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DE
OBRAS
y DESTINOS
Después de años de trabajo, aprendizaje con maestros, lecturas, contacto con el público y muchas horas
de escenario, L’Om Imprebís llega a una serie de conceptos básicos que constantemente se renuevan,
amplían y matizan… aquí incluimos algunos de ellos.
1. El teatro es la vida pero concentrada. Lo que en la vida ocurre durante días, meses o años y en
grandes espacios, en el teatro ocurre durante dos horas en un espacio de 6 x 8 metros, lo que nos
obliga a incrementar la intensidad y energía de nuestras acciones.
2. El triple compromiso. Todo proyecto teatral parte de un triple compromiso: ¿por qué hago esto?,
¿por qué lo hago con este grupo de gente?, ¿por qué lo hago para este público?
3. Para que todo valga, no todo vale. En la creación teatral todo es posible, buscamos el máximo
concepto de libertad pero, al mismo tiempo, con el rigor necesario para descartar el “cualquier
cosa vale”.
4. La calidad existe. Igual que en otras artes podemos establecer los parámetros que distinguen
un trabajo de calidad de uno que no la tiene (fácil en el caso de los músicos, acróbatas…). También
en el teatro debemos establecer qué parámetros definirán la calidad del trabajo.
5. El actor debe abordar su trabajo desde la generosidad, disponibilidad, apertura y máxima “organicidad”
de su cuerpo. El cuerpo debe estar abierto a recibir los estímulos externos y disponible
para responder a los mismos de forma intuitiva y orgánica.
6. Si piensas, no existes. En un mundo que nos entrena para la racionalización de todas nuestras
conductas, debemos trabajar para recuperar ciertas respuestas instintivas, liberar el inconsciente
del actor para descubrir trabajos más sorprendentes y auténticos.
7. La palabra es imagen. Debemos conseguir que nuestras palabras en escena sean ricas sonora
y rítmicamente y que mantengan la capacidad de transmitir imágenes abiertas al espectador para
fomentar el enriquecimiento del imaginario colectivo.
8. Hacer visible lo invisible. Nuestro teatro debe ser clarificador e iluminador, hacer más visibles
y legibles relaciones y situaciones... crear esa magia que nos hace incluso ver las cosas de forma
diferente.
9. Dar por supuesto es el mayor peligro. Muchas veces damos por supuesto el sentido de una escena,
la réplica que nos da un compañero, además de otras muchas cosas… y perdemos la capacidad
de escuchar: caemos en generalidades cuando lo interesante está siempre en lo concreto.
10. El actor debe interesar, transmitir y que se le entienda. Finalmente este será el objetivo último:
que de una forma natural el actor sea capaz de interesar con su trabajo, al tiempo que genera
emociones y reflexiones y facilita con su técnica el entendimiento del espectador.