En el techo de un olmo - Colgado de la Lectura

Sobre la hierba de los bosques
ocurren historias muy raras,
también entre las ramas de los árboles.
Esta ocurrió en un gran campo
de pinos y olmos,
de higueras y manzanos.
Es la historia de una familia de pajarracos:
Pajarón Papá, Pájara Mamá y Pajarín Hijo.

Ellos vivían arriba.
En el techo de un olmo descansaba el nido
que Pajarón Papá y Pajarín Hijo
construyeron juntos.
Con paja dura y ramitas de cáñamo
lo hicieron durante el otoño,
esa estación de vientos y árboles pelados.
¡Les encantaba revolcarse dentro,
brincar y pelear de a mentira!

El nido fue resistente,
pero incómodo para descansar.
Como ellas quieren que todos duerman
en lugares blandos y olorosos,
Pájara Mamá subió hierba fresca y flores.
Cuando la noche apagaba las luces del bosque
y los árboles eran sombras enormes,
la voz del agua arrullaba
ese montón de plumas tibias.

A Pajarón Papá
no lo querían mucho en el bosque.
Sus travesuras enojaban a los animales
más grandotes y abusivos.
Poca gracia hacían a los bichos malhumorados.
¡Cómo volaba haciendo cabriolas en el aire,
desordenando la tranquilidad del cielo!
Se bañaba en el arroyo con el pipi al aire
y a picotazos engullía
los frutos crecidos y maduros.
Cantaba desafinado,
pero igual de rama en rama cantaba.

ajarón Papá solo cometía una malacrianza:
soltaba desde arriba y al vuelo
su cacuya sobre los hocicos de las hienas
(¡esas alimañas burlonas!).
Pájara Mamá lo regañaba:
—No hagas esto ni aquello. ¿Es que eres loco?
Le decía con los ojos arrugados
por la molestia.