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UNJBG / UTI [ PERÚ: PROBLEMAS Y POSIBILIDADES]<br />
constituyen una demostración de su genio militar: vienen a formar parte de los momentos<br />
culminantes dentro de la historia bélica peruana. Pero el hombre de vivac, el hombre de<br />
campamento en Castilla estaba unido al hombre de gabinete. No por condiciones de cultura; pero<br />
esa falta de cultura él la disimulaba por su innato conocimiento de los hombres y cosas, la suplía<br />
con dos grandes armas: el instinto y la experiencia.<br />
Cuando llegó al poder Castilla en 1845 era ya un hombre maduro, aunque había pasado toda su<br />
vida al servicio de la patria. De manera que ya tenía experiencia profunda sobre el país; pero<br />
cuando era un subalterno ya demostraba su golpe de vista en aquellas cartas del año 34<br />
aconsejando a Orbegoso una serie de medidas que bien pudieron impedir su caída final.<br />
Por esa aptitud para saber aflojar o ajustar de acuerdo con las tendencias íntimas de los<br />
acontecimientos, que los espíritus racionalistas a veces no perciben Castilla ha llegado hasta la<br />
posteridad con la aureola de su sentido de la realidad y esto está demostrado por la numerosa<br />
cantidad de anécdotas que sobre él se cuentan, (algunas de ellas atribuidas también a otros<br />
personajes) y en las cuales en medio de agudezas de viejo, de salidas soldadescas el humorismo<br />
criollo tiene una de sus manifestaciones típicas, y hay lecciones prácticas de filosofía, conceptos<br />
agudos que vienen a ser trasuntos de la ciencia de conocer a los hombres.<br />
Hay una característica todavía más saltante que la intensidad de vida, que la audacia, que la<br />
astucia, que la tenacidad, que las condiciones estratégicas y de valor militar y personal, que el<br />
conocimiento de los hombres y cosas en la personalidad de Castilla y es su patriotismo. Castilla<br />
había sido uno de los fundadores de la república. Había actuado en Ayacucho y esta circunstancia<br />
la estimaba él como casi todos los militares de la Independencia en análogas condiciones como<br />
una predestinación. Cuando en 1862 el país estuvo conmovido ante la amenaza de la invasión<br />
europea, iniciada en Santo Domingo y México, se celebró el aniversario nacional con singular<br />
entusiasmo y en una de las fiestas de entonces, en el campo de Amancaes, se presentó Castilla y<br />
brindó por la patria, diciendo: que si dentro de muchos siglos sus cenizas pudieran servir de base<br />
para una columna para la libertad, probablemente se estremecerían de placer. Su actitud siempre<br />
profundamente hostil a la Confederación Perú-Boliviana en contraste con otros que la aceptaron<br />
primero para combatirla después, su sentido de previsión en lo que se refiere a crear la marina, en<br />
lo que se refiere a procurar explotar y conocer el Oriente, son matices de su afán de identificación<br />
con la patria. Por eso lleva la bandera peruana al Ecuador en 1859 y amenaza con llevarla a Bolivia<br />
en 1860, por eso no solamente había cálculo político sino también sincera emoción<br />
probablemente en su actitud hostil contra las transacciones del gobierno de Pezet, frente a la<br />
escuadra española que había humillado al país.<br />
Y es así como puede no aparecer exagerada aquella anécdota que nos lo pinta en París cuando fué<br />
llevado por el ministro Itúrregui a visitar, a conocer esa ciudad. Ante los Campos Eliseos dijo, que<br />
más lleno de sombra y de encanto era la Alameda de los Descalzos, ante la catedral de Notre<br />
Dame, dijo que tenía más luz la catedral de Lima y ante el cadáver de Leopoldo I, rey de los belgas,<br />
que estaba exponiéndose con la cara descubierta, uniformado y lleno de condecoraciones, dijo<br />
que más marcial era la figura del cholo mariscal San Román. Y así tuvo o quiso tener una<br />
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