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Tres Hermanos<br />
El Enemigo<br />
Ellos<br />
Lo Imperdonable<br />
Sariri<br />
Gazal(2)<br />
¡Cómo! —diréis — ¿prosa y verso en una sola espiga?<br />
“Anatiri” — dice el aimára es el<br />
que juega. ¿Y no es la poesía<br />
juego alado y trascendente de la<br />
imaginación? Escuchad la palabra<br />
sin más cara del aedo andino para<br />
quien todo lenguaje sentido es<br />
poesía.”<br />
NAYJAMA<br />
El verso clásico sujeto a la tiranía de la métrica y la rima es una cosa; otra diferente el<br />
verso libre que corre ondulante, majestuoso, como río sin trabas.<br />
Pero la prosa poemática liga y confunde las dos maneras de la lírica universal. Fué<br />
cultivada por los antiguos poetas de Oriente y por los modernos vates de Occidente.<br />
Prosa que mantiene su ritmo secreto y musical. Poema que se alquitara en estrofas<br />
armoniosas más no sujetas a cánones retóricos.<br />
Si verso y prosa se identifican distintos, el poema en prosa o la prosa poemática invade y<br />
liga las dos áreas expresivas. No el que canta, no el orfebre preciosista del estilo. Poeta es el que<br />
mira y siente con pasión entusiasmada la maravilla del mundo, del ser y de la vida.<br />
EL <strong>ANATIRI</strong><br />
Es un monte, mole colosal en forma de trapecio que se eleva dos mil metros sobre el<br />
suelo y remata en una meseta ligeramente inclinada hacia el oeste.<br />
En verdad no sé dónde ni cuándo lo visité. Se me antoja intemporal, inespacial.<br />
El indio, intuitivo, lo llamó "Anatiri", el que juega, porque su escarpada superficie como un<br />
espejo mágico refleja los colores y matices del sol, de la luz y de las sombras, vistiendo ropajes<br />
fabulosos que pintor alguno imitaría.<br />
Refiérese que toda montaña tiene su secreto. Busqué el del "Anatiri" mas me fúé vedado<br />
hallarlo. Una voz secreta murmuraba: "a otro está destinado el hallazgo."<br />
El Tiempo quiebra sus alas en los flancos del Monte Insigne. Fué cuna de guerreros,<br />
refugio de emperadores, centro iniciático de los Sacerdotes Telúricos. Gr<strong>andes</strong> combates y<br />
terribles luchas se libraron para dominar su cima, la poco accesible pero también la cálida morada<br />
para los osados.<br />
En su vientre de piedra guarda tesoros que nadie ha encontrado todavía. Rocas y tierras<br />
los esconden con su doble manto hermético.<br />
Cuando despunta la Luna Plena —la “Pajsi" del ancestro— “El Que Juega" se regocija y<br />
un gran silencio cae de sus perfiles aristados.<br />
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