william kamkwamba, el chaval que puso arneses al viento

WILLIAM KAMKWAMBA, EL CHAVAL QUE PUSO ARNESES AL VIENTO
(William con su tercer molino de viento detrás, en su
pueblo, Malaui. ©Tom Rielly.)
Un chico de Malawi, que tuvo que dejar de asistir a la
escuela de primaria por la falta de medios de sus padres,
acudió a una biblioteca pública y cogió un libro de texto de
secundaria, una donación de alguien de EEUU, que tenía en
la portada un molino de viento. Esa visión cambiaría su
vida, se propuso abastecer de electricidad su
casa con un molino de viento. Tenía 14 años cuando lo
consiguió.
William Kamkwamba, es un joven de 22 años de Malaui,
con una historia brillante que merece la pena ser contada,
basándonos en su blog personal,
http://williamkamkwamba.typepad.com/, al que
contribuyen dos amigos americanos, ya que William es un
estudiante de secundaria, todavía en proceso de
aprendizaje de inglés y el resto de materias y cargado de
tareas.
En el blog se presenta como el diseñador de un molino de viento, de Malaui, y autor del libro “The
boy who harnessed the wind” (el chico que puso arneses al viento).
Biografía de su blog.
William Kamkwamba nació el 5 de agosto de 1987, en Dowa, Malaui, y creció con su familia en el
pueblo de Masitala, condado de Wimbe, al noreste de la capital de Malaui, Lilongwe. Es el segundo de
los siete hijos de Trywell y Agnes Kamkwamba, ¡las otras seis son hermanas! Cursó los estudios de
primaria en la escuela de Wimbe, donde cursó hasta el octavo grado y después fue admitido en la
escuela de secundaria de Kanchokolo, en 2001-2002, pero debido a la severa hambruna que sufrió su
país en el año de su primer curso, William se vio obligado a dejar sus estudios de secundaria, ya
que su familia no podía pagar los 80 dólares que costaba la matrícula. Durante los cinco siguientes
años no pudo seguir estudiando. Pero lejos de aceptar su destino, con 14 años, William empezó a
sacar prestados libros de una pequeña biblioteca de su comunidad, justamente la de su escuela de
primaria. Un día tomó prestado un libro de texto americano de quinto grado, que se titulaba “Using
energy” (Utilizando la energía). En su portada se podía ver el dibujo de una turbina de viento. William
decidió que él iba a construir un molino de viento para
dar energía a la casa de su familia para no necesitar más el keroseno que no daba más que una
carísima luz parpadeante y que echa mucho humo, para las largas horas de oscuridad.
Proyectos.
Primero construyó un prototipo, después su primer molino de viento, que sólo tenías 5 metros de
altura, hecho con una vieja bicicleta rota y algunas piezas más, sacadas de un tractor como el
amortiguador y el ventilador. Con éste ya se podía dar electricidad suficiente para cuatro bombillas y
dos aparatos de radio, además de cargar los móviles de todo el vecindario.
Después, reconstruyó el molino que alcanzó los 12 metros de altura, para aprovechar mejor el viento
de por encima de los árboles, y añadió una batería de coche para almacenaje, también fabricó él
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mismo los interruptores de la luz y los diferenciales. Además experimentó con un transmisor de radio
que emitía música popular entrelazada con mensajes de prevención del Sida.
Sus siguientes proyectos incluyeron ya agua potable, prevención de malaria, energía solar y
electricidad para las seis casas que integraban el complejo familiar, un pozo profundo con una bomba
que funciona con energía solar, para sacar agua limpia, un sistema de riego y hasta el equipamiento
del equipo del pueblo, el Wimbe United, a los que consiguió los primeros uniformes y zapatillas de su
historia. Todo el pueblo se siente orgulloso de este equipo, que suele estar entre
los campeones de la región. Recientemente, William ha construido otro molino para bombear aguas
residuales, que se pueden utilizar para el riego de cultivos.
El molino de viento poco a poco fue atrayendo a muchos visitantes de muchos kilómetros a la
redonda. Uno de esos visitantes fue el doctor
Hartford Mchazime, vicedirector de un proyecto llamado MTTA, Actividad de Formación para
Profesores de Malaui (Malawi Teacher Training Activity), precisamente la ONG responsable de la
biblioteca que puso en las manos de William el libro con el que comenzó a soñar, el libro que cambió
su vida.
El profesor llevó un día a la prensa y un periódico nacional, el “Daily Times”, publicó una larga
historia sobre el chico de 14 años que había inventado un molino de viento para dar electricidad a su
familia. Gente importante en el mundo de la ingeniería y tecnología empezó a escribir sobre el
fenómeno William Kamkwamba en sus blogs a partir de conocerlo gracias al periódico. Las noticias y
comentarios sobre él llegaron hasta Emeka Okafor, el director del Programa TEDGlobal, una
prestigiosa agrupación de pensadores e inventores. Okafor buscó y no paró hasta encontrar al
chico que había puesto arneses al viento y lo invitó a dar una conferencia como compañero del grupo
que dirigía. Esta fue prácticamente la presentación oficial de William. A partir de la conferencia que
dio en TED, William tuvo a su disposición a nuevos mentores, donantes y compañías dispuestas a
pagar su educación e invertir en sus futuros proyectos.
Gracias al trabajo duro y la ayuda del doctor Mchazime, William pudo volver a matricularse en la
escuela de secundaria, en Madisi, donde después de estudiar un trimestre, fue trasladado a la
Academia Cristiana African Bible College, una escuela preparatoria privada que esta en la capital de
Malawi, Lilongwe. Allí completó el primer año que había dejado a medias, en junio de 2008. Durante
ese verano, estudió un curso de inmersión en inglés, en el Instituto Regents Language de
Cambridge, ReinoUnido. En septiembre de 2008, William fue uno de los 97 estudiantes que
inauguraban la Academia de Liderazgo Africana, African Leadership Academy, una nueva escuela
privada panafricana de preparación, con sede en las afueras de Johannesburgo, Suráfrica.
Esta academia es un moderno centro de estudios que pretende educar a una nueva generación de
jóvenes africanos con una preparación del más alto nivel. En su página web se puede ver a la
mayoría de los alumnos inaugurales. Son presentados con orgullo porque todos han obtenido una
plaza en este prestigioso centro de estudios gracias a sus logros personales anteriores. Se trata de
jóvenes promesas que no se han achantado ante las dificultades económicas, culturales, sociales etc.
y han perseguido sus ideales de cambiar el estado de las cosas. Entre ellos, concretamente
a la cabeza, esta un sonriente William Kamkwamba.
Se pueden destacar de este joven malauiano otras actividades que denotan su mente emprendedora
e inteligencia, como por ejemplo que él y sus seis mejores amigos escribieron e interpretaron, ante
más de 500 personas en diversas ocasiones, una comedia cuyo propósito era difundir mensajes para
la prevención del Sida, el título de la comedia, “Se puede juzgar un libro por su cubierta”, tiene
mucho que ver con la forma en que William cambió su vida, viendo la cubierta de un libro.
Conferencias, documentales, libros...
Kamkwamba tiene un lenguaje sencillo y directo, “Cuando dejé la escuela iba a una biblioteca y leía y
recogía información sobre cómo hacer un molino de viento. Lo intenté y lo hice”, sin más. A pesar de
ello ha hablado como miembro en la prestigiosa Conferencia del grupo TEDGlobal, en
Arusha, Tanzania; en el Foro Económico Mundial Africa, celebrado en Ciudad del Cabo,
en junio de 2008; en la feria internacional de Tecnología, en
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enero de 2009; en la inauguración de la African Leadership Academy, en febrero de 2009; en el Foro
Económico sobre África, en la universidad de Columbia, en marzo de 2009, y acaba de pronunciar
varios discursos en el Festival de Ideas de Aspen, y en el grupo TEDGlobal, el
pasado mes de julio de 2009.
William es el protagonista de un documental corto titulado “Moving Windmills”, que se puede ver en
internet. El corto ha cosechado varios premios internacionales y ha sido alabado por la crítica.
Gracias a su gran éxito, los directores Tom Rielly y Ben Nabors, están trabajando actualmente en
un documental largo sobre el fenómeno Kamkwamba. Además, acaba de finalizar su autobiografía,
nada desdeñable a sus 22 años, titulada “The boy who harnessed the wind”, junto con el periodista
estadounidense Bryan Mealer, como co-autor. Mealer es autor de varios libros centrados en la
tragedia de la República Democrática del Congo, “Things must fight” y “Live a history of the recent
civil war in Congo”. El libro sobre la historia de William saldrá al mercado el próximo 29
de septiembre de 2009.
William ha salido en medios impresos y electrónicos de todo el mundo, su blog tiene miles de visitas y
mensajes de apoyo, y a pesar de ello, sigue entusiasmadocon sus estudios y los próximos proyectos
que tiene, para mejorar la vida de su familia y los vecinos de su pueblo. Aprovechando el éxito de su
blog, muestra fotos de la escuela de primaria de Wimbe y escribe: “quiero reconstruir la escuela de
Wimbe, dividirla en varias clases y proveerlas con energía eólica y solar, poner agua otable, una
cocina que pueda servir comidas para los niños, una nueva biblioteca y una salón de reuniones para
la comunidad. Es un gran sueño y queda mucho por hacer, pero estoy empezando
a pensar sobre cómo hacerlo realidad”.
En su blog, cuenta que sus intereses son, siguen siendo, la agricultura, el riego, la energía solar, la
energía eólica, “ayudar a mi familia, los animales…” y, como un chico de su edad, entremezcla
entre estos intereses: “películas de acción, cámaras digitales, superhéroes, ordenadores, internet,
ipods, teléfonos móviles…”. en él publica orgulloso las fotos de su familia, de sus proyectos, de sus
viajes, de los lugares que ha visitado como conferenciante y como estudiante, de la gente que quiere,
de la gente que le ha ayudado, de sus amigos... y explica sus andaduras. William valora y no
desaprovecha su oportunidad, trasmite un evidente potencial, siempre con esa cautivadora sonrisa,
en todo lo que cuenta. Su indudable inteligencia se esconde detrás de un chico alegre y sencillo, que
toma las peores circunstancias de la vida como si fueran retos que superar, sueños que alcanzar y no
pesadillas desalentadoras. Sin darse importancia y sin saberlo, este chico con 14 años se inventó, ya
que la vida no se lo había ofrecido, el acceso al I + D, a la Investigación y el Desarrollo. Su historia
es una verdadera inspiración para los jóvenes, y los no tan jóvenes, no sólo de África, sino del undo
entero.
Rosa Moro
Texto basado en el blog del protagonista.
(Artículo publicado en “Africana”, Revista editada por los Misioneros de África Padres Blancos. Julio
2009 )
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