D&D 80 AL ESTILO DE BEDEL copy - D&D Diseño y Decoración en ...

T EXTO: SOL D ELLEPIANE P RODUCCIÓN: MARINA B RAUN F OTOS: ARQ. DANIELA M AC A DDEN
al estilo
de
JACQUES BEDEL
Sólo sé que nada sé ...
“Para mí cultura es información procesada”, dirá, rotundo, Jacques Bedel, y habrá que escuchar sus
razones. No está mal empezar con una cita del diccionario personal del interesado: porque lo que él
mismo elige definir entre los muchos hilos que la conversación va entretejiendo, habla sobre lo que
verdaderamente le importa; y por la historia que puede reconstruirse a partir de su definición.
Una historia de crecimiento en una casa que muy bien podría denominarse culta, con pintores y poetas
entrando, saliendo y, entretanto, participando de las tertulias familiares; con un importante flujo de
libros circulando en torno a la doble biblioteca —la materna, pródiga en literatura francesa,
arqueología, fotografía; y la paterna (como le pasaba a Borges), más acriollada—; sin televisión;
en suma, una infancia transcurrida en “un medio bastante denso culturalmente y muy
estimulante”, según sus propias palabras.
En cierta forma, la modernidad llegará a reducirse a sus elementos
más simples para finalizar, en el límite, en un álgebra de lo invisible.
JEAN BAUDRILLARD
Rebobinando, Bedel amplía: “De chico yo leía todo. Para mí no hay placer más grande
que la lectura. Cuando uno lee, empieza a sacar conclusiones, a seleccionar, a filtrar;
incorpora la información y la procesa”. Eso es, para él, saber. Veamos qué sabe Jacques.
Arquitecto recibido en la Universidad de Buenos Aires, artista plástico autodidacta y luego especializado
en Gran Bretaña y Francia gracias a sendas becas obtenidas por mérito, con estudios en
Astronomía realizados en Cornell y la NASA a partir de un Premio Fulbright, su currículum es ciertamente
impactante. En su caso, la información procesada ha derivado en una obra multidisciplinaria
reconocida a nivel local y mundial con más de cuarenta premios.
Sin embargo, lejos está Jacques de la comodidad en un saber pleno, estable, abarcador. Como persona
pensante, la cultura adquirida sólo le generará interrogantes y vacíos. Desde los mínimos —“si tuviera un
presupuesto ilimitado y pudiera elegir en qué barrio vivir, realmente no sé qué elegiría” o “no tengo la menor

idea de cómo será la próxima casa que haga para mí”— hasta los filosóficos que han
desvelado a sabios de todos los tiempos, como la relación entre el arte y la ciencia, que es
uno de los tópicos explorados desde su obra artística.
“La ciencia es necesaria, el arte no lo es”, sentenciará. “Hay gente que puede prescindir
del arte porque no ha vivido el placer que da una obra. En cambio la ciencia se necesita.
Lo que nosotros le debemos al ser humano es desarrollar el intelecto: tenemos que honrar
nuestras neuronas. Y la ciencia tiene ciertos descubrimientos que son tan maravillosos como
una obra de arte”. Así, las fotos de Marte recientemente extraídas desde el espacio son
para él objeto de admiración y potencial alimento para la creatividad (“no existe la creación
pura, siempre se da a partir del procesamiento de una serie de datos”, dirá también).
Entre el arte y la ciencia, la historia también lo apasiona porque “supera ampliamente la
ficción” y a cada paso lo deja perplejo: “Las cosas que ha hecho el ser humano son poco
menos que inimaginables. La aventura de América fue mucho más peligrosa
que la conquista de la luna, tenía muchas más incógnitas”.
La biblioteca obsesiva
Su casa actual, un espacio lleno de metros y de una peculiar solemnidad,
alberga mucho arte. Hay obras propias y ajenas, algunas
firmadas por aquellos amigos de sus padres que frecuentaban su casa,
como Noé o Macció. Caben, además, en el lugar, el estudio y archivo
de arquitectura, donde reina un orden geométrico, una zona destinada
a la vida privada; y la biblioteca.
“Ésta no es como la de mis padres, sino totalmente maniática y casi monotemática;
no es una biblioteca universal, sino la sección de una sección”. El monotema son las
artes y ciencias, claro, abordados en tomos de colores, grosores e idiomas varios.
Toda una vida de acumulación de datos converge en el living y también en la escéptica
cabeza del escéptico Jacques. Un escepticismo que se quebrará, sin embargo,
en su visión progresiva de la historia: “La humanidad siempre avanza. No hay mejor
época que ésta y mañana va a ser mejor que ahora para todo el género humano”.
Su descreimiento es uno —solo uno— de los múltiples síntomas del artista típico que
lo aquejan. Autodefinido como “difícil” y “competitivo”, proclive a enfrascarse en un determinado tema y a
hacer desconexión del mundo a lo largo de insomnes temporadas; concentrado y temperamental, es, sin
embargo, un placer penetrar su órbita y escucharlo repasar vida, obra y —sobre todo— su concepción de
la arquitectura. Quizá porque, a base de una fina ironía y de cierta caballerosidad en desuso, en definitiva
se escurre del cliché.
En el plano arquitectónico
Dirá sobre la creación contemporánea que es, en términos generales, “arquitectura del embeleco; hemos
vuelto un siglo después al eclecticismo y se practica el consumo per se: no importa que esto no dure,
lo tiramos a la basura y hacemos otro”. Las formas virtuales de un Gehry no lo atraen en lo más mínimo.
Cualquier carrera
que me obligara a
la creación
hubiera servido.

“Creo que hay una especie de exacerbación de la tecnología que va en contra del concepto de síntesis.
Los edificios que se están haciendo ahora, van a envejecer muy mal. Un antecedente fue el Pompidou, un
espléndido artefacto que ya debió cerrar bastante tiempo por mantenimiento. Aun cuando la tecnología
ofrece la posibilidad de crear cosas que perduren, la mala aplicación las hace deteriorables”.
Remontándose a los orígenes y fiel a su definición de cultura, construirá una historia personal de la
arquitectura universal, en base a tres categorías: la comunitaria, la religiosa, la política. “El padre de todos
los edificios públicos es la terma romana, un centro cívico cultural adonde la gente iba a comprar, a intercambiar,
a fornicar, a hacer gimnasia. Un lugar con calidad de vida: agua caliente, agua fría, un concepto
de la vida comunitaria; esa tecnología maravillosa del ladrillo y de la cúpula. Uno ve la dimensión
de las termas del Caracalla, hechas hace 2000 años, nada de computadora, ni calculadora:
ladrillos pegados. No se puede creer”. En el orden religioso, los paradigmas elegidos
serán dos: las pirámides y la catedral gótica —un verdadero milagro de la arquitectura—.
Por último, como ejemplo de construcción política, citará los grandes castillos de los
déspotas ilustrados, “otra sarta de maravillas: cuanto más poderoso era el monarca, más
grande era el palacio”. Fascinante.
La cuestión urbanística tampoco lo dejará callado. Jacques admira a Venecia, que encuentra
en el límite del agua el feliz mandato de replegarse sobre sí; feliz porque en ese repliegue
la ciudad —resignada a no multiplicarse hacia un infinito caótico— hallará un orden que es,
para él, la clave de su magia. “Venecia es un suceso, un éxito de la inteligencia”. Buenos
Aires, en las antípodas, —heterogénea, deteriorada, expandida hasta el exceso y olvidada del
río que debiera ser su bandera— representará un triste contramodelo.
Dentro del universo estético de Bedel, el orden parece ser condición necesaria. No un orden
estructurado ni artificioso. Quizá sea coherencia una palabra más apta para dar cuenta del
fenómeno; coherencia en el sentido de autenticidad y de consistencia. Crítico, dubitativo y también absoluto,
Bedel es consistente. Su figura de arquitecto y de artista, sus casas, sus obras con y sin volumen,
guardan una simetría poderosa y –sintonizadas en una frecuencia común- potencian su energía sintética
diciendo lo mismo desde lenguas diferentes.
Es Bedel un arquitecto cuyos proyectos proponen una forma estética para la nada y un artista que
desdibuja las certezas. Si ése es un modo de honrar la especie, el talento, las lecturas y las trasnoches de
creación apasionada, Jacques puede darse por hecho.

Breves
Un nombre- Flo
Un objeto- la navaja suiza
Un material- los que da la
naturaleza
Un sonido- los pájaros al alba
Un color- el prisma de Newton,
que se forma a partir de algo
transparente
Una textura- todas las pieles
Una palabra- más
Un siglo- XXI
Un paisaje- el horizonte
Una comida- huevo
J A C Q U E S B E D E L E N A C C I O N
¿Cuál es el espacio más importante para una casa particular?
La casa es la casa.
¿Cómo definirías calidad de vida?
El placer del uso del espacio.
¿Qué parámetros rigen en tu propia casa (que es casa-estudioatelier)?
La eficiencia. La casa debe servir para lo que está hecha. Hay un
orden, no puedo estar perdiendo el tiempo en buscar algo, por ejemplo.
Por ahi es un desorden, pero yo sé donde está cada cosa, sé que
puedo ir por la casa a oscuras y que si busco algo, está ahí.
¿Qué valores transmiten las buenas casas de hoy?
La casa es, en realidad, los valores de quien la habita; es el espejo de
quien la vive. Uno percibe cuando una casa es trucha, aunque sea muy
cara y esté en un lugar maravilloso. Un concepto acorde con la época
es el de gran espacio multiuso y fresco. No digo loft porque a mí me
encantan las casas inmensas y no me gusta cocinar donde hay libros.
Un mueble- la cama
Una ciudad- Venecia
Un museo- el Mall de
Washington, una enciclopedia
en 3 D
Un estilo de música- la clásica
por mérito propio (Pink Floyd
es un clásico)
Un perfume- el olor a pasto
recién cortado
Un maestro- cualquier enciclopedia
Un rincón de Buenos Airesla
Plaza Mitre, en Plaza Francia
Un árbol- el coihue
Un objeto de colección- libro
Un disfraz- odio los disfraces
Una década del siglo XXlos`60
Un juego- no juego a nada,
pero admiro el ajedrez
Una novela- me gustan los
cuentos, pero la novela sigue
siendo El Quijote
Una película- Brazil
Un personaje histórico- los
déspotas ilustrados
El artista del siglo XX-
Duchamp
El encargo soñado-
mi próxima casa
La estética JB, en una
palabra- consistencia
¿Qué consejo le darías a alguien que va a construir su primera
casa?
Para construirla, que elija a un arquitecto que sea un cómplice, que
pueda interpretar su manera de vivir. Y para llenarla, poco pero bueno.
¿Qué consejo le darías a un arquitecto recién recibido?
Paciencia. Que no pierda la esperanza y que siempre trabaje como si
la última casa fuera la primera.
¿En qué se tendría que pensar a la hora de construir un edificio
público?
En que cumpla su función. Pero en esta ciudad no hay un código que
respete que en el lugar donde construyo no venga otro a invadir lo que
yo hice. Pero hablemos teóricamente: tendría que ser un edificio co -
rrecto, honesto. Y si además se consiguiera que fuera trascendente,
mejor.
¿Trabajás en equipo?
Soy un solitario maniático.
¿Qué objeto de arte te robarías de un museo?
Ninguno. Además yo produzco cosas (obras de arte) y todo el tiempo
estoy tratando de sacármelas de encima. Quisiera tener solo libros.
¿Qué monumento u obra arquitectónica o artística serías?
Una casa o un obelisco.
¿Cuál es para vos el movimiento artístico más importante de la
historia?
Detesto los movimientos. El artista es una figurita irrepetible.
¿Te interesa la decoración?
No. Pero es un buen complemento. Si vos sos un tipo que le hace
honor a la especie humana, la decoración no hace falta.
¿Cómo te llevás con el color?
Me gusta. No puedo sustraerme a él.
¿Cuál es la casa más linda que hayas visto?
La casa de Malaparte en Capri.
La esfera
es la perfección y lo más parecido
a la nada
De todos los premios obtenidos, ¿cuáles te han dado la mayor
satisfacción?
La Bienal de San Pablo (1977) y el Gran Premio Latinoamericano en la
II Bienal de Arquitectura en Bueno Aires (1998, obtenido con el proyecto
de una casa en el club Martindale). Fueron batallas privadas. Igual
lo de los premios es muy relativo … (indomable, aflorará su instintivo
escepticismo)
Pero tu faceta competitiva se ha dado sus gustos…
Sí, debe dispararme alguna endorfina.
Si tuvieras que ser recordado o identificado con una sola obra
tuya, ¿cuál te gustaría que fuera y por qué?
¿Cómo elegís a uno de tus hijos entre los demás?
¿Cuál es tu aporte a la arquitectura y al arte argentinos?
Trato de ser coherente con mi pensamiento y espero que lo que hago
sirva como disparador para otros.