos <strong>de</strong> juventud (ed. Manuel Longares), Madrid, Edicusa, 1972, pp.<br />
136-66. En las Obras completas, Madrid, Biblioteca Nueva, 1948, faltan el El y el IV.<br />
19. Carlos BECEIRO, Antonio Machado, poeta <strong>de</strong> Castilla, Valladolid, Ámbito, 1984, p. 31.<br />
20. El 24.10.1909 Villaespesa escribió a Juan Ramón Jiménez, con cierta irritación, que «Antonio<br />
apenas si hace un verso <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que se casó con la hija <strong>de</strong> su pupilera en Soria» (ínsula, 149, abril<br />
1959).<br />
<strong>21</strong>. Arthur TERRY, Antonio Machado: «Campos <strong>de</strong> Castilla», «Critical Gui<strong>de</strong>s to Spanish<br />
Texis», Londres, Grant & Cutler, 1973, pp. 23-28.<br />
1375
pretación <strong>de</strong> «Castilla miserable, ayer dominadora, / envuelta en sus andrajos<br />
<strong>de</strong>sprecia cuanto ignora» po<strong>de</strong>mos aceptarla o no a nuestra voluntad, 22 pero lo<br />
cierto es que forma una parte intrínseca <strong>de</strong>l poema y <strong>de</strong> la compleja actitud machadiana<br />
frente al paisaje y al paisanaje castellanos; por eso no se pue<strong>de</strong> ni se<br />
<strong>de</strong>be <strong>de</strong>sgajarla <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong>l poema.<br />
Cuando nos fijamos en Campos <strong>de</strong> Castilla (1912), se nos presenta un tomito<br />
<strong>de</strong>lgado que contiene, si contamos todos los 29 «Proverbios y cantares» bajo<br />
un solo título, sólo 17 poemas (46, al consi<strong>de</strong>rar cada uno por separado); algunos<br />
<strong>de</strong> los poemas castellanos más conocidos, como «Orillas <strong>de</strong>l Duero» y «El<br />
dios íbero», no están. En este puñado <strong>de</strong> poemas, La tierra <strong>de</strong> Alvargonzález<br />
(con 712 versos) ocupa un espacio <strong>de</strong>smesurado: casi la mitad. El otro poema<br />
extenso, «Campos <strong>de</strong> Soria» (con 144 versos), llena un diez por ciento <strong>de</strong> la colección.<br />
Otro asunto <strong>de</strong> interés es su publicación rezagada. Pérez Ferrero 23 nos<br />
asegura que el manuscrito estaba listo y en po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la editorial Renacimiento<br />
antes <strong>de</strong> que Antonio y Leonor partieran hacia París a principios <strong>de</strong> 1911, poco<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Reyes. De vuelta ya, Machado se queja dos veces, en cartas a<br />
Juan Ramón, 24 <strong>de</strong> cuánto tiempo tarda el libro en salir. Si bien no hay razón<br />
para dudar la afirmación <strong>de</strong> Pérez Ferrero, lo que sí queda a oscuras es el contenido<br />
exacto <strong>de</strong>l texto original. Se sabe <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace mucho tiempo (Pérez Ferrero,<br />
p. 133) que se agregó más tar<strong>de</strong> «La tierra <strong>de</strong> Alvargonzález». Ahora,<br />
gracias a Carlos Beceiro, 25 tenemos conocimiento <strong>de</strong> que apareció en marzo<br />
<strong>de</strong> 1907, apenas dos meses antes <strong>de</strong>l libro mismo, una versión incompleta <strong>de</strong><br />
«Campos <strong>de</strong> Soria», que ostenta diferencias significativas <strong>de</strong>l texto final. Es<br />
evi<strong>de</strong>nte que este <strong>de</strong>scubrimiento pone en tela <strong>de</strong> juicio la cuestión <strong>de</strong> qué<br />
versión <strong>de</strong>l poema se encontraba en el manuscrito original, si es que alguna<br />
había. El manuscrito entregado a la editorial Renacimiento en 1910 era indudablemente<br />
<strong>de</strong> mucho menos bulto que el libro publicado en 1912, y podría<br />
ser a<strong>de</strong>más muy distinto.<br />
Consi<strong>de</strong>remos ahora lo que se sabe <strong>de</strong> los dos poetas principales <strong>de</strong> la colección.<br />
Los datos esenciales sobre La tierra <strong>de</strong> Alvargonzález nos los proporcionó<br />
Helen Grant <strong>26</strong> hace muchos años. Hay tres versiones, todas publicadas en 1912:<br />
una en prosa impresa en el Mundial Magazine parisiense <strong>de</strong> Rubén Darío, otra<br />
22. Comparto la opinión <strong>de</strong> Teriy <strong>de</strong> que estos trozos son «less subtle and well-written ihan the<br />
rest of the poem» (p. <strong>26</strong>).<br />
23. Miguel PÉREZ FERRERO, Vida <strong>de</strong> Antonio Machado y Manuel, Madrid, Rialp, 1947, p. 131.<br />
24. Ricardo GULLON, «Cartas <strong>de</strong> Antonio Machado a Juan Ramón Jiménez», La Torre, VII, 25<br />
(1959), p. 185.<br />
25. BECEIRO, «La primera versión <strong>de</strong>l poema "Campos <strong>de</strong> Soria" <strong>de</strong> Antonio Machado», Cua<strong>de</strong>rnos<br />
Hispanoamericanos, 304-307 (octubre 1975-enero 1976), I, pp. 1.005-13.<br />
<strong>26</strong>. GRANT, «La Tierra <strong>de</strong> Alvargonzález», Celtiberia, 5 (1953), pp. 57-90.<br />
1376
en verso publicada en La Lectura en mayo y la <strong>de</strong>finitiva, que salió en Campos<br />
<strong>de</strong> Castilla. Curiosa es la proximidad temporal <strong>de</strong> las tres redacciones; parece<br />
que las revisiones, especialmente las hechas a la versión <strong>de</strong> La Lectura, <strong>de</strong>ben<br />
<strong>de</strong> ser <strong>de</strong> última hora.<br />
De la prioridad <strong>de</strong> la versión en prosa, sostenida con argumentos persuasivos<br />
por Helen Grant, 27 no queda apenas duda, y no quiero pisar <strong>de</strong> nuevo sobre<br />
el mismo terreno. Entre las diferencias <strong>de</strong> las dos redacciones en verso consta<br />
un largo pasaje semi<strong>de</strong>scriptivo <strong>de</strong> casi cien versos (11. 183-280), que se aña<strong>de</strong>n<br />
a la versión final y que <strong>de</strong>moran algo el curso <strong>de</strong> la narración; y la introducción<br />
<strong>de</strong> una nota más personal:<br />
¡Oh tierras <strong>de</strong> Alvargonzález,<br />
en el corazón <strong>de</strong> España,<br />
tierras pobres, tierras tristes,<br />
tan tristes que tienen alma!<br />
(11.563-66)<br />
Se agregan estos últimos versos en Campos <strong>de</strong> Castilla, y poco <strong>de</strong>spués, en un<br />
verso que termina la sección, cambia la frase repetida «en el corazón <strong>de</strong> España»<br />
a «pobres campos <strong>de</strong> mi patria».<br />
He <strong>de</strong> confesar que encuentro incómoda e inoportuna esta intervención<br />
personal <strong>de</strong>l narrador. También añadió la <strong>de</strong>dicatoria a Juan Ramón Jiménez;<br />
no queda claro si el poeta se dio cuenta <strong>de</strong> lo inconveniente y aún provocador<br />
que pudiera resultar tal gesto al poeta <strong>de</strong>l Diario <strong>de</strong> un poeta<br />
reciencasado.<br />
En cuanto a Campos <strong>de</strong> Soria, la existencia <strong>de</strong> dos versiones <strong>de</strong>l poema,<br />
a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> entrañar importantes implicaciones estructurales, plantea curiosos<br />
problemas <strong>de</strong> cronología que necesitan elucidación. Hay al menos dos etapas<br />
en la composición <strong>de</strong>l poema. La primera versión, publicada en marzo <strong>de</strong><br />
1912, contiene las primeras cinco secciones, seguidas por otra sección <strong>de</strong> 12<br />
versos intercalados, que van a constituir <strong>de</strong>spués un poema separado, «Noche<br />
<strong>de</strong> verano» (CXI). En posición final viene la célebre sección VI, la invocación<br />
<strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> Soria, con un surtido sustancioso <strong>de</strong> variantes. Se advierte,<br />
pues, una diferencia muy notable con la versión final, que todos conocemos<br />
y que consiste en nueve secciones, tres <strong>de</strong> ellas colocadas <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la<br />
que evoca a Soria. Parece recibir corroboración la indicación interna <strong>de</strong> una<br />
segunda visita al famoso paseo en la sección VIII («He vuelto a ver los ála-<br />
27. Macrí apoya la tesis <strong>de</strong> Grant contra el argumento contrario <strong>de</strong> Carlos Beceiro en «La Tierra<br />
<strong>de</strong> Alvargonzález: Un poema prosificado», Clavileño, VII, 41 (1956), pp. 36-46.<br />
1377
mos dorados»). Sánchez Barbudo 28 tiene razón, hasta cierto punto, creo, al<br />
discernir en el poema un «tono especial <strong>de</strong> <strong>de</strong>spedida»: la parte final posee<br />
cierta voluntad <strong>de</strong> resumir y registrar <strong>de</strong> forma memorable la experiencia, pero<br />
<strong>de</strong> acuerdo con la historia <strong>de</strong> la publicación es muy poco probable que tuviera<br />
forma acabada antes <strong>de</strong>l viaje a Francia, como sugiere Barbudo, porque<br />
en aquel caso lo más natural sería que hubiera <strong>de</strong>scartado antes la versión anterior.<br />
(Doy por asentado, como parece lógico, que el manuscrito original<br />
contenía esta primera versión.) ¿Cuándo se realizó la redacción <strong>de</strong>finitiva? La<br />
fecha más probable parece ser poco <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su regreso a Soria en septiembre<br />
<strong>de</strong> 1911; ésta está en consonancia con los «álamos dorados» y «hojas secas»<br />
a que hace referencia en la sección VIII. En este caso, ¿por qué dio a la<br />
estampa una forma anticuada <strong>de</strong>l poema muy poco antes <strong>de</strong> su salida en forma<br />
<strong>de</strong> libro? Tratándose <strong>de</strong> un diario como La tribuna no se explica que haya<br />
una <strong>de</strong>mora en imprimirlo. ¿Cabría pensar en una fecha más tardía —marzo o<br />
abril <strong>de</strong> 1912— y una inserción a última hora en el libro, tan retrasado ya? Es<br />
una posibilidad sumamente fascinadora, que haría que el poema distara relativamente<br />
poco <strong>de</strong> la fecha <strong>de</strong> composición <strong>de</strong> «Al olmo seco», que data <strong>de</strong>l 4<br />
<strong>de</strong> mayo.<br />
Claro está que existen otras posibilida<strong>de</strong>s. La nueva visita, indudablemente<br />
una <strong>de</strong> tantas, podría ser una reconstrucción imaginativa más que una ocasión específica,<br />
si bien esto parece contra<strong>de</strong>cir la práctica habitual <strong>de</strong>l poeta al concebir<br />
sus poemas <strong>de</strong> partir <strong>de</strong> una clara experiencia individual. Otra posibilidad es que,<br />
<strong>de</strong> acuerdo con su costumbre <strong>de</strong> unos años antes, haya entregado tiempo atrás la<br />
primera versión <strong>de</strong> un amigo (¿Juan Ramón Jiménez?), permitiéndole tácitamente<br />
publicarlo cuando le surja un momento conveniente. Dada la separación física<br />
con Juan Ramón y otros amigos, me parece poco verosímil esta conjetura.<br />
Ofrezco una solución tentativa. Machado sí reanudó en el otoño <strong>de</strong> 1911,<br />
tras larga ausencia, sus tan queridos paseos a lo largo <strong>de</strong> la otra orilla <strong>de</strong>l Duero,<br />
y redactó entonces un borrador, sin llegar a una versión <strong>de</strong>finitiva, <strong>de</strong> las secciones<br />
VII, VIII y IX. Luego, <strong>de</strong>seando apoyar a principios <strong>de</strong> 1912 el nuevo<br />
diario progresista que era La Tribuna, le entregó la versión antigua, probablemente<br />
incluida ya en el manuscrito que estaba en manos <strong>de</strong> la editorial Renacimiento.<br />
El efectuarlo posiblemente le estimuló a revisar y acabar el poema e<br />
incorporarlo a último momento en el libro, tal vez con la revisión <strong>de</strong>finitiva <strong>de</strong><br />
La tierra <strong>de</strong> Alvargonzález.<br />
El poema es testigo <strong>de</strong> una honda experiencia emotiva, a la vez revivida y<br />
rememorada, en un momento en que, colmado <strong>de</strong> afecto hacia la región y sus<br />
habitantes, soslaya por un momento —si tengo razón— su conciencia <strong>de</strong> la pérdida<br />
que le amenaza en la enfermedad fatal <strong>de</strong> su esposa. Incluso podría ser que<br />
aquellas esperanzas, tan piadosamente exageradas, a favor <strong>de</strong> los campesinos<br />
1378<br />
28. A. SÁNCHEZ-BARBUDO, LOS poemas <strong>de</strong> Antonio Machado, <strong>Barcelona</strong>, Lumen, 1967, p. 206.
sorianos, a que dio voz en las exclamaciones finales —tan distintas <strong>de</strong> la áspera<br />
realidad <strong>de</strong> su existencia— correspondan a una oculta conciencia <strong>de</strong> que ni estas<br />
aspiraciones, ni tampoco la recuperación <strong>de</strong> Leonor tan fervorosamente <strong>de</strong>seada,<br />
habían <strong>de</strong> realizarse:<br />
¡Gentes <strong>de</strong>l alto llano numantino<br />
que a Dios guardáis como cristianas viejas,<br />
que el sol <strong>de</strong> España os llene<br />
<strong>de</strong> alegría, <strong>de</strong> luz y <strong>de</strong> riqueza!<br />
La primera versión también ilumina la cuestión <strong>de</strong> si el poema ha <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarse<br />
como nueve composiciones in<strong>de</strong>pendientes o un conjunto unificado. Ya<br />
en 1973, argüí 29 en favor <strong>de</strong> la unidad, viendo en la sección VI —la evocación<br />
<strong>de</strong> Soria— el eje personal alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l cual gira todo el poema. Al incluirse<br />
«Noche <strong>de</strong> verano», tenemos, no un solo paisaje urbano sino dos, con cierta repetición<br />
<strong>de</strong> motivos, como la luna y la torre <strong>de</strong>l reloj. Yo veo «Noche <strong>de</strong> verano»<br />
como un complemento más objetivo, sin lirismo ni connotaciones históricas,<br />
<strong>de</strong> la sección «Soria pura...», que en la primera versión es la culminación<br />
<strong>de</strong>l poema. Lo que suce<strong>de</strong>, a mi ver, es que cuando se <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> a eliminar «Noche<br />
<strong>de</strong> verano» <strong>de</strong>l conjunto y añadir una recapitulación personal (secciones VII-<br />
IX) que reitere y revitalice todas las secciones anteriores, la sección «Soria pura...»<br />
se convierte en el eje <strong>de</strong>l poema en vez <strong>de</strong> su punto culminante. A<strong>de</strong>más,<br />
se introducen varios cambios que enfocan más eficazmente la visión personal<br />
<strong>de</strong> una ciudad histórica repleta <strong>de</strong> rasgos <strong>de</strong> un pasado glorioso ya <strong>de</strong>finitivamente<br />
<strong>de</strong>saparecida y <strong>de</strong> un presente <strong>de</strong>caído y estancado, en lo cual el poeta<br />
encuentra no obstante emoción y belleza. No estoy <strong>de</strong> acuerdo con aquellos críticos<br />
30 que conciben esta <strong>de</strong>scripción como completamente negativa, y mucho<br />
menos con los que, como Michael Predmore, sugieren incluso que «la visión <strong>de</strong><br />
Machado no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser satírica e incluso burlona». 31<br />
Interesa apuntar por fin que el texto final modifica <strong>de</strong> modo significativo la<br />
versión anterior <strong>de</strong> La Tribuna. Ésta empieza con cuatro versos más, que consiste<br />
no ya en un vocativo sino una afirmación algo <strong>de</strong>smayada:<br />
29. G. RIBBANS, «The Unity of "Campos <strong>de</strong> Soria"», Hispanic Review, XII (1973), pp. 285-96.<br />
TERRY, en su excelente «Guía Crítica», también trata el poema como una unidad (pp. 33-38), utilizando<br />
argumentos parecidos a los míos. SÁNCHEZ-BARBUDO (pp. 199-207) consi<strong>de</strong>ra como un solo<br />
poema las cuatro primeras partes, y la quinta y la sexta como poemas distintos. En esto le sigue AN-<br />
DREW P. DEBICKI, «La perspectiva y el punto <strong>de</strong> vista en poemas <strong>de</strong>scriptivos machadianos», Estudios<br />
sobre Antonio Machado (ed. J. Ángeles), <strong>Barcelona</strong>, Ariel, 1977, pp. 163-75.<br />
30. Véase Nancy A. NEWTON, «History by Moonlight: Esthetic and Social Vision in Machado's<br />
"Campos <strong>de</strong> Soria"», Kentucky Romance Quarterly, XXVI (1979), pp. 15-24, y GUSTAVO PÉREZ FlR-<br />
MAT, «Antonio Machado and the Poetry of Ruins», Hispanic Review, LVI (1988), pp. 1-16, que lo<br />
trata como un poema <strong>de</strong>l todo in<strong>de</strong>pendiente sobre el tópico poético <strong>de</strong> las ruinas.<br />
31. Michael P. PREDMORE, Una España joven en la poesía <strong>de</strong> Antonio Machado, Madrid, ínsula,<br />
1981, p. 153.<br />
1379
Soria, mística y guerrera,<br />
<strong>de</strong> vieja estirpe cristiana,<br />
fue hacia Aragón barbacana<br />
<strong>de</strong> Castilla en la frontera.<br />
En la versión primitiva el «castillo guerrero» es «castillo roquero», y los<br />
«señores, soldados o cazadores» era «señores, guerreros y cazadores»; «portales»<br />
son «portones». Más importante, como Carlos Beceiro ha explicado muy<br />
bien (p. 1.012), es que se emplee la segunda persona a lo largo <strong>de</strong> toda la primera<br />
evocación:<br />
Soria fría, Soria pura<br />
cabeza <strong>de</strong> Extremadura,<br />
con tu castillo guerrero<br />
arruinado, sobre el Duero,<br />
con tus murallas roídas<br />
y tus casas <strong>de</strong>negridas.<br />
Utilizando la tercera persona, el texto establecido recoge, <strong>de</strong> un modo certero,<br />
a todos los que están implicados emocionalmente con la ciudad, no sólo la<br />
ciudad misma. Por fin, el golpe <strong>de</strong>l reloj se expresa en tiempo pasado: «la campana<br />
/ <strong>de</strong> la Audiencia dio la una». El presente <strong>de</strong> la versión <strong>de</strong>finitiva brinda a<br />
la ocasión una mayor inmediatez.<br />
Consi<strong>de</strong>remos ahora los poemas publicados entre 1912y 1917. Al principio,<br />
hay un acelerado ritmo <strong>de</strong> publicación, especialmente en 1913, año en que aparecieron<br />
o se compusieron 17 poemas (contando como uno solo los 9 «proverbios<br />
y cantares»). ¿Cómo se explica esto? Según mi parecer, hay dos factores.<br />
El primero es la congoja que realzó durante cierto tiempo (en efecto, algo más<br />
<strong>de</strong> un año) su sentido <strong>de</strong> pertenecer —<strong>de</strong> haber pertenecido— a un lugar querido<br />
y casi palpable: es el estímulo que dio lugar al grupo coherente <strong>de</strong> 12 poemas<br />
que constituyen el «ciclo <strong>de</strong> Leonor», que según cualquier valoración crítica<br />
incluye varios <strong>de</strong> sus mejores poemas. El segundo elemento es un impulso<br />
patriótico: una urgencia personal <strong>de</strong> enfrentarse con los problemas nacionales y<br />
políticos. Bien se conoce que contempló suicidarse <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong><br />
Leonor; lo que le alentó para seguir viviendo fue el éxito <strong>de</strong> su libro y su convencimiento<br />
<strong>de</strong> que tenía algo que cumplir. 32<br />
En aquel momento sus proyectos <strong>de</strong> libros pecaban <strong>de</strong> un optimismo casi patético;<br />
habla en 1913 <strong>de</strong> «tres volúmenes... casi terminados». 33 Correspon<strong>de</strong>n<br />
32. «Cartas a JRJ»,p. 188.<br />
33. «Autobiografía escrita en 1913», publicada por Francisco VEGA DIAZ en Papeles <strong>de</strong> son Armadans,<br />
XIV, liv., 160 (1965), pp. 49-99.<br />
1380
éstos en su mayoría a los elementos heterogéneos que constituyen la versión final<br />
<strong>de</strong> Campos <strong>de</strong> Castilla: «Hombres <strong>de</strong> España», «Apuntes <strong>de</strong> paisaje» y<br />
«Cantares y proverbios». El poeta cultiva, eso sí, todas las tres direcciones indicadas,<br />
pero el alcance <strong>de</strong> éstas es muy limitado. Los «Hombres <strong>de</strong> España» incluyen<br />
no sólo los bellos «Elogios» —a los que se agregan otros nuevos <strong>de</strong>dicados<br />
a Giner, Ortega y Azorín —éste, con cierta reserva—, sino también sus<br />
complementos no <strong>de</strong>seables, no menos impresionantes como poema: «Este<br />
hombre <strong>de</strong>l casino provinciano» y «Don Guido». Los «Apuntes <strong>de</strong> paisaje»<br />
abarcan el éxito mo<strong>de</strong>sto <strong>de</strong> sus poemas sobre Baeza, como «Noviembre 1913»<br />
(33; CXXIX) o el más ambicioso «Los olivos» (36; CXXXII). La menos interrumpida<br />
<strong>de</strong> sus vetas poéticas es los «Proverbios y cantares», que ha <strong>de</strong> continuar<br />
en Nuevas canciones, pero no hay bastantes para constituir un libro in<strong>de</strong>pendiente.<br />
Al mismo tiempo hay el reverso <strong>de</strong> la medalla: ese sentimiento <strong>de</strong><br />
habérsele agotado la inspiración que empieza a acecharle, según el poema dirigido<br />
a Valcarce, a partir <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1913. Por este <strong>de</strong>sfallecimiento a<strong>de</strong>lanta<br />
dos razones. La primera es la «tentación» <strong>de</strong> las galerías, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las cuales<br />
vislumbra «el ventanal <strong>de</strong> fondo que da la mar sombría», tentación que se podría<br />
esperar como borrada ya por la visión exteriorizada <strong>de</strong> los poemas castellanos.<br />
La segunda es una referencia típicamente esquiva a Leonor:<br />
¿Será porque se ha ido<br />
quien asentó mis pasos en la tierra,<br />
y, en este nuevo ejido<br />
sin rubia mies, la soledad me aterra?<br />
¿Hay lugar a dudas sobre el efecto nocivo <strong>de</strong> su luto, que se evoca aquí con<br />
imágenes sacadas <strong>de</strong> lo más elemental <strong>de</strong> la naturaleza? Al fin <strong>de</strong>l poema, sin<br />
embargo, logra armar cierta inspiración, si bien ésta se orienta ya hacia aquel tipo<br />
<strong>de</strong> imagen marcial (no es el Machado que preferimos) que caracteriza su<br />
compromiso social:<br />
Y cíñete la espada rutilante,<br />
y lleva tu armadura,<br />
el peto <strong>de</strong> diamante<br />
<strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la blanca vestidura.<br />
A la vez, es capaz <strong>de</strong> crear un poema tan magnífico como «Poema <strong>de</strong> un día»<br />
(32; CXXVIII), en el cual <strong>de</strong>ja que surjan <strong>de</strong> modo espontáneo diversos problemas<br />
filosóficos —actitu<strong>de</strong>s divergentes hacia el paso <strong>de</strong>l tiempo, su duelo personal,<br />
las implicaciones éticas <strong>de</strong> Bergson y Unamuno— <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la rutina diaria<br />
<strong>de</strong> un día <strong>de</strong> lluvia. Se trata, sin embargo, <strong>de</strong> una realización aislada. Con<br />
más frecuencia se disminuye <strong>de</strong> grado evi<strong>de</strong>nte aquel agudo sentido <strong>de</strong> observa-<br />
1381
ción que es su fuerte distintivo. Es lo que pasa en los poemas cívicos como «El<br />
mañana efímero». Don<strong>de</strong> más se nota el <strong>de</strong>clive expresivo es en aquellos poemas<br />
en que su indudable misión poética no acierta a encontrar ningún punto <strong>de</strong><br />
partida en la realidad circundante, como en los poemas gemelos, igualmente<br />
malogrados, «España, en paz» (48; CXLIV) y «Una España joven» (49;<br />
CXLV). Me parece que si su tragedia vital conducía a corto plazo a una inspiración<br />
intensificada a raíz <strong>de</strong> la angustia, el efecto permanente fue una <strong>de</strong>sastrosa<br />
solución <strong>de</strong> continuidad.<br />
Llegamos por fin a Poesías completas (1917). 34 Se ha apuntado ya la mayor<br />
parte <strong>de</strong> sus características innovadoras: el patetismo <strong>de</strong>l «ciclo <strong>de</strong> Leonor», la<br />
inspiración difusa <strong>de</strong> los poemas <strong>de</strong> Baeza, las preocupaciones cívicas acentuadas,<br />
con sus triunfos y fracasos correspondientes, la continuación y consolidación<br />
<strong>de</strong> la vertiente folclórica. Señalemos por fin la nueva estructura. Se aña<strong>de</strong>n<br />
al corpus cuarenta poemas más, aparte <strong>de</strong> que casi se dobla el número <strong>de</strong> los<br />
«Proverbios y cantares» <strong>de</strong> 28 a 54. Estas modificaciones se logran sin que se advierta<br />
una gran preocupación por la cronología; más bien se adopta un criterio no<br />
muy fijo <strong>de</strong> pertenencia temática, aplicado a veces retrospectivamente. Así es<br />
que un poema como «Las encinas» (7; CIII), que <strong>de</strong> hecho tiene un alcance más<br />
extenso que los poemas puramente sorianos, así como la breve evocación <strong>de</strong>l<br />
Guadarrama (8; CIV), se coloca entre estos últimos. Los poemas sobre Leonor,<br />
en cambio, siguen una clara secuencia cronológica, y a los «Elogios» se les recoge<br />
hacia el fin, junto con algunos poemas que tienen pocos elementos <strong>de</strong> alabanza.<br />
Hay unos pocos casos, como «Fantasía iconográfica» (11; CVII), que está ya<br />
en Campos <strong>de</strong> Castilla <strong>de</strong> 1912, y «El bufón» (42; CXXXVIII), antes una «Humorada»,<br />
como las primeras «Parábolas» <strong>de</strong> 1912, que no parecen caber bien en<br />
ninguna parte. Este padrón, adoptado en 1917, ya se mantiene, con mínimas modificaciones,<br />
en todas las ediciones siguientes (2. a , 1928; 3. a , 1933; 4. a , 1936).<br />
Así se cierra el canon esencial <strong>de</strong> la segunda gran etapa machadiana. Para<br />
- oncluir volvamos a nuestro punto <strong>de</strong> partida: Joan Maragall, muerto ya, premauramente,<br />
a los 50 años, unos meses antes <strong>de</strong> la publicación <strong>de</strong> Campos <strong>de</strong><br />
Castilla. ¿Qué opinión habría tenido, podríamos preguntarnos, el excelso paisajista<br />
catalán <strong>de</strong> las Pirenenques, <strong>de</strong> «Del Montseny» y <strong>de</strong> «La fageda d'en Jordá»<br />
y el grave poeta narrativo <strong>de</strong> El comte Arnau, sobre los esfuerzos en cierto<br />
modo paralelos y complementarios <strong>de</strong>l poeta andaluz <strong>de</strong> inspiración castellana<br />
cuyo cincuentenario celebramos este año?<br />
34. Es <strong>de</strong> notar cieña vacilación todavía en cuanto a la colocación <strong>de</strong> los poemas. Por ejemplo:<br />
«Eran ayer mis dolores» (LXXXVI) se encuentra ya entre los «Proverbios y cantares» <strong>de</strong> Campos <strong>de</strong><br />
Castilla (1912), pero en Poesías completas (1917) es trasladado a la sección SGOP. «Anoche cuando<br />
dormía» (LJX) no aparece en SGOP (1907), pero que se incorpora en aquella sección <strong>de</strong> Poesías<br />
completas en 1917. Sobre ambos poemas, publicados primero en La Tribuna (LK: 10.02.1912,<br />
LXXXVI; 25.02.1912) véase mi nota «Fe y <strong>de</strong>sesperación en dos poemas machadianos <strong>de</strong> 1912», en<br />
ínsula, 506-507, febrero-marzo <strong>1989</strong>, pp. 65-66.<br />
1382
ANTONIO MACHADO, POETA PENSADOR<br />
JOSÉ M. 1 VALVERDE<br />
Universidad <strong>de</strong> <strong>Barcelona</strong><br />
Ante todo, mi agra<strong>de</strong>cimiento a la <strong>Asociación</strong> <strong>Internacional</strong> <strong>de</strong> Hispanistas<br />
por el gran honor que me ha hecho al invitarme a hablar aquí, no siendo yo hispanista<br />
sino <strong>de</strong> manera intermitente y parcial. Pero he aceptado <strong>de</strong> buena gana,<br />
como uno <strong>de</strong> los fervientes machadistas <strong>de</strong> esta Universidad <strong>de</strong> <strong>Barcelona</strong>, cuyos<br />
nombres se reúnen en el libro El poeta y su doble, don<strong>de</strong> se refleja el homenaje<br />
<strong>de</strong>dicado al curso pasado a A.M.<br />
Debo excusarme <strong>de</strong> antemano porque el tiempo que he encontrado que se<br />
me conce<strong>de</strong> es algo más breve que el que yo suponía al preparar mis papeles, y<br />
por ello en mi lectura ha <strong>de</strong> haber algunos saltos y resúmenes.<br />
La obra <strong>de</strong> Antonio Machado forma una unidad en <strong>de</strong>sarrollo —si se quiere,<br />
casi una Bildungsroman—, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la cual la prosa llega a ser parte esencial,<br />
aunque tardía en su aparición, y siempre subordinada al verso —en una función<br />
«complementaria», para emplear un término clave <strong>de</strong> este autor. Antonio Machado<br />
no es simplemente lo que suele enten<strong>de</strong>rse por un poeta, sino una suerte<br />
<strong>de</strong> pensador-poeta, que incluso llega a crear unos imaginarios filósofos —Abel<br />
Martín y su discípulo Juan <strong>de</strong> Mairena— para presentar en ellos, no su propia<br />
filosofía, sino más bien su anti-filosofía, al mostrar por medio <strong>de</strong> ellos el <strong>de</strong>stino<br />
negativo, y aun nihilista, <strong>de</strong> la inteligencia racional, que sólo <strong>de</strong>ja un resquicio<br />
a la esperanza humana a condición <strong>de</strong> no creer en ella. Pero quizá <strong>de</strong>cir esto<br />
es empezar por el final: esbocemos un posible recorrido paso a paso.<br />
Antonio Machado fue <strong>de</strong> linaje intelectual liberal, e incluso un poco «jacobino»<br />
—según su término—, sobre todo por lo que toca a su padre, gran folklorista<br />
y vehemente articulista anticlerical bajo el seudónimo <strong>de</strong> «Demófilo» (el<br />
amante <strong>de</strong>l pueblo). En su niñez, el poeta se formaría en la Institución Libre <strong>de</strong><br />
Enseñanza, tan importante en la vida pedagógica y cultural española, fundada<br />
1383
por profesores universitarios expulsados por gobiernos conservadores. Antonio<br />
Machado, como es sabido, nació en Sevilla, cuna también <strong>de</strong> Gustavo Adolfo<br />
Bécquer, el rezagado romántico <strong>de</strong> quien fueron <strong>de</strong>votos todos los poetas españoles<br />
<strong>de</strong>l siglo xx, sobre todo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la generación <strong>de</strong> 1898 a la <strong>de</strong> 1927. La lírica<br />
española <strong>de</strong> la época propiamente romántica había sido <strong>de</strong> baja calidad: en<br />
cambio, Bécquer, muerto joven en 1870, había abierto un horizonte válido <strong>de</strong><br />
exploración intimista, con una musicalidad y una <strong>de</strong>puración <strong>de</strong>l lenguaje que<br />
entroncaban con la gran tradición popularista hispánica. En Antonio Machado,<br />
sin embargo, la intensidad anímica becqueriana y símbolos aportada a fin <strong>de</strong> siglo<br />
por el gran Rubén Darío, el nicaragüense afrancesado. En su primera época,<br />
incluso, a veces llegaba a haber cierta contradicción entre aquella introspección<br />
posromántica y la nueva <strong>de</strong>coratividad <strong>de</strong> ese «mo<strong>de</strong>rnismo» hispanoamericano<br />
encabezado por Darío. Pero en el libro inaugural <strong>de</strong> Antonio Machado (Soleda<strong>de</strong>s,<br />
<strong>de</strong> 1902; ampliado en 1907 bajo el título Soleda<strong>de</strong>s. Galerías. Otros poemas),<br />
importa ya sobre todo el primero <strong>de</strong> esos dos elementos: la pretensión <strong>de</strong><br />
expresar —como dirá en una antología <strong>de</strong> 1917— «...lo que pone el alma, si es<br />
que algo pone, o lo que dice, con voz propia, en respuesta animada al contacto<br />
<strong>de</strong>l mundo».<br />
En esa exploración hacia <strong>de</strong>ntro, intentando captar la voz más espontánea y<br />
sincera <strong>de</strong>l alma individual, el poeta estaba especialmente atento a las figuras <strong>de</strong><br />
los sueños, que alu<strong>de</strong>n vagamente a promesas luminosas <strong>de</strong> felicidad amorosa<br />
no sólo humana:<br />
Des<strong>de</strong> el umbral <strong>de</strong> un sueño me llamaron.<br />
—Dime, ¿vendrás conmigo a ver el alma?—<br />
Llegó a mi corazón una caricia...<br />
Pero es notable que ya en ese mismo arranque, en 1902, Antonio Machado<br />
se dé cuenta <strong>de</strong> los límites <strong>de</strong> la pretensión <strong>de</strong> buscar «la verdad <strong>de</strong>l alma»:<br />
más aún, <strong>de</strong> la imposibilidad <strong>de</strong> conocerse uno a sí mismo —y, en grave consecuencia<br />
literaria, <strong>de</strong> ser sincero. Aquí aparece, más intensamente que en<br />
ningún otro autor español <strong>de</strong> ese momento, ese vasto proceso, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la filosofía<br />
y la cultura <strong>de</strong> los últimos cien años en Occi<strong>de</strong>nte, que se ha <strong>de</strong>signado<br />
como «crisis <strong>de</strong>l Yo» o, «crisis <strong>de</strong>l sujeto», o incluso «muerte <strong>de</strong>l Yo»<br />
—<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Nietzsche a ciertos recientes franceses. Ello se ejemplifica especialmente<br />
en un poema (que empieza «Oh dime, noche amiga, amada vieja...») en<br />
que el poeta pregunta a la Noche dón<strong>de</strong> está su más genuina verdad interior:<br />
en la soledad nocturna, al menos cuando llora, al menos cuando reza, ¿podrá<br />
ser él <strong>de</strong> veras auténtico; podrá hablar y clamar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su Yo sin falsear? La<br />
Noche, respondiendo al poeta, insiste en que no sabe dón<strong>de</strong> pue<strong>de</strong> estar y en<br />
qué pue<strong>de</strong> consistir esa verdad <strong>de</strong> su alma, ni aun en lo más hondo <strong>de</strong> sus<br />
llantos y rezos. Y acaba:<br />
1384
Para escuchar tu queja <strong>de</strong> tus labios<br />
yo te busqué en tu sueño,<br />
y allí te vi vagando en un borroso<br />
laberinto <strong>de</strong> espejos.<br />
«Un borroso laberinto <strong>de</strong> espejos»: en eso se <strong>de</strong>sintegra el Yo cuando se quiere<br />
captarlo en su autenticidad. Entonces, si la apelación romántica al Yo resulta<br />
imposible y sin sentido, ¿por dón<strong>de</strong> ir, cómo tomar un punto <strong>de</strong> referencia para<br />
vivir? Por lo pronto, el poeta, en su búsqueda, a modo <strong>de</strong> consuelo o <strong>de</strong> preparación<br />
para algo mejor, apela a la poesía misma en cuanto que, por su carácter <strong>de</strong><br />
canción, va más allá, por una parte, <strong>de</strong> la referencia al Yo individual, valiendo<br />
como expresión <strong>de</strong> un «nosotros», y aún <strong>de</strong> «todos»: y, por otra parte, y complementariamente,<br />
supera el sentido lógico y conceptual que podría dar a la poesía<br />
una sombra <strong>de</strong> verdad no poética, al valer como intuición única, irrepetible,<br />
existencial, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l tiempo <strong>de</strong> la vida personal. Es lo que expresa Anto'nio<br />
Machado en el poema que originalmente se tituló Los cantos <strong>de</strong> los niños, y que<br />
empieza «Yo escucho los cantos...», para terminar:<br />
Seguía su cuento<br />
la fuente serena:<br />
borrada la historia,<br />
contaba la pena.<br />
Pero esto es sólo el arranque <strong>de</strong> un camino que Antonio Machado volverá a tomar<br />
<strong>de</strong>spués: ahora hace un intento más directo y frontal <strong>de</strong> liberarse <strong>de</strong>l laberinto<br />
<strong>de</strong>l subjetivismo, <strong>de</strong>l Yo, queriendo salir en busca <strong>de</strong> «lo Otro» —las cosas,<br />
el mundo, los otros y acaso Dios. Y al llegar aquí, se empieza a observar en<br />
Antonio Machado una curiosa conexión simbólica entre las etapas <strong>de</strong> su vida<br />
anímica y literaria, y los episodios y anécdotas <strong>de</strong> su biografía, incluso cuando<br />
no <strong>de</strong>pendían <strong>de</strong> su voluntad. Así, en 1907, recién publicado Soleda<strong>de</strong>s. Galerías.<br />
Otros poemas, el poeta es <strong>de</strong>stinado a Soria para ser profesor <strong>de</strong> francés<br />
<strong>de</strong>l Instituto —aunque todavía no tenía título universitario. El paisaje <strong>de</strong> Castilla<br />
—por lo <strong>de</strong>más, emblema común para todo el grupo literario que pronto se<br />
llamaría «generación <strong>de</strong> 1898»— le sirve como lección <strong>de</strong> realidad, <strong>de</strong> objetividad,<br />
frente a ese subjetivismo romántico <strong>de</strong> que se había mostrado <strong>de</strong>sengañado<br />
casi <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio. El siguiente libro <strong>de</strong> Antonio Machado se titulará, precisamente,<br />
Campos <strong>de</strong> Castilla (1912): en él, el paisaje le servirá no sólo como<br />
aprendizaje <strong>de</strong> objetividad, sino también como punto <strong>de</strong> partida para reflexionar<br />
sobre la situación <strong>de</strong> España. Pero también aparece algo más íntimo y profundo:<br />
en la búsqueda <strong>de</strong> «lo Otro» y <strong>de</strong> «los otros», nada podía ser tan importante como<br />
el encuentro y unión <strong>de</strong>l «Uno» con «la Otra», con la mujer. Más a<strong>de</strong>lante,<br />
en uno <strong>de</strong> sus aforismos en forma <strong>de</strong> canción popular, uno <strong>de</strong> sus filósofos apócrifos<br />
dirá esta especie <strong>de</strong> piropo metafísico:<br />
1385
La mujer<br />
es el anverso <strong>de</strong>l Ser.<br />
En efecto, Antonio Machado, serio profesor <strong>de</strong> treinta y cuatro años, se casa<br />
con una sencilla muchachita <strong>de</strong> quince años, Leonor, a la vez realidad y símbolo<br />
<strong>de</strong> su vida y en su reflexión.<br />
Esa reflexión, la marcha <strong>de</strong> su pensamiento, se va haciendo mientras tanto<br />
cada vez más profunda —y, en su sentido peculiar, más filosófica—, especialmente<br />
en los aforismos en verso que empiezan a aparecer bajo el título Proverbios<br />
y cantares, ya en la primera edición <strong>de</strong> Campos <strong>de</strong> Castilla, y que el poeta<br />
no <strong>de</strong>jará <strong>de</strong> cultivar toda su vida. Por ejemplo, su lucha con el subjetivismo<br />
queda con<strong>de</strong>nsada en esta simple copla:<br />
Poned atención:<br />
un corazón solitario<br />
no es un corazón.<br />
Aquí, en este pequeño género lírico se verá crecer más la ironía que también habrá<br />
en su obra en prosa: una ironía que es parte esencial <strong>de</strong> su modo <strong>de</strong> pensar.<br />
En el camino reflexivo <strong>de</strong> Antonio Machado, fue importante que, en el curso<br />
académico 1910-1911, estuviera en París con una beca para ampliar estudios <strong>de</strong><br />
francés y <strong>de</strong>cidiera seguir el curso <strong>de</strong> Bergson en el College <strong>de</strong> France. El pensamiento<br />
<strong>de</strong> este filósofo le ayudó a <strong>de</strong>sarrollar la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la temporalidad <strong>de</strong> la<br />
lírica que ya había esbozado en el mencionado poema Los cantos <strong>de</strong> los niños.<br />
La lírica, arte <strong>de</strong>l tiempo —dirá luego Antonio Machado—, trata <strong>de</strong> hacer perenne<br />
una experiencia temporal, individual, irrepetible, sólo conservada en el<br />
recuerdo. Unos quince años <strong>de</strong>spués, Antonio Machado, por boca <strong>de</strong> su ficticio<br />
personaje Juan <strong>de</strong> Mairena, contrapondría este sentido temporalista <strong>de</strong> la poesía<br />
al sentido conceptual —o conceptista—, más abstracto y lógico, un tanto neooarroco,<br />
que aparece, más o menos, en la generación <strong>de</strong> 1927. Pero, por otra<br />
parte, el intuicionismo <strong>de</strong> Bergson, aunque le viniera bien a Antonio Machado<br />
para la expresión teórica <strong>de</strong> su sentido temporalista <strong>de</strong> la lírica, acabó por parecerle<br />
<strong>de</strong>masiado naturalista, <strong>de</strong>masiado biológico —no sólo vitalista—, cosa<br />
más comprensible si se recuerda que en aquellas fechas el pensador francés no<br />
había llegado a su posterior fase espiritualista y casi mística. El pensamiento<br />
teórico, la razón, dice Antonio Machado, es posible que no sirva, en efecto, como<br />
<strong>de</strong>nunciaba Bergson, para captar la realidad viva; pero —aunque esto parezca<br />
una paradoja— en ello mismo radica su gran<strong>de</strong>za, su dignidad, porque nos<br />
<strong>de</strong>spega y nos distancia <strong>de</strong> la realidad material inmediata, elevándonos a un<br />
mundo <strong>de</strong> grandiosas y bellas construcciones mentales, por más que con ello no<br />
consigamos certidumbres salvadoras.<br />
Sin embargo, con esto estamos anticipándonos un poco, por conveniencias<br />
1386
<strong>de</strong>l discurso teórico, al <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> Antonio Machado, que entonces<br />
muestra ese carácter simbólico a que aludíamos antes, en algo que no <strong>de</strong>pendía<br />
en nada <strong>de</strong> su voluntad. Pues su esposa Leonor, símbolo, como <strong>de</strong>cíamos, <strong>de</strong> su<br />
anhelo <strong>de</strong> unión con la realidad <strong>de</strong>l mundo y <strong>de</strong>l prójimo, murió <strong>de</strong> tuberculosis<br />
en 1912, un año <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> ese curso en París. Parece como si con ello se hiciera<br />
visible que el poeta, también en su evolución mental, había tocado los límites,<br />
e incluso la imposibilidad <strong>de</strong> captar la realidad objetiva, lo Otro, tras <strong>de</strong> haber<br />
dado por inaferrable el Yo.<br />
El poeta, viudo —cabría <strong>de</strong>cir, viudo <strong>de</strong> la realidad <strong>de</strong>seada, también <strong>de</strong> la<br />
realidad <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más— se traslada a Baeza, don<strong>de</strong>, a la vez por conveniencias<br />
profesionales y por inclinación espiritual, estudia filosofía, en soledad —ello le<br />
servirá para obtener una licenciatura por la Universidad <strong>de</strong> Madrid.<br />
Entonces empezó un cua<strong>de</strong>rno que se publicaría postumamente bajo el título<br />
Los complementarios —título que, sin embargo, en ese cua<strong>de</strong>rno se aplica áólo<br />
a apuntes referibles a unos personajes literarios ficticios, que entre todos formarían<br />
la personalidad <strong>de</strong> quien escribe: por eso se llaman «complementarios».<br />
Luego, en textos publicados, <strong>de</strong>jarán lugar a los «apócrifos» ya nombrados,<br />
Martín y Mairena, contrafiguras, en parte por afinidad y en parte por contraste,<br />
<strong>de</strong>l propio Antonio Machado; no «heterónimos», en el sentido <strong>de</strong> Pessoa, sino<br />
encarnaciones diversas <strong>de</strong> una unidad que sólo se manifiesta en esa pluralidad.<br />
(El propio Antonio Machado llegará a ser citado por alguno <strong>de</strong> sus apócrifos como<br />
apócrifo él también.) En ese cua<strong>de</strong>rno hay reflexiones sobre filosofía: allí se<br />
ve, en 1917, con toda radicalidad e incluso con sarcasmo, su ruptura ya aludida<br />
con el pensamiento <strong>de</strong> Bergson.<br />
En 1917, en edición muy ampliada <strong>de</strong> Campos <strong>de</strong> Castilla, se <strong>de</strong>scribe a sí<br />
mismo en Baeza, en irónico autorretrato Poema <strong>de</strong> un día (Meditaciones rurales)<br />
—<strong>de</strong> hecho, no es «<strong>de</strong> un día», sino sólo <strong>de</strong> una tar<strong>de</strong>—, y allí se pinta leyendo<br />
a Bergson y a Unamuno: a éste le tuvo siempre Antonio Machado por<br />
maestro, y precisamente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Baeza y en esos años le envió unas profundas<br />
cartas en que, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> criticar el marasmo y la injusticia <strong>de</strong> la sociedad andaluza<br />
que le ro<strong>de</strong>aba, expresaba, recordando a su difunta esposa, su profundo anhelo<br />
<strong>de</strong> pervivencia tras la muerte.<br />
Tanto por el lado <strong>de</strong> su situación vital como por el lado <strong>de</strong> la conciencia y<br />
la reflexión, la situación <strong>de</strong>l Antonio Machado <strong>de</strong> esta época podía parecer<br />
<strong>de</strong>sesperanzadora: tempranamente había fracasado su i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> hallar la verdad<br />
básica en el interior <strong>de</strong>l espíritu personal: luego le había fallado su esperanza<br />
<strong>de</strong> encontrar la salvación en las cosas y en los <strong>de</strong>más, incluso con la brutal intervención<br />
<strong>de</strong> la muerte. De modo quizá prematuro, el poeta se sentía ya viejo<br />
y acabado: su pensamiento sólo <strong>de</strong>jaba espacio a la esperanza a costa <strong>de</strong> no<br />
creer en él. Todo ello lo resume en una <strong>de</strong> sus numerosas coplas reflexivas <strong>de</strong><br />
entonces:<br />
1387
Corazón, ayer sonoro,<br />
¿ya no suena<br />
tu monedilla <strong>de</strong> oro?<br />
Tu alcancía,<br />
antes que el tiempo la rompa,<br />
¿se irá quedando vacía?<br />
Confiemos<br />
en que no será verdad<br />
nada <strong>de</strong> lo que sabemos.<br />
En una carta a Unamuno (16-1-1918) explica el sentido <strong>de</strong> estos tres últimos<br />
versos, en una variante aún más radical:<br />
«Confiamos<br />
en que no será verdad<br />
nada <strong>de</strong> lo que pensamos,<br />
creo haber dicho en una copla; pero me refería al pensar <strong>de</strong>sustanciado y frío, al<br />
pensar que se mueve entre relaciones, entre límites, entre negaciones; al pensar<br />
por conceptos vacíos, que no pue<strong>de</strong> probar nada <strong>de</strong> cuanto alienta en nuestro corazón...»<br />
En esta segunda forma, y <strong>de</strong>sprendida <strong>de</strong> los versos anteriores, esta copia<br />
será atribuida más a<strong>de</strong>lante al apócrifo Juan <strong>de</strong> Mairena, junto con unas explicaciones<br />
en las que éste dice, entre otras cosas parecidas: «El fondo <strong>de</strong> mi<br />
pensamiento es triste; sin embargo, yo no soy un hombre triste, ni creo que contribuya<br />
a entristecer a nadie. Dicho <strong>de</strong> otro modo: la falta <strong>de</strong> adhesión a mi propio<br />
pensar me libra <strong>de</strong> su maleficio; o bien: más profundo que mi propio pensar<br />
está mi confianza en su inania.» Así se explicará que postule un «sano escepticismo»:<br />
en un aforismo <strong>de</strong> 1936, con todo el sentido humorístico que llega a tener<br />
entonces, dice: «Apren<strong>de</strong> a dudar, hijo mío, y acabarás dudando <strong>de</strong> tu propia<br />
duda».<br />
Esta actitud irónica, cuando Antonio Machado parecía llegado a un callejón<br />
sin salida, le permite una nueva vitalidad espiritual, estimulada también<br />
por su sentido <strong>de</strong> la poesía misma, como voz <strong>de</strong> muchos que llega <strong>de</strong>s<strong>de</strong> todo<br />
un pueblo y toda una larga historia, para dar, no una mera expresión personal,<br />
sino una voz colectiva, impersonalizada, <strong>de</strong> todos y para todos. La poesía,<br />
pues, se une en él al instinto moral <strong>de</strong> fraternidad con los <strong>de</strong>más, <strong>de</strong> «amor al<br />
prójimo» —Antonio Machado irá aludiendo cada vez más frecuentemente a<br />
las enseñanzas <strong>de</strong> Cristo, «<strong>de</strong>l» Cristo, como <strong>de</strong>cía Unamuno. Y en alguna<br />
ocasión, jugando ingeniosamente con las palabras, <strong>de</strong>cía que no se trataba sólo<br />
<strong>de</strong> amar al «prójimo», al «próximo», sino también al «lejano», a los <strong>de</strong>sconocidos<br />
y remotos. Quizá en esta evolución espiritual hubiera cierto influjo<br />
<strong>de</strong>l entorno histórico: <strong>de</strong> un modo vago y difuso, tal vez la revolución soviética<br />
<strong>de</strong> 1917 afectó a la atmósfera anímica <strong>de</strong> Antonio Machado, aunque sin<br />
1388
concretarse en opiniones políticas ni i<strong>de</strong>ológicas, sino sólo como sensación<br />
general <strong>de</strong> estar en el umbral <strong>de</strong> una época en que, superado el individualismo<br />
burgués romántico, el mundo iría hacia formas <strong>de</strong> convivencia en que contaría<br />
más la totalidad. De manera no muy precisa, ese nuevo ánimo, aparece en<br />
torno al mito <strong>de</strong> Deméter, en el poema Olivo <strong>de</strong>l camino, último escrito en la<br />
andaluza Baeza, antes <strong>de</strong> trasladarse a Segovia, y que abrirá el siguiente y último<br />
volumen <strong>de</strong> versos <strong>de</strong> Antonio Machado, Nuevas canciones, 1924. En<br />
Segovia, en efecto, es profesor <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1919, pasando muchos días en la cercana<br />
Madrid, a don<strong>de</strong> se trasladó <strong>de</strong>stinado en 1932. En Nuevas canciones, un<br />
libro variado en sus formas y <strong>de</strong>sigual en calidad, prosiguen los aforismos en<br />
verso en forma <strong>de</strong> canción popular —autofolklore, dice ahora su autor que<br />
son, «don<strong>de</strong> se contiene cuanto hay en mí <strong>de</strong> común con el alma que piensa<br />
en el pueblo», no mera imitación <strong>de</strong> la manera popular. De hecho, sin embargo,<br />
a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> lo que haya en estas brevísimas composiciones <strong>de</strong> expresión<br />
<strong>de</strong>l alma común, son profundas con<strong>de</strong>nsaciones <strong>de</strong> pensamiento, no lejanas a<br />
la filosofía. Así ocurre con las que inician una serie, que servirán <strong>de</strong> punto <strong>de</strong><br />
partida para los filósofos apócrifos <strong>de</strong> Antonio Machado: la primera <strong>de</strong> ellas<br />
dice:<br />
El ojo que ves no es<br />
ojo porque tú lo veas;<br />
es ojo porque te ve.<br />
Un tanto enigmáticas en su tono, parecerán todavía más difíciles cuando Abel<br />
Martín se ponga a extraer <strong>de</strong> ellas toda su metafísica.<br />
En 1925, un ensayo, Reflexiones sobre la lírica, publicado en la principal<br />
revista <strong>de</strong> entonces, Revista <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte, dirigida por Ortega y Gasset, empieza<br />
a situar a Antonio Machado en el terreno <strong>de</strong> la prosa crítica y teórica: se<br />
trata <strong>de</strong> una madrugadora crítica, a propósito <strong>de</strong>l poeta José Moreno Villa,<br />
contra la ten<strong>de</strong>ncia a la poesía conceptual y abstracta que —como <strong>de</strong>cíamos—<br />
aparece en algunos momentos en la generación <strong>de</strong> 1927. Pero la gran<br />
novedad machadiana en prosa se produce en 19<strong>26</strong> al lanzar, en la misma revista,<br />
a su personaje Abel Martín, que se suponía haber sido un poeta y filósofo<br />
<strong>de</strong> fines <strong>de</strong>l siglo xix. Alguna vez diría luego Antonio Machado que el<br />
pasado es plástico y se pue<strong>de</strong> corregir y mejorar: ahora preten<strong>de</strong> hacerlo así<br />
con el siglo xix español, inventando algunas figuras que habría sido conveniente<br />
que existieran entonces, pero que no existieron. Ya hemos aludido a la<br />
relación entre el propio Antonio Machado y sus «apócrifos», en parte portavoces<br />
suyos y en parte contradictores: ahora veremos más <strong>de</strong> cerca su función<br />
en el or<strong>de</strong>n filosófico. El segundo <strong>de</strong> estos apócrifos dirá <strong>de</strong>spués: «Todo<br />
poeta... supone una metafísica; acaso cada poema <strong>de</strong>biera tener la suya<br />
—implícita, claro está, nunca explícita, y el poeta tiene el <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> exponerla<br />
1389
por separado, en conceptos claros. La posibilidad <strong>de</strong> hacerlo distingue al verda<strong>de</strong>ro<br />
poeta <strong>de</strong>l mero señorito que compone versos». Cierto que esto no lo<br />
dice directamente el propio Antonio Machado, sino un personaje suyo, con<br />
múltiples niveles <strong>de</strong> ironía, como para justificar tanta teoría «apócrifa».<br />
Por lo que toca a Abel Martín, se supone que habría escrito unas gruesas<br />
obras filosóficas —<strong>de</strong> las que se citan fragmentos—, a modo <strong>de</strong> largas glosas a<br />
poesías, <strong>de</strong> las que se ofrecen algunas por entero. Como curiosidad, cabe sugerir<br />
que la filosofía <strong>de</strong> Abel Martín quizá tenga un remoto estímulo en la obra <strong>de</strong> un<br />
antepasado <strong>de</strong> Antonio Machado, José Álvarez Guerra: De la unidad simbólica,<br />
publicada entre 1820 y 1840. Se trataba <strong>de</strong> un dilettante provinciano, <strong>de</strong> mentalidad<br />
masónica y sentimentalmente romántica, que, sin lectura directa ni aún<br />
noticia remota, pareció intuir algo <strong>de</strong>l i<strong>de</strong>alismo alemán, el <strong>de</strong> Fichte y Schelling.<br />
El pensamiento <strong>de</strong> Abel Martín, expuesto no sin cierta oscuridad, es una<br />
suerte <strong>de</strong> filosofía <strong>de</strong>l Amor frustrado: el Yo, lo Uno, siente nacer el amor como<br />
soledad, como ausencia <strong>de</strong>l Otro —«la Amada»— y sale <strong>de</strong> sí mismo en su busca.<br />
Pero lo que creerá encontrar como tal resultará no ser más que su propia<br />
imagen reflejada como en un espejo. En un poema atribuido a Abel Martín se<br />
expresa así esta situación:<br />
En sueños se veía<br />
reclinado en el pecho <strong>de</strong> la amada.<br />
Gritó, en sueños: «¡Despierta, amada mía!»<br />
Y el fue quien <strong>de</strong>spertó, porque tenía<br />
su propio corazón por almohada.<br />
A modo <strong>de</strong> resumen <strong>de</strong> esta aventura metafísica en simbolismo amoroso me<br />
permito reproducir lo dicho en prólogo a una edición crítica <strong>de</strong> estos textos machadianos:<br />
«Esta dialéctica <strong>de</strong>l Ser en el Amor —"<strong>de</strong> lo Uno a lo Otro"— resulta<br />
un sueño, un fracaso inevitable, un wet dream metafísico —lástima que no<br />
tengamos en nuestra lengua un término tan preciso y tan breve para <strong>de</strong>signar el<br />
sueño en que el hombre cree poseer mujer, con todas sus consecuencias fisiológicas».<br />
Pero ese fracaso <strong>de</strong> la inteligencia, en el camino <strong>de</strong> vuelta, <strong>de</strong>ja lugar al<br />
pensamiento poético —dice Abel Martín, «también la poesía es hija <strong>de</strong>l gran<br />
fracaso <strong>de</strong>l amor». Ese pensamiento poético, atento a lo heterogéneo, a lo cambiante,<br />
a lo fugaz, a lo «variopinto» —término <strong>de</strong> Martín— <strong>de</strong> la realidad, resulta<br />
más a<strong>de</strong>cuado para captar mentalmente la vida, pero no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> implicar un<br />
homenaje admirativo hacia aquel otro pensar, el filosófico, <strong>de</strong>srealizador, abstracto,<br />
capaz <strong>de</strong> vaciar <strong>de</strong> sustancialidad el Universo, en metáfora que está en el<br />
soneto Al Gran Cero, atribuido a Abel Martín, como quien sorbe un huevo por<br />
un agujero <strong>de</strong>jando la cascara vacía pero entera. Y no es sólo un homenaje a esa<br />
forma <strong>de</strong> pensamiento el que rin<strong>de</strong> Abel Martín, sino un homenaje al mismísimo<br />
No-Ser, a la Nada, a don<strong>de</strong> lleva la filosofía abstracta y <strong>de</strong> la cual se aparta<br />
1390
el poeta, escarmentado tras la aventura conceptual <strong>de</strong> Abel Martín. Si se nos<br />
permite volver a citar el mencionado prólogo, allí veíamos así el trágico, pero<br />
re<strong>de</strong>ntor papel <strong>de</strong>l apócrifo Abel Martín: «La tristísima filosofía <strong>de</strong> Abel Martín<br />
es el intento exorcizador <strong>de</strong> dar cuerpo a una pesadilla, la pesadilla <strong>de</strong> que el<br />
pensamiento tenga razón y sea imposible salir <strong>de</strong> sí mismo, <strong>de</strong> "lo Uno". Abel<br />
Martín es el chivo expiatorio que carga con el pecado <strong>de</strong>l pensamiento, para<br />
morir fuera, extramuros, bíblicamente. Antonio Machado encomienda a Abel<br />
Martín la formulación <strong>de</strong> esa filosofía —quizá como expresión <strong>de</strong> la filosofía en<br />
general—, precisamente para librarse <strong>de</strong> ella, para que que<strong>de</strong> más claro que no<br />
pue<strong>de</strong> ser verdad, y <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r así las más hondas fuentes <strong>de</strong> creencia que, a pesar<br />
<strong>de</strong> toda evi<strong>de</strong>ncia en contra, siguen manando en lo hondo <strong>de</strong> la vida».<br />
Esta suerte <strong>de</strong> «fenomenología <strong>de</strong>l Espíritu», no en el sentido hegeliano, sino<br />
más bien inversamente, como fracaso <strong>de</strong> un arranque ilusionado, tuvo una<br />
segunda parte, también en prosa —en el volumen <strong>de</strong> Poesías completas,,<strong>de</strong><br />
1928. Allí aparece un imaginario discípulo <strong>de</strong> Abel Martín, Juan <strong>de</strong> Mairena,<br />
<strong>de</strong>stinado también a teorizar sobre literatura y sobre asuntos muy variados, pero<br />
que empieza por añadir al pensamiento <strong>de</strong> su maestro una formulación metafísica,<br />
casi diríamos ontológica en el sentido más técnico <strong>de</strong> la palabra: frente a la<br />
i<strong>de</strong>a tradicional <strong>de</strong> la creación <strong>de</strong>l Universo por Dios, Mairena sugiere que el<br />
acto divino consistió en crear la Nada, en introducir, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l Ser puro y total,<br />
esta zona <strong>de</strong> ser a medias que es el mundo, existente en mezcla <strong>de</strong> sombra y tiniebla.<br />
Y sobre la pizarra negra <strong>de</strong> esa Nada en que toman cuerpo los entes particulares,<br />
es don<strong>de</strong> se escribe el pensamiento humano, que implica, pues, una<br />
corrosiva colaboración con la negrura, con la irrealidad, <strong>de</strong>limitando todo lo positivo.<br />
Cabría <strong>de</strong>cir, usando un término que en ese momento inventaba Hei<strong>de</strong>gger<br />
en su Sein und Zeit (1927), que el pensar «na<strong>de</strong>a» —nichtet—: es <strong>de</strong>cir, no<br />
sólo cuenta con el fondo <strong>de</strong> vacío y tiniebla que hay en lo real concreto, sino<br />
que, por <strong>de</strong>cirlo así, «aumenta» la Nada, <strong>de</strong>ja amenazado lo existente al enmarcarlo<br />
en un océano corrosivo. Todas estas teorías <strong>de</strong> Abel Martín y <strong>de</strong> Juan <strong>de</strong><br />
Mairena no son un entretenimiento <strong>de</strong> estudioso <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> la filosofía,<br />
sino que expresan, por vía indirecta y «apócrifa», la creencia <strong>de</strong> Antonio Machado<br />
ya señalada: que el pensamiento abstracto es negativo, es tenebroso, es<br />
mortal.<br />
Pero Juan <strong>de</strong> Mairena, en esa primera aparición como personaje ficticio,<br />
en 1928, se extien<strong>de</strong>, aún más que en filosofía, en reflexiones sobre la poesía,<br />
sirviendo a su creador para hacer una crítica <strong>de</strong>l Barroco —entonces <strong>de</strong> moda,<br />
en el tercer centenario <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> Góngora que sirvió para <strong>de</strong>signar a la<br />
generación <strong>de</strong> 1927—. Nadie, sin embargo, pareció darse cuenta —o querer<br />
darse cuenta— <strong>de</strong> que Antonio Machado atacaba indirectamente a los poetas<br />
<strong>de</strong> ese grupo, y al clima estético en que ellos <strong>de</strong>stacaban. Era el momento en<br />
que Ortega y Gasset había publicado La <strong>de</strong>shumanización <strong>de</strong>l arte, apología<br />
<strong>de</strong>l experimentalismo y el vanguardismo, como algo <strong>de</strong>portivo, al margen <strong>de</strong><br />
1391
los intereses comunes <strong>de</strong> la humanidad —<strong>de</strong> la burguesía, según Ortega: España<br />
se incorporaba a esa gran aventura <strong>de</strong>l arte y la literatura entre cuyos<br />
movimientos más famosos estuvieron el dadaísmo, el cubismo y el surrealismo.<br />
Antonio Machado, que, como ya se indicó, había adoptado muy tempranamente<br />
una posición <strong>de</strong> suspicacia contra lo que en poesía era —según sus<br />
términos en Reflexiones <strong>de</strong> la poesía, 1925— el uso <strong>de</strong> las imágenes como cobertura<br />
<strong>de</strong> conceptos, no como intuiciones vivas, se iba a quedar así al margen<br />
<strong>de</strong> la moda. Des<strong>de</strong> entonces, casi durante unos diez años, se encontraría<br />
arrinconado, casi anticuado, anacrónico y <strong>de</strong>cimonónico: y, para mayor escándalo<br />
frente a la boga <strong>de</strong> una poesía <strong>de</strong>spreocupada y juguetona —en la coyuntura<br />
<strong>de</strong> lo que llamó María Zambrano «la verbena <strong>de</strong> la poesía española»,<br />
obra ésta <strong>de</strong> 1929—, cada vez se mostraba más propenso a elucubraciones<br />
metafísicas transcen<strong>de</strong>ntales y a preocupaciones morales y religiosas, todo<br />
ello en creciente uso <strong>de</strong> una prosa todavía no tan flexible como llegaría a ser<br />
pocos años <strong>de</strong>spués. En uno <strong>de</strong> sus aforismos aludió a su situación en esa época<br />
<strong>de</strong> la segunda mitad <strong>de</strong> los «años veintes»:<br />
Le tiembla al cantar la voz.<br />
Ya no le silban sus versos,<br />
que silban su corazón.<br />
Pero a<strong>de</strong>más, Antonio Machado no sólo parecía <strong>de</strong>sfasado con su momento en<br />
cuanto a mostrarse vinculado a un pasado, sino también por anticiparse a un futuro,<br />
a un sentir crítico sobre la sociedad actual y abierto hacia cambios y utopías<br />
en el mañana; sentir que invadiría la literatura —no sólo española— en la<br />
gran crisis <strong>de</strong> los años treintas, que llevó a la guerra civil española como prólogo<br />
<strong>de</strong> la segunda guerra mundial. Ya habíamos entrevisto en él, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> cerca <strong>de</strong><br />
1920, una creciente orientación hacia el sueño <strong>de</strong> una época futura, en el mundo<br />
y en la poesía, en que el individualismo burgués quedara superado por un espírilu<br />
<strong>de</strong> mayor fraternidad y mayor universalidad en los valores. Ahora, para expresarlo,<br />
con ese sentido <strong>de</strong>l humor que iba creciendo en él a lo largo <strong>de</strong> sus<br />
tristes años, hace que Juan <strong>de</strong> Mairena invente a su otro personaje, Jorge Meneses,<br />
para que sea «complementario» contrapuesto al propio Mairena en cuanto<br />
que éste resultaba aún muy <strong>de</strong>cimonónico. Meneses, en efecto, en unas supuestas<br />
Coplas mecánicas, prepararía el terreno para lo que pudiera ser la poesía en<br />
un futuro en que —para aplicar ahora palabras <strong>de</strong> Antonio Machado en 1919—<br />
«una tarea común apasione a los hombres». Casi estamos ahora ante un intermedio<br />
cómico: el nuevo personaje, Jorge Meneses, tiene un diálogo con Juan <strong>de</strong><br />
Mairena en que le explica cómo es el artefacto que ha inventado y con el que ha<br />
compuesto sus Coplas mecánicas, la Máquina <strong>de</strong> Trovar, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> razonar la<br />
necesidad histórica <strong>de</strong> eso que podría parecer un juguete: «El sentimiento individual,<br />
mejor diré: el polo individual <strong>de</strong>l sentimiento, que está en el corazón <strong>de</strong><br />
1392
cada hombre, empieza a no interesar, y cada día interesará menos. La lírica mo<strong>de</strong>rna,<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el <strong>de</strong>clive romántico hasta nuestros días (los <strong>de</strong>l simbolismo) [este<br />
texto se imagina estar escrito afines <strong>de</strong>l siglo XIX, J.M.V.] es acaso un lujo, un<br />
tanto abusivo, <strong>de</strong>l hombre manchesteriano, <strong>de</strong>l individualismo burgués, basado<br />
en la propiedad privada. El poeta exhibe su corazón con la jactancia <strong>de</strong>l burgués<br />
enriquecido que ostenta sus palacios, sus coches, sus caballos y sus queridas. El<br />
corazón <strong>de</strong>l poeta, tan rico en sonorida<strong>de</strong>s, es casi un insulto a la afonía cordial<br />
<strong>de</strong> la masa, esclavizada por el trabajo mecánico». Meneses sigue diciendo que<br />
nadie es capaz <strong>de</strong> sentir verda<strong>de</strong>ramente si no siente con otros, incluso con todos,<br />
y ahí radica la crisis <strong>de</strong> la lírica individualista, venida <strong>de</strong>l romanticismo:<br />
«El poeta preten<strong>de</strong> cantarse a sí mismo, porque no encuentra temas <strong>de</strong> comunión<br />
cordial, <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ro sentimiento». Pero lo que le pasa a uno solo, «en el<br />
rinconcito <strong>de</strong> su sentir, que empieza a no ser comunicable, acabará por no ser<br />
nada». Para que haya una nueva poesía tendrá que haber nuevos valores y nuevos<br />
sentimientos. Mientras éstos surgen y maduran en todos los hombres, Meneses,<br />
como preparativo y entrenamiento pedagógico, pone en marcha su Máquina<br />
<strong>de</strong> Trovar. Ésta se parecía a una máquina <strong>de</strong> escribir —a un or<strong>de</strong>nador,<br />
diríamos hoy—, con un teclado dividido en tres partes, Ser, No Ser, Po<strong>de</strong>r Ser.<br />
Pero, <strong>de</strong> hecho, esta máquina vale sólo para ilustrar <strong>de</strong> modo gráfico la intención<br />
objetivadora, antiindividualista, <strong>de</strong> Meneses: la máquina es un mero pretexto<br />
para producir la canción o el poema que expresa el sentir común <strong>de</strong>l grupo<br />
que la maneje en cada caso. Para ello, ese grupo empieza por elegir, por mayoría<br />
<strong>de</strong> votos, la palabra qua más les caracterice como conjunto, y luego tantea, a<br />
partir <strong>de</strong> ella, en parte buscando rimas, en parte buscando contraposiciones y semejanzas.<br />
Se da un hipotético ejemplo: en un grupo <strong>de</strong> hombres solos, que corren<br />
una juerga a la manera andaluza, «un poco fúnebre», se empezaría por la<br />
palabra «hombre», llegando al final a la copla:<br />
Dicen que el hombre no es hombre<br />
mientras que no oye su nombre<br />
<strong>de</strong> labios <strong>de</strong> una mujer.<br />
Pue<strong>de</strong> ser.<br />
Se compren<strong>de</strong> fácilmente que el Antonio Machado que escribía estas aparentes<br />
bromas estaba evolucionando en su sensibilidad social y política, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su inicial<br />
liberalismo romántico y masónico, hacia una actitud más <strong>de</strong> izquierda —él<br />
formó parte <strong>de</strong> la Agrupación <strong>de</strong> Intelectuales por la República y en 1931 izó la<br />
ban<strong>de</strong>ra republicana en el Ayuntamiento <strong>de</strong> Segovia. Sin embargo, él comprendía<br />
que su carácter y su educación no le permitirían adaptarse a esa evolución<br />
<strong>de</strong> la humanidad que él predice y <strong>de</strong>sea, dice, sorpren<strong>de</strong>ntemente, en un texto <strong>de</strong><br />
1929, al hablar <strong>de</strong> lo que <strong>de</strong>bería ser el arte <strong>de</strong>l porvenir: «preferiría morirme<br />
antes <strong>de</strong> verlo».<br />
1393
JUAN DE MAIRENA Y FRANCISCO GINER:<br />
LA PEDAGOGÍA DEL «DIÁLOGO CORDIAL»<br />
JUAN LÓPEZ MORILLAS<br />
University of Texas, Austin<br />
1<br />
«Todo poeta supone una metafísica, acaso cada poema <strong>de</strong>biera tener la suya...,<br />
y el poeta tiene el <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> exponerla, por separado, en conceptos claros»<br />
(322).' Así dice Juan <strong>de</strong> Mairena, profesor apócrifo que ofrece una clase voluntaria<br />
y gratuita <strong>de</strong> Retórica y Sofística, o, si se quiere, <strong>de</strong> ejercicios espirituales,<br />
al margen <strong>de</strong> su clase oficial y retribuida <strong>de</strong> Gimnasia, o sea, <strong>de</strong> ejercicios físicos.<br />
Mairena, a la vez maestro, poeta y filósofo, se hace eco aquí, como en tantos<br />
casos más, <strong>de</strong> las prédicas <strong>de</strong> su maestro Abel Martín otro profesor apócrifo,<br />
también poeta y filósofo, al que cita a menudo en sustento <strong>de</strong> sus propias opiniones<br />
o para subrayar una noción insólita o extravagante. Abel Martín, dice<br />
Mairena en otro lugar, «no pone nunca en verso sus i<strong>de</strong>as, pero éstas le acompañan<br />
siempre» (302). Por mediación <strong>de</strong> estos dos heterónimos Antonio Machado<br />
da curso a un caudal <strong>de</strong> cogitaciones sobre temas <strong>de</strong> la más diversa especie, algunos<br />
<strong>de</strong> apremiante actualidad, otros <strong>de</strong> interés permanente. Tales cogitaciones<br />
dan testimonio <strong>de</strong> un espíritu imaginativo y sagaz, ducho en cortejar i<strong>de</strong>as y, a<br />
menudo, en fecundarlas; un espíritu —cabría <strong>de</strong>cir— aficionado a la travesura<br />
mental. De particular interés es el aserto <strong>de</strong> que en todo poeta genuino va encapsulada<br />
una metafísica. Cuando Juan <strong>de</strong> Mairena, en ocasión <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong><br />
su maestro Abel Martín, llama a éste «juglar meditativo» (313), no sólo retrata a<br />
su maestro y se retrata a sí mismo, sino que <strong>de</strong> soslayo caracteriza al progenitor<br />
real <strong>de</strong> ambos, al mismo Antonio Machado, a su vez maestro y «juglar meditati-<br />
1. A. MACHADO, Obras: poesía y prosa (ed. Aurora <strong>de</strong> Albornoz y Guillermo <strong>de</strong> Torre), Buenos<br />
Aires, Losada, 1964. El número entre paréntesis es el <strong>de</strong> la página <strong>de</strong> esta edición).<br />
1395
vo», afanoso también <strong>de</strong> que su poesía brote <strong>de</strong>l «mazo... que en la fragua <strong>de</strong><br />
un instinto blan<strong>de</strong> la razón serena» (314) y <strong>de</strong> que su prosa, lúcida, ingeniosa y<br />
retozona, sea también ejemplo <strong>de</strong> travesura mental.<br />
Ahora bien, a lo vario <strong>de</strong> los temas va adjunta una singular manera <strong>de</strong> ventilarlos.<br />
El escenario <strong>de</strong> la presentación es una clase voluntaria a nivel <strong>de</strong> segunda<br />
enseñanza, y los alumnos son «aprendices <strong>de</strong> poeta» que asisten a ella por interés<br />
o curiosidad. La materia no es una asignatura acotada en una zona <strong>de</strong>l saber,<br />
sino el ancho campo <strong>de</strong> la humana preocupación, <strong>de</strong> cuanto pue<strong>de</strong> ser motivo<br />
<strong>de</strong> inquisición intelectual o inquietud espiritual. Bien mirado, <strong>de</strong> lo que se<br />
trata en esa clase es <strong>de</strong> poner a prueba tácticas docentes, pues tales son la Retórica,<br />
«arte <strong>de</strong> conmover, <strong>de</strong>leitar y aun persuadir con palabras» (590), y la Sofística,<br />
que Mairena i<strong>de</strong>ntifica con el libre pensamiento: «Nosotros queremos<br />
ser sofistas —dice— ...en uno <strong>de</strong> los buenos sentidos <strong>de</strong> la palabra: queremos<br />
ser librepensadores» (432). Y aña<strong>de</strong>: «[La nuestra es] Retórica <strong>de</strong> sofistas o catecúmenos<br />
<strong>de</strong>l libre pensamiento» (432).<br />
Ante esos alumnos, todos adolescentes o en su temprana juventud, Mairena<br />
ejerce una docencia oral en la que se mezclan i<strong>de</strong>as, creencias y opiniones que<br />
no respon<strong>de</strong>n a un diseño preconcebido, sino que brotan <strong>de</strong> la preocupación <strong>de</strong>l<br />
instante o <strong>de</strong> cómo el maestro intuye la expectación <strong>de</strong> sus oyentes. Lo cual no<br />
obsta para que, examinadas con esmero, casi todas ellas remitan a un núcleo<br />
harto congruente <strong>de</strong> pensamiento. A la larga, todo lo humano y lo divino se<br />
trueca en manjar pedagógico que Mairena brinda al apetito <strong>de</strong> sus alumnos, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
el problema <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong> Dios hasta cómo interpretar correctamente<br />
las corridas <strong>de</strong> toros; todo ello presentado <strong>de</strong> manera que, según los casos, pue<strong>de</strong><br />
ser suasoria, incitante o provocativa, a veces en tono <strong>de</strong> dogmatismo burlón,<br />
aunque con más frecuencia a modo <strong>de</strong> sugestiva incertidumbre. Porque Mairena<br />
<strong>de</strong>clara sin empacho: «Vosotros sabéis que yo no pretendo enseñaros nada, y<br />
que sólo me aplico a sacudir la inercia <strong>de</strong> vuestras almas..., a sembrar inquietu<strong>de</strong>s,<br />
como se ha dicho muy razonablemente, y yo diría, mejor, a sembrar preocupaciones<br />
y prejuicios» (484). Ante el riesgo <strong>de</strong> que sus alumnos acepten al<br />
pie <strong>de</strong> la letra la palabra magistral, Mairena les advierte: «No toméis <strong>de</strong>masiado<br />
en serio nada <strong>de</strong> cuanto oís <strong>de</strong> mis labios, porque yo no me creo en posesión <strong>de</strong><br />
ninguna verdad que pueda revelaros» (501). Más <strong>de</strong> una vez ofrece a la rumia<br />
<strong>de</strong> sus discípulos una proposición sobre la que él también viene cavilando <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
tiempo atrás; y cabe sospechar que lo hace para ver si, al formularla en voz alta,<br />
pue<strong>de</strong> él mismo enten<strong>de</strong>rla a <strong>de</strong>rechas y tasar su vali<strong>de</strong>z. Pero hay más: la advertencia<br />
<strong>de</strong> que no <strong>de</strong>be tomarse en serio su enseñanza oral la hace extensiva al<br />
temple <strong>de</strong> la prosa que recomienda a sus alumnos <strong>de</strong> Literatura: «La prosa... no<br />
<strong>de</strong>be escribirse <strong>de</strong>masiado en serio. Cuando en ella se olvida el humor, bueno o<br />
malo, se da en el ridículo <strong>de</strong> una oratoria extemporánea» (363). Con lo cual, si<br />
vale la pena subrayarlo, Machado apunta sugestivamente a la peculiaridad <strong>de</strong> la<br />
suya propia.<br />
1396
Paréceme evi<strong>de</strong>nte, y en algún sitio lo sugerí hace años, que la pedagogía <strong>de</strong><br />
sus maestros apócrifos es un reflejo a la vez <strong>de</strong>licadamente serio y <strong>de</strong>liciosamente<br />
festivo <strong>de</strong> la <strong>de</strong> los maestros reales que Machado había conocido y admirado<br />
en la Institución Libre <strong>de</strong> Enseñanza. Como es notorio, el propósito <strong>de</strong> ésta<br />
no era tanto impartir a sus educandos parcelas <strong>de</strong> conocimiento <strong>de</strong> tales o cuales<br />
disciplinas, como agilizar mentes inmaduras o inertes, rescatadas <strong>de</strong> la enseñanza<br />
oficial o aún no estregadas por la incuria o la ramplonería ambientes; en suma,<br />
abiertas a un mundo rebosante <strong>de</strong> promesa y maravilla. Pensando sin duda<br />
en Francisco Giner y Manuel Cossío, dice Abel Martín: «Ya algunos pedagogos<br />
comienzan a compren<strong>de</strong>r que los niños no <strong>de</strong>ben ser educados como meros<br />
aprendices <strong>de</strong> hombres, que hay algo sagrado en la infancia para vivir plenamente<br />
por ella. Pero ¡qué lejos estamos todavía <strong>de</strong>l respeto a lo sagrado juvenil!»<br />
(297). Y esta reverencia a «lo sagrado juvenil», a la vertiente lúdica <strong>de</strong> la<br />
mente en agraz, presi<strong>de</strong> «los consejos, sentencias y donaires» en que Martín y<br />
Mairena <strong>de</strong>sgranan sus enseñanzas.<br />
Nada tiene <strong>de</strong> extraño que, siendo Martín y Mairena poetas, filósofos y pedagogos,<br />
la poesía, la filosofía y la pedagogía sean sus temas predilectos; mejor<br />
aún, la conexión entre las tres. Y, por supuesto, tampoco tiene nada <strong>de</strong> extraño<br />
que el progenitor real <strong>de</strong> ambos, Antonio Machado, también maestro y «juglar<br />
meditativo», haga frecuente hincapié en esa relación. En cualquier caso trátase<br />
<strong>de</strong> un nexo al que Martín y Mairena se remiten con insistencia, como si quisiesen<br />
<strong>de</strong>spejar con razones y ejemplos la perplejidad <strong>de</strong> sus discípulos. A este<br />
propósito señalaba Abel Martín: «Hay hombres... que van <strong>de</strong> la poética a la filosofía;<br />
otros que van <strong>de</strong> la filosofía a la poética. Lo inevitable es ir <strong>de</strong> lo uno a lo<br />
otro...» (423). Mairena aduce por su parte: «Los gran<strong>de</strong>s poetas son metafísicos<br />
fracasados. Los gran<strong>de</strong>s filósofos son poetas que creen en la realidad <strong>de</strong> sus<br />
poemas» (4<strong>21</strong>). Y confiesa en otro lugar: «Yo os enseño o pretendo enseñaros...<br />
a contemplar... meditar... renunciar... trabajar, amar la filosofía <strong>de</strong> los antiguos<br />
griegos y respetar la sabiduría oriental..., a dudar <strong>de</strong> todo... [y] amar al prójimo»<br />
(551).<br />
Ciñéndonos a la relación entre filosofía y poesía, se observará que el aserto<br />
<strong>de</strong> Mairena implica una apreciación diferente <strong>de</strong> una y otra en cuanto a dar fe<br />
<strong>de</strong> la realidad <strong>de</strong> las cosas. Si los poetas son «metafísicos fracasados» ello proviene<br />
<strong>de</strong> que son seres consagrados a «la franca y sincera rebusca <strong>de</strong> la verdad»,<br />
aunque íntimamente persuadidos <strong>de</strong> que no están, ni podrán estar nunca, en posesión<br />
<strong>de</strong> ella; pero que acaso la poesía les sirva <strong>de</strong> antídoto contra el <strong>de</strong>sengaño<br />
anejo a tal persuasión. Por otra parte, si «los gran<strong>de</strong>s filósofos son poetas que<br />
creen en la realidad <strong>de</strong> sus poemas» ello se <strong>de</strong>be a que preten<strong>de</strong>n atribuir a sus<br />
1397
metáforas una vigencia utópica y ucrónica. Es ésta una noble, aunque acaso ilusoria,<br />
pretensión, que resulta <strong>de</strong> que muchos filósofos no reconocen el trasfondo<br />
dubitativo <strong>de</strong> la razón. «Hay hombres —dice Mairena— tan profundamente divididos<br />
consigo mismos que creen lo contrario <strong>de</strong> lo que piensan; y, casi me<br />
atreveré a <strong>de</strong>cir, ello es lo más frecuente» (457). Los poetas, por el contrario, no<br />
olvidan que en la hondonada <strong>de</strong>l ser la conciencia se nutre <strong>de</strong> lo irracional. Y<br />
que es en esa hondonada don<strong>de</strong> la lírica genuina encuentra su brote inicial.<br />
Cabe conjeturar que, al referirse a «los gran<strong>de</strong>s filósofos... que creen en la<br />
realidad <strong>de</strong> sus poemas», Mairena alu<strong>de</strong> a los racionalistas a ultranza, a los que<br />
exaltan la virtud integradora y homogeneizante <strong>de</strong> la razón discursia. El norte<br />
<strong>de</strong> la lógica racionalista es la <strong>de</strong>mostración <strong>de</strong>l principio <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad y la consiguiente<br />
ecuación <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad y realidad, «como si, a fin <strong>de</strong> cuentas —comenta<br />
Mairena—, todo hubiera <strong>de</strong> ser, absoluta y necesariamente, uno y lo mismo»<br />
(357). Al racionalismo extremo, que propone el concepto <strong>de</strong> la realidad como<br />
universo, le <strong>de</strong>sazona la noción <strong>de</strong> esa realidad como multiverso, rebel<strong>de</strong> a que<br />
se le encaje en el lecho <strong>de</strong> Procusto <strong>de</strong>l principio <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad. A este respecto<br />
<strong>de</strong>clara Abel Martín: «la razón humana milita toda ella contra la riqueza y variedad<br />
<strong>de</strong>l mundo...; busca ansiosamente un principio unitario, un algo que lo<br />
explique todo, para quedarse con este algo y aligerarse <strong>de</strong>l peso y confusión <strong>de</strong><br />
todo lo <strong>de</strong>más» (449). Acaso nadie mejor que Leibniz haya resumido esa ansiosa<br />
búsqueda cuando proclama que «le fond <strong>de</strong>s choses est partout le méme». Y<br />
esa aserción es posible porque Leibniz, como buen racionalista, no ve un mundo<br />
<strong>de</strong> «choses», <strong>de</strong> objetos sensibles con cualida<strong>de</strong>s específicas, sino que piensa<br />
una trama <strong>de</strong> relaciones cuantitativas entre conceptos. Cabría <strong>de</strong>cir que el universo<br />
<strong>de</strong>l racionalista es al universo <strong>de</strong> la experiencia sensible lo que un mapa<br />
es al territorio que representa: una proyección abstracta en la que no se perciben<br />
«cosas», sino sólo correspon<strong>de</strong>ncias. De ahí que la imagen <strong>de</strong>l universo que surge<br />
<strong>de</strong>l pensamiento racionalista sea, en efecto, unitaria, abstracta e inmutable, a<br />
la par que <strong>de</strong> prodigiosa exactitud y belleza. De ahí también el orgulloso sentido<br />
Je plenitud que se vislumbra en las más excelsas construcciones <strong>de</strong>l racionalismo.<br />
De esa pretensión unificante están libres los poetas, al menos los que no cultivan<br />
la poesía didascálica o filosófica, que son los que conocen la diferencia<br />
entre la lírica y la lógica rimada. En primer lugar, porque el pensamiento poético,<br />
esencialmente cualitativo y «heterogeneizador», «no realiza ecuaciones, sino<br />
diferencias esenciales, irreductibles» (394). En esto difiere ex toto diámetro<br />
<strong>de</strong>l pensamiento lógico, manifiestamente «homogeneizador» (N.B. al usar estos<br />
términos, que son los <strong>de</strong>l propio Mairena —él los llama «terminachos»—, quiero<br />
excusarme con una paráfrasis <strong>de</strong> lo que él mismo dice zumbonamente a sus<br />
alumnos, a saber, que en algo se habrá <strong>de</strong> conocer que estamos en una conferencia,<br />
y no hay conferencia sin su poco <strong>de</strong> pedantería). Pero hay algo más, y es<br />
que, a diferencia <strong>de</strong>l filósofo racionalista, que preten<strong>de</strong> haber hecho suya, <strong>de</strong><br />
1398
una vez para siempre, la Verdad —en singular y con mayúscula—, el poeta es<br />
un ser maravillado e inquisitivo, escéptico en el sentido etimológico <strong>de</strong> «aquel<br />
que todo lo examina», aquel a quien el sol le brinda cada mañana un multiverso<br />
<strong>de</strong> imágenes capaces <strong>de</strong> alterar o <strong>de</strong>splazar las imágenes que <strong>de</strong> ese multiverso<br />
se ha forjado previamente. A este respecto <strong>de</strong>clara Mairena: «La inseguridad, la<br />
incertidumbre, la <strong>de</strong>sconfianza, son nuestras únicas verda<strong>de</strong>s» (500) —en plural<br />
y con minúscula. Así pues, se es poeta menos por lo que se sabe que por lo que<br />
se duda, menos por lo que se piensa que por lo que se ve. No es, pues, extraño<br />
que el poeta sea un preguntón contumaz, en lo que en cierto modo se asemeja al<br />
niño. Y Mairena, aflorando las aulas <strong>de</strong> la Institución Libre, aconseja a sus<br />
alumnos: «Preguntadlo todo, como hacen los niños... Vosotros preguntad siempre,<br />
sin que os <strong>de</strong>tenga ni siquiera el aparente absurdo <strong>de</strong> vuestras interrogaciones».<br />
Y agrega, con su ironía habitual «Veréis que el absurdo es casi siempre<br />
una especialidad <strong>de</strong> las respuestas» (493).<br />
Toda auténtica docencia supone un diálogo, en virtud <strong>de</strong>l cual maestro y<br />
discípulo forjan una estrecha comunión que no <strong>de</strong>be ser intelectual tan sólo, sino<br />
que <strong>de</strong>be implicar las a<strong>de</strong>más potencias <strong>de</strong>l espíritu. Tamaña noción <strong>de</strong> la<br />
docencia aspira a la total formación humana <strong>de</strong>l educando y no sólo a su adiestramiento<br />
mental o información doctrinal. Fue éste, como es notorio, objetivo<br />
cardinal <strong>de</strong> la Institución Libre <strong>de</strong> Enseñanza. En efecto, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un principio Giner<br />
y sus colaboradores se mostraron hostiles a la enseñanza oficial, atenta sólo<br />
a la instrucción <strong>de</strong> los escolares en un conjunto <strong>de</strong> materias, función en la que el<br />
dómine asumía el papel <strong>de</strong> locutor y el discípulo quedaba reducido al <strong>de</strong> mero<br />
oyente. La pedagogía institucionista estaba basada en tres postulados cardinales:<br />
1.°) que el educando, por su mera evolución biológica y temprano contacto con<br />
el mundo, posee ya un cúmulo <strong>de</strong> saberes y aptitu<strong>de</strong>s antes <strong>de</strong> entrar por vez<br />
primera en la escuela; 2.°) que la misión <strong>de</strong>l maestro consiste en extraer —tal es<br />
el sentido etimológico <strong>de</strong> la palabra «educar»— esos saberes y habilida<strong>de</strong>s para<br />
asentar en ellos el ulterior <strong>de</strong>sarrollo mental, efectivo, moral y físico <strong>de</strong>l educando;<br />
y 3.°) que el fin <strong>de</strong> la educación es hacer seres humanos, aptos para ingresar<br />
y actuar en la vida lo más plenamente que sus capacida<strong>de</strong>s les permitan.<br />
La clave <strong>de</strong> esa formación integral es el «método intuitivo» que, según el aserto<br />
gineriano, «exige <strong>de</strong>l discípulo que piense y reflexione por sí, en la medida <strong>de</strong><br />
sus fuerzas...; que investigue, que arguya, que cuestione, que intente, que du<strong>de</strong>,<br />
que <strong>de</strong>spliegue las alas <strong>de</strong>l espíritu». 2 En una cálida evocación <strong>de</strong> su maestro<br />
2. F. GINER, «El espíritu <strong>de</strong> la educación en la Institución Libre <strong>de</strong> Enseñanza», Obras completas,<br />
Madrid, Espasa-Calpe, 1933, VE, p. 32.<br />
1399
Giner, escribe Machado: «don Francisco se sentaba siempre entre sus alumnos y<br />
trabajaba con ellos familiar y amorosamente... Su modo <strong>de</strong> enseñar era socrático:<br />
el diálogo sencillo y persuasivo. Estimulaba el alma <strong>de</strong> sus discípulos —<strong>de</strong><br />
los hombres o <strong>de</strong> los niños— para que la ciencia fuera pensada, vivida por ellos<br />
mismos». 3 Aquí tenemos el meollo <strong>de</strong> la pedagogía gineriana, que compartían<br />
con celo acendrado los otros maestros <strong>de</strong> la Institución.<br />
Trátase, pues, <strong>de</strong> establecer entre maestro y discípulo lo que Machado/Mairena<br />
repetidas veces llama un «diálogo amoroso» o «diálogo cordial», cuya vali<strong>de</strong>z<br />
como método <strong>de</strong> formación humana proviene <strong>de</strong> algo más primario y universal<br />
que la mera pedagogía. Al equiparar a Sócrates y Cristo como «los dos<br />
gran<strong>de</strong>s maestros <strong>de</strong> la dialéctica, que saben preguntar y aguardar las respuestas»<br />
(399), Machado apunta a una noción que, a modo <strong>de</strong> leitmotiv, se filtra reiteradamente<br />
en sus divagaciones intelectuales y en las glosas a sus filósofos favoritos,<br />
hasta el punto <strong>de</strong> que bien pue<strong>de</strong> haber sido lo que le llevó a son<strong>de</strong>ar las<br />
honduras <strong>de</strong> la metafísica y la ética. Sócrates encarna el diálogo racional y Cristo<br />
el diálogo amoroso. Razón y amor se fun<strong>de</strong>n para completar la imagen <strong>de</strong>l<br />
hombre cabal. «Quien razona —<strong>de</strong>clara Mairena— afirma la existencia <strong>de</strong> un<br />
prójimo, la necesidad <strong>de</strong>l diálogo, la posible comunión mental entre los hombres...<br />
Pero no basta la razón, el invento socrático, para crear la convivencia humana;<br />
ésta precisa también <strong>de</strong> la comunión cordial, una convergencia <strong>de</strong> corazones<br />
en un mismo objeto <strong>de</strong> amor. Tal fue la hazaña <strong>de</strong> Cristo...» (398-9).<br />
En su raíz, pues, la razón humana es razón dialéctica, diálogo cordial, el<br />
cual no excluye, por supuesto, la duda o la discrepancia. Y entiéndase que tal<br />
diálogo pue<strong>de</strong> ser el <strong>de</strong> un hombre con su prójimo o consigo mismo, o sea, convirtiéndose<br />
a sí mismo, por proyección voluntaria, en su prójimo, noción que<br />
tiene sus orígenes en el Platón <strong>de</strong>l Teeteto y el Sofista. Bien conocida es la <strong>de</strong>finición<br />
machadiana <strong>de</strong> la poesía como «diálogo <strong>de</strong>l hombre con su tiempo» y la<br />
<strong>de</strong>l «poeta puro» como aquel que logra «vaciar el suyo para entendérselas a solas<br />
con él, o casi a solas» (373). Lo que confiere al ser humano su humanidad es<br />
el reconocimiento <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong>l prójimo y la implícita afirmación <strong>de</strong> la<br />
dignidad <strong>de</strong> éste, que no es sino el reflejo <strong>de</strong> un sentimiento <strong>de</strong> la propia dignidad.<br />
Ese reconocimiento es espontáneo en la mayoría <strong>de</strong> los casos, fruto <strong>de</strong>l hábito<br />
creado por la secular convivencia humana. Ahora bien, su expresión más<br />
eximia se halla en el pensamiento filosófico, el único, según Machado/Mairena,<br />
que merece el apelativo <strong>de</strong> noble, porque «se engendra, ya en el diálogo amoroso<br />
que supone la dignidad pensante <strong>de</strong> nuestro prójimo, ya en la pelea <strong>de</strong>l hombre<br />
consigo mismo» (408). Nótese que Machado da más valor a la voluntad <strong>de</strong><br />
diálogo que a la capacidad <strong>de</strong>l diálogo para acce<strong>de</strong>r a presuntas verda<strong>de</strong>s absolutas<br />
o relativas. Dicho <strong>de</strong> otro modo, da más valor, como diría Unamuno, a la<br />
3. A. MACHADO, Antología <strong>de</strong> su prosa: I. Cultura y sociedad (ed. Aurora <strong>de</strong> Albornoz), Madrid,<br />
Cua<strong>de</strong>rnos para el Diálogo, 1970, p. 152.<br />
1400
cardíaca que a la lógica. No importa que el diálogo se que<strong>de</strong> corto en su afán<br />
<strong>de</strong> alcanzar esas verda<strong>de</strong>s. Lo que importa es el afán <strong>de</strong> ambicionarlas, la conciencia<br />
<strong>de</strong> que los dialogantes participan en «la visión común <strong>de</strong> un objeto<br />
i<strong>de</strong>al».<br />
Pero si el yo platónico, al elaborar mediante la razón dialéctica un pensamiento<br />
genérico, salva al hombre <strong>de</strong> la soledad metafísica, el yo cristiano, por<br />
vía <strong>de</strong>l precepto «ama a tu prójimo como a ti mismo», le salva a su vez <strong>de</strong> la soledad<br />
existencial. En uno y otro caso trátase <strong>de</strong> creencias irracionales que subyacen<br />
a cualquier elaboración lógica y <strong>de</strong>safían las posturas subjetivistas más<br />
radicales. En última instancia, la investigación <strong>de</strong> esas creencias es la faena cardinal<br />
que Mairena propone a los alumnos <strong>de</strong> su clase <strong>de</strong> Sofística, faena, dicho<br />
sea <strong>de</strong> paso, que sólo los escépticos pue<strong>de</strong>n intentar, pues son ellos, <strong>de</strong> preferencia,<br />
los que, rechazando el dogmatismo <strong>de</strong> muchas escuelas, se consagran a «la<br />
franca y sincera rebusca <strong>de</strong> la verdad» (546). Ahora bien, es faena que <strong>de</strong>be empren<strong>de</strong>rse<br />
sólo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber examinado lo que propiamente cae bajo la jurisdicción<br />
<strong>de</strong>l pensamiento racional. Porque por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as, en un nivel<br />
<strong>de</strong> la conciencia a que no alcanza el señorío <strong>de</strong> la razón, «se <strong>de</strong>scubre esa zona<br />
<strong>de</strong> lo fatal a que el hombre <strong>de</strong> algún modo presenta su asentimiento». Y puntualiza<br />
Abel Martín: «Una metafísica... está siempre apoyada por un acto <strong>de</strong> fe individual...<br />
[que] no consiste en creer sin ver o en creer en lo que no se ve, sino<br />
en creer que se ve, cualesquiera que sean los ojos con que se mire» (480). Y,<br />
con mejor motivo, lo propio cabe <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> la religión cristiana cuando, apoyándose<br />
también en un acto <strong>de</strong> fe, proclama que el ser humano es «incapaz <strong>de</strong> bastarse<br />
a sí mismo, <strong>de</strong> encerrarse en sí mismo» (481).<br />
Bien se entien<strong>de</strong> que la pedagogía practicada por Giner y sus colegas fuera<br />
vista con displicencia por el Estado y malevolencia por la Iglesia, la cual, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
mucho antes <strong>de</strong> que el Estado se encargase <strong>de</strong> la educación pública, había venido<br />
rigiendo a su antojo la docencia en todos sus niveles. En los objetivos y métodos<br />
<strong>de</strong> la Institución Libre, las autorida<strong>de</strong>s civiles y eclesiásticas veían una<br />
grave amenaza al monopolio <strong>de</strong> que hasta entonces habían disfrutado, no porque<br />
el nuevo centro militase a cara <strong>de</strong>scubierta contra el Estado y la Iglesia, sino,<br />
paradójicamente, porque se había <strong>de</strong>clarado neutral en materia <strong>de</strong> política y<br />
religión. En esa neutralidad Estado e Iglesia creían vislumbrar el propósito encubierto<br />
<strong>de</strong> manumitir a la infancia y la juventud <strong>de</strong> la tutela que sobre ellas venían<br />
ejerciendo. O, visto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> otro ángulo: el Estado y la Iglesia preferían<br />
combatir a un rival cuyas doctrinas fuesen inequívocamente nocivas que a un<br />
organismo que no se pronunciaba a favor <strong>de</strong> doctrina alguna y se limitaba a esti-<br />
1401
mular las mentes en que, andando el tiempo, vendrían a alojarse doctrinas libremente<br />
elegidas.<br />
Era, pues, la índole escéptica e irreverente <strong>de</strong>l «método intuitivo» patrocinado<br />
por los pedagogos <strong>de</strong> la Institución lo que provocaba la inquina <strong>de</strong> sus adversarios<br />
civiles y eclesiásticos. Y Giner alu<strong>de</strong> a tal inquina cuando, a los cuatro<br />
años <strong>de</strong> abrir sus puertas la Institución, se queja <strong>de</strong> los obstáculos con que tropieza<br />
el nuevo centro docente: «La hostilidad <strong>de</strong> los unos, la incredulidad <strong>de</strong> los<br />
otros, el espíritu <strong>de</strong> partido, la calumnia, el <strong>de</strong>sdén, el <strong>de</strong>sagra<strong>de</strong>cimiento, y los<br />
mayores <strong>de</strong> todos [los obstáculos]: la incultura general <strong>de</strong> la nación y nuestra<br />
propia sensible inexperiencia». 4<br />
Cabe sospechar que fue esa antipatía, que Machado habrá conocido como<br />
alumno <strong>de</strong> la Institución, lo que le movió a resguardar la apócrifa clase <strong>de</strong> Mairena<br />
<strong>de</strong> una pareja antipatía estipulando que sería clase voluntaria y gratuita; y,<br />
una vez salvada <strong>de</strong> ese modo la libertad <strong>de</strong> pensar y <strong>de</strong>cidir, a introducir en ella<br />
el método intuitivo o diálogo cordial, aprendido <strong>de</strong> sus maestros <strong>de</strong> la Instutición.<br />
Ahora bien, conviene subrayar que el escepticismo <strong>de</strong> Machado/Mairena<br />
no es dogmático, sino sólo metódico. En su actitud inquisitiva ante toda i<strong>de</strong>a o<br />
creencia, empieza por hacerse cuestión <strong>de</strong> esa misma actitud: «Yo os aconsejo<br />
—dice Mairena a sus alumnos— ...una posición escéptica frente al escepticismo».<br />
Ésta, según él, es la postura genuinamente filosófica, la más susceptible,<br />
por otra parte, <strong>de</strong> ser impugnada por las filosofías dogmáticas. «Se inventarán<br />
nuevos sistemas filosóficos en extremo ingeniosos —agrega Mairena—, que<br />
vendrán, sobre todo <strong>de</strong> Alemania, contra nosotros los escépticos o filósofos propiamente<br />
dichos» (405-6). A lo que cabe añadir que no serán sólo esas nuevas<br />
filosofías venidas <strong>de</strong> extranjís, sino también los prejuicios cerriles y rutinarios<br />
que campean puertas a<strong>de</strong>ntro.<br />
Pero antes <strong>de</strong> iniciar en diálogo cordial cualquier indagación profunda, el<br />
maestro ha <strong>de</strong> aten<strong>de</strong>r a una exigencia preliminar, a saber, la <strong>de</strong> encen<strong>de</strong>r la<br />
paginación <strong>de</strong>l alumno enseñándole las cosas físicas y espirituales que pueblan<br />
a entorno vital. En otras palabras, enseñarles a ver. Y enseñanza significa aquí,<br />
en uno <strong>de</strong> los sentidos primarios <strong>de</strong>l vocablo, mostración. Es un precepto que ya<br />
constituía el núcleo <strong>de</strong> la teoría pedagógica <strong>de</strong> Montaigne, y los gran<strong>de</strong>s pedagogos<br />
que han venido <strong>de</strong>spués —Rousseau, Froebel, Pestalozzi— no han hecho<br />
más que glosarlo con palabras diferentes. Montaigne, apuntando al discípulo,<br />
aconsejaba al gouverneur: «Que se injerte en su fantasía una lícita curiosidad<br />
por enterarse <strong>de</strong> todas las cosas; todo lo que haya <strong>de</strong> singular en torno suyo, lo<br />
verá». 5 Es ésta una noción <strong>de</strong>l educando como ente poético, que se va creando a<br />
sí mismo a medida que va creando el mundo circundante, <strong>de</strong>scubriéndolo, sin-<br />
4. F. GINER, «El espíritu <strong>de</strong> la educación en la Institución Libre <strong>de</strong> Enseñanza», Jbid., p. 51.<br />
5. MONTAIGNE, «De l'insutuuon <strong>de</strong>s enfants», Oeuvres completes: Essais, París, Gallimard<br />
(Édicions <strong>de</strong> la Pléia<strong>de</strong>), 1962, p. 155. La traducción es mía.<br />
1402
tiéndolo, pensándolo, y, por supuesto, inventándolo, «<strong>de</strong>sfamiliarizándolo», como<br />
hoy se diría, o sea, apoyándose en lo real para crear sobre ello lo imaginado,<br />
pirueta mental que comparte el niño con el poeta. Ésta es tarea <strong>de</strong> vi<strong>de</strong>ncia más<br />
que <strong>de</strong> evi<strong>de</strong>ncia. Nadie mejor que Cossío ha <strong>de</strong>scrito la solícita <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za que<br />
supone ese género <strong>de</strong> pedagogía: «El niño —escribe—, campo fecundo tan mal<br />
cultivado hasta el presente, con sus sentidos abiertos y sus faculta<strong>de</strong>s razonadoras,<br />
esperando siempre a que una mano con arte venga a sacarlos <strong>de</strong>l sueño en<br />
que dormitan, es quien tiene en su propia naturaleza la ley según la cual <strong>de</strong>be<br />
educársele». 6 Y ese «arte» a que Cossío se refiere es, en su propia expresión, el<br />
arte <strong>de</strong> ver, y tal era, como es notorio, el fundamento <strong>de</strong> la pedagogía institucionista.<br />
También para el poeta «el mundo es lo nuevo por excelencia, lo que... inventa,<br />
<strong>de</strong>scubre a cada momento» (394). Invención y <strong>de</strong>scubrimiento, cabe añadir,<br />
que comienzan por afirmar lo que el poeta ve, lo inagotable <strong>de</strong> las formas<br />
que se revelan a la experiencia sensible, lo infinito, en suma, <strong>de</strong> ese multiverso<br />
que el pensamiento racional quiere reducir a abstracta i<strong>de</strong>ntidad. Mairena, a este<br />
respecto, cita con aprobación lo que proclama su maestro Abel Martín: «la poesía,<br />
aun la más amarga y negativa, es siempre un acto vi<strong>de</strong>nte, <strong>de</strong> afirmación <strong>de</strong><br />
una realidad absoluta, porque el poeta cree siempre en lo que ve, cualesquiera<br />
que sean los ojos con que mire». En esto el poeta en nada se distingue <strong>de</strong> un<br />
hombre cualquiera que no sea filósofo i<strong>de</strong>alista. «Su experiencia vital... le ha<br />
enseñado que no hay vivir sin ver, que sólo la visión es evi<strong>de</strong>ncia y que nadie<br />
duda <strong>de</strong> lo que ve, sino <strong>de</strong> lo que piensa» (449). Ante el auge creciente <strong>de</strong> la<br />
psicología analítica, con su afán <strong>de</strong> explorar e interpretar el mundo <strong>de</strong> los sueños,<br />
Machado/Mairena <strong>de</strong>clara taxativamente: «Los poemas <strong>de</strong> nuestra vigilia,<br />
aun los menos logrados, son más originales y más bellos y, a las veces, más disparatados<br />
que los <strong>de</strong> nuestros sueños» (394). El poeta, pues, <strong>de</strong>be resistir la tentación<br />
que le ofrece lo onírico, pues bastante tiene ya con lo que le brinda la<br />
realidad sensible. «Hay que tener los ojos muy abiertos —dice Mairena a sus<br />
discípulos— para ver las cosas como son; aún más abiertos para verlas otras <strong>de</strong><br />
lo que son; más abiertos todavía para verlas mejores <strong>de</strong> lo que son. Yo os aconsejo<br />
—concluye— la visión vigilante, porque vuestra misión es ver e imaginar<br />
<strong>de</strong>spiertos, y que no pidáis al sueño sino reposo» (394).<br />
El anhelo institucionalista <strong>de</strong> convertir la enseñanza en educación, actualizando<br />
lo que en el alumno es potencial, sirve <strong>de</strong> guía al proyecto <strong>de</strong> Mairena <strong>de</strong><br />
6. M. B. Cossfo, «Carácter <strong>de</strong> la pedagogía contemporánea», De su jornada, Madrid, Aguilar,<br />
1966, p. 14.<br />
1403
crear una Escuela Popular <strong>de</strong> Sabiduría Superior. Y, como advierte el apócrifo<br />
maestro, «lo superior no sería la escuela, sino la sabiduría que en ella se alcanzase»<br />
(468). Ello induce a imaginar que en la expresión «Institución Libre <strong>de</strong><br />
Enseñanza» pudiera haber acaso un equívoco, a saber, que lo libre no fuera tanto<br />
la institución como la enseñanza que en ella se impartía. La mayor dificultad<br />
en la creación y regimiento <strong>de</strong> esa escuela sería la <strong>de</strong> reunir un profesorado congruente<br />
con sus fines, más dotado <strong>de</strong> sabiduría que <strong>de</strong> ciencia, como diría Unamuno,<br />
y más ducho en formular preguntas que en respon<strong>de</strong>r a ellas. Al frente <strong>de</strong><br />
la escuela habría que poner a un «hombre extraordinario», vacunado contra los<br />
achaques <strong>de</strong> la pedagogía convencional: autoritarismo, pedantería, inaccesibilidad,<br />
en suma, alguien como Francisco Giner. Él y sus colegas habrían <strong>de</strong> ser<br />
promotores <strong>de</strong>l «diálogo cordial», es <strong>de</strong>cir, figurar «en la línea tradicional protagórico-socrático-platónica,<br />
y también convergentemente, en la cristiana»<br />
(468). No se preten<strong>de</strong>ría que la escuela formase a un conjunto <strong>de</strong> epígonos, ya<br />
que la epigonía es fruto <strong>de</strong>l dogmatismo y todo profesor dogmático sería excluido<br />
<strong>de</strong> ese apócrifo organismo docente: «<strong>de</strong> nuestra escuela no habría <strong>de</strong> salir<br />
tampoco una nueva escolástica —dice Mairena—, la cual supone una Iglesia y<br />
un Po<strong>de</strong>r político más o menos acor<strong>de</strong>s en <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r y abrigar un dogma, con su<br />
tabú correspondiente, sino todo lo contrario» (468-9). No habría, pues, ni maestros<br />
catequistas ni alumnos sectarios. «Nadie entre en esta escuela que crea saber<br />
nada <strong>de</strong> nada —<strong>de</strong>clara Mairena; y aña<strong>de</strong> con sugestiva travesura:—, ni<br />
siquiera <strong>de</strong> geometría, que nosotros estudiaríamos, acaso, como ciencia esencialmente<br />
inexacta. Porque la finalidad <strong>de</strong> nuestra escuela... consistiría en revelar<br />
al pueblo, quiero <strong>de</strong>cir al hombre <strong>de</strong> nuestra tierra, todo el radio <strong>de</strong> su posible<br />
actividad pensante...; en enseñarle a repensar lo pensado, a <strong>de</strong>saber lo<br />
sabido y a dudar <strong>de</strong> su propia duda, que es el único modo <strong>de</strong> empezar a creer en<br />
algo» (469). Estamos, pues, ante una radicalización hipotética <strong>de</strong> la Institución<br />
Libre <strong>de</strong> Enseñanza, ante una interpretación <strong>de</strong>l libre pensamiento como rechazo<br />
<strong>de</strong> cualquier traba que pueda coartar el escudriño <strong>de</strong> cuanto se ofrece a la humana<br />
curiosidad. Pero, al igual que la Institución, la escuela <strong>de</strong> Mairena no atacaría<br />
ninguna creencia, por absurda que pareciese, pero sí procuraría que cada<br />
alumno buscase la propia. Y, con palabras que Giner hubiera hecho suyas, Mairena<br />
<strong>de</strong>clara: «Nosotros militamos contra una sola religión, que juzgamos irreligiosa...<br />
Llamémosla pragmatismo... religión natural <strong>de</strong> todos los granujas»<br />
(469-70). Y, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> esa «religión irreligiosa», cumbre <strong>de</strong> la doblez moral<br />
disfrazada <strong>de</strong> filosofía, la escuela combatiría también cualesquiera otras formas<br />
<strong>de</strong> fingimiento, afectación o impostura.<br />
Los requisitos para el ingreso en la escuela serían <strong>de</strong> índole más ética que<br />
intelectual, pues apuntarían a la elaboración <strong>de</strong> un estilo <strong>de</strong> vida y no a un quehacer<br />
profesional. Diríase que el objetivo <strong>de</strong> la escuela sería insuflar ese estilo<br />
en todas las activida<strong>de</strong>s futuras <strong>de</strong>l educando, encauzándolas hacia un humanismo<br />
integral. Ello no implicaría <strong>de</strong>scrédito <strong>de</strong> la inteligencia, pero sí una cortapi-<br />
1404
sa a la primacía que algunos intelectuales reclaman para ella sobre otras potencias<br />
<strong>de</strong> la psique. Es concebible que Machado/Mairena tuviesen presente en este<br />
respecto a algunos pensadores y poetas <strong>de</strong> su tiempo que, ávidos <strong>de</strong> mesura y<br />
objetividad tras el báquico personalismo <strong>de</strong>l 98, pedían a la inteligencia que les<br />
diera, según el verso <strong>de</strong> Juan Ramón Jiménez, «el nombre exacto <strong>de</strong> las cosas».<br />
«¿Intelectuales? —pregunta Mairena—. ¿Por qué no? Pero nunca virtuosos <strong>de</strong><br />
la inteligencia. La inteligencia ha <strong>de</strong> servir siempre para algo, aplicarse a algo,<br />
aprovechar a alguien». En lo que, dicho sea <strong>de</strong> paso, se perciben asimismo ecos<br />
<strong>de</strong>l Ortega <strong>de</strong> la razón vital (472).<br />
Pero ya que aludimos a Ortega, quizá convenga señalar la repulsa con que<br />
Mairena recibe las meditaciones sobre el hombre-masa que el filósofo madrileño<br />
empezó a publicar a partir <strong>de</strong> 1927 en el diario El Sol. En la Escuela Popular,<br />
<strong>de</strong>clara, «no preten<strong>de</strong>ríamos nunca educar a las masas. A las masas que las parta<br />
un rayo...; el hombre-masa no existe para nosotros...; esa noción fisicomatemática<br />
no contiene un átomo <strong>de</strong> humanidad» (470-1). Y el rechazo se hace extensivo<br />
al concepto <strong>de</strong> masas que, anejo al marxismo, recibe más tar<strong>de</strong> general<br />
aceptación. En un pasaje que, aunque ambiguo, parece referirse a Ortega, <strong>de</strong>nuncia<br />
Mairena: «aquellos mismos que <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>n a las aglomeraciones humanas<br />
frente a sus más abominables explotadores, han recogido el concepto <strong>de</strong> masa<br />
para convertirlo en categoría social, ética y aun estética. Y esto es<br />
francamente absurdo. Imaginad lo que sería una pedagogía para las masas. ¡La<br />
educación <strong>de</strong>l niño-masa! Ella sería, en verdad, la pedagogía <strong>de</strong>l mismo Hero<strong>de</strong>s,<br />
algo monstruoso» (471). Y en cuanto al concepto opuesto <strong>de</strong> minoría selecta,<br />
Mairena lo rechaza por parejo motivo, a saber, porque implica también una<br />
noción fisicomatemática en que los valores humanos, esencialmente cualitativos<br />
y heterogéneos, son <strong>de</strong>scualificados y homogeneizados con el fin <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r<br />
cuanüficarlos (471).<br />
No obstante, en la línea <strong>de</strong> Ortega y Unamuno, y, por <strong>de</strong>scontado, en la <strong>de</strong><br />
Giner, la escuela no daría acogida a la «barbarie <strong>de</strong>l especialismo», ni en el profesorado<br />
ni en la preparación <strong>de</strong> los alumnos. Hostil a la división <strong>de</strong>l trabajo,<br />
Mairena estima que esa división tien<strong>de</strong> a supeditar la vida al conocimiento, en<br />
vez <strong>de</strong> servirse <strong>de</strong> éste para enriquecer aquélla, lo que el apócrifo profesor,<br />
acor<strong>de</strong> en esto con Unamuno, califica <strong>de</strong> menoscabo <strong>de</strong> la dignidad humana.<br />
Porque en nuestros días, como apuntaba don Miguel, «no basta ser hombre, un<br />
hombre completo, entero; es preciso distinguirse, hay que subir lo más posible<br />
<strong>de</strong>l cero <strong>de</strong> la escala y subir <strong>de</strong> cualquier modo, hay que adquirir valor social <strong>de</strong><br />
cambio». 7 El i<strong>de</strong>al unamuniano <strong>de</strong> hombre entero lo hace suyo Machado: «el<br />
hombre —dice— ...no lleva sobre sí valor más alto que el <strong>de</strong> ser hombre» (527),<br />
juicio que acentúa al ensalzar por boca <strong>de</strong> Mairena «al hombre ingenuo, capaz<br />
<strong>de</strong> plantearse espontáneamente los problemas más esenciales» (471).<br />
7. M. DE UNAMUNO, «La dignidad humana». Obras completas, Madrid, Escelicer, 1966,1, p. 974.<br />
1405
Habida cuenta <strong>de</strong> que lo que Mairena se propone sería la creación <strong>de</strong> una<br />
Escuela Popular <strong>de</strong> Sabiduría Superior, importa subrayar que dos <strong>de</strong> los términos<br />
que figuran en el nombre <strong>de</strong>l apócrifo centro, a saber, popular y sabiduría,<br />
<strong>de</strong>latan la índole <strong>de</strong> las enseñanzas que en él hallarían acomodo. En ese particular,<br />
sin olvidarse <strong>de</strong> Giner, Machado atien<strong>de</strong> a otro mentor, su propio padre, Antonio<br />
Machado Álvarez, maestro también <strong>de</strong> la Institución Libre <strong>de</strong> Enseñanza e<br />
iniciador en España <strong>de</strong> los estudios folklóricos. La escuela tendría como objetivo<br />
bucear en el hondo estrato <strong>de</strong> la sabiduría popular, preterido o <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñado por<br />
la ciencia que se <strong>de</strong>spacha en los establecimientos oficiales <strong>de</strong> enseñanza. Porque,<br />
como apunta Mairena: «Es muy posible que, entre nosotros, el saber universitario<br />
no pue<strong>de</strong> competir con el floklore, con el saber popular. El pueblo sabe<br />
más y, sobre todo, mejor que nosotros» (387). Se ha indicado con razón que<br />
tal noción la comparte Machado con Unamuno y Costa. Pero no hay que olvidar<br />
que también la apadrina Giner, quien con la expresión krausista <strong>de</strong> «espíritu colectivo»,<br />
o sea, el Volksgeist <strong>de</strong>l romanticismo alemán, se refiere al pueblo como<br />
custodio espontáneo <strong>de</strong> lo que el propio Machado llama el «pasado macizo<br />
<strong>de</strong> la raza». Y recuér<strong>de</strong>se asimismo que uno <strong>de</strong> los objetivos <strong>de</strong> la Institución<br />
era el <strong>de</strong> «hacer pueblo», educarlo, o sea, extraer <strong>de</strong> él y activar lo que lleva en<br />
su seno, ese su saber milenario que pervive incólume bajo el haz <strong>de</strong> la historia.<br />
El folklore en que piensa Mairena no era, por consiguiente, el <strong>de</strong>l folklorismo<br />
académico o el costumbrismo literario, apegados ambos a formas periclitadas<br />
<strong>de</strong> vida y cultura, sino «saber popular, lo que el pueblo sabe, tal como lo sabe,<br />
lo que el pueblo piensa y siente, tal como lo siente y piensa, y así como lo expresa<br />
y plasma en la lengua que él, más que nadie, ha contribuido a formar»<br />
(4<strong>21</strong>); en suma «cultura viva y creadora» (387), «saber vivo en el alma <strong>de</strong>l pueblo»<br />
(462).<br />
Es tanta la importancia que Mairena atribuye a ese saber popular que en su<br />
lase lo <strong>de</strong>signa como punto <strong>de</strong> arranque en cualquier ensayo <strong>de</strong> elaborar una filosofía<br />
auténticamente española. Porque las que en España se han reputado como<br />
tales y forman en gran medida su tradición filosófica no pasan <strong>de</strong> ser divagaciones<br />
abstractas, exhortaciones morales, o argucias teológicas.<br />
Machado/Mairena no olvidan que la filosofía <strong>de</strong> Kraus arraiga en suelo hispánico<br />
sólo cuando se <strong>de</strong>spoja <strong>de</strong> su abstrusa faramalla para encarnar en hombres<br />
que, como Giner, se afanan por ver claro en la sombría realidad que es la España<br />
<strong>de</strong> su tiempo.<br />
Es lógico que, siendo los alumnos <strong>de</strong> la clase <strong>de</strong> Retórica y Sofística poetas<br />
en cierne, la poesía sea tema reiterado en los comentarios <strong>de</strong>l profesor. La noción<br />
<strong>de</strong> la lírica como tiempo personalizado explica la predilección <strong>de</strong> Mairena<br />
por los poetas que acentúan la temporalidad <strong>de</strong> la suya, no sólo mediante los arbitrios<br />
temporales que les brinda el lenguaje —cantidad, medida, acentuación,<br />
1406
imas, etc.—, sino también mediante imágenes que incorporen el «tiempo vital<br />
<strong>de</strong>l poeta con su propia vibración». En opinión <strong>de</strong> Mairena, tal incorporación es<br />
rara en la lírica española: la hallamos en Jorge Manrique, en Bécquer, en el Romancero;<br />
casi nunca en Góngora, Cal<strong>de</strong>rón, Quevedo, poetas que, carentes <strong>de</strong><br />
una profunda intuición <strong>de</strong>l tiempo, recurren a la sutileza conceptual, el a<strong>de</strong>rezo<br />
verbal o el símil extravagante, atributos <strong>de</strong>l barroco literario español, por el que<br />
Machado profesa patente <strong>de</strong>sestima.<br />
Contra la propensión en cierta lírica contemporánea a hacer <strong>de</strong> la dicción<br />
poética un ejercicio culto y sibilino, Mairena exhorta a sus discípulos: «Si vais<br />
para poetas, cuidad vuestro folklore. Porque la verda<strong>de</strong>ra poesía la hace el pueblo»<br />
(519). Con ello corrobora el conocido juicio <strong>de</strong> Eugenio d'Ors <strong>de</strong> que en la<br />
mejor literatura española «casi todo lo que no es folklore es pedantería» (662).<br />
Es aprendiendo <strong>de</strong>l «vulgo necio» como <strong>de</strong>be escribir el poeta y pensar el pensador,<br />
opinión con la que Machado/Mairena suscribe parejo dictamen <strong>de</strong> IJnamuno.<br />
Y ello porque el hombre <strong>de</strong>l pueblo «es, en España al menos, el hombre<br />
elemental y fundamental, el que está más cerca <strong>de</strong>l hombre universal y eterno»<br />
(664). Bien claro queda que, al igual que otros hombres <strong>de</strong>l 98, Machado/Mairena<br />
hacen hincapié en la distinción entre lo occi<strong>de</strong>ntal histórico y lo sustancial<br />
eterno, o si se quiere, entre la nación y el pueblo, y da a éste la absoluta primacía<br />
sobre aquélla. «Tenemos un pueblo maravillosamente dotado para la sabiduría...<br />
Nos empeñamos en que este pueblo aprenda a leer, sin <strong>de</strong>cirle para qué y<br />
sin reparar en que él sabe muy bien lo poco que nosotros leemos» (467).<br />
Tentación irresistible es la <strong>de</strong> conjeturar qué suerte correría en la realidad la<br />
imaginada Escuela Popular <strong>de</strong> Sabiduría Superior. Es evi<strong>de</strong>nte que los requisitos<br />
<strong>de</strong> ingreso en ella darían como resultado un número muy reducido <strong>de</strong> alumnos.<br />
Del mismo modo que, en los arduos comienzos <strong>de</strong> la Institución, Giner había<br />
previsto una ceñuda oposición al nuevo centro y contumaces tentativas para<br />
suprimirlo, Mairena pronostica lo que podría ser la suerte <strong>de</strong> su Escuela Popular:<br />
«habría pocos alumnos, lo que no supondría un daño...; pero serían muchos,<br />
en cambio, los enemigos <strong>de</strong> ella, los que pretendieran cerrarla. Y aun días pudieran<br />
llegar en que a profesores y alumnos <strong>de</strong> la tal escuela nos oliese la cabeza<br />
a pólvora. Ojo a esto, que es muy grave» (529).<br />
Como es sabido, fue un pronóstico que, en lo relativo a la Institución Libre<br />
<strong>de</strong> Enseñanza, se cumplió al pie <strong>de</strong> la letra al terminar la Guerra Civil.<br />
1407
I. LITERATURA ESPAÑOLA<br />
ENCUENTROS DE INVESTIGADORES<br />
1. Literatura Medieval<br />
Presi<strong>de</strong>ntes: Alan Deyermond y Margherita Morreale<br />
2. Poesía <strong>de</strong>l Renacimiento y el Barroco<br />
Presi<strong>de</strong>ntes: Antonio García Berrio y Maurice Molho<br />
3. Prosa <strong>de</strong>l Renacimiento y el Barroco<br />
Presi<strong>de</strong>ntes: Francisco López Estrada y Agustín Redondo<br />
4. Cervantes<br />
Presi<strong>de</strong>ntes: Martín <strong>de</strong> Riquer y Francisco Márquez Villanueva<br />
5. Teatro <strong>de</strong>l Siglo <strong>de</strong> Oro<br />
Presi<strong>de</strong>ntes: Germán Guitón y Jean-Francois Botrel<br />
8. Mo<strong>de</strong>rnismo y 98<br />
Presi<strong>de</strong>ntes: Noel Valis y E. Inman Fox<br />
9. Ensayo e Historia <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as<br />
Presi<strong>de</strong>ntes: Juan López Morillas y José Luis Abellán<br />
10. Poesía <strong>de</strong>l siglo XX<br />
Presi<strong>de</strong>ntes: Gustav Siebenmann y Antonio Sánchez Romeralo<br />
II. Novela <strong>de</strong>l siglo XX<br />
Presi<strong>de</strong>ntes: Paul Ilie y Luis González <strong>de</strong>l Valle<br />
12. Teatro <strong>de</strong>l siglo XX<br />
Presi<strong>de</strong>ntes: Francisco Ruiz Ramón y Andrés Amorós<br />
13. Teoría literaria y narratología<br />
Presi<strong>de</strong>ntes: Ana M." Barrenechea y Georges Güntert<br />
14. Lingüística<br />
Presi<strong>de</strong>ntes: Juan M. Lope Blanch y Francisco Marsá<br />
1409
II. LITERATURA HISPANOAMERICANA<br />
15. Literatura Colonial Hispanoamericana<br />
Presi<strong>de</strong>ntes: Jan Lechner y Adriana Lewis Galanes<br />
16. Poesía Hispanoamericana <strong>de</strong> los siglos XIX y XX<br />
Presi<strong>de</strong>ntes: Susana Reisz <strong>de</strong> Rivarola y Joaquín Marco<br />
17. Narrativa Hispanoamericana <strong>de</strong> los siglos XIX y XX<br />
Presi<strong>de</strong>ntes: Donald L. Shaw y Jaime Alazraki<br />
1410
ÍNDICE GENERAL<br />
POR TOMOS
TOMOS I Y II<br />
INTRODUCCIÓN xm<br />
ACTAS DEL X CONGRESO DE LA ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE HISPA-<br />
NISTAS xxni<br />
CONFERENCIAS PLENARIAS<br />
JOSÉ MANUEL BLECUA: Fray Luis <strong>de</strong> León y el Cantar <strong>de</strong> Cantares 3<br />
BARTOLOMÉ BENNASSAR: Trascen<strong>de</strong>ncia universal <strong>de</strong> la Historia <strong>de</strong> España<br />
23<br />
ROBERT D. F. PRING-MILL: La toma <strong>de</strong> conciencia en la poesía <strong>de</strong> compromiso<br />
hispanoamericana 33<br />
LORE TERRACINI: Alabanza <strong>de</strong> la lengua, menosprecio <strong>de</strong> gente, en la<br />
cultura lingüística española <strong>de</strong> los Siglos <strong>de</strong> Oro 55<br />
CLAUDIO GUILLEN: Paisaje y Literatura, o los fantasmas <strong>de</strong> la otredad .. 77<br />
PONENCIAS<br />
LITERATURA MEDIEVAL<br />
ROBERT ARCHER: Ausiás March en sus manuscritos 103<br />
VICENTE BELTRÁN: Tipos y temas trovadorescos. Leonoreta I fin roseta,<br />
la corte poética <strong>de</strong> Alfonso XI y el origen <strong>de</strong>l Amadls 111<br />
HUGO O. BIZZARRI: Proverbios, refranes y sentencias en las colecciones<br />
sapienciales castellanas <strong>de</strong>l siglo xm 127<br />
JAMES F. BURKE: La lógica <strong>de</strong> la imagen animal en el Cantar <strong>de</strong> Mío<br />
Cid 133<br />
JUAN CANO BALLESTA: Castigos y dotrinas que un sabio daua a sus hijas:<br />
un texto <strong>de</strong>l siglo XV sobre educación femenina 139<br />
1413
ANTHONY J. CÁRDENAS: Alfonso X nunca escribió castellano drecho .. 151<br />
ALAN DEYERMOND: La voz personal en la prosa medieval hispánica ... 161<br />
AVIVA DORÓN: La poesía <strong>de</strong> Todros Ha-Levi Abulafía como reflejo <strong>de</strong>l<br />
encuentro <strong>de</strong> las culturas: la hebrea y la española en la Toledo <strong>de</strong> Alfonso<br />
X el Sabio 171<br />
ALBERTO M. FORCADAS: El Bursario (traducción <strong>de</strong> las Heroídas <strong>de</strong><br />
Ovidio por Juan Rodríguez <strong>de</strong> la Cámara o <strong>de</strong>l Padrón) en La Celestina<br />
179<br />
LOUISE FOTHERGILL-PAYNE: La cita subversiva en Celestina 189<br />
ELENA GASCÓN-VERA: Enrique <strong>de</strong> Villena: ¿castellano o catalán? 195<br />
E. MICHAEL GERLl: El silencio en el Libro <strong>de</strong> Buen Amor, ¿lagunas textuales<br />
o lectura dramática? 207<br />
JOAQUÍN GIMENO CASALDUERO: La Celestina y su prólogo <strong>21</strong>5<br />
ROSALIE GIMENO: El Cancionero <strong>de</strong> 1501 <strong>de</strong> Juan <strong>de</strong>l Encina 223<br />
JESÚS GUTIÉRREZ. El Celoso, entre La Celestina y El Decatnerone 233<br />
STEVEN D. KlRBY: La crítica en torno al Libro <strong>de</strong> Buen Amor: logros y<br />
perspectivas 241<br />
KATHLEEN V. KISH: Celestina: estímulo multisecular 249<br />
LUCE LÓPEZ-BARALT: El extraño caso <strong>de</strong> un morisco Maurófilo 255<br />
CECILIA K. MACIÁ: LOS motivos cronotópicos en Palmerín <strong>de</strong> Olivia<br />
(sic) <strong>26</strong>7<br />
DONALD MCGRADY: Misterio y tradición en el romance <strong>de</strong>l Prisionero . 273<br />
ANDRÉ MiCHALSKl: Simetría doble y triple en el Poema <strong>de</strong> Mío Cid ... 283<br />
LOUISE MIRRER: La concepción <strong>de</strong> Cortesía en los Romances Viejos ... 291<br />
M a ISABEL MONTOYA: Algunas precisiones sobre el "Libro Tercero" <strong>de</strong>l<br />
Libro <strong>de</strong> la Montería <strong>de</strong> Alfonso X 297<br />
CECILIA NOVELLA: Elementos carnavalescos bajtinianos en dos obras <strong>de</strong><br />
B. <strong>de</strong> Torres Naharro 305<br />
MAJORIE RATCLIFFE: Así que don<strong>de</strong> no hay varón, todo bien fallece. La<br />
viuda en la legislación medieval española 311<br />
NICHOLAS G. ROUND: Alonso <strong>de</strong> Espina y Pero Díaz <strong>de</strong> Toledo: Odium<br />
Theologicum y Odium Aca<strong>de</strong>micum 319<br />
DOROTHY SHERMAN SEVERTN: El Cancionero didáctico <strong>de</strong> la Colombina .. 331<br />
MARILYN STONE: El tema <strong>de</strong> la amistad en la Quarta Partida <strong>de</strong> Alfonso<br />
el Sabio 337<br />
ANTONIO TORRES ALCALÁ: La cazurra dialéctica <strong>de</strong> Juan Ruiz 343<br />
LITERATURA DE LA EDAD DE ORO: RENACIMIENTO<br />
ANA L. BAQUERO ESCUDERO: DOS manifestaciones distintas <strong>de</strong>l didac-<br />
1414
tismo literario (el cuento medieval y la novela <strong>de</strong> tesis <strong>de</strong>cimonónica)<br />
351<br />
NIEVES BARANDA: El espejismo <strong>de</strong>l Preste Juan <strong>de</strong> las Indias en su reflejo<br />
literario en España 359<br />
EMILIE L. BERGMANN: La exclusión <strong>de</strong> lo femenino en el discurso cultural<br />
<strong>de</strong>l Humanismo 365<br />
JUVENTINO CAMINERO: Fray Luis <strong>de</strong> León comentarista, o la razón filológica<br />
373<br />
YSLA CAMPBELL: López <strong>de</strong> Úbeda y la teoría picaresca 381<br />
SOFÍA M. CARRIZO RUEDA: Las vacilaciones <strong>de</strong> Garcilaso. Entre la melancolía<br />
y el eros vivificante 389<br />
STELIO CRO: El buen salvaje y la edad mo<strong>de</strong>rna: Hackluyt, Montaigne y<br />
Pedro Mártir 397<br />
ÁNGEL DELGADO: La i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> América <strong>de</strong> Colón a Cortés 407<br />
NANCY JOE DYER: Fuentes escritas en la Historia <strong>de</strong> Toribio <strong>de</strong> Benavente<br />
(Motolinía) 415<br />
MANUEL FERRER-CHIVITE: El <strong>de</strong> Lázaro <strong>de</strong> Tormes, ¿caso o casos? 425<br />
LOLA GONZÁLEZ: De la facecia en el Diálogo <strong>de</strong> Mercurio y Carón (Alfonso<br />
<strong>de</strong> Valdés frente a la preceptiva literaria <strong>de</strong> su tiempo) 433<br />
GEORGES GÜNTERT: Garcilaso, Égloga Primera: la adopción <strong>de</strong> la distancia<br />
estética 443<br />
SONJA HERPOEL: Suplico a los que me oygan... o el arte retórico <strong>de</strong> una<br />
campesina 457<br />
VÍCTOR INFANTES: La prosa <strong>de</strong> ficción renacentista: entre los géneros literarios<br />
y el género editorial 467<br />
KARL KOHUT: El Humanismo español y América en el siglo xvi 475<br />
JAN LECHNER: LOS conocimientos acerca <strong>de</strong>l Nuevo Mundo en los Países<br />
Bajos Septentrionales durante los siglos xvi y xvn 485<br />
ISAÍAS LERNER: Poética <strong>de</strong> la cita en la Silva <strong>de</strong> Pero Mexía: Las fuentes<br />
clásicas 491<br />
M* DEL PILAR MAÑERO SOROLLA: Diálogos <strong>de</strong> carmelistas: Libro <strong>de</strong> Recreaciones<br />
<strong>de</strong> María <strong>de</strong> San José 501<br />
J. MIGUEL MARTÍNEZ TORREJÓN-. La Summa en verso 517<br />
ELIZABETH RHODES: El Libro <strong>de</strong> la Oración como el "best seller" <strong>de</strong>l Siglo<br />
<strong>de</strong> Oro 525<br />
REGULA RHOLAND DE LANGHEHN: Questión <strong>de</strong> amor (1513), las tareas<br />
que asigna al lector y sus implicaciones, a partir <strong>de</strong> la "Égloga" que<br />
incluye 533<br />
LUDWIG SCHRADER: Significados <strong>de</strong> la mitología greco-latina en textos<br />
teóricos <strong>de</strong>l Siglo <strong>de</strong> Oro 543<br />
LÍA SCHWARTZ LERNER: De la erudición noticiosa: El motivo <strong>de</strong> Acteón<br />
en la poesía áurea 551<br />
1415
RONALD E. SURTZ: Imágenes musicales en el Libro <strong>de</strong> la Oración<br />
(¿1518?) <strong>de</strong> Sor María <strong>de</strong> Santo Domingo 563<br />
JULIÁN WEISS: El comentarista en su Laberinto: Hernán Núflez y su edición<br />
<strong>de</strong> Juan <strong>de</strong> Mena 571<br />
CERVANTES<br />
M s FERNANDA DE ABREU: Don Quijote y Sancho en los campos <strong>de</strong> batalla<br />
<strong>de</strong>l Romanticismo portugués 581<br />
ERNA BERNDT KELLEY: En torno a sus bestias y a ser bestias 589<br />
MÁXIME CHEVALIER: Cinco proposiciones sobre Cervantes 597<br />
DANIEL EISENBERG: Las Semanas <strong>de</strong>l jardín <strong>de</strong> Cervantes 607<br />
ROBERT W. FELKEL: Voluntarismo y an ti voluntarismo en el Quijote ... 613<br />
JAMES IFFLAND: Don Quijote <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la "Galaxia Gutenberg" (Reflexiones<br />
sobre Cervantes y la cultura tipográfica) 623<br />
THOMAS A. LATHROP: Las contradicciones <strong>de</strong>l Quijote explicadas 635<br />
NADINE LY: Literalidad cervantina: Encantadores y encantamientos en el<br />
Quijote 641<br />
MAURICE MOLHO: ¿Olvidos, incoherencias? o ¿<strong>de</strong>scuidos calculados?<br />
(Para una lectura literal <strong>de</strong> Don Quijote) 653<br />
JAMES A. PARR: Don Quijote: Meditación <strong>de</strong>l marco 661<br />
J. Luis RAMOS ESCOBAR: Que trata <strong>de</strong> la teatralidad en el Quijote así como<br />
<strong>de</strong> otros sucesos <strong>de</strong> feliz recordación 671<br />
AUGUSTÍN REDONDO: De las terceras al alcahuete <strong>de</strong>l episodio <strong>de</strong> los galeotes<br />
en el Quijote (1,22). Algunos rasgos <strong>de</strong> la parodia cervantina . 679<br />
EDWARD C. RILEY: Cómo se termina un relato: Los finales <strong>de</strong> las Novelas<br />
Ejemplares 691<br />
MARÍA CATERINA RUTA: La escena <strong>de</strong>l Quijote: apuntes <strong>de</strong> un lector-espectador<br />
703<br />
DAWN L. SMITH: Cervantes frente a su público: Aspectos <strong>de</strong> la recepción<br />
en El retablo <strong>de</strong> las maravillas 713<br />
EDUARDO URBINA: La aventura guardada: Don Quijote como caballero<br />
<strong>de</strong>saventurado 723<br />
ANN E. WILTROUT: Artificio y biografía en Don Quijote, I 733<br />
LITERATURA DE LA EDAD DE ORO: BARROCO<br />
JOSÉ LUIS ALONSO HERNÁNDEZ: Claves para la lectura <strong>de</strong> la poesía satírica<br />
<strong>de</strong> Quevedo 743<br />
1416
IGNACIO ARELLANO: Un chiste <strong>de</strong> Coquín: El epigrama a Floro en El<br />
médico <strong>de</strong> su honra, <strong>de</strong> Cal<strong>de</strong>rón 755<br />
FREDERICK A. DE ARMAS: La estructura mítica <strong>de</strong> Los comendadores <strong>de</strong><br />
Córdoba 763<br />
DANIÉLE BECKER: Jeroglífico y apocalipsis <strong>de</strong>l secreto en el teatro <strong>de</strong>l<br />
Siglo <strong>de</strong> Oro 773<br />
ENRICA CANCELLIERE: Dibujo y color en la Fábula <strong>de</strong> Polifemo y Galatea<br />
789<br />
ANTONIO F. CAO: La anticomedia <strong>de</strong> Salas Barbadillo, transposición genérica<br />
y <strong>de</strong>splazamiento <strong>de</strong> la figura mítica 799<br />
ÁNGELES CARDONA: Más sobre la influencia <strong>de</strong> Cal<strong>de</strong>rón en el Romanticismo<br />
alemán: el caso <strong>de</strong> Zacarías Werner y su teatro 813<br />
FÉLIX CARRASCO: Beatus Ule y la comedia clásica <strong>de</strong> labradores 827<br />
WILLIAM H. CLAMURRO: La hora <strong>de</strong> todos y la geografía política <strong>de</strong><br />
Quevedo 841<br />
JORGE CHECA: Oráculo manual: Gracián y el ejercicio <strong>de</strong> la lectura 849<br />
J. IGNACIO CHICOY-DABÁN: El filósofo autodidacto <strong>de</strong> Abentofail 855<br />
TREVOR J. DADSON: La psicología <strong>de</strong>l amor en los sonetos a Filis <strong>de</strong> Bocángel<br />
863<br />
YVONNE DAVID-PEYRE: Purificación y catarsis: tema literario ambiguo<br />
<strong>de</strong> la literatura <strong>de</strong>l Siglo <strong>de</strong> Oro 877<br />
ELIZABETH B. DA VIS: La naturaleza <strong>de</strong>l narrador en La Christiada 885<br />
ELISA DOMÍNGUEZ DE PAZ: Algunos aspectos técnico-dramáticos <strong>de</strong> El<br />
encanto <strong>de</strong>l olvido <strong>de</strong> Juan <strong>de</strong> la Hoz y Mota 893<br />
IGNACIO ELJZALDE: Gracián: conocimiento y aprecio <strong>de</strong> los autores españoles<br />
905<br />
HENRY ETTINGHAUSEN: La Guerra <strong>de</strong>is Segadors y la prensa 915<br />
ANTHONY J. FARRELL: La estructura narrativa <strong>de</strong> un "libro <strong>de</strong> aventuras"<br />
español: la Historia lastimera d'el Príncipe Erasto 9<strong>21</strong><br />
JAIME FERNÁNDEZ: El individualismo como causa <strong>de</strong> <strong>de</strong>shonra: La necedad<br />
<strong>de</strong>l discreto <strong>de</strong> Lope <strong>de</strong> Vega 931<br />
HANS FLASCHE: Cal<strong>de</strong>rón y la cultura griega 939<br />
VÍCTOR GARCÍA RUIZ: Sobre el texto <strong>de</strong> La segunda esposa y triunfar<br />
muriendo, auto <strong>de</strong> Cal<strong>de</strong>rón: edición y refundición 949<br />
MONTSERRAT GIBERT-CARDONA: El Mágico Prodigioso, adaptación en dos<br />
actos <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong>l mismo nombre <strong>de</strong> D. Pedro Cal<strong>de</strong>rón <strong>de</strong> la Barca .. 955<br />
ALFONSO GONZÁLEZ: Aspectos poéticos, autobiográficos y <strong>de</strong> forma autoconsciente<br />
en Siglo <strong>de</strong> Oro, <strong>de</strong> Bernardo <strong>de</strong> Valbuena 969<br />
MARGARET R. GREER: LOS dos cuerpos <strong>de</strong>l rey en Cal<strong>de</strong>rón: El nuevo<br />
palacio <strong>de</strong>l Retiro y El mayor encanto amor 975<br />
FELISA GUILLEN: Inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la doctrina contrarreformista en la estructura<br />
argumental <strong>de</strong> la Jerusalén Conquistada 985<br />
1417
ALFREDO HERMENEGILDO: Tello y la voz <strong>de</strong> la razón: El gracioso en El<br />
Caballero <strong>de</strong> Olmedo <strong>de</strong> Lope <strong>de</strong> Vega 993<br />
CAROL BINGHAM KIRBY: Hacia una <strong>de</strong>finición precisa <strong>de</strong>l término refundición<br />
en el teatro clásico español 1005<br />
CATHERINE LARSON: El metateatro, la comedia y la crítica: Hacia una<br />
nueva interpretación 1013<br />
FRANCISCO DE B. MARCOS ÁLVAREZ: Algunas claves semánticas en la<br />
Fábula <strong>de</strong> Píramo y Tisbe, <strong>de</strong> Góngora 10<strong>21</strong><br />
PATRIZIA MICOZZI: Juan Vélez <strong>de</strong> Guevara-Jerónimo Cáncer: Los siete<br />
Infantes <strong>de</strong> Lar a (fiesta que en 1650 se representó a su Majestad el<br />
rey Felipe IV) 1033<br />
THOMAS AUSTIN O'CONNOR: La gramática y retórica <strong>de</strong>l honor cal<strong>de</strong>roniano:<br />
las finezas como principio substancial 1045<br />
ADRIEN ROIG: Una manifestación <strong>de</strong> catalanofilia literaria: El Catalán<br />
Serrallonga, comedia <strong>de</strong> tres ingenios 1053<br />
MELCHORA ROMANOS: Contexto crítico <strong>de</strong> las Soleda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Góngora .. 1067<br />
FRANCISCO RUIZ RAMÓN: El palacio <strong>de</strong> Basilio o el espacio <strong>de</strong> la <strong>de</strong>scomunicación<br />
1077<br />
KAZIMIERZ SABIK: El teatro <strong>de</strong> tema mitológico <strong>de</strong> Marcos <strong>de</strong> Lanuza,<br />
Con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Clavijo, en la Corte <strong>de</strong> Carlos II 1085<br />
RAQUEL SAJÓN DE CUELLO: Quevedo frente a la ortodoxia cristiana ... 1097<br />
FERMÍN SIERRA MARTÍNEZ: Acercamiento a Lope <strong>de</strong> Vega: El Al<strong>de</strong>güela,<br />
¿autoría o atribución? 1107<br />
HENRY W. SULLIVAN: Ley, <strong>de</strong>seo y la acción <strong>de</strong>sdoblada: hacia una poética<br />
psicoanalítica <strong>de</strong> la comedia 11<strong>21</strong><br />
CATHERINE SWIETLICKI: La escritura, la voz y la comunidad: relaciones<br />
psico- y socio- lingüísticas en Fuenteovejuna 1129<br />
ALAN S. TRUEBLOOD: La Dorotea y la Elegía di Madonna Fiammetta .. 1139<br />
ÁNGEL J. VALBUENA BRIONES: El mito <strong>de</strong> Eco y Narciso en Cal<strong>de</strong>rón .. 1147<br />
LITERATURA DEL SIGLO XVIII<br />
MARÍA JOSÉ ALONSO SEOANE: Olavi<strong>de</strong>, adaptador <strong>de</strong> novelas: una versión<br />
<strong>de</strong>sconocida <strong>de</strong> Germeuil, <strong>de</strong> Baculard d'Arnaud 1157<br />
ANTONlETTA CALDERONE: La traducción <strong>de</strong> La jeune indienne entre el<br />
siglo XViii y el XIX 1167<br />
SALVADOR GARCIA CASTAÑEDA: Suum cuique: La experiencia al<strong>de</strong>ana y<br />
el bucolismo dieciochesco 1177<br />
1418
HANS-JOACHIM LOPE: La racionalidad <strong>de</strong> los brutos. El padre Feijoo ante<br />
el problema <strong>de</strong> la vivisección 1185<br />
LITERATURA DEL SIGLO XIX<br />
LIEVE BEHIELS: La literatura italiana en Las tormentas <strong>de</strong>l 48, <strong>de</strong> Benito<br />
Pérez Galdós 1193<br />
MARYELLEN BIEDER: Emilia Pardo Bazán y las literatas: las escritoras<br />
españolas <strong>de</strong>l xix y su literatura 1203<br />
PETER A. BLY: Galdós, Selles y el tratamiento literario <strong>de</strong>l adulterio 1<strong>21</strong>3<br />
ERMANNO CALDERA: Honor y Pathos en los dramones <strong>de</strong> principios <strong>de</strong>l<br />
siglo XK ; 12<strong>21</strong><br />
Louis CHALÓN: Juan Valera y Ángel Ganivet, diplomáticos en Bélgica . 1229<br />
VERNON A. CHAMBERLIN: Juan Valera y la caracterización <strong>de</strong> Juanito<br />
Santa Cruz en Fortunata y Jacinta 1237<br />
HANS FELTEN: ¿Bécquer postmo<strong>de</strong>rnista? 1243<br />
CARLOS GARCÍA BARRÓN: Atahualpa en la literatura hispánica 1249<br />
ROGELIO GARCÍA MATEO: La relación Krause/Krausismo como problema<br />
hermenéutico 1257<br />
DAVID T. GIES: Grimaldi, Vega y el Teatro Español (1849) 1277<br />
HAZEL GOLD: De paso por el museo: sociedad y conocimiento en La Regenta<br />
<strong>de</strong> Clarín 1285<br />
GERMÁN GULLON: El realismo castizo y la novela española <strong>de</strong>l siglo XDC 1295<br />
ALAN HOYLE: Algo más sobre Miau 1303<br />
BRIGITTE JOURNEAU: Augusto Conté, memorialista y diplomático 1311<br />
LAWRENCE H. KLIBBE: La visión <strong>de</strong> España en la novela <strong>de</strong> Cooper,<br />
Merce<strong>de</strong>s ofCastile 1319<br />
JAMES MANDRELL: Zorrilla en el panteón <strong>de</strong> los Tenorio 1329<br />
ENRIQUE MARTÍNEZ-LÓPEZ: La leyenda <strong>de</strong>l judío errante en la literatura<br />
<strong>de</strong> cor<strong>de</strong>l española 1337<br />
ELA M. MARTÍNEZ UMPIÉRREZ: Las ultracorrecciones <strong>de</strong> Realidad 1355<br />
ENRIQUE MIRALLES: El fondo epistolar <strong>de</strong>l archivo Víctor Balaguer 1365<br />
PACIENCIA ONTAÑÓN DE LOPE BLANCH: Algo más sobre Realidad <strong>de</strong><br />
Galdós 1375<br />
GILBERT PAOLINI: La conciencia en Palacio Valdés: El Capitán Ribot .. 1383<br />
M. s CONCEPCIÓN PINERO VALVERDE: Notas sobre la presencia española<br />
en el mo<strong>de</strong>rnismo brasileño 1395<br />
JAUME PONT: Mundo fantástico y visión alegórica en la narrativa <strong>de</strong> Antonio<br />
Ros <strong>de</strong> Olano 1401<br />
M. 8 DEL CARMEN PORRÚA: Producción y recepción <strong>de</strong> Emilia Pardo Bazán<br />
en el diario La Nación <strong>de</strong> Buenos Aires (1880-1899) 1409<br />
1419
ROSARIO REXACH: Un nuevo epistolario amoroso <strong>de</strong> la Avellaneda 14<strong>21</strong><br />
RODNEY T. RODRÍGUEZ: El discurso narrativo moral y su recepción en la<br />
España <strong>de</strong> Fernando VII 1431<br />
M. J. RODRÍGUEZ SÁNCHEZ DE LEÓN: LOS Principios <strong>de</strong> Retórica y Poética<br />
<strong>de</strong> Francisco Sánchez Barbero (1764-1819) en el contexto <strong>de</strong> la<br />
preceptiva <strong>de</strong> su época 1439<br />
ENRIQUE RUBIO CREMADES: LOS relatos breves <strong>de</strong> Valera 1451<br />
SIMONE SAILLARD: Un figurón político en La Regenta: el misterioso<br />
obispo <strong>de</strong> Nauplia 1459<br />
M 1 DEL CARMEN SIMÓN PALMER: Prólogos masculinos en libros <strong>de</strong> escritoras<br />
<strong>de</strong>l siglo XIX 1475<br />
JOHN H. SDMNIGEN : Tristona: la tentación <strong>de</strong>l melodrama 1485<br />
ALAN E. SMITH: La princesa y el granuja: el amante infortunado en un<br />
cuento inverosímil <strong>de</strong> Galdós 1491<br />
M. ! LUISA SOTELO VÁZQUEZ: La Obra <strong>de</strong> Émile Zola, mo<strong>de</strong>lo literario<br />
<strong>de</strong> La Quimera, <strong>de</strong> Emilia Pardo Bazán 1499<br />
HARRIET S. TURNER: La imagen metafórica como vida novelable en Galdós<br />
1515<br />
DIANE F. UREY: La historia y la lengua en la Primera Serie <strong>de</strong> los Episodios<br />
Nacionales <strong>de</strong> Galdós 1525<br />
MERCEDES VIDAL TIBBITS: La dinámica <strong>de</strong> la soledad <strong>de</strong> Ana Ozores en<br />
La Regenta 1535<br />
JACK WEINER: España en El Diario <strong>de</strong> un Escritor, por Fedor Dostoievski(18<strong>21</strong>-1881)<br />
1543<br />
DANIEL S. WHITAKER: La mujer ilustrada como dramaturga: el teatro <strong>de</strong><br />
María Rosa Gálvez 1551<br />
LITERATURA DEL SIGLO XX<br />
CONCHA ALBORG: La enreda<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> Josefina Al<strong>de</strong>coa: una <strong>de</strong>voradora<br />
<strong>de</strong> mujeres 1563<br />
MARTA E. ALTISENT: Intertextualidad y fetichismo en un relato <strong>de</strong> Merce<br />
Rodoreda 1571<br />
GUZMÁN ÁLVAREZ: Miguel Hernán<strong>de</strong>z y el misticismo 1583<br />
SAMUEL AMELL: El cine y la novela española <strong>de</strong> la postguerra 1593<br />
ANDRÉS AMORÓS: Benavente y el teatro mo<strong>de</strong>rnista 1601<br />
MANUEL ANTONIO ARANGO: Mito e intrahistoria en el poema Prendimiento<br />
<strong>de</strong> Antoñito el Camborio en el camino <strong>de</strong> Sevilla, <strong>de</strong>l Romancero<br />
Gitano <strong>de</strong> Fe<strong>de</strong>rico García Lorca 1609<br />
JOSÉ ASCUNCE ARRIETA: Ángelus <strong>de</strong> Gerardo Diego: expresión <strong>de</strong> un arte<br />
plural 1617<br />
1420
ÚRSULA ASZYK-KROL: Algunas consi<strong>de</strong>raciones acerca <strong>de</strong>l tomo Martes<br />
<strong>de</strong> Carnaval como libro <strong>de</strong> teatro 1627<br />
JOSÉ MARÍA BALCELLS: Estructura y sentido <strong>de</strong> 13 bandas y 48 estrellas<br />
<strong>de</strong> Rafael Alberti 1635<br />
CARMEN BARBOSA TORRALBO: Poesía como diálogo: la citación en la<br />
obra <strong>de</strong> Blas <strong>de</strong> Otero 1645<br />
ALBERTO BARRERA Y VIDAL: Sobre dos antihéroes ejemplares: Pascual<br />
Duarte y Sebastián Vázquez 1655<br />
CARLOS BASTONS: La amistad Unamuno-López-Picó a la luz <strong>de</strong> la poesía<br />
y <strong>de</strong> una correspon<strong>de</strong>ncia epistolar 1665<br />
KEN BENSON: El motivo <strong>de</strong> la guerra en el discurso narrativo <strong>de</strong> Juan<br />
Benet 1681<br />
MARYSE BERTRAND DE MUÑOZ: Relato metadiegético, intertextualidad<br />
y circularidad. Aproximación a Beatus Ule, <strong>de</strong> Antonio Mufloz Molina<br />
1691<br />
HUGO W. COWES: El problema <strong>de</strong>l referente en el discurso lírico <strong>de</strong> Pedro<br />
Salinas 1699<br />
JOHN CRISPIN: Pascual Duarte y sus lectores 1707<br />
FERNANDO DE DIEGO: Autonomía <strong>de</strong>l discurso didascálico en el teatro<br />
español <strong>de</strong>l siglo xx 1713<br />
KLAUS DIRSCHERL: Poesía bajo Franco: Jaime Gil <strong>de</strong> Biedma entre compromiso<br />
y juego intertextual 17<strong>21</strong><br />
ÁNGEL RAIMUNDO FERNÁNDEZ: Victoriano Crémer en sí mismo: el tema<br />
<strong>de</strong> la muerte 1731<br />
M.« NIEVES FERNÁNDEZ GARCÍA: LO grotesco en Baroja 1741<br />
ROBBIN FIDDIAN: Orfeo, los perros y la voz <strong>de</strong> su amo en Niebla <strong>de</strong> Miguel<br />
<strong>de</strong> Unamuno 1751<br />
E. INMAN Fox: El concepto <strong>de</strong> la generación <strong>de</strong> 1898 y la historiografía<br />
literaria 1761<br />
M. s FRANCISCA FRANCO CARRILERO: Elementos visionarios en el Romancero<br />
Gitano 1771<br />
SHYAMA PRASAD GANGULY: LOS colofones líricos <strong>de</strong> Juan Ramón Jiménez<br />
a las obras <strong>de</strong> Tagore: Una aproximación a la recepción y repercusión<br />
transcultural 1781<br />
JOSÉ MANUEL GARCÍA DE LA TORRE: La presencia <strong>de</strong> Galicia en la obra<br />
<strong>de</strong> Torrente Ballester 1791<br />
Luis T. GONZÁLEZ DEL VALLE: Aspectos <strong>de</strong> la ficción breve <strong>de</strong> Valle<br />
Incián 1803<br />
MARÍA ESTELA HARRETCHE: Máscara, transformación y sentido en el<br />
Teatro Desnudo <strong>de</strong> Fe<strong>de</strong>rico García Lorca 1815<br />
JAVIER HERRERO: La crisis juvenil <strong>de</strong> Lorca: el pulpo contra la estrella . 1825<br />
14<strong>21</strong>
DAVID K. HERZBERGER: La novela <strong>de</strong> realismo social <strong>de</strong> la posguerra:<br />
historia hecha <strong>de</strong> ficción 1835<br />
FRANCISCO JAVIER HIGUERO: Aproximaciones a la posmo<strong>de</strong>rnidad en el<br />
ensayo español actual 1843<br />
TOMOS III Y IV<br />
CARLOS JEREZ FARRÁN: Las bodas <strong>de</strong> Doña Carnal y Don Cuaresma en<br />
Cinco horas con Mario 3<br />
ROBERTA JOHNSON: Belarmino y Apolonio a la luz <strong>de</strong> la novela filosófica<br />
<strong>de</strong> la Generación <strong>de</strong>l 98 19<br />
FELIPE A. LAPUENTE: Unamuno y la Iglesia Católica: reacción crítica .. 25<br />
KEVIN S. LARSEN: Para enganchar el "caballo loco" <strong>de</strong> Nómada, por Gabriel<br />
Miró 35<br />
MANFRED LENTZEN: En torno a la discusión sobre el teatro en España a<br />
principios <strong>de</strong> los años treinta 43<br />
M. s LUISA LOBATO: Cinco cua<strong>de</strong>rnos autógrafos <strong>de</strong> Antonio Machado .. 53<br />
Luis LORENZO RIVERO: Monstruos políticos en El Valle <strong>de</strong> los Caídos . 73<br />
ANTONIO MARCO GARCÍA: Propósitos filológicos <strong>de</strong> la colección "Clásicos<br />
Castellanos" <strong>de</strong> la editorial La Lectura (1910-1935) 81<br />
KATHLEEN MCNERNEY: Funciones bipolares en la obra <strong>de</strong> María Antonia<br />
Oliver 97<br />
FÉLIX MENCHACATORRE: La Taberna Fantástica <strong>de</strong> Alfonso Sastre. Del<br />
simple saínete a la tragedia compleja 105<br />
NINA L. MOLINARO: La narrativa <strong>de</strong> Esther Tusquets 111<br />
JOSÉ M. S NAHARRO CALDERÓN: Voces y ecos <strong>de</strong> exilio en un mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong><br />
la poesía <strong>de</strong> posguerra (1939-1944) 117<br />
GONZALO NAVAJAS: El mito <strong>de</strong>l colonizador y el Dorado en Ramón Sen<strong>de</strong>r 125<br />
PAUL R. OLSON: Metaficción y metafísica en Julio Montalbán y Julio<br />
Macedo 133<br />
GRACIELA PALAU DE NEMES: La Guerra Civil en el Diario <strong>de</strong> una exiliada:<br />
Zenobia Camprubí <strong>de</strong> Jiménez 141<br />
HILDA PATO: Ocnos y sus transmutaciones 149<br />
ANIANO PEÑA: Ortega y Gasset y la Vólkerpsychologie 161<br />
ANTHONY PERCIVAL: Metaficción en cuentos <strong>de</strong> Francisco Alemán<br />
Sainz 169<br />
ALBERTO JULIÁN PÉREZ: Cómo leer a las Vanguardias 175<br />
ROBERTO PÉREZ: Mauricio Bacarisse y el teatro 183<br />
SALVATORE POETA: El proceso <strong>de</strong>l luto y el proceso elegiaco en las tres<br />
versiones <strong>de</strong> A un poeta muerto <strong>de</strong> Luis Cernuda 191<br />
1422
XAVIER RABASSÓ: Antonio Machado, entre la tradición <strong>de</strong>l haiku y el<br />
vitalismo lírico <strong>de</strong> su poesía breve 201<br />
CAROLYN RICHMOND: Ramón Gómez <strong>de</strong> la Serna, novelador <strong>de</strong> El novelista<br />
209<br />
CLAIRE-NICOLLE ROBÍN: Alberto Insúa, periodista aliadófilo durante la<br />
Primera Guerra Mundial <strong>21</strong>5<br />
JOSÉ RODRÍGUEZ RICHART: Algunos aspectos <strong>de</strong> La forja <strong>de</strong> un rebel<strong>de</strong> . 223<br />
JOSÉ ROMERA CASTILLO: Literatura autobiográfica en España: Apuntes<br />
bibliográficos sobre los años ochenta 241<br />
PILAR SAENZ: Ortega y Gasset y su i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l teatro 249<br />
ANTONIO SÁNCHEZ ROMERALO: I<strong>de</strong>olojía (1897-1954), en el libro <strong>de</strong> los<br />
aforismos <strong>de</strong> Juan Ramón Jiménez 255<br />
SARA M. SAZ: Mazurca para dos muertos: ¿obra <strong>de</strong> creación literaria,<br />
cachon<strong>de</strong>o, escarceo u otro meneo? <strong>26</strong>5<br />
KURT SPANG: Novela y metanovela: Fragmentos <strong>de</strong> apocalipsis <strong>de</strong> Gonzalo<br />
Torrente Ballester 281<br />
OLGA STEIMBERG DE KAPLAN: Jardín Umbrío <strong>de</strong> Ramón <strong>de</strong>l Valle Inclán<br />
y La gloria <strong>de</strong> don Ramiro <strong>de</strong> Enrique Larreta. Coinci<strong>de</strong>ncias y<br />
paralelismo 291<br />
M. 1 Luís A TOBAR: En torno a una carta inédita <strong>de</strong> Eugenio d'Ors 297<br />
SHARON KEEFE UGALDE: La subjetividad <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo otro en la poesía <strong>de</strong><br />
María Sanz, M* Victoria Atencia y Clara Jenés 307<br />
PlERRE L. ULLMAN: Análisis contrapuntual <strong>de</strong> San Manuel Bueno, mártir .. 317<br />
NOEL M. VALIS: La autobiografía como insulto 325<br />
ARIE VICENTE: Dualismo en el personaje dramático aubiano 343<br />
JOHN C. WILCOX: Clara Janes: hacia su poemario <strong>de</strong> los años ochenta .. 353<br />
LITERATURA HISPANOAMERICANA<br />
MARÍORIE AGOSIN: Narraciones en un tapiz: Tres Marías y una rosa ... 365<br />
JAIME ALAZRAKI: Cortázar antes <strong>de</strong> Cortázar: Rimbaud (1941) 371<br />
ALICIA ALDAYA: LOS Robledal: rasgos formales <strong>de</strong>l texto 379<br />
FLORINDA ALZAGA: El mo<strong>de</strong>rnismo en Amistad funesta <strong>de</strong> José Martí .. 389<br />
FRANCISCO ANTOLÍN: Arquetipos femeninos en la obra <strong>de</strong> Rulfo 399<br />
CARLOS A. BADESSICH: Testimonios: voces <strong>de</strong> mujeres hispanoamericanas<br />
409<br />
MIRIAM BALBOA ECHEVARRÍA: Historia y representación en Chile: la<br />
voz <strong>de</strong> Isidora Aguirre 4<strong>21</strong><br />
DANIEL BALDERSTON: Arte y alusión en La vida breve 429<br />
ANA M. S BARRENECHEA: Autobiografía y epistolario: a propósito <strong>de</strong> una<br />
carta <strong>de</strong> Sarmiento a Frías 435<br />
1423
JUAN JOSÉ BARRIENTOS: Borges y Lovecraft 443<br />
MARY G. BERG: Escritoras hispanoamericanas <strong>de</strong>l xix y su importancia<br />
hoy 449<br />
ALBERTO BLASi: El teatro como contexto en La gran al<strong>de</strong>a 457<br />
PAUL W. BORGESSON: (Sur)Realismo en la poesía venezolana <strong>de</strong>l 58 ... 465<br />
KAREN E. BREINER SANDERS: La violencia y su expresión socio-económica<br />
en Los invasores <strong>de</strong> Egon Wolf 477<br />
TERESA A. BRYAN: El amor y la alienación en la novelística <strong>de</strong> Gabriel<br />
García Márquez 483<br />
FERNANDO BURGOS: Eva y la fuga: la narrativa vanguardista <strong>de</strong> Rosamel<br />
<strong>de</strong>l Valle 489<br />
ESTRELLA BUSTO OGDEN: La poesía más reciente <strong>de</strong> Gonzalo Rojas ... 495<br />
ROSA M. a CABRERA: La muerte en dos tiempos: Gringo viejo, <strong>de</strong> Carlos<br />
Fuentes, y ¿Quién mató a Palomino Molero?, <strong>de</strong> Mario Vargas Llosa 507<br />
PABLO CARRASCOSA MIGUEL: La poética <strong>de</strong> José Asunción Silva y sus<br />
relaciones con las poéticas españolas <strong>de</strong>l siglo xix 515<br />
FRESIA INÉS CASTILLO SÁNCHEZ: El cautiverio feliz <strong>de</strong> Franciso Núñez<br />
<strong>de</strong> Pineda. ¿Primera novela chilena? 529<br />
PATRICK COLLARD: El narrador <strong>de</strong> Lucía Jerez <strong>de</strong> José Martí 537<br />
JORGELINA CORBATTA: En la zona: germen <strong>de</strong> la "praxis poética" <strong>de</strong><br />
Juan José Saer 543<br />
ROSE CORRAL: Aproximación a un texto <strong>de</strong> vanguardia: Espantapájaros<br />
(Al alcance <strong>de</strong> todos) <strong>de</strong> Oliverio Girando 555<br />
CLAUDE CYMERMAN: Las imágenes zoomorfas y sexuales en la obra <strong>de</strong><br />
Eugenio Cambaceres 563<br />
ÁNGELA B. DELLEPIANE: DOS heroínas improbables en sendas novelas<br />
argentinas 573<br />
JOSÉ FERRER CANALES: Perfil <strong>de</strong> Hostos 585<br />
MALVA E. FILER: La visión <strong>de</strong> América en la obra <strong>de</strong> Abel Posse 593<br />
LUCÍA FOX LOCKERT: La conciencia social andina en la obra <strong>de</strong> José<br />
María Arguedas 601<br />
PETER FRÓHLICHER: Leer un libro <strong>de</strong> cuentos: Deshoras, <strong>de</strong> Julio Cortázar<br />
611<br />
BEATRIZ GARZA CUARÓN: Francisco Pimentel, precursor <strong>de</strong> las historias<br />
<strong>de</strong> la literatura mexicana 617<br />
M s DEL CARMEN GARZA DE KONIECKI: El corrido <strong>de</strong> Rosita Alvírez: su<br />
estructura narrativa 627<br />
ERNESTO J. GIL LÓPEZ: La máscara heroica <strong>de</strong> Rufino Blanco Fombona:<br />
una aportación a la novela <strong>de</strong> dictadura 637<br />
ESTER GIMBERNAT DE GONZÁLEZ: La paradoja <strong>de</strong> la contrafigura discursiva<br />
en la producción <strong>de</strong> novelistas argentinas <strong>de</strong> los 80 643<br />
1424
RITA GNUTZMANN: La influencia <strong>de</strong> Royuela en algunos textos argentinos<br />
651<br />
JOSÉ LUIS GÓMEZ MARTÍNEZ: Posición <strong>de</strong> Sarmiento en el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l<br />
pensamiento iberoamericano <strong>de</strong>l siglo XX 659<br />
MARIO M. GONZÁLEZ: Por los nuevos caminos <strong>de</strong> la picaresca: Ai i tío<br />
Atahualpa 669<br />
MARGA GRAFF: La búsqueda <strong>de</strong> sí mismo. Latinoamérica y el mundo:<br />
problemas <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad en la obra <strong>de</strong> Leopoldo Zea 675<br />
LUCÍA GUERRA CUNNINGHAM: Estrategias discursivas en la narrativa <strong>de</strong><br />
la mujer latinoamericana 683<br />
ANA M. 1 HERNÁNDEZ DE LÓPEZ: Pedro Páramo y Artemio Cruz: dos<br />
personajes <strong>de</strong> la Revolución Mexicana 691<br />
GLEIDER HERNÁNDEZ: La angustia existencial en el teatro <strong>de</strong> Isaac Chocrón<br />
701<br />
ROBERTO HOZVEN: Sobre la inteligencia americana según Alfonso Reyes . 709<br />
ANDRÉ JANSEN: La progresión <strong>de</strong>l humor <strong>de</strong> García Márquez en sus tres<br />
novelas mayores 719<br />
YVETTE JIMÉNEZ DE BÁEZ: El mundo <strong>de</strong> Juan en Pedro Páramo <strong>de</strong> Rulfo . 727<br />
JACQUES JOSET: Autores traduttori traditori: Don Quijote y Cien años<br />
<strong>de</strong> soledad 737<br />
SONIA KARSEN: Una interpretación <strong>de</strong>l fondo histórico <strong>de</strong> Amalia 745<br />
SOLOMON LIPP: En busca <strong>de</strong> una conciencia nacional. El caso argentino 755<br />
LINDA S. MAIER: El aprendizaje poético <strong>de</strong> Borges 763<br />
LILIAN MANZOR-COATS: De Rembrandt a Fini: Una lectura interartística<br />
<strong>de</strong> Cobra 771<br />
ENRIQUE MÁRQUEZ: José Lezama Lima y Giambattista Vico: lo natural,<br />
lo histórico 783<br />
LOURDES MARTÍNEZ ECHAZÁBAL: La crítica frente a la narrativa afrohispanoamericana:<br />
Introducción a algunos problemas 795<br />
NORA DE MARVAL-MCNAIR: Inlex culpa est: hacia la catarsis <strong>de</strong> la historia<br />
en el discurso <strong>de</strong> Rojo sobre rojo <strong>de</strong> Beatriz Guido 801<br />
SEYMOUR MENTÓN: La guerra contra el fanatismo <strong>de</strong> Mario Vargas Llosa . 811<br />
JYTTE MICHELSEN: El tema <strong>de</strong>l viaje en Don Segundo Sombra 819<br />
YOLANDA MONTALVO: Sátira <strong>de</strong> la americanización en el Caribe. Dos<br />
ejemplos literarios: La consagración <strong>de</strong> la primavera y Mi mamá me<br />
ama 827<br />
KENRICK E. A. MOSE: Formas <strong>de</strong> crítica social en Gabriel García Márquez<br />
837<br />
MARIE MURPHY: La máscara <strong>de</strong>l lenguaje: Casa <strong>de</strong> campo, <strong>de</strong> José Donoso<br />
845<br />
EDITH NEGRÍN: Arte y agonía en la narrativa <strong>de</strong> José Revueltas 853<br />
1425
CANDELAS NEWTON: Don<strong>de</strong> los centros se <strong>de</strong>splazan: La vigilia extravasada<br />
en la poesía <strong>de</strong> Elena Andrés 861<br />
TEOBALDO NORIEGA: Pero sigo siendo el rey: musicalidad e intertextualidad<br />
<strong>de</strong>l relato 869<br />
PAULETTE PATOUT: Amistosa tríada: Valéry Larbaud, Enrique Díez-Canedo,<br />
Alfonso Reyes 879<br />
FRANCISCO JAVIER PINEDO: Cinco momentos claves en el ensayo chileno<br />
contemporáneo 893<br />
CATHERINE POUPENEY HART: El Cronista y el Hablador. En torno a una<br />
permanencia 907<br />
SUSANA REISZ DE RIVARÓLA: Dialogismo y polifonía anárquica en Trilce<br />
<strong>de</strong> César Vallejo 919<br />
PETRONA RODRÍGUEZ PASQUES: La mise en abyme y el discurso fantasmal<br />
en una novela <strong>de</strong> José Bianco 929<br />
SONIA ROSE DE FUGGLE: Bernal Díaz <strong>de</strong>l Castillo cuentista: la historia<br />
<strong>de</strong> Doña Marina ., 939<br />
GEORGINA SABAT DE RlVERS: Ejercicios <strong>de</strong> la Encarnación: Sobre la<br />
imagen <strong>de</strong> María y la <strong>de</strong>cisión final <strong>de</strong> Sor Juana 947<br />
MARÍA A. SALGADO: El autorretrato mo<strong>de</strong>rnista y la literaturización <strong>de</strong><br />
la persona poética 959<br />
LOREINA SANTOS SILVA: Mi Cantar <strong>de</strong> cantares: una vía a lo Absoluto . 969<br />
MONIQUE SARARTÍ-ARNAUD: El proceso <strong>de</strong> enunciación colectiva en Un<br />
día en la vida <strong>de</strong> Manlio Argueta 977<br />
DONALD L. SHAW: La metáfora <strong>de</strong>l abismo en Sobre héroes y tumbas <strong>de</strong><br />
Sábato 985<br />
MYRNA SOLOTOREVSKY: La relación escritura-mundo ejemplificada en<br />
textos <strong>de</strong> Reinaldo Arenas 993<br />
ANTHONY STANTON: Octavio Paz y los contemporáneos: la historia <strong>de</strong><br />
una relación 1003<br />
ANITA STOLL: La casa junto al río <strong>de</strong> Elena Garro y el gótico-femenino 1011<br />
ROY L. TANNER: Las anotaciones marginales <strong>de</strong> Ricardo Palma en la Biblioteca<br />
Nacional 1017<br />
SONIA THON: El mito <strong>de</strong>l campo argentino <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva contemporánea<br />
1025<br />
ELBA TORRES DE PERALTA: El gaucho Martín Fierro. Ruptura <strong>de</strong> secuencias<br />
sociales lógicas 1033<br />
FRANCISCO TOVAR: Con Alejo Carpentier en La Habana: La ciudad <strong>de</strong><br />
las columnas 1041<br />
JOSEPH TYLER: De lugares comunes a nociones distantes: la poesía <strong>de</strong><br />
Octavio Paz 1049<br />
L. TERESA VALDIVIESO: Presencia <strong>de</strong> la mujer en el teatro colonial 1059<br />
14<strong>26</strong>
ALEJANDRO VARDERI: Cuando la mujer escribe con el cuerpo: poetas venezolanas<br />
<strong>de</strong> los ochenta 1067<br />
HUGO J. VERANI: La casa <strong>de</strong> cartón <strong>de</strong> Martín Adán y el relato vanguardista<br />
hispanoamericano 1077<br />
SERGE I. ZAITZEFF: Un primer acercamiento al epistolario entre Alfonso<br />
Reyes y Genaro Estrada 1085<br />
LINGÜÍSTICA Y POÉTICA<br />
RAMÓN ALMELA PÉREZ: ¿Modos o clasificadores? 1095<br />
JACQUES DE BRUYNE: El sufijo -ón en indicaciones <strong>de</strong> edad 1103<br />
M. s CECILIA COLOMBÍ: LOS refranes como actos <strong>de</strong> habla no directos ... 1117<br />
NICOLE DELBECQUE: El or<strong>de</strong>n sintagmático, en particular verbo-sujeto,<br />
como medio <strong>de</strong> cohesión textual 1127<br />
LARS M. FANT: Iniciativa, respuesta y turno <strong>de</strong> intervenciones en negociaciones<br />
españolas y escandinavas 1137<br />
CHARLES B. FAULHABER: Intento <strong>de</strong> análisis cuantitativo <strong>de</strong> la literatura<br />
medieval castellana 1145<br />
JOSÉ L. FREIRÉ: Correlaciones socio-culturales en el lenguaje idiomático 1151<br />
ERICA C. GARCÍA: El laísmo: un experimento <strong>de</strong> cambio sintáctico 1159<br />
JOSÉ ENRIQUE GARGALLO: Sobre el registro <strong>de</strong> aragonesismos en las sucesivas<br />
ediciones <strong>de</strong>l DRAE 1169<br />
ENRIQUE GUITER: El vascuence etxe "casa" en la toponimia pirenaica<br />
oriental 1183<br />
MAKOTO HARÁ: Una perspectiva <strong>de</strong> Fonología Diacrónica Española ... 1191<br />
KARL-HERMAN KÓRNER: La sintaxis hispanoamericana <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto<br />
<strong>de</strong> vista tipológico 1201<br />
JUANA M. LICERAS: La integración <strong>de</strong> los datos <strong>de</strong> la teoría lingüística<br />
en la gramática <strong>de</strong>scriptiva <strong>de</strong>l español 1<strong>21</strong>1<br />
JUAN M. LOPE BLANCH: Anomalías en la norma lingüística mexicana .. 12<strong>21</strong><br />
FRANCISCO MARCOS MARÍN y JUAN DE DIOS GODOY GARCÍA: Requisitos<br />
para la edición crítica informatizada: UNITE. Conjunto <strong>de</strong> programas<br />
para la Unificación automática <strong>de</strong> Textos. Versión para microoor<strong>de</strong>narores<br />
SUN 1227<br />
EMMA MARTINELL: Estilísüca <strong>de</strong> la gradación en los adjetivos 1253<br />
ANNETE MARIE MYRE: Reflexiones sobre las conjunciones en las construcciones<br />
distributivas 1<strong>26</strong>3<br />
JOSÉ PASCUAL BUXÓ: Iconografía y emblemática (el estatuto semiótico<br />
<strong>de</strong> la figuración) 1273<br />
J. GUILLERMO RENART: La reiteración como núcleo invariado en poesía:<br />
Sustitución, oposición y selección semánticas 1279<br />
1427
ELENA M. ROJAS MAYER: Cambio y variación semántica en el español<br />
<strong>de</strong> la Argentina entre los siglos xrx y xx 1291<br />
JACK SCHMIDELY: LOS subjuntivos -ra y -se en Cinco horas con Mario . 1301<br />
EMMA SEPÚLVEDA-PULVIRENTI: Don<strong>de</strong> termina el poema empieza la<br />
poesía: la página en blanco como lenguaje 1313<br />
DOMNTTA SIRBU-DUMITRESCU: Sintaxis y pragmática <strong>de</strong> las preguntas<br />
cuasi-eco en español 1323<br />
BEATRIZ VÁRELA: El lenguaje <strong>de</strong> la política ' 1339<br />
HOMENAJE A ANTONIO MACHADO<br />
BERNARD SESÉ: Antonio Machado y Francia 1351<br />
GEOFFREY RIBBANS: De Soleda<strong>de</strong>s a Campos <strong>de</strong> Castilla 1367<br />
JOSÉ M. S VALVERDE: Antonio Machado, poeta pensador 1383<br />
JUAN LÓPEZ MORILLAS: Juan <strong>de</strong> Mairena y Francisco Giner: La pedagogía<br />
<strong>de</strong>l diálogo cordial 1395<br />
Encuentros <strong>de</strong> investigadores 1409<br />
1428