SOCIEDAD, PODER Y LEGITIMACIÓN - McGraw-Hill
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256 <strong>SOCIEDAD</strong>, <strong>PODER</strong> Y <strong>LEGITIMACIÓN</strong><br />
11<br />
Para saber más sobre los sistemas<br />
electorales, consulta u11_sistemas_electorales.doc.<br />
Fig. 11.3. Elecciones.<br />
En los sistemas democráticos el voto es<br />
la forma que tiene el pueblo de elegir<br />
a sus candidatos y así hacer uso de su<br />
soberanía.<br />
Texto 1. Legalidad y legitimidad<br />
«Pero, además, legalidad y legitimidad son algo muy diferente.<br />
Alguien puede cumplir la ley formalmente, fríamente, no respetando<br />
su «espíritu», y aun siendo objetivamente injusto, como en el<br />
caso de los jueces de Sócrates, y por ello podría ser legal, pero, sin<br />
embargo, no alcanzaría la «legitimidad». El puro cumplimiento de<br />
la ley, la legalidad, no tiene la fuerza de la legitimidad. La legitimidad<br />
exige, más allá de la legalidad, el consenso o la aceptación<br />
de los participantes afectados. Para alcanzar un acuerdo válido<br />
es necesario que todos los afectados hayan podido participar<br />
simétricamente, con razones y no con violencia, y hayan llegado<br />
a aprobar algo que gane la aceptación de todos o al menos de una<br />
mayoría determinante. Si la aplicación injusta de la ley, por un<br />
juez injusto, o una institución que ha perdido aceptación [...] se<br />
Es un sistema igualitario, porque no admite diferencias en los votos por cuestiones<br />
de carácter económico o social.<br />
Es un sistema directo, ya que no admite la introducción de escalones intermedios. Se<br />
trata de un proceso secreto donde se garantiza la libre decisión sin que exista presión<br />
de ningún tipo.<br />
Otras formas de legitimar el poder político<br />
La legitimidad no deriva de las leyes, sino de la aceptación del mandato sin coacción. El<br />
poder político se puede justificar, y así podemos observarlo en la historia, con una gran<br />
variedad de ideologías, valores y creencias. Cuanto más legitimado esté ese poder, menos<br />
necesidad tendrá de recurrir a la coacción.<br />
Para el sociólogo Max Weber el poder político consiste en la probabilidad que tiene un<br />
ser humano o una agrupación de imponer su voluntad en una acción comunitaria. La aspiración<br />
a tener poder viene motivada por el honor social que éste produce. La forma en<br />
que se distribuye el honor social dentro de una comunidad hace surgir un orden social,<br />
relacionado con el orden jurídico y económico. Para este autor, existen tres formas de<br />
legitimación del poder político: carisma, tradición y racionalidad.<br />
Carisma. Se trata de un don personal que, según algunos autores, nace con ciertos individuos.<br />
Es el don de atraer y caer bien, llamar la atención y ser agradable a los ojos de las<br />
personas. Es una fuerza irresistible que todo verdadero líder posee. Los griegos la denominaban<br />
«simpatía» o «atracción divina». El carisma aporta legitimidad a una propuesta<br />
o a una decisión política. Según Weber, esta forma descansa en la confianza personal.<br />
Tradición. Es una forma que está presente en algunas culturas. Los ancianos, los nobles<br />
y las costumbres de los antepasados se convierten en un argumento para obtener<br />
la aceptación de una decisión o una propuesta. Según Weber, este tipo de fórmula<br />
descansa en la creencia cotidiana de la santidad de las tradiciones que rigieron desde<br />
tiempos lejanos la comunidad y en la legitimidad de los señalados por esa tradición<br />
para ejercer esa autoridad.<br />
Racionalidad. Es una forma que se basa en un sistema organizado, con unas normas<br />
electorales y con una selección de personal o funcionariado. Para Weber, descansa en<br />
la creencia en la legalidad de ordenaciones instituidas y en los derechos de mando de<br />
los llamados por esas ordenaciones a ejercer la autoridad.<br />
Algunos otros autores añaden una cuarta forma de legitimación del poder político: el<br />
rendimiento. El poder puede basarse también en el resultado de sus propias actuaciones.<br />
Si ese resultado es positivo, la legitimidad queda reforzada. Por el contrario, el bajo<br />
rendimiento hace perder credibilidad.<br />
impone a alguien que no ha sido convencido de que la interpretación<br />
de la ley y su aplicación al caso concreto es justa, el tal acto<br />
puede denominarse superficialmente legal, pero no legítimo. La<br />
legitimidad agrega al cumplimiento objetivo de la ley la convicción<br />
subjetiva a las razones aducidas en su aplicación.»<br />
DUSSEL, E., «Legalidad y legitimidad». La Jornada, México, 2006<br />
1. ¿Puedes encontrar algún ejemplo de algo que sea legal,<br />
pero no legítimo? Debátelo con tus compañeros y anota<br />
algunos casos.<br />
2. Confecciona en tu cuaderno un pequeño cuadro donde<br />
aparezcan las diferencias entre legitimidad y legalidad.