material retiro de cuaresma 2013.pdf - Fe y Justicia
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RETIRO DE CUARESMA<br />
“Hacer memoria <strong>de</strong> nuestra Esperanza. Entre los recuerdos <strong>de</strong><br />
Jesús y los relatos <strong>de</strong> nuestra historia”.<br />
23/02/2013<br />
CASA MISIONERAS DE BERRIZ
Al comenzar<br />
Comenzaremos situándonos <strong>de</strong> forma contemplativa escuchando la voz <strong>de</strong>l reino y<br />
a Dios en nuestro corazón.<br />
“Después <strong>de</strong> que Juan fue arrestado, marchó Jesús a Galilea,<br />
proclamando la buena noticia <strong>de</strong> Dios. Decía: Se ha cumplido<br />
el plazo y está llegando el reino <strong>de</strong> Dios. Convertíos y creed en<br />
el evangelio” (Mc 1, 14-15)<br />
¿Es mi Dios el Dios <strong>de</strong>l Reino?<br />
¿A qué conversión me llama a mí la Buena Noticia <strong>de</strong>l Reino?<br />
Señor, Tú nos convocas, a hombres y a mujeres,<br />
a andar por tus caminos, <strong>de</strong>scalzos, <strong>de</strong> dos en dos,<br />
soñando con tu Reino, el mundo que tu quieres,<br />
los brazos siempre abiertos y ricos en amor.<br />
Llevamos un tesoro en vasijas <strong>de</strong> barro,<br />
para que se muestre tú fuerza, Señor;<br />
humil<strong>de</strong>s portadores <strong>de</strong> algo tan sagrado<br />
que solo imaginarlo estremece el corazón.<br />
Señales <strong>de</strong> esperanza, señales <strong>de</strong> tu Reino<br />
el barro en nuestras manos, los sueños, el amor.<br />
Señales <strong>de</strong> esperanza, el pecho atravesado,<br />
con nombres y con rostros, tu pueblo, mi Señor.<br />
Señor, si tú te ocultas, o duermes en la barca,<br />
perdona que gritemos no es falta <strong>de</strong> fe;<br />
es que la noche, a veces, nos borra tus pisadas,<br />
y el miedo nos encuentra sin saber qué hacer.<br />
Canto: Señales <strong>de</strong> Esperanza<br />
Dijiste que volvías, te estamos esperando;<br />
los ojos miran lejos por si te ven llegar;<br />
la espera se hace larga, la vela va mermando,<br />
pero antes <strong>de</strong> apagarse nos das una señal.<br />
Señales <strong>de</strong> esperanza, señales <strong>de</strong> tu Reino…<br />
Señor, aquí nos tienes, queremos serte fieles,<br />
Tú sabes que te amamos, a quien vamos a ir;<br />
obreros <strong>de</strong> tu viña, mañana, tar<strong>de</strong> o noche;<br />
cenar <strong>de</strong>spués contigo, qué más se ha <strong>de</strong> pedir.<br />
Tu pueblo nos enseña a verte en lo escondido<br />
oculto en la pobreza <strong>de</strong> lo sacramental;<br />
tu pueblo nos cobija, nos da lugar y abrigo;<br />
y a no bajar los brazos, que hay mucho por andar.<br />
Señales <strong>de</strong> esperanza, señales <strong>de</strong> tu Reino…<br />
Álbum: Cantamos nuestra vida<br />
Autores: Germán Pravia fm - Silvia <strong>Fe</strong>rnán<strong>de</strong>z<br />
2
Como en tus mejores tiempos,<br />
cuando tu alegría y tu fuerza<br />
llenaban las al<strong>de</strong>as <strong>de</strong> Galilea,<br />
y la gente hacia corro a tu alre<strong>de</strong>dor,<br />
y encontraba vida e ilusión,<br />
porque salía <strong>de</strong> ti una fuerza<br />
que lo revitalizaba todo…<br />
Como en tus mejores tiempos,<br />
así también hoy entre nosotros/as.<br />
Como en tus mejores tiempos,<br />
cuando, bajo la luz <strong>de</strong> la luna<br />
y sin más testigos que las estrellas,<br />
te juntabas con tus amigos y amigas,<br />
para hablarles <strong>de</strong> la semilla que da fruto,<br />
<strong>de</strong>l vino nuevo que rompe los odres viejos,<br />
<strong>de</strong>l tesoro escondido y encontrado con alegría,<br />
<strong>de</strong>l corazón tierno <strong>de</strong> un Dios débil,<br />
<strong>de</strong> la fiesta <strong>de</strong> Dios Padre con los pecadores y<br />
pecadoras…<br />
Cuando soñabas que fuesen los primeros/as<br />
quienes tenían ya el último puesto asegurado,<br />
y que fuesen exaltados en los cielos y en la tierra<br />
quienes siempre en esta tierra fueron<br />
humillados/as.<br />
Como en tus mejores tiempos,<br />
así también hoy entre nosotros/as.<br />
Salmo: como en tus mejores tiempos<br />
Como en tus mejores tiempos,<br />
cuando tus amigos/as más cercanos/as<br />
te llevaban angustiados/as tantas dudas<br />
y tú calentabas el frío <strong>de</strong> su corazón<br />
y cuidabas <strong>de</strong> la ilusión <strong>de</strong>sfallecida,<br />
y ponías luz y acento en las miradas,<br />
y hacías que creyesen con fe firme<br />
en la subversión más honda nunca vista…<br />
Como en tus mejores tiempos,<br />
así también hoy entre nosotros/as,<br />
bajo la luz <strong>de</strong> la luna<br />
y sin más testigos que las estrellas,<br />
cada uno y cada una con su historia diminuta, cada<br />
uno y cada una con sus sueños en huida,<br />
años y años con vueltas y revueltas,<br />
tanto años juntos/as apostados/as en la partida.<br />
Como en tus mejores tiempos,<br />
así también hoy entre nosotros/as,<br />
Manolo Regal (Un caxato para o camino)<br />
3
Retiro <strong>de</strong> Cuaresma- Primer momento<br />
Hacer memoria <strong>de</strong> nuestra Esperanza. Entre los recuerdos <strong>de</strong> Jesús y los relatos <strong>de</strong><br />
nuestra historia.<br />
Introducción<br />
Yo creo que un <strong>retiro</strong> es algo más que un espacio para arrancarnos promesas, creo que<br />
es momento para colocarnos en el lugar existencial que nos prepare para asumir los<br />
compromisos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva evangélica.<br />
Situarnos existencialmente ante Dios en este tiempo <strong>de</strong> Cuaresma, no es solo hacer un<br />
camino <strong>de</strong> revisión <strong>de</strong> actitu<strong>de</strong>s y ejercicios ascéticos que nos hagan llegar mejor<br />
preparadas/os a la celebración Pascual. Porque la meta no es el culto, sino el<br />
seguimiento <strong>de</strong> Jesús, que es lo que nos hace cristianos/as.<br />
Seguir a Jesús, es compren<strong>de</strong>r y hacer nuestras las razones que guiaron su vida, es<br />
mirar al mundo y mirar a Dios, como lo hizo él y es afrontar el mal con la misma luci<strong>de</strong>z<br />
y con la misma esperanza con que él lo afrontó.<br />
Por eso, llegar a la <strong>cuaresma</strong>, con la que está cayendo en nuestra sociedad y en<br />
nuestro mundo, nos urge a mirar nuestro compromiso y nuestra lucha por la justicia<br />
más allá <strong>de</strong> su eficacia y buscar más a<strong>de</strong>ntro, don<strong>de</strong> se enraíza nuestra esperanza, esa<br />
esperanza capaz <strong>de</strong> articular en nuestras vidas la luci<strong>de</strong>z ante la realidad y la certeza <strong>de</strong><br />
que otro mundo es posible.<br />
El tiempo <strong>de</strong> <strong>cuaresma</strong> es por tanto una invitación a hacer memoria <strong>de</strong> nuestra<br />
esperanza, a <strong>de</strong>jarnos convencer <strong>de</strong> nuevo <strong>de</strong> que el amor es la primera y la última<br />
palabra <strong>de</strong> Dios en la historia. Y ahí, escuchar <strong>de</strong> nuevo el evangelio al calor <strong>de</strong><br />
nuestras pequeñas historias vitales, reavivando las certezas, buscando las palabras que<br />
nos sigan sosteniendo en el camino.<br />
Estad siempre dispuestos/as a dar razón <strong>de</strong> vuestra esperanza a todo/a el que os<br />
pida explicaciones (1 Pe 3,15).<br />
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4
Tentados/as<br />
El camino simbólico <strong>de</strong> la <strong>cuaresma</strong> comienza con las tentaciones (Lc 4, 1-13). Quisiera<br />
situarme también ahí como punto <strong>de</strong> partida <strong>de</strong> la reflexión. Pero quisiera hacerlo, no<br />
tanto como un relato que anuncia lo que tenemos que evitar como un relato <strong>de</strong> lo que<br />
nos sitúa ante nuestra vida con sus aciertos y sus equivocaciones, con sus éxitos y<br />
fracasos. Una historia en la que Dios nos encuentra, nos sostiene y nos ayuda a ver<br />
don<strong>de</strong> nos hemos equivocado.<br />
Vivir expuestos/as a la tentación es :<br />
Afrontar los <strong>de</strong>safíos existenciales y sociales que nos toca vivir, <strong>de</strong>jándonos<br />
sorpren<strong>de</strong>r, confrontar. Asumiendo nuestra impotencia pero manteniendo la pasión<br />
por la utopía, que nos prece<strong>de</strong>, que nos alienta…<br />
Modificar el rumbo cuando nos hemos perdido, es convertirnos, <strong>de</strong>jarnos cambiar.<br />
Afrontar con serenidad nuestros límites y arriesgarnos a creer y a confiar en el amor<br />
incondicional <strong>de</strong> Dios.<br />
Decidirnos a ser fieles a nuestras opciones ,a discernir a la luz <strong>de</strong>l evangelio los<br />
caminos que hemos <strong>de</strong> transitar, las palabras que hemos <strong>de</strong> pronunciar y las acciones<br />
que hemos <strong>de</strong> impulsar.<br />
Solamente quisiera saber esto <strong>de</strong> vosotros- ¿Recibisteis el Espíritu por haber cumplido<br />
la ley o por haber respondido con fe? (Gál 3,2)<br />
Para Pablo la ley es la ley judía, pero para nosotras/os pue<strong>de</strong> ser esa ley que rige<br />
nuestro corazón, la que nos da seguridad, autosuficiencia, la que nos justifica, la<br />
i<strong>de</strong>ología que nos sustenta. La fe es la confianza, la confianza en un Dios que es todo<br />
amor y perdón, sin resquicio para cualquier otra voluntad, es la certeza que el camino<br />
escogido por Jesús es el que merece la pena, el que aun pasando por la cruz lleva a la<br />
vida.<br />
Para que seamos libres, nos ha liberado Cristo. Permaneced, pues, firmes y no os <strong>de</strong>jéis<br />
someter <strong>de</strong> nuevo al yugo <strong>de</strong> la esclavitud…lo que vale es la fe que actúa por medio <strong>de</strong>l<br />
amor…Es cierto hermanos/as que habéis ido llamados/as a la libertad…Pero no toméis<br />
la libertad como pretexto…Caminad según el Espíritu… (Gál 5)<br />
La libertad no manipula, ni e servil, la libertad nos abre al encuentro <strong>de</strong> un Dios que<br />
nos está salvado ya y está siempre <strong>de</strong> nuestra parte (Hijo Prodigo)<br />
Y ese Dios en el que creemos nos invita a vivir <strong>de</strong> forma diferente, a creer <strong>de</strong> otra<br />
manera. El amor autentico, efectivo y real, visibiliza el rostro <strong>de</strong> Dios. El Dios que nos<br />
encuentra en nuestra precariedad y pequeñez, que nos impulsa a ir más allá <strong>de</strong><br />
nuestros propios límites, que nos salva nos invita a agra<strong>de</strong>cerlo en la vida <strong>de</strong> los<br />
5
<strong>de</strong>más, en la lucha por la justicia, en la conservación <strong>de</strong> la creación, en el cambio <strong>de</strong> la<br />
realidad.<br />
“El maestro <strong>de</strong> la ley le dijo: Muy bien maestro. Tienes razón al afirmar que Dios es<br />
único y que no hay otro fuera <strong>de</strong> él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el<br />
entendimiento y con todas las fuerzas y amar al prójimo como a uno mismo vale más<br />
que todos los holocausto y sacrificios. Jesús, viendo que había hablad con sensatez, le<br />
dijo: no estás lejos <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Dios…<br />
En el camino<br />
El tiempo <strong>de</strong> <strong>cuaresma</strong> nos lleva <strong>de</strong> Galilea a Jerusalén, un itinerario que se acrisola<br />
entre la utopía y el fracaso, <strong>de</strong>svelando a un Dios que no se intimida ante el mal y que<br />
en paciente espera nos invita a atravesar la cruz para ver más allá y a compren<strong>de</strong>r,<br />
como Magdalena, que Jesús no se ha quedado ahí, en el fracaso y la impotencia, sino<br />
que ha resucitado. Ese es el recuerdo que ha <strong>de</strong> impulsar nuestra esperanza, el <strong>de</strong> un<br />
Dios encarnado en Jesús, que solo busca nuestro bien y nos llama, junto a él, a buscar<br />
el bien <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más. Eso pasa por la cruz, pero ella no es el <strong>de</strong>stino…por eso la Pascua<br />
es un recuerdo subversivo.<br />
El ámbito <strong>de</strong> actuación <strong>de</strong> Jesús en Galilea, sus relaciones, sus oposiciones, sus<br />
confrontaciones, los espacios <strong>de</strong> frontera y <strong>de</strong> liberación van configurando su vida <strong>de</strong><br />
tal modo que hacen surgir como <strong>de</strong>finitivo impulso <strong>de</strong> su vida y su misión el inicio <strong>de</strong><br />
una camino <strong>de</strong> subida hacia Jerusalén. No es una <strong>de</strong>cisión fácil para Jesús, sabe que ir a<br />
Jerusalén es situarse en el centro <strong>de</strong>l conflicto, es confrontar las bases que mueven su<br />
religión y su cultura.<br />
Los continuos <strong>de</strong>safíos vividos en sus recorridos galileos no hacen más que confirmarle<br />
en la distancia que hay entre la realidad y su propuesta <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Dios. El encuentro<br />
con los pobres, los marginados, las mujeres, se van convirtiendo para él en lugares<br />
teológicos <strong>de</strong> una hondura extrema y significativa. La <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> ir a la capital lo<br />
convierte <strong>de</strong>finitivamente en el profeta <strong>de</strong>l reino, en el protagonista <strong>de</strong> un anuncio que<br />
se ha ido encarnado en las al<strong>de</strong>as y pueblos <strong>de</strong> Galilea y en los rostros sedientos <strong>de</strong><br />
dignidad, <strong>de</strong> espacio y futuro con los que cada día compartía la vida. El Dios que<br />
habitaba sus entrañas lo impulsaba a arriesgarlo todo, incluso la vida para hacer<br />
posible la acción liberadora, sanadora y perdonadora <strong>de</strong> Dios. Su contemplación <strong>de</strong> la<br />
realidad que hundía la vida <strong>de</strong> los pequeños y los humil<strong>de</strong>s, <strong>de</strong> los débiles y olvidados,<br />
lo hace sentir todavía más hijo <strong>de</strong> un padre que ya no pue<strong>de</strong> esperar, que sigue<br />
indignado por tanta injusticia y dolor.<br />
Camino <strong>de</strong> Jerusalén, dice Marcos que iba instruyendo a sus discípulos (Mc 8, 31),<br />
porque ellos siguen <strong>de</strong>slumbrados por la autoridad y la fuerza po<strong>de</strong>rosa <strong>de</strong>l maestro,<br />
6
confían en su po<strong>de</strong>r (Mc 8, 29), sin embargo Jesús sabe que su mesianismo, que su<br />
dignidad <strong>de</strong> hijo pasa por el servicio y el sufrimiento (Mc 8, 34-38). Las<br />
Bienaventuranzas que él había proclamado en el monte no hacía dichosos a los<br />
po<strong>de</strong>ros y triunfadores, sino a los que estaban agobiados por los fuertes, a los que se<br />
hundían en el barro <strong>de</strong> la injusticia, a los que eran víctimas <strong>de</strong> la violencia <strong>de</strong> las<br />
estructuras y <strong>de</strong> las acciones <strong>de</strong> otros. Las bienaventuranzas eran la respuesta <strong>de</strong> Dios<br />
a los que se le había arrebatado el encuentro con él y la encomienda <strong>de</strong> los discípulos y<br />
discípulas era la <strong>de</strong> hacer posible junto a Jesús esa nueva realidad, la nueva comunidad<br />
<strong>de</strong>l reino que hacía dichosos a los que la historia hacía <strong>de</strong>sgraciados.<br />
Camino <strong>de</strong> Jerusalén <strong>de</strong>scubre que sus compañeros y compañeras <strong>de</strong> camino estaban<br />
lejos <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r esto. Por tres veces les recuerda que el hecho <strong>de</strong> que Dios reine no<br />
pasa por las gran<strong>de</strong>s liturgias y por los hechos po<strong>de</strong>rosos, sino por la cruz (Mc 8, 31-33;<br />
9 30-32; 10, 32-34). Camino <strong>de</strong> Jerusalén les enseña que la dinámica <strong>de</strong>l seguidor/a<br />
brota <strong>de</strong>l servicio generoso (Mc 9, 33-37), <strong>de</strong> una actitud <strong>de</strong> impotencia e<br />
insignificancia como la <strong>de</strong> los niños (Mc 10, 13-16), que no es un po<strong>de</strong>r exclusivo, sino<br />
que la acción <strong>de</strong> Dios los sobrepasa y se coloca incluso más allá <strong>de</strong> sus propios<br />
horizontes y se abre también a los que son <strong>de</strong> otros grupos y que aún sin saberlo son<br />
sensibles a la dinámica honda <strong>de</strong>l Reino (Mc 9, 38-41). Camino <strong>de</strong> Jerusalén les<br />
recuerda que sus signos brotan <strong>de</strong> la gratuidad y <strong>de</strong> unas entrañas liberadoras y<br />
conmovidas, que son las <strong>de</strong> Dios. Ya no es cuestión <strong>de</strong> egoísmos, <strong>de</strong> medidas, <strong>de</strong><br />
cálculos, ya no es cuestión <strong>de</strong> cumplir, es cuestión <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarse ser, <strong>de</strong> arriesgarse a<br />
per<strong>de</strong>rlo todo (Joven rico- Mc 10, 17- 22)). La lección <strong>de</strong> la gratuidad es para Jesús en<br />
este momento una lección urgente, porque él mismo va a <strong>de</strong>jar hasta la vida por la<br />
causa <strong>de</strong>l padre. (Mc 10, 23-31).<br />
Camino <strong>de</strong> Jerusalén Jesús siente la soledad <strong>de</strong>l riesgo, se sabe confortado por el padre<br />
(transfiguración- Mc 9 2-13) y se siente profeta. Profeta <strong>de</strong> un Dios que clama <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
las fronteras <strong>de</strong> la historia, <strong>de</strong> esas experiencias que nos hacen tocar los límites <strong>de</strong> la<br />
realidad y nos lanzan a un espacio conflictivo que conmueve nuestros principios y<br />
cuestionan los fundamentos <strong>de</strong> nuestras verda<strong>de</strong>s. Todos y todas nos hemos visto más<br />
<strong>de</strong> una vez inmersos/as en ellas y sabemos lo duro y difícil que es permanecer en la<br />
incertidumbre <strong>de</strong>l límite, intentando encontrar sentido en esas certezas que creíamos<br />
asentadas y <strong>de</strong>finitivas, y que en esos momentos parecen <strong>de</strong>bilitarse sin que podamos<br />
remediarlo. Todo es insuficiente, incluso nuestra fe parece <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> tener respuestas y<br />
experimentamos lo que se suele llamar el silencio <strong>de</strong> Dios y que tan bien expresó el<br />
profeta Habacuc cuando exclamaba: “¿Hasta cuándo Señor, gritaré sin que tu<br />
escuches, y clamaré a causa <strong>de</strong> la violencia sin que tu salves? (Hab 1, 2) Pero en<br />
realidad, ese silencio no es tal silencio, sino que en esas circunstancias lo importante es<br />
ser capaces <strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r a escuchar <strong>de</strong> otra manera y a <strong>de</strong>jarnos mirar por Dios<br />
también <strong>de</strong> forma nueva. El mismo Habacuc lo hace unos versículos más a<strong>de</strong>lante:<br />
“Voy a colocarme en mi puesto <strong>de</strong> guardia, estaré <strong>de</strong> pie sobre la muralla, alerta para<br />
7
ver lo que el Señor me dice, lo que respon<strong>de</strong> a mi queja” ( Hab 2, 1). Ahí en el límite <strong>de</strong><br />
la queja, en el espacio <strong>de</strong> la frontera, Dios irrumpe llamándonos a la confianza y a la<br />
fi<strong>de</strong>lidad (Hab 2, 2-4). La fe entonces se hace anuncio profético <strong>de</strong> un Dios que<br />
<strong>de</strong>scoloca en su <strong>de</strong>smesura e invita con la tenacidad <strong>de</strong>l amor a reconstruir las ruinas,<br />
a reparar las brechas (Is 58, 12) <strong>de</strong> lo que ha sido <strong>de</strong>sgarrado, violentado, empujado a<br />
los márgenes <strong>de</strong>l absurdo y <strong>de</strong> la injusticia, con una sola promesa: “El Señor te guiará<br />
siempre, te saciará en el <strong>de</strong>sierto y te fortalecerá. Serás como un huerto regado, como<br />
un manantial inagotable” (Is 58,11).<br />
Terminando con unas palabras <strong>de</strong> Dolores Aleixandre evocadoras<br />
Des<strong>de</strong> niño me he sabido conducido así por ti, Abba, también por este camino extraño<br />
que es el mío. Nunca he sentido la vida como un peso que llevo yo solo, ni tampoco me<br />
veo a mí mismo en posesión <strong>de</strong> sus riendas, sino llevado sobre alas extendidas.<br />
Sé que no es mi obra la que hago, sino la tuya. Eres Tú quien me envía a realizarla, y<br />
saberlo me libera <strong>de</strong> la ansiedad <strong>de</strong> querer medir los resultados y <strong>de</strong> la impaciencia por<br />
acelerar su proceso. Me has entregado el Reino como una semilla, y yo duermo<br />
tranquilo mientras crece por su propio impulso; la veo ya granado mezclada con brotes<br />
<strong>de</strong> cizaña, y sé que hay que <strong>de</strong>jarlas crecer juntas hasta la siega. Me he puesto en tus<br />
manos como un puñadito <strong>de</strong> levadura que mi madre mezclaba con la harina, y confío<br />
en la fuerza secreta <strong>de</strong> fermentación que has escondido en mi vida.<br />
Quería pedirte hoy, Abba, que me enseñes a hablares <strong>de</strong> ti como <strong>de</strong> alguien que lo que<br />
quiere es aligerar sus cargas y en<strong>de</strong>rezar sus espaldas dobladas, y <strong>de</strong>cirles que yo estoy<br />
en medio <strong>de</strong> ellos para consolarles y animarles, para llevar junto a cada uno el yugo<br />
que lleva sobe los hombros.<br />
Algo <strong>de</strong> eso quise explicarles con la parábola <strong>de</strong>l padre y los dos hijos; y cuando terminé<br />
<strong>de</strong> contarla, Juan dijo que le dolía que a aquel padre tan bueno le hubieran salido tan<br />
malos hijos: el que se marcó, porque sólo volvió acosado por el hambre, y el mayor<br />
porque vivía la relación con su Padre obe<strong>de</strong>ciendo ór<strong>de</strong>nes con sumisión servil.<br />
Al oírle me alegré <strong>de</strong> saberme tu “tercer hijo” y <strong>de</strong> estar cada mañana con el oído y el<br />
corazón abiertos para conocer tus planes, hacerlos míos y trabajar en lo tuyo, que es<br />
también lo mío. Esa tarea no me es un peso, sino un manantial <strong>de</strong> júbilo; no me envías<br />
a corregir, castigar o amenazar, sino a salir a los caminos a buscar a tus hijos heridos,<br />
traerlos a Ti llevándolos sobre mis hombros como una oveja <strong>de</strong>scarriada, vestirles<br />
contigo el traje <strong>de</strong> fiesta y preparar banquete, música y danza para celebrar el retorno<br />
<strong>de</strong> los perdidos.<br />
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¿Cómo hacerles enten<strong>de</strong>r que <strong>de</strong> Ti nunca nacerá nada que les limite o les agobie,<br />
porque tú eres un Dios que quiere hacer ligeras sus cargas y que no les pi<strong>de</strong>s penosas<br />
ascensiones hacia montañas sagradas, ni templo en los que pagar diezmos, ni altares<br />
don<strong>de</strong> inmolar holocaustos? Por eso, cuando los veo preguntándose cómo agradarte,<br />
les recuerdo las palabras <strong>de</strong> Miqueas: lo que el Señor espera <strong>de</strong> vosotros no son<br />
humillaciones ni postraciones, sino que caminéis humil<strong>de</strong>mente junto a Él aprendiendo<br />
<strong>de</strong> su ternura y su justicia.<br />
Porque Tú no buscas criados que te sirvan, sino hijos con lo que compartir el sueño <strong>de</strong><br />
tu Reino, colaboradores entusiasmados por hacerlo llegar a todos los que lo están<br />
esperando, tirados en las cunetas <strong>de</strong> los caminos.<br />
Dolores Aleixandre, Dame a conocer tu nombre, 43-48<br />
9
Escuchar:<br />
1º momento <strong>de</strong> oración- reflexión<br />
Así dice el Señor Dios, que creó y <strong>de</strong>splegó<br />
el cielo, afianzó la tierra con su vegetación,<br />
que conce<strong>de</strong> aliento a sus habitantes y vida<br />
a los que se mueven en ella: Yo, el Señor, te<br />
he llamado según mi plan salvador; te he<br />
tomado <strong>de</strong> la mano, te he formado y te he<br />
hecho alianza <strong>de</strong> un pueblo, luz <strong>de</strong> las<br />
naciones. Para que abras los ojos <strong>de</strong> los<br />
ciegos, saques a los cautivos <strong>de</strong> la prisión y<br />
<strong>de</strong> la cárcel a los que viven en tinieblas. (Is 42, 5-7)<br />
Aunque yo pensaba que me había cansado en vano había gastado mis fuerzas para<br />
nada; sin embargo el Señor <strong>de</strong>fendía mi causa, Dios guardaba mi recompensa…Yo soy<br />
valioso/a para el Señor, y en Dios se halla mi fuerza. El dice: no solo eres mi siervo para<br />
restablecer las tribus <strong>de</strong> Jacob y traer a los supervivientes <strong>de</strong> Israel, sino que te<br />
convierto en luz <strong>de</strong> las naciones, para que mi salvación llegue hasta los confines <strong>de</strong> la<br />
tierra. Así dice el Señor, libertador y Santo <strong>de</strong> Israel, al que es <strong>de</strong>spreciado y aborrecido<br />
por las naciones, al esclavo <strong>de</strong> los po<strong>de</strong>rosos: Te verán los reyes, y se pondrán <strong>de</strong> pie;<br />
los príncipes, y se postrarán; porque el Señor es fiel, porque te ha elegido el Santo <strong>de</strong><br />
Israel. (Is 49, 4-7)<br />
Recordar<br />
Que vuestro amor no sea una farsa, <strong>de</strong>testad lo malo y abrazaos a lo bueno. Amaos <strong>de</strong><br />
verdad unos a otros como hermanos y rivalizad<br />
en la mutua estima. No seáis perezosos para el<br />
esfuerzo, mantened la pasión <strong>de</strong>l espíritu y estad<br />
prontos para servir al Señor. Vivid alegres por la<br />
esperanza, sed pacientes en el sufrimiento,<br />
perseverantes en la oración. Solidarios en las<br />
necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la comunidad, practicad la<br />
hospitalidad. Ben<strong>de</strong>cid a los que os persiguen;<br />
ben<strong>de</strong>cid y no maldigáis. Alegraos con los que se<br />
alegran; llorad con los que lloran.<br />
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Vivid en armonía unos con otros y no aspiréis a gran<strong>de</strong>zas, poneos al nivel <strong>de</strong> los<br />
sencillos. Y no seáis autosuficientes.<br />
A nadie <strong>de</strong>volváis mal por mal. Procurad hacer el bien. Haced lo posible, en cuanto <strong>de</strong><br />
vosotros <strong>de</strong>penda, por vivir en paz con todos.<br />
No os <strong>de</strong>jéis vencer por el mal; antes bien venced al mal a fuerza <strong>de</strong> bien. (Rm12, 9-<br />
21)<br />
Contemplar:<br />
Un sábado estaba Jesús enseñando en una sinagoga, y había allí una mujer, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
hacía dieciocho años estaba poseía por un espíritu que le producía una enfermedad;<br />
estaba y no podía en<strong>de</strong>rezarse <strong>de</strong>l todo. Jesús al verla, la llamó y le dijo: -- Mujer,<br />
quedas libre <strong>de</strong> tu enfermedad. Le impuso las manos, y en el acto se en<strong>de</strong>rezó y se<br />
puso a alabar a Dios. El jefe <strong>de</strong> la sinagoga, indignado porque Jesús curaba en sábado,<br />
dijo a la gente: -- Hay seis días hay en que se pue<strong>de</strong> trabajar. Venid a curaros en esos<br />
días y no en sábado. Señor le respondió: --<br />
¡Hipócritas!, ¿no <strong>de</strong>satáis vosotros vuestro<br />
buey o vuestro asno <strong>de</strong>l pesebre y lo lleváis a<br />
beber en sábado? 16 Y a esta hija <strong>de</strong><br />
Abraham, a la que Satanás tenía atada hace<br />
dieciocho años, ¿no se la podía soltar <strong>de</strong> su<br />
atadura en sábado? Al hablar así, quedaban<br />
confusos todos sus adversarios, pero toda la<br />
gente se alegraba por los milagros que hacía.<br />
(Lc 13, 10-17 )<br />
Y yo… ¿en dón<strong>de</strong> estoy?<br />
¿Por dón<strong>de</strong> camina mi conversión?<br />
De todo lo escuchado, reflexionado, orado… ¿qué es lo que más me interpela?<br />
11
Retiro <strong>de</strong> Cuaresma- Segundo momento<br />
Hacer memoria <strong>de</strong> nuestra Esperanza. Entre los recuerdos <strong>de</strong> Jesús y los relatos <strong>de</strong><br />
nuestra historia.<br />
Una palabra para la esperanza<br />
Del sentido que le <strong>de</strong>mos a la muerte <strong>de</strong> Cristo, como paradigma <strong>de</strong> nuestra fe<br />
resultará una u otra respuesta a nuestro horizonte <strong>de</strong> esperanza. Muy a menudo a lo<br />
largo <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> la teología y <strong>de</strong> la praxis cristiana se ha acudido a la cruz como el<br />
lugar <strong>de</strong> la resignación, <strong>de</strong> la expiación, o lo que es peor <strong>de</strong>l rescate sangriento <strong>de</strong><br />
nuestros pecados.<br />
En un mundo <strong>de</strong> fundamentalismos exacerbados, <strong>de</strong> inmolaciones fanáticas, <strong>de</strong><br />
exorcismos <strong>de</strong> carácter esotérico o <strong>de</strong> ritualismos compensadores <strong>de</strong>l vacío ya no<br />
sirven las razones “satisfactorias” y es necesario recuperar a la hora <strong>de</strong> presentar y<br />
vivir <strong>de</strong> forma lúcida, encarnada y significativa el seguimiento <strong>de</strong> Jesús, lo que Pablo<br />
llama “la palabra <strong>de</strong> la cruz”.<br />
“La trascen<strong>de</strong>ncia y la inmanencia <strong>de</strong>l mal me invitan a vivir a Dios <strong>de</strong> otro modo y tal<br />
vez a hablar <strong>de</strong> otro modo <strong>de</strong> la Buena Noticia. Los discursos menos absolutos, los<br />
discursos <strong>de</strong> la incertidumbre o <strong>de</strong> la diversidad parecen más a<strong>de</strong>cuados en estos<br />
tiempos difíciles. El discurso poético, aquel que revela y oculta las cosas también<br />
parece a<strong>de</strong>cuado para curar las heridas y para ayudar a buscar, en esta especie <strong>de</strong><br />
“tragedia” común, caminos para apren<strong>de</strong>r a vivir juntos.<br />
La trascen<strong>de</strong>ncia/inmanencia <strong>de</strong>l mal me anima a convertirme a la realidad que<br />
percibo, esa realidad mezclada, confusa, en la que ninguna palabra pue<strong>de</strong> ser<br />
<strong>de</strong>finitiva, en la que ningún Dios pue<strong>de</strong> ser todopo<strong>de</strong>roso, ningún bien, totalmente<br />
soberano, y ningún mal, la última palabra <strong>de</strong> la vida.”1<br />
La experiencia <strong>de</strong>l mal, es quizá el espacio <strong>de</strong> frontera don<strong>de</strong> mas nos cuesta ponerle<br />
rostro a Dios y con frecuencia intentamos mantener el equilibrio, como acróbatas en<br />
una cuerda floja, entre la fe y el absurdo.<br />
Cada día nos enfrentamos con un mundo que parece querer llenarse más <strong>de</strong> mal y<br />
sufrimiento que <strong>de</strong> bien y felicidad y don<strong>de</strong> la promesa salvadora <strong>de</strong> Dios es lanzada<br />
contra los muros <strong>de</strong>l sin sentido, quedándose vacía <strong>de</strong> contenido, acusada <strong>de</strong> falso<br />
consuelo y portadora <strong>de</strong> resignación. Todas nuestras afirmaciones en torno a la<br />
1 IVONE GEVARA, El rostro oculto <strong>de</strong>l mal. Una teología <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la experiencia <strong>de</strong> las mujeres.<br />
Trotta, Madrid, 2002<br />
12
ondad divina parecen estrellarse contra esa roca clavada en el corazón <strong>de</strong> la<br />
humanidad, como tan acertadamente afirma Torres Queiruga 2 y nos encontramos<br />
balbuceando al viento nuestras certezas, intentando que algún eco nos <strong>de</strong>vuelva una<br />
confirmación que aliente nuestra esperanza.<br />
Cuando Moisés escucha a YHWH <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la zarza ardiendo <strong>de</strong>cirle: He visto la aflicción<br />
<strong>de</strong> mi pueblo en Egipto, he oído el clamor que le arrancan sus opresores y conozco sus<br />
angustias. Voy a bajar para librarlo <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> los egipcios. Lo sacaré <strong>de</strong> este país y lo<br />
llevaré a una tierra nueva y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel (Éx 3, 7-8) no<br />
son para él unas palabras tranquilizadoras, sino que son el comienzo <strong>de</strong> un camino<br />
marcado por la incertidumbre, el fracaso, el cansancio, pero vivido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la honda<br />
certeza <strong>de</strong> que YHWH era esa columna <strong>de</strong> nube que lo precedía durante el día para<br />
marcarle el camino y la columna <strong>de</strong> fuego que lo alumbraba por la noche (Éx 13, 21).<br />
Su experiencia <strong>de</strong> pisar tierra sagrada en el Horeb (Éx 3), no le ahorró el <strong>de</strong>sierto, pero<br />
grabo a cincel en su corazón la honda certeza <strong>de</strong> que YHWH era su compañero <strong>de</strong><br />
camino, que había empeñado su palabra y no se volvería atrás en su promesa, a pesar<br />
<strong>de</strong> las murmuraciones <strong>de</strong>l pueblo (Éx 15,22-27), <strong>de</strong> sus reproches (Éx 17, 1-7) y su<br />
becerro <strong>de</strong> oro ( Éx 32, 1-7) 3 .<br />
Esta experiencia liberadora <strong>de</strong> YHWH narrada en el Éxodo se va a convertir en la roca<br />
don<strong>de</strong> Israel va a fundamentar su fe. En los momentos duros <strong>de</strong> su historia volverá<br />
continuamente a evocar el acontecimiento que lo liberó <strong>de</strong> la esclavitud y lo constituyó<br />
como pueblo (Sal 78).<br />
Pero, no siempre era fácil mantenerse anclado en esa certeza, la realidad parecía a<br />
menudo contra<strong>de</strong>cir su herencia. El grito <strong>de</strong> Job mostraba la insuficiencia <strong>de</strong> las<br />
respuestas ante el sufrimiento <strong>de</strong>l inocente, posibilitando la revelación <strong>de</strong> un nuevo<br />
rostro <strong>de</strong> Dios, más allá <strong>de</strong> las respuestas conocidas, <strong>de</strong> las leyes <strong>de</strong>l mundo 4: “De oídas<br />
sólo había sabido <strong>de</strong> ti, más ahora te han visto mis propios ojos” (Job 42,5)<br />
La contun<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> estas palabras <strong>de</strong>jaba sin embargo, abierta una nueva brecha, este<br />
rostro soberano y libre <strong>de</strong> Dios que sobrecogía en su misteriosa gran<strong>de</strong>za, no resolvía<br />
<strong>de</strong>l todo el cómo enfrentarse al mal que seguía acumulándose en la historia. Dios<br />
sostenía y justificaba al justo pero, ¿Cómo luchar contra el mal sin que nos <strong>de</strong>struya?<br />
¿Cómo enfrentarlo sin que la venganza, el odio, la violencia nos traicionen?. La figura<br />
<strong>de</strong>l Siervo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>uteroisaías es el primer escalón <strong>de</strong> una respuesta que culminará en la<br />
cruz <strong>de</strong> Jesús.<br />
2<br />
A. TORRES QUEIRUGA, Recupera-la salvación, Santiago <strong>de</strong> Compostela, 1977, 85<br />
3<br />
M.C. APARICIO, El Dios sufriente, en: I. GÓMEZ ACEBO (ed) Así vemos a Dios, Bilbao, 2001, 128-<br />
131<br />
4<br />
J.R BUSTO SAIZ, El sufrimiento ¿Roca <strong>de</strong>l ateísmo o ámbito <strong>de</strong> la revelación divina?, Madrid, 1998,<br />
19-23<br />
13
El texto <strong>de</strong> lo que hoy <strong>de</strong>nominamos II Isaías está enmarcado en los albores <strong>de</strong> la<br />
vuelta <strong>de</strong>l exilio en Babilonia. Su mensaje intenta preservar la bondad <strong>de</strong>l corazón <strong>de</strong>l<br />
pueblo, animándolos a reconstruirse sin enfrentamientos, <strong>de</strong>jándose sostener por Dios<br />
y confiando en su palabra, pues los que esperan en el Señor verán sus fuerzas<br />
renovadas: les salen alas <strong>de</strong> águila, corren y no se fatigan, caminan y no se cansan” (Is<br />
40,31) En este proceso el profeta diseña en el personaje <strong>de</strong>l Siervo, la actitud que<br />
posibilitará la transformación <strong>de</strong> la realidad. El retrato <strong>de</strong> este personaje va mostrando<br />
a un pueblo que sigue herido por el dolor y sintiendo la ausencia <strong>de</strong> YHHW: “Me ha<br />
abandonado Dios el Señor me ha olvidado” (Is 49,14), que a pesar <strong>de</strong> todo Dios sigue<br />
siendo fiel en su promesa <strong>de</strong> salvación, pero no <strong>de</strong> una manera triunfante, sino<br />
cargando con el mal <strong>de</strong> la historia (Is 53,10), <strong>de</strong>jándose vencer como única manera <strong>de</strong><br />
permanecer junto a los que el mal había <strong>de</strong>struido. La esperanza fecunda la historia,<br />
pero exige el tributo <strong>de</strong> la permanencia, <strong>de</strong>l aguante y <strong>de</strong> la paciencia. (Is 51, 7-8) 5<br />
El anuncio <strong>de</strong> este nuevo rostro <strong>de</strong> Dios, que no usa su po<strong>de</strong>r para salvar, sino que<br />
ofrece la construcción <strong>de</strong> un nuevo futuro, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la encarnación <strong>de</strong> su Palabra, pone<br />
ante nosotros/as el reto <strong>de</strong> hacernos portadores eficaces <strong>de</strong> ese mensaje paradójico<br />
<strong>de</strong> que, Dios salva sin quebrar la caña cascada, ni la mecha que se extingue (Is 42,2)<br />
que lo hace <strong>de</strong>s<strong>de</strong> abajo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo que no cuenta, para constituirnos en testigos, como<br />
al siervo <strong>de</strong> YHWH <strong>de</strong> un nuevo modo <strong>de</strong> ser que <strong>de</strong>safiaba la lógica humana (Is 53,<br />
12). Des<strong>de</strong> la impotencia, la pobreza, la invisibilidad y el rechazo, nos invita a apostar<br />
por la utopía <strong>de</strong> un cielo nuevo y una tierra nueva...sin llanto ni dolor (Ap 21, 1-5), con<br />
la certeza <strong>de</strong> que él camina siempre <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> nosotros (Jueces 4,14).<br />
Muy pronto, la primera comunidad cristiana i<strong>de</strong>ntificó a Jesús con este personaje <strong>de</strong>l II<br />
Isaías, porque <strong>de</strong>scubrió que la actitud y el mensaje <strong>de</strong> Jesús, incluso su final, tenían<br />
que ver con una manera <strong>de</strong> estar en el mundo, que chocaba con lo que se esperaba <strong>de</strong><br />
un hombre <strong>de</strong> Dios. Proclamar un Mesías crucificado rompía cualquier previsión<br />
posible, porque no podía ser <strong>de</strong> Dios un fracasado; pero Dios jamás impone sus <strong>de</strong>seos<br />
ni sus sueños, porque nada por la fuerza es ámbito <strong>de</strong> felicidad. Jesús, como el siervo<br />
<strong>de</strong> YHWH, a imagen y semejanza <strong>de</strong> Dios, se <strong>de</strong>jó vencer, romper, negar, para hacer<br />
posible que la salvación siguiese asentada en la gratuidad y en la libertad.<br />
Siempre hemos entendido la cruz como una realidad pesada, que surge irremediable y<br />
que hace santo/a a todo/a aquel o aquella que sabe llevarla hasta el final sin<br />
<strong>de</strong>sesperarse. Hemos visto la cruz como el sacrifico por nuestros pecados, la hemos<br />
visto también como el lugar <strong>de</strong> reivindicación y <strong>de</strong> solidaridad con las víctimas. Pero<br />
hay una manera más <strong>de</strong> verla, y es como lugar <strong>de</strong> salvación, como ámbito <strong>de</strong> expresión<br />
<strong>de</strong> toda experiencia humana que ante el misterio <strong>de</strong> la vida sabe asumir la<br />
5 F. RAMIS DARDER, El Segundo Isaías: la zarza convertida en ciprés (Is 40-55): Reseña Bíblia 25,<br />
(2000), 15-24<br />
14
encarnación, la historicidad y la revelación <strong>de</strong> Dios en el marco <strong>de</strong> la promesa, <strong>de</strong> la<br />
bendición y <strong>de</strong> la alianza.<br />
Pablo en la 1 Carta a los Corintios va a <strong>de</strong>splegar <strong>de</strong> forma magistral, esta experiencia.<br />
En Corinto la fuerza <strong>de</strong> la cultura ambiente había hecho escapar a la comunidad <strong>de</strong>l<br />
<strong>de</strong>safío <strong>de</strong> la cruz y había generado divisiones. Pablo enfrenta el problema, y anuncia<br />
radicalmente la palabra <strong>de</strong> la cruz (1 Cor 1, 17-25). Este término ya no <strong>de</strong>signa sólo el<br />
hecho histórico <strong>de</strong> la con<strong>de</strong>na <strong>de</strong> Jesús, sino que está englobando, tanto el<br />
acontecimiento como sus consecuencias. El crucificado anuncia, para el apóstol, <strong>de</strong><br />
una vez por todas al Dios que quiere ser Dios y salvador en el abismo, en la postración,<br />
en la perdición y en la miseria. Sólo porque él quiere ser Dios <strong>de</strong> esta manera y <strong>de</strong><br />
ninguna otra, el evangelio es salvación para todo/a el/la que cree, sin excepción. La<br />
experiencia <strong>de</strong> la cruz, se confirma así, no como una llamada a la resignación, sino a la<br />
lucha, <strong>de</strong>jando <strong>de</strong> ser un lugar, un recuerdo, o un símbolo <strong>de</strong>l sufrimiento, para<br />
convertirse en una manera <strong>de</strong> procesar la vida y <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r a Dios.<br />
En una cultura como la nuestra que rechaza cada vez con más fuerza una imagen <strong>de</strong><br />
Dios Padre omnipotente y po<strong>de</strong>roso cuya voluntad es a menudo incomprensible,<br />
necesitamos recuperar el Dios débil que se manifiesta y salva <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cruz aunque,<br />
siga siendo escándalo y locura para muchos, pero en nuestras manos están las<br />
palabras <strong>de</strong>l profeta: “Escuchadme los que estáis lejos <strong>de</strong> la victoria mi salvación no<br />
tardará” (Is 46,12-13)<br />
Ese es el Dios que se revela en el límite <strong>de</strong>l fracaso. Ese es el Dios que se encontró con<br />
las mujeres en la mañana <strong>de</strong> Pascua y las hizo fuertes en su <strong>de</strong>bilidad y testigos <strong>de</strong> que<br />
la última palabra la tiene siempre la Vida.<br />
Y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> todo una sencilla invitación más ante la cuestión <strong>de</strong>l mal y al esperanza,<br />
la <strong>de</strong>l profeta Isaías: “si no os arriesgáis a creer, no experimentareis que sois<br />
sostenidos” (Is 7,9).<br />
Una palabra que se encarna en la esperanza, como canto y proclamación <strong>de</strong> la utopía<br />
porque es una palabra intuida, presentida, soñada y abrazada en el silencio. Una<br />
palabra, vivida forzosamente en una historia que habla <strong>de</strong> lo posible siempre<br />
amenazado pero testarudamente encarnado. Así lo expresó magníficamente,<br />
Gioconda Belli en uno <strong>de</strong> sus poemas que ahora quiero recordar porque hay cosas que<br />
se nos escapan a los discursos y sólo encuentran en la poesía:<br />
15
LOS PORTADORES DE SUEÑOS 6<br />
En todas las profecías<br />
Está escrita la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong>l mundo.<br />
Todas las profecías cuentan que el hombre<br />
creará su propia <strong>de</strong>strucción.<br />
Pero los siglos y la vida que siempre se<br />
renueva<br />
Engendraron también una generación <strong>de</strong><br />
amadores y soñadores;<br />
Hombres y mujeres que no soñaron con la<br />
<strong>de</strong>strucción <strong>de</strong>l mundo, sino con la<br />
construcción <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong> las mariposas y<br />
los ruiseñores. (...)<br />
Así fue como proliferaron en el mundo los<br />
portadores <strong>de</strong> sueños,<br />
Atacados ferozmente por los portadores <strong>de</strong><br />
profecías habladoras <strong>de</strong> catástrofes.<br />
Los llamaron ilusos, románticos,<br />
pensadores <strong>de</strong> utopías,<br />
A ser portadores <strong>de</strong> sueños estamos llamados/as, a traducir el dolor en esperanza,<br />
aunque nos llamen ilusos. A engendrar, nutrir y dar a luz semillas que cambien el<br />
mundo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los pequeños gestos, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la manos tendidas, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la mirada sincera,<br />
aun a riesgo <strong>de</strong> ser señalados/os como locos/as en un mundo <strong>de</strong> respuestas planas,<br />
que acaricia el mal como única posibilidad <strong>de</strong> victoria. Un mundo que nos constituye y<br />
nos contagia, pero al que como seguidores <strong>de</strong> Jesús no estamos dispuestos a darle la<br />
última palabra, porque hay otro universo, el <strong>de</strong>l reino, que se empeña, clavado en la<br />
cruz, en convertir en locura la sabiduría humana y en sabiduría la locura <strong>de</strong> un Dios que<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el silencio y el perdón <strong>de</strong>safío la elocuencia, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el fracaso hizo brotar la<br />
historia <strong>de</strong> salvación.<br />
Ese es mi sueño, <strong>de</strong>jarme habitar por una esperanza que, aunque el mal atenace<br />
personal y colectivamente la vida, no se estrelle ante la impotencia y el fracaso, sino<br />
que se fecun<strong>de</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la bondad y el amor, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el encuentro con Dios que se revela<br />
débil pero fuerte, loco para la sabiduría humana, pero eternamente fiel, sosteniendo<br />
nuestra vida.<br />
6 Gioconda Belli, El ojo <strong>de</strong> la Mujer, 2001, 215-18<br />
Dijeron que sus palabras eran viejas<br />
-y en efecto, lo eran porque la memoria <strong>de</strong>l<br />
paraíso es antigua en el corazón <strong>de</strong>l hombre-<br />
Los acumuladores <strong>de</strong> riquezas le temían<br />
Y lanzaban sus ejecitos contra ellos,<br />
Pero los portadores <strong>de</strong> sueños todas las noches<br />
hacían el amor<br />
Y seguían brotando su semilla <strong>de</strong>l vientre <strong>de</strong><br />
ellas<br />
Que no sólo portaban sueños sino que los<br />
multiplicaban<br />
16
2º momento <strong>de</strong> oración- reflexión<br />
Escuchar:<br />
La palabra <strong>de</strong> la cruz es locura para quienes se pier<strong>de</strong>n; pero para quienes acogen la<br />
salvación, esto es, para nosotros/as, es po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios, pues está escrito: "Destruiré la<br />
sabiduría <strong>de</strong> los sabios y frustraré la inteligencia <strong>de</strong> los inteligentes". ¿Dón<strong>de</strong> está el<br />
sabio? ¿Dón<strong>de</strong> está el escriba? ¿Dón<strong>de</strong> está el que discute asuntos <strong>de</strong> este mundo?<br />
¿Acaso no ha convertido Dios en locura la sabiduría <strong>de</strong>l<br />
mundo? Y puesto que la sabiduría <strong>de</strong>l mundo no ha sido<br />
capaz <strong>de</strong> reconocer a Dios a través <strong>de</strong> las obras que<br />
manifiestan su sabiduría. Dios ha querido ofrecer la<br />
salvación por la locura predicamos. Porque mientras los<br />
judíos pi<strong>de</strong>n milagros y los griegos buscan sabiduría,<br />
nosotros/as predicamos a Cristo crucificado, que es<br />
escándalo para los judíos, y locura para los no creyentes.<br />
Pero para los creyentes, tanto judíos como griegos, Cristo<br />
es fuerza y sabiduría <strong>de</strong> Dios. Pues lo que en Dios parece locura, es más sabio que los<br />
seres humanos; y lo que en Dios parece <strong>de</strong>bilidad, es más fuerte que los seres<br />
humanos. (1 Cor 1, 18-25)<br />
Recordar<br />
Escuchadme, los que vais tras el Señor, los que buscáis su<br />
salvación. Mirad la roca <strong>de</strong> la que fuisteis tallados, la<br />
hondura <strong>de</strong> la que fuisteis extraídas; mirad a vuestro<br />
padre Abraham, y a Sara, que os dio a luz. Estaba solo<br />
cuando lo llamé, pero lo bendije y lo multipliqué. Del<br />
mismo modo consuela el Señor a Sión y a sus ruinas;<br />
convertirá su <strong>de</strong>sierto en un edén, su estepa en jardín <strong>de</strong>l Señor. Habrá allí alegría y<br />
gozo, himnos y cantares. Mi liberación está cerca, ya llega mi salvación (Is 51, 1-5)<br />
17
Contemplar:<br />
Faltaban dos días para la fiesta <strong>de</strong> la Pascua y los Panes sin levadura. Los jefes <strong>de</strong><br />
sacerdotes y los escribas andaban buscando el modo <strong>de</strong> pren<strong>de</strong>r a Jesús con engaño y<br />
matarlo. Y <strong>de</strong>cían: "Durante la fiesta no; no sea que se alborote el pueblo".<br />
Estaba Jesús en Betania, en casa <strong>de</strong> Simón el leproso, sentado a la mesa, cuando llegó<br />
una mujer con un frasco <strong>de</strong> alabastro lleno <strong>de</strong> perfume <strong>de</strong> nardo puro, que era muy<br />
caro. Rompió el frasco y se lo <strong>de</strong>rramó sobre su cabeza. Algunos, indignados,<br />
comentaban entre sí: -- ¿A qué viene este<br />
<strong>de</strong>spilfarro <strong>de</strong> perfume?, Se podía haber vendido<br />
por más <strong>de</strong> trescientos <strong>de</strong>narios y habérselo dado a<br />
los pobres. Y la criticaban. Jesús dijo: -- Dejadla,<br />
¿por qué la molestáis? Ha hecho una obra buena. A<br />
los/as pobres siempre los/as tendréis con<br />
vosotros/as y podréis socorrerlos cuando queráis,<br />
pero a mí no me tendréis siempre. Ha hecho lo ha<br />
podido. Se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la<br />
sepultura. Os aseguro que en cualquier parte <strong>de</strong>l<br />
mundo don<strong>de</strong> se anuncie la buena noticia será<br />
recordada está mujer y lo que ha hecho. (Mc 14, 1-9)<br />
Y yo…en dón<strong>de</strong> estoy?<br />
Por dón<strong>de</strong> camina mi esperanza?<br />
De todo lo escuchado, reflexionado, orado…¿qué es lo que más me interpela?<br />
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