Relatos campesinos del Plan Chontalpa - Colegio de Postgraduados
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DE LA SELVA A LA FRONTERA<br />
<strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
Elsa Chávez García<br />
Compiladora
DE LA SELVA A LA FRONTERA<br />
<strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong><br />
<strong>Chontalpa</strong><br />
Elsa Chávez García<br />
Compiladora<br />
2010
301 C8 Chávez García, Elsa<br />
De la selva a la frontera : relatos <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong> / Elsa<br />
Chávez García. -- H. Cár<strong>de</strong>nas, Tabasco, México : CP, 2010.<br />
89 p ; 22 cm.<br />
ISBN 978-607-7533-82-5.<br />
Incluye bibliografía.<br />
1.Desarrollo Rural. 2.<strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong>-<strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong>-Tabasco.<br />
3.Migración 4.Género. I. Título<br />
Esta publicación ha sido posible gracias al financiamiento <strong><strong>de</strong>l</strong> Fondo Mixto <strong>de</strong><br />
Fomento a la Investigación Científica y Tecnológica CONACYT-Gobierno <strong><strong>de</strong>l</strong><br />
Estado <strong>de</strong> Tabasco.<br />
Diseño <strong>de</strong> portada: Arnulfo Triano Sánchez y Elsa Chávez García<br />
Fotos: Elsa Chávez García<br />
Comité Revisor: Ángel Galmiche Tejeda<br />
Rodolfo Uribe Iniesta<br />
Mepivoseth Castelán Estrada<br />
© 2010. <strong>Colegio</strong> <strong>de</strong> <strong>Postgraduados</strong>-Campus Tabasco<br />
Apartado Postal 24. C. P. 86500.<br />
Cár<strong>de</strong>nas, Tabasco.<br />
Prohibida la reproducción parcial o total <strong>de</strong> esta publicación, su tratamiento<br />
informático y la transmisión <strong>de</strong> cualquier forma o por cualquier medio, ya sea<br />
electrónico, mecánico, por fotocopia o registro, sin el permiso expreso <strong><strong>de</strong>l</strong> titular<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> copyrigth.<br />
ISBN: 978-607-7533-82-5<br />
Publicación impresa en papel reciclado.<br />
Impreso y hecho en México.
PRESENTACIÓN<br />
Contenido<br />
_____________________________________ 4<br />
INTRODUCCION ______________________________________ 6<br />
I. LA VIDA EN LA MONTAÑA ___________________________ 9<br />
Lili Pérez Izquierdo y Delia Montiel<br />
Relato <strong>de</strong> mujer <strong>de</strong> familia sin tierra __________________ 9<br />
Relato <strong>de</strong> mujer <strong>de</strong> familia con tierra ________________ 19<br />
II. LA VIDA CON EL PLAN CHONTALPA _________________ 27<br />
Delia Montiel<br />
III. CRUZANDO LA FRONTERA ________________________ 41<br />
José Reyes <strong>de</strong> la Cruz Hernán<strong>de</strong>z<br />
El inicio _________________________________________ 41<br />
Los preparativos __________________________________ 41<br />
La Frontera y el primer intento ______________________ 42<br />
El segundo intento ________________________________ 45<br />
Moisés __________________________________________ 57<br />
La casa <strong>de</strong> Juan Diego ____________________________ 63<br />
El segundo viaje __________________________________ 66<br />
La Migra mexicana _______________________________ 68<br />
El asalto _________________________________________ 70<br />
Los polleros ______________________________________ 72<br />
El segundo regreso _______________________________ 77<br />
El recuento ______________________________________ 79<br />
EPILOGO ___________________________________________ 82<br />
BIBLIOGRAFIA ______________________________________ 89
PRESENTACIÓN<br />
Este libro compilado por Elsa Chávez es uno <strong>de</strong> los escasos<br />
testimonios que tenemos don<strong>de</strong> se escucha a los <strong>campesinos</strong><br />
tabasqueños, los mayores afectados por las extraordinarias<br />
transformaciones ocurridas en la región en los últimos 40 años.<br />
Es un libro que presenta material muy rico para leerse <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
diversas perspectivas: quienes se interesen por los procesos<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo, por enten<strong>de</strong>r los cambios ambientales, las y los<br />
estudiosos <strong>de</strong> género, <strong>de</strong> la cultura, las migraciones y hasta <strong>de</strong><br />
la sociología <strong>de</strong> las emociones, encontrarán en él una<br />
inigualable fuente <strong>de</strong> información.<br />
El libro recoge <strong>de</strong> manera puntual la perspectiva <strong>de</strong>s<strong>de</strong> abajo, a<br />
nivel <strong>de</strong> tierra, <strong>de</strong> quienes sufrieron y trabajaron bajo el sol ese<br />
momento histórico crucial que caracterizó a la segunda mitad<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> Siglo XX: el <strong>de</strong>sarrollo. Se trata <strong>de</strong> testimonios espontáneos<br />
y honestos que nos muestran las vivencias cotidianas <strong><strong>de</strong>l</strong><br />
proceso que cambió el paisaje <strong>de</strong> los trópicos a nivel mundial,<br />
el cual se caracterizó, como ya lo anunciaba en su momento<br />
Simone Veil, por el <strong>de</strong>sarraigo <strong>de</strong> millones <strong>de</strong> seres humanos.<br />
Desarraigo que según los distintos momentos <strong><strong>de</strong>l</strong> proceso <strong>de</strong><br />
capitalización <strong><strong>de</strong>l</strong> territorio y los recursos, lo mismo se da<br />
obligando a los actores a un cambio brutal <strong>de</strong> vida, sin<br />
posibilidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>splazamiento, <strong>de</strong>bido al arrasamiento <strong><strong>de</strong>l</strong><br />
paisaje y <strong><strong>de</strong>l</strong> entorno natural, que mediante la expulsión directa,<br />
contra la cual, con un gran esfuerzo y jugándose la vida, los<br />
<strong>campesinos</strong> respon<strong>de</strong>n con sus cambiantes y sacrificadas<br />
estrategias <strong>de</strong> adaptación que marcan con crisis y tragedias las<br />
historias personales y familiares. Contra la inhumana lógica <strong>de</strong><br />
las leyes económicas que con<strong>de</strong>nan a las personas a seguir las<br />
leyes <strong>de</strong> óptima localización económica, la voluntad personal<br />
<strong>de</strong> las familias y los individuos lucha por el <strong>de</strong>recho a vivir ahí<br />
4
don<strong>de</strong> se siente arraigada e i<strong>de</strong>ntificada en una batalla <strong>de</strong>sigual<br />
y cruel.<br />
Este es un libro muy importante porque en conjunto conforma<br />
un testimonio <strong>de</strong> una cultura que en su mayor parte ha<br />
<strong>de</strong>saparecido: el <strong>de</strong> la vida campesina. Y más particularmente<br />
da voz y muestra la perspectiva <strong>de</strong> las mujeres <strong>de</strong> este<br />
proceso. Llama la atención la ingenuidad con que sus gran<strong>de</strong>s<br />
esfuerzos y sacrificios son expuestos sin recurrir a tonos <strong>de</strong><br />
quejas o a un lenguaje <strong>de</strong> particularismos. De esta manera<br />
muestran, con la sencillez <strong>de</strong> la tradicional cultura campesina<br />
tropical, la aceptación <strong>de</strong> un mundo duro e incluso violento<br />
como un hecho natural, el cual es confrontado por igual por<br />
todos los miembros <strong>de</strong> los grupos familiares. Esta actitud es<br />
sostenida por una callada y dura voluntad, y por una amorosa<br />
solidaridad interna. Quienes han recorrido el campo<br />
tabasqueño y escuchado a sus pobladores siempre quedan<br />
impresionados por el enorme esfuerzo y la intensidad <strong>de</strong> las<br />
emociones con que se vive, que al mismo tiempo se acompaña<br />
por esa gran alegría cotidiana que caracteriza a la gente<br />
tropical. Un logro muy poco habitual en la literatura científica es<br />
que en este libro se recoge y comunica esta intensidad y el<br />
clima emocional tan particulares.<br />
Rodolfo Uribe Iniesta.<br />
Investigador CRIM-UNAM.<br />
5
INTRODUCCION<br />
El propósito <strong>de</strong> publicar estos relatos <strong>de</strong> vida es difundir y<br />
reflexionar sobre la percepción que tienen los propios<br />
habitantes <strong>de</strong> una comunidad <strong><strong>de</strong>l</strong> municipio <strong>de</strong> Cár<strong>de</strong>nas,<br />
Tabasco, la cual forma parte <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong>, en relación a<br />
los cambios que han ocurrido en sus formas <strong>de</strong> vida cotidiana a<br />
partir <strong>de</strong> tres momentos importantes <strong>de</strong> la historia regional: a)<br />
en la década <strong>de</strong> los cincuentas, cuando Tabasco contaba con<br />
extensas superficies <strong>de</strong> selva y aún no se construían las presas<br />
que conforman el complejo <strong><strong>de</strong>l</strong> Alto Grijalva 1 ; b) durante la<br />
década <strong>de</strong> los setentas, con la puesta en marcha <strong><strong>de</strong>l</strong> proyecto<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo regional “<strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong>” y c) la experiencia<br />
migratoria hacia los Estados Unidos que se inicia en la última<br />
década <strong><strong>de</strong>l</strong> presente siglo <strong>de</strong>ntro <strong><strong>de</strong>l</strong> marco <strong>de</strong> la globalización<br />
económica.<br />
El <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong> fue un proyecto impulsado por el gobierno<br />
fe<strong>de</strong>ral y financiado por el Banco Interamericano <strong>de</strong> Desarrollo<br />
que transformó 91 mil hectáreas (43 % con selva tropical) <strong>de</strong><br />
los municipios <strong>de</strong> Cár<strong>de</strong>nas y Huimanguillo para intensificar la<br />
agricultura y promover la gana<strong>de</strong>ría extensiva. Implicó la fusión<br />
<strong>de</strong> 37 ejidos, la expropiación <strong>de</strong> tierras a 6,830 <strong>campesinos</strong> y el<br />
reacomodo <strong>de</strong> 4,634 familias en 22 poblados urbanizados. Uno<br />
<strong>de</strong> los principales cambios fue la sustitución <strong>de</strong> la organización<br />
familiar <strong>de</strong> producción por la organización colectiva y la<br />
contratación <strong>de</strong> trabajo asalariado (Barkin, 1978; Flores, 1993).<br />
Para la década <strong>de</strong> los ochentas, la inversión pública fue<br />
gradualmente retirada al evi<strong>de</strong>nciarse el fracaso técnico y<br />
social <strong>de</strong> dicho <strong>Plan</strong>.<br />
1 El complejo <strong>de</strong> presas <strong><strong>de</strong>l</strong> Alto Grijalva compren<strong>de</strong> las presas Netzahualcóyotl<br />
(1959-1966); La Angostura (1969-1974), Chicoasen (1974-1980) y Penitas<br />
(1979-1987) (Tadashi, 2005).<br />
6
Todos los relatos aquí presentados provienen <strong>de</strong> registros<br />
originales que respetan el lenguaje coloquial y el estilo <strong>de</strong> los y<br />
las autoras, quienes son <strong>campesinos</strong> y campesinas <strong><strong>de</strong>l</strong><br />
Poblado C-9, ubicado en la región <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong>.<br />
En el primer capítulo titulado “La vida en la Montaña” se<br />
presentan los relatos <strong>de</strong> vida <strong>de</strong> Lilí Pérez Izquierdo y Delia<br />
Montiel que <strong>de</strong>scriben las formas <strong>de</strong> vida <strong>de</strong> las familias<br />
campesinas en los años cincuentas. Lilí es una mujer<br />
campesina <strong>de</strong> 65 años cuya infancia se <strong>de</strong>sarrolla en el<br />
contexto <strong>de</strong> una familia sin tierra. Ella se casó con un ejidatario<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong>, pero emigró con su familia a un ejido <strong><strong>de</strong>l</strong><br />
<strong>Plan</strong> Balancán-Tenosique, en el mismo estado <strong>de</strong> Tabasco,<br />
don<strong>de</strong> vivió por 20 años. Hace 16 años regresó al Poblado C-9<br />
don<strong>de</strong> subsiste <strong><strong>de</strong>l</strong> trabajo por jornal y la pensión jubilatoria <strong>de</strong><br />
su esposo, así como <strong>de</strong> la producción <strong>de</strong> la pequeña parcela<br />
<strong>de</strong> su hija. Delia por su parte, es una mujer campesina <strong>de</strong> 64<br />
años que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su infancia perteneció a una familia ejidataria.<br />
Ya casada, se integró con su familia al <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong>. Esta<br />
etapa es la que <strong>de</strong>scribe en su relato titulado “La vida con el<br />
<strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong>”, el cual da cuenta <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong> los cambios<br />
que provocó dicho <strong>Plan</strong> en la vida cotidiana <strong>de</strong> los pobladores<br />
durante los primeros años <strong>de</strong> su implementación.<br />
Finalmente, José Reyes <strong>de</strong> la Cruz Hernán<strong>de</strong>z es un<br />
campesino <strong>de</strong> 38 años <strong>de</strong> edad quien migró temporalmente a<br />
los Estados Unidos, para trabajar. Hijo <strong>de</strong> ejidatarios, heredó<br />
los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> una pequeña parcela <strong>de</strong> menos <strong>de</strong> una<br />
hectárea. Reyes nos <strong>de</strong>scribe en “Cruzando la frontera”, las<br />
situaciones materiales y emotivas que involucra la experiencia<br />
<strong>de</strong> la migración ilegal, a la que muchos <strong>campesinos</strong> y sus<br />
esposas en esta comunidad se han visto obligados a realizar<br />
en los últimos años.<br />
7
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
Quiero agra<strong>de</strong>cer profundamente a Lili, Delia y Reyes por su<br />
tiempo y su paciencia durante las largas entrevistas, y por<br />
aceptar compartir sus relatos, ya que ello contribuye a la<br />
recuperación <strong>de</strong> la historia local <strong><strong>de</strong>l</strong> Poblado C-9 <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />
propia voz <strong>de</strong> sus pobladores. De igual manera, agra<strong>de</strong>zco a<br />
los investigadores Ángel Galmiche Tejeda, Mepivoseth<br />
Castelán Estrada y Rodolfo Uribe Iniesta por los comentarios y<br />
correcciones que realizaron al presente trabajo, que sin duda<br />
contribuyó a mejorarlo y enriquecerlo. Al Fondo Mixto<br />
CONACYT-Gobierno <strong><strong>de</strong>l</strong> Estado <strong>de</strong> Tabasco, que a través <strong><strong>de</strong>l</strong><br />
Proyecto TAB-2007-C09-74580 financió la presente publicación<br />
y al <strong>Colegio</strong> <strong>de</strong> <strong>Postgraduados</strong> por el apoyo recibido.<br />
Elsa Chávez García 2<br />
Compiladora<br />
2 Investigadora <strong><strong>de</strong>l</strong> Campus Tabasco, <strong>Colegio</strong> <strong>de</strong> <strong>Postgraduados</strong>.<br />
8
I. LA VIDA EN LA MONTAÑA<br />
Lili Pérez Izquierdo y Delia Montiel<br />
Relato <strong>de</strong> mujer <strong>de</strong> familia sin tierra<br />
Cuando tenía 11 o 12 años, era yo muy rebel<strong>de</strong>, para que lo<br />
voy a negar. Era yo rebel<strong>de</strong> en asunto <strong>de</strong> que no me gustaba<br />
que las maestras me pusieran las manos en el banco. Era yo<br />
muy molesta, no sé si molesta o muy creída, no sé, porque me<br />
encerraban en la escuela. En aquel tiempo cuando nosotros<br />
estábamos chicas y llegábamos a la escuela, eran escuelas <strong>de</strong><br />
tablitas, <strong>de</strong> palitos, así <strong>de</strong> palitos <strong>de</strong> acahual [monte] 3 , éramos<br />
gente pobre ¡Pobrecitos pa’ mejor <strong>de</strong>cirle! Las necesida<strong>de</strong>s las<br />
hacíamos en los montes.<br />
Mi papá nos <strong>de</strong>cía,<br />
- ¡Aquí van a hacer sus necesida<strong>de</strong>s!<br />
Eran acahuales, ahí hacíamos nuestras necesida<strong>de</strong>s ¡No<br />
conocíamos que cosa era un baño! Hasta ahora ya gran<strong>de</strong>s<br />
nosotros fue que conocimos lo que era un baño, pero <strong>de</strong> hecho<br />
nosotros no sabíamos lo que era ponernos un zapato.<br />
En aquél tiempo nos <strong>de</strong>cían los maestros y las maestras,<br />
- Vamos a hacer unas activida<strong>de</strong>s, va a ver una fiestecita.<br />
¡Y todos en chanclas! ¡Sin ni un zapato! Nosotros no sabíamos.<br />
Mi papá nos compraba una telita, en aquel tiempo, que se<br />
llamaba “tusor”, era un tusor floreadito [estampado con flores]<br />
3<br />
Para mejor comprensión <strong>de</strong> los textos se aclara entre corchetes el significado<br />
<strong>de</strong> las expresiones locales.<br />
9
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
que valía doce pesos ¡Yo me acuerdo como si fuera ahorita! En<br />
aquel tiempo mi mamá nos hacia las ropitas. Nos cortaba la<br />
ropa a la medida <strong>de</strong> nosotros, nos medía lo largo, y a la pura<br />
mano, con agujita nos fabricaba mi amá nuestra ropita.<br />
- Con eso van a ir- dice- al día festivo <strong>de</strong> la escuela.<br />
No nos daban nada. Na’ mas íbamos a la fiestecita pero no nos<br />
daban nada ¡Todos agarrábamos para nuestra casita!<br />
¡Vivíamos en la montaña con los monos! Se llamaba montaña,<br />
Montañón, y era aquí mismo.<br />
- ¿A dón<strong>de</strong> viven?- <strong>de</strong>cían.<br />
- En el Montañón.<br />
Estábamos ro<strong>de</strong>ados <strong>de</strong> selva, eran montañas [selva] y ahí<br />
estaban las casitas. En aquel tiempo lo que comíamos era<br />
camaroncito canasteado, <strong>de</strong> arroyo, ralladito, camarón <strong>de</strong><br />
piedra ¡Que todavía hay! ¡Todavía hay <strong>de</strong> esos rojitos que<br />
levantan las manitas así! Esos agarrábamos pa’ comer.<br />
Pescadito canasteado que agarrábamos en la pozas pa’ comer.<br />
Caracoles, sí, caracolitos ¡Eso era lo que comíamos! El finado<br />
mi papá, en aquel tiempo, sembraba la calabaza. Cuando no<br />
teníamos que comer, lo que comíamos era un ollón [olla<br />
gran<strong>de</strong>] <strong>de</strong> calabaza, eso comíamos. La semilla la agarraba mi<br />
mamá y la lavaba, la ponía al sol, era para que <strong>de</strong>sayunáramos<br />
en la mañana. La tostaba y hacía las gruesotas así <strong>de</strong> maicito<br />
[tortillas <strong>de</strong> maiz]. Agarraba mi mamá y tostaba las frutas <strong>de</strong><br />
calabaza, las molía en el molino y ya sabía bien cuántos<br />
éramos. Porque tengo una hermanita <strong>de</strong> ocho y un hermanito<br />
muerto <strong>de</strong> siete años, más nosotros que somos tres hermanas<br />
y dos varones. Murieron <strong>de</strong> comer tierra. Mi papacito anduvo<br />
con ellos en los doctores, pero no los pudieron curar. Echaron<br />
millones <strong>de</strong> animales por la boca cuando murieron, por tanto<br />
consumo <strong>de</strong> tierra. Me acuerdo que mi mamá les daba puras<br />
10
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
cosas apestosas para que les diera asco. Luchó mi mamá y mi<br />
papá pero no <strong>de</strong>jaron ese vicio ¡Se los llevó y ya gran<strong>de</strong>s!<br />
Nosotros ya estábamos <strong>de</strong> buen tanto, ya con nuestros senos,<br />
ya señoritas ¡Ah! Y nosotras nos íbamos a las montañas con<br />
una perrita y un machete. Yo y mi hermana la mayor le<br />
<strong>de</strong>cíamos a mi mamá,<br />
- Mami, si ves que llegan las tres o cuatro <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> y<br />
estamos perdidas, suénanos el cayuco [canoa <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra],<br />
pa’ que sepamos a don<strong>de</strong> suena, pa’ que vengamos a la<br />
casa.<br />
- ¡No se vayan a per<strong>de</strong>r chamacas! - <strong>de</strong>cía mi mamá.<br />
¡Pero es que nos gustaba rehundirnos en las montañas!<br />
Encontrábamos pozas con pescaítos ¡Pero éramos reinteligentes!<br />
¡Porque llegábamos a encontrar mucho! Quizás el<br />
Señor nos presentaba esas cositas. Decía mi hermana,<br />
- ¡Mira ahí! ¡Cómo es que hay pescaditos!<br />
Pero íbamos preparadas. Llevábamos unas bolsitas nylon y<br />
encontrábamos siempre que comer ¡Encontrábamos! Entonces<br />
ya veíamos el sol y <strong>de</strong>cíamos,<br />
- Ya es tar<strong>de</strong>. Vámonos. No nos vaya a pasar algo – <strong>de</strong>cía<br />
- Pues vámonos ¿Te acuerdas por dón<strong>de</strong> venimos?<br />
¿Qué se hacía? A según nos íbamos rehundiendo pa’ a<strong>de</strong>ntro<br />
<strong>de</strong> la montaña, íbamos picando (hace movimiento como si<br />
cortara con machete), palito, palito, palito. Agarrábamos unos<br />
árboles, unas ramitas, y los íbamos <strong>de</strong>jando para que por<br />
medio <strong>de</strong> eso, pudiéramos ir saliendo pa’ fuera otra vez ¡Así lo<br />
hacíamos! Y por ahí mismo volvíamos a regresar ya en la<br />
tar<strong>de</strong>. Mi mamá le pensaba, pero gracias a Dios supimos<br />
<strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rnos. Quizás Diosito que es tan po<strong>de</strong>roso y tan gran<strong>de</strong><br />
11
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
veía nuestras necesida<strong>de</strong>s, veía la pobreza <strong>de</strong> aquel tiempo.<br />
En aquel tiempo también comimos mucho palmiche [retoño <strong>de</strong><br />
palma], <strong>de</strong> la palma <strong>de</strong> corozo, ésa era nuestra comida<br />
también. Mi papá nos <strong>de</strong>cía,<br />
- Hijas, yo voy a venir hasta tal hora, y hasta esa hora voy a<br />
traer el dinero para que comamos. Les voy a <strong>de</strong>jar un<br />
palmiche castrado para que coman su pedazo y con eso<br />
se van a aguantar.<br />
¡Con eso nos aguantábamos! Comíamos el palmiche dulce,<br />
bueno. Hasta en la noche comíamos, hasta que llegaba mi<br />
papá. ¡Porque él era <strong>de</strong> esa gente <strong>de</strong> antes, <strong>de</strong> sol a sol<br />
trabajaba! Mi papá era machetero, campesino, no tenía tierra y<br />
nosotros éramos conscientes. A esa hora mi papá iba a buscar<br />
arroz y sardina, porque antes le <strong>de</strong>cíamos “machichaco” a la<br />
sardina <strong>de</strong> ahorita. Decía mi papá,<br />
- Vayan a buscar un machichaco. Hagan arroz con<br />
machichaco para que coman.<br />
Y comíamos con candil:<br />
- Compongan el candil antes <strong>de</strong> que entre la noche porque<br />
van a comer y no van a ver.<br />
Y así lo preparábamos [el candil o quinqué] con un pomón<br />
llenito con un mechón. Todos comíamos en el suelo. Ya que<br />
comíamos, pues a dormir. Comíamos <strong>de</strong> noche porque en la<br />
mañana no comíamos nada, solo pozol, pero si ni eso había<br />
entonces cocía mi mamá calabaza y eso <strong>de</strong>sayunábamos,<br />
calabaza y café <strong>de</strong> maíz. No era <strong>de</strong> ese café que se compra<br />
ahorita, sino que era el maíz que tostaba mi mamá, bien<br />
quemao y lo molía en el molino. Con eso hacía café mi mamá,<br />
¡Ese era nuestro café! En aquel tiempo no había tampoco<br />
12
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
dinero para comprar el azúcar. Mi papacito tenía que ir a<br />
trabajar y nosotros luchábamos por nuestro lado. Nosotras<br />
mujeres, yo y mi hermana María, la más gran<strong>de</strong>. Decía mi<br />
papá,<br />
- Yo me voy a trabajar, a ganar pa’ la comida. Uste<strong>de</strong>s<br />
váyanse pa’ allá, a las montañas, busquen a ver si hay<br />
pijón [abeja silvestre], a ver si hay mosca real [i<strong>de</strong>m] y<br />
cástrenla [coséchenla], lleven el hacha.<br />
Llevábamos una hachita aquí (muestra la cintura) y nunca nos<br />
cortamos. Llevábamos una hachita, íbamos viendo los palos a<br />
ver si veíamos pijón ¡Así eran los carrizones [troncos <strong>de</strong> árbol]<br />
<strong>de</strong> gruesos!<br />
- ¡Aquí hay uno! - dice mi hermana María.<br />
- El palo está grueso ¿cómo le vamos a tumbar?- le digo.<br />
- Pues ahí le vamos a dar- dice mi hermana María- ahí le<br />
vamos a dar.<br />
Pero a mí me dolían los brazos, le dábamos al palo ¡Y lo<br />
chalaneábamos [cortábamos] por don<strong>de</strong> quiera hasta que Dios<br />
permitía que cortáramos el palo! ¡Brumm! De ahí a castrarlo.<br />
Llevábamos una ollita, sacábamos la miel y ¡Ya teníamos pa’<br />
endulzar el café! En aquel tiempo, nuestra vida era dura para<br />
nosotros, pero aquí estamos vivas y no nos pasó nada.<br />
En aquel tiempo yo tenía doce años y mi hermana la mayor<br />
trece. A esa edad íbamos a ayudar pero no íbamos con nada<br />
<strong>de</strong> chanclas, íbamos con los pies así (<strong>de</strong>snudos) y <strong>de</strong>cía mi<br />
papá,<br />
- Les voy a hacer un par <strong>de</strong> chanclas.<br />
- ¿De qué papá?<br />
- De cuero <strong>de</strong> venado.<br />
13
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
Porque en aquel tiempo había mucho venado, mmmh ¡Había<br />
venado! ¡Comimos nosotros venado! Mi papá nos hacía<br />
huaraches, les hacía un hueco aquí y otro allá ¡Así como esta<br />
chancla! Caminábamos re-bien con aquel cacte [sandalia <strong>de</strong><br />
piel], ¡Le <strong>de</strong>cíamos cacte! Tampoco nunca nos compraron un<br />
brasier <strong>de</strong> muchacha. Así llegábamos a la escuela con nuestros<br />
senos, sin nada, na’ mas con el calzón que nos hacía mi mamá<br />
<strong>de</strong> manta ¡De manta! Lo hacía mi mamá, lo costuraba a la<br />
mano, le hacía una pretina y luego con eso nos amarrábamos.<br />
Mi papás eran tabasqueños <strong>de</strong> aquí mismo. Yo viví con mis<br />
papás hasta la edad <strong>de</strong> diecisiete años, ayudando a mi papá a<br />
tumbar montaña, a trabajar. Nos daba tristeza ver a mi papá<br />
porque sus hijos los varones fueron los últimos, quiere <strong>de</strong>cir<br />
que las primeras fuimos nosotras. Nosotras llegábamos a<br />
ayudar a mi papá, nos ponía en don<strong>de</strong> podíamos tumbar<br />
árboles más pequeños y él ¡Pura mangana! [<strong>de</strong>rribar árboles]<br />
Ponía mi papá palos enterrados, a modo <strong>de</strong> se pudiera<br />
<strong>de</strong>tener, <strong>de</strong> ahí le daba con el hacha al palo ¡Pero palos! no<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong>gaditos sino gruesos, y nosotras <strong>de</strong> buen lejos gritando a mi<br />
papá,<br />
- ¡Papi, ya se mueve! ¡Ya se mueve papi!<br />
¡Que no lo fuera a matar! Ya cuando se oía “crashh” mi papá se<br />
bajaba, se iba por don<strong>de</strong> estábamos nosotras y al rato se iba el<br />
tremendo palo ¡Pura montaña! ¡Pura montaña era! Él tumbaba<br />
para ganar dinero, o sea que los que tenían dinero le pagaban<br />
a mi papá hasta una hectárea o dos hectáreas <strong>de</strong> montaña, por<br />
“tanto”.<br />
- “Tanto” le voy a dar Don Felipe - así se llamaba mi papá -<br />
tanto le voy a dar porque me tumbe una hectárea <strong>de</strong><br />
montaña.<br />
14
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
Y lo hacía mi papá por un “tanto”. Lo ayudábamos a él para<br />
que ganara y nos comprara un cortesito [tela para vestido].<br />
Sufrimos mucho, sufrimos. Por eso es que yo se los digo, a<br />
veces yo regaño, porque nosotros sufrimos en vestidura,<br />
calzado y comida. No sabíamos lo que era bañarnos con algún<br />
champú, con alguna otra cosa, puro jabón <strong>de</strong> corozo. Ya casi<br />
no hay gente que use el jabón <strong>de</strong> corozo, ya ahorita no quieren<br />
ni echar tortilla. Antes ponía mi papá el trapiche para pelar el<br />
corozo, todito lo echábamos a una toya o lo que se le nombra<br />
cayuco, ahí tirábamos el coyol [fruto <strong><strong>de</strong>l</strong> corozo] ¡Sacos <strong>de</strong><br />
coyol! No lo acabábamos ese día, ni al siguiente, ni al<br />
siguiente, ni al siguiente día ¡Nos llevábamos semanas para<br />
pelar todo lo que es la cor<strong><strong>de</strong>l</strong>ería <strong><strong>de</strong>l</strong> corozo! [fibra externa <strong><strong>de</strong>l</strong><br />
fruto] Ya que lo acabábamos <strong>de</strong> pelar, le echábamos agua, ahí<br />
nos metíamos, íbamos y veníamos <strong>de</strong>ntro <strong><strong>de</strong>l</strong> corozo,<br />
batiéndolo [con los pies] para <strong>de</strong>jarlo preparado, para lavarlo<br />
hasta <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> tres días. Ya lavado el corozo ¡A sacar las<br />
bolas <strong>de</strong> manteca para el pan <strong>de</strong> corozo! Ese jabón era para<br />
lavar ropa, para bañarnos y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> eso, lo que es la fruta,<br />
lo que es el corozo, lo echábamos en el patio, regado a que le<br />
diera el sol. Ya <strong>de</strong> ahí que estuviera seco todo ese corozo, lo<br />
íbamos a meter para a<strong>de</strong>ntro, a quebrarlo y a sacar lo que tiene<br />
a<strong>de</strong>ntro ¡La semilla! Y vamos a ven<strong>de</strong>rlo para po<strong>de</strong>r comprar lo<br />
que es la cal, pa’ comprar azúcar, pa’ comprar arroz, el frijol,<br />
una pastilla <strong>de</strong> Desenfriol, Mejoral [nombre comercial <strong>de</strong><br />
analgésicos <strong>de</strong> venta libre] ¡Esa era nuestra medicina! Íbamos<br />
a comprar con los Zavaleta, quedaba pa’ acá <strong>de</strong> la Azucena,<br />
pa’ allá don<strong>de</strong> hay mucho cangrejo y camarón, por El<br />
Santuario, pa’ allá era que llegábamos a <strong>de</strong>jar el corozo, a<br />
ven<strong>de</strong>rlo para traer las cosas. En aquel tiempo, el refresco que<br />
bebíamos era ¡Gaseosa! No había como ahora que si Coca,<br />
que si Big Cola, que si Manzanita ¡Bueno, un poconón [mucho]<br />
<strong>de</strong> cosas ahora! Solo gaseosa.<br />
- ¡Deme una gaseosa!<br />
15
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
¡Esa era nuestra alegría! Beber una gaseosa y comernos un<br />
pancito ¡Eso era nuestro <strong>de</strong>sayuno! O sea que<br />
aprovechábamos <strong><strong>de</strong>l</strong> corozo la manteca y la semilla.<br />
Pescábamos en una poza muy gran<strong>de</strong>, muy gran<strong>de</strong>. Se<br />
llamaba “La poza <strong><strong>de</strong>l</strong> Pejelagarto”. Había multitud <strong>de</strong><br />
pejelagarto, pochitoque, topén, sangrino, mojarra, mucha<br />
mojarra. No como éstos pescados <strong>de</strong> ahora, que si carpita, que<br />
si… ¡Bueno, puro <strong>de</strong> los que crecen con puro alimento! Los <strong>de</strong><br />
ahora son como el pollo <strong>de</strong> granja, que lo están creciendo pero<br />
tenés que echarle alimento, puras cosas que no son buenas.<br />
Pues no, nosotros en esa época pescábamos en una poza que<br />
Dios nos ben<strong>de</strong>cía, porque eran unos canastos que tenían,<br />
unos canastotes gran<strong>de</strong>s ¡Y con esos canastos era la<br />
bendición <strong>de</strong> Dios!<br />
- Vamos mañana a pescar - Decía mi hermana María.<br />
- ¡Pero eso ha <strong>de</strong> estar hasta aquí <strong>de</strong> hondo! - le digo.<br />
- Vamos aunque sea a la orilla - me dice.<br />
- ¡Iche! [interjección] pero me da miedo.<br />
Siempre me daba miedo ¡Porque nos espantó una terrible<br />
nauyaca [serpiente venenosa] entre el agua! ¡Si Dios no lo<br />
permitiera, ese animal nos hubiera <strong>de</strong>jado en el mismo lugar!<br />
- ¡Ay! - le digo a mi hermana - ¿será que yo vaya? es que a<br />
mí me da miedo.<br />
- ¡Vamos! ¡No nos hace nada! ¿Qué vamos a comer<br />
ahora?- dice.<br />
- Mmm - le digo.<br />
- Pues aunque sea calabaza ¡No vayan! ¡Les vaya a picar<br />
algún animal! -dice mi mamá.<br />
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De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
¡Había anguilla! [anguila] Que es como culebra que se pega al<br />
pie y esa te la vas a quitar y cuando te la vas arrancando ¡Te<br />
<strong>de</strong>sangra!<br />
- ¡Hay Dios! - le digo - ¡Es que me da miedo la anguilla!<br />
- ¡Pero esa se arranca! – dice - ¡Y no pasa nada!<br />
- Pero ¿y la sangre? ¡Se pone así <strong>de</strong> gruesa! - le digo -<br />
vamos pues ¡En el nombre <strong>de</strong> Dios!<br />
¡Así nos íbamos! ¡Pero cuando pegábamos las canastadas y<br />
al ratito chapoteaba! [agitaba el agua] ¡Jah! era un pejelagarto<br />
que nos salía <strong>de</strong> buen tamaño ¡Ay! ¡Cómo nos poníamos<br />
alegres porque íbamos a comer pescado! Ahí había unos<br />
zapotes <strong>de</strong> agua que en las raíces <strong>de</strong> abajo tiene huecos. Ahí<br />
en esos huecos ¡Había hasta tres o cuatro pochitoques!<br />
[tortugas] ¡Zas! los sacábamos pero nos regañaban ¡Que<br />
podía haber una culebra a<strong>de</strong>ntro y que nos podía picar! Pero<br />
como que pa’ nosotros no había nada ¡Nos ben<strong>de</strong>cía Dios!<br />
Nos íbamos con un puñito <strong>de</strong> pescado a la casa y ¡Que<br />
alegría! Mi mamá los hacía en posta [rebanadas] con ese<br />
momo [planta condimenticia] que teníamos ahí ¡Ese momo es<br />
bueno! ¡Con eso la pasábamos re-bien! comíamos calabaza,<br />
chayote, aunque no era <strong>de</strong> nosotros, lo llegábamos a pedir.<br />
Decíamos,<br />
- ¡Mejor pedir y no robar!<br />
Es que en aquel tiempo había gente que tenía manera. Había<br />
chayote, chayotito, ¡Pero lo tenía otra gente! nosotros<br />
llegábamos a pedir “que si nos regalaban un chayotito”, y eran<br />
buena gente. Ya comíamos un chayote cocido con sal ¡Pero<br />
una vez na’ más, no tantos días! No podíamos pedir a cada<br />
rato ¡Nada más una vez!<br />
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De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
En la montaña había miel, <strong>de</strong> mosca real, pijón que le dicen.<br />
Había animales, pero no había con que matarlos<br />
¡Encontrábamos unos micos <strong>de</strong> noche! [tipo <strong>de</strong> monos] ¡Que<br />
micones! ¡Se comen! ¿Pero con qué los matamos? Se nos iban<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong>ante <strong>de</strong> las dos ¿Con qué matarlos? Comida había,<br />
encontrábamos puerco <strong>de</strong> monte ¡Pero no lo podíamos matar!<br />
Porque solo llevábamos machetito. Nuevamente lo que<br />
encontrábamos eran unas pozas, encontrábamos los<br />
pescaditos y los lográbamos agarrar ¡Había monos que ni se<br />
diga! ¡Había tigre real! Porque nos encontramos un animal que<br />
estaba como tapado <strong>de</strong> basura. Yo y mi hermana María<br />
encontramos una cosa así, como tapado,<br />
- ¡Ve, que hay ahí a<strong><strong>de</strong>l</strong>ante! - dice mi hermana María.<br />
- ¡Iche! Estate tu aquí, voy a <strong>de</strong>staparlo a ver que hay -le<br />
digo.<br />
Que lo arranca y ¡Ay! un animal que tenía rajado aquí (indica<br />
pecho y vientre).<br />
- ¡Vámonos que pue<strong>de</strong> ser el tigre real y lo quiere tapar! ¡A<br />
lo mejor nos está viendo! - dice María.<br />
Yo sentía aquí en el pecho que no tenía corazón, me bajaban<br />
unas cosas frías. Corrimos ¡Pero corrimos! y nos fuimos a parar<br />
hasta no sé dón<strong>de</strong>. Yo ya llevaba la lengua así <strong>de</strong> fuera, ya no<br />
aguantaba yo.<br />
- ¡Ya María, aquí vamos a parar, yo ya no aguanto, ya me<br />
quiero morir, ya mi corazón se me quiere salir!<br />
Nos fuimos y ¡Ay Dios! Será que llegamos anca mi mamá bien<br />
espantadas.<br />
- ¡Ay mamita, si tú supieras lo que encontramos!<br />
18
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
- A uste<strong>de</strong>s <strong>de</strong> repente se las va a comer el tigre ¡De<br />
repente les va a comer el tigre!<br />
Siempre nos daba miedito. Ya íbamos a las montañas pero ya<br />
no nos profundizábamos, ya íbamos con <strong>de</strong>sconfianza, ya no<br />
nos metíamos tan a<strong>de</strong>ntro. Pero sí ¡Nos encontramos un<br />
animal que lo había rajado, aquí se veía abierto! ¡Se veía que<br />
le había comido todo el hígado! ¡Le comió todo aquí a<strong>de</strong>ntro!<br />
¡Sangre! Se conoce que en la noche se lo comió y lo tapó con<br />
basura ¡Nosotros pasamos por unas cosas increíbles! Por eso,<br />
yo a veces cuando platico con las compañeras les digo,<br />
- Uste<strong>de</strong>s no sufrieron como nosotros sufrimos. Quizás si lo<br />
hubieran visto ¡Qué bueno fuera que uste<strong>de</strong>s lo hubieran<br />
presenciado!<br />
¡Y aquí estamos! Ya no viven todos los que nos conocimos<br />
antes ¡Ya no! De los que éramos, que nos crecimos juntos, <strong>de</strong><br />
nuestras compañeras, ya hay muchas <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la tierra.<br />
Relato <strong>de</strong> mujer <strong>de</strong> familia con tierra<br />
¡Antes allá era grandísimo! Abajo estaba ralito [con poca<br />
vegetación] <strong>de</strong> puro palito, sencillo, ralicito. Ahí se podía uno ir<br />
¡Se iba uno entre los barrancales! [vegetación <strong><strong>de</strong>l</strong> sotobosque]<br />
Sonaban los barrancales secos y ahí iba uno. En marzo que<br />
floreaban todititos los árboles, se oía nada más el ruido <strong>de</strong> las<br />
abejas. Las abejas que había se le llamaba la mosca real, esas<br />
son las que hacían la miel ¡Pero era el ruido que nada más se<br />
oía <strong>de</strong> las abejas! ¡Y el aroma <strong>de</strong> los árboles! De distintos<br />
árboles que floreaban ¡Cómo se sentía el aroma entre las<br />
montañas ¡Pero era una cosa preciosa!<br />
19
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
Mi papá en aquel tiempo tenía siempre su dinero, cosechaba<br />
mucho cacao, tenía siempre su ganado y a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> eso, él<br />
era carpintero, trabajaba en la carpintería. A veces trabajaba en<br />
el monte, pero casi siempre era los trabajadores que los<br />
hacían, él se <strong>de</strong>dicaba a trabajar en la carpintería.<br />
Nosotros éramos seis mujeres y cuatro varones, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong><br />
dos pares <strong>de</strong> gemelos que murieron, dos varoncitos y dos<br />
niñas, nacieron muertos. Cuando mi mamá dio a luz dice que<br />
nacieron muertos. Y es por eso que esos hermanos quedaron<br />
sepultados allá. Mis papás vivieron hasta la edad <strong>de</strong> ochenta<br />
años, vivieron juntos, esos nunca se separaron. Murió primero<br />
mi papá y <strong>de</strong>spués mi mamá.<br />
Yo nomás estudié hasta el cuarto año. Era costumbre antes<br />
que cuando uno tenía ya diez años, los papás ya no nos<br />
querían seguir mandando a la escuela porque <strong>de</strong>cían que los<br />
chamacos, los varones, que no fueran a hacerle algo a uno. La<br />
escuela quedaba lejos, quedaba como a un kilómetro.<br />
Caminaba uno en puras trillitas [veredas], así <strong>de</strong> anchas, nada<br />
más entre el acahual, con el agua y el lodo hasta la rodilla. Ahí<br />
iba uno con su morralito y su cua<strong>de</strong>rno. Llevaba uno su pozolito<br />
[masa <strong>de</strong> maíz con cacao] envuelto en hoja y allá en la escuela<br />
llevaba uno su cucharita, sacaba uno su pelotita <strong>de</strong> pozol, su<br />
jícara a la hora <strong><strong>de</strong>l</strong> recreo y batía uno su pozolito [mezclar con<br />
agua]. Tomaba uno su pozol y <strong>de</strong> ahí, volvía uno a entrar a la<br />
clase.<br />
Yo na’ más aprendí a escribir así <strong>de</strong> corrido, pero <strong>de</strong> cuentas<br />
no aprendí. Yo aprendí a sacar cuentas <strong>de</strong> memoria cuando<br />
puse una taquería, pero así que a multiplicar, que a restar,<br />
sumar, todo eso no lo aprendí en la escuela, no nos enseñaron.<br />
Cuando estaba yo en cuarto año, ya tenía diez años, vino mi<br />
papá y me sacó <strong>de</strong> la escuela. Ya <strong>de</strong>spués me <strong>de</strong>diqué a<br />
20
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
trabajar en el monte ¡A puritito en el monte na´ más trabajaba<br />
yo con ellos!<br />
Cuando me casé yo no sabía lavar, ni cocinar, ni hacer tortillas,<br />
no sabía nada. En mi casa nomás me llevaban a trabajar al<br />
monte. Nunca me ponían a trabajar en la cocina. Tenía yo mi<br />
hermana la mayor la que está enterrada aquí mismo, ésa era la<br />
encargada <strong>de</strong> la cocina. A mí me llevaban al monte a tapizcar<br />
[cosechar] maíz, a sembrar frijol, a sembrar arroz, a cosechar<br />
frijol, a cosechar cacao. Dos hermanos teníamos ahí nomás,<br />
esos eran los dos que había en la casa. Esos se iban con mi<br />
papá y yo también. Quién sabe, yo pienso que mi papá quizás<br />
no me quería porque a mí me trabajaba en el monte todo el<br />
tiempo.<br />
Yo todo el tiempo sentí que no me quería mi papá, porque<br />
cuando yo me iba a casar él nunca estuvo <strong>de</strong> acuerdo. Nunca<br />
estuvo <strong>de</strong> acuerdo que yo me casara con este hombre.<br />
Tardamos un año noviando [noviazgo] y <strong>de</strong>spués le pidió a mi<br />
papá que le fijara una fecha para que llevara a sus papás a<br />
arreglar el matrimonio para que nos casáramos. Pero él dijo<br />
que no le podía <strong>de</strong>cir cuándo, porque todavía no había<br />
platicado con mi hermano y no sabía lo que iba a <strong>de</strong>cir mi<br />
hermano, si estaba <strong>de</strong> acuerdo o no. Como yo digo siempre, si<br />
mis hermanos no tenían que ver en esto, el que iba a <strong>de</strong>cidir<br />
era él. Y pasaron los días y los días, le volvió a <strong>de</strong>cir a mi papá<br />
que si iban sus papás <strong>de</strong> él porque querían arreglar el<br />
matrimonio, para alistarse para el casamiento. Entonces le<br />
volvió a <strong>de</strong>cir mi papá,<br />
- No, que no le he dicho nada a sus hermanos y no sé si<br />
estarán <strong>de</strong> acuerdo. Cuando yo lo platique con ellos, ya te<br />
voy a <strong>de</strong>cir si sí o no.<br />
21
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
A mí nunca me <strong>de</strong>jaron platicar con él. Llegaba mi esposo a<br />
noviar, y el que noviaba era mi papá y mi mamá, porque ellos<br />
eran los que platicaban con él ¡Nunca me <strong>de</strong>jaron platicar con<br />
él! Na’ más nos veíamos, él llegaba a la casa, porque era la<br />
casa gran<strong>de</strong>, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allá me <strong>de</strong>cía “Buenas tar<strong>de</strong>s”. Pero<br />
nosotros nos relacionábamos por medio <strong>de</strong> puras cartas. Tenía<br />
un medio hermano que se crió en la casa y estaba solterito, ese<br />
sí, todo el tiempo se llevó mucho con él. Ése era el que me<br />
traía las cartas. Entonces ya <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> eso él me empezó a<br />
mandar cartas para que yo me fuera con él. Ellos vivían solos,<br />
su papá y su mamá <strong>de</strong> él se <strong>de</strong>jaron [separaron]. Ellos antes<br />
vivían en el municipio <strong>de</strong> Comalcalco, en la ranchería <strong>de</strong><br />
Ma<strong>de</strong>ro, ahí por Aldama, ahí vivían ellos. Como se <strong>de</strong>jó su<br />
papá con su mamá entonces se vinieron todavía chamacones<br />
[niños] pa’ acá con su papá y acá se acabaron <strong>de</strong> criar ellos.<br />
Ellos vivían solos con su papá y con sus hermanos. Él era ya<br />
un muchacho <strong>de</strong> 27 años. Yo tenía, según dice mi papá por el<br />
acta, tenía yo doce años, pero el acta no tiene todos los años<br />
que yo ya tengo.<br />
Entonces ya me empezó a mandar cartas, que yo me fuera con<br />
él y yo le <strong>de</strong>cía que no, que yo no quería, hasta que <strong>de</strong>spués<br />
me convenció y le dije que sí, que me iba yo a ir con él. Pero mi<br />
madre nos vigilaba a sol y a sombra. Si agarraba agua y tenía<br />
que ir al pozo a la orilla <strong><strong>de</strong>l</strong> monte, entonces ella se paraba en<br />
la puerta a vernos. Y no sé porqué, las casas antes estaban<br />
lejos y no se relacionaba uno ni con los vecinos ni con ninguno.<br />
Pero el error que cometimos es que mi esposo me mandó a<br />
<strong>de</strong>cir que nos íbamos a las doce <strong><strong>de</strong>l</strong> día y mi mamá quizás me<br />
notó nerviosa o no sé qué pasó. Entonces salí yo al camino y<br />
me fui. Ahí él me estaba esperando cuando yo iba llegando,<br />
pero quizás yo iba tan rápido que no volteé a ver que mi mamá<br />
iba atrás <strong>de</strong> mí. Cuando yo iba llegando vi que él me estaba<br />
esperando y me dice,<br />
22
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
- ¡Vámonos pues!<br />
- ¿Y pa’ on<strong>de</strong> es que van? - dice mi mamá.<br />
¡Iba atrás <strong>de</strong> mí y yo no la había visto! Y no hice más que me<br />
quedé parada. Me dice él,<br />
- ¡Regrésate con tu mamá!<br />
Y me regresé con ella. Ya <strong>de</strong> ahí mi mamá le mandó a avisar a<br />
mi papá. Vino mi papá enojadísimo, agarró y me pegó bien<br />
fuerte y me encerró en la casa, en un cuarto <strong>de</strong> la casa ahí me<br />
encerró. Ahí estuve bajo llave quince días, estuve encerrada<br />
ahí. Entonces fue mi papá con la autoridad y arreglaron que<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un mes nos íbamos a casar. Ya <strong>de</strong>spués, como a los<br />
quince días que estuve encerrada me sacó y me dijo que yo no<br />
me fuera a ir.<br />
- No, yo no me voy a ir - le digo - si yo me iba a ir es porque<br />
usted no quiere que me case.<br />
Entonces me dice que ya lo habían arreglado, que nos íbamos<br />
a casar <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un mes, pues. Ya <strong>de</strong>spués, quizás como a<br />
los ocho días, me dice un día mi apá,<br />
- No, uste<strong>de</strong>s no me van a ver la cara <strong>de</strong> tonto a mí. Ahorita<br />
voy a ir a <strong>de</strong>cirle a la autoridad que lleve a ese<br />
sinvergüenza a la cárcel y que esté prisionero allá hasta<br />
que te cases.<br />
¡Que se va pues mi papá y va hablando con el <strong><strong>de</strong>l</strong>egado! Ya<br />
fueron a agarrarlo a él, lo fueron a agarrar don<strong>de</strong> estaba<br />
trabajando y se lo llevaron prisionero a Cár<strong>de</strong>nas. Antes, aquí<br />
era una ranchería y para llegar a Cár<strong>de</strong>nas se hacían dos días<br />
a pié. Pues allá se lo llevaron a pié prisionero. Ya viendo eso<br />
vino mi suegro, como tenía ganado vendió unas reces y se fue<br />
23
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
a arreglar el problema. Como a los dos días regresó y le dijo a<br />
mi papá,<br />
- Aquí le traje esta or<strong>de</strong>n <strong><strong>de</strong>l</strong> Presi<strong>de</strong>nte Municipal, que<br />
presente usted a la muchacha porque se van a casar y mi<br />
hijo no pue<strong>de</strong> estar prisionero, porque él no tiene ningún<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong>ito. Mañana presente usted a la muchacha porque los<br />
van a casar.<br />
Le digo que mi apá era bravo [<strong>de</strong> carácter fuerte] ¡Pero bravo!<br />
Y ya quiso o no quiso, nos alistamos y me llevó. Pero antes a<br />
los prisioneros se los llevaban a trabajar a los caminos, porque<br />
antes los caminos los rellenaban con tierra, los baches, las<br />
cuevas. Eran así las carreteritas <strong>de</strong> terracería ¡Y se hacían<br />
gran<strong>de</strong>s cuevas! Ahí todos los que estaban prisioneros en<br />
Cár<strong>de</strong>nas los llevaban a tapar ¡A la pura pala! Ese día cuando<br />
llegamos nos dijeron que a mi esposo lo habían llevado a<br />
trabajar y que no nos podíamos casar, que hasta el siguiente<br />
día. De ahí dijo mi papá,<br />
- Pues ahí le <strong>de</strong>jo a esa chamaca - le dice al final a mi<br />
suegro - yo ya me voy a mi casa, vea usted que va a hacer<br />
con ella.<br />
Na’ más firmó el acta y se vino. Allá me <strong>de</strong>jo con mi suegro y<br />
hasta el siguiente día nos casaron. Ya nos venimos a la casa<br />
don<strong>de</strong> vivía pues mi esposo con su papá.<br />
Ya casados nosotros vivíamos en la orilla <strong>de</strong> un repasto<br />
[pastizal] <strong>de</strong> mi suegro. Ahí solamente teníamos un tramito<br />
don<strong>de</strong> limpiaban en redondo <strong>de</strong> la casa, porque estaba así <strong>de</strong><br />
cerquita el pasto <strong><strong>de</strong>l</strong> ganado. Era un cerro gran<strong>de</strong> que había y<br />
todo lo <strong>de</strong>más se iba el agua. Solamente en ese cerro crecían<br />
plantas pues ahí no se iba al agua. Quizás como a los veinte<br />
metros <strong>de</strong> mi casa era que mi suegro tenía sus plantas. En ese<br />
24
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
cerro tenía piña, plátano manzano, coco, guayaba, yuca y<br />
mango. El que tenía era mi suegro, porque era don<strong>de</strong> no se iba<br />
al agua. Ya lo <strong>de</strong>más, don<strong>de</strong> estaba la montaña [selva],<br />
tumbaba una o dos hectáreas para la milpa. Había años que<br />
cosechaban y años que no, porque era mero bajo y todo se iba<br />
el agua. Había veces que agarraba el maíz la creciente<br />
[inundación anual] y todo se moría, pero cuando daba tiempo<br />
para que madurara, sí lo cosechaban. Antes se cultivaba al<br />
puro machete. Los insecticidas y los herbicidas los venimos a<br />
conocer cuando ya nos venimos aquí al <strong>Plan</strong>, cuando hicieron<br />
el <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong>, cuando hicieron el poblado. Entonces<br />
sembraron ese maíz que le llaman híbrido. Mi papá puro <strong>de</strong> ese<br />
maíz sembraba, quién sabe dón<strong>de</strong> lo conseguía. Había<br />
también <strong><strong>de</strong>l</strong> criollo, había uno que era amarillito y uno que era<br />
rojo <strong>de</strong> la mazorca pero blanco el grano.<br />
Cuando yo me caso me voy a vivir con mi cuñada, pero tardo<br />
nada mas un mes viviendo con ella y <strong>de</strong>spués nos fuimos a<br />
nuestra casa ¡Estábamos nosotros a<strong>de</strong>ntro, en el centro <strong>de</strong> la<br />
montaña! Nos fuimos a vivir ahí los dos solitos, solamente la<br />
compañía que teníamos eran dos perros y una carabina, una<br />
carabina <strong>de</strong> cartuchos.<br />
Tardamos nosotros viviendo quizás como unos tres o cuatro<br />
años. Allá nació mi hija mayor. Salíamos nosotros como tres<br />
kilómetros caminando para llegar a la casa <strong>de</strong> mi suegro, con el<br />
agua y con el lodo hasta la rodilla en el tiempo <strong><strong>de</strong>l</strong> norte<br />
[vientos <strong><strong>de</strong>l</strong> norte]. Vivíamos una extrema pobreza, vivíamos en<br />
una pobreza más gran<strong>de</strong>, nosotros no teníamos nada <strong>de</strong> qué<br />
echar mano, nada más el jornal que ganaba mi esposo. Mi<br />
esposo no tenía tierra, el que tenía era mi suegro. Ellos<br />
trabajaban en común, mi suegro, mi cuñado y mi esposo, eran<br />
tres y ellos trabajaban en común, ellos hacían milpa juntos,<br />
todo en el terreno <strong>de</strong> mi suegro. Mi esposo no tenía terreno<br />
pero al final, cuando mi esposo ya se quiso in<strong>de</strong>pendizar <strong>de</strong> mi<br />
25
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
suegro, nos dijeron que para afuera <strong>de</strong> las montañas vendían<br />
un terreno. Entonces dijo mi esposo que él lo quería comprar,<br />
pero como no teníamos las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> comprarlo habló<br />
con mi papá, porque mi papá sí tenía sus posibilida<strong>de</strong>s, y le<br />
dijo que sí lo iba a apoyar para comprar el terreno. Porque nos<br />
queríamos salir <strong>de</strong> las montañas, entonces le dijo mi papá que<br />
sí, qué lo iba a apoyar. Lo vendían en mil quinientos. En<br />
aquellos tiempos ¡Mil quinientos era un dineral! Entonces mi<br />
suegro vendió dos reses <strong>de</strong> las vacas que tenía y le dio el<br />
dinero a mi esposo, mi papá puso el resto. Ya entonces<br />
compramos el terreno y fue entonces cuando nos salimos para<br />
acá. Ese terreno tenía cacao sembrado, todavía estaba el<br />
cacao pequeño y lo empezamos a cultivar. Cuando vino el <strong>Plan</strong><br />
<strong>Chontalpa</strong>, el cacao era “soltero” [plantación nueva],<br />
cosechábamos bastante cacao, bastantísimo, cuando nos<br />
dijeron que compartiéramos la tierra y ese terreno <strong>de</strong> nosotros<br />
le quedo a otro. Ya <strong>de</strong>spués nos dieron terreno acá, pero nada<br />
más nos dieron doscientas matas <strong>de</strong> cacao. Nosotros teníamos<br />
antes ochocientas matas pero cuando nos dieron solo dos<br />
hectáreas, nada más nos tocaron doscientas matas <strong>de</strong> cacao.<br />
El terreno era puro terreno bajío, sin nada. Entonces mi esposo<br />
empezó a tumbar esos acahuales que le dieron ¡Eran puros<br />
gigantales! Puro monte que se mal enyerba. Lo empezó a<br />
tumbar mi esposo y le empezó a sembrar cacao, es el cacao<br />
que tiene ahorita.<br />
26
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
II. LA VIDA CON EL PLAN CHONTALPA<br />
Delia Montiel<br />
Resulta que cuando vino el <strong>Plan</strong> Limón, primero era el <strong>Plan</strong><br />
Limón y <strong>de</strong>spués le cambiaron a <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong>, pues<br />
<strong>de</strong>spropiaron a los propietarios, repartieron las tierras y a ellos<br />
no les dieron <strong>de</strong>recho ni a parcela ni a casa. Todos los que<br />
eran propietarios salieron <strong>de</strong> aquí, <strong>de</strong> este lugar y se fueron.<br />
Entonces mi hermana se fue con la familia <strong>de</strong> su esposo,<br />
porque el papá <strong>de</strong> su esposo era propietario, ella se fue con<br />
todos sus hijos. Mi hermana se fue para el rumbo <strong>de</strong> Zanapa<br />
(Huimanguillo) y por allá falleció. Mi otra hermana, la mayor, se<br />
fue a vivir al Poblado C-10 con su esposo, porque a ellos les<br />
dieron terreno pa’ allá, y allá falleció mi hermana. Mi otra<br />
hermana que vivía por el rumbo <strong><strong>de</strong>l</strong> Poblado C-10 igual murió.<br />
La traían para acá al médico, pero murió en el camino y ya no<br />
la velaron en su casa, sino que la velaron aquí en el Poblado<br />
C-9, está sepultada aquí en el panteón. Mis tres hermanas<br />
murieron <strong>de</strong> parto, ya estaban gran<strong>de</strong>s, mi hermana la mayor<br />
estaba con más <strong>de</strong> cuarenta años cuando murió y las otras<br />
estaban como <strong>de</strong> treinta años cuando murieron.<br />
Mi papá tenía ganado, tenía cacao, tenía bastante tierra<br />
cultivada en cacao y bastantes animales, bastantes reses. Mi<br />
hermano el mayor igual era propietario, tenía sus hectáreas,<br />
tenía su propiedad, tenía su ganado igual, tenía mucho cacao<br />
también, pero igual lo <strong>de</strong>spropiaron a mi hermano. Ahora ese<br />
vive en el centro <strong>de</strong> Huimanguillo, compró tierra allá en la<br />
Colonia Merce<strong>de</strong>s Gamas que le llaman, allá tiene sus<br />
terrenos, pero él vive en el centro <strong><strong>de</strong>l</strong> pueblo. En un lugarcito<br />
que le llaman Villas Flores, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Huimanguillo, vive mi<br />
otro hermano, todos se fueron. Otro hermano vive en Chetumal<br />
y otro vive en un lugarcito, una ranchería que le llaman Buena<br />
Vista. Todos viven por allá, mi hermana, la única que queda,<br />
vive en Merce<strong>de</strong>s Gamas también y la otra vive en Cár<strong>de</strong>nas,<br />
27
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
en el mero centro, enfrente <strong><strong>de</strong>l</strong> hotel San Pedro, por el<br />
restaurancito “El Arrollo”.<br />
Mi suegro tenía como ochenta hectáreas, tenía su ganado,<br />
tenía bastante ganado. Pero mi suegro no era propietario, él<br />
era ejidatario, pero igual le compartieron sus tierras, no se<br />
quiso quedar aquí y se fue a vivir a Tenosique. Mi suegro se<br />
fue a vivir a un lugarcito que se llama Nueva esperanza, allá se<br />
fue a vivir y allá murió al final mi suegro. Mi suegro tenía tres<br />
hijos. Mi cuñada, que allá murió, le fue muy mal, la engañó un<br />
hombre, tuvo un hijo y se quedó madre soltera. Después tuvo<br />
otro y se quedó siempre al lado <strong>de</strong> mi suegro, siempre al lado<br />
<strong>de</strong> él estuvo. Pero <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber tenido a su bebé, le pegó<br />
una enfermedad, dicen que le pegó el <strong>de</strong>rrame cerebral. Estuvo<br />
entre la vida y la muerte. Después <strong>de</strong> eso se recuperó pero<br />
quedó como trastornada, le quedó muerto un brazo, ya no era<br />
útil para nada. La recogió su hijo el mayor y con él vivió hasta<br />
que murió.<br />
Cuando hicieron el poblado nos dijeron que toda la gente <strong>de</strong> las<br />
parcelas se tenía que venir a vivir aquí al poblado. Hicieron el<br />
poblado y midieron el cuadro. Este poblado tiene mil por mil,<br />
así cuadrados. Lo midieron y formaron las calles y las filas <strong>de</strong><br />
las casas, hicieron las casas y cuando ya las iban a entregar lo<br />
hicieron sorteado, fue un sorteo para ver a quienes les iba a<br />
quedar cada casa. La primera vez hicieron doscientas casas,<br />
pero ya <strong>de</strong>spués las ampliaron para que alcanzara para todos<br />
los ejidatarios. Después le hicieron al poblado dos líneas más<br />
para allá <strong>de</strong> casas, hasta la calle once.<br />
Aquí los solares los entregaron limpios [sin vegetación] sin<br />
nada ¡Limpios que no había ni <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> agarrar sombra ni<br />
nada! Ni un arbolito había aquí ¡Esto era un campo limpio y sin<br />
nada! Todito lo que hay ahorita es porque la gente lo sembró,<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> que se cambiaron empezaron a sembrar árboles <strong>de</strong><br />
28
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
sombra porque no había en dón<strong>de</strong> sombrearse ¡Todo era un<br />
campo limpio! Para hacer el poblado metieron todos los<br />
tractores y los <strong>de</strong>jaron limpios, sin nada para hacer, las casas<br />
las entregaron limpias sin nada, limpio eso se veía, todo limpio.<br />
Des<strong>de</strong> aquí se veía al otro vecino ¡Se veía todo, todo esto se<br />
veía, todito se veía! Porque no había ni un árbol.<br />
Entonces se empezaron a cambiar unos cuantitos [pocas<br />
personas], la gente no quería <strong>de</strong>jar su costumbre <strong>de</strong> las<br />
parcelas, no les gustaba aquí. Para acostumbrarnos ¡Es que<br />
nos costó! Es que estábamos acostumbrados a la parcela. Al<br />
menos nosotros vivíamos al lado <strong>de</strong> los madreales<br />
[plantaciones <strong>de</strong> cacao], <strong>de</strong> las haciendas [i<strong>de</strong>m], yo ahí tenía<br />
mis animales. Cuando vivíamos acá en el terreno tenía<br />
siembras <strong>de</strong> distintas clases, igual tenía albahaca y tenía yo <strong>de</strong><br />
todo, teníamos más terreno y los animales tenían espacio, a<br />
dón<strong>de</strong> ir y dormir. Eran seis hectáreas, teníamos los cerdos<br />
sueltos, los animales todos sueltos. Al fin <strong>de</strong> todo, nosotros no<br />
nos queríamos venir al poblado, pero como la mayor parte <strong>de</strong> la<br />
gente se había venido y nosotros nos habíamos quedado en la<br />
parcela. Decían que si no veníamos pues nos iban a quitar la<br />
tierra y la casa.<br />
Ya <strong>de</strong> al tiempo, yo iba a dar a luz a mi hijo y me dijo mi<br />
esposo:<br />
- ¿Qué vamos a hacer acá? Ya ves que ya ahorita toda la<br />
gente se fue para allá y para ir a buscar partera o un carro<br />
para llevarte al doctor ¿Cómo le voy a hacer? nos vamos a<br />
tener que ir al poblado.<br />
Ya fue cuando <strong>de</strong>cidimos venirnos porque iba a nacer mi hijo.<br />
De ahí ya nos venimos, pero no nos acostumbramos, porque la<br />
casa que nos había tocado en el sorteo fue la <strong>de</strong> aquí, en la<br />
calle diez Nos había tocado en la casa 240, ahí ahora vive mi<br />
29
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
consuegra. ¡Pero entonces nos va tocando con un vecinito que<br />
Dios nos ampare la hora! Le digo que era una gente que ¡Yo<br />
creo que era Satanás! ¡Era él que estaba transformado en esa<br />
gente! ¡Esa gente peleaba, pero peleaba! Tenían una chamaca<br />
chica, más gran<strong>de</strong>cita que ésta, o quizás así como el tamaño<br />
<strong>de</strong> ésta ¡Pero le digo que esa niña qué barbaridad! Esa niña<br />
salía al patio y como estaba todo limpio, nada mas había<br />
escombro don<strong>de</strong> habían trabajado con el block, ya se<br />
encontraba cualquier pedazo <strong><strong>de</strong>l</strong> block, lo agarraba y como<br />
estábamos juntos así, ya agarraba y ¡Trashh! A la teja <strong>de</strong> su<br />
casa y salía corriendo,<br />
- ¡Mamá, mamá ¡Ve a los chamacos <strong>de</strong> la vecina que están<br />
escombreando [<strong>de</strong>struyendo] la casa!<br />
¡Si era ella misma! Ya salía la señora y ¡Ah! empezaba a<br />
mal<strong>de</strong>cir a los chamacos. Llegó el día en que yo a mis niños los<br />
mantenía encerrados ¡Encerrados! ya no los <strong>de</strong>jaba salir ni al<br />
patio porque esa niña ¡Ay Dios! Y la señora ¡Ah! Una vez mi<br />
esposo le dijo que la iba a matar, cansado <strong>de</strong> los pleitos ya casi<br />
los iba a machetear. La señora ya estaba gran<strong>de</strong>, tenía sus<br />
hijos gran<strong>de</strong>s. Un día le dijo mi esposo,<br />
- ¡No! ¡Yo la voy a matar! ¡No voy a <strong>de</strong>jar…!<br />
Y se puso a afilar el machete. Quizás a él también se le había<br />
metido Satanás. Se puso mi esposo afilar el machete,<br />
- ¡Hoy la voy a <strong>de</strong>scabezar, a ella y a sus chamacos!<br />
Me puse a llorar y le dije,<br />
- ¡No hagas eso hijo! ¡No hagas eso! ¡Vámonos mejor <strong>de</strong><br />
aquí, a la casa <strong>de</strong> la parcela!<br />
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De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
Y ahí estuve con él, convenciéndolo y convenciéndolo, hasta<br />
que lo pu<strong>de</strong> convencer <strong>de</strong> que no fuera a hacerlo.<br />
- ¡Vámonos <strong>de</strong> aquí! Yo voy a ir a buscar una camioneta ¡Y<br />
nos vamos a ir <strong>de</strong> aquí otra vez a la parcela!<br />
Buscó una camioneta. A esa hora subimos todo lo que<br />
teníamos y nos fuimos a la parcela. Yo le dije,<br />
- ¿Sabes qué? Yo <strong>de</strong> aquí ya no me muevo ¡Ya al poblado<br />
yo ya no voy! Si un día salimos <strong>de</strong> aquí, <strong>de</strong> la parcela ¡Que<br />
nos saquen! Y nos vamos a ir pero a otro lado ¡Pero al<br />
poblado y con esa gente, ni lo quiera Dios!<br />
Y es que había veces que “Doña esa” [mujer soberbia] <strong>de</strong>cía,<br />
- ¡Voy a agarrar el machete y ya va a usted a ve’ cómo la<br />
voy a picotear [herir]<br />
Yo le <strong>de</strong>cía un día a mi esposo,<br />
- Te juro que yo corto una vara <strong>de</strong> buen largo, que no esté<br />
ni muy pesada ni muy <strong><strong>de</strong>l</strong>gadita, te juro que salgo, “Doña<br />
esa” con el machete y yo con mi vara, yo <strong>de</strong> un varazo le<br />
tumbó el machete y con la misma vara le voy a dar hasta<br />
que me canse, ya va a saber cómo la voy a <strong>de</strong>jar a “Doña<br />
esa” ¡Porque ya me trae cansada!<br />
Porque ya lo habían llevado a él hasta el Ministerio Público <strong>de</strong><br />
Cár<strong>de</strong>nas por los pleitos que ellos formaban. Porque esa<br />
señora formaba pleito nada más <strong>de</strong> que se le ponía y entonces<br />
mi esposo me <strong>de</strong>cía,<br />
- Ya no te compares con ella, nunca te vayas a comparar<br />
con ella. Déjala que diga y haga lo que quiera, porque ella<br />
31
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
es una mujer que no tiene dominio <strong>de</strong> nai<strong>de</strong>n [nadie]. Tú<br />
eres una mujer <strong>de</strong> hogar, tu eres una mujer que tiene<br />
dominio, no eres una mujer <strong>de</strong> pleito y no quiero que te<br />
vayas involucrar con ella ¡Déjala!<br />
Entonces nos fuimos a la parcela. Yo le dije,<br />
- ¡Ya no regreso!<br />
Y tardamos quizá allá como tres años en la parcela. Pero el<br />
finado mi consuegro, que es el suegro <strong>de</strong> mi muchacho, vivía<br />
aquí en esta casa. Antes esta casa era suya pero igual con<br />
esta vecina, que es ahora mi consuegra, tampoco podía<br />
convivir. Dice que le hacía pleito cuando llegaba <strong>de</strong> trabajar, le<br />
<strong>de</strong>cía cualquier cosa ¡Quién sabe por qué! Entonces él también<br />
se había ido a su parcela y tenía esta casa sola. Nuestra casa<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> poblado estaba sola, porque nosotros también habíamos<br />
regresado a la parcela. Entonces un día fue a hablar con mi<br />
esposo para ver si le cambiábamos la casa y mi esposo le dijo<br />
que sí, que se la iba a cambiar. Entonces me dice,<br />
- Ahora que cambiemos la casa, ya nos vamos a ir para la<br />
calle nueve.<br />
Porque era en la calle diez don<strong>de</strong> antes vivíamos, pero la<br />
cambiamos para que al final <strong>de</strong> todo nos viniéramos aquí. Pero<br />
si era cierto que era un problemita la señora. Y con la hermana<br />
<strong>de</strong> su finado esposo, que vive ahí enfrente, se juntaban las dos.<br />
Yo como todo el tiempo he trabajado, trabajé cuando yo tenía<br />
mis niños en la escuela. Llegué el grado que tenía ¡Siete hijos<br />
en escuela! Y no nos daba con lo que mi esposo ganaba, no<br />
nos daba para sostenerlos. Entonces me dijo mi esposo,<br />
- Vas a trabajar también porque no nos da para sostener los<br />
niños en escuela.<br />
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De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
- Pues ni modo - le digo- voy a trabajar.<br />
Me fui trabajar al monte, a jornalear como cualquier hombre.<br />
Como yo me iba a jornalear se quedaba mi muchacha, dos<br />
chamacas solteras que tenía yo. Entonces venia <strong><strong>de</strong>l</strong> trabajo y<br />
me <strong>de</strong>cían el problema,<br />
- Vieras que fulana esto y esto.<br />
- Déjalo hijo, no le hagan caso – les <strong>de</strong>cía.<br />
Volvía yo al siguiente día y otra vez lo mismo. Entonces yo era<br />
presi<strong>de</strong>nta <strong>de</strong> la parcela industrial <strong>de</strong> la mujer, ahí estábamos<br />
quince mujeres con caña. Tenía que salir todos los días a<br />
trabajar. Mi hijo mayor ya se había traído a su esposa a la casa<br />
y cuando venia yo <strong>de</strong> trabajar <strong>de</strong> la cañera, como a la una o<br />
dos <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>, me <strong>de</strong>cía mi nuera,<br />
- Viera usted que la señora me dijo esto y esto.<br />
- Déjalo hija, no se metan, no hagan caso – les <strong>de</strong>cía.<br />
Bueno, y así, y así, hasta que un día vine <strong>de</strong> trabajar, fui y se lo<br />
dije al <strong><strong>de</strong>l</strong>egado,<br />
- Mire <strong><strong>de</strong>l</strong>egado, pasa esto y esto con mi vecina. Ya ve que<br />
yo trabajo y cuando llego solo me dan quejas, que las<br />
insultan, que les dicen a mis chamacas y a mi nuera.<br />
- Déjalos, si siguen pues me vienes a avisar – me dijo.<br />
Mi hijo estaba internado en el <strong>Colegio</strong> <strong>de</strong> Policía en<br />
Villahermosa y solo venia cada ocho días. Un día me fui a<br />
trabajar y me dice mi nuera,<br />
- Viera que el vecino me dice que mi esposo me <strong>de</strong>ja así y<br />
asá.<br />
33
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
¡Y <strong><strong>de</strong>l</strong>ante <strong>de</strong> las chamacas! ¡Que tenían como catorce y<br />
quince años!<br />
- ¿Y te dijo palabras obscenas?<br />
- Sí, me dijo palabras obscenas.<br />
- Ah, bueno - le dije,<br />
Agarré y me fui. Le dije al <strong><strong>de</strong>l</strong>egado,<br />
- Mire que yo trabajo y no es justo que esa señora le haga<br />
eso a mi nuera, a mis niñas que no tienen necesidad <strong>de</strong><br />
estar escuchando palabras obscenas. Yo sé que mi nuera<br />
no se mete con nadie.<br />
- Ah, bueno - dice el <strong><strong>de</strong>l</strong>egado - lo que va a pasar es que<br />
ahorita le voy a hacer un oficio y se va a Cár<strong>de</strong>nas.<br />
Agarró, me hizo el oficio y me fui a Cár<strong>de</strong>nas. Entonces era<br />
comandante aquel mentado “Caporalito”, era un hombre que<br />
¡Ah! ¡Era pero <strong>de</strong> aquellos! Entonces él era el comandante y <strong>de</strong><br />
ahí le dije,<br />
- ¿Está el director <strong>de</strong> seguridad pública?<br />
- No, no está, estoy yo. Yo soy el comandante - me dice.<br />
Y entonces lo conocí al mentao “Caporalito”, y le dije,<br />
- Ta’ bueno pues<br />
- ¿Qué quería?<br />
- Es que traigo este oficio <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong>egado.<br />
Agarró, lo sacó, lo leyó y me dice,<br />
- ¿Y tú qué quieres que haga con ellos?<br />
- Pues yo lo que usted diga y lo que usted or<strong>de</strong>ne.<br />
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De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
- Ah bueno, pues no tengas cuidado, hijita –dice - a las seis<br />
<strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> voy por ellos.<br />
- Ah bueno, pues está bien - le digo.<br />
Y a las seis <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> vino con un carrito particular ¡Y que se<br />
las va llevando! A la hija y a la señora. Entonces me dice,<br />
- Te presentas mañana para que vean que es lo que van a<br />
hacer.<br />
Y entonces allá, con el juez calificador, yo le explique todo. Le<br />
dije,<br />
- Mire, yo soy presi<strong>de</strong>nta <strong>de</strong> una sociedad <strong>de</strong> mujeres <strong>de</strong> la<br />
parcela. Yo trabajo todos los días. A veces llego a la una o<br />
a las dos a mi casa y me encuentro pleitos.<br />
Como también fue mi esposo, el juez calificador dijo,<br />
- Yo veo que uste<strong>de</strong>s son gente <strong>de</strong> trabajo y que esta<br />
señora es <strong>de</strong> las que nada más se mantienen repelando el<br />
chisme.<br />
Entonces fueron por su esposo y ella ¡Uh! ¡Será que los regañó<br />
el juez! ¡Pero los regañó! les dijo,<br />
- Si usted no tiene el rigor [disciplina] <strong>de</strong> regañar a su<br />
esposa ¡Llévesela al monte a trabajar como trabaja esta<br />
señora! para que tenga en que entretenerse y <strong>de</strong>je <strong>de</strong><br />
estar molestando a la gente. Por hacerle mal, por hacerle<br />
daño a una familia que trabaja, por <strong>de</strong>cirle palabras<br />
obscenas a unas niñas inocentes, van a tener un año <strong>de</strong><br />
prisión –les dice el juez calificador.<br />
- Nada más que van a tener que regresar uste<strong>de</strong>s dos – nos<br />
dice.<br />
35
Y le dice mi esposo,<br />
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
- No, yo trabajo y el día <strong>de</strong> hoy lo estoy perdiendo, para mí<br />
es un día perdido ¿Quién me lo da? Yo no tengo tiempo<br />
<strong>de</strong> per<strong>de</strong>r más, yo lo que quiero es que se arregle esto,<br />
que me firmen un acta don<strong>de</strong> ya no sigan molestando a la<br />
familia.<br />
- Bueno - dijo el juez calificador- pues si así lo pi<strong>de</strong>n, así<br />
será.<br />
Así se hizo. Firmaron que si ellos volvían a hacer lo mismo, yo<br />
me iba a presentar. Ahí se arregló todo y vino a terminar todo el<br />
problema. Ahí acabo todo, se quedó en santa paz.<br />
Es así como yo he venido trabajando toda mi vida. Yo trabajé<br />
como cinco años jornaleando, porque había plantíos <strong>de</strong><br />
plátano, gran<strong>de</strong>s plataneras había en aquel tiempo. Mi esposo<br />
trabajaba ahí <strong>de</strong>shojando en las plataneras y nosotros<br />
trabajábamos jileando [<strong>de</strong>shierbar una plantación], jileando<br />
platanera, barriendo [cortar la hierba]. Como dos años, junto<br />
con una tía, trabajamos jileando platanera. Ya <strong>de</strong>spués me<br />
cambiaron a la empacadora <strong>de</strong> plátano. Don<strong>de</strong> ahora es la<br />
secundaria [escuela], ahí era la empacadora <strong>de</strong> plátano. Ahí<br />
trabajé como dos años lavando plátano. Después me salí<br />
porque vinieron los temporales y arrasó con las plataneras, se<br />
paró la empacadora. Después me fui a la cacaotera<br />
[cacaotales], porque toditos los cacaotales, toditos estaban en<br />
colectivo y los cosechaba el Comisariado Ejidal. Él era el que<br />
mandaba y él era el que cosechaba. Porque pagaban<br />
trabajadores para cosechar. Nosotros entonces no teníamos<br />
nada, sin nada nos habían <strong>de</strong>jado aquí. Entonces trabajaba yo<br />
cosechando cacao, cortábamos cacao y lo pagaban por<br />
<strong>de</strong>stajo. Le llaman por <strong>de</strong>stajo lo que uno corte diario,<br />
quinientas, mil, dos mil mazorcas [frutos <strong>de</strong> cacao]. Yo me<br />
cosechaba lo que era hasta tres mil mazorcas en un día. Así<br />
36
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
iba yo a cortar con mi hijo el mayor que estaba ya <strong>de</strong> 15 años,<br />
con ese trabajaba yo. Trabajé ahí con la cacaoteras y cuando<br />
se terminaba el cacao, trabajábamos <strong>de</strong>smamonando [podar] el<br />
cacao.<br />
Pero terminamos <strong>de</strong> ese trabajo y yo ya no quise seguir<br />
trabajando en el monte. Me vine aquí en la esquina y puse un<br />
puesto <strong>de</strong> lámina <strong>de</strong> cartón. Aquí en la casa puse un puesto,<br />
una taquería. Ahí fue que aprendí a sacar cuentas <strong>de</strong> memoria,<br />
a pura <strong>de</strong> memoria. Yo tardé cinco años viajando a Cár<strong>de</strong>nas,<br />
viajando a diario, sin fallar un día, porque para entonces aquí<br />
no había tortillera [maquiladora <strong>de</strong> tortilla], ni había matanzas<br />
<strong>de</strong> carne <strong>de</strong> ganado. Yo tenía que ir diario a buscar la tortilla a<br />
Cár<strong>de</strong>nas, la carne <strong>de</strong> res, los melones, la leche, el repollo y la<br />
tortilla. Yo vendía tamalitos, tacos, licuados y “Chocomilk”<br />
[polvo para preparar bebida sabor a chocolate ®] ¡Yo vendía!<br />
Le digo que llegó el día que yo vendía ¡Ocho kilos <strong>de</strong> carne en<br />
dos horas! Tenía una clientela que hasta <strong>de</strong> los otros poblados<br />
venían acá ¡Pero era una clientela! Diez rejas <strong>de</strong> refrescos no<br />
me daban sino solo para dos días, cada dos días tenía que<br />
surtirme. De ahí compré mi refrigerador. Pero yo siempre le<br />
digo a mi esposo, si aquí la gente no fuera mala ¡Uuh, yo<br />
fuera…! ¡Porque yo llegué a tener dinero en el banco! ¡De<br />
zapatería [zapatos] que yo tenía! Pero cuando vieron que yo<br />
empecé a prosperar ¡Quién sabe qué cosa me hicieron! Le digo<br />
que empezó a bajar la venta, y a bajar la venta, y a bajar la<br />
venta, que <strong>de</strong> ocho kilos <strong>de</strong> carne que yo vendía, llegó el día<br />
que yo vendía solo kilo y medio en dos días. Entonces lo cerré<br />
y lo <strong>de</strong>jé. De vieja se cayó la casita, el puesto, y le dije a mi<br />
esposo,<br />
- Bueno ¡pues ya no puedo con eso!<br />
Entonces me dijo mi esposo,<br />
37
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
- Te voy a comprar un molino eléctrico.<br />
- No - le digo - yo voy a comprar el molino eléctrico.<br />
¿Sabe cuánto valían los primeros molinos eléctricos? Valían<br />
veinticinco pesos ¿Y sabe a dón<strong>de</strong> lo conseguí? En la<br />
Comisión Nacional <strong>de</strong> Electricidad [Comisión Fe<strong>de</strong>ral <strong>de</strong><br />
Electricidad] en Villahermosa. Ahí los empezaban a dar a<br />
crédito y yo lo fui a sacar a crédito. Yo pagaba como dos<br />
cincuenta (pesos) o quien sabe cuánto pagaba mensual. Allá lo<br />
llegaba yo a pagar a Villahermosa.<br />
- ¡Yo voy a sacar mi molino!- le dije a mi esposo - ¡Y yo voy<br />
a ven<strong>de</strong>r pozol y masa!<br />
Y lo fui a sacar a la Comisión, allá en Villahermosa. Empecé a<br />
ven<strong>de</strong>r pozol y masa. Yo tenía que pagar cocinera para que me<br />
ayudara, porque tenía una clientela ¡Que hacían cola! Yo cocía<br />
cien kilos <strong>de</strong> maíz diario. Yo misma lo compraba. Salía a los<br />
poblados a que me lo vendieran. Compraba por quinientos<br />
kilos. Des<strong>de</strong> las cuatro <strong>de</strong> la mañana me ponía a cocer el<br />
nixtamal, cincuenta kilos <strong>de</strong> maíz <strong>de</strong> nixtamal los <strong>de</strong>jaba<br />
bajados y ponía otros cincuenta kilos para pozol. Des<strong>de</strong> las<br />
seis <strong>de</strong> la mañana empezaba a moler y pagaba para que<br />
alguien me ayudara ¡La gente hacía cola! Que cuatro kilos <strong>de</strong><br />
masa, que cuatro <strong>de</strong> pozol, que quien sabe que ¡Hasta las<br />
cuatro <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> le paraba! No me daba tiempo <strong>de</strong> hacer<br />
comida y compraba la comida hecha. Tardé cinco años así,<br />
pero igual, quien sabe por qué empezó a bajar la clientela, a<br />
bajar y a bajar, apenas dos kilos se vendían en el día.<br />
Entonces <strong>de</strong>jé el molino, ahí lo <strong>de</strong>je en un rincón, ahí se<br />
herrumbró [oxidó], ahí se pudrió. Un señor me lo compró para<br />
repararlo porque ya estaba todo amolado ¡Y me quedé sin<br />
nadita!<br />
38
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
Después me fui a la sociedad que tenemos <strong>de</strong> la caña. Dijeron<br />
que iban a sacar una tortillera y me fui a trabajar en la tortillería.<br />
Ahí trabajamos y tardé doce años en la tortillería. Nos<br />
cansamos <strong>de</strong> tener esa tortillería y la vendimos. Estaba como<br />
socia pero casi no nos resultaba. Había veces que repartíamos<br />
utilida<strong>de</strong>s, cinco mil, seis mil pesos al final <strong><strong>de</strong>l</strong> año. Como que<br />
no nos daba mucho resultado, o sea que solo el resultado que<br />
teníamos es que <strong>de</strong> ahí agarrábamos la tortilla y el pozol,<br />
porque también vendíamos pozol. Doce años tardamos<br />
trabajando ahí y a los doce años <strong>de</strong>cidieron ven<strong>de</strong>rla. La<br />
vendieron y nos repartimos el dinero. Nos quedamos nada más<br />
con la cañera [parcela colectiva <strong>de</strong> mujeres cultivada con caña].<br />
La cañera si la tenemos todavía. Son catorce hectáreas y<br />
veinte mujeres. Pero yo ahorita ya la <strong>de</strong>jé <strong>de</strong> trabajar porque<br />
cuando a mí me vino eso <strong>de</strong> la menopausia, me empezó a<br />
subir la presión, y a subir la presión, y ya no me podía yo<br />
asolear, ya no podía llegar a trabajar. Entonces a mi hijo el<br />
mayor le dije que se hiciera cargo <strong>de</strong> la cañera, y ya él se hizo<br />
cargo <strong>de</strong> eso. Él es quien la trabaja. Al final <strong>de</strong> la zafra a veces<br />
nos queda a liquidar ciento cuarenta mil o ciento cincuenta mil<br />
pesos. Ya eso se reparte por jornal, a según tenga cada quien<br />
<strong>de</strong> jornal; las que tienen menos alcanzan menos, las que tienen<br />
más alcanzan más. Cuando mi hijo cobra, a veces le dan nueve<br />
mil y los reparte cuatro mil quinientos para mí y cuatro mil<br />
quinientos para él, pues él lo está administrando ahorita. Yo ya<br />
la <strong>de</strong>jé pero antes ahí trabajaba igual. Llegaba a trabajar a la<br />
cañera, a <strong>de</strong>stroncar cuando se cortaba, a cortar caña, a jilear,<br />
a fumigar, a barrer callejones, ahí trabajaba.<br />
Ahorita solo me quedé con la venta <strong>de</strong> los tamalitos. A veces le<br />
digo a mi hija, yo ya me siento cansada, ya no quisiera trabajar.<br />
Pero también es la costumbre, porque yo no puedo estar ni un<br />
día sin quehacer. El día que no hago nada, es el día que me ve<br />
botada en la hamaca, que ya no me quiero parar, me agarra<br />
una “bostecea<strong>de</strong>ra” [bostezar repetidamente] y un<br />
39
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
“<strong>de</strong>stemplamiento” [dolor] <strong><strong>de</strong>l</strong> cuerpo ¡Que no me quiero<br />
levantar! Ya me voy pa’ allá y salgo a la puerta, ya camino y<br />
ando pa’ acá y no siento consuelo. Entonces, aunque me duela<br />
el cuerpo y yo me sienta cansada (risa), todos los días hago lo<br />
mismo porque ya es una costumbre, no puedo estar sin<br />
quehacer ¡Ay, yo quisiera vivir como vivía en la montaña! Era<br />
una vida feliz y tranquila, no había esa pestilencia que hay<br />
ahorita aquí, que ya va usted por allá, por la esquina <strong><strong>de</strong>l</strong><br />
poblado y se siente que apesta a muerto. Porque los animales<br />
que se mueren, gallinas, perros, puerquitos, todo allá los<br />
avientan nomás por la orilla <strong>de</strong> la carretera, <strong>de</strong> todo eso se<br />
siente la pestilencia.<br />
Como le hiciéramos que aquí hay una chamacaza<br />
[chamacada], aquí no hay autoridad, ni Ministerio público, ni<br />
judicial ¡Nada! Aquí en la calle 19, ahí machetearon el domingo<br />
a una señora y a otro muchacho. Dicen que a la señora ni<br />
siquiera se lo quitaron, dicen que le dieron un machetazo<br />
[herida con machete] pues ya traían pleito. También aquí<br />
asaltaron a un pobre muchacho que vendía “Bombonai” [helado<br />
industrial Bon Ice ®]. Pasaba ese pobre muchacho vendiendo<br />
siempre en su triciclo [vehículo <strong>de</strong> carga y transporte] ¡Pues<br />
que lo asaltaron aquí, <strong><strong>de</strong>l</strong>ante <strong>de</strong> nosotros! Esa chamacada le<br />
quitó el dinero y todito lo chicharrones [fritura <strong>de</strong> maíz] que<br />
cargaba, le picaron el triciclo, le trozaron la llanta <strong>de</strong> un<br />
machetazo. Eso fue como a las doce <strong><strong>de</strong>l</strong> día. Salimos nosotras,<br />
un mujeral [grupo <strong>de</strong> mujeres] ¡Y <strong><strong>de</strong>l</strong>ante <strong>de</strong> nosotros esos<br />
chamacos dándole [<strong>de</strong>struyendo] al triciclo! Na’ más que<br />
nosotros no nos quisimos meter con ellos, entonces se fue una<br />
muchacha al Ministerio público para que vinieran a agarrar a<br />
esos chamacos y dicen que nada les hicieron ¡Ni siquiera<br />
justicia le hicieron a ese pobre muchacho! ¡Aquí todo está<br />
acabado!<br />
40
El inicio<br />
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
III. CRUZANDO LA FRONTERA<br />
José Reyes <strong>de</strong> la Cruz Hernán<strong>de</strong>z<br />
Yo tengo ahora treinta y ocho años. Como a los veintiocho<br />
años me fui a los Estados Unidos, <strong>de</strong> eso ya tiene diez años,<br />
apenas iba a cumplir un año mi hija. Yo me junté a los veintiún<br />
años con mi esposa, no tenía solar ni en don<strong>de</strong> caerme muerto.<br />
Yo me junté con mi esposa y me fui con mi mamá, pero ahí no<br />
tar<strong>de</strong> mucho, no sé, ahora sí que no congeniamos con mi<br />
mamá. Luego nos venimos con mi suegra, aquí mismo, en esta<br />
calle pero más allá tantito, con la mamá <strong>de</strong> Bartola. La gente <strong>de</strong><br />
aquí <strong>de</strong> Tabasco casi no migraba mucho, le estoy hablando <strong><strong>de</strong>l</strong><br />
noventa y ocho o algo así, porque yo recuerdo que cuando<br />
Vicente Fox ganó yo ya estaba en Estados Unidos. Sí, porque<br />
recuerdo que cuando ganó Vicente Fox iba a recibir en el dos<br />
mil, <strong>de</strong>cían que se iba a acabar el mundo y yo ya estaba allá en<br />
Estados Unidos.<br />
Los preparativos<br />
Aquí hay un muchacho que llevaba gente, ese tiene un<br />
hermano que estaba allá [Estados Unidos]. No es porque na’<br />
más uno se quiera ir na’ mas porque sí, pues yo la verdad no<br />
tenia solar, no tenía yo casa, no tenía yo nada más que la<br />
mujer y la cama. Como todo, empezamos a hacer reuniones,<br />
pues me iba a ir pa’ el otro lado [Estados Unidos]. Pero el<br />
problema es que no teníamos quien nos pagara “la pasada” (<strong>de</strong><br />
la frontera). En aquel entonces creo que cobraban mil dólares,<br />
que son diez mil pesos <strong>de</strong> aquí. Éramos once, entre ellos iban<br />
dos muchachas <strong>de</strong> aquí <strong><strong>de</strong>l</strong> poblado. Se hacían reuniones y<br />
¡Que ya mero! ¡Ya mero! La i<strong>de</strong>a era grata <strong>de</strong> que nosotros<br />
íbamos a engañar a los polleros [personas que cobran por<br />
ayudar a cruzar la frontera ilegalmente] cuando estuviéramos<br />
41
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
ahí en la frontera, que a nosotros nos iban a pagar “la pasada”<br />
pero ¡Era una mentira! La cosa era que llegando allá nosotros<br />
íbamos a salir huyendo pues. El pollero era <strong>de</strong> allá <strong>de</strong> la<br />
frontera. A la frontera llega uno rápido. Su hermano ya estaba<br />
allá, ya sabía, él fue quien sacó la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que los<br />
engañáramos, <strong>de</strong> que el hermano iba a pagar, pero llegando a<br />
Houston ¡Jálate huyendo! Esa era la i<strong>de</strong>a pues, el plan. Todo<br />
estaba hecho, nos reuníamos cuando un día dijeron:<br />
- No pues ya, pa’ tal día nos vamos.<br />
- Ya está pues -le digo a Bartola- ya me voy a ir.<br />
Yo en aquel tiempo conseguí tres mil pesos, alquilé tres mil<br />
pesos con una señora <strong>de</strong> aquí y nos fuimos.<br />
La Frontera y el primer intento<br />
Llegamos a la Frontera y sí, rápido, eso es rápido pa’ contactar<br />
un pollero, es lo más fácil <strong><strong>de</strong>l</strong> mundo. Se baja uno <strong><strong>de</strong>l</strong> autobús<br />
y ahí están, “que si va uno pa’ el otro lado”, “sí, pa’ el otro lado”<br />
y rápido hay quien le respon<strong>de</strong>:<br />
- Pos tal persona.<br />
Y <strong>de</strong>cíamos el mismo nombre <strong>de</strong> los que estaban allá,<br />
- Es el que paga por mí y por el otro.<br />
- Okey –dice- nos vamos.<br />
Y sí, me acuerdo que caminamos ese día toda una noche,<br />
caminamos toda la banda pues no nada más éramos nosotros,<br />
casi éramos como cuarenta. Por Texas no hay <strong>de</strong>sierto, ahí es<br />
casi como aquí, tropical, es tierra igual. Empezamos a caminar,<br />
pero ya llevábamos como un día y siempre preguntábamos a<br />
42
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
qué distancia estábamos <strong>de</strong> llegar, hasta que nos dijo un<br />
muchacho:<br />
- Ya estamos por llegar.<br />
- ¿Saben qué? Nos vamos a ir quedando atrás pa’ <strong>de</strong>jar que<br />
el pollero se vaya y nosotros nos vamos a ir por otro lado.<br />
Según él ya conocía porque nadie <strong>de</strong> nosotros conocía. Toda<br />
esa noche caminamos, todos nosotros, los once nos fuimos<br />
quedando atrás, pero quedó uno <strong>de</strong> esos chavos, porque el<br />
guía va a<strong><strong>de</strong>l</strong>ante y otro va atrás, así le hacían. Entonces nos<br />
fuimos quedando pero se fue quedando el chavo <strong>de</strong> atrás<br />
también, me acuerdo que era <strong>de</strong> Zacatecas y todos nosotros<br />
nos fuimos quedando. Cuando venimos a ver, ya en la noche,<br />
los otros ya se habían ido y nos dice el chavo:<br />
- ¿Ya ven? ¿Por qué no caminaron? ya nos <strong>de</strong>jaron - dice.<br />
Y entonces se empezó a hacer la enferma la esposa <strong>de</strong> un<br />
chavo <strong>de</strong> nuestro grupo, que dizque no podía caminar y la<br />
ayudaron. La cosa es que se fueron y ya quedamos nosotros<br />
ahí con el pollero, pero se nos acabó el agua y dice el pollero:<br />
- ¿Sabes qué? yo voy a salir a tal parte, a buscar agua y<br />
aquí me van a esperar.<br />
- Si, okey.<br />
Se fue el pollero pero nosotros ¡Jálale! con el grupo. Pero este<br />
chavo no sabía y me acuerdo que caminamos por un Wallmart,<br />
por atrás, ahí llegamos en la mañana y como a las tres <strong>de</strong> la<br />
tar<strong>de</strong> todavía ahí estábamos. Entonces nos dice el chavo:<br />
- Nos vamos a ir a un hotel.<br />
- ¿A un hotel? - le digo, y pensé “Quizás aquí no hay<br />
migración”.<br />
43
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
Y nos salimos todos ya oscureciendo. Caminábamos cuando<br />
nos cae la primera migración, a mí y a otro compa [compañero],<br />
nos agarraron, nos subimos y fue la primera vez que conocí la<br />
migración, nos llevaron. Cuando al rato veo que traen a todos<br />
los <strong>de</strong>más,<br />
- ¡Dios mío! ¡Chín! ¡Ya nos cayó!<br />
Pero lo que pasó es que el chavo que nos organizó aquí, hizo<br />
una lista <strong>de</strong> los nombres <strong>de</strong> todos nosotros y llevaba un mapa<br />
<strong>de</strong> Estados Unidos, <strong>de</strong> ahí <strong>de</strong> Texas ¡Eso es penado pues!<br />
Porque te acusan <strong>de</strong> pollero. A ese muchacho lo agarraron con<br />
esos papeles, a mí y a otro nos agarraron a lo último y ya nos<br />
iban a sacar cuando nos dicen,<br />
- ¿Verdad que éste es el pollero? - nos <strong>de</strong>cían que<br />
señaláramos al chavo que nos organizó.<br />
- No, no, no es - le digo.<br />
- Pues si ya me dijo aquel que sí, con el que te agarramos.<br />
Se van a quedar unos seis meses, se van a quedar<br />
estancados - dice.<br />
Querían pues que lo acusáramos.<br />
- ¡Pues ni modo! - le digo.<br />
Cuando llego el carro todos estábamos <strong>de</strong>tenidos, todos<br />
estaban afuera, na’ mas yo y otros dos estábamos ahí y me<br />
dice,<br />
- ¿Ya ves que si te da miedo? Entonces quiere <strong>de</strong>cir que si<br />
es, ¿Pa’ que te quedaste a<strong>de</strong>ntro?<br />
Ya me estaban diciendo que yo me iba a quedar, pero yo<br />
siempre atenido a que no, no y no.<br />
44
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
- ¿Vas a regresar? - me dice.<br />
Me subí al autobús, cuando al rato venía atrás otro compa, se<br />
subió conmigo pero luego lo bajan.<br />
- ¡Hey tu! ¡Bájate! - le dicen.<br />
Y bajaron al compa. Me acuerdo que me dije “Tal vez a mí al<br />
rato me bajan”. Entonces arranca el carro pa’ la frontera. Me<br />
acuerdo que estaban las mujeres, ya éramos como siete que<br />
regresábamos a la frontera. Estaba un chavo que yo le digo<br />
“Mole”, otros dos y yo. Las mujeres dijeron que ya no iban a<br />
seguir porque ya no tenían dinero y nosotros dijimos que si<br />
seguiríamos. Éramos cuatro, pero sin conocer nada.<br />
- ¡Que! ¿Vamos a seguir?- le digo.<br />
- Sí – dice - vamos <strong>de</strong> frente.<br />
- Ya está -le digo.<br />
Ese día nos pusimos <strong>de</strong> acuerdo y fuimos allá don<strong>de</strong> <strong>de</strong>portan<br />
a la gente, a ver si encontrábamos a nuestro compa, al que<br />
habían <strong>de</strong>tenido, a ver si llegaba pero no, nunca llegó.<br />
- ¿Qué hacemos?, ¿Nos aventamos? - Me dice mi compa.<br />
- Está <strong>de</strong> pensarlo porque no sabemos - le digo.<br />
- ¡Vamos, vamos! - Me dice el Mole.<br />
- Pues vamos - le digo.<br />
El segundo intento<br />
Y sí, esa noche ahí dormimos, en un hotelito. Al día siguiente,<br />
<strong>de</strong> Matamoros a Reynosa, a un lugar que no recuerdo como se<br />
llama, ahí bajamos en es el pueblito, ahí compramos frijoles,<br />
compramos agua. ¿Sabe lo que me da risa a mí? ¿Qué fue lo<br />
difícil <strong>de</strong> encontrar en esa zona fronteriza? ¡Un cortaúñas <strong>de</strong><br />
45
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
<strong>de</strong>stapador! ¡No encontrábamos! porque todo mundo es lo que<br />
compra ¡Será que dábamos vueltas por un bendito cortaúñas!<br />
- ¡Y allá que hasta uno los tira! - <strong>de</strong>cían éstos.<br />
¡Bueno! ¡Hasta que lo encontramos! ¡Llevábamos una mochila<br />
pero gran<strong>de</strong>! Ahí llevábamos todo ¡Hasta papel <strong>de</strong> baño<br />
llevábamos! ¡Bueno! Llamamos a un taxista. Es que los taxistas<br />
están igual <strong>de</strong> aliados ahí ¡Es negocio hasta <strong>de</strong> los taxistas!<br />
- Fíjate que vamos pa’ el otro lado, pero quiero que nos<br />
<strong>de</strong>jes en un punto clave más o menos - le digo.<br />
- Si - dice - yo les llevo. ¡Súbanse!<br />
Ese taxista corrió más o menos como <strong>de</strong> aquí a Cár<strong>de</strong>nas. No<br />
sé si nos dio vuelta ahí alre<strong>de</strong>dor ¡Pero como uno no sabe! Ya<br />
fue cuando nos <strong>de</strong>jó ahí, cerca había un arado [cultivo],<br />
- Allá está el río – dice- saben que <strong>de</strong>ben <strong>de</strong> escon<strong>de</strong>rse<br />
porque aquí caen mucho los judiciales y aparte hay<br />
maleantes, no les vayan a ganar - O sea que nos advirtió<br />
el taxista ¿no? - ¡Escóndanse!, busquen don<strong>de</strong><br />
escon<strong>de</strong>rse ¿Quién <strong>de</strong> uste<strong>de</strong>s es el guía?<br />
- Pues ninguno.<br />
- ¿Y cómo se van aventar así chavos?- dice.<br />
Ya nos estaba metiendo más miedo.<br />
- Así no – dice - así no.<br />
- Así vamos pa’l otro lado- le dijimos.<br />
Allí nos escondimos en las alcantarillas que estaban ahí, nos<br />
metimos a esperar la noche hasta que llegaron las once, doce<br />
<strong>de</strong> la noche, cuando nos dice,<br />
46
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
- ¡Ya! vámonos, vámonos.<br />
Llegamos y estaba fea la entrada <strong><strong>de</strong>l</strong> río ¡Ja! ¡Pa’ pasarle! Pero<br />
seguimos hasta que encontramos un lugar más o menos. Dice<br />
el Mole, que era el más aventado,<br />
- Yo voy a calar primero el río, a ver como está, a ver qué<br />
tan hondo está.<br />
- ¡Órale pues! - le digo.<br />
Cuando veo que se mete a la orilla ¡Cuando veo que se pier<strong>de</strong>!<br />
Se fue todo y yo <strong>de</strong>cía: ¡Mole! ¡Mole! Cuando veo que vuelve a<br />
subir y dice:<br />
- ¡Si aquí esta hondísimo Dios mío!<br />
Cómo éramos cuatro nos pusimos a preguntar si todos sabían<br />
nadar bien.<br />
- Si - yo digo.<br />
- Yo sí<br />
- Yo también pero ¿quién se va aventar con la mochila?<br />
- Yo, yo la llevo - dice Mole<br />
- Ya está – le digo.<br />
Nos aventamos y gracias a Dios pasamos los cuatro bien el río.<br />
Pero el problema fue que empezamos a caminar,<br />
caminábamos y caminábamos y volvíamos a salir a la bendita<br />
orilla <strong><strong>de</strong>l</strong> río.<br />
- ¡Bueno! ¿Qué pasa aquí?<br />
Y ahí nos vamos y otra vez. Dice un chavo:<br />
- Creo que nos perdió el duen<strong>de</strong>.<br />
47
- ¿Será? – le digo.<br />
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
Había un árbol así cerquita <strong><strong>de</strong>l</strong> río y dice Mole,<br />
- Yo me voy a subir aquí - y se subió.<br />
Dijo que vio una torre<br />
- Aquí nos vamos a ir, aquí vamos a seguir esa luz.<br />
- ¡Sale! ¡Órale pues! Aquí nos vamos.<br />
Se bajó y uno que era soldado <strong>de</strong>cía,<br />
- No, es que el norte es así, porque los árboles están así. Y<br />
empezaron a discutir,<br />
- No, aquí nos vamos.<br />
- Sale pues.<br />
Y sí, salimos <strong>de</strong> la orilla pero batallamos pa’ salir. Seguimos<br />
esa noche, caminamos no sé qué tanto, hasta que iba<br />
amanecer y llegamos a una orilla, ahí fue don<strong>de</strong> empezamos a<br />
sacar las latas. Esa noche caminamos un buen tramo porque<br />
<strong>de</strong> día no se pue<strong>de</strong> caminar. Ahí todo estábamos tranquilos<br />
pero al día siguiente uno <strong>de</strong>cía que era así y el otro que no.<br />
Estábamos como perdidos porque uno <strong>de</strong>cía es pa’ acá y el<br />
otro <strong>de</strong>cía es pa’ allá.<br />
- No, que aquí es Houston.<br />
- No, es pa’ acá - <strong>de</strong>cía el otro.<br />
- ¿Y ahora a quien creer? Estamos caminando a lo güey,<br />
estamos caminando alre<strong>de</strong>dor- <strong>de</strong>cía yo.<br />
- No pues, es aquí - y que nos vamos pues.<br />
- ¡Vámonos ahí!<br />
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De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
Esa noche nos llovió ¡Cayó un aguacero <strong>de</strong> esos! Pasamos un<br />
arado y llegamos esa noche a unas matas <strong>de</strong> naranja, ya<br />
estaba amaneciendo y dice el chavo:<br />
- Aquí nos vamos a quedar.<br />
- ¡Órale! aquí nos vamos a quedar.<br />
Estábamos acostados ahí en el suelo, cuando pensamos que<br />
venía gente,<br />
- ¿Qué será?<br />
¡Cuando vemos que le metieron riego a las naranjas! pshh<br />
(risa) ¡Y ahí vamos pa’ arriba <strong>de</strong> las matas <strong>de</strong> naranja!<br />
estábamos los cuatro, cada quien en una mata (risa), ahí<br />
teníamos que estar hasta que entrara la noche. Ahí estábamos<br />
todos, nos volvimos a ver hasta que entró la noche y que<br />
vuelve a llover, quien sabe por qué. Ya llevábamos tres<br />
noches, teníamos tres noches caminando y seguimos. Ya pa’<br />
ese entonces na’ mas llevábamos tres latas <strong>de</strong> fríjol, pero<br />
empezamos a caminar. Ya en el camino empiezan otra vez a<br />
discutir, Mole y el chavo, que era pa’ acá, que era pa’ allá,<br />
hasta que llegamos a una vía.<br />
- Aquí vamos a esperar el tren - dice.<br />
- No, aquí no pasa - Y que sigue la discusión.<br />
La carretera fe<strong>de</strong>ral, así como le <strong>de</strong>cimos nosotros, estaba<br />
lejos, como a tres kilómetros, se veía como pasaba el pasaje<br />
[vehículos] en la oscuridad.<br />
- La verdad Mole, yo ya no voy a seguir, ya estamos<br />
caminando a lo menso, imagínate tres noches y no<br />
sabemos ni cómo vamos -le digo- yo me voy a salir solito<br />
aquí - le digo.<br />
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De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
- ¿Te vas a ir solito?<br />
- Si - le digo - me voy solito a que me agarren, ya voy a salir<br />
a esa calle.<br />
Mole le <strong>de</strong>cía a los otros dos que eran hermanos,<br />
- No, no hay que <strong>de</strong>scontrolarse, ya ves cuanto hemos<br />
caminado ¡Ya la vamos a hacer!<br />
- Ya no - le digo a Mole.<br />
Pero Mole tenía el cortaúñas y cargábamos como tres latas <strong>de</strong><br />
frijol,<br />
- Yo me voy contigo, que nos agarren pues - me dice Mole.<br />
- No pues ¡Danos el cortaúñas! - dice el otro.<br />
- No – dice - no te lo voy a dar.<br />
- No que ¡Dámelo!<br />
La cosa es que no se lo dio y se llevaron ellos su lata <strong>de</strong> frijol<br />
¡Quién sabe si la <strong>de</strong>staparían! (risa) Ellos se fueron y nosotros<br />
nos quedamos.<br />
- Ya aquí nada más nosotros nos vamos - Le digo a Mole.<br />
Agarramos y no paramos, ya iba amaneciendo cuando salimos<br />
a la calle y llegamos a una iglesia. Nos paramos enfrente <strong>de</strong><br />
una iglesia y ahí estábamos, sentados, viendo la iglesia cuando<br />
llego un carrito bonito, era un pastor.<br />
- Vamos a pedirle un refresco o algo- dice Mole.<br />
- ¡Y qué muchachos!<br />
- Nada - le digo - ¿Qué tan lejos estamos <strong>de</strong> la frontera <strong>de</strong><br />
México?<br />
- Si esa está ahí na’ más - dice.<br />
50
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
- ¿Y entonces? ¿Y lo que hemos caminado? - le digo a<br />
Mole.<br />
Y no le pedimos nada, sino que volvíamos a agarrar la misma<br />
carretera. Íbamos caminando por toda la orilla y los carros<br />
pasaban, yo y Mole caminando, íbamos caminando cuando un<br />
muchacho con una camioneta roja y un viejito nos dicen,<br />
- ¿Qué onda paisa?- iban tomando cerveza - que onda<br />
paisa ¿Pa’ don<strong>de</strong> van?<br />
- Pa’l otro lado - les digo.<br />
- Aquí los va agarrar migración- dice y se para - ¡Aquí hay<br />
migración <strong>de</strong> a madre! Aquí los va agarrar ¡Súbanse!<br />
Y nos subimos a la camioneta, estábamos todavía <strong><strong>de</strong>l</strong> otro lado<br />
en Estados Unidos.<br />
- ¡Súbanse! – dice -¿Quieren?<br />
Y pues sí, llevábamos sed,<br />
- Pues danos una na’ mas- le digo.<br />
Eso sí, Mole y yo tomábamos, pa’ que voy a <strong>de</strong>cir que no, pero<br />
imagínate ¡Sin comer y mala noche!<br />
- ¿Se van a echar una?- me dice.<br />
- Na’ mas dame una - le digo.<br />
Llegamos a un pueblito que se llama "Brownsville", <strong>de</strong> Texas,<br />
creo que es el segundo pueblito <strong>de</strong> ahí <strong>de</strong> la frontera, es el<br />
segundo <strong>de</strong> Estados Unidos.<br />
- Entonces ¿Qué van a hacer uste<strong>de</strong>s? - nos dijeron.<br />
- Pues la verdad, yo voy a ir a que nos agarre la migración.<br />
51
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
- ¿Quieren que los agarre migración?<br />
- Sí, ya no aguantamos - le digo.<br />
- Ah pues, los voy a <strong>de</strong>jar en el parque, ahí pasa migración<br />
a cada rato, ahí los van a agarrar ¡Sale pues chavos!<br />
Y ahí nos <strong>de</strong>jaron. Nosotros cargábamos dólar pero no<br />
sabíamos sacar refrescos, o sea la verdad, pues no.<br />
- Yo tengo sed y cargo - dice Mole.<br />
Pero ni yo ni el otro. Había un "Oxxo" [ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong> tiendas] y le<br />
digo,<br />
- ¡Vamos ahí, vamos a pedírsela! Porque aquí si hablan<br />
español todavía - le digo - se escucha.<br />
En eso estábamos cuando llegan unos muchachos en un jeep,<br />
- ¿Qué onda paisa? ¿Pa’ dón<strong>de</strong> van?<br />
- Pues vamos pa’ el otro lado.<br />
- ¿Ahí hay quien les pague?<br />
- Allá sí - le digo.<br />
- ¿De veras?<br />
- Si.<br />
- ¡Súbanse al jeep!<br />
Y nos fuimos al jeep, nos sentamos ahí, estábamos<br />
sentándonos cuando llegó el carro <strong>de</strong> migración.<br />
– ¡Ya no me voy a escon<strong>de</strong>r - le digo.<br />
Y los chavos salieron huyendo, los que nos habían dicho que<br />
nos subiéramos al jeep y nosotros ahí sentados,<br />
- A ver si nos agarran, que nos bajen ya.<br />
52
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
Pero no sé qué pasó que ni nos tomaron en cuenta. Cuando<br />
regresaron los chavos dicen,<br />
- ¡Ah la madre! Pensábamos que ya no estaban uste<strong>de</strong>s<br />
aquí.<br />
- Si, aquí seguimos - le digo.<br />
- ¡Vámonos! - dice.<br />
Llegamos a una casa bonita pero había migrantes a<strong>de</strong>ntro, yo<br />
pensé que éramos nosotros nada más. Había muchachas <strong>de</strong><br />
Centroamérica, eran quizás como ochenta ¡Tenían gente esos<br />
chavos ahí a<strong>de</strong>ntro! Llegamos y nos dice,<br />
- ¡Que! ¿Van a comer?<br />
- Pues sí.<br />
Ellos eran chicanos, puro chicano.<br />
- A ver, dame el teléfono <strong>de</strong> tus cuates, <strong>de</strong> los que van a<br />
pagar allá.<br />
Y sí, como lo cargábamos apuntado y todo, hablaron.<br />
- ¿Saben qué? – dice - quiero que me man<strong>de</strong>n la mitad.<br />
Ahí ya empezó a chafiar [<strong>de</strong>scomponerse] la cosa.<br />
- No pues sí, ya la vamos a reunir.<br />
¡Ahí tardamos cuatro días en esa casa! Nos daban <strong>de</strong> comer y<br />
<strong>de</strong>cían,<br />
- ¿Que hicieron pues con su familia? ¿Qué hicieron pues?<br />
- Nada, que dicen que no reúnen el dinero todavía.<br />
- ¡No, no, no!<br />
53
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
Llegó una muchacha guapa, bonita recuerdo, igual pasaba a la<br />
gente y siempre nos veía ahí, porque se empezó a ir la gente y<br />
na’ más quedábamos nosotros dos. Que nos dice,<br />
- Yo muchachos, yo les pasara, pero es que el problema<br />
que como somos varios contactos, van a pensar que yo<br />
me voy agarrar el dinero <strong>de</strong> uste<strong>de</strong>s. Yo les hiciera el paro<br />
[apoyarlos] porque yo veo que uste<strong>de</strong>s…<br />
Y un señor que llegó <strong>de</strong> ahí, <strong>de</strong> esa casa nos dice:<br />
- ¿Saben que muchachos? Mejor se <strong>de</strong>ben <strong>de</strong> ir a su casa,<br />
están lejos, mejor váyanse ¿Qué pue<strong>de</strong>n hacer si no los<br />
quieren ayudar sus amigos? Mejor váyanse, que los<br />
saquen <strong>de</strong> aquí, les <strong>de</strong>portan.<br />
- Sí - le digo - yo creo que si va a ser así, ya no la vamos a<br />
hacer.<br />
Ahí estábamos cuando llego el chavo otra vez con su esposa.<br />
- ¿Que hicieron pues? - dice -¿Sabes que chavo? estos<br />
cabrones no reúnen la feria. Dicen que no tienen.<br />
- Eso me lo hubieran dicho al principio – dice.<br />
- Pues ya nos vamos - le digo.<br />
- ¡Cómo, cómo! ¡No, no, no se salgan así! - dice. Y traía una<br />
"Sabritas" [marca comercial <strong>de</strong> frituras ®] por acá y agua<br />
ese chavo - les voy a ser una valona [un favor], los voy a<br />
llevar por don<strong>de</strong> antes yo pasaba gente, por el tren, pero<br />
esa ya va a ser suerte <strong>de</strong> uste<strong>de</strong>s. Los voy a llevar.<br />
- Pues no sé ¡como quieran!<br />
- Sí, súbanse a la camioneta.<br />
Ahí iba su esposa, su hija <strong>de</strong> él y nosotros pues. Ahí nos<br />
subimos.<br />
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De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
- Llévense el agua y la Sabritas – dice.<br />
Yo recuerdo como corrió el chavo, cuando nos dice,<br />
- Bájense aquí y métanse a ese zacatal - ¡Había un zacatal!<br />
¡Ahí métanse!<br />
Nos bajamos y las vía <strong><strong>de</strong>l</strong> tren estaban cerca <strong>de</strong> una Fe<strong>de</strong>ral,<br />
un “free way” [autopista] <strong>de</strong> allá, entradas y salidas, salían los<br />
carros y nosotros estábamos <strong>de</strong> aquel lado y las vías <strong><strong>de</strong>l</strong> tren<br />
estaban allá, o sea que estaba peligroso pa’ pasar corriendo.<br />
- ¡Tengan cuidado! No les vaya a golpear un carro aquí<br />
cuando salgan, fíjense por los dos lados - dice.<br />
Y nos dio el agua ese cabrón y las Sabritas.<br />
Nos dice - El tren pasa <strong>de</strong> dos a tres <strong>de</strong> la mañana, no se<br />
vayan a dormir - nos llevo como a las siete - No se vayan a<br />
dormir.<br />
¡Azu! Pa’ mala suerte ¡Es que había hormiga en ese zacatal!<br />
¡Pero bastante! Y nosotros ahí. Yo ya no aguantaba, nos<br />
picaba la hormiga, pero ni modo.<br />
- ¡Aquí la hormiga no nos va a vencer! - le digo.<br />
Ahí estábamos cuando en eso le digo a Mole,<br />
- ¿Cómo qué hora será?<br />
No cargábamos reloj, no cargábamos nada y dice Mole:<br />
- Ya ha <strong>de</strong> ser cerca <strong>de</strong> las dos - dice.<br />
- ¿Será? - le digo.<br />
55
- Sí - dice.<br />
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
Pero cuando el tren se acerca ¡Ése hace un escándalo! Y venia<br />
pitando. Luego me dice Mole:<br />
- Ahí viene - me dice.<br />
- ¡De veras! Sí.<br />
Salimos corriendo ¡Pero había gente por don<strong>de</strong> quiera<br />
escondida! ¡Y nosotros pensamos que éramos los únicos! El<br />
tren iba fuerte, me acuerdo que Mole, mi amigo, se quiso subir<br />
y allá lo tiró.<br />
- Vamos a agarrarnos - dice Mole.<br />
- ¡Agarrarnos mangos! - le digo - tu sabes que por poco y te<br />
mata.<br />
Y el tren pasando, entonces le digo a Mole<br />
- Ya no la hicimos ¿cómo nos vamos a subir aquí? - le digo.<br />
Pero en una <strong>de</strong> esas, cuando se <strong>de</strong>tiene el tren y ya ve que los<br />
últimos <strong>de</strong> atrás son como pipas ¿No? Y se quedó la pipa así<br />
cerca <strong>de</strong> nosotros.<br />
Le digo a Mole:<br />
- ¡Vamos a subirnos aquí!<br />
Afuera na’ mas había un espacio pa’ sentarse. Me senté yo,<br />
Mole igual y ahí nos quedamos. Se escuchaba que venían<br />
revisando porque es un punto <strong>de</strong> revisión ahí. Yo vi que todos<br />
los <strong>de</strong>más se regresaron pa’ atrás, a escon<strong>de</strong>rse y nosotros no,<br />
nosotros ahí nos quedamos y nos subimos ahí a la pipa.<br />
56
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
- ¡Reyes! - me dice Mole,<br />
- ¿Qué onda?<br />
- Yo antes llegaba al templo - me empezó a <strong>de</strong>cir - vamos a<br />
orar el Salmo noventa y uno - parece que me dijo.<br />
- ¿Te lo sabes Mole? - le digo.<br />
- Si –dice. Y empezó a orar.<br />
- Pues vamos a orar pues.<br />
Y ahí estábamos orando. Escuchamos que venía migración,<br />
pero en una <strong>de</strong> esas tardó como media hora parado el tren,<br />
cuando escucho que empezó a tronar todo.<br />
- Eso es - le digo a Mole – que ya nos vamos Mole.<br />
- ¡Cómo!<br />
- ¡Hijo <strong>de</strong> la fregada! Si, pues - le digo a Mole.<br />
Moisés<br />
Y ya nos fuimos. Ese tren corrió como <strong>de</strong> las tres <strong>de</strong> la mañana<br />
hasta por la una <strong><strong>de</strong>l</strong> día siguiente. Le digo que pasábamos<br />
pueblitos y nos veía la gente y nosotros ahí agarrados.<br />
- ¿No te vas a dormir?- me <strong>de</strong>cía Mole.<br />
- No ¡Si es que veo esos llantones! [ruedas <strong><strong>de</strong>l</strong> tren]<br />
Y ya ahí pasábamos pueblitos y pueblitos, y le digo,<br />
- ¿Tan lejos estamos <strong>de</strong> Houston pues?<br />
Cuando se <strong>de</strong>tiene el tren y como antes atrás habíamos visto<br />
un carro <strong>de</strong> migración, le digo a Mole.<br />
- Creo que ya nos vieron.<br />
57
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
Se <strong>de</strong>tuvo el tren, pero <strong>de</strong> ahí había un campo y mas allá puro<br />
zacate. Nos bajamos corriendo al parar el tren, nos saltamos.<br />
Yo iba corriendo y volteo así pa’ atrás cuando veo a un chavo<br />
que estaba igual ahí, en un vagón.<br />
- Ahí está un chavo ¿Y cómo ese no se bajó? - le digo a<br />
Mole.<br />
La cosa es que nos fuimos, nos escondimos en ese zacatal,<br />
estábamos acostados.<br />
- Cuando escuches el tren, vamos a salir otra vez - le digo a<br />
Mole - hay que agarrarlo porque no queda <strong>de</strong> otra aquí.<br />
- ¡Qué! ¿Vamos a seguir caminando? ¿Pero a don<strong>de</strong>?<br />
Cuando al rato escucho que empieza el tren otra vez y salgo<br />
yo, pero yo me acordaba en que vagón venia el muchacho y le<br />
digo a Mole,<br />
- Tú sígueme.<br />
Y salimos corriendo. Tenía que saltar una cerca antes que el<br />
tren agarrara, cuando el chavo se asoma, agarra y saca el<br />
brazo, salto yo y me agarra. Cuando Mole salta igual y ahora<br />
pa’ arriba. Entonces nos dice,<br />
- ¿Qué onda? ¿Por qué se bajaron? Si aquí ya no hay<br />
peligro <strong>de</strong> migración.<br />
- ¡No chingues! - le digo.<br />
- No, aquí no hay nada ya.<br />
- Ah, bueno.<br />
Estábamos alegres celebrando los tres. Ese muchacho llevaba<br />
un jugo y una hamburguesa.<br />
58
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
- ¿Qué onda?, ¿Ya comieron?<br />
- No - le digo - no hemos comido nada.<br />
Andábamos sucios, no llevábamos nada, na’ mas nosotros.<br />
- ¿De dón<strong>de</strong> eres?- le pregunto.<br />
- Pues soy <strong>de</strong> Jalisco.<br />
- ¿Cómo te llamas?<br />
- Moisés.<br />
Y como yo le <strong>de</strong>cía a mi compañero Mole, el otro igual le<br />
empezó a <strong>de</strong>cir Mole. Bueno, llegó la noche y parte <strong><strong>de</strong>l</strong><br />
siguiente día, ese muchacho cuando se paraba el tren, porque<br />
a veces se paraba, tardaba hasta dos, cuatro horas, ese<br />
muchacho se bajaba a buscar agua. Él conocía más que<br />
nosotros. Nosotros no nos bajamos. Una vez se bajó ese<br />
muchacho y nunca regresó al tren.<br />
- ¡Ya se quedó Moisés! -le dije a Mole.<br />
- Si –dice- y ahora nosotros pues aquí hasta don<strong>de</strong> llegue.<br />
Cuando se vuelve a parar el tren y al rato veo que se sube.<br />
- Es que cuando yo venía <strong>de</strong> allá vi que arrancaba y ya no<br />
me dio tiempo <strong>de</strong> subir en este vagón - ya nos traía agua -<br />
¡Órale! Tomen.<br />
Llegamos como a las once <strong>de</strong> la noche a otra estación y<br />
estábamos acostados, ahí pensando, cuando en eso nos<br />
alumbran <strong>de</strong> repente,<br />
- ¡Chíngale! ¡Ya nos agarraron!<br />
Se para Moisés, el chavo, y veo que empieza hablar en inglés<br />
con él ¡Uta! ¡Hablaban en ingles! era un moreno.<br />
59
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
- ¿Qué onda Moisés?<br />
- Es que el tren ya no va a Houston, dice que va a pasar<br />
otro como a la una o dos <strong>de</strong> la mañana, que va a Houston<br />
- nos dice.<br />
- ¿De veras tú hablas ingles Moisés?- dice Mole.<br />
- Si -dice.<br />
- Por un lado esta bueno. Fíjate que si nosotros hubiéramos<br />
ido solitos no íbamos a saber que nos iba a <strong>de</strong>cir.<br />
Hasta ahí íbamos porque nos había avisado el garrotero.<br />
Entonces nos bajamos <strong>de</strong> ese tren y empezábamos a<br />
acostarnos cuando venía el tren. Dice Moisés,<br />
- Ese es el que va pa’ Houston.<br />
Y otra vez a subirnos. Mole y Moisés se subieron arriba y yo<br />
igual me subí. Ya caminando en el tren ¡Cuando empezamos a<br />
ver los edificios <strong>de</strong> Houston, Texas! Dice Moisés,<br />
- Ahí es Houston.<br />
- ¿De veras?- le digo.<br />
- Sí, ya la hicimos.<br />
¡Azu! llegamos a la seis <strong>de</strong> la mañana don<strong>de</strong> estaban todos los<br />
trenes.<br />
- ¿Qué onda? ¿Traen uste<strong>de</strong>s dólares? - dice Moisés.<br />
- Yo traigo aquí como ciento diez - le digo.<br />
Mole igual traía algo así.<br />
- ¿Quieren café? - dice Moisés.<br />
- Sí - le digo - pero nosotros no sabemos comprar.<br />
- Yo sí – dice. Y se metió y nos trajo café con unos panes -<br />
Yo la verdad, voy a Dallas, allá con mi familia ¿Y uste<strong>de</strong>s?<br />
60
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
- No, nosotros queremos llegar a una casa <strong>de</strong> Juan Diego,<br />
es una casa <strong>de</strong> inmigrantes que nos dijeron, pero la<br />
verdad no sabemos llegar - le digo.<br />
- ¿De veras no saben llegar?<br />
- No - le digo.<br />
- Los voy a llevar. Es que hay que tomar un bus aquí - dice.<br />
Pero aquí uno va a pagarle al chofer ¡Y allá no! Allá es con<br />
unas máquinas que le metes el dólar y ya te tira el ticket. Nos<br />
dice ese Moisés,<br />
- ¿Traen cambio?<br />
- No - le digo.<br />
Ya cambió y él era el guía <strong>de</strong> nosotros allá. Nos subimos y<br />
vimos que se nos quedaban viendo ¡Llegamos al mero centro<br />
<strong>de</strong> Houston! pero había gente que parece que nos conocían y<br />
nos <strong>de</strong>cían:<br />
- ¡Qué onda chavos! ¿Van llegando no?<br />
- Si, vamos llegando.<br />
- ¿Dón<strong>de</strong> se encuentran los taxis aquí? - preguntaba<br />
Moisés.<br />
- No, están hasta la terminal – le dice un chavo.<br />
- Vamos a la terminal, tienen que agarrar tal bus - dice<br />
Moisés - esos son los que van a la terminal.<br />
Nos subimos y ahí iba una señora y nos dice,<br />
- ¿Van llegando?<br />
- Sí, vamos llegando.<br />
- Tengan diez dólares, a ver pa’ que les sirve muchachos,<br />
yo igual así pase <strong>de</strong> inmigrante - dice.<br />
61
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
Bueno y llegamos a la Terminal y ahí estaban los <strong><strong>de</strong>l</strong> taxi, eran<br />
puros negros y dice Moisés,<br />
- ¡Esos son! - y le habló al taxista, como él sabía inglés.<br />
- Dice que nos va a llevar por cuarenta dólares.<br />
Después <strong>de</strong> que llegamos íbamos en el camino y discutía con<br />
Moisés el negro,<br />
- ¡No, si gasté tanto!<br />
- Dice que nos va a cobrar sesenta dólares.<br />
- Ya déjalo pues - le digo, pues nosotros con las ganas <strong>de</strong><br />
llegar no nos importaba pagar más.<br />
Nosotros íbamos sin conocer nada y estábamos llegando<br />
cuando vemos la imagen <strong>de</strong> la Virgen con Juan Diego. Se nos<br />
acerca un señor, un güero, un gringo [estadouni<strong>de</strong>nse] que<br />
hablaba español correcto:<br />
- ¿Van pa’ la casa Juan Diego?<br />
Nosotros todavía estábamos arriba <strong><strong>de</strong>l</strong> taxi, como iba<br />
<strong>de</strong>spacito,<br />
- Si - le digo.<br />
- Ahí es, don<strong>de</strong> está esa virgen, está pintada la casa <strong>de</strong><br />
Juan Diego, ahí es pues.<br />
- Nos bajamos y ya – pensamos nosotros. Pero dice<br />
Moisés,<br />
- ¡Hasta aquí ya les traje!<br />
Me acuerdo que el chavo es alto,<br />
- Se acabó ya el guía - pensé.<br />
62
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
Y no sé, en ese tiempo que convivimos nos dio tristeza <strong>de</strong> que<br />
nos haya <strong>de</strong>jado y hasta el día <strong>de</strong> hoy. Ya nos abrazó y dice,<br />
- Suerte chavos. Cuí<strong>de</strong>nse, aquí en Estados Unidos ya no<br />
están como en su tierra.<br />
- Sale pues.<br />
Pues ya habíamos convivido con él y sí, se fue, nos <strong>de</strong>jó ahí.<br />
La casa <strong>de</strong> Juan Diego<br />
Entonces nos pasaron a la casa, nos tomaron los datos, <strong>de</strong><br />
dón<strong>de</strong> éramos, si íbamos enfermos.<br />
- No, pues no - le digo.<br />
Si íbamos pues flacos, así llegamos. Nos tomaron nuestros<br />
datos, <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> éramos y nos dicen,<br />
- Ahorita váyanse a la casa San José Obrero, ahí con<br />
chance y vayan a trabajar ahorita, pero como vienen, no<br />
creo. Vayan a bañarse, porque la casa San Juan Diego na’<br />
mas se abre en la tar<strong>de</strong> para dormir. Váyanse mientras<br />
allá y se vienen a las cuatro.<br />
- Pero no conocemos ahí.<br />
Entonces mandó un chavo,<br />
- Vayan, él les va a enseñar dón<strong>de</strong> es la otra casa.<br />
No estaba muy lejos. Ya a las cuatro nos dicen,<br />
- Véngase a la casa, a las cuatro está abierta pa’ que<br />
vengan a comer y para darles su dormitorio.<br />
63
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
Me acuerdo que fuimos allá y nos bañamos, la misma ropa nos<br />
pusimos, y lo que queríamos era hablar por teléfono pa’ acá,<br />
porque acá no sabían nada, casi un mes sin saber <strong>de</strong> nosotros.<br />
Me acuerdo que Bartola ya preguntaba y como los otros dos<br />
chavos los agarraron, ya llegaron al poblado y les fueron a<br />
preguntar.<br />
- Esos agarraron pa’ otra parte y no sabemos nada.<br />
¡Imagínese como estaban! Entonces queríamos marcar pa’ acá<br />
y como todavía nos había quedado un dinero, le digo a un<br />
muchacho,<br />
- Fíjate que queremos hablar a Tabasco, pero no sabemos<br />
¡No sabemos pero ni comprar una tarjeta!<br />
- ¿De cuánto van a comprar la tarjeta? - dice.<br />
- No sé cuanto valgan – le digo.<br />
- Hay <strong>de</strong> diez, <strong>de</strong> cinco, <strong>de</strong> dos dólares.<br />
- Una <strong>de</strong> diez pa’ que nos dé – le digo.<br />
- Sí - dice.<br />
Agarró el muchacho y se metió ahí a comprarla.<br />
- ¿Pero sabes cuál va a ser el otro favor? Pues que no<br />
sabemos marcar, si sabemos pero no <strong>de</strong> aquí, <strong>de</strong> Estados<br />
Unidos fíjate que no sabemos marcar - le digo.<br />
- ¿De veras no saben? -dice.<br />
- No, pues no.<br />
Entonces nos hizo un papelito,<br />
- Así van a marcar.<br />
Nos hizo los números, cero, uno, cincuenta y dos y luego la<br />
Lada <strong>de</strong> nosotros. Pero teníamos que marcar primero el <strong>de</strong> la<br />
64
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
tarjeta ¡Era una numeración gran<strong>de</strong>! Hasta que logramos<br />
meternos en una caseta, porque era la única caseta. Eso fue<br />
como a las dos cuando marqué aquí, mi mujer no se lo creía.<br />
Le digo a Bartola,<br />
- ¡Ya estoy aquí!<br />
- ¡Es verdad!<br />
Y nosotros no hallábamos que hacer, ya nosotros llorábamos y<br />
<strong>de</strong>cía Mole,<br />
- ¡Que man<strong>de</strong>n a buscar a mi esposa también!<br />
- ¡Ya llegamos! ¡Cómo no pues, estamos bien!<br />
Y bueno, gracias a Dios llegamos. Luego nos fuimos a la casa<br />
Juan Diego y ahí pues si te visten. Dice el muchacho:<br />
- Vayan allá, que les van a dar ropa.<br />
Ropa ya usada, pero en buena condición, es <strong>de</strong> la iglesia<br />
católica. Allí nos dijeron,<br />
- Escojan - dice.<br />
Zapatos, <strong>de</strong> todo hay ahí. Lo único que te dan nuevecito son la<br />
pasta <strong>de</strong>ntal, tu jabón y no recuerdo que otra cosita. Escogimos<br />
la ropa y ya al rato nos dicen,<br />
- Pasen a comer.<br />
¡Eso está bonito! En esa casa tardamos diez días. Ahí los<br />
miércoles se hace misa, se reúnen y hay también casa <strong>de</strong><br />
mujeres, la <strong>de</strong> Juan Diego es solo para hombres porque no<br />
está permitido mujeres, aunque sea su pareja, su esposa,<br />
tienen que estar separados y si se van hablar, tiene que ser en<br />
65
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
un parque, fuera <strong><strong>de</strong>l</strong> ambiente, porque así es el reglamento que<br />
hay ahí. El dueño <strong>de</strong> esa casa es un gringo, Marcos, todavía<br />
recuerdo su nombre, es muy católico ese señor y ahí en esa<br />
casa no pue<strong>de</strong> entrar migración, no sé a qué se <strong>de</strong>be, saben<br />
que existe esa casa y que ahí encuentra uno brasileños, <strong>de</strong><br />
argentina ¡Bueno, <strong>de</strong> todo hay! .<br />
Ya <strong>de</strong> ahí fue que nos dieron trabajo, ahí fue que completamos<br />
pa’ irnos con el muchacho que era el contacto, el que según<br />
nos iba a pagar la pasada. Nos movimos hasta Georgia, hasta<br />
allá fui a parar. Entré a trabajar en una que se llama “Ki and Pi”,<br />
una camaronera. Ahí los trabajadores, casi la mayoría, eran<br />
puros indocumentados. Saca uno una cre<strong>de</strong>ncial chueca y el<br />
seguro, ya con eso entra uno a trabajar, pero creo que esa<br />
compañía fue multada. Ahí <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que llegué en esa me quedé.<br />
Tardé un año y siete meses, con eso compré este solar, aquí<br />
armé una casita <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra. Cuando yo me fui, mi niña apenas<br />
iba a tener el año. Cuando me fui compré este lugar. Aquí<br />
ganaba yo poco, ganaba yo doscientos sesenta, doscientos<br />
setenta, variaba. Le <strong>de</strong>cía yo a Bartola,<br />
- Ya tengo la casa pues, mi casita <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra - era <strong>de</strong><br />
ma<strong>de</strong>ra- ya con esa, pues hay que ser conformista, ya me<br />
voy.<br />
- Pues vente - dice.<br />
El segundo viaje<br />
Regresé aquí y me quedé como dos años o más, pero ya no<br />
me empezó a gustar la casa que tenía yo. A tiempo otro amigo<br />
me dice un día, él era soldado,<br />
- ¿Qué onda huesos? Vámonos pa’ el otro lado. Yo tengo<br />
unos amigos allá en California ¡Vámonos para allá! - dice.<br />
66
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
Yo igual andaba en planes <strong>de</strong> irme, otra vez al lugar don<strong>de</strong><br />
antes estaba trabajando y le digo,<br />
- ¿Será?<br />
- ¡Vámonos a California! ¡Vámonos pa’ allá!<br />
- Bueno pues ¡Vámonos a California! - le digo.<br />
Y nos fuimos a California. Pero también esa pasada fue un<br />
problema. Cuando nos iban a pasar nos asaltaron con una<br />
pistola. Eso fue como a las once <strong>de</strong> la noche. Estábamos todos<br />
ahí, esa vez nos fuimos en avión, llegamos rápido, pero yo ya<br />
tenía una i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> cómo se sufre en la frontera. Yo recuerdo<br />
que na’ más le dije a mi esposa,<br />
- Ya me voy Bartola.<br />
Estaba Noemí, mi niña, y empezó a llorar.<br />
- ¡No papi, no te vayas!<br />
Recuerdo que hasta me tuve que escon<strong>de</strong>r por ahí y me tardé<br />
quizás como cinco minutos escuchando a Noemí llorando.<br />
- ¡Me quiero ir contigo!<br />
¡Azu!, se me hacía un nudo aquí. Bartola dice que pensaba que<br />
yo me iba a regresar porque ella, mi mujer, se me quedó<br />
viendo. Dice,<br />
- Yo pensé que te ibas a regresar.<br />
- Ganas no me faltaron, porque ahí me paré y escuchaba a<br />
Noemí llorando - le dije.<br />
¡Si es la única hija! ¡Azu! Pero me dije, “¡No! Me voy a ir”.<br />
67
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
Lo que hice fue que me persigné,<br />
- En el nombre sea <strong>de</strong> Dios - fue na’ mas lo que dije - Si<br />
Dios quiere que yo regrese a mi casa y si no, pues<br />
también en el nombre sea <strong>de</strong> Dios.<br />
Yo fui el que pasó a buscar mi amigo. Él si estaba llorando<br />
¡Azu! ¡Será que lloraba! y le digo,<br />
- ¡Que! ¿Lloraste?<br />
- No - dice.<br />
Pero tenía todo esto hinchado (risa). Entonces le digo,<br />
- Es saludable llorar - ¡Pero si yo mismo tenía ganas <strong>de</strong><br />
arrodillarme y gritar!<br />
- Na’ mas no te pongas checho [mimado], tú que fuiste<br />
soldado - le dije.<br />
La Migra mexicana<br />
Pa’ mala suerte esa noche que llegamos a la frontera que nos<br />
agarra la policía <strong>de</strong> aquí, <strong>de</strong> México. Pero la policía <strong>de</strong> México<br />
¡Cómo es corrupta! Por eso cuando a veces pasan en los<br />
noticieros y Bartola la está viendo, le digo,<br />
- ¡Está bien! ¡Que les <strong>de</strong>n en la madre!<br />
Porque nos agarraron y el <strong><strong>de</strong>l</strong>ito que nos pusieron fue porque<br />
estábamos en las láminas [muro fronterizo]. Van, nos agarran,<br />
nos meten a la patrulla y nos llevan al Ministerio Público. Nos<br />
encerraron y nos pedían tres mil pesos pa’ salir <strong>de</strong> ahí. Éramos<br />
seis, con otros chavos que habían llegado ahí, y nos dicen,<br />
- Tres mil pesos si quieren salir.<br />
68
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
Un muchacho andaba cargando el dinero y cuando lo<br />
agarraron se lo contaron. Yo lo traía aquí, en esto <strong><strong>de</strong>l</strong> pantalón,<br />
yo traía como cuatro mil acá que metí en esto <strong><strong>de</strong>l</strong> pantalón y mi<br />
amigo también traía. En la cartera yo na’ mas traía ciento<br />
cincuenta pesos pero a este pobre muchacho, como le<br />
encontraron el dinero los policías, lo llevaron allá y le pidieron el<br />
dinero,<br />
- Tu cargas, tú tienes dinero, allá lo tienes - dice.<br />
- No, pero yo no voy a pagar.<br />
- Pues aquí se van a quedar - dice.<br />
Y ahí nos encerraron. Como a las once o doce <strong><strong>de</strong>l</strong> día nosotros<br />
seguíamos ahí encerrados y le digo,<br />
- ¿Qué onda pues?<br />
- ¿Cuánto? ¿Cuánto? ¿Cuánto dan pues? - nos llegó ahí el<br />
policía.<br />
Le digo al otro chavo que era gran<strong>de</strong> y fuerte,<br />
- ¿Cuánto te agarraron?<br />
- Me agarraron tres mil pesos - dice.<br />
- Dennos mil pesos y se van pa’ afuera los tres peludos<br />
[hombres] - dice.<br />
- ¿Sabes qué? Yo te voy a dar doscientos pesos - le digo al<br />
chavo.<br />
- Yo igual te voy a dar doscientos- dice otro.<br />
- Yo na’ mas cien – dice otro más.<br />
- ¡Sale pues!<br />
Y ya pagamos esa multa y vamos pa’ afuera. Del dinero que<br />
yo traía, <strong>de</strong> ahí se los pasé, porque si por <strong>de</strong>sgracia nos<br />
sienten el dinero que traemos ¡Ese era el miedo <strong>de</strong> nosotros!<br />
69
El asalto<br />
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
Ya <strong>de</strong> ahí con el pollero ¡Será que batallábamos! Íbamos y nos<br />
agarraban, hasta que una noche nos asaltaron. Estábamos en<br />
un callejón, estábamos escondidos, yo estaba así sentado,<br />
cuando veo que pasa uno enfrente <strong>de</strong> nosotros ¡Chin! y<br />
siempre mi amigo al lado y el otro chavo, así los tres<br />
estábamos siempre juntos. Cuando <strong>de</strong> pronto dice,<br />
- Nadie le haga al héroe<br />
Volteo así, cuando veo la pistola ¡Chíngale!<br />
- ¡Este es un asalto!<br />
Cuando volteo a ver el otro estaba allá ¡Ja! ¡Y nosotros con<br />
esta feria aquí! ¡Ya nos iban a registrar todo! Como había unas<br />
muchachas con nosotros, nos sacaron <strong>de</strong> ahí.<br />
- ¡Ora! Todos así al suelo<br />
Así encañonándonos el otro empezó a revisarnos a mí y a mi<br />
amigo. Me acuerdo que empezaron a revisar primero a mi<br />
amigo, lo pusieron <strong>de</strong> rodillas ¡Ta, ta, ta, ta, ta! Pero cuando<br />
registran a un chavo,<br />
- ¿Y ese anillo qué? ¿Es <strong>de</strong> oro?<br />
- No - dice.<br />
- Si llega a ser <strong>de</strong> oro ahorita te lo voy a quitar con todo y<br />
<strong>de</strong>do.<br />
Cuando lo ve (risa) ¡Si lo iban a matar casi por nada! Se lo sacó<br />
y luego me empezaron a catear a mí. Cuando me encontraron<br />
dinero, porque yo siempre así lo hacía, traía dinero suelto y lo<br />
<strong>de</strong>jaba en la cartera, esa vez <strong>de</strong>jé trescientos pesos, entonces<br />
70
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
agarran y encuentran la cartera, sacan el dinero y tiran la<br />
cartera, me volvieron a acostar y así seguían. A una muchacha<br />
será que le tocaron todo ¡Todo pues! Y otro muchacho llevaba<br />
setecientos dólares y uno llevaba una chamarra bonita.<br />
- Esta chamarra ahí está, te la regalo - dice.<br />
Se repartían entre ellos. Lo que no me gustó fue que el pollero<br />
<strong>de</strong> nosotros, cuando llegaron esos chavos preguntaron,<br />
- ¿Quiénes son los guías?<br />
- Pues nosotros.<br />
- Pélense [huyan] pa’ acá. Con uste<strong>de</strong>s no hay problema.<br />
Los apartaron pues, pero ¿Qué po<strong>de</strong>mos reclamar con este<br />
hombre? Bueno, hasta que nos revisaron a todos y ya pasó “el<br />
mosco”, así le llaman al helicóptero <strong>de</strong> migración, el mosco<br />
venía alumbrando. Sin mentirle que pasó por esos árboles y<br />
ahí alumbró. Yo <strong>de</strong>cía,<br />
- ¡Dios mío, ojalá llegue y nos alumbre a nosotros!<br />
Porque migración ¡Será que a esos ladrones los siguen y los<br />
enfrentan! Porque son los <strong><strong>de</strong>l</strong>incuentes más buscados en<br />
Estados Unidos. Yo <strong>de</strong>cía,<br />
- ¡Dios mío, ojalá y nos alumbren! ¡Aunque nos agarren!<br />
Pero eso no llegó ahí, no llegó el mosco. Ya que iban pa’<br />
afuera los ladrones nos gritaron,<br />
- Vayan con Dios.<br />
No sé cómo lo dijeron que todavía una muchacha que les<br />
contesta,<br />
71
- Gracias (risa).<br />
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
¡Y nosotros nos reíamos! Le digo a mis amigos, ya que<br />
estábamos en confianza,<br />
- ¿Y el anillo?<br />
- ¡Quien sabe que madres le hice!<br />
Los polleros<br />
Bueno, esa noche nos volvimos a regresar porque no pasamos<br />
y al día siguiente por ahí teníamos que caminar otra vez y le<br />
dijimos al guía,<br />
- ¿Y si nos vuelven agarrar esos bajadores? Porque ahora<br />
sí, nos van a dar pa’ abajo.<br />
- No, ya no – dice.<br />
Ya llegamos temprano, quizás a la misma hora al lugar dón<strong>de</strong><br />
íbamos a cruzar, pero estábamos relajeando [bromeando] con<br />
el chavo <strong><strong>de</strong>l</strong> anillo,<br />
- ¿Dón<strong>de</strong> está el anillo? - dice (risa).<br />
Que lo recoge y se lo volvió a poner, porque como no era <strong>de</strong><br />
oro, ellos lo botaron [tiraron] y el chavo lo encontró ahí mismo.<br />
Aquella vez si nos robaron, todos corríamos y nos agarraban, si<br />
la vi difícil, yo dije “¡Hasta aquí!” Y es que los mismos policías<br />
nos pasaron porque íbamos caminando, íbamos puros<br />
cabrones ya, puros chavos, las mujeres ya no querían nada<br />
¡Pobres mujeres! Íbamos caminando cuando nos llega una<br />
patrulla. Le digo a mi amigo,<br />
- ¡Chin! ¡En la madre! ¡Ya nos dieron en la madre, otra vez<br />
la policía!<br />
72
Se paran y nos dicen,<br />
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
- ¿Qué onda? ¿Van pa’ el otro lado?<br />
- No pues sí.<br />
- ¿Qué? Todos pagan ¿no?<br />
- No pues sí.<br />
- Súbanse a la patrulla.<br />
Y todos pa’ la camioneta, era la policía <strong>de</strong> México ¡Jálale! corrió<br />
y se metió en el fondo en una calle cuando sale un chavo,<br />
- Aquí te traigo ocho pelos [hombres]- le dice el policía -<br />
cien por cada uno, cien dólares, cien por cada peludo,<br />
todos pagan.<br />
Agarra el pollero y ¡pas, pas, pas! ochocientos pesos le tiró.<br />
- ¿Qué onda? ¿Todos pagan?<br />
Llegó una Van [mo<strong><strong>de</strong>l</strong>o <strong>de</strong> camioneta], sin sillas atrás,<br />
- ¡Órale! Súbanse.<br />
Todos ahí escondidos porque ahí nos metieron. Corrimos hasta<br />
otra casita. Llegando allá había otros chavos también y unas<br />
muchachas, entonces nos dicen los chavos,<br />
- ¿Todos pagan?<br />
- Si, a esos números <strong>de</strong> teléfono.<br />
Y a esa hora empezaron hablar, ése na’ más nos iba a<br />
completar porque ya nosotros llevábamos el resto. Entonces<br />
nos preguntó,<br />
- Uste<strong>de</strong>s ¿traen el dinero?<br />
73
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
- Sí, nosotros lo traemos<br />
Entonces pagamos, en total era mil seiscientos por cada<br />
persona.<br />
- ¿Ya comieron? - nos dice.<br />
- No pues, ojalá y nos caiga un sándwich.<br />
- Anímense porque al rato nos vamos, hagan lo que vayan a<br />
hacer. Y todas las mujeres igual. A las mujeres no las<br />
quiero ver con carga ni nada, na’ mas el pantalón y su<br />
playera, playeras oscuras, <strong>de</strong> preferencia que sean<br />
negras, nada <strong>de</strong> blancas que se vean.<br />
Yo cargaba una playera blanquita y me la quité por una negra.<br />
- ¡Órale, vamos!<br />
Y sí nos salimos. Esa vez caminamos y como estaba feo para<br />
pasar por ahí yo iba caminando por una orilla, estaba un río, se<br />
veía hondo, caminamos a la orilla <strong>de</strong> una montaña, <strong>de</strong> un cerro<br />
quizás como cinco kilómetros por abajo. Me <strong>de</strong>cía un chavo,<br />
- Ve, si yo me llego a caer, yo no sé nadar.<br />
- Si no sabes nadar cuídate porque si yo me tiro a sacarte<br />
¡Me vas a matar igual! - le digo.<br />
¡Será que ese muchacho temblaba! Luego saltamos a otra<br />
¡Cuando veo que venía migración! Se escuchaban los perros,<br />
nos escondimos y luego pasó el mosco. Cuando llegamos<br />
estaba la carretera ahí cerquita, y nos dicen,<br />
- Va a venir la Van, va a tardar máximo unos tres minutos.<br />
Cuando abran la puerta van a salir pero nadie se que<strong>de</strong><br />
porque no pue<strong>de</strong> tardar ahí parada.<br />
74
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
Y sí, todo estaba feo pa’ salir por dón<strong>de</strong> íbamos a agarrar la<br />
Van. Cuando vemos que para una Van ¡Pas! sale uno y ¡Zun!<br />
se abre la puerta. Siempre yo y mi compañero.<br />
- ¡Abusado! que ninguno se que<strong>de</strong>.<br />
Cuando pa’ mala suerte nosotros fuimos los primeros, pero<br />
fuimos los pen<strong>de</strong>jos porque nos cayeron todos encima ¡Será<br />
que mi amigo gritaba! (risa) y es que nos cayeron encima ¡No!<br />
¡Es que íbamos incómodos! Éramos casi como veinte ¡Ja! Yo<br />
no me podía mover y ahí otra muchacha ¡Ahí si se pier<strong>de</strong> la<br />
pena! No porque seas mujer vas a ir más cómoda ¡Como caiga!<br />
Salimos <strong><strong>de</strong>l</strong> río y llegamos a una casa. Igual allá había gente<br />
¡De a chingo! Ahí es don<strong>de</strong> te mandan,<br />
- Tu vas pa’ tal parte, tu vas pa’ allá.<br />
Esa noche nos dijeron,<br />
- Uste<strong>de</strong>s ¿pa’ don<strong>de</strong> van?<br />
- Pa’ “Vitorville” - le digo - en California, aquí está cerca.<br />
Ya fue que nos mandaron en un carrito, con otra muchacha. Un<br />
día estábamos platicando aquí en el poblado con la mujer <strong>de</strong><br />
mi compa y nos dice,<br />
- Yo me quisiera ir – dice.<br />
Entonces le digo a mi amigo,<br />
- ¿Te acuerdas <strong>de</strong> esa muchacha que <strong><strong>de</strong>l</strong>ante <strong>de</strong> nosotros<br />
se la fregaron los mismos polleros? ¡Hasta embarazada<br />
estaba la pobre muchacha! ¡En el mismo coche, ahí<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong>ante <strong>de</strong> nosotros! - le digo - ¿Y uno que pue<strong>de</strong> hacer?<br />
- ¡Pues que me violen!- dice la esposa <strong>de</strong> mi compa.<br />
75
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
- ¡Eso es otra cosa! ¡Pero <strong><strong>de</strong>l</strong>ante <strong>de</strong> nosotros! ¡Y uno sin<br />
po<strong>de</strong>r hacer nada! Uno sin po<strong>de</strong>r hacer nada.<br />
A la muchacha la entregaron, pero esa llevaba su recuerdo<br />
pues no sé si la amenazaban, no sé, eso fue rápido, ahí, en el<br />
mismo auto, ahí en su carro, ahí nosotros atrás. Porque esos<br />
no te <strong>de</strong>jan que te bajes, pa’ que no te les vayas a pelar, ahí<br />
mismo, pa’ saber si traen armas, <strong>de</strong> por sí esos cargan pistola.<br />
Nosotros llegamos con un amigo, el que según pagó, pero ya<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong>ante <strong>de</strong> los chavos sacamos el dinero, nos metimos al baño<br />
y sacamos el dinero.<br />
- Aquí están su camaradas, ya llegaron - dice.<br />
Bajando y órale, ahí está la feria, sin quedarle a <strong>de</strong>ber pero ni<br />
un peso, todo completito. Es que son chicanos, los chicanos<br />
son los <strong>de</strong> más cuidado, por eso le digo a muchos,<br />
- Es bonito ya cuando uno pasa, pero el problema es la<br />
pasada ¡Te llegas a encontrar con tantas cosas!<br />
Le digo a mi esposa,<br />
- ¡Será que ahí en las láminas hay cruces! Crucecitas así<br />
con los nombres abajo ¡Pero hay muchas!<br />
Eso le digo a Bartola. La vez pasada estuve viendo un<br />
programa <strong>de</strong> ése que se llama “Solórzano en la red”, en el<br />
Canal <strong>de</strong> TVT pasó el programa <strong>de</strong> los inmigrantes, <strong>de</strong> acá<br />
hasta la frontera. Le digo a Bartola,<br />
- En ésas laminas estuve, ¡Será que hay cruces! ¡Las hay!<br />
76
El segundo regreso<br />
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
Esa fue la segunda ida, a California. Mi amigo se fue a vivir con<br />
otros compañeros y yo con otros contactos. Dos años seis<br />
meses tardamos allá. Cuando mi amigo regresó no me quiso<br />
<strong>de</strong>jar allá. Llegaba y me <strong>de</strong>cía,<br />
- ¿Qué onda, hueso? ¿Cuándo nos vamos?<br />
Yo quería tardar un poquito más, pero él acá no conocía a su<br />
hijo, estaba embarazada su esposa cuando salió. La verdad, yo<br />
quería tardar un poquito más pero él ahí, <strong>de</strong> tanto y tanto<br />
“Vámonos”, salimos <strong>de</strong> Estados Unidos en noviembre creo.<br />
Cuando venimos pa’ acá como que nos dio tristeza <strong>de</strong>jar ese<br />
país. Es que te da <strong>de</strong> comer, tanto acá como allá. Allá es una<br />
vida más fácil que aquí, porque aquí pa’ conseguir un trabajo<br />
¡Te pi<strong>de</strong>n una <strong>de</strong> papeles! Aquí tienes que tener experiencia en<br />
todo y allá no, solo te preguntan si tienes ganas <strong>de</strong> trabajar y<br />
es todo. Allá pue<strong>de</strong>s ser doctor, pue<strong>de</strong>s ser lo que tú quieras,<br />
ganas, trabajas igual y sacas. Si yo voy sin leer y le gano al<br />
doctor pues me suben el sueldo. Allá en Estados Unidos así es,<br />
no ven diferencia <strong>de</strong> edad, ni sexo, así estén cojos, estén<br />
mochos ¡Les dan trabajo! Acá no ¡Jum! está difícil. Todas las<br />
veces yo tuve una oportunidad y la verdad, la <strong>de</strong>saproveché.<br />
La vez primera que estuve en Estados Unidos conocí a un<br />
pastor que se llama Tito Vergara, brasileño <strong>de</strong> su mamá pero<br />
<strong>de</strong> papá americano. Ese señor quizá le caí en gracia, no sé,<br />
brasileño. Me llegaban a buscar en su carro los fines <strong>de</strong><br />
semana, me llegaban a buscar y siempre me preguntaban por<br />
mi familia y por mi hija Noemí ¡Y sin conocer a Noemí! Una vez<br />
se me enfermó mi hija y oraban ellos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allá, querían venir<br />
hasta acá a ver a Noemí. Yo no podía regresar y me dijo el<br />
pastor Tito.<br />
77
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
- ¿Qué hicieras si yo te trajera a tu esposa y a tu hija? ¿Te<br />
quedarías acá en Estados Unidos?<br />
- No le haga - le digo - no me gusta los Estados Unidos.<br />
Porque creo que el pastor quería venir a buscar a Noemí y<br />
pasarlas ¡Fíjese! Porque ese pastor era productor <strong>de</strong> cine o sea<br />
que hacía películas <strong>de</strong> cine y siempre me llegaba a buscar.<br />
Le <strong>de</strong>cía - ¡Qué pastor!<br />
Pero el problema que a mí me jodió fue que yo tomaba mucho<br />
con otros cuates. Se enojaba, me regañaba el pastor. Su<br />
esposa llegaba y una vez recuerdo que estaba yo<br />
borrachísimo, la mujer y él me llevaron a la cama, me quitaron<br />
los zapatos ¡Peor que si fuera yo el hijo! ¡Viera como se ponían<br />
los dos a orar! Ahí don<strong>de</strong> estaba yo, y yo roncando ¡Pero era<br />
jovencito el pastor! y su esposa guapísima. Pero luego me<br />
llegaba a buscar y yo me escondía,<br />
- ¡Allá viene Tito!<br />
- Díganle que no estoy aquí - le digo.<br />
- ¿Qué quieres hacer? - a veces me preguntaba.<br />
- Pues <strong>de</strong> vez en cuando jugar.<br />
Un día llegó la mujer y me dice,<br />
- ¡Sorpresa! Vieras que te trae Tito un juego <strong>de</strong> ajedrez.<br />
Quiere que juegues con él.<br />
Y siempre así la esposa. A veces me llegaba a buscar,<br />
- Quiere Tito que vayas al templo pues van a hacer una<br />
fiesta.<br />
78
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
Una vez fui, tenía rato que no iba y sí, había comida bastante.<br />
Cuando me ve el pastor,<br />
- ¡Reyes! - me dice y me abrazó.<br />
Entonces me habló su esposa Regina,<br />
- Reyes – dice - vieras como esta alegre Tito <strong>de</strong> que estas<br />
aquí.<br />
- ¡A poco sí! - le digo.<br />
- Sí ¡Vieras como esta alegre! - dice.<br />
Una vez estábamos ahí, cuando mandaron a Corea al pastor.<br />
- Dice Tito que se va, se vino a <strong>de</strong>spedir. A ver que les trae<br />
<strong>de</strong> regalo. Lo mandaron a Corea y me <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> encargo<br />
que yo te esté vigilando.<br />
A mí na’ mas risa me daba. Cuando yo me vine ya nunca lo vi,<br />
ni él me vio y por mala suerte se me olvidó el ajedrez. Eso le<br />
platico a mi esposa,<br />
- ¡Ah! se me olvidó el regalo <strong><strong>de</strong>l</strong> pastor - le digo.<br />
Jovencito el pastor, muy alegre. Me acuerdo cuando me dijo<br />
¿Qué haría yo si tuviera allá a mi esposa y a mi hija? ni modo,<br />
perdí.<br />
El recuento<br />
Mi amigo regresó por segunda vez, al año y una semana, o<br />
algo así. Lo que pasa es que él trabajó bastante en Estados<br />
Unidos, y yo, por culpa <strong>de</strong> él, por irme a California, perdí un<br />
buen dinero. Cuando estábamos allá así le <strong>de</strong>cía. En la primera<br />
pasada con otro compa, trabajábamos en esa camaronera, la<br />
79
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
“Kingfory”, hicimos antigüedad. Ése se fue otra vez pa’ allá, y<br />
entró otra vez a la compañía, pero yo me fui a California con mi<br />
amigo. Tenía yo como dos meses cuando me habla ése compa<br />
<strong>de</strong> Georgia a California,<br />
- Compa – dice - ¿Qué onda? – Como ese es groserísimo<br />
[muy mal hablado] me empezó a insultar - Ve <strong>de</strong> lo que te<br />
estás perdiendo, la compañía está liquidando y tú estás en<br />
la nómina <strong>de</strong> pagos.<br />
Es que en la compañía tu vas tardando ¿Cómo es que le<br />
dicen? cuando tienes un tiempo trabajando ahí,<br />
- ¿A poco sí compa?<br />
- Vente pa’ acá.<br />
- ¿Qué cosa compa?<br />
- Si - dice.<br />
A otro compa que estaba aquí en el poblado también le<br />
hablaron. Ese si se fue <strong>de</strong> aquí hasta allá a cobrar. Tenía el<br />
mismo tiempo que yo. A ese le dieron setenta mil en pesos,<br />
setecientos dólares le dieron a ese. Eso era lo que yo habría<br />
alcanzado pero igual, a mí se me fue <strong>de</strong> las manos ese dinero.<br />
Le digo a la madre <strong>de</strong> mi amigo,<br />
- Con ese dinero yo me regreso y ya hubiera hecho acá<br />
algo.<br />
Pero dice que la cosa ahorita en Estados Unidos está, que hay<br />
días que trabaja y días que se la pasa sin nada. Pero lo que<br />
pasa allá también es que muchos van y agarran el vicio. Uno se<br />
aloca porque no ha tenido mucho dinero, o sea, la verdad, uno<br />
aquí en México ¿Cuándo vas a reunir? ¿Cuándo vas a cargar<br />
cinco mil pesos a la semana? Si aquí acaso cargaremos unos<br />
cien pesos pero allá no, allá tu raya es <strong>de</strong> quinientos dólares. Y<br />
80
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
pues luego la cerveza y los bares, como sabes que la próxima<br />
semana vas a volver a tener lo mismo. Con la droga, aquí lo<br />
hacen escondiditos, allá no, allá tanto las mujeres como los<br />
hombres, los gringos, las gringas lo hacen. Allá las mujeres<br />
ven<strong>de</strong>n su cuerpo por nada. Y el mexicano pues como tenemos<br />
la mala influencia, el mexicano agarra hasta un perro si es<br />
posible. Yo una vez vi un reportaje <strong>de</strong> los que está pasando en<br />
Oaxaca ¡Será que hay mujeres con sida! porque le digo, ahí<br />
llega una mujer, llega borracha al cuarto don<strong>de</strong> estamos puros<br />
hombres viviendo,<br />
- ¡Denme cinco dólares y métanse conmigo!<br />
¡Uh! La ven todos y como uno esta jarioso [con mucho <strong>de</strong>seo<br />
sexual]. Muchos sí usan sus condones pero muchos no. Eso es<br />
lo que pasa. Porque allá llegan las mujeres, rápido y fácil<br />
ganan el dinero. El mexicano es lo que tenemos, como saben<br />
que el mexicano es puerquísimo, aunque ven que esta uno<br />
como a un tramo, ahí va el otro y ahí es don<strong>de</strong> viene el<br />
contagio. También por la droga, muchos fuman su droguita<br />
aquí, su marihuanita que le llaman, pero allá ya no fuman<br />
marihuana, allá ya fuman piedra, coca o sea, ya cambian pues.<br />
Muchos van pa’ allá y te mientan la madre en inglés (risa) y<br />
otras cosas que se apren<strong>de</strong>n también, bueno y malo lo traes <strong>de</strong><br />
allá, acarreas, pero lo más difícil es el sida que pue<strong>de</strong> uno traer<br />
<strong>de</strong> allá.<br />
81
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
EPILOGO<br />
El concepto <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo mo<strong>de</strong>rno que predomina en la<br />
actualidad tuvo su origen <strong>de</strong>ntro <strong><strong>de</strong>l</strong> marco <strong>de</strong> la Economía<br />
Neoclásica <strong>de</strong> Europa y Estados Unidos <strong>de</strong> finales <strong><strong>de</strong>l</strong> siglo<br />
XIX. Se le concibe como un proceso <strong>de</strong> crecimiento económico<br />
único, lineal y unidireccional que involucra un cambio <strong>de</strong> un<br />
nivel menor a otro mayor, el cual presupone mejores y mayores<br />
condiciones <strong>de</strong> vida para toda la especie humana. Esta i<strong>de</strong>a <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>sarrollo se sustenta en la premisa <strong>de</strong> que los mecanismos<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> libre mercado, crecimiento económico e industrialización,<br />
aseguran una eficiente distribución <strong>de</strong> la riqueza y beneficios<br />
para toda la sociedad. Sin embargo, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> más <strong>de</strong> medio<br />
siglo <strong>de</strong> haberse impuesto como mo<strong><strong>de</strong>l</strong>o hegemónico, éste ha<br />
tenido serios problemas para cumplir las expectativas <strong>de</strong><br />
bienestar creadas, pues ha generado crisis económicas,<br />
<strong>de</strong>sigualdad y <strong>de</strong>terioro <strong><strong>de</strong>l</strong> ambiente (Peet, 1999; Esteva,<br />
2003). El <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esta perspectiva, se plantea como<br />
un fenómeno “natural”, sin embargo se trata más bien <strong>de</strong> un<br />
proceso <strong>de</strong> dominación económica, social e i<strong>de</strong>ológica para<br />
mantener la hegemonía <strong>de</strong> la cultura <strong>de</strong> los países<br />
industrializados. Con ello se busca anular la diversidad <strong>de</strong><br />
manifestaciones culturales que difieren <strong><strong>de</strong>l</strong> mismo,<br />
<strong>de</strong>signándolos como “primitivos” o “atrasados” (Pett, 1999). De<br />
esta forma, las políticas <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo mo<strong>de</strong>rno implementadas<br />
en los países en <strong>de</strong>sarrollo son presentadas como bondadosas<br />
y solidarias cuando en realidad buscan un mayor control sobre<br />
la producción, el mercado y el consumo <strong>de</strong> los países<br />
dominados (Esteva, 2003).<br />
Teniendo como valor central el dinero o capital, todo lo que<br />
toca lo convierte en mercancía. Fomenta a<strong>de</strong>más la<br />
competencia individualista, el consumo impulsivo, los riesgos<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> lugar don<strong>de</strong> se habita, los alimentos inseguros, los<br />
82
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
medicamentos riesgosos, la patología individual y colectiva, el<br />
terrorismo civil y <strong>de</strong> Estado, entre otros aspectos. Los procesos<br />
<strong>de</strong> mo<strong>de</strong>rnización afectan tanto la vida <strong>de</strong> los individuos como<br />
las relaciones que éstos establecen en sociedad.<br />
El Poblado C-9, perteneciente a la región <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong>,<br />
no ha quedado exento <strong>de</strong> dichos procesos. Los cambios que se<br />
han producido en la historia <strong>de</strong> dicha comunidad no han sido<br />
resultado <strong>de</strong> eventos espontáneos o autogestivos <strong>de</strong> la<br />
población local, sino <strong>de</strong> los procesos <strong>de</strong> colonización,<br />
mo<strong>de</strong>rnización y <strong>de</strong> reciente globalización económica. Éstos se<br />
han dado a través <strong>de</strong> diferentes mecanismos interrelacionados<br />
como son: el <strong>de</strong>spojo <strong>de</strong> las tierras, la fragmentación <strong><strong>de</strong>l</strong><br />
territorio, la modificación <strong><strong>de</strong>l</strong> marco religioso, la <strong>de</strong>strucción <strong><strong>de</strong>l</strong><br />
entorno, la sustitución <strong>de</strong> sistemas diversificados <strong>de</strong> producción<br />
por monocultivos y gana<strong>de</strong>ría extensiva, la disminución <strong><strong>de</strong>l</strong><br />
autoabasto familiar, comunitario y regional, la <strong>de</strong>sintegración<br />
familiar y comunitaria y la mercantilización <strong>de</strong> la vida cotidiana<br />
(Uribe, 2003).<br />
En los relatos <strong>de</strong> “La vida en la montaña”, se pue<strong>de</strong> apreciar la<br />
condición <strong>de</strong> <strong>de</strong>sigualdad social que vivían las familias<br />
jornaleras quienes trabajaban “<strong>de</strong>smontando” la selva para el<br />
uso gana<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> unas cuantas familias quienes, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />
época Colonial, se apropiaron <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s extensiones <strong>de</strong><br />
tierra. A pesar <strong>de</strong> que el reparto <strong>de</strong> tierras ejidales en Tabasco<br />
se había iniciado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1937, muchas familias terratenientes<br />
conservaron sus privilegios hasta la década <strong>de</strong> los sesentas en<br />
la región <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong>. También dichos relatos <strong>de</strong>scriben<br />
como los procesos productivos y la vida cotidiana <strong>de</strong>pendían<br />
más <strong>de</strong> las propias capacida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las personas que <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>cisiones externas o <strong><strong>de</strong>l</strong> dinero. Los sistemas productivos<br />
estaban adaptados a las condiciones <strong>de</strong> las tierras bajas y al<br />
ciclo anual <strong>de</strong> inundaciones que permitía <strong>de</strong> forma natural, la<br />
recuperación <strong>de</strong> la fertilidad <strong>de</strong> los suelos agrícolas. Al igual<br />
83
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
que sus antepasados prehispánicos, la milpa y el cacaotal se<br />
cultivaban en las partes más altas y su producción estaba<br />
dirigida principalmente al autoabasto pero también a la<br />
comercialización en el mercado regional. Las plantas y<br />
animales <strong>de</strong> la selva, así como la fauna presente en los ríos y<br />
en las lagunas, contribuían <strong>de</strong> manera importante para el<br />
sustento <strong>de</strong> las familias. La casa se construía utilizando<br />
materiales locales como la palma <strong>de</strong> guano y la ma<strong>de</strong>ra; al<br />
ubicarse <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la misma parcela, el espacio para la familia<br />
y los animales domésticos era más amplio y se percibía<br />
confortable. El núcleo familiar era muy importante en la<br />
organización para la producción y estaba conformada por los<br />
padres, hermanos, suegros, nietos, así como las familias <strong>de</strong> los<br />
hermanos casados. Todos ellos formaban una importante red<br />
<strong>de</strong> ayuda para distintos momentos en la vida. La i<strong>de</strong>ntidad<br />
familiar y el arraigo a la comunidad se mantenían hasta el final<br />
<strong>de</strong> la vida, pues se <strong>de</strong>seaba ser enterrado en el mismo lugar en<br />
don<strong>de</strong> se había nacido, junto a los familiares, ya que lo<br />
contrario favorecía el abandono <strong>de</strong> sus tumbas y la pérdida <strong><strong>de</strong>l</strong><br />
recuerdo <strong>de</strong> su existencia en sus <strong>de</strong>scendientes. En aquellos<br />
tiempos, cuando había conflictos se recurría a las autorida<strong>de</strong>s<br />
locales a quienes se les confiaba la aplicación <strong>de</strong> la justicia. En<br />
esa época se tenía muy poco acceso a los servicios <strong>de</strong> salud y<br />
educación, <strong>de</strong>bido a la <strong>de</strong>ficiente infraestructura educativa y a<br />
las malas condiciones <strong>de</strong> los caminos. Las enfermeda<strong>de</strong>s más<br />
frecuentes eran las gastrointestinales, así como las<br />
relacionadas con las vías respiratorias que causaban la muerte<br />
sobre todo <strong>de</strong> la población infantil.<br />
Bajo estas condiciones se implementó el <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong>. La<br />
puesta en marcha <strong>de</strong> este proyecto se justificó en la necesidad<br />
<strong>de</strong> mejorar las condiciones <strong>de</strong> vida <strong>de</strong> la población local, sin<br />
embargo, la producción se dirigió principalmente a satisfacer<br />
las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> la zona urbana <strong><strong>de</strong>l</strong> centro <strong><strong>de</strong>l</strong> país, así como<br />
la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> carne en los Estados Unidos (Flores, 1983:17-<br />
84
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
18). Concebido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una visión externa a las comunida<strong>de</strong>s,<br />
dicho <strong>Plan</strong> no consi<strong>de</strong>ró la participación <strong>de</strong> la población local<br />
en la toma <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisiones sobre el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> sus propias vidas.<br />
Esto se refleja en el segundo relato titulado “La vida con el <strong>Plan</strong><br />
<strong>Chontalpa</strong>”.<br />
La mo<strong>de</strong>rnización <strong>de</strong> la región <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong> requirió el<br />
<strong>de</strong>smonte y quema <strong>de</strong> 32 mil hectáreas (Concheiro y Sandoval,<br />
en Flores, 1983:63), así como la construcción <strong>de</strong> cuatro<br />
hidroeléctricas que alteraron <strong>de</strong> manera importante la dinámica<br />
hidrológica <strong>de</strong> la región. Esto provocó la disminución y<br />
<strong>de</strong>saparición <strong>de</strong> animales silvestres que contribuían a la<br />
alimentación <strong>de</strong> la población local sin ningún costo. También<br />
modificó el proceso natural <strong>de</strong> fertilización <strong>de</strong> los suelos<br />
agrícolas que se daba durante las inundaciones anuales - más<br />
frecuentes pero <strong>de</strong> menor intensidad que las actuales - y el<br />
<strong>de</strong>scanso <strong>de</strong> la tierra como parte <strong><strong>de</strong>l</strong> sistema agrícola <strong>de</strong> roza<br />
tumba y quema. Con el <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong> se perdieron las<br />
semillas criollas, la familia extensa, el espacio amplio para la<br />
vivienda, la tranquilidad y la armonía entre los vecinos, los<br />
aromas <strong>de</strong> los árboles, la posibilidad <strong>de</strong> ser enterrado junto con<br />
la familia y la libertad <strong>de</strong> <strong>de</strong>cidir qué, cómo y para quién<br />
sembrar. Si bien es cierto que permitió un mayor ingreso por<br />
medio <strong>de</strong> créditos y contratación <strong>de</strong> trabajo asalariado, se<br />
instalaron los servicios <strong>de</strong> electricidad, agua entubada y<br />
drenaje en la vivienda, se mejoró el acceso a las escuelas y a<br />
los Centros <strong>de</strong> Salud y favoreció la comercialización <strong>de</strong> los<br />
productos agrícolas; también conllevó el en<strong>de</strong>udamiento con<br />
los bancos, mayores gastos en la educación, en los servicios<br />
<strong>de</strong> salud y en el pago <strong>de</strong> electricidad; incrementó la inseguridad<br />
y la violencia, generó migración y <strong>de</strong>sintegración familiar,<br />
incrementó el alcoholismo, la drogadicción y los suicidios, y<br />
modificó la alimentación generando nuevas enfermeda<strong>de</strong>s<br />
como la obesidad, la diabetes, el colesterol y el sida.<br />
85
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
Particularmente el fenómeno <strong>de</strong> migración ilegal hacia los<br />
Estados Unidos, abordado en “Cruzando la frontera”, ha tenido<br />
gran<strong>de</strong>s costos para las familias campesinas como la<br />
<strong>de</strong>sintegración familiar y la introducción <strong>de</strong> nuevos patrones<br />
culturales que impi<strong>de</strong>n la continuación <strong>de</strong> la transmisión <strong><strong>de</strong>l</strong><br />
conocimiento y los valores <strong>de</strong> la cultura local. Esto se refleja en<br />
el hecho <strong>de</strong> que la población joven ya no consi<strong>de</strong>ra la actividad<br />
agrícola como una opción <strong>de</strong> vida, en la generación <strong>de</strong> nuevas<br />
necesida<strong>de</strong>s en la construcción y el mobiliario <strong>de</strong> la vivienda,<br />
en la disminución <strong><strong>de</strong>l</strong> tiempo disponible <strong>de</strong> las esposas para el<br />
cuidado <strong>de</strong> los hijos, la elaboración <strong>de</strong> los alimentos y la<br />
producción <strong><strong>de</strong>l</strong> huerto, al quedarse solas a cargo <strong>de</strong> la parcela,<br />
a<strong>de</strong>más que altera el bienestar interno <strong>de</strong> las familias y <strong><strong>de</strong>l</strong><br />
propio migrante.<br />
La migración en el Poblado C-9 se ha dado en tres momentos:<br />
a) Cuando se realiza la expropiación <strong>de</strong> las tierras afectadas<br />
por el <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong>, pues muchos propietarios y<br />
ejidatarios no se integraron al sistema colectivo e iniciaron<br />
la migración hacia municipios vecinos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la misma<br />
región <strong>de</strong> la <strong>Chontalpa</strong>.<br />
b) El segundo momento se inició a mediados <strong>de</strong> la década <strong>de</strong><br />
los ochentas, cuando se retiran los apoyos económicos<br />
gubernamentales que permitían la contratación masiva <strong>de</strong><br />
jornaleros y el pago a<strong><strong>de</strong>l</strong>antado <strong>de</strong> las cosechas a los<br />
ejidatarios. La <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia monetaria creada por los ciclos<br />
productivos <strong>de</strong> la caña <strong>de</strong> azúcar y el cacao, provocó un<br />
periodo <strong>de</strong> inactividad económica durante los meses <strong>de</strong><br />
julio a octubre, mayor <strong>de</strong>sempleo, disminución <strong><strong>de</strong>l</strong> po<strong>de</strong>r<br />
adquisitivo <strong>de</strong> las familias y mayor <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> gastos por<br />
el inicio <strong><strong>de</strong>l</strong> nuevo ciclo escolar <strong>de</strong> los hijos. La capacidad<br />
<strong>de</strong> las re<strong>de</strong>s sociales locales no fueron suficientes para<br />
cubrir dicho período <strong>de</strong> crisis económica y por ello, primero<br />
86
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
los hombres y luego las mujeres, empezaron a migrar por<br />
periodos <strong>de</strong> dos a cuatro meses hacia el polo turístico<br />
internacional <strong>de</strong> Cancún, ubicado en el estado <strong>de</strong> Quintana<br />
Roo. Los porcentajes negativos <strong><strong>de</strong>l</strong> saldo neto migratorio<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> estado <strong>de</strong> Tabasco durante el periodo 2000 al 2005 fue<br />
<strong>de</strong> -1.9%, el cual contrasta con el referido para el estado <strong>de</strong><br />
Quintana Roo, con un saldo neto migratorio <strong>de</strong> 8.1%, el<br />
mayor <strong><strong>de</strong>l</strong> país para el periodo señalado (INEGI, 2007).<br />
c) El tercer momento migratorio se inicia en la década <strong>de</strong> los<br />
noventa hacia los Estados Unidos y cobra mayor auge en<br />
los primeros años <strong><strong>de</strong>l</strong> presente siglo, como resultado <strong>de</strong> la<br />
aplicación <strong>de</strong> las políticas neoliberales que provocaron la<br />
caída <strong>de</strong> precios <strong>de</strong> la caña <strong>de</strong> azúcar y <strong><strong>de</strong>l</strong> cacao (Flores,<br />
1996; Espinosa, 2005). Esta migración es realizada<br />
principalmente por los hombres, aunque en los últimos<br />
años incluye también a las mujeres, y compren<strong>de</strong> periodos<br />
<strong>de</strong> cuando menos dos años. El salario recibido por jornada<br />
<strong>de</strong> ocho horas <strong>de</strong> trabajo en dicho país representa diez<br />
veces más que el salario obtenido en la comunidad. Las<br />
remesas contribuyen <strong>de</strong> manera importante para los gastos<br />
<strong>de</strong> alimentación y vestido <strong>de</strong> la familia, pero principalmente<br />
se <strong>de</strong>stinan a la mejora <strong>de</strong> la vivienda. Para migrar<br />
ilegalmente a los Estados Unidos se <strong>de</strong>be contar con un<br />
capital para pagar al “coyote” o persona que les facilita las<br />
formas <strong>de</strong> cruzar la frontera. Este dinero se obtiene<br />
muchas veces hipotecando la tierra y/o la vivienda bajo<br />
condiciones <strong>de</strong>sventajosas.<br />
La migración si bien es un <strong>de</strong>recho universal que permite la<br />
búsqueda <strong>de</strong> mejores condiciones <strong>de</strong> vida para las personas<br />
que la realizan, se vuelve negativa cuando es una opción<br />
impuesta por falta <strong>de</strong> opciones e involucra condiciones<br />
<strong>de</strong>sventajosas y limitantes para aquellos que se incorporan a<br />
un nuevo lugar. Esto es lo que suce<strong>de</strong> bajo el contexto <strong><strong>de</strong>l</strong><br />
87
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
Tratado <strong>de</strong> Libre Comercio (TLC) entre México, Estados Unidos<br />
y Canadá, en el cual se pactó el libre flujo <strong>de</strong> capitales, bienes<br />
y servicios entre dichos países, pero se evadió negociar el flujo<br />
<strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra en condiciones más dignas (Ochoa, 2008).<br />
La exposición <strong>de</strong> este marco teórico y contextual para el<br />
análisis <strong>de</strong> los relatos <strong>de</strong> vida presentados busca facilitar la<br />
reflexión <strong><strong>de</strong>l</strong> lector, que le permitan respon<strong>de</strong>r a las preguntas<br />
¿El <strong>de</strong>sarrollo mo<strong>de</strong>rno implementado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> principios <strong><strong>de</strong>l</strong><br />
Siglo XX en la región, ha logrado generar mayor bienestar,<br />
justicia social y libertad en la población local?, o por el<br />
contrario, ¿Las mejoras solo han sido temporales e ilusorias al<br />
fomentar en la población rural mayor consumo, mayor<br />
<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong><strong>de</strong>l</strong> trabajo asalariado, y la pérdida <strong>de</strong> su entorno<br />
natural y los conocimientos que les legaron sus antepasados?<br />
Las respuestas <strong>de</strong>berán buscarse en el trasfondo <strong>de</strong> las<br />
historias mismas y en el reconocimiento <strong>de</strong> los contrastes<br />
actuales que se viven cotidianamente en las comunida<strong>de</strong>s<br />
campesinas <strong>de</strong> Tabasco.<br />
88
De la selva a la frontera. <strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
BIBLIOGRAFIA<br />
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<strong>Chontalpa</strong> como reflejo <strong><strong>de</strong>l</strong> problema agropecuario mexicano.<br />
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Investigaciones Multidisciplinarias. UNAM. Cuernavaca. F. 451<br />
p.<br />
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DE LA SELVA A LA FRONTERA<br />
<strong>Relatos</strong> <strong>campesinos</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Plan</strong> <strong>Chontalpa</strong><br />
<strong>de</strong> Elsa Chávez García se terminó <strong>de</strong> imprimir el día 20 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 2010,<br />
con un tiraje <strong>de</strong> 625 ejemplares, forros en selección a color sobre<br />
cartulina couché brillante <strong>de</strong> 250 g, e interiores sobre papel cultural <strong>de</strong> 90 g.<br />
La edición estuvo al cuidado <strong>de</strong> la Subdirección <strong>de</strong> Vinculación <strong><strong>de</strong>l</strong> Campus<br />
Tabasco, <strong>Colegio</strong> <strong>de</strong> <strong>Postgraduados</strong>.<br />
Impreso en los talleres <strong>de</strong> Imprenta Yax-Ol, S.A. <strong>de</strong> C.V.<br />
Corregidora Josefa Ortíz <strong>de</strong> Domínguez No. 121, H. Cár<strong>de</strong>nas, Tabasco.<br />
Tel: (01 937) 372 14 16 y (01 937) 372 10 13<br />
E-mail: yax_ol@yahoo.com.mx