Untitled - Universidad Autonoma de Sinaloa
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<strong>Universidad</strong> Autónoma <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong><br />
Héctor Melesio Cuén Ojeda<br />
Rector<br />
Jesús Madueñas Molina<br />
Secretario General<br />
César Sánchez Montoya<br />
Director <strong>de</strong> Servicios Escolares<br />
Manuel <strong>de</strong> Jesús Lara Salazar<br />
Tesorero General<br />
Juan Salvador Avilés Ochoa<br />
Coordinador General <strong>de</strong> Extensión<br />
<strong>de</strong> la Cultura y los Servicios<br />
Elba Gabriela Zazueta<br />
Directora <strong>de</strong> Editorial<br />
Wenceslao Salazar Suárez<br />
Director <strong>de</strong> Imprenta Universitaria
Lecturas sinaloenses
Lecturas sinaloenses<br />
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
<strong>Universidad</strong> Autónoma <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong><br />
Instituto <strong>de</strong> Investigaciones Económicas y Sociales
Lecturas sinaloenses<br />
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
Jefe <strong>de</strong> producción: Lorenzo Terán Olguín<br />
Corrección: Juan Andrés Montoya<br />
Diseño <strong>de</strong> portada: Adiel Robles Castro<br />
Tipografía: Linda Maribel Bringas Lara<br />
Ilustraciones: Manuel Campos Caravantes<br />
1ª edición UAS, 1982<br />
2ª edición UAS, febrero, 2007<br />
D.R.: © UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SINALOA<br />
© INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ECONÓMICAS Y SOCIALES<br />
Burócratas 274-3<br />
Col. Burócrata<br />
80030, Culiacán Rosales, <strong>Sinaloa</strong><br />
Telfax: 715- 59- 92<br />
J. Ortiz <strong>de</strong> Domínguez s/n<br />
Ciudad Universitaria<br />
Culiacán Rosales, <strong>Sinaloa</strong><br />
Tel. 713-38-03<br />
ISBN: 970-660-180-5<br />
Edición con fines académicos, no lucrativa<br />
Impreso y hecho en México
El molino <strong>de</strong> viento agita sus aspas como<br />
enseña <strong>de</strong>l i<strong>de</strong>al, pero, asentando en la tierra,<br />
firmemente, hace pan para dar <strong>de</strong> comer a los<br />
hambrientos.
Niño Sinaloense:<br />
Te <strong>de</strong>dico este libro porque el pasado<br />
histórico <strong>de</strong> nuestro pueblo te pertenece.<br />
Ante tus ojos, a lo largo <strong>de</strong> estas páginas, irán<br />
<strong>de</strong>sfilando los héroes, los caudillos y los<br />
pensadores <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, que fueron marcando<br />
la misma ruta que hoy van siguiendo tus pies.<br />
No olvi<strong>de</strong>s que eres el nieto <strong>de</strong> estos hombres,<br />
y, por la sangre y por el nombre, el here<strong>de</strong>ro<br />
legítimo <strong>de</strong> sus glorias.<br />
ALEJANDRO HERNÁNDEZ TYLER
Breve estudio introductorio a la obra <strong>de</strong><br />
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
E<br />
l hecho, <strong>de</strong> por si plausible, <strong>de</strong> que se reedite por segunda<br />
ocasión Lecturas Sinaloenses en la muy prestigiada y<br />
esperada Colección Rescate <strong>de</strong>l Instituto <strong>de</strong> Investigaciones<br />
Económicas y Sociales (IIES) <strong>de</strong> la <strong>Universidad</strong> Autónoma <strong>de</strong><br />
<strong>Sinaloa</strong>, hace necesario un recuerdo agra<strong>de</strong>cido, por lo <strong>de</strong>más<br />
sobradamente justificado, <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> Alejandro Hernán<strong>de</strong>z<br />
Tyler, tanto como, al menos, una glosa mínima <strong>de</strong> su obra.<br />
Comencemos por <strong>de</strong>cir que Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler (1903-<br />
1983) tiene un contexto literario y político que merece recordarse<br />
para enten<strong>de</strong>r mejor su obra.<br />
Cuando Hernán<strong>de</strong>z Tyler aparece en la palestra <strong>de</strong> la poesía en<br />
el estado, con su trabajo laureado La Torre <strong>de</strong> Babel (1928), se da a<br />
plenitud en el país la confrontación entre estri<strong>de</strong>ntistas y<br />
contemporáneos. A propósito, no está por <strong>de</strong>más un breve<br />
recordatorio.<br />
Según sostiene lúcidamente Emmanuel Carballo en su segundo<br />
tomo <strong>de</strong> memorias Diario Público 1966-1968, la camada <strong>de</strong><br />
escritores, poetas y artistas que, en los años 50, se expresan<br />
especialmente en la Revista Mexicana <strong>de</strong> Literatura hace un<br />
rompimiento y un giro radical respecto <strong>de</strong> los Contemporáneos,<br />
pero este hecho no niega que los años veinte y principios <strong>de</strong> los<br />
treinta fuera el tiempo <strong>de</strong> los Contemporáneos en las letras<br />
mexicanas. Los <strong>de</strong>l “grupo sin grupo” van a consagrarse con los<br />
trabajos señeros que representan también a toda la generación, que<br />
serían, en poesía: Muerte sin fin (José Gorostiza), Sueño y poesía<br />
(Ortiz <strong>de</strong> Montellano), Piedra <strong>de</strong> sacrificio (Pellicer), Nostalgia <strong>de</strong><br />
la muerte (Villaurrutia), Libro <strong>de</strong> Ruth (Owen), Never ever (Novo);<br />
y en ensayo: Antología <strong>de</strong> la poesía mexicana mo<strong>de</strong>rna (Jorge<br />
Cuesta), sin ser los únicos y sólo para mencionar los libros y<br />
autores <strong>de</strong> mayor soli<strong>de</strong>z y trascen<strong>de</strong>ncia, según opinión<br />
consensual.<br />
En política los Contemporáneos tienen una <strong>de</strong>finición clara:<br />
ellos no simpatizan con los aspavientos populistas y socializantes
Liberato Terán Olguín<br />
<strong>de</strong> los gobiernos mexicanos y <strong>de</strong> ninguna manera están <strong>de</strong> acuerdo<br />
en que las letras se pongan al servicio <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r.<br />
Paralelamente, sin embargo, está su antítesis y polemizador<br />
permanente: el movimiento <strong>de</strong> los Estri<strong>de</strong>ntistas (Manuel Maples<br />
Arce, Arqueles Vela, List Arzubi<strong>de</strong>, entre los principales)<br />
<strong>de</strong>finiéndose a sí mismos como “…una razón <strong>de</strong> estrategia. Un<br />
gesto. Una irrupción” 1<br />
o sea el arte, la literatura como vehículo <strong>de</strong>l<br />
cambio revolucionario.<br />
Si se quiere había más, con los escritores y artistas<br />
explícitamente entregados a la causa política reformadora,<br />
organizados en la LEAR (Liga <strong>de</strong> Escritores y Artistas<br />
Revolucionarios), pero el estri<strong>de</strong>ntismo quizá representaba el punto<br />
medio y más elocuente respecto <strong>de</strong> los Contemporáneos.<br />
Con abrumador conocimiento <strong>de</strong> causa, Carlos Monsiváis<br />
resume la cuestión literaria <strong>de</strong> estos años explicando prolijamente<br />
cómo, <strong>de</strong> una parte, los Contemporáneos “hacen frente al<br />
nacionalismo más agudo y lo combaten arduamente” y, por otra<br />
está la presencia <strong>de</strong> un público en don<strong>de</strong> “al lector… no le interesa<br />
la sucesión <strong>de</strong> estados <strong>de</strong> ánimo ni las cualida<strong>de</strong>s perceptivas <strong>de</strong> la<br />
escritura. Le importa ver reflejada su ira o su satisfacción o su afán<br />
mitificante ante el pasado inmediato” 2<br />
; y esto lo satisfacían, a<br />
plenitud, los Estri<strong>de</strong>ntistas con su glorificación ruidosa <strong>de</strong> la lucha<br />
<strong>de</strong> clases y <strong>de</strong>l sol <strong>de</strong> la emancipación proletaria en medio <strong>de</strong> las<br />
ovaciones al maquinismo industrial.<br />
Con todo y la carga polémica que implica esta afirmación, entre<br />
Contemporáneos y Estri<strong>de</strong>ntistas se cumple una función <strong>de</strong><br />
complementariedad. Como se ha dicho: “Lejos <strong>de</strong> ser antagónico,<br />
aún cuando en multitud <strong>de</strong> aspectos, en efecto, lo sean, los<br />
Contemporáneos son, pese a todo, el complemento necesario <strong>de</strong> los<br />
Estri<strong>de</strong>ntistas.”<br />
3<br />
1 Cita <strong>de</strong> Maples Arce en Carlos Monsiváis, “Notas sobre la cultura mexicana<br />
en el siglo XX”, Historia General <strong>de</strong> México, t. 2, México, El Colegio <strong>de</strong><br />
México, 1981, p. 1442.<br />
Ecléctico y discutible juicio, si se quiere,<br />
repetimos, pero que no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> tener relación con lo que vemos en<br />
provincia y, muy en particular, en el caso <strong>de</strong> Alejandro Hernán<strong>de</strong>z<br />
Tyler.<br />
2 Ibid., pp. 1436-37.<br />
3 Jaime Labastida, “Pretexto”, Prólogo a Obras Completas. Poesía y Prosa,<br />
<strong>de</strong> Enrique González Rojo, México, INBA, 1982.<br />
12 Colección Rescate
Prólogo<br />
Política y socialmente el marco que presi<strong>de</strong> el surgimiento <strong>de</strong><br />
nuestro poeta sinaloense es bien conocido: la revolución se<br />
institucionaliza. El vasconcelismo subraya y difun<strong>de</strong><br />
apostólicamente un nacionalismo cultural. Calles se entroniza sobre<br />
el ejercicio y el culto al Maximato, sin que ello impida el<br />
enfrentamiento (al menos diplomático) con el imperialismo yanqui,<br />
la prédica <strong>de</strong> un sistema soviético <strong>de</strong> ribetes criollos y la<br />
solidaridad en las formas más concretas y múltiples, a Augusto<br />
César Sandino que pelea en Nicaragua. Los estudiantes se<br />
manifiestan en sus congresos nacionales (el V <strong>de</strong> los cuales, en<br />
1928, es celebrado en Culiacán) haciéndose eco <strong>de</strong>l<br />
antiimperialismo en boga y llevando a<strong>de</strong>lante la lucha por la<br />
autonomía universitaria. Acto seguido, la epopeya car<strong>de</strong>nista<br />
necesita y consiente la participación <strong>de</strong> las masas y augura su<br />
re<strong>de</strong>nción. El muralismo traduce en colores y en símbolos la épica<br />
social. En el otro lado <strong>de</strong>l mundo, Rusia había prohijado otra gran<br />
revolución. José Vasconcelos, i<strong>de</strong>ólogo y conductor apasionado <strong>de</strong><br />
la educación pública, se mira en el espejo <strong>de</strong> su homólogo Anatol<br />
Lunatcharski. Los autores rusos Tolstoi y Dostoievski están en la<br />
lectura y la divulgación multiplicada <strong>de</strong> los clásicos. Europa toda,<br />
mientras tanto, es sacudida por los espasmos <strong>de</strong> las vanguardias<br />
culturales.<br />
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler no fue ajeno a ese encuadre. Su vida<br />
y su obra van a tener la impronta <strong>de</strong> todo aquel abigarrado<br />
acontecer <strong>de</strong>l México posrevolucionario y <strong>de</strong> la situación <strong>de</strong>l<br />
mundo que le circundaba.<br />
En efecto, Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler fue hombre <strong>de</strong> paradojas<br />
y reticencias: siempre dio como lugar <strong>de</strong> origen a Cosalá; post<br />
mortem, sin embargo, uno <strong>de</strong> sus biógrafos 4<br />
constataría (para<br />
sorpresa inclusive <strong>de</strong> la familia Hernán<strong>de</strong>z Tyler) que en verdad<br />
había nacido en Culiacán el 5 <strong>de</strong> agosto <strong>de</strong> 1903, hijo <strong>de</strong> don<br />
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z y doña Virginia Tyler, cosaltecos pero<br />
avecindados en Culiacán por causa <strong>de</strong> la revolución ma<strong>de</strong>rista.<br />
Humaya, su primero y más celebrado libro, cuenta con la<br />
presentación (“Dintel”) <strong>de</strong> Enrique “El Guacho” Félix, estrella<br />
local en la época como ninguna otra que, sin embargo, a la hora <strong>de</strong><br />
su publicación tan significativo hecho no se consignaba.<br />
4 Roberto Hernán<strong>de</strong>z, “Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler”, 50 sinaloenses ilustres,<br />
varios autores, México CREA, 1986, p. 15.<br />
Colección Rescate 13
Liberato Terán Olguín<br />
Quien lo conoció, como fue nuestro caso, hacia mediados <strong>de</strong> los<br />
60 <strong>de</strong>l siglo XX, lo veía como personaje <strong>de</strong> apariencia común,<br />
mo<strong>de</strong>sta y hasta humil<strong>de</strong>, alto y enjuto caminando casi siempre<br />
solitario ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> la voz popular que le asignaba abundantes<br />
bienes raíces, <strong>de</strong>pósitos bancarios, cuentas en el extranjero y con<br />
frecuencia el calificativo <strong>de</strong> tacaño.<br />
Aunque panegirista <strong>de</strong> las multitu<strong>de</strong>s irre<strong>de</strong>ntas aparecía más,<br />
según digo antes, como un hombre individualista y solitario.<br />
Compilador <strong>de</strong> cuanta publicación y documento cayó en sus<br />
manos, a su muerte nadie sabría el para<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>finitivo <strong>de</strong> su<br />
importante archivo y rica biblioteca.<br />
Pionero cantor en tierra sinaloense <strong>de</strong> la Rusia soviética, <strong>de</strong>l<br />
agrarismo car<strong>de</strong>nista y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre <strong>de</strong> la Nicaragua sandinista,<br />
que se sepa no hizo causa con los comunistas sino que militó y<br />
formó parte <strong>de</strong> la máxima dirigencia <strong>de</strong>l Partido Auténtico <strong>de</strong> la<br />
Revolución Mexicana en el estado.<br />
En estos como en muchos aspectos más parecía un hombre que<br />
había cancelado por su cuenta un pasado o que se había resignado a<br />
la añoranza o que esperaba a plomo con paciencia oriental.<br />
Con todos los bienes materiales ⎯ reales o supuestos pero<br />
incontables⎯ murió (“como los árboles…, <strong>de</strong> pie”) literalmente<br />
solo en un <strong>de</strong>partamento improvisado y <strong>de</strong> prestado, en Culiacán, el<br />
28 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1983 5<br />
.<br />
Aunque según juicio general <strong>de</strong> sus biógrafos y amigos<br />
cercanos, Hernán<strong>de</strong>z Tyler estuvo a mayor altura que infinidad <strong>de</strong><br />
sus contemporáneos sinaloenses, pudo ser y hacer todavía más.<br />
Fue hombre <strong>de</strong> empresas e iniciativas.<br />
En el periodismo fundó, junto con Enrique Félix, el singular<br />
aunque efímero, periódico mural Puño. Co-dirigió, con Carlos<br />
Manuel Aguirre, la revista Noroeste (formato al estilo original <strong>de</strong>l<br />
semanario Siempre!, cobertura regional y con colaboraciones <strong>de</strong><br />
Bernardo J. Gastélum, José C. Valadés, Héctor R. Olea, Alfonso e<br />
Ignacio Millán, Manuel Estrada Rousseau, Francisco Gil Leyva,<br />
Alejandro Avilés, Juan Macedo López, Enrique Peña Gutiérrez,<br />
Clemente Vizcarra, Solón Zabre, Ramón Rubín, Raúl Cervantes<br />
Ahumada, Abigael Bojórquez, Juan Eulogio Guerra Aguiluz, entre<br />
muchos otros). A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> que fue continua y permanente su<br />
presencia en la prensa <strong>de</strong>l estado. En el momento <strong>de</strong> su muerte era<br />
5 Ibid., p. 19.<br />
14 Colección Rescate
Prólogo<br />
nuevo director <strong>de</strong> la revista Letras <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, en su tercera época,<br />
revivida y, como <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus orígenes, patrocinada por la UAS.<br />
En tanto investigador <strong>de</strong>jó trabajos históricos apreciables, sobre<br />
todo <strong>de</strong> carácter biográfico.<br />
Incursionó en política partidiaria, como ya se dijo, pero a<strong>de</strong>más<br />
en el servicio público como secretario <strong>de</strong> los gobernadores Ángel<br />
Flores, Manuel Páez, Manuel Rivas y Juan <strong>de</strong> Dios Bátiz.<br />
Gustó afiliarse a organismos (algunos más proyectos que<br />
realidad) como el Congreso Mexicano <strong>de</strong> Historia, el Seminario <strong>de</strong><br />
Cultura Mexicana, la Liga <strong>de</strong> Escritores y Artistas Revolucionarios,<br />
el Congreso <strong>de</strong> Historiadores <strong>de</strong> Provincia, y fungió como<br />
presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la Casa <strong>de</strong> la Cultura Sinaloense.<br />
En la <strong>Universidad</strong> Socialista <strong>de</strong>l Noroeste ejerció la cátedra en<br />
Literatura e Historia general <strong>de</strong>l socialismo.<br />
Tres libros representan ⎯aunque no compren<strong>de</strong>n íntegramente<br />
su vasta bibliografía en sueltos <strong>de</strong> revistas y periódicos⎯ su obra<br />
personal: Humaya (1934), Lecturas Sinaloenses (1946) y Tamazula<br />
(1954). En el segundo hará acopio <strong>de</strong> su fe educadora y patriótica.<br />
En el primero y el último presentará su poesía reunida.<br />
Tal vez son dos poemas los que lo consagran: “La Torre <strong>de</strong><br />
Babel”, parte principal y <strong>de</strong>stacada <strong>de</strong> Humaya y “Alcancía <strong>de</strong><br />
romances” <strong>de</strong> Lecturas sinaloenses. “Alma parens” y “El ejido<br />
azul” son, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, <strong>de</strong> sus más celebrados.<br />
Para <strong>de</strong>cir algo más, la obra <strong>de</strong> nuestro autor está aún sujeta o<br />
pendiente <strong>de</strong> un mejor y global conocimiento, <strong>de</strong> su estudio y<br />
enjuiciamiento más acabado.<br />
En un intento facilista <strong>de</strong> alinear forzadamente a Alejandro<br />
Hernán<strong>de</strong>z Tyler en alguna <strong>de</strong> las ten<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> la época no se anda<br />
con acierto.<br />
Su ubicación en <strong>de</strong>terminada escuela o corriente resulta a todas<br />
luces imprecisa; cierto que, en este caso, no es una virtud sino una<br />
limitación. Tiene mucho <strong>de</strong> todas y nada respecto <strong>de</strong> alguna en<br />
particular.<br />
Enrique Félix y Antonio Nakayama le reprocharán una y otra<br />
vez su retraimiento creativo. Como aceptándolo, a su modo, el<br />
propio Hernán<strong>de</strong>z Tyler lo suscribía en unos versos (“Romance <strong>de</strong><br />
Colección Rescate 15
Liberato Terán Olguín<br />
la fuga”): “Voy huyendo <strong>de</strong> mí mismo/ <strong>de</strong> mi sombra, <strong>de</strong> mi<br />
miedo;/ ¡Ay! En la fuga he perdido/ mi canción y mi lucero” 6<br />
.<br />
Cuando uno <strong>de</strong> estos mismos panegiristas y/o críticos <strong>de</strong>jó<br />
escrito que: “…por sí solo se expulsó <strong>de</strong> todas las escuelas y<br />
calladamente quemó todas las ban<strong>de</strong>ras”, y esto mismo repitió otro<br />
7<br />
<strong>de</strong> sus <strong>de</strong>stacados amigos y reseñadores , bastó para inclinar la<br />
opinión <strong>de</strong> que se ubicaba <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l Estri<strong>de</strong>ntismo. No sería<br />
exacto ni justo tal etiquetamiento. Tampoco entre las importantes<br />
ten<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> los Contemporáneos o Mo<strong>de</strong>rnistas, por cuanto a<br />
búsquedas formales. Sería una exageración.<br />
Nos parece más objetivo <strong>de</strong>cir que, cuanto más, Alejandro<br />
Hernán<strong>de</strong>z Tyler es un posromántico, un romántico a <strong>de</strong>stiempo.<br />
(Por cierto, curiosamente y tal vez en una mofa <strong>de</strong>l propio poeta<br />
frente a cualquiera <strong>de</strong> sus encasilladores, se recuerda su dicho <strong>de</strong><br />
8<br />
que él más bien era parte <strong>de</strong>l movimiento “si<strong>de</strong>rista”. En pláticas<br />
<strong>de</strong> corte privado, confesaba orgulloso ser más bien “<strong>de</strong> los<br />
precursores <strong>de</strong> la poesía revolucionaria”, nada más, cuestión que<br />
⎯ más allá <strong>de</strong> temporalida<strong>de</strong>s y simetrías⎯ <strong>de</strong>sborda toda<br />
valoración literaria”).<br />
Valga exten<strong>de</strong>rse con algunas otras reflexiones.<br />
Se celebra, por ejemplo, su universalismo y su práctica/poética<br />
<strong>de</strong>l verso libre, aspectos sobresalientes en “Torre <strong>de</strong> Babel”. No<br />
son insignificantes tales audacias <strong>de</strong> Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
sobre todo si se atien<strong>de</strong> al hecho <strong>de</strong> que esto ocurría en provincia y<br />
en medio <strong>de</strong> un ambiente local conservador (en lo literario y en lo<br />
social). Sin embargo no había mayores razones para el<br />
reconocimiento (a no ser, una vez más, la aguda intuición y<br />
sensibilidad <strong>de</strong> nuestro autor), pues en la época, universalismo y<br />
verso libre son contenidos en prácticas comunes en los hombres <strong>de</strong><br />
letras <strong>de</strong>l país.<br />
6 Ver “Dintel” <strong>de</strong> Enrique Félix, prólogo <strong>de</strong> Humaya, y “La poesía en<br />
<strong>Sinaloa</strong>” <strong>de</strong> Antonio Nakayama, revista Letras <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, núm. 59, tercera<br />
época, Culiacán, enero-febrero, 1982.<br />
7 Ibid.<br />
8 Si<strong>de</strong>rismo, si<strong>de</strong>ristas, Grupo o Escuela Si<strong>de</strong>rista fue, hasta don<strong>de</strong> se sabe,<br />
un movimiento localista con relación hacia el Estri<strong>de</strong>ntismo según se <strong>de</strong>duce <strong>de</strong><br />
remembranzas <strong>de</strong>l propio Hernán<strong>de</strong>z Tyler. Su principal (¿único?) protagonista<br />
había sido el poeta Juan L. Paliza con su libro La música <strong>de</strong> las esferas. Ver<br />
Alfonso L. Paliza, 50 sinaloenses ilustres, pp. 477-81.<br />
16 Colección Rescate
Prólogo<br />
Alfonso Reyes estableció que sólo se pue<strong>de</strong> ser<br />
provechosamente universal siendo provechosamente regional, y<br />
viceversa. Es curioso, pero Gilberto Owen, entre los sinaloenses el<br />
poeta más universal, es prácticamente <strong>de</strong>sconocido en <strong>Sinaloa</strong> y,<br />
por supuesto, nunca ha alcanzado los niveles casi críticos <strong>de</strong> otros<br />
<strong>de</strong> nuestros poetas: como si los <strong>de</strong> acá (Hernán<strong>de</strong>z Tyler, Guerra<br />
Aguiluz, entre otros) fueran mitos al alcance <strong>de</strong> la gente y su poesía<br />
tan entendible como olvidable.<br />
Ya quedó dicho más arriba: a juicio <strong>de</strong> muchos <strong>de</strong> sus<br />
contemporáneos al poeta consentido <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong> ⎯como “El<br />
Guacho” Félix llamó a Hernán<strong>de</strong>z Tyler⎯, se le fueron por mucho<br />
tiempo ⎯casi para siempre⎯ las musas <strong>de</strong> vacaciones.<br />
El poeta y maestro Juan Eulogio Guerra Aguiluz, por ejemplo,<br />
en broma y en serio <strong>de</strong>cía que Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler había<br />
preferido el oro que relumbra en las monedas al oro que relumbra<br />
en los versos, contribuyendo así, el propio Tyler, al olvido público<br />
<strong>de</strong> su obra.<br />
Lo cierto es que, al margen siempre <strong>de</strong> las corrientes literarias,<br />
Hernán<strong>de</strong>z Tyler (para su gusto, como lo confesaba también en<br />
charlas privadas) se había inscrito en la corriente <strong>de</strong> la “poesía<br />
revolucionaria”, la menos creativa <strong>de</strong> las ten<strong>de</strong>ncias. Está visto:<br />
siempre en la corriente <strong>de</strong> la vanguardia ⎯el predominio <strong>de</strong>l<br />
contenido político sobre la forma literaria⎯ se ocultó a menudo la<br />
falta <strong>de</strong> talento literario porque bastaba que el poema expresara la<br />
“lucha <strong>de</strong> clases”, la toma <strong>de</strong> posición con la Rusia soviética o, más<br />
recientemente, con Cuba, Nicaragua, Chile, Venezuela, Bolivia,<br />
para ser poeta revolucionario, sinónimo <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>.<br />
Sin ningún <strong>de</strong>mérito <strong>de</strong> la obra y trabajo encomiable que nos<br />
legó Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler, con respeto y honestidad, <strong>de</strong>jo a<br />
la mejor consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong>l lector mis anteriores llamadas <strong>de</strong><br />
atención.<br />
Consi<strong>de</strong>ro, por último, que a Humaya, como a Tamazula y a<br />
Lecturas sinaloenses, les ocurrió igualmente la paradoja <strong>de</strong> la vida<br />
<strong>de</strong> su autor: el <strong>de</strong>slumbramiento <strong>de</strong>l principio, la indiferencia acto<br />
seguido, la sed por conocerlo <strong>de</strong>spués. Gracias a esto último y por<br />
la presente afortunada reedición <strong>de</strong> su primer libro, tenemos la<br />
oportunidad <strong>de</strong> ir al encuentro <strong>de</strong> una <strong>de</strong> las vidas y una <strong>de</strong> las<br />
obras, sin duda, más <strong>de</strong>stacadas en la última mitad <strong>de</strong>l siglo XX <strong>de</strong><br />
<strong>Sinaloa</strong>.<br />
Colección Rescate 17
Liberato Terán Olguín<br />
Tal vez proceda esta otra afirmación: la poesía <strong>de</strong> Alejandro<br />
Hernán<strong>de</strong>z Tyler presenta homogeneidad y sentido <strong>de</strong> celebración;<br />
la prosa y el ensayo muestran preocupación por difundir el<br />
conocimiento <strong>de</strong> las raíces regionales y nacionales.<br />
Lecturas sinaloenses es prototípica: aquí se reúnen trabajos<br />
propios y ajenos pero organizados en la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que se conozca el<br />
<strong>de</strong>venir <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong> y <strong>de</strong> lo sinaloense. Así ha sido <strong>de</strong> feliz su<br />
<strong>de</strong>stino, pues vale preguntar, ¿quién que conoció primeramente este<br />
libro no se apasionó por abundar en el conocimiento <strong>de</strong> muchas <strong>de</strong><br />
las cosas <strong>de</strong> la tierra <strong>de</strong> los once ríos? La variedad <strong>de</strong> sus páginas,<br />
las muchas caras <strong>de</strong> la realidad <strong>de</strong>l estado, el amor como se<br />
organiza aquí toda esa obra reunida, hicieron <strong>de</strong> don Alejandro,<br />
indudablemente, un promotor y <strong>de</strong>fensor <strong>de</strong> la nobleza más<br />
genuina <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong> y sus valores.<br />
Por lo mismo, ir al encuentro <strong>de</strong> sus versos y sus páginas en<br />
prosa, gracias a la reedición que, una vez más, felizmente<br />
patrocina la <strong>Universidad</strong> Autónoma <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, significará,<br />
esperemos, la ocasión <strong>de</strong> abundar en la crítica por el conocimiento<br />
<strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> creación y <strong>de</strong> difusión <strong>de</strong> Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler,<br />
con mucho y por mucho una <strong>de</strong> las personalida<strong>de</strong>s intelectuales<br />
más <strong>de</strong>scollantes y representativas <strong>de</strong> toda una época <strong>de</strong> la cultura<br />
en el estado.<br />
Liberato Terán Olguín.<br />
Culiacán Rosales, <strong>Sinaloa</strong>, Invierno <strong>de</strong> 2006.<br />
18 Colección Rescate
Alcancía <strong>de</strong> Romances<br />
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
L<br />
as manos <strong>de</strong> mi abuela —aradas<br />
por el viento—<br />
se agitaron proféticas:<br />
—¡Mataron los rurales,<br />
en el Norte, a Gabriel Leyva!<br />
—¡Avisa a tu padre!<br />
—¡Viva Ma<strong>de</strong>ro!<br />
—¡Váyanse, muchachos, a la guerra!<br />
Mi abuela se quedó con los brazos<br />
abiertos<br />
—aguafuerte <strong>de</strong> Goya—,<br />
ubicada en la noche llagada <strong>de</strong> luceros.<br />
Las manos <strong>de</strong> mi abuela<br />
—que no han hojeado a Marx—<br />
vibraron a lo lejos.<br />
La parábola roja<br />
brilló en el mástil prócer
<strong>de</strong> su puño<br />
cerrado.<br />
Pararrayo <strong>de</strong> voces!<br />
El arroyo <strong>de</strong>l Tigre,<br />
jugando a ser burgués con el oro<br />
<strong>de</strong>l cielo,<br />
era<br />
una<br />
callecita colonial<br />
empedrada <strong>de</strong> luceros.<br />
Las bestias,<br />
mordisqueando la noche,<br />
bebieron en el vado<br />
fresco<br />
temblor <strong>de</strong> estrellas.<br />
Se vino como un perro,<br />
siguiendo nuestros<br />
pasos,<br />
el romance más viejo;<br />
—”Año <strong>de</strong> mil ochocientos<br />
ochenta y ocho al contado,<br />
Heraclio Bernal murió<br />
por el Gobierno pagado”.<br />
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
El corrido<br />
que suena como un peso <strong>de</strong> plata,<br />
aprendido<br />
en la pauta<br />
rural <strong>de</strong> los caminos:<br />
—”¿Qué es aquello que relumbra<br />
por todo el camino real?<br />
Son las armas <strong>de</strong> dieciocho<br />
que trae Heraclio Bernal”.<br />
El corrido que avienta,<br />
20 Colección Rescate
como<br />
un tequila auténtico,<br />
un pial a la garganta:<br />
—”Ya están los caminos solos:<br />
¡Ya mataron a Bernal”<br />
En las manos <strong>de</strong> México<br />
las balas <strong>de</strong> los maussers<br />
quebraron<br />
la alcancía<br />
repleta <strong>de</strong> romances.<br />
Lecturas sinaloenses<br />
Los hilos telegráficos rayaron<br />
el paisaje<br />
—pauta <strong>de</strong> golondrinas—<br />
para que el viento anónimo<br />
musicara<br />
el romance triunfal <strong>de</strong> “La A<strong>de</strong>lita”.<br />
—“Si A<strong>de</strong>lita se fuera con otro...”<br />
Andan las solda<strong>de</strong>ras<br />
pisando<br />
el milperío,<br />
en los surcos morenos<br />
que te busca<br />
buscando la flor <strong>de</strong> los corridos.<br />
—“Carrasco se levantó<br />
con diez hombres <strong>de</strong>l Potrero...”<br />
Mujeres que horadaron los paisajes<br />
<strong>de</strong> México,<br />
en el asalto trágico <strong>de</strong> la ciudad sin nombre,<br />
para<br />
que se fugaran los trenes ma<strong>de</strong>ristas<br />
cargados <strong>de</strong> canciones!<br />
Colección Rescate 21
Andan las solda<strong>de</strong>ras<br />
hablando<br />
a los romeros,<br />
por todos los caminos<br />
que te busca<br />
buscando el romance más viejo:<br />
—“La Tierra Blanca enlutada<br />
porque hace falta Darío...”<br />
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
Mujeres que lavaron<br />
la voz<br />
<strong>de</strong> los corridos,<br />
con la palabra cálida que llovió<br />
en la miseria<br />
sedienta <strong>de</strong> la milpa,<br />
para ten<strong>de</strong>rla al sol, como pañuelo<br />
patrio,<br />
entre la ropa limpia!<br />
Están las solda<strong>de</strong>ras<br />
en el brazo<br />
<strong>de</strong>l río,<br />
con luz <strong>de</strong> amanecer<br />
que te lava<br />
lavando la voz <strong>de</strong> los corridos!<br />
—“También Elenes murió,<br />
el valiente <strong>de</strong> Santiago...”<br />
—Guardavía dormido, <strong>de</strong>spierta!<br />
—¡Ey, que allá viene,<br />
con su ban<strong>de</strong>ra<br />
roja,<br />
pidiendo vía libre,<br />
el tren <strong>de</strong> los corridos!<br />
—“Camino <strong>de</strong> San Ignacio,<br />
camino <strong>de</strong> San Javier,<br />
no <strong>de</strong>jes amor pendiente<br />
22 Colección Rescate
como el que <strong>de</strong>jaste ayer”.<br />
Mujeres que intentaron<br />
juntar en sus enaguas<br />
los gritos<br />
<strong>de</strong> la guerra,<br />
para encen<strong>de</strong>r con ellos<br />
la lumbre <strong>de</strong> las fraguas<br />
y anunciar<br />
en el cielo, con el signo <strong>de</strong> Gorki,<br />
el rumbo <strong>de</strong> las fábricas!<br />
Andan las solda<strong>de</strong>ras<br />
por todos<br />
los caminos,<br />
con la mano en su mano<br />
que te lleva<br />
llevando el romance más niño.<br />
—“Señores que van pasando,<br />
yo los invito a escuchar<br />
el final <strong>de</strong> estos corridos<br />
que aquí les vine a cantar”.<br />
<strong>Sinaloa</strong>:<br />
Lecturas sinaloenses<br />
Yo quisiera pedirte la herencia<br />
<strong>de</strong> tu grito<br />
—nervio, látigo, llama—<br />
para encen<strong>de</strong>r<br />
con él<br />
mi sangre proletaria<br />
y po<strong>de</strong>rte robar la voz <strong>de</strong> tus corridos,<br />
antenas <strong>de</strong> emoción,<br />
para sembrarla,<br />
como<br />
una promesa roja,<br />
en el surco<br />
más hondo <strong>de</strong> la Revolución!<br />
Colección Rescate 23
Huitzilopochtli<br />
Herlindo Elenes Gaxiola<br />
L<br />
a religión es uno <strong>de</strong> los elementos principales que dan a<br />
conocer el carácter <strong>de</strong> un pueblo, y la teogonía azteca era,<br />
como la <strong>de</strong> toda sociedad embrionaria, un conjunto <strong>de</strong><br />
errores y supersticiones en que resaltaban las más repugnantes<br />
cruelda<strong>de</strong>s. Aunque adoraban a la Divinidad bajo el nombre <strong>de</strong><br />
Teotl —Dios— y creían en la inmortalidad <strong>de</strong>l alma, sus dioses<br />
eran numerosos, pues los había <strong>de</strong> la Provi<strong>de</strong>ncia, como<br />
Tezcatlipoca; <strong>de</strong>l aire, como Quetzalcoatl; <strong>de</strong> las aguas, como<br />
Tláloc y su compañera Chalchihuitlicue; <strong>de</strong> la tierra y el maíz,<br />
como Centeotl; <strong>de</strong>l infierno, <strong>de</strong> la noche, <strong>de</strong> los montes, <strong>de</strong>l fuego,<br />
etc., siendo, entre la multitud <strong>de</strong> sus númenes, el más temible y<br />
sanguinario Huitzilopochtli, dios <strong>de</strong> la guerra. Este era el mito o<br />
<strong>de</strong>idad azteca más célebre y era para los antiguos mexicanos, en la<br />
grosera creación <strong>de</strong> su mostruosa religión, el dios principal, <strong>de</strong> la<br />
misma manera que Júpiter Olímpico entre los dioses <strong>de</strong> la<br />
legendaria Grecia.<br />
Es un hecho histórico que los aztecas, últimos pobladores <strong>de</strong><br />
Anáhuac, emigraron <strong>de</strong> un país llamado Aztlán, situado al Norte <strong>de</strong>l<br />
Golfo <strong>de</strong> California, hacia el valle <strong>de</strong> México, habiendo cruzado en<br />
su tránsito por el territorio <strong>de</strong>l hoy Estado <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>. La leyenda<br />
refiere que Huitzitón, uno <strong>de</strong> los personajes más influyentes <strong>de</strong><br />
dicho pueblo, oyó en el bosque la voz <strong>de</strong> un pajarillo que imitaba la<br />
palabra azteca tihuí, cuyo significado es vamos, y que comunicó ese<br />
fenómeno a Tecpaltzín, diciéndole:<br />
—¿No entien<strong>de</strong>s, amigo Tecpaltzín, lo que está diciendo esa<br />
avecilla? Ese tihuí, tihuí, que no cesa <strong>de</strong> repetir ¿qué otra cosa<br />
significa sino sino que ya es tiempo <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar este país y buscar otro?<br />
Sin duda ese es aviso <strong>de</strong> algún númen oculto que <strong>de</strong>sea nuestro
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
bien. Obe<strong>de</strong>zcamos, pues, a su voz y no nos atraigamos su cólera<br />
con nuestra <strong>de</strong>sobediencia.<br />
Estas palabras <strong>de</strong> Huitzitón <strong>de</strong>cidieron a los aztecas a abandonar<br />
el país que habitaban, y emprendieron la peregrinación.<br />
Clavijero y otros historiadores afirman que los aztecas<br />
principiaron su viaje en el año 1160 <strong>de</strong> la era vulgar; pero se ha<br />
<strong>de</strong>mostrado posteriormente que ese acontecimiento se verificó allá<br />
por el año 544. Los peregrinos atravesaron el río Gila, en don<strong>de</strong> se<br />
<strong>de</strong>tuvieron algún tiempo, y se dirigieron a un lugar que dista 260<br />
millas <strong>de</strong> Chihuahua. Dicho lugar es conocido con el nombre <strong>de</strong><br />
Casas Gran<strong>de</strong>s. Aquí permanecieron varios años; mas, habiendo<br />
proseguido su camino, hicieron rumbo al Mediodía, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />
atravesar la Sierra <strong>de</strong> la Tarahumara, llegaron a Hueycolhuacán, en<br />
la actualidad Culiacán, capital <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, el año ce<br />
tecpatl, 648 <strong>de</strong> nuestra era. En este punto se <strong>de</strong>tuvieron tres años.<br />
Hueycolhuacán es notable en los anales <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> los<br />
aztecas, porque, según sus tradiciones religiosas, en esta población<br />
se les apareció su dios Huitzilopochtli, diciéndoles que él era el que<br />
los había sacado <strong>de</strong> Aztlán, que sería su dios para protegerlos y<br />
llenarlos <strong>de</strong> beneficios y que él los llevaría felizmente a su <strong>de</strong>stino.<br />
Los aztecas adoraron a su nuevo dios, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces data el culto<br />
fanático y feroz que le tributaron a Huitzilopochtli.<br />
“Allí formaron una estatua <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra, que representaba a<br />
Huitzilopochtli —dice Clavijero—, númen protector <strong>de</strong> la nación, a<br />
fin <strong>de</strong> que los acompañase en su viaje. Hicieron también una silla <strong>de</strong><br />
juncos y cañas para conducirlo, a la que dieron el nombre <strong>de</strong><br />
Teoicpalli —silla <strong>de</strong> dios— y eligieron los sacerdotes que <strong>de</strong>berían<br />
llevarlo en hombros, que eran cuatro a la vez, y se llamaban<br />
Tectlamacazque —siervos <strong>de</strong> dios—, y al acto <strong>de</strong> llevarlo<br />
llamaron neomama, esto es, llevar en hombros a Dios”.<br />
Los sacerdotes nombrados para que se entendieran con todo lo<br />
relativo al culto fueron Texcacoatl, Cuauhcohuatl y Apanecatl, y como<br />
sacerdotisa a la esposa <strong>de</strong>l jefe <strong>de</strong> la tribu, con el nombre <strong>de</strong> Chimalma.<br />
Este memorable suceso que, como se ve, significa la Institución <strong>de</strong>l<br />
culto al sanguinario dios, le da positiva importancia histórica a<br />
Hueycolhuacán, y el hecho <strong>de</strong> que los aztecas estuvieran en este punto<br />
tres años, ha originado la creencia <strong>de</strong> que la expresada ciudad<br />
alcanzó un esplendor relativo; pero lo cierto es que en estos lugares<br />
no hay vestigios <strong>de</strong> monumentos que viniesen a comprobar tal<br />
opinión. De manera que a Hueycolhuacán no <strong>de</strong>be atribuirsele, a<br />
este respecto, más gran<strong>de</strong>za que la que le resulta <strong>de</strong> haber sido la<br />
26 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
cuna <strong>de</strong> la adoración a Huitzilopochtli. En tal virtud,<br />
Hueycolhuacán <strong>de</strong>be ser tan solo la ciudad Santa <strong>de</strong> los Aztecas.<br />
Establecidos los antiguos mexicanos en el valle <strong>de</strong> Anáhuac y<br />
fundada la ciudad <strong>de</strong> Tenochtitlán, capital <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>roso imperio<br />
azteca, fue erigido el gran templo a Huitzilopochtli, cuya<br />
magnificencia llenó <strong>de</strong> asombro a los españoles.<br />
En este templo colocaron la estatua <strong>de</strong>l dios, que era gigantesca,<br />
representando un hombre sentado en un banco azul <strong>de</strong> cuatro<br />
ángulos, saliendo <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> ellos una serpiente. Su frente era<br />
también azul y la cara estaba cubierta <strong>de</strong> una máscara <strong>de</strong> oro, igual a<br />
otra que le cubría la nuca. Sobre la cabeza tenía un hermoso<br />
penacho <strong>de</strong> la forma <strong>de</strong> un pico <strong>de</strong> pájaro: en el cuello una<br />
gargantilla compuesta <strong>de</strong> diez figuras <strong>de</strong> corazones humanos; en la<br />
mano <strong>de</strong>recha un bastón espiral y azul, y en la izquierda un escudo,<br />
en que había cinco bolas <strong>de</strong> plumas dispuestas en forma <strong>de</strong> cruz. De<br />
la parte superior <strong>de</strong>l escudo se alzaba una ban<strong>de</strong>rola <strong>de</strong> oro, con<br />
cuatro flechas, que aseguraban los mexicanos le habían sido<br />
enviadas <strong>de</strong>l cielo para ejecutar sus gloriosas acciones. Tenía el<br />
cuerpo ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> una serpiente <strong>de</strong> oro y piedras preciosas,<br />
salpicada <strong>de</strong> figurillas <strong>de</strong> animales. Tal era el ídolo Huitzilopochtli,<br />
conforme lo <strong>de</strong>scribe Clavijero<br />
Colección Rescate 27
La Conquista <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong><br />
Eustaquio Buelna<br />
E<br />
l <strong>de</strong>scubrimiento y conquista <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong> por los españoles no<br />
se verificó <strong>de</strong> una vez, como la <strong>de</strong> Anáhuac, sino en varias<br />
expediciones.<br />
La primera, que se hizo por tierra, fue mandada por don Nuño<br />
Beltrán <strong>de</strong> Guzmán, Presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la Real Audiencia <strong>de</strong> México.<br />
Este hombre empren<strong>de</strong>dor, a la cabeza <strong>de</strong> 400 españoles, más <strong>de</strong><br />
ocho mil indios auxiliares y muchos <strong>de</strong> carga, salió <strong>de</strong> México a<br />
fines <strong>de</strong>l año <strong>de</strong> 1529, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber conquistado la Nueva<br />
Galicia, hoy Estado <strong>de</strong> Jalisco, <strong>de</strong>terminó internarse más al Norte<br />
hasta encontrar las ricas minas <strong>de</strong> oro y plata y las gran<strong>de</strong>s ciuda<strong>de</strong>s<br />
que se <strong>de</strong>cía haber en estas regiones.<br />
A principios <strong>de</strong> 1531 entró Nuño Beltrán <strong>de</strong> Guzmán a<br />
Chametla, habiendo <strong>de</strong>shecho el día anterior a los indios que le<br />
opusieron resistencia en el Llano <strong>de</strong> las Vacas, y le pidieron<br />
<strong>de</strong>spués la paz. De Chametla salió para la provincia <strong>de</strong> Culiacán,<br />
pasando por Piaxtla, por el pueblo <strong>de</strong> la Sal —probablemente las<br />
Salinas <strong>de</strong> Ceuta— y el <strong>de</strong> Baila, don<strong>de</strong> pasó el Miércoles <strong>de</strong><br />
Ceniza.<br />
En todo el tránsito se libraban combates y escaramuzas que<br />
terminaban con la <strong>de</strong>rrota <strong>de</strong> los naturales, y en todas partes se<br />
quemaban sus caseríos por los bárbaros conquistadores.<br />
En algunas poblaciones, especialmente a orillas <strong>de</strong>l río Ciguatán,<br />
hoy San Lorenzo, no hallaron los españoles sino mujeres, lo que dio<br />
pábulo a la especie <strong>de</strong> que estaban habitadas por amazonas; pero tal
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
circunstancia era <strong>de</strong>bido a que los varones andaban fuera, pensando<br />
en dar guerra a los invasores.<br />
Refiere el padre fray Antonio Tello que, al llegar a Oso la<br />
expedición, fue recibida en paz por el Señor <strong>de</strong>l pueblo y diez mil<br />
indios, que los fueron acompañando hasta Navito, cuyos moradores<br />
a su vez y en mayor número salieron a recibir a sus huéspe<strong>de</strong>s,<br />
danzando y cantando por el camino, que tenían muy barrido y<br />
enramado, y obsequiándoles al pasar el río con una batida <strong>de</strong><br />
caimanes, que flechaban y lanzaban, y aún se subían en ellos.<br />
Dicen también que Guzmán <strong>de</strong>terminó fundar allí una villa con<br />
el título <strong>de</strong> San Miguel <strong>de</strong> Navito, pero que en el mismo año fue<br />
trasladada a Culiacán, que es don<strong>de</strong> hoy permanece.<br />
De Navito, continuando para Culiacán, pasaron los españoles por<br />
el pueblo <strong>de</strong> Quilá, que incendiaron <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l combate; el <strong>de</strong> Las<br />
Flechas, que nombraron así por haber hallado en él grandísimo<br />
acopio <strong>de</strong> dichas armas; el <strong>de</strong> Cuatro Barrios —uno <strong>de</strong> los cuales<br />
<strong>de</strong>be haber sido el que hoy llamamos El Barrio—; y el <strong>de</strong> León,<br />
don<strong>de</strong> atravesaron un río que se les dijo siguieran abajo para ir a<br />
Culiacán, y en cuyo punto la <strong>de</strong>scubierta <strong>de</strong> a caballo lanceó y<br />
persiguió la guarnición <strong>de</strong> indios que estaba allí por parte <strong>de</strong>l<br />
cacique <strong>de</strong> dicha ciudad; <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> esto siguieron su marcha por<br />
Humaya y Colombo.<br />
En este último pueblo, que al parecer <strong>de</strong>bió existir don<strong>de</strong> se halla<br />
situada la hacienda <strong>de</strong> Mucurimí, pernoctaron a la vista <strong>de</strong>l enemigo<br />
los dos <strong>de</strong>stacamentos <strong>de</strong> caballería que había avanzado Guzmán,<br />
los que al día siguiente, sin esperar el grueso <strong>de</strong>l ejército, <strong>de</strong>rrotaron<br />
y persiguieron a cerca <strong>de</strong> treinta mil indios, tomando prisionero al<br />
Señor <strong>de</strong> dicho lugar, que dijo ser hermano <strong>de</strong>l <strong>de</strong> Culiacán.<br />
La persecución se hizo hasta más allá <strong>de</strong> esta ciudad —que es<br />
probable haya existido don<strong>de</strong> hoy está el pueblo <strong>de</strong> Culiacán—, y<br />
habiendo avanzado Guzmán halló en ellas los dos <strong>de</strong>stacamentos<br />
que volvían <strong>de</strong> seguir el alcance, retrocediendo todos al pueblo <strong>de</strong><br />
Colombo, a don<strong>de</strong> los indios acudieron <strong>de</strong> paz.<br />
Nuño Beltrán <strong>de</strong> Guzmán expedicionó en seguida por la costa,<br />
los pueblos <strong>de</strong> las Vegas y el Vizcaíno, y <strong>de</strong>spués por la sierra <strong>de</strong><br />
Capirato; y a su regreso fundó con cien españoles la villa <strong>de</strong><br />
Culiacán, en la margen izquierda <strong>de</strong>l río <strong>de</strong> Orabá y enfrente <strong>de</strong> la<br />
punta <strong>de</strong>l mismo con el <strong>de</strong> Humaya, como tres leguas arriba <strong>de</strong> la<br />
antigua y misteriosa ciudad azteca, <strong>de</strong> la que no queda más vestigio<br />
que el nombre diminutivo <strong>de</strong>l pueblo don<strong>de</strong> pudo estar ubicada.<br />
30 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
El capitán José <strong>de</strong> Angulo, enviado por Guzmán rumbo al<br />
oriente, <strong>de</strong>scubrió a Topia y recorrió las llanuras <strong>de</strong> Durango.<br />
Pedro Almín<strong>de</strong>z Chirinos, otro capitán español, expedicionó por<br />
el Norte, <strong>de</strong>rrotó a los indios que le opusieron resistencia en los ríos<br />
<strong>de</strong> Mocorito y <strong>Sinaloa</strong>, y bajó a Tamazula, don<strong>de</strong> tuvo noticia que<br />
en esa costa había sido muerto, con todos sus compañeros, Diego<br />
Hurtado en Mendoza, jefe <strong>de</strong> la expedición que por mar había<br />
enviado Hernán Cortés en pos <strong>de</strong> nuevos <strong>de</strong>scubrimientos.<br />
Los españoles llegaron hasta el Yaqui por la costa, en cuyo<br />
camino pa<strong>de</strong>cieron muchas necesida<strong>de</strong>s; y a la vuelta, en el punto<br />
<strong>de</strong> Los Ojitos, fueron alcanzados por Alvar Núñez Cabeza <strong>de</strong> Vaca,<br />
Andrés Dorantes, Alonso <strong>de</strong>l Castillo y un negro llamado Esteban,<br />
únicos sobrevivientes <strong>de</strong> la expedición <strong>de</strong> Pánfilo <strong>de</strong> Narváez a la<br />
Florida que escaparon <strong>de</strong> morir a manos <strong>de</strong> los bárbaros, y<br />
peregrinando entre ellos por muchos años, habían atravesado el<br />
Continente, hasta que adquirieron noticias <strong>de</strong> sus paisanos en dicho<br />
río y se apresuraron a ir en su seguimiento.<br />
Con más <strong>de</strong> 600 indios que los acompañaban, reverenciándolos<br />
como a dioses, y que por amor a ellos no quisieron volver a sus<br />
tierras, se formaron a orillas <strong>de</strong>l Petatlán dos pueblos llamados<br />
Popuchi y Apucha, que aun subsisten con otros nombres.<br />
Cabeza <strong>de</strong> Vaca y sus compañeros no encontraron a Nuño<br />
Beltrán <strong>de</strong> Guzmán en Culiacán, por lo que pasaron a Compostela,<br />
don<strong>de</strong> se hallaba, y <strong>de</strong> allí partieron para México.<br />
La segunda expedición a <strong>Sinaloa</strong> fue obra <strong>de</strong>l virrey don Antonio<br />
<strong>de</strong> Mendoza, movido por las relaciones <strong>de</strong> Cabeza <strong>de</strong> Vaca y sus<br />
compañeros <strong>de</strong> peregrinación, quienes habían llegado a México el<br />
22 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1536, y pintaban dicha provincia como una tierra<br />
abundante y rica.<br />
En 1538 el virrey envió a don Francisco Vázquez <strong>de</strong> Coronado por<br />
Gobernador <strong>de</strong> la Nueva Galicia, en cuya <strong>de</strong>marcación estaban entonces<br />
comprendidas las provincias recién conquistadas. Des<strong>de</strong> luego, este<br />
señor, sabiendo el apuro en que estaban los pobladores <strong>de</strong> Culiacán por<br />
la guerra que les hacía un po<strong>de</strong>roso cacique llamado Ayapín, los fue a<br />
socorrer, logró pren<strong>de</strong>r a éste y lo ahorcó.<br />
Pacificada la provincia, envió Coronado a la exploración<br />
proyectada por el virrey al padre fray Marcos <strong>de</strong> Niza, acompañado<br />
<strong>de</strong>l negro Esteban y algunos indios, y partieron <strong>de</strong> Culiacán el 7 <strong>de</strong><br />
marzo <strong>de</strong> 1539. El padre Niza avanzó mucho al norte <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>,<br />
don<strong>de</strong> Esteban fue muerto o quedó extraviado entre las selvas;<br />
Colección Rescate 31
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
volvió a Compostela a fines <strong>de</strong>l año, y allí dio cuenta a Coronado,<br />
remitiendo a<strong>de</strong>más al virrey una relación por escrito.<br />
Coronado salió <strong>de</strong> Culiacán en abril <strong>de</strong> 1540 a conquistar y<br />
poblar las tierras <strong>de</strong>scritas por el padre Niza; y cerca <strong>de</strong> los límites<br />
septentrionales <strong>de</strong> la antigua provincia <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong> fundó con 40<br />
españoles una villa que llamó Puebla <strong>de</strong> los Corazones, la que a<br />
poco <strong>de</strong>struyeron los indios <strong>de</strong>l Yaqui, matando casi a todos sus<br />
pobladores, a causa <strong>de</strong> la barbarie y dureza que para con ellos<br />
empleaba el alcal<strong>de</strong> y justicia mayor Diego <strong>de</strong> Alcaraz.<br />
El ejército que, fundada la villa, había avanzado más al Norte,<br />
retrocedió sin éxito alguno en la empresa, por haber recibido<br />
Vázquez <strong>de</strong> Coronado un gran golpe cayendo <strong>de</strong> un caballo.<br />
32 Colección Rescate
Culiacán<br />
Jesús G. Andra<strong>de</strong><br />
E<br />
mperatriz que guardas los sacros lares míos,<br />
y cuya faz reflejan las linfas <strong>de</strong> los ríos<br />
que como dos vasallos que tu belleza encanta<br />
se adunan presurosos para besar tu planta.<br />
Hada buena que en tiempo <strong>de</strong> próspera fortuna<br />
meciste con tus manos pentélicas mi cuna<br />
y al agitar tu vara <strong>de</strong> virtu<strong>de</strong>s, inquieta,<br />
en mí surgir hiciste los sueños <strong>de</strong>l poeta,<br />
y hoy, entre las tinieblas <strong>de</strong> mi alma <strong>de</strong>solada<br />
encien<strong>de</strong>s como estrellas los ojos <strong>de</strong> mi amada.<br />
Yo te he visto en las tar<strong>de</strong>s cual fabulosa reina,<br />
Cuando el sol que <strong>de</strong>clina sus cabellos <strong>de</strong>speina,<br />
perfilar tus encantos en el celeste domo<br />
como en un abanico <strong>de</strong> esplendor policromo.<br />
He mirado tu corte <strong>de</strong> núbiles doncellas,<br />
<strong>de</strong> cuerpos voluptuosos y <strong>de</strong> pupilas bellas,<br />
pupilas fascinantes cuyo fondo atesora<br />
las sombras <strong>de</strong> la noche y el fuego <strong>de</strong> la aurora.<br />
Distien<strong>de</strong> en tu alcoba se<strong>de</strong>ños cortinajes,<br />
tintos en oro y grana los fúlgidos celajes;<br />
tu lámpara es el astro que en el confín <strong>de</strong>smaya<br />
y tu espejo, las ondas <strong>de</strong>l transparente Humaya.
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
Tal vez en esas horas <strong>de</strong> ensueños vespertinos,<br />
al reclinar tu cuerpo <strong>de</strong> contornos divinos,<br />
en tálamos <strong>de</strong> rosas, contemplas las visiones<br />
que entre volar <strong>de</strong> águilas y rugir <strong>de</strong> leones<br />
engalanan tu frente con laureles <strong>de</strong> gloria<br />
mientras tu nombre clama con su clarín la Historia.<br />
Y pasan las legiones <strong>de</strong> antiguos paladines<br />
guiadas por los Huitzinzones y por los Tecpatzines,<br />
que alzan al sol sus tiendas y esparcen la simiente<br />
<strong>de</strong> una prócer extirpe, titánica y valiente.<br />
Súbito rasga el rayo la túnica <strong>de</strong>l viento,<br />
<strong>de</strong> una voz sinaítica levántase el acento<br />
y surge la terrible divinidad sombría,<br />
símbolo formidable <strong>de</strong> la raza bravía<br />
que forma el simulacro <strong>de</strong>l dios, y luego avanza<br />
conduciéndolo en éxodo, como Arca <strong>de</strong> la Alianza.<br />
Y <strong>de</strong>sfilan los pueblos, y los conquistadores,<br />
Los nativos vencidos, los triunfantes señores,<br />
dos razas que fincaron la nación veni<strong>de</strong>ra<br />
que a un solo dios adora y una misma ban<strong>de</strong>ra.<br />
Después la imagen épica <strong>de</strong>l ínclito Rosales,<br />
pasa entre los acor<strong>de</strong>s <strong>de</strong> cánticos triunfales,<br />
paladín-caballero, noble hijo <strong>de</strong> Belona,<br />
que al herir vierte el bálsamo y que al vencer perdona.<br />
¡Oh, emperatriz augusta que amaron mis mayores!<br />
Un adalid contempla tu sueño entre las flores,<br />
ya se acerca a tu lado con cauteloso afán,<br />
para robarte un beso, don Nuño <strong>de</strong> Guzmán!<br />
34 Colección Rescate
Fundación <strong>de</strong> Culiacán<br />
Escudo <strong>de</strong> Nuño <strong>de</strong> Guzmán<br />
Antonio Nakayama<br />
E<br />
s indudable que la Corona española no miraba con muy<br />
buenos ojos el creciente po<strong>de</strong>río <strong>de</strong> don Hernán Cortés, y para<br />
frenar su predominio en la Nueva España estableció la<br />
primera Audiencia <strong>de</strong>signando presi<strong>de</strong>nte al Muy Magnifico Señor<br />
don Nuño Beltrán <strong>de</strong> Guzmán, gobernador <strong>de</strong> Pánuco, quien se<br />
significó como uno <strong>de</strong> los enemigos más encarnizados <strong>de</strong>l marqués<br />
<strong>de</strong>l Valle <strong>de</strong> Oaxaca.<br />
¿Quién era don Nuño Beltrán <strong>de</strong> Guzmán?. Sabemos que<br />
pertenecía a la más rancia nobleza española y que había hecho<br />
estudios <strong>de</strong> licenciado y esto nos da la clave <strong>de</strong> su <strong>de</strong>signación<br />
como presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la Audiencia. A los conquistadores se les ha<br />
<strong>de</strong>scrito como seres llenos <strong>de</strong> sombra, con alternativas <strong>de</strong> <strong>de</strong>stellos<br />
fulgurantes. Son los típicos hombres <strong>de</strong>l Renacimiento, con todas<br />
sus virtu<strong>de</strong>s y sus <strong>de</strong>fectos.<br />
Pero don Nuño, era pura sombra, completamente negativo. Fue<br />
el más sombrío y cruel <strong>de</strong> los conquistadores. Era vanidoso,<br />
sanguinario, soberbio, tenaz y con una energía en<strong>de</strong>moniada. Era<br />
valiente, pero sus aptitu<strong>de</strong>s guerreras no le hicieron <strong>de</strong>scollar como<br />
militar y en ese sentido no tiene punto <strong>de</strong> comparación con Hernán<br />
Cortés, como tampoco lo tiene en el campo <strong>de</strong> la política, pues<br />
mientras el conquistador <strong>de</strong> México era un tipo sereno, flexible y<br />
con mucha mano izquierda, a don Nuño lo traicionaban la soberbia<br />
y su carácter colérico, pues con mucha facilidad perdía el equilibrio<br />
y con ello la partida.<br />
Don Nuño inició las hostilida<strong>de</strong>s persiguiendo y coaccionando a<br />
los conquistadores fieles a Cortés, y <strong>de</strong>spués la tomó contra los
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
franciscanos, quienes <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el púlpito comenzaron a criticar la<br />
conducta nada edificante <strong>de</strong>l Muy Magnifico Señor y sus corifeos.<br />
Pero cuando enfocó sus baterías hacia la persona <strong>de</strong> fray Juan <strong>de</strong><br />
Zumárraga, la lucha se volvió más enconada. El obispo <strong>de</strong> México<br />
fue objeto <strong>de</strong> toda clase <strong>de</strong> agravios por parte <strong>de</strong> la Audiencia, y su<br />
correspon<strong>de</strong>ncia violada para impedir que sus quejas llegaran hasta<br />
el rey.<br />
Pero Zumárraga era vasco, y como buen vasco, tenaz y <strong>de</strong>cidido,<br />
y un buen día don Nuño encontró con que el prelado lo había<br />
<strong>de</strong>rrotado. Y como si esto no hubiera sido suficiente llegaron<br />
noticias <strong>de</strong> que Cortés regresaba <strong>de</strong> España más fuerte que nunca, y,<br />
aterrado, Nuño buscó la solución al problema que se le presentaba,<br />
encontrándola al planear una expedición al norte <strong>de</strong> la Nueva<br />
España, siendo su principal objetivo la tierra <strong>de</strong> las Amazonas, la<br />
fantástica región don<strong>de</strong> solamente habitaban mujeres y abundaban<br />
las perlas y el oro.<br />
El ejército salió <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> México el 29 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong><br />
1529, y nunca en los anales <strong>de</strong> la conquista expedición alguna <strong>de</strong>jó<br />
tras <strong>de</strong> sí el rastro <strong>de</strong> sangre y <strong>de</strong> pueblos incendiados como la <strong>de</strong>l<br />
Muy Magnifico Señor don Nuño Beltrán <strong>de</strong> Guzmán. La hueste<br />
atravesó Michoacán, don<strong>de</strong> don Nuño torturó y dio muerte a<br />
Caltzonzín, el rey tarasco, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> pasar por Guanajuato llegó<br />
al territorio <strong>de</strong> Jalisco don<strong>de</strong> trabó combates con los naturales, y en<br />
Nayarít estuvo a punto <strong>de</strong> sufrir un tremendo fracaso por la<br />
inundación <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los ríos.<br />
Ya en el suelo sinaloense, el Muy Magnifico Señor domeñó al<br />
señorío <strong>de</strong> Chametla, y tras <strong>de</strong> sufrir la <strong>de</strong>silusión <strong>de</strong> su vida en el<br />
río Ciguatán, pues las amazonas, el oro y las perlas brillaron por su<br />
ausencia, llegó al señorío <strong>de</strong> Culiacán don<strong>de</strong> sostuvo enconada<br />
pelea con los naturales, en la confluencia <strong>de</strong>l Humaya y el<br />
Tamazula. Los indígenas, al ser <strong>de</strong>rrotados, huyeron por todos los<br />
rumbos, y los conquistadores españoles entraron a los poblados,<br />
saqueándolos y quemándolos sistemáticamente. El Culuacán <strong>de</strong> las<br />
crónicas, que era un burgo prehispánico tan extenso como lo era la<br />
ciudad <strong>de</strong> Culiacán hace escasos treinta años, y que <strong>de</strong>be <strong>de</strong> haberse<br />
ubicado en el espacio que se tien<strong>de</strong> entre Aguaruto y San Pedro,<br />
<strong>de</strong>sapareció completamente merced a la obra <strong>de</strong>structora <strong>de</strong> los soldados<br />
<strong>de</strong> don Nuño.<br />
Con la dominación <strong>de</strong>l señorío <strong>de</strong> Culiacán, don Nuño llegó a la<br />
parte más septentrional <strong>de</strong> su conquista, y, para asegurarla, <strong>de</strong>cidió<br />
fundar una población <strong>de</strong> españoles, cosa que realizó en un punto<br />
36 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
cercano al actual poblado <strong>de</strong> Navito, en las márgenes <strong>de</strong>l río San<br />
Lorenzo.<br />
El 29 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1531 el jefe <strong>de</strong> la expedición fundó la<br />
villa <strong>de</strong> San Miguel <strong>de</strong> Culiacán, con toda la pompa y el ritual a que<br />
eran tan aficionados los hombres <strong>de</strong> la época.<br />
En el lugar escogido —tal vez no lejos <strong>de</strong>l río—, se habían<br />
levantado una horca y una cruz. El ronco tronar <strong>de</strong> los atabales<br />
españoles y los teponaxtles indígenas llenaba <strong>de</strong> ecos el silencio <strong>de</strong><br />
las vegas <strong>de</strong>l Ciguatán, y el ejército y los indios tlaxcaltecas y<br />
tarascos que lo acompañaban, empezaron a reunirse para presenciar<br />
el acto <strong>de</strong>l que nacería un nuevo poblado. Huidizos y asustados, los<br />
representantes <strong>de</strong> la raza vencida miraban la escena con tristes ojos<br />
sin enten<strong>de</strong>r lo que veían. El sol <strong>de</strong>l moribundo septiembre y el<br />
calor pegajoso <strong>de</strong> la región molestaban a los presentes, pero el<br />
nacimiento <strong>de</strong> una nueva población no es cosa que se repita a<br />
menudo, y, por otra parte, no querían <strong>de</strong>spertar la cólera <strong>de</strong> don<br />
Nuño Beltrán <strong>de</strong> Guzmán, quien no les perdonaría la ausencia.<br />
El escenario era un estallido <strong>de</strong> luz y <strong>de</strong> color. El sol jugueteaba<br />
con las corazas y ro<strong>de</strong>las <strong>de</strong> acero <strong>de</strong> los soldados españoles, y<br />
avivaba los dibujos multicolores <strong>de</strong> la heráldica indígena en los<br />
chimalis <strong>de</strong> los indios aliados que con sus macanas en la mano<br />
enmarcaban la policromía <strong>de</strong> gallar<strong>de</strong>tes y ban<strong>de</strong>rolas. A poco<br />
llegaba el estandarte real <strong>de</strong> Castilla, tachonado <strong>de</strong> leones y<br />
castillos, y otro aban<strong>de</strong>rado se presentaba con una <strong>de</strong>slumbrante<br />
imagen <strong>de</strong> la Virgen María, pintada en una lámina <strong>de</strong> oro <strong>de</strong> más <strong>de</strong><br />
media vara, ro<strong>de</strong>ada <strong>de</strong> un exquisito marco formado por ciento<br />
ochenta plumas <strong>de</strong> gran belleza y colorido.<br />
Por último, apareció la escolta personal <strong>de</strong>l jefe <strong>de</strong> la expedición,<br />
flameando al viento el guión con el escudo <strong>de</strong> don Nuño, don<strong>de</strong><br />
lucían armiño y cal<strong>de</strong>ros, y al final, montado en brioso caballo, el<br />
capitán y general don Nuño Beltrán <strong>de</strong> Guzmán, vistiendo la rica<br />
armadura que es fama robó a don Pedro <strong>de</strong> Alvarado. Bajo la<br />
sombra <strong>de</strong> un árbol corpulento se situó don Nuño acompañado <strong>de</strong><br />
sus principales capitanes, y el clamor <strong>de</strong> las trompetas hizo astillas<br />
el aire para indicar que la ceremonia comenzaba.<br />
Con engolada voz, el escribano real leyó el acta por la que el<br />
capitán general, el Muy Magnífico Señor don Nuño Beltrán <strong>de</strong><br />
Guzmán, fundaba la villa <strong>de</strong> San Miguel <strong>de</strong> Culiacán, y a<br />
continuación señaló los nombres <strong>de</strong> los vecinos y pobladores, y la<br />
distribución <strong>de</strong> solares. Don Nuño bajó <strong>de</strong>l caballo, y dirigiéndose<br />
al centro <strong>de</strong> la plazoleta que se había improvisado, procedió a las<br />
Colección Rescate 37
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
ceremonias rituales en las que cortó hierba con su espada, apuñaló<br />
un tronco <strong>de</strong>l árbol y dio altas voces contra el que se opusiese a la<br />
posesión <strong>de</strong>l rey.<br />
Tambores y trompetas ejecutaron sus marciales sones, mientras<br />
los soldados hacían retumbar el valle con los disparos <strong>de</strong> sus<br />
arcabuces y los indios aliados llenaban el escenario con sus gritos<br />
<strong>de</strong> guerra. Un reverente silencio se hizo al aparecer el padre Álvaro<br />
Gutiérrez, revestido con los ornamentos litúrgicos, para celebrar<br />
una misa al Espíritu Santo, y, al finalizar, los vecinos tomaron<br />
posesión <strong>de</strong> los terrenos que se les habían distribuido.<br />
Una nueva población había nacido, y sería la única <strong>de</strong> las villas<br />
sinaloenses fundadas por don Nuño Beltrán <strong>de</strong> Guzmán que<br />
perduraría a través <strong>de</strong> los siglos!<br />
38 Colección Rescate
De “Los Triunfos”<br />
Andrés Pérez <strong>de</strong> Ribas<br />
H<br />
abiendo pasado fray Andrés Pérez <strong>de</strong> Ribas casi toda su<br />
vida en la Nueva España y siendo las cosas <strong>de</strong> México el<br />
principal motivo <strong>de</strong> sus afanes, y <strong>de</strong> ellas muy<br />
principalmente las <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, justo y lógico es que lo<br />
consi<strong>de</strong>remos como mexicano y como sinaloense, y que su nombre,<br />
tan respetado y tan conocido, honre este libro <strong>de</strong>dicado a la<br />
juventud estudiosa <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, ya que él, entre otros, tiene para sus<br />
hijos el mérito singular <strong>de</strong> haber sido su primero y más gran<strong>de</strong><br />
historiador. Es una positiva <strong>de</strong>sgracia que su manuscrito “Historia<br />
<strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>”, <strong>de</strong> que nos habla en su nota Beristain, se encuentre<br />
perdido hasta la fecha, aun cuando cabe dudar haya sido en realidad<br />
diferente a su obra fundamental llamada “Los Triunfos”, <strong>de</strong> la cual<br />
insertamos a continuación el Capítulo Segundo, relativo a las<br />
costumbres <strong>de</strong> los primitivos habitantes <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, atreviéndonos a<br />
mo<strong>de</strong>rnizar el castellano en que originalmente estuvo escrito, para<br />
facilidad <strong>de</strong> los lectores. Diremos finalmente que “Los Triunfos” <strong>de</strong><br />
fray Andrés Pérez <strong>de</strong> Ribas es la fuente principal para la Historia <strong>de</strong> la<br />
conquista y colonización <strong>de</strong>l noroeste <strong>de</strong> México, escrita por uno <strong>de</strong><br />
los principales actores en el drama <strong>de</strong> la incorporación <strong>de</strong> los<br />
indios a la recién llegada civilización occi<strong>de</strong>ntal.<br />
“La Provincia <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong> está distante <strong>de</strong> México trescientas<br />
leguas. Y llamo Provincia a la <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, por sus extendidos<br />
términos y varias naciones que en ella habitan. Tiene <strong>de</strong> longitud<br />
hasta don<strong>de</strong> hoy llega la doctrina <strong>de</strong>l Evangelio, ciento y cuarenta<br />
leguas; <strong>de</strong> latitud cuarenta. De la parte <strong>de</strong>l oriente tiene las altísimas<br />
sierras <strong>de</strong> Topia, que van corriendo y <strong>de</strong>clinando al norte. Por la
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
parte <strong>de</strong>l occi<strong>de</strong>nte la cerca el brazo <strong>de</strong> mar llamado California, el<br />
cual también va dando la vuelta hacia el norte. Por la parte <strong>de</strong>l<br />
mediodía tiene la antigua villa <strong>de</strong> San Miguel <strong>de</strong> Culiacán, y al<br />
norte las innumerables naciones <strong>de</strong> que van pobladas por esa parte,<br />
sin saberse hasta hoy el t é r m i n o <strong>de</strong> ellas, ni el <strong>de</strong> la tierra.<br />
Cuando llamo naciones las que pueblan esta Provincia, no es mi<br />
intención dar a enten<strong>de</strong>r, que son tan populosas como las <strong>de</strong> Europa,<br />
y en ella <strong>de</strong>cimos la nación Española, Italiana, etcétera, porque no<br />
tienen comparación con ellas, Pero llámolas naciones diferentes,<br />
porque aunque no son tan populosas, pero están divididas en trato<br />
<strong>de</strong> unas con otras, unas veces en lenguas totalmente diferentes,<br />
aunque también suce<strong>de</strong> ser una la lengua, y con todo estar<br />
<strong>de</strong>sunidas, y encontradas, y en lo que todas ellas están divididas y<br />
opuestas, es en continuas guerras que entre sí traían, matándose los<br />
unos a los otros; y también en guardar los términos, tierras, y<br />
puestos que cada una <strong>de</strong> esas naciones poblaban y tenían por<br />
propios; <strong>de</strong> suerte que el que se atrevía a entrar en los ajenos, era<br />
con peligro <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar la cabeza en manos <strong>de</strong>l enemigo que<br />
encontrase. Y finalmente este gran número <strong>de</strong> gentes estaba<br />
totalmente dividido en su trato. Las poblaciones <strong>de</strong> estas naciones<br />
son tan ordinariamente a las orillas y riberas <strong>de</strong> los ríos, porque si se<br />
apartan <strong>de</strong> ellos, ni tuvieran agua que beber, ni aún tierras en que<br />
sembrar. Las habitaciones, en su Gentilidad, eran <strong>de</strong> al<strong>de</strong>as, o<br />
rancherías, no muy distantes unas <strong>de</strong> otras, aunque en partes a dos y<br />
tres leguas, conforme hallaban la comodidad <strong>de</strong> puestos y tierras<br />
para sementeras, que ordinariamente las procuraban tener cerca <strong>de</strong><br />
sus casas. Éstas hacían, unas <strong>de</strong> vara <strong>de</strong> monte hincadas en tierra,<br />
entretejidas y atadas con bejucos, que son unas ramas como <strong>de</strong><br />
zarzaparrilla, muy fuertes, y que duran mucho tiempo. Las pare<strong>de</strong>s<br />
que hacían con esta varazón las “afortaban” con una torta <strong>de</strong> barro,<br />
para que no las penetrase el sol, ni los vientos, cubriendo las casas<br />
con ma<strong>de</strong>ra, y encima tierra, o barro, con que hacían azotea, y con<br />
eso se contentaban.<br />
Otros hacían sus casas <strong>de</strong> petates, que es un género <strong>de</strong> esteras<br />
tejidas <strong>de</strong> caña rajada, y éstas cosidas unas con otras, sirven <strong>de</strong><br />
pared y cubierta, que es tumbada sobre arcos <strong>de</strong> varas hincadas en<br />
tierra, y sobre ellas corre el agua sin peligro <strong>de</strong> goteras, y quedan al<br />
modo <strong>de</strong> los carros cubiertos <strong>de</strong> España. Delante <strong>de</strong> sus casas<br />
levantan unas ramadas que les sirven <strong>de</strong> portal, sobre que guardan<br />
los frutos <strong>de</strong> sus sementeras, y <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> él es su vivienda entre día,<br />
40 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
y les sirve <strong>de</strong> sombra. Allí duermen <strong>de</strong> noche en tiempo <strong>de</strong> calores,<br />
teniendo por colchón y cama una estera <strong>de</strong> caña <strong>de</strong> las dichas.<br />
Cerradura, ni llave, no la usaban, ni la conocían, y lo que es más,<br />
sin temor <strong>de</strong> hurtos, contentándose cuando algunas veces hacían<br />
ausencia <strong>de</strong> su casa, con poner a la puertas algunas ramas <strong>de</strong> árbol<br />
sin otra guarda. Y ésta tenían también para los frutos <strong>de</strong> la<br />
sementera, cuando los <strong>de</strong>jaban en el campo, porque no se picasen <strong>de</strong><br />
gorgojo, sobre una ramada cubierta con ramazones <strong>de</strong> espinos. Las<br />
semillas que estas gentes siembran, y frutos <strong>de</strong> la tierra que<br />
benefician y cogen, y <strong>de</strong> que se sustentan, son en primer lugar el<br />
maíz que en España llaman trigo <strong>de</strong> las Indias, que se da con tanta<br />
“multiplico”, que suele rendir una fanega sembrada ciento y más <strong>de</strong><br />
fruto. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> ese siembran entre el maíz varios géneros <strong>de</strong><br />
calabazas, sabrosas y dulces, y <strong>de</strong> algunas <strong>de</strong> ellas hacen tasajos,<br />
que secos al sol, les duran mucho tiempo <strong>de</strong>l año. El frijol, que es<br />
semilla semejante a la haba <strong>de</strong> Castilla, y aún más suave, usan todos<br />
sembrarlo, con otros géneros <strong>de</strong> semillas, que tienen por regalo.<br />
También les sirve <strong>de</strong> sustento un género <strong>de</strong> algarrovillas, que<br />
llevan árboles silvestres, que llaman mezquites, y molidas les beben<br />
en agua, y por ser algo dulces, son para ellos lo que el chocolate a<br />
los Españoles; y <strong>de</strong> esto abundan sus montes y selvas, y <strong>de</strong> otras<br />
frutillas semejantes. Sírveles también <strong>de</strong> sustento y regalo la planta<br />
<strong>de</strong>l mezcal, que en su forma y pencas, es al modo <strong>de</strong> una gran<strong>de</strong><br />
závila, siendo muchos los géneros <strong>de</strong> esta planta, y es la que<br />
celebran algunas historias que sirve para hacer vino <strong>de</strong> ella, miel y<br />
vinagre, sus pencas para sacar <strong>de</strong> ellas hilo y pita, cuando son<br />
<strong>de</strong>licadas, y sus puntas <strong>de</strong> agujas, que a la verdad para todos esos<br />
usos sirve, pero a estas gentes principalmente <strong>de</strong> comida. Porque<br />
está <strong>de</strong> sazón la cortan con el tronco, y éste asado entre piedras,<br />
que abrasadas en fuego, y echadas en una hoya que hacen en tierra<br />
las cubren con ramas <strong>de</strong> árboles, y sobre ellas tierra, y a calor<br />
manzo se ablandan esos trancos con parte <strong>de</strong> sus pencas, y son para<br />
ellos como cajeta <strong>de</strong> conserva, porque así asada esta planta es muy<br />
dulce, y sola esa suelen beneficiar y plantar cerca <strong>de</strong> sus casas, y no<br />
tratan <strong>de</strong> beneficio <strong>de</strong> otra alguna, porque aunque tienen muchos<br />
nopales, que llevan tunas, que en Castilla llaman higos <strong>de</strong> las<br />
Indias, ellos los producen los montes <strong>de</strong> suyo, y las que <strong>de</strong>spués<br />
diré, que se llaman pitahayas. Las plantas <strong>de</strong> Castilla, sembradas, se<br />
dan bien en estas tierras, particularmente naranjos, higueras, sandías<br />
y melones por extremos buenos, <strong>de</strong> suerte que apenas se halla uno<br />
que no sea fino.<br />
Colección Rescate 41
La Ronda<br />
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
A<br />
la luz <strong>de</strong> los luceros<br />
Están jugando a la ronda<br />
los muchachos <strong>de</strong> mi pueblo!<br />
—¡Estaba la pájara pinta<br />
sentada en un ver<strong>de</strong> limón;<br />
con la pata recoge la yerba,<br />
con el pico recoge la flor!<br />
La luna, en su <strong>de</strong>samor,<br />
está jugando a la novia<br />
con los azahares<br />
<strong>de</strong> plata <strong>de</strong> los naranjos en flor!<br />
—¡María Blanca está encerrada<br />
con pilares <strong>de</strong> oro y plata;<br />
quitaremos un pilar<br />
para ver a María Blanca!<br />
Y veinte manos morenas<br />
espolvoreadas <strong>de</strong> luz,<br />
van <strong>de</strong>shilando<br />
un ensueño que baja <strong>de</strong>l cielo azul!<br />
—¡Naranja dulce! ¡Limón partido!<br />
—¡Dame un abrazo que yo te pido!
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
Sobre la tierra <strong>de</strong> nadie<br />
van pisando la canción los piecesitos<br />
ligeros.<br />
—¡Que rue<strong>de</strong>n,<br />
que rue<strong>de</strong>n las cáscaras <strong>de</strong> huevo!<br />
Arriba, en el cielo azul,<br />
Sobre el cerro <strong>de</strong> los Frailes,<br />
están jugando también,<br />
a la ronda, los luceros!<br />
44 Colección Rescate
Los Primeros Navegantes<br />
José Mena Castillo<br />
V<br />
uelto don Hernán Cortés a México <strong>de</strong> su primer viaje a España,<br />
<strong>de</strong>sembarcó en Veracruz el 30 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1530 trayendo<br />
consigo las capitulaciones que lo autorizaban para la conquista y<br />
<strong>de</strong>scubrimiento <strong>de</strong> las costas occi<strong>de</strong>ntales <strong>de</strong> la Nueva España y <strong>de</strong> la<br />
Mar <strong>de</strong>l Sur.<br />
Su animosidad siempre <strong>de</strong>spierta, no se dio tregua; emprendió la<br />
construcción <strong>de</strong> algunos barcos y adquirió otros para acondicionarlos y<br />
repararlos, logrando en poco menos <strong>de</strong> dos años contar con cuatro<br />
buques: el San Marcos y el San Miguel, el Concepción y el San<br />
Lorenzo. Listas las embarcaciones, puso las dos primeras al mando <strong>de</strong>l<br />
capitán Diego Hurtado <strong>de</strong> Mendoza y las hizo zarpar <strong>de</strong> Acapulco el 30<br />
<strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1532.<br />
Esta primera expedición exploró las costas <strong>de</strong> Guerrero, Michoacán,<br />
Colima, Jalisco y en su integridad las <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong> y parte <strong>de</strong> las <strong>de</strong><br />
Sonora, pues en la relación se dice que las naves corrieron hasta el<br />
paralelo 27 grados, y <strong>de</strong>scubrió a<strong>de</strong>más las Islas Magdalenas,<br />
llamadas actualmente Islas Marías.<br />
Brotes <strong>de</strong> insubordinación en las tripulaciones y escasez <strong>de</strong><br />
víveres <strong>de</strong>terminaron a Hurtado <strong>de</strong> Mendoza a permitir que los<br />
<strong>de</strong>scontentos regresaran en el San Miguel; él, por su parte, con la<br />
gente que quiso seguirlo, a bordo <strong>de</strong>l San Marcos continuó la<br />
navegación.<br />
El San Miguel, en busca <strong>de</strong> agua y vituallas atracó en la<br />
<strong>de</strong>sembocadura <strong>de</strong>l río Culiacán. Veinte <strong>de</strong> sus tripulantes salieron a<br />
tierra; y una vez en ella resolvieron abandonar la nave y tomaron<br />
camino buscando escapatoria, más encontrándose en los dominios<br />
<strong>de</strong> la Nueva Galicia, no tardaron en caer en manos <strong>de</strong> don Nuño<br />
Beltrán <strong>de</strong> Guzmán, que los mandó pren<strong>de</strong>r y procesar.
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
Los que se quedaron a bordo <strong>de</strong>l San Miguel, cansados <strong>de</strong><br />
esperar la vuelta <strong>de</strong> sus compañeros, zarparon rumbo a Acapulco,<br />
con tan mala estrella, que sorprendidos por una tempestad fueron<br />
arrojados a la costa <strong>de</strong> Jalisco, encallando la embarcación.<br />
Tripulantes y buque fueron capturados también por don Nuño.<br />
En cuanto a Hurtado <strong>de</strong> Mendoza, su suerte quedó sellada por la<br />
tragedia. Naufragó frente a las costas <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong> y Sonora,<br />
pereciendo con todos sus compañeros.<br />
Tan pronto como el marqués <strong>de</strong>l Valle tuvo informes, aunque<br />
vagos e inconfirmados <strong>de</strong> lo acontecido, or<strong>de</strong>nó la salida <strong>de</strong> una<br />
segunda expedición. La formaron los buques: San Lázaro, al mando<br />
<strong>de</strong> Hernando <strong>de</strong> Grijalva, llevando como piloto a Martín <strong>de</strong> Acosta;<br />
y el Concepción, al mando <strong>de</strong> Diego <strong>de</strong> Becerra, con el piloto<br />
Fortún Jiménez.<br />
El 30 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1533 zarparon <strong>de</strong>l puerto <strong>de</strong> Santiago, hoy<br />
Manzanillo, las dos embarcaciones. Al amanecer el día siguiente <strong>de</strong><br />
navegación, una y otra se habían separado; no volvieron a juntarse<br />
nunca. Grijalva, en busca <strong>de</strong>l Concepción tomó el rumbo <strong>de</strong>l Sur<br />
hasta los 13 grados, hasta rebasar los 21 grados. A fines <strong>de</strong><br />
diciembre <strong>de</strong>scubrió la isla <strong>de</strong> Santo Tomás y los islotes <strong>de</strong> San<br />
Benedicto, y regresaron <strong>de</strong>spués a Acapulco.<br />
En el inter, a bordo <strong>de</strong>l Concepción se registraron sucesos<br />
sangrientos. Fortún Jiménez, Confabulado con una parte <strong>de</strong> la<br />
tripulación, dio muerte al comandante Becerra, mientras dormía. El<br />
crimen suscitó un encuentro entre los amigos y los enemigos <strong>de</strong>l<br />
capitán sacrificado, que hubiera dado lugar a mayor <strong>de</strong>rramamiento<br />
<strong>de</strong> sangre a no ser por la intervención <strong>de</strong> dos frailes franciscanos<br />
que formaban parte <strong>de</strong> la expedición, quienes influyeron para que<br />
Fortún Jiménez los <strong>de</strong>jara, como los <strong>de</strong>jó, en la costa <strong>de</strong> Michoacán<br />
, en unión <strong>de</strong> los heridos en el motín.<br />
Dueño Fortún Jiménez <strong>de</strong> la embarcación, se dirigió al Noroeste,<br />
pasando frente a las costas <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, y atracó, el primero, en el<br />
puerto <strong>de</strong> Santa Cruz, que actualmente se llama La Paz, <strong>de</strong> la<br />
península californiana. Desembarcó con alguna gente, fue atacado<br />
por los naturales y muerto en la refriega, con todos sus<br />
acompañantes. Ya sin jefe, la expedición no podía seguir a<strong>de</strong>lante.<br />
Los <strong>de</strong> a bordo resolvieron regresar, llegando <strong>de</strong> arribada forzosa a<br />
las costas <strong>de</strong> Jalisco, don<strong>de</strong> don Nuño Beltrán <strong>de</strong> Guzmán, una vez<br />
más, se apo<strong>de</strong>ró <strong>de</strong>l Concepción y <strong>de</strong> cuanto llevaba, incluso<br />
numerosos ejemplares <strong>de</strong> conchas y perlas que la tripulación había<br />
recogido en las playas <strong>de</strong> Baja California.<br />
46 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
Disgustado Cortés por los procedimientos <strong>de</strong>l gobernador <strong>de</strong><br />
Nueva Galicia, con el intento <strong>de</strong> rescatar sus bienes y proseguir sus<br />
<strong>de</strong>scubrimientos, tomó en persona el mando <strong>de</strong> una nueva<br />
expedición. Los navíos Santa Águeda, San Lázaro y Santo Tomás,<br />
fueron enviados al puerto <strong>de</strong> Chiametla, en <strong>Sinaloa</strong>, don<strong>de</strong> <strong>de</strong>bía<br />
encontrarlos el marqués <strong>de</strong>l Valle, quien salió por tierra para dicho<br />
lugar con un contingente respetable <strong>de</strong> fuerzas montadas y <strong>de</strong><br />
peones.<br />
En tierras <strong>de</strong> Nueva Galicia, Cortés y Nuño Beltrán <strong>de</strong><br />
Guzmán ajustaron sus <strong>de</strong>savenencias, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> lo cual el primero<br />
se hizo a la mar en el puerto don<strong>de</strong> lo esperaban sus navíos, el 18 <strong>de</strong><br />
abril <strong>de</strong> 1535, tomando el rumbo <strong>de</strong>l golfo <strong>de</strong> California.<br />
Estéril e infortunada fue esta tercera expedición: lo primero,<br />
porque se limitó a recorrer la ruta <strong>de</strong> Fortún Jiménez, sin anotar<br />
ningún nuevo dato geográfico; lo segundo, porque fueron muchas<br />
las penalida<strong>de</strong>s y peligros a que se vio sometida y consi<strong>de</strong>rables las<br />
pérdidas <strong>de</strong> bienes que sufrió, entre ellas el naufragio <strong>de</strong>l San<br />
Lorenzo frente a las costas <strong>de</strong> Jalisco.<br />
La adversidad, sin embargo, no había adquirido fuerza bastante<br />
para domeñar los arrestos <strong>de</strong>l conquistador, quien en renovado<br />
empeño, con impertérrita actividad se dio a formar una nueva<br />
escuadrilla en el puerto <strong>de</strong> Acapulco, con los buques Santa Águeda,<br />
Santo Tomás y Trinidad la que, concluidos los preparativos, al<br />
mando <strong>de</strong> Francisco <strong>de</strong> Ulloa zarpó el 8 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1539, con<br />
<strong>de</strong>stino a la zona <strong>de</strong> los <strong>de</strong>scubrimientos.<br />
En el viaje, primero se perdió el Santo Tomás, corriendo <strong>de</strong>spués<br />
igual suerte el Trinidad con su capitán Ulloa. El Santa Águeda,<br />
única embarcación que se salvó, volvió al puerto <strong>de</strong> partida, don<strong>de</strong><br />
fon<strong>de</strong>ó a fines <strong>de</strong>l mes <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong>l año <strong>de</strong> 1540.<br />
Si <strong>de</strong>sgraciada fue esta expedición en cuanto a sacrificios <strong>de</strong><br />
intereses y vidas, tuvo un cambio la significación afortunada <strong>de</strong> un<br />
rotundo triunfo geográfico. En efecto, un extenso y dramático<br />
recorrido logró reconocer y explorar una gran parte <strong>de</strong> las costas <strong>de</strong><br />
Sonora y <strong>Sinaloa</strong>, así como el litoral oriental <strong>de</strong> la península<br />
californiana, ro<strong>de</strong>ar ésta por su extremo meridional, ascen<strong>de</strong>r hacia<br />
el norte bor<strong>de</strong>ando su costa occi<strong>de</strong>ntal hasta el cabo <strong>de</strong>l Engaño, o<br />
sea más o menos el paralelo 28 grados.<br />
Como coronamiento <strong>de</strong> los progresos hasta aquí alcanzados, el 9<br />
<strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1540 salieron <strong>de</strong> Acapulco, enviados por el virrey don<br />
Antonio Mendoza, los barcos San Pedro y Santa Catalina, a las<br />
ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> Hernando <strong>de</strong> Alarcón, acompañado <strong>de</strong>l piloto Domingo<br />
Colección Rescate 47
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
<strong>de</strong>l Castillo. Esta expedición, costeando el litoral <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong> y<br />
Sonora, se internó en el Golfo <strong>de</strong> California hasta la <strong>de</strong>sembocadura<br />
<strong>de</strong>l río Colorado, con un bajel exploró dicho río a distancia<br />
consi<strong>de</strong>rable, y en <strong>de</strong>scenso hacia el Sur reconoció <strong>de</strong>tenidamente<br />
las costas orientales <strong>de</strong> la península.<br />
A su regreso, Domingo <strong>de</strong>l Castillo levantó la carta <strong>de</strong> su viaje<br />
aprovechando los últimos datos que él recogió y los abundantes y<br />
valiosos que produjeron las expediciones <strong>de</strong> Cortés. En esta carta, la<br />
más antigua que se conoce <strong>de</strong> nuestras costas occi<strong>de</strong>ntales, pue<strong>de</strong><br />
verse ya en su total <strong>de</strong>sarrollo el litoral sinaloense.<br />
48 Colección Rescate
Cabeza <strong>de</strong> Vaca<br />
Alvar Núñez<br />
Ignacio Elenes Gaxiola<br />
A<br />
ntes <strong>de</strong> 1540 se llevaron al cabo otras expediciones <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
Culiacán hacia el Norte <strong>de</strong> la primitiva <strong>Sinaloa</strong>, pero ninguna<br />
registra hechos notables y trascen<strong>de</strong>ntes hasta la aparición, en<br />
1536, <strong>de</strong> Alvar Núñez Cabeza <strong>de</strong> Vaca, Alonso <strong>de</strong>l Castillo<br />
Maldonado, Andrés Dorantes <strong>de</strong> Carranza y el negro Esteban,<br />
quienes, atravesando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> La Florida, Estados Unidos, viajaron a<br />
pie hasta el río Yaqui, en cuyas orillas encontraron huellas <strong>de</strong><br />
cristianos.<br />
Estos trotamundos formaron parte <strong>de</strong> la expedición <strong>de</strong> Pánfilo <strong>de</strong><br />
Narváez a La Florida, en 1528, la que, como es sabido, fracasó<br />
trágicamente al naufragar los barcos, no quedando con vida sino los<br />
cuatro hombres mencionados, que con mil penalida<strong>de</strong>s, casi<br />
<strong>de</strong>snudos, con las barbas crecidas, anduvieron durante ocho años<br />
recorriendo el continente hasta arribar a Sonora, don<strong>de</strong> Alonso <strong>de</strong>l<br />
Castillo Maldonado vio pendiente <strong>de</strong>l cuello <strong>de</strong> un indio una hebilla<br />
<strong>de</strong> talabarte <strong>de</strong> espada, y cosido a ella un clavo <strong>de</strong> herrar.<br />
Hechas las averiguaciones <strong>de</strong>l caso sobre la proce<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> esos<br />
objetos, supieron que eran <strong>de</strong> un hombre con barbas, como ellos, que los<br />
traían cuando alancearon a dos indígenas. Preguntándoles<br />
disimuladamente, los naturales refirieron que aquellos blancos se habían<br />
ido por mar “y que <strong>de</strong>spués los vieron ir por cima, hacia la puesta <strong>de</strong>l<br />
sol”.<br />
Tales noticias, como es <strong>de</strong> suponerse, produjeron gran alegría a<br />
Cabeza <strong>de</strong> Vaca y a sus compañeros. Sin embargo, no <strong>de</strong>jaron <strong>de</strong>
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
tener cierta <strong>de</strong>sconfianza ya que hacía largos ocho años que<br />
carecían <strong>de</strong> informes sobre blanco alguno. Los náufragos eran<br />
seguidos por cientos <strong>de</strong> indios, que los habían venido acompañando<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> largas distancias, reverenciándolos como si fueran dioses.<br />
La tierra que recorrieron <strong>de</strong>l río Yaqui hacia el sur, la<br />
encontraron <strong>de</strong>spoblada “porque los moradores <strong>de</strong> ella andaban<br />
huyendo por la sierra, sin osar tener casa, ni labrar, por miedo <strong>de</strong> los<br />
cristianos”, dice sinceramente Cabeza <strong>de</strong> Vaca en su Relación.<br />
Los náufragos enviaron algunos mensajeros indígenas a inquirir,<br />
siguiendo su peregrinación, hasta que encontraron nuevas huellas <strong>de</strong><br />
la existencia <strong>de</strong> hombres blancos que los llenó <strong>de</strong> alegría, pero<br />
Cabeza <strong>de</strong> Vaca <strong>de</strong>ja constancia <strong>de</strong> lo que sigue, al escribir <strong>de</strong>spués:<br />
Fue cosa que tuvimos muy gran lástima viendo la tierra muy fértil y muy<br />
hermosa, y muy llena <strong>de</strong> aguas y <strong>de</strong> ríos, y ver los lugares <strong>de</strong>spoblados y<br />
quemados, y la gente tan flaca y enferma, huida y escondida toda; y como<br />
no sembraban, con tanta hambre, se mantenían con cortezas <strong>de</strong> árboles y<br />
raíces.<br />
Era que los conquistadores <strong>de</strong>l norte <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong> habían<br />
incendiado poblados y aprehendían a los naturales, enca<strong>de</strong>nándolos,<br />
para <strong>de</strong>spués ven<strong>de</strong>rlos como esclavos. Y en su larga peregrinación,<br />
los compañeros <strong>de</strong> Cabeza <strong>de</strong> Vaca eran vistos con respeto por los<br />
naturales, pues habían quedado maravillados <strong>de</strong> las curaciones que<br />
hacían. Las crónicas cuentan que en un lejano lugar Cabeza <strong>de</strong> Vaca<br />
“hizo el milagro <strong>de</strong> resucitar a un indio, y por todos estos servicios<br />
los seguían en largas caravanas <strong>de</strong> ellos y los obsequiaban y<br />
miraban con veneración”.<br />
Los mismos mensajeros que habían visto a los blancos les<br />
sirvieron <strong>de</strong> guías para llevarlos cerca <strong>de</strong> los cristianos y<br />
ciertamente llegaron a orillas <strong>de</strong> un río que Cabeza <strong>de</strong> Vaca llama<br />
Putatán, pero que no era sino el río El Fuerte. Y habiendo llegado a<br />
un punto que no nombra dos compañeros se quedaron en el,<br />
mientras Cabeza <strong>de</strong> Vaca, el negro Estebanico y once indios,<br />
siguieron caminando hacia el Sur. Pasaron por tres pueblos don<strong>de</strong><br />
habían dormido los españoles, y al otro día, en la mañana “alcancé<br />
—dice Cabeza <strong>de</strong> Vaca en su crónica— cuatro cristianos <strong>de</strong> a<br />
caballo, que recibieron gran alteración y verme tan extrañamente<br />
vestido y en compañía <strong>de</strong> indios. Estuviéronme mirándome mucho<br />
espacio <strong>de</strong> tiempo, tan atónitos, que ni me hablaban ni acertaron a<br />
preguntarme nada” .<br />
50 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
Después Cabeza <strong>de</strong> Vaca fue llevado a la presencia <strong>de</strong>l capitán<br />
Diego <strong>de</strong> Alcaraz, yendo con él Lázaro <strong>de</strong> Cebreros, siendo el punto<br />
don<strong>de</strong> se registró el encuentro Ojitos, rancho situado a siete u ocho<br />
leguas al sur <strong>de</strong> El Fuerte, en el antiguo camino nacional que<br />
recorrían las diligencias.<br />
El capitán Alcaraz le manifestó que andaba perdido y que “no<br />
había tomado indios”. Una vez entre blancos, Cabeza <strong>de</strong> Vaca les<br />
pidió que le hicieran constar el día, el mes y el año en que los<br />
encontró, apuntando él <strong>de</strong>spués: “un lugar distante <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong><br />
cristianos que se llama Sant Miguel, treinta leguas”, refiriéndose a<br />
San Miguel <strong>de</strong> Culiacán, la villa fundada por don Nuño Beltrán <strong>de</strong><br />
Guzmán.<br />
Cabeza <strong>de</strong> Vaca tuvo algunos altercados con el capitán Diego <strong>de</strong><br />
Alcaraz, porque intentó aprehen<strong>de</strong>r a los indios que lo<br />
acompañaban, con la intención <strong>de</strong> <strong>de</strong>spués ven<strong>de</strong>rlos, haciendo<br />
saber a ellos que los recién llegados eran iguales: hombres blancos.<br />
Y agrega en su Crónica el célebre náufrago:<br />
que los españoles mentían, se <strong>de</strong>cían unos a otros, porque nosotros<br />
veníamos <strong>de</strong> don<strong>de</strong> salía el sol, y ellos <strong>de</strong> don<strong>de</strong> se pone; y que nosotros<br />
sanábamos los enfermos, y ellos mataban a los que estaban sanos; y que<br />
nosotros veníamos <strong>de</strong>snudos y <strong>de</strong>scalzos, y ellos vestidos y en caballos y<br />
con lanzas; y que nosotros no teníamos codicia <strong>de</strong> ninguna cosa, antes<br />
todo cuanto nos daban tornábamos luego a dar y con nada nos<br />
quedábamos y los otros no tenían otro fin, sino robar todo cuanto hallaban<br />
y nunca daban nada a nadie.<br />
Con Cabeza <strong>de</strong> Vaca y sus compañeros vinieron más <strong>de</strong><br />
cuatrocientos indios pimas, que no quisieron regresar a sus tierras,<br />
permaneciendo en <strong>Sinaloa</strong> don<strong>de</strong> fundaron a orillas <strong>de</strong>l río <strong>de</strong> su<br />
nombre dos pueblos que llevaron los nombres <strong>de</strong> Apucha y<br />
Popucha, los que <strong>de</strong>saparecieron sin <strong>de</strong>jar huellas <strong>de</strong> su existencia.<br />
Cuando vieron los misioneros, es probable que, para facilitar su<br />
conversión, los hayan llevado a Bamoa, don<strong>de</strong> en tiempos <strong>de</strong> la<br />
Colonia sus habitantes indígenas hablaban la lengua pima, según el<br />
historiador Eustaquio Buelna.<br />
Antes <strong>de</strong> llegar a la villa <strong>de</strong> Culiacán, Cabeza <strong>de</strong> Vaca y sus<br />
compañeros encontraron a su Alcal<strong>de</strong> Mayor, don Melchor Díaz, en<br />
un poblado que no menciona la Relación. Todavía transcurrieron<br />
algunos días más, que se <strong>de</strong>dicaron a exhortar a los indios para que<br />
se entregaran <strong>de</strong> paz, y por fin Cabeza <strong>de</strong> Vaca y sus tres<br />
compañeros llegaron a la villa <strong>de</strong> San Miguel <strong>de</strong> Culiacán, don<strong>de</strong> el<br />
Colección Rescate 51
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
primero hizo <strong>de</strong>claración jurada ante Notario <strong>de</strong> su portentoso viaje<br />
a través <strong>de</strong>l Continente Americano, firmándola el 15 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong><br />
1536.<br />
Después siguieron su marcha rumbo a Compostela, don<strong>de</strong> se<br />
entrevistaron con don Nuño Beltrán <strong>de</strong> Guzmán, a quien <strong>de</strong> viva<br />
voz hicieron historia <strong>de</strong> su recorrido, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que naufragaron frente a<br />
La Florida, junto con la flota <strong>de</strong> Pánfilo <strong>de</strong> Narváez, en cuyo<br />
<strong>de</strong>sastre se perdieron cinco navíos don<strong>de</strong> perecieron 597 hombres,<br />
habiéndose salvado únicamente ellos. Después se trasladaron a la<br />
capital <strong>de</strong> la Nueva España, don<strong>de</strong> el virrey don Antonio <strong>de</strong><br />
Mendoza escuchó el relato <strong>de</strong> sus portentosas aventuras, naciendo<br />
allí la leyenda <strong>de</strong> las siete ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Cíbola y Quivira, que fue<br />
imán para que se originaran posteriores expediciones a la conquista <strong>de</strong><br />
riquezas y <strong>de</strong> tierras, siendo la primera la encabezada por fray Marcos <strong>de</strong><br />
Niza, acompañado <strong>de</strong>l negro Estebanico, quienes salieron <strong>de</strong> Culiacán el<br />
día 7 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1539, muriendo el segundo en el largo recorrido.<br />
Fray Marcos <strong>de</strong> Niza regresó a la capital <strong>de</strong> la Nueva España,<br />
dando una información falsa, llena <strong>de</strong> audacia y <strong>de</strong> colorido, la que<br />
movió al virrey don Antonio <strong>de</strong> Mendoza a organizar una segunda<br />
expedición que puso al mando <strong>de</strong> don Francisco Vázquez <strong>de</strong><br />
Coronado, quien entonces era gobernador <strong>de</strong> la Nueva Galicia, sin<br />
lograr jamás encontrar las quiméricas siete ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Cíbola y<br />
Quivira. Salió esta expedición <strong>de</strong> la villa <strong>de</strong> Culiacán el día 22 <strong>de</strong><br />
abril <strong>de</strong> 1540, habiendo llegado hasta lo que hoy es el Estado <strong>de</strong><br />
Kansas, en los Estados Unidos <strong>de</strong> América.<br />
52 Colección Rescate
Maestro<br />
Enrique González Rojo<br />
E<br />
n medio <strong>de</strong> la frente,<br />
la arruga<br />
como una herida al pensamiento.<br />
La mirada encendida es una<br />
lámpara en vela.<br />
Y nosotros callados ante la faz meditabunda,<br />
ante la boca cerrada y firme,<br />
ante las manos, sobre la mesa juntas.<br />
Una palabra que <strong>de</strong>spierta<br />
los pájaros <strong>de</strong> la duda;<br />
y la estancia se puebla <strong>de</strong> rumores <strong>de</strong>l aire<br />
y vuelan en <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n las preguntas.<br />
El silencio se olvida con las horas,<br />
en un regreso <strong>de</strong> nevadas plumas.
Francisco <strong>de</strong> Ibarra<br />
Antonio Nakayama<br />
D<br />
on Francisco <strong>de</strong> Ibarra, al aparecer en el escenario histórico <strong>de</strong>l<br />
noroeste <strong>de</strong> México, como gobernador y capitán general <strong>de</strong> la<br />
Nueva Vizcaya, tenía ya firmes antece<strong>de</strong>ntes como soldado,<br />
como explorador, como fundador <strong>de</strong> ciuda<strong>de</strong>s, como minero y es, por<br />
sus activida<strong>de</strong>s colonizadoras, una estrella rutilante que culmina y<br />
perdura en los fastos <strong>de</strong> la historia sinaloense.<br />
Fue don Francisco <strong>de</strong> Ibarra “criado e industriado” en la casa <strong>de</strong><br />
su tío el comendador don Diego <strong>de</strong> Ibarra, fundador <strong>de</strong> Zacatecas, y<br />
sirvió <strong>de</strong> paje al virrey don Luis <strong>de</strong> Velasco, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> salió “bien<br />
doctrinado, hábil y suficiente”.<br />
No era ya un bisoño como explorador y aventurero si se quiere<br />
don Francisco <strong>de</strong> Ibarra, cuando el virrey le expidió en julio <strong>de</strong><br />
1562 sus provisiones, nombrándolo gobernador y capitán general <strong>de</strong><br />
aquellos territorios que <strong>de</strong>scubriese y poblase, en el norte y noroeste<br />
<strong>de</strong> Zacatecas, con cuyas conquistas integró el flamante conquistador<br />
el reino <strong>de</strong> la Nueva Vizcaya, que tuvo por capital la ciudad <strong>de</strong><br />
Guadiana, <strong>de</strong>spués llamada Durango.<br />
Todas sus activida<strong>de</strong>s las <strong>de</strong>sarrolló don Francisco <strong>de</strong> Ibarra con<br />
el respaldo económico y moral <strong>de</strong> su po<strong>de</strong>roso tío el comendador; y<br />
no fue sino hasta por el año <strong>de</strong> 1564 cuando, al trasponer la fragosa<br />
Sierra Madre Occi<strong>de</strong>ntal por la vía <strong>de</strong> Topia, a la cabeza <strong>de</strong> cien<br />
hombres <strong>de</strong> armas, llegó a las fronteras <strong>de</strong> la Provincia <strong>de</strong> Culiacán,<br />
a don<strong>de</strong> acudió con gran diligencia en su recibimiento don Pedro <strong>de</strong>
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
Tobar, alcal<strong>de</strong> mayor y vecino principal <strong>de</strong> la villa que fundara don<br />
Nuño Beltrán <strong>de</strong> Guzmán.<br />
Fue precisamente don Pedro <strong>de</strong> Tobar quien, con una gran<br />
comprensión <strong>de</strong> la realidad, aconsejó a Ibarra que fuera a poblar las<br />
ricas provincias <strong>de</strong> Cinaro o la <strong>de</strong> Chametla, aun cuando con<br />
respecto a la última se ofrecía el impedimento legal <strong>de</strong> que ya se<br />
había dado mandato <strong>de</strong> ella al doctor Pedro Morones, por lo cual no<br />
figuraba en las provisiones <strong>de</strong>l virrey otorgadas al gobernador <strong>de</strong> la<br />
Nueva Vizcaya.<br />
Cinaro es el nombre con que Baltasar <strong>de</strong> Obregón, historiador <strong>de</strong><br />
las conquistas <strong>de</strong> Ibarra, <strong>de</strong>signa a la zona o territorio don<strong>de</strong> vivían<br />
los indios sinaloas. A esa región norteña se dirigió el gobernador <strong>de</strong><br />
la Nueva Vizcaya, siguiendo la ruta <strong>de</strong> Mocorito, Petatlán, Ocoroni,<br />
Cigüeco y llegó al punto llamado Carapoa, don<strong>de</strong> actualmente se<br />
halla la ciudad <strong>de</strong> El Fuerte, y allí en nombre <strong>de</strong>l rey <strong>de</strong> España<br />
fundó solemnemente la villa <strong>de</strong> San Juan Bautista <strong>de</strong> Cinaro,<br />
llamada también San Juan Bautista <strong>de</strong> Carapoa.<br />
El cronista Andrés Pérez <strong>de</strong> Ribas, en su monumental obra Los<br />
triunfos <strong>de</strong> Nuestra Santa Fe, hablando <strong>de</strong> esa fundación dice<br />
textualmente:<br />
Con buen número <strong>de</strong> soldados entró por la Provincia <strong>de</strong> sinaloa, andúvola<br />
toda y visitó sus naciones; recibiéndole <strong>de</strong> paz y él se las prometió. Y<br />
viéndola poblada <strong>de</strong> tanta gente, y que gozaba caudalosos ríos: y que los<br />
colores con que se embijaban y pintaban los indios, daban señales <strong>de</strong><br />
minas, porque esos colores los sacan <strong>de</strong> ellas, <strong>de</strong>terminó <strong>de</strong>jar poblada una<br />
villa, en el río que llaman <strong>de</strong> Zuaque y en un puesto llamado Carapoa, y<br />
con título <strong>de</strong> San Juan Bautista, la <strong>de</strong>jó asentada.<br />
El gobernador Ibarra, al tener conocimiento <strong>de</strong> que el doctor<br />
Pedro Morones había fallecido, puso sus ojos en la Provincia <strong>de</strong><br />
Chametla, adon<strong>de</strong> enseguida se dirigió, <strong>de</strong>jando la villa <strong>de</strong> San Juan<br />
Bautista a cargo <strong>de</strong> su lugarteniente, capitán Antonio Sotelo <strong>de</strong><br />
Betanzos, quien construyó la obra <strong>de</strong>l primer fuerte, exploró aún<br />
más la comarca, <strong>de</strong>scubrió minas y puso en or<strong>de</strong>n a los vecinos, que<br />
se habían impacientado porque no todos habían recibido<br />
encomiendas.<br />
Don Francisco <strong>de</strong> Ibarra, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> pasar por la villa <strong>de</strong> San<br />
Miguel <strong>de</strong> Culiacán, don<strong>de</strong> fue nuevamente agasajado por don<br />
Pedro <strong>de</strong> Tobar, llegó a la Provincia <strong>de</strong> Chametla, don<strong>de</strong> fundó la<br />
villa <strong>de</strong> San Sebastián, hoy Concordia, el día 20 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1566, a<br />
56 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
la que afluyeron <strong>de</strong> inmediato numerosos mineros que comenzaron<br />
a trabajar las ricas vetas <strong>de</strong> las minas <strong>de</strong> Charcas y <strong>de</strong> Pánuco.<br />
Puso el gobierno <strong>de</strong> la Provincia en manos <strong>de</strong> don Hernando <strong>de</strong><br />
Trejo, or<strong>de</strong>nó la manera <strong>de</strong> cómo <strong>de</strong>bían hacerse los repartimientos<br />
y <strong>de</strong>jó encarrilados los trabajos <strong>de</strong> las minas reglamentando la<br />
prestación <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> los indígenas, y nuevamente regresó<br />
al norte, a San Juan Bautista <strong>de</strong> Carapoa, para empren<strong>de</strong>r la<br />
expedición a “Los Llanos <strong>de</strong> las Vacas”, mo<strong>de</strong>sto nombre alusivo a<br />
las manadas <strong>de</strong> búfalos que cruzaban las pra<strong>de</strong>ras <strong>de</strong> Arizona,<br />
Nuevo México y Texas.<br />
Al frente <strong>de</strong> sesenta soldados españoles escogidos, a la vez que<br />
expertos mineros entre ellos, salió don Francisco <strong>de</strong> Ibarra <strong>de</strong>l<br />
fuerte <strong>de</strong> San Juan Bautista <strong>de</strong> Carapoa, el primero <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong><br />
1576, rumbo al norte, explorando el curso superior <strong>de</strong>l río Mayo,<br />
llegando, tras <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s penalida<strong>de</strong>s, hasta más allá <strong>de</strong> nuestra<br />
actual frontera con la Unión Americana, hasta las márgenes <strong>de</strong>l río<br />
Gila, y por último cruzó las pra<strong>de</strong>ras don<strong>de</strong> los apaches perseguían<br />
las manadas <strong>de</strong> búfalos, recorriendo parte <strong>de</strong> las comarcas <strong>de</strong>scubiertas<br />
por Francisco Vázquez <strong>de</strong> Coronado, regresando por haberse presentado<br />
síntomas <strong>de</strong> <strong>de</strong>scontento entre sus soldados.<br />
Para arraigar a los pocos pobladores que quedaban en San Juan<br />
Bautista, el gobernador Ibarra procedió a repartirles encomiendas en<br />
los diversos pueblos indígenas <strong>de</strong> la comarca, regresando con los<br />
que no alcanzaron repartimiento alguno a Chametla. Después <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
San Sebastián mandó una columna expedicionaria para que<br />
incursionara en la sierra <strong>de</strong>l Nayar, <strong>de</strong> uno a otro extremo,<br />
explorando sus recursos mineros, sin obtener resultados<br />
satisfactorios por la tenaz resistencia <strong>de</strong> los indios coras y<br />
huicholes, quienes todavía por muchos años lograron conservar su<br />
in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia.<br />
En todas sus expediciones don Francisco <strong>de</strong> Ibarra se hacía<br />
acompañar <strong>de</strong> frailes franciscanos, <strong>de</strong>jando en cada poblado que<br />
fundaba una capilla o un convento. Des<strong>de</strong> sus años mozos la salud<br />
<strong>de</strong>l célebre conquistador fue minándose por la tuberculosis. Murió<br />
en Pánuco, el 17 <strong>de</strong> agosto <strong>de</strong> 1573. Su testamento revela <strong>de</strong>talles<br />
interesantes <strong>de</strong> su carácter, <strong>de</strong> su espíritu cristiano y <strong>de</strong> la nobleza<br />
<strong>de</strong> sus sentimientos.<br />
En ese testamento repartió parte <strong>de</strong> sus bienes entre los indios<br />
que le sirvieron; or<strong>de</strong>nó pagar cada una <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>udas hasta la más<br />
insignificante, y apuntó que en caso <strong>de</strong> no encontrar vivas a las<br />
personas a quienes les <strong>de</strong>bía, el dinero se aplicara en oficiar misas<br />
Colección Rescate 57
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
para el sufragio <strong>de</strong> sus almas. Las riquezas que adquirió en Nueva<br />
España las <strong>de</strong>jó a sus hermanos María Ibáñez <strong>de</strong> Ibarra y Juan<br />
Ibarra, resi<strong>de</strong>ntes en la villa <strong>de</strong> Hibar. A otra hermana, que vivía en<br />
Vizcaya, le <strong>de</strong>jó mil ducados <strong>de</strong> oro, así como también otorgó<br />
valiosas donaciones a todos los templos <strong>de</strong> la Nueva Vizcaya.<br />
La fortuna que heredó <strong>de</strong> sus padres la <strong>de</strong>jó a su tío don Diego <strong>de</strong><br />
Ibarra, porque se creía <strong>de</strong>udor <strong>de</strong>l dinero que él había empleado<br />
para sus exploraciones en el noroeste. Finalmente or<strong>de</strong>nó en su<br />
testamento que su cadáver fuera sepultado, si moría en Chametla,<br />
en la iglesia <strong>de</strong> San Sebastián; si en Durango, en la iglesia <strong>de</strong> allá,<br />
pero temporalmente, ya que <strong>de</strong>seaba dormir el sueño eterno en el<br />
monasterio <strong>de</strong> Santo Domingo, en la capilla construida por su tío<br />
don Diego.<br />
Algunos historiadores aseguran que, al correr <strong>de</strong> los años, los<br />
restos <strong>de</strong> don Francisco <strong>de</strong> Ibarra fueron llevados por don Martín<br />
López <strong>de</strong> Ibarra al Monasterio <strong>de</strong> Santo Domingo, cumpliendo su<br />
última voluntad, pero la verdad es que posiblemente <strong>de</strong>scansen<br />
todavía en la antigua iglesia <strong>de</strong> Pánuco, en una tumba anónima.<br />
El gallardo capitán vizcaíno, fundador <strong>de</strong> San Juan Bautista <strong>de</strong><br />
Carapoa, Sain Alto, San Miguel, El Bautismo, Durango, Nombre <strong>de</strong><br />
Dios, San Sebastián, Copala y Pánuco, fue llamado por los<br />
historiadores el Fénix <strong>de</strong> los Conquistadores.<br />
58 Colección Rescate
Capítulo Dieciséis<br />
Baltasar <strong>de</strong> Obregón<br />
B<br />
altasar <strong>de</strong> Obregón nació en la ciudad <strong>de</strong> México, <strong>de</strong><br />
padres españoles, en el año <strong>de</strong> 1544. Des<strong>de</strong> joven fue<br />
audaz, aventurero y valiente. Por su vida y sus hazañas y<br />
por el entusiasmo incontenible que puso en todos sus actos, es un<br />
bello y típico ejemplar <strong>de</strong> su época: a los diecinueve años tomó<br />
parte en una expedi-ción a California con don Antonio <strong>de</strong> Luna, y a<br />
su regreso, En 1564, con el noble don Francisco <strong>de</strong> Ibarra realizó el<br />
portento <strong>de</strong> su hazaña: conquista <strong>de</strong> gran parte <strong>de</strong> Durango, <strong>Sinaloa</strong> y<br />
Sonora y busca <strong>de</strong> las Siete Ciuda<strong>de</strong>s, viajes esplendorosos en que se<br />
fundaron las villas <strong>de</strong> Chiametla, San Sebastián (Concordia) y San Juan<br />
Bautista <strong>de</strong> Carapoa (El Fuerte), que aún subsisten.<br />
Esta aventura gloriosa la consigna en los “Descubri-mientos<br />
Antiguos y Mo<strong>de</strong>rnos <strong>de</strong> la Nueva España”, en los que se muestra<br />
notable historiador, cronológicamente el primero <strong>de</strong> México, este<br />
valiente y gallardo conquistador don Baltasar <strong>de</strong> Obregón.<br />
Por haber <strong>de</strong>sarrollado sus principales activida<strong>de</strong>s en el<br />
Noroeste <strong>de</strong>l país, y por haber escrito sus hazañas dando a conocer<br />
su geografía, razas, costumbres y recursos, es un precursor <strong>de</strong> fray<br />
Andrés Pérez <strong>de</strong> Ribas; y por haber amado a <strong>Sinaloa</strong>, don<strong>de</strong> ilustró<br />
su vida con hechos notables, nos pertenece por sus obras y por su<br />
gloria. Suyo es el capítulo <strong>de</strong> los “Descubrimientos” que a<br />
continuación insertamos.<br />
Que trata <strong>de</strong>l recibimiento que hicieron la justicia, regimiento y<br />
vecinos <strong>de</strong> la villa <strong>de</strong> San Miguel <strong>de</strong> Culiacán y <strong>de</strong> los muchos<br />
servicios que hizo don Pedro <strong>de</strong> Tobar a vuestra majestad y los
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
gastos que hizo con el gobernador y sus soldados, por cuya causa se<br />
sustentó y pobló la provincia <strong>de</strong> Chiametla y Cinaro.<br />
Habiendo <strong>de</strong>jado el gobernador 1 fundada la villa <strong>de</strong> Cinaro 2 con<br />
muy cristianos términos medios y concierto, sin muertes, guerras ni<br />
<strong>de</strong>rramamientos <strong>de</strong> sangre, acordó ir a poblar, conquistar y ganar la<br />
provincia y comarca <strong>de</strong> Chiametla, <strong>de</strong> la cual había mucha noticia<br />
<strong>de</strong> ricas minas por cuya causa fue muy codiciada <strong>de</strong> muchas<br />
personas para conquistarla.<br />
Y para ponerlo en efecto se <strong>de</strong>spidió <strong>de</strong> el maeso <strong>de</strong> campo,<br />
justicia y soldados, encargóles la paz, amor y concordia entre ellos<br />
y la naturaleza a los cuales les previno y mandó obe<strong>de</strong>ciesen al<br />
maeso <strong>de</strong> campo, justicia y soldados con apercibimiento que si<br />
excedían <strong>de</strong> lo que les <strong>de</strong>jaba mandado, los castigaría, para cuyo<br />
efecto volverían con brevedad con mucha suma <strong>de</strong> soldados que<br />
tenía prevenidos. Después <strong>de</strong> cuyos apercibimientos partió,<br />
marchando por sus jornadas ordinarias hasta la villa <strong>de</strong> Culiacán en<br />
la cual tuvieron noticia <strong>de</strong> su ida la justicia, regimiento y vecinos <strong>de</strong><br />
ella y don Pedro <strong>de</strong> Tobar 3 . Todos los cuales acordaron gratificar a<br />
el gobernador los buenos y provechosos servicios y buena obra en<br />
servicio <strong>de</strong> Vuestra Sacra, Cesárea, Católica Real Majestad 4 y los<br />
vecinos y moradores <strong>de</strong> la villa <strong>de</strong> Culiacán los cuales le recibieron<br />
con el recibimiento, regalo y respeto necesario y con solemnidad,<br />
amor y ofrecimiento posible, ofreciéndole sus personas, casas y<br />
posible y muy particular lo que fuere necesario <strong>de</strong> favor y ayuda en<br />
nombre <strong>de</strong> Vuestra Sacra, Cesárea, Católica Real Majestad, para<br />
cuyo efecto los hallaría obedientes a su voluntad.<br />
El gobernador los recibió con mucho amor, respeto y gratitud<br />
particularmente a don Pedro <strong>de</strong> Tobar, caballero en quien concurría<br />
mucha cristiandad, honor y generosidad el cual le hizo el<br />
ofrecimiento que los <strong>de</strong>más con tan verda<strong>de</strong>ro hecho y obras que sin<br />
ellas y su ayuda y socorro no fuera posible poblar las villas <strong>de</strong><br />
Cinaro y Chiametla, mayormente que acudió con el amparo, socorro<br />
y regalo que hizo <strong>de</strong> ordinario a su persona y soldados, sin el cual es<br />
cierto lo <strong>de</strong>sampararan la mayor parte y fue parte que se poblasen<br />
por su parecer y persuasión y consejo.<br />
Entrado a la villa, llevó a su casa al gobernador y a la mayor<br />
parte <strong>de</strong> los soldados en la cual los aposentó y regaló, vistió y dió<br />
todo lo necesario <strong>de</strong> caballos, ropa y otras muchas cosas necesarias,<br />
lo cual fué y duró tiempo y espacio <strong>de</strong> seis años sin <strong>de</strong>jar <strong>de</strong><br />
hospedarlos, ayudarlos y animarlos en sus trabajos <strong>de</strong> conquista.<br />
60 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
Para cuyo efecto tenía una casa <strong>de</strong>dicada y señalada junto a la<br />
suya, todo a fin y en<strong>de</strong>rezado al servicio <strong>de</strong> Dios, Nuestro Señor, en<br />
la conversión <strong>de</strong> los naturales y al <strong>de</strong> Nuestra S. C. C. Majestad, en<br />
el aumento <strong>de</strong> la real hacienda y vasallos y bien común <strong>de</strong> los <strong>de</strong> la<br />
villa, todo con mucho gasto, ánimo y generosidad.<br />
Era Tobar el más virtuoso y cabal caballero que había en aquel<br />
reino, fue casado con doña Francisca <strong>de</strong> Guzmán, hija <strong>de</strong> Gonzalo<br />
<strong>de</strong> Guzmán, gobernador que fue <strong>de</strong> Cuba, señora <strong>de</strong> mucha<br />
cristiandad, valor, discreción y hermosura y en todo perfectísima,<br />
<strong>de</strong> manera que dava su par en aquellas partes, en todo género <strong>de</strong><br />
virtud y calidad.<br />
De esta villa <strong>de</strong>spachó el gobernador mensajeros a su tío Diego<br />
<strong>de</strong> Ibarra 5 y por carta le dio cuenta y razón <strong>de</strong> el suceso, acuerdo<br />
hecho <strong>de</strong> su viaje y <strong>de</strong> lo que <strong>de</strong>jaba conquistado y poblado y <strong>de</strong> la<br />
<strong>de</strong>terminación que tenía <strong>de</strong> poblar la provincia <strong>de</strong> Chiametla, lo cual<br />
no era posible sin su favor y ayuda e representóle el gran servicio<br />
que haría a Dios nuestro señor y a la imperial corona <strong>de</strong> la Sacra,<br />
Cesárea, Católica Real Majestad <strong>de</strong>l emperador, nuestro señor, <strong>de</strong><br />
gloriosa memoria, para cuyo efecto era necesario su socorro, favor<br />
y ayuda.<br />
El comendador Diego <strong>de</strong> Ibarra satisfizo a su <strong>de</strong>manda con todo<br />
lo necesario <strong>de</strong> ropa, herraje, calzado y munición para los soldados<br />
con lo cual y cantidad <strong>de</strong> ropa y caballos que tomó fiado en la villa<br />
<strong>de</strong> Culiacán, pobló la villa e provincia <strong>de</strong> Chiametla sin el cual<br />
socorro dudo fuera posible poblarla, porque estaba el gobernador y<br />
soldados muy necesitados. Aumentó soldados <strong>de</strong> Culiacán, <strong>de</strong>l<br />
Reino <strong>de</strong> Galicia 6 , <strong>de</strong> México y otra parte para po<strong>de</strong>r poner en<br />
efecto su buen intento.<br />
Notas:<br />
1. Se refiere a don Francisco <strong>de</strong> Ibarra, jefe <strong>de</strong> la expedición al<br />
Noroeste <strong>de</strong> México, y primer gobernador <strong>de</strong> la Nueva Vizcaya.<br />
2. Es la población <strong>de</strong> San Juan Bautista <strong>de</strong> Carapoa, que fundó don<br />
Francisco <strong>de</strong> Ibarra en las márgenes <strong>de</strong>l río <strong>Sinaloa</strong> (Cinaro), hoy<br />
<strong>de</strong> El Fuerte, cerca <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> este mismo nombre.<br />
3 De los primeros pobladores <strong>de</strong> San Miguel <strong>de</strong> Navito y <strong>de</strong>l actual<br />
Culiacán, adon<strong>de</strong> fue acompañando a don Nuño <strong>de</strong> Guzmán en el año<br />
<strong>de</strong> 1531. Después se incorporó a la <strong>de</strong>sventurada expedición <strong>de</strong> don<br />
Francisco Vázquez <strong>de</strong> Coronado, en busca <strong>de</strong> las Siete Ciuda<strong>de</strong>s, el año<br />
<strong>de</strong> 1540, y, posteriormente, siendo alcal<strong>de</strong> <strong>de</strong> Culiacán, en 1564,<br />
Colección Rescate 61
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
prestó valiosa ayuda a don Francisco <strong>de</strong> Ibarra en sus conquistas <strong>de</strong><br />
Sonora y <strong>Sinaloa</strong>. Fue don Pedro <strong>de</strong> noble estirpe, emparentado con<br />
la casa <strong>de</strong>l Duque <strong>de</strong> Lerma y padre <strong>de</strong> doña Isabel <strong>de</strong> Tobar, nacida<br />
en Culiacán, famosa por su hermosura, y <strong>de</strong> quien Bernardo <strong>de</strong><br />
Balbuena en la “Gran<strong>de</strong>za Mexicana”, dice: “O tv beldad faber<br />
profundo – Que por milagro puefta a los mortales – En todo fuifte la<br />
vitima <strong>de</strong>l mundo – Criada en los <strong>de</strong>fiertos arenales – Sobre que el<br />
mar <strong>de</strong>l Sur refaca y quiebra – Nácar luftrofo y perlas orientales –<br />
Do haciendo a tu valor notoria quiebra – El tiempo fue fragando<br />
con fu llama – Tu rico eftambre y fu preciofa hebra”.<br />
4. Se refiere a Felipe II, a la sazón Rey <strong>de</strong> las Españas, a quien<br />
<strong>de</strong>dica su Crónica.<br />
5. Don Diego <strong>de</strong> Ibarra fue, como don Pedro <strong>de</strong> Tobar, un noble<br />
distinguido personaje <strong>de</strong> la Nueva España, a la cual vino en el año<br />
<strong>de</strong> 1540. Tomó parte en las guerras <strong>de</strong> Mixtón y Nochistlán, en<br />
Jalisco, al mando <strong>de</strong> su tío don Miguel Ibarra, en 1542, retirándose<br />
a Zacatecas don<strong>de</strong> emprendió gran<strong>de</strong>s negocios mineros y <strong>de</strong><br />
gana<strong>de</strong>ría, acumulando una fuerte riqueza que le permitió financiar<br />
la empresa <strong>de</strong> su sobrino don Francisco. Casó con doña Ana <strong>de</strong><br />
Velasco, hija <strong>de</strong>l Virrey don Luis <strong>de</strong> Velasco el II.<br />
6. Vasta región <strong>de</strong> la Nueva España, que comprendía, entre otros<br />
Estados, a los actuales <strong>de</strong> Jalisco, Nayarit y <strong>Sinaloa</strong>.<br />
62 Colección Rescate
La Tambora<br />
Enrique Pérez Arce<br />
P<br />
or los arroyos <strong>de</strong>l rancho,<br />
Entre mucho sombrero ancho<br />
y entre mucha yegua mora,<br />
la “palomilla” <strong>de</strong> Pancho<br />
trae <strong>de</strong> “gallo” la tambora!<br />
La tambora en esta tierra<br />
es la banda primitiva;<br />
es la música nativa<br />
que al alma <strong>de</strong>l pueblo encierra...<br />
¡Música <strong>de</strong> amor y guerra<br />
<strong>de</strong> una raza pensativa!<br />
La tambora canta amores,<br />
y esperanzas, y dolores;<br />
y en noches <strong>de</strong> luna y vino<br />
con un “aire” campesino<br />
va requiriendo los ojos<br />
negros, los labios rojos,<br />
y las trenzas enfloradas<br />
que han sido botín <strong>de</strong> enojos<br />
resueltos a puñaladas!<br />
Entre el misterio <strong>de</strong> la hora<br />
Suena y suena la tambora!
Si la llevan a las citas<br />
<strong>de</strong> las muchachas bonitas<br />
en albas tibias y bellas,<br />
a la luz <strong>de</strong> las estrellas<br />
preludia las “mañanitas”;<br />
si el galán es <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñado<br />
“por tahúr y enamorado”<br />
entonces suelen tocar:<br />
“¡Yo soy el abandonado”.<br />
Y en época <strong>de</strong> elecciones,<br />
En las “manifestaciones”<br />
<strong>de</strong>l triunfo o <strong>de</strong> la <strong>de</strong>rrota,<br />
entre gritos y ovaciones,<br />
balazos y maldiciones<br />
toca la “Mamá Carlota”!<br />
Tambora agreste y ranchera,<br />
Mexicana y solda<strong>de</strong>ra,<br />
que por montes y por llanos<br />
convoca a los mexicanos<br />
a <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r su ban<strong>de</strong>ra!<br />
Áspera, pero marcial,<br />
es su recia vibración<br />
eco grave y musical<br />
<strong>de</strong>l estruendo <strong>de</strong>l cañón<br />
que retumba en nuestras dianas<br />
y en nuestro himno nacional!<br />
Ella y las revoluciones<br />
en belicosas acciones<br />
<strong>de</strong> villas y ciuda<strong>de</strong>s,<br />
saludando liberta<strong>de</strong>s<br />
siempre unieron sus canciones!<br />
El cuartel, el campamento,<br />
Y el pueblo, con ansia viva<br />
sienten y aman la nativa,<br />
estruendosa y primitiva<br />
música <strong>de</strong> viento!<br />
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
64 Colección Rescate
Luisa, la Malinche sinaloense<br />
Reynaldo González Jr.<br />
N<br />
o fue, como la <strong>de</strong>scrita por la pluma <strong>de</strong> tantos<br />
historiadores <strong>de</strong> la conquista <strong>de</strong> México, una Malinche<br />
cuyo nombre pasase <strong>de</strong> las fronteras <strong>de</strong> la tierra sojuzgada<br />
por la espada <strong>de</strong> don Hernando, a las páginas <strong>de</strong> la historia<br />
universal, ni menos tampoco como aquella que andando los siglos<br />
llegó a constituirse leyenda que simbolizara sicológicamente una actitud<br />
<strong>de</strong> admiración, inhibición absoluta y respeto supersticioso hacia el<br />
blanco extranjero; pero sí una extraordinaria mujer cuyo nombre va<br />
enlazado a la historia mo<strong>de</strong>sta <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong> y a la <strong>de</strong> los notables<br />
conquistadores <strong>de</strong>l Noroeste, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> don Francisco Vázquez <strong>de</strong><br />
Coronado hasta el intrépido capitán Diego Martínez <strong>de</strong> Hurdai<strong>de</strong> y<br />
Francisco <strong>de</strong> Ibarra, hombres todos con gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong>fectos pero que<br />
pertenecen a la generación que algún historiador <strong>de</strong>nominara<br />
“hombres <strong>de</strong> fierro” <strong>de</strong>l siglo XVI.<br />
Su nombre cristiano, que pasa fugazmente en breves renglones<br />
por la crónica que amarillea <strong>de</strong> pura vejez y nostalgia hacia el<br />
pasado, nos la <strong>de</strong>scriben cuando esta mujer era toda una señora <strong>de</strong>l<br />
pueblo <strong>de</strong> Ocoroni y consorte <strong>de</strong>l caudillo <strong>de</strong> ese lugar. Llegó,<br />
refiere Baltasar <strong>de</strong> Obregón, al llamado que le hizo Francisco <strong>de</strong><br />
Ibarra para que le sirviera <strong>de</strong> intérprete, acompañada <strong>de</strong> “una<br />
docena <strong>de</strong> gandules, dispuestos y galanes” vestida como<br />
acostumbraban vestir las mujeres ocoronis: “unas nagiias <strong>de</strong><br />
algodón sin nada <strong>de</strong> la cintura para arriba...”, lo que me hace<br />
sospechar a través <strong>de</strong> la parvedad <strong>de</strong>l cronista, “gandules,<br />
dispuestos y galanes” que muy a pesar <strong>de</strong> que Luisa ya había visto<br />
varias lunas nuevas en la comba sinaloense, que tenía sin embargo
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
el encanto, el atractivo propio <strong>de</strong> la mujer en edad madura y,<br />
a<strong>de</strong>más, porque era inteligente, sagaz y enérgica, como que en las<br />
cinco parcialida<strong>de</strong>s don<strong>de</strong> estuvo cautiva siempre logró ser el<br />
verda<strong>de</strong>ro cacique, “capitana y mandona mujer <strong>de</strong> ellos” como nos<br />
sigue diciendo el cronista citado.<br />
La cuna <strong>de</strong> Luisa, cuna arrullada por las aguas <strong>de</strong>l Tamazula, lo<br />
fue la villa <strong>de</strong> Culiacán en don<strong>de</strong> según la opinión <strong>de</strong> algunos<br />
antiguos citados por Obregón, se huyó siendo todavía virgen para<br />
evitar caer en servidumbre. Este rasgo <strong>de</strong> huir, <strong>de</strong> alejarse hasta<br />
llegar al pueblo <strong>de</strong> Ocoroni don<strong>de</strong> dominaban otras tribus, revela<br />
por sí solo la <strong>de</strong>cisión y el arrojo <strong>de</strong> esta legendaria mujer.<br />
Por entonces la expedición que organizara el virrey don Antonio<br />
<strong>de</strong> Mendoza para la conquista <strong>de</strong> las imaginativas ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
Cíbola y Quivira, siete ciuda<strong>de</strong>s que fueron siete mil cuentos<br />
urdidos por la Imaginación <strong>de</strong> fray Marcos <strong>de</strong> Niza. Éste se<br />
encontraba en Ocoroni al mando <strong>de</strong> otro alucinado en esta empresa,<br />
don Francisco Vázquez <strong>de</strong> Coronado. Es muy posible, y es <strong>de</strong><br />
creerse, que esta Luisa ya para entonces hubiese sido poseída por<br />
algún indio <strong>de</strong> Ocoroni y que Vázquez <strong>de</strong> Coronado, percatándose<br />
<strong>de</strong> que ella poseía dones naturales propios para la empresa que<br />
realizaba, le haya llevado consigo.<br />
¿Tendría amores esta Luisa con el capitán Francisco Vázquez <strong>de</strong><br />
Coronado como es sabido que los tuvo la célebre doña Marina con<br />
don Hernando Cortés? Es un misterio; pero lo que sí pue<strong>de</strong><br />
afirmarse sin ofen<strong>de</strong>r a Clío, es que esta mujer sirvió en toda la ruta<br />
seguida por el antiguo gobernador <strong>de</strong> la Nueva Galicia “con toda<br />
finalidad, verdad, cuidado y solicitud”.<br />
Para el año <strong>de</strong> 1563, veintitrés <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> que Vázquez <strong>de</strong><br />
Coronado fracasó en su intento <strong>de</strong> encontrar las famosas siete<br />
ciuda<strong>de</strong>s, Francisco <strong>de</strong> Ibarra, enviado por el virrey don Luis <strong>de</strong><br />
Velasco para que conquistase lo que <strong>de</strong>spués se llamó Nueva Vizcaya,<br />
bajó a <strong>Sinaloa</strong> proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> Durango y en un lugar que se supone sea<br />
Mocorito, murió el intérprete que venía en la expedición y fue en ese<br />
lugar don<strong>de</strong> los naturales le hablaron haciéndose lenguas, <strong>de</strong> la<br />
existencia <strong>de</strong> una mujer extraordinaria que ya había acompañado otras<br />
expediciones <strong>de</strong> blancos en su calidad <strong>de</strong> intérprete y es entonces<br />
cuando encontramos a Luisa siendo toda una dueña y señora <strong>de</strong><br />
Ocoroni, y ya teniendo para ese entonces dos hijas <strong>de</strong> edad <strong>de</strong> llegar al<br />
connubio.<br />
Luisa está en el cenit <strong>de</strong> su vida. Tiene a sus plantas a toda la<br />
tribu <strong>de</strong> los indios ocoronis y es toda una política y diplomática<br />
66 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
viviente que sabe mil argucias y mil tretas que ha aprendido en<br />
tierras lejanas a su antiguo Culiacán y a los blancos que conoce en<br />
sus marrullerías y en su sed inextinguible por el codiciado oro que<br />
los ha llevado hasta el crimen colectivo en carne <strong>de</strong> su carne.<br />
Francisco <strong>de</strong> Ibarra, para po<strong>de</strong>r entablar pláticas con tan rara mujer,<br />
tiene que hacer uso <strong>de</strong> todas sus argucias y ofrecer dádivas para que<br />
Luisa lo acompañe en su aventura.<br />
Baltasar <strong>de</strong> Obregón apunta:<br />
Esta Luisa quedó olvidada en Ocoroni <strong>de</strong> los <strong>de</strong> Francisco Vázquez <strong>de</strong><br />
Coronado, viniendo <strong>de</strong>l viaje <strong>de</strong> Cíbola... Dió notable pena a los <strong>de</strong> su<br />
pueblo su ida, el cual es uno <strong>de</strong> los mejores y más concertados <strong>de</strong> la<br />
provincia <strong>de</strong> Cinaro; es <strong>de</strong> cuatrocientas casas, <strong>de</strong> lanas y esteras, <strong>de</strong> ellas<br />
son rumbadas y redondas, y en ellas habitan ochocientos vecinos.<br />
De su carácter y su manifestación en la política tambien nos<br />
habla Baltasar <strong>de</strong> Obregón, a quien hemos seguido en este bosquejo<br />
<strong>de</strong> perfil biográfico;<br />
Daba or<strong>de</strong>n y traza en muchos casos y cosas que los naturales no las<br />
acertaban y estaban <strong>de</strong> ellas ignorantes y por estas ventajas a las <strong>de</strong>más,<br />
era codiciada, temida y obe<strong>de</strong>cida <strong>de</strong> todos los mandones y caudillos <strong>de</strong><br />
aquellas provincias y partes don<strong>de</strong> fue cautiva y en ellas siempre fue<br />
cacique...<br />
¿Fueron únicamente las dádivas <strong>de</strong>l gobernador Francisco <strong>de</strong><br />
Ibarra lo que llevó a Luisa a abandonar su lloroso pueblo que la vio<br />
partir enmedio <strong>de</strong> aquel vistoso tropel <strong>de</strong> hombres que venía <strong>de</strong><br />
tierras <strong>de</strong>sconocidas asolando a su paso la tierra <strong>de</strong> la provincia <strong>de</strong><br />
<strong>Sinaloa</strong>? ... ¡Quién sabe!...<br />
De nuevo Luisa “la hábil y inclinada a obe<strong>de</strong>cer a los cristianos”,<br />
acompaña al conquistador Francisco <strong>de</strong> Ibarra como ayer en sus<br />
moceda<strong>de</strong>s siguió en sus andanzas hasta el Gila y el Colorado, a<br />
Francisco Vázquez <strong>de</strong> Coronado.<br />
¿Qué no les serviría esta Luisa <strong>de</strong> Ocoroni a los conquistadores<br />
si conocía, como dice el tantas veces citado Baltasar <strong>de</strong> Obregón,<br />
“los secretos y lenguajes <strong>de</strong> doscientas leguas <strong>de</strong> aquellas<br />
provincias?” ¿Y cómo no tener gratitud para esta mujer quienes<br />
continuamente estaban expuestos a los “albazos” <strong>de</strong> los aborígenes<br />
en los cuales eran duchos o en la emboscada en cualquier arcabuco<br />
<strong>de</strong>l camino? Y es Luisa así, por medio <strong>de</strong> la persuación en el propio<br />
Colección Rescate 67
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
dialecto <strong>de</strong> las distintas tribus, que lo mismo apacigua los ánimos<br />
<strong>de</strong>l indígena en Cinaro, que en Tepulco, en Ciguini, que en Petatlán.<br />
Por las páginas que nos <strong>de</strong>jara escritas el acucioso jesuita Andrés<br />
Pérez <strong>de</strong> Ribas, vemos <strong>de</strong>pués a esta fémina <strong>de</strong> alma bien templada,<br />
salvando a un su pariente que va en collera rumbo a la horca cuando<br />
el capitán Diego Martínez <strong>de</strong> Hurdai<strong>de</strong> <strong>de</strong>scubre una <strong>de</strong> las<br />
conspiraciones contra su gente. Y aquí también, en estas páginas<br />
maestras <strong>de</strong> la crónica <strong>de</strong> la conquista se habla <strong>de</strong> la gran amistad <strong>de</strong><br />
Hurdai<strong>de</strong> con Luisa <strong>de</strong> Ocoroni.<br />
¿Fue, pues, esta mujer cuya vida <strong>de</strong>viene en leyenda, una<br />
segunda Malinche que acogiese dádivas y corazones <strong>de</strong> hombres<br />
blancos, traidores así a la gente <strong>de</strong> su raza?... Quizás, pero al<br />
<strong>de</strong>clinar su vida, cuando ya no era la bella intérprete solicitada por<br />
el conquistador, sino la anciana que une sus esfuerzos a la <strong>de</strong>l<br />
misionero en su tarea <strong>de</strong> catequización, Luisa parte hacia el arcano<br />
sumida para siempre en el albo sueño <strong>de</strong> Quetzacoatl.<br />
68 Colección Rescate
Fundación <strong>de</strong> El Fuerte<br />
Marqués <strong>de</strong> Montesclaros<br />
Filiberto Leandro Quintero<br />
E<br />
l gallardo y joven conquistador don Francisco <strong>de</strong> Ibarra,<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber sido nombrado gobernador <strong>de</strong> la Provincia<br />
<strong>de</strong> la Nueva Vizcaya por el virrey don Luis <strong>de</strong> Velasco, con<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong> Santiago, bajó por la sierra <strong>de</strong> Topia a la Provincia <strong>de</strong> Culiacán,<br />
y continuó su marcha hasta llegar al río Zuaque, don<strong>de</strong> fundó la<br />
villa <strong>de</strong> San Juan Bautista <strong>de</strong> Cinaro o San Juan Bautista <strong>de</strong><br />
Carapoa, como la llaman también muchos historiadores.<br />
El <strong>de</strong>stacado historiador norteamericano J. Lloyd Mecham<br />
apunta en su obra Francisco <strong>de</strong> Ibarra and Nueva Vizcaya, escrita<br />
en inglés, que la fundación <strong>de</strong> la nueva villa la llevó al cabo el<br />
gobernador Ibarra el 29 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1564.<br />
La obra histórica <strong>de</strong> Mecham es digna <strong>de</strong> todo crédito. Se<br />
editó en 1927, en las prensas <strong>de</strong> la <strong>Universidad</strong> <strong>de</strong> Duke, Durhan,<br />
Nort Caroline. En ella habla autorizadamente <strong>de</strong> las conquistas y<br />
fundaciones <strong>de</strong> don Francisco <strong>de</strong> Ibarra, quien era gobernador y<br />
capitán general <strong>de</strong> la Nueva Vizcaya. Es lo mejor que se ha escrito<br />
hasta hoy, en el renglón biográfico <strong>de</strong> él.<br />
En cuanto a la alternativa que plantea Mecham, respecto a las<br />
fechas <strong>de</strong> la fundación <strong>de</strong> San Juan Bautista <strong>de</strong> Carapoa, <strong>de</strong>bemos<br />
pronunciarnos por la <strong>de</strong>l 24 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1564, toda vez que es el día<br />
<strong>de</strong> San Juan Bautista. Era usual que los <strong>de</strong>scubridores y pobladores<br />
españoles, en aquella época lejana, dieran a los ríos, los territorios o<br />
a las villas el nombre indicado por el santoral, en la fecha exacta <strong>de</strong><br />
las fundaciones.<br />
Por lo <strong>de</strong>más, <strong>de</strong> la villa <strong>de</strong> San Juan Bautista <strong>de</strong> Carapoa nos<br />
hablan, con toda autoridad por ser cronistas <strong>de</strong> primera mano, tanto
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
Baltasar <strong>de</strong> Obregón, como Antonio Ruiz. A este último lo<br />
conceptuó el historiador José G. Heredia, como el “Bernal Díaz <strong>de</strong>l<br />
Castillo <strong>de</strong> la conquista <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>”.<br />
En la villa recién fundada, el gobernador Ibarra <strong>de</strong>jó como su<br />
lugarteniente para mantenerla en paz a su maestre <strong>de</strong> campo don<br />
Antonio Sotelo <strong>de</strong> Betanzos, con una población <strong>de</strong> sesenta<br />
españoles, quien procedió a edificar la iglesia <strong>de</strong>l lugar, habiendo<br />
tomado como abogado y <strong>de</strong>fensor <strong>de</strong> la fábrica al apóstol y<br />
evangelista San Juan, dato que sí permite suponer que la <strong>de</strong>dicación<br />
se hizo el 27 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1564. Baltasar <strong>de</strong> Obregón, a este<br />
respecto, apunta en su crónica que Sotelo <strong>de</strong> Betanzos: “para su<br />
principio hizo, amasó y empezó el primer barro, cimiento y tapia <strong>de</strong><br />
manera que con su solicitud, trabajo y cuidado, fue fundar la iglesia<br />
en la Provincia <strong>de</strong> Cinaro”.<br />
Cinaro es el nombre con que Baltasar <strong>de</strong> Obregón, historiador <strong>de</strong><br />
las conquistas <strong>de</strong> Ibarra, <strong>de</strong>signa a la zona o territorio don<strong>de</strong> vivían<br />
los indios sinaloas, <strong>de</strong>marcación que se localiza aguas arriba <strong>de</strong> la<br />
ciudad <strong>de</strong> El Fuerte.<br />
Francisco <strong>de</strong> Ibarra, al fundar la nueva villa, comprobó que en la<br />
región existían muchos pueblos <strong>de</strong> gentiles, los que puestos en<br />
repartimientos bastarían para la comodidad y sustento <strong>de</strong> los<br />
españoles, y también pensó que en las sierras podrían hallarse minas<br />
<strong>de</strong> plata y oro, así como “muchos valles y tierras para ganados y<br />
labores para los aprovechamientos <strong>de</strong> los dueños”.<br />
La villa <strong>de</strong> San Juan Bautista <strong>de</strong> Carapoa duró cinco años<br />
poblada, según Baltasar <strong>de</strong> Obregón, pues fue asaltada e incendiada<br />
por los indios, siendo abandonada allá por noviembre <strong>de</strong> 1569.<br />
Algún tiempo <strong>de</strong>spués regresó a repoblar la villa <strong>de</strong>struida el<br />
capitán don Pedro <strong>de</strong> Montoya, erigiéndola <strong>de</strong> nuevo el 30 <strong>de</strong> abril<br />
<strong>de</strong> 1583, autorizado con licencia <strong>de</strong>l entonces gobernador <strong>de</strong> la<br />
Nueva Vizcaya, don Hernando <strong>de</strong> Trejo y Carvajal. La nueva villa<br />
se levantó como a media legua <strong>de</strong>l lugar don<strong>de</strong> se fundara la<br />
anterior, dándole el nombre <strong>de</strong> “San Phelipe y Santiago <strong>de</strong><br />
Cinaloa”.<br />
En la forma <strong>de</strong> ritual, con paseo <strong>de</strong>l pendón real, salvas <strong>de</strong><br />
arcabuces y vísperas rezadas, el bizarro capitán Montoya, tomando<br />
como abogados y patronos <strong>de</strong> la villa y provincia a los apóstoles<br />
San Felipe y Santiago, en nombre <strong>de</strong> su majestad el Rey <strong>de</strong> España<br />
tomó posesión solemne <strong>de</strong>l sitio, y luego hizo nombramiento <strong>de</strong><br />
justicia mayor, reparto <strong>de</strong> solares y encomiendas <strong>de</strong> indios tehuecos<br />
y sinaloas.<br />
70 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
La duración <strong>de</strong> esta nueva villa <strong>de</strong> San Felipe y Santiago fue<br />
completamente efímera, pues fue arrasada y quemada por los indios<br />
el 15 <strong>de</strong> agosto <strong>de</strong> 1584. Dos días <strong>de</strong>spués, los supervivientes <strong>de</strong>l<br />
trágico episodio se establecieron a orillas <strong>de</strong>l río Petatlán, dando así<br />
nacimiento a la villa <strong>de</strong> San Felipe y Santiago <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>,<br />
actualmente ciudad <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong> <strong>de</strong> Leyva.<br />
El licenciado José G. Heredia, <strong>de</strong>stacado historiador sinaloense<br />
ya fallecido, siempre consi<strong>de</strong>ró que la villa <strong>de</strong> El Fuerte fue fundada<br />
tres veces. Ya han quedado reseñadas las dos primeras. La última es<br />
la villa <strong>de</strong> El Fuerte <strong>de</strong> Montesclaros, cuyo fundador fue el capitán<br />
don Diego Martínez <strong>de</strong> Hurdai<strong>de</strong>, jefe militar y alcal<strong>de</strong> <strong>de</strong> la<br />
Provincia <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>.<br />
En 1604 Martínez <strong>de</strong> Hurdai<strong>de</strong> partió <strong>de</strong> la villa <strong>de</strong> San Felipe y<br />
Santiago <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong> con <strong>de</strong>stino a la capital <strong>de</strong> la Nueva España.<br />
Entre los muchos asuntos <strong>de</strong> importancia para el gobierno <strong>de</strong> su<br />
provincia, trató con el virrey don Juan <strong>de</strong> Mendoza y Luna, marqués<br />
<strong>de</strong> Montesclaros, lo relativo a la erección <strong>de</strong> un fuerte a orillas <strong>de</strong>l<br />
río Zuaque, a fin <strong>de</strong> brindar protección a las nuevas misiones<br />
evangélicas que se proyectaban establecer en aquellas lejanas<br />
regiones, para someter y pacificar a los indígenas.<br />
Fue en esa ocasión cuando el marqués <strong>de</strong> Montesclaros:<br />
<strong>de</strong>spachó mandamientos y dinero a dicho capitán, a fin <strong>de</strong> que construyera<br />
el fuerte consabido en la tierra <strong>de</strong> los tehuecos; dio licencia para que el<br />
dicho presidio <strong>de</strong> la villa <strong>de</strong> San Felipe y Santiago o parte <strong>de</strong>l él, tuviese su<br />
asiento ordinario y casas al abrigo <strong>de</strong>l fuerte, <strong>de</strong>biéndose escoger un sitio<br />
en que los soldados y <strong>de</strong>más que quisiesen poblar, pudieran hallar<br />
comodidad <strong>de</strong> vivienda, <strong>de</strong> sementeras, <strong>de</strong> agua, <strong>de</strong> leña y <strong>de</strong> pastos, para<br />
cuando las naciones intentasen acometimientos y rebatos contra los<br />
españoles.<br />
El padre Andrés Pérez <strong>de</strong> Ribas, hablando <strong>de</strong> la construcción <strong>de</strong>l<br />
fuerte, dice en su crónica:<br />
El sitio que se halló más a propósito fue en un cerrito a dos leguas <strong>de</strong>l<br />
principal pueblo <strong>de</strong> los tehuecos, puesto cercano al que antes había tenido<br />
la primera villa <strong>de</strong>struida <strong>de</strong> Carapoa. Levantóse el fuerte junto al río y a<br />
su vista tenía gran<strong>de</strong>s llanadas, limpias <strong>de</strong> monte y maleza, y el fuerte<br />
aunque <strong>de</strong> adobes, salió tan capaz, que <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> él podía estar la<br />
caballada segura <strong>de</strong> ocasiones <strong>de</strong> guerra; a las cuatro esquinas se adornó y<br />
aseguró con cuatro torreones, que sirviesen no sólo <strong>de</strong> vista y guarda <strong>de</strong><br />
sus lienzos, sino <strong>de</strong> espanto a los indios, como se vio por el efecto.<br />
Colección Rescate 71
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
El cerrito a que hace referencia el padre Pérez <strong>de</strong> Ribas, en el<br />
cual tuvo su emplazamiento el fuerte construido por Martínez <strong>de</strong><br />
Hurdai<strong>de</strong>, es el que actualmente se conoce con el nombre <strong>de</strong> Loma<br />
<strong>de</strong> Montesclaros, y que se halla situada a espaldas y al rumbo norte<br />
<strong>de</strong> la iglesia parroquial <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> El Fuerte.<br />
Aun cuando el virrey don Juan <strong>de</strong> Mendoza y Luna, marqués <strong>de</strong><br />
Montesclaros, fue quien or<strong>de</strong>nó la construcción <strong>de</strong>l fuerte su<br />
terminación se llevó al cabo durante el gobierno <strong>de</strong> su sucesor el<br />
marqués <strong>de</strong> Salinas, quien or<strong>de</strong>nó que la construcción llevara en su<br />
memoria el título <strong>de</strong> nobleza <strong>de</strong> aquél: el Fuerte <strong>de</strong> Montesclaros.<br />
Al pie y al amparo <strong>de</strong> esa fortaleza nació al correr <strong>de</strong> los años la<br />
actual ciudad <strong>de</strong> El Fuerte, fundada y <strong>de</strong>struida en sus orígenes,<br />
pero teniendo como precursor <strong>de</strong> su gran<strong>de</strong>za al gran capitán<br />
español don Francisco <strong>de</strong> Ibarra, gobernador <strong>de</strong> la Nueva Vizcaya.<br />
72 Colección Rescate
Romance <strong>de</strong> Mocorito<br />
Clemente Camberos Jr.<br />
¡<br />
Ay Mocorito querido<br />
tierra <strong>de</strong> Nuestro Señor,<br />
la sandía está llorando<br />
tu tragedia tricolor!<br />
La campana milenaria<br />
dobla y dobla con dolor<br />
y en tus calles la tambora<br />
llora y llora sin cesar.<br />
Viejos álamos <strong>de</strong>l Evora,<br />
rumor <strong>de</strong> llanto y <strong>de</strong> mar;<br />
en la curva <strong>de</strong> los tiempos<br />
y en el vaivén <strong>de</strong>l palmar,<br />
dobla lento y agotado,<br />
camino <strong>de</strong> la eternidad,<br />
el eco triste y muriente<br />
<strong>de</strong> tu gran<strong>de</strong>za ancestral.<br />
De la cumbre <strong>de</strong> El Mochomo<br />
al risco <strong>de</strong> El Magistral,<br />
llora el valle amargamente<br />
su abandono secular,<br />
y tus casonas dormidas<br />
en su aureola colonial,<br />
son arcanos <strong>de</strong> recuerdos<br />
y <strong>de</strong> leyendas sin par.<br />
Ya las tar<strong>de</strong>s domingueras
<strong>de</strong> atrio y jardín colonial<br />
que fueron una verbena<br />
<strong>de</strong> rebozo y <strong>de</strong> percal,<br />
son lágrimas <strong>de</strong> mozuelas<br />
añorando al suspirar<br />
por los tiempos que se fueron<br />
y que jamás volverán.<br />
Los manes <strong>de</strong> mi nahoa<br />
en el rústico juglar,<br />
aún cantan añorando<br />
<strong>de</strong> Cerro Agudo a El Palmar;<br />
todo un pasado <strong>de</strong> gloria,<br />
todo un remanso <strong>de</strong> paz,<br />
que en la noche <strong>de</strong> los tiempos<br />
cada día se pier<strong>de</strong> más.<br />
¡Ay Mocorito querido,<br />
tierra <strong>de</strong> Nuestro Señor,<br />
la sandía está llorando<br />
tu tragedia tricolor!<br />
La campana milenaria<br />
dobla y dobla con dolor<br />
y en tus calles la tambora<br />
llora y llora sin cesar.<br />
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
74 Colección Rescate
Hernando <strong>de</strong> Villafañe<br />
Raúl Cervantes Ahumada<br />
E<br />
ntre los misioneros que conquistaron la tierra sinaloense figuran<br />
nombres <strong>de</strong> santos y <strong>de</strong> mártires. En su historial brillan hazañas<br />
dignas <strong>de</strong> que se les memorice eternamente.<br />
Gonzalo <strong>de</strong> Tapia, notable organizador, fue sacrificado cerca <strong>de</strong><br />
Ocoroni por el feroz cacique Nacabeba; Hernando <strong>de</strong> Santarén, el<br />
primero que entró a Guasave y colocó una cruz <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra a la sombra<br />
<strong>de</strong> un macapule que estaba en el centro <strong>de</strong> la ranchería, también fue un<br />
mártir, al ser muerto por los tepehuanes cerca <strong>de</strong> Topia, y Hernando <strong>de</strong><br />
Villafañe, ejemplar creador <strong>de</strong> la misión <strong>de</strong> los guasaves, <strong>de</strong>be ser<br />
consi<strong>de</strong>rado, según el padre Alegre, como el verda<strong>de</strong>ro fundador <strong>de</strong><br />
aquellas tierras.<br />
Las tribus que habitaban la cuenca <strong>de</strong>l río Petatlán eran los cubiris,<br />
los ocoronis, los níos, los bamoas, los guasaves, los ures y los tamazulas.<br />
La tribu más belicosa <strong>de</strong> todas, la que prácticamente subyugaba a las<br />
<strong>de</strong>más, principalmente a las costaneras, era la <strong>de</strong> los guasaves. El<br />
territorio <strong>de</strong> Guasave pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarse que se extendía, hasta el mar y<br />
las islas cercanas a la costa, y en todo el territorio se hablaba el dialecto<br />
<strong>de</strong> origen cahita.<br />
Era una tribu <strong>de</strong>dicada a la agricultura. Cultivaba principalmente el<br />
maíz en las ricas tierras <strong>de</strong> alubión don<strong>de</strong> el pueblo se asentaba, a orillas<br />
<strong>de</strong>l río Petatlán. (Río <strong>de</strong> los petates, seguramente por los carrizos que<br />
crecen en las vegas y con los cuales los indígenas fabrican sus esterillas).<br />
En la lengua cahita, Guasave significa “entre las milpas”, “entre los<br />
cercos”, o “en la labor”, lo que indica el carácter agrícola <strong>de</strong>l pueblo.
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
El gobierno <strong>de</strong> la tribu estaba encomendado a tres caciques, que eran<br />
legisladores, jueces y ejecutores. Resolvían todos los problemas<br />
políticos <strong>de</strong> la comunidad. Rendían los indios culto a los elementos y<br />
tenían también algunos ídolos, herencia tal vez <strong>de</strong>l paso <strong>de</strong> la tribu<br />
azteca por aquellas tierras. Los viejos hechiceros <strong>de</strong>sempeñaban<br />
funciones <strong>de</strong> médicos y sacerdotes. Su principal arte era la alfarería y en<br />
sus utensilios dibujaban grecas, semejantes a los dibujos <strong>de</strong> los aztecas.<br />
Eran también buenos cazadores y sabían “tapar” los esteros para pescar<br />
al bajar la marea.<br />
<br />
Cuando Hernando <strong>de</strong> Villafañe supo el martirio <strong>de</strong> su gran amigo<br />
Gonzalo <strong>de</strong> Tapia, pidió ser trasladado <strong>de</strong> Pátzcuaro, don<strong>de</strong><br />
cultivaba la misión tarasca, a las tierras <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong> para seguir las<br />
huellas <strong>de</strong>l mártir religioso. Y se le encomendó la reducción <strong>de</strong> los<br />
guasaves.<br />
Ya en febrero <strong>de</strong> 1595, según hemos anotado, había entrado a<br />
Guasave el padre Santarén, plantando una cruz bajo el gran<br />
macapule que se encontraba en el centro <strong>de</strong>l poblado, y a la sombra<br />
<strong>de</strong>l cual hizo el misionero su cabaña. En mayo <strong>de</strong> 1595 llegó<br />
Hernando <strong>de</strong> Villafañe y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego se <strong>de</strong>dicó, en compañía <strong>de</strong><br />
Santerén, a la catequización <strong>de</strong> los indios. Su labor no fue fácil, ya<br />
que en varias ocasiones los indios, capitaneados por sus caciques<br />
Bayco, Montalúa y un tercero que <strong>de</strong>spués se bautizó Pablo<br />
Velásquez, atacaron en varias ocasiones a los frailes, con ánimo <strong>de</strong><br />
asesinarlos. Pronto fue llamado Santarén a la misión <strong>de</strong> Topia,<br />
don<strong>de</strong> murió a manos <strong>de</strong> los tepehuanes, quedando Villafañe solo<br />
entre los belicosos guasaves.<br />
Fernando <strong>de</strong> Villafañe era originario <strong>de</strong> León, en Castilla la<br />
Vieja, y <strong>de</strong> rancio abolengo castellano. Sus padres pertenecían a la<br />
nobleza y lo habían educado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> edad temprana en forma<br />
esmeradamente religiosa. Sus dotes <strong>de</strong> excepcional inteligencia y<br />
singular aptitud al estudio, se manifestaron <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus primeros<br />
tiempos <strong>de</strong> estudiante. Su maestro fue el gran filósofo español padre<br />
Luis <strong>de</strong> la Puente, cuyas obras leía Villafañe todavía muchos años<br />
<strong>de</strong>spués, cuando al paso tardo <strong>de</strong> su mula <strong>de</strong>voraba leguas y leguas<br />
<strong>de</strong> peligrosos caminos, para aten<strong>de</strong>r sus labores misionales.<br />
En tal forma se <strong>de</strong>senvuelve su vida, que según lo dice el padre<br />
Andrés Pérez <strong>de</strong> Ribas, en su Historia <strong>de</strong> los Triunfos <strong>de</strong> Nuestra<br />
Santa Fe, impresa en Madrid en 1645, “parece que la Divina<br />
Provi<strong>de</strong>ncia le tenía escogido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus tiernos años, para ministro<br />
76 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
suyo, que cultivase su viña en los campos dilatados <strong>de</strong> la misión <strong>de</strong><br />
<strong>Sinaloa</strong>”.<br />
Vino a México estudiante aún y fue enviado a Pátzcuaro para<br />
apren<strong>de</strong>r la lengua tarasca, que asimiló con la facilidad con que<br />
siempre logró apren<strong>de</strong>r las lenguas indígenas que tuvo necesidad <strong>de</strong><br />
estudiar. Por sus gran<strong>de</strong>s méritos alcanzó el grado <strong>de</strong> rector <strong>de</strong>l<br />
Colegio <strong>de</strong> Pátzcuaro y <strong>de</strong> allí salió para fundar y organizar la<br />
misión <strong>de</strong> los guasaves cuando supo la muerte <strong>de</strong> su compañero y<br />
amigo Gonzalo <strong>de</strong> Tapia.<br />
Pronto aprendió la lengua cahita. Fue el primero, según el padre<br />
Pérez <strong>de</strong> Ribas, “que redujo a reglas y artes la lengua <strong>de</strong> Guasave,<br />
que corría por todas las marinas <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, y compuso para el uso<br />
<strong>de</strong> los indios, en la propia lengua, mensuales <strong>de</strong> doctrina cristiana y<br />
copias religiosas”.<br />
Su celo no se limitaba a sus labores en la misión propiamente<br />
dicha, sino que era incansable visitando los pueblos <strong>de</strong> su<br />
jurisdicción, siempre llevando la luz <strong>de</strong> una enseñanza y su amorosa<br />
promesa para los indios que acudían a él. Introdujo la gana<strong>de</strong>ría e<br />
hizo florecer nuevos cultivos en las tierras laborales. En su<br />
jurisdicción no se ejecutó nunca a un indio, y cuando algunos se<br />
alzaban él acudía mansamente a sus guaridas en el monte y los<br />
convencía amorosamente <strong>de</strong> sus errores.<br />
La fama <strong>de</strong>l buen misionero y <strong>de</strong> sus éxitos llegó a la capital <strong>de</strong>l<br />
Virreinato, y fue nombrado visitador y superior <strong>de</strong> todas la misiones<br />
<strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, y comisario <strong>de</strong>l Santo Oficio en su región y en la <strong>de</strong><br />
Culiacán, puestos que <strong>de</strong>sempeñó siempre con la mayor atingencia<br />
y humildad. Nunca abandonó sus estudios, y la fama <strong>de</strong> su sabiduría<br />
corría pareja con su fama <strong>de</strong> organizador y creador.<br />
Fue llamado a México y nombrado rector <strong>de</strong>l Colegio Máximo<br />
<strong>de</strong> San Pedro y San Pablo, suprema dignidad que sólo alcanzaban<br />
los jesuitas más ilustres. Por su sabiduría y virtu<strong>de</strong>s, fue enviado a<br />
Roma como Procurador <strong>de</strong> la Compañía <strong>de</strong> Jesús, a discutir sus<br />
asuntos ante las más altas autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la Iglesia.<br />
A su regreso a Roma, crecida la fama <strong>de</strong> su sabiduría y santidad,<br />
las autorida<strong>de</strong>s superiores querían que se quedara en la capital <strong>de</strong> la<br />
Nueva España, para oir su consejo. Pero él solicitó que se le<br />
permitiera volver a su amada misión, ante sus queridos indios, para<br />
pasar con ellos sus últimos días, predicarles la última cuaresma <strong>de</strong><br />
su vida y esperar la muerte entre los muros y bajo los techos que su<br />
amor y su celo habían levantado.<br />
Colección Rescate 77
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
Y se le vio tomar sus libros, montar en su mula, ya casi<br />
centenario, y recorrer trescientas leguas <strong>de</strong> malos y peligrosos<br />
caminos para volver a su misión <strong>de</strong> Guasave. Y nunca, como en la<br />
última cuaresma <strong>de</strong> su vida, <strong>de</strong>l año <strong>de</strong> 1634, se le vio predicar con<br />
mayor entusiasmo, hacer más penitencias, confesar mayor número<br />
<strong>de</strong> indios y dar gracias a Dios porque le permitía seguir trabajando<br />
para su gloria en la misión que con tanto amor había fundado y<br />
dirigido.<br />
Mandó hacer en su celda una ventana, cuando apenas podía<br />
moverse, para asistir a la celebración <strong>de</strong> la misa. Y cuando la<br />
muerte lo sorprendió plácidamente, dos mil indios, que se<br />
consi<strong>de</strong>raban sus hijos, lloraron al padrecito amado y llevaron luto<br />
en sus almas sencillas por aquél que les había dado trabajo,<br />
bienestar, doctrina y amor.<br />
Tal fue Hernando <strong>de</strong> Villafañe, fundador <strong>de</strong> la misión y pueblo<br />
<strong>de</strong> Guasave. De la obra material suya casi nada queda, pero<br />
subsisten los ganados que llevó el gran educador; los mismos<br />
cultivos implantados por él siguen dando riqueza a la región. De los<br />
muros <strong>de</strong> la vieja y famosa misión mo<strong>de</strong>lo no quedan ni huellas, los<br />
elementos y los años se encargaron <strong>de</strong> borrarlas, como el tiempo ha<br />
borrado injustamente su recuerdo.<br />
78 Colección Rescate
Bernardo <strong>de</strong> Balbuena<br />
Raúl Cervantes Ahumada<br />
V<br />
olviendo los ojos al pasado remoto encontramos que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
hace mucho tiempo, cuando florecía la gran villa <strong>de</strong> San<br />
Miguel <strong>de</strong> Culiacán, en el mismo sitio don<strong>de</strong> don Nuño<br />
Beltrán <strong>de</strong> Guzmán la fundara, era ya aquel lugar centro <strong>de</strong> cultural<br />
valía por los hombres que la poblaban: foco <strong>de</strong> inspiración para los<br />
poetas, acogedor y cálido lugar en cuyos amplios portales pasearon<br />
su meditación y sus anhelos, personajes que a las letras hispanas<br />
dieron renombre y lustre universales.<br />
Entre los más ilustres vecinos <strong>de</strong> Culiacán, a fines <strong>de</strong>l siglo XVI,<br />
se encuentra el poeta Bernardo <strong>de</strong> Balbuena. Cuando la poesía<br />
americana nace, Bernardo <strong>de</strong> Balbuena es su primer gran<br />
exponente: primero en tiempo y primero en belleza y calidad. En él<br />
la poesía española se americaniza utilizando los elementos vírgenes<br />
<strong>de</strong> estas tierras nuestras, para dar al mundo, en floración <strong>de</strong> belleza,<br />
los nuevos frutos <strong>de</strong> su inspiración fecunda. En su obra, se realiza<br />
en el arte la unión <strong>de</strong> la cultura hispánica, con los nacientes<br />
elementos culturales <strong>de</strong>l espíritu americano.<br />
Don Marcelino Menén<strong>de</strong>z y Pelayo, el gran literato y crítico<br />
español, en su Historia <strong>de</strong> la poesía hispano-americana, dice <strong>de</strong><br />
Balbuena que<br />
la glorificación <strong>de</strong> México y la apoteosis <strong>de</strong> España se confun<strong>de</strong>n en los<br />
cantos <strong>de</strong>l poeta, como el amor a sus dos patrias era uno solo en su alma.<br />
Por eso —prosigue—, es a un tiempo el verda<strong>de</strong>ro patriarca <strong>de</strong> la poesía<br />
americana, y, a <strong>de</strong>specho <strong>de</strong> los necios pedantes <strong>de</strong> otros tiempos, uno <strong>de</strong><br />
los más gran<strong>de</strong>s poetas castellanos.<br />
Esto lo dice Menén<strong>de</strong>z y Pelayo, autoridad indiscutible, <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> estudiar el poema <strong>de</strong> Balbuena, “La Gran<strong>de</strong>za Mexicana”, en el
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
cual el poeta, con inspirado acento, relata la magnificencia <strong>de</strong> la<br />
gran capital <strong>de</strong>l virreinato. “La Gran<strong>de</strong>za Mexicana” apareció por<br />
primera vez en México en 1604; la Aca<strong>de</strong>mia Española <strong>de</strong> la<br />
Lengua, rindiendo homenaje a la memoria <strong>de</strong>l poeta, “igualmente<br />
grata y gloriosa en ambos mundos”, la reeditó en 1821, y <strong>de</strong>spués,<br />
también en el siglo pasado, aparecieron algunas ediciones más.<br />
Así, el nombre <strong>de</strong> Balbuena rodó con su obra por el mundo,<br />
consi<strong>de</strong>rado por los críticos como uno <strong>de</strong> los más altos valores <strong>de</strong><br />
las letras españolas. Y “La Gran<strong>de</strong>za Mexicana” se <strong>de</strong>be a Culiacán.<br />
Allí, en la apartada villa <strong>de</strong> las tierras ardientes <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte, surgió<br />
el motivo que dio al poeta la inspiración, brotó la causa que es el<br />
necesario antece<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l poema.<br />
Tradicionalmente, Culiacán ha sido tierra <strong>de</strong> mujeres bellas; así<br />
la hemos conocido y así la hemos amado. Hay quien diga que, entre<br />
todas las ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la tierra, Culiacán se distingue por la singular<br />
hermosura <strong>de</strong> sus mujeres.<br />
En el siglo XVI, cuando Bernardo <strong>de</strong> Balbuena llegó a la villa <strong>de</strong><br />
San Miguel <strong>de</strong> Culiacán, sus ojos se maravillaron ante los lujuriosos<br />
crepúsculos, también únicos en el mundo, y ante la belleza sin par<br />
<strong>de</strong> las mujeres <strong>de</strong> la villa. Pero, sobre todas ellas, <strong>de</strong>scollaba la rara<br />
belleza <strong>de</strong> doña Isabel <strong>de</strong> Tobar y Guzmán, hija y nieta <strong>de</strong> nobles<br />
españoles, que nació y creció en aquellas cálidas tierras<br />
occi<strong>de</strong>ntales, adon<strong>de</strong>, en pos <strong>de</strong> las fabulosas riquezas <strong>de</strong> sus minas,<br />
llegara su noble padre: don Pedro <strong>de</strong> Tobar, uno <strong>de</strong> los primeros<br />
pobladores <strong>de</strong> San Miguel <strong>de</strong> Navito, adon<strong>de</strong> llegó acompañando a<br />
don Nuño Beltrán <strong>de</strong> Guzmán en 1531. Después se incorporó a la<br />
<strong>de</strong>sventurada expedición <strong>de</strong> don Francisco Vázquez <strong>de</strong> Coronado,<br />
en busca <strong>de</strong> las Siete Ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Cíbola, el año <strong>de</strong> 1540, y,<br />
posteriormente, siendo alcal<strong>de</strong> <strong>de</strong> Culiacán, en 1564, prestó valiosa<br />
ayuda a don Francisco <strong>de</strong> Ibarra en sus conquistas <strong>de</strong> Sonora y<br />
<strong>Sinaloa</strong>. Fue don Pedro <strong>de</strong> noble estirpe, emparentado con la Casa<br />
<strong>de</strong>l Duque <strong>de</strong> Lerma.<br />
Era doña Isabel <strong>de</strong> Tobar y Guzmán, dice Balbuena:<br />
una señora <strong>de</strong> tan raros portes, singular entendimiento, grados <strong>de</strong><br />
honestidad y aventajada hermosura, que por cualquiera <strong>de</strong> ellas pue<strong>de</strong> muy<br />
bien entrar en número <strong>de</strong> las famosas mujeres <strong>de</strong>l mundo, y ser con justo<br />
título celebrada <strong>de</strong> los buenos ingenios dél.<br />
Por el hecho <strong>de</strong> haber sido la cuna y haber visto crecer a tan<br />
singular mujer, anota también Balbuena, merecía el pueblo <strong>de</strong><br />
80 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
Culiacán “hacer su cuenta aparte con los famosos pueblos <strong>de</strong> la<br />
tierra”.<br />
Casó doña Isabel con don Luis <strong>de</strong> los Ríos Proaño, y a temprana<br />
edad, en flor <strong>de</strong> hermosura, la gentil dama quedó viuda. Su hijo<br />
único, en tierna juventud, entró en religión y entonces la<br />
extraordinaria mujer resolvió también vestir hábito <strong>de</strong> monja, y<br />
venirse a la capital <strong>de</strong>l virreinato para profesar en alguno <strong>de</strong> los<br />
conventos famosos, lejos <strong>de</strong> la tierra lujuriosa que vio sus dichas y<br />
contempló sus gran<strong>de</strong>s dolores.<br />
La resolución <strong>de</strong> doña Isabel coincidió con el viaje que, en<br />
aquellos remotos días a<strong>de</strong>lantándose a ella, hacía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la villa <strong>de</strong><br />
San Miguel <strong>de</strong> Culiacán hasta la capital, Bernardo <strong>de</strong> Balbuena, su<br />
amigo poeta. Y la inteligente dama, que temió la <strong>de</strong>slumbraran las<br />
grandiosida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la metrópoli, suplicó a su amigo que, al llegar a<br />
la gran ciudad, <strong>de</strong> la cual él había salido hacía doce años, le<br />
escribiera una carta <strong>de</strong>scribiéndole con minuciosidad las gran<strong>de</strong>zas<br />
capitalinas. Y fue así como, noblemente obligado, para complacer a<br />
doña Isabel <strong>de</strong> Tobar, Bernardo <strong>de</strong> Balbuena escribió “La Gran<strong>de</strong>za<br />
Mexicana”.<br />
Doña Isabel llegó a México; su llegada fue un acontecimiento<br />
que celebró dignamente la noble capital <strong>de</strong> la Nueva España, y,<br />
alejándose <strong>de</strong>l mundo, entró en religión en el convento <strong>de</strong> San<br />
Lorenzo. Balbuena entregó a la publicidad, en 1604, la carta-poema<br />
escrita para ella.<br />
Estos datos cuidó el propio Balbuena <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarlos escritos, y por<br />
eso ha sido posible encontrar el rastro que, sobre las cálidas y<br />
fecundas tierras <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, <strong>de</strong>jara el gran poeta, gloria <strong>de</strong> las letras<br />
castellanas. El título mismo <strong>de</strong>l poema lo dice: “Carta <strong>de</strong>l Bachiller<br />
Bernardo <strong>de</strong> Balbuena a la señora doña Isabel Tobar <strong>de</strong> Guzmán”.<br />
Pocas veces una mujer ha recibido un homenaje más férvido, como<br />
el <strong>de</strong> Balbuena a doña Isabel. Oigamos cómo inicia su misiva:<br />
Oh tú, heroica beldad, saber profundo,<br />
que por milagro puesto a los mortales<br />
en todo fuiste la última <strong>de</strong>l mundo.<br />
Criada en los <strong>de</strong>siertos arenales,<br />
sobre que el mar <strong>de</strong>l Sur resaca y quiebra,<br />
nácar lustroso y piedras orientales;<br />
<strong>de</strong> un tronco ilustre generosa rama,<br />
Colección Rescate 81
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
sujeto digno <strong>de</strong> que el mundo sea<br />
columna eterna a tu renombre y fama.<br />
Oye un rato, señora, a quien <strong>de</strong>sea<br />
Aficionarte a la ciudad más rica,<br />
que el mundo goza en cuanto el sol ro<strong>de</strong>a.<br />
Y si mi pluma a este furor se aplica<br />
y <strong>de</strong>ja tu alabanza, es que se siente<br />
corta a tal vuelo, a tal gran<strong>de</strong>za chica.<br />
Ahora en las regiones estrelladas<br />
las alas <strong>de</strong> tu altivo pensamiento,<br />
andan cual siempre suelen remontadas.<br />
Doquiera que te hallare esta voz nueva,<br />
en cielo, en tierra, en gusto o en disgusto,<br />
a oirla un rato tu valor te mueva.<br />
Que si es en todo obe<strong>de</strong>certe justo,<br />
esto es hacer con propiedad mi oficio,<br />
y conformar el mío con tu gusto.<br />
Tal es la gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong>l poema que hace entusiasmarse a don<br />
Marcelino Menén<strong>de</strong>z y Pelayo; tal el poeta, que mereció, en el<br />
“Laurel <strong>de</strong> Apolo”, el homenaje <strong>de</strong>l mismísimo Lope <strong>de</strong> Vega, el<br />
Príncipe <strong>de</strong> los Ingenios, y tal el hondo sentido <strong>de</strong> la poesía<br />
mexicana, que en su primer gran monumento rindió pleitesía a la<br />
belleza <strong>de</strong> la mujer mexicana, en la ilustre dama <strong>de</strong> Culiacán, cuyo<br />
nombre y cuya gloria han acompañado a través <strong>de</strong> los siglos, la<br />
gloria <strong>de</strong>l inmortal poema <strong>de</strong> Bernardo <strong>de</strong> Balbuena.<br />
82 Colección Rescate
El Quelite<br />
Música <strong>de</strong> Francisco Terríquez<br />
Romance Popular<br />
Q<br />
ue bonito es “El Quelite”,<br />
bien haya quien lo formó:<br />
que por una calle tiene<br />
<strong>de</strong> quien acordarme yo.<br />
Al pie <strong>de</strong> un encino-roble<br />
me dio sueño y me dormí<br />
y me <strong>de</strong>spertó un gallito<br />
cantando ki-ki-ri-ki.<br />
Camino <strong>de</strong> San Ignacio,<br />
camino <strong>de</strong> San Javier,<br />
no <strong>de</strong>jes amor pendiente<br />
como me <strong>de</strong>jaste ayer.<br />
Cuando yo me vaya y vuelva<br />
si tú me quieres amar,<br />
si no has hallado marchante<br />
volveremos a tratar.<br />
Al pie <strong>de</strong> un encino-roble<br />
me dio sueño y me dormí<br />
y me <strong>de</strong>spertó una joven:<br />
querido, ya estoy aquí.<br />
Camino <strong>de</strong> San Ignacio,<br />
camino <strong>de</strong> Amaculí,<br />
no <strong>de</strong>jes amor pendiente<br />
como me <strong>de</strong>jaste a mí.
Yo no canto porque sé,<br />
ni porque mi voz sea buena;<br />
canto porque siento gusto<br />
en mi tierra y en la ajena.<br />
Mañana me voy, mañana.<br />
Mañana me voy <strong>de</strong> aquí,<br />
y el consuelo que me queda:<br />
que yo no me voy sin ti.<br />
Ya con esta me <strong>de</strong>spido.<br />
Soy hombre y no me compite,<br />
aquí se acaban cantando<br />
los versitos <strong>de</strong> “El Quelite”.<br />
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
84 Colección Rescate
El Real <strong>de</strong> Minas <strong>de</strong>l Rosario<br />
Ma<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> Jorge R. Abitia<br />
Antonio Nakayama<br />
U<br />
na <strong>de</strong> las ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> más prosapia y con mayor historial en<br />
el estado <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, es la <strong>de</strong> Rosario. Enclavada en la vieja<br />
Provincia <strong>de</strong> Chametla, otrora po<strong>de</strong>roso señorío indígena<br />
que fuera testigo <strong>de</strong> las trágicas fogatas <strong>de</strong>l Muy Magnífico Señor<br />
don Nuño Beltrán <strong>de</strong> Guzmán; <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong>l Maese <strong>de</strong> Campo<br />
Lupe <strong>de</strong> Samaniego, y <strong>de</strong> los <strong>de</strong>svelos mineros <strong>de</strong> don Francisco <strong>de</strong><br />
Ibarra, ha escrito Rosario páginas <strong>de</strong> historia que otras ciuda<strong>de</strong>s<br />
sinaloenses no han podido emular.<br />
Cuenta la leyenda —hermosa como todas las leyendas— que<br />
“...el Año <strong>de</strong> mil seis Cientos Sinquenta y Cinco días tres <strong>de</strong> Agosto<br />
Víspera <strong>de</strong>l Glorioso patriarca Sr. Sto. Domingo <strong>de</strong> Guzmán, dia<br />
Sábado...” el caporal Bonifacio Rojas <strong>de</strong>scubrió la primera veta <strong>de</strong><br />
un río <strong>de</strong> plata que correría durante casi tres siglos, y que hizo su<br />
<strong>de</strong>scubrimiento al habérsele “...cortado el Rosario e ynclinándose a<br />
recoger las quentas..”.<br />
Y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ese día comenzó la afluencia <strong>de</strong> españoles, criollos y<br />
mestizos que atraídos por la fiebre <strong>de</strong> oro y plata —enfermedad <strong>de</strong><br />
la que nunca curará la Humanidad—, formaron un nuevo pueblo<br />
que fue bautizado con el nombre <strong>de</strong> Real <strong>de</strong> Minas <strong>de</strong> Nuestra<br />
Señora <strong>de</strong>l Rosario, asociando el nombre <strong>de</strong> la Virgen María al<br />
inci<strong>de</strong>nte que puso al <strong>de</strong>scubierto la gran riqueza que constituyó la<br />
estructura <strong>de</strong> una población que en cortos años <strong>de</strong>splazó a la vieja e<br />
histórica <strong>de</strong> Chametla, convirtiéndose en el núcleo económico <strong>de</strong><br />
una dilatada región.
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
Como todos los pueblos mineros, tuvo altas y bajas, y para el año<br />
<strong>de</strong> 1747, pese a que varias minas habían sido abandonadas por falta<br />
<strong>de</strong> facilida<strong>de</strong>s para trabajarlas, las que estaban en explotación eran<br />
lo suficientemente ricas para dar vida al Real y a toda la Provincia<br />
<strong>de</strong> Acaponeta.<br />
En las postrimerías <strong>de</strong>l siglo XVIII era el poblado más próspero<br />
<strong>de</strong> todo el noroeste <strong>de</strong> la Nueva España. En 1772 su población<br />
alcanzaba los 5,000 habitantes, y para 1800 llegaba a los 7,000. La<br />
riqueza <strong>de</strong> la región era muy gran<strong>de</strong>, y el Real <strong>de</strong> Nuestra Señora<br />
<strong>de</strong>l Rosario, como centro vital <strong>de</strong> ella, monopolizaba el comercio <strong>de</strong><br />
todo lo que hoy es el sur <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong> y parte <strong>de</strong>l estado <strong>de</strong> Nayarit.<br />
El doctor Gutierre Tibón, en un artículo que hemos consultado,<br />
apunta: “En la historia <strong>de</strong> la minería mundial no ha habido una sola<br />
mina con la ley <strong>de</strong> los minerales <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>. En el Rosario, sobre<br />
una tonelada <strong>de</strong> mineral cuatrocientos quilos eran <strong>de</strong> oro”.<br />
Este auge movió al gobierno virreinal a establecer en el mineral<br />
las Cajas Reales, y la significación alcanzada por la población le<br />
ganó el privilegio <strong>de</strong> que los Obispos <strong>de</strong> Sonora tomaran posesión<br />
en su hermosa parroquia que todavía se levanta como mudo testigo<br />
<strong>de</strong> una gran<strong>de</strong>za que <strong>de</strong>sapareció cuando el río <strong>de</strong> plata se secó.<br />
En los años que siguieron a la consumación <strong>de</strong> la In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia,<br />
el Real ganó el título <strong>de</strong> ciudad con el nombre <strong>de</strong> Asilo <strong>de</strong>l Rosario,<br />
que le fue otorgado por el Congreso Constituyente <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong><br />
Occi<strong>de</strong>nte, al que ofreció protección y asilo en su pugna con el<br />
gobernador Francisco <strong>de</strong> Iriarte.<br />
Todavía en ese tiempo Rosario era la ciudad más rica <strong>de</strong> la<br />
región norocci<strong>de</strong>ntal. Como población sus numerosos edificios<br />
construidos <strong>de</strong> rosada cantera; la plateresca parroquia con su<br />
maravilloso retablo; sus tres capillas, y una laboriosa muchedumbre<br />
que hormigueaba por sus empedradas calles, la situaba en un lugar<br />
que no tenían las <strong>de</strong>más.<br />
A esto hay que agregar que en ella se encontraban el Tribunal<br />
Superior <strong>de</strong> Justicia para Sonora, <strong>Sinaloa</strong> y las dos Californias; el<br />
Juzgado <strong>de</strong> Distrito; la Comisaría General <strong>de</strong> Hacienda: una oficina<br />
<strong>de</strong> ensaye; una aduana terrestre; una hacienda <strong>de</strong> beneficio, y<br />
numerosos artesanos en oro, plata y carpintería. A<strong>de</strong>más, su<br />
comercio era muy fuerte, ya que allí tenían su se<strong>de</strong> algunas <strong>de</strong> las<br />
casas comerciales más respetables <strong>de</strong>l país.<br />
Entre los hijos más <strong>de</strong>stacados <strong>de</strong> Rosario, que han dado honra a<br />
su tierra y a <strong>Sinaloa</strong>, se cuentan, entre otros: Pablo <strong>de</strong> Villavicencio,<br />
el famoso “Payo <strong>de</strong>l Rosario”, precursor <strong>de</strong>l liberalismo y la<br />
86 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
Reforma, quien escribió numerosos opúsculos a favor <strong>de</strong> su causa;<br />
Teófilo Noris, el niño héroe sinaloense, que con el grado <strong>de</strong> cabo se<br />
batió en la heroica epopeya <strong>de</strong> Chapultepec; Paulino Peimbert,<br />
diputado constituyente <strong>de</strong> 1831; José <strong>de</strong> Sequero, también<br />
constituyente y Gobernador <strong>de</strong>l Estado; Demetrio Sotomayor,<br />
diputado a la Primera Legislatura sinaloense; Ignacio Ga<strong>de</strong>a Fletes,<br />
<strong>de</strong>fensor <strong>de</strong> la República durante la guerra contra los franceses y el<br />
Imperio; el presbítero Dámaso Sotomayor, autor <strong>de</strong> numerosos<br />
libros <strong>de</strong> carácter científico; la internacionalmente figura <strong>de</strong> Genaro<br />
Estrada, poeta y eminente bibliógrafo, autor <strong>de</strong> la Doctrina Estrada,<br />
que es orgullo <strong>de</strong> México, y en los últimos años el brillante poeta<br />
Gilberto Owen, malogrado para las letras mexicanas.<br />
La plaza <strong>de</strong> Rosario fue <strong>de</strong>fendida por el coronel don Pedro<br />
Sebastián Villaescusa al mando <strong>de</strong> mil realistas, con seis cañones,<br />
atacada el día 18 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1810, por dos mil insurgentes, a<br />
las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>l teniente coronel José María González Hermosillo,<br />
que venía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Guadalajara con instrucciones <strong>de</strong>l generalísimo don<br />
Miguel Hidalgo y Costilla para luchar por la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia<br />
nacional en el noroeste <strong>de</strong> México.<br />
Esta pequeña reseña no estaría completa si pasara por alto una<br />
figura que, sin ser nativa <strong>de</strong> Rosario, <strong>de</strong>be ser un orgullo para los<br />
rosarenses: el padre agustino fray Agustín José Chirlín, quien<br />
durante muchos años fue cura <strong>de</strong>l lugar. Este sacerdote, a quien<br />
tanto <strong>de</strong>be la causa libertaria en <strong>Sinaloa</strong>, estudió en el Seminario <strong>de</strong><br />
México, ganando un bachillerato en Cánones en la Pontificia<br />
<strong>Universidad</strong>. Entró en la Or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> los Agustinos, don<strong>de</strong> alcanzó<br />
elevados puestos. Vino a Sonora en 1796, acompañando al brigadier<br />
Alejo García Con<strong>de</strong>, y misionó en Inóquipe, Banámichi y<br />
Baviácora.<br />
En 1814 fray Agustín José Chirlín fue llevado preso a<br />
Chihuahua, y <strong>de</strong>spués a Durango, en virtud <strong>de</strong> ser partidario <strong>de</strong> la<br />
In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia. Se le con<strong>de</strong>nó a muerte, pero García Con<strong>de</strong> lo libró<br />
<strong>de</strong> la sentencia. Volvió a Sonora, y fue nombrado cura <strong>de</strong>l Rosario.<br />
En 1821 secundó el Plan <strong>de</strong> Iguala. El día 16 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> ese año,<br />
con <strong>de</strong>scargas <strong>de</strong> fusilería, procesión cantando las Letanías, con<br />
bandas <strong>de</strong> música, cohetes y repiques, el comandante capitán<br />
Fermín Tarbe, el capitán Francisco <strong>de</strong> la Viña, el teniente Joaquín<br />
Noris y fray José Agustín Chirlín, juraron la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia<br />
sostenida por el Plan <strong>de</strong> Iguala. Chirlín, poco <strong>de</strong>spués, hizo que el<br />
pueblo rosarense se <strong>de</strong>clarara en 1823 por la causa fe<strong>de</strong>ral, por lo<br />
Colección Rescate 87
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
que pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rársele como el Padre <strong>de</strong>l Fe<strong>de</strong>ralismo en el<br />
Noroeste. Murió en Escuinapa, ignorándose la fecha.<br />
Respecto a los orígenes <strong>de</strong> la fundación <strong>de</strong> Rosario, el licenciado<br />
don Enrique Pardo, nacido en el mineral y quien llegó a ser<br />
presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l Supremo Tribunal <strong>de</strong> Justicia <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, <strong>de</strong>jó escrita<br />
la siguiente narración:<br />
En Aguaver<strong>de</strong>, punto cercano al mar, existía hacia 1655 un peninsular<br />
extranjero entregado a la agricultura y la cría <strong>de</strong> ganado. El día 3 <strong>de</strong><br />
Agosto <strong>de</strong> ese año un caporal llamado Bonifacio Rojas se apercibió <strong>de</strong> la<br />
ausencia <strong>de</strong> una res, y poniéndose en busca <strong>de</strong> ella tomó la margen <strong>de</strong>l río<br />
hasta que se encontró en el punto <strong>de</strong> Loma <strong>de</strong> Santiago, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> don<strong>de</strong><br />
divisó el animal que buscaba. Bajó rápidamente en su seguimiento y como<br />
resultado <strong>de</strong> su vertiginosa marcha, se reventó el rosario que llevaba al<br />
cuello y cayeron dispersas las cuentas. Mas, sin suspen<strong>de</strong>r su carrera,<br />
arrojó su sombrero en aquel lugar para que sirviéndole <strong>de</strong> marca pudiera<br />
i<strong>de</strong>ntificarlo al volver.<br />
Como la luz iba poco a poco extinguiéndose, abandonó su empresa y<br />
volvió al lugar don<strong>de</strong> había <strong>de</strong>jado su sombrero. Vino la noche y se vio<br />
obligado a hacer lumbre para ahuyentar los mosquitos y po<strong>de</strong>r dormir. Al<br />
día siguiente vio con gran sorpresa una gran cantidad <strong>de</strong> plata adherida a<br />
la peña don<strong>de</strong> había encendido lumbre y que se había fundido <strong>de</strong>bido a la<br />
acción <strong>de</strong>l calor. Rojas se fue inmediatamente a dar parte <strong>de</strong> este<br />
inesperado suceso a su amo, quien cerciorado <strong>de</strong>l caso por la vista <strong>de</strong>l<br />
metal fundido, se trasladó al lugar, que examinó con curiosidad<br />
extraordinaria. Su primera operación fue abrir un tajo sobre la peña,<br />
explorando el precioso metal, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces data el nombre <strong>de</strong> El Tajo<br />
que llevó la negociación minera, en la ciudad que <strong>de</strong>be su nombre a la<br />
pérdida <strong>de</strong> un rosario.<br />
88 Colección Rescate
Fundación <strong>de</strong> Mazatlán<br />
Fernando Ocaranza<br />
Por el año <strong>de</strong> 1794, ya era difícil enterarse acerca <strong>de</strong>l tema<br />
propuesto en estos renglones, pues don José Garibay, comisionado<br />
por el comandante general don Pedro <strong>de</strong> Nava para informarle <strong>de</strong>l<br />
asunto, encontró los papeles correspondientes en el mayor<br />
<strong>de</strong>sarreglo y sin aquellos en que podría investigar con más fruto.<br />
Había tan solo “un corto legajo” que contenía varios testamentos y<br />
algunos escritos sin “formalidad <strong>de</strong> proceso” o “instrucciones <strong>de</strong><br />
letrado”.<br />
Explicábase el caso, tomando en cuenta que la flamante ciudad y<br />
puerto <strong>de</strong> Mazatlán había sido gobernada otrora por “milicianos<br />
pardos”, clasificados como “rústicos, incultos, enteramente legos e<br />
ignorantes”, y, por lo mismo, incapaces <strong>de</strong> formar un buen archivo<br />
o, a lo menos, guardar papeles <strong>de</strong> importancia.<br />
Así, pues, el expresado José Garibay tuvo necesidad <strong>de</strong> consultar<br />
en diversos y dispersos papeles particulares, lo cual le permitió<br />
saber que la fundación <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Mazatlán remontaba al año <strong>de</strong><br />
1576, cuando gobernaba don Fernando Bazán con el título <strong>de</strong><br />
Gobernador y Capitán General, las Provincias <strong>de</strong> Chametla,<br />
Mayola, Copala, Culiacán y <strong>Sinaloa</strong>.<br />
El sitio estaba <strong>de</strong>sierto, como “caza<strong>de</strong>ro” que fue <strong>de</strong> los indios<br />
chichimecas <strong>de</strong> Tepuztla y <strong>de</strong> la sierra <strong>de</strong>l Pacífico o Pánuco. Eran<br />
los mismos indios que, alzados posteriormente, incendiaron casas e<br />
ingenios, asolaron campos, robaron a los mineros y asesinaron a los<br />
capitanes don Fernando <strong>de</strong> Arejo y don Juan López <strong>de</strong> Quijada.<br />
Por aquellos días, ya estaba poblado el puerto <strong>de</strong> Mazatlán y<br />
<strong>de</strong>sempeñaba el cargo <strong>de</strong> Justicia Mayor el capitán don Rodrigo <strong>de</strong>
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
Olvera, que por expresa recomendación <strong>de</strong>l comandante general<br />
socorrió con diecisiete hombres a los mineros <strong>de</strong> la sierra <strong>de</strong><br />
Pánuco, seriamente comprometidos, y, en lo especial, a Martín<br />
Hernán<strong>de</strong>z, sus padres y hermanos, quienes encontraron por muy<br />
buena proposición <strong>de</strong>l gobernador para formar, con todos los<br />
requisitos <strong>de</strong>l caso, el pueblo <strong>de</strong> Mazatlán.<br />
Con ese fin se les hizo merced <strong>de</strong> tierras con los aguajes<br />
necesarios para la cría <strong>de</strong> ganado y “para cultivar las sementeras<br />
que hubieran <strong>de</strong> establecer para su manutención, bajo la condición<br />
<strong>de</strong> acudir a sus expensas a todas las funciones <strong>de</strong>l Real Servicio”.<br />
En tal virtud, pasaron a vivir al sitio <strong>de</strong> Mazatlán veinticinco personas<br />
<strong>de</strong> ambos sexos “<strong>de</strong> que se componía aquel linaje”, las cuales, aparte <strong>de</strong><br />
cumplir con la obligación a que se habían comprometido,<br />
socorrieron y atendieron “sin estipendio alguno a cuantos<br />
caminantes transitaban por las montañas, ofreciéndoles caballos y<br />
guías para que los <strong>de</strong>jasen a treinta leguas <strong>de</strong> distancia, don<strong>de</strong><br />
quedaban fuera <strong>de</strong>l alcance <strong>de</strong> los indios serranos”.<br />
Más tar<strong>de</strong> contribuyeron a fundar, tres leguas distante <strong>de</strong><br />
Mazatlán, el pueblo llamado bajío, aniquilado posteriormente por<br />
las inundaciones, en tal forma, que hacia 1603 quedaban tan solo<br />
algunos “fragmentos tomando a escapar sus habitantes<br />
milagrosamente las vidas, con pérdida <strong>de</strong> algunos bienes y entre<br />
estos los títulos originales autorizados por el dicho gobernador y su<br />
escribano Alfonso Brizuelas”.<br />
Así fue como Martín Hernán<strong>de</strong>z y su linaje tomaron la<br />
<strong>de</strong>terminación <strong>de</strong> ocupar el fundo propiamente llamado Mazatán —<br />
hoy Mazatlán—, y para ello acudió el capitán Rodrigo <strong>de</strong> Olvera,<br />
que era Justicia <strong>de</strong> la villa <strong>de</strong> San Sebastián, jurisdicción <strong>de</strong> Copala,<br />
a fin <strong>de</strong> que recibiese información <strong>de</strong> doce “testigos idóneos” acerca<br />
<strong>de</strong> la merced que habían obtenido en dichas tierras y <strong>de</strong> los<br />
servicios realizados hasta entonces por él mismo.<br />
También Martín Hernán<strong>de</strong>z pidió que dicha Justicia certificara lo<br />
que le constaba ocularmente y le diese los autos originales con el<br />
mandamiento <strong>de</strong> amparo, que aprobó el licenciado don Cristóbal <strong>de</strong><br />
Aragón y Acedo, teniente gobernador y capitán general <strong>de</strong> las<br />
Provincias <strong>de</strong>l Noroeste, el 20 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong>l año 1639.<br />
Estos documentos constaban en el archivo colonial <strong>de</strong> Mazatlán,<br />
aunque muy <strong>de</strong>scuidados por los “milicianos pardos”, siendo<br />
refrendados en la ciudad <strong>de</strong> Durango durante el año <strong>de</strong> 1650, por el<br />
Maestro <strong>de</strong> Campo don Francisco Gorráez y Baamon<strong>de</strong>, gobernador<br />
también <strong>de</strong> las mismas Provincias. Hicieron lo propio, en litis<br />
90 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
ocurridas más tar<strong>de</strong> con los circunvecinos, el duque <strong>de</strong><br />
Alburquerque —el año <strong>de</strong> 1653— y el marqués <strong>de</strong> Casa Fuerte —<br />
en el año <strong>de</strong> 1732—, virreyes <strong>de</strong> la Nueva España, así como el<br />
licenciado don Fernando <strong>de</strong> Urrutia, juez privativo <strong>de</strong> Rentas y<br />
Composiciones <strong>de</strong> Tierras Baldías y Realengas <strong>de</strong>l Reino <strong>de</strong> la<br />
Nueva Vizcaya, en el año <strong>de</strong> 1731.<br />
Así fue como también reconocieron jueces y gobernadores, que<br />
vivieron posteriormente en dichas Provincias, los <strong>de</strong>rechos que<br />
amparaban a Martín Hernán<strong>de</strong>z y a su linaje, como fundadores y<br />
poseedores <strong>de</strong>l sitio llamado Mazatlán, por ser ahí don<strong>de</strong> concurrían<br />
a la caza <strong>de</strong>l venado los indios chichimecas <strong>de</strong> Tepuztla y <strong>de</strong> la<br />
sierra <strong>de</strong> Pánuco.<br />
Martín Hernán<strong>de</strong>z, sus parientes y asociados, reconocían como<br />
suyas las tierras <strong>de</strong> una jurisdicción que se compone.<br />
<strong>de</strong> cinco leguas <strong>de</strong> longitud <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el paraje nombrado La Cantera, al<br />
puesto <strong>de</strong> Montiel; otras tantas <strong>de</strong> latitud <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la Boca <strong>de</strong>l Río, al gabio<br />
<strong>de</strong> Sacánta, con dos enzenadas, la una <strong>de</strong> nueve leguas hacia el poniente<br />
que dista <strong>de</strong> aquí al puerto, y cuatro dichas hacia el Sur y hacia el parage<br />
nombrado El Huizachi o Piedras Labradas, como <strong>de</strong>muestran los lin<strong>de</strong>ros<br />
<strong>de</strong> cal y canto que las <strong>de</strong>marcan.<br />
Este fue el origen <strong>de</strong>l pueblo —ciudad hoy— <strong>de</strong> Mazatlán y en<br />
cuya primitiva época “se alistaron sus fundadores y <strong>de</strong>scendientes<br />
bajo las ban<strong>de</strong>ras <strong>de</strong> su Majestad”, a pesar <strong>de</strong> que ignoraron y<br />
continuaron ignorando, hasta fines <strong>de</strong>l siglo XVIII, “las reglas que<br />
<strong>de</strong>ven observar para su gobierno interior y diziplina militar”.<br />
Sin embargo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces cuidaban el puerto dos vigías que<br />
se alternaban semanariamente entre los veinticinco hombres <strong>de</strong><br />
fuerza que tenían a su cuidado la custodia <strong>de</strong>l lugar, y entre los<br />
cuales se contaban: un alférez pardo, un sargento y cuatro cabos <strong>de</strong><br />
escuadra, bajo las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> un capitán miliciano, tomado <strong>de</strong> entre<br />
los españoles <strong>de</strong>l mismo grado que vivían en San Sebastián,<br />
Chametla y Mayola, los cuales <strong>de</strong>pendían <strong>de</strong>l gobernador <strong>de</strong> las<br />
Provincias, en lo político y en lo militar.<br />
Estas ór<strong>de</strong>nes fueron ratificadas, en 1734, época en que fueron<br />
segregadas <strong>de</strong> la Nueva Vizcaya, las Provincias <strong>de</strong> Sonora, <strong>Sinaloa</strong>,<br />
Ostimuri y las Californias para formar con las cinco una<br />
Gobernación In<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong>l gobierno virreinal, con capital en<br />
San Felipe y Santiago <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, y bajo la jerarquía <strong>de</strong> un<br />
Gobernador Militar, que fue don Manuel Bernal Huidobro, “que<br />
impuso a los indios <strong>de</strong> la jurisdicción <strong>de</strong>l Rosario, que compren<strong>de</strong><br />
Colección Rescate 91
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
los pueblos <strong>de</strong> Escuinapa y Chametla, la conservación y custodia <strong>de</strong><br />
un vigía a la orilla <strong>de</strong>l mar”.<br />
Durante toda la época virreinal se <strong>de</strong>signó al puerto, en las<br />
diligencias oficiales, con el nombre <strong>de</strong> San Juan Bautista <strong>de</strong><br />
Mazatlán. El viejo Presidio, que posteriormente se llamó Villa<br />
Unión, era guarnecido por dos compañías <strong>de</strong> soldados presidiales,<br />
en sus orígenes, los que sirvieron <strong>de</strong>spués para vigilar la costa y<br />
evitar que nadie, sino los españoles, hicieran el comercio con los<br />
naturales sometidos. Estas compañías, que también se llamaron <strong>de</strong><br />
“los mulatos”, prestaron, según parece, muy buenos servicios al<br />
Rey, pues más tar<strong>de</strong> fueron recompensados con la cesión <strong>de</strong> un<br />
terreno <strong>de</strong> la capacidad <strong>de</strong> doce sitios <strong>de</strong> ganado mayor, que les<br />
fueron medidos a uno y otro lado <strong>de</strong>l río. Este es el origen <strong>de</strong> lo que<br />
se conoció por Comuneros <strong>de</strong> Villa Unión, <strong>de</strong>scendientes, según<br />
ellos, directos e indirectos <strong>de</strong> los primitivos agraciados.<br />
92 Colección Rescate
Romance <strong>de</strong> Mazatlán<br />
Margarita R. <strong>de</strong> González<br />
Por el rumbo <strong>de</strong>l mercado<br />
Va sonando la tambora<br />
con acentos que semejan<br />
el retumbar <strong>de</strong> las olas.<br />
Y al lanzar el cornetín<br />
las limpias y agudas notas<br />
<strong>de</strong>l corrido provinciano<br />
a la sazón más en boga<br />
un grito largo, estri<strong>de</strong>nte,<br />
<strong>de</strong>l rústico pecho brota<br />
pregonando la rotunda<br />
alegría <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>.<br />
Con el falsete ranchero<br />
la voz sigue a la tambora<br />
y narra un hecho real<br />
van surgiendo las estrofas:<br />
“El Güero Osuna vivía<br />
en Puerta <strong>de</strong> las Canoas,<br />
fuerza <strong>de</strong> toro tenía<br />
y corazón <strong>de</strong> paloma”.<br />
“Con envidia lo miraba<br />
un cacique <strong>de</strong> “La Noria,<br />
y el Güero que lo sabía
le regaló una pistola”.<br />
Cuando la aurora <strong>de</strong>spunta<br />
tras <strong>de</strong> las islas <strong>de</strong>l puerto<br />
y en el cielo pali<strong>de</strong>cen<br />
las estrellas y el lucero,<br />
canta el viejo pescador<br />
a los impulsos <strong>de</strong>l remo<br />
en las azules lagunas<br />
que el mar forma en los esteros.<br />
En los altos campanarios<br />
que se clavan en el cielo,<br />
vuelan buscando la luz<br />
los gorriones mañaneros<br />
que anidan en las cornisas<br />
y en los frisos <strong>de</strong> azulejos.<br />
Si supieras, Mazatlán,<br />
cómo te añora un ausente<br />
que hoy quiere llegar a ti,<br />
a fuer <strong>de</strong> buen sinaloense,<br />
en los versos <strong>de</strong> un romance<br />
que tus corridos recuer<strong>de</strong>!<br />
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
94 Colección Rescate
La Insurgencia en <strong>Sinaloa</strong><br />
José G. Heredia<br />
P<br />
roclamada la In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la Nueva España por el cura<br />
don Miguel Hidalgo y Costilla, en la noche <strong>de</strong>l 15 al 16 <strong>de</strong><br />
septiembre <strong>de</strong> 1810, en el pueblo <strong>de</strong> Dolores, <strong>de</strong> la<br />
Inten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Guanajuato, y obtenidas las importantes y sonadas<br />
victorias <strong>de</strong> San Miguel, Celaya, Guanajuato y Valladolid, el<br />
movimiento tenía que cundir y cundió vertiginosamente en otras<br />
regiones <strong>de</strong>l virreinato, distinguiéndose en secundarlo la Nueva<br />
Galicia, don<strong>de</strong>, con todo empeño lo abrazaron don José Antonio<br />
Torres, Miguel Gómez Portugal, Huidobro, Godinez y Alatorre,<br />
poniendo en sus activida<strong>de</strong>s, al mes <strong>de</strong> iniciada la rebelión, en grave<br />
apuro a la misma ciudad <strong>de</strong> Guadalajara, una <strong>de</strong> las más<br />
importantes <strong>de</strong> la Colonia, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la capital.<br />
Ante el incremento alarmante <strong>de</strong> las fuerzas insurgentes en la<br />
Nueva Galicia, el comandante general y presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la Real<br />
Audiencia <strong>de</strong> Guadalajara, brigadier don Roque Abarca, no obstante<br />
su avanzada edad y las dificulta<strong>de</strong>s que le oponía la Junta Auxiliar<br />
<strong>de</strong> Gobierno, Seguridad y Defensa <strong>de</strong> la Provincia, sostenida por<br />
sus enemigos entre los que sobresalía el doctor don Francisco<br />
Antonio Velasco <strong>de</strong> la Vara, activamente logró levantar doce mil<br />
hombres para enfrentarlos a la sedición.<br />
Estas fuerzas, que contaban en su seno a la juventud estudiosa y<br />
aristocrática <strong>de</strong> Guadalajara, fue dividida en dos fracciones a cuyo<br />
frente estaban el oidor don Juan José Recacho y el teniente coronel<br />
don Tomás Villaseñor, siendo <strong>de</strong>rrotados el 4 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong>
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
1810, en la Barca y Zacoalco, respectivamente, por los insurgentes<br />
que obe<strong>de</strong>cían las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> Huidobro y <strong>de</strong> don José Antonio<br />
Torres.<br />
Las expresadas <strong>de</strong>rrotas, y muy especialmente la <strong>de</strong> Zacoalco,<br />
don<strong>de</strong> se agostó la flor <strong>de</strong> la aristocracia jaliciense, sembró el terror<br />
en la ciudad <strong>de</strong> Guadalajara y <strong>de</strong>terminó que los oidores Recacho y<br />
Alva y el obispo Ruiz Cabañas, huyeran al puerto <strong>de</strong> San Blas,<br />
<strong>de</strong>jando abandonado al inten<strong>de</strong>nte Abarca, quien, ante el avance <strong>de</strong>l<br />
victorioso ejército <strong>de</strong> Torres, se retiró a San Pedro, inmediato a la<br />
capital, que quedó <strong>de</strong>sguarnecida y fue ocupada por dicho jefe el 11<br />
<strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong>l citado año <strong>de</strong> 1810, al frente <strong>de</strong> más <strong>de</strong> veinte mil<br />
hombres, y adon<strong>de</strong> llegó el 26 <strong>de</strong>l mismo mes el propio<br />
Generalísimo don Miguel Hidalgo y Costilla.<br />
Una vez ocupada la capital <strong>de</strong> la Nueva Galicia, el valiente y<br />
generoso Torres, comprendiendo lo importante que sería exten<strong>de</strong>r la<br />
lucha hacia el oeste <strong>de</strong>l país, comisionó al cura <strong>de</strong> Ahualulco, don<br />
José María Mercado, para que hiciera la campaña <strong>de</strong> San Blas a<br />
Tepic, cosa que, con toda brevedad, llevó a feliz término,<br />
apo<strong>de</strong>rándose <strong>de</strong> las referidas plazas. Por su parte, Gómez Portugal,<br />
enterado <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s beneficios que se obtendrían con la<br />
dominación <strong>de</strong> la Inten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Sonora, <strong>de</strong>signó para que la<br />
ocuparan a los señores don José María González Hermosillo y don<br />
José Antonio López, oficial este último <strong>de</strong> una <strong>de</strong> las divisiones que<br />
operaban en el Sur.<br />
Estos nombramientos o <strong>de</strong>signaciones fueron confirmadas<br />
posteriormente por el Generalísimo don Miguel Hidalgo y Costilla<br />
en la ciudad <strong>de</strong> Guadalajara, otorgándole al cura Mercado, con<br />
fecha 27 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1810, es <strong>de</strong>cir, un días <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su<br />
arribo a esta capital, el cargo <strong>de</strong> comandante en jefe <strong>de</strong> todas las<br />
fuerzas que operasen en la región <strong>de</strong> San Blas a Tepic, y a don José<br />
María González Hermosillo el <strong>de</strong> teniente coronel, en diciembre 13<br />
<strong>de</strong>l mismo año.<br />
Una vez extendido este último nombramiento, se procedió a<br />
organizar la expedición con toda actividad, y el día 1 <strong>de</strong> diciembre<br />
<strong>de</strong>l citado año, salió hermosillo con dirección <strong>de</strong>l Norte,<br />
incorporando en los pueblos por don<strong>de</strong> pasaba, la gente que se le<br />
había preparado, y llegó a la Magdalena, distante como veinte<br />
leguas <strong>de</strong> su punto <strong>de</strong> partida, el día 7 <strong>de</strong>l referido diciembre, con<br />
mil setecientos hombres, <strong>de</strong> los cuales doscientos eran <strong>de</strong> caballería,<br />
con sesenta y ocho fusiles y cuarenta pares <strong>de</strong> pistolas. A este<br />
mismo lugar había venido el día anterior el R. P. dominico don<br />
96 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
Francisco Parra, nombrado su consejero por el Generalísimo, con<br />
más <strong>de</strong> quinientos soldados, ciento cuarenta y cinco caballos treinta<br />
y cinco rifles y cuarenta pares <strong>de</strong> pistolas.<br />
El día 8 salieron <strong>de</strong> este punto las fuerzas insurgentes, tocando<br />
en su ruta los pueblos <strong>de</strong> Tepic y Acaponeta, adon<strong>de</strong> llegaron los<br />
días 11 y 15, respectivamente <strong>de</strong>l expresado mes <strong>de</strong> diciembre,<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber visto aumentar rápidamente sus contingentes con<br />
numerosos voluntarios y <strong>de</strong> recoger en el primero una partida <strong>de</strong><br />
cañones que se conducían <strong>de</strong> San Blas a la capital <strong>de</strong> la Provincia.<br />
Muy rápida había sido la marcha, pues Acaponeta se encuentra<br />
ya en los límites <strong>de</strong> la Nueva Galicia con la Inten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Sonora,<br />
y como no había sufrido contratiempos y sí hallado el ánimo <strong>de</strong>l<br />
pueblo dispuesto en su favor, como lo <strong>de</strong>muestra la facilidad con<br />
que se hacían <strong>de</strong> a<strong>de</strong>ptos, los soldados, llenos <strong>de</strong> entusiasmo, se<br />
presentaron el 17 <strong>de</strong>l mismo diciembre a las orillas <strong>de</strong>l rico mineral<br />
<strong>de</strong> El Rosario, don<strong>de</strong> estaban las cajas reales, en el Sur <strong>de</strong>l territorio<br />
sinaloense.<br />
Esta plaza estaba <strong>de</strong>fendida por el coronel comandante don<br />
Pedro Villaescusa, al frente <strong>de</strong> mil hombres y con seis cañones, y<br />
fue atacada el 18, a las seis <strong>de</strong> la mañana, por dos columnas <strong>de</strong> mil<br />
hombres cada una, mandadas por el coronel Quintero y por el<br />
capitán don Trinidad Flores, que pasaron casi a nado el río, por el<br />
Este y Oeste, respectivamente, <strong>de</strong> la población, peleando con tal<br />
<strong>de</strong>nuedo que los realistas huyeron a refugiarse en las propias casas<br />
<strong>de</strong>l mineral, <strong>de</strong>jando libre la entrada a los insurgentes.<br />
En vista <strong>de</strong> este fracaso, Villaescusa mandó a la tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> ese<br />
mismo día dos oficiales a parlamentar con Hermosillo, quien les<br />
admitió su rendición, los trató con dulzura y les recogió su<br />
armamento, <strong>de</strong>jándolos en absoluta libertad.<br />
Villaescusa no supo estar a la altura <strong>de</strong> esta generosidad, que<br />
muy bien hace olvidar el acto <strong>de</strong> barbarie cometido por soldados<br />
insurgentes en un artillero realista, y violando su palabra, haciendo<br />
mal uso <strong>de</strong> la escolta que por gentileza le había <strong>de</strong>jado el vencedor,<br />
furtivamente salió para San Sebastián, hoy Concordia, y <strong>de</strong> ahí se<br />
trasladó a San Ignacio; don<strong>de</strong> se hizo fuerte, habiendo reclutado en<br />
el camino a todos los simpatizantes que quisieron seguirlo, y<br />
enviando repetidas instancias al Inten<strong>de</strong>nte don Alejo García<br />
Con<strong>de</strong>, que se encontraba en Arizpe, Sonora, para que activara su<br />
viaje y viniera a prestarle auxilio con sus valientes y aguerridos<br />
indios.<br />
Colección Rescate 97
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
Habiendo sabido Hermosillo la conducta reprobable <strong>de</strong><br />
Villaescusa y su nueva actitud bélica, reunió toda su gente y salió<br />
para San Ignacio el día 25 <strong>de</strong>l repetido diciembre, con cuatro mil<br />
ciento veinticinco infantes, cuatrocientos setenta y seis caballos,<br />
novecientos fusiles, doscientos pares <strong>de</strong> pistolas, los cañones<br />
recogidos y gran número <strong>de</strong> lanzas, habiendo notado, al pasar<br />
revista, que los soldados realistas se habían fugado para reunirse<br />
con su antiguo jefe.<br />
El día 27 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1810 las fuerzas insurgentes hicieron<br />
su entrada en la población <strong>de</strong> San Sebastián, cuyos habitantes les<br />
hicieron un cariñoso recibimiento, echando a vuelo las campanas y<br />
prestándoles su po<strong>de</strong>rosa ayuda en dinero e influencia, el patriota<br />
cura José María Aguirre, que gozaba <strong>de</strong> merecida reputación.<br />
En San Sebastián el teniente coronel José María González<br />
Hermosillo recibió una carta firmada por el cura don Miguel<br />
Hidalgo y Costilla, enviada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Guadalajara, en la que le <strong>de</strong>cía:<br />
...procurando avanzar cuanto sea posible a la toma <strong>de</strong> Cosalá, en don<strong>de</strong> se<br />
me ha informado hay gran<strong>de</strong>s caudales <strong>de</strong> reales y mucha plata en pasta,<br />
útil y muy necesaria para la manutención <strong>de</strong> nuestras tropas y crecidos<br />
gastos <strong>de</strong>l ejército. Estoy en la inteligencia que usted con toda eficacia, sin<br />
más estímulos que los <strong>de</strong> un verda<strong>de</strong>ro patriota, pero siendo regular el<br />
compensar los servicios hechos a la Nación, he querido con<strong>de</strong>corarlo con<br />
el grado <strong>de</strong> Coronel, cuyo título le acompaño en premio <strong>de</strong> la victoria<br />
alcanzada y le prometo el <strong>de</strong> Brigadier por la toma <strong>de</strong> Cosalá, y presa <strong>de</strong><br />
los caudales existentes en aquel lugar. Dios guar<strong>de</strong> a usted muchos<br />
años.— MIGUEL HIDALGO, firmado.<br />
98 Colección Rescate
El combate <strong>de</strong> San Ignacio<br />
José G. Heredia<br />
E<br />
l 29 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1810 llegaron los insurgentes a San<br />
Ignacio, habiéndoseles reunido en el camino toda la<br />
guarnición <strong>de</strong>l puerto <strong>de</strong> Mazatlán, y procedieron a tomar las<br />
alturas que dominan la población por el lado Sur.<br />
El día 31 se inició el fuego entre las avanzadas <strong>de</strong> una y otra<br />
parte, habiendo muerto en el río el sargento Hernán<strong>de</strong>z, <strong>de</strong> las<br />
fuerzas <strong>de</strong> Mazatlán, que se había incorporado, víctima <strong>de</strong> su<br />
impru<strong>de</strong>ncia y <strong>de</strong> su valor y el 2 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1811 fue hecho<br />
prisionero el padre Parra y muerto el valeroso soldado Diego<br />
Somalía que lo acompañaba.<br />
Mientras esto sucedía en San Ignacio, llegaba a marchas forzadas<br />
al pueblo <strong>de</strong> Elota, distante diez leguas <strong>de</strong>l primero, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su<br />
resi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Arizpe, en Sonora, el brigadier don Alejo García<br />
Con<strong>de</strong>, Gobernador e Inten<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la Provincia interna que<br />
formaban Sonora y <strong>Sinaloa</strong>, con doscientos soldados, como asienta<br />
éste en su parte, o con cuatrocientos según dice el padre Parra en su<br />
relato, que no consi<strong>de</strong>ro muy exacto, pero que, por falta <strong>de</strong> otros<br />
datos, me he obligado a seguir, y en la noche <strong>de</strong>l 4 y 5 <strong>de</strong> enero<br />
penetró a la población, que tenían sitiada los insurgentes, sin ser<br />
sentido por éstos.<br />
El día 8 resolvió el coronel Hermosillo atacar la plaza que<br />
consi<strong>de</strong>raba casi sola y fácil <strong>de</strong> tomar, y a las 8 <strong>de</strong> la mañana inició<br />
el avance <strong>de</strong> sus fuerzas, cruzando el río, para ir a caer en una<br />
emboscada don<strong>de</strong> murieron más <strong>de</strong> cuatrocientos insurgentes en<br />
muy poco tiempo, apo<strong>de</strong>rándose <strong>de</strong> ellos tal pánico, que a los pocos<br />
minutos abandonaron el campo junto con Hermosillo, sin salvar<br />
nada <strong>de</strong> lo que llevaban, pues <strong>de</strong>jaron los cinco cañones que traían,
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
las municiones, caballos, mulas, camas, equipajes, correspon<strong>de</strong>ncia<br />
y hasta el mismo estandarte <strong>de</strong> la Virgen <strong>de</strong> Guadalupe, que fue<br />
encontrado en la hacienda <strong>de</strong> La Labor, muy cercana al mismo<br />
pueblo <strong>de</strong> San Ignacio.<br />
Entre los expresados documentos figuraban cinco dirigidos por<br />
el propio Generalísimo don Miguel Hidalgo y Costilla al coronel<br />
González Hermosillo, que el Inten<strong>de</strong>nte García Con<strong>de</strong> mandó al<br />
brigadier don Nemesio Salcedo, Comandante General <strong>de</strong> las<br />
Provincias Internas, con resi<strong>de</strong>ncia en Chihuahua, y que éste, a su<br />
vez, las turnó al licenciado don Rafael Bracho, asesor <strong>de</strong> la causa<br />
que se instruyó al Libertador y <strong>de</strong>más prisioneros <strong>de</strong> Acatita <strong>de</strong><br />
Baján.<br />
Uno <strong>de</strong> esos documentos consistía en el <strong>de</strong>spacho <strong>de</strong>l<br />
nombramiento <strong>de</strong> coronel expedido por el Generalísimo a favor <strong>de</strong><br />
González Hermosillo, como premio a su acción <strong>de</strong>sarrollada en el<br />
mineral <strong>de</strong> El Rosario, y los cuatro restantes eran contestaciones <strong>de</strong><br />
sus partes y en los cuales figuraban instrucciones muy importantes<br />
que giraba don Miguel Hidalgo y Costilla.<br />
Estos documentos nos autorizan a afirmar que todas las<br />
facilida<strong>de</strong>s y adhesiones que el coronel Hermosillo encontró en su<br />
ruta al penetrar al estado <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, indicaban que la opinión <strong>de</strong> sus<br />
habitantes era favorable al movimiento libertador que se iniciaba.<br />
Esta opinión <strong>de</strong> mi parte, se encuentra corroborada por el hecho <strong>de</strong><br />
que, en diferentes partes <strong>de</strong>l estado, secundaron el referido<br />
movimiento, como sucedió en la ciudad <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, don<strong>de</strong> lo<br />
abrazaron, entre otros, los señores Juan Nepomuceno Heredia y su<br />
hermano don Manuel, <strong>de</strong>l mismo apellido.<br />
Otro <strong>de</strong> los puntos <strong>de</strong>l estado don<strong>de</strong> hubo un movimiento<br />
favorable a la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia nacional fue Charay, en el norte, según<br />
lo asienta García Con<strong>de</strong> en parte firmado en Culiacán, el día 25 <strong>de</strong><br />
abril <strong>de</strong> 1811, ya <strong>de</strong> regreso para el lugar <strong>de</strong> su resi<strong>de</strong>ncia, en los<br />
siguientes términos:<br />
Después <strong>de</strong> la acción <strong>de</strong> Charay comunicada a Vuestra Excelencia en<br />
oficio 10 <strong>de</strong>l corriente, no se me ha presentado otra cuadrilla en lo interior<br />
<strong>de</strong> mi govierno; pero a las orillas <strong>de</strong> él, por las faldas <strong>de</strong> la Sierra Madre y<br />
confines <strong>de</strong> la Nueva Galicia, han repetido sus tentativas.<br />
Desgraciadamente, la comunicación relativa a la acción <strong>de</strong><br />
Charay, así como otros partes a que hace relación el mismo García<br />
Con<strong>de</strong>, no aparecen en el Archivo General <strong>de</strong> la Nación, <strong>de</strong> don<strong>de</strong><br />
100 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
he sacado estos apuntes. Es oportuno hacer constar en esta relación,<br />
que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esta época, en que apenas si alboreaba nuestra<br />
In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, ya amenazaban a nuestra Patria el problema <strong>de</strong> las<br />
invasiones filibusteras americanas, que ocasionaron más tar<strong>de</strong> la<br />
pérdida <strong>de</strong> más <strong>de</strong> la mitad <strong>de</strong>l territorio nacional.<br />
En México, el propio García Con<strong>de</strong>, con su nuevo carácter <strong>de</strong><br />
Comandante General <strong>de</strong> las Provincias Internas <strong>de</strong> la Nueva<br />
España, en el que sucedió al general don Pedro Bonavia, dice al<br />
Virrey don Juan Ruiz <strong>de</strong> Apodaca, Con<strong>de</strong> <strong>de</strong>l Venadito, en carta<br />
firmada en Durango el día 2 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1819, lo siguiente:<br />
...tengo contestadas las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> Vuestra Excelencia <strong>de</strong> 25 <strong>de</strong> Agosto<br />
último y 13 <strong>de</strong>l siguiente Septiembre, participando a Vuestra Excelencia<br />
que en virtud <strong>de</strong> la primera estarían prontos por mi parte los cuatrocientos<br />
hombres <strong>de</strong> caballería <strong>de</strong> que trata, y que en cumplimiento <strong>de</strong> la segunda<br />
havía dispuesto los reconocimientos necesarios para averiguar si por la<br />
parte <strong>de</strong> Nuevo México se introducen americanos para hostilizar aquella<br />
Provincia, así como lo conducente a su seguridad y <strong>de</strong>fensa. Más como <strong>de</strong><br />
las mismas ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> Vuestra Excelencia y <strong>de</strong> otras noticias y<br />
documentos que particularmente se propagan, es <strong>de</strong> inferirse que pue<strong>de</strong><br />
llegar el caso <strong>de</strong> tener que operar contra los cuerpos extrangeros que tratan<br />
<strong>de</strong> imbadir los territorios <strong>de</strong> estas Provincias, me veo lleno <strong>de</strong> algunas<br />
reflexiones a que dá lugar este concepto y que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> mucha<br />
meditación me obliga a presentarlas a Vuestra Excelencia con el justo y<br />
único fin <strong>de</strong> proporcionar el mejor servicio <strong>de</strong>l Rey Nuestro Señor y<br />
cumplimiento <strong>de</strong> las <strong>de</strong>terminaciones <strong>de</strong> Vuestra Excelencia, dirigidas a la<br />
conservación <strong>de</strong> sus Dominios.<br />
Entre las personas que secundaron el movimiento <strong>de</strong><br />
In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia en el estado <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, justo es mencionar a los<br />
señores José <strong>de</strong> Jesús Hidalgo y Costilla y su hermano Nicolás,<br />
parientes <strong>de</strong>l Padre <strong>de</strong> la Patria, ambos mineros <strong>de</strong>l Real <strong>de</strong> Pánuco,<br />
<strong>de</strong> don<strong>de</strong> extrajeron elementos para los insurgentes que se<br />
encontraban en San Ignacio, así como algunas barras <strong>de</strong> plata que<br />
igualmente pusieron a disposición <strong>de</strong> los insurgentes, por todo lo<br />
cual fueron procesados en la Real Audiencia <strong>de</strong> Guadalajara, según<br />
se <strong>de</strong>muestra con documentos que existen en el Archivo <strong>de</strong>l<br />
Supremo Tribunal <strong>de</strong> Justicia <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> Guadalajara.<br />
Por la documentación y puntos anteriores se llega al<br />
conocimiento <strong>de</strong> que la Guerra <strong>de</strong> In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia fue rápida y fugaz<br />
en el estado <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, y que, ahogadas fácilmente las<br />
manifestaciones <strong>de</strong> rebelión <strong>de</strong> que se ha hecho mérito el virreinato<br />
quedó absolutamente dueño <strong>de</strong> todo el territorio <strong>de</strong> las Provincias<br />
Colección Rescate 101
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
Gemelas, extendiéndose paulatinamente su imperio a todo el que<br />
correspondía a las Internas <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte, que habían sido<br />
intensamente agitadas, para enseguida dominar casi toda la Nueva<br />
España, confinándose solamente el fuego <strong>de</strong> la noble causa en las<br />
montañas <strong>de</strong>l sur, don<strong>de</strong> levantaba la ban<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> la rebelión el<br />
invicto e infatigable general don Vicente Guerrero.<br />
La poca <strong>de</strong>nsidad <strong>de</strong> la población <strong>de</strong> nuestro estado, que apenas<br />
si llegaba entonces a 135,385 habitantes, junto con Sonora, según<br />
pue<strong>de</strong> verse en la estadística que publicó el señor don Fernando<br />
Navarro y Noriega, en el año <strong>de</strong> 1810, y que don Carlos Espinoza<br />
<strong>de</strong> los Monteros, diputado por dichas provincias en 1823 hace llegar<br />
a 200,000; el escaso <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> su riqueza agrícola, mineral e<br />
industrial, <strong>de</strong> que nos da una i<strong>de</strong>a la memoria presentada por la<br />
diputación <strong>de</strong> la Provincias Internas con fecha 1 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1822, al<br />
H. Congreso y la dificultad <strong>de</strong> las comunicaciones, que las tenían<br />
casi aisladas <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s centros <strong>de</strong> cultura y aprovisionamiento,<br />
explican muy bien esta fácil pacificación <strong>de</strong>l territorio <strong>de</strong> dichas<br />
Provincias.<br />
Por otra parte, si la situación militar <strong>de</strong> la Nueva España, como<br />
se <strong>de</strong>ja dicho, era muy favorable para el gobierno <strong>de</strong>l Virrey<br />
Apodaca, la noble y grandiosa causa <strong>de</strong> la libertad Había ya ganado<br />
hasta los propios realistas, y por diferentes motivos nos<br />
encaminábamos aceleradamente al final halagador que culminó con<br />
el Plan <strong>de</strong> Iguala, el 24 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1821, patriótico arreglo a que<br />
llegaron el gran don Vicente Guerrero, jefe <strong>de</strong> las fuerzas<br />
insurgentes y el <strong>de</strong> las contrarias don Agustín <strong>de</strong> Iturbi<strong>de</strong>.<br />
De esta manera fue como la vieja Ciudad <strong>de</strong> los Virreyes pudo<br />
ver, sin efusión <strong>de</strong> sangre, la histórica entrada en su recinto <strong>de</strong>l<br />
Ejército <strong>de</strong> la Tres Garantías, y con esto la consumación <strong>de</strong> la<br />
In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, suprema aspiración nacional, el célebre 27 <strong>de</strong><br />
septiembre <strong>de</strong> 1821.<br />
102 Colección Rescate
Calle Principal<br />
Carlos Osuna Góngora<br />
E<br />
l pueblo ancestral<br />
<strong>de</strong> tejas rojas y fachadas <strong>de</strong> cal,<br />
<strong>de</strong> tar<strong>de</strong>s cálidas y madrugadas frías,<br />
<strong>de</strong> hombres morenos y hembras bravías,<br />
tiene una calle principal.<br />
Comienza en pleno río<br />
y termina a lo lejos, en el monte<br />
y sobre el lomerío.<br />
Parece una serpiente calcinada<br />
con un monstruoso cuerpo <strong>de</strong> piel amarillenta,<br />
dientes rojizos y manchas <strong>de</strong> piedra,<br />
que en la mitad <strong>de</strong>l pueblo, adormecida<br />
lo divi<strong>de</strong>, lo alarga y le da vida.<br />
¡Oh, calle principal <strong>de</strong> San Ignacio!<br />
Calle ancha y larga color <strong>de</strong> topacio,<br />
calle por don<strong>de</strong> tira la mirada,<br />
con ansias <strong>de</strong> infinita lejanía,<br />
calle que simboliza la agonía<br />
<strong>de</strong>l pueblo lar y <strong>de</strong> la patria mía<br />
que quedó en la provincia abandonada.<br />
Calle triste que a veces sobresalta<br />
el aullar <strong>de</strong> los canes vagabundos<br />
y, en las noches <strong>de</strong> luna, cuando falta
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
el público alumbrado.<br />
parece encaminarse hacia otros mundos<br />
bajo el cielo estrellado.<br />
Calle ancha, cual la que mal<strong>de</strong>cía<br />
Barba Jacob, en el exilio, un día.<br />
Calle ancha y larga color <strong>de</strong> topacio<br />
como los ojos que una vez amé:<br />
cuando me ausente hacia la lejanía<br />
oh, calle principal <strong>de</strong> San Ignacio,<br />
vendré en espíritu como fantasma<br />
una noche <strong>de</strong> canes y <strong>de</strong> luna<br />
y, paso a paso, te recorreré!<br />
104 Colección Rescate
Pablo <strong>de</strong> Villavicencio<br />
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
P<br />
ablo <strong>de</strong> Villavicencio —<strong>de</strong>fensor meritísimo <strong>de</strong> la<br />
in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia nacional, el más tenaz opositor <strong>de</strong>l imperio <strong>de</strong><br />
Iturbi<strong>de</strong>, precursor <strong>de</strong> la Reforma en México— nació en el<br />
mineral <strong>de</strong> Rosario, <strong>Sinaloa</strong>. Aban<strong>de</strong>rado <strong>de</strong>l liberalismo y gran<br />
señor <strong>de</strong> la polémica, su pluma <strong>de</strong> escritor pue<strong>de</strong> hermanarse a la<br />
que esgrimió, también con mano firme y patriótica, don Joaquín<br />
Fernán<strong>de</strong>z <strong>de</strong> Lizardi, “El Pensador Mexicano”. Con prosa ágil,<br />
violenta y cáustica escribió incansablemente para el pueblo,<br />
haciendo famoso su seudónimo <strong>de</strong> “El Payo <strong>de</strong>l Rosario”. Nació el<br />
día 27 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1792, cuando la <strong>de</strong>spués Ciudad Asilo <strong>de</strong>l<br />
Rosario pertenecía a la antigua Provincia <strong>de</strong> Sonora.<br />
Hablando <strong>de</strong> su infancia, el Payo <strong>de</strong>l Rosario apunta:<br />
... No había escuela <strong>de</strong> primeras letras, y nunca tuve la dicha ni <strong>de</strong><br />
apren<strong>de</strong>r el musa musae, porque mis padres, siendo pobres, no tuvieron<br />
faculta<strong>de</strong>s para darme estudios, pero siempre fui algo inclinado a la lectura<br />
y no me <strong>de</strong>jaré jugar las barbas por otro tan tonto como yo...<br />
Precisamente en el mineral <strong>de</strong> Rosario hizo sus primeras armas<br />
Pablo <strong>de</strong> Villavicencio, para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r la causa insurgente <strong>de</strong><br />
México, elevando su voz admonitoria en contra <strong>de</strong>l Obispo fray<br />
Bernardo <strong>de</strong>l Espíritu Santo, quien, allá por el año <strong>de</strong> 1818, predicó<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cátedra sagrada en pro <strong>de</strong> la dominación española y fustigó<br />
a los que combatían en su contra la Provincia <strong>de</strong> Sonora, a la que<br />
también pertenecía <strong>Sinaloa</strong>.<br />
Sólo cuatro Instituciones en el mundo poseen actualmente una<br />
colección representativa <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Pablo <strong>de</strong> Villavicencio: Sutro
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
Branch California State Library, <strong>de</strong> San Francisco, California:<br />
Texas University Library, <strong>de</strong> Austin Texas; Biblioteca Nacional <strong>de</strong><br />
México y Yale University, <strong>de</strong> New Haven, Connecticut.<br />
Pablo <strong>de</strong> Villavicencio murió asesinado en la antigua Calzada <strong>de</strong><br />
los Arbolitos, a inmediaciones <strong>de</strong> Toluca, Estado <strong>de</strong> México, el día<br />
5 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1832. Iba acompañado <strong>de</strong> José María Guillén, su<br />
cuñado, quien también fue abatido por los disparos <strong>de</strong> la<br />
solda<strong>de</strong>sca. Así, en plena juventud, a los cuarenta años <strong>de</strong> su vida,<br />
el distinguido escritor sinaloense, precursor <strong>de</strong>l liberalismo en<br />
México, regó con su sangre <strong>de</strong> mártir la tierra <strong>de</strong> sus mayores, en<br />
cuya <strong>de</strong>fensa puso los mejores bríos y arrestos <strong>de</strong> su existencia<br />
ejemplar.<br />
El parte oficial <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> Villavicencio, fue redactado<br />
como sigue:<br />
General Mariano Ortiz <strong>de</strong> la Peña.— Sección <strong>de</strong> Operaciones sobre<br />
Toluca.— Tengo el honor <strong>de</strong> poner en el superior conocimiento <strong>de</strong><br />
Vuestra Señoría, para el <strong>de</strong>l Exmo. Sr. Presi<strong>de</strong>nte, que ahora que son las<br />
cuatro <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> acabo <strong>de</strong> ocupar esta ciudad, con solo la pérdida <strong>de</strong> un<br />
dragón <strong>de</strong> Tepecuaculico; el enemigo tuvo varios, entre ellos el Payo <strong>de</strong>l<br />
Rosario y su hermano.— Dios y Libertad.— Toluca, diciembre 5 <strong>de</strong><br />
1832.—Mariano Ortiz <strong>de</strong> la Peña, firmado.<br />
El Gobierno <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong> México, en premio a los eminentes<br />
servicios que prestó Pablo <strong>de</strong> Villavicencio a la República, <strong>de</strong>cretó<br />
el 28 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1833 una pensión vitalicia a favor <strong>de</strong> la viuda y la<br />
hija <strong>de</strong>l escritor mártir. La comisión dictaminadora, al presentar su<br />
fallo para que la pensión fuese aprobada, escribió estas bellas y<br />
justas palabras:<br />
Los que suscribimos estamos convencidos <strong>de</strong> la justicia <strong>de</strong> esta<br />
provi<strong>de</strong>ncia, y muchos <strong>de</strong> los individuos <strong>de</strong> este Cuerpo Legislativo lo<br />
están igualmente <strong>de</strong> los méritos y servicios prestados por el C. Pablo <strong>de</strong><br />
Villavicencio a la causa <strong>de</strong> la libertad, aún en los tiempos más difíciles y<br />
azarosos...<br />
El escritor José Flores Magón, uno <strong>de</strong> los biógrafos <strong>de</strong> Pablo <strong>de</strong><br />
Villavicencio, dice <strong>de</strong> él lo siguiente:<br />
Nuestro héroe fue un periodista <strong>de</strong> singular personalidad, <strong>de</strong> un estilo<br />
único por su agresividad. Era mordaz, tajante e inflexible conforme a sus<br />
convicciones liberales, libertarias y profundamente patrióticas. Se<br />
distinguió por <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r nuestras instituciones <strong>de</strong> tipo fe<strong>de</strong>ralista y es<br />
106 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
consi<strong>de</strong>rado como precursor <strong>de</strong>l movimiento <strong>de</strong> Reforma, al lado <strong>de</strong> José<br />
María Luis Mora, <strong>de</strong> Valentín Gómez Farías, <strong>de</strong> don Juan Álvarez, <strong>de</strong><br />
Melchor Ocampo, <strong>de</strong> Miguel Lerdo <strong>de</strong> Tejada, <strong>de</strong> Ponciano Arriaga y <strong>de</strong>l<br />
propio don Benito Juárez.<br />
El escritor Joaquín Fernán<strong>de</strong>z Córdoba, otro <strong>de</strong> los biógrafos <strong>de</strong><br />
“El Payo <strong>de</strong>l Rosario”, dice en una obra que no es muy conocida <strong>de</strong>l<br />
gran público porque su tiraje fue únicamente <strong>de</strong> trescientos<br />
ejemplares, lo siguiente:<br />
“En las postrimerías <strong>de</strong>l régimen colonial, su terruño estaba<br />
sujeto a la férula <strong>de</strong> Fernando Espinoza <strong>de</strong> los Monteros, jefe <strong>de</strong> las<br />
armas, y <strong>de</strong>l irascible obispo fray Bernardo <strong>de</strong>l Espíritu Santo, dos<br />
hombres dominadores y voluntariosos que administraban el po<strong>de</strong>r<br />
militar, civil y temporal a favor <strong>de</strong> los españoles—, al amparo <strong>de</strong> la<br />
<strong>de</strong>scentralización y lejanía <strong>de</strong> sus extensos dominios en aquellas<br />
latitu<strong>de</strong>s cálidas, <strong>de</strong>spobladas y fabulosas.<br />
Sus primeros pasos en la vida política se encaminaron a proteger<br />
en el sur <strong>de</strong> su solar nativo la gloriosa causa insurgente y su inicial<br />
rasgo <strong>de</strong> carácter consistió en elevar enérgica protesta, en El<br />
Rosario, en contra <strong>de</strong>l obispo fray Bernardo <strong>de</strong>l Espíritu Santo,<br />
quien al encargarse <strong>de</strong> su diócesis en el año <strong>de</strong> 1818, predicó en pro<br />
<strong>de</strong> la dominación española y fustigó a los que la combatían en<br />
<strong>Sinaloa</strong>.<br />
Consumada la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, Villavicencio se trasladó a la<br />
ciudad <strong>de</strong> México, y a partir <strong>de</strong>l año <strong>de</strong> 1822 comenzó a escribir<br />
folletos sobre cuestiones políticas, que pronto hicieron posar sobre<br />
él la atención pública.<br />
Su prosa es llana, franca, ágil y agresiva. Villavicencio escribió<br />
para el pueblo y nadie como él —a excepción <strong>de</strong> José Fernán<strong>de</strong>z <strong>de</strong><br />
Lizaldi— logró penetrar tanto en la conciencia <strong>de</strong> las multitu<strong>de</strong>s.<br />
Hasta los mismos títulos <strong>de</strong> sus impresos, casi siempre rimados, son<br />
ingeniosos y atrayentes para el populacho.<br />
Víctima <strong>de</strong> injustas persecuciones; privado varias veces <strong>de</strong> su<br />
libertad; atacado y calumniado con saña por sus enemigos y<br />
prematuramente perdido para la causa <strong>de</strong>mocrática, “El Payo <strong>de</strong>l<br />
Rosario” fue un escritor constante y <strong>de</strong>sgraciado como “El Pensador<br />
Mexicano”.<br />
En 1932, al cumplirse el primer Centenario <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong><br />
Pablo <strong>de</strong> Villavicencio, el entonces gobernador constitucional <strong>de</strong><br />
<strong>Sinaloa</strong>, Profesor Don Manuel Páez, mandó construir a iniciativa<br />
<strong>de</strong>l diputado José Palomares una escuela en la ciudad <strong>de</strong> Rosario,<br />
Colección Rescate 107
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
imponiéndose el nombre <strong>de</strong>l batallador escritor y periodista, el<br />
fogoso mestizo que sufrió prisión en la fortaleza <strong>de</strong> Acapulco por<br />
<strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r sus i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> libertad.<br />
Más tar<strong>de</strong>, el general Gabriel Leyva Velázquez, que estaba en<br />
1961 al frente <strong>de</strong>l Po<strong>de</strong>r Ejecutivo <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, comisionó al<br />
historiador Antonio Nakayama para que se trasladara a Toluca, con<br />
el fin <strong>de</strong> localizar los restos <strong>de</strong> “El Payo <strong>de</strong>l Rosario”, para traerlos<br />
a Culiacán y <strong>de</strong>positarlos en la Rotonda <strong>de</strong> los Sinaloenses Ilustres,<br />
pero <strong>de</strong>sgraciadamente la tumba no se encontró.<br />
En cambio, el Gobierno <strong>de</strong>l Estado mandó publicar una obra que<br />
se intituló Artículos periodísticos <strong>de</strong> Doctrina y Combate, <strong>de</strong> Pablo<br />
<strong>de</strong> Villavicencio, honrando así su memoria y rindiéndosele<br />
fervoroso homenaje en letras <strong>de</strong> mol<strong>de</strong>.<br />
Finalmente, a iniciativa <strong>de</strong>l mismo gobernador Gabriel Leyva<br />
Velázquez, la XLIII Legislatura <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong> expidió su<br />
<strong>de</strong>creto número 337, el 30 <strong>de</strong> agosto <strong>de</strong> 1962, en el que pue<strong>de</strong><br />
leerse:<br />
Artículo primero.— Se <strong>de</strong>clara benemérito <strong>de</strong>l Estado al C. Pablo <strong>de</strong><br />
Villavicencio.— Artículo segundo.— Escríbase con letras <strong>de</strong> oro en el<br />
Salón <strong>de</strong> Sesiones <strong>de</strong>l H. Congreso <strong>de</strong>l Estado, la siguiente inscripción:<br />
Pablo <strong>de</strong> Villavicencio, “El Payo <strong>de</strong>l Rosario.<br />
108 Colección Rescate
Primeros Periódicos<br />
Héctor R. Olea<br />
L<br />
a cuna <strong>de</strong>l periodismo en <strong>Sinaloa</strong> fue el Real <strong>de</strong> Minas <strong>de</strong><br />
Cosalá, don<strong>de</strong> se publicó el primer periódico intitulado El<br />
Espectador Imparcial. Tuve la suerte, en 1943, <strong>de</strong> consultar<br />
un valioso ejemplar <strong>de</strong> esa publicación en el archivo <strong>de</strong>l historiador<br />
don Eustaquio Buelna, que contiene importantes notas sobre la<br />
sublevación <strong>de</strong> los indios yaquis y mayos, comentarios sobre la<br />
<strong>de</strong>sorganización <strong>de</strong> la hacienda pública y algunas noticias <strong>de</strong><br />
carácter oficial relacionadas con el Estado <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte.<br />
Es conveniente aclarar, que no se precisa la fecha exacta en que<br />
apareció ese primer número; pero por los sucesos a que se refiere,<br />
es muy probable que el referido periódico haya aparecido <strong>de</strong>l 11 al<br />
15 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1827.<br />
El editor oficial, entonces, era el impresor don José Felipe<br />
Gómez. En esa época los periódicos eran <strong>de</strong> una sola hoja impresa<br />
por los dos lados, en los cuales se ofrecían generalmente<br />
informaciones oficiales, noticias locales, remitidos, o se glosaban<br />
entonces ataques a los hombres públicos <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte.<br />
La publicación a que hago referencia, localizada en el archivo<br />
citado, consi<strong>de</strong>ro que es la primera que apareció con las<br />
características <strong>de</strong> formato, paginación, secciones, encabezado y<br />
nombre propio <strong>de</strong> una publicación periódica y en su texto, con toda<br />
claridad, señaló como objetivo principal; “que este papel se trasmita<br />
fácilmente a todos, y por todos se lea con atención”. En otras<br />
palabras, indica que en este caso no se trata, como en los anteriores,<br />
<strong>de</strong> publicación exclusivamente con material oficial, sino <strong>de</strong> una<br />
hoja <strong>de</strong> información directa al público.<br />
Por otra parte, el nombre <strong>de</strong> El Espectador Imparcial fija, en<br />
primer término, que sus redactores asisten al espectáculo público <strong>de</strong>
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
las <strong>de</strong>savenencias <strong>de</strong> los representantes populares <strong>de</strong>l Congreso<br />
local, y, en segundo, pue<strong>de</strong> observarse también por el título, que la<br />
publicación tiene la finalidad <strong>de</strong> juzgar o proce<strong>de</strong>r sin adherirse a<br />
ningún partido político <strong>de</strong> los que estaban en pugna.<br />
En consecuencia, sin reticencias, tomando como base las<br />
investigaciones sobre la materia, <strong>de</strong>be consi<strong>de</strong>rarse, salvo prueba en<br />
contrario, al Impreso El Espectador Imparcial como el primer periódico<br />
publicado en la Provincia <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>.<br />
En tiempos anteriores a la aparición <strong>de</strong> los primeros periódicos,<br />
las noticias eran distribuidas en forma oral a la llegada <strong>de</strong> los<br />
viajeros en la diligencia, en los corrillos lugareños, en las cartas<br />
particulares que eran pasadas <strong>de</strong> mano en mano, la botica, el portal<br />
y la plaza pública, sitios señalados que casi siempre servían <strong>de</strong><br />
fuente <strong>de</strong> información para los al<strong>de</strong>anos.<br />
El nombre <strong>de</strong> la publicación comentada, quizá, se le puso por<br />
influencia probable <strong>de</strong>l Espectador Sevillano, <strong>de</strong> 1810.<br />
Posteriormente, en la prensa nacional, aparecieron otros periódicos<br />
con igual nombre, como El Espectador, durante las luchas <strong>de</strong>l<br />
centralismo y El Espectador <strong>de</strong> México, famoso al mediar el siglo<br />
XIX.<br />
Hasta el año 1943, en que publiqué las investigaciones iniciales<br />
sobre la materia, se tuvo como el primer periódico publicado en las<br />
provincias <strong>de</strong> Sonora y <strong>Sinaloa</strong>: Celajes <strong>de</strong> la Aurora en Occi<strong>de</strong>nte,<br />
tesis errónea sustentada por algunas personas poco cuidadosas en la<br />
investigación histórica que interpretaron mal una noticia publicada<br />
por el señor gobernador <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte, don Francisco<br />
Iriarte, en uno <strong>de</strong> sus célebres manifiestos políticos.<br />
Investigaciones cuidadosas y afortunadas me permitieron aclarar este<br />
asunto histórico y resultó que fueron dos periódicos: uno con el nombre<br />
<strong>de</strong> Celajes y otro intitulado La Aurora en Occi<strong>de</strong>nte; todo se <strong>de</strong>bió sólo<br />
a un error bastante notable <strong>de</strong> los impresores <strong>de</strong>l documento político <strong>de</strong>l<br />
señor Iriarte por el <strong>de</strong>scuido <strong>de</strong> los correctores que citaron, en forma<br />
conjunta, las dos publicaciones <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte.<br />
La primera publicación, Celajes, es muy probable que se haya<br />
editado en la población <strong>de</strong> El Fuerte. Por <strong>de</strong>sgracia no conozco<br />
ejemplares y sólo tengo la certeza <strong>de</strong> que se publicaba todavía en el<br />
año 1829, por la noticia que sobre la referida publicación glosa el<br />
presbítero don Vicente <strong>de</strong> P. Andra<strong>de</strong>, quien tomó como fuente <strong>de</strong><br />
su información el catálogo <strong>de</strong> los libros y periódicos <strong>de</strong> su tío don<br />
José María Andra<strong>de</strong>, vendidos en Leipzig, Alemania, durante la<br />
intervención francesa a México.<br />
110 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
En relación con la segunda publicación La Aurora en Occi<strong>de</strong>nte,<br />
apareció en el mineral <strong>de</strong> la Purísima Concepción <strong>de</strong> los alamos —<br />
entonces perteneciente a <strong>Sinaloa</strong>— el día 1 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1828. Una<br />
fotografía <strong>de</strong> esta interesante publicación me fue obsequiada por el<br />
investigador sonorense señor profesor Eduardo W. Villa, pero cabe<br />
el mérito <strong>de</strong> ser su <strong>de</strong>scubridor al escritor don Francisco R. Almada.<br />
El primer periódico que tuvo el Estado <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la<br />
división <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte, fue el órgano llamado Los<br />
Gracos, publicado en la ciudad <strong>de</strong> Culiacán el día 15 <strong>de</strong> agosto <strong>de</strong><br />
1832, bajo la dirección <strong>de</strong>l impresor oficial, señor don Felipe<br />
Orrantia.<br />
Como dato curioso es preciso señalar que esta publicación<br />
sustentó i<strong>de</strong>as agrarias, en el noroeste <strong>de</strong>l país, no obstante que se<br />
carecía <strong>de</strong>l problema <strong>de</strong> tierras, por su escasa población y extensa<br />
superficie territorial, pero algunos diputados, que habían asistido a<br />
las Cortes <strong>de</strong> Cádiz, por medio <strong>de</strong> leyes pretendían la protección <strong>de</strong><br />
los indígenas.<br />
Este periódico fue <strong>de</strong> bastante circulación para su época, ya que<br />
recibían subscripciones <strong>de</strong> él en diversas partes <strong>de</strong>l estado, como<br />
eran las siguientes: Real <strong>de</strong>l Rosario, Cacalotán, Escuinapa,<br />
Chametla, San Sebastián, Mazatlán, Villa <strong>de</strong> los Costilla, San<br />
Ignacio, San Javier, Cosalá, Badiraguato, Mocorito, <strong>Sinaloa</strong>, Fuerte<br />
y Choix. En uno <strong>de</strong> sus ejemplares se publica una nómina <strong>de</strong> los<br />
lectores.<br />
También el impresor don José Felipe Gómez publicó en el<br />
mineral <strong>de</strong> Alamos la “Opinión Pública <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte”, en agosto <strong>de</strong><br />
1829, que contiene importantes datos sobre las causas que dieron<br />
origen a la división <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte.<br />
Por mucho tiempo se tuvo como el primer periódico oficial<br />
editado en el Estado <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong> a El Demócrata, <strong>de</strong> 1847, y como<br />
su fundador el gobernador don Rafael <strong>de</strong> la Vega y Rábago, primer<br />
benemérito y patriota ciudadano, <strong>de</strong>bido a una nota publicada por el<br />
escritor don Francisco Xavier Gaxiola; pero con todo el respeto que<br />
me merece, he podido aclarar ese asunto y el honor correspon<strong>de</strong> al<br />
general don Francisco Duque, introductor <strong>de</strong> la imprenta en<br />
Mazatlán y fundador, el día 17 <strong>de</strong> agosto <strong>de</strong> 1842, <strong>de</strong>l primer<br />
periódico que apareció en el puerto, intitulado La Gaceta <strong>de</strong>l<br />
Gobierno <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>.<br />
Los impresos más distinguidos <strong>de</strong> esa agitada época <strong>de</strong>l<br />
periodismo sinaloense fueron el señor don José Felipe Gómez, don<br />
Luis Villagrán, don Felipe Orrantia, don Juan José Félix, don<br />
Colección Rescate 111
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
Antonio y don Felipe Riestra, don Juan <strong>de</strong> la O. Reza, don Eduardo<br />
González, don Luciano Sánchez y otros más cuyos nombres<br />
injustamente han permanecido en el olvido.<br />
Estos fueron los primeros periódicos <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>. El periodismo<br />
contribuyó, como era natural, a la formación <strong>de</strong> la conciencia cívica<br />
<strong>de</strong>l estado, a la cimentación <strong>de</strong> sus instituciones jurídicas y a la<br />
conservación <strong>de</strong> sus más ilustres episodios porque la prensa es<br />
como un cristal azogado don<strong>de</strong> se reflejan las imágenes pintorescas<br />
o patrióticas <strong>de</strong> nuestros antepasados con todos sus a<strong>de</strong>manes<br />
vigorosos, sus gestos dramáticos y sus actos buenos o malos. Clío,<br />
al fin mujer, se miró también en ese maravilloso espejo.<br />
112 Colección Rescate
Cosalá<br />
Alberto Vega Olazábal<br />
A<br />
yer, cuando al calor <strong>de</strong> tu regazo<br />
el oro <strong>de</strong> tus nítidos pensiles<br />
enjoyaba mis sueños infantiles,<br />
y hacia el lago <strong>de</strong> grana <strong>de</strong>l ocaso<br />
vagaba en su inocencia mi pegaso;<br />
ayer, que con el alma recorría<br />
<strong>de</strong>l Cosmos la fulgente pedrería<br />
para toda incrustarla en tu dia<strong>de</strong>ma,<br />
¡el ígneo cintilar <strong>de</strong> aquel poema<br />
muy poco para ti, me parecía!<br />
Los tiempos han pasado y el <strong>de</strong>stino<br />
cubrióme sin piedad <strong>de</strong> amargo duelo...<br />
De la pompa y la gala <strong>de</strong> tu suelo<br />
emigré como triste peregrino<br />
sin un rayo <strong>de</strong> luz en mi camino;<br />
sin mi madre, ni mi esposa tan queridas,<br />
que hoy viven <strong>de</strong> otros mundos, otras vidas;<br />
y pájaro sin nido, vengo ahora<br />
cabalgando en el rayo <strong>de</strong> la aurora<br />
que tú, con tu progreso consolidas.<br />
¡Salve, oh mi terruño! ¡salve a ti<br />
que en po<strong>de</strong>roso impulso te levantas<br />
y en lucha incesante, ríes y cantas;
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
que en tu cielo <strong>de</strong> gualda y carmesí,<br />
reflejas <strong>de</strong>l Oriente el ormesí<br />
<strong>de</strong> sus perlas, zafiros y diamantes!<br />
¡Salve por tus arroyos murmurantes,<br />
el agua dulce y zarca, tus vergeles,<br />
tu templo esplendoroso y tus laureles<br />
que en tus parques ostentas ondulante!<br />
¡Salve a ti, que las notas <strong>de</strong> tu orquesta<br />
con un <strong>de</strong>sgarramiento <strong>de</strong> armonías,<br />
entonan las más dulces sinfonías<br />
que <strong>de</strong> San Nicolás, ante su cresta<br />
se empinan con el móvil <strong>de</strong> tu fiesta;<br />
y cual dulce y gloriosa clarinada<br />
simbolizan , ¡oh tierra enjoyelada!<br />
el <strong>de</strong>leite inefable <strong>de</strong> tu beso<br />
y el ala gigantesca <strong>de</strong>l progreso<br />
en ondas <strong>de</strong> la luz <strong>de</strong> tu alborada!<br />
114 Colección Rescate
El estado <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong><br />
Héctor R. Olea<br />
S<br />
inaloa perteneció a la Audiencia <strong>de</strong> la Nueva Galicia, que fue<br />
establecida por la Real Cédula expedida en Alcalá <strong>de</strong><br />
Henares, el día 15 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1548, por el rey Carlos I,<br />
quien le fijó resi<strong>de</strong>ncia en la villa <strong>de</strong> Compostela, que hoy pertenece<br />
al estado <strong>de</strong> Nayarit.<br />
Después se estableció el Presidio <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, en 1595, habiendo<br />
sido el primer capitán y Justicia Mayor don Alonso Díaz. Este<br />
Presidio pasó al gobierno in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> Nueva Vizcaya y Nueva<br />
Galicia, que se constituyó por Real Cédula expedida en Sevilla,<br />
España, el día 14 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1732, formando las provincias <strong>de</strong><br />
Sonora, Ostimuri y <strong>Sinaloa</strong>, segregadas <strong>de</strong> la Nueva Vizcaya, y las<br />
<strong>de</strong> Culiacán y el Rosario tomadas <strong>de</strong> la jurisdicción <strong>de</strong> la Nueva<br />
Galicia.<br />
<strong>Sinaloa</strong> formó parte <strong>de</strong> las diez provincias internas y conforme a<br />
la Real Cédula <strong>de</strong> 22 <strong>de</strong> agosto <strong>de</strong> 1776, se erigió la Comandancia<br />
General <strong>de</strong> ellas, con el carácter <strong>de</strong> única e in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong>l<br />
virreinato y se nombró comandante al brigadier, caballero don<br />
Teodoro <strong>de</strong> Croix.<br />
Permaneció en esta forma hasta que por Real Or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> 11 <strong>de</strong><br />
mayo <strong>de</strong> 1788, se concedieron amplias y absolutas faculta<strong>de</strong>s a los<br />
Virreyes para el gobierno <strong>de</strong> aquellas provincias y, autorizado por el<br />
rey <strong>de</strong> España, Carlos II, el virrey don Antonio María Flores dictó<br />
las medidas conducentes a su pacificación, or<strong>de</strong>nando dividir en dos<br />
Comandancias las Provincias, llamándolas <strong>de</strong>l Poniente y <strong>de</strong>l<br />
Oriente, para lo cual nombró Comandante General <strong>de</strong> la primera a<br />
don Jacobo Ugarte y Lozoya, y <strong>de</strong> la última a don Juan <strong>de</strong> Ugal<strong>de</strong>.
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
Pocos años <strong>de</strong>spués, por Real Or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> 23 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong><br />
1792, se estableció única e in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong>l virreinato, la<br />
Comandancia General <strong>de</strong> ellas, quedando Sonora, <strong>Sinaloa</strong>, Nueva<br />
Vizcaya, Nuevo México, Texas y Coahuila, bajo la jerarquía <strong>de</strong>l<br />
Comandante General don Pedro Neve. Y, a<strong>de</strong>más, durante las<br />
postrimerías <strong>de</strong> la Colonia, por Real Or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> 18 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1804,<br />
se or<strong>de</strong>nó la división <strong>de</strong> las diez provincias, en dos Comandancias<br />
Generales otra vez, <strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong>l virreinato y distinguiéndose<br />
con la <strong>de</strong>nominación <strong>de</strong> Orientales y Occi<strong>de</strong>ntales, pasando a<br />
pertenecer <strong>Sinaloa</strong> a la última clasificación.<br />
Esto no se llevó a efecto, por diversos obstáculos, hasta que por<br />
reales ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> 1 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1811 y 24 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1812, el<br />
Consejo <strong>de</strong> la Regencia <strong>de</strong> España e Indias, previno que se<br />
efectuara la división or<strong>de</strong>nada y la reincorporación <strong>de</strong> las Provincias<br />
al gobierno virreinal.<br />
Por Real Or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> 4 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1785 se dividió el territorio <strong>de</strong><br />
la Nueva España en doce gobiernos provisionales que fueron<br />
<strong>de</strong>signados con el nombre <strong>de</strong> Inten<strong>de</strong>ncias. Esta disposición entró<br />
en vigor el 1 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1788, y, en consecuencia, Sonora y<br />
<strong>Sinaloa</strong> constituyeron una <strong>de</strong> ellas con el nombre <strong>de</strong> Inten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong><br />
Sonora.<br />
Por <strong>de</strong>creto <strong>de</strong> 19 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1823 se or<strong>de</strong>nó la separación <strong>de</strong> las<br />
Provincias que ya existían <strong>de</strong> hecho <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y el<br />
acta constitutiva <strong>de</strong> la Fe<strong>de</strong>ración, expedida el 31 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1824,<br />
por el Congreso General, formó con las Provincias citadas el Estado<br />
<strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte; fue confirmada esta disposición por la Constitución<br />
Fe<strong>de</strong>ral <strong>de</strong> 4 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong>l mismo año.<br />
En 1825, el padre Carlos Salomé Espinosa <strong>de</strong> los Monteros, en<br />
su carácter <strong>de</strong> diputado por <strong>Sinaloa</strong>, escribió un folleto titulado:<br />
“Exposición sobre las Provincias <strong>de</strong> Sonora y <strong>Sinaloa</strong>”,<br />
oponiéndose a la división <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte, pero el primer<br />
Gobernador <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte, don Juan Manuel Riesgo,<br />
fundador <strong>de</strong> la primera Logia Masónica <strong>de</strong>l rito yorkino en Sonora,<br />
gestionó y obtuvo, como Jefe Político <strong>de</strong> la Provincia <strong>de</strong> Sonora, el<br />
acuerdo <strong>de</strong> las legislaturas locales para la división <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong><br />
referencia.<br />
El Congreso General, en relación con este asunto, <strong>de</strong>cretó lo<br />
siguiente:<br />
Primera Secretaría <strong>de</strong> Estado.— Departamento <strong>de</strong>l Interior.— Sección 1a.<br />
116 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
El Exmo. Sr. Vicepresi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> los Estados Unidos Mexicanos, se ha<br />
servido dirigirme el <strong>de</strong>creto que sigue:<br />
El Vicepresi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> los Estados Unidos Mexicanos, en ejercicio <strong>de</strong>l<br />
supremo po<strong>de</strong>r ejecutivo, a los habitantes <strong>de</strong> la República, sabed: Que el<br />
Congreso General ha <strong>de</strong>cretado lo siguiente:<br />
Se aprueba la división <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong> Sonora y <strong>Sinaloa</strong> en los términos que<br />
lo pi<strong>de</strong> su honorable Legislatura, formando <strong>Sinaloa</strong> un solo Estado, y otro<br />
Sonora.— Casimiro Liseaga, Presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la Cámara <strong>de</strong> Diputados.—<br />
Ramon Morales, Presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l Senado.— Joaquín Guerrero, diputado<br />
Secretario.— Miguel Duque Estrada, senador Secretario.<br />
Por tanto, mando se imprima, circule, y se le dé el <strong>de</strong>bido<br />
cumplimiento.— Palacio <strong>de</strong>l Gobierno Fe<strong>de</strong>ral en México, a 13 <strong>de</strong> octubre<br />
<strong>de</strong> 1830.— Anastasio Bustamante.— A. D. Lucas Alamán.<br />
En otro <strong>de</strong>creto se establecieron las bases conforme a las cuales<br />
<strong>de</strong>bería hacerse la división <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte, cuyo<br />
documento dice textualmente:<br />
Primera Secretaría <strong>de</strong> Estado.— Departamento <strong>de</strong>l Interior.— Sección<br />
1a.— El Exmo. Sr. Vicepresi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> los Estados Unidos Mexicanos, se<br />
ha servido dirigirme el Decreto que sigue:<br />
El Vicepresi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> los Estados Unidos Mexicanos, en ejercicio <strong>de</strong>l<br />
supremo Po<strong>de</strong>r Ejecutivo, a los habitantes <strong>de</strong> la República, sabed: que el<br />
Congreso General ha <strong>de</strong>cretado lo siguiente;<br />
“Artículo primero.— Comuníquese al gobierno el <strong>de</strong>creto por el cual<br />
queda constitucionalmente dividido el Estado interno <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte.<br />
Artículo segundo.— El Estado <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong> se compone por ahora y<br />
entretanto se instalan las nuevas Legislaturas que convengan entre sí sobre<br />
la <strong>de</strong>marcación <strong>de</strong> sus respectivos distritos, <strong>de</strong> los <strong>de</strong>partamentos <strong>de</strong> San<br />
Sebastián, Culiacán, y El Fuerte. El Estado <strong>de</strong> Sonora <strong>de</strong> los<br />
<strong>de</strong>partamentos <strong>de</strong> Arizpe y Horcasitas, según están <strong>de</strong>marcados unos y<br />
otros en la Constitución <strong>de</strong>l Estado.<br />
Por tanto, mando se imprima, publique, circule, y se le dé el <strong>de</strong>bido<br />
cumplimiento.— Palacio <strong>de</strong> Gobierno Fe<strong>de</strong>ral en México, a 14 <strong>de</strong> octubre<br />
<strong>de</strong> 1830.— Anastasio Bustamante.— A. D. Lucas Alamán.<br />
El Primer Congreso Constituyente <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong> se instaló en El<br />
Fuerte, el día 13 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1831, <strong>de</strong>clarándose día <strong>de</strong> fiesta<br />
política para el Estado, y “que se solemnizará en la forma prevenida<br />
por el <strong>de</strong>creto número 4, <strong>de</strong> 24 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1824”,<br />
substituyéndose en la fórmula <strong>de</strong>l juramente la palabra “Occi<strong>de</strong>nte”<br />
por la <strong>de</strong> “<strong>Sinaloa</strong>” y a las <strong>de</strong> “Acta Constitutiva” por las <strong>de</strong> “Ley<br />
Institutiva”.<br />
Se levantó el acta <strong>de</strong> los nueve electores generales <strong>de</strong> los tres<br />
Departamentos <strong>de</strong> que se componía el nuevo Estado —San<br />
Sebastián, Culiacán y El Fuerte—, “con el objeto <strong>de</strong> nombrar<br />
Colección Rescate 117
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
conforme a la Ley Institutiva <strong>de</strong>l Congreso General <strong>de</strong> 14 <strong>de</strong><br />
octubre <strong>de</strong> 1830”, y la convocatoria <strong>de</strong>l Exmo. Sr. Vicegobernador<br />
<strong>de</strong>l Estado, a los once diputados propietarios y suplentes que han <strong>de</strong><br />
formar la Legislatura <strong>de</strong>l mismo Estado. La elección se realizó el<br />
día 30 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1831.<br />
El mismo gobernador, don Fernando Escu<strong>de</strong>ro, por <strong>de</strong>creto<br />
número 30 estableció la forma <strong>de</strong> publicar y jurar la Constitución<br />
por las autorida<strong>de</strong>s eclesiásticas y civiles, cosa que no se llevó a<br />
cabo en la fecha indicada, sino por <strong>de</strong>creto número 51, <strong>de</strong> fecha 19<br />
<strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1831, publicado por el gobernador don Agustín<br />
Martínez <strong>de</strong> Castro, que la difería sin <strong>de</strong>terminar la fecha exacta,<br />
<strong>de</strong>bido al mal tiempo que reinaba en la capital <strong>de</strong>l Estado.<br />
En resumen, al dividirse el Estado <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte en dos, que son<br />
los <strong>de</strong> Sonora y <strong>Sinaloa</strong> en la actualidad, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> largas y<br />
complicadas dificulta<strong>de</strong>s entre los hombres <strong>de</strong> aquellas Provincias,<br />
la Constitución fue <strong>de</strong>cretada y sancionada por su Congreso<br />
Constituyente, el día 12 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1831, año primero <strong>de</strong> la<br />
soberanía <strong>de</strong>l Estado y décimo <strong>de</strong> la In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la nación.<br />
118 Colección Rescate
La Constitución <strong>de</strong> 1857<br />
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
L<br />
a adopción <strong>de</strong> la Constitución política <strong>de</strong> 1857, por los<br />
Estados <strong>de</strong> la Unión Mexicana, marcó una <strong>de</strong> las épocas <strong>de</strong><br />
más trascen<strong>de</strong>ncia en la historia <strong>de</strong> nuestras instituciones<br />
republicanas, ya que ello vino a nacionalizar la i<strong>de</strong>ología<br />
fundamental y a establecer los principios <strong>de</strong> aquel formidable halón<br />
evolutivo <strong>de</strong> nuestro pueblo que se llamó la Guerra <strong>de</strong> Reforma.<br />
Con la ley fundamental <strong>de</strong> la nación el Congreso Constituyente<br />
señaló en la República la adopción <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong>l hombre, ya<br />
esbozados primordialmente en el Acta Constitutiva <strong>de</strong> la<br />
Fe<strong>de</strong>ración, en 1824, y dibujó con trazos firmes, al margen <strong>de</strong><br />
aquella época <strong>de</strong> dolor y <strong>de</strong> vergüenza, los lineamientos <strong>de</strong> nuestra<br />
vida social y política.<br />
La Constitución <strong>de</strong> 1857 es la piedra angular en que <strong>de</strong>scansaron,<br />
hechos ley, los anhelos <strong>de</strong> los héroes y los pensadores <strong>de</strong> la<br />
Reforma, y constituye, en la historia <strong>de</strong>l <strong>de</strong>senvolvimiento político<br />
<strong>de</strong> México, la más preciada joya <strong>de</strong>l viejo arcón <strong>de</strong> la República.<br />
Don Ignacio Comonfort, Presi<strong>de</strong>nte Substituto <strong>de</strong> la República<br />
en 1857, el día 17 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong>l mismo año, por conducto <strong>de</strong> la<br />
Secretaría <strong>de</strong>l Estado y <strong>de</strong>l <strong>de</strong>spacho <strong>de</strong> Gobernación.<br />
or<strong>de</strong>naba jurar la Constitución Política <strong>de</strong> la República Mexicana,<br />
<strong>de</strong>cretada en el nombre <strong>de</strong> Dios y con la autoridad <strong>de</strong>l pueblo mexicano,<br />
sobre la in<strong>de</strong>structible base <strong>de</strong> su legítima In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, proclamada el<br />
16 <strong>de</strong> Septiembre <strong>de</strong> 1810, y consumada el 27 <strong>de</strong> Septiembre <strong>de</strong> 1821.
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
La comunicación oficial enviada a los gobernadores <strong>de</strong> los<br />
Estados <strong>de</strong> la Unión, fue firmada por el Ministro don Ignacio <strong>de</strong> la<br />
Llave.<br />
En Culiacán, capital <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, la Constitución<br />
“firmada en el salón <strong>de</strong> sesiones <strong>de</strong>l congreso <strong>de</strong> Méjico a cinco <strong>de</strong><br />
febrero <strong>de</strong> mil ochocientos cincuenta y siete, trigésimo séptimo <strong>de</strong><br />
la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia”, fue publicada, por primera vez, en el periódico<br />
oficial “La Ban<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> Ayutla”, número 30, tomo II, y promulgada<br />
el día 19 <strong>de</strong> Abril por el “Exmo. Sr. D. Miguel Ramírez, a<br />
consecuencia <strong>de</strong> la separación temporal que le otorgó el jefe<br />
supremo <strong>de</strong> la República al Exmo. Sr. Gobernador D. Pomposo<br />
Verdugo”.<br />
“... como segundo vocal <strong>de</strong>l Consejo y por enfermedad <strong>de</strong>l<br />
primero, don Agustín Martínez <strong>de</strong> Castro. En realidad fue porque<br />
no quisieron promulgar la Constitución <strong>de</strong> 1857”, apunta don<br />
Eustaquio Buelna en su obra Apuntes para la Historia <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>.<br />
Don Pomposo Verdugo, que reasumió el mando el día 7 <strong>de</strong> junio,<br />
aparece, el 23 <strong>de</strong>l mes siguiente, firmando una acta <strong>de</strong> protesta <strong>de</strong> la<br />
Constitución <strong>de</strong> la República.<br />
Al otro día <strong>de</strong> la promulgación, 20 <strong>de</strong> marzo, el gobernador<br />
interino doctor Miguel Ramírez, según las actas que obran en los<br />
archivos <strong>de</strong>l Gobierno <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, prestó el juramento solemne en el<br />
salón <strong>de</strong> la Corte <strong>de</strong> Justicia, siendo las diez <strong>de</strong> la mañana,<br />
tomándolo <strong>de</strong>spués a “los señores que componen el H. Consejo <strong>de</strong><br />
Gobierno, los ministros <strong>de</strong>l Supremo Tribunal, el señor prefecto <strong>de</strong>l<br />
Distrito, el Comandante general y <strong>de</strong>más autorida<strong>de</strong>s y jefes <strong>de</strong> la<br />
Fe<strong>de</strong>ración y <strong>de</strong>l Estado”.<br />
Los funcionarios y empleados públicos que en este acto se<br />
negaron a protestar el cumplimiento <strong>de</strong> la nueva ley fundamental <strong>de</strong><br />
la República, fueron: Clemente Espinosa <strong>de</strong> los Monteros, vocal<br />
primero <strong>de</strong>l H. Consejo <strong>de</strong>l Gobierno y ensayador <strong>de</strong> la Casa <strong>de</strong><br />
Moneda <strong>de</strong> Culiacán; Tomás Gómez, consejero <strong>de</strong>l Gobierno y<br />
Tesorero General <strong>de</strong>l Estado; Manuel Onofre Parodi, ensayador e<br />
interventor <strong>de</strong> la Casa <strong>de</strong> Moneda; Lic. Francisco Verdugo y<br />
Amador, Tasador General <strong>de</strong> las Costas <strong>de</strong>l Estado; Leonardo<br />
Ibarra, administrador <strong>de</strong> Correos; Luis Tirado, administrador <strong>de</strong>l<br />
Papel Sellado; Fernando Escu<strong>de</strong>ro, Miguel Salas y Carlos Jorganes,<br />
munícipes <strong>de</strong> la Junta Municipal; Pedro Roccín, síndico <strong>de</strong> la<br />
misma Junta Municipal e Ignacio Martínez Valenzuela, teniente<br />
coronel <strong>de</strong>l Ejército, comandante general <strong>de</strong> la plaza.<br />
120 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
Días antes, el 1 <strong>de</strong> abril, el gobernador Ramírez <strong>de</strong>cía, al<br />
Ministro <strong>de</strong> Relaciones <strong>de</strong> México, lo siguiente:<br />
No habiendo recibido este Gobierno la Constitución dada por los<br />
representantes <strong>de</strong>l pueblo, ni la ley electoral, ha dispuesto reunir al<br />
Consejo <strong>de</strong> Gobierno el día <strong>de</strong> mañana para proce<strong>de</strong>r, con su acuerdo, a<br />
publicarla y jurarla, por consi<strong>de</strong>rar bastantes para el efecto los ejemplares<br />
que <strong>de</strong> dichas leyes ha recibido oficialmente la Alta Corte <strong>de</strong> Justicia.<br />
Muéveme a tomar esta <strong>de</strong>terminación el temor <strong>de</strong> que los enemigos <strong>de</strong> las<br />
liberta<strong>de</strong>s públicas, hayan sustraído los ejemplares que se remitieron a<br />
<strong>Sinaloa</strong> <strong>de</strong> alguna <strong>de</strong> las Admrs. De correos <strong>de</strong>l tránsito, con el fin <strong>de</strong> que<br />
avancen sus tenebrosas maquinaciones, como en efecto lo han logrado,<br />
aunque no <strong>de</strong> una manera alarmante todavía, sus colaboradores en el<br />
Estado, transmitiendo en secreto la circular <strong>de</strong>l arzobispo <strong>de</strong> México.<br />
Digase V. E. dar cuenta con lo expuesto a E. S. Presi<strong>de</strong>nte sustituto,<br />
asegurándole que estoy dispuesto, en unión <strong>de</strong> la mayoría <strong>de</strong> los<br />
sinaloenses, a sostener a todo trance los principios proclamados por S. E. y<br />
la Constitución que los representantes <strong>de</strong>l pueblo han dado a la República.<br />
El gobernador Ramírez, habiéndose promulgado la carta<br />
fundamental <strong>de</strong> la República en Culiacán, como se ha <strong>de</strong>jado<br />
apuntado, se dirigió a los señores prefectos <strong>de</strong>l Estado para que, <strong>de</strong><br />
acuerdo con las instrucciones recibidas <strong>de</strong> México, se procediese a<br />
promulgar la nueva Constitución en los principales pueblos <strong>de</strong> su<br />
jurisdicción.<br />
El señor don Francisco Camilo Orrantia, Jefe <strong>de</strong> la Prefectura <strong>de</strong>l<br />
Fuerte, contestando al Gobierno <strong>de</strong>l Estado, comunicó “que no podía<br />
prestar el juramento pedido por consi<strong>de</strong>rar el acto, si no opuesto, al<br />
menos poco conforme con sus principios religiosos”. Ante la negativa<br />
<strong>de</strong>l Prefecto, la Constitución fue promulgada por los oficiales <strong>de</strong> la<br />
Guardia Civil, por estar “dispuestos a jurar fiel observancia y guarda <strong>de</strong><br />
esta ley fundamental, más que por cumplir con una ceremonia oficial,<br />
por rendirle un homenaje que arranca <strong>de</strong> nuestras íntimas<br />
convicciones...”<br />
En Mazatlán “los actos solemnes <strong>de</strong> la publicación y juramento<br />
fueron acogidos por el pueblo con las emociones más explícitas <strong>de</strong><br />
un verda<strong>de</strong>ro patriotismo y exaltado entusiasmo”.<br />
En el mismo Puerto <strong>de</strong> Mazatlán se levantaron actas al protestar<br />
el cumplimiento <strong>de</strong> la nueva Constitución, el señor don José María<br />
Yánez, general en jefe <strong>de</strong> las fuerzas <strong>de</strong> los Estados <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte y<br />
los jefes y oficiales <strong>de</strong> su Estado Mayor, el comandante general <strong>de</strong>l<br />
Estado y el capitán <strong>de</strong>l puerto. A estos actos siguieron los <strong>de</strong> “los<br />
sargentos segundos, cabos y soldados que se hallaban <strong>de</strong> guarnición<br />
Colección Rescate 121
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
a bordo <strong>de</strong>l pailebot <strong>de</strong> guerra “Iturbi<strong>de</strong>” que se encontraba en la<br />
mar, resguardando las costas...”<br />
Y, todavía más, el Gobierno <strong>de</strong>l Estado recibió igual información<br />
<strong>de</strong> la protesta <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong>l Cuerpo <strong>de</strong> Lanceros <strong>de</strong> Córdoba,<br />
<strong>de</strong>l Batallón fijo <strong>de</strong> Mazatlán, <strong>de</strong>l Cuerpo <strong>de</strong> Artillería, <strong>de</strong> los<br />
empleados <strong>de</strong>l Estado y <strong>de</strong>l escuadrón activo <strong>de</strong> Lanceros <strong>de</strong><br />
Mazatlán.<br />
Después, sucesivamente, comenzaron a llegar al Gobierno <strong>de</strong>l<br />
Estado las actas en que se juraba la nueva Constitución <strong>de</strong><br />
Cacalotán, Concordia, Bamoa, Ocoroni, Cosalá, Badiraguato,<br />
Baimena, Mocorito, Quilá, Rosario y Choix.<br />
El general José María Yánez, jefe <strong>de</strong> las fuerzas <strong>de</strong> los Estados<br />
<strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte, el día 10 <strong>de</strong> junio remitía al Gobierno.<br />
el acta en que consta haber prestado juramento a la constitución política<br />
<strong>de</strong>l país, ante el Sr. Comandante General <strong>de</strong> este Estado, el Sr. Gral. D.<br />
José María Ca<strong>de</strong>na, Coronel D. José María Flores, Teniente Coronel<br />
Graduado comandante <strong>de</strong> escuadrón D. Juan Esteban Orozco y Capitán D.<br />
Fernando Tagle y D. Pánfilo B. Barasorda, que han llegado últimamente a<br />
este puerto...<br />
Finalmente, en vista <strong>de</strong> algunas dificulta<strong>de</strong>s seguidas entre las<br />
autorida<strong>de</strong>s civiles y eclesiásticas en aquellos días, el gobernador<br />
Ramírez, en el mes <strong>de</strong> mayo “reclama al obispo don Pedro Loza,<br />
por haber mandado dirigir circulares a los jueces y celadores <strong>de</strong> los<br />
pueblos, para que no juren la Constitución, pues si lo hicieren no<br />
podrán ser absueltos, ni en artículo <strong>de</strong> muerte, sino previa<br />
retractación”.<br />
122 Colección Rescate
El Ejido Azul<br />
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
H<br />
endió el ejido azul y fue arrojando<br />
estrellas<br />
en el abierto erial.<br />
Jesús, el sembrador,<br />
se fue rayando el cielo en surcos<br />
paralelos.<br />
Para arrojar semillas<br />
<strong>de</strong> esperanza y <strong>de</strong>l sol.<br />
Los bueyes vespertinos, <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> la jornada,<br />
se fueron a tumbar junto a las nubes viejas,<br />
y los últimos pájaros<br />
que rayaron el cielo se llevaron<br />
la tar<strong>de</strong><br />
en sus alas abiertas.<br />
Y cuando la peonada llegó,<br />
azul, con el dolor rural sobre los hombros,<br />
arriba, en el ejido<br />
entre los surcos sembrado <strong>de</strong> luceros,<br />
había oro<br />
tembloroso, oro recién nacido!
La Invasión Norteamericana<br />
José Mena Castillo<br />
E<br />
l día 7 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1846 se avistó en aguas <strong>de</strong> Mazatlán<br />
la corbeta norteamericana “Lawaren” y el día 27 la “Veren”.<br />
No emprendieron operaciones hostiles, retirándose la primera<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> algunos días.<br />
A fines <strong>de</strong> octubre llegaron hasta la bahía y tiraron anclas varias<br />
unida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la flota enemiga, entre otras la corbeta “Cyane”. Se<br />
esparció la noticia <strong>de</strong> que los americanos trataban <strong>de</strong> efectuar un<br />
<strong>de</strong>sembarco por Puerto Viejo y con este motivo se movilizó alguna<br />
gente <strong>de</strong> la guarnición hacia dicho lugar. La especie resultó ser una<br />
falsa alarma.<br />
Sin que hubiera podido saberse el fin que se perseguía, al día<br />
siguiente <strong>de</strong>l sucedido anterior, salieron <strong>de</strong> la playa cuatro<br />
embarcaciones pequeñas con alguna gente, que al parecer tomó<br />
rumbo hacia la corbeta “Cyane”. Advertido <strong>de</strong>l movimiento, los <strong>de</strong>l<br />
buque americano botaron al agua tres lanchas con marinería<br />
encaminándola al encuentro <strong>de</strong> las embarcaciones mexicanas. Éstas,<br />
por su parte, al notar la dirección que seguían los invasores, se<br />
<strong>de</strong>volvieron apresuradamente varándose en la playa.<br />
Cuando esto sucedió los americanos hicieron varios disparos <strong>de</strong><br />
pistola que ningún daño causaron y a su vez regresaron a la corbeta.<br />
Al rendir parte sobre este inci<strong>de</strong>nte sin importancia, el coronel<br />
Rafael Téllez, que <strong>de</strong>fendía la plaza <strong>de</strong> Mazatlán, quiso hacerlo<br />
pasar como una escaramuza en que había rechazado a los<br />
invasores.
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
Más tar<strong>de</strong>, el 17 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1847 fue <strong>de</strong>clarado sujeto a bloqueo el<br />
puerto <strong>de</strong> Mazatlán. La notificación <strong>de</strong> esta medida bélica se la<br />
comunicó al coronel Téllez el comandante americano <strong>de</strong> la corbeta<br />
“Portsmouth”, con explicaciones adjuntas sobre las consecuentes<br />
restricciones al tráfico marítimo. A<strong>de</strong>más, a fines <strong>de</strong>l mismo febrero<br />
hizo su aparición en aguas <strong>de</strong> Mazatlán una goleta enemiga, que no<br />
llevaba más misión que aprovisionar a todas las unida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la flota<br />
estadouni<strong>de</strong>nse que sostenían el bloqueo. Como por aquellos días Téllez<br />
se encontraba en abierta rebelión, todo lo que hizo fue trasmitir al<br />
general Anastasio Bustamante, que se encontraba en Tepic, los informes<br />
relativos.<br />
El 22 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1847 se avistó por segunda vez en aguas<br />
<strong>de</strong> Mazatlán la fragata americana “Portsmouth”, dando origen su<br />
presencia a la especie <strong>de</strong> que el ataque sobre el puerto se <strong>de</strong>sataría<br />
<strong>de</strong> un momento a otro. Alarmado el coronel Téllez por las<br />
activida<strong>de</strong>s navales <strong>de</strong>l enemigo, indicativas <strong>de</strong> las hostilida<strong>de</strong>s<br />
próximas, se dirigió en <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> auxilio al gobierno <strong>de</strong>l Estado<br />
<strong>de</strong> Jalisco; mas como quiera que en los círculos oficiales <strong>de</strong> aquella<br />
entidad fuera bien conocida la conducta escandalosa y truculenta<br />
<strong>de</strong>l comandante <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, se le contestó sin dilación que podía<br />
contar con la ayuda militar <strong>de</strong>l caso, siempre que las fuerzas unidas<br />
para combatir al invasor quedaran bajo las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>l general José<br />
María Yáñez. La condición que se le imponía a Téllez era<br />
inaceptable porque significaba nada menos que el fin <strong>de</strong> sus<br />
manejos dictatoriales, y consecuentemente no la aceptó.<br />
El primero <strong>de</strong> noviembre llegó a puerto la barca “Irie”, anclada<br />
frente al Crestón. El día 10 <strong>de</strong> noviembre se avistaron las fragatas<br />
“In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nce”, “Congress” y “Cyane”, fon<strong>de</strong>ando por la tar<strong>de</strong>, la<br />
primera, a la vista <strong>de</strong> Olas Altas, y la segunda en Puerto Viejo. Al<br />
día siguiente, es <strong>de</strong>cir, el 11 <strong>de</strong>l mes expresado, el comodoro<br />
William Brandford Subrick pidió la rendición <strong>de</strong>l puerto en un<br />
plazo perentorio <strong>de</strong> cuatro horas.<br />
La comandancia militar, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la noche <strong>de</strong> la víspera había<br />
retirado a los quinientos hombres que formaban la guarnición al<br />
parejo llamado Palos Prietos, contestó lacónicamente que la plaza<br />
no se rendía.<br />
Una hora antes <strong>de</strong> que feneciera el plazo, cuando la ciudad había sido<br />
totalmente abandonada por el elemento militar, el presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la Junta<br />
Municipal, cumplimentando un acuerdo urgente <strong>de</strong> la misma, abordó el<br />
buque insignia <strong>de</strong>l comodoro americano para pedirle una prórroga; y<br />
como no se concediera, haciendo hincapié en el hecho <strong>de</strong> que<br />
126 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
Mazatlán había quedado reducido a la calidad <strong>de</strong> un centro <strong>de</strong><br />
población civil inerme, pidió que a sus habitantes se les impartieran<br />
las garantías elementales reconocidas por el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> gentes. Se<br />
le dieron al comisionado municipal las segurida<strong>de</strong>s que solicitaba, y<br />
es <strong>de</strong> justicia <strong>de</strong>cir que los invasores cumplieron sus promesas.<br />
Al vencerse exactamente las cuatro horas <strong>de</strong>l ultimátum,<br />
comenzó el <strong>de</strong>sembarco <strong>de</strong> las fuerzas americanas. Entre tropa <strong>de</strong><br />
línea y marineros saltaron a tierra sinaloense aproximadamente 400<br />
hombres con cuatro piezas <strong>de</strong> artillería, que tomaron posesión <strong>de</strong>l<br />
cuartel <strong>de</strong> la ciudad así como <strong>de</strong> todos los puntos estratégicos. Al<br />
mismo tiempo, las tropas mexicanas se movilizaron <strong>de</strong> Palos Prietos<br />
para ir a estacionarse al Venadillo. Pocos días <strong>de</strong>spués, el enemigo<br />
<strong>de</strong>sembarcó el resto <strong>de</strong> su artillería emplazándola sin tardanza.<br />
El día 18 <strong>de</strong> noviembre llegó hasta el campamento mexicano la<br />
noticia <strong>de</strong> que los invasores trataban <strong>de</strong> hacer un nuevo <strong>de</strong>sembarco<br />
por la <strong>de</strong>sembocadura <strong>de</strong>l río Presidio. Con el intento <strong>de</strong> cerrarles el<br />
paso se movilizó el coronel Téllez hacia el punto nombrado; pero<br />
inútil resultó su marcha, porque era el lugar <strong>de</strong>nominado Urías el<br />
verda<strong>de</strong>ro objetivo <strong>de</strong>l enemigo, y hacia él avanzó en la madrugada<br />
<strong>de</strong>l día 20.<br />
Se aprestó a la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> aquel acantonamiento una fracción <strong>de</strong><br />
tropa mexicana, al mando <strong>de</strong>l capitán <strong>de</strong>l puerto Carlos Horn y<br />
cuatro oficiales, trabándose un combate que se prolongó por espacio<br />
<strong>de</strong> seis horas, al cabo <strong>de</strong> los cuales, rechazados los americanos, se<br />
retiraron llevándose a sus heridos y <strong>de</strong>jando en el campo un oficial<br />
muerto. Con posterioridad a este encuentro, único que se libró en<br />
territorio <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong> entre las armas nacionales y las <strong>de</strong> Estados<br />
Unidos, el invasor no volvió a salir <strong>de</strong>l puerto.<br />
Mientras tanto, el coronel Téllez protestó obediencia y sumisión<br />
al Supremo Gobierno y reconoció a don Rafael <strong>de</strong> la Vega como<br />
gobernador <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, contra el que se había rebelado, entregando<br />
la comandancia militar al coronel don Carlos Cruz Echavarría,<br />
abandonando el Estado acompañado <strong>de</strong> su familia, con un<br />
salvoconducto.<br />
La guerra entre México y Estados Unidos se redujo, en lo que<br />
concierne a <strong>Sinaloa</strong>, a la ocupación <strong>de</strong> Mazatlán y al control <strong>de</strong>l<br />
puerto y costa adyacentes por las fuerzas <strong>de</strong> tierra y unida<strong>de</strong>s<br />
navales <strong>de</strong> la mencionada potencia enemiga. Las autorida<strong>de</strong>s<br />
municipales porteñas que siguieron funcionando bajo la ban<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>l<br />
invasor, constreñidas por el ineludible <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> mantener activos<br />
los servicios públicos indispensables a la vida ciudadana y <strong>de</strong><br />
Colección Rescate 127
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
asumir en cualquier emergencia la representación colectiva, así<br />
como la población civil inerme, tuvieron que plegarse y se plegaron<br />
a su triste condición <strong>de</strong> vencidos con la amarga resignación <strong>de</strong> la<br />
impotencia.<br />
Sin que se registraran fricciones entre invasores y vencidos, el<br />
ansiado <strong>de</strong>senlace <strong>de</strong> la contienda llegó al cabo <strong>de</strong> siete meses a<br />
contar <strong>de</strong> la fecha en que los americanos ocuparon Mazatlán. El 2<br />
<strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1848 se firmaron los Tratados <strong>de</strong> Guadalupe; el 13 <strong>de</strong><br />
mayo los aprobó el Congreso <strong>de</strong> la Unión, el 17 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong>l mismo<br />
año los invasores evacuaron el puerto, recibiendo la plaza el nuevo<br />
comandante militar <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, general Manuel Castillo Negrete.<br />
128 Colección Rescate
Teófilo Noris<br />
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
T<br />
eófilo Noris, el heroico ca<strong>de</strong>te sinaloense que vivió las horas<br />
trágicas <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l Castillo <strong>de</strong> Chapultepec, en 1847,<br />
lucía en su chaquetín las espiguillas <strong>de</strong> sargento segundo<br />
cuando vio abatirse, junto a sus diciocho primaveras, a los niños<br />
héroes <strong>de</strong>l Colegio Militar.<br />
Noris nació en la ciudad <strong>de</strong>l Rosario, <strong>Sinaloa</strong>, el 9 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong><br />
1829, siendo sus padres don Joaquín Noris —militar que alcanzó el<br />
grado <strong>de</strong> Comandante en el Ejército Republicano— y la señora<br />
doña Victoria Sibrián.<br />
A los 16 años <strong>de</strong> edad, siguiendo su vocación a la carrera <strong>de</strong> las<br />
armas fue a México, ingresando al Colegio Militar. Permaneció en<br />
las aulas dos años. Alcanzó, por méritos propios, el grado <strong>de</strong><br />
sargento segundo, y, comandando la Segunda Compañía, tomó<br />
parte en la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l Castillo <strong>de</strong> Chapultepec, en aquel inolvidable<br />
13 <strong>de</strong> Septiembre <strong>de</strong> 1847, en el que los niños héroes escribieron<br />
una <strong>de</strong> las páginas más bellas <strong>de</strong> la Historia <strong>de</strong> México.<br />
Teófilo Noris, hablando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la altura nevada <strong>de</strong> sus 80 años,<br />
<strong>de</strong>scribió, en páginas que guardan amorosamente sus hijos, la<br />
epopeya:<br />
“A nosotros se nos había confiado la guardia <strong>de</strong>l Hospital <strong>de</strong><br />
Sangre. Éste se encontraba situado al lado Oriente <strong>de</strong> Chapultepec.<br />
En el Occi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l Colegio, que estaba <strong>de</strong>fendido por la Primera<br />
Compañía, al mando <strong>de</strong>l general Monter<strong>de</strong>, el tiroteo había<br />
principiado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la mañana <strong>de</strong>l día 13. Los <strong>de</strong> la Segunda, que<br />
éramos cuarenta alumnos, cuatro cabos y yo, que era el sargento, no<br />
habíamos sido molestados en nada. Como a las 12 <strong>de</strong>l día,
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
recibimos aviso <strong>de</strong> que la posición llamada “Caballero Alto” se<br />
había rendido y que ya los americanos se dirigían a nosotros. El<br />
oficial <strong>de</strong> nuestra Compañía, Miguel Pucel, nos or<strong>de</strong>nó<br />
inmediatamente ponernos sobre las armas.<br />
Lo recuerdo perfectamente. Era Andrés Mellado quien estaba <strong>de</strong><br />
centinela avanzado, y quien, entre la emoción profunda que nos<br />
embarga a los ca<strong>de</strong>tes, <strong>de</strong>jó repercutir el esperado grito:<br />
—¡Alto! ¿Quién vive?<br />
¡Qué momento aquél! Pensamos en un segundo en los nuestros,<br />
en el hogar, en los amigos, en la Patria, en el honor... Y un aliento<br />
<strong>de</strong> gloria nos trastornó, nos embriagó, y, anonadados, corrimos a las<br />
armas, volamos sobre las cajas <strong>de</strong> parque, tomamos nuestras<br />
posiciones y no hicimos esperar la respuesta a los primeros tiros <strong>de</strong><br />
la fusilería enemiga...<br />
Sobre los parapetos estábamos inmóviles, cargando los fusiles y<br />
veíamos al centinela, sonriente, que se <strong>de</strong>tenía <strong>de</strong> cuando en cuando<br />
para contestar alguna bala que cerca le pasaba, silbando<br />
siniestramente. Y había un muchacho —¡qué diablo, vaya que era<br />
valiente!— que siempre se distinguió en el tiro al blanco, y que allí,<br />
tras <strong>de</strong> su parapeto, parecía muy divertido en cazar americanos.<br />
De pronto oímos al centinela que gritaba:<br />
—¡Relevo! ¡Estoy herido!<br />
Se le relevó, luego; estaba ligeramente rozado por una bala en el<br />
carrillo. Poucel dirigió esa <strong>de</strong>fensa como un león. ¡Vaya si era bravo<br />
Poucel! Era <strong>de</strong> vérsele multiplicándose en los sitios <strong>de</strong> mayor peligro,<br />
alentándonos, infundiéndonos ánimo, cargando personalmente los<br />
fusiles, haciendo fuego certero. De pronto, oí a alguien que me llamaba.<br />
Era Poucel.<br />
—¡Sargento! —me dijo—. Deje usted <strong>de</strong> tirar. Ocúpese en<br />
cargar las armas <strong>de</strong> los muchachos, porque estos malvados nos<br />
acosan por todos lados.<br />
Entonces tomé lugar cerca <strong>de</strong> cuatro cajas <strong>de</strong> parque que<br />
teníamos, y comencé a cargar fusiles y a llenar cartuchos. No<br />
llevaba mucho tiempo en esa tarea, cuando vi aparecer, por la<br />
puerta <strong>de</strong>l “Rastrillo”, a cerca <strong>de</strong> 150 hombres, los cuales<br />
comenzaron a hacer fuego, un fuego <strong>de</strong> infierno. A poco<br />
aparecieron otros 150, que redoblaron su ataque sobre nuestras<br />
posiciones. Notaba yo que las cajas <strong>de</strong> parque quedaban vacías por<br />
momentos, cuando se acercó nuevamente Poucel y me dijo:<br />
—¡Sargento, los muchachos aflojan!<br />
—Hay razón —le contesté—, el parque se nos ha agotado”.<br />
130 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
<br />
“El general Monter<strong>de</strong> —sigue la voz <strong>de</strong>l héroe— no podía<br />
trasmitirnos sus ór<strong>de</strong>nes en aquellos momentos, porque estaba preso<br />
en la parte Occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong>l Colegio... Los tiros estaban agotados y la<br />
rendición se imponía. Agustín Melgar no estuvo conforme y se fue<br />
a encerrar a la biblioteca. Después, cuando entraron los americanos,<br />
los recibió a balazos y mató a uno <strong>de</strong> ellos. El también fue herido.<br />
Después <strong>de</strong> que sufrió la amputación <strong>de</strong> una pierna, murió.<br />
Al rendirnos no entregamos personalmente las armas. Poucel nos<br />
or<strong>de</strong>nó las colocáramos en tierra y él hizo lo mismo con su espada.<br />
Al acercarse a don<strong>de</strong> estábamos las fuerzas <strong>de</strong>l general Smith, subió<br />
primero sobre el reducto un joven oficial americano.<br />
Inmediatamente se dirigió a nuestro oficial, exigiéndole rindiera<br />
su espada. Poucel nada dijo y solamente, con altivo gesto, le señaló<br />
el arma, que se encontraba en el suelo.<br />
—Si quieren recogerlas —nos dijo— que se inclinen a tomarlas;<br />
nosotros jamás se las entregaremos.<br />
Después fuimos encerrados en los dormitorios <strong>de</strong> Chapultepec y<br />
al día siguiente se nos condujo a Tacubaya, en don<strong>de</strong> negamos<br />
juramento <strong>de</strong> no tomar las armas contra la invasión. El día 15 se nos<br />
puso en libertad, en México, a condición <strong>de</strong> no salir <strong>de</strong> la capital...<br />
Todo lo recuerdo perfectamente. Me parece ver, ahora mismo, a<br />
Montes <strong>de</strong> Oca, que murió a mi lado; a Suárez, a Hilario Pérez <strong>de</strong><br />
León, a Escutia, a Pablo Banuet, a Agustín Melgar...”<br />
<br />
En el viejo mineral don<strong>de</strong> nació el aguilucho sinaloense todavía<br />
pue<strong>de</strong> contemplarse la casona don<strong>de</strong> vio la luz primera, en cuyas<br />
pare<strong>de</strong>s la gratitud rosarense colocó una placa conmemorativa en el<br />
primer centenario <strong>de</strong> la epopeya. A<strong>de</strong>más, el Ayuntamiento <strong>de</strong> la<br />
municipalidad expidió un <strong>de</strong>creto según el cual la calle<br />
“Guanajuato” perdía el nombre para ostentar en los sucesivo el <strong>de</strong>l<br />
héroe. La Comuna <strong>de</strong> Culiacán también honró la memoria <strong>de</strong>l<br />
ca<strong>de</strong>te sinaloense, en igual forma, para perpetuar la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l<br />
Castillo <strong>de</strong> Chapultepec.<br />
Por lo <strong>de</strong>más, en el archivo <strong>de</strong> la parroquia <strong>de</strong> Rosario, en el<br />
Libro <strong>de</strong> Bautismos —período 1823-1831—, página número 177, se<br />
encuentra una partida que, respetando su ortografía, dice así:<br />
Colección Rescate 131
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
Al margen, José Teófilo.— Al centro: En esta Santa Iglesia Parroquial <strong>de</strong>l<br />
Rosario, a nueve <strong>de</strong> Enero <strong>de</strong> mil ochocientos veintinueve, yo el Vicario<br />
Foráneo Cura Párroco Presbítero Manuel Rojas Bauticé solemnemente,<br />
puse el Santo Oleo y Sagrada Crisma a un niño que nació hoy, a quien<br />
puse por nombre José Teófilo, hijo legítimo <strong>de</strong>l Ciudadano Joaquín Noris,<br />
Jefe Político <strong>de</strong>l Departamento <strong>de</strong> San Sebastián y <strong>de</strong> doña Victoriana<br />
Sibrián; fue Madrina doña Pru<strong>de</strong>ncia Sánchez, a quien advertí su<br />
parentesco espiritual y obligaciones. — Manuel Rojas O., rúbrica.<br />
<br />
<br />
Teófilo Noris fue el último superviviente <strong>de</strong> la gloriosa jornada<br />
<strong>de</strong>l 47. Bajó a la tumba el 29 <strong>de</strong> agosto <strong>de</strong> 1909, en la ciudad <strong>de</strong><br />
México, agobiado bajo el peso <strong>de</strong> sus ochenta años batalladores.<br />
Al recibir Teófilo Noris el amoroso abrazo <strong>de</strong> la tierra, bajo el<br />
azul intenso <strong>de</strong>l cielo <strong>de</strong> México que entolda el viejo escenario,<br />
rematado por los volcanes <strong>de</strong> leyenda, se epilogó una <strong>de</strong> nuestras<br />
más bellas lecciones <strong>de</strong> Historia Patria.<br />
Aquel día los viejos ahuehuetes <strong>de</strong>l bosque <strong>de</strong> Chapultepec<br />
agitaron sus cabelleras ancianas, para <strong>de</strong>jar caer, en homenaje al<br />
aguilucho sinaloense —el último <strong>de</strong> los Niños Héroes— sus cien<br />
lágrimas <strong>de</strong> heno.<br />
132 Colección Rescate
La Cosecha<br />
Juan E. Guerra Aguiluz<br />
L<br />
os sauces arrojan<br />
su bolo <strong>de</strong> sombra<br />
sobre las cansadas aguas.<br />
Viandas agrícolas<br />
circulan en el banquete ejidal<br />
por intestinos <strong>de</strong> acero.<br />
La gente se mueve<br />
<strong>de</strong> un lado hacia otro<br />
con campanas en las bolsas.<br />
—La tierra parió bien<br />
esta temporada—.<br />
Todos estrenan sombreros<br />
y huaraches.<br />
Suena la tambora<br />
su marcha triunfal:<br />
“¡Que me toquen El Quelite,<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l Niño Perdido,<br />
y por último El Torito<br />
pa′ que vean como me pinto!”
El dinero se gasta pronto<br />
y pronto vuelven al campo;<br />
sólo les quedó <strong>de</strong> la cosecha<br />
el sombrero y los huaraches<br />
y una nueva ilusión:<br />
¡volver a la ciudad<br />
con campanas en las bolsas!<br />
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
134 Colección Rescate
Plácido Vega<br />
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
A<br />
l general don Plácido Vega, el complicado personaje<br />
sinaloense ―traidor para unos, patriota para otros, ambicioso<br />
político para los <strong>de</strong>más― tocó en suerte organizar y ser el<br />
conductor <strong>de</strong> la Brigada <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, contingente <strong>de</strong> fuerzas armadas<br />
que nuestro Estado puso a disposición <strong>de</strong>l Gobierno <strong>de</strong>l Presi<strong>de</strong>nte<br />
Benito Juárez en 1863, para combatir durante la guerra <strong>de</strong><br />
intervención francesa.<br />
Después <strong>de</strong>l triunfo diplomático obtenido por don Manuel<br />
Doblado, ministro <strong>de</strong> Relaciones Exteriores <strong>de</strong>l Gobierno<br />
Mexicano, haciendo que las escuadras <strong>de</strong> Inglaterra y España se<br />
retirasen <strong>de</strong> la bahía <strong>de</strong> Veracruz, la voz <strong>de</strong> Juárez aceptando la<br />
lucha con Francia, se había <strong>de</strong>jado oír:<br />
“En la guerra se observarán las reglas <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> gentes por<br />
el Ejército y por las autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la República. Tengamos fe en la<br />
justicia <strong>de</strong> nuestra causa. Tengamos fe en nuestros propios<br />
esfuerzos y unidos salvaremos la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> México”.<br />
El Gobierno <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, <strong>de</strong> acuerdo con el <strong>de</strong>creto presi<strong>de</strong>ncial<br />
<strong>de</strong> 12 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1862, en el que se or<strong>de</strong>naba que “ningún mexicano<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la edad <strong>de</strong> veinte años hasta los sesenta podrá excusarse <strong>de</strong><br />
tomar las armas, sea cual fuese su clase, estado y condición, so pena<br />
<strong>de</strong> ser tratado como traidor”, dirigió una excitativa a los prefectos<br />
políticos para que procedieran urgentemente a organizar la guardia<br />
nacional y poner en pie <strong>de</strong> guerra a los hombres señalados en<br />
proporción a cada municipio, para completar “el contingente <strong>de</strong><br />
sangre pedido a <strong>Sinaloa</strong>, <strong>de</strong> mil soldados, para <strong>de</strong>tener el avance <strong>de</strong><br />
los franceses”.
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
El general don Plácido Vega, a la sazón gobernador y<br />
comandante militar <strong>de</strong>l Estado, contestó el pliego <strong>de</strong>l Gobierno<br />
Fe<strong>de</strong>ral con las frases patrióticas que se estilaban en la época:<br />
“Nunca he pensado en que <strong>Sinaloa</strong> contribuya sólo con los mil<br />
hombres que se han asignado a él para la guerra extranjera, sino que<br />
ya me ocupo activamente <strong>de</strong> organizar la brigada <strong>de</strong> este nombre<br />
con la cual empren<strong>de</strong>ré mi marcha...”<br />
La Secretaría <strong>de</strong> Guerra y Marina había dispuesto que el<br />
contingente <strong>de</strong> fuerzas sinaloenses, unido a los <strong>de</strong> San Luis Potosí,<br />
Zacatecas, Aguascalientes y Jalisco, formando un Cuerpo <strong>de</strong><br />
Ejército a las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>l general Jesús González Ortega, saliera<br />
inmediatamente “haciendo jornadas forzadas, para la salvación <strong>de</strong> la<br />
República”.<br />
El Gobierno <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong> urgió nuevamente a los prefectos<br />
políticos apuntando “que la sangre mejicana ha corrido en la lucha<br />
que la Nación sostiene contra las tropas francesas”. Consi<strong>de</strong>raba,<br />
a<strong>de</strong>más, “amagada nuestra cara in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia por la actual<br />
invasión, <strong>de</strong>biendo por lo mismo, prepararnos sin <strong>de</strong>mora alguna a<br />
la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l honor nacional...”<br />
Nueve largos meses transcurrieron en la organización <strong>de</strong> la<br />
Brigada <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>. Se acusa <strong>de</strong> esa lentitud a don Plácido Vega,<br />
quien, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la concentración <strong>de</strong> los contingentes <strong>de</strong> los<br />
municipios, en el Puerto <strong>de</strong> Mazatlán, tuvo que sortear nuevas<br />
dificulta<strong>de</strong>s. Decía a la Secretaría <strong>de</strong> Guerra, y Marina, en julio <strong>de</strong><br />
1862:<br />
Cuatro buques <strong>de</strong> guerra franceses cruzan el litoral <strong>de</strong> la costa mexicana,<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el puerto <strong>de</strong> Acapulco hasta San Francisco, Alta California, tocando<br />
a todos nuestros puertos, repentinamente, y esta circunstancia ha venido a<br />
entorpecer una vez más la salida <strong>de</strong> las fuerzas <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, que había<br />
dispuesto verificar por agua y por tierra; tengo indudablemente que<br />
batirme con los reaccionarios para abrirme paso, por hallarse nuevamente<br />
sublevadas numerosas gavillas rebel<strong>de</strong>s en la Sierra <strong>de</strong> Alica, que hoy<br />
ocupa el Cañón <strong>de</strong> Tepic.<br />
Por fin, en enero <strong>de</strong> 1862, la Brigada <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong> quedó<br />
<strong>de</strong>finitivamente organizada, bajo el mando <strong>de</strong>l general don Plácido<br />
Vega, con el siguiente Estado Mayor: general Emilio Lanberg,<br />
segundo en Jefe; coronel José María Flores, Mayor <strong>de</strong> ór<strong>de</strong>nes; doctor<br />
Francisco Allanac, Jefe <strong>de</strong>l Cuerpo Médico Militar y licenciado Mariano<br />
Castro, Fiscal <strong>de</strong> Guerra, A<strong>de</strong>más: 2 tenientes coroneles <strong>de</strong> Infantería; 4<br />
comandantes <strong>de</strong> batallón; 25 capitanes <strong>de</strong> infantería; 3 segundos<br />
136 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
ayudantes; 14 tenientes; 2 subayudantes; 33 subtenientes; 3 tambores<br />
mayores; 2 armeros; 1 cabo <strong>de</strong> gastadores; 1 cabo <strong>de</strong> cornetas; 8<br />
gastadores; 29 sargentos primeros; 54 sargentos segundos; 23<br />
cornetas; 17 tambores; 130 cabos y 1,307 soldados.<br />
Antes <strong>de</strong> partir, el general don Plácido Vega, con su doble<br />
carácter <strong>de</strong> gobernador y comandante militar <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, dirigió a<br />
las tropas la siguiente proclama:<br />
¡Soldados! Ha llegado el día por que tanto anhelábamos: el <strong>de</strong> ponernos en<br />
marcha para ir a tomar parte en la gloriosa lucha que sostienen nuestros<br />
hermanos contra las huestes extranjeras que han profanado el suelo <strong>de</strong> la<br />
patria.<br />
Recordad nuestro pasado: todo es <strong>de</strong> victorias. Las armas sinaloenses no<br />
han sufrido un solo revés en la sangrienta y prolongada lucha que hemos<br />
sostenido contra los enemigos <strong>de</strong> la civilización, Marchad, pues, con la<br />
confianza y el noble orgullo que inspira el haber vencido siempre. Hoy se<br />
nos abre un campo más vasto para conquistar laureles y para adquirir una<br />
gloria imperece<strong>de</strong>ra.<br />
Llevemos por lema a la campaña, vencer, o que ninguno <strong>de</strong> nosotros<br />
vuelva a contar nuestro <strong>de</strong>sastre; pero no: estad seguros <strong>de</strong> que<br />
regresaremos triunfantes a la tierra natal, y que algún día cada uno <strong>de</strong><br />
vosotros dirá con orgullo en su familia: yo pertenezco a la Brigada <strong>de</strong><br />
<strong>Sinaloa</strong>, que ayudó a lanzar <strong>de</strong> la Patria al extranjero.― Puerto <strong>de</strong><br />
Mazatlán, enero 12 <strong>de</strong> 1863.― Plácido Vega, firmado.<br />
La Brigada <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong> salió <strong>de</strong> Mazatlán el día 26 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong><br />
1863, según un comunicado oficial <strong>de</strong>l general Jesús García<br />
Morales, gobernador substituto <strong>de</strong>l Estado, dirigido al Secretario <strong>de</strong><br />
Guerra y Marina. El viaje marítimo fue hecho a bordo <strong>de</strong> los<br />
paquebotes nacionales “Con<strong>de</strong> Cabourt” y “María”, y el americano<br />
“Alerta”, <strong>de</strong>sembocando los tres batallones <strong>de</strong> que se componía la<br />
brigada, en Zihuatanejo, para ir <strong>de</strong> allí, por tierra, hasta Manzanillo.<br />
El 5 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1863, diez días <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> zarpar los<br />
paquebotes que conducían a las tropas sinaloenses, fon<strong>de</strong>ó en las<br />
aguas <strong>de</strong> la bahía <strong>de</strong> Mazatlán la fragata “Palais”, llevando a bordo<br />
al almirante <strong>de</strong> la escuadra francesa <strong>de</strong>l Pacífico. La fragata<br />
insignia, con tres unida<strong>de</strong>s navales más, había bombar<strong>de</strong>ado, días<br />
antes, el puerto <strong>de</strong> Acapulco.<br />
Don Plácido Vega cumpliendo su palabra empeñada, se hizo a la<br />
mar a bordo <strong>de</strong>l vapor chileno “Esmeralda”, frente a las bocas <strong>de</strong><br />
los cuarenta cañones <strong>de</strong> la fragata <strong>de</strong>l almirantazgo francés, para ir a<br />
ponerse a la cabeza <strong>de</strong> la Brigada <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>.<br />
Colección Rescate 137
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
El inquieto general <strong>de</strong>sembarcó en Manzanillo, asumió el mando<br />
y condujo a las tropas sinaloenses hasta la ciudad <strong>de</strong> México, las<br />
que <strong>de</strong>sfilaron por las calles <strong>de</strong> la capital <strong>de</strong> la República el día 31<br />
<strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1863, en medio <strong>de</strong> los aplausos y los vítores <strong>de</strong>l pueblo<br />
metropolitano.<br />
La Brigada <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, durante más <strong>de</strong> cuatro años, ofrendó<br />
lealmente su heroísmo y su coraje <strong>de</strong>fendiendo, en cien épicas<br />
jornadas. El honor <strong>de</strong> la República, bajo el mando <strong>de</strong> los generales<br />
Mariano Escobedo, Ramón Corona y Porfirio Díaz.<br />
Y, en el epílogo sangriento <strong>de</strong>l Imperio, los soldados sinaloenses<br />
<strong>de</strong>sfilaron, en la histórica mañana <strong>de</strong>l 19 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1867, frente a<br />
los cuerpos abatidos <strong>de</strong> Maximiliano <strong>de</strong> Habsburgo, Miguel<br />
Miramón y Tomás Mejía, en el escenario <strong>de</strong>l Cerro <strong>de</strong> las<br />
Campanas.<br />
138 Colección Rescate
La “Cor<strong>de</strong>lliere”<br />
Rafael Ibáñez Félix<br />
E<br />
l Gobierno <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> poner a disposición <strong>de</strong>l<br />
Presi<strong>de</strong>nte Juárez la brigada que como contingente <strong>de</strong> sangre<br />
fue a engrosar el ejército <strong>de</strong> la República, para <strong>de</strong>tener el<br />
avance <strong>de</strong> los soldados <strong>de</strong> Francia, se dio a la tarea <strong>de</strong> preparar la<br />
<strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l territorio sinaloense.<br />
En Mazatlán se organizaron dos batallones <strong>de</strong> la Guardia<br />
Nacional.<br />
Uno se llamó batallón “Guerrero”, compuesto en su mayor parte<br />
<strong>de</strong> profesionistas, comerciantes, agricultores y empleados <strong>de</strong> la<br />
Fe<strong>de</strong>ración, <strong>de</strong>l Estado y <strong>de</strong>l Municipio. Este cuerpo se distinguió<br />
por su arrogancia y pulcritud. La malicia popular llegó a<br />
<strong>de</strong>nominarlo “Batallón <strong>de</strong> la Pomada”, por el hecho <strong>de</strong> que lo<br />
formaban jóvenes soldados, extraídos <strong>de</strong> la sociedad porteña, a<br />
quienes antes se les había visto <strong>de</strong> señoritos, y, más tar<strong>de</strong>, cubiertos<br />
<strong>de</strong> polvo, ensangrentados y olorosos a pólvora, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> las duras<br />
jornadas. Formaban parte <strong>de</strong> este batallón, entre otros muchos, los<br />
señores Eufemio Cár<strong>de</strong>nas, Patricio López, Jorge Granados,<br />
Francisco y Bruno Cañedo, Arturo Butchart, Zenón Iglesias,<br />
Leopoldo y Francisco Schober, Juan y José María Maxemín,<br />
Francisco A. González, Adolfo y Jorge Willhelmy, José María<br />
Saracho, Lic. José Betancourt y Francisco Medina, todos ellos<br />
<strong>de</strong>seosos <strong>de</strong> luchar por la patria.<br />
El otro cuerpo se llamó “Batallón Hidalgo”, compuesto por<br />
artesanos, jornaleros y cargadores. Esta corporación dio hombres<br />
notables por su arrojo y valor durante las campañas contra las tropas<br />
francesas, distinguiéndose los señores Juan N. Navarro, Diódoro<br />
Corella, Martín Ibarra, José y Francisco Palacios, Miguel González,<br />
Desi<strong>de</strong>rio Rivera, Lucas Mora, Ascensión Correa, Juan Aldana,<br />
Juan Miramontes, Calixto Peña y Benito Camarena.
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
<br />
Corría el año <strong>de</strong> 1864. El Gobierno Fe<strong>de</strong>ral había or<strong>de</strong>nado al<br />
coronel <strong>de</strong> ingenieros don Gaspar Sánchez Ochoa, que se<br />
encontraba en Mazatlán, se encargara <strong>de</strong> la dirección <strong>de</strong> las obras <strong>de</strong><br />
fortificación, que <strong>de</strong>berían levantarse por el lado norte <strong>de</strong>l puerto,<br />
para hacer frente a las hordas <strong>de</strong> Manuel Lozada, ya que el famoso<br />
“Tigre <strong>de</strong> Alica” se había aliado al Gobierno imperialista para<br />
invadir el Estado <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>.<br />
Al llamado que hizo el coronel Sánchez Ochoa acudió una<br />
multitud <strong>de</strong> Mazatlecos, que voluntariamente, con empeño y<br />
entusiasmo, se dieron a la tarea <strong>de</strong> construir parapetos en las líneas<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa.<br />
<br />
El día 26 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1864 se avistó en Mazatlán, por el rumbo<br />
<strong>de</strong> “Puerto Viejo”, la corbeta <strong>de</strong> guerra francesa “Cor<strong>de</strong>lliere”, la<br />
cual empezó <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego a lanzar metrallas sobre las fortificaciones<br />
que se estaban construyendo, a fin <strong>de</strong> abatirlas.<br />
Al tener conocimiento <strong>de</strong> lo anterior, el general Jesús García<br />
Morales, Gobernador y Comandante Militar <strong>de</strong>l Estado, que se<br />
encontraba acci<strong>de</strong>ntalmente en el puerto, or<strong>de</strong>nó inmediatamente la<br />
movilización <strong>de</strong> un pelotón <strong>de</strong> artilleros, con una pieza <strong>de</strong> montaña,<br />
al lugar <strong>de</strong>l ataque, bajo el mando <strong>de</strong>l capitán primero Jesús<br />
Gamboa, para que repeliera la agresión y cañoneara a la corbeta,<br />
habiéndolo hecho con tan buena puntería que muy pronto alojó dos<br />
metrallas en el costado <strong>de</strong> la nave francesa.<br />
Por su parte, el coronel Ignacio M. Escu<strong>de</strong>ro, prefecto político y<br />
jefe <strong>de</strong> las Guardias Nacionales, formó a retaguardia <strong>de</strong>l pelotón <strong>de</strong><br />
artilleros sus dos batallones, el “Hidalgo” y el “Guerrero”, listos<br />
para combatir al extranjero y proteger a aquel puñado <strong>de</strong> valientes<br />
que, serenos ante el peligro y cual si fueran soldados veteranos,<br />
estuvieron contestando el fuego <strong>de</strong> la “Cor<strong>de</strong>lliere”, hasta que ésta<br />
se retiró, amparándose <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> la isla <strong>de</strong> Venados, con el objeto <strong>de</strong><br />
reparar sus <strong>de</strong>sperfectos.<br />
Dos días <strong>de</strong>spués volvió a aparecer la corbeta “Cor<strong>de</strong>lliere” y<br />
comenzó <strong>de</strong> nuevo a disparar sus proyectiles sobre la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> la<br />
playa norte, y, otra vez más, se emplazó la pequeña pieza<br />
140 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
republicana y, el hábil artillero Jesús Gamboa llegó a hacer blanco<br />
en tres ocasiones consecutivas, en la cubierta <strong>de</strong> la “Cor<strong>de</strong>lliere”.<br />
El comandante francés, iracundo y <strong>de</strong>sesperado, or<strong>de</strong>nó que dos<br />
lanchas cañoneras, con un fuerte contingente <strong>de</strong> marinos, se<br />
dirigiera hacia la playa y efectuara un <strong>de</strong>sembarque a inmediaciones<br />
<strong>de</strong>l lugar conocido con el nombre <strong>de</strong> “El Sábalo”.<br />
El comandante Escu<strong>de</strong>ro, al darse cuenta <strong>de</strong>l movimiento,<br />
emprendió la marcha al frente <strong>de</strong>l batallón “Guerrero”, que hizo su<br />
llegada a paso veloz, impidiendo el <strong>de</strong>sembarque total <strong>de</strong>l enemigo<br />
y obligando a los que ya habían alcanzado tierra a volver sobre sus<br />
lanchas precipitadamente, no sin <strong>de</strong>jar en su huida algunos muertos<br />
y heridos, como resultado <strong>de</strong>l nutrido fuego <strong>de</strong> los “Crinolinos”,<br />
como llegaron a llamarse, más tar<strong>de</strong>, los bizarros soldados<br />
mazatlecos.<br />
Los marinos franceses, al retirarse, hicieron varios disparos con<br />
tan mala puntería, que ninguno <strong>de</strong> los proyectiles tocó al grupo <strong>de</strong><br />
patriotas sinaloenses, los cuales a cada andanada <strong>de</strong> proyectiles<br />
contestaban con gritos <strong>de</strong> “¡Viva México!”.<br />
Este día glorioso para las armas sinaloenses, los habitantes <strong>de</strong><br />
Mazatlán lo pasaron en medio <strong>de</strong> un regocijo popular<br />
extraordinario, recorriendo las calles en manifestaciones patrióticas.<br />
La corbeta “Cor<strong>de</strong>lliere”, permaneció algunos días más frente a<br />
Mazatlán, y, cuando menos se esperaba, se hizo a la mar, llevando<br />
en sus costados y en la cubierta las huellas <strong>de</strong> las granadas<br />
mexicanas.<br />
El día 5 <strong>de</strong> mayo siguiente, aprovechando el general García<br />
Morales, la conmemoración <strong>de</strong> la batalla <strong>de</strong> Puebla, hizo un<br />
llamado al pueblo mazatleco, el que se congregó a inmediaciones<br />
<strong>de</strong>l parque “Zaragoza”, para glorificar a los vencedores <strong>de</strong> los<br />
franceses <strong>de</strong> la “Cor<strong>de</strong>lliere”.<br />
El general García Morales, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> una patriótica arenga,<br />
poniendo <strong>de</strong> relieve el valor y patriotismo <strong>de</strong> los soldados<br />
sinaloenses, con<strong>de</strong>coró al capitán primero Jesús Gamboa y al<br />
teniente Ignacio Bravo, quienes fueron aclamados <strong>de</strong>lirantemente.<br />
A continuación un grupo <strong>de</strong> señoras y señoritas, <strong>de</strong> la mejor<br />
sociedad mazatleca, repartió a los <strong>de</strong>más artilleros ramilletes <strong>de</strong><br />
flores, que les fueron entregados juntamente con un “escudito” <strong>de</strong><br />
oro.<br />
Por lo <strong>de</strong>más, el mismo gobernador <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, general Jesús<br />
García Morales, al rendir el parte <strong>de</strong> guerra al Presi<strong>de</strong>nte Benito<br />
Juárez le <strong>de</strong>cía:<br />
Colección Rescate 141
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
...Es digno <strong>de</strong> honorífica mención el comportamiento <strong>de</strong>l coronel <strong>de</strong><br />
ingenieros C. Gaspar Sánchez Ochoa que, como director <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong><br />
fortificación y comandante <strong>de</strong> dicha línea, permaneció al frente <strong>de</strong> las<br />
cuadrillas <strong>de</strong> trabajadores, sin separarse un punto <strong>de</strong> su puesto bajo los<br />
fuegos <strong>de</strong>l enemigo. Es igualmente merecedor <strong>de</strong> todo elogio la serenidad<br />
y bizarría <strong>de</strong> los artilleros, que a pecho <strong>de</strong>scubierto sirvieron la pieza, sin<br />
precipitar el servicio, haciendo punterías muy superiores a los <strong>de</strong> la<br />
corbeta. El C. Leandro Cuevas, lo mismo que el día 26, permaneció en el<br />
lugar <strong>de</strong>l combate hasta su conclusión. Las fuerzas <strong>de</strong> la plaza se<br />
mantuvieron sobre las armas, listas para todo servicio, y la población<br />
entera, ardiendo en entusiasmo, presentaba el espectáculo <strong>de</strong> un pueblo<br />
que ansía el momento <strong>de</strong>l combate para <strong>de</strong>mostrar una vez más a su<br />
orgulloso invasor la superioridad que le infun<strong>de</strong> la justicia <strong>de</strong> su causa y la<br />
energía con que protesta contra la inicua intervención <strong>de</strong> Francia en su<br />
modo <strong>de</strong> ser.― Libertad y Reforma.― Mazatl án, abril 1o. <strong>de</strong> 1864,<br />
―Gral. Jesús García Morales.― Francisco Ferrel, secretario.― Al C.<br />
Ministro <strong>de</strong> la Guerra.― Saltillo, Coahuila.<br />
142 Colección Rescate
El Vigía<br />
Enrique Pérez Arce<br />
H<br />
acia el sur se levanta el vigía<br />
como altivo y celoso guardián<br />
que <strong>de</strong>fien<strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>l puerto<br />
con un viejo cañón nacional.<br />
Herrumbroso cañón <strong>de</strong>l vigía,<br />
Yo quisiera tus gestas cantar<br />
con los áureos clarines <strong>de</strong> tu batería<br />
y los roncos tambores <strong>de</strong>l mar.<br />
Oxidada está ya la metralla<br />
<strong>de</strong> tu antigua fortificación,<br />
férreo testimonio <strong>de</strong> aquella batalla<br />
con que <strong>de</strong>fendiste la heroica playa<br />
contra las goletas <strong>de</strong> la intervención!<br />
Al mirar a la luz <strong>de</strong> la historia<br />
tu boca sin dientes <strong>de</strong> viejo titán,<br />
resplan<strong>de</strong>ce aún tu egregia memoria<br />
<strong>de</strong> campeón <strong>de</strong>l honor y la gloria<br />
<strong>de</strong> Mazatlán!<br />
Mas tiempo es <strong>de</strong> fundir tus aceros<br />
en martillos triunfales para lo obreros<br />
y rastras mo<strong>de</strong>rnas para el sembrador,<br />
pues así seguirás valeroso
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
luchando en el nuevo combate glorioso<br />
como antes lo hiciste, contra el invasor!<br />
El Crestón, empinándose mucho,<br />
pren<strong>de</strong> en su última roca el fanal<br />
que cintila en las noches oscuras<br />
con la claridad<br />
<strong>de</strong> una trémula estrella radiante<br />
que suele alumbrar<br />
la dantesca visión <strong>de</strong> los náufragos<br />
entre los relámpagos <strong>de</strong> la tempestad!<br />
Y yo siento emociones extrañas,<br />
la dulce nostalgia y el ansia <strong>de</strong> amar<br />
que tan sólo he sentido en tus playas<br />
y en tus puestas <strong>de</strong> sol, Mazatlán!<br />
144 Colección Rescate
Ignacio Ramírez<br />
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
H<br />
ijo <strong>de</strong> padre indígena y nacido el año <strong>de</strong> 1835 en San<br />
Miguel Allen<strong>de</strong>, Guanajuato, Ignacio Ramírez “El<br />
Nigromante” es la figura más extraordinaria <strong>de</strong> ese gran<br />
movimiento social y político que se llamó <strong>de</strong> la Reforma,<br />
constitutivo <strong>de</strong> nuestra nacionalidad.<br />
Llegó a la ciudad <strong>de</strong> México a los dieciséis años <strong>de</strong> edad, a<br />
continuar sus estudios en el Colegio <strong>de</strong> San Gregorio, bajo la<br />
dirección <strong>de</strong> su maestro don Juan Rodríguez Puebla, <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as<br />
liberales. Pasó <strong>de</strong>spués a la Escuela <strong>de</strong> Jurispru<strong>de</strong>ncia, don<strong>de</strong><br />
terminó brillantemente su carrera <strong>de</strong> abogado, pero siguió<br />
estudiando incansablemente, en las bibliotecas, en los gabinetes, en<br />
los laboratorios.<br />
A los veinticinco años <strong>de</strong> edad se afirma verticalmente, sin que<br />
le <strong>de</strong>svíen las oscilaciones <strong>de</strong> la incierta política mexicana. En la<br />
Aca<strong>de</strong>mia <strong>de</strong> San Juan <strong>de</strong> Letrán se revela su pensamiento libre, en<br />
circunstancias recordadas por Hilario Frías y Soto, al pronunciar su<br />
discurso <strong>de</strong> ingreso, con i<strong>de</strong>as positivas que, al trascen<strong>de</strong>r,<br />
escandalizaron a la sociedad conservadora.<br />
Des<strong>de</strong> 1846, lanza i<strong>de</strong>as que <strong>de</strong>spués recogerán la Constitución<br />
<strong>de</strong> 1857 y las leyes <strong>de</strong> Reforma. Con hondura <strong>de</strong> sociólogo afirma<br />
que “las asociaciones salvarán a los obreros”, y pi<strong>de</strong> para los<br />
trabajadores alimentación abundante, reposo fisiológicamente<br />
necesario y mejoría en sus condiciones <strong>de</strong> vida. A<strong>de</strong>más, se le
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
encarcela, como periodista in<strong>de</strong>pendiente, junto con Guillermo<br />
Prieto y Manuel Payno.<br />
En 1847, al sobrevenir la invasión norteamericana, “El<br />
Nigromante” ayuda a la <strong>de</strong>fensa nacional. Se halla en Padierna y<br />
durante la lucha <strong>de</strong>sigual no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> avivar el amor patrio,<br />
arengando al pueblo. Es el hombre combativo que sabe cuál es su<br />
sitio frente al enemigo, con el pensamiento y la espada.<br />
El joven maestro también piensa en los indígenas, cuando el<br />
gobierno los olvida, oyendo la voz <strong>de</strong> la sangre que corre por sus<br />
venas. Y es así como, siendo director <strong>de</strong>l Instituto Literario <strong>de</strong><br />
Toluca, lanzó la iniciativa para que al mejor alumno <strong>de</strong> raza<br />
indígena <strong>de</strong> cada municipio <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong> México, se le costeara su<br />
educación superior.<br />
Cuando llegaron los días negros <strong>de</strong> la guerra <strong>de</strong> intervención<br />
francesa, “El Nigromante”, así como lo había hecho durante la<br />
invasión norteamericana, puso su pensamiento y su brazo al<br />
servicio <strong>de</strong> las instituciones republicanas. Acompaña al presi<strong>de</strong>nte<br />
Benito Juárez en su peregrinación al norte <strong>de</strong> la República, pero, al<br />
llegar a Durango, <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> venir a <strong>Sinaloa</strong> para avivar el patriotismo<br />
en el noroeste <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el periódico y la tribuna.<br />
Llegó al puerto <strong>de</strong> Mazatlán en 1863. Allí siguió escribiendo sus<br />
célebres Cartas Nigrománticas, dirigidas a don Guillermo Prieto, a<br />
quien llamaba “Fi<strong>de</strong>l”. Dice en una <strong>de</strong> ellas:<br />
“Mazatlán. Con sus dieciocho mil habitantes, su fama legendaria,<br />
su proverbial riqueza y sus bellezas naturales es, sin disputa, la<br />
ciudad más interesante <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, a pesar <strong>de</strong> que, en<br />
cierto sentido, le disputa Culiacán ese puesto. El pueblo es limpio,<br />
alegre, bullicioso y <strong>de</strong>sconoce por completo la miseria”.<br />
Más tar<strong>de</strong> <strong>de</strong>scribe, con pinceladas magistrales, el bombar<strong>de</strong>o <strong>de</strong><br />
Mazatlán por la goleta francesa “La Cor<strong>de</strong>lliere”, el 31 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong><br />
1864, y la heroica <strong>de</strong>fensa que hicieron los porteños disparando sus<br />
cañones <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la playa. Dice “El Nigromante” <strong>de</strong> ese hecho militar,<br />
que él presenció <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Cerro <strong>de</strong> la Nevería, lo siguiente: “Se<br />
supo, cabalmente el miércoles santo, que había aparecido por Puerto<br />
Viejo una fragata francesa, “La Cor<strong>de</strong>lliere”, con seis cañones por<br />
banda, seiscientos hombres <strong>de</strong> tripulación y otros tantos <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>sembarco...”<br />
Cuando el puerto <strong>de</strong> Mazatlán fue tomado por franceses, don<br />
Ignacio vino a Culiacán, don<strong>de</strong> fue secretario <strong>de</strong>l gobernador y<br />
comandante militar don Plácido Vega, y <strong>de</strong>spués se dirigió a<br />
Hermosillo, en tránsito a Alta California. Precisamente en el mes <strong>de</strong><br />
146 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
febrero <strong>de</strong> 1865 le dirigió una <strong>de</strong> sus Carta Nigrománticas a don<br />
Guillermo Prieto, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el puerto <strong>de</strong> Guaymas, en la que le incluía<br />
su famosa octava real:<br />
Mira a los <strong>de</strong> Sonora. Tienen llena<br />
<strong>de</strong> harina cada bolsa. Es su pinole<br />
su <strong>de</strong>sayuno, su comida y cena;<br />
su agua fresca, tortilla, pan y atole.<br />
A veces comen carne, pero ajena;<br />
les gusta asada, y para boda en mole.<br />
Más ilustrados son en <strong>Sinaloa</strong>:<br />
suelen comer la carne en barbacoa.<br />
En hermosillo “El Nigromante” sostuvo aquella famosa polémica<br />
que le dio renombre internacional, al <strong>de</strong>rrotar por la prensa al ilustre<br />
tribuno español don Emilio Castelar, quien le envió su retrato <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
Madrid con la siguiente <strong>de</strong>dicatoria: “A don Ignacio Ramírez,<br />
recuerdo <strong>de</strong> una polémica en que la elocuencia y el talento<br />
estuvieron <strong>de</strong> su parte. El vencido: Emilio Castelar”.<br />
Después “El nigromante” volvió otra vez a Mazatlán y le tocó<br />
presenciar la entrada victoriosa <strong>de</strong> los soldados sinaloenses al<br />
puerto, el 13 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1866, al mando <strong>de</strong> los generales<br />
Ramón Corona y Domingo Rubí, mientras los últimos soldados <strong>de</strong><br />
Napoleón III se alejaban <strong>de</strong> las playas sinaloenses, concluyendo así<br />
la guerra <strong>de</strong> intervención en nuestro estado.<br />
En su última Carta Nigromántica escrita en <strong>Sinaloa</strong>, le dice a don<br />
Guillermo Prieto: “Pronto saldré <strong>de</strong> este Mazatlán <strong>de</strong> mi alma e iré<br />
adon<strong>de</strong> la fortuna me lleve, pero don<strong>de</strong> quiera he <strong>de</strong> repetir,<br />
parafraseando aquello que Cervantes aplica a Barcelona; dispensa si<br />
no le cito fielmente, pues no tengo el libro a la mano:<br />
Adiós Mazatlán, flor <strong>de</strong> las bellas ciuda<strong>de</strong>s, regalo y <strong>de</strong>licia <strong>de</strong> tus<br />
moradores, amparo <strong>de</strong> los extranjeros, escuela <strong>de</strong> la cortesía, ejemplo <strong>de</strong><br />
lealtad y satisfacción <strong>de</strong> todo aquello que <strong>de</strong> una gran<strong>de</strong>, famosa, rica y<br />
bien fundada ciudad pue<strong>de</strong> pedir a un discreto y curioso <strong>de</strong>seo. Adiós,<br />
Mazatlán.<br />
Años más tar<strong>de</strong>, en 1857, el licenciado Ignacio Ramírez “El<br />
Nigromante” representó a <strong>Sinaloa</strong> como diputado constituyente, en<br />
el Congreso que se reunió en Querétaro y don<strong>de</strong> se aprobó la Carta<br />
Colección Rescate 147
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
Magna <strong>de</strong> la nación, orgullo <strong>de</strong> los mexicanos. El profesor Jesús<br />
Romero Flores, hablando <strong>de</strong> la participación <strong>de</strong> “El Nigromante”<br />
como diputado por <strong>Sinaloa</strong>, apunta:<br />
Las diversas intervenciones <strong>de</strong> Ramírez en las sesiones <strong>de</strong> aquella<br />
histórica asamblea causaban sensación; las galerías <strong>de</strong>l parlamento,<br />
atestadas <strong>de</strong> gente conservadora, lo siseaban e interrumpían cuando con<br />
frases <strong>de</strong>moledoras, <strong>de</strong> una lógica in<strong>de</strong>structible, fustigaba a sus<br />
adversarios. Ramírez no se arredraba; permanecía sereno en la tribuna<br />
lanzando los dardos <strong>de</strong> sus palabras.<br />
Al restaurarse la República el licenciado Ignacio Ramírez fue<br />
electo magistrado <strong>de</strong> la Suprema Corte <strong>de</strong> Justicia <strong>de</strong> la Nación. A<br />
raíz <strong>de</strong>l triunfo <strong>de</strong> la revolución <strong>de</strong> Tuxtepec recibió el<br />
nombramiento <strong>de</strong> Ministro <strong>de</strong> Justicia, y en mayo <strong>de</strong> 1870 hizo<br />
entrega <strong>de</strong> su cartera para volver nuevamente a la Suprema Corte <strong>de</strong><br />
Justicia. Después se retiró a la vida privada, enfermo y triste.<br />
Esperó la muerte sin inmutarse. El 15 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1879 expiró en el<br />
regazo <strong>de</strong> la pobreza y <strong>de</strong> la inmortalidad.<br />
El Congreso <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, a iniciativa <strong>de</strong>l gobernador y<br />
general Gabriel Leyva Velásquez, aprobó su <strong>de</strong>creto número 56,<br />
fechado el 25 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1957, para conmemorar el centenario <strong>de</strong><br />
la Constitución <strong>de</strong> Querétaro, en don<strong>de</strong> se lee: “Artículo primero.―<br />
Se <strong>de</strong>clara benemérito <strong>de</strong>l Estado al ciudadano licenciado Ignacio<br />
Ramírez.― Artículo segundo.― Escríbase con letras <strong>de</strong> oro, en el<br />
salón <strong>de</strong> sesiones <strong>de</strong>l H. Congreso <strong>de</strong>l Estado, la siguiente<br />
inscripción: “Lic. Ignacio Ramírez, “El Nigromante”, constituyente<br />
<strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, en 1857”.<br />
148 Colección Rescate
Antonio Rosales<br />
Francisco Javier Gaxiola<br />
R<br />
osales, in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong>l triunfo <strong>de</strong> San Pedro, es<br />
una <strong>de</strong> las personalida<strong>de</strong>s más enérgicas <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong><br />
México.<br />
En uno <strong>de</strong> los cuarteles <strong>de</strong>l escudo <strong>de</strong> su familia figura el nombre<br />
<strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los héroes que el estado <strong>de</strong> Zacatecas dio a la causa <strong>de</strong> la<br />
in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia nacional y en su árbol genealógico la rama ilustre <strong>de</strong><br />
un apellido blasonado por la virtud y por la ciencia. Él<br />
personalmente, tiene el antece<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> haber sido un estudiante <strong>de</strong><br />
latinidad, filosofía y <strong>de</strong>recho en el Seminario <strong>de</strong> Guadalajara, <strong>de</strong><br />
haber salido <strong>de</strong> las aulas para ir a combatir en la frontera <strong>de</strong>l norte<br />
contra los invasores <strong>de</strong> los Estados Unidos, <strong>de</strong> haber cultivado la<br />
gaya ciencia y <strong>de</strong> haber sido un periodista in<strong>de</strong>pendiente y viril, en<br />
la época en que las convicciones liberales y los arrestos<br />
antigobernistas no tenían más recompensa que la cárcel, ni más<br />
estímulo que el flojo aplauso <strong>de</strong> tibios correligionarios y el<br />
entusiasta elogio <strong>de</strong> exaltados reformistas.<br />
Con esos antece<strong>de</strong>ntes se presentó Rosales a Mazatlán en plena<br />
dictadura santanista, cuando el general don Miguel Blanco<br />
gobernaba militarmente el Departamento <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>. El joven<br />
militar había sido ayudante y secretario <strong>de</strong>l general López Uraga y<br />
llevaba, a<strong>de</strong>más, el estigma <strong>de</strong> haber sido recluido en una prisión<br />
por un <strong>de</strong>lito <strong>de</strong> imprenta. Sus i<strong>de</strong>as liberales encontraron amplio<br />
campo en aquellas tierras cansadas <strong>de</strong> caducos e insuficientes<br />
caciquismos; y las “Olas Altas” exaltaron su temperamento y dieron<br />
nuevos vuelos a sus convicciones avanzadas. Pronto se hizo<br />
sospechoso al duro e implacable militarismo imperante, que lo
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
confinó al pueblo <strong>de</strong> Choix, <strong>de</strong> acuerdo con una circular <strong>de</strong> la<br />
Dictadura. De ahí lo sacó la revolución <strong>de</strong> Ayutla para discernirle<br />
puestos <strong>de</strong> importancia y lo vemos primero fungiendo como<br />
secretario <strong>de</strong> la Alta Corte <strong>de</strong> Justicia <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, y, sucesivamente,<br />
como secretario particular <strong>de</strong>l gobernador don Pomposo Verdugo,<br />
redactor <strong>de</strong>l Periódico Oficial y Secretario General <strong>de</strong> Gobierno. Él<br />
imprimió en aquella anodina administración el sello <strong>de</strong> su<br />
personalidad y <strong>de</strong> sus i<strong>de</strong>as radicalmente liberales. Y por eso vemos<br />
que, cuando todos vacilaban, él se imponía. Cuando se trató <strong>de</strong> jurar<br />
la Constitución <strong>de</strong>l 57, él se puso a la altura <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>beres y se<br />
apartó <strong>de</strong> los hombres que, por escrúpulos <strong>de</strong> conciencia,<br />
titubeaban sobre el camino que <strong>de</strong>berían seguir.<br />
Entonces se inició la verda<strong>de</strong>ra lucha <strong>de</strong> principios y se pensó en<br />
alejar a Rosales <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>. Fue a México como diputado al Primer<br />
Congreso Constitucional y su cre<strong>de</strong>ncial fue reprobada, y tras el<br />
golpe <strong>de</strong> Estado <strong>de</strong> Comonfort, buscó en el campo <strong>de</strong> batalla el<br />
triunfo <strong>de</strong> sus i<strong>de</strong>ales. En <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> ellas luchó en Jalisco, y, tras la<br />
toma <strong>de</strong> Colima, en abril <strong>de</strong> 1859, en la que cooperó brillantemente,<br />
lo vemos aparecer como Secretario General <strong>de</strong> Gobierno en <strong>Sinaloa</strong><br />
y realizar, en octubre <strong>de</strong> ese año, su osada aventura a bordo <strong>de</strong> la<br />
fragata inglesa Amethyst. Después contuvo las hordas <strong>de</strong> Lozada<br />
que trataban <strong>de</strong> invadir el estado y rompió el cerco que le pusieron<br />
en Escuinapa, en don<strong>de</strong> el Congreso mandó erigir un monumento<br />
que recordara a los soldados que ahí murieron en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l “or<strong>de</strong>n<br />
legal y <strong>de</strong> las instituciones sociales”.<br />
Rosales, con su Segundo Batallón Ligero <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, combatió<br />
con Márquez <strong>de</strong> León contra el general Calatayud en las lomas <strong>de</strong><br />
Santiago Ixcuintla y contra el general Cajén en El Espinal y no bien<br />
llegaba victorioso a Mazatlán, cuando, a fines <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong><br />
1860, tuvo que ir al fon<strong>de</strong>ador <strong>de</strong> San Blas a rescatar la fragata<br />
Reforma, que había sido <strong>de</strong>clarada presa <strong>de</strong> empeño por una corbeta<br />
francesa.<br />
Desgraciadamente, Rosales se vio envuelto ―antes y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />
estos sucesos― en todas las revoluciones que se tramaron en<br />
<strong>Sinaloa</strong> para <strong>de</strong>rrocar el gobierno <strong>de</strong> don Plácido Vega, al que él<br />
mismo había servido en puestos <strong>de</strong> importancia. Convertido Rosales<br />
en conspirador consuetudinario, que es la única falta <strong>de</strong> su vida,<br />
tuvo que sufrir prisiones, como la que le impusieron en el castillo <strong>de</strong><br />
Acapulco; que <strong>de</strong>sterrarse a los Estados Unidos o que buscar<br />
refugio al lado <strong>de</strong> sus amigos. Por fin, la revuelta que acaudilló<br />
junto con Corona y Sánchez Román, lo llevó al Gobierno <strong>de</strong><br />
150 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
<strong>Sinaloa</strong> en octubre <strong>de</strong> 1864 y le proporcionaba la oportunidad <strong>de</strong><br />
cumplir su promesa <strong>de</strong> justificar aquel acto indigno, con una<br />
victoria contra los franceses.<br />
Abandonada la plaza <strong>de</strong> Mazatlán el 13 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1864,<br />
Rosales reconcentra en Culiacán todos sus elementos y organiza la<br />
<strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, en toda la zona que tenía bajo su autoridad. Los<br />
invasores y los traidores buscan la manera <strong>de</strong> atraerse a aquel<br />
hombre que disfrutaba una justa fama <strong>de</strong> valiente, <strong>de</strong> probo y <strong>de</strong><br />
ilustrado, y él rehúsa sin jactancia todas las ofertas que se le hacen y<br />
se dispone a cumplir con su <strong>de</strong>ber. Al saber que una expedición<br />
franco-mexicana al mando <strong>de</strong>l comandante Gazielle, <strong>de</strong>l general<br />
Cortés y <strong>de</strong>l comandante Carmona ha <strong>de</strong>sembarcado en Altata y<br />
avanza sobre Culiacán, se apresta a la lucha y contesta rechazando<br />
cortés pero dignamente las propuestas que le hicieron para que se<br />
pusiera al servicio <strong>de</strong>l Imperio <strong>de</strong> Maximiliano.<br />
Al encuentro <strong>de</strong> los invasores <strong>de</strong>staca a los bravos lanceros <strong>de</strong><br />
Jalisco y <strong>Sinaloa</strong>, que lograron atraerlo hasta los campos <strong>de</strong> San<br />
Pedro, en don<strong>de</strong> Rosales ha escogido ventajosas posiciones, y allí se<br />
libra una batalla campal el 22 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1864, que culmina<br />
con el triunfo <strong>de</strong> los soldados <strong>de</strong> la República. Los franceses clavan<br />
sus armas sobre las arenas <strong>de</strong>l “Humaya” y se rin<strong>de</strong>n a discreción al<br />
jefe vencedor, quien perdona la vida <strong>de</strong> los prisioneros, manda curar<br />
a los heridos y or<strong>de</strong>na que los traidores sean incorporados a las<br />
fuerzas nacionales, para enseñarles a cumplir con sus <strong>de</strong>beres <strong>de</strong><br />
mexicanos.<br />
¿Cómo era Rosales? En el libro Estudios y recuerdos, editado en<br />
1892, su contemporáneo el maestro, escritor y guerrillero chinaco<br />
don José Rentería, nos lo presenta en las siguientes líneas:<br />
Enjuto <strong>de</strong> carnes, rígidos músculos, <strong>de</strong> mediana estatura como Ciro, como<br />
Alejandro, como César; velludo hasta las manos, el pecho un tanto<br />
hundido, angostas las espaldas, coronado su busto <strong>de</strong> una cabeza correcta,<br />
con rostro anguloso, <strong>de</strong> expresión severa y frente <strong>de</strong> inspirado, brillando<br />
en su viva mirada por momentos la ira y la generosidad por horas.<br />
Impaciente ―sigue apuntando don José Rentería―, obstinado, fiero y tan<br />
altivo, que jamás habría bajado a especulaciones vergonzosas y habría<br />
sido siempre probo hasta en épocas <strong>de</strong> administración corrompida.<br />
Contun<strong>de</strong>ntes y copiosas sus palabras, <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñaba la metafísica y era, sin<br />
embargo, apegado a la dialéctica <strong>de</strong> Aristóteles, ergotista <strong>de</strong> fuerza. En la<br />
batalla es el impetuoso adalid y no el capitán severo que mi<strong>de</strong> y calcula.<br />
Descollando por su actitud altanera; dominante con su voz atronadora;<br />
muy enar<strong>de</strong>cido con el silbar <strong>de</strong> las balas, el piafar <strong>de</strong> los caballos y el<br />
Colección Rescate 151
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
humo <strong>de</strong> la pólvora, va y viene entre las fuerzas, y rápido se multiplica<br />
hallándose siempre don<strong>de</strong> la acción se compromete.<br />
Para pintarlo <strong>de</strong> cuerpo entero, basta copiar la proclama que<br />
firmó en el puerto <strong>de</strong> Mazatlán, cuando <strong>de</strong>sempeñaba el cargo <strong>de</strong><br />
Gobernador y Comandante Militar <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, hacia el año <strong>de</strong> 1864,<br />
en la que dice:<br />
Tomaré para la guerra los recursos estrictamente necesarios, sin entrabar<br />
en nada el movimiento industrial y comercial.<br />
El patriotismo se provoca dando ejemplos <strong>de</strong> probidad y abnegación en los<br />
puestos públicos, y <strong>de</strong> arrojo y valentía en los campos <strong>de</strong> batalla.<br />
Mi principal objeto será la guerra; la guerra sin tregua contra los que<br />
intentan <strong>de</strong>gradarnos a los ojos <strong>de</strong>l mundo civilizado. Entre morir y ser<br />
esclavo, no pue<strong>de</strong> titubear un alma elevada.<br />
Si la suerte <strong>de</strong> los combates no nos <strong>de</strong>stina a ver la patria emancipada <strong>de</strong><br />
toda presión extranjera, prefiramos en el sepulcro el sueño <strong>de</strong> los<br />
valientes, a cuyos oídos no llega el ruido <strong>de</strong> las ca<strong>de</strong>nas <strong>de</strong> la esclavitud.<br />
152 Colección Rescate
Un héroe <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong><br />
Juan <strong>de</strong> Dios Peza<br />
¡<br />
Cómo engaña la apariencia!<br />
¡Cómo <strong>de</strong>smiente el aspecto!<br />
¡Cómo se engaña el que Juzga<br />
el alma según el cuerpo!<br />
El bravo Antonio Rosales<br />
era <strong>de</strong> exterior mo<strong>de</strong>sto,<br />
<strong>de</strong> una estatura mediana,<br />
<strong>de</strong> ojos claros y serenos;<br />
bigote negro poblado,<br />
obscuro y lacio cabello,<br />
las cejas juntas y espesas,<br />
<strong>de</strong> hablar pausado y discreto.<br />
Des<strong>de</strong> los tristes instantes<br />
en que Juárez <strong>de</strong>jó México,<br />
y junto con sus ministros<br />
llevó a San Luis el Gobierno,<br />
Rosales fue a presentarse<br />
con afán al ministerio,<br />
y pidió lo incorporasen<br />
a los cuerpos <strong>de</strong>l Ejército<br />
que a batir al enemigo<br />
estuvieran ya dispuestos.<br />
Como era un <strong>de</strong>sconocido<br />
inspiró a todos recelo,
y al punto le preguntaron<br />
su partido y sus proyectos.<br />
―”Mi partido”, respondióles,<br />
“lo ignoro, pues no lo tengo”.<br />
“Yo no <strong>de</strong>fiendo persona<br />
sino a la patria y al pueblo<br />
y mi proyecto se cifra<br />
en lograr <strong>de</strong> mi Gobierno,<br />
que a batir a los franceses<br />
a mí me man<strong>de</strong> el primero”.<br />
Como nadie hiciera caso<br />
a tan honrados <strong>de</strong>seos,<br />
quizás por otros asuntos<br />
<strong>de</strong> más trascen<strong>de</strong>ncia y peso,<br />
o también porque inspirase<br />
aquel hombre algún recelo,<br />
volvióse callado y triste<br />
a vivir a extraño puerto,<br />
<strong>de</strong>jando para más tar<strong>de</strong><br />
mirar su afán satisfecho.<br />
El sabio Ignacio Ramírez,<br />
aquel filósofo egregio<br />
que <strong>de</strong> Catón tuvo el alma<br />
y la lira <strong>de</strong> Tirteo,<br />
cuando en Mazatlán anduvo<br />
mil amarguras sufriendo<br />
conoció a Antonio Rosales,<br />
profundizó sus anhelos,<br />
y orgulloso <strong>de</strong> tratarlo<br />
escribió a Guillermo Prieto:<br />
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
―”Ya encontré al hombre que pue<strong>de</strong><br />
ser héroe para el pueblo;<br />
águila que busca espacio<br />
para retomar su vuelo;<br />
ya verás llegado el día,<br />
si digo verdad o miento”.<br />
Diez meses <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> dichos<br />
154 Colección Rescate
estos solemnes conceptos,<br />
cuando en Culiacán esperan<br />
al invasor extranjero,<br />
Rosales a sus soldados<br />
los organiza en silencio,<br />
y se queda a pocas leguas,<br />
para encontrarlos dispuestos,<br />
en el alegre y tranquilo<br />
pueblecillo <strong>de</strong> San Pedro.<br />
Cerca <strong>de</strong> trescientos hombres<br />
con escasos elementos,<br />
resisten el rudo empuje<br />
<strong>de</strong>l invasor altanero,<br />
que con fuerzas imperiales<br />
atacan con gran <strong>de</strong>nuedo.<br />
Rosales, con una audacia<br />
propia <strong>de</strong> aquellos momentos,<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> emboscar dos piezas<br />
y reservar en el centro<br />
cien hombres, se lanza osado<br />
al enemigo, embistiendo<br />
con una pequeña escolta<br />
que combate cuerpo a cuerpo.<br />
Los invasores lo envuelven<br />
y juzgan el triunfo cierto,<br />
al punto que por los flancos<br />
los hiere el compacto fuego<br />
<strong>de</strong> los infantes que estaban<br />
emboscados en el pueblo.<br />
Pocas horas <strong>de</strong> combate<br />
dan a Rosales el éxito;<br />
el enemigo le <strong>de</strong>ja<br />
cerca <strong>de</strong> cien prisioneros,<br />
con Gazielle, el comandante,<br />
y ocho oficiales apuestos.<br />
Sobre el campo se miraban<br />
los heridos y los muertos,<br />
Lecturas sinaloenses<br />
Colección Rescate 155
an<strong>de</strong>ras, parques, medallas<br />
y cañones y trofeos.<br />
Un argelino acercóse<br />
a Rosales, todo trémulo,<br />
y quiso besar su mano;<br />
pero el jefe, sonriendo,<br />
le contestó: ―”No acostumbran<br />
los hombres besarse en México”.<br />
Un jefe <strong>de</strong> tiradores<br />
Llorando, <strong>de</strong> rabia ciega,<br />
se niega a entregar su espada<br />
que se la pi<strong>de</strong> un sargento,<br />
pero Rosales le dice:<br />
“Dadla, sois mi prisionero”.<br />
Y entonces Gazielle la suya<br />
dar quiere al bravo guerrero,<br />
quien le dice: “Voz sois digno<br />
<strong>de</strong> conservarla en su puesto”.<br />
No hay palabras que <strong>de</strong>scriban<br />
la nobleza y el respeto,<br />
que usó Rosales con todos<br />
su vencidos prisioneros.<br />
Ningún acto <strong>de</strong> violencia,<br />
ningún rencor, ningún hecho<br />
que revelase venganza,<br />
envidia, crueldad o celo.<br />
Rosales se mostró gran<strong>de</strong>,<br />
Justo, generoso y bueno,<br />
Y dio gloria al libre Estado<br />
que adora su nombre excelso,<br />
eternizando en la historia<br />
la batalla <strong>de</strong> San Pedro.<br />
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
156 Colección Rescate
Batalla <strong>de</strong> San Pedro<br />
Eustaquio Buelna<br />
N<br />
oticias fi<strong>de</strong>dignas transmitidas violentamente <strong>de</strong> varios<br />
puntos <strong>de</strong> la costa anunciaron la venida <strong>de</strong> una expedición<br />
filibustera, llamada franco-mexicana, por el puerto <strong>de</strong><br />
Altata. Según ellas, doscientos franceses, zuavos y argelinos,<br />
apoyados por trescientos mexicanos, al mando <strong>de</strong>l traidor Carmona<br />
y <strong>de</strong>l aventurero general Cortés, <strong>de</strong>signados para la conquista <strong>de</strong><br />
Culiacán y <strong>de</strong> las poblaciones inmediatas, habían partido ya para su<br />
<strong>de</strong>stino.<br />
El día 19 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1864, a la una <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>, recibió aviso<br />
el Gobernador y Comandante General <strong>de</strong>l Estado, coronel Antonio<br />
Rosales, que en dicho puerto había fon<strong>de</strong>ado un buque <strong>de</strong> guerra,<br />
que <strong>de</strong>sprendiendo un bote en que venían varios oficiales, éstos,<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> hablar con un extranjero avecindado allí y que era<br />
conocido con el nombre <strong>de</strong> Pedro “el francés”, se habían retirado.<br />
El ciudadano Gobernador inmediatamente hizo avanzar por ese<br />
rumbo, en observación, a la mayor parte <strong>de</strong>l escuadrón “Lanceros<br />
<strong>de</strong> Jalisco”, al mando <strong>de</strong> su jefe Francisco Tolentino, y se ocupó <strong>de</strong><br />
los preparativos necesarios para combatir a los invasores.<br />
El día 20 las noticias venidas aseguraron el <strong>de</strong>sembarco <strong>de</strong> la<br />
fuerza expedicionaria en el punto <strong>de</strong> “Las Salinas”, reconocido<br />
antes por “El Lucifer”, barco <strong>de</strong> guerra francés, por lo que el<br />
coronel Rosales dispuso su salida con toda la fuerza disponible, la<br />
que con la caballería llegaba apenas a 400 hombres para encontrar<br />
al enemigo, y en la noche pernoctó en San Pedro. La <strong>de</strong>más fuerza,<br />
dividida en partidas y mandada en comisiones importantes a gran<br />
distancia <strong>de</strong> Culiacán, no fue llamada porque no era posible llegara<br />
a la hora <strong>de</strong>l combate.
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
Al amanecer <strong>de</strong>l día 21, el coronel Rosales emprendió <strong>de</strong> nuevo<br />
su marcha sobre el enemigo, y en el camino recibió la noticia <strong>de</strong><br />
que sus avanzadas habían venido hostilizando eficazmente a los<br />
francotiradores, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Bachimeto hasta Navolato, don<strong>de</strong> se habían<br />
<strong>de</strong>tenido. Entonces avanzó, y, avistándose en este pueblo, rompió<br />
los fuegos con una parte <strong>de</strong> sus fuerzas sobre las contrarias, pero<br />
éstas no salieron, consi<strong>de</strong>rándose bien atrincheradas en los cercos y<br />
bosques que ro<strong>de</strong>an la población, por lo que persuadiéndose el<br />
coronel Rosales <strong>de</strong> que este movimiento que tenía por objeto hacer<br />
un reconocimiento sobre la posición y fuerza <strong>de</strong> los contrarios no<br />
era posible por las dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l terreno, si no era empleando más<br />
fuerza, exponiéndose así a comprometer un combate general,<br />
<strong>de</strong>sventajoso, se <strong>de</strong>splegó a San Pedro con su brigada, <strong>de</strong>jando a la<br />
caballería encargada <strong>de</strong> provocar al enemigo conduciéndolo a un<br />
lugar <strong>de</strong>scampado.<br />
Y éste, en efecto, a virtud <strong>de</strong> los hábiles movimientos <strong>de</strong>l<br />
escuadrón mencionado, se movió al fin a la mañana <strong>de</strong>l memorable<br />
día 22, y atraído por el vivo y sostenido fuego <strong>de</strong> los valientes que<br />
componen este cuerpo, que en su retirada lenta a San Pedro se<br />
mantuvieron siempre a tiro <strong>de</strong> pistola <strong>de</strong> él, llegó a doscientos<br />
metros <strong>de</strong> nuestro campo, formándose sus fuerzas acto continuo en<br />
combate.<br />
San Pedro, cuyo nombre marcará y recordará nuestras más puras<br />
glorias, está situada al Poniente <strong>de</strong> Culiacán, a la distancia <strong>de</strong> cuatro<br />
leguas, en una llanura cortada aquí y allí por débiles cercas <strong>de</strong><br />
ramas, que marcan la propiedad <strong>de</strong> los vecinos <strong>de</strong>l pueblo.<br />
El coronel Antonio Rosales, Jefe <strong>de</strong>l Estado y <strong>de</strong> la Brigada que<br />
lleva su nombre, se colocó a la orilla <strong>de</strong>l poblado, hacia el Poniente,<br />
por don<strong>de</strong> <strong>de</strong>semboca el camino en que se presentó el enemigo. Su<br />
centro lo formó con cuatro piezas <strong>de</strong> artillería <strong>de</strong> montaña, dirigidas<br />
por el teniente Evaristo González y un trozo <strong>de</strong> infantería. Su<br />
izquierda estaba apoyada por el batallón “Mixto”, mandado por su<br />
jefe el comandante Jorge Granados, y dos piezas ligeras; su <strong>de</strong>recha<br />
por el batallón “Hidalgo”, a las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>l coronel Correa, y, <strong>de</strong><br />
reserva, quedó la caballería.<br />
La fuerza enemiga, extendida <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el camino hasta el vallado<br />
que estaba a su <strong>de</strong>recha, formó su izquierda con los traidores, su<br />
<strong>de</strong>recha con franceses y dos obuses <strong>de</strong> montaña, y su centro con<br />
argelinos y mexicanos.<br />
El fuego <strong>de</strong> fusil y cañón, que comenzó inmediatamente fue<br />
sostenido por ambas partes, por más <strong>de</strong> media hora, pasada la cual los<br />
158 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
franceses intentaron apo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong> las dos piezas <strong>de</strong> artillería <strong>de</strong> la<br />
izquierda, pero el valiente Granados, con sus intrépidos soldados, no<br />
sólo contuvo al enemigo sino que cargó sobre él con tal ímpetu que se<br />
hizo retroce<strong>de</strong>r. Desgraciadamente, en ese momento, fue herido en el<br />
vientre a quemarropa por una bala <strong>de</strong> pistola. Una carga <strong>de</strong> la reserva<br />
afirmó el resultado <strong>de</strong> ese movimiento, que hizo volver a sus posiciones<br />
a los franceses.<br />
Pero firmes éstos, no obstante el nutrido fuego que se les hacía,<br />
el coronel Rosales or<strong>de</strong>nó que toda su brigada avanzara<br />
simultáneamente, y ésta, llena <strong>de</strong> entusiasmo, atacó con tal <strong>de</strong>nuedo<br />
a los enemigos que, no siéndoles ya posible ni a unos ni a otros<br />
cargar las armas <strong>de</strong> fuego, se trabó un combate a la bayoneta. En<br />
este ataque general, ejecutado con tanto brío, el malogrado capitán<br />
Fernando Ramírez fue muerto por una bala <strong>de</strong> rifle, disparada tan<br />
inmediata a él, que el soldado que lo hirió dio fuego a su arma<br />
teniéndola en actitud <strong>de</strong> calar bayoneta.<br />
El comandante Francisco Miranda, mayor <strong>de</strong> la brigada, que fue<br />
a apoyarlo se condujo con tal valentía, que ha merecido los elogios<br />
<strong>de</strong> todos lo que presenciaron los hechos.<br />
El joven José M. Bucheli se portó como un veterano aguerrido<br />
en los combates. Tuvo un participio notable, igualmente, el<br />
pundonoroso jefe <strong>de</strong> Estado Mayor, ciudadano Jorge Green, y<br />
cumplieron con su <strong>de</strong>ber los oficiales subalternos.<br />
El mayor <strong>de</strong>l “Mixto”, ciudadano Jorge Palacio, que sucedió en<br />
el mando al arrojado Granados, se batió con bizarría; pero, sobre<br />
todo, se hizo notable en ese cuerpo el capitán graduado <strong>de</strong><br />
comandante ciudadano Lucas Mora.<br />
La artillería, al mando <strong>de</strong> su jefe el teniente Evaristo González,<br />
secundado por el subteniente Jesús Vélez, en todos los momentos<br />
<strong>de</strong> la acción conservó su serenidad, a la que fueron <strong>de</strong>bidas las<br />
acertadas punterías <strong>de</strong> las piezas que se le encomendaron. En esta<br />
fuerza se distinguieron el sargento segundo Pedro Pérez y el corneta<br />
―apenas <strong>de</strong> once años <strong>de</strong> edad― Francisco Ramírez.<br />
El batallón “Hidalgo” sostuvo su posición y ejecutó las<br />
maniobras que se le mandaron, a las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> sus dignos jefes<br />
ciudadano Ascensión Correa y Comandante <strong>de</strong> batallón ciudadano<br />
Pedro Betancourt.<br />
Conmovida la línea enemiga por tan vigoroso ataque, comenzó a<br />
per<strong>de</strong>r terreno, pero sin <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> presentarse en una actitud<br />
imponente. Por más <strong>de</strong> media legua y durante tres horas, su<br />
resistencia fue tenaz, no obstante que comenzaron a abandonarlos<br />
Colección Rescate 159
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
los traidores, siendo los primeros fugitivos Carmona y Cortés, y<br />
fueron necesarios aún repetidos ataques. Las cargas dadas por el<br />
escuadrón “Lanceros <strong>de</strong> Jalisco”, con su digno jefe Francisco<br />
Tolentino, en esta jornada sorprendieron al enemigo por su valor y<br />
el arrojo con que fueron ejecutadas. Al fin <strong>de</strong>salentado éste, por<br />
haber sufrido gran<strong>de</strong>s pérdidas, dividido en secciones y clavando<br />
sus armas en la arena <strong>de</strong>l río “Humaya”, testigo <strong>de</strong> su <strong>de</strong>rrota,<br />
cruzaron los brazos esperando la muerte.<br />
Quedaron prisioneros Gazielle, comandante <strong>de</strong>l Lucifer y jefe <strong>de</strong><br />
la expedición, seis oficiales franceses y noventa y ocho <strong>de</strong> tropa,<br />
entre franceses y argelinos, siendo mucho más los imperialistas, los<br />
cuales fueron incorporados al ejército republicano, y a<strong>de</strong>más se<br />
quitaron dos piezas <strong>de</strong> artillería rayada, parque, etc.<br />
Al día siguiente, 23, se verificó la entrada triunfal <strong>de</strong>l ejército<br />
mexicano en Culiacán, en medio <strong>de</strong> la muda admiración <strong>de</strong> sus<br />
habitantes, absortos al contemplar un triunfo que casi parecía un<br />
imposible, un absurdo.<br />
Todos los prisioneros fueron perdonados y tratados con la<br />
caballerosidad que usan los libres hijos <strong>de</strong> México. El ciudadano<br />
Gobernador, sus jefes y oficiales, todos a porfía se esmeraron en ser<br />
valientes, y, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la victoria, fueron generosos.<br />
160 Colección Rescate
Francisco Ramírez<br />
Enrique Félix<br />
1<br />
864. El pintoresco pueblecillo <strong>de</strong> San Pedro, con sus casitas<br />
<strong>de</strong> teja más y más colorada por el temblor <strong>de</strong> los claros días <strong>de</strong><br />
diciembre, anidó, como en un nicho, voces <strong>de</strong> gloria.<br />
Los zuavos, esos soldados franceses que en 1864, dirigidos por<br />
el comandante Gazielle, vinieron a pisar la soberanía <strong>de</strong> nuestra<br />
Patria, fueron vencidos en San Pedro por el general Antonio<br />
Rosales, con un heroico puñado <strong>de</strong> soldados mexicanos.<br />
El romántico cañón republicano <strong>de</strong> aquella época ―asomando al<br />
Poniente―, sobre los viejos cerros <strong>de</strong> los caminos <strong>de</strong> San Pedro,<br />
paseó severamente su rugido <strong>de</strong> león sobre la frente audaz <strong>de</strong> los<br />
soldados europeos.<br />
El “Mixto” y el “Hidalgo”, batallones <strong>de</strong> la izquierda y la<br />
<strong>de</strong>recha, con empuje <strong>de</strong> alas <strong>de</strong> águila, ensayaron su ímpetu <strong>de</strong><br />
patriotismo bajo las espadas <strong>de</strong> Jorge Granados y el coronel Correa.<br />
José María Bucheli, José Palacio, Lucas Mora, Pedro Betancourt,<br />
Evaristo González, Jesús Vélez, Pedro Pérez y Francisco Tolentino<br />
constituyen el juego <strong>de</strong> nombres que se tejieron milagrosamente<br />
―como en una leyenda antigua― para rubricar el acto más heroico<br />
que se conoce en los anales <strong>de</strong> nuestra historia provinciana.<br />
En el ancho solar <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong> ―cual un escenario griego―, se<br />
hizo añicos la gloria <strong>de</strong> Francia, como una flor <strong>de</strong> mármol y se
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
irguió dramáticamente, con el duro gesto <strong>de</strong> una odisea, la épica<br />
figura <strong>de</strong> Rosales.<br />
Antonio Rosales es un héroe epónimo porque dio nombre a<br />
nuestro pueblo, en sus calles y plazas. El viejo portalón rosalino<br />
perpetuó su recuerdo en cien arcos <strong>de</strong> piedra. Es la figura más<br />
limpia y alta <strong>de</strong>l estado <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>. Por eso, cada 22 <strong>de</strong> diciembre,<br />
los hijos <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong> festejamos nuestros corazones <strong>de</strong> alegría!<br />
<br />
Para el niño sinaloense, tiene una parte viva el recuerdo <strong>de</strong> esa<br />
fecha que anega nuestras almas.<br />
Ese día venerable, <strong>de</strong>rrotadas las huestes francesas a la hora<br />
tierna <strong>de</strong>l crepúsculo <strong>de</strong>cembrino; cuando el río estaba más quieto y<br />
el polvo y la sangre solda<strong>de</strong>sca entristecían más la hora; en los<br />
momentos en que iban cayendo las charreteras francesas junto a los<br />
huaraches <strong>de</strong> tres puntadas <strong>de</strong> los valientes soldados mexicanos, un<br />
niño sinaloense estremeció, con un canto <strong>de</strong> gloria, los pechos<br />
macizos <strong>de</strong> nuestros soldados.<br />
Fue Francisco Ramírez, a la risueña edad <strong>de</strong> los once años<br />
―esbelto, moreno, bello― el que empinando su corneta encintada<br />
y brillante, con la cara al cielo, anunció con su voz <strong>de</strong> metal el<br />
triunfo legítimo <strong>de</strong> nuestra Patria.<br />
Él, temblando <strong>de</strong> emoción como una hoja <strong>de</strong> triunfo ―sonriente,<br />
jovial―, enjugó su corazón en una llamada triunfal, en honor <strong>de</strong><br />
varios cientos <strong>de</strong> soldados que colmaron el ímpetu heroico <strong>de</strong>l<br />
general Antonio Rosales.<br />
Fue Francisco Ramírez el vocero inocente, el pequeño corneta<br />
sinaloense que arrancó <strong>de</strong> su pecho un hondo grito <strong>de</strong> amor ―la<br />
buena nueva― que conserva nuestra Patria en una <strong>de</strong> sus más bellas<br />
sonrisas.<br />
Como en uno <strong>de</strong> esos cuadros <strong>de</strong>l pintor italiano Boticelli ―<strong>de</strong><br />
líneas angélicas, <strong>de</strong> trazos ensortijados― <strong>de</strong>be haber estado nuestro<br />
héroe mínimo, ceñido <strong>de</strong> claridad.<br />
Estoy seguro <strong>de</strong> que Rosales mojó <strong>de</strong> lágrimas sus enjutas<br />
mejillas, al contemplar escena tan conmovedora.<br />
Los soldados franceses, oyendo la voz <strong>de</strong> triunfo, transparente y<br />
purísima, <strong>de</strong> los labios inmaculados <strong>de</strong>l niño, <strong>de</strong>ben haber sentido<br />
más todavía la tragedia <strong>de</strong> su <strong>de</strong>rrota.<br />
162 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
¡Cómo temblarían las manos <strong>de</strong> nuestros soldados! El mismo<br />
cielo <strong>de</strong>be <strong>de</strong> haberse conmovido. Seguramente fue más nítido el<br />
primer parpa<strong>de</strong>o <strong>de</strong> las estrellas <strong>de</strong> aquella hora.<br />
He ahí un bonito recuerdo que <strong>de</strong>ben conservar los niños <strong>de</strong><br />
<strong>Sinaloa</strong>, como un juguete nuevo. Bello ejemplo a cuya sombra<br />
<strong>de</strong>ben cobijarse los niños <strong>de</strong> mi tierra, con el rico propósito <strong>de</strong><br />
repetirlo. De pie ―como en un dibujo egipcio― <strong>de</strong>be hacerse caber<br />
en todos y cada uno <strong>de</strong> los corazones pequeños, que seguramente<br />
están siempre abiertos.<br />
El resplandor <strong>de</strong> la bellísima acción <strong>de</strong> Francisco Ramírez ha <strong>de</strong><br />
cernirse sobre los coros <strong>de</strong> niños <strong>de</strong>scalzos <strong>de</strong> nuestras escuelas y ha<br />
<strong>de</strong> florecer, en los labios <strong>de</strong>l maestro amoroso, como una parábola<br />
<strong>de</strong> Jesús.<br />
Ejemplo que <strong>de</strong>be jurarse, a modo <strong>de</strong> símbolo, en las manos <strong>de</strong><br />
los niños.<br />
En la nota blanca ―como el silencio <strong>de</strong> las flores― que se colgó<br />
inocente, como frágil adorno, <strong>de</strong> la más hermosa y significativa <strong>de</strong><br />
nuestras epopeyas.<br />
Francisco Ramírez es el héroe juvenil y bello <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>. El<br />
héroe predilecto <strong>de</strong> nuestra historia acogedora. El recuerdo azul.<br />
Ojalá que, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> leídos estos renglones, el nombre <strong>de</strong><br />
Francisco Ramírez ―como una gota <strong>de</strong> miel― an<strong>de</strong> en la boca <strong>de</strong><br />
los niños <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>.<br />
Colección Rescate 163
Madre Sinaloense<br />
Luz María <strong>de</strong> la Rocha<br />
M<br />
adre: estás en mis canicas,<br />
en mi espejo y en mi afán:<br />
¡eres para mí la madre<br />
más buena <strong>de</strong> Culiacán!<br />
Mi mejor día en la escuela,<br />
madre <strong>de</strong> mi corazón,<br />
fue cuando escribí tu nombre<br />
con gis en el pizarrón!<br />
Cuando conocí los números,<br />
madre, apunté el diez <strong>de</strong> mayo<br />
porque es la fecha más gran<strong>de</strong><br />
que encontré en el calendario.<br />
Madre: estás en las tortillas,<br />
en la sopa y en el pan;<br />
¡eres para mí la madre<br />
más dulce <strong>de</strong> Culiacán!<br />
La comida que comemos<br />
tiene la sal <strong>de</strong> tus lágrimas,
que bajan por tus mejillas<br />
como dos gotas hermanas!<br />
Vuela vuela palomita<br />
con una carta <strong>de</strong> lujo,<br />
con veinte letras que digan:<br />
¡Madre, yo te quiero mucho!<br />
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
166 Colección Rescate
Combate <strong>de</strong> Veranos<br />
Gral. Anacleto Correa<br />
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
E<br />
l día 1 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1865 el general Armando <strong>de</strong> Castagny, al<br />
mando <strong>de</strong> dos mil quinientos soldados franceses, rebasó el<br />
paso <strong>de</strong>l Espinazo <strong>de</strong>l Diablo, en la Sierra Madre Occi<strong>de</strong>ntal,<br />
bajando <strong>de</strong> Durango a <strong>Sinaloa</strong> para ir a reforzar la guarnición <strong>de</strong>l<br />
puerto <strong>de</strong> Mazatlán.<br />
En los combates que se escenificaron en los contrafuertes<br />
serranos, en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> las instituciones republicanas, los batallones<br />
“Degollado”, “Pánuco”, “Concordia” y “Huajicori”, hostilizaron al<br />
enemigo bajo las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>l general Ramón Corona, los coroneles<br />
Domingo Rubí, Ángel Martínez, José María Gutiérrez y<br />
comandante Gregorio Saavedra.<br />
Las tropas francesas, al entrar a territorio sinaloense, pernoctaron<br />
en Puerta <strong>de</strong> San Marcos, y <strong>de</strong> allí prosiguieron rumbo a Siqueros,<br />
<strong>de</strong>jando en Veranos ciento cincuenta soldados <strong>de</strong>l 7o. batallón<br />
“Cazadores <strong>de</strong> Vincennes” y cincuenta arrieros mexicanos armados,<br />
que conducían seiscientas acémilas cargadas con dinero y<br />
mercancías, para que <strong>de</strong>spués siguieran más tar<strong>de</strong> como retaguardia.<br />
El general Corona or<strong>de</strong>nó que se atacara Veranos, discutiendo<br />
los planes militares con los coroneles Domingo Rubí, Isidoro<br />
Peraza y Anacleto Correa, utilizaron los batallones <strong>de</strong> Concordia y<br />
<strong>de</strong> Pánuco. Los franceses se habían fortificado en la iglesia <strong>de</strong><br />
Veranos, usando las dos casas fronteras en un triángulo <strong>de</strong>fensivo,<br />
cavando trincheras improvisadas.<br />
En el “Ensayo Histórico <strong>de</strong>l Ejército <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte”, se da cuenta<br />
<strong>de</strong>l combate <strong>de</strong> Veranos, en su principales fases: “Al dar los<br />
franceses el toque <strong>de</strong> retreta y lista <strong>de</strong> noche, los fuegos <strong>de</strong> fusilería<br />
se rompieron, a la vez que el coronel Correa ejecutaba la maniobra
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
que tenía encomendada, excediéndose <strong>de</strong> las ór<strong>de</strong>nes que se le<br />
habían dado, pues saltó con sus dragones las trincheras. Semejante<br />
arrojo impuso <strong>de</strong> tal suerte al enemigo, que le hizo <strong>de</strong> pronto<br />
replegarse al interior <strong>de</strong> la iglesia, no volviendo a ocupar sus puntos<br />
sino momentos <strong>de</strong>spués”.<br />
Y continúa la reseña así: “Los Cazadores <strong>de</strong> Vincennes,<br />
cubiertos con sus pequeñas trincheras <strong>de</strong> ladrillos, con una rodilla<br />
en tierra y con el arma vigorosamente embarazada, recibían como<br />
soldados <strong>de</strong> bronce, en las puntas <strong>de</strong> sus marrazos, el formidable<br />
empuje <strong>de</strong> los caballos <strong>de</strong> Correa”.<br />
En esos momentos llegó a la línea <strong>de</strong> combate el general Ramón<br />
Corona, quien or<strong>de</strong>nó que los heridos fueran trasladados a El Ver<strong>de</strong>,<br />
y enseguida <strong>de</strong>stacó cincuenta dragones para que fueran a observar<br />
los movimientos <strong>de</strong>l grueso <strong>de</strong> las tropas <strong>de</strong>l general Castagny.<br />
Inmediatamente <strong>de</strong>spués or<strong>de</strong>nó que las caballerías y la mayor<br />
parte <strong>de</strong> las infanterías dieran una segunda carga, la cual fue tan<br />
ruda y violenta que la victoria se puso <strong>de</strong> su lado, quedando el<br />
campo cubierto <strong>de</strong> cadáveres. De allí fueron levantados heridos el<br />
teniente coronel Juan <strong>de</strong> Dios Rojas, el comandante Jesús Peraza, el<br />
pagador <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los batallones llamado Zeferino Torres, y otros<br />
oficiales e individuos <strong>de</strong> tropa más.<br />
Sin embargo, el resto <strong>de</strong> los soldados franceses se había hecho<br />
fuerte en la iglesia, cuyas puertas habían cerrado, así como en las<br />
dos casas fronteras, por lo que el general Corona or<strong>de</strong>nó el incendio<br />
<strong>de</strong> los jacales cercanos para obligarlos a salir. Atemorizados por las<br />
llamas, unos veinte franceses se arrojaron por las ventanas, pero una<br />
<strong>de</strong>scarga <strong>de</strong> la infantería <strong>de</strong>l coronel Domingo Rubí, los <strong>de</strong>jó<br />
muertos, huyendo únicamente dos heridos.<br />
Los cazadores <strong>de</strong> Vincennes se batieron fieramente, <strong>de</strong>fendiendo<br />
sus vidas, y en el último asalto el coronel Anacleto Correa recibió<br />
una bala en el costado, haciéndolo caer muerto a la vanguardia <strong>de</strong><br />
sus dragones.<br />
En uno <strong>de</strong> los partes pue<strong>de</strong> leerse:<br />
El general Corona, herido en lo más íntimo al ver morir al más valiente <strong>de</strong><br />
sus oficiales, mandó al coronel Ángel Martínez que diera el último ataque<br />
por las alturas <strong>de</strong> las casas, tomándose varios prisioneros, mientras que<br />
otra columna daba un asalto sobre el templo. Pronto cayeron las puertas, y<br />
las infanterías vencedoras se apo<strong>de</strong>raron <strong>de</strong> tres oficiales, cincuenta y siete<br />
Cazadores <strong>de</strong> Vincennes y cuarenta arrieros. Los <strong>de</strong>más franceses yacían<br />
muertos sobre el suelo y en diferentes puntos <strong>de</strong> la línea fortificada. El<br />
coronel Domingo Rubí salió inmediatamente con los prisioneros rumbo al<br />
168 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
pueblo <strong>de</strong> Jacobo. A las tropas se ofreció como botín, en premio <strong>de</strong> su<br />
buen comportamiento, la mitad <strong>de</strong> las riquezas tomadas al enemigo,<br />
<strong>de</strong>biendo pasar la otra mitad a la pagaduría. Esto, sin embargo, sólo<br />
produjo a las cajas la suma <strong>de</strong> diez mil pesos, pues las monedas <strong>de</strong> oro y<br />
plata se habían fundido en gran parte <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> los escombros que aún<br />
estaban ardiendo, y no había que per<strong>de</strong>r un tiempo precioso en recoger lo<br />
que se había salvado <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sastre.<br />
A las dos <strong>de</strong> la mañana se procedió a la evacuación <strong>de</strong> Veranos,<br />
encargándose el coronel Gutiérrez <strong>de</strong> llevar a los heridos a<br />
Concordia, mientras que el general Corona, acompañado <strong>de</strong>l<br />
coronel Ángel Martínez y los oficiales <strong>de</strong> su Estado Mayor,<br />
extraviaron el camino y fueron a dar a Puerta <strong>de</strong> San Marcos, cuyos<br />
vecinos ignoraban los sucesos <strong>de</strong> Veranos. De allí continuaron<br />
rumbo a Jacobo, don<strong>de</strong> alcanzaron a la fuerza que llevaba los<br />
sesenta oficiales y soldados franceses prisioneros.<br />
Después llegaron informes <strong>de</strong> que el general Castagny, al tener<br />
conocimiento <strong>de</strong>l combate <strong>de</strong> Veranos, había retrocedido con el<br />
grueso <strong>de</strong> sus tropas para auxiliar a los Cazadores <strong>de</strong> Vincennes que<br />
iban a la retaguardia <strong>de</strong> su columna, pero sólo encontró cadáveres y<br />
ruinas humeantes.<br />
El general Corona y el coronel Rubí formaron <strong>de</strong> inmediato un<br />
consejo <strong>de</strong> guerra, para resolver sobre la suerte que <strong>de</strong>berían correr<br />
los prisioneros franceses, y se tomó el acuerdo <strong>de</strong> ejercer las<br />
mismas represalias que el general Castagny había tomado en el<br />
Espinazo <strong>de</strong>l Diablo, don<strong>de</strong> había mandado fusilar a catorce<br />
prisioneros mexicanos, entre ellos un niño <strong>de</strong> catorce años.<br />
La sentencia fue ahorcar a los sesenta prisioneros franceses, ya<br />
que los disparos en caso <strong>de</strong> fusilamiento hubieran atraído al<br />
enemigo que había regresado violentamente a Veranos, así como<br />
también se hizo para economizar parque, <strong>de</strong>l cual estaban tan<br />
escasos los republicanos, pues sólo contaban con la ayuda<br />
<strong>de</strong>sinteresada <strong>de</strong> los vecinos <strong>de</strong> los pueblos. Había tanta escasez<br />
también <strong>de</strong> dinero, que en esa época cada soldado percibía un haber<br />
<strong>de</strong> medio real, los oficiales un real, los comandantes y tenientes<br />
coroneles dos reales, y los coroneles y generales cuatro reales.<br />
La terrible sentencia se ejecutó en un punto <strong>de</strong>nominado Pozo<br />
Hediondo, a corta distancia <strong>de</strong>l poblado <strong>de</strong> Jacobo, don<strong>de</strong> el camino<br />
se bifurcaba. Allí los sesenta oficiales y soldados, pertenecientes al<br />
batallón <strong>de</strong> Cazadores <strong>de</strong> Vicennes, fueron ahorcados en los árboles<br />
y <strong>de</strong>spués los indígenas <strong>de</strong> Jacobo se presentaron ante el general<br />
Colección Rescate 169
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
Corona pidiéndole permiso para sepultar los cadáveres, el cual les<br />
fue concedido.<br />
Debemos hacer hincapié en que un soldado francés no murió,<br />
pues al ser <strong>de</strong>scolgado se le encontró con vida. Los indígenas se<br />
compa<strong>de</strong>cieron <strong>de</strong> él y le dieron hospitalidad. Andando los años,<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> terminada la guerra, el general Corona fue a España<br />
como embajador <strong>de</strong> nuestro país y en uno <strong>de</strong> sus viajes visitó París.<br />
Encontrándose en un café, acompañado <strong>de</strong> su nieto José Ramón<br />
Corona, llegó un anciano y le dijo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> saber que hablaba con<br />
el vencedor <strong>de</strong> Veranos: “¡general, yo fui el único soldado francés<br />
que se salvó <strong>de</strong> la horca!”<br />
Diremos, para terminar, que el Presi<strong>de</strong>nte Benito Juárez al tener<br />
conocimiento <strong>de</strong>l triunfo obtenido por las armas republicanas en<br />
<strong>Sinaloa</strong>, or<strong>de</strong>nó que el coronel Anacleto Correa fuera ascendido a<br />
general, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su muerte heroica encabezando su batallón <strong>de</strong><br />
dragones, en Veranos, frente a los soldados <strong>de</strong>l emperador<br />
Napoleón III que apuntalaban en nuestro país el trono <strong>de</strong><br />
Maximiliano <strong>de</strong> Habsburgo.<br />
170 Colección Rescate
El incendio <strong>de</strong> Concordia<br />
Clemente Vizcarra<br />
P<br />
or los sen<strong>de</strong>ros <strong>de</strong>l patriotismo, <strong>de</strong>l valor y <strong>de</strong>l sacrificio, en<br />
pos <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ales <strong>de</strong>mocráticos, el lente histórico recoge<br />
errantes por la sierra <strong>de</strong> Concordia a los varoniles grupos <strong>de</strong><br />
chinacos que formaban los batallones <strong>de</strong> Concordia y <strong>de</strong> Pánuco,<br />
entre los pocos <strong>de</strong>fensores <strong>de</strong> la Patria que quedaban fieles a la<br />
República y a Juárez, en su peregrinación hacia el Paso <strong>de</strong>l Norte.<br />
El Batallón Concordia peleaba bajo las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>l coronel<br />
Isidoro Peraza, y el <strong>de</strong> Pánuco bajo el mando <strong>de</strong>l coronel Domingo<br />
Rubí, obe<strong>de</strong>ciendo ambos el mando supremo <strong>de</strong>l general Ramón<br />
Corona.<br />
Era Isidoro Peraza un hombre <strong>de</strong> nuestros campos, sencillo y<br />
leal, dueño <strong>de</strong> un sereno valor y <strong>de</strong> un gran sentido <strong>de</strong> la humildad,<br />
aquella humildad que alcanzaba a unir las volunta<strong>de</strong>s; en el caso, la<br />
<strong>de</strong> los ciudadanos <strong>de</strong> Concordia, que lo acompañaron <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las<br />
quebradas húmedas <strong>de</strong> nuestras cordilleras, hasta los fortines <strong>de</strong><br />
Querétaro, al lado <strong>de</strong>l general Mariano Escobedo, y hasta la<br />
colonial ciudad <strong>de</strong> México, con el general Porfirio Díaz, siempre<br />
combatiendo al francés invasor y a los conservadores imperialistas.<br />
Fue el general Domingo Rubí un trabajador <strong>de</strong> las minas <strong>de</strong><br />
Pánuco, también humil<strong>de</strong>, pero <strong>de</strong> una fi<strong>de</strong>lidad a los principios<br />
republicanos a toda prueba, y <strong>de</strong> una honra<strong>de</strong>z acrisolada que lo<br />
llevaron a puestos <strong>de</strong> responsabilidad histórica y <strong>de</strong> mando político,<br />
en don<strong>de</strong> <strong>de</strong>jó marcada huella <strong>de</strong> civismo y <strong>de</strong> rectitud.<br />
Después <strong>de</strong>l combate <strong>de</strong> Veranos, en el que fue <strong>de</strong>rrotada la<br />
retaguardia <strong>de</strong> la división mandada por el general Armando <strong>de</strong>
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
Castagny, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Durango se dirigía al puerto <strong>de</strong> Mazatlán, y en<br />
cuyo hecho <strong>de</strong> armas tomó parte el Batallón Concordia al mando<br />
<strong>de</strong>l coronel Isidoro Peraza y el <strong>de</strong> Lanceros <strong>de</strong> Jalisco, guiados por<br />
el coronel Anacleto Correa, que murió en el encuentro<br />
heroicamente, la lucha se generalizó en el sur <strong>de</strong> nuestro estado.<br />
Herido en su amor propio por la <strong>de</strong>rrota <strong>de</strong> Veranos, el general<br />
Castagny estableció la Corte Marcial en Mazatlán, el 25 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong><br />
1865, y para castigar a los patriotas abogando los sentimientos<br />
cívicos <strong>de</strong> un pueblo que luchaba por su autonomía, or<strong>de</strong>nó azotar<br />
con látigo <strong>de</strong> fuego no sólo a los valientes que luchaban con las<br />
arnas en las manos, sino también a las poblaciones y a la ciudadanía<br />
que ayudaba a los heroicos batallones <strong>de</strong> Concordia y Pánuco,<br />
dando a sus soldados aliento y abrigo, comida y amistad.<br />
En Concordia se significó en esta obra la señora Encarnación<br />
Osuna <strong>de</strong> Valdés, llamada cariñosamente Nana Chon. En su<br />
humil<strong>de</strong> mesa, cuando la ocasión lo permitía, comían reparando sus<br />
fatigas los generales Ramón Corona, Domingo Rubí, el coronel<br />
Isidoro Peraza y otros patriotas.<br />
Ese patriotismo fue lo que hizo montar en cólera al general<br />
Armando <strong>de</strong> Castagny, y para vergüenza <strong>de</strong> la Francia eterna, cuna<br />
<strong>de</strong> liberta<strong>de</strong>s, el divisionario galo <strong>de</strong>cidió incendiar Concordia y<br />
or<strong>de</strong>nó al comandante Garnier que llevara al cabo el acto infame,<br />
quien le contestó con dignidad:<br />
La Francia ha puesto en mis manos este bastón y una espada, insignias <strong>de</strong><br />
la autoridad y <strong>de</strong>l guerrero, que en manera alguna <strong>de</strong>bo trocar por la tea<br />
<strong>de</strong>l incendiario. Desobe<strong>de</strong>zco, por tanto, una or<strong>de</strong>n que al ser ejecutada<br />
por mí echaría una mancha en mi carrera militar, <strong>de</strong>shonrando a la misma<br />
Francia.<br />
Pero entonces la or<strong>de</strong>n fue dada a otro militar: Billault, quien<br />
acepta el oprobio y así salieron <strong>de</strong> Mazatlán dos columnas para<br />
abatir los pueblos en que se refugiaban los liberales. Una <strong>de</strong> esas<br />
columnas tomó el rumbo <strong>de</strong> La Noria y la otra, compuesta <strong>de</strong><br />
franceses y loza<strong>de</strong>ños, se dirigió a Concordia. Esta columna salió a<br />
principios <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1865 <strong>de</strong> Mazatlán, incendiando <strong>de</strong> paso los<br />
caseríos <strong>de</strong> El Castillo, Presidio y Embocada. El día 10 <strong>de</strong> febrero<br />
ejecutó en Malpica a diez personas sin haberles formado causa. La<br />
propia columna que mandaba Billault fue hostilizada en su marcha<br />
por guerrillas mexicanas, pero <strong>de</strong>bido a un movimiento rápido<br />
lograron dispersar a los nacionales.<br />
172 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
El general Domingo Rubí guarnecía Concordia, pero en vista <strong>de</strong><br />
la superioridad numérica <strong>de</strong>l enemigo, recibió ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> retirarse a<br />
Copala, por lo que Billault ocupó Concordia el 12 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong><br />
1865, fecha crucial en los <strong>de</strong>stinos <strong>de</strong> esta población.<br />
Los franceses encontraron en Concordia únicamente mujeres,<br />
ancianos y niños. Los hombres formaban el glorioso Batallón<br />
Concordia. Ante el pavor que infundió la noticia <strong>de</strong> que la<br />
población sería incendiada, las familias se recogieron en el curato<br />
bajo el amparo <strong>de</strong>l sacerdote Soto <strong>de</strong> la Paz; y otra parte <strong>de</strong> ellas se<br />
asiló en la casa <strong>de</strong>l súbdito español don José Gana. Los franceses<br />
registraron a las mujeres para robarles sus alhajas y sus dineros. Y<br />
en la tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> ese día los franceses y loza<strong>de</strong>ños se dividieron en<br />
pelotones, provistos <strong>de</strong> materiales combustibles y pusieron fuego a<br />
muebles y casas.<br />
Dos horas <strong>de</strong>spués, al caer la tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> ese día, el cielo se veía<br />
obscuro por negros nubarrones <strong>de</strong> humo, y toda Concordia estaba<br />
iluminada por las llamas <strong>de</strong>l incendio. Así, en esa fragua <strong>de</strong> llamas,<br />
cenizas y llanto, Concordia forja en ese día su heroicidad, que años<br />
más tar<strong>de</strong> le reconoce el Congreso <strong>de</strong>l Estado, ya que en un acto <strong>de</strong><br />
plena justicia la <strong>de</strong>clara Ciudad Heroica.<br />
Entre fuegos, injurias e improperios, se dio el caso consistente en<br />
que un pelotón <strong>de</strong> franceses se internó en la casa <strong>de</strong> la matrona<br />
Encarnación Osuna <strong>de</strong> Valdés, or<strong>de</strong>nando el jefe <strong>de</strong> dicho pelotón<br />
que se colgara a la heroína para que le dijera la situación y el lugar<br />
en que se encontraban los generales Domingo Rubí y Ramón<br />
Corona. Claro, Nana Chon era <strong>de</strong>l temple <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s damas que<br />
registra la historia <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s pueblos; y ante el suplicio calló el<br />
para<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> los patriotas. Viendo el jefe francés la inutilidad <strong>de</strong> su<br />
bárbaro empeño, or<strong>de</strong>nó la <strong>de</strong>scolgaran. Y ella, al recobrar el<br />
aliento, se yergue ante los infames y con voz enérgica les grita:<br />
―”¿Esta es la civilización que nos vienen trayendo y <strong>de</strong> que<br />
hacéis tanta gala? En realidad no habéis venido a México sino a<br />
incendiar poblaciones in<strong>de</strong>fensas, a ultrajar mujeres patriotas. ¡No<br />
sóis otra cosa que asesinos y bandidos!<br />
Dentro <strong>de</strong> aquel macabro anochecer se dio otro caso<br />
espectacular, y fue el <strong>de</strong>sarrollado en la casa <strong>de</strong>l español don José<br />
Gana, consistente en los siguientes hechos: un pelotón <strong>de</strong> franceses<br />
se introdujo a la casa <strong>de</strong> él, para ultrajar y <strong>de</strong>shonrar a las mujeres<br />
que allí se habían refugiado. Ante tal barbarie don José imprecó y<br />
rogó hasta <strong>de</strong> rodillas que no se consumara tan inmoral acto, pero<br />
Colección Rescate 173
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
sus palabras no tuvieron respuesta alguna <strong>de</strong> aquella solda<strong>de</strong>sca<br />
ebria <strong>de</strong> vino y lujuria.<br />
En tan duro trance Gana percibió al capitán Torcuato Seguames,<br />
<strong>de</strong> la gente <strong>de</strong>l general Manuel Lozada, que a casualidad pasaba por<br />
el frente <strong>de</strong>l zaguán en que se <strong>de</strong>sarrollaban los acontecimientos. En<br />
tales momentos <strong>de</strong> <strong>de</strong>sesperación Gana le gritó a Seguames:<br />
―Capitán: usted es mexicano, ¡salve a estas mujeres, que<br />
también lo son, <strong>de</strong> la infamia que se preten<strong>de</strong> cometer con ellas!<br />
La sangre mexicana <strong>de</strong>l loza<strong>de</strong>ño hirvió en sus venas y<br />
rápidamente <strong>de</strong>senfundó su pistola y se colocó frente al pelotón<br />
extranjero, diciéndoles:<br />
―¡Antes <strong>de</strong> tocar a estas mujeres, pasarán sobre mi cadáver!<br />
Ante tan <strong>de</strong>cidida actitud los zuavos ebrios retrocedieron y se<br />
cuenta que inmediatamente Seguames se fue por un pelotón <strong>de</strong><br />
soldados <strong>de</strong> su cuartel y con ellos hizo guardia toda la noche frente<br />
a la casa <strong>de</strong> don José Gana, para evitar que los franceses regresaran.<br />
Horas <strong>de</strong> luto siguieron para Concordia <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l incendio. La<br />
mayoría <strong>de</strong> las familias empavorecidas huyeron a los campos para<br />
protegerse en los montes <strong>de</strong> futuros atentados y buena parte <strong>de</strong> ellas<br />
peregrinó hasta San Ignacio, cuyos pobladores, en un gesto <strong>de</strong><br />
unidad nacional, les abrieron las puertas <strong>de</strong> sus hogares, hecho que<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces inició una hermandad que dura hasta hoy entre San<br />
Ignacio y Concordia.<br />
174 Colección Rescate
Corazón <strong>de</strong> Sandía<br />
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
S<br />
u voz alta<br />
enraizó en un vientre moreno.<br />
La canción <strong>de</strong> la raza<br />
se cayó<br />
<strong>de</strong> sus manos, en un amanecer.<br />
En la tar<strong>de</strong> dorada,<br />
junto al ejido<br />
nuevo,<br />
la canción florecía...<br />
La guitarra<br />
respon<strong>de</strong> con temblor <strong>de</strong> mujer,<br />
y se hace queja amarga<br />
en los labios <strong>de</strong> bronce<br />
el corrido<br />
que tiene corazón <strong>de</strong> sandia.<br />
El corrido que tiene<br />
corazón <strong>de</strong> tragedia:<br />
―¡...Murieron Valente Quintero<br />
y el Mayor Martín Elenes!<br />
El corrido manchado
con sangre <strong>de</strong> amapola:<br />
―“Al llegar a la enramada<br />
les mandó tocar “El Toro”;<br />
si el mayor paga con plata<br />
yo les pagaré con oro”.<br />
Y la canción se entrega<br />
con sencillez <strong>de</strong> espuma,<br />
sin rubor, sin malicia,<br />
como niña <strong>de</strong>snuda:<br />
―Que bonito es El Quelite,<br />
bien haya quien lo formó;<br />
en sus callecitas tiene<br />
<strong>de</strong> quién acordarme yo”.<br />
A la sombra <strong>de</strong>l ancho sombrero<br />
pueblerino,<br />
se mece la tragedia<br />
que vibra en el corrido:<br />
―“Y Juan Carrasco traía<br />
en el cuello una mascada<br />
y en la copa <strong>de</strong>l sombrero<br />
una cinta colorada”.<br />
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
Entre las manos trémulas<br />
solloza el guitarrón,<br />
y él canta, canta, canta<br />
con el dolor rural sobre su corazón:<br />
―“Vuela vuela palomita,<br />
vuela vuela hasta el nogal;<br />
ya están los caminos solos:<br />
¡ya mataron a Bernal!”<br />
176 Colección Rescate
Muerte <strong>de</strong> Rosales<br />
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
E<br />
l día 20 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1866 el coronel Ascensión Correa se sublevó<br />
en armas en Culiacán con el batallón “Hidalgo”, <strong>de</strong>sconociendo al<br />
general Antonio Rosales como gobernador <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong> y<br />
aprehendiendo al general Joaquín Sánchez Román, al coronel Rosalío<br />
Banda y a los tenientes coroneles Jorge García Granados y Francisco<br />
Miranda, pero el vencedor <strong>de</strong> San Pedro, para evitar que se<br />
encendiera una guerra civil mientras se combatía a los franceses en<br />
el sur, optó por <strong>de</strong>jar la gubernatura al general Domingo Rubí y se<br />
dirigió rumbo a Sonora, para luchar allá contra los imperialistas.<br />
En efecto, el 25 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1865, el general Armando <strong>de</strong><br />
Castagny, comandante militar <strong>de</strong> Mazatlán, había or<strong>de</strong>nado que<br />
salieran <strong>de</strong>l puerto la fragata “Victoria” y los buques “Lucifer”,<br />
“Diamante”, “D’Assas” y “Pallas”, que componían la División<br />
Naval francesa <strong>de</strong>l Pacífico, para que hicieran la campaña en<br />
Sonora, habiendo <strong>de</strong>sembarcado en Guaymas mil soldados, con<br />
artillería <strong>de</strong> montaña, yendo al frente <strong>de</strong> la expedición el mismo<br />
divisionario galo.<br />
Habiendo llegado a El Fuerte, el general Rosales tuvo<br />
conocimiento <strong>de</strong> que la plaza <strong>de</strong> Álamos estaba amenazada por los<br />
imperialistas, y al frente <strong>de</strong> quinientos hombres que constituían los<br />
batallones “Voluntarios <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>” y “Mixto”, y el Escuadrón<br />
“Rosales”, llegó a tierra sonorense, yendo con él el coronel Rosalío<br />
Banda, el doctor y coronel Antonio Molina, los tenientes coroneles<br />
Doroteo López, Jorge García Granados, Guillermo López, y otros<br />
muchos jefes y oficiales.
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
Después <strong>de</strong> arribar a Álamos y no contando con tropas y dinero<br />
suficiente, el general Rosales regresó a <strong>Sinaloa</strong>, en busca <strong>de</strong><br />
refuerzos y fondos, llegando a Choix, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> que había cundido<br />
la <strong>de</strong>smoralización entre sus soldados, al grado <strong>de</strong> que el coronel<br />
Jorge García Granados, que había combatido heroicamente en la<br />
batalla <strong>de</strong> San Pedro, pidió su separación y regresó a Culiacán.<br />
Sin <strong>de</strong>salentarse, el general Rosales con las tropas que le<br />
permanecieron fieles nuevamente regresó a Álamos, con sólo 210<br />
infantes y 70 dragones. El coronel imperialista José María<br />
Tranquilino Almada le tenía tendida una celada al héroe <strong>de</strong> San<br />
Pedro, pues disponiendo en la plaza <strong>de</strong> quinientos soldados y mil<br />
quinientos indios adictos, simuló una salida <strong>de</strong> Álamos, para que<br />
entraran confiadamente las tropas sinaloenses.<br />
La tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> ese 23 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1866, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> arribar<br />
proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, el general Rosales or<strong>de</strong>nó que la infantería<br />
<strong>de</strong>scansara y que los dragones dieran forraje a la caballería, pero<br />
horas <strong>de</strong>spués, a las once <strong>de</strong> la noche, el coronel Almada, al frente<br />
<strong>de</strong> sus dos mil hombres, sorpresivamente asaltó la ciudad <strong>de</strong><br />
Álamos.<br />
El general Rosales, con sus 280 soldados y dragones, se aprestó a<br />
la lucha <strong>de</strong>sigual organizando la <strong>de</strong>fensa, distribuyendo sus cortas<br />
tropas en los tres únicos parapetos que podían cubrir: la Casa <strong>de</strong><br />
Moneda, la loma <strong>de</strong> Guadalupe y el barrio <strong>de</strong> La Colorada, don<strong>de</strong><br />
quedó ubicada la caballería.<br />
Los atacantes se arrojaron sobre los parapetos con ímpetu<br />
arrollador y el impacto más serio lo recibió la Casa <strong>de</strong> Moneda,<br />
<strong>de</strong>fendida personalmente por Rosales.<br />
Todo el cerro <strong>de</strong>l Peñasco, los barrios <strong>de</strong> la Crucecita y <strong>de</strong> las<br />
Higueras y las lomas <strong>de</strong> los Cangrejos, situados frente a las<br />
posiciones <strong>de</strong> los republicanos, eran un hervi<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> indios; el<br />
cañón emplazado en la plazuela <strong>de</strong> Orduño tan sólo tronó una vez,<br />
ya que los atacantes estaban encima <strong>de</strong> las posiciones <strong>de</strong> los<br />
<strong>de</strong>fensores. La tropa <strong>de</strong>l coronel Molina fue envuelta<br />
inmediatamente por el enemigo y <strong>de</strong>strozada. La caballería <strong>de</strong>l<br />
teniente coronel Guadalupe Gómez Llanos, fue obligada a huir, y<br />
poco <strong>de</strong>spués las <strong>de</strong>fensas <strong>de</strong> la Casa <strong>de</strong> Moneda eran aniquiladas,<br />
en tanto el general Rosales resistía la embestida a pie firme y a<br />
pecho <strong>de</strong>scubierto.<br />
Más <strong>de</strong> cien soldados sinaloenses quedaron tendidos en las calles<br />
<strong>de</strong> Álamos. El coronel y doctor Antonio Molina, fue herido<br />
gravemente al pie <strong>de</strong>l cañón emplazado en el fortín <strong>de</strong> la plazuela<br />
178 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
<strong>de</strong> Orduño, pero fue rematado por los indios casi en los escalones<br />
<strong>de</strong>l portal <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> su novia, Jesusita Acuña.<br />
El general Rosales fue herido <strong>de</strong> un balazo que recibió en la caja<br />
<strong>de</strong>l cuerpo, y tratando <strong>de</strong> contener la sangre con una mano, casi a<br />
rastras se escurrió por el callejón que circunda la loma <strong>de</strong><br />
Guadalupe y que limita la parte trasera <strong>de</strong> las manzanas <strong>de</strong> edificios<br />
que miran hacia la Plaza <strong>de</strong> Armas, y fue tocando las puertas que<br />
estaban en la calle hasta que llegó al zaguán <strong>de</strong>l jardín interior <strong>de</strong> la<br />
casa <strong>de</strong> don José María Almada, padre <strong>de</strong>l jefe imperialista<br />
victorioso, sin que se le abriera.<br />
Cerca <strong>de</strong> las dos <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>, un poco a<strong>de</strong>lante, casi enfrente <strong>de</strong>l<br />
traspatio <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> don Crispín <strong>de</strong> S. Palomares, apareció un<br />
indio mayo a quien a pocos metros <strong>de</strong> distancia Rosales le disparo<br />
los tiros <strong>de</strong> su pistola, sin hacer blanco, y entonces su adversario lo<br />
mató a palos.<br />
La muerte <strong>de</strong>l general Rosales aún a los mismos imperialistas<br />
causó profunda impresión; su cadáver fue recogido por algunas<br />
personas <strong>de</strong> la ciudad y expuesto en la capilla ardiente que con el<br />
consentimiento <strong>de</strong>l coronel Almada se instaló en el pasillo<br />
principal <strong>de</strong> la Casa <strong>de</strong> Moneda don<strong>de</strong> fue velado toda la noche <strong>de</strong><br />
aquel 24 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1866, asistiendo numeroso público, así<br />
como algunos jefes oficiales imperialistas. El cuerpo <strong>de</strong>l coronel y<br />
doctor Antonio Molina fue expuesto en la casa habitación <strong>de</strong> la que<br />
fuera su novia.<br />
El sepelio <strong>de</strong> ambos se efectuó simultáneamente en la mañana<br />
<strong>de</strong>l día 25, or<strong>de</strong>nando el coronel Almada que se les hicieran honores<br />
militares por dos <strong>de</strong> sus batallones, que <strong>de</strong>sfilaron con ban<strong>de</strong>ras<br />
enlutadas, sus bandas <strong>de</strong> tambores y cornetas tocando a la sordina y<br />
<strong>de</strong>scargas <strong>de</strong> fusiles en el momento <strong>de</strong> la inhumación en el panteón<br />
municipal, en fosas contiguas, don<strong>de</strong> al triunfo <strong>de</strong> la República se<br />
erigió un sencillo obelisco, hasta el año <strong>de</strong> 1923 en que los restos<br />
<strong>de</strong>l general Rosales fueron trasladados a la ciudad <strong>de</strong> México y<br />
<strong>de</strong>positados, por acuerdo <strong>de</strong>l presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la República, en la<br />
Rotonda <strong>de</strong> los Hombres Ilustres.<br />
El emperador Maximiliano, por <strong>de</strong>creto <strong>de</strong>l 18 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong><br />
1865, con<strong>de</strong>coró con la Cruz <strong>de</strong> la Or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Guadalupe, en el grado<br />
<strong>de</strong> comendador, al coronel José María Tranquilino Almada, y en el<br />
<strong>de</strong> oficiales y caballeros a los militares que lo acompañaron en la<br />
batalla <strong>de</strong> Álamos. La prensa imperialista, y principalmente el<br />
órgano periodístico <strong>de</strong>l mariscal Bazaine, L’Estaffete, comentó<br />
respetuosamente la muerte <strong>de</strong>l general Rosales, diciendo:<br />
Colección Rescate 179
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
Era uno <strong>de</strong> los jefes más notables <strong>de</strong>l Partido Republicano. Hombre <strong>de</strong> un<br />
<strong>de</strong>sinterés a toda prueba, leal, valiente, activo y versado en el arte militar,<br />
<strong>de</strong>ja en las filas <strong>de</strong>l partido contrario un vacío que les será difícil llenar.<br />
Justicia a los vencidos.<br />
Debemos anotar que junto con Rosales murieron en Álamos el<br />
general Joaquín Sánchez Román, el coronel Francisco Miranda y<br />
Castro, el pagador don Cayetano Valadés, y el licenciado Francisco<br />
Ferrel.<br />
Al conocerse en Culiacán la noticia <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong>l héroe <strong>de</strong><br />
San Pedro, el gobernador y general Domingo Rubí expidió el 10 <strong>de</strong><br />
octubre <strong>de</strong> 1865 un <strong>de</strong>creto, olvidando viejos rencores, en el que se<br />
lee:<br />
Artículo primero.― El día 12 <strong>de</strong>l corriente, a las ocho <strong>de</strong> la mañana, se<br />
celebrarán las exequias correspondientes en la iglesia catedral <strong>de</strong> esta<br />
ciudad, con asistencia <strong>de</strong>l Gobernador y Comandante Militar, autorida<strong>de</strong>s,<br />
empleados civiles y militares.― ícul Art o segundo.― Los empleados<br />
civiles y clase militar <strong>de</strong>l Estado guardarán luto por nueve días <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />
indicado para las exequias.― Artículo tercero.― El Gobierno <strong>de</strong>l Estado<br />
<strong>de</strong>clara benemérito al C. General Antonio Rosales, en justo<br />
reconocimiento <strong>de</strong> los servicios que prestó a la In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia Nacional.<br />
180 Colección Rescate
Domingo Rubí<br />
Antonio Nakayama<br />
L<br />
as Flores es un diminuto poblado cercano a la ciudad <strong>de</strong><br />
Culiacán. Su caserío se veía amenazado, en la temporada <strong>de</strong><br />
lluvias, por las aguas <strong>de</strong>sbordadas <strong>de</strong>l río que arrastra las<br />
aguas <strong>de</strong>l Humaya y el Tamazula. Un día veraniego <strong>de</strong>l año <strong>de</strong> 1826<br />
el líquido elemento se salió <strong>de</strong> su cauce, en furiosa embestida.<br />
Luchando por poner a salvo a una mujer grávida, en su<br />
<strong>de</strong>sesperación un hombre la sube a un árbol, y allí, entre el bramido<br />
<strong>de</strong>l río, la humedad ambiente y sin ningún auxilio, vino al mundo el<br />
hijo <strong>de</strong> don José Rubí y doña Josefa Zazueta. Un niño que andando<br />
los años sería general, gobernador y benemérito, con el nombre <strong>de</strong><br />
Domingo Rubí.<br />
Pánuco es un mineral situado en las estribaciones <strong>de</strong> la Sierra<br />
Madre. Su riqueza dio nacimiento a un poblado que en 1854 era un<br />
hormiguero <strong>de</strong> hombres que trabajaban las minas <strong>de</strong>scubiertas por<br />
el conquistador vasco don Francisco <strong>de</strong> Ibarra, cuyo fantasma vaga<br />
por sus estrechas callejuelas. Domingo Rubí es uno <strong>de</strong> tantos<br />
mineros que allí trabajan. Es un mozo <strong>de</strong> estatura más bien baja, <strong>de</strong><br />
anchas espaladas, cabeza redonda, ojos grises, labios gruesos y<br />
poblado bigote, que <strong>de</strong>staca entre sus compañeros por su seriedad y<br />
una tremenda fuerza física que hace se le respete.<br />
La pobreza <strong>de</strong> sus padres le impidió ir a la escuela, pero en su<br />
ignorancia reflexiona en la dura vida que llevan él y sus<br />
compañeros exponiendo su existencia en la lobreguez <strong>de</strong> la mina, y<br />
sin recibir ninguna atención <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> las clases dominantes que<br />
llaman Alteza Serenísima, al Presi<strong>de</strong>nte Antonio López <strong>de</strong> Santa<br />
Ana.
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
El 19 <strong>de</strong> agosto <strong>de</strong> 1858 don Plácido Vega, el <strong>de</strong> las barbas<br />
fluviales, se pronunció en El Fuerte por la Constitución, repudiando<br />
el golpe <strong>de</strong> Estado <strong>de</strong> Comonfort. En Concordia también se<br />
pronuncia don Fortino León a favor <strong>de</strong> la Carta Magna, siendo tal<br />
vez entonces cuando Domingo Rubí <strong>de</strong>ja a un lado los arreos <strong>de</strong><br />
minero para empuñar la carabina reivindicadora <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong>l<br />
mexicano. El 27 <strong>de</strong> octubre, en La Noria, punto perdido en el<br />
distrito <strong>de</strong> Mocorito, el general Jesús García Morales asesta un<br />
rudísimo golpe al po<strong>de</strong>r conservador al <strong>de</strong>rrotar al general Manuel<br />
Arteaga, quien en precipitada fuga va a encerrarse en Mazatlán.<br />
En 1858 el general Ignacio Pesqueira, la figura más gran<strong>de</strong> <strong>de</strong>l<br />
liberalismo en Sonora, es nombrado gobernador y jefe militar <strong>de</strong><br />
<strong>Sinaloa</strong>, y sus tropas sitian el puerto <strong>de</strong> Mazatlán. Allí, Domingo<br />
Rubí, con su valor suicida, llama la atención <strong>de</strong> sus jefes y<br />
rápidamente ascien<strong>de</strong>. Por motivos estratégicos Pesqueira levanta el<br />
sitio y se retira a Cosalá y a los pocos días propina una espantosa<br />
<strong>de</strong>rrota en Los Mimbres a las fuerzas conservadoras y <strong>de</strong> este<br />
combate, el antiguo minero <strong>de</strong> Pánuco, sale con el grado <strong>de</strong><br />
comandante.<br />
Se renueva el sitio a Mazatlán, y los liberales capturan la plaza<br />
tras reñidos combates en los que Rubí toma parte muy principal.<br />
Pero los conservadores no se daban por vencidos, y una columna <strong>de</strong><br />
mil hombres, al mando <strong>de</strong>l filibustero español Domingo Cajón,<br />
atraviesa la sierra <strong>de</strong> Durango y cuando sus avanzadas llegan a El<br />
Espinal, con el objeto <strong>de</strong> acampar, como un rayo aparece Rubí al<br />
frente <strong>de</strong> ochenta chinacos, cargando <strong>de</strong> tal suerte contra los<br />
conservadores, que mueren quince <strong>de</strong> ellos y el resto huye en<br />
<strong>de</strong>sbandada, mientras el exminero se apo<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> caballos y<br />
pertrechos <strong>de</strong> guerra <strong>de</strong>l enemigo, retirándose a la Puerta <strong>de</strong>l Habal.<br />
Al día siguiente el general Plácido Vega, quien trae como<br />
lugartenientes a los coroneles Antonio Rosales y Márquez <strong>de</strong> León,<br />
<strong>de</strong>strozó completamente al llamado general Cajón, siendo Domingo<br />
Rubí el héroe <strong>de</strong>l combate quien ya ostenta el grado <strong>de</strong> teniente<br />
coronel <strong>de</strong>l ejército <strong>de</strong> la República.<br />
En 1864 llega a <strong>Sinaloa</strong> la intervención francesa, y nuevamente<br />
Domingo Rubí pone su espada al servicio <strong>de</strong> la Patria. Mazatlán es<br />
ocupado por los galos, mientras el general Armando <strong>de</strong> Castagny,<br />
forzando el paso <strong>de</strong>l Espinazo <strong>de</strong>l Diablo, en la Sierra Madre<br />
Occi<strong>de</strong>ntal, baja <strong>de</strong> Durango a <strong>Sinaloa</strong> al frente <strong>de</strong> dos mil soldados.<br />
Hasta allá van a batir a los invasores Domingo Rubí y Ramón<br />
Corona.<br />
182 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
Cuando el general Antonio Rosales es muerto en Álamos,<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>de</strong>rrotar a los franceses en la batalla <strong>de</strong> San Pedro, el<br />
general Domingo Rubí, que ya es gobernador <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, or<strong>de</strong>na<br />
solemnes honores fúnebres y honores <strong>de</strong> general <strong>de</strong> división para el<br />
héroe, y expi<strong>de</strong> un <strong>de</strong>creto <strong>de</strong>clarándolo benemérito <strong>de</strong>l Estado.<br />
La lucha contra el invasor adquiere perfiles epopéyicos. Los<br />
patriotas, a las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> Corona y <strong>de</strong> Rubí, se multiplicaron por<br />
todas partes causando graves daños al invasor y a sus aliados los<br />
lozadistas. Rubí es incansable para atacar al enemigo, pese a que ha<br />
quedado cojo en la campaña. Sus fuerzas hercúleas y su valor<br />
temerario le hacen <strong>de</strong>sarrollar hazañas que rayan en lo fabuloso.<br />
Veranos, Villa Unión, Concordia, Palos Prietos y Barrón dan fe <strong>de</strong><br />
su valor y su bravura y no <strong>de</strong>scansa hasta que los franceses evacuan<br />
Mazatlán, abandonando el estado el 13 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1866.<br />
Al terminar la intervención francesa su hoja <strong>de</strong> servicios es<br />
riquísima en acciones <strong>de</strong> guerra; se le han otorgado<br />
con<strong>de</strong>coraciones; es general <strong>de</strong> brigada, y el presi<strong>de</strong>nte Benito<br />
Juárez, que lo tiene en gran estima, le envía una valiosa espada<br />
como recompensa a su amor a la patria. Domingo Rubí guardó el<br />
sable para <strong>de</strong>dicarse a la dura tarea <strong>de</strong> restablecer el or<strong>de</strong>n y la<br />
confianza en el estado, a cuyo frente se encontraba.<br />
El 16 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1871 regía provisionalmente los <strong>de</strong>stinos<br />
<strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong> el licenciado don Jesús Ríos, presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l Tribunal<br />
Superior <strong>de</strong> Justicia, y a él tocó en suerte sancionar el <strong>de</strong>creto que<br />
hizo cumplida justicia al general Domingo Rubí, el cual está<br />
concebido en los siguientes términos:<br />
El licenciado Jesús Ríos, Gobernador interino <strong>de</strong>l Estado Libre y Soberano<br />
<strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, a sus habitantes, sabed: Que la H. Legislatura <strong>de</strong>l mismo me ha<br />
dirigido el <strong>de</strong>creto que sigue:<br />
Número tres.― El pueblo <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, representado por su<br />
Quinto Congreso Constitucional, <strong>de</strong>creta:<br />
Artículo primero.— Se <strong>de</strong>clara benemérito <strong>de</strong>l Estado al ciudadano<br />
general Domingo Rubí, en recompensa <strong>de</strong> los eminentes servicios que ha<br />
prestado a <strong>Sinaloa</strong>.<br />
Artículo segundo.— Del presente <strong>de</strong>creto se imprimirán con letras <strong>de</strong> oro<br />
dos ejemplares, <strong>de</strong> los cuales uno le será entregado al ciudadano general<br />
Rubí, por una comisión <strong>de</strong>l Congreso, y el otro se fijará en el salón <strong>de</strong><br />
sesiones.<br />
Es dado en el salón <strong>de</strong> sesiones <strong>de</strong>l H. Congreso <strong>de</strong>l Estado.— Mazatlán,<br />
septiembre 25 <strong>de</strong> 1871.— Luis <strong>de</strong>l Castillo Negrete, diputado<br />
presi<strong>de</strong>nte.— Francisco Gómez Flores, diputado secretario.<br />
José Esquivel, diputado secretario.<br />
Colección Rescate 183
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
El pliego, conteniendo el <strong>de</strong>creto <strong>de</strong>l Congreso, fue entregado al<br />
señor general Rubí la mañana <strong>de</strong>l 7 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1871, en la Casa<br />
<strong>de</strong> Gobierno, en Mazatlán, por una comisión que estuvo integrada<br />
por los diputados Luis <strong>de</strong>l Castillo Negrete y Evaristo Valdés,<br />
siendo el único personaje sinaloense que ha recibido en vida el<br />
honroso título <strong>de</strong> benemérito.<br />
Al arribar el general Francisco Cañedo a la gubernatura <strong>de</strong><br />
<strong>Sinaloa</strong>, en 1876, para reelegirse sucesivamente a la sombra <strong>de</strong>l<br />
dictador Porfirio Díaz, el general Rubí se retiró a El Ver<strong>de</strong>, don<strong>de</strong><br />
vivió postergado por el resto <strong>de</strong> su vida. El viejo minero <strong>de</strong> Pánuco,<br />
ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> gloria y <strong>de</strong> respeto, murió en Mazatlán el 11 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong><br />
1896, quedando, como el mejor elogio <strong>de</strong>l héroe sinaloense, las<br />
palabras que el Presi<strong>de</strong>nte Benito Juárez escribió, con su puño y<br />
letra, en una carta histórica:<br />
“En Rubí tengo la más gran<strong>de</strong> confianza. Es honrado, patriota y<br />
esto me basta para estar satisfecho”.<br />
184 Colección Rescate
Corrido <strong>de</strong>l Valle Del Fuerte<br />
Enrique Pimentel<br />
Presten atención, señores,<br />
y también lindas mujeres,<br />
voy a cantar el corrido<br />
<strong>de</strong>l rico valle <strong>de</strong>l Fuerte,<br />
cuando el corazón <strong>de</strong> Ahome<br />
con el amor más ferviente,<br />
añadió un laurel <strong>de</strong> oro<br />
a la gloria sinaloense.<br />
Y al llegar aquí les pido<br />
que con cariño recuer<strong>de</strong>n<br />
la Presa Miguel Hidalgo<br />
que vida, más que agua, vierte.<br />
Y también Topolobampo<br />
Deben grabar en su mente,<br />
El bravío puerto pesquero<br />
<strong>de</strong> bellos atar<strong>de</strong>ceres.<br />
En las ferias <strong>de</strong> Los Mochis<br />
hay gallos en los palenques,<br />
música, toros, caballos,<br />
bailes, castillos y cohetes;<br />
exhibición <strong>de</strong> ganado,<br />
<strong>de</strong> plantas, aves y peces,<br />
que <strong>de</strong>muestran el progreso
<strong>de</strong> la tierra sinaloense.<br />
Ferias son <strong>de</strong> jacaranda<br />
<strong>de</strong> un Mochis que resplan<strong>de</strong>ce,<br />
que tan alto pone el nombre<br />
<strong>de</strong>l rico valle <strong>de</strong>l Fuerte.<br />
Y enseña con gran orgullo,<br />
Para asombro <strong>de</strong> las gentes,<br />
los productos <strong>de</strong> sus campos<br />
que ya nada les <strong>de</strong>tiene.<br />
De ese campo generoso<br />
que bajo un azul celeste,<br />
luce ufano y satisfecho<br />
<strong>de</strong> las cañas dulce ver<strong>de</strong>;<br />
<strong>de</strong>l algodón ese blanco<br />
que es puro como la nieve;<br />
y el fuego <strong>de</strong> sus tomates<br />
que es rojo <strong>de</strong> sangre ardiente.<br />
Los más bonitos colores<br />
<strong>de</strong> ayer, <strong>de</strong> hoy y <strong>de</strong> siempre,<br />
que a nuestra tierra se abrazan<br />
y como un manto se extien<strong>de</strong>n,<br />
entregando a <strong>Sinaloa</strong><br />
el más hermoso presente<br />
<strong>de</strong> ban<strong>de</strong>ra mexicana<br />
¡galardón que se merece!<br />
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
186 Colección Rescate
Jorge García Granados<br />
Antonio Nakayama<br />
f<br />
igura <strong>de</strong> leyenda en las guerras <strong>de</strong> Reforma, y contra la Intervención<br />
y el imperio, es la <strong>de</strong> Jorge García Granados, personaje que si no<br />
tuviera otros méritos bastaría su gallarda actuación en la batalla <strong>de</strong><br />
San Pedro para asegurarle la admiración y la gratitud <strong>de</strong>l pueblo<br />
sinaloense.<br />
No se tienen datos sobre la niñez y la juventud <strong>de</strong> este ilustre<br />
<strong>de</strong>fensor <strong>de</strong> la República, y hasta la fecha, no es mucho lo que se<br />
conoce <strong>de</strong> su vida, pero por lo menos se sabe que este heroico<br />
republicano era <strong>de</strong> origen guatemalteco, y que pertenecía a una<br />
familia que ha dado a Guatemala y a México hombres <strong>de</strong> gran<br />
significación.<br />
¿Cómo y cuándo llegó Jorge a <strong>Sinaloa</strong>? Esto no está aclarado,<br />
pero es <strong>de</strong> suponer que haya venido con sus tíos Joaquín y Manuel.<br />
También es probable que haya radicado en la región <strong>de</strong> El Ver<strong>de</strong>,<br />
Concordia, don<strong>de</strong> todavía existen familias García Granados, aunque<br />
ahora son Granados a secas. La hipótesis <strong>de</strong> que haya vivido en esa<br />
región se robustece con el hecho <strong>de</strong> que asoma por primera vez en<br />
la historia sinaloense cuando un grupo <strong>de</strong> liberales intentó un asalto<br />
a Mazatlán en octubre <strong>de</strong> 1858, poco antes <strong>de</strong> que llegaran los<br />
contingentes <strong>de</strong>l general Ignacio Pesqueira para formalizar el asedio<br />
<strong>de</strong>l puerto.<br />
Po<strong>de</strong>mos dar por seguro que en las operaciones <strong>de</strong>l sitio <strong>de</strong><br />
Mazatlán, y en el combate <strong>de</strong> Los Mimbres, formó García Granados<br />
parte <strong>de</strong> las tropas <strong>de</strong> Pesqueira, y que <strong>de</strong>spués sirvió a las ór<strong>de</strong>nes<br />
<strong>de</strong> don Plácido Vega cuando éste sucedió a Pesqueira como<br />
gobernador y comandante militar <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, pero lo que sí sabemos
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
en forma concreta, es que en 1864 se encontraba en Culiacán como<br />
comandante <strong>de</strong>l batallón Mixto.<br />
El 19 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong>l año arriba citado, el coronel Antonio<br />
Rosales, gobernador y comandante militar <strong>de</strong>l estado, tuvo la nueva<br />
<strong>de</strong> que los franceses habían <strong>de</strong>sembarcado en Altata, por lo que, con<br />
trescientos guardias nacionales que había en Culiacán, y un poco<br />
más <strong>de</strong> cien hombres que pudo reclutar entre la gente <strong>de</strong>l pueblo,<br />
salió rumbo a la costa para luchar contra los invasores, y el día 22,<br />
mexicanos y galos se encontraron en el pueblo <strong>de</strong> San Pedro,<br />
trabándose en un encarnizado combate.<br />
García Granados, cuyo batallón formaba el ala izquierda, contuvo un<br />
po<strong>de</strong>roso empuje <strong>de</strong> los franceses que intentaban apo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong> dos<br />
piezas <strong>de</strong> artillería y los hizo retroce<strong>de</strong>r en forma <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nada, pero<br />
<strong>de</strong>sgraciadamente fue herido en el vientre por un disparo <strong>de</strong> pistola que<br />
se le hizo a quemarropa. El combate terminó con la <strong>de</strong>rrota <strong>de</strong> los<br />
invasores y el comandante García Granados fue llevado herido a<br />
Culiacán, encamándosele en la Casa <strong>de</strong> Moneda don<strong>de</strong> se improvisó<br />
el hospital <strong>de</strong> sangre.<br />
Sabiendo el general Rosales que Jorge había sido herido a<br />
mansalva por un oficial francés que se había dado por rendido, hizo<br />
<strong>de</strong>sfilar a los prisioneros ante la mirada <strong>de</strong>l valiente comandante<br />
con el objeto <strong>de</strong> que lo i<strong>de</strong>ntificara, pero García Granados, con un<br />
gesto <strong>de</strong> generosidad y hombría, dijo: “¡No está!”, a pesar <strong>de</strong> que lo<br />
había reconocido.<br />
Cuando el general Rosales marchó a Sonora para combatir allá a<br />
los imperialistas, Jorge lo acompañó <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberse<br />
restablecido, hasta la ciudad <strong>de</strong> El Fuerte, don<strong>de</strong> se separó <strong>de</strong> él<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un altercado. En esas fechas ya García Granados era<br />
teniente coronel, pues fue ascendido por su valentía en la batalla <strong>de</strong><br />
San Pedro.<br />
En Culiacán estuvo viviendo sin colocación en el ejército, y a<br />
fines <strong>de</strong> 1865 intentó promover un motín, pero fue hecho prisionero<br />
y con<strong>de</strong>nado a muerte por un consejo <strong>de</strong> guerra. La pena capital se<br />
suspendió al intervenir algunos amigos, y entonces el licenciado<br />
Manuel Monzón, prefecto <strong>de</strong> Culiacán, lo remitió a Concordia<br />
don<strong>de</strong> tenía su asiento el Gobernador. En el camino se fugó y se<br />
presentó nuevamente al licenciado Monzón, diciéndole que la<br />
escolta había querido aplicarle la “ley fuga”, por lo que nuevamente<br />
fue enviado a Concordia, con un salvoconducto, don<strong>de</strong> el general<br />
Ramón Corona no solamente lo perdonó, sino que le dio<br />
nuevamente mando <strong>de</strong> fuerzas.<br />
188 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
En la campaña contra los franceses en el sur <strong>de</strong>l estado, las<br />
hazañas <strong>de</strong> García Granados le ganaron un alto prestigio entre los<br />
jefes y la tropa. En el combate <strong>de</strong> Villa Unión, Jorge y un capitán<br />
francés llamado Luis María Fe<strong>de</strong>rico Raymond escenificaron una<br />
pelea digna <strong>de</strong> los tiempos caballerescos. Tal parece que tan pronto<br />
se vieron en medio <strong>de</strong> la refriega, partieron a encontrarse a toda la<br />
velocidad que daban sus caballos para enzarzarse en un duelo a<br />
pistoletazos.<br />
En medio <strong>de</strong> las nubes <strong>de</strong> polvo que levantaban los corceles<br />
brillaban los entorchados y las medallas <strong>de</strong>l uniforme galo que<br />
hacía contraste con la humil<strong>de</strong> vestimenta <strong>de</strong>l chinaco; los<br />
fogonazos y los disparos se sucedían, y pocos minutos <strong>de</strong>spués el<br />
bravo Jorge García Granados se encontraba doblado sobre la<br />
cabalgadura, con un balazo en la caja <strong>de</strong>l cuerpo, y el capitán<br />
Raymond, tirado en el polvo con una bala en la cabeza, a resultas <strong>de</strong><br />
lo cual murió a los pocos días en Mazatlán, García Granados sacó<br />
<strong>de</strong> este combate, aparte <strong>de</strong>l plomo en las costillas, una<br />
con<strong>de</strong>coración y las estrellas <strong>de</strong> coronel.<br />
Los franceses fueron acorralados en Mazatlán, y lo único que<br />
retuvieron en las afueras <strong>de</strong>l puerto, fue un reducto fortificado en<br />
Palos Prietos, que Corona <strong>de</strong>cidió tomar y para ello planeó un fuerte<br />
ataque. El empuje <strong>de</strong> los patriotas fue arrollador, pero se estrellaron<br />
ante la cortina <strong>de</strong> plomo que partía <strong>de</strong>l fortín. Los hombres <strong>de</strong><br />
García Granados, que eran conducidos por su valiente jefe, caían<br />
muertos y heridos en los fosos, y los que conseguían llegar hasta el<br />
fuerte intentaban inútilmente usar las bayonetas a través <strong>de</strong> las<br />
rendijas <strong>de</strong> la ma<strong>de</strong>ra, y allí eran cazados por los galos. El asalto fue<br />
sangriento y doloroso. García Granados resintió la muerte <strong>de</strong> su<br />
caballo y la pérdida <strong>de</strong> su maleta, que le fue <strong>de</strong>vuelta al día<br />
siguiente por el capitán francés Delataste, como aprecio al valor <strong>de</strong>l<br />
bravo jefe republicano.<br />
Después que los invasores evacuaron Mazatlán, el coronel<br />
García Granados marchó a Querétaro, y tras el fusilamiento <strong>de</strong><br />
Maximiliano, Miramón y Mejía en el Cerro <strong>de</strong> las Campanas,<br />
regresó a <strong>Sinaloa</strong>, en compañía <strong>de</strong> Jesús Toledo, Cleofas Salmón y<br />
Adolfo Palacio, justo para tomar parte en la campaña política para<br />
la gubernatura <strong>de</strong>l estado que se disputaban los generales Domingo<br />
Rubí y Ángel Martínez.<br />
Triunfó Rubí apoyado por el general Ramón Corona, y el grupo<br />
<strong>de</strong> militares jóvenes que estuvieron en su contra en la lucha<br />
electoral se levantaron en armas, encabezados por García Granados,<br />
Colección Rescate 189
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
pero el movimiento fracasó y se vieron en la necesidad <strong>de</strong> salir <strong>de</strong>l<br />
estado, siendo aprehendidos en el interior <strong>de</strong> la República, pero más<br />
tar<strong>de</strong> exonerados <strong>de</strong> toda culpa y puestos en libertad.<br />
El coronel García Granados y los generales Aguirre, Larrañaga,<br />
Martínez y García <strong>de</strong> la Ca<strong>de</strong>na, se rebelaron más tar<strong>de</strong>. En 1869,<br />
contra el Gobierno <strong>de</strong> don Benito Juárez, y tras <strong>de</strong> algunas<br />
alternativas, los generales Mariano Escobedo y Sóstenes Rocha los<br />
<strong>de</strong>rrotaron completamente en Tololotlán. Allí cayó para no<br />
levantarse más Jorge García Granados, y sus restos fueron<br />
sepultados en el atrio <strong>de</strong> la iglesia <strong>de</strong> San Pedro Tlaquepaque.<br />
Arrogante, impetuoso, bravo entre los bravos, Jorge García<br />
Granados entraba a los campos <strong>de</strong> batalla llevando en una mano la<br />
fulgurante espada, mientras con la otra enviaba un beso a la<br />
intangible figura <strong>de</strong> la Muerte. Sus hazañas se fueron agigantando<br />
con el paso <strong>de</strong> los años, y con Heraclio Bernal y Rafael Buelna,<br />
forma la trilogía más legendaria <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>. El pueblo, con ese<br />
juicio certero que tiene para escoger a sus paladines, le consi<strong>de</strong>ró<br />
con toda justicia como el oficial más valiente <strong>de</strong>l ejército<br />
republicano. Una <strong>de</strong> las calles <strong>de</strong> Culiacán lleva su nombre, por<br />
<strong>de</strong>creto <strong>de</strong>l Ayuntamiento <strong>de</strong> la municipalidad, para inmortalizar su<br />
nombre y rescatarlo <strong>de</strong>l olvido.<br />
190 Colección Rescate
Agustina Ramírez<br />
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
A<br />
gustina Ramírez —“que entregó a la República a doce <strong>de</strong> sus<br />
hijos, durante la guerra <strong>de</strong> intervención francesa en <strong>Sinaloa</strong>,<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber visto caer a su esposo en la Guerra <strong>de</strong><br />
Reforma”— es la heroína más gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> México.<br />
“Se le veía —dice don Eustaquio Buelna, el insigne<br />
historiador— en los momentos <strong>de</strong>l combate al lado <strong>de</strong>l asta ban<strong>de</strong>ra<br />
<strong>de</strong>l hospital <strong>de</strong> sangre, en espera <strong>de</strong> alguno <strong>de</strong> sus hijos heridos, y<br />
recorriendo <strong>de</strong>spués el campo en busca <strong>de</strong> los que <strong>de</strong> ellos hubieran<br />
muerto”.<br />
Doña Agustina Ramírez, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la guerra, llevó una vida <strong>de</strong><br />
pobreza y <strong>de</strong> humildad, escondida en el anonimato <strong>de</strong>l puerto <strong>de</strong><br />
Mazatlán, don<strong>de</strong> quedó viuda al morir su esposo Severiano<br />
Rodríguez el 13 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1859, como soldado <strong>de</strong> la Reforma.<br />
Apenas si el Tercer Congreso Constitucional <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong> señaló a<br />
la heroína una mo<strong>de</strong>sta pensión <strong>de</strong> treinta pesos mensuales, los que,<br />
andando los años, no le fueron pagados “porque en la Ley <strong>de</strong><br />
Egresos se hizo punto omiso <strong>de</strong> esta pensión”.<br />
Doña Agustina, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber recibido mil pesos, que le<br />
fueron donados por el Congreso <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, aparece, en diciembre<br />
<strong>de</strong> 1873, enviando un escrito sin firma, pues no sabía escribir, a la<br />
propia Legislatura, en la que <strong>de</strong>cía al final <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> pedir<br />
nuevamente el pago <strong>de</strong> su pensión:<br />
“En así hacerlo esa H. Legislatura sabrá correspon<strong>de</strong>r a los<br />
heroicos esfuerzos <strong>de</strong> trece víctimas por la Patria y por este Estado<br />
en particular, mi esposo y doce hijos muertos en campaña,
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
ministrando justicia a la que pi<strong>de</strong>, protestando no obrar con<br />
malicia”.<br />
El general Domingo Rubí, gobernador <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong> en aquellos<br />
años, se dirigió al Congreso <strong>de</strong> la Unión apoyando la solicitud <strong>de</strong><br />
una pensión fe<strong>de</strong>ral para doña Agustina Ramírez, acompañando a la<br />
instancia los certificados expedidos por él, el general Ramón<br />
Corona, el coronel Francisco Miranda y don Francisco Sepúlveda,<br />
visitador <strong>de</strong> las Aduanas Marítimas.<br />
Cuando en el Congreso <strong>de</strong> la Unión se leyó el dictamen emitido<br />
por las comisiones segundas <strong>de</strong> Guerra y Hacienda unidas, en el que<br />
opinaba que era <strong>de</strong> conce<strong>de</strong>rse a doña Agustina Ramírez una<br />
pensión <strong>de</strong> treinta pesos mensuales, por la muerte <strong>de</strong> sus doce hijos<br />
durante la guerra <strong>de</strong> intervención francesa en <strong>Sinaloa</strong>, el general<br />
Vicente Riva Palacio, se levantó <strong>de</strong> su curul <strong>de</strong> diputado y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />
tribuna parlamentaria dijo con energía:<br />
Señores diputados: si en la calle o en cualquier parte nos dicen que hay<br />
una mujer que ha perdido a su marido y doce hijos combatiendo contra el<br />
enemigo extranjero, a la que el Congreso le ha dado treinta pesos cada<br />
mes, sin ser diputados diríamos que era una vergüenza para la nación<br />
haber señalado tan mezquina recompensa a la que ha sido víctima en aras<br />
<strong>de</strong> su in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia. Yo, señores, soy hombre <strong>de</strong> escasa cultura, y por eso<br />
tal vez será que en ninguna historia, ni aún en esas famosas <strong>de</strong> Grecia, he<br />
encontrado semejanza con el hecho que es objeto <strong>de</strong>l dictamen que está a<br />
discusión.<br />
Una mujer que hubiera perdido a su esposo y a doce hijos en los campos<br />
<strong>de</strong> batalla, peleando por la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la patria en Roma o en<br />
Atenas, hubiera sido llamada al Pritaneo para mantenerla en unión <strong>de</strong> los<br />
embajadores; y entre nosotros nos viene proponiendo la comisión una<br />
pensión <strong>de</strong> treinta pesos. En cualquier otra parte, la mujer <strong>de</strong> que se trata<br />
estaría llena <strong>de</strong> honores, mantenida por la nación y sumamente<br />
consi<strong>de</strong>rada.<br />
“Recuerdo, señores, lo que en el or<strong>de</strong>n religioso se tenía, en otro tiempo,<br />
como el sumum <strong>de</strong> la gloria: el Ayuntamiento <strong>de</strong> México mandó señalar<br />
una pensión a la madre <strong>de</strong> Felipe <strong>de</strong> Jesús, porque había fallecido en el<br />
martirio en el Japón; y nosotros a una mujer que ha perdido a su esposo y<br />
doce hijos le vamos a dar treinta pesos, es <strong>de</strong>cir, menos <strong>de</strong> treinta pesos<br />
cada mes por la vida <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> ellos.<br />
Después tomó también la palabra el diputado Guillermo Prieto,<br />
el popular poeta mexicano, para apoyar las palabras <strong>de</strong> su<br />
compañero Riva Palacio, y por fin llegó a expedirse el <strong>de</strong>creto que<br />
<strong>de</strong>cía textualmente:<br />
192 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
El Congreso <strong>de</strong> los Estados Unidos Mexicanos, <strong>de</strong>creta: Artículo único.—<br />
El Congreso <strong>de</strong> la Unión, en uso <strong>de</strong> las faculta<strong>de</strong>s que le conce<strong>de</strong> el<br />
artículo 72, fracción XXXVI <strong>de</strong> la Constitución, conce<strong>de</strong> a la señora<br />
Agustina Ramírez, viuda <strong>de</strong>l soldado Severiano Rodríguez, muerto en el<br />
ataque <strong>de</strong> Mazatlán el 3 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1859, y madre <strong>de</strong> Librado, Francisco,<br />
José María, Manuel, Victorio, Antonio, Apolonio, Juan, José, Juan<br />
Bautista, Jesús y Francisco (segundo) Rodríguez, soldados muertos en<br />
acciones <strong>de</strong> guerra contra los franceses, la pensión <strong>de</strong> ciento cincuenta<br />
pesos mensuales, sin que que<strong>de</strong> sujeto a <strong>de</strong>scuento alguno.— M. Dublán,<br />
diputado presi<strong>de</strong>nte.— M. Romero Rubio, senador presi<strong>de</strong>nte.— Manuel<br />
F. Alatorre, diputado secretario.— Blas Escontria, senador secretario.<br />
Está pensión no llegó a pagarse a la heroína, pues la señora Luz<br />
Mendoza <strong>de</strong> Rodríguez, hija política <strong>de</strong> doña Agustina, en una carta<br />
publicada por el periódico El Pacífico, que veía la luz pública en<br />
Mazatlán, <strong>de</strong>cía:<br />
Efectivamente la señora Agustina Ramírez fue mi madre política, pues mi<br />
finado esposo, Eusebio Rodríguez, fue hijo <strong>de</strong> dicha señora, y el último<br />
que murió, <strong>de</strong>jándome dos hijos que son Feliciano y Guadalupe, aún<br />
menores <strong>de</strong> edad, y a los que no he podido dar educación conveniente por<br />
falta <strong>de</strong> recursos.<br />
Mi madre política tuvo <strong>de</strong> su matrimonio trece hijos, todos varones, <strong>de</strong> los<br />
cuales murieron doce en los combates que en diferentes puntos se libraron<br />
contra los franceses invasores, habiendo sólo sobrevivido mi esposo,<br />
Eusebio Rodríguez, quien murió <strong>de</strong> una fiebre provenida <strong>de</strong> insolación. El<br />
señor don Severiano Rodríguez murió en el tiempo <strong>de</strong> la Guerra <strong>de</strong><br />
Reforma, el 13 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1859, cuando las fuerzas liberales tomaron este<br />
puerto, al mando <strong>de</strong> los generales Pesqueira, Coronado y don Plácido<br />
Vega.<br />
Ignoro los años que tendría mi citada madre política, aunque su aspecto<br />
era el <strong>de</strong> una señora entrada en años. Su vida la pasaba siempre<br />
trabajando, no sólo en los quehaceres domésticos, sino en los que le<br />
proporcionaban las gentes que la conocían, para que así pudiera aten<strong>de</strong>r a<br />
sus gastos. Lo que ha dicho “El Pacífico”, respecto al abandono en que se<br />
<strong>de</strong>jó a mi finada madre es la pura verdad; siendo mi puro personal trabajo<br />
con el que, en medio <strong>de</strong> la más espantosa miseria, murió y vivo yo con mis<br />
hijos...<br />
Los restos <strong>de</strong> la heroína fueron a dar a la fosa común, en el<br />
puerto <strong>de</strong> Mazatlán. Tumba anónima que hace muchos años que<br />
<strong>de</strong>jó <strong>de</strong> ser montón <strong>de</strong> tierra morena, junto al mar <strong>de</strong> Cortés.<br />
<strong>Sinaloa</strong> tenía contraída, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace más <strong>de</strong> medio siglo, una<br />
<strong>de</strong>uda <strong>de</strong> gratitud con doña Agustina Ramírez, la extraordinaria<br />
heroína. Deuda que sólo podía pagarse con bronce o con laurel. Y<br />
fue en 1958 cuando el gobernador constitucional <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>,<br />
Colección Rescate 193
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
general Gabriel Leyva Velázquez, mandó levantar un monumento a<br />
la madre ejemplar, mientras la XLII Legislatura, a iniciativa <strong>de</strong> él,<br />
expidió su <strong>de</strong>creto número 240, fechado el 26 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong>l<br />
mismo año, en el que pue<strong>de</strong> leerse:<br />
“Artículo primero.— Se <strong>de</strong>clara benemérita <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong><br />
<strong>Sinaloa</strong> a Agustina Ramírez.— Artículo segundo.— Escríbase con<br />
letras <strong>de</strong> oro, en el Salón <strong>de</strong> Sesiones <strong>de</strong>l H, Congreso <strong>de</strong>l Estado, el<br />
nombre <strong>de</strong> Agustina Ramírez”.<br />
194 Colección Rescate
Voz <strong>de</strong> Agustina Ramírez<br />
Caridad Bravo Adams<br />
C<br />
uando amanezca el día<br />
me iré por los caminos,<br />
buscaré doce tumbas<br />
que mi empeño cavó.<br />
Doce tumbas sin cruces,<br />
sin lápidas, sin flores,<br />
doce lechos <strong>de</strong> tierra<br />
<strong>de</strong>snudos bajo el sol!<br />
Doce <strong>de</strong>samparados<br />
rincones solitarios,<br />
don<strong>de</strong>, en doce pedazos,<br />
<strong>de</strong>jé mi corazón!<br />
Después <strong>de</strong> muchos años<br />
<strong>de</strong> pólvora y metralla,<br />
<strong>de</strong> cólera y <strong>de</strong> sangre,<br />
<strong>de</strong> lucha y <strong>de</strong> rencor,<br />
una canción <strong>de</strong> cuna<br />
florecerá en mis labios!<br />
Una canción eterna<br />
como la noche larga,<br />
para que, dulcemente,<br />
bajo la tierra amarga,<br />
duerman los doce muertos<br />
que sepultó mi amor!
Ramón Corona<br />
Fernando B. Híjar<br />
E<br />
l general Ramón Corona, nacido en Jalisco, llegó a <strong>Sinaloa</strong><br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber sentado plaza <strong>de</strong> teniente <strong>de</strong> infantería en el<br />
batallón “Degollado”, en Tepic, en el año <strong>de</strong> 1857, y a lo<br />
largo <strong>de</strong> la guerra <strong>de</strong> Reforma y <strong>de</strong> la intervención francesa, prestó<br />
eminentes servicios a la causa republicana.<br />
Luchando en <strong>Sinaloa</strong> ganó sus ascensos. Son dignas <strong>de</strong><br />
mencionarse las acciones <strong>de</strong> guerra en que intervino en nuestro<br />
estado: Espinazo <strong>de</strong>l Diablo, Veranos, Callejones <strong>de</strong> Barrón, Palos<br />
Prietos y Villa Unión, siempre <strong>de</strong>fendiendo la integridad <strong>de</strong> la<br />
República.<br />
El general Ramón Corona se <strong>de</strong>stacó por su valor y su pericia<br />
militar, al mando <strong>de</strong>l Ejército <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte, habiendo sido quien, en<br />
<strong>Sinaloa</strong>, mantuvo a raya a las tropas francesas que operaron en el<br />
sur. Fue un militar <strong>de</strong> innegables méritos, leal <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un principio<br />
hasta el final a la causa liberal.<br />
Entre los hechos <strong>de</strong> armas en que el general Corona, entonces<br />
coronel, tomó parte haciendo triunfar a las armas republicanas, es<br />
<strong>de</strong> citarse la batalla librada en Villa Unión los días 19, 20 y 21 <strong>de</strong><br />
marzo <strong>de</strong> 1866, contra la expedición franco-mexicana que estaba al<br />
mando <strong>de</strong>l coronel Roig, jefe <strong>de</strong>l 62 <strong>de</strong> Línea y Comandante<br />
Superior <strong>de</strong> Mazatlán. y el coronel José Mora, antiguo prefecto<br />
político <strong>de</strong>l mismo puerto.<br />
Des<strong>de</strong> hacía días la sociedad <strong>de</strong> Mazatlán se hallaba en constante<br />
alarma por las operaciones militares que se sabía iban a <strong>de</strong>sarrollar<br />
las aguerridas fuerzas republicanas sobre aquella plaza, ocupada por<br />
los invasores <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el 13 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1864, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un<br />
bombar<strong>de</strong>o inútil y cobar<strong>de</strong> contra una población in<strong>de</strong>fensa.<br />
El rumor no era menos que para producir zozobra, pues los<br />
republicanos, convencidos <strong>de</strong> la superioridad <strong>de</strong>l enemigo,
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
resolvieron batirlo en forma <strong>de</strong> guerrillas. De ahí que al acercarse el<br />
general Manuel Lozada —que ya se había adherido al Imperio en el<br />
Cantón <strong>de</strong> Tepic— a Acaponeta, al frente <strong>de</strong> dos mil hombres y por<br />
el rumbo <strong>de</strong> la sierra, el general Corona <strong>de</strong>terminó impedir que<br />
aquella fuerza <strong>de</strong>l sur se reuniera con los cuatrocientos soldados<br />
franceses que al mando <strong>de</strong>l coronel Roig, y los seiscientos<br />
mexicanos que estaban a las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>l traidor coronel Mora, había<br />
salido <strong>de</strong> Mazatlán el 18 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1866 para operar en<br />
combinación con los contingentes <strong>de</strong> “El Tigre <strong>de</strong> Alica”.<br />
Debido a ello se libró la sangrienta batalla <strong>de</strong> Villa Unión, que<br />
costó al enemigo gran número <strong>de</strong> vidas y una nueva <strong>de</strong>rrota para el<br />
ejército <strong>de</strong> Francia.<br />
Los republicanos, siguiendo su sistema <strong>de</strong> guerrillas,<br />
comenzaron a hostilizar a la expedición franco-mexicana, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su<br />
salida <strong>de</strong> Mazatlán hasta su llegada a Villa Unión, el día 19. Una<br />
vez allí, fortificadas las fuerzas <strong>de</strong> Roig y Mora en las casas <strong>de</strong> la<br />
villa, <strong>de</strong>splegaron una línea <strong>de</strong> tiradores, siendo batidos por los<br />
republicanos con todo éxito, hasta reducir toda la fuerza<br />
expedicionaria al perímetro <strong>de</strong> aquel pequeño poblado.<br />
A los primeros tiros resultaron heridos el teniente coronel Jorge<br />
García Granados, el comandante Miguel Peregrina, el capitán<br />
Jerónimo Saavedra y el teniente Tiburcio Serrano, <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> los<br />
republicanos. Las pérdidas <strong>de</strong> los invasores fueron <strong>de</strong> gran<br />
consi<strong>de</strong>ración, principalmente para los malos mexicanos<br />
comandados por el traidor coronel Mora.<br />
Cabe mencionar que en este hecho <strong>de</strong> armas se entabló un<br />
combate cuerpo a cuerpo entre el valiente teniente coronel Jorge<br />
García Granados y el oficial francés Luis Felipe Raymons, capitán<br />
<strong>de</strong> la compañía <strong>de</strong> grana<strong>de</strong>ros <strong>de</strong>l 62 batallón <strong>de</strong> Línea, quien murió<br />
a consecuencia <strong>de</strong> un tiro en la cabeza que recibió <strong>de</strong> su adversario,<br />
el que a su vez quedó herido.<br />
Los siguientes dos días continuó la batalla con todo<br />
encarnizamiento, hasta que en la noche <strong>de</strong>l día 22, en que el<br />
enemigo, en un supremo y <strong>de</strong>sesperado esfuerzo, logró romper las<br />
líneas republicanas para volverse maltrecho y <strong>de</strong>smoralizado al<br />
puerto <strong>de</strong> Mazatlán, con el <strong>de</strong>sconsuelo <strong>de</strong>l fracaso <strong>de</strong> aquella<br />
<strong>de</strong>sastrosa expedición.<br />
En la batalla <strong>de</strong> Villa Unión, como en todas las que se registraron<br />
en la época <strong>de</strong> la intervención francesa, se pusieron a toda prueba el<br />
valor temerario y patriotismo bien arraigado <strong>de</strong> los sinaloenses,<br />
haciendo mor<strong>de</strong>r el polvo a los primeros soldados <strong>de</strong>l mundo.<br />
198 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
Por el triunfo obtenido en la batalla <strong>de</strong> Villa Unión, el día dos <strong>de</strong><br />
noviembre el general Corona fue ascendido a divisionario <strong>de</strong>l<br />
Ejército Republicano, por acuerdo <strong>de</strong>l presi<strong>de</strong>nte Benito Juárez.<br />
Siete días <strong>de</strong>spués, el cónsul <strong>de</strong> los Estados Unidos y un oficial<br />
<strong>de</strong>l barco <strong>de</strong> guerra “Swance”, se presentaron en el cuartel general<br />
<strong>de</strong> Corona, instalado en Presidio, llevando una comunicación en la<br />
que se le pedía que las tropas francesas se embarcaran,<br />
abandonando el territorio sinaloense, sin ser hostilizadas por los<br />
republicanos.<br />
El día 13 <strong>de</strong> noviembre se presentó ante el general Corona un<br />
oficial <strong>de</strong> la marina francesa, en Palos Prietos, y puso en sus manos<br />
una carta <strong>de</strong>l vicealmirante Nazeve, comandante en jefe <strong>de</strong> la<br />
división naval francesa <strong>de</strong>l Pacífico, pidiéndole que las tropas<br />
mexicanas ocuparan el puerto <strong>de</strong> Mazatlán.<br />
Al mediodía, exactamente al cumplirse un año <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sembarco<br />
<strong>de</strong> los franceses, los soldados que mandaban los generales Ramón<br />
Corona y Domingo Rubí entraron al puerto en medio <strong>de</strong> las<br />
mayores <strong>de</strong>mostraciones <strong>de</strong> júbilo <strong>de</strong>l pueblo.<br />
El licenciado Ignacio Ramírez “El Nigromante”, fue testigo<br />
presencial <strong>de</strong> la entrada <strong>de</strong> las tropas republicanas a Mazatlán, y en<br />
una <strong>de</strong> sus famosas Cartas Nigrománticas, <strong>de</strong>scribe el episodio<br />
histórico a don Guillermo Prieto, a quien llama “Fi<strong>de</strong>l”, en la<br />
siguiente forma:<br />
Después <strong>de</strong> dirigirle al general una alocución muy bien parlada, le<br />
colocaron en la cabeza una corona <strong>de</strong> victorioso laurel, <strong>de</strong> laurel que se<br />
<strong>de</strong>stina a los héroes y a los triunfadores. ¿Y quién merece nombre <strong>de</strong> héroe<br />
si no lo merecen estos excelentes patriotas, que luchando con la pobreza,<br />
con las enfermeda<strong>de</strong>s, con la complicidad <strong>de</strong> los bribones y con la<br />
<strong>de</strong>sgracia, han sabido guardar incólume este pedazo <strong>de</strong> patria que<br />
quisieron <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r con su sangre?<br />
A cada soldado le pusieron en el brazo una cinta <strong>de</strong> seda roja, con esta<br />
letra: “Premio a la virtud y al valor mexicanos”, y en las bocas <strong>de</strong> los rifles<br />
colocaron ramilletes <strong>de</strong> flores artificiales que llevaban escuditos <strong>de</strong> oro.<br />
Soldados <strong>de</strong> hierro que supieron resistir hambre, necesidad, soles<br />
can<strong>de</strong>ntes, fríos polares, falta <strong>de</strong> sueldos y falta <strong>de</strong> vestidos, por perseguir<br />
un i<strong>de</strong>al lejano que muchos no comprendían bien, que muchos tenían vago<br />
y esfumado en sus entendimientos: pero en el que todos creían como en su<br />
propia vida.<br />
Todo Mazatlán estaba lleno <strong>de</strong> colgaduras, <strong>de</strong> festones, <strong>de</strong> alegría y <strong>de</strong><br />
expansión. Las tropas recorrieron las calles recibiendo los saludos, las<br />
flores y los vivas <strong>de</strong>l vecindario, que no se hartaban <strong>de</strong> celebrar la llegada<br />
<strong>de</strong> pobres veteranos que por primera vez eran recibidos en triunfo. La<br />
columna se <strong>de</strong>splegó <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong> la aduana marítima, dando frente a los<br />
Colección Rescate 199
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
buques <strong>de</strong> guerra franceses; tocaron los músicos, lució al aire el águila<br />
libre, sin coronas ni adminículos, y por primera vez se alzaron puras y<br />
nítidas, sin que parecieran una ironía sangrienta y dolorosa, las notas <strong>de</strong>l<br />
himno nacional.<br />
Al día siguiente, 14 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1866, a las ocho <strong>de</strong> la<br />
mañana, levó anclas <strong>de</strong> la bahía <strong>de</strong> Mazatlán la escuadra francesa,<br />
llevando consigo las tropas galas y multitud <strong>de</strong> empleados traidores<br />
que temían el castigo.<br />
El historiador don Eustaquio Buelna, al marcar esa fecha, dice:<br />
“Así fue como terminó en <strong>Sinaloa</strong> el gobierno imperial, ruda y<br />
patrióticamente combatido por los hijos <strong>de</strong> este heroico suelo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
el <strong>de</strong>sembarco <strong>de</strong> los franceses en Mazatlán. Nunca lograron los<br />
invasores ocupar siquiera la tercera parte <strong>de</strong>l Estado”.<br />
200 Colección Rescate
Porfirio Díaz en <strong>Sinaloa</strong><br />
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
E<br />
l general Porfirio Díaz, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l sonado fracaso <strong>de</strong> la<br />
revolución <strong>de</strong> la Noria, en<strong>de</strong>rezada contra el gobierno <strong>de</strong> don<br />
Benito Juárez, en protesta por su reelección a la Presi<strong>de</strong>ncia<br />
<strong>de</strong> la República, abandonó las montañas <strong>de</strong> Oaxaca, y, perseguido y<br />
en <strong>de</strong>rrota, fue a buscar hospitalidad a la sierra <strong>de</strong> Alica, don<strong>de</strong> el<br />
cacique Manuel Lozada era el amo y señor <strong>de</strong>l Cantón <strong>de</strong> Tepic.<br />
Díaz, sintiéndose abandonado <strong>de</strong> los juchitecos, creyó encontrar<br />
la manera <strong>de</strong> organizar un nuevo ejército, enrolando a los indios<br />
coras y huicholes <strong>de</strong> Nayarit, para enfrentarlo, en amarga lucha por<br />
el po<strong>de</strong>r, al gobierno <strong>de</strong> don Benito Juárez.<br />
Carleton Baels, en su obra Porfirio Díaz, dictator of México,<br />
cuenta cómo fue recibido don Porfirio por el cacique Lozada:<br />
Díaz quiso abrazar a Lozada, pero el altivo jefe únicamente le tendió la<br />
mano, lozada, aun cuando dio asilo temporal a Díaz y a sus amigos,<br />
quienes se juntaron allí —Plácido Vega, González, Mena, Paz—, era<br />
<strong>de</strong>masiado inteligente para unir sus <strong>de</strong>stinos a un hombre totalmente<br />
<strong>de</strong>rrotado y que advocaba principios contrarios a los suyos. Lozada se<br />
imaginaba ser el fundador <strong>de</strong> un nuevo imperio indio y estaba<br />
soliviantando las hordas <strong>de</strong> indígenas en contra <strong>de</strong> los hombres blancos.<br />
Después <strong>de</strong> fracasar en su intento <strong>de</strong> aliarse a Lozada, el general<br />
Díaz siguió su marcha hacia el norte. En Acaponeta le sorprendió la<br />
noticia <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong>l presi<strong>de</strong>nte Juárez, que un correo<br />
extraordinario llevaba, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Guadalajara, hasta Mazatlán.<br />
El día siguiente, 28 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1872, pisó tierra sinaloense,<br />
llegando al mineral <strong>de</strong>l Rosario al medio día. <strong>Sinaloa</strong> acababa <strong>de</strong> ser
Antonio Nakayama<br />
<strong>de</strong>clarado en estado <strong>de</strong> sitio por el Gobierno Fe<strong>de</strong>ral. Las asonadas,<br />
las traiciones, los levantamientos estaban a la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l día.<br />
Al sur revolucionaban Vicente Alemán y Antonio Sánchez. Los<br />
dos cabecillas rebel<strong>de</strong>s, sabedores <strong>de</strong> que el general Díaz transitaba<br />
por los caminos <strong>de</strong>l teatro <strong>de</strong> sus correrías, lo escoltaron con sus<br />
guerrillas hasta Villa Unión. Un homenaje <strong>de</strong> simpatía al vencedor<br />
<strong>de</strong>l 2 <strong>de</strong> abril.<br />
Díaz venía <strong>de</strong>smoralizado. Se veía abandonado por sus amigos.<br />
Su pobreza lo atormentaba. En Rosario pidió dos onzas <strong>de</strong> oro al<br />
señor Ga<strong>de</strong>a Fletes, para pagar su asiento en la diligencia que lo<br />
llevara a Concordia, <strong>Sinaloa</strong>.<br />
En Concordia don Porfirio dirigió su célebre carta abierta a don<br />
Sebastián Lerdo <strong>de</strong> Tejada, que había asumido la primera<br />
magistratura <strong>de</strong> la nación, puntualizándole los medios para obtener<br />
la pacificación <strong>de</strong>l país. Y, en respuesta intransigente, se recibió el<br />
enérgico mensaje presi<strong>de</strong>ncial: “Que se acepte la rendición <strong>de</strong> Díaz<br />
<strong>de</strong> acuerdo estrictamente con los términos <strong>de</strong> la amnistía. Si no,<br />
persígasele enérgicamente”.<br />
Don Porfirio llegó a Culiacán en los primeros días <strong>de</strong> agosto <strong>de</strong><br />
1872, alojándose en la Casa <strong>de</strong> Moneda.<br />
Durante su permanencia en la Perla <strong>de</strong>l Humaya —años <strong>de</strong>spués<br />
capital <strong>de</strong>finitiva <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>—, un grupo <strong>de</strong> amigos y<br />
simpatizadores le ofrecieron un banquete al general Díaz, que fue<br />
servido en los corredores <strong>de</strong> la Casa <strong>de</strong> Moneda.<br />
Banquete aquel en que don Porfirio oyó por primera vez palabras<br />
<strong>de</strong> elogio, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> largos meses <strong>de</strong> peregrinación hostil; en que<br />
vio copas que se levantaban para brindar por sus triunfos legítimos<br />
y encontró manos amigas que se unían a las suyas, en a<strong>de</strong>mán<br />
sincero y leal.<br />
Don Joaquín Vega, el viejo prefecto <strong>de</strong> Culiacán, asistió al<br />
ágape. No puso reparos a la circular <strong>de</strong>l presi<strong>de</strong>nte Lerdo <strong>de</strong> Tejada.<br />
Por lo <strong>de</strong>más —pensaba— había que rendir homenaje al<br />
conductor <strong>de</strong> las fuerzas sinaloenses que habían asistido al sitio <strong>de</strong><br />
Querétaro, enviadas por el Estado como contingente <strong>de</strong> sangre, al<br />
mando <strong>de</strong>l general don Plácido Vega. Las charreteras <strong>de</strong> don<br />
Porfirio —monologaba— todavía huelen a pólvora; aún están<br />
frescos los laureles <strong>de</strong>l asalto a Puebla.<br />
Don Casto Lavín, el tacaño ten<strong>de</strong>ro español, vació las bo<strong>de</strong>gas<br />
<strong>de</strong> “La Reforma”, rompiendo caja tras caja <strong>de</strong> cerveza negra, traída<br />
<strong>de</strong> Alemania, que sólo se <strong>de</strong>rramaba en los gran<strong>de</strong>s festines. Don<br />
Roberto Simmons, el gerente <strong>de</strong> la Casa <strong>de</strong> Moneda, se multiplicaba<br />
202 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
a la hora <strong>de</strong>l banquete, repartiendo sonrisas y apretones <strong>de</strong> manos a<br />
los invitados.<br />
Y el ancho portalón <strong>de</strong> la casa colonial, por don<strong>de</strong> entraban casi<br />
a diario las largas “conductas” que traían a lomo <strong>de</strong> mula las barras<br />
<strong>de</strong> oro y plata <strong>de</strong> los minerales <strong>de</strong> Durango y <strong>Sinaloa</strong>, estaba repleto<br />
<strong>de</strong> curiosos que ansiaban conocer <strong>de</strong> cerca al vencedor <strong>de</strong>l 2 <strong>de</strong><br />
abril.<br />
Al llegar a los postres se habló para hacer el elogio <strong>de</strong>l general<br />
Díaz. Se enaltecieron sus virtu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> soldado. Espejeó su<br />
patriotismo, lustrado por cálidas frases. Patriotismo auténtico,<br />
puesto a dura prueba en aquellos días en que el ejército francés<br />
llegó a ocupar más <strong>de</strong> la mitad <strong>de</strong>l territorio <strong>de</strong> la República,<br />
apuntalando, con sus bayonetas, el trono <strong>de</strong>l emperador<br />
Maximiliano.<br />
Después <strong>de</strong> los arranques <strong>de</strong> oratoria provinciana y los<br />
comentarios obligados <strong>de</strong> sobremesa, alguien gritó:<br />
—¡Qué hable el maistro Torres! ¡Que diga algo!<br />
Todas las miradas convergieron al lugar en que don Manuel<br />
Torres, el viejo herrero <strong>de</strong> Culiacán, se encontraba acodado en la<br />
mesa, saboreando, como buen catador, un grueso bock <strong>de</strong> cerveza<br />
alemana. El maistro Torres, como popularmente se le conocía, era<br />
un tipo simpático, <strong>de</strong> largo historial como hombre <strong>de</strong> fina ironía,<br />
agudizada por sus largos años <strong>de</strong> co<strong>de</strong>arse con gente <strong>de</strong> pro. Las<br />
barajas y las mujeres no tenían secretos para él.<br />
—¡Que hable el maistro! ¡An<strong>de</strong>le, don Manuel! ¡Dígale algo a<br />
don Porfirio!<br />
Y, a instancias <strong>de</strong> la concurrencia, aguijoneado por los codazos<br />
<strong>de</strong> sus vecinos <strong>de</strong> mesa, el viejo herrero se levantó <strong>de</strong> su asiento,<br />
dirigió una mirada amable al general Díaz, ensayano un saludo, y<br />
dijo, levantando en alto su copa:<br />
—¡Brindo por el carro <strong>de</strong>l Sufragio... y porque el eje no se doble!<br />
Don Porfirio, para correspon<strong>de</strong>r al brindis <strong>de</strong>l maistro Torres,<br />
que fue premiado con una salva <strong>de</strong> aplausos, se levantó lentamente<br />
<strong>de</strong> su asiento para <strong>de</strong>cir estas palabras, sentenciosamente:<br />
—¡ El eje soy yo! ¡No me doblo!<br />
Pasaron los años. Don Porfirio, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> acaudillar la<br />
revolución <strong>de</strong> Tuxtepec, llegó a cruzarse el pecho con la ban<strong>de</strong>ra<br />
tricolor <strong>de</strong> la Presi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la República.<br />
En <strong>Sinaloa</strong> se organizó una excursión <strong>de</strong> amigos y políticos que<br />
hicieron el viaje a México, para llevar al caudillo el homenaje <strong>de</strong> su<br />
amistad y su simpatía. Y, aprovechando la ocasión, don Manuel<br />
Colección Rescate 203
Antonio Nakayama<br />
Torres, el viejo herrero culiacanense, fue también a la Ciudad <strong>de</strong> los<br />
Palacios, co<strong>de</strong>ándose orgullosamente con los aristócratas<br />
sinaloenses.<br />
Se cuenta que don Porfirio, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> los festejos <strong>de</strong> la toma <strong>de</strong><br />
posesión, recibió al grupo <strong>de</strong> amigos culiacanenses, en audiencia<br />
especial, en el Castillo <strong>de</strong> Chapultepec.<br />
Después <strong>de</strong> los saludos, alguien hizo notar al general Díaz:<br />
—¡Aquí está entre nosotros el maistro Torres! ¡El <strong>de</strong>l brindis <strong>de</strong>l<br />
carro <strong>de</strong>l Sufragio!<br />
Don Porfirio, pródigo como siempre, obsequió al viejo herrero<br />
ocho mil pesos, en “tejos <strong>de</strong> la balanza”. El maistro Torres regresó<br />
triunfalmente a Culiacán. Opinaba, hablando <strong>de</strong> su viaje, que “el eje<br />
no se había doblado”. Cuando empinaba el codo y se le alargaba la<br />
lengua, elogiaba a su “amigo Porfirio”.<br />
Y las ocho mil águilas <strong>de</strong> plata <strong>de</strong> la dádiva presi<strong>de</strong>ncial, fueron<br />
poco a poco levantando el vuelo, tras <strong>de</strong> picotear, en el tapete ver<strong>de</strong>,<br />
el as <strong>de</strong> oros y la sota <strong>de</strong> bastos, las cartas favoritas <strong>de</strong>l herrero<br />
tahúr.<br />
204 Colección Rescate
Corrido <strong>de</strong> Bernal<br />
Romance Popular<br />
A<br />
ño <strong>de</strong> mil ochocientos,<br />
ochenta y ocho al contado,<br />
Heraclio Bernal murió<br />
por el Gobierno pagado.<br />
Estado <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>,<br />
Gobierno <strong>de</strong> Culiacán<br />
ofrecieron diez mil pesos<br />
por la vida <strong>de</strong> Bernal.<br />
La tragedia <strong>de</strong> Bernal<br />
en Guadalupe empezó,<br />
por unas barras <strong>de</strong> plata<br />
que dicen que se robó.<br />
¡Qué dices, Cuca!<br />
¡Qué dices, pues!<br />
Ya están los caminos libres:<br />
¡vámos pa San Andrés!<br />
Heraclio Bernal gritaba<br />
que era hombre y no se rajaba,<br />
que subiéndose a la sierra<br />
peleaba con la Acordada.<br />
¡Qué es aquello que relumbra
por todo el camino real?<br />
Son las armas <strong>de</strong> dieciocho<br />
Que trae Heraclio Bernal.<br />
Heraclio Bernal <strong>de</strong>cía:<br />
yo no ando <strong>de</strong> roba-bueyes,<br />
pues tengo plata sellada<br />
en Guadalupe los Reyes.<br />
Heraclio Bernal gritaba<br />
en su caballo alazán:<br />
no pierdo las esperanzas<br />
<strong>de</strong> pasearme en Culiacán.<br />
Heraclio Bernal <strong>de</strong>cía:<br />
sin plata no puedo estar;<br />
vamos arriba, muchachos,<br />
a Guadalupe a rayar.<br />
Heraclio Bernal <strong>de</strong>cía<br />
cuando estaba muy enfermo:<br />
máteme usté, compadrito<br />
pa que le pague al Gobierno.<br />
Decía Crispin García<br />
muy enfadado <strong>de</strong> andar:<br />
si me dan los diez mil pesos<br />
yo les entrego a Bernal.<br />
Le dieron los diez mil pesos,<br />
Los recontó en su mascada<br />
y le dijo al comandante:<br />
alísteme una Acordada.<br />
Vuela vuela palomita,<br />
vuela vuela hasta el nogal;<br />
ya están los caminos solos:<br />
¡ya mataron a Bernal!<br />
Antonio Nakayama<br />
206 Colección Rescate
Heraclio Bernal<br />
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
H<br />
eraclio Bernal —“El Rayo <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>”—, es la figura más<br />
popular y enérgica que se mueve, en la historia sinaloense,<br />
en la penúltima década <strong>de</strong>l siglo XIX.<br />
Bernal fue uno <strong>de</strong> los precursores <strong>de</strong> la Revolución Social <strong>de</strong><br />
1910, rebelándose, el primero, contra las injusticias <strong>de</strong> su época y<br />
haciendo armas, al frente <strong>de</strong> un puñado <strong>de</strong> mineros cosaltecos—<br />
Ejército Renovador, les llamaba él— contra la dictadura <strong>de</strong>l<br />
presi<strong>de</strong>nte Porfirio Díaz.<br />
Los militares <strong>de</strong> más prestigio, cargados <strong>de</strong> laureles durante la<br />
guerra <strong>de</strong> la intervención francesa, fueron <strong>de</strong>stacados en<br />
persecución <strong>de</strong> Bernal: los generales Angel Martínez, jefe <strong>de</strong> la<br />
Primera Zona Militar y Comandante <strong>de</strong> las campañas <strong>de</strong>l Yaqui y<br />
Mayo, en Sonora, y Domingo Rubí, más tar<strong>de</strong> gobernador y<br />
benemérito <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>.<br />
Bernal nació en el municipio <strong>de</strong> San Ignacio. En el libro <strong>de</strong><br />
bautismos correspondiente a los años <strong>de</strong> 1855 a 1873, que se<br />
conserva en la parroquia <strong>de</strong> la cabecera, aparece asentada una acta<br />
que dice: “Número 268.- Heraclio.- Hoy, 22 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1855, yo<br />
José María Martín, cura encargado <strong>de</strong> esta Santa Iglesia <strong>de</strong> San<br />
Ignacio, bauticé solemnemente y puse los Santos Óleos a Heraclio<br />
Bernal, que nació en El Chaco el 28 <strong>de</strong>l pasado junio...”
Antonio Nakayama<br />
El Gobierno <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong> pagaba los haberes <strong>de</strong> las tropas<br />
mandadas en seguimiento <strong>de</strong> Heraclio Bernal, y bien pronto las<br />
arcas <strong>de</strong>l erario resintieron los gastos <strong>de</strong> la campaña, poniendo en<br />
aprietos al gobernador Francisco Cañedo, quien, en 1887, giraba<br />
una circular a los prefectos sinaloenses, por conducto <strong>de</strong> su<br />
Secretaría, diciéndoles:<br />
Teniendo en cuenta el señor Gobernador las difíciles circunstancias en que<br />
se halla el Erario <strong>de</strong>l Estado, a causa <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s erogaciones que<br />
<strong>de</strong>manda la persecución que se hace a la gavilla <strong>de</strong> Heraclio Bernal, en<br />
acuerdo <strong>de</strong> hoy ha dispuesto que, en lo sucesivo, ningún gasto haga esa<br />
Presi<strong>de</strong>ncia sin que antes sea aprobado por la superioridad...<br />
La popularidad <strong>de</strong> Heraclio Bernal crecía rápidamente y bien<br />
pronto sus hazañas rebasaron las fronteras <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>. El periódico<br />
La Fe<strong>de</strong>ración, que se publicaba en la ciudad <strong>de</strong> México, en aquella<br />
época, daba noticias como la que sigue.<br />
Heraclio Bernal, ese Luigi Bampa <strong>de</strong> la Sierra Madre, se ha burlado a su<br />
sabor <strong>de</strong> los Gobiernos <strong>de</strong> Durango y <strong>Sinaloa</strong>, y extien<strong>de</strong> sus correrías a<br />
otros puntos limítrofes. Parece increíble que esos dos Estados, que cuentan<br />
con mutuos elementos <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>ración, hayan no sólo tolerado en sus<br />
respectivas jurisdicciones la presencia <strong>de</strong>l audaz bandolero, sino dado<br />
lugar a que haya reforzado consi<strong>de</strong>rablemente sus gavillas, que no<br />
juzgamos sin embargo, tan aguerridas que pudieran resistir una<br />
persecución activa <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> tropas organizadas, con las que a no dudar<br />
pue<strong>de</strong>n disponer los Gobiernos <strong>de</strong> aquellos Estados, Heraclio hace llamar<br />
a sus chusmas Ejército Renovador...<br />
La prensa sinaloense, por su parte, tenía ocupada la atención <strong>de</strong>l<br />
público lector con la persecución <strong>de</strong> Bernal, haciendo literatura<br />
folletinesca sobre sus hazañas <strong>de</strong> “bandido generoso”, como le<br />
llamaban muchas gentes <strong>de</strong>l pueblo.<br />
En vista <strong>de</strong> las activida<strong>de</strong>s rebel<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Heraclio Bernal y el<br />
arrastre popular <strong>de</strong> sus hombres, que daban golpes <strong>de</strong> audacia en<br />
Cosalá, en Guadalupe <strong>de</strong> los Reyes, en Rosario, en Quilá, y en<br />
Conitaca, el gobernador Francisco Cañedo giró una nueva circular:<br />
Gobierno Constitucional <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>. Siendo incalculables los<br />
perjuicios que causan los frecuentes robos y asaltos que en los Distritos <strong>de</strong><br />
Cosalá y San Ignacio comete la gavilla que capitanea el bandido Heraclio<br />
Bernal, el Gobierno a mi cargo tiene la necesidad <strong>de</strong> no omitir medio<br />
alguno <strong>de</strong> los que puedan conducir a la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> esa banda <strong>de</strong><br />
forajidos y principalmente la captura <strong>de</strong> su cabecilla y, por tanto, en<br />
208 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
acuerdo <strong>de</strong> hoy he <strong>de</strong>terminado ofrecer la suma <strong>de</strong> diez mil pesos <strong>de</strong><br />
gratificación, que pagará en efectivo el Erario <strong>de</strong>l Estado a las autorida<strong>de</strong>s,<br />
guerrillas, fuerzas fe<strong>de</strong>rales o personas particulares, que logren aprehen<strong>de</strong>r<br />
a dicho bandido, <strong>de</strong>biendo hacerse el pago inmediatamente que se<br />
compruebe su captura.- Mazatlán, octubre 31 <strong>de</strong> 1887.- Gral. Francisco<br />
Cañedo, Gobernador.- Guillermo Ramos Urrea, secretario.<br />
Heraclio Bernal no fue un ladrón, sino un revolucionario. No fue<br />
un bandido, sino un rebel<strong>de</strong>, Conoció <strong>de</strong> cerca la tragedia <strong>de</strong> los<br />
trabajadores mineros e hizo suya su causa. Amparó a los pobres y a<br />
los humil<strong>de</strong>s. Lanzó un reto abierto a la dictadura porfirista. Para<br />
limpiar su nombre <strong>de</strong>l lodo que le arrojaron sus <strong>de</strong>tractores, bastaría<br />
leer sus proclamas. En una <strong>de</strong> ellas <strong>de</strong>cía:<br />
Heraclio Bernal, comandante <strong>de</strong> las fuerzas proclamatorias <strong>de</strong> las garantías<br />
constitucionales, a los habitantes, hago saber: que el Gobierno actual no es<br />
obra <strong>de</strong> los pueblos, ni respeta las garantías que todo hombre <strong>de</strong>be<br />
disfrutar con arreglo al Pacto Fe<strong>de</strong>ral <strong>de</strong> la República, porque es bien<br />
sabido que los actuales gobernantes se han impuesto por sí mismos y<br />
porque también no hay moralidad, ni justicia, ni protección para los<br />
ciudadanos, pues cuantos se apo<strong>de</strong>ran <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r sólo se ocupan <strong>de</strong><br />
enriquecerse y <strong>de</strong> exterminar a los <strong>de</strong>más, al grado <strong>de</strong> que nadie tiene<br />
segura la vida ni los intereses, viendo a<strong>de</strong>más que se protege a los<br />
extranjeros con perjuicio <strong>de</strong> los mexicanos; que por tanto es indispensable<br />
tomar las armas para quitar a los malos gobernantes y hacer que impere la<br />
Constitución. Libertad en la Ley. Es dado en La Rastra, a los veintisiete<br />
días <strong>de</strong>l mes <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1885.- Heraclio Bernal.<br />
<br />
La tradición popular nos cuenta que Heraclio Bernal murió en<br />
una gruta <strong>de</strong>l Cerro Pelón, en el municipio <strong>de</strong> Cosalá. Minado por<br />
una enfermedad contraída durante sus audaces correrías.<br />
Se repetían las palabras <strong>de</strong> Bernal:<br />
—¡Esto ya se acabó! Cuando muera, compadre, dispare su<br />
carabina contra mí. Así podrá cobrar al Gobierno los diez mil pesos<br />
que ha ofrecido por mi cabeza...<br />
Y Crispín García, compadre <strong>de</strong> Bernal, acompañado <strong>de</strong> su tío<br />
Jorge Ayón se presentó, en los primeros días <strong>de</strong>l mes <strong>de</strong> enero <strong>de</strong><br />
1888, al jefe <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stacamento fe<strong>de</strong>ral <strong>de</strong> Nuestra Señora, haciendo<br />
la <strong>de</strong>nuncia.<br />
Esa noche ro<strong>de</strong>aron el cerro los dragones. Crispín García y su<br />
tío, yendo a<strong>de</strong>lante, subieron hasta la gruta. Al llegar los soldados<br />
gobiernistas, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> una simulada escaramuza, Heraclio Bernal<br />
Colección Rescate 209
Antonio Nakayama<br />
yacía en tierra, con un balazo en una pierna y otro en mitad <strong>de</strong> la<br />
frente.<br />
Junto al famoso rebel<strong>de</strong> se encontraba su fiel ayudante Angel<br />
Navarro, y una muchacha, Bernardina García, que así ponía punto<br />
final, con sus belleza morena, a la vida romántica <strong>de</strong>l generoso<br />
revolucionario.<br />
Cripín García y Jorge Ayón recibieron los diez mil pesos<br />
ofrecidos por el gobernador <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, general Francisco Cañedo,<br />
cantidad que fue cubierta por partes iguales, por los gobiernos <strong>de</strong><br />
Durango y <strong>Sinaloa</strong>.<br />
<br />
La vida <strong>de</strong> Heraclio Bernal —siempre temerario, siempre<br />
generoso— no ha sido enmarcado con justeza. Sólo la leyenda<br />
popular ha recogido su nombre. Nombre que todavía es repetido, en<br />
las noches <strong>de</strong> fogata, en más <strong>de</strong> cien pueblos sinaloenses. Nombre<br />
que ha exaltado el romance popular y que vive, como supremo<br />
anhelo <strong>de</strong> igualdad social, en los labios <strong>de</strong> los cancioneros <strong>de</strong><br />
<strong>Sinaloa</strong>:<br />
“¿Qué es aquello que relumbra<br />
por todo el camino real?<br />
Son las armas <strong>de</strong> dieciocho<br />
Que trae Heraclio Bernal”.<br />
210 Colección Rescate
Francisco Cañedo<br />
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
E<br />
l general Francisco Cañedo, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la revolución <strong>de</strong><br />
Tuxtepec, gobernó a <strong>Sinaloa</strong> durante 21 años, ejerciendo su<br />
mandato a la sombra <strong>de</strong> la dictadura <strong>de</strong> D. Porfirio Díaz,<br />
quien, en cien ocasiones, puso <strong>de</strong> relieve la amistad y la simpatía<br />
que dispensara al sagaz político nayarita.<br />
Cañedo Saltó, un día cualquiera <strong>de</strong> los últimos lustros <strong>de</strong>l siglo<br />
XIX, el mostrador <strong>de</strong> la tienda <strong>de</strong> D. Manuel Izurieta, en Culiacán,<br />
para ir a pren<strong>de</strong>rse sobre los hombros las presillas <strong>de</strong>l generalato,<br />
iniciándose en una carrera política que brilló, como única, en<br />
aquellos días en que el noroeste <strong>de</strong> México vivió largos años <strong>de</strong><br />
angustia, <strong>de</strong> incertidumbre y <strong>de</strong> traiciones.<br />
Se cuenta que el caudillo <strong>de</strong> Tuxtepec, ya bien acomodado sobre<br />
la silla presi<strong>de</strong>ncial, <strong>de</strong>dicó al general Cañedo una frase rotunda,<br />
<strong>de</strong>finitiva, apuntalada al margen <strong>de</strong> la política sinaloense: “Juntos<br />
subimos; juntos bajaremos”.<br />
Y el gobernador Cañedo, con la confianza <strong>de</strong> los políticos <strong>de</strong><br />
aquella época, se <strong>de</strong>dicó a seguir <strong>de</strong> lejos el afianzamiento <strong>de</strong> la<br />
dictadura e imitar al general Díaz en su obra <strong>de</strong> reconstrucción y <strong>de</strong><br />
paz.<br />
Era don Francisco Cañedo —dice el escritor Carlos Filio— un hombre <strong>de</strong><br />
prestanza y un personaje fascinante que llevaba con donaire su ancianidad<br />
batalladora. Su cuerpo, que era <strong>de</strong> alta estatura, y su rostro <strong>de</strong> mílite con<br />
perilla y bigote encanecidos, le daban la apariencia <strong>de</strong> un general <strong>de</strong>l<br />
segundo imperio. Sólo había sido soldado en un momento <strong>de</strong> fortuna; el<br />
porfirismo triunfante lo hizo gobernador; él se hizo pronto a su oficio <strong>de</strong><br />
jefe; sabía recompensar, alentar, castigar, perdonar y recordarse siempre.
Antonio Nakayama<br />
Las elecciones internas en <strong>Sinaloa</strong> se hacían bajo la mirada<br />
paternal <strong>de</strong>l general Cañedo, quien tenía buen cuidado <strong>de</strong> apuntar,<br />
en las boletas electorales, los nombres <strong>de</strong> sus amigos y parientes. El<br />
municipio libre no existía, y, consecuentemente, los diez distritos<br />
sinaloenses estaban bajo el mando <strong>de</strong> diez prefectos, nombrados<br />
directamente por el gobernador. Diez “fieles servidores” que<br />
preparaban periódicamente las reelecciones <strong>de</strong>l general Díaz, sin<br />
más ór<strong>de</strong>n que leer en el periódico oficial <strong>de</strong>l Gobierno <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong><br />
la propaganda burocrática <strong>de</strong>l Dictador.<br />
Es fama que el general Cañedo, al presentarse anualmente al<br />
Congreso local a rendir el informe constitucional <strong>de</strong> su Gobierno,<br />
comenzaba a leer su mensaje así:<br />
—Señores diputados:<br />
Y agregaba en voz baja, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un discreto acceso <strong>de</strong> tos,<br />
estudiado:<br />
—Mis queridos amigos y estimados compadres...<br />
<br />
―Yo fui ayudante <strong>de</strong>l general ñedo, Ca durante más <strong>de</strong><br />
veinticinco años ―dice don Marcial Salas, el anciano conserje <strong>de</strong>l<br />
Palacio <strong>de</strong>l Gobierno <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, quien, con setenta y cinco años<br />
sobre las espaldas, todavía era servidor <strong>de</strong> los nuevos gobernadores<br />
<strong>de</strong> la Revolución.<br />
—Conocí <strong>de</strong> cerca —continúa don Marcial, avivando el<br />
recuerdo― el general Cañedo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> cuando sólo era él un mo<strong>de</strong>sto<br />
<strong>de</strong>pendiente en una <strong>de</strong> las casas comerciales <strong>de</strong> Culiacán. Como<br />
soldado, su hoja <strong>de</strong> servicios no llena la cara <strong>de</strong> un pliego <strong>de</strong> papel<br />
<strong>de</strong> carta. Aunque se levantó en armas en diferentes épocas,<br />
protestando contra las elecciones <strong>de</strong> gobernador, siempre tuvo el<br />
cuidado <strong>de</strong> reflejar, en sus actos, la política <strong>de</strong>l general Díaz, quien,<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la revolución <strong>de</strong> Tuxtepec, apoyó al general Cañedo<br />
hasta los últimos años <strong>de</strong> su vida. Murió en 1909, un año antes <strong>de</strong><br />
que Ma<strong>de</strong>ro se enfrentara al gobierno <strong>de</strong> la dictadura. Alguien ha<br />
dicho que el general Cañedo “supo morirse a tiempo”...<br />
―El general Cañedo ¿fue un buen gobernador? ―pregunto.<br />
―Como el general Bernardo Reyes, en Nuevo Le ón, el general<br />
Cañedo fue, en <strong>Sinaloa</strong>, un espejo <strong>de</strong> la frase tuxtepecana: “Poca<br />
política y mucha Administración”. Así fue como el general Cañedo<br />
<strong>de</strong>jó al morir, una obra constructiva que ennoblece su nombre.<br />
212 Colección Rescate
Lecturas sinaloenses<br />
―¿Podría contarme, don Marcial, alguna anécdota <strong>de</strong>l general<br />
Cañedo?<br />
―¡Cómo no! ―me dice el anciano conserje, mientras sus ojillos<br />
vivaces brillan junto a la maraña <strong>de</strong> sus gruesas cejas encanecidas:<br />
―En uno <strong>de</strong> los viajes <strong>de</strong>l general Cañedo a la capital <strong>de</strong> la<br />
República no hizo el retorno por Altata, usando, al final, el<br />
ferrocarril Occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong> México, sino que se aventuró por la sierra,<br />
a lomo <strong>de</strong> mula. El general Cañedo era, por aquellos días, senador<br />
<strong>de</strong> la República y venía a <strong>Sinaloa</strong> a tomar, por primera vez, las<br />
riendas <strong>de</strong>l Gobierno <strong>de</strong>l Estado. Venían acompañando al general<br />
algunos miembros <strong>de</strong> los Cuerpos <strong>de</strong> Rurales <strong>de</strong> Durango y <strong>Sinaloa</strong>,<br />
y yo, hecho un mozalbete, me uní a la comitiva para ir a Culiacán a<br />
servirle al nuevo gobernador. Corría, si mal no recuerdo, el año <strong>de</strong><br />
1885. Parece que fue ayer: llegamos a un poblado llamado Rusia,<br />
enclavado en la línea divisoria <strong>de</strong> Durango y <strong>Sinaloa</strong>. Desmontamos<br />
en una mañanita muy fresca. Los rurales, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> aflojar las<br />
monturas y pedir alojamiento, se fueron por el pueblo en busca <strong>de</strong><br />
leche recién or<strong>de</strong>ñada, para <strong>de</strong>sayunar. Después <strong>de</strong> entrar y salir en<br />
algunos <strong>de</strong> los jacales <strong>de</strong>l poblado, Manuel Castañeda, jefe <strong>de</strong> la<br />
Defensa <strong>de</strong> Rurales <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong>, se acercó al general Cañedo y le<br />
dijo:<br />
―Mi general ¿quién cree usted que está aquí?<br />
―No sé. ¿Quién?<br />
―El capitán Galindo, <strong>de</strong>l 9o. Batallón, el jefe que lo aprehendió<br />
a usted en Imala, formándole un consejo <strong>de</strong> guerra y firmando su<br />
sentencia <strong>de</strong> muerte.<br />
―¿Cómo? ¿Galindo?<br />
―Si, mi general. Allí está en una tarima, en el jacal aquél, casi<br />
moribundo.<br />
Seguido por el general Cañedo, Castañeda echó a andar por entre<br />
las chozas <strong>de</strong>l misérrimo caserío. Las mozas <strong>de</strong>l pueblo, con los<br />
cántaros sobre los hombros, bajaban al arroyo. Los vaqueros<br />
arreaban el ganado, rumbo a los potreros. El sol comenzaba a dorar<br />
los techos <strong>de</strong> paja <strong>de</strong> los jacales.<br />
―¡Aquí es, general!<br />
Cañedo avanzó lentamente. A<strong>de</strong>ntro, sobre una estera <strong>de</strong> palma<br />
trenzada, un hombre, <strong>de</strong>nsamente pálido, ceñida la frente con un<br />
rojo paliacate, parecía dormir.<br />
Al ruido <strong>de</strong> los pasos, <strong>de</strong>spertó. Cañedo y Galindo se cruzaron la<br />
mirada. Los labios permanecieron mudos, clavados por la sorpresa,<br />
silenciados por el recuerdo. Los minutos eran dolorosos. Sólo<br />
Colección Rescate 213
Antonio Nakayama<br />
subrayó la escena un piadoso movimiento <strong>de</strong> cabeza <strong>de</strong>l general y<br />
un ligero estremecimiento <strong>de</strong>l enfermo, bajo la sábana sucia.<br />
Cañedo se llevó la mano a uno <strong>de</strong> los bolsillos <strong>de</strong> su chaleco.<br />
Tomó cinco monedas <strong>de</strong> oro y las alargó a Galindo, que a<strong>de</strong>lantó el<br />
brazo, cerrando los ojos. Era él, ahora, el vencido.<br />
Así <strong>de</strong>jó el general Cañedo un puñado <strong>de</strong> monedas <strong>de</strong> oro sobre<br />
la mano que, años atrás, firmara su sentencia <strong>de</strong> muerte. Sabía<br />
recompensar, alentar, castigar, perdonar...<br />
<br />
<br />
El general Cañedo murió en Culiacán el día 6 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1909, y<br />
al comunicarle el <strong>de</strong>ceso el gobernador interino, licenciado Eriberto<br />
Zazueta, al Presi<strong>de</strong>nte Porfirio Díaz, el anciano dictador contestó<br />
con un telegrama que <strong>de</strong>cía: “Con profunda pena acabo <strong>de</strong> recibir el<br />
telegrama <strong>de</strong> usted, en que me participa el fallecimiento <strong>de</strong>l señor<br />
gobernador general Francisco Cañedo. Haga usted que se le tributen<br />
los honores <strong>de</strong> su alta jerarquía”.<br />
Con la muerte <strong>de</strong>l general Cañedo se prologó una ruda y violenta<br />
campaña electoral, en la cual figuraron como candidatos a<br />
gobernador el capitalista don Diego Redo y el licenciado José<br />
Ferrel. En ese ensayo cívico, tras <strong>de</strong> veinte años <strong>de</strong> sucesivas<br />
reelecciones, el pueblo sinaloense se ejercitó para acoger y exaltar,<br />
un año más tar<strong>de</strong>, las prédicas y proclamas <strong>de</strong>mocráticas <strong>de</strong> don<br />
Francisco I. Ma<strong>de</strong>ro, que abrieron <strong>de</strong> par en par las puertas <strong>de</strong> la<br />
Revolución Mexicana.<br />
214 Colección Rescate
Corrido <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong><br />
Francisco Peregrina<br />
En mil novecientos nueve<br />
lo cruzó <strong>de</strong> largo a largo<br />
la vía <strong>de</strong>l ferrocarril.<br />
Poco avanzó. Sin embargo,<br />
al tren se <strong>de</strong>be sin duda<br />
que se progresara más<br />
y que nacieran los pueblos<br />
<strong>de</strong> Guamúchil y San Blas.<br />
Allá en el valle <strong>de</strong>l Fuerte<br />
resurgió Mochis pujante,<br />
el que muy pronto, señores,<br />
llegará a Topolobampo.<br />
Entonces, óiganlo bien:<br />
ese pueblo <strong>de</strong>nodado<br />
será entre los que hoy existen<br />
el más gran<strong>de</strong> <strong>de</strong>l estado.<br />
También logró <strong>Sinaloa</strong><br />
conseguir notoriedad,<br />
luchando para que México<br />
obtuviera libertad.<br />
Después ayudó a Ma<strong>de</strong>ro<br />
con entusiasmo y bravura,<br />
al <strong>de</strong>rrocar a Porfirio<br />
con su odiosa dictadura.<br />
Y a la muerte <strong>de</strong>l Apóstol<br />
víctima <strong>de</strong> la traición,
otra vez cogió las armas<br />
y fue a la Revolución.<br />
Los sinaloenses regaron<br />
Con sangre México entero;<br />
no queda ningún estado<br />
que no sepa <strong>de</strong>l reguero.<br />
Cuando el i<strong>de</strong>al les llamó<br />
A ofrecer la vida fueron.<br />
Unos gozaron <strong>de</strong>l triunfo;<br />
otros, por su i<strong>de</strong>al murieron:<br />
Carrasco, Buelna, Alvarado,<br />
Flores, Ortega, Serrano,<br />
Macías, Iturbe, Riveros,<br />
y Gabriel Leyva Solano.<br />
Terminó la lucha armada;<br />
volvió la paz a imperar.<br />
Los sinaloenses volvieron<br />
a su tierra a trabajar.<br />
Abrieron canal y surco,<br />
establecieron talleres,<br />
trabajaron con ahínco<br />
los hombres y las mujeres.<br />
Con ánimo enar<strong>de</strong>cido<br />
y bien puesto corazón,<br />
el pueblo <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong><br />
honró a la Revolución.<br />
Por eso po<strong>de</strong>mos ver<br />
extensos cañaverales,<br />
las fábricas echando humo,<br />
dilatados los trigales.<br />
Los trenes que raudos corren<br />
sobre los brillantes rieles,<br />
llevando <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong><br />
frutas, semillas y mieles.<br />
Transatlánticos cargueros<br />
que van con nuestro algodón<br />
Antonio Nakayama<br />
216 Colección Rescate
y otros productos <strong>de</strong>l agro<br />
para Europa y el Japón.<br />
Tráfico <strong>de</strong> mercancías<br />
que se mueven por avión,<br />
barcos que salen <strong>de</strong>l puerto<br />
a capturar camarón.<br />
En los campos, los tractores<br />
que surcando el suelo van,<br />
y retratando las nubes<br />
tres gran<strong>de</strong>s presas están.<br />
¡Oh! <strong>Sinaloa</strong>, <strong>Sinaloa</strong>,<br />
qué bello tu <strong>de</strong>spertar;<br />
al esfuerzo <strong>de</strong> tus hijos<br />
aquí les vengo a cantar.<br />
¡Oh! <strong>Sinaloa</strong>, <strong>Sinaloa</strong>,<br />
<strong>Sinaloa</strong> <strong>de</strong> mis quereres:<br />
¡qué valientes son tus hijos<br />
y preciosas tus mujeres!<br />
Colección Rescate 217
Índice<br />
Breve estudio introductorio a la obra <strong>de</strong><br />
Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler<br />
Liberato Terán Olguín 11<br />
Alcancía <strong>de</strong> Romances 19<br />
Hutzilopochtli 25<br />
La Conquista <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong> 29<br />
Culiacán 33<br />
Fundación <strong>de</strong> Culiacán 35<br />
De “Los Triunfos 39<br />
La Ronda 43<br />
Los Primeros Navegantes 45<br />
Cabeza <strong>de</strong> Vaca 49<br />
Maestro 53<br />
Francisco <strong>de</strong> Ibarra 55<br />
Capítulo Dieciséis 59<br />
La Tambora 63<br />
Luisa la Malinche sinaloense 65<br />
Fundación <strong>de</strong> El Fuerte 69<br />
Romance <strong>de</strong> Mocorito 73<br />
Hernando <strong>de</strong> Villafañe 75<br />
Bernardo <strong>de</strong> Balbuena 79<br />
El Quelite 83<br />
El Real <strong>de</strong> Minas <strong>de</strong>l Rosario 85<br />
Fundación Mazatlán 89<br />
Romance <strong>de</strong> Mazatlán 93<br />
La Insurgencia en <strong>Sinaloa</strong> 95<br />
El Combate <strong>de</strong> San Ignacio 99<br />
Calle Principal 103<br />
Pablo <strong>de</strong> Villavicencio 105<br />
Primeros Periódicos 109<br />
Cosalá 113<br />
El estado <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong> 115<br />
La Constitución <strong>de</strong> 1857 119<br />
El Ejido Azul 123<br />
La Invasión Norteamericana 125
Antonio Nakayama<br />
Teófilo Noris 129<br />
La Cosecha 133<br />
Plácido Vega 135<br />
La “Cor<strong>de</strong>lliere 139<br />
El vigía 143<br />
Ignacio Ramírez 145<br />
Antonio Rosales 149<br />
Un héroe <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong> 153<br />
Batalla <strong>de</strong> San Pedro 157<br />
Francisco Ramírez 161<br />
Madre sinaloense 165<br />
Combate <strong>de</strong> Veranos 167<br />
El incendio <strong>de</strong> Concordia 171<br />
Corazón <strong>de</strong> Sandía 175<br />
Muerte <strong>de</strong> Rosales 177<br />
Domingo Rubí 181<br />
Corrido <strong>de</strong>l Valle <strong>de</strong>l Fuerte 185<br />
Jorge García Granados 187<br />
Agustina Ramírez 191<br />
Voz <strong>de</strong> Agustina Ramírez 195<br />
Ramón Corona 197<br />
Porfirio Díaz en <strong>Sinaloa</strong> 201<br />
Corrido <strong>de</strong> Bernal 205<br />
Heraclio Bernal 207<br />
Francisco Cañedo 211<br />
Corrido <strong>de</strong> <strong>Sinaloa</strong> 215<br />
220 Colección Rescate
Colección Rescate 221
Lecturas sinaloenses <strong>de</strong> Alejandro Hernán<strong>de</strong>z Tyler,<br />
publicado por editorial UAS, se terminó <strong>de</strong> imprimir y<br />
encua<strong>de</strong>rnar en febrero <strong>de</strong> 2007, en los talleres <strong>de</strong> la<br />
Imprenta Universitaria<br />
Ignacio Allen<strong>de</strong> esquina con Josefa Ortiz<br />
<strong>de</strong> Domínguez<br />
Colonia Gabriel Leyva<br />
Culiacán Rosales, <strong>Sinaloa</strong><br />
Tiraje: 3 000 ejemplares