La evolución de la desigualdad de ingresos en Tucumán (1895-1914)

La evolución de la desigualdad de ingresos en Tucumán
(1895-1914)
Beatriz Alvarez
(ISES-CONICET-UNT)
Noviembre de 2010
1

1. Introducción
El objetivo del trabajo es analizar la evolución de la desigualdad de ingresos en
Tucumán (una provincia del noroeste argentino) durante el boom de la primera
globalización 1 . La metodología a utilizar, basada en la propuesta por Alvarez y Nicolini
(2010), consiste en una variación del enfoque de las tablas sociales de Milanovic,
Lindert y Williamson (2007).
Básicamente la misma consiste en dividir a la población en grupos en función de las
profesiones u ocupaciones de los individuos y asignar ingresos dentro de los grupos
para obtener de esta manera una estimación de la desigualdad. Los grupos hacen
referencia a categorías ocupacionales cuyos tamaños poblacionales son documentados
en los censos nacionales de población, mientras que los ingresos en las categorías
ocupacionales están basados en diversas fuentes. Para ello se utilizará el Censo
Nacional de 1914 y numerosas otras fuentes existentes para este período (anuarios,
boletines, censos, informes). Aprovechando la estimación de la desigualdad en
Tucumán realizada por Alvarez y Nicolini (2010) para 1895, el proyecto propuesto
busca avanzar en la estimación de ingresos para la etapa final de la primera
globalización y de esta manera, analizar la evolución o tendencia de la desigualdad en el
período final de la primera globalización.
El marco temporal para este estudio (1895-1914) está acotado por la existencia de los
dos Censos Poblacionales más cercanos a los inicios y finales de la fase de la primera
globalización para los cuales la disponibilidad de las fuentes hace posible la
caracterización de la desigualdad de ingresos 2 . Este período corresponde a la fase de la
primera globalización en el plano internacional pero también al período de auge del
modelo agroexportador a nivel nacional y al crecimiento de la economía azucarera a
nivel regional. Los tres procesos están claramente interrelacionados. La participación de
Argentina en el proceso de la primera globalización se produce en el contexto de
especialización productiva a través del modelo agroexportador. Este modelo supuso
para la economía argentina una aceleración en el crecimiento y la inserción en la
economía mundial mediante la producción y exportación de productos agrícolas. Esta
aceleración en el crecimiento producto de la apertura comercial coexistió con el
desarrollo de dos agroindustrias destinadas al mercado interno: la azucarera en el
Noroeste y la vitivinícola en Cuyo. Este proyecto de investigación busca focalizarse en
el Noroeste, haciendo especial referencia a Tucumán, que fue el epicentro del desarrollo
de la industria azucarera durante esta etapa. En este sentido, Tucumán representa un
interesante caso de estudio por su relevancia económica dentro de la dinámica regional,
por su particular inserción en la economía nacional en este período de apertura
1 El término “primera globalización” hace referencia al primer período de auge del comercio
internacional, el cual fue promovido por los desarrollos en la industrialización de naciones como Estados
Unidos, Francia y Alemania que redujeron grandemente el liderazgo de Gran Bretaña; esta última debió
recurrir a otros mercados menos explorados, como sus colonias y países más atrasados como los
latinoamericanos, para comprar materia prima y exportar sus productos industriales. Pero la globalización
no sólo se refiere a la comercialización de bienes y servicios, sino también a la de los factores, trabajo y
capital. Durante este período, las sociedades de nuevo poblamiento promovieron los movimientos
migratorios y la circulación de capital se aceleró a través de las inversiones extranjeras y el desarrollo del
sistema financiero británico.
2 El Primer Censo Nacional se realizó en 1869 en Argentina. Si bien la fecha de este censo es más cercana
a los inicios de la primera globalización, la escasez relativa de datos de ingreso durante esta etapa nos
lleva a la elección del período propuesto.
2

comercial y por sus particularidades de una alta densidad poblacional 3 y de una
estructura de la propiedad de la tierra relativamente igualitaria 4 .
Este estudio busca aportar nueva evidencia directa en el debate sobre las causas de la
alta inequidad actual de América Latina. Entre las décadas de 1960 y 1970 (Stein y
Stein 1970, Cardosso y Faletto 1967 y 1979, Cardoso y Pérez Brignoli 1979, Furtado
1974, Frank 1967), la desigualdad en América Latina era atribuida a las características
del período colonial. La estructura doméstica de concentración económica y
dependencia internacional de sociedades altamente segmentadas eran la clave para
explicar los altos niveles de inequidad social y económica. Posteriormente, Robinson y
Sokoloff (2005) y Engerman y Sokoloff (1997, 2002 y 2005) sugirieron que las
características de las dotaciones de los factores previas a la colonia fueron las que
habrían dado forma a instituciones que favorecieron la persistencia de la concentración
económica en los países latinoamericanos.
Más recientemente, la búsqueda de las raíces de la alta inequidad en América Latina se
ha focalizado en la primera globalización. De acuerdo con Williamson (1995, 1999,
2002) América Latina habría sufrido un gran incremento en la desigualdad entre 1870 y
1914 como consecuencia, esencialmente, del cambio en la retribución relativa de los
factores tierra y trabajo. El argumento por el cual la apertura comercial podría tener
consecuencias distributivas descansa en los modelos de Hecksher-Ohlin y Stolper-
Samuelson, los cuales predicen modificaciones en las rentas de los factores en función
de su abundancia relativa e intensidad en su uso para la producción de las economías
una vez que las mismas se insertan en el comercio internacional.
Sin embargo, las estimaciones directas de la desigualdad en América Latina para el
período de la primera globalización no son tan comunes. Williamson (1995, 1999,
2002) y Prados de la Escosura (2005, 2007) han realizado algunas aproximaciones
indirectas de la desigualdad basándose en las ratios de salarios de trabajadores no
calificados a renta de la tierra o PBI. Williamson (2009) utiliza los valores estimados de
una regresión del Coeficiente de Gini en el PBI, PBI al cuadrado, urbanización,
densidad de la población, estatus colonial y dummies para especificidades de cada país
para obtener estimaciones de la desigualdad en América Latina desde el siglo XV.
Bértola et al. (2009) están produciendo un nuevo conjunto de evidencia referida a la
distribución de los ingresos para los países del Cono Sur y calculan Coeficientes de Gini
para Argentina en 1870 y 1920. Sin embargo, dadas las dificultades en obtener ingresos
para este país, este cálculo se obtiene aplicando un único valor del coeficiente de Gini
para las diferentes provincias y aproximando la inequidad a través de las diferencias de
ingresos entre provincias.
Entonces, para el caso argentino la mayoría de estos estudios responden a
aproximaciones indirectas y extrapolaciones, algunos realizan supuestos muy fuertes y
otros no tienen en cuenta la distribución completa focalizándose generalmente en sus
extremos.
3 El Segundo Censo de la República Argentina, de 1895, calcula para la provincia de Tucumán un total de
9.33 habitantes por kilómetro cuadrado, mientras que el promedio nacional asciende a 1.4 habitantes por
kilómetro cuadrado. (Tomo II, Población – Cuadros – Resumen del Censo de la República por provincias.
Cuadro XXIII. Densidad de la población absoluta por kilómetro cuadrado. p. CLXXXIII).
4 El Segundo Censo de la República Argentina, si bien no permite realizar comparaciones de la
distribución de la propiedad de la tierra estrictamente, sí provee datos para comparar entre las provincias
y territorios el porcentaje de propiedades agrícolas explotadas por sus propietarios. Según datos del censo,
en Tucumán más del 70% de las propiedades agrícolas son explotadas por sus propietarios en contraste
por ejemplo con Buenos Aires, donde menos del 50% son propietarios o con Salta, donde este valor no
alcanza el 40%.
3

En síntesis, varias razones sugieren la necesidad de un estudio que de cuenta de la
evolución de la desigualdad de los ingresos en Tucumán en los últimos años del siglo
XIX y primeros años del siglo XX. Entre ellas se pueden mencionar el interés
prevaleciente por los fenómenos distributivos en Latinoamérica durante esta etapa, la
escasez relativa de análisis empíricos detallados para el caso argentino, la amplia
disponibilidad de fuentes de ingreso para este período y la necesidad de un análisis más
detallado de la variabilidad regional prevaleciente en el país.
Se espera también con este trabajo proporcionar evidencia que contribuya a los debates
más amplios de la relación entre crecimiento y desigualdad, de las consecuencias
distributivas del fenómeno de la primera globalización en América Latina y de la
diversidad regional existente en Argentina en esta etapa.
El resto del trabajo está organizado de la siguiente manera. En la sección 2 se reportan
los antecedentes que fueron considerados relevantes para esta investigación. La sección
3 está destinada a describir la metodología aplicada, las fuentes utilizadas y los
supuestos realizados para estimar las distribuciones de ingreso de los años 1895 y 1914.
La descripción de los procedimientos realizados para 1895 replica la explicación ya
realizada en el trabajo en coautoría con Esteban Nicolini para estimar la distribución de
los ingresos en 1895 de la cual se hace uso en este trabajo. En la cuarta y última sección
se presentan y se analizan los resultados y se realizan comparaciones con otras
investigaciones.
2. Antecedentes
Como ya fue mencionado, existen algunas estimaciones de niveles y tendencias de la
desigualdad en Argentina antes de 1950 pero todas ellas están basadas en estimaciones
indirectas o extrapolaciones. Williamson (2002) documenta una reducción considerable
en la ratio de salario a renta de la renta de la tierra en Argentina entre 1880 y 1920 que
podría estar asociada a un incremento dramático en la desigualdad, dado que el trabajo
era el factor de producción más igualmente distribuido entre los grupos de ingreso
mientras que la tierra estaba concentrada en los grupos sociales ubicados en la parte
superior de la distribución del ingreso. El mismo autor usó la ratio del salario no
calificado a PBI per capita (el retorno de todos los factores por persona) para aproximar
los cambios en la distancia entre los pobres y el ciudadano promedio (Williamson 1995,
p. 133) 5 . Para Argentina esta ratio muestra una caída profunda entre 1870 y 1919.
Prados de la Escosura (2005, 2007) también utiliza la ratio entre el PBI y el salario de
los trabajadores no calificados como indicador de desigualdad. Confiando en la serie de
salarios reales de Williamson (1995) y en las series de PBI construidas por Della
Paolera, Taylor y Bózzoli (2003), calcula la ratio y argumenta que proyectando hacia
atrás los coeficientes de Gini disponibles (principalmente desde 1950 en adelante) se
obtienen coeficientes de Pseudo-Gini para Argentina de 0.436 en 1890, de 0.42 en 1900
(los años más comparables con el inicio del recorte temporal de este trabajo) y de 0.618
en 1913 (el año más cercano al final del recorte temporal de este trabajo) 6 .
Baten et al. (2009) incorporan nuevas estimaciones de la desigualdad mundial entre los
años 1820 y 2000 que llena algunos vacíos en los datos suponiendo la existencia de una
5 Los salarios reales utilizados en estos cálculos provienen de Williamson (1995), cuyas estimaciones
están basadas para el período 1864-1883, en el promedio simple de los salarios de porteros y peones de
fuentes oficiales; para el período 1883-1903, las estimaciones están basadas en los salarios de peones de
policía en Buenos Aires extraídas de Cortés Conde (1979) y para el período 1903-1914 están basadas en
los salarios de peones albañiles publicados en el Boletín de la Oficina de Empleos.
6 Prados de la Escosura afirma que la amplitud de los valores en los pseudo-ginis estimados puede ser
errónea pero no su tendencia. (Prados de la Escosura 2007, p.296)
4

elación estable entre las distribuciones de alturas e ingresos. Sus resultados sugieren
que el promedio no ponderado del Coeficiente de Gini para América Latina habría sido
53.20 en 1870, 48.99 en 1890 y 44.38 en 1910.
Para el siglo XX, Alvaredo (2007, 2009) presenta la evolución de los ingresos en la cola
superior de la distribución en Argentina entre 1932 y 2004 usando los registros de
impuestos y concluye que la concentración del ingreso era más alta durante la década
del ‘30 y la primera mitad de la del ‘40 de lo que es hoy.
Frankema (2008) estudia los niveles y tendencias de la desigualdad de los salarios en
América Latina durante el siglo XX. El autor afirma que la desigualdad salarial en
América Latina era bastante modesta antes de 1940 y únicamente en el siglo XX creció
hacia extraordinariamente altos niveles de desigualdad. Para Argentina, utiliza la
“Estadística de Salarios 1917 Capital Federal” elaborada por el Ministerio del Interior
en 1919. Esta fuente reporta los salarios diarios de 32583 hombres y 7638 mujeres,
todos empleados industriales de 16 años o más en la provincia de Buenos Aires”.
Frankema argumenta que la amplia cobertura de los tipos de trabajadores (edad, sexo,
sector, estatus ocupacional) revela la estructura completa de las remuneraciones del
trabajo. El autor encuentra (i) una concentración de salarios en el rango de 2-5.25 pesos
con un salario diario promedio (de hombres y de mujeres) de 3.44 pesos, y (ii) una muy
baja desigualdad con un coeficiente de Gini de 0.12.
3. Fuentes y metodología
La estimación de la desigualdad de ingresos en este trabajo sigue la metodología basada
en las “tablas sociales” ya utilizadas por numerosos investigadores para analizar la
desigualdad en el pasado (Milanovic, Lindert y Williamson 2007, Williamson 2009). En
este trabajo, se aproxima el ingreso de cada individuo a partir de su categoría
ocupacional.
El número de individuos en cada categoría es estimado desde los Censos de Población
de la República Argentina de los años 1895 y 1914. Ambos censos proporcionan
información agregada a niveles provincial y nacional del número de hombres y mujeres
de 14 años o más de edad que trabajan en cada una de las categorías ocupacionales que
presentan (158 en 1895 y 294 en 1914).
En 1895 las categorías más numerosas son jornaleros, con 25732 individuos, y
agricultores, con 19984. También hay 39552 individuos clasificados como “Sin
profesión” que en este trabajo son identificados como inactivos. Otras categorías (más
típicas) son carpinteros, albañiles, lavanderas, costureras, carniceros, abogados y
contadores.
Para asignar ingreso a los individuos dentro de cada categoría se ha supuesto que las
personas perciben ingresos básicamente desde 4 fuentes: (i) Su propio trabajo, (ii) De la
tierra en la agricultura y desde las actividades ganaderas, (iii) Del capital en los
establecimientos industriales y (iv) Del capital en los establecimientos comerciales 7 . En
alguna categorías, los individuos perciben ingresos de más de una de estas fuentes (por
ejemplo, un pequeño agricultor recibe ingresos tanto de su trabajo como de la tierra, o
un artesano desde su trabajo y su capital). En estos casos, se han sumado estos ingresos
para calcular el ingreso total de cada individuo “promedio” en estas categorías.
7 Hay otras fuentes de ingreso como la propiedad urbana y explotación forestal, entre otras, que no fueron
incluidas en el análisis debido a la falta de información. Una investigación más profunda eventualmente
proveería una imagen más completa.
5

La investigación sobre los ingresos laborales está basada principalmente en los
Anuarios de Estadística de la Provincia de Tucumán (AEPT) que proveen información
detallada de los salarios nominales por categorías ocupacionales 8 .
Para estimar los ingresos en las actividades relacionadas con la agricultura y la
ganadería se siguieron procedimientos diferentes en 1895 y 1914 debido principalmente
a la disponibilidad de las fuentes. Para el caso de 1895 se han utilizado las estimaciones
de la renta de la tierra y de los beneficios de los principales cultivos de la provincia
(caña de azúcar, maíz, alfalfa, tabaco) reportadas en el Informe de Correa y Lahitte
(ICL) de 1898, que contiene una descripción detallada de las numerosas actividades
económicas de la provincia realizada en base a las instrucciones del Congreso Nacional
para complementar la información recogida por el censo de 1895. La suma de la renta
de la tierra y los beneficios de la agricultura fue asignada a dos categorías ocupacionales
del censo que se presume son los propietarios de la tierra: los agricultores y los
hacendados 9 .
Se ha usado el ingreso total de las actividades ganaderas provistas por el Informe de
Correa y Lahitte para estimar los beneficios de la producción y se han distribuido estos
beneficios totales entre los estancieros de acuerdo con la distribución de la tierra usada
para la cría de ganado proporcionada por el mismo informe.
Para el caso de 1914 el censo proporciona mayor información, pero no se dispone de
una fuente alternativa como la del informe que permita asignar ingresos desde estas
fuentes. Este censo sí proporciona tanto para la agricultura como para la ganadería, la
distribución de la tierra y los valores de los arriendos. Además presenta conjuntamente
para el total de las explotaciones agropecuarias, la escala del capital por tamaño de las
explotaciones y la cantidad de trabajadores contratados. Para el caso de la ganadería
también se dispone información sobre el valor del capital en ganado, distinguiendo por
el tipo de ganado. Para asignar ingresos entre estos dos grupos se supuso que todos los
individuos en las categorías ocupacionales relacionadas con estas dos actividades tienen
beneficio cero. Luego, de la estimación de los costos se pudieron inferir sus ingresos 10 .
Para la estimación del ingreso generado por el capital en la producción industrial o
manufacturera se ha usado la información sobre el capital promedio por firma para las
diferentes categorías de establecimientos industriales, disponibles en ambos censos. Se
supuso que el ingreso generado por este capital es un 8% anual del capital en cada firma
en 1895 y un 7.9% en 1914. El ingreso del capital en la producción industrial es
asignado a las categorías industriales diversos, fabricantes y otras categorías en las
cuales se presume que los pequeños empresarios son incluidos en el censo junto con los
trabajadores (carpinteros, panaderos, alfareros, etc) 11 .
Para estimar el ingreso generado por la producción en el sector comercial, se ha usado la
información sobre el capital promedio por establecimiento en las categorías de
establecimientos comerciales disponibles en ambos censos y se ha supuesto que el
ingreso generado es un 8% del capital de cada establecimiento en 1895 y un 7.9% en
1914 12 . El ingreso de las actividades comerciales es asignado a las categorías de
comerciantes y empresarios.
8
En la subsección 3.1 se provee información más detallada sobre la metodología utilizada para asignar
los ingresos laborales.
9
Más detalle sobre la metodología es provista en la subsección 3.2.
10
Más detalle sobre las metodologías aplicadas en la asignación de estos ingresos es provista en la
subsección 3.3.
11
Más detalle sobre la metodología aplicada en esta categoría es provista en la subsección 3.4.
12
Más detalle sobre esta metodología es provista en la subsección 3.5.
6

3.1 La distribución de los ingresos laborales
Los censos de 1895 y 1914 proveen información sobre las ocupaciones de las personas
mayores de 14 años en Tucumán. En 1895, la población mayor de 14 años era 131792.
De estos, 39552 (30%) fueron registrados en la categoría “Sin profesión”. También
había 506 estudiantes, de manera tal que la población económicamente activa habría
sido 91734. 13 En 1914, la población mayor de 14 años era 207615, 62519 fueron
identificados en “Varias y sin especificar” (31%) y había 1214 estudiantes, tal que la
población económicamente activa era 141182.
Para el año 1895, los ingresos laborales asignados provienen principalmente del
Anuario de Estadística de la Provincia de Tucumán (1895) y del Anuario de Estadística
de la Provincia de Tucumán (1896). Para 1914, las fuentes principales utilizadas para
asignar ingresos laborales es el Boletín de la Oficina de Estadística y del Trabajo de la
Provincia de Tucumán, N°2 (1914), el Anuario de Estadística de la Provincia de
Tucumán (1918).
Para estos años, estas fuentes proveen información sobre salarios para diferentes clases
de profesiones, oficios u ocupaciones. Estos datos salariales son provistos de manera
mensual o diaria y en algunos casos y para algunas ocupaciones las fuentes
explícitamente mencionan que los trabajadores reciben comida y/o alojamiento más un
salario en términos monetarios. Además, el Anuario para 1896 contiene una sección
especial de Instrucción Pública que permite inferir los salarios de los trabajadores en ese
sector. 14 El Censo de 1914 también distingue por departamento, los máximos y mínimos
salarios docentes para directores, maestros y ayudantes.
Otras fuentes utilizadas para estimar los ingresos del trabajo en 1895 son:
*Los Boletines del Departamento Nacional del Trabajo (BDNT)para 1904 15 , 1908 16 ,
1909 17 y 1912 18 .
*La Memoria Descriptiva de la Provincia de Salta (MDPS) 1888-1889 19 .
*La Memoria Descriptiva de la Provincia de Mendoza (MDPM) 1893 20 .
*El Informe de Bialet Massé (1904) 21 .
Para muchas categorías ocupacionales, las fuentes proveen tres datos para cada salario;
estos tres valores pueden ser interpretados como aproximaciones de los salarios
mínimo, promedio y máximo en cada categoría. Esta información deja abierta la
posibilidad de suponer una distribución al interior de cada categoría en vez de suponer
el mismo ingreso para todos los individuos dentro de una misma categoría. En este
trabajo no se hará uso de la variabilidad al interior de las categorías 22 , sino que se
asignarán los valores promedio a todos los individuos.
De valores corrientes a valores constantes
La mayoría de los ingresos asignados corresponden a fuentes de los años 1895 y 1914.
El Segundo Censo Nacional (con información para el año 1895), el Tercer Censo
13
Segundo Censo de la República Argentina, Tomo II, Capítulo XIII, Cuadro XXVI.
14
Anuario de Estadísticas de la Provincia de Tucumán, 1896. p. 2-21
15
Boletín del Departamento Nacional del Trabajo (1911)
16
Boletín del Departamento Nacional del Trabajo (1908)
17
Boletín del Departamento Nacional del Trabajo (1909)
18
Boletín del Departamento Nacional del Trabajo (1912)
19
Memoria Descriptiva de la Provincia de Salta (1889)
20
Memoria Descriptiva y Estadística de la Provincia de Mendoza (1893)
21
Bialet Massé (1904)
22
Alvarez y Nicolini (2010) hacen uso de esta variabilidad en la categoría jornaleros, la categoría más
grande en la base de datos, y demuestran que los resultados para 1895 no se alteran si se contempla esta
variabilidad.
7

Nacional (para 1914), El Informe de Correa y Lahitte (escrito en 1897 pero usando
información de los años 1895 y 1896), los Anuarios de Estadística de la Provincia de
Tucumán (con información para los años 1895 y 1896) y el Boletín de la Oficina de
Estadística y del Trabajo (de 1914). Pero las restantes fuentes se refieren a los años
1904, 1908, 1909, 1912 y 1918. Todos los valores están expresados en pesos de moneda
nacional, la moneda legal en Argentina y todas las variables monetarias utilizadas para
asignar ingresos en 1895 fueron convertidas a pesos de 1895 usando las series de
salarios nominales de Cortés Conde (1979). 23 Esta serie se extiende únicamente hasta
1912, por lo que fue necesario buscar una serie de salarios para asignar ingresos para
1914. En este caso las variables monetarias fueron convertidas a pesos de 1914
utilizando la serie de salarios nominales de Correa Deza y Campi (2009) 24 .
Asignación de salarios por alimentos y alojamiento
Algunos de los datos sobre ingresos laborales son reportados mencionando el salario y
agregando que el trabajador recibía comida y/o casa en el lugar de trabajo. El salario
monetario más un valor monetario estimado de la casa y/o la comida son reportados y
usados para los cálculos.
Para calcular el valor monetario de los alimentos, se han usado dos piezas de
información. Para algunas categorías, las fuentes proveen datos de los salarios
percibidos con y sin comida y se ha procedido utilizando la diferencia entre ambas para
realizar una aproximación del valor de la comida de manera tal de extrapolar ese valor a
los casos en que únicamente se tiene el dato con comida. En los anuarios de 1895 y
1896 hay 14 casos, 3 de ellos son porteros y la cantidad de dinero por comida es
inusualmente grande, probablemente debido a que el día laboral de los trabajadores en
esta categoría particular era muy largo involucrando un mayor número de comidas.
Entre los otros 11 casos, el rango estaba entre $5 m/n y $50 m/n y los porcentaje entre
20% y 100%, con la moda en 50% (en 4 de los 11 casos). 25
En el caso de los salarios de 1914 no se pudo realizar este ejercicio puesto que todas las
categorías que recibían ingresos en especie, recibían conjuntamente casa y comida.
También se ha utilizado un estudio de las condiciones económicas de los trabajadores
en 1908, que reporta los presupuestos de los hogares para muchas familias con
diferencias en el número de hijos y la estructura familiar. Uno de estos casos es sobre un
trabajador soltero y sin hijos cuyos gastos en comida representaban $36 m/n por mes y
su ingreso era $100 m/n. 26 Si se descuenta el valor de la comida de su ingreso, habría
ganado $64 m/n y el valor de la comida habría significado el 56% de su salario
monetario. Entonces, se ha aproximado el valor de la comida a 50% del salario
monetario con un máximo de $40 m/n por mes en 1895 y $76 m/n para 1914 27 .
Este porcentaje de 50% coincide con el utilizado por Cortés Conde (1979) para estimar
el costo de vida en Buenos Aires. 28 Por otro lado, este autor considera dentro del costo
de vida de las familias obreras que un 20% del presupuesto se gasta en viviendas,
porcentaje utilizado en este trabajo para considerar el gasto en viviendas.
23 El supuesto básico para usar estos salarios es que la variación anual de los salarios nominales de todas
las categorías ocupacionales en Tucumán fue similar a la de los salarios de los peones Buenos Aires, la
categoría usada por Cortés Conde (1979).
24 El supuesto básico para usar estos salarios es que la variación anual de los salarios nominales de todas
las categorías ocupacionales fue similar a la de los salarios del peón azucarero en Tucumán, la categoría
estimada por Correa Deza y Campi (2009).
25 Ver la Tabla del Apéndice A
26 Boletín del Departamento Nacional del Trabajo (1908), n°6, p. 356
27 El máximo es impuesto para aproximar la concavidad de la curva de Engel
28 Cortés Conde (1979), p. 225
8

Días de trabajo y desempleo
Los salarios reportados en las fuentes son registrados de manera mensual y/o diaria.
Para transformar los salarios diarios en mensuales se ha supuesto que un mes es
equivalente a 25 días de trabajo.
Algunas ocupaciones (como jornaleros o albañiles) probablemente se vean más
afectadas que otras (como los empleados de oficina) por la volatilidad del número de
días trabajados por mes. En estos casos, se supondrá que se trabajaba 25 días al mes en
las ocupaciones más “formales” y 22 días al mes en las menos “formales”.
Por otro lado, al calcular los ingresos anuales (o ingresos mensuales promedio) desde
los datos de ingresos mensuales o diarios, es necesario contemplar un problema muy
importante, el desempleo, ya sea cíclico o estructural. El desempleo debe haber
representado un serio problema en la provincia, particularmente el desempleo
estacional, ya que la producción azucarera genera un fuerte pico estacional de demanda
por trabajo desde comienzos de invierno hasta la primavera; el resto del año el número
de trabajadores en los ingenios y cañaverales decrece fuertemente (Campi y Lagos,
1995). La categoría jornaleros, con 25732 individuos en 1895 y 36627 en 1914, es
descripta en el Segundo Censo de la República Argentina como “personal de fatiga que
no tiene trabajo fijo”. La presunción de que este grupo es particularmente afectado por
el desempleo estacional es bastante razonable y el impacto de este fenómeno en la
distribución del ingreso probablemente no sea descuidable. Al discutir los resultados, se
presentarán los índices de desigualdad asumiendo que no hay desempleo estacional y
también se realizarán simulaciones en las cuales los jornaleros sufren cierto nivel de
desempleo estacional y entonces su ingreso promedio es más bajo.
Calificaciones diferentes dentro de una misma categoría ocupacional
Para algunas ocupaciones, los ingresos reportados distinguen entre los diferentes niveles
de calificación o experiencia dentro de una categoría ocupacional como maestro,
operario, aprendiz, etc. En las fuentes utilizadas en este trabajo, la distinción típica se
realiza entre aprendices, peones, oficiales, maestros y capataces. Se han realizado una
serie de supuestos sobre el número relativo de cada categoría para tomar ventaja de la
información de los diferentes subgrupos dentro de cada categoría.
Los aprendices eran usualmente un número pequeño en relación a los maestros y
generalmente aprendían las tareas básicas necesarias. Luego, si la información
disponible contuviese un salario específico para los aprendices, se supondrá que estos
representan el 10% del total de trabajadores en la categoría. Los peones y oficiales eran
los trabajadores con más baja calificación y los capataces y maestros los de más alta
calificación y/o responsabilidad de organizar los pequeños equipos de trabajadores.
Entonces, cuando la información de los ingresos laborales esté disponible en más de
uno de estos subgrupos, se supondrá que los peones u oficiales son el 70% del total y
los maestros y capataces el restante 30%. 29
Los salarios de otras provincias
Para algunas categorías ocupacionales no se dispone de información sobre salarios en
Tucumán pero, desde numerosas fuentes, si se tienen datos para otras provincias y en
otros años. 30 Estos datos probablemente estén afectados por dos sesgos: uno debido a
que los salarios en general en otras provincias pueden estar por encima o por debajo de
29 Si se dispusiere de tres subgrupos dentro de una categoría, por ejemplo aprendices, peones y capataces,
se supondrá que el 10% son aprendices, el 63% son peones y el 27% capataces.
30 Estas fuentes son: los Boletines del Departamento Nacional del Trabajo de 1908, 1909, 1911 y 1912, y
las Memoria Descriptivas de las provincias de Salta y Mendoza.
9

los de Tucumán, y otro debido a los cambios en el nivel de salarios a los largo del
tiempo.
Suponiendo que los salarios relativos son estables entre las provincias y a lo largo del
tiempo, es posible capitalizar esta información salarial. Por ejemplo, para Tucumán en
T
el año t no hay información sobre salarios para la categoría j ( j t )
T
información para la categoría k , ( w k,
t ) y para Mendoza, en el año s
M M
salarios para ambas categorías ( w )
w , pero existe
t + se tienen los
w +
constantes entre las provincias y a lo largo del tiempo, el salario de la categoría j en
Tucumán en el año t puede ser calculado como:
j,
t + s,
k,
t s ; entonces, suponiendo salarios relativos
w
M
T j,
t + s T
w j,
t = ∗ w
M k , t
wk
, t + s
Las categorías ocupacionales elegidas como base para las comparaciones (las categorías
j para las cuales se cuenta con información en ambas provincias) son, en la medida de
lo posible, categorías estándar y homogéneas, como albañiles o contadores.
Dado que el foco del trabajo está en la distribución del ingreso mensual en Tucumán en
los años 1895 y 1914, han tenido prioridad los ingresos en Tucumán por sobre los
ingresos en otras provincias, los ingresos de 1895 y 1914 a los ingresos de otros años y
los ingresos mensuales a los diarios.
Categorías faltantes
Después de todos estos procedimientos con diferentes fuentes todavía quedaban en 1895
57 (36%) categorías ocupacionales con un total de 3314 individuos (3.6% de la
población calculada como activa) para los cuales no se disponía de ingresos. Para 1914
quedaban 145 (49%) categorías con un total de 9669 individuos (6.8% de la población
activa).
Para completar las bases de datos se ha utilizado un procedimiento simple: siguiendo el
sentido común y la información indirecta, se clasificó aquellas categorías ocupacionales
de acuerdo a la calificación requerida para desarrollar las tareas involucradas en ellas.
Por ejemplo, se supuso que los mendigos y los lustradores de calzados tienen la menor
calificación, les siguen los pescadores, las tejedoras y los canasteros con una
calificación un poco más alta. En los estratos medios se asignó a los telefonistas y
sericultores y los ingenieros y arquitectos fueron supuestos como de alta calificación.
Tanto para 1895 como para 1914, el salario de los jornaleros fue asignado a todas las
categorías de baja calificación. A las categorías de calificación media-baja se les asignó
el salario de los hojalateros en 1895 y el de los carpinteros en 1914. A los de
calificación media, el salario de los escribientes y copistas en 1895 y el de los torneros
en hierro en 1914, y el de los contadores en 1895 y de los químicos en 1914 a los de
calificación media-alta.
RESUMEN
Con las metodologías recién descriptas se pudo asignar ingresos a todos los trabajadores
de Tucumán que mencionan los censos de 1895 y 1914. En el caso de 1895, para 36
categorías y 71895 trabajadores se tienen datos directos. Para 11 categorías y 8177
trabajadores se usaron datos de Tucumán para diferentes años y se transformaron los
valores usando la serie de salarios nominales en Buenos Aires (Cortés Conde 1979).
Para 46 categorías y 3218 trabajadores se usaron los salarios de otras provincias de
Argentina. Y para 57 categorías y 3314 trabajadores se imputaron salarios siguiendo el
supuesto simple de calificación requerida.
.
10

En el caso de 1914, para 47 categorías se tienen datos directos. Para 50 categorías y
62033 trabajadores se usaron datos de Tucumán para diferentes años y se transformaron
los valores usando la serie de salarios nominales del peón azucarero (Correa Deza
20**). Para 36 categorías y 1733 trabajadores se usaron los salarios de otras provincias
de Argentina. Y para 145 categorías y 9669 trabajadores se imputaron salarios
siguiendo el supuesto simple de calificación requerida.
3.2 La distribución del ingreso en la agricultura
Como ya fue mencionado anteriormente, debido a la disponibilidad de las fuentes, el
tratamiento de los ingresos provenientes de la agricultura es diferente para los años
1895 y 1914. A continuación se describen ambas metodologías por separado:
1) Los ingresos de la agricultura en 1895
En principio, el ingreso generado en la producción de las actividades de la agricultura
puede ser dividido en ingreso del capital, ingreso de la tierra y beneficios. El ICL
provee información sobre precios, rendimientos, rentas de la tierra y costos laborales de
los principales cultivos de la provincia (caña de azúcar, maíz, trigo, alfalfa, tabaco) 31 .
Con esta información, se supuso que los beneficios y el ingreso de la tierra les
corresponden a los propietarios de la tierra, mientras el ingreso del trabajo va para los
trabajadores.
La distribución de los ingresos laborales ya ha sido analizada en la sección anterior.
Para obtener una distribución del ingreso recibido por los propietarios de tierra se
procedió (i) estimando una distribución de la propiedad de la tierra, (ii) relacionando las
categorías de propiedad de la tierra con ciertos cultivos y, consecuentemente, con
ciertos ingresos por hectárea y luego (iii) asignando estos ingresos a individuos en las
categorías ocupacionales relacionadas con los propietarios de la tierra destinada a la
agricultura.
Tucumán consta de 22524 kilómetros cuadrados, lo cual es equivalente a 2252400 has.
El ICL menciona que 105444 has eran utilizadas en 1895 para la agricultura, con 70296
has correspondientes a explotaciones de menos de 25 has y 35148 con más de 25 has
(ICL, p.10); en este último grupo, el ICL especifica que son pocas las que superan las
100 has. Del SCRA surge que en 1895 había 9973 propiedades utilizadas para la
agricultura, 7090 cultivadas por sus propietarios, 2356 por arrendatarios y 527 por
medianeros. No hay información sobre el tamaño de estas explotaciones 32 .
En Tucumán había además una categoría particular de propietarios de la tierra destinada
a la agricultura: los ingenios. De acuerdo con el ICL, el área cultiva con caña de azúcar
en la provincia era 55469 has (ICL, p.25) y de estas, 29561 eran propiedad de los
ingenios (ICL, p. 280) 33 y 17836 eran cultivadas por productores independientes 34 . De
las 29561 has pertenecientes a los ingenios, 12670 eran operadas por los mismos
ingenios y eran explotaciones de más de 25 has; las restantes 16891 has era cultivadas
por colonos de ingenio en pequeñas explotaciones (ICL, p.280). Entonces, el área
cultivada total habría sido 105444 con 35148 en explotaciones de más de 25 has y
70296 has cultivadas en pequeñas explotaciones. Del total, 12670 has cultivadas en
31
De manera implícita, el informe sugiere que el capital no constituía un factor importante de la
producción en la agricultura.
32
SCRA, Capítulo IX, Cuadro 1, p. 105 “Agricultura 1895. Número de propiedades agrícolas censadas”.
33
En el ICL parece haber un error en el cálculo del área cultivada por los ingenios. El informe dice que
hay 11870 hectáreas cultivadas pero la suma de los datos por cada ingenio da un total de 12670. ICL,
Tablas de las páginas 280 y 281.
34
La diferencia entre la suma de las 3 categorías 12670+16891+17836=47397 y el total de 55469 dado
por el mismo informe, proviene principalmente de las 8000 has “cultivadas en varias pequeñas fábricas de
sistema primitivo” (ICL, nota al pie, p. 280) que son incluidas en el total pero no en la desagregación.
11

explotaciones grandes y 16891 en pequeñas eran propiedad de los ingenios; se ha
supuesto que los beneficios y la renta de la tierra generada era correspondida a los
propietarios de los ingenios azucareros que son estudiados en la subsección 3.4.
Los ingresos generados por las restantes 22478 has cultivadas en grandes explotaciones
(35148 menos 12670) y las restantes 53405 hectáreas en propiedades pequeñas (70296
menos 16891) han sido asignadas a las categorías ocupaciones del SCRA que están
relacionadas con la propiedad de la tierra: los hacendados y los agricultores. El censo de
1895 reporta 1027 hacendados y 19984 agricultores; los hacendados están asociados a
explotaciones más grandes que los agricultores y entonces es razonable suponer que
entre los 1027 hacendados están los propietarios de explotaciones grandes y medianas y
que entre los 19984 agricultores hay pequeños propietarios y trabajadores de la
agricultura.
Se asignaron las has de las grandes explotaciones a 427 hacendados y las de las
pequeñas a los restantes 600 hacendados y a un subconjuntos de agricultores. Para
decidir el número de agricultores que eran propietarios de un pedazo de tierra, se ha
supuesto que las 7090 propiedades cultivadas por sus propietarios eran poseídas por
agricultores y los 600 hacendados y entonces el número de agricultores propietarios es
6490 (7090 menos 600).
Entonces, los 427 hacendados en 1895 recibían las rentas de 22478 has de tierra,
presumiblemente cultivadas por arrendatarios y 600 hacendados y 6490 agricultores
recibían las rentas de 53405 has de pequeñas explotaciones cultivadas por sus
propietarios. Dentro de estas categorías amplias se han dividido algunos subgrupos para
suavizar la distribución del número y tamaño de las explotaciones. Las primeras 3
columnas de la Tabla 1 resumen la distribución de las explotaciones y la última
columna presenta el ingreso mensual de cada grupo implicado por la distribución de la
tierra y por los resultados de los beneficios y las rentas de la tierra por hectárea que son
calculadas en los siguientes párrafos.
Tabla 1: Distribución de la tierra usada para la agricultura
Tamaño promedio de la Ingreso mensual de
Individuos Hectáreas explotación
la tierra
Hacendados 9 2500 277.78 2314.81
50 3600 72 600
368 16378 44.51 370.88
Total 427 22478
Pequeños
hacendados 600 21000 35 288.46
Agricultores 1000 8000 8 46.67
5490 24405 4.45 26.46
Total 7090 53405
Tierra cultivada por los
ingenios 12670
Tierra cultivada por
colonos 16891
TOTAL 105444
Para establecer el ingreso neto generado por estas explotaciones, fue necesario estimar
el ingreso y los costos de los diferentes cultivos de la provincial. Estos son discutidos en
la siguiente subsección.
12

A. Valor de la producción, costos y beneficios en la agricultura
Los principales cultivos en Tucumán eran caña de azúcar, maíz, alfalfa, tabaco y trigo.
En lo que sigue se presentan estimaciones simples de las rentas de la tierra y los
beneficios por hectárea en cada una de ellas.
Caña de azúcar (55469 hectáreas cultivadas de acuerdo con el ICL)
El ICL elabora un análisis bastante detallado de los costos y los beneficios del cultivo
de la caña de azúcar bajo diferentes escenarios de costos, rendimientos y precio del
producto final (ICL, pp. 41-48). En el apéndice B se presenta el detalle de estos
cálculos. Los beneficios anuales resultantes están entre los 59 y 147 pesos. A pesar de
que un análisis aún más detallado es posible, se supuso que toda el área cultivada con
caña de azúcar tenía un beneficio promedio de 100 pesos por hectárea.
Maíz (36468 has cultivadas de acuerdo con el ICL)
El ICL provee información sobre el cultivo del maíz (ICL, p. 36). De acuerdo con estos
datos, la producción promedio es de 2600 kilogramos por hectárea; hay
aproximadamente 36500 has cultivadas en la provincia y el precio del producto final es
de alrededor de 0.05 pesos por kilogramo. Entonces, el valor de la producción es
4745000 pesos y la producción por hectárea es 130 pesos. Los costos fueron estimados
entre 40 y 48 pesos por hectárea sin mencionar si las rentas de la tierra fueron incluidas.
Hemos supuesto que los costos eran 40 pesos más 20 pesos por hectárea de renta de la
tierra 35 , lo cual implica un beneficio de $70 por hectárea. Entonces, el ingreso de los
propietarios que cultivan maíz sería de 90 pesos (la suma de los beneficios y la renta de
la tierra).
Alfalfa (5295 has cultivadas de acuerdo con el ICL)
El ICL menciona que había en 1895 aproximadamente 5400 has cultivadas cada una
produciendo 10 toneladas de alfalfa. El valor total de la producción es de 1300000
pesos, implicando un precio de $24.1 por tonelada y un valor de la producción por
hectárea de $241. Se menciona que el costo de la producción es de $60 por hectárea
“para cultivo y plantación”, lo cual sugiere que la renta de la tierra no está incluida. El
beneficio resultante sería 241-60-20=161. Dado que los costos no son descriptos en
detalle, se puede sospechar que los mismos están subestimados y es difícil aceptar que
los beneficios del cultivo de la alfalfa sean más altos que los de la caña de azúcar (el
cultivo dominante en la provincia). En consecuencia, se asumió que los beneficios del
cultivo de la alfalfa son de 140 pesos por año. Incluso a pesar de que este es un supuesto
bastante conservador, los beneficios son más altos que los de cualquier otro cultivo de la
provincia. 36
Luego, la suma de los beneficios y la renta de la tierra para la alfalfa es de 20+140=160
por hectárea.
Tabaco (2990 has cultivadas de acuerdo con el ICL)
De acuerdo con el ICL (ICL, p.62) el área cultivada es de alrededor de 3000 has. El
informe presenta dos hipótesis bastante diferentes sobre los beneficios del cultivo del
tabaco. La primera, muy simple –y probablemente bastante incompleta- sugiere un
beneficio de 420 pesos por hectárea. El mismo autor reconoce que esa hipótesis no es
muy creíble, en particular cuando el área cultivada con tabaco venía decreciendo en los
años previos al censo. La otra hipótesis provista por el reporte menciona que el costo de
producción (sin tener en cuenta la renta de la tierra) es de 2.5 centavos por planta
cultivada, que había 8000 plantas por hectárea y que la producción por hectárea era de
35
Se eligió una renta de la tierra de 20 pesos siguiendo la renta de la tierra supuesta para el caso de la
tierra cultivada con caña de azúcar.
36
En la MDPS 1889 se menciona que “el cultivo de la alfalfa es el que más ganancia deja a los
agricultores”, debido a que los costos de mantenimiento son comparativamente bajos.
13

640 kilogramos. El informe también menciona que el precio estaba entre 0.3 y 0.5 pesos
por kilogramos. Usando un precio de 0.4 pesos, los beneficios por hectárea de los
propietarios de la tierra habrían sido 56 (=640*0.4*8000*0.025).
Trigo (1372 has cultivadas de acuerdo con el ICL)
La única información que menciona el ICL respecto del cultivo del trigo es que la
producción total en 1895 es de alrededor de 1400 toneladas y que el área cultivada es de
1372 has. Esto implica un rendimiento de 1.02 toneladas por hectárea. Dado que no se
cuenta con información sobre los costos, se supuso que los beneficios más la renta de la
tierra son similares a los del maíz: 90 pesos.
Las restantes 3850 hectáreas son usadas para numerosos otros cultivos para los cuales se
supuso un beneficio promedio de 90 pesos por hectárea.
Para asignar el ingreso generado por la tierra a los individuos en las categorías
ocupacionales relevantes (los 1027 hacendados y 6490 agricultores propietarios), fue
necesario establecer qué cultivaba cada grupo.
El ICL menciona que la alfalfa y la caña de azúcar son las únicas plantas cultivadas en
explotaciones de más de 100 has (ICL, p. 25). Entonces, se supuso que los 427
hacendados con las más grandes explotaciones se especializaban en la caña de azúcar.
Los hacendados con propiedades de 35 has cultivaban caña de azúcar, alfalfa, maíz y
trigo y sus beneficios por hectárea era un promedio ponderado de los beneficios por
hectárea de estos cultivos. Los agricultores con 8 has cultivaban maíz y los agricultores
con 4.3 has cultivaban maíz y tabaco. Esta metodología generó beneficios de 100 pesos
por año por hectárea para los hacendados con las explotaciones más grandes y 71 pesos
por año por hectárea para los agricultores con 4.45 has (un promedio ponderado de los
beneficios del maíz y del tabaco). El ingreso de cada persona dentro de cada grupo es el
ingreso por hectárea del grupo multiplicado por el área poseída por cada persona
siguiendo la Tabla 1. Esto implica, por ejemplo, que el ingreso de la tierra obtenido por
un agricultor con una pequeña explotación (de 4.45 has) es 71 pesos multiplicado por
4.45 has, esto es, 317,6 pesos por año; en el otro extremo, el más rico hacendado
recibiría 100 pesos multiplicado por 277.8 has, esto es, 27777,8 pesos.
2) Los ingresos de la agricultura en 1914
Para el año 1914 no existe una fuente como el ICL que posibilite estimar los ingresos de
la agricultura como se realizó para el año 1895. Sin embargo, el censo de 1914 es algo
más completo que el de 1895 e informa sobre el total de hectáreas destinadas a la
agricultura, sobre la distribución del tamaño de estas explotaciones por cultivo, sobre la
misma distribución por escala de capitales invertidos, sobre los precios del
arrendamiento y sobre el personal ocupado en las explotaciones agropecuarias.
Toda esta información permite estimar los costos de producción en la agricultura para
los distintos tamaños de explotaciones agrícolas. Como no se cuenta con información
referente a los ingresos de la producción en la agricultura, se supuso que los individuos
que obtienen ingresos de la agricultura – hacendados y un subconjunto de agricultores,
los agricultores propietarios- obtienen beneficios normales, de manera tal que es posible
estimar sus ingresos a partir de sus costos.
Básicamente, el procedimiento para asignar los ingresos a los propietarios de la tierra
consistió en (i) estimar la distribución de la propiedad de la tierra, (ii) relacionando las
categorías de propiedad de la tierra con los costos de arrendamiento de la misma, del
capital invertido y del personal contratado, para luego (iii) imputar la suma de estos
costos como ingresos de los individuos en las categorías ocupacionales relacionadas con
los propietarios de la tierra destinada a la agricultura.
14

De acuerdo con el censo de 1914, el total de explotaciones agropecuarias en la provincia
era 13378 que representaban un total de 2239007 has. De las mismas, 1716842 eran
destinadas a la ganadería en 4049 explotaciones, por lo que 522165 has en 9329
explotaciones estaban destinadas a la agricultura. Pero el censo también indica que 919
explotaciones en un total de 121255 has se encontraban disponibles, inutilizadas. Por lo
que 8410 explotaciones en 400910 has son las que efectivamente estaban destinadas a la
agricultura.
La distribución del tamaño de las explotaciones permitió asignar a los 67 hacendados
las explotaciones más extensas y el resto a 8343 agricultores, que se supusieron
propietarios. Nuevamente, las explotaciones más grandes pertenecían a los hacendados
y las restantes a los agricultores. Para suavizar la distribución de los ingresos en la
agricultura también se utilizó dentro de cada subgrupo la distribución de la tierra por
tamaño.
Para estimar los costos de arrendamiento de la tierra se utilizó la distribución de las
explotaciones por precio de arrendamiento de la tierra y se la replicó en la distribución
de las explotaciones agrícolas. Dado que el censo tiene la distribución del tamaño de las
explotaciones agrícolas por cultivo se supuso que las plantaciones con más grandes
extensiones de tierra son más rentables y, consecuentemente, tienen un precio de la
tierra más elevado y, en segundo lugar, que un mismo cultivo tenía el mismo precio de
la tierra independientemente de la extensión. De esta manera, el precio de la tierra
cultivada con caña de azúcar era el más alto, seguido por el de los cereales y el resto,
cultivado generalmente en escala más pequeña, con un mismo precio más bajo de
arrendamiento. Estos precios, multiplicados por las hectáreas cultivadas asignadas
fueron imputados de acuerdo al tamaño de las explotaciones en los hacendados y
agricultores. Dado que esta información hace referencia al año 1914, los valores
asignados fueron divididos por 12 para mensualizarlos.
Para estimar el capital invertido se contó con la distribución de los capitales invertidos
en las explotaciones agropecuarias sin contar el valor de la tierra ni del ganado que
posee el censo. Se supuso que los capitales invertidos en las explotaciones ganaderas y
en las parcelas disponibles o no productivas se encontraban en las escalas más bajas de
capitales, por lo que fueron descontadas de la distribución ambos grupos de
explotaciones. De esta manera, se cuenta con una distribución de capitales invertidos en
las explotaciones agrícolas por escala de extensión de las propiedades. La distribución
conjunta de las explotaciones y capitales invertidos se presenta en la siguiente tabla:
Tabla 2
Escala de
capitales Escala de extensiones
De
1001
De 26 De 51 De 101 De 501 a De 5001
Hasta a 50 a 100 a 500 a 1000 5000 a 10000
25 has has has has has has has
Número de explotaciones
De
10001 a
25000
has
De
25001 y
más
has Totales
Hasta $5000 m/n 6795 456 165 52 0 0 0 0 0 7468
De $5001 a
$10000 m/n 222 79 57 68 0 0 0 0 0 426
De $10001 a
$50000 m/n 144 54 87 105 10 1 0 0 0 401
De $50001 a
$100000 m/n 8 6 3 34 2 8 1 0 0 62
De $100001 m/n y
más 4 0 3 16 9 11 5 3 2 53
7173 595 315 275 21 20 6 3 2 8410
15

De la misma se observa una gran concentración de las explotaciones alrededor de la
diagonal principal, hecho que indica que a medida que aumenta el tamaño de la
explotación, aumenta proporcionalmente igual el capital invertido. Es decir, parece ser
que la ratio capital-tierra es constante. Luego, este hecho permite asignar el capital de
acuerdo a la distribución de la tierra observada. Nuevamente, dado que esta información
hace referencia al año 1914, los valores monetarios asignados fueron divididos por 12
para mensualizarlos.
Para asignar los costos laborales se también se utilizó información del censo de 1914.
Este censo dice la cantidad de personal empleado en el total de las explotaciones
agropecuarias, distinguiendo entre hombres, mujeres y niños. Se supuso que la
agricultura contaba con un 70% de estos trabajadores y el restante 30% era contratado
en la agricultura. A los hombres se les asignó el salario de los “peones en la agricultura”
disponible en el Anuario de Estadística de la Provincia de Tucumán de 1918, y a las
mujeres y a los niños el salario de las “jornaleras mujeres” y el de los “menores de 16
años”, respectivamente, disponibles en el Boletín del Departamento Nacional del
Trabajo de 1909. La asignación de los costos laborales requirió suponer también
proporcionalidad, es decir, que el personal contratado aumentaba en la misma
proporción que el tamaño de la tierra; de esta manera, los propietarios de las
explotaciones más extensas contrataban más trabajadores.
Entonces, la suma de estos 3 costos estimados asignados a los hacendados y agricultores
propietarios en función de la distribución de la tierra representa el ingreso de los
mismos, dado el supuesto de beneficios normales. La siguiente tabla presenta la
asignación de estos costos:
Tabla 3
Tamaño promedio de
las explotaciones Individuos
Ingreso
mensual
Hacendados 30000 5 46250
6500 6 18750
2000 20 7375
650 21 3976.68651
200 15 3000
Agricultores 200 260 635.416667
65 315 340.568783
30 595 265.629552
10 7173 223.757784
3.3 Distribución del ingreso en la producción ganadera
Al igual que en el caso de la agricultura, la disponibilidad de las fuentes hizo necesario
realizar diferentes tratamientos para la asignación de ingresos en la ganadería para los
años 1895 y 1914. Por lo tanto, en este caso también se describen ambas metodologías
por separado.
1) Los ingresos de la ganadería en 1895
Desafortunadamente, la información para la producción ganadera en 1895 es
considerablemente más escasa y menos detallada que para la agrícola. Se dispone de
información respecto del valor total de la producción ganadera pero no sobre los costos
de producción. También existen datos sobre la distribución del tamaño de las
explotaciones usadas para la cría de ganado pero no hay datos disponibles acerca del
número de animales en cada explotación. Para aproximar la distribución del ingreso
proveniente de la producción ganadera, se hicieron 3 supuestos. Primero, que el
porcentaje de los beneficios dentro del ingreso total en la producción ganadera es
similar al mismo porcentaje en la agricultura (45%). Segundo, que estos beneficios son
16

distribuidos de acuerdo a la distribución de la tierra dedicada a la producción ganadera.
Tercero, que todo el ingreso generado desde la producción ganadera se destina a la
categoría ocupacional “estancieros” de acuerdo con esa distribución de la tierra.
La distribución del tamaño de las explotaciones es provista por el ICL (ICL, p. 10). En
las primeras dos columnas de la Tabla 4 se presenta la información provista por el ICL.
En la tercera, se ha supuesto un área promedio por categoría de manera tal de obtener un
área total igual a la reportada por el ICL. En la quinta columna se ha distribuido el
número de estancieros para obtener la misma proporción de estancieros en cada
categoría de tamaños que la del número de explotaciones. La séptima columna
proporcional el ingreso total de la actividad distribuido entre las categorías y las dos
últimas columnas presentan los ingresos per capita mensuales y anuales para cada
categoría.
Tamaño Explotaciones
Tabla 4: Distribución de la tierra y del ingreso desde la producción ganadera
Área
promedio
Área
total Estancieros
% área
grupo
Ingreso por
grupo
Ingreso
anual per
capita
Ingreso
mensual per
capita
Menos
de 625 2000 500 1000000 378 53.8 456290.32 1207.12 100.59
625-
1250 400 1100 440000 76 23.7 200767.74 2641.68 220.14
1250-
2500 100 2200 220000 19 11.8 100383.87 5283.36 440.28
Más de
2500 20 10000 200000 4 10.8 91258.06 22814.52 1901.21
2520 1860000 477 100 848700
Entonces, por ejemplo los 378 estancieros más pobres ganan 100.6 pesos por mes
mientras los 4 estancieros más ricos con 50000 has cada uno destinadas a la producción
ganadera obtienen 1901.2 pesos por mes. 37
2) Los ingresos de la ganadería en 1914
La metodología de asignación de ingresos en la ganadería sigue la misma lógica que la
de la agricultura. Para el caso de la producción ganadera en 1914 tampoco existe una
fuente alternativa como el ICL que permita estimar los ingresos como en el año 1895,
sino que se usó la información de costos provista por el censo. En este caso se hizo uso
de la información disponible referida al total de hectáreas destinadas a la ganadería, a la
distribución del tamaño de las explotaciones ganaderas, a los capitales invertidos en
ganado, a los precios de arrendamiento de las explotaciones ganaderas y al personal
ocupado en las explotaciones agropecuarias.
Nuevamente, toda esta información se conjugó para estimar los costos de la producción
ganadera para los distintos tamaños de explotaciones. Y, como en este caso tampoco se
cuenta con datos relativos a los ingresos de la ganadería, se supuso también que los
individuos que obtienen ingresos de la producción ganadera –estancieros- obtienen
beneficios normales, de manera que es posible estimar sus ingresos a partir de sus
costos.
Básicamente, el procedimiento para asignar los ingresos a los propietarios de las
explotaciones ganaderas consistió en (i) estimar la distribución de la propiedad de la
tierra destinada a la ganadería, (ii) relacionando las categorías de propiedad de la tierra
con los costos de arrendamiento de la misma, del capital invertido y del personal
contratado, para luego (iii) imputar la suma de estos costos como ingresos de los
37 La producción ganadera en Tucumán está basada en grandes extensiones de tierra con muy baja
densidad de ganado. (ICL, p.32)
17

individuos en las categorías ocupacionales relacionadas con los propietarios de la tierra
destinada a la ganadería.
De acuerdo con el censo de 1914, del total de explotaciones agropecuarias 1716842 has
eran destinadas a la ganadería en 4049 explotaciones. La distribución del tamaño de
estas explotaciones permitió asignar las mismas a los 380 estancieros que se supusieron
propietarios. Nuevamente, para suavizar la distribución de los ingresos en la ganadería
también se utilizó dentro de cada subgrupo la distribución de la tierra por tamaño.
Para estimar los costos de arrendamiento de la tierra se utilizó la distribución de las
explotaciones por precio de arrendamiento de la tierra y se la replicó en la distribución
de las explotaciones ganaderas. Se supuso además que las explotaciones con más
grandes extensiones de tierra son más rentables y, consecuentemente, tienen un precio
de la tierra más elevado. De esta manera, pocos estancieros tienen explotaciones más
extensas y rentables y la mayoría de los mismos tienen explotaciones pequeñas y con
más bajo precio de la tierra. Dado que esta información hace referencia al año 1914, los
valores monetarios asignados fueron divididos por 12 para mensualizarlos.
Se ha supuesto que los capitales invertidos en las explotaciones ganaderas siempre
estaban en las categorías más bajas de valores monetarios, por lo que la distribución de
estos capitales –excluyendo el valor de la tierra y del ganado- sería la de la siguiente
tabla:
Tabla 5
Capitales invertidos (excluyendo el ganado)
Menos de $5000 5001 a 10000 10001 a 50000 50001 a 100000 Más de 100000
Hasta 25 has 1590 0 0 0 0
26 a 50 732 0 0 0 0
51 a 100 546 0 0 0 0
101 a 500 774 0 0 0 0
501 a 1000 69 15 13 0 0
1001 a 5000 190 27 31 0 0
5001 a 10000 22 4 11 4 0
10001 a 25000 6 2 4 4 2
25001 y más 1 0 1 0 1
Luego, la asignación de los capitales invertidos se asigna a los estancieros teniendo en
cuenta la distribución de los tamaños de las explotaciones. También se mensualizaron
estos valores monetarios. El resto del capital invertido es el del ganado. El censo
informa sobre los valores monetarios totales por tipo de ganado. De esta manera, el
ganado vacuno representa el 68% del valor total del ganado, el caballar el 13%, el mular
el 8%, el porcino 4%, el cabrío 2%, el lanar 2% y es asnal 1%. Se supuso además que el
68% de las explotaciones más extensas tienen ganado vacuno, el siguiente 13% caballar
y así sucesivamente para asignar estos valores monetarios en función de la distribución
del tamaño de las explotaciones. Dado que esta información hace referencia al año
1914, los valores monetarios asignados fueron divididos por 12 para mensualizarlos.
La asignación de los costos laborales se realizó de la misma manera que en el caso de la
agricultura, utilizando el 30% del personal contratado,
Nuevamente, la suma de estos 3 costos estimados asignados a los hacendados y
agricultores propietarios en función de la distribución de la tierra representa el ingreso
de los mismos, dado el supuesto de beneficios normales. La siguiente tabla presenta la
asignación de estos costos:
18

Tabla 6
Estancieros Ingreso mensual
Hasta 25 hectareas 149 2266.94387
De 26 a 50 hectareas 68 2696.16618
De 51 a 100 hectareas 51 3120.60441
De 101 a 500 hectareas 72 5815.10616
De 501 a 624 hectareas 3 8874.35771
De 625 a 1000 6 18108.6799
De 1001 a 1250 hectareas 2 18930.1201
De 1251 a 2500 hectareas 17 24492.7764
De 2501 a 5000 hectareas 4 86011.0773
De 5001 a 10000 hectareas 4 162028.292
De 10001y más 4 97228.6336
3.4 La distribución del ingreso en el sector secundario
Los principales supuestos realizados para estimar el ingreso del capital desde las
actividades industriales son: (i) que el ingreso del capital y los beneficios son el 8% en
1895 y el 7.9% en 1914 del capital total de cada establecimiento, (ii) que el ingreso de
cada establecimiento va hacia un individuo particular (lo cual significa que no hay
establecimientos con más de un propietario ni individuos que posean más de un
establecimiento) 38 , (iii) que el ingreso del capital es asignado a los individuos en las
categorías industriales diversos y fabricantes y otras categorías en las cuales la
ocupación de un individuos está estrechamente relacionada con una categoría particular
de establecimiento pequeño en el sector secundario (por ejemplo, carpinteros o sastres).
Ambos censos proveen información sobre el número de establecimientos industriales y
el capital total en cada una de las categorías de establecimientos. En el caso de 1895,
hay 547 establecimientos industriales en general, 31 ingenios, 22 destilerías y una usina
eléctrica. Algunos de los ingenios son también destilerías y entre los ingenios y
destilerías se tienen 46 establecimientos. Entonces, el número total de establecimientos
industriales en 1895 es 594=547+46+1. El SCRA divide los 547 establecimientos
industriales en 45 categorías y reporta el capital total de cada categoría.
En 1914, el censo reporta que hay 788 establecimientos industriales –distribuidos en 69
categorías-, de los cuales 31 son destilerías y 30 ingenios. El capital reportado para las
31 destilerías es registrado como incluido en el capital de los ingenios. Por otro lado,
dado que seguramente existía una gran variedad entre los capitales de los distintos
ingenios, y dado que a diferencia del caso de 1895 en 1914 no existe un tratamiento
especial para ningún sector de la industria, fueron utilizados los volúmenes de
producción de los distintos ingenios para tener en cuenta la variabilidad dentro de este
grupo de establecimientos. El supuesto para realizar este tratamiento se basa en que los
volúmenes de producción seguramente están estrechamente correlacionados con los
capitales de los establecimientos, es decir, que los ingenios con mayor capital producen
más. Los volúmenes de producción por ingenio fueron extraídos de El Problema
Azucarero (1914-1915) 39 .
Entonces, asumiendo que la mayoría de la variabilidad en el stock de capital entre los
establecimientos es variabilidad entre las categorías, se asignar el capital promedio de
cada categoría a cada establecimiento. Además, asumiendo que el retorno del capital
38 Este supuesto es probablemente no trivial, sobre todo en la parte derecha de la distribución donde
establecimientos muy grandes son probablemente poseídos por muchas personas y muchas personas
poseen más de un establecimiento dentro de un sector, e incluso muchos establecimientos en diferentes
sectores de la economía.
39 “El problema azucarero (1914-1915)”. Comisión de Industriales. P.12
19

más el beneficio de cada establecimiento es igual al retorno neto del capital en el
sistema financiero (8% en 1895 y 7.9% en 1914) 40 se puede obtener el ingreso estimado
por cada establecimiento. Asignar este ingreso a los individuos dentro de alguna
categoría ocupacional es el último paso del proceso.
Hay 2 categorías ocupacionales en los censos que pueden asociarse fácilmente a los
propietarios de los establecimientos industriales: los industriales diversos y los
fabricantes. En 1895 hay 274 industriales diversos y 10 fabricantes, mientras que en
1914 hay 192 industriales diversos y 16 fabricantes. Entonces en ambos casos hay más
establecimientos que individuos que presumiblemente sean propietarios de un
establecimiento industrial. Sin embargo, los nombres de algunas categorías de
establecimientos sugieren una estrecha relación entre ellos y una ocupación particular:
por ejemplo, hay carpinterías y carpinteros, panaderías y panaderos, alfarerías y
alfareros. Entonces, la correspondencia se da no únicamente entre establecimientos por
un lado y fabricantes e industriales diversos por el otro, sino entre establecimientos
industriales y una larga lista de categorías ocupacionales relacionadas con las
actividades industriales.
Se ha descontado del número total de establecimientos las categorías más obvias para
las cuales esta relación aparente existe hasta el punto que hace que el número de
establecimientos encaje exactamente con el número de individuos dentro de las
categorías ocupacionales relacionadas con la propiedad de un establecimiento industrial.
De esta manera, el ingreso laboral de 310 trabajadores en 1895 y de 580 trabajadores en
1914 fue aumentado por el ingreso generado por el capital del establecimiento industrial
promedio relacionado con su profesión. Los restantes trabajadores dentro de cada
categoría ocupacional perciben únicamente ingreso laboral. El ingreso de los otros
establecimientos industriales fue asignado en las dos categorías ya mencionadas:
industriales diversos y fabricantes.
3.5 La distribución del ingreso en el sector comercial
Los censos proveen información sobre el capital en diferentes categorías de casas
comerciales, 29 categorías diferentes de casas de comercio en 1895 y 60 en 1914. En
1895 hay 1535 casas de comercio con 12409170 pesos en capital total. En 1914 hay
2572 casas de comercio con 31378166 pesos en capital total.
Hay dos categorías ocupacionales cuyos miembros son presumiblemente los
propietarios de estos establecimientos: los comerciantes y los empresarios. En 1895 hay
3179 comerciantes y 49 empresarios y en 1914 hay 5318 comerciantes y 39
empresarios. Entonces en ambos casos tenemos un mayor número de individuos que de
establecimientos comerciales. Si se toman como ciertos los datos del censo,
probablemente la discrepancia esté debida al hecho de que hay muchos pequeños
comerciantes incluidos en la categoría de comerciantes o empresarios que poseen
establecimientos lo suficientemente pequeños tal que no fueron tenidos en cuenta
cuando la información para el censo económico fue recopilada.
Se supuso que una parte de los comerciantes recibía un ingreso igual al ingreso laboral
de un trabajador de calificación media más el 8% del capital de su establecimiento y que
cada establecimiento tiene un capital igual al promedio de la categoría. El ingreso de los
restantes comerciantes se supuso como igual al ingreso de un trabajador de calificación
media.
40 Ver Sanchez Román 2001 (p.439-441) y Latin America and the World Economy Since 1800 (Capítulo
9, p. 256) para la tasas de interés prevaleciente en Tucumán en 1895 y en Argentina en 1914,
respectivamente.
20

4. Resultados, consideraciones finales y simulaciones
En la siguiente tabla se presentan las estadísticas descriptivas básicas de las muestras de
las distribuciones de ingreso estimadas para 1895 y 1914. En las dos primeras filas se
observan los ingresos medios y medianos estimados para ambos años. Los mismos no
son comparables, ya que están expresados en pesos corrientes. Sin embargo, la razón
media a mediana nos da una magnitud de la asimetría de la distribución. Esta razón
creció en Tucumán entre 1895 y 1914 casi en un 35%, lo que sugeriría una distribución
más desigual al final del período. Lo mismo sugiere el cociente entre los deciles, que
indica que el ingreso medio de un individuo perteneciente al 10% más rico era en
189519 veces más grande que el ingreso del individuo promedio en el 10% más pobre.
Este indicador creció en 1914, hasta alcanzar un valor cercano a 33 veces.
1895 1914
Media 62.06325 114.3854
Mediana 37.5 51.42
Media/Mediana 1.65502 2.22453131
Decil 10/Decil1 18.7222 32.6888
Para tener una imagen más clara de las distribuciones estimadas, en la siguiente tabla se
presentan las participaciones en el ingreso total de los deciles, para ambos años. Se
observa que la participación en los deciles más bajo parece ser más alta en 1895, y
viceversa. Luego, nuevamente estos datos sugieren que los más pobres fueron
relativamente menos perjudicados en la distribución de los ingresos en 1895 que en
1914.
1895 1914
1 1.7528 1.363
2 2.5948 2.2478
3 4.3726 3.486
4 4.5712 4.641
5 4.5712 4.641
6 5.723 4.641
7 7.5958 6.7766
8 7.5958 10.3155
9 15.71 13.4375
10 45.5128 48.4505
Entonces, los datos utilizados advierten que la desigualdad se incrementó en la
provincia de Tucumán entre 1895 y 1914. Para averiguar cuál fue la magnitud de este
incremento se han analizado los Coeficientes de Gini de ambas distribuciones. Este
indicador asciende a 0.5019 en 1895 y a 0.5657 en 1914, un aumento de más de 6
puntos.
Los Pseudo-Ginis construidos por Prados de la Escosura para Argentina son 0.436 en
1890, 0.42 en 1900 y 0.618 en 1913. Por supuesto, estas estimaciones no son
directamente comparables con las de Prados de la Escosura debido a que esta
estimación se refiere a Tucumán y las de Prados son construidas combinando datos de
Argentina (PBI) y Buenos Aires (salarios de trabajadores no calificados). Sin embargo,
es plausible pensar que los resultados de este trabajo sugieren que los Pseudo-Ginis de
Prados probablemente estén sobreestimando el incremento de la desigualdad en
Argentina, quizás debido a una subestimación de los niveles de desigualdad en la
década de 1890’s. Incluso suponiendo que los Pseudo-Ginis de Prados estén capturando
21

correctamente los niveles y tendencia de la desigualdad en Buenos Aires, los resultados
de este trabajo sugieren que otras áreas en Argentina eran originalmente más desiguales
y entonces la desigualdad a nivel país más elevada que la deducida de los Pseudo-Ginis,
y que estas otras áreas no presentaron incrementos tan grandes a lo largo del período,
por lo que la desigualdad a nivel país puede no haberse incrementado tanto.
Referencias
Alvaredo, Facundo (2007). “The rich in Argentina over the 20th century: From the conservative Republic
to the Peronist experience and beyond, 1932-2004”. Working Paper, Paris School of Economics.
Alvarez, B. y Nicolini E. (2010): “Income Inequality in the North-West of Argentina during the first
globalization. Methodology and Preliminary Results”. Trabajo presentado en el Segundo Congreso
Latinoamericano de Historia Económica. UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México),
realizado en la Ciudad de México los días 3, 4 y 5 de febrero de 2010.
Anuario de Estadística de la Provincia de Tucumán (1895) publicado bajo la dirección de P. Rodríguez
Marquina. 1895. Tomo II. Salarios. pp. 607-609.
Anuario de Estadística de la Provincia de Tucumán (1896) publicado bajo la dirección de P. Rodríguez
Marquina. 1896. Tomo II. Varios. Salario y mano de obra en la provincia de Tucumán, durante el
año de 1896. pp. 327-329.
Anuario de Estadística de la Provincia de Tucumán (1918)
Baten, Joerg et al. (2009), “World Income Inequality, 1820-2000”, mimeo.
Bertola, L., Castelnovo, C., Rodríguez, J. y Willebald, H. (2009): “Income Distribution in the Southern
Cone during the First Globalization and Beyond”. International Journal of Comparative Sociology
50, 5-6, 452-485.
Bialet Massé, Juan (1904). Informe sobre el estado de la clase obrera. Buenos Aires 1986.
Boletín del Departamento Nacional del Trabajo (1908). N° 4 a 7. Salarios Corrientes a fines de 1908.
Santiago del Estero. pp. 631-632.
22

Boletín del Departamento Nacional del Trabajo (1909) N° 8 a 11. Salarios corrientes y costo de la vida.
Concepción pp. 143-144, La Cocha pp. 149, Jujuy pp. 229-230.
Boletín del Departamento Nacional del Trabajo (1911) N° 16 a 19. pp. 398-400. Salarios en la
Agricultura Argentina en 1904. Tucumán. Datos de “El Obrero en la República Argentina”, por
Juan A. Alsina.
Campi, Daniel and Marcelo Lagos (1995). “Auge azucarero y mercado de trabajo en el noroeste
argentino, 1850-1930” in Silva Riquer, Jorge, Juan
Cardoso, C. F. S. y Pérez Brignoli, H. (1979): Historia Económica de América Latina, Vol. I-II,
Barcelona.
Cardoso, F. H. y Faletto, E. (1967): Dependencia y desarrollo en América Latina. Siglo XXI
Cardoso, F. H. y Faletto, E. (1979): Dependency and Development in Latin America. New York
Coatsworth J.H. y Taylor, A.M. (1998) Latin America and the World Economy Since 1800. Harvard
University.
Corra Deza, M.F. y Campi, D. (2009) “La evolución del salario real del peón azucarero tucumano, 1881-
1927”
Correa, Antonio M. and Emilio Lahitte (1898): Investigación Parlamentaria sobre Agricultura, Ganadería,
Industrias Derivadas y Colonización. Anexo G: Tucumán y Santiago del Estero, ordenada por la
Cámara de Diputados de la Nación, Taller Tipográfico de la Penitenciaría Nacional.
Cortés Conde (1979): El Progreso Argentino 1880-1914. Editorial Sudamericana, Buenos Aires.
Della Paolera, Gerardo and Alan Taylor (2003). Tensando el ancla. Fondo de Cultura Económica.
Della Paolera, Gerardo, Alan M. Taylor and Carlos G. Bózzoli (2003): “Historical Statistics” in Della
Paolera, Gerardo and Alan M. Taylor (eds.): A new economic history of Argentina, Cambridge
University Press.
Engerman, S. y Sokoloff, K. (1997): “Factor endowments, institutions, and differential paths of growth
among New World economies: A view from economic historians of the United States,” En Haber,
S., Economic Growth and Latin American Economic Historiography. (MIT Press, Cambridge,
MA).
Engerman, S. y Sokoloff, K. (2002): ”Factor endowments, inequality, and paths of development among
New World economies”, NBER Working Paper N° 9259.
Engerman, S. y Sokoloff, K. (2005): “Colonialism, Inequality, and Long-Run Paths of Development”,
NBER Working Paper N° 11057.
Frank, A. G. (1967): Capitalism and underdevelopment in Latin America: Historical Studies of Chile and
Brazil. New York
Frankema, Ewout (2008). The historical evolution of inequality in Latin America. Ph.D. dissertation,
University of Groningen.
Furtado, C. (1974): La Economía Latinoamericana desde la Conquista Ibérica hasta la Revolución
Cubana. México.
Memoria Descriptiva de la Provincia de Salta 1888-1889 (1889) escrita por Manuel Solá. Buenos Aires.
Tercera Parte. Capítulo II, Rentas y Crédito Público. pp. 325-334.
Memoria Descriptiva y Estadística de la Provincia de Mendoza (1893) confeccionada por el Centro
Comercial, Agrícola é Industrial en conformidad a las Instrucciones del Exmo. Gobierno de la
Provincia. Anexo D. Cuadro de Salarios. Salarios que se pagan a los obreros o artesanos de las
distintas profesiones. pp. 97-101.
Milanovic, B., Lindert, P. H. y Williamson, J. G. (2007): “Ancient Inequality”, revised version of
“Measuring Ancient Inequality”, NBER Woking Paper 13550, National Bureau of Economic
Research, Cambridge, Mass. Octubre.
Prados de la Escosura, L. (2005): “Growth, Inequality and Poverty in Latin America: Historical Evidence,
Controlled Conjectures”. Economic History and Institutions Series 04. Dpto. de Historia
Económica e Instituciones. Universidad Carlos III de Madrid, Junio.
Prados de la Escosura, L. (2007): “Inequality and Poverty in Latin America: A Long-Run Exploration”, in
T. J. Hatton, K. H. O’Rourke, and A. M. Taylor (eds.), The New Comparative Economic History
(Cambridge, Mass.: MIT Press), pp. 291-315.
Robinson y Sokoloff (2005): “Historical Roots of Latin American Inequality”. En Inequality in Latin
America and the Caribbean: Breaking with History. Banco Mundial, chapter 5.
Sánchez Román, José Antonio (2001). El Banco de Londres y del Río de la Plata y el negocio azucarero
en Tucumán, Argentina (1909-1914). Revista de Historia Económica 19, 2, 415-447.
Stein, S. J. y Stein, B. H. (1970) The Colonial Heritage of Latin America. Essays on Economic
Dependence in Perspective. New York: Oxford University Press
Williamson, J. G. (1995): “The Evolution of Global Labor Markets since 1830: Background Evidence and
Hypotheses”. Explorations in Economic History 32, 141-196
23

Williamson, J. G. (1999): “Real Wage Inequality and Globalization in Latin America before 1940”.
Revista de Historia Económica XVII (special issue): 101-142
Williamson, J. G. (2002): “Land, Labor and Globalization in the Third World, 1870-1940”. Journal of
Economic History 62, 1: 55-85
Williamson, J. G. (2009): “History without Evidence: Latin American Inequality since 1491”, NBER
Woking Paper 14766, National Bureau of Economic Research, Cambridge, Mass. Marzo.
24

Apéndice
A. Apéndice A
Los datos sobre salarios en los que se menciona que se recibe la paga con y sin comida
en la misma fuente y para la misma categoría en el año 1895 son:
Tabla 7: Datos de salarios con y sin comida
Salario con Salario sin Incremento Incremento
Categoría
comida
comida
%
$ Fuente
AEPT
Cocheros 30 45 50 15 1895
AEPT
Carreros (salario bajo) 25 30 20 5 1895
AEPT
Carreros (salario alto) 30 40 33.3 10 1895
AEPT
Albañiles (salario bajo) 40 50 25 10 1896
AEPT
Albañiles (salario medio) 60 90 50 30 1896
AEPT
Albañiles (salario alto) 80 120 50 40 1896
AEPT
Peones para todo trabajo (salario bajo) 20 40 100 20 1896
AEPT
Peones para todo trabajo (salario alto) 30 45 50 15 1896
AEPT
Carreros (salario bajo) 20 25 25 5 1896
AEPT
Carreros salario medio 25 30 20 5 1896
AEPT
Carreros (salario alto) 30 40 33.3 10 1896
25

B. Apéndice B
La Tabla 8 presenta los costos e ingresos por hectárea del cultivo de la caña de azúcar-
Toda la información proviene del ICL (ICL, p. 41-43). Se presentan dos escenarios para
los costos del primer año y dos escenarios para los siguientes años. El primer año hace
referencia a la primera estación en la cual la tierra es preparada para el cultivo. La
distinción es necesaria porque los costos del primer año incluyen la preparación del
suelo y la plantación que no son necesarias en los siguientes años.
En el segundo escenario de los siguientes años, los costos son estimados para lugares
más apropiados para el cultivo (el costo es reducido a 150 pesos por hectárea y los
rendimientos aumentan a 55000 kilogramos por hectárea por año).
El ingreso del primer año es estimado para un único escenario con un rendimiento de
30000 kilogramos por hectárea por año.
Tabla 8: Costos e ingresos del cultivo de la caña de azúcar
Página 43
Costos de producción Primer año Siguientes años
Escenario 1 Escenario 2 Escenario 1 Escenario 2
Rentas de la tierra 20 10 20 10
Preparación del suelo 25 25
Valor de la semilla 50 50 50
Plantación 20 20
Cultivo 50 50 50
Cosecha 60 60 60
Costos generales 140
TOTAL 225 215 180 150
Ingreso Primer año Siguientes años
Escenario 1 Escenario 2
Miles de kg 30000 40000 55000
Precio 0.006 0.006 0.006
TOTAL 180 240 330
Beneficios por hectárea Costos Ingresos Beneficios anuales
Escenario menos favorable 945 1140 39
Escenario más favorable 815 1500 137
26