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Teatro Abierto: resistir a la dictadura gracias a la emoción - Ensemble

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Resumen<br />

<strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong>: <strong>resistir</strong> a <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong> <strong>gracias</strong> a <strong>la</strong> <strong>emoción</strong><br />

<strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong>: <strong>resistir</strong> a <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong> <strong>gracias</strong> a <strong>la</strong> <strong>emoción</strong>, Mathilde Arrigoni<br />

Mathilde Arrigoni <br />

En este artículo nos proponemos analizar un movimiento teatral protestatario, <strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong>.<br />

<strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong> fue creado en 1981 en Buenos Aires por Osvaldo Dragún y otros dramaturgos.<br />

Ese movimiento reunió a numerosos artistas de teatro argentinos, directores, actores, pero<br />

también técnicos, que se opusieron al Proceso de Reorganización Nacional usando su arte como<br />

un arma. La peculiaridad de <strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong> es <strong>la</strong> creación de obras que denunciaban y criticaban<br />

el Proceso de manera más o menos ve<strong>la</strong>da. Trataremos de mostrar de qué manera se puede<br />

<strong>resistir</strong> a un régimen autoritario <strong>gracias</strong> a <strong>la</strong>s emociones estéticas, creando así participación y<br />

una cierta forma de representación política.<br />

Résumé<br />

Nous nous proposons dans cet article d’analyser un mouvement théâtral contestataire, <strong>Teatro</strong><br />

<strong>Abierto</strong>, qui a été fondé en 1981 à Buenos Aires par Osvaldo Dragun et d’autres dramaturges. Ce<br />

mouvement a rassemblé de nombreux artistes de théâtre argentins, metteurs en scène, acteurs,<br />

mais aussi techniciens, qui ont contesté le Proceso de Reorganización Nacional en utilisant leur<br />

art comme une arme. La particu<strong>la</strong>rité de <strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong> est d’avoir créé des pièces qui, toutes, de<br />

manière plus ou moins voilée, dénonçaient et critiquaient le Proceso : le signe théâtral devient<br />

politique et contestataire. Fort de son succès, <strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong> a duré jusqu’en 1986. Nous allons<br />

essayer de montrer ici de quelle manière l’on peut résister face à un régime autoritaire grâce aux<br />

émotions esthétiques, créant ainsi de <strong>la</strong> participation et une certaine forme de représentation.


<strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong> es una experiencia de teatro contestatario que tiene lugar en Buenos<br />

Aires entre 1981 y 1986. Se trata de una movilización colectiva contra el régimen autoritario, a<br />

priori no político, pero sí artístico. Durante el Proceso de Reorganización Nacional, iniciado por<br />

los militares el 24 de marzo de 1976 para luchar contra <strong>la</strong> “subversión”, es decir, contra los<br />

grupos de izquierda y de extrema izquierda, pero también para imponer un programa económico<br />

liberal, <strong>la</strong> represión es tanto física como intelectual y simbólica. La censura se organiza y abarca<br />

el cine, <strong>la</strong> televisión, <strong>la</strong> radio y <strong>la</strong> literatura, pero deja al teatro los espacios de resiliencia que<br />

permitieron el pasaje progresivo de <strong>la</strong> resistencia a <strong>la</strong> contestación abierta. Ciertos lugares, que<br />

dependen de <strong>la</strong> tradición del teatro independiente, presentan piezas sutilmente subversivas, en<br />

<strong>la</strong>s que el subtexto y/o <strong>la</strong> puesta en escena critican a <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong>. Es el caso, por ejemplo, de los<br />

<strong>Teatro</strong>s de San Telmo, que en 1980 reciben <strong>la</strong> célebre pieza de Ricardo Monti, Marathon. Estos<br />

espacios de resiliencia, que fueron posibles <strong>gracias</strong> al estallido institucional de <strong>la</strong> censura que<br />

descuida un poco el teatro, a <strong>la</strong> herencia del teatro independiente –movimiento nacido del<br />

<strong>Teatro</strong> del Pueblo fundado por Leónidas Barletta en 1930– así como a una estructura de<br />

oportunidad política favorable (a partir de 1980, el Proceso se encuentra debilitado tanto en<br />

Argentina como en <strong>la</strong> escena internacional), explican en buena parte que en 1981 nazca un<br />

movimiento teatral de una amplitud inédita que protesta contra <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong>.<br />

En efecto, para defender sus derechos a <strong>la</strong> libertad de expresión, para mostrar <strong>la</strong><br />

vitalidad del teatro argentino, pero también para denunciar <strong>la</strong>s derivaciones del Proceso, en<br />

1981, con el impulso de Osvaldo Dragún, 21 dramaturgos se unen a 21 directores y convocan a<br />

más de 150 actores para crear <strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong>, festival de 21 obras de media hora cada una. Al<br />

término de una semana de representaciones, los militares, que temen por el éxito de <strong>la</strong><br />

experiencia y su fuerza subversiva, incendian el teatro. No contaban con el hecho de que no<br />

menos de 17 sa<strong>la</strong>s se proponen para repetir los espectáculos y que <strong>la</strong> represión sería <strong>la</strong> mejor<br />

propaganda para el grupo frente a los porteños, que, pronto, hacen fi<strong>la</strong>s de cerca de cinco<br />

cuadras para asistir a <strong>la</strong>s representaciones. Fuerte por su suceso, y a pesar de <strong>la</strong>s divisiones<br />

internas que a partir de 1983, año de <strong>la</strong> transición democrática, obligaron a una recomposición y<br />

una redefinición de los objetivos del grupo, <strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong> durará hasta 1986 y su formato<br />

cambiará cada año. En 1982, los organizadores <strong>la</strong>nzan un concurso de obras. Reciben 412, leídas<br />

por un jurado de nueve personalidades que elige 34 de el<strong>la</strong>s. Ciento veinte directores proponen<br />

sus servicios. Finalmente, además de <strong>la</strong>s 34 obras ya evocadas, <strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong> 82 contará con 17<br />

espectáculos experimentales. Estas cifras dan una idea de <strong>la</strong> amplitud del fenómeno. Dos sa<strong>la</strong>s<br />

reciben a los artistas ese año: el <strong>Teatro</strong> Odeón y el <strong>Teatro</strong> Margarita Xirgu. <strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong> se<br />

convierte en un acontecimiento masivo y nacional, es decir, no estrictamente representativo del<br />

teatro porteño ya que se pueden postu<strong>la</strong>r autores de todo el país. Sin embargo, aquel año el éxito<br />

es menor sin que se pueda conocer <strong>la</strong> razón. Varias hipótesis han sido propuestas. Posiblemente,<br />

<strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong>: <strong>resistir</strong> a <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong> <strong>gracias</strong> a <strong>la</strong> <strong>emoción</strong>, Mathilde Arrigoni


el público se encontró perdido por esta programación tan rica y verdaderamente heterogénea.<br />

Posiblemente, no correspondía a <strong>la</strong>s preocupaciones del público, que venía de asistir a <strong>la</strong> derrota<br />

de <strong>la</strong> guerra de Malvinas. Esta falta de éxito o, por lo menos, esta baja de euforia, incita otra vez a<br />

modificar <strong>la</strong> organización de <strong>la</strong> temporada en 1983.<br />

Una única sa<strong>la</strong>, el <strong>Teatro</strong> Margarita Xirgu, recibe el ciclo aquel año. La principal<br />

innovación es el concepto de grupo de trabajo: cada equipo, compuesto por varios directores y<br />

varios actores, debe montar un espectáculo que corresponda a un tema general, <strong>la</strong> ilustración de<br />

los siete años del Proceso. Este proyecto deja una gran libertad a cada uno de los equipos, que<br />

pueden montar varias obras distintas y sucesivas, o una obra única, escrita colectivamente por<br />

todos los dramaturgos del equipo. La elección es dejada a juicio de cada uno. Roberto Cossa<br />

resume bien <strong>la</strong>s diferentes líneas de cada temporada: el ciclo 1981 fue más político que estético;<br />

el de 1982 perdió en calidad, pero amplió <strong>la</strong> experiencia; en 1983 los organizadores intentan<br />

recuperar <strong>la</strong>s exigencias artísticas del comienzo. En 1984 <strong>la</strong> edición no se efectúa y los miembros<br />

no dan todos los mismos motivos para <strong>la</strong> anu<strong>la</strong>ción. En 1985 y 1986, <strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong> se<br />

transforma en teatro callejero y resuena el eslogan de <strong>la</strong> unidad <strong>la</strong>tinoamericana y de <strong>la</strong><br />

celebración de <strong>la</strong> democracia.<br />

Nos preguntamos aquí cómo, en un régimen autoritario que genera <strong>la</strong> apatía de los<br />

ciudadanos, es posible una resistencia <strong>gracias</strong> a <strong>la</strong> <strong>emoción</strong> estética suscitada por <strong>la</strong><br />

representación teatral. Y para responder a esta cuestión, nos concentraremos en <strong>la</strong> edición de<br />

1981. Nuestra hipótesis central es <strong>la</strong> siguiente: el teatro es eminentemente contestatario en un<br />

régimen autoritario si permite una cierta forma de participación y de representación ciudadana.<br />

Veremos en un primer momento de qué manera el teatro permite una participación,<br />

particu<strong>la</strong>rmente <strong>gracias</strong> a <strong>la</strong> mediación que es <strong>la</strong> <strong>emoción</strong> y, en segundo lugar, nos<br />

concentraremos en los instrumentos políticos de <strong>la</strong> representación teatral que permiten <strong>la</strong><br />

representación política.<br />

I. Una participación posible <strong>gracias</strong> a <strong>la</strong> <strong>emoción</strong> teatral<br />

1. El contexto autoritario<br />

El Proceso de Reorganización Nacional fue un régimen autoritario que podríamos c<strong>la</strong>sificar,<br />

siguiendo <strong>la</strong> tipología de Linz, en <strong>la</strong> categoría de regímenes burocráticos-militares (Linz, 2007):<br />

“De los sistemas políticos al pluralismo limitado, políticamente no responsables, sin ideología<br />

e<strong>la</strong>borada y directriz pero proveídos de mentalidades específicas, sin movilización política<br />

extensiva o intensiva –excepto en ciertas etapas de su desarrollo– y en los cuales un líder u,<br />

<strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong>: <strong>resistir</strong> a <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong> <strong>gracias</strong> a <strong>la</strong> <strong>emoción</strong>, Mathilde Arrigoni


ocasionalmente, un pequeño grupo ejerce el poder dentro de límites formalmente mal definidos<br />

pero, de hecho, más bien previsibles” (Linz, 1964). Mientras que el régimen totalitario se<br />

caracteriza por un centro de poder monista, una ideología exclusiva y <strong>la</strong> movilización activa de <strong>la</strong><br />

pob<strong>la</strong>ción, el régimen autoritario ofrece un pluralismo limitado, no tiene ideología y genera <strong>la</strong><br />

apatía política de los ciudadanos (Linz, 1964).<br />

El proceso de militarización estatal es caracterizado por Eduardo Luis Duhalde (1983)<br />

como <strong>la</strong> subordinación de todos los aparatos del Estado al aparato militar, <strong>la</strong> proyección sobre el<br />

conjunto de <strong>la</strong> sociedad de <strong>la</strong>s características tanto organizativas como ideológicas propias de <strong>la</strong>s<br />

fuerzas armadas, <strong>la</strong> resolución por vía autoritaria de los problemas vincu<strong>la</strong>dos a <strong>la</strong> hegemonía de<br />

los grupos de poder, sobre todo cuando <strong>la</strong>s estructuras (partidos y sindicatos) no pueden<br />

asegurarlo. Este proceso tiene una última forma, el Estado terrorista, que, para aumentar su<br />

eficacia coercitiva, usa el terror generalizado. Se trata, para <strong>la</strong>s diferentes Juntas que van a<br />

sucederse en el poder, de despolitizar <strong>la</strong> sociedad argentina por medio, particu<strong>la</strong>rmente, de<br />

instrumentos represivos, tales como <strong>la</strong>s detenciones-desapariciones y <strong>la</strong> tortura, que tienen un<br />

efecto multiplicador en <strong>la</strong> sociedad al propagar el miedo, incluso el terror. Es necesario precisar<br />

que esta represión extrema en Argentina –el informe de <strong>la</strong> CONADEP calcu<strong>la</strong> en 30.000 el<br />

número de personas desaparecidas– es re<strong>la</strong>tivamente inédita en <strong>la</strong>s <strong>dictadura</strong>s del Cono Sur.<br />

Más de 340 campos de detención cubren el territorio argentino durante esos años oscuros. Los<br />

regímenes totalitarios si bien fundan también su legitimidad en parte por el terror, no excluyen,<br />

en cuanto a ellos, una cierta participación de <strong>la</strong> sociedad, e incluso <strong>la</strong> animan enro<strong>la</strong>ndo a <strong>la</strong><br />

pob<strong>la</strong>ción en el seno de <strong>la</strong>s organizaciones contro<strong>la</strong>das por el Estado (Linz, 1964). No es el caso<br />

en un régimen autoritario. La única consigna podría ser resumida familiarmente así: “no te<br />

metás”. Y si los instrumentos que propagan el terror son puestos en práctica, es en parte para<br />

obtener ese efecto prodigioso de retirada y de indiferencia con respecto a <strong>la</strong> Nación, a los asuntos<br />

públicos, pero también a <strong>la</strong> suerte de los otros. Entonces, <strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong> busca no solo<br />

representar <strong>la</strong> realidad de <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong>, sino también recrear una forma de participación<br />

colectiva, primero uniendo a <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción dividida, como así también suscitando en el público,<br />

<strong>gracias</strong> a <strong>la</strong> mediación de <strong>la</strong>s emociones, un sentimiento ciudadano de pertenencia a un<br />

colectivo.<br />

2. <strong>Teatro</strong> y participación: <strong>la</strong> <strong>emoción</strong> en el corazón de <strong>la</strong> movilización<br />

En <strong>la</strong>s mismas fuentes de <strong>la</strong> expresión dramática, encontramos <strong>la</strong> dimensión emotiva: <strong>la</strong> catarsis<br />

–objetivo que perseguían los griegos cuando escribían piezas de teatro– debía purgar al<br />

espectador de sus pasiones haciéndole experimentar temor y piedad (Aristóteles, 2000). Así, el<br />

teatro era verdaderamente político y ciudadano ya que era necesario regu<strong>la</strong>r <strong>la</strong> vida de <strong>la</strong> ciudad<br />

por medio de <strong>la</strong>s emociones. Lo que los griegos presentían, un sociólogo francés intentó, en los<br />

<strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong>: <strong>resistir</strong> a <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong> <strong>gracias</strong> a <strong>la</strong> <strong>emoción</strong>, Mathilde Arrigoni


años sesenta, analizarlo: se trata de Jean Duvignaud, quien fue el primero en interesarse por <strong>la</strong><br />

sociología del teatro.<br />

En L’Acteur, esquisse d’une sociologie du comédien (El Actor, el esbozo de una<br />

sociología del comediante) (Duvignaud, 1965), el sociólogo estudia el papel social del artista que,<br />

creando conductas imaginarias en el tiempo de una representación, produce <strong>la</strong> participación<br />

colectiva. Expliquemos más este concepto c<strong>la</strong>ve para nuestro análisis. Si se simplifica al extremo<br />

su pensamiento, podríamos decir que el comediante, figura atípica y herética, es el símbolo de <strong>la</strong><br />

libertad en una sociedad. Haciendo esto, <strong>la</strong> figura del actor propone al deseo del espectador una<br />

participación imaginaria uniendo al público. El actor le descubre al espectador el mundo de lo<br />

posible. En una sociedad monárquica, como <strong>la</strong> del análisis de Duvignaud, ello permite <strong>la</strong> fusión<br />

de <strong>la</strong>s conciencias suprimiendo <strong>la</strong>s barreras de c<strong>la</strong>ses. Trasciende <strong>la</strong> noción de c<strong>la</strong>se en sentido<br />

propio porque son a menudo jóvenes nacidos de <strong>la</strong> pequeña burguesía quienes abrazan esta<br />

profesión, pero lo hacen también en sentido figurado sobre el escenario: “Imitar a los reyes de <strong>la</strong><br />

tragedia, para Molière, es afirmar <strong>la</strong> participación de todos los grupos no aristocráticos y de toda<br />

<strong>la</strong> sociedad en <strong>la</strong> aventura de los héroes mitológicos” (Duvignaud, 1965: 60). Una de <strong>la</strong>s<br />

funciones del actor es, pues, subvertir <strong>la</strong> realidad social <strong>gracias</strong> al sueño y a lo imaginario que<br />

propone. El coro<strong>la</strong>rio de esta función es <strong>la</strong> unión. Pero Jean Duvignaud deja de <strong>la</strong>do los<br />

mecanismos precisos que permiten <strong>la</strong> identificación del público y esta unión efímera. ¿No sería<br />

justamente el recurso a <strong>la</strong>s emociones, emociones a <strong>la</strong> vez interpretadas por los comediantes,<br />

pero también sentidas por el público, lo que permite <strong>la</strong> participación colectiva, es decir, <strong>la</strong><br />

cohesión del grupo en el seno del mismo deseo imaginario? Se trata, para nosotros, de<br />

reintroducir aquí una variable crucial, <strong>la</strong> variable emocional, muy a menudo abandonada en<br />

ciencia política y en sociología, pero que tiende, desde los años noventa, a ser rehabilitada. i<br />

De <strong>la</strong> misma manera que el comediante del siglo XVII al que analizaba Duvignaud, <strong>Teatro</strong><br />

<strong>Abierto</strong> contradice <strong>la</strong> orden militar unificando una sociedad antes dividida. Y muestra allí sobre<br />

el escenario lo que <strong>la</strong> gente ya no puede hacer durante <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong> como el comediante de<br />

Duvignaud trascendía <strong>la</strong> noción de c<strong>la</strong>se frente a los que todavía <strong>la</strong> sufrían. <strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong><br />

responde a una espera, como nos lo explica uno de sus miembros en una entrevista:<br />

<strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong> fue, verdaderamente, una cosa increíble. Jamás vi a un público así. La<br />

gente hacía <strong>la</strong> co<strong>la</strong>, <strong>la</strong> co<strong>la</strong>, <strong>la</strong> co<strong>la</strong>, <strong>la</strong> co<strong>la</strong>… Sobre Corrientes, no sé, debían hacer por lo<br />

menos quinientos metros… Pero si hacían eso, tenían una buena razón. El caso es que no<br />

podían hacer lo que nosotros hacíamos sobre escena. Y ver que nosotros podíamos<br />

hacerlo, para ellos era un alivio enorme. ii<br />

<strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong>: <strong>resistir</strong> a <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong> <strong>gracias</strong> a <strong>la</strong> <strong>emoción</strong>, Mathilde Arrigoni


Estudiemos ahora de manera más precisa qué emociones suscita <strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong> en el público.<br />

Pieza Contenido político<br />

evocado<br />

Papá querido<br />

Gris de ausencia<br />

El que me toca es un<br />

chancho<br />

Mi obelisco y yo<br />

For export<br />

El 16 de octubre<br />

Decir sí<br />

Cositas mías<br />

El acompañamiento<br />

Criatura<br />

Lejana tierra<br />

prometida<br />

La cortina de<br />

abalorios<br />

¿Lobo estás?<br />

La Oca<br />

Tercero incluido<br />

Coronación<br />

Chau Rubia<br />

Desconcierto<br />

El nuevo mundo<br />

Trabajo pesado<br />

Estética de <strong>la</strong> puesta<br />

en escena<br />

Emoción suscitada<br />

en el espectador<br />

Inmovilismo de los<br />

argentinos<br />

Realismo Vergüenza y tristeza<br />

Exilio Realismo Tristeza<br />

Desaparición y división<br />

de <strong>la</strong> Nación<br />

Realismo Tristeza<br />

Sumisión e historia de<br />

<strong>la</strong> Argentina<br />

Onírico Risa<br />

Violencia y conflicto<br />

entre los pueblos<br />

Boulevardiii Risa<br />

Rol de <strong>la</strong> Nación Experimental erótico Risa<br />

Represión y tortura Realismo Angustia<br />

Sociedad de consumo Experimental Risa<br />

Inmovilismo de los<br />

argentinos<br />

Realista Vergüenza y tristeza<br />

Represión y tortura Onírico Risa<br />

Madres de P<strong>la</strong>za de<br />

Mayo<br />

Sumisión e historia de<br />

<strong>la</strong> Argentina<br />

Onírico Angustia<br />

Boulevard Risa<br />

Represión Onírico Risa<br />

Represión y tortura Onírico Risa y angustia<br />

Guerra Boulevard Risa<br />

Fascismo Realismo Sentimiento de revuelta<br />

Nostalgia del<br />

peronismo<br />

Experimental Me<strong>la</strong>ncolía<br />

Censura Realismo Piedad<br />

Corrupción Boulevard Risa<br />

Represión y tortura Onírico Angustia<br />

Ciertos temas provocan generalmente <strong>la</strong> misma <strong>emoción</strong> y son, por otra parte, sostenidos por <strong>la</strong><br />

misma estética de <strong>la</strong> puesta en escena, como si el fondo y <strong>la</strong> forma fueran, verdaderamente,<br />

indisociables: el tema político dictaba, en cierto modo, <strong>la</strong> elección del director, que escogía <strong>la</strong><br />

mejor estética para suscitar <strong>la</strong> <strong>emoción</strong> buscada por el autor. Así, el inmovilismo de los<br />

<strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong>: <strong>resistir</strong> a <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong> <strong>gracias</strong> a <strong>la</strong> <strong>emoción</strong>, Mathilde Arrigoni


argentinos es un tema sostenido por una estética realista, que procura provocar vergüenza y<br />

tristeza entre los espectadores. Es el caso de Papá querido y de El acompañamiento. iv De <strong>la</strong><br />

misma manera, <strong>la</strong> evocación de <strong>la</strong> represión y <strong>la</strong> tortura crea muy a menudo una angustia en el<br />

espectador, como en Decir sí, Criatura, La Oca y Trabajo pesado. Podemos decir que, de<br />

manera general, una pieza que evoca <strong>la</strong> represión, <strong>la</strong> tortura o <strong>la</strong> violencia va a apoyarse en<br />

instrumentos teatrales de distanciamiento: el realismo sería demasiado insoportable y <strong>la</strong><br />

<strong>emoción</strong> suscitada no sería más que <strong>la</strong> aversión frente a un choque moral. Un parentesco puede<br />

también establecerse entre el tema de <strong>la</strong> sumisión del pueblo argentino, siempre sostenido por<br />

una puesta en escena variada, sea onírica o de boulevard, y que provoca <strong>la</strong> risa en el espectador.<br />

Se trata, por ejemplo, del caso de Mi obelisco y yo y de La cortina de abalorios. Si este tema hace<br />

reír es porque exalta, aunque en situaciones ridícu<strong>la</strong>s, el sentimiento comunitario: los argentinos<br />

se ríen juntos de una historia común y esta risa es tanto <strong>la</strong> expresión de un sentido del humor<br />

como <strong>la</strong> del alivio de estar integrado en una Nación y compartir los mismos defectos con sus<br />

conciudadanos.<br />

Según este cuadro, <strong>la</strong> misma <strong>emoción</strong> puede ser producida por diferentes estéticas de puesta en<br />

escena. Así, <strong>la</strong> angustia puede ser creada por una puesta en escena realista (es el caso de Decir sí)<br />

u onírica (los casos de Criatura, Lejana tierra prometida o también de La Oca). Pero esta<br />

posibilidad es bastante rara y esta tentativa de tipología tiende más bien a mostrarnos algunas<br />

características propias de ciertas emociones.<br />

Por ejemplo, a menudo <strong>la</strong> angustia es suscitada por una puesta en escena onírica, mientras que<br />

<strong>la</strong> tristeza o <strong>la</strong> vergüenza lo son por una puesta en escena realista. Una puesta en escena onírica<br />

va a producir un efecto de inquietante extrañeza (unheilmiche) (Freud, 1919): crea una distancia<br />

angustiante al transformar <strong>la</strong>s escenas o los objetos de <strong>la</strong> vida cotidiana, y al transformar<br />

también los signos teatrales tradicionales. Así, La Oca, de Carlos Pais, subvierte el ritual de “<strong>la</strong><br />

cena entre amigos”, en <strong>la</strong> que <strong>la</strong> recompensa final no es el postre, sino <strong>la</strong> muerte. Una puesta en<br />

escena onírica puede también provocar una variación completa para el espectador que, habiendo<br />

perdido todos sus indicios habituales, cotidianos o teatrales, experimenta <strong>la</strong> angustia. Este es el<br />

caso, por ejemplo, de Lejana tierra prometida, que propone una escenografía desierta (el<br />

escenario está enteramente vacío) so<strong>la</strong>mente pob<strong>la</strong>da de figuras de madres buscando a sus hijos<br />

muertos en <strong>la</strong> batal<strong>la</strong> de Pavón. Los humanos han reemp<strong>la</strong>zado el decorado y <strong>la</strong> cosificación es<br />

un preludio de <strong>la</strong> angustia final que resulta del encuentro de dos tiempos, el de <strong>la</strong>s madres y el de<br />

los jóvenes intelectuales que huyen de su país.<br />

Estas emociones estéticas se ven completadas por <strong>la</strong> <strong>emoción</strong> festiva que gana a <strong>la</strong> vez a los<br />

espectadores y a los militantes, y que ayuda a <strong>la</strong> difusión del mensaje que propone <strong>Teatro</strong><br />

<strong>Abierto</strong>. “<strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong>, no es un teatro, es una cancha de fútbol”. He aquí una de <strong>la</strong>s frases que<br />

aparecen con mucha frecuencia en <strong>la</strong>s entrevistas… Todos los artistas que han sido entrevistados<br />

mencionan espontáneamente el rol del público en <strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong>, e insisten sobre el hecho de<br />

<strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong>: <strong>resistir</strong> a <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong> <strong>gracias</strong> a <strong>la</strong> <strong>emoción</strong>, Mathilde Arrigoni


que los espectadores tienen un lugar, también importante, tal como los actores en <strong>la</strong><br />

movilización:<br />

Para mí, el gran espectáculo fue <strong>la</strong> gente en <strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong>. Más que los espectáculos en sí mismos.<br />

Lo que, por ejemplo, ha sido un verdadero fenómeno fue <strong>la</strong> gente que hacía <strong>la</strong> co<strong>la</strong> para obtener<br />

una entrada, y los que se quedaban afuera, los que empujaban por entrar, los que volvían a ver<br />

<strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong> porque era un fenómeno. Esa gente que, día tras día, venía a ver los espectáculos. Y<br />

era como en los mítines políticos porque, en realidad, todo podía pasar. Y estaba <strong>la</strong> gente que de<br />

pronto… cualquier cosa en <strong>la</strong> obra los hacía reaccionar y decían algo. Es una cosa rara en el teatro,<br />

¿no? Eso me hace pensar… Me hace pensar en <strong>la</strong> pelícu<strong>la</strong> con Depardieu, Cyrano. Hay una escena<br />

en <strong>la</strong> que vemos <strong>la</strong> interpretación de un espectáculo y vemos al público dialogar con el actor, y…<br />

Bueno, <strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong>, fue así. […] Todo provocaba una reacción del público. Había siempre algo<br />

que pasaba y que generaba ya sea ap<strong>la</strong>usos, ya sea una exc<strong>la</strong>mación. Digamos que era un público<br />

muy expresivo y supongo que esto tenía que ver con el deseo que tenía <strong>la</strong> gente de poder<br />

expresarse. v<br />

El público de <strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong> es lo que podríamos nombrar un público participante.<br />

Está completamente integrado en <strong>la</strong> representación y, a medida que esta se desarrol<strong>la</strong>, <strong>la</strong><br />

comenta por medio de sus ap<strong>la</strong>usos, sus gritos, sus risas. El período que este actor evoca es el del<br />

teatro francés del siglo XVII con el que compara <strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong>. Entonces, en aquel<strong>la</strong> época, el<br />

teatro no era el lugar ceremonial y silencioso que devino en el siglo XIX. Comparar <strong>Teatro</strong><br />

<strong>Abierto</strong> con este ambiente anárquico y un poco mítico no es anodino: esto significa no una<br />

indiferencia del público, sino su hiperactividad.<br />

El primer ciclo de <strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong> se cierra por una representación el 21 de septiembre de<br />

1981 que es el punto culminante de <strong>la</strong> manifestación. Una gran fiesta es organizada en Tabaris;<br />

todos los miembros de <strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong> suben al escenario, luego se mezc<strong>la</strong>n con el público: en<br />

total, más de mil personas en una sa<strong>la</strong> cuya capacidad es de 700 asientos. La <strong>emoción</strong> está<br />

entonces en su cumbre: <strong>la</strong> gente llora, grita…<br />

El público estaba en pleno fervor, nos sostenía con un entusiasmo enorme. Además, me acuerdo<br />

que cuando el ciclo comenzó en el <strong>Teatro</strong> Picadero, <strong>la</strong> gente se quedaba después del espectáculo.<br />

Era una especie de continuación del espectáculo. Discutíamos obras. […] El público estaba<br />

interesado y daba su apoyo al cien por ciento. En el momento en el que comenzaban los<br />

espectáculos, había siempre una cierta cantidad de gente que no podía entrar. La última<br />

representación, en Tabaris, verdaderamente fue una apoteosis, con una cantidad enorme de gente.<br />

Creo, no estoy seguro de eso, sino creo, que <strong>la</strong> última representación se hizo con <strong>la</strong>s puertas<br />

grandes del teatro abiertas. Había tanta gente… vi<br />

<strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong>: <strong>resistir</strong> a <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong> <strong>gracias</strong> a <strong>la</strong> <strong>emoción</strong>, Mathilde Arrigoni


Esta fotografía de <strong>la</strong> última representación da una buena visión de conjunto del ambiente festivo<br />

del acontecimiento:<br />

La última representación de <strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong>, el 21 de septiembre de 1981: los actores, los directores y los autores, de pie<br />

frente a los espectadores. Todos, sin distinción, ap<strong>la</strong>uden marcando <strong>la</strong> cohesión de <strong>la</strong> movilización: ¿quién agradece a<br />

quién? Sobre <strong>la</strong> izquierda, vestido de negro y saludando al público con <strong>la</strong> mano, reconocemos a Osvaldo Dragún.<br />

<strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong> fue una gran fiesta, un acontecimiento inédito para <strong>la</strong> gente de teatro y<br />

para los espectadores. Este carácter festivo muestra bien que <strong>la</strong>s emociones que los autores<br />

quisieron transmitir en el curso de esta movilización colectiva encontraron eco en el público, que<br />

se lo manifestó adoptando, particu<strong>la</strong>rmente, una posición participante en el momento de <strong>la</strong>s<br />

representaciones. Si <strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong> ha sido tan bien recibido y llegó a integrar al público en <strong>la</strong><br />

movilización, es en parte porque los espectadores esperaban que un espacio de expresión les<br />

fuera finalmente ofrecido. Vemos bien cómo <strong>la</strong> <strong>emoción</strong> puede permitir <strong>la</strong> participación: une a <strong>la</strong><br />

pob<strong>la</strong>ción y suscita en el<strong>la</strong> el sentimiento ciudadano de formar parte de nuevo de un colectivo y,<br />

al mismo tiempo, permite una puesta en cuestión de <strong>la</strong> actitud individual de cada uno frente al<br />

régimen.<br />

II. Los instrumentos políticos de <strong>la</strong> representación teatral<br />

1. Contornear <strong>la</strong> censura <strong>gracias</strong> a <strong>la</strong> metáfora<br />

Los autores que continúan escribiendo durante el régimen autoritario deben arreg<strong>la</strong>rse con <strong>la</strong><br />

censura establecida por <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong>. Se trata de encontrar figuras de estilos que permitan evocar<br />

<strong>la</strong> realidad del régimen sin atacarlo frontalmente. La retórica provee numerosas posibilidades.<br />

La metáfora es <strong>la</strong> privilegiada por los autores de <strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong>. ¿Por qué es <strong>la</strong> figura de estilo<br />

escogida por los autores durante el régimen autoritario? Para Michel Meyer, en su Principia<br />

Rhetorica: Théorie générale de l’argumentation, este tropo tiene un poder de simbolización<br />

completamente único, lo que parece ser el primer elemento de respuesta: "La metáfora expresa<br />

<strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong>: <strong>resistir</strong> a <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong> <strong>gracias</strong> a <strong>la</strong> <strong>emoción</strong>, Mathilde Arrigoni


así lo enigmático: lo que dice no puede ser tomado al pie de <strong>la</strong> letra. Es un modo de decir <strong>la</strong><br />

problemática en el seno del campo proposicional” (Meyer, 2008). La metáfora es <strong>la</strong> figura de <strong>la</strong><br />

ambigüedad, lo que permite a los autores enunciar un discurso sin tener <strong>la</strong> responsabilidad de su<br />

(o de sus) sentido(s) oculto(s). Además, <strong>la</strong> metáfora, al desp<strong>la</strong>zar el sentido inicial, tiende a<br />

subrayarlo: está destinada a ampliar el discurso. Es, pues, perfecta para lo que se quiere<br />

denunciar.<br />

Si todas <strong>la</strong>s obras de <strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong> utilizan <strong>la</strong> metáfora para poder evocar <strong>la</strong> realidad argentina<br />

de <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong>, es necesario consignar, sin embargo, que todas lo hacen de forma diferente; <strong>la</strong><br />

metáfora es so<strong>la</strong>mente <strong>la</strong> arquitectura general sobre <strong>la</strong> cual reposa <strong>la</strong> obra. Conviene preguntarse<br />

de manera más precisa cuál es <strong>la</strong> naturaleza exacta de los desp<strong>la</strong>zamientos que efectúan los<br />

autores. Los desp<strong>la</strong>zamientos pueden ser de diferentes órdenes: intertextualidad, símbolo,<br />

abstracción, desp<strong>la</strong>zamiento espacio-temporal, cliché (lugar común), personificación, estructura<br />

dramática particu<strong>la</strong>r. Todos pretenden mostrarle un sentimiento primordial al espectador, que el<br />

desp<strong>la</strong>zamiento so<strong>la</strong>mente acentúa.<br />

La intertextualidad consiste en evocar de manera implícita otra obra literaria. Un juego de ecos<br />

se produce entonces, que puede tocar lo sublime (caso de Gris de ausencia) o lo profano (caso de<br />

16 de octubre). Estas dos obras parecen a priori preferir, a <strong>la</strong> evocación de <strong>la</strong> realidad cruda, un<br />

trabajo de readaptación literaria. Pero <strong>la</strong> intertextualidad permite, de hecho, abordar <strong>la</strong> realidad<br />

<strong>gracias</strong> a otro prisma que solo <strong>la</strong> pone en evidencia: aquí, el exilio.<br />

El símbolo también es una técnica que permite apuntar elementos trágicos <strong>gracias</strong> a un<br />

desp<strong>la</strong>zamiento. Así, en El que me toca es un chancho, <strong>la</strong> familia que se destroza mutuamente<br />

simboliza <strong>la</strong> división de <strong>la</strong> Nación. El símbolo es <strong>la</strong> misma esencia de <strong>la</strong> obra, es el tema que <strong>la</strong><br />

obra aborda lo que es simbólico. Al contrario, en La Oca, los accesorios escénicos son utilizados<br />

como tales. El desp<strong>la</strong>zamiento espacio-temporal es una técnica ampliamente utilizada por<br />

<strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong>. Así, <strong>la</strong>s Madres de P<strong>la</strong>za de Mayo devienen, en Lejana tierra prometida, en<br />

aquel<strong>la</strong>s que perdieron a sus hijos en <strong>la</strong> batal<strong>la</strong> de Pavón, en el siglo XIX.<br />

2. Representar <strong>la</strong> realidad de <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong><br />

<strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong> no vaci<strong>la</strong> en denunciar <strong>la</strong>s exacciones perpetradas por los militares en su "lucha<br />

contra <strong>la</strong> subversión". Ciertos autores de <strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong> van, entonces, a dedicarse a denunciar<br />

<strong>la</strong> violencia del régimen autoritario. Retendremos el caso más saliente de dos obras, La Oca, de<br />

Carlos Pais, y Decir sí, de Griselda Gambaro. Ambas pretenden producir en el espectador un<br />

sentimiento de angustia que provoca si no una rebelión, por lo menos una concientización<br />

particu<strong>la</strong>rmente fuerte del fenómeno.<br />

La Oca nos presenta a dos parejas que se reúnen todas <strong>la</strong>s noches para que los hombres<br />

puedan jugar al juego de La Oca. Pero no se trata de ninguna manera del juego tradicional de<br />

mesa ya que Aquiles y Roque son los peones que se desp<strong>la</strong>zan sobre un escenario de juego<br />

<strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong>: <strong>resistir</strong> a <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong> <strong>gracias</strong> a <strong>la</strong> <strong>emoción</strong>, Mathilde Arrigoni


gigante cuando el dado es <strong>la</strong>nzado por <strong>la</strong> criada de Aquiles, Marieta, que simboliza <strong>la</strong> Argentina.<br />

Al caer Aquiles o Roque en ciertos espacios, se encuentran proyectados en <strong>la</strong> realidad de <strong>la</strong><br />

<strong>dictadura</strong> y conocen situaciones extremas, como <strong>la</strong> violencia, <strong>la</strong> tortura, incluso <strong>la</strong> muerte. El<br />

comediante Juan Carlos Puppo, que encarnaba a Roque, nos da algunos detalles c<strong>la</strong>rificadores<br />

sobre <strong>la</strong> puesta en escena:<br />

–¿Puede hab<strong>la</strong>rme un poco de <strong>la</strong> obra, de su visión de los personajes, por ejemplo?<br />

–Yo creo que es una obra sobre <strong>la</strong> cobardía y sobre <strong>la</strong> aceptación, porque usted vio que es Marieta<br />

quien dirige todo, y que ambos hombres se dejan hacer. Al principio esto arranca muy<br />

simplemente, es una cena entre amigos, nada más. Y luego, ellos le suplican jugar. De hecho, piden<br />

vivir el horror. Ahí despliega una alfombra inmensa de juego, verdaderamente era una alfombra<br />

enorme que cubría toda <strong>la</strong> escena, y el dado, que simboliza el azar, pero al mismo tiempo el poder<br />

de <strong>la</strong> Nación, era enorme. Todo era desmesurado. No era fácil poner todo eso allí con los símbolos.<br />

Y el juego comienza. Y cada vez que el dado cae, es una visión de <strong>la</strong> realidad, una visión de <strong>la</strong> época<br />

que se vivía, que es propuesta. Bonet verdaderamente era un director muy bueno.<br />

–¿Justamente, hab<strong>la</strong>ndo de puesta en escena, cómo era? ¿Cómo se hace para proponer imágenes<br />

como <strong>la</strong> tortura o <strong>la</strong> violencia sin mostrar nada verdaderamente?, porque ustedes estaban solos en<br />

los espacios del tablero, sin nada.<br />

–¡Con el cuerpo! Parodiábamos mucho, era muy físico. Y luego, Bonet había encontrado un truco<br />

genial, era el juego con <strong>la</strong>s luces. Me acuerdo de que en un momento, el público no lo esperaba<br />

para nada, había un apagón y nos encontrábamos todos en el negro. Oíamos nada más que<br />

nuestros gritos como si se nos torturase. Y francamente, debo decir que para el público era una<br />

puesta en escena muy angustiosa porque dejaba lugar a lo imaginario. Todo podía pasar.<br />

–Esto da <strong>la</strong> idea de ser un espectáculo terrible porque es también una puesta en cuestión muy<br />

violenta de <strong>la</strong> actitud de <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción, de su inmovilismo, ¿no?<br />

–¡Sí, por supuesto, exactamente es esto! ¡Oh sí, debo decir que no se los ponía a gusto! [Se ríe].<br />

El segundo espectáculo que también trata esta temática de manera fuerte es Decir sí, de Griselda<br />

Gambaro, y el director fue Jorge Petraglia (que desempeña también el papel del cliente, mientras<br />

que el peluquero es interpretado por Leal Rey). Decir sí nos cuenta <strong>la</strong> historia de un cambio de<br />

roles: un peluquero se niega a cortarle el cabello de su cliente y este hace un trato con él. Después<br />

de haberse ocupado del peluquero, él también podrá cortarse el pelo. Pero el comerciante, en<br />

lugar de cumplir su contrato, lo degüel<strong>la</strong> violentamente. Decir sí, es decir, aceptar, conduce<br />

inevitablemente a <strong>la</strong> muerte. Como La Oca, denuncia el inmovilismo de los argentinos en el<br />

período del régimen autoritario. Esta obra es casi un monólogo para dos personajes. El<br />

peluquero responde al cliente sólo con monosí<strong>la</strong>bos, mientras que este último intenta<br />

desesperadamente entab<strong>la</strong>r <strong>la</strong> conversación, haciendo <strong>la</strong>s preguntas y dando <strong>la</strong>s respuestas, con<br />

una verborragia suplicante. Intenta, por este medio, lograr <strong>la</strong> simpatía del peluquero hasta<br />

aceptar el contrato final que lo llevará a <strong>la</strong> muerte.<br />

<strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong>: <strong>resistir</strong> a <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong> <strong>gracias</strong> a <strong>la</strong> <strong>emoción</strong>, Mathilde Arrigoni


Otra manera de representar <strong>la</strong> realidad de <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong>, de una forma por cierto menos<br />

directa, es utilizar lo cómico. Una de <strong>la</strong>s primeras características que podemos identificar de lo<br />

cómico en <strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong> es una saturación de efectos cómicos (de pa<strong>la</strong>bras, de gestos, de<br />

ensayo, de costumbres, de caracteres) que se concentran en el seno de <strong>la</strong> misma obra. A esto<br />

podemos añadir una particu<strong>la</strong>ridad que nos parece propia de los recursos del género cómico en<br />

el régimen autoritario: el trabajo sobre <strong>la</strong> desviación del discurso y los hechos, que pone de<br />

relieve <strong>la</strong> desviación del discurso de <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong> y <strong>la</strong> realidad que viven los argentinos. Esta<br />

desviación es muy perceptible, por ejemplo, en <strong>la</strong> obra El nuevo mundo, de Carlos Somigliana,<br />

porque se duplica, por lo demás, una desviación entre <strong>la</strong> función de los personajes y <strong>la</strong> realidad<br />

de <strong>la</strong> situación. En efecto, los tres personajes que simbolizan <strong>la</strong>s instituciones de <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong> o<br />

<strong>la</strong>s ligadas a el<strong>la</strong>, el cura, el comisario y el ministro, muestran su verdadera cara cuando aceptan<br />

<strong>la</strong> corrupción financiera y luego sexual que propone el marqués de Sade. Así, <strong>la</strong> dicotomía entre<br />

<strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra y el gesto se hace un reflejo del doble discurso político. Por fin, <strong>la</strong> última característica<br />

del género cómico presente en <strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong> es que es extremadamente corporal,<br />

particu<strong>la</strong>rmente en La cortina de abalorios y en El nuevo mundo. Las actitudes exageradas de<br />

los personajes se mezc<strong>la</strong>n con <strong>la</strong>s escenas de connotaciones abiertamente sexuales que hacen de<br />

estas verdaderas obras de teatro popu<strong>la</strong>r, en <strong>la</strong>s que lo cómico de los gestos tiene su mejor parte.<br />

Así, mostrar <strong>la</strong> violencia de manera cruda o directa o trabajar los resortes cómicos en<br />

una obra son dos maneras diferentes de representar <strong>la</strong> realidad de <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong> y de denunciar<br />

sus desviaciones.<br />

Conclusión<br />

El régimen autoritario, por su naturaleza, excluye toda forma de participación (apatía de los<br />

ciudadanos) y de representación (pluralismo limitado). Resistir al régimen autoritario es, pues,<br />

reintroducir en parte estos dos conceptos. Hemos tratado de mostrar cómo una movilización<br />

creaba <strong>la</strong> participación <strong>gracias</strong> a <strong>la</strong> mediación de <strong>la</strong>s emociones, emociones que, a <strong>la</strong> vez, unían a<br />

<strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción produciendo un sentimiento ciudadano y provocando individualmente una puesta<br />

en cuestión de <strong>la</strong> actitud frente al régimen. Nos hemos concentrado, entonces, sobre los<br />

instrumentos utilizados por <strong>la</strong> representación teatral para suscitar estas emociones. Estos<br />

pueden ser textuales (<strong>la</strong> metáfora permite evocar <strong>la</strong> realidad del régimen) o escénicos (ciertos<br />

elementos de <strong>la</strong> puesta en escena, como <strong>la</strong> representación de <strong>la</strong> violencia o lo cómico, provocan<br />

entre los espectadores emociones fuertes). Finalmente, <strong>la</strong> representación teatral parece permitir<br />

una cierta representación política.<br />

<strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong>: <strong>resistir</strong> a <strong>la</strong> <strong>dictadura</strong> <strong>gracias</strong> a <strong>la</strong> <strong>emoción</strong>, Mathilde Arrigoni


Bibliografía<br />

Aristóteles (2000) Poétique, París: Le Livre de Poche.<br />

Collectif (1981) Œuvres de <strong>Teatro</strong> <strong>Abierto</strong>.<br />

Duhalde, Eduardo Luis (1983) El Estado terrorista argentino, Buenos Aires: Caballito.<br />

Duvignaud, Jean (1965) L’Acteur, esquisse d’une sociologie du comédien, París: Presses Universitaires de<br />

France.<br />

Freud, Sigmund (1919) “L’inquitétante étrangeté”, texto disponible en<br />

http://c<strong>la</strong>ssiques.uqac.ca/c<strong>la</strong>ssiques/freud_sigmund/essais_psychanalyse_appliquee<br />

/10_inquietante_etrangete/inquietante_etrangete.html, 14 de mayo de 2010.<br />

Linz, Juan (2007) Régimes autoritaires et totalitaires, París: Armand Colin.<br />

Linz, Juan (1964) “An Authoritarian regime : The Case of Spain”, en Cleavages, Ideologies and Party<br />

System : Contributions to Comparative Political Sociology.<br />

Meyer, Michel (2008) Principia Rhetorica, París: Fayard.<br />

Traïni, Christophe (sous <strong>la</strong> direction de) (2009) Emotions… mobilisation !, París: Presses de Sciences Po.<br />

Traïni, Christophe (2008) La Musique en colère, París: Presses de Sciences Po.<br />

Notas<br />

Diplomada de La Sorbonne-Nouvelle en castel<strong>la</strong>no (maestría de Estudios hispánicos e hispano-<br />

americanos), diplomada de Sciences Po Paris y titu<strong>la</strong>r de <strong>la</strong> maestría de Política comparada especialidad<br />

América Latina de Sciences Po, Mathilde Arrigoni hoy en día esdoctoranda en Sciences Po. Olivier Dabène<br />

dirige su tesis doctoral. Sus trabajos cuestionan los vínculos entre el arte y lo político, y <strong>la</strong>s movilizaciones<br />

en el régimen autoritario. En su tesis doctoral, compara <strong>la</strong>s protestas teatrales argentina y chilena durante<br />

<strong>la</strong>s últimas <strong>dictadura</strong>s.<br />

Diplômée de <strong>la</strong> Sorbonne-Nouvelle en Espagnol (master d’Etudes hispaniques et hispano-américaines),<br />

diplômée de Sciences Po Paris et titu<strong>la</strong>ire du master de Politique comparée spécialité Amérique <strong>la</strong>tine de<br />

Sciences Po, Mathilde Arrigoni est aujourd’hui en doctorat à Sciences Po, sous <strong>la</strong> direction d’Olivier<br />

Dabène. Ses travaux portent sur les liens entre l’art et le politique et les mobilisations en régime autoritaire.<br />

Dans sa thèse de doctorat, elle compare les contestations théâtrales argentine et chilienne sous les dernières<br />

dictatures.<br />

i Para avanzar en esta cuestión, remitirse a los textos de James M. Jasper en los Estados Unidos y a los de<br />

Christophe Traïni en Francia.<br />

ii Entrevista con Juan Carlos Puppo, actor, martes 16 de febrero de 2010.<br />

iii Género estético francés que no tiene traducción al español; podría definirse como un tipo de teatro<br />

cómico que nació en el siglo XIX.<br />

iv El teatro de <strong>la</strong> cotidianeidad apareció en Europa a finales del siglo XIX. Las piezas de Europa del norte,<br />

como <strong>la</strong>s de Ibsen (Casa de muñecas, Hedda Gabler) son un buen ejemplo.<br />

v Entrevista con Roberto Saiz, actor, profesor de teatro, jueves 11 de febrero de 2010.<br />

vi Entrevista con Francisco Javier, director, miércoles 10 de marzo de 2010.<br />

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