08.09.2013 Views

Ver PDF - Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo

Ver PDF - Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo

Ver PDF - Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Revista <strong>de</strong> Investigación Jurídica<br />

IUS Doctrina<br />

¿Legítima <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> bienes patrimoniales?:<br />

Caso Francisco Arce “el robo <strong>de</strong> la laptop” 1<br />

SUMARIO<br />

Rocci Ben<strong>de</strong>zú Barnuevo 2<br />

I.- Introducción. II.- Legítima <strong>de</strong>fensa. 2.1. La agresión actual e ilegítima. 2.2. La <strong>de</strong>fensa<br />

necesaria y racional. 2.3. La falta <strong>de</strong> provocación suficiente. III.- Caso Francisco Arce<br />

RESUMEN<br />

La legítima <strong>de</strong>fensa es una causa <strong>de</strong> justificación que legitima una ataque a un bien jurídico<br />

protegido penalmente, sin embargo para que dicho se encuentre permitido es necesaria la<br />

concurrencia <strong>de</strong> tres requisitos, estos son, la agresión actual, legítima y real, la falta <strong>de</strong> provocación<br />

suficiente y la necesidad y racionalidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa. Es la racionalidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa, el elemento<br />

que a veces no es valorado correctamente, y cuya ausencia conlleva a la <strong>de</strong>saparición <strong>de</strong> la legítima<br />

<strong>de</strong>fensa.<br />

PALABRAS CLAVES<br />

Agresión, racionalidad, necesidad, provocación suficiente, causa <strong>de</strong> justificación.<br />

I.- INTRODUCCIÓN<br />

No cabe duda que la consagración legal <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa en nuestro Or<strong>de</strong>namiento<br />

Jurídico, pese a la indiscutible existencia natural <strong>de</strong> la permisión <strong>de</strong> una reacción frente a una<br />

agresión injusta, sólo surgió luego <strong>de</strong> una paulatina evolución cultural y jurídica 3 .<br />

Actualmente no se discute la naturaleza <strong>de</strong> la legítima <strong>de</strong>fensa y existe unanimidad al<br />

consi<strong>de</strong>rar que estamos frente a una causa <strong>de</strong> justificación que actúa en el rubro <strong>de</strong> la<br />

Antijuridicidad. Asimismo, y pese a existir un arduo <strong>de</strong>sarrollo en la doctrina sobre dicha causa <strong>de</strong><br />

1<br />

Publicado el 23 <strong>de</strong> Mayo <strong>de</strong> 2011 en la Revista Gaceta Penal & Procesal Penal, Información especializada<br />

para abogados y jueces.<br />

2<br />

Abogada por la <strong>Universidad</strong> <strong>Católica</strong> <strong>Santo</strong> <strong>Toribio</strong> <strong>de</strong> <strong>Mogrovejo</strong>. Profesora <strong>de</strong> Derecho Penal en la misma<br />

Casa <strong>de</strong> Estudios.<br />

3<br />

Cfr. REYES ECHEANDÍA, Alfonso, Antijuridicidad, Cuarta edición, Bogotá, Editorial Temis, 1999, p. 98-<br />

99.<br />

ISSN2222-9655 Volumen II<br />

Página 1


IUS Doctrina - Rocci Ben<strong>de</strong>zú Barnuevo<br />

justificación, su tratamiento en nuestra jurispru<strong>de</strong>ncia es aún precario, <strong>de</strong>spertando singular interés<br />

los casos <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> bienes patrimoniales, así como la i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> los límites <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa<br />

en dichos supuestos.<br />

Por esta razón, el presente artículo tiene como objetivo <strong>de</strong>sarrollar la legítima <strong>de</strong>fensa, sus<br />

requisitos, poniendo especial énfasis en los casos <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> bienes patrimoniales, y haciendo un<br />

breve comentario al reciente caso <strong>de</strong> Francisco Arce en el famoso robo frustrado <strong>de</strong> la laptop, que<br />

trajo como consecuencia la muerte <strong>de</strong>l asaltante.<br />

II.- LEGÍTIMA DEFENSA<br />

Diversas son las <strong>de</strong>finiciones que existen acerca <strong>de</strong> la legítima <strong>de</strong>fensa 4 , sin embargo entre<br />

las más <strong>de</strong>stacadas figura la esbozada por Jiménez <strong>de</strong> Asúa, quien señala que la legítima <strong>de</strong>fensa es<br />

“la repulsa <strong>de</strong> la agresión ilegítima, actual o inminente, por el atacado o tercera persona, contra el<br />

agresor, sin traspasar la necesidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa y <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la racional proporción <strong>de</strong> los medios<br />

empleados para impedirla o repelerla” 5 . De igual modo, otra <strong>de</strong>finición que cabe resaltar es la<br />

aportada por Gunther Jakobs quien la <strong>de</strong>fine como “la <strong>de</strong>fensa que resulta necesaria para apartar <strong>de</strong><br />

uno mismo o <strong>de</strong> otro una agresión actual y antijurídica” 6 .<br />

Por otro lado, existe consenso en la doctrina que la naturaleza jurídica <strong>de</strong> la legítima<br />

<strong>de</strong>fensa es la <strong>de</strong> ser una causa <strong>de</strong> justificación, pese a que antiguamente se le entendió como una<br />

causa <strong>de</strong> inculpabilidad 7 . Asimismo, se <strong>de</strong>staca el carácter subsidiario <strong>de</strong> esta causa <strong>de</strong> justificación,<br />

el que se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong> la necesidad, es <strong>de</strong>cir, cuando el or<strong>de</strong>n jurídico no pue<strong>de</strong> acudir <strong>de</strong> otra<br />

forma en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> los bienes agredidos, se permite que esa <strong>de</strong>fensa la lleve a cabo el titular o un<br />

tercero 8 .<br />

4 Según SOLER la legítima <strong>de</strong>fensa es la reacción necesaria contra una agresión injusta, actual o inminente y<br />

no provocada. Cfr. SOLER, Sebastián, Derecho penal argentino. Tomo I, Cuarta edición, Buenos Aires,<br />

Editorial Tipográfica Editora Argentina, 1983, p. 402.<br />

5 JIMENEZ DE ASUA, Luis, Teoría <strong>de</strong>l Delito, Tercera edición, México, Editorial Jurídica Universitaria,<br />

2003, p. 199.<br />

6 Cfr. JAKOBS, Gunther, Derecho Penal. Parte General, Madrid, Segunda edición, Ediciones Jurídicas<br />

Marcial Pons, 1997, p. 457.<br />

7 Cfr. VELÁSQUEZ VELÁSQUEZ, Fernando, Manual <strong>de</strong> Derecho Penal. Parte General, Segunda edición,<br />

Bogotá, Editorial Temis, 2004, p. 368.<br />

8 Cfr. ZAFFARONI, Eugenio, Tratado <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho penal. Parte General III, Buenos Aires, Editorial Ediar,<br />

1999, p. 589.<br />

ISSN2222-9655 Volumen II<br />

Página 2


IUS Revista <strong>de</strong> Investigación Jurídica - Doctrina<br />

De igual forma, la doctrina concuerda en que la legítima <strong>de</strong>fensa posee un doble<br />

fundamento, uno <strong>de</strong> carácter individual y otro social. El primero, consistente en la necesidad <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r el bien jurídico o los <strong>de</strong>rechos subjetivos injustamente agredidos (principio <strong>de</strong> protección<br />

individual o <strong>de</strong> auto<strong>de</strong>fensa) y el segundo, <strong>de</strong> carácter social o supraindividual que consiste en la<br />

necesidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n jurídico (principio <strong>de</strong> mantenimiento <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n jurídico o <strong>de</strong>fensa<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho) 9 .<br />

Según el <strong>de</strong>recho penal peruano (Artículo 20 inciso 3 <strong>de</strong>l Código Penal), son requisitos <strong>de</strong><br />

la legítima <strong>de</strong>fensa: agresión ilegítima y actual, <strong>de</strong>fensa necesaria y racional, y la falta <strong>de</strong><br />

provocación suficiente.<br />

2.1.- La agresión actual e ilegítima<br />

En primer lugar, para la valoración <strong>de</strong> la legítima <strong>de</strong>fensa, es necesaria la existencia <strong>de</strong> una<br />

agresión. Pero ¿qué <strong>de</strong>be enten<strong>de</strong>rse por agresión? De acuerdo a la opinión mayoritaria 10 , la<br />

agresión es aquel ataque u ofensa, así como cualquier acometimiento o actitud <strong>de</strong> alguien para<br />

causar daño a otro.<br />

En este sentido, la agresión supone necesariamente un comportamiento humano lesivo <strong>de</strong><br />

intereses ajenos, por lo que al ser una acción, quedan excluidos <strong>de</strong> este concepto los ataques <strong>de</strong><br />

animales, los peligros provenientes <strong>de</strong> entes inanimados e incluso los eventos no constitutivos <strong>de</strong><br />

acción en sentido estricto tales como los sucesos provocados en estado <strong>de</strong> inconsciencia u otros, los<br />

cuales más bien se canalizarían en los casos <strong>de</strong> estado <strong>de</strong> necesidad 11 .<br />

9 Cfr. VELÁSQUEZ VELASQUEZ, Fernando, Ob. Cit., p.369; Cfr. VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe,<br />

Derecho Penal: Parte General, Lima, Editorial Grijley, 2006, p. 535<br />

10 Cfr. REYES ECHEANDÍA, Alfonso, Ob. Cit., p. 110; Cfr. SUAREZ- MIRA RODRIGUEZ, Carlos,<br />

Manual <strong>de</strong> Derecho Penal. Tomo I. Parte General, tercera edición, Editorial Thomson Civitas, 2005, p. 222;<br />

Cfr. MUÑOZ CONDE, Francisco, Teoría General <strong>de</strong>l <strong>de</strong>lito, Segunda edición, 2001, p. 78; Cfr. QUINTERO<br />

OLIVARES, Gonzalo, Parte General <strong>de</strong>l Derecho Penal, segunda edición, Editorial Thomson Aranzadi,<br />

2007, p. 496; Cfr. VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe, Ob. Cit., p. 537; Cfr. PALERMO, Omar, La<br />

Legítima <strong>de</strong>fensa. Una revisión normativista, Buenos Aires, Editorial Hammurabi, 2007, p. 298.<br />

11 Reyes Echeandía explica que en los casos <strong>de</strong> estado <strong>de</strong> inconsciencia o actos reflejos (por ejemplo en los<br />

casos <strong>de</strong>l sonámbulo o hipnotizado, <strong>de</strong>l epiléptico o <strong>de</strong> un operario que maneja una máquina <strong>de</strong> carga pesada<br />

y que sufre un ataque <strong>de</strong> lipotimia, produciendo daños) no es posible hablar <strong>de</strong> conducta, pues en principio el<br />

comportamiento implica una reacción biosíquica a un estímulo con participación <strong>de</strong> las esferas cognoscitiva,<br />

afectiva y volitiva <strong>de</strong> la personalidad, y los actos reflejos e inconscientes se exteriorizan sin la intervención <strong>de</strong><br />

dichas esferas, por lo que en los resultados producidos a través <strong>de</strong> un acto inconsciente o movimiento reflejo,<br />

en sentido jurídico no existe una conducta propiamente dicha, y si no existe una conducta, tampoco pue<strong>de</strong><br />

configurarse mucho menos una agresión. Sin embargo, esto tampoco conlleva a que ante un peligro inminente<br />

y grave originado por tales actos (actos ejecutados bajo un estado <strong>de</strong> inconsciencia o movimiento reflejo) no<br />

ISSN2222-9655 Volumen II<br />

Página 3


IUS Doctrina - Rocci Ben<strong>de</strong>zú Barnuevo<br />

Ahora bien, generalmente la agresión suele darse a través <strong>de</strong> un comportamiento comisivo o<br />

positivo, sin embargo nada impi<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar que pueda realizarse también a través <strong>de</strong> un<br />

comportamiento omisivo 12 , en este sentido Iglesias Ríos señala que “es posible repeler<br />

legítimamente la omisión si lesiona directamente o pone en peligro intereses jurídicos concretos” 13 ,<br />

esto es, cuando dañe, cree o aumente el riesgo para un bien jurídico amenazado, lo cual sólo suce<strong>de</strong><br />

en los casos <strong>de</strong> omisión impropia 14 .<br />

Es discutido a<strong>de</strong>más, si la legítima <strong>de</strong>fensa se limita solamente a los casos <strong>de</strong> agresión que<br />

recaen sobre bienes jurídicos individuales o también sobre bienes jurídicos colectivos 15 . Al<br />

respecto, resulta acertada la opinión <strong>de</strong> Hurtado Pozo, quien sostiene que la legítima <strong>de</strong>fensa no es<br />

posible respecto a bienes <strong>de</strong> la colectividad, a menos que la salvaguardia <strong>de</strong> un bien individual<br />

requiera su protección simultánea 16 .<br />

sea legítima la <strong>de</strong>fensa, sino que al igual que si se tratara <strong>de</strong> un ataque animal o <strong>de</strong> cosa inanimada se incluyen<br />

en la figura <strong>de</strong>l estado <strong>de</strong> necesidad. Cfr. REYES ECHEANDÍA, Alfonso. Ob. Cit., p. 110 y 120.<br />

12 . Cfr. BACIGALUPO, Enrique, Derecho Penal. Parte General, Lima, Ara editores, 2004, p. 347.<br />

13 IGLESIAS RÍOS, Miguel Ángel, Fundamentos y requisitos estructurales <strong>de</strong> la legítima <strong>de</strong>fensa.<br />

Consi<strong>de</strong>ración especial a las restricciones ético- sociales, Granada, Editorial Comares, 1999, p. 42; LUZÓN<br />

PEÑA, Diego Manuel, Aspectos esenciales <strong>de</strong> la legítima <strong>de</strong>fensa, Barcelona, Editorial Bosch, 1978, p. 160;<br />

igual opinión tiene Percy García Cavero para quien no existe impedimento para que la agresión se realice a<br />

través <strong>de</strong> una omisión, siempre que sea relevante penalmente, como en el caso <strong>de</strong> la madre que no alimenta al<br />

niño. Cfr. GARCÍA CAVERO, Percy, Lecciones <strong>de</strong> Derecho Penal, Lima, Editorial Grijley, 2008, p. 480;<br />

Cfr. SUAREZ-MIRA RODRÍGUEZ, Carlos, Ob. Cit., p.222.<br />

14 Esta opinión es compartida por diversos autores así tenemos: REYES ECHEANDÍA, Alonso, Ob. Cit., p.<br />

111; PALERMO, Omar, Ob. Cit., p. 309- 310. Así Omar Palermo señala que fuera <strong>de</strong> los supuestos <strong>de</strong> las<br />

omisiones impropias, se entien<strong>de</strong> que el resto <strong>de</strong> las omisiones antijurídicas no dan lugar a una situación <strong>de</strong><br />

legítima <strong>de</strong>fensa, sosteniendo que la doctrina dominante se muestra contraria a incluirlas en el concepto <strong>de</strong><br />

agresión, basándose en que el omitente no tiene el <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> evitar el resultado, así sería ina<strong>de</strong>cuado que en un<br />

caso necesario se pudiese matar a quien no quiere prestar socorro, por su parte consi<strong>de</strong>ra en estos casos contra<br />

quien es responsable <strong>de</strong> una omisión propia sólo es posible ejercer violencia o intimidación <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los<br />

límites <strong>de</strong>l estado <strong>de</strong> necesidad.<br />

15 Cfr. GARCÍA CAVERO, Percy, Ob. Cit., p. 481.<br />

16 Cfr. HURTADO POZO, José. Manual <strong>de</strong> Derecho Penal. Parte General I, Lima, Editorial Grijley, 2005,<br />

p. 532. Se agrega a<strong>de</strong>más que quien actúa en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> bienes colectivos o comunes podría recurrir al Estado<br />

<strong>de</strong> Necesidad para no ser sancionado; Cfr. GARCÍA CAVERO, Percy, Ob. Cit., p. 481. Por su parte García<br />

Cavero sostiene que no existe una razón para la exclusión <strong>de</strong> los bienes jurídicos supraindividuales o<br />

macrosociales, y en el caso <strong>de</strong> tratarse <strong>de</strong> bienes jurídicos difusos, es natural que cualquiera que forme parte<br />

<strong>de</strong>l grupo <strong>de</strong> personas afectadas difusamente por la agresión pueda oponer una legítima <strong>de</strong>fensa que impida la<br />

prosecución <strong>de</strong>l <strong>de</strong>lito. Asimismo señala que suce<strong>de</strong> lo mismo con los intereses estatales, en los cuales el<br />

particular podría ejercer una <strong>de</strong>fensa legítima a favor <strong>de</strong> los intereses <strong>de</strong>l estado (recordando que la legítima<br />

<strong>de</strong>fensa se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r intereses propios o <strong>de</strong> terceros), en este último supuesto Hurtado Pozo mantiene<br />

una posición singular, y señala que los ataques contra el Estado (como titular <strong>de</strong> la soberanía) no pue<strong>de</strong>n dar<br />

lugar a la legítima <strong>de</strong>fensa, salvo que los bienes jurídicos agredidos le pertenezcan en su condición <strong>de</strong> persona<br />

jurídica, así como es el caso <strong>de</strong>l patrimonio, en estos caso si se admite la legítima <strong>de</strong>fensa. Cfr. HURTADO<br />

POZO, José, Ob. Cit., p. 533. Similar opinión comparte BACIGALUPO, Enrique, Ob. Cit., p.348.<br />

ISSN2222-9655 Volumen II<br />

Página 4


ilegítimo.<br />

IUS Revista <strong>de</strong> Investigación Jurídica - Doctrina<br />

Asimismo, esta agresión <strong>de</strong>be reunir dos condiciones, <strong>de</strong>be tratarse <strong>de</strong> un ataque actual e<br />

a) Actualidad <strong>de</strong> la agresión.- “La agresión es actual mientras se está <strong>de</strong>sarrollando” 17 . Un<br />

concepto amplio <strong>de</strong> actualidad, permite compren<strong>de</strong>r tanto la agresión actual como la inminente 18 .<br />

Así tenemos que agresión actual es aquella que ya ha iniciado y no ha concluido aún,<br />

aquella que se concretó en daño real y continúa todavía 19 . Durante el tiempo que dure la agresión, la<br />

<strong>de</strong>fensa será legítima sino existe una solución <strong>de</strong> continuidad en el ataque, pues si cesa la actualidad<br />

<strong>de</strong> la agresión entonces la actitud <strong>de</strong>l agredido se convierte <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensiva a ofensiva 20 .<br />

Por agresión inminente, se entien<strong>de</strong> aquella que no ha comenzado aún, pero que se infiere<br />

<strong>de</strong> los gestos, amenazas, actitu<strong>de</strong>s, entre otros actos, que evi<strong>de</strong>ncien un daño inmediato o cercano a<br />

la persona 21 . Seguramente este es el tipo <strong>de</strong> agresión que mejor explica la reacción <strong>de</strong>fensiva, en<br />

tanto la víctima evita que el ataque se consume, pues <strong>de</strong> otro modo, quien espera a que la ofensa se<br />

produzca para respon<strong>de</strong>r a ella, posiblemente no tenga la oportunidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse 22 .<br />

b) Ilegitimidad <strong>de</strong> la agresión.- Según lo dispuesto en el artículo 20 inciso 3 literal a) <strong>de</strong>l<br />

Código Penal, se exige que la agresión sea ilegítima, esto es, que se trate <strong>de</strong> una agresión contraria<br />

al or<strong>de</strong>n jurídico 23 .<br />

17 BACIGALUPO, Enrique, Ob. Cit., p. 350.<br />

18 Cfr. REYES ECHEANDÍA, Alonso, Ob. Cit., p. 112.<br />

19 Cfr. VELÁSQUEZ VELÁSQUEZ, Fernando, Ob. Cit., p. 370.<br />

20 Cfr. REYES ECHEANDÍA, Alonso, Ob. Cit., p. 112.<br />

21 Cfr. VELÁSQUEZ VELÁSQUEZ, Fernando, Ob. Cit., p. 370.<br />

22 Cfr. REYES ECHEANDÍA, Alonso, Ob. Cit., p. 113- 115. Asimismo Reyes Echeandía señala que para que<br />

exista una agresión inminente basta un acto formal <strong>de</strong> iniciación <strong>de</strong>l ataque, que pue<strong>de</strong> ser extraer arma <strong>de</strong><br />

fuego, empuñar un machete, abalanzarse cuchillo en mano. La agresión inminente tampoco <strong>de</strong>be confundirse<br />

con las amenazas <strong>de</strong> ataques futuros, así es totalmente legítima la reacción frente a amenazas directas y<br />

personales que evi<strong>de</strong>ncian un seguro ataque, dado que sería muy injusto exigir al amenazado que espere<br />

in<strong>de</strong>fenso el momento en que la amenaza avisada se convierte en una agresión real. Por el contrario, no<br />

suce<strong>de</strong> lo mismo cuando ante el anuncio <strong>de</strong> una amenaza, yo me preparo no sólo para oponerme o resistir sino<br />

que, listo para actuar, busco eliminar toda la posibilidad <strong>de</strong> agresión; en este caso no actuó en legítima<br />

<strong>de</strong>fensa pues no respondo a una agresión inminente, sino ante una amenaza <strong>de</strong> ataque futuro, que pudo luego<br />

<strong>de</strong>saparecer <strong>de</strong> la mente <strong>de</strong> quien expresó la amenaza, en este sentido en la jurispru<strong>de</strong>ncia colombiana se<br />

señala “que una cosa es aceptar una pelea o buscar la ocasión <strong>de</strong> que se <strong>de</strong>sarrolle y otra muy distinta, estar<br />

apercibido para el caso <strong>de</strong> que la agresión se presente. Con lo primero pier<strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa una característica<br />

esencial para su legitimidad, como es la inminencia o lo inevitable <strong>de</strong>l ataque, pero ningún precepto <strong>de</strong> moral<br />

o <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho prohíbe estar listo para la propia tutela, es más, una elemental pru<strong>de</strong>ncia aconseja a quien teme<br />

peligros precaverse a tiempo y eficazmente contra ellos”.<br />

23 En opinión <strong>de</strong> Hurtado Pozo, pese a que el texto legal haga referencia a la “ilegitimidad” para consi<strong>de</strong>rar la<br />

agresión, es conveniente enten<strong>de</strong>rlo en el sentido <strong>de</strong> lo ilícito (injusto), y no solo atendiendo a su no<br />

ISSN2222-9655 Volumen II<br />

Página 5


IUS Doctrina - Rocci Ben<strong>de</strong>zú Barnuevo<br />

Al respecto, es preciso establecer, si la contrariedad al Derecho, <strong>de</strong>be referirse a la<br />

inobservancia <strong>de</strong> una prohibición general o en cambio a una proscripción estrictamente penal. En<br />

opinión <strong>de</strong> García Cavero <strong>de</strong>be tratarse <strong>de</strong> una agresión contraria a la normativa penal 24 , en este<br />

sentido no podrá consi<strong>de</strong>rarse agresión ilegítima las simples infracciones <strong>de</strong> <strong>de</strong>beres <strong>de</strong> cuidado que<br />

no crean un riesgo penalmente prohibido, sin perjuicio <strong>de</strong> que en tales supuestos el afectado pueda<br />

recurrir a vía civil u otras opciones brindadas por el Or<strong>de</strong>n Jurídico 25 . Debe agregarse, que esta<br />

acción agresiva pue<strong>de</strong> ser culpable o no 26 .<br />

conformidad con las normas, y es que lo ilícito (antijurídico) significa contrario a todo el Or<strong>de</strong>namiento<br />

Jurídico y no sólo a la leyes en sentido estricto. Cfr. HURTADO POZO, José, Ob. Cit., p. 527.<br />

24 Cfr. GARCÍA CAVERO, Percy, Ob. Cit., p. 480.<br />

25 Opinión discrepante es la que mantiene Reyes Echeandía, quien plantea la interrogante <strong>de</strong> ¿si es necesario<br />

que la agresión constituya <strong>de</strong>lito o contravención o pue<strong>de</strong> concretarse en otro comportamiento diverso? Al<br />

respecto, dicho jurista sostiene que en cualquiera <strong>de</strong> dichas formas pue<strong>de</strong> darse la agresión, así si bien, lo más<br />

común y usual es que la agresión configure <strong>de</strong>lito, y que se trate por en<strong>de</strong> <strong>de</strong> una acción contraria a la<br />

normativa penal (por ejemplo cuando Pedro ataca a Juan y lo lesiona con arma blanca) o contravención a otro<br />

tipo <strong>de</strong> norma (V.g. Pedro golpea a Juan sin causarle lesión que <strong>de</strong>je secuela <strong>de</strong> incapacidad); no obstante no<br />

pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>scartarse tampoco los casos <strong>de</strong> comportamientos agresivos atípicos, como el <strong>de</strong> quien intenta<br />

suicidarse (la agresión se dirige contra sí mismo) y un sujeto lo impi<strong>de</strong> a través <strong>de</strong> un golpe que lo <strong>de</strong>ja<br />

momentáneamente inconsciente, <strong>de</strong> igual modo suce<strong>de</strong> en el supuesto <strong>de</strong> un enfermo contagioso que se niega<br />

retirarse <strong>de</strong>l recinto don<strong>de</strong> se encuentran otras personas a quienes podría, contagiar y es arrojado allí por la<br />

fuerza, así Reyes Echeandía señala finalmente que lo que importa es que la agresión sea contraria a un interés<br />

legítimo y que con ella se cause daño a otro sin tener <strong>de</strong>recho a ocasionarlo. Cfr. REYES ECHEANDÍA,<br />

Alfonso. Ob. Cit., p.116.<br />

26 En este sentido Hurtado Pozo señala que mediante la legítima <strong>de</strong>fensa se busca reafirmar el or<strong>de</strong>n jurídico<br />

ante el acto ilícito y no sólo respecto a un comportamiento culpable, así consi<strong>de</strong>ra que no es correcta la<br />

opinión <strong>de</strong> Manzini quien señala que es preciso que la agresión provenga <strong>de</strong> un sujeto capaz, dotado <strong>de</strong><br />

discernimiento idóneo para compren<strong>de</strong>r el carácter antijurídico <strong>de</strong> su comportamiento. Así sostiene el<br />

mencionado jurista que este tipo <strong>de</strong> características personales <strong>de</strong>l agresor (ya se trate por ejemplo <strong>de</strong> un<br />

“sordomudo”, “imbécil” o “agresivo”) <strong>de</strong>ben ser consi<strong>de</strong>rados al juzgarse la proporcionalidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa,<br />

<strong>de</strong>bido a que también los comportamientos no culpables perturban el or<strong>de</strong>n jurídico y la legítima <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>be<br />

admitirse porque su fin es el <strong>de</strong> <strong>de</strong>scartar esta perturbación. Cfr. HURTADO POZO, José, Ob. Cit., p. 528-<br />

529; opinión similar tiene Reyes Echeandía, quien señala que en los casos <strong>de</strong> comportamientos agresivos que<br />

provengan <strong>de</strong> un inimputable (ya sea menor <strong>de</strong> edad, enfermo mental o intoxicado), sí se trata <strong>de</strong> agresiones<br />

ilegítimas, contra ellas cabe reacciones legítimas (esto es, cabe legítima <strong>de</strong>fensa), sosteniendo que quienes<br />

señalan lo contrario parten <strong>de</strong>l supuesto equivocado <strong>de</strong> que la injusticia <strong>de</strong> la ofensa requiere conciencia <strong>de</strong> su<br />

ilicitud <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> quien actúa, olvidando que esta es una exigencia propia <strong>de</strong> la culpabilidad, que nada tiene<br />

que ver con las causas <strong>de</strong> justificación, <strong>de</strong> este modo el hecho <strong>de</strong> que el sujeto no sea consciente <strong>de</strong> la ilicitud<br />

<strong>de</strong> su agresión, no hace <strong>de</strong>saparecer la ilicitud, pues ella existe o no existe sin necesidad <strong>de</strong> cualquier<br />

consi<strong>de</strong>ración personal. Por tanto, la <strong>de</strong>fensa se legitima contra cualquier persona que ataque sin <strong>de</strong>recho,<br />

tenga o no ella conciencia <strong>de</strong> la ilicitud sus actos, pues la injusticia <strong>de</strong> la ofensa <strong>de</strong>be apreciarse objetivamente<br />

y no en consi<strong>de</strong>ración al sujeto que la realiza (Tal como afirma, Meza Velásquez, quien es citado en el libro<br />

<strong>de</strong> Reyes Echeandía). De este modo, la agresión ilícita o ilegítima <strong>de</strong> un enfermo mental, <strong>de</strong> un menor u otro<br />

inimputable, sí permiten el ejercicio <strong>de</strong> la legítima <strong>de</strong>fensa necesaria y racional. Cfr. REYES ECHEANDÍA,<br />

Alfonso, Ob. Cit., p. 118-119.<br />

ISSN2222-9655 Volumen II<br />

Página 6


IUS Revista <strong>de</strong> Investigación Jurídica - Doctrina<br />

2.2. La <strong>de</strong>fensa necesaria y racional<br />

En opinión <strong>de</strong> Hurtado Pozo, la redacción <strong>de</strong>fectuosa <strong>de</strong> la disposición legal (entiéndase<br />

Art. 20 inc. 3 <strong>de</strong>l Código Penal) pue<strong>de</strong> llevar a pensar que el segundo elemento <strong>de</strong> la legítima<br />

<strong>de</strong>fensa está relacionado sólo con el medio empleado, sin embargo en realidad se refiere a la<br />

<strong>de</strong>fensa contra la agresión ilícita 27 .<br />

Pero ¿qué es la <strong>de</strong>fensa? Jiménez <strong>de</strong> Asúa señala que “la <strong>de</strong>fensa es la repulsa violenta<br />

contra la agresión” 28 . Por <strong>de</strong>fensa ha <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rse cualquier acción que tien<strong>de</strong> a repeler, atenuar o<br />

eliminar el peligro para el <strong>de</strong>recho afectado y se dirige contra la persona <strong>de</strong>l agresor que generó el<br />

peligro 29 . Asimismo es una opinión unánime en la doctrina que la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>be reunir dos<br />

criterios, estos son: la necesidad y la racionalidad, los que operan a<strong>de</strong>más como límites.<br />

a) Necesidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa.- La acción <strong>de</strong>fensiva sólo está justificada cuando resulta<br />

necesaria para repeler el ataque 30 . Esta necesidad sólo se da cuando es contemporánea a la agresión,<br />

persistiendo mientras ésta dure, y siempre que sea la única vía posible para repelerla o impedirla<br />

(idoneidad) 31 . De igual modo, Quintero Olivares consi<strong>de</strong>ra que la <strong>de</strong>fensa es necesaria cuando<br />

resulta “como consecuencia <strong>de</strong> una situación <strong>de</strong> necesidad <strong>de</strong>fensiva, frente a lo cual el Derecho,<br />

por no po<strong>de</strong>r permitir el sacrificio <strong>de</strong>l agredido y por su misma necesidad <strong>de</strong> afirmarse, valorará la<br />

reacción <strong>de</strong>fensiva como la única vía posible (…) Por ello no se admite necesidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa ni<br />

frente a agresiones aún no producidas ni frente a agresiones ya consumadas, pues, en este último<br />

caso, sería simplemente una venganza” 32 .<br />

27<br />

Cfr. HURTADO POZO, José, Ob. Cit., p. 533.<br />

28<br />

JIMENEZ DE ASUA, Luis, Ob. Cit., p. 223. Dicho jurista menciona a<strong>de</strong>más que esta repulsa violenta<br />

pue<strong>de</strong> asumir formas tan variadas como las <strong>de</strong>l ataque que la motiva, en este sentido cita a Otker, quien<br />

sostiene que pue<strong>de</strong> asumir aspectos <strong>de</strong> violencia física o moral que se manifiestan generalmente en dominar al<br />

agresor, incluso mediante fuerza que lesione su integridad corporal, heridas, muerte o simplemente<br />

inutilizando sus medios <strong>de</strong> ataque.<br />

29<br />

Cfr. REYES ECHEANDÍA, Alonso, Ob. Cit., p. 157.<br />

30<br />

Cfr. JESCHECK, Hans Heinrich y WEIGEND, Thomas, Tratado <strong>de</strong> Derecho Penal. Parte General,<br />

Granada, Editorial Comares, 2002, p. 368.<br />

31<br />

Cfr. MUÑOZ CONDE, Francisco, Ob. Cit., p. 330.<br />

32<br />

Cfr. QUINTERO OLIVARES, Gonzalo, Ob. Cit., p. 507.<br />

ISSN2222-9655 Volumen II<br />

Página 7


IUS Doctrina - Rocci Ben<strong>de</strong>zú Barnuevo<br />

Se señala asimismo que este juicio <strong>de</strong> necesidad está condicionado por los fundamentos <strong>de</strong><br />

la legítima <strong>de</strong>fensa, estos son, “el <strong>de</strong>recho no <strong>de</strong>be ce<strong>de</strong>r ante lo injusto” y la “ratificación <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n<br />

jurídico” 33 .<br />

De igual modo, se ha puesto <strong>de</strong> relieve que la necesidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>be ser evaluada <strong>de</strong><br />

acuerdo a criterios objetivos 34 . En este sentido <strong>de</strong>be tenerse en cuenta el contexto y circunstancias<br />

en que tiene lugar la agresión y la <strong>de</strong>fensa, principalmente la intensidad <strong>de</strong>l ataque, la peligrosidad<br />

<strong>de</strong>l agresor y su actuación, así como las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las cuales dispone la víctima para<br />

<strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse 35 . Este tipo <strong>de</strong> valoración ha sido aplicada por la Corte Suprema 36 .<br />

b) Racionalidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa.- La <strong>de</strong>fensa, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> ser necesaria, <strong>de</strong>be ser racional, es<br />

<strong>de</strong>cir, conforme a la razón, lo cual implica un juicio <strong>de</strong> valor con referencia a la justicia y equidad 37 .<br />

Nuestro Código Penal exige taxativamente la “racionalidad <strong>de</strong>l medio empleado” 38 , por lo<br />

que se discute si la racionalidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa se asemeja a la proporcionalidad <strong>de</strong> los medios<br />

33 Cfr. SUAREZ- MIRA RODRÍGUEZ, Carlos, Manual <strong>de</strong> Derecho penal. Tomo I. Parte General, tercera<br />

edición, Navarra, Editorial Thomson Civitas, 2005, p. 225.<br />

34 Cfr. HURTADO POZO, José, Ob. Cit., p. 535.<br />

35 Cfr. JESCHECK, Hans Heinrich y WEIGEND, Thomas. Ob. Cit., p. 368; HURTADO POZO, José, Ob.<br />

Cit., p. 535; <strong>de</strong> igual modo, el jurista colombiano Fernando Velásquez, consi<strong>de</strong>ra que la necesidad <strong>de</strong> la<br />

<strong>de</strong>fensa se trata <strong>de</strong> una condición que no es <strong>de</strong> sencilla precisión, y la que <strong>de</strong>be inferirse <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong><br />

circunstancias que dan origen a la agresión como a la <strong>de</strong>fensa, para lo cual se <strong>de</strong>be tener en cuenta el tiempo,<br />

el modo, el lugar, la persona <strong>de</strong>l agresor, la entidad <strong>de</strong> la agresión y <strong>de</strong>l bien jurídico afectado, los medios<br />

utilizados, entre otros, todo lo cual lleva a un juez a emitir un juicio <strong>de</strong> carácter objetivo, ex ante, que<br />

contemple los hechos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la apreciación <strong>de</strong> un tercero que, obrando con pru<strong>de</strong>ncia, se encuentra en la<br />

posición <strong>de</strong>l agredido. Cfr. VELÁSQUEZ V, Fernando, Manual <strong>de</strong> Derecho Penal. Parte General, Segunda<br />

edición, Bogotá, Editorial Temis, 2004, p. 375.<br />

36 Así suce<strong>de</strong> por ejemplo en el Recurso <strong>de</strong> Nulidad N° 4045- 97 emitido por la Sala Penal con fecha doce <strong>de</strong><br />

marzo <strong>de</strong> mil novecientos noventa y ocho, que versa sobre un caso en el que el procesado mata con un disparo<br />

a su suegro, porque supuestamente estaba ahorcando a su madre política, en dicho caso se <strong>de</strong>scarta la<br />

necesidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa, pues en el hecho mismo existió agresión ilegítima que haya puesto en riesgo la vida<br />

y/o integridad física <strong>de</strong>l imputado o la <strong>de</strong> su suegra, señalando que resulta totalmente carente <strong>de</strong> sentido<br />

admitir que en las circunstancias en que acontencieron los hechos la víctima haya asumido una conducta<br />

agresiva que haya ameritado una <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l encausado en los términos en que se produjeron, si es que se<br />

tiene en cuenta que el supuesta agresor era un anciano <strong>de</strong> setentiocho años <strong>de</strong> edad y que al momento <strong>de</strong> los<br />

hechos se encontraba en total estado <strong>de</strong> embriaguez, conforme se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> la pericia toxicológica. De igual<br />

forma ocurre en el Recurso <strong>de</strong> Nulidad N° 1985- 1999 emitido por la Sala Penal con fecha catorce <strong>de</strong> junio <strong>de</strong><br />

mil novecientos noventa y nueve, en el que se trata <strong>de</strong> un sujeto que al ser atacado por un grupo <strong>de</strong> personas<br />

provistas <strong>de</strong> armas blancas con la intención <strong>de</strong> <strong>de</strong>spojarlo <strong>de</strong> sus pertenencias, se <strong>de</strong>fendió haciendo uso <strong>de</strong> su<br />

arma hiriendo <strong>de</strong> bala en la pierna izquierda a unos sus agresores, se señala así que su conducta se encuentra<br />

justificada, pues en la situación concreta era la única forma que tenía para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> la agresión ilegítima,<br />

no teniendo otros medios a su disposición.<br />

37 Cfr. HURTADO POZO, José, Ob. Cit., p. 536.<br />

38 Igual requisito se exige en otras legislaciones comparadas tales como la española y la argentina, sin<br />

embargo en la legislación colombiana se requiere que la <strong>de</strong>fensa sea proporcionada a la agresión.<br />

ISSN2222-9655 Volumen II<br />

Página 8


IUS Revista <strong>de</strong> Investigación Jurídica - Doctrina<br />

empleados 39 . Al respecto la doctrina mayoritaria señala que la proporcionalidad que se exige es<br />

entre la <strong>de</strong>fensa y la agresión, y no concretamente sobre los medios empleados 40 . Así Hurtado Pozo<br />

sostiene que la racionalidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa se establece valorando la proporcionalidad entre el peligro<br />

propio <strong>de</strong> la agresión y la acción <strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse, es <strong>de</strong>cir, entre las condiciones, instrumentos y<br />

riesgos <strong>de</strong> la agresión y los propios <strong>de</strong>l comportamiento <strong>de</strong>fensivo 41 .<br />

Zaffaroni comentando la doctrina argentina señala que ésta ha entendido la “racionalidad <strong>de</strong><br />

la necesidad <strong>de</strong>l medio” como la “proporcionalidad”- lo cual a su enten<strong>de</strong>r- sólo es correcto si se<br />

entien<strong>de</strong> por proporcionalidad “el requerimiento negativo <strong>de</strong> que no falte la proporcionalidad <strong>de</strong><br />

manera aberrante (…) lo que la ley exige no es una “equiparación” ni “proporcionalidad” <strong>de</strong><br />

instrumentos sino una cierta proporción entre la conducta lesiva y la conducta <strong>de</strong>fensiva en cuanto a<br />

su lesividad (…)” 42 . De este modo, para el jurista argentino la racionalidad <strong>de</strong>be concebirse como<br />

“la ausencia <strong>de</strong> una <strong>de</strong>sproporción insólita y grosera, casi indignante, entre el mal que se evita y el<br />

que se causa (…)” 43 .<br />

Por su parte, Percy García Cavero prefiere obviar la mención a la “proporcionalidad”, a fin<br />

<strong>de</strong> evitar futuras confusiones, consi<strong>de</strong>rando que la “racionalidad <strong>de</strong>l medio” exige la elección <strong>de</strong>l<br />

medio idóneo menos lesivo <strong>de</strong> los que se disponen en ese momento para evitar que se materialice o<br />

continúe la agresión ilegítima 44 .<br />

Al respecto, <strong>de</strong>be consi<strong>de</strong>rarse que no se trata <strong>de</strong> que la expresión “proporcionalidad” se<br />

encuentre proscrita al valorar el asunto <strong>de</strong> la racionalidad- pese a que nuestra legislación <strong>de</strong> algún<br />

modo lo haya establecido así- sino que <strong>de</strong>be emplearse correctamente, pues en <strong>de</strong>finitiva resulta ser<br />

39 Cfr. GARCÍA CAVERO, Percy, Ob. Cit., p. 482.<br />

40 Cfr. VELÁSQUEZ V, Fernando, Ob. Cit., p. 376.<br />

41 Cfr. HURTADO POZO, José, Ob. Cit., p. 536.<br />

42 Cfr. ZAFFARONI, Eugenio, Tratado <strong>de</strong> Derecho Penal. Parte General III, Buenos Aires, Editorial Ediar,<br />

1999, p. 593.<br />

43 ZAFFARONI, Eugenio Raúl, Derecho Penal. Parte General, Segunda edición, Buenos Aires, Editorial<br />

Ediar, 2003, p. 612-613.<br />

44 Cfr. GARCÍA CAVERO, Percy, Ob. Cit., p. 482- 483. Fue producto <strong>de</strong> las confusiones que existían a nivel<br />

<strong>de</strong> la judicatura, que se efectuó una modificación al art. 20 inciso 3 el cual originariamente exigía la<br />

“necesidad racional <strong>de</strong>l medio empleado para impedirla o repelerla”, este simple enunciado conllevó a<br />

erróneas interpretaciones que asemejaban la racionalidad a la proporcionalidad entre los medios empleados<br />

para la agresión y los utilizados para la <strong>de</strong>fensa. De este modo, y para finiquitar con dichas interpretaciones,<br />

se modificó el tenor <strong>de</strong>l código penal en lo que respecta a legítima <strong>de</strong>fensa, a través <strong>de</strong> la Ley N° 27936, la<br />

cual estableció que para la valoración <strong>de</strong> la necesidad racional <strong>de</strong>l medio empleado se excluía el requisito <strong>de</strong><br />

proporcionalidad <strong>de</strong> medios, consi<strong>de</strong>rándose en su lugar, entre otras circunstancias, la intensidad y<br />

peligrosidad <strong>de</strong> la agresión, la forma <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l agresor y los medios <strong>de</strong> que se disponga para la <strong>de</strong>fensa.<br />

ISSN2222-9655 Volumen II<br />

Página 9


IUS Doctrina - Rocci Ben<strong>de</strong>zú Barnuevo<br />

un equívoco el equiparar la racionalidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa a la proporcionalidad <strong>de</strong> los medios 45 . En este<br />

sentido, no habría ningún problema en consi<strong>de</strong>rar que la racionalidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa viene medida<br />

por el hecho <strong>de</strong> que la <strong>de</strong>fensa sea proporcionada a la agresión 46 , proporcionalidad que <strong>de</strong>be<br />

predicarse no ciñéndose al análisis <strong>de</strong> los medios empleados para la agresión y <strong>de</strong>fensa, sino tal<br />

como lo estableció el Tribunal Supremo Español, que “(…) la necesidad racional <strong>de</strong>l medio<br />

empleado para impedir o repeler la agresión constituye un juicio <strong>de</strong> valor sobre la proporcionalidad<br />

entre las condiciones, instrumentos y riesgos <strong>de</strong> la agresión, y los propios medios y comportamiento<br />

<strong>de</strong>fensivo. (…) Para juzgar la necesidad racional <strong>de</strong>l procedimiento empleado en la <strong>de</strong>fensa no sólo<br />

se <strong>de</strong>be tener cuenta la naturaleza <strong>de</strong>l medio en sí, sino también el uso que <strong>de</strong> él se hace y la<br />

existencia o no <strong>de</strong> otras alternativas <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa menos gravosas en función <strong>de</strong> las circunstancias<br />

concretas <strong>de</strong>l hecho” 47 .<br />

De esta manera, pue<strong>de</strong>n darse reacciones mucho más graves y contun<strong>de</strong>ntes que la agresión<br />

que la originó, si era la única al alcance <strong>de</strong>l atacado, por ejemplo, una mujer agredida con la<br />

amenaza <strong>de</strong> una cuchilla dispara sobre el agresor, siendo la pistola el único modo <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa a su<br />

alcance 48 , asimismo la víctima que es atacada sexualmente pue<strong>de</strong> dañar la integridad corporal o la<br />

vida <strong>de</strong>l violador para salvaguardar su libertad sexual 49 ; igualmente quien es víctima <strong>de</strong> un robo<br />

pue<strong>de</strong> lesionar al ladrón para impedir la sustracción <strong>de</strong>l bien que le pertenece 50 .<br />

En los casos mencionados pese a la disparidad <strong>de</strong> los bienes en conflicto y <strong>de</strong> los<br />

instrumentos empleados para ofen<strong>de</strong>r y <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse, no cabe duda, que en todos se actuó bajo<br />

legítima <strong>de</strong>fensa y que la <strong>de</strong>fensa ejercida fue racional.<br />

45 En este sentido Gonzalo Quintero Olivares sostiene que la racionalidad <strong>de</strong>l medio no pue<strong>de</strong> someterse al<br />

“principio <strong>de</strong> proporcionalidad equitativa”, <strong>de</strong>bido a que la agresión causante <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa pue<strong>de</strong> sorpren<strong>de</strong>r<br />

a personas <strong>de</strong> diversa naturaleza, y que a la vez dispongan <strong>de</strong> diversos medios para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse y agrega que la<br />

racionalidad <strong>de</strong>l medio no se refiere al medio empleado por el agresor, sino a las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l<br />

agredido. Cfr. QUINTERO OLIVARES, Gonzalo, Ob. Cit., p. 508.<br />

46 Cfr. REYES ECHEANDÍA, Alonso, Ob. Cit., p. 166.<br />

47 Cfr. QUINTERO OLIVARES, Gonzalo, Parte General <strong>de</strong>l Derecho Penal, Thomson Aranzadi, 2007,<br />

p.509; <strong>de</strong> igual modo en otra sentencia el Tribunal Supremo español señaló que la necesidad racional <strong>de</strong>l<br />

medio empleado para repeler la agresión es un presupuesto que constituye un juicio <strong>de</strong> valor sobre la<br />

proporcionalidad entre las condiciones, instrumentos y riesgos <strong>de</strong> la agresión y las propias <strong>de</strong> los medios y<br />

comportamiento <strong>de</strong>fensivo (sentencia <strong>de</strong>l Tribunal Supremo Español <strong>de</strong> fecha 4 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1997).


IUS Revista <strong>de</strong> Investigación Jurídica - Doctrina<br />

En este sentido, Hurtado Pozo señala que la racionalidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa supone que los<br />

medios empleados para rechazar el ataque y los utilizados por el agresor sean equivalentes,<br />

precisando que no se trata <strong>de</strong> una correspon<strong>de</strong>ncia absoluta o <strong>de</strong>terminada <strong>de</strong> manera matemática,<br />

sino que para ello se <strong>de</strong>berá tener en consi<strong>de</strong>ración entre otras circunstancias, la intensidad y<br />

peligrosidad <strong>de</strong> la agresión, la forma <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l agresor y los medios disponibles para la<br />

<strong>de</strong>fensa 51 . De modo similar, la Corte Suprema <strong>de</strong> Justicia <strong>de</strong> Colombia ha establecido que “en la<br />

legítima <strong>de</strong>fensa no se exige equivalencia objetiva y matemática <strong>de</strong> las armas, al que reacciona<br />

<strong>de</strong>fendiéndose legítimamente le basta hallarse ante un peligro grave e inminente, cualquiera que sea<br />

el instrumento <strong>de</strong> que haga uso el agresor para atentar contra su vida o contra su integridad<br />

personal, y lo único que <strong>de</strong>be tenerse en cuenta es que el instrumento tenga capacidad para causarle<br />

daño, sin que en esos momentos se pueda exigir al injustamente agredido que calcule si la<br />

capacidad ofensiva <strong>de</strong>l arma <strong>de</strong>l agresor es igual a la suya, inferior o superior” 52 .<br />

Asimismo cabe <strong>de</strong>stacar que la reacción <strong>de</strong>fensiva “pue<strong>de</strong> ir tan lejos como sea necesario<br />

para la <strong>de</strong>fensa real <strong>de</strong> la agresión, pero no más allá <strong>de</strong> lo que sea absolutamente necesario para<br />

ello” 53 . Así, si el atacado dispone <strong>de</strong> diversos modos <strong>de</strong> reaccionar, <strong>de</strong>be escoger el que menor daño<br />

cause al ofensor, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los que sean suficientes para neutralizar la agresión (rige aquí el<br />

“principio <strong>de</strong> la menor lesividad para el agresor” 54 ); <strong>de</strong> igual modo, el medio que utilice tendrá que<br />

ser usado sólo en la medida necesaria, si incumple cualquiera <strong>de</strong> estas dos exigencias conllevará a la<br />

negación <strong>de</strong> la racionalidad, pues no será racional la elección <strong>de</strong>l medio <strong>de</strong>fensivo <strong>de</strong> mayor<br />

capacidad <strong>de</strong> dañar, cuando dispone <strong>de</strong> otros medios menos lesivos, ni tampoco será racional usar la<br />

oportunidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa, para ir más allá <strong>de</strong> lo efectivamente necesario para contrarrestar la<br />

agresión 55 .<br />

51 Cfr. HURTADO POZO, José, Ob. Cit., p. 536. Se asume un criterio <strong>de</strong> necesidad concreta <strong>de</strong> los medios<br />

por oposición a la necesidad abstracta referida a la <strong>de</strong>fensa; <strong>de</strong> igual manera GARCÍA CAVERO, Percy, Ob.<br />

Cit., p. 482.<br />

52 Jurispru<strong>de</strong>ncia tomada <strong>de</strong> REYES ECHEANDÍA, Alonso, Ob. Cit., p. 169.<br />

53 WELZEL, Hans, Derecho Penal Alemán, Santiago <strong>de</strong> Chile, Editorial Jurídica <strong>de</strong> Chile, 1997, p. 125.<br />

54 JESCHECK, Hans Heinrich y WEIGEND, Thomas. Ob. Cit., p. 368.<br />

55 Cfr. QUINTERO OLIVARES, Gonzalo, Ob. Cit., p.508; REYES ECHEANDÍA, Alonso, Ob. Cit., p. 169.<br />

Si bien existe la regla según la cual el <strong>de</strong>recho no <strong>de</strong>be ce<strong>de</strong>r ante lo ilícito, su aplicación tampoco <strong>de</strong>be<br />

conducir a fomentar la agresividad; asimismo Zaffaroni señala que un or<strong>de</strong>n jurídico no pue<strong>de</strong> admitir un<br />

individualismo tal que lleve la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos hasta el extremo <strong>de</strong> hacer insostenible la convivencia<br />

humana, por esta razón, no cualquier necesario empleo <strong>de</strong> un medio lesivo se halla <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los límites <strong>de</strong> la<br />

legítima <strong>de</strong>fensa, sino sólo aquel que es “racional”. Cfr. ZAFFARONI, Eugenio, Tratado..., ed.cit., p. 590.<br />

ISSN2222-9655 Volumen II<br />

Página 11


IUS Doctrina - Rocci Ben<strong>de</strong>zú Barnuevo<br />

Empero, el que se <strong>de</strong>fien<strong>de</strong> tampoco está obligado a asumir el daño que trata <strong>de</strong> evitar u<br />

otro menos grave, ni a <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> la forma menos peligrosa en favor <strong>de</strong> un resultado incierto 56 .<br />

Como bien señala Jescheck “el agredido no necesita embarcarse en tímidos intentos <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa que<br />

en sí mismos resultan arriesgados” 57 . Así, se admite que un sujeto pueda emplear un arma <strong>de</strong> fuego<br />

frente a un agresor <strong>de</strong>sarmado pero <strong>de</strong>cidido al empleo brutal <strong>de</strong> la violencia, <strong>de</strong> igual forma no<br />

pue<strong>de</strong> exigírsele al agredido que en una situación <strong>de</strong> extraordinaria peligrosidad, apunte a los pies<br />

<strong>de</strong>l agresor en lugar <strong>de</strong>l tronco <strong>de</strong>l mismo, pues no aseguraría su <strong>de</strong>fensa 58 .<br />

Aun así, en el supuesto <strong>de</strong>l disparo a matar, la doctrina coinci<strong>de</strong>, en que éste sólo se admite,<br />

cuando para la protección <strong>de</strong>l bien jurídico amenazado no baste <strong>de</strong>jar fuera <strong>de</strong> combate al agresor,<br />

como suce<strong>de</strong> en los casos <strong>de</strong> terrorismo y toma <strong>de</strong> rehenes 59 .<br />

¿Renuncia <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa? Finalmente, <strong>de</strong>be añadirse que excepcionalmente existirán<br />

circunstancias en las que será mejor renunciar a la <strong>de</strong>fensa, v.gr cuando no se tienen a disposición<br />

los medios apropiados para proteger o preservar bienes <strong>de</strong> poco valor, conviene renunciar a<br />

rechazar el ataque y optar por alejarse <strong>de</strong> tal lugar 60 o requerir ayuda a terceros 61 .<br />

56 Cfr. HURTADO POZO, José, Ob. Cit., p. 534- 535.<br />

57 JESCHECK, Hans Heinrich y WEIGEND, Thomas. Ob. Cit., p. 368; <strong>de</strong> este modo si no se dan las<br />

circunstancias en las que es posible escoger el medio <strong>de</strong>fensivo y no tenga otra alternativa que reaccionar con<br />

lo que tiene o sufrir la agresión, ha <strong>de</strong> aceptarse como proporcionada su respuesta al ataque, <strong>de</strong>bido a que no<br />

le era exigible en tales circunstancias conducta distinta. Cfr. REYES ECHEANDÍA, Alonso, Ob. Cit., p. 169.<br />

58 Ibí<strong>de</strong>m, p. 369.<br />

59 Cfr. JESCHECK, Hans Heinrich y WEIGEND, Thomas. Ob. Cit., p. 369; asimismo Fernando Velásquez,<br />

señala que aunque en la actualidad se admita, según la tesis <strong>de</strong> que no se requiere la proporcionalidad <strong>de</strong><br />

bienes jurídicos, que el agredido pue<strong>de</strong> llegar a <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse <strong>de</strong>l apo<strong>de</strong>ramiento violento <strong>de</strong> su billetera y<br />

producir más aun la muerte, siempre que no le que<strong>de</strong> ninguna posibilidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa menos lesiva, él<br />

consi<strong>de</strong>ra dicha tesis como insostenible, pues se pone al patrimonio económico como un bien jurídico <strong>de</strong><br />

rango superior a la vida misma, acotando que no hay <strong>de</strong>fensa necesaria, en el caso que se <strong>de</strong> muerte al ladrón<br />

para evitar el hurto continuado <strong>de</strong> naranjas <strong>de</strong> huerto, ni en el supuesto famoso <strong>de</strong>l paralítico que emplea un<br />

arma para evitar el apo<strong>de</strong>ramiento <strong>de</strong> una manzana. Cfr. VELÁSQUEZ V, Fernando, Ob. Cit., p. 375- 376;<br />

así también Hurtado Pozo resalta que si bien la víctima no está obligada a correr riesgos innecesarios,<br />

tampoco <strong>de</strong>be recurrir sin más el medio más seguro (matar al agresor) si le es posible oponerse a la agresión<br />

con medios menos drásticos, lo cual tampoco excluye la posibilidad <strong>de</strong> reaccionar <strong>de</strong> modo más radical si su<br />

primer acto <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa no es eficaz. Cfr. HURTADO POZO, José, Ob. Cit., p. 535.<br />

60 Al respecto, conviene precisar que la legítima <strong>de</strong>fensa no supone la obligación <strong>de</strong> huir (fuga) o <strong>de</strong> pedir<br />

socorro a terceros, <strong>de</strong> esta manera la mera posibilidad <strong>de</strong> huir no excluye la legitimidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa, pues<br />

nadie está obligado a huir ante una agresión injusta, sin embargo esto pue<strong>de</strong> exigirse cuando el ejercicio <strong>de</strong> la<br />

<strong>de</strong>fensa, conduzca a una <strong>de</strong>sproporción aberrante entre la conducta lesiva y la conducta <strong>de</strong>fensiva, mientras<br />

que la renuncia a la <strong>de</strong>fensa por parte <strong>de</strong>l agredido implique simplemente una lesión a sus <strong>de</strong>rechos, como<br />

suce<strong>de</strong> en el supuesto <strong>de</strong> que el sujeto sea agredido por un enfermo mental o por un niño y tenga la<br />

posibilidad <strong>de</strong> huir o <strong>de</strong> retirarse. En estos casos, no se trata <strong>de</strong> rechazar la legítima <strong>de</strong>fensa contra injustos<br />

menores, pues si caben <strong>de</strong>fensas legítimas frente a injustos menores, sino <strong>de</strong> confirmar que el <strong>de</strong>recho no<br />

pue<strong>de</strong> tolerar actos que sean aberrantes frente a los más elementales principios <strong>de</strong> la co-existencia humana.<br />

Cfr. ZAFFARONI, Eugenio Raúl, Tratado <strong>de</strong> Derecho Penal, p. 591- 593; en este sentido Carrara- citado por<br />

ISSN2222-9655 Volumen II<br />

Página 12


IUS Revista <strong>de</strong> Investigación Jurídica - Doctrina<br />

2.3. La falta <strong>de</strong> provocación suficiente<br />

Nuestro Código Penal exige un requisito más para la configuración <strong>de</strong> la legítima <strong>de</strong>fensa:<br />

la “falta <strong>de</strong> provocación suficiente” por parte <strong>de</strong>l que se <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>.<br />

En principio, es necesario establecer qué <strong>de</strong>be enten<strong>de</strong>rse por el término provocar. Según el<br />

diccionario <strong>de</strong> la Real Aca<strong>de</strong>mia Española, es “incitar, inducir a alguien a que ejecute algo; irritar o<br />

estimular a alguien con palabras u obras para que se enoje” 62 . De esta manera, la provocación<br />

consiste en excitar y enojar a cualquier persona, a través <strong>de</strong> cualquier medio apropiado, siendo que<br />

generalmente el provocador suele recurrir a la burla, el escarnio, insultos, vías <strong>de</strong> hecho o daños a la<br />

propiedad, entre otros 63 .<br />

Al respecto, cabe precisar que el término provocar no <strong>de</strong>be confundirse con el <strong>de</strong> agredir,<br />

pues la connotación <strong>de</strong>l primero es mucho más amplia que la <strong>de</strong>l segundo, así mientras “agredir”<br />

implica una acción positiva dirigida a la lesión <strong>de</strong> un <strong>de</strong>recho, el provocar se limita a incitar o irritar<br />

a otro 64 .<br />

Asimismo, la provocación <strong>de</strong>be ser suficiente 65 o grave, esto es, que tenga capacidad <strong>de</strong><br />

colocar al ofendido en un estado <strong>de</strong> ira o intenso dolor que lo exima <strong>de</strong> su reacción 66 . No exigir esta<br />

Reyes Echeandía- señalaba que <strong>de</strong>be distinguirse entre la agresión que proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> un loco o en general <strong>de</strong> un<br />

ser irracional, ante lo cual es preferible huir si es posible, antes que matar a ese ser <strong>de</strong>sgraciado, mientras que<br />

en el caso <strong>de</strong> que la agresión proceda <strong>de</strong> un malvado que nos amenaza, no estamos obligados a huir y tenemos<br />

todo el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rnos. Cfr. REYES ECHEANDÍA, Alonso, Ob. Cit., p. 165; <strong>de</strong> igual modo, Hurtado<br />

Pozo consi<strong>de</strong>ra que la mínima relevancia <strong>de</strong>l riesgo <strong>de</strong>be limitar el ejercicio <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa, sobre<br />

todo cuando el único medio <strong>de</strong> eliminarlo es causar al agresor un grave daño, por ejemplo a su vida o<br />

integridad corporal. Cfr. HURTADO POZO, José, Ob. Cit., p. 537; finalmente Reyes Echeandía consi<strong>de</strong>ra<br />

que <strong>de</strong>berá analizarse en cada caso cuando era necesario eludir el ataque, y cuando era necesario afrontarlo,<br />

para rechazar en el primer caso la reacción violenta <strong>de</strong>l agredido y reconocerlo en el segundo la legítima<br />

<strong>de</strong>fensa. Cfr. REYES ECHEANDÍA, Alonso, Ob. Cit., p. 165.<br />

61 Cfr. SUÁREZ- MIRA RODRIGUEZ, Carlos, Ob. Cit., p.225. Suárez- mira habla acerca <strong>de</strong> las agresiones<br />

<strong>de</strong> bagatelas o agresiones insignificantes y señala que sólo excepcionalmente, cuando la insignificancia <strong>de</strong> la<br />

agresión y la gravedad <strong>de</strong> las consecuencias <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa para el agresor resulten manifiestamente<br />

<strong>de</strong>sproporcionadas cabrá pensar en una limitación <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa y se cita el caso <strong>de</strong>l paralítico, el<br />

cual no estaría justificado; Cfr. HURTADO POZO, José, Ob. Cit., p. 537.<br />

62 REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 2011. [ubicado el 20.IV.2011]. Obtenido en <strong>Ver</strong> Web Site:<br />

http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=PROVOCAR<br />

63 Cfr. HURTADO POZO, Percy. Ob. Cit., p. 541.<br />

64 Cfr. REYES ECHEANDÍA, Alonso, Ob. Cit., p. 130.<br />

65 Cfr. BACIGALUPO, Enrique, Ob. Cit., p. 355. Señala que la provocación <strong>de</strong>be ser suficiente, dicha<br />

condición permite excluir la <strong>de</strong>fensa completa en los casos <strong>de</strong> provocación realizados por ebrios, enfermos<br />

mentales, niños, etc., pues en dichas situaciones en innecesaria la ratificación <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n jurídico.<br />

66 Ibí<strong>de</strong>m, p. 132.<br />

ISSN2222-9655 Volumen II<br />

Página 13


IUS Doctrina - Rocci Ben<strong>de</strong>zú Barnuevo<br />

cualidad, podría ocasionar notorias injusticias ante las <strong>de</strong>sproporcionadas y <strong>de</strong>smedidas reacciones<br />

<strong>de</strong>l provocado, tal como lo explica Sisco “una palabra, normalmente no pue<strong>de</strong> justificar un violento<br />

ataque a la vida <strong>de</strong>l que la pronunció y si el ataque se produce, no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> justificarse la<br />

<strong>de</strong>fensa privada. Si así no fuere, las menores expresiones <strong>de</strong> palabras o los gestos (…) autorizarían<br />

la agresión <strong>de</strong>l provocado, y pondrían al provocante en el dilema <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarse matar o <strong>de</strong> cometer un<br />

homicidio” 67 .<br />

De igual modo, se requiere que exista inmediatez entre la provocación y la reacción <strong>de</strong>l<br />

ofendido, es <strong>de</strong>cir, que entre la provocación y la agresión, no exista un intervalo <strong>de</strong> tiempo<br />

significativo o solución <strong>de</strong> continuidad, pues ello conllevaría a que la provocación pierda su efecto,<br />

y la actitud <strong>de</strong>l agresor se torne más bien en una venganza o acto injusto 68 .<br />

III.- CASO FRANCISCO ARCE<br />

Frecuentemente se ven casos en los que concurre la legítima <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> bienes invaluables<br />

como la vida e integridad sexual, corporal, entre otros, en los que no existe mayor complicación<br />

para aceptar la legítima <strong>de</strong>fensa y <strong>de</strong>clarar la conducta <strong>de</strong>fensiva conforme a <strong>de</strong>recho.<br />

Sin embargo, merecen especial atención -por su complejidad- los casos <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong><br />

bienes patrimoniales en los que el <strong>de</strong>sarrollo jurispru<strong>de</strong>ncial todavía es exiguo. Así, no existe aún<br />

un criterio unívoco sobre los límites <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa en dichas circunstancias, siendo por ejemplo<br />

sumamente cuestionado si ante una agresión al patrimonio pue<strong>de</strong> ejercerse una reacción <strong>de</strong>fensiva<br />

que llegue a lesionar e incluso a acabar con la vida <strong>de</strong> quien provocó la <strong>de</strong>fensa, surgiendo entonces<br />

las interrogantes <strong>de</strong> si ¿Sería lícita la <strong>de</strong>fensa? o ¿Se configura la eximente completa?.<br />

67 SISCO, Luis P. La Defensa Justa. Estudio Doctrinario, Legal y Jurispru<strong>de</strong>ncial sobre la Legítima<br />

Defensa, Buenos Aires, Editorial El ateneo, 1949, p. 216; en igual sentido, Mesa Velásquez, quien es citado<br />

por Reyes Echeandía, señala que en el caso <strong>de</strong> que la provocación sea leve e insuficiente para justificar la<br />

reacción violenta y peligrosa <strong>de</strong>l provocado, se pue<strong>de</strong> justificar la conducta <strong>de</strong>l provocador (quien actuaría en<br />

legítima <strong>de</strong>fensa). De igual forma Romero Soto opina que “mientras la provocación no constituya en sí un<br />

ataque o sea <strong>de</strong> tal intensidad que pueda, por su propia fuerza, poner en movimiento al provocado, y si,<br />

a<strong>de</strong>más, en este último caso, no está dirigida a ese fin, da lugar a la legitima <strong>de</strong>fensa”. Cfr. REYES<br />

ECHEANDÍA, Alonso, Ob. Cit., p. 132; asimismo Jescheck consi<strong>de</strong>ra que no pue<strong>de</strong> negarse completamente<br />

al provocador el <strong>de</strong>recho a la legítima <strong>de</strong>fensa sino tan sólo exigirle que omita la agresión incluso a costa <strong>de</strong><br />

una lesión corporal leve, pero en el caso que le sea imposible su elusión entonces el provocador también<br />

pue<strong>de</strong> ejercitar la legítima <strong>de</strong>fensa, porque el Derecho no pue<strong>de</strong> colocarlo en una situación sin salida en la que<br />

tenga que elegir entre la renuncia a su integridad corporal y a su vida sin <strong>de</strong>fensa alguna o tener que sufrir la<br />

imposición <strong>de</strong> una pena.. Cfr. JESCHECK, Hans Heinrich y WEIGEND, Thomas. Ob. Cit., p. 368.<br />

68 Cfr. SISCO, Ob. Cit., p. 211- 212.<br />

ISSN2222-9655 Volumen II<br />

Página 14


IUS Revista <strong>de</strong> Investigación Jurídica - Doctrina<br />

Creció aún más el interés por <strong>de</strong>sarrollar esta problemática, cuando el 25 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 2011<br />

se produjo en horas <strong>de</strong> la noche, un asalto al empleado <strong>de</strong>l Ministerio <strong>de</strong>l Ambiente, el funcionario<br />

Francisco Arce, quien al salir <strong>de</strong> las instalaciones <strong>de</strong> su trabajo, fue abordado por un sujeto llamado<br />

Samy Mayorga Murga, quien intentó arrebatarle su laptop. En el forcejeo el funcionario público<br />

hizo uso <strong>de</strong> su arma disparándole en el rostro al hampón, quien murió <strong>de</strong>sangrado, mientras que su<br />

cómplice que lo esperaba a bordo <strong>de</strong> una moto se dio a la fuga. Cabe añadir que la policía luego<br />

señaló que el fallecido a<strong>de</strong>más estaba armado y tenía antece<strong>de</strong>ntes por robo, por lo que se aseveró<br />

que el funcionario actuó en <strong>de</strong>fensa propia 69 .<br />

Así <strong>de</strong>scrito el caso, cabe preguntarse si concurre o no la legítima <strong>de</strong>fensa. En este sentido<br />

y luego <strong>de</strong> un análisis reflexivo <strong>de</strong>l caso, se consi<strong>de</strong>ra que efectivamente sí concurre la causa <strong>de</strong><br />

justificación <strong>de</strong> legítima <strong>de</strong>fensa pero en calidad <strong>de</strong> incompleta, siendo aplicable el artículo 21 <strong>de</strong>l<br />

Código Penal, con una atenuación <strong>de</strong> la pena por la muerte <strong>de</strong>l sujeto. Ahora bien, correspon<strong>de</strong><br />

explicar esta respuesta.<br />

Conforme a lo <strong>de</strong>sarrollado sobre dicha eximente y sus elementos, se tiene que para su<br />

configuración, es necesario la concurrencia <strong>de</strong> tres requisitos: la agresión actual e ilícita, la <strong>de</strong>fensa<br />

necesaria y racional y la falta <strong>de</strong> provocación suficiente. En lo concerniente al primer elemento “la<br />

agresión actual e ilícita”, no hay duda que el forcejeo <strong>de</strong>l asalto connotaba claramente una agresión<br />

actual (pues esta había iniciado y continuaba todavía) no era una agresión pasada o que aún no se<br />

concretaba, <strong>de</strong> igual forma se trataba <strong>de</strong> una agresión ilegítima, que contravenía la normativa penal,<br />

era un ataque antijurídico.<br />

En lo relativo al segundo elemento, la “falta <strong>de</strong> provocación suficiente”, <strong>de</strong>be señalarse que<br />

en el caso también concurre dicha condición, pues el funcionario Francisco Arce no había<br />

provocado o incitado <strong>de</strong> modo suficiente o grave a quien lo agredió, es <strong>de</strong>cir, no había realizado<br />

conducta alguna que colocara al ofendido en un estado <strong>de</strong> ira que lo eximiera <strong>de</strong> su reacción, y que<br />

justificara la agresión a su bien.<br />

Finalmente, y la condición que mayor dificultad nos ocasiona, es la valoración <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa<br />

necesaria y racional. En tanto a la “necesidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa”, <strong>de</strong>be reiterarse que la necesidad sólo<br />

se da cuando es contemporánea a la agresión, persistiendo mientras ésta dure, y siempre que sea la<br />

69 PERÚ 21. [ubicado el 10.IV.2011]. Obtenido en <strong>Ver</strong> Web Site: http://peru21.pe/impresa/noticia/mata-<br />

<strong>de</strong>fensa-propia/2011-03-26/300123<br />

ISSN2222-9655 Volumen II<br />

Página 15


IUS Doctrina - Rocci Ben<strong>de</strong>zú Barnuevo<br />

única vía posible para repelerla o impedirla, <strong>de</strong> este modo si el ataque era actual (como suce<strong>de</strong> en el<br />

presente caso pues el forcejeo continuaba) existía entonces la necesidad <strong>de</strong> repeler dicha agresión,<br />

por lo que la <strong>de</strong>fensa sí era necesaria.<br />

Superada la condición <strong>de</strong> la necesidad, es preciso discutir sobre la racionalidad <strong>de</strong> la<br />

<strong>de</strong>fensa. ¿Era racional <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse frente a un ataque a la propiedad con un disparo en la cara? Para<br />

<strong>de</strong>terminar la racionalidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa, como ya se indicó, <strong>de</strong>be evaluarse la proporcionalidad<br />

entre la intensidad <strong>de</strong>l ataque y el <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa. En este sentido, si se analiza la intensidad <strong>de</strong>l<br />

ataque, podrá establecerse que éste consistió en una agresión a través <strong>de</strong>l empleo <strong>de</strong> la fuerza que<br />

<strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nó en un forcejeo y que produjo un riesgo para la propiedad, mas no para la vida ni para<br />

la integridad corporal <strong>de</strong>l funcionario público (recuér<strong>de</strong>se que conforme a los datos policiales, el<br />

funcionario no sufrió daño alguno y el arma que supuestamente poseía el ladrón nunca se empleó).<br />

La intensidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa, por su parte, consistió en un disparo al rostro prácticamente a<br />

matar, por lo que pue<strong>de</strong> inferirse que en este caso se <strong>de</strong>fendió la propiedad utilizando el medio más<br />

grave y lesivo, cuando se tuvo la posibilidad <strong>de</strong> disparar a los pies o a otra zona <strong>de</strong>l cuerpo que no le<br />

produjera irremediablemente la muerte al ofensor, opción que no fue elegida por el funcionario<br />

público.<br />

De esta forma, pue<strong>de</strong> señalarse que no existió una proporción lesiva entre la agresión y la<br />

<strong>de</strong>fensa, sino más bien una <strong>de</strong>sproporción evi<strong>de</strong>nte frente a un ataque en el que se empleó<br />

únicamente la fuerza a efectos <strong>de</strong> <strong>de</strong>spojar <strong>de</strong> su patrimonio al propietario, quien reaccionó <strong>de</strong><br />

manera <strong>de</strong>smedida con un disparo mortal. Una magnitud <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa que <strong>de</strong>nota irracionalidad.<br />

Por tanto, si bien el empleo <strong>de</strong>l arma por parte <strong>de</strong>l funcionario fue necesario, pues no<br />

disponía en aquel momento <strong>de</strong> otro medio menos lesivo para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse, no obstante el ejercicio <strong>de</strong><br />

la <strong>de</strong>fensa no fue racional, pues al emplear el arma, intentó finiquitar el peligro en un solo intento,<br />

utilizando el medio más grave y lesivo, un certero disparo en la cabeza, que no sólo reducía a su<br />

atacante sino que a<strong>de</strong>más acababa inexorablemente con la vida <strong>de</strong> éste, cuando pudo haber<br />

disparado a otra zona menos comprometedora <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>l sujeto, y lograr así una efectiva e<br />

idónea reducción <strong>de</strong> su agresor.<br />

Al respecto, Zaffaroni explica que cuando se plantea la cuestión <strong>de</strong> la admisibilidad <strong>de</strong> la<br />

muerte en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> bienes patrimoniales, la solución no surge <strong>de</strong> una pon<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> males<br />

ISSN2222-9655 Volumen II<br />

Página 16


IUS Revista <strong>de</strong> Investigación Jurídica - Doctrina<br />

entendidos como bienes jurídicos en abstracto (ni <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos subjetivos en igual forma), sino que<br />

la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser legítima cuando el empleo <strong>de</strong>l medio necesario para evitar el resultado tiene<br />

por efecto la producción <strong>de</strong> un resultado lesivo concreto que, por inusitada y escandalosa<br />

<strong>de</strong>sproporción respecto <strong>de</strong> la agresión provoque más inseguridad jurídica que la agresión misma, no<br />

existiendo ningún or<strong>de</strong>n jurídico que admita un individualismo tal que lleve la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> los<br />

<strong>de</strong>rechos hasta el extremo <strong>de</strong> hacer insostenible la coexistencia 70 .<br />

A modo <strong>de</strong> ejemplo, recuér<strong>de</strong>se el muy citado caso <strong>de</strong>l paralítico, quien hace uso <strong>de</strong> su<br />

escopeta, al sólo tener dicha arma a su alcance, no disponiendo <strong>de</strong> ningún otro medio para evitar<br />

que un niño se apo<strong>de</strong>re <strong>de</strong> una manzana 71 , en dicho supuesto el mencionado jurista argentino<br />

mantiene que su hecho será antijurídico, no porque el bien jurídico vida sea <strong>de</strong> superior jerarquía<br />

que el bien jurídico propiedad, sino porque el or<strong>de</strong>n jurídico no pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar conforme al<br />

<strong>de</strong>recho que para evitar una lesión <strong>de</strong> tan pequeña dimensión se acuda a un medio que, pese a ser<br />

necesario por ser el único disponible, sea tan consi<strong>de</strong>rablemente lesivo como un disparo mortal <strong>de</strong><br />

arma <strong>de</strong> fuego 72 . De igual manera, quien fusila al que le hurta la cartera con una ínfima suma <strong>de</strong><br />

dinero no se <strong>de</strong>fien<strong>de</strong> legítimamente, porque la <strong>de</strong>fensa es tan evi<strong>de</strong>ntemente <strong>de</strong>sproporcionada que<br />

genera un conflicto <strong>de</strong> mayor magnitud al que se provocó originalmente, lo que excluye su<br />

legitimidad aunque el medio fuese el único disponible 73 . Así en este caso y en otros similares, la<br />

acción <strong>de</strong> disparar es necesaria, porque no existe otra menos lesiva para evitar el resultado, pero no<br />

“racional” 74 .<br />

Recuér<strong>de</strong>se que en el supuesto <strong>de</strong>l disparo a matar, la doctrina insiste que éste sólo se<br />

admite, cuando para la protección <strong>de</strong>l bien jurídico amenazado no baste <strong>de</strong>jar fuera <strong>de</strong> combate al<br />

agresor, como suce<strong>de</strong> en los casos <strong>de</strong> terrorismo y toma <strong>de</strong> rehenes 75 ,<br />

Significativa es la opinión <strong>de</strong> Hurtado Pozo, quien sostiene que si hay <strong>de</strong>sproporción<br />

extrema, por un lado entre el valor <strong>de</strong> los bienes jurídicos en conflicto y, por otro lado, entre el<br />

ataque y la <strong>de</strong>fensa, esto provoca que la reacción <strong>de</strong>l agredido sea superflua y también irracional por<br />

no ser justa 76 , lo cual no suce<strong>de</strong> en el caso <strong>de</strong> que se trate <strong>de</strong> bienes jurídicos individuales que<br />

70 Cfr. ZAFFARONI, Eugenio Raúl, Derecho Penal…, ed.cit.., p. 613.<br />

71 Cfr. VELÁSQUEZ VELÁSQUEZ, Fernando, Ob. Cit.,p.376.<br />

72 Cfr. ZAFFARONI, Eugenio Raúl, Tratado..., ed.cit., p. 591.<br />

73 Cfr. ZAFFARONI, Eugenio Raúl, Derecho Penal…, ed.cit.., p. 615.<br />

74 Cfr. ZAFFARONI, Eugenio Raúl, Tratado <strong>de</strong> Derecho Penal, p. 591.<br />

75 Cfr. JESCHECK, Hans Heinrich y WEIGEND, Thomas. Ob. Cit., p. 368 -369;<br />

76 Cfr. HURTADO POZO, José, Ob. Cit., p. 537.<br />

ISSN2222-9655 Volumen II<br />

Página 17


IUS Doctrina - Rocci Ben<strong>de</strong>zú Barnuevo<br />

pue<strong>de</strong>n ser <strong>de</strong>fendidos aun en <strong>de</strong>trimento <strong>de</strong> bienes jurídicos más importantes <strong>de</strong>l agresor, así por<br />

ejemplo, en el caso <strong>de</strong> una joven que es atacada sexualmente, ésta pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse lesionando o<br />

causando incluso la muerte a su violador a fin proteger su libertad sexual, asimismo quien es<br />

víctima <strong>de</strong> un robo, pue<strong>de</strong> lesionar al ladrón para evitar la sustracción <strong>de</strong> un bien <strong>de</strong> su propiedad<br />

(cabe resaltar que en este supuesto no se menciona el disparo a matar) 77 .<br />

En este sentido, <strong>de</strong> acuerdo con la posición <strong>de</strong> los juristas mencionados, consi<strong>de</strong>ro que la<br />

admisibilidad <strong>de</strong> la muerte en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> bienes patrimoniales, tiene ciertamente límites, los que<br />

provienen <strong>de</strong>l requisito <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa necesaria y racional, <strong>de</strong> este modo, no se admiten los casos en<br />

los que existe una escandalosa <strong>de</strong>sproporción <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa respecto a la agresión, tal como sucedió<br />

en el supuesto comentado.<br />

Por último, <strong>de</strong>be precisarse, que son pocos los datos específicos que tenemos aún sobre el<br />

caso <strong>de</strong> Francisco Arce, por lo que las conclusiones a las que se hayan arribado en el presente<br />

trabajo, son producto <strong>de</strong> lo que hasta ahora se conoce <strong>de</strong> la investigación. Investigación que aún está<br />

en curso.<br />

77 Ibí<strong>de</strong>m.<br />

ISSN2222-9655 Volumen II<br />

Página 18

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!