El hombre del morral. - Museo Nacional de los Ferrocarriles ...
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cosas; sintió frío y pensó e <strong>los</strong> inviernos que habían<br />
pasado ahí, <strong>de</strong>bajo <strong><strong>de</strong>l</strong> puente <strong><strong>de</strong>l</strong> ferrocarril que ya se<br />
había impregnado con el olor <strong>de</strong> la vejez.<br />
-Hoy no brillan las estrellas – comentó en el momento<br />
en el que <strong>de</strong>jaba al <strong>morral</strong> en el suelo; <strong>de</strong>spués<br />
se quedó largo rato en silencio, un silencio tan<br />
profundo que parecía salir como un grito <strong>de</strong> su alma.<br />
Esa noche tenía miedo a la oscuridad, a lo <strong>de</strong>sconocido,<br />
a lo irreal, a lo sombrío y al cerebro vacío <strong>de</strong> todo<br />
pensamiento.<br />
<strong>El</strong> saco estaba intranquilo; su dueño no se disponía<br />
a encen<strong>de</strong>r la fogata y <strong>de</strong>bajo <strong><strong>de</strong>l</strong> puente ya se había<br />
metido la oscuridad. <strong>El</strong> talego <strong>de</strong> improviso se sintió<br />
solo y tuvo miedo. Por fin el <strong>hombre</strong> juntó ma<strong>de</strong>ra y al<br />
rato una hoguera iluminó el lugar.<br />
-La gente <strong>de</strong>be encen<strong>de</strong>r aunque sea una pequeña<br />
luz para que se note su presencia y alguien lo recuer<strong>de</strong>.<br />
Sabía que le quedaba tan poco <strong>de</strong> vida, porque<br />
sentía al fantasma <strong>de</strong> la muerte que le recorría el cuerpo<br />
<strong>de</strong> puntillas; permaneció inmóvil como cuando era<br />
niño y no se movía porque le tenía miedo a la noche.<br />
<strong>El</strong> <strong>morral</strong> sintió dolor en su corazón <strong>de</strong> hilo. <strong>El</strong> <strong>hombre</strong><br />
se acordó <strong>de</strong> Dios.<br />
Por fin <strong>los</strong> dos se dispusieron a dormir. Al talego le<br />
gustaba servirle <strong>de</strong> almohada y esperó a que el <strong>hombre</strong><br />
dijera sus oraciones y le diera las buenas noches,<br />
pero solo dijo:<br />
-Hace frío, mañana tal vez adquiera una frazada<br />
para <strong>los</strong> dos.<br />
Un gallo cantó a lo lejos, el costal se dio cuenta que<br />
amanecía. La cabeza <strong>de</strong> quien posaba sobre él, inerte,<br />
sin calor, sin vida…<br />
Los muchachos que jugaban a la pelota pasaron<br />
por el lugar y reconocieron al <strong>hombre</strong> muerto; el <strong>morral</strong>,<br />
lleno <strong>de</strong> dolor, les oyó <strong>de</strong>cir:<br />
-Pobre señor, no tuvo un techo don<strong>de</strong> meter la<br />
cabeza.<br />
<strong>El</strong> talego pensó que siempre es importante tener<strong>los</strong>,<br />
él <strong>los</strong> tuvo a su manera. ¿Acaso no eran techos<br />
<strong>los</strong> puentes <strong>de</strong> ferrocarril, <strong>los</strong> árboles <strong>de</strong> <strong>los</strong> parques,<br />
<strong>los</strong> atrios <strong>de</strong> <strong>los</strong> temp<strong>los</strong> y <strong>los</strong> edificios <strong>de</strong> las estaciones<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> tren?, ¿y qué <strong>de</strong> la gran techumbre <strong>de</strong> nubes<br />
y estrellas <strong>de</strong> la comba <strong>de</strong> <strong>los</strong> cie<strong>los</strong> don<strong>de</strong> cabemos<br />
todos? Luego el talego, con un leve e imperceptible<br />
temblor, se <strong>de</strong>spidió <strong>de</strong> su amigo y se dispuso también<br />
a morir porque… en a<strong><strong>de</strong>l</strong>ante, sería para <strong>los</strong> <strong>de</strong>más<br />
sólo un viejo <strong>morral</strong> <strong>de</strong> herramientas.<br />
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Tierra ferroviaria