publicacion de la sahullera vasco-leonesa

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Todo con tal profusión que el problema del hombre atento es el de seleccionar entre tantas invitaciones aquélla que más y mejor con venga a la salud de su espíritu. Pero ¿y los pueblos? ¿Alguien ha pen sado en el desamparo, en el olvido en que se encuentran los pueblos y las gentes que estos pueblos albergan? Se dirá: Pero es que tampoco los pueblos muestran ninguna ambición por acoger estas muestras de arte o de conocimiento. No les importan lo más mínimo saber quien fue Pío Baroja, ni están en disposición de apreciar las bellezas de un cuadro de Viola. Do nosa y cómoda postura, muy equivalente a esa otra de que al hombre no se le proporciona libertad porque no está preparado para aceptarla, para respetarla y para gozarse en ella. Mas ¿cómo puede el que desco noce las líneas generales siquiera de la literatura, de las artes plásticas o de la música, sentir ninguna inclinación? ¿Cómo puede el esclavo co nocer y gozar los privilegios de la libertad? Pensamos nosotros que lo que procede en primer lugar y en conciencia es sembrar con amor, con humildad y con constancia la semilla en las tierras previamente preparadas, si queremos aprovechar después sus frutos. Hablamos y proclamamos con énfasis los beneficios del libro, precisamente en el Año Internacional del Libro. Pero seguimos preguntando: Cuándo, cómo y con que nos hemos acercado a nuestros pueblos para que se sientan interesados en la empresa cultural que el libro representa? La provincia de León es ancha y variada. Está poblada por seiscientos mil seres humanos. ¿Hasta cuán tos nos hemos acercado nosotros, los que alardeamos de campeones de la cultura, los que decimos servirla, los que hemos hecho oficio y beneficio de ella, con nuestra palabra, con nuestros libros, con nuestras músi cas, con nuestros cuadros? Farisaicamente nos rasgamos las vestiduras cuando comprobamos que, siniestra mente, hasta los más apartados rincones han llegado los mensajeros de los sones estúpidos, de los libros tontos, de las imágenes, de los centros de divertimiento a lo hippie, del cine de bikini y adulterio a la espa ñola. Y nos asombra observar como en entidades sin relieve proliferan los Clubs psicodélicos y las tabernas enlutadas de vinarros» cálidos... Pero no pensamos que la culpa de esta derivación, de esta corrupción, de esta declinación es solamente nuestra, que en ningún momento hemos acudido a estas gentes con algo mejor, servido con generosidad. Cuando todos los leoneses estamos asistiendo a una cierta lorma de inflación cultural — de la que desde luego nos beneficiamos los habitantes de la Ciudad— pensemos en que mucho o algo de lo que nos sobra lo están necesitando los pueblos. Y sobre todo aceptemos que las gen tes de Ponferrada, o de Astorga, o de Valen cia de Don Juan, o de Sahagún, o de Riaño, o de Murias de Paredes, o de Villablino, o de cualquier lugar de nuestra geografía, también tienen su corazoncito y poseen sus derechos y sobre todo necesitan comprensión, atención y comunicación. . H. V. L. —Como son subdesarrollaaos y carecen de termómetro >gnoran que se están muriendo de frío.
ASPECTOS TECNICOS ARRANQUE CON EXPLOSIVOS CORDON DETONANTE ANTIGRISU I desarrollo de las técnicas de laboreo está actualmente enfocado, en lo que respecta al arranque con explosivos, hacia la utilización de barrenos de longitud cada vez mayores. Al alargamiento de los barrenos va emparejado el de la carga de cartuchos explosi vos. Desde el punto de vista de la Seguridad ante el grisú y los polvos inflamables, este alarga miento de las cargas presenta varios riesgos; sobre todo, la probabilidad de que se produzcan deto naciones incompletas o deflagraciones. €1 empleo de un cordón detonante antigrisú, tendría la virtud de mejorar la seguridad, ya que al estar todos los cartuchos cebados por el cordón, el riesgo de existir detonación incompleta o deflagración se reduce enormemente. La carga límite de los explosivos de seguridad reforzada, en carbón, es de 1.500 gr., y en cuanto el barreno tenga algunos metros de longitud, el explosivo se encuentra en el fondo del mismo, quedando la mayor parte del barreno sin él. Usando cordón detonante antigrisú, la carga se puede repartir y, de esta forma, ejerce su acción a lo largo de todo el barreno. En talleres cortos de longitudes entre 5 y 15 metros, el arranque se puede simplificar, perfo rando barrenos paralelos al frente, y con una longitud la total de éste; la carga irá repartida a lo largo de todo el barreno, intercalando espaciadores.
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