Arturo Díaz Bravo Tenía, por fin, la oport<strong>un</strong>idad de preg<strong>un</strong>tarle alg<strong>un</strong>as cosas al doctor Díaz Bravo, pero no fue fácil. No le gusta hablar de él ni presumir sus reconocimientos. Sí pude, sin embargo, lograr que escudriñara en su minuciosa memoria para revelar alg<strong>un</strong>as cosas de su trayectoria profesional. “Cuando llegué al seguro, las tres empresas importantes, sobre todo en el seguro de vida, que fue al que arribé, eran: primero, La Nacional, de Adolfo Riveroll; La Monterrey, de George Holden, y La Latinoamericana, de Miguel Macedo, quien era mi jefe”, recuerda Don Arturo. Su labor dentro de alg<strong>un</strong>as compañías fue importante, sobre todo en la Latinoamericana, a<strong>un</strong>que su aportación más relevante se da en el aspecto gremial. Díaz Bravo recuerda que con motivo de la Asociación Internacional de Derecho de Seguros, su maestro, Roberto Mantilla Molina, y él, decidieron iniciar la Sección Mexicana bajo el nombre de Asociación Mexicana de Derecho de Seguros. “Así como el CILA, no existe otra rama de AIDA, y se nos ha felicitado. Yo fui f<strong>un</strong>dador de la Asociación Internacional de Derecho de Seguros (AIDA) en Roma en 1962 y cof<strong>un</strong>dador de la asociación mexicana. Por esos motivos se me han conferido preseas; pero aquí no se trata de adornarme”, advierte. Respecto a la creación de la biblioteca donde despacha, comenta: “Primero, el pretexto fue comenzar a trabajar como abogado consultor. Prontamente, y desde 1960, e invitado por Mantilla Molina, me inicié como profesor. Así que en los 45 años que llevo impartiendo cátedra me he interesado mucho por tener obras de consulta. Primero en <strong>México</strong> y luego en el extranjero, he adquirido toda esta biblioteca, que no toda es de derecho, sino que también contiene muchas obras literarias. La biblioteca ha servido a muchos jóvenes que han querido elaborar sus tesis y que vienen y trabajan, a veces bajo mi dirección y a veces como visita. Pero aquí no se prestan libros para ser llevados a casa. De manera entonces que no tengo el menor empacho en que publiques que esta biblioteca dedicada al derecho de seguros está a disposición de todo aquél que quiera consultarla. Pero aquí, en este local. Los doctorados, por lo menos en la UNAM, no son especializados. Se nos deja la oport<strong>un</strong>idad de escoger el tema y se nos asigna a tres asesores tutores que nos dirigen y supervisan el adelanto. Debemos asistir a especializaciones y maestrías tres años. Si a juicio de nuestros tutores ya estamos en aptitud de presentar el examen doctoral, se nos autoriza, no sin antes pasar por <strong>un</strong>a insoportable burocracia <strong>un</strong>iversitaria. Al no haber doctorados en especialidad, todos somos doctores en derecho. En mi caso, que yo sepa, ha sido la única tesis dedicada a los problemas del seguro y de nuestras leyes. Creo que de haber otras las conocería. La influencia de Roberto Mantilla Molina fue decisiva en mi vida académica, profesional y doctrinal, porque desde los primeros tiempos me tuvo la confianza como para darme trabajos que tenía en su despacho, como dictámenes que se le pedían en las compañías de seguros, y cuando me designó profesor en la Facultad de Derecho. Considero que su influencia fue decisiva en los primeros años. En el curso del tiempo he adquirido <strong>un</strong>a fisonomía profesional propia. Mis sistemas docentes y mi forma de escribir, así como el desahogo de consultas profesionales, ya no son como en esa época. Le agradezco la enseñanza con su ejemplo de honorabilidad, rectitud y de seriedad profesional, así como doctrinal, y reconozco que su influencia fue importante durante muchos años. Las nuevas generaciones de abogados Desafort<strong>un</strong>adamente no hay, por <strong>un</strong>a u otra causa, interés en el derecho de seguros. No es fácil, no es sencillo. Es interesante, pero ofrece tantas complejidades que ningún otro contrato tiene. Ning<strong>un</strong>o ofrece tantas posibilidades. Como sabemos, en este contrato intervienen la medicina, la ingeniería, la actuaría, la meteorología, la contabilidad, y en ningún otro se ve tal complejidad. Tampoco es fácil estudiarlo, al p<strong>un</strong>to que en la Facultad de Derecho de la UNAM, la materia de seguros y fianzas no es obligatoria, sino optativa, y no son muchos los estudiantes que la escogen. Tampoco se ha inculcado el interés, todo esto porque los profesores tampoco la dominan. Quienes lo hacen están absorbidos por las aseguradoras, reaseguradoras y sector oficial, como en la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas, en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, pero como profesores en las <strong>un</strong>iversidades no ab<strong>un</strong>dan. <strong>El</strong> seguro es el único contrato que tiene leyes especiales sólo para él y <strong>un</strong>a serie de circulares y disposiciones, al p<strong>un</strong>to de que este es <strong>un</strong> factor determinante para atemorizar a los legos por la sobre-regulación de que viene siendo objeto el sector en este <strong>país</strong>. La regulación mexicana Un mercado de seguros endeble como el mexicano debe recibir estímulos y no <strong>un</strong>a sobre-regulación. Se equivoca la autoridad cuando considera que cargando de disposiciones a las aseguradoras va a hacer óptima la actividad. No es cierto: la complica, la encarece y, a la postre, ese encarecimiento lo pagan los asegurados. Lo anterior porque los dueños encuentran que merecen <strong>un</strong>a utilidad de su negocio, Pero tiene costos enormes lograrla. Mucho les cuesta. Y si a eso agregamos que deben tener consultores, asesores, contralores, todos los cuales cobramos, eso va en perjuicio de los asegurados. Estudios y trabajos Los estudios sobre derecho del seguro en la América de habla hispana y portuguesa en <strong>México</strong> llevan ya <strong>un</strong> notable grado de retraso frente a Argentina, Colombia y Brasil. La razón no es fácil de encontrar, pero puede ser la medrosidad de nuestros estudiosos que encuen- tran tantas dificultades en conocer, ya no digo dominar, el seguro, por lo que prefieren ir por otros caminos. Sin embargo, todo parece indicar que en los <strong>país</strong>es citados menudean congresos, seminarios, que me da envidia y cierta tristeza que ya no esté en condiciones de asistir, no sólo a esos <strong>país</strong>es, sino a Europa. En Argentina, Colombia y Brasil se estudia mucho más a fondo el derecho de seguros que en <strong>México</strong> y buen ejemplo de ello es que nuestra producción jurídica de seguros es prácticamente nula. La calidad, prof<strong>un</strong>didad y seriedad no es siempre la deseable, pero por algo se debe de empezar. Es muy lamentable el triste panorama jurídico del derecho de seguros en <strong>México</strong>. Lo que más disfruta <strong>El</strong> medio en el que me moví, al que llegué accidentalmente, y al que me siguieron llamando, es lo que más disfruto profesionalmente, todo esto en la medida en que, como es frecuente, se me hacen consultas difíciles, confusas y redacciones que no son claras y que todos encontramos dificultades. Entre más difícil, más me gusta, más me entusiasma, más me atrae y me distrae. Si bien despliego mi actividad dentro del derecho mercantil en general, me han inclinado las circ<strong>un</strong>stancias de derecho de seguros; mas no olvido aspectos tales como títulos de crédito y otros contratos, que no ofrecen tal gama de variedades como el seguro. Las satisfacciones Por ahí tengo medallas, medallones, diplomas, reconocimientos. Soy presidente honorario de la AIDA, me nombraron en 1982. Soy también presidente honorario del CILA por haber sido f<strong>un</strong>dador y dizque porque alg<strong>un</strong>os de mis trabajos y mis ponencias han gustado. Eso no es cosa que diga yo, lo dicen ellos, pero tampoco es cosa de ponerse arrogante y rechazar <strong>un</strong>a medalla o <strong>un</strong> reconocimiento. Agradezco a tanta gente que se me haya compensado por mi afán de estudiar el derecho del seguro. Es mi modus vivendi profesional. Pero hay, además de la AMDSYF, otros organismos que en <strong>México</strong> vienen estimulando y hasta financiando el estudio del derecho de seguros en forma tanto o más importante que la asociación. Me refiero a Swiss Re, que está haciendo las jornadas de reaseguro, cada año, con innovaciones como la participación de extranjeros y con figuras como la correlatoría. Me ha tocado ser el coordinador, afort<strong>un</strong>adamente. Es importante que esta compañía se tome este trabajo, que le cuesta y mucho dinero, de organizar todo esto. De manera que quiero reiterar que el foro jurídico mexicano debe agradecer esa desinteresada y entusiasta participación de Swiss Re. 4 REVISTA MEXICANA DE SEGUROS Y FIANZAS • Enero - Febrero 2013 Enero - Febrero 2013 • REVISTA MEXICANA DE SEGUROS Y FIANZAS 5