Tras el rebeco en las cumbres de Alejandro el Grande - Armada ...

el jabalí, aunque no es muy abundante y
sólo se caza en batida por locales.
Si le sobra algo de tiempo, le recomiendo
que visite alguno de los monasterios
ortodoxos presentes en el parque.
Los recechos en Mabpobo
Las aéreas en las que se rececha se
sitúan en los márgenes del valle creado
por el río Radika, franqueado por las
montañas de Shara y Korab. En esta
última cadena montañosa se sitúa el
pico más alto del país, el Golem Korab
de 2.754 m.; esta cima es una de las 52
de más de 2.000 metros que nos encontramos
en Mavrovo, lo que nos indica lo
abrupto de su orografía.
Se sale al amanecer para llegar desde
la carretera a los escasos accesos, dos
caminos forestales, que nos permiten
subir con el coche unos cientos de
metros. El rececho requiere ascender
desde el fondo del valle situado a 600 m.,
que es su punto más bajo, hasta los
1.200-1.500m., incluso se llega a los 1800
m., muchas veces facilitado por las poco
transitadas veredas creadas en el interior
de los bosques. Por lo cual es ideal
para cazadores que vayan solos o máximo
con un compañero. La caza generalmente
es más dura que en otros cotos del
país, por lo que requiere de una buena
condición física. La densidad es más
baja, pero la calidad de los trofeos es
superior que en el coto anterior. En este
coto se abaten unos 25 rebecos al año.
Como ya he comentado, la vegetación
es muy tupida y los matorrales nos dificultarán
en muchas ocasiones la localización
de los rebecos, debemos esforzarnos
en buscarlos en la sombra de un
risco o tras un espino y hacer buen uso
de nuestros prismáticos.
Cuando alcanzamos las cimas, podemos
observar un paisaje francamente
bonito, divisando tan sólo 3 ó 4 de sus
aldeas, pero si tenemos la suerte, que es
muy fácil, de estar en el momento adecuado,
podremos oír el canto del almuecín
llamando a la oración. el eco de su
llamada retumba y se prolonga por todo
del valle. Resulta un momento especialmente
sugestivo.
No quiero desaprovechar la oportunidad
desde aquí para agradecerle a nuestro
esforzado guarda, Acron, su dedicación
y buen hacer. Este hombre de 30
años, es muy experimentado y buen
conocedor de la montaña. Quiero destacar
su hospitalidad y la de su familia,
como al acogernos en su propia casa
cuando la lluvia no nos permitía ver
nada ni siquiera con los prismáticos. Su
Federico junto al
guarda,
comenzando la
jornada de caza
al amanecer.
Abajo a la
derecha una
vista de una
iglesia
ortodoxa junto
al lago Mavrovo.
S CC
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