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Revista <strong>de</strong> Investigación Jurídica<br />
IUS Doctrina<br />
¿Legítima <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> bienes patrimoniales?:<br />
Caso Francisco Arce “el robo <strong>de</strong> la laptop” 1<br />
SUMARIO<br />
Rocci Ben<strong>de</strong>zú Barnuevo 2<br />
I.- Introducción. II.- Legítima <strong>de</strong>fensa. 2.1. La agresión actual e ilegítima. 2.2. La <strong>de</strong>fensa<br />
necesaria y racional. 2.3. La falta <strong>de</strong> provocación suficiente. III.- Caso Francisco Arce<br />
RESUMEN<br />
La legítima <strong>de</strong>fensa es una causa <strong>de</strong> justificación que legitima una ataque a un bien jurídico<br />
protegido penalmente, sin embargo para que dicho se encuentre permitido es necesaria la<br />
concurrencia <strong>de</strong> tres requisitos, estos son, la agresión actual, legítima y real, la falta <strong>de</strong> provocación<br />
suficiente y la necesidad y racionalidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa. Es la racionalidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa, el elemento<br />
que a veces no es valorado correctamente, y cuya ausencia conlleva a la <strong>de</strong>saparición <strong>de</strong> la legítima<br />
<strong>de</strong>fensa.<br />
PALABRAS CLAVES<br />
Agresión, racionalidad, necesidad, provocación suficiente, causa <strong>de</strong> justificación.<br />
I.- INTRODUCCIÓN<br />
No cabe duda que la consagración legal <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa en nuestro Or<strong>de</strong>namiento<br />
Jurídico, pese a la indiscutible existencia natural <strong>de</strong> la permisión <strong>de</strong> una reacción frente a una<br />
agresión injusta, sólo surgió luego <strong>de</strong> una paulatina evolución cultural y jurídica 3 .<br />
Actualmente no se discute la naturaleza <strong>de</strong> la legítima <strong>de</strong>fensa y existe unanimidad al<br />
consi<strong>de</strong>rar que estamos frente a una causa <strong>de</strong> justificación que actúa en el rubro <strong>de</strong> la<br />
Antijuridicidad. Asimismo, y pese a existir un arduo <strong>de</strong>sarrollo en la doctrina sobre dicha causa <strong>de</strong><br />
1<br />
Publicado el 23 <strong>de</strong> Mayo <strong>de</strong> 2011 en la Revista Gaceta Penal & Procesal Penal, Información especializada<br />
para abogados y jueces.<br />
2<br />
Abogada por la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>Santo</strong> <strong>Toribio</strong> <strong>de</strong> <strong>Mogrovejo</strong>. Profesora <strong>de</strong> Derecho Penal en la misma<br />
Casa <strong>de</strong> Estudios.<br />
3<br />
Cfr. REYES ECHEANDÍA, Alfonso, Antijuridicidad, Cuarta edición, Bogotá, Editorial Temis, 1999, p. 98-<br />
99.<br />
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justificación, su tratamiento en nuestra jurispru<strong>de</strong>ncia es aún precario, <strong>de</strong>spertando singular interés<br />
los casos <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> bienes patrimoniales, así como la i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> los límites <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa<br />
en dichos supuestos.<br />
Por esta razón, el presente artículo tiene como objetivo <strong>de</strong>sarrollar la legítima <strong>de</strong>fensa, sus<br />
requisitos, poniendo especial énfasis en los casos <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> bienes patrimoniales, y haciendo un<br />
breve comentario al reciente caso <strong>de</strong> Francisco Arce en el famoso robo frustrado <strong>de</strong> la laptop, que<br />
trajo como consecuencia la muerte <strong>de</strong>l asaltante.<br />
II.- LEGÍTIMA DEFENSA<br />
Diversas son las <strong>de</strong>finiciones que existen acerca <strong>de</strong> la legítima <strong>de</strong>fensa 4 , sin embargo entre<br />
las más <strong>de</strong>stacadas figura la esbozada por Jiménez <strong>de</strong> Asúa, quien señala que la legítima <strong>de</strong>fensa es<br />
“la repulsa <strong>de</strong> la agresión ilegítima, actual o inminente, por el atacado o tercera persona, contra el<br />
agresor, sin traspasar la necesidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa y <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la racional proporción <strong>de</strong> los medios<br />
empleados para impedirla o repelerla” 5 . De igual modo, otra <strong>de</strong>finición que cabe resaltar es la<br />
aportada por Gunther Jakobs quien la <strong>de</strong>fine como “la <strong>de</strong>fensa que resulta necesaria para apartar <strong>de</strong><br />
uno mismo o <strong>de</strong> otro una agresión actual y antijurídica” 6 .<br />
Por otro lado, existe consenso en la doctrina que la naturaleza jurídica <strong>de</strong> la legítima<br />
<strong>de</strong>fensa es la <strong>de</strong> ser una causa <strong>de</strong> justificación, pese a que antiguamente se le entendió como una<br />
causa <strong>de</strong> inculpabilidad 7 . Asimismo, se <strong>de</strong>staca el carácter subsidiario <strong>de</strong> esta causa <strong>de</strong> justificación,<br />
el que se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong> la necesidad, es <strong>de</strong>cir, cuando el or<strong>de</strong>n jurídico no pue<strong>de</strong> acudir <strong>de</strong> otra<br />
forma en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> los bienes agredidos, se permite que esa <strong>de</strong>fensa la lleve a cabo el titular o un<br />
tercero 8 .<br />
4 Según SOLER la legítima <strong>de</strong>fensa es la reacción necesaria contra una agresión injusta, actual o inminente y<br />
no provocada. Cfr. SOLER, Sebastián, Derecho penal argentino. Tomo I, Cuarta edición, Buenos Aires,<br />
Editorial Tipográfica Editora Argentina, 1983, p. 402.<br />
5 JIMENEZ DE ASUA, Luis, Teoría <strong>de</strong>l Delito, Tercera edición, México, Editorial Jurídica Universitaria,<br />
2003, p. 199.<br />
6 Cfr. JAKOBS, Gunther, Derecho Penal. Parte General, Madrid, Segunda edición, Ediciones Jurídicas<br />
Marcial Pons, 1997, p. 457.<br />
7 Cfr. VELÁSQUEZ VELÁSQUEZ, Fernando, Manual <strong>de</strong> Derecho Penal. Parte General, Segunda edición,<br />
Bogotá, Editorial Temis, 2004, p. 368.<br />
8 Cfr. ZAFFARONI, Eugenio, Tratado <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho penal. Parte General III, Buenos Aires, Editorial Ediar,<br />
1999, p. 589.<br />
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De igual forma, la doctrina concuerda en que la legítima <strong>de</strong>fensa posee un doble<br />
fundamento, uno <strong>de</strong> carácter individual y otro social. El primero, consistente en la necesidad <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r el bien jurídico o los <strong>de</strong>rechos subjetivos injustamente agredidos (principio <strong>de</strong> protección<br />
individual o <strong>de</strong> auto<strong>de</strong>fensa) y el segundo, <strong>de</strong> carácter social o supraindividual que consiste en la<br />
necesidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n jurídico (principio <strong>de</strong> mantenimiento <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n jurídico o <strong>de</strong>fensa<br />
<strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho) 9 .<br />
Según el <strong>de</strong>recho penal peruano (Artículo 20 inciso 3 <strong>de</strong>l Código Penal), son requisitos <strong>de</strong><br />
la legítima <strong>de</strong>fensa: agresión ilegítima y actual, <strong>de</strong>fensa necesaria y racional, y la falta <strong>de</strong><br />
provocación suficiente.<br />
2.1.- La agresión actual e ilegítima<br />
En primer lugar, para la valoración <strong>de</strong> la legítima <strong>de</strong>fensa, es necesaria la existencia <strong>de</strong> una<br />
agresión. Pero ¿qué <strong>de</strong>be enten<strong>de</strong>rse por agresión? De acuerdo a la opinión mayoritaria 10 , la<br />
agresión es aquel ataque u ofensa, así como cualquier acometimiento o actitud <strong>de</strong> alguien para<br />
causar daño a otro.<br />
En este sentido, la agresión supone necesariamente un comportamiento humano lesivo <strong>de</strong><br />
intereses ajenos, por lo que al ser una acción, quedan excluidos <strong>de</strong> este concepto los ataques <strong>de</strong><br />
animales, los peligros provenientes <strong>de</strong> entes inanimados e incluso los eventos no constitutivos <strong>de</strong><br />
acción en sentido estricto tales como los sucesos provocados en estado <strong>de</strong> inconsciencia u otros, los<br />
cuales más bien se canalizarían en los casos <strong>de</strong> estado <strong>de</strong> necesidad 11 .<br />
9 Cfr. VELÁSQUEZ VELASQUEZ, Fernando, Ob. Cit., p.369; Cfr. VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe,<br />
Derecho Penal: Parte General, Lima, Editorial Grijley, 2006, p. 535<br />
10 Cfr. REYES ECHEANDÍA, Alfonso, Ob. Cit., p. 110; Cfr. SUAREZ- MIRA RODRIGUEZ, Carlos,<br />
Manual <strong>de</strong> Derecho Penal. Tomo I. Parte General, tercera edición, Editorial Thomson Civitas, 2005, p. 222;<br />
Cfr. MUÑOZ CONDE, Francisco, Teoría General <strong>de</strong>l <strong>de</strong>lito, Segunda edición, 2001, p. 78; Cfr. QUINTERO<br />
OLIVARES, Gonzalo, Parte General <strong>de</strong>l Derecho Penal, segunda edición, Editorial Thomson Aranzadi,<br />
2007, p. 496; Cfr. VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe, Ob. Cit., p. 537; Cfr. PALERMO, Omar, La<br />
Legítima <strong>de</strong>fensa. Una revisión normativista, Buenos Aires, Editorial Hammurabi, 2007, p. 298.<br />
11 Reyes Echeandía explica que en los casos <strong>de</strong> estado <strong>de</strong> inconsciencia o actos reflejos (por ejemplo en los<br />
casos <strong>de</strong>l sonámbulo o hipnotizado, <strong>de</strong>l epiléptico o <strong>de</strong> un operario que maneja una máquina <strong>de</strong> carga pesada<br />
y que sufre un ataque <strong>de</strong> lipotimia, produciendo daños) no es posible hablar <strong>de</strong> conducta, pues en principio el<br />
comportamiento implica una reacción biosíquica a un estímulo con participación <strong>de</strong> las esferas cognoscitiva,<br />
afectiva y volitiva <strong>de</strong> la personalidad, y los actos reflejos e inconscientes se exteriorizan sin la intervención <strong>de</strong><br />
dichas esferas, por lo que en los resultados producidos a través <strong>de</strong> un acto inconsciente o movimiento reflejo,<br />
en sentido jurídico no existe una conducta propiamente dicha, y si no existe una conducta, tampoco pue<strong>de</strong><br />
configurarse mucho menos una agresión. Sin embargo, esto tampoco conlleva a que ante un peligro inminente<br />
y grave originado por tales actos (actos ejecutados bajo un estado <strong>de</strong> inconsciencia o movimiento reflejo) no<br />
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Ahora bien, generalmente la agresión suele darse a través <strong>de</strong> un comportamiento comisivo o<br />
positivo, sin embargo nada impi<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar que pueda realizarse también a través <strong>de</strong> un<br />
comportamiento omisivo 12 , en este sentido Iglesias Ríos señala que “es posible repeler<br />
legítimamente la omisión si lesiona directamente o pone en peligro intereses jurídicos concretos” 13 ,<br />
esto es, cuando dañe, cree o aumente el riesgo para un bien jurídico amenazado, lo cual sólo suce<strong>de</strong><br />
en los casos <strong>de</strong> omisión impropia 14 .<br />
Es discutido a<strong>de</strong>más, si la legítima <strong>de</strong>fensa se limita solamente a los casos <strong>de</strong> agresión que<br />
recaen sobre bienes jurídicos individuales o también sobre bienes jurídicos colectivos 15 . Al<br />
respecto, resulta acertada la opinión <strong>de</strong> Hurtado Pozo, quien sostiene que la legítima <strong>de</strong>fensa no es<br />
posible respecto a bienes <strong>de</strong> la colectividad, a menos que la salvaguardia <strong>de</strong> un bien individual<br />
requiera su protección simultánea 16 .<br />
sea legítima la <strong>de</strong>fensa, sino que al igual que si se tratara <strong>de</strong> un ataque animal o <strong>de</strong> cosa inanimada se incluyen<br />
en la figura <strong>de</strong>l estado <strong>de</strong> necesidad. Cfr. REYES ECHEANDÍA, Alfonso. Ob. Cit., p. 110 y 120.<br />
12 . Cfr. BACIGALUPO, Enrique, Derecho Penal. Parte General, Lima, Ara editores, 2004, p. 347.<br />
13 IGLESIAS RÍOS, Miguel Ángel, Fundamentos y requisitos estructurales <strong>de</strong> la legítima <strong>de</strong>fensa.<br />
Consi<strong>de</strong>ración especial a las restricciones ético- sociales, Granada, Editorial Comares, 1999, p. 42; LUZÓN<br />
PEÑA, Diego Manuel, Aspectos esenciales <strong>de</strong> la legítima <strong>de</strong>fensa, Barcelona, Editorial Bosch, 1978, p. 160;<br />
igual opinión tiene Percy García Cavero para quien no existe impedimento para que la agresión se realice a<br />
través <strong>de</strong> una omisión, siempre que sea relevante penalmente, como en el caso <strong>de</strong> la madre que no alimenta al<br />
niño. Cfr. GARCÍA CAVERO, Percy, Lecciones <strong>de</strong> Derecho Penal, Lima, Editorial Grijley, 2008, p. 480;<br />
Cfr. SUAREZ-MIRA RODRÍGUEZ, Carlos, Ob. Cit., p.222.<br />
14 Esta opinión es compartida por diversos autores así tenemos: REYES ECHEANDÍA, Alonso, Ob. Cit., p.<br />
111; PALERMO, Omar, Ob. Cit., p. 309- 310. Así Omar Palermo señala que fuera <strong>de</strong> los supuestos <strong>de</strong> las<br />
omisiones impropias, se entien<strong>de</strong> que el resto <strong>de</strong> las omisiones antijurídicas no dan lugar a una situación <strong>de</strong><br />
legítima <strong>de</strong>fensa, sosteniendo que la doctrina dominante se muestra contraria a incluirlas en el concepto <strong>de</strong><br />
agresión, basándose en que el omitente no tiene el <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> evitar el resultado, así sería ina<strong>de</strong>cuado que en un<br />
caso necesario se pudiese matar a quien no quiere prestar socorro, por su parte consi<strong>de</strong>ra en estos casos contra<br />
quien es responsable <strong>de</strong> una omisión propia sólo es posible ejercer violencia o intimidación <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los<br />
límites <strong>de</strong>l estado <strong>de</strong> necesidad.<br />
15 Cfr. GARCÍA CAVERO, Percy, Ob. Cit., p. 481.<br />
16 Cfr. HURTADO POZO, José. Manual <strong>de</strong> Derecho Penal. Parte General I, Lima, Editorial Grijley, 2005,<br />
p. 532. Se agrega a<strong>de</strong>más que quien actúa en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> bienes colectivos o comunes podría recurrir al Estado<br />
<strong>de</strong> Necesidad para no ser sancionado; Cfr. GARCÍA CAVERO, Percy, Ob. Cit., p. 481. Por su parte García<br />
Cavero sostiene que no existe una razón para la exclusión <strong>de</strong> los bienes jurídicos supraindividuales o<br />
macrosociales, y en el caso <strong>de</strong> tratarse <strong>de</strong> bienes jurídicos difusos, es natural que cualquiera que forme parte<br />
<strong>de</strong>l grupo <strong>de</strong> personas afectadas difusamente por la agresión pueda oponer una legítima <strong>de</strong>fensa que impida la<br />
prosecución <strong>de</strong>l <strong>de</strong>lito. Asimismo señala que suce<strong>de</strong> lo mismo con los intereses estatales, en los cuales el<br />
particular podría ejercer una <strong>de</strong>fensa legítima a favor <strong>de</strong> los intereses <strong>de</strong>l estado (recordando que la legítima<br />
<strong>de</strong>fensa se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r intereses propios o <strong>de</strong> terceros), en este último supuesto Hurtado Pozo mantiene<br />
una posición singular, y señala que los ataques contra el Estado (como titular <strong>de</strong> la soberanía) no pue<strong>de</strong>n dar<br />
lugar a la legítima <strong>de</strong>fensa, salvo que los bienes jurídicos agredidos le pertenezcan en su condición <strong>de</strong> persona<br />
jurídica, así como es el caso <strong>de</strong>l patrimonio, en estos caso si se admite la legítima <strong>de</strong>fensa. Cfr. HURTADO<br />
POZO, José, Ob. Cit., p. 533. Similar opinión comparte BACIGALUPO, Enrique, Ob. Cit., p.348.<br />
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ilegítimo.<br />
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Asimismo, esta agresión <strong>de</strong>be reunir dos condiciones, <strong>de</strong>be tratarse <strong>de</strong> un ataque actual e<br />
a) Actualidad <strong>de</strong> la agresión.- “La agresión es actual mientras se está <strong>de</strong>sarrollando” 17 . Un<br />
concepto amplio <strong>de</strong> actualidad, permite compren<strong>de</strong>r tanto la agresión actual como la inminente 18 .<br />
Así tenemos que agresión actual es aquella que ya ha iniciado y no ha concluido aún,<br />
aquella que se concretó en daño real y continúa todavía 19 . Durante el tiempo que dure la agresión, la<br />
<strong>de</strong>fensa será legítima sino existe una solución <strong>de</strong> continuidad en el ataque, pues si cesa la actualidad<br />
<strong>de</strong> la agresión entonces la actitud <strong>de</strong>l agredido se convierte <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensiva a ofensiva 20 .<br />
Por agresión inminente, se entien<strong>de</strong> aquella que no ha comenzado aún, pero que se infiere<br />
<strong>de</strong> los gestos, amenazas, actitu<strong>de</strong>s, entre otros actos, que evi<strong>de</strong>ncien un daño inmediato o cercano a<br />
la persona 21 . Seguramente este es el tipo <strong>de</strong> agresión que mejor explica la reacción <strong>de</strong>fensiva, en<br />
tanto la víctima evita que el ataque se consume, pues <strong>de</strong> otro modo, quien espera a que la ofensa se<br />
produzca para respon<strong>de</strong>r a ella, posiblemente no tenga la oportunidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse 22 .<br />
b) Ilegitimidad <strong>de</strong> la agresión.- Según lo dispuesto en el artículo 20 inciso 3 literal a) <strong>de</strong>l<br />
Código Penal, se exige que la agresión sea ilegítima, esto es, que se trate <strong>de</strong> una agresión contraria<br />
al or<strong>de</strong>n jurídico 23 .<br />
17 BACIGALUPO, Enrique, Ob. Cit., p. 350.<br />
18 Cfr. REYES ECHEANDÍA, Alonso, Ob. Cit., p. 112.<br />
19 Cfr. VELÁSQUEZ VELÁSQUEZ, Fernando, Ob. Cit., p. 370.<br />
20 Cfr. REYES ECHEANDÍA, Alonso, Ob. Cit., p. 112.<br />
21 Cfr. VELÁSQUEZ VELÁSQUEZ, Fernando, Ob. Cit., p. 370.<br />
22 Cfr. REYES ECHEANDÍA, Alonso, Ob. Cit., p. 113- 115. Asimismo Reyes Echeandía señala que para que<br />
exista una agresión inminente basta un acto formal <strong>de</strong> iniciación <strong>de</strong>l ataque, que pue<strong>de</strong> ser extraer arma <strong>de</strong><br />
fuego, empuñar un machete, abalanzarse cuchillo en mano. La agresión inminente tampoco <strong>de</strong>be confundirse<br />
con las amenazas <strong>de</strong> ataques futuros, así es totalmente legítima la reacción frente a amenazas directas y<br />
personales que evi<strong>de</strong>ncian un seguro ataque, dado que sería muy injusto exigir al amenazado que espere<br />
in<strong>de</strong>fenso el momento en que la amenaza avisada se convierte en una agresión real. Por el contrario, no<br />
suce<strong>de</strong> lo mismo cuando ante el anuncio <strong>de</strong> una amenaza, yo me preparo no sólo para oponerme o resistir sino<br />
que, listo para actuar, busco eliminar toda la posibilidad <strong>de</strong> agresión; en este caso no actuó en legítima<br />
<strong>de</strong>fensa pues no respondo a una agresión inminente, sino ante una amenaza <strong>de</strong> ataque futuro, que pudo luego<br />
<strong>de</strong>saparecer <strong>de</strong> la mente <strong>de</strong> quien expresó la amenaza, en este sentido en la jurispru<strong>de</strong>ncia colombiana se<br />
señala “que una cosa es aceptar una pelea o buscar la ocasión <strong>de</strong> que se <strong>de</strong>sarrolle y otra muy distinta, estar<br />
apercibido para el caso <strong>de</strong> que la agresión se presente. Con lo primero pier<strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa una característica<br />
esencial para su legitimidad, como es la inminencia o lo inevitable <strong>de</strong>l ataque, pero ningún precepto <strong>de</strong> moral<br />
o <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho prohíbe estar listo para la propia tutela, es más, una elemental pru<strong>de</strong>ncia aconseja a quien teme<br />
peligros precaverse a tiempo y eficazmente contra ellos”.<br />
23 En opinión <strong>de</strong> Hurtado Pozo, pese a que el texto legal haga referencia a la “ilegitimidad” para consi<strong>de</strong>rar la<br />
agresión, es conveniente enten<strong>de</strong>rlo en el sentido <strong>de</strong> lo ilícito (injusto), y no solo atendiendo a su no<br />
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Al respecto, es preciso establecer, si la contrariedad al Derecho, <strong>de</strong>be referirse a la<br />
inobservancia <strong>de</strong> una prohibición general o en cambio a una proscripción estrictamente penal. En<br />
opinión <strong>de</strong> García Cavero <strong>de</strong>be tratarse <strong>de</strong> una agresión contraria a la normativa penal 24 , en este<br />
sentido no podrá consi<strong>de</strong>rarse agresión ilegítima las simples infracciones <strong>de</strong> <strong>de</strong>beres <strong>de</strong> cuidado que<br />
no crean un riesgo penalmente prohibido, sin perjuicio <strong>de</strong> que en tales supuestos el afectado pueda<br />
recurrir a vía civil u otras opciones brindadas por el Or<strong>de</strong>n Jurídico 25 . Debe agregarse, que esta<br />
acción agresiva pue<strong>de</strong> ser culpable o no 26 .<br />
conformidad con las normas, y es que lo ilícito (antijurídico) significa contrario a todo el Or<strong>de</strong>namiento<br />
Jurídico y no sólo a la leyes en sentido estricto. Cfr. HURTADO POZO, José, Ob. Cit., p. 527.<br />
24 Cfr. GARCÍA CAVERO, Percy, Ob. Cit., p. 480.<br />
25 Opinión discrepante es la que mantiene Reyes Echeandía, quien plantea la interrogante <strong>de</strong> ¿si es necesario<br />
que la agresión constituya <strong>de</strong>lito o contravención o pue<strong>de</strong> concretarse en otro comportamiento diverso? Al<br />
respecto, dicho jurista sostiene que en cualquiera <strong>de</strong> dichas formas pue<strong>de</strong> darse la agresión, así si bien, lo más<br />
común y usual es que la agresión configure <strong>de</strong>lito, y que se trate por en<strong>de</strong> <strong>de</strong> una acción contraria a la<br />
normativa penal (por ejemplo cuando Pedro ataca a Juan y lo lesiona con arma blanca) o contravención a otro<br />
tipo <strong>de</strong> norma (V.g. Pedro golpea a Juan sin causarle lesión que <strong>de</strong>je secuela <strong>de</strong> incapacidad); no obstante no<br />
pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>scartarse tampoco los casos <strong>de</strong> comportamientos agresivos atípicos, como el <strong>de</strong> quien intenta<br />
suicidarse (la agresión se dirige contra sí mismo) y un sujeto lo impi<strong>de</strong> a través <strong>de</strong> un golpe que lo <strong>de</strong>ja<br />
momentáneamente inconsciente, <strong>de</strong> igual modo suce<strong>de</strong> en el supuesto <strong>de</strong> un enfermo contagioso que se niega<br />
retirarse <strong>de</strong>l recinto don<strong>de</strong> se encuentran otras personas a quienes podría, contagiar y es arrojado allí por la<br />
fuerza, así Reyes Echeandía señala finalmente que lo que importa es que la agresión sea contraria a un interés<br />
legítimo y que con ella se cause daño a otro sin tener <strong>de</strong>recho a ocasionarlo. Cfr. REYES ECHEANDÍA,<br />
Alfonso. Ob. Cit., p.116.<br />
26 En este sentido Hurtado Pozo señala que mediante la legítima <strong>de</strong>fensa se busca reafirmar el or<strong>de</strong>n jurídico<br />
ante el acto ilícito y no sólo respecto a un comportamiento culpable, así consi<strong>de</strong>ra que no es correcta la<br />
opinión <strong>de</strong> Manzini quien señala que es preciso que la agresión provenga <strong>de</strong> un sujeto capaz, dotado <strong>de</strong><br />
discernimiento idóneo para compren<strong>de</strong>r el carácter antijurídico <strong>de</strong> su comportamiento. Así sostiene el<br />
mencionado jurista que este tipo <strong>de</strong> características personales <strong>de</strong>l agresor (ya se trate por ejemplo <strong>de</strong> un<br />
“sordomudo”, “imbécil” o “agresivo”) <strong>de</strong>ben ser consi<strong>de</strong>rados al juzgarse la proporcionalidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa,<br />
<strong>de</strong>bido a que también los comportamientos no culpables perturban el or<strong>de</strong>n jurídico y la legítima <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>be<br />
admitirse porque su fin es el <strong>de</strong> <strong>de</strong>scartar esta perturbación. Cfr. HURTADO POZO, José, Ob. Cit., p. 528-<br />
529; opinión similar tiene Reyes Echeandía, quien señala que en los casos <strong>de</strong> comportamientos agresivos que<br />
provengan <strong>de</strong> un inimputable (ya sea menor <strong>de</strong> edad, enfermo mental o intoxicado), sí se trata <strong>de</strong> agresiones<br />
ilegítimas, contra ellas cabe reacciones legítimas (esto es, cabe legítima <strong>de</strong>fensa), sosteniendo que quienes<br />
señalan lo contrario parten <strong>de</strong>l supuesto equivocado <strong>de</strong> que la injusticia <strong>de</strong> la ofensa requiere conciencia <strong>de</strong> su<br />
ilicitud <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> quien actúa, olvidando que esta es una exigencia propia <strong>de</strong> la culpabilidad, que nada tiene<br />
que ver con las causas <strong>de</strong> justificación, <strong>de</strong> este modo el hecho <strong>de</strong> que el sujeto no sea consciente <strong>de</strong> la ilicitud<br />
<strong>de</strong> su agresión, no hace <strong>de</strong>saparecer la ilicitud, pues ella existe o no existe sin necesidad <strong>de</strong> cualquier<br />
consi<strong>de</strong>ración personal. Por tanto, la <strong>de</strong>fensa se legitima contra cualquier persona que ataque sin <strong>de</strong>recho,<br />
tenga o no ella conciencia <strong>de</strong> la ilicitud sus actos, pues la injusticia <strong>de</strong> la ofensa <strong>de</strong>be apreciarse objetivamente<br />
y no en consi<strong>de</strong>ración al sujeto que la realiza (Tal como afirma, Meza Velásquez, quien es citado en el libro<br />
<strong>de</strong> Reyes Echeandía). De este modo, la agresión ilícita o ilegítima <strong>de</strong> un enfermo mental, <strong>de</strong> un menor u otro<br />
inimputable, sí permiten el ejercicio <strong>de</strong> la legítima <strong>de</strong>fensa necesaria y racional. Cfr. REYES ECHEANDÍA,<br />
Alfonso, Ob. Cit., p. 118-119.<br />
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2.2. La <strong>de</strong>fensa necesaria y racional<br />
En opinión <strong>de</strong> Hurtado Pozo, la redacción <strong>de</strong>fectuosa <strong>de</strong> la disposición legal (entiéndase<br />
Art. 20 inc. 3 <strong>de</strong>l Código Penal) pue<strong>de</strong> llevar a pensar que el segundo elemento <strong>de</strong> la legítima<br />
<strong>de</strong>fensa está relacionado sólo con el medio empleado, sin embargo en realidad se refiere a la<br />
<strong>de</strong>fensa contra la agresión ilícita 27 .<br />
Pero ¿qué es la <strong>de</strong>fensa? Jiménez <strong>de</strong> Asúa señala que “la <strong>de</strong>fensa es la repulsa violenta<br />
contra la agresión” 28 . Por <strong>de</strong>fensa ha <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rse cualquier acción que tien<strong>de</strong> a repeler, atenuar o<br />
eliminar el peligro para el <strong>de</strong>recho afectado y se dirige contra la persona <strong>de</strong>l agresor que generó el<br />
peligro 29 . Asimismo es una opinión unánime en la doctrina que la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>be reunir dos<br />
criterios, estos son: la necesidad y la racionalidad, los que operan a<strong>de</strong>más como límites.<br />
a) Necesidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa.- La acción <strong>de</strong>fensiva sólo está justificada cuando resulta<br />
necesaria para repeler el ataque 30 . Esta necesidad sólo se da cuando es contemporánea a la agresión,<br />
persistiendo mientras ésta dure, y siempre que sea la única vía posible para repelerla o impedirla<br />
(idoneidad) 31 . De igual modo, Quintero Olivares consi<strong>de</strong>ra que la <strong>de</strong>fensa es necesaria cuando<br />
resulta “como consecuencia <strong>de</strong> una situación <strong>de</strong> necesidad <strong>de</strong>fensiva, frente a lo cual el Derecho,<br />
por no po<strong>de</strong>r permitir el sacrificio <strong>de</strong>l agredido y por su misma necesidad <strong>de</strong> afirmarse, valorará la<br />
reacción <strong>de</strong>fensiva como la única vía posible (…) Por ello no se admite necesidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa ni<br />
frente a agresiones aún no producidas ni frente a agresiones ya consumadas, pues, en este último<br />
caso, sería simplemente una venganza” 32 .<br />
27<br />
Cfr. HURTADO POZO, José, Ob. Cit., p. 533.<br />
28<br />
JIMENEZ DE ASUA, Luis, Ob. Cit., p. 223. Dicho jurista menciona a<strong>de</strong>más que esta repulsa violenta<br />
pue<strong>de</strong> asumir formas tan variadas como las <strong>de</strong>l ataque que la motiva, en este sentido cita a Otker, quien<br />
sostiene que pue<strong>de</strong> asumir aspectos <strong>de</strong> violencia física o moral que se manifiestan generalmente en dominar al<br />
agresor, incluso mediante fuerza que lesione su integridad corporal, heridas, muerte o simplemente<br />
inutilizando sus medios <strong>de</strong> ataque.<br />
29<br />
Cfr. REYES ECHEANDÍA, Alonso, Ob. Cit., p. 157.<br />
30<br />
Cfr. JESCHECK, Hans Heinrich y WEIGEND, Thomas, Tratado <strong>de</strong> Derecho Penal. Parte General,<br />
Granada, Editorial Comares, 2002, p. 368.<br />
31<br />
Cfr. MUÑOZ CONDE, Francisco, Ob. Cit., p. 330.<br />
32<br />
Cfr. QUINTERO OLIVARES, Gonzalo, Ob. Cit., p. 507.<br />
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IUS Doctrina - Rocci Ben<strong>de</strong>zú Barnuevo<br />
Se señala asimismo que este juicio <strong>de</strong> necesidad está condicionado por los fundamentos <strong>de</strong><br />
la legítima <strong>de</strong>fensa, estos son, “el <strong>de</strong>recho no <strong>de</strong>be ce<strong>de</strong>r ante lo injusto” y la “ratificación <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n<br />
jurídico” 33 .<br />
De igual modo, se ha puesto <strong>de</strong> relieve que la necesidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>be ser evaluada <strong>de</strong><br />
acuerdo a criterios objetivos 34 . En este sentido <strong>de</strong>be tenerse en cuenta el contexto y circunstancias<br />
en que tiene lugar la agresión y la <strong>de</strong>fensa, principalmente la intensidad <strong>de</strong>l ataque, la peligrosidad<br />
<strong>de</strong>l agresor y su actuación, así como las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las cuales dispone la víctima para<br />
<strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse 35 . Este tipo <strong>de</strong> valoración ha sido aplicada por la Corte Suprema 36 .<br />
b) Racionalidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa.- La <strong>de</strong>fensa, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> ser necesaria, <strong>de</strong>be ser racional, es<br />
<strong>de</strong>cir, conforme a la razón, lo cual implica un juicio <strong>de</strong> valor con referencia a la justicia y equidad 37 .<br />
Nuestro Código Penal exige taxativamente la “racionalidad <strong>de</strong>l medio empleado” 38 , por lo<br />
que se discute si la racionalidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa se asemeja a la proporcionalidad <strong>de</strong> los medios<br />
33 Cfr. SUAREZ- MIRA RODRÍGUEZ, Carlos, Manual <strong>de</strong> Derecho penal. Tomo I. Parte General, tercera<br />
edición, Navarra, Editorial Thomson Civitas, 2005, p. 225.<br />
34 Cfr. HURTADO POZO, José, Ob. Cit., p. 535.<br />
35 Cfr. JESCHECK, Hans Heinrich y WEIGEND, Thomas. Ob. Cit., p. 368; HURTADO POZO, José, Ob.<br />
Cit., p. 535; <strong>de</strong> igual modo, el jurista colombiano Fernando Velásquez, consi<strong>de</strong>ra que la necesidad <strong>de</strong> la<br />
<strong>de</strong>fensa se trata <strong>de</strong> una condición que no es <strong>de</strong> sencilla precisión, y la que <strong>de</strong>be inferirse <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong><br />
circunstancias que dan origen a la agresión como a la <strong>de</strong>fensa, para lo cual se <strong>de</strong>be tener en cuenta el tiempo,<br />
el modo, el lugar, la persona <strong>de</strong>l agresor, la entidad <strong>de</strong> la agresión y <strong>de</strong>l bien jurídico afectado, los medios<br />
utilizados, entre otros, todo lo cual lleva a un juez a emitir un juicio <strong>de</strong> carácter objetivo, ex ante, que<br />
contemple los hechos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la apreciación <strong>de</strong> un tercero que, obrando con pru<strong>de</strong>ncia, se encuentra en la<br />
posición <strong>de</strong>l agredido. Cfr. VELÁSQUEZ V, Fernando, Manual <strong>de</strong> Derecho Penal. Parte General, Segunda<br />
edición, Bogotá, Editorial Temis, 2004, p. 375.<br />
36 Así suce<strong>de</strong> por ejemplo en el Recurso <strong>de</strong> Nulidad N° 4045- 97 emitido por la Sala Penal con fecha doce <strong>de</strong><br />
marzo <strong>de</strong> mil novecientos noventa y ocho, que versa sobre un caso en el que el procesado mata con un disparo<br />
a su suegro, porque supuestamente estaba ahorcando a su madre política, en dicho caso se <strong>de</strong>scarta la<br />
necesidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa, pues en el hecho mismo existió agresión ilegítima que haya puesto en riesgo la vida<br />
y/o integridad física <strong>de</strong>l imputado o la <strong>de</strong> su suegra, señalando que resulta totalmente carente <strong>de</strong> sentido<br />
admitir que en las circunstancias en que acontencieron los hechos la víctima haya asumido una conducta<br />
agresiva que haya ameritado una <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l encausado en los términos en que se produjeron, si es que se<br />
tiene en cuenta que el supuesta agresor era un anciano <strong>de</strong> setentiocho años <strong>de</strong> edad y que al momento <strong>de</strong> los<br />
hechos se encontraba en total estado <strong>de</strong> embriaguez, conforme se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> la pericia toxicológica. De igual<br />
forma ocurre en el Recurso <strong>de</strong> Nulidad N° 1985- 1999 emitido por la Sala Penal con fecha catorce <strong>de</strong> junio <strong>de</strong><br />
mil novecientos noventa y nueve, en el que se trata <strong>de</strong> un sujeto que al ser atacado por un grupo <strong>de</strong> personas<br />
provistas <strong>de</strong> armas blancas con la intención <strong>de</strong> <strong>de</strong>spojarlo <strong>de</strong> sus pertenencias, se <strong>de</strong>fendió haciendo uso <strong>de</strong> su<br />
arma hiriendo <strong>de</strong> bala en la pierna izquierda a unos sus agresores, se señala así que su conducta se encuentra<br />
justificada, pues en la situación concreta era la única forma que tenía para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> la agresión ilegítima,<br />
no teniendo otros medios a su disposición.<br />
37 Cfr. HURTADO POZO, José, Ob. Cit., p. 536.<br />
38 Igual requisito se exige en otras legislaciones comparadas tales como la española y la argentina, sin<br />
embargo en la legislación colombiana se requiere que la <strong>de</strong>fensa sea proporcionada a la agresión.<br />
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IUS Revista <strong>de</strong> Investigación Jurídica - Doctrina<br />
empleados 39 . Al respecto la doctrina mayoritaria señala que la proporcionalidad que se exige es<br />
entre la <strong>de</strong>fensa y la agresión, y no concretamente sobre los medios empleados 40 . Así Hurtado Pozo<br />
sostiene que la racionalidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa se establece valorando la proporcionalidad entre el peligro<br />
propio <strong>de</strong> la agresión y la acción <strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse, es <strong>de</strong>cir, entre las condiciones, instrumentos y<br />
riesgos <strong>de</strong> la agresión y los propios <strong>de</strong>l comportamiento <strong>de</strong>fensivo 41 .<br />
Zaffaroni comentando la doctrina argentina señala que ésta ha entendido la “racionalidad <strong>de</strong><br />
la necesidad <strong>de</strong>l medio” como la “proporcionalidad”- lo cual a su enten<strong>de</strong>r- sólo es correcto si se<br />
entien<strong>de</strong> por proporcionalidad “el requerimiento negativo <strong>de</strong> que no falte la proporcionalidad <strong>de</strong><br />
manera aberrante (…) lo que la ley exige no es una “equiparación” ni “proporcionalidad” <strong>de</strong><br />
instrumentos sino una cierta proporción entre la conducta lesiva y la conducta <strong>de</strong>fensiva en cuanto a<br />
su lesividad (…)” 42 . De este modo, para el jurista argentino la racionalidad <strong>de</strong>be concebirse como<br />
“la ausencia <strong>de</strong> una <strong>de</strong>sproporción insólita y grosera, casi indignante, entre el mal que se evita y el<br />
que se causa (…)” 43 .<br />
Por su parte, Percy García Cavero prefiere obviar la mención a la “proporcionalidad”, a fin<br />
<strong>de</strong> evitar futuras confusiones, consi<strong>de</strong>rando que la “racionalidad <strong>de</strong>l medio” exige la elección <strong>de</strong>l<br />
medio idóneo menos lesivo <strong>de</strong> los que se disponen en ese momento para evitar que se materialice o<br />
continúe la agresión ilegítima 44 .<br />
Al respecto, <strong>de</strong>be consi<strong>de</strong>rarse que no se trata <strong>de</strong> que la expresión “proporcionalidad” se<br />
encuentre proscrita al valorar el asunto <strong>de</strong> la racionalidad- pese a que nuestra legislación <strong>de</strong> algún<br />
modo lo haya establecido así- sino que <strong>de</strong>be emplearse correctamente, pues en <strong>de</strong>finitiva resulta ser<br />
39 Cfr. GARCÍA CAVERO, Percy, Ob. Cit., p. 482.<br />
40 Cfr. VELÁSQUEZ V, Fernando, Ob. Cit., p. 376.<br />
41 Cfr. HURTADO POZO, José, Ob. Cit., p. 536.<br />
42 Cfr. ZAFFARONI, Eugenio, Tratado <strong>de</strong> Derecho Penal. Parte General III, Buenos Aires, Editorial Ediar,<br />
1999, p. 593.<br />
43 ZAFFARONI, Eugenio Raúl, Derecho Penal. Parte General, Segunda edición, Buenos Aires, Editorial<br />
Ediar, 2003, p. 612-613.<br />
44 Cfr. GARCÍA CAVERO, Percy, Ob. Cit., p. 482- 483. Fue producto <strong>de</strong> las confusiones que existían a nivel<br />
<strong>de</strong> la judicatura, que se efectuó una modificación al art. 20 inciso 3 el cual originariamente exigía la<br />
“necesidad racional <strong>de</strong>l medio empleado para impedirla o repelerla”, este simple enunciado conllevó a<br />
erróneas interpretaciones que asemejaban la racionalidad a la proporcionalidad entre los medios empleados<br />
para la agresión y los utilizados para la <strong>de</strong>fensa. De este modo, y para finiquitar con dichas interpretaciones,<br />
se modificó el tenor <strong>de</strong>l código penal en lo que respecta a legítima <strong>de</strong>fensa, a través <strong>de</strong> la Ley N° 27936, la<br />
cual estableció que para la valoración <strong>de</strong> la necesidad racional <strong>de</strong>l medio empleado se excluía el requisito <strong>de</strong><br />
proporcionalidad <strong>de</strong> medios, consi<strong>de</strong>rándose en su lugar, entre otras circunstancias, la intensidad y<br />
peligrosidad <strong>de</strong> la agresión, la forma <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l agresor y los medios <strong>de</strong> que se disponga para la <strong>de</strong>fensa.<br />
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un equívoco el equiparar la racionalidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa a la proporcionalidad <strong>de</strong> los medios 45 . En este<br />
sentido, no habría ningún problema en consi<strong>de</strong>rar que la racionalidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa viene medida<br />
por el hecho <strong>de</strong> que la <strong>de</strong>fensa sea proporcionada a la agresión 46 , proporcionalidad que <strong>de</strong>be<br />
predicarse no ciñéndose al análisis <strong>de</strong> los medios empleados para la agresión y <strong>de</strong>fensa, sino tal<br />
como lo estableció el Tribunal Supremo Español, que “(…) la necesidad racional <strong>de</strong>l medio<br />
empleado para impedir o repeler la agresión constituye un juicio <strong>de</strong> valor sobre la proporcionalidad<br />
entre las condiciones, instrumentos y riesgos <strong>de</strong> la agresión, y los propios medios y comportamiento<br />
<strong>de</strong>fensivo. (…) Para juzgar la necesidad racional <strong>de</strong>l procedimiento empleado en la <strong>de</strong>fensa no sólo<br />
se <strong>de</strong>be tener cuenta la naturaleza <strong>de</strong>l medio en sí, sino también el uso que <strong>de</strong> él se hace y la<br />
existencia o no <strong>de</strong> otras alternativas <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa menos gravosas en función <strong>de</strong> las circunstancias<br />
concretas <strong>de</strong>l hecho” 47 .<br />
De esta manera, pue<strong>de</strong>n darse reacciones mucho más graves y contun<strong>de</strong>ntes que la agresión<br />
que la originó, si era la única al alcance <strong>de</strong>l atacado, por ejemplo, una mujer agredida con la<br />
amenaza <strong>de</strong> una cuchilla dispara sobre el agresor, siendo la pistola el único modo <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa a su<br />
alcance 48 , asimismo la víctima que es atacada sexualmente pue<strong>de</strong> dañar la integridad corporal o la<br />
vida <strong>de</strong>l violador para salvaguardar su libertad sexual 49 ; igualmente quien es víctima <strong>de</strong> un robo<br />
pue<strong>de</strong> lesionar al ladrón para impedir la sustracción <strong>de</strong>l bien que le pertenece 50 .<br />
En los casos mencionados pese a la disparidad <strong>de</strong> los bienes en conflicto y <strong>de</strong> los<br />
instrumentos empleados para ofen<strong>de</strong>r y <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse, no cabe duda, que en todos se actuó bajo<br />
legítima <strong>de</strong>fensa y que la <strong>de</strong>fensa ejercida fue racional.<br />
45 En este sentido Gonzalo Quintero Olivares sostiene que la racionalidad <strong>de</strong>l medio no pue<strong>de</strong> someterse al<br />
“principio <strong>de</strong> proporcionalidad equitativa”, <strong>de</strong>bido a que la agresión causante <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa pue<strong>de</strong> sorpren<strong>de</strong>r<br />
a personas <strong>de</strong> diversa naturaleza, y que a la vez dispongan <strong>de</strong> diversos medios para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse y agrega que la<br />
racionalidad <strong>de</strong>l medio no se refiere al medio empleado por el agresor, sino a las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l<br />
agredido. Cfr. QUINTERO OLIVARES, Gonzalo, Ob. Cit., p. 508.<br />
46 Cfr. REYES ECHEANDÍA, Alonso, Ob. Cit., p. 166.<br />
47 Cfr. QUINTERO OLIVARES, Gonzalo, Parte General <strong>de</strong>l Derecho Penal, Thomson Aranzadi, 2007,<br />
p.509; <strong>de</strong> igual modo en otra sentencia el Tribunal Supremo español señaló que la necesidad racional <strong>de</strong>l<br />
medio empleado para repeler la agresión es un presupuesto que constituye un juicio <strong>de</strong> valor sobre la<br />
proporcionalidad entre las condiciones, instrumentos y riesgos <strong>de</strong> la agresión y las propias <strong>de</strong> los medios y<br />
comportamiento <strong>de</strong>fensivo (sentencia <strong>de</strong>l Tribunal Supremo Español <strong>de</strong> fecha 4 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1997).
IUS Revista <strong>de</strong> Investigación Jurídica - Doctrina<br />
En este sentido, Hurtado Pozo señala que la racionalidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa supone que los<br />
medios empleados para rechazar el ataque y los utilizados por el agresor sean equivalentes,<br />
precisando que no se trata <strong>de</strong> una correspon<strong>de</strong>ncia absoluta o <strong>de</strong>terminada <strong>de</strong> manera matemática,<br />
sino que para ello se <strong>de</strong>berá tener en consi<strong>de</strong>ración entre otras circunstancias, la intensidad y<br />
peligrosidad <strong>de</strong> la agresión, la forma <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l agresor y los medios disponibles para la<br />
<strong>de</strong>fensa 51 . De modo similar, la Corte Suprema <strong>de</strong> Justicia <strong>de</strong> Colombia ha establecido que “en la<br />
legítima <strong>de</strong>fensa no se exige equivalencia objetiva y matemática <strong>de</strong> las armas, al que reacciona<br />
<strong>de</strong>fendiéndose legítimamente le basta hallarse ante un peligro grave e inminente, cualquiera que sea<br />
el instrumento <strong>de</strong> que haga uso el agresor para atentar contra su vida o contra su integridad<br />
personal, y lo único que <strong>de</strong>be tenerse en cuenta es que el instrumento tenga capacidad para causarle<br />
daño, sin que en esos momentos se pueda exigir al injustamente agredido que calcule si la<br />
capacidad ofensiva <strong>de</strong>l arma <strong>de</strong>l agresor es igual a la suya, inferior o superior” 52 .<br />
Asimismo cabe <strong>de</strong>stacar que la reacción <strong>de</strong>fensiva “pue<strong>de</strong> ir tan lejos como sea necesario<br />
para la <strong>de</strong>fensa real <strong>de</strong> la agresión, pero no más allá <strong>de</strong> lo que sea absolutamente necesario para<br />
ello” 53 . Así, si el atacado dispone <strong>de</strong> diversos modos <strong>de</strong> reaccionar, <strong>de</strong>be escoger el que menor daño<br />
cause al ofensor, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los que sean suficientes para neutralizar la agresión (rige aquí el<br />
“principio <strong>de</strong> la menor lesividad para el agresor” 54 ); <strong>de</strong> igual modo, el medio que utilice tendrá que<br />
ser usado sólo en la medida necesaria, si incumple cualquiera <strong>de</strong> estas dos exigencias conllevará a la<br />
negación <strong>de</strong> la racionalidad, pues no será racional la elección <strong>de</strong>l medio <strong>de</strong>fensivo <strong>de</strong> mayor<br />
capacidad <strong>de</strong> dañar, cuando dispone <strong>de</strong> otros medios menos lesivos, ni tampoco será racional usar la<br />
oportunidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa, para ir más allá <strong>de</strong> lo efectivamente necesario para contrarrestar la<br />
agresión 55 .<br />
51 Cfr. HURTADO POZO, José, Ob. Cit., p. 536. Se asume un criterio <strong>de</strong> necesidad concreta <strong>de</strong> los medios<br />
por oposición a la necesidad abstracta referida a la <strong>de</strong>fensa; <strong>de</strong> igual manera GARCÍA CAVERO, Percy, Ob.<br />
Cit., p. 482.<br />
52 Jurispru<strong>de</strong>ncia tomada <strong>de</strong> REYES ECHEANDÍA, Alonso, Ob. Cit., p. 169.<br />
53 WELZEL, Hans, Derecho Penal Alemán, Santiago <strong>de</strong> Chile, Editorial Jurídica <strong>de</strong> Chile, 1997, p. 125.<br />
54 JESCHECK, Hans Heinrich y WEIGEND, Thomas. Ob. Cit., p. 368.<br />
55 Cfr. QUINTERO OLIVARES, Gonzalo, Ob. Cit., p.508; REYES ECHEANDÍA, Alonso, Ob. Cit., p. 169.<br />
Si bien existe la regla según la cual el <strong>de</strong>recho no <strong>de</strong>be ce<strong>de</strong>r ante lo ilícito, su aplicación tampoco <strong>de</strong>be<br />
conducir a fomentar la agresividad; asimismo Zaffaroni señala que un or<strong>de</strong>n jurídico no pue<strong>de</strong> admitir un<br />
individualismo tal que lleve la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos hasta el extremo <strong>de</strong> hacer insostenible la convivencia<br />
humana, por esta razón, no cualquier necesario empleo <strong>de</strong> un medio lesivo se halla <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los límites <strong>de</strong> la<br />
legítima <strong>de</strong>fensa, sino sólo aquel que es “racional”. Cfr. ZAFFARONI, Eugenio, Tratado..., ed.cit., p. 590.<br />
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IUS Doctrina - Rocci Ben<strong>de</strong>zú Barnuevo<br />
Empero, el que se <strong>de</strong>fien<strong>de</strong> tampoco está obligado a asumir el daño que trata <strong>de</strong> evitar u<br />
otro menos grave, ni a <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> la forma menos peligrosa en favor <strong>de</strong> un resultado incierto 56 .<br />
Como bien señala Jescheck “el agredido no necesita embarcarse en tímidos intentos <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa que<br />
en sí mismos resultan arriesgados” 57 . Así, se admite que un sujeto pueda emplear un arma <strong>de</strong> fuego<br />
frente a un agresor <strong>de</strong>sarmado pero <strong>de</strong>cidido al empleo brutal <strong>de</strong> la violencia, <strong>de</strong> igual forma no<br />
pue<strong>de</strong> exigírsele al agredido que en una situación <strong>de</strong> extraordinaria peligrosidad, apunte a los pies<br />
<strong>de</strong>l agresor en lugar <strong>de</strong>l tronco <strong>de</strong>l mismo, pues no aseguraría su <strong>de</strong>fensa 58 .<br />
Aun así, en el supuesto <strong>de</strong>l disparo a matar, la doctrina coinci<strong>de</strong>, en que éste sólo se admite,<br />
cuando para la protección <strong>de</strong>l bien jurídico amenazado no baste <strong>de</strong>jar fuera <strong>de</strong> combate al agresor,<br />
como suce<strong>de</strong> en los casos <strong>de</strong> terrorismo y toma <strong>de</strong> rehenes 59 .<br />
¿Renuncia <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa? Finalmente, <strong>de</strong>be añadirse que excepcionalmente existirán<br />
circunstancias en las que será mejor renunciar a la <strong>de</strong>fensa, v.gr cuando no se tienen a disposición<br />
los medios apropiados para proteger o preservar bienes <strong>de</strong> poco valor, conviene renunciar a<br />
rechazar el ataque y optar por alejarse <strong>de</strong> tal lugar 60 o requerir ayuda a terceros 61 .<br />
56 Cfr. HURTADO POZO, José, Ob. Cit., p. 534- 535.<br />
57 JESCHECK, Hans Heinrich y WEIGEND, Thomas. Ob. Cit., p. 368; <strong>de</strong> este modo si no se dan las<br />
circunstancias en las que es posible escoger el medio <strong>de</strong>fensivo y no tenga otra alternativa que reaccionar con<br />
lo que tiene o sufrir la agresión, ha <strong>de</strong> aceptarse como proporcionada su respuesta al ataque, <strong>de</strong>bido a que no<br />
le era exigible en tales circunstancias conducta distinta. Cfr. REYES ECHEANDÍA, Alonso, Ob. Cit., p. 169.<br />
58 Ibí<strong>de</strong>m, p. 369.<br />
59 Cfr. JESCHECK, Hans Heinrich y WEIGEND, Thomas. Ob. Cit., p. 369; asimismo Fernando Velásquez,<br />
señala que aunque en la actualidad se admita, según la tesis <strong>de</strong> que no se requiere la proporcionalidad <strong>de</strong><br />
bienes jurídicos, que el agredido pue<strong>de</strong> llegar a <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse <strong>de</strong>l apo<strong>de</strong>ramiento violento <strong>de</strong> su billetera y<br />
producir más aun la muerte, siempre que no le que<strong>de</strong> ninguna posibilidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa menos lesiva, él<br />
consi<strong>de</strong>ra dicha tesis como insostenible, pues se pone al patrimonio económico como un bien jurídico <strong>de</strong><br />
rango superior a la vida misma, acotando que no hay <strong>de</strong>fensa necesaria, en el caso que se <strong>de</strong> muerte al ladrón<br />
para evitar el hurto continuado <strong>de</strong> naranjas <strong>de</strong> huerto, ni en el supuesto famoso <strong>de</strong>l paralítico que emplea un<br />
arma para evitar el apo<strong>de</strong>ramiento <strong>de</strong> una manzana. Cfr. VELÁSQUEZ V, Fernando, Ob. Cit., p. 375- 376;<br />
así también Hurtado Pozo resalta que si bien la víctima no está obligada a correr riesgos innecesarios,<br />
tampoco <strong>de</strong>be recurrir sin más el medio más seguro (matar al agresor) si le es posible oponerse a la agresión<br />
con medios menos drásticos, lo cual tampoco excluye la posibilidad <strong>de</strong> reaccionar <strong>de</strong> modo más radical si su<br />
primer acto <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa no es eficaz. Cfr. HURTADO POZO, José, Ob. Cit., p. 535.<br />
60 Al respecto, conviene precisar que la legítima <strong>de</strong>fensa no supone la obligación <strong>de</strong> huir (fuga) o <strong>de</strong> pedir<br />
socorro a terceros, <strong>de</strong> esta manera la mera posibilidad <strong>de</strong> huir no excluye la legitimidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa, pues<br />
nadie está obligado a huir ante una agresión injusta, sin embargo esto pue<strong>de</strong> exigirse cuando el ejercicio <strong>de</strong> la<br />
<strong>de</strong>fensa, conduzca a una <strong>de</strong>sproporción aberrante entre la conducta lesiva y la conducta <strong>de</strong>fensiva, mientras<br />
que la renuncia a la <strong>de</strong>fensa por parte <strong>de</strong>l agredido implique simplemente una lesión a sus <strong>de</strong>rechos, como<br />
suce<strong>de</strong> en el supuesto <strong>de</strong> que el sujeto sea agredido por un enfermo mental o por un niño y tenga la<br />
posibilidad <strong>de</strong> huir o <strong>de</strong> retirarse. En estos casos, no se trata <strong>de</strong> rechazar la legítima <strong>de</strong>fensa contra injustos<br />
menores, pues si caben <strong>de</strong>fensas legítimas frente a injustos menores, sino <strong>de</strong> confirmar que el <strong>de</strong>recho no<br />
pue<strong>de</strong> tolerar actos que sean aberrantes frente a los más elementales principios <strong>de</strong> la co-existencia humana.<br />
Cfr. ZAFFARONI, Eugenio Raúl, Tratado <strong>de</strong> Derecho Penal, p. 591- 593; en este sentido Carrara- citado por<br />
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IUS Revista <strong>de</strong> Investigación Jurídica - Doctrina<br />
2.3. La falta <strong>de</strong> provocación suficiente<br />
Nuestro Código Penal exige un requisito más para la configuración <strong>de</strong> la legítima <strong>de</strong>fensa:<br />
la “falta <strong>de</strong> provocación suficiente” por parte <strong>de</strong>l que se <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>.<br />
En principio, es necesario establecer qué <strong>de</strong>be enten<strong>de</strong>rse por el término provocar. Según el<br />
diccionario <strong>de</strong> la Real Aca<strong>de</strong>mia Española, es “incitar, inducir a alguien a que ejecute algo; irritar o<br />
estimular a alguien con palabras u obras para que se enoje” 62 . De esta manera, la provocación<br />
consiste en excitar y enojar a cualquier persona, a través <strong>de</strong> cualquier medio apropiado, siendo que<br />
generalmente el provocador suele recurrir a la burla, el escarnio, insultos, vías <strong>de</strong> hecho o daños a la<br />
propiedad, entre otros 63 .<br />
Al respecto, cabe precisar que el término provocar no <strong>de</strong>be confundirse con el <strong>de</strong> agredir,<br />
pues la connotación <strong>de</strong>l primero es mucho más amplia que la <strong>de</strong>l segundo, así mientras “agredir”<br />
implica una acción positiva dirigida a la lesión <strong>de</strong> un <strong>de</strong>recho, el provocar se limita a incitar o irritar<br />
a otro 64 .<br />
Asimismo, la provocación <strong>de</strong>be ser suficiente 65 o grave, esto es, que tenga capacidad <strong>de</strong><br />
colocar al ofendido en un estado <strong>de</strong> ira o intenso dolor que lo exima <strong>de</strong> su reacción 66 . No exigir esta<br />
Reyes Echeandía- señalaba que <strong>de</strong>be distinguirse entre la agresión que proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> un loco o en general <strong>de</strong> un<br />
ser irracional, ante lo cual es preferible huir si es posible, antes que matar a ese ser <strong>de</strong>sgraciado, mientras que<br />
en el caso <strong>de</strong> que la agresión proceda <strong>de</strong> un malvado que nos amenaza, no estamos obligados a huir y tenemos<br />
todo el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rnos. Cfr. REYES ECHEANDÍA, Alonso, Ob. Cit., p. 165; <strong>de</strong> igual modo, Hurtado<br />
Pozo consi<strong>de</strong>ra que la mínima relevancia <strong>de</strong>l riesgo <strong>de</strong>be limitar el ejercicio <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa, sobre<br />
todo cuando el único medio <strong>de</strong> eliminarlo es causar al agresor un grave daño, por ejemplo a su vida o<br />
integridad corporal. Cfr. HURTADO POZO, José, Ob. Cit., p. 537; finalmente Reyes Echeandía consi<strong>de</strong>ra<br />
que <strong>de</strong>berá analizarse en cada caso cuando era necesario eludir el ataque, y cuando era necesario afrontarlo,<br />
para rechazar en el primer caso la reacción violenta <strong>de</strong>l agredido y reconocerlo en el segundo la legítima<br />
<strong>de</strong>fensa. Cfr. REYES ECHEANDÍA, Alonso, Ob. Cit., p. 165.<br />
61 Cfr. SUÁREZ- MIRA RODRIGUEZ, Carlos, Ob. Cit., p.225. Suárez- mira habla acerca <strong>de</strong> las agresiones<br />
<strong>de</strong> bagatelas o agresiones insignificantes y señala que sólo excepcionalmente, cuando la insignificancia <strong>de</strong> la<br />
agresión y la gravedad <strong>de</strong> las consecuencias <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa para el agresor resulten manifiestamente<br />
<strong>de</strong>sproporcionadas cabrá pensar en una limitación <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa y se cita el caso <strong>de</strong>l paralítico, el<br />
cual no estaría justificado; Cfr. HURTADO POZO, José, Ob. Cit., p. 537.<br />
62 REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 2011. [ubicado el 20.IV.2011]. Obtenido en <strong>Ver</strong> Web Site:<br />
http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=PROVOCAR<br />
63 Cfr. HURTADO POZO, Percy. Ob. Cit., p. 541.<br />
64 Cfr. REYES ECHEANDÍA, Alonso, Ob. Cit., p. 130.<br />
65 Cfr. BACIGALUPO, Enrique, Ob. Cit., p. 355. Señala que la provocación <strong>de</strong>be ser suficiente, dicha<br />
condición permite excluir la <strong>de</strong>fensa completa en los casos <strong>de</strong> provocación realizados por ebrios, enfermos<br />
mentales, niños, etc., pues en dichas situaciones en innecesaria la ratificación <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n jurídico.<br />
66 Ibí<strong>de</strong>m, p. 132.<br />
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cualidad, podría ocasionar notorias injusticias ante las <strong>de</strong>sproporcionadas y <strong>de</strong>smedidas reacciones<br />
<strong>de</strong>l provocado, tal como lo explica Sisco “una palabra, normalmente no pue<strong>de</strong> justificar un violento<br />
ataque a la vida <strong>de</strong>l que la pronunció y si el ataque se produce, no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> justificarse la<br />
<strong>de</strong>fensa privada. Si así no fuere, las menores expresiones <strong>de</strong> palabras o los gestos (…) autorizarían<br />
la agresión <strong>de</strong>l provocado, y pondrían al provocante en el dilema <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarse matar o <strong>de</strong> cometer un<br />
homicidio” 67 .<br />
De igual modo, se requiere que exista inmediatez entre la provocación y la reacción <strong>de</strong>l<br />
ofendido, es <strong>de</strong>cir, que entre la provocación y la agresión, no exista un intervalo <strong>de</strong> tiempo<br />
significativo o solución <strong>de</strong> continuidad, pues ello conllevaría a que la provocación pierda su efecto,<br />
y la actitud <strong>de</strong>l agresor se torne más bien en una venganza o acto injusto 68 .<br />
III.- CASO FRANCISCO ARCE<br />
Frecuentemente se ven casos en los que concurre la legítima <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> bienes invaluables<br />
como la vida e integridad sexual, corporal, entre otros, en los que no existe mayor complicación<br />
para aceptar la legítima <strong>de</strong>fensa y <strong>de</strong>clarar la conducta <strong>de</strong>fensiva conforme a <strong>de</strong>recho.<br />
Sin embargo, merecen especial atención -por su complejidad- los casos <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong><br />
bienes patrimoniales en los que el <strong>de</strong>sarrollo jurispru<strong>de</strong>ncial todavía es exiguo. Así, no existe aún<br />
un criterio unívoco sobre los límites <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa en dichas circunstancias, siendo por ejemplo<br />
sumamente cuestionado si ante una agresión al patrimonio pue<strong>de</strong> ejercerse una reacción <strong>de</strong>fensiva<br />
que llegue a lesionar e incluso a acabar con la vida <strong>de</strong> quien provocó la <strong>de</strong>fensa, surgiendo entonces<br />
las interrogantes <strong>de</strong> si ¿Sería lícita la <strong>de</strong>fensa? o ¿Se configura la eximente completa?.<br />
67 SISCO, Luis P. La Defensa Justa. Estudio Doctrinario, Legal y Jurispru<strong>de</strong>ncial sobre la Legítima<br />
Defensa, Buenos Aires, Editorial El ateneo, 1949, p. 216; en igual sentido, Mesa Velásquez, quien es citado<br />
por Reyes Echeandía, señala que en el caso <strong>de</strong> que la provocación sea leve e insuficiente para justificar la<br />
reacción violenta y peligrosa <strong>de</strong>l provocado, se pue<strong>de</strong> justificar la conducta <strong>de</strong>l provocador (quien actuaría en<br />
legítima <strong>de</strong>fensa). De igual forma Romero Soto opina que “mientras la provocación no constituya en sí un<br />
ataque o sea <strong>de</strong> tal intensidad que pueda, por su propia fuerza, poner en movimiento al provocado, y si,<br />
a<strong>de</strong>más, en este último caso, no está dirigida a ese fin, da lugar a la legitima <strong>de</strong>fensa”. Cfr. REYES<br />
ECHEANDÍA, Alonso, Ob. Cit., p. 132; asimismo Jescheck consi<strong>de</strong>ra que no pue<strong>de</strong> negarse completamente<br />
al provocador el <strong>de</strong>recho a la legítima <strong>de</strong>fensa sino tan sólo exigirle que omita la agresión incluso a costa <strong>de</strong><br />
una lesión corporal leve, pero en el caso que le sea imposible su elusión entonces el provocador también<br />
pue<strong>de</strong> ejercitar la legítima <strong>de</strong>fensa, porque el Derecho no pue<strong>de</strong> colocarlo en una situación sin salida en la que<br />
tenga que elegir entre la renuncia a su integridad corporal y a su vida sin <strong>de</strong>fensa alguna o tener que sufrir la<br />
imposición <strong>de</strong> una pena.. Cfr. JESCHECK, Hans Heinrich y WEIGEND, Thomas. Ob. Cit., p. 368.<br />
68 Cfr. SISCO, Ob. Cit., p. 211- 212.<br />
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Creció aún más el interés por <strong>de</strong>sarrollar esta problemática, cuando el 25 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 2011<br />
se produjo en horas <strong>de</strong> la noche, un asalto al empleado <strong>de</strong>l Ministerio <strong>de</strong>l Ambiente, el funcionario<br />
Francisco Arce, quien al salir <strong>de</strong> las instalaciones <strong>de</strong> su trabajo, fue abordado por un sujeto llamado<br />
Samy Mayorga Murga, quien intentó arrebatarle su laptop. En el forcejeo el funcionario público<br />
hizo uso <strong>de</strong> su arma disparándole en el rostro al hampón, quien murió <strong>de</strong>sangrado, mientras que su<br />
cómplice que lo esperaba a bordo <strong>de</strong> una moto se dio a la fuga. Cabe añadir que la policía luego<br />
señaló que el fallecido a<strong>de</strong>más estaba armado y tenía antece<strong>de</strong>ntes por robo, por lo que se aseveró<br />
que el funcionario actuó en <strong>de</strong>fensa propia 69 .<br />
Así <strong>de</strong>scrito el caso, cabe preguntarse si concurre o no la legítima <strong>de</strong>fensa. En este sentido<br />
y luego <strong>de</strong> un análisis reflexivo <strong>de</strong>l caso, se consi<strong>de</strong>ra que efectivamente sí concurre la causa <strong>de</strong><br />
justificación <strong>de</strong> legítima <strong>de</strong>fensa pero en calidad <strong>de</strong> incompleta, siendo aplicable el artículo 21 <strong>de</strong>l<br />
Código Penal, con una atenuación <strong>de</strong> la pena por la muerte <strong>de</strong>l sujeto. Ahora bien, correspon<strong>de</strong><br />
explicar esta respuesta.<br />
Conforme a lo <strong>de</strong>sarrollado sobre dicha eximente y sus elementos, se tiene que para su<br />
configuración, es necesario la concurrencia <strong>de</strong> tres requisitos: la agresión actual e ilícita, la <strong>de</strong>fensa<br />
necesaria y racional y la falta <strong>de</strong> provocación suficiente. En lo concerniente al primer elemento “la<br />
agresión actual e ilícita”, no hay duda que el forcejeo <strong>de</strong>l asalto connotaba claramente una agresión<br />
actual (pues esta había iniciado y continuaba todavía) no era una agresión pasada o que aún no se<br />
concretaba, <strong>de</strong> igual forma se trataba <strong>de</strong> una agresión ilegítima, que contravenía la normativa penal,<br />
era un ataque antijurídico.<br />
En lo relativo al segundo elemento, la “falta <strong>de</strong> provocación suficiente”, <strong>de</strong>be señalarse que<br />
en el caso también concurre dicha condición, pues el funcionario Francisco Arce no había<br />
provocado o incitado <strong>de</strong> modo suficiente o grave a quien lo agredió, es <strong>de</strong>cir, no había realizado<br />
conducta alguna que colocara al ofendido en un estado <strong>de</strong> ira que lo eximiera <strong>de</strong> su reacción, y que<br />
justificara la agresión a su bien.<br />
Finalmente, y la condición que mayor dificultad nos ocasiona, es la valoración <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa<br />
necesaria y racional. En tanto a la “necesidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa”, <strong>de</strong>be reiterarse que la necesidad sólo<br />
se da cuando es contemporánea a la agresión, persistiendo mientras ésta dure, y siempre que sea la<br />
69 PERÚ 21. [ubicado el 10.IV.2011]. Obtenido en <strong>Ver</strong> Web Site: http://peru21.pe/impresa/noticia/mata-<br />
<strong>de</strong>fensa-propia/2011-03-26/300123<br />
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única vía posible para repelerla o impedirla, <strong>de</strong> este modo si el ataque era actual (como suce<strong>de</strong> en el<br />
presente caso pues el forcejeo continuaba) existía entonces la necesidad <strong>de</strong> repeler dicha agresión,<br />
por lo que la <strong>de</strong>fensa sí era necesaria.<br />
Superada la condición <strong>de</strong> la necesidad, es preciso discutir sobre la racionalidad <strong>de</strong> la<br />
<strong>de</strong>fensa. ¿Era racional <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse frente a un ataque a la propiedad con un disparo en la cara? Para<br />
<strong>de</strong>terminar la racionalidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa, como ya se indicó, <strong>de</strong>be evaluarse la proporcionalidad<br />
entre la intensidad <strong>de</strong>l ataque y el <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa. En este sentido, si se analiza la intensidad <strong>de</strong>l<br />
ataque, podrá establecerse que éste consistió en una agresión a través <strong>de</strong>l empleo <strong>de</strong> la fuerza que<br />
<strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nó en un forcejeo y que produjo un riesgo para la propiedad, mas no para la vida ni para<br />
la integridad corporal <strong>de</strong>l funcionario público (recuér<strong>de</strong>se que conforme a los datos policiales, el<br />
funcionario no sufrió daño alguno y el arma que supuestamente poseía el ladrón nunca se empleó).<br />
La intensidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa, por su parte, consistió en un disparo al rostro prácticamente a<br />
matar, por lo que pue<strong>de</strong> inferirse que en este caso se <strong>de</strong>fendió la propiedad utilizando el medio más<br />
grave y lesivo, cuando se tuvo la posibilidad <strong>de</strong> disparar a los pies o a otra zona <strong>de</strong>l cuerpo que no le<br />
produjera irremediablemente la muerte al ofensor, opción que no fue elegida por el funcionario<br />
público.<br />
De esta forma, pue<strong>de</strong> señalarse que no existió una proporción lesiva entre la agresión y la<br />
<strong>de</strong>fensa, sino más bien una <strong>de</strong>sproporción evi<strong>de</strong>nte frente a un ataque en el que se empleó<br />
únicamente la fuerza a efectos <strong>de</strong> <strong>de</strong>spojar <strong>de</strong> su patrimonio al propietario, quien reaccionó <strong>de</strong><br />
manera <strong>de</strong>smedida con un disparo mortal. Una magnitud <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa que <strong>de</strong>nota irracionalidad.<br />
Por tanto, si bien el empleo <strong>de</strong>l arma por parte <strong>de</strong>l funcionario fue necesario, pues no<br />
disponía en aquel momento <strong>de</strong> otro medio menos lesivo para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse, no obstante el ejercicio <strong>de</strong><br />
la <strong>de</strong>fensa no fue racional, pues al emplear el arma, intentó finiquitar el peligro en un solo intento,<br />
utilizando el medio más grave y lesivo, un certero disparo en la cabeza, que no sólo reducía a su<br />
atacante sino que a<strong>de</strong>más acababa inexorablemente con la vida <strong>de</strong> éste, cuando pudo haber<br />
disparado a otra zona menos comprometedora <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>l sujeto, y lograr así una efectiva e<br />
idónea reducción <strong>de</strong> su agresor.<br />
Al respecto, Zaffaroni explica que cuando se plantea la cuestión <strong>de</strong> la admisibilidad <strong>de</strong> la<br />
muerte en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> bienes patrimoniales, la solución no surge <strong>de</strong> una pon<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> males<br />
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entendidos como bienes jurídicos en abstracto (ni <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos subjetivos en igual forma), sino que<br />
la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser legítima cuando el empleo <strong>de</strong>l medio necesario para evitar el resultado tiene<br />
por efecto la producción <strong>de</strong> un resultado lesivo concreto que, por inusitada y escandalosa<br />
<strong>de</strong>sproporción respecto <strong>de</strong> la agresión provoque más inseguridad jurídica que la agresión misma, no<br />
existiendo ningún or<strong>de</strong>n jurídico que admita un individualismo tal que lleve la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> los<br />
<strong>de</strong>rechos hasta el extremo <strong>de</strong> hacer insostenible la coexistencia 70 .<br />
A modo <strong>de</strong> ejemplo, recuér<strong>de</strong>se el muy citado caso <strong>de</strong>l paralítico, quien hace uso <strong>de</strong> su<br />
escopeta, al sólo tener dicha arma a su alcance, no disponiendo <strong>de</strong> ningún otro medio para evitar<br />
que un niño se apo<strong>de</strong>re <strong>de</strong> una manzana 71 , en dicho supuesto el mencionado jurista argentino<br />
mantiene que su hecho será antijurídico, no porque el bien jurídico vida sea <strong>de</strong> superior jerarquía<br />
que el bien jurídico propiedad, sino porque el or<strong>de</strong>n jurídico no pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar conforme al<br />
<strong>de</strong>recho que para evitar una lesión <strong>de</strong> tan pequeña dimensión se acuda a un medio que, pese a ser<br />
necesario por ser el único disponible, sea tan consi<strong>de</strong>rablemente lesivo como un disparo mortal <strong>de</strong><br />
arma <strong>de</strong> fuego 72 . De igual manera, quien fusila al que le hurta la cartera con una ínfima suma <strong>de</strong><br />
dinero no se <strong>de</strong>fien<strong>de</strong> legítimamente, porque la <strong>de</strong>fensa es tan evi<strong>de</strong>ntemente <strong>de</strong>sproporcionada que<br />
genera un conflicto <strong>de</strong> mayor magnitud al que se provocó originalmente, lo que excluye su<br />
legitimidad aunque el medio fuese el único disponible 73 . Así en este caso y en otros similares, la<br />
acción <strong>de</strong> disparar es necesaria, porque no existe otra menos lesiva para evitar el resultado, pero no<br />
“racional” 74 .<br />
Recuér<strong>de</strong>se que en el supuesto <strong>de</strong>l disparo a matar, la doctrina insiste que éste sólo se<br />
admite, cuando para la protección <strong>de</strong>l bien jurídico amenazado no baste <strong>de</strong>jar fuera <strong>de</strong> combate al<br />
agresor, como suce<strong>de</strong> en los casos <strong>de</strong> terrorismo y toma <strong>de</strong> rehenes 75 ,<br />
Significativa es la opinión <strong>de</strong> Hurtado Pozo, quien sostiene que si hay <strong>de</strong>sproporción<br />
extrema, por un lado entre el valor <strong>de</strong> los bienes jurídicos en conflicto y, por otro lado, entre el<br />
ataque y la <strong>de</strong>fensa, esto provoca que la reacción <strong>de</strong>l agredido sea superflua y también irracional por<br />
no ser justa 76 , lo cual no suce<strong>de</strong> en el caso <strong>de</strong> que se trate <strong>de</strong> bienes jurídicos individuales que<br />
70 Cfr. ZAFFARONI, Eugenio Raúl, Derecho Penal…, ed.cit.., p. 613.<br />
71 Cfr. VELÁSQUEZ VELÁSQUEZ, Fernando, Ob. Cit.,p.376.<br />
72 Cfr. ZAFFARONI, Eugenio Raúl, Tratado..., ed.cit., p. 591.<br />
73 Cfr. ZAFFARONI, Eugenio Raúl, Derecho Penal…, ed.cit.., p. 615.<br />
74 Cfr. ZAFFARONI, Eugenio Raúl, Tratado <strong>de</strong> Derecho Penal, p. 591.<br />
75 Cfr. JESCHECK, Hans Heinrich y WEIGEND, Thomas. Ob. Cit., p. 368 -369;<br />
76 Cfr. HURTADO POZO, José, Ob. Cit., p. 537.<br />
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pue<strong>de</strong>n ser <strong>de</strong>fendidos aun en <strong>de</strong>trimento <strong>de</strong> bienes jurídicos más importantes <strong>de</strong>l agresor, así por<br />
ejemplo, en el caso <strong>de</strong> una joven que es atacada sexualmente, ésta pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse lesionando o<br />
causando incluso la muerte a su violador a fin proteger su libertad sexual, asimismo quien es<br />
víctima <strong>de</strong> un robo, pue<strong>de</strong> lesionar al ladrón para evitar la sustracción <strong>de</strong> un bien <strong>de</strong> su propiedad<br />
(cabe resaltar que en este supuesto no se menciona el disparo a matar) 77 .<br />
En este sentido, <strong>de</strong> acuerdo con la posición <strong>de</strong> los juristas mencionados, consi<strong>de</strong>ro que la<br />
admisibilidad <strong>de</strong> la muerte en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> bienes patrimoniales, tiene ciertamente límites, los que<br />
provienen <strong>de</strong>l requisito <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa necesaria y racional, <strong>de</strong> este modo, no se admiten los casos en<br />
los que existe una escandalosa <strong>de</strong>sproporción <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa respecto a la agresión, tal como sucedió<br />
en el supuesto comentado.<br />
Por último, <strong>de</strong>be precisarse, que son pocos los datos específicos que tenemos aún sobre el<br />
caso <strong>de</strong> Francisco Arce, por lo que las conclusiones a las que se hayan arribado en el presente<br />
trabajo, son producto <strong>de</strong> lo que hasta ahora se conoce <strong>de</strong> la investigación. Investigación que aún está<br />
en curso.<br />
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