LOS JUEGOS DEL HAMBRE - Blog de ESPOL
LOS JUEGOS DEL HAMBRE - Blog de ESPOL
LOS JUEGOS DEL HAMBRE - Blog de ESPOL
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Suzanne Collins<br />
imagen <strong>de</strong> nosotros dos, separados por unos cuantos metros que, en las<br />
mentes <strong>de</strong> los espectadores, <strong>de</strong>ben <strong>de</strong> parecer insalvables. Pobre pareja<br />
trágica.<br />
Sin embargo, yo sé la verdad.<br />
Después <strong>de</strong>l himno, los tributos nos ponemos en fila para volver al<br />
vestíbulo <strong>de</strong>l Centro <strong>de</strong> Entrenamiento y sus ascensores. Me aseguro <strong>de</strong> no<br />
meterme en el mismo que Peeta. La muchedumbre frena a nuestro séquito <strong>de</strong><br />
estilistas, mentores y acompañantes, así que nos quedamos solos; no<br />
hablamos. Mi ascensor <strong>de</strong>ja a cuatro tributos antes <strong>de</strong> quedarme sola y llegar a<br />
la planta doce. Peeta acaba <strong>de</strong> salir <strong>de</strong>l ascensor cuando me acerco a él y le<br />
pego un empujón en el pecho; él pier<strong>de</strong> el equilibrio y se estrella contra una fea<br />
urna llena <strong>de</strong> flores artificiales. La urna se cae y se hace añicos en el suelo,<br />
Peeta aterriza encima <strong>de</strong> los pedazos y las manos empiezan a sangrarle <strong>de</strong><br />
inmediato.<br />
--¿A qué viene esto? --me pregunta, horrorizado.<br />
--¡No tenías <strong>de</strong>recho! ¡No tenías <strong>de</strong>recho a <strong>de</strong>cir esas cosas sobre mí!<br />
Los ascensores se abren y aparece todo el grupo: Effie, Haymitch, Cinna y<br />
Portia.<br />
--¿Qué está pasando? --pregunta Effie, con un <strong>de</strong>je <strong>de</strong> histeria en la voz--.<br />
¿Te has caído?<br />
--Después <strong>de</strong> que ella me empujara --respon<strong>de</strong> Peeta, mientras Effie y<br />
Cinna lo ayudan a levantarse.<br />
--¿Lo has empujado? --me pregunta Haymitch.<br />
--Ha sido i<strong>de</strong>a tuya, ¿verdad? ¿Lo <strong>de</strong> convertirme en una idiota <strong>de</strong>lante <strong>de</strong><br />
todo el país?<br />
--Fue i<strong>de</strong>a mía --interviene Peeta, mientras se quita trozos <strong>de</strong> cerámica <strong>de</strong><br />
las manos--. Haymitch sólo me ayudó a <strong>de</strong>sarrollarla.<br />
--Sí, Haymitch es una gran ayuda... ¡para ti!<br />
--Eres una idiota, sin duda --dice Haymitch, asqueado--. ¿Crees que te ha<br />
perjudicado? Este chico acaba <strong>de</strong> darte algo que nunca podrías lograr tú sola.<br />
--¡Me ha hecho parecer débil!<br />
--¡Te ha hecho parecer <strong>de</strong>seable! Y, reconozcámoslo, necesitas toda la<br />
ayuda posible en ese tema. Eras tan romántica como un trozo <strong>de</strong> roca hasta<br />
que él dijo que te quería. Ahora todos te quieren y sólo hablan <strong>de</strong> ti. ¡Los<br />
trágicos amantes <strong>de</strong>l Distrito 12!<br />
--¡Pero no somos amantes! --exclamo.<br />
--¿A quién le importa? --insiste Haymitch, cogiéndome por los hombros y<br />
aplastándome contra la pared--. No es más que un espectáculo, todo <strong>de</strong>pen<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong> cómo te perciban. Después <strong>de</strong> tu entrevista lo único que podría haber dicho<br />
Los juegos <strong>de</strong>l hambre. LIBRO 1 Página 83