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<strong>Misterios</strong> y Fenómenos Insólitos<br />
nuestra voluntad. La obediencia a<br />
través del miedo, algo que no<br />
pertenece al pasado, algo que sigue<br />
anidando en nuestro interior.<br />
Si hablamos de demonios no<br />
debemos olvidarnos de un bello ser<br />
con forma femenina, un ente que<br />
por ese miedo nombrado como<br />
demonio es, nos referimos a Lilith,<br />
considerados por muchos como algo<br />
maligno. Según algunos, primera<br />
esposa de Adán, ser dominante y<br />
machista. Lilith cuyo único pecado<br />
fue no querer doblegarse a los<br />
caprichos de su igual, queriendo ser<br />
libre. Por esto para muchos Lilith es<br />
el símbolo de la libertad, el símbolo<br />
de la mujer que se niega a ser<br />
sometida y lucha por librarse del<br />
yugo masculino, una lucha que ya<br />
comenzó esta mujer que no quiso<br />
soportar el dominio que Adán quería<br />
imponerle, prefiriendo huir de su<br />
lado, escapar del "paraíso", de esa<br />
prisión de oro, para vivir en los<br />
desiertos, sufriendo las penalidades<br />
de este, pero viviendo en libertad,<br />
siendo dueña de su vida, de sus<br />
actos, negándose a obedecer los<br />
caprichos del varón y su dios,<br />
negándose a satisfacer sus deseos,<br />
un ser masculino que habiendo sido<br />
creado en igualdad de condiciones<br />
que ella quería por la fuerza bruta<br />
imponer su voluntad. Lilith se negó a<br />
ser humillada, a ser maltratada por<br />
el egocéntrico Adán, no atendiendo<br />
a sus peticiones, huyendo de él para<br />
nunca volver, quedando como<br />
símbolo de la mujer que aún sin ser<br />
libre, ansia esa libertad.<br />
Posteriormente y ante la rabieta de<br />
Adán, dios le creó a Eva, mujer<br />
sumisa y obediente. Dispuesta<br />
siempre a obedecer en todo los<br />
caprichos de su señor, dispuesta a<br />
yacer bajo este como muestra de<br />
sumisión. A pesar de todo Lilith<br />
sigue dentro de todas las mujeres,<br />
Ángel caído<br />
intentando salir, intentando hacer<br />
que despertemos de nuestro letargo,<br />
de siglos de opresión. Cada una de<br />
nosotras decidimos si queremos ser<br />
hijas de la mujer libre, Lilith, o de la<br />
mujer esclava, Eva.<br />
LA CULPA ES DE LA<br />
SERPIENTE...<br />
Cuando la historia es escrita por<br />
aquellos que vencieron es poca la<br />
objetividad que podemos esperar,<br />
en este caso donde dioses y<br />
Ángeles caídos libraron una feroz<br />
batalla no es diferente. En esta<br />
lucha los vencedores se autoimponen<br />
el calificativo de justos,<br />
aunque para conseguir sus fines no<br />
dudan en utilizar métodos que en no<br />
pocas ocasiones cualquiera de<br />
nosotros consideraríamos poco o<br />
nada éticos y mucho menos justos.<br />
Pero a los dioses, todo les está<br />
permitido.<br />
La serpiente, culpable de querer<br />
impartir conocimiento al ser<br />
humano, viendo dios en ella el<br />
peligro de llevar a los hombres el<br />
conocimiento, la capacidad de<br />
elección, maldecida por querer abrir<br />
a los primeros padres sus cerrados<br />
ojos, librarlos de la ignorancia en la<br />
que se encontraban. Una historia<br />
narrada en el capítulo 3 del primer<br />
libro de la Biblia, donde en el<br />
versículo 5 se nos dice como ese<br />
bondadoso dios no quería o más<br />
bien temía, que el ser humano<br />
llegara a tener el suficiente<br />
conocimiento en cuanto a poder<br />
distinguir lo bueno y lo malo, porque<br />
este abrírseles los ojos supondría<br />
llegar a ser como dios, como uno de<br />
ellos. Ciertamente, cuando tanto<br />
Adán como Eva acceden y toman<br />
del fruto prohibido y llegan a ser<br />
como "uno de nosotros, al conocer<br />
lo bueno y lo malo..." este dios<br />
bondadoso se da prisa para que no<br />
coman también del árbol de la vida y<br />
que ocurra lo que la serpiente les<br />
dijo a Adán y a Eva, si comían no<br />
morirían, "vivirían hasta tiempo<br />
indefinido". Para evitar esto, dios los<br />
expulsó del paraíso condenándolos<br />
a todo tipo de penalidades (Gen. 3:<br />
22-23) Y así... hasta hoy. Es<br />
evidente que a dios le entró el<br />
pánico cuando se dio cuenta de que<br />
iba a perder su hegemonía sobre lo<br />
que él pensaba le pertenecía, pues<br />
para eso lo había creado, para<br />
tenerlo a su servicio, no para que<br />
fuese su igual. No podía permitir que<br />
www.fernandogarcia.org Junio 2.011 MISTERIOS Nº 123 29<br />
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