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Aquel año

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Por EnriquE SymS<br />

FotoS LEandro SánchEz - juanLu vELa<br />

La primera vez que me crucé con Fito Páez fue<br />

hace 26 <strong>año</strong>s, durante el mandato del general<br />

Galtieri, poco antes de que comenzara la guerra<br />

de Malvinas. Yo me iniciaba en el periodismo y<br />

fui a La Trastienda a hacerle una entrevista a<br />

Baglietto para la revista Pan Caliente. Cuando le pedí una<br />

opinión sobre la dictadura militar, Baglietto prefirió evitar<br />

cualquier tipo de compromiso con su respuesta. Entonces,<br />

un muchachito flaco y provocativo, sin pedir permiso, tomó<br />

por única vez la palabra para calificar duramente a los militares.Fito<br />

siempre fue así. Contundente en sus afirmaciones,<br />

crítico en sus opiniones, exagerado en sus creencias, afanoso<br />

en sus búsquedas.<br />

Atravesamos muchas instancias juntos, en algunas ocasiones<br />

nos encontramos en los bares al compás de la rumba de la<br />

vida, borrachos y dichosos. Pero la mayoría de las veces, los<br />

encuentros estuvieron forzados por el trabajo que significó<br />

construir el libro titulado Páez que, a pesar de ser considerado<br />

una biografía, fue solamente un esbozo de<br />

cierto tramo de su vida.<br />

Siempre hubo afecto entre nosotros, pero no<br />

llegamos a ser amigos. Nunca conseguí abandonar<br />

el rol de preguntador en nuestros encuentros<br />

y ese rol es distanciador. Pero el afecto es una<br />

energía que despide Fito y que genera un campo<br />

de resplandor a su alrededor.<br />

Como siempre, nos abrazamos con alborozo<br />

y junto al fotógrafo cruzamos hasta la plaza<br />

donde se entregó mansamente a las indicaciones<br />

de mi compañero. Le hice notar lo difícil<br />

que resultaba entrevistarlo y de lo ajustado de<br />

su calendario. "Enrique –me dijo señalando<br />

la escena– en esto que estás viendo ocupo casi<br />

un cuarto de mi tiempo… si no agendara no<br />

tendría lugar para mi propia vida".<br />

Cuando nos quedamos solos, me llevó hasta<br />

una pared donde había instalados unos cuadros<br />

con unas extraordinarias e injuzgables<br />

pinturas llenas de energía. Enseguida me dijo<br />

que eran trabajos de su hijo.<br />

En el camino de retorno a la casa, le había propuesto un<br />

tema que lo ofuscó. Se trataba de cierto ensañamiento cruel<br />

que suele producir su figura y su trayectoria entre ciertos<br />

periodistas y fans. Me dijo: "No puedo decirte nada sobre eso.<br />

Mi referente es la obra. No sé de qué se trata ni de qué me<br />

hablás con respecto a ese microclima."<br />

Esta vez encontré a un Fito lleno de certezas, casi sin espacio<br />

existencial para las dudas y cavilaciones. Un hombre que<br />

ha tomado por asalto su propia conciencia y no se permite<br />

titubeos.<br />

–Es un fenómeno muy notable la decadencia del rock nacional<br />

en los últimos <strong>año</strong>s, tanto en la composición musical como<br />

en la poética.<br />

–Es complicado hacer una análisis liviano sobre ese fenómeno.<br />

Argentina tiene una tradición musical centenaria de<br />

inventiva dentro de la música popular. Desde Contursi hasta<br />

el día de hoy, donde Buenos Aires está recuperando parte de<br />

“<br />

Toda la pelea<br />

interna del<br />

peronismo de<br />

izquierda con que<br />

nos sedujo el<br />

kirchnerismo es<br />

patética. No está a<br />

la altura de la<br />

historia.”<br />

6<br />

su linaje con compositores tales como Dacal, Gonzalo Aloras<br />

o Coqui Bernardi. En los 90 se produce un sismo muy grande<br />

dentro de lo que podemos llamar la cadena de la inventiva<br />

de la música popular, es la tercera década infame que<br />

sucede en el país. Si hacemos un vuelo rasante sobre ese paisaje<br />

musical, esa decadencia está ligada al fenómeno del<br />

menemismo. Yo tampoco puedo adjudicar todos los males a<br />

él, porque lo votó dos veces la gente. Hay que hablar en realidad<br />

de un problema medular de la sociedad argentina que<br />

aspira únicamente a tener la plata en su bolsillo. La música<br />

popular se pasa a la barricada y se abandona toda investigación<br />

musical, que era la herramienta más poderosa que<br />

poseían los grandes músicos, desde Salgán hasta García,<br />

desde Gardel a Leguizamón, desde Discépolo a los hermanos<br />

Ávalos. Todos estaban tratando de inventar música, con todas<br />

sus contradicciones multiculturales. En los <strong>año</strong>s 90, se detiene<br />

esa búsqueda y empieza a surgir una música de cancha de<br />

fútbol y se arma esta tribalización del cancionero. Es pensar<br />

la tribu como aquello que te contiene, te da de mamar y te<br />

protege reemplazando el sentido de la nación. Se radicaliza<br />

la secta tribal tal como está pasando hoy con los floggers,<br />

fenómenos que están totalmente vacíos de<br />

contenido. En aquellos <strong>año</strong>s se inicia el famoso<br />

Redonditos contra Soda. Por supuesto que<br />

son falsos cobijos porque no dan seguridades<br />

reales. Básicamente, trabajás para la tribu<br />

pero la tribu no trabaja para vos. Mantenés un<br />

fantasma que en realidad no sabés qué es, pero<br />

que socialmente cumple la función de tranquilizarte<br />

ante la desesperación reinante y acosa-<br />

dora que significa la falta de dinero, la imposibilidad<br />

de proyectarte en los estudios o en un<br />

oficio. Eso surge en el campo de acción de un<br />

proyecto político de vaciamiento total de la<br />

argentinidad. Hay también una crisis de la<br />

franja artística que, en lugar de cuestionar ese<br />

fenómeno, se suma a esa idea y la convalida.<br />

En todo ese transcurso no sé si se consigue<br />

atrasar el reloj de la evolución musical, pero sí<br />

lo detiene teniendo en cuenta la velocidad a la<br />

que venía la inventiva. Los músicos buscan al<br />

público, pero no buscan lo que está sucediendo.<br />

Encima, todo lo que se corra de esa instancia se considera<br />

traición, estableciendo códigos completamente arbitrarios<br />

sobre la nobleza.<br />

–El relevamiento que realizan los medios de comunicación<br />

sobre el colapso social indica un ahondamiento en esa crisis<br />

de valores.<br />

–No hay que tomarse muy en serio al periodismo. Ofician<br />

de jueces de la época. Constituyen una voz poderosa que nos<br />

impone cierta percepción del sufrimiento social. Pero no nos<br />

podemos poner a juzgar esos hechos, porque sabemos que el<br />

mundo funciona con ese mecanismo: se buscan noticias, se<br />

procura el impacto y no la comprensión. Todos están más<br />

preocupados por la tapa, por el titular que por el meollo.<br />

–Pero es evidente que la indigencia, la pobreza y la miseria<br />

han aumentado considerablemente desde inicios del nuevo<br />

siglo.<br />

–En África son los mismos de siempre. En Argentina, lo que<br />

resulta más visible en las grandes ciudades, como Buenos<br />

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