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66 La Jabar del Nómada - núm. 28 - diciembre 2010 Segundo. En el territorio de Iyil, frontera del Adrar-et- Tmarr, y a los doce días del mes de julio de 1886 (10 de Schanel del año 1303 de la Hégira), La Sociedad Española de Geografía Comercial, y en su nombre D. Julio Cervera y Baviera, Capitán de Ingenieros; D. Francisco Quiroga y Rodríguez, Doctor en Ciencias, profesor de la Universidad de Madrid, y D. Felipe Rizzo Hechos y figuras saharianos 90 Ramírez, Cónsul de primera clase y profesor de idiomas y en particular de árabe, y los tres en Comisión enviada por dicha Sociedad, para llevar a cabo viajes de exploración y estudio por el interior del Sahara occidental, y debidamente autorizados por el Gobierno español, declaran lo siguiente: Ahmed-ben-Mohammed-ueld-et-Aidda, xeij del Adrar-et-Tmarr, jefe de la poderosa tribu de Yehyau-Azmen, acompañado de los magnates e individuos principales de su corte: el xerif Yeddu, de los hijos
La Jabar del Nómada - núm. 28 - diciembre 2010 de Sidi-Yehya; Azmen-ueld-Mohammed-ben- Kaimisch; Eschij-ueld-Eynen, schinguiti; Sid Ibrahim-ben-Fermin, reconocen la soberanía de España sobre todo el territorio del Adrar-et-Tmarr, y se somete con su tribu bajo la protección del Gobierno español. Los límites del citado territorio, reconocidos por los árabes del Sahara occidental, se extienden desde Pozos Tudin, al N. de Uadan, hasta A-Ksar, al S. de Uyeft, y desde Iyil y Pozos Güimit, por occidente, hasta Tixit,por el oriente. En prueba de sumisión y vasallaje, el xeij Ahmed-ben- Mohammed-ueld-et-Aida entrega su caballo y su fusil al jefe de la Comisión española, y solicita del Gobierno el uso de un sello especial, para autorizar los documentos y correspondencia oficial, que en lo sucesivo ha de mantener con las autoridades de España. Y para que conste, lo firma con nosotros, como representante de Ahmed-ben-Mohammedueld-et-Aida, que no sabe firmar, el xerif Yeddu, de los hijos de Sidi Yehja, en Iyil a 12 de julio de 1886 (10 Schanel de 1303).-El Capitán de Ingenieros, Julio Cervera.-Francisco Quiroga.- Felipe Rizzo.- Yeddu-ueld-Sidi Yehja, guárdele Dios.- Hay un sello en tinta azul que dice: “Sociedad Española de Geografía Comercial”. Como es lógico, estos Tratados se presentaron ante el Gobierno español para su ratificación, pero el Gabinete Sagasta, al igual que en el caso de la misión Álvarez Pérez, se declaró contrario a la adquisición de nuevas posesiones ultramarinas, estimando que con Cuba había ya bastantes problemas. En consecuencia, los tratados de Iyil quedaron sin efectividad al no ser ratificados por las Cortes, ni comunicados a las Potencias extranjeras, ni publicados en la Gaceta. Según lo prescrito en los protocolos de Berlín sobre Derecho colonial, carecían de fuerza legal. Por tanto, cuando llegó la hora de repartir el Sahara occidental entre España y Francia, con motivo de la firma del Acuerdo de 1900, nuestro representante carecía de títulos legales para reclamar el Adrar Temar, Iyil y la bahía del Galgo que quedaron para Francia, ya que esta potencia, que había iniciado su penetración en Mauritania, presentaba derechos más consistentes que los españoles. Esta decisión del Gobierno español siempre fue criticada por los historiadores, pero, es de justicia Hechos y figuras saharianos 91 Práxedes Mateo Sagasta reconocer que la ocupación de un territorio de unos 700.000 Km2, mayor que la península ibérica, exigía una fuerza considerable para respaldar la presencia española en las poblaciones, los pozos de agua, las fronteras y en el control de las aguerridas tribus. También hubiera sido preciso asegurar las vías de comunicación con la costa, desde donde llegarían los abastecimientos necesarios para subsistir y combatir, si fuera preciso. No era lo mismo establecerse en una o varias factorías en la costa, donde la defensa es más fácil y el apoyo de la escuadra posible, que dominar un territorio amplísimo y separado de la costa por cuatro o cinco centenares de kilómetros de desierto. En resumen, la expedición Cervera-Quiroga- Rizzo fue un éxito en todos los aspectos, demostró al mundo la valía de nuestros exploradores y se trajo para España unos Tratados de sumisión de las tribus de la zona, que ya los hubiera querido Francia para sí. Pero la puesta en marcha de los Tratados era una utopía, el Gabinete Sagasta así lo comprendió y obró en consecuencia. 67
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