Camino a la Gloria - Béisbol en Linea, transmisión en vivo del ...

PROLOGO
CAMINO A LA GLORIA
CAMINO A LA GLORIA: no pretende ser un buen
libro, pero sí dejar testimonio del acontecimiento más
grande e increíble que registra la historia del béisbol
contemporáneo en la vida de los Sultanes de Monterrey,
una historia llena de emotividad y muy difícil de igualar.
Sultanes de Monterrey: un equipo con tradición, dirigido
por hombres soñadores, tenaces, gente audaz. En su
edición 1995, formaron un tremendo trabuco con
jugadores caros, de fuerza física y mental poderosa, de
actitudes independientes.
Un plantel difícil en su manejo, que desechó el esfuerzo
de su primer mánager porque lamentablemente no
creyeron en él. Buena persona, conocedora de su trabajo
y muy tratable, pero que no los convenció: Joel Serna
Barrientos.
Jugadores que ante su actitud, la directiva Sultana
convocó a una junta urgente, y arremetió en su contra,
dejando las cosas muy en claro. La reunión fue llevada a
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cabo en forma dramática y agresiva, por el ingeniero José
Máiz García y Roberto Magdaleno, en su propio dogaut,
delante de su mánager.
Posteriormente, el cambio de manejador y la salida de
Carmelo Martínez, marcaron una pauta definitiva y
tajante. La cosa venía en serio... muy en serio.
La caída de Joel Serna y la baja de Carmelo Martínez,
llevó a los jugadores a una profunda reflexión. Sabían
que esos no eran los numeritos que se esperaban de ellos,
y los resultados ofrecidos a la directiva y a la afición
estaban exhibiendo a los Sultanes, como un ¨trabuco de
papel¨.
Hacer funcionar 25 mentalidades y actitudes diferentes
era sumamente difícil. Tenía que ser alguien
definitivamente valioso para ellos, y que reconocieran en
el mánager a un líder.
Cuando llegó Dereck Bryant tomó las riendas del equipo,
y como era lógico, con un desconocimiento casi total de
sus elementos. Después del regreso del Sur, participó en
26 confrontaciones y solamente perdió 5. Ahí demostró
como los caballos pura sangre, zancada grande, y en la
recta final por cierto muy dramática... talla de campeón.
Buscar el Camino a la Gloria, el Camino al Campeonato,
cuesta mucho sudor y lagrimas, decepciones, amarguras,
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persistencia y tenacidad, pero sobre todo amor a la
camiseta, y lealtad a su afición.
Los resultados de un mánager con su equipo, se reflejan
en el trabajo, trabajo, y más trabajo, así el camino de
espinas, se va convirtiendo lentamente en CAMINO A
LA GLORIA.
C A M I N O D E E S P I N A S
Tal parecía que la inconformidad, había echado sus raíces
en los Sultanes, todo lo que hacían, cualquier esfuerzo
realizado, quedaba sin valorar, daba la impresión, de que
la apatía se convertiría en la compañera inseparable de
algunos de los bateadores valiosos.
Los novatos, había que reconocerlo, tuvieron una buena
apertura de campaña, hasta se hablaba de la posibilidad
de una titularidad, tanto de Ramón Orantes, como de
Manuel Franco, y en la receptoría la novedad era Héctor
Hugo Hurtado.
La banca, parecería la compañera inseparable de toda la
temporada, de Alfredo Meza, porque se había comentado
en forma muy discreta, si no el reclamo sí la
inconformidad, al hecho de que Meza, lo estaban
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sentando. Dicho reclam, se había hecho aparentemente,
por conducto de un familiar muy allegado a Meza.
Parece que este comentario llegó a oídos de Joel Serna,
no le gustó nada la insinuación de descongelar a Meza, y
según comentarios entre los medios, eso fue suficiente
para poner en el refrigerador por tiempo indefinido a un
elemento tan valioso, pero que en función de disciplina
fue castigado varios meses por algo que más que
indisciplina, esto fue por falta de comunicación
E L C A M B I O, L A E S P E R A N Z A
Los Sultanes del Monterrey, tuvieron una temporada muy
angustiosa, en especial la primera parte y los resultados a
la directiva no le satisfacían. Los aficionados, exigían
resultados, mas acción.
La afición se desesperaba externándolo por los distintos
medios de comunicación. Pepe Máiz, dejando su habitual
forma de ser, habló alto, apretó tuercas, y los puso en su
lugar. En realidad, los hombres contratados, fueron los
adecuados, ese trabajo lo desarrolló Roberto Magdaleno,
pero no estaban funcionando, algo pasaba, y se vieron
obligados al triste, pero urgente cambio.
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Al principio los resultados con Dereck Bryant, no se
notaron, es más, El regreso del Sur fue terrible, pero ante
las confrontaciones, en contra de los equipos del Norte,
los resultados se empezaron a dar lentamente, llegando a
un extraordinario, y dramático final.
Esta es la historia, de un equipo que luchó
denodadamente, contra la adversidad y la mala suerte,
contra la indisciplina y el desamor, pero que se sublimó
para la recta final y que demostró a propios y extraños,
que si en la temporada había sido un trabuco de papel,
ahora finalizaba siendo un trabuco de acero.
Esta es la historia, de un gran Play off, entre dos grandes,
Diablos Rojos del México y Sultanes del
Monterrey....este es el drama deportivo en su máxima
expresión.
Esta es la historia del que demostró ser el mejor. Esta
también es la historia de una novena entrada... de película
!Esta es la historia, de los Sultanes del Monterrey, !!
Campeones de la Liga Mexicana, 1995 !!.
PEPE MONTERREY GONZÁLEZ
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Semblanza
El 21 de marzo de 1975, nos iniciamos en el béisbol, Un
camino que hemos recorrido con mucho entusiasmo y
cariño, el profundo afecto y respeto al rey de los
deportes, fue sembrado, gracias a la paciencia y
enseñanzas, de mi querido compadre, Moisés Camacho
Muñiz.
XETJ ¨RADIO ROMÁNTICA, fue la estación con la
que trabajamos en nuestro primer año de Comentaristas,
el cronista titular, Alfredo Rocha y Barraza, don Alonso
Gómez Uranga, de comentarista, y en los comerciales
(+) Gustavo Torres Vázquez, en la operación desde
cabina, Carlos Rubio Benìtez (El Español), El
concesionario de la Emisora, era don Fernando
Valenzuela, (+) buen amigo, y su hijo Fernando, a ambos
debo mi despertar, en este maravilloso trabajo. El
banderazo profesional, fue gracias a mi viejo amigo, José
Ernesto Rivera, entonces subdirector nacional de
Eventos Especiales, de Cervecería Moctezuma, quien nos
dio la primera oportunidad. El Siglo de Torreón, nos
abrió sus puertas, con el lic. Miguel Ángel Ruelas,
profundo conocedor de nuestra pelota, y Cesar Marina
Miravalle. Por la televisión,, el lic. Juan Antonio
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Meléndez, entonces Gerente de Canal 4 de Televisa
Torreón. Concluimos nuestro trabajo en Torreón, con los
Algodoneros de Unión Laguna, siendo presidente del
equipo Don Juan Abusaid Ríos, ahora productor de cine,
y don Guillermo Garibay Fernández. Esto sucedió desde
1975, hasta 1981, cuando los Algodoneros de Unión
Laguna cambiaron su franquicia, a Tamaulipas, con el
nombre de ¨Astros de Tamaulipas¨. Curiosamente en
esos años, aparece... Dereck Bryant, posteriormente, me
trasladé por un corto período, a mi tierra natal, Monterrey
Nuevo León, con el señor Francisco González, y don
Enrique Gómez Junco, oportunidad que me dio como
Gerente Operativo Foráneo, de ¨ESTRELLAS DE
ORO¨, en aquél entonces, lograda por conducto de mi
querido amigo (+) el lic. Amèrico Leal Villarreal, que
tuvo en aquellos años, en el entonces Canal 3 de
Monterrey, los programas de !!Panorama!!, y
!!Metamorfosis!! .
En 1982 por un corto período, con los señores Estrada del
grupo Radio Alegría, pero el béisbol atrajo nuevamente
nuestra atención, y me trasladé a Saltillo, en la
Coordinación General del Béisbol, a invitación de uno de
los mejores hombres y amigos que he conocido, el señor
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Alberto Luis Jaulbert Ancira, (+), y mi amigo René
Robles Sánchez.
Compartimos la crónica, a principios de junio de ese año,
con (+) Juan Quieto Siller, que después aparecería, como
locutor oficial, de los Rieleros de Aguascalientes.
De 1982 a 1988 colaboré con Jaubert Organización,
como responsable y coordinadore del béisbol , siendo el
presidente de los Saraperos, el ing. Armando Guadiana
Tijerina y su vicepresidente don Gustavo Lara.
En 1984 busca la oportunidad con nosotros el profesor
José Felix Martínez Alvarez, demostrando sus profundos
conocimientos deportivos, ganándose así su oportunidad
de incursionar en la crónica con nosotros, narrando para
los Saraperos de Saltillo, y en los comentarios Roberto
Alfredo Mendoza.
Entre el 87 y 91, fui invitados a través de René Robles a
la televisión, primero con mi querido amigo (+) Alberto
Jaubert, y del 89 en adelante, con don Roberto C.
González actual concesionario de canal 7 y Cablevisión
Saltillo.
Una parte de ese tiempo en la t.v. con René Robles, y
otro periodo, con el lic. José Ángel Rodríguez.
En el área de prensa escrita en Saltillo, inicié con El Sol
del Norte con don Ignacio Rosillo, y posteriormente, algo
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de tiempo con El Diario de Coahuila, con el ing. Carlos
Salinas.
Colaboré también desde el 91 y hasta el 92 con Emilio
López Silva, en XEIM, en ese entonces Radio Capital de
Saltillo, como Gerente, y narrando para los Sultanes de
Monterrey, viajando así todos los días a Monterrey.
Cuando dije adiós a esa Radiodifusora, me uní en el 93
al equipo de trabajo de núcleo Radio Monterrey, de los
señores lic. Teòfilo y Bernardo Bichara, en una de sus
estaciones: NÚCLEO DEPORTES 1190 y hasta la
fecha.
Antes de nacer la temporada de 1995, entre los meses de
diciembre de 1994 y marzo de 1995, tuve una
experiencia inolvidable, pasar el invierno en la Unión
Americana en el Estado de Wisconsin, en un poblado
llamado Racine, en la Dirección de Programación de la
Estación de habla hispana WBJX, !LA CAMPEONA!
de Racine, Actualmente tengo la invitación, al concluir el
Béisbol de esta temporada de 1995, de mi viejo amigo
Manuel Velázquez, actual concesionario de estaciones
de Radio de Houston Texas.
Pero el deseo de concluir este libro, me ha llevado a
hacer esperar a mi amigo.
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Esto a sido todo hasta la fecha, año en que concluye la
temporada 1995, con el campeonato de los Sultanes de
Monterrey.
Quizá, con esta exposición, se normen un criterio de mi
trabajo en estos últimos 21 años en que he aprendido a
amar a este maravilloso deporte: El Béisbol.
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Capítulo 1
CAMINO A LA GLORIA
SULTANES DE MONTERREY VS. LOS SARAPEROS
DE SALTILLO: Abren temporada el 29 de marzo de
1995, en el majestuoso Estadio Monterrey, con una
asistencia aproximada de 7 mil espectadores, una
temperatura de 10 grados, noche de bruma, y una
ceremonia que duraría 23 minutos, a partir de las siete
con treinta minutos, principiando el primer juego a las
19:53 y terminando a las 10:53 durando 3 horas el
encuentro. Los pitchers abridores fueron, por Sultanes,
Narcizo Elvira, y por Saraperos Raúl ¨El Pato
Rodríguez. Ganó Leo Pérez a Omar Bencomo, un pitcher
relevista que en los play offs del 94 se convirtió en gran
polémica ante una supuesta jugada de ajedrez por parte
de Lee Sigman, quien parece que mandó a una sucursal
de doble A de Grandes Ligas a Bencomo, quitando en esa
forma el apoyo de su picheo a los Saraperos, y como
estaba apoyando como coach en esos encuentros a
Alejandro Treviño, que había quedado como mánager
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suplente, el malentendido no se hizo esperar . Bencomo
fue desechado por los Sultanes en las prácticas previas a
la temporada del 94. Este año del 95 hace su aparición
de nuevo con Saltillo, perdiendo el encuentro.
Una vista al pasado. Play off del 94
El sábado 15 de agosto de ese año, Sultanes eliminó a los
Saraperos en Saltillo, coronándose en esa ocasión los
Sultanes como campeones de la Zona Norte.
Mientras tanto en el Sur los Diablos Rojos, eliminaban a
los Leones de Yucatán en 5 partidos, y los Rojos del
Águila, ganaban en Campeche en 7 dramáticos
encuentros, mientras también Monterrey eliminaba en el
Norte a Torreón en 5 juegos. Antes de la confrontación
Sultanes-Saltillo, Saraperos eliminaba a Industriales
también en 5 choques.
En México Diablos Rojos ganaban así el campeonato del
Sur, y los Sultanes el campeonato del Norte. En el play
off final se enfrentaron estos 2 equipos, ganando en
forma sorpresiva y sensacional en la 9a. entrada el equipo
escarlata.
Sultanes estuvo a 4 outs de la victoria y a punto de ganar
3 carreras a 1, en la octava entrada, pero en forma
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impactante los Diablos Rojos anotaron 3 carreras más en
la parte baja, para irse arriba 4 por 3, no dando
oportunidad a Sultanes de hacer nada en la 9a,
entregando el out número 3 José González, contra el gran
dominio de Francisco Córdoba, que en relevo ganaba el
encuentro, quedando sin decisión su pitcher abridor
Roberto ¨El Metralleta¨ Ramìrez.
Este fue un final muy dramático, sucedido el 25 de
agosto del 94, en el séptimo juego de la serie, ganando
así en forma sensacional, los Diablos Rojos del México
el gallardete de la Liga Mexicana 1994. Esto va a ser
muy importante recordarlo al final de la lectura de esta
historia.
Regreso al 95
Esta temporada, Sultanes de Monterrey se colocó en
tercer lugar de la primera vuelta, mientras que al quedar
en la parte final del calendario en cuarto lugar, concluía
en forma expectante un cardiaco final, que la afición de
Monterrey sentía y presentía que sería angustioso: los
Sultanes de Monterrey llegarían a los play offs 1995, con
una invitación maltrecha y arrugada, pagando por cierto
los platos rotos, en la lucha final por la clasificación, otro
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gran equipo de gran trayectoria, los sensacionales
Algodoneros de Unión Laguna, de los señores Dueñez
Zurita y los Saraperos de Saltillo del C.P. Javier Cabello
Siller.
Joel Serna Barrientos y los Sultanes, no carburaban. En la
serie contra los Charros de Jalisco, en gira, se escuchó
por primera vez de la posibilidad de su salida del equipo,
ya que el plantel seguía apático. En Núcleo Deportes 11-
90, guardamos el secreto, ya que sólo eran rumores y le
hubiéramos hecho daño a Joel, provocando además entre
los jugadores más confusión de la que ya existía.
En esa serie salió algo que sin ser oficial, nos permitiría
hàcerle una pequeña broma al Willy Quintero. En el
diario deportivo ¨EL ESTO¨, de circulación nacional,
apareció un comentario de mi amigo Valverde, sobre el
cambio de Toñito Villarreal pitcher sultán, y Quintero
Utíliti, a Yucatán. Toñito Villarreal salió de Monterrey a
Yucatán vía aérea, mientras que Quintero, quizá saliera
de Guadalajara al concluir la serie.
Quintero preocupado nos pidió que habláramos con
Serna a ese respecto, y Joel afirmó que el préstamo de
Toño Villarreal era un hecho, pero que a Quintero lo
conservaría, porque había resultado un magnífico
emergente por lo cual no saldría de Sultanes.
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Cuando hablamos con Quintero le dijimos muy serios:
– Ya investigamos y mañana reportas con Yucatán, vas a
salir en el vuelo más temprano que tenga Guadalajara, y
efectivamente vas a Yucatán¨. El Willy se puso muy
triste, y entonces soltamos la carcajada, ya que con la
cara que traía, no nos pudimos aguantar la risa, y le
contestamos:
– !No te creas tu te quedas, ya que se te necesita.
– Ya me metiste presiòn– contestó.
– Olvídate de esas supersticiones –le dije –¡y échale
ganas!.
En la siguiente gira, regresando de nuevo contra Charros
en Guadalajara, pagué por la broma ya que al salir de los
baños perdí pisada y me luxé el tobillo derecho 15
minutos antes del partido, y luego andaba Genaro Banda,
consiguiendo hielo, vendas y pastillas, con Carlos
Martínez, el masajista, ya que el pie me molestaba
mucho.
Este malestar, aunque no se reflejó en la transmisión de
radio, no me permitía narrar con la tranquilidad y
comodidad de siempre, y al concluir la serie, ya estaba
bien.
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El carrito de ¨Don Colchón
Joel Serna Barrientos dejó el equipo al concluir el primer
juego de la serie contra los Saraperos de Saltillo en
Monterrey. Se retiró con 80 juegos jugados, 40 ganados,
38 perdidos, y 2 juegos sin decisión.
Mientras tanto, el equipo quedó bajo la responsabilidad
de Orlando Sánchez, un personaje alegre con mucha
pimienta. Orlando, en esa segunda confrontación contra
Saltillo, incluyó en las reglas de terreno habituales, una
más, extraordinaria, y que le sirvió de mucho en el
momento clave del partido, ya que ganó Sultanes en
forma por demás extraña, a la aplicación de esa regla.
Al día siguiente salió en el periódico ¨EL NORTE DE
MONTERREY¨ en grandes titulares ¨EL CARRITO DE
DON COLCHÓN GANA EL ENCUENTRO. Y es que
ese día en la novena entrada, ganaba Sultanes 3 carreras
por 1, y bateaba Saltillo con 2 outs, con corredores en
primera y segunda. Vino para batear Eduardo Torres,
conectando un batazo a lo profundo del jardín izquierdo,
saliendo la pelota posteriormente al terreno de fault, y
pasando -según el ampayer aclaró posteriormente- la
pelota, por debajo del carrito de Don Colchón, en tanto
que Cornelio García, jardinero de los Sultanes, corría
rumbo al carrito buscando la pelota.
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Mientras Jesús Monter, ampayer de la tercera, detenía en
su avance a los corredores, permitiendo sólo una base
extra, o sea que Denio González avanzó a la tercera y a la
segunda George Wrigth.
Roberto Castellón mánager sarapero, salió rápidamente
de su dog out, rumbo a la tercera base, para reclamar la
decisión del ampayer, que para él era incorrecta, ya que
el batazo de Torres era mínimo un doblete, y eso
permitiría que el juego se empatara, quedando además en
la primer base la carrera del triunfo en los spikes de Lalo
Torres.
Pero Orlando Sánchez, al entregar el orden al bate al
equipo contrario, había incluido como regla especial que
el carrito de Don Colchón estaría en terreno de foul,
para mover el pitcheo de relevo de ambos equipos,
cuando se necesitara. En esa ocasión como pitchaba
Sultanes en la conclusión de la novena entrada, el carrito
estaba por lo profundo en el lado izquierdo, por si hacía
falta al relevo Sultán.
Tocó la casualidad que la pelota que bateó Lalo Torres,
pasó por debajo del carrito, obligando a Mònter a aplicar
la regla de terreno, que había aceptado Roberto
Castellón, y que decía que ¨si la pelota chocaba,
golpeaba, rozaba, o pasaba por debajo del carrito de Don
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Colchón, la pelota se decretaría automáticamente bola
muerta, y avanzarían una base los corredores. Así fue
como ganaron los de casa ese día.
Al día siguiente los aficionados le gritaban a Mònter,
–¡Cuidado ampayita, que no se te duerma el osito
dormilón de Don Colchón¨!
Presentación de Dereck Bryant
El 21 de junio a las 6 de la tarde, se presentó en rueda de
prensa, en la oficina de los Sultanes de Monterrey, el
nuevo mánager.
En la
charlöööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
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öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
23

öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
24

öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
öööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööö
ööra, terminando como ganador, perdió por los Sultanes
Mercedes Esquer, con relevo de Héctor Sánchez, 4 a 1.
El segundo partido fue sensacional, en el que cabe
resaltar el gran trabajo en la primera base de Rafael
Zamudio, por los Rojos del Águila, así como su gran
fildeo en el prado central.
En este encuentro, que por cierto ganó Sultanes de
Monterrey 3-0, trabajó en la receptoría después de 14
partidos, Alfredo Meza, en esos tres turnos, no pudo
poner en juego la bola, en esa ocasión al final del choque,
estaba triste, por que después que no lo ponían a trabajar,
cuando le daban la oportunidad, fallaba, y yo le contesté,
25

que no era lo mismo los entrenamientos que tener
oportunidad en el cajón de bateadores, que no se
preocupara, porque él tenia bastantes partidos sin jugar, y
no era posible agarrar el ritmo de bateo inmediatamente,
que él lo sabía.
Lo vi tan triste, que le dije:
– No te preocupes, no te han puesto a jugar casi en lo que
va de la temporada, pero sí déjame decirte otra cosa, vete
preparando para los play offs, porque vas a estar en ellos
detrás de home, contra los mismos pitchers del año
pasado, contra los mismos Diablos, y si el año pasado te
estafaron 23 ocasiones la segunda, ahora nadie te la va a
robar–. Se me quedó mirando muy serio. Entonces le
dije:
– ¡Te lo prometo!
Otra mentira piadosa
Al día siguiente viajamos a Minatitlán, donde la situación
fue peor, ya que se perdieron los 2 encuentros
programados contra el nuevo mánager, mi viejo amigo
Paco Chàvez que había entrado supliendo a Ruben
Amaro.
26

En esta serie llegamos tarde el primer día al hotel, y
Genaro quedó de compañero de cuarto de Héctor
Hurtado, mientras que a mí, me tocaba compartir la
habitación con Orlando Sánchez. Por cierto que en esta
serie, tuve que recurrir a otra mentira piadosa, pero ahora
con José González, el jardinero central de los Sultanes
de Monterrey.
¿Premonición?
En esta serie Minatitlán-Sultanes, llegaba casi al clímax
de la tensión José González, ya que jugando en Taiwan,
falleció su padre, y los directivos del equipo con los que
jugaba, no se lo informaron.
Sólo hasta que llegó a Monterrey le dieron la noticia.
Aunado a eso los problemas familiares que venía
arrastrando, sus fallas en el bateo, y para colmo, una
afición que lo traía en jaque, por su pobre trabajo a la
ofensiva, y añádale como cierre, el programa MANAGER
DE TRIBUNA un espacio radiofónico, que al concluir el
juego, habría micrófono a todos aquellos aficionados, que
molestos o contentos quisieran opinar... y vaya que
comieron “José González a la parrilla varias” veces.
27

En esa ocasión, al concluir la serie contra Minatitlán, en
los pasillos traseros que forman el estacionamiento del
hotel, nos pusimos a platicar.
Estaba muy pensativo, y comentaba que no sabía que
hacer. Finalmente se le humedecieron los ojos. Entonces
yo le dije:
– Mira José, has tratado de hacer las cosas bien, pero no
has podido. Aprovecha ahora que andas de gira, suéltate,
tranquilízate, y piensa bien antes de tirarle a cada
lanzamiento. El 25 de agosto del año pasado–, continué –
fue el último juego de la serie por el campeonato contra
los Diablos Rojos del México, y en esa ocasión el abridor
fue Roberto ¨El Metralleta¨ Ramírez, siendo relevado
posteriormente por Pancho Córdoba, y fuiste dominado
con un elevado de faul en la última entrada, para el out
número tres. En ese momento se perdió el campeonato,
bueno –tomé aire para continuar–, pues ahora te vas a
enfrentar en la gran final, !al mismo equipo, y a los
mismos pitchers!– y González, abrió desmesuradamente
los ojos.
Increíble pero cierto
28

Y seguí, –!ahora se va a repetir la misma historia del año
pasado, contra el mismo equipo, en la capital mexicana,
contra el mismo pitcheo, y en la 9 a . entrada, pero el final
de la historia, va a ser diferente, Ahora tú vas a conectar
de hit con hombres en base, y vas a traer la carrera que
pondrá arriba a los Sultanes de Monterrey, tu le vas a dar
el campeonato con tu bateo. No lo olvides– terminé
diciendo.
Cuando Genaro y yo nos retiramos, me dijo:
– Buena la hiciste, y ahora ¿qué vas a hacer?
– Vamos a esperar– le contesté–, él es un buen bat, y
ojalá que con esto que le dije reaccione.
– Pero eso es mentira– me contestó Genaro.
– Sí, también lo sé– acepté–, pero ojalá que esta mentira
piadosa le sirva y reaccione. ¡Jamas me imagine cuanto!
El desastre en Tabasco
Minatitlán nos despidió derrotados y los mosquitos
hicieron presa de nosotros, porque durante la transmisión
tuve que narrar parado en la última fila superior del
parque 18 de Marzo de 1938. Lo hice así porque el aire
daba de frente viniendo del terreno de juego, y eso
protegía contra los mosquitos, pero me hicieron picadillo
29

por la espalda. Mientras Genaro Banda, mi compañero,
spray en mano, lograba dar cuenta de algunos pocos
mosquitos para que me dejabara transmitir.
En Tabasco fue peor. El Parque 27 de Febrero acumulaba
una gran humedad, por las recientes lluvias y para colmo
me instalé en una cabina sin focos, sin instalaciones
eléctricas, totalmente sucia y abandonada, con las
ventanas siempre abiertas. Esta cabina tenía mucho
tiempo dejada dela mano de Dios, llena de mosquitos y
hormigas voladoras. Genaro compró cables eléctricos,
focos, zóquetes, y un bote de spray anti-zancudos.
Me instalé para narrar y a cada lanzamiento comíamos
mosquito a la tabasqueña, y de postre las hormigas
voladoras. ¡Qué serie!
El esfuerzo de la señora Leticia Silva, subgerente de los
Olmecas de Tabasco, no fue inútil, me apoyó con un
abanico de pedestal, y me regaló además, una de esas
cosas en espiral que anuncia Paco Stanley en la televisión
que producen humo, pero a lo mejor los mosquitos
veían el programa, y ya estaban curados de espanto. Cada
vez que entraban para picarnos, era una guerra sin
cuartel. Total que esas famosas espirales le hicieron los
mandados a los zancudos.
30

Regresé apenado al Norte por no cumplir con viejos
amigosde la familia Meza. Por cierto que nos quedamos
pendientes de hacerle los honores a un delicioso peje
lagarto, platillo especial de esa hermosa región, un
presente de nuestro amigo Pedro Romero.
Peligro de expulsión
Se perdió la serie en Tabasco por 4 carreras a 2 el
primero, y el segundo por 5 a 2. Elvira y Heredia fueron
los Pitchers mártires en esta serie, además de la expulsión
de José González en el primero, y la llamada de atención
que le hizo Magdaleno en pleno juego a González delante
de todos los jugadores. Impactó la energía de Jesús
Monter en estos encuentros y sus decisiones sin regreso.
El estado de ánimo de los jugadores andaba por los
suelos. Estaban a punto de explotar.
!Explotaron los jugadores!
Fue una serie desastrosa, llena de accidentes y malos
entendidos, que dejaba un mal sabor de boca. Al concluir
el último juego de la serie, nos encontramos en el loby
31

del hotel a varios jugadores, (me reservo sus nombres por
respeto). Había tensión en sus actitudes, doble fondo en
sus palabras, frases irónicas, miradas de inconformidad y
coraje y hasta que por fin... !explotaron!
Todo comenzó con un rozón accidental. Uno de los
veteranos del equipo al verlos disgustados los recriminó:
– Basta, sólo están haciendo el ridículo, ¿ustedes creen
que cualquiera tiene la culpa de todo lo que les ha
pasado, menos ustedes?, ¿que es cuestión de mala suerte?
¡Tarados! La mala suerte va de la mano de los flojos, de
los inconformes, de los apáticos, de los pend... Se traen
muchas ganas, ¿he? si quieren vamos a dirimir nuestras
diferencias arriba en nuestro cuarto, a ver qué pasa.
¿Entonces qué, le sacan?
Subieron al cuarto 318, yo estaba enfrente en el 317, y al
verlos llegar le subí todo el volumen al televisor. Se
encerraron en la habitación, primero se escucharon
palabras pesadas, gruesas, después empujones, y por
último golpes. Comenzaron a golpearse unos con otros,
sólo se escuchaban quejidos, golpes impactantes,
movimiento de sillas y camas, por último... silencio.
El volumen del televisor seguía igual, mientras que
preocupado me levanté de la cama y salí al pasillo
asomándome, supuestamente en forma distraída. Una
32

pareja de turista norteamericanos pasó por ahí pero no
sospecharon nada. Después pasó el gerente del hotel, y
preguntó muy disimulado que si necesitaba algo, le
sonreí pero le dije que no.
Esperé cinco minutos más y se escucharon de nuevo
sonidos en el cuarto de los jugadores, y después risas,
alguien salió del 318, abrió la puerta, y se me quedó
viendo, se le veía tranquilo, después se retiró.
Fuera tensiones
Los demás habían salido uno que otro con moretones y
algún raspón, algo de sangre leve en la nariz, pero en
todo lo demás como si nada. Habían sacado todas sus
tensiones y emociones reprimidas y habían aclarado por
fin sus malos entendidos.
– Por fin se acabaron las presiones–, dijo el que los había
asusado–. Ahora sí vamos a prepararnos y a descansar,
tenemos que regresar listos, ir preparados, recuerden que
regresamos con nuestra afición, y ahora vamos contra los
Charros del Jalisco.
Alguien contestó:
– Pues que los Charros paguen los platos rotos que aquí
nos estrellaron.
33

Al concluir la violenta pero positiva riña entre los
jugadores, y habiendo salido todos de la habitación, le
bajé el volumen al televisor. Le había subido el volumen
al aparato cuando empezó la discusión, para que se
opacaran así los ruidos que salían del cuarto 307.
– A descansar muchachos–, dijo el veterano en cuestión.
–Que vamos a nuestra tierra, vamos a Monterrey, esto
tiene que cambiar.
34

Capítulo 3
EL DESQUITE
El destino ya había marcado otros derroteros para los
Sultanes de Monterrey, A su regreso del Sur, el
calendario marcaba las siguientes confrontaciones en 4
partidos,.. 2 sencillos y 2 en doble juego, viernes y
sábado sencillos y domingo doble. Dereck Bryant estaba
enterado de todo lo que acontecía dentro y fuera del
terreno, y llevaba a Monterrey, sus propias conclusiones.
Traía los numeritos contra la serie del Sur, sabía que le
había ido mal, y que el reencuentro que se llevaría a cabo
en el Norte con su afición, tenía que ser más positivo,..
menos tenso.
En casa principiaría su ardua labor de selección,... quizá
cambio de posiciones, tanto en el fildeo, como en el
orden al bate... Dereck Bryant, siempre tenía llegando al
parque, el orden al bate listo, y colocado en un lugar
visible, para que lo anotaran todos los medios,... eso
facilitaba nuestro trabajo.
El esfuerzo llevado a cabo, por los Sultanes en el Sur, no
había sido nada benéfico en cuanto a resultados
deportivos, pero el espíritu de camaradería y amistad,
volvía a flotar en el ambiente... Los jugadores se habían
vuelto a encontrar a sí mismos.
35

La recta final
Sin embargo, estas series fueron la salvación para los
Sultanes, ya que fueron siete que pusieron a prueba la
experiencia de Dereck Bryant y la armonía y fuerza
sultana que dio muestras de querer carburar.
Las siete series fueron las siguientes: Charros en casa,
después los Sultanes viajaron a Aguascalientes contra los
Rieleros de don Pepe ¨Zacatillo¨ Guerrero, y regresaron a
Monterrey contra Reynosa, para salir sobre los Acereros
del Norte, continuar contra los Tecolotes, de Andrés
Mora, regresar a Monterrey, contra los Algodoneros de
Unión Laguna, de los señores Dueñes Zurita.
Todas estas series fueron positivas para los Sultanes, ya
que los de casa jugaron un total de
26 encuentros, perdiendo solamente 5. En estas series
estuvo la clave para que Sultanes amarrara su
clasificación para los playy offs 95.
Los equipos de la zona Norte
Monclova casi estuvo definido antes de concluir la
campaña regular, con grandes tropiezos. Esa gran afición
norteña aguantó los embates de una temporada llena de
sinsabores, pero con una esperanza que nunca cristalizó:
36

la entrada a los play offs. En Monclova se cubrieron
todos los medios, y además en abundancia, ya que
tuvieron en forma sensacional, t.v. en vivo todos los días
en los juegos locales, además de las 2 estaciones de radio
que cubrieron esta campaña.
Charros de Jalisco, mezcla de grandes veteranos y nuevos
valores, que sin duda serán la esperanza del año próximo,
con cambios en su directiva, ya que regresó al béisbol un
viejo amigo y gran conocedor el lic. José Luis Gutierrez
que sin duda va a ayudar mucho a sus Charros para el
siguiente año, pero que lamentablemente este año, no
ofrecieron buenos resultados a su afición. Principiaron
bien, y con Fernando Villaescuza al frente, tuvieron
buenos momentos, pero el equipo no carburó como
deseaban los tapatíos, ya que el plantel no ofrecía los
resultados requeridos por su noble afición.
Panchito García, puso su máximo esfuerzo, pero
lamentablemente la cantidad de juegos ganados no
fueron los suficientes para salvar a su equipo y no
funcionaron los Charros.
Siguen los del Norte
37

Aguascalientes no perdió pisada, amalgamó un equipo
que el año pasado no funcionó, pero que este 95 dio la
gran sorpresa casi sin cambios sólo uno: el manager
¨Zacatillo¨ Guerrero, y en gran mancuerna su hijo,
Héctor, que prácticamente fue sus ojos. Don Pepe, fue el
as del equipo, motivo y fuerza, gran experiencia, un tim
de respeto, y de pronósticos reservados en la recta final.
¡Ah!, cómo dieron problemas, fueron la piedra en el
zapato de todos los equipos y por poco y se cuelan al
play off.
La directiva quedó muy complacida con su trabajo, una
directiva joven, recién llegados a las filas del béisbol:
Oscar y José Lomelín Ibarra para ser su primera vez,
magníficos.
Algodoneros del Unión Laguna. Un trabuco cardíaco en
la final, que tuvo problemas al principio por la falta de
sus extranjeros que buscaban su gran oportunidad. Como
esquiroles en grandes ligas trataron de sacar de la jugada
a los de casa ya que las últimas siete series fueron
definitivas, y ahí se jugaban la clasificación, Laredo,
Torreón, Aguascalientes, Saltillo y Monterrey, porque
Reynosa ya estaba prácticamente clasificado.
En estos últimos 10 encuentros, no se sabía todavía quién
tenía posibilidades y quién no, y Torreón, el gran trabuco
38

lagunero, venía por sus fueros, en una final que les movió
las esperanzas a todos los norteños pero lamentablemente
para los laguneros, se quedaron en la recta final, ya que
Reynosa, les hizo el favor a los de Torreón, sacándolos a
la hora buena porque Reynosa nunca perdió el liderazgo,
y Sultanes se amarró milagrosamente ganando
dramáticamente los siguientes 21 encuentros de un total
de 26. ¡Los Sultanes estaban increíbles!
Los Tecolotes de Nuevo Laredo. Hizo historia un equipo
nada prometedor, con un arranque difícil, y criticados por
ser los famosos ¨Tigres del Norte¨, ya que les habían
dado un equipo que casi en su totalidad, había sido
Tigres. Todo esto fue a la salida del señor Lozano.
Sin embargo ahí estaba Andrés Mora Ibarra, y pocas
veces se ve un mánager que siendo novato, tenga una
buena campaña. Aún así Andrés Mora, armó la grande
con sus muchachos y puso a temblar a los trabucos tanto
del Norte como del Sur, ganándose el respeto de propios
y extraños, teniendo una final por la clasificación
verdaderamente sensacional. Ya dentro de los play offs
del Norte, luchó contra Reynosa en una serie de
pronóstico reservado. Qué gran trabajo el de Andrés
Mora, y esa gran afición que regresó con sus Tecos.
¡Fantástica!
39

Broncos de Reynosa
Este gran trabuco se menciona aparte. Tuvieron una
temporada sensacional. Se les presintió como el gran
finalista para la fiesta final, pero increíblemente en la
confrontación por los play off del Norte, Sultanes llegó
embalado, y en una serie sensacional de seis partidos los
sultanes de Monterrey sacudieron a Reynosa, y lo
eliminaron de la gran fiesta final.
En Reynosa, los Broncos les metieron los dos primeros y
cuando vinieron a Monterrey, los Sultanes cobraron
venganza ganando los tres siguientes partidos en forma
consecutiva, ante una afición emocionada, que apoyaba a
su equipo al máximo.
Regresaron a Reynosa, para ganarles Sultanes el sexto
partido, eliminando así a un equipo Broncos de Reynosa
que en forma por demás inexplicable, se quedó en el
camino.
Ya para ese momento, la afición regia, se había
reencontrado con sus Sultanes, y esa afición, tenía un
presentimiento, el Estadio Monterrey empezó a lucir sus
mejores galas por que regresaba a su parque su amor: la
gran fanaticada de Monterrey.
40

Saraperos de Saltillo
Con una nueva imagen, los Saraperos estrenaban
presidente: el C:P Javier Cabello Siller, con el mismo
gerente Víctor Fabela, y repitiendo por segundo año
Roberto Castellón su mánager.
¿Cuál era la nueva imagen, cual era el atractivo? los
novatos. Una buena cantidad de jóvenes que bajo las
enseñanzas de Ray Padilla, coach de los Saraperos, los
habían fraguado tanto en la liga otoñal como en la
sucursal de Zacatecas.
Ahí, en el crisol de la práctica constante y la experiencia,
los nuevos valores empezaban a rendir sus frutos. Uno
de los grandes novatos era el segunda base Jorge
Presichi.
La mezcla de veteranos y novatos dio sus frutos, pero el
esfuerzo desarrollado y el desgaste natural de la
temporada, les permitió llegar solamente a la pelea por el
liderato de la zona Norte en su primera etapa.
Cabe resaltar la magnífica labor de los veteranos,
Houston Jiménez, Denio González y George Wrigth, y la
tremenda labor de pitcheo del “Pato” Rodríguez.
41

La gran afición de Saltillo fue testigo del esfuerzo
realizado en esta campaña y la realidad,
que a comentarios aisaldos recogidos en Saltillo, la
afición quedó muy satisfecha con su equipo.
Núcleo Deportes 1190
Los play offs se acercaban ya y en Núcleo Deportes 1190,
el lic. Bernardo Bichara, ordenaba los preparativos para
la gran final. Estábamos a punto de concluir una campaña
sacada a base de grandes esfuerzos, llevando hasta sus
hogares, 116 partidos, que usted vivió amigo aficionado a
través de las voces y estilos de 1190.
59 Cotejos en forma local y 57 en gira, con el apoyo de
mi compañero Genaro Banda, hasta Guadalajara en
coche de la empresa, y las demás giras en avión no
escatimando Núcleo Radio Monterrey, esfuerzo alguno
para hacer llevar hasta sus hogares, a su sillón favorito
todo lo que pasó esta gran temporada, con la voz en gira
de este servidor.
Núcleo Deportes 1190, fue la única emisora que
acompañó siempre a Sultanes, en las buenas y en las
malas, proporcionándole todo el apoyo a Sultanes, a
través de quien esto escribe, en forma directa y con
42

sonido exclusivo. Si alguien merecía estar en la gran
fiesta era Núcleo Deportes.
Los medios de comunicación (con respeto)
Pero también se preparaban para la gran fiesta otros
medios no menos importantes: XEMR estación de gran
potencia, con una crónica experimentada, y muy centrada
del dr. Raúl Dávila Miranda y Martín Contreras, ambos
colaboradores de Radio Alegría, empresa de los señores
Estrada.
XEOK, estación de Radio Acir Nacional, importante
consorcio de los sres. Ibarra, en la capital del país, y en
Monterrey, con su estación representativa en béisbol,
Fernando Villarreal, Many Records, León Mario
Morales, y en comentarios a nivel de terreno, el gran
Vinicio García. A nivel nacional bajo la sub dirección
del lic. René España.
XERG, fue la gran ausente extrañando la afición de
Monterrey la tradicional voz del gran Chabelo Jiménez,
quien concluyó la temporada, narrando para XEOK.
Gajes del oficio. Al final de cuentas regresó Chabelo
Jiménez al grupo de sus amores: Estrellas de Oro
43

La televisión del canal 28, con Alejandro Campos y
Tomás Víctor López; y el canal 2 local con la linda
morena Blanquita Cisneros, que cubrió con sus reportajes
casi toda la campaña.
En la prensa local, el periódico EL NORTE, con Marco
Almaráz y Efraín Rodríguez; la presencia de Estrellas de
Oro, con El Diario de Monterrey; Tomás Víctor Lopez,
con El Porvenir
Además de revistas y tabloides quincenales que
apoyaron en forma entusiasta la temporada de los
Sultanes 95. En fin, en la Sultana del Norte por medios
de comunicación no se paró.
Contando naturalmente con el medio de comunicación
más eficaz en el mundo: la información directa. Los
aficionados que se pasaban las noticias de boca a boca,
jalando así, el regreso de la vieja afición y que al
llamado de El Rey, volvía a su equipo ¡regresaba al
Estadio Monterrey!
Núcleo Deportes 1190
Conformó un equipo de trabajo, ágil con el lic. Héctor
Bencomo como coordinador y narrando en forma local,
también en la localidad el lic. Francisco Peña, en
44

comentarios a nivel de terreno, así como en la cabina en
los juegos foráneos.
Narrando también como invitado en algunas ocasiones,
Edgardo Arrambide Paz y en los comentarios en cabina
en el estadio, Orlando Gabriel Montalvo.
En gira Genaro Banda en el área técnica, y Pepe
´Monterrey¨ González, en los juegos tanto locales como
foráneos. Los grandes ausentes, pero que en alguna
forma han sido parte de la historia de Núcleo Deportes:
Manuel Renovato, Manuel González y la pimienta
diferente, distinta, especial, Tedy Figueroa. Cómo lo
extrañamos esta temporada. En la gerencia general
operativa el lic. Adolfo Fernández Moreno, todos bajo la
dirección general del lic. Bernardo Bichara.
45

Capítulo 4
EL GALLARDETE 1995
Los Diablos Rojos del México finalizaron su campaña
sin pena y sí con mucha gloria, ya que concluyeron
ganadores en forma arrolladora. Su presencia en la Liga
le ha dado por décadas calidad e importancia al béisbol
de verano y su entrada a los playy offs fue triunfal,
!aplastante! Se presagiaba una final verdaderamente
dramática... y no nos equivocamos.
El sábado 13 de agosto abrió la serie por el campeonato.
El Estadio Monterrey lució radiante, con más de 25,000
aficionados presentes. El primero de la serie. Esa noche
los Sultanes del Monterrey ganarían a los Diablos Rojos
8 carreras a 3, por lo que los aficionados veían venir una
serie por demás espectacular.
El domingo 14 de agosto, dos horas antes del segundo
encuentro, el Estadio Monterrey, lucía a reventar y los
aficionados coreaban y cantaban entusiasmados, en un
partido que daría grandes emociones a los Sultanes para
que continuaran por el camino de la victoria venciendo
ahora a los Rojos 7 carreras a 3.
Los Sultanes estarían en la Capital el 16 de agosto para
continuar la serie. Por lo pronto llevaban dos triunfos en
46

sus alforjas y muchas ilusiones. !Quizá de regresar a
casa, para ganarles en 6 ó 7 juegos a los Rojos del
México!.
Por fin
El avión de Mexicana despegó a las 8 de la mañana y 50
minutos, remontando el vuelo sobre nuestro cielo
regiomontano, cerramos los ojos un buen rato. La
desvelada de la noche anterior nos exigía descanso, pero
no lo logramos, así que decidimos soñar un poco.Los
Sultanes del Monterrey, viajaban a la capital con un
récord impresionante.
A los Saraperos de Saltillo los eliminaron en cinco
confrontaciones y a Reynosa en seis cotejos, para
quedarse con el campeonato de la zona norte.
Ahora por el campeonato nacional, a los Diablos les
habían metido los primeros dos, o sea que de un total de
trece confrontaciones del play off solamente llevaban
perdidos tres, uno contra Saltillo y dos contra los
Broncos, y hasta el momento tenían en el filo de la
navaja a los Diablos. Los Escarlatas de los dos juegos
anteriores, !no llevaban ningún juego ganado!
47

En esos dos primeros encuentros por el gallardete
nacional contra los Diablos ganó Sultanes 8 carreras
contra 3, siendo el ganador Narciso Elvira y el segundo
lo ganó de nuevo Sultanes, por pizarra de 7 a 3,
triunfando en ese partido Héctor el “Caballo“ Heredia.
Sumaban hasta ese momento en total 15 carreras de los
Sultanes contra 6 de los Diablos.
Monterrey, llevaba un pitcheo muy descansado resultado
del trabajo del manager Dereck Bryant.
Pequeños detalles
El vuelo fue tranquilo, con las pequeñas variantes en las
zonas en donde aparecen las famosas bolsas de aire.
Genaro siempre respetuoso de los aviones se puso de pie
a la hora del almuerzo y cuando estaba dentro del baño,
lo sorprende una bolsa de aire, que casi lo saca del
privado. Cuando regresó con nosotros venía pálido. Le
ofrecieron de almorzar pero él muy cortés declinó el
servicio, traía náuseas y qué bueno que no comió nada, si
no la bañada que nos hubiera dado con los sobrantes
licuados, que de por sí ya quería expulsar.
Cuando llegamos al hotel me fui con mi hijo Cesar a la
Basílica de Guadalupe, tenía mucho tiempo que no la
48

visitaba y era una buena oportunidad de mostrarle
nuestros respetos a la reina de los Mexicanos..
Me encontré a Roberto Magdaleno, gerente de los
Sultanes orando fervoroso frente a la imagen de la
patrona de México, siempre que puedo y vengo a
México, vengo a ver a la Virgen. Los Sultanes somos
muy devotos de ella “en especial la familia Máiz”, me
dijo, y agregó:
– No sabes cuán milagroso es el poder de la oración. Lo
que tú le pidas con amor y fervor no te lo niega–, recalcó.
Esas palabras yo no las olvidaría.
!Trabuco de papel¡
Salimos a comer, después de un descanso en el Hotel
Saratoga, hotel sede de los periodistas que cubríamos los
juegos de los Sultanes y los Diablos.
Fuimos a comer con mi amigo don Manuel Valay,
gerente del restaurante de los Visquets, de la Obregón, y
platicando con él nos externó su inquietud respecto a
cómo iban estos play offs.
El señor Valay apoyaba a sus Diablos pero profundo
conocedor, presentía algo. Los resultados de los dos
49

juegos anteriores realizados en Monterrey no le tenían
nada satisfecho.
Sabía de los triunfos de Sultanes sobre Saltillo primero, y
Reynosa después, y de como venía ahora en contra de los
Escarlatas, comparó la serie Sultanes-Reynosa, contra la
serie Tigres- Diablos... y no le daba muchas posibilidades
a su equipo capitalino.
Nos comentó de la columna de nuestro viejo colega y
amigo Tomás Morales, en el diario nacional La Afición,
le preocupaba el desglose de los acontecimientos entre
Sultanes y Diablos que hacía Tomás en sus columnas,
tildando a los Sultanes de trabuco de papel.
Le expliqué al sr. Valay, que quizá se expresaba así por
la temporada tan irregular que tuvieron los Sultanes,
aunque en la primera vuelta quedaron en tercer lugar y
mientras tanto Diablos, había quedado en primero.
Esos 26 encuentros para cerrar la temporada habían
demostrado en forma dramática, que Sultanes podía ser
un fuerte candidato a los playy offs, y que la salida de
Torreón, Saltillo, Laredo, y Reynosa, que eran candidatos
poderosos, permitía a los regios, llegar a los play offs,
con una invitación toda maltrecha y arrugada, y con
pocas posibilidades de ganar el gallardete de la Liga
50

Mexicana. Aunque la realidad es que hasta esos
momentos Sultanes. llegaba a la capital embalado.
Suspensión
El miércoles 17 de agosto llegamos al Parque del Seguro
Social para el primer cotejo del tercero de la serie, la
algarabía era enorme. Saludamos a los colegas de la
capital, Antonio de Valdéz y a mi viejo amigo Roberto
Sosa. Mientras una leve llovizna caía en todo el parque
nosotros charlábamos animosamente con el presidente de
la Liga Mexicana, el lic. Pedro Treto Cisneros
aprobechando para agradecerle las magníficas 50
enciclopedias del béisbol, así como el uniforme réplica
de Héctor Espino, ambos obsequios por conducto de su
tienda “Deportes Treto Cisneros”. Dichos presentes
fueron para Núcleo Deportes, que a su vez los regaló a la
afición regiomontana, en el transcurso de la temporada.
La lluvia no dejaba de caer obligando a los ampayers a
posponer el juego de ese día para la noche siguiente.
Esperanza... inquietud
51

Jueves 17, un día muy llovido por la tarde, los
aficionados llegaban para vivir el tercero de la serie,
esperando la reacción de sus Escarlatas, que regresaban
con dos derrotas a la Capital.
Llegamos colocando el equipo de transmisión,
agradecidos con el Lic. Nestor Alva Brito, Secretario de
Relaciones de la Liga Mexicana, que siempre estuvo al
pendiente de nuestra instalación, y trabajo.
Los play offs son manejados en forma directa por la
Presidencia de la Liga Mexicana, y ésta se reserva el
derecho de aceptar las estaciones o cronistas que deberán
de transmitir tan trascendental espectáculo.
Dentro de los asistentes al evento, se encontraba también
Núcleo Deportes 1190, a invitación expresa del lic. Pedro
Treto Cisneros.
El Parque del Seguro Social empezaba a conformar su
propio espíritu, impulsados por la esperanza. El Alma,
de esa gran afición Escarlata, lista para el apoyo a la
batalla.
Mientras que en Monterrey, al no poder viajar todos los
aficionados que hubieran querido, apoyaban desde lejos a
sus Sultanes, con la esperanza de ganar en la gran final,
nerviosos, preparados quizás para una larga espera, una
espera llena de angustia, como un Parto muy
52

accidentado, en donde mis norteños, esperaban
anhelantes el nacimiento de un nuevo Campeón, Los
Sultanes del Monterrey.
Qué matrimonio
México, es una ciudad, que enfrenta sus propios
problemas, en cada puerta se esconden las esperanzas y
frustraciones de aquellas familias que en cada amanecer
agradecen al Creador, los dones recibidos y alguno que
otros amanece con la plegaria de pedirle a Dios que los
ponga donde hay, que de lo demás ellos se encargan.
También el amor forma parte de la vida, sea bueno o
malo, el hombre no puede prescindir de él, y la familia
Barrada no era la excepción.
Una pareja sin hijos, formada por Esteban y Aminda. Él,
un flaco coquetón, que creía que traía a todas las mujeres
de México bien muertas, y Aminda una guapa morena
que no quería tener hijos por no estropear su curvilínea
figura, y que presumía, como mi comadre Choco, en el
Estado de Sinaloa, que los más importantes jugadores
escarlatas conocían sus más profundos secretos. Mientras
que Esteban escondía sus frustraciones deportivas al no
haber calificado en su infancia, y posteriormente en su
53

juventud, en el deporte de sus amores: el béisbol y
tachaba de ingrato a Mike Brito porque según Esteban, ni
un lazo le echó en sus mejores momentos.
Esteban, aprovechó esta serie, para reunirse son supuetos
amigos, pero en realidad se reuniría con la Güera
Carmina, una rubia oxigenada que le iba a los Sultanes
por que era de Monterrey. ¡Imagínese que encuentro de
pasiones y deportes!.
Quedaron de encontrase en el Jardín Central, un
hotelucho de mala muerte para ver por televisión la serie
Diablos Sultanes.
Los aficionados
Detrás del béisbol
El Tacho era un moreno barba roja que deambulaba por
el Parque del Seguro Social toda la temporada.
Alcohólico y tragón, gustaba de apuestas regulares. Esa
noche dividía su coraje y atención a la porra sultana, por
las burlas de que le hacían objeto. De tanto en tanto
cruzaba apuestas con los aficionados más cercanos a él,
tratando de acertar qué bateador sería el último out de la
entrada. En realidad no perdía mucho pero tenía un gran
54

defecto: no sabía perder y recurría a cualquier
subterfugio para evitar el pago de la deuda contraída.
Refugio, La Güagüis, era un personaje raro, que pensaba
que aunque la naturaleza no le había hecho justicia, y el
destino le había dado un cuerpo que no quería, deseaba
casarse con un jugador de béisbol, pero al no encontar
jugador que lo quisiera, se conformaba con escarceos y
coqueteos románticos a algún aficionado.
El reverendo Saldaña jugó mucho béisbol en el seminario
hasta que en una ocasión rompió los vidrios de su
dormitorio y lo castigaron. En un partido en el Seminario
de Guadalajara, contra el de Toluca ampayó un encuentro
y cuando el Señor Obispo de Guadalajara entraba
corriendo a home, el ampayita Saldaña, le marcó out en
la jugada, al llegar la bola al mismo tiempo al cacher y
eso le valió !dos años más de reclusorio en el seminario
que lo normal!
Ahí se le acabaron sus ansias de jugador y prefirió servir
en forma más directa a Cristo. Era más fácil ya que el
Señor !No juega béisbol!
Por otra parte el Romeo Esteban estaba muy triste, sus
pingos no carburaban, aunque eso no le bajó la moral y
tratando de sacar fuerzas de flaqueza, (porque además era
muy flaco) le quiso pasar la bola por el centro a la Güera
55

Carmina y la Güera motivándolo, le decía al oído que si
cumplía lo perdonaba, aunque ganara su equipo.
Ceremonia de apertuta.
Tercer juego
La ceremonia fue sencilla, sobria, con mucho respeto se
efectuó a las 19:00 horas. Se llamó primeramente a los
equipos participantes para que se colocaran en el terreno
de juego. Sultanes del Monterrey por la raya de home a
tercera base, y los Diablos de home a primera.
Acto seguido se entonó el Himno Nacional, que todos los
presentes cantaron con respeto, mientras al fondo
ondeaba nuestra enseña patria.
Se hizo el lanzamiento de la primera bola, todos los
presentes aplaudieron el acto, los bocones que formaban
la porra norteña, y que dieron un gran apoyo a los regios
toda la temporada, se instalaron detrás del techo de su
equipo, y mi buen Felipe, el porrista mas antiguo y
espectacular del béisbol mexicano con los Sultanes, llegó
con dos camiones llenos de aficionados que venían de
Monterrey, para dar todo el apoyo a la familia Máiz.
Ambiente de béisbol
56

Los módulos de ventas, de tacos, enchiladas, sopes,
quesadillas, garnachas, y todo lo concerniente a nuestra
rica y tradicional comida mexicana, estaban atestados. La
gente hacía cola para llevar su platillo favorito,
acompañado de su refresco, agua de sabores, o una
espumeante cerveza.
Aquí aparece Tacho, un aficionado salido de las filas del
deporte amateur y que como muchos se quedó en el
camino, haciendo de su vida lo que pudo, un apostador
profesional, que mientras se echaba sus ¨alipúses¨, corría
sus apuestas en cada lanzamiento.
– Van cincuenta a que es strak– decía y le sobraban
seguidores que sentimiento entrelazaban su dinero, ya
daban, ya recibían. Los ladrones, que nunca faltan en
espectáculos como estos, esperaban cualquier descuido
en las carteras para meter mano. El Padre Saldaña,
sacerdote de una iglesia cercana, rosario en mano, oraba
fervorosamente, y le daba un trago a su oculta botella de
pulque, combinándola con cerveza, mientras pedía por
sus escarlatas. Por otra parte, Refugio alias ¨La
Güagüis¨, acomodado por el lado de la primera base,
charlaba animoso con su Romeo en turno aplacándo, así,
sus románticas inquietudes. Estaba con un jovenazo que,
57

interesado en el juego, ni lo pelaba, y el rarito se le
acomodaba diciéndole:
– Ya sabes, si ganan los Diablos, soy tuya, para festejar
el acontecimiento.–
Y el chavo, aprovechando la recta, pedía todo lo que
quería de cenar, porque pagaba el mariconcito, y entre
taco y taco, rogaba a todos los cielos que ganaran los
Sultanes, para evitar la amenaza de reventón amoroso en
puerta de la tremenda Güagüis.
Total, un ambiente de pachanga que prometía comida,
bebida, pasiones, rezos y deportes, todos iban en forma
sana pero no faltan, como siempre, los agüafiestas.
Capítulo 5
SULTANES DEL MONTERREY Y DIABLOS
ROJOS DEL MÉXICO
Los Sultanes del Monterrey, fueron anunciados con el
siguiente orden al bate:
58

Jardinero Izquierdo.....................Cornelio García (7)
Segunda Base.................................Miguel Flores (4)
Jardinero Central.................José Rafael González (8)
Primera Base.......................Guillermo Velázquez (3)
Jardinero Derecho.............Juan Carlos ¨El
Canelo¨Canizalez (9)
Bateador
Designado...........................................................José
Tolentino Franco (0)
Catcher..............................................................................
................Alfredo Meza (2)
Tercera
Base..................................................................................
Ramón Orantes (5)
Parador en
Corto...............................................................................R
emigio Días (6)
Los Diablos Rojos presentaron el siguiente orden al bate:
Jardinero
Central...........................................................................D
aniel Fernández (8)
59

Jardinero
Derecho............................................................................
Luis Arredondo (9)
Tercera
Base....................................................................................
..Bernardo Tatis (5)
Bateador
Designado..........................................................................
.........Ty Geini (0)
Catcher..............................................................................
...................Omar Rojas (2)
Primera
Base...................................................................................
Nelson Barrera (3)
Jardinero
Izquierdo.......................................................................R
oberto Méndez (7)
Parador en
corto........................................................................José
Luis Sandoval (6)
Segunda
Base..................................................................................
Vicente Verdugo (4)
60

Sultanes. Primera entrada
Parte alta
Cornelio García vino como primer bateador y se entregó
con una rola a la inicial. Miguel Flores fue ponchado para
el out número dos, mientras que José González conectaba
su primer imparable de la noche. Eso me recordó la
mentira piadosa, que le dije, para calmarlo allá en
Minatitlán, respecto a que batearía contra el pitcheo
contrario dándole el triunfo a los Sultanes !pero cuándo
sería ese partido! Una rola de Velázquez a la primera me
regresó a la realidad y así concluír la primera mitad.
Diablos Rojos. Primera entrada
Parte baja
Los Escarlatas entregaron con facilidad la primera
entrada siendo dominados Fernández, Arredondo y Tatis,
todos con fildeo en el cuadro, luciendo bien el pitcheo de
Mercedes Esquer.
Sultanes. Segunda entrada
61

Parte alta
El Canelo Canizalez, llegó a los play offs acompañado de
excelentes números que trabajó a través de una gran
campaña.
El mejor promedio de bateo de los regios vino en turno
abriendo la entrada con sencillo al centro y la gritería
norteña se dejó escuchar, pero fueron silenciados
rápidamente cuando bateó José Tolentino para doble
play. Después vino Meza y se entregó con rola a las
paradas cortas para el out número tres, hasta ese
momento todo tranquilo.
Diablos. Segunda entrada
Parte baja
Ty Geini se ponchó, Rojas fue pasaporteado y Nelson
Barrera, bateó para doble play. El encuentro se fue rápido
desde un principio, y eso denotaba el dominio de ambos
pitchers, porque también Many Hernández traía lo suyo.
62

Sultanes. Tercera entrada
Parte alta
En el Parque del Seguro, los aficionados capitalinos
apoyaban animosos a su equipo, y aún cuando había más
de 15,000 aficionados, los bocones y el güero Jelipe,
aumentaban la presión con sus gritos.
Por otra parte, también la tensión hacía presa de los
directivos. Pepe Máiz, pegado al dog aut de los Sultanes,
y Roberto Manzúr, por el lado de la primera base
mirando constantemente al dog aut escarlata, ambos
directivos, pensaban en las opciones que tenía cada uno,
pero naturalmente, ellos sabían que sólo uno podría ser el
campeón.
La tensión también llegaba a los aficionados, que por los
dos lados se presionaban, unos en las apuestas directas, y
otros en las quinielas.
El nerviosismo iría creciendo conforme avanzara el
encuentro, hasta convertirse en una olla de presión, a
punto de estallar, los ingredientes de violencia, se
empezaron a mezclar, tanto en actitudes, como en
bebidas.
La gran mayoría, sabía que era una confrontación que no
tenía nada de simple. Se estaban jugando el Campeonato,
y mientras se preparaba la apertura de la siguiente
63

entrada Roberto el quinelero, hacía su agosto. Era una
venta de opciones y también de ilusiones, se valía soñar.
Tercera entrada
Parte alta
Mientras todo esto pasaba, los Sultanes tomaron su turno
numero tres al bate. Remigio Días, conectó su primer
imparable del partido, se estafó la segunda base, y en
bola ocupada se fue hasta la antesala porque Cornelio,
fue sacado out con rola al cuadro, para que Remigio
avanzara pero ya con anterioridad, Ramón Orantes, había
sido out con elevado al derecho. Miguel Flores entregó
un elevado al centro, terminando así con las esperanzas
de los aficionados de Monterrey, que pedían a gritos la
primer carrera regia.
Diablos Rojos. Tercera entrada
Parte baja
64

Estos fueron dominados en fila india, Mendez...
Sandoval... y Verdugo... el pitcheo Sultán, funcionaba
muy bien todavía.
Cuarta entrada
Parte alta
Seguía la presión... Sultanes conectaba de hit pero no
concretaba. El pitcheo lucía muy bien por ambas partes.
Esquer y Hernández estaban enfrascados en un
sensacional duelo. Y este era un agarrón de pronóstico
reservado. Y sus respectivos fans arreciaban en sus
muestras de simpatía, el apoyo era definitivamente muy
emotivo.
Al concluir la cuarta entrada, terminaba en forma
fenomenal Hernández, ya que había dominado a los tres
siguientes Sultanes: José González, elevó a la segunda,
Velásquez se entregó con rola a segunda y Canizalez
elevó al izquierdo, para el out número tres.
65

Con los Diablos Rojos. Cuarta entrada
Parte baja
Mercedes Esquer logró dominar también a los siguientes
tres pingos: Fernández y Arredondo cayeron con
elevados a los jardines, y Bernie Tatis roleteó al short y
la cuarta entrada concluyó.
Quinta entrada
Parte alta. (Primer escalón)
Mientras tanto en la quinta entrada abrió el turno José
Tolentino que al primer lanzamiento sorprendió a
Hernández con sencillo al jardín central y avanzó a la
segunda en bola ocupaba, por rola a la segunda de
Alfredo Meza, José Tolentino salió oportunamente a la
orden de bateo y corrido, y eso lo salvó de ser puesto out,
evitando así el doble play. Tolentino se fue a la tercera
base, aprovechando un lanzamiento descontrolado del
pitcher y vino al bate, Ramón Orantes. No tenía hit en un
turno legal. El Many lo tenía casi dominado en cuenta de
dos strikes. El pitcher se confió y le mandó una recta por
66

el centro del plato, Orantes le tiró haciendo contacto con
la pelota. Había salido un fogonazo del bate de Orantes,
Méndez se replegó al fondo rumbo al izquierdo por la
franja de advertencia, y a la vez que vigilaba al corredor
en tercera, seguía la trayectoria de la bola. Sabía que al
capturar la esférica, provocaría la jugada de pisa y corre,
y si dejaba picar la pelota, Tolentino entraría de todos
modos con la primer carrera de los Sultanes. En ese
momento cómo deseaba que saliera la pelota a terreno de
foul, pero no fue así y se la tuvo que jugar. Degolló
entonces ese batazo y mandó el tiro al cuadro, mientras
que en jugada de pisa y corre, entraba la primera carrera
de los regios, abriendo con esa carrera el marcador, y
daba comienzo la fiesta. La explosión de la porra norteña
fue ensordecedora.
Al mismo tiempo entre el graderío el padre Saldaña
soltaba la cheve de sus manos, lanzando una grandota...
pero interiormente, porque se la tuvo que tragar... él no
podía externar públicamente ese tipo de vocabulario.
Refugio “La Güagüis”, quitó disgustado su manita de la
pierna del galanazo en turno. Mientras que el Tacho,
caliente por la sorpresiva carrera Sultana pagaba,
obligado, sus primeros $300.00. al haber apostado que la
primera carrera sería de los escarlatas. Enfadado por el
67

esultado el Tacho, pidió otra chela bien helada y tres
más de cochinita pibíl, para el coraje, en esos momentos
Remigio conectaba una rola a la inicial, concluyendo así,
la parte alta de la quinta entrada. Sultanes, ya estaba
arriba con la primer carrera, mientras la porra escarlata
callaba, los bocones y el güero Felipe atronaban el
ambiente, entonando la primera estrofa del corrido de
Monterrey. En la caseta diabólica mi buen amigo Marco
Antonio Vázquez, lucía preocupado. La ofensiva de los
Sultanes, empezaba a surtir sus primeros efectos,y en sus
más profundos pensamientos aparecía la egregia figura
del héroe de mil batallas, el gran líder ya fallecido. Cómo
le gustarían sus consejos y apoyo en estos momentos tan
dramáticos y quedo, muy quedo, apenas susurraba su
nombre: Cananea, Cananea, !Cananea!
Mientras tanto en otro lugar, en el hotelucho el Jardín
Central Esteban hacía su luchita con la Güera Carmina,
pero al entrar la carrera sultana número uno, la Güera
soltó emocionada el telebreje del galán que, incrédulo,
veía en la televisión cómo abrían los visitantes el
marcador, y del coraje... ¡se le durmió el gallo!
Diablos Rojos. Quinta entrada
68

Parte baja
Mercedes Esquer se sintió apoyado por su ofensiva y
salió con un gran control dominando a los tres siguientes
bateadores. Geini elevó al jardín central, Omar Rojas al
jardín derecho y Nelsón Barrera también fue dominado
por flay al prado derecho para el out número 3. El pitcheo
Sultán estaba desinflando a la ofensiva escarlata.
Capítulo 6
SEXTA ENTRADA. EL REMACHE
En la quinta entrada, Sultanes abrió el marcador y al
concluir su se estaban imponiendo a los Diablos una
carrera por cero. Aparentemente, la cosa ahí quedaría
pero no fue así. Daba la impresión de que Man
Hernández volvería a la senda del triunfo, pero la
69

situación fue diferente ya tenía dominados a dos
visitantes, Cornelio García y Miguel Flores.
Nunca sabremos si fue por respeto a Hernández, a los
bateadores o por descontrol en su pitcheo, pero el caso es
que pasaporteó a José González tomando la decisión en
la cuenta máxima. Vino Guillermo Velázquez quien
había sido dominado en las dos ocasiones. Parecía presa
fácil de los lanzamientos escarlata pero, al primer envío
prendió la pelota, colocándola en los terrenos de Daniel
Fernández, trayendo para home a José Gonzáez
timbrando así la carrera número dos de los Sultanes de
Monterrey.
Más carreras
José González trajo así la carrera número dos para los
norteños, mientras que en la jugada avanzaba a la
intermedia Velázquez. Juan Carlos Canizalez vino en
turno al bate conectando su segundo imparable de la
noche al prado derecho, trayéndose por delante a
Velázquez con la carrera número tres de los Sultanes de
Monterrey.
En la jugada, al llegar a home Velázquez el “Rayo”
Arredondo mandó la pelota al cuadro cortando el tiro
70

Nelson Barrera al ver que el ¨Canelo¨ Canizalez se
mandaba para la intermedia y mandó el tiro a la
asistencia del Borrego Sandoval, sacando así, en la
segunda base el tercer out. Pero el daño ya estaba hecho,
Sultanes se iba arriba. ¡Tres por cero en el marcador!.
¡A temblar!
Parte baja de la sexta entrada. Los Diablos Rojos del
México buscaban desesperados algo que los ayudara, que
les sacara a flote su pitcheo. Reconocían que la ofensiva
visitante estaba muy agresiva y oportuna, y trataban de
encontrar la fórmula para dominarlos.
Estaban eliminados Méndez y Sandoval, había dos outs y
entonces, sucedió lo imprevisto.
Se presentó la gran oportunidad, se estaban ahogando, y
el tanque de oxigeno por fin llegaba. El último en el
orden al bate, Vicente Verdugo, logró por fin, abrir con el
único imparable que pudieron batear los locales, este
muchacho podría ser la esperanza escarlata.
El siguiente en el turno fue Daniel Fernández. Conectó
una rola cargada por el lado de la primera, pero un
descuido de Velázquez lo coló en su fildeo y la pelota se
71

filtró al jardín derecho, llegando así Fernández a la inicial
y a la segunda Vicente Verdugo. Muy molesto Mercedes
Esquer entregó la primera base con pasaporte a
Arredondo y se le llenó el infierno de Diablos.
Explotó el pitcheo sultán. Le aplicaron la grúa a
Mercedes Esquer, jalando por su mejor relevista,
Jonathan Hurst porque Bryant no quería perder el
encuentro.
Mercedes lanzó cinco entradas y dos tercios, contra 19
bateadores. Le conectaron un solo hit, dio dos bases por
bolas, ponchó a uno, y su cuadro le jugó basura. Dejaba
tres hombres de herencia, Arredondo, Fernández, y
Verdugo.
El Parque del Seguro Social se estremecía, y !cómo no!
ésta era una oportunidad de oro y quizás la única que se
les presentara, tenían que aprovecharla.
Más de 15,000 gargantas gritaban ¡Diablos, Diablos,
Diablos!
Dereck Bryant estaba en la lomita viendo los tiros de
calentamiento de su relevista Hurst. Tenía que estar
seguro de que el negrón venía bien, que venía controlado.
La esperanza: Bernardo Tatis
72

Mientras calentaba el pitcher sultán, el enamorado de
Esteban Barrada suspendió la labor de ataque sobre la
Güera Carmina, en el Jardín Central. La ¨Güagüis, el
mariconcito, se movió rumbo al dog aut de los Sultanes.
Su espíritu femenino se enterneció al ver que un hombre
muy alto, moreno, que aparecía como fantasma, salido no
sabía de donde.
El cielo Capitalino, alguna vez la región más transparente
del aire, estaba negro, encapotado, y presagiaba tormenta.
El padre Saldaña, sacó su último trago que traía de
pulque y se lo combinó a una cerveza. Le temblaban las
manos y eso provocó que tirara parte del contenido sobre
un aficionado que estaba delante de él soltándole el
ofendido una ¨poderosa oración¨, nada aceptable para
castos oídos.
Roberto Máiz estaba pálido y callado, pero rosario en
mano, pedía por la defensiva sultana. Sabía que el
bateador que venía era de ofensiva poderosa, una de las
más fuertes del equipo capitalino.
Las apuestas también en Monterrey
En Monterrey Genaro Ruiz, de Ruiz Comercial,
escuchaba el partido mientras estaba en una junta de
73

trabajo y cuando escuchó lo que venía, suspendió
actividades, le habló a Adolfo Fernández, que estaba en
una carne asada en su casa, acompañándose de unas
quitapón, y apostaron vía telefónica cómo concluiría la
entrada.
Gilberto Mario Garza, Presidente del Círculo Mercantil
Mutualista de Monterrey, también se reunió con un grupo
de amigos en su casa y comentaba con sus invitados las
posibilidades que tenían los Sultanes de Monterrey de
salir del problema en que estaban metidos.
El prof. Ricardo Torres Martínez, en su casa analizaba
opciones y se inclinaba fríamente por el control del
picheo sultán, y Rafael Domínguez, aseguraba que
dominaría Sultanes.
Mientras tanto en la capital, en el momento en que un
trueno ensordecedor hacía vibrar los cielos, salió del
undek (círculo de espera) Bernie Tatis. Once metros y
veinticinco centímetros es la distancia que separa el home
de la caja de bateadores y avanzó amenazante.
Las apuestas también se estaban cruzando en el Parque
del Seguro Social, era un momento dramático para ambos
equipos. Los aficionados lo sabían.
74

Estrategia diabólica
A tres filas adelante de nosotros se situaban Pedro
Mayorquín Aguilar, gerente general de los Diablos, y
exactamente detrás de él, Pepe ¨El Peluche¨ Peña, pitcher
de gran historial de la década de los sesentas y los
setentas, ex liga mayorista, parte importante de los
inmortales del Salón de la Fama, y hombre de gran
experiencia en su departamento: el pitcheo.
La pistola de radar
Mayorquín traía una pistola de radar para medir los
lanzamientos del pitcher contrario y a cada envío la
pistola de radar registraba la velocidad de la pelota en su
trayectoria. De la zona de pitcheo al home, sesenta pies
seis pulgadas era la distancia reglamentaria y había que
cubrirla, claro, con la mayor velocidad y todo el control
posible.
El ¨Peluche¨ Peña, después de mirar la cantidad que
registraba la pantalla de la pistola de radar, gritaba ante
un micrófono, repitiendo los números que marcaban la
pistola.
75

La voz de Peña, se escuchaba muy apenas en el dog aut
escarlata porque el parque estaba convertido en un
verdadero manicomio.
Con anterioridad había gritado la velocidad de los
lanzamientos de Esquer. ¡Ahora conocería la velocidad
de las balas de Jonathan Hurst!.
El anuncio
Roberto Kerlegan, emocionado anunció en el sonido
local: turno al bate, tercera base, Bernardo Tatis. Al
anunciar el nombre del bateador en turno prolongó la O
de Bernardo, y todo el lugar se sacudió con tan sólo
escuchar ese nombre.
Bernardo Tatis llegaba con un promedio de 250 en su
bateo, acumulado en los dos juegos pasados, incluidos
los dos turnos anteriores en este encuentro un total de
ocho oportunidades al bate, y en total solamente dos
imparables. Todavía no empujaba carrera y no había
anotado. La presión estaba al máximo y los jugadores
escarlatas animaban a su compañero para que bateara ese
hit que tanta falta hacía en ese momento
La hora de la verdad
76

Ochenta kilos de puro músculo dominicano se plantaron
en el cajón de bateadores.Veinticuatro pies cuadrados era
toda el área de influencia en el espacio correspondiente a
favor de Tati, pero era suficiente. El sabía que dentro de
esa zona podía hacer mucho daño.
El era un switch Hiter natural, pero ahora vendría por el
lado de los zurdos contra lanzador derecho.Roberto Máiz
al lado nuestro, parecía estatua de sal y mientras oraba su
rosario parecía una pequeña cadena que daba vueltas y
vueltas nerviosamente entre sus dedos y pasaba del Padre
Nuestro al Ave María, mientras su mirada en forma
intermitente, se movía entre el cielo y la tierra.
En el palco de los Sultanes, estaban Roberto Magdaleno
y José Máiz. El ingeniero Máiz paseaba su vista
nerviosamente entre el pitcher y el bateador. Sabía que
Tatis podía conectar de hit. El directivo Sultán no movió
un solo músculo, unicamente de la frente le brotaba el
sudor que bajaba por su rostro y una angustia interior lo
invadía, esa angustia estaba ahí, tenía nombre y se
llamaba Bernardo Tatis.
Roberto Magdaleno, más suelto, gritaba animando a su
pitcher:
– Andale Negrón... tu puedes... ¡vamos!, saca el último
out.
77

Roberto Manzúr, presidente de los escarlatas, estaba
tenso, frío, y recordaba a Tatis en el play off del año
anterior terminó con un gran promedio en su bateo, 346%
y bateando un homerun con uno a bordo. El lic. Manzúr,
apretando los dientes, decía quedo, como para sí,:
– Este es el hombre del destino, ¡tiene que serlo, con dos
mil diablos!, tiene que batear de hit y ponernos arriba,
tiene que ser.
Mientras tanto, arriba en la lomita, frío, inmutable, Hurst
el pitcher sultán paseaba sus pensamientos por su casa,
con su esposa, con su familia, lo habían enterado esa
mañana por teléfono que en cualquier momento sería
papá y su esposa iba en camino al hospital, y ya le
informarían lo que pasara.
La vida le mandaría como regalo un hijo y sonreía. ¡Qué
felicidad, sería papá en cualquier momento!
Capítulo 7
¡CANANEA... AYÚDANOS!
Jonathan Hurst volvió al presente sin escuchar la locura y
algarabía satánica se encontró con la mirada de Tatis.
Buscó también a Meza su receptor y aceptó la seña.
78

Levantó los brazos, mandó su mirada vigilante a la
tercera base... !soltó un balazo para home!... strike...
cantó a todo pulmón el ¨Chamaco¨ Cabrera, el ampayer
que estaba detrás de home. El ambiente estaba caldeado,
la algarabía era enorme y en ese momento sólo se
escuchaba: ¡Diablos, Diablos, Diablos!
La pistola de radar de Mallorquín, el gerente escarlata,
había registrado el primer lanzamiento, ¡89 millas!, rugió
a todo pulmón el ¨Peluche¨ Peña en su radio, mientras
Marco Antonio Vázquez se golpeaba una mano contra la
otra gritando
– ¡Maldito lanzamiento!
Salió el Tatis del cajón de bateadores y Vázquez le
gritaba
– ¡Espera la recta!, ¡espera la recta!–.
Marco Antonio le mandó otra seña a su bateador. El
número 37 entró de nuevo al cajón de bateadores, la
lluvia comenzaba a caer lentamente sobre su rostro, y eso
lo obligó a salir del cajón de bateo por un momento para
limpiar del exceso de agua su bate y el sudor que corría
confundico con el ahua en su rostro.
Mientras pensaba que quería conectar de hit, pero ¿cómo
le iba a hacer? Ese era su compromiso. Sabía que podía
empatar el encuentro, y regresó al cajón de bateo.
79

Jonathan, por mientras, pensaba en el dulce rostro de su
esposa y cómo sería su hijo o hija, ¿qué iría a ser?.
Regresó a la realidad con el grito del Taison Meza,
después miró al bateador, levantó de nuevo los brazos,
vigiló de nuevo al corredor de la tercera base y le soltó el
siguiente lanzamiento, un slaider esquina de afuera, que
apenas alcanzó a pellizcar el plato ¡strike! gritó de nuevo
Cabrera.
En el siguiente envío Hurst solamente soltaba el brazo y
le marcaron bola el lanzamiento. Bernardo Tatis había
salido del cajón de bateadores molesto con el conteo del
ampayer. La pistola de Mallorquín sólo había registrado
82 millas en el lanzamiento.
Tatis regresó de nuevo al cajón de bateadores. Estaba
muy disgustado pero tenía que controlarse, tenía que
pensar frío, ésta podría convertirse en su última
oportunidad, estaba Hurts a solamente a un strike de
dominar al bateador. Desde el fondo de los pasillos
apareció sumamente emocionado el famoso apostador
Tacho, asustado, por como estaban las cosas. Así que
levantó angustiado los ojos al cielo y gritó con todo su
corazón: ¡Cananea... ayúdanos!
80

¡Bienvenido!
¡Ayúdanos... Cananea! ese fue un grito desesperado, que
Tacho soltó desde lo más profundo de su corazón. Este
era el momento crucial del juego, todos lo sabían, y como
si el apostador adivinara, hizo un llamado urgente a las
alturas.
Bernie Tatis volteó la cara al cielo, buscaba algo, solo se
encontró con los nubarrones y sintió sobre su rostro el
llanto que manaba de los cielos; volteó al palco del lic.
Manzúr, éste le mostró el puño cerrado, y le gritó:
– ¡tú puedes!–, y guardó silencio.
Bernie suspiró hondo y profundo, afianzó fuertemente su
bate y lo blandió amenazante sobre sus hombros...
esperaba el lanzamiento.
En su cueva, Mercedes Esquer estaba pálido, sentía el
momento... aquí podía ganar o perder el encuentro, todo
dependía del siguiente lanzamiento. Apretaba una pelota
entre sus manos, cerró los ojos, y balbuceó apenas, la
oración de Jesucristo: Padre Nuestro que estás en los
cielos...
Marco Antonio Vázquez miraba atentamente el dog aut
sultán. Las manos de Dereck Bryant, jugaban
nerviosamente con un papel que le había entregado
Martín Martínez, el bat boy... era un recado urgente.
81

“Qué hacía... qué hacía”... se preguntaba Bryant... y
sonriendo gritó a Hurst en el momento en que levantaba
los brazos para hacer su lanzamiento.
– ¡Jonathan!, ¡Jonathan!–, el picher miró a su mánager.
–¡felicidades!, le gritó Bryant a todo pulmón–, Acabas
de ser papá, y es un hermoso niño.
Se le humedecieron los ojos al negrón, miró a su catcher,
vigiló al corredor de la tercera y volteando los ojos al
cielo antes de bajar la vista dijo:
– ¡Bienvenido!
Mandó el lanzamientocon una velocidad endemoniada,
cruzó la zona del pentágono como cuchillo en
mantequilla, el Tatis vio pasar velóz una sombra: 93
millas por el mero centro, recta pura !strike! gritó
aventando todo en este último conteo, el ¨Chamaco¨
Cabrera. Un trueno estremecedor sacudió los cielos y la
lluvia empezó de nuevo a invadir lentamente el Parque
del Seguro Social. Tacho el apostador bajó la vista
apenado y un silencio sepulcral se sintió por el lado del
dog aut escarlata, muy dramático y emotivo. Había caído
el out, número tres.
Los aficionados
82

Mientras abandonaba el hotelucho Esteban, el enamorado
de la Güera Carmina, disgustado con los acontecimientos
de hacía un instante. Al dejar la habitación y mientras la
Güera estaba en la regadera, Esteban le gritó:
– ¡Ahí nos vemos, ahora que vengan tus chiriperos
Sultanes a recogerte!–, y al momento que le daba el
cerrón a la puerta, Carmina le gritaba
– ¡Si así como quisiste batear, y no la hiciste, van a
batear tus famosos pingos, desde ahorita te anticipo que,
gritando, ¡los Sultanes van a ser campeones!
***
El mariconcito, la famosa Güagüis, se la había pasado
todo el tiempo admirando la figura de Jonathan Hurst
cuando escuchó a Dereck Bryant gritarle al pitcher que
acababa de ser papá, entonces se retiró de su lugar algo
triste y se dijo para sí mismo:
– Qué lástima, ese era mío, y muy mío pero ni modo,
otro que se me va.
Séptima entrada
Parte alta
Los Sultanes vinieron para batear, Tolentino fue
ponchado, Meza conectó su único hit del encuentro, y
83

Ramón Orantes bateó al cuadro cayendo Meza en jugada
de filder chois, quedando Orantes en bola ocupada. Vino
Remigio y se entregó con rola de segunda a primera, y
así cayó el tercer out.
Séptima entrada
Parte baja
Vino Hurst de nuevo y retiró en órden los bateadores:
Geini, Rojas y Barrera, un trabajo que resultó fácil para
él. Jonathan, ya no regresó en la octava, su pitcheo había
sido sensacional y casi al entrar al dog aut, Magdaleno le
dijo:
– Toma–, le entregó el celular–. Habla todo lo que
quieras, te lo has ganado, le dijo
Octava entrada
Mientras Hurst lanzaba en la entrada anterior, Sultanes ya
tenía calentando en el bull pen a Ottis Green. En este
inning entró Green muy dominador, ponchó a Méndez, y
al ¨Borrego¨ Sandoval; Verdugo fue dominado con rola a
las paradas cortas, era el tercer out. Los Sultanes estaban
a tres outs de la victoria.
84

Novena entrada
Many Hernández había abandonado el encuentro con
anterioridad dejándolo perdido. Vino al relevo Ricardo
Rincón, permitiendo solamente un sencillo de Velázquez.
Canizales, Tolentino y Meza fueron dominados con
elevados sin peligro de fildeo.
Conteo peligroso
Vinieron a batear los Diablos Rojos. Salió Green y entró
Scott A. Leuis, Bryant estaba manejando magistralmente
su pitcheo.
No son fáciles los cambios, en especial en ese
departamento, pero ultimamente todo le cuajaba y quería
tener sus lanzadores de relevo descansado, por eso trajo a
Lewis.
Vino a batear Daniel Fernández. Las cuatro pitchadas se
las marcaron fuera de la zona de strike y Cabrera le dio la
base por bolas a Fernández. Scott sintió en ese momento
que le cerraban peligrosamente la zona de strike. Bryant
le gritó a Lewis que se calmara, que no diera motivos,
pero ya el picher estaba caliente con el conteo.
85

Con corredor en la primera base, vino a batear
Arredondo, Lewis pensaba sacar el primer out, pero algo
pasaba en la zona de strike. Cabrera marcó bolas
consecutivas las tres, luego marcó dos strikes y en la
cuenta completa, Cabrera le dió el pasaporte a
Arredondo. El pticher se vino corriendo hacía home
buscando al “Chamaco” Cabrera.
Bryant salió corriendo del dog aut buscando detener a
Lewis, sabía que podían sacar a su relevista y quién sabe
qué pasaría porque donde grite fuerte el pitcher, o toque
al ampayer lo sacan y vaya que lo sacan
independientemente del conteo del ampayer. La
disciplina debe prevalecer ante todo, y vaya que el
cuerpo del chamaco Cabrera le quedaba chico a su
espíritu combativo.
Raúl Páez entró de emergente, Bernie Tatis se desinfló
con el bate y por eso se trajo un emergente: Marco
Antonio Vázquez. Recordaba el año anterior en los play
offs.
Roberto Cobos vino de emergente y conectó el hit, que le
diera el triunfo a los escarlatas, entonces ahora quizá
diera resultado.
Pero hoy las cosas fueron distintas, Páez fue dominado
ponchándose Geini, y Rojas fueron dominados con
86

elevados al cuadro para los dos últimos outs del
encuentro.
A un juego del gallardete
Sultanes de Monterrey tenía en la bolsa el tercer triunfo
en forma consecutiva, y además, lo increíble, en un play
off contra los Diablos y esa noche los blanquearon.
Estos norteños estaban a punto de hacerla. Un sólo juego
los separaba del campeonato, increíble, los blandos, los
inseguros, el trabuco de papel, a punto de ser los dueños
del gallardete de la Liga Mexicana en su edición 1995.
Los Diablos Rojos conectaron un solo imparable, en 27
turnos legales. Su promedio de bateo 037. Los Sultanes
batearon 8 hits, anotando tres carreras, con dos errores.
Su promedio de bateo fue de 250, ganaron, aunque no
había sido fácil, y esto apenas era un preámbulo de lo que
vendría al día siguiente. Por lo pronto esa noche ganaron
a los Diablos Rojos.
Al caer el tercer out, salieron los aficionados lentamente.
Las candilejas del Seguro Social se apagaban y nosotros
retirábamos nuestro equipo de transmisión para
guardarlo.
87

Casi a oscuras se escuchó un grito que nos estremeció,
era un grito desesperado, desgarrador, impactante, era el
llamado de la vieja afición a los recuerdos del pasado, el
recuerdo a una egrejia figura... y se escuchó por segunda
ocasión: ¡Cananea... ayúdanos!
Después un silencio sepulcral y verdaderamente cómo lo
necesitaban.
88

Capítulo 8
¡Y TODO POR EL BÉISBOL!
Cuando llegamos al hotel nos disponíamos a descansar
porque había sido una noche de muchas emociones.
Tocaron a mi puerta, abrí, y apareció recargado en la
puerta don Marcelo, aquel personaje que me encontré en
el aereopuerto y que buscaba viajar con toda su familia a
la capital, pero no había encontrado boleto.
Don Marcelo y yo nos fuimos a tomar un café a los
Bisquetes de la Obregón con don Manuel Valay y nos
acomodamos,para escuchar su historia.
Tenían unas horas en la capital y ya le habían sucedido
muchas cosas. Cuando entró al D.F. le cambiaron la ruta.
Para ir a la Obregón tenía que entrar al periférico y
seguir hasta donde viera el anuncio de salida pero falló
todo. Se encontró con varias manifestaciones que
cambiaban la circulación de las calles, y obligaban a los
automovilistas a buscar nuevos accesos.
Total, que no pudo encontrar ningún ruta de entrada que
lo llevara al béisbol y optó por buscar el apoyo de un
oficial de tránsito para que lo orientara. En su combi traía
a sus hijos, 8 jovencitos que jugaban beisbol en la novena
89

de su padre, y venía también doña Chole, que estaba a
punto de parir, y aún así la trajo.
Alumbramiento falso
Don Marcelo se puso nervioso con el tráfico capitalino,
mientras que su mujer se quejaba de los dolores de parto,
y temía que diera a luz en las calles de México.
Escuchaban la transmisión de México con la voz de
David Braverman, Rudy Millares y compañía. Mientras
que en un televisor portátil sus hijos veían a José Ramón
Fernández que hacía comentarios sobre una síntesis de
play offs anteriores entre Diablos y Sultanes.
Doña Soledad creía aliviarse en cualquier momento y
pedía a gritos un hospital, logrando encontrar uno no
muy lejos de Reforma e Insurgentes. El médico de
guardia les informó, después de auscultar a la señora de
Garza, que se tardaría todavía, quizás un día o dos, pero
que era preferible dejar a la señora internada porque esas
cosas no avisaban.
La señora de Garza sugirió a don Marcelo que nos
buscara en el hotel en donde nos encontrábamos, y hasta
ahí la historia. Don Marcelo esperaría a que su esposa se
aliviara, quizás al día siguiente, por lo pronto nuestro
90

amigo ya estaba autorizado para que al día siguiente se
fuera al béisbol, si es que antes no pasaba algo que
cambiara las cosas.
Don Marcelo rentó dos habitaciones y acomodó a sus
hijos de a cuatro en una, y tres en otra con él. Estaba muy
emocionado por el triunfo de los Sultanes y tenía
esperanzas de que al día siguiente los Sultanes se
coronaran campeones. En realidad nos esperaba un día
muy especial.
¡1995 agosto 18!, día inolvidable
En Monterrey, El lic. Socrates Rizzo García, gobernador
del estado, ordenaba los preparativos para la posible
fiesta. Ese viernes habló por teléfono al D.F. con su
amigo el Ing. Máiz, deseándole suerte para esa noche.
El lic. Rizzo había ordenado la atención inmediata a la
Macro Plaza, así como a una cantidad importante de
guardias, todos vestidos de civiles, que se encargaran de
que la gente que fuera a ese lugar se la pasara contenta y
no se les molestara. El Gobernador confiaba en que sus
amigos se coronaran esa noche.
Quería mezclarse entre la gente como un aficionado más,
dejando a un lado por un momento sus responsabilidades
91

políticas. Pero la verdad se tenían que esperar y conocer
el desenlace del juego. De todos modos, ordenó que se
enfriara la champaña y a esperar.
Compromiso Divino
Al terminar de charlar con Pepe Máiz, me fui a tomar un
café al restaurante del hotel, y me encontré con Roberto
Magdaleno. Charlamos de la lluvia que había caído la
noche anterior, lo extraño de que quitaran la lona esa
noche en el Parque del Seguro Social, cuando apenas se
había suspendido el juego unas horas antes a pesra de que
lluviera a cantaros, pero bueno cada quién.
Entramos al tema de la oración por que le ví un bonito
escapulario, que no me pareció precisamente mexicano.
Me dijo que era cubano y que se lo había regalado un
familiar muy anciano de Lázaro Salazar que vivía
todavía (en el 94).
– No sabes qué milagros me ha hecho–, dijo Magdaleno–
. Pero lo más especial de todo esto es que este
escapulario fue de Lázaro Salazar y siempre lo traigo
colgado dentro de mi carro, en el espejo retrovisor–,
continuó Magdaleno.
92

– ¿Tu sabías que Lázaro Salazar ha sido el único
mánager que le ha dado cuatro campeonatos a los
Sultanes?.
– Sí, lo sabía– repuse.
– ¿También sabías que después que dejó el equipo siguió
en contacto con la directiva y que en el 57 antes de morir,
ya tenía compromiso con los Sultanes (Industriales, en
aquél entonces), y que regresaba con el equipo en el 59,
porque Salazar, quería darle a Monterrey su quinto
campeonato?– repuso emocionado Magdaleno.
– Bueno–, continuó Roberto, pues, nosotros oremos para
que nos ayude también Lázaro Salazar y esté entre
nosotros.
El gran ¨Cananea¨ Reyes fue un gran estratega, amó
mucho a sus Diablos y es normal que si le piden ayuda él
trate de interceder por sus Diablos. Lázaro amaba a sus
norteños, estuvo un año medio con Diablos, aún cuando
su contrato con los Diablos de Hector Peralta, era por tres
años.
Estuvo 13 en el Norte, tenía casa en Monterrey y una
tienda de deportes por la Calzada Madero, la gente de
Monterrey lo quería, lo respetaba, él extrañaba mucho
Monterrey, por eso es que se arregló para regresar en el
59.
93

Pero nadie sabía, que el destino tenía otros planes para él.
La afición de México también es una gran afición, tienen
dercho a pedir por su equipo. Nosotros también y vamos
a ver quién gana en este llamado de auxilio.
Me quedé pensativo. En verdad era ésta una serie muy
especial, con todos los ingredientes que el mejor beisbol
nos puede dar y éstos no eran ahora precisamente
deportivos. Tenían de todo un poco, y además, los
Sulatnes de Monterrey habían contraído un compromiso
divino.
Camino a la gloria
En un taxi rumbo al Parque del Seguro Social, viajaban
en el asiento de atrás, ¨El Tacho¨ y el Padre Saldaña y
junto al chofer muy cerca de él, Refugio, la famosa
Güagüis, que le coqueteaba al operador y lo invitaba al
béisbol, pero el chofer, molesto, no lo tomaba en cuenta.
En otra parte de la ciudad, Esteban Barrada y su esposa
Aminda, se preparaban para irse también al parque. La
noche anterior, Esteban había fallado con sus turnos al
bate con la Güera Carmina y hoy con la cruda moral de
un marido culpable, llevaba a su viejita al béisbol para
sentirse mejor.
94

Don Marcelo logró colarse con nosotros acompañado de
tres de sus hijos, y Felipe Moreno logró pasar a los otros
cinco hijos como parte de su porra. En las afueras del
estadio el bullicio era enorme, el canto de los artículos
deportivos en venta de sus equipos favoritos era el grito
del momento.
Los Sultanes llegaban con tres juegos a su favor, nada los
perturbaba, jugarían más sueltos que nunca, venían por
un sólo juego.
Los Diablos traían toda la presión encima, llegaban con
el agua al cuello y su afición los estaba esperando, tenían
esperanzas de un milagro y que cambiaran las cosas.
Como en el 71 con Cananea Reyes en Guadalajara
contra los Saraperos, vinieron de atrás los Charros y
después de perder los tres seguidos, el Cananea ganó los
4 siguientes en forma consecutiva, y en México
necesitaban un milagro parecido, pero no estaba el
Cananea para ese encuentro.
La ceremonia
El sonido local llamó a los jugadores de ambos equipos
que fueron colocándose uno por uno. Primero los
95

Sultanes desde home y hasta la tercera base, después los
Diablos Rojos, desde home hasta la primera base. A
continuación se entonó el Himno Nacional, y los
presentes muy respetuosos como mexicanos, de pie,
saludando a nuestra enseña patria. No podía faltar el
lanzamiento de la primera bola. Para este partido tocaó el
turno al lic. Harp Helum, directivo de los Diablos.
Orden al bate
Sultanes
Roberto Kerlegan anunció en el sonido local
el siguiente orden al bate:
Posición.
Segunda base....................................Miguel Flores (4)
96

Jardinero izquierdo....................... Cornelio García (7)
Jardinero central...............................José González (8)
Primera base..........................Guillermo Velázques (3)
Jardinero derecho........................................................
........................Juan Carlos ¨El Canelo¨ Canizales (9)
Bateador designado....................................................
.........................El Chilango Light ¨José Tolentino (0)
Tercera base.................................Ramón Orantes (5)
Receptor........................Alfredo ¨El Taizon ¨Meza (2)
Parador en corto...............................Remigio Días (6)
Diablos Rojos
En el sonido local, se anunció el equipo escarlata:
Jardinero central..........................Daniel Fernández (8)
Jardinero derecho...........Luis "el rayo" Arredondo
(9)
Tercera base....................................Bernardo Tatis (5)
Bateador designado....................................Ty Geini (0)
Receptor...............................................Omar Rojas (2)
Primera base...........................................Raúl Páez (3)
Jardinero izquierdo.......................Roberto Méndez (7)
97

Parador en corto...José Luis "el borrego" Sandoval
(6)
Segunda base.................................Vicente Verdugo (4)
Pitcher..................Roberto "el metralleta" Ramírez
(1)
Con el último nombre la afición del seguro social se puso
de pie, todo era gritos, alegría y emociones.
Los amigos
Ese día llegaron de Laredo: Jesús Franco Samuel Lozano
y José Luis Calzada; de Reynosa Gonzálo Camarillo; de
Monclova mi amigo Mario Zapata; de Torreón "el
Quino" Gallegos y Claudio Martínez; de Saltillo José
Felíx Martínez, José Luís Ruíz Mendoza, así como Juan
Castillo Borja y César Guajardo; de Aguascalientes los
señores Oscar y José Manuel Lomelín y don Ernesto
Ríos; de Guadalajara el profr. Buenrostro junto con Pepe
"el Malo" y el señor Viciego. Del Sur vinieron Julio
Antonio Meza y Pedro Romero. De la costa nos
acompañaron Alfonso Araujo B., y Gustavo López
Moreno; de grandes ligas y en plan estrictamente
personal, a un lado nuestro, don Armando Castilla,
98

propietario del saltillense Periódico Vanguardia. Estaba
sentado en el palco del Seguro Social con dos senadores
y un Gobernador del Sur y con el lic. Borrego. Amigos
todos y grandes conocedores del béisbol.
Principia el partido
Primera entrada
Parte alta
Se abrió el primer turno al bate de los Sultanes. Ramírez,
muy dominante, retira en orden a los tres primeros
norteños: Miguel Flores, Cornelio García y José
González.
Primera entrada
parte baja
Arturo González, no dio libertades a los Escarlatas, y
también los dominó, a Fernández, a Arredondo, y a
Bernardo Tatis, esto prometía ser un gran duelo de
pitcheo y ante la algarabía de los aficionados de ambos
equipos, concluyó la primera entrada.
99

Segunda entrada
Parte alta
El pitcheo del ¨Metralleta¨ Ramírez estuvo muy
hermético en esta entrada. Dominó a la ofensiva de los
Sultanes y los puso en dificultades. El dominio escarlata
fue muy claro sobre Guillermo Velázquez, Juan Carlos
Canizales y José Tolentino. Nada claro se veía el
panorama de los regios.
Abren el marcador
Los escarlatas
Los Diablos Rojos vineron para batear y Arturo se
enfrentó a Geini y lo ponchó. Después vino el descontról.
Pasaporteó a Omar Rojas y luego le ligaron cuatro hits en
forma consecutiva con solo un out.
Páez, Méndez, Sandoval y Verdugo, le encontraron la
bola, provocando así las carreras uno y dos con Omar
Rojas y Páez, siendo empujados éstos a su vez por
Sandoval y Verdugo. Vino Daniel Fernández y bateó
para doble play, con jugada de filder chois en contra de
Verdugo, del 6 al 4, y de segunda a primera en contra de
Fernández. En la jugada se quedó en la tercera base
Méndez.
100

Así concluyó la parte baja de la segunda entrada.
Abrieron los escarlatas el marcador con las dos primeras
carreras a su favor. La pizarra dos por cero. La porra
sultana estaba apachurrada. Este final de entrada les
había caído como balde de agua fría, mientras miles de
gargantas motivaban el espíritu diabólico. No se
escuchaba otra cosa que: “¡Diablos, Diablos, Diablos!”
Tercera entrada
Parte alta
El ¨Metralleta¨ Ramírez lució bién en esta entrada. Tuvo
un solo titubeo pero sin consecuencias. Dominó a
Orantes por la vía 4-3 y a Meza con elevado al short. Un
leve descuido de Ramírez y cuando pasó la recta pegada,
Remigio, que siempre batea en posición jalada del centro
a la izquierda del plato y agarrando solamente de la mitad
del pentágono hasta la izquierda, al hacer el swing,
encontró la bola y la mandó de hit al prado central. Era el
primer imparable de los Sultanes. Pero Miguel Flores,
con una línea al guante de Sandoval, le resolvió el
problema al pitcheo diabólico y así cayó la parte alta de
la tercera entrada.
Tercera entrada
101

Parte baja
Cierran los Diablos contra Arturo González. Aquí lució
bién González, retirando en orden a Arredondo, Tatis, y
Geini. Dos outs con elevados al cuadro y uno de foul por
el lado de la tercera base.
Cuarta entrada
Parte alta
Otro escalón
Se abre el bateo sultán y Cornelio fue ponchado. El
ampayer de home paró sorpresivamente el encuentro, se
dirigió hacia la tercera base pero se frenó
inmediatamente, luego consultó algo al ampayer de
tercera base, Ricardo Marín. Después e dirigió a Dereck
Bryant. Fue un solo momento. Bryant volteó a ver detrás
de él, no vio nada y se encogió de hombros. El ampayer
regresó a home preocupado. Rápido se colocó detrás del
siguiente bateador. José González tomó su turno al bate.
González buscó la seña de su mánager y sorprendido
creyó ver a un jugador detrás de
aquél, pero luego nada. Creyó ver visiones. Le soltaron el
primer lanzamiento y le cantaron el strike. Volteó
González la vista con su mánager y entonces, creyó ver
102

con claridad la seña del personaje desconocido detrás de
Bryant. Con su mano derecha el desconocido le indicaba
que vendría una recta por la esquina de afuera.
González sacudió asustado la cabeza y se colocó en el
cajón de bateo. Esperó el lanzamiento y vino una recta
apenas por afuera, pero con gran velocidad. González le
tiró y le dió a la bola. El swing fue levemente adelantado
poniendo la bola en juego por el jardín izquierdo,
llegando así González a la segunda base.
José González conectaba su primer extra base en el
partido. Lo colocaba en posición de anotar.
González desde la segunda base miraba constantemente
al cajón de couch. Bryant lo observaba también y luego
veía detrás de sí mismo, pero no encontró nada. La
realidad es que nadie veíamos nada, pero algo pasaba
supuestamente detrás de Bryant, al menos esa era la
impresión que daba también el ampayer de home, que
después del turno de José ya no volvió a ver nada y
entonces se concentró en el partido.
Primera carrera de Sultanes
Viene Guillermo Velázquez para batear, tiene a González
en posición de anotar y con un out. Conecta al primer
103

lanzamiento un batazo por el jardín central y Velázquez
se coloca en primera base, pero manda para home la
carrera de la quiniela en los spaiques de González. Juan
Carlos Canaizales batea una rola por la tercera sacando
out de Bernie Tatis a Verdugo (del 5 al 4), quedando en
primera Canizales en bola ocupada, y Tolentino roletea a
la segunda base para entregar (del 4 al 3) el último out.
Cuarta entrada
Parte alta
La algarabía norteña hizo su aparición de nueva cuenta.
Resurgían las esperanzas.
Pero vinieron los pingos y acallaron el entusiasmo regio
con dos carreras más.
Omar Rojas se embasó con hit al izquierdo. Raúl Páez
conectó cuadrangular con uno a bordo, por el jardín
derecho, para dos carreras más. Después vineron Roberto
Méndez, el ¨Borrego¨ Sandoval y Vicente Verdugo,
entregando los tres su bateo con rola al short, por la vía
63, cayendo así esos tres outs.
Sale “el Rey Arturo”
104

Arturo tuvo que dejar el encuentro ya que le habían
econtrado la bola y su mánager órdenó rápidamente
cambio de lanzador. Arturo lanzó contra 15 bateadores
con resultado de una base por bolas, 6 hits,
convirtiéndose uno de ellos en homerun con uno a bordo,
contra cuatro carreras. No dejó herencia pero tampoco
había sacado out. Vino un nuevo lanzador: Marcos Días,
un joven que recibió su oportunidad el año anterior con
Zacatillo Guerrero. Apoyado por la experiencia de aquel
pitcher Juan Verenguer no terminó el año del 94 con
Sultanes.
El chaval Marcos Días ya llegaba con algo de experiencia
a la lomita, el sinaloense traía una buena marca de
distinción: la velocidad.
Remaría en contra de la corriente tratando de sacar los
tres outs. Los bateadores que venían tenían experiencia y
no iba a ser fácil dominarlos. Pero por algo estaba allí
con una misión que cumplir y lo logró. Méndez,
Sandoval y Verdugo fueron dominados por el pitcheo de
Días, los lanzamientos en recta pegados fueron veneno
puro para la ofensiva escarlata y los obligó, así, a batear
al cuadro.
105

Quinta entrada
El ¨Metralleta¨ Ramírez, con dinamita pura en su brazo,
estaba dominando el bateo Sultán. Sacaba en orden a
Orantes, Meza, y Días. La afición capitalina gritaba
fuerte, mientras que la sultana, con los bocones y Felipe
Moreno callaban. Ellos esperaban que sucediera algo,
algo, algo, y ese algo, quizás podría ser Marcos Días.
Renació el griterío sultán, mezclado con la algarabía
diabólica. Marcos soltó velocidad pura, una lisa por el
centro, Fernández prendió la bola y la mandó al rincón
del Diablo por el lado derecho, posesionándose así de la
segunda base.
Vino al bate Luis ¨El Rayo¨ Arredondo. Conectó una rola
fildeable que perforó la defensiva de Remigio Días y se
embasó Arredondo por error del short, avanzando a
tercera Fernández.
Detrás de home, estaba el ¨Taison¨ Meza recordando los
23 robos en el play off del año pasado. Se había
prometido que este año no les daría concesiones en los
senderos. Entonces, de pronto, Arredondo se fue al robo
de la intermedia pero fue sacado de out por la vía 26.
Tomó su turno al bate Bernie Tatis. Andaba
desmoralizado por los resultados del día anterior, había
sido ponchado con casa llena en la única gran
106

oportunidad que a la ofensiva tuvieron los Diablos, y
!con casa llena! No supo aprovechar la oportunidad,
aunque a una lisa de 92 millas, no era fácil conectarle.
Vaya que soñó con Hurst. En este encuentro llevaba de
dos nada y en los dos juegos cinco turnos en total, todos
fallados. Su mánager lo trajo de nuevo a la realidad al
gritarle que él podía, que se desquitara contra el chaval
Días. No lo pensó dos veces. Al primer lanzamiento de
Marcos Días puso la bola en los terrenos del central y así
se trajo por delante a Fernández con la carrera número
cinco escarlata. El parque capitalino temblaba con la
enardecida afición que quería más carreras, sentía ya casi
el partido en la bolsa. Marcos Días se puso nervioso la
presión del encuentro no era para menos. Pasaporteó a Ty
Geini. Tratando de renovar esfuerzos se quiso enfrentar a
Omar Rojas y éste le prendió la bola, depositándola en el
prado central, mandando así a home la carrera número
seis, trayéndose por delante a Bernie Tatis, quien salió
desde la segunda base al batazo de Rojas.
Geini ancló en segunda y Rojas en primera. Entonces
vino Páez, que al recuerdo del homerun en la cuarta el
pitcher mejor le dió base por bolas. Pero se le llenó la
casa de Diablos. En la primera Páez, en la segunda Rojas,
en la tercera Geini, !Todo esto con un Out!
107

Dereck Bryant no se había dormido ante estos
acontecimientos. Al abrir Fernández la entrada con
doblete mandó al bulpen a Ottis Green y a Hurst. El
infierno estaba ardiendo a todo lo que daba y el chaval
vivía una pesadilla. Recordaba el nacimiento de esta
entrada, un hit, luego un embase por error, otro hit, otra
base, otro hit, otra base y todo esto para dos carreras y
con casa llena. Estos eran los momentos que cuajan al
verdadero pitcher en el crisol del sufrimiento y de las
angustias.
¡La pesadilla!
Vino para batear Roberto Méndez. Tenía un hit en dos
turnos con una carrera producida. El riesgo era grande:
Méndez, 80 kilos de ofensiva y de Sinaloa como él. De
Culiacán Días y de Mochis, Méndez, la tierra del béisbol
puro. No puede ser. Casa llena, se dijo a sí mismo, checó
con el Taison, vigiló al corredor de la tercera base y soltó
el riflazo. La recta entró silvante por el mero centro del
plato: ¡strike! cantó Ramírez.
Para ese entonces ambas porras vibraban de emoción. El
Parque del Seguro se cimbraba. Se perfiló el chaval, soltó
el lanzamiento, bola, marcó el ampayer. Marcos se
108

molestó, mandó el siguiente. ¡Strike! rugió el ampayer,
mientras los dobermans, Hurst y Green, seguían
calentando. Bryant gritó algo a Marcos, este asintió con
la cabeza y al soltar el balazo, Méndez buscó
desesperado la bola y le tiró con todo sus 80 kilos con
todo y piernas se le hicieron de tirabuzón dando la vuelta
en redondo ponchándose y se fue al dog aut, para el out
número dos.
E l gran out
El chaval Marcos Días se creció, tomó aire de nuevo, que
gran out había sacado y le faltaba uno solamente. Vino
para batear el ¨Borrego¨ Sandoval, que también era de
Mochis al igual que Méndez. El año pasado cerró su
trabajo en play offs, con dos cuadrangulares y seis
carreras empujadas. Marcos lo sabía, su bate fue decisivo
antes que Cobos, para que los Diablos ganaran la gran
final de la liga en 1994.
Hoy entraba con un hit en dos oportunidades, pero no en
contra de él, esta sería la primera ocasión en que se
enfrentaría a sus paisanos. A seis días de su cumpleaños,
el 25 de agosto, le ofrecían al ¨Borrego¨ Sandoval, un
estofado de borrego, otros de sus compañeros se lo
109

ofrecían a la Griega. Al entrar a batear le gritaron el
detalle y se plantó sonriente para batear. Lucía en verdad
peligoroso. Vino por el lado de los derechos, los dos
paisanos se miraron, había tensión en sus músculos y
rencor en la mirada, era el amor a sus franelas.
Marcos ya tenía la señal de Meza, lanzó una curva
pegada con la cual movió al bateador y fue bola la
primera. Marcos se preparó de nuevo, Bryant le gritó de
nuevo a Marcos, éste aceptó el mandato de su mánager y
soltó el balazo en recta rompiendo por la zona de strike.
Los aficionados gritaban a rabiar: “¡Borrego!, ¡Borrego!”
y por los Sulatanes: “¡Días!, ¡Días!”. Los dobermans
dejaron de calentar la cuenta de uno y uno, y la algarabía
de la gente, los atrajo. Gritó de nueva cuenta Bryant, pero
el chaval no movió un músculo, estaba totalmente
concentrado
¿Qué le mandaba?. Un descuido en sus lanzamientos y
serían probablemente carreras, o un envío franco y
valiente, quizás la gloria.
El gran momento
Si dominaba al ¨Borrego¨ Sandoval, no sería cualquier
cosa. Mandó el siguiente, se lo cantaron strike. Marcos
110

pensó en la cuenta, dos y uno. Una buena cuenta, lo
pensó y jaló del gatillo: 85 millas de puro Sinaloa se
fueron en el esfuerzo sobre el pentágono y entraron
pellizcando la esquinita de adentro. ¡Strike!, reventó en
su garganta el ampayer, a la vez que hacía el swing gordo
¨el Borrego¨ Sandoval. Era el out número tres. Marcos
Días ya no regresaría, nos había dado una buena dósis de
terror, combinado con angustias y otras hierbas. Terminó
haciendo un buen trabajo, había aguantado dos entradas
contra 11 bateadores, dos bases por bolas, dos ponches y
tres imparables, para dos carreras en contra. El partido
estaba ya seis carreras por una, era casi imposible para el
equipo Sultán pensar en la victoria, los norteños no
mostraban nada todavía. Diablos Rojos estaba ganando y
ya era juego legal.
Sexta entrada
Parte alta
Vino para batear Sultanes. En ese momento parecía
perdido el encuentro, cómo no, iban seis a una. Los
Diablos crecidos y una afición local, que entraba con
todo. En México sentían que el juego era de ellos. ¡Que
ganara Sultanes era casi imposible!
111

Los bateadores fueron: Miguel, Cornelio, y José el
“Metralleta“ Ramírez, venía seguro, esa comodidad de
cinco carreras de diferencia, se lo permitía, pero al primer
lanzamiento le abrieron con hit al centro. Miguel Flores
se adueñó de la primera, pero vino Cornelio y bateó para
doble play. Le tocó el turno a José González, que
intrigado buscaba a su ¨Padrino¨ por el cajón de couch,
pero no se le apareció y José González bateó un elevado
al centro y así cayó el out número tres.
Parte baja
Los Sultanes trajeron picheo fresco de relevo Juan
Cázares, ´El candado¨, conocido con ese mote, por la
forma tan valiente de salir de los problemas que sin ser
provocados por él, lo colocaban en situación a veces
desventajosa, pero siempre lograba salir a flote.
Verdugo fue dominado con rola a Remigio. Fernández
sorprendió con hit al izquierdo y se fue en forma
sorpresiva con intento de robo a la intermedia, pero
Alfredo Meza lo esperaba para mandarle un riflazo a la
segunda base y así fue. Remigio lo quemó antes de
llegar a la segunda para el segundo out.
112

Recordé mi mentira piadosa, dicha al ¨Taison¨ Meza en
Jalapa, sobre su trabajo en la receptoría y me sorprendí
de que las cosas salieran en esa forma.
Después vino ¨El Rayo¨ Arredondo y se entregó con rola
a la primera para el tercer out.
Septima entrada
Parte alta
Otro escalón
Seis carreras a una gana Diablos Rojos. Vinieron en
turno Velázquez, Canizales y Tolentino, de ellos sólo
Velázquez había sacado la bola del cuadro, empujando la
única carrera del equipo, pero en esta entrada fue
dominado con elevado al derecho.
Juan Carlos Canizales venía de tener una gran campaña
como el mejor bateador Sultán y ahora buscaba en su
tercer turno en este play off conectar de hit. Al primer
envío de Ramírez le conecta un doblete por el jardín
113

central, mandándose para la tercera al mismo tiempo que
Daniel Fernández hace un tiro errático al cuadro llegando
así a la antesala en error del central.
José Tolentino, vino para batear. En dos oportunidades
anteriores no le había descifrado los lanzamientos al
¨Metralleta¨ y al primer envío la prendió. Fue un roletazo
difícil por los dominios de Verdugo, pero el segunda base
Verdugo no pudo hacer nada por la bola y se le fue de
hit, permitiendo que Canizalez entrara con la carrera
número dos de los Regios.
Ramón Orantes vino en su tercera oportunidad siendo
dominado con rola a las paradas cortas, entrando a
continuación de emergente al bate por el ¨Taison¨ Meza.
Monti Faris que no pudo contra el pitcheo escarlata y se
ponchó para el tercer out.
Alfredo Meza fue sacado del encuentro, había sido
dominado en las dos oportunidades anteriores,
propiciando así la entrada de Faris, que a fin de cuentas
no hizo nada, pero Meza, salía del encuentro recordando
que ningún escarlata hasta el momento le había ganado la
intermedia por intento de robo y ahora hasta donde había
jugado en este encuentro tampoco y además contra el
mismo pitcheo, quizás tuviera algún significado para él,
para mí, hasta ese momento todavía no.
114

Séptima entrada
Parte alta
El juego se ponía seis carreras por dos. Juan Cázares
regresó por Sultanes, Tatis entró con su cuarta
oportunidad al bate, tenía un hit y una carrera anotada en
la quinta. Se dejó trabajar por los lanzamientos de
Cázares hasta la cuenta máxima y le conecta una rolita
muy lenta entre el picher y el segunda base que
sorprende a todos, embasándose Tatis en primera.
Batea Ty Geini un elevado de foul por el lado de la
primera base, pero sale Flores al fildeo de apoyo y
captura esa torre, para entregar Geini el out número uno.
Omar Rojas conectó una rola por el short, jugando Tatis
en forma obligada para filder chois, del 6 al 4 (de
parador en corto a segunda base), entregando así el
segundo out, y quedando en bola ocupada Rojas en la
inicial.
Cázares apretó el candado y cerró el out número tres
ponchando a Raúl Páez, concluyendo sin anotar carrera
en esta entrada el equipo escarlata. El partido continuaba
seis carreras por dos.
115

Octava entrada
Un escalón más
Roberto ¨El Metralleta¨ Ramírez estaba haciendo un
gran trabajo, pero a estas alturas del juego mostraba
cierto cansancio aunque quería continuar. Sabía que era
muy importante que él, personalmente, diera cuenta de
los Sultanes.
Estaba mostrando un profesionalismo a toda prueba. Los
Diablos venían arrastrando. En estos play offs un pitcheo
que comparado con Sultanes, no venía nada fresco. El
cierre del calendario Diabólico había sido sensacional,
pero su pitcheo estaba sacudido por los embates de una
gran campaña, en especial el pitcheo tapón. Eso sin
tomar en cuenta los veteranos que como Nelson Barrera,
llegaban lesionados al play off. Remigio Días abrió la
tanda de bateadores. Tenía un sencillo en dos turnos, pero
su bate no había sido oportuno, no tenía ni carrera
empujada ni producida. Remigió se concentró en los
lanzamientos de su Paisano.
Cansancio de Ramírez
116

Ramírez comenzaba a dolerse de su brazo de lanzar, no
reflejaba ninguna queja o dolor y Marco A. Vázquez le
preguntaba constantemente sobre su brazo. Ramírez
contestaba que todo estaba bien. ¡Vamos a darle para
adelante!, decía.
Marco cuidaba mucho su staff de pitcheo, de eso
dependía el éxito de los siguientes encuentros, tampoco
quería correr el riesgo de una lesión con Ramírez.
Vázques sabía que los veracruzanos no se le rajaban y se
le morían en la raya, pero ese no era el caso, así que
estaría vigilando a su pitcher, cualquier descuido que le
notara le apliacaría la grúa y traería pitcheo fresco
inmediatamente.
Remigio se animó al recordar que en el 94 en el play off
el séptimo partido le había conectado dos sencillos en
tres turnos, pero ahora su paisano le mandó una recta
pegada que al hacer el swing, le quemó la garrocha
obligándolo a batear un elevado de foul cómodo y
fildeable por el lado de la inicial. Al mismo tiempo el
¨Metralleta¨ ahogaba un quejido y sacaba el primer out.
Un rictus de dolor se dibujó casi imperceptible en el
rostro del veracruzano que hasta el momento le habían
conectado seis hit, para dos carreras. Tenía que aguantar
y solamente llevaba un tercio del juego.
117

Entró a batear Miguel Flores, tenía un sencillo en tres
veces al cajón de bateadores, le urgía hacer contacto con
la bola, ponerla en juego, algo, algo, lo que fuera.
Ramírez era candela pura en la lomita, con un valor a
toda prueba, un coraje como pocos, pero se sentía
desfallecer. ¡El pitcher le soltó un lanzamiento pegado!
y...
¡Ultima oportunidad!
Miguel Flores le ganchó el lanzamiento, le pegó sobre las
mismas costuras, poniendo la bola en juego, por los
terrenos del jardinero central. El Metralleta había
mantenido frenada la ofensiva del Monterrey en las
cuatro oportunidades anteriores antes de que le
encontraran la bola, ahora, en este momento, le estaban
pegando.
Vino al bate Cornelio García. Marco Antonio Vázquez
seguía pensativo, no se decidía al cambio. Cornelio
García había sido dominado en sus tres oportunidades
anteriores de bateo, así que se la jugaría de nuevo con su
mismo pitcher, pero Roberto, “El Metralleta” Ramírez no
pudo más y le entregó la base por bolas a García. Había
reventado el picheo escarlata.
118

Su máximo abridor, ¡estaba vencido!
Trágico cambio
En ese preciso instante, Marco Antonio Vázquez sin
saberlo, marcaba el destino y la historia del campeonato.
Aunque en realidad Marco A. Vázquez, actuaba
correctamente. Con los numeritos fríos que exige el
béisbol venía para batear José González. El año anterior
en el último juego de play off González había sido
dominado por el pitcheo del que venía como relevista y
que tenía rato calentando. En aquella ocasión González
entregó el out número tres, quedando en ese momento el
gallardete en manos de los Diablos Rojos, al dominarlo...
!Pancho Córdoba!
Pancho Córdoba
Vino Córdoba. Quería demostrar su poderío y enseñarles
que seguía siendo lo mejor de la Liga Mexicana. El de
Cerro Azul, Veracruz, había concluído su campaña, con
23 juegos ganados e invicto en los play offs. Velocidad,
119

fuerza, y control, además de una gran confianza en sí
mismo y eso era importante.
Sólo que José González no pensaba igual. Había estado
esperando esta gran oportunidad todo un año. En ese
momento González recordó las palabras que yo le dijera
el mes de julio y pensó: “No, este no es el momento, no
todavía, tiene que ser en la novena y con hombres en
base, como me lo dijo el Monterrey González”.
Verificó la seña de su mánager. Creyó ver con el rabillo
del ojo al personaje extraño, al padrino, casi lo notaba
detrás de su mánager Dereck Bryant. Sacudió González
la cabeza y volvió a mirar. Sí, efectivamente, se notaba
casi transparente el personaje, pero se notaba y le hacía la
seña. Le señalaba el siguiente lanzamiento como una
recta a la altura de las rodillas, casi abajo, por el centro.
González suspiró profundo y se preparó, volteó a ver a su
Padrino, pero éste había desaparecido. Tenía dos
corredores en base, tenía que batear y duro.
Pancho Córdoba le mandó una recta por el centro. Por
encima de las rodillas y José González le tiró con todo.
Puso toda su fuerza en el swing y...
Cerca de la gloria
120

José González puso toda su fuerza en el swing. Se
encontró con la esférica exactamente sobre el mismo
plato, había hecho los movimientos en el tiempo y la
velocidad correctas. El impacto fue inevitable. Salió un
rayo del bate, una línea bien colocada que cruzó entre el
primera y el segunda base, que abrió un hueco y la pelota
boló rumbo al jardín derecho, trayéndose por delante a
Miguel Flores, con la carrera número tres de los Sultanes.
El ruido de las porras visitantes era ensordecedor, la
gritería al máximo, la afición capitalina callaba. Tocó el
turno a Velázquez. Pancho le puso una recta pegada que
lo obligó a batear al cuadro, entragando los últimos dos
outs, con rola al short, de la segunda forzando en
segunda a González y de ahí a la primera base, sobre
Velázquez que bateó para doble play Así concluyó la
entrada. Se había anotado, se había subido. ¡Un escalón
más, rumbo a la Gloria!
La venganza de Leo Pérez
Había entrado Francisco Córdoba en el momento más
difícil y dramático del partido.
El ¨Metralleta¨ Ramírez había salido contra 29 bateadores
en 7 entradas y un tercio del juego, dio una base por
121

olas, dos chocolates y le dieron 7 imparables, para tres
carreras. Roberto dejó el juego ganado. Él jamás lo
perdería. Hizo un fenomenal el trabajo, tenían casi en la
bolsa el partido estaban a tres outs de la victoria, un
juego verdaderamente increíble.
Mientras todo esto pasaba, los visitantes ya tenían listo
otro serpentinero: Leonardo Pérez Crespo. Pero hagamos
un poco de historia.
El año pasado, en el cuarto juego de play offs, en
Monterrey contra los Diablos, ganó el relevista Elmer
Deséens, sobre el pitcheo del abridor Arturo González y
Leo, en aquel encuentro, fue el último relevista Sultán.
Leo, entonces, se enfrentó a 6 bateadores, dando dos
bases por bolas, convirtiéndose una de ellas en carrera y
Roberto Méndez le conectó de hit para la carrera número
nueve, después se enfrentó a Sandoval y Verdugo
dominándolos.
Ahora en este juego en esta entrada, en estos momentos,
¡oh coincidencia!, después de un año se encontraban los
protagonistas de aquel play off. Eran los mismos, ahora
contra el mismo relevista
Vino Pérez Crespo a lanzar una sola entrada y bien que la
logró dominando a los tres bateadores, Méndez Sandoval
122

y Verdugo. La solución fue recta pegada y sus batazos
fueron todos al cuadro.
Alrededor del béisbol
Mientras que todo esto pasaba en el terreno de juego, las
tribunas estaban enardecidas y los aficionados, felices
unos, molestos otros, hacían su propio ambiente.
Cuando cayó el out número tres de la octava, Refugio, el
famoso Güagüis, se levantó para buscar con ¨quién
platicar¨, quería hacer algo que lo divirtiera, que lo
sacudiera con emociones más fuertes que las que le
estaba dando el béisbol hasta el momento.
Encontró esas emociones. Estaba muy salamero con un
aficionado en plan de conquista, cuando un guardia le
llamó la atención por faltas a la moral. Indignado
Gúagüis respondió violentamente al llamado de atención
y que se enfrasca en tremendo pleito con el guardia del
Parque.
Pasaba el ¨Tacho¨ por el lugar rumbo a un módulo de
alimentos cuando vió la bronca y le dió curiosidad ver
quiénes eran. Cuando identificó a los protagonistas,
entró al quite del Güagüis y estaban poniendo en orden al
guardián del orden cuando llegaron refuerzos.
123

El padre Saldaña, extrañado por la ausencia de sus
compañeros de fila decidió esperarlos trayéndose unos
refrigerios y al pasar por la gran trifulca identificó a sus
amigos. Así que soltó unos cuantos botellazos sobre las
cabezas de los guardianes del orden.
Llegaron más refuerzos en apoyo de los policías y se
llevaron a los rijosos a la demarcación.
El agente del Ministerio Público en turno no quería saber
nada de los detenidos, estaba bien prendido de la
narración del partido con Toño de Valdéz, y Roberto
Sosa, pero con tal de terminar con los detenidos los
arregló rápido.
– ¡Oiga!–, le gritó al mariconcito, –su nombre, y todos
sus generales.
– Pues mire–, le dice la Güagüis, bromeando–, mis
generales son: Carranza, Villa, Zapata.
– ¡Ha!, muy chistosito, haber los otros, cuál es su
nombre, –le dice al ¨Tacho¨.
– Anastacio Saldaña–, contestó el interpelado
– Y usted–, pregunta al sacerdote.
– Otilio Saldaña. –Contesta él.
– ¿Y tú–, dirigiéndose de nuevo a la Güagüis–, por
última vez, cómo te llamas.
– Refugio Saldaña–, contesta asustado.
124

– ¿Cómo que los tres son Saldaña?, y eso por qué.
– Pues porque los tres somos hermanos–, contestó el
Tacho .
– ¡Ha!, raras y hermanitas, además.
– Oigame no–, interrumpe Otilio Saldaña. –Yo soy
sacerdote.
– Sí como no–, le dice el agente–, y yo soy el Papa–. Y
gritando agrega –¡van para adentro tres locas.
Y mientras los metían a la bartolina más próxima, les
grita a los detenidos:
– Y más les vale que ganen los Diablos, porque si no,
mínimo un mes en la sombra.
Y le subió el volúmen al radio, escuchando la voz de
Toño de Valdez cuando comentaba que con Verdugo
caía el out número tres, de los Diablos Rojos del México.
En ese momento sólo se escuchó un... ¡chin...!
Novena entrada
De película
Nueve de la noche con cuarenta y dos minutos. Se abre la
novena entrada, los cartones están a favor de los
escarlatas, seis carreras contra tres.
125

Estaban a tres outs de la victoria. Tres carreras de
diferencia eran muchas, cuando vineron a batear los
Sultanes con Juan Carlos Canizales, José Tolentino,
Ramón Orantes.
Pancho Córdoba subió al montículo. El año anterior
había sido relevista hasta la mitad de la temporada. La
segunda parte de esa campaña se convirtió en abridor.
Ganó 15, perdió 4, y salvó 8 encuentros, con un 2.33 de
promedio en efectividad. El año pasado fue gandor del
séptimo juego de la gran final.
Este día venía en plan grande y al igual que el año
pasado entraba de nuevo al relevo y también por el
¨Metralleta¨ Ramírez, pero ahora para salvarle el partido
por que recibía el juego ganado.
Roberto Kerlegan anunció en el sonido local:
–Al bate, quinto en el órden, jardinero derecho, Juan
Carlos, el “Canelo” Canizales.
La rechifla Escarlata rebotaba entre las tribunas,
mientras tomaba nuevos bríos la porra de los Bocones y
Felipe Moreno e invitados.
Juan Carlos Canizales acababa de concluir una gran
campaña, fue el mejor, siempre oportuno, el mejor Sultán
a la ofensiva. Chocó la pelota con gran facilidad y
126

produjo un gran número de carreras. Su mejor temporada
hasta el momento.
Pancho Córdoba soltó el primer lanzamiento en recta, por
la esquina de afuera, ¡se lo cantaron!
Córdoba vino por la goma. Canizales hizo contacto con
la bola, mandando la pelota al prado central, anclando el
“Canelo” así, en la primera base. Le estaban abriendo la
entrada con imparable. Vino para batear José Tolentino
Franco. Córdoba le pasó la recta por el centro y la
prendió de línea directa al guante del jardinero central y
cayó el out número uno.
El Agujita Sánchez entró al bate de emergente por
Orantes y conectó del 6 al 3 para el segundo out y en la
jugada en bateo y corrido. Avanzó el Canelo Canizales a
la intermedia... un Sultán se colocaba en posición de
anotar, pero ya había dos outs.
¡Un out, sólo un out!
(Sólo faltaba un out)
En Núcleo Deportes anunciábamos el juego del día
siguiente y decíamos ¨no lo olvide, mañana es la cita,
una de la tarde, el quinto juego de la serie, por el
gallardete de la Liga Mexicana.
127

En ese momento se anunció bateador emergente por los
Sultanes: Héctor Hugo Hurtado. Él entró al cajón de
bateadores. Córdoba lo conocía desde hacía tiempo pero
su relación inmediata fue en el ´94, cuando Hurtado
había sido receptor de los Tigres Capitalinos.
Decidió trabajarlo, sabía de su peligrosidad con hombres
en base y lo colocó en la cuenta máxima, mientras tanto
nosotros desde el micrófono decíamos:
– ¡Falta solamente un out! Los Diablos tienen casi en la
bolsa el encuentro, lo esperamos mañana. La cita es a las
12 con treinta minutos, no lo olvide, comentarios previos
al encuentro y a la una de la tarde el quinto de la serie... y
línea de hit, por el jardín izquierdo. Hurtado llega parado
a la primera base, y a la tercera se manda “El Canelo”
Canizales, corredores en las esquinas y esto todavía no
termina. Los Sultanes todavía tienen cuerda y Canal 1190
continúa todavía con ustedes–, gritaba emocionado este
servidor.
La lluvia caía nuy leve, apenas se notaba, pero a Pancho
Córdoba le escurría por todo el cuerpo, era una mezcla de
sudor y agua que bajaba por su rostro y espalda. Esto
molestaba a Córdoba, esto parecía otra cosa. ¡Parecía una
pesadilla!
128

¡Una pesadilla!
Algo ocurría que estaba fuera del control escarlata. El
ambiente se empezaba a sentir extraño, pesado,
incómodo, como un presentimiento; había tensión en la
cueva diabólica, mientras que en el dog aut Sultán era
otra la cara de la moneda.
Dereck Bryant estaba urgido de ofensiva, quería empatar
el partido y le dio la seña a Franco para que entrara por
Remigio Días. Le faltaba experiencia a Franco, pero tenía
el power que Bryant necesitaba en ese momento. El
mánager Sultán (a quien todo le estaba saliendo bien
ultimamente) pensó: “por qué no” y mandó como
emergente a Manuel Franco a la caja de bateadores... se
la iba a jugar.
Córdoba trabajó al bateador Manuel Franco, sabía de su
ofensiva, y no era ninguna perita en dulce. Con un
cuadrangular le podía empatar el partido. Así que lo puso
en la cuenta de tres y dos y... lo perdió. Le entregó la
base por bolas, prefería enfrentar a Miguel Flores.
Eso provocó la conferencia en la lomita. Entró Marco
Antonio a platicar con todo su cuadro. La situación se
puso tensa y dificil para la novena capitalina.
129

Un pequeño intermedio
Mientras que había conferencia en la lomita Aminda
Barrada y Esteban, su esposo, discutían por un asunto sin
importancia. Aminda le había gritado, a Pancho Córdoba:
– ¡Andale, papacito tu puedes! Eso encrespó a Esteban,
quien ya tenía referencias de la admiración que su
mujercita sentía por los jugadores escarlatas, pero ese
grito para él había sido el colmo.
Delante de nosotros la regañó y le pasó su mano algo
pesada por una de sus mejillas. Los asientos antes
ocupados por los ahora presos hermanos Saldaña, en esta
entrada habían sido ocupados por los Barrada, quedando
nosotros a escasos dos metros de ellos, es decir, de la
acción.
Aminda salió corriendo del parque. Su marido Esteban
salió también detrás de ella, hecho un manojo de nervios,
gritándole que lo perdonara, que no lo volvería a hacer.
Total que se vació casi la fila delantera de nuestro palco,
tan sólo quedaba don Marcelo con sus 8 hijos, que
testigos del espectáculo, solo movían la cabeza apenados.
Lo único que mortificaba a don Marcelo, era no saber
qué pasaba con su esposa. Llamaba al hospital a cada
entrada donde le informaban que doña Chole ya había
130

salido de toco desde hacía rato, que estaba en el
quirófano, pero... no quería irse don Marcelo, sin saber el
desenlace del encuentro en el que estaban a punto de
perder los Sultanes de Monterrey El juego lo tenía bien
amarrado. No obstante llamaba casi cada 15 minutos al
hospital. Hasta ese instante al menos todavía nada. El
celular le iba a salir bastante caro a nuestro amigo.
Se rompió la conferencia en la lomita. El Parque del
Seguro Social, parecía volcán en erupción. El entusiasmo
y el griterío Sultán también imponían, ¡cómo no! tenían
casa llena de Sultanes.
La hora de la verdad
¡Casa llena! y el rancho ardiendo de Sultanes en todas las
bases. Nosotros, mientras tanto, narrábamos lo increible,
lo inaudito, lo extraordinario. Estábamos narrando casi a
punto de la afonía, pero no nos importó, ¡sabíamos que
estaba por suceder algo fuera de serie, algo fuera de lo
común, que al menos en mis 21 años en la crónica
deportiva, jamás lo había vivido! Mis compañeros
cronistas y yo nos pusimos de pie para narrar lo que
viniera, sentíamos que algo pasaba, y nosotros seríamos
testigos de esa historia. Marco Antonio salió de la lomita
131

para darle una última oportunidad a Pancho Córdoba. Si
fallaba contra Miguel Flores lo sacaría, por lo pronto ya
tenía gente en el bull pen desde hacía rato.
Córdoba, el de Cerro Azul, Veracruz, subió nervioso a la
lomita, tragó saliva, esto era angustioso, un problemón
verdaderamente grave, él lo sabía. En las bases tenía las
cuarta, quinta y la sexta, carrera de los Sultanes. Le
podían empatar el encuentro y eso no lo iba a permitir.
Solamente faltaba un out, ¡un solo out!
Momento de expectación
La muerte rondaba a Pancho Córdoba, su salida era
inminente, un pestañeo cualquiera, y lo mandarían a las
regaderas, tan sólo un pequeño descuido y era hombre
muerto, él, lo sabía... y llegó el momento.
Muy emocionado Kerlegan en el sonido local, anunció el
siguiente bateador Sultán:
– Turno al bate, primero en el orden, segunda base:
Miguel Flores. Y rugió el Parque del Seguro. Todas las
gargantas regiomontanas que se encontraban en el lugar,
gritaban, aplaudían; todo mundo puesto de pie. En
Monterrey cruzaban los dedos, venía a batear un
132

egiomontano y... traía ganas de enredarse con doña
blanca.
No se movió un alma de los pasillos. Un silencio
sepulcral. Se suspendió la venta de fritangas, refrescos,
cervezas. Un cubetero sacó de la tina la última chela que
le quedaba. La destapó para sí. Un aficionado se la
pedía, pero la garganta y la boca le sabían a cobre, volteó
la cubeta boca abajo y se sentó a ver que pasaba.
Jugadores supersticiosos
Pancho Córdoba también era valiente y estaba consciente
del momento que vivía. El sabía, los jugadores, son
muñequeros supersticiosos. El conservar un calcetín, una
prenda interior, el jugar con una determinada pieza, sin
quitársela hasta por varios días, mientras puedan seguir
conectando de hit.
Parece que no, pero la mayoría de los directivos también.
Pancho presentía, pero tenía un deber qué cumplir, de ahí
dependía su familia, su sueldo y su estancia, por qué no,
para el año próximo con los Diablos. Así es este trabajo.
Pero hoy es hoy. Así que levantó los brazos, pidió ayuda
a los cielos, y entró con todo. Soltó su lanzamiento y
133

pareció escuchar el canto de las sirenas cuando oyó a el
ampayer de home, gritar ¡strike!
Flores, el de Monterrey, frío, impasible, continuó en el
cajón de bateadores. Ya había escuchado el primer strike.
Se afianzó fuertemente con su majagüa, sentía que los 24
pies cuadrados del cajón de bateadores le quedaban
chico. Esperó el lanzamiento. Córdoba le soltó una recta
con toda la velocidad de que era capaz y le tiró con todo,
pero no encontró nada, sólo había escuchado el impacrto
en el guante de Rojas. Se colocaba el segundo strike.
Miguel Flores
(Su gran momento)
¡El ambiente del estadio se volvió a escuchar. Dereck
Bryant, el mánager sultán, le había dado a Miguel Flores,
en dos ocasiones la seña para batear. Córdoba se
concentró sobre el bateador, ya lo tenía en el paredón, a
un straik de la victoria. ¡Iba a acabar con Flores! quería
terminar con él.
134

Le jaló al gatillo. Salió un balazo del brazo de Córdoba.
Ya Flores lo estaba esperando y... ¡le tiró con todo! Y se
enganchó con la bola. Yo grité:
– ¡...Y la pelota se va, se va, y se fue de faul!.
Al conectar Miguelito Flores todo el Parque del Seguro
Social se levantó como movido por un resorte, el batazo
llevaba trayectoria de cuadrangular, pero el aire la jaló al
terreno de faul, por el lado izquierdo y ya nadie se volvió
a sentar. Córdoba tragó saliva, qué susto le habían metido
con ese estacazo.
El pitcher, buscó la seña con Omar Rojas. Otro de
Monterrey se preparó, era Miguelito Flores. Jaló aire lo
más que pudo, aguantó la respiración y... llegó el
momento anhelado. Por fin. Esperó el envío, soltó el
pitcher y Flores le tiró con todo. ¡Prendió la bola! El
batazo bien colocado fue a parar al prado izquierdo. La
trayectoria de la esférica agarró movido al jardinero
izquierdo, Roberto Méndez, que desesperado fue detrás
de ella. En ese instante entraba una carrera y otra más...
Mientras allá en Monterrey, de la sorpresa, Adolfo
Fernández Moreno soltaba la Carta Blanca que tenía en
sus manos y Genaro Ruiz, sonriente se cambiaba la
vicera de su gorra para atrás. ¡El también era muñequero!
135

Aca, en el Parque del Seguro Social, Córdoba, el pitcher,
no lo creía, el año pasado había ganado el último
encuentro. Ahora, si lo sacaban, dejaría a dos hombres de
herencia: Franco en tercera y Flores en la primera base.
Ya tenía Córdoba cinco carreras en contra debidamente
anotadas en la pizarra y solamente una de diferencia lo
salvaba, lo sostenía en la lomita.
Vino Cornelio García para batear, jardinero izquierdo, y
entró al terreno el mánager escarlata. La más grande de
las angustias hizo presa de Marco Antonio Vázquez,
estaba sufriendo enormemente con este partido, pero
ningún músculo de su cara reflejó sentimiento alguno.
El pitcher miró a los ojos a Córdoba a la vez que
extendía su mano derecha. Córdoba bajó la vista y le
entreó la pelota. El había tratado, juraba que había hecho
lo imposible, pero nada le salió.
Los directivos
Córdoba se bajó de la lomita a su caseta. Venía sufriendo
las consecuencias de su mala suerte y apenado. Se fue
pero la noble afición capitalina le ofrendó un caluroso
aplauso de admiración y respeto al esfuerzo realizado.
136

Los directivos también sufrían. Roberto Manzúr estaba
sufriendo por sus muchachos, por su equipo. Pero el
sabía que nada podía hacer, el encuentro estaba en manos
de los dioses y de los Diablos. Manzúr, buen hombre,
profundo conocedor, el único, siempre lo hemos dicho,
que atiende directamente su negocio: ¡el béisbol! Tiene a
otros buenos colaboradores pero, él, en forma directa,
maneja su béisbol y él, Roberto Manzúr, movía las
hebras del negocio. Pero ahora todo le estaba fallando y
también sufría con sus escarlatas.
La otra cara de la moneda no se mostraba franca y
abiertamente a los Sultanes, dos carreras eran la
diferencia para que los Sultanes se fueran arriba o
perdieran el encuentro. Todo podía suceder. Mientras
tanto allá en Monterrey el gran patriarca de la familia
Máiz García, don José Máiz Mier sufría también y
rogaba a todos los santos, implorando apoyo para sus
hijos.
La última vez que don José había sentido una gran pasión
con su familia, en el aspecto deportivo, directamente por
su hijo Pepe, presidente de los Sultanes, fue cuando niño.
Su hijo, allá en William Sport Pennsylvania, regresaba
con el campeonato mundial en sus alforjas, en aquella
137

competencia infantil, junto con Cesar L. Faz, y Luky
Haskins, allá por el final de los años cincuentas.
Pero ahora era diferente, una sorpresa tras otra y ahora
casi toda la familia Máiz, a excepción de don José,
estaban reunidos, en el Parque del Seguro Social
alrededor de Pepe Máiz, presidente de los Sultanes de
Monterrey y en ese momento todos los Máiz, oraban por
el equipo.
El presidente de la Liga Mexicana
Pedro Treto Cisneros, presidente de la Liga Mexicana,
miraba el encuentro. Vaya partido que estaba viviendo.
Treto miraba en forma alternada a los presidentes de
ambos equipos. Él estaba enmedio de dos aguas, los
personajes más carismáticos y representativos del
Beisbol organizado estaban trenzados en un duelo de
titanes sensacional. El lic. Treto Cisneros, sabía que ahí
estaba su obra, el béisbol organizado rendía sus frutos, en
el momento más crítico de la economía de nuestra patria.
También el béisbol echaba para adelante. El lic. Treto
Cisneros por eso sonreía, pero también sudaba. Sabía que
no era fácil servir igualmente los intereses del béisbol y
138

la conciliación total, total, no la había, porque alguien
tenía que ganar o perder.
Así es el béisbol
Después los directivos de la Liga Mexicana arremetían
en contra del ampayeo, la piedra angular de la disciplina
del béisbol. Aunque quizá el lic. Manzúr, no lo haría,
porque siendo Presidente de los Diablos Rojos, también
es Vice Presidente de la Liga Mexicana, o sea, juez y
parte.
Qué duro, qué duro y más si se pretende la imparcialidad
y la equidad, en la toma de decisiones con los 16 equipos
del circuito. Una siutación nada cómoda, pero este tipo
de situaciones engrandece a los hombres. Aunque a la
vez los pone en un escaparate de cristal y el ser hombres
representativos y publicos, los exhibe y ellos lo saben.
Por eso cuando actúan con justicia y equidad eso los hace
más grandes todavía.
Los únicos que sufren las consecuencias de estar
enmedio de la tortilla, son los señores ampayers, nunca le
dan gusto a nadie. Si no me cree, pregúntele usted, amigo
lector, a los principales directivos de sus respectivos
equipos si es que están a gusto con el ampayeo.
139

Cualquier conteo que hagan desagrada al directivo.
Verdaderamente se tiene que ser un gran diplomatico,
además de gran conocedor de los reglamento y combinar
una buena dósis de decisión y valor y orejas tapadas con
algodones, para no escuchar los improperios a que se
exponen, no nada más de directivos, sino también de
algunos jugadores. Descontentos con el conteo del
ampayer arremeten en contra de ellos, en momentos
quizás decisivos de algún encuentro. Reconozco, por mi
parte que en alguna ocasión, he participado en algún
desaguisado, propiciado supuestamente por los señores
ampayers, y más de una ocasión les hechamos al público
encima. Para todos ellos todo mi aprecio, afecto,
reconocimiento y respeto.
A sufrir diablos
Mientras tanto, en la lomita de las responsabilidades,
Marco Antonio Vázquez, sufría lo indecible. Tenía
corredores en los senderos, estaban a punto de empatarle
el partido y después irse arriba. Franco y Flores podrían
traer las carreras 6 y 7 del juego. Tenía qué ganar. Esto
era lo increible, en esta entrada, tres bateadores, para dos
carreras, y con dos outs y en dos ocasiones a un strike de
140

la victoria, strike que se antojaba lejano, distante.
Imposible, que no pudieran lanzar un solo strike, los
escarlatas. A cualquier equipo le podía pasar, pero a
ellos, a los Diablos Rojos del México, se antojaba
increible. Tenía que venir con lo más experimentado de
su picheo, alguien que conociera bien a los Sultanes, que
ya los hubiera enfrentado con anterioridad y les pudiera,
si no ganar, de perdido detenerlos. Esto, a esta alturas se
antojaba que era mucho. Jaló por un veracruzano, del
municipio de Cuitláhuac: un gran relevista que les traía
ganas desde hacía buen rato a los Sultanes del Monterrey.
Ricardo Rincón
¿El tapón salvador?
Ricardo Rincón, zurdo, 25 años de edad, fue logrado por
los Diablos en un cambio con los Algodoneros del Unión
Laguna. Las lesiones formaron parte de su trabajo toda la
temporada del 94. Ese año ganó 4 juegos y perdió 2;
relevó en los play offs contra Sultanes en el quinto juego
por el campeonato, en Monterrey, al igual que hoy,
relevando también a Pancho Córdoba. Aquél 22 de
141

agosto Ricardo Rincón perdió el encuentro, porque había
recibido el juego empatado en la séptima entrada.
El juego se lo habían dejado 2 carreras a 1, con uno de
herencia; ponchó a Eduardo Jiménez, y pasaporteó al
Canelo Canizales; Remigio Días le conectó de hit y se
trajo por delante en aquella ocasión, al de herencia, el
deportivo Rivera, con la segunda carrera. Canizales llegó
a la chocolatera con la carrera número 3 de aquél partido,
después de embasar al bateador emergente José Luis “El
Gato” García. En esa oportunidad Rincón perdió 3 a 2,
ahora venía por la venganza, quería hacer de este
encuentro otra película.
CORNELIO GARCÍA
(La esperanza
Roberto Kerlegan anunció:
– Turno al bate, jardinero izquierdo, Cornelio García.
Llegaba con cuatro turnos con un pasaporte en este
partido y no había conectado de hit. El día anterior en
tres oportunidades, tampoco nada a la ofensiva. Total,
siete turnos en dos juegos y nada.
142

Los dos equipos estaban tensos, los aficionados de ambas
novenas, puestos de pie, hacían enmudecer el ambiente
exterior del parque con su barullo ensordecedor.
Dereck Bryant estaba preparado para mandar sus señas.
En el cajón de bateadores decidió dejar a Cornelio
García, tenía motivos para ello. Aunque siete turnos sin
conectar de hit eran de pensarse. Bryant en lo personal no
lo pensó dos veces, sabía de la capacidad y fuerza de su
jardinero. Jugaban juntos en invierno, Bryant como
couch, y Cornelio García como jardinero, los dos con los
Naranjeros de Hermosillo, hoy por hoy, el equipo líder de
la Costa del Pacífico. García, Champion bate el ´93, y
tercer lugar de bateo en la Costa, garantizaban su trabajo
profesional. El que Cornelio estuviera todavía en el cajón
de bateadores no era de gratis. Don Enrique Mazón
Rubio también estaba en el encuentro y como presidente
de los Naranjeros tenía la seguridad que su jugador daría
la sorpresa ahora, en estos momentos. Si el bate de
García respondía el juego se podría mínimo empatar. En
la Costa Bryant quería repetir la historia del ´94 ya que
también como sustituto fue manager campeón con
Hermosillo.
143

Momento decisivo
Momento decisivo para todos. Aquí se podía definir el
partido. Corriendo en la primera Flores y en la segunda
base Franco, el encuentro se podía mínimo empatar.
Rincón quería vengarse, esta era la gran oportuindad.
Mandó su primer lanzamiento, fue una curva pegada.
Bola la primera. Cornelio García, buscó la mirada de
Dereck Bryant, este le dio la seña.
Ricardo Rincón presentó de costado, vigiló al corredor
de la segunda base, soltó el ladrillo. Cornelio dio un
batazo bien colocado entre segunda y short. Una línea de
tendedero que se fue hasta lo profundo del jardín central.
Lo inevitable, el juego se empató. Ese cañonazo, trajo
desde la segunda hasta la chocolatera a Franco y puso a
90 pies de la registradora la carrera del desempate con
Miguel Flores y en la primera a Cornelio García que ya
había cumplido, y con creces.
En estos momentos, el Parque del Seguro Social era un
manicomio, el griterio era ensordecedor, un juego
increible que estaba a punto de voltearse y agarrense:
venía para batear, otro Sultán. Roberto Kerlegan muy
emocionado, anunció en el sonido local:
– Tercero en el orden al bate, jardinero central, José
González.
144

Por fin, llegaba. ¡El hombre del destino!
Vino para batear José González, el de Puerto Plata,
República Dominicana. Me tocaba narrar la novena
entrada. La verdad, yo estaba emocionadísimo. Tenía 21
años en el béisbol y jamás me había topado con una
circunstancia como ésta y menos en una final por el
campeonato, en un partido y contendientes de esta talla.
Yo estaba gritando por el ruido que brotaba del parque,
que era ensordecedor y cuando González entró al cajón
de bateadores volteó a nuestra cabina central, fijaba la
vista en Nucleo Deportes 1190.
Antes de empezar el partido me preguntó González que si
creía que hoy sería el gran día. En verdad que me agarró
movido y le contesté:
– No hombre, que va a ser hoy, todavía faltan quzá los
tres encuentros finales, pero por si las dudas prepárate.
Recuerda que en el béisbol todo puede pasar en el
momento en que menos lo esperes.
La realidad es que estaba en un grave problema de
credibilidad. Supuestamente José González era el hombre
del destino. Recordaba mis propias palabras que ahora
se me presentaban con un sabor amargo. Una simple
mentira piadosa y en qué problema me iba a meter si
González fallaba, que en verdad a mí me parecía que
145

sería lo más seguro. González pensaba que iba a cumplir
con un destino que yo le había fabricado en un momento
de amistad y sólo por animarlo, y es que en Núcleo
Deportes no sólo se cumplía profesionalmente con el
cometido de informar narrando los juegos, también nos
involucrábamos amistosamente con los jugadores.
Crónica difícil
“¡Tú vas a ser el héroe!”, le dije a mi tocayo en
Minatitlán. “Tu vas a darle el triunfo a los Sultanes. Tu
con hombres en base, herencia de Córdoba, vas a traer las
carreras que pondrán arriba a los Sultanes y ya no van a
perder su posición de ganadores. ¡Tu vas a ser el hombre
del destino!
Qué va, amigo lector, eso era algo sumamente dificil,
casi imposible, es que usted convive con ellos toda la
temporada, tanto en gira como en casa, narra sus
triunfos, sus derrotas, convive con ellos, sabe de sus
sueños de grandes ligas, de sus aspiraciones a ser mejor
cada día, si los ve tristes, a punto del llanto, ante sus
146

fracasos, llega un momento en que usted sin darse cuenta,
ya forma parte del equipo. Siempre hemos deseado ser
cronistas imparciales, pero después de lo que le hemos
platicado nos vence el sentimiento, les damos todo
nuestro apoyo en las buenas y en las malas, esa es la
única explicación a nuestra actitud.
¡A las puertas de la gloria!
Por fin se abrieron
José González estaba en el cajón de bateadores. En lo
personal le desee suerte, la iba a necesitar. Aunque
González venía embalado al play off, de cuatro
oportunidades dos hits había anotado una carrera en la
cuarta entrada y empujado la carrera número 3 en la
octava. Él había puesto con sus hits y carreras, junto con
sus compañeros de equipo, los suficientes escalones para
entrar a la gloria del campeonato.
Rincón se preparó para hacer su lanzamiento y le pareció
observar de reojo una figura detrás de Derek Bryan.
Sacudió la cabeza. Después, el personaje había
desapareció. Lo curioso es que le pasó lo mismo a José
147

González, pero éste ya no le dio importancia. Sin
embargo sí miró de reojo al cajón de couch y
efectivamente, ahí estaba el padrino que le dió la seña:
lanzamiento en recta por el centro, a la altura de la
cintura.
El ampayer tenso no vio nada en esta ocasión. Ricardo
Rincón mandó el balazo, una recta por el centro con una
velocidad endiablada. Beto Máiz cerró los ojos. En ese
instante Roberto Magdaleno, rosario en mano, con su
compadre Pepe, bajaba a todos los santos del Cielo, le
pidió hasta a la virgen y a los ex Sultanes –que quisieron
mucho a su equipo– que bajaran a apoyar a sus regios y
es que la directiva tampoco sabía del padrino. José
González le tiró con todo y...
¡El gran momento¡
En ese momento don Marcelo en contacto con el hospital
se enteraba de que su esposa le había dado otro hijo,
¡sensacional¡ pero, gritando, don Marcelo, con el ruido
del parque no entendía nada. Los médicos de guardia le
informaron, muy apenados, que su esposa había dado a
luz en el estacionamiento del nosocomio, a un lado del
cajón de estacionamiento de la combi de ellos. Qué
148

diablos andaba haciendo doña Chole por ese lugar, si la
habían dejado en la cama y don Marcelo salió volado
rumbo al hospital. Iba con su esposa al mismo tiempo en
que Rincón venía con el lanzamiento...
Vino la pitchada al pentágono, un fogonazo candente
salió del bate de José González, que al hacer contacto con
la bola, la mandó a lo profundo del jardín central. Con
ese batazo, con esa jugada cambiaba totalmente la
historia del encuentro, de la serie, el rumbo del
campeonato.
Al poner la bola en juego !José González cumplía así con
su equipo! Increible se trajo a la chocolatera al de
Monterrey, a Miguelito Flores, con la carrera de la
diferencia. Cornelio avanzó en la jugada a segunda y
González llegaba parado a la primera base.
Los Sultanes del Monterrey se iban arriba en el
marcador, dándole la voltereta al partido y José
González empujaba, efectivamente, la carrera de la
diferencia y por azares de la vida y del beisbol, ¡se
convertía en el hombre del destino!
La afición en Monterrey
149

En Monterrey, la tierra de los Sultanes del Monterrey y
de la cerveza Carta Blanca, festejaban por anticipado el
triunfo. Miguel Moreno y mi cuñado Javier Torres,
salieron rumbo a la Macroplaza para celebrar con los
aficionado que ahí estuvieran el gran triunfo sultán.
Don Jesus González, de Don Colchón, festejaba con
empleados, amigos y familiares, la gran sorpresa sultana,
mientras que Alejandro Lugo, de Lucbec Publicidad,
sonreía satisfecho; para su agencia, la campaña de sus
cigarros Tigres, había resultado sensacional.
Todos los paisanos en los carros, en el metro, en los
camiones, en sus casas, en mi querida Colonia
Independencia, por mi barrio de Tepeyac y Querétaro, en
la tienda de Nato y en la antigua bolería del Chato, el
padre Ochóa en el Santuario de Guadalupe, todos, todos,
todos los aficionados salían a las calles, ¡qué gran fiesta
se avecinaba!
La ciudad total, la Macroplaza, estaba convertida en un
manicomio. El gobernador del Estado, licenciado
Socrates Rizzo García, también se mezclaba entre los
aficionados y anunciaba a todos los medios una gran
recepción para los Nuevos Campeones. ¡Los recibiría al
día siguiente a las cuatro de la tarde en el Palacio de
150

Gobierno! Pero, pero, se olvidaban de algo, Sultanes no
era todavía Campeón.
La locura
¡Pero en Monterrey la afición quería más carreras!. Ellos
sabían que una carrera de diferencia no era ninguna
garantía para que los Sultanes fueran campeones. Quizá
contra cualquier equipo pudiera ser posible pero contra
Los Diablos Rojos del México no era ninguna garantía.
Nó todavía, así que Sultanes, tenía que remachar el
partido y según nuestra predicción Pancho Córdoba
estaba perdiendo el encuentro. Era la locura para los
aficionados que siendo de Monterrey venían a apoyar a
sus Sultanes. Roberto de la Porra, de los Bocones, ya no
podía gritar, estaba afónico y Felipe Moreno casi hasta
las lágrimas.
Para la afición escarlata era como un balde de agua fría y
en su casa mi buen amigo en México, don Manuel Valay,
solo movía la cabeza ya veía venir todo esto.
Ricardo Rincón, pálido, demudado, se sentía desfallecer.
Su último lanzamiento cambiaba totalmente el panorama
de ambos equipos. Ahora ganando el que perdía y
perdiendo el que ganaba sentía que su ciclo con los
151

Diablos quizás había concluído. Y todo en un solo
lanzamiento, !qué extraordinario es el béisbol¡
¡El remache final!
Vino para batear Guillermo Velázquez. Rincón estaba
tan molesto y nervioso que soltó un lanzamiento
demasiado wild (pichada salvaje), que permitió avanzar a
los corredores una base extra. Cornelio avanzó a tercera y
José a la segunda. Verdaderamente Rincón estaba
sentado en un barril de pólvora y la lumbre era Guillermo
Velázquez. Esto era una terrible pesadilla.
Rincón trabajó a Velázquez con mucho cuidado. Ya lo
tenía en la cuenta de tres bolas y un strike, entonces
Rincón le soltó la curva. Velázques le dio en las meras
costuras a la pelota, fue a dar a lo profundo del jardín
derecho y empujando por delante a los dos hombres que
se habían quedado en los senderos –Cornelio y a José–
con las carreras ocho y nueve del partido.
Guillermo Velázquez en esos momentos había
remachado el encuentro. Los papeles habían cambiado
dramáticamente desde el batazo de González pero ahora
esto era indescriptible, era la apoteósis regiomontana. Y
explotó el picheo de Rincón. Los Sultanes se la volvieron
152

a hacer, como el año pasado en el quinto juego de play
off en Monterrey y le aplicaron la grúa. Esta noche las
regaderas escarlatas vaya que sacarían humo.
El bombero
Rafael Piña
Vino Rafael Piña a rescatar el partido, pero el daño ya
estaba hecho. De los seis hits conectados por los
Sultanes y una base por bolas que le regalaron a Franco,
cinco imparables se convirtieron en carreras, así como la
base por bolas regalada a Franco.
El rally de seis carreras fue con dos outs y se lograron
después de estar en la cuenta máxima o sea, a un strike de
sacar el tercer out en contra de Héctor Hurtado y M.
Franco. Si hubieran sacado el tercer strike, en su
oportunidad, no hubieran perdido el encuentro los
escarlatas. Ese último strike en contra de Miguel Flores
jamás se hubiera anotado la carrera número 4 de Sultanes
que estuvo siempre en los spaiqus del “Canelo”
153

Canizales en la tercera base, en esa fatídica novena
entrada ¡cosas del béisbol!.
A propósito, vino a batear Juan Carlos “El Canelo”
Canizales por segunda ocasión en la novena entrada.
Todos los medios de comunicación estaban
prácticamente volcados en el dog aut de los Sultanes. La
algarabía y la alegría con los Sultanes; la desolación y la
muerte con los Diablos Rojos del México. El Zacatecano
Rafael Piña mandó su primer lanzamiento. El “Canelo” le
tiró sacando foul hacia atras. Rojas fue por ella, pegado a
la malla pero no le llegó a la esférica. El segundo envío
fue curva pegada y se emparejó la cuentya en una y uno .
Piña respetaba la ofensiva de Canizales “el mejor
bateador sultán de la temporada”, por eso pensaba en
dominarlo a base de velocidad y le soltó una recta
pegada. Le gustó al “Canelo” y se fue con ella
provocando un batazo hacia atras colocándose el
bateador an dos strikes y una bola. El lanzador quería
terminar con esa racha interminable de hits y carreras.
Tenía en la primera base a Velázquez, que aunque no era
muy veloz, el bate de Carrizales podía hacerlo avanzar
por los senderos y provocar la probable carrera número
10. Había entrado a la lomita con la intención de apagar
el fuego y acabar con el “Canelo”.Le había mandado dos
154

piedras con muy buena velocidad causando los foules que
permitieron, así, los 2 strikes. Creía Piña que el “Canelo”
Canizales no esperaría un strike en recta porque nadamás
tenía una bola en su cuenta y sin duda el bateador
esperaba bola para que se la emparejaran.
Piña se decidió y efectivamente Canizales fue
sorprendido con velocidad. La pelota entró como cuchillo
en mantequilla por el mero centro. El “Canelo” no se la
esperaba y tratando de meterle en su swing le tiró... era
demasiado tarde. La esférica se le hizo de humo y las
piernas se trenzaron, pero todo fue inutil y se ponchó el
“Canelo” Canizales terminando así la horrenda pesadilla
en contra de los capitalinos. Así terminaba ésta
impactante entrada. ¡Por fin había capído el out número
tres!
Ultima llamada
Los Diablos Rojos vinieron a cerrar la novena entrada.
Conectaron de hit –Daniel Fernández y Luis Arredondo–,
Bernie Tatis cayó del 1 al 3 (de pitcher a primera), con el
out número uno.
En tercera base Daniel Fernández y en segunda
Arredondo. Ty Geini, fue sacado out por la vía 4-3 (de
155

segunda a primera) para el out número dos y en la jugada
trajo por delante a Fernández, para la séptima carrera de
los capitalinos, quedando en tercera “El Rayo”
Arredondo.
Con dos outs, Omar Rojas, el de Monterrey, vino para
batear, y con elevado a las paradas cortas, entregaba el
out número tres. Eran las 10 de la noche con 17 minutos.
¡Había nuevo Campeón Nacional del Béisbol Mexicano!
Los jugadores Sultanes que estaban en el dog aut,
salieron corriendo a abrazarse con sus compañeros de
equipo. Entrevisté a Beto Máiz que estaba a nuestro
lado, y sus palabras fueron para dedicarle a la afición de
Monterrey el Campeonato. Le mandé micrófonos a mi
compañero, que estaba a nivel de terreno, y muy
emocionado escuchó que el ing. Pepe Máiz, presidente de
los Sultanes le decía a Dereck Bryant: gracias Dereck,
gracias Dereck y Bryant le contestaba, ahí lo tienes es
tuyo, es tuyo. El campeonato es todo tuyo. Roberto
Magdaleno, le dijo: este campeonato es para nuestra
gente, es para Monterrey, y no sabes, cuánto estuvimos
orando por el triunfo. No sabes ni te imaginas que tan
grande es el poder de la oración.
156

¿Final Feliz?
Concluyó todo. La tensión y la emoción tomaban sus
respectivos niveles y la tranquilidad aparente llegaba a
nosotros. Los Sultanes eran los nuevos campeones, sin
duda que era un final felíz. Como el de don Marcelo, que
acababa de ser padre.
Nos acordamos de don Marcelo y antes de bajar al dog
aut hablamos al hospital para preguntar sobre doña
Chole. Nos contestó don Marcelo, felíz.
Nos terminó de platicar el final de su historia, su esposa
se había aliviado en los cajones del estacionamiento de
ese nosocomio y todo porque cuando estaba escuchando
el juego, en su cuarto, le quitaron el radio que le habían
puesto. Empezaba la parte alta de la novena entrada.
Desesperada pidió ayuda para que le trajeran otro radio
pero nadie le hizo caso y como se quedó sola, y los
dolores se habían calmado, bajó de la cama y muy
despacito caminó ayudándose de la pared. Lentamente se
encaminó hacia el área de estacionamiento del hospital y
como había una puerta al exterior por ahí salió sin hacer
ruido, para no ser descubierta. Llegó a la combi, abrió la
puerta y prendió el radio para escuchar lo que pasaba en
el Parque del Seguro Social.
157

En ese momento, bateaba en turno Cornelio García, la
enferma, muy atenta al encuentro, se aguantaba los
dolores que habían regresado y los intervalos eran de
cada dos minutos.
En ese momento narraba Antonio de Valdéz. Pancho
Córdoba soltó al pentágono, Cornelio hizo contacto y la
esférica se fue entre segunda y short. Una línea de
tendedero al fondo del jardín central empató el juego
trayéndose por delante a Manuel Franco con la sexta
carrera, y en la antesala se quedaba, Flores. La señora de
Garza no cabía de gusto, porque al prender el radio
perdía Sultanes y ahora se empataba. Esto hizo que la
señora trastabillara al mover sus manos alegremente y los
dolores de parto llegaban a su climax, casi cada minuto.
Se tendió en el suelo. Angustiada respiraba jadeando,
jalaba aire y lo soltaba, jalaba aire de nuevo y lo volvía a
soltar. En eso salió corriendo una enfermera gritándole,
buscándola, encontrando en el suelo, en posición fetal a
la paciente, a un lado de la combi.
Mientras tanto en el proceso de parto, dentro de la
matríz, la tensión aumentaba en cada contracción, la
bolsa descendía y la dilatación del canal cervical iba en
aumento. Las dilataciones eran casi completas, por la
diferencia de presiones existentes entre las que ejerce, la
158

contracción sobre el líquido amniótico y la contracción
de la vagina rompiéndose las membranas que constituían
las bolsas del agua, en pocas palabras, la famosa fuente
se había vaciado. El orificio uterino estaba
completamente dilatado, aunque la bolsa seguía íntegra y
los intervalos de dolor, muy breves, –de un minuto cada
intervalo de dolor. El deseo de la paciente de colaborar a
la expulsión era evidente. Y en esos momentos llegaron
dos médicos más con colchonetas y almohadas gruesas,
que fueron colocadas de la cintura hacia abajo de
la paciente.
¡Final feliz!
El cuerpo de la paciente estaba bañado en sudor. Las
lágrimas brotaban de sus ojos como cascadas. El dolor
era insoportable, casi la llevaba a la inconsciencia y en su
delirio le gritaba desesperada a si bebé:
– ¡Sal papacito!, ¡ándale, chiquito, llega!, por favor–. Se
mordía las manos las manos, desesperada, hasta
hacérselas sangrar.
El médico y las enfermeras, a la vez, asustados
confundían sus gritos con los de ella.
– Siga pujando, señora, por favor...
159

– Enfermera, quítele las manos de la boca, si no se va a
hacer más daño...
Otro galeno sudaba copiosamente a la vez que sentía un
gran dolor en su antebrazo y hombros por la presión que
la señora ejercía sobre él sin aminorar la fuerza. La
enferma se mordía los labios en su afán de aguantar el
terrible dolor.
El médico en jefe no hallaba qué hacer porque a estas
alturas todos estaban empapados por el sudor de la
tensión y del líquido amniótico. Desesperado gritó casi al
oído de la parturienta:
– ¡Puje señora!, ¡puje más, por favor!, haga un último
esfuerzo, tárdese en el pujido, prolongue la presión del
aire en sus pulmones y puje fuerte para que empuje al
bebé. ¡Vamos!, hágalo, obedezca.
La paciente obedeció... tomó la mayor cantidad de aire
posible, profundo, profundo y presionó sobre su vientre.
Un dolor espantoso estremeció todo su cuerpo. Sintió que
algo se rompía en su interior y volvió de nuevo a la carga
de la respiración hasta que al prolongar un pujido de
expulsión con duración de casi 10 segundos, la paciente
casi desfallecía, sudaba a raudales y la cabeza fetal
comenzó a salir lentamente... completando así el
movimiento de flexión y apareciendo por la hendidura
160

vulvar y seguida del occipucio, el sincipucio, la frente,
las arcadas orbitarias, la nariz y por último salió el
mentón. Dos enfermeras y un médico estaban enfrente de
la paciente, recibiendo el bebé que salía de cabeza. De
este modo el punto máximo de flexión del tronco se situó
lateralmente, correspondiendo con el sentido de la
acodadura del canal del parto. La paciente seguía pujando
desesperada.
Inmediatamente después, asomó el hombro anterior y
salió el resto del cuerpo. El líquido amniótico había
quedado en la cavidad a punto de expulsión. El bebé
había llegado al mundo sano y salvo.
Casi al mismo tiempo en el Parque del Seguro Social,
José González conectaba de hit, había desempatado el
partido y ponía a los Sultanes arriba 7 carreras contra 6
mezclándose así, la algarabía de los Sultanes a través del
radio, gritos y lágrimas de la señora de felicidad,
abrazando al recién nacido y el llanto del chiquitín, que
así avisaba que llegaba un nuevo ciudadano del mundo.
Los médicos y las enfermeras en silencio observaban
enternecidos y emocionados la escena. Era un cuadro
lleno de ternura y amor. La naturaleza había cumplido
con su cometido. Madre e hijo estaban a salvo. ¡Este
había sido un final de película!
161

La novena ideal
Don Marcelo emocionado hasta las lágrimas, finalizó su
narración comentándome, que el nuevo jugador de
béisbol que había llegado al mundo, para formar su tan
anhelada novena, se llamaría José. Imagínese y que con
esa bendición de Dios que acababa de llegar, sin duda
tarde que temprano formaría su novena ideal. En la
confusión del partido al final me había olvidado de mi
hijo César, quien me pidió dinero para comprar algo de
cenar y él traía mi billetera.
Mis compañeros de la competencia –Radio Acir
Nacional– David Braverman y Rudy Millares, me
llamaban para una entrevista, cosa que agradecí. La
realidad es que nuestra amistad de muchos años y nuestra
antiguedad en el béisbol y en los medios nos daba cierta
libertad, para compartir opiniones rápidas con otros
medios. Aquí no eran las empresas, éramos nosotros, los
amigos, los compañeros. También estaban por cierto el
novato del año, en Monterrey en X E O K, Many
Records y el experimentado comentarista León Mario
Morales, amigos todos.
162

¡La fiesta!
Sultanes !Campeón! Era increible, pero cierto. Los
peloteros se mezclaban con los periodistas, que, deseosos
de la información del momento, andaban de jugador en
jugador, haciendo entrevistas y comentarios de esa gran
final. Los nuevos campeones se abrazaban unos a otros y
los directivos también externaban las emociones con su
equipo.
Martín Martínez abrazaba a su esposa y a sus hijos, era el
sultán más felíz, ¡claro!, 34 años vistiendo esa franela le
otorgaban ese derecho. Jonathan Hurst, con el celular de
Magdaleno en sus manos, le gritaba a su esposa que era
pitcher campeón.
Ricardo, Carlos, Gerardo, Roberto, y Pepe Máiz, se
abrazaban constantemente unos con otros y recordaban
que el gran patriarca. Sin duda los esperaba en
Monterrey, qué fiesta.
José González me abrazaba con lágrimas en los ojos y
me decía:
– Me lo dijiste, me lo dijiste y fue cierto. Conecté
oportuno a la hora buena, yo traje con mi hit la carrera
del desempate en la novena entrada y tu me lo dijiste, fue
cierto, fue cierto.
163

La desolación
En el dog aut escarlata tristeza y desolación. Pancho
Córdoba entrelazó sus manos con las de Roberto El
“Metralleta” Ramírez, Ricardo Rincón y Rafael Piña, un
pokar de lanzadores en los que había cifrado sus
esperanzas Marco Antonio Vázquez.
– Traté, juro que traté, pero no pude–, balbuceó Córdoba,
a la vez que se abrazaba a sus compañeros. Habían
pasado a sus vestidores y su mánager estaba en el rincón
en una banca. El peso de la derrota era enorme, les
habían sacado de la bolsa el partido. Era una pérdida muy
dolorosa.
Marco Antonio Vázques estaba frenando sus emociones,
en verdad quería llorar, llorar mucho pero no sabía cómo.
Hacía 34 años que había nacido en Santa Ana, Sonora,
en una familia cariñosa, pero enérgica. Estaba
acostumbrado a enfrentar los momentos difíciles con
valentía, con dignidad. Creado entre puros hombres todos
eran buenos hermanos, pero agresivos.
Así los había enseñado su padre a ver la vida. Siempre de
frente. Pero ahora esto era distinto, un dolor desconocido
le oprimía el pecho, esta derrota lo asfixiaba, pero era el
líder de los grandes jugadores que tenía a su cargo. No
164

podía darse el lujo de ser débil, así que enjugó las
lágrimas que estaban a punto de traicionarlo, reunió a sus
muchachos rápidamente y les dijo.
Palabras de despedida
Marco Antonio Vázquez tragó saliva y les dijo:
– Muchachos, hicimos un gran esfuerzo pero perdimos,
no se pudo. Jugamos bien pero Sultanes trabajó mejor, la
combinación que hicimos de los relevos fue la adecuada,
de acuerdo con las experiencias anteriores, pero no se
pudieron hacer jugadas. El encuentro no lo permitió,
tenemos que reconocer que hoy los Sultanes venían
embalados antes de eliminar a Torreón.
Por eso el Monterrey clasificó como lo hizo. Ustedes
saben que un equipo que viene engranado así es mas
peligroso que con grandes facultades físicas, porque no
hechan por delante el cuerpo, también va por delante el
corazón.
Pero esto nunca termina, esto es como la vida misma, el
béisbol es cíclico, así que vamos a prepararnos para el
año próximo, con más fuerza, más ganas, el ´96 nos
espera con nuevos bríos y todo depende de nosotros.
165

Regresar más fuertes, más completos, demostrar que
también nosotros somos un gran equipo, ellos hicieron un
gran trabajo, pero desde nuestro punto de vista esto no va
a hacer sino obligarnos a esperarlos con verdaderas
ansias de venganza, hacerles ver que–. ¡Se le ahogó la
voz y no pudo más¡, había hablado el mánager, el amigo,
con el corazón en la mano y eso, sus pupilos lo
valoraban.
El Presidente de la Liga Mexicana
El licenciado Pedro Treto Cisneros había vivido un gran
año. Los esfuerzos realizados por la Liga Mexicana a su
cargo fueron enormes, pero ahí estaban los resultados.
Más aficionados, más emociones, controversia en las
confrontaciones. El béisbol en la mente y el corazón de
los amantes al Rey de los Deportes, no se podía pedir
más. Nuestra tambaleante economía nacional estaba
pasando por uno de sus peores momentos y el béisbol ahí
estaba fuerte, latente, poderoso y dos grandes equipos,
representando en forma grande una final diferente y
maravillosa. El ingeniero Máiz entró a la sala de los
periodistas y el licenciado Treto Cisneros lo recibió con
los brazos abiertos y abrazando a Pepe Máiz, dijo:
166

– Señores, ha concluído un año más de esfuerzo y
trabajo, esto que acaban de hacer, dignifica al béisbol.
Cada batazo, cada jugada, cada carrera puso a temblar a
estas dos grandes aficiones. Esta serie sin duda que
dejará huella, porque dentro de nuestra organización, sólo
prevalece una sola idea, el espíritu de superación.
Nada ni nadie en más grande queel bésibol
El licenciado Pedro Treto continuó diciendo:
– Entonces, sigamos trabajando igual, entrelacemos
nuestras manos y corazones para que el béisbol, nuestro
béisbol, sea cada día mejor y que hagamos así, más
aficionados.
Y siguió hablando –No olvidemos que en el devenir de la
vida todos somos grandes en algún momento y debemos
de paladear esos instantes, conservarlos en nuestros
corazones.
Cuando el tiempo llegue y nos alcance nosotros
habremos pasado, estaremos vigentes por lo que hayamos
hecho, daremos cuenta al Supremo Creador y a nuestros
seres queridos y a nuestra afición. Por eso tratemos de
ser ejemplo para todos, dejando una huella positiva a
nuestro paso.
167

Nosotros somos pasajeros. Pero el béisbol no. Ahí estará
siempre esperando a nuestros descendientes, a nuestra
afición, porque nadie, pero nadie, puede ni debe de estar
por encima del béisbol, porque ¡nadie es más grande que
el béisbol!
El ingeniero José Máiz García
Volver a empezar
El ingeniero Máiz dio respuesta a las palabras del
Presidente de la Liga Mexicana.
– Gracias Pedro, los jugadores pusieron su máximo
esfuerzo y creo que el béisbol es de todos y para todos.
Dirigiéndose a sus muchachos, agregó:
– Recuerden que el béisbol es un ciclo interminable y que
sólo el que trabaja duro tiene derecho a tenerlo, a
llevárselo. Hoy nos tocó a nosotros.
¿Lo queremos, retener?, luchemos por él, esto no ha
terminado, ¿queremos retener la Corona de Campeones,
entonces tenemos mucho por andar, preparanos para el
siguiente año, esto no es ni siquiera el principio, así que
hay que volver a empezar.
168

Un fuerte aplauso resonó en el ambiente, la gritería se
dejó escuchar y los dos magnates del béisbol mexicano se
despidieron alegremente. Todo había concluído.
Nos quedamos pensativos. Todo había terminado y
mientras abandonábamos el Parque del Seguro Social,
con sus candilejas apagadas, un extraño silencio flotaba
en el ambiente. De pronto nos pareció escuchar, como en
un sueño, el griterio y el ambiente de béisbol. Cómo lo
íbamos a extrañar y esperar largos seis meses para que,
como dijo Pepe Máiz, si Dios nos daba su licencia, de
nuevo volver a empezar.
169

Capítulo 9
Epílogo
La noche estaba totalmente cerrada por los negros
nubarrones que tendían su llanto por la gran capital. Un
silencio envolvente se dejaba sentir. La lluvia contra el
suelo dibujaba pequeños danzantes a la luz de los
vehículos cuyos sonidos eran los únicos del momento.
Un grato estado de ánimo me invadía, venía hacia el
hotel sin querer llegar, seguía paladeando este sorpresivo
y dramático final que puso a todos en jaque durante casi
3 horas de juego.
Un final cardíaco que reunió todos los ingredientes para
sazonar la serie de campeonato más emotiva que había
narrado en mis 21 años dentro del béisbol organizado,
pensaba en las jugadas, en los batazos sorpresivos, esa
cuenta de tres y dos en dos ocasiones y no haber sacado
el out número tres, verdaderamente increible.
170

El personaje fantasma
Como se recordará, me había quedado sin dinero por
haberle dado a mi hijo la cartera para que comprara algún
alimento durante el desarrollo del partido. La tormenta
me permitió deambular solo por la gran ciudad, y un
sentimiento de tristeza y nostalgia invadió mi corazón.
“¡Maravilloso!” fue lo único que pude decirme, al tiempo
que me sentaba en una banca.
– ¡Maravilloso en verdad!–, dijo una voz que adivinó mi
último pensamiento y repitió.
–¡Digo que es maravilloso lo que acabamos de vivir!– y
agregó señalando a la banca, con intensión de sentarse a
mi lado– ¿Me permite?
Tomó asiento y continuó.
– Estuve en el juego de esta noche y fue en verdad una
experiencia sensacional.
El personaje tenía un marcado acento cubano, de estatura
regular, frisando los cuarenta y tantos años, con una
profunda mirada de paz y tranquilidad que me inspiró
confianza.
Agregó –Radiqué en Monterrey hace muchos años,
¿sabe?, y dejé siempre gratos amigos, entre ellos a
Rodolfo González Castillo, ¿lo conoce usted?–, preguntó.
171

– Sólo de nombre– contesté y continué–. En realidad no
tengo grandes relaciones en mi tierra, y aunque el señor
González Castillo es un personaje en mi ciudad, nunca he
cruzado palabra con él. Don Rodolfo es parte de la
historia de nuestro querido béisbol, en especial del de
Monterrey.
– Pero volviendo al día de hoy–, proseguí– en verdad
usted me adivinó, porque efectivamente fue un juego
maravilloso, en verdad fino, diferente, quizás lo mejor
que hemos visto por muchos años, y a lo mejor más
fuerte y emotivo que el béisbol en el pasado.
– No se crea– dijo el extraño personaje.
El número 17
El cubano continuó la plática.
– El béisbol de antaño era diferente al de ahora, antes era
más rudo, menos técnico, antes usted jugaba cualquier
posición y si tenía brazo fuerte y más o menos control, lo
metían a pitchar; antes el pitcher también bateaba y no
existía la regla del bateador designado, antes el bateador
no usaba casco.
–¿ Jugó usted béisbol alguna vez?– le interrumpí, y
sonrió diciendo:
172

– Toda mi vida. Jugué mucho la primera base, también
me distinguí como pitcher–, se quedó pensativo y luego
agregó–. Aunque creo que mi trabajo se distinguió más
como mánager–, afirmó.
– ¿Que edad tiene usted?–, le pregunté.
– Buena pregunta en realidad, no sé si 44 u 83 años.
– Qué anda haciendo por acá–, le insistí y continuó–.
Bueno, en realidad yo, cómo le diré, fui llamado ¿sabe?,
fui invitado para venir a los juegos, usted entiende, un
pacto divino.
Además yo tenía una cuenta pendiente y vine a pagarla–,
afirmó el cubano para luego agregar–. Disculpe, pero me
tengo que ir y mi camino es largo. Nada más le quería
comentar que quiero que entere a los señores directivos
de los Sultanes, que he cumplido con la promesa hecha a
Anuar Canavati: ya no son cuatro mis campeonatos sino
cinco y que pueden dar por concluído mi contrato con
Sultanes, para 1959, por que el destino cambió el curso
de ese final ofrecido.
Se puso de pie rapidamente y empezó a caminar a la vez
que aumentaba el volumen de su voz, diciendo para
finalizar.
173

– Dígales por favor, a los señores directivos que los
felicito por anteponer su amor al deporte contra cualquier
situación.
Se regresó y me tomó la mano.
– Le voy a hacer un regalo, me dijo el cubano, tenga, me
ofreció. Era un hermoso escapulario de la Virgen de la
Caridad del Cobre, que está en Cuba. Acto seguido se
despidió diciendo:
– Espero le sirva en los momentos difíciles, no sabe
usted el poder que tiene cuando se ora pidiendo el auxilio
de esta maravillosa Virgen. Cada vez que vea este
escapulario acuérdese de mí–, me dijo mientras se
alejaba. Su figura se fue perdiendo entre lo negro de la
noche.
La lluvia lo dibujaba como un ser casi transparente,
irreal. Entonces le grité:
– Quién es usted, cómo se llama.
Esuché, algo confuso y después, con claridad dijo, –Me
llamo Laza.
Un trueno cruzó simultaneamente el firmamento y su
nombre se perdió con el sonido que la naturaleza había
emitido ante la respuesta a mi pregunta. Apenas escuché
cuando alcanzó a decir:
174

– ¡Ah!– gritó desde lejos–, jugué con el número–... No
escuché bién, creo que dijo 17 o sería 27, quién sabe, y
me quedé pensativo. “Anuar Canavati, 1959, carta de
trabajo, 83 años, si se ve muy joven”, me dije. “Creo que
este amigo esta loco”
¡Extraño sueño!
La tormenta arreció, la lluvia se filtraba entre el follaje de
los árboles y caía implacable sobre mí. Me quedé con las
manos abiertas, observando cómo colgaba entre mis
dedos el escapulario.
!De pronto en mis manos abiertas, cayó una moneda y el
escapulario desapareció de entre mis dedos.
– Tome buen hombre–, oí que dijo una pareja de
ancianos al pasar–. Tan normal que parecía–, dijo la
señora.
– Cierto– agregó su acompañante–, si no lo veo hablando
solo no lo hubiera creído.
¡Creyeron que estaba solo y hablando en voz alta. Pero
¿y el cubano? ¿dónde quedaría? Bueno ¿y el escapulario?
¿Estaría soñando despierto?
Un escalofrío bajó por mi columna vertebral y me levanté
de la banca. Empecé a caminar primero lentamente,
175

confundido y después, asustado, apresuré el paso rumbo
al Hotel Saratoga. Esta noche sería inolvidable sin duda,
al menos para mí, tantos acontecimientos me habían
agotado y me sentí cansado. La adrenalina debilitó mis
funciones físicas y al volver el estado de ánimo a su
lugar, el cansancio me invadió y quería llegar rápido a mi
hotel.
¿Pesadilla?
Me acosté, quería descansar, pero las tensiones de esa
noche no me dejaban dormir y la imágen del cubano se
presentaba en mis pensamientos. Por fín me quedé
dormido y el desconocido también entró en mis sueños.
“¡No escuchaste mi nombre completo, soy Lázaro
Salazar y mi número en la espalda era el 17... el 17... el
17.... Cuida el escapulario que te regalé... cuida el
escapulario, te va a ayudar... te va a ayudar... recuerda...
recuerda. No existe nada más grande que el poder
de la oración, apoyen el béisbol, apoyen el béisbol”.
Me decía y parecía burlarse de mí. Desperté al amanecer.
El sudor perlaba mi frente y la figura del extraño
personaje por fín había desaparecido. Genaro, mi
compañero de habitación, me llamó para recordarme que
176

la salida sería a las 8:50 A.M., tendríamos que estar en el
aeropuerto a las 7:50, así que urgía salir de una vez.
Gracias a Dios, todo había sido un sueño solamente, el
cubano, su plática, el escapulario. Todo, todo, fue una
pesadilla, y me preparé a partir. Regresábamos a
Monterrey y queríamos vivir la experiencia de compartir
con nuestros paisanos la recepción de los Sultanes. Así
que nos fuimos al aeropuerto.
El final de la gran aventura.
Despegó el avión a la hora señalada, la capital Mexicana
lucía un cielo azul esplendoroso, la lluvia de la noche
anterior había limpiado el firmamento azteca, dejando a
nuestra vista una hermosa ciudad, que es sin duda el
orgullo de todos los Mexicanos.
Como a los 45 minutos de haber iniciado el vuelo, los
jugadores Sultanes se paraban de sus asientos, se
sentaban, se hacían bromas unos con otros. Roberto
Magdaleno y Pepe Máiz, junto con sus hermanos,
comentaban todavía los sucesos de los dos últimos días.
Sorpresivamente la nave entró en una bolsa de aire. La
voz del capitán se dejó escuchar:
177

– Señores pasajeros, por favor regresen a sus lugares,
entramos en una zona de turbulencia, por favor sientense,
pronto volveremos a la normalidad.
El aparato se sacudió otra vez violentamente y cayeron
las mascarillas, el terror apareció en nuestros rostros, yo
me paralicé momentáneamente, pero traté de disimular
mi miedo, y cerré los ojos para no ver. En silencio
comencé a rezar la Oración del Padre que fue lo primero
que se me ocurrió. Miré de reojo a un jugador que sacaba
de su bolsa un rosario. Me acordé de Lazaro Salazar y su
famoso escapulario. Cómo deseaba que hubiera sido
cierto lo de su presencia y no un mal sueño. Mi
portafolios se abrió accidentalmente con otro zarandeo
del aire y saltaron mi libro de reglas, mi quién es quién y
otros volúmenes y artículos, pero además... ante mi vista,
se ofrecía a mis ojos, era cierto ¡ahí estaba! ¡El
escapulario! Lo tomé entre mis dedos, me dió miedo y
volví a rezar, el aparato se fue nivelando lentamente y las
nubes que habían provocado la bolsa de aire,
desaparecieron y el escapulario continuó ahí. Era cierto,
Lázaro Salazar había estado en el parque, entre nosotros,
conmigo.
Mientras sonreía, apreté el escapulario. El aparato
comenzó su descenso, el capitán anunciaba:
178

– Señores, continúen sentados por favor, estamos
arribando en estos momentos a la ciudad de Monterrey,
Nuevo León. Esperamos que hayan gozando de un viaje
tranquilo y que hayan rezado un poco. Las carcajadas y
rechiflas se dejaron escuchar. Habíamos pasado instantes
aterradores y las bromas y el buen humor regresaron a
nosotros. Abajo en el aeropuerto, la gente se
arremolinaba en los pasillos, esperando ver a sus Sultanes
de un momento a otro. Mientras, el escapulario se
quedaba entre mis manos para siempre. La nave en esos
momentos aterrizaba en tierras regiomontanas y yo
recordaba las palabras de Lázaro Salazar y Roberto
Magdaleno: No existe nada más grande que el poder de
la oración.
F I N
Lugar y fecha
.
179

EPILOGO
78
MI CREDO
Cuando se inició la temporada 1995, deseábamos ofrecer
algo a los jugadores de los Equipos de la Liga Mexicana,
que los motivara espiritualmente, y pensamos en una
oración que les infundiera respeto, que los empujara a
hacer las cosas mejor en su trabajo diario.
La ofrecimos a algunos equipos que probaron con este
servidor, esta oración antes de empezar el Partido, y tal
parece que a algunos les dió resultados, sería cuestión de
preguntarles. En lo personal, la ofrecí para los Sultanes
a través de la radio, en algunas series,..ellos quizás ni se
dieron por enterados, pero esta oración la ofrecimos de
todo corazón.
Estamos concientes de la religiosidad y respeto de los
jugadores hacia las imágenes y Santos que forman parte
180

de las costumbres, Católicas,...! Respetuosos de las
creéncias de todo ser humano, ofrecemos a los lectores
este CREDO, que por su modesto contenido, ojalá y
sirva, a los jugadores, para motivarlos y reforzar su fé en,
los momentos difíciles, con la idea de que les ayude a
mejorar su efectividad., tanto en el fildeo como en el
bateo. (Sirve en realidad para cualquier actividad
diaria)
NOTA Esta oración se debe de leer por todos los
jugadores, junto con su mánager, antes de la
presentación del orden al bat en el Home Play, en su
Dog Aut, antes de del primer juego de cada serie.
!!
Profesional)
!! CON RESPETO
(Credo del Jugador
Señor: Hoy se inicia una gran serie....por eso te
suplicamos, que este día, el esfuerzo y el trabajo del
hombre fructifique, y sea grato a tus ojos...hoy saltaré
al terreno con alegría y decisión, te ofrezco
honestidad honradés y verdad en mi esfuerzo,
181

porque en nuestro Beisbol, no hay lugar para la
mentira.
Que tu justicia sea el balance de la verdad, y la
imparcialidad que marquen el rumbo de este partido,
a través de los señores Ampayers. Que la Tenacida y
entrega sean mi bandera, por que en los momentos
críticos de mi trabajo al fín humano, también puedo
fallar. Que mi coraje profesional, y el amor a mi
uniforme, sean la fuerza que sostenga mi nombre a
través de la historia, que hoy se escribe, y que el
aplauso y reconocimiento del aficionado, sea el motivo
de alegría que impulse mis acciones,...!! Este es mi
momento Señor,..Te lo dedico!!, por que todos juntos
trabajaremos por un mejor Beisbol, y un México
mejor, por eso Señor, te pedimos tu protección y
ayuda,...por que sin duda, hoy principia una gran
serie, y jugaremos un gran partido, por eso .....!! Duro
con él!!.
79
78
I N D I C E
182

PAG. CONTENIDO
PAG. CONTENIDO
1.- Prólogo ( Camino a la Gloria ) 21.-
Agosto 15 en familia
2.- Prólogo ( El Cambio ) ( La Esperanza)
El Gran Sueño
3.- Currículum ( Pepe !!Monterrey!! González)
22.- Por fín
4.- Currículum (Continuación)
Pequeños detalles.
5.- Camino a la Gloria,...Play offs,una 23.-
Trabuco de papel
Suspensión
vista al pasado.
6.- Regreso al 95. 24.-
Esperanza Inquietud,Ceremonia
7.- El Carrito de Don Colchón.
de Apertura,Entrada Sultanes y
8.- Presentación de Dereck Bryant
Diablos.
Quién fué Dereck Bryant. 25
Sultanes de Monterrey y
9.- Núcleo Deportes 1190 en gira
Diablos Rojos Primera Entrada.
183

Mánager Inteligente. 26.-
Sultanes Segunda Entrada
10.- Dereck Bryant, y las giras por el Sur
Diablos Segunda Entrada
Los Tígres del México
Sultanes Tercera Entrada
11.- Seguimos en Gira 27.-
Ambiente de Beisbol
Contra los Rojos del Aguila.
Tercera Entrada Diablos Rojos.
12.- Otra mentira piadosa
28.- Cuarta Entrada
Premonición.
Con Diablos Rojos
13.- Increible pero cierto
Qué Familia.
El desastre en Tabasco. 29.-
Quinta Entrada (Primer Escalón)
14.- Peligro de Expulsión 30.-
Los Aficionados detrás del
!!Explotaron los Jugadores !!
15.- Fuera tenciones
Beisbol.
184

El desquite.
Sexta Entrada, El Remache.
16.- La recta final 31.-
Más Carreras
A Temblar.
Los Equipos de la Zona Norte.
17.- Siguen los del Norte. 32.-
La Esperanza, Bernardo Tatis
18.- Broncos de Reynosa
Las Apuestas también en
Saraperos de Saltillo.
en Monterrey.
19.- Núcleo Deportes 1190
33.- Estrategia Diabólica
Los Medios de Comunicación (Con Respeto).
La Pistola de Radar
20.- Núcleo Deportes 1190
El Anuncio.
El Gallardete 1995.
( Continuación en la Pag. No. 78 )
80
79
185

I N D I C E
(Continuación)
P A G. CONTENIDO
P A G. CONTENIDO
34.- La hora de la Verdad
49.- Séptima entrada
35.- Cananea,....!! Ayudanos!!
Otro escalón al cielo
36.- Bienvenido
Parte baja.
37.- Los Aficionados
50.- Octava entrada,Un
Séptima entrada
escalón más
Parte baja octava entrada
Cansancio de Ramirez
38.- Novena Entrada
51.- Ultima oportunidad
Trágico cambio
Conteo Peligroso.
39.- A un Juego del Gallardete
Pancho Córdoba
186

Y todo por el Beisbol.
52.- Cerca de la Gloria
40.- Alumbramiento Falso (Misma Pag. 39)
La venganza de
Leo Pérez.
(Urge Cambiar esta Página) 15 Renglones.
41.- Orden al Bat Sultanes
53.- Alrededor del Beisbol
Diablos Rojos.
54.- Novena Entrada
42.- Los Amigos
(De Película)
Principia el Partido Sultanes
55.- Un Out, Un solo Out
Diablos.
Una Pesadilla).
43.- Segunda entrada
56.- Un pequeño Intermedio
Abren el marcador
La hora de la Verdad.
Tercera entrada.
57.- Monterrey en Turno al Bat
44.- Tercera entrada cierre
Jugadores Superticiosos.
187

Cuarta entrada otro escalón.
58.- Miguel Flores.
45.- Sale !! el Rey !!
59.- Los Directivos
46.- Quinta entrada.
El Presidente de la Liga
47.- !! La Pesadilla
Mexicana.
El gran Out.
60.- Así es el Beisbol
48.- El gran momento
A sufrir Diablos.
Sexta entrada
61.- ? En Blanco........?
81
Parte baja.
Pag. Contenido
62 Momento Decisivo
63 Crónica Difícil
Por fin se abrieron
80
INDICE
(Continuación)
188

las puertas de la gloria
64 El gran Momento
La afición en Monterrrey
65 La locura
El remache final
66 Ultima esperanza (Raphael Piña)
67 ¿ Final felíz ?
68 !! Final felíz!! (De película)
La novena ideal
69 !!La fiesta !!
!!La desolación!!
70 Palabras de despedida
El presidente de la Liga Mexicana
71 !!Nada ni nadie es más grande que
el beisbol!!
El Ing. José Máiz (Volver a empezar)
72 ? (En Blanco)
73 El número 17
74 Extraño sueño
¿Pesadilla?
75 El final de la grán aventura
!!La sorpresa!!
76 Mi credo (La oración del beisbolista)
77,78, Box Score Tercer juego
189

79,80 Box Score Cuarto Juego (Juego final)
Sultanes del Monterrey
81
82
Diablos Rojos del México contra
BOX SCOR
Tercer juego de la serie por el Campeonato por el
Campeonato de la Liga Mexicana
1995
Jueves 17 de Agosto de
190

Sultanes del Monterrey
de la Liga Mexicana
1195
83
Diablos Rojos del México contra los
BOX SCOR
Cuarto juego de la serie por el Campeonato
Viernes 18 de Agosto de
191