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RETIRO DE TAPA

E
n julio de 2004 –tras más de un año de administración
Kirchner– preguntamos al Subsecretario de Pesca de la Nación,
Gerardo Nieto, qué había hecho hasta el momento para
concretar su deseo de transformar a la Argentina en un país
pesquero. La respuesta fue simple, concisa y directa: “Nada”. Hoy,
tras dos años de mandato, la respuesta debería ser la misma y
seguiría siendo la más absoluta verdad.
Si bien Néstor Kirchner accede a la presidencia –pacto con el
duhaldismo mediante– por imperio de una coyuntura fortuita
como el rechazo de la mayoría del electorado hacia el menemismo,
más que por mérito propio, hubo un “Plan de Gobierno” plasmado
en libro y firmado por él.
Aunque la intención última fuera el engaño, como sucede con la
mayoría de las promesas electorales de nuestros políticos, en la
primera página se asegura que surge “de una tarea realizada, durante
dos años, por más de 8.000 profesionales y técnicos, hombres
y mujeres maduros que además de su saber hacen gala de
una invalorable experiencia de vida (...) en todos estos meses le
dieron forma, en más de 40 ciudades y pueblos de la República
Argentina, con más de 15 plenarios realizados (...) Este es mi
plan de gobierno y es mi mayor compromiso con ustedes”.
Transcurridos poco más de dos años de gobierno, se puede afirmar
que absolutamente nada se ha hecho de todo lo que promete
el Plan de Gobierno sobre la pesca argentina; y de lo que nada
dice y urge hacerse, igual.
En dos años de gobierno no se promocionó la acuicultura ni
sostenidamente ni de ninguna otra forma. El Consejo Federal
Pesquero se ha ido consolidando pero no como organismo
interjurisdiccional sino más bien como una próspera cajita federal
donde se ejerce el lobby pesquero. El sistema de asignación
por cuotas y su correspondiente estructura administrativa presentan
un grado de avance comparable con el programa para consolidar
el consumo de productos de la pesca y la acuicultura, es
decir, nulo. La capacitación de mano de obra y la promoción de
los productos argentinos en los mercados internacionales, se hace
actualmente igual que desde hace muchos años: sin que en nada
colabore el gobierno. Por la instrumentación de un sistema de
seguimiento que relacione la actividad productiva con la generación
de mano de obra genuina; la reducción de la sobreinversión
en flota y en tierra y la federalización de la investigación pesquera,
se ha hecho tanto como por la llegada del hombre al planeta de
los simios, igual a lo que se hace por la consolidación de un área
estadística, la actualización impositiva o la normativa aduanera.
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P O L Í T I C A P E S Q U E R A | A DOS AÑOS DE GESTIÓN, SAPO P O R G U I L L E R M O N A H U M
|
Estilo pes Ka
Tampoco nada hacen los funcionarios del área por el anunciado
fortalecimiento, consolidación y armonización con el SENASA,
de una gestión sanitaria adecuada a los productos y subproductos
de la pesca. Igualmente, no se conoce ninguna acción de gobierno
tendiente a la eliminación progresiva y definitiva de los descartes
ni destinada a promover la actividad de buques argentinos
en otros caladeros. Por supuesto, la Argentina no ha instalado un
sistema de radares capaces de monitorear la actividad de cualquier
buque que surque nuestro mar o la ZEE, como dicta el
mendaz plan, ni mucho menos que eso. De más está decir que
no existe ningún programa de investigaciones para el desarrollo
y producción de productos destinados a góndola con el mayor
valor agregado. Eso sí, se ha puesto en marcha, aunque a medias,
el monitoreo satelital de la flota pesquera que, aunque intermitente,
existía desde antes de que asumiera el actual gobierno.
La enumeración no es caprichosa, dado que se limita a detallar
Qué dice el Plan de Gobierno
–Promoción sostenida de un programa nacional de desarrollo
y consolidación de la acuicultura, a lo largo del territorio nacional,
orientado a la producción de alimentos mediante el aprovechamiento
sustentable de los medios acuáticos.
–Consolidación del funcionamiento del Consejo Federal
Pesquero como organismo interjurisdiccional.
–Implementación definitiva del sistema de administración de
las pesquerías mediante cuotas individuales transferibles de
captura.
–Implementación de la estructura administrativa adecuada al
sistema de cuotas individuales transferibles de captura.
–Desarrollo de un programa plurianual tendiente al aprovechamiento
integral de las capturas (eliminación de los descartes).
–Establecimiento de una política de Estado sobre las aguas
marinas aledañas a la República Argentina, especialmente en
relación con los países vecinos.
–Promover la actividad de buques de bandera argentina en otros
caladeros.
–Establecer mecanismos de reducción de la sobreinversión so-

alguno de los ítems más importantes publicados en el propio “Plan
de Gobierno” del Presidente unos días antes de asumir. Pero además,
tampoco en este tiempo se elaboraron planes de manejo a
largo o mediano plazo para administrar en forma sustentable las
principales especies de interés comercial. En más o en menos, los
controles de descarga en los puertos siguen siendo tan ineficientes
¿y corruptos? como siempre. El programa de observadores a bordo
está lejos de lo deseado y el cuerpo de inspectores sigue siendo
uno de los más ineficientes y sospechados de corrupción. Varias
de estas tareas históricamente estuvieron en manos de la Dirección
Nacional de Pesca y Acuicultura, repartición desmembrada
por el actual Subsecretario de Pesca y hoy en estado de acefalía.
Los cargos públicos se siguen cubriendo a dedo, en base al amiguismo,
complicidad y sumisión del aspirante para con el Subsecretario,
tanto en el área como en la Dirección Nacional de Pesca
o en el INIDEP. En este último, la ausencia de concursos para
bre la actividad pesquera, tanto en flota como en tierra.
–Establecer un marco legal regulatorio de la pesca, a partir de lo
establecido en la Ley Federal 24.922, coordinando la legislación
provincial.
–Fortalecimiento, consolidación y armonización, con el SENASA,
de una gestión sanitaria adecuada a los productos y subproductos
de la pesca.
–Adecuación de la normativa aduanera para los productos de la
pesca orientada a facilitar el acceso a los mercados externos.
–Consolidación de un área estadística de pesca (capturas, procesamiento,
rendimientos, ocupación, actividades indirectas relacionadas,
investigación, producción, exportaciones, transporte, mercados,
etc.)
–Actualización del sistema impositivo aplicado a la actividad.
–Consolidación de un sistema de monitoreo satelital de la flota
pesquera argentina para todas las embarcaciones, ampliándolo a
todo buque que desarrolle tareas en aguas argentinas.
–Establecimiento de un sistema terrestre de radares costero orientado
al seguimiento de la actividad de los distintos buques que
surcan nuestras aguas, y las aledañas a la Zona Económica Exclusiva
(ZEE).
cubrir cargos da por resultado personas enquistadas en los roles
más significativos desde hace muchos años. Por otra parte y a
pesar de las innumerables promesas gubernamentales, los técnicos,
científicos y demás trabajadores del instituto siguen cobrando
sueldos indignos en relación con la importancia de sus tareas.
Concretamente, la tremenda desilusión que provoca la actual gestión
es directamente proporcional a la expectativa generada por
su arribo al poder. A decir verdad, no es que esperáramos mucho;
pero realmente tampoco creímos recibir tan poco. Esperábamos
como mínimo que se dieran de baja los permisos de pesca ilegales
firmados en los noventa y vemos continuamente al Presidente
abrazado con quien los firmó. Creímos que en base a la investigación
se aplicaría un plan de recuperación de la merluza a mediano
plazo y nos topamos con que se distribuyen cupos de captura
que no permitirán recuperación alguna. Supusimos que se
jerarquizaría la administración pesquera y sólo se la transformó
en un ente personalista donde todo se cajonea. Deseábamos contar
con un Subsecretario activo y comprometido en la gestación
de políticas pesqueras y éste ni siquiera concurre a las reuniones
del Consejo Federal. Pretendimos una Secretaría abierta y con
acceso a la información pública y vemos que la misma es patrimonio
de unos pocos, que hay hijos y entenados y que todo se
sigue manejando con el mismo oscurantismo de siempre.
¿Hay en la actual gestión aspectos positivos a rescatar? Sí, por
supuesto, algunos seguro que hay; pero para destacarlos ya existen
revistas especializadas y páginas web que se encargan de ello,
lo hacen a la medida de los funcionarios y lo hacen muy bien.
Además, el gobierno ha sabido manejar hábilmente la publicidad
oficial para contar con el favor de los más importantes medios
de comunicación de todo el país. Eso sí lo han hecho... y lo
han hecho excelentemente bien. Aunque, según pude constatar,
en su “Plan de Gobierno” nada se dice de ello.
–Federalización de la investigación pesquera.
–Consolidación de un sistema de investigación orientado al mejor
uso de los recursos vivos acuáticos, tanto del reino animal como
del vegetal.
–Instrumentación de un sistema de seguimiento que relacione la
actividad productiva con la generación de mano de obra genuina.
–Promoción de la capacitación de la mano de obra, tanto en tierra
como a bordo.
–Promoción de los productos argentinos en los mercados internacionales.
–Promoción de la investigación, el diseño, el desarrollo y la fabricación
en la Argentina, de insumos para la actividad pesquera y la
acuicultura.
–Promoción de la industria naval para el diseño y la construcción
de buques pesqueros en la República Argentina.
–Desarrollo de un Programa Nacional Alimentario que consolide el
consumo regular de productos de la pesca y la acuicultura, atendiendo
a su preparación, transporte y conservación.
–Instrumentación de un programa de investigaciones para el desarrollo
y producción de productos destinados a góndola con el
mayor valor agregado.
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Puerto/6
P E S Q U E R Í A S | VARIADO COSTERO EN PROBLEMAS
A
través de informes de prensa de su cartera de Agricultura,
la provincia de Buenos Aires emite casi diariamente comunicados
sobre el denodado trabajo de sus funcionarios.
En el área pesca, con títulos rimbombantes, se anuncian la preocupación
y el trabajo realizado para proteger al sector costero.
Sin embargo, en el puerto de Mar del Plata es corriente asistir a
desembarques de esta flota que en su totalidad están compuestos
por corvinas que entran en la palma de una mano.
Los últimos informes del INIDEP ponen en evidencia esta situación
al analizar la estructura de tallas de las principales especies
que conforman el Variado Costero Bonaerense.
La fauna íctica del área costera bonaerense está dominada por
un conjunto de especies tales como corvina rubia, pescadilla
de red y real, pargo, corvina negra, gatuzo, pez palo, besugo,
brótola, mero, salmón de mar, lenguados y raya entre otros de
menor importancia. Mar del Plata es considerado el principal
puerto de desembarque del conjunto de especies costeras y los
informes se realizan en base a los datos suministrados por la
flota costera marplatense.
Las posibilidades de análisis están restringidas a las declaraciones
en los partes de pesca que registren posición y actividad.
Recién a partir de 1998 se pudo contar con una mayor cantidad
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de datos de captura donde se señalaba la posición de pesca.
Hasta el momento no existe estimación del descarte de esta
flota.
A partir de 1998 se pudo determinar que entre el 75 y el 89 por
ciento de las capturas fueron obtenidas en el Ecosistema Costero.
Este ecosistema se divide en área Norte y Sur; históricamente
las capturas han sido mayores en el área norte, a excepción
de los años 2000 y 2001.
En el área norte pescan los costeros grandes (18,24 a 24,99
metros) y los chicos (15 a 18,23 metros); en el área sur pescan
costeros grandes (hasta 38,99 metros). En el área norte, entre el
65 y el 72 por ciento del variado costero es capturado por los
costeros grandes ( 25 a 28,99 metros) y el área sur en los últimos
años ha sido mayor la presencia de estos barcos.
En cuanto a la evolución histórica la captura total indicó una
tendencia creciente hasta el año 1997 y una declinación hasta
2003. Las principales especies capturadas en el ecosistema costero
por la flota son la corvina rubia, pescadilla de red, pez palo,
lenguados, gatuzo y pez ángel.
En el año 2003 la captura total declarada del conjunto de especies
que conforman al variado costero alcanzó las 69000 toneladas,
esto equivale a 12000 toneladas más que en el 2002. De

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Puerto/8
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todas las especies las únicas que registraron una disminución fueron
el cazón y los tiburones. También se observó una mayor participación
en las capturas de corvina rubia y un menor porcentaje
de pescadilla en relación al 2002. El mayor porcentaje de capturas
provino del área norte, dominada por la corvina. En el sur
las especies dominantes fueron gatuzo, pescadilla de red y pez
palo.
En el informe del INIDEP 04/05 se realizó un trabajo sobre la
estructura de tallas en el 2003 y se comparó con los años 2001 y
2002. El análisis mensual de la cantidad de muestras realizadas
reveló que la corvina rubia y la pescadilla de red fueron las espe-
Gráfico 1. Distribución de frecuencias de tallas de corvina rubia provenientes de los desembarques
efectuados en el puerto de Mar del Plata durante 2003. Se indican en barras blancas los
juveniles y en color los adultos. Fuente: INIDEP.
cies muestreadas con más continuidad. El gatuzo se muestreó
durante el segundo semestre del año y el besugo en los meses de
verano.
De corvina rubia se realizaron 57 muestreos desde el 20 de enero
hasta el 5 de diciembre y el rango de tallas estuvo comprendido
en 12 y 65 centímetros de largo total, con una medida media de
36,58 centímetros. La presencia de juveniles fue del 34,4 por ciento.
La corvina rubia es la especie con mayor desembarco de juveniles
después del gatuzo que presenta un porcentaje alarmante. El
76,42 por ciento de los gatuzos muestreados fueron juveniles.
La pescadilla de red fue muestreada también desde el 20 de enero
al 5 de diciembre el rango de tallas osciló entre los 15 y 60
centímetros de largo total, con una talla media de 36,57 centímetros.
En este caso el porcentaje de juveniles fue bajo solo 4,8 por
ciento. El nivel más bajo en porcentaje de juveniles se observó en
el pez palo con valores ínfimos, solo el 0,1 por ciento de los individuos
muestreados.
Tabla 1. Comparación de las tallas y el porcentaje de juveniles entre los años 2001 y 2003.
Fuente: INIDEP.

Gráfico 2. Distribución de frecuencias de tallas de gatuzo provenientes de los desembarques efectuados
en el puerto de Mar del Plata durante 2003. Se indican en barras blancas los juveniles y en
color los adultos. Fuente: INIDEP.
En el caso del besugo se muestrearon 25 embarcaciones desde el
20 de enero hasta el 14 de diciembre, en este caso el rango de
tallas varió desde 17 a 47 centímetros de largo total, con una talla
media de 30,15 centímetros. El porcentaje de juveniles fue bajo
2,7 por ciento de los besugos muestreados.
Si se comparan las tallas medias del año 2003 con las de los años
2001 y 2002 se evidencia que las tallas medias de besugo y gatuzo
se mantienen; en el caso de la pescadilla de red y mero, decayeron
levemente; sin embargo en el caso de la corvina rubia se produjo
una notable disminución.
Con respecto al porcentaje de juveniles de corvina rubia durante
el 2004 también aumentó considerablemente con respecto a los
años anteriores, llegando a valores superiores al 48 por ciento.
Los datos sobre el Variado Costero que los últimos informes del
INIDEP ( info. tec. 04/05 y 06/05) ponen en evidencia la falta de
control que existe sobre la flota costera, el elevado índice de juveniles
en especies como la
corvina rubia o el gatuzo son
alarmante, más del 50 por
ciento de las capturas están
compuesta por juveniles. De
todos los barcos de rada-ría y
costeros que componen la
flota, sólo 10 llevan Monpesat;
y existe resistencia a la
implementación de la norma
en todos los buques. Una explicación
a esta resistencia al
monitoreo –y a la gran cantidad
de juveniles capturados–
se encuentra en un hecho por
todos conocido: muchos barcos,
y especialmente en el
caso de la corvina rubia, pescan
en áreas y épocas de vedas.
Sería interesante que el Subsecretario de Pesca de la provincia de
Buenos Aires hiciera algo más que el acostumbrado lobby por los
intereses de CEPA en el Consejo Federal y buscara la forma de
controlar a esta flota que, poco a poco, está sacrificando recursos
del Variado Costero Bonaerense. Todo lo que se le ocurrió hasta
ahora es limitar el acceso a embarcaciones mayores de 27 metros
en el sector que va desde el faro Quequén hasta el límite sur de la
provincia de Buenos Aires. Toda una proeza.
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Los directivos de la empresa Vieira Argentina supieron aprovechar
inteligentemente un momento histórico para la vida de
la provincia de Santa Cruz y, que como no podía ser de otra
manera, allí estuvieron el presidente argentino y parte de su gabinete,
junto al gobernador de la provincia y al intendente de
Deseado, entre otras personalidades. Si bien el acento de cada
uno de los discursos que se escucharon fue puesto sobre diferentes
aspectos dependiendo del interlocutor, todos coincidieron en
elogiar a la empresa
por la confianza depositada
en el astillero
Coserena para la construcción
del barco.
Daniel Badens, sabedor
del éxito obtenido
como presidente de la
empresa en la Argentina,
expuso el desafío
que significó el decidirse
por un astillero
que no tenía experiencia
en construcción:
“El Tabeirón III tiene
el privilegio de ser el
primer buque pesquero
construido en un
astillero patagónico y
santacruceño y es la cabal demostración de la decisión de la empresa
de radicarse en esta provincia. Haber encarado la construcción
del buque en el astillero Coserena fue un desafío, no sólo
para nosotros; seguramente también para el astillero, porque la
primer construcción implica riesgos e incertidumbre. Pero a poco
más de un año de tomar esa decisión, podemos mostrar a ustedes
con orgullo los resultados de tal desafío”.
El intendente, por su parte, aprovechó sus minutos para arrojar
profusos ramos de flores, muchos más al Presidente que a la empresa.
Pero Kirchner estaba demasiado ocupado saludando a sus
potenciales votos como para escuchar los halagos del jefe comu-
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A C T U A L I D A D P E S Q U E R A | BOTADURA EN SANTA CRUZ
Algo más que un barco
Con la presencia del presidente de la Nación, Nestor Kirchner y la asistencia de cientos de
santacruceños que no quisieron perder la oportunidad de estar junto a su coterráneo devenido en
presidente, se botó el Tabeirón III, el primer barco construido en un astillero patagónico.
Algunos deseadenses y muchos oriundos de la vecina Caleta Olivia, a los que el aparato político
facilitó 12 colectivos, fueron también testigos de la botadura, que contó con una difusión
mediática que casi ningún acontecimiento de este tipo suele alcanzar.
nal. “Se necesitaba del gobernante capaz, visionario, hacedor de
sueños y realidades y así surge su figura, señor Presidente; siendo
gobernador de esta provincia surge todo este proceso que hoy es
una maravillosa realidad. Se necesitaba que los empresarios comprometidos
en estos difíciles momentos que le toca vivir a la Argentina
hicieran su aporte, por eso quiero resaltar al señor Eduardo
Vieira Montenegro y a todas las personas que forman parte de
la empresa, porque han permitido demostrar la capacidad de
nuestra gente, que se
puede confiar en ellos
y abriendo así la posibilidad
de nuevos proyectos”,
se exaltó el orador.
Antonio Torresín, presidente
del astillero,
pudo contar al menos
por momentos con la
atención del Jefe de Estado;
sin embargo fue
muy medido a la hora
de los elogios, aunque
no faltaron, y se concentró
en lo que podría
considerarse más importante:
el desafío que
la construcción del buque
representó para el astillero. Resaltó además cuáles son las
premisas en las que coincidieron con los empresarios para llevar
adelante el proyecto: “Es importante destacar que para la construcción
del Tabeirón III, la empresa Vieira Argentina se apoyó
en tres conceptos fundamentales, los que compartimos como astillero.
En primer lugar, permiso de pesca por renovación de bodega
o renovación de flota de viejos buques que se remplazan
por otros nuevos construidos en el país, con la premisa de no
aumentar el esfuerzo pesquero de nuestros caladeros y de tal
manera realizar una pesca responsable sumando a la flota barcos
nuevos. En segundo término, aplicación de nuevas tecnologías,

lo que da como resultado productos finales de calidad superior; y
tercero, financiación propia a partir de ganancias obtenidas. Creemos
que es el rumbo a seguir en la pesca y estamos convencidos
de que proyectos como éste muy pronto serán imitados”.
El Presidente propinó a la concurrencia su discurso de campaña,
pletórico de repeticiones coincidentes con las de toda su oratoria:
“soy un pingüino, les pido que me ayuden, no bajo los brazos”.
Entre tantas premisas autorreferenciales que pueden ser escuchadas
en cualquier visita a cualquier parte del país, Kirchner se
hizo tiempo para una breve alusión a la empresa: “La verdad
señores empresarios, los felicito; a la empresa Vieira por haber
Tabeirón III
A todos llamó la atención la altura del barco y no pocos mostraron,
ante esa particularidad, signos de preocupación. Pero
Torresín ofreció una explicación muy concreta acerca de las características
de la nave: “Este es un buque con un costo bastante
alto porque se ofreció un producto dotado de alta tecnología,
provisto de equipamiento que no tienen normalmente los barcos
de este tamaño. Por ejemplo, tiene todos los equipamientos
duplicados, central hidráulica y dos circuitos independientes.
Es decir que si falla uno de los que van acoplados al motor principal
o se queda sin motor principal por alguna causa, el barco
tiene otra bomba con la que puede hacer los mismos trabajos;
puede seguir pescando a un 50 por ciento de su capacidad. La
planta generadora eléctrica cubre todas las necesidades del
buque con un grupo generador, pero tiene dos; terminó siendo
entonces un barco relativamente caro, pero vale la pena. El armador
Vieira, en particular, tiene la mentalidad del armador
europeo, que busca darle mayor comodidad a las tripulaciones;
por eso este barco muestra un especial cuidado en la habitabilidad,
con diez camas en tres camarotes, uno para el capitán con
baño privado, algo que en este tipo de buque es difícil encontrar.
El barco tiene mucha altura y justamente está hecho así
para dar mayores comodidades; esto tiene un costo superior
porque esa altura requiere mayor puntal y una manga superior.
confiado en el astillero y a los otros empresarios nacionales de la
industria que nos acompañan, y a los que creen en la industria
nacional, realmente muchísimas gracias, porque cuando uno ve
también a los empresarios compenetrados con la Argentina no
saben la fuerza que da, porque con una clase empresaria decidida
a abrazarse a las realidades de su país es muy difícil que ese
país no pueda crecer”. Luego finalizó diciendo que no está en
campaña… pero que nadie olvidara que en octubre hay que votar
por su lista.
Lo más típicamente argentino de las botaduras es que todos festejan
las nuevas fuentes de trabajo y se felicitan por las inversiones;
pero casi nunca el barco botado sale a la pesca al día siguiente
o ese mismo día como uno podría imaginarse: por lo general
deberá sortear trabas administrativas y políticas que demoran dos
o tres meses la entrega de un permiso de pesca que lo habilite. El
Tabeirón III, a pesar de contar con la bendición del Presidente,
no es la excepción y sus propietarios deberán esperar hasta mayo
para ver si les es otorgado el permiso de pesca.
Grabado en la historia. Tanto Antonio Torresín como los obreros
del astillero que participaron en la construcción estaban sumamente
emocionados. Era un espectáculo aparte la alegría de
la que hacían gala aquellos hombres de casco amarillo, que durante
un año –bajo la dirección de los ingenieros Bardal y Filipoy–
llevaron a cabo la obra. Según Torresín, el día de la inauguración
tanto él como su personal tomaron conciencia de que este hecho
Ello hace que todo se dimensione en más y eso tiene mayor
costo que otros barcos de esa eslora. Pero es un barco en el que
no hay que agacharse, se camina cómodamente, hay dos baños
e incluso la sala de máquinas es muy generosa. El jefe de máquinas
tiene su camarote y ha quedado un espacio para que
sea colocada una máquina de hielo líquido”.
A lo dicho por el empresario, cabe agregar que las comodidades
del Tabeirón III no han sido concebidas en desmedro de la
capacidad de bodega, que puede contener 1.200 cajones.
El desarrollo del proyecto estuvo a cargo del estudio naval
Fontec, que trabaja para el astillero Coserena, y que es responsable
de la resolución técnica.
Puerto/11

A L G O M Á S Q U E U N B A R C O
quedaría grabado en la historia, no sólo de Puerto Deseado, sino
de toda la Patagonia.
El astillero lleva hasta el momento 240 reparaciones en su haber,
lo que le ha servido como experiencia previa y le ha permitido
formar a 220 trabajadores navales, número que se ve sensiblemente
modificado cuando los armadores optan por otros astilleros
para sus reparaciones. El hecho de perder a un obrero naval
implica un costo muy grande para el dueño del astillero, dado
que la formación del operario requiere de una importante inversión
en tiempo; y el hecho de tener que suspender su actividad
por un tiempo muchas veces lleva a que se pierda definitivamente
a esa persona altamente calificada. Por tal motivo, es una iniciativa
de Coserena colaborar con las entidades educativas de la
ciudad para dar una oportunidad laboral a los adolescentes que
no pueden ir a estudiar fuera de Puerto Deseado por cuestiones
El camino al fresco
La empresa Viera de nuestro país adquirió en el 2000 la mayoría
accionaria de la empresa Pescasur en Argentina y, desde
ese entonces, la planta de Puerto Deseado ha sufrido varias
modificaciones. Los galpones se convirtieron en grandes cámaras
frigoríficas y la planta de procesamiento ha sumado líneas de
fileteado y de procesamiento de calamar que en la actualidad dan
trabajo a 140 operarios aproximadamente, la mitad en relación
de dependencia y el resto en cooperativa
o sociedades de responsabilidad
limitada.
Pero estas reformas aún no han
terminado: la empresa realiza ahora
una importante obra que llevará
a ésta a ser una planta de líneas
de procesamiento continuo,
al estilo Alpesca.
La planta de proceso es hoy de 2.040 metros cuadrados y se están
sumando más del doble de metros de construcción. Con dos
líneas de calamar y bachas de tiernizado continuo, de allí el producto
pasará a una lavadora automática, luego a una clasificadora
de pesajes automáticos, evitando que el calamar sea manipulado
por los operarios. Las dos líneas de fileteado de la planta van
a seguir el proceso por línea continua, para que el filetero no se
mueva del sitio; y se proyecta un software que enviará datos de
cuánto filete pasó a congelación y de que calibre, cuántos estuches
de cinco kilos o de dos kilos se han envasado, para disponer
Puerto/12
económicas: “Nosotros trabajamos mucho con el Consejo Provincial
de Educación –revela Torresín–; le hemos dado a la escuela
técnica de Deseado un importante apoyo. Tenemos convenios
firmados para que los chicos que quieren estudiar, puedan
hacer pasantías y ahora estamos elaborando un proyecto para crear
dos becas que permitirán mandar a estudiar Ingeniería Naval a
Buenos Aires a los dos mejores promedios de la escuela. Es una
forma de darle un futuro y además lo necesitamos, hay que crear
ingenieros navales, es una carrera que estaba en extinción. El ingeniero
Corpacci nos invitó a la UBA y en ingeniería naval había
20 alumnos entre todos los años”, cuenta el empresario.
Pero el astillero no solo botó un barco sino que inauguró la primera
etapa de una serie de obras que culminarán aproximadamente
en un año y medio, aunque tal plazo está sujeto a la demanda
de nuevas construcciones que tenga el astillero. La pri-

mer etapa fue la del baradero combinado, que permite utilizar
anguileras por barrales como los baraderos tradicionales y además
tiene rieles que posibilitan trabajar con carros. Las obras que
aún faltan son las de una rampa, gradas de reparación y de construcción
–de las cuales una será cubierta– y entre medio de ellas
un carro de tranferencia para correr los barcos. La inversión que
se necesitó para el baradero alcanzó los 5 millones de pesos; para
concluir con las obras se deberá contar con otros 7 millones,
aproximadamente. Pero en Coserena existe la segurridad de que
el proyecto podrá llevarse a cabo, pues ya se recibieron pedidos
de presupuesto para dos barcos, que confían comenzarán a construir
en un corto plazo.
esa información en cualquier momento. Este sistema ya esta funcionando
en la sucursal que Vieira tiene en Namibia.
La nueva estructura podrá dar trabajo al doble de operarios pero,
para hacerlo, también requerirá más materia prima. En el 2004 la
empresa procesó 4.720 toneladas, y –según considera el jefe de
planta– para tener en el futuro la planta en plena actividad deberán
adquirirse al menos 18 toneladas diarias, es decir aumentar
la materia prima en un cincuenta por ciento. Hoy la empresa se
provee de la producción de barcos fresqueros costeros propios y
de terceros que operan en Caleta Olivia, y más de la mitad de la
producción es abastecida por los buques poteros. La falta de pescado
que enfrentará la planta podría ser resuelta con la faena del
Veiron III, el barco costero que la firma acaba de botar.
Los productos que Vieira elabora y exporta desde Puerto Deseado
van desde distintas variedades de filet de merluza y calamar, hasta
langostinos y centolla, listos para ser puestos en góndola.
Es llamativa la transformación hacia el fresco y el procesamiento
en tierra que ha encarado la empresa en los últimos años. Esto
coincide también con el camino que otras empresas netamente
congeladoras han emprendido, optando por productos con valor
agregado listos para ser consumidos por el público. La merluza
ha dejado, por otra parte, de ser el único producto de interés para
montar una planta de procesamiento: hoy todo tiene un valor y es
factible de ser comercializado. Hace apenas diez años era inconcebible
pensar en la elaboración de anillas y tentáculos, procesados
y envasados individualmente en tierra para ser exportados.
Puerto/13

Hubo un tiempo que fue hermoso...”, señala la canción que
cantaba Seru Girán, allá por los años 70, cuando la utopía
soñada por toda una generación se había convertido en la
más cruda cacería ideológica de las que se tenga memoria en la
historia argentina, y sólo podía recordársela desde un escenario.
Una frase que la industria conservera marplatense también puede
tomar como referencia para resumir sus años de esplendor y
esta amarga realidad que la obliga a replegarse hasta asumirse
como un sector marginal dentro de la actividad, en el principal
puerto pesquero nacional.
De bajo costo de producción, fácil de preparar, con variedades
incorporadas al gusto argentino, y sobre todo, sin competidores
Puerto/14
I N F O R M E E S P E C I A L | ACTUALIDAD DE LA INDUSTRIA CONSERVERA MARPLATENSE
No se conserva
Hoy se mantiene a duras penas gracias a la importación indiscriminada y la falta de políticas
claras. Pero tiene una potencialidad tremenda a partir de una materia prima excelente.
fuera del mar argentino, la industria conservera vivió su momento
de esplendor durante parte de los años 40, hasta los primeros
de la década del 70. Llegó a haber más de 50 fábricas, donde trabajaban
más de 10 mil personas procesando atún, caballa y
anchoita.
Hubo varios factores que socavaron la estructura del imperio. La
más importante, y que todavía se sufre en otras especies, fue la
falta de políticas pesqueras para mantener una rentabilidad similar
a la que se generó con la merluza, la cual provocó un traslado
de la mayoría de la flota hacia esa especie como objetivo.
Además cayó el consumo interno de conservas como consecuencia
de repetidas crisis económicas y políticas que sufrió el país en
los últimos veinte años. El golpe final que derribó a la industria
lo arrojó Menem y su política de libre mercado, que posibilitó la
importación de conservas desde países que pagaban los salarios
con platos de arroz.
Nuevo escenario, (casi) los mismos problemas. De esos años
aciagos sobrevivieron sólo seis empresas en las que trabajan algo
más de 500 operarios de manera permanente y algo más en la
temporada de caballa y anchoita. La Campagnola, Natusur,
Copeca, Valmar, Centauro y Marbella, esta última en proceso de
convocatoria de acreedores, conforman la industria conservera
local y padecen casi los mismos problemas que provocaron el
desastre, aunque ahora la situación es diferente, si tomamos como
tal la tangible recuperación del mercado interno que posibilita
pensar en un aumento del consumo de este tipo de productos.
Claro que el continuo flujo de importaciones de conservas, principalmente
atún, hace que esa reactivación de los bolsillos deba
compartirse con productos que llegan a un precio ostensiblemente
menor, casi con dumping social, lo que reduce la rentabilidad.
Según estadísticas que manejan los empresarios, la mitad de las
latas de conserva que se consumen en el país son importadas.
“Hoy en día el sector conservas está subsidiado con los vegetales”,
reconoce Miguel Dobarro, gerente de La Campagnola, empresa
líder en el rubro conservero durante mucho tiempo. “De
otra forma deberíamos cerrar ya que la manufactura conservera,
por sí sola, no es rentable”, sentencia el empresario, en cuya planta
trabajan 80 empleados efectivos y 30 más en temporada, y tiene
explicaciones para todas las causas que generan esta situación de
inmovilidad.

“Lo fundamental es que en las negociaciones bilaterales con los
países productores de atún siempre salimos desfavorecidos porque,
por lo general, tienen problemas con el narcotráfico, como
Perú y Ecuador, y una de las alternativas que tienen para resolverlo
es afianzar otras producciones, en este caso el atún, y no se
les ponen barreras arancelarias”, subraya Dobarro que, por si hiciera
falta, informa que “a la industria conservera nadie la defiende
y no se trazan políticas para su reactivación. Todos están
ocupados con el cupo de merluza, mientras que otros países pueden
ingresar lo que deseen, mientras nos compren carne o cereales...”
“Nuestra realidad es el costo que se paga cuando hay muchos
políticos y pocas políticas. Nadie sabe que existimos y nos reemplazan
fácilmente por productos importados”, agrega Roberto
Pennisi, gerente de Recursos Humanos de Natusur.
Como consecuencia de las ondulaciones que sufrió la industria,
a partir de la gran o pequeña apertura de las importaciones que
decidían las autoridades de turno, es un sector que no cuenta con
personal capacitado y profesionalizado para responder a una alta
demanda.
“Es muy difícil armar un plantel estable porque los vaivenes de
la industria también provocan ondulaciones en los equipos de
trabajo. Además hay que ser realistas, todos quieren cortar pescado
porque es donde más se gana”, reconoce Pennisi, en cuya
planta están todos en blanco y debe competir con otros países,
donde “cuando hay pescado levantan una banderita blanca y eligen
a los más aptos, mientras que cuando no hay, esa gente no
entra. Contra eso no podemos competir”, se resigna.
Para subsanar esa falencia histórica de la falta de recursos humanos
profesionalizados, en Natusur habilitaron cursos de capacitación
de manipuladores de alimentos para formar a desocupados.
“Una cosa es tener a una persona que te hace 4 mil latas por
día y otra que te haga a duras penas 400. Hacen falta muchos
años para ver algunos cambios, y en este país pensar a largo plazo
es difícil ya que con una medida te destruyen todo lo que hiciste
en una vida”.
Otro problema que no se ha solucionado, a pesar de que la Cámara
que agrupa al sector elaboró una propuesta en ese sentido,
es la carga del IVA que deben afrontar las empresas a lo largo de
todo el proceso productivo. Sólo pretenden pagar el impuesto de
manera diferida y no recuperarlo recién a los seis meses, con suerte,
cuando comercializan su producción.
Alternativas para sobrevivir. Ante esta situación adversa los empresarios
apelan a su olfato para descubrir nichos de mercado
donde colocar sus productos. “Importamos atún de nuestra planta
de Brasil y tratamos de abaratar los costos internos para recuperar
competitividad”, señala el gerente de La Campagnola.
“Hemos buscado la alternativa de hacer todo lo que se puede,
cuando se puede, cuando no, estamos a la espera con otros productos
de menor volumen, cuya materia prima la podemos guardar
y nos permite tener plantel todo el año”, señala Roberto
Pennisi, gerente de Recursos Humanos y Producción de Natusur,
con más de 200 obreros, la firma que más mano de obra ocupa en
la conserva.
El año pasado incentivaron a la flota chica a pescar albacora y
aleta amarilla para hacer atún. “Fueron «El Canal de Beagle”, el
“Unión”, el “Antares”, el “Sueño Real”, el “Temerario” y el “Manto
Sagrado”. Capturaron cerca de mil toneladas y pudimos hacer 3
millones de latas. La experiencia fue exitosa, pero no se pudo
repetir ahora porque les exigieron que pongan más personal en
la embarcación y ya deja de ser rentable para ellos”, cuenta.
Sus latas salen con la marca Mellino y Pennisi, aunque también
proveen materia prima para las líneas de productos de los grandes
supermercados, como Jaguar, Diarco, Coto, Disco y Día %. A
todos les vende atún, caballa y anchoita. “Se podrían hacer pe-
Puerto/15

Puerto/16
TERMINAL PATAGÓNICA DE
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N O S E C O N S E R V A
queñas cosas, como que los supermercados locales le compren
a los productores de Mar del Plata, pero le compran al
más barato. No quiero que me regalen nada, pero sí que me
protejan un poco. Chile trajo 16 millones de latas de jurel en
un año y nosotros no hacemos 16 millones de latas de caballa”,
piensa en voz alta el Gerente de Natusur. En la planta
de Ortiz de Zárate y Bermejo producen 15 millones de latas
por año, pero tienen una capacidad instalada para producir
un 50 por ciento más.
Con volúmenes mucho más chicos pero igual de preocupada
por encontrar la rentabilidad, que es como hallar agua en el
desierto, Flora D‘Antonio es gerente de Centauro, la empresa
con más corta historia en la industria conservera y la que demanda
menos recursos humanos. “Desde el 2002 producimos
conservas especiales, con coberturas diferentes, para un
público de mayor poder adquisitivo”, explica, al tiempo que
señala que ofrecen atún con once tipos diferentes de coberturas.
“Con alcaparras, sin sal, aceitunas rellenas, crema,
champignones, salsa de tomate, entre otras. Todo va a consumo
interno en una presentación original: la lata viene dentro
de un estuche, tipo delikatessen”, detalla.
En la planta de Magallanes casi Edison, Centauro podría producir
30 mil latas diarias de su línea de productos Marecchiare,
pero se trabaja al 60 por ciento. “También participamos de
las licitaciones que realiza el Estado a través de los Planes
Alimentarios Nacionales, pero no queremos aumentar la producción
porque es algo eventual”.
Casi como la industria misma, que sin posibilidades de afianzarse
en el mercado interno, ni políticas exclusivas que fomenten
la reactivación del sector para bajar costos impositivos
que le devuelvan competitividad, la obligan a aferrarse al
respirador, cuando podría gozar de una salud mejor.

Puerto/18
R E P O R T A J E A B O C A L L E N A | RUBÉN CELAYA, PRESIDENTE DE ARBUMASA
“No estamos
por un negocio
a corto plazo”
P O R K A R I N A F E R N Á N D E Z Y G U I L L E R M O N A H U M / F O T O S : P A B L O D E L A V I L L A

Q
ué opinión te merece la política que está implementando
Santa Cruz con más inversiones en tierra, teniendo en
cuenta que son empresas que se dedican a procesar langostino
a bordo?
–Si se hace bien no es mala política. La pretensión del gobernador
no es tanto que hagamos plantas sino que reinvirtamos una
parte de las utilidades en otras cosas distintas de la pesca. Hasta
ahí no es malo el planteo, pero esperamos que no haya una presión
de corto plazo. No es tan fácil dedicarte de la noche a la
mañana a hacer cosas que no has hecho en toda tu vida. Pero es
mejor que la obsesión de llenar la costa de plantas pesqueras, eso
no tendría sentido, es antieconómico. No puede haber primero
plantas y luego ver qué hago en ellas, es al revés: bien porque
existe una presión comercial en el mundo y hay que salir con
más productos, bien porque hay un excedente de pesca y hago
plantas para procesar; pero al revés no. Al revés te puede generar
que tienes demasiadas plantas y generas expectativas de trabajo
que no están basadas en nada cierto y cuando las cosas vienen
malas te quedas con un montón de gente que no sabes donde
meterla, ahí vienen los líos.
–Ésa ha sido la política de Chubut.
–Pero no sólo de Chubut. Pasa en todo el país, ha pasado en todos
los sitios donde hay puertos pesqueros. Hay una idea de confundir
trabajo con el trabajo del filetero en la planta, trabajo es
todo, trabajo es también el del barco, además un trabajo mucho
mejor remunerado. Pero cuando se habla de trabajo se sobreentiende
que es en una planta, no se por qué.
–¿En qué podrían invertir como empresarios pesqueros si no es
en la pesca? ¿Cuáles son los proyectos de inversión que tienen?
–Me gustaría invertir en turismo, un sector que está verde, pero
no es tan fácil, hay mucho por hacer y las inversiones no pueden
hacerse con la presión de una espada en la cabeza; así nadie puede
invertir en una cosa razonable.
–¿Cómo se adapta la empresa a un año tan malo como éste con
una estructura generada tras cuatro años de buenas capturas?
–Esa es nuestra vida. En los últimos ochenta años de nuestro
grupo hemos tenido muchos años malos. Hay que saber manejarse
en este negocio que es de mucho riesgo financiero, hay que
hacer como las hormiguitas, guardar cuando tienes para cuando
viene el invierno. Lo que pasa es que se tiene muy mala memoria:
en febrero del 98 el planteo que teníamos todos en mi empresa
era que si en marzo no llegaba a aparecer langostino en Santa
Cruz, no estaríamos hoy
aquí comiendo, o estaríamos
hablando de otra cosa;
no daba el pulmón ya para
más, llevábamos tres años
financiando una empresa
con trece barcos tangoneros.
Aprendimos que un
año malo se sobrelleva teniendo
reservas y las hemos
sabido guardar. El fundador
de nuestra empresa,
Amador Suárez padre, que
era un hombre de la mar de toda su vida, decía un cuento que es
muy clarificador: “un barco es la cosa más maravillosa del mundo,
porque el barco es generoso, te da siempre, cree en ti de alguna manera
y hasta te espera. Cuando el barco te está dando y le cuidas, lo
tratas bien, llevas una vida austera, el barco te sigue dando. Pero
cuando lo que él te da lo usas para comprarte autos y casas, al barco
cada vez le das menos; el barco te quita de sorpresa y te quita todo y te
destruye”. Este negocio es así, si fuera tan maravilloso y con tan
altas rentas, que me explique alguien por qué cada día en el
mundo hay menos grupos pesqueros. No es porque se han ido
de vacaciones a las Bahamas... hay menos porque han quebrado,
en otros sectores no pasa así. Es el sector que más se ha empequeñecido
en el mundo.
–¿No es culpa del mismo sector por no cuidar los recursos?
–En algunos sitios puede que sí, pero eso es otra fábula. Esto de
que somos piratas, que no nos importa el recurso, es al revés. Lo
que pasa es que hay de todo como en todas partes, hay buenos,
malos y regulares en Argentina, España, Japón, Noruega y Dinamarca.
Si piensas que las empresas, la más joven de las que
vinieron a la Argentina lleva cincuenta años en este negocio, cuando
ya estás en tercera o cuarta generación, ya ha quedado demostrado
que todas las empresas buscamos durar, ninguno estamos
por un negocio a corto plazo.
–Esto me resulta contradictorio si lo llevábamos, por ejemplo,
a la pesquería de calamar y a lo que ha pasado este año. El calamar
es una especie anual, de la que hay que preservar un escape
para tener calamar al año siguiente y las empresas presionan
para pescar lo poco que queda de desovante.
–¿Pero qué empresas? Algunas empresas serán, la mía no.
–Deben ser la mayoría porque terminan tomando resoluciones
desde la autoridad de aplicación para complacer el pedido del
sector.
–¿Por ejemplo este año?
Puerto/19

Puerto/20
B O C A L L E N A | RUBÉN CELAYA
–Sí, este año no se respetó el pedido del INIDEP de cierre y se
dejó abierto un sector donde se encontraban los desovantes con
un enorme presión de pesca sobre el recurso.
–Eso de que eran los desovantes no lo tengo claro, además dejaron
abierto unos días.
–No fueron sólo unos días, dado que el cierre de la pesquería
estaba pedido para el 15 de marzo.
–Para mí la autoridad de aplicación ha actuado con buen criterio.
La gente piensa que parar un barco y arrancarlo es una cosa
que hace un niño de ocho años pero es muy complicado; no pueden
imaginarse el sobrecosto enorme que genera. Quizás lo que
se tendría que haber hecho es cerrar todo el sur y abrir el norte,
no sé por qué no se ha hecho eso.
–Es que en esta época del año debería estar vedado el norte.
–En esto de los calendarios me gustaría saber quién es el guapo
que puede acertar en pesca, en diez días, la situación del recurso.
–Está bastante claro que las consecuencias de no permitir un
escape adecuado en el año 2003 dio por resultado un 2004 pési-
mo. Sin embargo este año se manejaron igual. Yo coincido en
que no se puede armar y desarmar un barco de un día para el
otro, que se debe actuar con anticipación, pero con el solo hecho
de atender en tiempo y forma el pedido de los biólogos se
podría dar tiempo a los armadores.
–No soy biólogo marino pero me pregunto hasta qué punto sirve
toda la reglamentación interna argentina si tienes la ciudad de
Manhattan, en la milla 201, pescando todos los días al norte, sur,
este y oeste. Puede haber un mal manejo o no, no lo sé; sí te
aseguro que podrás estar muy bien dentro, pero el destrozo que
hay fuera es suficiente para destrozar la especie, que no te quepa
la menor duda.
–Quizás esto se pueda adaptar al tema langostino desde otra
perspectiva. ¿Hasta qué punto es responsabilidad del sector empresario
que de 64 barcos que hubo históricamente en la pesquería
de langostino hoy haya más de 200?
–Pues seguro que hay algo de responsabilidad. Esto lo hablaba
con gente de la Cámara: es una estupidez humana pensar que la
culpa siempre es del otro. ¿Que todos tenemos parte de culpa?
Pues sí, la tenemos. Ahora, yo creo que el mayor problema es de

definición en la pesca argentina; somos un sector tremendamente
maduro, es de los sectores más maduros que existen en el mundo,
por su antigüedad. Yo creo que funciona bastante bien mirar
el modelo de los demás y aplicarlo en tu casa, porque funciona,
porque es cierto, porque suceden las mismas cosas siempre.
–Lo lamentable es que parece que nunca se llega a tiempo.
–Bueno, eso es porque somos así los seres humanos, porque somos
bobos.
–¿A que te referís exactamente?
–Cuando en una pesquería hay catorce mil cosas distintas para
pescar, la multipesca no funciona.
–Sos más partidario del permiso específico.
–Absolutamente. Estoy convencido que es lo que al final va a
tener que quedar.
–Sin embargo el discurso que se está generando es el contrario,
no son pocos los que sostienen que en la época que todos podían
pescar de todo no había problemas de sobreexplotación.
"Tanto en la pesca como en todo lo demás
el mundo va hacia grandes
concentraciones, no porque a nadie le
apetezca sino para poder competir. Cada vez
es más difícil competir con el tema de la
globalización, y esto es un hecho que te
puede gustar o no pero es como si te gusta
o no que a las 10 de la mañana sea de día;
si no te gusta te jodes y con la globalización
es exactamente igual. "
–Si estás en un momento en el que hay especies excedentarias
puede funcionar, pero es que ya no hay especies excedentarias,
están todas con sobreesfuerzo. En una situación así creo que la
pesca específica es la única solución. Se decide eso o el tiempo
nos va a obligar y siempre es peor, llegas cuando ya es tarde. Los
armadores argentinos tendremos que decidirnos a qué queremos
jugar, porque si todos pescamos todo lo que hay, cerramos pasado
mañana. No hay langostino ni lo ha habido en estos últimos
años para que pesquen 200 barcos y eso lo vamos a pagar.
–¿Cómo influye el hecho de que pescar en un lugar donde te
piden proyectos de inversión –que siendo medianamente serio
no puede llevar menos de cinco años poner en marcha– y, como
contraparte, te dan permisos de pesca anuales y discrecionales
de la autoridad?
–Hace rato estamos hablando de ese tema y yo tengo cierta confianza
en que se va a hallar la forma de otorgar permisos de pesca
de mayor duración.
–¿Esto no genera que el armador quiera pescar todo lo posible
hoy porque no sabe qué va a pasar mañana con su permiso?
–En la pesca además es curioso, porque las inversiones son a muy
largo plazo: un barco cuesta una fortuna en términos de lo que es
un negocio en el sector pesquero, se tarda muchos años en recuperar
la inversión de un barco, en el mejor de los casos. Eso, combinado
con permisos anuales no encaja.
–Hace unos años, con el boom del langostino, me decías que
este esquema de tantas plantas en tierra sólo puede desembocar
en la quiebra de la mayoría. ¿Seguís pensando igual?
–Indudablemente. Comprendo que hay una situación laboral y
social complicada en estos momentos, pero si olvidamos por un
segundo la parte global del país y vamos al sector en sí, es evidente
que hay un error político. El mundo en la pesca y en todo lo
demás va hacia grandes concentraciones, no porque les apetezca
sino para poder competir. Cada vez es más difícil competir con el
tema de la globalización, y esto es un hecho que te puede gustar
o no pero es como si te gusta o no que a las 10 de la mañana sea
de día; si no te gusta te jodes y con la globalización es igual. En
productos que tengan un peso específico importante, que una
parte importante del costo sea la mano de obra, tienes diferencias
espectaculares: desde el que cobra fortunas hasta el que por un
grano de arroz te labura todo el día. En una situación así, para
poder competir, tienes que hacer cosas que realmente tengan una
gran calidad y un valor muy importante para que valga el coste
que le tienes que poner dentro. Es evidente hay que tener plantas
muy fuertes, muy poderosas, mucha tecnología dentro, que el
volumen de manejo y producción permitan tener toda esa tecnología
y esas inversiones.
Puerto/21

–El ejemplo, en este caso, sería Alpesca.
–Por ejemplo Alpesca es una empresa que lo ha hecho bien. La
planta es un negocio completamente distinto al extractivo, no tienen
nada que ver con un barco ni con la fase comercial, son tres
patas distintas y la gente piensa que todo es pesca y no es verdad.
Está lleno de ejemplos en el mundo de empresas que sólo son
extractivas o son extractivas y productivas y no comerciales, o
extractivas y comerciales y no productivas, o productivas y comerciales
y no extractivas.
–En el caso de la Argentina, creo que la gente se confunde porque
el empresario pesquero argentino es todo.
–Y así, cuando quieres hacer de todo, terminas haciendo todo
mal. Hay que tener claro cuál es tu habilidad, qué sabes tú y qué
es lo que te gusta. Nosotros, como grupo, no somos grandes productores,
no ha sido nunca nuestra estrategia; hemos sido siempre
grandes extractores y comercializadores. Nosotros no somos
grandes productores aquí ni en ningún otro sitio, ni siquiera en
España. Deberían decirle a quien le gusta este rubro, “pues monte
usted la gran planta, que sea la envidia de todo el mundo en cuanto
a medios, calidad, maquinaria, a valor agregado, a lo que tu quieras;
y centralicemos la producción de todos”. A mí me parece mucho
más razonable. De qué me vale tener una planta si yo no
quiero tenerla, el producto que yo iba a meter a mi planta se lo
pasaría a esa gran planta. Lo que pasa es que cuando haces las
cuentas de mano de obra no te salen. No te salen porque es lógico
que no te salgan, porque si centralizas producción cada vez
vas a tener más gente que la suma de la gente de todas las plantas,
eso es pan para hoy hambre para mañana. No hay ni producto
ni nada para que sean competitivas y rentables tantas plantas
como hay en este país. Podrás sacar leyes, normas, lo que quieras,
pero no puedes luchar contra la economía. Cuando tienes
que competir en la pesca con plantas en China, que tiene veinticinco
mil chinos dentro de la planta, laburando muy bien además,
porque eso de que no tenían calidad ya pasó a la historia, y
tienes que competirles con una plantita de diez amigos que se
meten a hacer cuatro filetes de merluza, es imposible, tienes un
cáncer terminal.
–La filosofía de tu empresa es políticamente incorrecta a la hora
Puerto/22
B O C A L L E N A | RUBÉN CELAYA
de sentarte a discutir con las autoridades de Chubut y Santa
Cruz.
–Al final te tienes que adaptar al medio donde estás. Tenemos
plantas porque en su momento tuvimos que tenerlas, y ahora
que las tenemos tratamos de hacerlas rentables, no es que me
genere un problema. Me parece que más que un problema para
mí lo es para el sector.
–¿Por qué existe un ataque tan directo de los diarios patagónicos
hacia Arbumasa, principalmente los diarios “El Patagónico” y
“Crónica” de Comodoro Rivadavia?
–Terminas teniendo problemas con los medios cuando las cosas
no están bien. Siempre que hay una situación de descontento
social o de desempleo es normal que te afecte. Cuando la gente
está tranquila y está trabajando…
–Esto coincidió con el auge de ustedes en los últimos años.
–Auge tampoco, nosotros somos más pequeños ahora de lo que
éramos antes.
–No hablé de ustedes, de Arbumasa, sino del sector.
–Tampoco hubo un auge.
–Hablo del año de las 80.000 toneladas.
–Se pescó más porque había más barcos pescando, que posiblemente
por eso este año no va a haber nada y el año que viene...
veremos, pero no tiene muy buena pinta. Si en el 94 hubiera habido
200 barcos pescando en el área de la Nación, no sé si no se
hubiesen pescado tantas toneladas como en el 2003. Nadie lo sabrá
nunca.
–En el último tiempo han tenido muchos problemas con los
gremios de a bordo. ¿Qué va a pasar con esto y hasta que punto
se puede convivir con varios gremios?
–No es conveniente, yo creo más en un gremio fuerte, global,
pero eso no tiene nada que ver con nosotros.
–¿Pero ustedes no terminan ayudando a que esto pase, cuando
después de firmar un convenio con el SOMU hacen un acuerdo
con los marineros santacruceños?
–Eso se explica muy mal. El acta que se firma en Puerto Deseado
sólo tuvo un motivo, se ha hecho por única vez y ha quedado
demostrado que fue por única vez: era la única manera de
destrabar una situación que ya era un problema social y municipal,
se había llegado a un punto en que la salida era muy complicada.
Había preocupación en todo el municipio y se pensó que la
única forma de destrabar esta situación, en ese momento, era ésa;
y de hecho creo que fue una idea buenísima porque se destrabó,
ya no había forma de hacerlo de otra manera.
–Lo que se entendió en el SOMU fue que el sector terminó

"Los sindicatos tienen muy mala
memoria, supongo que es parte del
juego. Me da la sensación de que los
sindicatos tienen un muy fuerte tinte
político y, para que sus afiliados
estén contentos, para que les voten,
ellos tiran de la cuerda todo lo que
pueden. Te diría que tienen más culpa
las empresas que los sindicatos,
porque que ellos pidan me parece
hasta humano; los que no somos
normales somos nosotros, que les
decimos a todo que sí."
fogoneando la existencia de otro gremio.
–Creo que si se lo preguntas hoy lo interpretan de otra manera,
porque ha quedado demostrado lo que nosotros le decíamos en
su momento, que era por única vez.
–¿Crees que los sindicatos tienen en cuenta hasta qué punto se
puede llegar con los reclamos salariales sin comprometer la rentabilidad
de las empresas?
–En muchos casos no.
–Muchas veces al sector langostinero le cuentan las costillas en
los años buenos.
–Porque tienen muy mala memoria y porque supongo que es
parte del juego. Me da la sensación de que los sindicatos tienen
un muy fuerte tinte político y, para que sus afiliados estén contentos,
para que les voten, ellos tiran de la cuerda todo lo que
pueden. Te diría que tienen más culpa las empresas que los sindicatos,
porque que ellos pidan me parece hasta humano; los que
no somos normales somos nosotros, que les decimos a todo que
sí.
–Hay una gran desunión en el sector empresario.
–Terrible, yo confío en que eso va a cambiar. Estamos intentando
tener coherencia en algunas decisiones. En los grandes temas que
nos atañen a todos, como los convenios colectivos de trabajo, debemos
sentarnos y ser una sola voz. Tengo confianza en que se
va a hacer.
–Históricamente en la pesca argentina existía el convenio a la
parte, donde la tripulación era socia en las ganancias pero también
en las pérdidas.
–También en España; y nosotros estaríamos de acuerdo en encontrar
un convenio a la parte.
–¿Tendrían algún básico?
–No, en el convenio a la parte no hay básico. Si es a la parte es a
la parte, no con un básico. A la parte de verdad es sobre el valor
de factura de venta, si tu producto es de peor calidad el precio es
más barato y tu parte es más pequeña.
–Yo no sé si el SOMU aceptaría sin un asegurado, pero en cierta
forma lo que están buscando es una participación en las ganancias
de la empresa.
–Hace años que no teníamos tantas discusiones sobre los básicos
como este año, lo que pasa es que se sabía que este año se iba a
pescar menos. Pero esto es normal, que el sindicato te pida de
buenas maneras, de forma ortodoxa y pensando que estamos en
Puerto/23

el siglo XXI y no en el XVIII, es lógico. Pero las empresas deberíamos
tener el mismo poder de sindicatura que tiene el gremio.
–Volviendo al tema de las inversiones, Conarpesa tuvo una política
distinta en cuanto a las reinversión de utilidades, se ha
diversificado dentro de la propia industria pesquera y es reconocida
por las autoridades santacruceñas como un ejemplo a
seguir. ¿Ustedes también lo ven como un ejemplo a seguir o
piensan emprender un camino distinto?
–Conarpesa tiene su política que no es ni buena ni mala, es distinta.
Ellos tienen una política muy agresiva con respecto al crecimiento
y nosotros no. ¿Es malo o bueno? No sé, es distinto. Y
si a la provincia le gusta más eso... pues no lo sé.
–¿Por qué el sector empresario no genera una contraparte científica?
–Porque no tiene sentido.
–Sin embargo en algunas pesquerías del mundo existe el debate
científico entre el Estado y el sector privado.
–No en los sitios donde nosotros estamos. Lo que sí tenemos en
todas partes es mucha presencia del sector privado dentro de los
organismos científicos, eso sí. Se nos escucha y tienes una silla
donde sentarte. En el INIDEP el área de langostino no funciona
mal: Daniel Bertuche es un tipo sensacional como persona y como
científico. El científico que olvida la realidad creo que está equivocado.
El tiempo que yo llevo en la Argentina todo lo que ha
dicho Bertuche, diez por cinto arriba diez por ciento abajo, se ha
cumplido; pero además lo que tiene de bueno es que escucha
mucho y le interesa lo que pasa en la realidad de la pesca.
–Bertuche es uno de los pocos que sostiene que el investigador
debe trabajar en el sector pesquero como lo hace el INTA; es
decir, ponerse las botas y trabajar junto al producto.
Puerto/24
B O C A L L E N A | RUBÉN CELAYA
–Es que no se me ocurre otra manera, porque en el mar la información
del día a día la tienen los barcos que están pescando y los
patrones de pesca, que no son científicos, pero saben un montón.
La combinación de las dos patas es lo que sirve.
–¿Han pensado en una transformación de su flota orientada
más hacia el buque fresquero como lo están haciendo otras firmas
en la región?
–Me parece que si eso ocurre sería un error estratégico sectorial
impresionante: fresco y congelado tienen que convivir. ¿Solamente
fresco en un país que no es consumidor? Me parece un desastre
impresionante porque se pierde mucho valor.
–¿Cómo ha repercutido en los mercados el ingreso del langostino
fresco, básicamente de Rawson?
–Bajó los precios. El tema del fresco en los países que no son
consumidores es problemático porque estás pescando fresco para
luego congelar, cuando en estos casos el valor agregado del fresco
es ser fresco. Todo lo demás es coste agregado.
–El que está en un barco de Rawson te dice que la calidad es
prácticamente la misma, que son muy pocas horas de marea.
––No sé la calidad porque no lo suelo comer, pero el precio no es
el mismo, el mercado no lo paga igual y eso es lo único que es
cierto. Si no lo paga igual quiere decir que estás sacando langostino
del agua para venderlo más barato.
–¿Estás conforme con las autoridades pesqueras tanto en Provincia
como en Nación?
–En algunas cosas sí y en otras no.
–Con el Consejo Federal, por ejemplo.
–Yo no creo que sea culpa de los consejeros sino del instrumento.
Si fuera un órgano asesor no me parecería mal, pero un órgano
de decisión de diez personas es complicado. Cada uno tiene encima
de su cabeza los problemas de su provincia: el de Nación
los de Nación; el de cancillería alguna estrategia que pueda tener
el Estado y que no la sabemos; el de Recursos Naturales tiene
otra; entonces, aunque lo quieras hacer muy bien, es difícil que
salgan decisiones rápidas y ejecutivas. Es muy complicado, cuando
la vida fluye normalmente se puede llevar entre varios, pero cuando
hay problemas tiene que haber uno que decida.
–¿Siguen pensando que ante un mal año de langostino no van
a pescar merluza?
–Es que ahí está la paradoja: aunque quisiéramos no podemos
pescar dentro del Golfo por mucho permiso irrestricto que tengamos
y fuera del Golfo tampoco porque hoy está delimitado
quién puede pescar y tienen asignado cupo. Es una situación injusta
la que se produce: unos puede hacer de todo y otros no.
–¿Qué opinión te merece la caída del convenio del Golfo?
–Que no es bueno.

–En sus últimas declaraciones, el gobernador Acevedo dice más
claramente que otras veces que el principal motivo por el cual
denunció el convenio se debe a una inequidad de flota e inversiones
entre ambas provincias, respecto del recurso extraído en
cada jurisdicción...
–Eso puede ser cierto o no; pero lo que es indiscutible es que la
ausencia de convenio es un problema serio. No se puede reglamentar
desde varios sitios un bicho que no es de un sitio ni de
otro sino que es de todos. Esto genera problemas claros como por
ejemplo este año: al no poder los barcos de Chubut pescar en
Santa Cruz, han pescado en Chubut en una época en la que nunca
se ha pescado; con lo cual probablemente la situación se agrave
al haber ejercido ese esfuerzo sobre el recurso en una época en
la que nunca se hizo. Probablemente esto provoque que no haya
langostino en la época en la que sí se pesca todos los años porque
ya se le ha castigado antes. ¿Es malo lo que se ha hecho? Seguramente
sí, pero no es culpa de nadie, es culpa de no tener en vigencia
el convenio porque no se le puede decir a la flota que no
pesque en ningún sitio.
–¿Acevedo los escucha?
–Sí, sí. Últimamente daría la impresión, por comentarios que vienen
tanto de Santa Cruz como de Chubut, que se estaría retomando
el tema y que habría cierta vocación de firmar un nuevo convenio
en no mucho tiempo. Parecería ser algo muy próximo, no
de meses sino de días. Todos somos conscientes de que no es
bueno lo que está pasando, funcionarios y empresarios, todos; es
muy difícil manejar un mismo recurso con mentalidades y legislaciones
distintas, no es bueno y no tiene sentido. Probablemente
el que vendrá sea un convenio distinto del que había, que ya era
obsoleto y no reflejaba la situación actual. Pero un convenio tiene
que haber.
–¿Qué perspectivas ves a la acuicultura en la Argentina, teniendo
en cuenta que es uno de los sectores en los que les han sugerido
invertir?
–En principio creo que la acuicultura es viable en casi cualquier
sitio dependiendo de las condiciones y de las especies a cultivar,
pero no es fácil: si la pesca es complicada, la acuicultura es dificilísima
y conlleva un gran riesgo. La acuicultura es un negocio de
altísimas inversiones iniciales sin saber nada de lo que te puede
pasar después; se corren riesgos muy grandes de problemas de
plagas y de innumerables variables que son difíciles de prever.
Ahora ¿que el mundo va hacia ahí? Pues no caben dudas: el mundo
sigue comiendo pescado y en el mar cada vez hay menos.
–Ustedes iniciaron experiencias en cultivo de mejillones.
–En este momento estamos haciendo algo con mejillones es Santa
Cruz. Estamos en la etapa de aprender, gastar y aprender. Puede
dar resultado, por qué no.
Puerto/25

A C T U A L I D A D P E S Q U E R A | AUDITORÍA DE LA COMUNIDAD EUROPEA
SENASA, bochazo y
papelón
Aunque se intentó maquillar las gruesas arrugas, los visitantes de Comunidad detectaron la
verdadera cara de la certificación que hace SENASA de los productos que ingresan a los países
de la Unión Europea.
Puerto/28

La visita de los veedores de la Comunidad Económica Europea
a las entrañas de la industria pesquera nacional no hizo
más que confirmar lo que era un secreto a voces: la certificación
que el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad
Agroalimentaria (SENASA) realiza de los productos pesqueros
que cruzan el Atlántico con destino a tierras europeas presenta
tantas fallas como orificios tiene un colador.
Y esa precariedad de los controles no es una atención que se le
dispensa a los consumidores europeos, sino que aumenta a medida
que decrece el nivel de exigencia del país comprador. Como
el que se exporta a Brasil, que consume un filet de merluza de
muy baja calidad, provisto en su totalidad por la flota fresquera
marplatense, la cual tiene que buscar un recurso cada día más
lejano y que inevitablemente llega a las mesas de corte mal conservado.
Pero el establishment pesquero supo ocultar, por esa defensa corporativa
que maneja siempre con pericia, todas estas falencias
durante la década que pasó desde la última visita europea. Esa
como tantas otras realidades que vive el sector y que bien podrían
estar en la tapa de los diarios, si al poco langostino que
queda o los juveniles de merluza se los pudiera fotografiar como
a las vacas en el potrero y no estuviesen a más de 100 o 400 metros
bajo el agua, intangible para Doña Rosa hasta que toma forma
de filet, sobre todo en días de Semana Santa.
Dos exploradores alertas. El Dr. José Carballés, de España, y la
Dra. Eva Bencini, de Italia, integrantes de la Comisión Europea
de Salud y Protección del Consumidor, la cual tiene sede en Irlanda,
fueron los representantes de todo un mercado que se interesó
por auditar la manera en que SENASA realiza los controles
sanitarios en las plantas pesqueras habilitadas por Comunidad
en San Antonio Oeste, Puerto Madryn y Mar del Plata.
Si bien al cierre de esta edición todavía los miembros de la Comisión
europea no habían remitido el borrador a SENASA con las
principales objeciones, un aperitivo de lo que observaron quedó
contenido en los 19 puntos que redactó Enrique Mizrahi, como
representante de la Industria Pesquera, que acompañó la recorrida
(ver aparte).
Aunque no es más que un anticipo de un borrador, la visión extranjera
no podría ser más lapidaria para con la tarea que realiza
–u omite– el organismo estatal: “El panorama crítico que detectaron
implica la necesidad imperiosa de una reacción inmediata
y efectiva ante el problema, tanto del SENASA como del sector
productivo en su conjunto”, señala a manera de síntesis el último
párrafo de la nota. Además reconocieron que la situación actual
no es auditable, se necesita uniformar procedimientos y una mayor
presencia y garantía de parte de la entidad. ¿Cuánto más grave
podría ser el diagnóstico?
La visita no cayó de sorpresa. Para SENASA y la industria pesque-
P O R R O B E R T O G A R R O N E
ra, especialmente los procesadores, la visita de la Comunidad fue
tomada como uno de los hechos fundamentales del año. Y supuestamente
se habían preparado para superar la prueba. Los 20
inspectores que SENASA tiene en Mar del Plata salieron a la
calle y armaron algunos operativos conjuntos con organismos provinciales
y municipales, decomisando pescado que no reunía las
condiciones mínimas de procedimiento.
Ese esfuerzo nos consta. Por ejemplo la empresa de autogestión
Industrial Coop adecuó su nueva planta “San Remo” porque ahí
corta pescado para la empresa Gaveteco, que exporta a Europa,
como otras 65 plantas habilitadas en la ciudad, por si los europeos
le golpeaban la puerta. No fueron por ahí, pero sí a la empresa
Frigorífico del Sudeste, en la cual encontraron muchas
falencias, y a SENASA no le quedó más remedio que retirarle el
certificado para exportar.
Un empresario que exporta a Comunidad fue muy crítico con el
organismo. “Pasaron muchos años de la primera visita y ni siquiera
controlan que se aplique el HACCP (sistema de
autocontrol sanitario impuesto por UE)”, dijo, aunque reconoció
que la actual estructura de SENASA en el área de Pesca no es
competente para realizar un control eficaz. “Es una señal de alarma.
En tanto y en cuanto necesiten de nuestros productos, no
pasará a mayores, pero si logran reemplazarlos, no podremos
superar las trabas sanitarias que nos ponen y estaremos en serios
problemas”, razonó.
En Puerto Madryn y San Antonio Oeste el operativo “maquillaje”
no fue tan notorio porque la industria tiene una escala menor
que la que se encuentra en Mar del Plata, pero igual se repitieron
corridas nerviosas en los días previos para dejar todo en condiciones
cuando llegara la comitiva de auditores europeos.
El hecho de que en Madryn haya una fuerte presencia de empresas
de capitales españoles, con inversiones en plantas modernas y
equipadas con un alto nivel tecnológico, contribuyó a que los
visitantes se llevaran una buena impresión de la forma en que
Puerto/29

SENASA, bochazo y papelón
había crecido el desarrollo pesquero en la ciudad y la forma en
que se controlaban las condiciones sanitarias. Esta novedad no
les impidió marcar algunas falencias gruesas de SENASA, principalmente
el tema de los veterinarios de registro, que se genera
como consecuencia de la falta de personal especializado.
De todas formas lo peor no sucedió, ya que Argentina sigue perteneciendo
a la pre listing, donde figuran los países cuyos organismos
de fiscalización y certificación, en este caso el SENASA,
pueden habilitar nuevas plantas para exportar a la Unión Europea
sin la necesidad de que previamente sean autorizados por la
propia UE. “Si hubiesen visto todo tan mal como señala el borrador
de Mizrahi nos hubiesen sacado de la lista”, dice con autori-
Jorge Raed, Supervisor de SENASA Mar del Plata
Antes los empresarios ponían 5
lucas para que la planta no sea
suspendida”
Sentado a la mesa de un café, dice que ahora
puede hablar porque tiene respaldo de sus
superiores y señala que los tiempos cambiaron,
que “ahora el SENASA ya no es sinónimo
de aftosa”, y que Pesca tiene un lugar en
la estructura del organismo. Antiguo miembro
de SENASA, conoce bien las cosas buenas
y malas que realizan los inspectores, las
que pueden modificar y las que están fuera de alcance por razones
presupuestarias. Es optimista con el resultado de la visita de los auditores,
a la que toma como una oportunidad para pedir a las autoridades
y exigir a los empresarios.
“El 90 por ciento de lo que recaudábamos en la pesca se desviaba
para controlar la aftosa. Ahora la situación cambió, aunque falta
que se traduzca en mayores recursos. Antes le retirábamos la habilitación
para exportar a una planta y el empresario viajaba a Buenos
Aires, ponía 5 lucas y al otro día estaba funcionando de nuevo.
Esto ya no pasa más”, dice mientras devora una medialuna salada.
Puerto/30
–¿Pero por qué tiene que venir UE para que SENASA abra los ojos?
–Se dio todo junto, un poco por cambios internos y otro poco por la
visita de esta gente. De todas formas la situación no es tan crítica
como la pinta Mizrahi. Al menos Mar del Plata no tiene fallas sanitarias
para UE, si no nos hubiesen retirado del pre listing. Sí tendremos
que comunicar mejor lo que hacemos, que ellos sepan las
medidas que tomamos, el control que realizamos en cada planta
habilitada. En los últimos tres años hubo cuatro rechazos de productos
pesqueros de este puerto y la mitad fue por fallas en la
elaboración. Esto indica que la calidad del pescado no es mala.
–¿El tema de los veterinarios de Registro no fue un papelón?
–Eso es una aberración, pero yo intervine en la creación del sistema
y sé cómo se fue desvirtuando. Todo pasa por la falta de recursos
del Estado. En 1991 hicimos un curso para veterinarios en Mar
del Plata, con la asistencia de 80 profesionales. El industrial que
necesitara un refuerzo extra debía pedirle a SENASA un veterinario,
pagaba en un rubro especial los honorarios y SENASA le adjudicaba
un profesional. Luego el sistema se corrompió, aunque es
más grave en la Patagonia ya que las plantas con certificado para
Comunidad de Mar del Plata las controla directamente SENASA,
aunque para otros mercados o consumo interno, es una realidad.
–¿No habría que pensar en un solo nivel de calidad sanitaria para
todos los mercados?
–Absolutamente, pero costaría mucho más trabajo porque habría
que unificar las condiciones de todas las plantas. Pero es inadmisible
que haya mercados de primera, de segunda y de tercera, cuando
los que consumen son personas iguales.

dad el Dr. Jorge Raed, supervisor del área Pesca del SENASA
Mar del Plata.
Reacción y omisión de SENASA. Según se supo, los auditores
europeos se fijaron en cualquier elemento no compatible con sus
requerimientos, como el óxido de los buques pesqueros. “Volteaban
cualquier cosa que hubiesen inspeccionado porque manejan
otro rango de calidad sanitaria, algo que acá costará mucho
que los empresarios entiendan”, dijo uno de los 20 veterinarios
que tiene el área marplatense. “Ellos eran auditores, vinieron con
un reglamento y comenzaron a ver si la industria pesquera argentina
coincidía con lo que tenían en el librito. El 95 por ciento
de las objeciones que se hicieron en Mar del Plata fueron documentales,
de papeles, de no informar a Comunidad todo lo que
hace SENASA, no por cuestiones higiénico sanitarias”, puntualizó
el funcionario nacional.
De todas formas los auditores europeos no pudieron visitar la
sede que el área Pesca tiene dentro del Consorcio Portuario Regional,
ya que la cerraron porque lucía serias deficiencias en sus
instalaciones. Durante la visita funcionaron en el INIDEP y en
la Oficina de Control Integral Pesquero, que inauguraron el 9 de
abril con la presencia del ex menemista, ex duhaldista y ahora
kirchnerista Felipe Solá. Aunque como el lugar es muy chico, el
Jefe de la Delegación atendía en el café de una estación de GNC
de las inmediaciones. Ahí recibió a PUERTO (ver aparte).
Con el bochazo difundido en algunos medios especializados, los
funcionarios del SENASA se despabilaron y comenzaron a hacer
lo que no habían hecho en años. En menos de una semana le
quitaron el certificado habilitante para exportar a la Comunidad
a diez plantas marplatenses. Los mismos inspectores reconocieron
que los motivos por los cuales adoptaron la medida “fueron
muchos”. Entre los más importantes, la falta de adecuación al
HACCP, el manual de requisitos sanitarios establecidos en la
anterior visita de los europeos, y a las directivas del Disposición
493, que tiene que ver con reglas específicas en la forma de manipular
los productos pesqueros. “A partir de ahora los empresarios
tienen más conciencia de que SENASA debe hacer cumplir las
directivas de la UE”, reconoció una alta fuente de organismo.
Queda claro que si no fuera por la UE, los controles sanitarios en
la pesca serían un terreno baldío.
Puerto/31

La visión de los visitantes en la letra de Mizrahi
Esto es lo que piensan los miembros de Comunidad que inspeccionaron
las plantas pesqueras en Puerto Madryn, San An
tonio Oeste y Mar del Plata. El informe fue redactado por el Lic.
Enrique Mizrahi, representante de la Industria Pesquera en el Consejo
de Administración del SENASA a partir de lo que comunicaron
los visitantes extranjeros.
1) Escasa jerarquía de la pesca dentro de la estructura del SENASA.
La misión identificó que el tema se manejaba desde una Dirección
de segundo grado, “Fiscalización de Productos de Origen Animal”,
a través de la Coordinación de Pesca. Asimismo observaron problemas
de organización para la certificación de productos de la
pesca y deficiencias en los sistemas de información entre la Sede
Central y las Delegaciones.
2) Falta de uniformidad en la denominación de distintos cargos
con similares funciones y en el modo de trabajo del SENASA en los
distintos lugares visitados.
3) Falta de uniformidad en los criterios que se aplican, según sea
el lugar o provincia.
4) Diferentes grados de conocimiento de las normativas de la Unión
Europea, ya que es bueno a nivel central pero escaso o de no comprensión
a nivel local.
5) Objetaron claramente la participación para la Unión Europea de
los veterinarios de Registro, pagados por las empresas en las tareas
de fiscalización, ya que ello implica una colisión de intereses.
Indicaron que debe ser personal técnico de la autoridad oficial el
que certifique productos con destino a la Unión Europea.
6) Verificaron la realización de cursos de capacitación para el personal
técnico aunque, en vista del poco tiempo disponible, no pudieron
precisar el nivel de los mismos.
7) En relación con los establecimientos autorizados para exportar
a la Unión Europea:
* Destacaron que la Resolución 11/2005 era un buen comienzo ya
que definía un procedimiento necesario para habilitar plantas.
* Detectaron la falta de uniformidad en los contenidos utilizados
para las habilitaciones de los establecimientos.
* Verificaron que, aunque estuvieran habilitados, en la mayoría de
los establecimientos carecían de la documentación in situ de estar
autorizados para exportar a la Unión Europea.
* Observaron que debido a la falta de notificación a la autoridad
existan modificaciones en algunos establecimientos que no cuentan
con la aprobación oficial.
* Observaron la falta de procedimientos claros por parte del SENASA
y el cumplimiento desigual de los requisitos de la UE en los establecimientos
visitados. (en algunos de manera satisfactoria y en
otros con graves deficiencias).
Puerto/32
* Destacaron que existen algunos establecimientos aprobados pero
que están fuera de servicio.
8) En cuanto a la aplicación del HACCP detectaron:
* Falta de uniformidad y deficiencias en la aplicación, control y
evaluación de las normas en los establecimientos visitados.
* Carencia de una base legal para auditar los requisitos de la Unión
Europea.
9) En relación con las alertas rápidas, destacaron que las medidas
que se tomaron por parte del SENASA, cuando éstas se produjeron,
fueron las adecuadas.
10) Objetaron seriamente la ausencia de controles organolépticos
en los desembarques, en la primera venta y en el preprocesado.
11) En cuanto a los laboratorios y la red de los habilitados no
hubo críticas, sí en cuanto a algunos análisis necesarios que no se
realizaran , la situación de criterios diferentes a los de la UE para
aprobar la cantidad permitida de metales pesados (cadmio). Asimismo
observaron la realización de análisis oficiales en laboratorios
no habilitados, de análisis privados en laboratorios no habilitados
y la falta de habilitación por parte de SENASA de los laboratorios
internos de las empresas procesadoras.
12) Indicaron que el Código Alimentario Argentino es una base
legal correcta en cuanto a permitir la aplicación de las normas de
los mercados exteriores de destino.
13) Con relación a la supervisión verificaron la acción de los ve-

terinarios oficiales en la confección de los libros de actas. Objetaron
que en el Manual de productos de pesca del SENASA no se
establece la periodicidad de las inspecciones (con frecuencia es
trimestral pero no es uniforme). Asimismo observaron que no había
un control de seguimiento efectivo en cuanto al cumplimiento
del establecimiento de las observaciones que se les realizan.
14) Objetaron que se realizan extracciones de muestras de materia
prima y producto por parte de personal no oficial.
15) Tuvieron comentarios positivos acerca de la utilización del
Certificado de Tránsito Restringido para el traslado de productos
entre plantas habilitadas.
16) Objetaron las diferencias en los rótulos entre los certificados
Provisorios y Definitivos.
17) En general opinaron que no pueden concluir en que todos los
establecimientos est{an bien habilitados ya que no existe evidencia
que los no visitados cumplan con los requerimientos de la UE.
18) Concluyeron que la situación actual no es auditable y en la
necesidad de uniformar procedimientos y de una mayor presencia
y garantía por parte del SENASA. No obstante expresaron que hubieran
detectado riesgos inmediatos.
19) Precisaron que el Borrador de Informe será elaborado en la
Unión Europea para ser luego enviado para observaciones y comentarios
del SENASA, para después de recibidos los mismos elaborar
el informe final al cual se le dará una amplia difusión.
SENASA, bochazo y papelón
Más allá de relativizar las opiniones de Mizrahi, al que se
acusó de tener particular interés en desprestigiar a la industria
marplatense, y sostener que los visitantes se llevaron
una buena impresión del puerto bonaerense, la realidad
marcó que a menos de una semana de la partida,
SENASA debió retirarle la certificación al 15 por ciento
de las plantas que pueden exportar a Comunidad, una
señal de que el sistema no gozaba de buena salud.
Otro dato tangible que demostró que a los inspectores les
habían entrado las balas fue la publicación de la Orden
de Registro, con fecha 16 de marzo, que hizo circular la
Coordinación de Pesca, en la que se informaba que “aquellos
establecimientos que se encuentren habilitados para
exportar productos de la pesca con destino a la Unión
Europea deberán ser fiscalizados exclusivamente por personal
oficial, pago por el Estado, no aceptándose que la
fiscalización de los mismos sea ejercida por Veterinarios
de Registro”. Es que con esa colisión de intereses que representaba
que el veterinario, pagado por el empresario,
firme la fiscalización que le tocaba a SENASA, los auditores
europeos pusieron el grito en el cielo y calificaron al
hecho como “inadmisible”.
Hay dos cuestiones que fueron confirmadas por varias
fuentes empresarias y que marcan un grado mayor de dificultad
para que SENASA pueda poner en caja el control
sanitario de los productos pesqueros. Por un lado sería
moneda corriente que los Certificados de Tránsito
Restringido (PTR), que habilita a circular por las calles
del puerto con pescado desde el buque al lugar de procesamiento,
se comercializan a 100 dólares. Por otro, habría
plantas donde se procesa bajo cualquier condición sanitaria
que están “protegidas” y no son controladas. Consultado
un funcionario de SENASA, no descartó ninguna
de las dos versiones, lo que acentúa el problema y marca
una difícil solución. Nada nuevo para una industria que
se siente cómoda atando todo con alambre.
Puerto/33

Puerto/48
A C T U A L I D A D | OLVIDOS A MEDIDA
Amnesia
Crónica de un simple fotógrafo con algo de memoria, por Guillermo Nahum

H
oy estuvo Felipe Solá encabezando un acto en el puerto
marplatense. La excusa, inaugurar unas obras de reparación
de la banquina chica de pescadores. El verdadero objetivo,
imponerse en la puja política peronista como el obsecuente más
ruin del kirchnerismo. ¿El resultado? El deseado: logró imponerse
como lo que es.
Mi trabajo es sacar fotos y lo estaba haciendo en un lugar de la
ciudad que conozco bien y en un ambiente que también me es
conocido. Hice las tomas de rutina: el corte de cinta, los discursos,
las flores, los abrazos peronistas, y me alejé del pequeño tumulto
para observar a la distancia quiénes estaban presentes; no
era difícil, había tan poca gente que parecía un acto de la UCeDe.
Al primero que veo, que por
físico se impone, es a Oscar
Fortunato: Subsecretario de
Pesca de Buenos Aires. Zoom
200 milímetros, diafragma 16,
1/500 de velocidad, clic, clic.
¡Qué increíble! Le estoy sacando
fotos al tipo que se cansó
de trabajar para empresas
protagonistas de quiebras
fraudulentas, que dejó en la
calle a montones de trabajadores
y generó millonarios créditos incobrables que terminamos
pagando todos; y el tipo está ahí como si nada. El que era Director
de Pesca cuando con Alfonsín regalaron el Mar Argentino a
flotas rusas y búlgaras. El mismo que hace unos años, cuando
publicamos acerca de los permisos de pesca ilegales de sus patrones
Solimeno, Moscuzza y Valastro, se encargó de recordarle a
mi mujer embarazada, amenazante y golpeando su escritorio, lo
que hacían los milicos con las mujeres en su estado que “jodían”
en los años setenta. El propio Fortunato que, a poco de asumir y
tras enterarse que estábamos investigando su pasado, envió a mi
casa a un sindicalista portuario a ofrecerme dinero por callarme
la boca; el mismo que, al no prosperar sus intenciones, me hizo
recordar, como si hiciera falta, que tengo una hija chiquita. Hoy,
aunque gorila toda su vida, este señor forma parte del felipismo,
“lo nuevo de la política nacional”.
Unos cinco metros mas acá, un grupo de referentes sindicales de
la pesca marplatense. Clic, clic, clic. ¿Se acordará esta gente de
cuando tenía principios? ¿Alguna vez los tuvo? No pueden haberse
olvidado tan rápido de quién es Solá. Hace poco, apenas
un par de años, organizaban marchas multitudinarias para repudiar
al entonces funcionario menemista por haber vendido la pesca
argentina que ellos dicen defender. ¿Se olvidaron ya de sus compañeros
de trabajo, a los que Solá les hipotecó el futuro y el de
sus hijos? ¿Por qué? ¿Por cuánto?
Al lado del Gobernador el dueño de casa, Luis Ignoto, Presidente
de la sociedad de Patrones Pescadores, poniendo la cara a cuanto
flash lo ilumine junto al mandatario bonaerense. Le saco una
Amnesia
foto y no puedo dejar de pensar en todos esos tanos laburadores
de las lanchitas amarillas a los que Ignoto debería representar.
¿Podrá mirarlos a la cara después de esto? ¿Cómo hará para hacerles
entender a esos inmigrantes italianos, los verdaderos padres
de la pesca argentina, que él hoy está de espaldas a la
banquina y a los abrazos con el tipo que les atestó el mar de barcos
y los redujo a poca cosa más que una postal? Clic, clic, clic.
Cinco pasos a la izquierda, Héctor Caballero. ¡Héctor Caballero,
por Dios! El regreso de los muertos vivos de la pesca menemista
de la mano de Solá. Amigo íntimo y caddie de Menem… y Jefe
del Distrito de Pesca Nación en los noventa. Por supuesto que en
esa época los barcos declaraban lo que querían y que el muelle se
parecía también a una cajita política. Pero además, existía por
entonces una empresa que se llamaba Perdepez, Partepez o algo
por el estilo, que cobraba por confeccionar los partes de pesca a
medida de los armadores. Al parecer tenían acceso a la estadística
oficial para saber cómo iban las capturas y determinar qué
había que declarar y cuánto. Allí estaba Caballero junto a Carlitos
Rodríguez, otro operador menemista que supo hacerse de contactos
políticos tras adueñarse de la agenda personal del fallecido
dirigente sindical Abdul Saravia, cuando aún lo estaban velando.
Esta gente también forma parte de la renovación política nacional
liderada por Felipe Solá y allí estaba.
¿El acto? Lo de siempre. Una ofrenda floral al Monumento al
Pescador –que se parece más a Arnold Schwarzenegger tras una
sobredosis de anabólicos que a un pescador–, un par de discursos
vacíos y la entrega por parte del Gobernador de unos diplomitas
a tres viejos pescadores que Ignoto supo conseguir. Clic, clic; foto,
foto. En eso pasa a mi lado una mujer cargada de papeles, de
unos setenta años que acompaña a uno de los pescadores condecorados
por Solá:
–Señor Gobernador...
–¿Sí, señora?
–Mire, yo estoy reclamando esto desde hace 15 años y nunca nadie
me han ayudado...
–Por favor señora, cuénteme de qué se trata y con quién habló,
Puerto/49

A m n e s i a
que no la han ayudado…
–Bueno, con el primero que hablé es con usted ¿no se acuerda?
Cuando usted estaba con el doctor Menem y vino a Mar del Plata
a...
–Ah, bueno, claro… Sí, sí, sí. Después hablamos. ¡Oscar, Oscar!
Esperame, tengo que hablar con vos…
Le nombraron a Menem y huyó despavorido. A la señora, ni buenas
tardes; tendrá que rogar vivir otros diez años y, si aprende la
lección y no le recuerda que habló con él en el 2005 cuando estaba
con Kirchner, tal vez la atienda. Vaya uno a saber con quién
estará Solá dentro de diez años.
¿El discurso? Más o menos lo de siempre. Un poco de carne podrida
para la gilada dispuesta a aplaudir todo.
La única novedad discursiva del gobernador bonaerense consiste
en una flamante herramienta lingüística adosada a su maquiavélico
repertorio, la cual es más o menos así: promediando su alocución
hace referencia a algún hecho sensiblero y provoca una
patinada en su voz, como desafinando, como cuando teníamos
unos doce o trece años y la voz estaba cambiando porque nos
estábamos haciendo hombres; bueno, algo así. Si uno está a metros
de quien lo hace es fácil notar que se hizo a propósito; pero
generalmente, la gente que escucha a cierta distancia cree perci-
Puerto/50
bir una vacilación fonética producto de la emoción. ¡Impecable!
El modelo 2005 es sin dudas más evolucionado que los anteriores;
lejos se encuentra de la versión original que, allá por el 92,
andaba a los abrazos con Domingo Cavallo y atendía en su despacho
de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la
Nación con tiradores, fumando puros cubanos y con los pies sobre
el escritorio.
“Estoy orgulloso de la inauguración de la banquina y donde he vivido
la emoción de darles un premio a tres hombres –aquí la patinada
de la voz– que siguen manteniendo el mismo espíritu que los trajo a
la pesca y que seguramente es heredado de familia y que están absolutamente
consustanciados con este paisaje y este lugar y que vuelven
a el recurrentemente, como me decían recién de un gran empresario
que viene con su madre todos los domingos”
El gran empresario al que hace referencia es Antonio Solimeno,
Tony, amigo de Solá desde los noventa, cuando juntos hicieron
innumerables tropelías con los permisos de pesca en la época del
acuerdo con la Unión Europea. Solimeno estuvo un rato en el
acto y se retiró, seguramente con la tranquilidad de quedar bien
representado por su súbdito, Oscar Fortunato.
A m n e s i a

Sinceramente, la imagen aludida por el Gobernador me hizo
pensar y comencé a imaginar de qué hablará Solimeno con su
señora madre los domingos en el puerto. Porque a la Mamma no
se le miente...
–Nene, que lindo barco aquel grandote. Ma cóme se llama…
–Ponte de Rande, mamma. A ése lo trajimos de la Europa y le pusimos
los permisos del Virgen María, el Promac, el San Francisco y el
Ribazón Marplatense...
–Es hermoso, figlio. Ma qué lastima tirar esos barcos que me gustaban
tanto...
–No mamma, yo nunca tiro nada. ¿Ves ese señor de bigotitos que está
hablando allá?.
–El signore chiquitito que le patina la voz?
–Si mamma, ese señor tenía un cuñado al que le decían “Toco”: se
abría el bolsillo de la campera y nosotros, con el Alberto y el Pototo,
se lo llenábamos. El no tocaba la plata y decía que era para que el de
bigotito nos dejara seguir pescando aún después de transferir los permisos…
–¿El Albertito y el Pototo también trajeron barcos tan grandes?
–Sí, mamma, aquellos que están allá: el Ceres, el Gémisis, el Itxas
Lur, el Stella Maris I...
–¿Y también eran amigos del
signore de bigotito?
–Sí, mamma, usted no se
acuerda, pero en esa época si
no eras amigo del de bigotito
no podías traer todos esos barcos
de la Europa.
–¿Cuánta platita le habrá
salido, nene?
–Más o menos, mamma, el
proyecto que presentamos hablaba
de una inversión de 20
millones de dólares pero al
barco lo hicimos pasar por 1,2
millones, para ahorrar impuestos y poder ayudar al de bigotitos...
–¡Qué buono eres, figlio mío!
–¿Vio, mamma? Y a aquél que está allá, el Estreito de Rande, lo
hicimos pasar como que nos costó 650 mil dólares y encima la Unión
Europea le asignó un subsidio de más de 3 millones de euros…
–Figlio mio, tenga cuidado con tanta plata, que en la Argentina a los
políticos de un día para el otro se les da por revisare lo que hicieron
los que estaban antes...
–No, mamma, en este caso no es así… el señor que nos firmó todos
los permisos, el de bigotito, no se fue, estuvo con Menem y Cavallo,
con Duhalde, con Ruckauf y ahora está con Kirchner.
–¡Cuantos años peleándola, figlio! Debe de tener un montón de empleados
grandes ya, muchos se estarán jubilando..
–No, mamma, el trabajo es salud, eso era antes, ya no se jubilan más;
lo moderno es mejor, desde hace muchos años trabajan en negro o en
cooperativas truchas. Son todos comunistas, mamma, o peronistas,
vaya a saber… Querían jubilación, querían cobrar horas extra, tomarse
vacaciones, cobrar salario familiar, aguinaldo. ¡La política está
arruinando este país, mamma! Así no se podía trabajar.
–¿Y aquél gordinflone grandote que te saluda desde allá ¿quién es?
–Ése es el Oscarcito, ¿no se acuerda, mamma? El que se dedicaba a
fundir empresas y le regaló el pescado a los rusos cuando estaba con
los radicales en los ochenta. A él también hay que llenarle los bolsillitos
Puerto/51

para que nos cuide, mamma. Ahora trabaja con el de bigotito al que
le patina la voz…
–¡Que buono, figlio mío, que tengas tantos amigos! Estoy tan orgullosa...
Perdón, me fui del tema, por un momento imaginé estar disfrutando
de alguna escena de Federico Fellini. Pero no, desgraciadamente
estoy en un acto del felipismo en el puerto de Mar del
Plata que, aunque más no sea por grotesco, merecería ser llevado
a la pantalla grande por el genial director italiano. Lástima que
no filmaba documentales.
Por allí pasa Juan Domingo Novero, diputado provincial y referente
máximo del felipismo, quien hasta hace poco tiempo, cuando
era delegado del SOMU en Mar del Plata, no paraba de combatir
a Felipe Solá. Pero un buen día se sentaron y arreglaron los
tantos –¿tanto para mí, tanto para
vos?– y Novero poco a poco se fue
despegando del SOMU para conformar
el SiMaPe (Sindicato Marítimo
de Pescadores) y, con el ascendente
innegable que tiene sobre los marineros
y el padrinazgo político de
Solá, logró quitarle mucha gente al
centenario sindicato encabezado por
Omar Suárez. Al diputado Novero
se le reprocha aliarse con el enemigo
más maléfico de la historia de la pesca
nacional; pero son planteos
altruistas que ni el propio Novero
debe hacerse: a él le gusta la política, es peronista, en este momento
la oportunidad está con Solá y allí está él. Otros le reprochan
a Novero que hasta el presente no ha presentado un solo
proyecto para mejorar en algo a la pesca argentina, pero la verdad
es que “el Gato” está allí para hacer el trabajo de base, otros
deberán legislar; Novero se encarga de amontonar dirigentes, llevar
gente a los actos, hacer las pintadas, pegatinas de afiches y
coordinar el trabajo de los punteros políticos que responden a
Solá y ahora también a Kirchner. Algo así como un diputado
puntero de punteros. Un puntero de lujo. Y lo bueno es que tanto
él como la gente que lo rodea dentro del felipismo no tratan de
engañar a nadie, el mismo nombre de su agrupación es muy claro:
“Frente Peronista para la Victoria”. Es clarísimo, acá no hay
principios, no hay plataforma política, no existen proyectos co-
Puerto/52
A m n e s i a
nocidos ni nadie sabe qué quieren hacer, acá no hay política ni
valores; acá simplemente hay un “Frente Peronista para la Victoria”
porque lo único que interesa es la victoria. ¿Y la gente de la
pesca? ¿Y el país? ¿Y el futuro?, se preguntarán ustedes. No moleste,
señor lector. ¿A quién le importa la gente, el país, el futuro
y esas menudencias? Acá lo que interesa es la victoria, hoy conviene
estar con Solá y Kirchner y están con Solá y Kirchner. Si
mañana el favorito fuera Duhalde o Menem, estarán con Duhalde
o con Menem. El tema es la victoria.
Por detrás de Novero pasa raudamente un importante armador
para saludar a Solá antes de que finalice el acto. Se lo ve feliz,
rozagante; puede ser porque la Provincia los exime de pagar ingresos
brutos o porque no para de comprar miles y miles de hectáreas
de campo. Tal vez esté tan feliz porque acaba de cerrar un
importante acuerdo comercial para vender todo su pescado a una
empresa recién llegada a la ciudad.
No sé, tal vez puede ser eso; o tal
vez esté feliz porque pactó que le paguen
el pescado un poco más que si
lo vendiera en el mercado. No sé,
puede ser, pero me parece que lo que
más feliz lo hace es que arregló cobrar
el 25 por ciento en negro. Claro...
seguramente es por eso, porque
así se ahorra de pagar un montón de
guita de IVA, de ganancias, así ningún
patrón figura cobrando lo que
realmente cobra y en lugar de pagar
el 33 por ciento de ganancias debe
pagar el 11 por ciento... Sí, seguro que debe ser por eso que está
tan feliz.
Bueno, el acto llegó a su fin. Acompañando al Gobernador se va
toda esta gente y otra parecida. Luego de Solá sube a la combi
Ricardo Alonso, vicepresidente del Consorcio Portuario Regional
de Mar del Plata y hombre que responde también al Gobernador.
Pero éste es un caso raro: Alonso es un buen tipo y de las
personas más honestas que he conocido en mi vida, sino el más.
¿Qué hace con Solá un tipo así? Seguro no durará, es un infiltrado.
¿Sabrá el Gobernador que Alonso no es de su palo? Esperemos
que no se entere, Alonso es un tipo que necesita el trabajo.
A no ser que, como me temo, Solá y su gente lo estén usando y en
definitiva no sea otra cosa más que la excepción que confirma la
regla. Clic, clic, clic; foto, foto, foto.

Lejos de las luchas intestinas que se producen año a año por las
CMP, la asignación efectiva por buque y el derecho que cada
uno cree poseer para solventar la actividad que ha caracterizado
a la estrategia extractiva del principal recurso pesquero de
nuestro país, se encuentra la actividad económica que cada actor
genera a partir de la zafra, lo cual implica variables que si bien
son suficientemente conocidas por los privados, desde el Estado
no han generado aún propuestas serias en búsqueda de una
maximización de los beneficios potenciales que dicha actividad
implica.
Es sabido que no hay información suficiente sobre el tratamiento
de la materia prima una vez descargada en puerto. Ningún organismo
estatal puede fehacientemente contabilizar o verificar los
Puerto/54
P E S Q U E R Í A S | MERLUZA
Hubbsi
otra cuenta pendiente
procesos productivos a los que es sometida la materia prima, ni
mucho menos lograr un seguimiento mediante el cual cumplir
con el requisito de rastreabilidad o trazabilidad, cumplimentando
los pasos necesarios hasta que los productos logrados sean
exportados o bien sean dirigidos hacia mercado interno.
Todo se nubla para el Estado después de los desembarques. A
partir de allí, se generan procesos tan disímiles que generan rentas
de extraordinaria relación precio-volumen en algunos, y condiciones
paupérrimas de trabajo y aprovechamiento en otras.
Las cifras oficiales con las que se podría realizar un análisis pormenorizado
de la situación que atraviesa la industria pesquera
que utiliza el recurso merluza resultan claramente insuficientes.
El último censo de la industria pesquera data de 1996, y de ese

tiempo a la fecha se han producido cambios estructurales muy
importantes. La dinámica de explotación del recurso ha reorientado
a los principales actores a invertir en la modernización de la
flota, y en nuevos y más eficientes sistemas de procesamiento de
la materia primas, tanto a bordo como en tierra, acondicionándose
a las crecientes exigencias de la demanda internacional.
De los datos oficiales, claramente se pueden utilizar dos fuentes
que resultan ser los extremos de la cadena productiva, que son
los desembarques que registra la Dirección Nacional de Coordinación
Pesquera (DNCP) y las exportaciones por posición arancelaria
que lleva la Dirección General de Aduanas (DGA). El
proceso productivo interno resulta ser una caja negra que hasta
el momento no ha podido ser resuelta. En la actualidad, las presiones
de los mercados externos sobre las condiciones de seguridad
alimentaria y trazabilidad que deben poseer los productos
pesqueros para acceder a ellos, causaron que se hayan producido
algunas iniciativas por parte de los organismos de gobierno, a fin
de cumplimentar tales requisitos. Luego de que una inspección
sanitaria realizada por agentes de la UE en el puerto de Mar del
Plata en plantas que poseían habilitación para ingresar en la
Comunidad, haya dado resultados negativos en casi veinte establecimientos,
quitándoseles dicho derecho, el Servicio de Sanidad
Agroalimentaria, en conjunto con el ente de Control Municipal,
la AFIP y el distrito de pesca de la SSP, han inaugurado un
Centro Integrado de Control a la salida del puerto, a fin de mejorar
el seguimiento del tránsito de productos pesqueros en dicho
puerto. El Sistema, si bien pretencioso y estricto en su planteo,
necesita pasar por una etapa de prueba y error, a fin de blanquear
el tránsito desde el puerto y comenzar a erradicar paulatinamente
el tránsito en negro que provee de materia prima a los establecimientos
que se encuentran fuera del circuito sanitario, y que
operan bajo las peores condiciones de salubridad.
Con casi el 60 por ciento de los desembarques de merluza hubbsi,
el puerto de Mar del Plata resulta clave para la implementación
de dicho sistema de control y seguimiento.
De todas maneras, analizando sólo las cifras de las exportaciones
de merluza hubbsi según los ítems registrados por la Dirección
General de Aduanas, podemos clarificar algunos puntos que resultan
paradigmáticos, ya que la diferencia en valor otorgado por
los procesadores a los productos en base a hubbsi con destino
externo, es muy amplia.
No se trata solo de que el estado, por intermedio de los organismos
que le competan, actúen de manera eficiente para lograr la
sustentabilidad del recurso, sino que un recurso de la importancia
estratégica que posee la merluza hubbsi, sea subexplotado
por aquellos que deberían plantear una estrategia comercial más
agresiva y rentable a fin de mejorar los rindes de los productos
finales.
Puerto/55

H U B S S I / O T R A C U E N T A P E N D I E N T E
Claramente, dentro de la estructura de exportadores de hubbsi,
se ve a aquellos que procesan un producto final de alto valor agregado,
y los que la siguen utilizando como commodities, donde el
volumen sigue siendo la principal variable a la hora de lograr
una rentabilidad necesaria para mantener a dichas empresas. El
estado, por su parte, se mantuvo al margen de esta discusión en
la que debería intervenir, ya que bien lo indica el primer artículo
de la Ley Federal de Pesca...”máximo desarrollo compatible con el
aprovechamiento racional de los recursos vivos... favoreciendo el desarrollo
de procesos industriales ambientalmente apropiados que promuevan
la obtención del máximo valor agregado y el mayor empleo
de mano de obra argentina”.
Esta reconversión de la industria debería ser una tema de discusión
permanente dentro de la administración nacional, la cual
posee un Area de Economía Pesquera que debería intervenir en
los procesos adecuados para mejorar la performance de los pro-
Puerto/56
cesos industriales, como así lograr un mejor posicionamiento de
los productos finales. Para ello, es necesario actuar en conjunto
con los entes estatales y privados.
De los pocos indicadores económicos que podrían ser utilizados
para vislumbrar las diferencias de renta bruta que genera la utilización
de la merluza hubbsi como materia prima, están las exportaciones
por posición arancelaria. Este indicador, si bien muy
importante dado el volumen de comercialización externa de la
especie (en los últimos años, alrededor del 85 por ciento de los
desembarques totales), poco indica en relación al precio individual
por producto, ya que la categorización de las exportaciones
están bajo la Nomenclatura Arancelaria, y ésta agrupa a todos
aquellos productos bajo una misma condición de clasificación.
En el caso de la Merluza Hubbsi, las posiciones arancelarias de
la Nomenclatura Común del Mercosur (NCM) distingue a la
especie en cuatro grandes grupos o rubros de exportación:

–Enteros; H&G o Troncos Frescos o Refrigerados
–Enteros, H&G o Troncos Congelados
–Filetes y Demás Carnes Frescas o Refrigeradas
–Filetes y Demás Carnes Congeladas
Cada grupo o rubro tiene, asimismo, distintas aperturas por posición
arancelaria y a nivel SIM (Sistema Informático María),
pero no será necesario plantear dicha subaperturas a los fines de
esta nota. Asimismo, el análisis de exportaciones, no contempla
las realizadas por grupo empresario, ya que el objetivo, como planteamos,
es considerar los diferenciales de precios con respecto a
los productos finales exportados, agrupados según los rangos
anteriores.
Exportaciones de Merluza Hubbsi del año 2004. Panorama
de los seis principales exportadores.
Sin plantear cuestiones técnicas ni analíticas, ya que somos
concientes de los límites que brindan los datos provistos por la
DGA, los mismos reflejan una realidad relativa al menos interesante.
Tomando como referencia las exportaciones del año 2004 veremos
la performance de los seis primeros exportadores, dentro de
ese reducido grupo podemos ver lo siguiente. En 2004, al igual
que en 2003, la primer empresa exportadora en valores de merluza
hubbsi fue ALPESCA SA. Esta empresa logró un precio promedio
de 2.883 dólares por tonelada, exportando alrededor de
6.000 toneladas, con las que logró un ingreso de más de 17 millones
de dólares. En el otro extremo, la sexta empresa exportadora
de hubbsi, GRINFIN SA, que sólo logró un precio promedio de
800 dólares con más de 11.000 toneladas de producto final y con
un ingreso bruto anual de un poco más de 9 millones de dólares.
La relación es clara, con casi la mitad de producto final, la primer
empresa consigue un ingreso unitario 360 por ciento mayor que
la sexta.
Mirando el cuadro general de exportación de merluza hubbsi de
los primeros seis exportadores del año 2004, hay tres que lograron
precios promedios superiores a los 1.500 dólares, con un volumen
apenas superior a las 7.000 toneladas, mientras que otros
tres necesitaron más de 10.000 toneladas para lograr un precio
promedio que en el mejor de los casos llegó a los 1.100 dólares la
tonelada. Un 40 por ciento más de volumen promedio, para lograr
un precio 35 por ciento inferior.
P.R. Participación Relativa con respecto al total de Merluza Hubbsi exportado (en valores)
P.P. Precio promedio de los productos exportados
La teoría indica que las diferencias de precios tienen una relación
directa con el producto final de exportación. Esta relación es
más directa en la medida que el producto posea menos transformación
o valor agregado, pero particularmente en la actividad
industrial de los productos pesqueros, el tratamiento y la logística
de transporte influye más que otros rubros cárnicos por su alta
degradación en condiciones ambientales que no sean las óptimas.
A mayor posicionamiento de productos, mayor rentabilidad re-
Puerto/57

Puerto/58
lativa. Dentro de este contexto, resulta lógico plantear que los
subproductos de mayor elaboración como los filetes congelados
en base a merluza tengan un diferencial de precios que sea entre
un 60 y 80 por ciento superior a, por ejemplo, al H&G congelado;
pero cuando la diferencia planteada supera el 300 por ciento, como
en el caso de las exportaciones de Alpesca, nos induce a pensar
los motivos por los cuales las demás empresas procesadoras de
hubbsi no son capaces de tender a aprovechar dicho beneficio
relativo. El estado no promueve políticas activas para la obtención
del máximo valor agregado que posibilitaría absorber mas
mano de obra y lo que es mejor aún , mejor paga.
La discusión de derechos y distribuciones relativas no dejará de
tener peso político hasta que no se resuelvan las cuestiones legales
con la aplicación efectiva del artículo 27 de la Ley Federal de
Pesca, y dadas las condiciones políticas actuales, es más factible
que ello nunca suceda. O sea que mientras el Estado se arrogue
el derecho de distribuir las capturas efectivas de los recursos, bien
debería arrogarse el derecho de promover el máximo valor agregado
y el mayor empleo de mano de obra nacional mediante políticas
efectivas que tiendan a reconvertir la industria, tal como lo
marca la Ley, y mejorar los ingresos relativos de beneficio mutuo.
La acción política del Estado debería poner el ojo en esto, ya que
le compete como administrador de un recurso de propiedad común
y de apropiación privada de tanta importancia estratégica
como lo es la merluza hubbsi.

El año pasado en el puerto de Mar del Plata se desembarcó casi
el 50 por ciento de los productos pesqueros que se descargaron
en todos los puertos del país. Esa mercancía fue procesada,
elaborada y envasada en las plantas pesqueras locales y enviada
en una porción mayoritaria al mercado externo, principalmente
países de la Comunidad Económica Europea, los Estados
Unidos, Brasil, Japón, etc. Si el total de ingresos por exportaciones
pesqueras en el 2004 superó los 800 millones de dólares, tomando
la misma proporción de los desembarques y quitando las
retenciones, casi 400 millones de dólares ingresaron a un manojo
de bolsillos ligados con la actividad pesquera.
El período de bonanza
de los empresarios pesqueros
no se originó el
año pasado, sino que ya
pasaron más de tres desde
que el país salió de la
Convertibilidad que sujetaba
el dólar al peso y
libre el billete estadounidense,
triplicó su valor.
Obviamente ciertos
insumos se incrementaron,
aunque como no
existe un monopolio
sostenido, la competencia
obligó a los proveedores
a no generar un
traslado masivo de los
costos al nuevo precio del dólar, lo que permitió aún mayores
márgenes de rentabilidad que antes de que Remes Lenicov le
abriera las puertas al dólar. La hegemonía del euro sobre la moneda
norteamericana no hizo más que afianzar la brecha y mejorar
los números de los balances de las empresas pesqueras.
Los costos laborales también se incrementaron, pero siempre en
el mismo tono que los insumos. El personal de embarque, demostrando
una vez más su poder de coacción, logró una mejor
recomposición salarial que el resto. En este tiempo el SIMAPE
del “Gato” Novero consiguió un 110 por ciento de aumento en
Puerto/60
A C T U A L I D A D | TRABAJADORES SIN DERECHOS | P
O R R O B E R T O G A R R O N E
Divide y reinarás
Los miles de obreros que trabajan en condiciones miserables en decenas de plantas procesadoras
del puerto siguen siendo el talón de Aquiles de una industria marplatense que moderniza su
infraestructura productiva, pero mantiene en un estado de esclavitud a la mayoría de sus
recursos humanos. El papel de la CIPA y el SOIP en una explotación propia del medioevo.
pesos, que también le correspondió a los de la vereda de enfrente,
aunque el SOMU sigue planteando la dolarización del Convenio
Colectivo.
La situación es diametralmente opuesta en las plantas procesadoras
donde trabajan los obreros de la industria del pescado, quienes
apenas recibieron un 50 por ciento de aumento genuino, otorgado
por la Cámara Industrias Pesqueras Argentinas (CIPA).
Hubo más incrementos pero correspondieron a los decretos del
Poder Ejecutivo; en algunos casos costó bastante que fueran pagados
a los obreros y en otros hubo empresarios que intentaron
hacerlos pasar como aumentos propios.
La radiografía se torna
peligrosamente oscura
cuando abandona los
claros del personal efectivo
y se introduce en la
realidad de los miles de
obreros que se desempeñan
en cuevas, covachas,
garages, baldíos,
bajo las órdenes de un
capanga que los amontona
en las mesas de
corte y les paga al finalizar.
Hace poco un informe
de “Telenoche
Investiga”, dentro de la
estructura informativa
de Canal 13, expuso al
país la historia de Josefa, una mujer de más de 60 años que dependía
de esta explotación perversa para garantizar su sustento y
el de su marido epiléptico, al que tenía que dejar solo en las prolongadas
jornadas de trabajo. Sus lágrimas con la banquina chica
de escenario conmovieron y escandalizaron a los televidentes.
En la ciudad, Canal 10, que baja la señal del 13, “descubrió” la
realidad que se vive en el puerto y hasta mandó un móvil en vivo
durante su noticiero. Ningún funcionario salió a desmentir el
sufrimiento cotidiano de Josefa. Obviamente nadie intentó solucionarlo.
Hay más de cinco mil “Josefas” en el puerto marplatense.

Las preguntas del millón. ¿Por qué los empresarios propietarios
de plantas procesadoras escatiman el dinero que permitiría
una recomposición salarial que lleve al salario básico de los trabajadores
del pescado a perforar la línea de pobreza en la que se
encuentra sumergido en la actualidad? Ésa es una pregunta clave,
pero también hay otras, que explica en parte la primera. ¿Por
qué el Sindicato Obrero de la Industria del Pescado (SOIP) permite
que esta situación de avasallamiento se personifique en miles
de hombres y mujeres que trabajan de manera digna durante
más de 40 horas a la semana y no les alcanza para llevar esa misma
dignidad a sus mesas? Pero hay más. ¿Por qué los empresarios
pesqueros siguen fomentando la explotación de miles de trabajadores
que cortan su pescado en condiciones de la Edad Media
cuando sus márgenes de rentabilidad son altísimos? Pese a
que lo intentamos en varias oportunidades, en la CIPA nadie quiso
saber nada de preguntas ni cuestionarios.
El 29 de junio de 2004 se originó parte de la respuesta a esas
inquietudes. Ese día la CIPA y el SOIP firmaron un Acta Acuerdo
a través del cual los empresarios abonan una asignación remunerativa
de 125 pesos en carácter de “emergencia”, la cual se
mantendrá vigente hasta el momento en que se homologue un
nuevo Convenio Colectivo de Trabajo. Entre las condiciones para
el otorgamiento, el documento señala que “...el pago será íntegro
cuando el trabajador registre una asistencia perfecta durante todos
los días laborables de la quincena respectiva en los cuales
haya sido convocado para trabajar”. Pero, en una decisión que
seguramente hasta al célebre Abdul Saravia haría resucitar y volver
a morir de un infarto –aunque antes se llevaría con él a alguno
de sus continuadores–, “... se computarán como ausencias aún
las que resultaren justificadas y/o las que respondan al goce de
una licencia legal o convencional, con o sin pago de salarios”. Por
si no entendió, si se enferma, no cobra la asignación, ni qué hablar
de vacaciones.
Pero hay más: en el punto 7 del Acta, las partes establecen una
“paz social”, absteniéndose el SOIP de mantener cualquier medida
de fuerza durante el plazo de vigencia del acta, o sea hasta
que se homologue un nuevo CCT, de forma tal que cualquier
conflicto colectivo o pluriindividual deberá canalizarse a través
de la autoridad administrativa laboral competente.
Este Acta Acuerdo terminó de romper la precaria unión que existía
en el seno de la comisión directiva del SOIP. Por un lado quedaron
los “garantistas” de la Comisión Directiva, como Samuel Salas
y los hermanos Verón, y del otro los “extremistas”, encabezados
por Patricia Comparada y María Demateis, quienes paradójicamente
habían colaborado con ellos para tomar el poder del gremio
luego de la gestión de Darguibel y compañía.
Hubo asambleas para elegir a los delegados de paritarias en las
que la oposición tuvo mayoría para desautorizar a la Comisión
Directiva a firmar el Acta con la patronal. El sector de “extremis-
tas” convocó a medidas de fuerza por el blanqueo de los trabajadores,
que fueron desautorizadas por los “garantistas”. En medio
de las acusaciones de uno y otro bando, la CIPA logró que el
gremio firmara el Acta Acuerdo garantizando con la paz social
no sólo la sumisión absoluta de los trabajadores efectivos, sino la
salida de escena del sector más combativo del sindicato que reclamaba
continuamente por el blanqueo a miles de obreros que
operan en las “más de 80 seudocooperativas”, según dijo el propio
Salas.
Antes del acuerdo SOIP-CIPA eran frecuentes las medidas de
fuerza en reclamo por el blanqueo y se había generado una inercia
en ese sentido donde había cierto consenso en los empresarios
de incorporar a la gente de las seudocooperativas que cortaban
pescado para ellos. “Pero nosotros nos movilizábamos y reclamábamos
por ellos con la estructura del sindicato, y en las
cuevas seguían trabajando. No hubo solidaridad ni poder para
unir a ambos sectores y parar en serio la actividad en las plantas,
sean legales o ilegales”, reconoce una fuente del SOIP cuando
repasa aquellos días. “En ese momento la CIPA apura la firma
del Acta Acuerdo para darle el golpe final a esa idea del blanqueo
que se había instalado con la movilización y el reclamo”, dice
María Demateis.
Mientras dure la paz social nadie peleará por mejorar las condiciones
de trabajo calamitosas de esas personas, más allá de discursos
cargados de optimismo. Para peor, la única experiencia
que hubo de blanqueo, en la planta de Mattera, resultó desastrosa
ya que el SOIP permitió que quien tomara a los 120 operarios
de manera efectiva sea “Pomelo” Guerrero, el capanga de la cooperativa
que operaba en la planta, en vez del empresario dueño
de los barcos, del pescado y de la planta procesadora. A los pocos
Puerto/61

meses los trabajadores quedaron en la calle y el SOIP miró como
sin entender. “Quisimos que los tomara Mattera, pero no hubo
acuerdo y vimos lo de Guerrero como un primer paso, pero fue
una trampa”, señala Luis Verón. Más de 100 compañeros despedidos
y el SOIP... en paz social.
Hay quienes piensan que fue una maniobra de los empresarios
para dejar en evidencia que no sirve blanquear a los trabajadores
y que debe continuar el cooperativismo sui generis. Algo de razón
podría haber en esa mirada, ya que después de aquel acto
fallido, en diciembre del año pasado, no se registró ningún otro
intento más por blanquear a nadie.
Mientras tanto, la industria pesquera que exporta por casi 400
millones de dólares al año se sostiene con 400 fileteros efectivos.
El resto lo cortan otros fileteros en cuevas, garages o plantas más
o menos limpias. Mano de obra disponible a las 2, a las 3 o a la
hora que el empresario decida llamar a través de la radio. Un ser
humano que debe aportar la indumentaria, cuchillo, tabla y hasta
lo que va a comer –si come– en los minutos de descanso –si los
tiene– cortando una merluza de 20 centímetros, a la que se la
pagan lo mismo que una de 35. El capanga cobra 450 pesos por
cada tonelada de merluza que los fileteros convierten en filet. De
ahí dividen lo que le toca a cada uno. Esa misma tonelada vendida
a un país de la Unión Europea al empresario que le dio el
pescado al capanga recibe, más o menos, 1.500 dólares, es decir,
4.500 pesos por tonelada. Esta ecuación se repite desde hace 40
meses.
Usos y abusos. Treinta años pasaron de la firma del último Convenio
Colectivo de Trabajo que regula la actividad de los obreros
del pescado en Mar del Plata. La pesca industrial cambió radicalmente
y muchos creen que es necesario modificar algunas cuestiones
centrales, como por ejemplo, los 35 centímetros mínimos
que requería una merluza común para ser cortada. “El CCT obliga
a generar un 40 por ciento de rendimiento de una merluza de
35 centímetros, mientras en las cuevas te piden hasta un 47 por
ciento, con mayoría de juveniles, que tardás una hora y media
para hacer un cajón, y encima en muchos casos te lo quieren
pagar como si fuera normal”, se queja Comparada.
En la planta Il Sole, del grupo Panapesca, que opera en la ex
Marejada, trabajan casi 60 obreros, todos efectivos y la realidad
es distinta. Con los fileteros han llegado a un acuerdo por afuera
del convenio con un 100 por ciento más de lo que corresponde a
la tarifa de cada especie. Hacen filet de lenguado, mero, abadejo,
corvina, pargo, trilla y hasta de papamosca. A la merluza chica la
cobran 1 peso el kilo y todo se negocia por afuera del CCT. Si
una empresa puede hacerlo, por qué no el resto. “Hay una voracidad
indignante de los empresarios”, sintetiza María Demateis
Otro punto del que los empresarios hicieron un mito es el del
Puerto/62
D I V I D E Y R E I N A R Á S
ausentismo, fantasma que renuevan cada vez que deben referirse
a sus padecimientos en la relación laboral con sus empleados.
Lo mismo que de los accidentes de trabajo autoprovocados para
abandonar la tarea y cobrar la garantía horaria sin trabajar. “Nosotros
cobramos 150 pesos por asistencia. Se divide en cuatro pagos
semanales, más un plus por quincena. Si faltás un día te descuentan
50 pesos y te aseguro que la gente cambia la salud por el
bono”, señala “Manacho” Báez, un filetero que trabaja en Il Sole.
Así como reconoce que hubo una época en la que el trabajador
hizo uso de muchos beneficios del CCT, señala que “ahora los
empresarios se han vengado holgadamente y la situación que se
observa en las cooperativas es lamentable, parece mano de obra
descartable”.
"La CIPA apura la firma
del Acta Acuerdo para
darle el golpe final a
esa idea del blanqueo
que se había instalado
con la movilización y el
reclamo”. María Demateis, gremialista.
Hasta tanto se mantenga esta situación de explotación insostenible
a más de 5 mil trabajadores que no están efectivos ni en cooperativas
legalmente constituidas, sino desamparados de sus derechos
laborales, resulta inviable cualquier proyecto que intente
modificar el actual CCT del sector porque quienes deben encauzar
una negociación seria y responsable no están a la altura de las
circunstancias. Desde la CIPA, que no tiene responsabilidad social
y no entiende que los recursos humanos deberían formar parte
de sus activos, pasando por el SOIP, que enterró las banderas y se
llamó a silencio. Un silencio cómplice que, conociendo los medios
que utilizan algunos empresarios de la pesca para lograr los
fines que más los desvelan, induce a imaginar con qué material
han sellado la puerta de los reclamos. Si hasta el Gobernador es
un hombre inhabilitado para ponerle fin a esta situación por sus
relaciones carnales con los empresarios que mandan en la CIPA
y en el CEPA, cuesta imaginar la persona que haga brillar el sol
en el día negro de estos trabajadores.