[PDF] Relatos premiados en el Concurso de Poesía e Relatos ...

RELATO DE UNA MUJER MALTRATADA
Corrían los años 50 cuando la más hermosa de las rosas vino al mundo sin
hacer el mas mínimo ruido.
Era mi hermanita María, una niña preciosa. Su familia era por completo un
melodrama, un padre en paro y amigo de la bebida, un abuelo enfermo, dos
hermanitos sin edad para trabajar, pero con edad para comer y una madre
desarraigada de toda la esperanza, que en su día sus ojos vertían al mundo
como estrellas apagadas ya, en una España de blanco y negro, en la España
de irse y no volver.
Una madre trabajando día y noche en lo que podía. Llegaba a casa que casi
no se sostenía en pie. Mi hermanita María, Manuel y yo, que soy José la
estábamos esperando por si traía algo para comer, que vida penosa y
mientras mi padre tirado por las calles de Madrid, pidiendo para un vaso de
ese vicio que es la bebida. María fue creciendo y los días pasaban alrededor
de ella como un tren interminable. Mi hermano Manuel, el mayor, que
contaba ya con quince años y con la escuela y la educación que el mundo y el
duro trabajo le tocó vivir, emprendió un viaje a las Américas con la
esperanza de sacarnos de aquella miseria. Me acuerdo cuando cogió aquella
maleta atada con una cuerda con cuatro trapos dentro y la cabeza llena de
ilusiones. Lo despedimos en el puerto de Cádiz y allí todos llorando
abrazados, mis hermanos, mi madre, y yo, le deseamos suerte.
Miramos como el Galatea impulsaba sus rancios motores otra vez al nuevo
mundo y con él nuestra esperanza.
Al llegar a Madrid, fue terrible encontrar a nuestro querido abuelo en
aquella pobre cama tan enfermo, mi madre no se movió de su lado día y
noche cuidándolo como mejor podía. Me acuerdan sus ojos tristes
apretándome mi mano, fue enterrado con el mayor de los honores en un
entierro pobre y amargo.
Mi padre ya casi no pasaba por casa y cuando lo hacía era para gritar y
discutir, hasta tal punto llegó la miseria familiar, que mi querida hermanita
María fue entregada en adopción, con gran dolor de corazón por parte de mi
madre. Se la llevó el médico D. Leandro de la Maya y su esposa Amalia,
nunca podían haber tenido un hijo y aceptaron a María como una bendición
del cielo. María creció en la calle Mayor con todas las comodidades de una
señorita en la cual la habían convertido. Yo seguía en Lavapies, y me
acordaré siempre de ese día en que mi padre volvió después de dos meses
sin verlo por casa.
Siempre había oído ruidos cuando mi padre estaba en casa, pero nunca había
querido saber lo que era, ni nunca lo hubiera imaginado. Sobresaltado fui a
mirar que pasaba, que escena tan terrible vieron mis ojos, mi pobre madre

tirada en el suelo sangrando y mi padre golpeándola sin cesar ¿pero por qué?
Yo salí en su defensa enfurecido más todo acabó ahí. Yo casi era un niño y al
día siguiente nadie dijo nada y mucho menos yo. El era el jefe y el partía y
repartía. En aquella casa el llevaba los pantalones. Fui creciendo y entre
noche sin dormir, de voces y gritos y todos lo demás, aprendí cientos de
cosas. Los mundos cambiaron y no dudé en irme de aquel Lavapies frío lo
antes posible.
España empezó a ser un país nuevo, y la mente de mi madre también se fue
renovando con la llegada del 78. ella me dio el regalo más grandioso de mi
vida, se divorció de mi padre.
Se vino a vivir a mi casa, y se convirtió por primera vez en una mujer feliz.
La sonrisa empezó a brotar de su corazón y empezó a olvidar aquel mundo
de infierno que le tocara vivir. Pero hoy se cumple el primer aniversario de
su fallecimiento y creo que el mejor homenaje que puedo hacerle es dar voz
a su vida, a una vida llena de sombras y marginación, una voz que nunca pudo
salir para gritar y pedir sus derechos.
Mujeres que como ella vivieron en ese mundo machista, doblegadas a todo
sin poder hacer nada para librarse de sus verdugos, a todas ellas que tanto
han sufrido para que hoy día todos seamos iguales, con nuestros derechos,
sólo puedo decirles: ¡VALIENTES MADRES!.
Mari Luz Lores Blanco. (1º premio)

Yo era paloma blanca
volando en tu cielo gris
aguantando las tormentas
que descarga sobre mi.
Durante años viví
en una jaula de oro
con barrotes de dolor
y grilletes de odio
Quisiste cortar mis alas
y matar mi libertad
con palabras de desprecio
y caricias de maldad
Pero un día en mi cielo
apareció un nuevo sol,
se abrieron todas las nubes,
ya de nuevo era yo.
Abrí los ojos y las alas,
las cadenas rompí con valor.
¡quédate en tu cárcel de oro
con todo tu maldito amor!
Cúbrete con tu gran orgullo,
que ahora el preso eres tú.
que yo soy paloma blanca
volando en mi cielo azul.
Elisa Estévez Fernández (2º premio)

Non chores díxenche un día
Non vale a pena facelo
Non te tratan con respeto
Deixa que vaia o inferno
Ti sempre tan cariñosa
Compartindo o que podías
Sin comunicar a nadie
Palizas que recibías
Sufriste moito con el
Dístelle oportunidades
Non cho supo valorar
¿e o final que esperabas?
Contigo sempre distante
Os fillos solo eran teus
Para el a boa vida
Ti fastidiate sen el
Mira miña amiguiña
O mellor foi que romperas
Esos lazos que te ataban
O que nunca amor che dera
Fuches unha boa nai
Unha esposa exemplar
De ti nunca houbo unha queixa
Que mais tiñas que esperar
Deixalo solo, foi pouco
Ti sempre acompañada
Esos fillos que te adoran
Sínteste recompensada
Mais vale vivir soiña
Que estar mal acompañada
Agora miña amiguiña
Busca para ti o mellor
Xa o gañaches a pulso
Non mires o redor
Vales de exemplo as amigas
Vémonos no teu espello
Esa faciana, esos ollos
Esa cascada de pelo,
Ese soriso nos beizos
Ese acoller aos nenos
Desde que quedaches soia
Pareces a Macarena
¡Forza miña gran amiga ¡
que a vida merece a pena
Carmen Martínez (3º premio )

Aca estoy escribiendo otra vez, tratando de sacar afuera el dolor y la rabia
contenida desde que este infierno se instaló en mi vida, pero por mucho que
lo intento, no lo consigo.
Dios sabe que ya no aguanto más, que ya no puedo seguir adelante, con mi
vida de esta manera pero tambien sabe que me cuesta mucho dar el paso que
me aleje de lo que tanto daño me hace, y tambien a mis hijos.
El, mi marido jamás creí que se convertiría en este ser despreciable que me
golpea sin piedad, pero así fue. Y hoy después de haber soportado lo
insoportable, me di cuenta de que mi vida depende solo de mi y de que
elecciones quiero.
No puedo permitir ni un solo golpe mas, ya me ha dado demasiados y a pesar
de que disculpe cada uno de ellos, por nuestros lujos, por sus promesas o por
lo que sea, ya no voy a disculpar ninguno más.
Lo he decidido, mañana presentaré una denuncia en su contra y después me
iré de casa con mis hijos, lejos, dónde no pueda volver a hacerme daño, y
dónde pueda curar mis heridas para comenzar una nueva vida.
Por primera vez en mucho tiempo ¡me siento libre!
Marta Torres. (Mención especial)

Otro día mas que va de pasada
Que largo se me hace, parece
Que nunca se acaba.
Se acerca la hora de regreso
De los que fuera trabajan,
Me siento por dentro
Dolida, cansada, quizás..... estoy asustada
Me tiemblan las manos,
Los ojos, el alma
Me siento hundida
Pienso: ¡no valgo nada!
¿cómo empezó todo?
Un insulto, un desprecio
Una mala palabra.
Día tras día, la cosa se agrava.
Mas yo lo disculpo
¡hoy tubo un mal día
Vamos a dejarlo, no ha pasado nada!
El no es así, el me quiere
Pero si el me ama,
Mas al siguiente día
Suena una bofetada......... y a partir de ahí,
El respeto se acaba
Yo me rompo por dentro,
No entiendo nada,
Luego ya de todo
Desprecios, insultos, ¡ mano levantada!
Si me callo, me pega
Si me enfrento, se ensaña
En el pozo de encuentro
Muy dentro, en lo hondo
Donde la luz no se atrapa
La salida no la encuentro
Es muy escarpada
¿qué salida tengo,..... soy ..... una mujer MALTRATADA?
María Victoria (Mención especial)