descargar 'joaquín costa, el sueño de un país imposible'

necía al grupo de la Institución Libre de Enseñanza». Quiroga,
en efecto, se relaciona directamente con la escuela
de Madrid, con maestros como Casiano de Prado, Calderón,
Macpherson y con discípulos como Lucas Fernández
Navarro. Vinculado de modo directo a Giner de los Ríos
fue fundador y miembro de la Institución Libre de Enseñanza
y, lógicamente, fue guadarramista. Prueba de ello
es que participó en la promoción de la renombrada «Sociedad
para el Estudio del Guadarrama» el mismo año de
su expedición africana, y también lo corrobora la incorporación
de su nombre a los de los geólogos recordados en
la Fuente cercana al Puerto de Navacerrada, participando
así en el reconocimiento a los que, como dice la placa de
tal fuente, fueron «sembradores de cultura y amor a la
Naturaleza». En fin, es expresivo del estilo naturalista e
institucionista que aquella expedición africana acabara en
Tenerife con la ascensión al Teide de Quiroga y Cervera.
Más tarde, en 1905, se creó la «Comisión de Estudios del
Noroeste de África», en la Sociedad de Historia Natural —
no estrictamente geográfica— y ello motivó la existencia
de expediciones científicas a África en 1906, 1907, 1908,
1913 —con Dantín como geógrafo—, 1934, etc., lo que no
deja de ser meritorio.
En este movimiento intelectual y político —como en Mallada,
Macías Picavea o Costa—, se intenta la demolición
de las leyendas blancas sobre nuestro territorio, su sustitución
por una visión realista, aunque sea áspera, y la
reparación activa de los inconvenientes físicos que se
oponen al progreso.
Una «regeneración»,
según comentaba Cajal,
centrada en la lucha
contra las «desgracias»
geográficas
de España, como su
aridez. Moret quería,
por ello, «rehacer la geografía de la Patria», y Picavea
conseguir «una regeneración de la patria por la transformación
del suelo», ya que «es el problema geográfico...
nacional, vital y primario», como enseña «la geografía
física de España».
Finalmente, la literatura del paisaje, la literatura de las
montañas, las llanuras, los campos y ciudades, corresponde
a la generación del 98, y está basada en una idea
de reciprocidad entre paisaje y cultura e incluso entre
paisaje y persona. El paisaje, repite Unamuno, es conciencia,
estado de conciencia. Y en él se restablece una
En contraste con Costa, que propone
cruzar el país por un sistema arterial
hidráulico de canales y pantanos,
Azorín esgrimía su apreciación directa
del paisaje derivado de la aridez
Reproducción de un grabado de Erhard de la costa
africana, guardado entre los documentos de Joaquín
Costa sobre campañas geográficas. AHPH
relación vital con la cultura europea paisajista, con Amiel,
Byron o Senancour. Esta imagen geográfica, está, pues,
poblada de símbolos, contenidos, significados. Las vertientes
entre regeneracionistas y noventayochistas estaban,
pues, diferenciadas.
En contraste con
Costa, cuando propone
cruzar el país por un
«sistema arterial hidráulico»
de canales y
pantanos, Azorín esgrimía
su apreciación
directa del paisaje derivado de la aridez, un encuentro
de la identidad en la sequedad del paisaje y, por tanto, la
conveniencia de conservar ese paisaje y esa identidad. La
geografía se concebía, en cualquier caso por todos ellos,
tanto por Azorín como por Picavea, como «base del patriotismo»,
y por tanto como «primera ciencia». Así afirmaba
Costa que «todo el territorio debe ser la escuela
mientras no pueda serlo todo el planeta». Los geógrafos
de hoy tenemos esta deuda con ellos.
Eduardo Martínez de Pisón
Catedrático emérito de Geografía Física
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