voluntariado universitario, participación ciudadana y desarrollo

VOLUNTARIADO UNIVERSITARIO,
PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y DESARROLLO
Méndez Landa, María Teresa

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RESUMEN
El proyecto consiste en una revisión de estudios
sobre Voluntariado. Se orienta al Voluntariado
Universitario como modelo generador
de impactos socioculturales en aquellos que
lo ejercen.
Consideramos una obligación formar estudiantes
que reflexionen, construyan y pongan
en práctica valores que faciliten la convivencia
en sociedades plurales y democráticas,
reafirmando a la educación como parte inseparable
del desarrollo. Estas acciones en el
ámbito universitario, se proponen como una
respuesta educativa con aporte al desarrollo.
El objetivo es fundamentar la importancia del
Voluntariado Universitario como una alternativa
educativa de responsabilidad social que
aporta al desarrollo.
Es una investigación teórica sobre las motivaciones
y efectos del voluntariado universitario
en nuestra región, basado en estudios publicados.
Forma parte de los antecedentes para
una investigación acerca del Voluntariado
Universitario y sus implicancias educativas.
La relevancia se manifiesta en la similitud de
las circunstancias sociales de los países de
nuestra región, permitiendo así su réplica.
Palabras Clave: tercer sector, voluntariado,
educación, desarrollo social
“El voluntariado es una actividad social
que convoca y moviliza a un número
cada vez mayor de hombres y mujeres
de todas partes del mundo”
O I J, 2001
I.INTRODUCCIÓN
Nos encontramos atravesando una época de
configuración de un mundo distinto, caracterizado
por la vertiginosidad en los cambios,
en donde fenómenos como la globalización,
interdependencia, y desarrollo de nuevas tec-
nologías de la información y las comunicaciones,
condicionan directamente las políticas
públicas.
Esta transformación sociocultural que vivimos
hoy en día, es consecuencia no sólo de nuestras
acciones individuales, sino también de
las circunstancias relacionadas a las etapas
de desarrollo y de progreso. En esta etapa de
vida diferente, no todo lo que hasta ahora era
válido permanece como tal, por lo que tenemos
que crear formas de resolver los problemas,
sobretodo, de prevenirlos.
Según Kliksberg (2000), la humanidad cuenta
en este momento con enormes fuerzas productivas.
Las revoluciones tecnológicas han
alterado sustancialmente las capacidades de
generar bienes y servicios, trazando un horizonte
de continuo crecimiento hacia adelante.
En contraposición, 1,300 millones de
personas en el mundo viven en la pobreza
extrema, careciendo de lo más mínimo. Las
disparidades alcanzan los aspectos más elementales
de la vida cotidiana. Se estima que
una tercera parte de la población activa se
encuentra afectada por la desocupación y la
subocupación.
Dentro de esta nueva discusión sobre el pensamiento
económico se da importancia a nuevos
aspectos no incluidos en éste, como el
que la cultura ha pasado a ser el último punto
inexplorado de los esfuerzos que se despliegan
por fomentar el desarrollo económico. Al
respecto, Iglesias (1997) resalta que en las
relaciones entre cultura y desarrollo se abre
un vasto campo, donde los múltiples aspectos
que existen en la cultura de cada pueblo
pueden favorecer a su desarrollo económico y
social. De ahí la importancia en descubrirlos,
potenciarlos y apoyarse en ellos, tomando en
consideración su realidad como esencia, la
que generalmente ha sido ignorada.
Las personas, las familias, los grupos, son capital
social y cultura, portadores de valores,

tradiciones, y actitudes de cooperación que
son parte de su identidad. Si esto lo ignoramos
y lo pasamos por alto, inutilizamos capacidades
importantes con posibilidad de aplicación
al desarrollo. Los valores de los que es
portadora la sociedad inciden directamente
sobre los esfuerzos de desarrollo, favoreciéndola
u obstaculizándola. Para un desarrollo
sostenido son esenciales el grado de solidaridad,
altruismo, respeto o tolerancia, valores
con raíces en la cultura.
El cimiento de la cultura democrática de toda
sociedad son los valores, actitudes, conocimientos
y habilidades compartidos, mientras
que el cambio en las costumbres y valores
culturales transforma los valores individuales
lo que impide establecer un diálogo entre semejantes,
que nos conduzca hacia una actitud
correcta y acertada respecto a las exigencias
que la vida contemporánea nos plantea.
Ros y Schwartz (1995) afirman que en los últimos
años, la globalización de las comunicaciones
ha transformado los contextos personales
y grupales, de experiencia y de vida, lo
que ha transformado social y culturalmente a
los pobladores.
Este proceso de globalización se presenta
bajo dos aspectos contrapuestos: una oportunidad
para el desarrollo equilibrado de las naciones,
y un potencial peligro de ser el factor
que agudice las inequidades sociales, como
la pobreza y la marginación, a lo que los jóvenes
no son ajenos. Sus condiciones de vida
han sufrido un deterioro importante, a pesar
de los esfuerzos desplegados por los países.
Indicadores sociales respecto a la juventud,
nos muestran niveles de desarrollo insatisfactorios
en aspectos muy importantes como el
empleo, la educación y la salud.
Como consecuencia de todo este deterioro de
valores, en la actualidad, en el Perú, los brotes
de violencia se manifiestan en cualquier
nivel social, adquiriendo cada vez más un rol
protagónico en nuestro espectro social: nos
encontramos en medio de una creciente violencia
urbana. Si asumimos una actitud pasiva
respecto a esta violencia urbana en el
escenario social, las nuevas generaciones de
peruanos tendrán como socialización y formación
una cultura de la violencia. En el caso
de los jóvenes de Lima, la situación se acrecienta
a causa de la globalización y avance en
las comunicaciones de masas, haciendo que
los jóvenes sean seducidos por un estilo de
vida diferente.
Si no brindamos con urgencia, una atención
pedagógica adecuada, las sociedades desarrolladas
y modernas producirán nuevas estratificaciones
sociales, más aún en sociedades
como la nuestra, en la que la distribución
de la riqueza y de los recursos no es equitativa.
De ahí que las acciones pedagógicas que
puedan diseñarse en los diferentes escenarios
de la educación, poseen un potencial de
desarrollo y progreso en el capital humano de
nuestras sociedades.
Esto supone la necesidad de un cambio en todos
los ámbitos sociales, un cambio que fundamentalmente
significa entender la educación
como una parte intrínseca e indisociable
del desarrollo. En este cambio, la educación
debe tener una función constructora, una
educación para el desarrollo, humana y sostenible
en sus planteamientos, favoreciendo
el desarrollo social y económico de un país,
lo que implica trabajar en el desarrollo de las
capacidades personales.
Este proceso educativo debe estar orientado
a promover acciones que conduzcan a que los
alumnos reflexionen, construyan y pongan en
práctica valores que faciliten la convivencia,
tal como el respeto y la tolerancia, la participación
y el diálogo. Para esto, los educadores
universitarios, debemos diseñar acciones pedagógicas
capaces de orientar y de modificar
el rumbo que se nos presenta como más
probable. Trabajar modelos educativos que
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procuren el progreso de los jóvenes en los
niveles de solidaridad, justicia y convivencia.
Dentro de este marco, el voluntariadoi ha ido
cobrando fuerza como un mecanismo efectivo
para la superación de las desigualdades y en
la lucha contra la pobreza. Este es considerado
como la actividad humana con el más
alto sentido social de la civilización contemporánea,
en cuanto al nivel de acercamiento
a situaciones de desigualdad y desequilibrio,
y, como oportunidad de protagonizar la ética
de la responsabilidad y de la acción.
Estudios realizados nos muestran que en la
década de los ‘90 se inició una marcada disminución
de la participación social juvenil. Sin
embargo, sería un error pensar que los jóvenes
carecen de interés participativo y, aún
más, que no llevan a cabo acciones de participación
social y de contribución al mejoramiento
de sus comunidades. Sostienen que
el motivo de este retraimiento es ocasionado
por la falta de mecanismos adecuados para
canalizar los intereses de los jóvenes, dentro
del contexto de la realidad asociativa.
A la pregunta ¿qué buscan los jóvenes en una
pandilla? , el sicólogo social peruano Tong F.,
especialista en temas de juventud, responde
“[...] éstas se forman para satisfacer tres
necesidades básicas del joven: la necesidad
de pertenencia, de formar parte de un grupo
o comunidad; la necesidad de seguridad
en una ciudad que los agrede y margina; y,
finalmente, la necesidad de reconocimiento
social. Las pandillas responden a la necesidad
de ser protagonistas, de ser alguien en una
sociedad de anónimos. Al relajarse los valores
familiares, a los chicos no les queda otro
espacio que la calle: ahí están sus grupos de
amigos. [...]”
Afortunadamente, como una respuesta a esta
problemática, los jóvenes han asumido nuevas
formas de participación. Su participación
en acciones de voluntariado es una de ellas, y
se cuenta dentro de las más relevantes, dada
la significación social. El voluntariado es una
alternativa para el desarrollo de valores, que
permite a los jóvenes convertirse en apoyo al
desarrollo de la sociedad. Sabemos que un
grupo de personas unidas para actuar en beneficio
de la comunidad, en acción voluntaria,
crea lazos de confianza y promueve la cooperación,
o sea, crea capital social, por lo que, el
actuar juntos contribuirá a la armonía social.
Las personas pueden, al colaborar en grupo
como voluntarios, llevar a cabo obras de ayuda
a comunidades, de ahí que sea necesario
generar acciones en favor del voluntariado
desde el ámbito público.
En los últimos años los gobiernos han realizado
acciones que reflejan una decisión por
alentar nuevas formas de promoción de los
jóvenes y estimular el aporte de sus capacidades
y energías hacia el logro del desarrollo
social. Como una de estas acciones, se
plantea el tomar en consideración el voluntariado
desde el concepto más amplio de la
participación social. Por lo que, las acciones
de voluntariado deben ser asumidas dentro
de un contexto nuevo de políticas públicas,
como una oferta innovadora en políticas de
juventud.
Este tipo de voluntariado está fundamentado
en la creatividad y los ideales propios de los
jóvenes, renovándose así el vínculo entre juventud
y tarea de desarrollo. Se expresa en
los más diversos campos como: salud, empleo,
educación, integración, medio ambiente
y otros, y cuyo aporte a la consolidación de la
democracia resulta incuestionable.
La responsabilidad de fomentar y apoyar la
participación ciudadana y voluntaria está centrada
en cuatro sectores sociales: las organizaciones
no gubernamentales, los medios de
comunicación, las empresas y la universidad
como responsable de la formación integral de
los jóvenes.

Las acciones de voluntariado desarrolladas
dentro del ámbito universitario, orientadas
hacia el desarrollo de actividades profesionales,
permiten una doble respuesta: contribuir
a la afirmación de valores que se requieren
para un adecuado desempeño profesional, y
contribuir con las demandas sociales que las
instituciones públicas no alcanzan a cubrir.
Tanto en América Latina como en el Caribe el
30% de la población es joven, comprendida
entre 15 y 30 años (CEPAL, 2003). Según el
Informe Nacional de Desarrollo Humano de
República Dominicana (PNUD, 2005), “[…]
si queremos romper con el círculo de la pobreza
y la exclusión, es totalmente necesario
trabajar con la juventud, la que ejercerá el
liderazgo social y político del mañana, como
motor de estos cambios […]”
Resulta luego impostergable buscar alternativas
que permitan que los jóvenes se conviertan
en actores del desarrollo de nuestros
países, y, se les otorgue un lugar de participación
social. Punto de partida de nuestro
estudio acerca del Voluntariado Universitario
como alternativa de participación ciudadana
para el desarrollo.
Si deseamos que este modelo educativo sea
aplicado entre los jóvenes, debe estar orientado
a desarrollarse dentro del sistema universitario,
complementando la labor docente
educativa en las universidades, y basándose
en los valores fundamentales que deben caracterizar
a un profesional de nivel superior.
Respecto a la educación superior contemporánea,
Moreno y Mitrece (2000), realizan estudios
sobre sicología y pedagogía y sustentan
la importancia de contar con un modelo
factible de formar en todos los educandos,
considerando los contextos socioculturales
donde se produce el proceso de enseñanzaaprendizaje,
que refleje los valores fundamentales
sobre los cuales se debe sustentar
la sociedad contemporánea.
El foro Red Universitaria de Ética y Desarrollo
Social, Voluntariado Universitario – RED
-(2005) concluye en la importancia de incorporar
las acciones de voluntariado dentro de
la agenda programática de las universidades.
La falta de un programa formal de voluntariado
hace que en muchas universidades se
dupliquen esfuerzos o se desconozcan las
actividades que se desarrollan en diferentes
cátedras o facultades. Esta cuestión trae a la
par una pérdida de eficiencia en el aprovechamiento
de recursos tan valiosos como lo
son la motivación y el compromiso de muchos
miembros de la comunidad universitaria.
Nos preguntamos entonces: ¿el Voluntariado
puede ser considerado por el sistema educativo
universitario peruano como una actividad
que aporta al desarrollo del país?
Con las afirmaciones hechas, y basado en las
interrogantes presentadas, el presente estudio
se realiza como una investigación teórica
sobre las motivaciones y los efectos del Voluntariado
Universitario en la relación de los
jóvenes con la sociedad en nuestra región,
en especial en el Perú, basado en estudios
previos publicados.
Nuestro objetivo es fundamentar la importancia
del Voluntariado Universitario como una
alternativa de aporte al desarrollo social.
Esperamos así, que éste sirva de base al planteamiento
del Voluntariado Universitario como
una actividad educativa de responsabilidad
social, orientada hacia el desarrollo. La relevancia
de este estudio se pone de manifiesto
en la similitud de las circunstancias sociales
de cada uno de los países de nuestra región,
lo cual permite que nuestros planteamientos
puedan ser replicados.
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II. DEFINICIONES CONCEPTUALES
Voluntariado
Una cuestión preliminar que se debe tener
presente al revisar los conceptos sobre el voluntariado,
es que no existe uniformidad en
la manera de referirse a esta actividad. Se le
denomina indistintamente; voluntariado, trabajo
voluntario, voluntariado social, acción
voluntaria, servicio voluntario.
La palabra voluntariado con su actual significado
no se desarrolla hasta el siglo XX, siendo
utilizada hasta ese momento para describir a
la gente ligada a actividades religiosas.
El voluntariado es el ejercicio libre, organizado
y no remunerado de la solidaridad ciudadana
en actividades y programas que van en
beneficio de la comunidad.
Voluntario
Es la persona que, por elección propia, dedica
una parte de su tiempo a la acción solidaria,
altruista, sin recibir remuneración por ello.
Para el diccionario de la Real Academia Española
significa, persona que por su propia voluntad
se presta a hacer un servicio o trabajo.
A luz de estas definiciones podemos decir que
prácticamente todos en algún momento hemos
sido voluntarios.
Sin embargo cuando hablamos de voluntariado
nos estamos refiriendo a un concepto
más especifico (Navajo, P. 2004). Este está
influenciado por factores como la historia, la
cultura, la religión, etc., puede ser empleado
para la realización de diferentes tareas, tanto
como por diferentes organizaciones, con sus
diversos encuadres.
Voluntariado universitario
Según el Reglamento del Voluntariado Universitario
de las Universidades Nacionales del
Norte del Perú, éste tiene como fin contribuir
al logro de una educación universitaria que
coordine el nivel académico y social de su población
estudiantil, abriendo caminos innovadores
que contribuyen en la formación profesional
de los estudiantes de las diferentes
Facultades de la Universidad en bien y transformación
de la sociedad.
III. EL VOLUNTARIADO
“[…] Amar a la humanidad; dar y servir a otros
más allá de la propia familia y de las redes de
parentesco de las que formamos parte; realizar
actividades voluntarias para el bien común:
estos son valores y prácticas presentes
en todas las grandes culturas y sociedades
del mundo. Se trata de elementos que definen
las prácticas religiosas, sostienen a las
instituciones educativas y sociales y sirven
como el cemento que une a los individuos en
lo que llamamos sociedad civil. Estos valores y
estas prácticas……son potenciales portadoras
de una energía cívica que puede convertirse
en una poderosa herramienta para el cambio
social […]” Portocarrero y Sanborn (2003).
El servicio del voluntariado, a nivel internacional,
se remonta a los albores de la primera
guerra mundial, fue en Verdum, España,
donde se originó el Servicio Internacional del
Voluntariado, como una opción de colaboración
con la reconstrucción de los pueblos
devastados. En nuestro país, el Perú, existe
una larguísima experiencia de trabajo, (Ayni
y Minkaii) prácticas de trabajo de la época
incaica, el uno como ayuda voluntaria entre
las familias y el otro como aporte obligatorio
de trabajo en favor de su comunidad. Estas
modalidades de trabajo aún hoy persisten,
sobre todo en los andes, convocando la participación
de grupos de personas organizadas,

como una estrategia para contrarrestar su situación
de marginalidad.
Estudios realizados en algunos países occidentales
nos muestran que el voluntariado
contribuye, en el aspecto económico, entre
un 8% y un 14% a su PBI. Dentro de la esfera
gubernamental es considerado como un
elemento esencial para la edificación del capital
social, necesario en todo proceso moderno
de gobierno. Respecto a la atención de
los problemas de la juventud, éste fomenta
la participación de los jóvenes ciudadanos y
fortalece su compromiso social.
En la actualidad existen, aproximadamente, 3
millones de voluntarios distribuidos en cerca
de 100 países, y, sus esfuerzos ayudan a integrar
a sectores juveniles que se encuentran
excluidos o marginados, les dan una base sólida
para sentirse y ser vistos por toda la sociedad
como actores estratégicos del desarrollo,
rompiendo con estereotipos y prejuicios
arraigados en el mundo adulto.
Paralelamente, se siente la necesidad de contar
con nuevas formas de participación y organización
social, nuevos escenarios de compromiso
con la comunidad y de compromiso
de los jóvenes en el futuro de sus comunidades.
En este marco, el voluntariado ha ido cobrando
fuerza como mecanismo efectivo para
avanzar en la superación de las desigualdades
y en la lucha contra la pobreza.
Se trata de un tipo de voluntariado que encuentra
su fundamento en la creatividad y los
ideales propios de los jóvenes, que ha renovado
la vinculación de la juventud con la tarea
del desarrollo, y que se expresa en los más
diversos campos: salud, empleo, educación,
integración y medio ambiente, por nombrar
sólo algunos, y cuyo aporte a la consolidación
de la democracia resulta incuestionable.
Luego de la Conferencia de Río (1991), se
transforma el concepto de desarrollo, de una
concepción estrictamente economicista hacia
una concepción más humana, ecologista y
sostenible en el futuro. Esta interpretación supone
la necesidad de un cambio de mentalidad
progresiva en todos los ámbitos sociales, un
cambio que fundamentalmente supone entender
la educación, como parte intrínseca e indisociable
del desarrollo. Un cambio en el que la
educación tiene una función constructora.
En un estudio realizado sobre voluntariado
en América Latina, Thompson y Toro (2000)
afirman que, aunque de creación reciente, los
programas extra curriculares en universidades
tanto públicas como privadas, comienzan
a ser un ámbito desde el cual se desarrollan
actividades de voluntariado.
En el ámbito latinoamericano, Bettoni y Cruz
(2002) realizan una evaluación del fenómeno
del trabajo voluntario en Uruguay, relacionado
a otros países del Cono Sur de América del
Sur (Argentina, Chile y Brasil) y nos plantean
que el voluntariado debe ser evaluado desde
el punto de vista de su impacto en el conjunto
de la sociedad: grupos de beneficiarios
a los cuales se dirige como políticas públicas
y sociales del país. “[…] el impacto del voluntariado
es incuestionable. El voluntariado
incluye amplios sectores de la población, tiene
impacto en las más diversas esferas de la
vida nacional y representa una importante
contribución a la solución de problemas de los
sectores más vulnerables de la sociedad. En
términos económicos incluso, la contribución
del voluntariado puede llegar a representar
magnitudes importantes [...]”
En cuanto al voluntariado en el Perú, vemos
que es un campo poco investigado. Tiene una
naturaleza diversa y heterogénea en cuanto
a su práctica y población participante. Las
motivaciones de los voluntarios conforman
un amplio espectro que va desde la preocupación
por el prójimo hasta la necesidad de
subsistencia, debido a condiciones económicas
desfavorables. Portocarrero (2003) men-
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ciona que, en el Perú, la mayor cantidad de
trabajo voluntario se realiza en el área de la
religión, seguida por desarrollo y vivienda, y
servicios sociales.
Un estudio estadístico realizado por el CIUP,
(Portocarrero et al. 2004) nos permite tener
un panorama bastante aproximado de la
realidad del voluntariado en el Perú. “[…] El
Perú, al año 2000, se encuentra por encima
del promedio (34%) de países de América Latina
que practican el voluntariado en alguna
de sus modalidades. Los principales tipos de
trabajos que realizan los voluntarios son la
mano de obra y la enseñanza, capacitación.
La composición de voluntarios por nivel socioeconómico
guardaba una estrecha relación
con la estructura demográfica y social del país
y, por lo tanto, la mayor proporción de voluntarios
se encontraba en los estratos más pobres.
Existe cierta relación positiva entre nivel
educativo y la proporción de individuos que
realizan trabajo voluntario, aunque ésta no se
mantiene de manera uniforme a medida que
aumenta el grado de instrucción … La proporción
de voluntarios en personas entre 40 y
55 años (39%) es significativamente más alta
que entre aquellos comprendidos entre 18 y
39 años (32%) […]”
Voluntariado universitario y desarrollo
social
En la Reunión del Grupo de Trabajo de Expertos
sobre Voluntariado y Desarrollo Social
(Navajo P. 1999) se acuerda lo siguiente:
“[…]
1. En la Cumbre mundial sobre Desarrollo
Social de Copenhague, en 1995, unos 117
países prometieron cumplir diez compromisos
para erradicar la pobreza, promocionar el
pleno empleo y asegurar la integración social.
Si bien el voluntariado no fue expresamente
mencionado en Copenhague, se hizo referencia
al papel importante que las organizacio-
nes comunitarias y voluntarias tienen en el
avance económico y social.
2.[…] el gobierno de Japón propuso que se
considerara la importancia del voluntariado
para el desarrollo social en el período extraordinario
de sesiones de junio del 2000. Para
dicho período extraordinario de sesiones se
invitó a Voluntarios de las Naciones Unidas
(VNU), como centro de coordinación del Año
Internacional de Voluntarios 2001, a presentar
un informe al respecto y a proponer nuevas
iniciativas…El grupo estaba formado por
trece expertos, representantes de organizaciones
voluntarias de todas las regiones del
mundo, así como por personal del Departamento
de Asuntos Económicos y Sociales de
las Naciones Unidas, de la Oficina encargada
del Informe sobre el Desarrollo Humano de
las Naciones Unidas, del Instituto de Investigaciones
de las Naciones Unidas para el Desarrollo
Social (UNRISD), de Voluntarios de las
Naciones Unidas (VNU) y del Banco Mundial
(se adjunta la lista completa de participantes).
El punto de partida para la discusión fue
un documento de antecedentes, Voluntariado
y Desarrollo Social, preparado por el Dr. Justin
Davis Smith del Instituto para la Investigación
sobre Voluntariado del Reino Unido […].
3. La reunión tomó como punto de partida
la idea de que el voluntariado juega un papel
significativo en el bienestar y progreso de los
países industrializados y en desarrollo y es la
base de mucha de la actividad de las organizaciones
no gubernamentales, asociaciones
profesionales, sindicatos y servicios gubernamentales
descentralizados. Además, es el vehículo
a través del cual grupos sociales, como
los de los jóvenes, ancianos, discapacitados y
las familias, participan en la vida social, cultural
y económica de las naciones. Sin embargo,
se ha registrado muy poca información sobre
el alcance y el impacto de la acción voluntaria,
y, el efecto de las medidas de política sobre
la buena disposición y capacidad de las personas
para servir como voluntario ha recibido

hasta la fecha muy poca consideración en el
ámbito nacional e internacional. La comunidad
internacional, al centrarse en el comportamiento
voluntario, tiene una oportunidad
de fortalecer los medios y capacidades de las
personas que componen una sociedad para
que se comprometan con actividades cívicas
en beneficio de sus naciones, de sus comunidades
y de ellos mismos [...]
12. El voluntariado aporta beneficios para la
sociedad en general y también para el individuo
que sirve como voluntario. Tiene un papel
que jugar para contribuir a las tres áreas
prioritarias delineadas en la Declaración y el
Programa de acción de Copenhague: integración
social, erradicación de la pobreza y pleno
empleo. [...]
13. [...] el voluntariado realiza una importante
contribución económica a la sociedad. Se estima
que en los pocos países donde se estudió
el voluntariado empíricamente la contribución
constituyó entre un 8 y un 14% del Producto
Interno Bruto. Dado el impacto de muchas
leyes sobre la buena disposición y capacidad
de las personas a aportar voluntariamente su
tiempo (tal como la duración de la semana
laboral, la edad de finalización de los estudios
y de jubilación, y medidas que afectan la
participación de las mujeres en la fuerza de
trabajo), existen definitivamente razones económicas
para que el gobierno deba considerar
medidas que hagan propicia la promoción
de un entorno favorable para el voluntariado
en todos los sectores y por parte de todos los
ciudadanos.
14.[...] la participación ha sido vista por mucho
tiempo como un elemento esencial de
buen gobierno y desarrollo. El voluntariado es
un medio clave a través del cual las personas
expresan sus compromisos como ciudadanos,
y al crear confianza y reciprocidad entre los
ciudadanos contribuye a formar una sociedad
más unida y estable. Un observador muy citado,
Robert Putnam, concluye que las discre-
pancias en rendimiento entre las diferentes
partes de los países pueden ser explicadas
ampliamente por diferencias en lo que él denomina
“capital social”, que se caracteriza por
la participación en asociaciones voluntarias o
“redes de compromiso cívico” horizontales.
La estabilidad política y el progreso económico
pueden estar tan ligados a la interacción
social como al capital físico y humano. Una
manifestación al respecto es la creciente recopilación
de información para demostrar una
relación inversa entre niveles de lucha comunal
y niveles de compromiso cívico interrelacionados.
El estudio acerca de voluntariado universitario
desarrollado por el CIDI, (OEA, 2005) plantea
que la educación en valores y la práctica de
acciones de voluntariado son necesarios para
el desarrollo social y democrático de un país.
Así también fundamenta la importancia de un
trabajo de Voluntariado Universitario mediante
actividades especializadas de apoyo social
para un adecuado desempeño profesional.
Concluye el estudio que, es de sumo interés
que la educación posibilite vivencias personales,
emocionales, afectivas, volitivas y no
sólo cognitivas. Por lo tanto se deben definir
modelos educativos que procuren el progreso
en los niveles de solidaridad, justicia y
convivencia, respetuosa con la autonomía y
a través del diálogo, en sociedades como las
nuestras.
En el foro Red Universitaria de Ética y Desarrollo
Social, Voluntariado Universitario – RED
– (2005) Argentina. Universidad Nacional de
Mar de Plata se acuerda que:
“[…] Una estrategia de complementariedad
es la que permite articular programas de
prácticas profesionales supervisadas con acciones
de voluntariado en organizaciones que
desarrollen proyectos de desarrollo social. Si
bien las prácticas profesionales son una exigencia
curricular es posible compatibilizarlas
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con la modalidad de voluntariado siempre
que se reconozca al estudiante la libertad de
elegir dicha modalidad de trabajo. Este tipo
de relación entre voluntariado y programas
de exigencia obligatoria tiene antecedentes,
por ejemplo en Italia, en donde los egresados
universitarios podían elegir realizar tareas voluntarias
en organizaciones no gubernamentales
como una forma de cumplir con el servicio
militar obligatorio.
Es posible identificar dos grandes modalidades
de voluntariado en las cuales se podrían
categorizar todas las experiencias analizadas
en el Foro:
1.La primera y más general la constituyen
las actividades de voluntariado tendientes a
cubrir necesidades asistenciales de sectores
desfavorecidos, en donde los voluntarios llevan
a cabo una gran variedad de tareas, sin
necesariamente poner en práctica sus conocimientos
y capacidades específicas:
a)En algunos casos existen programas de
voluntariado formalizados con programas y
proyectos debidamente institucionalizados,
por ejemplo bajo la forma de Brigadas Voluntarias
Interdisciplinarias, articulando redes
de cooperación, vinculando bases de datos de
voluntarios con organizaciones no gubernamentales,
convocando a concursos de subsidios
para desarrollar programas de extensión
universitaria o mediante la articulación con
programas estatales de desarrollo social.
b)En otros casos simplemente se informa a
los alumnos sobre posibilidades de cooperación
voluntaria, pero sin asumir la universidad
ningún compromiso institucional.
2. La segunda modalidad es la de reconocer
en los programas de voluntariado universitario
cierto criterio de especificidad, exigiendo
que los voluntarios apliquen los conocimientos
y capacidades adquiridas durante su paso
por la universidad.
Esta modalidad también incluye la organización
de bancos de voluntarios, bancos de
horas para trabajar en hospitales universitarios
y dispensarios, la articulación de redes de
cooperación, la convocatoria a concursos de
proyectos de extensión.
En los casos en que la Universidad no ha organizado
un Programa de Voluntariado son
algunas Cátedras o Facultades las que organizan
trabajos voluntarios con modalidad de
aprendizaje-servicio. Dentro de esta modalidad
se incluyen también proyectos específicos
organizados a través de centros de estudiantes.
Esta segunda modalidad ha sido reconocida
como la más adecuada para los programas
de voluntariado universitario, siendo deseable
que la aplicación de los conocimientos y
habilidades adquiridas por los estudiantes y
profesionales permitan orientar los esfuerzos
más allá de una concepción asistencialista,
promoviendo la implementación sustentable
de proyectos de desarrollo local […]”
En cuanto a Voluntariado en el Perú, el estudio
parte de la contextualización de la problemática
educativa universitaria nacional,
tomando como punto de referencia el Modelo
de Calidad para la Acreditación de Carreras
Universitarias en el Perú (CONEAU 2008), el
cual ha sido diseñado aplicando el enfoque
sistémico (uno de los principios de calidad total),
a través del cual se representan todas las
interacciones de los procesos que tienen lugar
en la unidad académica y que permiten que
ésta pueda alinearse al cumplimiento de los
compromisos adquiridos por la institución con
la sociedad en cuanto a conocimiento creado,
profesionales formados y servicios entregados
a la comunidad.
Reconoce como principios que orientan el
modelo de calidad: universalidad, integridad,
equidad, idoneidad, coherencia, transparencia,
responsabilidad, pertinencia, eficacia, efi-

ciencia y adecuación.
Los egresados se insertan en el medio laboral
y se orientan al desarrollo profesional gracias
a una correcta determinación del perfil y una
adecuada formación, académica y humana.
El estudio nos confirma la importancia de fomentar
el voluntariado entre la juventud universitaria
del Perú.
Se cuenta con la LEY Nº 28238 – LEY GENE-
RAL DEL VOLUNTARIADO – incluye modificaciones
aprobadas con la LEY Nº 29094,
“[…] tiene por objeto reconocer, facilitar y
promover la acción de los ciudadanos en servicios
voluntarios y señalar las condiciones
jurídicas bajo las cuales tales actividades se
realizan dentro del territorio nacional.
Declárese de interés nacional la labor que realizan
los voluntarios en el territorio nacional,
en lo referido al servicio social que brindan a
la comunidad, en forma altruista y solidaria
[…]”
En cuanto al Voluntariado Universitario en el
Perú, es promovido de manera institucional
por el Consorcio de Universidades Nacionales
del Norte del Perú. Está conformado por las
universidades Nacional de Piura, Nacional de
Tumbes, Pedro Ruiz Gallo, Santiago Antúnez
de Mayolo, Nacional del Santa, Nacional de
Cajamarca y de Trujillo.
En la Octava Asamblea General del Consorcio
de Universidades Nacionales del Norte del
Perú, del 12 de Febrero del 2009, este grupo
de universidades aprueban el Reglamento
del Voluntariado Universitario de las Universidades
Nacionales del Norte del Perú (Ver
Anexos, Fig. N° 1), documento que marca un
precedente respecto a la institucionalización
del voluntariado universitario en el Perú y define
las características dentro de las cuales se
desarrollarán las acciones de voluntariado en
esas universidades.
Experiencias de Voluntariado Universitario
Según el BID (2005) “[…] Una estrategia de
complementariedad es la que permite articular
programas de prácticas profesionales supervisadas
con acciones de voluntariado en
organizaciones que desarrollen proyectos de
desarrollo social. Si bien las prácticas profesionales
son una exigencia curricular es posible
compatibilizarlas con la modalidad de
voluntariado siempre que se reconozca al estudiante
la libertad de elegir dicha modalidad
de trabajo […]”
En cuanto a modelos de Voluntariado Universitario
desarrollados en el extranjero, encontramos
una publicación de la Oficina de
Cooperación Universitaria al Desarrollo, Universidad
de Extremadura, España: Universidad:
Compromiso Social y Voluntariado (Aprobado
por la CRUE en Julio 2001). En ésta da
como pauta que “[…] El sistema universitario
español, representado por la CRUE, considera
que la Universidad debe asumir un papel
protagonista en los procesos de desarrollo
humano, explorando y llevando a la práctica
nuevas estrategias destinadas a construir una
sociedad más justa y participativa a través del
voluntariado, la cooperación y el trabajo en el
tercer sector […]”
Los programas de voluntariado universitario,
en España, tienen importancia desde la perspectiva
educativa debido a que requieren,
para su ejecución, de un criterio de especificidad
que exige a los voluntarios a aplicar
los conocimientos y capacidades adquiridas
durante su paso por la universidad.
Estos programas son considerados como la
modalidad de extensión más adecuada como
actividad académica, siendo deseable en su
implementación, que la aplicación de los conocimientos
y habilidades adquiridos por los
estudiantes y profesionales permitan orientar
los esfuerzos más allá de una concepción
11

12
asistencialista, promoviendo la implementación
sustentable de proyectos de desarrollo
local.
Soler (2008) realiza una investigación empírica
en la Universidad de Alicante, España, con
el objetivo de:
Conocer los factores explicativos que disponen
la agrupación voluntaria de los jóvenes
de Alicante y contrastarlos con los rasgos de
la juventud no comprometida con el voluntariado.
Llevar a cabo un modelo predictivo de los factores
predictivos del voluntariado.
Elaborar un modelo teórico explicativo.
Se basa en el estudio de la forma en que la
sociedad educa en la disposición de los comportamientos
de ayuda a los demás y la influencia
del contexto ambiental que favorece
a la activación de los mismos.
Estudia los rasgos que caracterizan al voluntariado
y su evolución. Como instrumento diseña
un cuestionario que permite discriminar
las respuestas entre los voluntarios y los no
voluntarios.
El estudio concluye en que la orientación socializadora
no es suficiente para la práctica
voluntaria, existen las normas sociales subjetivas
que activan las actitudes hacia el voluntariado.
Así mismo, Soler considera que la acción voluntaria
dentro de la educación formal ayuda
a crear redes de solidaridad y a reforzar la
concepción del voluntariado, ligado a la transformación
de la realidad.
El Programa de Promoción del Voluntariado
Universitario. Universitat Jaume I (2006)
promueve el Voluntariado Universitario como
parte de las actividades de la Oficina de Co-
operació al Desenvolupament i la Solidaritat,
de la misma universidad, como parte de la
organización institucional.
Como parte de este programa se les brindó a
los estudiantes 20 horas de formación específica
(entre teoría y práctica). Los debutantes
en el programa han recibido además 10 horas
de formación básica sobre participación ciudadana
y voluntariado.
Consideran como objetivos del programa:
Dar la información y la formación básica a los
estudiantes universitarios para que puedan
involucrarse en las actividades de las asociaciones
de voluntariado y para desarrollar el
compromiso social de éste.
Incentivar y preparar adecuadamente a los
estudiantes universitarios en temas relacionados
con la solidaridad, la inmigración, la promoción
de la mujer, la cooperación internacional,
el medio ambiente, la discapacidad…,
para que puedan actuar como voluntarios
más competentes y eficaces.
Sensibilizar a los participantes de forma que
adquieran conciencia con una serie de problemáticas
que actualmente nos afectan muy
directamente: la discriminación, la tercera
edad, el medio ambiente, los menores en situación
de riesgo, la promoción de la mujer,
etc.
La Red Iberoamericana de Voluntariado Universitario
para la Inclusión Social, REDIVU,
fundamenta que se requiere preparar docentes
e investigadores en aprendizaje-servicio
y, que el esfuerzo asociado entre las Universidades
de América Latina, y de España permitirnos
enfrentar juntos estos desafíos. Esta
Red está siendo establecida por la Unión de
Universidades de América Latina, y Universidades
líderes de la región, con apoyo de la
Dirección Regional del PNUD para América
Latina, la Agencia Española de Cooperación

Internacional para el Desarrollo, United Nations
Volunteers, y otras importantes instituciones.
Hay importantes experiencias en voluntariado
universitario en América Latina, pero todavía
hay un inmenso potencial por movilizar.
El Foro Red Universitaria de Ética y Desarrollo
Social, sobre Voluntariado Universitario,
BID (2005) hace mención a la importancia de
incorporar las acciones de voluntariado dentro
de la agenda programática de las universidades.
Afirma que el voluntariado es una
práctica común en muchas universidades latinoamericanas
aunque no siempre está organizada
o promovida institucionalmente. Estas
actividades promueven el fortalecimiento y
apoyo de instituciones.
En base a los estudios realizados se ha encontrado
que el voluntariado universitario, en
general, se ejerce bajo dos modalidades:
Caso 1. Actividades que no son dirigidas por
la propia universidad, donde se busca y promueve
la participación de los alumnos en
actividades voluntarias. La universidad toma
contacto con instituciones que trabajan con
programas de voluntarios y ofrecen a los estudiantes
la posibilidad de participar en estos
programas. (Ver Anexos, Fig. N°2)
Caso 2. Las instituciones de educación superior
comienzan a involucrarse de manera creciente
en incentivar la acción comunitaria de
los estudiantes como parte de su formación
profesional, sea como parte de algún proyecto
gubernamental (ej. Argentina o Brasil),
como componente de algún proyecto de desarrollo
especial externo (Universidad del Pacífico
del Perú), o bien como alguna iniciativa
estudiantil institucionalizada (Opción Colombia,
Opción Chile o el premio FENEAD de la
Federación de Estudiantes de Administración
brasilera).
La Universidad Nacional del Litoral, (Argentina,
2008), considera que el Voluntariado
Universitario se basa en la promoción de los
valores de solidaridad, compromiso y responsabilidad,
intentando lograr bases para el
desarrollo progresivo de una cultura solidaria
De este modo se pretende alentar una educación
integral de los futuros profesionales,
con la convicción que el buen profesional no
es aquel que sólo domina su campo de conocimiento,
sino que también tiene una actitud
solidaria y comprometida.
Es así como la Universidad, por intermedio
del voluntariado, promueve la participación
responsable y solidaria de la comunidad universitaria
en distintos proyectos de extensión.
Este trabajo se lleva adelante en articulación
con entidades de la sociedad civil, quienes
realizan acciones en beneficio de grupos que
presentan distintos grados de vulnerabilidad.
Las tareas definidas responden a necesidades
concretas y su duración es variable.
“[…] Los estudiantes que han participado de
estas experiencias las han sentido como parte
importante de lo que aprenden en la Universidad.
Han quedado marcados por lo que yo
llamo el bendito virus de la solidaridad. Pero
además el voluntariado en acción envía un
mensaje de valores regenerador, estimulante,
e inspirador a toda la sociedad en esta
época de crisis ética. Es el eco en el siglo XXI
del mensaje bíblico original: Cada uno debe
ser el guardián de su hermano [...]” (IESALC,
2009)
En cuanto al Perú, presentamos algunas formas
de interacción entre la Universidad y el
Voluntariado, a través de diferentes estrategias:
aprendizaje-servicio, actividades de extensión,
prácticas profesionales supervisadas,
etc. Al respecto encontramos diversidad de
formas de ejercerlo, desde el que sirve de
apoyo a instituciones no gubernamentales en
sus actividades de ayuda a las poblaciones
necesitadas, pasando por aquellas que son
13

14
organizadas por grupos de alumnos de cada
universidad, (Ver Anexos, Fig. N°3), que en
algunos casos son proyectos individuales y
en otros apoyados por la misma universidad,
hasta un grupo de universidades que han
visto la importancia de promover de manera
grupal el voluntariado universitario.
Por ejemplo, “[…] el grupo Voluntarios Jóvenes
cuenta con el apoyo del Programa de Voluntariado
de las Naciones Unidas. Su objetivo
es canalizar el entusiasmo, la energía y la
voluntad de estudiantes, para que participen
constructivamente en programas a favor de
los peruanos. Los inscritos son capacitados
gratuitamente en un módulo de aprendizaje
virtual para el reforzamiento de conocimientos
en ejes temáticos, habilidades y actitudes.
Posteriormente, viene la etapa de acreditación
y derivación a los programas, proyectos
y actividades.
Los 1,400 voluntarios registrados por la institución
son en su mayoría estudiantes universitarios
de las diferentes universidades […]”
(Universia Perú, 2009).
El CID, Colectivo Integral de Desarrollo, promueve
un voluntariado universitario conformado
por alumnos de las distintas universidades
de la ciudad de Lima.
Tiene por objetivo promover espacios formativos
para jóvenes universitarios, articulando la
formación técnica universitaria con acciones
concretas de desarrollo social y empresarial.
La Universidad de Lima cuenta con un Programa
de Voluntariado, conformado por alumnos
de esa institución educativa, brinda ayuda a
grupos de extrema pobreza e instituciones
como hospitales, asilos de ancianos, niños
huérfanos, desamparados y jóvenes, etc.
¿Que tipo de voluntariado se presta? Lectura
de cuentos, escrituras, canto, juegos, baile,
toma de fotos, reparto de donaciones como
alimentos, ropas, etc. (Universia Perú, 2007)
El Programa de Voluntariado Herediano es un
voluntariado universitario que depende de la
Dirección Universitaria de Proyección Social
de la Universidad Peruana Cayetano Heredia,
viene desarrollando acciones tendientes a
promover la participación social de los jóvenes
universitarios/as. Este voluntariado convoca
a estudiantes de su propia comunidad
universitaria. Las personas voluntarias realizan
acciones como por ejemplo:
Investigación, recogiendo datos y testimonios
sobre una determinada situación, un territorio,
una comunidad o un sector social, en torno
a problemas o necesidades concretas.
Información y sensibilización, difundiendo,
dando a conocer situaciones, necesidades,
problemas, despertando y movilizando la
conciencia de otras personas.
Orientación y asesoramiento, escuchando,
atendiendo consultas, prestando apoyo y facilitando
información a personas o colectivos
en situación de necesidad.
Formación, educando en valores, capacitando
en habilidades sociales, hábitos de salud,
habilidades profesionales, etc., a personas y
colectivos sociales.
Reivindicación y denuncia, reclamando derechos,
señalando irregularidades o injusticias.
Captación de fondos y recursos, recogiendo y
canalizando dinero, medios materiales, recursos
técnicos, necesarios para el desarrollo de
proyectos solidarios o la atención a situaciones
de emergencia.
Apoyo y asistencia directa a personas en situación
de necesidad, atendiendo a enfermos
de sida, toxicómanos, ancianos solos, mujeres
maltratadas, transeúntes, sin techo.
Planificación y gestión de proyectos de acción,
analizando necesidades, formulando
objetivos y estrategias de acción, buscando y

organizando todo tipo de recursos, evaluando
resultados.
Dirección, gestión y mantenimiento de organizaciones
de acción voluntaria, ocupándose
de fortalecer la participación, mejorar la eficacia
en el funcionamiento organizativo y en
la acción para alcanzar los objetivos, desarrollando
las relaciones con otras organizaciones
o instituciones.
La Universidad Ricardo Palma de Lima, a través
del Centro de Estudios para Comunidades
Saludables (Proyecto del Rectorado), cuenta
con un voluntariado: la Brigada Multidisciplinaria
de la URP, conformado por alumnos de
las diferentes carreras de la universidad, los
que desarrollan actividades de apoyo social a
partir de las siguientes áreas:
Proyectos, de desarrollo comunitario mediante
convenios con municipios distritales o provinciales
Investigación, desarrollando estudios de mejoramiento
de materiales naturales y sistemas
constructivos, así como modelos de comunidades
saludables con empleo de tecnologías
no contaminantes.
Capacitación, desarrollando campañas de
promoción de salud física y mental, autoconstrucción
asistida, y el Equipo de Emergencia,
especializado en prevención de desastres.
Proyección Social, apoyando la implementación
de bibliotecas escolares rurales.
IV. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIO-
NES
El trabajo concluye remarcando que es de
suma importancia trabajar con la juventud,
incorporarla como parte activa del desarrollo
de los países y, otorgarle el reconocimiento
social que le corresponde.
Al desarrollar actividades en favor del desarrollo
de los pueblos, es imprescindible reconocer
y canalizar sus costumbres y valores
culturales.
La educación debe posibilitar no sólo vivencias
cognitivas sino vivencias personales,
emocionales, afectivas y volitivas en los estudiantes.
La educación en valores y la práctica de acciones
de voluntariado son necesarias para el
desarrollo social y democrático de un país.
Siendo la educación inseparable del desarrollo,
debemos definir modelos educativos que
procuren el progreso en los niveles de solidaridad,
justicia y convivencia, respetuosa con
la autonomía y a través del diálogo.
Se presentan los fundamentos teóricos y
ejemplos que confirman que el voluntariado
brinda una importante contribución a la solución
de problemas de los sectores más vulnerables
de la sociedad.
Tanto el voluntariado como la educación son
los medios que conducen hacia el cambio y
el desarrollo de nuestros países. La unión del
voluntariado y la educación concluyen en el
Voluntariado Universitario como medio para
lograr estos fines, de ahí la importancia de
promoverlo.
En consecuencia, se cuenta con la fundamentación
necesaria para reconocer que el
Voluntariado Universitario es una alternativa
educativa de responsabilidad social y aporte
al desarrollo.
Se ha comprobado la relevancia del estudio al
ponerse de manifiesto la similitud de circunstancias
sociales de los países iberoamericanos,
lo cual nos conduce a que el planteamiento
pueda ser replicado en nuestra región.
15

16
NOTAS
i El día mundial del voluntariado, fue establecido en base a
una propuesta realizada por la Asamblea General de la Naciones
Unidas, que en la resolución 52/17, del 20 de noviembre
de 1997, proclama el 2001 como “Año Internacional de los
Voluntarios”, en reconocimiento a la contribución valiosa que
hace el voluntariado para abordar cuestiones globales. Y en
su resolución 56/38, del 5 de diciembre del 2001, recomienda
la forma en que los gobiernos y el sistema de las Naciones
Unidas podrían apoyar el voluntariado, es esta oportunidad
también, queda establecido el día 5 de Diciembre de cada
año, como el Día Mundial del Voluntariado.
ii La minca, minka, o minga, es el trabajo que se realizaba en
obras a favor del ayllu y del Sol (Inti), una especie de trabajo
comunal en forma gratuita y por turno, era una forma de
beneficio para el Estado, donde concurrían muchas familias
portando sus propias herramientas, comidas y bebidas. Las
familias participaban en la construcción de locales, canales
de riego, así como la ayuda en la chacra de las personas incapacitadas
huérfanos y ancianos. Cuando el ayllu convocaba
al trabajo de la minca, nadie se negaba, pero las personas
que no asistían al trabajo eran expulsados del ayllu y perdían
su derecho a la tierra.
V. REFERENCIAS
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19

20
ANEXOS
Fig. N°1 Reglamento de Voluntariado Universitario: Caso 2

22
Figura N°2 Voluntariado Universitario en ONG´s: Caso 1

Fig. N°3 Voluntariado Universitario a partir de la misma universidad: Caso 2
23