Antología : historia geografía - Repositorio Institucional del ...
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MINISTERIO DE EDUCACION,<br />
CIENCIA<br />
Y TECNOLOGIA<br />
NOTA<br />
PERIODÍSTICA<br />
NAP<br />
NUCLEOS DE<br />
APRENDIZAJES PRIORITARIOS<br />
están anotadas, a mano, por los religiosos que las leyeron”. La biblioteca de<br />
Sainte-Odile se fue haciendo a lo largo de los siglos. Obras teológicas, filosóficas,<br />
libros en latín, griego, alemán, incunables mezclados con volúmenes<br />
menos apreciables. “Se trata de un fondo considerable en cuyo seno, alguien<br />
con olfato, puede hacer hallazgos sorprendentes.”<br />
En 15 siglos de existencia, el monasterio y su biblioteca corrieron diversas<br />
suertes. Sainte-Odile fue atacado o incendiado 17 veces y reconstruido en no<br />
menos de 12 ocasiones. El llamado “fondo antiguo” de la biblioteca es un baúl<br />
de tesoros que el ladrón de Illkirch-Graffenstaden exploró y vació a su antojo.<br />
Sin embargo, la pieza más célebre de ese fondo no está en sus estantes. El Hortus<br />
<strong>del</strong>icarium (“Jardín de las <strong>del</strong>icias”) es un manuscrito <strong>del</strong> siglo XII considerado<br />
como una de las obras más excepcionales de la encuadernación. La noche<br />
<strong>del</strong> 24 al 25 de agosto de 1870, las llamas consumieron el original durante el<br />
incendio de la biblioteca nacional de Estrasburgo. Pero sus huellas nunca se<br />
perdieron. Copiado abundantemente, el Jardín de las <strong>del</strong>icias se conservó bajo<br />
forma de copia. Un rumor insinúa que algunas de las miniaturas que lo componen<br />
se salvaron de las llamas porque fueron arrancadas por coleccionistas<br />
independientes. Pero nunca nadie las vio. Es apenas un rumor. Seguramente, si<br />
se hubiese conservado completa, esa hubiese sido la primera obra que el ladrón<br />
se habría llevado de la biblioteca <strong>del</strong> convento.<br />
En ese domingo de Pentecostés, cuando los gendarmes arrestaron al fantasma<br />
de la biblioteca, el hombre no opuso ninguna resistencia. Se limitó a<br />
explicar que no había vendido ninguno de los volúmenes “extraídos” [sic] y<br />
que, como enamorado de los libros antiguos, le dio a esas obras el mejor de<br />
los tratos. También reveló que si no fuera por la publicación de Cuadernos<br />
alsacianos de arqueología, de arte y de <strong>historia</strong>, jamás hubiese podido llevar a<br />
cabo semejante robo. Los planos reproducidos por la revista le mostraron el<br />
camino para llegar a los libros. Tres páginas de planos y esquemas detallados<br />
bastaron para que accediera a uno de los vértices <strong>del</strong> paraíso.<br />
En su casa, la policía encontró poco más de 1500 libros. Hasta el director <strong>del</strong><br />
monasterio le rinde hoy un homenaje: “El trabajo que efectuó es excepcional,<br />
fantástico, y además lo hizo solo. Fue un verdadero desafío”. La Justicia tiene<br />
un caso inédito entre las manos: “El móvil <strong>del</strong> robo no era el dinero, es decir<br />
el lucro. Si hubiese sido así, en dos años tuvo tiempo suficiente para vender las<br />
obras, pero no lo hizo. Los conservó todos en su departamento”. Los jueces,<br />
con todo, lo procesaron bajo los cargos de “robo mediante picardía”. El ladrón<br />
ANTOLOGÍA HISTORIA<br />
Si te interesó esta<br />
<strong>historia</strong>, no dejes de ver<br />
la película El nombre de<br />
la rosa.<br />
de Sainte-Odile, que corre el riesgo de pasar cinco años tras las rejas, ha sido<br />
dejado en libertad. Alain Donius respira aliviado. El misterio de los libros que<br />
desaparecían de su biblioteca ha quedado resuelto y hasta el autor <strong>del</strong> robo lo<br />
llamó por teléfono: “Me llamó para pedirme disculpas. Imagínese qué coincidencia,<br />
según me dijo, estuvo conmigo en las clases de catecismo cuando yo era<br />
vicario”. El ladrón le devolvió a Alain Donius la conciencia de algo olvidado:<br />
en los monasterios existen montones de pasillos y pasadizos que se tarda siglos<br />
en descubrir. Y ahora Donius comprende mejor estas líneas de El nombre de la<br />
rosa: “Siempre me pregunté si, en este edificio de múltiples pasajes, no existía<br />
otro acceso al finis Africae. Desde luego, existe...”<br />
Con el caso resuelto, el padre promete estudiar la <strong>historia</strong> <strong>del</strong> monasterio,<br />
explorar el edificio en busca de “otros pasajes secretos” y llevar a cabo un exhaustivo<br />
inventario de los tesoros de la biblioteca. Mientras espera su proceso,<br />
la Justicia le ha prohibido al ingeniero visitar el monte Sainte-Odile o cualquier<br />
otra biblioteca que atesore libros antiguos. El padre Donius, ecuánime, sugiere<br />
que cumpla su sentencia mediante una “serie de tareas de interés general a realizarse<br />
en el mismo monasterio de Sainte-Odile. Desde luego, será en la cocina, en<br />
la recepción o en el jardín, en cualquier otro lugar que no sea la biblioteca”.<br />
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