Fármacos diuréticos - sisman
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820 Farmacología humana<br />
nes. Es posible que los fármacos se asocien al sitio en que<br />
se fija el Cl – dentro del cotransportador. Ciertamente, no<br />
afectan en modo alguno la bomba de Na + (ATPasa-<br />
Na + /K + ) de la membrana basolateral.<br />
Los <strong>diuréticos</strong> del asa inhiben también la reabsorción<br />
de Ca 2+ y Mg 2+ en la rama gruesa ascendente, con lo que<br />
incrementan su eliminación; esto se debe a que suprimen<br />
la diferencia de potencial transepitelial que normalmente<br />
existe entre la luz del túbulo y el espacio intersticial, la<br />
cual provoca la reabsorción de estos iones.<br />
Además de la acción directa inhibidora del transporte de sal, estos<br />
<strong>diuréticos</strong> modifican el tono de los vasos intrarrenales, provocando cambios<br />
regionales en el flujo sanguíneo que puede repercutir sobre el propio<br />
trasiego de iones y de agua a lo largo de la nefrona. La dilatación<br />
de la arteriola renal, por ejemplo, conlleva un aumento de la presión<br />
hidrostática en los vasa recta y, por lo tanto, una disminución en la reabsorción<br />
tubular neta de Na + y agua, con la correspondiente saluresis.<br />
Estos cambios de flujo al parecer son secundarios a la acción de los <strong>diuréticos</strong><br />
sobre las prostaglandinas intrarrenales; varios de ellos estimulan<br />
la síntesis de algunas prostaglandinas intrarrenales, cuya función vasodilatadora<br />
dentro del riñón se ha expuesto en los capítulos 20 y 22, e<br />
inhiben parcialmente su catabolismo. En determinadas circunstancias<br />
se ha comprobado que los antiinflamatorios no esteroideos (AINE),<br />
que inhiben la síntesis de prostaglandinas, antagonizan parcialmente la<br />
acción diurética de la furosemida y sus congéneres, y se piensa que pueda<br />
ser a través de la inhibición de esta actividad vascular. Los <strong>diuréticos</strong><br />
del asa estimulan la producción de renina; en parte es una acción directa,<br />
en parte es consecuencia del aumento de producción de prostaglandinas<br />
y en parte puede deberse a la contracción del volumen extracelular.<br />
La acción sobre la filtración glomerular es variable,<br />
ya que si la vasodilatación favorece su aumento, el incremento<br />
de la presión intratubular por aumento de líquido<br />
contrarresta la presión hidrostática del glomérulo.<br />
3. Consecuencias electrolíticas<br />
Provocan un rápido e intenso incremento en la eliminación<br />
urinaria de Cl – y Na + . Aumentan también la<br />
eliminación de K + porque, al aumentar la carga de Na +<br />
que llega al túbulo distal, se incrementa el intercambio<br />
con K + a ese nivel (v. I, 2.3). La estimulación de la secreción<br />
de renina produce también aumento de la actividad<br />
de la aldosterona, lo cual facilita la eliminación de K + . La<br />
pérdida de K + , sin embargo, es inferior a la que producen<br />
las tiazidas para una acción natriurética determinada.<br />
Para algunos autores, la torasemida pierde menos K + que<br />
la furosemida para una misma actividad natriurética.<br />
Aumentan también la eliminación de calcio y magnesio,<br />
que, en el caso de la furosemida, llega a ser en un<br />
grado superior a la magnitud de su acción salurética. Dicho<br />
efecto se debe a la inhibición de su reabsorción en el<br />
segmento grueso de la rama ascendente, donde, en condiciones<br />
normales, se reabsorbe el 65 % del magnesio<br />
filtrado mediante un proceso asociado al transporte de<br />
cloro. En cuanto al bicarbonato, el ácido etacrínico no lo<br />
modifica, pero la furosemida y congéneres aumentan su<br />
eliminación urinaria, quizá como consecuencia de su ligera<br />
inhibición de la anhidrasa carbónica.<br />
La diuresis no es modificada por cambios del pH sanguíneo,<br />
pero puede serlo por factores patológicos que<br />
perturben la llegada de los fármacos a la luz tubular o por<br />
otros que contrarresten la acción salurética.<br />
La respuesta a los <strong>diuréticos</strong> del asa disminuye con el tiempo, distinguiéndose<br />
dos fases en este proceso. La primera aparece incluso durante<br />
la respuesta aguda y se la ha denominado fase de rebote o de freno,<br />
apreciándose una disminución en el aclaramiento de agua y de sodio<br />
(pero no en el de potasio y magnesio), que puede caer por debajo del<br />
valor control pasado el efecto diurético de las primeras horas. No hay<br />
explicaciones precisas sobre este mecanismo aunque se piensa en la posibilidad<br />
de que aumente compensatoriamente la reabsorción de Na +<br />
en el túbulo proximal, o en el túbulo distal, o exista una desensibilización<br />
de los receptores de los <strong>diuréticos</strong> en el asa de Henle. La fase crónica<br />
se aprecia en los pacientes que toman los <strong>diuréticos</strong> durante períodos<br />
prolongados. Puede deberse a una hipertrofia del epitelio del túbulo<br />
distal con incremento de su función reabsortiva de sodio, de ahí<br />
que la pérdida de respuesta pueda ser vencida mediante la adición de<br />
tiazidas que actúan en este segmento de la nefrona (v. III).<br />
La bumetanida es unas 40 veces más potente que la furosemida<br />
y la piretanida unas 4-6 veces, pero su eficacia<br />
es similar. La torasemida es al menos 2 veces más potente<br />
que la furosemida y presenta una duración de acción algo<br />
más prolongada (tabla 47-1), lo que permite administrarla<br />
una vez al día. No presenta una fase de rebote tan marcada<br />
como la furosemida. Es posible que un enfermo resistente<br />
a alguno de estos <strong>diuréticos</strong> sea sensible a otro.<br />
4. Otros efectos farmacológicos<br />
A dosis altas producen dilatación venosa, con lo que<br />
reducen la precarga; este efecto aparece antes que la acción<br />
diurética y puede ser utilizado en el tratamiento del<br />
edema agudo de pulmón. En tratamiento crónico producen,<br />
al igual que otros <strong>diuréticos</strong>, una reducción ligera de<br />
la presión arterial (v. cap. 39).<br />
Aunque en menor grado que las tiazidas, pueden aumentar<br />
los niveles de ácido úrico y glucosa en sangre. La<br />
acción sobre el transporte tubular de ácido úrico es compleja.<br />
En fase aguda pueden facilitar la excreción de ácido<br />
úrico, pero en administración crónica la reducen, pudiendo<br />
ocasionar hiperuricemia. Esto puede deberse a<br />
que incrementan su transporte reabsortivo en el túbulo<br />
proximal como consecuencia de la depleción de volumen,<br />
o a que compiten con el ácido úrico a la altura de su mecanismo<br />
secretor de ácidos orgánicos, con lo que reducen<br />
su secreción. A dosis elevadas pueden producir una rápida<br />
acción uricosúrica, como consecuencia de la inhibición<br />
de la reabsorción, seguida de hiperuricemia. La<br />
indacrinona, en cambio, tiene una acción uricosúrica marcada<br />
y prolongada, especialmente su enantiómero dextrógiro.<br />
5. Características farmacocinéticas<br />
La acción diurética resulta de la acción del fármaco en<br />
el túbulo renal; por lo tanto, es función de la concentración<br />
que alcanza en la luz tubular, la cual depende, a