13.05.2013 Views

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

convoy para que se pusiera en marcha hacia la isla Lobau.<br />

Una vez más, Henri sufría terribles jaquecas que trataba con belladona, pero más<br />

bien pa<strong>de</strong>cía una afección venérea, pues no había otra manera <strong>de</strong> nombrar esas<br />

enfermeda<strong>de</strong>s galantes, dolo rosas pero no <strong>de</strong>masiado graves, sobre las que uno sonreía<br />

entre amigos pero que le azoraban en compañía <strong>de</strong> las damas. Esta <strong>de</strong>sventaja, a la que<br />

había terminado por acostumbrarse, no le impedía sin embargo librar por su cuenta<br />

otras batallas, pues no estaba en cama, a pesar <strong>de</strong> su auténtica fatiga y <strong>de</strong> unos sudores<br />

<strong>de</strong>sagradables: se encontraba en el fondo <strong>de</strong>l Prater, en un pabellón <strong>de</strong> caza en ruinas,<br />

no lejos <strong>de</strong> unas extravagantes construcciones que imitaban el estilo gótico. Unos meses<br />

antes, en París, se había prendado <strong>de</strong> una actriz fácil, llamada Valentine, cuyo nombre<br />

civil era sencillamente Louise, y como tantas <strong>de</strong> sus congéneres había seguido a las<br />

tropas hasta Viena. Henri le había dado aquella cita para romper con ella, porque no<br />

hacía más que soñar con Anna Krauss, y sus fiebres llevaban ese nuevo amor a la<br />

incan<strong>de</strong>scencia. ¿Cómo <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> lado a Valentine? Esta se había convertido en un<br />

obstáculo. Henri quería una libertad total. ¿Cómo anunciar la ruptura? ¿Con<br />

brutalidad? Henri no sabría <strong>de</strong>senvolverse <strong>de</strong> esa manera. ¿Con un hastío fingido? ¿Con<br />

frialdad? Sonrió para sí mismo. ¡Qué celoso había estado <strong>de</strong> Valentine! Se preguntaba<br />

cómo se había arriesgado a batirse en duelo con el amante oficial <strong>de</strong> la actriz, un<br />

coriáceo capitán <strong>de</strong> artillería a caballo. En ese caso sus jaquecas le habían librado <strong>de</strong> la<br />

herida o <strong>de</strong>l ridículo. Valentina se retrasaba. ¿Tal vez se había olvidado <strong>de</strong> la cita? Se<br />

había fijado en ella aquel invierno en París, en el teatro Fey<strong>de</strong>au. La mujer cantaba en<br />

L'Auberge <strong>de</strong> Bagniéres una ópera cómica fresca y sin pretensiones <strong>de</strong> los señores<br />

Jalabert y Catel:<br />

Había tomado mi sombrerito, mi vestido <strong>de</strong> crepé amaranto, mi chal y mis<br />

zapatos punzó. Mi aspecto era encantador...<br />

Ella llegó en calesa, vestida casi como en su canción, es <strong>de</strong>cir, con la misma<br />

ligereza, pero su vestido <strong>de</strong> crepé era <strong>de</strong> color hortensia y llevaba botines <strong>de</strong> satén, una<br />

blusa muy bordada y un bonete <strong>de</strong> terciopelo negro con dos largas plumas. Su cabello<br />

moreno formaba tirabuzones en las sienes. Pálida, como lo exigía la moda, pero metida<br />

en carnes, arrugaba la nariz, imprimía un movimiento <strong>de</strong> vaivén a sus ca<strong>de</strong>ras y reía<br />

enseñando ex profeso los dientes impecables.<br />

—Amore mío! —exclamó en un italiano cruzado con el acento <strong>de</strong> los arrabales.<br />

—Valentine...<br />

—¡Ya está! ¡El teatro <strong>de</strong> la puerta <strong>de</strong> Carintia abrirá <strong>de</strong> nuevo, y el <strong>de</strong> Viena<br />

también!<br />

—Valentine...<br />

—¡Voy a actuar ahí, Henri! ¡Es un sueño! ¡Yo en el escenario, aquí, en la capital<br />

<strong>de</strong>l teatro! ¿Te das cuenta, pichoncito mío?<br />

Sí, claro, el pichoncito se daba cuenta, pero no lograba articular una frase, apenas<br />

tenía el valor <strong>de</strong> disipar la exaltación <strong>de</strong> la bonita comedianta.<br />

—¡Hay cuatro filas <strong>de</strong> palcos! ¡Y a<strong>de</strong>más los <strong>de</strong>corados cambian a la vista! ¡Sobre<br />

el escenario hasta el Vesubio entrará en erupción!<br />

—¿Una ópera sobre Pompeya?<br />

—Nada <strong>de</strong> eso, es Don Juan.<br />

—¿De Mozart?<br />

—¡De Moliére, hombre!<br />

36

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!