El ser y su fachada

Erving Goffman (1922, Alberta, Canadá ‐ 1982, Pensilvania, EE.UU.).
Sociólogo y escritor, considerado padre de la microsociología. Se especializó
en las unidades mínimas de interacción entre las personas y los grupos
pequeños o interacciones cara a cara, a diferencia de los estudios a nivel
macro previos, dando a su trabajo un toque con orientación hacia la
psicología. De ahí que Goffman es uno de los más importantes sociólogos
del siglo XX, a la altura de Weber, Durkheim, Marx y Mead.
Obtuvo su Maestría en Arte, en la Universidad de Toronto, en 1945. Su
carrera y su doctorado los cursó en la Universidad de Chicago, en 1949 y
1953. En 1982 fue nombrado presidente de la American Sociological
Association.
En 1959 publicó su obra más importante, La presentación de la persona en la vida cotidiana, misma que
fundamentó estudiando el proceso de preparación que actores teatrales realizaban a fin de construir los
personajes que interpretarían posteriormente, con base en lo que la metodología Stanislawski indicaba;
Goffman se centró en el diseño de la fachada del personaje, y de todos los elementos que los actores
investigan en las personas comunes y corrientes a fin de proveer credibilidad y naturalidad a la personificación.
Consideró a las personas como “actores dramaturgos, estableciendo la base de las actuaciones de los
individuos en sus interacciones, como si de una obra de teatro se tratase”. Construyó la distinción básica en la
“interacción de los individuos, entre el escenario y el ‘backstage’: en el escenario existen todas las
interacciones que la gente hace delante de los demás, mientras que la parte trasera domina toda las que se
mantienen ocultas o se guardan”.
Otro gran trabajo del académico es Estigma (1963), donde “trabaja a partir de las interacciones en un grupo en
el que se encuentra un sujeto ‘estigmatizado’", es decir, marcado o separado, social o históricamente de la red
de personas “normales”. En esta común situación de la vida diaria, “el peligro de ruptura de la interacción es
mitigado, o incluso eliminado, mediante una serie de recursos e informaciones” que lo suavizan y posibilitan,
disminuyendo el sentimiento de separación o culpa de quien marca a la persona con características diferentes
para eludir la interacción inesperada o posible.
Para conocer más sobre su trabajo o algunos quienes le han estudiado, se sugiere para empezar:
Jane Curran et al (2006) A JUSTICE SITE/ DEAR HABERMAS. California State Universiry & University of
Wisconsin. http://www.csudh.edu/dearhabermas/goffman.htm
Gadi Algazi (2009) ERVING GOFFMAN: A BIBLIOGRAPHY. Tel Aviv University, Department of History.
http://www.tau.ac.il/~algazi/mat/bib‐goffman.htm

2. Equipos
. ·4.:J,.
Cuando se piensa en una actuación; es fácil suponer que d
contenido de la representación no es más que una prolon·
gación expresiva del carácter del actuante y considerar su
función sobre la base de estos términos personales. Este es
un enfoque limitado que puede ocultar diferencias impor·
tantes en cuanto a la función que ejerce la actuación en la
interacción total. '
En primer lugar, sucede con frecuencia que la actuación sirve
sobre todo para expresar las características de la tarea que
se realiza, y no las características del actuante. Se observa,
así, que las personas que prestan servicios, sea en la esfera
profesional, burocrática, comercial o artesanal, animan su ,
manera de actuar con movimientos' que expresan pericia
. e integridad, pero que, independientemente de lo que estos
modales transmiten acerca de dichas personas, su propósito
'principal suele ser el de determinar una definición favorable
del servicio o producto que ofrecen. Además, muchas
veces descubrimos. que la fachada personal del actuante es
utilizada, no tanto porque le permite presentarse como le
gustada aparecer, sino porque su apariencia y sus modales
pueden servir, en cierta medida, para un escenario de pro­
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porciones más vastas. Desde este punto de vista, es fácil
comprenáer c6mo, merced al proceso de tamiz y clasificación
característico de la vida, urbana, las jovenes de buena presencia
y dicción correcta ocupan puestos de recepcionistas,
donde pueden presentar una fachada, tanto para la empresa
en que trabajan cuanto para sí mismas.
Más aún: descubrimos por lo general que la definición de
la situación proyectada por un determinado participante in·
tegra ·una proyección fomentada y sustentada por la coope'
ración íntima de más de un participante. Así, por ejemplo,
'en un establecimiento hospitalario los dos. médicos -internos
pueden exigir que el practicante examine,' como parte de su .
formación, la historia clínica de un paciente y, dé su opinión
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acerca de cada uno de los datos registrados. Quizás el practi.
cante no advierta que su manifestaci6n de relativa ignorancia
proviene, en parte,' de que los dos médicos estudiaron a
fondo la historia clínica la noche anterior; (S muy dificil
que llegue a apreciar que esa impresión está d(,blementé ase·
gurada por el acuerdo tácito entre los dos integrantes del
equipo local tle asignar el estudio de la primera mitad de la
historia clínica a uno de los médicos y la segnnda mitad al
otro. l Este trabajo en equipo asegura un buen iucimiemo del
personal siempre que,'por supuesto, el médico adecuado sea
capaz de manejar el manual de principios er, el momento
adecuado.
Por otra parte, suele darse el caso de que a cada miembro
del equipo o elenco de actores se le exija que aparezca bajo
un aspecto distinto a fin de que el efecto general del equipo
sea satisfactorio. Así, si una familia quiere escenificar una
cena formal necesitará que intervenga alguien de uniforme o
librea como parte del' equipo de trabajo: El individuo que
desempeña este papel debe atraer sobre sí la definición social
del criado. Al mismo tiempo, la persona que asume' el pa·
?el de anfitrión debe atraer sobre sí y suscitlir, por su apa·
riencia y sus modales, la definición social de alguien que
está acostumbrado a ser servido por criados. Esto quedó demostrado
en forma fehaciente en el hotel de turismo isleño
estudiado por el autor (que denominaré en lo sucesivo «hotel
Shetland»). Allí, los dueños del hotel lograron suscitar
una impresión general de servicio de clase media al asumir
los roles de anfitrión y anfitriona de clase media, mientras
asignaban a sus empleadas el de domésticas, si bien en función
de'la estructura de clases del lugar las muchachas que
actuaban como criadas tenían un status algo superior al de
los propietarios del hotel para quienes trabajaban. Cuando los
huéspedés del hotel estaban ausentes, las jóvenes daban muy
poco pie para esa diferencia de 'status entre ama y criadas.
La vida familiar de clase medía nos proporciona otro ejemplo:En
nuestra sociedad, cuando un matrimonio concurre a
una reunión social en la que se encuentra con amigos recientes,
la esposa puede mostrar una actitud de sumisión más
respetuosa ante la voluntad y las opiniones de su marido que
la que se molestaría en poner de manifiesto si ,se hallase sola
con él o con amigos de confianza. Cuando la esposa asume
1 Estudio inédito del autor sobre un servicio médico.
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