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Núm.124 - Revista Misterios

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<strong>Misterios</strong> y Fenómenos Insólitos<br />

Cuentos fantásticos<br />

Allí estaba ella, en la más grande de las lunas de Júpiter y hasta donde se sabía la mayor de las<br />

pertenecientes a nuestro sistema solar, buscando encontrar la forma de hacer nacer vida vegetal en ese<br />

suelo tan precario o tan absurdamente desconocido para el hombre.<br />

Estaba sola, algo que siempre le había apasionado.<br />

Se acostó sobre el hielo y contempló el firmamento lleno de puntitos brillantes…..wow!!!... todo silencio,<br />

soledad, negrura y brillos estelares…no podía pedir más. Se sintió arrastrada hacia su adolescencia<br />

cuando descansaba su espalda en su terraza grande, sobre baldosas color terracota para hurgar el cielo<br />

estrellado, preguntándose por la inmensidad del universo y por la creación.<br />

Una suave inducción sensorial - ¿motivada por qué?- la condujo a cerrar los ojos.<br />

Sintió un ruido desconocido, como algo rasgando el hielo del suelo y pugnando por salir<br />

A los cinco minutos, una caricia verde la rozaba con cuidado, con ternura, con delicadeza suma….<br />

¿Cómo sabía que era verde si tenía los ojos cerrados y el traje espacial que impedía que una sola de sus<br />

células epidérmicas asomara al exterior?<br />

Abrió los ojos. Una enorme planta trepadora crecía y crecía a su costado derecho en forma exponencial, a<br />

milésimas de segundo.<br />

Su mente negaba lo que veía.<br />

Inmediatamente su mano buscó, palpando, la bolsa de semillas seleccionadas.<br />

Se habían desparramado, a través de un pequeño agujero, en la tela supuestamente<br />

irrompible.<br />

Sonrió. Murphy hubiera dicho “lo que no debe romperse, se romperá en el momento que menos lo<br />

esperas”.<br />

“Hola” le dijo y la planta se inclinó, genuflexa, aunque ella supo interpretar el gesto sin tanto sentido<br />

peyorativo.<br />

“¿Eres mi Creadora?” –preguntó la planta que, obviamente, sabía hablar.<br />

“Sí y no”, contestó ella, algo confundida. “ Pero más bien digamos que sí”<br />

En la fría inmensidad de una de las lunas de Júpiter, una bióloga recibida con honores, se quedó<br />

cuestionando el motor inmóvil de Aristóteles y sus sucedáneos.<br />

Algo le cosquilleaba sobre el labio superior…….despertó de su largo sueño con la rara sensación que todo<br />

roce extraño nos provoca. Era de día. La planta había decuplicado su tamaño y cubría casi todo el<br />

espacio para ella visible desde esa posición decúbito dorsal.<br />

Volvió a preguntarse cómo podía sentirla a través de una vestimenta especial tan aislante como la que<br />

llevaba puesta. Buscó inútilmente alguna rasgadura, algún pequeño resquicio, algo que justificara que la<br />

planta pudiera siquiera tocarla como lo hacía<br />

Pero nada pudo descubrir.<br />

“Otro misterio y van…..”, pensó mientras se sorprendía constatando que todos sus lectores trabajaban a<br />

full, sin ningún tipo de desperfecto ni disfunción.<br />

“Buenos días, dormilona “, exclamó el ejemplar vegetal que no lograba identificar.<br />

Debiera tratarse de un liquen, esa asociación de alga y hongo que soporta temperaturas tan frías.<br />

Además es lo único que traía en su ´bolsa de niña explorador´ como le llamaba al envoltorio<br />

herméticamente cerrado que la NASA le había encargado en esta misión.<br />

Pero la científica surgía de entre las pobres neuronas de la ciudadana respetuosa de las normas y proba<br />

laburante que ella era, amén de sus otros roles… por lo cual no podía dejar de plantearse serias<br />

dudas….eso no era un liquen, sin lugar a suspicacia alguna……..salvo que los líquenes en Ganímedes se<br />

transformaran en una trepadora gigante, al mejor estilo de una vicia faba, vulgarmente llamada haba, que<br />

alcanza una altura que supera apenas el metro y medio luciendo tan recta y erguida como ésta compañera<br />

que la consideraba su Diosa.<br />

www.fernandogarcia.org Junio 2.011 MISTERIOS Nº 123 33<br />

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