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Cap. 3

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UNJBG / UTI [ PERÚ: PROBLEMAS Y POSIBILIDADES]<br />

había sido cateador de minas. Su abuelo Pedro Pablo Castilla había venido a América como<br />

empleado de hacienda del virreinato. Su madre doña Francisca Marquesado, provenía de un<br />

origen no español, sino genovés. La cuna de Castilla no estuvo, como la de Santa Cruz, mecida por<br />

leyendas suntuosas. Sin embargo, cuando ya Castilla fué un hombre en cuyos antecedentes se fijó<br />

la curiosidad y el interés de sus compatriotas, alguna vez aludió a que provenía de origen más que<br />

decente, dividiendo a los hombres en tres categorías: los que provienen de origen más que<br />

decente los de origen decente y los de oscuro origen. Pero la verdad es que por su ignorancia<br />

intuitiva, por su astucia cazurra, por su tenacidad, por su rudeza campechana, Castilla es un<br />

exponente más bien plebeyo, como lo demuestra también su tipo físico.<br />

Cuando se revisa la vida de los caudillos militares en el Perú, inclusive por cierto la figura de<br />

Castilla, como primera característica, se encuentra su intensidad de vida. Comparable es la vida de<br />

los caudillos militares a la vida de los conquistadores españoles. Francisco García Calderón dice<br />

que quizá sólo en el Renacimiento y en la Revolución Francesa hubo tanta exuberancia de<br />

personalidad. Fueron soberbios ejemplares de vida intensa los caudillos. Ambularon por todo el<br />

territorio, desde Tarapacá a Piura, arriesgando la vida y el poder. Para lograr la Presidencia había<br />

que ser el artesano del propio destino. Había que entrar a la campaña como si se fuera un soldado.<br />

Así Castilla el año de 1843 desembarcó en Arica con 8 hombres para emprender la campaña que lo<br />

llevó a su primera presidencia. Y el año 1854 cuando se dirigía a Arequipa empleó un subterfugio<br />

para poder pasar él solo el río Camaná. Ya en el ocaso de su vida con más de sesenta años de<br />

edad, se embarca en Caldera para querer arrebatarle en el campo de batalla la presidencia a Prado<br />

y hace un trayecto maravilloso a caballo en cuarentiocho horas a través de arenales yermos.<br />

Junto a esta característica general de intensidad de vida existe otra característica fundamental en<br />

muchos caudillos militares y sobremanera en Castilla. Es la audacia. Por falta de audacia quizá no<br />

alcanzaron un rol prominente La Fuente ni Nieto. La audacia había tenido ya un representativo en<br />

Salaverry. Pero la audacia de Salaverry había sido una audacia turbulenta, vesánica, impulsiva. La<br />

audacia de Castilla está demostrada en la manera cómo las tres veces que se lanza a la conquista<br />

del poder él asume sus actitudes; y está demostrada también en innumerables episodios de su<br />

vida, inclusive cuando manda a beber en el río a las tropas enemigas en el combate de San<br />

Antonio (1844), cuando se lanza en un pontón viejo desde el Callao hasta el norte el año 1857,<br />

mientras amagaba la costa la revolución de Vivanco. Pero era una audacia equilibrada. Estaba<br />

acompañada por un sentido innato de la astucia. Por ella supo sacar partido de la colaboración de<br />

los hombres distinguidos o eminentes con los que a veces se rodeó; por ella se vinculó a la<br />

abolición del tributo, de la esclavitud, de la pena de muerte, a la implantación de los presupuestos,<br />

a las obras públicas que europeizaron un poco el Perú.<br />

Castilla tenía otra característica fundamental, que era la tenacidad. Una vez lanzado a una<br />

empresa su fe la llevaba adelante por encima de todas las contrariedades. No cayó en gestos de<br />

desengaño, de desidia, de abulia como los que abundan en la vida de su rival perpetuo Vivanco.<br />

Tenía una fe inmensa en su estrella. Algún parecido tenía esa fe con sus costumbres de jugador.<br />

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