¿Premios a la buena conducta? (Awards for good behavior?)
¿Premios a la buena conducta? (Awards for good behavior?)
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<strong>¿Premios</strong> a <strong>la</strong> <strong>buena</strong> <strong>conducta</strong>?<br />
Antonio Argandoña<br />
Septiembre de 2010<br />
Cuando de pequeño íbamos a <strong>la</strong> escue<strong>la</strong> los maestros nos daban premios a <strong>la</strong><br />
<strong>buena</strong> <strong>conducta</strong>, y nos castigaban si nos peleábamos con los compañeros, si hablábamos<br />
en c<strong>la</strong>se o si llegábamos tarde. Aquello tenía una función importante: desarrol<strong>la</strong>r en los<br />
niños los buenos hábitos de <strong>conducta</strong>, precisamente en los años en que esos hábitos se<br />
<strong>for</strong>man y consolidan. Para ello utilizaban varios instrumentos. Uno era <strong>la</strong> <strong>for</strong>mación: nos<br />
explicaban por qué había que ser puntual, o sincero, o <strong>la</strong>borioso. Otro eran los incentivos,<br />
positivos o negativos: los premios y los castigos. Y otro era el ejemplo: por eso leíamos<br />
historias instructivas, en que los protagonistas eran personas dignas de ser imitadas.<br />
Cuando crecimos, aquello nos parecía infantil, quizás ineficaz. Pero seguimos<br />
utilizando los mismos métodos. La amenaza de <strong>la</strong> multa de tráfico tiene por objeto<br />
enseñarnos que hay que conducir con prudencia; los medios de comunicación siguen<br />
poniéndonos modelos ante nuestros ojos (aunque me temo que abundan más los<br />
negativos que los positivos), y seguimos haciendo comparaciones entre nosotros, a veces<br />
en el torneo del club de tenis, otras en alguno de los rankings de empleados que<br />
organizan ciertas empresas que aún confían en el poder educador e incentivador de los<br />
premios y castigos.<br />
El mundo de <strong>la</strong> Responsabilidad Social de <strong>la</strong>s Empresas (RSE) no se ha librado de<br />
esos rankings, premios, distinciones y medalleros. Debe de ser muy humano, pero tiene<br />
inconvenientes serios. Veamos algunos.<br />
En <strong>la</strong> escue<strong>la</strong>, el universo de candidatos estaba muy bien definido: todos los<br />
alumnos de <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se. Hubiese sido injusto y frustrante que los premios de mi curso se los<br />
llevase el listo de otra c<strong>la</strong>se. Y, sin embargo, en muchos premios de RSE ese universo no<br />
está c<strong>la</strong>ro. Unas veces los candidatos se presentan a sí mismos, o hacen que les presenten<br />
sus amigos, de acuerdo con unas bases a <strong>la</strong>s que no se ha dado demasiada publicidad.<br />
Otras, son unos supuestos expertos los que seleccionan los candidatos, que suelen ser, de<br />
nuevo, amigos suyos, o empresas muy conocidas –típicamente, grandes, probablemente<br />
multinacionales, con buenos servicios de re<strong>la</strong>ciones públicas para vender sus excelencias-.<br />
Los criterios para <strong>la</strong> concesión de <strong>la</strong> distinción tampoco suelen estar muy definidos.<br />
En <strong>la</strong> escue<strong>la</strong> quizás tampoco lo estaban: más en aplicación (el promedio de notas de los<br />
distintos cursos puede ser bastante objetivo) y menos en <strong>conducta</strong> (en definitiva, era el<br />
criterio del maestro o de <strong>la</strong> maestra el que decidía el cuadro de honor). En <strong>la</strong> RSE también<br />
predomina <strong>la</strong> opinión de los expertos del jurado: uno valorará más <strong>la</strong> política de personal<br />
de una empresa, otro su actitud hacia el medio ambiente y otro su sistema de gobernanza<br />
–y otro quizás se deje llevar por un prestigio más o menos bien ganado. Esto se arreg<strong>la</strong>ría<br />
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con el establecimiento de criterios estrictos sobre cada faceta de <strong>la</strong> RSE, pero esto<br />
significaría que alguien sabe cuáles son esos criterios, cosa que me parece no es verdad. Y<br />
si acabamos dando X puntos por tal acción o política e Y por tal otra, <strong>la</strong>s empresas<br />
acabarán adoptando estrategias obvias: vamos a hacer aquello con lo que ganamos más<br />
puntos. Lo cual está bien si se trata de llevarse el concurso para una concesión pública,<br />
pero no para decidir si <strong>la</strong> empresa es o no socialmente responsable.<br />
En <strong>la</strong> escue<strong>la</strong> es posible que algunos alumnos luchasen es<strong>for</strong>zadamente por<br />
conseguir el premio de <strong>buena</strong> <strong>conducta</strong>, pero me parece que todos teníamos muchos<br />
frentes abiertos: marcar goles en los partidos que jugábamos en el recreo, pasarlo bien en<br />
<strong>la</strong> c<strong>la</strong>se de dibujo, aprender algo de historia (que era divertida, por lo menos en mis años<br />
de estudiante), que nuestros padres no nos castigasen por sacar demasiados suspensos,…<br />
En <strong>la</strong> vida de <strong>la</strong>s empresas pasa lo mismo, pero con una diferencia importante: en el<br />
momento de aspirar a un premio de RSE, ese es su único objetivo. A eso dedican quizás<br />
muchas horas y medios; lo que hacen el resto del año y el resto de personas en <strong>la</strong> empresa<br />
tiene que ver re<strong>la</strong>tivamente poco con lo que hacen para ganar el premio. Es como si <strong>la</strong><br />
última media hora de c<strong>la</strong>se de cada semana fuese, en <strong>la</strong> escue<strong>la</strong>, <strong>la</strong> media hora del premio<br />
de <strong>buena</strong> <strong>conducta</strong>, de modo que lo demás no contase.<br />
Lógicamente, <strong>la</strong>s empresas grandes y poderosas –y algunas pequeñas y medianas<br />
también han aprendido a hacerlo- hacen muchas más acciones de esas que l<strong>la</strong>mamos de<br />
RSE, y tienen también más medios para promocionar<strong>la</strong>s y para e<strong>la</strong>borar bonitas memorias.<br />
Pero sospecho que “eso” no es RSE. C<strong>la</strong>ro que los directores de RSE de esas empresas han<br />
de ganarse el sueldo, pero me parece que deberían dedicar sus esfuerzos a mejores<br />
propósitos. En esto, me parece que se cumple algo que, por desgracia, está presente en<br />
algunas (¿muchas?) empresas, también (¿o más?) en al ámbito de <strong>la</strong> RSE: los directivos<br />
intermedios y empleados están más preocupados en conseguir que aparezca lo que a sus<br />
superiores les gusta que aparezca que en conseguir que <strong>la</strong>s cosas se hagan bien. Y un par<br />
de premios al año, junto con unas cuantas <strong>buena</strong>s noticias en <strong>la</strong> prensa, pueden justificar<br />
sobradamente el sueldo de un directivo de RSE.<br />
Porque me temo que los premios, medalleros y distinciones a <strong>la</strong> RSE sirven, sobre<br />
todo, para ha<strong>la</strong>gar a los presidentes, consejeros delegados y directores generales. Pero no<br />
estoy tan seguro de que sirvan para promover <strong>la</strong> RSE en <strong>la</strong>s empresas. Reconozco que<br />
puedo ser demasiado negativo frente a muchas empresas socialmente responsables, que<br />
alguna vez se encuentran con un premio que, probablemente, no buscaron, o no buscaron<br />
con demasiado ahínco.<br />
C<strong>la</strong>ro que todos tenemos derecho a ganarnos <strong>la</strong> vida. Y hay no pocas<br />
organizaciones –instituciones sin ánimo de lucro, oficinas públicas, consultorías y medios<br />
de comunicación- que viven, al menos en parte, de <strong>la</strong> industria de los premios, que sirven<br />
para hacerse publicidad gratis, recibir subvenciones de los premiados (al menos un docena<br />
de p<strong>la</strong>zas en <strong>la</strong> cena de entrega de los ga<strong>la</strong>rdones), hacerse fotos, ganarse amigos… “V, W,<br />
X, Y y Z son <strong>la</strong>s marcas más ecológicas”, anunciaba hace poco un medio de comunicación<br />
especializado en RSE. ¿Fuente de <strong>la</strong> in<strong>for</strong>mación? Una encuesta “mundial” de una agencia<br />
de comunicación a consumidores de todo el mundo (bueno, de hecho el mundo se reducía<br />
a 7 países). En <strong>la</strong>s tripas de <strong>la</strong> noticia se ac<strong>la</strong>raba que son <strong>la</strong>s “firmas percibidas como más<br />
‘verdes’”. Como recogía unos meses antes Antonio Vives en su blog, actuar de esta manera<br />
es como decidir quién es el campeón del mundo de fútbol mediante una encuesta, y no en<br />
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el campo de juego. Y esto sin discutir si <strong>la</strong>s encuestas se pueden manipu<strong>la</strong>r –que sí se<br />
pueden-.<br />
“Hay que animar a <strong>la</strong>s empresas a que lleven a cabo acciones de RSE”, dicen a<br />
veces los promotores de esos rankings y premios. Bien, pero de <strong>for</strong>ma digamos…<br />
responsable. Aunque continúo pensando que hay miles de empresas socialmente<br />
responsables, que lo hacen porque ese es su deber, no porque, como a los niños en <strong>la</strong><br />
escue<strong>la</strong>, les guste llenar el despacho del presidente de figuritas representativas de premios.<br />
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