hora libre

contra la violencia de género
La violencia contra la mujer es una
forma de discriminación y una violación
de los derechos humanos en la que no se
tienen en cuenta los sentimientos de la
mujer. Este problema no solo lo podemos
encontrar en España sino en todos
los países.
No es algo que haya surgido ahora, es
algo que siempre ha existido pero ahora
la mujer pese a su temor se sobrepone
y decide denunciar, cosa que antes
ninguna hacía. También hay que admitir
que el hecho de denunciar no conduce
a ninguna parte ni arregla nada ya que
a veces es peor. Estos casos habría que
dedicarles un tiempo y con más tacto
ya que una simple orden de alejamiento
no impide que el agresor la incumpla y
lleve a cabo todas sus amenazas, la más
temida: la muerte. La violencia hacía la
pareja no solo trastorna a la mujer si no
que acaba también con la alegría de la
familia donde los hijos por culpa de su
padre no podrán tener la infancia que
todos nos merecemos.
Como ya hemos visto, esto es un problema
que llevamos arrastrando años atrás
donde la mujer no es solo discriminada
de puertas para dentro si no de cara a
la sociedad, donde nos encontramos un
mundo lleno de machismo. Un mundo
donde “el macho” siempre ha tenido
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el poder, donde la mujer no ha tenido
libertad de expresión ni derecho a voto.
Una mujer luchadora busca trabajo en
un país donde el hombre tiene preferencias
a la hora de ser contratado, donde el
hombre cobra más y dispone de mayores
privilegios por el hecho de tener otro
sexo. Gracias al esfuerzo de muchas mujeres
esto cada vez es menos común, aún
así hay mucho trabajo por hacer. Todo
esto son gotas que colman el vaso.
En muchos países, la antigüedad de sus
costumbres llega a límites incontrolados.
Hacer que una chica joven (cuando se
dice joven es referirse a una chica de 13
ó 14 años) tenga el deber de consumar
un matrimonio precoz o forzado con
un varón que le sobrepasa 30 ó 40 años,
cuando obligan a una chica joven a la
mutilación genital y muchos más casos
de este estilo.
La violencia contra la mujer pasó del
plano privado al dominio público, por
ello la ley debe encubrirlas y ayudarlas
en todo momento. También es cierto
que hemos evolucionado y ha habido
bastantes progresos en la elaboración
y aprobación de reglas y normas internacionales
que miran por el bien de
las personas maltratadas ya sea física,
psicológica, sexual y económicamente.
Por ello, nuestro estado debe castigar a
todo aquel que utilice la violencia contra
la mujer. Debemos prevenir esto aunque
hay Estados que no cumplen la normativa.
Hay pruebas de que la violencia contra
la mujer es grave ya que se ha generalizado
por todo el mundo. Al menos
en setenta países se han llevado a cabo
estudios sobre ello aún así se desconoce
bastante el tema y lo más importante,
las cifras. De hecho, el deber del Estado
esta claro, tienen obligaciones concretas,
deben prevenir situaciones de violencia y
sobretodo castigar a los agresores pero, si
el Estado no hace nada por remediarlo,
los actos de violencia contra la mujer
aumentarán. Hay algunos Estados que
ya han establecido prácticas acertadas y
prometedoras y se espera que los demás
países restantes hagan algo parecido.
Mientras todos intentamos mirar para
otro lado, muchas mujeres están siendo
victimas, muchas mujeres han perdido la
vida en manos de la persona que amaban.
El miedo, el amor hacía su pareja,
la falta de apoyo y de recursos, todo se
acumula y hace qua la mujer se encierre
en sí misma y deje de creer en la justicia.
Se casan enamoradas pensando que van
a ser felices y se ven envueltas en un infierno,
del que, aunque no lo creamos, es,
para ellas, prácticamente imposible salir.
El 25 de noviembre los pasillos de
nuestro centro se llenaron de carteles,
confeccionados por alumnos
y alumnas, denunciando los malos
tratos y la violencia de género,
convencidos de que algún día esta
terrible situación que sucede de forma
cotidiana en nuestra sociedad
acabe para siempre.
«Cariño, no volverá
a pasar»
Fernando le dice a su esposa
que lo siente, le promete
que no volverá a pasar. Ella
se pregunta el por qué de
todo aquello, se convence
de que la culpa la tiene ella y
decide perdonarlo. Aún así
esa noche no puede dormir
y moja la almohada de
lágrimas.
Al cabo de dos años
Fernando sale corriendo de
casa, sudando, asustado y
sin saber qué hacer. Corre
sin rumbo, esperando que
nadie lo encuentre. Le
ha hecho sufrir mucho a
Ana, dos años de palizas
continuas, de insultos, aún
así ella lo amaba. Todo
empezó aquel día, el día
que Ana firmó su sentencia
perdonando a Fernando.
Sufriendo en silencio.
Nada de eso importa ya.
Mientras Fernando huye,
Ana esta quieta, sin vida.
Fernando ha cumplido sus
amenazas.
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