MAR, CIELO Y AMOR Terminada la comida, mientras ellos jugaban ...
MAR, CIELO Y AMOR Terminada la comida, mientras ellos jugaban ...
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LA GACELA<br />
-Cuatro años . . .Cuatro años <strong>la</strong>rgos, lentos, interminables, que<br />
han pasado por mi vida arrastrándose segundo a segundo, minuto<br />
a minuto, día a día . . .<br />
-Pero, qué locuras hab<strong>la</strong> usted, por Dios? . . .<br />
-Si : locuras, locuras . . . Realmente, debiera enloquecer de<br />
gloria al sentirte así, en mis brazos, y poder oprimirte contra mi<br />
corazón . . -Y Roberto León, traduciendo en hechos <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras,<br />
estrechaba dulcemente contra su pecho el alto y gal<strong>la</strong>rdo busto de<br />
<strong>la</strong> encantadora muchacha .<br />
-Cuidado, por Dios, que nos ven . . .<br />
-Mejor : eso es lo que deseo ; que se enteren de mi felicidad,<br />
porque disfrutada a so<strong>la</strong>s no sería completa .<br />
La música terminó y los jóvenes, del brazo, comenzaron a<br />
recorrer el salón, <strong>mientras</strong> los fanáticos ap<strong>la</strong>udían pidiendo <strong>la</strong> repetición<br />
.<br />
bel<strong>la</strong> .<br />
-Quiere usted, Julia, que nos sentemos en el balcón?<br />
-Si, vamos . Aquí hace un poco de calor y <strong>la</strong> tarde está muy<br />
Realmente, era deslumbrador el espectáculo que se ofrecía<br />
ante el ancho balcón del Hotel, barrido por el viento . A lo lejos,<br />
sobre <strong>la</strong> cinta azul del horizonte, <strong>la</strong> ciudad, Panamá, b<strong>la</strong>nca de nieve<br />
y sol como una ciudad morisca de <strong>la</strong>s oril<strong>la</strong>s del Mediterráneo :<br />
Cartagena, Tarifa, Cádiz . Las lonas de una bandada de barquil<strong>la</strong>s<br />
pescadoras poniendo una evocación de cisnes sobre <strong>la</strong> lejana quietud<br />
del paisaje y lento humo perezoso de los vapores que se quedaron<br />
fuera del Canal a echar una cana al aire aquel<strong>la</strong> noche sobre el Mar de<br />
Balboa . Y abajo, en <strong>la</strong> p<strong>la</strong>ya, el vocerío loco de los bañistas, de<br />
entre cuya policromía se destacaba de vez en vez, como una nueva<br />
Anadiodema, el cuerpo ágil, marmóreo y grácil de alguna joven<br />
náyade medio desnuda, luminosa de agua de mar o de oro de sol .<br />
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