CAMBIOS Silvia Domínguez Sánchez (Región de ... - Coca-Cola
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FINALISTA ESTATAL <strong>CAMBIOS</strong><br />
Salí precipitadamente <strong>de</strong> la biblioteca con el corazón latiendo <strong>de</strong>scontrolado<br />
en mi pecho. No era posible y sin embargo, Merce<strong>de</strong>s no hablaba por<br />
hablaba por hablar.<br />
-No pue<strong>de</strong> ser –maldije entre dientes.<br />
Durante meses había esperado este momento y había llegado a admitir que<br />
no volvería nunca. Me froté los ojos. No sabía como actuar y estaba<br />
totalmente <strong>de</strong>subicado.<br />
Miré el letrerito que marcaba el número <strong>de</strong> la calle y me encaminé hacia mi<br />
apartamento. Durante los treinta minutos <strong>de</strong> camino, el bullicio <strong>de</strong> mi<br />
mente se fue aclarando.<br />
Esa noche soñé con luces <strong>de</strong> colores, caminos infinitos y un cielo rojo<br />
sangre que se extendía sobre mí.<br />
Los dos días que faltaban para el jueves se sucedieron en un amasijo<br />
<strong>de</strong>scontrolado <strong>de</strong> horas, minutos y segundos.<br />
Y llegó el jueves.<br />
Me <strong>de</strong>sperté sudando a las seis <strong>de</strong> la mañana. Es noche había sido<br />
especialmente calurosa y no ayudaban mucho los sueños <strong>de</strong> manchas <strong>de</strong><br />
colores que me habían estado acechando. Me levanté y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />
ducharme y vestirme me quedé mirando el espejo que me <strong>de</strong>volvía la<br />
mirada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un rostro con marcadas ojeras. Suspiré y salí <strong>de</strong>l paso.<br />
-¿Lo <strong>de</strong> siempre? –me preguntó Fernando al entrar <strong>de</strong>se el otro lado <strong>de</strong> la<br />
barra.<br />
-Lo <strong>de</strong> siempre –concedí tomando asiento en un taburete.<br />
El bar seguía igual <strong>de</strong> acogedor que cada mañana y las tostadas seguían<br />
con aquel toque característico <strong>de</strong> siempre. Parecía que el único que había<br />
cambiado era yo mismo.<br />
Cuando salí <strong>de</strong> nuevo a la calle, el calor <strong>de</strong>l verano sacudió mi camisa. Era<br />
temprano, y sin embargo, el aire ya llegaba caliente.<br />
Caminé sin prisas hacia el gran edificio que escondía la nueva piscina<br />
climatizada <strong>de</strong> la que era socio.<br />
El agua fría me parecía un bálsamo reparador y disfruté un largo rato <strong>de</strong><br />
ella antes <strong>de</strong> hacer los diez largos <strong>de</strong> cada día.<br />
Una vez hube salido <strong>de</strong> nuevo a la calle, el sol ya estaba en lo alto,<br />
saludando y <strong>de</strong>scargando todo su potencial sobre el pueblo. Los adoquines<br />
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