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Las plantas invasoras

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<strong>Las</strong> <strong>plantas</strong> <strong>invasoras</strong><br />

¿El reflejo de una sociedad crispada o una amenaza científicamente<br />

contrastada?<br />

Luis Balaguer<br />

(Historia Natural 5: 32-41 (2004))<br />

Diversos conceptos fundamentales en Biología han sido formalizados en un<br />

marco social, económico, religioso y cultural capaz de condicionar su<br />

significado. Así ha ocurrido con fundamentos como adaptación, evolución,<br />

competencia o mutualismo. En el caso del término invasor, es indudable que<br />

evoca concepciones antropocéntricas como las de intruso, asaltante,<br />

conquistador y usurpador. En la sociedad actual, aludir al invasor<br />

necesariamente predispone negativamente al interlocutor. Calificar así a una<br />

planta parece más propio de un reclamo periodístico que del conocimiento<br />

científico. El gestor responsable, ante la idea intuitiva de una planta invasora,<br />

necesariamente recomendará su control o erradicación. Todo ello plantea dos<br />

cuestiones fundamentales: ¿Cuál es el criterio para juzgar si una planta es<br />

invasora? y en caso de que se trate de un fenómeno científicamente<br />

contrastable, ¿Representa una amenaza real o son sucesos anecdóticos?<br />

http://www.best.com/~drzeus/wotw/<br />

¿Cuál es el criterio para juzgar si una planta es invasora?<br />

1


El término invasor fue utilizado por Clements para describir a aquella planta que arriba a<br />

un nuevo enclave, se establece y compite con los primeros ocupantes, pudiendo llegar a<br />

desplazarlos. El invasor en esta amplia concepción se reconoce por su procedencia<br />

remota. Es condición necesaria que no sea oriundo del territorio en el que medra y se<br />

propague como si fuera una especie autóctona.<br />

Esta definición identifica en castellano a las <strong>plantas</strong> naturalizadas, vegetales que pueden<br />

llegar a ser indistinguibles de las especies indígenas, a no ser que se conozca la historia<br />

reciente de su expansión. Estos casos también pueden ser denominados como neófitos.<br />

La frontera que segrega a estos organismos de aquellos denominados subespontáneos,<br />

asilvestrados o cimarrones es difusa. Estos términos denotan de forma imprecisa, una<br />

propagación espontánea limitada y, en el caso de los dos últimos, un origen agrícola.<br />

Barreras<br />

Geográficas<br />

:<br />

Estatus del taxon:<br />

Autóctono<br />

Ambientales<br />

Reproductoras<br />

A la dispersión<br />

Reproductoras en hábitats alterados<br />

Reproductoras en hábitats naturales<br />

Introducido o Alóctono<br />

Adventicio<br />

Naturalizado<br />

Definición y frecuencia de las especies <strong>invasoras</strong><br />

Invasor<br />

2<br />

Estimación del porcentaje<br />

de especies introducidas<br />

que superan las barreras:<br />

100<br />

10<br />

2<br />

1<br />

Según Mooney & Hobbs 2000.<br />

Island Press.<br />

Basado en<br />

Richardson et al. 2000. Diversity<br />

and Distributions 6, 93-107.


Esta reflexión semántica no es trivial. Es crucial demarcar con precisión el concepto de<br />

invasor para evitar que las medidas que pudieran adoptarse sean inviables o conlleven<br />

efectos cruzados no deseados. En la actualidad, la mayor parte de los investigadores<br />

coinciden en denominar introducida a aquella planta transportada más allá de barreras<br />

geográficas, naturalizada a aquella que se establece y reproduce en el nuevo enclave<br />

superando condicionantes bióticos y abióticos e invasora cuando además tiene<br />

descendencia fértil capaz de colonizar lugares distantes de la localidad en la que fue<br />

introducida y establecer en ellos poblaciones viables. Se estima que de todas las<br />

especies introducidas tan sólo llegan a comportarse como <strong>invasoras</strong> un 1 %. Contestada<br />

la primera de las preguntas planteadas, esto es, definidos los criterios para identificar al<br />

invasor, procede valorar la gravedad que reviste esta amenaza.<br />

¿Representan una amenaza real o son sucesos anecdóticos?<br />

El gestor que se proponga valorar la gravedad de las invasiones biológicas se enfrentará<br />

a preguntas tales como ¿qué fronteras están siendo violadas?, ¿con cuantos efectivos<br />

cuentan los invasores?, ¿cuáles serán los siguientes territorios que serán ocupados?,<br />

¿están las poblaciones de los invasores en expansión, estabilizadas o en retracción?<br />

Lamentablemente no se dispone de respuestas generales. La única referencia es una<br />

casuística dispersa. Sí se conocen, sin embargo, las variables para valorar el impacto de<br />

las invasiones biológicas:<br />

Λ Pérdida de biodiversidad.<br />

Λ Alteración del funcionamiento de los ecosistemas afectados.<br />

Λ Deterioro de los recursos y servicios que éstos ofrecían anteriormente y costes<br />

económicos y sociales derivados.<br />

Impactos biológicos<br />

Los efectos de especies introducidas, como Agropyron cristatum (L.) Gaertn. en Montana<br />

procedente del norte de Asia, pueden no limitarse al desplazamiento de las especies<br />

nativas y a la pérdida de diversidad, pudiendo llegar a alterar las reservas y flujos de<br />

energía y nutrientes en los ecosistemas receptores. Es sabido que los organismos<br />

alejados de sus áreas históricas de distribución pueden haber escapado a los<br />

mecanismos de control que hasta el momento limitaban su crecimiento poblacional. De<br />

ser así, la interacción de los recién llegados con las poblaciones indígenas podría<br />

3


conducir al desplazamiento e, incluso a la exclusión, de estas últimas. Este fenómeno es<br />

particularmente grave si amenaza la subsistencia de poblaciones de especies<br />

endémicas. Así, una acción, voluntaria o involuntaria, que inicialmente representara un<br />

incremento de la riqueza local de especies podría acarrear una pérdida neta de<br />

diversidad global. El efecto biológico de las invasiones no siempre es debido a la<br />

competencia entre especies; con una frecuencia mayor de la esperada puede ser el<br />

resultado de la transmisión de patógenos o de la hibridación. Los procesos de<br />

introgresión genética son comunes en vegetales y pueden dar lugar a que un pequeño<br />

grupo de invasores amenace a una población bien establecida y populosa. Es notable el<br />

caso de Spartina alterniflora Loisel. Su expansión en las marismas de la Bahía de San<br />

Francisco (Estados Unidos) ha supuesto la transmisión de nuevos genes a la especie<br />

nativa S. foliosa Trin. hasta llegar a comprometer la persistencia de su dotación genética<br />

original. Esta misma especie invasora, introducida en Southampton (Reino Unido) hibridó<br />

con la especie autóctona S. maritima (Curtis) Fernald originando una estirpe inicialmente<br />

estéril pero que espontáneamente duplicó su dotación cromosómica dando lugar a la<br />

especie fértil S. anglica Hubbard. El nuevo taxon ha resultado ser extremadamente eficaz<br />

colonizando las costas, lo cual contrasta con la restringida distribución de sus parentales<br />

en las Islas Británicas.<br />

Los riesgos económicos y ecológicos de las introducciones deben contemplar<br />

actualmente la incertidumbre sobre el impacto de los organismos modificados<br />

genéticamente. Estos organismos pueden afectar a las comunidades vegetales de dos<br />

maneras. En primer lugar, transfiriendo los genes modificados a otros individuos. Existen<br />

evidencias de que los vegetales transgénicos podrían ser más promiscuos, esto es,<br />

podrían haber adquirido una eficacia mayor a la de las estirpes silvestres para transferir<br />

sus genes. En segundo lugar, los organismos modificados podrían comportarse como<br />

nuevos invasores capaces de desplazar a los genotipos nativos. Esta posibilidad se ha<br />

despreciado tradicionalmente asumiendo que las <strong>plantas</strong> de cultivo no pueden sobrevivir<br />

en medios silvestres, lo cual es un error. Se confía también en que la manipulación de su<br />

material genético haya menguado indirectamente su potencial invasor. Esta conjetura no<br />

se apoya en suficientes evidencias científicas. La solución alternativa basada en insertar<br />

fragmentos de material genético capaces de reducir drásticamente la esperanza de vida<br />

o limitar el crecimiento fuera de las condiciones de cultivo simplemente repite a otra<br />

4


escala la discusión sobre la conveniencia de introducir agentes para el control biológico<br />

de los invasores.<br />

Con frecuencia se ha intentado importar el agente que establecía el control biológico en<br />

origen. Esta solución aparentemente elegante y específica sin embargo ignora el<br />

complejo entramado en el que estos mecanismos operan. En la mayoría de los casos, el<br />

agente biológico importado se convierte a medio o largo plazo en una plaga de más difícil<br />

erradicación que la que se pretendía controlar inicialmente. La introducción de una nueva<br />

especie o la pérdida de las autóctonas reconfigura la trama de interacciones entre<br />

organismos y entre éstos y su medio. La hipótesis denominada del mutualismo clave<br />

sostiene que la alteración del patrón de interacciones positivas dentro de una comunidad<br />

disparará una cascada de extinciones locales. Esta predicción cuenta con un apoyo<br />

creciente en evidencias científicamente contrastadas y su previsión no se limita a la<br />

comunidad vegetal, ni a <strong>plantas</strong> <strong>invasoras</strong>, sino que implica a todos los organismos que<br />

cohabitan en el ecosistema afectado. Ejemplo de ello es la invasión del matorral<br />

sudafricano por la hormiga argentina Linepithema humile Mayr. Esta especie desplaza a<br />

otras autóctonas, entre las que se incluyen todas aquellas capaces de almacenar en sus<br />

galerías subterráneas semillas voluminosas. La hormiga invasora no recolecta semillas<br />

de gran tamaño. Al quedar éstas expuestas en superficie son aniquiladas por los<br />

frecuentes incendios característicos de este territorio, comprometiendo así la<br />

permanencia de aquellas especies vegetales que se propagan por semillas voluminosas.<br />

La entrada de la hormiga argentina conduce en<br />

último término a un cambio en la composición<br />

florística de las formaciones vegetales. Es claro<br />

que la conservación de las interacciones<br />

mutualistas es esencial para el mantenimiento de<br />

las comunidades naturales.<br />

Perturbación<br />

Estrés<br />

Competencia<br />

El triángulo de Grime viene definido por<br />

tres ejes de los que perturbación y estrés,<br />

son independientes entre sí, siendo el<br />

tercero de ellos, competencia, el resultado<br />

biológico de la variación en los primeros.<br />

Según Grime, estos tres ejes enmarcan<br />

todos los ambientes habitados por<br />

vegetales así como todas sus estrategias<br />

vitales.<br />

Es habitual que se asocie la repercusión de los<br />

invasores con su capacidad de competir. Sin<br />

embargo, sus consecuencias también afectan a<br />

los otros dos ejes de triángulo universal de<br />

Grime, es decir, al grado de estrés ambiental y al<br />

5


égimen de perturbaciones. Como ejemplo del efecto sobre el primero de los ejes<br />

mencionados, el ingreso de nuevos vegetales cambia, de forma inmediata, la<br />

disponibilidad hídrica, pudiendo llegar, a largo plazo, a alterar el régimen hidrológico del<br />

ecosistema receptor. Se estima que el consumo de agua de las <strong>plantas</strong> <strong>invasoras</strong> en<br />

Sudáfrica es de 3.300 millones de metros cúbicos anuales y se espera que de<br />

mantenerse su ritmo actual de expansión llegarán a desecar cuencas completas en un<br />

periodo inferior a 10 años.<br />

En relación con el eje definido por la frecuencia e intensidad de las perturbaciones, el<br />

ejemplo mejor caracterizado es la alteración del régimen de incendios. Se ha constatado<br />

que Imperata cylindrica (L.) Beauv., gramínea que en la Península Ibérica aparece<br />

restringida a arenales riparios en llanuras esteparias, al ser introducida en Florida<br />

(Estados Unidos) agravó la intensidad y frecuencia de los incendios, incrementando la<br />

mortalidad de las herbáceas y leñosas nativas; lo cual condujo a la sustitución de las<br />

formaciones autóctonas por pastizales florísticamente empobrecidos, dominados por esta<br />

especie. <strong>Las</strong> consecuencias suelen ser severas cuando la planta invasora introduce el<br />

efecto del fuego en ecosistemas en los que éste no formaba parte de su dinámica.<br />

Posiblemente, el efecto más acusado de las invasiones sobre la dinámica de los<br />

ecosistemas terrestres sea la alteración del balance del nitrógeno en el ecosistema<br />

receptor como consecuencia del incremento de los incendios. La magnitud de este efecto<br />

es suficiente como para comprometer la estabilidad de los ecosistemas afectados. Un<br />

caso bien estudiado es el de la introducción y propagación de Bromus tectorum L.<br />

propiciada por el cambio de uso del suelo en la Meseta de Colorado (Estados Unidos)<br />

que ha conducido a la disminución de la disponibilidad de nitrógeno hasta el punto de<br />

transformar la composición de las comunidades vegetales nativas. <strong>Las</strong> invasiones<br />

pueden inducir efectos acumulativos que a largo plazo desencadenan profundos cambios<br />

en la organización de las comunidades, lo cual genera una dramática incertidumbre<br />

sobre la dinámica futura de los ecosistemas invadidos.<br />

A pesar de las consecuencias potencialmente severas de las invasiones, sólo un 10% de<br />

las <strong>invasoras</strong> induce cambios profundos en los ambientes receptores. Estas especies se<br />

denominan transformadoras. Si se relaciona esta estimación con la que se hacía en el<br />

apartado anterior, puede concluirse que tan sólo una de cada mil especies introducidas<br />

altera perjudicialmente el funcionamiento ecosistémico. Así de las 12.000 especies<br />

6


introducidas en la Europa central tan sólo una docena serían capaces de cambiar la<br />

estructura y funcionamiento de los ecosistemas en un área extensa.<br />

Especie<br />

El proyecto titulado Exotic Plant Invasions: Deleterious Effects on Mediterranean Island<br />

Ecosystems (EPIDEMIE), financiado por la Comisión Europea en el marco de su Acción Clave<br />

Vulnerabilidad de Ecosistemas, identifica 15 de las especies <strong>invasoras</strong> con mayor impacto en las<br />

islas mediterráneas.<br />

Acacia dealbata Link<br />

Nombre común<br />

mimosa<br />

Agave americana L. pita México<br />

Lugar de procedencia<br />

Australia y Tasmania<br />

Ailanthus altissima (Mill.) Swingle ailanto China Central<br />

Amaranthus retroflexus L. bledo América del Norte<br />

Arundo donax L. caña común Himalaya<br />

Carpobrotus edulis (L.) N. E. Br. mesembriantemo Región del Cabo (Sudáfrica)<br />

Conyza canadensis (L.) Cronq. - Norte América<br />

Datura stramonium L. estramonio América del Sur y Central<br />

Eucalyptus globulus Labill. eucalipto Australia y Tasmania<br />

Nelumbo nucifera Gaertn. loto China y Japón<br />

Nicotiana glauca R. C. Graham tabaco moruno Argentina y Paraguay<br />

Opuntia ficus-indica (L.) Mill. chumbera México<br />

Oxalis pes-caprae L. dormilón Región del Cabo (Sudáfrica)<br />

Phytolacca americana L. hierba carmín Noreste de América<br />

Ricinus communis L. ricino Sudeste de África tropical<br />

Propensión de los ecosistemas mediterráneos a las invasiones<br />

No todos los invasores son transformadores, ni todos los ambientes son igualmente<br />

propensos a ser invadidos. Algunos autores estiman que esta propensión es una<br />

cualidad emergente que caracteriza a los ecosistemas frente al cambio global. Se<br />

considera que una comunidad vegetal corre un mayor riesgo de ser invadido a medida<br />

que aumenta la disponibilidad de recursos bien debido a aportes exógenos o bien a la<br />

pérdida de la eficacia con que las poblaciones nativas los utilizan. Los procesos que<br />

7


acentúan la susceptibilidad del sistema son en consecuencia la eutrofización, la<br />

perturbación o la combinación de ambas. La<br />

engañosa apariencia de simplicidad de este<br />

modelo, se pone de manifiesto cuando<br />

2 1<br />

consideramos el doble efecto de algunas<br />

3<br />

perturbaciones. Por ejemplo, una sequía severa<br />

supondrá inicialmente un enrarecimiento de un<br />

recurso esencial, el agua. De acuerdo con el<br />

Aporte de recursos<br />

esquema propuesto, esta disminución incrementa<br />

la resistencia del sistema frente a intrusos. Sin<br />

Según el modelo de Davis<br />

colaboradores, la propensión de<br />

y<br />

un embargo, si este evento llega a diezmar las<br />

sistema a ser invadido es proporcional a<br />

la disponibilidad de recursos poblaciones indígenas, el resultado tras las<br />

excedentarios en el medio. <strong>Las</strong> flechas<br />

indican la trayectoria que seguiría un<br />

primeras lluvias será un escenario aun más<br />

ecosistema inicialmente sometido a un<br />

evento de carestía de un recurso clave<br />

propicio para la invasión que el inicial, dado que<br />

capaz de reducir la eficacia con que la se restituye el recurso limitante pero la eficacia de<br />

comunidad aprovechaba su<br />

disponibilidad. Tras finalizar el evento la población original se ha visto mermada. Este<br />

desfavorable, el sistema<br />

propenso a la invasión.<br />

es más<br />

ejemplo sugiere cuál debe ser la situación en los<br />

ecosistemas Mediterráneo. El fynbos sudafricano,<br />

el kwongan australiano, el chaparral<br />

californiano y el matorral chileno son<br />

formaciones vegetales mediterráneas que<br />

presentan una tasa de entrada y<br />

establecimiento de especies exóticas mayor<br />

que la de otros ecosistemas más productivos<br />

en regiones vecinas. Este fenómeno puede<br />

atribuirse a la inestabilidad ambiental de los<br />

ecosistemas mediterráneos. La<br />

heterogeneidad espaciotemporal de estos<br />

sistemas crea huecos aptos para los<br />

Número de especies autóctonas<br />

colonizadores al tiempo que limita la eficacia<br />

El efecto de la riqueza de especies sobre la<br />

con la que las comunidades nativas explotan propensión del sistema a ser invadido<br />

depende de la escala espacial. <strong>Las</strong> regiones<br />

los recursos disponibles.<br />

biogeográficas con mayor número de<br />

Es<br />

notable que en aquellos enclaves<br />

mediterráneos en los que el hombre ha<br />

especies acogen un mayor número de<br />

exóticas (flecha discontinua). Sin embargo,<br />

la sucesión en un mismo escenario tiende a<br />

reducir la frecuencia de especies <strong>invasoras</strong><br />

(flechas coloreadas).<br />

Captación de recursos<br />

Resistente a la invasión<br />

Susceptible<br />

a la invasión<br />

8<br />

mero de especies <strong>invasoras</strong><br />


favorecido activamente la restitución del proceso espontáneo de sucesión se ha reducido<br />

la presencia de <strong>plantas</strong> <strong>invasoras</strong>. Algunos autores interpretan este fenómeno como una<br />

consecuencia del incremento en la riqueza de especies, esto es, a mayor número de<br />

especies, mayor resistencia a la entrada de otras alóctonas. Esta hipótesis se apoya en<br />

la convicción de que el proceso que estructura las comunidades vegetales es la<br />

competencia entre especies. Sin embargo, revisiones recientes describen el efecto<br />

contrario. Esto es, aquellas comunidades más ricas en especies ofrecen también un<br />

mayor potencial de relaciones mutualistas inespecíficas con frugívoros, polinizadores,<br />

hongos micorrizógenos o cepas de rizobios, lo cual favorecería la entrada de <strong>plantas</strong> que<br />

pudieran actuar como nuevos socios. La realidad es que la comparación entre biomas<br />

muestra como aquellos con comunidades más ricas son también los que han acogido a<br />

un mayor número de invasores. En la actualidad, el efecto aparentemente contradictorio<br />

de la riqueza de especies se explica en función de la escala de análisis. La comparación<br />

entre comunidades vegetales vinculadas por un mismo proceso sucesional evidencia una<br />

relación inversa entre riqueza y propensión a la invasión. Sin embargo, la relación entre<br />

estas variables es directa cuando la comparación se establece entre comunidades<br />

alejadas en el espacio, que han resultado de procesos históricos diferentes y están<br />

sometidas a condiciones ambientales dispares. Con independencia de la escala de<br />

análisis, parece comprobarse que las invasiones desencadenan crisis más severas en<br />

aquellas comunidades con un menor número de especies.<br />

El perfil del invasor<br />

<strong>Las</strong> características de los ecosistemas más propensos a ser invadidos parecen sugerir<br />

cuál es el perfil de invasor. Su facilidad para<br />

propagarse en diferentes medios siempre que<br />

presenten un excedente de recursos, sugiere<br />

que se trata de genotipos con un elevado grado<br />

de plasticidad fenotípica. Por otra parte, se trata<br />

de vegetales cuyas nuevas poblaciones se<br />

originaron a partir de un reducido número de<br />

<strong>Las</strong> poblaciones de invasores<br />

frecuentemente presentan una menguada individuos colonizadores. Es por ello probable<br />

variabilidad genética y están constituidas por<br />

genotipos con una elevada plasticidad que presenten una menor variabilidad genética<br />

fenotípica. La figura muestra el ejemplo de<br />

que las poblaciones originales. Este fenómeno<br />

una población invasora (árboles rojos) frente<br />

a una naturalizada no invasora (árboles<br />

amarillos).<br />

Efecto fundador<br />

9


iológico es conocido con el nombre de efecto fundador. Cabe esperar, por tanto, que<br />

cuenten con una reducida variabilidad genética poblacional y una elevada plasticidad<br />

fenotípica individual. Lamentablemente, esta combinación de caracteres no permite un<br />

reconocimiento eficaz de los invasores lo que dificulta la adopción de medidas<br />

preventivas en el marco de la conservación y restauración del patrimonio natural. De<br />

hecho, los numerosos esfuerzos realizados para identificar atributos generalizables han<br />

fracasado.<br />

Costes económicos y sociales<br />

Hasta este punto, se han resumido los potenciales impactos de los invasores sobre la<br />

diversidad y funcionamiento de los sistemas biológicos. Resta valorar sus consecuencias<br />

en términos económicos y sociales. En muchos casos, la explotación de estas especies<br />

ha compensado los efectos negativos colaterales a juicio de las poblaciones humanas<br />

implicadas. En cualquier caso, tanto si reportan ganancias como si no fuera así, son<br />

numerosos los servicios y recursos sensibles a las invasiones. Entre los daños<br />

potenciales se encuentran:<br />

1. Incremento de los costes de laboreo.<br />

2. Pérdida del valor agrario de las tierras.<br />

3. Desplome de construcciones y tendidos.<br />

4. Colapso de redes de riego y drenaje.<br />

5. Obstaculización de caminos y sendas.<br />

6. Descenso del nivel freático.<br />

7. Contaminación de partidas de semillas.<br />

8. Dispersión de plagas e incremento de los costes derivados de su control.<br />

9. Devaluación de espacios deportivos o cinegéticos.<br />

10. Encarecimiento de los programas de restauración y conservación de<br />

ecosistemas.<br />

11. Pérdida de interés turístico o científico asociado al declive de la biodiversidad.<br />

12. Impedimento del acceso de las generaciones futuras a los servicios y recursos<br />

actuales.<br />

Son numerosos los casos en los que la invasión ha acarreado cuantiosas pérdidas<br />

económicas. Un caso ejemplar es la introducción de Lantana camara L. en la India como<br />

10


planta ornamental procedente de Australia. Actualmente, se estima que la suma de las<br />

pérdidas económicas y de los costes de erradicación de esta planta en el país asiático<br />

ascienden a 924 millones de dólares anuales.<br />

Los costes culturales de las invasiones biológicas son difíciles de evaluar. En este<br />

capítulo deben incluirse aquellos casos en los que la especie introducida llega a<br />

transformar el paisaje local hasta el punto de suplantar a las nativas como emblema de<br />

las señas de identidad de un pueblo. Los ejemplos son innumerables: Strelitzia reginae<br />

Ait., especie sudafricana, es el símbolo de Madeira; la pita (Agave americana L.) o la<br />

chumbera (Opuntia ficus-indica (L.) Mill.), especies oriundas de México, son elegidas con<br />

frecuencia para representar a Almería o a algunas de las Islas Baleares o Canarias; las<br />

palmeras parecen representar a casi todas las localidades costeras de la Europa<br />

mediterránea no siendo autóctonas en ninguna de ellas.<br />

La magnitud de la amenaza que representan las invasiones biológicas ha desatado el<br />

interés por profundizar en el conocimiento de este fenómeno. Una revisión bibliográfica<br />

de las publicaciones sobre <strong>plantas</strong> <strong>invasoras</strong> ∗ en libros y revistas científicas recogidas en<br />

la base de datos Current Contents, entre enero de 1997 y octubre de 2001, revela una<br />

tendencia al alza, con un valor promedio superior a 100 artículos anuales.<br />

Evolución del número de publicaciones<br />

científicas aparecidas entre 1997 y 2001<br />

recogidas en la base de datos Current<br />

Contents.<br />

A la luz de los resultados que obtenidos, la<br />

conclusión es que este fenómeno debe<br />

contemplarse entre las 5 causas principales<br />

de pérdida de diversidad biológica derivada<br />

del cambio global antropogénico:<br />

1. Invasiones biológicas.<br />

2. Sobre-explotación.<br />

3. Contaminación química / Eutrofización.<br />

4. Destrucción / Fragmentación de hábitats.<br />

5. Cambio climático.<br />

∗ Se seleccionaron todas aquellas publicaciones en las que aparecieran las palabras: biological<br />

invasion+plant, plant invasion, invasibility+plant, alien+plant, invader+plant, invasive plant, invasive<br />

species+plant.<br />

11


En paralelo a la constatación de su trascendencia, se ha modificado la legislación para<br />

combatir este problema. En España el control o<br />

erradicación de las especies introducidas se exige en las<br />

declaraciones y planes rectores de diversos espacios<br />

naturales protegidos (Alto Tajo, Cabañeros, Cabrera,<br />

Covadonga, Doñana, Garajonay, Guara y Ordesa), así<br />

como en la ley estatal 3/2001 de pesca marítima y en las<br />

leyes autonómicas de pesca fluvial, aunque estas últimas<br />

sólo contemplan a las especies animales introducidas<br />

como invasores.<br />

El papel de la restauración en el control de las<br />

<strong>plantas</strong> <strong>invasoras</strong><br />

En el año 2000, el Centro de Legislación Ambiental de la<br />

El Plan Rector de uso y<br />

gestión del Parque Nacional<br />

marítimo-terrestre del<br />

Archipiélago de Cabrera (RD<br />

IUCN emitió el manual titulado A guide to designing legal 277/1995) se propone<br />

and institutional frameworks on alien invasive species, en<br />

erradicar mediante técnicas<br />

selectivas las <strong>plantas</strong><br />

el que se proponían 12 principios sobre los que<br />

<strong>invasoras</strong>, especialmente<br />

Carpobrotus edulis (L.) N. E.<br />

fundamentar las estrategias. Entre ellos, destacan el<br />

Br.<br />

cuarto, que recomienda como medida preventiva la inversión de fondos para incentivar y<br />

financiar la restauración de la biodiversidad nativa, y, con mayor enjundia conceptual, el<br />

quinto, que establece que la conservación y restauración de las interacciones y procesos<br />

ecológicos es de mayor importancia para el mantenimiento a largo plazo de la diversidad<br />

que la simple protección de las especies.<br />

Esta definición de prioridades atribuye a la restauración de la cubierta vegetal un papel<br />

fundamental como herramienta para la lucha contra el empobrecimiento y deterioro de<br />

los ecosistemas invadidos. Sin embargo, la práctica actual de la restauración fomenta<br />

la invasión. Este efecto contrario al deseado es en primer lugar atribuible a que los<br />

procesos que facilitan la entrada de <strong>invasoras</strong> son los mismos que propician el<br />

reclutamiento de colonizadoras. Los riegos y abonados se suman a la depauperación o<br />

inexistencia de las comunidades vegetales originales, lo cual dispara la propensión a la<br />

invasión de los espacios en restauración. Éste es el caso de la rehabilitación de los<br />

taludes de la red viaria y de escombreras de minas a cielo abierto. Enclaves en los que<br />

12


con frecuencia se propagan especies naturalizadas, las cuales no son controladas o<br />

erradicadas, sino que paradójicamente son bien recibidas por los responsables dado que<br />

contribuyen a la fijación del sustrato y mejoran la calidad estética del paraje, sin coste<br />

económico alguno.<br />

La introducción de especies clave o ingenieras, que con su acción benefactora<br />

inespecífica contribuyen a dinamizar la sucesión, puede estar simultáneamente<br />

propiciando la invasión. Tal es el efecto de la inclusión en los protocolos de siembras y<br />

plantaciones de leguminosas fijadoras de nitrógeno. Aun eligiendo especies autóctonas,<br />

su enriquecimiento del sustrato puede desencadenar la expansión de especies exóticas.<br />

Un ejemplo científicamente comprobado, es la propagación de gramíneas europeas,<br />

como Bromus diandrus Roth, a lo largo de la costa californiana facilitada por la<br />

leguminosa nativa de porte arbustivo Lupinus arboreus Sims.<br />

En esta misma región del planeta, se ha constatado como los proyectos de restauración<br />

que proponen soluciones estándar no sólo propician la colonización de especies<br />

exóticas, sino que las introducen y propagan activamente. Así, lo que algunos autores<br />

han denominado la marca del zorro, por ser zorro es el nombre común de Vulpia myuros<br />

(L.) C. Gmelin, en Estados Unidos, es la manifestación de la acción de esta gramínea<br />

europea, comúnmente incluida en las mezclas de semillas empleadas en California para<br />

hidrosiembras de taludes. Lejos de ejercer el efecto niñera que se le había atribuido a<br />

esta especie, desplaza a las herbáceas vivaces nativas.<br />

Los protocolos que en España utilizan las denominadas mezclas comerciales de semillas<br />

incluyen, en la gran mayoría de los casos, especies que son al mismo tiempo fijadoras de<br />

nitrógeno y exóticas. Tal es el caso de la alfalfa (Medicago sativa L.). El uso de esta<br />

especie se encuentra tan extendido que los técnicos parecen haber asumido su carácter<br />

autóctono, cuando en realidad se ha expandido desde Crimea y Anatolia, hasta<br />

encontrarse naturalizada en casi todo el planeta. Los proyectos de restauración de<br />

taludes de carreteras de la red española suelen incluir como objetivos separados la<br />

reconstrucción del medio natural y la mejora de la calidad estética o paisajística del<br />

enclave. Paradójicamente, las medidas correctoras propuestas en relación con este<br />

último objetivo ordenan, en la mayoría de los casos, la plantación de especies exóticas<br />

13


de reconocido carácter invasor, en clara contradicción con la intención de reconstruir las<br />

comunidades vegetales nativas.<br />

Los efectos contraproducentes de la restauración comentados hasta este punto podrían<br />

evitarse mediante una revisión escrupulosa de<br />

los protocolos técnicos que adecuara los<br />

aportes de agua y nutrientes y excluyera el uso<br />

de <strong>plantas</strong> exóticas. Aun así, el riesgo de<br />

soslayar invasiones más sutiles es muy<br />

elevado. La más evidente de ellas es la<br />

introducción de individuos de especies nativas<br />

pero de procedencias alejadas y, por ello, con Manuales técnicos publicados por la<br />

genotipos foráneos y diferente variabilidad<br />

Administración española recomiendan<br />

expresamente el uso del ailanto en proyectos<br />

genética poblacional. Diversas iniciativas<br />

de obra civil, a pesar de que esta especie<br />

está considerada como uno de los invasores<br />

reivindican la cuidadosa selección del origen más agresivos en la cuenca del<br />

Mediterráneo. Propagación espontánea de<br />

del material reproductivo como garantía de la ailantos en los taludes de carretera de la<br />

calidad de los proyectos de restauración. Este<br />

Ciudad Universitaria (Madrid).<br />

control se aplica parcialmente a <strong>plantas</strong> vasculares, pero su viabilidad es dudosa en el<br />

caso de los inóculos de hongos micorrizógenos o bacterias simbiontes. Estos organismos<br />

pueden ser introducidos en el enclave en restauración al extender tierra vegetal<br />

comercial o sustratos orgánicos que porten diásporas de procedencias remotas.<br />

Actualmente, se cree que ésta fue la causa que posibilitó, en Sudáfrica, la transformación<br />

de los pinos, de <strong>plantas</strong> ornamentales a agresivos invasores. El desfase temporal entre<br />

su implantación en parques y jardines y su propagación por el fynbos sudafricano se<br />

atribuye a que primero tuvieron que propagarse los hongos formadores de ectomicorrizas<br />

que posibilitaron el avance de los pinos, dado que este tipo de micorrizas no existía en<br />

estos ecosistemas. La colonización de las esporas fue lenta, pero una vez que permitió el<br />

establecimiento de la primera población de pinos, la propagación de las plántulas<br />

siguiendo el entramado fúngico invasor fue muy veloz. Así, la importación de sustratos o<br />

de cepellones para jardinería disparó una invasión que se produjo en dos oleadas, la<br />

primera imperceptible y la segunda con drásticos efectos que actualmente amenazan la<br />

integridad de algunos de los ecosistemas más diversos del planeta. Este ejemplo<br />

también evidencia como una planta introducida puede escapar del ámbito del jardín o del<br />

parque público y propagarse por el medio natural.<br />

14


Además de estas introducciones involuntarias, los protocolos modernos de producción de<br />

planta forestal y de recuperación de suelos (biorremediación) recomiendan el uso de<br />

inóculos de estirpes exóticas o mejoradas para favorecer el desarrollo de los ejemplares<br />

en vivero y facilitar su implantación en ambientes desfavorables. Estas cepas,<br />

seleccionadas por su alta resistencia, podrían ser especialmente agresivas en escenarios<br />

naturales caracterizados por su elevado estrés ambiental, como medios salinos,<br />

ultrabásicos o áridos. En ellos, las estirpes de organismos edáficos introducidos pueden<br />

persistir décadas, transferir sus genes a poblaciones nativas compatibles o desplazar a<br />

las estirpes indígenas.<br />

El significado evolutivo de las invasiones<br />

El fenómeno no es cualitativamente nuevo. La crisis de finales del Pérmico (hace<br />

aproximadamente 250 millones de años) estuvo caracterizada por el colapso de los<br />

ecosistemas existentes y la expansión de vegetales oportunistas. Trabajos recientes<br />

sugieren que además de la recolonización protagonizada por táxones supervivientes, se<br />

produjeron migraciones a larga distancia de cicadófitos y gnetófitos que establecieron<br />

poblaciones viables y se propagaron a través de vastas superficies. Frente a las<br />

invasiones pretéritas, en casi todos los casos actuales el vector es el hombre, lo cual no<br />

sólo supone una novedad en cuanto al vehículo, sino además una tasa diferencialmente<br />

elevada. En los últimos 10.000 años, la frecuencia ha crecido y sigue creciendo<br />

exponencialmente. Todos aquellos vegetales cuya introducción se ha visto favorecida por<br />

el hombre deberían quedar excluidos de la relación de especies autóctonas. Sin<br />

embargo, la complejidad de la realidad imposibilita la aplicación estricta de este criterio.<br />

Especies como el castaño (Castanea sativa Mill.) se consideran introducidas por el<br />

hombre en la Península Ibérica aunque se sabe, por los yacimientos de polen, que tan<br />

sólo escasos miles de años antes (segunda mitad del Holoceno) formaban parte de la<br />

flora local. Estos ejemplos ponen de manifiesto que la denominación de una especie<br />

como autóctona depende no sólo de la escala espacial de análisis, también de la<br />

temporal ¿Cuanto tiempo tiene que haber transcurrido desde su llegada para que un<br />

vegetal sea considerado autóctono? Es preciso reconocer que el concepto de autóctono<br />

esta ligado al de patrimonio y como éste se encuentra impregnado de connotaciones de<br />

15


dudoso rigor biológico. A nuestro juicio, la confrontación entre conservación del<br />

patrimonio y evolución tiene un interés más conceptual que práctico. Parece indudable<br />

que el compromiso inmediato es la conservación, aun cuando se estime que el<br />

indefectible cambio global favorecerá a los invasores en el futuro. Algunos autores<br />

hablan de una evolución reversa para subrayar que el flujo genético de las invasiones<br />

tiende a uniformizar la cubierta vegetal frente al proceso evolutivo dominante de<br />

diferenciación y especialización.<br />

% Biomasa en vástago<br />

% Biomasa en vástago<br />

% Biomasa en semillas<br />

% Biomasa en raíces<br />

% Biomasa en semillas<br />

% Biomasa en raíces<br />

% Biomasa en vástago<br />

% Biomasa en semillas<br />

% Biomasa en raíces<br />

Según Tilman y Lehman, la limitación por nitrógeno condiciona actualmente el reparto de la<br />

biomasa vegetal entre el medio aéreo, el subterráneo y la reproducción en numerosas especies<br />

(cículos rojos). El cambio global causará un incremento en la disponibilidad de este nutriente y<br />

con ello un nuevo escenario de presiones selectivas (línea roja discontinua). El excedente<br />

propiciará el ingreso de invasores (círculo azul). Este escenario ecológico forzará la divergencia<br />

y la variabilidad genética de las poblaciones de los que hoy son invasores, al tiempo que<br />

fracasarán la mayoría de las especies nativas actuales.<br />

Investigaciones científicas recientes indican que especies con un comportamiento<br />

oportunista, pionero desde el punto de vista sucesional y ruderal desde el punto de vista<br />

ecológico, que prosperaban hace 140 millones de años en ambientes inestables o<br />

perturbados fueron precisamente las progenitoras de todas las <strong>plantas</strong> con flores que hoy<br />

pueblan la tierra. Con independencia de que en el presente las estrategias de<br />

conservación de la diversidad biológica deban perseguir el control de las invasiones, no<br />

cabe duda que en una escala temporal más dilatada habrá que darle la razón al lema<br />

que presidía el avance de las legiones romanas. En frase atribuida a Polibio (208 a.C. -<br />

126 a.C): "Tandem aliquando invasores fiunt vernaculi", es decir, "Con el tiempo los<br />

invasores serán autóctonos".<br />

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